sábado, 11 de julio de 2009 vidas paralelas: tolstoi y ... · los tres momentos culminantes de la...

4
Francisco R. Pastoriza (*) olstoi y Dostoievski nun- ca llegaron a encontrarse físicamente a pesar de haber vivido en la misma ciu- dad durante algunos años (in- cluso frecuentaron el mismo club literario y colaboraron en la misma revista). Ambos crea- ron una obra literaria de una al- tísima calidad, que conocían respectivamente en detalle. Los dos fueron jugadores apasiona- dos y sus creencias religiosas es- taban muy cercanas al cristianis- mo ortodoxo (curiosamente, abrazado con fervor después de haber asistido ambos a sendas ejecuciones públicas de dos condenados a muerte). Nunca se produjo un encuentro entre ambos escritores a pesar de que algunos amigos comunes asegu- raron haberlo intentado varias veces (en una ocasión coinci- dieron en una conferencia del filósofo Soloviov, pero Tolstoi abandonó la sala antes de que terminara). El advenimiento del comunismo en Rusia vino a per- petuar esta separación tras su muerte, al otorgarles un trato di- ferente: mientras Dostoievski fue considerado un enemigo peli- groso, engendrador de subver- sión y herejía, Tolstoi (según Le- nin el más grande entre los es- critores de ficción) fue entroni- zado en el panteón revoluciona- rio. Hay otra coincidencia dramática en la vida de ambos escritores: la muerte de sus pa- dres, ambos asesinados (el de Dostoievski por sus criados, a los que trataba miserablemente, y el de Tolstoi por un grupo de miembros del partido revolucio- nario La Voluntad del Pueblo). Tolstoi y Dostoievski vivieron en una sociedad sometida a cambios radicales en un perio- do de decadencia cultural, y su- pieron analizar como muy po- cos todas las profundidades del alma humana. Coincide ahora la publicación de una amplia se- lección de cartas de Tolstoi (Co- rrespondencia. Acantilado) con el primer tomo de una nueva re- copilación de las obras comple- tas de Dostoievski (Galaxia Gu- tenberg). Ambas vienen a apor- tar nuevas perspectivas para en- juiciar una obra titánica. Una corrspondencia abrumadora Lev Tolstoi dedicó casi tanto tiempo a escribir sus novelas co- mo a su correspondencia y a sus diarios. Se conservan más de diez mil cartas (en ruso, francés e inglés), se sabe que hay otras muchas en poder de propieta- rios privados, y otras perdidas irremediablemente. En esta edi- ción se clasifica su correspon- dencia por etapas. Así, de 1842 a 1851, los interlocutores predilec- tos del joven Tolstoi fueron su tía Tatiana, una de las personas que más influyeron en su carrera (¿Se acuerda, mi bienamada tía, de que ha- ce mucho tiem- po me aconse- jó que escri- biera novelas? P .33), su pri- mer editor (con el que tiene impor- tantes desen- cuentros a causa de cambios y censuras) y su hermano Serguéi. En 1852 Tolstoi se enroló en el ejército y participó en varias expedicio- nes contra los chechenos, y en las campañas del Danubio, el Cáucaso y Crimea, una expe- riencia que le proporcionó ma- terial para su obra Los cosacos. Durante estos años los corres- ponsales de Tolstoi siguieron siendo su tía Tatiana y su herma- no, a quienes constantemente solicita dinero para pagar sus deudas de jue- go (el dinero se me escapa de las manos. P .83). Durante su estancia en el ejército pu- blicó sus pri- meros escritos y una vez li- cenciado, mientras pro- curaba un em- pleo estable, dio a la edición cin- co nuevas obras. Su correspon- dencia deriva ahora hacia Vale- ria Arsénieva, un amor de juven- tud que inspiró su novela La felicidad conyugal, de la que más tarde abominaría (una mancha para mí no sólo como autor sino como ser humano. P .198). Duran- te su primer viaje a Europa ini- cia una correspondencia amo- rosa con Alexandra Tolstaia, on- ce años mayor que él. La asisten- cia a una ejecución pública en Francia le provoca una grave cri- sis (este espectáculo produjo en mí una impresión de la que tar- daré mucho tiempo en reponer- me. P .145), agravada por la muer- te de dos de sus hermanos. A ra- íz de su matrimonio con Sofía Andréyevna su vida se estabiliza y comienza a escribir Guerra y paz, que le permitirá hacerse un lugar entre los grandes escrito- res rusos del XIX. Como ocurrie- ra con La felicidad conyugal, con los años también Guerra y paz se convirtió en una obra de la que Tolstoi se arrepentiría: Nun- ca más volveré a escribir prolijas paparruchas del tipo ‘Guerra y paz’ (P .312); ‘Guerra y paz’ me re- sulta repugnante (P .336). En 1873 comienza a publicar Anna Karé- nina, después de cuyo dramáti- co final se muestra torturado por las cuestiones religiosas, que le empujan a escribir Confesión (acaba de ser publicada en Es- paña, también por Acantilado) y otros escritos, muchos de ellos prohibidos en Rusia, donde lle- gó a ser excomulgado por la Iglesia ortodoxa. La hambruna de los años 1891-92 orientó su actividad hacia la educación in- fantil y el socorro público, mien- tras sus obras, como Sonata a Kreutzer, seguían siendo vícti- mas de la censura. Los tormen- tosos últimos años de su vida, así como su muerte en la estación de Astápovo, durante una de- mencial huida de su esposa So- T Número 615 Sábado, 11 de julio de 2009 PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE En una sociedad sometida a cambios radicales, supieron analizar como pocos todas las profundidades del alma humana Tolstoi y D ostoievski Vidas paralelas: La publicación de la correspondencia de Tolstoi y de la obra completa de Dostoievski aporta nuevos elementos para interpretar la obra de los dos grandes escritores rusos Francisco R. Pastoriza (*) olstoi y Dostoievski nun- ca llegaron a encontrarse físicamente a pesar de haber vivido en la misma ciu- dad durante algunos años (in- cluso frecuentaron el mismo club literario y colaboraron en la misma revista). Ambos crea- ron una obra literaria de una al- tísima calidad, que conocían respectivamente en detalle. Los dos fueron jugadores apasiona- dos y sus creencias religiosas es- taban muy cercanas al cristianis- mo ortodoxo (curiosamente, abrazado con fervor después de haber asistido ambos a sendas ejecuciones públicas de dos condenados a muerte). Nunca se produjo un encuentro entre ambos escritores a pesar de que algunos amigos comunes asegu- raron haberlo intentado varias veces (en una ocasión coinci- dieron en una conferencia del filósofo Soloviov, pero Tolstoi abandonó la sala antes de que terminara). El advenimiento del comunismo en Rusia vino a per- petuar esta separación tras su muerte, al otorgarles un trato di- ferente: mientras Dostoievski fue considerado un enemigo peli- groso, engendrador de subver- sión y herejía, Tolstoi (según Le- nin el más grande entre los es- critores de ficción) fue entroni- zado en el panteón revoluciona- rio. Hay otra coincidencia dramática en la vida de ambos escritores: la muerte de sus pa- dres, ambos asesinados (el de Dostoievski por sus criados, a los que trataba miserablemente, y el de Tolstoi por un grupo de miembros del partido revolucio- nario La Voluntad del Pueblo). Tolstoi y Dostoievski vivieron en una sociedad sometida a cambios radicales en un perio- do de decadencia cultural, y su- pieron analizar como muy po- cos todas las profundidades del alma humana. Coincide ahora la publicación de una amplia se- lección de cartas de Tolstoi (Co- rrespondencia. Acantilado) con el primer tomo de una nueva re- copilación de las obras comple- tas de Dostoievski (Galaxia Gu- tenberg). Ambas vienen a apor- tar nuevas perspectivas para en- juiciar una obra titánica. Una corrspondencia abrumadora Lev Tolstoi dedicó casi tanto tiempo a escribir sus novelas co- mo a su correspondencia y a sus diarios. Se conservan más de diez mil cartas (en ruso, francés e inglés), se sabe que hay otras muchas en poder de propieta- rios privados, y otras perdidas irremediablemente. En esta edi- ción se clasifica su correspon- dencia por etapas. Así, de 1842 a 1851, los interlocutores predilec- tos del joven Tolstoi fueron su tía Tatiana, una de las personas que más influyeron en su carrera (¿Se acuerda, mi bienamada tía, de que ha- ce mucho tiem- po me aconse- jó que escri- biera novelas? P .33), su pri- mer editor (con el que tiene impor- tantes desen- cuentros a causa de cambios y censuras) y su hermano Serguéi. En 1852 Tolstoi se enroló en el ejército y participó en varias expedicio- nes contra los chechenos, y en las campañas del Danubio, el Cáucaso y Crimea, una expe- riencia que le proporcionó ma- terial para su obra Los cosacos. Durante estos años los corres- ponsales de Tolstoi siguieron siendo su tía Tatiana y su herma- no, a quienes constantemente solicita dinero para pagar sus deudas de jue- go (el dinero se me escapa de las manos. P .83). Durante su estancia en el ejército pu- blicó sus pri- meros escritos y una vez li- cenciado, mientras pro- curaba un em- pleo estable, dio a la edición cin- co nuevas obras. Su correspon- dencia deriva ahora hacia Vale- ria Arsénieva, un amor de juven- tud que inspiró su novela La felicidad conyugal, de la que más tarde abominaría (una mancha para mí no sólo como autor sino como ser humano. P .198). Duran- te su primer viaje a Europa ini- cia una correspondencia amo- rosa con Alexandra Tolstaia, on- ce años mayor que él. La asisten- cia a una ejecución pública en Francia le provoca una grave cri- sis (este espectáculo produjo en mí una impresión de la que tar- daré mucho tiempo en reponer- me. P .145), agravada por la muer- te de dos de sus hermanos. A ra- íz de su matrimonio con Sofía Andréyevna su vida se estabiliza y comienza a escribir Guerra y paz, que le permitirá hacerse un lugar entre los grandes escrito- res rusos del XIX. Como ocurrie- ra con La felicidad conyugal, con los años también Guerra y paz se convirtió en una obra de la que Tolstoi se arrepentiría: Nun- ca más volveré a escribir prolijas paparruchas del tipo ‘Guerra y paz’ (P .312); ‘Guerra y paz’ me re- sulta repugnante (P .336). En 1873 comienza a publicar Anna Karé- nina, después de cuyo dramáti- co final se muestra torturado por las cuestiones religiosas, que le empujan a escribir Confesión (acaba de ser publicada en Es- paña, también por Acantilado) y otros escritos, muchos de ellos prohibidos en Rusia, donde lle- gó a ser excomulgado por la Iglesia ortodoxa. La hambruna de los años 1891-92 orientó su actividad hacia la educación in- fantil y el socorro público, mien- tras sus obras, como Sonata a Kreutzer, seguían siendo vícti- mas de la censura. Los tormen- tosos últimos años de su vida, así como su muerte en la estación de Astápovo, durante una de- mencial huida de su esposa So- T Número 615 Sábado, 11 de julio de 2009 PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE En una sociedad sometida a cambios radicales, supieron analizar como pocos todas las profundidades del alma humana Tolstoi y D ostoievski Vidas paralelas: La publicación de la correspondencia de Tolstoi y de la obra completa de Dostoievski aporta nuevos elementos para interpretar la obra de los dos grandes escritores rusos

