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Ruego citar este texto como Pérez Díaz, J. (2011), "Demografía, envejecimiento y crisis ¿Es sostenible el Estado de Bienestar?" capítulo del libro El Estado de bienestar en la encrucijada: nuevos retos ante la crisis global: Federación de Cajas de Ahorros Vasco-Navarras, pp. 47- 62. Capítulo de la Decimoctava edición de la colección Ekonomi Gerizan, que recoge las actas del curso de verano de la UPV del mismo título, Donosti 2010. Puede encontrarse online el libro completo en la web de la FCAVN: http://www.fcavn.es/Castellano/Publicaciones/Ekonomi_Gerizan/18.asp

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Pérez Díaz, J. (2011), "Demografía, envejecimiento y crisis ¿Es sostenible el Estado de Bienestar?" capítulo del libro El Estado de bienestar en la encrucijada: nuevos

retos ante la crisis global: Federación de Cajas de Ahorros Vasco-Navarras, pp. 47-62.

Capítulo de la Decimoctava edición de la colección Ekonomi Gerizan, que recoge las

actas del curso de verano de la UPV del mismo título, Donosti 2010.

Puede encontrarse online el libro completo en la web de la FCAVN: http://www.fcavn.es/Castellano/Publicaciones/Ekonomi_Gerizan/18.asp

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Demografía, envejecimientoy crisis ¿es sostenibleel Estado de bienestar?Julio Pérez Díaz

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48 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

Demografía, envejecimientoy crisis ¿es sostenibleel Estado de bienestar?

Krisia azaltzen duen arrazoia ez dago demografian: izan ere, demografia ez baitoa oker. Kontuabestelakoa da: aberastasuna nola banatzen da? eta zein puntutaraino dago prest lanean dagoenjendea berak sortzen duen aberastasuna besteekin partekatzeko? Hori arazo politikoa da, ez de-mografikoa.

La clave que explica la crisis no se halla en la demografía: la demografía no es el problema. Elasunto es cómo se distribuye la riqueza: ¿cómo se distribuye la riqueza y hasta qué punto lagente que trabaja está dispuesta a compartir la que genera con los demás? Ese es un problemapolítico, no demográfico.

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49EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

Muchísimas gracias a todos por estar aquí. Hace po-co más de un mes que estuve en Donosti hablando tam-bién sobre demografía, en aquella ocasión en relación alfuturo de la Unión Europea. Espero que si en algo me re-pito, no lo encuentren demasiado reiterativo o que, porlo menos, esta vez sea más convincente. Si lo consigo yles interesa suficientemente lo que les contaré, siemprepueden consultar los resultados de veinte años de traba-jo sobre estos temas, una página web que recientementehe convertido en blog.(1)

Vengo a hablarles de demografía. Parece que esa es lapiedra de toque que atraviesa todo este curso de veranosobre la sostenibilidad del Estado de bienestar. En par-ticular, se habla continuamente del envejecimiento de lapoblación, así que voy a intentar, supongo que ese es elrol que se me requiere, proporcionar un marco generalde la situación y perspectivas demográficas de la pirámi-de poblacional. Como verán en el resto del curso, se vaa volver recurrentemente al tema demográfico, de mane-ra que, además de ese marco, les haré también una inter-pretación de lo que significa, interpretación un poco dis-tinta a la habitual y que pretende, por lo menos, sembrardudas sobre las interpretaciones más habituales.

Mi plan es muy sencillo. Les voy a contar en cuatrotrazos qué es lo que se supone que sabemos sobre el en-vejecimiento demográfico, qué conclusiones se extraende él y qué conclusiones creo que se podrían extraer siuno cambiase el marco interpretativo sobre las edades,sin necesidad de abandonar el propio análisis demográ-fico pero abordándolas de un modo más realista. Me ex-plico: en demografía hay dos maneras o dos ópticas deanálisis, la transversal y la longitudinal. La transversal, ladel instante, la que habla de stocks poblacionales en undeterminado momento en el tiempo, es la más corriente.Por poner un ejemplo, con los datos del censo de pobla-ción, uno puede hablar de la población de distintas eda-des en el año 1991. Pero ese no es el único análisis poredades posible en demografía. También puede hacerse

(1) http://apuntesdedemografia.wordpress.com

un análisis longitudinal, de generaciones. Con una mis-ma tabla por edades, esta vez ya no serían edades de per-sonas diferentes el mismo año, sino personas en distintasedades a lo largo de su vida. Son dos ópticas realmentediferentes de las que hablaré un poco después.

