hacia una definicion de la teoria literaria...

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HACIA UNA DEFINICION DE LA TEORIA LITERARIA DE JORGE LUIS BORGES Por Erna von der Walde Germán Morales. "Desde el patio" oleo sobre tela. 90 x 1.20 ems. 1983 Las obras de Jorge Luis Borges, sus cuentos y sus poe- mas así como sus ensayos, se ocupan de la naturaleza de la ficción. En consecuencia, el análisis de algunos de sus ensayos referentes a su creación literaria proporciona lo que podría llamarse su propia teoría literaria. Puesto que los aspectos principales de su posición se encuentran en sus primeros libros y cambian muy poco -si cambian- a travé~ de los años, trabajaré la teoría de Borges a par- tir de los ensayos de Otras inquisiciones y de los cuentos de Ficciones. 32

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HACIA UNA DEFINICION DE LA TEORIALITERARIA DE JORGE LUIS BORGES

PorErna von der Walde

Germán Morales. "Desde el patio" oleo sobre tela. 90 x 1.20 ems. 1983

Las obras de Jorge Luis Borges, sus cuentos y sus poe-mas así como sus ensayos, se ocupan de la naturaleza dela ficción. En consecuencia, el análisis de algunos de susensayos referentes a su creación literaria proporciona loque podría llamarse su propia teoría literaria. Puesto que

los aspectos principales de su posición se encuentran ensus primeros libros y cambian muy poco -si cambian-a travé~ de los años, trabajaré la teoría de Borges a par-tir de los ensayos de Otras inquisiciones y de los cuentosde Ficciones.

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Toda teoría literaria, directa e indirectamente está basa-da en un concepto de realidad, y en el caso de Borgeseste concepto es el punto de partida para su noción deliteratura. La realidad, el mundo que está más allá de no-sotros y que percibimos a través de los sentidos es ununiverso vasto y desconocido. Las herramientas ~ue te-nemos para dar cuenta de él son muy débiles y limita-das. Lo que llamamos realidad, para Borges, no es másque un constructo intelectual que puede, así como puedeno tener, algo que ver con el mundo que pretende descri-bir. Lo único que podemos asir es nuestra expeiÍencia delmun~o., pero nunca s,uesencia real. Todas las teorías ydefiruclOnesde la realidad, por tanto, son intentos de or-denar el mundo externo que puede carecer completamentede orden.

~n. "El idioma analítico de John Wilkins" (Otras inqui-SICIOnes),Borges explica la propuesta de Wilkins de unidioma basado en las cuarenta categorías en las que éstedivide el universo y compara esta clasificación con aque-lla de un enciclopedista chino desconocido y con la par-celación del universo con la que opera el InstitutoBibliográfico de Bruselas. A partir de ellas, de lo absur-das que son, concluye que "notoriamente no hay clasifi-cación del universo que no sea arbitraria y conjetural.La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el uni-verso... Cabe ir más lejos, cabe sospechar que no hay uni-verso en el sentido orgánico, unificador, que tiene esaambiciosa palabra" (J.L. Borges "El idioma Analíticode John Wilkins", Otras Inquisiciones. En Obras Com-pletas 1923-1972. Buenos Aires, Emecé Editores, 1974.p. 70S). Esto, sin embargo, no debe disuadirnos de in-tentar construir esas explicaciones sistemáticas del mun-do, aunque sean temporales e inadecuadas.

