san jacinto-río páez - hocol · 2015. 12. 4. · la idea se fundamenta en que los beneficiarios...

número 12

1Acciones San Jacinto - Río Páez segundo semestre 2015

MANTENER EL HATO CON SABERES Y SABORES QUE CAUTIVAN -

TERRITORIOS DE PROGRESO -

UN TANQUE PARA CUIDAR LA VIDA -

CULTIVAR BANANO, ¡SEGURO QUE SÍ!HACER Y DESHACER NUDOS PARA OBTENER GANANCIAS -

"CONSTRUIR COMODIDAD NO ES VANIDAD" -

San Jacinto-Río Páez

Mantener el hato consaberes y sabores que cautivan

editorial

Una labor continuada que promueve alternativas económicas y vocación productiva en el Alto de La Hocha. Creatividad y conocimiento que generan desarrollo y capacidad de gestión propia para la manutención y el progreso del hato ganadero. El caso del ensilaje.

Reinel Ramírez y Reinel Manchola son vecinos en la vereda del Alto de La Hocha y ambos comparten un mismo

saber: el de la preparación del ensilaje para el sostenimiento y desarrollo de su hato ganadero. Es un saber y una técnica que resulta todavía más útil cuando “llegan esos

tiempos durísimos del verano”, enfatiza Manchola.Fueron dos sesiones de capacitación y un taller demostrativo. Aprendieron qué materia prima se necesita, su procesamiento y conservación. La idea es que cada vez que haya pasto, se corte, se

en el establo se prepara el ensilaje y se almacenan las canecas con el alimento.

Construir un proyecto de Nación a partir del fortalecimiento de acciones ganadoras para todos los participantes de cada uno de los proyectos, es un principio fundamental que HOCOL aplica en las zonas en donde está presente. Y para ello, la Compañía sabe que desarrollo no es simplemente una cuestión de creación de oportunidades sino un esfuerzo articulado y sostenido, en medio de las dificultades que enfrenta la industria y el sector petrolero, a favor de un mejor vivir que afecta a todo un territorio.

Es crear vocación de mejoramiento territorial.

Y esto significa que en un área determinada, preservando la historia y teniendo en cuenta la identidad de sus gentes y su entorno, se acelera la transformación de las comunidades, se piensa en un enfoque de desarrollo rural y se trabaja porque las cosas se hagan de manera correcta.

Todo ello, por el territorio y por sus habitantes.

Los beneficiarios de los programas, que deben cumplir con las responsabilidades adquiridas y con los requisitos exigidos haciendo las cosas bien, saben que el resultado es estar mejor cada uno, cada familia y cada agrupación que habita en la zona.

Como lo dice alguno de los protagonistas

Territorios para el mejoramiento

2 Acciones San Jacinto - Río Páez segundo semestre 2015

prepare y almacene para tener las canecas llenas de comida, explica Ramírez. “En cada caneca hay un promedio de 200 kilos que sirven para alimentar unas 5 vacas al día. La práctica me pareció muy buena. Antes, el verano nos cogía cortos y tocaba comprar alimento. En cambio ahora uno se sostiene con lo que tiene en la finca. Es más económico y no es tan duro como antes”.

La idea se fundamenta en que los beneficiarios conozcan técnicas que les permitan suplementar la comida de su ganado, se contribuya a la sostenibilidad de la finca y a enfrentar de mejor manera el impacto del verano, al tener comida almacenada. “Si una vaca come 40 kilos de forraje al día, la idea es darle entre 5 y 10 kilos de ensilaje y mandarla al potrero; es una buena forma de ayudarle”. Como añade Manchola, es otro de los aportes de HOCOL al mejoramiento y productividad de la región. “Yo tengo 10 canecas para ensilar y en cada una caben 200 kilos”, agrega Ramírez, propietario de la finca La Esperanza.