Mi supuesto de partida es que estamos concentrándo-nos excesivamente en el análisis trasversal, el que entiendelas edades como un criterio de clasificación de las perso-nas que conviven en un determinado momento. De he-cho, es solo dentro de ese marco de análisis donde se pue-de hablar de envejecimiento de población, un proceso queocurre entre los diferentes momentos, en las pirámides deedades. Pero existe otra manera, tan buena o mejor, de en-tender las edades: hacerlo en términos generacionales, en-tendiéndolas como etapas sucesivas en la vida de las mis-mas personas. Ahí es donde se produce el envejecimientoreal, el de las personas desde su nacimiento. Intentaré portanto dar también una visión del cambio demográfico des-de este otro punto de vista y, sobre todo, aplicando unpunto de vista sistémico, no solo estructural.

Las poblaciones no son meros stocks, son sistemas in-tegrados que se desplazan a lo largo del tiempo. Lo quehacemos los demógrafos es analizar sus distintos compo-nentes (natalidad, mortalidad, migraciones) a lo largo deprocesos temporales amplios y las relaciones e interac-ciones que se producen entre ellos a medida que las ge-neraciones van reemplazándose. Por eso, concentrar úni-camente la atención en la estructura de la población enun determinado instante (como se hace al analizar las pi-rámides poblacionales) nos oculta muchos otros factoresrelevantes para entender qué está ocurriendo.

Lo que es el envejecimiento demográfico debe ex-plicarse, porque requiere alguna aclaración, pero lo ha-ré muy rápidamente. Se trata simplemente de un cambioen la estructura por edades. Como se puede represen-tar gráficamente, y una imagen vale más que mil pala-bras, les muestro la pirámide de población. La estructu-ra en demografía es un concepto sencillo, se refiere a lamanera en que está distribuida, en términos relativos, lapoblación según ciertas categorías (sexo, edad, estado ci-vil, estudios, etc.). Si tenemos el 100% de la poblaciónrepartido en las distintas clases de una o varias de estascategorías, tenemos una estructura. En este caso la pirá-mide refleja la estructura por sexo y edad de España en1975. (Figura 1)

Texto de la conferencia dictada por el autor el 8 deseptiembre de 2010 dentro del Seminario de Veranoorganizado por la FCAVN en el marco de los Cursosde Verano de la UPV.

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50 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

Como pueden ver, se trata de una pirámide muy “jo-ven” (están destacadas en oscuro las edades menores dequince años y las superiores a sesenta y cuatro). Ahorales enseñaré otra, también perteneciente a la poblaciónespañola solo un cuarto de siglo después, y podrán com-probar que, en muy poco tiempo, la forma de la pirámi-de puede ser muy distinta. (Figura 2)

Pues bien, eso es envejecimiento demográfico, uncambio en la estructura por edades. Una estructura po-blacional se puede resumir de muchas maneras, comocualquier distribución estadística. La que mejor resumela estructura por edad es el simple cálculo del promedio,la edad media, y la constatación de que entre dos mo-mentos cualesquiera dicho promedio ha aumentado. Pe-ro también se utiliza, y es mucho más fácil de calcular, elaumento de la proporción de gente mayor. Si el peso delos mayores es creciente, tenemos envejecimiento de lapoblación.

¿Por qué ocurren estas cosas, o por qué pueden ocu-rrir, al menos? La teoría es muy sencilla. En demografía,además de las estructuras, estudiamos también los “fenó-menos” que las condicionan y, con su comportamiento,las hacen variar. Los más directos no son muchos y se en-tienden también muy fácilmente. Las pirámides cambianpor los cambios que se producen en la natalidad (que de-termina cómo la pirámide se va “alimentando” por la ba-se), en la mortalidad (esa está repartida ya por todas laedades, aunque obviamente se intensifica en las edadesmás avanzadas), y también por las migraciones (tambiénposible en todas las edades, aunque su mayor intensidadsuele producirse en las edades adultas jóvenes).

