siglit-teoria literaria y cambio historico 2009

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    La ambigua presencia de la historia: los inicios...

    LAAMBIGUAPRESENCIADELAHISTORIA: LOSINICIOSDELATEORALITERARIAMODERNAYELPROBLEMADELCAMBIOHISTRICO

    DELALITERATURA

    Csar Nez*

    El Colegio de Mxico

    PALABRASCLAVE: ESTRUCTURALISMO, FORMALISMO, HISTORIALITERARIA, TEORALITERARIA.

    E l problema del cambio histrico de la literatura es acaso unacuestin que, sin mostrarse en principio conflictiva, a la hora deproponer una definicin del objeto de la teora literaria, o bien,de llevar adelante una prctica crtica especfica, atraviesa sin embargoambas tareas y las pone en crisis. El modo en que el cambio histrico seha pensado y explicado concierne no slo a la historiografa, sino tambina la teora y a la crtica literaria.

    Es posible observar la literatura como un fenmeno lingstico, comoun proceso social y, tambin, es factible ver en ella un aspecto que, siendocompartido con el lenguaje y la sociedad, afecta toda tentativa dedefinicin ontolgica de los tres objetos: su historicidad. No hace faltapensar en las relaciones entre distintas pocas para notar la conflictividadque encierra la explicacin del devenir histrico; el solo vnculo entredos obras puede acarrear una serie de problemas relativos a la pe-riodizacin, a la ordenacin de las unidades y, en especial, a laexplicacin de la causalidad temporal. Una serie de problemas tales, enfin, que vuelven la consideracin de modo que ese fenmeno se categorizaun asunto de fundamental importancia terica. Incluso la lectura de unanica obra literaria que pretenda exceder el lmite de un anlisis estilstico

    * [email protected]

    Signos Literarios 5 (enero-junio, 2007), 9-38

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    puede, en el momento de relacionar el texto con su contexto es decirlo literario con lo social, requerir decisiones en torno a la historicidadde uno u otro de estos aspectos.

    As pues, la pregunta por el cambio temporal en literatura atae acuestiones determinantes en el momento de pensar el objeto y se evalanlas capacidades explicativas de una teora (entendiendo teora en susentido ms amplio posible, como un conjunto de proposicionescoherentes entre s en torno a un objeto y un campo determinados).

    Es lugar comn radicar y fechar los inicios de la teora literariamoderna en Rusia, a mediados de la dcada de 1910.1 Es a los forma-listas rusos a quienes se les atribuye el comienzo de la disciplina tal y

    como hoy la entendemos. En buena medida, eso obedece al uso que elformalismo ruso hizo de la nocin de sistema. La importancia de dichanocin en la construccin de la teora literaria moderna no puede sersoslayada. Es merced que el sistema organice el fenmeno literario y quesea posible establecer un determinado valor epistemolgico para losestudios literarios. Es el sistema mismo el que garantiza un rgimen sobreel cual fundar la coherencia de las proposiciones que lo describan. Elsistema implica una mirada sincrnica y parece garantizar una pers-pectiva rigurosa y cientfica.

    Igual preocupacin puede observarse en muchos de los formalistasrusos al reflexionar sobre fenmenos que, en trminos saussureanos,podramos llamar diacrnicos. La historia literaria fue un tema de atencin

    constante en los autores a los que nos referimos. No es extrao: en buenamedida, el formalismo ruso es posible en tanto se relaciona con lasvanguardias histricas (literarias y, en general, artsticas) y con laaparicin de nuevos lenguajes, fundamentalmente el cine. Y desde luego,las vanguardias, en tanto proyecto de tomar por asalto el canon,conllevan una necesaria revisin de la historia cultural, as como la cons-truccin de un nuevo canon y una reflexin sobre los antecedenteshistricos de la situacin actual que se quiere modificar:

    Como portavoces de la vanguardia literaria, los formalistas estaban obli-gados a dar mucha ms importancia a la violacin de los cnones arts-

    1 El historiador y divulgador ms importante del formalismo, Victor Erlich, dice que la escuelasurgi por el ao 1914 y fue suprimida alrededor de 1930 (El formalismo ruso 15).

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    ticos y a la novedad en general. En cuanto estticos vieron el ncleo de lapercepcin esttica y la fuente de los valores artsticos en la cualidad dedivergencia (Differenzqualitt). Este concepto signific, parece ser, paralos tericos formalistas, tres cosas diferentes: a nivel de la representacinde la realidad,Differenzqualitt vala por divergencia de lo real, o sea, defor-macin creadora. A nivel de lenguaje, significaba alejamiento del usolingstico corriente. Finalmente, en el plano de la dinmica literaria,este trmino general implicara una desviacin o una modificacin de lanorma artstica predominante. (Erlich,El formalismo ruso 362)

    De all que encontremos en la Teora de la literatura de BorisTomachevski una radical defensa de la novedad y la originalidad;

    coherente no slo con el proyecto esttico de las vanguardias histricassino tambin con la valoracin de la literatura como forma de desauto-matizacin de la percepcin de la realidad que el formalismo propugn:

    El valor de la literatura est en su novedad y originalidad. Segn lamanera como la atencin del pblico literario valorador reaccione antelos recursos, stos podrn clasificarse en perceptibles o imperceptibles.Para ser perceptible, un recurso tiene que ser o muy antiguo o muy nuevo.(Teora de la literatura 208-209)2

    Esta importancia otorgada a la novedad se traduce en una concienciade la historicidad del fenmeno literario. Historicidad a menudo pensada

    en trminos decimonnicos, por medio del recurso, a la metaforizacin,cuyo campo semntico de referencia establece una conexin entre lateora literaria y el universo de las ciencias naturales: en 1923, escribe

    Vctor Shklovski que cada forma de arte atraviesa la inevitable sendaque va del nacimiento a la muerte.3 La presin de la terminologa de

    2 El pasaje tambin se encuentra citado por Erlich (El formalismo ruso 363).3Xod konja. Moskva-Berln, 1923, 88, apud Erlich,El formalismo ruso 363. Sobre la impor-tancia de las ciencias naturales como modelo de cientificidad durante el siglo XIX, puedeconsultarseLa filosofa positivista de Leszek Kolakowski. El peso del modelo cientficopuede verse tambin, en un trabajo de Juri Tinianov al que me referir enseguida, en elintento de convertir a una ciencia humana como la historia literaria en ciencia: La

    historia literaria debe responder a las exigencias de la autenticidad si desea transformarseen una ciencia (Sobre la evolucin literaria 89). El deseo de transformarse en ciencia,para los formalistas, no ofreca ninguna duda.

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    raz positivista puede verse incluso en el uso constante del trminoevolucin para hablar del devenir literario.

    Sin embargo, a pesar de estas recurrencias, el formalismo, como esobvio, constituy un quiebre epistemolgico considerable respecto de losmodos de concebir la literatura propios del siglo anterior. Como ya fuesealado, el punto de apoyo de ese cambio fue la introduccin de lanocin de sistema.

    Vale decir, la teora literaria moderna surge en el momento en que elfenmeno literario es pensado como un sistema especfico. La idea desistema, no obstante, ofrece una serie considerable de problemas paracontemplar procesos histricos. Ms adelante, la nocin de estructura

    provocar cuestiones similares en el estructuralismo. As pues, es notorioque la contraposicin entre una serie literaria construida como sistemay una explicacin del cambio temporal debe ofrecer conflictos yproblemas. Interesa precisarlos y sealar cmo, a la vez que intentanresolver esas aporas, los formalistas rusos dejan establecida una seriede presupuestos que irn, a lo largo del sigloXX, postergando la reflexinsobre el desenvolvimiento histrico de la literatura en favor de suexplicacin sincrnica.