Upload: others

Post on 01-Apr-2020

13 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Sábado, 11 de julio de 2009 Vidas paralelas: Tolstoi y ... · los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de

Francisco R. Pastoriza (*)

olstoi y Dostoievski nun-ca llegaron a encontrarse físicamente a pesar de

haber vivido en la misma ciu-dad durante algunos años (in-cluso frecuentaron el mismo club literario y colaboraron en la misma revista). Ambos crea-ron una obra literaria de una al-tísima calidad, que conocían respectivamente en detalle. Los dos fueron jugadores apasiona-dos y sus creencias religiosas es-taban muy cercanas al cristianis-mo ortodoxo (curiosamente, abrazado con fervor después de haber asistido ambos a sendas ejecuciones públicas de dos condenados a muerte). Nunca se produjo un encuentro entre ambos escritores a pesar de que algunos amigos comunes asegu-raron haberlo intentado varias veces (en una ocasión coinci-dieron en una conferencia del filósofo Soloviov, pero Tolstoi abandonó la sala antes de que terminara). El advenimiento del comunismo en Rusia vino a per-petuar esta separación tras su muerte, al otorgarles un trato di-ferente: mientras Dostoievski fue considerado un enemigo peli-groso, engendrador de subver-sión y herejía, Tolstoi (según Le-nin el más grande entre los es-critores de ficción) fue entroni-zado en el panteón revoluciona-rio. Hay otra coincidencia dramática en la vida de ambos escritores: la muerte de sus pa-dres, ambos asesinados (el de Dostoievski por sus criados, a los que trataba miserablemente, y el de Tolstoi por un grupo de miembros del partido revolucio-nario La Voluntad del Pueblo).

Tolstoi y Dostoievski vivieron en una sociedad sometida a cambios radicales en un perio-do de decadencia cultural, y su-pieron analizar como muy po-cos todas las profundidades del alma humana. Coincide ahora la publicación de una amplia se-lección de cartas de Tolstoi (Co-rrespondencia. Acantilado) con el primer tomo de una nueva re-copilación de las obras comple-tas de Dostoievski (Galaxia Gu-tenberg). Ambas vienen a apor-tar nuevas perspectivas para en-juiciar una obra titánica.

Una corrspondencia abrumadora

Lev Tolstoi dedicó casi tanto tiempo a escribir sus novelas co-mo a su correspondencia y a sus diarios. Se conservan más de diez mil cartas (en ruso, francés

e inglés), se sabe que hay otras muchas en poder de propieta-rios privados, y otras perdidas irremediablemente. En esta edi-ción se clasifica su correspon-dencia por etapas. Así, de 1842 a 1851, los interlocutores predilec-tos del joven Tolstoi fueron su tía Tatiana, una de las personas que más influyeron en su carrera (¿Se acuerda, mi bienamada tía, de que ha-ce mucho tiem-po me aconse-jó que escri-biera novelas? P.33), su pri-mer editor (con el que tiene impor-tantes desen-cuentros a causa de cambios y censuras) y su hermano Serguéi. En 1852 Tolstoi se enroló en el ejército y participó en varias expedicio-

nes contra los chechenos, y en las campañas del Danubio, el Cáucaso y Crimea, una expe-riencia que le proporcionó ma-terial para su obra Los cosacos. Durante estos años los corres-ponsales de Tolstoi siguieron siendo su tía Tatiana y su herma-no, a quienes constantemente solicita dinero para pagar sus

deudas de jue-go (el dinero se me escapa de las manos. P.83). Durante su estancia en el ejército pu-blicó sus pri-meros escritos y una vez li-c e n c i a d o , mientras pro-curaba un em-

pleo estable, dio a la edición cin-co nuevas obras. Su correspon-dencia deriva ahora hacia Vale-ria Arsénieva, un amor de juven-

tud que inspiró su novela La felicidad conyugal, de la que más tarde abominaría (una mancha para mí no sólo como autor sino como ser humano. P.198). Duran-te su primer viaje a Europa ini-cia una correspondencia amo-rosa con Alexandra Tolstaia, on-ce años mayor que él. La asisten-cia a una ejecución pública en Francia le provoca una grave cri-sis (este espectáculo produjo en mí una impresión de la que tar-daré mucho tiempo en reponer-me. P.145), agravada por la muer-te de dos de sus hermanos. A ra-íz de su matrimonio con Sofía Andréyevna su vida se estabiliza y comienza a escribir Guerra y paz, que le permitirá hacerse un lugar entre los grandes escrito-res rusos del XIX. Como ocurrie-ra con La felicidad conyugal, con los años también Guerra y paz se convirtió en una obra de la que Tolstoi se arrepentiría: Nun-ca más volveré a escribir prolijas

paparruchas del tipo ‘Guerra y paz’ (P.312); ‘Guerra y paz’ me re-sulta repugnante (P.336). En 1873 comienza a publicar Anna Karé-nina, después de cuyo dramáti-co final se muestra torturado por las cuestiones religiosas, que le empujan a escribir Confesión (acaba de ser publicada en Es-paña, también por Acantilado) y otros escritos, muchos de ellos prohibidos en Rusia, donde lle-gó a ser excomulgado por la Iglesia ortodoxa. La hambruna de los años 1891-92 orientó su actividad hacia la educación in-fantil y el socorro público, mien-tras sus obras, como Sonata a Kreutzer, seguían siendo vícti-mas de la censura. Los tormen-tosos últimos años de su vida, así como su muerte en la estación de Astápovo, durante una de-mencial huida de su esposa So-

T

Número 615

Sábado, 11 de julio de 2009

PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE

En una sociedad sometida a cambios radicales, supieron analizar como pocos todas las profundidades del alma humana

Tolstoi y Dostoievski

Vidas paralelas:

La publicación de la correspondencia de Tolstoi y de la obra completa de Dostoievski aporta nuevos elementos para interpretar la obra de los dos grandes escritores rusos

Francisco R. Pastoriza (*)

olstoi y Dostoievski nun-ca llegaron a encontrarse físicamente a pesar de

haber vivido en la misma ciu-dad durante algunos años (in-cluso frecuentaron el mismo club literario y colaboraron en la misma revista). Ambos crea-ron una obra literaria de una al-tísima calidad, que conocían respectivamente en detalle. Los dos fueron jugadores apasiona-dos y sus creencias religiosas es-taban muy cercanas al cristianis-mo ortodoxo (curiosamente, abrazado con fervor después de haber asistido ambos a sendas ejecuciones públicas de dos condenados a muerte). Nunca se produjo un encuentro entre ambos escritores a pesar de que algunos amigos comunes asegu-raron haberlo intentado varias veces (en una ocasión coinci-dieron en una conferencia del filósofo Soloviov, pero Tolstoi abandonó la sala antes de que terminara). El advenimiento del comunismo en Rusia vino a per-petuar esta separación tras su muerte, al otorgarles un trato di-ferente: mientras Dostoievski fue considerado un enemigo peli-groso, engendrador de subver-sión y herejía, Tolstoi (según Le-nin el más grande entre los es-critores de ficción) fue entroni-zado en el panteón revoluciona-rio. Hay otra coincidencia dramática en la vida de ambos escritores: la muerte de sus pa-dres, ambos asesinados (el de Dostoievski por sus criados, a los que trataba miserablemente, y el de Tolstoi por un grupo de miembros del partido revolucio-nario La Voluntad del Pueblo).

