sadako y las mil grullas de papel

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Sadako y las mil grullas de papel. La historia se desarrolla en Hiroshima, Japón. Es un relato verídico a cerca de una niña alegre, feliz, llena de sueños y metas, vive con su familia, personas honestas, bondadosas y sobre todo muy unidas. Era el día 6 de agosto cuando Sadako se levanta muy temprano para ir a correr a la plaza principal al carnaval de celebración del día de la paz, así mismo se conmemoraban a todas las víctimas de la bomba atómica lanzada a ese país años atrás. Ella levantó de la cama a sus hermanos para que la acompañara, ayudó al más pequeño a vestirse pues solo tenía 6 años, corrió a la cocina para desayunar e irse, ahí estaban ya sus padres quienes recordaban aquellos tiempos cuando los estadounidenses atacaron su país y se desataron todos aquellos problemas. Hubo demasiadas victimas muy cercanas a ellos, una fue su abuela quien fue una de las personas que sufrió la llamada ‘enfermedad de la bomba’. Como cada año, esa mañana debían rezar por todas las personas que desagradablemente habían fallecido y por su puesto más por la abuela. Sadako siempre había sentido el espíritu de la abuela presente, en ese instante la sentía con ella, ahí, a su lado. En medio de la oración, el padre de Sadako pidió por los enfermos, por la salud de su familia y por el eterno descanso de los que se habían ido. Aunque ya hacía 9 años de que la bomba había caído ahí, quedaban miles de restos en el aire de radiación, tóxicos, etc. Y esa era la razón de que aun en ese entonces hubiera gente sufriendo de leucemia aun cuando había pasado tanto tiempo. Terminó la oración y Sadako pidió poder irse antes que ellos, para adelantarse a casa de su mejor amiga Chizuko, pues quería llegar temprano para ver la inauguración del carnaval. Llego a casa de su amiga e iban corriendo por toda la calle

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Page 1: Sadako y Las Mil Grullas de Papel

Sadako y las mil grullas de papel.

La historia se desarrolla en Hiroshima, Japón. Es un relato verídico a cerca de una niña alegre, feliz, llena de sueños y metas, vive con su familia, personas honestas, bondadosas y sobre todo muy unidas. Era el día 6 de agosto cuando Sadako se levanta muy temprano para ir a correr a la plaza principal al carnaval de celebración del día de la paz, así mismo se conmemoraban a todas las víctimas de la bomba atómica lanzada a ese país años atrás. Ella levantó de la cama a sus hermanos para que la acompañara, ayudó al más pequeño a vestirse pues solo tenía 6 años, corrió a la cocina para desayunar e irse, ahí estaban ya sus padres quienes recordaban aquellos tiempos cuando los estadounidenses atacaron su país y se desataron todos aquellos problemas. Hubo demasiadas victimas muy cercanas a ellos, una fue su abuela quien fue una de las personas que sufrió la llamada ‘enfermedad de la bomba’.Como cada año, esa mañana debían rezar por todas las personas que desagradablemente habían fallecido y por su puesto más por la abuela. Sadako siempre había sentido el espíritu de la abuela presente, en ese instante la sentía con ella, ahí, a su lado.En medio de la oración, el padre de Sadako pidió por los enfermos, por la salud de su familia y por el eterno descanso de los que se habían ido. Aunque ya hacía 9 años de que la bomba había caído ahí, quedaban miles de restos en el aire de radiación, tóxicos, etc.

Y esa era la razón de que aun en ese entonces hubiera gente sufriendo de leucemia aun cuando había pasado tanto tiempo. Terminó la oración y Sadako pidió poder irse antes que ellos, para adelantarse a casa de su mejor amiga Chizuko, pues quería llegar temprano para ver la inauguración del carnaval. Llego a casa de su amiga e iban corriendo por toda la calle hacia el lugar, las personas que la conocían bien sabían que siempre se la pasara corriendo trotando, pues era una excelente corredora, disfrutaba mucho correr en carreras o caminatas, era destacada en eso.Después de iniciar el carnaval, toda la gente se dirigía a la orilla del rio Ohta y Sadako junto a su familia, cada persona encendía una lámpara de papel en memoria de todas las personas que conmemoraban ese día. Pasó tiempo y llegó el otoño. Cuando un día llego Sadako a su casa muy feliz y emocionada buscando a su mama para darle la noticia más buena de su vida, la habían convocado a la carrera de relevos de la competencia de su escuela. Entusiasmada porque si ganaba, formaría parte del equipo el año siguiente. Llegó su padre y corrió a darle la noticia él, la felicito y le dijo lo importante que era eso y lo orgulloso que estaba de ella.Se encargó de entrenar mucho todos los días, pues esa carrera era una de las cosas que consideraba más emocionante, divertida e importante de su vida. Llegó el día de la competencia, estaba muy nerviosa pero su familia le daba ánimos. Cuando terminó la carrera se sintió cansada y creyó que era normal, aunque también le dolían un poco las costillas y sintió un ligero mareo.