    En resumen, puede proponerse que el conflicto terico que se produceentre una metodologa diseada para explicar relaciones de sistemasincrnicas y la intencin de analizar un proceso diacrnico handesencadenado la progresiva reticenciae incluso, en algunos casos, la

    imposibilidad de la teora literaria para contemplar la historia literariacomo parte de su campo disciplinario.Es posible rastrear, entre los trabajos publicados en torno a la escuela

    formalista, una variada gama de posiciones en torno a la explicacin delcambio histrico. As, por ejemplo, Vctor irmunskij, simpatizante inde-pendiente del formalismo, segn Erlich, criticaba la postura de Shklovskidesde una visin que, pasado el tiempo, coincidira con la versin oficial decierto marxismo mecnico:

    Puesto que la literatura [...] est estrechamente vinculada con otras acti-vidades humanas, su evolucin no puede explicarse en trminos exclusi-vamente literarios. Es imposible, aseguraba [irmunskij], evitar el pro-

    blema de la relacin entre el desarrollo de las formas artsticas y losdems aspectos de la cultura. (Erlich,El formalismo ruso 367)

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    Sin embargo, atendiendo exclusivamente al grupo de autores queconstituyeron el ncleo de lo que hoy da conocemos como formalismo,puede rastrearse una serie de propuestas metodolgicas y prcticasinterpretativas con un grado considerable de homogeneidad terica.4

    De hecho, es posible leer el clsico trabajo publicado por Juri Tinianoven 1927, Sobre la evolucin literaria, como un compendioy a la vezuna suerte de manifiesto programtico del proyecto formalista parael anlisis histrico. All, en trece pargrafos, el crtico ruso desarrolla elpunto de vista del formalismo sobre el problema del cambio histrico dela literatura. Tinianov plantea, a grandes rasgos, el estado de la situacinen lo que compete a ese tipo de estudios; desde un principio, entonces,

    llamar la atencin sobre la conflictiva relacin entre lo literario y loextraliterario:

    Entre todas las disciplinas culturales, la historia literaria conserva elestatuto de un territorio colonial. Est dominada en gran medida (sobretodo en Occidente) por un psicologismo individualista que sustituy losproblemas literarios propiamente dichos por problemas relativos a la psi-cologa del autor: dicho psicologismo remplaza el problema de la evolu-cin literaria por el de la gnesis de los fenmenos literarios. Adems, elenfoque causalista esquematizado asla la serie literaria del punto dondese coloca el observador; ese punto puede residir tanto en las series socia-les principales como en las series secundarias. (Sobre la evolucin lite-raria 89)

    Vale decir, en cuanto un autor se dedica desde un punto de vistaformalista al problema de la historia literaria aparece de inmediato, comocuestin fundamental, el problema de la relacin de la literatura conotrasseries. Pero el establecimiento de esta relacin imposible de soslayar

    4 A tal punto que esto ha permitido que distintos crticos e historiadores de la teora literariase propusieran realizar resmenes de la posicin de los formalistas respecto del problemade la evolucin literaria. Tal es el caso, por ejemplo, de Vctor Erlich (El formalismo ruso361-390), Antonio Garca Berrio (Significado actual del formalismo ruso 287-312) o Merce-des Rodrguez Pequeo (Los formalistas rusos y la teora de los gneros literarios 84-92).Conviene notar que el inters de esta ltima autora, como el ttulo de su trabajo indica, es el

    modo en que los formalistas han analizado los gneros literarios; de all que no sea amplioel espacio que le dedica al problema de la evolucin literaria. Sin embargo, tambin esnecesario subrayarlo, en la teora formalista ambas cuestiones se entrelazan ntimamente.

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    es slo realizable siempre y cuando se considere a la literatura una serieespecfica:

    [...] el estudio de la evolucin literaria slo es posible si la consideramoscomo una serie, como un sistema puesto en correlacin con otras series osistemas y condicionado por ellos. El examen debe ir de la funcin cons-tructiva a la funcin literaria, y de sta a la funcin verbal. Debe aclararla interaccin evolutiva de las funciones y de las formas. El estudio evo-lutivo debe ir de la serie literaria a las series correlativas vecinas y no aotras ms alejadas, aunque stas sean importantes. El estudio de la evo-lucin literaria no excluye la significacin dominante de los principalesfactores sociales. Por el contrario, slo en ese marco la significacin

    puede ser aclarada en su totalidad. El establecimiento directo de unainfluencia de los principales factores sociales sustituye el estudio de laevolucin literaria por el de la modificacin y deformacin de las obrasliterarias. (Sobre la evolucin literaria 101)

    El pasaje muestra hasta qu punto la autonoma de la serie es necesariaen el formalismo para el anlisis histrico. Aislar la obra de su contextosocial se constituye en un prerrequisito, puesto que, de otra forma, nohabra manera de considerar la evolucin literaria. La literatura se con-

    vertira en una suerte de receptora de las modificaciones sociales y, comoseala Tinianov, cabra slo analizar en qu medida la recepcin literariade los hechos sociales aparece modificada o deformada en las obras que

    le son contemporneas. En cambio, segn el autor:

    El estudio de la evolucin o de la variabilidad literaria debe romper conlos criterios ingenuos de estimacin resultantes de la confusin de puntosde vista; se toman los criterios propios de un sistema (admitiendo quecada poca constituye un sistema particular) para juzgar los fenmenoscorrespondientes a otro sistema [...] La tradicin, nocin fundamentalde la vieja historia literaria, es apenas la abstraccin ilegtima de uno o

    varios elementos literarios de un sistema en el que emplean y donde des-empean determinado papel. Se le otorga valor idntico a elementos deotro sistema donde su empleo es diferente. El resultado es una serie unidaslo ficticiamente, que tiene la apariencia de entidad. (Sobre la evolu-

    cin literaria 90-91)

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    La idea formalista de sistema aparece aqu con toda claridad. Un sistemaes ante todo un conjunto ordenado jerrquicamente. Esa jerarqua, segnlos formalistas, se ordena a partir del procedimiento esttico que cumplela funcin constructiva dominante de una determinada poca. Puesto queen un sistema, es imposible aislar un elemento y analizarlo histricamentesin atender al rgimen de relaciones en el que aparece, ya que un elementoaislado no significaper se, su significacin depende de la serie de relacionesen las que se halla inscrito. Tinianov es explcito. Segn seala, paraanalizar la evolucin histrica:

    [...] es necesario convenir previamente en que la obra literaria constituye

    un sistema y que otro tanto ocurre con la literatura. nicamente sobre labase de esta convencin se puede construir una ciencia literaria que seproponga estudiar lo que hasta ahora aparece como imagen caticade los fenmenos y de las series heterogneas. (Sobre la evolucin lite-raria 91)

    Es decir, los elementos que forman la aparente unidad que llamamostradicin estn en constante, pero no en simultneo, cambio. Es nece-sario, pues, atender a cada momento del sistema, a cada estado de lasrelaciones que determinan las funciones de cada uno de ellos. Otro ejemplode este modo de pensar el problema del cambio temporal es el caso de losgneros literarios; y as lo seala Mercedes Rodrguez Pequeo:

    A la clasificacin genrica, que los formalistas aceptan como una seriede procedimientos semejantes, sucede una evolucin del gnero que vienedada porque los procedimientos dominantes dejan de serlo y los subordi-nados ocupan su lugar. La relacin gentica originaria se mantiene, ypor convencin se mantiene tambin el nombre aunque la estructura delas obras haya experimentado un radical cambio. (Los formalistas ru-

    sos... 85-86)

    De all que para los formalistas sea fundamental el anlisis de lossistemas en su conjunto:

    El estudio aislado de una obra no nos da la certeza de hablar correcta-mente de su construccin; ni inclusive la certeza de hablar tan siquiera

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    de la construccin de la obra. Aqu interviene otra circunstancia. La fun-cin autnoma, o sea la correlacin de un elemento con una serie deelementos semejantes que pertenecen a otras series, es la condicin ne-cesaria para la funcin snoma, para la funcin constructiva de esteelemento.

