sectarismo

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    l pecado del sectarismo

    Primera y tercera de tres partes

    Andrew Stenhouse, Santiago de Chile, 1899-1991Traducido del libro The sin of sectarianism,

    Toronto, Canad, 1957

    Contenido

    1 La gravedad del asunto

    2 Ejemplos bblicos de este pecado

    3 La Iglesia verdadera

    4 Las asambleas locales

    5 El bautismo

    6 El nombre divino

    7 El ministerio

    8 Las responsabilidades pastorales

    9 La cena y la adoracin

    10 La disciplina y la administracin

    24 Las asambleas cristianas

    25 Crculos de comunin(las asambleas Exclusivistas")

    26 Las asambleas de La Verdad Necesaria"

    27 Causas del sectarismo

    28 Una puerta abierta

    La Segunda Parte del libro est incluida en el librito El plan de Dios para las Iglesias, publicado como

    suplemento de la revista Sana Doctrinaen Buenos Aires en 1965. Consta de captulos sobre el romanismo,

    la Reforma, el metodismo, el pentecostalismo, etc.

    Captulo 1La gravedad del asunto

    La carne contra el Espritu

    El sectarismo es pecado; un pecado grande. Est condenado claramente en la Palabra deDios, pero pocas veces el pueblo de Dios lo juzga como debe. El sectarismo se ha hecho

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    aceptable entre la mayora de los creyentes como algo justificable, excusable, o por lo menosinevitable. Pero una vez que lleguemos a la conclusin de que es pecaminoso,comprenderemos sin dificultad que ninguno de estos tres adjetivos es aplicable.

    El sectarismo es la anttesis del cristianismo. El cristianismo es amor, gozo y paz en elEspritu Santo, pero el sectarismo ha sido responsable por odio, tristeza y friccin a lo largode las edades. Ha impedido o destruido la comunin entre creyentes verdaderos y haseparado a aquellos que han debido andar en armona y unin.

    Los crmenes por los cuales ha sido culpable son innumerables y la deshonra al nombre deCristo incalculable. Con todo, este criminal ha sido defendido, y es defendido, por aquellosque han debido ser los primeros en denunciarlo y condenarlo.

    Ningn pecado ha sido protegido y propagado como el pecado del sectarismo. Ningnpecado ha sido llevado en alto por cristianos verdaderos, adems de millones de cristianosnominales, como ste. Ningn pecado ha sido ms responsable por la destruccin delverdadero afecto cristiano entre el pueblo de Dios y de la legtima comunin en las cosas deDios. Ningn pecado ha sido de mayor tropiezo al inconverso y mayor estorbo al progreso dela obra evangelstica en la redondez de la tierra.

    El sectarismo es una obra de la carne y no del Espritu. Debe ser reconocido como unenemigo de los intereses de Dios en el mundo. Es una raz mala que brotar de nuevo en un

    lugar donde se la ha dado por eliminada, ya que es tan propio a la carne como es ajeno alEspritu.

    Es hora de declarar guerra al sectarismo, pero es demasiado posible que quienes lo hagansean traicionados por la aceptacin de una forma nueva del mismo pecado viejo. Esta ha sidola historia del pasado. La carne se ha prestado a luchar contra la carne y ha salido fortalecidapor el ejercicio. Pero las armas de nuestra milicia no son carnales, y si permitimos que laPalabra de Dios obre en nosotros, aun las fortalezas del sectarismo pueden ser derrumbadas.

    Todo verdadero avivamiento ha sido el resultado de una renovada dependencia de la Palabrade Dios y el Espritu de Dios, consecuencia de haber reconocido el fracaso humano. Elfracaso con respecto al sectarismo nunca ha estado ms palpante que en la hora presente, y elprimer paso hacia la recuperacin es que lo reconozcamos y lo confesemos.

    Que seamos uno

    No es de esperar que los meros allegados religiosos se preocupen por el asunto; nuestrollamado es a los que han conocido la gracia de Dios en verdad y tienen adentro el testimoniodel Espritu de que son los hijos de Dios por la fe en nuestro Seor Jesucristo. Colosenses1.6, Romanos 8.16, Glatas 3.26. Es de esperar que todos los tales comprendan que es lamente del Espritu de Dios que su pueblo sea uno, indiviso en su comunin y testimonio.

    Ninguna porcin de las Escrituras debe ser ms conocida a la mente de un creyente que laoracin de nuestro Seor en el captulo 17 del Evangelio segn Juan. Qu puede ser mssagrado que los pensamientos y anhelos del corazn del Hijo de Dios, expresados al Padre enla oracin? Dijo, Que todos sean uno ... para que el mundo crea que t me enviaste.Jams

    podr quedarse indiferente al estado dividido de los creyentes en estos tiempos la mente quepesa reverentemente estas palabras santas.

    La comunin con Cristo exige que toda nuestra conducta y actitud sea ajustada a lospensamientos y anhelos del corazn de Cristo en este asunto de importancia primordial.

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    Captulo 2Ejemplos bblicos de este pecado

    El caso de Corinto

    Al llegar a las epstolas del Nuevo Testamento se nos destaca el triste hecho de que existandivisiones entre los cristianos aun en el primer siglo. Fue este hecho que dio ocasin alEspritu de Dios a expresar su parecer una vez por todas en cuanto a la gravedad de

    semejante estado de cosas.El sectarismo est incluido entre las actuaciones feas que se denominan como obras de lacarne en Glatas 5.20. En la Reina-Valera las palabras usadas son contiendas, divisiones,herejas, y en algunas versiones son facciones, disensiones y partidos. Los primeroscaptulos de 1 Corintios tienen mucho que decir sobre los vicios del sectarismo. Veamosestos captulos ms de cerca.

    La iglesia o asamblea de Dios en Corinto lleg a existir gracias a las labores fieles de Pabloel apstol. l haba presentado cumplidamente el evangelio, y muchas preciosas almasfueron ganadas para Cristo. Hombres y mujeres de todo estrato social, judos y gentiles,gente de la sociedad y pecadores reconocidos: entre todos stos haba quienes llegaron aconocer la gracia de Dios en Cristo Jess nuestro Seor, experimentando el milagro de la

    conversin.Estos haban sido bautizados e incorporados en la comunin de una asamblea, congregadospor el Espritu Santo al precioso nombre de Cristo, para funcionar como una iglesia local enmedio de la corrupcin e impiedad de Corinto. Esa asamblea o iglesia local ha podido ser uninmenso poder positivo en ese lugar. Las vidas transformadas de los cristianos que lacomponan peca dores, esclavos del vicio pero ahora lavados, santificados y justificados

    eran de por s un testimonio. Pero les quedaba por dar un mensaje al mundo deincrdulos, y para dar su mensaje hacan falta los esfuerzos de todos los involucrados.

    Camarillas y nombres

    Los corintios no estaban unidos sino muy divididos. En vez de dar un testimonio nico al

    mundo, ellos estaban discutiendo entre s, formando partidos o camarillas conforme a susdiferentes opiniones carnales y sus diversos favoritismos. Como con secuencia, el testimoniode Cristo estaba seriamente compro metido y el corazn del apstol casi quebrantado.Puede un creyente en su cabal juicio dejar de percibir la pecaminosidad de semejanteconducta?

    El Espritu de Dios condujo a Pablo a expresar, en su primera carta a los corintios, lo queest vigente y es aplicable para todo tiempo tocante al pecado atroz del sectarismo. Notenemos por qu suponer que haba en Corinto grupos que ya se haban separado del ncleocentral de creyentes y haban asumido nombres sectarios al estilo de las denominaciones denuestros das. Las cosas no haban llegado a ese extremo. Pero el peligro estaba latente en laactitud y las tendencias de algunos que eran carnales y que se valan de personas y nombres

    de algunos en medio de la asamblea. Ellos formaban cismas, y stas, al desarrollarseinternamente, conduciran tarde o temprano a la divisin.

    Pablo, al condenar la carnalidad de aquellos que fomentaban sentimientos partidistas, nohace referencia directamente a aquellos individuos cuyos nombres se empleaban de estamanera. Al haberlo hecho l, es indudable que muchos hubieran estado prestos a decir quetena envidia de esas personas. Sabiamente, l traslada esas cosas a s mismo y a susconsiervos Apolos y Cefas (Pedro), y este procedimiento le permite condenar el mal conmayor energa y eficacia.

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    En el 4.6 nos dice que esto lo haba presentado en s mismo y en Apolos como ejemplo poramor de ellos, los corintios. Su fin, dice, era de ensear que es improcedente usar cualquiernombre, no importa cun digno sea, con el propsito de dividir al pueblo del Seor,agrupndoles en torno de lderes humanos.

    Se ve que todo el principio es incorrecto, cualesquiera que sean los nombres o el ttuloinvolucrado; ni siquiera el nombre de Cristo puede ser empleado como un distintivopartidista. Este nombre pertenece a toda la congregacin de los santos y no a una secta.

    Qu diremos pues de las muchas etiquetas sectarias y los distintivos usados hoy en da entrecristianos? Lo que se denunci en los das de Pablo puede ser estimado como espiritual enel siglo XX? Acordmonos que existan en la asamblea corintia muchos males graves,condiciones que requeran accin inmediata y drstica, y con todo y esto el apstol trataprimero entre ellos el pecado del sectarismo. Aseguradamente hay un mensaje aqu.

    El pecado del sectarismo era el que revelaba con mayor claridad el estado carnal de loscreyentes en Corinto. Por ser carnales, ellos estaban dispuestos a seguir caudillos y agruparseen torno de las tales personas, en vez de reconocer slo a Cristo como el centro nico paraunir a su pueblo. El apstol les exhortaba a considerar el hecho de que todos los verdaderosministros de Cristo son dones dados a la Iglesia. Ellos, explica, deben ser estimados comotales, comoquiera que sean sus personalidades o su utilidad, y en ningn caso deben ser

    puestos el uno contra el otro, o asignados funciones de lderes de facciones en pugna.Ditrefes

    El pecado del sectarismo est demostrado en la tercera epstola de Juan. La epstola estdirigida a un tal Gayo, un hermano ejemplar y uno cuyo amor para con los santos era bienconocido. Gayo perteneca a una cierta asamblea cristiana en la cual exista un estado decosas muy anormal. En aquella iglesia local haba un hermano (o uno que se llamabahermano), Ditrefes por nombre, y las Escrituras constan para su deshonra perpetua que aese seor le gustaba tener el primer lugar entre los creyentes.

    Este amor desmesurado para el prestigio condujo a Ditrefes a negar a otros hermanos susdebidos privilegios en la congregacin. Aun el apstol Juan y sus compaeros fueron

    excluidos cuando deseaban visitar a la asamblea. Juan haba escrito para hacer saber estepropsito pero Ditrefes no quera tal cosa. Cuando otros se expresaron como a favor de larecepcin de estos siervos del Seor, Ditrefes no titube en expulsarles de la iglesia.

    Se ve que en su concepto la asamblea no era del Seor sino la suya propia. l se haca elseor de la congregacin, y en esto es el prototipo de ese espritu sectario y carnal, espritude clero, que se ha manifestado con tanta frecuencia en la historia del cristianismo.

