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    DERRIDA-SCHMITT Y LAS POLTICAS DE LA AMISTAD

    Juan Serey Aquilera

    Resumen

    Este escrito pretende demostrar que, en su discusin con Carl Schmitt,Derrida persigue dos propsitos. Uno explcito, que consiste en darcuenta de los peligros y riesgos del discurso de Schmitt acerca de lopoltico; y otro implcito, que consiste en una discusin con ciertoselementos de la filosofa hegeliana, en especial de la Ciencia de la

    Lgica, que ocupan un lugar importante en la obra de Schmitt. Aspues, al discutir con la ontologa schmittiana Derrida busca neutralizar

    o tachar indirectamente el texto hegeliano, que ha permanecidoacechando desde muy temprano su propia obra.

    Descriptores: amigo- enemigo- lmite- esencia- presuposicin

    Recibido en enero 2009/Aceptado en febrero 2009

    Licenciado en Filosofa, Pontificia Universidad Catlica de Valparaso. Estudiante del Programa deDoctorado en Filosofa en la Pontificia Universidad Catlica de Valparaso. Correo electnico

    [email protected]

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    Introduccin

    Cuando Derrida en su texto Polticas de la amistad1 introduce a travs de laslecturas de Nietzsche, Aristteles y otros, el escudriamiento de la amistad en latradicin occidental, podemos ver que su preocupacin no consiste slo en explorar lautilizacin y localizacin de la palabra en distintos contextos, es decir, el problema noconsiste en saber o dar cuenta de algn significado original, originario o primigeniorespecto al cual los dems juegos de significaciones seran meras desviaciones opacas ydistorsionadas (estrategia ampliamente desarrollada por la tradicin metafsica); lo quesucede, ms bien, en un movimiento tpico de la deconstruccin, es la constatacin deque los diversos significados que han circulado a travs de mltiples textos remiten, ensus rasgos esenciales, a ciertos discursos muy especficos, delimitados e influyentes quehan marcado la trayectoria de aquel significante.

    Precisamos, primero, que cuando ingresamos a las lneas centrales del pensamientode Derrida no lo hacemos a travs de una lectura lineal de la historia de la filosofa pues,si cualquier texto se encuentra determinado, influido, marcado, atravesado por mltipleshuellas, tramas e hilos discursivos, desatar tal nudo nos resultara absolutamenteimposible, en otras palabras, lo que nos queda el resto es siempre un malentendido.Leemos un texto desde un cierto posicionamiento o marco de influencias prejuiciosdira Heidegger, as que nuestro lugar de acceso se dirige hacia la relacin implcita delos dos pensadores Derrida y Schmitt con un tercero que siempre es nombrado ms omenos a la pasada, como soporte textual, como cita o referente.

    Hegel: Derrida-Schmitt

    En Polticas de la Amistad, Derrida se dedica a un cuidadoso anlisis del Conceptode lo Poltico

    de Carl Schmitt2. En este escrito, la tesis principal con la cual se enlazanotras lneas argumentativas, consiste en que la distincin poltica especfica, aquella ala que pueden reconducirse todas las acciones y motivos polticos, es la distincin de

    amigo y enemigo3. Esta distincin no tiene nada que ver con categoras estticas,ticas, econmicas, cientficas, etc., puesto que tal como lo afirma Schmitt, se mueve enel plano del ser, no obstante, el texto no intenta dar una consistencia abiertamente

    ontolgica a lo poltico. Una consecuencia blanda de esta premisa consiste ensostener que lo poltico puede ser susceptible de una lectura ontolgica, pero, siseguimos tal tesis en sus consecuencias ms extremas, nos llevara incluso a pensar quela ontologa, las posibles determinaciones del ser, constituyen, en ltima instancia, lopoltico en cuanto tal. En esta perspectiva, la discusin de Derrida con Schmitt no es

    1DERRIDA, Jacques, Polticas de la amistad, Trotta, Madrid, 1998.2SCHMITT, Carl,El Concepto de lo Poltico. Texto de 1932 con un Prlogo y tres Corolarios,AlianzaEditorial, Madrid, 1998.3Ibd., p. 56.

