siete niÑos la gran liberaciÓn, una alquimia sagrada...

444
SIETE NIÑOS LA GRAN LIBERACIÓN, UNA ALQUIMIA SAGRADA TOMO III Tercer mes de gestación EDICIONES MAESTROS ESPIRITUALES Colección SENDERO DEL ALMA

Upload: others

Post on 30-Jan-2021

10 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • SIETE NIÑOS

    LA GRAN LIBERACIÓN,

    UNA ALQUIMIA SAGRADA

    TOMO III

    Tercer mes de gestación

    EDICIONES MAESTROS ESPIRITUALES

    Colección SENDERO DEL ALMA

  • 2

  • 3

    Colección Sendero del alma. Internet 2005.

    Se permite la reproducción total o parcial de este texto, su almacenamiento en un sistema in-

    formático, su edición o transmisión por cualquier medio electrónico, mecánico o fotocopia,

    sin ninguna autorización previa.

    No se ha hecho ningún depósito legal de esta obra, ni existen derechos reservados que legali-

    cen la propiedad de la misma por parte de cualquier persona física o jurídica.

  • 4

  • 5

    Los niños rodean al maestro Yogananda que les explica.

    La sombra del pasado es la pantalla que no permite ver con claridad,

    porque esa pantalla lo único que hace es proyectar siempre la ilusión de las

    mismas imágenes.

    En eso se basa la relación del futuro con el pasado.

    No se confundan, no entren en este juego.

    Aprendan a discernir que el pasado es un fantasma que quiere revi-

    vir proyectándose en el futuro.

    La única realidad es el presente, donde no hay futuro porque en el

    presente no hay proyección del pasado.

  • 6

  • 7

    El maestro Chidananda les enseña a

    los niños que lo rodean en círculo.

    La purificación es un proceso que

    resta: cuando más generosos sean,

    mayor virtud alcanzarán.

    George, el maestro de música del niño 7, le dice:

    Los sonidos son la síntesis.

    Aprende a escuchar sin imaginar,

    así podrás ver en tu interior,

    a través del sonido, el registro de tu vibración.

    Eso te llevará a regularte armónicamente.

  • 8

  • 9

    Ramana Maharshi les da una

    recomendación a los niños:

    Cuando nazcan en la Tierra desconfíen

    de todo lo que penetre en los sentidos físicos.

    No se sabe qué fuerzas operan

    detrás de las apariencias.

    Los niños escuchan al maestro Yukteswar.

    El verdadero conocimiento no viene

    de los libros sino de la posibilidad

    de participar en forma directa de la Fuente del Conocimiento.

    Solo puede llamarse conocimiento

    aquello que nos aporte un mayor entendimiento

    de la Naturaleza del Padre.

  • 10

  • 11

    LA GRAN LIBERACIÓN, UNA ALQUIMIA SAGRADA

    Tercer mes de gestación

    ● EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO. ● LOS TRES ANILLOS DE LA HISTORIA. ● NUEVE PURIFICACIONES.

  • 12

  • 13

    EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO

    Los niños aprenden la trampa de la enseñanza que los demonios le

    imparten a los hombres para tenerlos sometidos a su poder. También el

    maestro Yukteswar les revelará la enseñanza que los liberará, pero este es

    un aprendizaje iniciático y para experimentarlo deberán ingresar a las pro-

    fundidades de su propia mente en la búsqueda de ese tiempo perdido oculto

    en la oscuridad.

  • 14

  • 15

    237

    El tercer mes de gestación comenzó con una experiencia muy dura, ¿muy dura digo?, durísima,

    parece que los maestros buscasen llevarnos al límite de la resistencia mental.

    Creo que si superamos esta prueba, cualquier cosa que tengamos que vivir en la Tierra cuando

    nazcamos, nos parecerá una suave brisa de primavera o un tierno arrullo maternal.

    ¿Y en qué consistió esta horrible prueba? Soy el niño 4 y se las cuento, nada más ni nada menos

    que ir de visita a una escuela primaria.

    ¿Qué es una escuela primaria? Un lugar privilegiado del infierno donde los demonios internan a

    los niños ni bien se encuentran en edad suficiente para ser amasados, deformados y remodelados en

    cuerpo y alma.

    El carro de Krishna nos condujo hasta el establecimiento educativo. Llegamos contentos e incau-

    tos, suponíamos que nos íbamos a encontrar con otros niños con los que jugaríamos muy divertidos, y

    además nos contarían la maravillosa experiencia de la escuela, con maestras bondadosas y sonrien-

    tes... pero basta de pavadas.

    La imaginación se borró frente a la realidad, y cuando descendimos del carro de Krishna lo pri-

    mero que vimos fueron los demonios guardianes que custodiaban el edificio.

    Nos miramos entre nosotros y en la mirada coincidimos que debíamos huir rápidamente de ese

    lugar, pero al darnos vuelta comprobamos, ahora sí desesperados, que el carro de Krishna había des-

    aparecido.

    El maestro Yukteswar que nos acompañaba, al ver nuestras caras desencajadas, se rió con ganas

    pero no dijo nada.

    “Si algo le cuestiono al maestro son los desafortunados momentos que elige para reírse”, me dijo

    en voz baja el niño 7.

    “¿Por qué este es un lugar cerrado?.

    ¿Por qué tiene puertas y demonios que las custodian?”, preguntó hablando a borbotones el niño 5.

    “La razón es de sentido común. Este lugar, como todos los del planeta, está gobernado por los

    demonios, y cualquier parte del infierno tiene que estar cerrada, por un lado para que nadie se escape,

  • 16

    y por otro para que los que están afuera no puedan ver lo que está pasando adentro”, respondió el

    maestro con toda naturalidad.

    “¿Y tenemos que ir ahí adentro?”. La voz temblorosa que se escuchaba era la de la niña 6.

    “Es inevitable”, fue la lacónica respuesta del maestro.

    Como no tenemos cuerpo físico, podemos hacernos invisibles en el astral, no hubo dificultad en

    atravesar las puertas sin que los demonios nos advirtiesen, y guiados por el maestro, con la actitud de

    ir al cadalso, llegamos hasta un aula donde un cartelito colgado en la puerta en un clavo que estaba

    flojo y por caerse, decía “3° grado A”.

    El maestro nos otorgó la visión física que nos permitía ver una maestra algo entrada en años que

    escribía en el pizarrón una formula matemática.

    Era tal la entrega a la tiza, y al borrador cuando se equivocaba, que parecía estar grabando en el

    pizarrón una de las más terribles revelaciones del universo.

    En el otro lado de la escena, algunos niños inquietos le golpeaban la espalda a su compañero del

    asiento de adelante, otros le manchaban con tinta el guardapolvo, muchos masticaban caramelos aun-

    que estaba absolutamente prohibido comer caramelos cuando la maestra hacía tremendas revelaciones,

    tales como la fórmula de la división o la más esotérica de la regla de tres simple, pero los niños empe-

    zaban a ensayar la transgresión que los acompañaría el resto de sus vidas.

    Hasta aquí la visión física.

    En la visión astral, que para nosotros es la normal en el plano en que nos encontramos, veíamos

    un grupo de pequeños demonios que tumultuosamente corrían desaforados por el aula, emitiendo

    aullidos, parecían primates en son de guerra con una manada próxima.

    Del grito se pasó al ataque.

    Los demonitos se arrojaron sobre el demonio-maestra, que a pesar de ser más fuerte y hábil, no

    encontraba el modo de sacarse de encima a sus discípulos que le clavaban los dientes en la cara y el

    cuello y con las uñas le arañan todo el cuerpo.

    El espectáculo era horroroso, veíamos como la sangre astral del demonio-maestra regaba el piso.

    Por fin los demonitos, agotados, se retiraron a sus asientos esperando que la campana anunciase el

    recreo. Allí se repondrían para un nuevo ataque.

    No podíamos comprender el rol que había aceptado jugar el demonio-maestra ¿Cuál era el sentido

    de ese martirologio al que estaba dispuesta a someterse día tras día y durante años y años hasta que

    llegase la jubilación liberadora?

    Le transmitimos nuestro desconcierto al maestro, que hizo un gesto como indicando que los

    humanos, entre los que se encontraba el demonio-maestra no aprendían nunca.

  • 17

    “Esto es consecuencia del pacto docente”, dijo el maestro dando comienzo a la explicación.

    “Es uno de los pactos claves para los demonios. El pactante tiene por tarea preparar a los peque-

    ños demonios para integrarlos al sistema. Estos, cuando llegan al mundo lo hacen en un estado salvaje

    y deben ser domesticados para que sean funcionales al sistema demoníaco, o dicho en términos más

    técnicos, socializados, endoculturados, esto es meterles el programa en la cabeza.

    La escuela primaria tiene por finalidad arrastrar a los pequeños demonios al combate perpetuo,

    prepararlos para la competencia, a pactar, a descargarse y tomar energía. En fin, las normas básicas

    para la supervivencia en el plano.

    La enseñanza secundaria pretende afinar estos recursos y la universitaria seleccionar los profesio-

    nales que sostendrán en cada época el sistema en sus aristas ideológicas y prácticas.

    En los niveles primario y secundario la educación es masiva porque la finalidad de los demonios

    no es que se aprenda nada específico, salvo en algunas escuelas técnicas, sino la domesticación y el

    adiestramiento para operar en el sistema de pactos.

    Algunos pretenderán más, esto es ocupar niveles de mayor poder en el mundo demoníaco. Enton-

    ces si adquieren la capacidad suficiente, o dicho de otro modo, la energía necesaria, apuntarán a una

    carrera universitaria.

    En este nivel el pacto docente es más rígido. Los demonios determinan quien aprueba un examen

    o es reprobado, o quienes lograrán obtener el título.

    Esto responde a la lógica demoníaca del sentido común, no se olviden que si los demonios han

    logrado el dominio del planeta es porque les sobra sentido común.

    No cualquiera puede ser un profesional del sistema, es evidente que no pueden permitir arquitec-

    tos a los que se les derrumben las casas, o literatos que no sepan escribir, o médicos responsables de

    muertes masivas en los hospitales.

    La enseñanza universitaria es una de las claves más importantes del sistema. Es el pilar para que

    todo lo demás funcione. En la universidad se libra la gran batalla entre los pactos de quienes quieren

    acceder a los puestos de privilegio en la organización demoníaca, y de quienes tienen la responsabili-

    dad, ante los demonios mayores, de ser los iniciadores y seleccionadores de los aspirantes.