Aun así, pensó que era normal pues se había esforzado mucho para lograr llegar a la meta. Decidió no decir nada para no preocupar a su familia pues todos se encontraban muy emocionados en ese momento. 

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Era día de año nuevo, uno de sus deseos eran que esos mareos desaparecieran, que el año viejo se llevara todo lo malo y solo trajera cosas buenas para el futuro. Días después fueron Sadako y su mamá al mercado, durante el paseo vieron un bonito kimono y la madre le dijo que ya era tiempo de que ella usara uno, pero en realidad no le interesaba tener uno. Lo que ella deseaba era calificar en la competencia de relevos. Semanas después Sadako estaba en su escuela entrenando cuando de pronto cayó al suelo a causa de un mareo, rápidamente le avisaron a su padre el cual trabajaba en una barbería cerca de la escuela, llego por ella y se la llevo de inmediato al hospital.Una enfermera le hizo unas radiografías y le sacó sangre para realizarle unos estudios. Horas después el médico llamo a los padres para dar el resultado de los estudios, ninguno de los dos lo podía creer, Sadako tenía leucemia. Ella alcanzó a escuchar su propio diagnóstico y se asustó tanto que decidió tapar sus oídos para no escuchar más.Esa misma tarde su mamá entro a su cuarto de hospital y le dio un abrazo, diciéndole que todo estaría bien, que pasaría ahí unos cuantos días más para que la siguieran examinando.

Sadako trataba de ser fuerte y no llorar, aun cuando sabía que se perdería de su graduación y había el riesgo de que no la tomaran en cuenta al momento de seleccionar los participantes del equipo de relevos.A la mañana siguiente despertó triste porque si, confirmaba que nada era un sueño y estaba en el hospital siendo una víctima más de la enfermedad de la bomba, como todos acostumbraban decirle en ese tiempo.La primera visita que recibió fue la de su mejor amiga Chizuko, se puso un poco feliz pues había alguien que siempre estaría con ella apoyándola en todo, Chizuko entró con una sonrisa un poco sospechosa mientras escondía algo asus espaldas. Sadako pregunto qué era lo que llevaba en sus manos, su amiga muy emocionada le respondió que había encontrado la cura de su enfermedad.Le mostró un cuadro de papel dorado que en pocos minutos después de hacer algunos dobleces estaba convertido en una bonita grulla. Sadako no terminaba de entender como era que una grulla de papel podía curarla y salvarla de su enfermedad.Chizuko le dijo que había una leyenda la cual contaba que las grullas podían llegar a vivir mil años. Y contaban, que si una persona enferma hacia mil grullas de papel los dioses escucharían sus ruegos y la sanarían de toda enfermedad. Los ojos de Sadako se llenaron de lágrimas pues confiaba en que eso se haría realidad. Era un momento muy bonito pues ya tenía la primera en sus manos construida por su mejor amiga. 

Sadako no creyó en eso fácilmente, pues era algo imposible. En esa tarde su amiga y ella mientras platicaban construían grullas, era más complicado de lo que se veía, pues tuvo que aprender para hacer las demás con facilidad, al cabo de dos horas apenas llevaban diez las cuales las iban colocando sobre su mesita a un lado de la cama. Llego la hora en que Chizuko tenía que irse a su casa pues el día siguiente tenía que ir a la escuela, le dejo algunos trozos de papel para que continuara haciendo las grullas.Por la noche, entró su enfermera a ver como estaba, y darle su merienda la cual iba colocada en la mesita con las grullas, le dijo a Sadako que no había lugar para colocar la charola, y le propuso colgar cada una de las grullas en el techo de su cuarto, y ella acepto. Advirtiéndole que colgaría mil, la enfermera no lo vio muy posible y por el momento colgó

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las primeras diez. Los días pasaban y a Sadako la enfermedad la debilitaba cada vez más, eran una serie de dolores de cabeza intensos, bajas de presión y cosas así. Pero con las pocas fuerzas que tenía, seguía haciendo más y más grullas. Otra de sus actividades era platicar con un niño que conoció una tarde que estaba sentada en el pasillo fuera de su cuarto, el se llamaba Kenji, llevaba ya mucho tiempo en el hospital y no recibía muchas visitas pues era huérfano y solo lo cuidaba y visitaba una tía que vivía en un pueblito cercano al hospital. Él le contó que ya había perdido esperanza alguna de sobrevivir, su madre le pasó el veneno al nacer, toda su vida había sufrido de leucemia. Sadako se sentía muy afligida por la triste historia de Kenji, pues no tenía un remedio, ni el de las grullas púes ya era muy tarde.

