sentido y referencia. teorías del significado

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SENTIDO Y SIGNIFICADO

REFERENCIA.

LAS

TEORAS

DEL

1. IntroduccinSera equvoco sugerir que la filosofa del lenguaje, incluso cuando la practican los filsofos analticos, se reduce al anlisis conceptual, a la clarificacin de los conceptos bsicos del lenguaje. Hay otros tipos de tareas que, por lo comn, se atribuyen los filsofos del lenguaje: est la clasificacin de los actos lingsticos, de los "usos" o "funciones" del lenguaje, de los tipos de vaguedad, de los tipos de trminos, de las varias clases de metforas. Estn las discusiones sobre el papel de la metfora en la ampliacin de los lenguajes, sobre las interrelaciones del lenguaje, el pensamiento y la cultura; y sobre las peculiaridades del discurso potico, religioso y moral. Se han hecho propuestas para construir lenguajes artificiales con propsitos diversos. Estn tambin las detalladas investigaciones acerca de las peculiaridades de tipos especiales de expresiones, tales como los nombres propios y las expresiones con referencia mltiple, y sobre formas gramaticales determinadas, tales como la forma sujeto-predicado. Cuando digo que las manchas que hago sobre un papel, o los sonidos que emito al hablar con otra persona, tienen significado, qu es lo que quiero decir?, qu es lo que hace que determinadas palabras o expresiones tengan el significado que tienen y no otro?, qu diferencia hay entre una ristra de marcas significativa y otra que no lo es?, cmo soy capaz de reconocerla como tal aunque no la haya encontrado antes?, cmo es posible que unas meras manchas se refieran a fechas, ciudades, pases o, en general, a objetos?, cmo puede una secuencia de signos significar algo verdadero o falso?. stas son algunas cuestiones centrales de la filosofa del lenguaje.

2. El problema de la naturaleza del "significado"La cuestin referente a la consistencia real del significado de una proposicin, palabra y oracin es una cuestin muy discutida en la historia de la filosofa, y una de las cuestiones centrales de la filosofa del lenguaje. Esta cuestin ha recibido en el siglo XX diferentes respuestas, en funcin de la corriente de filosofa del lenguaje de que se trata; pero el problema es prcticamente tan antiguo como la historia de la filosofa. Vamos a ver en este apartado algunas respuestas histricas a esta cuestin.

2.1 La identificacin de la palabra con la cosa designadaEn el Teeteto Platn identificaba el significado de una palabra con la cosa que designa. La palabra sera una especie de etiqueta fijada en el objeto, ya sea humano ("Scrates"), o genrico ("mesa), o un proceso ("estudiar"). A pesar de su atractivo, esta teora es, sin embargo, demasiado simple. Quizs valga para 1

los nombres propios, pero estas palabras constituyen un pequeo grupo, cuya principal caracterstica es no tener significado, ya que su nica funcin es designar un objeto o persona individua, pero careciendo de significado "per se". Por el contrario, con respecto a todas las dems palabras esta explicacin confunde dos dimensiones de la palabra: las que podemos llamar "connotacin" y "denotacin". Es decir, dos palabras pueden tener la misma denotacin (designar o mentar los mismos conceptos) y sin embargo tener distinta connotacin (es decir, diferente significado).

2.2 El significado como apelacinEsta teora identifica el significado de una palabra con la respuesta condicionada que la palabra produce en quien la escucha o, al menos, con la disposicin a responder de una determinada manera. Por ejemplo, un objeto cualquiera (como un vaso de vino) produce en nosotros una determinada respuesta (beberlo, repudiarlo...), o al menos una disposicin a la respuesta (a beberlo, si nos apetece). El vaso de vino, al ser "nombrado", produce en nosotros un estmulo y tambin una respuesta apropiada. Pero ese estmulo inicial puede ser sustituido por cualquier otro (un sonido, por ejemplo) que aparezca asociado frecuentemente con l; y entonces este estmulo sustitutivo produce una respuesta igual o semejante a la que produca el estmulo primitivo. Entonces, estos estmulos sustitutivos son signos de los estmulos propios; y su significado consiste precisamente en esta respuesta anticipatoria, en esa preparacin del organismo para la aparicin del estmulo adecuado. Su significado no consiste, como se suele pensar, en ningn concepto, en ningn "signo mental" que se d en la mente del que habla o del que escucha, sino simplemente en una disposicin para responder de una forma determinada. Esta concepcin ha sido fuertemente criticada. Sentimos ganas de estornudar al escuchar la voz "pimienta"? Segn esta crtica, la teora conductista del lenguaje ha comenzado la casa por el tejado. Es decir, para que la palabra "caliente" produzca en nosotros la disposicin de retirar la mano de un objeto es preciso previamente que hayamos comprendido su significado. Pero, en qu consiste "comprender" una palabra sino en captar "lo que significa"? Por tanto, el significado no es una disposicin a responder de un modo determinado, aunque esto acontezca frecuentemente.

2.3 El significado como ideaEsta teora considera que el significado de una palabra (al menos, de las descriptivas, que constituyen la base de un idioma) es una idea o un concepto, que se encuentra en la mente del que habla y en la del que comprende tras escucharnos. Esta teora tiene dos puntos a su favor: a. no pone una relacin directa entre la palabra y el objeto mentado b. admite la necesidad de una intencionalidad, de un proceso mental interpretativo, para que la palabra, que considerada en s misma no es sino un conjunto de sonidos, adquiera un significado. El concepto o la idea no debe ser comprendido como una especie de objeto mental suprasensible, sino que debe comprenderse como la capacidad mental de usar las palabras de manera "humana", inteligente y adecuada, capacidad 2

que se realiza y actualiza en nuestras proposiciones. Conocemos el significado de una palabra cuando somos capaces de comprender lo que significa y de utilizarla correctamente. Pero esta capacidad del uso correcto implica la existencia de determinados procesos mentales, eidticos; por ejemplo, la captacin de relaciones de semejanza o analoga entre los objetos que pertenecen a un conjunto determinado. E igualmente implica la capacidad de explicar, aunque sea de un modo aproximado, las reglas que gobiernan el uso correcto de esa palabra. Dicho de otro modo, implica la capacidad de dar definiciones de nuestras palabras.

3. La teora referencialSe ha pensado que toda expresin significativa nombra a algo o a alguien o, por lo menos, que est en lugar de algo o de alguien, y tiene con ellos una relacin del tipo de la de nombrar (designar, rotular, referirse a, etc.). Ese algo o alguien al que se hace referencia no tiene que ser una cosa particular concreta y observable, podra tratarse de una clase de cosas (por ejemplo de los "sustantivos comunes" como 'perro'), de una cualidad ('perseverancia'), de una situacin ('anarqua'), de una relacin ('poseer'), etc. En realidad lo que se supone es que, en relacin con toda expresin significativa, podemos entender qu quiere decir que sta tenga un cierto significado, sin ms que observar que hay algo o alguien a los que se refiere: "Todas las palabras tienen significado, en el sentido simple de que son smbolos que estn en lugar de algo distinto de ellas mismas" (B. Russell, Los principios de la matemtica, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1948, p. 82). Hay una versin ms elemental de la teora referencial. Ambas versiones suscriben la afirmacin de que para que una expresin tenga un significado debe referirse a algo distinto de ella misma, pero las dos versiones sitan el significado en reas diferentes de la situacin referencial. La versin ms elemental considera que el significado de una expresin es aquello a lo que esa expresin se refiere; el punto de vista ms sofisticado es el de que el significado de una expresin debe identificarse con la relacin entre la expresin y su referente, esto es, que lo constitutivo del significado es la conexin referencial. Ninguna teora referencial ser suficiente para dar cuenta completa del significado a menos que sea verdad que todas las expresiones lingsticas significativas se refieren a algo. Sin embargo, parece que las conjunciones y otros componentes del lenguaje que desempean una funcin esencialmente conectiva - palabras como 'y', 'si', 'es', 'por cuanto' - no se refieren a nada. Los tericos de la referencia responden a esta objecin, por lo general, negando que los trminos "sincategoremticos" tengan significado "aisladamente", o que estos trminos puedan tener significado aisladamente, o que estos trminos puedan tener significado en el sentido ms tosco en que se afirma que los sustantivos, adjetivos y verbos lo tienen. Las teoras de la referencia pueden dividirse en dos grandes grupos: teoras de la referencia directa (o teoras causales de la referencia; sus representantes ms destacados son Kripke y Putnam) y teoras descriptivas de la referencia (sus representantes ms destacados son Frege, el Wittgenstein del Tractatus y Russell). En las teoras de la referencia directa se defiende la posibilidad de la referencia como una relacin entre el signo y el objeto, que no viene mediada pro ningn tipo de contenido descriptivo. El conocimiento del hablante no es 3

suficiente, ni necesario, para explicar la referencia. La expresin lingstica consigue denotar el objeto de la realidad extralingstica directamente. Esta relacin directa entre el lenguaje y el mundo viene posibilitada por las conexiones causales de los hablantes entre s y con el mundo natural. Por su parte, las teoras descriptivas de la referencia establecen un vnculo tal entre el nombre y las descripciones que stas vienen a constituir su definicin. De la misma manera que el predicado "soltero" se define como "persona no casada", el nombre propio "Cleopatra" se podra definir como "ltima reina egipcia de la dinasta ptolemaica.

3.1 Teora semntica de fray Luis de LenPara Fray Luis de Len, las cosas, adems del ser real que tienen en s, poseen otro ser del todo semejante al real, pero ms delicado que l y que nace, en cierta manera, de l. La verdad reside en el ser real; la imagen de la verdad, en nuestra boca y en nuestro entendimiento, cuando corresponde al ser real. Por ejemplo, si se juntan muchos espejos y los ponemos delante de los ojos, la imagen del rostro, que es una, reluce una misma y en un mismo tiempo en cada uno de ellos. El ser real en s -en este caso, el rostro- es "uno e idntico", pero se multiplica como imagen en cada espejo. De igual manera acontece entre el ser real en s y la mente de los hombres. En sta, como en los espejos, se hacen "imagen" las cosas y, por ello, es "una" con dichas cosas, de modo que "la silla de la unidad venza y reine sobre todo". La realidad -el ser real en s- configura su imagen en la mente humana, su "eidos", pero dicta, a la vez, su nombre a la boca. El nombre, entonces, contiene la imagen del ser real en s. Fray Luis de Len define el nombre como aquello mismo que se nombra, no en el ser real y verdadero que tiene, sino en el ser que le da nuestra boca y entendimiento. El nombre, pues, es una palabra breve, que se sustituye por aquello de quien se dice y que se toma en lugar del ser verdadero real al que remite o designa. Hay dos tipos de nombre: los que son imgenes por naturaleza -que estn en el alma- y los que fabricamos nosotros por arte. El nombre por naturaleza corresponde a la imagen y figura que en el alma sustituye al ser real en s por la semejanza natural que con l tiene. En cambio, el nombre por arte es el que fabrican los hombres por medio de la palabra, al sealar para cada cosa la suya, sirviendo as de sustitutos de las mismas. Las imgenes por naturaleza son los mismos objetos, en cuanto pensados, las copias de lo real que los objetos dejan en el espritu. Estas imgenes por naturaleza son los verdaderos nombres en sentido riguroso y exacto. Sin embargo, las voces, las palabras -imgenes por arte- son tambin calificadas y conocidas como "nombres". Pero su adecuacin con lo real no est garantizada, pues es cosa puramente humana y, por tanto, slo aproximativa; son obra del saber, la costumbre, educacin y mil influencias artificiales y exteriores.

