sí, es el señor tsubota!

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• 109 • Sí, es el señor Tsubota! S u nombre es Shigenobu, pero todos le llaman Señor Tsubota porque es la forma más apropiada de reconocerle su natural seriedad, su sincera ama- bilidad, su refinada delicadeza, su auténtica disposición de servicio entre otras cualidades. Es japonés y también muy colombiano, feliz de que este país “se le hubiera atravesado por casualidad en su vida”. Desde que el señor Tsubota llegó a nuestro país a vivir, siempre ha gozado de gran aceptación por el gre- mio cultivador y estudioso de las orquídeas, principalmente por su dedicación, amabilidad y disposición para compartir sus conocimientos. Fundó su negocio familiar con orquídeas híbridas y es llamado Orquídeas EVA en Pereira (Risaral- da). Hasta ahora se han descrito 7 especies colombianas con su nombre, debi- do a su interés en cultivarlas y haber sido encontradas en su colección: Azucena Vélez de Montoya. Sociedad Colombiana de Orquideología. [email protected]

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Sí, es el señorTsubota!Su nombre es Shigenobu, pero todos le llaman Señor Tsubota porque es la

forma más apropiada de reconocerle su natural seriedad, su sincera ama-bilidad, su refinada delicadeza, su auténtica disposición de servicio entre otrascualidades. Es japonés y también muy colombiano, feliz de que este país “sele hubiera atravesado por casualidad en su vida”. Desde que el señor Tsubotallegó a nuestro país a vivir, siempre ha gozado de gran aceptación por el gre-mio cultivador y estudioso de las orquídeas, principalmente por su dedicación,amabilidad y disposición para compartir sus conocimientos. Fundó su negociofamiliar con orquídeas híbridas y es llamado Orquídeas EVA en Pereira (Risaral-da). Hasta ahora se han descrito 7 especies colombianas con su nombre, debi-do a su interés en cultivarlas y haber sido encontradas en su colección:

Azucena Vélez de Montoya.Sociedad Colombiana de Orquideología. [email protected]

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Luer, 2002 (Fig. 1), Luer & Escobar, 1993 (Fig. 2), Luer, 1994 (Luer),

Luer, (Luer & Escobar 1966) (Fig. 3), Luer, 1996 (Fig.4), P. Ortiz, 1996 (P. Ortiz) Toscano &Dressler y Kgr., 1996 (Fig. 5) (tomado de lista de especiescolombianas del padre Ortiz, 2009).

En entrevista que nos concedió el 26 de febrero del 2015 en su vivero de Perei-ra, nos relató sus experiencias en el mundo de las orquídeas. Experiencias quemuestran su calidad humana y enseñan la mucha “espera activa” que requiereeste cultivo: paciencia, observación, control, una sobadita, escuchar, dialogar,todo paso a paso, como él lo ha vivido.

¿Señor Tsubota, cómo llegó a Colom-bia?Es una historia larga, llevo más de40 años en este país. Antes fueron 5años en Ecuador, donde trabajé en-viando banano al Japón. Era emplea-do de una empresa exportadora, metocaba preparar la fruta y empacar-la, fue por los años 65 al 70. En misviajes al Japón pasaba de paseo porBogotá y allí se me clavó el nombrede Colombia. Para la época Bogotá‘estaba’ muy simpática, muy folclóri-ca. Por Chapinero me tocó ver gana-dos y me encantó ese paisaje con eseambiente de neblina en la mañana,entonces me jaló venir a este país.

Cuando salí de la empresa de bana-nos, busqué otras líneas de comer-cio para el Japón y para otros países.Por coincidencia, y sin mucho pro-grama, empecé con la Federaciónde Cafeteros trayendo técnicos enapicultura que venían a aprovecharlas flores del café. Ese es el comien-zo de mi estadía en Colombia. Asícomenzó la vida de Tsubota en Co-lombia, aquí en el Valle, porque unamigo era de esta tierra. Otro amigode la época del banano tenía un cul-tivo de orquídeas en el Japón. Era unhombre muy avispado, con chispa.

Me propuso cultivarlas aquí en Co-lombia porque era más barato queen Japón, donde se necesitaba mu-cha energía en los cultivos y costabamucho mantener la temperatura enel invierno.