    Por supuesto, en una civilización que está articulada en el trabajo, pues su modo de existencia es

    la producción y el consumo ilimitado, hay incalculables pactos de formación profesional para la su-

    pervivencia, e innumerables rangos de pactos docentes. Este escenario va desde la universidad hasta la

    capacitación de plomeros, carpinteros o chefs de cocina”.

    Mientras el maestro hablaba los demonitos volvían a atacar a la demonio-maestra.

  • 18

    “Ya lo ven, es una escuela que prepara al combate”, dijo el maestro señalando el campo de bata-

    lla.

    “Bueno, ya no hay más que ver en este lugar, esta escena se repite al infinito en todos los estable-

    cimientos primarios de la Tierra”.

    Algo acongojados salimos de la escuela, sacándole la lengua, como gestos de burla a los demo-

    nios guardianes, aprovechando, por supuesto, que no podían detectarnos.

  • 19

    238

    Mientras regresábamos en el carro de Krishna a nuestro planeta, la niña 9 le preguntó al maestro.

    “¿Cuál es el sentido de pasar los años de la infancia sumergidos en este horror?”.

    “Aprender, por supuesto no me refiero a lo que les enseñarán en la escuela, que también deberán

    aprenderlo, sino aprender las leyes del sistema demoníaco, porque es la única forma de desarticularlo

    en ustedes y transmitirle esta enseñanza a los demás, pero como maestros de otro tipo, maestros sin

    pactos docentes, sino como almas convertidas en canales luminosos de la enseñanza del Padre”.

    “¿No podemos saber todo eso sin tener que ir a la escuela?”, ahora preguntó el niño 8, en la inútil

    esperanza que le dijesen que era posible aprender sin pasar por el infierno.

    “Lo lamento pero no es posible”, dijo el maestro mirando como nuestros gestos mostraban una

    profunda decepción.

    “¿Y por qué no es posible?”, insistió el niño 8.

    “¿Cómo van a aprender qué es el infierno si no viven la experiencia del infierno?

    Nadie puede aprender sino de aquello que experimenta.

    Esto no significa que deben aprender, como lo pretende el sistema educativo demoníaco, a ser

    operadores del infierno sin tener la más mínima sospecha de donde se encuentran ni quienes son sus

    amos.

    Lo que deben aprender, y solo lo pueden aprender estando adentro, es la intención demoníaca y

    cuáles son las leyes del plano astral con que operan.

    En esta experiencia que les tocará vivir tienen que mantenerse siempre en el centro, sostener el

    equilibrio cuando el propósito de la escuela será desequilibrarlos.

    Estarán ahí para que El Padre pueda hacer ingresar su Luz en esa densa oscuridad, pero no olvi-

    den que no forman parte de eso, que no están ahí para combatir, y a veces aliarse con los otros demo-

    nios, sino para ayudar a esas pobres almas atrapadas por sus egos demonios en la tarea de maestros,

    directivos, inspectores, y por supuesto, de alumnos, a purificarse un poco, al recibir la energía divina

    que llega a sus almas”.

    Meditábamos en las palabras del maestro cuando los caballos blancos alados del carro de Krishna

    se depositaron en nuestro planeta de luz.

  • 20

    239

    La sobremesa con el maestro Yogananda tuvo un tema excluyente: la visita a la escuela primaria.

    Estábamos tan conmocionados que el maestro le pidió a los ángeles que cumplían el servicio de mo-

    zos que nos trajesen una porción extra de postre. Era una manera de gratificarnos un poco no solo por

    la intensidad de la revelación vivida, sino por lo que tendríamos que vivir ese día, preanunciado por

    nuestra imaginación, cuando de la mano de nuestras madres, atravesásemos esas puertas custodiadas

    por los demonios e iniciásemos nuestro primer día de clases.

    “¿Por qué todo esto nos pega tan duro –preguntó el niño 10– si en la ciudad de los demonios pu-

    dimos presenciar los mecanismos íntimos del infierno en su sistema de pactos y hasta nos pareció

    divertido?”.

    “Eso lo vivieron de afuera, pero la educación demoníaca la tendrán que experimentar en carne

    propia durante muchos años”, comentó el maestro para inmediatamente preocuparse por si estábamos

    satisfechos con los postres rebosantes de crema chantilly.

    Cuando nos vio más felices después de haber dado riendo suelta a la gula, siguió hablando.

    “La educación es el segundo paso en el proceso de demonización. El primero es la familia, de la

    que hablaremos luego, pero a través de la instancia educativa se perfecciona la capacidad de pactar, se

    está listo para el combate, los fuertes triunfarán y los débiles quedarán sometidos como sus esclavos.

    El que estudia en la escuela, recuérdenlo bien, es el demonio, porque el alma, que en la mayoría

    de los niños está congelada, requiere de otro tipo de aprendizaje que le posibilite, no el ilusorio poder

    sobre el mundo, sino el camino de la liberación.

    Ustedes irán a la escuela a aprender las trampas del falso conocimiento, y no a fascinarse con ese

    conocimiento que los demonios querrán impartirles.

    Por supuesto deberán estudiar y rendir formalmente los examenes, pero internamente estarán ahí

    para descubrir como está planificado el juego.

    Simulen jugarlo pero tengan siempre la conciencia conectada con El Padre”.

  • 21

    “¿Cuál es el método de sometimiento a través de la enseñanza que utilizan los demonios?”., in-

    quirió el niño 10.

    “Consiste en varios pasos, aunque todos operan en forma simultánea.

    El niño, cuando digo niño estoy hablando del ego y no del alma, que está sumida en un profundo

    sueño, tiene que ser enajenado de su cuerpo.

    El ego es la energía demoníaca que se manifiesta en la sociedad como personaje, por lo tanto la

    educación tendrá que ir moldeando a ese personaje, esto es educar al demonio.

    Para experimentar en la Tierra es necesaria una manifestación del cuerpo y la mente. ¿Qué es la

    liberación en la Tierra? Experimentar el alma en el cuerpo y en la mente. Lo que ocurre es que el

    cuerpo y la mente están posesos por el ego, esto es la energía demoníaca que se va a proyectar con la

    conformación del personaje.

    ¿Está claro hasta aquí?”.

    Todos dijimos que sí.

    “Entonces para que el ego-demonio pueda ser sometido es necesario que el cuerpo y la mente no

    estén anarquizados por un puro deseo sino programado para ser funcional al sistema demoníaco.

    Esta es la tarea del ego-demonio-personaje-maestra.

    Entiendan bien esto, el mundo demoníaco no son egos-demonios y demonios haciendo cualquier

    cosa sino una organización sujeta a un estricto control. En este sistema cada participante, demonios

    astrales, demonios encarnados, esto es conscientes de su condición demoníaca, y egos-demonios, que

    son los llamados humanos que perdieron la conexión con El Padre y actúan sirviendo al mundo demo-

    níaco pero ignorando que son demonios, cumplen una función prolijamente programada.

    Retomando el tema del cuerpo en la educación, este está sometido a mandatos que le indican la

    acción a ejecutar: estar sentado, pararse, salir al patio, enfilarse con los otros cuerpos, marchar, hacer

    gimnasia; hasta para ir al baño el cuerpo tiene que ser autorizado.

    El cuerpo está encerrado en un espacio, el aula es la celda básica, luego se lo distiende en el patio,

    en los recreos, para luego volver al aula. El encierro tiene que convertirse en algo natural, no resistido,

    en el resto de su vida serán otros espacios de encierro, el lugar de trabajo, la casa donde habita, hasta

    que muy inconscientemente se acepta el encierro en la Tierra.

    El tiempo es administrado con horarios de entrada y salida y opera como regulador de las activi-

    dades, la conciencia debe imprimirlo como el camino del esfuerzo para llegar al logro buscado. La

    escuela es el escenario del aprovechamiento del tiempo porque en su tránsito se adquiere el conoci-

    miento que permitirá dominar el futuro.

  • 22

    La escuela es la posibilidad de integración a un sistema que no solo le garantiza la supervivencia

    sino el éxito que lleva a la felicidad.

    La mente también será dominada al imponerle los temas sobre los que deberá ocuparse para po-

    nerse al servicio de la producción, control y supervisión del sistema demoníaco.

    El proyecto escolar arquitectura la conciencia en una concepción del mundo que será experimen-

    tada como propia, de un modo de pensar individual y a partir de la cual “elige” la manera de vivir, el

    trabajo a realizar, puede determinar las acciones convenientes o inconvenientes.

    El eje de esta concepción del mundo es la proyección de la idea de progreso, que en cada uno im-

    plica una fase superior de realización humana. Pero esta idea de progreso conlleva la de esfuerzo,

    sacrificio, ese es el precio del triunfo, aunque en realidad lo que buscan los demonios es devorar la

    energía del sufrimiento, pues de eso viven.

    No se olviden que el ego-demonio habita en la Tierra como esclavo de la oscuridad dominante.

    El estudio, la existencia de los examenes, como luego lo será el trabajo, ejerce sobre la conciencia

    una presión dolorosa, angustiante que por un lado, como les expliqué, sirve para alimentar la oscuri-

    dad y por otro, para distraer a la conciencia quitándole toda posibilidad de reconocimiento del alma y

    proyectarla hacia el sistema demoníaco.

    Además, la aceptación de un sistema de jerarquías, la maestra, el director, el inspector, y así hasta

    el ministro de educación es el orden necesario para el funcionamiento de esta organización planetaria.

    Como habrán advertido en la lucha feroz entre los demonitos y el demonio-maestra, que se realiza

    en el plano astral, es generado porque el sistema, para funcionar, necesita la dinámica del conflicto.

    Esto quiere decir que estas formas de sometimiento son resistidas, tanto en la escuela como en el

    trabajo y en la sociedad en general, el estado de guerra es permanente y genera en el ego la creencia

    de que la liberación de la opresión es posible en la lucha, en el enfrentamiento, en el cambio del eje de

    poder.

    La idea matriz que los demonios le han impuesto a los egos es que el infierno de la Tierra es me-

    jorable, tengan en cuenta que toda promesa política, un escenario muy importante para los demonios,

    es la consecución de un mundo mejor.

    ¿Comprenden la trampa? ‘El infierno es lo único que existe, es el lugar en que existen y no hay

    otro, pero no se desesperen, es mejorable individual y colectivamente. Esta mejora la lograrán en la

    familia, el trabajo, la sociedad misma si pactan con nosotros. Les prometemos la felicidad en la Tierra,

    convertir el infierno en el cielo’. Este es el discurso de los demonios”.

  • 23

    Después de tirarnos todo esto encima el maestro sonrió y le pidió a los ángeles que nos sirviesen

    otra porción de torta.

    “Esta es de chocolate y está riquísima”, comentó como si nada hubiese pasado por nuestra mente

    con todo lo que nos había dicho.

