sentaos, andad, estad firmes - tesoros cristianos...cristo, de quien leemos que, "habiendo efectuado...

64

Upload: others

Post on 12-Feb-2021

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 1

    SENTAOS,ANDAD, ESTAD

    FIRMES

    WATCHMAN NEE

    Contenido:

    IntroducciónSentaosAndadEstad firmes

    Introducción:

    Si la vida del creyente ha de agradar a Dios, esnecesario que ésta se ajuste enteramente a Él. Conexcesiva frecuencia, en la aplicación de este principio anuestras vidas, enfatizamos sólo algún detalle de nuestraconducta o de nuestro servicio a Dios. Por consiguiente,muy a menudo no logramos apreciar la magnitud delajuste que tenemos que hacer, y el punto en quedeberíamos comenzar. Pero Dios juzga todo, el principioy el fin, por las perfecciones de su Hijo. Las Escriturasafirman claramente que a Dios le ha placido «reunir todaslas cosas en Cristo. . .en quien asimismo tuvimosherencia" (Ef. 1:9-11). Es mi sincero ruego que, en laspáginas de este libro, sean nuevamente abiertos nuestrosojos y veamos que sólo acentuando debidamente estepunto, podremos esperar la realización del propósito deDios para nuestras vidas, a saber, "que seamos paraalabanza de su gloria" (1:12).

  • 2

    Servirá de fondo a nuestras meditaciones laepístola de Pablo a los Efesios.

    Como tantas de las otras epístolas del apóstol,ésta también tiene dos partes: una doctrinal y otrapráctica. La parte doctrinal, que abarca los capítulos 1 al3, trata principalmente de los grandes hechos de laredención que Dios ha obrado para nosotros en Cristo.Luego, la sección práctica, que encierra los capítulos 4 al6, nos presenta, a la luz de esta redención, las demandasde Dios en lo que se refiere a la conducta y al celo.Ambas partes están íntimamente ligadas, pero, como severá, el énfasis en cada caso es distinto.

    Además, la segunda mitad, la parte práctica,puede ser, a su vez, convenientemente subdividida segúnsu tema en una sección larga, que corre desde el 4:1hasta el 6:9, y una segunda y más breve, que se extiendedesde el 6:10 hasta el final. La primera parte se relacionacon la vida que llevamos en medio del mundo; lasegunda, con el conflicto que sostiene el creyente con eldiablo.

    De modo que tenemos, en total, tres subdivisionesde la epístola a los Efesios, presentando: 1) la posiciónque ocupa el creyente en Cristo (1:1-3:21); 2) su vida enel mundo (4:1-6:9); y 3) su actitud hacia el enemigo (6:10-24). Podríamos resumirlo de la siguiente manera:

    Efesios

    A. Doctrinal (capítulos 1-3)1. Nuestra posición en Cristo (1:1-3:21)B. Práctica (capítulos 4-6)2. Nuestra vida en el mundo (4:1-6:9)3. Nuestra actividad frente al enemigo (6:10-24)

  • 3

    De todas las epístolas de Pablo, es en la deEfesios que encontramos los valores más altos en lo quea la conducta del creyente se refiere. La carta abunda enriquezas espirituales, sin embargo, es intensamentepráctica. La primera mitad de la carta revela que nuestravida en Cristo es una de unión con Él en lugarescelestiales. La segunda mitad nos enseña, en términosmuy prácticos, cómo hemos de vivir esa vida, los queestamos sobre la tierra. No es nuestro propósito dar unestudio detallado de la epístola; sólo examinaremosalgunos de los principios céntricos que en ella seencuentran. Para este fin emplearemos una palabra claveque, creemos, expresa la idea central de cada sección.

    En la primera división de la carta notaremos lapalabra sentar (2:8), clave de esa sección, que contieneel secreto de una verdadera experiencia cristiana. Diosnos ha hecho sentar con Cristo en lugares celestiales, ytodo creyente tiene que comenzar su vida espiritualdesde ese punto de descanso.

    En la segunda división tomamos la palabra andar(4:1), como expresiva de nuestra vida en el mundo, quees, justamente, el tema de esta parte. En ella se nosexhorta a manifestar en nuestro andar una conducta queesté a la par con nuestra elevada vocación.

    Finalmente, en la tercera división, hallamos laclave de nuestra actitud frente al enemigo en las palabrasestar firmes (6:11), que expresan nuestro lugar de victoriaal fin.

    De manera que tenemos:

    PALABRAS CLAVES EN EFESIOS

    1. Nuestra posición en Cristo — "SENTAR" (2:6)2. Nuestra vida en el mundo — "ANDAR" (4:1)

  • 4

    3. Nuestra actitud frente al enemigo — "ESTARFIRMES" (6:11)

    La vida del creyente siempre presenta estas tresactitudes: hacia Dios, hacia el hombre, y hacia lospoderes satánicos. Para ser un instrumento útil en lasmanos de Dios el hombre debe estar en buen ajuste: ensu posición, en su vida diaria, y en el combate contra lasfuerzas del mal. No satisface las exigencias de Dios, siresta importancia a cualquiera de ellas, porque cada unaes una esfera en que Dios desea expresar "la gloria de sugracia, con la cual nos agradó en el Amado" (1:8, VHA).Tomaremos entonces estas palabras, "Sentaos","Andad", "Estad firmes", como índices de la enseñanzade esta epístola, y como texto de su presente mensaje anuestros corazones. Será de mucho provecho observartanto el orden como la relación en que aparecen.

    1

    Sentaos

    El Dios de nuestro Señor Jesucristo . . . le levantóde entre los muertos, y le sentó a su diestra en lasregiones celestiales, muy por encima de todo gobierno yautoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que senombra no sólo en este siglo, sino en el venidero (Efesios1:17-21, VM).

    Y juntamente con Él nos resucitó, y asimismo noshizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús . .., porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto

  • 5

    no de vosotros, pues es don de Dios: no por obras, paraque nadie se gloríe (2:6-9).

    “Dios . . . le sentó . . . y asimismo nos hizo sentar."Consideremos primeramente lo que implica esta palabra"sentar".Como ya hemos dicho, revela el secreto de una vidacelestial. La vida cristiana no empieza con caminar;empieza con sentarse. La era cristiana comenzó conCristo, de quien leemos que, "habiendo efectuado lapurificación de nuestros pecados por medio de Sí mismo,se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas" (He.1:3). Con igual acierto, podemos decir que la vidaindividual cristiana comienza cuando el hombre se ve "enCristo", es decir, cuando, por fe, nos vemos sentados conÉl en lugares celestiales.

    La mayoría de los creyentes yerran, procurandoandar a fin de poder sentarse y descansar, pero eso esinvertir el orden. El raciocinio humano nos dice que si noandamos no alcanzaremos nuestro objetivo. ¿Quépodemos lograr sin esfuerzo? ¿Cómo es posible avanzarsi no nos movemos? Pero la vida de fe es una cosaextraña. Si al comienzo nos esforzamos por hacer, nadalogramos. Si nos afligimos por obtener, perdemos todo.La razón está en que el cristianismo se inicia no conmucho hacer, sino con un gran: "Consumado es". Asívemos que la carta a los Efesios comienza declarandoque Dios nos "ha bendecido con toda bendición espiritualen lugares celestiales en Cristo" (1:3) y, desde unprincipio, se nos convida a que nos sentemos paradisfrutar lo que Dios nos ha dado, y no a que hagamosalgo nosotros mismos.

    El andar implica esfuerzo, mientras que Dios diceque somos salvos "no por obras" —no por nuestro

  • 6

    esfuerzo— sino "por su gracia. . .por medio de la fe" (2:8).Muy a menudo usamos la expresión "salvos .. . por la fe",pero ¿qué indicamos con ella? Lo que queremos decir esque somos salvos por confiar en el Señor jesucristo.Nada hicimos por salvarnos; sencillamente descargamosen Él el peso de nuestras almas pecaminosas.Comenzamos nuestra vida de creyente dependiendo, node nuestras obras, sino de lo que Cristo ya había hecho.Quien no haya hecho esto, no es creyente. Pues elprimer paso en la vida de fe es decir: "Nada puedo hacerpor salvarme, pero Dios, en su gracia, ha hecho para mítodo lo necesario en Cristo". La vida cristiana, delprincipio al fin, descansa sobre la base de una completadependencia en el Señor Jesús. No existe limite a lagracia que Dios desea derramar sobre nosotros. Él nosdará todo, pero nada podremos recibir mientras nodescansemos en Él. Sentarnos indica actitud dedescanso. Algo se ha concluido, cesa el trabajo y nossentamos. Es paradójico pero también cierto que, en lavida de fe, sólo avanzamos si primero hemos aprendido asentarnos.

    En realidad ¿qué significa "sentarnos"? Mientrascaminamos o estamos de pie, cargamos todo el peso denuestro cuerpo sobre las piernas, pero cuando nossentamos todo el peso del cuerpo, no importa cuánto sea,descansa sobre la silla en que nos sentamos. Noscansamos cuando caminamos o estamos de pie, peromuy pronto desaparece el cansancio cuando nossentamos. Andando, o parados, expendemos energíaspero al sentarnos inmediatamente descansamos, porquela carga no está ya sobre nuestros músculos y nerviossino en algo fuera de nosotros. Del mismo modo, en laesfera espiritual, sentarnos significa sencillamentedescargar todo el peso, nuestra carga, nosotros mismos,

  • 7

    nuestro futuro, todo, en el Señor. Dejamos que El lleve lacarga y ya no procuramos llevarla nosotros.

    Esto ha sido norma divina desde el principio. En lacreación Dios obró desde el primer día hasta el sexto y elséptimo descansó. Podemos decir que durante esos seisdías Dios estaba muy ocupado. Pero, terminada la tareaque se había impuesto, cesó de obrar. El séptimo díavino a ser el sábado de Dios: el descanso de Dios.

    Pensemos en Adán. ¿Cómo se relacionaba suposición con ese descanso de Dios? Se nos narra deAdán que fue creado el sexto día. Evidentemente, pues,no tuvo parte alguna en aquellos primeros seis días detrabajo, porque su existencia comenzó al fin de ellos. Elséptimo día de Dios no era, en realidad, sino el primerode Adán. Mientras Dios obró seis días y después disfrutósu sábado, la vida de Adán comenzó con el sábado.Puesto que Dios obra antes de entrar en el descanso, elhombre primero tiene que entrar en el descanso de Dios,y recién entonces puede obrar. Además, fue porque laobra de Dios estaba realmente completada que elhombre pudo iniciar su vida en el descanso. He aquí elEvangelio: que Dios se ha extendido aun más, ycompletado también la obra de salvación, de modo quenosotros nada necesitamos hacer por merecerla, sinoque por fe podemos entrar a participar ya directamentede los beneficios de su obra consumada.

    Sabemos bien, que entre estos dos hechoshistóricos (el descanso de Dios en la creación y sudescanso en la obra de redención) se encuentra toda latrágica historia del pecado de Adán y su juicio, de losesfuerzos incesantes e infructuosos del hombre, y de lavenida del Hijo de Dios para obrar y darse a sí mismohasta que la posición perdida fuese recobrada. "Mi Padrehasta ahora obra, y yo obro" fueron sus palabras, hasta

  • 8

    que al fin, habiendo concluido su obra de redención, pudoexclamar: "¡Consumado es!"