Dentro de este contexto, no es posible que la literaturarefleje la realidad. Lo máximo que puede hacer es mos-trar lo inadecuado de nuestros medios para asirla. La úni-ca realidad a la que puede referirse la literatura es anuestro concepto de realidad, a aquellos conceptos co-l1!uneso a aquellos desplegados sistemáticamente por losfilósofos; solo puede referirse, como dice Borges al" d 'mun o que en el curso de la lectura simulamos que esreal" ("Nathaniel Hawthorne", Op. cit., p. 674) impli-cando con ello que el mundo "real" sólo es tal cuandose le compara con el mundo de la ficción, pero una veza~andonamos el mundo "ficticio" regresamos a la fic-ción del mundo "rea'''. Puesto que la realidad es una"ficci~n'.', un con~tructo intelectual, no debe esperarsede la fICCiónque dIga algo de ella. La literatura no se re-fiere al mundo porque es un mundo en si mismo, un mun-do en el cual podemos escapar de las condicionescontingentes y fortuitas de nuestra existencia cotidiana.El mundo de la literatura, a diferencia del mundo realo de nuestra experiencia de él, es ordenado; es una es-

tructura unitaria. Borges se refiere dos veces a una ob-servación de Coleridge de que,

"Todos los hombres nacen aristotélicos oplatónicos. Losúltimos sienten que las clases, los órdenes y los génerosson realidades; los primeros, que son generalizaciones;para estos, el lenguaje no es otra cosa que un aproxima-tivo juego de símbolos; para aquel10s es el mapa del uni-verso. El platónico sabe que el universo es de algún modoun cosmos, un orden; ese orden, para el aristotélico, pue-de ser un error o una ficción de nuestro conocimientoparcial". (HEl ruiseñor de Keats", Op. cit. p. 718).

De manera casi idéntica, esta observación puede encon-trarse en "De las alegorías a las novelas", Op. cií. p. 745).Lo que hace Borges con estos dos "antagonistas inmor-tales" es utilizarlos para referirse a dos mundos diferen-tes. Para él, el mundo real ha de ser concebido en formaaristotélica y el mundo de la literatura debe entendersecomo un mundo platónico.Estos antagonistas adquieren rasgos diferentes a travésdel tiempo y el espacio. Borges se refiere a otra confron-tación de estas dos posiciones: la que se da entre nomi-nalistas y realistas en la Edad Media, En vista de que estadisputa, a diferencia de la original, se refiere principal-l1!~ntea la relación entre el lenguaje y la realidad, la po-s!clón .que toma la li~eratura es diferente. El lenguajelIterarIO es el que defmen los nominalistas, un lenguajede generalizaciones, de abstracciones. Borges rechaza lapretensión del realismo (realismo medieval) de identifi-car el lenguaje con la realidad y hace esto extensivo alralismo literario, ya que, según él, éste pretende no sóloestablecer un concepto estático de la realidad sino tam-bién ser capaz de representarla por medio dei lenguaje.El lenguaje es el intermediario entre nosotros y lo queestá más allá de nosotros. Pero Borges, parafraseandoa Chesterton, considera que "la realidad es de una inter-minable riqueza y que el lenguaje de los hombres no agotae~e vertiginoso caudal" ("Nathaniel Hawthorne", Op.Clt.p. 672). Aunque fuéramos capaces de conocer lo quees la realidad, sería imposible describirla mediante el len-g?aje. Esto es ilustrado en "Funes el Memorioso" (Fic-CIOnes).Funes, a causa de un accidente que lo vuelveparalítico, goza de la más sorprendente memoria. El apli-ca esta facultad a la tarea de nombrar el mundo que lorodea, un mundo pequefio ya que no puede moverse desu cama, y es capaz de hacer las diferencias más sutilesentre objetos; quiere extender esto al lenguaje: "Le mo-lestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil)tu~iera el mismo nombre que el pero de las tres y cuarto(~IStOde frente)" ("Funes el Memorioso" Ficciones, Op.CIt. p. 490). Es capaz de recordar, paso por paso cadasuceso del día, lo cual obviamente requeriría de todo undía y lo conduciría a la terrible posibilidad de recordartambién los recuerdos de un día. El narrador de la histo-ria sospecha, quizá correctamente, "que no era capaz depensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar abs-traer". ("Funes el Memorioso" , Op. cit. p. 490). Punes

