santiago ramirez - tradicion

7
 Santiago Ramírez Dulanto, OP (1891-1967) Tradición , Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa, tomo 63, ps. 371-376.

Upload: martin-ellingham

Post on 08-Apr-2018

225 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 1/7

 

Santiago Ramírez Dulanto, OP (1891-1967)

Tradición , Enciclopedia Universal IlustradaEspasa, tomo 63, ps. 371-376.

Page 2: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 2/7

. TRADlCl ÓN 371

la negación ó te rgiversación de las d ;vi nas tradiciones en cuanto tales, h ubo q ue oponer un a doctrinacatólica rigurosamente elab orad a según los datos dela divina revelación y de la te olog!a .

Esta doctrina abarca los pu ntos sigu ientes: I . Con-cepto y divisiones de la Tradición.

-I I

.Existencia

de t radiciones div ina s constitutivas. - lll . Conservación y transm isión infalible d e las mismas á travésde los s ig los . - IV. Órganos y medios de dicha consen•ación y t ransmisión. - V . Tradición y progresoen la doctrina católi c a . - VI. Bibliografia.

l. -CONCEPTO Y DIV ISIO NES PE I.A TRADrCTÓ:-1

1. Naturaleza de la Tradición. Por Tradición engeneral se ent iende la en trega ó encomienda fle un aidea, de un hecho, de un uso, á una persona fis ic a ómoral para qu e la comunú¡ue 6 retransmita á su s seme·jantes y en e llos se perpetúe. Asl , ha blamos de tr ad i-ciones d e famil ia plU·a expresar los dichos de nuestrosantepasados, su s costumbres, su morlo de vivir, queconservamos co n ca r iñ o en nu est ra memoria y tr ad ucimos inviolab lemente en nuestra vida.

Según esto, la T radiciótl divi11a es la revelación deuna verdad, de u n h echo ó de un a intuición hecha porDios á los hombres, pa ra que en tre e llos se retransmita, se conserve y se perpetúe: en ese sentido, se ex ·tiende tanto como la divina revelación , y puede ser,como e lla, oral ó esc rita. Po r lo cua l, escribe san Pablo á los fieles de T esalónica: •Conservad las t rad i ·ciones qu e ap rendisteis de mi , ya de viva voz, ya pormi primera ca r ta • (II Thess., U, 11.).

La t radición escrita está contenida en la Bi blia , y

se llam a Sagrada Escritura. La orat conserva el nom·br e genérico de T1atlició11, adoptado á significar l(l re ·velación divina 110 C011signada por es,,.ito en los libroscan ótlÍcos . De esa suerte distinguimos netal'nente laEscritura y la Tradición como dos modos ó fuentesdistintas de comunicarnos las divinas revelaciones.

Analizando esta ide a de Trad ición , encontramos.en ella t res elementos esenciales: 1.

0 activo, es decir,el act o de com unicarla á los A póstoles po r Cristo 6po r el E sp ir itu Santo; 2. 0 pasivo ú objetivo, esto es , lacosa t ra nsm it ida ó revelacla; 3. 0 oral, ó sea de vivavoz.

T odos ellos ju nto s nos da n la idea completa de la Trad ición, que puede defini rse como sigue: la divina reve·lación no consignada en las Sagradas Letras, .<ÚJo ense·ñada de viva voz por Cristo ó dictad a por el EspirúuSanto á los Apóstoles como fundadores de la iglesia,para que en ella se conserve y perpetúe.

Por consiguiente, la T radi ción d ivina prop iamen t edicha r equiere tr es cond iciones esenciales: 1.a qu e seade algo revelado por Dios; 2 .• qu e no esté consig nadopo r escri t o en la Biblia, aunque lo esté en o tro documento no insp i rado; a.a qu e proceda de viva vo z in·terior (por inspiración del Espír it u Sa n to) 6 exter ior(p redica ció n de J e s u c ~ i s t o ó de los Apóstoles).

2. Divisiones de lcz mis111a. Podemos dis ting uirdo s clases de divis ión: esencia l y accidental, segónque se toma como bas e un elem ento intrínseco (esen

·cial) 6 bien un a circu ns ta ncia extrínseca (acciden t:d) .A) División esencial. Ah ora bien, los elem ent os

esenciales, se gún q ueda dicho, son tres: :1ctivo ú originar io , pas ivo ú objetivo y oral ó no consign<tdo enescritura canón ica .

Por parte de l principi o activo ú originario se distingu e la t rad ición en divina ó dcmitlical, cuando procetiede la en señanza de l m ism o Cristo, Señor Nuestro; di ·

TRADICIÓN. 1'eol. La Tradición ha tenido siempre vinoapostólica, cuando nace de la inspiración de l Esen la Iglesia una importancia capi tal. Pero m ientras plritu Santo á los Apóstoles, que la promuigan comoque en los tiempos an tiguos y m ed ios es a importan- fundadores de la Ig lesia y pregoneros ·de la d ivina recia era ca si exclusivamente práctica ó de aplicación, ve lación, y meramente apostólica 6 apostólicoec/esiásdesde qu e ap arecieron el Pro testant ismo y el Moder- t ica, cuando v ien e de la autoridad propia ti ordinarianismo es principalm ent e doctrinal 6 de principios. Á , de los Ap ós to les , como obispos -6 je fes de la Ig les ia.