    En virtud de aquel grito de triunfo, la comparaciónque hemos hecho es acertada. El Evangelio realmentesignifica que Dios ha hecho todo en Cristo, y quenosotros sencillamente entramos por medio de la fe algoce de ese glorioso hecho. Claro está, que en sucontexto nuestra palabra clave no significa una orden desentarnos, sino el deseo de que nos veamos sentadoscon Cristo. El apóstol ruega que los ojos de nuestroentendimiento sean abiertos (1:18) para comprender elcontenido de esa verdad de doble significado, que Diosprimero, por su gran poder, le ha hecho sentar a Él; yluego por su gracia, a nosotros "nos hizo sentar con Él".Así, la primera lección que corresponde aprender es quela obra no es nuestra, sino la suya. No somos nosotroslos que obramos para Dios, sino que El obra paranosotros. Dios nos da esa posición de descanso. Diostrae la obra consumada de su Hijo y nos la presenta, yluego dice: "Sentaos". Su ofrecimiento, creo yo, no puedeser expresado en términos más apropiados que laspalabras de invitación a aquel gran banquete, en Lucas14:17: "Venid, que ya todo está aparejado". De maneraque comenzamos nuestra vida de creyentes, no obrando,sino descubriendo lo que Dios ya ha provisto.

    EL ALCANCE DE SU OBRA CONSUMADA

    Partiendo de este punto la experiencia delcreyente sigue, como comenzó, no en base a su propioobrar, sino siempre en base a la obra consumada deOtro. Cada nueva experiencia espiritual se inicia con laaceptación por fe de lo que Dios ha hecho: un nuevo"sentarnos", por decirlo así. Esto es una norma de vida, y

  • 9

    Dios mismo la ha establecido; de modo que, desde elprincipio hasta el fin, cada etapa sucesiva de la vida delcreyente sigue este principio divinamente establecido.

    Por ejemplo, ¿cómo puedo recibir poder delEspíritu para el servicio? ¿Tengo que trabajar por él?¿Tengo que suplicar, o afligir mi alma en ayunos yquebrantamiento a fin de merecerlo? ¡Nunca! Eso no eslo que enseñan las Escrituras. Hagamos memoria:¿Cómo fue que recibimos el perdón de los pecados?Efesios 1:6-8 nos afirma que fue por "las riquezas de sugracia", "con la cual nos agradó en el Amado" (véaseverso 6, VHA). Nada hicimos por merecer el perdón.Nuestra redención es en Cristo y, "por medio de susangre". Es nuestra en virtud de lo que El ha hecho.

    ¿Cuál, pues, es la base bíblica para elderramamiento del Espíritu Santo? Es la exaltación delSeñor Jesucristo (Hch. 2:33). Recibo el perdón de mispecados porque Cristo murió por mí en la Cruz; recibo elpoder del Espíritu Santo porque Él fue ensalzado a ladiestra de la Majestad en las alturas. Como el EspírituSanto es dado porque el Señor Jesucristo fue glorificado,el don del Espíritu no depende de lo que yo sea o de loque yo haga. No recibí el perdón por algo que yo habíahecho, y tampoco recibo el Espíritu Santo por algúnhecho mío. Recibo todo, no por "andar" sino por el"sentarme", vale decir, por descansar en el SeñorJesucristo. Así que, como no hay necesidad de esperarpara tener las primeras experiencias de la salvación,tampoco es necesario esperar el derramamiento delEspíritu. Permítaseme asegurar que no hay necesidad desuplicar a Dios por este don, ni agonizar, ni celebrarreuniones a fin de esperarlo. El Espíritu Santo se recibe,no por nuestro "hacer" sino por razón de la exaltación delSeñor Jesucristo, "en quien también, desde que creísteis,

  • 10

    fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa":esto está incluido en el Evangelio de vuestra salvación(1:13).

    O bien consideremos otro tema, uno que es eltema especial de Efesios. ¿Cómo llegamos a sermiembros de Cristo? ¿Qué es lo que nos pone encondiciones para formar parte de aquel Cuerpo al cualPablo llama la plenitud de Cristo? Ciertamente no lolograré por caminar. No soy unido a Él por esfuerzopropio alguno. "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteisllamados en una misma esperanza de vuestra vocación"(4:4). Efesios nos presenta hechos consumados.Comienza con Jesucristo y con el hecho de que Dios nosescogió en Él antes de la fundación del mundo (1:4).Cuando el Espíritu Santo nos revela a Cristo y creemosen El, de inmediato, sin hacer nada de nuestra parte,comienza para nosotros una nueva vida en unión con El.

    Si lo que ya hemos dicho es cierto en lo querespecta al perdón de los pecados y al don del EspírituSanto, ¿qué de nuestra santificación? ¿Cómo podemosser libres del pecado? ¿Cómo es crucificado el viejohombre? De la misma manera. El secreto está, no en"andar" sino en "sentarnos", no en procurar hacer, sino endescansar en la obra ya consumada. "Nosotros. ..morimos al pecado. . .en su muerte fuimos bautizados.. .fuimos pues, sepultados con Él", "Dios . . . nos dio vidajuntamente con Cristo" (Ro. 6:24, VM; Ef. 2:5). Todasestas afirmaciones se encuentran en tiempo pasado (elaoristo del griego). ¿Cómo se explica esto? Por razón deque Cristo fue crucificado en las afueras de Jerusalénhace unos dos mil años, y yo fui crucificado juntamentecon Él. Esta es la realidad histórica. La experiencia suyaviene a constituirse en la historia mía, de manera queDios, puede ya hablar de mí como poseyendo todo "en

  • 11

    Él". Todo lo que ahora tengo, lo tengo "con Cristo". En lasEscrituras nunca se refiere a estas cosas en el tiempofuturo, ni como cosas que se deberían desear en elpresente. Son, en cuanto a Cristo, verdad histórica, ytodos los que creemos participamos de ellas.

    Los conceptos "con Cristo" crucificado, vivificado,resucitado, sentado en lugares celestiales, son tanconfusos al sentido humano, como lo fueron las palabrasdel Señor a Nicodemo en Juan 3:3. Allí el asunto eracómo nacer otra vez. Aquí es algo aun menos probable:algo que no sólo se tiene que efectuar en nosotros, comoel nuevo nacimiento, sino algo que tiene que ser visto yaceptado como nuestro por la sencilla razón de que ya seefectuó en aquel Otro hace ya años. ¿Cómo puede seresto? No se puede explicar. Tenemos que aceptarlo demanos de Dios como algo que El ha hecho. No nacimosjuntamente con Cristo, pero sí fuimos crucificadosjuntamente con Él (Gá. 2:20). De modo que nuestra unióncon Cristo se inició con su muerte. Dios nos incluyó en Elallí. Estuvimos "con Cristo" porque estábamos "en Él".

    Sí, pero ¿cómo puedo estar seguro de que estoy"en Cristo"? Podemos estar seguros porque la Bibliaafirma que es así, y que es Dios quien nos ha puesto allí."Mas por Él [Dios] estáis vosotros en Cristo Jesús" (1 Co.1:30). "El que nos confirma con vosotros en Cristo . . . esDios (2 Co. 1:21). Es algo hecho por Él en su soberanasabiduría, para ser visto, creído, aceptado y gozado pornosotros.

    Si coloco un billete entre las páginas de unarevista, y luego quemo la revista, ¿qué pasa con elbillete? Lo mismo que con la revista: los dos quedanhechos ceniza. Lo que le acontece a la revista, leacontecerá igualmente al billete que ha sido colocado enella. La historia de ambos es una sola. Del mismo modo,

  • 12

    Dios nos ha colocado en Cristo. Lo que le sucede a Él,alcanza a nosotros también. Todo lo experimentado porÉl, lo experimentamos también nosotros en Él. "Nuestroviejo hombre fue crucificado juntamente con Él, para queel cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que nosirvamos más al pecado" (Ro. 6:6). Esto es historia:nuestra historia escrita antes de que naciéramos. ¿Locrees? ¡Es la verdad! Nuestra crucifixión con Cristo es unhecho histórico glorioso. Nuestra liberación del pecado sebasa, no en lo que nosotros podamos hacer, ni aun en loque Dios hará por nosotros, sino en lo que Él ya ha hechopara nosotros en, Cristo. Si comprendemos esto ydescansamos en El (Ro. 6:11), hemos hallado el secretode la vida santa.

    Pero la verdad es que muy poco de estoconocemos en la práctica. Por ejemplo, si alguien dicealgo no muy lindo de ti en tu presencia, ¿cómoreaccionas? Comprimes los labios, muerdes la lengua,tragas saliva y haces un gran esfuerzo por contenerte, y,si a base de mucho esfuerzo consigues disimular elenfado y conservar una buena compostura, considerasque has logrado una gran victoria. Pero lo malo es que elenfado perdura; sólo has conseguido disimularlo. Aun, enciertos casos, ni eso consigues. ¿Qué pasa? Lo quesucede es que estamos procurando "andar" antes de"sentarnos", y éste es el camino de la derrota.Permítaseme repetirlo: ninguna experiencia cristianapuede comenzar con "andar"; es imprescindible quecomience con un firme "sentar". El secreto de tuliberación del pecado no está en hacer algo, sino enreposar en lo que Dios ya ha hecho.

    Un ingeniero salió de su hogar en viaje al LejanoOriente, ausentándose por unos dos o tres años. En suausencia su esposa le resultó infiel, acompañándose con

  • 13

    uno que había sido de sus mejores amigos. Regresando,descubrió que había perdido su esposa, sus dos hijos ysu mejor amigo. Al término de una conferencia en que yotenía la palabra, este pobre hombre, abrumado de dolor,se me acercó, descargando en mí su corazón.

    "Durante dos años, de día y de noche, mi corazónha estado lleno de odio", dijo. "Soy creyente y sé quedebería perdonar a mi esposa y aquel amigo, pero, pormás que me esfuerzo, no lo logro. Cada día resuelvoamarlos, y cada día fracaso. ¿Qué puedo hacer?"

    "Absolutamente nada", le dije."¿Qué quiere usted decir?", preguntó, sorprendido.

    "¿Es que debo seguir odiándolos?"Le expliqué: "La solución de su problema está en esto:cuando el Señor Jesús murió por usted en la Cruz, nosólo llevó sus pecados sino a usted también. Dioscrucificó a su Hijo, y al mismo tiempo crucificó su viejohombre en Él, de modo que ese "usted", que no puedeperdonar, ha sido crucificado y quitado del camino. Diosya ha tratado con todo ese asunto en la Cruz; no le quedaa usted, pues, nada que hacer. Dígale sencillamente:“Señor, yo no puedo perdonar y no voy a procurarhacerlo, pero confio en Ti que Tú lo harás en mí. Yo nosoy capaz de perdonar ni de amar, pero confío en Ti, queTú perdonarás y amarás en mi lugar; que Tú harás esascosas en mí'.”

    El pobre hombre quedó atónito; luego dijo: "Estoes algo nuevo para mí, siento tanto que debo hacer algo".Después de un breve silencio, volvió a preguntar: "Pero,¿qué puedo hacer?"

    Le dije: "Dios está esperando hasta que usteddeje de hacer”. Cuando usted deje de hacer, entoncesDios puede empezar. ¿Ha procurado alguna vez ayudar aalguien en peligro de ahogarse? Hay dos caminos a

  • 14

    seguir. El uno es el de darle un golpe y dejarleinconsciente; y el otro es dejarle gritar y luchar hasta quese agoten sus fuerzas. Si procura intervenir mientrastenga fuerza, usted mismo peligra, porque en su miedose va a prender de usted y le va a arrastrar al fondo, ytanto usted como él perderían la vida. Dios estáesperando que se agoten completamente sus propiosrecursos, luego intervendrá Él. Tan pronto como usteddeje de hacer, El hará todo lo necesario. Dios estáesperando que usted desespere.