Entonces, mi amigo empezó a man-darme Catleyas híbridas, producidasen el Japón, en bandejas de maderacon 25 ó 40 plantas. Hice una mesade guaduas artesanal, no sabía nadade orquídeas pero mi amigo me de-cía que era fácil. Nunca me mencionóque este cultivo demoraba tanto. Notengo formación en asuntos botáni-cos así que arranqué sin saber. Sufrímucho y caí en una trampa que tuveque seguir porque a los cuatro añosya tenía una cantidad grande y no eracosa de quitarme así. Ya tenía respon-sabilidad y aún no florecían. Yo no sa-bía de abonos, nada de telas de som-brío, de medio de cultivo. Golpeandola cabeza seguí, porque cuando medi cuenta ya era tarde; tenía las patasmetidas y no pude sacarlas. No esque me esté quejando, porque luegovino un tiempo positivo que me ense-ñó muchas cosas de este mecanismoque existe en la naturaleza: el mundode maravilla de las orquídeas que meenriqueció la vida.

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Para mi mujer sí fue sacrificio por-que ella no hablaba el español y nose interesó por aprenderlo. Sufrióbastante. Yo ya sabía el español yavanzaba aprendiendo y comencéa pasear. El primer paseo fue haciael lago Calima y Buenaventura, y fuecuando recolecté el

, que tengo allí sembrado enla entrada. Fue la primera orquídeaque yo conocí de la naturaleza deesta tierra. ¡Ah, qué alegría me dio!Parece ridículo, pero en esa épocano sabía reconocer una orquídea enun barranco. Ahí empecé a compa-rar con las del Japón y seguí cono-ciendo otras.

Organicé un primer vivero, luegoel segundo. Hice la bodega, me fuiensanchando y mientras tanto elmercado internacional mostraba unfenómeno raro: cambiaba el gustode los consumidores. Grave paranosotros, así que trajimos plantas

del Japón más modernas, más ape-tecidas, pero cuando se levantarony florecieron ya el mercado teníaotra tendencia en color. Entonces sequedaron aquí. Yo no podía despa-charlas allá y tuve que perder y bus-car otra salida. Lo convertí hacia elmercado interno y empecé a venderlocalmente. Como negocio no mar-chaba bien, era de un lado para otro,pero yo aguantaba. Por esos añosme visitó un científico especialistaen este mundo de las orquídeas, elDr Karazawa. Recorrimos toda lacordillera central y oriental, hacia elnorte, casi llegando a Cúcuta. Conél conocí el mecanismo, aunque nomuy profundamente, del mundo bo-tánico.

¿Y cuándo involucró las orquídeasnativas en su negocio?Mi primera participación en una ex-posición fue en Cali, en ASOCAÑA.Llevé un poquito de phalaenopsis.

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Yo no sabía cómo diseñar ni colocarlas plantas, pero Maruja de Navia,Adelaida Ángel de Böhmer y otras se-ñoras de la Asociación Vallecaucanade Orquideología me colaboraron.Yo hice un estand con dos canasti-cos y por primera vez participé enuna exposición. Ahí se me prendió lallama y, poco a poco, pero firme, fuiaprendiendo con los especialistas.La vida no ‘estaba’ muy agradable,difícil, pero ya vivía de las orquídeas.Estoy muy agradecido porque poqui-to a poquito me iban respaldando yeso fue gran soporte. Todos estamosmuy agradecidos con Colombia y lagente común y sobre todo con los“orquidiotas”. Por suerte coincidie-ron varias condiciones que me em-pujaron hacia adelante, lento, pasopor paso. Ya estaban las asociacionesy me invitaron varios señores a for-mar una asociación. Esperanza Valle-jo, Iván Jaramillo, Aurelio Botero y yonos reunimos y hablamos; al princi-pio no había mucha actividad porqueninguno sabía de ese mecanismopero poco a poco se fue organizan-do. Participé en varias exposicionesen Popayán, Buga, Medellín, Bogotá.Primero iba para mostrar algunasplantas florecidas. Para hacer el co-mercio tenía que tener un volumengrande y aún no llegaba, todo eralentamente.