Tolstoi y Dostoievski vivieron en una sociedad sometida a cambios radicales en un perio-do de decadencia cultural, y su-pieron analizar como muy po-cos todas las profundidades del alma humana. Coincide ahora la publicación de una amplia se-lección de cartas de Tolstoi (Co-rrespondencia. Acantilado) con el primer tomo de una nueva re-copilación de las obras comple-tas de Dostoievski (Galaxia Gu-tenberg). Ambas vienen a apor-tar nuevas perspectivas para en-juiciar una obra titánica.

Una corrspondencia abrumadora

Lev Tolstoi dedicó casi tanto tiempo a escribir sus novelas co-mo a su correspondencia y a sus diarios. Se conservan más de diez mil cartas (en ruso, francés

e inglés), se sabe que hay otras muchas en poder de propieta-rios privados, y otras perdidas irremediablemente. En esta edi-ción se clasifica su correspon-dencia por etapas. Así, de 1842 a 1851, los interlocutores predilec-tos del joven Tolstoi fueron su tía Tatiana, una de las personas que más influyeron en su carrera (¿Se acuerda, mi bienamada tía, de que ha-ce mucho tiem-po me aconse-jó que escri-biera novelas? P.33), su pri-mer editor (con el que tiene impor-tantes desen-cuentros a causa de cambios y censuras) y su hermano Serguéi. En 1852 Tolstoi se enroló en el ejército y participó en varias expedicio-

nes contra los chechenos, y en las campañas del Danubio, el Cáucaso y Crimea, una expe-riencia que le proporcionó ma-terial para su obra Los cosacos. Durante estos años los corres-ponsales de Tolstoi siguieron siendo su tía Tatiana y su herma-no, a quienes constantemente solicita dinero para pagar sus

deudas de jue-go (el dinero se me escapa de las manos. P.83). Durante su estancia en el ejército pu-blicó sus pri-meros escritos y una vez li-c e n c i a d o , mientras pro-curaba un em-

pleo estable, dio a la edición cin-co nuevas obras. Su correspon-dencia deriva ahora hacia Vale-ria Arsénieva, un amor de juven-

tud que inspiró su novela La felicidad conyugal, de la que más tarde abominaría (una mancha para mí no sólo como autor sino como ser humano. P.198). Duran-te su primer viaje a Europa ini-cia una correspondencia amo-rosa con Alexandra Tolstaia, on-ce años mayor que él. La asisten-cia a una ejecución pública en Francia le provoca una grave cri-sis (este espectáculo produjo en mí una impresión de la que tar-daré mucho tiempo en reponer-me. P.145), agravada por la muer-te de dos de sus hermanos. A ra-íz de su matrimonio con Sofía Andréyevna su vida se estabiliza y comienza a escribir Guerra y paz, que le permitirá hacerse un lugar entre los grandes escrito-res rusos del XIX. Como ocurrie-ra con La felicidad conyugal, con los años también Guerra y paz se convirtió en una obra de la que Tolstoi se arrepentiría: Nun-ca más volveré a escribir prolijas

paparruchas del tipo ‘Guerra y paz’ (P.312); ‘Guerra y paz’ me re-sulta repugnante (P.336). En 1873 comienza a publicar Anna Karé-nina, después de cuyo dramáti-co final se muestra torturado por las cuestiones religiosas, que le empujan a escribir Confesión (acaba de ser publicada en Es-paña, también por Acantilado) y otros escritos, muchos de ellos prohibidos en Rusia, donde lle-gó a ser excomulgado por la Iglesia ortodoxa. La hambruna de los años 1891-92 orientó su actividad hacia la educación in-fantil y el socorro público, mien-tras sus obras, como Sonata a Kreutzer, seguían siendo vícti-mas de la censura. Los tormen-tosos últimos años de su vida, así como su muerte en la estación de Astápovo, durante una de-mencial huida de su esposa So-

T

Número 615

Sábado, 11 de julio de 2009

PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE

En una sociedad sometida a cambios radicales, supieron analizar como pocos todas las profundidades del alma humana

Tolstoi y Dostoievski

Vidas paralelas:

La publicación de la correspondencia de Tolstoi y de la obra completa de Dostoievski aporta nuevos elementos para interpretar la obra de los dos grandes escritores rusos

Page 2: Sábado, 11 de julio de 2009 Vidas paralelas: Tolstoi y ... · los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de

fía, no pueden encontrar mejor cauce expresivo que en estas cartas, que escribió compulsiva-mente hasta el último aliento.

Las primeras novelas de Dostoievski

También Dostoievski es autor de una abundante correspon-dencia (Correspondencia ínti-ma. Mikailili ediciones). Y, por cierto, la primera novela que pu-blicó, Pobres gentes, está escrita en forma epistolar entre sus dos protagonistas, Makar Alexéye-vich, un funcionario pobre, ya mayor, víctima de las burlas de sus compañeros de oficina, y la joven Varvara Alexéyevna, Vare-ñka, de la que está enamorado pero a quien no se atreve a de-clarar sus sentimientos, que tra-duce en paterno-filiales (en este volumen se incluye asimismo otro relato postal, Novela en nue-ve cartas que, acuciado por las deudas de juego, Dostoievski es-cribió en sólo una noche). La pobreza de los suburbios de Pe-tersburgo se muestra aquí en to-da su cruda realidad. Las vicisi-tudes por las que tienen que pa-sar Makar y Vareñka y las de de los personajes que viven en su entorno, en habçitaciones real-quiladas y en condiciones mise-rables, constituye el fondo sobre el que transcurre el intercambio postal (la correspondencia sus-tituye aquí al diálogo) entre los dos protagonistas y una de las más descarnadas muestras na-rrativas de la novela social y psi-cológica rusa, que se impone a algunos rasgos de romanticismo presentes en esta obra en la que el poder del dinero triunfa final-mente sobre el amor. Es esta la mejor novela del Dostoievski an-terior a su detención por activi-dades políticas contra el zar Ni-colás I, por las que fue condena-do a muerte (se escenificó in-cluso su fusilamiento) y por las

que pasó 10 años de prisión y destierro en Siberia. Allí escribió El pequeño héroe, el último de los relatos incluidos en este vo-lumen, donde también figura El doble, una narración kafkiana y angustiosa sobre cómo el doble de un personaje se va apropian-

do poco a poco de la personali-dad, de la situación y de los pri-vilegios de su original, Goriadkin (quien termina por volverse lo-co), hasta completar su impostu-ra, ante el asentimiento compla-ciente de sus amigos, de sus compañeros de trabajo y hasta

de su sirviente Petrushka. Las trece primeras obras de

Dostoievski incluidas en este pri-mer volumen de sus obras com-pletas anuncian ya lo que sería la perfección alcanzada con Cri-men y castigo, con Los demonios y con El idiota, expresión de lo

que el crítico M. Bajtin, contem-poráneo del escritor, calificó co-mo “novela polifónica”.

[email protected]

(*) Profesor de Información cultural en la Universidad

Complutense de Madrid

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 20092

VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR

George Steiner considera que los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de Shakespeare y la Rusia de Tolstoi y Dostoievski. Steiner (París, 1929), catedrático de Literatura comparada, Premio Príncipe de As-turias en 2001, lleva a cabo en Tols-toi o Dostoievski (Siruela) uno de los análisis más brillantes sobre la obra de los dos grandes escritores que revolucionaron la narrativa del siglo XIX, a quienes considera los dos novelistas más grandes del mundo (P.17). En este ensayo Stei-ner analiza el sentido épico y míti-co de las novelas de Tolstoi y Dos-toievski, sus relaciones con la reli-gión cristiana, las influencias de la tragedia clásica y de la novela góti-ca en las creaciones de ambos es-critores y cómo la revolución fran-cesa y la época napoleónica condi-cionaron la forma de narrar en la nueva sociedad rusa del siglo XIX.

La obra de Tolstoi, afirma Steiner, recoge el legado de la épica clási-ca de Homero (el mismo novelista comparó en alguna ocasión Guerra y paz con La Ilíada) y lo traslada a la Rusia del siglo XIX, en la que tam-bién se sitúan dos mundos enfrentados en una lucha mortal. Enfrentamiento que no es sólo el de las batallas sino también el que se lleva a cabo en el seno mismo de la sociedad. De ahí que Steiner también cali-fique de homérica Ana Karénina.

El arte de Tolstoi y Dostoievski era reli-gioso, afirma Steiner (P. 52). Surgió de una atmósfera penetrada de experiencia reli-

giosa y de la creencia de que Rusia estaba destinada a representar un papel impor-tante en el apocalipsis inminente. Según Tolstoi, la esencia de la doctrina de Cristo es enseñar a los hombres a no cometer es-tupideces; el Cristo dostovieskiano, al con-trario, enseña a los hombres a cometer las más graves estupideces (P. 260). Son fre-cuentes en las obras de ambos escritores

las citas evangélicas (sobre todo en Resurrección, de Tolstoi, y en Los de-monios, de Dostoievski), la identifi-cación de personajes con figuras del nuevo testamento (Aliosha, de Los hermanos Karamazov y el prín-cipe Mishkin de El idiota, con Jesu-cristo, mientras Smerdiakov en la primera y Gadia en la segunda sim-bolizan a Judas) o la formación de grupos de 12 personas (en Humilla-dos y ofendidos), identificados con el simbolismo religioso de los 12 apóstoles. En ambos escritores el bien y el mal están representados por el contraste entre las formas de vida en la ciudad y en el campo.