3.2 Bertrand RussellRussell elabor una teora radicalmente referencialista, que supone que a cada categora lgico-lingstica le corresponde una categora ontolgica. Sostuvo la doctrina conocida como "atomismo lgico", que es una combinacin de empirismo radical y lgica. La doctrina del atomismo lgico sostiene que la 4

estructura de las frases (su gramtica o sintaxis) guarda relacin con la estructura de los hechos. As como el lenguaje es descomponible en unos elementos ltimos, tambin la realidad lo es. Tales elementos no tienen carcter fsico, sino lgico; son entidades inanalizables por el pensamiento. La relacin semntica bsica es una relacin de correspondencia entre lenguaje y realidad. Esta relacin de correspondencia se expresa a travs de dos relaciones que ligan el lenguaje con el mundo: nombrar y representar. Nombrar es la relacin propia de los nombres y representar la de los enunciados. Entre los enunciados y el mundo existe una especie de paralelismo o isomorfa: del mismo modo que los enunciados se componen de proposiciones atmicas, la realidad se compone tambin de hechos atmicos. Las lenguas naturales son imperfectas e incluso engaosas, pero el filsofo puede poner de relieve su estructura o "forma lgica" descomponiendo los enunciados en sus elementos genuinos. Russell distingui dos tipos de enunciados o proposiciones: atmicas y moleculares. Mientras que las proposiciones moleculares se componen de atmicas, estas ltimas se corresponden o representan hechos atmicos. A diferencia de las oraciones, los nombres no representan sino que tienen como funcin referir a entidades particulares. Esta tesis, de carcter semntico, es completada por Russell por una tesis epistemolgica de carcter empirista: slo conocemos las entidades particulares de modo directo, por familiaridad. La semntica de Russell est ligada a su teora del conocimiento, segn la cual el conocimiento de la realidad es reducible a un conocimiento directo de los componentes de la realidad. Russell distingue dos tipos bsicos de conocimiento: por descripcin y por familiaridad. Casi todo lo que conocemos, lo conocemos por descripcin. En este conocimiento partimos de datos sensoriales y construimos un conocimiento de las cosas, apoyados en la memoria y en el conocimiento de ciertas verdades fsicas. A diferencia de este tipo de conocimiento, existe otro modo de conocimiento que es directo y que Russell denomina por familiaridad. Es el conocimiento de los datos sensibles y fundamenta el conocimiento por descripcin. Se da cuando hablamos de "esto" referido al objeto inmediatamente presente, como cuando decimos "esto es blanco". Segn Russell, hemos de distinguir entre los nombres propios ordinarios y los nombres lgicamente propios. Los nombres lgicamente propios designan entidades que son conocidas por familiaridad, es decir, de modo directo. Los nombres propios ordinarios nombran generalmente objetos conocidos por descripcin. En realidad no son ms que descripciones abreviadas. Su referencia es indirecta, a travs de las descripciones abreviadas. Por ltimo, el referente de las expresiones predicativas es la propiedad o relacin que designan.

3.2.1 La teora de las descripciones de RussellRussell mostr que la versin elemental de la teora referencial es inadecuada, ya que dos expresiones pueden tener diferentes significados pero un mismo referente. Tom para mi argumentacin el contraste entre el nombre "Scott" y la descripcin "el autor de Waverley". El enunciado "Scott es el autor de Waverley" expresa una identidad y no una tautologa. 5

Jorge IV quiso sabe si Scott fue el autor de Waverley, pero no quera saber si Scott era Scott. Si bien esto es perfectamente inteligible para todo el mundo, aunque no haya estudiado lgica, presenta un conflicto para el lgico. Los lgicos piensan (o solan pensar) que si dos frases denotan el mismo objeto, una proposicin que contenga a una de ellas puede ser reemplazada siempre por una proposicin que contenga a la otra, sin dejar de ser verdadera, si era cierta, o falsa, si era falsa. Pero, como acabamos de ver, podis convertir una proposicin verdadera en falsa sustituyendo "el autor de Waverley" por "Scott". Esto demuestra que es necesario distinguir entre un nombre y una descripcin. Scott es un nombre, pero "el autor de Waverley" es una descripcin (Russell, B., La evolucin de mi pensamiento filosfico, Madrid, Alianza, 1982, p. 85) Las descripciones definidas estn formadas por un artculo determinado seguido de un sustantivo o de una frase que funciona como tal, que corresponde a una cierta propiedad. Por ejemplo, El autor del Quijote, que describe la propiedad de haber escrito el Quijote. Una descripcin sirve para seleccionar un objeto de nuestro universo de discurso (del conjunto de cosas de que estamos hablando) al sealar una propiedad poseda en exclusiva por este objeto (Cervantes como autor del Quijote). Ahora bien, cuando pensamos que las descripciones tienen que referir inexorablemente a algo, pueden ser fuente de problemas. Por ejemplo, si yo hablo del actual rey de Francia o del cuadrado redondo, Meinong y Husserl diran que si bien no existen del modo en que lo hace el autor del Quijote, al menos estas entidades fantsticas subsisten. Russell piensa que la idea de objetos inexistentes, aunque subsistentes, es difcilmente admisible. De lo que se tratara es de encontrar un medio de obtener, sin ellas, lo que se obtiene con ellas; es decir, traducirlas y analizarlas como smbolos incompletos que son. Otra objecin a la teora de la referencia a objetos sera que, segn Russell, amenazaran el principio de tercero excluso. As, en la oracin El actual rey de Francia es calvo. Si enumersemos las cosas calvas que hay en el mundo, no hallaramos al actual rey de Francia, ni en ese conjunto ni en el conjunto de las cosas no calvas. As, las oraciones A y B seran falsas: A) El actual rey de Francia es calvo B) El actual rey de Francia no es calvo Hay, pues, que analizar estas proposiciones como smbolos incompletos. El uso del artculo determinado singular el, para Russell, sera el siguiente: si tenemos la oracin El actual rey de Francia, lo que decimos es: la funcin proposicional x es rey de Francia actualmente es verdadera exactamente para una valor de la variable x. Si ahora sustituimos El actual rey de Francia por un valor real, obtendremos una funcin proposicional en la que se han eliminado los smbolos incompletos anteriores y se han sustituido por funciones proposicionales. La funcin proposicional C) x es rey de Francia en la actualidad es verdadera para exactamente un valor de x, y la funcin proposicional x es calvo es verdadera para ese valor de x. En un primer momento, parece que hemos salido de la dificultad de que una descripcin refiera a objetos al sustituirla por funciones proposicionales, pero veremos que no es as. 6

Tomemos B) (El actual rey de Francia no es calvo). Esto puede significar dos cosas: B.1) De el actual rey de Francia es cierto esto: no es calvo B.2) No es cierto esto: el actual rey de Francia es calvo Pues bien, A) y B) son contradictorias cuando B) tiene el sentido de B.1). Ambas dicen que hay un individuo que es el actual rey de Francia, y mientras una dice que es calvo, la otra lo niega. B.2) niega que se den conjuntamente las condiciones de que un individuo sea a la vez rey de Francia y calvo y, en ese sentido, es contradictoria con C) (que habamos traducido a funcin proposicional). Pero puesto que c expone pormenorizadamente el contenido de B.1), B.1) y B.2) son contradictorias, con lo cual queda libre de duda el principio de tertio excluso. En resumen, la teora de las descripciones posibilita la renuncia a entidades fantsticas tales como el cuadrado redondo o el actual rey de Francia. Introduce economa en nuestra imagen del mundo y en nuestro inventario de l, ya que imagina una va para regular las conclusiones que acerca de las cosas inferimos del uso del lenguaje, nos ayuda a perfilar una idea de realidad. El punto esencial de la teora de las descripciones es que una frase puede contribuir al significado de una oracin sin tener significado en absoluto aisladamente En el caso de las descripciones hay una prueba clara de esto: si "el autor de Waverley" significara cualquier otra cosa en vez de "Scott", "Scott es el autor de Waverley" sera falso, que no lo es. Si "el autor de Waverley" significa "Scott", "Scott es el autor de Waverley" sera una tautologa, que no lo es. Por tanto, "el autor de Waverley" no significa "Scott" ni cualquier otra cosa; es decir "el autor deWaverley" no significa nada, quod erat demostrandum (Russell, B., op. cit., p. 87) El punto esencial de la teora es que, aunque una expresin sin significado pueda ser gramaticalmente el sujeto de una expresin con significado, tal proposicin, cuando se analiza correctamente, deja de tener tal sujeto. Por ejemplo, la proposicin "la montaa de oro no existe" se convierte en "la funcin proposicional 'x es de oro y una montaa' es falsa para todos los valores de x".

3.3 La teora figurativa del significado: el TractatusSegn la teora figurativa, una proposicin es una figura o representacin de una parte de la realidad. Ms especficamente, una proposicin es una figura -una maqueta- de una situacin real o hipottica. Por ello, comprender una proposicin es comprender la situacin o estado de cosas que representa. Quien entiende lo que dice una proposicin sabe qu hecho describe esa proposicin en el caso de ser verdadera, pues su sentido es la situacin que dibuja o de la que es figura. Las proposiciones son entendidas como algo articulado lgicamente: expresan un "pensamiento" mediante un orden determinado. Una proposicin es figura de una situacin por compartir con ella la misma forma lgica. Lo que la 7

proposicin tiene en comn con la realidad es la forma lgica o estructura comn. En el Tractatus hay una exigencia de isomorfa entre el lenguaje y el mundo. El constituyente ltimo del mundo son los objetos o cosas; los objetos son simples y forman parte de los estados de cosas. Por eso dice Wittgenstein que "lo que acaece, el hecho, es la existencia de estados de cosas". El conjunto de hechos constituye la realidad. El lenguaje debe reflejar esto y, con este fin, usa los nombres para los objetos; con las proposiciones simples describe los estados de cosas y con las proposiciones complejas los hechos.