    Por tal motivo no es indiferente que un sistema sea trillado, gasta-do o que no lo sea. En qu consiste el carcter trillado, gastado, deun verso, un metro, un tema, etctera? En otras palabras, en qu consis-te la automatizacin de tal o cual elemento? [...] Lo mismo [que enlingstica] ocurre con la automatizacin, con el desgaste de un ele-mento literario cualquiera: no desaparece pero su funcin cambia, se

    vuelve auxiliar. Si el metro de un poema est gastado por el uso, cede su

    papel a otros rasgos del verso presente en esa obra y pasa a cumplir otrasfunciones. (Tinianov, Sobre la evolucin literaria 93)5

    Es decir, una nocin esencial del pensamiento formalista, laautomatizacin de un procedimiento dentro del sistema, se vincula

    5 Aqu Tinianov introduce un ejemplo que no deja de resultar llamativo: El folletn en versodel diario, por ejemplo, est construido sobre un metro envejecido, banal, abandonadodesde hace largo tiempo por la poesa. Nadie lo lee como un poema ni lo relaciona con lapoesa. El metro desgastado sirve aqu de medio para relacionar el material social dela actualidad periodstica con la serie literaria. Su funcin es totalmente diferente a la quetiene en una obra potica; es meramente auxiliar (Sobre la evolucin literaria 93). El

    ejemplo merece destacarse por varios motivos. En cierta medida, es lgico que un formalistaexpulse de la literatura al folletn. En tanto es una produccin automatizada(industrializada, como dirn aos ms tarde los miembros del Instituto de InvestigacionesSociolgicas de Frankfurt) no puede reconocerse en ella uno de los rasgos que resulta lapiedra de toque en la definicin del objeto de la teora literaria segn los formalistas. Lo cualsubraya el hecho de que la escuela formalista no parece tolerar con facilidad la considera-cin de eso que solemos llamar mala literatura dentro de su campo de estudios. Sinembargo, es legtimamente esperable que una teora literaria est en condiciones de darcuenta an, de ese tipo de literatura excluida del canon no por su potica vanguardista oanacrnica sino porque, an respetando los procedimientos consagrados, no est bienhecha. En segundo lugar, vale la pena notar que en el ejemplo propuesto por Tinianov,subrepticiamente, el metro se ha convertido en la variable que conecta el folletn con laliteratura: radica en l ahora la capacidad de producir el efecto de literaturidad? Final-mente, es imposible saberlo sin disponer de los textos a los que se refiere Tinianov, pero

    sorprende la facilidad con que descarta todo posible efecto de sentido irnico en ellos(conviene recordar que muy a menudo la literatura de masas se relaciona con la altaliteratura por medio de la irona).

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    estrechamente a la serie histrica y depende de ella para ser percibidocomo tal. As, el caso de los cambios genricos:

    El problema ms difcil y el menos estudiado, se resuelve de la mismamanera. La novela parece un gnero homogneo que se desenvuelve de mane-ra exclusivamente autnoma durante siglos. En realidad, no es un gneroconstante sino variable y su material lingstico, extraliterario, as comola manera de introducir ese material en literatura, cambian de un siste-ma literario a otro. Los rasgos del gnero evolucionan. Tendemos a deno-minar los gneros segn rasgos secundarios; a grandes lneas, segn lasdimensiones. Las denominaciones tales como relato, novela corta, nove-la, corresponden para nosotros a cierto nmero de hojas de imprenta.

    Esto no prueba el carcter automatizado de los gneros en nuestro sis-tema literario; definimos los gneros a travs de otros rasgos, especficospara nuestro sistema. Las dimensiones del objeto, la superficie escrita, noson indiferentes puesto que no estamos en condiciones de definir el gne-ro de una obra aislada del sistema [...] Concluyamos entonces: el estudiode los gneros es imposible fuera del sistema en el cual y con el cualestn en correlacin. La novela histrica de Tolstoi entra en correlacin,no con la novela histrica de Zagoskin, sino con la prosa que le es con-tempornea. (Sobre la evolucin literaria 94-95)

    Como puede verse, hay implcito un intento de dar una definicinontolgica, pero all donde el objeto est sometido a un devenir histricoel proyecto parece volverse imposible. Por lo dems, en el planteo deTinianov el sistema sincrnico se presenta como un requisito descriptivoprevio para cualquier anlisis histrico. Es en los distintos estados delsistema en donde deben estudiarse las relaciones entre funciones yprocedimientos:

    La relacin evolutiva entre la funcin y el elemento formal es un proble-ma completamente inexplorado [...] El vnculo entre la funcin y la formano es arbitrario. No es un azar que el lxico de un cierto tipo se combineprimero en Katenin con cierto metro y veinte aos ms tarde con el mis-mo metro en Nekrasov que, probablemente, no ha tomado ninguna ideade Katenin. (Sobre la evolucin literaria 96)

    La dificultad que un lector contemporneo desconocedor de laliteratura rusa tiene para entender con precisin lo aludido por medio

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    de la expresin no es un azar, da una idea de hasta qu punto, a pesarde buscar un anlisis de formas, Tinianov debate as con la tradicincrtica anterior. Hay antes que nada una discusin implcita con la crticadecimonnica rusa, frente a la cual el terico formalista busca proponerotra genealoga histrica. Pero ms an, lo importante es notar que el

    vnculo no arbitrario entre funcin y forma est mediado por unadeterminacin extraliteraria. As, cuando la explicacin de esa relacinno arbitraria requera un anlisis que fundase la especificidad literariade su desenvolvimiento histrico, Tinianov deja el problema para otromomento: La variabilidad de la funcin de tal o cual elemento formal,la aparicin de tal o cual funcin de un elemento formal, su asociacin

    con una funcin, son problemas que por el momento no se intentaresolver ni estudiar (Sobre la evolucin literaria 96). En el punto aqupostergado podra haberse construido una verdadera hiptesis sobre eldesenvolvimiento histrico de la literatura. Y es que, como con sagacidadseala Peter Brger:

    [...] a literary history wich takes into account the findings of the Formalists,can no longer be based on a chronological series of great authors and ca-nonized works, it has also to be a history of forms, more precisely: Ahistory of the literary material. But at the same time it should avoidtransforming the renewal of the artistic material into a criterium ofaesthetic evaluation. (On Literary History 201)

    En el mismo sentido, Antonio Garca Berrio ha indicado que, para losformalistas, la evolucin en literatura interesa como evolucin internade su sistema de formas, unasucesin dialctica de formas (Significadoactual... 291). En efecto, en el pargrafo VIII de su artculo, Tinianovreconoce que:

    No tenemos una imagen totalmente correcta de la forma en que los fen-menos literarios entran en correlacin: se cree que la obra se introduceen un sistema literario sincrnico y que all recibe una funcin. La no-cin de un sistema sincrnico en constante evolucin es tambin contra-dictoria. El sistema de la serie literaria es ante todo un sistema de lasfunciones de la serie literaria, que a su vez, est en constante correlacincon las otras series. La serie cambia de componentes, pero la diferencia-cin de las actividades humanas permanece. La evolucin literaria, como

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    la de otras series culturales, no coincide ni en su ritmo ni en su carctercon las series que le son correlativas, debido a la naturaleza especficadel material que maneja. (Sobre la evolucin literaria 96-97)

    As pues, la historia literaria no sera otra cosa que el estudio de laevolucin de las funciones de los componentes de la serie. Y quedaransin explicacin las razones por las que se produce una evolucin. Volversobre esto ms adelante.

    Refirindose a la tentacin constante de toda crtica formalista de rea-ccionar negativamente a la dimensin diacrnica en el anlisis de lasobras, Garca Berrio dice que la escuela formalista rusa no sufri, en

    modo alguno, los efectos de dicha generalizada peste y agrega que espreciso reconocerle hoy el difcil mrito de haber llevado la investigacinliteraria a una sntesis genial, en que la crtica estructural sincrnicaencuentra la va idnea para articularse con la dimensin diacrnica(Significado actual... 287-288).6 El crtico considera que ni en el campo delhistoricismo positivista, ni en su opuesto, de las metodologas formales, selleg jams a un grado tan perfecto de articulacin e integracin de ambas

    vertientes, sincrnica y diacrnica, en la explicacin estructural de la obra yla serie literaria (Significado actual... 290).7

    Ahora bien, las constantes protestas que hace Garca Berrio sobre laefectividad con que el formalismo ha conseguido articular estos dosaspectos, esta doble vertiente sincrnica y diacrnica, parecen por

    momentos reducirse a la necesidad que los tericos rusos sealaban deatender a la evolucin literaria. Dice el autor:

    6 Dice Garca Berrio que absorbidos por la descripcin estructural de las [obras], tanto anivel de superficie como de profundidad, y aun del movimiento gentico de uno a otro nivel,los crticos se olvidan con frecuencia de que en la explicacin generativa pueden y deben seraclarados otra serie de presupuestos ajenos al caso o la persona concretas engendradorasde la obra. Con variantes y peculiaridades personales [...], los distintos representantes de laestilstica y del new-criticism ilustran toda una galera de negaciones sistemticas, o deomisiones muy significativas, del principio diacrnico en el anlisis crtico (Significado ac-tual... 288).7 Garca Berrio, no obstante, reconoce que los formalistas no fueron los primeros en trabajarel aspecto histrico de la literatura (vase Significado actual... 289). Puede sealarse enparticular el caso de Aleksandr Veselovskij, que Erlich considera uno de los precursoresdel formalismo ruso (El formalismo ruso 36-44).

