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1 Revista Científica año I No. 1 2015 ISSN:2413-869X INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSA GENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ (INSUDE)

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Revista Científica año I • No. 1 • 2015

ISSN:2413-869X

INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSA GENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

(INSUDE)

SEGURIDADCIENCIA &DEFENSA

SEGURIDADCIENCIA&DEFENSA

DEFINIENDO LA “SEGURIDAD”

INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSA GENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

(INSUDE)

Santo Domingo, Distrito Nacional,República Dominicana

año I, No. 1, 2015

MINISTERIO DE DEFENSA

CONSEJO DE ASESORES

Máximo William Muñoz Delgado Ministro de Defensa,República Dominicana.

Edwin R. Dominici RosarioViceministro de Defensa para Asuntos Navales y CosteroEncargado de Asuntos Educativos de las Fuerzas Armadas,República Dominicana.

Valerio Antonio García Reyes Rector del Instituto Superior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Díez (INSUDE), República Dominicana.

Manuel Salvador Nadal Rosa Vicerrector Administrativo del INSUDE, República Dominicana.

Neltón Baralt Blanco Vicerrector Académico del INSUDE, República Dominicana.

Ana Esther Espinal Echavarría Vicerrectora de Investigación, Extensión y Educación Continua del INSUDE, República Dominicana.

Miguel Ángel Ballesteros MartínDirector del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) de España.

COMITÉ EDITORIAL

Juan Fabrizio TirryEncargado Departamento de Investigación, del INSUDE, Editor, República Dominicana.

Ana Marina Méndez GómezEncargada del Sistema Integral de Bibliotecas de las Fuerzas Armadas del INSUDE, Cuidado de Edición, República Dominicana.

Mary GautreauxDiseño y Diagramación del INSUDE, República Dominicana.

Tomás Castro BurdiezCorrector de Estilo del INSUDE, República Dominicana.

Ivellisse Cornielle de MendozaTraductora del INSUDE, República Dominicana.

SOPORTE TÉCNICOCharina Altagracia Mercedes, Encargada de Tecnología Educativa del INSUDE, República Dominicana.

COMITÉ CIENTÍFICO EVALUADOR

Dra. Alejandra LirianoMinisterio de Relaciones Exteriores, República Dominicana.

Licda. Ceinett SánchezUNICARIBE, República Dominicana.

Coronel Santiago Almonte Batista, FARDRepública Dominicana.

Lic. Eduardo Klinger PevidaAcademia de Ciencias, República Dominicana.

Lic. Rafael Antonio Quezada Pérez, EGAEERepública Dominicana.

Lic. Melvin PérezInvestigador Externo, República Dominicana

Dr. Ricardo NievesInvestigador Externo, República Dominicana.

Lic. Daniel Pou SuazoInvestigador Externo, República Dominicana.

Capitán de Navío Félix Quintín Ferreras Méndez, ARD, República Dominicana.

Licda. María Yolanda Fraga Fernández, Investigador Externo, España.

General de Brigada (GNBV) Oscar Cortes Silva,Investigador Externo, República Bolivariana de Venezuela.

Declaración de privacidadLos nombres y las direcciones de correo electrónico introducidos en esta revista se usarán exclusivamente para los fines establecidos en ella y no se proporcionarán a terceros o para su uso con otros fines.

Las opiniones y datos consignados en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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CONTENIDO

Presentación ................................................................................................. 08Editorial ........................................................................................................ 08

SECCIÓN Nº 1:Enfocando la Seguridad Nacional:

Seguridad y defensa desde las perspectivas dominicanas General de Brigada Luis De León Rodríguez, ERD y Dra. Alejandra Liriano ........................................................................................................... 09

El insospechado conflicto entre la seguridad y la Defensa: Un análisis conceptual Miguel Sang Ben, MA. ................................................................................ 28

La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad Coronel Piloto, Santiago Almonte Batista, FARD, MA .......................... 40

Reflexiones sobre la seguridad y la defensa nacional: Un derecho ciudadano y un bien público que es responsabilidad de todos los dominicanosCarolina Ramírez Herrera, MA. ................................................................ 47

SECCIÓN Nº 2:Visión de la Seguridad Internacional:

América Latina: Desafíos para la integración en seguridad y defensa Daniela Briones Riveros ............................................................................. 55

Consideraciones sobre la ciberamenaza a la seguridad nacional Alejandro Amigo Tossi, M.A. .................................................................... 70

Desafíos actuales a la seguridad caribeñaEduardo Klinger Pevida .............................................................................. 83

El poder blando: ¿Una alternativa a la fuerza militar?Dr. Manuel Ricardo Torres Soriano ........................................................ 100

Importancia de América del Sur en la nueva ruta de la Seda de Beijing Iván Ernesto Gatón, M.A .......................................................................... 114

La seguridad y defensa nacional y desarrollo en el contexto internacional Coronel Rafael David Sánchez Gómez, ERD, M.A ............................... 127

La nueva dimensión de la seguridad internacional y hemisférica Mayor de Carabineros (J) Daniel Soto Muñoz, M.A ............................ 135

Seguridad multidimensional: Enfrentando nuevas amenazasAdam Blackwell, MBA ............................................................................. 153

Seguridad hemisférica en América Latina: Alcances y proposiciones John Griffiths Spielman, Ph.D. ................................................................. 159

Normas para autores ................................................................................. 179

La Revista Científica Seguridad, Ciencia & Defensa, es el órgano de divulgación científica y de publicación anual del Instituto Su-perior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Diez” (INSU-DE), como Instituto Especializado de la Educación Superior Mili-tar. Coordinada por la Vicerrectoría de Investigación, Extensión y Educación Continua y publicada por el departamento de investiga-ción del INSUDE.

Inscribe su quehacer en la naturaleza y misión de la institución al desarrollar las estructuras y procesos académicos necesarios para garantizar la educación superior en la carrera militar. Y ser así, una institución dirigida a promover y difundir la investigación cientí-fica, cuyos resultados responden a las necesidades de las Fuerzas Armadas dominicanas en el ámbito de la seguridad y defensa na-cional.

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PRESENTACIÓN:En mi calidad de Rector del Instituto Superior de la Defensa, “General Juan Pablo Duarte y Díez” (INSUDE), presento a la comunidad académi-ca vinculada al área de la seguridad y defensa, así como a los cientistas dedicados a las ciencias aplicadas, la Revista Científica: “Seguridad, Cien-cia & Defensa”.

Esta Revista, que nace en el año 2015, ha sido fruto del trabajo de un equipo de alto nivel académico, asesores, investigadores y colaboradores del INSUDE, que con grandes esfuerzos lograron desarrollar este impor-tante órgano de comunicación.

Sea esta la oportunidad para iniciar un proceso de consolidación de las relaciones entre la comunidad científica y la militar, un vínculo que se evidencia a través de las ciencias militares, navales y aeronáuticas, así como su aplicación en el campo de la estrategia y la operatividad de las fuerzas en un mundo de constantes cambios geopolíticos.

Este primer número es un intento de delimitar la seguridad y defensa en su campo más amplio, definiendo conceptos, verificando corrientes de pensamiento y analizando situaciones en el orden local e internacional.

Nuestra aspiración es convertir este instrumento en un espacio de análisis que motive a quienes lean cada uno de los artículos, a introducirse en el debate complejo de este mundo de la seguridad.

Las circunstancias demandan la construcción de una nueva cultura de seguridad y defensa, señalada como una de la más significativas funciones estatales; ante este escenario, la Revista Científica: Seguridad Ciencia & Defensa, llega en un momento propicio, apelando al lema del INSUDE: Desarrollando las capacidades militares y civiles de la defensa nacional.

¡Enhorabuena!

EDITORIAL:Para el Instituto Superior de la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Díez” (IN-SUDE), del Ministerio de Defensa, es motivo de gran satisfacción presentar a la comunidad académica nacional e internacional y a las diferentes entidades y gre-mios del sector público y privado, nuestra Revista Científica Seguridad, Ciencia & Defensa”, publicación interdisciplinaria que propicia la reflexión y la construc-ción de conocimiento, promoviendo estudios académicos y científicos relaciona-dos con la seguridad y defensa nacional.

Este órgano de reflexión pretende ser un espacio de difusión anual que abor-de temas conexos a la seguridad como: terrorismo, fuerzas militares, seguridad ciudadana, ciencias militares, ciencias navales, ciencias aeronáuticas, geopolítica, diplomacia de la defensa.

Esperamos que por este medio de comunicación, podamos participar en la ge-neración de la cultura en materia de seguridad, ciencia y defensa, a través de la divulgación de trabajos de investigación respecto al tema y facilitar espacios que fortalezcan los vínculos de las instituciones de educación superior.

En estas instituciones es donde se analizan, diagnostican y proponen soluciones a los múltiples y complejos problemas del sector de la seguridad y defensa na-cional, sirviendo de vehículo en la divulgación de sus trabajos de investigación.

Es de destacar que este primera publicación, ha sido diseñada para hacer una compilación de los distintos trabajos que han escrito prestigiosos investigadores, tanto nacionales como internacionales sobre aspectos relativos a la seguridad.

La publicación de estos trabajos, está motivada por la divulgación de los concep-tos de seguridad, seguridad nacional y seguridad internacional, para lo cual la hemos denominado: “Definiendo la seguridad”.

En cuanto al segundo número, se tiene previsto que su compilación estará di-señada para los temas relativos a la ciencia y en ese sentido, la denominaremos: “Ciencia aplicada a la seguridad y defensa” y en ese mismo tenor, el tercer número estará vinculado a la defensa y los temas objeto de ponencia de este ámbito, se denominará: “Perspectiva de la defensa”.

La Editora del Instituto Superior de la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Diez” (INSUDE), expresa su sincero agradecimiento a las personalidades (na-cionales e internacionales), por los aportes investigativos que nos suministraron, atendiendo la invitación para participar con sus escritos en nuestra publicación; su colaboración a esta iniciativa ha permitido que el producto aquí entregado a los lectores, sea de un gran valor y contenido literario, convirtiéndose en un refe-rente valioso de consulta para investigadores, docentes y estudiantes.

Finalmente, es de suma importancia resaltar que la Revista Científica “Seguridad, Ciencia & Defensa”, es una publicación de distribución gratuita, física y electró-nica, abierta a la participación de todos aquellos interesados en el ámbito de la seguridad y defensa nacional, por lo que deseamos invitar cordialmente a todos los lectores, a participar en este gran proyecto con sus aportaciones y sugerencias.

El Editor

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General de Brigada Luis Francisco de León Rodríguez, ERD. Maestría en Defensa y Seguridad Nacional Ins-tituto Superior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Diez”, 2005. 2. Máster Internacional en Ges-tión Universitaria Universidad de Alcalá, 2011-2012. 3. Licenciatura en Derecho. Universidad Eugenio María de Hostos, 1997. Cargos Desempeñados: Di-rector de la Escuela de Graduados de Altos Estudios Estratégicos (EGAEE) del Instituto Superior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Diez”.

Dra. Alejandra Victoria Liriano De la Cruz. Doctorado en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional Autónoma de México, D.F. 1990-1993. Maestría en Política de África Subsahariana, El Colegio de Mé-xico. Licenciatura en Ciencias Políticas, Mención en Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Egresada del Curso sobre Estra-tegias y Administración de Recursos para la Defensa y la Seguridad. Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa y la Seguridad. Universidad Nacional de la Defensa. Washington, D.C, Estados Unidos de Amé-rica. Vicecanciller del Ministerio de Relaciones Exte-riores, desde 2004 en República Dominicana.

Seguridad y defensa,desde la perspectiva dominicana

SECURITY AND DEFENSE, DOMINICAN PERSPECTIVE

SECCIÓN No. 1: Enfocada en la seguridad nacional

General de BrigadaLuis De León Rodríguez, ERD

Dra. Alejandra Liriano

Recibido: 03 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

El abordaje de los temas relativos a la Seguridad y la Defensa como políticas públicas, enfrenta el reto de alcanzar algunos niveles de “homogeneidad” con-ceptual que permita a los actores estatales y no estatales involucrados un acerca-miento a fenómenos como los de seguridad y defensa, cambiantes, complejos y elusivos. Sin embargo, en un contexto internacional como el presente constituye una necesidad imperiosa lograr consensos mínimos en torno a dichos conceptos si queremos fortalecer la seguridad cooperativa y la participación concertada para enfrentar las múltiples amenazas que afectan la región.

Palabras claves:

Seguridad, seguridad nacional, defensa nacional, planificación nacional.

ABSTRACT

Addressing the issues related to security and defense and public policies, faces the challenge of achieving some level of conceptual “homogeneity” that allows state and non-state actors involved an approach to phenomena such as security and defense, changing , complex and elusive. However, in an international con-text as this is an urgent need to achieve minimum consensus on these concepts if we want to strengthen cooperative security and the concerted engagement to address multiple threats to the region.

Keywords:

Security, national security, national defense, national planning.

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Introducción Durante el proceso de establecer los insumos para la elaboración de la Estrategia Nacional de Desarrollo, el tema de la seguridad y defensa nacional fue enfocado como uno de los asuntos particulares de las relaciones internacionales, partiendo del criterio de que las amenazas a la seguridad de una nación están constituidas por sus potenciales enemigos naturales, o sea, otros estados. En ese sentido, establecieron que el riesgo de la guerra entre naciones ha sido siempre el principal desafío al sistema de relaciones entre estados. Es además, el principal peligro para todo sistema de seguridad nacional, en el entendido de que las guerras son procesos destructivos que afectan los recursos físicos y humanos. Es de considerar que todo proceso bélico genera un alto costo para las naciones. Razones por las que se justifica el esfuerzo invertido en la formulación de un derecho internacional, en la constitución de cortes internacionales, asociaciones entre naciones, organismos internacionales que se acogen a principios fundamentales de convivencia y respeto de las soberanías de los estados, así como los acuerdos y alianzas militares. Estos elementos constituyen factores de prevención de los conflictos entre naciones, y su legitimidad radica en su eficacia para conservar la paz, a fin de posibilitar el desarrollo y el crecimiento.

La seguridad es la condición para ejercer los derechos que consigna la Cons-titución y demás leyes adjetivas, y engloba los diversos aspectos de la reali-dad nacional, por ser un concepto multidimensional. Es una garantía para el desarrollo en la medida que genera condiciones apropiadas para la inversión productiva y la generación de empleo. En consecuencia, es responsabilidad del Estado y genera corresponsabilidad, participación y apropiación pública al in-terior de la sociedad en la defensa y mantenimiento de la seguridad común.

El esquema de seguridad y un sistema articulado de defensa nacional, se com-plementan ineludiblemente. Mientras la seguridad se percibe como una con-dición, la defensa se define como un conjunto de acciones y capacidades para garantizar la integridad territorial, la soberanía y la independencia del país.

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1. Seguridad y Defensa

1.1 LA SEGURIDAD

La seguridad ya no puede plantearse en términos exclu-sivamente nacionales, sino desde una óptica regional e internacional. Muchas de las manifestaciones violentas que apreciamos en el mundo contemporáneo no respetan fronteras ni identidades nacionales, por lo que han de ser combatidos a partir de la cooperación entre estados o me-diante la creación de organismos regionales o internacio-nales. No hay una taxonomía única, sino un conjunto de clasificaciones que buscan comprender el problema.

Una de las clasificaciones, bastante generalizada es pensar en un concepto restringido y uno ampliado de la seguri-dad. El concepto restringido se centra en los problemas estratégicos internacionales de carácter político-militar, que limita la agenda a la integridad territorial y la sobe-ranía política y que se sostiene sobre el armamentismo, las doctrinas de confrontación y sobre percepción de las amenazas territoriales en su sentido más amplio. El con-cepto ampliado está centrado en las condiciones políticas, económicas, sociales, culturales y ambientales necesarias para garantizar el bienestar de las personas y la sociedad.

El Informe de Desarrollo Humano de 1994 realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue certero en identificar las “Nuevas Dimensio-nes de la Seguridad Humana”. Lo hace en un momento de cambios paradigmáticos en el sistema internacional, de rupturas de modelos de desarrollo, de incursión de nuevos actores con una multiplicidad de motivaciones (políticas, ideológicas, religiosas, económicas, sociales, tecnológicas y culturales) a nivel nacional, regional e internacional, (Vi-

llanueva, 2000) y de la irrupción a gran escala de amenazas no tradicionales a la seguridad global.

Desde el punto de vista hemisférico, la Declaración de Bridgetown emitida por la XXXII Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Barbados en junio 2002, recoge la centralidad de la seguridad hu-mana como eje articulador de las acciones que en materia de seguridad deberán encaminar los países de la región. Esta Declaración reconoce que la seguridad por la natu-raleza diversa de la naciones latinoamericanas y caribeñas es multidimensional y no única ni unitaria, y trasciende el ámbito de lo estrictamente militar para proyectarse tam-bién en aspectos políticos, económicos y sociales como la seguridad humana, la salud pública, el combate a la po-breza extrema y la desigualdad, el crimen transnacional organizado y la preservación del entorno ecológico”. (An-teproyecto preliminar de Declaración de la Conferencia Especial sobre Seguridad. Versión del 24 de marzo 2003).

En tanto multidimensional la seguridad humana demanda de un conjunto viable y coherente de respuestas, de prio-ridades para la acción, que sólo podrían tener efectividad si son asumidas multilateralmente. Es en los espacios mul-tilaterales donde se construyen políticas efectivamente cooperativas. La confianza posibilita paso a paso estable-cer metas que puedan ser alcanzadas conjuntamente. Sin multilateralismo prima la fuerza, se reducen las oportuni-dades de cooperación y aumentan los costos en seguridad humana y en violación a los derechos humanos.

Intentado profundizar en la concertación y la cooperación hacia el enfrentamiento de las amenazas transnacionales aparece el concepto de seguridad cooperativa vinculada al

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concepto de seguridad integral y que enfatiza el alcance multidimensional de la seguridad, no favorece las acciones militares y fomenta el multilateralismo como respuesta a las amenazas. (Pared, 2006).

En la República Dominicana no se ha asumido un concep-to de seguridad en el marco de la legislación nacional, por no existir una ley de seguridad y defensa, pero las Fuer-zas Armadas definen la Seguridad Nacional como “fun-ción intrínseca del Estado, que busca proteger su gente, territorio o instituciones contra cualquier peligro interno o externo” (Manual de Doctrina Conjunta de las Fuerzas Armadas, 2007.)

1.2 LA DEFENSA

La defensa está tipificada como la acción de defenderse y está ligada a conceptos tales como resistencia, amparo y protección. Está ligada a todos los sectores de la actividad nacional, configurando un sistema orientado a fortalecer e instrumentalizar el llamado poder nacional, conformando así una estrategia general. (Soto, 1998).

La idea de la defensa involucra los siguientes aspectos: en primer lugar la existencia y definición de una sociedad, objeto de la defensa. Luego debe existir la presencia o la eventualidad de una amenaza o una intención hostil en contra de la sociedad antes definida. A continuación tiene que haber la voluntad de hacer frente al peligro y rebatir los ataques que se dirijan hacia el grupo social y finalmen-te que los poderes públicos traduzcan esa voluntad en una política de defensa.

Así las cosas, más que un campo de acción estrictamente militar, la defensa es un bien público. La misma puede ser

considerada como uno de los bienes y servicios públicos demandados por los individuos. Es un bien público, por-que su producción y consumo se realiza de forma conjunta por toda la sociedad (Cosido, 1999). Es además un bien indivisible cuyos beneficios son compartidos entre toda la comunidad, sin importar si las personas desean o no con-sumirlos; característica que no tienen los bienes privados.1

La defensa es un esfuerzo conjunto basado en la coordi-nación intersectorial, que el mando nacional implementa para la consecución de la seguridad nacional, por lo tanto es una responsabilidad ineludible e irrenunciable del Es-tado. Esta voluntad estatal se expresa en criterios y linea-mientos generales con los que el Estado organiza la defen-sa nacional.

La Constitución de la República Dominicana, en el apar-tado sobre los deberes fundamentales, en lo concerniente a la defensa indica que cada ciudadano debe “prestar los servicios civiles y militares que la Patria requiera para su defensa y conservación,… y… abstenerse de realizar todo acto perjudicial a la estabilidad, independencia o sobera-nía de la República Dominicana” (art. 75).

Al igual que la seguridad, el concepto de defensa no se encuentra identificado en la legislación nacional, por las razones expuesta precedentemente, sin embargo las Fuer-zas Armadas definen la Defensa Nacional como “la acción para mantener los objetivos de seguridad, cuya primera responsabilidad recae sobre el poder militar.” (Op. Cit. 2007).

La defensa es un bien público, materializado por el Es-tado dominicano a través del Ministerio de Defensa, en 1- Al respecto consultar el mimeo del General Henry Medina, Director de la Escuela Superior de Guerra de Colombia intitulado Seguridad y Desarrollo: sín-tesis de una Dialéctica.

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decisiones, acciones y estrategias que están orientadas a asegurar principalmente su soberanía e integridad territo-rial y mantener su independencia política. Su propósito es

alcanzar la condición de seguridad necesaria para que el país pueda lograr el desarrollo de sus objetivos nacionales, libre de cualquier interferencia.

2. Órganos responsables de la planificación y conducción de la Defensa

El Ministerio de Defensa es parte de la estructura adminis-trativa del Poder Ejecutivo y depende para todos los fines de las atribuciones que la Constitución otorga al Presiden-te de la República en su calidad de autoridad suprema de las Fuerzas Armadas. Como dependencia del Poder Ejecu-tivo, forma parte del Consejo de Ministros, que es el órga-no de coordinación de los asuntos generales de gobierno con la finalidad de organizar y agilizar el despacho de los aspectos de la administración pública en beneficio de los intereses generales de la nación y al servicio de la ciuda-danía. (Constitución de la República Dominicana, 2010, art. 137).

2.1 POLÍTICA DE SEGURIDAD Y DEFENSA

La Política de Seguridad y Defensa de la República Do-minicana fue dictada por el Poder Ejecutivo, a través de Directiva de Seguridad y Defensa Nacional, en virtud al Decreto No. 189-07, de fecha 3 de abril de 2007, con el fin de “Garantizar la defensa y la seguridad de los ciudadanos de la República Dominicana y promover la paz, la seguri-dad y la estabilidad internacional”.

La Directiva en sintonía con las corrientes doctrinarias en la que el tema de seguridad y defensa no es exclusivo de

los militares, establece la directriz en el sentido de “La participación activa de la sociedad civil en el debate de las grandes cuestiones de política de seguridad y defensa, así como la participación de las Fuerzas Armadas en los pla-nes de desarrollo nacional”.

En su artículo 3 establece los parámetros para el desarrollo de la política de seguridad y defensa del país, en base a la:

…aprobación de una Ley de Seguridad y Defensa Nacional. Esta ley redefinirá las misiones y objeti-vos de las Fuerzas Armadas y organismos de seguri-dad pública, así como la inclusión de nuevas figuras como el Consejero de Seguridad Nacional. Asimismo establecerá las bases para la movilización nacional y delimitara las zonas de seguridad dentro de nuestro territorio que son fundamentales para la preserva-ción de la integridad territorial, destacando el carác-ter preventivo de nuestra doctrina.

Aún queda pendiente la aprobación de la Ley de Seguri-dad y Defensa Nacional, así como el establecimiento del Consejero de Seguridad Nacional. Sin embargo, en la Constitución del 26 de enero de 2010 se crea la figura del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, pendiente de ser reglamentado y puesto en funcionamiento por el Poder Ejecutivo, como ordena el texto constitucional.

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La modificación de la Ley Orgánica de las Fuerzas Arma-das, es otro de los parámetros establecidos en el artículo 3, el cual persigue “redefinir las misiones, funciones y or-ganización de las instituciones que la conforman y rees-tructurar las atribuciones del Estado Mayor General en el marco de las operaciones conjuntas”.

En adición a la necesidad de desarrollar una doctrina de acción conjunta, la mencionada Directiva propugna por el establecimiento de sistemas más integrados de inteligencia y el desarrollo de mecanismos de coordinación inter-ins-titucional es en las áreas donde las Fuerzas Armadas es-tarían en condiciones de colaborar, especialmente en si-tuaciones de emergencia y crisis nacionales, tal como lo establece el artículo 252, numeral 2, de la Constitución de la República. Cuando se producen esas situaciones, consti-tuyen las mejores oportunidades para construir relaciones armónicas con los diversos sectores de la sociedad.

El Estado dominicano sustenta su Política de Seguridad y Defensa en su vocación histórica de apego al Derecho Internacional, a su Constitución Política y al Estado de Derecho, garantizando un nivel de seguridad que propicie el desarrollo nacional sin obstáculos, que podemos seña-larlos como principios e identificarlos de la siguiente ma-nera: Que el Estado dominicano ha definido y continuará definiendo sus límites fronterizos de acuerdo al Tratado Fronterizo de 1929 y su Protocolo de Revisión de 1936. Que tiene la responsabilidad de proteger a su población, mantener su soberanía nacional, integridad territorial e independencia política de la Nación, y defender sus intere-ses y objetivos nacionales. Propiciar el fortalecimiento de los procesos de integración con Centroamérica y fomenta iniciativas de seguridad cooperativa, adoptando una pos-tura esencialmente defensa. Aplicar por su vocación pací-

fica y en cumplimiento del Derecho Internacional los me-dios políticos, diplomáticos y jurídicos para la solución de los conflictos que se produzcan en el ámbito internacional. Mantener una capacidad militar para salvaguardar sus in-tereses y objetivos nacionales, y sus compromisos con la paz y seguridad internacionales.

2.2 PLANIFICACIÓN DE LA DEFENSA NACIONAL

La elaboración, ejecución y ejercitación de planes para la seguridad y defensa nacional, son actividades asigna-das a las Fuerzas Armadas dominicanas, a fin de que pue-dan cumplir con las misiones constitucionales que tienen encomendadas y sirvan de base para dar respuestas a las diversas contingencias que puedan presentarse, contribu-yendo con su accionar a la consecución de los objetivos nacionales.

2.3 CONDUCCIÓN DE LA DEFENSA NACIONAL

La Presidencia de la República es la institución superior de la defensa; al mismo tiempo funciona como la Autori-dad Suprema de las Fuerzas Armadas, con mando directo sobre las mismas ejercido en forma directa o a través del Ministro de las Fuerzas Armadas. El Congreso Nacional, por sus facultades legislativas en materia de defensa nacio-nal, es otra de las instituciones superiores, al igual que el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional.

2.3.1 Conducción político-estratégica

El Presidente de la República, en su calidad de Jefe de Estado y Autoridad Suprema de las Fuerzas Armadas, le compete dirigir todos los aspectos relacionados con la de-

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fensa del país, traducidos en la política y conducción de la misma. La línea de mando que viene desde la Autoridad Suprema de las Fuerzas Armadas, el Ministro de Defensa, Comandante General Conjunto, hasta los Comandantes Generales de las Instituciones Militares, constituye la ca-dena de mando que hace posible el funcionamiento efecti-vo de la institución militar.

2.3.1.1 Presidencia de la República

La Constitución de la República establece que la titulari-dad del Poder Ejecutivo la ejerce, en representación del pueblo, el Presidente y, en su defecto, el Vicepresidente de la República. El texto constitucional en su artículo 128, le confiere ser “la autoridad suprema de las Fuerzas Arma-das, la Policía Nacional y los demás cuerpos de seguridad del Estado”.

En relación con la defensa, sus órdenes deberán ser aca-tadas y ejecutadas con apego a la Constitución de la Re-pública y a los principios de legalidad, disciplina y profe-sionalismo militar. El texto constitucional lo faculta para disponer lo concerniente a las Fuerzas Armadas, incluyen-do mandarlas por sí mismo o por conducto del Ministro de Defensa. Él es quien debe fijar el contingente de las mis-mas y cuando amerite, disponer de ellas para fines del ser-vicio público. Cuando la nación se vea amenazada, en caso de un ataque armado actual o inminente por otra nación, es su responsabilidad tomar las medidas necesarias para proveer y garantizar la legítima defensa, debiendo infor-mar al Congreso Nacional sobre tales disposiciones para que éste declare el Estado de Defensa.

2.3.1.2 Congreso Nacional

De conformidad con la Constitución de la República, el Congreso Nacional tiene varias atribuciones importantes

en el área de defensa nacional, como por ejemplo son atri-buciones del Senado, la autorización de tropas extranjeras en ejercicios militares en el territorio nacional, si lo solici-tare el Presidente de la República o no existiera convenio que lo permita. En sentido opuesto, es quien aprueba o desaprueba el envío al extranjero de tropas en misiones de paz, autorizadas por los organismos competentes, fijando las condiciones y duración de las mismas.

Por otra parte, nuestra Ley Fundamental estipula que el Congreso Nacional, es quien autoriza al Presidente de la República declarar los estados de excepción. Cuando este se encuentre en receso legislativo, la Carta Magna faculta al Primer Mandatario a declararlo, debiendo comunicarlo al Poder Legislativo. Además, el Congreso Nacional vota anualmente la Ley de Presupuesto General del Estado, debiendo velar por la conservación y fructificación de los bienes nacionales en beneficio de la sociedad y tiene la fa-cultad de aprobar o rechazar la enajenación de los bienes de dominio privado de la Nación.

También es responsabilidad del Congreso, supervisar las políticas públicas a ser implementadas por todas las insti-tuciones del gobierno, incluyendo el establecimiento de las normas relativas a la migración y el régimen de extranjería, así como la aprobación o desaprobación de los tratados y convenios internacionales que suscriba el Poder Ejecutivo.

2.3.1.3 Ministerio de Defensa

Las Fuerzas Armadas como instrumento fundamental del Estado que actúa en la esfera del sustento de la seguridad y defensa nacional, son el conjunto de hombres, mujeres y medios estructurados y organizados en Fuerza Terrestre, el Ejército; Fuerza Naval, la Armada; y la Fuerza Aérea de Republica Dominicana, para desarrollar acciones ofensi-

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vas, defensivas y disuasivas, siendo capaces de ser utiliza-dos por el Estado dominicano en la defensa de su sobera-nía frente a las amenazas externas, para mantener la ley en el interior del territorio, así como para proteger a la pobla-ción durante contingencias extremas que requieren de to-dos los esfuerzos nacionales. Representan conjuntamente con otros organismos de seguridad pública y policial, el monopolio legal de la fuerza que tiene el Estado, compar-tiendo con ellos la asesoría al poder político, no sólo en los manejos de las crisis, sino en la prevención temprana de las mismas. (INSUDE, 2011).

Además de las instituciones militares, el Ministerio de Defensa consta del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas; tres vice ministerios, uno por cada institución militar; el Estado Mayor Conjunto del Ministro de Defen-sa; los Comandos Regionales Conjunto; los Cuerpos Espe-cializados de Defensa para la Seguridad Nacional y demás Direcciones Generales.

2.3.1.4 Consejo de Seguridad y Defensa Nacional

El Consejo de Seguridad y Defensa Nacional es un órga-no consultivo que asesora al Presidente de la República en la formulación de las políticas y estrategias en esta mate-ria y en cualquier asunto que el Poder Ejecutivo someta a su consideración. En consecuencia, es el Poder Ejecutivo quien reglamentará su composición y funcionamiento.

2.3.2 Conducción militar

La conducción militar requiere un análisis de las misio-nes, capacidades y medios disponibles para diseñar el des-pliegue de las fuerzas, la distribución de recursos entre las mismas, la planificación y ejecución presupuestaria, y las políticas de recursos humanos, educación y capacitación que sean necesarias para la ejecución de la Política de De-fensa.

2.3.2.1 Misiones de las Fuerzas Armadas

Conforme a la Constitución de la República, las Fuerzas Armadas tienen a su cargo la defensa de la Nación, con las siguientes misiones, sin perjuicio de lo dispuesto en su Artículo 260, sobre Objetivos de Alta Prioridad Nacional en el cumplimiento de las mismas:

a. Defender la independencia, la soberanía de la Nación, la integridad territorial de sus espacios geográficos, la Constitución, sus leyes y las Instituciones de la Repú-blica.

b. Intervenir cuando lo disponga el Presidente de la Re-pública, en programas destinados a promover el desa-rrollo social y económico del país, mitigar situaciones de desastres y calamidad pública.

c. Concurrir en auxilio de la Policía Nacional para man-tener o restablecer el orden público en casos excepcio-nales y ser parte de la Policía Militar Electoral en las elecciones nacionales bajo el control de la Junta Cen-tral Electoral.

d. Asumir de manera integral y constante, el precepto Constitucional de declarar como supremo y perma-nente el interés nacional de la seguridad fronteriza, por tanto, es una prioridad de sus Instituciones Mili-tares, Cuerpos Especializados, Comandos Conjuntos y demás dependencias, la elaboración y ejecución de planes, proyectos y programas destinados a que sus recursos humanos y materiales sean empleados en di-cha

e. Zona, a los fines de contribuir con la voluntad nacio-nal expresada en nuestro texto constitucional.

f. Custodiar, supervisar y controlar todas las armas, per-trechos militares, municiones, explosivos, sustancias químicas y material de guerra que ingresen al país

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o que sean producidos por la industria nacional, así como todo material que pueda ser utilizado en la fa-bricación de armas químicas y nucleares, con las res-tricciones establecidas en la ley.

g. Inspeccionar las entidades públicas y privadas, excep-tuando la Policía Nacional y sus dependencias, cuya misión implique el uso de armas, pertrechos militares, sustancias químicas y nucleares, para el cumplimiento de sus funciones o de aquellas entidades que realizan legalmente actividades de seguridad privada que sean autorizadas al uso de armas de fuego y otros materia-les relacionados.

2.3.2.2 Organización Ministerio de Defensa

El Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, es el ór-gano de consulta para todos aquellos asuntos fundamen-tales relacionado con la funcionalidad, empleo y equipa-miento de las instituciones militares. Está compuesto por: El Ministro de defensa, quien lo presidirá; los tres Vicemi-nistros (Asuntos Militares, Asuntos Navales y Costeros y Asuntos Aéreos y Espaciales); Comandante General Con-junto; los tres Comandantes Generales de las Instituciones Militares (Ejército, Armada y Fuerza Aérea); el Inspector General y el Director General del Cuerpo Jurídico, como Secretario.

Los Viceministros por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, fungen como asesores del Ministro de Defensa en todos los asuntos relacionados con las instituciones a las que representan.

El Inspector General es responsable del cumplimiento de los asuntos concernientes a las prescripciones establecidas en las leyes que atañen a las Instituciones Militares y de-más dependencias del Ministerio, reglamentos, órdenes y

circulares, a fin de mantener informado al Ministro de De-fensa. Sus responsabilidades abarcan también, la coordi-nación, supervisión y evaluación de los niveles de funcio-namiento, organización y disciplina dentro de los cuerpos castrenses.

Los Comandantes Generales de las Instituciones Militares, Ejército, Armada y Fuerza Aérea, tienen el mando orgá-nico de cada una de sus fuerzas y son responsables de la preparación integral de éstas.

El Estado Mayor Conjunto es el órgano de planificación del Ministerio de las

Fuerzas Armadas y depende directamente del Ministro. Está compuesto de la forma siguiente:

a. J-1, Director de Personal del Estado Mayor Conjunto.

b. J-2, Director de Inteligencia del Estado Mayor Conjun-to.

c. J-3, Director de Operaciones del Estado Mayor Con-junto.

d. J-4, Director de Logística del Estado Mayor Conjunto.

e. J-5, Director de Asuntos Civiles del Estado Mayor Conjunto.

f. J-6, Director de Comunicaciones del Estado Mayor Conjunto.

Los Comandos Conjuntos Regionales son organismos creados como dependencias directas del Ministerio de Defensa, para la planificación y ejecución de las opera-ciones conjuntas emanadas de los planes de operaciones para contingencias, emergencias o crisis y en los niveles de supervisión, coordinación y control regional geográfico o

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funcional de la actividad militar. En las Fuerzas Armadas existen los siguientes Comandos Conjuntos Regionales: Metropolitano, del Este, del Sur y del Norte.

Los Cuerpos de Defensa para la Seguridad Nacional son unidades operativas especializadas, conformadas por miembros escogidos de las Instituciones Militares, con el objeto de proporcionar seguridad y protección a deter-minadas áreas estratégicas que son vitales para la garan-tía de los intereses nacionales de seguridad. Su creación y funcionamiento se fundamentan en el artículo 261 de

la Constitución de la República. Los Cuerpos de Defen-sa para la Seguridad Nacional son los siguientes: Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria y de la Avia-ción Civil (CESAC); Cuerpo Especializado de Seguridad Portuaria (CESEP); Cuerpo Especializado de Control de Combustible (CECCOM); Cuerpo Especializado de Segu-ridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT); Cuerpo Espe-cializado para la Seguridad del Metro de Santo Domingo (CESMET); Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada (SVSP) y Servicio Nacional de Protección Am-biental (SENPA).

3. Concepto de seguridad exterior e interior

Sin dudas que los conceptos de seguridad y defensa hasta ahora analizados vinculan de manera particular a las ame-nazas transnacionales, globales y regionales con profundo impacto en las sociedades y territorios nacionales. En su concepción restringida la propia definición de la Defensa Nacional lleva implícita su vínculo con el exterior a través de uno de los componentes del poder con que cuenta el es-tado para cumplir sus objetivos nacionales, el diplomático. En este sentido, como señala Pared Pérez:

En la República Dominicana la estrategia Nacional de Seguridad del Estado concibe la necesidad de aumentar su capacidad para realizar controles fronterizos terres-tres, así como espacios marítimos y aéreos para neutra-

lizar amenazas y disminuir riesgos a la seguridad, tales como contrabando, narcotráfico, terrorismo, tráfico ilegal de personas y otras actividades delictivas propias del cri-men organizado.

El concepto de seguridad interior ha sufrido una evolu-ción más significativa. El auge de la delincuencia organi-zada y el crimen transnacional unido a actos vandálicos de delincuencia común, y al esfuerzo de separar la seguridad ciudadana o de cercanía con la población de la seguridad nacional, ha devenido en un concepto de seguridad inte-rior con linderos más definidos, a pesar del debate que ge-nera en algunos países el uso de las fuerzas de defensa o fuerzas militares para funciones de policías.

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4. Mecanismos de coordinación interinstitucional

De acuerdo a la Ley No. 147-02, que traza la política de gestión de riesgo en la República Dominicana, las Fuerzas Armadas integran, junto con otras instituciones guberna-mentales y no gubernamentales, el Consejo Nacional de Prevención, Mitigación y Respuesta ante Desastres, que tiene como objetivo fundamental orientar, dirigir, plani-ficar y coordinar el Sistema Nacional de Prevención, Miti-gación y Respuesta ante Desastres.

El Ministerio de Defensa, a través de la Dirección General de Apoyo al Desarrollo de la Comunidad Fronteriza apoya la actividad productiva y el desarrollo económico, social y cultural, de la zona de la frontera terrestre, en el entendido de que en ésta convergen aspectos históricos y de identi-dad nacional.

La Ley 64-00, sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales establece en su artículo 4: “Se declara de interés nacional la conservación, protección, restauración y uso sostenible de los recursos naturales, el medio ambiente y los bienes que conforman el patrimonio natural y cultural”. Las ac-ciones del Estado se concretan en protección de las vedas con patrullajes en los bancos de pesca, el control de incen-dios forestales, campañas de reforestación, protección de reservas naturales marinas y, en general, la protección de la flora y la fauna.

La seguridad ambiental es un componente esencial de la seguridad humana. En este sentido, los Ministerios de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de las Fuerzas

Armadas, así como otras instituciones nacionales e inter-nacionales, mantienen acciones coordinadas para la con-servación de los recursos naturales.

La delimitación de las áreas protegidas constituye un eje fundamental del ordenamiento territorial, por la referen-cia a la normativa jurídica y a la incorporación de sistemas de vigilancia, en particular de bosques y áreas protegidas, estableciéndose el vínculo con el concepto de soberanía ambiental.

La participación de las Fuerzas Armadas en la seguridad interior es de carácter excepcional, cuando la Policía es rebasada por la fuerza de las organizaciones delictivas y debe ser en todos los casos regulada por el poder político mediante los instrumentos legales correspondientes.

La relación de la defensa con otras políticas de desarro-llo se sustenta en tres aspectos centrales: a) la dimensión cuantitativa y cualitativa, y la cobertura nacional de las Fuerzas Armadas, b) las misiones de cooperación de las Fuerzas Armadas consignadas en el artículo 252, numeral 2, de la Constitución de la República y c) las limitaciones de las instituciones del Estado para satisfacer las necesida-des de la población en todos los ámbitos geográficos del país. La cooperación que el Ministerio de Defensa propor-ciona a otras instituciones del Estado son las siguientes:

a. Ministerio de Interior y Policía: Coopera en el com-bate al narcotráfico, delincuencia común, terrorismo, crimen organizado y tráfico de armas y personas.

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b. Ministerio de Educación: Coopera en campañas de alfabetización, educación, distribución de textos es-colares y mobiliario, seguridad de instalaciones edu-cativas y otras.

c. Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales: Coopera en el control de áreas protegidas, corte ilegal de madera, protección de la fauna, combate de incen-dios forestales y reforestación.

d. Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones: Coopera en la seguridad vial y de las infraestructuras.

e. Ministerio de Salud Pública: Coopera en campañas de vacunación, erradicación de vectores, saneamiento ambiental, concienciación, apoyo a instituciones hu-manitarias, formación y capacitación de personal mé-dico y paramédico, y seguridad y apoyo a hospitales.

f. Junta Central Electoral: Coopera en la custodia, trans-porte y vigilancia de los materiales electorales y demás

aspectos de la seguridad del proceso de elecciones ge-nerales.

g. Ministerio de Deportes: con la implementación de los Juegos deportivos militares, donde participan los principales atletas del país.

h. Ministerio de Industria y Comercio: a través del Cuer-po especializado de Control de Combustible.

i. Otras instituciones: Coopera, a petición de los Ayun-tamientos, en tareas encaminadas a beneficiar a las comunidades; brinda protección a las infraestructu-ras de las oficinas del Estado, pero este apoyo no va en detrimento de las funciones de defensa y constituye una de las mejores oportunidades para construir una relación armónica e integral con los diversos sectores de la sociedad, ya que las Fuerzas Armadas son, por esencia, una institución nacional que contribuye a la cohesión social, identificándose con todos los sectores de la sociedad.

5. Acuerdos e Instrumentos Internacionales en Materia de Defensa Nacional

La Política Exterior es la proyección externa de los objeti-vos políticos del Estado y se encuentra condicionada por la concurrencia de intereses nacionales de muchos Esta-dos en el ámbito externo. La seguridad se constituye en la garantía de supervivencia del Estado; la independen-cia está íntimamente ligada al concepto de libertad y a la proyección histórica de la nación; y el bien común es el resultado del desarrollo económico sostenible. Entre los

elementos permanentes de nuestra Política Exterior, se in-cluyen principios que han formado y forman parte de la tradición internacional dominicana, lo cual se ratifica en la Constitución de la República en su Título I, Capítulo VI, Sección I, artículo 26, numeral 4, en donde establece que:

En igualdad de condiciones con otros Estados, la República Dominicana acepta un ordenamiento

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jurídico internacional que garantice el respeto de los derechos fundamentales, la paz, la justicia, y el desarrollo político, social, económico y cultural de las naciones. Se compromete a actuar en el plano internacional, regional y nacional de modo com-patible con los intereses nacionales, la convivencia pacífica entre los pueblos y los deberes de solidari-dad con todas las naciones.

La República Dominicana ha venido suscribiendo conve-nios y acuerdos internacionales a nivel global, regional y bilateral en materia de seguridad y defensa con el propó-sito de sostener la estructura jurídica e institucional que facilite la acción preventiva y que sancione la violación a aquellas normas de convivencia, soberanía y buen gobier-no, bases misma del sistema democrático.

Estos acuerdos expresan la voluntad soberana y la res-ponsabilidad internacional del estado dominicano y su compromiso con la acción multilateral para enfrentar los riesgos y amenazas a seguridad nacional, ciudadana y la defensa colectiva.

Los cuadros siguientes reflejan parte de los convenios in-ternacionales en materia de seguridad y defensa firmados por la República Dominicana.

CUADRO 1

Se basa en el concepto multidimensional de la seguridad, y en el principio de que el fundamento y el propósito de la seguridad es la protección de los seres humanos.

Tratado Americano de Soluciones Pacíficas,suscrito el 30 de abril de 1948

Convención de Palermo:

Convención de Ottawa Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción

Convención Interamericana contra el Terrorismo.

Declaración de los Presidentes de República Dominicana, Centroamérica y el Representante del Primer Ministro de Belice

Sobre la no participación en la adquisición de armamentos estratégicos de alta tecnología, destrucción masiva y altos costos 1997

Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción.

Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción.

Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco)

Convención de la Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

La Declaración sobre Seguridad en las Américas del 2003

Pacto de Bogotá

Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), Protocolo de Reformas al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR ) 1975

Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados 1997

Convención Interamericana sobre Transparencia en las Adquisiciones de Armas Convencionales 1999

Declaración de BrasiliaReunión Regional Preparatoria de la Conferencia de 2001 de las Naciones Unidas sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Armas Ligeras en todos sus aspectos 2000

En materia de seguridad regional

Convención sobre Prerrogativas e Inmunidades de las Naciones Unidas Febrero 13,1946

Convención sobre las Prerrogativas e Inmunidades de los Organismos Especializados Noviembre 21. 1947

Convención sobre la Seguridad del Personal de las Naciones Unidas y el Personal Asociado Diciembre 9. 1994

Convención de las Naciones Unidas sobre las Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados y de sus Bienes Diciembre 2, 2004

Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Seguridad del Personal de las Naciones Unidas y Personal Asociado Diciembre 8 2005

Convenciones sobre Seguridad del personal asociado de las Naciones Unidas

CUADRO 2

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FUENTE: Elaboración propia

CUADRO 3

Firma: Tokio, 14 septiembre de 1963

Entrada en vigencia: 4 de diciembre de 1969.

Firma: La Haya, 16 diciembre de 1970

Entrada en vigencia: 14 de octubre de 1971

Firma: Montreal, 23 septiembre de 1971

Entrada en vigencia: 26 de enero de 1973

Firma: Nueva York, 14 de diciembre de 1973

Entrada en vigencia: 20 de febrero de 1977

Firma: Viena, 26 de octubre de 1979

Entrada en vigencia: 8 de febrero de 1987

Firma: Montreal, 24 de febrero de 1988

Entrada en vigencia: 6 de agosto de 1989

Firma: Roma, 10 de marzo de 1988

Entrada en vigencia: 1º de marzo de 1992

Firma: Roma, 10 de marzo de 1988

Entrada en vigencia: 1 de marzo de 1992

Firma: Montreal, 1 de marzo de 1991 Entrada en vigencia: 21 de junio de 1998

Firma: Nueva York, 15 de diciembre de 1997

Entrada en vigencia: 23 de mayo de 2001

Firma: 9 de diciembre de 1999

Entrada en vigencia: 10 de abril de 2002

Firma: Nueva York el 13 de abril de 2005 Entrada en vigencia: 7 de julio de 2007

Convención Internacional sobre la financiación del terrorismo

Para la represión de la financiación del terrorismo

Convención sobre el terrorismo nuclear Convenio internacional para la represión de los actos de terrorismo nuclear

Protocolo sobre las plataformas fijasPara la represión de actos ilícitos contra la seguridad de las plataformas fijas emplazadas en la plataforma continental

Convenio sobre los explosivos plásticosSobre la marcación de explosivos plásticos para los fines de detección, depósito de adhesión.

Convención Internacional sobre los atentados terroristas cometidos con bombas

Para la represión de atentados terroristas cometidos con bombas

Convención sobre los materiales nucleares

Sobre la protección física de los materiales nucleares

Protocolo a la Convención de Montreal Para la represión de actos ilícitos de violencia en los aeropuertos que presten servicios a la aviación civil internacional

Convención sobre la navegación marítima

Para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la navegación marítima

Convenio de Montreal para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil

Convención sobre los agentes diplomáticos

sobre la prevención y el castigo de delitos contra personas internacionalmente protegidas, inclusive los agentes diplomáticos

Convención Internacional contra la toma de rehenesFirma: Nueva York, 17 de diciembre de 1979

Entrada en vigencia: 3 de junio de 1983

Convenios, convenciones y protocolos globales relacionados con la represión del terrorismo, sancionados hasta comienzos de 2008

Convenio de Tokio sobre las infracciones y ciertos otros actos cometidos a bordo de las aeronaves

Convenio de la Haya para la represión del apoderamiento ilícito de aeronaves

CUADRO 4

Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada: Protocolo contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, sus Piezas, Componentes y Municiones

Mayo 31, 2001

Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Noviembre 15, 2000

Protocolo contra la fabricación y el tráfico de armas de fuego, sus piezas y componentes y municiones, que complementa la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional

Noviembre, 2000

Acuerdo de Relación entre las Naciones Unidas y la Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares

Junio 15, 2000

Declaración Complementaria de la Declaración de 1994 sobre Medidas para Eliminar el Terrorismo Internacional Diciembre 17, 1996

Declaración de las Naciones Unidas sobre Delito y la Seguridad Pública Diciembre 12, 1996

Convención sobre la Seguridad del Personal de las Naciones Unidas y el Personal Asociado Diciembre 9,1994

Declaración sobre Medidas para Eliminar el Terrorismo Internacional Diciembre 9,1994

Declaración sobre el Mejoramiento de la Cooperación entre las Naciones Unidas y los Acuerdos u Organismos Regionales en el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad Internacionales

Diciembre 9,1994

Principios Pertinentes a la Utilización de Fuentes de Energía Nuclear en el Espacio Ultraterrestre Diciembre 14,1992

Declaración sobre la Determinación de los Hechos por las Naciones Unidas en la Esfera del Mantenimiento de la Paz y la Seguridad Internacionales

Diciembre 9,1991

Declaración del Decenio de 1990 como Tercer Decenio para el Desarme Diciembre 4,1990

Declaración sobre la Prevención y la Eliminación de Controversias y de Situaciones que puedan amenazar la Paz, y la Seguridad Internacionales y sobre el Papel de las Naciones Unidas en esa Esfera

Diciembre 5,1988

Declaración sobre la Prevención de una Catástrofe Nuclear Diciembre 9,1981

Declaración del Decenio de 1980 Segundo Decenio para el Desarme Diciembre 3,1980

Otras convenciones

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Cont. Cuadro 4

Declaración sobre la Cooperación Internacional para el Desarme Diciembre 11,1979

Acuerdo entre el Gobierno Dominicano y el OIEA para la Aplicación de Salvaguardas en Relación con el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares, y su Protocolo

Abril 1, 1973

Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción

Diciembre 16,1971

Tratado sobre Prohibición de Emplazar Armas Nucleares y otras Armas de Destrucción de los Fondos Marinos Oceánicos y su Subsuelo

Febrero 11, 1971

Convención para Prevenir y Sancionar los Actos de Terrorismo Configurados en Delitos contra las Personas y la Extorsión Conexa cuando estos tengan Transcendencia Internacional

Febrero 2, 1971

Declaración sobre el Fortalecimiento de la Seguridad Internacional Diciembre,1970

Tratado sobre Prohibición de Emplazar Armas Nucleares y Otras Armas de Destrucción en Masa en los Fondos Marinos y Oceánicos y su Subsuelo

Diciembre 7,1970

Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares Julio 1, 1968

Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares Junio 12,1968

Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe Febrero 14, 1967

Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares Septiembre 10, 1966

Tratado porque el que se Prohíben los Ensayos con Armas Nucleares en la Atmósfera, el Espacio Ultraterrestre y Bajo el Agua

Agosto 5, 1963

Declaración sobre la transferencia para uso con fines pacíficos de los medios y recursos liberados por el desarme

Diciembre 18,1962

Declaración sobre la Prohibición del Uso de las Armas Nucleares y Termonucleares Noviembre 24,1961

FUENTE: Elaboración propia

Finalmente, la República Dominicana forma parte como miembro pleno de la Conferencia de las Fuerzas Arma-das Centroamericana (CFAC) desde el 14 de noviembre de 2007 y tiene en la sede de las Fuerzas Armadas una oficina de dicho organismo regional creado en 1997.