    Es aqu tambin que tenemos el primer uso de un lenguaje que seala una verdadera divisinentre los creyentes. Juan no pudo dirigirse a la iglesia de Dios en tal y tal parte, sino quedirige su escrito a un hermano fiel en ese lugar. l se refiere a los seguidores de Ditrefescomo ellosle gusta tener el primer lugar entre ellosy no vosotros.

    Ditrefes tena su grupo ya formado, y se haba cumplido aquella palabra de Pablo a losancianos de Efeso: De vosotros mismos se levantarn hombres que hablen cosas perversaspara arrastrar tras s a los discpulos,Hechos 20.30.

    Qu autoridad?

    Veremos en la historia del sectarismo lo que las Escrituras nos han advertido: que el mal seha estribado mayormente del hecho de haber seguido lderes humanos y haber usadonombres humanos. Veremos tambin que esto ha significado el abandono del verdaderoconcepto espiritual de la Iglesia y las iglesias, y de las instrucciones divinas sobre la materia.

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    Donde hay sectarismo, se ha puesto a un lado el testimonio de las Escrituras como laautoridad plena y definitiva, y se ha reconocido alguna autoridad humana en su lugar. Losresultados de este proceder han sido solamente desastrosos para la vida espiritual de loscreyentes y para su testimonio en el mundo.

    La revelacin de la voluntad del Seor expresada tanto en sus propias palabras como enlos escritos apostlicos que las seguan es completa y comprensible para aquellos quetienen una disposicin de recibirla. Esa voluntad divina exige nuestra aceptacin yobediencia hasta el final de la dispensacin. Donde ha habido alejamiento, la verdaderarecuperacin espiritual puede venir slo al abrazar de nuevo los principios y las prcticas dela Palabra de Dios.

    Estos principios y prcticas incluyen:

    La Iglesia universal y las asambleas locales

    El bautismo y la incorporacin en una asamblea

    El nombre dado por Dios

    El ministerio y las responsabilidades pastorales

    La cena del Seor y la adoracin

    La disciplina y la administracin eclesistica

    La desobediencia a uno u otro puede dar lugar al sectarismo, y ha dado lugar a lo largo de lossiglos. En los captulos siguientes veremos qu ensean las Escrituras y cules han sidoalgunas causas del pecado del sectarismo.

    Captulo 3La Iglesia verdadera

    Mi iglesia

    Volvamos, pues, al comienzo, a saber a las propias palabras de nuestro Seor en cuanto a supueblo y su Iglesia. Cuando Pedro confes, T eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente,nuestro Seor se vali de la ocasin para exponer que l construira su Iglesia sobre estaroca, y las puertas del Hades no prevaleceran contra ella, Mateo 16.18.

    Podemos tener la absoluta confianza que estas palabras han sido, y estn siendo, cumplidas.Segn ellas, Cristo mismo es el Constructor de su Iglesia, y ella est edificada sobre la imperecedera Roca de los siglos. Cmo, pues, puede fracasar? Esa Iglesia, una creacindivina, es una que ni las puertas del lugar de los perdidos pueden contra ella.

    Hacemos bien al intentar captar muy claramente el concepto verdadero de esta cosa queCristo ha llamado mi Iglesia.La expresin, como est empleada aqu, no se refiere y nopuede referirse a una de las muchas organizaciones religiosas existentes en el mundo de hoy.

    Ninguna de ellas puede pretender ser su iglesia o asamblea: l la construira.Esto nos ser claro si consideramos cuidadosamente lo que est dicho en otras partes de lasEscrituras sobre la misma Iglesia. El pensamiento es dado en germen en Mateo 16 y estdesarrollado en los escritos de los apstoles, mayormente de Pablo. Este apstol fue elinstrumento escogido por Dios para darnos una revelacin de la Iglesia como un cuerpo, unorganismo vivo, del cual Cristo es la Cabeza.

    La Iglesia, como un cuerpo, se compone de muchos miembros. Todos ellos tienen un vnculovivo con Cristo la Cabeza y todos ellos derivan sustento de l. Todos estn controlados por

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    esa Cabeza, que est en los cielos. Romanos 12.4, 1 Corintios 12.12,13, Efesios 4.15,16,Colosenses 1.18,24, 2.19.

    Una primicia de esta enseanza se encuentra en Hechos captulo 9 en relacin con laconversin de Saulo de Tarso. Saulo estaba ocupado en la persecucin de los creyentes, y enel camino a Damasco l fue detenido por una luz ms brillante que la del sol y por una vozque dijo, Saulo, Saulo, por qu me persigues?

    Aquella voz, como Saulo iba a aprender, fue la de Jess, la cabeza de la Iglesia. Esa Cabeza

    estaba en los cielos, pero cuando Saulo persigui a los miembros de su cuerpo en la tierra, laCabeza protest. Este incidente sirve para enfatizar la unidad viva que existe entre la Cabezay los miembros.

    El comienzo

    Podemos traer a la memoria tambin un gran acontecimiento en el da de Pentecosts,relatado en el captulo 2 del mismo libro. En esa ocasin el Espritu Santo fue dado y elncleo de los creyentes viviendo en Jerusaln unas 120 personas fue bautizado en uncuerpo. Es decir, la venida del Espritu Santo sobre aquellos cristianos para morar en ellosles constituy la Iglesia.

    El Espritu Santo fue el don de Cristo para ellos, conforme a su promesa, y por este hecho de

    dar el Espritu, la Iglesia fue formada. Adems, en ese mismo da unas tres mil almas fueronconvertidas despus de la predicacin de Pedro. En virtud de esa experiencia divina de laconversin, la cual involucr tambin la recepcin del Espritu Santo, aquellas almas fueronaadidas a la Iglesia. Todo esto manifiesta que la formacin de la Iglesia fue una obra deDios, realizada por el Seor mismo.

    Leemos subsiguientemente de otros que fueron convertidos de la misma manera por mediode la predicacin del Evangelio. Donde quiera que hubiera una verdadera obra de Dios, elsello de Dios fue puesto sobre esa obra por el don del Espritu Santo. As es que leemos encuanto a los corintios, en 12.13, Por un solo Espritu fuimos todos bautizados en uncuerpo. El significado es que la accin del Espritu Santo aadi cada individuo alorganismo vivo, que es el cuerpo de Cristo, cuando esa persona fue llevada a poner fe en

    Cristo.Nunca se ve la Iglesia universal como una organizacin. Se la ve como una viva unidadespiritual, creada y sostenida por Dios. Todo verdadero cristiano pertenece a esa unidad,cualquiera que sea su asociacin eclesistica aqu en la tierra, y de esa unidad no puede serseparado jams.

    Uno pierde el blanco al conceptuar la Iglesia de Cristo como un cuerpo pblico o un sistemaestablecido en el mundo. El reino de Cristo no es de este mundo, ni su Iglesia tampoco. Supueblo est en el mundo pero no es del mundo. Ellos son extranjeros y peregrinos, porcuanto son un pueblo celestial cuya ciudadana est en los cielos. Juan 17.14,16, 1 Pedro2.11, 1 Corintios 15.48, Filipenses 3.20.

    La Iglesia existe ante el ojo de Dios, pero nunca fue su propsito que existiera en el mundo

    como una organizacin eclesistica. Su testimonio al mundo no iba a ser un testimonio deservicios pblicos o ceremonias religiosas en edificios consagrados. Sera ms bien untestimonio evanglico llevado al pueblo en las circunstancias que estn. La adoracin y elservicio ante Dios eran de tal naturaleza que seran expresados mejor en la intimidad y laprivacidad del crculo cristiano.

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    Tres figuras

    Adems, el captulo 4 de Efesios nos instruye sobre la naturaleza de esa unidad espiritual ycelestial. All se la ve como la unidad del Espritu, y todo creyente est exhortado a vivir yconducirse con arreglo a la verdad expuesta. Hay un solo cuerpo y un Espritu, como haytambin una sola esperanza o destino comn para todos. Hay un solo Seor, una fe, unbautismo, y un Dios y Padre de todos.

    Esta verdad es para todo creyente, por mucho o poco que le agrade. Pero si nos posesionara

    como debera la verdad del cuerpo indiviso y de la unidad del Espritu, estaramos parasiempre libres de un espritu sectario y del peligro de asociarnos con cualquiera de lasunidades hechas por hombres o los grupos humanos del cristianismo.

    Una breve referencia a los escritos de Pedro puede ayudarnos a captar mejor el conceptobblico de la Iglesia. Pedro nunca se olvid de la leccin que recibi aquel da memorable enCesarea de Filipo cuando el Seor le dijo, Sobre esta roca edificar mi iglesia. En suepstola el apstol desarrolla la misma idea al decir, Acercndose a l [a saber, a Cristo],

    piedra viva ... vosotros tambin, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual,1 Pedro 2.4,5.

    Si la figura del cuerpo tiene mucho que decirnos sobre la unidad e integridad de la Iglesia,tambin lo tiene la figura del edificio espiritual a la cual se alude aqu. Somos enseados que

    al acercarnos a Cristo nosotros mismos somos constituidos piedras vivas en el edificio queCristo mismo est construyendo. As se enfatiza la verdad de que son solamente los quetienen la experiencia imprescindible de la conversin a Cristo que pueden tener parte ysuerte en la Iglesia que l ha creado.

    Esto fue cierto de la gente que Pedro describe como piedras vivas, ya que en el primercaptulo de la misma epstola dice que ellos fueron redimidos con la sangre preciosa deCristo, y tambin que fueron renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.Si sta fue una condicin parapertenecer a la Iglesia en los tiempos apostlicos, lo es igualmente en el tiempo presente.

    Y, si vemos la Iglesia de Cristo como un rebao, aprendemos la misma leccin. Cristo dijo:Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mas me conocen. Y luego: Mis ovejas

    oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecern jams,ni nadie las arrebatar de mi mano.Juan 10.14,27,28

    La posesin de la vida eterna queda asegurada, entonces, para cada miembro del rebao deCristo, con la certeza que la tal persona jams puede perderse. La Iglesia de Cristo no estcompuesta de personas que estn buscando la salvacin, sino de individuos que saben queson salvos ya por fe en el Salvador.

    La figura del rebao no debe ser confundida con la del redil, la cual se emplea en el mismocaptulo. Cuando nuestro Seor dijo en el 10.16, Tambin tengo otras ovejas que no son deeste redil,se refera al redil de los judos. Cuando aadi, aqullas tambin debo traer, yoirn mi voz, se refera a los creyentes gentiles que seran alcanzados por el evangelio yconvertidos.

    Por esto pudo aadir, habr un rebao, y un pastor. Ahora es rebao y no redil. Laprecisin del lenguaje bblico nos obliga a distinguir entre el rebao y el redil. El redil es unafigura apropiada del judasmo, ya que los judos estaban cercados por un sistema demandamientos y ordenanzas. El rebao, en cambio, est unido por adherirse al pastor; es lafigura apropiada del verdadero cristianismo.