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    La indicacin realizada por el formalismo ruso, consistente en admitir ladiacrona y la explicacin social para complementar y seleccionar lasexplicaciones inmanentistas del sistema literario como sistema de for-mas, no slo nos parece hoy la solucin ms consecuente con los princi-pios tericos claramente delimitativos de la escuela, sino que la alaba-mos incluso como realmente acertada, si no en el plano de la teoratotal, s, de un modo indiscutible, en cuanto a su efectivo rendimiento enla parcialidad lingstico-formal del universo literario. (Significado ac-tual... 295)

    No cabe duda de la coherencia de la solucin metodolgica que losformalistas hacen respecto de la historia literaria con el resto de los prin-

    cipios tericos de la escuela. Tampoco interesa ya insistir en el carctercomplementario con que la historia ingresa en la teora, haciendo las

    veces de una suerte de marco de verosimilitud de la interpretacin crticaque los postulados tericos promueven. Lo que resulta importante es no-tar que, an en el modo lateral en el que al decir de Garca Berrio lasociedad y la historia forman parte del corpus terico del formalismo,era necesario incluir entre los postulados una teora social tanto comouna teora de la historia, cosas de las que el formalismo no dispone. Valedecir, en cuanto las variables las series histrica y social se conviertenen elementos que delimitan la literatura y ponen un tope a la deriva dela interpretacin, se convierten en aspectos que la teora debe contemplary, por tanto, sobre los que es necesario hacer explcitos los presupuestoscon los cuales se permite su ingreso al universo explicativo de la teora.8

    8 Por mencionar slo un caso de anlogos problemas (ya que es tambin una teora sobre laproduccin simblica humana y prcticamente contempornea del formalismo ruso), con-

    viene recordar que el funcionalismo que se desarroll en los Estados Unidos como mtodode anlisis de los medios masivos de comunicacin, preocupado por plantear una teorasobre esos medios, careci en sus inicios de una teora social. As, la idea de la manipulacinde la sociedad por parte de los medios masivos surgida al calor de la observacin de lapropaganda desarrollada en la poltica de principios de sigloXX dio origen a la denominadateora hipodrmica. El investigador de la Universidad de Chicago, Harold D. Lasswellpublic en 1927 su libroPropaganda Technique in the World War en el cual, a partir de laexperiencia de la guerra de 1914-1918, muestra cmo la gestin gubernamental puedeinyectar opiniones en la sociedad. Similares presupuestos sostienen trabajos posteriores,tales comoPsychopathogy and Politics(1930), sobre la propaganda nazi y sovitica, yWorld

    Politics and Personal Insecurity(1935), sobre los contenidos temticos de los medios de

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    As parece tambin plantearlo implcitamente Erlich, al sealar quepara los formalistas, el descriptivista no puede olvidar que el sistemacambia continuamente, mientras que el historiador debera recordar quelos cambios sobre los que indaga se dan dentro de un sistema (El

    formalismo ruso 362). No es casual la presentacin del problema en lafigura de dos investigadores distintos: se trata de un verdadero cambiode enfoque, en el que cada polo o punto de vista es complementario delotro, sin duda, pero por ello es tambin claramente diferenciable.

    En fin, como reconoce Garca Berrio, al igual que en Ferdinand deSaussure no hubo negacin de la dimensin diacrnica, sino simple decla-racin de urgencias por la ausencia de atencin lingstico-sincrnica

    (Significado actual... 293). Por lo dems, como en la lingstica saussu-reana, tambin en el formalismo el cambio histrico es antes que nadauna modificacin que compete a las formas del sistema:

    Al discutir la frmula de Vaselovski tomada del principio etnogrfico, lanueva forma aparece para expresar un contenido nuevo, Shklovski pro-pone otro punto de vista: La obra de arte es percibida en relacin con lasotras obras artsticas, y con ayuda de asociaciones que se hace con ellas...No slo el pastiche, sino tambin toda obra de arte se crea, paralela-

    comunicacin y las estrategias de construccin de polticas para alterar las posiciones delpblico. Sin embargo, a partir de las primeras investigaciones efectivas sobre el modo en quelos medios influyen en la sociedad, pudo verse la necesidad de contar con una teora socialms sutil que aquella implcita y por lo tanto acrtica en Lasswell. Mientras la primera ideafuncionalista, que propona la comunicacin masiva como bsicamente asimtrica, conside-raba la opinin pblica y el pblico, como una masa indiferenciada y manipulable, losestudios empricos de Paul F. Lazarsfeld (que, no es extrao, haba participado del Crculo de

    Viena antes de la Segunda Guerra Mundial), entre muchsimos otros, muestran que laincidencia de los medios en lo social est a su vez mediada por una serie de factores de razespecficamente sociolgica que no pueden desatenderse si se quiere comprender el funcio-namiento de dichos medios masivos. La atencin a la rama sociolgica en el anlisis de losmedios masivos de comunicacin (una verdadera doble vertiente crtica) ir en progresi-

    vo aumento hasta que, hacia mediados de siglo, las teoras funcionalistas que consideran losefectos a corto plazo sern fuertemente puestas en crisis por teoras que plantean quelos efectos de los medios se producen a largo plazo como resultado de las variables socialesen juego. La bibliografa sobre estos temas es interminable; para un resumen histrico

    puede consultarse: Miguel de Moragas Sp (Teoras de la comunicacin); as como la selec-cin de trabajos clsicos preparada por el mismo Moragas Sp, Sociologa de la comunicacinde masas.

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    mente y en oposicin con un modelo cualquiera. La nueva forma noaparece para expresar un contenido nuevo, sino para reemplazar la viejaforma que ha perdido su carcter esttico. Para fundar esta tesis, Shklovskise refiere a la indicacin de B. Christiansen sobre la existencia de sensa-ciones diferenciales o de una sensacin de las diferencias; por esa va seprueba el dinamismo que caracteriza todo arte y que se expresa en las

    violaciones constantes del canon creado. (Eichenbaum, La teora delmtodo formal 35)

    Podra considerarse la relacin entre esta idea de Shklovski y los plan-teamientos de Harold Bloom en La necesidad de la mala lectura y en

    La angustia de las influencias;9 pero ms notorias resultan las conexiones

    con otra escuela crtica de la tradicin anglosajona, contempornea delformalismo, elNew Criticism. En efecto, no deja de resonar en este modode ver la relacin entre las nuevas obras de arte y aquellas que le sonanteriores la manera en que, en 1917, T. S. Eliot describe el funcionamientode la tradicin en uno de los ensayos inaugurales de la nueva crtica,La tradicin y el talento individual:

    Ningn poeta, ningn artista, de cualquier clase que sea, tiene, por ssolo, su sentido completo. Su significacin, su apreciacin es la aprecia-cin de su relacin con los poetas y artistas muertos. No podemos valo-rarlo por s solo; debemos colocarlo, para contraste y comparacin, en-tre los muertos. Entiendo esto como principio de crtica esttica, y no

    meramente histrica [...] lo que ocurre cuando se crea una nueva obra dearte es algo que les ocurre simultneamente a todas las obras de arte quele precedieron. (La tradicin y el talento individual 13)

    Sin duda la idea de la tradicin dispuesta en un sistema sincrnico esseductora: accedemos a las obras literarias pasadas simultneamente alas contemporneas y en relacin a estas ltimas leemos las primeras.10

    9 Vase al respectoLa cbala y la crticayThe Anxiety of Influence. Tambin puede consultarseRoss Chambers,Room for Maneuver: Reading (the) Oppositional (in) Narrative.10 Con su humor caracterstico su humor de la nada, como lo llam Ana MaraBarrenechea, Macedonio Fernndez recurra a estefenmeno para refutar la idea de laexistencia de una realidad previa al sujeto: El Universo o Realidad y yo nacimos en 1 de

    junio de 1874 y es sencillo aadir que ambos nacimientos ocurrieron cerca de aqu y en una

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    Sin embargo, como en el sistema lingstico, hay unidades que portanen s una carga connotativa que es su propia historia. As como algunossignos incluyen en su significacin un valor semntico que habla de suuso secular, las obras literarias contienen como parte de su significacinsocial rasgos que las conectan con la historia. Ms an, las inter-pretaciones que histricamente se hicieron de determinada obra literariahan quedado inscritas en su significacin, y la acompaan en cadaperiodo histrico, sea para que el lector las aproveche, sea para que ellector las deseche y quiera refutar.