    Mientras saboreábamos la torta de chocolate, el niño 5 habló.

    “Maestro, tengo una inquietud ¿Acaso un aspirante espiritual no pasa por experiencias similares?

    ¿No has pasado por lo mismo en esta disciplina con el maestro Yukteswar? El maestro Milarepa en

    alguna oportunidad nos contó su experiencia con Marpa, y la disciplina a la que se sometió es terri-

    ble”.

    “Lo que dices es interesante, pero hay que hacer unas salvedades.

    Los demonios no inventaron la disciplina sino que la adaptaron a sus necesidades, incorporándole

    los contenidos y la intención oscura.

    ¿Qué quiero decir con esto?

    Por ejemplo, le pregunto al niño 4 ¿cuál es la intención de Sergei al trabajar con la disciplina cor-

    poral?

    “Que el cuerpo se convierta en un instrumento de la experiencia liberadora del alma”.

    “¿Cuál es la intención de la disciplina corporal que vieron en la escuela?”.

    “Someterlo al mundo demoníaco”, respondió el niño 8.

    “Bien, es lo mismo con el tiempo, el mundo demoníaco trata de perpetrar cíclicamente la expe-

    riencia temporal; el conocimiento espiritual apunta a su trascendencia en lo eterno. Los espacios terre-

    nales son cárceles que sujetan al alma y la encadenan al sistema de la oscuridad; los espacios espiri-

    tuales que muestran los maestros constituyen el hábitat donde el alma debe ascender para encontrar el

    camino de retorno al Padre. La mente dominada por los demonios es el estado de sufrimiento, igno-

    rancia, ilusión; la mente unida al alma es la experiencia de la liberación. Las jerarquías demoníacas

    someten y esclavizan, las jerarquías divinas liberan. Los pensamientos cargados de deseos y proyecta-

    dos al mundo llevan al hombre al infierno; los pensamientos imantados en la luz y armonía divina los

    conducen a las moradas celestiales.

    Una es la experiencia del ego-demonio, la de la oscuridad; otra es la del alma que conduce al Pa-

    dre.

    ¿Advierten la diferencia entre las dos educaciones?

  • 24

    Creo que ya están en condiciones de darse cuenta que la educación, tal como hoy la conocemos,

    es la perpetuación de un sistema demoníacamente cerrado. La intención que persigue es impregnar la

    mente inconsciente de este oscuro conocimiento, impidiéndole cualquier conexión con lo divino.

    En El Padre no existe la sistematización controlada con que opera el mundo demoníaco, sino la

    transmisión vívida del conocimiento en la Gracia.

    En el mundo demoníaco no puede haber verdad porque la verdad solo puede tener origen en lo

    verdadero y lo único verdadero es El Padre, por lo tanto del sistema de la oscuridad solo puede prove-

    nir el engaño”.

    “Maestro ¿esto se puede cambiar?”, preguntó la niña 9.

    “No por el momento, es una carga muy pesada, las mentes están endurecidas por milenios de edu-

    cación demoníaca.

    La purificación es un largo proceso, no pretendan cambiar nada cuando se encuentren en las au-

    las, solo atraviesen la experiencia buscando comprenderla.

    Para que no se depriman, también deben tener en cuenta el lado positivo que le puedan encontrar

    a la educación que tendrán que vivir.

    Por un lado, en la Tierra es la única que hay, no caigan en las ilusiones de modelos educativos es-

    pirituales porque no existen en el planeta. Las tentativas de generarlos, por más buenas intenciones

    que hayan tenido sus fundadores, también están dominadas por los demonios.

    ¿Pero qué pueden aprovechar de la enseñanza demoníaca? La disciplina que posibilita la concen-

    tración de la energía y el desarrollo del pensamiento abstracto.

    Véanlos como instrumentos, cámbienles la dirección, tengan en cuenta que tanto la concentración

    como el horizonte conceptual son las condiciones necesarias para llegar al discernimiento.

    El aprendizaje da un poder, la cuestión es qué se hace con ese poder: se lo utiliza al servicio de

    los demonios o se lo transmuta en energía liberadora.

    La mente ata o libera”.

    Estas últimas palabras avanzaron hacia el silencio, y en silencio terminamos de comer la torta de

    chocolate.

  • 25

    240

    La visita a la escuela de los demonios nos había dejado impactados, conmovidos, atemorizados o

    todo junto. Teníamos la sensación que íbamos a hundirnos en un pozo negro, eso era la Tierra, y lo

    que queríamos era salir corriendo para el otro lado, rumbo a las galaxias, si esto fuese posible.

    Soy el niño 7 y vi como el maestro Yukteswar nos miraba con mucha ternura y comprensión,

    mientras con un gesto nos pidió que nos sentáramos en círculo a su alrededor.

    “Quiero contarles algo”. Después de pronunciar estas palabras hizo un silencio y en ese silencio

    se borró de la mente toda inquietud, y de pronto sin darnos cuenta que había pasado, nos encontramos

    en un estado de profunda paz y alegría.

    El maestro comenzó un relato.

    “Yo tomé el voto del caminante de mi maestro Lahiri Masaya, él no lo tenía pero lo podía otorgar

    a quien se lo pidiese.

    Es un voto común en los yoguis de la montaña, y es el que los protege en la peligrosa soledad del

    Himalaya. Tienen que transitar caminos difíciles y escarpados, pueden quedarse sin alimento, ser

    atacados por demonios encarnados en el personaje de ladrones, o ser ocupada su mente por demonios

    astrales.

    El yogui de montaña sabe que su experiencia solo es posible si está protegido, y esta protección le

    es dada en este voto del caminante.

    ¿En qué consiste? En acceder a dar una cuota de su energía, la que se materializa en forma de

    ayuda, a quien se la pida para cubrir una necesidad.

    Cuando yo tomé este voto mi energía no era ilimitada, como lo es ahora por mi absoluta unión

    con El Padre. Entonces me veía obligado a vivir la vida de un terrateniente, administrando las tierras

    que había heredado de mi familia y a su vez debía realizar el trabajo espiritual con mis discípulos y

    visitantes en la ermita.

    La experiencia espiritual en el planeta, por las razones que ustedes conocen de sobra, necesita una

    protección energética proveniente de otro plano.

  • 26

    Este voto se expresa como una actitud.

    Externamente es como darle agua al sediento, internamente es aportar una energía purificadora

    destinada al alma.

    Esta actitud puede manifestarse de dos maneras. Una es darle al otro lo que quiere y necesita, la

    otra es darle lo que necesita. ¿Cuál es la diferencia? A veces, por no decir la mayoría de las veces, lo

    que se quiere no es lo que se necesita.

    Esta última actitud tiene sus riesgos, si la conciencia está muy perdida es como obligar a tomar un

    medicamento muy amargo, pero es la única posibilidad de la cura.

    El caminante otorga su energía a través de sus palabras, y debe tratar que esta vibración energéti-

    ca opere en el interior de quien viene a pedirle ayuda.

    Si esto no ocurre, el trabajo está mal hecho, hay que empezar de nuevo.

    En esto consiste la ayuda, aportar la energía y asegurarse de la recepción que luego se convertirá e

    ideas, afectos, acciones.

    El caminante es capaz de interpretar una situación problemática, y la expone ante el otro, y debido

    a su carga energética neutra, ya que solo actúa como canal del Padre, nunca el que ha recurrido en

    busca de ayuda va a registrar que se lo está manipulando.

    Esta ayuda es el único camino seguro hacia la verdad para quien aún no se encuentra con la posi-

    bilidad de verla con su propio ojo interno.

    El primer efecto de esta ayuda es una contención emocional que le calma la marea interior y per-

    mite que vea con más claridad el problema en que está sumergido.

    ¿Cómo reconoce el necesitado la legitimidad de la ayuda? La actitud de quien la presta no es de

    euforia ni de desenfreno, no hay exceso y solo puede percibir una tranquila alegría.

    En ocasiones el caminante sabe lo que tiene que hacer y es capaz de realizarlo, pero no tiene más

    fuerzas. En este caso el maestro le aporta la energía para llevar adelante la acción de ayuda.

    Este no es el coraje de domar un león, aunque a veces sí lo es, sino de transmutar la oscuridad.

    Otras veces lo que necesita el caminante es activar el discernimiento al máximo, y la energía del

    maestro es la que le da esta posibilidad.

    En mi experiencia pongo muchas veces en práctica este tipo de ayuda, y sirve para purificar a

    mucha gente, y esta acción purificadora le permite ir reduciendo la distracción.

  • 27

    Otros maestros utilizan caminos menos operativos por múltiples razones, pero tengan en cuenta

    que cualquiera que sea el método elegido, cuando se presta ayuda junto con quien la pide vienen

    cabalgando todos los demonios que lo posesan.

    A más ayuda, más demonios.

    Mi energía está organizada de muchas maneras, pero siempre predomina un matiz de discerni-

    miento, entonces los demonios quedan congelados y ni bien recobran algo de movilidad, huyen muy

    asustados.

    Hay maestros que se enganchan con los problemas de los demonios, incluso a veces logrando su

    cura, pero debilitando la primera intención de ayudar al alma.

    El gran riesgo del que ayuda es perder el objetivo y tratar de ayudar a los demonios”.

    El maestro nos estaba brindando esta enseñanza cuando vimos que del carro de Krishna descendía

    un personaje que sin duda, por sus rasgos y su vestimenta, era tibetano.

    “Es un amigo de Milarepa llamado Dörgen”, dijo el maestro estrechándolo en un abrazo.

    “Estaba meditando en mi consultorio cuando recibí la llamada del maestro Yukteswar y al abrir

    los ojos me encontré en el carro de Krishna que me estaba esperando para traerme a este planeta”, dijo

    Dörgen.

    El maestro asintió las palabras del tibetano y nos explicó que era importante que escuchásemos el

    testimonio de un psicólogo de demonios.

    “Así es, soy psicólogo de demonios, los conozco profundamente, he curado a algunos, es mi pro-

    fesión, pero les recomiendo que dejen esta tarea a los profesionales y ustedes no caigan en la tenta-

    ción, disfrazada de buenas intenciones, de querer brindar este tipo de ayuda.

    Los demonios son seres sufrientes y a veces se vuelven locos, por eso El Padre eligió un grupo de

    chamanes y los preparó para esta especialidad dentro del chamanismo.

    Nos preparamos para conocer al detalle la tramposa y devoradora mente de los demonios, y poder

    ingresar en ese laberinto sin mayores riesgos, aunque a más de un psicólogo de demonios tuvimos que

    ir a rescatarlo del estómago de su paciente.