Las migraciones influyen en la pirámide tanto máscuanto menor es el tamaño de las poblaciones. Si estu-diamos la población o la pirámide de un municipio dedoscientos habitantes en Soria, probablemente las mi-graciones van a ser el factor más relevante para explicarla forma que tiene. Simplemente con que se vayan diezjóvenes ese año, la pirámide habrá cambiado muchísimo.Cuando hablamos de poblaciones de un tamaño consi-derable, las migraciones van perdiendo papel, de maneraque, el final, lo que nos explica la estructura por edadeses básicamente lo que pasa con mortalidad y natalidad.

Es muy evidente que en el cambio de la estructurapoblacional de España la natalidad tiene un papel ex-plicativo de primer orden. Después de 1975, el núme-ro de nacimientos prácticamente se redujo a la mitad enun periodo muy corto, en apenas dos décadas. Eso ha-ce aumentar el resto de las edades en términos relati-vos. No hace falta ni siquiera que se viva más, basta conque el peso de unas edades disminuya para que la pro-porción que pierden pase automáticamente a otros inter-valos de edad. Les insisto en que no hablo de númerosabsolutos sino de porcentajes: si disminuye el porcenta-je de jóvenes, en algún otro lugar tiene que aumentar enla misma medida.

Tenemos envejecimiento demográfico. Les muestrotambién una tercera pirámide para que vean que, nueva-mente, algo ha cambiado en 2010 (Figura 3); parece quehay una cierta recuperación de la natalidad, que volve-mos a tener una natalidad ascendente en estos momen-tos. Pero, sobre todo, es importante que vayan imaginan-do el efecto que tendrá en el futuro el hecho de que van

Figura 1 España 1975 Figura 2 España 2000

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DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

a ir cumpliendo años los que nacieron en los años sesen-ta y primeros setenta, es decir en los años del baby-boom,a medida que vayan cumpliendo los sesenta y cinco años.El envejecimiento de la población no se ha acabado. Es-tamos hablando de un proceso que se va a acentuar enlas próximas décadas de un modo muy notable.

Ese es un proceso en el que no solo estamos embar-cados los españoles. Nos acompañan prácticamente to-dos los países desarrollados. De hecho, existe una aso-ciación clara, muy directa, con el nivel de desarrollo.En la Figura 4 lo que se ha hecho ha sido es represen-tar simplemente aquella parte de la humanidad que es-tá por encima de la renta media en un lado y la que estápor debajo en otro, y como pueden ver, las pirámides sonnotablemente distintas. España, que está en el lado iz-quierdo, tiene una proporción de personas mayores muyelevada, comparada con la que tiene los países menos de-sarrollados. Solo para que les sirva de referencia, hacepoco estuve dando un curso en Venezuela, en el InstitutoNacional de Estadística, y el Presidente Chávez ya estabahablando del problema del envejecimiento demográficoen su país. Es curioso cómo se repiten los eslóganes entodos los lados. El problema es que lo está aplicando aun país que tiene una estructura por edades que es prác-ticamente la misma que tenía España en 1900. Es decir,tienen un 4% de personas mayores, casi un 30% de me-nores de 15 años ¡y ya tienen que estar preocupados porel envejecimiento de la población!

¿Qué va a pasar en el futuro con todo esto? El prota-gonismo de la natalidad parece muy evidente, al menos

en los cambios que se ha podido ver en las tres pirámidesespañolas que acabo de mostrar. No es tan evidente el dela mortalidad que, como dije, tiene una influencia distri-buida en todas las edades y, por lo tanto, no tiene el mis-mo impacto visual que los cambios de la natalidad. Pe-ro si ha habido envejecimiento poblacional es tambiénpor la mejora de la supervivencia, claro. Hemos pasadode tener esperanzas de vida que al principio del siglo XXen España no superaban los treinta y cinco años, a tenermás de ochenta solo en cien años.