Page 3: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 3/7

;

.: ;' .

¡ :

.i: ..

372 fRADJClÓ;\"

De esa. dobk potestad de los A p ó ~ t o l e s y, por con!;iguiente, de la doble trAdición apostólica correspon-diente; nos habla sa n Pablo en su, Epístola primera á

los corintios po r estas palabras: ''A los que están unidos en matrimonio, manda el Sdíor, uo yo, qu e la mujer no se separe de l marido y, si se separa, que no secase con otro, ó qu e se reconcilie con su marido; elmarido, por su parte, no despida tampoco á su mujer.Pero á los demás les d i ~ C l yo, 110 el Señor, qu e si unhombre fiel tiene un a mujer infiel y ésta quiere vivir

co n él, no la despida; y lo mismo, si una mDjer fieltiene un marido infiel y éste quiere habitar con ella,no lo riespida, porque el hombre infiel está santificarlo'por la m u ier fiel, y viceversa, la mujer infiel está san-tificada po r el marido fieh (I Cor., VII, 10-14).

Por parte de l ob¡eto ó cosa recibida por T1·adición,puede ésta considerarse rle dos maneras: a) m si mú -ma., y as! se distingue la Tradición en dogmática, moraly disciplinar, según que lo recibido por Tradición ata-ñe á la re, á las costumbres ó á la disciplina eclesiástica; b) m relación con la Escritura, y entonces distin-guimos las tradiciones en meramente declmativas, sino hacen mfts que expresar con mayor clarirl.ad lo yacontenido expllcitamente en la Biblia; inherentes, sisu contenido está equiva lentemente en la Escritura,y constitutivas 6 indejJ/mrlientes, si lo qu e contienen·

no se encuentra explicito en ninguna parte de la Es-critura canónica, v.gr. , la Asunción de la Virgen Maria á los cielos en cuerpo y alma.

Po r parte del modo co11 que se <onserva y retransmiteen la Iglesia, la Tradición puedeser escrita, vrfll y prdc-tica, según qu e la ha n c o n ~ i g r m d o por escrito los Pa -dres de la Ig lesia, ó la retransmitieron rle viva voz, ópor me <! io de una inst_iturión, costumbre 6 uso.

B) División accidental. Se toma, por razón oe lascircunstancias 6 accidentes de lugar, tiempo y fuerzanormativa.

Po r parte de l lugar puede se r universal y particularó local, según qne se conserva ó se aplica en toda laIglesia rle \.rist:o, ó en un a de sus partes,

Por razón del ÚemfJO á duració11 las distinguimosen perpetüas y temporales, según qu e duran siempre

ó no.Po r parte de s u fuenu normativa pueden ser nece·

sarias ú obligatorias y libres, es decir, de precerto 6de consejo, según qu e se imponm á todos los cristia·nos 6 se deia á su lihre elección el aceptarlas como ntlr·mas de su éonducta. Una división parecida se encuentra en la s E p f ~ t n l de sa n Pahlo, cuando thce: f<Acer ·ca de las v{rgenes no tengo un •Nandatv del Señor, peroles daré un conse¡Cl... (l Cor , VII, 2::i).

I J . - EXiSTENClA DE TRADIClONES DIVINAS

CONSTITUTIVAS

So bre este punto han adoptado posiciones ext remasé ir redu ct ibles e! Protestantismo v el Catolirismo,aunque, á decir verdad, la mentalidad protestan teha sido enfennedarl más 6 menos crónica y declaradade casi todo,; los herejes.

1. Doctdna protestante. Según el Protestantis-mo , la única regla de fe es la Bihlia, interpretada libremente po r cada uno: e lla contiene toda la revela·cibn, y es de suyo bastan te clara rara q ue todos l:ipuedan entender é interpretar po r si mismos. La intervención de la autoridad eclesiástica y de su mag is·ter io jerárquico es contraria á la revelación, inútil yperniciosa, Entre los protestf!.n\es ~ " S axiomático eldecir: basta la Escritura por sí sola.

•Creemos, confesamos y enseñamos, rlicen losranos en su fa1nqsa fórmula de concordia, qu e la únicaregla y norma, se¡o(Ún la cu al deben ponder arse y juz·garse todos los dogmas y todos los t ~ ) r e s , son losescritos proféticos y apos tMir.os de l Antig-uo y NuevoTestamento; iucra de esa no hay otra. Los de más es·

critos, tanto de Jos Pa<ires como de los modernos,sean de quien fuesen, no deben equipararse. en ma ·nera alguna con las Sagradas Escrituras• (Formula

concordifle, n. 1). .Por su parte, los protestantes suizos declaraban:

<<En las cosas tocantes á la (e no reconoremos otrojuez que el mismo Dios, el cual nos dice claramentepor la Sagrada Escritura qu é es lo verdadero y lo falso , lo bueno y lo malo& { C o n f e s ~ i o hef:vetica, II , 2).