Los dos alumnos le han puesto su propio sello al ensilaje. Manchola, dueño de la finca La Estrella, complementa el pasto de corte con caña, cuchiyuyo y matarratón: “Es mi fórmula para hacer el ensilaje. Voy picando cada cosa a la vez, para que vaya quedando revuelto. Durante un mes lo dejo reposar y fermentar en las canecas. En cada una –de las 10 que le dio el Programa- caben entre 7 y 8 arrobas. Yo pongo la materia prima que se produce en la finca y la mano de obra. Todas las vacas llegan juiciositas al corral a comer”. En la fórmula Ramírez utiliza miel de purga, “que le da un buen olor y encanta a La India, La Biche y La Mula, tres de sus ejemplares. A ellas les gusta hartísimo el ensilaje porque fueron las primeras que empezaron a comerlo; cuando ven que uno echa una maleta en el comedero del establo, corren desde el potrero y todas las otras siguen detrás”. Cada alumno le ha puesto su toque de sabor para cautivar el paladar del ganado doble propósito. Ramírez comenta que la experiencia ha sido tan buena que lo llaman vecinos de otras partes a que les enseñe. Es compartir y multiplicar lo aprendido en las capacitaciones apoyadas por HOCOL.

“Fui adonde don Joaquín, otro vecino de la vereda y le dije como se hacía, como se empaca. Me respondió que yo tenía la experiencia para que la maleta quedara bien hecha en el silo. Se dio cuenta de que uno ya no sufre con el ganado flaco durante el verano y que a las vacas, con el ensilaje, les dan ganas hasta de comérselo a uno”.

Es una nueva forma de alimentar y mantener el ganado, que se suma al apoyo dado por HOCOL para el mejoramiento de la infraestructura de los establos. Ambos beneficiarios tienen en mente participar en otras capacitaciones para mejorar la productividad ganadera y hacer más sostenibles y rentables sus fincas. Es mejorar la calidad de vida fortaleciendo las destrezas, saber afrontar diversos retos y multiplicar saberes en pro del desarrollo familiar y territorial.

La caña se pica y se revuelve con otros ingredientes que le dan un gusto especial a la fórmula.

de las historias que conforman este número de Acciones, es volver a la era del bien comunal.

Una labor articulada, conjunta y comunitaria en la que todos toman parte activamente, que fortalece el tejido social, protege la cultura y los recursos, y activa los nexos de unos con otros y de la Empresa con todos ellos.

Es crear oportunidades con criterio de equidad e inclusión social mediante el desarrollo de proyectos enfocados a las necesidades de las gentes y de toda la zona, que reflejan el interés genuino en el mejoramiento de vida.

Un territorio de todos, del que se benefician todos.

Desarrollo sostenible local, regional y nacional, de búsqueda y encuentro con un mejor futuro, corresponsable con las necesidades y exigencias de este siglo.


Para los habitantes de la vereda El Espinal, el cuidado y protección de los nacederos de agua ha sido una de sus preocupaciones constantes, sobre todo en una época como la actual en la que escasea. Saben que el buen manejo de este preciado recurso es esencial para el desarrollo de sus labores cotidianas, aun más en las que atañen a la vida doméstica. Por eso, los integrantes de la Junta de Acción Comunal se empeñaron en el proyecto de construcción de un tanque de almacenamiento con capacidad para 80.000 litros de agua, que beneficia a unas 68 personas que habitan en la parte baja de la vereda. El tanque está situado en un predio de la finca El Paisito, y capta agua que viene desde El Juncal, un nacimiento en la parte alta de la montaña. “Es un agua pura y cristalina, que se puede almacenar durante meses sin que se dañe”, resalta el presidente de la JAC, Ernesto Perdomo. El diseño del tanque, hecho por un ingeniero, incluye unas acometidas extras para futuros usuarios y una columna en el centro donde se colocará, más adelante, una tapa con el fin de proteger el preciado líquido. Un experimentado maestro de obra de la zona dirigió la construcción, que se realizó en mes y medio. Materiales necesarios para

un tanque para cuidar la vidaEl proyecto de desarrollo comunitario facilita la vida cotidiana a más de once familias de la parte baja de la vereda El Espinal. Responsabilidad y compromiso con el buen uso y cuidado del agua del tanque de almacenamiento.

