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Enciclica Pacem in Terris, estudio

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  • Doctrina Social de la Iglesia, Resumen Encclica Pacem in Terris Alumno: Sergi Bernabeu

    Grado en CCRR, 2013-2018

    Introduccin a la Encclica Pacem in Terris

    TIPO DE DOCUMENTO: Carta Encclica AUTOR: Juan XXIII (Papa entre 28/10/1958 y 3/06/1963) AO DE PUBLICACIN: 1963, 11 de abril TEMA PRINCIPAL: Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la

    justicia, el amor y la libertad DIRIGIDA A: Los venerables hermanos Patriarcas, Primados, Arzobispos, Obispos y otros

    Ordinarios en paz y comunin con la Sede Apostlica, al clero y fieles de todo el mundo y a todos los hombres de buena voluntad.

    INTRODUCCIN

    El motivo principal de la encclica es la crisis de los misiles de Cuba de 1962 y la urgencia de Juan XXIII por defender la paz mundial.

    Hay tambin otros motivos que vienen de ms atrs: Juan XXIII quera apoyar explcitamente la Declaracin Universal de los Derechos Humanos de 1948 que Pio XII (papa entre 1939-1958) haba mirado con recelo.

    Y otro motivo tambin de antiguo: Juan XXIII quera responder a la confrontacin de la Guerra Fra (Muro de Berln en 1961) presentando los derechos humanos como criterio de discernimiento entre los bloques.

    En la elaboracin del documento tuvo un papel mayor el sacerdote italiano Pietro Pavan (1903-1994), director de las Semanas Sociales de Italia.

    PRINCIPALES TEMAS QUE DESARROLLA LA ENCCLICA:

    Paz como respeto a la dignidad de la persona (pt 9.167) Los derechos humanos base de la convivencia (pt 144)

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 2

    Autoridad poltica: la autoridad al servicio del bien comn(pt 54) Estructuras polticas (pt 73-77) Relaciones entre los pueblos (pt 80) Rechazo general de la guerra (pt 127) Demanda de una autoridad mundial (pt 137) El compromiso de los cristianos: diferencia entre doctrina y corriente histrica (pt 159)

    NDICE DE LA ENCCLICA:

    INTRODUCCIN El orden en el universo (1-3) El orden en la humanidad (4-7) I. ORDENACION DE LAS RELACIONES CIVILES La persona humana, sujeto de derechos y deberes (8-10) Los derechos del hombre (11-27)

    Los deberes del hombre (28-34) La convivencia civil (35-38) Caractersticas de nuestra poca (39-45)

    II. ORDENACION DE LAS RELACIONES POLTICAS La autoridad (46-52) El bien comn (53-59)

    Deberes de los gobernantes en orden al bien comn (60-66) La constitucin jurdico-poltica de la sociedad (67-74) Exigencias de la poca (75-79) III. ORDENACION DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES Las relaciones internacionales deben regirse por la ley moral (80-85) Las relaciones internacionales deben regirse por la verdad (86-90) Las relaciones internacionales deben regirse por la justicia (91-97) Las relaciones internacionales por el principio de solidaridad activa (98-119)

    Las relaciones internacionales deben regirse la libertad (120-125) Convicciones y esperanzas de la hora actual (126-129) IV. ORDENACION DE LAS RELACIONES MUNDIALES La interdependencia de los Estados en lo social, poltico y econmico (130-131) La autoridad poltica es hoy insuficiente para lograr el bien comn universal (132-135) Es necesaria una autoridad pblica de alcance mundial (136-137) La autoridad mundial debe establecerse por acuerdo general de las naciones (138) La autoridad mundial debe proteger los derechos de la persona humana (139) El principio de subsidiariedad en el plano mundial (140-141) La organizacin de las Naciones Unidas (142-145) V. NORMAS PARA LA ACCIN TEMPORAL DEL CRISTIANO Presencia activa en todos los campos (146-150)

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 3

    Coherencia entre la fe y la conducta (151-153) Dinamismo creciente en la accin temporal (154-156) Relacin de los catlicos con los no-catlicos (157-158)

    Distinguir entre filosofas y corrientes histricas (159-160) Evolucin, no revolucin (161-162) Llamamiento a una tarea gloriosa y necesaria (163-165) Es necesario orar por la paz (166-172)

    Resumen del articulado de la Pacem in Terris

    INTRODUCCIN El orden del universo

    1. La paz en la tierra es suprema aspiracin de toda la humanidad en la historia. No puede establecerse si no se respeta el orden establecido por Dios.