    Lamentablemente, en mis largas vidas he visto santos y santas de todas religiones que con pro-

    funda fe y devoción se metieron donde no tenían que meterse, y así les fue.

    La bondad no alcanza para introducirse en los abismos del mal, y estos santos no han sabido dis-

    criminar un hombre de un demonio.

    Un hombre, aunque esté poseso por un ego y los demonios colaboradores, en su esencia, dicho en

    términos budistas, es un Buda en potencia.

  • 28

    Para el Buda todos son Budas, porque el Buda solo ve la budeidad en el otro.

    Pero también el Buda, cuando se le presenta un demonio, ve un demonio.

    No son las mismas necesidades las de un hombre y un demonio.

    Lo mejor que le puede pasar a un ser humano es acercarse al Padre y reconocerse como parte de

    Él. Esa debe ser su única tarea en cada minuto de su existencia.

    Lo mejor que le puede pasar a un demonio es morirse en el plano en que se encuentre.

    En caso de ser un demonio encarnado en un cuerpo humano, debe pedir al Padre un alma compa-

    tible con su cuerpo y exterminar su mente demoníaca.

    Si esto no está claro se termina produciendo una enorme confusión.

    Hay quienes pretenden ayudar a los demonios y creen que lo hacen alimentando su parte demo-

    níaca.

    No dejan morir al demonio para que El Padre pueda inyectarle un alma.

    Y el desastre que cometen mis colegas psicólogos en la Tierra es terrible. Si tienen un paciente

    humano con su terapia les impiden reconocer su alma y los aplauden cuando logran éxitos con un ego

    demoníaco.

    Deberían ir presos por apología del pacto.

    Por su parte los demonios, cuando por la intervención de bondadosos ayudadores , pierden la

    oportunidad de reconocer que su condición demoníaca debe morir, terminan enloqueciendo.

    Siempre hubo demonios locos pero nunca como en esta época.

    Tengo el consultorio lleno de pacientes que permanentemente me envía El Padre.

    ¿Está claro, niños? Si les aparece algún demonio loco no traten de ayudarlo por ustedes mismos

    sino que deben derivármelo.

    Les dejo mi tarjeta y debo regresar rápido a mi consultorio porque percibo que mis pacientes es-

    tán demasiado inquietos con la espera”.

    El niño 10 tomó la tarjeta que le entregara Dörgen y todos fuimos anotando su e-mail.

    Se despidió del maestro Yukteswar y de nosotros, regresando al carro de Krishna que lo estaba

    esperando para nuevamente trasladarlo a su consultorio.

    “Bueno, niños, nos veremos pronto”, dijo el maestro Yukteswar cuando el carro de Krishna ya se

    había perdido en el espacio”.

    Nos quedamos solos y cada uno quedó en silencio meditando en el caminante, en Dörgen y en los

    demonios locos.

  • 29

    241

    Los niños rodeamos al maestro Yukteswar y yo, soy el niño 8, como portavoz del grupo, le pedí

    que nos otorgue el voto del caminante.

    El maestro permaneció en silencio, un silencio que, como todos los silencios de los maestros, mo-

    vilizaba algo en el corazón que venía de lo muy profundo.

    También permanecimos callados pero queriendo hablar, por lo menos en mi caso parecía que las

    palabras como un torrente querían saltar de mi boca, gritar, ¿por qué no nos contestaba? ¿Acaso no

    éramos merecedores de ese voto?

    Cuando el silencio del maestro estaba a punto de asfixiarnos, sus palabras descomprimieron el

    clima.

    “Cálmense y siéntense”.

    Más tranquilos nos sentamos en círculo, quedando el maestro en el centro en postura de medita-

    ción.

    “Niños, antes de hacer un voto es necesario saber qué es un voto”.

    “Maestro, ¿por qué nos dices esto? ¿Crees que no sabemos qué es un voto después de todo lo que

    nos enseñaste del caminante?”, dijo algo molesto el niño 5.

    “Bueno, de acuerdo, sabes lo que es un voto, pero antes quiero que me rindas un pequeño exa-

    men.

    ¿Cuál es la diferencia entre un voto y un pacto?”.

    El niño 5 parecía que iba a decir algo, pero prefirió quedar callado.

    “¿Alguien lo sabe?”, preguntó el maestro recorriéndonos con la mirada.

    “El pacto es con los demonios y el voto es con El Padre”, respondió la niña 9 dando muestras por

    su rostro satisfecho que estaba muy satisfecha con la respuesta.

    “Conceptualmente lo que dices es correcto, pero ¿cómo haces para saber si lo que estás haciendo

    es un pacto o un voto?”.

  • 30

    “Es sencillo –intervino el niño 7– porque en un caso convoco a los demonios y en el otro llamo al

    Padre”.

    “¿Y cómo puedes darte cuenta si en vez del Padre el que viene es un demonio?”.

    “¿Es eso posible? ¿No nos has dicho maestro que El Padre siempre está atento al pedido de sus

    hijos?”, dijo desconcertada la niña 6.

    “Es cierto, pero la cuestión radica en saber si cuando llamas al Padre, es decir al pronunciar su

    Nombre, estás realmente llamando al Padre”.

    Las palabras del maestro aumentaban nuestra confusión.

    “Maestro, te confieso que no entiendo nada”, se atrevió a decir el niño 4.

    “¿No será que según lo que pides es el que viene?”, intuyó el niño 10.

    “Nos vamos acercando”. Las palabras del maestro parecían que iban a despejar nuestra incerti-

    dumbre.

    El maestro continuó.

    “¿Quién llama? ¿Habla el ego o habla el alma?”.

    Quedamos nuevamente desconcertados.

    “¿Cómo saber quién habla?”, preguntó para sí misma la niña 9.

    “Según lo que pides es a quien le pides, ¿no es así niño 10?”.

    “Eso creo”, dijo algo asustado el niño 10 porque se dio cuenta que es frecuente en él estar pidien-

    do.

    El maestro miró al niño 10 pero no le dijo nada, después recorrió su mirada sobre todos nosotros

    y habló.

    “El ego siempre habla pidiendo porque es una energía demoníaca que vibratoriamente solo puede

    comunicarse con lo demoníaco. ¿Y por qué pide? La causa de que esté permanentemente pidiendo es

    que es una existencia vacía. ¿Vacía de qué? Vacía del Padre. Como El Padre es la única Realidad, su

    ausencia es el vacío, la nada, la existencia ilusoria. Vacío, nada, ilusión son palabras que uso para que

    intuyan la condición demoníaca.

    El ego-demonio no es, pero tiene la inútil aspiración de ser ¿Por qué inútil aspiración? Porque

    quiere ser fuera del Padre, por eso su pretensión naufraga siempre en el círculo de las inexistencias.

    Atiendan esto, traten de intuirlo, el vacío del ego se traduce psicológicamente en perpetua insatis-

    facción, por eso vibratoriamente se mueve, porque la condición demoníaca es un vacío que desea

    llenarse, imantada a cualquiera de las formas que adquiere la oscuridad, para que esta lo complete, y la

  • 31

    satisfacción de la excitación de la energía que lo penetra lo libre del insoportable e indescriptible

    sufrimiento del vacío.

    Estamos en el mundo del movimiento, de la fugacidad, por eso el éxtasis engañoso de la vibración

    oscura dura un instante, y la mente vuelve a experimentar la peligrosa sensación de tedio que anuncia

    el vacío, entonces otro pedido, un nuevo pacto, y así continúa el círculo de la inexistencia sufriente en

    un juego sin sentido, porque el único sentido es ser en El Padre, y esta es una posibilidad del alma y

    nunca del ego.

    El ego pide para alimentarse de energía y creer que existe. ¿Qué es lo que realmente pide en su

    patético estado demoníaco? Pide dejar de sufrir. ¿Y cómo dejar de sufrir? Devorando la energía que le

    provee el pedido. ¿Cómo la obtiene? Tiene una sola forma de obtenerla, pactando con el proveedor.

    ¿Y qué le pide el proveedor? La energía de su alma que está congelada e inconsciente.

    El ego ha ocupado en la mente el espacio del alma y sabe que dispone de una energía que no es

    propia pero de la que se apropió, y es esta energía la que los demonios le piden como pago por la

    mercancía que le entregan. Esta, se habrán dado cuenta, es la energía del alma.

    La voracidad de los proveedores es ilimitada y aunque el ego no lo sepa, se debe a que los demo-

    nios, precisamente por ser demonios, experimentan el mismo drama del ego, el acoso del vacío, la

    nada, la desintegración, la muerte. En consecuencia también como precio del pacto le van a pedir la

    energía de las almas que se encuentren bajo su dominio, familiares, empleados, admiradores, si el

    personaje con que el ego se presenta en el mundo es el de un artista, deportista o político con impor-

    tante reconocimiento masivo.

    Si el ego no entrega, se acaba el abastecimiento de energía y experimenta el pánico de estar frente

    a la gran boca abierta de la oscuridad que avanza para tragarlo y sumergirlo en la nada.

    Lo que el ego no sabe es que el vacío que ve afuera es su propia naturaleza. Esto solo lo puede

    saber el alma cuando despierta.

    El ego, para someter y entregar, tiene que conectarse con la energía diabólica que mora en su in-

    consciente y que es su demonio personal. A este demonio lo verá como otro, pero es él mismo porque

    está constituido por su misma energía.

    Intuyan esto, el alma es una con El Padre porque participa de su misma Esencia, y el ego es uno

    con el Demonio, que aunque tenga múltiples manifestaciones, también es uno porque es una única

    energía.

    El ego desde el demonio personal se proyecta con la fuerza de la desesperación traducida en páni-

    co, deseo, pasión, que no son más que estados de esa vibración demoníaca.

  • 32

    Esta energía proyectada penetra en la conciencia de los egos más débiles, domina su voluntad, y

    su mente, y entonces puede apoderarse de la energía del alma y entregarla a los demonios del pacto.

  • 33

    Cuando estos consideran que el precio ha sido pagado, según la energía entregada, la devuelven

    materializada en el pedido que puede ir desde ser Presidente de los Estados Unidos, entregando la

    energía de todo el pueblo, hasta conseguir un paraguas un día de lluvia, entregando tal vez la energía

    del alma de algún ocasional desconocido con el que se conecta inconscientemente, y que se está mo-

    jando a su lado.

    Los pactos están sometidos al orden del tiempo, por lo tanto son efímeros, la Presidencia de los

    Estados Unidos se acaba con el cumplimiento del período del mandato, aun la más prolongada dicta-

    dura concluye con la muerte del dictador, y el paraguas termina olvidado en una confitería cuando

    para de llover, o destrozado si la lluvia viene acompañada por un fuerte viento.