No nací como cultivador comercial,pero yo buscaba alguna fórmula paradefenderme. Buscaba y buscabasiempre mejorar un poquito, esa erala fórmula que yo tenía. No recuerdoen qué año participé en Medellín, osea que hace 25 o más años me hicemás comercial. Recuerdo que llamé aColomborquídeas, a Doña Liga Mo-reno, quien me recibió en su residen-

cia y amablemente me llevó a La Es-trella, al vivero de los Arango, y memostró y me contó todo. Despuésfui adonde un señor que tenía un vi-vero de phalaenopsis, que cultivabaen una bolsa rústica. Así que a tra-vés de conversaciones empecé co-nocer otros ambientes y se me ibanacumulando los conocimientos.

¿Cómo integró a su familia al nego-cio?Los hijos estudiaron el bachilleratoen el Colegio Salesiano, luego Masafue a Caldas y Tomo se fue a Arme-nia. Ellos nacieron relacionados conlas plantas, con botánica y agrono-mía. Luego envié a Masa al Japónpara que aprendiera el cultivo demeristemos Yo ya había decididoseguir con este negocio y vino comotécnico y es quien se encarga de lapropagación. A Tomo también lomandé al Japón para estudiar el cul-tivo de los cymbidiums. Es una suer-te que los hijos sigan el negocio. Lahija se encarga de la contabilidad yentre los tres manejan la empresa. Ami me da mucha alegría, no me trai-cionaron, están juntos y están cum-pliendo sus deberes; ya son expertosy quieren entregar calidad al estilojaponés que es lo que aprendieron.Están teniendo mucha acogida.

¿Cuál es su orquídea favorita?Difícil, en Colombia hay más de tresmil especies de orquídeas nativasdescritas. Estaba por encima delEcuador en orquídeas, pero ahorase le pasó, porque en Colombia nose pueden hacer estudios ni investi-gaciones, o sea que la selva está in-tacta. Si se abre hay miles de varie-dades. Estamos en el país más ricoen orquídeas del mundo entero, es

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Fig. 3. Fig. 4.

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envidiable, pero no podemos cono-cerlas. Por fortuna yo sí pude andarsin preocuparme porque la guerrillaaún no existía, después no pude en-trar más. Mis hijos no pueden ir aesta cordillera a 15 kilómetros ade-lante, no conocen. ¡Qué tristeza! Yosí conozco buena parte de Colombiay también del Ecuador. Aprendí dememoria muchas de las orquídeasque tiene Colombia, pero ya voy mer-mando, estoy alejado del cultivo y lamemoria se va borrando también.En eso no miento. Por eso me retiréde juez, porque hay que ser honestoy no quiero enseñar mal.

¿Cómo llegó a las orquídeas colom-bianas?Las conocí por los amigos que meenseñaron mucho y me dieron unambiente muy agradable. Para esaépoca yo tenía mucho deseo deaprender, yo era como una esponja,y aprendí bastante. Mi capacidad seiba ‘ensayando’ con una y otra varie-dad. Las cultivé, y como el mercadocambiaba, tomé algunas especiesy empecé a tenerlas y a mandar, ypoco a poco aprendí de las nativas.

¿Qué es para usted el mundo de lasorquídeas?Es un misterio, tantas variedades deformas y de colores, cada una tieneel insecto programado para que lapolinice. Formas tan increíblemen-te variadas y todo calculado. Somosmuy arrogantes cuando decimosque somos dueños de este mundo,mentira, según mi opinión. El casode los paphios, que tienen una bolsacon agua para atraer a los insectos,y que tienen que salir por donde po-linizan la planta. Eso no lo podemosinventar los humanos. El caso de los

porroglossums, que tienen una tapadonde atrapan el insecto. ¡Cuántosmiles de años para llegar allí! Estoyimpresionado y por eso estoy ena-morado de este mundo. Cada va-riedad de orquídeas tiene sus cosasdistintas, me gusta observar, ya nome importan los nombres pero sí sumundo maravilloso.

¿Qué aportes han hecho ustedes,los japoneses, a la orquideología?Aparentemente no. Sin embargo,cuando tuve una invitación de las se-ñoras de Cali mostré cómo sembrarsegún mi experiencia. Yo no ense-ñaba sino que mostraba mi manerade cultivar. Y así, charlando, posible-mente pude colaborar. Varias vecesme invitaron a cursos en Bucara-manga. Yo digo a charlas, y a lo me-jor dije bastantes mentiras (risas).Mi carácter es abrir todo mi pecho atodas las personas y mostrar lo quetengo. Hoy no mostramos el viveroal público, sólo a círculos cerrados.Ya hay distinta gerencia y el viveroes grande y existe el riesgo de caídascomo ya ocurrió, además como seriega y se fumiga es peligroso.