    Mi amigo el ingeniero dio un salto. "Hermano",dijo, "ahora veo. Alabado sea Dios, ¡conmigo ya está todobien! Nada puedo yo hacer. ¡El lo ha hecho todo!" Y, conel rostro radiante, se fue gozoso.

    DIOS EL DADOR

    De todas las parábolas en los Evangelios, creoque la del hijo pródigo provee el ejemplo supremo decómo agradar a Dios. El padre había dicho: "Eranecesario hacer fiesta y regocijamos" (Lc. 15:32), y enestas palabras el Señor revela aquello que, en lo queatañe a la redención, alegra profundamente el corazóndel Padre. No es el hermano mayor que sin cesar trabajapara el padre, sino es el menor, que nada hace para elpadre, sino que deja al padre que haga todo para él. Noes el hermano mayor, que quiere tener la gloria de sersiempre dador, sino el menor, que está dispuesto arecibir. Cuando el pródigo regresó al hogar, habiendomalgastado toda su herencia, el padre no tuvo ni unapalabra de reprensión por el despilfarro, ni una solapregunta por las sumas malgastadas. No manifestó dolorpor lo derrochado; sólo se alegró que el regreso de su

  • 15

    hijo le daba otra vez la oportunidad de prodigarle susriquezas.

    Tan rico es Dios que su mayor deleite está en dar.Tan repletos están sus tesoros que se apena cuando lerestamos la oportunidad de prodigarnos sus riquezas.Para el padre era grande la satisfacción de encontrar enel pródigo un candidato para el vestido, el anillo, loszapatos y para hacer fiesta; fue su dolor no poderencontrar semejante oportunidad en el hijo mayor. Le espenoso ver nuestros esfuerzos por acopiar para Él. Tal essu inagotable riqueza. Verdaderamente se alegra cuandorecibimos todo lo que nos quiere dar. También le apenanuestro esfuerzo por hacer algo para Él, porque Él es tan,tan capaz. Ansía que siempre le dejemos a Él hacer. Éldesea ser el eterno Dador y el eterno Hacedor. Si sólopudiéramos ver cuán rico y cuán grande es Él, prontodejaríamos en sus manos todo el dar y todo el hacer.

    ¿Crees que, si abandonaras tus esfuerzos poragradar a Dios, tu buen comportamiento cesaría? Siabandonas todo el dar y todo el hacer a Dios, ¿piensasque los resultados serían menos satisfactorios que si tútuvieras parte en ello? Cuando nosotros procuramoshacer las cosas es cuando volvemos a someternos bajola ley. Pero las obras de la ley (aun nuestras "buenasobras") son "obras de muerte", que no agradan a Dios.En la parábola de referencia, tanto el hermano mayorcomo el pródigo se encontraban alejados de los gocesdel hogar paterno. El hijo mayor, aunque no lejos delhogar, sólo estaba en casa "posicionalmente" y el puestoque teóricamente ocupaba, nunca lo llegó a disfrutarverdaderamente, como el pródigo, porque rehusóabandonar sus propias buenas obras.

    ¡Tan sólo deja de dar, y verás cuán grande Dadores Dios! ¡Cesa de hacer, y descubrirás cuán grande

  • 16

    Hacedor es Él! El hijo menor anduvo mal, pero luegovolvió al hogar y halló descanso, y allí es donde comienzala vida cristiana. "Dios, que es rico en misericordia, por sugran amor con que nos amó . . . nos hizo sentar en loslugares celestiales con Cristo Jesús" (24, 6). "¡Eranecesario hacer fiesta y regocijarnos!"

    2Andad

    Hemos procurado establecer que la experienciacristiana no comienza con el "andar" sino con eldescansar. Cada vez que invertimos el orden tenemoscomo resultado el fracaso. El Señor Jesucristo hizo todopara nosotros; ahora necesitamos descansarconfiadamente en Él. Cuando emprendemos algoimpulsados por nuestra propia energía, inmediatamentenos encontramos, por así decirlo, frente a una murallainfranqueable. Sólo cuando confiamos en el Señor nosvemos conducidos en su potencia. No podemos insistirdemasiado en que toda verdadera experiencia espiritualcomienza con el descansar.

    Sin embargo, ahí no termina. Aunque la vidacristiana comienza con el "sentar", siempre le sigue el"andar". Si nos hemos sentado bien y firmemente yhemos ganado fuerzas por el descanso, es entoncescuando realmente comenzamos a andar. El sentarsedescribe nuestra posición con Cristo en lugarescelestiales. El andar es la expresión práctica aquí en latierra de ese lugar que ocupamos en los cielos. Comopueblo celestial, nos corresponde llevar la impresióncelestial en toda nuestra conducta terrenal, y esto traeconsigo nuevos problemas. ¿Qué nos dice, pues, laEpístola a los Efesios acerca de nuestro andar?

  • 17

    Encontramos dos cosas en que insiste la epístola.De la primera trataremos en seguida:

    Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéiscomo es digno de la vocación con que fuisteis. llamados;con toda humildad y mansedumbre .. . (4:1, 2). Esto puesdigo . . . que ya no andéis vosotros como los otrosgentiles, que andan en la vanidad de su mente . . .renovaos en el espíritu de vuestra mente (4:17-23).

    Andad en amor, como también Cristo nos amó, yse entregó a Sí mismo por nosotros (5:2).Andad como hijos de luz . . . comprobando lo que esagradable al Señor (5:8,10).

    Ocho veces aparece en Efesios la palabra"andar". Su significado literal es el de "caminaralrededor", y es aquí usada por Pablo en forma figurativapara representar nuestro comportamiento, nuestraconducta. Trae en seguida a nuestra consideración elasunto del andar del creyente, y esta segunda parte de laepístola se ocupa mayormente de esto. La prueba denuestra conducta está en las relaciones, y éste es elmarco dentro del cual considera el tema. Las relacionesentre creyentes, entre vecinos, entre marido y mujer,entre hijos y sus padres, patrones y obreros, son tratadasen forma muy práctica.

    Destaquemos claramente que el Cuerpo de Cristono es algo remoto e irreal, que se expresa únicamente entérminos celestiales. Está muy presente y es muypráctico, y se comprueba en nuestras relaciones conotros. Si bien es verdad que somos un pueblo celestial,no es suficiente hablar de un cielo distante. A menos quetraigamos lo celestial a nuestros hogares y oficinas, anuestros negocios y cocinas, y lo practiquemos allí,

  • 18

    carecerá de significado. Quisiera sugerir, queridoshermanos, que aquellos que somos padres y los quesomos hijos busquemos en el Nuevo Testamento cómodeben comportarse los padres y cómo los hijos. Quizános sorprenda lo que encontremos pues temo quemuchos de los que decimos estar sentados en lugarescelestiales en Cristo llevamos un andar muy dudoso ennuestros hogares. Lo mismo aplicable a esposos yesposas; hay muchos pasajes para ellos. Lee Efesios 5, yluego pasa a 1 Corintios 7. Le haría bien a cada esposo yesposa leer este último capítulo detenidamente paradescubrir lo que demanda una verdadera vidamatrimonial: un matrimonio espiritual ante Dios y no unamera teoría. No se atrevan a teorizar sobre algo tanpráctico.

    Miremos ahora en el campo de las relacionescristianas, y veamos qué directos son los mandamientosde Dios en la sección que estamos meditando. "Andad . .. con toda humildad y mansedumbre." "Desechando lamentira, hablad verdad cada uno con su prójimo.""Airaos, pero no pequéis." "No hurte más." "Todaamargura .. . sea quitada de vosotros." "Sed benignos losunos con los otros . . . perdonándoos." "Sed llenos delEspíritu . . . someteos unos a otros." "Obedeced." "Noprovoquéis." "Haced con ellos lo mismo, dejando lasamenazas" (Ef. 4:1, 2, 25, 26, 28, 32; 5:18, 21; 6:1, 4, 9).Nada podría ser más práctico que esta lista deimperativos.

    El Señor comenzó sus enseñanzas en esta mismaforma. Observemos atentamente la composición de lasfrases en esta porción del Sermón del Monte:

    Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente pordiente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;

  • 19

    antes a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito yquitarte tu túnica, déjale también la capa; y a cualquieraque te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos.Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado,no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tuprójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo:Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que osmaldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad porlos que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos devuestro Padre que está en los cielos, que hace salir susol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justose injustos. Porque sí amáis a los que os aman, ¿quérecompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo lospublicanos? Y si saludáis a vuestros hermanossolamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también asílos gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestroPadre que está en los cielos es perfecto (Mt. 5:38-48).

    "Pero", dirás, "yo no puedo hacer esto. Sondemandas imposibles de satisfacer." Así como nuestroamigo el ingeniero, tú te sientes herido, quizásgravemente, y no puedes perdonar. La justicia te apoya yla acción de tu contrario fue todo una injusticia. ¡Amarlesería lo ideal, pero imposible de realizar!

    LA PERFECCION DEL PADRE

    Desde el día en que Adán comió del fruto del árbolde ciencia, el hombre se ve ocupado en definir lo que esbueno y lo que es malo. El hombre natural se ha forjadosu propio código de lo que es bueno y lo que es malo, yde lo que es justo y lo que es injusto, y se esfuerza porvivir de acuerdo con esa regla. Evidentemente, como

  • 20

    creyentes somos distintos. Sí, pero, ¿en qué sentido?Desde nuestra conversión se ha ido formando ennosotros un nuevo sentido de la justicia, de manera quenosotros también, y con razón, nos encontramospreocupados por distinguir lo que es bueno y lo que esmalo. Sin embargo, ¿nos habremos dado cuenta de quenuestro punto de partida es otro? Para nosotros Cristo esel Arbol de Vida. Nosotros no partimos de un conceptoético del bien y del mal: no partimos de aquel otro árbol,el de ciencia del bien y del mal. Nuestro punto de partidaes Cristo, el Arbol de Vida; y para nosotros es todo unasunto de Vida.

    Nada ha causado más daño a nuestro testimonioque el afán de ser justos y exigir justicia de todos losdemás. De esta manera nos hemos reducido a considerarlas cosas como asunto de bien y mal. Nos preguntamossi nos han tratado justa o injustamente, y en base a estoprocuramos justificar nuestros hechos. Pero eso no es lanorma del creyente. Para él, el asunto es saber llevar laCruz. Me preguntas: "¿Está bien que alguien me dé unabofetada en la cara?" Te responderé: "Por supuesto queno! Pero, ¿no será que quieres aferrarte a tus derechos?"Como creyentes, nuestra norma nunca puede ser la del"bien y el mal", sino la de la Cruz. El principio de la Cruzes nuestro principio de conducta. Alabado sea Dios quehace brillar su sol sobre justos e injustos. El nos trata deacuerdo con la regla de su gracia y no con la del bien ydel mal, y eso también tiene que ser nuestra norma devida: "Perdonándoos unos a otros, como Dios también osperdonó a vosotros en Cristo" (4:32). La norma del "bieny el mal" es la de los gentiles y de las autoridadesterrenas. Mi vida está regida por el principio de la Cruz yla perfección de mi Padre: "Sed, pues, vosotros perfectos,

  • 21

    como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto"(Mt. 5:48).