    2. En los seres vivos y en la naturaleza impera un orden maravilloso. El hombre posee una dignidad intrnseca.

    3. El progreso cientfico demuestra la grandeza infinita de Dios, creador. El orden en la humanidad

    4. Resulta sorprendente el contraste con el desorden que reina entre los individuos y los pueblos. Parece que solo puedan regirse por la fuerza!

    5. Sin embargo, en lo ms ntimo del ser humano, el Creador ha impreso un orden que la conciencia humana descubre y manda observar estrictamente.

    6. Es una opinin equivocada la que induce al error de pensar que las relaciones de los individuos con sus comunidades polticas se regulan por las mismas leyes que rigen las fuerzas y los elementos irracionales del universo.

    Estas leyes (que rigen las relaciones) son de otro gnero y hay que buscarlas solamente donde el Creador las grab, en la naturaleza del hombre.

    7. Estas leyes son las que ensean a los hombres: 1- cmo deben regular sus mutuas relaciones de convivencia; 2- cmo deben ordenarse las relaciones entre ciudadanos y las autoridades; 3- cmo deben relacionarse los Estados; 4- cmo deben coordinarse los individuos junto a los Estados con la comunidad mundial.

    PARTE I: ORDENACIN DE LAS RELACIONES CIVILES 8. Hablamos primero del orden que debe regir entre los hombres. La persona humana, sujeto de derechos y deberes

    9. Todo hombre es persona, dotado de inteligencia y libre albedrio. El hombre tiene por s mismo derechos y deberes, que emanan de su naturaleza.

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 4

    9. En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedro, y que, por tanto, el hombre tiene por s mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningn concepto [7].

    10. A B

    Los derechos del hombre

    11. Derecho a la existencia y a un decoroso nivel de vida A B

    12. Derecho a la buena fama, a la verdad y a la cultura A B

    13. A B

    14. Derecho al culto divino A B

    15. Derechos familiares A B

    16. A B

    17. A B

    18. Derechos econmicos A B

    19. A B

    20. A B

    21. Derecho a la propiedad privada A B

    22. A

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 5

    B

    23. Derecho de reunin y de asociacin A B

    24. A B

    25. Derecho de residencia y emigracin A B

    26. Derecho a intervenir en la vida pblica A B

    27. Derecho a la seguridad jurdica A B

    Los deberes del hombre

    28. Conexin necesaria entre derechos y deberes A B

    29. A B

    30. El deber de respetar los derechos ajenos A B

    31. El deber de colaborar con los dems A B

    32. A B

    33. A B

    34. El deber de actuar con sentido de responsabilidad A B

    La convivencia civil

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 6

    35. Verdad, justicia, amor y libertad, fundamentos de la convivencia humana A B

    36. Carcter espiritual de la sociedad humana A B

    37. A B

    38. La convivencia tiene que fundarse en el orden moral establecido por Dios A B

    Caractersticas de nuestra poca

    39. Tres son las notas que caracterizan nuestra poca. 40. La elevacin del mundo laboral

    A B

    41. La presencia de la mujer en la vida pblica A B

    42. La emancipacin de los pueblos A B

    43. A B

    44. A B

    45. A B

    PARTE II: ORDENACIN DE LAS RELACIONES POLTICAS La autoridad

    46. Es necesaria A B

    47. Debe estar sometida al orden moral A

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 7

    B

    48. Slo as obliga en conciencia A B

    49. A B

    50. Y se salva la dignidad del ciudadano A B

    51. La Ley debe respetar el ordenamiento divino A B

    52. Autoridad y democracia A B

    El bien comn

    53. Obliga al ciudadano A B

    54. Obliga tambin al gobernante La razn de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el bien comn.

    54. La razn de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el bien comn. De donde se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la naturaleza del propio bien comn y ajustando al mismo tiempo sus normas jurdicas a la situacin real de las circunstancias [37]

    55. Est ligado a la naturaleza humana A B

    56. Debe redundar en provecho de todos A B

    57. Abarca a todo el hombre A B

    58. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 8

    59. A B

    Deberes de los gobernantes en orden del bien comn 1.Defender los derechos y deberes del hombre

    60. A B

    61. A B

    2.Armonizarlos y regularlos

    62. A B

    63. 3. Favorecer su ejercicio A B

    64. 4. Exigencias concretas en esta materia A B

    65. 5. Guardar un perfecto equilibrio en la regulacin y tutela de los derechos A B

    66. A B

    La constitucin jurdico-poltica de la sociedad

    67. Divisin de funciones y de poderes A B

    68. Normas generales para el ejercicio de los tres poderes A B

    69. A B

    Cautelas y requisitos que deben observar los gobernantes

    70. A B

    71. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 9

    72. Los hombres pueden con pleno derecho dedicarse a la vida pblica. Solamente pueden hacerlo ajustndose a las modalidades de su comunidad.

