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Section 1 - Introducción
Una luna casi llena iluminaba a Boston con una luz pálida el 18 de abril de
1775. Pero la noche estaba muy intranquila. Montado en “Brown Beauty”, uno de
los caballos más rápidos de Massachusetts, Paul Revere despertó a los
habitantes del campo con noticias alarmantes. ¡Las tropas británicas
estacionadas en Boston estaban en movimiento! Tenían órdenes de marchar al
cercano pueblo de Concord y confiscar las armas que los colonos habían
guardado allí.
Ésta era una noticia de que los
Patriotas habían estado
esperando. Los Patriotas (también
llamados Whigs) eran americanos
que creían que las colonias tenían
el derecho de gobernarse a sí
mismas. Al escuchar la advertencia de Revere, los
Patriotas de la zona de Concord tomaron sus mosquetes y
se prepararon para enfrentarse a las tropas británicas.
La misma noticia llenó a los Realistas (también llamados
Tories) de terror. Los Realistas eran colonos que sentían
una profunda lealtad hacia Gran Bretaña. Se consideraban
leales súbditos del rey. Les horrorizaba la idea de tomar
las armas contra las tropas británicas. ¿Cómo llegaron los
colonos a estar tan divididos en cuanto a sus sentimientos
por los británicos? Como leíste en la lección anterior, la
mayoría de los americanos estaban contentos con el
gobierno británico a comienzos de los años 1700. En este
capítulo te enterarás de los eventos que cambiaron la relación entre Inglaterra y las colonias.
La historia comienza en la década de 1750, cuando Gran Bretaña y las colonias hicieron una guerra
contra los franceses y sus aliados indios. La Guerra Francesa e India dejó a Gran Bretaña con deudas
enormes y un nuevo y vasto imperio que había que proteger.Para resolver sus problemas, el gobierno
británico aprobó nuevas leyes con el propósito de aumentar su control sobre las colonias. Algunas de
estas leyes también gravaron a los colonos con nuevos impuestos.
Los colonos se quedaron atónitos. En gran parte, habían podido hacer sus propias leyes y decidir sus
propios impuestos. De repente Gran Bretaña estaba cambiando las reglas.Era injusto, protestaron los
colonos. En este capítulo verás cómo estos sentimientos llevaron a muchos colonos a considerar la
rebelión contra su gobierno.
Sección 2 - Antes de 1763
Para 1750 las colonias americanas experimentaban
una explosión de la población. En sólo un siglo la
población de las colonias había crecido de 50,000 a
más de un millón de habitantes. ¿Qué produjo este
crecimiento tan rápido? ¿La tierra barata? ¿La
tolerancia religiosa? ¿Las oportunidades
económicas? Todos eran factores importantes en la
atracción de la gente a las colonias. Pero existía
otro motivo.
Durante más de un siglo, en gran parte, el gobierno británico había dejado que las colonias resolvieran
sus propios problemas. Durante esa época los americanos habían aprendido a gobernarse a sí
mismos. Cada colonia elegía su propia asamblea. Como el Parlamento británico, las asambleas tenían el
poder de aprobar leyes y crear y cobrar impuestos. Cada asamblea también decidía en qué se debía
gastar el dinero de los impuestos de la colonia. Los americanos tenían más libertad para llevar sus
propios asuntos que la gente común de cualquier país de Europa. El autogobierno también hizo que las
colonias fueran atrayentes a los colonos.
Conflicto en el Valle del Ohio Conforme crecían las colonias, los colonos comenzaron a soñar con
cruzar los Montes Apalaches y entrar en el Valle del Ohio—la región situada entre los Ríos Ohio y
Misisipí. Tanto Gran Bretaña como Francia reclamaban esta zona. En 1754 los franceses hicieron
efectivo su reclamo construyendo un fuerte en el sitio actual de la ciudad de Pittsburgh. Lo llamaron el
Fuerte Duquesne (du-QUEIN).
La noticia del fuerte alarmó al gobernador de Virginia. Ordenó a una pequeña fuerza de la milicia de
Virginia a expulsar a los franceses del Valle del Ohio. Las milicias son pequeños ejércitos de ciudadanos
capacitados para combatir en caso de emergencia. Para encabezar a la milicia, el gobernador escogió a
un voluntario de 22 años de edad llamado George Washington.