    En el sur de la China había un hermano que teníaun arrozal en la ladera de un cerro. En tiempo de sequíasolía hacer uso de una rueda, operada mediante unpedal, que alzaba el agua del canal de irrigación hasta suplantío. Su vecino tenía dos lotes abajo del suyo, y unanoche abrió un boquete en la muralla de retén y seescurrió toda el agua del arrozal de nuestro hermano.Volvió a llenar de agua su plantación, y el vecino volvió ahacerle la misma jugada; y así varias veces. Al fin elhermano consultó con los demás creyentes, diciendo: "Heprocurado tener paciencia y no retribuir mal por mal, pero,¿será justo esto?" Luego de haberlo llevado en oración,uno de ellos le dijo: "Si sólo pensamos en lo que es justo,pobres creyentes somos. Tenemos que hacer algo másde lo que es justo". Quedó muy impresionado el hermano.A la mañana siguiente bombeó con su pedal agua para elarrozal de su vecino, y por la tarde para el suyo. Despuésde esto el agua quedó en su campo. El vecino fueimpresionado en tal forma que buscó saber la razón ymuy pronto él también se había convertido.

    Así que, no te apoyes en tus derechos. Porquehayas andado la segunda milla, no pienses que ya hascumplido tu deber. La segunda milla es tan sólo elmodelo para la tercera y la cuarta. La norma impuesta es:semejanza a Cristo. No tenemos nada en que apoyarnos,nada que pedir o demandar. Sólo tenemos que dar.Cuando el Señor murió en la Cruz no lo hizo por defendernuestros "derechos"; fue gracia lo que le condujo a laCruz. Ahora, como Sus hijos, siempre procuramos dar alos otros lo que les corresponde, y aun más.

    Debemos pensar que no siempre estamosnosotros en lo justo. Fracasamos, y es bueno aprender

  • 22

    de esos fracasos a estar dispuestos a confesar y a hacermás de lo que corresponde. Esto es lo que el Señorquiere. ¿Por qué? "Para que seáis hijos. de vuestroPadre que está en los cielos" (Mt. 5:45). Es un asunto deuna filiación práctica. Es verdad que Dios nos ha"predestinado para ser adoptados hijos suyos por mediode jesucristo" (1:5), pero nos equivocamos cuandocreemos ser "mayores de edad", hijos maduros. Elsermón del Monte nos enseña que los niños adquieren laresponsabilidad de hijos en la medida en que manifiestanel mismo espíritu y actitudes del Padre. Se nos exhorta aser "perfectos" en el amor, manifestando su gracia. Así esque Pablo escribe: "Sed, pues, imitadores de Dios comohijos amados, y andad en amor, como también Cristo nosamó, y se entregó a sí mismo por nosotros" (5:1, 2).

    Por lo tanto, debemos enfrentar un desafío. Mateo5 nos presenta un régimen de vida que bien podríamosjuzgar como demasiado elevado, y en esta parte deEfesios, Pablo lo reconoce. La dificultad está en que noen contramos en nosotros mismos la capacidad paraalcanzar esa estatura, de andar "como conviene asantos" (5:3). ¿Dónde, pues, se encuentra la respuesta anuestro problema de cumplir estas exigencias divinas tanelevadas?

    El secreto lo encontramos, según las palabras dePablo, en "el poder que actúa en nosotros" (3:20). En unpasaje similar (Col. 1:29),,él dice: "Trabajo, luchandosegún la potencia de Él [Cristo], la cual actúapoderosamente en mí".

    Estamos otra vez en la primera parte de laEpístola a los Efesios. ¿Cuál es el secreto del poder en lavida del creyente? ¿De dónde obtiene su poder?Permítaseme dar la contestación en una frase: El secretodel creyente está en su descanso en Cristo. Su poder

  • 23

    emana de la posición que Dios le ha dado. Todos los queestán sentados pueden también andar, porque en elpensamiento divino lo uno sigue espontáneamente a lootro. Estamos sentados con Cristo eternamente parapoder andar continuamente ante los hombres. Siabandonamos por un instante nuestro lugar de reposo enCristo, tropezamos inmediatamente, y nuestro testimonioante los hombres sufre. En cambio, si permanecemos enCristo, nuestra posición allí asegura el poder para andarcomo es digno de Él, aquí, sobre la tierra. Si queremosilustrar esta verdad, pensemos, no en un corredorparticipando de una carrera, sino de un hombre sentadoen un automóvil: o, mejor aún, en un tullido sentado enuna silla para inválidos conducida a motor. ¿Qué hace él?Anda, pero también se sienta.Y sigue andando porque sequeda sentado. Su avance resulta de la posición en quese le hizo sentar. Es por cierto, un ejemplo muyinadecuado de la vida cristiana, pero en algo puede servirpara recordarnos que nuestra conducta y comportamientodepende fundamentalmente de nuestro descanso interioren Cristo.

    Esto nos explica lo que dice Pablo aquí en estaepístola. Él, primeramente, aprendió a sentarse, alcanzóese lugar de descanso en Dios. Por consiguiente, suandar está basado, no en sus propios esfuerzos, sino enla obra poderosa de Dios en él. En esto reside el secretode ese poder interior. Por haberse visto sentado "enCristo", su andar entre los hombres se hace posible, puesCristo mora en él. De ahí su ruego por los efesios: "Quehabite Cristo por la fe en vuestros corazones" (3:17).

    ¿Cómo marcha mi reloj pulsera? ¿Se mueve porsí mismo o es impulsado? Por cierto, marcha porqueprimero fue impulsado por una fuerza exterior no suya.Sólo entonces puede cumplir la función para la cual fue

  • 24

    constituido. Nosotros también hemos sido creados paracumplir ciertas funciones. "Porque somos hechura suya,creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cualesDios preparó de antemano para que anduviésemos enellas" (2:10).

    Lo que se vio públicamente en la vida del apóstolPablo era simplemente la manifestación de que Diosobraba en él. Dios estaba haciendo algo adentro: estabaobrando "poderosamente en él". Como resultado de esaobra escondida, Pablo pudo hacer algo que era evidente.Escribiendo a los filipenses dice: "Ocupaos en vuestrasalvación con temor y temblor, porque Dios es el que envosotros produce así el querer como el hacer, por subuena voluntad" (Fil. 2:12,13). Dios está obrando ennosotros, ¡que eso se exteriorice! Pero es inútil tratar deexteriorizar si primero no permitimos a Dios que obreadentro. A menudo nos esforzamos por ser mansos ybenignos sin antes experimentar la mano de Diosforjando en nosotros la mansedumbre y la benignidad deCristo. Procuramos exteriorizar el amor y descubrimosque no lo tenemos. Luego, pedimos al Señor y nossorprendemos cuando parece que no nos lo da.

    Valgámonos de una ilustración anterior. Quizáshay algún hermano de carácter algo difícil y con quiensiempre tienes dificultades. Cada vez que lo encuentrasdice o hace algo que te ofende o te contraría. Esto temolesta y razonas: "Yo soy creyente y debo amarle.Quiero amarle, y verdaderamente estoy resuelto aamarle". Así, entonces, oras sinceramente: "Señor,aumenta mi amor por él. Dios mío, ¡dame amor!"Entonces, dominándote y haciendo un gran esfuerzo devoluntad, te diriges a él deseando sinceramentedemostrar el amor que has pedido. Pero, tristemente, alencontrarte con él algo sucede que anula todas tus

  • 25

    buenas intenciones. Nada te ayuda su actitud, y de súbitosurge todo el viejo rencor de nuevo y, finalmente, todocuanto consigues hacer es tratarle con cortesía. ¿Qué eslo que pasa? ¿Se puede decir que estabas equivocado alpedir a Dios su amor? No, el mal está en que buscasteese amor como un algo en sí, mientras que Dios queríamanifestar a través de ti el amor de su Hijo. Laequivocación estaba en que quisiste usar el don de Dioscomo algo tuyo y con la fuerza de tu propia resolución,para hacer lo que Dios mismo habría hecho mediante elimpulso de su propio amor a través de ti. En eso cifra ladiferencia. ¡Oh, que podamos comprenderlo!

    Ese es el lado positivo. Y ¿qué del negativo?¿Cómo podremos dominar aquellos otros elementos (elresentimiento y esos amargos pensamientos y esedisgusto) que surgen a la más mínima provocación? Enesto quisiera llamar la atención a los términos, casidiríamos, pasivos de uno de los mandamientos a que yahemos hecho referencia: "Toda amargura, y enojo, e ira,y voces, y maledicencia sea quitada de vosotros, y todamalicia" (4:31). A tales palabras, sin duda, responderás:"Es demasiado difícil. ¿Cómo puedo satisfacer esasdemandas de manera que no quede ni una partícula deaquellas cosas? No. La pretensión de eliminarlas tancompletamente sería inútil. ¡No vale la pena lucharporque bien sé que resultaría en un fracaso!" A esto yocontestaría: "Es cierto. No podrías, pero el Señor puede."Y las palabras de Pablo citadas arriba, ¿no implican queÉl lo hará? El poder de su Cruz es suficiente paraconducir a la muerte y al sepulcro todo lo que emana dela vieja naturaleza, y tu responsabilidad es, no de lucharcontra estas cosas, sino de confiarlas al Señor,permitiendo que su Cruz haga su obra en tu vida. Vuelve

  • 26

    a recordar tu lugar de reposo en el Señor; siéntate allí ydeja que todas esas cosas te "sean quitadas".

    EN CRISTO TENEMOS TODO

    Cristo es el don de Dios. Fuera de Él nadatenemos que recibir. El Espíritu Santo ha sido enviadopara producir en nosotros lo que es de Cristo: no aproducir algo aparte o fuera de Él. Somos "fortalecidoscon poder en el hombre interior por su Espíritu . . . para . .. conocer el amor de Cristo" (3:16, 19). Lo quemanifestamos exteriormente es lo que Dios primero haobrado interiormente.

    Traigamos otra vez a la memoria esas palabrasnotables de 1 Corintios 1:30. No sólo nos puso Dios "enCristo" sino que "Cristo Jesús . . . nos ha sido hecho porDios sabiduría, justificación, santificación y redención".Esta es una de las verdades más notables de lasEscrituras. El "nos ha sido hecho. . ." Si creemos esto,podemos introducir ahí cualquier necesidad y saber queDios la ha honrado, porque el Señor Jesucristo mismo,mediante el Espíritu Santo en nosotros, nos ha hecho loque nos falta. Nos hemos acostumbrado a considerar lasantidad como una virtud, la humildad como una gracia, yel amor como un don, que deben buscarse de Dios. Peroel Cristo de Dios es, en Sí mismo, todo esto. Si letenemos a Él, tenemos todo lo que jamás necesitaremos.

    Muy a menudo, en mis tiempos de necesidad,consideraba a Cristo como un Ser aparte, nuncavinculándole con las cosas de que sentía tanta falta.Durante dos años anduve palpando en la oscuridad,procurando reunir todo ese cúmulo de virtudes que yoconsideraba comprendían el total de la vida cristiana, sinadelantar nada. Fue entonces, un día del año 1933, que

  • 27

    fui iluminado por luz celestial, y vi a Cristo ordenado porDios para ser mío en su plenitud. ¡Qué diferencia! ¡Cuánhuecas resultaron ser las "cosas", las virtudes en sí, queantes tanto ansiaba tener! Aparte de Cristo son cosasmuertas. Darnos cuenta de estos será como empezaruna vida nueva. Desde entonces nuestra santidad seescribirá con una S mayúscula y nuestro amor con una Amayúscula. Cristo mismo en nosotros es la respuesta atodas las demandas de Dios.