    73. Es una exigencia cierta de la dignidad humana que los hombres puedan con pleno derecho dedicarse a la vida pblica, si bien solamente pueden participar en ella ajustndose a las modalidades que concuerden con la situacin real de la comunidad poltica a la que pertenecen.

    Acceso del ciudadano a la vida pblica

    73. De este derecho se siguen amplias posibilidades de bien comn. Los gobernantes al dialogar a menudo con los ciudadanos pueden conocer mejor. La renovacin peridica de los gobernantes impide el envejecimiento.

    73. Es una exigencia cierta de la dignidad humana que los hombres puedan con pleno derecho dedicarse a la vida pblica, si bien solamente pueden participar en ella ajustndose a las modalidades que concuerden con la situacin real de la comunidad poltica a la que pertenecen.

    Exigencias de la poca

    74. Carta de los derechos del hombre El Estado debe redactar un compendio de los derechos fundamentales hombre. Conviene adems incluirlos en la constitucin de cada Estado.

    74. Por otra parte, de este derecho de acceso a la vida pblica se siguen para los ciudadanos nuevas y amplsimas posibilidades de bien comn. Porque, primeramente, en las actuales circunstancias, los gobernantes, al ponerse en contacto y dialogar con mayor frecuencia con los ciudadanos, pueden conocer mejor los medios que ms interesan para el bien comn, y, por otra parte, la renovacin peridica de las personas en los puestos pblicos no slo impide el envejecimiento de la autoridad, sino que adems le da la posibilidad de rejuvenecerse en cierto modo para acometer el progreso de la sociedad humana [51].

    75. Organizacin de poderes Debe elaborarse una constitucin de cada comunidad poltica. Que defina la eleccin de gobernantes, sus relaciones y sus funciones.

    75. De todo 1o expuesto hasta aqu se deriva con plena claridad que, en nuestra poca, lo primero que se requiere en la organizacin jurdica del Estado es redactar, con frmulas concisas y claras, un compendio de los derechos fundamentales del hombre e incluirlo en la constitucin general del Estado.

    76. Relaciones autoridad-ciudadanos Tambin deben definirse derechos y deberes de los ciudadanos en relacin con

    las autoridades. La misin de la autoridad es el desarrollo continuo de estos derechos y deberes.

    76. Se requiere, en segundo lugar, que, en trminos estrictamente jurdicos, se elabore una constitucin pblica de cada comunidad poltica, en la que se definan los procedimientos para designar a los gobernantes, los vnculos con los que necesariamente deban aquellos relacionarse entre s, las esferas de sus respectivas competencias y, por ltimo, las normas obligatorias que hayan de dirigir el ejercicio de sus funciones.

    77. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 10

    77. Se requiere, finalmente, que se definan de modo especfico los derechos y deberes del ciudadano en sus relaciones con las autoridades y que se prescriba de forma clara como misin principal de las autoridades el reconocimiento, respeto, acuerdo mutuo, tutela y desarrollo continuo de los derechos y deberes del ciudadano.

    Juicio crtico

    78. A B

    79. A B

    PARTE III: ORDENACIN DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES Las relaciones internacionales deben regirse por la ley moral

    80. A B

    80. Nos complace confirmar ahora con nuestra autoridad las enseanzas que sobre el Estado expusieron repetidas veces nuestros predecesores, esto es, que las naciones son sujetos de derechos y deberes mutuos y, por consiguiente, sus relaciones deben regularse por las normas de la verdad, la justicia, la activa solidaridad y la libertad. Porque la misma ley natural que rige las relaciones de convivencia entre los ciudadanos debe regular tambin las relaciones mutuas entre las comunidades polticas.

    81. A B

    81. Este principio es evidente para todo el que considere que los gobernantes, cuando actan en nombre de su comunidad y atienden al bien de la misma, no pueden, en modo alguno, abdicar de su dignidad natural, y, por tanto, no les es lcito en forma alguna prescindir de la ley natural, a la que estn sometidos, ya que sta se identifica con la propia ley moral.