    En su famoso estudio de 1917, el mismo Shklovski reconoce:

    Cuanto ms se conoce una poca, ms uno se persuade de que las imge-nes que consideraba como la creacin de tal o cual poeta fueron tomadaspor l de otro poeta casi sin modificacin. Todo el trabajo de las escue-las poticas no es otra cosa que la acumulacin y revelacin de nuevosprocedimientos para disponer y elaborar el material verbal, y consistemucho ms en la disposicin de las imgenes que en su creacin. (Elarte como artificio 56)

    Es decir, en la produccin del sentido parece incluir otras posibilidadeso perspectivas que van ms all de la lectura del sistema intrnseco. Porlo dems, dadas las circunstancias histricas en las que surge elformalismo ruso, y su enfrentamiento con la tradicin positivista

    decimonnica, puede comprenderse su actitud, la cual Boris Eichenbaumresume de este modo:

    ciudad de Buenos Aires. Hay un mundo todo para nacer, y el no nacer no tiene nada depersonal, es meramente no haber mundo. Nacer y no hallarlo es imposible; no se ha vistoningn yo que naciendo se encontrara sin mundo, por lo que creo que la Realidad que hayla traemos nosotros y no quedara nada de ella si efectivamente muriramos, como temenalgunos. En vano diga la historia, en volmenes inmensos, sobre el mucho haber mundoantes de ese 1 de junio; sus tomos bobalicones es lo nico que yo conozco (no sus hechos),pero los conoc despus de nacer, como todo lo dems (Autobiografa 115). De acuerdocon su particular idea del Bellarte, Macedonio seala que slo el arte podra si quisierallegar a demostrar el pasado: Lo que me podra convencer sera el Arte, ms gracioso y

    verdadero: un preludio de Rachmaninoff, una mirada creada por Goya, pero no es tan

    crdulo el arte, no abre la boca ante los cortejos de pompas fnebres, como la historia(Autobiografa 115).

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    Es natural que en nuestra concepcin de la evolucin literaria como suce-sin dialctica de formas, no hayamos tenido en cuenta esa materia queocupaba un lugar central en los estudios tradicionales de historia litera-ria. Estudiamos la historia literaria en la medida que tiene un carcterespecfico y dentro de los lmites en los cuales es autnoma y no dependedirectamente de otras series culturales. En otras palabras, reducimos elnmero de factores considerados para no perdernos en la multitud de

    vnculos y de vagas correspondencias incapaces de explicar la evolucinliteraria en s misma. (La teora del mtodo formal 50-51)

    Desde luego, como es obvio, esa concepcin y esa decisin metodo-lgica conllevan una toma de partido acerca de la relacin entre literatura

    y sociedad. La distincin entre y la separacin de lasseries literaria ysocial permite observar la evolucin literaria como un juego dialcticode procedimientos que se actualizan y que por ende se refuncionalizan.La historia literaria es as la historia de cmo los procedimientos sonutilizados para producir el efecto literario, el efecto de extraamiento.

    En el fragmento citado (as como en el enfoque formalista de laevolucin literaria), importa subrayar que, como puede observarse, nose cuestiona el hecho de que la historia literaria tiene un carcterespecfico ni la autonoma de la serie literaria. De hecho, la autonomaliteraria es una categora que atraviesa la historia; esto es como decirque uno de los tantos fenmenos que pueden estudiarse en el hechoautnomo que es la literatura es su historicidad. La sola inversin de la

    jerarqua conceptual produce efectos tericos enormes: si se dijese quela autonoma literaria es uno de los tantos acontecimientos reconociblesen la historia de la literatura, nos encontraramos ante la necesidad dedisear una metodologa capaz de dar cuenta de un hecho totalmente dis-tinto (en buena medida, el trabajo de Pierre Bourdieu apunta en esadireccin, me referir ms adelante a ello).

    Conviene destacar el modo en que se introduce la historia en elformalismo, entonces, no es diverso del usado por Ferdinand de Saussurea la hora de analizar el lenguaje: sobre un estado de cosas, en un momentodado del sistema, la alteracin de un elemento altera las relacionesdiferenciales de todo el sistema de modo tal que nos encontramos frente

    a un nuevo estado de cosas (la metfora ms recurrida por el lingistasuizo es la de una partida de ajedrez: el movimiento de una pieza alterala situacin de todo el tablero).

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    Sin embargo, lo que era en principio un recorte metodolgico (reducimosel nmero de factores) con el fin de poder disponer de una especificidaddisciplinaria, se convierte poco a poco en algo ms que un principio; laautonoma deviene una caracterstica atribuida al objeto de estudio. Es decir,que los resultados de la construccin del hecho (en el sentido en que mileDurkheim enLas reglas del mtodo sociolgico y Ferdinand de Saussure en suCurso de lingstica general vean necesario delimitar el campo y las unidadesde anlisis en las ciencias sociales y humanas)11 se transforman en rasgosontolgicos del fenmeno estudiado, casi una peticin de principios.

    As, en buena medida, es aplicable a la literatura, tal como la entiendenlos formalistas, la misma metfora con la que Ferdinand de Saussure

    busc explicar cmo funciona la lengua. El sistema de relacionesdiferenciales, segn el lingista, puede ser comparado a un ajedrez: laposicin de cada pieza del juego slo es relevante en relacin con otra.Ninguna pieza significa nada por s sola. La misma metfora permiteexplicar cmo funciona el cambio histrico. El movimiento de una piezamodifica no slo su posicin; puesto que se trata de un sistema, y comotal, cada unidad se delimita en relacin con las dems, el movimiento deuna pieza afecta a todo el sistema. Un estado del juego y el siguiente son,en verdad, dos sistemas distintos. Por lo tanto, el anlisis diacrnico slopuede consistir en la descripcin de una serie de sucesivos y distintosestados sincrnicos del sistema.

    Esta manera de observar el problema de la historicidad de la literatura,

    que, como hemos visto, se encuentra implcita en el programa formalis-ta, se volver explcita en el estructuralismo. En 1946, Jan Mukarovskescribi:

    Segn nuestra concepcin puede ser considerado como estructura sola-mente aquel conjunto de componentes cuyo equilibrio interno se altera yse remodela continuamente y cuya unidad se manifiesta como un conjun-to de contradicciones dialcticas. Lo que dura es solamente la identidadde la estructura en el transcurso del tiempo, mientras que su composicin

    11As, de modo coherente con ese presupuesto, dice Tinianov en 1927: El punto de vistaadoptado para estudiar un fenmeno determina no slo su significacin, sino tambin su

    carcter: en el estudio de la evolucin literaria, la gnesis adquiere una significacin yun carcter que seguramente no son los mismos que aparecen en el estudio de la gnesismisma (Sobre la evolucin literaria 90).