la obra, se compraron con los 9 millones de pesos que aportó HOCOL al proyecto. La comunidad, por su parte, contribuyó con la mano de obra, comenta el presidente Perdomo. “Hicimos rendir la plata junto con otras ayudas que recibimos”, como la de Masseq, una empresa regional que los apoyó con el préstamo de maquinaria y les contribuyó con gravilla y recebo, lo que permitió disminuir los costos del proyecto y los aportes de la JAC. Cada una de las familias construyó su acometida domiciliaria. Por ahora el servicio es gratuito y no hay instalados medidores de consumo. En el caso de algún daño, está previsto que la comunidad mediante una minga, convocada por la JAC, haga las reparaciones para la adecuada prestación del servicio.“La gente se tiene que concientizar del cuidado y buen manejo del agua”, reitera Perdomo; todos tenemos claro que el agua del tanque es exclusivamente para el consumo humano, para las necesidades domésticas y debemos racionalizar su uso. La construcción de este tanque es un paso firme en el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de las familias de la vereda El Espinal, una comunidad que se distingue por su solidaridad e inclusión para que todos sus habitantes se puedan beneficiar de los proyectos que apoya la Compañía.

Para el presidente de la Jac de el espinal, todos los beneficiarios saben que el agua del tanque es para las necesidades domésticas y que deben cuidar el preciado recurso.

el tanque en concreto tiene unas acometidas extras para futuros usuarios y una columna para poner una tapa de protección del agua.


“Trabajar con la comunidad es una experiencia bonita, satisfactoria y compleja; para el proyecto de

mejoramiento de vivienda, en la asamblea de la Junta de Acción Comunal se priorizaron doce familias de la lista de los beneficiarios posibles y a cada una se le entregaron los materiales de construcción”, explica Carolina Muñoz, presidenta de la JAC veredal. “Lo bueno del proyecto es que mejora la calidad de vida, pues la comodidad no es vanidad y la gente necesitaba ese aporte. Ellos pusieron la mano de obra no calificada. Lo difícil fue el transporte de los materiales hasta cada sitio por las condiciones de la vía y la distancia, eso encarece; pero con esfuerzo se logró. En la JAC hay solidaridad y se ha tratado de que todos reciban lo mismo”, puntualiza Muñoz.Para Joaquín Garcés, coordinador de los proyectos de la JAC y uno de los beneficiados, el proyecto fue muy bueno; “ya tenía el inicio de una casita en bahareque y como la estructura del techo estaba muy deteriorada, la cambié; la hice en mi taller de soldadura”. También le puso la puerta y las ventanas en hierro, y después vendrá el piso. Los fines de semana son para la

construcción de la casa en San Jorge, el predio que le correspondió de La Argelia, la finca familiar. A mediados de año, con su esposa e hijos estrenaron la nueva vivienda.

De otro lado, sostiene Garcés, “hay que tener ganas de ver el desarrollo de una comunidad y el desarrollo propio, y tomar el liderazgo para que los proyectos se lleven a cabo. Primero, hay que estar pendiente de comunicarnos entre todos y tener el contacto inmediato y directo con los asesores de los proyectos para gestionarlos y realizarlos. Tengo esa voluntad y es muy sabroso trabajar: es un bien para uno y para los demás y eso llena mucho el espíritu. Con la comunidad, con HOCOL y con los asesores se ha venido trabajando muy armónicamente y hay buenos resultados. Tenemos un proyecto para un empujoncito más al mejoramiento de viviendas y el arreglo de la vía”.Por su parte, Julio Garcés anota que “las doce familias recibieron el mismo aporte y cada una decidió en qué hacía su mejoramiento”. Como su casa “estaba en muy mal estado”, optó por “empezar de cero, en Villa Diana el predio que me tocó de La Argelia. Uno siempre quiere estar