Pero hasta hace poco se pensaba que la esperanza devida crecía solo porque se impedían las defunciones pre-maturas, y que una vez una vez agotada esa cantera, yacon una mortalidad infantil mínima, el proceso tocaría asu fin. La figura siguiente (Figura 5) es bastante ilustra-tiva de que el cambio es más complejo.

Figura 3 España 2010 Figura 4 Tipo de pirámide en función del desarrolloeconómico

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0

MujeresHombres

1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0Porcentaje

0,2 0,4 0,6 0,8 1,21,0

Fuente: http://www.undp.org/popin/wdtrends/a99

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0

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70

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0

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MujeresHombres

8 6 4 2 0Porcentaje

Países menos desarrollados

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52 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

Refleja, con los registros suecos de defunciones anua-les, que son los más antiguos que tenemos, cuál es laedad máxima a la que se murió alguien en Suecia en ca-da año. Es decir, estamos hablando de la edad más altadel que falleció entonces y la tendencia es muy clara: has-ta los años setenta del siglo XX hay un incremento muysostenido. Si la persona más longeva que fallece hacia1860 tenía 102 años, o tenía 106, encontramos ya gen-te que fallece con 110 años un siglo después. De hechohacia 1970 todos los especialistas, incluida la propia Or-ganización Mundial de la Salud, pensaban que las mejo-ras en la supervivencia poblacional estaban próximas yaa tocar techo. El descenso de la mortalidad, en sus ini-cios más lejanos, se concentraba en las edades infantiles.

Una vez la esperanza de vida ya había agotado el filón delas muertes infantiles evitadas, y eso ocurría en los paísesmás desarrollados en las décadas de los setenta y ochen-ta, se empezó a considerar necesario cambiar de estrate-gia, no seguir buscando más años de vida, que ahora se-rían ganados a la muerte en los años de vejez, y empezara mejorar la vida ganada, su salud y calidad.

¿Qué es lo que ocurrió en realidad? ¿Se había toca-do techo o no? Lo que ocurre a partir de los años ochen-ta, para sorpresa de todos los analistas y de los especialis-tas en mortalidad, es que la esperanza de vida ha seguidosubiendo intensa y sostenidamente. Si les mostrase solo ungráfico con la evolución histórica de la esperanza de vida,cualquiera se dejaría llevar por la tentación de prolongarla tendencia ascendente como algo natural, así que no pa-recerá extraño que siga aumentando. Pero eso es muy sor-prendente; es fácil hacer aumentar la esperanza de vidacuando uno evita defunciones infantiles. Un neonato queno se muere a las tres horas de nacer y vive sesenta añosmás, aporta una gran cantidad de años a repartir despuésen el promedio. Pero si una persona de ochenta años estáen peligro de morir y se evita su defunción, no va aportarochenta años más al cómputo total. En otras palabras, esmuy difícil, y muy sorprendente también, que ahora, conuna mortalidad infantil inferior al 4 por mil, siga aumen-tando la esperanza de vida como lo está haciendo.

Ahí tienen (Figura 6) en qué edades se ha aumenta-do la esperanza de vida. Esto es algo que hacemos losdemógrafos con las tablas de mortalidad. Mi compañe-ro del Centro de Estudios Demográficos, Amand Blanes,

Figura 5 Edad máxima registrada en el momento dela muerte - Suecia 1861-1999

Figura 6 Contribución de las distintas edades a los incrementos de la esperanza de vida. España

El punto de inflexión en la tendencia, en 1969, se eligió con el fin de maximizar loadecuado del ajuste.Fuente: Wilmoth, J.R. (2000), “Demography of longevity: Past, present and futuretrends” publicado en Experimental Gerontology, 35 (9-10): 1111-1129.

Fuente: A. Blanes (2007), “Análisis Demográfico y Territorial de la Mortalidad en España” (tesis doctoral).