    Nuestro Seor dijo acerca de s mismo: A sus ovejas llama por nombre, y las saca. lquera decir que las sacaba del redil del judasmo para estar congregadas en torno de l. Este

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    mismo principio est vigente en el da de hoy. Muchos rediles han sido inventados desde losdas apostlicos, y Cristo est ocupado todava en gracia llamando a sus propias ovejas pornombre, sacndolas de sistemas sectarios hacia su propia persona.

    Captulo 4Las asambleas locales

    Llamados a salir afueraLas Escrituras no hablan solamente de la Iglesia universal, a saber, de esa gran congregacinde verdaderos creyentes tomados de todo linaje y lengua y pueblo y nacin, y unidos aCristo, y el uno al otro, en una verdadera unidad espiritual por medio del Espritu Santoquien mora en ellos. Diremos de paso que es una unidad celestial, conocida slo a Dios y lapercepcin de la fe.

    El libro de Hechos y las epstolas hacen referencia a iglesias o asambleas de cristianoscongregados en diferentes localidades. Es importante que tengamos un concepto acertadoacerca de la Iglesia universal, nica y verdadera, compuesta de todos los que son creyentesen verdad; y, es igualmente importante para fines prcticos que tengamos un conceptoacertado de la mente del Seor en relacin con las asambleas locales de los creyentes que se

    congregan en el nombre del Seor. Los dos conceptos son fundamentalmente distintos.En Mateo captulo 16, cuando nuestro Seor habl por vez primera de su Iglesia, l empleuna palabra eminentemente apropiada para describirla. l no habl de su sinagoga (sucongregacin al estilo judaico) sino de su ekklesia. Este vocablo procede de dos: ek, fuera;kaleo, a llamar; una iglesia es una congregacin de personas llamadas a salir afuera.

    Nuestra palabra asambleaes la que mejor corresponde a ese vocablo griego, ya que iglesiaposiblemente tenga una asociacin con otra palabra kuriake. Los hombres se han sentidolibres a emplear iglesia para referirse a un edificio religioso, a una denominacin, o alconjunto de todas las agrupaciones religiosas.

    Cuando llegamos a las Escrituras, encontramos que ekklesia tiene dos usos o aplicacionessencillas en lo que se refiere al pueblo de Dios. La primera la hemos visto en Mateo 16,donde nuestro Seor habla de su asamblea, o sea, la congregacin nica y universal de losredimidos, la multitud que l mismo est formando, tomando los suyos de entre las nacionespara que sean un pueblo para su nombre, Hechos 15.14. La segunda la encontramos enMateo 18, donde el Seor habla de nuevo de la asamblea, pero esta vez en un sentidodiferente.

    La primera mencin

    El tema aqu en Mateo 18 se introduce en el versculo 15 por una referencia al caso de unhermano que comete una ofensa contra otro. Al no ser fructferas las acciones prescritas paraatender a esta situacin, el hermano ofendido presenta el caso a la iglesia, o sea, a laasamblea. La simple lectura del pasaje nos permitir ver que la asamblea a la cual se refiere

    es la congregacin de los creyentes en la localidad que se renen habitualmente como unaexpresin visible de aquella unidad celestial a la cual nos hemos referido.

    Ms adelante en las Escrituras descubriremos que esas asambleas o iglesias se formarondonde quiera que el evangelio fuese predicado y gente convertida. Sin embargo, esta primeramencin de una congregacin, en el sentido de un conjunto especfico, se reviste de unaimportancia especial, ya que revela que el propsito del Seor fue que su pueblo se reunieracon el carcter de una asamblea. Las referencias posteriores nos ensearn que ellos sereuniran con el fin de adorar, dar y recibir ministerio, expresar comunin y orar, y todo esto

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    establecido por Dios. Pero, el punto aqu es la constitucin de una asamblea especfica en unlugar especfico.

    Por cuanto todo el tema era nuevo para los discpulos a quienes el Seor se diriga, fuenecesario darles instruccin bsica en la materia, y procedi a hacerlo en su propia maneramaravillosa. Primeramente, les ensea que debe existir entre ellos una comunin tan delicaday tan espiritual en su naturaleza que nada debe ser permitido que la perjudique. Ningncreyente puede ofender a su hermano y luego quedarse indiferente o asumir una actitud dejusticia propia.

    Ms bien, sera preciso procurar de una vez la reconciliacin y la restauracin de comunin;pero, si el ofensor resulta ser rebelde o porfiado, se encontrar a lo largo fuera de esacomunin por ser indigno de ella. La asamblea tendra la facultad de actuar en el ejercicio deesta disciplina y, al hacerlo bajo las instrucciones del Seor, sus decisiones seranrefrendadas en el cielo

    Una relacin directa

    Esta enseanza pone de manifiesto que cada congregacin en particular iba a funcionar deuna manera autnoma, pero siempre en el temor de Dios. Muestra tambin que la asamblealocal era una institucin divina, dotada de poderes y prerrogativas de una orden santa. Estas

    prerrogativas no pertenecan a una persona en particular, ni a un consejo superior. Ellascorrespondan a la asamblea congregada por el Espritu Santo en sumisin al seoro deCristo.

    El Seor prosigue en el versculo 20 (ya que el 18.19 constituye un parntesis), Porque

    donde estn dos o tres congregados en [hacia] mi nombre, all estoy yo en medio de ellos.Esta es la razn dada por el ejercicio de la autoridad divina de parte de la asamblea; loscreyentes de por s no son nada, pero ellos cuentan con la presencia del Seor en medio deellos al ser congregados por el Espritu Santo hacia el nombre de Cristo; no congregadossobre la base de una fraternidad sectaria, sino en sumisin al seoro de Cristo.

    Es netamente de origen divino semejante concepto de una asamblea cristiana. Es lo que elSeor contemplaba y es aquello para lo cual l hizo la debida provisin. Nunca ha habido la

    necesidad de desarrollar u organizar algo con otra configuracin. El Seor tena perfectoconocimiento de qu sera conveniente para su pueblo, y nosotros no debemos pretender serms sabios que l.

    La asamblea modelo

    Ahora podemos observar la apariencia histrica de tales asambleas en el mundo y aprenderlo que las Escrituras nos ensean sobre ellas.

    La primera fue la asamblea en Jerusaln. La manera como esa asamblea funcionaba esdescrita en lenguaje sencillo, indudablemente porque el Espritu Santo tena el propsito deproveernos de un modelo para toda asamblea futura. Nos referimos, claro est, a Hechos2.41,42. Inmediatamente despus de la predicacin de parte de Pedro en aquella ocasin del

    descenso del Espritu Santo, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se aadieronaquel da como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apstoles, en lacomunin unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

    El Espritu ha tenido a bien sealar aqu siete caractersticas esenciales en aquella primeraasamblea. Estas mismas iban a caracterizar las actividades de todas las asambleas a medidaque venan formndose en otras partes:

    Ellas fueron compuestas de gente convertida; a saber, personas que recibieron el mensajedel evangelio para su propia salvacin.

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    Las personas convertidas fueron bautizadas.

    Los creyentes fueron aadidos o incorporados en una unidad visible.

    Estas personas continuaban en la instruccin apostlica.

    Ellos experimentaron y gozaron de una verdadera comunin cristiana.

    Ellos observaron el partimiento del pano sea, la cena del Seorsobre una base fijasegn el mandato del Seor.

    Se reunan con regularidad para la oracin colectiva.As eran las asambleas primitivas, constituidas y controladas por el Espritu Santo, antes deque fuera dado lugar a la voluntad y las ambiciones de hombres. Es ms: dice el 2.47 que elSeor aada cada da a la iglesia a los que haban de ser salvos. No era slo la labor delSeor salvar a las personas sino reunirlas tambin en la comunin de la asamblea con losfines indicados arriba.

    Captulo 5El bautismo

    Salvacin bautismo recepcin

    Al considerar la ordenanza del bautismo, posiblemente veremos con mayor claridad ladiferencia esencial entre la Iglesia, vista como el cuerpo de Cristo, y las asambleasindividuales que comenzaron a aparecer en todas partes como la expresin de la unidaddivina.

    En la gran comisin de Mateo 28.18 al 20 vemos que la autoridad para la ordenanza delbautismo est conectada con el ministerio de la evangelizacin. Se haran discpulos pormedio de la predicacin del evangelio, y estos discpulos seran bautizados con miras aseguir en la instruccin cristiana. Esta secuencia fue observada en el da de Pentecosts, yhemos visto ya que las personas bautizadas fueron aadidas tambin a la asamblea de lalocalidad.

    Ahora, es claro que en lo que se refiere a la Iglesia, vista como una unidad divina y celestial,nada se dice del bautismo en agua como algo que tiene que ver con ser incorporado en esaIglesia. Es por un Espritu, dice 1 Corintios 12.13, que somos todos bautizados en uncuerpo y unidos a Cristo como la cabeza de aquel cuerpo. Este bautismo en el Espritu Santoes una operacin de Dios y es muy independiente de cualquier ordenanza. En cambio, enrelacin con la asamblea local, est dicho que los que recibieron la palabra fueronbautizados, y se aadieron aquel da como tres mil personas.

    Sera un error grave conectar el bautismo en agua con nuestra admisin en la asambleauniversal de Cristo, la Iglesia. Nuestra conversin a Cristo, y la operacin de su Espritudentro de nosotros, nos hace de hecho miembros del cuerpo de Cristo. Ninguna experienciatan esencial podra depender de una ordenanza, ya que toda ordenanza es necesariamentesimblica.

    Pero cuando consideramos el concepto bblico de una asamblea local, vemos que lasecuencia divina es: la salvacin; el bautismo; la incorporacin en la congregacin decreyentes de la localidad.

    Por qu? preguntamos mencionar el bautismo donde figura en esta secuencia? Ah,porque es evidente que nuestra comunin en una asamblea local depende de haber sidorecibidos o admitidos en aquella asamblea de parte de los creyentes que la componen. Y, esmuy apropiado que esas personas esperen no slo que seamos salvos, sino que nos hayamos

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    sometido a la ordenanza de Cristo en cuanto al bautismo. Es as porque el propsito de Dioses que el bautismo acompae un genuino arrepentimiento y fe en Cristo.

    Se dice frecuentemente que el bautismo no nos pone en la comunin de la asamblea local.Claro que no. El bautismo no es la recepcin a la Iglesia universal, ni a la asamblea de unalocalidad. Pero aun cuando no lo sea, esto no debe hacernos olvidar que el orden de lasEscrituras es que el bautismo preceda la incorporacin en la asamblea. La razn quedaraparente si examinamos la doctrina bblica sobre el sentido de la ordenanza.

    Muerte sepultura resurreccin

    La doctrina relevante al bautismo se encuentra en tres pasajes del Nuevo Testamento,comenzando con Romanos 6. All se nos ensea que el bautismo indica que hemos muertocon Cristo. En los ojos de Dios, todo creyente ha pasado por la muerte, sepultura yresurreccin, en la persona de Cristo. El creyente proclama esta gran verdad por medio de subautismo, y proclama adems que est obligado a vivir acorde con ella, andando en novedadde vida.