mejor ante la sociedad, trabajar y hacer las cosas bien”.Hace unos 9 meses, arrancó la obra de la casa a la que le dedica su tiempo libre -es operador de cargue de fluido de una empresa contratista de HOCOL- y para materializarla emplea a dos personas. La casa mide 11 metros por 10 metros, consta de tres habitaciones, cocina, sala-comedor, baño y corredores en el contorno. La técnica de construcción, explica Garcés, “es tipo bahareque porque hay que aprovechar la guadua que tenemos y por la lejura para traer todo. Mandé a hacer las ventanas con los recursos que me dieron, un poco más de dos millones de pesos, y de lo mío le he invertido a la casa. La meta es acabar de pañetarla y echarle los pisos, y ya tenemos el poste eléctrico que es un adelanto. Mi esposa, Diana Mercedes Brand, y mis hijos, Junior Santiago, de 9 años de edad y Diana Geraldine, de 4 años, están felices y cada uno va a tener su habitación”.A Diana Brand, quien participó en el proyecto de pollos de engorde, promovido por HOCOL, las ganancias de la venta de los pollos en las tiendas de Tesalia le han servido para seguir con el negocio y ayudar “en el esfuerzo familiar del mejoramiento

En la vereda Domingo Arias, la participación y los acuerdos colectivos en la toma de decisiones, el orden de prioridades y la ejecución de los proyectos de desarrollo comunitario que promueve HOCOL, han sido fuerza aglutinadora para el mejoramiento constante de las condiciones de vida. Acuerdos que contribuyen al progreso, y que en esta oportunidad se orientaron a mejorar aquellas viviendas rurales que más lo necesitaban.

“Construir Comodidad no es vanidad”

La guadua que se produce en la zona se aprovecha para distintos tipos de construcciones.


“es muy sabroso trabaJar: es un bien Para uno y Para Los demás”

de vivienda que ha sido muy bueno. HOCOL con la FAM nos ha colaborado de una y otra forma; hemos bregado, eso sí, con la traída de los materiales por el costo alto. Estoy pendiente de la obra y me encargo de la comida de los dos trabajadores”. Por el mismo camino que va a La Argelia, cerca a la orilla del río Páez, está Villa Lucía, la finca de Guillermo Sánchez. Allí, con su hijo Wilson Fernando, técnico en construcción, y su yerno, están haciendo la casa para toda la familia: su esposa Mercedes, los tres hijos de 22, 20 y 16 años, el yerno y el nieto.“La idea era hacer algo bueno; por eso hice una casa amplia y nueva. En la otra, estábamos muy estrechitos y por mucho que uno le arregle, eso no mejora ya que fue una obra a la ligera. La de ahora es con despacio y se ve que se invirtieron bien los recursos de HOCOL”, afirma Sánchez.En agosto de 2014 se empezó y “le hago los fines de semana, pues me la paso en las labores de la finca. Mi esposa trabaja y eso ayuda para el sustento diario”, comenta don Guillermo. La casa de 12 por 12 metros tiene sala-comedor, cocina con buena luz y ventilación, cuatro habitaciones pintadas de blanco, menos la del nieto, en color azul y verde, y “anchos corredores alrededor para que en la época de lluvia se pueda

estar afuera sin mojarse. El techo de zinc lo compré con los recursos que dio la Compañía”. El pañete es en bahareque, la guadua es de la zona, “coloqué el material de playa para el piso y le estoy echando cal a las paredes. Sólo nos faltan las puertas y las ventanas, y para el baño usaremos el de la casa vieja, mientras hago un proyecto para el pozo séptico. Esperamos terminarla para celebrar el fin de año”.Para don Guillermo es obvio que “con HOCOL la vereda ha mejorado mucho, son proyectos muy buenos los que nos ha traído –praderas, mejoramiento de vivienda, seguridad alimentaria, cría de pollos-, y ojalá esto siga y tengamos vida para disfrutar lo que nos brindan”, apreciación que coincide con la de don Mario Palomino, su vecino de La Resaca.“Comencé mi mejoramiento en enero de 2015 y ¡ha rendido, es una casa en bloque completa! Fue un proyecto de desarrollo comunitario con HOCOL. Nos aportaron 2 millones de pesos en promedio y yo coloqué otros 8 millones para terminar la casa. El diseño me lo inventé, un maestro dirigió la construcción y puse la mano de obra”. Mi esposa, Olga Lucía, nos ayudó “a pasar uno que otro ladrillito, sacar trebejos, y está muy feliz”. Además, se instaló la luz y en mayo se estrenó la casa, subraya don