    Todo llega a su fin y hay que seguir pactando para volver a llenar el vacío.

    Esto, niños, y nada más que esto es la vida en la Tierra, por los siglos de los siglos.

    Volvamos al tema inicial. ¿Siempre llaman al Padre cuando lo nombran? ¿Se acuerdan del man-

    damiento bíblico No pronunciarás el Nombre de Dios en vano? Es evidente que muy pocos lo entien-

    den porque permanentemente se usa el Nombre de Dios en vano con pedidos de todo tipo. Los egos

    piden y piden, curas de enfermedades, trabajo, dinero, una pareja, placer, un lavarropas, un viaje a las

    Bahamas...

    Entonces los demonios se van a presentar porque ese es su negocio, y es a ellos a quienes se con-

    vocó.

    ¿Qué ocurre cuando llega el momento en que no hay nadie más para entregar?

    Lo que ocurre está mucho más allá de lo que pueda imaginar la más frondosa imaginación de la

    Tierra”.

    “¿Y el alma qué pide?”, interrumpió el silencio reflexivo que siguió a las palabras del maestro, el

    niño 4.

    “El alma no pide, solo entrega aquello que le impide llegar al Padre, y eso que se lo impide es

    precisamente el ego que siempre está pidiendo.

    El alma entrega al ego, y para entregarlo se compromete con El Padre con el voto, porque éste es

    el que lo une a su vibración, y esta es la única que puede incinerar el ego y empezar su camino de

    liberación.

    El tema del pacto y del ego lo conversamos en varias oportunidades, pero creo que siempre es

    conveniente insistir, a veces desde otras aristas, con este tema crucial.

  • 34

    Ahora que se han enterado de qué se trata un voto con El Padre, el compromiso absoluto que im-

    plica el mismo, ya que su traición hunde al alma en el peor de los infiernos, ¿todavía quieren hacer el

    voto del caminante?

    Ninguno dudó en decir que estaba dispuesto a hacer el voto del caminante, pero tampoco ninguno

    pudo evitar que el ego, que empezó a presentir el peligro que se avecinaba, comenzara a incrementar

    los ataques.

  • 35

    242

    El niño 4 sonríe y está muy tranquilo, dispuesto a pedir el voto del caminante. Soy María, su con-

    vocante, y tomado de la mano lo presento al maestro Yukteswar.

    “Maestro, estoy contento porque este voto me permitirá recorrer todos los caminos”, dice el niño

    mirando sonriente a Yukteswar.

    El maestro lo corrige.

    “No te equivoques, no se trata de ir de un lado para el otro sino de profundizar tu propio camino

    de acuerdo a la ley interna”.

    El niño 4 asiente y el maestro le otorga el voto, diciéndole.

    “Tu actitud es correcta, comienza tu camino”.

    Soy Vanina, la convocante del niño 5, y cuando se lo presento al maestro éste me dice.

    “Para él va a ser difícil, porque caminar es estar cada vez en un lugar distinto, y esto le reclama

    renunciar a los logros que en cada lugar obtenga.

    Este niño está muy pendiente del reconocimiento de los otros porque todavía en su inconsciente

    tiene mucha fuerza la búsqueda de poder, dinero y fama”.

    El maestro se dirige al niño 5 y le dice:

    “Te propongo una vida más equilibrada, donde puedas, además de participar de los juegos del

    mundo, tener momentos de soledad, acompañado por El Padre.

    Bien, te doy el voto, sigue tu camino aunque te va a costar mucho”.

    “Esta niña ha mejorado muchísimo”, me dice el maestro Yukteswar señalando a la niña 6.

    Ella siente la vibración del caminante a partir de una sensibilidad muy especial, y tomará este vo-

    to con todo su corazón y con un gran compromiso.

    Mariana, alza a la niña para que la bendiga”.

    Cuando tengo a la niña en brazos, el maestro le otorga el voto del caminante.

  • 36

    Somos Harry y Luciana, los convocantes el niño 7, lo llevamos uno de cada mano y casi nos

    arrastra por su ansiedad de llegar hasta donde se encuentra el maestro Yukteswar.

    “Tengo espíritu de aventurero y quiero lanzarme pronto a nuevas aventuras”, le dice al maestro

    pidiéndole el voto.

    “El voto del caminante no podrá satisfacer tu sed de aventura, sino que es para recorrer un desa-

    fiante y aventurero camino interno.

    En este camino no transitarás paisajes sino trayectos cualitativos de conciencia”.

    El niño 7 lo mira al maestro algo perplejo y le pregunta.

    “¿Acaso no es lo mismo? Un viaje es un viaje”.

    “Puesto que un viaje es un viaje, y de eso pareces estar muy seguro, te otorgo el voto del cami-

    nante”, le responde el maestro.

    “Pido el voto de caminante como tránsito de la Nada hasta la Eternidad”, le dice el niño 8 al

    maestro Yukteswar.

    “Lo que dices es muy difuso, explícate mejor”, le pide el maestro.

    “En este mundo gobernado por la Nada, nada tiene sentido.

    Vivimos sumergidos en la Nada.

    Solo el recorrido del sentido puede conectarnos con lo Eterno.

    La construcción del sentido se ha dado en la humanidad por expectativas de poder, dinero, diver-

    sión, posesión, obsesión, paranoia, pánico.

    ¿Y por qué el hombre se proyecta a estas ilusiones?

    Estoy cansado de escuchar siempre las mismas respuestas.

    Porque me aburro.

    Porque si no me castigarán.

    Porque si no me pierdo.

    Porque si no paso miseria.

    Porque si no, no tengo qué comer, ni como vestirme, ni donde vivir.

    Estas son las razones de los hombres y no puedo dejar de aceptar que son razones válidas.

    Pido el voto del caminante para transformar esas razones válidas en razones verdaderas.

    Pido encontrar las razones verdaderas a medida que camino”.

    Soy Esteban , el convocante del niño 8 y lo veo inclinarse ante el maestro Yukteswar para que le

    otorgue el voto del caminante.

  • 37

    “Tu actitud es excelente y sabia.

    Te doy el voto y te bendigo”.

    La actitud de la niña 9 cuando le pide al maestro Yukteswar el voto del caminante es la de quien

    no tiene nada que pedir.

    “¿Por qué sientes que no tienes nada que pedir?, le inquiere el maestro.

    “Mi vida no me pertenece, es del Padre.

    Uní mi voluntad al destino que me signó”.

    Soy Martín, su convocante y observo en silencio como el maestro le otorga el voto del caminante.

    El niño 10 ya tiene la experiencia del caminante. Y como Judas después de la traición, caminó to-

    dos los caminos, durante vidas y vidas, en un permanente exilio.

    El maestro Yukteswar le explica que ahora será distinto.

    “Tu tránsito será interior, viajarás con tu alma y no como exiliado del mundo.

    Ya sabes caminar por los caminos del mundo, ahora aprenderás a caminar por los caminos del

    alma.

    Caminarás con desapego para que nada impida que llegues a la única meta, unirte al Padre”.

    El niño 10 me confiesa, soy Leticia, su convocante, que ya no será el rechazo lo que lo llevará

    errante por los caminos.

    Yukteswar le otorga el voto aunque él no lo pida.

  • 38

    243

    “Niños, quiero anunciarles algo muy importante”, dijo el maestro Yukteswar con gestos de que

    iba a decir algo muy importante.

    Soy el niño 5 y no me queda la menor duda que cuando el maestro Yukteswar dice que tiene que

    comunicar algo muy importante es para ponerse a temblar.

    “¿Por qué si estamos tan felices y tranquilos donde estamos tenemos que escuchar cosas muy im-

    portantes, cuya importancia es que muy pronto vamos a dejar de estar donde estamos felices y tranqui-

    los para ir a un lugar donde se va a acabar la felicidad y la tranquilidad?”, se quejó con cara de pocos

    amigos el niño 7.

    “¿Por qué..., por qué?”, repitió irritada la niña 6.

    “Simplemente porque han hecho el voto del caminante y tienen que caminar. ¿O acaso ya se olvi-

    daron del voto que hicieron? Vamos por muy mal camino si tan pronto se olvidan de la promesa hecha

    al Padre”.

    En ese instante, después de escuchar las palabras del maestro no solo hubiésemos querido desapa-

    recer de este planeta en que estábamos, del planeta al que teníamos que ir y de sus zonas aledañas,

    sino escondernos en algún recóndito e inhallable lugar del universo.

    El maestro siguió hablando como advirtiendo nuestros rostros rojos, más rojos que el planeta

    Marte.

    “Tienen que prepararse para nacer en la Tierra, y para eso deben aprender como funciona todo lo

    que allí sucede, cuáles son las leyes que instrumentaron los demonios para tenderles interminables

    trampas a los hombres.

    Ya saben que nada agradable encontrarán en ese planeta, pero como son caminantes deberán ca-

    minar al servicio del Padre”.

    El maestro calló y todos le pedimos perdón porque hablando o en silencio todos habíamos hecho

    causa común con la queja.

    Con un tono más amable el maestro nos advirtió.

  • 39

    “Procuren tener más fe en El Padre y mayor discernimiento en su espíritu, de lo contrario la tarea

    que tendrán que hacer en la Tierra les resultará muy dura y con resultados imprevisibles”.

    Todos asentimos.

    “No perdamos más tiempo, prepárense para caminar por la prehistoria”.

    “¿Por dónde, maestro?”, preguntó el niño 4, porque nunca había escuchado la palabra prehistoria.

    “Los acontecimientos que ocurren en la Tierra y de los que ustedes son testigos, nacieron en un

    tiempo remoto y perdido, y ustedes tendrán que ir en su búsqueda”.

    “No entiendo por más que trato”, dijo desconcertada la niña 9.

    “Lo entenderás cuando estés liberada, por ahora solo tendrás que cumplir con lo que El Padre te

    pide”.

    “Cuando esté liberado y no sea más el niño 5, lo entenderé, ¿para qué preocuparme ahora en tratar

    de entender lo que es imposible de entender por la simple razón de que no estoy liberado? “, quedé

    pensando que era un pensamiento sensato.

    “Piensas sensatamente”, me respondió el maestro, y asentí contento de ser sensato.

    “¿Preparados para caminar por la prehistoria?”.

    “Preparados, maestro”, respondimos a coro.

    “En las experiencias anteriores conocieron el mundo del Padre, de la Naturaleza astral y física, de

    los demonios, ahora deberán conocer el mundo que los demonios construyeron en la mente del hom-

    bre”.