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    De esta manera, un hegeliano como Schmitt supone compartir con el suabo unaontologa de carcter formal, que mostrara la pertinencia de ciertas categorashegelianas para entender lo poltico. Otro aspecto que conviene tener presente en laaproximacin a estos textos de Derrida es su constante preocupacin por lo propio, loapropiado (eigen, Ereignis) que, desde tempranos textos10 ya haban marcado ciertasprecauciones respecto a la lectura del pensamiento heideggeriano. Lo propio entonces esaquello que no da lugar a lo otro, ni siquiera a lo otroen cuanto tal, pues an asestaramos hablando de su presencia plena y verificable. Lo propio implica laaniquilacin del otro.

    Ahora bien, y volviendo sobre el texto de Schmitt citado ms arriba, podemos decirun par de cosas: conlleva un compromiso con una ontologa de carcter formal queatraviesa las modificaciones del iuspublicum europeum y, al mismo tiempo, que suontologa se pretende radical y definitiva en la medida en que es capaz de sostener supropia pureza, en tanto que su lmite est perfectamente establecido. Con eso ya

    suponemos una dualidad ontolgica, es decir, el enemigo puede ocupar distintasconfiguraciones, puede tomar distintas formas, es ms, puede ser mltiple, pero siemprela distincin ser reconducida a una dualidad esencial y originaria, que remite a unaunidad fracturada y en constante recomposicin. El supuesto de tal tesis es, en ltimainstancia, un profundo monismo.

    As pues, afirma Schmitt:

    la agrupacin real en amigos y enemigos es en el plano del ser algo tanfuerte y decisivo que, en el momento en que una oposicin no polticaproduce una agrupacin de esa ndole, pasan a segundo plano los anteriores

    criterios puramente religiosos, puramente econmicos o puramenteculturales, y dicha agrupacin queda sometida a las condiciones yconsecuencias totalmente nuevas y peculiares de una situacin convertida enpoltica11.

    Ahora bien, qu sucede por el lado del enemigo?, o mejor dicho, quin puedeserlo? La respuesta de Schmitt intenta efectuar una suerte de purificacin del enemigode cualquier elemento accesorio o ajeno a su esencia, as pues: no necesita sermoralmente malo, ni estticamente feo; no hace falta que se erija en competidor

    econmico, e incluso puede tener ventajas hacer negocios con l. Simplemente es el

    otro, el extrao, y para determinar su esencia basta con que sea existencialmente

    distinto y extrao en un sentido particularmente intensivo

    12

    . Es la otredad la que seestablece como el lmite entre amigos y enemigos. Adems, como muy bien lo vioHegel en la dialctica del algo (Etwas) y del otro (Anderes), en el lmite se dan al mismotiempo la unidad y la diferencialidad de los mismos, consecuencia necesaria de ladialctica del estar (Dasein), pues si ste como fijacin primera del ser devenido ha dereencontrarse consigo en el ser para s, ha de reconocer en su diferencia (el otro del

    10Cf.,Mrgenes de la Filosofa, ed.cit.11El Concepto de lo Poltico, ed. cit., p. 68.12Ibd., p. 57.

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    algo) la identidad que permaneca implcita en el algo. Este ltimo slo tiene su estar enel lmite, an no puede volver completamente sobre s mismo, sino que se encuentra enconstante referencia al otro que, en cuanto otra determinacin es la inquietud del algoen su trmino, donde es inmanente, vale decir, consiste en ser la contradiccin que lo

    impulsa allende s mismo13. Tal inquietud es el sentido particularmente intensivo que

    Schmitt observa en la relacin amigo-enemigo, tal lmite se alcanza cuando caen losrevestimientos que encubren tal relacin ontolgica, pues el riesgo implcito en unaconsideracin que se detuviera en los aspectos secundarios, es el de unaneutralizacin de lo poltico en cuanto tal, en cuanto homogeneizacin de la relacinbajo un rtulo econmico, religioso, etc.