6. Percepciones de Riesgos y Amena-zas

El concepto de inseguridad se refiere a amenazas y riesgos diversos. El deterioro ambiental en casi todos los planos geofísicos, de orden natural y antrópico, está llevando a la pérdida de la biodiversidad, de las condiciones adecua-das mínimas para las actividades productivas y de subsis-tencia de la población. Desequilibrios macroeconómicos crónicos o recurrentes que ponen en riesgo la capacidad del Estado de administrar y regular los bienes sociales en general; la inseguridad ciudadana producto de los elemen-tos estructurales como la polarización socioeconómica, sus consecuencias de exclusión y marginación sistémica, y las amenazas emergentes como el crimen organizado, el narcotráfico, los secuestros y el robo en sus diferentes ma-nifestaciones, (González, 2002), son entre otros, factores de riesgos que plantean a los Estados la articulación entre la agenda de seguridad y la agenda del desarrollo.

Hablamos entonces de nuevas amenazas a inicios de la dé-cada de los noventa. A partir de ese momento surge con fuerza el concepto de nuevas amenazas y con él, la necesi-dad de redefinir los parámetros conceptuales con los cua-les se interpretan las diversas realidades de seguridad en

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el planeta. América Latina, pero de manera particular la región del Caribe es altamente sensible a la incidencia de las nuevas amenazas globales, tales como: desastres oca-sionados por fenómenos naturales y el hombre, tráfico de drogas, tráfico de armas, crimen organizado, lavado de ac-tivos y terrorismo.

Con el fin de las distensiones de la bipolaridad que carac-terizó a la llamada Guerra Fría, los ejércitos se vieron en la necesidad de reformular sus visiones y conceptos doctri-narios, la redefinición de sus roles y la identificación de las nuevas amenazas a la seguridad. Este cambio dentro del orden mundial tuvo un impacto directo en el accionar de los ejércitos.

El desvanecimiento de la “amenaza comunista” que tocó la puerta de los cuarteles hasta finales del pasado siglo, y la consecuente carrera de desarme orientada hacia la ubicación hegemónica de una potencia, causaron efectos que irreversiblemente han trazado la pauta a seguir por los países con menos potencial y limitadas capacidades de acceso a recursos estratégicos y geopolíticos. Como reac-ción, estos han acudido a la formación de bloques regiona-les de carácter económico y político que han generado el surgimiento de un nuevo contexto dentro de las relaciones internacionales que trascienden las fronteras nacionales y se manejan dentro del marco de nuevas corrientes como la globalización y la mundialización.

Amenazas como el narcotráfico, el terrorismo, la migra-ción masiva, la degradación ambiental y la delincuencia común, entre otras, han pasado a jugar un papel de primer orden en nuestras sociedades, adquiriendo hoy día un ca-rácter transnacional y demandando respuestas dentro del marco de un accionar conjunto que requieren: voluntad

política, integración de todas las instituciones involucra-das en materia de seguridad y defensa, la concienciación de que los problemas de seguridad son de competencia de todos, cooperación interagencial e interinstitucional, in-tercambio de información y el rediseño de la política de seguridad del Estado.

De manera que convivimos en una era de gran consolida-ción y fortalecimiento democrático, con fronteras abiertas, conflictos territoriales superados, pero con una gran inse-guridad fundamentada en amenazas que tienen su base en las vulnerabilidades de carácter interno de las naciones, como la pobreza, la falta de seguridad social, la corrup-ción, la falta de equidad en la aplicación de la justicia, la exclusión social, debilidad de las instituciones, inestabili-dad política y servicios deficientes, entre otros.

En consecuencia, se puede afirmar que en materia de se-guridad y defensa la redefinición de nuestras amenazas obliga a un incremento en los esfuerzos en materia de se-guridad, y a la reorientación de aquellos aspectos relativos a la defensa, que hasta hace unas décadas ocuparon los pri-meros puntos de la agenda nacional en el orden militar, ya que las amenazas actuales obedecen a variables que recaen dentro del orden socio-económico, político y cultural de la nación con una innegable connotación en los aspectos del orden interno, y aplican más al concepto de seguridad y menos a aquellos aspectos externos correspondientes con el concepto de defensa.

La Directiva de la Seguridad y Defensa Nacional recono-ce la existencia de fenómenos como la inmigración ilegal, el narcotráfico, la criminalidad organizada, los desastres naturales y el terrorismo, la proliferación de armas de des-trucción masiva y el tráfico internacional de armas peque-

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ñas y ligeras, como los nuevos objetivos de las políticas de seguridad y defensa nacional.

En lo referente a la globalización del delito y las repatria-ciones de delincuentes, podemos llegar a la determinación de que como nación no somos inmunes a la acción de or-ganizaciones criminales transnacionales organizadas. La

República Dominicana es consciente de que sus capacida-des no son suficientes para enfrentar de forma eficaz esta situación. En ese sentido, el Estado apela a la cooperación de la comunidad internacional, a través de los acuerdos bilaterales o multilaterales para prevenir, reprimir, y san-cionar aquellos crímenes que vulneren su seguridad y de-fensa.

7. Conclusiones

Sin lugar a dudas la formulación de la Directiva de Seguri-dad y Defensa Nacional creó un precedente en el proceso de transformación y modernización de las Fuerzas Arma-das dominicanas, en la medida en que ésta define los linea-mientos generales de actuación e instruye la concreción de una serie de acciones dirigidas al mejoramiento de la capacidad de enfrentamiento de estos organismos ante las amenazas y vulnerabilidades.

Las líneas generales de actuación de la política a seguir y las directrices para su desarrollo y efectiva implementa-ción, persiguen que el país cuente con unas Fuerzas Ar-madas capaces de garantizar la defensa y seguridad de los

ciudadanos de la República Dominicana y promover la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales.

Quedan pendiente cumplir con elaboración y promulga-ción de algunas leyes marco como son: la de seguridad y defensa nacional; la de la creación de un sistema nacional de inteligencia; la orgánica de las Fuerzas Armadas; el libro blanco de la defensa, entre otros establecidos en la Direc-tiva. El gran reto consiste en impulsar la transformación de las Fuerzas Armadas acorde con el nuevo modelo, con capacidades tecnológicamente avanzadas y estructuradas para disponer de una posibilidad de respuesta adecuada a las amenazas.

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Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 09-27

GB. Luis De León R., Dra. Alejandra Liriano. Aspectos conceptuales de seguridad y defensa, desde la perspectiva dominicana

Economista. Maestría de la Universidad de Chicago, de la Escuela de Negocios para Graduados (ESAN), de Lima-Perú, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en Psicología y de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en Tecnología Educativa. Diploma de Seguridad y Defensa del Instituto de Al-tos Estudios de Seguridad y Defensa (IAEDESEN) y Especialidad en Pensamiento Complejo del Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Candi-dato a Doctor por la Universidad de Sevilla. Profesor de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maes-tra y Coordinador de Extensión de la Escuela de Gra-duados de Altos Estudios Estratégicos del Instituto Superior para la Defensa “Gral. Juan Pablo Duarte y Diez”. Autor de “China, el futuro de la globalización” y “Somos o no somos”.

El “Insospechado” Conflicto Entre la Seguridad y la Defensa: Un Análisis Conceptual

THE “ UNSUSPECTED “ CONFLICT BETWEEN SECURITY AND DEFENSE: A CONCEPTUAL ANALYSIS

Miguel Sang Ben

Recibido: 20 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

Este articulo trata de un conflicto vigente entre los conceptos de la seguridad y la defensa. Aparece por las raíces militares que la que defensa contenga la segu-ridad. Es una larga historia que proviene del peso de dos emperadores: Federico el Grande de Prusia y Napoleón Bonaparte. El surgimiento de dos estudiosos de este periodo, Jomini y Clausewitz, arribamos al pensamiento moderno. Los pensadores no militares parten de San Austin y su obra La Ciudad de Dios que influyó en el actual mapa europeo. Maquiavelo surge con el realismo y produce la ciencia política basada en principios racionales. En la actualidad tenemos un nuevo idealismo basado en el paradigma de las relaciones internacionales.

Palabras claves:

Seguridad, defensa, realismo, idealismo, constitución, fuerzas armadas.

ABSTRACT

This article is over a conflict between the concepts of security and defense. It looks like that due to its military roots defense contains security. It is a long sto-ry that begins with two emperors: Frederic the Great of Prussia and Napoleon Bonaparte. The emergence of two researchers of that time, Jomini and Clause-witz, we arrive to the modern thought. Non-military thinkers start from Saint Augustine and his book The City of God, influential in the actual European map. Machiavelli surges with the realistic school and produce political sciences based on rational principles. At the present we a new idealism based on the interna-tional relations paradigm.

Keywords:

Security, defense, realism, idealism, constitution, armed forces.

“La Gobernabilidad eficaz es tal vez el factor más importante para erradicar la pobreza y promover el desarrollo”

— Kofi Annan, Ex-Secretario General

de las Naciones Unidas

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Introducción Debemos recordar que los estudios sobre seguridad y defensa en la República Dominicana tienen cerca de veinte años, porque comenzaron en el antiguo Instituto Militar de Estudios Superiores, con el curso sobre el tema y han sido continuados con el establecimiento en 2001 del Instituto de Altos Estudios en Seguridad y Defensa Nacional, hoy convertido en la Escuela de Altos Estudios Estratégicos, del Instituto Superior para la Defensa “Gral. Juan Pablo Duarte y Diez” –INSUDE-.

Por lo tanto, el tema llevó un tiempo escaso, si tomamos en cuenta la naturaleza plenamente militar del tema, porque desde la época colonial recordemos cómo se formaron las “cincuentenas” de voluntarios para vigilar la frontera formada entre la entonces Saint Domingue francés —la cesión dispuesta en el Tratado de Ryswick— y el remanente de antigua colonia española, aplicando el concepto de seguridad territorial.

Pero quiero discutir una insospechada divergencia entre los conceptos de seguridad y defensa, porque vienen de tradiciones e historias que condicionan el uso de dichos términos. En Dominicana estamos en medio de dicha diferencia y que se demuestra en la polémica pública de temas de seguridad y defensa en los medios de comunicación.

El problema que vamos a discutir es que según la tradición europea y su historia abultada de tres mil años de militarismo, la seguridad es parte de la defensa, por lo que se puede simplificar a un asunto de “orden y disciplina”; mientras, que una sociedad que se fundó con el predicamento filosófico de la supremacía del estamento civil sobre el estamento militar, que es el caso norteamericano.

Discutir si ¿la seguridad es parte de la defensa o es al revés? es el tema que propongo que pensemos aunque no voy a ofrecer una solución definitiva a esta cuestión. Como posiciones doctrinales, se encuentran ambas concepciones enmarcadas en la cultura de cada país, por lo que mi criterio es que nosotros debemos conocer nuestro propio marco societal para aceptar la solución a la cuestión.

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Estado de la cuestión

“Hasta el momento se ha tenido dificultad para concep-tualizar y explicar teóricamente los conceptos de seguri-dad y defensa.”1 La seguridad y la defensa son variables de una cuestión importante para el mantenimiento de la “sociedad” —ese constructo que se ha armado a partir del paso de la especie humana del nomadismo al sedentaris-mo— y que identificamos con dos palabras: “gobernabili-dad” y “gobernanza”.

Kofi Annan, Ex-Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, nos lo recuerda con la frase que en-cabeza este texto. La gobernabilidad —en tanto aceptación de los ciudadanos de un régimen particular— se comple-menta con un concepto no desarrollado en el pensamiento latino, gobernanza —en tanto capacidad de gobernar de la clase dirigencial.

La literatura sajona en ciencias políticas acuñó este térmi-no a partir de la mecánica: “governance”. La noción de “go-bernanza” es a la vez polisémica y polémica. Se confunde muy a menudo con el término gobernabilidad. Aunque estos dos conceptos no son sinónimos, hay debate sobre los criterios que permiten distinguirlos. Ambos traducen

1 - García Covarrubias, Jaime (2011) Las dificultades para conceptualizar la se-guridad y la defensa: reflexiones desde la teoría. Revista Política y Estrategia. Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), Santiago, Chile. Nº 117, Enero-Junio 2011.

la noción anglosajona de governance, aunque sólo gober-nabilidad traduce governability, que se usa de manera más restringida.

La rápida difusión de la palabra desde los años 19902 pa-rece traducir la conciencia de un cambio de paradigma en las relaciones de poder. Se ha percibido la insuficiencia del concepto clásico de “gobierno” para describir las transfor-maciones que se han ido produciendo en el contexto de la globalización.

Ante el surgimiento de empresas multinacionales con pre-supuestos superiores a los de ciertos estados soberanos o de organizaciones no gubernamentales con una creciente capacidad de acción y de presión en los ámbitos tanto local como internacional, los gobiernos nacionales han pasado de ser la referencia central de la organización política a ser uno de sus componentes. La gobernanza es una no-ción que busca -antes que imponer un modelo- describir una transformación sistémica compleja, que se produce a distintos niveles -de lo local a lo mundial- y en distintos sectores -público, privado y civil.

Wikipedia3 dice: “Parece provenir remotamente del grie-go κυβερνάω kybernan (dirigir, conducir una nave o un carro) utilizado por Platón, metafóricamente, para deno-

2 - Afirmación hecha por la entrada de Wikipedia relacionada con el concep-to de gobernanza. Disponible en el enlace siguiente: https://es.wikipedia.org/wiki/Gobernanza (Consultada el 16.9.15)3 - Ídem.

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minar el modo de gobernar a los ciudadanos, de donde también deriva gobierno (a través del latín gubernatio). A finales de la Edad Media se registra su uso en las lenguas modernas, más bien a partir del latín que del griego, con el francés gouvernance desde el siglo XIV, designando el arte o manera de gobernar; del que pasa al inglés gover-nance, con usos registrados desde 1380. En portugués, governança, y en español, gobernanza, parecen también derivar del francés. Aparece definido por primera vez en la edición del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua de 1803 como “ant. [antiguamente] lo mismo que gobierno”. Su utilización a partir de los años 1990 por medios académicos anglosajones se aplicaba en un princi-pio, como restricción del uso, al arte o modo de gobierno de instituciones internacionales; pero con el propósito de, a partir de una palabra poco utilizada y por tanto bastan-te libre de connotaciones, promover un nuevo modo de gestión de los asuntos públicos, fundado sobre la partici-pación de la sociedad civil a todos sus niveles (nacional, local, regional e internacional).4

El uso de los teóricos de las ciencias administrativas del concepto de estrategia hace que el concepto de gobernanza tenga más cercanía con el pensamiento corporativo. Sin embargo, el escenario mundial y local afectado por el fe-

4 - Estudio de la Unión Europea (en francés) sobre el origen del término. Una explicación similar (en castellano) hace el profesor Dr. Ángel Iglesias, de la Uni-versidad Rey Juan Carlos:Gobernanza y redes de acción pública: La planificación estratégica como herramienta de participación en el Cuarto Seminario Inter-nacional sobre Gobierno y Políticas Públicas, accesible en. Este autor propone como mejor definición la del International Institute of Administrative Sciences (Instituto Internacional de Ciencias Administrativas): “Governance refers to the process whereby elements in society wield power and authority, and influence and enact policies and decisions concerning public life, and economic and social development. Governance is a broader notion than government. Governance involves interaction between these formal institutions and those of civil socie-ty” (The Governance Working Group of the International Institute of Adminis-trative Sciences, 1996)

nómeno del terrorismo, ha provocado este afán de los ana-listas de seguridad y defensa en el uso del término.

EL ORIGEN DEL CONFLICTO

Ya he adelantado el desarrollo del concepto de la seguridad como un componente del “corpus” del pensamiento mili-tar, lo que podemos comprobar en cualquier texto de his-toria militar cuando postulamos definir la autoridad por su capacidad de imponer un comportamiento por medios coercitivos. Por ello, hemos convertido la historia en una de los vencedores: aquellos que han impuesto su voluntad.

Pude constatar esta visión asistiendo a un evento del Ins-tituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional de Francia (IHEDN, por sus siglas en francés)5 cuya actividad desde su creación en 1932 ha sido un curso de Defensa Nacional en los centros urbanos de Francia y la animación de los Clubes de la Defensa Nacional en cada núcleo urbano con los egresados del curso. Además, mantiene eventos con África y Medio Oriente, especialmente, con sus antiguas colonias. El Seminario “América Latina” va por la cuarta versión, a la que han asistido representantes dominicanos, tanto civiles como militares.

La doctrina militar francesa6 se basa en los conceptos de la independencia nacional, la disuasión nuclear y la autosufi-ciencia militar. Francia es miembro fundador de la OTAN y ha trabajado activamente con sus aliados para adaptar

5 - La 2ª Sesión Internacional “América Latina” del Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional inició el 24 de marzo, en París (Escuela Militar) en torno al tema: “Los retos de la seguridad del espacio latinoamericano”. Dicha sesión llegó a su fin el 31 de marzo.6 - Ver Fuerzas Armadas de Francia, en Wikipedia. Disponible en el enlace si-guiente: https://es.wikipedia.org/wiki/Fuerzas_Armadas_de_Francia (Consul-tado el 15.9.15)

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la organización a la posguerra fría. En diciembre de 1995, anunció que aumentaría su participación en el ala mili-tar de la OTAN, incluido el Comité Militar (del cual se retiró en 1966), aunque seguía participando plenamente en los consejos políticos de la Organización). Francia si-gue siendo un firme partidario de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y otros esfuerzos de cooperación. París fue sede de la cumbre OTAN-Rusia en mayo de 1997, en la cual se produjo la firma del Acta fundacional sobre relaciones mutuas, cooperación y segu-ridad.

Fuera de la OTAN, ha participado activamente y en gran medida tanto en coaliciones y misiones de mantenimiento de la paz unilateral en África, Oriente Medio y los Balca-nes, con frecuencia teniendo un papel preponderante en estas operaciones. Francia ha emprendido una reestructu-ración importante para desarrollar un ejército profesional que será más pequeño, de más rápido despliegue, y mejor adaptado para las operaciones fuera de la Francia conti-nental. Los elementos clave de la reestructuración inclu-yen: reducción de personal, bases y cuarteles, y la raciona-lización de equipos e industria armamentísticos.

Por otra parte, constatar la definición alterna, la defensa es parte de la seguridad, tuve que estudiarla en uno de los cursos del Centro Hemisférico de Estudios de Defen-sa (CHDS, siglas en inglés) del Departamento de Defensa de Estados Unidos7 . La manifiesta “vocación” de la Unión Americana a distanciarse de los efectos nocivos del centra-lismo de las monarquías es la definición de su razón de ser para la “protección” del ciudadano. Por lo tanto, la defensa es parte de la seguridad, siendo ésta última eminentemen-

7 - Perspectivas de Seguridad y Defensa de la Patria, celebrado en Washington y Colorado Springs, Marzo-Abril, 2013.

te civil y, en consecuencia, el tope jerárquico es el Consejo de Seguridad Nacional. Las Fuerzas Armadas tienen una función externa, y a partir de la Guerra de Secesión se es-tableció la no injerencia en el orden interno, el llamado Posse Comitatus Act.

Pasemos, rápidamente, un vistazo a la historia de cómo hemos llegado a esta contradicción del orden de dos con-ceptos íntimamente ligados, pero irresolublemente dis-puestos en la jerarquía de la garantía de la soberanía de los Estados y el mantenimiento del orden de las Naciones.

DE FEDERICO EL GRANDE A NAPOLEÓN

La modernización —el período histórico iniciado con el fin de la Edad Media, marcada con el descubrimiento de América o por la caída de Constantinopla— se ha enfati-zado como un fenómeno económico-tecnológico marca-do por el surgimiento del capitalismo. También debemos enfatizar el cambio más sustancial que es el surgimiento del estado democrático por un proceso que se inicia con la concesión del Rey Juan I sin tierra, en Inglaterra en 1215 (hace 8 siglos) al proclamar la Carta Magna, estableciendo un Parlamento con representantes de la nobleza, siendo el Rey “primus inter pares”. En estos hechos prevemos la semilla de la democracia moderna.

Sin embargo, la organización del aparato estatal —un actor muy enfatizado en la gobernanza moderna— se atribuye a dos emperadores reformadores 8 en su época: Federico II de Prusia (nace en Berlín el 24 de enero de 1712 y muere

8 - Todas los textos siguientes referentes a sendos personajes están tomados de Wikipedia en las entradas siguientes: https://es.wikipedia.org/wiki/Federi-co_II_el_Grande y https://es.wikipedia.org/wiki/Napole %C3%B3n_Bonaparte (Consultado el 17.9.15)

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en Potsdam el 17 de agosto de 1786) y Napoleón Bonapar-te de Francia (nace en Ajaccio, 15 de agosto de 1769-mue-re en Santa Elena, 5 de mayo de 1821). Entre ellos medía un siglo, pero entre ambos podemos resumir la moderni-zación del Estado.

Como exponente del despotismo ilustrado, a Federico se le conoce por modernizar la burocracia y el servicio civil prusiano, y por llevar a cabo diversas políticas de carácter religioso, que abarcan desde la tolerancia hasta la opre-sión, en función de las circunstancias.9

Un ejemplo del lugar que ocupa Federico en la historia militar se puede observar en Napoleón Bonaparte, que ad-miraba al rey prusiano como el más grande genio táctico de todos los tiempos. Tras la victoria de Napoleón sobre la Cuarta Coalición, en 1807, visitó la tumba de Federico en Potsdam e indicó a los oficiales que le acompañaban que, de haber estado vivo Federico, en ese caso no esta-rían ellos ahí. Federico y Napoleón son probablemente los dos líderes militares más citados en la obra de Clausewitz, De la guerra. En dicho libro, más que el orden oblicuo, Clausewitz alaba el rápido y hábil movimiento de tropas que Federico fue capaz de realizar en los distintos escena-rios bélicos.10 En el ámbito teórico militar, Federico fue un personaje muy influyente cuyos análisis provenían de su directa y extensa experiencia en los campos de batalla. Escribió estudios sobre estrategia, táctica, movilidad y lo-gística.11

Federico II estableció el Servicio Militar Obligatorio y, como símil en la burocracia gubernamental, el Servicio Ci-

9 - Stanislaw Salmonowicz, “Was Frederick the Great an Enlightened Absolute Ruler?”Polish Western Affairs (1981) 22#1 pp 56-10 - Carl von Clausewitz, On War; see for instance Book 7, Chapter 13.11 - Jay Luvaas (2009). Frederick The Great On The Art Of War. Da Capo Press. pp. 18–22.

vil Administrativo y su legislación correspondiente. Pero, como contraparte, nos encontramos con Napoleón Bona-parte: Napoleón I Bonaparte12 fue un militar y gobernan-te francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer cónsul (Premier Consul) de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802 hasta su proclamación como emperador de los franceses (Empereur des Français) el 18 de mayo de 1804, siendo coronado el 2 de diciembre; pro-clamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.

Bonaparte instituyó diversas e importantes reformas, in-cluyendo la centralización de la administración de los Departamentos, la educación superior, un nuevo código tributario, un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen. Durante el año 1804 se dictó el Code civil des Français, también conocido como Código Napo-leónico, que consiste en la redacción de un cuerpo único que unificara las leyes civiles francesas. El Código fue pre-parado por comités de expertos legales bajo la supervisión de Jean Jacques Régis de Cambacérès, quien se desempe-ñó como Segundo Cónsul desde 1799 a 1804; Bonaparte, sin embargo, participaba activamente en las sesiones del Consejo de Estado, donde se revisaban las propuestas de leyes. Este código influyó de manera trascendental en el

12 - Tomado del texto Napoleón Bonaparte, disponible en el enlace siguiente en Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Napole%C3%B3n_Bonaparte (Con-sultado el 15.9.15)

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mundo jurídico, siendo la piedra angular del proceso de codificación.

Otras normas dictadas durante la regencia de Napoleón fueron el Código Penal de 1810 y el Código de Comercio de 1807. En 1808 fue promulgado el Código de Instrucción Criminal, estableciendo reglas y procedimientos judiciales precisos en esta materia. Si bien los estándares modernos consideran que dichos procedimientos favorecían a la par-te acusadora, cuando fueron promulgados era intención de los legisladores resguardar las libertades personales y remediar los abusos que normalmente ocurrían en los tri-bunales europeos. Si bien es cierto que Bonaparte era un regente autoritario, no es menos cierto que la mayoría de Europa estaba gobernada por monarquías absolutas. Bo-naparte trató de restaurar la ley y el orden después de los excesos causados por la Revolución, al mismo tiempo que reformaba la administración del Estado.

¿CÓMO LLEGÓ EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO MILITAR A NUESTROS DÍAS?

Sabemos que el adalid de los militares antiguos fue Alejan-dro Magno. La modernidad produjo sus propios adalides: el autor de llevar los estudios napoleónicos a conformar la matriz del pensamiento estratégico militar fue un suizo que hizo carrera militar pero que llegó a General del Ejér-cito Imperial Ruso, Antoine-Henri Jomini, (6 de marzo de 1779 - 22 de marzo de 1869) fue un general suizo, nacido en Payerne, en el cantón de Vaud (Suiza), donde su pa-dre era síndico. “Tras dedicarse un tiempo al comercio por instancias de su padre, quien le recomendó ser negociante en el Vaud, su gusto por los asuntos bélicos le hizo de-sistir de tales empeños. Así, Jomini logró enlistarse en las

fuerzas armadas de la recién creada República Helvética en 1798, desplegando notable habilidad en asuntos mili-tares y administrativos, así como verdadera pasión por el estudio de la táctica militar, lo cual le caracterizaría toda su vida, además de orientar entonces su simpatías hacia la Francia napoleónica”.13

Debemos consignar a Jomini14 porque él fue una influen-cia decisiva en el pensamiento de Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz:15 (Burg, ducado de Magdeburgo, 1 de julio de 17801 - Breslau, Silesia, 16 de noviembre de1831) fue un militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna. Es conocido prin-cipalmente por su tratado De la guerra, en el que aborda a lo largo de ocho volúmenes un análisis sobre los conflictos armados, desde su planteamiento y motivaciones hasta su ejecución, abarcando comentarios sobre táctica, estrategia e incluso filosofía. Sus obras influyeron de forma decisiva en el desarrollo de la ciencia militar occidental, y se ense-ñan hoy día tanto en la mayoría de las academias militares del mundo como en cursos avanzados de gestión empre-sarial y márketing.16

13 - Su entrada en Wikipedia es el siguiente enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Antoine-Henri_Jomini (Consultado el 18.9.15).14 - Las obras principales de Henri Jomini son: Traité de grande tactique, ou, Relation de la guerre de sept ans, extraite de Tempelhof, commentée at com-parée aux principales opérations de la derniére guerre; avec un recueil des maximes les plus important de l’art militaire, justifiées par ces différents évené-ments. París: Giguet et Michaud, 1805 y Le Baron de. Précis de l’Art de la Guerre: Des Principales Combinaisons de la Stratégie, de la Grande Tactique et de la Politique Militaire. Brussels: Meline, Cans et Copagnie, 1838.15 - Ver el texto de Christoph M. V. Abegglen (2003) The Influence of Clausewitz on Jomini’s Précis de l’Art de la Guerre. Disertación presentada al Programa de Maestría sobre la Guerra del King´s College, Londres. Dispponible en la web en el siguiente enlace: http://www.homepage.bluewin.ch/abegglen/ papers/clau-sewitz_influence_on_jomini.pdf (Consultado el 18.9.15)16 - La entrada en Wikipedia es la siguiente: https://es.wikipedia.org/wiki/Carl_von_Clausewitz (Consultado el 19.9.15)

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EL PENSAMIENTO NO-MILITAR ESTRATÉGICO

En la tradición occidental debemos hacer constar de un pensador que marcó una época, Agustín de Hipona, mejor conocido por su denominación en el santoral católico: San Agustín (nombre completo en latín, Aurelius Augustinus Hipponensis; Tagaste, 13 de noviembre de 354 – Hippo Regius [también llamada Hipona], 28 de agosto de 430). Toda esta importancia proviene que él marcó el mundo post-romano, cuando él justificó la caída de Roma de Oc-cidente (en el año 476, en que el último emperador roma-no de Occidente, Rómulo Augusto, es depuesto por los hé-rulos del rey Odoacro en la ciudad de Roma) con su libro La ciudad de Dios. La importancia es que definió, al igual que el pensamiento helénico, el talante cultural y político de occidente: amor por la libertad en contraste con las re-laciones verticales proveniente del pensamiento arcaico.17

El enlace de la autoridad de la Iglesia con el orden geopo-lítico procedente de la fórmula agustiniana formulada a partir de su obra, donde los príncipes germánicos con-vertidos en príncipes cristianos reconocen el primado del Papa y conforman a la Europa post-romana que llega a nuestros días. En consecuencia, el pensamiento político medieval fue dominado por esta organización jerárquica con el Papa en la cúspide. Este orden geopolítico se en-frentó al surgimiento de un movimiento político-tempo-ral –por la integración de la doctrina religiosa con el or-den temporal– como el Islam (religión que se inició con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca [en la actual Arabia Saudita]. Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el islam se extendió rápidamente. Existe dis-crepancia entre los musulmanes y no musulmanes de si se

17 - Consultar a Jesús Mosterín (2006). El pensamiento arcaico. 286 pp. Moste-rín, Jesús (2006). Aristóteles. 378 pp. Mosterín, Jesús (2006). India: Historia del Pensamiento. 260 pp

extendió por imposición religiosa o militar, o por conver-sión de los pueblos al islam). El enfrentamiento entre estas dos teocracias la conocemos como Las Cruzadas (serie de campañas militares impulsadas por el Papa y llevadas a cabo por gran parte de la Europa latina cristiana, princi-palmente por la Francia de los Capetos y el Sacro Imperio Romano. Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa, se li-braron durante un período de casi doscientos años, entre 1095 y 1291.)

La caída de Roma de Occidente, mejor conocida como Constantinopla, marca el fin de la Edad Media (La caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos el martes 29 de mayo de 1453 [de acuerdo con el calendario juliano] fue un hecho histórico que, en la periodización clásica, y según algunos historiadores, marcó el fin de la Edad Media en Europa y el fin del último vestigio del Im-perio romano de Oriente).

Esta caída de Constantinopla produjo el inicio del Rena-cimiento en Europa a partir de la escuela de pensamiento llamada el Humanismo –contrapuesta al pensamiento teo-lógico medieval– y que desencadenó el surgimiento de la ciencia moderna y el pensamiento racionalista en materia política en la obra de Nicolás Maquiavelo (Florencia, 3 de mayo de 1469- 21 de junio de 1527) cuando rechazó el idealismo del pensamiento medieval y postular el realismo en su obra.18

A pesar de las diatribas volcadas en contra de la obra ma-quiavélica, en nuestro tema de interés afectó a los autores políticos posteriores. Uno de los discípulos fue Clemente

18 - En 1513 escribió su tratado de doctrina política titulado El príncipe, publi-cado póstumo en 1531 en Roma.

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Wenceslao Lotario de Metternich,19 conde y luego prínci-pe de Metternich-Winneburg (en alemán: Klemens Wen-zel Lothar von Metternich; Coblenza, 15 de mayo de 1773 – Viena, 11 de junio de 1859) fue un político, estadista y diplomático austríaco, que sirvió durante 27 años como Ministro de Asuntos Exteriores del Imperio Austriaco, además de ejercer en simultáneo como el Primer Minis-tro del Imperio Austriaco desde 1821, momento en que se creó el cargo, hasta la venida de las Revoluciones de 1848. Fue el archienemigo de Napoleón I.

En enlace con el pensamiento moderno es que el modelo del hiperrealismo en las relaciones internacionales con-temporáneas tiene el nombre Henry Alfred Kissinger, (Fürth, Alemania, 27 de mayo de 1923), es un político germano-estadounidense de origen judío que tuvo una gran influencia sobre la política internacional, no solo de Estados Unidos con respecto a los demás países sino que también directamente sobre variedad de otras naciones.

En contraposición, resurge la escuela idealista. El precur-sor de la teoría liberal de las Relaciones Internacionales fue el idealismo; sin embargo, este término fue aplicado de manera crítica por aquellos que se veían a sí mismos como “realistas”, como Edward Hallett Carr. El liberalis-mo sostiene que las preferencias del Estado, más que sus capacidades, son el determinante primordial de su com-portamiento. A diferencia del realismo, donde el Estado es visto como un actor unitario, el liberalismo permite la pluralidad en las acciones del estado. Así, las preferencias 19 - Ver el enlace en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Klemens_von_Metternich (Consultado el 20.9.15)

variarán entre los estados, dependiendo de factores tales como su cultura, sistema económico o tipo de gobierno. El liberalismo también sostiene que la interacción entre esta-dos no está limitada a la seguridad política, sino también a aspectos económicos y culturales. De este modo, en vez de un sistema internacional anárquico, hay varias oportu-nidades para la cooperación y amplias opciones de poder, como el capital cultural. Esta rama está primordialmente basada en las ideas de Immanuel Kant expuestas en su li-bro “La Paz Perpetua”, que fue el argumento principal en la formación de la Organización de las Naciones Unidas.

El conflicto percibido es entre la “vocación” científica de la escuela realista con el “ideal” de la sociedad del futuro que pretende construir la escuela idealista. Nos es fácil ni cómodo el desarrollo de un marco intelectual de rigor ana-lítico con unos ideales como son los derechos humanos, pero es un reto de los tiempos modernos.

¿CÓMO NOS AFECTA A LOS DOMINICANOS?

La Constitución de la República Dominicana del 2010 es-tablece en su capítulo III De la Seguridad y la Defensa –re-iterado en la Constitución reformada del 2015– Consejo de Seguridad y Defensa Nacional en su artículo 258. Este uso de los dos términos en cuestión no nos define quién es el predominante: ¿Lo civil controla lo militar? ¿Lo militar permanece predominando? La no implementación de este órgano del Estado, ¿ha afectado el manejo de la crisis ge-nerada a partir de la sentencia del Tribunal Constitucional Nº 168-13?

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Además, desde el 2001 se ha desarrollado un esfuerzo falli-do de dotar a la República Dominicana de un Libro de De-fensa, pero que la jerarquía política no lo consideró perti-nente. En la selección de su título se refleja el predominio militar sobre lo civil. Es una materia pendiente, ya que un libro blanco serviría como prueba a los medios diplomá-ticos dominicanos para demostrar las intenciones de las Políticas de Estado en sus relaciones internacionales.

El Gobierno Dominicano emitió la Directiva de Seguridad y Defensa Nacional, creada en virtud del Decreto 189-07, del 3 de abril del año 2007 como un paliativo a la falta de definición. Un autor dominicano establece:

«La implementación y cumplimiento de la Directiva de Seguridad y Defensa Nacional, nos conduciría a la redefi-nición de los roles y el modelo de las Fuerzas Armadas, in-cursionando en sus capacidades, funciones fundamentales en la sociedad de hoy, una profunda revisión del volumen de sus efectivos, entre otros aspectos fundamentales en el proceso de trasformación de dichas instancias, más allá de la adopción de una nueva Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, debe cruzar, por el desarrollo de “la carrera mi-litar, con respecto al sistema de ascenso y promoción que incentive la dedicación y el esfuerzo profesional”.»

«La formulación de los planes de seguridad y defensa, debe cruzar por ciertos razonamientos indispensables para la conducción del proceso de formulación, por eso, la elabo-ración debe ser pensada como una política de Estado, que la haga trascender de la eventualidad de un gobierno, que integre a todos los actores y sectores, cada uno jugando su

rol, con sus competencias y funciones definidas en todas las entidades del Estado.»20

A manera de conclusión…

Podríamos preguntarnos: ¿Se ha diseñado la organización de la seguridad y la defensa por mimetismo e influencia de experiencias foráneas? ¿Se ha decidido que nuestras experiencias no son suficientes para poner en vigencia lo que hemos redactado en la mismísima Constitución de la República? ¿La crisis internacional vigente causada por la Sentencia del Tribunal Constitucional no es suficiente para poner en vigencia el mandato constitucional?

Con estas preguntas podemos concluir que hemos avan-zado en la comprensión de la seguridad y la defensa, pero por razones diversas, su institucionalización prevista en la Constitucional queda en el olvido.

20 - Pimentel Florenzán, Carlos (2015) Decreto Invisible: Directiva de Seguridad y Defensa en Acento, 26.1.2015. Disponible en: http://acento.com.do/2015/opinion/8215989-decreto-invisible-directiva-de-seguridad-y-defensa-nacional/ (Consultado el 20.9.15)

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Miguel Sang Ben - El insospechado conflicto entre la seguridad y la defensa: un análisis conceptual

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Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 28-39

Miguel Sang Ben - El insospechado conflicto entre la seguridad y la defensa: un análisis conceptual

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El autor es Coronel Piloto de la Fuerza Aérea Domi-nicana y tiene una Maestría en Defensa y Seguridad Hemisférica de la Universidad del Salvador, Argenti-na y el Colegio Interamericano de Defensa, Washing-ton, DC. Es egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD como Licenciado en Derecho. Además ha realizado cursos de Políticas Públicas y Planificación Estratégica Participativa del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, IPEA de Brasil y Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo, MEPYD de República Dominicana, también participó del Seminario Avanzado de la formación de políticas: “Amenazas transnacionales, Soluciones multilatera-les” Universidad Nacional de Defensa-USA-, Miami, Florida, así como el Seminario computarizado en es-trategia de defensa y Seguridad Colegio Interameri-cano de Defensa – CID- entre otros.

La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

SECURITY AND DEFENSE: CONCEPT, PERCEPTION AND REALITY

Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA.

Recibido: 08 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

Existe una necesidad de conceptualizar los términos de seguridad y defensa por la complejidad propia de estas consideraciones a la hora de vincularlos a la res-ponsabilidad que tiene el Estado y los ciudadanos, de dar respuestas a situacio-nes que afectan la paz y la convivencia pacífica de la nación. En este escenario es oportuno definir los términos de seguridad y defensa para tratar de alcanzar una idea del ámbito de acción de cada uno de ellos. La política de defensa proporcio-na la Seguridad del Estado, que es la seguridad de la nación y actúa en base a las capacidades militares e involucra a los demás sectores del Estado. La política de seguridad de interior va dirigida a la protección ciudadana y sus propiedades, es la más prioritaria desde el punto de vista de los ciudadanos, la misma actúa bajo las capacidades de las fuerzas policiales.

En este contexto, la percepción versus realidad se puede transferir a los Estados, no tendrán el mismo grado de percepción de seguridad e inseguridad, aquellos estados que se encuentran bajo amenazas reales en contraposición de aquellos que no la tienen. En este orden, un hecho apreciable es que hoy día las personas no se sienten seguras en ninguna parte del mundo. Por otra parte, el mundo vive la secuela que deja las actividades del crimen organizado, por lo que el escenario estratégico para los estados en este tenor es incierto, muy complejo y conflictivo. Finalmente es importante destacar, que necesitamos instaurar una cultura de Seguridad y Defensa en la República Dominicana, donde participen todos los sectores de la sociedad con el objeto de conocer la dinámica conceptual de estos términos, y sobre todo para que juntos podamos construir verdaderas estrategias que procuren dar respuestas y soluciones efectivas a la problemática planteada.

Palabras Claves:

Seguridad, defensa, percepción, políticas de seguridad, seguridad hemisférica, regional y nacional.

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 40-46

Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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ABSTRACT

There is a need to conceptualize the terms of security and defense by the com-plexity of these considerations when linking to the responsibility of the state and citizens, to give answers to situations affecting peace and peaceful coexistence of the nation. This scenario is appropriate to define the terms of security and defense to try to reach an idea of the scope of each. Defense policy provides state security, which is the security of the nation and acts on military capabilities and involves other sectors of the state. The internal security policy is aimed at pro-tecting citizens and their property, is the highest priority from the point of view of citizens, it acts on the capabilities of the police force.

In this context, perception versus reality can be transferred to the states, will not have the same degree of perception of security and insecurity, those states that are under real threats as opposed to those who do not. In this respect, a signifi-cant fact is that today people do not feel safe anywhere in the world. Moreover, the world is the sequel to stop the activities of organized crime, so the strategy for the states in this scenario is uncertain tenor, very complex and conflicted. Finally, it is important to emphasize that we need to establish a culture of secu-rity and defense in the Dominican Republic, which engage all sectors of society in order to meet the conceptual dynamics of these terms, and above all so that together we can build real strategies that seek to provide answers and effective solutions to the issues raised .

Keywords:

Security, defense, perception, security policy, hemispheric security, regional and national.

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 40-46

Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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Desarrollo del tema

Existe una necesidad de conceptualizar los términos de se-guridad y defensa por la complejidad propia de estas sig-nificaciones a la hora de vincularlo a la responsabilidad que tiene el Estado y los ciudadanos, de dar respuesta a si-tuaciones que afectan la paz y la convivencia pacífica de la nación. En este escenario es oportuno definir los términos de seguridad y defensa para tratar de alcanzar una idea del ámbito de acción de cada uno de ellos.

La Seguridad lo es todo y la misma abarca a la defensa, (Se-guridad = todo + Defensa).1 Porque al referirnos al con-cepto de “Seguridad”, estamos ante una situación que pue-de alcanzar características global, hemisférica o regional, nacional, sectorial y hasta individual, lo que trataremos más adelante. Por otra parte, en el precepto de la seguridad y por la realidad actual de nuestros días, nada está aislado, un evento que sucede en cualquier parte del mundo nos puede perjudicar, ya sea en el plano económico, político, social o militar. En este orden, una situación apreciable es que hoy día las personas no se sienten seguras en ninguna parte del mundo.

Para (Pelizza, 2009):2 “Esta dificultad se acrecienta enor-memente en las contiendas que comprenden elementos étnicos y religiosos considerados de “Choque” entre ci-vilizaciones”. Señala además, que este conflicto puede au-to-sostener la violencia en formas y zonas impensadas. Por otra parte, el mundo vive la secuela que deja las activida-des del crimen organizado, por lo que el escenario estra-

1 - Colegio Interamericano de Defensa, Washington DC. 2007.2 - Licastro, Julian y Pelizza, Ana M. El destino de la Guerra. Apuntes desde Washington. 1ra. Ed. Buenos Aires: Lumiere, 2009.

tégico para los estados en este contexto es incierto, muy complejo y conflictivo.

Siguiendo a (Covarrubias, 2011), refiriéndose al tema de la seguridad establece: “La seguridad es una aspiración de los ciudadanos y por tanto pasa a constituir una verdadera necesidad del estado”. En este sentido, “no hay nada más tangible que la falta de seguridad y/o de defensa, ya que se percibe casi inmediatamente”.3 Señala también, que los peligros y amenazas actuales afectan desde el Estado hasta el ciudadano individual y son hoy fenómenos de tiempos de paz, o sea vivimos en un ambiente de “Paz relativa” par-ticularmente en el Hemisferio Americano.

Es en este tenor, encontramos realidades como la de Méxi-co, un conflicto entre dos carteles moviliza más de 100,000 personas y la violencia ha generado más de 25,000 muertos desde el 2006 hasta el 2010, unos 15,000 sólo en el 2010, según datos publicados por El Atlas de Le Monde Diplo-matique del 2012, en su estudio sobre “Nuevas Potencias Emergentes”. Es evidente que nuestro hemisferio es la re-gión más violenta del planeta, así los certifican los índice estimados de homicidios con armas de fuego que coloca a la región en un rango de 12,80 a 15,47 muertes violen-tas por cada cien mil habitantes, donde el rango promedio mundial oscila entre 2,27 al 3,14 su rango más alto.4

Como hemos visto, y retomando el tema en materia de se-guridad tenemos una seguridad internacional, que dirige

3 - GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime, “Las dificultades para conceptualizar la segu-ridad y la defensa: Reflexiones desde la teoría”. Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, Chile, 2011.4 - Consejo de Defensa Suramericano, UNASUR. “Modernización de Ministerio de Defensa”. Ecuador, 2010.

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Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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las Naciones Unidas, (ONU), su órgano rector es el Conse-jo de Seguridad, a nivel regional poseemos una seguridad hemisférica, que dirige la Organización de Estados Ame-ricanos, (OEA), a través de la Comisión de Seguridad He-misférica y la Junta Interamericana de Defensa, (JID) y de manera muy particular y específica la Unión de Naciones del Sur, (UNASUR), para los países suramericano, coordi-nado por el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), el Sistema de Integración Centroamericano, (SICA), para los países centroamericano y del Caribe, con la Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas (CFAC), de la cual formamos parte, entre otros.

A lo interno del Estado contamos con una seguridad na-cional, que engloba varios tipos de seguridades que co-rresponden a distintos sectores como son: Seguridad ciu-dadana o seguridad pública (Sector de interior), seguridad de su soberanía (Sector defensa), seguridad humana y democrática como concepto integral más amplio, (Sec-tor salud, educación, vivienda, justicia. medio ambiente, agropecuario….), seguridad industrial y jurídica (Sector económico), entre otras.

La política de defensa proporciona la seguridad del Esta-do que es la seguridad de la nación, actúa en base a las capacidades militares e involucra a los demás sectores del Estado. La política de seguridad de interior va dirigida a la protección ciudadana y sus propiedades, es la más priori-taria desde el punto de vista de los ciudadanos, la misma actúa bajo las capacidades de las fuerzas policiales. Por lo que, “La integración y no la simple suma de estas seguri-dades conformarían a la seguridad global o integral o en una palabra a la Seguridad con mayúscula o bien seguri-dad nacional”.5 Por último y no menos importante, nos

5 - COVARRUBIAS, Jaime, Loc. Cit.

encontramos con la seguridad individual, que no es más que todas aquellas medidas adoptadas por un individuo para su propia protección.

FUENTE: GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime, “Las dificultades para conceptualizar la seguridad y la defensa: Reflexiones desde la teoría”. Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, Chile, 2011.

Cabe señalar y de acuerdo a Covarrubias, sobre la dificul-tad que tiene el Estado de conceder seguridad óptima a sus ciudadanos sin restringir libertades, y por otra parte, encontrarnos con la realidad de los ciudadanos de exigir un máximo de seguridad con ejercicio amplio de liberta-des, dos valores que se contraponen, a mayor autoridad menor libertad y viceversa. Observa también, sobre las condiciones que tiene toda sociedad de requerir y deman-dar grados de seguridad que le permitan desenvolverse en un ambiente de paz y convivencia pacífica, lejos de todas amenazas, riesgos y desafíos.

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 40-46

Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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En este orden y refiriéndose al contexto actual subraya el referido autor, que la policía está siendo superada por la belicosidad y el calibre de las armas que está empleando el crimen organizado, por lo que, algunos países [incluyen-do el nuestro], utiliza sus Fuerzas Armadas en labores de seguridad interna y otros intentan dotar a sus policías de armas de mayor capacidad y poder. Por otra parte, recal-ca sobre el crecimiento enorme que registra la seguridad privada en nuestra región, las mismas han superado en ta-maño y dimensión a muchas policías, estas estadísticas no son ajenas a nuestra realidad en la República Dominicana.

En este sentido es oportuno señalar que la seguridad está ampliamente vinculada al desarrollo de los pueblos, no es posible el desarrollo económico y social sin obtener grado de seguridad aceptable, especificamos “aceptable” en el en-tendido de la imposibilidad que tiene el Estado de ofrecer la seguridad en términos absolutos ya que ni las grandes potencias son absolutamente seguras,6 esta realidad la po-demos contactar frecuentemente.

También es importante destacar, la situación que presen-ta la seguridad entre la percepción y la realidad, una difi-cultad que incluso, puede llegar a ser opuesta, ya que por un lado están las personas que tienen una determinada percepción de seguridad motivada por sus vivencias, en contra-posición de aquellos que tienen una percepción diferente, también fijada por sus propias vivencias.7 Ejem-plo de esto, es que no tendrán la misma percepción de se-guridad los individuos y sus parientes más cercanos que han sido víctima de violencia en relación a aquellos que nunca han vivido esta dificultad, de modo que lo que se

6 - Ídem7 - Ídem

recomienda, es el manejo de las distintas percepciones por parte del Estado.

En este orden, el Estado tendrá la obligación de medir la seguridad/inseguridad real de los ciudadanos en aras de calibrar la realidad y determinar la seguridad óptima, de manera que, en esta circunstancia se ponen de manifiesto las necesidades de seguridad reales de los ciudadanos, ver-sus los desafíos y limitaciones del Estado y en esta misma línea estudiarse el horizonte del contexto estratégico para resolver el grado de seguridad externa.8

Por otra parte, para explicar el uso del término “Seguri-dad Integral”, el Almirante Sigfrido A. Pared Pérez. ARD. (DEM). Ministro de Defensa establece: “lo hacemos para dejar incluidos en él a todos los actores y aspectos más re-levantes de la seguridad”. Estos actores que van desde el ámbito de una seguridad de alcance multidimensional y colectiva hasta vincularlo a la seguridad nacional de cada Estado. Por otro lado, y de acuerdo con (Pared Pérez, 2006): “El Estado es una perfección alcanzada por el hom-bre para organizarse en una asociación necesaria que brin-de, ante todo, seguridad y bienestar, por lo que no se puede vivir fuera de él, mientras que si es posible abstenerse de hacerlo con otras asociaciones”.9

8 - Ídem9 - PARED PÉREZ, Sigfrido A. “Seguridad, Defensa e Identidad Nacional”. Prime-ra Edición. Santo Domingo. República Dominicana. 2006.

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Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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Conclusiones

Se puede advertir que el término “Seguridad” es un con-cepto más amplio que puede adquirir diferentes tipos de valoración, desde la óptica individual, nacional, regional o global, su principal peculiaridad es su condición de ser un factor de carácter integral, el mismo envuelve a todos los sectores incluyendo la defensa. Otro elemento importante a observar, es la relación que existe entre la percepción de seguridad de los individuos versus la realidad, situación que debe ser definida objetivamente en el entendido de que la seguridad es una aspiración de los ciudadanos, y por tanto, es un interés vital del Estado garantizarla.

Finalmente, es oportuno destacar que siendo la seguridad un componente crucial para la convivencia y desarrollo de

los pueblos, es sorprendente, y nos llama poderosamente la atención, que estos conceptos no son manejados ni es-tudiados a profundidad por la comunidad científica y los ciudadanos en términos generales, salvo algunas excep-ciones. Necesitamos crear una cultura de defensa y seguri-dad en la República Dominicana, donde participen todos los sectores de la sociedad con el objeto de conocer la di-námica conceptual de estos elementos y sobre todo para que juntos podamos construir verdaderas estrategias que procuren dar respuestas y soluciones efectivas a la proble-mática planteada.

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Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 40-46

Coronel Piloto Santiago Almonte Batista, FARD, MA. - La seguridad y la defensa: Conceptualización, percepción y realidad

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Periodista y Abogado, con maestría en Defensa y Seguridad Nacional; especialidades en Relaciones Internacionales, Derechos Humanos y Derecho In-ternacional Humanitario y cursando un Ph.D en Se-guridad Internacional. Egresada de la Academia Na-cional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE) y del Colegio Interamericano de Defensa, en Washington, DC. Docente, jurado y asesora aca-démica en el INSUDE. Está acreditada como Consul-tora y Asesora en Seguridad.