Tiene que haber proposiciones elementales por razones puramente lgicas. Es la exigencia de determinacin del sentido la que mueve este proceso. Por ello en el mbito lgico se llega a unidades elementales, que contengan afirmaciones bsicas acerca de la realidad. Estas unidades elementales se componen de signos simples como nombres de los objetos. El que lenguaje y realidad tengan la misma forma lgica posibilita la relacin de los elementos de la proposicin con las cosas de la realidad; y las relaciones entre elementos con relaciones entre las cosas de la situacin representada. Entre los elementos de la proposicin y los elementos de la realidad hay una relacin isomrfica: a cada elemento de la proposicin debe corresponder un elemento de la realidad y uno slo; y siempre que los elementos de una proposicin guarden alguna relacin entre s, sus imgenes han de guardar la relacin correspondiente. Los elementos de la proposicin son los nombres y las constantes lgicas. Los signos simples o nombres representan objetos. Su significado es el objeto en lugar del cual estn las proposiciones. Las constantes lgicas no son representantes de nada; no son nombres; no hay una lgica de los hechos, sino slo de las proposiciones. Y qu son los objetos a los que se refieren los nombres? Wittgenstein dice que son algo simple, los ltimos constituyentes de todo. Se trata de tomos no fsicos, sino lgicos del mundo, que se combinan y forman estados de cosas o situaciones. La admisin de los objetos responde al postulado de lo simple, lo fijo, lo existente, requerido como firme por un lenguaje absolutamente preciso. La verdad o falsedad de las proposiciones exige que los nombres tengan una referencia fija e inequvoca. El lenguaje y el mundo no pueden entenderse como realidades separadas y contrapuestas. El lenguaje pertenece al mundo. No podemos vernos a nosotros mismos fuera del mundo y del lenguaje. Las proposiciones pueden representar toda la realidad, pero no pueden representar lo que tienen que poseer en comn con la realidad para poder representarla -la forma lgica. Para poder representar la forma lgica deberamos poder situarnos nosotros mismos junto con las proposiciones en algn lugar que est fuera de la lgica, es decir, fuera del mundo (4.12). 8

De la imposibilidad de hablar con sentido de la forma lgica extrajo Wittgenstein multitud de consecuencias. La ms importante es la ilegitimidad de cualquier disciplina que pretenda hablar del sentido de las proposiciones. De aj tambin la ilegitimidad del propio Tractatus en cuanto que pretende decir algo sobre la naturaleza del lenguaje. Wittgenstein distingue dos funciones semnticas en una proposicin. Por una parte lo que una proposicin afirma, que los hechos son de un modo determinado. Por otro lado, lo que una proposicin muestra, esto es, cmo son los hechos. Por ejemplo, en el caso del cuadro titulado La rendicin de Breda, el ttulo dice lo que en el cuadro es mostrado. El ttulo describe el hecho que el cuadro muestra a travs de su forma. Entre decir y mostrar no hay conexin: una proposicin no puede decir nada de cmo se muestra un determinado hecho, no puede afirmar nada sobre su propio sentido. La proposicin no puede representar la forma lgica; sta se refleja en aqulla. Lo que en el lenguaje se refleja, el lenguaje no puede reflejarlo. Lo que en el lenguaje se expresa, nosotros no podemos expresarlo por el lenguaje. La proposicin muestra la forma lgica de la realidad, la exhibe (4.121). La imagen del lenguaje que late en esta concepcin es el lenguaje como medio universal. La tesis caracterstica es que no podemos adquirir una posicin de privilegio desde la cual proceder a examinarlo. Es ms, puesto que "los lmites del lenguaje son los lmites de mi mundo" y "la lgica llena el mundo; los lmites del mundo son tambin sus lmites", el modo en que me represente el mundo depender de los recursos que el lenguaje ponga a mi disposicin. El lenguaje viene a dictar entonces las condiciones bajo las cuales hablamos del espacio lgico.

3.4 El criterio empirista de la significatividadSon varias las razones por las cuales ha parecido aceptable, o incluso necesario, un criterio empirista. La ms importante es quiz la siguiente: si consideramos que la significatividad depende en cierto modo de las expresiones que se conecten con aspectos del mundo extralingstico al cual se refieren, cmo es posible esa conexin?. No es que un determinado esquema de sonido est ms relacionado con un aspecto del mundo que con otro en virtud de sus caractersticas intrnsecas, y es difcil suponer que esos vnculos sean innatos a la mente humana. (Si as fuera, todos los hombres hablaran la misma lengua). La nica alternativa parecera ser la de que esos vnculos se establecen por medio de la experiencia, a travs de repetidos apareamientos de la expresin con aquello en cuyo lugar est, de acuerdo con la experiencia del que aprende. Otra argumentacin es esta: qu razones podra tener yo para suponer que un tercero asigna el mismo significado que yo a una determinada expresin?. Cada uno de nosotros podra producir una definicin verbal de la expresin, pero esto permitira alcanzar la conclusin deseada slo si suponemos que ambos usamos de la misma manera las palabras de la definicin (y, tambin, que ambos entendemos de la misma manera la forma oracional 'Dar una definicin de...'). Y la cuestin de si este supuesto es o no verdadero es exactamente del mismo tipo que aqulla a la que pretendamos dar respuesta. Habra quiz una manera de salir fuera de este crculo si, en algunos momentos, pudiramos contrastar la hiptesis del significado comn sin necesidad de apoyarnos en la comunidad de significado respecto de otras 9

expresiones. Pero cmo podra hacerse esta contrastacin sino investigando la manera en que la expresin se apareja o no con los objetos experimentados en la actividad verbal de cada uno de nosotros? Esto significa, pues, que esas contrastaciones son posibles slo si es necesario para la significatividad el que existan esos apareamientos. La formulacin clsica del criterio empirista de significado es la siguiente: una palabra adquiere un significado al asociarse con una determinada idea de manera tal que la aparicin de la idea en la mente da salida a la emisin de esa palabra y, a su vez, la audicin de la palabra tiende a provocar la aparicin de esta idea en la mente del oyente. todas las ideas son copias o transmutaciones de copias de las impresiones de los sentidos. Por tanto, una palabra puede tener significado slo si se ha establecido una asociacin entre esa palabra y una idea derivada de la experiencia sensorial. En este sentido todo significado se deriva necesariamente de la experiencia de los sentidos. En todas las formas del empirismo excepto en la ms ingenua, el lenguaje se divide en niveles o estratos semnticos. El nivel fundamental est constituido por las palabras que adquieren su significado a partir de su asociacin con elementos que pueden experimentarse directamente. Se sigue de aqu que, para poder adquirir un significado, las otras palabras deben poder definirse en trminos de las palabras del primer nivel y, adems, probablemente, en trminos de otras palabras que hayan sido ya definidas. Algunas palabras adquieren su significado a partir de la experiencia ms directamente que otras, pero en cualquier caso, directa o indirectamente, la experiencia es la fuente del significado para todas las palabras. Los positivistas lgicos introdujeron en primer lugar el principio de que para que uno pudiese hablar con sentido se debera poder especificar una manera de verificar empricamente lo que se deca; en otras palabras, deba ser posible especificar qu observaciones podan incidir en contra o a favor de la verdad de lo que se deca. Cuando los positivistas imponen la verificabilidad como condicin de la significatividad no estn con ello afirmando que slo sean significativas las oraciones que han sido verificadas. Los positivistas admiten que hay oraciones perfectamente significativas que no han sido contrastadas todava, e incluso enunciados significativos cuya contrastacin es de momento imposible. Al exigirverificabilidad, los positivistas exigen simplemente que sea posible especificar cmo podra ser esa prueba emprica, no pretenden que la prueba se haya llevado a cabo. Verificabilidad es posibilidad de verificacin. En tanto en cuanto podamos proporcionar una especificacin inteligible de las observaciones que estableceran la verdad o la falsedad de ese enunciado, habremos satisfecho el criterio de verificabilidad del significado. Del acuerdo con el uso que los positivistas hacen del trmino 'verificabilidad', verificabilidad es en realidad equivalente a la disyuncin 'verificable o falsable', es decir, 'susceptible de que pueda decirse que es verdadero o falso'. Por tanto, lo que realmente se exige es que una determinada oracin sea susceptible de contrastacin emprica. Una oracin es significativa si y slo si puede contrastarse empricamente. Las primeras formas del criterio de verificabilidad exigan la completa verificabilidad, es decir, no poda admitirse que una oracin fuera significativa a menos que fuese posible especificar una manera de mostrar conclusivamente, por medio de datos empricos, que esa oracin era verdadera o falsa. Enseguida se vio que esta exigencia era demasiado fuerte, puesto que exclua, por ejemplo, todas las generalizaciones que carecen de restricciones. 10

Los positivistas modificaron este criterio de modo que requiriese tan slo la especificacin de observaciones que incidiesen en contra o a favor del enunciado, que sirviesen para confirmarlo o negarlo en alguna medida.

3.4.1 El verificacionismo en AyerPara Ayer, "un enunciado es literalmente significativo si, y slo si, es analtico o empricamente verificable". Por literalmente significativo, Ayer entenda "susceptible de ser mostrado verdadero o falso". Las proposiciones de la ciencia son de dos tipos: analticas y empricamente verificable. De este modo, la ciencia se constituye o bien en matemtica y lgica formal, o en dato factual verificable. Cmo una proposicin carente de contenido emprico puede ser verdadera, til e, incluso, sorprendente? Ayer, ante esta pregunta, se niega a buscar refugio en el racionalismo y mantener la tesis de este en su aseveracin de que la razn sea fuente de conocimiento, independientemente de la experiencia y ms vlida, incluso, que ella. Por tal causa, intentar demostrar que las proposiciones analticas o bien no son acerca del mundo, o bien no son verdades necesarias, ya que para l no se dan "verdades de razn". Los enunciados analticos se verifican o falsan simplemente apelando a las definiciones de los signos usados en ellos. Si resultan ser tautologas, son verdaderos; si resultan contradictorios, son falsos. Se trata del mismo planteamiento kantiano. Las proposiciones analticas no nos dicen nada sobre la realidad, ya que son independientes de sta. Por qu, entonces, estas proposiciones analticas no resultan absurdas como las de la metafsica? Cul es su valor? Segn Ayer, estas proposiciones poseen cierta capacidad de sorpresa y nos son valiosas en tanto en cuanto nos hacen caer en la cuenta sobre el uso de ciertos smbolos que antes no aprecibamos con claridad. No aumentan nuestro conocimiento, pero hacen ms fcil el camino de la invencin. Todos los dems enunciados significativos pueden ser verificados o falsados mediante las observacin emprica. Las proposiciones empricas "son todas y cada una, hiptesis que pueden ser confirmadas o desautorizadas por la experiencia sensorial real [] no hay proposiciones finales". Lo que la experiencia debe confirmar o refutar no es una mera hiptesis, sino todo un sistema de hiptesis que, por tanto, siempre se encuentra sometido a cambios posibles segn las corroboraciones empricas que se lleven a cabo. La funcin de tal sistema de hiptesis es la de predecir anticipadamente experiencias, sensaciones futuras. En caso de que nuestras expectativas respecto a dichas hiptesis se cumplan, se habrn verificado. Es decir, hecho verdad. En caso contrario, resultarn falsas. De este modo, nuestras verdades empricas nunca sern absolutamente vlidas. Siempre existir la posibilidad de hallar una experiencia que las contradiga. Al menos, en teora. Por ello, la observacin aumenta el grado de confianza con el que es razonable mantener una hiptesis. Y, en consecuencia, "la racionalidad de una creencia se define no en relacin a una norma absoluta, sino en relacin a una parte de nuestra propia prctica real". Nada que no sea verificable puede caer en el mbito de la verdad. Pero, qu es verificable? Lo verificable es aquello que entra dentro de los contenidos sensoriales. Entonces, los objetos materiales aparecen como construcciones lgicas a partir de lo sensorial.

