siglo de la luz - casa universal de justicia

Upload: jheniefeer-sayyah

Post on 06-Apr-2018

221 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    1/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    1

    Siglo de la Luz

    by Casa Universal de Justicia

    original written in English.

    PRLOGO

    La conclusin del siglo XX proporciona a los bahs una perspectiva privilegiada.Durante los pasados cien aos nuestro mundo se ha visto sometido a cambios de unahondura jams conocida en la historia, cambios que, en su mayor parte, apenas sonconocidos por las presentes generaciones. Estos mismos cien aos han dado fe de cmo laCausa bah surga de la oscuridad para demostrar, a escala global, el poder integrador deque le dotaba su origen divino. Al cerrarse el siglo, la confluencia de estos dosacontecimientos histricos resulta an ms patente.

    El Siglo de la Luz, preparado bajo nuestra supervisin, pasa revista a estos dosprocesos y a la relacin que los une en el contexto de las Enseanzas bahs. Loencomendamos al estudio meditado de los amigos, en la confianza de que las perspectivasque abre se demostrarn espiritualmente fecundas y una ayuda prctica a la hora decompartir con los dems las impresionantes implicaciones de la Revelacin que aportaBahullh.

    LA CASA UNIVERSAL DEJUSTICIA

    Naw-Rz, 158 E.B

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    2/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    2

    EL SIGLO DE LA LUZ

    El siglo XX, el ms turbulento de la historia humana, ha llegado a su fin. Aturdidos por elagravamiento del caos moral y social que ha identificado su curso, el conjunto de lospueblos del mundo ansan relegar al recuerdo los sufrimientos de todas estas dcadas

    pasadas. No importa cun frgiles sean los cimientos que sustentan la esperanza en unfuturo, ni cun enormes los peligros que acechan, la humanidad parece creerdesesperadamente que, mediante alguna conjuncin fortuita de circunstancias, podr noobstante embridar sus designios para conformarlos a sus propios deseos dominantes.

    A la luz de las enseanzas de Bahullh tales esperanzas no slo son ilusorias,sino que pierden de vista por completo la naturaleza y significado del gran punto deinflexin por el que ha atravesado el mundo en estos cien aos decisivos. nicamente en lamedida en que la humanidad llegue a comprender los alcances de lo ocurrido durante esteperodo histrico ser capaz de hacer frente a los desafos que se extienden ante ella. Elvalor de la aportacin que como bahs podemos realizar al proceso exige que nosotros

    mismos comprendamos el significado de la transformacin histrica forjada durante el sigloXX.

    Lo que posibilita esta percepcin, en nuestro caso, es la luz derramada por el Solnaciente de la Revelacin de Bahullh y la influencia que sta ha llegado a ejercer en losasuntos humanos. Las siguientes pginas responden a esta oportunidad.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    3/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    3

    I

    Reconozcamos desde un principio la magnitud de la catstrofe que la raza humana hallegado a infligirse durante el perodo histrico que examinamos. Incalculables son las

    prdidas en vidas humanas. La desintegracin de las instituciones fundamentales del ordensocial; la violacin -ms an, el abandono- de las normas de decencia; la traicin de lasconciencias, subyugadas por ideologas tan raquticas como huecas; la invencin y eldespliegue de armas monstruosas de aniquilacin masiva; la quiebra de naciones enteras yel sometimiento de grandes muchedumbres a una pobreza desesperanzada; la destruccintemeraria del medio ambiente; tales constituyen tan slo algunas de las muestras msevidentes del catlogo de horrores desconocidos incluso en las edades ms aciagas delpasado. El mero hecho de mencionarlas trae al recuerdo los avisos divinos expresados haceun siglo por boca de Bahullh: Oh desatentos! Aunque los portentos de MiMisericordia abarcan todas las cosas creadas, tanto visibles como invisibles, y aunque lasrevelaciones de Mi gracia y munificencia han calado en cada tomo del universo, no

    obstante la vara con la que puedo escarmentar al malvado es aflictiva, y la fiereza de Mifuria contra ellos, terrible.[1]

    A fin de evitar que ningn observador de la Causa se viera tentado de desnaturalizartales avisos tomndolos por simple metfora, Shoghi Effendi, al extraer algunas de lasimplicaciones histricas, escriba en 1941:

    Una tempestad de violencia sin precedentes, de rumbo imprevisible, y deefectos catastrficos inmediatos, de resultados finales inimaginablemente gloriosos,barre en la actualidad la faz de la tierra. La fuerza que la impulsa aumentainexorablemente en extensin e mpetu. Su poder de purificacin, aunqueinadvertido, crece da a da. La humanidad, atrapada en las garras de su fuerzaarrolladora, se siente desconcertada ante las pruebas de su irresistible furia. Nopuede percibir su origen, ni su significacin, ni discernir su resultado. Perpleja,angustiada e impotente, ve cmo este grande y poderoso vendaval de Dios invadelas ms lejanas y ms hermosas regiones de la tierra, sacude sus cimientos, trastornasu equilibrio, divide sus naciones, destruye los hogares de sus pueblos, arrasa susciudades, enva al exilio a sus reyes, derriba sus baluartes, desarraiga susinstituciones, oscurece su luz y atormenta las almas de sus habitantes.[2]

    *

    Desde el punto de vista de la riqueza e influencias, el mundo de 1900 lo constituaEuropa y, bien que a regaadientes, Estados Unidos. En todo el planeta, el imperialismooccidental iba en pos de lo que consideraba su misin civilizadora entre las poblacionesde otros pases. En palabras de un historiador, el primer decenio del siglo presentaba visosde ser en esencia una continuacin del dilatado siglo XIX [3], una era cuya desbordanteautocomplacencia iba a hallar su eptome en los actos con que en 1897 se celebraron lasbodas de diamante de la Reina Victoria, efemride que vio cmo las calles de Londres

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    4/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    4

    acogan durante horas el mayor desfile y despliegue de panoplia y podero militares jamspresenciados por civilizacin alguna.

    Al iniciarse el siglo, pocos eran, fuera cual fuere su sensibilidad social o moral, losque podan presentir las catstrofes que se avecinaban, y pocos, si es que los hubo, quienes

    podan concebir su magnitud. Las jefaturas militares de los estados mayores de una mayorade las naciones europeas daban por sentado que habra algn estallido blico de uno u otrotipo, pero contemplaban esta perspectiva con nimo serenodebido a dos firmesconvicciones: la contienda sera corta y... la ganaran ellos. En un grado que poda parecerpoco menos que milagroso, el movimiento internacional por la paz haba conseguido elapoyo de hombres de estado, industriales, eruditos, medios de difusin, y aun depersonalidades influyentes y tan inslitas como el propio Zar de Rusia. Aunque elincremento desmesurado de armamentos pareca ominoso, la red laboriosamente entretejiday a menudo imbricada de alianzas pareca garantizar que podra evitarse una conflagracingeneral y que se resolveran las contiendas regionales, tal como haba venido sucediendo alo largo del siglo anterior. Esta ilusin quedaba reforzada por el hecho de que las testas

    coronadas de Europa, la mayora de ellas miembros de una misma amplia familia, y muchasde ellas en ejercicio de un poder poltico en apariencia decisivo, se trataban mutuamentepor sus apodos, se cruzaban correspondencia ntima, se daban sus hijas y hermanas enmatrimonio, compartan vacaciones durante largos perodos del ao en que disfrutaban delos castillos, regatas y cotos de caza de unos y de otros. Ms an, las penosas disparidadesen la distribucin de la riqueza de las sociedades occidentales haban sido objeto deesmerada atencin -si bien no muy sistemtica- mediante legislacion destinadas a atajar lopeor de los despidos corporativos, caractersticos de los decenios anteriores, y a atender lasdemandas ms urgentes de las crecientes poblaciones urbanas.

    Por ese mismo entonces, la inmensa mayora de la familia humana, situada fuera dela rbita del mundo occidental, comparta pocas de las bendiciones y apenas algo deloptimismo que rezumaban sus hermanos europeos y americanos. China, pese a su antiguacivilizacin y a esa sensacin de ser el reino de en medio, era ya por entonces infelizvctima del saqueo perpetrado por las naciones occidentales y por su vecino modernizado,Japn. Las multitudes de la India, cuya economa y vida poltica haban cado tancompletamente bajo el dominio de un nico poder imperial que incluso el habitual regateoles era imposible, esquiv varios de los peores abusos que afligieron a otras tierras, peropadeci indefensa la sangra de sus recursos ms vitales. El calvario que se avecinaba sobreAmrica Latina quedaba muy claramente prefigurado en el sufrimiento de Mxico, pas delque amplios sectores fueron anexionados por su gran vecino del Norte, y cuyos recursos

    naturales haban atrado la atencin de firmas extranjeras. Particularmente embarazosodesde el punto de vista occidental -por lindar con capitales europeas tan rutilantes comoBerln y Viena- era el rgimen de opresin medieval bajo el cual los cien millones desiervos rusos, nominalmente manumitidos, llevaban una existencia sombra ydesesperanzada. Ms trgica, si cabe, era la suerte de los habitantes del continente africano,divididos entre s por fronteras artificiales creadas de resultas del cnico regateo operadopor los poderes europeos. Se calcula que durante el primer decenio del siglo XX ms de unmilln de personas perecieron en el Congo -muertos de hambre, apaleados, literalmente

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    5/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    5

    agotados por el exceso de trabajo realizado a beneficio de sus amos distantes, comopreludio del destino que haba de arrastrar a ms de cien millones de sus congneres deEuropa y Asia antes de que culminase el siglo.[4]

    Las grandes muchedumbres de la humanidad, expoliadas y burladas, pero

    representativas de la mayora de la poblacin mundial, no eran vistas como protagonistassino esencialmente como objetos del tan pregonado proceso civilizador del nuevo siglo. Apesar de los beneficios que le reportaban a una minora de entre stas, los puebloscoloniales existan fundamentalmente para que se actuase en ellos -como objeto de uso,formacin, explotacin, cristianizacin, civilizacin, movilizacin- al socaire de lasmudables prioridades dictadas por las potencias occidentales. Dichas prioridades quizfueran severas o leves en cuanto a su plasmacin, ilustradas o egostas, evanglicas oexplotadoras; pero venan modeladas por fuerzas materialistas que determinaban tanto susentido como la mayor parte de sus fines. En gran medida, las devociones religiosas ypolticas de diversa suerte lo que hacan no era sino enmascarar tanto los fines como losmedios a los ojos del pblico de tierras occidentales, que de esta forma extraa cierta

    satisfaccin moral de las bendiciones que sus naciones supuestamente conferan a pueblosmenos dignos, en tanto que ellos mismos disfrutaban de los frutos materiales de estabenevolencia.