Reflexiones sobre la seguridad y la defensa acional

REFLECTIONS ON NATIONAL SECURITY AND DEFENCE

Carolina Ramírez Herrera

Recibido: 26 / 08 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

El nivel de vinculación de los ciudadanos en los asuntos relativos a la seguridad y la de-fensa nacional, estará condicionado al grado de conciencia y sensibilización que estos tengan sobre el hecho de que la seguridad es un bien común, al que las personas tienen legítimo derecho de que les sea garantizado, pero que en igual medida, tienen respon-sabilidad de participar en las acciones coordinadas desde el Estado para consecución.

En este artículo se invita a reflexionar sobre la importancia de la participación ciu-dadana en la formulación e implementación de las políticas de seguridad y defensa nacional de la República Dominicana.

Palabras Claves:

Seguridad nacional, seguridad ciudadana, democracia, participación ciudadana, nue-vas amenazas, seguridad multidimensional.

ABSTRACT

The level of involvement of citizens in matters relating to security and national defense, will be conditioned to the degree of consciousness and awareness that these have on the fact that security is a common good that people have a legitimate right to they would be guaranteed, but equally have a responsibility to participate in coordinated action by the state to achieve.

This article is invited to reflect on the importance of citizen participation in the formu-lation and implementation of national security policies and defense of the Dominican Republic.

Keywords:

National security, public safety, democracy, citizen participation, new threats, multidi-mensional security.

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 47-53

Carolina Ramírez - Reflexiones sobre la seguridad y la defensa nacional

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Desarrollo del tema

La Constitución dominicana establece que “Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igua-litaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de li-bertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas.1

En tal contexto, la Seguridad Nacional puede ser definida como aquella situación en la cual el Estado tiene garanti-zada su existencia, la integridad de su patrimonio, sus in-tereses nacionales, así como su soberanía e independencia; entendida ésta como la facultad de actuar con plena auto-nomía en el campo interno y libre de toda subordinación en el campo externo.

Mientras que la Defensa Nacional, solo comprende el con-junto de previsiones y acciones que permanentemente adopta o coordina el gobierno para garantizar la super-vivencia y permanencia del Estado, incluyendo su inte-gridad, unidad y autodeterminación, posibilitando que el proceso de desarrollo se realice en las mejores condicio-nes; es decir, que permita al Estado alcanzar y mantener los Objetivos Nacionales, pese a los antagonismos o pre-siones, tanto en el campo externo como en el interno.2

1 - Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero, Gace-ta Oficial No. 105612 - UASF. Ver Separata: La defensa nacional y el desarrollo. Defensa Nacional. Universidad Autónoma de San Francisco. Consultada en http://www.uasf.edu.pe/includes/archivos_pre/20151/44480.docx

La Seguridad, en sentido llano, puede entenderse como el sentimiento de protección frente a carencias y peligros ex-ternos que afecten negativamente la calidad de vida. Sin embargo, para el Estado adquiere una dimensión muy compleja, porque se sostiene con el ejercicio de diversas políticas de seguridad pública (Ciudadana, Jurídica, Sani-taria, Educativa, Laboral, Alimenticia, etc.) que afectan las condiciones de la vida social, económica y cultural de las personas.

Hay tantos tipos de seguridad, como actividades pueda realizar el ser humano. Particularmente, cabe destacar la Seguridad Pública, (también llamada -seguridad interior) la cual es totalmente perceptiva, como también es el caso de la seguridad internacional. A diferencia de esta última, en la seguridad pública es el ciudadano quien percibe la amenaza; y su protección se realiza dentro del régimen de monopolio de la violencia. Internamente, el Estado deten-ta ese monopolio legítimo, constituido por las fuerzas de seguridad pública y de justicia.

En el caso de la Seguridad Ciudadana, se refiere exclusi-vamente a la garantía de la integridad personal, objetiva y subjetiva de todos y cada uno de los ciudadanos, asegu-rándole estar libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional de sus pertenencias.3

3 - Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). VI Cumbre de Las Américas, págs. 2-3, 2011

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 47-53

Carolina Ramírez - Reflexiones sobre la seguridad y la defensa nacional

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Es una situación institucional y social en la cual las perso-nas pueden gozar plenamente y ejercer integralmente sus libertades y derechos. Pero ésta solo puede darse a partir de la plena vigencia del Estado Democrático de Derecho, para garantizar el desarrollo integral de las personas, me-diante la preservación de su integridad física y la de sus bienes y propiedades.

MULTIDIMENSIONALIDAD DE LA SEGURIDAD

Antes y durante el período que se conoce como la gue-rra fría, para la mayoría de los países latinoamericanos, la principal amenaza a la seguridad nacional, tradicional-mente estaba enmarcada en el contexto de las controver-sias territoriales y agresiones militares externas entre dos o más Estados. En algunos casos, también se incluyó a la subversión armada de carácter comunista, maoísta, leni-nista e incluso, con ideas separatistas, dentro del territorio, como una amenaza a la seguridad nacional”.4

Sin embargo, ese “enemigo” al que en el pasado se enfrenta-ban las fuerzas de defensa y de seguridad ha ido mutando; y de ser una amenaza tradicional, de la que se suponía de dónde venía y hacia dónde iba, ha pasado a convertirse en un enemigo poderoso, silente, poco visible y plural, trans-formándose en una grave preocupación para los Estados.

En tal sentido, los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos, OEA, han reconocido, a partir del 2003, que a estas amenazas tradicionales se han agregado nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de na-turaleza diversa, entre los que destacan: El terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito

4 - Acosta, Andrés. Diálogo. “El asunto de las nuevas amenazas” 2011

de armas, la trata de personas, los delitos de alta tecnología y las conexiones entre ellos.5

También han sido considerados como componentes de estas nuevas amenazas: La pobreza extrema, los bajos ni-veles educativos y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabilidad y la de-mocracia; el deterioro del medio ambiente, los desastres naturales y los de origen humano; el VIH/SIDA y otras enfermedades.

Este nuevo enfoque multidimensional de la seguridad implica además, un abordaje diferente, que permita ga-rantizar el Estado Democrático de Derecho, mediante el imperio de la ley y la institucionalidad, esto coadyuvado con una participación ciudadana activa, que se involucra en la búsqueda de soluciones, pero que además, fiscaliza el desempeño de sus autoridades en los asuntos de interés común.6

De ahí que la democracia haya sido considerada por algu-nos expertos como elemento clave de la seguridad.7 Esta forma de organización social en la cual, mediante meca-nismos de participación directa e indirecta, la comunidad decide el rumbo de la convivencia entre sus miembros y la consecución de sus objetivos comunes.

5 - Organización de los Estados Americanos, OEA. Declaración Sobre Segu-ridad en las Américas, (Aprobada en la tercera sesión plenaria, celebrada en México, el 28 de octubre de 2003, Consultada en http://www.oas.org/es/ssm/CE00339S03.pdf 6 - Política de Defensa y Seguridad Democrática. Ministerio de Defensa Na-cional. República de Colombia. 2003. Consultado en http://www.oas.org/csh/spanish/documentos/Colombia.pdf7 - García, Valerio. Más Democracia: Solución al Problema de la Inseguridad. Consultada en http://carolinaramirezherrera.blogspot.com/p/tintero-invitado.html

Seguridad, Ciencia y Defensa, Año 1, Nº 1, 2015, pp. 47-53

Carolina Ramírez - Reflexiones sobre la seguridad y la defensa nacional

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Una adecuada política de seguridad, facilita ese proceso de integración entre los valores democráticos de partici-pación y convivencia social, vinculados a un enfoque mul-tidimensional de la seguridad y la defensa, que permite la comprensión necesaria para el abordaje colectivo a la pro-blemática de la seguridad. No vista desde los indicadores de inseguridad, sino más bien desde las causas y factores que la generan.

La política de seguridad democrática, surge a partir de la necesidad del Estado de fortalecer la presencia y las acti-vidades de los órganos de seguridad estatales en todo el territorio nacional. Colombia y otros países de la región han logrado exitosos resultados de su implementación.8

SEGURIDAD CIUDADANA

En julio de 2006, el gobierno dominicano anunció una se-rie de medidas a implementar, con la finalidad de enfren-tar de forma más efectiva la delincuencia y el narcotráfico, entre ellas, la aplicación en territorio nacional de un Plan de Seguridad Democrática, sin embargo en el caso domi-nicano, a diferencia de Colombia, el alcance del plan se limitaba a abordar exclusivamente asuntos atinentes a la seguridad ciudadana.

El Plan de Seguridad Democrática consistió fundamental-mente en el desarrollo de 16 programas que procuraban el bienestar social, los cuales abarcaban desde el fortale-cimiento de la institucionalidad de la Policía Nacional,

8 - La política de Seguridad Democrática surge en Colombia, es una política gubernamental del ex-Presidente Álvaro Uribe Vélez que propone un papel más activo de la sociedad colombiana dentro la lucha del Estado y de sus órganos de seguridad frente a la amenaza de grupos insurgentes y otros grupos armados ilegales.

hasta la eficientización de algunos servicios comunitarios indispensables para garantizar la estabilidad y la paz so-cial, en áreas vulnerables del Distrito Nacional y algunas de las principales provincias del país, de los cuales el más destacado fue el programa “Barrio Seguro”.9

“El Plan de Seguridad Democrática se enfocó en la multi-causalidad de la violencia y de la delincuencia, partiendo de la premisa, de que para combatirla eficientemente, se re-quiere de la ejecución de programas integrales orientados a la Estrategia Nacional de Desarrollo, Económico y Social”. (Almeyda, 2010)

En marzo de 2013, el gobierno decidió relanzar la pro-puesta, por lo que esta vez, el proyecto fue denominado “Plan Integral de Seguridad Ciudadana”, incluyendo entre otros, su programa cumbre, ahora con el nombre “Vivir Tranquilo”, a implementarse inicialmente en la capital y cuatro provincias, donde habita el 53% de la población y se registra el 64% de los delitos y crímenes del país.10

CONCLUSIONES

La seguridad es un asunto multidimensional y sumamente complejo, que no debe ser abordado con planes perento-rios, sino con una política pública de largo plazo, de carác-ter estructural, que trascienda lo puramente coyuntural, la cual debe ser resultado de un arduo proceso de discusión y reflexión entre la autoridad pública y los ciudadanos, que ya desde el enfoque de seguridad democrática, estos

9 - Plan Seguridad Democrática: Experiencias Exitosas y Lecciones Aprendidas. Reunión de Expertos en Seguridad Pública, Preparatoria de la MISPA III, Santia-go de Chile, 18 y 19 Noviembre, 201010 - Rosado, Valentín. Formulación de una Propuesta para la Elaboración de un Libro Blanco de Seguridad Ciudadana en la República Dominicana. Tesis de Grado Maestría en Defensa y Seguridad Nacional. 2013

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no son simples receptores, sino corresponsables en el de-sarrollo, preservación y enriquecimiento de esa seguridad, entendida y asumida como un bien público.

Parte de esa cultura de seguridad y defensa pendiente de promover en los ciudadanos dominicanos, debe concien-tizarles sobre el hecho de que, si bien es cierto que toda persona tiene derecho a la protección por parte del Es-tado a través de los órganos de seguridad pública, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo a su desarrollo integral, al disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes;11 también la seguridad

11 - PNUD. Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014 Seguridad Ciu-dadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina. Con-sultado en http://www.latinamerica.undp.org/content/dam/rblac/img/IDH/IDH-AL%20Informe%20completo.pdf

y la defensa nacional son un “Bien Público” el cual es res-ponsabilidad primaria del Estado, pero también compete a las autoridades locales y a la sociedad civil,12 cuya par-ticipación es indispensable para que cualquier estrategia o política de seguridad nacional funcione.

12 - PNUD (2011) Conectando las Américas: Socios para la Prosperidad - Segu-ridad Ciudadana y Criminalidad Transnacional Organizada. Documento técnico elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a soli-citud del gobierno de Colombia, país organizador y sede de la VI Cumbre de las Américas. Págs. 2-3

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Licenciada en Ciencia Política, Universidad Diego Portales (Chile). Aprobada con distinción. Cientista política, Universidad Diego Portales (Chile). Apro-bada con distinción. Diplomado de Honores en Pen-samiento Contemporáneo, Instituto de Humanidad (IDH), Universidad Diego Portales (Chile). Aprobada con distinción. Actualmente se desempeña como analista internacional en el Centro de Estudios e In-vestigaciones Militares del Ejército de Chile, CESIM (www.cesim.cl).

América Latina: Desafíos para la Integración en Seguridad y Defensa*

LATIN AMERICA: CHALLENGES FOR DEFENSE AND SE-CURITY INTEGRATION

* - Publicada en la Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), en su número 53/2013 de fecha 11 junio de 2013, información encontrada en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2013/DIEEEO532013_Desafio Seguridad_DanielaBrio-nes.pdf. Se autoriza al INSUDE su reedición por parte del IEEE en fecha: 17 de septiembre del 2015.

Daniela Briones Riveros

SECCIÓN No. 2: Visión de la Seguridad Internacional

Recibido: 15 / 09 / 2015 Aprobado: 18 / 11 / 2015

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RESUMEN

Si bien actualmente en América Latina se privilegia la cooperación y el consenso para enfrentar las nuevas amenazas a la seguridad, a largo plazo aún resta im-plementar medidas comunes efectivas. En este sentido, el objetivo de este docu-mento es entregar una visión general de los desafíos en seguridad y defensa que enfrentan las instancias de integración en Latinoamérica.

Palabras claves:

América Latina, Estados Unidos, defensa, Fuerzas Armadas, integración, segu-ridad, UNASUR.

ABSTRACT

Even though nowadays in Latin America the cooperation and the consensus is favoured to face the new threats to the safety, in the long term still remains to implement common effective measures. In this regard, the purpose of this article is to provide an overview of the challenges in the field of security and defence that are faced by regional integration organisms in Latin America.

Keywords:

Latin America, United States, defense, military, integration, security, UNASUR.

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Daniela Briones Riveros - América Latina: desafíos para la integración en seguridad y defensa

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Introducción Los países de América Latina, tras el fin de la Guerra Fría, han enfocado sus esfuerzos en potenciar relaciones eminentemente cooperativas en diversos ámbitos. En un contexto que privilegia la solución pacífica de los conflictos y que tiende a la integración, la opción por la construcción de un régimen regional de seguridad se ha extendido cada vez más. Esto significa que las relaciones en seguridad y defensa se han reorientado «desde un eje basado exclusivamente en una estrategia disuasión (y defensa, según el caso), hacia otro en el cual los componentes disuasivos –que suponen conflictividad– se deben ir ajustando gradualmente a niveles coherentes con el incremento de la cooperatividad».1

Pese a lo anterior, aún quedan desafíos pendientes en Latinoamérica para lograr una verdadera integración en la materia, pues en general hasta ahora dichas iniciativas se han mantenido en el plano bilateral y no se han concretado espacios multilaterales que se hagan cargo de forma efectiva de las problemáticas comunes que afectan a la región, limitando la posibilidad del uso de la fuerza para resolver los conflictos y propendiendo al fortalecimiento de los valores democráticos desde una perspectiva que privilegie la protección de los derechos humanos.

El período de transición a la democracia vivido entre las décadas de los 80 y 90 implicó que Latinoamérica reconfigurara sus prioridades bajo un prisma diferente, que destaca la importancia de «las dimensiones económicas (procesos de integración) y político-societales (sistema político democrático)»2 en la región, así como de las nuevas problemáticas que podrían significar una amenaza a la seguridad de las naciones y de los nuevos actores que se hacen partícipes en los temas de seguridad, tales como organizaciones de la sociedad civil y las fuerzas armadas.

1 - ROBLEDO Hoecker, Marcos y ROJAS Aravena, Francisco. «Construyendo un régimen cooperativo de seguridad en el Cono Sur. Elementos conceptuales, políticos y estratégicos». En Fasoc, año 17, No.1– No.2, enero–junio 2002, pp. 5-31.2 Ibíd., pp. 4.

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América Latina se encuentra en un período de ajuste en lo referido al modo en que se entiende la seguridad en la región como un asunto común –pues las problemáticas en este ámbito no afectan en igual grado a todos los países y las prioridades de cada Estado son disímiles– y a cómo plasmar dicha visión en un mecanismo que posibilite la integración en el ámbito de seguridad y defensa.

En este orden de ideas, el objetivo de este documento es entregar una visión general de los desafíos en materia de integración, específicamente en seguridad y defensa, que enfrentan América Latina en la actualidad, poniendo especial énfasis en las implicancias de la transformación que ha tenido el concepto de seguridad desde su acepción tradicional a la noción multidimensional y a la dimensión cooperativa de la misma.

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Guerra Fría y la influencia de Estados Unidos en la integración Latinoamericana

En el contexto del panorama de bipolaridad extrema y lu-cha ideológica por la hegemonía mundial que significó la Guerra Fría, América Latina fue escenario de una serie de importantes cambios que, entre otros factores, contribu-yeron a reconfigurar los requerimientos en términos de seguridad y defensa en la región.

Desde el período de la Independencia –y a pesar de la exis-tencia de diversas instancias que demuestran la preocu-pación por los asuntos de seguridad y defensa a nivel re-gional1 –, la relación entre las naciones Latinoamericanas, como una zona heterogénea constituida por países dife-renciados, estuvo marcada por la desconfianza y la falta de determinaciones comunes. La consecuente inestabilidad y falta de cohesión en estos términos hicieron que Sudamé-rica no fuese considerada un actor de importancia en el escenario internacional.

Durante este período histórico, la posición de la región frente al mundo no había cambiado demasiado y como un área en la periferia del conflicto, sus definiciones en términos de seguridad remitían a los intereses de Estados Unidos.2

1 - GRIFFITHS, John. «Procesos de integración regional en defensa: ¿Consejo Sudamericano de Defensa –UNASUR– Un nuevo intento?». En Revista Globaliza-ción, Competitividad y Gobernabilidad, GCG Georgetown University, Vol. 3, No. 1, 2009 y ARANCIBIA, Fernando. «La Seguridad Hemisférica en la Década de los Noventa». En Política y Estrategia, No. 53, 1990.2 - Con el objetivo de consolidar su presencia en sus áreas de influencia, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos pusieron en marcha diversos mecanis-mos de seguridad. En el continente americano fue el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) firmado en 1947, el acuerdo que cumplió dicho rol.

En este marco de gran conflictividad y polarización, las iniciativas de seguridad y defensa se entroncaban en tér-minos de seguridad tradicional, «que responde fundamen-talmente a la dinámica de los conflictos interestatales».3 En este sentido, se equiparó el concepto de seguridad nacio-nal al de seguridad internacional, puesto que la seguridad se consideraba terreno casi exclusivo de «la intervención de estamentos militares, policiales [y] judiciales»4 y se es-tructuraba en torno a preceptos clásicos de amenaza in-terna y externa, o de la llamada lógica «amigo/enemigo».

En Latinoamérica, esta noción se materializó en una olea-da de regímenes autoritarios que, entre otros elementos, buscaban erradicar la influencia soviética que representa-ba el comunismo. A raíz de su situación política interna, la posición de la región frente al sistema internacional no cambió y siguió siendo considerado un actor de segun-da categoría: el «patio trasero» de EE.UU. En este sentido, desde América Latina el sistema internacional se percibía primordialmente unipolar, pues la influencia de Estados Unidos era fundamental en las determinaciones concer-nientes a la seguridad y defensa.5

Tanto durante la Guerra Fría como en la actualidad, Esta-dos Unidos ha sido un actor siempre presente, pues forma parte de «cualquier proceso de integración y cooperación

3 - GARAY, Cristián y MILET, Paz. 2009. «La política exterior y la política de defen-sa en la región latinoamericana». En Escenarios Actuales, año 14, agosto 2009, p. 7.4 - RIVERA, Fredy. «Seguridad multidimensional en América Latina». En Seguri-dad Multidimensional en América Latina, FLACSO Ecuador, 2008, p. 11.5- CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES MILITARES (CESIM). Informe Pre-liminar, Parte I: «Cooperación regional y defensa nacional. Una visión prospec-tiva al año 2010», Chile, 2000.

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regional, si sus intereses están de por medio».6 No obstan-te, luego de la caída del Muro de Berlín se supuso que el sistema internacional se continuaría configurando uni-polarmente en torno a los valores y los intereses estadou-nidenses como gran potencia mundial, sin embargo, en América Latina surgieron una serie de matices valóricos y políticos importantes, que no necesariamente se alineaban con los valores propiciados por Norteamérica.7

«La crisis político-económica de Estados Unidos ha llevado a algunos a plantear la posibilidad de que el mundo queda sin un líder que propicie y univer-salice los principios de la sociedad occidental. Efec-tivamente el orden internacional, donde esta nación era el actor principal, con una alta voluntad y ca-pacidad para intervenir, ha entrado en una etapa de reordenamiento, donde la posibilidad de que surjan liderazgos y alineaciones político-estratégicas diferentes, será una realidad».8

Con todo, es esperable que Estados Unidos mantenga su lugar como referente mundial en materia de seguridad y defensa, pero en Latinoamérica ya no tendría la misma influencia que en el pasado pues el foco de la política ex-terior estadounidense está más centrado en la situación interna del país, en Medio Oriente y en Asia.

Esto, en cierto sentido, implica un cambio en la manera en que EE.UU. participa en el sistema internacional, y ha propiciado el surgimiento de nuevos espacios para la par-ticipación de actores que en el pasado estaban a la sombra de los dictámenes norteamericanos. Para América Latina

6 - Ibíd., p. 12.7 - CHEYRE, Juan Emilio. «La debilidad de Estados Unidos y el cambio de esce-nario para occidente». En Atenea, No. 33, 2012.8 - Ibíd., p. 37.

esto significa una modificación en la forma en que EE.UU. ve la región, pues si bien durante la Guerra Fría la relación era de tutelaje, en la actualidad ésta se definiría a partir de la igualdad o, más bien, a partir de la calidad de socios.9

Desde esta perspectiva, para que América Latina sea capaz de encumbrarse como un actor relevante a nivel interna-cional en dicho ámbito, ha de institucionalizar adecuada-mente una instancia regional que tenga como objetivo el propiciar la paz, la seguridad y los sistemas democráticos, así como también debe enfrentarse a aquellos factores que desestabilizan a la región, tales como la delincuencia or-ganizada, la pobreza, la exclusión social y los riesgos a la salud de las personas, adoptando un enfoque cooperativo.

INTEGRACIÓN EN SEGURIDAD Y DEFENSA EN AMÉRICA LATINA: DEFINICIONES CONCEPTUALES Y LA PARTICIPACIÓN DE NUEVOS ACTORES

A partir de la década de los 90, entre otros aspectos, se reflotó el cuestionamiento por el concepto de seguridad, pues ya no era equiparable la seguridad nacional con la internacional. Esto significó un cambio relevante, pues surgió la necesidad de redefinir las políticas en la materia: la seguridad se transformó en un asunto más complejo, que debía abarcar problemáticas que no son de orden es-trictamente estratégico y que significan una amenaza para la estabilidad de las naciones.

El debate que se ha generado en relación a la seguridad, entre otros elementos, ha evidenciado que, más allá de

9 - MORA, Frank y ZIMMERMAN, Nicholas. «Los siete mitos más destacados de la política de defensa hacia las Américas». En Military Review, enero-febrero 2011, pp. 75-85.

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cómo ésta se conciba, las decisiones en la materia «no pue-den ser resueltas de forma abstracta. Es el poder político el que en definitiva determina la orientación y significado de la seguridad».10

En este orden de ideas, es posible afirmar que Sudamérica se encuentra en un período de transición,11 que conjuga la intención de consolidar un sistema de integración regional en defensa con la existencia de una amplia serie de insti-tuciones, enfoques e intereses más o menos diferenciados. En este sentido, resulta pertinente referirse a cómo se ha entendido y cómo ha evolucionado el concepto de seguri-dad en la región.

En América Latina, la seguridad ha tendido,

Por lo menos coyunturalmente, a privilegiar la vul-nerabilidad económica de la región (especialmente luego de haber perdido su capacidad de negociación en el marco de la confrontación estratégica bipolar) y las amenazas consecuentes encarnadas en la diná-mica de la economía política internacional; así como la inestabilidad política derivada de las presiones so-ciales y políticas domésticas y del desentendimiento de los actores extraregionales12

La influencia de Estados Unidos en las definiciones de se-guridad en Sudamérica se materializó, durante la Guerra Fría, en la Conferencia Interamericana sobre Problemas

10 - LABORIE Iglesias, Mario. Documento Marco 05/2011. La evolución del concepto de seguridad, 2011. En http://www.ieee.es.11 - Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL). VI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas. Líneas temáticas y perspectiva del deba-te, 2004. En http://www.resdal.org.12 - SERBIN, Andrés. «Nuevas tendencias en la seguridad internacional en la Cuenca del Caribe». En La seguridad internacional en América Latina y el Caribe. El debate contemporáneo. Instituto de Estudios Diplomáticos Matías Romero, 1995, pp. 107.

de la Guerra y la Paz (1945) y en el Tratado de Asisten-cia Recíproca (TIAR, 1947). Ambos se estructuraron bajo la acepción colectiva de la seguridad, que presupone «un compromiso por parte de los Estados a respetar y actuar [de manera colectiva] frente a las amenazas cuando ello se disponga según lo acordado entre los miembros».13

No obstante, a partir de los ’90, el modelo de seguridad hemisférico que se sustentaba en la idea de seguridad co-lectiva ya no respondía a la realidad interna de los países latinoamericanos, que en esa época se encontraban en un período de redemocratización y de apertura al mundo, tanto a nivel de intercambios económicos como de polí-tica exterior. Esto dio paso a la noción cooperativa de la seguridad como eje para el nuevo modelo de seguridad en América.

«La seguridad cooperativa hemisférica podría defi-nirse como un sistema de interacciones interestatales que, coordinando políticas gubernamentales, previe-ne y contiene las amenazas a los intereses nacionales y evita que las percepciones que de estas tienen los diversos Estados se transformen en tensiones, crisis o abiertas confrontaciones.

Esta visión de la seguridad hemisférica no debería ser contradictoria con las políticas de defensa nacio-nal de los diversos estados de la región, ni por los acuerdos de paz globales y regionales existentes y en los cuales participan los países del hemisferio. Por el

13 - CORTES, María Julieta y ROJO, Patricia. «La seguridad hemisférica en la post-guerra fría. Apuntes para su análisis». Ponencia preparada para el V En-cuentro Nacional de Estudios Estratégicos, Buenos Aires, octubre 2002. En http://www.resdal.org.ar/d00001cb.htm.

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contrario, estos conjuntos de políticas deben refor-zarse recíprocamente».14

La seguridad cooperativa concibe que las problemáticas que actualmente aquejan a los Estados no puedan con-frontarse aisladamente. «Este concepto promueve la idea de que es preciso “construir” la confianza no sólo entre Es-tados, sino también con otros actores no estatales a través de la discusión, la negociación, la cooperación y el com-promiso».15

Para ello considera la inclusión de diversos actores en la discusión al respecto, más aún, establece que cualquier resolución a largo plazo debe considerar la participación de la sociedad civil, las fuerzas armadas, la diplomacia, el ámbito político, entre otros.

Como propuesta de seguridad hemisférica para la pre-vención de conflictos, la idea de seguridad cooperativa ha alcanzado un alto grado de reconocimiento en la región, sobretodo en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de las Reuniones Ministeriales.

En el año 1991, en Santiago de Chile, se celebró la primera Asamblea General de la Organización de Estados Ameri-canos (OEA). En dicha oportunidad, los miembros de la OEA firmaron el Compromiso de Santiago y se obligaron a respetar y defender la democracia y los derechos huma-nos, y a promover el desarrollo económico. «A partir de aquí, se fueron generando numerosos esfuerzos multila-terales […] los cuales concentraron su interés en temas de paz y seguridad, en medidas de incremento de la confian-za, en materia de no proliferación y proscripción de armas

14 - VARAS, Augusto. La seguridad hemisférica cooperativa de post-guerra fría», 1994.15 - LABORIE, Iglesias, Mario. Op. cit.

de destrucción masiva, y en materia de armas químicas y bacteriológicas».16

Ese mismo año se creó la Comisión de Seguridad Hemis-férica, que es un organismo político que tiene por objetivo canalizar los acuerdos de seguridad en la región america-na. En el año 1995 se le otorgó a la Comisión el carácter de comité permanente de la OEA, y se le asignaron nue-vas tareas: impulsar la educación para la paz, la transpa-rencia, la cooperación, entre otros.

Por su parte, la Reunión de Ministros de Defensa de las Américas surge como una iniciativa de Estados Unidos para ampliar la cooperación en seguridad.17 La primera se llevó a cabo en 1995 en Williamsburg, y en ella se sentaron las bases para la política americana de segu-ridad, que se fueron ampliando y precisando a lo largo de las subsiguientes Reuniones realizadas periódicamente en distintos países de la región.

Dicho asunto también se discutió a nivel presidencial en las Cumbres de las Américas, en estas

«Se hizo referencia al tema de la seguridad en el con-tinente estableciéndose una serie de tareas específicas a ser cumplidas por los países de la región, donde la OEA y la Comisión de Seguridad Hemisférica al-canzan un protagonismo importante ya que debe-rán organizar y convocar una Conferencia Especial sobre Seguridad que permita evaluar las tendencias provenientes de las subregiones como diseñar meca-nismos apropiados para cada tipo de conflicto».18

16 - CORTES, María Julieta y ROJO, Patricia. Ibíd.17 Ibíd.18 Ibíd.

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La defensa de la democracia, la paulatina superación de los conflictos clásicos y la canalización de los mismos en medios pacíficos, el diálogo entre los países y el acerca-miento del sector castrense al civil luego de los regímenes autoritarios vividos en América del Sur, contribuyen a que en el presente ésta pueda definirse en términos generales como una zona que va avanzando firmemente hacia la consolidación de la paz.

Los mentados factores, sumados a los efectos de la glo-balización y a la creciente porosidad de las fronteras, que permite tanto el intercambio pacífico y legítimo entre los países como las actividades ilícitas, ha llevado a que se en-foque la seguridad no sólo como un asunto que requiere de la cooperación para ser sobrellevado, sino que también como un tema multidimensional.

Para incorporar este asunto en el debate sobre seguridad hemisférica, en la Conferencia Especial sobre Seguridad que se llevó a cabo en México en el año 2003, se propuso que:

«Nuestra nueva concepción de la seguridad en el He-misferio es de alcance multidimensional, incluye las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas, pre-ocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del Hemisferio, incorpora las prioridades de cada Estado, contribuye a la consolidación de la paz, al desarrollo integral y a la justicia social, y se basa en valores democráticos, el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solidaridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional».

Este concepto distingue las siguientes amenazas a la segu-ridad:

• La delincuencia organizada transnacional, el terroris-mo, las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas.

• La pobreza extrema y la exclusión social, pues amena-zan la estabilidad, la democracia y la cohesión social.

• Los desastres de origen natural y humano, los riesgos a la salud y al medioambiente. La trata de personas.

• Los ataques a la seguridad cibernética.

• La posibilidad de que surjan daños en el transpor-te marítimo de materiales peligrosos.

• La posibilidad de acceso, posesión y uso de armas de destrucción masiva a manos de terroristas.

Estos fenómenos se caracterizan por estar muy relacio-nados entre sí y ser eminentemente transnacionales, pues incumben en mayor o menor medida a todos los países, y se caracterizan por traspasar las fronteras, lo que hace es-pecialmente necesario que los sistemas de integración y de cooperación de América Latina, en este caso, se afiancen.

La condición multidimensional de la seguridad incluye en una misma definición a las amenazas tradicionales y a las nuevas problemáticas que afectan, en este caso, a Suda-mérica. Vale decir, las amenazas que enfrenta la seguridad multidimensional no son amenazas que afectan exclusi-vamente al Estado (seguridad nacional), al individuo (se-guridad humana) o al escenario internacional (seguridad internacional),19 sino que es una noción que conjuga una amplia variedad de dimensiones en las que se podría ver

19 - GRIFFITHS, John. «Seguridad hemisférica en América Latina. Alcances y proposiciones». En CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES MILITARES (CE-SIM), Escenarios Actuales: Evolución en 15 años, Santiago de Chile, 2012, pp. 97- 109.

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afectada la seguridad y que, así entendida, se adapta a las mentadas realidades e intereses diferenciados que existen en América Latina.

Latinoamérica enfrenta una etapa de transformaciones en este ámbito, que se relacionan con el intento de reformular el sistema de cooperación y de integración en la materia, con el fin de enfrentar de manera coordinada las proble-máticas que la seguridad multidimensional aborda, arti-culando las políticas de seguridad y defensa, y formulando una agenda de seguridad común.

En este marco, resulta interesante detenerse brevemente en el rol tanto de la sociedad civil y como de las fuerzas armadas frente a las determinaciones de seguridad y de-fensa, pues han adquirido una renovada notoriedad a este respecto. Es evidente que en la actualidad, y en gran me-dida gracias a la globalización y al desarrollo de las tecno-logías de la información, los Estados interactúan con una serie de actores no estatales que representan el interés tan-to de los gobiernos como de la sociedad por mayor participación y que, además, destacan la importancia de enfrentar conjuntamente las problemáticas del mundo de hoy en la materia.

«Este nuevo escenario encuentra a Sudamérica su-mida en diversas visiones sobre cómo abordar su desarrollo, las cuales se constituyen en un obstácu-lo más para enfrentar la ansiada integración […] A lo anterior, se suma la pérdida de influencia de los Estados Unidos en la región, y la aparición de nue-vos poderes en la región. De ellos los más visibles son China y Rusia. Sin embargo, el dato más relevante está constituido por la aparición de Brasil como un

líder regional que posee voluntad política y poten-cialmente toda la capacidad para consolidar y arti-cular una nueva relación de este espacio geográfico en el concierto internacional».20

En la actualidad los países de América Latina buscan, de diversos modos, mejorar sus niveles de gobernabilidad y de institucionalidad, bajo el supuesto de que un Estado fortalecido podría abordar de mejor manera las eventua-les amenazas a la seguridad. Bajo esta premisa, los gobier-nos han debido enfrentar el cuestionamiento constante de la población que busca mayor representación, el mejora-miento efectivo de su calidad de vida y aboga por mayor transparencia en la gestión fiscal.

En lo referido a la seguridad y defensa, paulatinamente se ha extendido la demanda de la sociedad civil por un cambio en la forma en que se llevan las políticas en dicha área, a fin de que se deje de lado el secretismo excesivo y se informe adecuadamente a la población de lo que ocurre. Asimismo, se valora que los conflictos entre Estados sean resueltos por medios pacíficos.

Paralelamente, y considerando que la seguridad cooperati-va promueve la defensa no ofensiva, el papel que cumplen las fuerzas armadas se ha redefinido, pues sus roles tradi-cionales se han complementado con otros. «Los desafíos en defensa y seguridad, así como la cambiante realidad de nuestros tiempos requieren una evaluación permanente de los instrumentos y mecanismos de cooperación apro-piada entre los Estados».21

20 - GRIFFITHS, John. Op. cit., 2009, pp. 115.21 - X CONFERENCIA DE MINISTROS DE DEFENSA DE LAS AMÉRICAS. Declara-ción de Punta del Este. 8 al 10 de octubre de 2012, 2012. En http://www.resdal.org.

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Este nuevo rol de las fuerzas armadas en la región, se ha visto reflejado en la incorporación de nuevas tareas a su actuar.22 Entre ellas se encuentran:

• La implementación de mecanismos para enfrentar las nuevas amenazas a la seguridad en la región, con especial énfasis en el fortalecimiento de los acuer-dos de cooperación en seguridad y defensa bilaterales, subregionales y regionales, para alcanzar un enfoque cooperativo multilateral.

• El desarrollo de medidas de confianza mutua y segu-ridad con una visión integral, regional y multidimen-sional. En este sentido, se contempla la implementa-ción de un inventario común de dichas medidas, a fin de intercambiar experiencias al respecto.

• La participación de las fuerzas armadas en operacio-nes de mantenimiento de la paz, de desminado terres-tre y en operaciones de apoyo ante desastres naturales.

• La implementación de medidas regionales de de-sarrollo profesional militar, de homologación de los sistemas de medición de gastos en defensa, de situación hemisférica de control de armas y coopera-ción para la no proliferación de armas de destrucción masiva.

DESAFÍOS PARA LA INTEGRACIÓN EN SEGURI-DAD Y DEFENSA EN AMÉRICA LATINA

El escenario latinoamericano en materia de seguridad y defensa ha estado marcado por fenómenos interestatales y transnacionales, razón por la que el énfasis está puesto en

22 - RED DE SEGURIDAD Y DEFENSA DE AMÉRICA LATINA (RESDAL). Ibíd.

avanzar en términos de seguridad y de desarrollo, prestan-do especial atención23 al tráfico de drogas, a las disputas históricas por definición de fronteras, a la posible existen-cia de una carrera armamentista por parte de algunos paí-ses del continente, a la inequidad, entre otros.

El problema es que:

«el escenario hemisférico evidencia una débil inte-gración e identidad regional, sobre un campo de sig-nificativas asimetrías y heterogeneidad estructural en sus sociedades, economías y sistemas políticos, que dificultan el establecimiento de un orden de inte-reses comunes en materia de seguridad regional […] Las diferentes perspectivas y posiciones en el entorno regional se evidencian en las limitaciones para el es-tablecimiento de un amplio acuerdo de integración y comercio hemisférico y un esquema de seguridad colectiva común».24

Vale decir, los países de la región enfrentan realidades di-símiles y tienen diversos intereses en materia de integra-ción, por lo que no hay consenso respecto a cuáles son los objetivos regionales prioritarios. Esto ha redundado en el fraccionamiento de la institucionalidad pertinente, puesto que coexisten los procesos políticos de los foros multilate-rales, los acuerdos de cooperación en el ámbito subregio-nal y los programas de cooperación militar.

Sin embargo, está siempre presente la voluntad en avan-zar hacia una mayor cooperación. En seguridad y defensa

23 - GARAY, Cristián y MILET, Paz. Op. cit. y ROJAS, Francisco. «Ingobernabilidad: Estados colapsados, una amenaza en ciernes». En Nueva Sociedad, No. 198, julio-agosto 2005.24 - CELI, Pablo. «Nuevas tendencias en defensa y seguridad en América Lati-na». En Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina, RESDAL, 2005, p. 11.

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esto redunda en la implementación y fortalecimiento de las medidas de confianza mutua y del diálogo, tanto a nivel de los ministerios de defensa como de las fuerzas arma-das, entre otros. Asimismo, requiere de grandes avances en infraestructura y de «invertir la actual dinámica crimen organizado versus Estado desorganizado.25

Latinoamérica aún se enfrenta al desafío de definir cuáles son los requerimientos o los intereses comunes de la región en seguridad y defensa, a fin de conformar a partir de ahí una agenda local exitosa y atingente; superando los con-flictos clásicos y las desconfianzas históricas; identificando cuáles serán los roles y las actividades a corto y largo plazo en la materia, con el objetivo de enfrentar eficazmente las nuevas problemáticas y de consolidar un mecanismo de integración regional en seguridad y defensa.

En América Latina, si bien en un nivel estratégico aún no existe una mirada regional consolidada para abordar di-chas problemáticas, sí existe una tendencia a establecer convenios subregionales en materia de seguridad y defensa. La integración, como un proceso que busca el establecimiento de decisiones colectivas,26 se ha transfor-mado en una tendencia no sólo regional, sino que mun-dial, como una estrategia para enfrentar los desafíos que presenta el escenario internacional, «no obstante, en la práctica y pese a la globalización, dichos procesos no son universales ni uniformes».27

En este sentido, cabe detenerse a analizar al Consejo Sura-mericano de Defensa, una de las principales iniciativas en

25 - GRIFFITHS, John. Op. cit., 2009, pp. 118.26 - RIQUELME, Javier. Op. cit., pp. 85-99.27 - CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES MILITARES (CESIM). Op. cit., pp. 11.

el área, tras el denominado Sistema de Seguridad Hemis-férico.28

El año 2008, en Brasilia, 12 países29 de la región firmaron el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Surame-ricanas (UNASUR), que se concibe, por un lado, como una instancia de participación de la región en el escenario internacional, y por otro lado, como:

«[U]n espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otor-gando prioridad al diálogo político, las políticas so-ciales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medioambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lo-grar la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e inde-pendencia de los Estados».30

La UNASUR tiene como antecedente inmediato a la Co-munidad Sudamericana de Naciones (2004), y se gesta en base a una identidad de valores compartidos que «viene a llenar un espacio intermedio entre un organismo he-misférico (OEA) y organismos subregionales (Comuni-dad Andina de Naciones y Mercosur), conforme a un con-cepto geográfico».31 En este marco, y con el fin de articular a nivel regional las políticas de defensa, la organización de

28 - El Sistema de Seguridad Hemisférico se compone por la Junta Interameri-cana de Defensa (JID), el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, también llamado Pacto de Bogotá (GRIFFITHS, John. Op. cit., 2009, pp. 111)29 - Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.30 - Para más información revisar el Tratado Constitutivo de la Unión de Nacio-nes Suramericanas (UNASUR).31 - RIQUELME, Javier. Op. cit, pp. 85-99.

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fuerzas de paz y de ejercicios conjuntos, y de prevención de conflictos interestatales,32 se concibió el proyecto de con-formación del Consejo Suramericano de Defensa como un organismo de consulta, cooperación y coordinación en la materia, bajo los principios de transparencia, seguridad y confianza.

El Consejo Suramericano de Defensa, en tanto busca pro-veer una voz común a la región en el escenario internacio-nal y ante organizaciones similares, aunando los esfuerzos y desafíos de seguridad y defensa, demuestra que este es «un proceso de gran potencialidad, porque aún tenemos mucho camino que recorrer para llegar a contar con una política de defensa común en América del Sur, que enten-demos además como parte de un proceso de integración sudamericano más amplio y ambicioso»,33 que considere, primeramente, la consolidación del trabajo realizado en el Consejo Suramericano de Defensa y una conjunción o, mejor dicho, una complementación34 entre éste y el Siste-ma de Seguridad Hemisférico existente.

CONCLUSIONES

En términos globales, queda de manifiesto que desde la Guerra Fría hasta la actualidad, la noción de seguridad ha cambiado, por lo que hoy se privilegia la cooperación y el consenso para enfrentar las amenazas a la seguridad y el

32 - Ibíd.33 - GRUPO DE TRABAJO DEL CONSEJO DE DEFENSA SURAMERICANO. El Con-sejo de Defensa Suramericano de la UNASUR. Crónica de su Gestación. Santiago de Chile, Ministerio de Defensa Nacional de Chile, 2009, p.13.34 GRIFFITHS, John. Op. cit., 2009.

bienestar de las personas, ante un escenario de creciente interdependencia entre las naciones.

Los asuntos relativos a la seguridad y defensa tienen un lugar central en la Latinoamérica, no únicamente por su relevancia intrínseca, sino que también por su alto grado de correlación con el nivel de desarrollo social y econó-mico de los países. Al mismo tiempo, esto ha provocado que paulatinamente se vayan dejando de lado los conflic-tos clásicos.

Como los problemas de seguridad no respetan fronteras, se han de encontrar soluciones efectivas para enfrentar-los. Solamente la puesta en marcha de medidas en las que participen los diferentes Estados y organismos regiona-les, permitirá superponerse a los retos que imponen di-chas amenazas en la región. En lo que respecta las fuerzas armadas, éstas deben encaminar su actuar en torno a las nuevas problemáticas en la materia, poniendo especial atención al fortalecimiento de los acuerdos de coopera-ción en seguridad y defensa, y al desarrollo de medidas de confianza mutua.

A pesar de que la evolución del concepto de seguridad sig-nifica un avance necesario, no ha sido suficiente para que las agendas nacionales de los Estados de América Latina integren sus políticas en la materia y superen sus diferen-cias en pos de la cooperación: aún impera una perspectiva nacional más que común para enfrentar las amenazas a la seguridad. Sin embargo, instancias como el Consejo Sura-mericano de Defensa, representan el interés de las nacio-nes latinoamericanas de emprender esfuerzos comunes en la materia y de adquirir una posición estratégica relevante en el escenario internacional.

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Oficial de Estado Mayor, Ejército de Chile. Master of Arts in Security Studies, Georgetown University. Ma-gister en Conducción Militar, Academia de Guerra, Ejército de Chile. Licenciado en Ciencias Militares, Escuela Militar. Autor del blog “Ciberestrategia” ht-tps://ciberestrategia.wordpress.com/. Actualmente es parte del Grupo de Planificación Estratégica de la Dirección de Operaciones del Ejército de Chile. [email protected].

Consideraciones sobre la Ciberamenaza a la Seguridad Nacional

CONSIDERATIONS CYBER THREAT TO NATIONAL SECURITY

Alejandro Amigo Tossi

Recibido: 25 / 08 / 2015 Aprobado: 09 / 11 / 2015

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RESUMEN

La ciberamenaza es uno de los principales riesgos para la seguridad de los paí-ses desarrollados, como también de los Estados en vías de desarrollo como el nuestro. Este fenómeno es uno de los retos a la seguridad nacional que exige la adopción de un enfoque integral en su análisis, que contemple los aspectos que han transformado a los actores y acciones maliciosas de este ámbito en uno de los principales desafíos a la seguridad de organizaciones estatales y privadas en todo el mundo. Estados, hackers, hacktivistas y cibercriminales han sido pro-tagonistas de diversos actos que han configurado una nueva dimensión para la seguridad nacional e internacional. El propósito de este artículo es proponer los tópicos que podrían incluirse en la apreciación nacional sobre la ciberamenaza a la seguridad nacional de Chile, basado en ciertas definiciones conceptuales, los ciberataques que han afectado a organismos del gobierno de Chile e institucio-nes de la defensa y por último, las consideraciones sobre la ciberamenaza inclui-das en las Estrategias de Seguridad Nacional de ciertas potencias occidentales.

Palabras claves:

Seguridad nacional, defensa nacional, ciberespacio, ciberamenaza, planificación nacional.

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ABSTRACT

The cyber threat is one of the major security risks in developed countries, as well as the developing States like ours. This phenomenon is one of the challenges to national security that calls for a comprehensive approach in its analysis that con-siders aspects that have transformed malicious actors and actions in this field in one of the main challenges to security organizations state and private worldwide. United, hackers, cybercriminals and hacktivists have been involved in various events that have shaped a new dimension to national and international securi-ty. The purpose of this paper is to propose topics for inclusion in the national assessment of the cyber threat to national security of Chile, based on certain conceptual definitions, cyber attacks that have affected agencies of the Chilean government and defense institutions and Finally, the cyber threat considerations included in the National Security Strategy of certain Western powers.

Keywords:

National defense, cyberspace, cyberthreat, national planning, national security

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Introducción La ciberamenaza forma parte de los riesgos a la seguridad nacional de los países desarrollados, pero también afecta a los Estados en vías de desarrollo, donde organizaciones estatales y empresas privadas han incorporado en sus procesos de funcionamiento las nuevas tecnologías que emplean el ciberespacio. Este último es el caso de Chile, donde el uso masivo de internet y redes informáticas es un aspecto fundamental en todos los ámbitos del quehacer nacional. El Estado chileno es el país latinoamericano con mayores avances en gobierno electrónico según la Encuesta de Desarrollo del Gobierno Electrónico de las Naciones Unidas.1 Además, de acuerdo con el UN E-Government Development Survey, Chile es el país con la mayor evolución digital en la región.2 Estos antecedentes hacen evidente que la ciberamenaza es parte de los retos a la seguridad nacional, exigiendo un análisis integral que defina los riesgos que en este dominio el país enfrentará en el corto y mediano plazo y que considere los últimos acontecimientos nacionales y la experiencia de ciertos países que están a la vanguardia en esta área.

El propósito de este artículo es desarrollar un breve análisis de la ciberamenaza a la seguridad nacional de Chile, teniendo como referencia ciertas nociones básicas sobre la temática, los ataques que han acaecido sobre objetivos nacionales y la apreciación estratégica de la amenaza procedente del ciberespacio por parte de tres potencias occidentales. A partir de esta revisión, se propone la consideración de ciertos temas en la apreciación que el Estado chileno debiera desarrollar sobre esta amenaza. El artículo se divide de la siguiente manera. En primer lugar, se desarrolla un breve marco teórico para conceptualizar los actores y fenómenos en el ámbito de la ciberamenaza que debieran considerarse para el análisis de la realidad nacional. En segundo lugar, se describen algunos ciberataques que han afectado a organismos del gobierno de Chile e instituciones de la defensa, como evidencias de la amenaza actual procedente del ciberespacio. En tercer lugar, se analiza el contenido sobre la ciberamenaza en las Estrategias de Seguridad Nacional de ciertas potencias occidentales que en el ámbito de la defensa podrían ser referentes para Chile. Por último, como conclusión, se proponen algunos aspectos que deberían ser contemplados en la evaluación de la ciberamenaza a la seguridad nacional.

1 http://unpan3.un.org/egovkb/datacenter/CountryView.aspx. Último acceso el 15 de abril del 2014.2 Economist Intelligence Unit & IBM. “Digital economy rankings 2010: Beyond e-readiness”. 2010. p. 4.

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Conceptualización de la ciberamenaza

El ámbito donde se desarrollan y actúan las ciberamenazas es el ciberespacio, el cual entenderemos como un domi-nio interactivo compuesto por redes digitales que se utili-zan para almacenar, modificar y comunicar información; incluyendo internet y otros sistemas de información que apoyan a las organizaciones, empresas, infraestructuras y servicios.1 Por tanto, los ciberactores son aquellos elemen-tos que llevan a cabo algunas de las acciones explicadas más adelante en el dominio del ciberespacio.

Los ciberactores que perpetran operaciones maliciosas contra Estados, sus instituciones y organizaciones priva-das es posible separarlos en cinco grupos: actores esta-tales con cibercapacidades como parte de sus activos de defensa, terroristas, elementos del crimen organizado, hacktivistas2 y hackers patriotas.3 En el caso de los acto-res estatales, un ejemplo es el indicado por el reporte de la empresa norteamericana de ciberseguridad Mandiant que identifica como “APT-1” a un grupo situado en Chi-na que contaría con el apoyo del gobierno chino y posee diversas similitudes con una unidad del Ejército Popular Chino. Según este informe, esta unidad es capaz de de-sarrollar una avanzada y persistente amenaza a intereses norteamericanos.4 Otro caso, es el ataque a los sistemas computacionales de la empresa Sony, supuestamente por parte del Estado Norcoreano según Estados Unidos, que

1 - UK Government. “The UK Cyber Security Strategy”. Noviembre 2011.2 - Término utilizado para describir a los hackers que su principal objetivo es realizar activismo mediante acciones en redes y sistemas informáticos.3 - Término utilizado para describir a los hackers que su principal objetivo es realizar activismo mediante acciones en redes y sistemas informáticos.4 - Mandiant. “APT1 Exposing One of China’s Cyber Espionage Units”. Intelli-gence Report. 2014.

incluso resultó en ciberataques de respuesta por parte de la potencia norteamericana.5

El ciberespacio es un dominio al cual los terroristas bus-carán expandir las acciones de terror para el logro de sus objetivos políticos. El bloqueo de las emisiones del canal francés TV5 el mes de Abril pasado, por parte de un grupo que proclamó su lealtad al Estado Islámico, es un ejemplo de este tipo de hechos.6 En cuanto al crimen organizado, un reporte de la empresa McAfee, señala que éste es un negocio ilícito donde los riesgos, que asumen los respon-sables, son bajos en comparación con las exorbitantes ga-nancias, y que sus operaciones implican pérdidas globales anuales aproximadas de $ 400 billones de dólares la eco-nomía mundial.7

Los hacktivistas como “Anonymous” llevan a cabo ataques a sitios web como protestar en defensa de ciertos derechos civiles en el contexto de conflictos intra-estatales o de tipo global. Nuestro país ha sido víctima de la acción de este úl-timo grupo, y algunos casos serán mencionados más ade-lante. Por último, los hackers patriotas han participado en el contexto de crisis inter-estatales, donde realizan ataques sin ninguna dirección o patrocinador, con el único fin de apoyar a sus respectivas naciones en la prosecución de los objetivos. 8 El rol de estos últimos en la agresión Rusa con-

5 - http://www.bloomberg.com/politics/articles/2015-03-17/north-korea-web-outage-was-response-to-sony-hack-lawmaker-says. Ultimo acceso el 19 de marzo de 2015.6 - http://www.independent.co.uk/news/uk/home-news/bbc-says-fea-red-isis-cyber-attack-during-live-news-broadcast-was-actually-operational-error-10167537.html Último acceso el 02 de junio de 2015.7 - McAfee & Center for Strategic and International Studies. “Net Losses: Esti-mating the global cost of Cybercrime”. 2014.8 - Carr, Jeffrey. “Inside Cyber Warfare”. O’Reilly Media, Inc., 2010. p. 15.