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3.4.2 Verificacin y semntica en Carnap3.4.2.1 El principio de verificabilidad Hay que distinguir dos rdenes de verificacin: directa e indirecta. Si un enunciado, por ejemplo, afirma algo respecto a una percepcin actual, pongamos por caso "en estos momentos yo veo un cuadro rojo sobre un fondo azul", entonces el enunciado puede probarse directamente acudiendo a mi percepcin actual. En la verificacin de tipo indirecto se trata de proposiciones que no son verificables en s mismas, pero que s lo son mediante verificacin directa de otras proposiciones ya verificadas con anterioridad. Por ejemplo: sea el enunciado E1: "Esta llave est hecha de hierro". Entre los diversos modos de verificar E1 se encuentra el de ndole magntica. Por experiencias anteriores est comprobado que un imn atrae a los objetos de hierro. Entonces puede inferirse que "esta llave es de hierro" siguiendo este modelo de razonamiento: E1 Esta llave est hecha de hierro (Proposicin, cuyo contenido quiere ser verificado) E2 Si un objeto de hierro es colocado cerca de un imn es atrado por ste (Dato fsico perteneciente ya a experiencias comprobadas, verificadas) E3 Este objeto -una barra- es un imn. (Dato igualmente comprobado y verificado por experiencias previas) E4 La llave es colocada cerca de la barra o imn (Dato que nosotros constatamos mediante observacin directa) E5 La llave es ahora atrada por el imn o barra (Conclusin que se verifica igualmente de modo directo) Si se analiza este proceso, en seguida salta a la vista que no sale nunca de la dimensin experimental y que consta de dos clases de proposiciones: las ya verificadas y certificadas por experiencias previas de la ciencia (E 2, E3) y las verificadas inmediatamente por nosotros (E4, E5). Las proposicin E1 no era directamente verificable. No se construyen tambin llaves de oro, bronce o plata? Cmo hacer verdadera -verificar- nuestra proposicin E1? Los enunciados E2 y E3, pertenecientes de antemano a lo ya comprobado cientficamente, posibilitan una constatacin emprica que se expresa en E 4 de la que se infiere que la llave est hecha de hierro. Caso contrario, el cientfico o habra de negar que el hierro fuera elemento constitutivo de la llave, o buscar alguna explicacin plausible del dato negativo experimental. Y cuantas ms sean las experiencias positivas tanto ms se acercar el cientfico a una certeza "casi absoluta". De esta manera, toda aseveracin cientfica debe afirmar algo acerca de percepciones actuales o acerca de otra clase de observaciones y, entonces, es verificable por ellas; o bien afirmar enunciados acerca de futuras experiencias que se infieren de la unin de datos cientficos u otros que se someten a constatacin emprica. Todo aquello que caiga fuera de esta dimensin, no pertenece a la ciencia. Su lenguaje no es significativo, cientficamente hablando. La ciencia, pues, es un sistema de hiptesis verificables que, en ltima instancia, tocan la realidad. Y todas las proposiciones de su lenguaje expresivo son reducibles a "enunciados atmicos", "juicios de percepcin", "proposiciones protocolares" que son propiamente las empricas en sentido estricto.

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La conclusin de este anlisis aada a la divisin clsica de proposiciones analticas y sintticas otro tipo de proposiciones, propias en particular de la metafsica: las carentes de significacin que, como tales, eran meramente expresivas de pseudoproblemas. El lenguaje filosfico es de esta naturaleza vaco de significado e indecible segn los cnones de la ciencia. Cmo fue posible este grave equvoco multisecular de la cultura?. Segn Carnap, tomando como punto de partida unas estructuras lgicas y gramaticales correctas, puede llegarse a proposiciones sin sentido en virtud de que su contenido es inverificable. Veamos el anlisis carnapiano de la expresin de Heidegger "Cul es la situacin en torno a la nada? [] La nada anonada". Carnap pone en dos columnas los posibles tipos de respuesta: Qu hay fuera? I II 1. Afuera hay lluvia 1. Afuera nada hay 2. La lluvia llueve 2. La nada anonada De estas dos columnas, slo la I se atiene a la correccin tanto gramatical como lgica. Pero ello da pie a la formacin de otras proposiciones en II, carentes de sentido y que, en consecuencia, ni siquiera son expresables en un lenguaje lgico. La sintaxis gramatical de "afuera hay lluvia" es plenamente correcta, pero hace posible la construccin sintctica "afuera nada hay", que carece de significado. Y esto porque "nada" no es trmino que pueda derivarse o retrotraerse a expresin alguna ligada con la experiencia. O lo que es lo mismo, "nada" no puede ser controlado ni verificado. Y, al no poder serlo, pierde cualquier inters cientfico. Por igual motivo, la proposicin "la nada anonada", aunque construida en conformidad con la estructura sintctica de "la lluvia llueve" -expresin analtica o tautolgica-, resulta tambin sin significado cientfico. Es pura poesa. Pero a la poesa no se le pregunta si es o no verdadera. Sencillamente, decimos que nosagrada o nos desagrada. Los problemas metafsicos y filosficos son, para la doctrina carnapiana, todos de ndole retrica o potica. Los filsofos, del mismo modo que los poetas, sistematizan elucubraciones que obedecen a estados emocionales frente a la vida. La filosofa debe ser sustituida por la lgica de la ciencia. Es decir, las ciencias que, fundamentalmente, consisten en la sintaxis formal de su lenguaje. 3.4.2.2 Carnap y el enfoque semntico Carnap distingue entre semntica descriptiva y semntica pura. La primera versa sobre los lenguajes naturales e histricos. Puede referirse a una lengua concreta, a un grupo de ellas o a todas las que existen en general. Siempre se trata, aqu, de la descripcin de datos empricos. Por este motivo, es una ciencia de enunciados sintticos. Y su campo de estudio compete a la lingstica. La semntica pura, en cambio, es de ndole analtica y tiene como objeto la interpretacin del significado de sistemas lgicos formalizados. Por tanto, su accin recae sobre lenguajes idealmente perfectos. La tarea del filsofo semantista consistir, pues, en buscar definiciones exactas y adecuadas de los conceptos semnticos ordinarios y de otros nuevos a fin de elaborar una teora basada en dichas definiciones. Carnap realiza un anlisis tridimensional de la semitica dividiendo a sta en sintaxis, semntica y pragmtica. La sintaxis se preocupara de las relaciones de los signos entre s, haciendo abstraccin de los objetos o de los usuarios de 13

las diferentes formas simblicas. El mbito semntico estudiara, entonces, las relaciones de los signos con sus designata. La semntica contiene reglas que nos sealan las condiciones en virtud de las cuales un signo es aplicable a un objeto o a una situacin. Segn estas reglas, un signo denota todo lo que se ajusta a dichas condiciones, determinando en concreto su designatum. En la construccin de la semntica carnapiana se parte de la distincin entre metalenguaje y lenguaje-objeto. Aqu, los lenguajes-objeto son siempre sistemas formalizados. Para elaborar un sistema semntico S de primer orden con un nmero finito de constantes de individuo son necesarias, segn Carnap, tres cosas: en primer lugar, se precisa una clasificacin de los signos deS. Se trata de algunas nociones sintcticas que se presuponen, como las de constantes de individuos y predicados, variables igualmente de individuos y de predicados, signos lgicos y signos auxiliares. En segundo lugar, debe definirse qu es lo que se entiende por "termino en S", "frmula en S" y "sentencia en S", sealando el modo de combinacin de los signos para la construccin de expresiones correctamente formadas, sean atmicas o moleculares. Y, por ltimo, se ha de llevar a cabo tambin la definicin de "designacin de individuos en S", y "designacin de atributos primitivos de grado n en S". Por otra parte, en conexin con el concepto de "designacin" se dilucida la "determinacin en S", mediante la cual se indica qu entidades se especifican en las proposiciones funcionales y qu atributos se precisan en la funciones proposiciones. De aqu deriva lo que Carnap denomina "condicin satisfactoria". Por ejemplo, se dice que un objeto x satisface una sentencia o funcin sentencial de una variable dada, si y solamente si x posee la propiedad que esta sentencia o funcin sentencial determina. A todo esto, deben aadirse las "reglas de valores" y la definicin de "verdadero en S". Las reglas de valores indican el mbito de las variables o su universo de discurso. La definicin de "verdadero en S", en cambio, nos enumera las condiciones necesarias y suficientes para que se pueda aplicar a una sentencia el predicado metalgico "verdadero". Carnap tiene, ante los ojos, el clculo proposicional de dos valores o bivalente: toda sentencia ha de ser verdadera o falsa, y examina si dicho clculo puede ser una formalizacin completa de la lgica. Con este fin, lo interpreta desde la semntica comprobando, as, que contiene en su sistema todas las proposiciones lgicas que intenta representar. Basta, para conseguir esto, aplicar las reglas de designacin semntica que indican las entidades a las que se refiere el clculo, y las reglas correspondientes de verdad. El significado, en esta versin referencial carnapiana, queda reducido a su pura dimensin lgica. Y remite a un mundo construido por medio de la lgica, mtodo de la ciencia y de la filosofa de la ciencia. La lgica, adems es instrumento de unificacin de las diversas ciencias.