    Sealar los tropiezos de una gran civilizacin no implica negar sus logros. Alabrirse el siglo XX, los pueblos de Occidente podan enorgullecerse con razn de losavances tecnolgicos, cientficos y filosficos atribuibles a sus respectivas sociedades.Decenios de experimentacin haban colocado en sus manos unos medios materiales dealcances insospechados para el resto de la humanidad. Tanto en Europa como en Amricase haban alzado grandes emporios industriales dedicados a la metalurgia, a la manufacturade productos qumicos de toda suerte, tejidos, construccin y produccin de instrumentosque realzaban cualquier faceta de la vida. Todo un proceso de descubrimientos, diseo ymejora facilitaba un poder de magnitud inimaginable (aunque con consecuencias ecolgicasigualmente insospechadas por entonces), un proceso posibilitado especialmente por el usode una electricidad y combustible baratos. La era de los ferrocarriles se encontraba yamuy avanzada y los vapores surcaban las rutas martimas del mundo. Con la proliferacindel telgrafo y el telfono, la sociedad occidental se adelantaba al momento en que iba averse libre de los efectos limitativos que las distancias geogrficas haban impuesto a lahumanidad desde la aurora misma de la historia.

    Los cambios que iban teniendo lugar en un nivel ms profundo del pensamiento

    cientfico revestan alcances incluso muy superiores. El siglo XIX se haba mantenidotodava bajo el influjo de la perspectiva newtoniana, la cual conceba el mundo como uninmenso sistema de relojera. Ahora bien, a fines de aquel siglo ya se haban producido losavances que habran de transformar semejante cuadro. Surgan por entonces nuevas ideasque conduciran a la formulacin de la mecnica cuntica; y no hubo de transcurrirdemasiado tiempo sin que los efectos revulsivos de la teora de la relatividad pusieran ensolfa las creencias sobre el mundo, ideas que hasta entonces se haban aceptado durantesiglos como si fueran de sentido comn. Tamaos avances se vieron animados, y su influjo

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    6/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    6

    grandemente amplificado, por el hecho de que la ciencia se haba transformado al pasar deser una actividad propia de pensadores aislados a ser una ocupacin acometida de formasistemtica por parte de una comunidad internacional amplia e influyente, la cual se movaen entornos universitarios, laboratorios y simposios destinados al intercambio dedescubrimientos experimentales.

    Tampoco se limitaba la potencia de las sociedades occidentales a los avancescientficos y tcnicos. Conforme amaneca el siglo XX, la civilizacin occidental pudocosechar los frutos de una cultura filosfica que daba rienda suelta a las energas de suspoblaciones, y cuyo influjo producira un impacto revolucionario en el mundo entero. Fuesta una cultura que conduca al gobierno constitucional, que haca alarde del imperio de laley y del respeto hacia los derechos de todos los miembros de la sociedad, una cultura quetrazaba como horizonte para todos las perspectivas de una prxima edad de justicia social.Si bien las proclamas de libertad e igualdad que inflaban la retrica patritica de los pasesoccidentales no se comparaban en absoluto con las condiciones imperantes, los occidentalespodan, con razn, celebrar los avances obtenidos a lo largo del siglo XIX en direccin

    hacia esos ideales.

    Desde una perspectiva espiritual, la poca estaba hechizada por una dualidadextraa y paradjica. En casi todos los mbitos el horizonte intelectual estaba ensombrecidopor esas nubes de la supersticin surgidas de la imitacin irreflexiva de otras pocas. Parala mayora de la poblacin mundial, las consecuencias oscilaban entre una ignoranciaprofunda sobre las potencialidades humanas o sobre el universo fsico y el apego ingenuo ateologas que ya no guardaban apenas relacin con la experiencia. All donde los vientosdel cambio lograron despejar las brumas entre las clases educadas de los pasesoccidentales, las ortodoxias heredadas se vieron harto a menudo reemplazadas por la plagade un secularismo agresivo que cuestionaba tanto la naturaleza espiritual de la humanidadcomo la autoridad de los propios valores morales. En todas partes, la secularizacin de losniveles superiores de la sociedad iba emparejada a un oscurantismo religioso, predominanteentre el grueso de la poblacin. En el plano ms profundo, y debido a que la influencia de lareligin suele calar hondo en la psique humana reclamando para s una clase singular deautoridad, durante generaciones sucesivas todos los pases han visto cmo los prejuiciosreligiosos mantenan vivos los rescoldos de los odios viscerales que habran de alimentarlos horrores de los siguientes decenios.[5]

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    7/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    7

    II

    Sobre el teln de fondo que dibujaba esta mezcla de falsa confianza y profundadesesperacin, de iluminacin cientfica y penumbra espiritual, surgi con el siglo XX la

    figura luminosa de Abdul-Bah. El camino que Le haba trado a esta coyunturaapotesica en la historia de la humanidad haba recorrido ms de cincuenta aos de exilio,encarcelamiento y privaciones, de los cuales ni un solo mes podra calificarse de sosiego otranquilidad. Haba llegado a esta hora resuelto a proclamar tanto a los receptivos como alos desatentos el establecimiento en la tierra de ese reino prometido de paz y justiciauniversales que a lo largo de los siglos haba dado alas a la esperanza. Sus cimientos,declar, los constituiran la unificacin, en este siglo de la luz, de las gentes del mundo:

    En este da (...) los medios de comunicacin se han multiplicado, y los cincocontinentes de la tierra se han fundido virtualmente en uno solo (...) Del mismomodo, todos los miembros de la familia humana, ya se trate de pueblos o de

    gobiernos, de ciudades o de aldeas, se han vuelto cada vez ms interdependientes(...) De ah que la unidad de la humanidad pueda lograrse en este da. En verdad,sta no es sino una de las maravillas de esta prodigiosa edad, de este sigloglorioso.[6]

    Durante los prolongados aos de encarcelamiento y destierro que siguieron a lanegativa de Bahullh de servir a los intereses polticos de las autoridades otomanas, aAbdul-Bah Le fue confiada la direccin de los asuntos de la Fe junto con laresponsabilidad de actuar como portavoz de Su Padre. Un aspecto significativo de estalabor lo constituan las relaciones con los funcionarios locales y provinciales que venan arecabar Su consejo con relacin a sus propios problemas. No muy diferentes eran lasnecesidades que acuciaban en el pas natal del Maestro. Ya en 1875, y en respuesta a lasinstrucciones de Bahullh, Abdul-Bah dirigi a los gobernantes y pueblos de Persia eltratado titulado El secreto de la civilizacin divina, en el que sentaba los principiosespirituales que habrn de guiar la configuracin de esta civilizacin en la era de lamadurez humana. Los prrafos de apertura hacan un llamamiento al pueblo de Irninstndolo a que reflexionase sobre las lecciones que la historia nos depara en torno a lasclaves del progreso social:

    Considera atentamente: todos estos fenmenos variados, estos conceptos,este conocimiento, estos mtodos tcnicos y sistemas filosficos, estas ciencias,

    artes, industrias e inventos; todos son emanaciones de la mente humana. Cuantoms se han adentrado las gentes en este ocano sin fondo, tanto ms se hansuperado. La dicha y el orgullo de una nacin consisten en esto, a saber, en que hande brillar como el sol en el alto cielo del conocimiento. Podrn los que poseenconocimiento y quienes no lo poseen recibir idntico trato?.[7]

    El secreto de la civilizacin divina presagiaba la orientacin que habra de fluir dela pluma de Abdul-Bah en los decenios ulteriores. Tras la devastadora prdida que sigui

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    8/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    8

    a la ascensin de Bahullh, los creyentes persas vieron revivir sus corazones con unamarea de Tablas procedentes del Maestro, Tablas que suministraban no slo el necesariosostn espiritual, sino tambin lasdirectrices que les permitiran orientarse en medio de laagitacin que sacuda el orden establecido de su pas. Dichas comunicaciones, quealcanzaron incluso a las aldeas ms diminutas repartidas por el pas, daban respuesta a

    requisitorias y preguntas formuladas por un sinfin de creyentes, a quienes, por ese medio,se les imparta nimos, orientaciones y seguridad. As, por ejemplo, en una Tabla dirigida alos creyentes de la aldea de Kishih, se menciona por su nombre a casi 160 habitantes;hablando de la poca que alboreaba, dice el Maestro: ste es el siglo de la luz, y acontinuacin explica que el significado de esta imagen es la aceptacin del principio de launidad y sus implicaciones:

    Con ello quiero expresar que los amados del Seor deben considerar a todoslos malintencionados como deseosos del bien (...) esto es, deben relacionarse con unenemigo como corresponde a un amigo, y tratar al opresor como si fuera uncompaero amable. No deberan fijarse en las faltas o las transgresiones de sus

    enemigos, ni prestar atencin a su enemistad, iniquidad u opresin.[8]

    Cosa extraordinaria en este caso, esta pequea compaa de creyentes perseguidos,afincada en un rincn remoto de un pas que todava permaneca por lo dems intacto yajeno a la vida social e intelectual exteriores, queda emplazada en virtud de esta Tabla aremontar la mirada por encima de las preocupaciones locales y observar, desde el planoglobal, las implicaciones de la unidad:

    Antes bien, deberan ver a los pueblos a la luz del llamamiento de la BenditaBelleza en el sentido de que todos los miembros de la raza humana son siervos delSeor de poder y gloria, ya que l ha puesto a la creacin entera bajo el alcance deSu expresin munfica, y ha dispuesto que les mostremos a todos amor y afecto,sabidura y compasin, fidelidad y unidad, sin discriminacin alguna.[9]

    En este caso, el llamamiento del Maestro no slo invita a alcanzar un nuevo nivel decomprensin, sino que tambin entraa la necesidad de comprometerse con hechos. En laurgencia y confianza que destila este lenguaje puede apreciarse el poder que habra de darorigen a los grandes logros protagonizados por los creyentes persas en los deceniosposteriores, tanto en la promocin mundial de la Causa como en la adquisicin de lascapacidades que han de impulsar la civilizacin:

    Oh vosotros amados del Seor! Con mxima gloria y alegra, servid almundo de la humanidad y amad a la raza humana. Desviad vuestros ojos de laslimitaciones y desembarazaos de las restricciones, pues (...) librarse de ellas redundaen bendiciones y favores divinos.