    82. A B

    83. A B

    83. Ms an, el mismo orden moral impone dos consecuencias: una, la necesidad de una autoridad rectora en el seno de la sociedad; otra, que esa autoridad no pueda rebelarse contra tal orden moral sin derrumbarse inmediatamente, al quedar privada de su propio fundamento. Es un aviso del mismo Dios: Od, pues, oh reyes!, y entended; aprended vosotros los que dominis los confines de la tierra. Aplicad el odo los que imperis sobre las muchedumbres y los que os engres sobre la multitud de las naciones. Porque el poder os fue dado por el Seor, y la soberana por el Altsimo, el cual examinar vuestras obras y escudriar vuestros pensamientos [53].

    84. A B

    85. A B

    Las relaciones internacionales deben regirse por la verdad

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 11

    86. A B

    87. A B

    88. A B

    89. A B

    90. A B

    Las relaciones internacionales deben regirse por la justicia

    91. A B

    92. A B

    93. A B

    94. A B

    95. A B

    96. A B

    97. A B

    Las relaciones internacionales deben regirse por el principio de la solidaridad activa

    98. A B

    99. A B

    100. A B

    101. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 12

    102. A B

    103. A B

    104. A B

    105. A B

    106. A B

    107. A B

    108. A B

    109. A B

    110. A B

    111. A B

    112. A B

    113. A B

    114. A B

    115. A B

    116. A B

    117. A B

    118. A B

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    Pg. 13

    119. A B

    Las relaciones internacionales deben regirse por la libertad

    120. A B

    121. A B

    122. A B

    123. A B

    124. A B

    125. A B

    Convicciones y esperanzas de la hora actual

    126. A B

    126. Se ha ido generalizando cada vez ms en nuestros tiempos la profunda conviccin de que las diferencias que eventualmente surjan entre los pueblos deben resolverse no con las armas, sino por medio de negociaciones y convenios.

    127. A B

    127. Esta conviccin, hay que confesarlo, nace, en la mayor parte de los casos, de la terrible potencia destructora que los actuales armamentos poseen y del temor a las horribles calamidades y ruinas que tales armamentos acarrearan. Por esto, en nuestra poca, que se jacta de poseer la energa atmica, resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado.

    128. A B

    129. A B

    PARTE IV: ORDENACIN DE LAS RELACIONES MUNDIALES La interdependencia de los Estados en lo social, poltico y econmico

    130. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 14

    131. A B

    La autoridad poltica es hoy insuficiente para lograr el bien comn universal

    132. A B

    133. A B

    134. A B

    135. A B

    Es necesaria una autoridad pblica de alcance mundial

    136. A B

    137. A B

    137. Y como hoy el bien comn de todos los pueblos plantea problemas que afectan a todas las naciones, y como semejantes problemas solamente puede afrontarlos una autoridad pblica cuyo poder, estructura y medios sean suficientemente amplios y cuyo radio de accin tenga un alcance mundial, resulta, en consecuencia, que, por imposicin del mismo orden moral, es preciso constituir una autoridad pblica general.

    138. La autoridad mundial debe establecerse por acuerdo general de las naciones A B

    139. La autoridad mundial debe proteger los derechos de la persona humana A B

    El principio de subsidiariedad en el plano mundial

    140. A B

    141. A B

    La organizacin de las Naciones Unidas

    142. A B

    143. A

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 15

    B

    144. Ciertos captulos de la Declaracin de los DDHH han suscitado objeciones. Nos juzgamos que esta Declaracin debe ser un primer paso para el

    establecimiento de una constitucin jurdica y poltica de los pueblos del mundo. En ella se establece la dignidad humana de todos los hombres sin excepcin.

    144. No se nos oculta que ciertos captulos de esta Declaracin han suscitado algunas objeciones fundadas. Juzgamos, sin embargo, que esta Declaracin debe considerarse un primer paso introductorio para el establecimiento de una constitucin jurdica y poltica de todos los pueblos del mundo. En dicha Declaracin se reconoce solemnemente a todos los hombres sin excepcin la dignidad de la persona humana y se afirman todos los derechos que todo hombre tiene a buscar libremente la verdad, respetar las normas morales, cumplir los deberes de la justicia, observar una vida decorosa y otros derechos ntimamente vinculados con stos.