Hoy en día los americanos recuerdan a George Washington como un gran Patriota, un héroe militar y el
primer presidente de los Estados Unidos.En 1754, sin embargo, no era más que un joven ambicioso sin
tierra o dinero. Washington creía que su mejor oportunidad de progresar era convertirse en un oficial del
ejército británico. Su plan tenía un solo fallo. La mayoría de los oficiales británicos opinaban que los
colonos eran pésimos soldados.
La expedición al Valle del Ohio le dio a Washington una oportunidad para demostrar que estaban
equivocados. Cerca del Fuerte Duquesne se topó con una patrulla de reconocimiento francesa acampada
en el bosque. Washington ordenó a sus soldados que abrieran fuego. Fue una victoria fácil.“Oí silbar las
balas”, escribió después. “Y créemelo, ese sonido tiene algo de encanto”.
La Guerra Francesa e India Las balas silbantes que escuchó Washington fueron los primeros disparos
de un conflicto conocido como la Guerra Francesa e India. Esta guerra era parte de una larga lucha entre
Francia y Gran Bretaña por territorio y poder. Como muchos indios americanos lucharon al lado de
Francia en este último conflicto, los colonos lo llamaron la Guerra Francesa e India.
En 1755 Gran Bretaña envió a 1,400 soldados
británicos a Virginia para concluir la tarea que
Washington había empezado. Los encabezaba un
general llamado Edward Braddock.La tarea de los
soldados era echar a los franceses del Valle del
Ohio. Washington se unió al ejército como
voluntario con la esperanza de causarle una buena
impresión al General Braddock.
La marcha de Braddock hasta el Valle del Ohio fue un desastre. Por sus uniformes de color rojo brillante
las tropas hacían un blanco perfecto para los francotiradores franceses y sus aliados indios. Dos tercios
de los soldados perdieron la vida.
El propio Washington apenas escapó a la muerte. “Cuatro balas atravesaron mi abrigo, y dos caballos
que montaba fueron muertos”, escribió en una carta. Mostrando gran valor, Washington guió a los
sobrevivientes de regreso a Virginia.Allí fue recibido como un héroe.
La Guerra Francesa e India se prolongó durante siete largos años. El momento crucial llegó en 1759,
cuando las tropas británicas capturaron Canadá. En 1763 Gran Bretaña y Francia firmaron un tratado, o
acuerdo, de paz, así poniendo fin a la guerra. En este tratado Francia cedió, o dio, Canadá a Gran
Bretaña.
Los americanos se emocionaron con esta victoria. Gran Bretaña ahora controlaba un imperio americano
mucho más extenso. En ningún momento anterior se habían sentido los colonos tan orgullosos de ser
británicos. Y en ningún momento anterior se había previsto un porvenir tan brillante para las colonias.
Sección 3 - Las Primeras Acciones Británicas en las Colonias
Los cambios que tenían lugar en Gran Bretaña pronto nublaron el brillante
futuro de los colonos. Un nuevo rey, George III, había sido coronado en
1760. No se le consideraba un hombre brillante. Un historiador escribió que
“era muy estúpido, verdaderamente estúpido”. Además, era conocido por ser orgulloso y
testarudo. Estaba decidido a ser un gobernante activo, sobre todo en las colonias. Las personas que
George III escogió para ayudarle sabían muy poco de las condiciones en Norteamérica. Dentro de poco
tomaban medidas que enfurecían a los colonos.
La Proclamación de 1763 El gobierno británico enfrentaba varios problemas después de la Guerra
Francesa e India. Uno de éstos era cómo impedir que los colonos y los indios americanos se mataran
unos a otros a medida que los colonos avanzaban hacia el oeste. Simplemente trazar una línea por la
cresta de los Montes Apalaches, dijo George III. Decirles a los colonos que se queden al este de esa
línea y a los indios que se queden al oeste de ella.