    Por lo cual, no descansis, ni siquiera un instante; y no busquis un minutode tregua ni un momento de reposo. Alzaos, como las olas de un enorme mar, ybramad como el leviatn del ocano de la eternidad.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    9/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    9

    Por tanto, mientras haya un latido de vida en las venas, hay que esforzarse ylaborar, y afanarse por establecer unos cimientos que el paso de los siglos y ciclosno pueda socavar, y por levantar un edificio que el transcurso de las edades y eonesno pueda derribar- un edificio que resulte eterno y duradero, de modo que la

    soberana del corazn y del alma pueda asentarse y afianzarse en ambosmundos.[10]

    Desde una perspectiva mucho ms desapasionada y global que la actualmenteposible, los historiadores sociales del futuro, beneficiarios de un acceso sin obstculos atoda la documentacin primaria, estudiarn minuciosamente la transformacin lograda porel Maestro en aquellos albores. Da tras da, mes tras mes, desde un exilio distante dondesufra el acoso continuo de una hueste inclemente de enemigos, Abdul-Bah logrestimular la expansin de la comunidad bah persa, y ms an moldear su conciencia yvida colectivas. El resultado fue el surgimiento de una cultura, no importa cun localizada,que careca de paralelo alguno en la historia de la humanidad. Nuestro siglo, con todas sus

    revueltas y pretensiones grandilocuentes de crear un nuevo orden, carece de un ejemplocomparable de aplicacin sistemtica de los poderes de una sola Mente a la construccin deuna comunidad diferenciada y triunfante que cifraba su esfera ltima de actuacin en elpropio planeta.

    Pese a sufrir atrocidades intermitentes a manos del clero musulmn y sus valedores,y sin contar con la proteccin de la sucesin de indolentes monarcas Qjres, la comunidadbah persa hall un nuevo soplo de vida. El nmero de creyentes se multiplic en todaslas regiones del pas, se adhirieron personas destacadas de la vida social, incluyendomiembros influyentes del clero, y los precursores de las instituciones administrativasempezaron a asomar en forma de rudimentarios cuerpos consultivos. Apenas cabe exagerarla importancia de este ltimo acontecimiento. As fue cmo en un pas y en medio de unapoblacin acostumbrada desde siglos a un sistema patriarcal donde toda la autoridadejecutiva y decisoria se concentraba en manos de un monarca absoluto o demujtahidesshes, surga una comunidad, representativa de todos los sectores de esa mismasociedad, que haba roto con el pasado, asumiendo por s misma la responsabilidad dedecidir sus asuntos mediante actuaciones consultivas.

    En la sociedad y cultura que el Maestro iba desarrollando, las energas espiritualesse expresaban en los asuntos prcticos ms cotidianos. El nfasis en las enseanzas sobreeducacin proporcion el impulso que llev al establecimiento de escuelas bahs en la

    capital y en otros centros provinciales, incluyendo la escuela Tarbyat de nias [11], la cualhabra de alcanzar renombre en todo el pas. Gracias al auxilio prestado por los colegasbahs norteamericanos y europeos, a estas iniciativas pronto habran de sumarse clnicas yotras instituciones mdicas. Una red de correo de mbito nacional facilitaba a la esforzadacomunidad bah los rudimentos de un servicio postal del que el resto del pas carecaostensiblemente. Los cambios operados afectaban incluso a las circunstancias ms caserasdel da a da. As por ejemplo y atendiendo a las leyes del Kitb-i-Aqdas, los bahs persas

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    10/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    10

    abandonaron el uso de los inmundos baos pblicos, focos contagiosos de enfermedades einfecciones, para dar paso al empleo de duchas de agua corriente.

    Todos estos avances, ya fueran sociales, organizativos o prcticos, derivaban suempuje de la transformacin moral que de forma continua iba distinguiendo a los bahs -

    incluso a los ojos de quienes se mostraban hostiles a la Fe- como candidatos para puestosde confianza. El que cambios de tan grandes alcances se produjeran tan rpidamente en unsegmento de la poblacin persa, destacndola de la mayora circundante, casi toda ellahostil, era una demostracin de los poderes liberados gracias a la Alianza establecida porBahullh con Sus seguidores y a la asuncin de Abdul-Bah de la jefatura de que estamisma Alianza Le haba investido singularmente.

    Durante aquellos aos la vida poltica persa no conoci prcticamente sino eldesconcierto. En tanto que el sucesor inmediato de N?irid-Dn Shh, Mu?affarid-Dn Shh, se vio inducido a aprobar una constitucin en 1906, el sucesor de ste,Mu?ammad-Al Shh, disolvi de forma temeraria los dos primeros parlamentos, en cierta

    ocasin llegando incluso a atacar con caones el edificio en donde se reuna el legislativo.El as llamado Movimiento Constitucional que le derroc y que oblig a A?mad Shh, elltimo rey Qjr, a convocar un tercer parlamento, se vio escindido por facciones rivalesmanipuladas desvergonzadamente por el clero sh. Los esfuerzos realizados por losbahs a fin de desempear un papel constructivo en este proceso modernizador se vieronfrustrados una y otra vez por las facciones monrquica y popular, ambas inspiradas por elprejuicio religioso dominante que vea en la comunidad un mero chivo expiatorio deconveniencia. Una vez ms, slo una edad polticamente ms madura que la nuestra podrapreciar el modo en que el Maestro -sentando un ejemplo de lo que seran los desafos queinevitablemente habra de afrontar la comunidad bah en el futuro- gui a la atribuladacomunidad para que hiciera todo lo necesario para animar la reforma poltica, y luegomostrarse dispuesta a hacerse a un lado cuando dichos esfuerzos se vieran rechazados concinismo.

    No fue slo gracias a Sus Tablas como logr Abdul-Bah esta influencia en lacomunidad bah, la cual haba de experimentar tan rpido desarrollo en la cuna de la Fe.A diferencia de sus correligionarios occidentales, los bahs persas carecan de atuendo oapariencia que los distinguiese de los dems pueblos del Cercano Oriente, por lo que losviajeros venidos desde Persia no despertaban las sospechas de las autoridades otomanas. Enconsecuencia, la afluencia constante de peregrinospersas fue para Abdul-Bah otro mediopotente de inspirar a los amigos, de guiar sus actividades y de acercarlos incluso ms

    hondamente a la comprensin del propsito de Bahullh. Algunos de los nombres mseximios de la historia persa bah figuran entre aquellos que viajaron a Akk y regresarona sus hogares dispuestos a entregar la vida si fuera necesario para hacer realidad la visindel Maestro. El inmortal Varq y su hijo R?ullh forman parte de este privilegiadocontingente, al igual que ?j Mrz ?aydar Al, Mrz Abul Fa?l, Mrz Mu?ammad-TaqAfnn y otras cuatro distinguidas Manos de la Causa, Ibn-i-Abhar, ?j Mull Al Akbar,Adbul-Ulam e Ibn-i-A?daq. El espritu que hoy da sostiene a los pioneros persas encualquier parte del mundo y que desempea un papel tan creativo en la construccin de la

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    11/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    11

    vida comunitaria bah discurre como una lnea recta que atraviesa una familia tras otrahasta remontarse a aquellos das heroicos. Retrospectivamente, se hace evidente que elfenmeno que hoy da conocemos como los dos procesos hermanos de expansin yconsolidacin tambin tienen su origen en aquellos aos portentosos.

    Inspirados por las palabras del Maestro de que daban cuenta a su regreso losperegrinos, los creyentes persas se alzaron a emprender actividades de enseanza viajerapor el Lejano Oriente. Ya durante los ltimos aos del Ministerio de Bahullh se habanestablecido comunidades en la India y Birmania, y la Fe haba llegado incluso hasta lalejana China. Esa misma labor se vea ahora reforzada. Prueba ostensible de los nuevospoderes de esta Causa fue la ereccin en la provincia rusa de Turquestn, donde se habadesarrollado una vida comunitaria bah vigorosa, de la primera Casa de Adoracin bahdel mundo [12], cuyo proyecto fue inspirado por el Maestro y guiado desde su nacimientopor Sus consejos.

    Fue este amplio repertorio de actividades, llevadas a cabo por un conjunto cada vez

    ms seguro de s mismos e integrado por creyentes establecidos en tierras que se extendandesde el Mediterrneo hasta los mares de China, lo que constituy la base que permiti aAbdul-Bah proseguir las oportunidades prometedoras que ofreca el nuevo siglo y que yahaban comenzado a desplegarse en Occidente. Un rasgo nada insignificante de estecimiento fue la ampliacin de su extensin con representantes de la gran diversidad deorgenes raciales, religiosos y nacionales de Oriente. Dicho logro proporcion a Abdul-Bah los ejemplos, a los que recurrira repetidamente en Su proclamacin ante audienciasoccidentales, de las fuerzas integradoras que haban sido liberadas con el advenimiento deBahullh.

    La mayor victoria cosechada por el Maestro durante Sus primeros aos deministerio fue la que supuso la ereccin en el Monte Carmelo, sobre el emplazamientodesignado a tal fin por Bahullh y no sin inmensos desvelos, del mausoleo destinado aacoger los restos del Bb, trados a Tierra Santa tras pasar por enormes riesgos ypenalidades. Shoghi Effendi ha explicado que, en tanto que en pocas pasadas la sangre delos mrtires nutri la simiente de la fe de las personas, en este da se ha convertido en lasimiente de las instituciones administrativas de la Causa[13]. Tal observacin confiere unsignificado especial al modo en que el Centro Administrativo del Orden Mundial deBahullh haba de cobrar cuerpo a la sombra del Santuario del Profeta Mrtir de la Fe.Shoghi Effendi aquilata el logro del Maestro situndolo en su perspectiva global e histrica:

    Pues, as como en el reino del espritu la realidad del Bb ha sido aclamadapor el Autor de la Revelacin Bah como el Punto en torno al cual gira larealidad de los Profetas y Mensajeros, del mismo modo, en este plano visible, Sussagrados restos constituyen el corazn y centro de lo que debe considerarse comonueve crculos concntricos [14], de modo que con ello se establece un paralelo y sehace ms hincapi en el puesto central conferido por el Fundador de nuestra Fe aAquel de Quien Dios ha hecho que emane el conocimiento de todo lo que ha sido y

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    12/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    12

    ser, el Punto Primordial a partir del cual se han generado todas las cosascreadas.[15]

    El significado a los ojos del propio Abdul-Bah de la misin que haba cumplido atan alto precio queda conmovedoramente descrito en palabras de Shoghi Effendi:

    Cuando todo concluy y los restos terrenales del Profeta Mrtir de Shirazestaban, por fin, depositados a salvo para su eterno descanso en el seno de lamontaa sagrada de Dios, Abdul-Bah, Quien Se haba quitado el turbante,descalzo y sin capa, Se inclin sobre el sarcfago todava abierto, al tiempo que Sucabello plateado ondeaba en torno a Su cabeza y a Su rostro, transfigurado yreluciente, apoy la frente en el borde del atad de madera y, sollozando en alto,llor con tal intensidad que todos los presentes lloraron con l. Esa noche no pudodormir, tan abrumado estaba por la emocin [16]

    Entrado 1908, la denominada Revolucin de los Jvenes Turcos haba liberado no

    slo a la mayora de los prisioneros polticos del Imperio Otomano, sino tambin a Abdul-Bah. De improviso, haban desaparecido las restricciones que Le haban recluido en laciudad prisin de Akk y sus aledaos permitindole ahora al Maestro acometer unaempresa que Shoghi Effendi ms adelante describira como uno de los tres logrosprincipales de Su ministerio: Su proclamacin pblica de la Causa de Dios en las grandesurbes del mundo occidental.