3.5 La crtica de Quine a los "dos dogmas del empirismo"En "Dos dogmas del empirismo" Quine critic las dos doctrinas puntales del empirismo lgicos ("dogmas" los denomina l. Estas dos doctrinas son: 1. Para cada proposicin o enunciado existe el conjunto de las experiencias u observaciones que la confirmaran (y el conjunto de aquellas otras que la desconfirmaran) 14

2. Hay dos grandes clases de proposiciones: las analticas, que son aquellas que resultan confirmadas o desconfirmadas, segn sean verdaderas o falsas, por cualesquiera datos de observacin, y las sintticas, que son aquellas que resultan confirmadas, o desconfirmadas, por experiencias y observaciones especficas. De estas dos doctrinas, la primera -el llamado por Quine dogma reductivistatiene una versin fuerte que nos es ms familiar: que para cada proposicin con significado emprico (o cognitivo) existe su traduccin a un lenguaje fenomenista. La versin (1) es menos exigente que esta ltima, pero igual de til. Ambas versiones comparten lo que de hecho es objeto de la crtica de Quine: que es legtimo hablar del significado (cognitivo, emprico) de una proposicin considerada aisladamente de las dems. Frente a esto, Quine arguye que, en general, no puede decirse que toda proposicin tenga un fondo de experiencias confirmatorias que puede considerarse propio. La puesta en cuestin de (1) conduce, por lo tanto, a una seria modificacin de la teora verificacionista del significado. El rechazo de (2) atenta, por su parte, contra otro de los pilares del empirismo lgico: aceptar que hay dos clases de proposiciones, las analticas y las sintticas, proporcionaba al filsofo empirista una salida a la hora de dar cuenta del estatuto de las proposicin de la lgica y de la matemtica. Si se renuncia a (2) los problemas que el filsofo empirista crea resueltos vuelven a hacer acto de presencia. Segn el Quine de "dos dogmas", estos dos pilares son mucho menos slidos de lo que podra parecer. El argumento de Quine puede desglosarse en dos pasos. El primero de ellos consiste en apercibirse de que (1) implica (2): si est justificado hablar del significado de una proposicin, habr que contar con el caso lmite de proposiciones que sean verdaderas y cuyo significado emprico sea nulo. Una vez que hablamos de la posibilidad de que haya experiencias que confirmen una proposicin, no podremos excluir el caso de esas proposiciones cuyo conjunto de consecuencias confirmatorias (o desconfirmatorias) sea vaco. Semejantes proposiciones sern verdaderas o falsas con independencia de qu experiencias se tomen como piedra de toque. (Estas sern las proposiciones analticas). El segundo paso consiste en ver cmo los intentos de definir criterios de distincin entre proposiciones analticas y proposiciones sintticas fallan sistemticamente hasta un punto en que llegamos a convencernos de que el criterio buscado simplemente no existe. En ese mismo momento concluimos que (2) es un principio falso. Ahora bien, si (1) implica (2) y si ste es falso, el principio (1) tambin habr de serlo (segn un razonamiento en modus tollens). Con esto, los dos dogmas han sido rebatidos. En Dos dogmas Quine examina detenidamente diversos criterios de distincin entre lo analtico y lo sinttico. Veamos alguno de estos argumentos: Una idea popular que parece estar de acuerdo con la distincin analticosinttico es sta: si deseamos saber si un enunciado es analtico -es decir, verdadero en virtud del significado de sus trminos- basta con que consultemos en un diccionario el significado que poseen. Esa consulta permitir determinar, sin investigar cules son los hechos del mundo, su verdad o falsedad. As, por ejemplo, una ojeada de la palabra hombre, en un diccionario mnimamente completo, nos permitir dar con la acepcin oportuna que verifique el carcter analtico de la proposicin: a) Los hombres son seres dotados de razn 15

Sin embargo, semejante maniobra aplicada a la palabra araucaria ser incapaz de establecer el valor de la verdad de la proposicin b) En Ibiza hay araucarias tradas por emigrantes isleos. La diferencia se explica por la analiticidad de (a) y la sinteticidad de (b). La distincin parece, por tanto, impecable. A este planteamiento Quine objeta que los diccionarios sean el tipo de obra que contiene los significados de las palabras, si por significado se entiende algo diferente de informacin emprica o informacin relativa a los hechos (es decir, al mundo). Por el contrario, los diccionarios recogen los usos de las palabras, y los lexicgrafos que los organizan y los redactan no entran en la cuestin de si sus definiciones plasman significados u otra cosa distinta. De hecho, raro ser el diccionario que, en la entrada correspondiente a esmeralda no diga que las esmeraldas son verdes. Significa esto que la proposicin (c) "Todas las esmeraldas son verdes" es una proposicin analtica, es decir, con independencia de cmo es el mundo, de cmo son las esmeraldas? La respuesta es tajantemente negativa. (Es ms, hay diccionarios que llegan a decir cosas tales como que las esmeraldas estn formadas de silicato de almina y de glucina teido de xido de cromo. El que tales sustancias den lugar a un bello color verde cuando se tien de xido de cromo no es, con seguridad, una circunstancia puramente lingstica, sino un afortunado accidente de la naturaleza). Por consiguiente, o bien admitimos que (c) no expresa un hecho del mundo, o bien renunciados a la idea de que los significados de las palabras son esas cosas que dan los diccionarios. Una vez arruinada la doctrina de que hay verdades en virtud del lenguaje y verdades en virtud de los hechos, la concepcin empirista del sistema del conocimiento humano ha de cambiar de un modo radical. Ya no hemos de admitir, para empezar, que las verdades lgicas y matemticas estn a salvo de refutacin emprica. Todas las proposiciones habrn de considerarse, a partir de ahora, sintticas en un mayor o menor grado. Proposiciones como 7+5 = 12, que hasta ahora se han considerado necesarias, no tienen un estatuto diferente de (b) o (c). Esto no significa que haya en algn lado observaciones o experiencias que muestren que 12 no es el resultado de sumar 7 y 5. Significa que no hay nada que excluya, como posibilidad lgica, un vuelco tal en el sistema de todo nuestro conocimiento que quite a esas proposiciones el lugar que hasta el momento se les ha reconocido. Esta idea se capta mejor si se tiene en cuenta que las proposiciones no se confirman una a una, sino en bloques o conjuntos. Esto es especialmente cierto en el caso de las afirmaciones de la ciencia con un contenido terico ms alto (es decir, de aquellas proposiciones que hablan de entidades inobservables). Ninguna de ellas est sujeta por s sola a confirmacin. Lo est en conjuncin con otras proposiciones auxiliares de diverso tipo o incluso en conjuncin con otras teoras cientficas. Por ello, cuando una proposicin queda aparentemente refutada, es posible mantenerla a salvo como verdadera efectuando cambios en -o renunciando a la verdad de- las proposiciones adyacentes o acompaantes. Cabe, adems, la posibilidad de que estos cambios sean menos drsticos y mutilen menos el cuerpo de conocimiento acumulado si se efectan sobre el aparato lgico o matemtico de la teora o teoras implicadas en el caso. El que una posibilidad como esta no pueda olvidarse es lo que permite a Quine afirmar que todas las proposiciones pueden ser objeto de revisin. Para el empirismo clsico todas las verdades sobre el mundo derivan inductivamente de la experiencia. A esta visin opone Quine la de que todas 16

las verdades (sin restriccin) pueden serconfutadas por la experiencia. El matiz importante arrastra consigo la clusula de que no se confirman (verifican) proposiciones una a una y por separado, sino en bloques o conjuntos de proposiciones. Esta doctrina recibe el nombre de holismo semntico. La renuncia a la distincin analtico-sinttico y la adhesin al holismo semntico son pasos obligados en la adhesin a un empirismo sin dogmas.

3.6 PutnamLas teoras descriptivas de la referencia aceptan la tesis segn la cual los trminos generales tienen tanto un sentido, o intensin, como una referencia, o extensin. De acuerdo con las teoras descriptivas, la intensin determina la extensin, es decir, si conocemos la intensin de un trmino podemos fijar con toda precisin su extensin. Dos hablantes competentes del castellano que tengan en su vocabulario la palabra "tigre" habrn "captado" el mismo concepto, y estarn en el mismo estado psicolgico. Es por tanto indiferente partir de que la intensin determina la extensin, o considerar que el estado psicolgico (que determina la intensin) es el que determina la extensin. Putnam comienza su reflexin pidindonos que imaginemos que en la galaxia se encuentra un planeta, idntico en todo a la Tierra, excepto en aquellos aspectos relevantes para la argumentacin, al que llamaremos Tierra-Gemela. Supongamos que una de las diferencias entre los dos planetas radica en que el agua de la Tierra-gemela, idntica a la nuestra en todas las caractersticas superficiales, no es H2O, sino que tiene una frmula qumica que representaremos como XYZ. Por supuesto que los hispanohablantes de la Tierra-gemela usan la palabra "agua" exactamente del mismo modo que nosotros, pero lo que all se llama "agua" no es H2O, sino XYZ. Consideremos un hablante terrqueo llamado ngel y su rplica en la Tierragemela, ngel-g. Situmonos en el ao 1750, antes del descubrimiento de la qumica. ngel y ngel-g se encontraban en el mismo estado psicolgico: ambos conceban el agua como el lquido incoloro, que llena los ros, etc.; la intensin del trmino "agua" es idntica. Sin embargo, cuando ngel, en la Tierra, usa el trmino "agua", de lo que est hablando es de H2O, mientras que cuando en la Tierra-gemela ngel-g utiliza el mismo trmino est hablando de XYZ. Queda claro que el estado psicolgico del hablante (y por tanto la intensin) no determina la extensin, aquellas cosas en el mundo de las que el trmino es verdadero. Esto es as aunque los hablantes y sus comunidades lingsticas desconozcan la composicin qumica del agua. La razn por al cual el trmino "agua" tiene la misma extensin en 1750 que en la actualidad es su rigidez, el hecho de que en ninguno de los dos momentos histricos es sinnimo del conjunto de propiedades que definen el concepto agua. Si se introduce el trmino "agua" mediante una definicin ostensiva que utiliza una determinada muestra con una frmula del tipo "a esto se le llama 'agua'", se presupone que este lquido es el mismo que aquel al que en mi comunidad lingstica se le llama agua. De este modo se establece la condicin necesaria y suficiente que ha de cumplir una sustancia para ser agua: la de hallarse en la relacin "mismo lquido" (mismoL) con la sustancia de la muestra. Ahora bien, precisar esta relacin mismoL es algo que compete a la ciencia de cada momento histrico, y se pueden cometer errores. Pero estos errores no implican que el significado del trmino "agua" sufra variaciones a lo 17