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tra Georgia en el año 2008, se concentró en ataque a sitios web gubernamentales e incluso superó el periodo de tiem-po en que Rusia hizo uso de la fuerza.9

Es importante además mencionar la acción conjunta en-tre Estados y actores no estatales patrocinados por los pri-meros, donde la diferencia entre ambos se vuelve difusa. Algunos Estados han utilizado hackers de orientación na-cionalista y hacktivistas para ocultar su responsabilidad y evitar la consiguiente atribución.10 Estos actores no estata-les con el apoyo financiero y técnico de un aparato estatal, aumentan sus capacidades y logran ejecutar acciones con altas probabilidades de infringir graves daños a objetivos más relevantes. Los casos de ataques atribuidos a China por parte de EE.UU. hacia organizaciones privadas y esta-mentos estatales de esa nación, son ejemplos recientes de este fenómeno.11

Otro punto son las técnicas que utilizan los ciberactores y los objetivos por alcanzar en el marco de sus acciones contra las redes y sistemas informáticos de organismos es-tatales y privados. Dentro de las técnicas encontramos la acción de virus o troyanos en sistemas informáticos, de-negación del servicio en sitios web, robo de información sensible, fraude, eliminación de la información en compu-tadores y bases de datos y la inutilización o control remoto de sistemas de control de infraestructura crítica. El ataque del virus Stuxnet, atribuido a EE.UU. e Israel, que destruyó entre 1.000 a 6.000 máquinas centrifugas que enriquecían 9 - http://www.foxnews.com/story/2008/08/13/russian-hackers-attack-geor-gia-in-cyberspace/ Último acceso el 04 de junio del 2015.10 Ibid. p. 115. Último acceso el 11 de agosto del 2014.11 http://www.washingtonpost .com/world/nat ional -secur i -ty/2014/03/24/74aff686-aed9-11e3-96dc-d6ea1 4c099f9_story.html. Último acceso el 15 de agosto del 2014.

uranio en plantas nucleares de Irán,12 es una demostración de la última técnica señalada. En cuanto a los objetivos de los ciberataques, más allá de las actuales acciones en con-tra de redes computacionales, bases de datos y sistemas de correos corporativos, en un futuro previsible las acciones más riesgosas serán ataques contra infraestructuras civiles vitales (centrales nucleares, represas, sistemas de distribu-ción de energía, servicios básicos, etc.) no necesariamente en el contexto de los conflictos armados, y acciones contra redes y/o sistemas de información de las Fuerzas Armadas durante crisis o conflictos.13

En cuanto a los métodos empleados para afectar los intere-ses de un país, es posible separarlos en dos tipos: la explo-tación de redes informáticas y ataques propiamente tal. La explotación corresponde a actividades de espionaje a re-des del gobierno, industria de defensa y Fuerzas Armadas con el objetivo de alcanzar un dominio de la información desde tiempo de paz. Esta superioridad incluso podría otorgar a potenciales enemigos la ventaja de incrementar su preparación para enfrentar ciberataques de represalia. Adicionalmente, la explotación tendrá como propósito preparar futuros ataques contra redes informáticas o siste-mas que controlan actividades industriales vitales en caso de crisis o conflictos de baja intensidad.

Los ciberataques corresponden a denegaciones de servicio, introducción de virus, malware y/o troyanos que causarán pérdida de información o impedirán el normal servicio de redes, servicios web y de correo, y sistemas informáticos. La evidencia internacional demuestra que los ataques más 12 - http://www.washingtonpost.com/world/national-security/stuxnet-was-work-of-us-and-israeli-experts-officials-say/2012/06/01/gJQAlnEy6U_story.html. Último acceso el 22 de agosto del 2014.13 - Clarke, Richard y Knake, Robert. “Cyber War, the next threat to National Security and what to do about it”. Ecco Editorial, 2010. p. 107.

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importantes son “denegación de servicio” contra redes gu-bernamentales y sitios web de empresas privadas para inte-rrumpir o deshabilitar su funcionamiento normal; ataques destinados a borrar o destruir información vital en entida-des privadas o estatales y ataques para degradar o alterar sistemas de control industriales. Además, los sistemas de mando y control y redes institucionales de las Fuerzas Ar-madas, serán vulnerables a ataques destinados a reducir la capacidad de la fuerza militar para dirigir y controlar las operaciones en los otros dominios de la guerra.

La complejidad de las acciones en el ciberespacio dificul-tan la defensa y disuasión contra estas operaciones. La atribución de un ataque va más allá de determinar el ori-gen de los autores. La acción de identificar al o los respon-sables de un ciberataque debe relacionarse con el contexto de una crisis o con anteriores acciones similares. El caso del destructivo virus Shamoon en las redes informáticas de la petrolera estatal saudí Aramco y su consecuente atri-bución por parte de EE.UU. y Arabia Saudita al Estado de Irán14 es un ejemplo donde un escenario estratégico de confrontación entre potencias regionales sirvió de base para especular sobre el supuesto responsable. Sin embar-go, en caso de que la atribución sea correcta, será complejo ejecutar una acción de respuesta o procurar una sanción internacional, debido a la ausencia de normas reconocidas globalmente en el dominio del ciberconflicto. Además, la ambigüedad de la evaluación de un ciberataque como uso letal de la fuerza de acuerdo con el derecho internacional, significará un desafío adicional para que el Estado afecta-do planifique algún tipo de respuesta.14 - http://www.nytimes.com/2012/10/24/business/global/cyberattack-on-saudi-oil-firm-disquiets-us.html?_ r=2 Último acceso el 16 de septiembre del 2014.

Por último, un aspecto relevante son los propios usuarios de los sistemas informáticos. Esta amenaza interna estará siempre presente a pesar del nivel de seguridad alcanzado en las propias redes, y podrá comportarse como un facili-tador de un ataque o simplemente en ejecutor de acciones maliciosas. Los casos de Snowden y Manning, en la Agen-cia de Seguridad Nacional norteamericana y el Ejército de EE.UU. respectivamente, son ejemplos del alcance y daño que pueden provocar la acción de “insiders”.

CHILE BAJO LA CIBERAMENAZA

Chile, en su condición de sociedad abierta, interconectada con el mundo y con un alto grado de avance digital, tiene una mayor exposición a los riesgos en el ámbito de las re-des y sistemas informáticos, que previsiblemente se irán consolidando como parte de las amenazas que afectarán a la seguridad nacional. Por ejemplo, un evento organiza-do por Naciones Unidas sobre ciberseguridad y desarrollo entregó como conclusión que los países en vías de desa-rrollo como Chile tienen un mayor riesgo de ser blanco de ciberataques y que el impacto económico y consecuencias contra la infraestructura crítica, el sistema bancario, los sistemas nacionales de salud, el gobierno y bancos de datos de la industria y servicios podrían ser de alto impacto.15 Es decir, un sostenido crecimiento económico, la adopción de tecnologías de informática y computación avanzadas y el creciente uso de internet son las condiciones ideales para un incremento de la ciberamenaza. Lo anterior, es respaldado por un informe de Kaspersky Lab, el cual se-15 - http://www.un.org/apps/newsstory.asp?Cr=cyber&NewsID=40692#.UXR-6xitAQW9. Último acceso 21 de abril del 2014.

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ñala que Chile ocupa el puesto número uno de los países latinoamericanos que son víctimas de ciberataques.16

A la fecha, los principales ciberataques contra intereses na-cionales han sido acciones de actores no estatales en apoyo a movimientos civiles de protesta, operaciones destinadas a robar información o cometer delitos y por último, espio-naje de correos electrónicos de instituciones de la defensa nacional. Uno de los primeros episodios ocurrió en el año 1995, con el hackeo del sitio web de la “Cumbre de Presi-dentes de América”, donde el dominio fue intervenido y reemplazado por propaganda en contra de la reunión in-ternacional. 17 Luego, en 1996 fue saboteada la red infor-mática del Servicio de Impuestos Internos y perturbado su funcionamiento, con el consiguiente daño en su nivel de confianza pública.18

Durante los últimos cinco años ha existido un incremen-to en los tres tipos de ataques mencionados en el párrafo anterior, lo que ha incrementado la atención pública sobre el tema. Con respecto a hacktivistas que han apoyado mo-vimientos de protesta, el actor principal ha sido el actor no estatal “Anonymous Chile”. Esta franquicia nacional ha sido responsable de ataques contra sitios web de orga-nizaciones públicas y privadas, donde los dominios han sido víctimas de “denegación de servicio” y su contenido ha sido sustituido por propaganda contra políticas guber-namentales o empresas involucradas con cuestiones am-bientales. Los principales ejemplos de estos casos son los

16 - http://www.emol.com/noticias/tecnologia/2012/09/13/560281/chile-en-tre-los-paises-que-sufre-mas-ciberataques-en-america-latina.html. Último ac-ceso 18 de abril del 2014.17 - http://www.policia.cl/paginas/brigadas/bg-bricib/bg-bricib.htm. Último acceso el 14 de abril del 2013.18 - Ibíd. Último acceso el 14 de abril del 2014.

siguientes: Junio del 2011, “Operación Andes libre” atri-buida por Anonymous. En respuesta a la supervisión del Estado en el contenido de la web en territorio nacional. Sus acciones fueron la denegación de servicio de sitios web gubernamentales relacionados con el tema.19

Julio del 2012, “Operación Chile 2012” atribuida por Anonymous. Su objetivo fue la defensa de una serie de de-rechos cívicos y la denuncia de ciertas políticas ambien-tales del gobierno. Sus acciones fueron la denegación de servicio de sitios web del gobierno y empresas privadas relacionadas con proyectos hidroeléctricos.20

En relación a las acciones destinadas a robar información, éstas han correspondido a ataques contra sitios web del gobierno y actividades cibercriminales contra individuos. El principal ejemplo del primer caso, fue el robo de infor-mación privada de seis millones de personas desde las ba-ses de datos de organismos públicos, que fueron subidos a internet el día siguiente. Los sitios web atacados fueron el Ministerio de Educación, la Dirección General de Movili-zación Nacional y el Servicio Electoral de Chile.21

En cuanto a ataques orientados a instituciones de la De-fensa Nacional, durante el mes de Agosto del año 2014, se conoció una acción de hackers peruanos que vulneraron la ciberseguridad de la Fuerza Aérea de Chile y filtraron cientos de correos electrónicos de la institución. Dentro de la información revelada se encontraban detalles de nego-

19 - http://elcomercio.pe/actualidad/791354/noticia-anonymous-lanzara-cibe-rataques. Último acceso el 17 de abril del 2014.20 - http://www.latercera.com/noticia/nacional/2012/07/680-475213-9-anon-ymous-lanzo-operacion-operacion-chile2012-contra-sitios-chilenos.shtml. Últi-mo acceso el 17 de Abril del 2014.21 - http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_7395000/7395288.stm. Último acceso el 15 de abril del 2014.

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ciaciones entre la institución y empresas de defensa para la compra de armamento, radares y el desarrollo de overhaul de sistemas de armas institucionales.22

LA CIBERAMENAZA SEGÚN LAS POTENCIAS OC-CIDENTALES

La ciberamenaza representa un aspecto relevante en las estrategias de seguridad nacional de algunas de las prin-cipales potencias occidentales. Para demostrar lo anterior, se analizará brevemente las versiones de Estados Unidos, Reino Unido y Australia, con el objetivo de identificar aspectos que debiera considerar una apreciación sobre la ciberamenaza hacia los intereses de Chile. En general, estos documentos contienen una descripción general del fenómeno, que considera algunos tópicos que no forman parte del debate nacional, y plantean una interacción entre el tema en comento y otros fenómenos transnacionales. Aunque los textos reflejan la realidad de cada país en su dimensión nacional, regional e internacional, es impor-tante que nuestra nación considere estas referencias para ser incluidas en nuestro escenario estratégico.

LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL DE EE.UU., 2010

La estrategia de EE.UU. en su versión 2010, consideró la ciberamenaza como parte de los retos a uno de sus prin-cipales intereses nacionales, la “seguridad”. El documento declara que la ciberamenaza es uno de los más complejos

22 - http://www.elmostrador.cl/pais/2014/08/14/hackers-peruanos-vulne-ran-seguridad-de-la-fach-y-filtran-cientos-de-correos-electronicos-de-la-insti-tucion. Último acceso el 15 de agosto del 2014.

desafíos para su estabilidad interna.23 El texto describe cla-ramente que las fortalezas de Estados Unidos en diversas áreas, son al mismo tiempo, su principal debilidad frente a ciberenemigos.

“…. nuestras redes gubernamentales son constante-mente sondeadas por intrusos….. Adversarios po-drían utilizar vulnerabilidades para interrumpir el suministro en una escala masiva. En el internet y comercio electrónico….. Cibercriminales generan cientos de millones de dólares de pérdidas a empre-sas y consumidores, como también el robo de valiosa propiedad intelectual.”24

Este párrafo contiene dos aspectos principales. Primero, para los EE.UU. la ciberamenaza se centra en la defensa nacional, la seguridad pública y la economía; ámbitos donde han ocurrido los principales acontecimientos en el ciberespacio. Segundo, confirma que cuanto más alto el nivel de desarrollo de un país, más peligrosa es la cibera-menaza en contra de sus intereses nacionales y la seguri-dad nacional.

Posteriormente, el documento norteamericano declara que sus ciberamenazas comprenden hackers individuales, grupos delictivos organizados, redes terroristas y Estados que disponen de avanzada tecnología en esta área;25 incor-porando a los grupos terroristas en los actores que operan activamente en el ciberespacio.

En resumen, el contenido de la estrategia estadounidense permite deducir algunos aspectos que deberían ser par-te de la apreciación nacional sobre la temática. En primer

23 - El Presidente de Estados Unidos. “The United States National Security Strategy”, 2010. p. 27.24 - Ibid. p. 27.25 El Presidente de Estados Unidos. Op. Cit. 2010. p. 27.

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lugar, la importancia de señalar claramente cuáles son los ámbitos del nivel nacional que podrían ser los principales objetivos de la ciberamenaza. En segundo lugar, la impor-tancia de asumir que el avance del país hacia el desarrollo incrementará los riesgos en este ámbito. En tercer lugar, la necesidad de identificar los potenciales ciberactores según la realidad nacional.

ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD DEL REI-NO UNIDO, 2010

La Estrategia Nacional de Seguridad del Reino Unido con-templa la ciberamenaza como uno de los riesgos priori-tarios a su seguridad, en el mismo nivel del terrorismo, las crisis militares internacionales y los desastres natura-les. El documento señala que la amenaza en cuestión no es un riesgo futuro, sino que en la actualidad el gobierno, el sector privado y los ciudadanos están bajo ataques sos-tenidos, por parte de Estados hostiles o de organizaciones criminales. 26

La Estrategia en uno de sus párrafos declara lo siguiente:

“La actividad en el ciberespacio seguirá evolucio-nando como una amenaza directa a la seguridad y economía del país, mientras sigue perfeccionándose como un medio de espionaje y crimen, y continúa creciendo como un facilitador del terrorismo, así como un arma militar para uso de los Estados y, po-siblemente, otros actores.” 27

26 - HM Government. “The United Kingdom National Security Strategy”, 2010. p. 29.27- HM Government. Op. Cit. 2010. p. 29.

Esta declaración acerca de la ciberamenaza tiene dos as-pectos relevantes. El Reino Unido la considera como uno de los activos de la defensa que serán empleados por acto-res estatales en caso de crisis o conflicto militar. Además, es evaluada como una herramienta disponible para las re-des terroristas, que podrían atacar su territorio o intereses en el extranjero.

Por otra parte, el documento declara que los ataques en el ciberespacio podrían tener un efecto potencialmente de-vastador y que el gobierno, la fuerza militar, ciertos obje-tivos industriales y económicos (incluyendo los servicios críticos), podrían verse perturbados por adversarios que cuenten con la tecnología necesaria. 28

En síntesis, la estrategia del Reino Unido contiene algunos puntos que sería significativo explicitar en el caso nacional. En primer lugar, la importancia de considerar la relación que existe entre redes terroristas y/o subversivas y el cibe-respacio como un medio para influenciar las acciones del Estado de Chile. En segundo lugar, la ciberamenaza debe ser considerada como parte del inventario bélico que po-dría ser utilizado en el contexto de un conflicto. En tercer lugar, la importancia de asumir los efectos devastadores que un ciberataque podría tener en contra de bienes eco-nómicos vitales o servicios públicos en el futuro cercano.

LA ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD DE AUSTRALIA, 2012

Este documento, al igual que los otros dos casos, puntua-liza a la ciberamenaza como uno de los principales riesgos para su seguridad. La estrategia afirma que la ciberactivi-

28 - Ibid. p. 30

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dad maliciosa es una creciente, y siempre cambiante, ame-naza a la seguridad nacional a través de actividades terro-ristas, el crimen organizado y el espionaje.29 El documento australiano declara que si las acciones en el ciberespacio con intención de causar daños no se controlan, tienen el potencial de socavar la confianza en la estabilidad social y económica y la prosperidad de la nación.30

El texto además explica que la dependencia de internet y sistemas informáticos ha incrementado la exposición de Australia al ciberespionaje. El documento asume que las actividades de espionaje colocan una serie de intereses na-cionales en riesgo, incluyendo: información gubernamen-tal clasificada, información comercial con consecuencias directas para la economía, propiedad intelectual y datos privados de los ciudadanos.31

En otra sección se señalan otras actividades maliciosas en el ciberespacio tales como: servicios de inteligencia extran-jeros que utilizan el internet para infiltrarse en los sistemas propios, coordinación de grupos extremistas y radicaliza-ción de nuevos reclutas y el internet como medio para pro-mover el odio y la división entre grupos de la sociedad.32

En conclusión, el documento australiano contiene los si-guientes temas que podrían incluirse en el proceso de aná-lisis nacional. En primer lugar, la importancia de describir las consecuencias a largo plazo de que el país sea un ob-jetivo permanente de los ciberataques. En segundo lugar, la importancia de evaluar en forma precisa los objetivos principales de las actividades de ciberespionaje. Finalmen-te, que la inclusión de otras actividades maliciosas en in-

29 - Gobierno de Australia. “The Australian National Security Strategy”. 2012. p. iii.30 - Ibid. p. 11.31- Ibid. p. 16.32 - Gobierno de Australia. Op. Cit. 2012. p. 40.

ternet, además de los ciberataques, es relevante para una completa evaluación de la amenaza que en este dominio enfrentará el Estado chileno.

CONCLUSIONES

La evaluación nacional de la ciberamenaza debe conside-rar como referencias, entre otros aspectos, el estado del arte sobre el tema, los acontecimientos nacionales e inter-nacionales y la estimación de referentes internacionales. En cuanto al contenido, el documento al menos, debería referirse a los actores, objetivos, métodos, complejidad, in-minencia y la multidimensionalidad del tema.

La defensa nacional debe definir con precisión la amena-za que Chile ya está enfrentando y la que probablemente afrontará en un futuro próximo. Aunque nuestros intere-ses nacionales y escenario estratégico poseen particulari-dades, si el Estado Chileno continúa avanzando hacia el desarrollo, la evidencia internacional permite asumir que enfrentará con mayor frecuencia la acción de algunos de los ciberactores mencionados.

La estimación de la ciberamenaza será la principal guía para planificar la respuesta nacional, por tanto ésta debe-ría incluir los siguientes conceptos. En primer lugar, con-vendría considerar el amplio espectro de actores que han desarrollado acciones contra el Estado Chileno, principal-mente hacktivistas y cibercriminales, y los que han prota-gonizado incidentes en el nivel internacional. Además, de-bería incorporar la interacción entre los diferentes actores, tanto la relación entre Estados y grupos no estatales y estos últimos con otras amenazas emergentes. En segundo lugar, correspondería analizar todos los métodos y objetivos que se han identificado en los últimos eventos y así permitir la

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programación de distintas respuestas nacionales. Por últi-mo, se debe catalogar la ciberamenaza entre actividades de explotación de redes, ciberespionaje, cibercriminal y ata-ques propiamente tal a redes informáticas y/o sistemas de control industrial. Un enfoque integral que incluya todos estos aspectos, permitiría comprender la complejidad del fenómeno y los retos que plantea a nuestra Nación.

La apreciación tendría que ser priorizada conforme a la realidad nacional y su probable evolución. Es decir, los ci-berataques o el espionaje que han afectado a organizacio-nes estatales y empresas privadas debieran ser considera-dos como los de mayor riesgo e inminencia. Asimismo, los acontecimientos que están ocurriendo en otras regiones del mundo deberían ser incluidos como potenciales peli-gros que pudieran materializarse en el futuro cercano.

Por último, sería relevante indicar los principales intereses nacionales que serían objetivos potenciales de acciones en

el ámbito del ciberespacio, tanto en tiempo de paz como en crisis o conflicto. Además, señalar los efectos previsi-bles que la ciberamenaza podría tener contra activos eco-nómicos vitales y servicios públicos, con el objetivo de ge-nerar las medidas preventivas, de respuesta y remediales con respecto al tema.

Este breve análisis y consecuentes proposiciones buscan ser un aporte para desarrollar una evaluación actualizada y completa sobre la ciberamenaza que enfrenta y afrontará el Estado chileno. Una apreciación realista y contextuali-zada sobre este nuevo dominio en el escenario de segu-ridad nacional e internacional facilitaría la respuesta na-cional. En el ciberespacio la ventaja está de lado del que ofende y los Estados deben ser previsores para disminuir esa brecha.

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Miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Profesor Universitario en diversas insti-tuciones dominicanas y extranjeras. Ex–funcionario de la CEPAL, Secretario Ejecutivo del Comité de Desa-rrollo y Cooperación del Caribe –CDCC-. Ex – vicepre-sidente de la Asociación de Economistas del Caribe y miembro del Ejecutivo de la Asociación de Economis-tas de América Latina. Profesor Emérito del Instituto Superior de la Defensa de MiniDefensa de la Repú-blica Dominicana y Ex - Subdirector de Investigacio-nes y Proyectos de su Escuela de Graduados de Altos Estudios Estratégicos –EGAEE- y Coordinador de Mó-dulo y Profesor de Geopolítica y Geopolítica del Gran Caribe de la misma; Coordinador de Geopolítica en la Escuela de Graduados de Comando y Estado Mayor Conjunto –EGCEMC- y de la Escuela de Graduados de Comando y Estado Mayor Naval – EGCEMN-. Au-tor de 6 libros y co–autor de otros 4. Publicado más 1 000 artículos especializados en medios de prensa de varios países y en revistas especializadas. Ha sido expositor en eventos internacionales y Consultor del PNUD, del BID y de los Fondos Europeos de Desarro-llo. Fue Asesor de Estrategia y Geopolítica del Minis-tro de Defensa de la RD en el periodo 2008 – 2010. Actualmente es Asesor en el Ministerio de Hacienda para la Oficina de Petrocaribe.

Desafíos actuales a la Seguridad Caribeña

CURRENT CHALLENGES TO THE CARIBBEAN SECURITY

Eduardo Klinger Pevida

Recibido: 30 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

El Caribe, por su ubicación intermedia entre zonas productoras de drogas y los mercados consumidores, es una ruta obligada para los narcotraficantes. A su paso, dejan una secuela de crímenes, bandas criminales y múltiples manifesta-ciones del crimen organizado que están provocando en las sociedades regionales violencia y muerte. Dado los niveles de pobreza prevalecientes en el área a las naciones del Gran Caribe les faltan recursos para enfrentar al crimen organizado y generar prosperidad en sus pueblos. Los Estados Unidos, preocupado por la si-tuación que se genera en su inmediatez geopolítica y siendo el destino predilecto de la droga promueve esquemas de cooperación operativa y socio-económica.

Palabras claves:

Caribe, cárteles, ciberespacio, crímenes, desafíos, drogas, extradición, goberna-bilidad, homicidios, migración, narcotráfico, seguridad, tráfico, trata.

ABSTRACT

The Caribbean, for its intermediate location between drug-producing areas and consumer markets, is a corridor for drug traffickers. In their wake, they leave a trail of crimes, criminal gangs and many manifestations of organized crime are causing in regional societies violence and death. Given the levels of poverty prevailing in the area of the Greater Caribbean nations they lack the resources to confront organized crime and generate prosperity in their villages. The United States, concerned about the situation that is generated in its geopolitical imme-diacy and being the favorite destination of the drug promotes operational coop-eration schemes and socio-economic.

Keywords:

Caribbean cartels, cyberspace crimes, challenges, drugs, extradition, govern-ance, murders, migration, drug trafficking, security, traffic, trafficking

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Introducción Es cierto que la criminalidad y muchas de sus manifestaciones tradicionales vienen de antaño pero en el mundo de hoy, considerado global, en el que las actividades económicas se han mundializado y el flujo de acciones y operaciones en algunos sectores es tan intenso que resulta prácticamente imposible un control preciso de los mismos el problema se ha agudizado. Son miles de barcos transportando millones de toneladas de productos varios, en millones de furgones con los insumos imprescindibles para el funcionamiento de las industrias y la agricultura y satisfacer la demanda creciente del consumo humano; cientos de millones de turistas – ya frisando los mil millones – transitando libremente por el mundo, generando los ingresos que en una gran cantidad de naciones tienen una contribución estratégica en la formación de su Producto Interno Bruto – PIB -. Todo ello genera una afluencia verdaderamente masiva de buques y aeronaves a puertos y aeropuertos de todas las naciones del mundo.

El mar Caribe, por su posición geográfica estratégica, ha sido de siempre objeto de interés y confrontaciones entre los grandes imperios por apoderarse de las islas que en él se encuentran las cuáles, en su mayoría, estuvieron pasando de mano en mano imperial. Hoy día comprende un conjunto importante de unidades políticas caracterizadas por abarcar 25 estados independientes y cerca de 20 territorios incorporados a las antiguas metrópolis coloniales. Las pequeñas islas que han podido alcanzar la independencia contribuyen a proyectar la región como la de mayor concentración de pequeños estados en el mundo, lo cual levanta importantes desafíos para impulsar su desarrollo socio-económico y garantizar su seguridad.

En estricto rigor geopolítico, hoy día, para hablar con propiedad de la región, hay que referirse a la misma bajo la denominación “Gran Caribe” para poder identificar a los países y demás territorios que en el se encuentran y a los que de manera clave interactúan con ellos insertándose en el conjunto. En consecuencia, pertenecen legítimamente a ésta sub-región todos los que tienen sus costas bañadas por las aguas del mar Caribe. Sin embargo, por apelar a un recurso geográfico que no se ajusta bien a las características específicas de la

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región, la definición Gran Caribe surge de una connotación geopolítica incorporando al conjunto de integrantes, unidos geográficamente por el mar Caribe, otras cinco unidades políticas que aunque desde el punto de vista geográfico no son tocadas por las aguas caribeñas su intervinculación integral con las otras las unen desde una óptica geopolítica – cuatro independientes (Bahamas, El Salvador, la República de Guyana y Suriname, y un gran territorio que forma parte de una potencia europea, la Guyana Francesa -.

El Gran Caribe reúne, como naciones independientes, a Antigua & Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, El Salvador, Granada, Guatemala, República de Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Saint Kitts – Nevis, Saint Lucia, Saint Vincent and the Grenadines, Suriname, Trinidad & Tobago y Venezuela. Incluye también un conjunto de territorios unidos con diversos lazos constitucionales con potencias extraterritoriales, a saber: Puerto Rico e Islas Vírgenes Norteamericanas (Estados Unidos); Guadalupe, Guyana Francesa, Martinica y una parte de la isla de San Martín1 (Francia); Aruba, Bonaire, Curazao, Navas, San Eustaquio y la otra parte de la isla de San Martin (Holanda) y la isla de Anguila, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Montserrat y Turcas y Caicos (Gran Bretaña).

Hace casi 50 años el Profesor Juan Bosch se había adelantado a dar una definición muy cercana a lo que hoy se identifica como Gran Caribe en su portentosa obra De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe Frontera Imperial al decir “… Las tierras del Caribe son, pues, las islas antillanas que van en forma de cadena desde el Canal de Yucatán hasta el Golfo de Paria; la tierra continental de Venezuela, Colombia, Panamá y Costa Rica; la de Nicaragua, Honduras, Guatemala, Belice y Yucatán, y todas las islas, los islotes y los cayos comprendidos dentro de esos límites.”2

Seguramente atenido a consideraciones geopolíticas, aún no prevalecientes en aquellos momentos, dejó fuera de su consideración a Bahamas, El salvador y las Guyanas ya que ninguna de ellas tiene costas bañadas por las aguas del mar Caribe. Sin embargo, hoy, ante el encadenamiento intenso de esos territorios

1 Para la parte francesa, en francés, se le denomina “Saint-Martin y la holandesa, en el idioma respectivo: Sint Maarten. 2 Bosch Juan; De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe Frontera Imperial. Santo Domingo 2000, Undécima Edición. Editora Corripio C. por A. Pág. 34

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con el resto de los que integran la región, desde una óptica geopolítica, sí son incluidas como parte del Gran Caribe.

Es necesario, igualmente, en estas consideraciones iniciales, para que se visualice adecuadamente el alcance del área en que nos enfocamos en éste trabajo, el exponer una definición del mar Caribe en si mismo.

El Caribe, mar mediterráneo entre los más importantes del mundo, además, acoge Estados con características especiales donde los efectos de la globalización confluyen con particular intensidad. Sus unidades políticas son, en casi todos los casos, muy abiertas con un comercio internacional intenso y siendo, además, el principal destino de sol y playa en el mundo, es punto de preferencia para decenas de millones de turistas que desembarcan por vía marítima y aérea. Es la región mesoamericana del continente; a medio camino entre Sudamérica y Norteamérica y, por tanto, punto de trasiego inevitable para todo flujo que se genere en una y otra dirección. Abarca el imprescindible comercio legal pero también otros movimientos criminales.

Su posición lo ubica en el punto intermedio entre las zonas productoras de drogas y los grandes mercados consumidores; entre la oferta y la demanda. Colombia, Bolivia, Perú están entre los grandes productores, en tanto los principales mercados se encuentran en Estados Unidos y la Unión Europea los cuales tienen una amplísima relación comercial y turística con los países del Gran Caribe.

En consecuencia, los poderosos cárteles de la droga, saliendo principalmente de la costa norte sudamericana – colombiana o venezolana -, utilizan la ruta insular y centroamericana, ya sea por vía del propio mar Caribe o por la del Pacífico.

A través del Caribe se comunican el Atlántico y el Pacifico por la vía del Canal de Panamá a lo cual se añadirán en el transcurso de pocos años otras vías de comunicación incrementando el trasiego de decenas de miles de barcos.

Todo ello acrecienta la importancia estratégica de la región y aumenta las oportunidades para los países del área pero, también, y precisamente por lo anterior, las amenazas a su seguridad.

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Principales factores actuales que desafían la seguridad regional en el Gran Caribe

La problemática del Caribe ya no son los conflictos deriva-dos de las confrontaciones de intereses durante la Guerra Fría que lo llevaron a ser el escenario de una posible con-flagración nuclear que hubiera dejado al mundo deshecho y a la región destruida por décadas.

Ahora los peligros y amenazas al desarrollo, la seguridad nacional y ciudadana y la estabilidad política y gobernabi-lidad surgen del agravamiento y ampliación de manifesta-ciones criminales intensificadas que constituyen los llama-dos nuevos desafíos. Entre ellos se proyectan un conjunto de elementos disimiles de carácter político y socio-econó-micos que se entrecruzan e interactúan contribuyendo a conformar un escenario complejo y explosivo de difícil enfrentamiento de manera aislada por países de pocos recursos con serias dificultades internas y donde varios de ellos sufren situaciones sociales extremas brutalmente dramáticas.

La confluencia de esos factores críticos se agrupan tanto en un conjunto de actividades delincuenciales, por un lado, manifestadas en el narcotráfico y las operaciones de los carteles de la droga y sus guerras entre sí; el contrabando de armas de fuego y de bienes; el tráfico y trata de perso-nas; ataques a la seguridad cibernética; como en las vulne-rabilidades legales en las naciones del área y sus falencias sociales, como son: ineficiencias y permeabilidades de los sistemas judiciales y sus actores así como los defectos a los procesos de extradición y deportación uniéndose a ello los graves impactos de la corrupción oficial y privada, la desigualdad social y desempleo, exclusión social con grave pobreza extrema y agréguese el efecto de los desastres de

la naturaleza que periódicamente afectan a la región y los que se van generando por el cambio climático.

El entrecruzamiento de todos esos problemas crea un cal-do de cultivo apropiado para las operaciones del crimen organizado. La situación descrita explica de por sí porque los países del área no pueden enfrentar solos la necesidad de neutralizar y vencer amenazas que, en lo esencial, van dirigidas hacia otras naciones - con muchas más posibili-dades económicas - por lo que requieren, ineludiblemente, la cooperación y asistencia internacional.

Todos eso peligros y amenazas están reconocidos en la Declaración sobre Seguridad en las Américas y en la crea-ción del Sistema de Seguridad Regional del Caribe. Cier-tamente, América Latina y el Caribe conforman la región más violenta del mundo.1 Con solo el 8 % de la población mundial la región es responsable del 33 % de los 450 mil homicidios que aproximadamente se producen anualmen-te en todo el mundo. De los 20 países con mas muertes por – por razón de criminalidad y violencia – del mundo, 16 son de América Latina y el Gran Caribe con posiciones prominentes, además de El Salvador, Honduras, Guatema-la, Venezuela, Puerto Rico, islas Vírgenes, Belice, Jamaica y República Dominicana. El índice global es de 6,2 asesina-tos por cada 100 mil habitantes pero entre latinoamerica-nos y caribeños el mismo se eleva a más de 20.

1 - Según el Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014. Seguridad Ciu-dadana con Rostro Humano. Diagnóstico y Propuestas para América Latina, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): “América Latina es la única región del mundo donde la violencia letal aumentó entre 2000 y 2010. Mientras que la tasa de homicidio en la mayoría de las regiones del mundo fue negativa (de 0% a –50%), en América Latina presentó un aumento del 12%”.

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En el Gran Caribe se aglutinan dos conjuntos de naciones con expresiones muy diferentes – el Caribe que procede del coloniaje europeo (no español) y el conjunto de na-ciones de formación latinoamericana bajo influencia espa-ñola. Así, han tenido la visión, ciertamente demorada, e inteligencia de evolucionar de una condición de vecindad distante a hermanarse dentro de estructuras hemisféricas que, no obstante, en el contexto regional, son aún incipien-tes.

Entre los Sistemas y Subsistemas de seguridad presentes en el área del Gran Caribe se destacan la OEA y sus decla-raciones y acuerdos afines; el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) – aunque atraviesa un perío-do de cuestionamiento y el alejamiento de algunos miem-bros y en el que, realmente, no se encuentran todos los países de la región – y responsable de las Conferencias de los Ministros de Defensa; Declaración sobre Seguridad en las Américas; el Sistema de Seguridad Regional del Caribe.

Además, las naciones centroamericanas han ido tejiendo una amplia red de institucionalidad para el tema de la se-guridad las cuales comprenden: Cumbres presidenciales, Consejos de Ministros, Comisión de Seguridad de Centro América y sus subcomisiones, Asociación de Jefes y Jefas de Policía, el Instituto Centroamericano de Estudios Su-periores de Policía, la Comisión Permanente Antidrogas y Consejo de las Fuerzas Armadas de América Central (CFAC). Asimismo dispone de un Centro de Coordina-ción para la Prevención de Desastres Naturales.

Por el reclamo de la magnitud del esfuerzo militar, econó-mico y humano que se plantea sobre los actores regionales por las amenazas globales que enfrentan, no tienen más alternativa que armar mecanismos de respuesta conjunta

para catalizar sus potencialidades y lograr un mejor apro-vechamiento de la asistencia externa.

EL ESCENARIO DE SEGURIDAD EN EL CARIBE IN-SULAR

Es una subregión extraordinariamente diversa y heterogé-nea con cuatro grupos lingüísticos principales diferentes (español, inglés, holandés y francés), con un gran abani-co de sistemas políticos que van desde repúblicas presi-dencialistas y parlamentarias, monarquías parlamentarias – aquellos independientes que continúan reconociendo a la Reina Británica como Jefa de estado -, territorios con variado estatus jurídico con sus ex metrópolis, colonias, “Estado Libre Asociado”, Estado Socialista. A pesar de la definición “insular” lo cierto es que el conjunto de na-ciones que se incluyen en ésta subregión abarca algunas naciones continentales: Belice se encuentra en territorio centroamericano mientras que la República de Guyana y Suriname se localizan en el norte continental de América del Sur. En ese conjunto se agrupan pueblos con más de 10 millones de habitantes con una gran mayoría con me-nos de 300 mil. Obviamente, ese abanico de culturas, po-tencialidades y estatus jurídicos constitucionales, además del hecho de que no todos se encuentran integrados en un mismo esquema, crea dificultades para un mejor mecanis-mo de cooperación y coordinación.

Sin embargo, todos, en mayor o menor medida, presentan serias limitaciones económicas y grandes fragilidades en sus mecanismos de defensa y seguridad lo que les dificulta controlar efectivamente la entrada de organizaciones del crimen organizado, especialmente del narcotráfico, y la

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criminalidad interna lo que en una buena parte de ellos les genera crisis de gobernabilidad.

Todos los países independientes del Caribe no hispáni-co se han integrado en la Comunidad del Caribe – CA-RICOM – como esquema de integración y a través de él trabajan opciones de colaboración conjuntamente con Estados Unidos y otras potencias europeas con intereses estratégicos en el área. En la Cumbre de las Américas del 2009 el Presidente Barack Obama anunció la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe (CBSI, sus siglas en inglés)2 la cual fue asumida por la organización y sus inte-grantes planteándose como objetivo prioritario un dialogo permanente y de alto nivel con el gobierno de los Estados Unidos.3

Para Washington la Iniciativa Mérida concebida para Mé-xico y América Central estaba enfocada en sus objetivos geográficos propios por lo que la CBSI contribuiría a pro-mover una estrategia mas completa para la región insular en su conjunto y creaba un marco propicio para una ma-yor coordinación entre CARICOM y la República Domi-nicana, no miembro de ese bloque, y de todos ellos con los EE.UU.

Las siete pequeñas islas del Caribe Oriental, Antigua & Barbuda, Barbados, Dominica, Granada, St. Kitts-Nives, St. Vincent and the Grenadines y St. Lucia, habían creado a comienzos del decenio de los ochenta del pasado siglo un Sistema Regional de Seguridad (RSS, siglas en inglés) que si bien surgió como consecuencia de las tensiones de la Guerra Fría – que había llevado a la invasión norteameri-cana a Granada en 1983 – ha devenido en un instrumento

2 - Cumbre de las Américas; Port Spain, Trinidad & Tobago, Abril de 2012.3 - “The Caribbean Basin Initiative: What is it?”. http://justf.org/blog/2010/02/04/caribbean-basin-securityinitiative-what-it

de cooperación en la lucha actual contra las nuevas ame-nazas a la seguridad regional.

Ciertamente en la definición de los Propósitos y Funciones que se le definía al RSS, el esquema se plasmaba una visión muy completa y abarcadora que apuntaba más allá a la co-yuntura que provocaba su nacimiento:

“Los propósitos y las funciones del Sistema son promo-ver la cooperación entre los Estados miembros en la pre-vención e interdicción del tráfico ilícito de estupefacien-tes; la búsqueda y el rescate en situaciones de emergencia nacional; el control de inmigraciones; la protección de los recursos pesqueros; el control aduanero y tarifario; las funciones de policía marítima; los desastres naturales y de otra índole; el control de la contaminación; el combate a las amenazas contra la seguridad nacional; la prevención del contrabando y la protección de instalaciones de mar adentro y de zonas económicas exclusivas”.4

EL OTRO ESCENARIO: AMÉRICA CENTRAL

La subregión centroamericana comprende siete naciones que provienen de una realidad histórica afín a la vertiente latinoamericana con una conformación socio-económica y política diferente a sus vecinos del Caribe insular aunque enfrentan iguales desafíos y amenazas que en el escenario subregional presenta impactos sociales mucho más dra-máticos.

En casi todos ellos, como igualmente en México, el impac-to de las operaciones del crimen organizado es más rele-vante y brutal, colocando a varias de estas naciones en la

4 - Artículo 4 del Tratado Constitutivo del Regional Security System

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lamentable posición de las más violentas del mundo a par-tir del número de asesinatos por cada cien mil habitantes.

El tránsito del narcotráfico por la región deja una secuela de crímenes y organizaciones delincuenciales que estran-gulan a la mayor parte de sus pueblos. Varios carteles de la droga operan en ellos lo que conjuntamente con el fe-nómeno de las pandillas – las “maras” – desafían el orden institucional y violentan la tranquilidad ciudadana.

Agravase el panorama por el hecho de que la región se ca-racteriza por tener a naciones que clasifican entre las más pobres del hemisferio lo que se refleja en las posiciones que ocupan en el Índice de Desarrollo Humano – IDH – del PNUD.5

Además, durante decenios del siglo pasado la mayoría de las naciones del Istmo Centroamericano sufrieron se-rios quiebres internos con conflictos militares, guerrillas, dictaduras de derecha, golpes de estado e intervenciones externas como las de los años ochenta en Nicaragua y la invasión estadounidense a Panamá en diciembre de 1989 para sacar del poder al coronel Manuel Antonio Noriega. En la mayoría de esos países todas esas crisis generaron más miseria y marginalidad que con la irrupción masiva de las bandas de narcotraficantes de los últimos tiempos han mostrado no solo sus vulnerabilidades sino el caldo de cultivo presente para el reclutamiento de efectivos para las organizaciones criminales.

Bien compleja es la situación centroamericana con un en-tramado de desafíos y amenazas donde se entremezclan los factores sociales apuntados con las acciones del crimen organizado en su amplia madeja de operaciones y el accio-nar de las maras con el negocio de la migración ilegal, la

5 - Consultar el Índice de Desarrollo Humano 2015

delincuencia común que cohabita con la marginalidad, las precariedades y debilidades de estados con instituciones estratégicas en buena medida secuestradas y una corrup-ción atroz que ha alcanzado en los últimos años hasta a varios presidentes y ex presidentes de la región.

En verdad, los gobiernos del área se han involucrado en esfuerzos tendentes a potenciar su capacidad para bregar con los desafíos que se le levantan, partiendo de la iden-tificación de las urgencias internas para las cuales, como-quiera, escasean los recursos. Así, en el Tratado Marco de Seguridad Democrática para Centroamérica al que llega-ron y donde se comprometen a promover el desarrollo y superar la pobreza brindando seguridad a la ciudadanía también asumen la responsabilidad de proteger el medio ambiente y preservar el patrimonio y herencia cultural.

Los compromisos incluyen combatir la corrupción y supe-rar la impunidad así como enfrentar con determinación y firmeza a las amenazas y agresiones del crimen organiza-do. Lo cierto es que es poco lo que han podido hacer por lo que requieren masiva asistencia foránea.

El gobierno norteamericano, altamente preocupado por la situación de inseguridad regional y la presión migratoria que le genera, ha aprobado un programa de ayuda para el llamado Triángulo del Norte: El Salvador, Guatemala y Honduras, por un monto de mil millones de dólares.

Entre los referentes esenciales de la Normativa de Seguri-dad Centroamericana se encuentran el Protocolo de Te-gucigalpa y el Tratado Marco de Seguridad Democrática, además de otros acuerdos y tratado específicos orientados a enfrentar determinadas manifestaciones delictivas como el de vehículos robados, la asistencia legal reciproca para temas penales entre los que destacan el lavado de dinero y

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activos, las órdenes de detención regionales y un Código de Conducta sobre Transferencia de Armas y Municiones. Paralelamente, la Comisión de Seguridad Centroamerica-na trabaja en el reforzamiento de sus funciones y misiones.

Los gobiernos de la región se han planteado priorizar el trabajo de reducción de riesgos por lo que en casi todos los casos se diseñan programas de reforma policial y fortale-cimiento de los sistemas judiciales actualizando y perfec-cionando leyes que proporcionen los marcos legales im-prescindibles, partiendo de los vacíos penales detectados y con todo ello devolver la tranquilidad a la ciudadanía. Promueven acciones de colaboración interregional como factor de potencialización de sus capacidades. Están cons-cientes de lo inaplazable de impulsar el desarrollo por lo que analizando las falencias que les deja los Objetivos in-alcanzados del Milenio proyectan su atención hacia los Objetivos Post 2015.

No hay otra forma de describir las condiciones de violen-cia y criminalidad en que se encuentran casi todas las na-ciones del área centroamericana que como “brutales”. El Salvador, devenido en el país mas violento del planeta, ha registrado de enero a agosto del 2015 unos 4 323 asesina-tos frente a 2 533 en igual periodo del año previo. Entre ellos 50 policías han sido asesinados.

En el trienio 2012-2014 en Guatemala se registraron 17 900 homicidios, 6 032 de ellos solo en 2013. Por su parte Costa Rica y Panamá, que proyectaban una situación equi-distante de ese mundo violento, han empezado a manifes-tar su preocupación por el incremento de la criminalidad. Contrastantemente, Nicaragua ha logrado una mejoría sustancial en los niveles delincuenciales.

Un agravante resulta de los niveles de relativa masividad que se van registrando en las actividades ilegales. El Mi-nistro de Defensa de El Salvador estima que unas 500 mil personas tienen algún nivel de interrelación con las pandi-llas, lo que representa un 10 % de la población. En Colom-bia se calcula la presencia de unas 1 500 pandillas con una membresía de entre 5 y 30 cada una.

Una fuente importante de reclutamiento para las pandi-llas y los cárteles se encuentran, por una parte, en antiguos combatientes de las conflictos cívico militares internos; en los militares, policías y paramilitares desmovilizados todos ellos con alta preparación para la violencia Por esa razón la Jefatura del Comando Sur ha manifestado su preocupa-ción por la eventual desmovilización de mas de 8 mil com-batientes de las FARC como consecuencia de un eventual acuerdo de paz con el gobierno colombiano. Buena parte de ellos no cuentan con educación ni formación alguna e intentarán insertarse desesperadamente en una sociedad que quizás no esté en condiciones de garantizarle el acceso a los medios de subsistencia.

Washington ha emprendido un conjunto de acciones di-rigidas a reforzar las capacidades de las naciones centro-americanas comprendiendo que las mismas, sin un fuerte apoyo externo, seguirán siendo extraordinariamente vul-nerables. A través de la Iniciativa de Seguridad Regional de Centroamérica (CARSI, en inglés) ha aportado 642 mi-llones de dólares como apoyo tanto para la lucha contra el crimen organizado como para promover políticas so-cio-económicas. Sin embargo, todavía en septiembre 2015 el Congreso de esa nación no había emprendido el proceso de aprobación para asignar los mil millones que desde el 2014 el Presidente Obama solicitó como soporte de su es-trategia de mitigar la presión migratoria que se origina en

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las naciones centroamericanas. Es una problemática adi-cional que con no poca frecuencia tienen que bregar los países del área derivado de las contradicciones y diferentes percepciones entre el Ejecutivo estadounidense y el Legis-lativo con relación a países de la región y la asistencia a los mismos.

Según estudios del Banco Mundial la violencia que se ma-nifiesta en la región centroamericana provoca un impacto económico negativo del orden del 8 % del PIB y sus técni-cos han diseñado una correlación que les lleva a asegurar que una reducción del 10 % en los homicidios tendría un impacto de 1 % de crecimiento en el PIB anual.

Ante el agravamiento de la situación regional la Fiscal Ge-neral norteamericana; Lorettra Lynch, convocó en agosto 2015 a una reunión de los procuradores fiscales de las na-ciones centroamericanas para evaluar el estado actual de lucha contra el narcotráfico y la agudización de la crimi-nalidad.

Mientras tanto, con el problema en la cara, varios de los go-biernos del área - la República Dominicana entre ellos - se han visto forzados a recurrir al uso de las fuerzas armadas como elemento de apoyo a las instituciones de seguridad ciudadana. Aunque la experiencia no ha sido negativa ha resultado controversial en el seno de las sociedades civiles.

LOS DESAFÍOS PARA LA REPÚBLICA DOMINICA-NA EN EL GRAN CARIBE.

Por su indiscutible y privilegiada posición geográfica estra-tégica en el corazón del Gran Caribe y las peculiaridades geopolíticas inherentes, la República Dominicana enfren-

ta amenazas y retos muy específicos además de aquellos comunes a toda la región.

Para el narcotráfico el país es particularmente atractivo tanto por su condición de primer destino turístico de la región como por una importante relación comercial que generan, por una y otra razón, un intenso movimiento de barcos y aeronaves desde y hacia los principales merca-dos de interés para las organizaciones criminales, Estados Unidos y Europa. Consecuentemente, los órganos de se-guridad nacionales desarrollan intensos vínculos de coo-peración tanto en el marco de la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe (CBSI) que lidera Estados Uni-dos como con la Estrategia Conjunta de la Unión Euro-pea, además de los mecanismos del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) del que el país es miembro pleno y demás esquemas presentes en el área.

Los cuantiosos recursos que el país tiene que orientar a la lucha contra el narcotráfico y la violencia inherente al mismo le representan una gran carga presupuestaria que le sustrae partidas a los urgentes programas y deudas so-ciales.

El país necesita fortalecer su sistema judicial para el trata-miento de la delincuencia y debe revisar los acuerdos de extradición para evitar que los extraditados y condenados en Estados Unidos mediante tratos de colaboración y re-ducción de condenas puedan – al regresar con relativa bre-vedad - recuperar sus bienes producto de sus actos ilícitos por el ejemplo pernicioso que brinda a toda la sociedad.

Su especial posicionamiento geográfico con los vínculos internacionales inmediatos que le define con una frontera terrestre con Haití, el país más pobre del hemisferio, y es-trecha conexión marítima con Puerto Rico, territorio esta-

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dounidense, le levanta serios retos. Por un lado, la pobreza haitiana le ejerce enorme presión migratoria con más de un millón de ciudadanos de ese país en el territorio nacio-nal que demandan, y reciben, muchos servicios sociales que son deficientes e insuficientes para el propio pueblo dominicano. El país ha tenido que invertir cuantiosos re-cursos en la implementación de un Proceso de Regulación de los indocumentados ilegales para poder normalizar el control interno lógico en cualquier sociedad.