114

112

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Mujeres

Edad

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1860 1880 1900 1920 1940 1960 1980 2000

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0,05

0

-0,05

-0,10

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Mujeres

1/2 80’ 2/2 80’ 1/2 90’

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53EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

en su tesis utiliza el método de Pollard para descompo-ner las ganancias de esperanza de vida en aquellas eda-des que más aportaron. Las tablas de mortalidad nos di-cen qué probabilidad de morir hay en cada edad, y sepueden observar los cambios entre un año y otro paradescomponer el cambio total de esperanza de vida entreesos dos años. En la primera mitad de los años ochentatodavía tuvo un peso considerable el descenso de la mor-talidad infantil en la explicación de las mejoras de la es-peranza de vida en general, pero ya era muy visible queen las edades avanzadas estaba habiendo mejoras muysustanciales. En la segunda mitad de los ochenta dismi-nuye la aportación infantil, incluso hay un retroceso enlas edades juveniles, aquella nefasta etapa de la crisis, losaccidentes de circulación, las drogas duras, el sida. Hubouna disminución de la esperanza de vida en las franjas deedades juveniles, pero seguimos creciendo muy sustan-cialmente en las edades avanzadas. Finalmente, en la pri-mera mitad de los años noventa, se prefigura lo que es-tá ocurriendo en estos días, porque la tendencia no se haagotado, pero ahora ya la principal fuente de gananciasen esperanza de vida son las edades avanzadas.

Y no se ve fin a esto. Los que hacemos proyeccio-nes de población, las personas que se devanan los sesospara ver hasta dónde vamos a llegar en esperanza de vi-da, por lo general ponen límites y al muy poco tiempo seven superados por completo. Esto de las proyeccionesde población es ya clamoroso. Las proyecciones de Na-ciones Unidas, que cuentan con especialistas que llevanya medio siglo haciéndolas de manera regular, se equi-vocan también sistemáticamente. Shigemi Kono, un de-mógrafo norteamericano, llegó a analizar una a una to-da la serie de estas proyecciones, comparándolas con loque ocurrió en el mundo en realidad, y sistemáticamentesiempre se han quedado cortas en la previsión de lo queiba a ocurrir con la mortalidad en las edades avanzadas.Dicha desviación podía resultar comprensible en las pri-meras proyecciones, pero su reiteración es sorprendenteporque, ya sobre aviso, los especialistas que las realizanprocuran curarse en salud haciendo supuestos más opti-mistas. Pues aún así, la mortalidad de los mayores siguesiempre mejorando por encima de lo previsto.

Eso en materia de mortalidad, cuya mejora no pa-rece haberse agotado. ¿Qué va a pasar con la fecundi-dad en el futuro? ¿Podemos esperar un repunte que ate-núe este proceso de envejecimiento de la población? Si

uno ve qué es lo que ocurrió en el mundo real, inclu-yendo aquellos países en los que ha habido intentos decierta envergadura por hacer aumentar la natalidad me-diante políticas de población, tampoco parece que ahí seabran muchas expectativas de cambio. Francia es el me-jor ejemplo de natalismo estatal que no consiguió rever-tir las tendencias generales: el natalismo francés fue unafuerte corriente política y de opinión en la primera mitaddel siglo, como prácticamente en toda Europa, y su Esta-do hizo, y ha seguido haciendo, esfuerzos considerables,incluyendo los económicos, para elevar la natalidad, sinque ello les sitúe realmente en niveles de fecundidad sen-siblemente superiores a la media de los países desarrolla-dos. España durante el régimen franquista también fueoficialmente natalista, y de nada sirvió ante el continua-do descenso de la fecundidad, solo estancado temporal-mente durante los años sesenta.

Si uno observa lo ocurrido en el mundo, compruebaque el descenso de la fecundidad no es casual ni gratui-to. Por el contrario, guarda una estrecha relación con elotro descenso, el de la mortalidad. La Figura 7 muestra,de forma dinámica, la relación que hay entre esperanzade vida y fecundidad, y su evolución a lo largo del tiem-po, para todos y cada uno de los países del mundo.(En este punto el orador muestra un gráfico en movimientocontenido en la siguiente dirección web: http://www.bit.ly/cGIXiY. El lector también puede conectar con ella yaccionar el “Play” para verlo.)