largo de la historia, puesto que la intencin de los hablantes siempre ha sido la de aplicar el trmino a aquella sustancia que comparta la naturaleza de aquello a lo que realmente se considera tal, y nunca ha existido la pretensin de hacer el trmino sinnimo de las descripciones, cientficas o no, de la sustancia en cuestin. El significado es constante, pero nos podemos equivocar al determinar la extensin. As, el hecho de que un hispano-hablante podra haber llamado "agua" a XYZ en 1750, aunque l o los que siguiesen no habran llamado agua al XYZ en 1800 o en 1850, no significa que el "significado" de "agua" cambiara en ese intervalo para el hablante medio. En 1750 o en 1850 o en 1950 uno podra haber apuntado con el dedo al lquido del lago Michigan en tanto que ejemplo de "agua". Lo que cambi fue que en 1750 habramos pensado errneamente que XYZ guardaba la relacin mismoL con el lquido del lago Michigan, mientras que en 1800 o en 1850 habramos sabido que se no era el caso (ignoro, naturalmente, el hecho de que el lquido del lago Michigan era en 1950 un agua dudosa) (H. Putnam, "El significado de 'significado'", en L. M. Valds,La bsqueda del significado, pp. 131-194 (p. 142) Con respecto a los decticos (aquellas expresiones cuya referencia slo puede determinarse en funcin de ciertas caractersticas del contexto de emisin, "yo", "aqu", etc.), tienen convencionalmente asignado un sentido, pero ese sentido no es suficiente para determinar la referencia. slo el conocimiento del contexto de uso puede hacerlo. En este caso, tambin se puede afirmar que la intensin no determina la extensin. Pues bien, en la teora de Putnam, el medio natural imprime a los trminos de gnero natural una cierta indicabilidad en la medida en que proporciona el contexto en el que se fija la referencia y por tanto determina el patrn que sirve para juzgar la pertenencia o no a una clase de cualquier ejemplar: Nuestra teora puede resumirse diciendo que palabras como "agua" tienen un elemento indicador oculto: el "agua" es una sustancia que guarda con el agua de por aqu una cierta relacin de similaridad. En un tiempo o en un lugar distintos, o incluso en otro mundo posible, el agua,si es que ha de ser agua, ha de estar con nuestra "agua" en la relacin mismoL. As pues, la teora de que (1) las palabras tienen "intensiones", que son algo parecido a los conceptos vinculados a las palabras de los hablantes; y que (2) la intensin determina la extensin, no puede ser verdadera en lo que toda a las palabras que designan clases naturales, como "agua", por la misma razn por la que no puede ser verdadera para el caso de palabras obviamente indicadoras, como "yo" (ibid., p. 152) Cmo se articula la determinacin de la referencia con el hecho innegable de que distintos hablantes tienen distinto conocimiento de la misma, es decir, que no todos los hablantes competentes en castellano saben que el agua es H2O y, sin embargo, estos son los criterios determinantes para clasificar a una determinada sustancia como agua? Conforme las sociedades crecen en complejidad y la ciencia se desarrolla, un nmero mayor de palabras precisan de un conocimiento especializado acerca 18

de la naturaleza de su extensin y del tipo de pruebas para determinarla. El hablante medio tiene un conocimiento acerca de la extensin de este tipo de palabras que se limita generalmente a las caractersticas observables y que no incluye, desde luego, aquellos criterios que permiten fijar con precisin su extensin. Pero cualquier hablante sabe que, en caso de necesidad, puede recurrir a algn experto capacitado para precisar si un determinado ejemplar pertenece o no a la clase de que se trate. De este modo, la determinacin de la extensin depende de la cooperacin social, y no es funcin del conocimiento de cada hablante competente. Los criterios que se utilicen para determinar la pertenencia o no de un ejemplar a la extensin del trmino general, se encuentran presentes en la sociedad colectivamente considerada, establecindose lo que Putnam denomina "divisin del trabajo lingstico". Si no todo lo que se sabe acerca de un gnero natural tiene que ser conocido por el hablante medio, qu tipo de conocimiento es suficiente para poderlo considerar competente en el lenguaje? Cuando alguien nos pregunta por el significado de un trmino de gnero natural, la respuesta adopta tpicamente la forma de una ostensin, o, si no disponemos en el entorno de un ejemplar del gnero natural en cuestin, ofrecemos una descripcin. Esta descripcin integrar las caractersticas usuales de los miembros normales de las clase de que se trate. A este conjunto de rasgos generales lo denomina Putnam estereotipo. Para considerar que una persona conoce una determinada palabra, son necesarios los siguientes requisitos: 1) ha de hacer un uso cabal de la misma, 2) su posicin en su entorno social y natural ha de ser tal que la extensin del trmino en cuestin ha de ser, efectivamente, la totalidad de ese trmino. Esta clusula pretende excluir del conjunto de usuarios conocedores de una palabra a los hablantes de la Tierra-gemela que denominan "agua" a un lquido distinto al agua de la Tierra. Este conocimiento mnimo de los trminos constituye el estereotipo, que Putnam define as: En el habla ordinaria, un "estereotipo" es una idea convencional (frecuentemente maliciosa y que puede ser harto imprecisa) de cmo parece ser, de cmo es o de cmo se comporta un X. Obviamente, exploto algunos de los rasgos del habla comn. No me ocupo de estereotipos maliciosos (salvo donde el lenguaje mismo lo sea); lo hago de ideas convencionales, que pueden ser imprecisas. Sugiero que ideas convencionales as se hallan asociadas a "tigre", a "oro", etc., y ms an: que esto es el solo elemento de verdad que hay en la teora del "concepto". De acuerdo con esta tesis, a quien sepa lo que significa "tigre" (o, como hemos decidido hacer en su lugar, quien haya adquirido la palabra "tigre") se le pide que sepa que los tigresestereotpicos tienen la piel rayada. Dicho en trminos ms precisos: hay un estereotipo de los tigres (l puede tener otros) que la comunidad lingstica como tal exige: se le pide que tenga este estereotipo y que sepa (implcitamente) que es obligatorio. Este estereotipo debe incluir el rasgo de las rayas en la piel, para que su adquisicin se juzgue conseguida (ibid., pp. 169-70) Si bien los estereotipos recogen rasgos verdaderos de los miembros normales de la clase de que se trate, puede ocurrir que incluyan algn error que, no 19

obstante, facilite la comunicacin. El tipo y la cantidad de informacin que integran el estereotipo dependern del tema y de la cultura. El conocimiento que la comunidad lingstica exige al hablante individual y que garantiza la comunicacin, queda muy por debajo del que es necesario para la determinacin de la referencia en el caso de los trminos de gnero natural. Para esta funcin se requiere tanto la cooperacin de la sociedad como la del entorno natural. La sociedad interviene a travs de la divisin del trabajo lingstico, y el entorno natural proporcionando las muestras paradigmticas que determinan la extensin. De ah el eslogan putnamiano "los significados no estn en la cabeza". De qu hable alguien no es funcin de lo que conoce acerca de la extensin. Cuando un hablante castellano habla del oro se est refiriendo, en virtud de cmo est situado en su comunidad lingstica y en el mundo natural, a lo que se define como "metal amarillo de los llamados 'preciosos', nmero atmico 79, se encuentra en la naturaleza slo nativo, es uno de los metales ms pesados, muy dctil y maleable y atacable slo por el cloro, el bromo y el agua regia". sta es la extensin del trmino "oro" que est utilizando, aunque lo nico que l sepa acerca del oro es que se trata del metal amarillo con el que se hacen las joyas.

3.7 KripkeKripke ha originado lo que se ha llamado "nueva teora de la referencia", o tambin la denominada teora de la referencia directa. Segn Kripke no es necesario que el hablante conozca las caractersticas del referente de modo tal que este conocimiento resulte idneo para fijar un nico objeto en la realidad extralingstica. Kripke argumenta, adems, en contra del carcter necesario de la relacin entre el nombre y la mayora de las propiedades que se atribuyen a su portador. Segn las teoras descriptivas, consigo referirme a alguien si conozco algn dato que le identifica de manera unvoca. La pregunta es: es cierto que asociamos a los nombres propios que usamos este tipo de conocimiento? Y, si no es as, realmente no conseguimos referirnos a un particular? Para responder a estas preguntas Kripke propone el siguiente ejemplo: lo nico que saben de Einstein la mayora de los hablantes es que fue el autor de la teora de la relatividad, pero si se les pregunta qu saben de la teora de la relatividad, en general, lo nico que saben es que es la teora de Einstein. Se incurre, pues, en una circularidad que no puede, en ningn caso, constituir el conocimiento suficiente para identificar a un individuo en la realidad extralingstica. Sin embargo, cuando un hablante de este tipo afirma "Deberan de explicar la teora de Einstein en las facultades de Filosofa", nos parece claro que, a pesar de todo, se refiere a Einstein. Es decir, an sin poseer un conocimiento identificador unvoco del referente, un hablante puede conseguir referirse a un particular. Sorprendentemente, tambin cuando un hablante asocia al nombre una descripcin identificadora errnea, intuimos que consigue referirse con xito. Mucha gente dira de Cristbal Coln que fue el primer europeo que pis suelo americano, descripcin que es verdadera de algn nrdico. Los dos ejemplos anteriores no dependen para su validez de que el error sea algo individual; la situacin es similar cuando el error se extiende a la totalidad de los miembros de una comunidad lingstica 20