Decidió hacerle una hermosa grulla dorada de tamaño mayor a las demás, para darle un poco de suerte y se sintiera protegido. La mando llevar al cuarto de Kenji para que la colocaran junto a él. Un día el no apareció en el pasillo, Sadako pregunto a la enfermera por él y le informó que había muerto esa mañana. Sus ojos se llenaron de lágrimas pues lo consideraba un amigo porque aparte de que estaban en las mismas condiciones, estaban juntos un poco tiempo al día. Tenía mucho miedo pues pensaba que ella seguía de morir. La enfermera la tranquilizo negando rotundamente lo que creía Sadako, y la animó a que continuara haciendo grullas, hasta se puso a ayudarla. Cada semana recibía la visita de sus padres, los cuales eran los únicos que podían hacerlo pues en el hospital no estaba permitida la entrada a menores de edad. Sus compañeros de clase le mandaron en una de esas visitas una muñeca con un bonito kimono color verde con rosas rojas. También su hermano menor le había enviado un trozo de papel muy bonito para que hiciera una grulla especial. Cada vez se cansaba más rápido de hacer grullas, hacía de 9 a 12 grullas diarias y cada vez menos. Era el mes de julio, las tardes eran calurosas, la salud de Sadako parecía haber mejorado, el doctor le comento la posibilidad de que en unos día pudiera ir aquedarse a su casa. Para ese entonces ya llevaba alrededor de 600 grullas. Se sentía muy feliz de estar conviviendo con su familia, toda la semana tuvo muchas visitas y se volvió a sentir muy cansada. 

Tuvo que regresar al hospital, a partir de eso le tenían que hacer transfusiones de sangre y la inyectaban casi diario. Ella jamás protestaba porque tenía fe en que era para mejorar su salud y todo daría resultado. Cada vez le daba más miedo la muerte, pues ella seguía soñando en ser una gran atleta y superarse cada día. Un día le llevaron una enorme caja dorada con un moño rojo, la abrió despacio frente a su madre y cuando termino de retirar el papel vio que era un hermoso kimono de seda con cerezos en flor, Sadako comenzó a llorar de la emoción y después le dijo a su madre que cual era el motivo, a parte la seda era demasiado cara y pensaba que jamás podría usarlo debido a su situación.La enfermera y su mamá animaron a Sadako a ponerse el kimono con su ayuda, ella acepto y colaboro en usarlo. Parecía una princesa, estaba hecho a su medida, los colores le iban bien. Momentos después entro Chizuko, su mejor amiga y bromeando le dijo que le quedaba mejor que su uniforme, todos se rieron. La hora de visita había terminado, Sadako estaba cansada y solo alcanzó a hacer una grulla

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más ese día, antes de acostarse logro contar seiscientas sesenta y cuatro grullas. Fueron las que pudo hacer.Esta es una historia verdadera, Sadako Sasaki falleció el día 25 de Octubre de 1995. Sus compañeros de clase se encargaron de hacer las otras trescientas sesenta y seis grullas que faltaban. Sadako será recordada por siempre, tiempo después sus amigos hicieron un libro el cual titularon ‘kokeshi’.

El nombre de la muñeca que una vez le habían regalado ellos. El libro se expandió rápidamente por Japón así mucha gente conoció la historia de Sadako y las mil grullas de papel.También tuvieron la idea de pedir al gobierno hacerle un monumento a Sadako y a todas las víctimas de la leucemia. En 1958 fue inaugurado el monumento a la paz en una plaza de Hiroshima. Allí esta Sadako, de pie sobre la montaña de granito que simboliza el paraíso, con los brazos abiertos al cielo y sobre sus manos una enorme grulla dorada.En su honor también, se hizo el club de las mil grullas de papel, el cual año con año el día 6 de agosto, que en Japón es el día de la paz, sus miembros colocan miles de grullas de papel a los pies de Sadako en su honor. Y repiten el lema ‘Este es nuestro grito, esta es nuestra plegaria, que haya paz en el mundo’