    Otra vez: el creyente ha muerto al pecado, y ahora vive para Dios. Es evidente que estadoctrina no puede tener nada que ver con una persona inconversa. Pero cun evidente es ycun apropiado esque toda persona convertida asuma esta identificacin con Cristo antes

    de asociarse con la comunin y el testimonio de la asamblea en la localidad.La misma leccin la encontramos en Colosenses 2.11 al 13 y en 1 Pedro 3.21. El bautismo sepresenta como el deshacerse del cuerpo pecaminoso carnal y la manifestacin de una vidavictoriosa por operacin divina, parecida a su operacin en levantar a Cristo de entre losmuertos.

    En vista de la importancia de esta ordenanza en relacin con la manera de vivir quecorresponde al creyente y el testimonio pblico, sera atrevimiento de parte nuestra pensarque la incorporacin en la asamblea local podra proceder sin haber cumplido con elbautismo. Sin duda alguna, fue la sabidura divina que dio lugar a la historia registrada quelos primeros creyentes fueron bautizados y el mismo da se aadieron.

    Captulo 6El nombre divino

    La historia de Antioqua

    De entre las asambleas que comenzaron a aparecer en otras partes, podemos escoger a la deAntioqua en Siria como portadora de la mayor instruccin til. La historia comienza enHechos captulo 11, donde ciertos predicadores hacen conocer el evangelio y ganan almaspara Cristo. Estos no eran hombres de alguna jerarqua eclesistica o posicin oficial; eransimples ciudadanos de Chipre y Cirene quienes haban salido de Jerusaln a causa de lapersecucin que surgi all despus del discurso de Esteban.

    El evangelio que ellos proclamaron fue eficaz y result en conversiones, y la formacin deuna asamblea sigui como consecuencia normal de esta circunstancia. No haba nada oficialen cuanto a su constitucin; ms bien, el Espritu Santo junt a los nuevos convertidos, comodebe ser el caso con cada congregacin en una u otra localidad. Nuestro Seor ha prometidoque donde estn dos o tres congregados en su nombre, l est all en medio de ellos.

    El poder que les congreg fue el poder del Espritu Santo. El centro al cual ellos fueroncongregados fue el nombre del Seor. El Espritu Santo no conducir hacia otro nombre.Estando ellos constituidos en una congregacin de la manera que hizo el Espritu, lapresencia del Seor en su medio fue una bendita realidad.

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    Las noticias de estas cosas llegaron a los odos de la asamblea en Jerusaln. Bernab, unhombre espiritual, fue enviado a Antioqua para prestar apoyo. l no asumi una posicinoficial en la congregacin, pero, lleno del Espritu Santo, les exhortaba y ayudabagrandemente. El prximo paso para Bernab fue el de viajar algo lejos a Tarsis para buscar aSaulo (el apstol Pablo), en quien parece haber tenido ms confianza que tenan loshermanos de Jerusaln. Juntos, Pablo y Bernab se ocuparon en ministerio en Antioquadurante todo un ao. Es grato observar la sencillez y la espontaneidad de todo esto; esevidente que no haba nada de control eclesistico ni organizacin religiosa.

    Los cristianos

    Un sencillo versculo en este captulo es digno de atencin especial en relacin con nuestrotema. El 11.26 cuenta que a los discpulos se les llam cristianos por primera vez en

    Antioqua.

    Esto quiere decir que los ciudadanos de aquella ciudad decidieron dar el nombre decristianosa los creyentes? Creemos que no. Desde aquel da hasta el nuestro, a los creyentesles han sido dados muchos nombres, pero este nombre tuvo otro origen. Lo que se llamara aun creyente en Jesucristo era un asunto demasiado importante como para ser dejado a loscaprichos de aquella ciudad o de cualquier otra.

    Fue un asunto que interes a Dios mismo, ya que afectaba los intereses de aqul quien habasido hecho Seor y Cristo, 2.36. Fue eminentemente apropiado y deseable que aquellosque pertenecan a Cristo fuesen llamados cristianos. Ningn otro distintivo podra cumplir elmismo propsito. Si Cristo era su Seor, ellos deban ser conocidos como los que lepertenecan a l.

    Estas consideraciones deben prepararnos para esperar que Dios haya revelado su voluntad enel asunto, causando que los discpulos recibiesen este nombre. Aquellos das en Antioquaeran tiempos de revelaciones nuevas. Mucho de lo que Pablo escribi posteriormente lohaba enseado en Antioqua y otras partes; y, creemos firmemente, fue en conexin con estainstruccin doctrinal que se dice que a los discpulos se les llam cristianos por primera vez

    en Antioqua.

    Al decir que se les llam,el Espritu emplea el verbo chrematisai:designados divina uoracularmente. El verbo comn para llamar es otro, kaleo. La usanza de la primera deestas dos palabras griegas parece estar limitada en las Escrituras a ocasiones cuando Dioshablaba o llamaba.

    El nombre nico

    Si esta conclusin es sana, podemos entender que el propsito divino era que el pueblo deDios de la dispensacin actual fuese conocido como cristianos. Siendo as, el uso de otrosnombres se reviste de gravedad. El hecho es que los dems nombres son divisorios pero eluso de este nombre no puede dividir. El nombre de por s es un testimonio, ya que proclamala gran verdad que queremos propagar: que nosotros pertenecemos a Cristo.

    Bien podemos gloriarnos en Cristo. Bien dijo Pedro: Si alguno padece como cristiano, no seavergence, sino glorifique a Dios por ello,1 Pedro 4.16.Ello no es la persecucin, sino elnombre.

    El nombre de cristiano es uno al cual no podemos aadir sin rebajar la gloria que conlleva.

    Si tenemos todo y somos completos en Cristo,como ensea la epstola a los colosenses,entonces ser cristiano implica mucho ms que cualquier otro nombre puede sugerir. Aadiralgn adjetivo equivaldra a una confesin de que este nombre no encierra todo lo que Diosquiere que seamos.

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    Desde luego, a los cristianos se les describen como discpulos, santos, hijos de Dios,creyentes, hermanos, etc. Pero ninguna de estas expresiones fue designada como un nombredistintivo. Son palabras descriptivas de alguna relacin o caracterstica de los cristianos, peroninguna de ellas cuenta toda la historia. Discpulos somos, pero de quin? Santos somos,pero Abraham, David y Daniel eran santos tambin, sin conocer las bendiciones delcristianismo propiamente dicho.

    Multitudes de personas asumen el nombre de cristianos cuando no tienen derecho de

    hacerlo, pero no por esto debemos nosotros abandonar su uso. Es una razn ms bien pararestaurar el nombre a su debido lugar; a saber, el de una descripcin de solamente aquellosque han experimentado la gracia salvadora de Cristo y reconocen que l es Seor de lossuyos en este mundo. Haciendo esto, habremos hecho mucho para corregir o quitar los malesdel sectarismo.

    Captulo 7El ministerio

    La verdadera ordenacin

    Otra leccin que podemos aprender de la iglesia local en Antioqua es la que tiene que ver

    con el ministerio al pueblo del Seor. El captulo 13 de Hechos comienza con decirnos quehaba en esa asamblea ciertos profetas y maestros. Cinco de ellos son nombrados; adems dePablo y Bernab, haba Simn, Lucio y Manan.

    Aqu, como en otras partes de las Escrituras, no hay referencia alguna a un nombramiento alministerio. El caso fue que ciertos hermanos se destacaban como competentes para darministerio y el Espritu Santo les estaba usando. Parece que eran hombres cuya calificacinpara el ministerio proceda de la Cabeza de la Iglesia, segn la enseanza de Efesios 4.11,12:El mismo constituy a unos ... pastores y maestros.

    En la asamblea en Antioqua haba libertad para que ellos ministrasen conforme al don queDios les haba dado. No haba el requisito de que fuesen reconocidos como reverendos,nique fuesen ordenados en una ceremonia, ni que estudiasen primeramente en un seminario.

    Aun cuando parezca raro, hay quienes usan este pasaje para contender por la necesidad deuna ordenacin, por cuanto hay una referencia en el 13.5 a que les fueron impuestas lasmanos sobre Bernab y Saulo antes de salir ellos en su primer viaje misionero. Pero unotiene que leer las palabras con un marcado descuido para suponer que esto autoriza unaordenacin del clero. El hecho de imponer las manos a los que iban a viajar no signific msque encomendarles a la gracia de Dios en la nueva empresa a la cual el Espritu Santo leshaba llamado. Esto lo dice claramente el 14.26: Antioqua, desde donde haban sido

    encomendados a la gracia de Dios ...

    Adems, Pablo y Bernab llevaban un ao ya en la labor del ministerio en Antioqua antes deser encomendados a este viaje. Sera extrao, sin lugar a dudas, si hombres de su estaturarequiriesen alguna ordenacin de hombres que no les alcanzaban. El caso es que en ninguna

    parte de las Escrituras se ensea la ordenacin; donde uno quiere encontrarla, tiene queponerla primeramente!

    Pablo dice especficamente lo opuesto en Glatas 2.6: Los de reputacin nada nuevo me

    comunicaron.El ministerio legtimo es siempre el ejercicio de un don otorgado por Dios, yen las asambleas primitivas haba libertad para este ejercicio bajo el control del EsprituSanto. No haba la autorizacin o permiso humano.

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    La diversidad de dones

    Conviene observar en el mismo pasaje, Hechos captulo 13, la pluralidad de profetas ymaestros en una misma asamblea. El orden del ministerio, segn est enseado en los

    captulos 12 y 14 de 1 Corintios, contempla la posibilidad de dos o tres hermanos dandoministerio en una misma reunin. Esto no sera por acuerdo previo, sino conforme fueserevelado al uno y al otro, 14.29 al 33.

    Las hermanas guardaran silencio en Corinto, 14.34, pero esta misma prohibicin enfatiza el

    hecho de que los hermanos estaban con libertad a ministrar, con tal que tuviesen el don parahacerlo y estuviesen sujetos al Espritu. Pedro, por el Espritu, impone esta restriccin: Si

    alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministre, ministre conforme alpoder que Dios da; para que en todo Dios sea glorificado,1 Pedro 4.11.

    Una razn para la pluralidad de ministros es que hay diversidad de dones, segn 1 Corintios12.4, como de ministerios y operaciones. Todos son necesarios, pero el ejercicio de cada unodebe hacerse en la energa y bajo el control del Espritu Santo, 14.7 al 11. Todo esto hace unmarcado contraste con el ministerio del reverendo,cura o pastor nico que caracterizaa la mayora de las denominaciones de la cristiandad en el da de hoy.

    Captulo 8

    Responsabilidades pastorales

    El gobierno por ancianos

    Se puede hacer observaciones similares con respecto al cuidado pastoral de las asambleas.En ninguna parte leemos de el pastor de tal y tal iglesia local. En cambio, cuando Pablo y

    Bernab terminaron su primer viaje misionero, habiendo establecido varias asambleas, ellosvolvieron por el mismo camino y constituyeron ancianos en cada una de ellas, Hechos 14.23.En esto tambin nos llama la atencin que haba ms de uno en cada caso.