Sorprende el análisis que Steiner lleva a cabo sobre la dramaturgia de las obras de Tolstoi y Dostoievski, so-bre todo cuando se conocen las crí-ticas a la obra de Shakespeare que Tolstoi lleva a cabo en su ensayo Shakespeare y el drama (y que hace extensivas en su correspondencia: ¡Qué obra tan burda, inmoral, vulgar y absurda es ‘Hamlet’!. P.617). Sin embargo Steiner afirma que tanto Dostoievski como Tolstoi utilizan en sus novelas las técnicas dramáticas de Shakespeare y afirma que su in-fluencia se manifiesta tanto en los

diálogos de sus novelas como en los deta-lles (cada detalle se da no por el detalle mismo o para crear una atmósfera, sino co-mo algo dramáticamente necesario. P. 75) y también en los personajes que protagoni-zan una historia en un escenario. En todos estos elementos Steiner advierte, tanto en Tolstoi como en Dostoievski, toda una con-cepción shakesperiana de la narración.

La mirada de Steiner

George Steiner.

Tere Gradín

El hombre del baobab DAVID CANTERO

Planeta. 350 páginas

Hay ocasiones en las que la vida nos enseña que sólo pa-rándonos podremos ser capa-ces de encontrarnos. Cuando Luis Vaissé quiso buscar en su interior lo halló casi vacío; aun así, decidió iniciar junto a su padre el viaje que marcaría pa-ra siempre sus vidas. África re-galó al anciano la posibilidad de quedar en paz con el pasa-do. A Luis le mostró la verdade-ra razón de la existencia: que el amor, cualquier amor, es lo que mantiene vivo al hombre.

Esta es la sinopsis de “El hombre del baobab”, la segun-da novela del conocido perio-dista de televisión David Cante-ro, un apasionado de África que llevaba veinte años prepa-rando el volumen, paso a paso, porque “tenía muchas historias

que introducir”. Su pasión por el continente africano le viene de niño, acrecentada por su pa-dre, quien vivió y trabajó allí en los años sesenta. Fue piloto mi-litar y aventurero y el libro es un homenaje a su progenitor y a una geografía “que ha marca-do mi vida desde que era pe-queño”. Tanto es así que Cante-ro ha visitado 22 países de Áfri-ca a lo largo de su vida. El título de la obra viene de uno de sus periplos, cuando encontró un baobab de gran tronco hueco capaz de albergar a una perso-na.

De este conocimiento de África ha surgido “El hombre del Baobab”, protagonizada por Luis Vaissé, un hombre que llegado a la cuarentena y sur-cado de amargura, decide aca-bar con su vida cuando muera su padre enfermo. Pero antes decide cumplir el deseo tantas veces pospuesto, el de realizar un viaje con su progenitor al Congo, un lugar siempre añora-do. Una década después el hijo de Luis, Adrián, está a punto de

convertirse en aviador, como su abuelo. El mismo día de su gra-duación recibe un sobre remiti-do desde Mali con un cuader-no escrito por su padre, Luis, al que creía muerto diez años atrás. Adrián descubre que es un testamento emocional.

De momento, el presentador televisivo ya tiene en camino otras tres novelas, aunque no sabe cuál será la primera que publicará. Además de seguir es-cribiendo, continúa con su fa-ceta de periodista, una labor, di-ce, que le apasiona tanto como la escritura.

África, ese lugar siempre añorado

Tere Gradín

Qué difícil es quererte BILL KLATTE Y KATE

THOMPSON Plataforma. 240 páginas

Casi todos tenemos en nues-tro entorno a alguien a quien queremos pero que nos lo pone difícil. A veces es la pareja, o un hermano, o un amigo... Personas con las que no deseamos dejar de relacionarnos pero con las que quisiéramos tener un víncu-lo menos complicado. Este libro ofrece herramientas que ayu-dan a tratar con la angustia de querer a una persona difícil y a mantener una relación sana con ella. Muestra los efectos ne-gativos que la conducta de un ser problemático ejerce sobre la vida de quienes le rodean y aporta consejos para mejorar la situación.

Desde tratar con una tía mo-lesta que trata de imponer sus ideas al mejor amigo que no de-

ja de hablar de sí mismo, el pro-pósito principal de “Qué difícil es quererte” es ayudar a tratar a los seres queridos que son realmen-te irresponsables, frustrantes, odiosos o incluso rozan lo delic-tivo. Aprendiendo a conservar la cordura y aportando ejemplos, soluciones y experiencias.

La estabilidad de las emociones

fía, no pueden encontrar mejor cauce expresivo que en estas cartas, que escribió compulsiva-mente hasta el último aliento.

Las primeras novelas de Dostoievski

También Dostoievski es autor de una abundante correspon-dencia (Correspondencia ínti-ma. Mikailili ediciones). Y, por cierto, la primera novela que pu-blicó, Pobres gentes, está escrita en forma epistolar entre sus dos protagonistas, Makar Alexéye-vich, un funcionario pobre, ya mayor, víctima de las burlas de sus compañeros de oficina, y la joven Varvara Alexéyevna, Vare-ñka, de la que está enamorado pero a quien no se atreve a de-clarar sus sentimientos, que tra-duce en paterno-filiales (en este volumen se incluye asimismo otro relato postal, Novela en nue-ve cartas que, acuciado por las deudas de juego, Dostoievski es-cribió en sólo una noche). La pobreza de los suburbios de Pe-tersburgo se muestra aquí en to-da su cruda realidad. Las vicisi-tudes por las que tienen que pa-sar Makar y Vareñka y las de de los personajes que viven en su entorno, en habçitaciones real-quiladas y en condiciones mise-rables, constituye el fondo sobre el que transcurre el intercambio postal (la correspondencia sus-tituye aquí al diálogo) entre los dos protagonistas y una de las más descarnadas muestras na-rrativas de la novela social y psi-cológica rusa, que se impone a algunos rasgos de romanticismo presentes en esta obra en la que el poder del dinero triunfa final-mente sobre el amor. Es esta la mejor novela del Dostoievski an-terior a su detención por activi-dades políticas contra el zar Ni-colás I, por las que fue condena-do a muerte (se escenificó in-cluso su fusilamiento) y por las

que pasó 10 años de prisión y destierro en Siberia. Allí escribió El pequeño héroe, el último de los relatos incluidos en este vo-lumen, donde también figura El doble, una narración kafkiana y angustiosa sobre cómo el doble de un personaje se va apropian-

do poco a poco de la personali-dad, de la situación y de los pri-vilegios de su original, Goriadkin (quien termina por volverse lo-co), hasta completar su impostu-ra, ante el asentimiento compla-ciente de sus amigos, de sus compañeros de trabajo y hasta

de su sirviente Petrushka. Las trece primeras obras de

Dostoievski incluidas en este pri-mer volumen de sus obras com-pletas anuncian ya lo que sería la perfección alcanzada con Cri-men y castigo, con Los demonios y con El idiota, expresión de lo

que el crítico M. Bajtin, contem-poráneo del escritor, calificó co-mo “novela polifónica”.

[email protected]

(*) Profesor de Información cultural en la Universidad

Complutense de Madrid

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 20092

VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR

George Steiner considera que los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de Shakespeare y la Rusia de Tolstoi y Dostoievski. Steiner (París, 1929), catedrático de Literatura comparada, Premio Príncipe de As-turias en 2001, lleva a cabo en Tols-toi o Dostoievski (Siruela) uno de los análisis más brillantes sobre la obra de los dos grandes escritores que revolucionaron la narrativa del siglo XIX, a quienes considera los dos novelistas más grandes del mundo (P.17). En este ensayo Stei-ner analiza el sentido épico y míti-co de las novelas de Tolstoi y Dos-toievski, sus relaciones con la reli-gión cristiana, las influencias de la tragedia clásica y de la novela góti-ca en las creaciones de ambos es-critores y cómo la revolución fran-cesa y la época napoleónica condi-cionaron la forma de narrar en la nueva sociedad rusa del siglo XIX.

La obra de Tolstoi, afirma Steiner, recoge el legado de la épica clási-ca de Homero (el mismo novelista comparó en alguna ocasión Guerra y paz con La Ilíada) y lo traslada a la Rusia del siglo XIX, en la que tam-bién se sitúan dos mundos enfrentados en una lucha mortal. Enfrentamiento que no es sólo el de las batallas sino también el que se lleva a cabo en el seno mismo de la sociedad. De ahí que Steiner también cali-fique de homérica Ana Karénina.

El arte de Tolstoi y Dostoievski era reli-gioso, afirma Steiner (P. 52). Surgió de una atmósfera penetrada de experiencia reli-

giosa y de la creencia de que Rusia estaba destinada a representar un papel impor-tante en el apocalipsis inminente. Según Tolstoi, la esencia de la doctrina de Cristo es enseñar a los hombres a no cometer es-tupideces; el Cristo dostovieskiano, al con-trario, enseña a los hombres a cometer las más graves estupideces (P. 260). Son fre-cuentes en las obras de ambos escritores

las citas evangélicas (sobre todo en Resurrección, de Tolstoi, y en Los de-monios, de Dostoievski), la identifi-cación de personajes con figuras del nuevo testamento (Aliosha, de Los hermanos Karamazov y el prín-cipe Mishkin de El idiota, con Jesu-cristo, mientras Smerdiakov en la primera y Gadia en la segunda sim-bolizan a Judas) o la formación de grupos de 12 personas (en Humilla-dos y ofendidos), identificados con el simbolismo religioso de los 12 apóstoles. En ambos escritores el bien y el mal están representados por el contraste entre las formas de vida en la ciudad y en el campo.