Mario. Para los pisos, batería sanitaria y acabados, con la JAC y la asesoría de la FAM han pensado un proyecto en el que la alcaldía colabore con el transporte, “eso sería una gran ayuda pues podemos invertir en materiales y rendir la platica”.Un aspecto relevante del proyecto fue despertar la participación de los miembros de la JAC. “Me siento contento, volvimos a la era en la que todos participamos y las cosas se hacen por acuerdo y buscando el bien comunal, sin dejar rezagado a nadie, algo en lo que nos ayudaron los asesores de la FAM con el fin de poder lograr el objetivo del mejoramiento”, comenta don Mario. Los miembros de la JAC coinciden en que “han tenido el espíritu de saber aprovechar el recurso que llega por la Compañía para el beneficio comunitario. Eso es calidad de vida”. Por eso ya están trabajando en varias iniciativas, como arreglar una trocha de acceso a la vereda por la carretera que va a Neiva y acorta bastante, que también ha contado con el apoyo económico de HOCOL, un puente y acabados para las viviendas y repoblamiento bovino, entre otras. Es contribuir al desarrollo de la región aprovechando la dinámica de las organizaciones comunitarias legales y representativas de la comunidad como gestoras y corresponsables en el logro de objetivos para construir riqueza sostenible.

“Hay que tener ganas de ver eL desarroLLo de una comunidad y eL desarroLLo ProPio”

Para Joaquín garcés, "hay que tomar el liderazgo para que los proyectos se lleven a cabo".

"La idea era hacer algo bueno, por eso hice una casa amplia y nueva", sostiene guillermo sánchez.

"el mejoramiento ha rendido, es una casa en bloque completa", resalta don mario Palomino.


Conservar prácticas ancestrales que beneficien la realización adecuada de oficios propios de las regiones para

preservar valores y garantizar desarrollos adecuados, ha sido una constante en la labor de apoyo que HOCOL realiza en diversas zonas del departamento de Huila. Como lo es identificar actividades de producción en las zonas, proponer y llevar a la práctica acciones que generen más ingresos y fomentar un desarrollo empresarial que se apoye también en saberes técnicos renovados.En esta ocasión, la formación les correspondió a habitantes de distintas edades de la vereda San Matías y en especial a los niños de la vereda El Espinal que fueron acompañados de parientes, todos interesados en programas de ganadería, agricultura y educación ambiental. En San Matías, los jóvenes ganaderitos y otros asistentes -17 en total, entre hombres y mujeres- aprendieron a hacer nudos para enlazar y asegurar el ganado. “Se familiarizaron con la teoría y la práctica”, agrega el presidente de la Junta de Acción

Hacer y desHacer nudos Para obtener gananCiasEn las veredas de San Matías y El Espinal, de Paicol y Tesalia, respectivamente, muchos aprendieron a resolver lo de los nudos y a mejorar en el manejo de sus ganaderías. Así se respetan y transmiten tradiciones, identidades y culturas del entorno, a las que se les suman nuevos saberes.

Comunal (JAC) de San Matías), Faiber Vargas. Ahora comprenden mejor el por qué se llevan a cabo determinadas acciones, mientras que en las familias saben, además, en qué momento se debe hacer la purga, reconocen la importancia de los controles

de salubridad, y tienen conciencia de lo que se le puede dar o no a una vaca preñada, pues “eso puede afectar la producción, a la futura cría y la calidad de la leche”.La labor de conservación de tradiciones y de renovación de conocimientos, impulsada

transmitir saberes de generación en generación, para proteger la identidad y el saber cultural.

con los talleres demostrativos, los ganaderitos afinan sus habilidades.