Eso fue lo que ordenó el Rey en su Proclamación de 1763. Para los americanos, la orden del Rey olía
a tiranía, o el uso injusto del poder del gobierno. Argumentaron que las tierras al este de los Apalaches
ya estaban colonizadas en su mayor parte. El único lugar donde los agricultores podían hallar tierra
disponible quedaba al oeste de las montañas. Además, la proclamación llegó demasiado tarde. Los
colonos ya estaban cruzando las montañas.
El gobierno británico ignoró estos argumentos. Para mantener la paz en la frontera, decidió aumentar el
ejército británico en América a 7,500 soldados.
La Ley del Timbre El gobierno británico tenía otros
problemas aparte de impedir los enfrentamientos
entre los colonos y los indios americanos. Uno de
ellos era cómo pagar la gran deuda que había
dejado la Guerra Francesa e India.
La solución le parecía evidente al primer ministro
George Grenville, el líder del gobierno británico. Los habitantes de Gran Bretaña ya pagaban impuestos
por todo, desde ventanas a sal. Por contraste, los americanos eran quizás los que menos impuestos
pagaban de todo el Imperio Británico. Ya era hora, dijo Grenville, de que los colonos pagaran su parte
correspondiente del costo de protegerlos de los indios.
En 1765 Grenville propuso un nuevo decreto, o ley, llamado la Ley del Timbre. Esta ley requería que los
colonos compraran un timbre para cada hoja de papel que usaban. Los periódicos tenían que imprimirse
en papel timbrado. Los testamentos, las licencias y hasta las barajas tenían que llevar timbres.
Una vez más, los colonos percibieron la tiranía. Un periódico, El Diario de Pennsylvania, declaró que tan
pronto como “esta ley horrible se dio a conocer, llenó a toda la América Británica de una punta a la otra
de asombro y pesadumbre”.
No era únicamente la idea de impuestos más altos lo que molestaba a los colonos. Estaban dispuestos a
pagar los impuestos aprobados por sus propias asambleas, donde sus representantes podían votar. Pero
los colonos no tenían representantes en el Parlamento. Por eso, argumentaban, el Parlamento no tenía
derecho a gravarlos con impuestos. Veían en la Ley del Timbre una violación de sus derechos como
súbditos británicos.“¡No a los impuestos sin representación!” declaraban.
Algunos colonos protestaron la Ley del Timbre enviando mensajes al Parlamento. Los Realistas
simplemente se negaban a comprar timbres. Sin embargo, los Patriotas actuaron de manera más
violenta. Unas bandas auto-llamadas Los Hijos de la Libertad atacaban las casas de los recaudadores de
impuestos. Un grupo de manifestantes en Connecticut hasta empezó a enterrar vivo a un recaudador de
impuestos. Sólo cuando escuchó la tierra caer encima de su ataúd aceptó renunciar a su puesto el
recaudador de impuestos aterrorizado.
Después de varios meses de protestas, el Parlamento revocó, o canceló, la Ley del Timbre. Los
americanos recibieron la noticia con gran grandes festejos. Las campanas de las iglesias repicaron, las
bandas tocaron y todos esperaban que hubieran terminado ya los problemas con Gran Bretaña.
La Ley de Alojamiento Cuando ya empezaba a menguar el enojo por la Ley del Timbre, los americanos
se dieron cuenta de otra ley aprobada por el Parlamento en 1765. Llamada la Ley de Alojamiento, esta
ley ordenaba a las asambleas coloniales proporcionar alojamiento, o viviendas, a los soldados
británicos. También mandaba a los colonos proporcionar a los soldados “velas, combustible para hacer
fuego, camas, utensilios de cocina, sal, vinagre y... cerveza o sidra”.
Por supuesto, mantener a los soldados costaba dinero. Nueva Jersey protestó que la nueva ley era “tanto
una ley para gravar con impuestos” a los colonos como la Ley del Timbre. Los neoyorquinos preguntaron
por qué debían pagar por mantener tropas en su colonia. Después de todo, dijeron, los soldados sólo
ocupaban espacio y no hacían nada.
En 1767 la asamblea de Nueva York decidió no aprobar fondos para “sal, vinagre y bebidas alcohólicas”
para las tropas. El gobierno británico reaccionó negándose a permitir la reunión de la asamblea hasta
que ésta aceptara obedecer la Ley de Alojamiento. Una vez más, los ánimos empezaron a calentarse a
ambos lados del Atlántico.