Figura 7 Relación entre fecundidad y mortalidad

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54 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

Como pueden ver, el gráfico muestra esferas que re-presentan los distintos países, con un tamaño propor-cional a su población. Cada continente tiene un color ylos países europeos, por ejemplo, son los que ven de co-lor naranja. Si se pone el gráfico en movimiento, a partirde mediados del siglo XIX, puede observarse cómo esospaíses, los europeos, son que de forma precoz empiezana ganar esperanza de vida. El punto de partida prácti-camente universal es una esperanza de vida que se sitúaentre los treinta y los treinta y cinco años. Esa ha sido laesperanza de vida en el mundo hasta hace nada. Estospaíses pioneros empiezan a elevar su esperanza de vidadesplazándose hacia arriba en el gráfico y al poco tiem-po empiezan también a dirigirse hacia la izquierda, ha-cia valores inferiores de fecundidad. En otras palabras,y de forma sistemática y universal, el aumento en la me-dia de vida ha ido acompañado siempre y en todas partesde un descenso en la fecundidad. Después me extenderésobre cómo interpretar eso. Pero esta es una observaciónde gran importancia.

A medida que pasa el tiempo, otros países empiezana incorporarse al proceso; van aumentando la esperan-za de vida y van reduciendo su fecundidad. Al final, enlos años más recientes, podemos encontrarlos a prácti-camente todos concentrados en otra área muy diferen-te del gráfico, con excepción de los países de África, queson los últimos en experimentar el proceso, con un des-censo de la mortalidad más tardío y precario. Pero tam-bién en ellos se ha iniciado de forma consecuente el pro-ceso de descenso de la fecundidad. ¿Por qué traigo estoa colación? Porque no parece creíble que allí donde laesperanza de vida ha aumentado sustancialmente vaya ahaber vuelta atrás en el descenso de la fecundidad. Dehecho no ha ocurrido nunca, no hay excepción alguna enla estrecha relación entre alta supervivencia y baja fecun-didad. Volveré más tarde sobre este punto porque meparece crucial.

El envejecimiento demográfico, por tanto, está aquípara quedarse, porque las actuales expectativas de vidano parecen tener vuelta atrás. De hecho, la mortalidad si-gue mejorando por encima de nuestras previsiones y lafecundidad, como acabamos de ver, tampoco va a volvera tiempos pasados, no vamos a tener los babybooms co-mo en los años sesenta y sobre todo, no vamos a volver atener las fecundidades de seis, siete, ocho y nueve hijos

por mujer que podían haber antes de este cambio tan es-pectacular en la supervivencia.

Por lo tanto, y dando por supuesto que el envejeci-miento es algo con lo que debemos contar (no parece te-ner remedio, y ni siquiera está claro que deba tenerlo,dada su evidente relación con el progreso), lo siguienteque debo plantear aquí son las consecuencias que se su-pone que tiene.

Les voy a dar un par de contundentes títulos de ar-tículos sobre efecto que va a tener el envejecimiento de-mográfico en el sistema de pensiones: “Reflexiones sobrelas pensiones de la vejez: la distribución y la capitaliza-ción igualmente imposibles en un país que se está despo-blando” y “El porvenir sacrificado al pasado: el aplastan-te peso de las pensiones de jubilación”, de F. Boverat.(2)También reproduzco una valoración de Westergaard so-bre tales consecuencias desde una perspectiva muchomás general, casi social o histórica: “…ya no volveremosa encontrar la distribución por edad de los días de anta-ño: la población tendrá un aspecto muy distinto, con ungran número de ancianos y unos efectivos de jóvenes re-lativamente reducidos [...]. Y, si es exacto que las nuevasideas germinan en los jóvenes cerebros, entonces esta di-ferencia en la distribución de las edades podrá ser asimi-lada a una seria perdida para la futura población”.(3) Endefinitiva se trata de un discurso plenamente actual. Y loque quiero que vean es de cuándo son: Los dos artículosestán escritos en 1930, o sea llevamos ochenta años oyen-do hablar del envejecimiento de la población que haceinsostenible el sistema de pensiones. Y ahí está la valo-ración general de las consecuencias del envejecimientode la población que, lejos de ser actual, se hizo en 1907 ytiene por tanto más de un siglo.