    Sin embargo, esto complica las cosas, como muy bien lo ve Derrida: Para quehaya algo as como lo poltico, hay que saber [] quin es el amigo y quin elenemigo, y hay que saberlo no al modo de un saber terico, sino al modo de una

    identificacin prctica: saber consiste aqu en saber identificar el amigo y el

    enemigo

    14

    . Esto significa en otras palabras que: La identificacin prctica de smismo, y de s mismo consigo mismo, la identificacin prctica del otro, y del otro conel otro, parece que son tan pronto condiciones como consecuencias de la identificacin

    del amigo y del enemigo15. Aqu claramente el problema es el lmite del lmite, ellmite de una distincin entre amigo y enemigo, pues el mismo Platn a quien Schmittcita segn Derrida, no mantiene una clara distincin entre un enemigo interno oexterno y as promueve un trato semejante para ambos, pues es imposible poner enprcticael rigor de un lmite conceptual como se []. Platn subraya este lmite dellmite, esta bastarda [] de los trminos opuestos16. Tal pretensin queda para laidealidad de lo poltico, para aqul que pretende fundar una ontologa o unaepistemologa de lo poltico17.

    Una manera de evitar este escollo consiste en decidir si el otro se presenta comonegacin del propio modo de existencia y en consecuencia si hay que rechazarlo ocombatirlo para preservar la propia forma esencial de vida

    18 . Una vez que ladecisin acerca de la peligrosidad del enemigo ha sido tomada, la lucha (tomada en susentido esencial y original19) y la aniquilacin ya se encuentran presupuestas:

    Los conceptos de amigo, enemigo y lucha adquieren su sentido realpor el hecho de que estn y se mantienen en conexin con la posibilidad realde matar fsicamente. La guerra procede de la enemistad, ya que sta es unanegacin ntica de un ser distinto. La guerra no es sino la realizacin

    extrema de la enemistad. No necesita ser nada cotidiano ni normal, ni hacefalta sentirlo como algo ideal o deseable, pero tiene desde luego que estar

    13Ciencia de la Lgica, ed. cit., p. 114.

    14Polticas de la amistad, ed. cit., p. 136.15Ibd., p. 13616Ibd., pp. 133-4.17Cf., Ibd., p. 135.18El Concepto de lo Poltico, ed. cit., p. 57.

    19Ibd., p. 63.

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    antes de esta presuposicin. No se trata de consideraciones nticas dentro de una lneatemporal donde suceden cosas que estn en el tiempo, sino de algo que pertenece alser mismo y podramos decir, es aquello de donde el ser recoge su tiempo. As pues, elvor nos remite a un tiempo que ya ha acontecido. Un tiempo que no es tiempo o untiempo ontolgico. A esto apuntaba Hegel cuando sostena que el idioma alemn haconservado la esencia (Wesen) en el tiempo pasado (gewesen) del verbo ser; en efecto,

    la esencia es el ser pasado, pero el pasado intemporal (zeitlos)27que ya ha acontecido,tal como lo demostrar en el movimiento esencia-apariencia, donde esta ltima es lapresuposicin de la esencia, es decir, es puesta por ella y su aparecer es slo unafugacidad que desde siempre ha remitido a la negatividad ponente esencial.

    La esencia, en un primer momento, parece estar enfrentada al ser como si se tratarade una respectividad frente a otro. Ambos extremos se rechazan mutuamente; tanto elser como la esencia corren por caminos separados y persisten en su unilateralidad, deesta manera: si se considera en primer lugar la esencia como algo inmediato, es una

    existencia (Dasein) determinada, contra la cual se halla otra, es solamente unaexistencia esencial (wesentliches Dasein) frente a una esencia inesencial

    (unwesentliches)28. Esto inesencial ser considerado como la apariencia. Sin embargo,la esencia en cuanto negatividad absoluta del ser lo asume en sus dos variantes, comoser inmediato (ser cualquier cosa y por ello ninguna en especial) y como negacin(puro decir no frente a la esencia, desconocimiento de ella y no reconocimiento deque es dela esencia).