La inmediatez de territorio estadounidense a través del Estrecho de la Mona provoca otro flujo migratorio hacia el Este tanto de ciudadanos dominicanos en búsqueda del “sueño norteamericano” como de cubanos, colombianos y otros que tienen la entrada a Estados Unidos como ob-jetivo. De facto, la realidad caribeña crea en la Republi-ca Dominicana las tres condiciones migratorias: destino, principalmente de haitianos; tránsito, de los que arriban al país sin la intención de permanecer en él sino de utili-zarlo como trampolín y origen para todos estos – junto a los dominicanos - que utilizan el territorio nacional para intentar alcanzar suelo portorriqueño.

Se estima que los Estados de América Latina y el Caribe acogen a cerca de 8 millones de personas como inmigran-tes, a la República Dominicana le corresponde alrededor de un millón de ellos por la población haitiana que habita en ella, legal e ilegalmente. Ello significa que, en términos relativos, en el país se encuentra el 12.5 % de todos los in-migrantes que se calcula están en toda la región.

En ello se encierra un serio peligro potencial. La Republi-ca dominicana es un aliado firme de los Estados Unidos quien es su principal socio económico-comercial y fuente de notables flujos de asistencia y colaboración. El gobierno y sus fuerzas de seguridad no pueden ignorar que la entra-

da de millones de turistas pudiera encubrir la presencia de elementos terroristas con la intención de utilizar el territo-rio nacional para llegar a suelo estadounidense vía Puerto Rico. En consecuencia, las fuerzas de seguridad e inteli-gencia tienen que tener en el punto rojo de su colimador la persecución de las bandas de traficantes de personas.

Es creciente la amenaza de ataques al ciberespacio con severas consecuencias económicas por lo que también en esta esfera el país tiene que blindarse adecuadamente.

En el futuro muy cercano por las aguas inmediatas a la República Dominicana se incrementará notablemente el tráfico marítimo por el incremento del flujo comercial a través del mar Caribe, representando un compromiso adicional para contribuir a la seguridad de la navegación internacional. Conlleva, también, oportunidades de desa-rrollo si finalmente el país trabaja para convertirse en un gran centro regional de distribución de carga: un hub ma-rítimo –comercial para el Caribe.

Encontrándose en un área de recurrente accidentes de la naturaleza como huracanes y movimientos sísmicos, ade-más de tormentas y agudas sequias periódicas, las autori-dades dedican recursos y espacios organizativos para po-der neutralizar los efectos de los mismos previendo riesgos y una eficiente mitigación y recuperación de impactos.

Los niveles de pobreza que anudan a la población domi-nicana reclaman con urgencia su atención disminuyendo la marginalidad y pobreza extrema. Se ha logrado avanzar pero hay que terminar de alcanzar los objetivos del Mile-nio pendientes y prestar atención a los que se derivan de la definición de los Objetivos Post 2015.

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LOS DESAFÍOS Y AMENAZAS REGIONALES

Sin dudas, la peor y mas grave amenaza por sus ramifica-ciones y capacidad para llegar a secuestrar instituciones del Estado además de generar la criminalidad interna ero-sionando profundamente la seguridad ciudadana, fomen-tando la corrupción y descomponiendo los valores cívicos y morales en sectores de los jóvenes y otras esferas de la ciudadanía. La penetración que logra en instituciones pú-blicas comprando funcionarios y funciones, cercenando severamente la misma integridad del estado para enfren-tar la situación, provoca seria inestabilidad política conlle-vando profundas crisis de gobernabilidad.

El poder y disponibilidad de recursos con que se han he-cho los cárteles y demás organizaciones de la droga los hace cada vez más versátiles en su quehacer incursionando en la extorsión, el contrabando, la trata y tráfico de per-sonas, el trasiego ilegal de productos mineros, entre otras muchas. Por si fuera poco, se diversifican con inversiones en actividades de negocios lícitos, para cobertura de los ilegales y, consecuentemente, interactúan y se interrelacio-nan con sectores empresariales a los cuales, cuando vienen a darse cuenta, han sido arrastrados al mundo de la ilega-lidad de diversa índole, mellando aún más a la sociedad.

Igual poder de adaptación reflejan para neutralizar el en-frentamiento de las autoridades recurriendo a gran inge-nio y poder de reorientación. Cuando son severamente golpeados en la ruta centroamericana, ya sea por la vía ca-ribeña o del Pacífico, intensifican el uso de la ruta caribe-ña-insular hasta que, cual círculo vicioso maldito, el acoso los hace retornar al camino centroamericano.

Por su ubicación intermedia entre las dos grandes ma-sas continentales de Norte y Sur del continente el espacio

“gran caribeño” deviene en la ruta inevitable para el tras-lado de drogas – especialmente cocaína - desde sus puntos de producción y distribución mayorista hasta sus merca-dos de consumo, especialmente a Estados Unidos. Se ha-bla de operaciones que ya alcanzan un valor de más de 100 mil millones de dólares.

Desde diversos puntos de la costa caribeña colombiana, uno de los principales países productores, zarpan carga-mentos por mar destacándose la zona de Cartagena, la Guajira, Coveñas y el Golfo de Morrosquillo. En alta mar la carga es transbordada a lanchas ultrarrápidas (las lla-madas go fast) con tres y hasta cuatro motores fuera de borda y tratan de alcanzar sus destinos en Centroamérica o el Caribe. También despegan naves aéreas desde las cos-tas colombianas y venezolanas. Ciertamente, una mejor preparación y equipamiento de algunos de los países que eran destinos de las trazas aéreas, como la República Do-minicana y Honduras, las han visto reducirse a una muy mínima expresión. En su recurrencia impenitente de alter-nativas los cárteles están utilizando, de fabricación propia, sumergibles y semi sumergibles.

Incluso, para poder llegar a puntos insulares de interés desde donde puedan hacer uso de las alternativas de trans-porte que les ofrece la intensa actividad turística y comer-cial, van trasladando pequeñas cantidades para acumular en los destinos intermedios hasta 300 kilos para embarcar-los entonces hacia sus destinos finales.

De acuerdo con reportes del Comando Sur de los Esta-dos Unidos la cocaína y heroína que transita la avenida caribeña procede en un 90 % y un 40 % respectivamente, de Sudamérica y al menos el 5 % de la misma alcanza el territorio norteamericano.

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Ésta fuerza operacional estadounidense con la responsabi-lidad de la seguridad en la región es particularmente activa en la cooperación con las naciones de las dos subregiones para la lucha contra el narcotráfico. Ha estado aplicando el programa periódico denominado Amistad Duradera mediante el cual ha canalizado al menos a siete naciones, República Dominicana entre ellas, sistemas de radares, de comunicación y lanchas interceptoras de gran velocidad.

Sin embargo, últimamente, la principal operación de apo-yo proveniente del Comando Sur se deriva de la llamada “Operación Martillo” que ha permitido dar severos golpes al narcotráfico. Se ha trabajado en la creación de un escu-do marítimo y aéreo que ha permitido reducir sustancial-mente el arribo de drogas a Honduras que era el principal destino regional como trampolín para su traslado poste-rior a Estados Unidos atravesando Guatemala y México. Conjuntamente con las unidades desplegadas por el Co-mando Sur se recibe cooperación de unidades costeras de Canadá, Gran Bretaña y Colombia, entre otras.

Para el accionar de la Operación Martillo el Comando Sur cuenta con tres centros de coordinación y monitoreo, a sa-ber: la Fuerza de Tarea Interagencial Sur instalado en Key West, Florida, sede del centro operativo central; la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo ubicada en Comayagua, Hondu-ras y una tercera que coordina y opera desde la Base Naval de Guantánamo. Su objetivo es impedir el paso de los car-gamentos de drogas hacia Estados Unidos procedentes de Bolivia, Colombia y Perú. Desde el inicio de las acciones en el 2012 se ha logrado capturar a más de 400 narcotra-ficantes y decomisar más de 600 toneladas de cocaína con un valor de más de 8 mil millones de dólares. Solo en el 2014 se capturaron 158 toneladas. Con la reseña de ésta operación se puede apreciar, más que la magnitud e inten-

sidad de la lucha contra el flagelo del tráfico y los recursos que reclama, la complejidad y dimensión del desafío que enfrentan las naciones del área.6

La decisión reciente de la Corte Internacional de Justicia que le concedió derechos soberanos a Nicaragua sobre un importante espacio marítimo contiguo al archipiélago de San Andrés y Providencia perteneciente a Colombia bajo una histórica reclamación nicaragüense, ha planteado cuestionamientos sobre la capacidad operacional de que pueda disponer Nicaragua para enfrentar un intenso flu-jo del narcotráfico a través de esas aguas y las consecuen-cias para la región. Efectivamente, partiendo de diferentes puntos de la costa caribeña colombiana los narcotrafican-tes han estado utilizando la vía San Andrés- Nicaragua y San Andrés-Honduras.

En consecuencia, la nueva situación ha significado una eventual mayor filtración de cargamentos para Jamaica, República Dominicana, Puerto Rico así como para la pro-pia Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Conlleva mayores desafíos y amenazas.

En un mundo amenazado por el terrorismo global la re-gión no puede quedarse indiferente a la existencia del mis-mo y una eventual presencia regional del mismo. Vivimos en una zona donde coexisten grupos musulmanes sanos – conjuntamente con otras religiones y denominaciones – que podrían ser penetrados por grupos radicales.

El Departamento Antidrogas norteamericano (DEA), ba-sándose en fuentes de inteligencia del Comando Sur, ha alertado de que grupos terroristas, destacándose Hezbolá, han cultivado vínculos con organizaciones del narcotrá-6 - Ver: http://www.elheraldo.hn/inicio/837194-331/narcoterrorismo-el-nue-vo-reto-a-vencer-por-el-comando-sur-de-euu: www.facebook.com/diarioelhe-raldo y @diarioelheraldo en Twitter

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fico, especialmente el Cartel de Jalisco. De acuerdo con la propia DEA 22 de las 59 organizaciones registradas como terroristas reciben financiamiento del narcotráfico y, por esa razón, algunas de ellos tienen representación en el área.

Mientras que no se logre catapultar las economías regio-nales y la pobreza siga campeando sin freno generando angustias, no se van a contraer los flujos migratorios que proporcionan otra lucrativa actividad económica para los contrabandistas de personas.

El trasiego de drogas, personas, bienes y corrientes finan-cieras para el lavado ayudan a fomentar y encubrir el trá-fico de armas que hasta ahora, además de equipar y armar a las organizaciones del crimen organizado también abas-tecían a los grupos irregulares que operan en el área, es-pecialmente en Colombia, pero que se expanden por toda Centroamérica armando a los cárteles y demos organiza-ciones delictivas.

El mar Caribe, tradicionalmente espacio de tránsito de no menos del 5 % del comercio mundial al brindar desde hace 100 años la vía de comunicación entre Atlántico y Pacífico, es testigo de un incremento extraordinario del flujo marí-timo con la próxima apertura de la ampliación del Canal de Panamá permitiendo el cruce de buques Post Panamax de hasta 110 mil toneladas. A la vuelta de cinco años, aten-diendo a lo planificado, se inauguraría el Gran Canal de Nicaragua, de construcción China, abriendo el paso a los buques Post Panamax Plus de hasta 250 mil toneladas. El funcionamiento de dos cruces “secos” inter costeros – lí-neas ferroviarias – por el Caribe colombiano y por terri-torio guatemalteco alimentaría nuevas rutas. Esa virtual realidad exigirá esfuerzos para garantizar la seguridad en la navegación.

El incremento en la intensidad de navegación con una gran incidencia de carga de combustibles fósiles añade

un factor de riesgo a la ya situación potencialmente críti-ca que afrontan las costas nacionales como consecuencia del cambio climático y sus consecuencias para la región. Los estudios efectuados apuntan que para finales de siglo habrá subido en 5 grados centígrados la temperatura con lo que el nivel del mar se elevaría entre 16 y 82 centíme-tros lo que devastaría el turismo. Ya el mar Caribe sufre un proceso de acidificación. Hace diez años, en el 2005, se calculaba que un mar 30 % más ácido era el responsable de la destrucción del 50 % de los corales de Puerto Rico. Los expertos consideran que en los próximos 100 años el mar Caribe puede haberse llegado a acidificar en un 100 a 150 % más.

Entre las amenazas mas recientes, pero con potencialida-des igualmente nefastas, están los hackers y los crímenes del ciberespacio. Las naciones de la región tienen que, en lo inmediato, empezar a cultivar una cultura de ciber se-guridad ante los peligros muy serios que se derivan de los crímenes cibernéticos. Sin embargo, la OEA alerta de que en la región el 71 % de las instituciones no cuentan con planes ni presupuestos para ciber seguridad. Las autori-dades colombianas informaban que los crímenes del cibe-respacio le habían costado más de 500 millones de dólares e internacionalmente ya se estima en 130 mil millones de dólares las consecuencias de los ciber crímenes.

A MODO DE CONCLUSIÓN

No hay alternativa para los países que integran el Gran Ca-ribe y confrontan tal matriz de amenazas y agresiones a su estabilidad. Hay que profundizar los esquemas de seguri-dad colectiva con un enfoque multidimensional, potenciar el aprovechamiento de la ayuda externa y trabajar seria-mente para una seguridad democrática y mayores niveles de desarrollo socio-económico.

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Manuel Ricardo Torres es Profesor Titular y responsa-ble del Área de Ciencia Política y de la Administración (Departamento de Derecho Público) de la Univer-sidad Pablo de Olavide de Sevilla. Es Vicedecano de Calidad, Estrategia y Nuevas Tecnologías de la Facul-tad de Derecho y Director del Curso de Especialista Universitario en Análisis del Terrorismo Yihadista, In-surgencias y Movimientos Radicales de esta Universi-dad, así como profesor del Máster en Estudios sobre Terrorismo de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y del Máster en Estudios Estratégicos y Segu-ridad Internacional de la Universidad de Granada. Es Doctor por la Universidad de Granada con la tesis ti-tulada “La dimensión propagandística del terrorismo yihadista global”, trabajo ha sido distinguido con el Premio Defensa de Investigación 2008.

El Poder Blando: ¿Una Alternativa a la Fuerza Militar?

SOFT POWER : AN ALTERNATIVE TO MILITARY FORCE?

Dr. Manuel Ricardo Torres Soriano

Recibido: 25 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

Este artículo contiene una reflexión crítica sobre la teoría del “poder blando” formulada por el politólogo norteamericano Joseph Nye, y sus posibles con-secuencias en torno al uso de las fuerzas amadas en los países democráticos. Se exponen cuáles son sus principales aportaciones y las que se consideran sus principales limitaciones a la hora de ofrecer una explicación válida sobre las di-námicas de poder en la época actual. Las principales críticas van dirigidas hacia su esperanza incondicional en el aumento de la importancia de este enfoque en los años venideros, al igual que al concepto de comunicación que subyace en su enfoque sobre la política.

Palabras claves:

Comunicación política, diplomacia pública, propaganda, Estados Unidos de América, internet.

ABSTRACT

This article contains a critical reflection on the theory of “soft power” (ponder blando) made by the American political scientist Joseph Nye, and its possible consequences on the use of the beloved forces in democratic countries. They exposed what your main contributions and considered its main limitations to provide a valid explanation of the dynamics of power in modern times. The main criticisms are directed towards their unconditional hope in increasing the im-portance of this approach in the years ahead, as the concept of communication that underlies his approach to politics.

Keywords:

Political communication, public diplomacy, advertising, United States of Amer-ica, Internet.

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Introducción La aceleración sin precedentes en el cambio social y político ha sido el origen de una profunda transformación en la manera de entender la naturaleza del poder y sus manifestaciones en el campo de la política internacional. Lo que se consideraba que era el planteamiento definitivo en la organización de grandes colectividades humanas: la consagración del papel del Estado-nación y sus atributos de plena soberanía dentro de sus fronteras y ámbito de intereses, ha sido sólo la antesala de un desconcertante periodo de transformaciones y desorientación. En el transcurso de poco más cien años la humanidad ha podido asistir a una verdadera avalancha de escenarios inéditos repletos de interrogantes: la mundialización de la guerra, la proscripción de la misma ante la destrucción que las nuevas armas ofreció al mundo, la exaltación del idealismo en las relaciones entre Estados, el resurgir del expansionismo ideológico, de nuevo la guerra total llevada, esta vez, hasta extremos apocalípticos, la institucionalización del multilateralismo, la política de bloques, las estrategias nucleares, el fin de la Guerra Fría, el ascenso y consolidación de un único imperio global, los procesos de integración política, la globalización, etc.

Numerosos comentaristas coinciden en señalar que nos encontramos, de nuevo, en uno de esos nuevos episodios históricos de incertidumbre que necesita ser entendido y clarificado. El rasgo característico que define las relaciones de poder entre Estados y colectividades humanas en la época actual no es la reacción ante una suma descontrolada de peligros latentes tales como la proliferación nuclear, el auge del nuevo fanatismo terrorista, la degradación medioambiental, el crimen organizado, las guerras de desintegración estatal, etc. La gravedad de dichas amenazas en ocasiones puede llegar a oscurecer la evidencia de que la primacía de la información es la columna vertebral que explica las relaciones

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de poder y dominación en el escenario global. Esta “nueva lógica geopolítica”1 que supone la generalización de las nuevas tecnologías de la información y la emergencia de una sociedad global interconectada y dotada de la capacidad de acceder a cantidades ingentes de información, no ha escapado a la curiosidad y a la reflexión de numerosos investigadores y pensadores que han tratado a escudriñar las claves de este nuevo desafío intelectual.

Constituye el propósito de este artículo realizar una exposición crítica sobre una de las más sugerentes de estas propuestas: la formulada por el profesor de la Universidad de Harvard Joseph S. Nye a través de su concepto de poder blando (soft power). Trataremos de enunciar de manera sintética cuales son las principales aportaciones de esta teoría, cuáles son sus consecuencias en torno al uso de la fuerza militar, pero ante todo señalar cuáles son las que consideramos sus principales limitaciones a la hora de aportar una explicación convincente sobre las dinámicas del poder en la era actual. Finalmente formularemos una serie de sugerencias de cómo debe ser reinterpretado este enfoque para que su maximizar sus elementos más valiosos y útiles.

1 Según el analista norteamericano Martin Libicki: cada nuevo medio tecnológico ha conllevado una nueva lógica geopolítica. En la medida que la importancia de ese medio aumenta, no sólo domina al antiguo sino que también lo llega a transformar. Este autor cita diferentes ejemplos históricos: con la invención del uso bélico del avión, Gran Bretaña pudo ser atacada directamente desde Europa, anulando la lógica del poderío marítimo. El mismo medio dominó la campaña estadounidense contra Japón. Cuando los misiles balís-ticos hicieron del espacio exterior un medio del conflicto, ello permitió que tanto los EEUU como la URSS se amenazasen directamente, y este factor domino la confrontación de las superpotencias a lo largo de Europa. Libicki no duda en señalar que las potencialidades de esta nueva sociedad caracterizada por el acceso generalizado a la información había generado una nueva lógica que aún está por definir y sistematizar. Véase: Martin Libicki, “The Emerging Primacy of Information”, Orbis, Spring 1996. (Págs. 261-276).

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Poder blando como poder de futuro

Para este académico norteamericano su concepto se puede sintetizar en la capacidad de “lograr que otros ambicionen lo que uno ambiciona”1 Joseph Nye elabora su concepto en contraposición a la concepción tradicional sobre el po-der o poder duro (hard power), aquella visión que apun-taba a la fuerza militar, la capacidad económica y las potencialidades que se derivan de ellos como la expresión más genuina del poder de un Estado. Frente a esta pers-pectiva que reduce el poder a elementos claramente mate-riales, cuantificables, procedentes en su inmensa mayoría de la iniciativa política y sometidos a su control directo, Nye resalta la existencia de otra serie de factores inmate-riales, no siempre controlables por el entramado guberna-mental, y que sin embargo, son capaces de contribuir tanto o más que la presión militar y la coerción económica a la consecución de los objetivos marcados por una nación. La popularidad de la producción artística, musical y cine-matográfica de un país, su prestigio científico y educativo, su atractivo turístico, su capacidad para exportar modas y tendencias, la calidad de vida, su gastronomía, etc. son elementos cuya capacidad de movilización de voluntades sigue una línea ascendente. Se trata de una forma indirec-ta de ejercer el poder donde: “Un país puede obtener los resultados que desea porque otros países quieran seguir su estela, admirando sus valores, emulando su ejemplo, aspi-rando a su nivel de prosperidad y apertura.”2

A pesar de la capacidad de un Estado para potenciar sus recursos disponibles de poder blando, en gran parte dicho poder es un subproducto social y económico, más que so-

1 - Joseph S. Nye Jr, La paradoja del poder norteamericano, Taurus, Madrid, 2003. (pág. 30)2 - Ibidem.

lamente un resultado de una acción gubernamental oficial. Su origen se halla en la confluencia de un número ilimita-do de actores que a través de sus acciones son capaces de originar un producto beneficioso para el conjunto de la sociedad sin que medie a priori ningún elemento de coor-dinación.

El concepto de poder blando es ante todo una propuesta para lograr la perpetuación de la hegemonía norteame-ricana, y no puede ser entendido sino se tiene en cuenta esta finalidad. En este enfoque subyace una clara apues-ta por las capacidades innatas de las sociedades abiertas y democráticas para seguir aumentando sus recursos de poder, sin que pretenda convertirse en una teoría univer-sal de cómo cualquier país puede incrementar sus poder independientemente del ideario que sustente su régimen político. Según esta visión, la democracia como forma de organización política es un enorme recurso de poder blan-do debido a su popularidad y superioridad moral sobre el resto de sus competidoras. De ahí que los países que pro-bablemente aumenten este tipo de capacidades en plena era de la información sean: aquellos cuya cultura e ideas se hayan más próximos a las normas globales, aquellos que dispongan de mayor acceso a los canales de comuni-cación y aquellos que posean una credibilidad crecien-te gracias a sus actuaciones tanto en asuntos domésticos como internacionales.

El prestigio se convierte en un elemento trascendental para que cada Estado pueda lograr sus objetivos. La política se convierte en un concurso de credibilidad competitiva, los gobiernos compiten entre sí y con toda otra serie de acto-res políticos para aumentar su credibilidad y debilitar la de

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sus adversarios. Nye no duda en señalar que todos estos elementos señalan a Estados Unidos como el gran benefi-ciario de estas tendencias.

Sin embargo, este autor es consciente del cierto idealismo que entraña su análisis y de que su concepción del po-der es una tendencia de futuro, que en la actualidad debe pervivir y complementarse con manifestaciones abruma-doras del tradicional poder duro. Para ejemplificar esta razonamiento, Nye apunta al hecho de que en la actua-lidad el poder está distribuido entre países siguiendo un patrón que recuerda a un complejo juego de ajedrez tridimensional. En el tablero superior, el poder militar es en gran medida unipolar, donde los Estados Unidos no encuentran contestación posible. En el tablero intermedio, el poder económico es multipolar, donde no tiene senti-do hablar de hegemonía estadounidense, y su país debe aceptar la igualdad con Europa y otros posibles compe-tidores. El tablero inferior es el ámbito de las relaciones internacionales y la información, el poder está amplia-mente disperso y los actores son prácticamente ilimitados. En este tablero de importancia creciente no tiene sentido hablar de unipolaridad, multipolaridad ni hegemonía. Nye no duda en recomendar el hecho de que cualquier estra-tegia política exitosa debe apuntar equilibradamente hacia los tres tableros, sin descuidar las contribuciones de nin-guno de ellos.3

DEBILIDADES Y OBJECIONES

El concepto desarrollado por Joseph Nye sabe entroncar con una gran tendencia cuya presencia resulta innegable

3 - Joseph Nye. “EE UU no puede lograr unilateralmente sus objetivos”, El País, 24 marzo 2003.

hasta para los más vehementes críticos del politólogo norteamericano: la importancia creciente de los flujos de información, la opinión pública en el contexto internacio-nal y los contenidos inmateriales en el juego político. Se trata de elementos que han servido de base para nume-rosas reflexiones teóricas, desde aquellas que contemplan una nueva forma de hacer política basada en primacía de los valores, la ética y la actuación en redes,4 hasta los que consideran la difusión de códigos culturales y contenidos de información la principal expresión del ejercicio del po-der.5

Sin embargo, como toda propuesta ambiciosa el concep-to de poder blando ha contado con toda un considerable número de detractores.6 Para algunos, el poder blando no deja de ser un revestimiento amable al tradicional ejercicio del poder “más duro” por parte de las grandes potencias. Para otros ni siquiera es poder, sino simple ideología pre-sentada de manera eufemística. Algunos autores conside-ran que el soft power no es un tipo de poder, sino una per-cepción por parte de la población sobre la legitimidad de un recurso de poder, de manera que hasta una inter-vención armada puede ser percibida como blanda siempre y cuando exista una amplia aceptación social sobre sus fi-nes y conveniencia. Y finalmente, para algunos dirigentes políticos que debería verse directamente aludido por los planteamientos del profesor de Harvard ni siquiera es una

4 - John Arquilla & David Ronfeldt, The emergence of Noopolitik, Towards an American Information Strategy, Rand, Santa Monica, 1999.5 - Manuel Castells, La galaxia Internet, Areté, Barcelona, 2001.6 - Un repaso de lo que son las principales críticas a esta teoría se puede en-contrar en: Javier Noya, “El Poder Simbólico de las Naciones”, Documento de Trabajo Nº 35/2005, Real Instituto Elcano. http://www.realinstitutoelcano.org/documentos/209.asp [Accedido en agosto de 2005]

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propuesta que merezca la pena ser tenida en considera-ción.7

No es objeto de este artículo hacer una revisión en detalle de cuales han sido las principales críticas al enfoque del autor norteamericano, si en cambio se pretende ofrecer desde una perspectiva constructiva una serie de reflexio-nes sobre cuáles son, a juicio del autor, sus principales li-mitaciones a la hora de resultar efectivo como paradigma que guíe las orientaciones de política exterior de un Estado.

La primera crítica se puede realizar en torno a aquella pre-misa que lleva a este autor a asumir de manera incondicio-nal un auge creciente de la importancia del poder blando. Serían, para este profesor, motivos suficientes para respal-dar afirmación la incesante expansión de las tecnologías de la información y al establecimiento de una genuina “aldea global” fundamentada en la posibilidad de que las diferen-tes sociedades a lo largo y ancho del planeta tengan un acceso ilimitado a la información y puedan nutrirse de los mismo canales informativos, reduciéndose de esa manera el desconocimiento mutuo y la incomprensión cultural. Sin embargo, la capacidad real de que un país, por ejemplo Estados Unidos, influya efectivamente en el resto del mun-do a través de una muestra tan evidente de poder blando como sus emisiones televisivas dista mucho hoy día de ser una realidad. Existen numerosas regiones a lo largo y an-cho del planeta que pueden ser catalogados como auténti-cas “zonas negras” debido a su impermeabilidad frente al

7 - El propio Joseph Nye cuenta en un artículo como tras hablar sobre este concepto en una conferencia coauspiciada por el Ejército de los Estados Unidos en Washington, los periodistas pudieron recoger las impresiones de uno de los oradores de este acto, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, que tras ser preguntado por su opinión acerca del poder blando, respondió: “No sé lo que significa eso”.Véase: Joseph S. Nye, “El poder blando y la lucha contra el terro-rismo”, El País, 28 de abril de 2004.

influjo informativo y cultural exterior. En algunos casos los motivos son de estricta lógica económica, en extensas zonas de extrema miseria, poseer un televisor es sinónimo de despilfarro cuando la existencia diaria es una continua lucha por la subsistencia alimentaria. No obstante, no es la falta de recursos económicos el principal factor de “oscu-rantismo informativo” en el planeta, la revolución tecno-lógica ha logrado el abaratamiento continuo de las dispo-sitivos necesarios para integrarse en la llamada sociedad de la información, no siendo extraño encontrar como en algunos países como las antenas parabólicas forman par-te de la arquitectura de barrios y poblados sumidos en la más estrictas de las privaciones. La principal raíz de esta limitación al poder blando se halla en el férreo control in-formativo que algunos países ejercen sobre su población. Cuando toda influencia exterior es contemplada como una amenaza a la pervivencia en el poder de una clase dirigente, conseguir el aislamiento informativo y cultural se convierte en una prioridad para decenas de dictaduras cuyo único horizonte es la perpetuación.

Las esperanzas depositadas por algunos países en el poder blando se topan con la dura realidad de que este influjo sólo es efectivo en aquellas zonas donde menos se necesita. Sirva como un ejemplo entre tantos otros, el hecho de que en los últimos episodios de tensión política con China, una potencia en alza y en la que reside un 18% de la pobla-ción mundial, el gobierno de los Estados Unidos no tuvo ninguna vía para hacer oír su voz entre 1.200 millones de personas, que sólo recibían los influjos informativos de un régimen totalitario interesado en presentar toda voz ajena como engaño y agresión.8

8 - Véase: Edward Kaufman, “A Broadcasting Strategy to Win Media Wars”, The Washington Quarterly, 25.2: 2002. Págs. 115-127.

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El creador del concepto de poder blando es consciente de las limitaciones que los regímenes dictatoriales suponen en la actualidad para esta concepción, sin embargo no duda en confiar en la importancia creciente de este enfoque basándose en la idea de que estos países deben transitar necesariamente por caminos de apertura y liberalización política si quieren desarrollarse económicamente e incre-mentar su poder. Una economía como la actual basada en la innovación y en el intercambio de ideas y conocimiento, exige libertad de actuación para una sociedad que necesita de espontaneidad y ausencia de barreras para ser creativa. Las dictaduras se enfrentan de ese modo a un dilema: si quieren incrementar su poder económico y evitar agita-ciones sociales debido a la falta de bienestar material de-ben relajar progresivamente el control político sobre sus ciudadanos. A medida que se otorga mayor libertad a la ciudadanía esta tendrá más conocimiento de lo que su-cede en su entorno y exigirá más apertura y reformas. Una vez que las dictaduras han iniciado el camino de la libe-ralización política y social, por tímida que sea, la llegada de la democracia se hace inevitable, a pesar de que ese no fuese el objetivo perseguido por su clase dirigente.

Se trata de una concepción muy extendida sobre los be-neficios que para la democratización generalizada supone la integración de estos regímenes despóticos en el sistema económico mundial, y sobre la que descansa en gran parte las esperanzas de futuro en el poder blando. Sin embargo, no tiene en consideración dos elementos que, en mi opi-nión, pueden determinar que las capacidades de occidente de influir “inmaterialmente” continúen estancadas. Una de ellas reside en la perversa lógica que guía las decisiones que puede llegar a tomar cualquier régimen impuesto por la violencia y la coacción. Ante el dilema de elegir entre el mantenimiento del status quo y emprender un incierto

camino que puede comprometer los privilegios de la eli-te gobernante, cualquier déspota no dudará en rechazar cualquier medida que pueda comprometer levemente su poder aunque eso suponga condenar al hambre a millo-nes de personas o incrementar las dosis de represión y sometimiento de su población. El otro elemento a tener en cuenta, es la constatación empírica de cómo algunos países han conseguido sumarse al “carro” del crecimiento económico sin que ello les haya supuesto adoptar medidas que hiciesen tambalear su dominio coactivo sobre la po-blación. China, vuelve a resultar, de nuevo, el ejemplo más evidente. Si bien casi todos los analistas coinciden en seña-lar con esos niveles de crecimiento el país asiático se pude convertir en las próximas décadas en una potencia eco-nómica e incluso militar capaz de cuestionar el liderazgo norteamericano y europeo. Ninguno de ellos apunta como un escenario probable el que China lo haga convertida en un país respetuoso con las libertades democráticas y los derechos humanos.9 Las mismas tecnologías que permiten incrementar la competitividad de un país a través del ac-ceso a la información, permiten igualmente perfeccionar y hacer más sofisticado el control que un régimen sin escrú-pulos puede ejercer sobre sus ciudadanos.

Todas aquellas manifestaciones tecnológicas que se consi-deran características de esta sociedad de la información, tienen una naturaleza esencialmente dual. Pueden servir tanto para dejar constancia y difundir los abusos contra la población, como para impedir desde el entramado estatal hasta el más mínimo brote de disidencia. Incluso Internet considerado un paradigma del flujo de información sin fronteras y restricciones, ha podido ser controlado por al-gunas dictaduras a través de una incesante actividad diaria

9 - Véase: National Intelligence Council, Mapping the global future. Report of the National Intelligence Council’s 2020 Project, NIC, Washington, 2004.

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de monitorización de las comunicaciones y bloqueo de las páginas web consideradas “perjudiciales” para la propia población. Ello, en cambio, no les ha impedido utilizar el prestigio asociado a la información independiente “col-gada” por “cibernautas anónimos” para establecer nuevas plataformas propagandísticas orientadas hacia el exterior. De este enfrentamiento dialéctico entre aquella faceta de la tecnología que permiten luchar contra la tiranía, y aquella otra faceta que permite su reforzamiento, cabría esperar un resultado incierto. En cambio, la situación de partida no ha sido igual para ambos y los defensores de la libertad en estos países se han encontrado normalmente con una desventaja insalvable.

La siguiente crítica se dirige hacia el concepto de comuni-cación que subyace en la teoría del poder blando. La lectura de las reflexiones del autor norteamericano con-duce inevitablemente a pensar que la comunicación entre personas es básicamente una cuestión de transmisión de contenidos. Si un país cualquiera no ejerce la influencia deseada sobre otro país o colectivo humano la razón se halla en que “su voz” simplemente no se oye o esta ha sido distorsionada de manera interesada. Sin embargo, las pa-labras, aunque lleguen en su integridad al destinatario de-seado, no poseen por sí mismas una capacidad innata para transformar la conducta o el pensamiento de las personas. La comunicación es un proceso infinitamente más com-plejo, donde se debe tener en cuenta no solamente el tenor literal del mensaje, sino también el contexto el que se pro-duce su recepción y ante todo el esquema mental y percep-tivo del destinatario.10 Los escritos de Nye a pesar de que advierten de los peligros de ceñirse únicamente a la mera

10 - Véase: Alex Mucchielli, El arte de influir, Cátedra, Madrid, 2002

“predicación” y sugerir un amplio uso de los símbolos,11 no pueden evitar trasladar la hipótesis de la necesidad de saturar de contenidos propios al resto de la comunidad de naciones como medio de incrementar el poder blando de un país. Sin embargo, todo mensaje es reinterpretado y adaptado a los filtros culturales y mentales del individuo al que va dirigido. Los efectos persuasivos de una informa-ción que dé cuenta de una política objetivamente benefi-ciosa para un tercer país o conjunto de países pueden que-dar fuertemente limitados cuando no anulados en función de las asunciones previas que sobre el comunicador posea un determinado individuo.

La credibilidad es la característica esencial de cualquier emisor, y cuando esta se niega o pone en duda cualquier mensaje chocará inevitablemente con un muro de nega-ción e incomprensión.12 A día de hoy, por ejemplo, todavía es posible escuchar en los medios de comunicación árabes a numerosos “expertos”, clérigos y profesores universita-rios que no dudan en afirmar con la mayor solemnidad las más estrafalarias teorías de la conspiración con objeto de

11 - Joseph S. Nye, Soft Power. The means to success in world politics, PublicA-ffairs, New York, 2004. Pág. 111.12- Determinadas iniciativas políticas tampoco han contribuido excesivamente a mejorar la credibilidad de un país. Así, por ejemplo, en febrero de 2002, el New York Times avanzaba la siguiente exclusiva: como parte de “un nuevo esfuerzo por influir en los sentimientos del público y los gobernantes de los países amigos y hostiles”, el Pentágono había “desarrollado planes para divulgar noticias, probablemente algunas falsas, en los medios de comunicación extran-jeros” Según el Times, lo que había provocado la creación de la llamada Oficina de Influencia Estratégica (OSI) había sido la preocupación de “algunos oficia-les de la Administración” ante “la pérdida de apoyo a los Estados Unidos en el mundo islámico ante los bombardeos americanos sobre Afganistán”. Después de una semana del anuncio del Times, el escándalo obligó a Donald Rumsfeld ha anunciar el cierre de la nueva oficina, aunque el daño a la credibilidad ya estaba hecho. Véase: James Dao and Eric Schmitt. “Pentagon Readies Efforts to Sway Sentiment Abroad”, The New York Times, February 19, 2002 y JOSHUA MURAVCHIK, “Hearts, minds, and the war against terror”, Commentary, Volume 113 Issue 5, May 2002. Págs. 25-30.

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negar la implicación de cualquier musulmán en los bruta-les atentados del 11 de septiembre de 2001.13

Ha sido recurrente dentro de los gobiernos occidentales, y especialmente estadounidense, situar la causa de la inefica-cia de la acción de su diplomacia pública en determinados países, en la labor propagandística de algunos regímenes interesados en culpabilizar a terceros países de su propia ineficacia y corrupción como válvula de escape frente a las tensiones domésticas. De esa manera el mensaje occiden-tal ha quedado lastrado por acción de décadas de manipu-lación que no han buscado otra cosa que asentar toda una serie de prejuicios y tópicos que unifiquen a las propias sociedades en contra de un deseado enemigo exterior. Si bien es cierto, que este razonamiento explica acertada-mente parte de lo sucedido, se muestra insuficiente ante la constatación de determinados hechos que no han hecho sino realzar la complejidad de la influencia y el poder en pleno siglo XXI. En los últimos años, por ejemplo, Estados Unidos ha tenido que hacer frente a la desagradable reali-dad de que sus emisiones y mensajes continuaban siendo igualmente ineficaces en países, como Afganistán o Irak, donde había desaparecido el “filtro dictatorial” y existía la posibilidad de que el mensaje fuese oído integro hasta la saciedad. Sólo en el mundo árabe, en poco más de dos años, Estados Unidos se ha embarcado en tres grandes ini-ciativas de diplomacia pública: Radio Sawa, y los canales de televisión Al Hurra y Al Iraquiya.14 Cada uno de estos esfuerzos que fue diseñado para incrementar los niveles de popularidad de Estados Unidos han experimentado unos

13- Una nutridísima muestra de estas afirmaciones puede encontrarse en la página web del Middle East Research Institute, dedicado desde hace años a mo-nitorizar y traducir los medios de comunicación del mundo arabo-musulmán. www.memri.org14 - Véase: Richard A Clarke (Dir.), Cómo derrotar a los yihadistas, Taurus, Ma-drid, 2004. (Pág. 129 y ss.)

pobres niveles de audiencia y una credibilidad que en oca-siones no supera a las de algunas emisoras desvergonzada-mente propagandísticas procedentes de las dictaduras de Oriente Medio.

Los desalentadores resultados que la costosa campaña15 de relaciones públicas y mejora del “poder blando” ha cose-chado en los últimos años insinúan únicamente una de las debilidades del enfoque de Joseph Nye, sin embargo, su ex-presión más contundente se halla en algunas de las ma-nifestaciones de uno de los principales problemas de se-guridad de nuestra era: el terrorismo global. La esperanza depositada en que el mayor conocimiento del atractivo de nuestra forma de vida, libertades y forma de organización político y social podría generar un movimiento progresivo del resto del mundo hacia la democracia y la paz queda seriamente cuestionada frente a determinados episodios especialmente trágicos. Que algunos de los atentados más cruentos llevados a cabo dentro del territorio occidental como los ataques de Nueva York, Washington, Madrid y Londres fuesen protagonizados por extranjeros, algunos de ellos nacionalizados en el país atacado, que gozaban de una indudable experiencia de convivencia en esas socie-dades, conocimiento de sus costumbres y disfrute de su prosperidad y libertades cuestiona seriamente la teoría de la mejora del poder de un país por la mera imitación. La teoría del poder blando difícilmente puede solventar la contradicción que supone apostar por los beneficios que para un país implica su imagen sea conocida en el exterior por meros impactos informativos, cuando la experiencia directa de esa realidad en algunas personas genera los efectos opuestos. Este enfoque incurre en la simplificación

15 - Véase: Peter Van Ham, “Mejorar la imagen de EEUU tras el 11-S: el pa-pel de la diplomacia pública”, Análisis Real Instituto Elcano Nº 85/2003. http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/303.asp [Accedido agosto de 2005]

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de considerar a las sociedades como bloques monolíticos, capaces de ofertar al exterior un bloque homogéneo de có-digos culturales. Sin embargo, cualquier colectivo huma-no amplio es tremendamente plural, lo que implica, que cualquiera de las manifestaciones de este poder blando sea el sistema educativo, el cine, la cocina, las atracciones turísticas, etc. encontrarán siempre sus primeros focos de contestación y descontento en el interior de la sociedad de origen. Si se plantease un estudio de opinión, en cualquier lugar, donde se dejase al encuestado abierta la respuesta sobre qué es lo que considera son los elementos de su país que pueden ser admirados e imitados en el exte-rior, probablemente nos sorprenderíamos de la pluralidad y diversidad de respuestas.

El enfoque de Nye encuentra uno de sus principales pun-tos débiles en el excesivo optimismo que deposita en el atractivo de los códigos culturales y en la forma de orga-nización política y social de occidente y, en concreto, de Estados Unidos. Dicha capacidad de atracción se ha mos-trado enormemente efectiva en países que han formado históricamente parte de esta tradición cultural pero que por determinados avatares habían sido desenganchados de la “locomotora occidental”, como por ejemplo aque-llos antiguos satélites europeos de la Unión Soviética que han perseguido afanosamente el mimetismo con los paí-ses de la Unión Europea y Estados Unidos como método de conjurar los peligros de la involución. Sin embargo, esa misma capacidad de atracción no sólo se muestra ineficaz sino en ocasiones contraproducente cuando trata de ser aplicada a colectivos que no comparten un mismo tronco “civilizacional”. Diferentes tradiciones religiosas, desarro-llos históricos contrapuestos, un acusado contraste econó-mico y social pueden ser, entre otras, las fuentes del recha-zo a la imitación de un modelo que en ocasiones puede ser

contemplado como una verdadera amenaza hacia lo más preciado de la propia identidad. La fe incondicional en el poder blando debe hacer frente a una paradoja asociada a la naturaleza ambivalente de este tipo de poder: lo que en determinados lugares del planeta llega a ser contemplado como una genuina expresión de modernidad y progreso, en otros lugares es percibido como una muestra agresiva de degradación moral que debe ser rechazada y combati-da.

La teoría del poder blando incurre en el error de asumir que la admiración por el desarrollo material y tecnológico de un tercer país, o incluso el propio uso de la misma, tiene una traducción directa en la admiración hacia el modo de organización económica, social y política que posee el país en cuestión. El enfoque de Nye presupone que el reflejo del éxito generará en su espectador (independientemente de su grado de instrucción y situación personal) un sofistica-do razonamiento capaz de diagnosticar las causas profun-das que generan la riqueza y el bienestar en los otros, y de-tectar correctamente, a su vez, todos los males y defectos que aquejan al país de pertenencia. Sin embargo, en oca-siones las reacciones son muchos más simples y primarios. Se puede desear un determinado conjunto de bienes de los que se carece, en sí mismos, únicamente por la satisfacción que esos bienes nos producirían, sin que ello suponga el plantearnos una transformación más profunda en nuestro estilo de vida. Sin embargo, más problemático, puede re-sultar el que el deseo por alcanzar un determinado estilo de vida sea el primer paso de un razonamiento que des-emboque en un sentimiento de desposesión. Si el esquema mental de un individuo está guiado por la idea de que la riqueza de unos está construida a expensas de la pobreza de otros, como si la existencia de esos bienes que se desean fuese algo dado por la naturaleza, y en los que en su origen

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poco tiene que ver la mano del hombre, es lógico que el conocimiento del mayor bienestar de unos genere senti-mientos de agravio. Los partidarios del enfoque del poder blando como una vía de actuación en política exterior, tal vez no hayan tenido en consideración que una mayor pu-blicitación de los logros de la propia sociedad, lejos de ge-nerar emulación, pueden incrementar los sentimientos de humillación y el deseo de revancha. Con esto no queremos sugerir que occidente debe adoptar una postura vergon-zante de sus propios éxitos, pero sí en cambio, que tenga en consideración determinados mecanismos psicológicos, que son objeto de la acción de ideologías del odio, como la que propugna, por ejemplo, la red terrorista Al Qaeda, que lleva años sustentando un discurso que sitúa todas las cau-sas del atraso y pobreza del mundo musulmán en la acción concertada de un occidente ansioso de explotar todas las riquezas del mundo arabo-musulmán.

CONCLUSIONES

El enfoque teórico sobre el poder blando resulta una pro-puesta esperanzadora por lo que su éxito implicaría en términos de descenso de la conflictividad armada en el mundo y la extensión de la democracia y la libertad. Una extensión sin restricciones de esta visión sobre la política tiene una clara traducción en la pérdida de relevancia de la fuerza militar a la hora de lograr los objetivos de política exterior de cada Estado. Ahora bien, el carácter deseable de los frutos que generaría el éxito de esta teoría no debe hacernos perder de vista cuales son los principales debili-

dades de la misma y cuales los escollos a los que debe ha-cer frente para convertirse en una interpretación fiable de las dinámicas de poder en la actualidad y en el futuro más próximo. Hemos señalado las que consideramos de más calado: la previsible persistencia de extensas “zonas oscu-ras” en el planeta totalmente inmunes a esta expresión in-material del poder de los Estados, y el concepto simplista que encierra esta teoría a propósito de cómo se produce la comunicación y el proceso psicológico de interiorización de los mensajes que todo individuo recibe.

El poder blando puede ser una teoría con algunas grietas, pero eso no significa que sea una propuesta que deba ser descartada. Contiene valiosas aportaciones, una de ellas, la de haber sido capaz de recoger de manera sintética y clara lo que constituye una de las tendencias claras de los próximos años: el papel creciente de la comunicación y la opinión pública como factor a tener en cuenta a la hora de calibrar el poder e influencia de un Estado. También posee el valor de saber sugerir una nueva forma de ha-cer política, una propuesta de actuación que no contem-ple los elementos inmateriales del poder como cuestiones secundarias y anexas a las verdaderamente importantes relacionadas con el potencial económico y el poderío mi-litar. Un novedoso estilo de hacer política continuamente preocupado unos resultados tan difíciles de sopesar como el prestigio y la simpatía que generan sus actuaciones en el exterior. Una verdadera transformación en la cultura polí-tica de nuestras clases dirigentes, que un verdadero alarde de “responsabilidad de Estado” deben ser capaces de apar-car a un lado sus intereses electorales más inmediatos para

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enfocar sus mensajes a un público infinitamente más amplio que el de sus posibles electores.

Pero en enfoque del poder blando, debe ser muy conscien-te, igualmente, de dos importantes apreciaciones:

Una de ellas es su naturaleza ingobernable. De cómo las principales manifestaciones de ese producto que se “perci-be” en el exterior proceden de la actuación necesariamente anárquica de una sociedad que en ningún momento actúa movida por el afán consciente de conseguir “atraer” a otros hacia su modelo de vida. Los resultados de esta actuación son ambivalentes, algunos serán un poderoso elemento de influencia para la actuación del poder político y algunos otros serán un verdadero lastre difícilmente gestionable. La diversidad y complejidad de los “productos” de un en-torno social y cultural se verán incrementados, igualmen-te, por la incontrolable selección que se produce en el ex-terior de un país sobre qué es lo que resulta significativo y que no de una cultura extraña. En ocasiones lo que es despreciado como un producto marginal y de ínfima cali-dad, por ejemplo, de la producción cinematográfica de un país, es percibido en el exterior como una fiel fotografía de la realidad social y cultural de una nación, reforzando tópicos con nuevas dosis de violencia, frivolidad, y degra-dación moral que poco tienen que ver con la realidad.

La otra apreciación proviene de la necesidad de integrar esta propuesta teórica con el importantísimo papel que continuarán desempeñando los ejércitos en el futuro. La guerra y la existencia de ejércitos ha sido una constante en la historia humana, y todo hace pensar lo seguirán siendo

en los próximos años.16 Sería por tanto un error minimizar el papel que desempeñaran en la configuración de nuestro futuro.

No obstante, su naturaleza ha sido un fiel reflejo de los va-lores y modos de organización de cada sociedad. De ahí que la importancia de la vertiente “inmaterial” del poder no deba significar una depreciación de la fuerza militar, antes bien, se hace cada vez más necesario adaptar las fuerzas militares de cada país a los imperativos de una so-ciedad marcada por la comunicación y la opinión pública. La complejidad creciente del escenario internacional es razón más que suficiente para prescindir de visiones re-duccionistas que recurren únicamente a una sola de estas dos manifestaciones del poder. Una estrategia exitosa será aquella que sepa apreciar como los ejércitos son en sí mis-mos beneficiarios y creadores del poder blando que pueda desplegar una sociedad. Su modo de operar e incluso sus capacidades están profundamente condicionados por las percepciones y los valores imperantes tanto en la propia sociedad como en la esfera internacional. De ahí que los ejércitos más poderosos en los años venideros serán aque-llos capaces de integrar en su doctrina y funcionamiento la naturaleza dual del poder.

16 - A este respecto véase el excelente libro: Javier Jordán y José Luís Calvo. El nuevo rostro de la guerra, Eunsa, Pamplona, 2005.

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Máster Ejecutivo de Estudios Asiáticos, Universidad de Tamkang-Taiwán, (cursando actualmente). En ela-boración de Tesis doctoral del doctorado en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales Por la Universidad Complutense de Madrid (Diplomado de Estudios Avanzados-DEA- aprobado). Maestría: Estu-dios Diplomáticos (Summa Cum Laude) Universidad Católica Santo Domingo, Santo Domingo, República Dominicana. Licenciatura en Derecho Universidad Tecnológica de Santiago, UTESA Santo Domingo, Re-pública Dominicana. Embajador-Director del departa-mento de Investigación y Publicación del Instituto de Especialización Diplomática y Consular Dr. Eduardo Latorre (INESDyC), Actual. Profesor de la Escuela de Graduados de Altos Estudios Estratégicos, del INSU-DE.

Importancia de América del Sur: en la Nueva Ruta de la Seda de Beijing

IMPORTANCE OF SOUTH AMERICA : THE NEW SILK ROAD OF BEIJING

Iván Ernesto Gatón

Recibido: 16 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

El incremento de poder económico, financiero y militar de China, junto a su capacidad para ejercer influencia política global, resulta uno de los fenómenos más notables en un sistema de producción y acumulación en transformación de productos energéticos. Un análisis de los vínculos de América Latina con la nación asiática, resulta imprescindible para la discusión sobre el modelo de desarrollo en la región. De allí la importancia de estudiar con una visión crítica, las relaciones tradicionales, por asuntos históricos, políticos, geográficos, eco-nómicos, y financieros, que han estado más vinculadas al gigante oriental sobre la equidad en las relaciones y vínculos a través de una silenciosa conquista de China a América Latina.

Palabras claves:

Comercio internacional, relaciones internacionales, política internacional, re-cursos energéticos, ruta de la seda.

ABSTRACT

The increase in economic, financial and military of China, together with their ability to exercise influence global politics, it is one of the most remarkable in a production system in transformation and accumulation of energy products phe-nomena. An analysis of the links between Latin America and the Asian nation, is essential for the discussion on the development model in the region. Hence the importance of studying with a critical financial vision, traditional relations, for historical, political, geographic, economic, and which have been more asso-ciated with the eastern giant on equity in relationships and links through a silent conquest of China in Latin America.

Keywords:

International trade, international Relations, international politics, energy re-sources, silk road

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Introducción El imaginario del comercio internacional, ha tenido como antecedente paradigmático la famosa ruta de la seda, que posee un antecedente mítico, al atribuírsele a Xi Ling Shi, la esposa del emperador amarillo que reinó en China hacia el año 5000 Antes de Cristo, quien, según cuenta la historia: “dejó caer una taza de té en un capullo que había recogido al pie de una morera. Para recuperarlo, tiró del hilo blanco que salía de él... Sin saberlo, comenzó a desenrollar la madeja de un camino que, durante quince siglos, iba a unir dos mundos extraños el uno con el otro: Oriente y Occidente”.