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    interna, la correlacin de sus componentes, cambia sin cesar. En sus rela-ciones mutuas, los distintos componentes intentan sobreponerse unos aotros, cada uno de ellos manifiesta el esfuerzo por hacerse valer en detri-mento de los dems. O sea: la jerarqua, la subordinacin y la superio-ridad mutua de los componentes [...] estn en estado de cambio perma-nente. (Sobre el estructuralismo 158)

    La estructura adquiere el carcter de conjunto cerrado sobre s mismo,que regula las relaciones de sus componentes con los elementos de lasotras estructuras con las que se relaciona. De esta manera, el anlisishistrico se convierte en el estudio del modo en que las distintas unida-des ingresan a ese conjunto y adquieren sentido en el juego de relacionesestructurales:

    En cuanto a la historia de las distintas artes, es necesario sealar todavaque el mtodo estructuralista muestra tambin en una nueva perspectivala cuestin de las influencias y de su importancia para la historia de lasdistintas artes. Es una cuestin muy compleja y es posible indicar slo agrandes rasgos las posibilidades actuales de su solucin. La concepcintradicional concibe la influencia como algo unilateral, opone como uncontraste permanente la parte que influye a la que recibe la influencia,sin contar con el hecho de que la influencia que debe ser recibida tieneque estar preparada por las condiciones nacionales que decidirn sobresu sentido y sobre la direccin en que ser ejercida. (Sobre el

    estructuralismo 167)12

    12 Hay aqu, como sealar ms adelante, una naturalizacin de las literaturas nacionales,que seran segn esta concepcin una estructura cerrada: Por eso, al investigar las influen-cias hay que tener en cuenta el hecho de que los contactos entre las diferentes artes nacio-nales se efectan a base de igualdad mutua (Sobre el estructuralismo 167). Cabe agre-gar que en la conferencia de 1946, Mukarovsk hace uso de un juego de dos metforasestandarizadas: influencia (metfora mdica) y, como demostr Derrida, el mismo trmi-no estructura: strictu sensu, la notion de structure ne porte rfrence qu lespace,morphologique ou gomtrique, ordre des formes et des lieux. La structure se dit daborddun ouvrage, organique ou artificiel, comme unit interne dun assemblage, duneconstruction; ouvrage command par un principe unificateur, architecture btie et visible

    dans sa localit (Lcriture et la diffrence. Paris: Seuil, 1967, 28 apud Guilln, Teoras de lahistoria literaria 148). Por lo dems, similares problemas pueden observarse en elestructuralismo francs; al respecto, vanse losEnsayos crticos de Roland Barthes.

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    Estos conjuntos jerrquicamente organizados, que son la mediacin entresus componentes y el exterior, constituyen a su vez, junto con otros, nuevasestructuras en ltima instancia relacionadas con lo social:

    Desde la ptica de cada cultura nacional (y por lo tanto de cada artenacional) las relaciones con las culturas (y por lo tanto tambin con lasartes) de otras naciones, crean una estructura unida por relaciones inter-nas dialcticas que estn en constante movimiento gracias a los impulsosde la evolucin social. (Sobre el estructuralismo 167-168)

    El estructuralismo, entonces, intenta resolver un problema quesubyace en el modo formalista de explicar el cambio histrico. Puesto

    que el formalismo puede explicar por qu cambia una forma suagotamiento pero no puede explicar por qu cambia por otra enparticular; as, por ejemplo, puede dar cuenta de la automatizacin delgnero novelas de caballera, pero no puede explicar por qu surge la novelaburguesa moderna. Frente a un estado de cosas en el que un conjunto deprocedimientos se encuentra estandarizado, la lgica autnoma delformalismo no puede explicar por qu se renuevan algunos en particulary no otros o bien todos. Pareciera que, si se quiere explicar cmo del

    Amads se sigue el Quijote, no queda ms remedio que buscar variablesexternas a la serie literaria:

    [...] el principio de contraste o de variacin esttica es un factor dema-siado negativo para que pueda explicar enteramente el crecimiento de laliteratura. La teora de la desaparicin gradual de las formas del artepuede explicar la reaccin contra lo antiguo, pero no la ndole de lonuevo; puede explicar la necesidad del cambio, pero no su direccin.sta viene determinada por el ambiente cultural global del perodo, eltemperamento de la poca, que halla su expresin en la literatura, ascomo en los dems dominios culturales. Luego, la revuelta contra el cla-sicismo a fines del sigloXVIII puede haber sido debida a la petrificacindel estilo clasicista. Pero el que esta revuelta tomara la forma del Ro-manticismo debe atribuirse al nacimiento de una nueva cosmovisin, queexiga su expresin lo mismo en el arte que en otras esferas culturales[...] Engelghardt plante la cuestin en trminos parecidos: La teora de

    la automatizacin puede slo explicar el movimiento de la literatura, lanecesidad intrnseca de su evolucin, pero no la naturaleza o las formasde este desarrollo. (Erlich,El formalismo ruso 367)

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    Es notorio que, en cuanto Erlich reclama un principio explicativo delorigen de la nueva forma, un principio explicativo que pueda dar cuentade por qu, una vez automatizada una forma esttica, surge otra enparticular, aparece y con notoria frecuencia la idea de la literaturacomo expresin del ambiente cultural o del temperamento de lapoca.13

    La visin estructuralista sobre todo en su versin francesa en los aossesenta exacerba y pone de manifiesto buena parte de los problemasimplcitos en el planteo de los formalistas. En gran medida, el conflictose establece en el ncleo mismo de la propuesta. La nocin de sistema,como posteriormente la de estructura, sin duda ofrecen un apoyo con-

    ceptual importante a la hora de analizar el fenmeno literario. Sinembargo, es asimismo notorio que se han convertido, en los trabajos quelo aprovechan, en una categora dada. A menudo, la delimitacin de quelementos forman el sistema y la estructura, hubiese mostrado unoslmites lbiles, una difcil demarcacin de sus mrgenes. Esto salta a la

    vista en el trabajo de Mukarovsk, pero tambin puede verse en el caso delos formalistas, cmo el sistema y la estructura coinciden con la idea de li-teraturas nacionales.

    Es necesario entonces recordar que las literaturas nacionales sontambin construcciones histricas propias de la modernidad. Lasconsecuencias que este hecho acarrea a la historiografa literaria sondobles. Por un lado, se naturalizan trminos y categoras que son no slo

    histricas sino una de las ms importantes pruebas de la historicidadmisma del fenmeno literario. Por otro, hay una consecuenciametadiscursiva, ya que se diluye un aspecto que el historiador de laliteratura no debe olvidar: la historicidad de la propia historia literaria.

    Es evidente que la reflexin sobre el pasado literario existi desde laantigedad. En ese sentido, pueden encontrarse indicaciones histricasen laPotica de Aristteles, por ejemplo. Sin embargo, la historia de la

    13Desde luego, queda por resolver, dada la ambigedad con que aparece, qu significa en eltexto de Erlich expresin. Se trata de una representacin temtica del temperamento dela poca? Se trata de formas mtricas, narrativas, etctera? Finalmente, es necesario

    subrayar la cantidad de problemas tericos que se introducen bajo un trmino aparente-mente tan inofensivo como expresin? La representacin de la realidad en la literatura espor s sola un problema que merece un detenido tratamiento.

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    literatura como prctica discursiva es un fenmeno contemporneopropio de la modernidad.14

    En Sobre la evolucin literaria Tinianov escribi que la evolucinde la funcin constructiva se produce rpidamente; la de la funcin li-teraria se realiza de una poca a otra; la de las funciones de toda la serieliteraria, reclama siglos (Sobre la evolucin literaria 97). Resultasencillo continuar la progresin y preguntarse por la historicidad de la serieliteraria misma. La autonoma de la literatura no es tambin un hechohistrico? La respuesta de Pierre Bourdieu es que s; que la consideracinde la literatura como un mbito discursivo con una legalidad propia es, dehecho, muy reciente.

    No es casual que Bourdieu haya introducido buena parte de sushiptesis sobre el funcionamiento del campo literario en un nmero dela revista Les Temps Modernes titulado Problemas del estructuralismo.La categora de campo es de hecho una reformulacin de la de sistemay, como sta, busca explicar y describir la serie de mediaciones que regulanla relacin entre lo social y las producciones simblicas especficas.Bourdieu define el campo como un

    [...] sistema de lneas de fuerzas; esto es, los agentes o sistemas de agen-tes que forman parte de l pueden describirse como fuerzas que, al surgir,se oponen y se agregan, confirindole su estructura especfica en un mo-mento dado de tiempo. (Campo intelectual y proyecto creador 135)

    Se trata, como puede verse, de una categora que recurre tambin ala idea de estructura temporalmente organizada y dispuesta al cambio.Sin embargo, la connotacin que fuerza aporta, anticipa el intentoque la propuesta de Bourdieu incluye de explicar en nuevos trminos elcambio histrico. Es decir, la nocin de campo se propone como

    14 Es Peter Burke quien mejor ha estudiado la aparicin moderna de la historia cultural:Sobre esta base [las historias de las lenguas nacionales], una serie de estudiosos del siglo

    XVIII escribieron voluminosas historias de las literaturas nacionales, especialmente la france-sa [...] y la italiana [...] Tambin se escribieron monografas sobre la historia de determina-dos gneros literarios (Formas de historia cultural 19-20). Atendiendo al planteo de Reinhart

    Koselleck sobre la formacin moderna de nuestro sentido del tiempo histrico, resulta lgicaesta contemporaneidad entre historiografa literaria y modernidad (vase Modernidad,enFuturo pasado).