Y la l g l e ~ i a anr,licana añade que ~ l a Sagrada· Es -

critura contiene todo lo necesario para la salvación,de tal suerte qu e lo qu e allf no se lee 6 no puede pro·barse por ella no puede exigirse á nadie qu e lo creacomo un articulo de fe, ni debe reputarse como necesario para la salvación» (Cmrfessio ecclesiae ang!icanae,art. 6).

2. Dortrina católica. El Concilio de Trento de-fine qu e la verdad revelada en m a ~ e r i a de fe y cos·tumbres ~ e s t á contenida en los libros escritos y, fuerade ellos, en las tradic-iones que, bebidas por los Apóstoles de la boca de C r i ~ t o ó entregad ,,s por ellos n InIglesia bajo el dictado del Esplritu Santo, llegaronhasta n o s o t r o s ~ . Por lo cual, •siguiendo el ejemplo delos Padres ortodoxos, recibe y venera con igual afecto de piedad y reverencia todos los libros del Antig-uoy del Nuevo Testamento y, adem:ís, las trarliciones

pertenecientes or a á la fe, ora á las costumbres, comorecibidas de la boca de Cristo 6 dictadas por el Espi·ritu Santo y conservadas en la Iglesia católica porun a sucesión continuae (Cavallera, Thesaums doctri-nae catholicae ex documeHtis magisterii ecclesiastici,

P.. 27).El Concilio Vaticano renovó esa misma definición,

añadiendo: <<deben creerse con fe divina y católica toda!:' la s cosas c o n t e n i d a ~ en la palabra de Dios, esr.rita6 dicha, y que ha n sido propuestas como de (e por elmagisterio solemne ú ordinario de la Iglesia» (Cava·ller a, ibil., n. 2ri). Lo mismo se repite en la protesiónde la (e de Plo IV y en el juramento de PIo X contrael moder11ismo (ibid., n. 121, 123).

Ya desde muy antiguo había definido la Iglesia. enel segundo Concilio de Nicea: •Si a i g u i ~ n rechazase

todas las tradiciones de la Iglesia, estén ó no escritas,sea anatematizadob (ibid., n. 2 ~ ) .

3. En favor de la posiáó11 católica existen argumen-

tos incontestables:A) Jesucristo no escribió personalmente ningún

libro ni ca rta, sino qu e toda su enseiianza fué viva úoral. Tampoco mandó á sus Apóstoles que e<>rribie·-;en , sino que predúasP.n. ~ I d y p.redúaltque el reino delos cielos está c e r c a ~ (Mtt. , X, 7); ~ e n s e ñ a d á todas lasgentes• (11tt., XX VUI, 8); 6predicad el Evangelio átoda criaturat (!\le., XVI, 15).

As í entendieron los Apóstoles el mandato del Señor, \'porque lodos preduaron y su voz llegó á toda.; partes

(ubique); pero de los doce sólo escribieron seis, y éslos

.>in intención de exponer toda la doctrina revelad<t.¿Diremos, por coP..siguiente, qu e la »atad de Após

t(Jfe¡; no lo fueron en realidau y qu e los restantes dieron escasa importancia al precepto de Cristo? ¿O acasolos protestantes conocieron el pensamienw dd Maes-tr o mejor que sus disclpulos?

La enseiianza viva es superior á la escrita, puesés t < no es mis qu e un subtítulo de aqul:lla. Po r otraparte, la. ley de Cr isto, segun dice san PaiJio. no estáescri ta en tab las de piedrn como la de Moisés, sino enlas tablas vivas de los corazones (llebr., Vlll, 10) .

Por eso, la perfección misma ele la ley nueva v b su·perioridad de Cristo sobre Moisés exige una ense1ian·z:a viva, de tradición, más bien qu e de esc ritur<.

B) Pero hay , ad emá.-;, documentos expHcitos dela Escritura en pro rle la sentencia catnlira . S:w Pa · ·lJio dice qu e l!l fe entra poY el oulo, en vtrtud de la pa-labra de Cnsto transm;tida por el preJ.uador (l{om., ·

Page 4: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 4/7

'r

TRALllClÓN 373

X, 14-17), v alaba á los Tesalonicenses porque oyerousus predicaÚfnes, rw 'omo palabras humanas, sinocomo de verdad lo son, pal<Jbras de Dios (J Th ss., II , 1::1).

Por e ~ o . les ruanda en la segunda eplstola que permanezcan firmes y que conserven las tradiciones que de/1 aprendieron ya de viva voz, ya por la j1rimera carta(ll Thess., Il , 1't).