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está perdido en un mundo de detalles porque es casi ca-paz de equiparar lenguaje y realidad, no tiene necesidadde escribir sus impresiones porque su memoria puede ar-chivarlas todas; no duerme porque no puede "distraersedel mundo" ("Funes el Memorioso", Op. cit. p. 490).Estos hechos traen consigo implicaciones importantes: ellenguaje escrito es una necesidad porque la memoria espobre y no puede conservar registro de todo; si pudieraestaríamos paralizados, como Funes, porque seríamosconscientes de qué tan inútil es emprender cualquier co-sa. Debido a que olvidamos necesitamos fijar nuestrasimpresiones y pensamientos, y gracias a ello la memoriaes selectiva. Si el lenguaje fuese idéntico a la realidad,si pudiera establecerse una relación biunívoca entre losdos, el lenguaje no tendría propósito, bastaría con la rea-lidad, y no habría necesidad de pensamientos o ideas.Pensar es de alguna manera un proceso similar a soi'l.ar,es "distraerse del mundo".A partir de este cuento puede inferirse que ni siquiera laprodigiosa memoria de Funes puede crear un lenguaje quedescriba la realidad. El mundo siempre resulta ser másamplio. Una vez establecido este hecho, podemos explo-rar las infinitas posibilidades del lenguaje en sí mismo,como lo sugiere Borges en "La Biblioteca de Babel" . Eneste cuento el universo es equiparado a una biblioteca,es un universo de libros que contiene todas las posibili-dades combinatorias del lenguaje (o se sospecha que asíes). La infinitud ~ este universo es insinuada no por unacantidad ilimitada de textos, ni por las incontables com-binaciones de los veinticinco iímbolos ortográficos, sinopor la infinidad de lecturas posibles que cada texto per-mite. En efecto, para Borges la literatura consiste de ungrupo limitado de textos que puede ser leído de infinitasy diferentes maneras; la literatura es infinita, "no es ag~-table, por la suficiente y simple razón de q?e un solo lI-bro no lo es. El libro no es un ente incomumcado: es unarelación, es un eje de innumerables relaciones. Una lite-ratura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por eltexto que por la manera de ser leida". ["Nota sobre (ha-cia) Bernard Shaw". Otras Inquisiciones, Op. cit, p. 747].

La literatura es concebida como un mundo independien-te de aquellos que la crean. Consiste de unas pocas me-táforas eternas:11••• es quizás un error suponer que puedan inventarsemetáforas las verdaderas, las que formulan Intimas co-nexiones ;ntre una imagen y otra, han existido siempre,las que aún podemos inventar son las falsas, ~~ que ~ovale la pena inventar" ("Nathaniel Hawthorne , Op. CIt.p.670).

Todas las obras literarias que existen son una entonaciónnueva, pero no original, de estas metáforas. Las infini-tas posibilida4es de ellas, derivan del h~~o .de que per-miten infinitas lecturas dIferentes. EscnbIr literatura es,par lo tanto, registrar la lectura que uno hace de ella.Un ejemplo extremo e iluminador de esto es Pierre Me-nard ("Pierre Menard, autor de El Quijote" , Ficciones).