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    mediacin entre lo social y el individuo no slo porque describe un reade actividades relativamente autnomas, sino porque busca dar cuenta decmo se efectan, segn una legislacin que le es propia, las luchas de po-der. Cada agente del campo busca ubicarse en un lugar central. Estalucha simblica se realiza en trminos que son especficos al campo.Esto es, por un lado, un hecho histrico resultado del problema de lacirculacin de bienes simblicos en una economa de mercado15 y, porotro, garanta del carcter irreductible del campo a la mera sumatoriade agentes que lo componen.

    All donde los formalistas ponan el acento en las relaciones sincrnicasde componentes de la serie, en un doble intento de soslayar la subjetividad

    (del investigador y del creador), Bourdieu retoma las intenciones de losagentes (sean personas o instituciones) como modo de introducir elmovimiento histrico en el campo. Puesto que el campo puede ser vistosincrnicamente como un sistema de relaciones y a la vez, diacr-nicamente, como una serie de trayectorias. Sin la biografa de losparticipantes, la categora pierde su valor explicativo.

    El problema, puede verse, radica antes que nada en el lugar en el quese ubica el punto de apoyo de la produccin del cambio. Toda historia incluso, obviamente, las historias de la literatura debe recurrir a ciertotipo de explicacin de la causalidad. La historia, en nuestra sociedad, esun relato que encadena sus episodios segn una determinada

    verosimilitud. No toleramos como historia la sola enumeracin de los

    sucesos cronolgicamente ordenados. Hoy da, no consideramos los anales

    15En efecto, cmo cotizar un bien simblico? El modo en que el capitalismo taza el valor decambio del trabajo de los individuos que no disponen de los bienes de produccin, claramen-te, no es la manera en que las obras de arte han venido a ser cotizadas en nuestra sociedad.El problema se ve incrementado en tanto el liberalismo no tiene respuesta a la pregunta porcul es el valor de uso de una obra de arte; as, ni el valor de uso, ni el costo de su produccin,ni el tiempo de mano de obra empleado en su fabricacin son elementos capaces de deter-minar, por s solos, cul es el valor de cambio de una mercanca simblica. Es claro, al mismotiempo, que la oferta y la demanda tampoco funcionan libremente en este tipo de produc-tos. La nocin de campo busca explicar cmo se han estructurado histricamente los siste-mas de circulacin y consumo de las obras de arte, un proceso lento que tuvo su punto crtico

    a mediados del sigloXIXen Europa y a principios del sigloXXen Hispanoamrica (para elcaso hispanoamericano, vase el imprescindible trabajo de Julio RamosDesencuentros de lamodernidad en Amrica Latina).

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    una forma historiogrfica aceptable.16 Reclamamos, en el discursohistrico, el encadenamiento sintctico que proponga una relacin entrelos hechos y, por tanto, una suerte de explicacin. A tal punto la conjuncinentre los hechos es importante que, frente a un mero listado, no dejemosde establecer algn tipo de relacin explicativa que los ordene; an lasola enumeracin se ve cargada, en nuestra lectura, de la atribucin denexos causales.17 El gnero historia requiere para nosotros, entonces, de unaconcatenacin argumental en el doble sentido de argumento narrativoy argumento lgico de los episodios. Esto es, implcitamente, comodecir que en nuestra cultura toda historia conlleva una teleologa. Alretomar el planteo kantiano del problema, Reinhart Koselleck, ha

    resumido la pregunta:Cmo es posible la historia a priori? Respuesta: cuando el adivino efec-ta y organiza los acontecimientos que ha anunciado por adelantado. Laprepotencia de la historia, que corresponde paradjicamente a surealizabilidad, ofrece dos aspectos del mismo fenmeno. Porque el futurode la historia moderna se abre a lo desconocido, se hace planificable y tiene que ser planificado. Y con cada nuevo plan se introduce unanueva inexperiencia. La arbitrariedad de la historia crece con surealizabilidad. (Futuro pasado 62)

    Ya en el siglo XIX, Hegel y Marx muestran hasta qu punto hacer unahistoria que no depende de fundamentos trascendentales es recurrir a

    16Vase Tropics of Discourse, de Hayden White.17 Contemporneo de los formalistas, el cineasta ruso Dziga Vertov director de uno de losms importantes films de la poca,El hombre de la cmara, suerte de compendio de lasposibilidades del decoupage realiz un experimento tendiente a demostrar el procedi-miento de produccin de sentido en el lenguaje audiovisual y la atribucin de nexos lgicosa la sola continuidad temporal. Yuxtaponiendo en montaje alterno la misma toma del primerplano de un actor, de rostro neutro, con sucesivas tomas (de una cuna con un beb, de unamujer desvistindose, de un hombre muerto en un atad, etctera), el pblico reconocala actuacin y elogiaba el trabajo del actor y su capacidad para representar la ternura, eldeseo o la tristeza. VanseEl cine-ojo yArtculos, proyectos y diarios de trabajo de Dziga

    Vertov. Tanto en lo que atae a este experimento en particular como en lo referente al

    problema de la produccin de sentido por medio del montaje en general, es de fundamen-tal importancia el trabajo del director ingls Karel Reisz, Tcnica del montaje cinematogrfi-co, del que hay una reciente edicin ampliada.

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    una teleologa que reemplace esa trascendencia perdida. El final de lahistoria se torna secular; pero como suceda en la historia de la huma-nidad narrada como la historia de la salvacin es imposible contar loshechos de la tierra sin proponer un fin desde el cual cobren sentido.Cmo seleccionar lo relevante sin presuponer una direccin de losacontecimientos? Contar la historia es, pues, necesariamente, atribuirun sentido (en la doble acepcin de direccin y significacin) al devenir.18

    En las disciplinas artsticas, las llamadas vanguardias histricas ponenen escena como casi ningn otro fenmeno la concepcin del tiempohistrico que la modernidad conlleva. La sola idea de que se puede iradelante de los que son contemporneos es la culminacin de una

    parbola que se abre en los inicios de la modernidad, cuando porprimera vez en la historia occidental los europeos vieron, en las culturasque les resultaban ajenas, lo primitivo. Culturas primitivas y civilizacineuropea convivan en un mismo tiempo. Lo primero (sa es la idea queel trmino primitivo encierra, ms all de las connotaciones con lasque se fue cargando) viviendo con lo posterior, al mismo tiempo. Es eltiempo en que el tiempo se acelera, el cambio histrico se vuelve unfenmeno observable y comienza a ser posible decir que todo lo slido sedisuelve en el aire.19

    Las vanguardias histricas hacen de ese modo de considerar el tiempoy la historia un programa artstico. En ellas, la importancia que cobra laoriginalidad es la consagracin de la idea moderna de sujeto. De hecho,

    considerar el pasado como presente en un sistema o en una estructurasincrnicos es tambin, en buena medida, ubicarlo como uno de loselementos que construyen una idea de futuro. As, se lee la historia literaria

    18Desde luego, la historiografa literaria tambin se enfrenta al problema de la seleccin y laordenacin. Dice Claus Uhlig: La historia literaria no se limita meramente a enumeraren orden cronolgico los autores y las obras. Toda comprensin histrica del pasado sereconstruye haciendo palpable su realidad en las relaciones de causa y efecto que las expli-can y hacen posible un acercamiento. Tambin la historia literaria tiene esa finalidad y tratade elaborar una ordenacin plena de sentido que sea apta para ordenar la masa de los textosexistentes, delimitando su situacin en el tiempo y enfocando el desarrollo histrico de loshechos literarios como una totalidad definida (Historiografa literaria y cambio de pocas 157).19 Marshall Berman toma del Manifiesto Comunista la expresin, en la que considera quepuede leerse el modo en que se percibe la experiencia de la Modernidad. Vase Todo lo slido

    se disuelve en el aire.