Los resuLtados de La caPacitación

a través del Programa de ganadería semi-intensiva apoyado por HOCOL, se cumplió en San Matías en dos etapas y en ambas sirvieron de sede dos predios de Don Fernando Lugo.Por su parte, en la sala de reuniones de la finca El Paisito, los niños de El Espinal se dedicaron a entender las particularidades de hacer nudos básicos “como la llave de soga para el enlace, la llave de fiador para amarar al animal sin peligro de que se ahorque, el nudo de payaso o lazada de marrano para manear un cerdo, el de pescador que es el que se usa en las atarrayas, y el nudo cadeneta, para aprender a hacer el cabezal; una manera de ganar seguridad en la práctica ganadera”, explica el instructor. Fue la primera capacitación dictada a niños en esa vereda, todos integrantes del Programa Ganaderitos que, en palabras de uno de los asistentes, llegaron muy puntuales y pasaron un rato agradable marcado por la curiosidad, la cordialidad y la utilidad de los aprendizajes. Entre ellos se ayudaron y unos y otros sirvieron de maestros entre sí, para aprender a hacer cada nudo.Los niños de las dos veredas tienen hoy una cosa bien clara: en las fiestas veredales hay opción de demostrar cuáles son sus nuevas habilidades. Algo que ocurrió en la finca de Fernando Gasca en junio pasado, durante el IV encuentro ganadero de los habitantes de los territorios de Paicol y Tesalia. Como anfitriona, San Matías puso en escena los conocimientos ancestrales y acompañó la feria ganadera y muestra agrícola con buena comida y música campesina. “Ya hemos estado en La Mesa, La Hocha y El Espinal, en ferias de integración con otras comunidades en las que se pasa contento y se hace una parrandita”, comenta el líder de la JAC.En las capacitaciones, añade Faiber Vargas, la gente tampoco se aburre. “Son dos días para aprender, practicar, ganar en saber y colaborar. La comunidad, que es la que solicitó este proyecto, sabe que los resultados impactan a distintas labores en las que está. Ahora nuestra siguiente prioridad es gestionar lo del agua y ver de dónde jalonamos recursos”.El desarrollo de capital humano fortalece a las asociaciones comunitarias que representan legalmente a la comunidad, un principio que se puede cumplir si se es “responsable en el manejo de recursos aprovechables para poder crecer y mejorar a las personas y a todos los habitantes”, añade el presidente de la JAC. En la Junta debemos hacer lo posible para educar en este aspecto, y poner en práctica el relacionamiento: saber escuchar, respetar,

negociar y dialogar. La cosa no es solo pedir sino saber oír y colaborar para mejorar y lograr que la ganadería también resulte más rentable, agrega.Cuando una comunidad desarrolla capacidades de gestión propia, mejora

Julián, 12 años: Soy ganaderito y me gustan las capacitaciones porque uno aprende a hacer nudos y puede salir adelante. Yo ayudo con la ganadería.

el instructor les entrega a los asistentes los lazos para que aprendan a hacer varios tipos de nudos y llaves.

Jorge Andrés, 9 años: Es mi segunda capacitación en Ganaderitos. Aprender es divertido. Me gustan el lenguaje, los animales y el campo. Allá tenemos vacas y otros animales. Aprendí a hacer el cabezal, cadeneta, la lazada de marrano y otros nudos.

Dagoberto Perdomo, 7 años: Ya sabía unos nudos. Me gusta hacer la Llave y ser ganaderito.