    As puede sostener Hegel que el ser o la existencia (Dasein) no se han conservadocomo otro distinto de la esencia, y este inmediato, que todava es diferente de la esencia

    (Wesen), no es solamente una existencia (Dasein) inesencial, sino lo inmediato nulo en-

    s y por s, es slo una no-esencia, es decir, la apariencia29

    . La apariencia, en unprimer momento, persiste en su unilateralidad y queda como el resto de la esfera delser30. Para solucionar este problema Hegel utiliza la presuposicin (Voraussetzung).Como sabemos, para Hegel Presuponertiene el sentidode ponerse a s mismo comosuperado, y sucede de dos maneras: por un ladoel ponente se suprime (elimina) encuanto pone a otro como independiente, y se mantiene (se conserva) a s mismo

    igualmente en cuanto procede de los supuestos31. A partir de este segundo aspecto dela presuposicin, el carcter independiente de la apariencia termina cuando la esenciamuestra su carcter reflexivo y da cuenta de que la apariencia no es ms que la propiainmediatez de la esencia en la medida en que sta es absoluta negatividad inmediata eidntica consigo misma. De esta manera, cualquier persistencia de alguna exterioridad a

    ella no ser otra cosa que la posicin de la reflexin que es la esencia (reflexinponente); y si lo observamos desde la apariencia, cuya negatividad en el fondo le esprestada por la esencia, llegamos a una reflexin presuponente. Es decir, en cuanto se

    27Hegel, G. F. W; Ciencia de la Lgica, Segunda Parte, Solar/Hachette, Buenos Aires, 1968, p.9.28Ibd., p. 13.29Ibd., pp. 16-17.30Cf., Ibd., p.17.31HENRICH, Dieter, Lgica Hegeliana de la Reflexin, en: Hegel en su contexto, Monte vila Editores,Caracas, 1984, p.147.

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    niega a s misma surge la apariencia como negatividad ensimismada y, en cuanto staniega la esencia, es decir, niega la negacin, afirma la esencia, la presupone. Elencontrarse a ella misma tanto en la posicin como en la presuposicin, el encontrarse aella misma en la apariencia y el retornar desde ella presuponindose en cuantomovimiento reflexionante, es la absoluta contrapulsin en s misma, automovimientoque cierra el crculo de las reflexiones. De aqu la siguiente afirmacin el devenir de laesencia, o sea su movimiento reflejado, por consiguiente, consiste en el movimiento de

    la nada a la nada y es as un movimiento de retorno a s mismo32, de tal manera que laesencia en cuanto movimiento es apariencia absoluta.

    Ahora bien, la estrategia de Schmitt es bajo cierto punto de vista impecablementehegeliana pues remite el problema de la relacin del algo y el otro a su respectividadesencial, dentro de la lgica de una pre-suposicin. Slo as Schmitt puede leer lapresuposicin de la guerra como una opacidad siempre presente que da consistencia aldiscurso del amigo-enemigo: la guerra no es, pues, en modo alguno objetivo o incluso

    contenido de la poltica, pero constituye el presupuesto (Voraussetzung) que estsiempre dado como posibilidad real. Y esta posibilidad real consiste en la distincin

    entre amigo y enemigo33. En este sentido, como muy bien lo seala Kervgan lanecesidad ontolgica de lo negativo, que se desprende ella misma del proceso lgico de

    la negatividad, es as el fundamento de la necesidad tico-poltica de la enemistad y,

    dado el caso, de la guerra34. Es decir, la posibilidad real es la permanencia delmovimiento esencial a partir de la pre-suposicin, esto es, aniquilacin ontolgica de laapariencia, en este caso del enemigo cuya muerte se encuentra pre-supuesta; por otraparte, es la permanencia en cuanto apariencia fugaz e identificable (el enemigo de cadacaso) que, en ltima instancia, es siempre frgil en la medida en que se encuentra bajoel riesgo de cumplir con su determinacin (Bestimmung)ontolgica.