Sorprende el análisis que Steiner lleva a cabo sobre la dramaturgia de las obras de Tolstoi y Dostoievski, so-bre todo cuando se conocen las crí-ticas a la obra de Shakespeare que Tolstoi lleva a cabo en su ensayo Shakespeare y el drama (y que hace extensivas en su correspondencia: ¡Qué obra tan burda, inmoral, vulgar y absurda es ‘Hamlet’!. P.617). Sin embargo Steiner afirma que tanto Dostoievski como Tolstoi utilizan en sus novelas las técnicas dramáticas de Shakespeare y afirma que su in-fluencia se manifiesta tanto en los

diálogos de sus novelas como en los deta-lles (cada detalle se da no por el detalle mismo o para crear una atmósfera, sino co-mo algo dramáticamente necesario. P. 75) y también en los personajes que protagoni-zan una historia en un escenario. En todos estos elementos Steiner advierte, tanto en Tolstoi como en Dostoievski, toda una con-cepción shakesperiana de la narración.

La mirada de Steiner

George Steiner.

Tere Gradín

El hombre del baobab DAVID CANTERO

Planeta. 350 páginas

Hay ocasiones en las que la vida nos enseña que sólo pa-rándonos podremos ser capa-ces de encontrarnos. Cuando Luis Vaissé quiso buscar en su interior lo halló casi vacío; aun así, decidió iniciar junto a su padre el viaje que marcaría pa-ra siempre sus vidas. África re-galó al anciano la posibilidad de quedar en paz con el pasa-do. A Luis le mostró la verdade-ra razón de la existencia: que el amor, cualquier amor, es lo que mantiene vivo al hombre.

Esta es la sinopsis de “El hombre del baobab”, la segun-da novela del conocido perio-dista de televisión David Cante-ro, un apasionado de África que llevaba veinte años prepa-rando el volumen, paso a paso, porque “tenía muchas historias

que introducir”. Su pasión por el continente africano le viene de niño, acrecentada por su pa-dre, quien vivió y trabajó allí en los años sesenta. Fue piloto mi-litar y aventurero y el libro es un homenaje a su progenitor y a una geografía “que ha marca-do mi vida desde que era pe-queño”. Tanto es así que Cante-ro ha visitado 22 países de Áfri-ca a lo largo de su vida. El título de la obra viene de uno de sus periplos, cuando encontró un baobab de gran tronco hueco capaz de albergar a una perso-na.

De este conocimiento de África ha surgido “El hombre del Baobab”, protagonizada por Luis Vaissé, un hombre que llegado a la cuarentena y sur-cado de amargura, decide aca-bar con su vida cuando muera su padre enfermo. Pero antes decide cumplir el deseo tantas veces pospuesto, el de realizar un viaje con su progenitor al Congo, un lugar siempre añora-do. Una década después el hijo de Luis, Adrián, está a punto de

convertirse en aviador, como su abuelo. El mismo día de su gra-duación recibe un sobre remiti-do desde Mali con un cuader-no escrito por su padre, Luis, al que creía muerto diez años atrás. Adrián descubre que es un testamento emocional.

De momento, el presentador televisivo ya tiene en camino otras tres novelas, aunque no sabe cuál será la primera que publicará. Además de seguir es-cribiendo, continúa con su fa-ceta de periodista, una labor, di-ce, que le apasiona tanto como la escritura.

África, ese lugar siempre añorado

Tere Gradín

Qué difícil es quererte BILL KLATTE Y KATE

THOMPSON Plataforma. 240 páginas

Casi todos tenemos en nues-tro entorno a alguien a quien queremos pero que nos lo pone difícil. A veces es la pareja, o un hermano, o un amigo... Personas con las que no deseamos dejar de relacionarnos pero con las que quisiéramos tener un víncu-lo menos complicado. Este libro ofrece herramientas que ayu-dan a tratar con la angustia de querer a una persona difícil y a mantener una relación sana con ella. Muestra los efectos ne-gativos que la conducta de un ser problemático ejerce sobre la vida de quienes le rodean y aporta consejos para mejorar la situación.

Desde tratar con una tía mo-lesta que trata de imponer sus ideas al mejor amigo que no de-

ja de hablar de sí mismo, el pro-pósito principal de “Qué difícil es quererte” es ayudar a tratar a los seres queridos que son realmen-te irresponsables, frustrantes, odiosos o incluso rozan lo delic-tivo. Aprendiendo a conservar la cordura y aportando ejemplos, soluciones y experiencias.

La estabilidad de las emociones

Page 3: Sábado, 11 de julio de 2009 Vidas paralelas: Tolstoi y ... · los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de

Ficción

1. La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-rrientes...rrientes...rrientes...rrientes... Stieg Larsson (Destino).

2. Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a las mujeres.las mujeres.las mujeres.las mujeres. Stieg Larsson (Destino).

3. La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una cerilla...cerilla...cerilla...cerilla... Stieg Larsson (Destino).

4. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Gijalbo).

5. La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-mos.mos.mos.mos. Paolo Giordano (Salamandra).

6. La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados. Do-mingo Villar (Siruela).

No ficción

1. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

2. Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis. Joaquín Lloren-te (Planeta).

3. El hombre que cambió...El hombre que cambió...El hombre que cambió...El hombre que cambió... Fernan-do Trias de Bes (Temas de hoy).

4. Menudas historias de...Menudas historias de...Menudas historias de...Menudas historias de... Nieves Concostrina (La esfera de los libros).

5. La crisis ninja.La crisis ninja.La crisis ninja.La crisis ninja. Leopoldo Abadía (Espasa).

6. Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante. Javier Cercas (Mondadori).

Galego

1. A praia dos afogadosA praia dos afogadosA praia dos afogadosA praia dos afogados Domingo Villar (Galaxia).

2. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Galaxia).

3. Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos condenados a morte.condenados a morte.condenados a morte.condenados a morte. Xesús Alonso Montero (Xerais).

4. A corpo aberto. A corpo aberto. A corpo aberto. A corpo aberto. Manuel Rivas (Xerais).

Disfruta la vida sin cargarte el planeta ANDREW SIMMS

Y JOE SMITH Los libros del lince. 268 páginas

Los autores de este libro se pre-guntan si podemos vivir de otra manera. No sólo para frenar la destrucción de la Tierra, sino pen-sando en lo poco felices que nos hacen nuestras vidas actuales, ba-sadas en el despilfarro, el sobre-consumo de energías fósiles, un sistema que condena a la pobre-za a millones de personas, y unos ideales puramente publicitarios

que no generan sino insatisfac-ción permanente.

¿Podemos disfrutar la vida sin cargarnos el entorno? La respues-ta es sí, dicen los editores. Y para

ello ofrecen argumentos y solu-ciones tan variados como quie-nes los postulan. Desde Anita Ro-ddick, fundadora de The Body Shop, hasta Tom Hodgkison, el hi-larante director de The Idler –”El Holgazán”–, cuya propuesta resul-ta sorprendente: para acabar con el cambio climático, lo mejor es que no hagamos nada, sino rela-jarnos, divertirnos sin gastar o via-jar lo mínimo.

Repasando aspectos como la alimentación, el diseño, las opcio-nes políticas y económicas para crear un mundo más sano y justo, los autores rehúyen el tono pesi-mista de la tradición de los verdes (cuyas ideas comparten en mu-chos sentidos) para contagiar una actitud positiva y esperanzadora. Convencidos de que vivir puede ser apasionante si tomamos con-ciencia de que menos es más, en-tonan un elogio de la vida sencilla ahora que la crisis medioambien-tal se suma a la crisis económica.

La casa de los siete pecados MARI PAU DOMÍNGUEZ

Grijalbo Mondadori. 336 páginas

Galardonada con el premio CajaGra-nada de Novela Histórica, “La casa de los siete pecados”, el último título de la periodista y escritora Mari Pau Domín-guez, toma como base una de las dos le-yendas más famosas de Madrid, aparte de la conocida del fantasma del Pala-cio de Linares. Esa historia habla de un espectro de mu-jer que pudo ser el de la amante de Fe-lipe II, que un día aparece muerta en extrañas circuns-tancias en su alco-ba de la casa de las Siete Chimeneas. A partir de aquí, la no-vela recrea los en-tresijos de la corte del monarca espa-ñol a través de una narración tan mi-nuciosa como sutil sobre la trágica danza del deber, la pasión y la muerte en el reinado más poderoso de su tiempo.

La acción arranca en Madrid en 1882, cuando los obreros que trabajan en la célebre casa de las Siete Chimeneas en-cuentran el cadáver de una joven mujer; entre sus huesos hay siete monedas que podrían ser arras matrimoniales y que

posteriormente se dataron en la época del Rey Prudente. El tiempo se traslada ahora precisamente a 1568: La muerte de Isabel de Valois lleva al rey Felipe II a contraer nuevo matrimonio con su pro-pia sobrina, Anna de Austria, con el fin de lograr por fin un hijo varón. Sincera-mente apenado por el fallecimiento de la reina, Felipe no encuentra el consuelo en brazos de su nueva esposa, sino en los de una dama de la corte: Elena Mén-dez, hija de un montero real y encargada

del cuidado de las infantas. Elena es jo-ven, voluptuosa y exigente, quizás de-masiado para un monarca débil que desespera por el es-tado de su alma. Se suceden las intrigas y las insidias en la corte hasta que un día Elena aparece muerta en su dormi-torio de la casa de las Siete Chime-neas. La posterior desaparición de su cadáver da pábulo a todo tipo de le-yendas, que culmi-nan cuando varios

testigos, el propio rey incluido, creen ver un fantasma. Dicen que tras el toque de ánimas podía observarse el espectro de una mujer de belleza sobrenatural cami-nando por el tejado de la enigmática ca-sa en dirección hacia el Alcázar. Una magnífica obra que mantiene en vilo al lector de principio a fin.