    “¿Y que está en nuestra propia mente?”, preguntó convencido que ya tenía la respuesta el niño 10.

    “Así es, y a las profundidades de su propia mente es adonde tendrán que viajar”.

    Las palabras habían terminado y ahora empezaba el camino del caminante.

  • 40

    244

    El carro rústico de Krishna entra a la Tierra de los orígenes. Tiene dos ruedas de piedra atadas a

    dos varas y a un eje que las sujeta. Un animal muy torpe pero manso y manejable tira del carro.

    Una red de cañas apoyadas en el eje se arrastra por el suelo.

    Krishna caminando conduce al animal.

    Se desata una feroz tormenta. El lugar es desierto y rocoso, pero rápidamente Krishna lleva el ca-

    rro fuera de la tormenta y al salir de ella se enfrenta con un Sol abrasador.

    En todo el trayecto no apareció ningún ser viviente.

    Esquemas de vegetación comienzan a mostrarse.

    El carro ha llegado al costado de una gran roca que produce una sombra permanente. En la hume-

    dad de la sombra se muestran los musgos y los líquenes.

    La buena bestia lame la superficie y siente que las energías de esas primeras manifestaciones de

    vida alimentan su cuerpo.

    El viaje continúa, el carro se desliza hacia abajo por una gran depresión, y arriba hay un cañón de

    donde surge el primer vestigio de agua.

    Krishna y la bestia beben y se detienen a descansar.

    Llega la noche y un trozo de cielo muy transparente se hace visible, enmarcado por los laterales

    del cañón.

    La bestia mira los puntos luminosos que destellan en lo alto, mientras que Krishna se sumerge en

    un estado de meditación muy profunda para prepararse a guiar la experiencia.

    Un cuerpo se mueve en la noche sigilosamente como buscando algo. Krishna al percibirlo lo

    orienta energéticamente hacia él. La bestia se asusta porque su olfato no reconoce lo que se manifies-

    ta.

    Quien llega es el niño 5 y al ver a Krishna se alegra, corriendo a su encuentro.

    “Esto no es lo mismo que lo otro, pero me gusta porque siento en este lugar algo familiar”, le dice

    al maestro, que después de abrazarlo y escucharlo le pregunta por los otros niños.

    “No lo sé, nos separamos al entrar en esta experiencia”.

  • 41

    245

    Krishna observa que el animal se va alejando con el carro y le pregunta adonde se dirige.

    “Tengo que pasar a buscar a una niña”, le responde el animal.

    “¿A qué niña tienes que pasar a buscar?”.

    “A una niña que me está esperando con Shiva”.

    Krishna sigue al carro guiado por el animal hasta que en un recodo del camino se encuentran con

    Shiva que los está esperando junto a la niña 6.

    La niña y Shiva saludan con gran regocijo a Krishna, subiendo la niña al carro mientras Shiva y

    Krishna lo van guiando y al iluminar el camino aparece la sombra densa de la Tierra.

    Asombrada, la niña percibe un mundo oscuro y árido, y pregunta:

    “¿De quién son estas tierras?”.

    Shiva le responde.

    “El animal te va a llevar a su dueño”.

    El carro llega a un campo cercado por alambres de púa, pero por el poder de Shiva y Krishna lo

    pueden traspasar, caminan un trecho y pueden divisar un castillo tenebroso donde habita un viejo

    demonio.

    Los tres ingresan al castillo y se dirigen al salón principal donde, sentado en su trono, encuentran

    al viejo demonio rodeado de incalculables riquezas.

    El viejo demonio se ríe con desparpajo al reconocer a sus visitantes y se regocija contándoles sus

    historias de batallas, muertes y locuras.

    “¿Qué haces aquí?”, le pregunta la niña.

    “Disfruto de mis batallas ganadas y de las riquezas obtenidas”.

    “¿Qué batallas has ganado?”. Esta vez es Shiva el que interroga al viejo demonio.

    “Puedo decirte que todas, pero en realidad no me explicaría bien, en verdad es una sola batalla la

    que siempre libro y gano, y sigo ganando”.

    “¿Qué obtienes con ese triunfo?”, le pregunta Krishna.

    “Lograr que mis vencidos continúen en el círculo infinito de las reencarnaciones”.

  • 42

    La niña llora desconsolada y el viejo demonio le pregunta porqué llora.

    “Lloro por ti, lloro al verte encadenado a la oscuridad, lloro por tu enorme sufrimiento, lloro al

    verte atado, junto con tus vencidos, a las pesadas cadenas que te arrastran a la infernal rueda de las

    reencarnaciones.

    El viejo demonio se tapa los ojos porque no soporta la luz que le proyectan Shiva y Krishna, y

    desesperado se arroja del trono y grita en un grito incomprensible.

    “Yo también soy místico.

    Tantos años de soledad me han transformado en un místico.

    La mía es una mística del mal, de profundo éxtasis con la oscuridad”.

    Y mientras el viejo demonio se revuelca por el piso pedregoso de su tenebroso castillo, incalcula-

    bles almas se desprenden de su cuerpo y por la gracia de los maestros inician un camino de retorno al

    Padre.

    El viejo demonio no acepta su derrota y trata de seducir a las almas para que no lo abandonen, les

    promete nuevas vidas de poder y placer como nunca lo han experimentado hasta entonces.

    “Pídanme lo que quieran.

    Tengo el poder absoluto para darles la inmortalidad en el mundo”.

    Los gritos del viejo demonio estallan crujiendo en las crujientes piedras del tenebroso castillo.

    Inútilmente se tapa los oídos para no escuchar las lacerantes palabras de Krishna.

    “Tu engaño es inútil, ¿quién puede creerte?

    ¿Qué es la inmortalidad en el mundo sino el infinito círculo de horribles sufrimientos al que con-

    denas a las almas al separarlas de la Luz del Padre?

    ¿Acaso supones que estas almas no han comprendido que tu engaño consiste en que tras el velo

    del poder y el placer que prometes se esconde la serpiente del dolor que vida tras vida les inyecta tu

    veneno en el corazón?”.

    El viejo demonio, deformado e impotente, queda acurrucado en un sombrío rincón del castillo, tal

    vez esperando que algún día la Gracia del Padre pueda descender sobre él para rescatarlo.

    El rústico carro se transforma en un vehículo de luz conducido por Krishna y Shiva. Allí van la

    niña y todas las almas con destino al Padre que los está esperando con los brazos abiertos.

    “Esperen un instante”, le dice la niña a Krishna y a Shiva.

    “¿Qué ocurre?”, le pregunta Shiva.

    “Nos olvidamos de nuestro buen amigo que nos trajo hasta aquí”.

  • 43

    “Cierto”, contesta Krishna y levantando la mano le otorga a la bestia la gracia de dejar de ser bes-

    tia y convertirse en un alma libre que corre hacia el vehículo luminoso y sube ayudado por la niña que

    le tiende la mano y así también puede iniciar el viaje de retorno al Padre.

  • 44

    246

    El carro rústico de Krishna se detiene en el umbral de un paisaje muy árido donde no hay vesti-

    gios de vegetación.

    Enormes rocas están sembradas en ese lugar donde la noche parece haberse instalado y solo la

    presencia del carro rústico de Krishna puede iluminarlo al atravesar su poderosa luz la inquietante

    oscuridad.

    En el cielo pesadas nubes se desplazan agitadas por el viento, y truenos y relámpagos lanzan sus

    estruendos amenazantes, hasta que se desata una lluvia tan intensa que forma una cortina impenetra-

    ble para cualquier ojo humano.

    Como un enviado de la lluvia, aparece el niño 7, agitado y mojado, sintiendo un gran alivio al ad-

    vertir la presencia de Krishna.

    “¿Qué sucede? ¿Por qué este lugar tan extraño?”, y las palabras del niño 7 suenan como surgien-

    do de la lluvia.

    Krishna lo seca y lo calma con su energía antes de decirle:

    “No es extraño, es otro de los paisajes que puedes ver en esta Creación.

    ¿Acaso tienes miedo?”.

    “No, ¿por qué he de temer?

    Solo siento frío”, se queja el niño tiritando.

    “Espera un instante”, y junto con sus palabras Krishna mira la lluvia que se detiene, entonces el

    cielo se abre y lo que parecía noche ya no lo es.

    El niño 7, admirado, puede contemplar un cielo de un azul brillante y las rocas iluminadas que le

    transmiten su alegría.

    El maestro abre sus brazos como conteniendo el luminoso paisaje y acompaña con palabras su

    gesto.

    “Esto es una obra del Padre.

    El lugar ha quedado limpio.

    Ya lo ves, todo era sombrío porque era mirado desde una mirada sombría.

    El Padre ha limpiado tu mirada. ¿Comprendes ahora?

  • 45

    Si tú te transformas, las imágenes del mundo serán otras.

    Te preguntarás, ¿si todo es ilusión, qué puede importar si las imágenes son densas o luminosas?

    Es cierto, si son imágenes son ilusorias, pero las luminosas señalan el camino hacia El Padre y las

    densas lo ocultan.

    Ahora podemos continuar el camino, todavía queda mucho por caminar”.

  • 46

    247

    Krishna detiene su carro rústico en una pradera. Saca de la mochila una flauta, se sienta y co-

    mienza a tocar una música suave que por su melodía atrae a quien la escucha.

    El niño 8, atraído por la música, llega corriendo seguido por la niña 9 y el niño 10. Los tres for-

    man un lazo invisible que los une y a través del cual cada uno transmite su sentido al otro. De este

    modo los tres encuentran un único sentido porque cada uno está en el otro.

    La niña 9 y el niño 10 se retiran, quedando el maestro solo con el niño 8.

  • 47

    248

    Krishna y el niño 8 están sentados adentro del carro rústico, mientras el animal está pastando.

    “¿Qué harás cuando nazcas en la Tierra?”, le pregunta Krishna al niño que esgrimiendo una gran

    seguridad le responde.

    “Como sabes, maestro, por herencia familiar seré el jefe del cartel de Juárez.

    ¿Cual será entonces mi tarea de acuerdo al poder chamánico que traigo de otras vidas?

    No se te oculta que tengo la capacidad de inocular energía en una hoja de cualquier planta y pro-

    vocar a quien la consuma un estado donde se mezclan el poder, la libertad, la euforia y otras confusio-

    nes mentales. Esto lo puedo hacer porque soy chamán, y no porque soy el niño 8; cualquier otro cha-

    mán con alguna experiencia puede hacer lo mismo”.

    “Dices algo muy revelador” –le acota Krishna, pero entonces ¿qué es la droga?”.