Sección 4 - Las Leyes de TownshendEl siguiente líder británico en hacer frente al desafío de gravar con impuestos a las colonias fue Charles
Townshend. Era conocido por “Champagne Charlie” por su hábito de pronunciar discursos ante el
Parlamento después de tomar champaña. Townshend opinaba que el mal comportamiento de los colonos
hacía aún más importante el retener un ejército en las colonias británicas. Una vez se le preguntó en el
Parlamento si se atrevería a obligar a los colonos a costear ese ejército. Dando patadas en el suelo,
Townshend gritó, “¡Lo haré, lo haré!”
Townshend cumplió su promesa. En 1767 convenció al Parlamento para que aprobara las Leyes de
Townshend. Las nuevas leyes imponían un arancel, o impuesto, a ciertos bienes que las colonias
importaban de Gran Bretaña. Estos bienes incluían artículos populares como el vidrio, la pintura, el papel
y el té.
Un Boicot a los Bienes Británicos Para muchos colonos, los aranceles sobre la importación de
Townshend eran inaceptables. Una vez más, los colonos estaban decididos a no pagar impuestos que
sus asambleas no habían sometido a votación.
Un Patriota de Boston llamado Samuel Adams encabezó la oposición a las Leyes de Townshend. Adams
no era un hombre atractivo y era un negado para los negocios. Sin embargo, tenía el don de provocar
protestas con sus discursos y escritos. El gobernador de Massachusetts una vez se quejó, “Cada rasgo
de su pluma picaba como una serpiente cornuda”.
Adams escribió una carta de protesta contra las Leyes de Townshend que se envió a cada colonia. La
carta argumentaba que los nuevos aranceles violaban los derechos de los colonos como ciudadanos
británicos. Para proteger esos derechos, los colonos decidieron boicotear los productos británicos. Ésta
era una forma de protesta pacífica que incluso los Realistas podían apoyar. Una por una, todas las
colonias acordaron apoyar el boicot.
Las mujeres resultaron muy importantes para el funcionamiento del boicot, ya que ellas hacían la mayoría
de las compras. La Gaceta de Virginiaescribió que una sola mujer podía “hacer más por el bien de su
país que quinientos bulliciosos Hijos de la Libertad con sus bandas y sus disturbios”. Las mujeres
descubrieron muchas maneras de evitar comprar las importaciones británicas. Hacían vestidos con tela
hilada a mano, preparaban té con hojas de pino y sólo compraban artículos hechos en América.
La Revocación de las Leyes de Townshend Mientras tanto, un nuevo líder llamado Lord North llegó a
ser jefe del gobierno británico. Descrito por Townshend como “un hombre grande y pesado con cara de
bobo”, Lord North avergonzaba a sus partidarios echando siestas en el Parlamento. Sin embargo, sabía
manejar las cifras y pudo apreciar que con los aranceles de Townshend se salía perdiendo mucho
dinero. Los impuestos no alcanzaban ni remotamente para compensar todo el dinero que los
comerciantes británicos perdían debido al boicot.
A principios de 1770 North convenció al Parlamento para que revocara todos los aranceles Townshend
salvo uno— el impuesto sobre el té.Algunos miembros del Parlamento alegaban que mantener el arancel
sobre el té era buscarse más problemas. Pero el rey George no estaba dispuesto a abandonar la idea de
gravar a los americanos. “Tengo claro que siempre debe existir un impuesto para mantener el derecho”,
dijo el Rey. “Y, como tal, apruebo el Arancel sobre el Té”.
Sección 5 - La Masacre de Boston
El mismo día en que el Parlamento revocó la mayor parte de los aranceles de
Townshend, estalló un combate entre soldados y colonos en Boston. Cuando
todo había pasado, cinco habitantes de Boston estaban muertos y diez más
estaban heridos.
Los Patriotas llamaron a este incidente la “Masacre de Boston”. Una masacre
es la matanza de personas indefensas.Lo que ocurrió en realidad fue un
pequeño motín.
Se habían avecinado problemas en Boston durante los meses que precedieron al motín. Para los
británicos, los Patriotas de Boston eran los peores alborotadores de las colonias. En 1768 el gobierno
británico había enviado cuatro regimientos de soldados para mantener el orden en Boston.