Los romanos, que quedaron atónitos cuando pudieron ver este extraño y hermoso tejido, lo bautizaron como seda, del latín sericum, haciendo alusión al “país de los Seres”, que es la forma que ellos denominaban a los habitantes de esta zona del mundo.

La apertura de esta vía, según el escritor francés Michel Le bris, se le atribuye a Zhang Qian, quien fue enviado por el emperador Wudi, cuyo nombre verdadero era, Liu Che, en misión, para investigar sobre los “caballos celestes” en el año 138 antes de la era cristiana, a la zona del valle de Fergana, actual turquestán.

Este producto de la china, que fascinó tanto a las romanos, como a los persas y a los bizantinos, es sin lugar a dudas su emblema, por el valor y la importancia que a nivel del orbe conocido llegó a alcanzar. El escritor escaló Julián Muñoz Poulin, en su libro, La Ruta de la Seda, define a la misma como: “baba segregada por diferentes gusanos que, en contacto con el aíre, se solidifica en forma de un hilo muy delgado, sutil y lustroso, con el que se forma un capullo, y que demandado, según el gusano del que proceda, se destina a la fabricación de tejidos de seda, tales como terciopelos, tafetanes y rasos, sirviendo además los hilos para coser y bordar”.

Desde la perspectiva occidental, se tiene conocimiento de esta ruta, a partir del libro Historia de Heródoto, siglo V antes de nuestra era, se hizo alusión a

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la Ruta de la Seda: “ que no seguía la ruta de la seda que utilizarían los Árabes en el siglo VII D.C; sino que, a partir de la orilla septentrional del mar Negro, pasaba al norte del mar Caspio por Kazajstán, hasta los montes Altai, ricos en minas auríferas. Allí terminaba el camino”.

Para muchos expertos: “más que una senda que unía a Oriente con Occidente, se trató de una múltiple red de carreteras que comunicó entre sí, los confines del mundo”. Se estima que, estos caminos que se extendieron por unos 8 mil kilómetros, en los 1600 años de su existencia.

Visto los antecedentes de la Ruta de la Seda, constatamos que, ni siquiera en los tiempos del almirante Sheng Ho, que en 1421 recorrió con una gran flota de barco hacia Arabia y África, los chinos no habían hecho contacto con América.

Si bien es cierto, que ante el advenimiento de la revolución industrial, los chinos eran las civilización viva más antigua del planeta, y más adelantada técnicamente, no llegaron a América, pero aparentemente la emergencia de china, como potencia global la ha conducido a las tierras que en el 1492, diera a conocer al Continente al Europeo el Almirante Cristóbal Colón, bajo las premisas de las capitulaciones de la Santa Fe rubricadas por el almirante Genovés y la reina Isabel de Castilla.

América Latina y el Caribe, cuyas relaciones tradicionales, por asuntos históricos, políticos, geográficos, económicos, y financieros, han estado más vinculadas a Europa, a la cual pertenecieron como colonias, a partir de la época de los descubrimientos, de finales del siglo XV, y, finalmente, de la hegemonía estadounidense en la región, con la aplicación de la doctrina Monroe, el destino manifiesto, el corolario Roosevelt a la doctrina Monroe o doctrina del big stick, la diplomacia del dólar de William Taft, la política del buen vecino de Franklin Delano Roosevelt, y en definitiva la aplicación de las doctrinas del Almirante Alfred Mahan, uno de los ideólogos del imperialismo norteamericano y autor de la teoría del poder marítimo.

Desde la plena expansión del capitalismo, en el siglo XIX, aprovechando el colapso de antiguas potencias, y la rivalidad de éstas con las que emergían, la

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región de América Latina y el Caribe, no habían tenido el escenario propicio para llevar a cabo labores tendentes a maximizar sus relaciones con otras zonas del planeta.

Es a partir de la década de los años 70, con la Diplomacia del Pin Pong, con la cual la administración Nixon y el gobierno de la República Popular China, establecieron un acercamiento que dio paso al establecimiento de las relaciones diplomáticas con una país que bajo el manto de la guerra fría era considerado enemigo, que los países de América Latina (exceptuando la República de Cuba), comienzan a establecer vínculos diplomáticos formales con el gigante asiático.

El nivel de intercambios económicos, políticos, culturales y financieros de China con América Latina, en el cual se incluyen la construcción de infraestructuras que permitirán un mayor, y rápido flujo de comercio, indican la estrategia del gobierno chino de una nueva ruta de la seda que incluye la América del Sur.

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Importancia de América del Sur para la nueva ruta de la seda China.

En un artículo de Marcos Salas, titulado:¿ Porqué a China le interesa tanto hacer negocios en América Latina?”, pu-blicado por BBC Mundo, el 8 de enero del presente año, refería que el Sr. Joe Chi, Director Ejecutivo del Centro de Comercio Chino-Latinoamericano, con sede en Mia-mi, refiere que: “América Latina es importante para China fundamentalmente por dos razones: por sus recursos na-turales y por el posible mercado que se está desarrollando en la región para los productos chinos”. De igual forma, el Sr. Chi, expresa que: “También China tiene interés en esta-blecer a futuro fábricas en América latina, porque los cos-tos de producción en China se están elevando poco a poco y llegará el momento en el que no van a ser sostenibles”.

China Policy Review, en una artículo que publicara el presente año, indica que China superará en 15 años, a los Estados Unidos de América, como el mayor socio comer-cial de Latinoamérica. Un estudio publicado por Naciones Unidas, señala que en el año 2016, la Unión Europea será desplazada por China, como segundo socio comercial.

En la actualidad, China, es el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú; y es el segundo de países como Méxi-co, Argentina y Venezuela, de América Latina, vista la po-lítica de Beijing hacia esta zona del planeta, se encuentra incluida en la visión amplia y extensa de los diseñadores de política internacional que han ido ampliando su ruta mercantil por todo el orbe. La silenciosa conquista Chi-na, de América Latina, por medio a establecer fuertes vín-culos comerciales y financieros que dan demostraciones inequívocas del forjamiento de una futura hegemonía en

una región que tradicionalmente tuvo mayor influencia de Europa, y luego los Estados Unidos de América.

Los primeros países de Latinoamérica en establecer rela-ciones diplomáticas con la República Popular China, luego de la retirada de que a la República de China (Taiwán), se le quitara la representación de China en la Organización de Naciones Unidas, y su respectivo asiento en el Consejo de Seguridad de esa organización, fueron: La República de Chile, en 1970; la República de Perú, 1971;Estados Unidos Mexicanos, 1972; República de Argentina, 1972; Jamai-ca, 1972; República Federativa de Brasil, 1974; República de Venezuela, 1974, Ecuador 1980. Luego que falleciera Chiang Kai Shek, el heredero político del Dr. Sun Yat Sen, fundador de la Partido nacionalista Chino, Kuomintang, en el año 1975, otro grupo de países optaron por acercarse al régimen maoísta que encabezaba el premier Deng Xiao-ping, a saber: la República de Colombia, 1980; República de Ecuador, 1980; República de Bolivia,1985; República de Uruguay, 1988.

Desde la década de los años ochenta, la República de Para-guay, es el único país suramericano que no mantiene rela-ciones diplomáticas con la República Popular China.

En esta nueva ruta de la seda, que incluye a América del Sur, China ha realizado una invasión, que algunos diplo-máticos, como el argentino Diego Guelar, denomina como silenciosa.

A continuación, haremos un esbozo, de los elementos más importantes que destacan las relaciones chinas con los paí-ses sudamericanos, y que nos permiten plantear la existen-

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cia de una expansión de la ruta de la seda hacia América del Sur:

REPÚBLICA FEDERATIVA DE BRASIL

A pesar de que la relaciones diplomáticas con Brasil y Chi-na se inician en el 1974, en el 1971 se concretaron algu-nos intercambio comerciales, el primero de ello, en el año 1971, durante la presidencia del general Emilio Garrastazu Médeci, con la venta de azúcar brasileña, a la cual siguió en el 1972 la de café . Desde el 1985, nos refiere el embajador Diego Guelar, en su libro la invasión silenciosa, el desem-barco chino en América del Sur, se iniciaron mecanismo de consultas políticas y económicas que llegaron a su pun-to más alto con la visita a Brasil en 1993 del recién elegido presidente de la República Popular China, Jiang Zemin. El 1995, en reciprocidad a la aludida visita del premier chino, Fernando Enrique Cardoso, visito Beijing.

Es a partir del 2001, con joint-venture que rubricara la compañía Vale Rio Doce y la siderúrgica china Shanghai Baosteel Group Corporation, que se iniciaron grandes in-versiones china en Brasil.

A partir de la llegada de Ignacio Lula Da Silva, y el Partido de los Trabajadores, en el año 2003, se fortalecieron más los vínculos entre ambos países, teniendo lugar la visita del Presidente Lula a Beijing en mayo, y la del Premier chino, Hu Jintao a Brasilia en el mes de noviembre.

Con la referida visita del Presidente Lula, se firmaron 14 acuerdos asociativos con empresas chinas, un acuerdo empresarial que promovería las inversiones bilaterales y se le permitió a Brasil contar con un nuevo mercado para su carne bovina y aviar.

En el año 2006, más inversiones chinas llegaron al área de la acería, con la inversión de 1500 millones de dólares que hiciera Baosteel, la mayor empresa acerera China, con la empresa brasileña Vale do Rio Doce, y otros 5500 millo-nes de dólares destinados al levantamiento de un planta de producción de acero. Otro acuerdo de inversión, en este rubro, que en su libro nos señala el Embajador Guelar, fue el de China Wuhan Iron and Steel Corporation (Wisco), que adquirió el 21 por ciento de las acciones de la minera brasileña MMX, por unos 400 millones de dólares.

En cuanto al sector petrolífero, la compañía China Petro-chemical Corporation (Sinopec), se asoció con Petrobras para construir un gasoducto de 300 kilómetros de exten-sión y para unir a Cabiúnas, perteneciente al estado de Río de Janeiro, y a Vitoria, estado de Espíritu Santo. Por este gasoducto, se transportarían unos 20 millones cúbicos de gas natural.

Desde el año 2009, cuando Brasil reconoció como econo-mía de mercado a China, éste se convirtió en el primer socio comercial del gigante sudamericano.

La reciente visita del Primer Ministro chino, Li Keqiang, a la cual le precedió la del Presidente XI Jinping, el 23 de abril, la firma de 35 acuerdos de inversión y cooperación, y la coincidencia del anuncio de Beijing de que invertirá en la ávida economía brasileña unos 53 mil millones de dólares, demuestran que la relación de ambos países sigue consolidándose, a pesar de la distancia y el océano que les separa.

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VENEZUELA

A partir de 1974, Venezuela, como indicáramos anterior-mente estableció relaciones diplomáticas 1985, cuando el primer ministro chino Zhao Ziyang, realizo una visita oficial durante el gobierno del partido Acción Democrá-tica (AD), cuyo presidente era Jaime Lusinchi, durante esta visita se firmaron los primeros acuerdo de comercio y cooperación para la explotación del petróleo. Es durante el periodo de Hugo Chávez, quien ejerció desde el 1999-2013, que china se convierte en el mayor financista de Ve-nezuela, prestándole más de 36 mil millones de dólares a cambio de petróleo.

En el año 2001, la República Bolivariana de Venezuela y la República Popular China establecieron una alianza estra-tégica conformada por una Comisión Mixta de Alto Nivel (CMAN), según el embajador Guelar, esta entidad ha sido el vehículo por medio al cual ambos países han suscrito cerca de 460 instrumentos jurídicos, los cuales forman parte de la gran cantidad de convenio bilaterales firmados por estos. Algunas de las principales acciones realizadas por ambos países que podríamos citar son: La elaboración de un mapa “integral minero” de Venezuela , la creación de un fondo de inversión bilateral de 17 millones de dóla-res, que hacia énfasis en el sector agrícola, la creación de una planta constructora de vehículo Cherry, la inversión de la China Aluminium Internacional Engineering Cor-poration (Chalieco), a la empresa Venezolana de Alumi-nio del Caroni, créditos de 4000 mil millones de dólares de Chinese Development Bank (CDB), a Petróleos de Vene-zuela, S.A., para aumentar su producción petrolera, prés-tamos del Banco de China de 4000 mil millones de dólares en construcción de viviendas, instalación en el 2011 de la empresa automotriz china ZGT, para la producción de au-

tomóviles, el proyecto de tres refinería en territorio chino (la primera seria la Jiet Yang, en la provincia de Cantón) de la cual PDVSA, seria socio.

La utilización del Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, para poner en órbita un satélites destinado a faci-litar la comunicación en regiones aisladas de Venezuela, y el Francisco de Miranda destinados a estimar la producti-vidad de cultivo y daños ambientales, el Fondo Conjunto Chino-Venezolano, destinado a financiar el sistema ferro-viario nacional y para una fábrica de fertilizantes, inver-sión en la Faja Petrolera del Orinoco, en las zonas de los puntos: Boyacá, Junín, Ayacucho y Carabobo, las cuales se estiman poseen reservas por más 120 mil millones de petróleo, la fabricación de una flota de buques destinadas al transporte de hidrocarburos , planta de producción de electrodomésticos de la forma china Haier, planta de telé-fono celulares de la empresa china Huawei y ZTE, la cons-trucción de un complejo industrial agrícola en el Estado Anzoátegui, la venta por parte de china de radares para el control de frontera y espacio aéreo, así como también, aviones de ataques ligero y el de caza más moderno.

En la Cumbre China-Celac, llevada a cabo en Beijing en enero del presente año, el gobierno chino se comprometió a invertir más de 20,000.00 mil millones de dólares a Ve-nezuela.

China, es el segundo socio comercial de Venezuela, supe-rado por los Estados Unidos con quien mantiene unas pe-culiares relaciones comerciales, que se ven explicadas en el negocio del petróleo, el cual han venido teniendo desde la época del dictador Juan Vicente Gómez, en los años vein-te, con las explotaciones que iniciara la empresa petrolera estadounidense especuladora Maracaibo Oil Corporation.

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CHILE

Fue el primer país en reconocer a la República Popular China, además de ser el primero de América Latina, don-de se fundará un instituto de cultural china 1952, su pri-mer presidente fue el poeta diplomático y premio Nobel de Literatura Pablo Neruda y el segundo el derrocado pre-sidente doctor Salvador Allende. Lo acontecido el 11 de septiembre de 1973: el cruento derrocamiento de Salvador Allende, las relaciones se enfriaron hasta 1978. A partir de esta fecha, llevaron a cabo convenios de cooperación cien-tífica bilateral en la Antártida, y Chile apoyó a Beijing en temas de gran sensibilidad para su política exterior, como son: Taiwán y el Tíbet.

Sin embargo, a pesar de las dilatadas relaciones entre am-bos países, las inversiones chinas no sobrepasan los 100 millones de dólares. En la visita oficial que realizara, en el presente mes de mayo, el Primer Ministro chino Li Keqian, bajo el marco Mecanismo de Diálogo estratégico que crea-ron las autoridades chinas y chilenas, le fueron presenta-das oportunidades de inversión por unos 20 mil millones de dólares.

En lo relativo al comercio bilateral, desde el año 2007, Chi-na sobrepasó a los Estados Unidos como su primer socio comercial.

ARGENTINA

En el año 1972, se inician las relaciones con al Repúbli-ca Popular China, en el gobierno se encontraba el general Alejandro Lanusse. En el año 1980, el dictador argentino, General Jorge Rafael Videla, visitó oficialmente Beijing. El apoyo, en 1982, a Argentina, por la guerra de las Malvinas

con los ingleses, acercó más a ambos países. Una demos-tración de esas buenas relaciones, es que los presidentes argentinos que siguieron a la dictadura militar visitaron oficialmente Beijing, a saber: Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Un acontecimiento importante, fue la visita del Premier chino Hu Jintao, en el año 2004, donde ambos firmaron un acuerdo de Asociación Estratégica y el reconocimiento de economía de mercado a China. Durante el gobierno de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, se firmaron memorandums de cooperación en el área agrícola, educa-tiva, y un Tratado de Extradición.

Las inversiones Chinas, en el sector ferroviario son con-siderables, unos 10.000 millones dólares como la realiza-da por China National Machinery & Equipment Import & Export Corporation (CMEC). En el séctor de la ener-gía, la empresa China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), adquirió el 50% de la petrolera argentina Bri-das por 3.100 millones de dólares. La nueva Bridas adqui-rió el 60 % de Pan American Energy (PAE), y a esta a su vez adquirió compró el 100% de la filial de Exxon-Mobil: Esso Argentina. Después de Yacimientos Petrolíferos Fis-cales (YPF), CNOOC, es la segunda petrolera de impor-tancia en Argentina.

En el gas de Esquisto, o Shale Gas, CNOOC, luego de la ex-propiación realizada por el gobierno argentino a la empre-sa española Repsol, llegó a un acuerdo, a través de Bridas, empresa en la que tienen la mayoría de sus acciones, para explotar el yacimiento de Vaca Muerta, que posee, según la Agencia de Información Energética Estadounidense, la tercera reserva mundial, con unos 774 billones de metros cúbicos de gas y 741 millones de barriles de petróleo.

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En la minería, las inversiones se ven reflejadas en las com-pras que la minera China Leng Cheng Mining para ex-traer hierro, de la Mina de Sierra Grande, en la provincia de Río Negro, y la inversión en una acería en la provincia de San Juan, para extraer oro y plata. También en Famati-ma, provincia de la Rioja,la empresa Shandong Gold, ex-traerá oro. La empresa Sanhe Hopefull Group Oil Grain, hará extracciones de cobre y hierro. Para la extracción de oro y plata en los yacimientos de cerro negro, la China Gold Corporation compró los activos de la minera cana-diense Andean y la australiana Andean Resources y la aus-traliana Andean.

Tanto en el área espacial, como en el área nuclear, ambos países han firmado acuerdos de cooperación.

En el área financiera, el Industrial and Commercial Bank of China Limited (ICBC), le fue aprobada la compra del 80% de la filial de argentina del Standard Bank.

Otros sectores donde China ha invertido es el automotriz, agro-negocios y el de usinas, a partir del año 2010, China se ha convertido en el mayor inversor en Argentina.

PERÚ

Las relaciones de Perú con la República Popular China, se inician 1971 bajo el gobierno militar peruano que encabe-zado el general Velazco Alvarado, es en Perú donde surge en el año 1972 un grupo Maoísta denominado “Sendero Luminoso”, lo cual no implico fricciones en las relaciones con Beijing.

Las inversiones Chinas, en el Perú, están focalizadas al área de minería, especialmente el cobre, desde de Chile y Esta-

dos Unidos, Perú es el tercer productor mundial del codi-ciado del metal rojo. Las empresas inversoras en esta área son la Estatal China Minmetals Corporation (que también ha invertido en la explotación de oro), en Cajamarca.

La Aluminum Corporation for China (CHINALCO), en la región Junín. La seguida Zijin Minmig Group, que ex-plota la mina de Rio Blanco en el departamento de Piura, la mina de hierro CST Mining Group, perteneciente a la minera Estatal China Shougang que posee el proyecto de Mina Justa de la población minera de San Juan de la Mar-cona, en el sector petrolero la China National Petroleum Corporation CNPC, tiene una producción de las de 70 millones de barriles de crudo en una región de Talara, el intercambio comercial se incremento exponencialmente a partir del año 2010, viéndose los Estados Unidos de Amé-rica desplazados al segundo lugar como principal socio comercial del Perú.

ECUADOR

Las relaciones diplomáticas entre la República Popular China y Ecuador, se formalizaron en el año 1980, las in-versiones China en Ecuador han incluido el área de hi-droeléctrica, las construcción de la represa Coca-Codo Sinclair, en la Amazonia por unos 2000 millones de dóla-res, la cual representará el 60% del consumo eléctrico del país, equivalente a 1500 mega bites, la estatal China Natio-nal Petroleum Corporation CNPC, en asociación con Si-nopec Corporation conformaron en el año 2006, la Andes Petroleum Ltd, asimismo, la CNPC participa de la Refine-ría Pacifico proyecto que ascienden a más 13 mil millones de dólares y una capacidad de procesar 300 barriles de pe-tróleos diarios, en el área minera la China Ecuacorriente

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firmo un convenio para explotación de mina de cobre a cielo abierto con inversiones 1.2 millones de dólares, de igual forma entre el 2009 y 2013, se firmaron 24 contratos de obras públicas que incluían: proyectos hidroeléctricos, centrales térmicas, aerogeneradores, proyectos de control de inundaciones.

China se ha convertido en el principal acreedor bilateral de Ecuador, en la Cumbre Celac, el presidente ecuatoriano Rafael Correa, pudo lograr acuerdos de inversión por más de 6.200 millones de dólares.

COLOMBIA

En el 1980, se restablecen los nexos con la República Po-pular China, es partir del 2005 cuando arriban a Colombia las inversiones China, Sinopec invirtió en el área petrole-ra; la empresa petroquímica Shinocheng invirtió en una instalación fábril, la automotriz china Fotón en una planta de ensamblado, la empresa china Capital Airport Jolings, se hizo cargo de 9 aeropuerto colombianos.

Desde el 2008, China y Colombia firmaron un acuerdo de promoción y protección reciproca de inversiones APRIC, China es el segundo socio comercial de Colombia.

URUGUAY

En el 1988, las principales inversiones China en Uruguay se encuentran en el sector automotriz, en el 2013 el presi-dente José Mujica, se estrecharon los vínculos entre ambas naciones.

En el sector automotriz, instalándose las empresas: Geelyn Holding Group, Chery, EFFA, Lifan, este país Sudamerica-

no con raíz exportadora de carne, espera convertir el mer-cado chino en el receptor de su producción cárnica o fina.

BOLIVIA

Las relaciones China y Bolivia fueron en el 1985, y luego de la llegada al poder el presidente indígena Evo Morales en el año 2006, se han intensificado. El presidente Morales ha realizado varias visitas oficiales.

Las inversiones China en Bolivia, ha sido realizado en las áreas de servicios telefónica y comunicaciones de China Huaiwei, la explotación de yacimiento de lithium.

PARAGUAY

Paraguay: es el único del América del Sur que no tiene re-laciones diplomáticas con la República Popular China, las inversiones que pueden destacarse es la de, un centro en Ciudad del Este, una empresa química y compras de tie-rras para la agricultura, el intercambio entre ambos países es tímido, aunque podemos resaltar que las exportaciones desde la República Popular China a Paraguay, son sustan-ciales estas sobrepasan los 3.600 millones de dólares.

GUYANA

En el año 1966, luego de su independencia del Reino Uni-do, de 1831 a 1966 fue conocida como la Guyana británica, inició sus relaciones diplomáticas con la República Popu-lar China.

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Las inversiones chinas se encuentran en una etapa inci-piente. Las empresas chinas Sithe Global y China Railway First Group(CRFG), están construyendo el proyecto hi-droeléctrico de Amaila Falls, así como también, la línea de transmisión. Es de rigor resaltar, que este es el proyecto más grande de infraestructura en suelo guyanés. El sector azucarero, ha recibido inversiones para aumentar la pro-ducción. Asimismo, China ha invertido en las construc-ciones una ruta que conduce a Parika, y en la reparación del muelle de Supenaam. Además, China, le construyó un Centro Internacional de Conferencia de Guyana.

SURINAM

Inició sus relaciones diplomáticas con la República popu-lar China en el año 1976, un año después de su indepen-dencia de Holanda, de la cual había colonia, y que, llegó a conocerse como la Guayana holandesa o Guayana Neer-landesa.

En el año 2004, los gobiernos de Surinam y de China, fir-maron un amplio acuerdo de cooperación, por medio al cual se iniciaron inversiones en carreteras, y en avenidas en la Capital, Paramaribo, así como también, la construc-ción del edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores, y de instalaciones deportivas . De igual forma, China ha tra-bajado en el mejoramiento de las redes de transformación y transmisión eléctrica.

Surinam, ha recibido donaciones para hospitales y obras sociales, por parte del gobierno chino.

Las propuestas chinas incluyen financiamientos en áreas que están vinculadas a la cadena de extracción y produc-ción de bauxita.

Surinam, que logró su independencia en el año, está entre los primeros 20 países más ricos del planeta en reserva minera, y una considerable extensión territorial de 163 mil 270 kilómetros cuadrados.

Conclusiones

Si observamos, cuidadosamente, la política llevada a cabo por Beijing, en América del Sur, podremos comprobar la eficacia de la misma para asegurar las materias primas bá-sicas que el Gran dragón Chino necesita para mantener su desarrollo económico, tales como: Petróleo, hierro, co-bre, cobalto, bauxita, cromo, molidebno, entre otros. Asi-mismo, la relevante importancia que como destino de los productos chinos representa la región, debido a que las exportaciones chinas a la zona, según cifras oficiales de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el

año 2013, las exportaciones chinas a la región sobrepasó los 275 mil millones de dólares, y Beijing, proyecta elevar estas cifras a 500 mil millones de dólares en los próximos 10 años, según lo expresaran en la cumbre China- Celac, que se llevó a cabo en la capital china, con los países miem-bros de esta comunidad.

De igual forma, la región suramericana, es importante para que China pueda seguir expandiendo su hegemonía

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financiera, que la han convertido en la megapotencia fi-nanciera del planeta.

En este breve trabajo, se puede constatar el desarrollo, importancia, y la presencia estratégica de China en Sur América, dando muestras indefectibles de un cuidadoso y efectivo plan de expansión chino, que con sutileza, debido a que es una zona de influencia del imperio estadouni-

dense, ha podido establecer una nueva ruta de la seda para sus intereses estratégicos vitales, y que le han permitido ampliar su agenda en la región, teniendo un foro político, sin intermediación de Washington, D.C. con la CELAC.

En este trabajo, puede evidenciarse, que la invasión china en la zona, dejó de ser silenciosa, y, todo indica, que su arribo será para permanecer por muchos años.

Referencias Bibliográficas

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Le Bris, M. (2010). Siguiendo la Ruta de la Seda, Atlas de las Migraciones. Le Monde Diplomatique en Español. Es-paña: Valencia. Fundación Mundo Diplo.

Muñoz Poulin, J. (2002). La Ruta de la Seda. Madrid: Edi-torial Acento.

¿Porqué a China le interesa tanto hacer negocios en Amé-rica Latina? Publicado por BBC Mundo.

Xi Jinping. (2014). La gobernación y la administración de China. Corporación China de Comercio de Beijing, del libro Internacional. Ediciones en Lenguas Extranjeras.

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Cursa actualmente Doctorado UPV-UASD con el tema de tesis “Relaciones Internacionales y Comunidad Internacional. Una Aproximación a los conflictos Éti-cos-Políticos y Jurídicos desde la República Domini-cana”

Maestría en Gestión de Seguridad, Crisis y Emergen-cias, IGlobal-Instituto Ortega y Gasset. (2014).- Maes-tría Docencia. Universidad Católica (2014) - Maestría en Filosofía de la Globalización UASD-UNIVERSIDAD PAIS VASCO (2010). Especialidad en “Diplomado de Estado Mayor Aérea” IMESA, Fuerza Aérea Rep. Dom. (2008). Licenciatura en Administración de Empresas, Universidad del Caribe, Rep. Dom. 2006.

La “Seguridad y Defensa Nacional” y desarrollo en el contexto internacional

THE “ NATIONAL SECURITY AND DEFENSE “ AND DEVELOPMENT IN THE INTERNATIONAL CONTEXT

Coronel Rafael David Sánchez Gómez, ERD, MA.

Recibido: 08 / 09 / 2015 Aprobado: 10 / 11 / 2015

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RESUMEN

La “Seguridad y Defensa” de los Estados, es cada vez más garante y consecutor del desarrollo nacional, apegándose durante todo el discurrir de su ejercicio a diversos aspectos, que han obedecido a los distintos cambios paradigmáticos, que se van fijando a través de los acuerdos regionales e internacionales; sin me-noscabo de su esencia y cumplimiento normativo.

Palabras claves:

Seguridad y defensa, estado, desarrollo, internacional, acuerdos.

ABSTRACT

The “Security and Defence” of states, is increasingly consecutor guarantor and national development, sticking throughout the flow of the exercise to various aspects, which have obeyed the various paradigm shifts, to be setting through regional and international agreements; without undermining its essence and compliance

Keywords:

Security and defense, state, development, international, agreements

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Introducción En el marco normativo que regula el accionar nacional de la Seguridad y Defensa encontramos diversas responsabilidades concernientes a un conjunto de políticas públicas que tradicionalmente eran vistas como parte de las atribuciones económicas de sectores específicos de la economía del país. Estas responsabilidades nos llegan hoy en día como parte de los cambios asumidos dentro de los nuevos Paradigmas Estatales consecuentes de la globalización y la redefinición de los regímenes internacionalistas.

Lo que se inicia de manera hemisférica es parte de los grandes cambios globales, incluyendo los cambios en los marcos regulatorios de las relaciones internacionales. Definiéndose una nueva realidad con la convergencia de los conceptos tradicionales de la Seguridad y Defensa como garantías Estatales acordes a los compromisos nacionales asumidos dentro del desarrollo global y hemisférico.

Es necesario procurar los medios normativos y conceptuales que definan dicha convergencia entre los intereses nacionales como Estado, junto a las nuevas responsabilidades, conformadas como alineamientos de la Estrategia Nacional conmutando en una misma realidad.

Y nos preguntamos, pueden los conceptos de Seguridad, Defensa y Desarrollo coexistir en unos mismos espacios,… explicándose esta realidad como parte de la ineludible globalización que embarga a todas las naciones regionales o globales de manera universal?

Para entender la Seguridad y Defensa de la nación, debemos definir primero qué es el Estado-Nación?… y este se define como,…Un conglomerado humano vinculado por lazos comunes de raza, historia, lenguaje, cultura, conciencia de grupo, y unidad de propósitos, que vive sobre un territorio bajo una organización gubernamental propia que lo regula.

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Con la gran particularidad que bajo la condición paradigmática y jurídica de la definición del Estado moderno, se establece el protagonismo Estatal-teórico, con el cumplimiento y el propósito de jugar el papel principal dentro de todos los paradigmas internacionales hasta ahora definidos, Por ejemplo, …dentro del “paradigma realista” de HANS MORGENTHAU, (1948); en el que se interpreta que los Estados juegan el papel preponderante en la Comunidad Internacional al imponer el Orden en un mundo Anárquico, a la vez que se contrapone con el paradigma idealista de la conformación de un orden universal de cooperación mutua, bajo la normativa de la Carta de las Naciones Unidas. Pero no obstante en estos paradigmas y sus teorías, también hoy en día donde existen nuevas Posturas Disidentes,… el Estado continúa siendo preponderante,… Ejemplo en las teorías Neorrealistas/ Neoidealistas.1 Así como también en las teorías del Poder Interdependiente.2 Sin olvidarnos de la teoría del Régimen Internacional,3… en la que se define una Sociedad Internacional, Universal y Global comprometida bajo un mismo régimen interdependiente, sin que el Estado- nación deje de poseer su correspondiente importancia histórica.

1 - Keohane, 19862 - Keohane y Noseph Nye, 19773- Buzan, B., 1993

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El Estado-Nación, sus intereses y objetivos

Los intereses nacionales son definidos por aquellos que suelen ser… “Generalmente bienes y valores que todas las naciones poseen por herencia histórica y cultural, que conforman las aspiraciones básicas de la nación en el or-den internacional y son el fundamento del bienestar y prosperidad de sus ciudadanos”. Mientras que los obje-tivos nacionales son definidos como,… “Los propósitos derivados de los intereses nacionales hacia los cuales la política y la estrategia nacional son dirigidas y hacia los cuales los esfuerzos y recursos de la nación son aplicados”. (Manual de Doctrina Conjunta de las FF.AA. de la Repú-blica Dominicana, 2007). Así, a través del poder nacional el Estado-Nación “genera y ejerce poder en beneficio de las metas (objetivos) e intereses nacionales”. (Ibídem).

De manera que en el Poder Nacional se encontrarán las distintas manifestaciones del poder y sus respectivos ins-trumentos,…el poder económico, el poder político, poder social, poder diplomático, y el poder militar. El sistema Seguridad y Defensa va encaminado a “mantener los obje-tivos de seguridad, cuya primera responsabilidad recae so-bre el poder militar” como gestores de la defensa en todo el territorio nacional. (Ibídem).

Según la Ley de Seguridad y Defensa como documento jurídico propuesto en el Poder Legislativo se define a la Seguridad Nacional como el fin del Estado que regula la Defensa Nacional como instrumento esencial para garan-tizarla, estableciéndose las bases orgánicas y funcionales de su preparación, ejecución y control.

El objetivo principal del Sistema de Seguridad y Defensa es garantizar la defensa de los objetivos nacionales, en-frentando amenazas como el narcotráfico, la inmigración

ilegal, el terrorismo, la degradación del medio ambiente, y todo tipo de tráfico ilícito, constituyéndose en un objetivo nacional prioritario, ya que por la gravedad y la amenaza que representa para la nación, constitucionalmente se exi-ge el combate de las actividades “ilícitas trasnacionales” en todas sus vertientes, sean tráfico de drogas, delitos trans-nacionales, tráfico de armas, y tráfico de personas.

Estamos frente al desarrollo sostenible de la nación como “marco lógico” a seguir,… Por tanto, el Sistema de Segu-ridad y Defensa debe apegarse a los nuevos principios nacionales de la política pública, procurando siempre la concertación del Estado con la sociedad.

El desarrollo del Sistema de Seguridad y Defensa apegado a estas nuevas fortalezas proporciona confianza y efecti-vidad, mejorando las relaciones cívico-militares y la opi-nión pública como un gran valor agregado, sin menoscabo de los logros de las garantías estatales de la sociedad. De modo que el sistema de Seguridad y Defensa corresponde a toda la Seguridad Nacional, mientras que la Seguridad Humana corresponde a la Seguridad de las personas que conforman los Estados. Esta Seguridad se clasificara por niveles, a partir del Informe de la PNUD (1994) sobre el Desarrollo Humano Sostenible, y se detalla de la siguien-te forma: La Seguridad Económica, Seguridad Ambiental, Seguridad Alimentaria, Seguridad Sanitaria, Seguridad Personal y Comunitaria (Seguridad de los Habitantes o Seguridad Publica o Seguridad Ciudadana); y la Seguri-dad Política.

Un nuevo concepto hasta el momento no discutido a cier-tos niveles,… empezó a debatirse en los organismos in-ternacionales de mayor relevancia mundial, entre estos el

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de mayor preponderancia,…las Naciones Unidas (ONU), para el año del 1994, el tema de la correspondencia a un verdadero concepto de Desarrollo, a partir de lo local has-ta llegar a lo global, cobro vigencia hasta estandarizarse un nuevo concepto denominado “Desarrollo Humano Sostenible” dentro de los preceptos democráticos de los Estados constitucionales de derecho, procurando como meta el “bienestar razonable” en materia de salud, edu-cación, vivienda, etc.… Dentro del principio de la equidad (PNUD Proy.C0S, 1994/003).

La República Dominicana es miembro del Sistema de Inte-gración de Centroamérica (SICA), a partir del 25 de junio del 2013, asumiendo desde entonces los debidos compro-misos Interestatales, y en lo que concierne a la Seguridad y Defensa queda en lo inmediato compromisariamente involucrada a dar cumplimiento a lo establecido en los acuerdos y tratados regionales sobre el tema.

Por ejemplo,…El Tratado Marco de Seguridad Democrá-tica en Centroamérica (2012), dice en el Articulo 15, que “las partes reconocen que la pobreza y la extrema pobre-za lesionan la dignidad humana y la Seguridad Humana y constituye una amenaza a la Seguridad de los Habitantes, …y se comprometen a dar prioridad a los esfuerzos por superar causas estructurales” …Este Tratado queda incor-porado al cuerpo normativo de las relaciones estatales en la región y global, a través del Sistema de Integración Cen-troamericana (SICA), integrado a su vez a la Organiza-ción de los Estados Americanos, (OEA) y a las Naciones Unidas (ONU), según el artículo 74 de dicho Tratado.

Sin embargo para poder enfrentar la delincuencia y el crimen organizado transnacional (una amenaza regional y global a todos los Estados), ya desde el 7 de marzo del 2012, la República Dominicana había asumido el com-

promiso geoestratégico de incorporarse a dicho tratado regional con el propósito de “prevenir y combatir” entre otras amenazas “el terrorismo, el sabotaje, tráficos ilega-les y otros delitos de repercusión internacional” (Canciller Morales, 2012). De hecho la ubicación geográfica nuestra, implica dicha incorporación a estos acuerdos regionales.

La característica más visible de dicho acuerdo es que pone de relieve, que la delincuencia no solo se vincu-la con actividades como el narcotráfico regional y local, sino también con las aristas del desarrollo, que implican la exclusión social, por lo que se deben impulsar políticas regionales y globales que garanticen la Seguridad Huma-na del Individuo frente a esta, en el ejercicio real de sus libertades públicas y privadas mediante la protección de sus derechos, o sea la Seguridad de los Habitantes, … un concepto más amplio que la Seguridad Ciudadana, ya que la palabra "Habitantes" cubre a los ciudadanos y a todas las personas sin excepción, por ejemplo “menores de edad, residentes, transeúntes, turistas, inmigrantes indocumen-tados, extranjeros”…

Además es propicio aclarar los términos de la Seguridad Publica y Seguridad Ciudadana, siendo la primera la ac-ción de los Estados a fin de garantizar desde sus institucio-nes los derechos de las personas y bienes que los confor-man, mientras que la segunda implica las mismas acciones; pero con un nuevo énfasis en la prevención y acciones par-ticipativas entre las instituciones estatales y la comunidad (La Seguridad Publica en Las Américas, 2008).

El Termino de Seguridad de los Habitantes procura ga-rantizar los derechos intrínsecos de las personas, y se re-laciona de manera dependiente del término de la Seguri-dad Democrática (Art.10, Tratado Marco de Seguridad de Centroamérica), que a su vez se vincula íntimamente con

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el concepto de la Seguridad Humana, … teniendo todos estos conceptos la raíz matriz las discusiones y posterior establecimiento del nuevo paradigma del Desarrollo de las Naciones Unidas, el concepto del Desarrollo Huma-no Sostenible (PNUD,1994). Según dichos aspectos los Estados se han abocado a garantizar normativamente la Seguridad Humana de sus habitantes. La República Do-minicana fijo en su Carta Magna en el artículo 54 de su Constitución del 2010, la consagración de la Seguridad Alimentaria como parte de la Seguridad Humana.

Todos los conceptos y términos sobre la Seguridad (Hu-mana, Democrática, Seguridad de los Habitantes, Pública

y Ciudadana), se encuentran inclusive dentro de la con-ceptualización de la Seguridad y Defensa de los Estados, puesto que todos estos términos corresponden al fin y aca-bo a la Seguridad Nacional como marco referencial obliga-torio de la Seguridad y Defensa de los Estados.

Lo que implica que la “Seguridad y Defensa” de los Esta-dos, se ha apegado durante todo el discurrir de su ejerci-cio a diversos aspectos, que han obedecido a los distintos cambios paradigmáticos, que se van fijando a través de los acuerdos regionales e internacionales, sin menoscabo de su esencia y cumplimiento normativo (Declaración sobre Seguridad en Las Américas, 2003).

A modo de Conclusión…

Podemos esquematizar el ámbito de la Seguridad y De-fensa nacional,… deductivamente desde los aspectos de garantizar las Soberanías de los Estados hasta llegar a las implicaciones de la Seguridad Humana que cubre la Se-guridad Alimentaria, la Seguridad de los Habitantes, o la Seguridad Ciudadana, o la Seguridad Pública, dentro del concepto de Seguridad Democrática, siempre en procura de garantizar el bienestar y los derechos intrínsecos de las personas, sus bienes, y actividades, proporcionando la paz

y evitando o eliminando conflictos internos que pudieran gravitar en el Desarrollo Humano Sostenible de los pue-blos y combatiendo la pobreza.

En este sentido la Seguridad y Defensa va de la mano con el Desarrollo, teniendo como mejor aliado a la Seguridad Multidimensional (Declaración de San Salvador: Seguri-dad Ciudadana, 2011), a fin de poder lograr los grandes retos y desafíos de los compromisos realizados en el con-texto internacional.

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Referencias Bibliográficas

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Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroaméri-ca. (2012).

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Mayor de Carabineros (J). Profesor de Derecho Pú-blico. Consultor en Derechos Humanos. Magíster en Ciencias Militares (Academia de Guerra del Ejérci-to). Actualmente se desempeña en la Academia de Ciencias Policiales de Carabineros, Chile. [email protected]

La nueva dimensión de la Seguridad Internacional y Hemisférica*

THE NEW DIMENSION OF INTERNATIONAL SECURITY AND HEMISPHERIC

Daniel Soto Muñoz

*- El presente artículo ha sido extraído de la revista “POLÍTICA Y ESTRATEGIA” Nº 113, 2009, publicación semestral de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Santiago de Chile), pp. 120 – 143. Autorizada su reedición al INSUDE por parte de la Direc-ción de ANEPE en fecha 25 de agosto del 2015.

Recibido: 21 / 08 / 2015 Aprobado: 12 / 11 / 2015

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RESUMEN

Este trabajo presenta una visión sucinta de la evolución de los instrumentos jurí-dicos y políticos que estructuran la seguridad global e interamericana. Respecto de la seguridad internacional se exponen los desafíos que impone a los Estados la doctrina de la “seguridad humana” y su corolario de la “responsabilidad de proteger”. En el ámbito de la seguridad regional o “hemisférica” se presentan los alcances de la noción de la “seguridad multidimensional” y su relevancia directa en la seguridad pública y en la vigencia de los derechos humanos en Latinoamé-rica.

Palabras claves:

Seguridad global, seguridad hemisférica, seguridad humana, responsabilidad de proteger, seguridad multidimensional.

ABSTRACT

The level of involvement of citizens in matters relating to security and national defense, will be conditioned to the degree of consciousness and awareness that these have on the fact that security is a common good that people have a legit-imate right to they would be guaranteed, but equally have a responsibility to participate in coordinated action by the state to achieve.

This article is invited to reflect on the importance of citizen participation in the formulation and implementation of national security policies and defense of the Dominican Republic.

Keywords:

Global security, hemispheric security, human security, responsibility to protect, multidimensional security.

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Introducción Existen dos sistemas de seguridad comunitarios vigentes en las Américas - el Sistema Internacional de la ONU y el Sistema Hemisférico de la OEA -, que imponen obligaciones de diversa naturaleza a los Estados de la región. En ambos esquemas se ha generado un cambio de significado para las cuestiones de defensa y de seguridad después de la guerra fría, trasladándose el enfoque tradicional que apuntaba su preocupación por la preservación del Estado (la seguridad nacional), a una visión enfocada en la conservación de la vida y la dignidad humanas.

En el sistema internacional la noción de “seguridad humana” dio origen a la doctrina actualmente en boga de la “responsabilidad de proteger” que exige que los estados den protección a sus ciudadanos, pero que obliga al mismo tiempo a la comunidad internacional a monitorear los abusos que ocurran en esa esfera interna, considerando incluso la posibilidad de intervención coercitiva en casos de atentados graves contra las personas.

En el sistema hemisférico, la nueva doctrina de la “seguridad multidimensional” propone enfrentar las amenazas tradicionales y los nuevos fenómenos delictivos trasnacionales, reforzando la gobernabilidad y el estado de derecho. Los derechos humanos superan de esta manera la consideración originaria de “limitación” del ejercicio (eventualmente abusivo) del poder, y se plantean además como criterios para la formulación de políticas de seguridad destinadas a la prevención de la delincuencia, la violencia y la inseguridad.

La nueva dimensión de la seguridad - humana y multidimensional - otorga a la comunidad internacional un rol activo y estratégico en la protección de los derechos humanos, en la vigencia del derecho internacional humanitario y en la aplicación del derecho internacional penal.

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A) SEGURIDAD GLOBAL Y SEGURIDAD HEMISFÉRICA

Los principales esquemas de seguridad comunitarios (Hardy, 2003)1 vigentes en las Américas son el sistema internacional de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y el sistema interamericano o hemisférico creado por la Organización de Estados Americanos (OEA).

La adscripción a estos sistemas impone obligaciones de di-versa naturaleza. La más importante consiste en renunciar a la posibilidad de solucionar los conflictos empleando la fuerza militar. A cambio, la sociedad internacional de Es-tados ofrece procedimientos diplomáticos y jurídicos que facilitan la solución pacífica de controversias y que pro-porcionan incluso la posibilidad de coacción como res-puesta a las amenazas externas a través de alianzas defen-sivas (OEA) o defensas colectivas (ONU).

La preocupación por la paz y la seguridad internacional de la ONU y la OEA se enmarca dentro de un contexto po-lítico que aspira coetaneamente a tres objetivos: manteni-miento de un balance del poder internacional, fomento de

1 - No existe acuerdo en la doctrina sobre la conceptualización de las “aso-ciaciones de seguridad interestatales”, aunque se distinguen tres tipos de es-quemas: a) Seguridad Cooperativa, como mecanismo de naturaleza anticipativa destinada a prevenir el surgimiento de conflictos entre los Estados miembros (OEA, ONU); b) Seguridad Colectiva, en calidad de estructura destinada a actuar con posterioridad al conflicto y con el propósito de paliar o neutralizar sus efec-tos (ONU); y c) Defensa Colectiva, que delinea un esquema para defender a los miembros de una agresión externa (OTAN).

la cooperación entre Estados, promoción de la democracia y respeto por los derechos humanos.2

Resulta significativo que ambas organizaciones dieran ori-gen en el momento de su constitución3 a sendos sistemas de seguridad y de protección de derechos humanos.4 El de-sarrollo de la Guerra Fría, no obstante, llevó por caminos

2 - Preámbulo de Carta de Naciones Unidas: “Nosotros los pueblos de las Na-ciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufri-mientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hom-bre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas…”. Preámbulo de Carta de la Organización de Estados Americanos: “… ciertos de que la democra-cia representativa es condición indispensable para la estabilidad, la paz y el de-sarrollo de la región; seguros de que el sentido genuino de la solidaridad ame-ricana y de la buena vecindad no puede ser otro que el de consolidar en este Continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre…”.3 - La “Declaración Universal de los Derechos Humanos” fue adoptada y pro-clamada por la Resolución No.217 A (iii) de la Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y la “Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre” fue aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana en la misma oportunidad en que se creó la Organización de Estados Americanos (OEA) y el “Tratado Americano de Soluciones Pacíficas”, conocido como “Pacto de Bogotá”.4 - Preámbulo de Carta de Naciones Unidas: “Nosotros los pueblos de las Na-ciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufri-mientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hom-bre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas…”. Preámbulo de Carta de la Organización de Estados Americanos: “… ciertos de que la democra-cia representativa es condición indispensable para la estabilidad, la paz y el de-sarrollo de la región; seguros de que el sentido genuino de la solidaridad ame-ricana y de la buena vecindad no puede ser otro que el de consolidar en este Continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre…”.

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paralelos y hasta divergentes a los sistemas de seguridad y a los sistemas de protección de los derechos humanos. La antinomia pareciera hoy morigerarse en América Latina con la transformación mundial del concepto de seguridad, el desarrollo de medidas de confianza mutua entre Estados y el fortalecimiento del Estado de Derecho.

A) EL SISTEMA DE SEGURIDAD COLECTIVA DE NACIONES UNIDAS (ONU)

El sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas, tie-ne su origen en la Carta fundacional del organismo, que en su artículo 2.4 establece: “Los Miembros de la Orga-nización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cual-quier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”. Esta disposición constituye una prohibición jurídica de la guerra, pues veda en las relaciones internacionales la posibilidad del uso de la fuerza y la amenaza de su empleo.

La misma Carta regula las excepciones que habilitan el uso de la fuerza militar: a) la legítima defensa ante una agre-sión, según faculta el artículo 51; y b) el uso de la fuer-za de parte de las propias Naciones Unidas, en aplicación de medidas establecidas en el Capítulo VII para casos de “amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o actos de agresión”. El Capítulo VIII, por su parte, complementa al anterior e instaura la posibilidad de recurrir a “Acuerdos Regionales” con el mismo propósito.

Se ha sostenido que también existirían otras excepciones a la prohibición del uso de la fuerza que no se encuentran expresamente establecidas en Carta de Naciones Unidas:

a) las “operaciones de mantenimiento de la paz” serían una extensión dogmática del Capítulo VI y del Capítulo VII, razón por la que irónicamente algunos aluden a un inexistente “Capítulo VI y medio”; y b) la “intervención humanitaria” o “intervención por causa de humanidad” como justificación de las acciones emprendidas por algu-nos Estados para dar protección a sus connacionales ame-nazados en países extraños.

B) EL SISTEMA DE SEGURIDAD REGIONAL DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA)

La OEA nació en las “Conferencias Panamericanas”5 pro-movidas por los Estados Unidos a fines del siglo XIX como continuación de su política hegemónica. En la época de su constitución la “Doctrina Monroe” había dado paso a una visión “panamericanista” que facilitó la suscripción de dos instrumentos jurídicos complementarios: a) un pacto ame-ricano de defensa mutua (el “Tratado de Río” o “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca”, TIAR, de 1947), y b) un tratado mediante el cual los estados americanos renunciaban al uso de la fuerza y asumían la obligación de solucionar los conflictos a través de medios pacíficos (“Pacto de Bogotá” o “Tratado Americano de Soluciones Pacíficas” de 1948).

La OEA emergió como un organismo regional subordi-nado a los principios y obligaciones de Naciones Unidas,

5 - En 1826, Simón Bolívar convocó el Congreso de Panamá con la intención de formar una asociación de Estados Americanos que no prosperó. Las primeras “Conferencias Panamericanas” fueron promovidas en 1822 por el Presidente de los Estados Unidos James Garfield y se celebraron nueve veces entre 1890 y 1948, en la que se creó la OEA, como heredera de la “Unión Panamericana” que se había creado en 1910.

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en los términos que describe el Capítulo VIII de su Carta constitutiva.6

Durante sesenta años la seguridad hemisférica se sostu-vo sobre la base del esquema jurídico que proporcionaba conjuntamente el “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca” (TIAR) y la “Junta Interamericana de Defensa” (JID) creada tempranamente en 1942 en plena Segunda Guerra Mundial.

En el ámbito político, el sistema interamericano se es-tructuró durante la Guerra Fría sobre la base del conflicto ideológico Este-Oeste y se mantuvo en la creencia que sólo los Estados Unidos eran capaces de contrarrestar la ame-naza externa comunista (Restrepo, 2004). La seguridad hemisférica fue liderada por Estados Unidos y eso signifi-có que la gran potencia impuso sus objetivos estratégicos, excluyendo las preocupaciones de seguridad del resto del Continente (Rosas, 2003).

6 - Carta de la OEA, artículo 1°.- inciso primero: “Los Estados americanos con-sagran en esta Carta la organización internacional que han desarrollado para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su co-laboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independen-cia. Dentro de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos constituye un organismo regional.” Carta de Naciones Unidas, artículo 52.1 y 2: “1. Ninguna disposición de esta Carta se opone a la existencia de acuerdos u organismos regionales cuyo fin sea entender en los asuntos relativos al mante-nimiento de la paz y la seguridad internacionales y susceptibles de acción regio-nal, siempre que dichos acuerdos u organismos y sus actividades, sean compa-tibles con los Propósitos y Principios de las Naciones Unidas.