    “La droga de por si no es nada. Una hoja de planta, es solo eso. Ahora bien, los efectos que pro-

    duzca sobre alguien van a depender del poder chamánico que tengan sus productores.

    La calidad de la droga, esto es el efecto que produzca, es consecuencia de la energía que el cha-

    mán le ha incorporado”.

    “¿Puede tener el mismo efecto un vaso de agua que la cocaína?”, interrogó el maestro.

    “Por supuesto, ya te dije, todo depende de la energía que le haya transmitido el chamán.

    La sustancia química o psicotrópica es solo un medio por donde viaja la energía.

    Si alguien bebe el agua que le da una bruja con la intención de causarle daño, su mente se verá

    perturbada tanto en el sueño como en la vigilia y lo arrastrará a acciones destructivas tanto consigo

    mismo como con los otros.

    También la energía chamánica puede tener fines benéficos, por ejemplo si mi primo tiene un do-

    lor de panza y toma un té que le prepara la sirvienta segunda de mi madre, seguro que se le pasará

    porque esta chica es una chamán con buenos sentimientos.

    Si el mismo té es preparado por la sirvienta primera de mi madre no causará ningún efecto, ni

    bueno ni malo. ¿Cómo es eso? Esta chica cree en la tecnociencia y descree en el chamanismo. Lleva

  • 48

    varias vidas cultivando el pensamiento científico, incluso mi madre la va a ayudar económicamente

    para que pueda asistir a una Universidad de los Estados Unidos a seguir estudios de física.

    A esta chica se le cerró el canal chamánico, y no hay caso, no hay magia en la que crea.

    Mira a qué extremos llega su falta discernimiento que hace unos meses un tío muy querido, que

    fue casi su padre cuando quedó huérfana, murió de golpe, sin síntoma alguno, después de haber en-

    contrado un gato negro muerto debajo de la cama.Aunque parezca mentira, es el día de hoy que piensa

    que el gato le produjo algún contagio, a pesar de que el doctor le explicó que los gatos y los humanos

    sufren diferentes enfermedades.

    Volviendo al tema, la droga solo causará su efecto si quienes la producen le transmiten la energía

    adecuada.

    ¿Acaso no es evidente que Colombia, México, Bolivia, Perú, países con un gran pasado chamáni-

    co, son los centros en América Latina de la producción de droga?

    El chamán prepara los demonios que hacen que una droga sea una droga, y si no hubiera más

    plantas de coca, podrían hacer lo mismo con una de té o de tabaco.

    Lo que ocurre es que la cocaína está tan difundida que el que la consume establece el correlato

    entre ese polvito que compra y el efecto que produce, pero si le vendiesen talco, con los correspon-

    dientes demonios, experimentaría un estado similar.

    El adicto hace un pacto en el astral, en realidad compra que los demonios lo tranquilicen o lo

    pongan eufórico, claro, después lo empiezan a comer.

    El demonio de la droga es un demonio barato pero no por eso menos mortal. ¿Qué quiero decir

    con barato? Simplemente sin ninguna inteligencia, por eso la gente cuando está drogada dice pavadas

    o groserías, y cuando se le acaba la energía queda muda.

    “No a cualquiera los demonios le hacen caso”, lo interrumpe Krishna.

    “Es cierto, los demonios no le hacen caso a cualquiera, pero yo puedo hacer que me hagan caso

    por mi pasado chamánico y por mi nacimiento entre los grandes chamanes de la droga. Muevo un

    dedo y tengo millones de demonios a mi lado, los he alimentado durante muchas vidas, y me recono-

    cen en mi poder.

    Además, sabes bien que el chamán que prepara la droga no se droga, busca demonios más impor-

    tantes para pactar que estas entidades tan burdas”.

    “Esta bien, ¿pero qué plan tienes?”, vuelve a interrumpirlo Krishna.

    “El plan que tengo es muy difícil de entender, por eso no es conveniente transmitirlo, porque va a

    ser malentendido. Por eso en vez de comentarlo prefiero directamente ejecutarlo”.

    “Vamos, no seas tan misterioso”, lo reprende Krishna.

  • 49

    “No es que sea misterioso, pero hay mucho preconcepto sobre esta cuestión”.

    “¿Y si te pido que lo cuentes?”.

    “Esta bien, si me lo pide un maestro no puedo negarme.

    La cuestión es que yo puedo hacer que la coca te aburra y el té llegue a divertirte.

    Cualquier chamán lo puede hacer, es solo una transferencia de demonios baratos, y si no lo hacen

    es porque todo está montado sobre la coca, los grandes intereses económicos pasan por ahí, ¿qué

    sentido tendría cambiar nada?

    Como voy a ser un gran zar de la droga, estoy viendo todo lo que se refiere al negocio y me he

    detenido en las campañas contra la droga que sostienen que estas sustancias provocan daños neuroló-

    gicos.

    No digo que no sea cierto, digo que es muy básico lo que dicen , pierden el foco.

    ¿Dónde está el foco? En el aburrimiento, el vacío que siente el adicto. Este sabe que tiene que de-

    jar la droga pero no sabe porqué, y cuando le dan razones estúpidas, como el deterioro físico, que

    consuma o no consuma drogas el tiempo inevitablemente va a producir, ¿cuál sería el sentido de

    abandonar la adicción si mientras se deteriora como todos los demás la pasa bien?

    Hace poco conversaba con un adicto que argumentaba como los geriátricos estaban repletos de

    mentes seniles que jamás se habían drogado, y seguramente en su vida la habían pasado muy mal. Es

    posible que él terminara igual pero mientras vivía se divertía.

    El verdadero problema del adicto pasa por el aburrimiento, el tedio, el sin sentido, y qué le impor-

    ta el deterioro físico y mental si, aunque sea por un ratito, se olvida del vacío que lo carcome.

    Por supuesto que comprender y aceptar esto sería la clave no solo para salir de la droga sino tam-

    bién de la adicción a esa experiencia oscura que los hombres llaman vida.

    Esta comprensión es el inicio de la experiencia espiritual y el camino de retorno al verdadero go-

    zo del Padre, ¿pero cuántos hombres lo pueden hacer en este momento?

    La estrategia de que el drogadicto comprenda porque se droga llevaría a un enorme gasto de ener-

    gía luminosa y muy magros resultados.

    Esta es la causa de que mi plan sea otro.

    Vayamos al punto. Seré el jefe de uno de los carteles más importantes del mundo, un gran cha-

    mán, y como sé que no es posible cambiar la conciencia del drogadicto, voy a cambiar el efecto de la

    droga, espantaré a esos demonios baratos que circulan por ese polvo mágico, ¿y qué pasará? Los

    consumidores potenciarán su aburrimiento, el vacío se les hará insoportable.

    ¿Un método duro? Sin duda, pero no encuentro otro mejor”.

  • 50

    Krishna consideró interesante el plan que tenía el niño 8, le deseó buena suerte, se despidieron y

    se sentó en la pradera para seguir tocando su flauta.

  • 51

    249

    La niña 9, que es atraída por la flauta de Krishna se acerca al maestro y le dice:

    “No necesito volver al Origen porque el Origen está presente en cada momento en mí.

    El Origen vive conmigo y tiene que ver con la ausencia de todo juicio de valor.

    Las cosas son así porque son así, todo análisis puede explicarlas pero no solucionarlas.

    El Padre es el único que tiene poder de solución y resolución.

    El Padre no es una idea abstracta ni un sentir difuso.

    Es el único capaz de otorgar una Energía para dar una solución práctica a los problemas, una so-

    lución real y concreta más allá de cualquier cuestionamiento o divagación.

    El Padre siempre ofrece un cambio real.

    El secreto reside en redireccionar su Energía, canalizándola al lugar preciso para matar al demo-

    nio concreto, lo que significará una victoria concreta en esta batalla”.

    Krishna escucha con atención a la niña 9 y dice que no tiene que aportar nada más, porque en el

    Origen fue así y después vino la confusión.

  • 52

    250

    El niño 10 se sienta al lado del maestro que está tocando su flauta y como un canto a su melodía

    dice:

    “He vuelto al Origen después de un largo trabajo.

    La humanidad gira en círculos, por eso no ha avanzado.

    Haré brillar la Energía del Origen en la Tierra , y esa será mi misión, mantener la llama del Ori-

    gen viva.

    Imposible definirla.

    Solo cuando la ves sabes que es ella, Luz y Presencia del Padre en un mismo instante; la expe-

    riencia comienza en el mismo momento de ser invocada”.

  • 53

    251

    El niño 10 enciende el fogón y lo va alimentando, arrojándole leña, está junto con Krishna, el ni-

    ño 8 y la niña 9, y todos observan el fuego que arde.

    Miran el Origen en ese fuego

    Soy Leticia, la convocante del niño 10, testigo de estas experiencias de los niños, y le pregunto a

    Krishna por que no se presentó el niño 4.

    Me responde que esta experiencia no es para él pues el cuerpo físico no puede participar de la

    misma.

    No entiendo lo que me explica pero no digo nada.

    El maestro me invita a subir al carro donde, menos el niño 4, se encuentran los demás niños, y nos

    vamos alejando de la pradera.

  • 54

    252

    El maestro Yukteswar establece un canal de comunicación con los lectores, trasladándose hasta

    donde se encuentra cada uno en el momento de la lectura y le dice:

    “No solo te encuentras leyendo una novela sino realizando un proceso interior.

    La fuerza de los contenidos que estás recibiendo hace que debas tomarte el tiempo necesario para

    su asimilación, de lo contrario el resultado de la experiencia será muy pobre.

    Nada vale una continua lectura y ninguna asimilación.

    Recuerda lo que te estoy transmitiendo, te saludo y te dejo mi bendición.

    Soy Vanina, la convocante del niño 5, y acompaño al maestro cuando se dirige a cada lector.

  • 55

    253

    Krishna nos señala su rústico carro y nos dice:

    “Con este carro entraremos en la prehistoria.

    Tiene un mecanismo invisible, y este es activado en el desplazamiento y operará en las coordena-

    das interiores de cada uno de ustedes.

    Estas coordenadas, al armonizarse en la meditación, se convierten en aristas muy filosas capaces

    de cortar la dependencia de la personalidad.

    ¡Presten atención!

    Deben saber usarlas porque esta experiencia es muy peligrosa.

    ¿De dónde proviene este peligro?

    Las fuerzas oscuras harán lo imposible para distraerlos y confundirlos, si caen en la trampa por

    falta de fe, inevitablemente se sentirán fascinados por el pasado primitivo.

    Tengan presente que este pasado está cargado con la fuerza mágica del origen, y si se distraen

    quedarán atrapados en las capas más profundas e insospechadas del abismático inconsciente de la

    humanidad.