Estos dos ejemplos no dependen para su validez de que el error sea algo individual; la situacin es similar cuando el error se extiende a la totalidad de los miembros de una comunidad lingstica. Otro ejemplo. Para la mayora de los miembros de nuestra sociedad, "Bizet" es el nombre del compositor de la pera Carmen. Imaginemos que Bizet no compuso en realidad la obra, sino que se apropi de ella furtivamente. Este hurto fue posible gracias a que Bizet fue el nico testigo de la muerte de su autor real, M. Grvy, que haba dejado la pera concluida en una repisa de su estancia, pudiendo de este modo Bizet sustraerla sin levantar sospechas. De acuerdo con la teora descriptiva, el referente de un nombre propio es el objeto que satisface la/s propiedad/es expresadas por el sentido; por lo tanto, el referente de "Bizet" es el objeto del cual se puede predicar con verdad que es el autor de la pera Carmen, es decir, M. Grvy. Pero nuestras intuiciones nos dicen que esto no es as, que a pesar del hurto, cuando alguien utiliza el nombre propio "Bizet" habla realmente de Bizet y no de M.l Grvy. La posibilidad definicin ijar el referente mediante una propiedad contingente que puede a la postre ser falsa, permite dar cuenta de este tipo de fenmenos. Un caso ms opuesto si cabe a las pretensiones de las teoras descriptivas viene dado por la posibilidad de referirse a alguien a pesar de que todo lo que se sabe de l constituya una leyenda. Kripke ilustra esta posibilidad con el caso del personaje bblico Jons. Aunque los eruditos bblicos piensan que existi, todo lo que se sabe de l (que fue tragado por un gran pez, etc.) es obviamente falso, y no es verdadero de ninguna otra persona. A pesar de todo, es posible referirse a Jons cuando se utiliza el nombre propio "Jons". Las teoras descriptivas de la referencia vinculan la teora del sentido de los nombres con la teora de la referencia. Ambas dimensiones son interdependientes: la descripcin que constituye el sentido del nombre sirve, al mismo tiempo, para fijar el referente. La propuesta de Kripke podra resumirse diciendo que reelabora el problema de la fijacin del referente y lo desliga de la cuestin del sentido. Es decir, una descripcin como "La reina egipcia que se suicid en el 30 a.C. junto a Marco Antonio", puede utilizarse para fijar el referente del nombre "Cleopatra", pero esto no la convierte en sinnima del nombre. De este modo, el carcter contingente de la descripcin deja de ocasionar problemas. La relacin entre un nombre y las descripciones asociadas no puede considerarse, segn Kripke, una relacin de sinonimia. Una descripcin, que expresa un hecho contingente acerca del referente, puede usarse para fijar el referente de un nombre, pero, una vez fijado, el nombre funciona comodesignador rgido, pudiendo incluso plantearse la posibilidad de que la descripcin usada para fijarlo resulte ser falsa. El trmino designador es usado por Kripke para referirse tanto a nombres propios como a descripciones definidas. Llamemos a algo un designador rgido si en todo mundo posible designa al mismo objeto; llammosle un designador no rgido o accidental si no es ste el caso [...] Una de las tesis que sostendr en estas charlas es que los nombres son designadores rgidos (El nombrar y la necesidad, p. 56) Del mismo modo que los nombres propios designan al portador sin ningn tipo de mediacin epistmica, los trminos de gnero natural (agua, cebra, ...) designan su extensin rgidamente. Vemoslo con un ejemplo de Kripke. 21

Imaginemos que, debido a una serie de cambios atmosfricos, el agua adquiere un ligero color esmeralda y mantiene el resto de sus propiedades. Sin duda, seguiramos pensando que el lquido que llena los mares y ros, etc., es agua. Supongamos que sucede algo similar con el resto de la propiedades observables del agua, de modo que llegamos a dudar si el lquido en que se ha transformado el agua seguir o no siendo agua. Cul se supone que sera la reaccin natural para salir de la duda? Parece obvio que acudiramos a un experto parar que averiguara mediante un anlisis qumico si el lquido en cuestin sigue teniendo la composicin qumica del agua, es decir, H 2O. Del mismo modo que la propiedad contingente de ser el maestro de Alejandro Magno poda servir para fijar la referencia del nombre propio "Aristteles" sin convertirse en su sinnimo, las propiedades observables contingentes del agua pueden servir para fijar la referencia del trmino de gnero natural "agua" sin constituirse en su sinnimo. Al igual que el origen de Aristteles como persona es lo que proporciona el criterio para hablar de una continuidad del referente, la composicin qumica del agua constituye una propiedad que puede ser considerada como esencial, puesto que es lo que define la clase natural en cuestin. Cmo se dilucida la semntica de los trminos de gnero natural? Se postula un bautismo hipottico, que desempea la misma funcin que el bautismo inicial en el caso de los nombres propios. Se supone que en un momento dado quedaron asociados, mediante ostensin o definicin, un determinado trmino de gnero natural con una clase natural concreta. A partir de ese momento, se establece una cadena de comunicacin tal que, cuando un hablante usa el nombre de un gnero natural con el que no ha estado nunca en contacto, consigue referirse a este gnero por su pertenencia a la cadena causal correspondiente: el nombre de la especie puede pasarse de eslabn en eslabn, exactamente como en el caso de los nombres propios, de manera que quienes han visto muy poco o ningn oro pueden sin embargo usar el trmino. Su referencia se determina mediante una cadena causal (histrica), no mediante el uso de ningn ejemplar (El nombrar y la necesidad, p. 145) Este anlisis nos lleva a responder al problema de cmo son posibles los enunciados contingentes de identidad. Este problema es analizado por Kripke en "Identidad y necesidad", y su respuesta es: ... en ambos casos, tanto en el de los nombres como en el de las descripciones, los enunciados de identidad son necesarios y no contingentes. Esto es, son necesarios si es que son verdaderos. Kripke adopta como nocin de necesidad, la necesidad en sentido dbil, segn la cual es necesario aquel enunciado en el que, siempre que los objetos mencionados en l existan, el enunciado ser verdadero. Su primer argumento a favor de esta postura tiene su base en el siguiente razonamiento lgico: (1) (x) (y) [x = y) (Fx Fy)] (2) (x) (x = x) (3) (x) (y) (x = y) [ (x = x) (x = y)] (por sustitucin en (1) 22

(4) (x) (y) ((x = y) (x = y)) La postura de Kripke es que cualquiera que crea (2) (y la verdad de (2) parece algo indiscutible), necesariamente tiene que creer (4). Ahora bien, lo que en cuatro se afirma es que los enunciados de identidad son necesarios. En todo esto, sin embargo, parece haber una paradoja. Para ilustrar esta paradoja veamos el enunciado (5) El primer director general de Correos de USA es el inventor de los lentes bifocales Parece ser que este enunciado es un enunciado contingente, a pesar de ser un enunciado de identidad, pues es evidente que no era necesario que el primer director general de Correos fuese el inventor de los lentes bifocales. Cmo conciliar (4) con (5)?. Segn Kripke esta aparente paradoja queda resuelta si tenemos en cuenta la nocin russelliana de "alcance de una descripcin"; es decir, la solucin de Kripke consiste en sustituir en (4) los cuantificadores universales por descripciones; segn esto, (5) se podra traducir como: (5') Hay un objeto x tal que x invent los lentes bifocales, y es una cuestin de hecho contingente que hay un objeto y tal que y es el primer director general de correos de USA, y necesariamente x = y Con esta interpretacin de (5), queda salvada la aparente paradoja existente entre (4) y (5), pues se puede mantener la opinin de que (4) es verdadero a pesar de que el hecho mencionado en (5) sea un hecho totalmente contingente. Ahora bien, qu pasa con los nombres propios?. En una primera aproximacin, parece que la funcin de los nombres propios es la de hacer referencia a un objeto, y no la de describir al objeto nombrado; de aqu se sigue que si a es b, necesariamente a ha de ser b. Segn esto, cuando hacemos enunciados de identidad entre nombres, si los enunciados son verdaderos, tienen que ser necesarios. Sin embargo, esto parece falso, como lo "demuestra" el hecho de que (6) Hesperus es Phosphorus es una verdad contingente, emprica, que podra haber resultado de otra manera, pues, en efecto, es del todo contingente que el objeto celeste al denominamos Hesperus sea el mismo objeto celeste que aquel al que denominamos Phosphorus. Cmo negar que (6) es una verdad contingente y seguir, por tanto, manteniendo nuestra tesis de que "los enunciados de identidad son necesarios, si es que son verdaderos"?. La solucin de Russell consiste en afirmar que los nombres propios de (6) no son nombres propios, sino descripciones. La argumentacin de Russell es como sigue: ... si queremos reservar el trmino "nombre" para cosas que realmente slo nombran un objeto sin describirlo, los nicos nombres propios genuinos que podemos tener son los nombres de nuestros propios datos sensoriales inmediatos, de los objetos "que se nos hacen presentes de manera inmediata". Los nicos nombres de esa naturaleza que aparecen en el lenguaje son demostrativos tales como "esto" y "eso" Es claro, segn Kripke, que si aceptamos la tesis de Russell, se cumple el requisito de la necesidad de la identidad en los nombres propios. Ahora bien, si por nombre propio entendemos no una nocin artificial, tal como la de Russell, sino un nombre propio en el sentido ordinario, entonces parece ser que s puede haber enunciados contingentes de identidad en los que se usan 23

nombres propios, entonces (4) estara equivocado. Un ejemplo en favor de esta tesis podra ser el siguiente: (7) H20 es agua (7) es un enunciado contingente de identidad pues, de lo contrario, no habra sido necesario un descubrimiento cientfico para conocerlo, lo habramos sabido desde siempre. Kripke, sin embargo, no est de acuerdo con esta afirmacin. l sigue pensando que los enunciados de identidad son necesarios, si es que son verdaderos. Cmo fundamentar esto?. La postura de Kripke tiene a su base las dos siguientes distinciones: (1) Distincin entre designador rgido y designador no rgido. Un designador rgido es aquel que designa al mismo objeto en todos los mundos posibles: 25 = 52. Un designador no rgido, por el contrario, es aquel que no designa al mismo objeto en todos los mundos posibles: "Franklin fue el inventor de los lentes bifocales". Al hablar de designador rgido, Kripke no quiere implicar que el objeto referido tenga que existir en todo mundo posible, esto es, que tenga que existir necesariamente, lo nico que quiere decir, es que ... en cualquier mundo posible donde el objeto en cuestin exista, en cualquier situacin en la que el objeto existiera, usamos el designador en cuestin para designar a ese objeto. En una situacin en la que el objeto no exista, entonces debemos decir que el designador no tiene referente y que el objeto en cuestin as designado no existe (p. 110) La idea es que nombres propios y descripciones definidas se comportan de modo diferentes en contextos modales. Los nombres propios son designadores rgidos: designan el mismo individuo en todo mundo posible en el que ese individuo existe. Las descripciones definidas son designadores no rgidos: cambian de referencia de mundo posible a mundo posible. Kripke sostiene que las teoras de Frege y Russell confunde las nociones de fijar la referencia y de un nombre y dar el significadodel mismo. Aunque podemos fijar inicialmente la referencia de un nombre por medio de una descripcin definida ('Cicern es el autor del De fato'), al hacerlo utilizamos una propiedad accidental del nombre (pues Cicern podra no haber escrito De fato) y por ello la descripcin no da el significado del nombre. Esa descripcin es un designador no rgido porque hay mundos posibles en los que Cicern no escribi De fato. Una vez que hemos fijado la referencia de un nombre mediante una descripcin definida, seguimos usando el nombre como designador rgido de su portador. Todos los nombres son designadores rgidos y, aunque la mayora de las descripciones son designadores no rgidos, algunas, las que especifican propiedades esencial de los objetos, tambin son rgidas. (2) Distincin entre a priori y necesario. Una verdad a priori es aquella que puede conocerse como verdadera independientemente de la experiencia. Un enunciado necesario es aquel que es verdadero y no puede ser de otra manera. Puede darse el caso de que todo lo necesario, seacognoscible a priori, pero ello no hace de estas dos nociones algo idntico, pues la nocin de ser necesario hace referencia a la ontologa, mientras que la nocin de cognoscibilidad a priori se refiere a la epistemologa. A continuacin, pregunta Kripke: todo lo que es necesario es cognoscible a priori o conocido a priori?. Su respuesta es la siguiente: no es trivial que slo porque un enunciado sea necesario pueda ser conocido a priori. Se requieren considerables aclaraciones antes de decidir qu puede conocerse de 24