    *

    Debido al giro dramtico de los acontecimientos ocurridos en Norteamrica yEuropa, los relatos sobre las histricas travesas del Maestro tienden a veces a pasar por alto

    el importante ao inicial transcurrido en Egipto. Abdul-Bah lleg a sus costas enseptiembre de 1910 con intencin de trasladarse directamente a Europa; no obstante, Se vioforzado por enfermedad a convalecer hasta agosto del ao siguiente en Ramlih, un barrio deAlejandra. Como resultado, los meses que siguieron constituyeron un perodo de granproductividad cuyos plenos efectos sobre los destinos de la Causa, especialmente en elcontinente africano, han de sentirse en muchos aos por venir. En alguna medida el caminohaba sido abonado por la clida admiracin que por el Maestro senta ShaykhMu?ammadAbduh, quien se haba encontrado con l en varias ocasiones en Beirut y quienposteriormente lleg a ser Muft de Egipto y figura destacada de la Universidad de Al-Azhar.

    Una faceta de la estancia egipcia que merece especial atencin lo constituye laoportunidad que sta propici para la primera proclamacin pblica del mensaje de la Fe.El clima relativamente cosmopolita y liberal que se viva en El Cairo y Alejandra por lapoca dieron pie a discusiones francas e inquisitivas entre el Maestro y figuras destacadasdel mundo intelectual sunn. Entre stas figuraban clrigos, parlamentarios, administradoresy aristcratas. Adems, los redactores y periodistas de los diarios ms influyentes de lenguarabe, cuya informacin sobre la Causa procedente de Persia y Constantinopla haba estado

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    13/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    13

    coloreada por los prejuicios, disponan ahora de la oportunidad de conocer por s mismosdatos de primera mano. Las publicaciones que en el pasado se haban mostradoabiertamente hostiles cambiaron de tono, como fue el caso de los redactores de unperidico que entonces abran un artculo sobre la llegada del Maestro haciendo referenciaa Su Eminencia Mrz Abbs Effendi, ilustre y erudita Cabeza de los bahs de Akk y

    Centro de autoridad para los bahs de todo el mundo al tiempo que expresaba su apreciopor Su visita a Alejandra [17]. ste y otros artculos hacan un elogio especial de lacomprensin que Abdul-Bah demostraba tener sobre el Islam y los principios de unidady tolerancia religiosa que subyacan a Sus enseanzas.

    A pesar del quebranto de salud que padeca el Maestro, el interludio egipcio sedemostr una gran bendicin. Los diplomticos y funcionarios occidentales pudieronobservar de primera mano el extraordinario xito de relaciones obtenido por Abdul -Bahen Su trato con figuras destacadas de una regin del Oriente Prximo que tanto intersconcitaba en los crculos europeos. As pues, para las fechas en que el Maestro embarcabahacia Marsella el 11 de agosto de 1911, Su fama ya Le haba precedido.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    14/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    14

    III

    Una Tabla dirigida por Abdul-Bah a un creyente norteamericano en 1905contiene una declaracin tan ilustrativa como conmovedora. Al referirse a Su situacin trasla ascensin de Bahullh, Abdul-Bah menciona la carta recibida de Amrica en una

    poca en que resurga el ocano de las pruebas y tribulaciones (...):

    Tal era nuestro estado cuando lleg una carta procedente de los amigosnorteamericanos. Haban pactado, as lo escriban, permanecer unidos en todas lascosas, y (...) se haban comprometido a realizar sacrificios en el sendero del amor deDios, para de ese modo alcanzar la vida eterna. En el mismo momento en que se leaesta carta, junto con las firmas que llevaba al pie, Abdul-Bah experiment unaalegra tan intensa que no hay pluma que la describa (...) [18]

    Por muchas razones reviste vital importancia para los bahs contemporneoscomprender las circunstancias en que tuvo lugar la expansin de la Causa en Occidente.

    Nos ayudar a abstraernos de la cultura de comunicacin burda y entrometida que, de puroconsabida, en nuestra sociedad pasa casi inadvertida. Esta apreciacin permitir quecaigamos en la cuenta de la ternura con que el Maestro procur presentar ante Susaudiencias occidentales los conceptos sobre la naturaleza humana y la sociedad reveladospor Bahullh, conceptos de repercusioness revolucionarias y enteramente ajenos a laexperiencia de Sus oyentes. Pone de manifiesto la delicadeza con que el Maestro utilizabalas metforas o Se vala de ejemplos histricos; explica el enfoque frecuentemente indirectoque usaba, subraya la intimidad que poda conseguir a voluntad, y la pacienciaaparentemente ilimitada con que responda a las preguntas, muchos de cuyos presupuestossobre la realidad han perdido desde entonces cualquier validez que pudieran alguna vezhaber posedo.

    Otra percepcin que revela el examen desprendido de la situacin histricaabordada por el Maestro en Occidente ayudar a que nuestra generacin aprecie la grandezaespiritual de quienes respondieron ante l. Aquellas almas dieron respuesta a Suemplazamiento a pesar, no al revs, del mundo liberal y econmicamente avanzado queconocan, un mundo que sin duda apreciaban y valoraban y en el que necesariamentehabran de desenvolverse. Su respuesta se suscit en un nivel de conciencia en el quereconocieron, aunque a veces slo fuese de forma tenue, la necesidad desesperada de laraza humana de hallar iluminacin espiritual. Permanecer firmes en su compromiso conesta perspectiva requera que aquellos primeros creyentes -sobre cuyo autosacrificio

    descansa el cimiento de gran parte de la comunidad bah actual, tanto en Occidente comoen muchos otros pases- resistieran no slo las presiones familiares y sociales, sino tambinlas racionalizaciones simplistas propias de la perspectiva en la que se haban educado y a laque todo a su alrededor les expona insistentemente. Haba un herosmo en la firmeza deestos primeros bahs occidentales que, a su modo y manera, resulta tan conmovedor comola de sus correligionarios persas, quienes por aquellos mismos aos sufran persecuciones ymatanzas excusadas en la Fe que haban abrazado.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    15/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    15

    En la vanguardia de los occidentales que respondieron al emplazamiento delMaestro figuran los pequeos grupos de intrpidos creyentes a los que Shoghi Effendiaclam como peregrinos ebrios de Dios, quienes tuvieron el privilegio de visitar aAbdul-Bah en la ciudad prisin de Akk y de presenciar por s mismos la irradiacin deSu Persona y de escuchar de Sus propios labios la palabra que posea el poder de

    transformar la vida humana. El efecto producido sobre estos creyentes lo expresa as MayMaxwell:

    De aquel primer encuentro, (...) no puedo rememorar ni alegras ni penas,nada que pueda nombrarse. Repentinamente me haba visto trasladada a una alturademasiado elevada, mi alma haba entrado en contacto con el Espritu divino, y estafuerza, tan pura, tan santa, tan poderosa, me haba abrumado (...) [19]

    Su regreso al hogar se convirti, como explica Shoghi Effendi, en la seal de un estallidode actividad sistemtica y constante, la cual (...) se ramific por Europa occidental y losestados y provincias del continente norteamericano[20]. Dando empuje a sus empeos y a

    los de sus correligionarios, y atrayendo a la Causa a un nmero creciente de seguidores,aflua toda una riada de Tablas que el Maestro haca llegar a destinatarios de ambas orillasdel Atlntico, mensajes que despertaron la imaginacin a los conceptos, principios e idealesde la nueva Revelacin de Dios. El poder de esta fuerza creadora puede sentirse en laspalabras con que el primer creyente norteamericano Thornton Chase pretenda describir loque vio:

    Sus propios escritos [del Maestro], que se difunden como blancas palomasdesde el Centro de Su Presencia hasta los confines de la tierra, son tantos (surgencientos a diario) que es imposible que l haya podido detenerse a meditarlos odedicarles los procesos mentales del erudito: fluyen como torrentes procedentes deuna fuente desbordada (...) [21]

    Dichos sentimientos aaden su propia perspectiva a la determinacin con que elMaestro Se dispuso a emprender una aventura tan ambiciosa que caus consternacin en suentorno ms prximo. Haciendo caso omiso de las preocupaciones expresadas acerca de Suavanzada edad, Su salud quebrantada, y las secuelas fsicas originadas por decenios deencarcelamiento, Abdul-Bah iba a emprender una serie de travesas que habran de durarunos tres aos, y que Le llevaran finalmente hasta la costa del Pacfico del continentenorteamericano. Las penalidades y riesgos de los viajes internacionales de aquellosprimeros aos del siglo constituan el menor de los obstculos que pudieran entorpecer la

    realizacin de los objetivos que Se haba fijado. En palabras de Shoghi Effendi:l, Quien, en Sus propias palabras, haba ingresado en prisin siendo un joven y lahaba abandonado ya anciano, Quien nunca antes haba hablado ante un auditoriopblico, ni haba asistido a escuela alguna, no Se haba movido en los crculosoccidentales, y no estaba familiarizado con sus costumbres e idiomas, Se habaalzado no slo a proclamar desde el plpito y el estrado, en algunas de lasprincipales capitales de Europa y en las ciudades principales del continente

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    16/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    16

    norteamericano, las verdades distintivas atesoradas en la Fe de Su Padre, sinotambin a demostrar de igual manera el origen divino de los profetas anteriores a l,y a exponer la naturaleza de los vnculos que los unan a dicha Fe.[22]

    *

    Apenas se poda desear un escenario para el acto de apertura de este gran dramamejor que Londres, capital del Imperio ms amplio y cosmopolita jams conocido. A losojos de los pequeos grupos de creyentes que haban realizado las gestiones y que aorabancontemplar Su rostro, el viaje fue un triunfo que superaba con creces sus ms acariciadasesperanzas. Funcionarios, eruditos, escritores, redactores, industriales, dirigentes demovimientos reformistas, miembros de la aristocracia britnica y clrigos influyentes denumerosas denominaciones recabaron vidamente Su presencia, Le invitaron a sus tribunas,aulas, hogares y plpitos, mostrando aprecio por los puntos de vista que expresaba. Eldomingo 10 de septiembre de 1911, por primera vez ante una audiencia pblica, el Maestrodiriga la palabra desde el plpito del City Temple. Sus palabras sugeran ante los oyentes

    la visin de una nueva poca en la evolucin de la civilizacin:

    ste es un nuevo ciclo del poder humano. Todos los horizontes del mundoson luminosos. En verdad, el mundo ha de convertirse en un jardn paradisaco (...)Vosotros ya estis desprendidos de las viejas supersticiones que han mantenido a loshombres en la ignorancia y que han destruido los cimientos mismos de la verdaderahumanidad.