    Si preguntamos qu propsito haba en designar a estos hombres, descubriremos que lasEscrituras son suficientemente explcitas. Definitivamente no fue con el fin de establecer unaespecie de clero, aun cuando no dudamos de que algunos de esos ancianos se hayan dedicadoa tiempo completo al cuidado de aquellas iglesias. Algunos participaran tambin en elministerio de la palabra de Dios; vase 1 Timoteo 5.17: Los ancianos que gobiernen bien ...

    mayormente los que trabajan en predicar y ensear.Pero no por esto fueron reconocidoscomo ancianos.

    El captulo 20 de Hechos nos ayudar en esto. Leemos all, en el 20.17, que Pablo convocdesde Mileto a los ancianos de la asamblea de feso. Observamos que no dice que llam alos pastores.Reunidos los ancianos, les dio un discurso de despedida, y en este insiste enla responsabilidad que ellos tenan de cuidar la asamblea, diciendo: Mirad por vosotros

    mismos, y por todo el rebao en[no sobre] que el Espritu Santo os ha puesto por obispos,para apacentar la iglesia del Seor.

    Tomemos nota de que en este maravilloso versculo la misma gente que fue llamadaancianos en el 20.17 (presbiterous) es llamada ahora obispos (espikopous), a vecestraducida como sobreveedores.Su obra se describe como la de cuidar al rebao. En otraspalabras, los ancianos son los sobreveedores y pastores de la grey. No puede uno decir que setratan de personas distintas. Esta verdad elimina toda posibilidad de una jerarquaeclesistica al estilo de la mayora de los sistemas religiosos; un obispo en la Biblia es unanciano o pastor, y de ellos hay varios en una misma congregacin.

    Es decir, el gobierno o cuidado de cada asamblea en particular estaba en manos de suspropios ancianos de la localidad, un grupo de hombres de quienes la Biblia dice que han sido

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    asignados esta responsabilidad por el Espritu Santo. Las Sagradas Escrituras no reconocenninguna autoridad mayor en materia del gobierno de una asamblea que la de sus propiosancianos (excepto el de los apstoles, cuyo oficio ya feneci y para el cual no hay sucesin).

    El lector se acordar que el Seor tuvo ocasin de reprender a sus discpulos cuando surgiuna disputa sobre quin sera el mayor entre ellos. l les manifest que era ajeno a todo sudeseo que hubiese diferencias de rango entre ellos; si alguno se destacara, sera por motivode sus cualidades espirituales, y no por un puesto asignado.

    Sus palabras fueron: Sabis que los gobernantes de las naciones se enseorean de ellas, ylos que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no ser as, sino que elque quiera hacerse grande entre vosotros ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primeroentre vosotros ser vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sinopara servir, y dar su vida en rescate por muchos,Mateo 20.25 al 27.

    De acuerdo con el espritu de esta declaracin importante, encontramos en los escritossubsiguientes del Nuevo Testamento que el lenguaje es empleado cuidadosamente para noinsinuar ninguna idea de jerarqua o clero. As se dice en 1 Pedro 5.1: los ancianos queestn entrevosotros,y no sobrevosotros.En Hebreos 13.7 leemos de vuestros pastoresa quienes el creyente se sujeta, y no los gobernantes; la sujecin es porque ellos son guas

    (hegoumenois).

    El reconocimiento de los ancianos

    Si se pregunta qu provisin ha sido hecha para la seleccin o designacin de los ancianos alo largo de los siglos, tendremos que confesar que no hay soporte alguno para las prcticasque son comunes en el mundo eclesistico. Lo que s hay son dos secciones extensas en lasltimas epstolas de Pablo 1 Timoteo 3 y Tito 1que nos explican las calificaciones delos sobre veedores. Adems, somos exhortados a reconocerles y tenerles en estima por causade su obra, 1 Tesalonicenses 5.12,13.

    Instrucciones en cuanto a un nombramiento oficial, no las hay. Pablo y Bernab, comohemos comentado ya, designaron los primeros ancianos en las nuevas asambleasmencionadas en Hechos captulo 14, y en una ocasin posterior Timoteo y Tito fueron

    comisionados por Pablo para hacer la misma cosa en sus respectivos campos de servicio.Pero quin se atrevera a decir que cuenta con semejante autoridad hoy en da? La autoridadapostlica fue necesaria en los primeros das de la Iglesia, antes de contar con todo elconjunto de las Sagradas Escrituras, pero estamos obligados a reconocer que no se hizoprovisin alguna para la continuacin de esta autoridad. La autoridad est en la letra de lasEscrituras.

    S tenemos instrucciones amplias sobre las calificaciones espirituales de aquellos que seofrecen a participar en la obra que recae sobre los ancianos, pero ni una palabra en cuanto asu nombramiento. No ser, pues, que los que estn calificados deben entregarse a llevar acabo la labor, como llamados por el Espritu Santo? A los tales les reconoceremos por lalabor que desempean, y no por algn nombramiento. Semejante manera de proceder estmuy acorde con la naturaleza del verdadero cristianismo.

    Captulo 9La cena y la adoracin

    Cada primer da de la semana

    Antes de dejar el captulo 20 de Hechos, aprendamos una leccin adicional en cuanto a lasprcticas de las asambleas o iglesias primitivas.

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    En la vspera de su crucifixin, nuestro Seor instituy la cena de la conmemoracin. Hemosaprendido tambin de Hechos captulo 2 que la asamblea en Jerusaln perseveraba en elpartimiento del pan,entre otras cosas. En otras palabras, ellos continuaron en la celebracinde la cena del Seor.

    Pero es en Hechos 20 que aprendemos con qu frecuencia se realizaba esta conmemoracin.Pablo y sus acompaantes estaban de visita en la asamblea de Troas, viajando desde el oestehacia Jerusaln, y en el 20.7 se nos informa que el primer da de la semana, reunidos los

    discpulos para partir el pan, Pablo les enseaba.

    El discurso del apstol se prolong hasta la medianoche, e indudablemente fue uno muyespecial para aquellos creyentes. La cosa importante, sin embargo, es que los cristianos sehaban reunido el primer da de la semana, segn era su prctica, no para escuchar al apstolsino para partir el pan conforme al mandato del Seor.

    Desde que Cristo realiz la obra de la redencin, el primer da de la semana ha sido el dadistintivo del cristianismo, y en Apocalipsis 1.10 recibe el nombre del Da del Seor. Elpartimiento del pan, a su vez, recibe el nombre de la Cena del Seor en 1 Corintios 11.20. Elmismo adjetivo, kuriake, es aplicado a ambos, queriendo decir dominical, o tomandocarcter del Seor.Ambosel da y la cenason del Seor de una manera peculiar. El dafue observado mayormente en la celebracin de la cena, y tambin se hace referencia a l con

    respecto a la ofrenda semanal que el cristiano hace para su Seor, 1 Corintios 16.1,2.Cada uno de vosotros

    En 1 Corintios 11 el apstol repite cuidadosamente, con la solemnidad del caso y el nfasiscorrespondiente, las instrucciones que haba dado anteriormente en ministerio oral. lexplica la debida participacin de la cena del Seor, por cuanto el desorden se habaintroducido en Corinto. Ni aqu ni en otra parte se habla de la administracin de lossacramentos por un funcionario religioso, ni nada de esa ndole.

    Las instrucciones van dirigidas a la asamblea entera, y el nfasis dado es en cuanto a lascondiciones de santidad requeridas de los participantes. Es evidente que los cristianosparticipaban de la cena de una manera muy sencilla. Nada se dice de una necesidad de seguir

    un orden prescrito ni de una persona para dirigir el servicio.En otras partes aprendemos que todos los creyentes son sacerdotes; 1 Pedro 2.5,9, Hebreos13.15. Como tales, es su privilegio adorar en espritu y en verdad, Juan 4.23,24. Elsacerdocio de todo creyente es una verdad casi olvidada hoy en da, pero era una benditarealidad para los cristianos de la iglesia primitiva. Fue en esta condicin que ellos secongregaban en sencilla dependencia del Espritu de Dios.

    Sus reuniones no eran dirigidas por un hombre en particular a quien se reconoca comocompetente para asumir esa responsabilidad. Al contrario, todos los hermanos tenan libertadpara orar, como voz de la congregacin, aun para dar gracias por el pan y la copa y distribuirestos a los que participaban de los mismos. Al no ser as, habra una violacin del principiodel sacerdocio de todos los creyentes. Claro est, este procedimiento requiere un verdadero

    conocimiento de la presencia del Espritu Santo y una sumisin irrestricta a su direccin ycontrol. De otra manera, el resultado es la confusin.

    Esta manera de proceder no estaba limitada a las reuniones semanales para participar de lacena del Seor, ya que uno puede darse cuenta al leer 1 Corintios captulos 12 y 14 que habalibertad para la participacin de diferentes varones en las reuniones de oracin, ministerio yevangelizacin. Lo que el apstol exiga era que todo fuese realizado para edificacin.

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    Captulo 10La disciplina y la administracin

    El sistema de disciplina

    Al resumir las caractersticas de las primeras asambleas cristianas con miras a discernir eldesarrollo del sectarismo, es importante sealar el hecho de que exista en ellas un sistema dedisciplina, el cual gozaba de la aprobacin divina. Como ya hemos visto, cuando el Seor

    habl por primera vez de la asamblea local, La defini como un grupo (que podra ser de slodos o tres) congregado en su nombre. l especific enseguida que esa congregacin tena laautoridad de actuar en el ejercicio de la disciplina; es ms, esa actuacin sera ratificada en elcielo. Mateo 18.18,20

    El caso particular que escogi como ejemplo de la disciplina fue el de un hermano que habaofendido a otro y que negaba ser restaurado a una relacin amigable con el ofendido. Elhecho de que la tal persona sera considerada como gentil y publicano hace ver que se

    exiga un estndar muy elevado de parte de aquellos que se congregaran en la comunin dela asamblea. Tenemos que comprender que sta no podra funcionar de la manera previstapor el Seor, para la gloria de Dios, si no se guardaran las debidas relaciones espiritualesentre los creyentes en particular que la componan.

    Hay otros pasajes en las Escrituras que exigen el ejercicio de la disciplina, tanto de manerasdiferentes como por causas diferentes. Un hermano sobrecogido o sorprendido en una faltasera restaurado por la intervencin de personas espirituales, Glatas 6.1. Los que hablabandesordenadamente, y los engaadores, seran reprendidos y exhortados por los ancianos de lacongregacin, 2 Timoteo 4.1,2, Tito 1.9 al 11. Los cristianos se apartaran de aquellos queprovocan divisin o andan desordenadamente, Romanos 16.17,18, 2 Tesalonicenses 3.6.

    El hermano obstinado que rehsa ser corregido sera desechado, Tito 3.10. Y, una personaculpable de una conducta inmoral, o que insiste en ensear una doctrina marcadamenteerrnea, sera excluida de la comunin de la asamblea y negada toda su comunin. 1 Co-rintios 5.13, 2 Juan 10, 1 Timoteo 1.20.