Isabela Sandoval, 11 años: Aquí uno puede aprender a manear un animal y todo sobre el campo. Es la segunda vez que vengo. El nudo que más me gustó fue la Llave sencilla. En la finca tenemos vacas.

su capital humano y enriquece el funcionamiento de sus asociaciones. JAC y comunidad, con el apoyo de HOCOL siguen aprendiendo a hacer y deshacer nudos para obtener, cada día, más ganancias.


territorios de progresoPara asumir los retos de la vida laboral es importante ampliar los conocimientos. Es lo que han entendido los habitantes de la vereda San Matías, quienes reciben apoyos de HOCOL y ponen su grano de arena. Todo sumado resulta en la promoción de alternativas económicas y el fortalecimiento de la vocación productiva en la región.

Para vivir mejor resulta necesario tener independencia económica y contar con una alimentación saludable. Dos

ingredientes que se han venido desarrollando con el apoyo de HOCOL en la vereda San Matías, en una labor de la que son ejemplo palpable los Mantilla Garzón, familia de cuatro personas que vive en la finca Motilón. Ellos han podido poner en práctica los principios del Programa de Seguridad Alimentaria que patrocina HOCOL, gracias a las capacitaciones y a los apoyos en terreno.“Tenemos un cultivo de plátano que empezó hace un año”, comenta Francy Helena, madre de Valentina, de 7 años, y de María Mercedes, que cumplió 13. Lo de seguridad alimentaria ha sido una buena cosa porque hemos cultivado y tenemos otro ingreso para la familia; vendemos los racimos de plátano y económicamente eso nos ha servido, pues produce dividendos para la

misma alimentación familiar. Lo producido es garantía para el aseguramiento básico de nutrientes complementarios para toda la familia.Ahora en la finca hay más cultivos de pancoger –yuca y maíz, además de la primera “parida del plátano” que recogieron en 2015. Esposo y esposa también han trabajado “en lo del pescado –unas cachamas deliciosísimas que teníamos en el lago de abajo- y el levante de pollos, que nos deja huevos. A Valentina le gusta la yuca en la sopa y el plátano frito”.La labor con los cien colinos de plátano está a cargo, principalmente, de la madre, aunque su esposo sembró “las matas a 3 por 3”, como lo dice John Fredy Mantilla. Algunas se secaron por el verano, agrega, pero la mayoría de las sembradas en Motilón y las que metimos en la tierra de mi papá, van por buen camino. John Fredy me ayuda con la yuca cuando le queda

posibilidad pues “tiene que cumplir con otros deberes”, destaca Francy Helena. Cada 15 días se vende el producido.Además de las labores domésticas y de apoyar con el estudio de las niñas, estoy pendiente de limpiar y abonar el cultivo, comenta Francy. Lo de la yuca empezó hace un buen tiempo y están seguros de que la calidad es muy buena, “y sabrosa para comer”. La venden entre los vecinos y también la consumen, explica la pareja.Mucho de lo logrado viene de las capacitaciones que han recibido las cuales se imparten en la escuela y allí aprenden de los espacios de siembra, de abonos orgánicos y acerca de la mejor manera y tiempo para la siembra. Los Mantilla Garzón no fueron los únicos asistentes “pues en promedio llegan a cada capacitación entre 15 y 20 interesados. El programa nos entregó las matas de yuca y plátano y si no

La yuca tampoco falta; además, del cultivo también se abastecen otros pobladores.


fuera por ese apoyo, estaríamos graves para conseguir los colinos. Ahora tenemos de qué echar mano hacia adelante”, sostienen. Los estudiantes reconocen, además, la importancia de estructurar un desarrollo propio, que promueva la creatividad y los forme para asumir diversos retos de la vida. Una manera muy tradicional de agradecer “lo que nos ha llegado”, dicen, es ofrecer un almuerzo. Y eso fue lo que hicieron en la minga de mayo, que los integró más y les permitió aprovechar el momento para renovar saberes. Fue en nuestra casa, recuerda Francy, y dialogamos de ganadería y cultivos durante el taller que arrancó a comienzos de la tarde. “Hubo refrigerio, arroz con leche, pan, aguapanela con limón y un buen tinto”. Conversaron, rieron y salieron de sus rutinas.