    El don de Dios para esta poca esclarecida es el conocimiento de la unicidadde la humanidad y de la unicidad fundamental de la religin. Cesarn las guerrasentre las naciones, y por voluntad de Dios vendr la Ms Grande Paz; el mundo servisto como un nuevo mundo, y todos los hombres vivirn como hermanos.[23]

    Tras una estancia suplementaria de dos meses en Pars y tras Su regreso aAlejandra, donde habra de pasar el invierno y recobrar la salud, Abdul -Bah zarpaba el25 de marzo de 1912 rumbo a Nueva York, ciudad a la que llegara el 11 de abril de esemismo ao.

    Incluso en el plano fsico ms elemental, un programa repleto de centenares dealocuciones pblicas, conferencias y charlas en privado pronunciadas en ms de 40ciudades de toda Norteamrica y en otras diecinueve de Europa, algunas de ellas visitadas

    en ms de una ocasin, fue una gesta que bien puede carecer de paralelo en la historiamoderna. En ambos continentes, pero sobre todo en Norteamrica, Abdul-Bah recibi labienvenida altamente apreciativa que le tendieron unas audiencias distinguidas, entregadasal avance de intereses por la paz, los derechos de la mujer, la igualdad racial, la reformasocial y el desarrollo moral. Casi a diario, Sus charlas y entrevistas fueron objeto de ampliaatencin por parte de los peridicos de gran tirada. l mismo haba de escribir ms tardeque haba observado que todas las puertas estaban abiertas (...) y que el poder ideal delReino de Dios eliminaba toda traba u obstculo.[24]

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    17/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    17

    La actitud abierta con la que fue recibido permiti a Abdul-Bah proclamar sinambigedades los principios sociales de la nueva Revelacin. Shoghi Effendi resume as lasverdades que present:

    La bsqueda independiente de la verdad, desembarazada de supersticiones otradiciones; la unicidad de toda la raza humana, principio axial y doctrinafundamental de la Fe; la unidad bsica de todas las religiones; la condena de todaforma de prejuicio, sea religioso, racial, de clase o nacin; la armona que debeexistir entre la religin y la ciencia; la igualdad del hombre y la mujer, las dos alascon las que el pjaro del gnero humano puede levantar el vuelo; la introduccin dela educacin obligatoria; la adopcin de un idioma universal auxiliar; la abolicinde la riqueza y pobreza extremas; la institucin de un tribunal mundial para laresolucin de litigios entre las naciones; la exaltacin del trabajo, cuando ste serealiza con espritu de servicio, al rango de adoracin; la glorificacin de la justiciacomo principio rector de la sociedad humana, y de la religin como baluarte para la

    proteccin de todos los pueblos y naciones; y el establecimiento de una pazpermanente y universal como meta suprema de toda la humanidad; stos descuellancomo los elementos esenciales de la poltica divina que proclam ante los grandesfiguras del pensamiento as como ante las masas en general en el curso de sustravesas misioneras.[25]

    El ncleo del mensaje del Maestro consista en el anuncio de que haba llegado elDa prometido para la unificacin de la humanidad y el establecimiento del Reino de Diosen la tierra. Ese Reino, tal como traslucan las cartas y alocuciones de Abdul-Bah, nadadeba a ninguno de los presupuestos transmundanos tan corrientes en las enseanzas de lareligin tradicional. Antes bien, el Maestro proclam la llegada de la humanidad a sumadurez y el surgimiento de una civilizacin global en la que el desarrollo del arcocompleto de potencialidades humanas ser fruto de la interaccin entre los valoresespirituales universales, por un lado, y por otro, los avances materiales con los que apenascaba soar siquiera por entonces.

    El medio para alcanzar esta meta, declaraba Abdul-Bah, ya exista. Lo que senecesitaba era la voluntad de actuar y la fe para persistir:

    Todos sabemos que la paz internacional es buena, que ella es la causa de la vida;pero se necesita voluntad y accin. Por cuanto este siglo es el siglo de la luz, la

    capacidad de alcanzar la paz est garantizada. Es cosa cierta que estas ideas sedifundirn entre los hombres a tal punto que darn pie a la accin.[26]

    Aunque expresados con cortesa y consideracin indefectibles, los principios de lanueva Revelacin quedaron sentados sin componendas tanto en los encuentros privadoscomo en los pblicos. De forma invariable, los actos del Maestro solan ser tan elocuentescomo las palabras que empleaba. As, por ejemplo, en Estados Unidos, nada poda trasmitirms claramente la creencia bah en la unicidad de la religin que la prontitud con que

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    18/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    18

    Abdul-Bah inclua referencias al Profeta Mu?ammad en Sus charlas dirigidas aaudiencias cristianas, o Su taxativa reivindicacin del origen divino tanto del Cristianismocomo del Islam ante la congregacin reunida en el Templo Emanu-El de San Francisco. Sucapacidad para inspirar en las mujeres de todas las edades la confianza de que poseancapacidades espirituales e intelectuales plenamente equiparables a las de los hombres, Su

    demostracin sin provocaciones, pero clara, del significado de las enseanzas deBahullh sobre la unidad racial al dar la bienvenida a invitados negros y blancos e n Supropia mesa y a la mesa de Su destacadas anfitrionas, y Su insistencia en la importanciatrascendente de la unidad en todos los aspectos del empeo bah; tales demostracionessobre el modo en que deben compenetrarse los aspectos espirituales y prcticos de la vidaabrieron ante los creyentes amplios horizontes de renovadas posibilidades. El tono de amorincondicional con el que estos desafos solan expresarse consegua que las audiencias a lasque Se diriga el Maestro superasen sus miedos e incertidumbres.

    Mayor an que el esfuerzo dedicado a Sus exposiciones pblicas de la Causa fue eltiempo y energa que el Maestro dedic a ampliar la comprensin de los creyentes sobre las

    verdades espirituales de la Revelacin de Bahullh. En una ciudad tras otra, desde lamaana temprano hasta bien entrada la noche, las horas no ocupadas por las exigenciaspblicas de Su misin se dedicaban a responder a las preguntas planteadas por los amigos, aatender a sus necesidades y a infundirles un espritu de confianza en las aportaciones quecada uno podra realizar a la promocin de la Causa que haban abrazado. Su visita aChicago Le proporcion a Abdul-Bah la oportunidad de colocar, con Sus propias manos,la piedra angular de la primera Casa de Adoracin Bah de Occidente, proyecto que seinspiraba en el que por entonces se acometa en Ishqbd, igualmente animado desde suscomienzos por Abdul-Bah.

    El Mashriqul-Adhkr es una de las instituciones ms esenciales del mundo,y tiene muchas ramas subsidiarias. Aunque es una Casa de Adoracin, tambin estvinculado a un hospital, un dispensario de medicamentos, un hospicio para viajeros,una escuela de hurfanos y una universidad de estudios avanzados (...) Es miesperanza que el Mashriqul-Adhkr se establezca ahora en Amrica, y que luegosigan a ste el hospital, la escuela, la universidad, el dispensario y el hospicio, todoello con arreglo a un funcionamiento eficiente y ordenado en grado sumo.[27]

    Tal como ocurra con el proceso simultneamente desplegado en Persia, slo losfuturos historiadores podrn apreciar adecuadamente el poder creativo de esta faceta de losviajes occidentales. Numerosos recuerdos y cartas dan testimonio del modo en que incluso

    unos breves encuentros con el Maestro bastaron para dar sostn a un sinfn de bahsoccidentales en sus esfuerzos sacrificados de aos posteriores dedicados a expandir yconsolidar la Fe. Sin la intervencin del propio Centro de la Alianza, resulta imposibleimaginarse cmo aquellos grupsculos de creyentes occidentales hubieran podidopercatarse con tal rapidez de lo que la Causa exiga de ellos y de emprender lasdescomunales tareas que la empresa comportaba, mxime teniendo en cuenta que carecanpor completo del legado espiritual de que disfrutaban sus correligionarios persas gracias a

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    19/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    19

    la dilatada participacin de padres y abuelos en las gestas heroicas de la primera historiabb y bah.

    Sus oyentes fueron emplazados a convertirse en protagonistas amorosos y confiadosde un gran proceso civilizador, cuyo eje lo constitua el reconocimiento de la unicidad de la

    raza humana. Abdul-Bah haba prometido que, al alzarse a emprender su misin,encontraran abiertas en s mismos y en los dems capacidades enteramente nuevas con lasque Dios haba dotado en este Da a la raza humana:

    Debis convertiros en el alma misma del mundo, el espritu viviente del cuerpo delos hijos de los hombres. En esta poca maravillosa, y en este tiempo en el que laAntigua Belleza, el Ms Grande Nombre, portadora de innumerables dones, se haremontado sobre el horizonte del mundo, la Palabra de Dios ha infundido en laesencia ms ntima de la humanidad tal poder sobrecogedor que ha dejado sin efectolas cualidades humanas de la persona, y, con Su potencia conquistadora, haunificado a los pueblos en un vasto ocano de unicidad.[28]

    La unidad establecida entre los creyentes no impidi que expresaran vvidamente ensus vidas personales las verdades de la Fe en difana respuesta a este llamamiento. Larelacin entre la persona y la comunidad ha constituido desde siempre uno de loscomponentes ms difciles del desarrollo de la sociedad. Basta leer, incluso de pasada,relatos de la vida de los primeros bahs de Occidente para percatarse del elevado grado deindividualidad que caracterizaba a muchos de ellos, sobre todo a los ms activos ycreativos. De forma no infrecuente, haban encontrado la Fe slo tras haber indagadointensamente en varios de los movimientos espirituales y sociales en boga, y esta ampliacomprensin de las preocupaciones e intereses de sus contemporneos sin duda les ayud aconvertirse en maestros efectivos de la Fe. Es igualmente claro, sin embargo, que laamplitud de expresin y comprensin que les caracterizaba no les impidi, ni a ellos ni asus correligionarios, hacer aportaciones efectivas a la construccin de una unidad colectiva,la cual constitua el principal atractivo de la Causa. Tal como ponen de relieve lasmemorias y relatos histricos de la poca, el secreto de este equilibrio entre comunidad ypersona lo constitua el vnculo espiritual que relacionaba a todos los creyentes con laspalabras y ejemplo del Maestro. En un sentido importante Abdul-Bah era, para todosellos, la Causa bah.