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Menard quiere escribir El Quijote, no otro Quijote o agre-gar una tercera parte a la obra ya existente, sino la mis-ma novela que Cervantes escribió. Para un francés delsiglo XX esta labor conlleva todas las dificultades (lin-güísticas, culturales, históricas) que Cervantes nunca tu-vo, e implica en cuanto al texto, cosas que el texto deCervantes no implica. Un ejemplo de esto es la cita deun pasaje en el cual las palabras de Cervantes expresanpensamientos propios de un espai'l.oldel siglo XVII, pe-ro son interpretadas como "descaradamente pragmáti-cas" para un contemporáneo de William James. Esto esprecisamente lo que significa ser lector: únicamente quie-nes han vivido y leído, después de que William James pos-tuló su teoría pragmática pueden ver en Cervantes unpredecesor de tal doctrina.El caso de Menard es extremo porque él registra su lec-tura de sólo un libro. Lo que los escritores hacen es en-samblar sus lecturas de muchos textos, colocar en nuevoscontextos los mismos textos, trabajar de manera diferentecon las mismas ideas, imágenes y metáforas. El texto li-terario es una labor de retazos compuesta de muchos tex-tos diversos escritos previamente. Esto implica que lalectura de cada "nueva" obra literaria coloca al lectoren situación de rastrear, en ese nuevo contexto, los tex-tos que la componen y releerlos bajo una perspectivadistinta. En "Kafka y sus precursores" (Otras Inquisi-ciones), Borges explica cómo opera esta peculiar inter-textualidad.En este ensayo registra como predecesores de Kafka unalista de diversos autores y textos: la paradoja de Aquilesy la tortuga de Zenón; una apología de Han Yu, prosistachino del siglo IX; los escritos de Kierkegaard; Fears andScruples de Browning; un cuento de León Dunsany Bloy;otro de Lord Dunsany. Estos textos pueden no tener na-da en común excepto el hecho de que todos tienen algoen común con las obras de Kafka. Es probable que él nun-ca los haya leído, pero para nosotros, lectores de Kafka,estos textos pueden estar relacionados. Esto, sin embar-go, sólo es posible porque Kafka escribió lo que escri-bió. Es más, ahora que las obras de Kafka son parte delmundo de la literatura, estos textos ya no pueden ser lei-dos como lo eran antes de Kafka:"El hecho es que cada escritor crIa a sus precursores. Sulabor modifica nuestra concepción del pasado, como hade modificar el futuro" ("Kafka y sus precursores" OtrasInquisiciones, Op. cit. p. 712).

Esta lista de textos y autores disimiles sugiere la aboli-ción de las fronteras entre literaturas nacionales a la parque la negación del proceso cronológico. El mundo dela literatura es eterno y universal y es re-creado constan-temente por la adición de nuevas "lecturas". En este con-

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texto la historia de la literatura es independiente de lahistoria como tal y de la historia personal de sus autores.

En "La flor de Coleridge" (Otras Inquisiciones) Borgescita a Valery, Emerson y Shelley como tres ejemplos dela noción de literatura como mundo literario independien-te de sus creadores. Hace uso de estas observaciones co-mo marco para "la historia de la evolución de una idea"("La flor de Coleridge", Op. cito p. 639): la fantasía dela intromisión de la ficción en la realidad tal como es ex-presada por tres autores diferentes. Cita la figura de Co-leridge de traer al mundo una rosa aparecida en un sueño;menciona el pasaje de Wells (The Time Machine) en elque un hombre trae al presente algo del futuro; y la máscompleja fantasía de James de llevar desde el presentealgo al pasado (The sense of the Past). El que Wells yJames conocieran el texto de Coleridge, o cada uno eldel otro, es irrelevante para Borges. Lo que él quiere se-ñalar es que esta "coincidencia", como muchas otras quepodrían encontrarse, confirma la posibilidad de la lite-ratura como un mundo unitario e incluso la unidad 'dela paternidad literaria puede inferirse de ello. Tal vez élno concuerde con la noción panteísta de "que la plurali-dad de los autores es ilusoria" ("La flor de Coleridge" ,Op. cito p. 641), pero indudablemente comparte la con-cepción de los clasicistas para quienes "esa pluralidad im-porta muy poco. Para las mentes clásicas, la literaturaes lo esencial, no los individuos". ("La flor de Colerid-ge", Op. cito p. 641).