    145. A B

    PARTE V: NORMAS PARA LA ACCIN TEMPORAL DEL CRISTIANO 146. Presencia activa en todos los campos

    A B

    Cultura, tcnica y experiencia

    147. A B

    148. A B

    149. A B

    150. A B

    Coherencia entre la fe y la conducta

    151. A B

    152. A B

    153. A B

    Dinamismo creciente en la accin temporal

    154. A B

  • Doctrina Social de la Iglesia, Alumno: Sergi Bernabeu

    Pg. 16

    155. A B

    156. A B

    Relaciones de los catlicos con los no-catlicos

    157. Fidelidad y colaboracin Los principios dichos hasta ahora brotan de los derechos naturales. Los catlicos a menudo colaboran con cristianos separados y con no-catlicos,

    pero que, sin embargo, obedecen a la razn y profesan un recto sentido moral. En tales casos procuren los catlicos ser consecuentes consigo mismo y no

    aceptar compromisos que daen la integridad de le religin o la moral. Y procuren tambin ser comprensivos para las opiniones ajenas si llevan al bien.

    158. Distinguir entre el error y el que lo profesa Hay que distinguir entre el error y la persona que lo profesa. El hombre que yerra no se despoja de su condicin de hombre ni de su dignidad. Adems, nunca le faltan al hombre las ayudas de la divina Providencia. Los

    catlicos pueden ser ocasin para estas personas apartadas de alcanzar la verdad.

    159. Distinguir entre filosofas y corrientes histricas Hay que distinguir tambin entre teoras filosficas falsas y corrientes de carcter

    econmico, social, cultural y poltico aunque tengan el origen en aquellas. Porque una doctrina ya elaborada y definida, ya no cambia. Pero las corrientes

    referidas se hayan sujetas a una continua mudanza. Y quin puede negar que si dichas corrientes se ajustan a la recta razn, no

    puedan tener elementos moralmente positivos dignos de aprobacin?

    159. En segundo lugar, es tambin completamente necesario distinguir entre las teoras filosficas falsas sobre la naturaleza, el origen, el fin del mundo y del hombre y las corrientes de carcter econmico y social, cultural o poltico, aunque tales corrientes tengan su origen e impulso en tales teoras filosficas. Porque una doctrina, cuando ha sido elaborada y definida, ya no cambia. Por el contrario, las corrientes referidas, al desenvolverse en medio de condiciones mudables, se hallan sujetas por fuerza a una continua mudanza. Por lo dems, quin puede negar que, en la medida en que tales corrientes se ajusten a los dictados de la recta razn y reflejen fielmente las justas aspiraciones del hombre, puedan tener elementos moralmente positivos dignos de aprobacin?

    160. Utilidad de estos contactos A B

    Evolucin, no revolucin

    161. A B

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    Pg. 17

    162. A B

    Llamamiento a una tarea gloriosa y necesaria

    163. A B

    164. A B

    165. A B

    Es necesario orar por la paz

    166. Todas estas enseanzas expuestas vienen del profundo anhelo del que sabemos que participan todos los hombres de buena voluntad: consolidar la paz.

    167. Como Vicario de Cristo, es nuestro deber trabajar para este mismo bien comn. Este orden que lleve a la paz debe basarse en verdad, justicia, caridad y libertad.

    167. Como vicario, aunque indigno, de Aquel a quien el anuncio proftico proclam Prncipe de la Paz [70], consideramos deber nuestro consagrar todos nuestros pensamientos, preocupaciones y energas a procurar este bien comn universal. Pero la paz ser palabra vaca mientras no se funde sobre el orden cuyas lneas fundamentales, movidos por una gran esperanza, hemos como esbozado en esta nuestra encclica: un orden basado en la verdad, establecido de acuerdo con las normas de la justicia, sustentado y henchido por la caridad y, finalmente, realizado bajo los auspicios de la libertad.

    168. Como la empresa (conseguir la paz) es tan grande, las fuerzas naturales del hombre no son suficientes. Es del todo necesario el auxilio sobrenatural del cielo.

    169. Es necesario, por tanto, que recemos suplicantes a Dios. 170. Ya leemos en las Escrituras que l dijo La paz sea con vosotros. Aleluya. 171. Recemos por tanto al divino Redentor: Que l borre cuanto haga peligrar la paz.

    Que l ilumine a los gobernantes. Que l encienda las voluntades de los hombres para echar por tierra las barreras que dividen.

    De esta manera, bajo su auspicio y amparo, todos los pueblos se abracen.

    172. Deseando que esta paz penetre en la grey. Impartimos la bendicin apostlica. Imploramos de Dios, para los hombres de buena voluntad, salud y prosperidad.

    Bibliografa Juan XXIII, Carta Encclica Pacem in Terris, 11 de abril de 1963. Apuntes del profesor Gonzalo Villagrn, tomados durante las sesiones de clase y de la

    SWAD.