    Quedara inconclusa toda revisin objetiva de la misin de Abdul -Bah enOccidente si se descuidara el hecho constatable de que slo un puado de los que haban

    aceptado la Fe -y stos a su vez una fraccin infinitamente menor del pblico que sehacinaba para escuchar Sus palabras- extrajo de estas oportunidades inapreciables poco msque una tenue comprensin de las implicaciones de Su mensaje. Sabedor de estaslimitaciones de Sus oyentes, Abdul-Bah no dud al relacionarse con los creyentesoccidentales en promover hechos que les inducan a lograr un nivel de conciencia muy porencima de la mera tolerancia y liberalismo social. Ejemplo representativo del ampliomuestrario de intervenciones en este sentido fue Su tierna pero poderosa accin al animar aque Louis Gregory y Louise Mathews -l negro y ella blanca- contrajeran matrimonio. La

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    20/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    20

    iniciativa marc la pauta de la comunidad bah americana en cuanto al significado real dela integracin racial, por tmida y lentamente que sus miembros respondiesen a lasimplicaciones centrales de este reto.

    Aun a falta de una comprensin profunda de las metas del Maestro, quienes

    abrazaron Su mensaje se dispusieron, a menudo a un elevado coste personal, a expresar enla prctica los principios que l ense. El compromiso con la causa de la pazinternacional; la abolicin de los extremos de riqueza y pobreza que socavaban la unidad dela sociedad; la superacin de prejuicios nacionales, raciales o de cualquier otro tipo; elfomento de la igualdad en la educacin de nios y nias; la necesidad de sacudir losgrilletes de dogmas antiguos que estorbaban la investigacin de la realidad; dichosprincipios beneficiosos para el avance de la civilizacin haban causado honda impresin.Pocos o ninguno de los oyentes del Maestro podan comprender el cambio revolucionarioque haba de operarse en la propia estructura de la sociedad y la consecuente sumisinvoluntaria de la persona a la Ley divina, nico factor ste que, en ltima instancia, puedeproducir los cambios necesarios de actitud y conducta.

    *

    La clave de esta visin sobre la futura transformacin de la persona y de la vidasocial de la humanidad fue el anuncio que Abdul-Bah realiz poco despus de Su llegadaa Norteamrica, al proclamar la Alianza de Bahullh y el papel central que l mismohaba sido llamado a desempear en ella. En palabras del propio Maestro:

    He aqu la caracterstica ms importante de la revelacin de Bahullh, unaenseanza particular que no fue dada por ninguno de los Profetas del pasado, asaber: el nombramiento del Centro de la Alianza. En virtud de esta designacin ydisposicin l ha salvaguardado y protegido la religin de Dios frente a lasdiferencias y cismas, imposibilitando con ello que nadie origine una nueva secta ofaccin confesional.[29]

    Al escoger la ciudad de Nueva York para sus fines -designndola La Ciudad de laAlianza- Abdul-Bah puso de manifiesto ante los creyentes occidentales la transmisinde autoridad que oper el Fundador de su Fe con vistas a la interpretacin definitiva de SuRevelacin. Lua Getsinger, una creyente altamente respetada, fue llamada por el Maestropara preparar al grupo de bahs, reunido en la casa donde resida temporalmente, para esteanuncio histrico, tras lo cual l mismo baj las escaleras y habl en trminos generales

    sobre algunas de las repercusiones de la Alianza. Juliet Thompsom, quien, junto con uno delos traductores persas, se encontraba en la sala inferior en el momento en que esta misin leera confiada a su amiga, nos ha dejado un relato de aquellas circunstancias. La autora poneen boca de Abdul-Bah las siguientes palabras:

    (...) Yo soy la Alianza, designada por Bahullh, y nadie puede refutar Su Palabra.ste es el Testamento de Bahullh. Lo encontraris en el Libro Sagrado delAqdas. Salid a proclamar: sta es la Alianza de Dios entre vosotros.[30]

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    21/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    21

    Concebida por Bahullh como el Instrumento que, en palabras de Shoghi Effendi,haba de perpetuar la influencia de [la] Fe, asegurar su integridad, salvaguardarla delcisma y estimular su expansin mundial [31], la Alianza haba sido violada por miembrosde la propia familia de Bahullh casi inmediatamente despus de Su ascensin.

    Reconociendo que la autoridad de que haba sido investido el Maestro en el Kitb-i- Ahd,en la Tabla de la Rama y en otros documentos relacionados frustraba sus esperanzaspersonales de explotar la Causa en beneficio propio, estas mismas personas desataron unainsidiosa campaa destinada a socavar Su posicin, primero en Tierra Santa y luego enPersia, donde se concentraba el grueso de la comunidad bah. Cuando todos estos ardidesfracasaron, procuraron entonces manipular los temores del Gobierno otomano y la avariciade sus representantes en Palestina. A su vez todas estas esperanzas se vinieron abajocuando la Revolucin de los Jvenes Turcos derroc el rgimen de Constantinopla,hecho que se saldara con el ahorcamiento de unos 31 oficiales de primera fila, entre ellosvarios de los que haban estado implicados en los planes de los violadores de la Alianza.

    En Occidente, durante los primeros aos del ministerio del Maestro, losrepresentantes que enviara haban conseguido neutralizar las maquinaciones deIbrhm Khayrullh -irnicamente la misma persona que haba presentado la Causa a grannmero de creyentes americanos-, quien aspiraba a alzarse a la jefatura mediante suasociacin con los violadores de la Alianza de entre los miembros de la Sagrada Familia.Tales experiencias sin duda prepararon a los creyentes occidentales para la proclamacinformal que haba de hacer el Maestro al anunciar Su posicin e instar firmemente a loscreyentes a que evitasen cualquier trato con semejantes elementos facciosos. Sin embargo,slo fue gradualmente, conforme las nuevas comunidades pugnaban por superar lasdiferencias de opinin y resistir la perenne tentacin humana del faccionalismo, comoemergieron las implicaciones de esta gran ley organizativa de la nueva Dispensacin.

    Al tiempo que Abdul-Bah estableca tanto en Sus discursos pblicos como enconversaciones privadas la visin del mundo de unidad y paz que habra de generar laRevelacin de Dios para nuestro da, el Maestro avisaba enfticamente de los peligros queennegrecan el horizonte inmediato de la Fe y del mundo. A ambos, deca Abdul-Bah, enpalabras de Shoghi Effendi, aguardaba un invierno de severidad sin parangn.

    Para la Causa de Dios, aquel invierno se reflejara en desgarradoras traiciones a laAlianza. En Norteamrica, por ejemplo, la inconstancia de un pequeo nmero de personas,frustradas en sus aspiraciones personales de mando, acarre dificultades sin fin para la

    comunidad; hizo tambalear la fe de algunos, en tanto que otros simplemente se fueronapartando de la Causa. En Persia, asimismo, la fe de los amigos fue puesta a pruebareiteradamente por las maquinaciones de algunas personas ambiciosas que, de improviso,haban concebido posibilidades de engrandecimiento personal que crean adivinar en losxitos obtenidos por el Maestro en Occidente. En ambos casos, las consecuencias de talesdefecciones condujeron, a la postre, al aumento de la devocin de los creyentes firmes.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    22/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    22

    En cuanto a la humanidad en general, Abdul-Bah avis en trminos ominosos dela catstrofe que vea aproximarse. Al tiempo que recalcaba la urgencia de los esfuerzos dereconciliacin que podran aliviar en alguna medida el sufrimiento de la poblacin mundial,no dej en Sus oyentes lugar a dudas acerca de la magnitud del peligro. En uno de losprincipales peridicos de Montreal, donde la atencin prestada al viaje fue

    extraordinariamente exhaustiva, se informaba:

    Toda Europa es un campo de batalla. Los preparativos blicos terminarnnecesariamente en una gran guerra. Los propios armamentos engendran guerra.Tamao arsenal debe volar por los aires. Nada hay de profeca en este punto devista, manifest Abdul-Bah; se apoya tan slo en el razonamiento.[32]

    El 5 de diciembre de 1912, la Figura que por toda Norteamrica haba sidoaclamada como el Apstol de la Paz zarpaba desde Nueva York a Liverpool. Trasestancias relativamente breves en Londres y algunos centros britnicos visit variasciudades del continente, dedicando de nuevo varias semanas a Pars, donde dispuso de los

    servicios de Hipoplyte Dreyfus, cuyo rabe y persa escritos cumplan los requisitos delMaestro. Como capital cultural reconocida de la Europa continental, Pars era el centrofocal de visitantes de numerosas partes del mundo, incluyendo Oriente. En tanto que lascharlas pronunciadas durante Sus dos prolongadas visitas a la ciudad hacen referenciafrecuente a los grandes temas sociales del momento, stas se distinguen en particular poruna espiritualidad ntima que debe de haber calado profundamente en los corazones dequienes tuvieron el privilegio de verle en persona:

    Alzad vuestros corazones por encima del presente y mirad con ojos de fehacia el futuro! Hoy da la simiente est sembrada, el grano cae en la tierra; mascontemplad el da en que har crecer un rbol glorioso cuyas ramas estarn cargadasde frutos. Regocijaos y alegraos pues este da ha amanecido, tratad de comprendersu poder, pues en verdad es maravilloso! [33]

    La maana del 13 de junio de 1913, Abdul-Bah embarcaba en Marsella a bordodel vapor S. S. Himalaya, que habra de trasladarle hasta Port Said, Egipto, cuatro das mstarde. Con el regreso a Haifa un 5 de diciembre de 1913 conclua lo que Shoghi Effendihaba denominando Sus viajes histricos.

    *

    Casi exactamente dos aos despus de lo declarado por Abdul-Bah al redactordel Montreal Star, se vena estrepitosamente abajo ese mismo mundo que haba disfrutadode una sensacin embriagadora de autoconfianza y cuyos cimientos haban parecaninexpugnables. La catstrofe se relaciona popularmente con el asesinato en Sarajevo delheredero del trono del Imperio Austro-Hngaro, y, en efecto, la cadena de desatinos,amenazas temerarias y llamamientos insensatos al honor que desembocaron en la PrimeraGuerra Mundial prendieron por causa de este acontecimiento relativamente menor. Sinembargo, a decir verdad, tal como el Maestro haba indicado, los barruntos habidos

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    23/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    23

    durante toda la primera dcada del siglo deberan haber alertado a los dirigentes europeossobre la fragilidad del orden existente.

    En los aos 1904-1905, los imperios japons y ruso haban entrado en guerra conuna violencia que acarre la destruccin de prcticamente todas las fuerzas navales de esta

    ltima potencia y la entrega de territorios que consideraba de inters vital, una humillacinque arrastraba grandes repercusiones en el mbito domstico e internacional. Durante estosaos iniciales del siglo hubo dos ocasiones en que, gracias a la intervencin interesada deotras potencias, pudo evitarse por escassimo margen una guerra entre Francia y Alemaniamotivada por sus designios imperialistas para el Norte de frica. De modo parecido, en1911 las ambiciones italianas provocaron una amenaza peligrosa para la paz internacionalal arrebatar al Imperio Otomano lo que hoy se conoce como Libia. La inestabilidadinternacional se agrav aun ms, tal como vaticinara el Maestro, cuando Alemania,sintindose constreida por la malla creciente de alianzas hostiles, se embarc en unprograma masivo de construccin naval encaminado a trastocar la primaca britnica hastaentonces reconocida.