    Vuelve ahora a aquel hermano con quien es tandifícil andar, pero esta vez, antes de salir, diríjete a Diosde esta manera: "Señor, veo por fin que por mis medios,no puedo amarle; pero sé que hay en mí una vida, la vidade tu Hijo, y que la ley de esa vida es el amor: no puedomenos que amarle". No tendrás necesidad de esforzarte.Reposa en Él: cuenta con su vida. Entonces, y en estamisma confianza, anímate a verlo, y esto será lo notable:que inconscientemente (y yo enfatizaría la palabra"inconscientemente", porque recién más tarde uno se dacuenta) estarás hablando con él amablemente; sinadvertirlo le amarás; y sin darte cuenta le estimarás comohermano. Mantienes con él una conversación espontáneay en verdadera camaradería, y a tu regreso te sentirásdiciendo: ¡Qué notable! No hice ningún esfuerzo pordominarme y, sin embargo, ¡no me irrité! De algunamanera incomprensible el Señor me acompañó y su amoren mí triunfó."

    La manifestación de su vida en nosotros es en unsentido muy real, algo espontáneo; es decir, no requiereningún esfuerzo nuestro. La regla imperiosa no es"esforzarnos", sino "confiar": no depender de nuestrafuerza sino de la suya. Es el continuo fluir de la vida loque indica si estamos "en Cristo". Es de la Fuente deVida que manan las aguas dulces.

  • 28

    Se puede comprobar que un buen número depersonas sólo están fingiendo ser cristiano. Sus vidas decreyentes no son sino un simulacro. Viven una vida"espiritual", hablan un lenguaje "espiritual" y adoptanactitudes "espirituales", pero todo es de ellos mismos.Ese mismo esfuerzo que hacen por ser, debe indicarlesque algo está mal. Con gran esfuerzo se abstienen dehacer tal cosa, de decir esto, de comer aquello, y ¡cuánpenoso resulta! es como cuando nosotros los chinosintentamos hablar un idioma extranjero. Por mucho quenos esforcemos, no fluye espontáneamente; tenemos queobligarnos a hablar de aquella manera. Pero hablar elidioma propio, ¡nada más fácil! Aun cuando nosolvidamos lo que estamos haciendo, lo seguimoshablando. ¡Fluye! Nos viene con perfecta naturalidad, yesa espontaneidad hace saber a todos lo que somos.

    Ahora, nuestra vida es la vida de Cristo,manifestada en nosotros por el Espíritu Santo mismo, y laley de esa vida es espontánea. Tan pronto comocomprendamos esta verdad cesaremos de esforzarnos yabandonaremos toda simulación. Nada hay más mortíferopara la vida del creyente que querer aparentar. No haymayor bendición que cuando cesan nuestros esfuerzospor aparentar y nuestras actitudes se manifiestan conlibre naturalidad: cuando nuestras palabras y oraciones,nuestra vida misma, son la expresión, no forzada sinoespontánea, de nuestra vida interior. ¿Hemos descubiertocuán bueno es el Señor? Bien, Él es así en nosotros. ¿Esgrande Su poder? Bien, en nosotros no será menor.Alabado sea Dios, Su vida es tan poderosa comosiempre, y esa vida no se manifestará con menor poderque antiguamente en las vidas de quienes tienen laosadía de creer a la Palabra de Dios.

  • 29

    ¿Qué quiso decir el Señor cuando expresó: "Sivuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas yfariseos, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt. 5:20)?Ya hemos visto cómo, partiendo de este dicho, procede acomparar las demandas de la ley de Moisés con suspropias exigencias tan tremendas, repitiendo laspalabras: "Oísteis que fue dicho . . . pero yo os digo . . ."(Mt. 5:21, 22). Pero, después del fracaso del hombredurante varias centurias en querer alcanzar el primernivel, ¿cómo es que ahora el Señor piensa elevar sudemanda a un nivel más alto? Sólo pudo hacerlo porquetenía fe en su propia vida. No teme imponerse a Símismo las demandas más exigentes. En verdadencontraremos gran consuelo en la lectura de las leyesdel reino en Mateo 5-7, porque revelan la absolutaconfianza que el Señor tiene en su propia vida, que ahoraEl ha puesto al alcance de sus hijos. Estos tres capítulospresentan las demandas divinas hechas a la vida divina.La magnitud de las exigencias que Cristo impone revelacuán grande es su confianza en los recursos que Él nosha dado para satisfacer esas demandas.

    Si se nos presenta alguna situación difícil, ¿lahacemos un asunto de lo que es justo o injusto, bueno omalo? No es necesario recurrir a la sabiduría. No haynecesidad de recurrir al árbol de la ciencia. Nosotrostenemos a Cristo, y El nos es hecho a nosotros sabiduríade Dios. La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús noscomunica continuamente su concepto de lo que es buenoy malo y, con ello, la actitud de espíritu en que debemosafrontar la situación.

    Siempre se nos irán presentando cosas queherirán nuestra sensibilidad cristiana en cuanto a lo quees justo, y que pondrán a prueba nuestras reacciones. Esindispensable comprender el principio que rige la Cruz:

  • 30

    que la norma de nuestra vida actual no es la del viejohombre, sino del nuevo, que es "creado según Dios enjusticia y santidad de la verdad" (4:22-24). "Señor, notengo más derechos que defender. Todo lo que tengo espor tu gracia, y ¡todo está en Ti!" Recuerdo de unaanciana japonesa, creyente, en cuya casa entró una vezun ladrón. En su fe tan sencilla y práctica en el Señor,preparó para el ladrón la comida y luego le ofreció lasllaves. Este quedó muy avergonzado por esta acción tanbondadosa, y Dios le habló. Por el testimonio de ella, hoyes hermano en Cristo.

    Muchos creyentes conocen bien la doctrina peroviven vidas que la contradicen completamente. Están altanto del contenido de los capítulos 1 a 3 de Efesios, perono practican lo que está en los capítulos 4 a 6. Mejorsería no tener la doctrina que vivir una contradicción. ¿Hadado Dios algún mandamiento? Reposa sobre El paraobtener los recursos necesarios para satisfacer elmandamiento. Quiera el Señor enseñarnos que la normade la vida cristiana es de extendernos mucho más allá delo que es nuestro mero deber, a fin de que hagamos loque le agrada a El.

    PRUDENTES: APROVECHANDOBIEN EL TIEMPO

    Queda algo que añadir a lo ya dicho en lo querespecta al andar del creyente. La palabra "andar"contiene, como veremos, algo más de lo que ya hemosdicho. Ciertamente indica conducta o comportamiento,pero también da la idea de "avance". Andar significa"seguir adelante", y nuestro deseo es considerarbrevemente este asunto de nuestro progreso hacia elblanco.

  • 31

    Mirad, pues, con diligencia, cómo andéis; no comonecios sino como sabios, aprovechando bien el tiempoporque los días son malos. Por tanto, no seáisinsensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad delSeñor (5:15-17).

    Se observará que en los versos que acabamos decitar existe una relación entre la idea de aprovechar bienel tiempo y la diferencia entre sabiduría y necedad. "Mirad. . . con diligencia, cómo andéis ... aprovechando bien eltiempo . . no seáis insensatos". Esto es importante, porello quiero ahora referirme a dos otros pasajes en queaparecen juntos estos mismos pensamientos:

    Entonces el reino de los cielos será semejante adiez vírgenes . . . cinco de ellas eran prudentes, y cincoinsensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, notomaron consigo aceite . . . y a la medianoche se oyó unclamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entoncestodas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron suslámparas. Y las insensatas dijeron. . . Nuestras lámparasse apagan . . . Pero mientras ellas iban a comprar, vino elesposo; y las que estaban preparadas, entraron con él alas bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron tambiénlas otras vírgenes . . . (Mt. 25:1-13).

    Después miré, y he aquí el Cordero estaba en piesobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatromil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escritoen la frente . . . Estos . . . son vírgenes. Estos son los quesiguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueronredimidos de entre los hombres como primicias para Diosy para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira,

  • 32

    pues son sin mancha delante del trono de Dios (Ap. 14:1,4, 5).

    Un gran número de pasajes en las Escriturasaseguran que lo que Dios ha comenzado, eso tambiénconcluirá. Nuestro Salvador es Salvador hasta lo sumo.Ningún creyente estará a medio salvar, cuando llegue alfin, aunque con mucha razón podría decirse de algunosde nosotros ahora. Dios perfeccionará a todo hombre quetiene fe en Él. Eso lo creemos, y debemos tenerlopresente como fondo a lo que trataremos a continuación.Decimos con Pablo, "estando persuadido de esto, que elque comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionaráhasta el día de Jesucristo" (Fil. 1:6). El poder de Dios notiene límites. Él "es poderoso . . . para ... presentaros sinmancha delante de su gloria" (Judas 24, cp. 2 Ti. 1:12 ;Ef. 3:20).

    Sin embargo, al considerar el aspecto subjetivo (laaplicación de todo esto en nuestras vidas aquí y ahora,en este mundo) nos encontramos con la cuestión decuándo será esto. En Apocalipsis 14 encontramos"primicias" (v. 14) y "hora de segar" (v. 15). ¿Cuál es ladiferencia entre "hora de segar" y "primicias"?Ciertamente, no es la calidad porque la cosecha es lomismo. La diferencia sólo está en el tiempo de lamadurez. Algunas frutas llegan a la madurez antes deotras y así son "primicias".

    Mi pueblo natal en la provincia de Fukien esrenombrado por sus naranjas. Yo diría (y sin duda mesiento algo parcial) que en todo el mundo no hay otrascomo ésas. Al contemplar las colinas en los comienzosde la temporada de las naranjas, se ve todo verde. Perosi uno observa atentamente esas plantas, verá aquí y alláalgunas frutas manifestando ya su color anaranjado.

  • 33

    Presentan una hermosa vista esos botones de orosalpicando el verde obscuro de los árboles. Más tardetodas madurarán y los naranjales se teñirán de colordorado; pero, por ahora, son estas primicias las que searrancan. Son recogidas con cuidado y son éstas las queobtienen los más elevados precios en el mercado, aveces tres veces más que las otras.

    Todas alcanzarán la madurez, pero el Corderoestá buscando primicias (Ap. 14:4). Las "prudentes" de laparábola no son las que han obrado mejor, sino las quehan obrado prudentemente en las primeras horas.Observemos que las otras eran también vírgenes,insensatas por cierto, pero no falsas. Habían salido conlas prudentes a esperar al Esposo. Tenían aceite en suslámparas y éstas ardían. La diferencia está en que nohabían calculado la tardanza del Esposo, y ahora elaceite en sus lámparas se les agotaba y no teníanreservas; además, las prudentes no tenían suficientecomo para compartir.