Á su disdpulo Timoteo le recomienda que conservefielmente las fórmulas doctrinales qu e de él oyó en lafe y en el amor de Cristo, y qu e guarde ese buen dcpó·sito de doctrina, ayuda<lo por el Espiritu Santo que

habita en nosotros {1 Tim., 1, 13-14). Y añade: «Lascosas que me oíste repetidas veces, comunlcalas áhombres fieles, capaces de e n ~ e ñ a r l a s á los demás;)(ibid., II , 2).

Los fieles de Corinto merecieron el aplauso del Apóstol, porque observaban los mandatos según se los habla enseñado (l Cor., XI, 2), y, después de hacerlesnuevas recomendaciones, termtaa diciendo: •Cuandollegue ah! dispondré todo lo d e m á s ~ (ibid., 3't).

No meno:> explicitas son estas palabras de sa n Jnan:•Aun tenia mucha." c o s ~ que deciros, pero no lo qlJierohacer por carta, pues confio poder veros personalmente yhablaros cara á cara•> m Joan., 12).

Con razón, pues, escribe M ~ l c h o r Cano estas elocuentes palabras: o¿Qué más? No tenemos más quedos cartas de san Pe,Jro, y ¿ lirernos que no abrió su

boca durante siete años que estuvo en Antioqu!a, é.

que careció de lengua por esp'acio de veinticinco . ~ ñ o s que residió en Roma? ¿Ó es que en todo ese tiempono dijo más que lo escrito en esas dos pequeñas cart a ~ ? San Andrés, santo Tomás, sa n Bartolorné, san!?elipc ¿acaso porque no escri bieron nada no fuudaronen la fe y conservaron en la religión las Iglesias queles fueron CO'lfiadas? Concedamos, por consiguiente, yaque es imposible negarlo, qu e la doctrina de la fe noestá toda e n la Escritura, sino qu e gran parte de ellase encuentra en la tradición oral de los Apóstoles •> (DetiJcis lib. rrr, ca p. 3, a l fi mil).

C) Los protestantes acostumbran decir que ladoctrina católica sobre la tradición es una invenciónde los Papas y de los teólogos escolás ticos, para hac.;rpasar como doct rina de Cris to lo rpte no es más que

una creación human a.Nada más ar bit rario qu e semeja nte afirm ación.

Aparte las palabras taxativas de la Escritura, q ueacabamos de referir, abundan los 'tes timonios de losPadres, tan cla ros y evidentes qu e no dejan lugar áduda razonable.

San l ;{nacio de Antioqu ia no cesaba de oponerse álos l j ~ s . y aconsej .-Lba á los f:des qu e se adhi riesenfuertemente á las t radi;;iones de lo:> A lascuales, para mayor seg Jr idad y certeza, procuró consigua r por escrito ~ b i o , Hz'st. Ecclesiastica, lib.lll,cap. 3ti; P. G, , X X, San Policarpo, discíp ulo desan Ju an, escribe á los Filipenses: «dejando á un ladola vanidad de muchos y, las f.Llsas doct rinas , volvamos á, lo q ue nos enseñaron des<le el ( Ar iPlúhppm ses, 7). V en otro dice: osiendo ctisdpulo de los Apóstoles me he hecho doctor de las e t ~ llo que ellos me enseiia ron retransmito fielmente átados aquellos que se hacen de la verd ad ..De ese modo, se va fundando la fe y se guarda la l ra ·dición de los apóstoles• (A d Diognetum, U). El mis•mo cuidado tu vieron Papas, Hegesipo y otros&(Eusebio, HÜ l. Ecclesiastica , II I , 39 ; I V, ::>) .

San l re r1 eo echa en cara á los herejes que ya no admiten ni las Escrituras ni las tradiciones (A dversusJuurcses, II I , 2) y opi na que, si los Apóstoles no hubiesen dejado nada escrito debe ríamos segu ir sustrad iciones corno las siguen m llch os que creen en J c

y q ue t ienen la gracia de Dios escrit?- en suscorazones sin letras y sin tinta , porqu e guardan fielmente las antiguas trad iciones (ibid., III , 3) .

Lo mi6tnO en:;cñan los demá3 Padres, como Tertuliano (Praescript., 19, P. L. , 11, 3'1); Clemente deAlejandria (Strom., I, '1); Orígenes (in Lucam, hom. 1);san BJ.silio (De Spiritn Sancto, 27), san Crisóstomo(In I I Thess, hom. 4), y sa n Agustín, que llega á decir: •si no se moviese la autoridad de la Iglesia, nocreerla al E v a n g e l i o ~ (Contra epist. jundam., 5).

Los antiguos Concilios siguieron la misma práctica.En el Concilio de Nicea, además de la Escritura, losPadres emplearon la tradición contra los arrianos;igual hicieron en Efeso contra Jos nestorianos, y en

el de Calcedonia, después de lclda la eplstola dogmática de sa n León, exclamaron todos: <•estll es la fe delos Padres, esta es la fe de los Apóstoles, todos creemos lo m i s m o ~ .