    La reunin en JerusalnNuestro repaso de las formas o grados de disciplina ha sido breve. Lo hemos hecho conmiras a ver qu es requerido para mantener una condicin de santidad, pureza de doctrina ybuenas relaciones espirituales en una congregacin. El resumen manifiesta que en todo casola disciplina se realiza dentro de la propia asamblea o por personas que la componen, a saber,ancianos u otras personas espirituales.

    No hay provisin alguna para el ejercicio de la disciplina de parte de alguna autoridadmayor; ni obispo estatal, ni presbiterio nacional, ni ancianato municipal, ni otra jerarqua

    alguna. Las tales autoridades no existan en los tiempos apostlicos, y es evidente en laPalabra de Dios que corresponde a cada asamblea local atender a sus propios asuntos.

    Si algunos piensan que Hechos captulo 15 ensea otra cosa, slo tendremos que mencionar

    que nada se trata de una accin disciplinaria en ese captulo. Pablo y Bernab, con otros,haban estado enseando en la asamblea de Antioqua que los gentiles recin convertidos notenan que observar la ley de Moiss. Ellos haban sido convertidos al cristianismo, y no aljudasmo. Pero algunos que vinieron de Jerusaln ensearon otra cosa, y el resultado fueconfusin en muchas mentes.

    Se acord, pues, que Pablo y Bernab deberan viajar a Jerusaln con otros representantes dela asamblea de Antioqua, y consultar con los apstoles y ancianos que estaban all. En lareunin memorable que result, se solicit y se obtuvo el parecer del Espritu Santo con

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    respecto a la doctrina involucrada, y el resultado fue comunicado a la asamblea de Antioquay a las de otras partes que estaban al tanto de la cuestin.

    Fue netamente un asunto de determinar y hacer saber qu era la voluntad del Espritu Santoen el contexto de la doctrina apostlica. Posterior a esa ocasin, todo asunto de esa ndole hasido tratado adecuadamente en los escritos apostlicos, y la fe, dice Judas 3, ha sido dada unavez por todas a los santos. La revelacin de la doctrina cristiana fue completada por mediodel ministerio de Pablo; vase Colosenses 1.25. Todo lo necesario para nuestra instruccinest dado, y por lo tanto sera inapropiado buscar en la reunin de Jerusaln, contada enHechos captulo 15, un precedente para justificar concilios o directorios ampliados,cualquiera que sea el propsito de los mismos.

    La responsabilidad de cada asamblea

    Las Escrituras ensean, entonces, que todas las cuestiones de administracin y disciplinapertenecen a la asamblea local como tal, y que cada congregacin es responsabledirectamente al Seor. Esto se ve claramente en las cartas a las siete asambleas del Asia, enlos captulos 2 y 3 del Apocalipsis. Cada congregacin est representada all como unalmpara con personalidad propia.

    El Seor anda en medio de ellas con un mensaje especfico para cada una en s, acorde con

    su condicin propia. Creemos que es del todo sana la interpretacin proftica de estosmensajes, aplicndolas a las fases sucesivas de la historia de la Iglesia, pero esto de ningunamanera resta del hecho de que en esa provincia aquellas asambleas en particular tuvieron suresponsabilidad individual delante del Seor.

    Creemos que todo pasaje relevante al tema en la Palabra de Dios apoya el concepto de laasamblea cristiana de una localidad como un ente autnomo, con gobierno propio,responsable directamente al Seor Jess. Consideramos que es de la mayor importancia enrelacin con el tema del sectarismo. Pero, acaso se nos entienda mal, diremos quereconocemos con muy buen agrado que las diferentes asambleas cristianas estn enlazadasde una manera espiritual.

    La Biblia no sanciona una unin organizacional ni un gobierno mundial, nacional o regional;

    pero, la misma enseanza apostlica fue dada a todas las iglesias, de manera que cada unatena la misma constitucin, las mismas creencias y las mismas prcticas. Adems, loscreyentes que componan aquellas congregaciones eran todos miembros del uno y solocuerpo de Cristo, de manera que existan particularmente entre ellos una verdadera unidadespiritual y una legtima comunin cristiana.

    Esto, desde luego, es algo muy distinto a una unin organizada u oficial, producto de unaconfederacin de asambleas en forma de un cuerpo pblico. Las Escrituras no hacenprovisin para la formacin o administracin de un ente visible o pblico, y es slo lavoluntad humana que los ha creado. La voluntad de Dios ha sido que cada asamblea exista endependencia directa de l, y l no ms.

    Su Palabra y su Espritu eran recursos suficientes cuando las asambleas han estado

    dispuestas a ser guiadas por ellos, y lo son todava. La promesa de la presencia del Seor noha sido dada a una organizacin; ha sido dada ms bien a los grupos individuales de dos otres que reconocen y se someten al nombre del Seor Jesucristo.

    Captulo 24Las asambleas cristianas

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    A lo largo de los siglos ha habido movimientos de separacin de los cuerpos oficiales ogrupos eclesisticos del cristianismo, con miras a volver a la sencillez del orden bblico.Dondequiera que se han encontrado cristianos autnticos, con un amor genuino por lasEscrituras, se ha comprendido la necesidad de la separacin.

    El verdadero cristianismo, acorde con el plan de Dios, no ha podido ser ejercido dentro delmbito de una organizacin corrupta y eclesistica. Desde luego, son muchos los cristianosque han percibido que la Palabra de Dios nunca exigi que ellos prestasen fidelidad a unaorganizacin humana.

    Una bsqueda

    En las primeras dcadas del siglo XIX muchos creyentes estaban insatisfechos con lasiglesias espiritualmente muertas, y anhelaban un reavivamiento. Entre stos haba un grupode cristianos en Dubln [hoy capital de la Repblica de Irlanda, pero en aquel entonces partedel Reino Unido] quienes comenzaron a reunirse en casas privadas con el fin de estudiar laBiblia.

    Ellos pertenecan a diferentes denominaciones, pero a medida que perseveraban en susreuniones se desarroll un espritu de hermandad entre ellos. Se dieron cuenta de que laverdadera comunin cristiana era una realidad mayor en esas reuniones informales que en las

    de sus respectivas iglesias ya establecidas.Adems, su experiencia fue que el intercambio de pensamientos en los estudios bblicossirvi para que el sentido de las Escrituras fuese iluminado. Fue as especialmente conrespecto a lo que llamamos las verdades de la Iglesia. Se dieron cuenta de que esta prcticade reunirse en torno de la Palabra, contando con el Espritu Santo para dirigir su reuninsencilla, era simplemente un procedimiento normal contemplado en las Escrituras. Estandopresente uno del clero, por ejemplo, ningn lugar especial le fue asignado; todos eranestudiantes de la Biblia, y todos con libertad de participar.

    Varios de estos hermanos eran hombres de no poca preparacin intelectual, y algunos de losque ms tarde se identificaran con el movimiento pertenecan a los estratos superiores de lasociedad. Pero prevaleci el concepto de la hermandad. El estudio de la Biblia tena que dar

    por resultado no tan slo un incremento en el conocimiento sino un ejercicio de corazn encuanto a cmo practicar lo que estaba siendo revelado. Haba la disposicin de ser guiadosen toda faceta de la verdad, sin el deseo de defender una u otra prctica denominacional quehaba prevalecido.

    Siendo as, estos cristianos pronto se dieron cuenta de que era improcedente continuar enasociacin con los varios cuerpos sectarios donde su comunin y dems privilegios eranrestringidos. Ellos aprendieron que la Iglesia es una: a saber, el verdadero cuerpo de Cristo,de creacin divina y distinta a todas las unidades organizadas.

    Estos creyentes haban probado que la presencia del Seor estaba con ellos mientras sereunan en dependencia del Espritu Santo, y que el medio ambiente fro y formal de lasiglesias no les atraa. Su bsqueda en las Escrituras les condujo a ver tambin que no haba

    autoridad para la distincin entre clero y laico, y que es prerrogativa del Espritu Santo usar aquien quisiera en el ministerio y la exhortacin.

    El prximo paso fue el de ver que ellos estaban libres para reunirse en el nombre del Seorcon otros propsitos adems del estudio de las Escrituras. Su deseo era de hacer memoria delSeor en el partimiento del pan en comunin con los mismos creyentes con quienesestudiaban la Biblia con tanto provecho. Ellos no queran estar bajo la tutela de unaorganizacin sectaria en este asunto, y no encontraron objecin en las Escrituras a este pasoadicional.

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    Al contrario, descubrieron que las Escrituras ensean el sacerdocio comn de todos loscreyentes, de manera que no haca falta un clero con nombramiento formal para dirigirles.Ellos haban estado acostumbrados a adorar slo en edificios con sagrados, pero percibieronque los tales edificios son del todo innecesarios, y hasta ajenos al germen del cristianismoenseado en el Nuevo Testamento.

    El nombre y la persona

    Nada estaba ms lejos de los pensamientos de estos hermanos que organizar una especie denueva denominacin religiosa. Mientras ms estudiaban la Palabra de Dios, ms se dieroncuenta de que toda manifestacin de denominacionalismo es incorrecta. Ellos secongregaban sencillamente como cristianos, en sumisin a las Escrituras y segn la direccindel Espritu Santo.

    La promesa de Mateo 18.20 se hizo una realidad para ellos. Se consideraban comocongregados por el Espritu al nombre y a la persona de Cristo, y que sta es la basedivinamente establecida de toda asamblea cristiana. No todo les fue revelado de inmediato,pero ellos actuaron bajo la luz a medida que la reciban. En el transcurso del tiempo, otrosncleos empezaron a manifestarse en otras partes. Anthony Norris Groves haba estadoasociado con el grupo en Dubln mientras cursaba estudios universitarios en Irlanda; cuandovolvi a su hogar en Exeter, Inglaterra, l empez a practicar las benditas realidades que

    haba conocido. Un grupo grande lleg a existir en Plymouth y otros en Brstol, Londres yotras ciudades inglesas [adems de Guyana en el continente suramericano].

    Una de las caractersticas ms llamativas del movimiento fue que de tiempo en tiempo seformaron asambleas nuevaso se las descubrieron, vamos a decirsin que sus miembroshayan tenido conocimiento alguno de las ya existentes. El Espritu de Dios ejercit adiferentes cristianos en diferentes partes a la vez para que buscasen una comunin msacorde con las Escritures y una mejor manera de adorar y servir que la que haban conocidoen las iglesias a las cuales pertenecan.

    Personajes

    Entre los que llegaron a identificarse con la congregacin en Dubln hubo dos hombres que

    ms tarde seran reconocidos como sobresalientes maestros cristianos. Eran John G. Bellett yJohn Nelson Darby. Este Darby era del clero irlands pero se dedic a estudiar a fondo lacuestin del clero y lleg a la conclusin que era un pecado contra el Espritu Santo. Lallam el pecado distintivo de la dispensacin actual.l y otros hermanos ordenados por laiglesia estatal renunciaron sus cargos y asumieron su lugar de simples miembros en algunode los grupos recin formados.

    Ms adelante Darby se identific con una asamblea en Londres, pero viajaba extensamentepara ministrar la Palabra de Dios donde haba odo para orla. l predicaba no slo en GranBretaa sino en el continente europeo, donde su ministerio fue seguido por la constitucin demuchas asambleas segn el patrn del Nuevo Testamento.