A los residentes de Boston les molestaba la presencia de los soldados británicos. Se burlaban de sus
uniformes rojos, llamándolos “lomos de langosta”. Samuel Adams hasta enseñó a su perro a mordisquear
los talones de los soldados.
A pesar de estos insultos, los soldados tenían prohibido disparar contra los ciudadanos. El conocimiento
de esto sólo hizo a los residentes de Boston más atrevidos en sus ataques. El general Thomas Gage,
comandante del ejército británico en América, escribió que “la gente estaba tan descontrolada... después
de la llegada de las tropas que antes de su llegada”.
Estalla la Violencia del Populacho El 5 de marzo de 1770 una muchedumbre bulliciosa empezó a tirar
piedras y bolas de hielo a los soldados que estaban de guardia en la Aduana de Boston. “Vengan,
bribones, espaldas sangrientas”, gritaron. “Disparen si se atreven”. Algunos líderes Patriotas trataron de
convencer a la turba para que volviera a casa. Así también lo hizo el capitán Preston Thomas,
comandante de los soldados. Pero sus súplicas no fueron escuchadas.
A medida que la muchedumbre avanzaba empujando hacia adelante, alguien derribó a un soldado. Los
soldados se dejaron llevar por el pánico y abrieron fuego. Dos balas impactaron a Crispus Attucks, un
hombre negro que estaba al frente de la multitud. Fue el primero en morir, pero no el último. La multitud
enfurecida volvió a casa sólo después de recibir la promesa de que los soldados serían juzgados por
asesinato.
¿Masacre o Defensa Propia? Samuel Adams
consideró este evento como la oportunidad ideal
para fomentar el sentimiento anti-británico. Llamó a
este motín una “masacre horrible” y le encargó a
Paul Revere, un platero local, un grabado que
representara el acontecimiento. El grabado de
Revere muestra un grupo de soldados disparando
contra ciudadanos pacíficos y desarmados.
Las impresiones del grabado de Revere se
distribuyeron por todas las colonias. Los Patriotas
vieron la masacre de Boston como una prueba de
que los británicos debían retirar todas sus tropas de
las colonias. Los Realistas vieron la tragedia como
una prueba de que las tropas se necesitaban más
que nunca, aunque sólo fuera para controlar a los
Patriotas exaltados.
De este triste suceso surgió un héroe. Era un abogado de Boston llamado John Adams.Al igual que su
primo Samuel, John era Patriota. Sin embargo, creía también que todas las personas, incluso los
soldados británicos, tenían derecho a un juicio imparcial. Adams aceptó defender a los soldados, aunque
sabía que su acción le costaría amigos y clientes.
En el juicio por asesinato Adams argumentó que los soldados habían actuado en defensa propia. El
jurado declaró inocentes a seis de los soldados. Dos de ellos fueron declarados culpables sólo de
homicidio sin premeditación, o de provocar la muerte sin querer.
Durante el resto de su larga vida, John Adams siguió orgulloso de su defensa de los soldados
británicos. Decía que defender la ley en este juicio era “uno de los mejores actos de servicio que he
hecho a mi país”.
Sección 6 - La Fiesta del Té de Boston
A pesar de las esperanzas de Patriotas como Sam
Adams, la Masacre de Boston no desató nuevas
protestas contra el gobierno británico. Más bien, la
revocación de los aranceles Townshend llevó a un
período de calma. Cierto, aún existía un arancel
pequeño sobre el té. Sin embargo, el impuesto no
parecía molestar mucho a los Realistas. Los
Patriotas sabían que siempre podían tomar té holandés que había entrado a las colonias de contrabando
sin tener que pagar impuestos.
Sin embargo, las cosas no permanecieron pacíficas. En 1773 una nueva ley llamada la Ley del Té
provocó más protestas. Una de ellas fue un incidente que llegó a conocerse como la Fiesta del Té de
Boston.