    De esta manera, a la pasada, Derrida sostiene: Se dira en un sentido hegelianoque un ser- para-la-muerte que no fuese un ser para dar-muerte seguira siendo

    demasiado natural o simplemente biolgico35. Sin embargo, es la vida misma la que seopone a s misma. La negatividad oposicional que da lugar al dar-muerte es lanegatividad o el movimiento de la vida misma, no es lo vivo contra lo muerto, no es unaoposicin extrnseca o inmediata, sino la vida contra la vida la que se pone en lucha y seafirma a s misma a travs de una cierta negatividad. As pues, si leemoshegelianamente a Schmitt, podramos observar hacia donde van dirigidas lasobservaciones de Derrida: morir y dar muerte acontecen dialcticamente. La posibilidadde morir es la posibilidad de dar muerte al otro. La muerte es el encuentro, el borde o el

    lmite que une y separa las alteridades. Si damos una vuelta de tuerca al problema nosencontramos con que tras esto se encuentra la vida que se pone en juego como muertede los vivientes. Desde este punto de vista puede afirmar Derrida as, de cualquiermanera, estamos ya (posiblemente, pero esta posibilidad es justamente real) muertos el

    32Ciencia de la Lgica, Segunda Parte, ed. cit., p.22.33El Concepto de lo Poltico, ed. cit., p. 64.34KERVGAN, Jean-Francois,Hegel, Carl Schmitt. Lo poltico: entre especulacin y positividad. Escolary Mayo Editores S.L., Madrid, 2007, p. 162.35Polticas de la amistad, ed. cit., p. 145.

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    uno para el otro36.Lo poltico, as como posibilidad real invade todo el estratofundamental o fundador de la existencia, individual o comunitaria37. Aqu, entonces,se entrecruzan dos problemas: por un lado la posibilidad de la muerte del otro, y porotro lado, la presuposicin de su muerte, es decir, la muerte del otro como su vidaefectiva, la vida que vive en l como su propia muerte. nticamente puede encontrarsevivo, pero ontolgicamente ya est muerto y es esta muerte la que fundamenta lamuerte ntica a los ojos de Schmitt. Aunque ste intente poner paos fros a lasituacin constatando que ciertas guerras ya no slo llevan al enemigo a sus fronteras,sino que tambin pretenden aniquilarlo por completo; sin embargo, si ya se ha hecho lapresuposicin (ontolgica), el resto queda como deseo piadoso o seal de buenahumanidad ante las consecuencias de su tesis.

    Qu oponer a este tipo de discursos? Derrida es muy cauto en este sentido. No haynada que oponer. No puede tratarse de una oposicin, pues tal cosa sera deudora de unalgica de la negatividad, de la cual es imposible salir dialcticamente. Si tal estructura

    de posibilidad (la distincin amigo-enemigo) es suspendida, tal vez, quizs, haya algoas como la amistad38. Es a partir de esa posibilidad (im)posible de donde la amistadpodra sostenerse, precariamente, sin una certeza, sin una presencia plena. Tal sera unaexperiencia de lo imposible, la experiencia de una aporainaccesible a una dialctica yasea schmittiana o hegeliana.

    Bibliografa

    DERRIDA, Jacques, Aporas. Morir-esperarse (en) los limites de la verdad,

    Paids, Barcelona, 1998.

    Mrgenes de la filosofa, Ctedra, Madrid, 1994.

    Polticas de la amistad, Trotta, Madrid, 1998.

    HEGEL, G. F. W., Ciencia de la Lgica, Solar/Hachette, Buenos Aires, 1968.

    Ciencia de la Lgica, Segunda Parte, Solar/Hachette, BuenosAires, 1968.

    HENRICH, Dieter, Hegel en su contexto, Monte vila Editores, Caracas, 1984.

    KERVEGAN,Jean- Francois, Hegel, Carl Schmitt. Lo poltico: entre especulacin ypositividad. Escolar y Mayo Editores S.L., Madrid, 2007.

    36Ibd., p.143.37Ibd., p. 147.38Cf., Ibd., p. 144.

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    MURE,G.R.G., Study of Hegels Logic, Oxford University Press, 1967.

    SCHMITT, Carl, El Concepto de lo Poltico. Texto de 1932 con un Prlogo y

    tres Corolarios, Alianza Editorial, Madrid, 1998.