esta manera. Y as, esto muestra que aun si todo lo necesario es a priori en algn sentido, esto no debe tomarse como una cuestin trivial de definicin (p. 116). Un ejemplo que apoya la postura de Kripke es la conjetura de Goldbach (todo nmero par es la suma de dos nmeros primos). Es esta conjetura verdadera o falsa? Si es verdadera es necesaria; ahora bien, si ste es el caso, por qu no lo sabemos si todo lo necesario es conocido a priori?. Otro argumento a favor de la tesis de Kripke es la teora esencialista. Segn esta teora, si esta mesa est hecha de madera, corresponde a su esencia el estar hecha de madera, de modo que una mesa de hierro no podra ser nunca esta mesa. Ahora bien, esta teora slo puede ser verdadera si distinguimos, por un lado, entre verdad a priori y verdad a posteriori y, por otro, entre verdad necesaria y verdad contingente, pues aunque sea necesario el que esta mesa no est hecha de hierro, esto no es algo que conozcamos a priori pues, cmo podra yo saber, antes de haber visto nunca esta mesa, que estaba hecha de madera y no de hierro?. Ahora bien, dado que esta mesa no est hecha de hierro (y esto es conocimiento a posteriori), necesariamente no est hecha de hierro: ... si P es el enunciado de que el atril no est hecho de hielo, uno conoce por un anlisis filosficoa priori algn condicional de la forma "si P, entonces necesariamente P". Si la mesa no est hecha de hielo, necesariamente no est hecha de hielo. Por otro lado, entonces, conocemos mediante una investigacin emprica que P, el antecedente del condicional, es verdadero, que esta mesa no est hecha de hielo. Podemos concluir por modus ponens: P P P ---------------P La conclusin, 'p', es que es necesario que la mesa no est hecha de hielo y esta conclusin es conocida a posteriori, ya que una de las premisas en las que se basa es a posteriori. De esta manera, la nocin de propiedades esenciales puede mantenerse siempre y cuando se distingan las nociones de verdad a priori y verdad necesaria, y yo la mantengo (p. 118) La argumentacin de Kripke contina del siguiente modo: si en un enunciado de identidad se utilizan designadores rgidos, es claro que los enunciados de identidad son necesarios. Por otro lado, en los enunciados de identidad donde no hay designadores rgidos, lo que ocurre es lo siguiente: el designador no es rgido en el sentido de que podra haber sido, o podramos haber elegido otro, es decir, que en otro mundo posible podra haber sido otro el designador que hiciese referencia a una determinada cualidad; ahora bien, una vez que el designador no rgido ha sido elegido, se convierte en un designador rgido

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... lo que puede ser el caso es que nosotros fijemos la referencia del trmino 'Cicern' mediante el uso de una frase descriptiva tal como 'el autor de estas obras'. Pero una vez que tenemos fijada esta referencia, entonces usamos el nombre 'Cicern' rgidamente para designar al hombre que de hecho hemos identificado mediante su calidad de autor de estas obras. No lo usamos para designar a quienquiera que hubiese escrito estas obras en lugar de Cicern, si es que alguien ms las escribi (pp. 121-122) Por otro lado, los que defienden que existen enunciados de identidad que no son necesarios, confunden la necesidad de que algo tenga una determinada propiedad, con la contingencia de que la propiedad o propiedades de esa cosa produzcan unos determinados efectos. Por ejemplo, una cosa es que el calor sea el movimiento de las molculas (esto es necesario), y otra cosa distinta es que el calor produzca en nosotros el efecto que produce (esto es contingente). Los que afirman que hay enunciados de identidad contingentes, confunden la composicin del calor con los efectos que produce en nosotros y, por ello, afirman que el enunciado "El calor es el movimiento de las molculas" es un enunciado contingente, cuando lo que realmente ocurre es que es verdadero.

4. La teora ideacionalLa formulacin clsica de la teora ideacional arranca del filsofo ingls John Locke, quien, en su Ensayo sobre el entendimiento humano, seccin 1, captulo 2, libro III, dice: Resulta, pues, que el uso de las palabras consiste en que sean las seales sensibles de las ideas; y las ideas que se significan con las palabras son su propia e inmediata significacin. ste es el tipo de teora que, implcitamente, conciben quienes piensan que el lenguaje es un "medio o instrumento para la comunicacin del pensamiento", o una "representacin fsica exterior de un estado interno", o la propia de quienes defienden la oracin como una "cadena de palabras que expresan un comportamiento completo". En el pasaje inmediatamente anterior al que se acaba de citar Locke dice: Aun cuando el hombre tenga una gran variedad de pensamientos, y tales, que de ellos otros hombres, as como l mismo, pueden recibir provecho y gusto, sin embargo, esos pensamientos estn alojados dentro de su pecho, invisibles y escondidos de la mirada de los otros hombres, y, por otra parte, no pueden manifestarse por s solos. Y como el consuelo y el beneficio de la sociedad no poda obtenerse sin comunicacin de ideas, fue necesario que el hombre encontrara unos signos externos sensibles, por los cuales esas ideas invisibles de que estn hechos sus pensamientos pudieran darse a conocer a otros hombres... Es as como podemos llegar a concebir de qu manera las palabras, por naturaleza tan bien adaptadas a aquel fin, vinieron a ser empleadas por los hombres para que sirvieran de signos de sus ideas; no, sin embargo, porque hubiera alguna natural conexin entre sonidos 26

particulares aislados y ciertas ideas, pues en ese caso no habra sino un solo lenguaje entre los hombres, sino por una voluntaria imposicin, por la cual un nombre dado se convierte arbitrariamente en seal de una idea determinada (Locke, J., Ensayo sobre el entendimiento humano, Mxico, F.C.E., 1982, II, ii, 1) Segn esta teora, lo que hace que una expresin lingstica adquiera significado es el hecho de que se la use regularmente en la comunicacin como "marca" de una cierta idea; pero las ideas con las que construimos pensamientos tienen una existencia y una funcin independientes del lenguaje. Slo porque sentimos la necesidad de transmitir a los dems nuestros pensamientos tenemos que hacer uso de indicaciones observables por todos de las ideas puramente privadas que se deslizan a travs de nuestras mentes. Una expresin lingstica adquiere su significado a travs de ser usada como tal indicacin. A cada expresin lingstica, a cada sentido distinguible de una expresin lingstica, debe corresponder una idea, de modo tal que cuando se use una expresin lingstica con este sentido, se use como una indicacin de la presencia de esa idea. Siempre que se use una expresin lingstica con un sentido dado 1) la idea debe estar presente en la mente del hablante, 2) el hablante debe producir esa expresin para conseguir que el oyente se d cuenta de que esa idea est en ese momento en su cabeza, y 3) en tanto en cuanto la comunicacin tuviera xito, la expresin debera suscitar la misma idea en la mente del oyente

4.1 J. LockeSociedad y lenguaje estn, en su gnesis, estrechamente vinculados. La naturaleza social del hombre se promociona y desarrolla mediante la palabra y su ejercicio, mediante el lenguaje. La significatividad de ste es de carcter convencional. Es decir, no se da conexin natural alguna entre sonidos particulares -palabras- e ideas, ya que entonces existira nicamente una nica lengua, un idioma en el mundo. Al contrario, es por una voluntaria imposicin por la que un nombre dado se convierte arbitrariamente en seal de una idea determinada. El lenguaje cumple dos funciones fundamentales: la de contribuir al desarrollo del conocimiento y la de actuar, como el medio por excelencia que posee el hombre, para comunicar a sus semejantes sus propias experiencias, internas o externas. La primera funcin es posible en la medida en que las palabras favorecen la formacin y organizacin de las ideas de extensin universal. Si as no fuera, la mente se disgregara en la mltiple confusin de las existencias particulares y del vocabulario correspondiente, que habra de abarcar infinito nmero de trminos. Para remediar semejante inconveniente, el lenguaje perfeccion el uso de las palabras, ampliando el mbito de su significatividad. De ser signo de ideas particulares, las palabras pasaron a ser tambin signo de ideas generales, propiciando de este modo su formacin, nexo y comparacin. Por otra parte, existen en el lenguaje vocablos que los hombres usan, no para significar idea alguna, sino para significar la carencia o ausencia de las mismas. Igualmente, se dan palabras que designan acciones y nociones muy 27

lejanas de lo sensible que, aunque tienen origen en los sentidos, son de ndole muy abstrusa, por ser resultado de la abstraccin sobre otras abstracciones. En su segunda funcin fundamental, el habla da a conocer a quien escucha las ideas de su interlocutor. Esto es posible slo si el hablante y oyente designan iguales o parecidas percepciones sensibles o sus abstracciones derivadas con idnticas palabras, aceptadas de antemano por libre convencin. A esta situacin se llega porque, al principio, los hombres han debido referirse a experiencias aproximadamente comunes, al menos en la adquisicin de sus ideas simples, a las que han atribuido palabras que las significasen -que fueran su signo- y, con el uso continuado de las mismas, se ha garantizado cierta estabilidad lingstica. El signo se constituye en tal por su "estar en lugar de otra cosa". Por medio de su referencia, el signo acaba por contener en s, esa otra cosa a la que remite y que configura su significado. Aquello en lugar de lo cual se utilizan nuestras palabras son nuestras ideas o percepciones, simples o complejas, particulares o generales. Resulta, pues, que el uso de las palabras consisten en que sean seales (signos) sensibles de las ideas; "y las ideas que se significan con las palabras, son su propia e inmediata significacin" (Ensayo, II, ii, 1). Las palabras significan las ideas de quien las usa, y por medio de aqullas se pretende expresar stas. Se da, por tanto, en la significacin una referencia de los trminos respecto a las ideas o percepciones de cada individuo concreto y particular que los emplea. Aunque las palabras, segn las usan los hombres, solamente significan propia e inmediatamente las ideas que estn en la mente de quien habla, sin embargo hacen en su pensamiento una secreta referencia a otras dos cosas. En primer lugar, remiten a las ideas de los otros hombres con quienes sostienen comunicacin y que se suponen son iguales o parecidas a las del que habla. Si no sucediera de este modo, no habra comunicacin ni entendimiento alguno entre los hablantes. Las palabras, en segundo lugar, remiten tambin a la realidad de las cosas. Por ello, el lenguaje tiene que ver con la realidad de las cosas. De aqu la relacin que debe establecerse entre palabras, sustancias y modos. Es verdad que las palabras, en virtud de un uso prolongado y familiar, llegan a provocar en los hombres ciertas ideas de manera pronta y constan