    Venan a exacerbar estos conflictos las tensiones surgidas entre los pueblossometidos a los imperios de los Romanov, Habsburgos y Otomanos. Aguardando tan slo aque un giro de los acontecimientos rompiese las costuras de los maltrechos sistemas que lossometan, polacos, checos, eslovacos, blticos, rumanos, kurdos, rabes, armenios, griegos,macedonios, eslavos y albaneses aguardaban ansiosamente al da de su liberacin. Por otraparte, explotando incansablemente esta red de fisuras en el orden existente se encontrabatoda una hueste de conspiraciones, grupos de resistencia y organizaciones separatistas.Inspiradas por ideologas que oscilaban, en un extremo, desde un anarquismo casiincoherente hasta obsesiones racistas y nacionalistas exacerbadas, en otro extremo, estasfuerzas soterradas compartan una conviccin ingenua: si se daba un vuelco a la parteespecfica del orden prevaleciente que se haba convertido en su diana, la nobleza inherenteal sector que apoyaba sus metas, o la supuesta nobleza de la humanidad en general, vendraa asegurar una nueva era de libertad y justicia.

    En medio de estos pretendidos agentes de cambio violento haba un movimiento deamplias bases que avanzaba de modo sistemtico y con despiadada claridad de propsitohacia la meta de la revolucin mundial. El Partido Comunista, cuyos bros intelectuales y feen su triunfo final se nutran de los escritos del idelogo decimonnico Karl Marx, habalogrado establecer grupos activos de apoyo a lo largo de Europa y en varios otros pases.Convencidos de que el genio de su maestro haba demostrado ms all de toda duda la

    naturaleza esencialmente material de las fuerzas que haban dado origen tanto a laconciencia humana como a la organizacin social, el movimiento comunista descartaba lavalidez tanto de la religin como de las pautas morales burguesas. Desde su punto devista, la fe en Dios era una debilidad neurtica en la que haba cado la raza humana, unadebilidad que meramente haba permitido a las clases gobernantes manipular la supersticintrocndola en instrumento esclavizador de las masas.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    24/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    24

    Para los dirigentes europeos, cada vez ms ciegamente prximos a la conflagracinmundial, producto del orgullo y la insensatez, los pasos de gigante dados por la ciencia y latecnologa representaban en lo fundamental medios con los que aventajar militarmente asus rivales. Mas, el enemigo ya no lo constituan las poblaciones coloniales sumidas en lapobreza, y en su mayora carentes de educacin, a las que haban conseguido someter. La

    falsa confianza que la cacharrera militar haba infundido en las potencias europeas terminpor abocarlas hacia una carrera imparable en pos de ejrcitos mejor pertrechados y de flotasdotadas del armamento moderno ms avanzado, y todo ello a una escala gigantesca.Ametralladoras, caones de largo alcance, acorazados, submarinos, minas terrestres, gasesvenenosos y la posibilidad de equipar los aeroplanos con vistas a bombardeos dibujaban elperfil de lo que un comentarista de la poca haba tachado de tecnologa de la muerte.[34]Todo este instrumental de aniquilacin, tal como advirti Abdul-Bah, iba a serdesplegado y refinado en el curso de la contienda que se avecinaba.

    La ciencia y la tecnologa ejercan asimismo otras presiones, si acaso ms sutiles,sobre el orden existente. La produccin industrial a gran escala, impulsada por la carrera

    armamentstica, haba acelerado el movimiento de poblacin hacia los centros urbanos. Afinales del siglo anterior, dicho proceso se encontraba ya minando lealtades y criteriosheredados, exponiendo a una porcin creciente de la poblacin a nuevas ideas sobre elcambio social, y excitando el apetito de las masas en pos de beneficios materiales que conanterioridad solamente estaban al alcance de una elite de la sociedad. Incluso bajo sistemasrelativamente autocrticos, el pblico comenzaba a percibir el grado en que las autoridadesciviles dependan de la eficacia con que lograran granjearse el respaldo popular. Estosacontecimientos sociales iban a tener consecuencias imprevistas y de gran alcance. Amedida que la guerra se prolongaba sin fin y se pona en cuestin la fe irreflexiva en sussimplicidades, millones de hombres de los ejrcitos en armas de ambas partes comenzarona ver sus sufrimientos como un sinsentido por s mismo y estriles en lo que al bienestar desus propias familias tocaba.

    Al margen de las repercusiones de estos cambios tecnolgicos y econmicos, losavances cientficos parecan abonar las presunciones ms simplistas acerca de la naturalezahumana, y fomentar esa pelcula casi inapreciable que Bahullh denomina el polvooscurecedor de todo conocimiento adquirido[35]. Estos puntos de vista no cuestionados setransmitan a audiencias cada vez mayores. El sensacionalismo de la prensa popular, losenconados debates entre cientficos o eruditos, por un lado, y de telogos o clrigosinfluyentes, por otro, junto con la rpida difusin de la educacin pblica, continuaronsocavando la autoridad de las doctrinas religiosas aceptadas, as como de los criterios

    morales prevalecientes.Las fuerzas ssmicas del nuevo siglo se aliaron para convertir la situacin que

    afrontaba el mundo occidental en 1914 en algo intensamente voltil. Por tanto, al estallar lagran conflagracin, la pesadilla super con creces los peores temores de las mentes mscuerdas. Carece de sentido analizar en detalle aqu el cataclismo que supuso la PrimeraGuerra Mundial. Las solas estadsticas desbordan cualquier capacidad humana derepresentacin: se calcula que sesenta millones de personas fueron arrojadas a ese infierno

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    25/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    25

    de horror cuyo igual jams presenciara la historia, ocho millones de los cuales perecieronen el curso de la guerra, en tanto que otros diez quedaron permanentemente lesionados porheridas incapacitantes, pulmones quemados y horribles desfiguraciones [36]. Loshistoriadores apuntan que el coste econmico total quiz ascendi a 30 mil millones dedlares, con el resultado de que una porcin sustancial del capital total que constitua la

    riqueza europea qued barrido.

    Tamaas prdidas apenas dan idea del panorama de destruccin ocurrido. Una delas consideraciones que durante mucho tiempo retuvo al Presidente Woodrow Wilsonimpidindole proponer al Congreso de Estados Unidos que aprobase la declaracin deguerra, que para entonces resultaba casi inevitable, era su certeza sobre los daos moralesque acarreara. Entre las distinciones que caracterizaron a este hombre extraordinario -unhombre de estado cuya visin ensalzaron tanto Abdul-Bah como Shoghi Effendi- figurasu conviccin de que el embrutecimiento del ser humano sera el peor legado de estatragedia que por entonces asolaba Europa, un legado cuya correccin trascenda todacapacidad humana.[37]

    La reflexin sobre la magnitud de los sufrimientos experimentados por lahumanidad en los cuatro aos de guerra, -y los reveses propinados al largo y dolorosoproceso de civilizacin del ser humano- confieren trgica fuerza a las palabras que elMaestro haba dirigido tan slo dos o tres aos antes a los auditorios de diferentes ciudadeseuropeas (Londres, Pars, Viena, Budapest y Stuttgart) y norteamericanas. Hablando ciertanoche en el hogar de los Maxwell en Montreal, haba dicho:

    Hoy da, el mundo de la humanidad camina en la oscuridad debido a que haperdido contacto con el mundo de Dios. Por ello no percibimos los signos de Diosen los corazones de los hombres. El poder del Espritu Santo ya no ejerce influencia.Cuando la iluminacin espiritual divina se hace manifiesta en el mundo de lahumanidad, cuando la instruccin y la gua divinas hacen acto de presencia, esentonces cuando tiene lugar la iluminacin, cuando cobra forma dentro de l unnuevo espritu, desciende un nuevo poder y es dada una nueva vida. Es como nacerdel reino animal al reino del hombre (...) Rezar, como vosotros asimismo debisrezar, pidiendo que tal favor celestial se vea cumplido; para que sean desterradas lasluchas y la enemistad, para que desaparezca la guerra y el derramamiento de sangre;para que los corazones consigan comunicacin ideal y para que todas las gentesbeban de la misma fuente.[38 ABC, pp. 31-32]

    El vengativo tratado de paz que las potencias aliadas impusieron a los vencidos sloconsigui, tal como Abdul-Bah y Shoghi Effendi han sealado, sembrar la semilla deotro conflicto an ms terrible. Las ruinosas reparaciones de guerra exigidas a losderrotados -y la injusticia que les obligaba a aceptar toda la culpa por una guerra de la quecada una de las partes era, en una medida u otra, responsable- figuran entre los factores queprepararan a los desmoralizados pueblos de Europa a abrazar unas promesas totalitarias dealivio que, de lo contrario, quiz no habran contemplado.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    26/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    26

    Irnicamente, por ms severas que fuesen las reparaciones exigidas a los vencidos,los supuestos vencedores cayeron penosamente en la cuenta de que su triunfo -y lasexigencias anejas de rendicin incondicional- aparejaban un precio igualmente devastador.Las impresionantes deudas de guerra pusieron fin para siempre a la hegemona econmicaque las naciones europeas haban logrado sobre el resto del planeta a lo largo de tres siglos

    de explotacin imperialista. La muerte de millones de jvenes, cuyas vidas hubieran sidourgentemente necesarias para afrontar los desafos de las dcadas ulteriores supuso unaprdida irrecuperable por siempre jams. En efecto, la propia Europa -que apenas unospocos aos antes haba representado la cumbre visible de la civilizacin y poderomundiales- perdi a un tiempo su preeminencia y comenz el deslizamiento imparable delos decenios siguientes hacia su estatus como elemento auxiliar del nuevo centroascendente de poder: Estados Unidos.

    Inicialmente, pareca que la visin de futuro concebida por Woodrow Wilsonllegara a cumplirse ahora. En parte s se cumpli, en la medida en que los pueblossometidos de toda Europa conseguan la libertad para dirigir sus propios destinos al resurgir

    como una serie de estados nacionales de entre las ruinas de antiguos imperios. Ms an, losCatorce Puntos del Presidente infundieron a sus declaraciones pblicas una autoridadmoral tan grande en la mente de millones de europeos que ni siquiera el ms recalcitrantede sus colegas de las potencias aliadas hubiera podido desatender por completo sus deseos.A pesar de meses de porfa en torno a las colonias, fronteras y clusulas insertas en el textodel tratado de paz, los acuerdos de Versalles acomodaron una versin atenuada de lapropuesta Sociedad de Naciones, una institucin que, se confiaba, podra solventar futurasdisputas entre naciones poniendo orden y concierto en los asuntos internacionales.