Usted es un cultivador comercial,pero todos comentan que usted esabierto a compartir experiencias,¿teme a la competencia?La vida es corta, pienso que aunquese viva muchos años, por ejemplounos 90, no es bueno negarse, mos-trar agresividad y arrogancia. Al finse acaba la vida y por qué no abrirmás el corazón, un poco más sua-ve, mejor ambiente, que hablemos.Un instante en la vida no significanada en 90 años, y se puede hacerque la gente se sienta alegre y olvidela amargura. Que echemos un cuen-

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tico, o bromas, la carcajada, necesi-tamos ese ambiente. Que todo noes por plata. Hay que abrir más elpecho, más suave, que hablemos dearte, de pintura, de música. Ese esmi carácter. A mí me gusta ese am-biente, porque mi vida está determi-nada y yo tengo que aprovechar eltiempo y sentirme alegre en vez deamargo.

¿Usted descubrió orquídeas?Algunas, y como me mostraron mu-cho cariño me dedicaron varias. Ten-go como nueve nativas con el nom-bre de y también ,el nombre de mi esposa. Ya nadielas puede cambiar, así haya modifi-cación. Para mí es un tesoro. Tuvesuerte y eso se queda en algún regis-tro botánico.

¿Cómo ve el mercado actual de lasorquídeas?Comenzamos el negocio de las or-quídeas con el fin de exportar parala gente rica, porque las orquídeaseran de clase alta hace 20 años.Pero hoy en día son como cualquieradorno; bajó la categoría. Y el pri-mer caso es el de las phalaenopsis,que permiten una producción masi-va por el crecimiento rápido: a los 6meses las sacan al mercado.

La competencia es muy fuerte. Todoes una rotación de plantas a las queno se les agrega cariño. Nosotros noqueremos eso, queremos agregarlea una planta sembrada en materaalgo más, así no se vea, es la manerade comercializar del Japón. El casode las phalaenopsis, todas amarra-das rectas. Nosotros buscamos otraforma de belleza y cambiamos. Másbonito, más elegante, dejando la

vara en curva, y eso se está copian-do, causando más trabajo porque yala gente quiere con las curvas. Siem-pre hay que innovar. Como el bon-sái, que es un arte muy complicado,pero a cada árbol hay que darle laforma. Nosotros queremos haceralgo más por la planta y ese ánimose refleja en alguna parte. En estemomento se venden las orquídeascomo mercancías en los supermer-cados. Simples vendedores son losencargados, que no piensan cómomantenerlas y cuidarlas, necesitancariño, una ‘sobadita’, están puestasa secas, arrumadas unas con otras.Ese no es ambiente, por lo menosdeben estar con la florescencia y lashojas limpias. Pero no están atendi-das las plantas en los supermerca-dos, nadie sabe cuándo se marchi-tan. Eso nos perjudica por que nosllaman y dicen: “Oiga, ustedes estánvendiendo plantas en almacenes decadena”. Nosotros tenemos que ex-plicar que no entregamos plantas asupermercados, no tenemos ese ne-gocio.

¿Por qué el nombre “OrquídeasEva”?Según la leyenda Eva es la primeramujer. Un abogado, en el año 77, medio un nombre muy largo para el ne-gocio, entonces se me ocurrió Eva.

Muy cortico y la primera mujer. Al-gunos se confunden con mi mujer ypreguntan: “Oiga, ¿cómo está Eva?”(Risas)

Gracias señor Tsubota por esta en-trevista.No, gracias a ustedes. Estoy muycontento en esta tierra. Mi vida tanvariada, tan enriquecida con uste-

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des. Yo supe este misterio de nues-tra vida a través de orquídeas. Medespierto, salgo a caminar y observoeste mecanismo de la naturaleza através de las orquídeas ¡Uf que mun-

do perfectamente diseñado! Esta-mos muy contentos y más mis hijos.¿Qué contentos? Dicen que siquieraque vivimos aquí y no en el Japón.Estoy muy contento.

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

CRÉDITOS DE CULTIVO

Fig. 1, 3, 4. Sebastian VieiraFig. 2. Ron ParsonsFig. 5 . Francisco Villegas

Fig. 1, 4. Orquídeas KatíaFig. 2. Marni TurkelFig. 3. TomadaFig. 5. Orquifollajes