Naturaleza Instrumento Fecha Importancia

Junta Interamericana de Defensa (JID) 28.01.1942

Foro militar que identifica retos comunes. A cargo del Colegio Interamericano de Defensa (CID).

Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)

02.09.1947 Pacto de defensa mutua.

Jurídicos Pacto de Bogotá o Pacto de Soluciones Pacíficas 30.04.1948 Renuncia al uso de la

fuerza.

Carta de la OEA 30.04.1948

Organización destinada a cumplir obligaciones regionales de conformidad a Carta de la ONU.

Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD)

24.04.1986 Enfrenta una nueva amenaza.

Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE)

07.06.1999 Enfrenta una nueva amenaza.

Grupo de Contadora 09.01.1983Facilita negociaciones políticas en América Central.

Grupo de Río 18.12.1986 Contribuir a la solución de crisis en la región.

Consolidar la paz.

Aportar a la estabilización democrática.

Mantener un diálogo regular entre Jefes de Estado y de Gobierno.

Conferencia de Ministros de Defensa 24.07.1995

Propone la seguridad mutua y la preservación de la democracia.

Comisión de Seguridad Hemisférica (Consejo Permanente OEA)

09.06.1995Formula recomendaciones sobre cooperación para la seguridad hemisférica.

Conferencia Especial sobre Seguridad 28.10.2003

Declaración sobre Seguridad en las Américas. Enfoque multidimensional.

Políticos Cumbre de las Américas 09.12.1994

CUADRO Nº 1ESQUEMA JURÍDICO Y POLÍTICO PARA LA SEGURIDAD

HEMISFÉRICA

FUENTE: Elaboración propia.

La estructura TIAR-JID fue un fracaso. No fue capaz de prevenir guerras, no hizo frente a las amenazadas exter-nas,7 ni contó con mecanismos para mitigar los devasta-dores efectos de los conflictos armados.

7 - La Guerra de Las Malvinas generó una importante controversia, pues mien-tras Argentina invocó el TIAR para conseguir la adhesión de las Américas ante la amenaza extracontinental, países como Estados Unidos, Colombia y Chile, desestimaron su invocación considerando el carácter defensivo del instrumen-to. México contrariamente, al momento de su retiro del tratado en el año 2001, mencionó que el caso de las Malvinas constituía la prueba de fuego que demos-traba el fracaso del TIAR.

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Si examinamos los diez conflictos armados más importan-tes ocurridos desde 1982 (desde la Guerra de las Malvi-nas), el sistema interamericano intervino indirectamente sólo en dos oportunidades: en la Guerra del Cenepa entre Ecuador y Perú en 1995 a través de los “Países Garantes”, y en Centroamérica para solucionar los conflictos armados internos de El Salvador, Guatemala y Nicaragua a través del “Grupo de Contadora” y de los “Acuerdos de Esquipu-las” de 1997.

Naciones Unidas, por su parte, demostró ser más efectiva en el pos conflicto e intervino en El Salvador (las misiones de paz ONUCA8 entre 1989 y 1992 y ONUSAL9 entre 1991 y 1995); Guatemala (las misiones de paz ONUCA entre 1989 y 1992 y MINUGUA10 en 1997); Nicaragua (la misión ONUCA entre 1989 y 1992); Haití (la misión UN-MIH11 entre 1993 y 1992; y posteriormente UNSMIH12 entre 1996 y 1997; UNTMIH13 en 1997; MIPONUH14 en-tre 1997 y 2000; y MINUSTAH15 desde el año 2004 hasta la fecha).

Tras la Guerra Fría, Estados Unidos perdió casi por com-pleto el interés por el Continente y como consecuencia se generaron diversos bloques subregionales superpuestos al sistema de seguridad interamericano (ver Cuadro 2). La noción de seguridad militar “frente al comunismo”, dio paso a un enfoque de carácter policial en alusión al narco-tráfico, el crimen organizado y el terrorismo que permitió la creación de dos organismos especializados: la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de las Drogas

8 - ONUCA, Grupo de observadores de las Naciones Unidas en Centroamérica.9 - ONUSAL, Misión de observadores de las Naciones Unidas en El Salvador.10 - MINUGUA, Misión de verificación de las Naciones Unidas en Guatemala.11- UNMIH, Misión de las Naciones Unidas en Haití.12- UNSMIH, Misión de apoyo de las Naciones Unidas en Haití.13 - UNTMIH, Misión de transición de las Naciones Unidas en Haití.14 - MIPONUH, Misión de Policía Civil de las Naciones Unidas en Haití.15 - MINUSTAH, Misión de estabilización de las Naciones Unidas en Haití.

(CICAD) en 1986 y el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE) en 1999.

En 1995 se creó la Comisión de Seguridad Hemisférica con el propósito de formular recomendaciones sobre coo-peración para la seguridad de las Américas y, en el año 2003, la Conferencia Especial sobre Seguridad, realizada en Ciudad de México dio origen a la “Declaración sobre Seguridad de las Américas” que estableció que la seguri-dad hemisférica tenía una naturaleza multidimensional.

Instrumento Fecha Organismo Seguridad

Tratado de Chaguaramas 04.07.1973 Comunidad del Caribe

(CARICOM)

Multilateralismo, control de armas pequeñas y

antiterrorismo.

Tratado de Cooperación Amazónica

03.07.1978

Organización del Tratado de

Cooperación Amazónica (OCTA)

Fomenta medidas de confianza mutua y de

cooperación.

Protocolo de Tegucigalpa 13.12.1991

Sistema de Integración de

Centroamérica (SICA)

Fomenta democracia, medidas de confianza entre Estados y fuerzas militares.

Antítesis del “Consenso de Washington”.

Seguridad energética.

Acta VI Cumbre Mecanismo de Tuxtla 25.03.2004

Mejor calidad de vida para el sur de

México y Centroamérica.

Prevención y mitigación de desastres naturales.

Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones

Suramericanas04.07.2008 Diálogo político.

Intercambio de información en defensa y cooperación para seguridad ciudadana.

III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe

12.12.2001Alternativa Bolivariana para América Latina y

el Caribe (ALBA)

Reforzar la autodeterminación y la soberanía de los pueblos.

Plan Puebla Panamá (PPP)

Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)

Plan general de cooperación recíproca para

la seguridad regional

Tratado Marco de Seguridad Democrática

de Centroamérica15.12.1995 Respalda el SICA

Integración de Centroamérica. Fomenta democracia, medidas de confianza entre Estados y fuerzas militares.

Protocolo de Ouro Preto 17.12.1994 Mercado Común del

Sur (MERCOSUR)Unión Aduanera.

Zona de Paz Andina.

Mercado común.

Preservación del medio ambiente.

Integración de Centroamérica.

Convenio Constitutivo de la Asociación de Estados del Caribe

24.07.1994 Asociación de Estados del Caribe (AEC) Desarrollo sostenible. Promueve acuerdos de

cooperación.

Propósito

Acuerdo de Cartagena 26.05.1969 Comunidad Andina de Naciones (CAN) Desarrollo e integración regional.

CUADRO Nº 2ESQUEMAS DE INTEGRACIÓN Y SEGURIDAD SUBREGIONAL

FUENTE: Elaboración propia.

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En la actualidad el sistema de seguridad interamericano o hemisférico aparece fragmentado por diversas iniciativas jurídicas y políticas de carácter “subregional”, que no sólo recargan las agendas presidenciales con cumbres que no tienen vinculación entre sí (Rojas, 2007), sino que además dificultan la cohesión regional por la variedad de intereses y propuestas en juego. Sólo el “Grupo de Río” reúne a la totalidad de Estados latinoamericanos y plantea la posibi-lidad de desarrollar cuestiones de seguridad comunes para todo el hemisferio.

El sistema de seguridad de Naciones Unidas, por su par-te, si bien aparece como promotor de los intereses de las potencias que lideran el Consejo de Seguridad, es el único organismo que ofrece posibilidades concretas de coopera-ción en el ámbito de la seguridad y de intervención política a través de instrumentos como las misiones de paz (Soto, 2008) cuyo carácter multinacional parecen conferirle cre-dibilidad y aceptación.

3.-REDIMENSIÓN DEL CONCEPTO DE SEGURIDAD

a) Hacia un nuevo concepto de seguridad hemisférica

La denominada “agenda de seguridad hemisférica” cambió con el fin de la Guerra Fría y la instauración de la globali-zación (Rojas, 2007). El término del conflicto Este-Oeste coincidió en Centro y Sudamérica con las transiciones a la democracia, la solución de los tradicionales conflictos fronterizos a través de la diplomacia y la definición de

prioridades acordes a las necesidades de seguridad del ter-cer mundo. Nació así una nueva agenda de cooperación y coordinación políticas (Gaspar, 2003) destinada a hacer frente al impacto de la mundialización y del surgimiento de “nuevas amenazas” trasnacionales.

La “Declaración sobre Seguridad de las Américas” de la Conferencia Especial sobre Seguridad de 2003, reconoció que la seguridad de los Estados del hemisferio era afectada al mismo tiempo por amenazas tradicionales y otras “no tradicionales” entre las que identificó:

• Amenazas “duras” a la seguridad: el terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema mundial de las drogas, la corrupción, el lavado de acti-vos, el tráfico ilícito de armas.

• Amenazas de origen social: la pobreza extrema y la ex-clusión social de amplios sectores de la población que también afectan la estabilidad y la democracia.

• Amenazas provenientes de la naturaleza y la salud: los desastres naturales y los de origen humano, el VIH/SIDA y otras enfermedades, otros riesgos a la salud y el deterioro del medio ambiente.

• Amenazas generadas por crimen organizado: la trata de personas.

• Amenazas provenientes de las tecnologías de la infor-mación y comunicaciones: los ataques a la seguridad cibernética.

• Amenazas del transporte de productos peligrosos: la posibilidad de daños masivos en el caso de un acciden-

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Daniel Soto Muñoz - La nueva dimensión de la seguridad internacional y hemisférica

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te durante el transporte marítimo de materiales poten-cialmente peligrosos, incluidos el petróleo, material radioactivo y desechos tóxicos.

• Amenazas por eventuales posesiones de armas de des-trucción masiva en manos de particulares o terroristas.

La reformulación del concepto de la seguridad hemisférica va de la mano con la identificación de nuevas prioridades de seguridad en cada una de las subregiones (ver Cuadro 3) y el reconocimiento de nuevos factores de inseguridad. La fragmentación de la institucionalidad regional simplifi-có los procesos de coordinación gubernamentales a través de reuniones interministeriales y cumbres de Jefes de Es-tado, que construyeron importantes bases de confianza re-cíproca que reveló la preocupación común por los “actores no estatales” que perjudican la seguridad de los estados, como son las amenazas provenientes de grupos organiza-dos (crimen organizado, terrorismo, etc.), o situaciones socio-económicas internas y no previstas por los gobier-nos (migraciones, marginalidad, conflictos sociales, etc.) igualmente aptas para causar estragos (Benítez, 2003).

Mercosur Países Andinos Centroamérica Caribe

Narcotráfico Narcotráfico Narcotráfico Narcotráfico

Terrorismo Terrorismo Terrorismo Terrorismo

Trafico de armas Pobreza y carencias sociales

Medio ambiente y desastres naturales

Pobreza y carencias sociales

Crimen organizado Guerrillas y grupos subversivos

Crimen organizado

Medio ambiente y desastres naturales

Medio ambiente y desastres naturales Trafico de armas

Pobreza y carencias sociales

Trafico de armas

Pobreza y carencias sociales Crimen organizado Trafico de armas Crimen

organizado

Guerrillas y grupos subversivos

Medio ambiente y desastres naturales

Guerrillas y grupos

subversivos

FUENTE: Francisco Rojas Aravena. Crimen y Violencia en las Américas. Disponible en: www.thedialogue.org/PublicationFiles/Crime%20and%20Violence%20-%20Rojas.pdf -

CUADRO Nº 3LA SEGURIDAD PÚBLICA COMO PREOCUPACIÓN DEL

HEMISFERIO

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b) Hacia un nuevo concepto de seguridad global

Desde fines del siglo XX la mayoría de los conflictos arma-dos que ocurren en el mundo son de naturaleza intraes-tatal, y el porcentaje más alto de víctimas lo constituye la población civil que no participa directamente en las hos-tilidades. La ejemplificación es elocuente: si en la primera Guerra Mundial de cada 10 personas muertas 9 eran com-batientes, durante el conflicto que sucedió a la fragmenta-ción de Yugoeslavia la cifra se invirtió, de manera que el resultado de las hostilidades arrojó 1 soldado muerto por cada 9 civiles (Morillas, 2007).

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 1994 puso en la palestra la necesidad de re-dimensionar el concepto seguridad en su “Informe so-bre Desarrollo Humano”, cuestionando la estrechez de la interpretación de la seguridad como un concepto que privilegiaba la protección del territorio y de los intereses nacionales, en desmedro del resguardo de una población muchas veces afectada por la enfermedad, el hambre y el delito.

El documento señaló:

“En definitiva, la seguridad humana se expresa en un niño que no muere, una enfermedad que no se difunde, un em-pleo que no se elimina, una tensión étnica que no explota en violencia, un disidente que no es silenciado. La seguri-dad humana no es una preocupación por las armas: es una preocupación por la vida y la dignidad humanas”`.

El enfoque consideraba que la seguridad humana es un asunto de preocupación universal que conlleva aspectos comunes para los países ricos y pobres; que los componen-tes de la seguridad humana deben entenderse como inter-dependientes, en la medida que amenazas locales como

la contaminación o el terrorismo no son acontecimientos aislados; que es más fácil velar por una prevención tem-prana de la seguridad que con intervenciones ulteriores costosas y menos eficientes; y finalmente que la seguridad debe centrarse en el ser humano y “en la forma como la gente vive y respira en un ambiente de conflicto o de paz”.

La seguridad humana consiste, por lo tanto, en garantizar que la población esté libre tanto de incertidumbres y te-mores, como de carencias materiales básicas para la sub-sistencia y la vida digna.

El “Informe sobre Desarrollo Humano” distinguió siete categorías de amenazas contra la seguridad humana:

• Seguridad económica: necesidad de contar con un em-pleo e ingreso básico.

• Seguridad alimentaria: reconoce un problema en la dis-tribución de la alimentación y propone el acceso físico y económico a los alimentos básicos.

• Seguridad de la salud: en los países pobres constituye una prioridad la prevención de las enfermedades con-tagiosas y parasitarias, y en los industrializados la pre-vención de accidentes y del cáncer.

• Seguridad ambiental: tiene presente los procesos de de-gradación del medio físico.

• Seguridad personal: tiene en cuenta la violencia física en el seno del Estado o por conflictos interestatales.

• Seguridad de la comunidad: plantea la relevancia de la socialización y el derecho a una identidad cultural.

• Seguridad política: asegura el respeto de los derechos humanos fundamentales.

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Daniel Soto Muñoz - La nueva dimensión de la seguridad internacional y hemisférica

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El documento señaló que algunos problemas de la seguri-dad humana a escala mundial surgen porque “las amena-zas dentro de los países rebasan rápidamente sus fronteras nacionales”. Ejemplificó las amenazas trasnacionales como el deterioro del medio ambiente, el tráfico de estupefacien-tes, la desigualdad entre países que genera fundamentalis-mo religioso y terrorismo, el crecimiento descontrolado de la población, etc, concluyendo que “cuando la seguridad humana está amenazada en alguna parte, puede afectar a todo el mundo”.

La seguridad humana consiste por tanto en librar a las per-sonas “del miedo” y de la “necesidad”, de manera que su interpretación puede hacer énfasis en uno u otro aspec-to (Morillas, 2007). Para países como Canadá y Noruega, fundadores de la Red de Seguridad Humana, el acento debe recaer en la protección de personas y comunidades víctimas de la violencia. Otros proponen que los esfuerzos se orienten para enfrentar todas las amenazas a la vida y dignidad de las personas. Así lo planteó Japón y bajo su iniciativa Naciones Unidas dio origen a la Comisión so-bre Seguridad Humana en el año 2001.16 En el año 2003 tal Comisión presentó el informe “La seguridad humana, ahora” que estableció que la seguridad de las personas en todo el mundo está interrelacionada pues la globalización puede generar desestabilización y conflictos que deben abordarse mediante un enfoque integrado.

La seguridad humana se plantea entonces como una res-puesta a los desafíos del mundo actual en los que el Estado

16 - En el año 2000, el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, em-pleó el concepto de seguridad humana en su Informe a la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas, denominado “Nosotros los pueblos. El rol de las Naciones Unidas en el Siglo XXI”. Luego en la Cumbre del Milenio se decidió crear la Co-misión sobre Seguridad Humana que fue presidida por Amartya Sen y Sadako Ogato, quienes entregaron su informe en el año 2003.

tiene un papel protagónico y donde la atención se traslada a la seguridad de la gente:

“La seguridad humana complementa a la seguridad estatal, promueve el desarrollo humano y realza los derechos hu-manos. Complementa a la seguridad del Estado al centrar su foco de atención en las personas y haciendo frente a in-seguridades que no han sido consideradas como amenazas para la seguridad estatal. Al contemplar este otro género de riesgos adicionales, amplía el foco de desarrollo huma-no más allá del concepto de “crecimiento con equidad”. El respeto a los derechos humanos constituye el núcleo de la protección de la seguridad humana”.

La Comisión examinó las esferas relacionadas con el con-flicto y la pobreza en las que las expresiones de inseguri-dad humana son críticas y generalizadas, y concluyó sobre la necesidad de proteger a las personas en los conflictos violentos, hacer frente a la proliferación de armamento y combatir el delito; apoyar la seguridad de los migrantes, refugiados y desplazados; alentar un comercio y un mer-cado justos en beneficio de las personas en condición de pobreza extrema; y finalmente, tratar de proporcionar ni-veles de vida mínimos en todas partes y dar prioridad a garantizar un acceso universal a la atención básica de la salud.

Completa el cuadro teórico de la seguridad humana el in-forme del año 2001 denominado “La responsabilidad de proteger”, elaborado por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (CIISE)17 a re-querimiento del Secretario General de Naciones Unidas. El informe precisa que la responsabilidad primordial de proteger a los ciudadanos corresponde al Estado, pero que

17 - International Commission on Intervention and State Sovereignty (ICISS).

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de forma subsidiaria se posibilita la intervención humani-taria de la sociedad internacional.

Se plantea que la responsabilidad de proteger de los Esta-dos abarca tres responsabilidades específicas:

• La responsabilidad de prevenir: eliminar tanto las causas profundas como las causas directas de los con-flictos internos y otras crisis provocadas por el hom-bre que pongan en peligro a la población.

• La responsabilidad de reaccionar: responder a las si-tuaciones en que la necesidad de protección humana sea imperiosa con medidas adecuadas, que pueden incluir medidas coercitivas como la imposición de sanciones y las actuaciones legales en el plano inter-nacional y, en casos extremos, la intervención militar.

• La responsabilidad de reconstruir: ofrecer después de una intervención militar plena asistencia para la recu-peración, la reconstrucción y la reconciliación, elimi-nando las causas del daño que la intervención preten-día atajar o evitar.

La intervención internacional (a través del Consejo de Se-guridad de Naciones Unidas) se faculta en casos de graves daños para la población como resultado de una guerra ci-vil, una insurrección, represión ejercida por el gobierno o el colapso de las estructuras estatales y que el Estado invo-lucrado no quiera o no pueda evitar. En este caso, se sos-tiene “la responsabilidad internacional de proteger tendrá prioridad sobre el principio de no intervención”.

Los puntos fuertes del concepto de seguridad humana lo constituyen su naturaleza integradora y su foco en las personas, su carácter multidimensional, y su acento en el multilateralismo y la cooperación (Fuentes y Rojas, 2005).

Los aspectos débiles son la imprecisión de su definición y su posible uso como justificación de la militarización de políticas publicas y de intervenciones humanitarias (Pérez, 2007).

Después de varias propuestas preliminares lideradas por el Secretario General de Naciones Unidas,18 la doctrina de la “responsabilidad de proteger” fue aceptada a nivel global por la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno efectuada en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, en septiembre del año 2005, y cuyas conclusiones fueron aprobadas mediante Resolución de la Asamblea General del 24 de octubre del mismo año. En los párrafos 138 y 139 del documento final se materializó la “responsabilidad de proteger a las poblaciones del genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa huma-nidad”.19

4. LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN LA PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS

a) Seguridad humana y seguridad multidimensional, como definiciones integradoras e instrumentales

18 - Ver documentos: Un mundo más seguro: la responsabilidad que com-partimos. Informe del Grupo de Alto Nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio. Nueva York, 2 de diciembre de 2004 (A/59/565); Proyecto del Mile-nio de la ONU. Invirtiendo en el desarrollo: un plan práctico para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Londres, 2005; Un concepto más amplio de libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos. Informe del Secretario General. Nueva York, 21 de marzo de 2005 (A/59/2005). 19 - Resolución Asamblea General 60/1. Documento Final de la Cumbre Mun-dial. 24.10.2005. Ver documento final y seguimiento en: NACIONES UNIDAS. Cumbre mundial 2005. [en línea] <http://www.un.org/spanish/summit2005/> [consulta: 12 abril 2009].

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Daniel Soto Muñoz - La nueva dimensión de la seguridad internacional y hemisférica

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Una nueva dimensión de la seguridad ha sido consensua-da tanto en el sistema de seguridad internacional como en el sistema de seguridad hemisférica.

En el sistema internacional de Naciones Unidas después de un amplio desarrollo doctrinal del concepto de “seguri-dad humana”, se convino en la Cumbre del año 2005 que la preocupación por la seguridad en el mundo debía recaer en la protección de las personas. Al año siguiente, sobre la base de ese compromiso, el Consejo de Seguridad dispuso la obligatoriedad de dar protección a la población civil en conflictos armados.20 En julio de 2008 el Secretario Gene-ral Ban Ki-Moon clarificó la conexión entre los conceptos de “soberanía con responsabilidad” y “responsabilidad de proteger” e indicó cómo planeaba llevarlos a la práctica.21

En el sistema de seguridad hemisférico, la Organización de Estados Americanos discutió la necesidad de ampliar el concepto de seguridad para incluir las nociones de seguri-dad humana y de nuevas amenazas22 desde la “Declaración de Bridgetown” (Barbados, junio de 2002) en que se acuñó por primera vez el concepto de “enfoque multidimensio-

20 - La Resolución del Consejo de Seguridad No.1674 de 28.04.2006, observó que: “los ataques dirigidos deliberadamente contra civiles y otras personas pro-tegidas, y las violaciones sistemáticas, flagrantes y generalizadas del derecho in-ternacional humanitario y de los derechos humanos en situaciones de conflicto armado pueden constituir una amenaza para la paz y la seguridad internaciona-les; y reafirma a este respecto que está dispuesto a considerar esas situaciones y, cuando proceda, a adoptar las medidas apropiadas.”21 - GLOBAL POLICY FORUM. Responsible Sovereignty: International Coope-ration for a Changed World by Ban Ki-Moon. July 15, 2008. [en línea] http://www.globalpolicy.org/empire/humanint/2008/0715ban.htm [consulta: 12 abril 2009].22- ALVEAR, María Soledad. Ponencia de Chile en Asamblea General de OEA sobre Seguridad Hemisférica. Barbados, 3 de junio de 2002. PASOC, ano 17, No.3, julio septiembre, 2002. [en línea] < http://www.fasoc.cl/files/articulo/AR-T40f3f7103f5e2.pdf> [consulta: 12 abril 2009].

nal”23 y que la “Declaración sobre Seguridad Hemisférica” confirmó. Posteriormente el concepto se institucionalizó mediante la “Declaración de Nueva León” de 200424 y la creación en el 2005 de la “Secretaría de Seguridad Mul-tidimensional” (SSM)25 en la OEA, que está destinada a coordinar los esfuerzos en la lucha “contra las amenazas a la seguridad nacional y de los ciudadanos”.

En aplicación de estos acuerdos, se llevó a cabo en octubre de 2008 en Ciudad de México la primera reunión de mi-nistros en materia de seguridad pública de las Américas que concluyó con la suscripción de un importante instru-mento: el “Compromiso por la seguridad pública en las Américas” que estableció expresamente la vinculación en-tre derechos humanos y seguridad publica:

“la seguridad pública es deber y obligación exclusiva del Estado, fortalece el estado de derecho y tiene como fin salvaguardar la integridad y seguridad de las per-

23 - “Declaración de Nueva León” de la Cumbre Extraordinaria de las Américas de Monterrey del año 2004: “Afirmando que los Ministros de Relaciones Exte-riores y Jefes de Delegación, durante su diálogo en el trigésimo segundo período ordinario de sesiones de la Asamblea General, reconocieron que las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad en el Hemisferio son de natura-leza diversa y alcance multidimensional y que el concepto y enfoque tradicio-nales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales”.24 - “Reiteramos nuestro compromiso con los objetivos y propósitos contenidos en la Declaración sobre Seguridad en las Américas, aprobada en la Conferencia Especial sobre Seguridad realizada en la Ciudad de México en octubre de 2003, que se basa, entre otros, en el concepto multidimensional de la seguridad, así como en el principio de que el fundamento y el propósito de la seguridad es la protección de los seres humanos.”25 - “La misión de la Secretaría de Seguridad Multidimensional (SSM) es coor-dinar la cooperación entre los Estados miembros para luchar contra las amena-zas a la seguridad nacional y de los ciudadanos, así como trabajar en la mitiga-ción de los efectos perjudiciales de esas amenazas en la salud y bienestar de los ciudadanos y sociedades de los Estados miembros, y la prevención del abuso de sustancias psicotrópicas, la delincuencia y la violencia; el fortalecimiento ins-titucional; la asistencia en asuntos jurídicos y legislativos; y la promoción de la salud y la educación.”

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sonas y proteger el disfrute de todos sus derechos”… “las condiciones de seguridad pública mejoran me-diante el pleno respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como mediante la promoción de la educación, la salud y el desarrollo económico y social” . 26

Actualmente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se encuentra elaborando un “estudio regional” sobre seguridad pública y derechos humanos, destinado a orientar a los Estados miembros de la OEA en la definición de políticas públicas para “proteger a los habitantes del hemisferio, especialmente a las víctimas de delitos y de violaciones a los derechos humanos”.27

El concepto de “seguridad humana” de la ONU se co-rresponde con el de “seguridad multidimensional” de la OEA. En ambos casos se trata de reformulaciones de las nociones tradicionales de la seguridad estatal -que hasta el momento poseían notorias influencias de la Guerra Fría- y cuyo foco de atención se traslada a la persona. Ambas visiones constituyen enfoques estratégicos susceptibles de diversas interpretaciones y que requieren la definición de políticas públicas que las implementen.

La diferencia entre ambas nociones estriba más bien en las obligaciones estratégicas que se impone a los Estados: las obligaciones de respeto de los derechos humanos son más acuciosas para los países del tercer mundo y a los países industrializados se les exige adicionalmente la tarea sub-26 - OEA. Primera reunión de Ministros en materia de seguridad publica de las Américas. México D.F., 7 y 8 de octubre de 2008. [en línea] <http://www.oas.org/seguridad_hemisferica/documents/rm00028s07.doc> [consulta: 25 abril 2009].27- CIDH. Comunicado de prensa (15 de marzo 2007). CIDH urge a los estados a reflexionar sobre la importancia de la seguridad ciudadana y el respeto a los de-rechos humanos. [en línea] <http://www.derechoshumanos.org.mx/modules.php?name=News&file=article&sid=691> [consulta: 25 abril 2009].

sidiaria de contribuir a la protección de las poblaciones maltratadas por terceros Estados.

b) Estándares de derechos humanos para la seguridad in-ternacional

Los conceptos de seguridad humana y seguridad multi-dimensional, se encuentran en una relación de género y especie y en la práctica resultan conceptualizaciones com-plementarias. Ambas trazan estrategias que los Estados deben operacionalizar en el ámbito internacional, regional e interno.

La nueva dimensión de la seguridad posee entonces una extensión ética y otra normativa. En el plano ético pro-mueve el respeto y la protección de las personas, y en el jurídico exige como consecuencia, la adhesión de los Es-tados al derecho internacional y especialmente al derecho internacional de los derechos humanos (Fuentes y Rojas, 2005). La seguridad humana es un concepto ligado al de la libertad y la dignidad humanas, dado que no es posi-ble que el ser humano se sienta libre, si se siente inseguro (Cortés, 2003).

La redefinición del concepto de seguridad comenzó a fines de los años ochenta a partir del polémico artículo de Ri-chard Ullmann “Redefining Security” que criticaba la vi-sión estatal y céntrica que hasta entonces predominaba en los estudios de seguridad (Sotomayor, 2007). Más tarde el concepto de “seguridad humana” sustituiría efectivamente el antiguo paradigma de la “seguridad estatal” dando ori-gen primero a la idea de “soberanía como responsabilidad” (Etzioni, 2005) y luego a la noción de “responsabilidad de proteger”.

La “responsabilidad de proteger” conocida también como “R2P”, consiste en el compromiso que asumen los Estados

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de prevenir, manejar los conflictos y proteger a sus ciuda-danos especialmente de las atrocidades que significan los crímenes de genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad (Deng, 2008). Como consecuencia se amplía el espectro del “ius ad be-llum” o derecho de guerra, que es el término dado a la rama del derecho que define las razones legítimas por las que un Estado puede librar una guerra y se centra en ciertos crite-rios que hacen una guerra justa (Valencia, 2007).28 Si bien la Carta de las Naciones Unidas prohíbe el uso de la fuerza y la amenaza de su empleo, la nueva doctrina plantea que en el evento que los Estados no sean capaces de proteger a las poblaciones vulnerables, la responsabilidad de auxilio la asume la comunidad internacional incluso empleando la fuerza militar como “ultima ratio”.

La “responsabilidad de proteger” fue finalmente acepta-da por toda la comunidad internacional en la Cumbre de Naciones Unidas efectuada en el año 2005 y zanjó la con-troversia ampliamente debatida entre los partidarios del “derecho de injerencia”29 en boga en los años noventa y los seguidores de la pasividad indolente que permitió ge-nocidios como los de Ruanda (1994) y Srebrenica (1995). Resolvió que si pese a la ayuda internacional, los Estados no pueden o no quieren brindar protección a su gente, en-tonces la comunidad internacional es la que adquiere la responsabilidad de involucrarse.

28 - El “ius in bellum” o Derecho Internacional Humanitario (DIH), es el derecho que se aplica en la guerra, tanto para regular la conducción de las hostilidades (usualmente denominado Derecho de La Haya), como para proteger a las vícti-mas del conflicto (comúnmente llamado Derecho de Ginebra).29 - Los autores Mario Bettati y Bernard Kouchner sostuvieron, a fines de los ochenta, que existía un “derecho” o “deber de injerencia” para asistir a pueblos en peligro. Bajo esta premisa se produjeron las intervenciones militares en Irak en 1991, Somalia en 1992, Ruanda en 1994, Bosnia y Herzegovina en 1994, Li-beria, Sierra Leona y Albania en 1997 y Kosovo en 1999.

De esta manera el derecho internacional de los derechos humanos da hoy contenido normativo a la función di-suasiva del sistema de seguridad colectivo de Naciones Unidas, y refuerza la legitimidad del uso de la fuerza para asegurar la responsabilidad penal y el castigo de los auto-res de crímenes que no solo afectan la paz y la seguridad internacionales, sino que afligen la vida y la dignidad de las personas de conformidad con el Estatuto de Roma.

La seguridad internacional aparece entonces vinculada a las obligaciones estatales de respetar y garantizar los dere-chos humanos, de sujetarse a las condiciones que establece el derecho internacional humanitario y de colaborar con la efectividad de la aplicación del derecho internacional penal.

c) Estándares de derechos humanos para la seguridad pública

El concepto de seguridad humana traslada la preocupa-ción tradicional por la supervivencia del estado, a la in-quietud por la protección de la integridad de las perso-nas. La nueva idea de seguridad engloba el concepto tradicional de seguridad nacional (estatal), de seguridad regional (hemisférica) y de seguridad global (internacio-nal), enmarcándolas en un significado único: la seguridad humana que abarca la seguridad física de la población, la protección de la dignidad de las personas, la protección contra riesgos provenientes tanto del ser humano como de la naturaleza y la entrega de asistencia humanitaria para todos aquellos que la necesitan (Deng, 2008).

Se entiende que la responsabilidad de garantizar la seguri-dad humana corresponde al Estado y que en un Estado de-mocrático de derecho, estos deberes están sujetos a ciertos estándares internacionales mínimos fijados por el derecho

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internacional de los derechos humanos (Soto, 2008). Las obligaciones contraídas en el ámbito internacional me-diante la suscripción de estos tratados, generan un tipo de deber específico estatal cuyo objetivo consiste en dar pro-tección a sus propios ciudadanos (Cancado, 2006).

Las obligaciones genéricas más importantes que contraen los Estados en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos consisten en las de respetar y garan-tizar la vigencia de tales derechos. La obligación de “res-petar” exige al Estado y a sus agentes que no violen los derechos humanos establecidos en los tratados (constitu-ye una obligación de no hacer o de inhibirse) y mediante la obligación de “garantizar” se exige el emprendimiento de acciones legislativas, judiciales y administrativas que aseguren que todas las personas estén en condiciones de ejercer sus derechos (constituye una obligación de hacer o de ejecutar). La obligación de “garantizar” que imponen los derechos humanos a los Estados, también importa los deberes de prevenir, castigar y sancionar las infracciones que se cometan contra las personas a través de sistemas de sistemas policiales y de persecución penal eficientes.

En el nuevo esquema de seguridad hemisférica la tran-quilidad de las personas se encuentra interrelacionada, de manera que una crisis que afecte a una comunidad, al mis-mo tiempo constituirá una crisis a la seguridad humana. En Latinoamérica los principales factores de riesgo para la seguridad humana lo constituyen la gobernabilidad, la in-seguridad pública y la violencia organizada (Rojas, 2007). La seguridad pública (o ciudadana) se convierte entonces en el mayor desafío hemisférico para la seguridad humana y debe abordarse no sólo con urgencia, sino con el cuida-do de mantener las funciones de las fuerzas de seguridad y de defensa dentro de sus atribuciones constitucionales,

sujetas al control jurisdiccional y político, y dando plena eficacia a los derechos fundamentales de las personas.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado en este sentido que: “el fortalecimiento de los sistemas democráticos sobre la base del respeto de los de-rechos humanos puede contribuir a erradicar situaciones disfuncionales en las que se confrontan los derechos hu-manos individuales y la seguridad colectiva a fin de asegu-rar el goce y ejercicio del derecho a vivir con seguridad”.30

5. CONCLUSIONES

Existen dos sistemas de seguridad comunitarios vigentes en las Américas: el sistema internacional de Naciones Uni-das (ONU) y el sistema interamericano o hemisférico de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ambos des-pués de la guerra fría cambiaron de paradigma y amplia-ron la dimensión de la seguridad, trasladando el enfoque desde la preocupación por la preservación del Estado (la seguridad nacional) a la conservación de la vida y digni-dad humanas.

En el sistema internacional la noción de “seguridad hu-mana” dio origen a la doctrina actualmente en boga de la “responsabilidad de proteger” que exige que los Estados den protección a sus ciudadanos, pero que obliga al mis-mo tiempo a la comunidad internacional a monitorear los abusos que ocurran en esa esfera interna, considerando incluso la posibilidad de intervención en casos de atenta-dos graves contra las personas.

30 - CATON, Santiago. Presentación en nombre del Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ante la Comisión de Se-guridad Hemisférica de la OEA, 17 de enero de 2008. [en línea] <http://scm.oas.org/doc_public/SPANISH/HIST_08/CP19529T04.doc/> [consulta: 25 abril 2009].

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En el sistema hemisférico, la nueva doctrina de la “segu-ridad multidimensional” propone enfrentar las amenazas tradicionales y los nuevos fenómenos delictivos trasnacio-nales, reforzando la gobernabilidad y el estado de derecho. Los derechos humanos superan de esta manera la consi-deración originaria de “limitación” del ejercicio (even-tualmente abusivo) del poder, y se plantean además como criterios para la formulación de políticas de seguridad des-tinadas a la prevención de la delincuencia, la violencia y la inseguridad.

La nueva dimensión de la seguridad -humana y multidi-mensional- otorga a la comunidad internacional un rol ac-tivo y estratégico en la protección de los derechos huma-nos, en la vigencia del derecho internacional humanitario y en la aplicación del derecho internacional penal.

La nueva dimensión de la seguridad internacional y he-misférica, impone un marco conceptual, jurídico y po-lítico que demanda a los Estados la implementación de nuevas políticas públicas de seguridad y defensa en las Américas. Por una parte, obliga a fortalecer la coordina-ción internacional a través de los foros que proporciona el sistema de Naciones Unidas y el Sistema Interamericano. De otro lado, impone la necesidad de adecuación norma-tiva e institucional para recoger los desafíos de prevención que plantean las amenazas trasnacionales. Este nuevo es-quema significará por tanto una transformación valórica y profesional de todas las instituciones a cargo de la defensa, la seguridad y la justicia.

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Adam Blackwell tiene una Maestría en Administra-ción de Empresas (MBA) del Henley Business School en Inglaterra. Especialista en seguridad multidimen-sional, manejo de programas, y mediación de con-flictos, entre otros. Actualmente es el Secretario de Seguridad Multidimensional en la Organización de los Estados Americanos en Washington, D.C y Presidente del Consejo Meta de la Economía Ilícita para el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés). Bachiller en Ciencias Políticas de universidades en Canadá y Estados Unidos, posee diplomados de desa-rrollo ejecutivo, incluyendo uno en Queens University y otro en Harvard University. Tiene un MBA Honoris Causa de Canadian/Dominican University. Durante su carrera, el Embajador Blackwell ha participado y dirigido múltiples misiones de observación electoral y también ha recibido distintos honores y reconoci-mientos. Asimismo, contribuyó y apoyó en la coordi-nación del reporte de Drogas de la OEA del 2013.

Seguridad Multidimensional:“enfrentando nuevas amenazas”

MULTIDIMENSIONAL SECURITY:” FACING NEW THREATS “

Adam Blackwell

Recibido: 01 / 09 / 2015 Aprobado: 09 / 11 / 2015

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RESUMEN

El artículo “Seguridad Multidimensional: “Enfrentando Nuevas Amenazas” fue inicialmente un discurso dado por el Embajador Adam Blackwell en un diálogo para la elaboración del Libro Blanco de la Defensa de la República de Argentina. En esta ponencia, el Secretario Blackwell se enfoca en temas de defensa y segu-ridad multidimensional, llamado a ambos pilares importantes para la manuten-ción del ordenamiento interno de los países de las Américas. De igual manera, el Secretario Blackwell resalta la importancia de un enfoque colectivo a nivel re-gional basado en protocolos y medidas de confianza, los cuales la Organización de los Estados Americanos, y la Secretaría de Seguridad Multidimensional en específico, promueven para aumentar la confianza en temas militares.

Palabras claves:

Defensa, seguridad, declaración sobre seguridad en las Américas, Fuerzas Ar-madas, seguridad multidimensional.

ABSTRACT

The article “Multidimensional Security:” Facing New Threats “was initially giv-en by Ambassador Adam Blackwell in a dialogue for the drafting of the “white Paper” on Defence of the Republic of Argentina discourse. In this paper, the Secretary Blackwell focuses on defense and multidimensional security, called the two important pillars for the maintenance of internal order of the countries of the Americas. Similarly, the Secretary Blackwell highlights the importance of a collective approach based on regional confidence-building measures and proto-cols, which the Organization of American States, and the Secretariat for Multidi-mensional Security in particular, promote to build confidence on issues military.

Keywords:

Defense, security, declaration on security in the Americas, Armed Forces, mul-tidimensional security

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Adam Blackwell, Seguridad multidimensional: Enfrentando nuevas amenazas

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Adam Blackwell, Seguridad multidimensional: Enfrentando nuevas amenazas

Introducción

Para abordar el tema de defensa y seguridad en las Amé-ricas, el referente obligado es la “Declaración sobre Se-guridad en las Américas” aprobada hace ya más de diez años por la totalidad de los Estados de las Américas. La circunstancia que ese documento haya sido aprobado por los Estados Miembros de la OEA, porque ello le confiere un valor jurídico superior al de cualquier otro documento sobre temas de defensa y seguridad generado en cualquier otro ámbito multilateral.

Tema a desarrollar

La visión y el concepto “Seguridad Multidimensional,” que se sitúa en el corazón de esa Declaración, se centra en el ser humano y constituye una suerte de versión hemisféri-ca, americana, del concepto “seguridad humana” desarro-llado en el ámbito de las Naciones Unidas.

Esta nueva visión o, para ser consecuente con la convoca-toria a este panel, este nuevo “enfoque,” establece con toda claridad la existencia de amenazas tradicionales y nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del hemisferio. Las amenazas tradicionales son aquellas que derivan de la agresión de la que pue-den ser objeto nuestros países y nuestros ciudadanos por fuerzas externas. Se trata, en consecuencia, de aquellas materias asociadas en definitiva a la defensa nacional. Las nuevas amenazas o “amenazas emergentes” como también se las denomina, comprenden a su vez un abigarrado con-junto de posibilidades que se originan en distintos ámbitos sociales que van desde la seguridad pública a la salud o la exclusión social y de las cuales son también responsables

nuestros Estados. El gran mérito y la condición orienta-dora del concepto Seguridad Multidimensional, radica en su capacidad de ofrecer una visión coherente e integral del conjunto de las amenazas a la seguridad que nuestras na-ciones y nuestros ciudadanos deben enfrentar y la manera igualmente integrada y coherente de hacerlo.

Esta integración y coherencia, sin embargo, no exime de establecer una muy clara diferenciación entre los actores estatales encargados de protagonizar la respuesta a los dis-tintos tipos de amenazas. La respuesta estatal a las amena-zas tradicionales, aquellas que conciernen a la defensa na-cional, tiene como actores a las Fuerzas Armadas, en tanto que las nuevas amenazas son enfrentadas por otros actores estatales de diferentes especialidades, con preparaciones y competencias profesionales distintas de las anteriores.

El reconocimiento de nuevos tipos de amenazas y no sólo tradicionales, en su momento, fue el claro reflejo de la preocupación de los Estados por atender amenazas emer-gentes a la seguridad, como el narcotráfico, el crimen ci-bernético o la necesidad de protección de infraestructuras críticas. Con relación a muchas de estas amenazas se debe reconocer que vivimos en un mundo globalizado e híper conectado y que los avances e implicaciones positivas de la innovación tecnológica, las comunicaciones y el trans-porte, también han permitido y fortalecido las redes del crimen permitiéndole estar en constante mutación.

Las nuevas capacidades desarrolladas por la actividad cri-minal han llevado, en algunos países de las Américas, a desarrollar por parte de los Estados un enfoque de su pro-pia seguridad que incluye la cooperación de las Fuerzas Armadas en la tarea de contención y represión del crimen.

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Es un escenario no deseado pues, como se acaba de se-ñalar, entre las actividades de defensa y las de seguridad pública existen diferencias y especificidades que deben preservarse en función de la coherencia del propio Estado. El involucramiento de las Fuerzas Armadas en la represión del crimen ya es, sin embargo, una realidad en muchos países de la región y en algunos de ellos, como México o Colombia, ese involucramiento incluso ha significado cientos de bajas entre las filas de las Fuerzas Armadas, in-cluidos oficiales de la más alta graduación.

Estas políticas han sido duramente criticadas, dentro de los mismos países, en otros Estados, o bien por organiza-ciones no gubernamentales que defienden temas de dere-chos humanos. Se trata sin duda de una materia que debe ser analizada con mucho cuidado y atención, a objeto de identificar la solución justa que permita incrementar las capacidades de los Estados en el combate al crimen y la violencia, sin desnaturalizar la función de las instituciones cuya función esencial es la defensa nacional.

A modo personal he de decir que no comparto la aproba-ción de un rol permanente de las Fuerzas Armadas en los temas de Seguridad Pública. Tampoco estoy a favor de la militarización de la policía. La misma Comisión Intera-mericana de Derechos Humanos (CIDH) – órgano prin-cipal y autónomo de la Organización de los Estados Ame-ricanos- insta a que como principio general la Policía no debe ser suplantada en su tarea por las Fuerzas Armadas. Para dar un ejemplo, la Comisión recomienda con énfasis “que las Fuerzas Armadas no sean empleadas en la tarea de hacer cumplir la ley particularmente en áreas tales como la investigación de crímenes comunes y la ejecución de arrestos, que por su especialidad, complejidad y su contac-to con la sociedad, debe ser responsabilidad de un cuerpo

policial debidamente instruido y especialmente respetuo-so del Derecho.”

Pero, por supuesto, cada Estado enfrenta circunstancias distintas, cada Estado tiene sus respectivos entes de se-guridad con roles específicos y es necesario considerar y estudiar cada caso particular. Por esta razón, la Secretaría de Seguridad Multidimensional de la OEA encargó un es-tudio a la Junta Interamericana de Defensa con el fin de revisar y crear un inventario de las prácticas actuales por parte de los Estados sobre el tema.

El Informe, elaborado y publicado en el 2012, reveló –para nuestra sorpresa- que en todos los Estados de la región que cuentan con Fuerzas Armadas, éstas se encuentran, de una u otra manera y con arreglo a sus propios marcos institu-cionales, involucradas en asuntos de seguridad pública. En algunos países se reflejó una mayor profundización de las responsabilidades de las Fuerzas Armadas en la seguridad pública sin que disminuyera el nivel de adiestramiento para la defensa del territorio, este involucramiento se dio en la mayoría de los casos en relación al combate al nar-cotráfico. En otros esa actuación de las Fuerzas Armadas en materias de seguridad pública sólo puede ocurrir en el marco de estados de excepción constitucional.

En este tema interoperabilidad y protocolos son absoluta-mente fundamentales. Un buen ejemplo de ese enfoque lo aporta Honduras. En ese país las Fuerzas Armadas apoyan a la fuerza pública en temas operativos y, en vista de ello y como han declarado las propias autoridades hondureñas, se han visto forzados a crear medidas de confianza y pro-tocolos para coordinar la actuación entre estas institucio-nes. Para ese efecto se ha constituido una Inspectoría de la Fuerza Nacional de Seguridad Interinstitucional (Fusina), acordada por el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad.

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De igual manera en Honduras se ha creado un destaca-mento especial del Ejército, llamado precisamente Policía Militar de Orden Público, para actuar específicamente en materias de Seguridad Pública en coordinación con la Po-licía Nacional.

México es otro ejemplo de una situación en la que, ante una deficiencia marcada por parte de las fuerzas de segu-ridad pública para enfrentar el narcotráfico, se optó por las Fuerzas Armadas para actuar directamente en ese fren-te y para apoyar la renovación de la policía. Hoy en día, bajo coordinación estrecha con la Procuraduría de Justicia y los órganos policiales, las Fuerzas Armadas de México continúan apoyando en algunos temas de inteligencia y seguridad.

Aún con los problemas de carácter institucional que pue-de llegar a representar, la circunstancia anterior es expre-sión de un fenómeno nuevo y positivo: en el marco de la visión inclusiva del conjunto de problemas y situaciones que constituyen amenazas para la seguridad, que es propia del concepto de Seguridad Multidimensional, se ha pro-movido y facilitado la acción conjunta de instituciones y actores sociales para enfrentarlas. El carácter multidimen-sional del peligro que enfrenta la seguridad ha llevado a una mayor consciencia acerca de la necesidad de reacción conjunta y coordinada de instituciones como los minis-terios de Defensa, de Relaciones Exteriores, de Seguridad o Interior, de Economía o Desarrollo, de Obras Públicas y otros. Junto con ello se está adquiriendo consciencia, tam-bién, del carácter crecientemente imprescindible de la co-laboración de la sociedad civil organizada, como soporte y complemento de la acción institucional.

Para mencionar sólo la interconexión e interoperabilidad entre las instituciones, se debe recordar que hoy las insti-

tuciones de la defensa están directamente involucradas en actividades tendientes a consolidar la confianza mutua y por lo tanto la estabilidad en las relaciones entre los países. El objetivo último de este seminario internacional, un “Li-bro Blanco de la Defensa Nacional”, es justamente expre-sión de ese fenómeno. Y también son expresión del mismo fenómeno la información y justificación de las adquisicio-nes de armamentos, la realización de ejercicios militares conjuntos y la participación coordinada en operaciones de paz. Del mismo modo existen otras actividades para las cuales las Fuerzas Armadas están altamente capacitadas y que fortalecen la noción que ellas están insertas en la sociedad, no sobre ella o debajo de ella. Esas capacidades no son siempre aprovechadas por los Estados y dicen re-lación con la posible contribución de estas instituciones al desarrollo de la infraestructura física, a la integración de regiones apartadas, su intervención en situaciones de catástrofe, su contribución al desarrollo científico y tecno-lógico y la participación en campañas sanitarias y de alfa-betización, entre otras.

A nivel regional, y como indica el tema de este panel que habla de “integración regional en defensa,” en la OEA in-sistimos en protocolos y medidas de confianza mutua para temas militares, ya que para efectos de afianzar el proceso de integración y cooperación es de fundamental impor-tancia la promoción de la confianza entre los países. Para ello son un instrumento esencial las llamadas “Medidas de Confianza Mutua.” Está de más explicar que en el ámbito militar estas medidas están destinadas a atenuar las per-cepciones de amenaza mutua y a evitar situaciones que, por sorpresa o error, produzcan una crisis. Tienen, en con-secuencia, una función básicamente preventiva.

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Conclusiones

Desde la SSM/OEA instamos a los Estados del Hemisfe-rio a reportar e informar sobre medidas de confianza mu-tua, basados en una lista sobre Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad. Entre éstas medidas cabe mencionar la notificación y observancia de los ejercicios combinados y las operaciones de rutina. También, de ser considerado necesario por los Estados, participar en el Re-gistro de Armas Convencionales de las Naciones Unidas, incluyendo el suministro e intercambio de información

sobre producción nacional de armas convencionales. Otra medida dice relación con nuestro tema: elaborar e inter-cambiar documentos sobre política y doctrina de defensa, es decir libros blancos de defensa. Otra más es fortalecer la cooperación y el intercambio de información entre las autoridades policiales, judiciales y militares de los Esta-dos vecinos, de acuerdo con su situación fronteriza. Cada año se celebra un Foro de Medidas de Confianza en el que Argentina ha estado muy bien representada; el próximo Foro va precisamente a celebrarse en el primer trimestre del 2015.

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Adam Blackwell, Seguridad multidimensional: Enfrentando nuevas amenazas

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Antecedentes Profesionales

Ingresó a la Escuela Militar el año 1978, graduándose con el gra-do de Alférez en el Arma de Artillería el 01 de enero de 1982. Posee la especialidad primaria de Oficial de Estado Mayor y se-cundarias de Inteligencia y Traductor e intérprete en inglés. Es profesor militar de escuela en “Técnica de Artillería” y profesor militar de academia en las asignaturas de “Historia militar y es-trategia” y “Táctica y operaciones”.

Últimos ascensos y destinaciones son:Diciembre de 2012 Ascendido al grado de General de Brigada Diciembre de 2014 Designado Comandante en Jefe de la VI División de Ejército.