    El comentario de Shoghi Effendi sobre el significado de esta histrica iniciativaexige reflexin porparte de todo bah que desee comprender los acontecimientos de estesiglo turbulento. Al describir dos acontecimientos estrechamente relacionados que suelenvincularse al surgimiento de la paz mundial, recalca el hecho de que estn destinados aculminar, en la plenitud del tiempo, en una sola gloriosa consumacin [39]. El primero lorelaciona el Guardin con la misin de la comunidad bah del continente norteamericano;el segundo, con el destino de Estados Unidos en tanto nacin. Hablando de este ltimofenmeno, que se remontaba al estallido de la primera guerra mundial, Shoghi Effendiescribe:

    Recibi su impulso inicial mediante la formulacin de los Catorce Puntos delPresidente Wilson, relacionando estrechamente por primera vez a esa repblica con

    los destinos del Viejo Mundo. Sufri su primer revs al desvincularse dicharepblica de la recin nacida Sociedad de Naciones que aquel Presidente se habaafanado por crear (...) Y sin embargo, por muy larga y tortuosa que sea la senda,debe conducir, mediante una serie de victorias y reveses, a la unificacin poltica delos Hemisferios oriental y occidental, al surgimiento de un gobierno mundial y alestablecimiento de la Paz Menor, tal como lo predice Bahullh y vaticin elprofeta Isaas. Finalmente ha de culminar en el despliegue del estandarte de la MsGrande Paz, en la Edad de Oro de la Dispensacin de Bahullh.[40]

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    27/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    27

    Cun trgico, pues, fue el destino de la concepcin que haba inspirado los esfuerzosdel presidente norteamericano. No tard en descubrirse que la Sociedad de Naciones habanacido muerta. Aunque inclua rasgos tales como un poder legislativo, judicial y ejecutivo,as como su propia burocracia, se le haba negado la autoridad esencial para realizar los

    cometidos para los que de forma ostensible haba sido ideada. Atrapada en la concepcindecimonnica de una soberana nacional ilimitada, slo poda tomar decisiones con elconsentimiento unnime de los Estados miembros, un requisito que en su mayor partedescartaba cualquier actuacin efectiva.[41] La vacuidad del sistema qued puesta enevidencia, igualmente, al no incluir a algunos de los pases ms poderosos del mundo:Alemania haba sido rechazada como nacin derrotada y responsable de la guerra; Rusiavio denegado su acceso debido a su rgimen bolchevique, y Estados Unidos mismorechaz, como consecuencia de la cerrazn partidista en el Congreso, sumarse a laSociedad o ratificar el tratado. Irnicamente, incluso los tibios esfuerzos realizados paraproteger a las minoras tnicas que vivan en los estados nacionales recin creados sedemostraron poco ms que armas arrojadizas para los continuos conflictos fratricidas en

    Europa.

    En suma, precisamente en un momento de la historia humana en que un estallido deviolencia sin precedentes carcoma los venerables bastiones que marcaban la pauta de lavida civilizada, los dirigentes polticos del mundo occidental castraban el nico sistemaalternativo de orden internacional surgido de la experiencia de la gran catstrofe, el nicosistema que poda haber aliviado el sufrimiento an mayor que acechaba. Sirvan decontrapunto las profticas palabras de Abdul-Bah: Paz, paz (...) proclaman sin cesar loslabios de los potentados y pueblos, en tanto que el fuego de odios sin apagar todavarescolda en sus corazones. Los males que padece el mundo hoy da, aadi en 1920, semultiplicarn; la lobreguez que lo envuelve se espesar (...) las potencias derrotadascontinuarn agitndose. Recurrirn a todas las medidas con tal de reavivar la llama de laguerra.[42]

    *

    Mientras el infierno de la guerra se apoderaba del mundo, Abdul-Bah dirigi Suatencin a la nica tarea de Su ministerio an pendiente: asegurar la proclamacin por losrincones ms recnditos de la Tierra de ese mismo mensaje igualmente desodo orechazado por las sociedades islmicas y occidentales. El instrumento que concibi paraeste fin fue el Plan Divino, dispuesto en catorce grandes Tablas, cuatro de las cuales iban

    dirigidas a la comunidad bah de Norteamrica y 10 de forma subsidiaria a cincosegmentos especficos de dicha comunidad. Junto con la Tabla del Carmelo de Bahullhy el Testamento del Maestro, las Tablas del Plan Divino fueron descritas por ShoghiEffendi como las tres Cartas Fundacionales de la Causa. El Plan Divino, revelado durantelos aos aciagos de la guerra, entre 1916 y 1917, emplazaba al pequeo conjunto decreyentes norteamericanos y canadienses a asumir el papel rector en el establecimiento dela Causa de Dios por todo el planeta. La repercusiones de esta encomienda eranasombrosas. En palabras del Maestro:

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    28/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    28

    La esperanza que acaricia Abdul-Bah para vosotros es que el mismo triunfo quefue cosechado por vuestros esfuerzos en Amrica corone vuestros afanes en otraspartes del mundo, que a travs de vosotros se extienda la fama de la Causa de Diospor todo el Oriente y Occidente, y que el advenimiento del Reino del Seor de las

    Huestes se proclame en los cinco continentes del globo. En el momento en que esteMensaje divino sea trasladado por los creyentes norteamericanos desde las orillas deAmrica y se propague por los continentes de Europa, Asia, frica y Australia, yhasta las distantes islas del Pacfico, esta comunidad se encontrar firmementeestablecida en el trono de dominio sempiterno. Entonces todos los pueblos delmundo presenciarn que esta comunidad est iluminada espiritualmente ydivinamente guiada. Entonces la tierra entera resonar con las alabanzas de sumajestad y grandeza (...) [43]

    Shoghi Effendi nos recuerda que esta misin histrica, descrita por l como elderecho de nacimiento de la Comunidad bah norteamericana [44], se funda en las

    palabras de las dos Manifestaciones de Dios dirigidas a la edad de la madurez de lahumanidad. Se dio a conocer por vez primera en palabras del Bb, Quien emplaz a lospueblos de Occidente a salir de vuestras ciudades, para ayudar a Dios hasta el Da enque el Seor de Misericordia descender sobre vosotros a la sombra de las nubes (...), ypara llegar a ser verdaderos hermanos en la nica e indivisible religin de Dios, libres dedistincin, (...) de modo que os veis reflejados en ellos, y ellos en vosotros [45]. En elemplazamiento que dirigi a los gobernantes de Amrica y los Presidentes de susRepblicas, el propio Bahullh trasmiti un mandato que carece de paralelo entre todosSus pronunciamientos destinados a los dirigentes mundiales: Al quebrantado, vendadlocon las manos de la justicia, y al opresor floreciente, aplastadlo con la vara de losmandamientos de vuestro Seor, el Ordenador, el Omnisciente.[46] Fue tambinBahullh Quien enunci una de las verdades ms profundas sobre el proceso queinforma el desenvolvimiento de la civilizacin: La Luz de su Revelacin ha despuntado enel Oriente; los signos de su dominio han aparecido en el Occidente. Examinad esto envuestros corazones, oh pueblo (...).[47]

    Aunque el Plan Divino iba a quedar en suspenso , tal como el Guardin habra demanifestar ms tarde, hasta que se diera cuerpo al necesario sistema que habra deejecutarlo, Abdul-Bah haba seleccionado, facultado y transmitido un mandato a unacompaa de creyentes que encabezara el lanzamiento de la empresa. La propia vida delMaestro se acercaba rpidamente a su fin; empero, los tres ltimos aos tras la conclusin

    de la guerra mundial, vistos retrospectivamente, parecen dar una idea de las victorias que lapropia Causa habra de cosechar a lo largo del siglo. Las condiciones cambiantes de TierraSanta permitieron que el Maestro prosiguiera Sus labores sin estorbos, pudiendo crear lascondiciones en que el brillo de Su mente y espritu habran de extender su influencia sobrelos oficiales de Gobierno, los dignatarios de toda condicin que solan visitarle, y lasdiversas comunidades que constituan la poblacin de Tierra Santa. La propia PotenciaMandataria procur expresar su aprecio por el efecto integrador de Su ejemplo y laboresfilantrpicas confirindole el rango de Caballero [48]. Ms importante an, un renovado

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    29/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    29

    flujo del peregrinos y de Tablas dirigidas a las comunidades bahs tanto de Oriente comode Occidente estimularon una expansin de las labores de enseanza y una mayorcomprensin por parte de los amigos acerca de las implicaciones del mensaje bah.

    Quiz nada ilustra con mayor viveza el triunfo espiritual alcanzado por el Maestro

    en el Centro Mundial de la Fe como los acontecimientos vividos en Haifa tras Su ascensin,ocurrida en la madrugada del 28 de noviembre 1921. Al da siguiente una enorme multitudde miles de personas, representativas de las diversas razas y sectas de la regin, segua lospasos del cortejo fnebre hasta las faldas del Monte Carmelo en un sentido duelo tal comola ciudad jams haba presenciado. Encabezaban el paso representantes del Gobiernobritnico, miembros de la comunidad diplomtica y las mximas dignidades de todas lasconfesiones religiosas de la zona, varias de las cuales participaron en los oficios celebradosen el Santuario del Bb. El duelo de los concurrentes -real, incontenido y solidario-reflejaba el sbito reconocimiento de que se haba producido la prdida de una Figura cuyoejemplo haba sido foco de unidad en un territorio airado y dividido. Para los dotados devisin, todo ello era en s mismo una reivindicacin de la unidad de la humanidad que

    incansablemente proclamara el Maestro.

  • 8/3/2019 SIGLO DE LA LUZ - Casa Universal de Justicia

    30/113

    SIGLO DE LA LUZ

    Casa Universal de Justicia

    30

    IV

    Con el fallecimiento de Abdul-Bah, tocaba a su fin la Edad Apostlica de la Causa. Laintervencin divina que haba comenzado setenta aos antes, la noche en que el Bbdeclar Su misin a Mull?usayn -y el propio Abdul-Bah haba nacido-, conclua su

    trabajo. En palabras de Shoghi Effendi, haba sido un perodo con cuyos esplendores nopodra compararse ninguna victoria, por ms que brillante, de esta poca o del futuro (...)[49]. Adelante quedaban los mil o miles de aos en los que las potencialidades que estafuerza creativa ha implantado en la conciencia humana habrn de desplegarsegradualmente.

    La contemplacin de tan magna coyuntura en la historia de la civilizacin subrayaen marcado contraste la Figura cuya naturaleza y papel han sido nicos en estos seis milaos de proceso histrico. Bahullh denomin a Abdul-Bah el Misterio de Dios.Shoghi Effendi Lo describi como el Centro y Pivote de la Alianza de Bahullh, elEjemplo perfecto de las