    Darby lleg a ser bien conocido como escritor tambin. Sus traducciones de las Escrituras alfrancs y al ingls figuran entre las mejores; su serie sinptica de los libros de la Biblia, yotros libros que escribi, han ayudado a muchos. Uno de sus primeros tratados vers sobreConsideraciones acerca de la naturaleza y la unidad de la Iglesia de Cristo y se cree que

    este escrito ayud a muchos ver bajo ms clara luz lo malo del sectarismo.

    Muchos otros hermanos asociados con el seor Darby (J.N.D) contribuyeron a laedificacin de la Iglesia por medio del ministerio escrito. [Contamos con traducciones alespaol de algunos libros escritos por gigantes como Bellett, Mackintosh (C.H.M) y F.W.Grant]. Otros fueron conocidos por su santidad, la sencillez de su fe y la influencia de su

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    ejemplo. Entre ellos se destacan los seores George Muller, Robert Chapman, Henry Craiky Anthony Groves.

    Campos lejanos

    En relacin con este ltimo, A.N. Groves, hubo otro adelanto entre las asambleas. Este pasode avanzada fue la obra misionera. Groves escuch el llamado a servir al pagano y, despusde cierto tiempo, se radic en Bagdad en el pas que conocemos hoy por Iraq.

    Su propsito original fue de buscar la ordenacin de la Iglesia Anglicana y servir bajo subandera. Pero, una vez que estableci contacto con el grupo de hermanos en Dubln, lpercibi que la ordenacin eclesistica no es un requisito bblico para el ministerio. Groveslleg a la conviccin de que no sera acorde con su comprensin de la voluntad de Dios quedependiera de una sociedad misionera para su manutencin.

    Despus de mucho ejercicio espiritual, l y su seora resolvieron trasladarse a Mesopotamia[Iraq] con su confianza puesta solamente en Dios. Ellos cruzaron el continente europeo yllegaron por fin a la ciudad de Bagdad. Vivieron all varios aos y sufrieron toda suerte deadversidad a causa de inundaciones, epidemias y guerra.

    El ministerio de este hombre fue una bendicin para muchos en las organizacionesmisioneras representadas en esa rea. Pero, sinti su oposicin cuando procuraba aplicar a

    las actividades de esos grupos los principios bblicos que les haba manifestado en su propiavida. Todo era aceptable entre los evanglicos extranjeros salvo cualquier enseanza quepodra amenazar la estabilidad de sus organizaciones o sociedades.

    Progreso en doctrina

    Mientras tanto, en Inglaterra, algunos hermanos como Mller, Chapman y Craik, quienesfuncionaban al principio como pastores de congregaciones independientes, llegaron a verms claramente cmo las iglesias locales deberan ser constituidas segn las Escrituras. Ellosno encontraron en la Biblia autoridad alguna para designar ancianos por votaciones, nicualquier otro nombramiento formal.

    Estaban dispuestos a reconocer como ancianos a todos aquellos que posean las

    calificaciones bblicas y en cuyos corazones el Seor haba puesto el deseo de trabajar por elbienestar del pueblo de Dios. No se puede afirmar que ellos llegaron a poner por obra tododetalle de las prcticas apostlicas, pero s hubo la disposicin de discernir la mente delSeor y ser guiados solamente por las Sagradas Escrituras.

    El consejo de Darby para los creyentes fue: Acepten la promesa del Seor que l estar enmedio de los dos o tres que estn congregados en su nombre. Si dos o tres de ustedes serenen en el nombre del Seor no ms, l les acompaar. Es entre los tales que Dios hapuesto su nombre, tal como en la antigedad lo puso en su templo en Jerusaln. Acurdensetambin que cuando los discpulos del Seor se reunan, fue con el propsito de partir el pan.Si Dios nos enva, o levanta de entre nuestro medio, a uno que puede alimentar nuestrasalmas, recibmosle con regocijo y gratitud a Dios, conforme al don que haya sido

    encomendado al hermano.No formulen reglas nunca; el Espritu Santo les guiar. En cuanto a la disciplina, tengan

    presente que el cortar la comunin es el recurso extremo. Es nada menos que un absolutodeber el mantener la santidad de la comunin ... Todo emana de la reunin de los dos o tres.A esto Cristo ha fijado su nombre; all ha puesto su disciplina, o sea, la autoridad de atar ydesatar.

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    Gracia y verdad

    Hubo, pues, un regreso a la base original de las Escrituras en cuanto a la asamblea cristiana.Al comienzo fue simplemente una cuestin de ver la Iglesia como una unidad espiritual, elcuerpo de Cristo, y de que los creyentes se reuniesen para hacer memoria del Seor de unamanera sencilla y sin la intervencin oficialista del clero. El principio del ministerio fue elque rega al comienzo de la Iglesia: Dios dio dones para la edificacin de la Iglesia, y habalibertad para su uso bajo el control del Espritu Santo.

    Pero luego se reconoca que stas eran slo partes de un conjunto mayor, y que el cuadro noestaba completo hasta que se comprendi que los dos o tres, reunidos por el Espritu en elnombre del Seor Jesucristo, con l como su centro, constituan una asamblea local en ellugar respectivo. Esta haba sido y era la base original de una asamblea de Dios en cualquier

    parte. Nunca exista otra. El sistema corporativo haba fracasado porque nunca haba sido

    reconocido por Dios; era ms bien un sistema establecido conforme a los pensamientos y lasambiciones de hombres.

    Pero aquellos hermanos llegaron a reconocer que el patrn original de las Escrituras estabaall para ser puesto por prctica; sus principios inmutables quedaban vigentes. Adems, elpoder de incorporar y desincorporar nunca haba correspondido a un sistema humano; Cristolo haba dado a la congregacin de los dos o tres; o sea, a la asamblea local como fue

    concebida originalmente. Una asamblea de esta ndole, congregada tanto en como al nombrede Cristo, podra contar con la presencia del Seor en su medio y podra realizar la disciplinacon la autoridad suya.

    Siendo as, no haba por qu establecer algo nuevo ni formar algo al estilo de lasdenominaciones. La base original de las Escrituras exista, y haba estado disponible a lolargo de los siglos. El plan divino contemplaba toda la dispensacin cristiana, y no hacafalta modificarlo o adaptarlo a los tiempos. Por cierto, para conseguir la libertad delsectarismo, como queran esos hombres, sera necesario ceirse en todo respecto al patrn dela Palabra de Dios. Esa base es la nica que puede ser aceptable a todos los creyentes.

    Pero no era tan slo un regreso a la base bblica; haba tambin una manifestacin delespritu que caracteriz a los cristianos de la era apostlica. Prevaleca un espritu de amor

    hermanable. La mundanalidad y el lujo fueron rechazados; hubo casos de joyas y otrosobjetos de valor que aparecieron en las ofrendas de una y otra asamblea.

    El ministerio desde el plpito era de un carcter desconocido en las denominaciones, ya quelas cosas profundas de Dios fueron expuestas de una manera refrescante y edificante. En lamayora de las asambleas de la poca prevaleca un fuerte espritu evangelstico, manifestadoen la penetracin de reas vecinas con el glorioso mensaje de la cruz. Los evangelistas, y losmaestros que se dedicaban a la obra a tiempo completo, dependan sencillamente de Dios envez de recibir asignaciones fijas o contribuciones predeterminadas. Su necesidad econmicafue satisfecha ampliamente.

    Nuestros tiempos

    Hoy da existen asambleas de este mismo perfil en muchas partes del mundo. Algunas songrandes, otras pequeas. Algunas difieren de otras en algunos detalles, y la fidelidad de unasupera la de otra; aun as, todas ellas procuran ceirse al plan divino. Conviene darnos cuentade la misericordia de Dios que ha permitido semejante situacin.

    Al cabo de 1800 aos de la historia tan variada del cristianismo, el cuadro era uno deconfusin aparentemente sin remedio; con todo, una puerta fue abierta para permitir unasalida de ese desorden y un retorno a la sencillez y bendicin del orden bblico. Y, esa puertaqueda abierta para todo cristiano en todo lugar an hasta el da de hoy. Si no existiese en

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    toda la faz de la tierra una sola iglesia local constituida conforme a la doctrina del NuevoTestamento, todava sera el gran privilegio de algunos creyentes el comenzar a reunirse conarreglo al plan divino que est trazado en el Libro.

    Aquellos que lo han hecho encontraron que los principios inmutables de la Palabra de Dioseran tan pertinentes en el siglo XIX o el XX que en el primero, y ellos demostraron que hasido el propsito divino que esos principios fuesen puestos por obra en todos los siglos.

    Esta afirmacin no tiene que ser calificada a causa de cualquier fracaso habido desde

    aquellos das gloriosos del siglo pasado. Cualquiera que haya sido el fracaso, esa deficienciatuvo su origen en el incumplimiento humano y no en los principios que el pueblo del Seorha deseado respetar.

    Captulo 25Crculos de comunin

    El movimiento espiritual descrito en el captulo anterior tendra que ser blanco para losataques del enemigo. La confusin babilnica en el cristianismo era la obra maestra deSatans, y difcilmente podra pasar por desapercibido un testimonio en estos postreros das a

    la unidad de la Iglesia de Cristo. Pronto qued evidente que el diablo tuvo por objetivodestruir el testimonio distintivo de las asambleas.

    Aquel cerebro impo sabacomo haban sabido los presidentes bajo Daro en los tiemposde Danielque no hallaran ocasin contra los lderes entre los hermanos para acusarles, sino lo hallasen en relacin con la ley de su Dios. Esos lderes no slo eran hombres con don ypreparacin sino hombres de reconocida espiritualidad. Pero muchas veces lasmaquinaciones de Satans incluyen el uso de hombres espirituales para una obra dedestruccin, especialmente si ellos llegan a pensar que estn contendiendo por la verdad ypor la honra del Seor.

    La carne!

    Dos lderes sobresalientes eran J.N. Darby, mencionado ya, y Benjamn Newton. El seorNewton acostumbraba ministrar en una asamblea grande e influyente en la ciudad portuariade Plymouth al extremo sur de Inglaterra; el seor Darby viajaba mucho, y visitaba aPlymouth solamente de vez en cuando. Ambos eran hombres capacitados y piadosos, perocon estilos diferentes. Sus respectivos enfoques en cuestiones profticas no coincidan, y enel transcurso del tiempo se desarroll un espritu partidista, con un grupo detrs de cadalder.

    Tal vez el lector se acordar que Pablo se abstuvo de visitar a Corinto cuando un estado decosas similar se present all. l tema la posibilidad de hablar con una severidad excesiva, yque el resultado sera que su ministerio fuese utilizado para destruccin y no paraedificacin. El apstol opt ms bien por escribir a los corintios en un tono de rogativa yesperar los resultados. Su segunda epstola a esa iglesia nos deja con la impresin que elespritu partidista en Corinto haba sido tratado eficazmente, ya que no se hace ms mencinde l.