D) Por lo dicho hasta aquf se ve que los protes·tantes están en contradicción con la verdad reveladay con la verdad histórica. Pero, además, están en con·tradicción consigo mismos.

En efecto, no admitiendo más fuente de la revelat.ión que la Sagrada Escritura, debería encontrarseen ella con toda claridad la doctrina protestante deque basta la Biblia sola, y, sin embargo, no han podido aducir en su favor ni una sola palabra. Admiten,por c o n s i ~ u i e n t e , una doctrina que no está en la llib!ia, rlespués de enseñar que no creen más que en laBiblia.

Es más: el canon de la Escritura, aun el admitidopor los mismos protestantes, no con;;ta en ella, y sinembargo, lo creen.

Solamente por la tr adición sabemos cuá les son yc.uántos los Libros Sa::!rados divinamente inspirados.Lu e!{o la misma autoridad de la Biblia depende de laTra dición. He a hf, pues, por qué no se puede rechazarésta sin menoscabo de aquélla.

La historia comprueba plenamente esta doctrina.La verdad divina no pu ede ser más qu e un a: un solocanon, una sola Biblia. Pu es bien: esa unidad solamente se encuentra en la Iglesia ca tólica , corno la reconocen ellos mismos, mientras que en la iglesia protestante van apareciendo tantos cá non es é inspiracionescuantos individuos, si es que mu chos de ellos admitenva la divinidad de Cristo y, por t anto, el origen divinode la Escritura.

P or último, es una utopia el creer que t odos puedenpor si mismos leer y entender la Biblia. Aun entre lospa ises protestant es se ven grandes masas de gente que110 está capacitada para lo uno ni para lo otro, y,annqu e lo estuviesen, muchos no t ienen vagar y calma suficientes para dedicarse á, la lectura y meditación personales de la E scritura. Hace falta. pues, elmal{isterio vivo, la tradición,

Para ser lógicos consigo mismos, los p ro testantesdeberían suprimir por derecho divino todo su cuerpode Pasto res.

Hasta que se escribieron las p rimera:; pí.ginas delNuevo Test amen to no hubo más qu e T i , ~ m oral,y, s in emba rgo, la Iglesia de estaba perL ctament e fundada y se propagaba ro r todas pa rtes.

Un a buena parte <e la Es--r itura Neo testamentaria es debida fi la Tradición, de ··uy as fuentes hebieronen gran pa rt e los autores sagrados . Bast e recordar isan Lucas y á, san Mar 'OS. Le jcJs, pues, de rechazar lasdiv inas trad iciones, debemos a· ata rlas •omo ven laderas fu entes de la d ivina revela ión: mís ab undantesy cop iosas que la misma ra, y anteriores á ella.

E R V A Y TRANSMISIÓN INFALIBLESDE LA T RADICIÓN

La s falseda d!:!s y hcrcf as suelen anda r siempre porlos ext r;:mos: sólo la verdarl , , omo la virtud, tienenla p rerrogat iva de esta r en el justo medio.

Los protestantes querian secar una de las fuentesde la div ina revelación negando todo valor á las t ra-

Page 5: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 5/7

374 TRADfCIÓN

diciones divinas constitiltivas; po r el contrario, los ticos. La diviua Tradición contiene verdades dichasm o d e r n i ~ t a s trataron de dar demasiada amplitud al por Dios. Luego t:íellen que ser ta n inn;mtables en sucauce de la tiadición, alimentándolo con aguas tur- substancia como el mismo Dios. La verdad no cambia

bias que no brotaban del manantial pu10 y cristalino sin Jcjar de ser verdad: un Dios mudable es un {dolo,de la revelación de Cristo. La Iglesia católica se opuso no un Dios verdadero. Las tradiciones admitidas por

enérgicamente al modernismo, como en otro tiewpo los modernistas no pueden se r divinas y, no siéndolo,se opuso al protestantismo, conservándose implacable tampoco pueden ser cristianas.

crt el justo medio de la verdad. 3. Para explicar la conservacióu y transmisiónL Doctrina modernista. La trauición, según Jos infalibles de esas tradiciones hace falta distinguir

n10dernistas_, no es más que la comunicación á los de- cuatro cosas: t ,a el agente jJrinúpal, que no es otromás de un a experiencia religiosa primitiva ú original sino el mismo EspirituSanto, c u y ~ t y ' l s i ~ t e n c i a y penna·

por medio de un a fórmula intelectiva. Dicha fórmula nencia en la Iglesia hasta el fin de los siglos fué pro·

tiene, adem:í.s de un a virtud representativa, un a fuerza metida solemnemente por Cristo á sus Apóstolesde sugestión para excitar y restablecer el sentimiento (Joan . XIV, 11>); ~ - " el agmte instmmental, 6 sea elreligioso quizá adonnecidu en el creyente, y para pro- magisterio vivo de la Iglesia, ya solemne, ya ordinario,dncido ó provocarlo en los que todavia no creen. De pues, como dice hermosamente san Juan Crisóstomo,este modo, la experiencia religiosa se d1funde por los ~ l o s Apóstoles no bajaron del monte llevando en suspueblos, no solamente en los actuales por la predica· manos unas tablas de piedra como Moisés, sino queción, sino también en los venideros por medio de los · llevaban en sus .alrnas al Espíritu Sarito, como unlibros ahora escritos ó oc la repetición de las predica- tesoro ó fuente de los dogmas y carismas; y asi discuciones. rrian por todas partes, hechos ya por la gracia libro>