Amores, fantasmas y miedos de Felipe II

En el lago YASUNARI KAWABATA

Emecé. 144 páginas.

Emecé acaba de publicar en castella-no una de las obras más modernas y ex-perimentales del Premio Nobel Yasunari Kawanata. “En el lago” es una novela sin forma, un “happening” de extraordinaria ejecución de asociación libre protago-nizada por Gimpei Moi. Sin hogar, fugiti-vo de un ambiguo crimen, la de Gim-pei es un ansia in-curable que lo lle-va a seguir a joven-citas anónimas en la calle, ocultarse para espiarlas y abordarlas con des-caro. Sin embargo, la fealdad, simboli-zada en la grotesca deformidad de sus pies, acompaña constantemente al protagonista, un ex profesor de institu-to que llega a una casa de baños y re-memora los suce-sos de días y meses anteriores en un continuo confuso y yuxtapuesto. Es la irreconciliable natu-raleza de esos mundos lo que explica la rara deshumanización, la calidad som-bría del erotismo que impregna la histo-ria.

“Semidesnuda contra la ventana, dé-bilmente iluminada por una luz verdo-

sa, la joven de bella piel parecía perte-necer a un luminoso mundo plateado”, se lee “En el lago”, que es a la vez la his-toria de una obsesión, la triste persecu-ción de un hombre en pos de una per-fección imposible, de una belleza fuera de alcance, inconsumada.

Los temas de Kawabata –el paso del tiempo, la figura de la mujer como feti-che, que en Japón es habitual– sobresa-len en esta novela que se puede disfru-tar de principio a fin como quien asis-

te, entre velos, a un sueño ajeno. La voz de la narración pa-sa en otros momen-tos a Miyako, una joven de 25 años que acoge en su casa a un anciano caprichoso y feti-chista sólo por las comodidades que le esperan si se convierte en su concubina. Y todo ello ocurre en un mundo extraña-mente anticuado y atemporal, difuso.

Yasunari Kawa-bata, contemporá-neo e íntimo amigo

de otro gran escritor japonés, Yukio Mishima, es uno de los más editados en los últimos años por Emecé. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y el erotismo, destacan “Lo be-llo y lo triste” (2001); “País de nieve” (2003) o “Historias en la palma de la mano” (2005).

Lo feo y lo bello en un mundo difuso

El libro del mensajero EDGARDO CIVALLERO

El Andén. 416 páginas

Durante su regreso a Espa-ña, la embarcación de Cristó-bal Colón naufraga y los hom-bres que quedaron en “La His-paniola” emprenden un peri-plo que los llevará a la tierra de los taínos, los itzaes y los totonacas antes de contactar con los mexicas. Años des-pués, una inmensa flota con un desconocido estandarte en forma de serpiente emplu-mada es avistada acercándo-se a Cádiz. “El libro del men-sajero” inicia una saga que pretende demostrar, desde la más pura ficción, –pero utili-zando elementos históricos, antropológicos, sociológicos y lingüísticos– que no hay una sola versión de los he-chos. ¿Qué hubiera pasado si la Historia, como la conoce-mos, hubiese sido otra?

Conseguir el éxito BERNABÉ TIERNO

Temas de Hoy. 256 páginas

La vida es una travesía pla-gada de obstáculos que, sin embargo, pueden superarse si se actúa con energía y volun-tad. Esta edición ampliada y re-visada de “Conseguir el éxito”, del conocido psicólogo Berna-bé Tierno, ofrece las claves pa-ra extraer de nosotros mismos esa fuerza necesaria que nos ha de empujar hacia el triunfo. Así, explica cómo potenciar las cualidades personales, cómo maximizar el tiempo, cómo ejercitar la voluntad, cómo aprender de nuestra experien-cia o cómo autoevaluarnos. To-das ellas son acciones dirigi-das a la consecución del pro-pio éxito, tanto personal como profesional, y por lo tanto a la felicidad y satisfacción indivi-dual. El libro incluye un cua-derno de superación personal.

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 2009 3

Los más vendidos

Claves de vida en tiempos de crisis

Con la colaboración de: Casa del Libro (Vigo)

Tere Gradín

Ficción

1. La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-La reina en el palacio de las co-rrientes...rrientes...rrientes...rrientes... Stieg Larsson (Destino).

2. Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a las mujeres.las mujeres.las mujeres.las mujeres. Stieg Larsson (Destino).

3. La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una cerilla...cerilla...cerilla...cerilla... Stieg Larsson (Destino).

4. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Gijalbo).

5. La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-mos.mos.mos.mos. Paolo Giordano (Salamandra).

6. La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados. Do-mingo Villar (Siruela).

No ficción

1. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

2. Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis. Joaquín Lloren-te (Planeta).

3. El hombre que cambió...El hombre que cambió...El hombre que cambió...El hombre que cambió... Fernan-do Trias de Bes (Temas de hoy).

4. Menudas historias de...Menudas historias de...Menudas historias de...Menudas historias de... Nieves Concostrina (La esfera de los libros).

5. La crisis ninja.La crisis ninja.La crisis ninja.La crisis ninja. Leopoldo Abadía (Espasa).

6. Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante. Javier Cercas (Mondadori).

Galego

1. A praia dos afogadosA praia dos afogadosA praia dos afogadosA praia dos afogados Domingo Villar (Galaxia).

2. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Galaxia).

3. Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos Cartas de republicanos galegos condenados a morte.condenados a morte.condenados a morte.condenados a morte. Xesús Alonso Montero (Xerais).

4. A corpo aberto. A corpo aberto. A corpo aberto. A corpo aberto. Manuel Rivas (Xerais).

Disfruta la vida sin cargarte el planeta ANDREW SIMMS

Y JOE SMITH Los libros del lince. 268 páginas

Los autores de este libro se pre-guntan si podemos vivir de otra manera. No sólo para frenar la destrucción de la Tierra, sino pen-sando en lo poco felices que nos hacen nuestras vidas actuales, ba-sadas en el despilfarro, el sobre-consumo de energías fósiles, un sistema que condena a la pobre-za a millones de personas, y unos ideales puramente publicitarios

que no generan sino insatisfac-ción permanente.

¿Podemos disfrutar la vida sin cargarnos el entorno? La respues-ta es sí, dicen los editores. Y para

ello ofrecen argumentos y solu-ciones tan variados como quie-nes los postulan. Desde Anita Ro-ddick, fundadora de The Body Shop, hasta Tom Hodgkison, el hi-larante director de The Idler –”El Holgazán”–, cuya propuesta resul-ta sorprendente: para acabar con el cambio climático, lo mejor es que no hagamos nada, sino rela-jarnos, divertirnos sin gastar o via-jar lo mínimo.

Repasando aspectos como la alimentación, el diseño, las opcio-nes políticas y económicas para crear un mundo más sano y justo, los autores rehúyen el tono pesi-mista de la tradición de los verdes (cuyas ideas comparten en mu-chos sentidos) para contagiar una actitud positiva y esperanzadora. Convencidos de que vivir puede ser apasionante si tomamos con-ciencia de que menos es más, en-tonan un elogio de la vida sencilla ahora que la crisis medioambien-tal se suma a la crisis económica.

La casa de los siete pecados MARI PAU DOMÍNGUEZ

Grijalbo Mondadori. 336 páginas

Galardonada con el premio CajaGra-nada de Novela Histórica, “La casa de los siete pecados”, el último título de la periodista y escritora Mari Pau Domín-guez, toma como base una de las dos le-yendas más famosas de Madrid, aparte de la conocida del fantasma del Pala-cio de Linares. Esa historia habla de un espectro de mu-jer que pudo ser el de la amante de Fe-lipe II, que un día aparece muerta en extrañas circuns-tancias en su alco-ba de la casa de las Siete Chimeneas. A partir de aquí, la no-vela recrea los en-tresijos de la corte del monarca espa-ñol a través de una narración tan mi-nuciosa como sutil sobre la trágica danza del deber, la pasión y la muerte en el reinado más poderoso de su tiempo.

La acción arranca en Madrid en 1882, cuando los obreros que trabajan en la célebre casa de las Siete Chimeneas en-cuentran el cadáver de una joven mujer; entre sus huesos hay siete monedas que podrían ser arras matrimoniales y que

posteriormente se dataron en la época del Rey Prudente. El tiempo se traslada ahora precisamente a 1568: La muerte de Isabel de Valois lleva al rey Felipe II a contraer nuevo matrimonio con su pro-pia sobrina, Anna de Austria, con el fin de lograr por fin un hijo varón. Sincera-mente apenado por el fallecimiento de la reina, Felipe no encuentra el consuelo en brazos de su nueva esposa, sino en los de una dama de la corte: Elena Mén-dez, hija de un montero real y encargada

del cuidado de las infantas. Elena es jo-ven, voluptuosa y exigente, quizás de-masiado para un monarca débil que desespera por el es-tado de su alma. Se suceden las intrigas y las insidias en la corte hasta que un día Elena aparece muerta en su dormi-torio de la casa de las Siete Chime-neas. La posterior desaparición de su cadáver da pábulo a todo tipo de le-yendas, que culmi-nan cuando varios

testigos, el propio rey incluido, creen ver un fantasma. Dicen que tras el toque de ánimas podía observarse el espectro de una mujer de belleza sobrenatural cami-nando por el tejado de la enigmática ca-sa en dirección hacia el Alcázar. Una magnífica obra que mantiene en vilo al lector de principio a fin.