La literatura, no depende de la realidad, ni de la histo-ria, la política o la personalidad. La literariedad del tex-to estriba básicamente en su rechazo a reproducir orepresentar cualquier cosa que esté más allá de ella. Nues-tra percepción del mundo de todas formas está mediadapor el lenguaje, la cultura e incluso nuestra propia per-sonalidad; la literatura no ha de ser otro mediador, noes otra interpretación de la realidad. Por tanto, la litera-tura se refiere a sí misma, está mediada por otros textos,los cuales constituyen la "realidad" a la que se refiere.Borges no pretende negar la importancia de la historiao la sicología (construetos intelectuales para explicar cier-tas experiencias de la realidad), en sí mismas, pero cier-tamente considera que ellas carecen de importancia parala literatura. La literatura crea mundos, es un recuentode circunstancias y los personajes están subordinados aellas. No hay lugar para la psicología en su propia crea-ción literaria, como tampoco hay mucho lugar para lahistoria o la política si se pretende analizar sus cuentosdesde su interior. A sus personajes escasamente se les pue-de considerar tal cosa; más bien representan una idea oconcepto, son creados para actuar de acuerdo a las cir-cunstancias dadas, están subordinados a ellas y nunca alcontrario. Los eventos históricos o políticos aparecen en

las narraciones de Borges en aras de la trama, porquecumplen un propósito estético, pero no se pretende queprovean de un contexto, no explican nada si se les tomapor lo que son. Como los personajes, la historia y la po-lítica son simbólicas no referenciales.Libre de todo lazo con el mundo, la literatura exploralas posibilidades de la ficción en sí misma, de crear mun-dos y experiencias impensables en el mundo "real"; eltexto literario es el medio para postular realidades posi-bles. Considerada como labor de retazos, una red de tex-tos, la narrativa es como el laberinto descrito en "ElJardín de los senderos que se bifurcan", un laberinto si-tuado en el tiemflo, no en el espacio:

"En todas las ficcicJnes, cada vez que un hombre se en-frenta con diversas alternativas, opta por una y eliminalas otras; en las del casi inextricable Ts'ui Pen opta-simultáneamente- por todas. Crea, asl, diversos por-venires, diver$os tiempos, que también proliferan y se bi-furcan" ("El jardín de los senderos que se bifurcan" Fic-ciones, Op. cito p. 478).

Unicamente en la literaturfl pueden ser postuladas estasposibilidades, solo la ficción, según Borges, puede pre-tender crear eventos simultáneos dentro de los límites deun lenguaje que es lineal en el espacio y el tiempo. Estose logra mediante el texto laberíntico, no exactamente co-mo el de Ts'ui Pen, pero no del todo diferente. El textocomo labor de retazos compuesta de varios textos estáseñalando indirectamente hacia las alternativas rechaza-das y, por tanto, éstas se vuelven parte del texto.

En tanto teoría de la literatura, la concepción de Borgessólo puede ser aplicada a su propia creación literaria. Es-to básicamente debido a que en ella está teorizando tan-to como en sus ensayos, discutiendo los mismosproblemas teóricos. Cuando se trata de su propia críticaliteraria no puede mantenerse dentro de los límites de unateoría tan abstracta; recurre a las ayudas comunes de lahistoria, la biografía e incluso la política. Se permite aso-ciaciones libres de ideas o textos, pero no puede evitarreconocer que las sorprendentes similitudes en la histo-ria de la literatura lo son debido a las circunstancias di-ferentes en el tiempo y el espacio en los que ellas aparecen.

Pero, en el contexto del pensamiento de Borges esto ape-nas es una objeción. Cuando presenta un argumento, unatesis, una idea, directa o indirectamente proporciona almismo tiempo su refutación. El caso de su noción de larealidad y de la literatura no es una excepción: si, al finy al cabo, las teorías no son más que construetos intelec-tuales que tal vez, pero tal vez no, corresponden a la rea-lidad que pretenden describir, su propia teoría se hallaen esa situación. Se convierte en una ficción como cual-quier otra. Esta paradójica situación es lo que él consi-dera que es la naturaleza de todas las relaciones con elmundo y con todas las explicaciones que intentamos ela-borar. La paradoja es la realidad subyacente e inevitablepara Borges.

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