¿Por qué llevamos un siglo oyendo los mismos aná-lisis y las mismas predicciones, que luego no ocurren?Voy a acercarme más a la actualidad para ilustrar me-jor hasta qué punto las previsiones más corrientes acercade las consecuencias de la evolución demográfica se de-muestran después falsas en la realidad. La Figura 8 esta-ba incluida en un trabajo que hicimos para la Caixa enlos años noventa.

(2) BOVERAT, F., Boletín de la Alianza Nacional, números 212 y 213, 1930.(3) WESTERGAARD H. The Horoscope of the Population in the xxth Century, (in-forme presentado a una sesión del Instituto Internacional de Estadística, en Co-penhague, 1907).

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55EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

Los noventa eran años en que esta cuestión teníauna relevancia y una efervescencia muy notable porquelo que estaba dirimiéndose era el modelo de pensiones.Y la figura es muy sencilla. Puesto que parece que to-dos los argumentos respecto al impacto que tiene la de-mografía en la sostenibilidad del bienestar en generaly del Estado de bienestar en particular, tienen que vercon eso que se llama relación de dependencia, es de-cir, la relación entre activos y no activos, en este gráficopodemos observar directamente esa relación y compro-bar algo curioso sobre la diferencia que hay entre 1964y 1994. Imaginen que con este equipaje teórico, estosmodelos tan preocupantes con los que se analizan losefectos de la evolución demográfica sobre el Estado debienestar, alguien les dice en 1964 que en España, so-lo tres décadas después, iba a haber siete millones másde personas. De ellas, si empezamos a descontar las dis-tintas categorías y vamos a quedarnos solo con la pobla-ción ocupada, este agorero nos asegura (tiene una bo-la de cristal infalible) que con toda seguridad en treintaaños, con siete millones más de personas, la poblaciónocupada de España no va a cambiar, va a ser la misma.Hay una diferencia de 30.000 individuos más, ridícu-la al lado de los siete millones. ¡Uno hace la maleta y seva a otro país!

Ahora la pregunta del millón: ¿cuándo funciona me-jor el Estado de bienestar, cuándo tenemos más autopis-tas, más universidades, más equipamientos, más recur-sos y tienen más propiedades las familias en España, en

1964 o en 1994? ¿Cuándo hay más riqueza, cuándo haymás bienestar, cuándo el Estado tiene más personal y re-cursos? ¿En 1964, puesto que la relación de dependen-cia era mucho mejor?

Este es el tipo de pregunta que yo creo que debenresponder quienes están haciendo previsiones basándoseen la mera evolución demográfica. Lo que no es de reci-bo es que llevemos un siglo oyendo el mismo tipo de aná-lisis de las consecuencias del envejecimiento de la pobla-ción, que durante todo ese tiempo se haya visto siempredesmentido y que nadie explique por qué.

Me ha gustado mucho la introducción de Pedro Mar-tínez de Alegría antes, porque ha puesto el énfasis enlo que obviamente es la clave de todo esto. La clave es:¿cuánto produce esa población ocupada? El problemadel uso que se está dando a la demografía es que se dapor supuesto, especialmente en las proyecciones de po-blación y en el análisis de sus consecuencias, algo que esfalso, sabidamente falso antes de empezar: que la pirá-mide va a cambiar y el resto de cosas se van a mantenerigual. Por el contrario, lo que ha cambiado, incluso másque la población de cada edad, es la productividad dequienes trabajan. ¿Cuánta riqueza produce un ocupadode los años sesenta y cuánta un ocupado actual? En losaños sesenta en España casi una tercera parte de la po-blación ocupada estaba trabajando todavía en el sectorprimario, que es un sector conocidamente poco produc-tivo de la economía española hasta hace muy poco. Perocomparemos ese dato con la proporción de ocupados enel sector primario en Inglaterra, que era solo el 9%, perono en los años sesenta sino ¡ya en 1900! Pues bien, solocon el trasvase de ocupación de un sector a otro ya gana-mos un plus notable de productividad, y eso fue simple-mente pasándola al sector industrial. ¿Qué decir de losbeneficios de la traslación de la ocupación hacia sectoresmás tecnológicos y aún más productivos, en el sector ter-ciario, que solo muy recientemente se ha convertido enel mayoritario en el mercado laboral español? No hacefalta que les recuerde cómo se ha incrementado la pro-ductividad en ciertos sectores hace cuatro días con la ex-plosión informática y telemática.