Amores, fantasmas y miedos de Felipe II

En el lago YASUNARI KAWABATA

Emecé. 144 páginas.

Emecé acaba de publicar en castella-no una de las obras más modernas y ex-perimentales del Premio Nobel Yasunari Kawanata. “En el lago” es una novela sin forma, un “happening” de extraordinaria ejecución de asociación libre protago-nizada por Gimpei Moi. Sin hogar, fugiti-vo de un ambiguo crimen, la de Gim-pei es un ansia in-curable que lo lle-va a seguir a joven-citas anónimas en la calle, ocultarse para espiarlas y abordarlas con des-caro. Sin embargo, la fealdad, simboli-zada en la grotesca deformidad de sus pies, acompaña constantemente al protagonista, un ex profesor de institu-to que llega a una casa de baños y re-memora los suce-sos de días y meses anteriores en un continuo confuso y yuxtapuesto. Es la irreconciliable natu-raleza de esos mundos lo que explica la rara deshumanización, la calidad som-bría del erotismo que impregna la histo-ria.

“Semidesnuda contra la ventana, dé-bilmente iluminada por una luz verdo-

sa, la joven de bella piel parecía perte-necer a un luminoso mundo plateado”, se lee “En el lago”, que es a la vez la his-toria de una obsesión, la triste persecu-ción de un hombre en pos de una per-fección imposible, de una belleza fuera de alcance, inconsumada.

Los temas de Kawabata –el paso del tiempo, la figura de la mujer como feti-che, que en Japón es habitual– sobresa-len en esta novela que se puede disfru-tar de principio a fin como quien asis-

te, entre velos, a un sueño ajeno. La voz de la narración pa-sa en otros momen-tos a Miyako, una joven de 25 años que acoge en su casa a un anciano caprichoso y feti-chista sólo por las comodidades que le esperan si se convierte en su concubina. Y todo ello ocurre en un mundo extraña-mente anticuado y atemporal, difuso.

Yasunari Kawa-bata, contemporá-neo e íntimo amigo

de otro gran escritor japonés, Yukio Mishima, es uno de los más editados en los últimos años por Emecé. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y el erotismo, destacan “Lo be-llo y lo triste” (2001); “País de nieve” (2003) o “Historias en la palma de la mano” (2005).

Lo feo y lo bello en un mundo difuso

El libro del mensajero EDGARDO CIVALLERO

El Andén. 416 páginas

Durante su regreso a Espa-ña, la embarcación de Cristó-bal Colón naufraga y los hom-bres que quedaron en “La His-paniola” emprenden un peri-plo que los llevará a la tierra de los taínos, los itzaes y los totonacas antes de contactar con los mexicas. Años des-pués, una inmensa flota con un desconocido estandarte en forma de serpiente emplu-mada es avistada acercándo-se a Cádiz. “El libro del men-sajero” inicia una saga que pretende demostrar, desde la más pura ficción, –pero utili-zando elementos históricos, antropológicos, sociológicos y lingüísticos– que no hay una sola versión de los he-chos. ¿Qué hubiera pasado si la Historia, como la conoce-mos, hubiese sido otra?

Conseguir el éxito BERNABÉ TIERNO

Temas de Hoy. 256 páginas

La vida es una travesía pla-gada de obstáculos que, sin embargo, pueden superarse si se actúa con energía y volun-tad. Esta edición ampliada y re-visada de “Conseguir el éxito”, del conocido psicólogo Berna-bé Tierno, ofrece las claves pa-ra extraer de nosotros mismos esa fuerza necesaria que nos ha de empujar hacia el triunfo. Así, explica cómo potenciar las cualidades personales, cómo maximizar el tiempo, cómo ejercitar la voluntad, cómo aprender de nuestra experien-cia o cómo autoevaluarnos. To-das ellas son acciones dirigi-das a la consecución del pro-pio éxito, tanto personal como profesional, y por lo tanto a la felicidad y satisfacción indivi-dual. El libro incluye un cua-derno de superación personal.

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 2009 3

Los más vendidos

Claves de vida en tiempos de crisis

Con la colaboración de: Casa del Libro (Vigo)

Tere Gradín

Page 4: Sábado, 11 de julio de 2009 Vidas paralelas: Tolstoi y ... · los tres momentos culminantes de la historia de la literatura occiden-tal fueron la época de Platón, los años de

A Eduardo Portela ado e criado en Ouren-se, este que lles escribe foi vivir a Pontevedra

cos seus proxenitores o ano 1950 e aló permaneceu oito. Pontevedra pareceulle aquel ra-paz que fun, primeiro, moito máis pequena que Ourense e, segundo, moito menos marítima do esperado.

De feito, daquela celebrában-se feiras mensais nas que Ponte-vedra era invadida por xentes do campo que falaban un gale-go que se parecía máis ao noso de Ourense e Vilanova dos In-fantes que ao das Rías Baixas. Aquelas persoas que ían á feira de Pontevedra e que non sesea-ban para nada procedían mor-mente de Cotobade, de Cerde-do, de Soutelo, e, en xeral, dese universo mal definido que cha-mamos Terra de Montes. Ao re-vés de Ourense, onde non exis-ten parroquias rurais, nin no sentido relixioso nin no sentido de poboamento histórico, no concello de Pontevedra, para a miña admiración, incluíanse al-deas e freguesías. A miña fami-lia, mesmamente, fixouse no te-rritorio da freguesía de Mouren-te. E ben, os veciños das parro-quias rurais dependentes do concello de Pontevedra sumá-banse á moitedume que baixa-ba á feira desde lugares remo-tos.

O principal centro da feira de Pontevedra era o campo que hoxe leva a nome da Praza de Barcelos. Alí se puña o gado va-cún, os porcos contra o muro de Santa Clara e outros animais. Si-multaneamente, polo Teucro, po-la Praza da Leña e pola da Ver-dura sentaban os postos de ven-da especializada (semente, ver-dura, bacelos, plantas, piñas e le-ña…). O día de feira víanse moitas sotanas pola capital, pois os cregos de aldea aproveitaban para facer os seus trámites. Os labregos, moi serios, ían dun lado a outros en procura do avogado ou á tenda de tala-barte do Niño Judío ou á de Ajuria para mirar arados de ferro. A es-tampa do se-ñor Quinti-llán, o capador que fora líder agrarista de Don Basilio, era in-separábel, sobre o seu cabalo ruzo, do día de feira en Ponteve-dra. Día de feira no que as casas de comida da rúa de Benito Corbal facían moi bon negocio. En realidade a feira de Ponteve-dra só se diferenciaba da de Ou-rense nunha cousa que me sor-prendeu: non había despacho de polbo nin da carne de vitela

que agora deron en chamar “no caldeiro”.

Pasando os anos, desapareci-da a feira e exterminado (como di o Beiras) o campesinado ga-lego, cheguei á conclusión de que o carácter de Pontevedra ten un importante compoñente labrego. As parroquias de Tome-za, Marcón, Mourente ou Xeve conservan hoxe, en todo ou en parte, esta fasquía. Coa condi-ción labrega asóciase a tradi-ción e antiga práctica do oficio

dos arghinas (pedreiros e canteiros). Por esta razón as casas, canas-tros, portais e cruceiros da Pontevedra ru-ral, e tamén os da vila, están tan ben cons-truidos e son tan xeitosos.

Mesmamente poderiamos con-siderar que as máis da parro-quias rurais de Pontevedra for-man parte, por cultura e por morfoloxía, da Terra de Montes. Os curutos da Fracha, desde os cales o P. Sarmiento nos fai ou-tear (Chan da Parafita) o val do Leres, as illas de Tambo e Ons e, lonxe, a punta de Cabicastro e maila vila en conxunto, é signo que marca a pertenza de varias

freguesías rurais de Pontevedra á Terra de Montes. Pero non toda Pontevedra é Terra de Montes.

Digamos que Salcedo é unha freguesía que ten o estilo e os modos do Morrazo, coa súa saí-da ao mar ou ao esteiro en Mo-llabao. Como o é, e mesmo dia-lectalmente, Lourizán co núcleo e complexo marítimo de Estri-bela. Por suposto, a Moureira, cando era arrabalde mariñeiro, constituía unha poboación mo-rraceira nos seus usos e costu-mes. O P. Sarmiento na súa des-cripción paisaxística desde o Outeiro do Navío ou Chan da Parafita no monte da Fracha, in-clúe claramente Pontevedra na bisbarra do Morrazo. Cando eu era rapaz e vivía en Pontevedra, o párroco de San Bertolameu ostentaba o cargo de arcipreste do Morrazo. É obvio, se ben mi-ramos, que Pontevedra está asentada na mesma base do Morrazo. En realidade, os que pretenden extender o Grande Vigo alén da ría están a traballar contra a xeografía e contra a historia porque Cangas, Moaña, Bueu, Marín e todas as súas in-numerables aldeas e moitas fre-guesías pertencen a unha uni-dade que chamamos Morrazo desde tempos inmemorais e na cal se inclúe en parte Ponteve-dra.