La Ley del Té La Ley del Té fue el intento de Lord North de rescatar a la Compañía Británica de las
Indias Orientales. Esta gran sociedad mercantil controlaba todo el comercio entre Gran Bretaña y
Asia. Durante años había sido un negocio muy lucrativo para Gran Bretaña. Pero el boicot americano del
té británico le hizo mucho daño a la compañía. Para 1773 la compañía del té corría peligro de quiebra a
menos que lograra liquidar las 17 millones de libras de té que estaban en sus bodegas de Londres.
La Ley del Té redujo el costo del té que vendía la Compañía Británica de las Indias Orientales en las
colonias. Como resultado, incluso el té británico gravado se hizo más barato que el té holandés de
contrabando. La Ley del Té también le concedió a la Compañía Británica de las Indias Orientales un
monopolio, o control completo, de las ventas del té en las colonias. De ahí en adelante, los únicos
comerciantes con derecho a vender el té de precio de ganga eran los escogidos por la compañía.
Posiblemente Lord North creyera que podía convencer a los americanos para que compraran té gravado
vendiéndolo tan barato, pero los colonos no se dejaron engañar. Vieron la Ley del Té como un intento
más de gravarlos con impuestos sin su consentimiento.
Además, muchos comerciantes se alarmaron por el monopolio que la Compañía de Indias Orientales
ejercía sobre el comercio del té. Se preguntaban qué más podría tratar de controlar el gobierno
británico. ¿Habría un monopolio de la tela? ¿Del azúcar? Los nerviosos comerciantes se preguntaban
qué pasaría con sus empresas si otros artículos también fueran restringidos.
Llegan Barcos Cargados de Té Cuando los barcos cargados de té de la Compañía Británica de las
Indias Orientales llegaban a los puertos americanos, grupos de manifestantes enojados impedían que se
bajara su carga. Más de un barco regresó a Inglaterra todavía cargado de té. En Boston, sin embargo, el
gobernador real ordenó a la marina británica bloquear la salida del Puerto de Boston. Insistió en que tres
barcos de té no se irían hasta que se descargara todo su té.
El 16 de diciembre de 1773 los Hijos de la Libertad decidieron descargar el té, pero no de la manera que
tenía en mente el gobernador. Esa noche unos 50 hombres vestidos de indios mohawk abordaron los tres
barcos. Uno de ellos, George Hewes, describió lo ocurrido:
Entonces nuestro comandante nos ordenó abrir las escotillas y sacar todas las cajas de té y tirarlas por la borda... e inmediatamente pasamos a ejecutar sus órdenes, primero cortando y partiendo las cajas con nuestros tomahawk... A unas tres horas del momento en que abordamos, ya habíamos roto y tirado por la borda de este modo todas las cajas de té que había en el barco... Estábamos rodeados de barcos británicos armados, pero no se hizo ningún intento de ofrecernos resistencia.
Aquella noche se tiraron al mar unas 90,000 libras de té. No se tocó nada más en los barcos.
La noticia de la Fiesta del Té de Boston emocionó a los Patriotas de todas las colonias. “Éste es el
momento más grande de todos”, escribió John Adams al día siguiente en su diario. “La destrucción del té
es tan audaz, tan osado, tan firme... debe de tener... consecuencias importantes”. Tenía razón.
Sección 7 - Las Leyes Intolerables
Lord North se quedó atónito con la noticia de la
Fiesta del Té de Boston. A su modo de ver, había
tratado de ayudar a los colonos enviándoles té
barato. ¿Y qué hicieron? ¡Lo tiraron al mar! Esta
vez se habían excedido.
El rey George estuvo de acuerdo. Para él, ya no se
trataba de impuestos. Se trataba del control de
Gran Bretaña sobre las colonias. “Debemos
dominarlos totalmente”, declaró, “o dejarlos en
paz”. Sin embargo, el Rey no estaba dispuesto a
dejar las colonias en paz.
El enojo de Gran Bretaña llevó al Parlamento a
aprobar una nueva serie de leyes en 1774.Estas
leyes eran tan duras que muchos colonos las
llamaban intolerables, o inaceptables.Por todas las
colonias llegaron a conocerse como las Leyes
Intolerables.