    Algunas personas tienen dificultad en este puntocon las palabras del Señor cuando dijo a las insensatas:"No os conozco". ¿Cómo podría Él decir esto de ellas, sirepresentan Sus hijas verdaderas, "desposadas. . .comouna virgen puro a Cristo" (2 Co. 11:2). Pero hemos dereconocer el énfasis de esta enseñanza de la parábola,que ciertamente hay un privilegio servirle a Él en el futuroque Sus hijos pueden perder al no estar preparados. Diceque las cinco llegaron a la puerta y dijeron: "¡Señor,Señor, ábrenos!" ¿De qué puerta? Ciertamente no de lapuerta de salvación. Si estás perdido, no puedes llegar ala puerta del cielo y llamar. Por lo tanto, cuando el Señordice: "No os conozco", sin duda, emplea estas palabrasen un sentido limitado como en la siguiente ilustración:

  • 34

    En Shanghai, el hijo de un magistrado de policiafue arrestado por conducir imprudentemente. Fue llevadoal juzgado y pronto se dio cuenta de que su padre estabasentado en el banco del magistrado. El procedimiento deljuzgado es más o menos lo mismo por todo el mundo, yasí el joven fue preguntado: "¿Cuál es su nombre?¿Dónde vive? ¿Cuál es su ocupación?", etc. Asombrado,el joven miró a su padre y le dijo: "Pero, papá, ¿quieresdecir que no me conoces?" Dando golpe en la mesa, elpadre le respondió firmemente: "Joven, no le conozco.¿Cuál es su nombre? ¿Dónde vive?" Por supuesto, noquería decir que realmente no le conocía. En casa leconocía muy bien, pero en este lugar y en este momentono le conocía. Aunque todavía era hijo de su padre, eljoven tenía que continuar con el procedimiento deljuzgado y pagar su multa.

    Sí, en verdad todas las virgenes tenían aceite ensus lámparas. Lo que distingue a las insensatas es elhecho de que no tenían reservas en sus vasos (Mt. 25:3,4). Como verdaderos creyentes, tienen vida en Cristo y,por consiguiente, mantienen un testimonio ante loshombres; pero no es el suyo un testimonio constanteporque apenas se mantiene de un momento a otro.Tienen el Espíritu, pero no están, si así pudiera decirse:"llenos del Espíritu". En la hora de crisis se ven obligadosa salir a comprar más aceite. Al fin todas teníansuficiente: la diferencia está en que las prudentes teníanlo suficiente en la hora de necesidad, mientras que lasinsensatas, cuando al fin consiguieron el aceite,encontraron que ya era tarde para alcanzar su propósito.Es todo un asunto de tiempo, de estar prevenidos en elmomento de la necesidad, y esto es lo que el Señorbusca inculcar en los suyos cuando al fin les exhorta aser no sólo discípulos, sino discípulos alertas.

  • 35

    "No os embriaguéis de vino, en lo cual haydisolución; antes bien sed llenos del Espíritu" (5:18). EnMateo 25 el asunto no es la inicial aceptación de Cristo,ni aun la venida del Espíritu Santo sobre sus siervos paraimpartir los dones espirituales. Es asunto de tenerreserva de aceite en el vaso, de que la luz sea mantenidabrillando por todo el tiempo de espera que fuesenecesario, y por medio de aquella provisión milagrosa ycontinua del Espíritu en nuestro interior (pues aunque enla parábola encontramos lámparas y vasos, en realidadnosotros somos, a la vez, lámpara y vaso). Y así el Señortoma las medidas necesarias a fin de que conozcamosesa plenitud ahora. "Velad, pues, porque no sabéis el díani la hora" (Mt. 25:13).

    "Sed llenos" (plerousthe, en el griego) es laexpresión poco común, empleada en este pasaje conrelación al Espíritu Santo. Es un continuo y constante serllenado por el Espíritu Santo. Se refiere, no a un soloacto, sino a un estado permanente. No es una crisis,como en Pentecostés, sino la condición en que se debeencontrar el creyente constantemente. Además, no esalgo exterior, sino interior; no es asunto de donesespirituales y manifestaciones exteriores sino de lapresencia personal y actividad del Espíritu Santo ennuestros espíritus, asegurando que la luz de las lámparasarda sin menguar, aun pasada la media noche si fuesenecesario.

    Más aún, no es del todo un asunto personal.Según nos aclara el verso siguiente (5:19), es algo quecompartimos con los demás creyentes en unadependencia mutua. Porque el significado de ser "llenosdel Espíritu" si lo analizamos bien, no sólo incluye"cantando y alabando al Señor en vuestros corazones",sino "hablando entre vosotros con salmos, con himnos y

  • 36

    canciones espirituales". Para algunos sería muy fácilcantar solos, pero es distinto tener que cantar a compás yen armonía en un coro, cuarteto o aun en un dúo. Sinembargo, este mensaje de la unidad del Espíritu estábien establecido en la médula de la segunda parte deEfesios (4:3, 15, 16). El ser llenos del Espíritu tiene porfinalidad que podamos cantar unidos un nuevo canto anteel Trono (Ap. 14:3).

    Para no apartarnos de nuestro objetivo, repetiréque la necedad o la sabiduría dependen de esto: si eressabio buscarás conocer esta plenitud inmediatamente,pero si necio, lo postergarás para otra fecha. Algunossomos padres y tenemos hijos. ¡Cuánto difieren nuestroshijos en su temperamento! Uno obedece inmediatamente;otro piensa que con demorar un poco evitará lanecesidad de obedecer. Si esto es el caso y eresbastante débil para dejarle escapar, entonces el quedemora un poco es realmente el sabio porque sucede enno hacer nada. Pero si tu palabra es firme, si tu mandatono puede ser evadido y en último término ha de serobedecido, entonces más sabio es aquel que obedece enseguida.

    Tengamos plena certeza acerca de la voluntad deDios. Si las palabras de Dios pudieran descontarse,procurar escapar de sus implicaciones no sería unanecedad, pero como Dios es el Dios Inmutable, con unavoluntad invariable, sé sabio; aprovecha bien el tiempo.Asegúrate esa provisión constante de aceite en tulámpara para que seas lleno de toda la plenitud de Dios(3:19).

    La parábola no contesta todas nuestraspreguntas. ¿Cómo compraron las insensatas? Nosabemos. No nos dice en ningún lugar qué pasos másDios ha de tomar para llevar a todos Sus hijos a la

  • 37

    madurez. Eso no es cuenta nuestra. Lo que nosconcierne aquí son las primicias. Nos pide seguiradelante y no especular sobre lo que pueda ocurrir si nolo hacemos.

    Es imposible evitar alcanzar la madurez, o pagarel precio correspondiente, tratando de esquivar laresponsabilidad; pero la sabiduría está ligada a lacuestión de cuándo alcanzaremos esto. Los sabiosaprovechan bien el tiempo. Así como mi pluma estáahora cargada y en mi mano lista para ser usada, delmismo modo, cooperando con el Señor, los sabiosproveen a Dios lo que Él necesita: instrumentosadecuados para su pronto servicio.

    Miremos al apóstol Pablo. Lo vemos consumidode ardiente pasión. Él ha visto que los propósitos de Diosestán relacionados con el "cumplimiento de los tiempos"(1:10). Él es uno de aquellos que "primeramente"esperaron en Cristo descansando en una salvación queestá aún por ser revelada en cuanto a su plenitud "en lossiglos venideros" (1:12; 2:7). ¿Qué hace él en virtud detodo esto? Anda, sigue adelante. Y no sólo anda: corre."De esta manera corro, no como a la ventura" (1 Co.9:26). "Prosigo a la meta, al premio del supremollamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Fil. 3:14).

    Muchas veces, cuando veo almas entrando enconocimiento de verdades espirituales y se evidencia eladelanto en el Señor, surge en mi corazón este sentir:"¡Si sólo hubieran comprendido esto hace cinco años!"Tan corto es el tiempo aunque estemos progresando. Tangrande es la necesidad de urgencia. Porque, recordemos,no es asunto del beneficio que nosotros podríamosgranjearnos, sino de la necesidad que el Señor tiene enesta hora. Su necesidad actual es de instrumentosprontos. ¿Por qué? "Porque los días son malos" (Ef.

  • 38

    5:16). La situación del pueblo de Dios es desesperante.¡Qué podamos ver esto!

    Es posible que el Señor tenga que proceder connosotros con mucho rigor. Pablo tuvo que decir: "Soy unabortivo". Había pasado por graves crisis a fin de llegar alpunto en que se encontraba y, con todo eso, ¡proseguía!Siempre es un asunto de tiempo. Puede ser que Diostenga que hacer algo en nosotros rápidamente,comprimiéndolo en un muy breve plazo, pues sin duda,algo El tiene que hacer. Que los ojos de nuestroentendimiento sean alumbrados para conocer cuál sea laesperanza a que Él nos ha llamado y que podamosentonces andar —digamos mejor, correr— como"entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (1:18;5:17). El Señor siempre ha amado las almas arriesgadas.

    3Estad Firmes

    Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en elSeñor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda laarmadura de Dios, para que podáis estar firmes contralas asechanzas del diablo . . . para que podáis resistir enel día malo, y estar firmes. Estad pues firmes, ceñidosvuestros lomos . . . vestidos de la coraza de justicia, ycalzados los pies . . . tomad el escudo de la fe . . . y . . . elyelmo de salvación . . . y la espada ... orando . . . velando... (6:10-18).

    La experiencia cristiana tiene sus comienzos en el"sentarse" que conduce al "andar", pero no concluye conéstos. Todo creyente tiene que aprender a "estar firme".Es necesario saber "sentarnos" con Cristo en lugarescelestiales y "andar" como es digno de El en este mundo

  • 39

    terrenal, pero también es necesario saber estar firmesante el enemigo. La lucha es el tema que se nos presentaaquí en la tercera parte de la epistola a los Efesios(6:10¬20). Es lo que Pablo describe como la "luchacontra huestes espirituales de maldad".

    Hagamos un breve repaso del orden en queEfesios nos presenta estas verdades: es "sentaos . . .andad . . . estad firmes". Porque ningún creyente puedetener esperanzas de participar en este conflicto de lossiglos si antes no ha aprendido a descansar en Cristo yen lo que Él ha hecho; y luego, por el poder del Espírituobrando en su corazón, le ha seguido en una vidapráctica, santa en esta tierra. Si se muestra deficiente encualquiera de estas fases, de nada valdrá en la lucha, yaun es posible que nada sabrá de ella, porque Satanáspuede hacer caso omiso de él. Pero puede ser hechofuerte "en el Señor, y en el poder de su fuerza" alcomprender el valor de su exaltación y lo que significa sumorada en él (cp. 6:10 con 1:9 y 3:6). Con estas doslecciones bien aprendidas podremos apreciar este tercerprincipio de la vida cristiana que se nos presenta en laspalabras: "Estad firmes".

    Dios tiene un archienemigo, que tiene bajo sugobierno a millares de demonios y ángeles caídos quebuscan inundar el mundo de mal y excluir a Dios de supropio reino. Esto es lo que significa el verso 12, y es laexplicación de lo que está ocurriendo en nuestroderredor. Nosotros vemos sólo "sangre y carne"encarándonos, es decir, el conjunto de reyes ygobernantes hostiles, pecadores y hombres perversos.Pablo dice: No, nuestra lucha no es contra éstos, "sinocontra principados, contra potestades, contra losgobernadores de las tinieblas de este siglo, contrahuestes espirituales de maldad en las regiones celestes":

  • 40

    en fin, contra la astucia del diablo mismo. Hay dos tronosen guerra. Dios reclama la tierra como su dominio ySatanás procura usurpar la autoridad de Dios. La Iglesiaes llamada a desalojar a Satanás de su dominio y areconocer a Cristo como Cabeza sobre todo. ¿Quéestamos haciendo nosotros?