Pero esa experiencia religiosa asl comunicada tiene y códigos vivos de las leyes>> (l n Mtt., hom. I, 1) ; 3.a lossus alternativas: unas veces echa hondas raíces v monulllentos públicos en los cuales la Iglesia depositatiene vida exuberante; otras , se envejece pronto y la doctrina revelada, á saber, la Sagrada Liturgia, losmuere. Si vive, es señal de que es verdadera, pues Simbolos de la f ~ . los decretos de los Concilios y de loslo mismo da decir verdad que vida; pero si muere es Papas; .r..a los fesligos de la Tradición, esto es, los escrifalsa. De donde se infiere qu e todas las religiones ac- tos de los San los Pa dres, de los teólogos, las inscrir tualmente ex:istentes son verdaderas, pues viven por . ciones antiguas, las pinturas y alegorias. Siendo infa·lo mismo que existen. lible la Iglesia, en especial la docente, en su magísteri[)

En la Tradición, pues, 110 }¡ay na Ja Jc divino ni universal ordinario ó solemne, es claro que este magissobrcnatural: no hay nuis qu e un hecho puro y sim· te rio vivo goza del carisma de la infalibilidad para disple, equiparable á los hechos comunes de la historia. cernir la s verdaderas t radiciones c1e las que no lo son,As!, el Cristianismo no es más que un grupo de hom· para consen•ar intactas las ya e x i s t ~ . : H t e s y para transbrcs que po r su ingenio, por su actividad y por ."U in · mitirlas inwu tahles en su esencia de generación endustr ia personal continúan la escuela religiosa incoa- generación has ta la consumación de los siglos. Losda por Cristo y por sus Apóstoles, según h.s exigen- monumentos públicos y los testigos de la Tradición nori:ts de su experiencia. tienen más que la razón ele medios transmisores, aco-

Se comprende est a poskiún modernista, dadas sus modados á nuestra naturaleza, 't.Je la verdad divinateorias agnósticas, inmanentistas y evolucionistas. conservada en el magisterio vivo d e la Igles ia. No son,"Negado todo valor á la inteligencia especulativa para por tanto, órganos auténticos é infalibles má s que enconoce r la verdad objetiva y tr ascendente, por Iuer- unión viva con d icho magisterio. As í como la verdadza tenía que replegarse sobre si misma y limitarse 110 e ~ t á formalmente en la escritura ú otros signos grá,la tes ti!icacióu de sus fenómenos y sentimientos su b- ficos, sino en h inteligencia qu e juzga de igual modo lajetívos ó inmanentes, que cambian y evolucionan y verdad revelarla tmnada ob jetivamente, no está formalse translorman á cada instante. Po r consiguiente, del meule en los códices de la Dihlia ó de los Padres y deprimero no queda en los que le siguen más qu e la ra · m'1s ;nJtorcs cclesiástir.os, siniJ en la inteligencia y en elzón de impulso inicial, pero con otro valor, dada la corazón de la Iglesi-a docente; todo lo derriás, .fuera deldiversidad rlel momento vi tal en qu e nos encontramos magisterio vivo directamente fundado por Cristo, es

con respecto á él. En esa va riedad y transformación subsidiario, no p rincipal.coaLinthJ. consiste precisamente su v ita lidad: quererpasar en movirnientO ó volver á las etapas primitivas IV. -1\ ' lODO DE DISCERNIR LAS TRADICIONES DlVINAS

del mismo es suicidarse, porque es atarse á la rutina DE LAS QU E NO LO SON

y á las fónnulas extrinsecas sin penetrar su espíritu, En la doctrina de la Iglesia hay varias clases de tra-que es vida y movimiento y renovación (Cfr. l'fo X, tliciones; unas qu e proceden del mismo Cris to ; otrasJincic!ica en Cavallcra, Thesaurus .. n. 1 22- que p r o m u l g los Apóstoles por inspiración delJ23; Lehreton, articulo Modernisme, en el Dücti01z- Espíritu San to y en nombre de Cristo; otras que ellosnaire apol. de la foi cath ., TTT, G66-695). enseñaron en nombre propio como obispos y jefes de la