    Si esto ocurre el camino de la liberación quedará obstruido y de este modo el proceso evolutivo

    clausurado.

    No se alarmen por lo que les digo, están protegidos por El Padre, pero para que esta protección

    actúe tienen que conectar la energía de su corazón con su Divina Presencia.

    Esta experiencia es clave, no pierdan esta oportunidad, usen el filo del discernimiento para cortar

    definitivamente las raíces que los encadenan a la Tierra”.

    El maestro nos invitó a su carro rústico.

    Estas antiquísimas maderas movidas por dos ruedas de piedra, con nosotros arriba, sin animal que

    las arrastre y guiada por Krishna, comenzó a descender velozmente por una escarpada pendiente con

    destino al origen de la conciencia humana.

    Soy el niño 8 y solo la fe en El Padre nos sostenía en medio del desconcierto que provocaba este

    inesperado viaje.

  • 56

    254

    Soy el niño 7.

    Los veo venir, venimos porque vengo de espacios infinitos, cielos ilimitados, incomprensibles,

    luminosos.

    Y la venida es caída y en la caída los espacios son finitos, los cielos se limitan y se tornan com-

    prensibles.

    Y también se van oscureciendo y al oscurecerse se densifican.

    Y los cielos densificados no son otra cosa que infiernos luminosos.

    Y al continuar la caída se atraviesan los abismos tenebrosos.

    Y después de atravesar los abismos tenebrosos, los infiernos luminosos se transforman en la tierra

    densa que será nuestro hábitat.

    Hubo un instante en el tiempo, antes de la noche del olvido, que se preguntaron, nos preguntamos,

    me pregunté.

    ¿Quiénes son? ¿Quiénes somos? ¿Quién soy?

    Después, en esa noche del olvido, deambularon, deambulamos, deambulé por tierras de estepas,

    bosques, selvas, desiertos.

    Hasta que no pudieron, no pudimos, no pude avanzar porque les estaba, nos estaba, me estaba

    prohibido atravesar la frontera de lo humano.

    Ahora vienen, venimos, vengo y son, somos, soy los que tallan, tallamos, tallo piedras y huesos.

    Y hacen, hacemos, hago círculos de piedras.

    Y descubrieron, descubrimos, descubro la luz, que no está afuera.

    Y empiezan, empezamos, empiezo a reconocer donde están, estamos, estoy.

    Son, somos, soy algo así como lo que fue en el tiempo humano, poquitos y perdidos, pero están,

    estamos, estoy en la Tierra.

    Atrás vienen, venimos, vengo caminando erguido.

    Son, somos otros, soy otro.

    Y recolectan, recolectamos, recolecto frutos.

  • 57

    Y cazan , cazamos, cazo animales de sangre caliente.

    Y atrapan, atrapamos, atrapo peces en los grandes pozos con agua.

    Y se refugian, nos refugiamos, me refugio en cuevas y campamentos.

    Y encienden, encendemos, enciendo fuegos.

    Y alzan, alzamos, alzo hachas de piedra.

    Y después vienen, venimos, vengo, los que pintaron, pintamos, pinté en las paredes de las cuevas.

    Y sembraron, sembramos, sembré la tierra.

    Y apacentaron, apacentamos, apacenté animales.

    Y construyeron, construimos, construí civilizaciones.

    ¿Quienes son? ¿Quiénes somos? ¿Quién soy?

    ¿Por qué están? ¿Por qué estamos? ¿Por qué estoy?

    ¿Adónde navegan, navegamos, navego en el círculo interminable del tiempo?

    Soy el niño 7 y pregunto las preguntas olvidadas en la noche de olvido porque, intuyo, está ama-

    neciendo el día del recuerdo.

  • 58

    255

    Alguien observa algo.

    Es su primera observación porque antes nunca había observado cosa alguna.

    Lo observado es una piedra muy antigua de pliegues muy pequeños.

    Quien observa siente una doble extrañeza, por el objeto que observa y la atención que pone en el

    objeto.

    En el observador se ha manifestado un cambio al detenerse en la observación, por lo tanto lo que

    observa cobra significado.

    Soy el niño 4 y observo a ese alguien que observa.

  • 59

    256

    Alguien en un bosque está afilando una piedra con otra, está de espaldas y un presentimiento lo

    hace darse vuelta.

    Soy la niña 6 y sus enormes manos me resultan intimidantes, pero al mirarlo a los ojos veo que

    tiene una mirada muy pura, inocente y es capaz de ver la luz del maestro Yogananda, que está conmi-

    go, y lejos de asustarse la percibe con confianza y se abandona a su vibración.

    Es un ser muy noble, transparente y se deja invadir por la energía del maestro sin ponerle límites.

    Nos alejamos y vuelve a su tarea, perdiendo el registro de lo que pasó, la experiencia no le ha de-

    jado huella, no tiene la capacidad del recuerdo y la repetición.

    Le pregunto al maestro qué está haciendo ese ser en la Tierra.

    “Es parte de la evolución del planeta, de los seres que habitan en éste, y a su vez, del alma que es-

    tá en él”.

    “¿Por qué desapareció sin recuerdo?”.

    “Para dar el paso siguiente”, me responde el maestro.

    “¿Llegó a pactar con los demonios?”.

    “No, hasta acá la Tierra es un lugar benigno, de gran belleza y de la cual se obtiene todo lo nece-

    sario para vivir.

    Vive en armonía con la naturaleza, no tiene registro del tiempo, solo percibe sensiblemente el día

    y la noche como luz y oscuridad, el calor y el frío como sensaciones corporales, pero los lugares, los

    alimentos, aunque los haya recorrido o comido, cada vez que los vuelve a transitar, o a comer cuando

    tiene hambre, es como si fuese la primera vez.

    ¿Recuerdas el paraíso terrenal?

  • 60

    257

    Hay una tormenta de arena.

    Esta tormenta de arena sorprende por primera vez a seres muy primitivos, obligándolos, para pro-

    tegerse, a agruparse y formar una trama muy cerrada, tendidos en el suelo.

    Cuando la tormenta ha cesado comienzan a destrabarse y algunos arrastrándose salen del grupo,

    pero otros ayudan a sus iguales a levantarse y de a dos se sostienen.

    En este sostenerse aparece una conciencia de verticalidad.

    Veo que estoy erguido, levanto la cabeza y alzo mis ojos al Padre.

    Soy el niño 5.

  • 61

    258

    Hay un derrumbe sobre una agrupación humana.

    Algunos quedan atrapados por las piedras y atónitos. Los sobrevivientes ven en la superficie ma-

    nos crispadas, piernas despedazadas, cabezas con ojos muertos fijos en la nada.

    Los sobrevivientes están aterrados y desconcertados, nunca antes la muerte había irrumpido de

    ese modo.

    Nunca antes sus oídos habían escuchado los gritos de dolor no esperado y el silencio opresivo que

    sigue a la muerte.

    Sienten un sobrecogedor respeto ante ese silencio.

    La marca del recuerdo se registra en sus mentes y marcan el lugar para poder regresar y recono-

    cerlo.

    Así comenzaron a tapar con piedras a los que habían muerto y veneraron la tierra de los muertos.

    Me arrodillo y yo también venero la tierra.

    Soy la niña 6.

    La tierra venerada me desata y también me venera.

    Ahora somos dos almas libres.

  • 62

    259

    Una mujer que perdió su bebé hace un agujero en la tierra, en el interior de la cueva donde vive y

    al lado del lugar donde duerme.

    Los demás la miran y comprenden su dolor.

    Nadie la recrimina.

    Es un clan nómade y deben irse de esa región porque ha llegado el frío y los animales que caza-

    ban para alimentarse han buscado refugio en otras regiones.

    Entonces la mujer desentierra los restos de su hijo y los coloca en una vasija para llevarlos con

    ella.

    Los otros que también han enterrado a sus muertos hacen lo mismo.

    El clan llega a una planicie y tres vasijas son enterradas.

    Marcan el territorio donde regresarán para venerar a sus muertos.

    Soy el niño 8 y miro al clan que deja el frío y sus muertos.

  • 63

    260

    La cueva tiene una boca de acceso por la que apenas puede pasar el cuerpo de un hombre.

    Un grupo, cargando los animales muertos, regresa de una cacería y uno a uno se van deslizando al

    interior de la cueva, y al hacerlo van dejando sus huellas en la tierra húmeda.

    Asombrados, miran sus huellas y las reverencian porque han adquirido la conciencia de la marca.

    Ahora, admirados, la fijan en sus mentes primitivas y así nacen las imágenes que proyectará la

    imaginación y las ideas que buscarán darle un sentido al mundo.

    Soy el niño 10 y veo infinitas marcas en mi mente, son huellas que dejaron mis pisadas en la Tie-

    rra durante las incontables vidas en que la vengo transitando.

    Puedo intuir el sentido de la meditación que me enseñaron los maestros: disolver las marcas de mi

    mente para que surja el alma que no deja marcas.

  • 64

    261

    Una figura humana, casi igual a la actual, está refugiada en una cueva, acurrucada frente al fuego

    que lo baña con su calor, rodeada de trozos de cuero, huesos dispersos, algunas frutas y carne podrida.

    La figura humana es casi igual a la actual porque guarda ciertos movimientos animales al sentarse

    o al tratar de introducirse en lugares pequeños.

    Esta figura humana mira la entrada de la cueva cubierta de nieve. Afuera hace mucho frío.

    Algo que nunca había sentido empieza a vibrar en su interior, haciéndose cada vez más intenso.

    Es una sensación que se expande por su conciencia, y en esa vivencia desaparece la cueva, la nie-

    ve, el fuego, el frío, las cosas que lo rodean.

    Afuera están los otros que llenarán su soledad.

    Vuelve a caer al mundo sensible y entonces lo atraviesa el temor al vacío.

    La imaginación lo proyecta hacia el mundo y lo que imagina lo fascina.

    El alma intuía otro mundo que lo llamaba a su seno, a la morada del Padre, pero esa intuición se

    desvanece en las imágenes de su mente que se agitan en un torbellino.

    Escucha voces que le dicen:

    “Más allá de este mundo está el vacío.

    La fuerza de la tierra es la vida”.

    En su mente habitan, en una cohabitación oscura, la fascinación y el pánico.

    El alma vivió un estado innombrable porque la libertad no puede nombrarse, pero la figura huma-

    na casi igual a la actual se abandona a los sentidos.

    Lleno de vigor, con un hueso en la mano, destapa la nieve que le obstruye el paso, y sorprendido

    al salir de la cueva no siente frío, respira profundamente y se inunda de vitalidad.

    Está eufórico