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    para promover un ser de la literatura. Un programa, un deber serimplcito: un manifiesto. El formalismo muestra de este modo el gradode conexin que tienen sus propuestas tericas con el programa de la

    vanguardia que le es coetnea del mismo modo que el estructuralismofrancs mostrar ms tarde su relacin con el nouveau roman y, portanto, su dependencia de una serie ajena a su especificidad terica. 20

    La propia escuela formalista mucho ms que el estructuralismo,cuya metodologa fue a menudo observada como ajena a su circuns-tancia ha sido privilegiadamente leda en relacin con su momentohistrico. Cualquier lectura de sus presupuestos y de sus propuestas queno quiera ser una mera aplicacin que se remita a encontrar en los textos

    literarios lo que ya estaba en la tesis, recurre a datos ajenos a la puralgica disciplinaria. Ms an, paradjicamente, el formalismo, siempreesforzado por sealar la autonoma de la literatura, por encontrar uncampo de estudio especfico y diferenciado, vio interrumpido su trabajopor causas totalmente ajenas a la lgica cientfica, intelectual o literaria.La poltica irrumpi en la teora literaria y sesg el desenvolvimientonatural de la serie crtico-terica. Una terrible paradoja para una es-cuela que busc, sistemticamente, mostrar la existencia de un sistema.

    La historia como disciplina parece encerrada en la paradoja planteadaentre una cada vez mayor resistencia a la totalidad y la tendencia lgicaa buscar dar cuenta de una totalidad. Puesto que, an cuando se restringael periodo (y el espacio) historiado, en cuanto se deja de comprender la

    totalidad de ese periodo aunque sea reducido deja de aceptarse paraese discurso el nombre de historia. Podramos reconocer en ese discursola forma de la crnica, de la memoria o de tantas otras, pero no de historia.Por ms que se seleccionen determinados acontecimientos que se

    20 No deja de llamar la atencin que la propuesta formalista haya surgido en el mismomomento en que las vanguardias estn llevando adelante el quiebre de toda hegemonaesttica posible, es decir en el momento en que las escuelas literarias comenzarn a convivirsin que sus fundamentos programticos puedan sostenerse en una lgica trascendental(vase Peter Brger, Teora de la vanguardia). Es, por otra parte, el momento en que secomienza a conformar la industria cultural (en trminos propios de la Escuela de Frankfurt).

    Aparecern gneros literarios basados ms que nada en la repeticin de los procedimien-

    tos (la novela policial, la novela rosa, la novela de ciencia-ficcin, etctera) y cuya super-vivencia depende ms de la conservacin de las formas a las que recurren que de surenovacin.

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    consideren los ms relevantes para su comprensin, o mejor dicho, apesar de que se seleccionen determinados acontecimientos y se desechenotros por irrelevantes o incluso innecesarios para la comprensin,hacer una historia es proponer una visin global y totalizadora del objetodel que se hable. As pues, una historia no se construye a partir de unamera seleccin de datos, sino fundamentalmente a partir de suordenacin. Una jerarqua y una concatenacin lgica es lo que producela historicidad en el discurso. Y es la relacin causal el procedimientoms problemtico, ya que en l radica fundamentalmente la produccinde sentido temporal.

    La historiografa literaria tanto como la teora literaria parece

    obligada hoy da a considerar un mtodo de explicacin que incluya lasobredeterminacin como posibilidad de analizar el cambio histrico dela literatura. Como dice Clifford Geertz:

    Hacia el final de su reciente estudio de las ideas empleadas por los pue-blos tribuales,La Pense Sauvage, el antroplogo francs Lvi-Straussobserva que la explicacin cientfica no consiste, como tendemos a ima-ginar, en la reduccin de lo complejo a lo simple. Antes bien consiste,dice el autor, en sustituir por una complejidad ms inteligible una com-plejidad que lo es menos. En el caso del estudio del hombre puede uno iran ms lejos, segn creo, y aducir que la explicacin a menudo consisteen sustituir cuadros simples por cuadros complejos, procurando conser-

    var de alguna manera la claridad persuasiva que presentaban los cua-dros simples. (El impacto del concepto de cultura... 43)

    Bastara reemplazar estudio del hombre por estudio de lo simblicohumano para volver til a los fines de la teora y de la historia literariasno slo la reflexin de Claude Lvi-Strauss sino tambin la suerte decorolario que Clifford Geertz agrega a ella. Es notorio, sin embargo, quea lo largo del siglo XX la teora literaria se ha ido desentendiendo de latarea de proponer una explicacin terica del cambio histrico de la li-teratura. Las diferentes teoras oscilan entre perspectivas sociolgicas ehistoricistas o formalistas sin resolver el dilema. Este hecho llama anms la atencin si se atiende a la enorme cantidad de estudios histricos

    que se llevaron adelante contemporneamente en reas ambiguamentecercanas a su campo de estudio tales como la filosofa, la antropologa o

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    la sociologa.21 La capacidad de la metodologa estructuralista paraponeren coherencia las conclusiones obtenidas en determinados mbitos deinvestigacin con las propuestas en otros volvi hegemnica la tendenciay, paulatinamente, obtur el anlisis diacrnico en beneficio delsincrnico.22

    Peter Burke ha dicho:

    En la investigacin de nuestro tema quiz convenga adaptar la definicinde los existencialistas y decir que la historia cultural no tiene esencia.Slo puede definirse en trminos de su propia historia.

    Cmo se puede escribir la historia de algo que carece de una identi-dad estable? Es algo as como intentar atrapar una nube con uncazamariposas. No obstante, de maneras muy diferentes, HerbertButterfield y Michel Foucault han mostrado que todos los historiadores seenfrentan a este problema. [...] Si queremos evitar la atribucin anacrnicade nuestras intenciones, intereses y valores a los muertos, no podemosescribir la historia continuada de nada. De una parte, nos arriesgamos aimponer a nuestro objeto los esquemas del presente; de la otra, a nopoder escribir nada en absoluto. (Formas de la historia cultural 15-16)

    En resumen, el problema del cambio histrico de la literatura entramacuestiones fundamentales en el modo en que sea concebido el objetomismo. Una reflexin sobre la historia literaria lleva inmediatamente aconflictos y tomas de partido en torno a problemas tan determinantes

    como la definicin de la literatura o la relacin entre lo literario y lo ex-traliterario. Una teora de la historia literaria que desatienda alguno deesos dos factores imbricados, no slo ofrece un flanco dbil en la

    21As, por ejemplo, el caso paradigmtico de los estudios de Michel Foucault. A pesar de suimportancia para la teora literaria, sus reflexiones sobre la historia no han tenido muchosseguidores.22 Es particularmente notoria la capacidad que, durante la dcada de los sesenta, tuvo elestructuralismo para permitir el contacto entre distintas disciplinas. As, por ejemplo, lasconclusiones de los estudios lingsticos de mile Benveniste complementan perfectamentelas hiptesis psicoanalticas de Jacques Lacan o los planteos filosficos de Louis Althusser(vase Maurice Corvez,Los estructuralistas). Por lo dems, puede observarse en esos aos elconflictivo intento de muchos investigadores entre los que destacan Althusser y Lvi-

    Strauss de reunir en una posicin crtica coherente el estructuralismo y el marxismo, esdecir una metodologa de anlisis de sincronas y una teora del cambio histrico.

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    explicacin del proceso histrico, sino que corre el riesgo de encontrarseencerrada en la bsqueda de una definicin ontolgica del objeto. Lahistoricidad de la literatura es acaso uno de sus rasgos ms sobresalientes.De all que su inteleccin reclame que esa caracterstica est consideradaen la descripcin terica. O quiz se trate de una necesidad menosracional, quizs el intento de explicarse histricamente la produccinliteraria provenga de un rasgo que compete al punto de vista de quienanaliza; somos sujetos histricos y para nosotros comprender lo quelos humanos hacemos, lo que codificamos y lo que interpretamos, es in-tentar comprender cmo se inscriben los trabajos de nuestros mayores ynuestras propias acciones en la historia.

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