    Quiero ahora, tratar este asunto del conflicto,refiriéndome primero en términos generales a aquellosaspectos que afectan la vida personal, y luego en unsentido más definido a la obra que el Señor nos haencomendado. Hay muchos ataques satánicos dirigidosdirectamente contra los hijos de Dios. Es claro que nodebemos atribuir al diablo aquellas molestias que nossobrevienen por nuestra propia violación de las leyesdivinas. Ya debemos saber cómo rectificar éstas. Perohay ataques físicos contra el creyente, ataques delmaligno contra el cuerpo y la mente, necesarios de sertenidos en cuenta. Indudablemente, muy pocos denosotros no conocen algo de los ataques del enemigocontra nuestra vida espiritual, y ¿vamos a dejar deconsiderarlos?

    Nuestra posición es con el Señor en los cielos, yestamos aprendiendo a andar con Él ante el mundo, pero¿cómo vamos a conducirnos en la presencia deladversario, adversario de Dios y nuestro? La palabra deDios dice: "¡Estad firmes!" "Vestíos de toda la armadurade Dios, para que podáis estar firmes contra lasasechanzas del diablo" (6:11). En, el griego, las palabras"estad firmes contra" significan "mantener la posición", o"no ceder terreno". Esta orden divina contiene una verdadmuy preciosa. Quiere decir que el terreno en disputa es,en realidad, de Dios y, por lo tanto, también nuestro. Sino fuese así, nosotros tendríamos que conquistar el lugaren que afirmar nuestros pies.

  • 41

    Casi todas las armas nombradas en Efesios sondefensivas: aun la espada, puede ser usada tanto para ladefensiva como para la ofensiva. La diferencia entre laguerra defensiva y la ofensiva es que en la guerradefensiva ya domino el terreno y sólo procuro retenerlo,mientras que en la ofensiva no lo tengo y me esfuerzo porconquistarlo. Y en esto consiste la diferencia entre lalucha entablada por el Señor y aquella en que estamoscomprometidos nosotros. La suya era ofensiva; la nuestraes esencialmente defensiva. El Señor luchó con Satanása fin de obtener la victoria. Mediante la Cruz llevó laguerra hasta los umbrales del infierno mismo, a fin dellevar cautiva la cautividad (4:8, 9). Hoy nosotrosbatallamos solamente por mantener y consolidar lavictoria que el Señor ha ganado. Por la resurrección Diosproclamó a su Hijo vencedor sobre todo el reino de lastinieblas, y el terreno que Él conquistó nos lo ha dado anosotros. Nosotros no necesitamos luchar para obtenerlo.Sólo tenemos que luchar para conservarlo.

    Nuestra responsabilidad es de mantener y no deatacar. No es asunto de avanzar sino de permanecer:permanecer en Cristo. En la persona de Cristo, Dios yaha vencido. Nos ha dado la responsabilidad de manteneren alto esa victoria. En Cristo la derrota del enemigo esun hecho consumado y ahora la Iglesia está para hacerevidente esta victoria sobre él. Satanás es el que tieneque contraatacar a fin de desalojarnos del terrenoconquistado por Cristo. Nuestra parte no es la deangustiarnos para poseer un terreno ya nuestro. EnCristo somos vencedores: y no sólo eso, sino "más quevencedores" (Ro. 8:37). Por consiguiente, en Él "estamosfirmes". No luchamos por ganar la victoria; luchamos enbase a la victoria ya ganada. Nuestra lucha no tiene porfin ganar sino que luchamos porque Cristo ya ha

  • 42

    triunfado. Vencedores son los que descansan en lavictoria que Dios ya les ha dado.

    Cuando luchas para obtener la victoria, hasperdido la batalla en su principio. Supongamos queSatanás te ataca en el hogar o en el negocio y crea unasituación que te es imposible solucionar. ¿Qué haces?Instintivamente te preparas para una gran batalla y luegoruegas a Dios que te dé la victoria. Si así haces,seguramente la derrota vendrá, porque ya cediste elterreno que te pertenece. Tu derrota como creyentecomienza en el momento que sientes que tú tienes quevencer. Cuando dices: "Espero poder vencer", ya pordecir esto, estás cediendo al enemigo el terreno que estuyo en Cristo. ¿Qué debemos hacer cuando él ataca?Sencillamente alzar los ojos y alabar al Señor: "Señor, meencuentro frente a una situación que me es imposibleremediar. Tu enemigo la ha provocado a fin de producirmi caída, pero te alabo que Tu victoria es completa yabarca esta situación mía también. Gracias te doy porqueya tengo en Ti la victoria sobre este asunto."

    Sólo los que saben "sentarse" y descansar en Élpueden también "estar firmes". Nuestro poder para estarfirmes, así como para andar, está en saber descansar enCristo. La fuerza del creyente para andar y para guerrear,proviene de la posición que ocupa allí. Si no ha sabidosentarse ante Dios, tampoco sabrá estar firme ante elenemigo.

    El objetivo principal de Satanás no es el dehacernos pecar, sino de quitarnos de nuestra posición, elperfecto triunfo en el Señor, para hacer posible y fácilnuestra caída. Por vía de la cabeza o del corazón, delintelecto o de los sentimientos, asalta nuestro reposo enCristo o nuestro andar en el Espíritu. Pero para cadapunto de ataque tenemos armas defensivas: el yelmo o la

  • 43

    coraza, el cinto o el calzado, y para completarlo todo, elescudo de la fe para apagar los dardos de fuego. La feproclama: Cristo está ensalzado. La fe proclama: Porgracia somos salvos. La fe proclama: Tenemos accesopor medio de El. La fe proclama: Cristo mora en nosotrospor su Espíritu (ver 1:20; 2:8; 3:12, 17).

    Por ser suya la victoria, es también nuestra. Si noslimitáramos sólo a mantener el estado de victoria y noprocuráramos ganarla, pronto veríamos al enemigo enfuga. No debemos pedir al Señor que nos capacite anosotros para vencer al enemigo, ni aun mirarle paraganar la victoria, sino alabarle porque ya lo ha hecho; Eles Vencedor. Es en realidad un asunto de fe en Él. Sicreyéramos al Señor, no pediríamos tanto sino que lealabaríamos más. Cuanto más sencilla y esclarecida la feen El, menos oraremos en semejantes situaciones y másalabanzas le daremos.

    Repitámoslo: en Cristo somos ya vencedores.Siendo esto así, es evidente que orar pidiendo la victoria(salvo que esta oración sea la de alabanza) significará enla práctica, facilitar la derrota, por cuanto abandonamosnuestra posición elemental y básica. Permítemepreguntarte: "¿Ha sido tu experiencia la derrota? ¿Te hasencontrado anhelando el día en que serás losuficientemente fuerte como para vencer?" Entonces mioración por ti no puede ir más lejos que la del apóstolPablo por sus lectores de Éfeso. Que Dios pueda abrirtus ojos de nuevo a fin de que te veas sentado con Cristo,el cual ha sido colocado "sobre todo principado yautoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que senombra" (1:20, 21). Es probable que las dificultades quete apremian no cambien; el león seguirá rugiendo contanta furia como antes; pero no es necesario anhelar

  • 44

    ansiosamente la victoria. En Cristo ya eres vencedor enel campo de batalla.

    EN SU NOMBRE

    Pero aquí no termina el asunto. Efesios 6 abarcamucho más que el aspecto personal del conflicto. Tieneque ver también con la obra que Dios nos haencomendado: la proclamación del misterio delEvangelio, del cual Pablo ya ha dicho mucho (3:1¬13).Para esto nos proporciona dos armas: la espada de laPalabra y su compañero, la oración.

    Tomad . . . la espada del Espíritu, que es lapalabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oracióny súplica en el Espíritu, y velando en ello con todaperseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, afin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dara conocer con denuedo el misterio del evangelio, por elcual soy embajador en cadenas; que con denuedo hablede él, como debo hablar (6:17-20).

    Quiero decir algo más acerca de esta lucha en surelación con la obra que Dios nos ha encomendado,porque aquí es donde podríamos tropezar con algunadificultad. Es cierto, por una parte, que el SeñorJesucristo está sentado "sobre todo principado yautoridad" y que todas las cosas fueron sometidas "bajosus pies" (1:21, 22). Es a la luz de esta victoria yacompletada que tenemos que dar "siempre gracias portodo . . . en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo"(5:20). Sin embargo, tenemos que admitir que todavía novemos todas las cosas sujetas a Él. Existen todavía,como Pablo lo dice, huestes espirituales de maldad,

  • 45

    fuerzas sombrías, poderes inicuos ocultos detrás de losgobernadores del mundo, que ocupan territorio que porderecho es de Cristo. ¿Hasta qué punto podemos decirque ésta es una guerra defensiva? No queremos que senos considere presuntuosos. Entonces ¿cuándo, y bajoqué circunstancias, tenemos derecho de ocupar y reteneren nombre del Señor un territorio que aparentemente esdel enemigo?

    Tomemos "la espada del Espíritu, que es lapalabra de Dios" para ayudarnos en esto. ¿Qué nos diceacerca de la oración y de actuar en su Nombre?Consideremos, en primer lugar, los dos siguientespasajes:

    De cierto os digo que todo lo que atéis sen latierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en latierra será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que sidos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra decualquiera cosa que pidieren, les será hecho ... Porquedonde están dos o tres congregados en mi nombre, allíestoy ... (Mt. 18:18-20).

    De cierto, de cierto os digo, que todo cuantopidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahoranada habéis pedido en mi nombre: pedid, y recibiréis,para que vuestro gozo sea cumplido . . . En aquel díapediréis en mi nombre (Jn. 16:23, 24, 26).

    Nadie puede ser salvo sin conocer el Nombre deJesucristo, y nadie puede ser usado eficazmente por Diossi no conoce la autoridad de ese Nombre. El apóstolPablo aclara que el "Nombre" a que el Señor se refiere enlos pasajes de referencia no es tan sólo el Nombre por elcual fue conocido mientras habitó entre los hombres.Ciertamente, es el mismo Nombre que tuvo en días de Su

  • 46

    humanidad, pero es ese mismo Nombre ya investido deltítulo y la autoridad que Dios le ha dado después dehaber sido obediente hasta la muerte (Fil. 2:6-10). Es elNombre de Su exaltación y gloria, el resultado de Sussufrimientos; y es en ese "Nombre que es sobre todonombre" que hoy nos reunimos y elevamos nuestraspeticiones ante Dios.

    Esta distinción la hace no sólo Pablo, sino elmismo Señor en el segundo de los pasajes citados:"Hasta ahora nada habéis pedido. . .En aquel díapediréis" (Jn. 16:24, 26). Para los discípulos "aquel día"sería muy diferente del "ahora" del verso 22. Había algoque "entonces" no tenían, y que "cuando" lo recibieran, lousarían. Ese algo es la autoridad que acompaña a suNombre.

    Es necesario que nuestros ojos sean abiertos yveamos el cambio importante efectuado por la ascensión.Es verdad que el nombre "Jesús" establece la identidaddel que está sentado en el trono, con el Carpintero deNazaret; pero más que eso. Encierra ahora el poder y eldominio que Dios le ha dado, un poder y dominio queexigirá se doble toda rodilla, de los que están en loscielos, y de los que están sobre la tierra y aun debajo dela tierra. Los mismos jefes judíos reconocieron que unnuevo nombre podría tener este significado cuandopreguntaron a los discípulos acerca de la sanidad dellisiado. "¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéishecho vosotros esto?" (Hch. 4:7).