El Parlamento Castiga a Massachusetts Las Leyes Intolerables estaban pensadas para castigar a
Massachusetts por la Fiesta del Té de Boston. La primera ley cerró el puerto de Boston a la navegación
hasta que se pagara el té destruido. La segunda ley colocaba al gobierno de Massachusetts firmemente
bajo el control británico. Los colonos de Massachusetts ni siquiera podían convocar una reunión
municipal sin el permiso del gobernador colonial. La tercera ley declaraba que los soldados británicos que
fueran acusados de asesinato serían juzgados en Inglaterra y no en las
colonias. Finalmente, se enviaron más soldados a Boston para hacer cumplir
las nuevas leyes.
Algunos líderes británicos se preocupaban que las Leyes Intolerables
provocaran la rebelión de las colonias. Pero George III estaba seguro de que
obligarían a los colonos a ceder ante la autoridad británica.
Las Colonias Empiezan a Unirse De hecho, las Leyes Intolerables no
obligaron a los colonos a ceder. Los Patriotas de Boston declararon que
“abandonarían a su ciudad a las llamas” antes de pagar un centavo por el té
perdido. Los comerciantes de otras ciudades mostraron su apoyo cerrando sus tiendas. Muchas colonias
enviaron alimentos y dinero a Boston para que sus ciudadanos no pasaran hambre.
En Virginia los legisladores redactaron una resolución en apoyo a Massachusetts. Los virginianos
declararon que los derechos de todos estaban en juego. “Un ataque contra una de nuestras colonias
hermanas”, declararon, “es un ataque contra toda la América Británica”.
Los virginianos también pidieron un congreso, o reunión, de delegados de todas las colonias. El propósito
del congreso sería lograr una solución pacífica a los conflictos con Gran Bretaña.
No todos los americanos estaban de acuerdo con este plan. En cada colonia había Realistas que
opinaban que los residentes de Boston se habían excedido y debían pagar el té. Si se les obligara a
elegir, se pondrían del lado del Rey en contra de Sam Adams y sus Hijos de la Libertad. A su modo de
ver, eran los Patriotas equivocados los culpables de todos los problemas.
El Primer Congreso Continental En septiembre de 1774 unos 50 líderes de 12 colonias se reunieron en
Filadelfia. Como la reunión juntó a delegados de la mayoría de las colonias británicas del continente
norteamericano, se le llamó el Primer Congreso Continental.
Los delegados estaban acostumbrados a considerarse ciudadanos de sus propias colonias. Patrick
Henry, un líder de Virginia, los instó a que se unieran como un solo pueblo. “No soy virginiano”, declaró,
“sino americano”. Pero sólo los Patriotas decididos, como Sam y John Adams, estaban dispuestos a
considerarse así. Muchos delegados eran Realistas decididos que seguían considerándose
británicos. Todavía otros, como George Washington, adoptaban una posición intermedia. Una sola cosa
unía a los delegados—su amor a la libertad y su odio a la tiranía.
A pesar de sus diferencias, los delegados acordaron enviarle un mensaje respetuoso al rey George. El
mensaje instaba al Rey a que considerara sus quejas y que reconociera sus derechos.
Los delegados también pidieron un nuevo boicot de productos británicos hasta que el Parlamento
revocara las Leyes Intolerables. Por último, acordaron reunirse de nuevo el siguiente mes de mayo si el
boicot no funcionaba.
Las Colonias Forman Milicias En pueblos y ciudades por todas las colonias, los Patriotas nombraron
comités para imponer el boicot. En caso de que el boicot no funcionara, también organizaron milicias
locales. En Nueva Inglaterra los voluntarios se referían a sí mismos como Minutemen porque podían
estar listos para el combate en 60 segundos.
Por todas las colonias las milicias marchaban y se entrenaban. En Nueva Hampshire personas
desconocidas robaron 100 barriles de pólvora y 16 cañones de un fuerte inglés. Ocurrieron robos
similares en otras colonias. En vez de obligar a las colonias a ceder, las Leyes Intolerables habían
llevado a los dos bandos al borde de la guerra.
Sección 8 - Lexington y ConcordEl rey George había cometido muchos errores en sus decisiones sobre las colonias. El Primer Congreso
Continental mencionó todos estos errores en su mensaje al Rey. Ahora éste cometió uno más.