Antecedentes AcadémicosLicenciado en Ciencias Militares y Magíster en Ciencias Militares con mención en Planificación y Gestión Estratégica en la Acade-mia de Guerra del Ejército. Diplomado en Administración y Direc-ción de Recursos Humanos en la Academia de Guerra del Ejér-cito. Master of Arts in Security Studies en la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la Universidad de Georgetown en EE.UU. de América. Doctor en Estudios Americanos con mención en Relaciones Internacionales en el Instituto de Estudios Avanza-dos de la Universidad de Santiago de Chile.- E-mail: [email protected]

Seguridad Hemisférica en América Latina: alcances y proposiciones*

HEMISPHERIC SECURITY IN LATIN AMERICA, SCOPE AND PROPOSITIONS

John Griffiths Spielman

* Publicada en la Revista “Globalización, Competitividad y Gobernabilidad”, vol 1, nº 1, (2007), pp. 88-105; información encontrada en la dirección electrónica: https://es.scribd.com/doc/171542243/JOHN-E-GRIFFIHS-pdf#download. Se autoriza al INSUDE su reedición por parte del autor en fecha: 14 de octubre del 2015.

Recibido: 14 / 10 / 2015 Aprobado: 11 / 11 / 2015

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RESUMEN

Este artículo aborda el estado del arte, en materia de seguridad hemisférica. Se sostiene que la seguridad1 es una condición que debe ser provista por el Estado a sus habitantes junto con el desarrollo para lograr los niveles más altos posibles de bienestar general. Sin embargo, la seguridad en América Latina ha sido definida, en una forma muy amplia que aborda aparte del factor militar, factores políticos, económicos, sociales, de salud y ambien-tales.2 De allí que se plantee la necesidad de redefinir el ámbito de acción de la seguridad profundizando su significado y su relación con el desarrollo a objeto de contribuir con el proceso político de toma de decisiones. Aquí se propone clasificar distintos fenómenos según afecten a la seguridad o al desarrollo. En síntesis, se pretende revisar la actual con-ceptualización de seguridad hemisférica, para materializar una proposición que se ajuste a los desafíos que enfrenta Latinoamérica en el siglo XXI.

Palabras claves:

Seguridad, América Latina, declaración sobre seguridad, seguritización, defensa nacional, defensa nacional, desarrollo, consolidación del estado.

1 - Término altamente ideologizado, discutido sobre el cual no existe, a la fecha, consenso general. Existen diversas aproxi-maciones y proposiciones dependiendo de la escuela o teoría de relaciones internacionales, que lo materialice.2 - Coincidiendo con la propuesta que materializará a inicios de la década de 1980 Barr y Buzan y que más tarde ha perfec-cionado la denominada Escuela de Copenhague. Ver. Buzan Barr y. People States and Fear: The National Security Problem in International Relations. The University of North Carolina Press. Chapell Hill. 1983. Buzan Barr y. People States and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post Cold War Era. Colorado. Lynne Rienner Publishers. 1991. Buzan Barr y, Ole Waever and Jaap de Wilde. Security: A New Framewok for Analysis. Lynne Rienner. 1998. Nye S. Joseph y Sean M. Lynn-Jones. “International Security Studies: A Report of a Conference on the State of the Field.” International Security. MIT. Press. Vol. 12. N. 4. Spring, 1988. Mathews Tuchman Jessica. “Redefining Security.” Foreign Affairs. Spring 1989. Vol. 68. N. 2. Smith Steve. “The Increasing Insecurity of Security Studies: Conceptualizing Security in the Last Twenty Years.” Croft Stuart y Terr y Terriff. Critical Reflexions on Security and Change. London. Frank Cass. 2000. McSweeney Bill. “Identity and Security: Buzan and the Copenhagen School.” Review of International Studies. Vol. 22, N° 1. 1996. Pág. 81-93. U llman Richard. “Re-defining Security”, International Security Journal, Volumen 8 N° 1, 1983. Pág. 129-153.

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ABSTRACT

This article deals with the state of the art in hemispheric security matters. It is considered that security is a condition to be provided by the State to citizens, along with the develop-ments needed to reach the highest possible levels of general wellbeing. However, security in Latin America has been defined in a broad sense which covers not only the military factor, but also political, economic, social, health and environmental matters. This is the reason for presenting a need to redefine the scope of action of security, deepening its significance and its relation to development in order to contribute with the political decision-making process. This article proposes the classification of different phenomena according to their effect on security or development. Overall, it aims to review the current conceptualisation of hemispheric security, in order to materialise a proposition more in line with the chal-lenges facing Latin America in the 21st century.

Keywords:

Security, Latin America, declaration on security, securitization, national defence, national defense, development, consolidation of state.

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Introducción Si observamos la actual situación estratégica de América Latina, constataremos que en la región existen diversos países con procesos de consolidación de Estado 1 y de desarrollo muy diferentes. Existen a modo de ejemplo, potencias medianas con un claro liderazgo económico a nivel mundial, como Brasil y México; países pequeños con un liderazgo político y económico como Chile; otros Estados luchan por obtener, como un primer paso previo a mayores niveles de desarrollo, la tan ansiada unidad nacional; otros sufren los efectos de un violento conflicto interno que se ha prolongado por más de cincuenta años, como Colombia; y aún otros son catalogados como países débiles con permanentes riesgos en sus niveles de gobernabilidad e institucionalidad. Finalmente y desafortunadamente, existe también un Estado fallido o colapsado, como Haití que paradójicamente fue el primer país latinoamericano en lograr su independencia política en 1804. En otras palabras, en la región existen Estados, que en su conjunto, se caracterizan por poseer profundas asimetrías en sus principales características y potencialidades. Dicho de otra forma diversas capacidades estatales. 2

1 Por proceso de consolidación de un Estado, entenderemos al nivel de desarrollo de un Estado respecto del funcionamiento efectivo de sus principales instituciones democráticas y del nivel de respaldo que dichas instituciones tienen en la ciudadanía. Comprende por una parte la autoridad estatal para imponer normas a sus ciudadanos y por otra la clara conciencia de estos por acatarlas sintiéndose parte de una comunidad nacional agrupada en torno a un Estado. En otras palabras, por “consolidación de un Estado” entenderemos el proceso en el cual un Estado se encuentra afianzando su institucionalidad y su estructura para poder ge-nerar un amplio consenso social, fuente de su poder, con la finalidad de poder llevar adelante sus objetivos más relevantes como nación Estado, para satisfacer sus principales demandas en el desarrollo, material y humano; bienestar; y seguridad de sus ciudadanos. Consecuentemente, un Estado con un proceso de conso-lidación avanzado tendría en consecuencia un sistema estatal con pleno equilibrio de poderes, en que cada órgano estatal de- sarrolla sus funciones profesionales propias con pleno respaldo de su ciudadanía y en el cual las crisis internas y externas son abordadas en su direccionamiento y solución por la acción reguladora de las autoridades políticas, democráticamente electas.2 - Francis Fukuyama distingue en la capacidad estatal dos actividades: “la amplitud de la acción estatal” de la “fortaleza” de dicha acción. Ello lo lleva a configurar cuatro cuadrantes de acuerdo al nivel de amplitud versus nivel de fortaleza. De esta forma el mejor cuadrante de capacidad estatal está representado por el de menor amplitud de acción estatal, pero con un alto grado de fortaleza como capacidad institucional. Se asume que lo ideal no es un Estado omnipresente ni dominando el conjunto de actividades, sino un Estado regulador, que beneficia y coordina la actividad de su sociedad. En general Latinoamérica se caracteriza por poseer una vasta amplitud estatal con una baja fortaleza de sus instituciones. Ver Fukuyama Francis. “The Imperative of State Building.” Journal of Democracy. Vol. Nº 15, Numero 2. Abril 2004. Pág. 17-31.

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A lo anterior, debemos sumar que la región se encuentra en un punto de inflexión entre dos modelos políticos, eco-nómicos, sociales y culturales. Un primer modelo, carac-terizado por Estados que no adhieren ni privilegian clara-mente la integración de sus economías en el libre mercado global, con procesos políticos populistas y refundacio-nales, donde los niveles de institucionalidad son frágiles. Por otra parte, un segundo modelo, que se identifica por su apertura al mundo global, dispuesto a aprovechar las oportunidades que la globalización presenta, para atenuar sus vulnerabilidades y que, en general, favorece una inte-gración los más profunda y completa.

En dicho escenario, sigue siendo el Estado –como prin-cipal organización política– quién debe dar respuesta a las principales demandas de su población para otorgar el bien común que le es exigido. Para ello debe proveer fun-damentalmente seguridad como una condición, junto al desarrollo y bienestar.

En un enfoque más actualizado, los académicos del Insti-tuto de Desarrollo Extranjero,3 de Londres, Ghani, Loc-khart y Carnahan,4 expresan que un Estado moderno debe desarrollar diez funciones básicas. Ellas son las siguientes:

. Ejercer el legítimo monopolio de los medios de violen-cia.

. Ejercer el control administrativo.

. Administrar las finanzas públicas.

. Invertir en capital humano.

3 - Overseas Development Institute en Inglés. Página web http://www.odi.org.uk 4 - Ghani Ashraf, Clare Lockhart y Michael Carnahan. “Closing the Sovereignty Gap: An Approach to State-Building.” Working Paper Nº 253. Overseas Develo-pment Institute. London. September 2005. Disponible en página web: http://www.odi.org.uk/publications/work- ing_papers/wp253.pdf

. Establecer los derechos y deberes ciudadanos.

. Proveer servicios e infraestructura a la sociedad.

. Fomentar la creación del mercado económico.

. Administrar los medios estatales (incluyendo el medioambiente, recursos naturales y medios cultura-les).

. Establecer y dirigir las relaciones internacionales.

. Fijar, hacer cumplir y someterse a las normas legales.

De allí que, si revisamos el escenario internacional nos encontramos con determinados países que cuentan con el reconocimiento de Estados jurídicos, pero que en una rápida evaluación de sus principales funciones presentan una brecha entre el nivel mínimo de cumplimiento y sa-tisfacción de dichas funciones principales y el nivel real de satisfacción de estas.

En consecuencia, es posible establecer que no todos los Es-tados se encuentran en un mismo grado de cumplimiento y satisfacción de sus funciones principales. Algunos ten-drán una evaluación positiva y negativa dependiendo de cuanto se acerquen o se alejen de los estándares mínimos aceptables.

Por otra parte, si consideramos el informe de Gobernabi-lidad del Banco Mundial 2005, podemos constatar –de la misma forma– que los Estados de la región, se encuentran valorados en diferentes grados y/o niveles de gobernabi-lidad. Siendo el verde más intenso el Estado con mejores condiciones de gobernabilidad. Ello nos permite presupo-ner que existen importantes brechas entre los Estados, res-pecto del grado de cumplimiento de sus funciones princi-pales, referidas al desarrollo, bienestar y seguridad.

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Lo anterior es relevante, en función de plantearse que en los Estados con incipientes procesos de consolidación, los problemas de seguridad tienden a ser más internos que externos, facilitándose de paso que todo fenómeno que lo afecte se encuentre en el ámbito de la seguridad. De esta forma, cualquier problema se “seguritiza” 5 en su manejo político.

5 Entenderemos por seguritización, la acción de relacionar un tema directamente con el ámbito de la seguridad, para que de esta forma, el tema adquiera prioridad en los procesos de toma de decisiones políticos guberna-mentales. Contrariamente, deseguritización significaría, disminuir el grado de relación de un tema con el ámbito de la seguridad, perdiendo en consecuencia su prioridad en los procesos de toma de decisiones políticos gubernamentales. El término inglés “securitization” cuya autoría le corresponde a Oleg Waever, no es fácil de traducir al español, se encuentra traducido como “seguritización” en un artículo de Andrew Hurrel, “Seguridad y Violencia en América Latina: Un análisis conceptual”. Foro Internacional. Vol. XXXVIII. Nº 1. Enero-marzo 1998. Por otra parte, en el artículo de Esther Barbé y Orieta Perni, “Más Allá de la Seguridad Nacional”, en Carlos de Cueto y Javier Jordán, Introducción a los Estudios de Seguridad y Defensa, Edi- torial Comares 2001; el término “se-curitization” se encuentra traducido como segurización. En este caso la opción seguritizar nos parece la más adecuada.

2. ESTADO ACTUAL DE LA NOCIÓN DE SEGURI-DAD EN LATINOAMÉRICA

El actual estado del arte en materia de seguridad hemis-férica nos obliga a referirnos a la Conferencia Especial de Seguridad, realizada en México en el año 2003. Este even-to se ha constituido como el hito más trascendental del hemisferio en la conceptualización de la noción de segu-ridad. De ella emanó la “Declaración sobre Seguridad en las Américas”,6 aprobada en la tercera sesión plenaria, ce-lebrada el 28 de octubre de 2003. Este es un documento, de 52 artículos, que –aparte del párrafo inicial– en la parte declarativa contiene cuatro subtítulos:

. Los principios de la Carta de Naciones Unidas y de la OEA.

. Valores compartidos y enfoques comunes.

. Compromisos y acciones de cooperación.

. Cuestiones institucionales.

Sin embargo, para objeto de este análisis nos referiremos al punto número dos, valores compartidos y enfoques co-munes, por encontrarse en este numerando la definición y alcances de la seguridad.

En función del análisis específico del texto de la Declara-ción sobre Seguridad, México 2003, conviene señalar que iniciando el subtítulo, valores compartidos y enfoques co-munes, se encuentra la definición de seguridad,7 entendi-da como:

6 Disponible en http://www.oas.org/juridico/spanish/decl_security_sp.pdf7 OEA. Declaración sobre Seguridad en las Américas. México. Octubre 2003.

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Nuestra nueva concepción de la seguridad en el Hemis-ferio es de alcance multidimensional, incluye las amena-zas tradicionales y las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del Hemisferio, incorpora las prioridades de cada Estado, contribuye a la consolidación de la paz, al desarrollo integral y a la justi-cia social, y se basa en valores democráticos, el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos, la solida-ridad, la cooperación y el respeto a la soberanía nacional.

Debemos deducir que la condición de multidimensional está dada por la inclusión de amenazas tradicionales o de naturaleza militar y las nuevas amenazas de naturaleza no militar, tal como se expresara en la Declaración de Bridge-town. No está dada, esta condición de multidimensiona-lidad -como se podría pensar- por afectar, no tan sólo al Estado en su versión de seguridad nacional, o al individuo en su modalidad de seguridad humana y al escenario in-ternacional en su peculiaridad de seguridad internacional. De igual forma, se menciona sin especificar las preocupa-ciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados. Pero vale la pena preguntarse ¿cuáles son esas preocupaciones y otros desafíos que se diferencian de las nuevas amenazas? Por lo menos, en el texto de la Declaración no se encuen-tran.

La condición de multi-dimensionalidad es abordada por Ruiz Cabañas Miguel y José Manuel Castañeda, al expre-sar que “como primer elemento se introduce el enfoque multidimensional de la seguridad… con su doble compo-nente referido a las amenazas tradicionales y las nuevas

amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del hemisferio”.8

En el artículo número 4, del texto, se señalan los valores compartidos dentro de los cuales 93 se destacan:

Las amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la se-guridad en el Hemisferio son de naturaleza diversa y alcance multidimensional y el concepto y los enfoques tradicionales deben ampliarse para abarcar amenazas nuevas y no tradicionales, que incluyen aspectos po-líticos, económicos, sociales, de salud y ambientales… Las amenazas tradicionales a la seguridad y sus meca-nismos para enfrentarlas siguen siendo importantes y pueden ser de naturaleza distinta a las nuevas amena-zas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad y a los mecanismos de cooperación para hacerles frente. 9

Importante resulta destacar, el reconocimiento explícito a la existencia de las amenazas tradicionales a la seguridad, entendidas como la posibilidad de enfrentamiento militar tradicional entre dos o más Estados del hemisferio.

Por otra parte, Declaración de Seguridad expresa que “los Estados del Hemisferio reconocen diferentes perspecti-vas sobre las amenazas y prioridades a su seguridad. La arquitectura de seguridad en nuestro Hemisferio debe-rá ser flexible y contemplar las particularidades de cada subregión y de cada Estado”10 . Con ello se reconoce que las amenazas afectan de diversa forma e intensidad a los

8 Ruiz Cabañas Miguel y José Manuel Castañeda. “El Nuevo Consenso en Materia de Seguridad hemisférica.” En Tulchin Joseph, Raúl Benítez Manaut y Rut Diamint. El Rompecabezas: Conformando la Seguridad Hemisférica en el Siglo XXI. Prometeo Libros. 2006. Pág. 151.9 Declaración sobre Seguridad en las Américas. Op. Cit., Parte II. Artícu-lo 4, letras i) y j).10 Declaración sobre Seguridad en las Américas. Op. Cit., Parte II. Artícu-lo 4, letras l).

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Estados y subregiones del continente. Actualmente es di-fícil identificar una sola amenaza afectando al continente como si sucedió en el período de Guerra Fría. Además hoy existen percepciones diferentes de amenazas en la región, aún cuando se reconozca el carácter transnacional de és-tas, como se observa en el siguiente cuadro:11

En la letra m), de la Declaración12 se explicitan las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos de naturaleza diversa:

. El terrorismo, la delincuencia organizada transnacio-nal, el problema mundial de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas y las co-nexiones entre ellos;

11 Rojas Aravena Francisco. “Ingobernabilidad: Estados Colapsados Una Amenaza en Ciernes.” Nueva Sociedad. Fundación Friedrich Ebert Stiftung. Nu-mero 198. Pág. 63. Citada además en Oswaldo Jarrín. Memorias del Seminario Enfoques Sub-Regionales de la Seguridad Hemisférica. F lacso. 2004.12 Declaración sobre Seguridad en las Américas. Op. Cit., Parte II. Artícu-lo 4, letra m)

. La pobreza extrema y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabi-lidad y la democracia. La pobreza extrema erosiona la cohesión social y vulnera la seguridad de los Estados;

. Los desastres naturales y los de origen humano, el VIH/SIDA y otras enfermedades, otros riesgos a la salud y el deterioro del medio ambiente;

. La trata de personas;

. Los ataques a la seguridad cibernética;

. La posibilidad de que surja un daño en el caso de un accidente o incidente durante el transporte marítimo de materiales potencialmente peligrosos, incluidos el petróleo, material radioactivo y desechos tóxicos; y

. La posibilidad del acceso, posesión y uso de armas de destrucción en masa y sus medios vectores por terro-ristas.

De este listado podemos hacer las siguientes precisiones. Primero no se establecen cuáles son amenazas, cuáles pre-ocupaciones y cuáles otros desafíos de naturaleza diversa. Sin embargo, sí es relevante que al menos se especifique que existen “desafíos de naturaleza diversa.” Ello es impor-tante en función de que existen en este listado amenazas violentas, que afectan vidas humanas directamente como el terrorismo, la delincuencia organizada, o el accionar de las organizaciones criminales ligadas al tráfico de droga, que están o se encuentran en el ámbito de la seguridad pública. En estas amenazas podemos identificar que existe la intencionalidad humana explícita de causar daño, ejer-ciendo la violencia armada como instrumento para el lo-gro de sus propósitos.

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Por otra parte la pobreza –extrema o no– y la exclusión social son un problema del desarrollo, de cómo el Estado debe ser capaz de satisfacer las necesidades mínimas de su población. Indudablemente la pobreza y la exclusión social generan condiciones de expresiones de violencia que afec-tan a la seguridad, pero en su naturaleza son un problema básicamente del ámbito del desarrollo. De igual manera, el VIH/SIDA y otros riesgos a la salud son un problema del ámbito social estatal, en donde no existe la intencionali-dad humana de provocar un daño. Este fenómeno sí afecta el bienestar del ser humano, con riesgo de vida o no, de-pendiendo del tipo de enfermedad. Distinto es el caso de una pandemia provocada por seres humanos a través de ataques biológicos o químicos para provocar la muerte de personas. En síntesis, el SIDA, problema relevante y serio, es un problema de salud que debe ser abordado por el Es-tado, en el ámbito de sus políticas de desarrollo, tal como sería la aparición de otro virus.

Asimismo, en relación a los desastres o catástrofes debe-mos distinguir si estos son natura- les, entendiendo que en este caso nuevamente son fortuitos y no existe la in-tencionalidad de provocar daño. Muchas veces los desas-tres provocados por el hombre, podrán o no tener la in-tencionalidad de afectar las vidas humanas, en donde esta amenaza es el instrumento de un fenómeno diferente, que podríamos clasificar de terrorista o delictual dependiendo de las circunstancias.

El deterioro del medio ambiente, accidentes e incidentes son causados por la acción humana con y sin intención. Intencionalmente cuando en su afán de lograr maximizar sus ganancias económicas, sin que se tenga clara concien-cia de lo relevante de conservar la naturaleza –la cual es vital para la conservación de la especie humana– se ter-

mina dañando el medio ambiente. Sin embargo, en este tipo de amenaza no existe la intencionalidad primaria de provocar este daño, para afectar directamente las vidas humanas de un Estado o de la comunidad internacional. Es un problema internacional o transnacional que afecta la calidad de vida y el bienestar personal del ser humano. Está íntimamente ligado a las políticas de desarrollo y ma-yoritariamente a los procesos de industrialización.

Finalmente, el uso de armas de destrucción masiva (ADM), son los instrumentos que, en manos de otro fenó-meno como el terrorismo, si pueden afectar la vida de un gran número de personas.

En síntesis, podemos observar que en este listado se en-cuentran un gran número de factores, algunos relaciona-dos directamente con la seguridad pública, otros son fac-tores estructurales directamente ligados al desarrollo del Estado y su función principal de velar por las satisfaccio-nes básicas de su población en la obtención del bien co-mún. Otras son circunstancias de la naturaleza, la cual se han expresado con diversa intensidad desde que el hombre se organizó socialmente dejando de ser nómada. A priori podemos establecer que en este listado existen factores de diversa naturaleza que tienen que ver con distintas fun-ciones que un Estado debe proveer, dentro de las cuales se encuentran la seguridad, el desarrollo, el bienestar, la protección de los habitantes, condiciones de salud etc.

Debemos dejar constancia que en la región los países se encuentran con diversos procesos de consolidación de Es-tado. Ello determina que existan Estados más consolida-dos y otros más débiles. De allí que las “amenazas, preocu-paciones y otros desafíos de naturaleza diversa”, impacten a los Estados en diversa forma desencadenando percep-ciones de riesgo de distinta intensidad. No obstante, se

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hace necesario reconocer su naturaleza por la relevancia de articular estrategias para su neutralización.

Con ello se plantea que un problema cuya naturaleza per-tenece al ámbito del desarrollo debe ser solucionado en di-cho contexto, así como un problema de seguridad pública en el ámbito correspondiente. Ello no significa reconocer que en la solución intervengan diversos actores e institu-ciones así como los principales instrumentos de poder del Estado. El tema crucial es el énfasis en el uso de dichos instrumentos. Resolver o decidir que todo problema es de seguridad, posee el riesgo de “seguritizar” su respuesta a través del uso de la fuerza pública o fuerza militar, sin con-siderar la esencia o naturaleza del problema a enfrentar. A modo de hipótesis podemos plantear además, que: en países con incipiente proceso de consolidación de Estado, existe la tendencia de usar con mayor intensidad la fuerza militar, para solucionar problemas de seguridad pública o bien de otra naturaleza. 13

3. PROPOSICIÓN DE UNA FORMA DE ABORDAR LAS NOCIONES DE SEGURIDAD Y DEFENSA NA-CIONAL

Para efectuar el análisis y proposición de una nueva no-ción de seguridad en el con- texto de un estado moderno, asumiremos un conjunto de premisas básicas, que valida-rán la propuesta.

Una primera premisa básica, presupone que los diversos Estados, de la región, deberían tener como objetivo na-cional a lograr convertirse en un Estado moderno con

13 Como ocurre actualmente en México, países de Centro y Sudamé-rica, como Guatemala, El Salvador, Honduras, Venezuela, Brasil y Perú, entre otros.

un proceso de consolidación de Estado–nacional madu-ro. Es decir un Estado con un buen nivel de gobernabili-dad, institucionalidad, equilibrio de poderes, rendición de cuentas, unidad nacional. En síntesis, un Estado con un aceptable nivel de desarrollo, seguridad y bienestar.

En dicho contexto y para los objetivos del presente trabajo tendremos en cuenta –como segunda premisa bá-sica– que el Estado-nacional, continua siendo el principal actor del escenario internacional, reconociendo que hoy comparte muchas funciones y protagonismo con otros actores tales como organizaciones internacionales, no gu-bernamentales, transnacionales, etc. Sin embargo, final-mente aun cuando el Estado ya no ejerza en forma absolu-ta la soberanía de su pueblo y territorio, sí es el órgano que la administra tanto en el plano interno como en el externo, siendo los Estados los principales objetos y sujetos del De-recho Internacional.

Una tercera premisa básica, es asumir que dentro de la to-talidad de las funciones políticas de un Estado, la seguri-dad y el desarrollo son dos medios trascendentales –o dos necesidades vitales permanentes– para el logro del bien común. En otras palabras, la seguridad y el desarrollo son dos caras de una misma moneda denominada bienes-tar de la persona humana objeto y sujeto del bien común, objetivo supremo de la función de un Estado, dirigida a quienes son la fuente de su soberanía, los ciudadanos del Estado-nación.

Una cuarta premisa básica, es asumir que en el funciona-miento de un Estado–nación existen fenómenos que afec-tarán el logro o la consecución de sus objetivos naciona-les. De allí que debamos, analizar a dichos fenómenos de acuerdo a su naturaleza. Existirán entonces fenómenos de diversa naturaleza.

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Algunos de ellos serán de naturaleza militar e impactarán al ámbito de la seguridad en lo general y en lo particular al de la defensa nacional. Otros sin embargo, serán de na-turaleza no militar afectando el ámbito del desarrollo o el bienestar general e individual. De allí que sea necesario clasificarlos convenientemente a objeto de definir a qué función del Estado afectan.

Consecuentemente se propone la siguiente clasificación:

. Amenazas de naturaleza militar: Considerar dentro de esta clasificación a todos aquellos fenómenos de natu-raleza militar que afecten los intereses de un Estado. En otras palabras todas las acciones posibles de expresarse en un conflicto armado entre dos Estados.

. Amenazas de naturaleza no militar: Considerar princi-palmente a todos los fenómenos de naturaleza violen-ta y a veces de carácter transnacional, desencadenados con una intencionalidad definida, para producir daño físico a la persona humana. Involucra complementaria-mente también a todos los delitos tipificados tanto en la legislación interna de un país, como en la legislación in-ternacional. Se encuentran dentro de esta clasificación, entre otros fenómenos, el terrorismo, tráfico de drogas, organizaciones criminales, tráfico de armas de destruc-ción masiva, etc.

. Riesgos estructurales: Son aquellos fenómenos que afectan el logro de condiciones materiales y de bien-estar de la persona humana, sin que necesariamente y directamente involucren un riesgo a la seguridad físi-ca de la persona humana. Se encuentran dentro de esta clasificación, entre otros factores: la pobreza, inestabi-lidad económica, desigualdad económica, corrupción, etc. Los riesgos, muchas veces, crean las condiciones

necesarias para posibilitar y favorecer la eclosión de amenazas, de naturaleza no militar. De allí que, muchas veces la pobreza, exclusión, desigualdad económica, co-rrupción, creen las condiciones necesarias para el sur-gimiento de organizaciones delictivas o criminales. Sin embargo, sí es importante destacar que los riesgos es-tructurales perse no constituyen una amenaza a la segu-ridad, son un factor que debe preocupar principalmen-te a las políticas de desarrollo de un Estado– nación.

. Eventos catastróficos: En esta clasificación considera-remos dos tipos de eventos. Los primeros generados principalmente por la acción de la naturaleza, difícil de predecir, y con resultado de pérdida de vidas humanas, denominados eventos catastróficos naturales. En este tipo de eventos se consideran los desastres naturales, como terremotos, tsunamis, explosiones volcánicas etc. El segundo tipo son aquellos eventos catastróficos ge-nerados por la acción del hombre y que provocan pér-didas de vidas humanas, denominados eventos catas-tróficos humanos. En esta clasificación encontramos, entre otros fenómenos, toda epidemia transmitida por el hombre y que amenace de manera significativa la vida humana (tales como SIDA) y todo tipo de enfermedad infecto contagiosa. O bien, desastres catastróficos pro-vocados por la acción humana, que involucren riesgo de vidas como explosiones químicas, derrame de sus-tancias peligrosas, propagación de radioactividad etc.

En consecuencia, los diferentes fenómenos, aun cuando estén íntimamente relacionados poseen una naturaleza distinta, que debe ser tomada en cuenta al momento de disponer el empleo de los medios estatales para su neutra-lización o superación.

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En dicho contexto, la seguridad en tanto condición y fun-ción política del Estado aborda el conjunto de amenazas de naturaleza militar y no militar que puedan afectar ha dicho Estado, en tanto éstas sean en esencia violentas por su naturaleza, exista una intencionalidad humana detrás de su accionar e implique la pérdida de vidas humanas.

La defensa nacional, por su parte en tanto función polí-tico–estratégica y estratégica, parte indisoluble de la fun-ción seguridad, se encarga de enfrentar las amenazas de naturaleza militar y de generar a través de la participación en operaciones de paz, estabilidad y paz internacionales.

Existe entre ambos conceptos una relación de subordina-ción, interdependencia y complementariedad. Si el género es la seguridad la especie es la defensa. De este modo, entre la seguridad y la defensa nacional no sólo existe una dife-rencia, de acuerdo al nivel de conducción en que se sitúan, sino que están orientadas a abordar amenazas de naturale-za y amplitud diversa.

La seguridad es una condición que permite lograr el nor-mal funcionamiento de las actividades de un Estado res-pecto de sus principales misiones, dentro de las cuales se encuentra el desarrollo nacional y el bienestar de la perso-na humana, para asegurar el logro del bien común nacio-nal. Dicha condición se refiera a todo fenómeno violento, con una intencionalidad definida, provocado por amena-zas de naturaleza militar y no militar que afecten el normal desenvolvimiento de las actividades de un Estado, a través del riesgo o daño físico a la integridad personal de la po-blación.

La seguridad posee un ámbito objetivo dado por todos los medios humanos y materiales a disposición de un Estado,

para lograr óptimos niveles de seguridad, ya que nunca podrá ser absoluta. Al mismo tiempo posee un ámbito subjetivo, que está dado por la percepción de la condición de seguridad, por parte de los ciudadanos, integrantes de un Estado.

En consecuencia, el referente de la seguridad es el Estado y a través de éste la persona humana, para evitar que la violencia armada afecte a la población en cualquiera de sus dimensiones. Se hace presente que el referente es el Estado, ya que es este organismo, el encargado de brindar el bien seguridad en su dimensión interna y externa. Centrar el referente en la persona humana conlleva el riesgo de con-fundir la noción de seguridad con los derechos humanos e individuales de todo ciudadano.

Al proponer como referente de la seguridad al Estado y a través de este la persona humana, nos situamos en un plano más intermedio en función de las principales pro-puestas existentes, a la fecha. Por una parte, las más con-servadoras que asumen que sólo es el Estado y por otra las más liberales que se centran exclusivamente en la persona humana.

Es el Estado, quien internamente debe velar por la protec-ción de la vida, integridad, libertad y la propiedad de sus ciudadanos a través del orden político y socioeconómico. Externamente, es el mismo Estado quien debe proteger a los mismos ciudadanos de las amenazas que provengan de otros Estados o de entidades no estatales. De allí que, el Estado deba ser visualizado como un actor, que es un medio para lograr el ansiado bien común, que lo pode-mos definir como la protección de la vida y libertad de las personas junto al adecuado bienestar material y espiritual necesario para lograr el pleno desarrollo humano. El Es-

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tado no es un fin en sí mismo, consecuentemente jamás debe ponerse al servicio de cualquier causa que no tenga por objetivo el logro del bien común. La soberanía que el Estado posee reside en sus habitantes, quienes a través del contrato social la ponen a disposición de dicho Estado, para obtener la seguridad. Sin el consentimiento y apoyo de sus habitantes, la acción estatal pierde toda legitimidad. De allí que fortalecer el proceso de consolidación de Esta-do, es la herramienta adecuada, para enfrentar los desafíos a la seguridad.

La paradoja es que en Latinoamérica, es precisamente ese proceso el que se encuentra en un estado incipiente de de-sarrollo, en varios países. De allí que, el Estado muchas veces no está en condiciones de asegurar las mínimas con-diciones de seguridad a su población. Se requiere entonces construir Estado, institucionalidad, gobernabilidad, sobe-ranía efectiva, etc. Ello constituye uno de los principales desafíos, que hoy enfrentan los países de Latinoamérica.

En síntesis, mientras el Estado continué siendo la princi-pal forma de organización política y actor internacional más relevante, el referente de la seguridad deberá conti-nuar estando centrado en él, con la premisa básica que su principal objetivo es velar por la seguridad de sus ciudada-nos. No hacerlo convertiría al Estado en la principal fuente de inseguridad.

Consecuentemente, una premisa básica adicional a con-siderar en la presente propuesta es que el Estado esté al servicio de la persona humana.

De esta forma, la seguridad posee de acuerdo a este enfoque diversas dimensiones:

. Tendrá una dimensión internacional cuando el ámbito de análisis se situé en la sociedad internacional, o di-cho de otra forma cuando considere los diversos fenó-menos y actores internacionales a nivel global.

. Tendrá una dimensión estatal cuando aborde básica-mente los problemas inherentes al propio Estado, de donde se derivan a su vez dos sub-dimensiones: la seguridad exterior relacionada directamente con la función defensa nacional a través de la participación activa de las Fuerzas Armadas y la seguridad pública relacionada con todos los fenómenos referidos al or-den público y la estabilidad interna.

Ahora la función defensa nacional, entendida como la función propia del empleo de las fuerzas armadas posee dos dimensiones:

. La primera y fundamental respecto del empleo de su potencial bélico en la defensa de la soberanía e integri-dad territorial de un Estado-nación.

. Estrechamente asociada a este objetivo, aparece una segunda dimensión de la función defensa nacional, ligada al logro de condiciones de paz y estabilidad in-ternacional a través de la participación de las Fuerzas Armadas en Operaciones de Paz.

De esta forma, la defensa nacional, conceptualmente existe no sólo para enfrentar un conflicto extremo en el caso de una guerra, en forma esporádica, sino que principalmente su acción es permanente respecto de asegurar condiciones de paz y estabilidad tanto a nivel estatal como en el contex-to internacional. De allí que, la defensa nacional y la polí-tica exterior de un Estado deban estar permanentemente y estrechamente coordinadas.

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En otras palabras, la defensa nacional existe para contri-buir a la paz y estabilidad necesaria para que el Estado–na-ción brinde a sus ciudadanos el bien defensa en lo particu-lar y el bien seguridad en lo general.

Los riesgos estructurales en cambio son aquellos fenó-menos que afectan directamente el desarrollo nacional y el de la persona humana. Son problemas derivados de la falta de gobernabilidad, institucionalidad, justicia social, condiciones económicas, educación, empleo etc. Indirec-tamente pueden generar condiciones de inestabilidad que afecten a la seguridad, pero en esencia son un problema que afecta el desarrollo. No son fuente directa de conflicto violento.

Los eventos catastróficos claramente afectan el bienestar de la persona humana. Son normalmente difíciles de pre-decir como las catástrofes y difíciles de controlar cuando son del tipo infecto contagioso.

En síntesis, las amenazas de naturaleza militar afectan el ámbito de la seguridad y son de responsabilidad principal de las Fuerzas Armadas, en su dimensión defensa nacio-nal. Las de naturaleza no militar afectan el ámbito de la seguridad pública y son de responsabilidad primaria de las fuerzas de orden público o fuerzas policiales.

Los riesgos estructurales afectan el ámbito del desarrollo nacional y humano, sólo en forma indirecta pueden crear las condiciones de inseguridad que permitan la eclosión de otras amenazas de naturaleza no militar.

Consecuentemente es posible, señalar que en un Estado–nacional moderno, la seguridad estatal posee dos sub-di-mensiones: la seguridad exterior y la seguridad pública. En esencia la seguridad estatal tiene que ver con amenazas de naturaleza militar o de naturaleza no militar, que se expre-

san violentamente,14 con una intencionalidad de producir pérdida de vidas humanas. El mismo Estado, se ve afec-tado en su función de búsqueda del desarrollo nacional y humano por los riesgos estructurales. Así como también ve afectado los niveles de bienestar de la población por el accionar de los eventos catastróficos.

De allí que, la articulación de la seguridad y del desarrollo y de los niveles de bienestar resultantes es función plena del nivel político. Es el verdadero arte del político en tanto conduce el gobierno y para ello debe de disponer de todos los instrumentos y organizaciones puestas a disposición de un Estado, dentro de los cuales podemos citar la diplo-macia, su capacidad económica, capacidad jurídica, capa-cidad militar y policial, ministerios, gobierno interior etc. Lo anterior normalmente debe estar contemplado en un plan nacional, que articule el empleo de los medios estata-les con la finalidad de lograr niveles óptimos de seguridad, desarrollo y bienestar. A lo anterior, debemos sumar la ca-pacidad del Estado de coordinar a otros actores relevantes como organizaciones internacionales, transnacionales y organismos no gubernamentales, para que favorezcan sus propios objetivos e intereses nacionales.

La función defensa nacional es función y responsabilidad primaria del nivel político llevada a cabo a través de las Fuerzas Armadas, para proveer mejores condiciones de paz y estabilidad nacional e internacional. La función de-fensa nacional requiere de la participación de toda la so-ciedad nacional.

14 Violencia definida, de acuerdo a John Keane, como “el acto de de ejercer fuerza física en contra de otra persona, especialmente cuando da como resultado la muerte o el daño físico”. De allí que se sostenga que ella se expre-sa por razones de intencionalidad humana. En consecuencia la violencia com-prende, en este estudio y propuesta, las manifestaciones de violencia política y violencia individual. Ver John Keane. Reflections on Violence. Londres. Editorial Verso. 1996. Pág. 66.

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El siguiente cuadro representa gráficamente lo anterior-mente señalado:

Cuadro de finalidad del Estado y fenómenos que lo afectan

De esta forma, el grado de seguridad y desarrollo y el nivel de bienestar logrado en un Estado, producirá diversos es-cenarios de estabilidad e inestabilidad de acuerdo a como se exprese la interacción de las variables seguridad y de-sarrollo. Desarrollo entendido en sus dimensiones mate-riales, sociales y económicas, que posibilite un adecuado crecimiento económico que favorezca en su distribución a todo el conjunto de la sociedad, a través de una adecuada distribución de los beneficios de dicho crecimiento.

En consecuencia, seguridad y desarrollo benefician el bienestar de la persona humana, cuando su distribución es justa y equitativa. En otras palabras, seguridad y desa-rrollo son dos caras de una misma moneda denominada bien común.

Respecto de los medios disponibles en un Estado, para li-diar con los fenómenos que lo afectan en su condición de amenazas, riesgos o eventos, estos son normalmente los

relacionados con su capacidad administrativa, judicial, fi-nanciera, diplomática y de seguridad y defensa nacional. Son medios normalmente limitados y/o escasos, de allí que se requiera de una estrategia adecuada para su efecti-vo tratamiento. Dicha estrategia dispondrá normalmente de los mismos medios. Luego, la clave es el énfasis en el uso y disposición de dichos medios en el contexto de una estrategia política para lograr los objetivos que se desean alcanzar.

De esta forma, si el fenómeno que afecta al Estado es una amenaza, el énfasis estará dado en función de los medios de seguridad y defensa nacional, pero si el fenómeno es un riesgo el énfasis de la estrategia estará centrado en los me-dios relacionados con el desarrollo. En el caso de un even-to catastrófico el énfasis del empleo de los medios estará dado por la naturaleza del evento, para disponer el empleo conjunto de medios relacionados con la seguridad y/o con el desarrollo nacional.

Los niveles de estabilidad resultantes de la conjunción de la seguridad y del desarrollo es posible representarlos de acuerdo al siguiente cuadro:

Cuadro de Estabilidad e Inestabilidad en un Estado en función de las variables de Seguridad y Desarrollo.

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El cuadro anterior, nos permite utilizarlo como un ins-trumento de análisis para determinar en qué cuadrante se encuentra un Estado–nación, de acuerdo a como este lo-grando los objetivos nacionales de seguridad y desarrollo y su impacto en el nivel de bienestar de los ciudadanos. Ello permite clasificar los Estados de acuerdo a lo siguiente:

1. Estados estables.

Cuando poseen buenos índices de seguridad y desa-rrollo. Lo anterior normalmente se expresa en Estados con procesos avanzados de consolidación de Estado. La población percibe que posee una condición de se-guridad óptima y un buen nivel de desarrollo econó-mico y social.

2. Estados con estabilidad incompleta por insuficiencia de seguridad.

Son Estados con óptimos niveles de desarrollo, pero que poseen una condición de seguridad negativa que nos les permite contar con un adecuado nivel de bien-estar. A modo de ejemplo, la situación de Israel podría ser considerada en este grupo. En términos generales son Estados con un nivel intermedio de su proceso de consolidación.

3. Estados con estabilidad incompleta por insuficiencia de desarrollo.

Son Estados que gozan de buenos niveles de seguri-dad, pero se caracterizan por un déficit en el logro de los objetivos de desarrollo económico y social. La sociedad percibe que el desarrollo -como bien recibi-do- no logra alcanzar a la gran parte o totalidad del Estado. De esta forma, su proceso de consolidación de Estado es intermedio.

4. Estados inestables.

Son aquellos con niveles de seguridad y desarrollo ne-gativos. La sociedad percibe que no cuenta ni con la condición de seguridad adecuada para el desarrollo de sus actividades, ni con el nivel de desarrollo econó-mico y social adecuado para satisfacer sus necesidades más inmediatas. Las posibilidades de verse involucra-do en un hecho violento son altas y con gran riesgo a la propia integridad física. Poseen un incipiente pro-ceso de consolidación de Estado. En este grupo es po-sible encuadrar a varios países de la región.

En el escenario internacional, la existencia de Estados inestables supone afectar la condición de seguridad inter-nacional ya que los fenómenos existentes al interior de un Estado y la inestabilidad resultante podrán irradiarse ha-cia los Estados vecinos generando nuevas condiciones de inseguridad e inestabilidad ahora en niveles locales, subre-gionales y regionales. La globalización como fenómeno favorece directamente esta propagación de inseguridad e inestabilidad. Este fenómeno podemos denominarlo “ex-pansión de la inseguridad.”

De allí que, los niveles de seguridad regionales y la seguri-dad internacional hoy más que nunca dependan de condi-ciones de estabilidad y seguridad locales. El antiguo aisla-miento geográfico, factor que proporcionó durante mucho tiempo seguridad hoy no necesariamente asegura ni en-trega dicha condición, ya que las amenazas, riesgos estruc-turales y eventos son en esencia de naturaleza transnacio-nal, multiplicando su accionar a través de las facilidades proporcionadas por las fuerzas desatadas por la globaliza-ción, como principal fenómeno del sistema internacional.

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4. CONCLUSIONES

De la exposición anterior es posible establecer las siguien-tes ideas generales:

. Los instrumentos de poder a disposición de un Estado, están representados por la propia arquitectura estatal, en el conjunto de instituciones y funciones a su dispo-sición. En un Estado maduro con pleno equilibrio de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) es el gobier-no de turno el encargado de articular las políticas para lograr los objetivos de seguridad y de desarrollo que promuevan el bien común. Respecto de la seguridad, un Estado cuenta con los siguientes instrumentos de poder a su disposición: Político, Económico, Diplo-mático, Militar, Judicial, Policial y Cultural. El cómo articule a dichos instrumentos, forma parte de la estra-tegia política para lidiar con las amenazas a la seguri-dad. En otras palabras, el énfasis en el empleo de cada uno define la estrategia de seguridad a adoptar. Lo im-portante es privilegiar los instrumentos adecuados de acuerdo a la naturaleza de la amenaza.

. Existirán en consecuencia, elementos o instrumentos de poder estatal duros y otros blandos. Los primeros se refieren al uso de la fuerza, respaldado por la acción jurídica y lo segundos al uso de medidas complemen-tarias como las jurídicas, sociales, diplomáticas y eco-nómicas. En los instrumentos de poder a disposición de un Estado, desempeña un papel trascendental la ob-tención de información de calidad para favorecer los procesos de toma de decisiones estatales. De allí, que un elemento crucial es contar con calidad de informa-ción, proveída por algún organismo estatal. No contar

con organismos de información, supone entregar una ventaja importante a favor de las amenazas, riesgos y eventos. En una sociedad internacional caracterizada por la velocidad del cambio y la incertidumbre, no se puede desechar el contar con información oportuna y de calidad para enfrentar los desafíos de seguridad y defensa del siglo XXI.

. En síntesis, una metodología adecuada para enfrentar los fenómenos que afectan la seguridad, desarrollo y el bienestar de la sociedad y la persona humana, debiera tener en cuenta, el análisis de las siguientes interrogan-tes:

• ¿Naturaleza del fenómeno?

Es un fenómeno que afecta la seguridad, al consti-tuir una amenaza, o es un fenómeno que se relacio-na directamente con el desarrollo al ser esencial-mente un riesgo estructural. O bien, es un evento catastrófico previsible o imprevisible que afecta el bienestar general.

Muchas veces, se usa la seguridad como una for-ma específica para definir un fenómeno, ya que el propio discurso de la seguridad se caracteriza por presentar todo fenómeno dentro de su esfera de acción, como algo con prioridad absoluta, ya que amenaza la supervivencia de la organización. De allí que, se demanden recursos y medios extraordi-narios rompiéndose las reglas normales del juego político. En síntesis, se seguritiza un problema. Lo que aquí se pretende es que distingamos los fenó-menos de acuerdo a su naturaleza. Si estos afectan

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a la seguridad o al desarrollo es relevante por los medios y el énfasis de estos, en la solución deseada

• ¿Qué medios debo emplear en su neutralización?

El Estado posee una serie de instrumentos a su disposición. Algunos se denominan instrumen-tos de poder: como los económicos, diplomáticos, jurídicos, militares etc. Otros son en esencia parte de su propia burocracia como: los distintos minis-terios y organizaciones públicas. Adicionalmente, el Estado posee la capacidad de coordinar medios gubernamentales, con organizaciones no guberna-

mentales, instituciones privadas, nacionales e in-ternacionales.

• Finalmente se reitera la necesidad de distinguir ní-tidamente los ámbitos de la seguridad y el desarro-llo, no hacerlo involucra el riesgo de seguritizar el escenario político, haciendo un uso inadecuado de los medios puestos a disposición estatal y lo que es más grave no solucionar objetivamente el proble-ma presentado. Junto a lo anterior la seguridad pa-saría a constituir un concepto tan omnicompren-sivo que desde la perspectiva teórica encontraría dificultades para explicar lo que no es.

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DESCRIPCIÓN

Seguridad, Ciencia & Defensa publica artículos en las áreas académicas del Instituto, a saber: Ciencias Milita-res, Ciencias Navales y Ciencias Aeronáuticas; además de la Seguridad y Defensa Nacional, Geopolítica y Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.

CARACTERÍSTICAS DE LA PUBLICACIÓN SEGURIDAD, CIENCIA & DEFENSA

Es un medio de publicación de los trabajos de investiga-ción del Instituto Superior para la Defensa “General Juan

Pablo Duarte y Diez” (INSUDE), donde da prioridad a aquellos trabajos afines a la seguridad y defensa nacional.

Seguridad, Ciencia & Defensa; abarca los temas que se corresponde a los programas de naturaleza militar (nivel de grado y postgrado) y civil (nivel postgrado). El nivel de grado se imparte en las academias militares (Ejército República Dominicana, Armada República Dominicana y Fuerza Aérea República Dominicana) y en el Nivel de postgrado en las Especialidades de Comando y Estado Mayor (conjunto, terrestre, naval y aéreo).

En el caso de los programas de naturaleza civil-militar, son aquellos donde participan personal de la sociedad ci-vil y militar como estudiantes y/o cursantes que incluyen programas de: a) la Especialidad en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, b) Geopolítica y c) la Maestría en Defensa y Seguridad Nacional; así como otros cursos de educación continua que tengan la misma naturaleza. Esta herramienta constituye una de las vías para propiciar la formación permanente de los docentes en el área de la investigación científica, convocándoles a participar. En consideración a los aspectos antes citados, describiremos las normas a seguir por parte de los autores para publicar en la revista científica, las cuales tienen que ver con información sobre los autores, con el artículo y con los procedimientos:

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b) Institución donde se desempeña laboralmente, con la dirección y número de teléfono.

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c) Correo electrónico.

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VI. Dirección electrónica del autor.

B. Se estipula que los artículos no deben exceder una lon-gitud de 7 páginas, las reseñas de libros, 5 páginas y las entrevistas, 4 páginas. Sin embargo, queda a disposi-ción de la Dirección General de la publicación la posi-bilidad de variar dichos límites.

C. Se dará preferencia a los trabajos de investigación que no hayan sido publicados con anterioridad. Los artícu-los no deben pasar de unas 25 páginas y serán recibidos en formato de Microsoft Word, en páginas tamaño 8 ½

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I. La referencia bibliográfica debe ser en orden alfabéti-co. Si se trata de un libro deberá contener, en este or-den: apellido(s) e inicial del nombre del autor. Año de publicación. Título del libro en cursivas. País: Editorial de edición. Si se trata de un artículo deberá contener, en este orden: apellido, inicial del nombre del autor. Mes y año de la publicación entre paréntesis. Título del artículo. Nombre de la revista en cursivas. Número o volumen y número de páginas del artículo.

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J. Para el uso de citas se requiere el formato APA. A con-tinuación se muestran algunos casos:

I. Cuando la cita directa o textual es corta (menos de 40 palabras), se coloca integrada al texto del informe, en-tre comillas, siguiendo la redacción del párrafo donde se hace la cita.

Por ejemplo:

En el proceso de la investigación, “no se debe empezar a escribir hasta que uno no haya completado el estu-dio.” (Acosta Hoyos, 1979, p. 107).

II. Cuando la cita directa o textual es de 40 o más palabras, se cita en un bloque, sin comillas, a espacios sencillos, dejando una sangría dentro del texto del informe.

Por ejemplo:

A. Aunque sólo las investigaciones o inventos reali-zados puedan alcanzar los derechos de autor que concede la ley, entre investigadores siempre se respeta la prioridad que alguien ha tenido para elegir un tema; ya que existen infinidad de pro-blemas para investigar y de nada vale una compe-tencia que no lleve a un mejor perfeccionamiento. (Acosta Hoyos, 1979, pp.16-17).

III. Al final del documento se incluyen las referencias bi-bliográficas, si corresponde. Se ordenan alfabéticamen-te y se escriben según el formato APA. A continuación se muestran algunos ejemplos:

a) Libros y folletos:

Apellido, A. A., Apellido, B. B. & Apellido, C. C. (Año de publicación). Título del documento: sub-título (Edición). Lugar: Editorial.

b) Artículo de publicaciones periódicas: Autor, A., Autor, B. & Autor, C. (Año de publicación mes / mes). Título del artículo. Título de la publicación periódica, Vol., (núm.), página inicial - final.

c) Revista en formato electrónico:

Autor, A., Autor, B. & Autor, C. (Año de publica-ción mes/mes). Título del artículo. Título de la pu-blicación periódica, Vol., (núm.), página inicial - final. Extraído día mes, año, de [URL].

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www.insude.mil.do

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COLOFÓN

La presente edición de Seguridad, Ciencia & Defensa, volumen I, N° 1, año 2015

del Instituto Superior para la Defensa “Juan Pablo Duarte y Díez” (INSUDE)

fue impresa en el mes de diciembre de 2015en los talleres gráficos de Editora NOMARA.

La edición consta de 500 ejemplares.Santo Domingo, República Dominicana.

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INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSAGENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

(INSUDE)ISSN: 2413-869XImpreso en los talleres Nomara.

MINISTERIO DE DEFENSA