2. Doctrina católica. Hállase expu esta breve- Iglesia; otros, por fin, merament e eclesiásticas, es decir,mente por Pío X en el juramento contr a los moder- posteriores á los Apóstoles y debidas á los Padres ó ánistas. «Retengo firmemente la fe de los Padres y la los Romanos P ontifices. Salta á la vista la necesidad deconservaré hasta el fin de mis días sobre d carisma disLinguir um.s de otrz,s, para no confundir lo humanode la infalibilidad y de la verdad qu e existe, existió y con lo divino.exis tirá siempre en la apostólica del episco- Po r lo dicho h asta aq uí fác ilment e se comprende quepado de modo que no admitamos lo qnc á cada uno la regla suprema é infalible de este discernimiento estápuede parecer mejor ó más apto , según su cultura 6 en el magisterio vivo de la Iglesia; pues mal pudierala de sus coetáueos., sino qu e siempre se ct"ea del mis- conservarlas y tr ansm itirlas infaliblcmenr e no lasmo modo la verdad absoluta é iamutable predicada supiese infaliblement e discernir.desde el principio por los e s ~ (Cav allera, loe. La razón es clara; porque toda facul ta d ó hábitocit ., u. '123). es esencialmente discretivo de su propio obj eto, :ll

Por eso, es axiomático en la Iglesia el decir: nihil menos prácticamente ó in actu t:xrráto, como díceuimwvetur, nisi quod traditum est. (Cfr. Cavallera , op. los escolás ticos. Siendo, pues, las verdades reveladascit., n. 125). el objetQ propio de ese wagisteriu. la naturaleza de

Y á la verd al'.t, esta doctrina se impon e necesaria- las cosas ex ige que á él se a t ribuya esa f<,ruhad dis·merite á toda iute ligencia libre de preju icios agnós- cret iva.

Page 6: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 6/7

TRADICIÓN 75

Sin e'mbargo, concretando más (pues el magisteriode la Iglesia toma pocas veces determinaciones sotcrnnes) Melchor Cano establece· las cuatro reglas ó crite-rios siguientes, que han llegado á ser clásicas:1 . ~ Si un a cosa es creída ú observada por la fglesia

Universal, y no ha sido instituida en los Concilios ó porlos Papas, sino que siempre se com;ervó en ella, evi-1.1entemente procede de Tradición apostólica; por ejemplo, el ayuno cuaresmal, el bautismo de los niños, elculto de la s imágenes, el uso de lámparas ó de lu¡_:es

en los templos, etc. (De locis lhcologicis, III, 4).:.!.a Si los Santos Padres tuvieron por unanimidad,

desde el principio y en la sucesión de los tiempos, alguna doctrina como dogma de fe y su contraria como herejla, y, sin embargo, no consta por la Sagrada Escri-tura que sea revelada por Dios, es claro que nace de latradición divina; v. gr., la perpetua virginidad deMaria; su ascensión en cuerpo y alma á los cielos; quelos evangelios no son más que cuatro; qu e los sacra-mentos de la Iglesia son siete, y otros dogmas (ibid.).

3.'" Si el común sentir del pueblo cristiano profesauna doctrina 6 un hecho que no pudo ser creación 6institución humana, necesariamente se debe ª a Tradi-ción divina; por ejemplo, la disolución del matrimo-rúo roto por la profesión religiosa solemne (loe. cit.).

4... Si el común sentir de los teólogos dice que undo¡sma 6 un a costumbre proceJe de tradición divina,podemos estar ciertos de que asilo es en efecto; v.gr., elmezclar un poco de agua en el vino que ha de consagrarse; los sufragios por los difuntos; la redacción primitiva del Símbolo llamado de los Apóstoles; el uso delagua bendita, etc.

San Vicente de Lerins condensa toda esta doctrinaen estas célebres palabras: ~ D e b e tenerse sum9 cuidadoen creer y profesar lo que ha sido.creído y profesadoen todas partes, en todos los tiempos y por todos losfieles; porque lo verdadero y propiamente católico,según lo indica su lllismo nombre, es aquello qu e loabraza todo, lo cual lograremos obteuer si procura-mos Sel{uir sin desmayar la totalidad, la antigüedad,el consentimiento universal de los fieleso (Commonito-rium, cap. II).

Es claro que todo aquello á lo cual se puede asignarun origen posterior ó humano, pertenece á la Tradicióneclesiástica, por ejemplo, la tonsura de los dérigos, sutraje talar, etc.

V . - TRADICIÓN Y PROGRESO EN LA DOCTRINA CATÓLICA

La inmutabilidad de la Tradición no quiere decirqu e la doctrina ·católica esté muerta ó petrificada, comopiensan no pocos modernistas; antes al contrario, sien·do vida, admite progreso y es susceptible de evolución,no transformista, sino homogénea con el dato reve lado por Dios.

Günther, Sabatier, Harnack y los modernistas admi-ten un a evolución transformista, según la cual, á medida que cambia la mentalidad ó la conciencia cristiana,va cambiando también el sentido de la fe, dando lugará nuevos dogmas ó á un sentido completamente distin-to de los dogmas ya existentes.