    Hoy ese Nombre nos dice que Dios ha entregadotoda autoridad a su Hijo, de modo que en el Nombremismo hay poder. Pero debemos notar también, que enlas Escrituras, la expresión "en el Nombre" se repite,haciéndonos ver el uso que hicieron los apóstoles de eseNombre. El caso no es simplemente que Él tiene ese

  • 47

    Nombre, sino que tenemos que hacer uso de él. Tresveces en su última plática el Señor repite las palabras:pedid "en mi Nombre" (Jn. 14:13, 14; 15:16; 16:23-26). Élha depositado en nuestras manos esa autoridad para quehagamos uso de ella. No sólo es Suyo, sino que es "dadoa los hombres" (Hch. 4:12). Si no conocemos nuestraparte en esto, perderemos mucho.

    El poder de su nombre opera en tres sentidos. Ennuestra predicación es eficaz para la salvación de loshombres en la remisión de sus pecados (Hch. 4:10-12),en su limpieza, justificación y santificación para con Dios(Lc. 24:47; Hch. 10:43; 1 Co. 6:11). En nuestra lucha, espoderoso contra las fuerzas satánicas para atarlas ysujetarlas (Mr. 16:17; Lc. 10:17-19; Hch. 16:18). Y, comoya hemos visto, es eficaz ante Dios, porque en dosocasiones se nos dice: "Todo lo que pidiereis - • •", y dosveces: "Si algo pidiereis . . ." (Jn. 14:13, 14; 15:16; 16:23).Frente a semejantes expresiones, bien podemos decircon toda solemnidad: "Señor, ¡tu coraje es grande paracomprometerte así!" Ciertamente es un hecho muynotable que Dios se comprometa así con sus siervos.

    Miremos ligeramente tres incidentes en el libro delos Hechos de los Apóstoles que sirven para ilustraralgo,más este punto:

    Pedro dijo . . . En el nombre de Jesucristo,levántate y anda (Hch. 3:6).

    Pablo se volvió y dijo al espíritu: Te mando en elnombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en lamisma hora (Hch. 16:18).

    Pero algunos . . . exorcistas ambulantes,intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los

  • 48

    que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro porJesús, el que predica Pablo . . . y respondiendo el espíritumalo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; perovosotros ¿quiénes sois? (Hch. 19:13, 15).

    Observemos, en primer lugar, el caso de Pedro yel lisiado a la puerta del templo. Pedro no se arrodillaprimeramente a fin de conocer la voluntad del Señor enoración. Inmediatamente dice: "¡Anda!" Usa el Nombrecomo si fuera para uso suyo, y no como algo distante enlos cielos. Con Pablo en Filipos tenemos la misma cosa.Él percibe en su espíritu que la actividad satánica ya seha extralimitado. No se nos dice que se detiene y ora. No,su andar con el Señor es tan real, y por ser así él puede,como custodia del Nombre, actuar como si el poder fuesesuyo. Él da la orden, y el espíritu huye "en la mismahora".

    ¿Qué pues es esto? Es un ejemplo de lo que yodescribiría como la "obligación" en que Dios se pone paracon el hombre. Dios se ha comprometido a obrar pormedio de sus siervos en la medida en que ellos obren "enel Nombre". Y ellos, ¿qué hacen? De por sí, nada. Selimitan sencillamente a usar el Nombre. De igual manera,es evidente que ningún otro nombre, sea el suyo o el dealgún otro apóstol, tendría el mismo efecto. Todo lo quesucede es resultado del impacto del Nombre del SeñorJesucristo sobre la situación reinante, y los suyos estánautorizados para usar ese Nombre.

    Dios mira a su Hijo en la gloria, no a nosotros aquísobre la tierra. Nos ha hecho sentar con Él allá, y es poresta razón que pueden sernos confiados aquí su Nombrey su autoridad. Una sencilla ilustración contribuirá aaclarar esto. Hace ya tiempo, un colega amigo mandópedir de mí una suma de dinero. Leí la carta y preparé el

  • 49

    importe solicitado y lo entregué al mensajero. ¿Hice bien?Es claro que sí. La carta llevaba la firma de mi amigo, yeso me basta. ¿Tendría que haber preguntado almensajero su nombre, edad y ocupación, y pueblo deorigen, y luego haberle despachado, insatisfecho de loque él era? De ninguna manera. Había venido en nombrede mi amigo, y yo honré ese nombre.

    El Compromiso Divino

    Es grande lo que Dios ha hecho al comprometerseasí con su Iglesia. Al hacer esto Él ha confiado a sussiervos el más grande de todos los poderes, el poder deAquél cuyo dominio se extiende sobre "todo nombre quese nombra, no sólo en este siglo, sino también en elveridero" (1:21). Cristo Jesús está ahora ensalzado en loscielos, y toda su obra de salvar hombres, hablar a suscorazones, y obrar en su favor los milagros de su gracia,la hace por medio de sus siervos, los cuales actúan en suNombre. Así, pues, la obra de la Iglesia es su obra. Enverdad, el Nombre de Jesucristo es el mayor legado queDios ha hecho a su Iglesia, porque donde en verdad seobra en base a ese compromiso, El mismo se haceresponsable por lo que se hace en su Nombre. Y eldeseo de Dios es de confiarse así de su Iglesia, porcuanto no se ha permitido emplear ningún otro mediopara completar su obra.

    Ninguna obra puede ser llamada obra de Dios, siDios no está comprometido en ella. Lo que vale es laautorización para hacer uso de su Nombre. Tenemos queestar en condiciones de poder levantarnos y hablar en suNombre. Si no, nuestra obra carecerá del impactoespiritual indispensable. Debo, sin embargo, decir que noes esto algo que pueda hacerse a última hora. Es el fruto

  • 50

    de la obediencia a Dios y de una estatura espiritual yaalcanzada y mantenida. Es algo que ya debemos tener siha de ser asequible para la hora de necesidad.

    "A Jesús conozco, y sé quién es Pablo." ¡Graciasa Dios por esta última expresión! Los espíritus malosreconocen al Hijo; la evidencia de esto abunda en losEvangelios. Pero hay también aquellos que viven en talunión con el Hijo, que también cuentan ante las huestesinfernales. El asunto ahora es: ¿podrá Dios confiarse a tide esta misma manera?

    Otra pequeña ilustración. Si alguien ha de haceralgo "en mi nombre", quiere decir que doy mi nombre aesa persona para que lo use dentro de ciertascondiciones, dispuesto a responsabilizarme por lo queésta haga en mi nombre. Podría ser, por ejemplo, que leconfiara mi libro de cheques, con autoridad para retirardinero en mi nombre. Si soy pobre, y no tengo fondos enel banco, mi nombre carece de significación. ¡Cuándistinto es con el Señor! ¡Cuán poderoso y rico es suNombre! ¡Cuán valioso le es su Nombre! Entonces, si Éltiene que llevar la responsabilidad de todo lo que ocurre,necesita ejercer sumo cuidado sobre la manera en que suNombre es usado. De nuevo pregunto: ¿Puede Diosconfiar sus riquezas, su "libro de cheques", su "firma", ati? Esto debe ser resuelto primeramente. Luego podrásusar su Nombre libremente. Sólo entonces "todo lo queatéis en la tierra será ligado en los cielos". Entonces, porhaberse Él confiado a ti, podrás andar como unverdadero representante suyo en el mundo. Ese es elfruto de la unión con el Señor.

    ¿Es nuestra unión con el Señor tal que Él secomprometerá a participar en lo que estamos haciendo?Parecería, a veces, ser muy riesgoso para nosotros,aventuramos teniendo como garantía sólo las promesas

  • 51

    de Dios. El asunto es: ¿Nos apoyará Dios? ¿Podráayudamos?

    Quiero delinear brevemente cuatro puntosfundamentales con respecto a la obra a que Dios podríacomprometerse. Lo primero que necesitamos es unaclara revelación a nuestros corazones del eternopropósito de Dios. Sin esto no podremos avanzar. Si yotrabajo en una construcción, aunque sea como obreroraso, tengo que saber qué es lo que se va a edificar; si hade ser casita, o un galpón, o un palacio. Tengo que ver elplano, de otra manera no puedo ser un obrero inteligente.Para muchos la salvación de almas es la obra primordialde Dios, pero esto nunca puede ser una actividad aislada.Tiene que ser integrada al plan total, porque no es, al finde cuentas, sino el medio para lograr el fin. El fin uobjetivo de Dios es la preeminencia de su Hijo, y elevangelismo tiene por fin salvar a los hijos entre loscuales Él ha de ser preeminente.

    En el tiempo de Pablo cada creyente tenía unafunción relacionada íntimamente con el eterno propósitode Dios (véase especialmente 4:11-16). Eso no deberíaser menos cierto hoy. Los ojos de Dios se vuelven haciael reino venidero. Lo que hoy conocemos comocristianismo pronto tendrá que ceder lugar a otra cosa: elgobierno soberano de Cristo. Pero, como sucedió con elreino de Salomón, también ahora hay un período previode guerra espiritual, representado por el reinado deDavid. Dios está buscando a los que cooperarán con Elhoy en esa guerra preparatoria.

    Es un asunto de afinidad de propósitos; de mispropósitos con los eternos propósitos de Dios. Toda obracristiana que no esté identificada así, es fragmentaria ydisyuntiva, y al fin no llega a nada. Debemos buscar deDios una revelación expresa a nuestro corazón por su

  • 52

    Espíritu Santo a fin de entender cuál sea "el designio desu voluntad" (ver 1:9-12), y luego preguntamos si nuestraobra está relacionada con ella. Una vez resuelto estepunto, los detalles acerca de la dirección cotidiana sesolucionarán a sí mismos.

    En segundo lugar, toda obra efectiva que logra lospropósitos de Dios, tiene que ser concebida por Dios. Sinosotros planeamos una obra y luego pedimos a Dios subendición, no podemos esperar que Dios se comprometaa Sí mismo en ella. El Nombre de Dios nunca puede serun simple sello que autorice la obra concebida pornosotros. Es cierto que puede haber bendición sobre loque hacemos, pero será parcial y no completa. Nopodremos decir que fue hecho "en su Nombre", sinodesgraciadamente, ¡en nuestro nombre!

    "No puede el Hijo hacer nada de Sí mismo". Concuánta frecuencia leemos en los Hechos de lasprohibiciones del Espíritu Santo. Leemos en el capítulo16 cómo a Pablo y a sus acompanantes "les fue prohibidopor el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia", y cómoen otra oportunidad "el Espíritu no les dejó". Sin embargo,éste es el libro de los hechos del Espíritu Santo, no desus "inactividades". Muchas veces creemos que lo queimporta es el "hacer". Debemos aprender a "no hacer", ya permanecer quietos ante El. Debemos aprender que siDios no se mueve, no debemos atrevemos a hacerlonosotros. Cuando hayamos aprendido esto,confiadamente nos podrá enviar a predicar en suNombre.

    Por lo tanto, me es necesario conocer la voluntadde Dios acerca de la obra que me corresponde, y deboemprenderla basado solamente en ese conocimiento. Elprincipio que ha de regir al creyente en su labor es: "En elprincipio Dios . . ."

  • 53

    En tercer lugar, toda obra, para ser eficaz y podercontinuar, tiene que depender de la potencia de Diosexclusivamente. ¿Qué significa poder? A menudousamos esta expresión demasiado superficialmente.Decimos de alguno que es "un poderoso orador", pero esnecesario preguntarnos qué poder está