    Pero el seor Darby visit a Plymouth cuando la mecha estaba prendida, y el resultado fueuna divisin palpante. Unos cincuenta cristianos renunciaron de la asamblea y comenzaron apartir el pan en otra parte. El renombrado seor Wigramun lder en Plymouth y autor deprestigiodijo que esta accin se debi a que un sistema nuevo y humano para gobernarhaba sido introducido, ... una nueva poltica eclesistica fue empleada y afirmada.

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    Dos aos ms tarde, en 1847, el seor Newton fue acusado de hereja, y el partido que sehaba separado de l se aprovech de esta circunstancia para desacreditarle. La enseanzacuestionada tena que ver con los sufrimientos de Cristo. Supuestamente Newton enseabaque haba padecimientos no vicarios, sufridos por Cristo a lo largo de su vida a mano deDios, a causa de su humanidad y especialmente por su relacin con la raza juda.

    Parte y parte

    No vamos a entrar en detalles. Basta decir que en esa poca, hace ms de cien aos,aparecieron muchos escritos especulativos sobre temas como ste, y no slo de la pluma delhermano Newton sino de Darby tambin. Por cierto, unos aos ms tarde varios colegas delseor Darby renunciaron la comunin con l porque decan que estaba enseando unadoctrina sobre los sufrimientos de Cristo que no poda ser distinguida de la que Newtonsupuestamente haba expuesto.

    La mayor parte de esos escritos eran demasiado profundos como para ser entendidos de veraspor muchos creyentes, y en ninguna parte se intentaba insinuar una infidelidad hacia lapersona de nuestro Seor. Cada uno de los escritos afirmaba la creencia del autor en laabsoluta impecabilidad del Seor Jesucristo y en su capacidad incuestionable de ser siempreel sustituto y sacrificio por los pecadores. Con todo, algunas declaraciones del seor Newtonencerraban sugerencias muy graves, y dieron lugar a gran inquietud en los creyentes que las

    llegaron a conocer.Varios hermanos se retiraron de la asamblea a causa de estas declaraciones. Entonces elseor Newton public humildemente un comunicado en el cual confes sus errores y loscorrigi. Un mes ms tarde, en diciembre de 1847, l se retir de la asamblea en Plymouth yrenunci toda afiliacin con las asambleas en otras partes. Es importante dejar registradoaqu que el mismo seor Darby dijo de Newton, aos ms tarde en Nueva York: l era unode los hombres ms espirituales que yo jams he conocido.

    Divisin!

    Nos es doloroso recontar estos eventos, pero lo hemos hecho de una manera por dems brevepara llegar a lo que nos concierne en este estudio. Es la falta de no haber tratado de una

    manera bblica las dificultades que surgieron en aquellas asambleas.Hemos visto ya [en la primera seccin del libro] que la disciplina ms severa contemplada enlas Escrituras es la de la excomulgacin de una persona de la comunin de la asamblea local;1 Corintios 5 y Mateo 18. Cada asamblea es responsable individualmente de tomar estaaccin, al ser necesaria, con respecto a las personas que pertenecen a ella. Ms all de eso, laBiblia nada requiere. Pero es evidente que las dems asambleas, constituidas de la mismamanera y sujetas a los mismos principios, se veran obligadas a respetar la accin tomada encuanto a las personas afectadas.

    El seor Newton no fue excomulgado de la asamblea de Plymouth, sino que se retir de ellavoluntariamente. l renunci a su enseanza errada pero ya haba perdido la confianza queotros tenan en l como expositor de la Palabra. Hasta donde se sepa, ninguno de sussimpatizantes crea o defenda los puntos que dieron lugar al problema, pero el hecho de queel hermano los haba propagado haca necesario que otras congregaciones tuvieran cautela alrespecto.

    En vista de esto, cuando algunos creyentes de Plymouth cambiaron su residencia a la ciudadvecina de Brstol y pidieron la comunin all, ellos fueron examinados cuidadosamente porlos hermanos responsables. No hubo problema, y los creyentes fueron recibidos en el seno dela gran asamblea de Brstol. Los ancianos de dicha congregacin eran hombres piadosos;

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    George Mller y Henry Craik eran de ese nmero, y las calificaciones espirituales de otrostambin eran notorias entre el pueblo del Seor.

    Haba muy buenas razones para confiar en sus recomen daciones. El asunto hubieraterminado all si otros hermanos en otras partes hubiesen guardado los mismos conceptosescriturarios en cuanto a la iglesia local, su funcin y su disciplina.

    Pero es evidente que el seor Darby y sus asociados tenan otros criterios. El seor Wigram,por ejemplo, haba escrito en 1838: Cmo deben ser reguladas las reuniones para la

    comunin de los santos? Tal vez sera para la gloria de Dios y el bien del testimonio contarcon un grupo central, de la responsabilidad comn a todos a su alcance, y las demsasambleas subordinadas a ste ... O, quizs sera mejor permitir que las diferentes asambleasse desarrollaren sin nexos y dependiendo slo de las energas de cada cual.

    El meollo del problema

    Si se hubiera apelado a la Santa Biblia, reconociendo que no podemos atrevernos a actuar sinsu autoridad, esta pregunta o duda nunca hubiera levantado su cabeza. No es cierto que losmismos planteamientos ponen en evidencia que el seor Wigram y sus colegas se sentancompetentes para gobernar en una esfera ms amplia que una asamblea local? Pero lasEscrituras no hacen provisin para tal cosa. La idea de un gobierno amplio es una que viene

    del concepto catlico de la Iglesia como un cuerpo organizacional. Su fin es el papismo.Darby haba reconocido esto en 1846, cuando escribi: Gobierno de cuerpos de una maneraorganizada, creo que no lo hay; donde se pretende hacerlo, habr confusin ... Si los hombresse adelantan para imitar la administracin del Cuerpo, habr el papismo o el desacuerdo deinmediato.

    Pero qu hizo posteriormente? El hermano Darby convoc una reunin en el saln de laasamblea de Brstol para tratar toda la cuestin de posibles errores y pronunciar juicio sobreesa congregacin de la cual l no era miembro. Los ancianos de la asamblea de Brstol no sevean obligados a seguir su lnea, y as manifestaron. Sin embargo, algunas personas queraninterpretar esto como un gesto de apoyo de la doctrina que posiblemente haba sidoenseada, y por lo tanto sus ancianos prepararon una carta en la cual explicaron el qu y el

    porqu de su posicin.Esta Carta de los Diez,como lleg a ser nombrada, ha sido muy mal interpretada, y se hainsistido en que dice lo que no dice. Sus primeros prrafos afirman que rehusamos porcompleto la afirmacin que el bendito Hijo de Dios estaba involucrado en el pecado delprimer Adn, o que naci bajo la maldicin de una ley desobedecida, debido a su relacincon Israel. Creemos que l siempre haba sido el Santo de Dios en quien el Padre tena sucomplacencia. Desconocemos cualquier maldicin que se diga que l haya sufrido, salvoaquella que sufri como sustituto por los pecadores ...

    La declaracin constituy una definicin clara de la actitud de aquellos seores frente a ladoctrina bajo consideracin. La repudiaban. Y, fue a la luz de aquella actitud que se tratabana las personas que llegaban a solicitar comunin en aquella ciudad de Brstol. Jams se

    recibi, o se hubiera recibido, en esa comunin a una persona que profesaba simpata por laenseanza que algunos decan que el seor Newton haba impartido. Tampoco se negaba lacomunin a uno por el solo hecho de proceder de la asamblea en la ciudad vecina donde susministerios fueron odos.

    El resto de la carta se dedica a las razones por qu esos ancianos de Brstol rehusaban ejerceruna disciplina no con templada en las Escrituras. El principio que les gobernaba erasencillamente el de la autonoma de toda congregacin constituida en el nombre de Cristo, y

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    su potestad de juicio en todo asunto de disciplina local, sin interferencia de cualquier otraparte humana.

    Aquellos sobreveedores reconocan que las varias asambleas no constituan un cuerpo visibley organizado con una responsabilidad ante un gobierno central o alguna autoridad dejerarqua. Ellos saban que los grupos locales son responsables directamente al Seor.

    El seor Darby, en cambio, estaba actuando ahora bajo el principio que l haba llamado,diez aos antes, una imitacin de la administracin del Cuerpo. Varias asambleas se

    asociaron bajo su liderato para formar un crculo de comunin con el propsito declaradode cortar de su comunin a Brstol y toda cuanta congregacin que simpatizara con ella.

    Es imposible evitar la conclusin que esto fue una iniciativa netamente sectaria. Laagrupacin que se form, con una administracin reconocida, no fue el Cuerpo de Cristo, ycualquier otro cuerpo es sectario. Brstol, y centenares de congregaciones como ella,

    rehusaron asociarse con un cuerpo de cualquier ndole.

    Qu autoridad?

    Debe quedar comprendido claramente que la cuestin entre la asamblea de Brstol y el seorDarby nunca fue una de simpatizar o no con los criterios del seor Newton. Fue una deaceptar o rechazar un criterio nuevo y sectario de la conducta de iglesias locales. Involucr la

    aplicacin de disciplina no sancionada por la Palabra de Dios y, claro est, esto pudoconducir slo a divisin tras divisin. Los hermanos de la asamblea de Brstol asumieron laposicin que ellos como asamblea no podan condenar a otra asamblea (Plymouth en estecaso) sino que era su responsabilidad tratar tan slo con individuos que se presentasen paracomunin en Brstol.

    La prctica de cortar a una o ms asambleas, como tales, manifiesta la presencia de unaactitud sectaria; al no haber secta, no hay nada de lo cual se puede cortar. Debe quedarevidente que el mandato bblico de quitar de entre vosotros puede aplicarse solamente a

    personas que estn entre nosotros: a saber, en la comunin de la asamblea local. Esta es lamisma disciplina contemplada en la Palabra, y no hay en la tierra un tribunal de apelacinsuperior a la de la propia asamblea. Como haba escrito el hermano Darby, habra el

    papismo o el desacuerdo.

    La suerte echada

    Como era de esperarse, aquellos que se constituyeron como lderes dentro de su crculo decomunin se volvieron muy autoritarios y dictatoriales. Sus decisiones y juicios, justos o

    injustos, tenan que ser ejecutados como condicin para continuaren la comunin. Elresultado inevitable de todo este sistema antibblico fue que, con el correr del tiempo, elcuerpo organizado se dividi como consecuencia de criterios discrepantes.

    Se dividi no una vez sino vez tras vez, no tan slo en Inglaterra sino en uno y otrocontinente. La triste realidad es que actualmente existe un nmero de agrupacionesExclusivistas mutuamente exclusivas. Son un testimonio a la incapacidad del hombre de

    dirigirse de tal forma que puede evitar las rocas del sectarismo, aun cuando sea motivado porlas mejores intenciones.

    Con todo, hubo centenares de asambleas en un pas y otro que rechazaron con conviccinafiliarse con cualquier partido o crculo. Ellas continuaron, y han continuado, en unaadministracin independiente respondiendo directamente al Seor como haban hechotodas al comienzo. Su nmero ha llegado a miles, a medida que congregaciones nuevas sehan formado a la vuelta del globo como consecuencia del esfue