Segun ellos, Jesucristo no enseñó en concreto ningundogma detenninado, sino que se contentó con indicarel camino para prepararse al reino mesiánico, que estabainminente. Mas los cristianos, viendo qu e e5e reino noacababa de llegar, transformaron las ideas de Cristo demodo que sirviesen para fundar otro reino espiritual,es decir, la Iglesia: en este sentido puede decirse queCristo fu é su autor, en cuanto que inició un movimientoreligioso que espontáneamente se transformó en laIglesia.Lo s dogmas no son otra cosa que fórmula5 apro-badas por la autoridad eclesiástica, en las cuales laconciencia cristiana expresa sus experiencias religiosasy da ocasión á que otros tengan experienciassemejantes.

Pero como lasm e n t a l i d a d ~ ~

humanas se mudan ince·

santemen e, múdanse también con ellas la s experienciasreligiosas y, un a vez que éstas cambian, deben cambiar-se á su vez las fórinulas, y as i mueren los dogmas anti-guos y comienzan á vivir otros nuevos, lo mismo quela s plantas, las cuales, al morir una, da lugar á otm.Por consiguiente, en los dogmas no ha y fijeza é inmu-tabilidad alguna; su único punto de ·contacto es qu epartieron de un simple movimiento inicial por unaserie ininterrumpida de evoluciones ó trasforrnaciones(Ch. Pio X, En-cíclica <•Pascendú, en Cavaliera, op. cit.,n. 2Hi-:!22; v Ressmer, Philosophie und Theologie desModernismus, Frihurgo de Brisgovia, 1912).

Pío IX y el Concilio Vaticano hablan condenado yasolemuemente esa afirmación modernista, admitiendosólo un a evolución dentro del mismo dogma y en idéntico sentido. El Concilio hace suyas estas hermosaspalabras de san Vicente de Lerins: «Crezca y progresemucho la inteligencia, la ciencia, la sabiduría de todosy de cada uno, de toda la lglesia y de los particularesen todos los tiempos, pero dentro de su mismo género,es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido y enla misma fórmula•' (Cavallera, loe. tít., n. 210).

Po r ser este asunto de gran actualidad, conviene insistir un poco más en su exposición.

Cuatro cosas podemos considerar en el desarrollo ó

evolución de la doctrina católica: 1.8

el punto de par·tida; 2.a. el término adonde llega; 3_a la s etapas querecorre; r._a sus factores ó causas.

1.a El punto de partida es el dato revelado, es decir,la doctrina revelada ta l como los Apóstoles nos la enseñaron por escrito ó po r tradición. La revelación cristiana pública ú oficial quedó cerrada y completa enlos Apóstoles. Esa revelación se llama en Teologíaexplicita, formal ó inmediata, á diferencia de la contenida en ella como efecto 6 conclusión en su causa óprincipio y que, por eso, se llama únplidta, virtual óinmediata.

2.• El término adonde llega es 11na mayor explicación 6 penetración nuestra de ese dato revelado, perosiempre dentro del mismo sentido esencial; esto es,debe se r homogéneo con el punto de partida, como in-clu(do en él virtualmente, por Jo menos.

Antes de la muerte !le los ;\pó;;toles, cuando la revelación divina no estaba aún terminada, pudierondarse dogmas completamente nuevos, pues la Escri-tura y la Tradición son dos fuentes constitutivas dela revelación; pero después. de su muerte no cabe sinoun desarrollo en el mismo sentido esencial, aunque má sexplicito y claro por parte nuestra. Asi, por ejemplo,el dogma de la transubstanciación, contenido virtual-mente en el dogma de la presencia real de Cristo en laEucarisda, se hizo más explicito gracias á las especu·laciones de los teólogos; lo mismo puede decirse deldogma de la Inmacutada Concepción de Maria, contenido ya implícitamente en el de la divina maternidad.El término, pues, de la evolución dogmática es el mis·roo dogma de que se partió, con su mismo sentido esen

cial,aunque má s claro y explícito para nosotros, ya

que conocemos mejor su contenido impllcito.3. • Las etapas que recorre esa evolución suelen se r

mu y variadas, según los casos, pero se pueden redu-cir á la s siguientes: si se trata de verdades explicitamente reveladas, por ejemp\o, la Trinidad óla Encar-nación del Verbo, primero se creen y se expresan enforma sencilla y popular, después se defienden contralas interpretaciones torcidas de los herejes y se formu-lan en términos más precisos y científicos, pero conservando siempre el sentido primitivo. Mas cuandoson verdades que están implícitas en otras reveladas,la elaboración definitiva es más costosa; generalmentesu creencia se funda en otro principio más universal y

explicito, v. gr., la Inmaculada Concepción en la ma-ternidad divina; pero después vienen las luchas ú opo-

siciones sDhre esa conclusión impHcita, hasta que se la

Page 7: Santiago Ramirez - Tradicion

8/6/2019 Santiago Ramirez - Tradicion

http://slidepdf.com/reader/full/santiago-ramirez-tradicion 7/7