“Espero que sigamos con los mismos programas pues son importantes para el bienestar y la alimentación”, sostiene la madre de familia. Sí, reafirma John Fredy,” hay que seguir cultivando, porque antes todo lo comprábamos, y fuera de eso continuar con nuestro proyecto de los cerdos”, añade.

Yo sé que mejorar también es poner de mi parte, declara John Fredy. Y claro, si cada parte pone lo suyo con juicio y participa, todo el territorio termina ganando.

John Fredy se encarga de revisar el estado del cultivo y la producción de racimos.

Para la familia mantilla garzón la siembra de plátano contribuye a la seguridad alimentaria y a la economía familiar.


cuLtivar banano, ¡seguro que sí! El proyecto de Reinel Manchola comprueba la importancia de recibir la asesoría de HOCOL a través de la FAM, en esta oportunidad como parte del Programa de Seguridad Alimentaria, y de entender cada proyecto en su totalidad, con su plan de negocio. Es la forma de generar ingresos.

Reinel Manchola, de la vereda Alto de la Hocha, sabe que el cultivo de banano tiene muy buena comercialización, una

razón de peso para dedicar una hectárea de su finca a la siembra de la semilla que le dio HOCOL. Aunque también está seguro de que le falta tecnificarse, dice que su “cosecha está bonita”. Y tiene razón.

Manchola sembró aproximadamente mil matas en un cultivo libre de químicos, natural –“manejado al comienzo con un abono compuesto y luego con solo orgánicos”- , y siguió las normas de distancia entre planta y planta. Hoy espera que “cada una le produzca entre 20 y 30 kilos”. A pesar de llevar apenas un año y de que la producción da sus frutos a los 15 meses, él piensa ampliar la plantación. Por ahora no importa que el verano de este año haya retrasado el proceso.

Optamos por una variedad híbrida de banano que puede servir de sombrío a una posterior siembra de aguacate Lorena, explica el asesor de la FAM. La idea es que los mil colinos produzcan, de manera escalonada y cada 6 meses, 4 racimos por planta. Cada uno debe pesar 20 kilos, señala. Es un buen negocio.

Manchola está convencido, además, que un elemento decisivo es tener garantizada de antemano la distribución y la compra, y por eso ha hecho los contactos con el debido tiempo. El banano llegará a Cali, en donde le dijeron que “cogerían lo que llevara”.

cuando las cosas marchan, bien vale la pena ampliar la plantación, sostiene este emprendedor.

reinel manchola en compañía del asesor del proyecto revisan la plantación.


A la gente de la zona, declara, le recomiendo que se vincule a los programas que apoya HOCOL y que le saque provecho a las buenas prácticas y a las recomendaciones técnicas.

Ahora, a su finca, que tiene lagos con cachama y mojarra, ha llegado el banano, para el que espera la aprobación de “un crédito de incentivo”. Con los apoyos de HOCOL, siendo juicioso, actuando con cuidado y sacando provecho a la visita mensual de asesoría, recibo unos ingresos que mejoran la calidad de vida de mi familia, afirma. Pongo trabajito y platica de mi parte y la finca se sostiene con todas las ayudas.

Renovar saberes y seguir las recomendaciones técnicas, lo que incluye buenas prácticas y sacar un producto libre de químicos, han terminado por animarlo definitivamente a “seguir adelante”. Su filosofía es ir poco a poco, pero también planear y realizar lo pensado de manera óptima.

con el cultivo de banano se abren nuevas alternativas de producción y comercialización en la zona.


Esta es una publicación de HOCOL. Los programas aquí reseñados se desarrollan dentro de las actividades de San Jacinto - Río Páez Coordinación Editorial: Juan PabLo FErro Casas e IsabEL CrIstIna trEJos VELásquEz Fotografías: HoCoL Diseño: aLExandEr bEtanCourt C. Impresión: EdItorIaL sCrIPtoacciones no.12

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