Co cal chegamos á conclu-

sión de que Pontevedra é unha vila biface. Por unha banda, e en dirección Leste, fara parte da Te-rra de Montes; pola outra, e en dirección Oeste, estará integra-da do mundo do Morrazo.

Na vida social e cultural de

Pontevedra converxen aspectos e elementos tradicionais que proveñen destes dous universos tradicionais (Terra de Montes e Morrazo) e, se cadra, o seu auxe comercial no pasado orixinou-se da fusión de ambos.

Unha imaxe da praza da Leña.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

N

Pontevedra biface

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 20094

AporofobiaAporofobiaAporofobiaAporofobia Un vigués de corazón solidario ao que os amigos chamamos Demo pídeme contribuamos aquí a difundir a nova noción aporofobia. Con moito gusto transcribimos parte dun artigo de Emilio Martínez Navarro, profesor de Filosofía Moral da Universidade de Murcia que nos remite o Demo: “Aínda que o termo “aporofo-bia” aínda non figura nos dic-cionarios do castelán, xa apa-rece utilizado en numerosas publicacións recentes. Utilíza-se este vocábulo co significado que denotan as palabras gre-gas áporos “pobre, sen saídas, escaso de recursos” e fobia “te-mor”, “odio”. De modo que o termo aporofobia serviría para nomear un sentimento difuso e

até agora pouco estudado, de rexeitamento do pobre, do de-samparado, do que carece de saídas, do que carece de me-dios ou de recursos. Esta pala-bra aparece (en castelán) por primeira vez nunha serie de publicacións que a filósofa e catedrática Adela Cortina vén realizando desde mediados da década dos noventa. A profeso-ra Cortina propuxo o uso desta palabra para poder darlle no-me a unha realidade que até ese intre non o tiña”. Todos aqueles que quixeren colaborar coa

súa opinión en NO FONDO DOS ESPELLOS

poden escribir por correo ordinario a: X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos 91. VIGO

Na vida social e cultural de Pontevedra converxen aspectos e elementos tradicionais que proveñen destes dous universos tradicionais: Terra de Montes e Morrazo.

A feira de Pontevedra só se diferenciaba da de Ourense nunha cousa que me sorprendeu: non había despacho de polbo nin da carne de vitela

CAIXA POSTAL

A Eduardo Portela ado e criado en Ouren-se, este que lles escribe foi vivir a Pontevedra

cos seus proxenitores o ano 1950 e aló permaneceu oito. Pontevedra pareceulle aquel ra-paz que fun, primeiro, moito máis pequena que Ourense e, segundo, moito menos marítima do esperado.

De feito, daquela celebrában-se feiras mensais nas que Ponte-vedra era invadida por xentes do campo que falaban un gale-go que se parecía máis ao noso de Ourense e Vilanova dos In-fantes que ao das Rías Baixas. Aquelas persoas que ían á feira de Pontevedra e que non sesea-ban para nada procedían mor-mente de Cotobade, de Cerde-do, de Soutelo, e, en xeral, dese universo mal definido que cha-mamos Terra de Montes. Ao re-vés de Ourense, onde non exis-ten parroquias rurais, nin no sentido relixioso nin no sentido de poboamento histórico, no concello de Pontevedra, para a miña admiración, incluíanse al-deas e freguesías. A miña fami-lia, mesmamente, fixouse no te-rritorio da freguesía de Mouren-te. E ben, os veciños das parro-quias rurais dependentes do concello de Pontevedra sumá-banse á moitedume que baixa-ba á feira desde lugares remo-tos.

O principal centro da feira de Pontevedra era o campo que hoxe leva a nome da Praza de Barcelos. Alí se puña o gado va-cún, os porcos contra o muro de Santa Clara e outros animais. Si-multaneamente, polo Teucro, po-la Praza da Leña e pola da Ver-dura sentaban os postos de ven-da especializada (semente, ver-dura, bacelos, plantas, piñas e le-ña…). O día de feira víanse moitas sotanas pola capital, pois os cregos de aldea aproveitaban para facer os seus trámites. Os labregos, moi serios, ían dun lado a outros en procura do avogado ou á tenda de tala-barte do Niño Judío ou á de Ajuria para mirar arados de ferro. A es-tampa do se-ñor Quinti-llán, o capador que fora líder agrarista de Don Basilio, era in-separábel, sobre o seu cabalo ruzo, do día de feira en Ponteve-dra. Día de feira no que as casas de comida da rúa de Benito Corbal facían moi bon negocio. En realidade a feira de Ponteve-dra só se diferenciaba da de Ou-rense nunha cousa que me sor-prendeu: non había despacho de polbo nin da carne de vitela

que agora deron en chamar “no caldeiro”.

Pasando os anos, desapareci-da a feira e exterminado (como di o Beiras) o campesinado ga-lego, cheguei á conclusión de que o carácter de Pontevedra ten un importante compoñente labrego. As parroquias de Tome-za, Marcón, Mourente ou Xeve conservan hoxe, en todo ou en parte, esta fasquía. Coa condi-ción labrega asóciase a tradi-ción e antiga práctica do oficio

dos arghinas (pedreiros e canteiros). Por esta razón as casas, canas-tros, portais e cruceiros da Pontevedra ru-ral, e tamén os da vila, están tan ben cons-truidos e son tan xeitosos.

Mesmamente poderiamos con-siderar que as máis da parro-quias rurais de Pontevedra for-man parte, por cultura e por morfoloxía, da Terra de Montes. Os curutos da Fracha, desde os cales o P. Sarmiento nos fai ou-tear (Chan da Parafita) o val do Leres, as illas de Tambo e Ons e, lonxe, a punta de Cabicastro e maila vila en conxunto, é signo que marca a pertenza de varias

freguesías rurais de Pontevedra á Terra de Montes. Pero non toda Pontevedra é Terra de Montes.

Digamos que Salcedo é unha freguesía que ten o estilo e os modos do Morrazo, coa súa saí-da ao mar ou ao esteiro en Mo-llabao. Como o é, e mesmo dia-lectalmente, Lourizán co núcleo e complexo marítimo de Estri-bela. Por suposto, a Moureira, cando era arrabalde mariñeiro, constituía unha poboación mo-rraceira nos seus usos e costu-mes. O P. Sarmiento na súa des-cripción paisaxística desde o Outeiro do Navío ou Chan da Parafita no monte da Fracha, in-clúe claramente Pontevedra na bisbarra do Morrazo. Cando eu era rapaz e vivía en Pontevedra, o párroco de San Bertolameu ostentaba o cargo de arcipreste do Morrazo. É obvio, se ben mi-ramos, que Pontevedra está asentada na mesma base do Morrazo. En realidade, os que pretenden extender o Grande Vigo alén da ría están a traballar contra a xeografía e contra a historia porque Cangas, Moaña, Bueu, Marín e todas as súas in-numerables aldeas e moitas fre-guesías pertencen a unha uni-dade que chamamos Morrazo desde tempos inmemorais e na cal se inclúe en parte Ponteve-dra.

Co cal chegamos á conclu-

sión de que Pontevedra é unha vila biface. Por unha banda, e en dirección Leste, fara parte da Te-rra de Montes; pola outra, e en dirección Oeste, estará integra-da do mundo do Morrazo.

Na vida social e cultural de

Pontevedra converxen aspectos e elementos tradicionais que proveñen destes dous universos tradicionais (Terra de Montes e Morrazo) e, se cadra, o seu auxe comercial no pasado orixinou-se da fusión de ambos.

Unha imaxe da praza da Leña.

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

N

Pontevedra biface

FARO DE VIGO Sábado, 11 de julio de 20094

AporofobiaAporofobiaAporofobiaAporofobia Un vigués de corazón solidario ao que os amigos chamamos Demo pídeme contribuamos aquí a difundir a nova noción aporofobia. Con moito gusto transcribimos parte dun artigo de Emilio Martínez Navarro, profesor de Filosofía Moral da Universidade de Murcia que nos remite o Demo: “Aínda que o termo “aporofo-bia” aínda non figura nos dic-cionarios do castelán, xa apa-rece utilizado en numerosas publicacións recentes. Utilíza-se este vocábulo co significado que denotan as palabras gre-gas áporos “pobre, sen saídas, escaso de recursos” e fobia “te-mor”, “odio”. De modo que o termo aporofobia serviría para nomear un sentimento difuso e

até agora pouco estudado, de rexeitamento do pobre, do de-samparado, do que carece de saídas, do que carece de me-dios ou de recursos. Esta pala-bra aparece (en castelán) por primeira vez nunha serie de publicacións que a filósofa e catedrática Adela Cortina vén realizando desde mediados da década dos noventa. A profeso-ra Cortina propuxo o uso desta palabra para poder darlle no-me a unha realidade que até ese intre non o tiña”. Todos aqueles que quixeren colaborar coa

súa opinión en NO FONDO DOS ESPELLOS

poden escribir por correo ordinario a: X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos 91. VIGO

Na vida social e cultural de Pontevedra converxen aspectos e elementos tradicionais que proveñen destes dous universos tradicionais: Terra de Montes e Morrazo.

A feira de Pontevedra só se diferenciaba da de Ourense nunha cousa que me sorprendeu: non había despacho de polbo nin da carne de vitela

CAIXA POSTAL