En vez de considerar las quejas de los colonos, el rey George no quiso ni responder a su mensaje. “Los
gobiernos de Nueva Inglaterra están en estado de rebelión”, dijo. “Son los golpes los que deben decidir si
van a ser súbditos de este país o independientes”. En Boston el general Gage, comandante real de las
tropas británicas en América, se preparó para dar esos golpes.
El Primer Golpe en Lexington En abril de 1775 un espía informó al general Gage que los colonos
escondían una gran cantidad de pólvora y armas en el cercano pueblo de Concord. El general Gage
decidió atacar de inmediato.
El general ordenó a 700 de sus mejores soldados marchar a Concord y confiscar las armas. Para impedir
que los colonos trasladaran las armas, el ataque tenía que llegar por sorpresa. Así que Gage hizo que
sus tropas recorrieran los 20 kilómetros a Concord de noche.
Los colonos tenían sus propios espías. Cuando los soldados de Gage salieron de Boston el 18 de abril de
1775, los Patriotas observaban todos sus movimientos. Dentro de poco Paul Revere y otros galopaban
por el campo, advirtiéndoles a los colonos que los soldados británicos llegaban.
La noticia llegó a Lexington, un pueblo en el camino a Concord, en las primeras horas de la mañana del
19 de abril. Liderados por el capitán John Parker, una pequeña banda de Minutemen se reunieron
nerviosamente en el frío aire de la noche.
Al amanecer las tropas británicas llegaron al prado comunal. “Manténganse firmes”, les ordenó
Parker. “¡No disparen hasta que ellos no disparen, pero si lo que quieren es una guerra, que empiece
aquí”. Cuando los Minutemen se encontraban frente a frente con las tropas británicas, se oyó un disparo
—de dónde, nadie sabía con certeza. Sin autorización, los soldados avanzaron corriendo, disparando a lo
loco. Algunos Minutemen lograron devolver el fuego.
Cuando cesaron los disparos, ocho colonos estaban muertos o moribundos. Otros diez, con dolorosas
heridas, fueron cojeando a ponerse a salvo.Los británicos dieron tres vivas a la victoria y siguieron la
marcha a Concord.
El Segundo Golpe en Concord Para la hora del
desayuno los británicos ya estaban en Concord,
buscando pólvora y armas. Pero los colonos las
habían escondido. Los soldados contrariados
apilaron unas cuantas herramientas de madera,
tiendas y carruajes de artillería y les prendió fuego.
Desde la cresta de un cerro en las afueras de la
ciudad, milicianos de los alrededores vieron
elevarse el humo. Un hombre gritó “¿Van a dejar
que quemen el pueblo?” El capitán Isaac Davis
respondió: “No hay ningún soldado bajo mi mando que tenga miedo de ir”. El capitán Davis hizo marchar
a sus voluntarios colina abajo. Cuando éstos se acercaban al Puente Norte de Concord, los soldados
británicos abrieron fuego. Davis cayó muerto con una bala en el corazón.
Los británicos esperaban que los americanos rompieran filas y echaran a correr. Para su sorpresa, los
Minutemen se mantuvieron firmes y devolvieron el fuego. Dos minutos después eran los casacas rojas
quienes huían llenos de pánico.
La retirada de vuelta a Boston fue una pesadilla para los británicos. Más de 4,000 Minutemen armados y
enojados bordeaban su ruta, disparando contra cada casaca roja que veían. Para el fin del día, 74
soldados británicos estaban muertos y otros 200 estaban heridos o habían desaparecido.Los colonos
calcularon sus propias bajas en 49 muertos y 41 heridos. Un oficial británico describió cómo fue
enfrentarse a la furia de los colonos ese día. “Quien los considere una banda irregular”, dijo el oficial, “se
dará cuenta de que está muy equivocado”.
En efecto, a partir de la Guerra Francesa e India, los británicos se habían equivocado con respecto a los
colonos una y otra vez. Su error más grande era creer que las personas comunes—agricultores,
comerciantes, trabajadores y amas de casa—no lucharían por los derechos que amaban. En Lexington y
Concord, los americanos demostraron que no sólo estaban dispuestos a luchar por sus derechos. Hasta
estaban dispuestos a morir por ellos.