Por tanto, el arcaico análisis basado únicamente enla contabilidad de personas se muestra insuficiente pa-ra explicar y predecir el cambio demográfico y sus con-secuencias.

Figura 8 Relación con la actividad de la población,España 1964-1994

Fuente: Blanes, A., Gil, F., Pérez, J. (1996), “Población y actividad en España: evo-lución y perspectivas.” Barcelona: Servicio de Estudios de “La Caixa”. ColecciónEstudios e Informes, n.o 5.

40.000

35.000

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1964

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1984

1986

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1992

1994

Población total

Población en edadactiva (16-64 años)

Población efectivamenteactivaPoblación ocupada

Menores de 16 añosy mayores de 64

Inactivos

Parados

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56 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

¿Qué otro marco quiero proponerles, en mi opiniónmucho más explicativo? Estas son algunas publicacionesrelacionadas con esta propuesta(4), porque no estoy in-ventando sobre la marcha lo que les diré ahora, sino queforma parte de un proyecto de investigación del plan na-cional de I+D+I. En él, algunos demógrafos de distin-tos lugares estamos intentando proponer un marco inter-pretativo del cambio demográfico distinto al de la teoríade la transición demográfica. Lo hemos llamado la “teo-ría de la revolución reproductiva” y en el blog que editopueden encontrar prácticamente todos esos textos.

La clave de la propuesta está en utilizar menos la ópti-ca de análisis “contable” y más la óptica del ciclo de vida ylas relaciones entre generaciones. Para explicar la diferen-cia resulta útil observar el siguiente diagrama (Figura 9)sobre la doble perspectiva temporal en la que se puedenubicar todos los datos estadísticos sobre población.

Se trata de un Diagrama de Lexis, que puede expli-carse rápidamente. En los ejes tenemos las dos ópticassobre el tiempo que podemos utilizar: el eje horizontalrepresenta el tiempo en términos históricos y el eje verti-cal otro tiempo muy diferente, el tiempo de vida los sereshumanos. La clave en demografía es que los seres huma-nos no vivimos tiempos abstractos, sino que nacemos yvivimos tiempos “humanos”, finitos, y finalmente mori-mos. Y para la demografía eso es fundamental, porque lademografía estudia poblaciones, pero no cualquier tipode poblaciones. Un stock poblacional de seguidores de laReal Sociedad en un campo de fútbol no es una pobla-ción en términos demográficos. Una población, en de-mografía, es un sistema reproductivo que va sustituyen-do las personas que van falleciendo, de manera que semantiene a lo largo del tiempo, a pesar de que sus com-ponentes mueren, y lo consigue porque antes de moriralgunos de ellos se reproducen.

Desde ese punto de vista, es muy importante atendera la óptica generacional. Las generaciones en el Diagra-

(4) John MacInnes y Julio Pérez: ‘The Reproductive Revolution and Sociology of Re-production’ en la IUSSP XXV International Population Conference (session 907‘Interpretations of population history’). Tours, France. MacInnes, J., Pérez Díaz,J. (2008), “La tercera revolución de la modernidad: la reproductiva” Reis: Revistaespañola de investigaciones sociológicas (122): 89-118. MacInnes, J., Pérez Díaz,J. (2008), Demography, en Turner, B. -Ed-, The New Blackwell Companion to So-cial Theory (3rd Edition): Wiley-Blackwell, pp. 428-450. MacInnes, J., Pérez Díaz,J. (2009),The reproductive revolution The Sociological Review 57 (2): 262-284.MacInnes, J., Pérez Díaz, J. (2009), Transformations of the World’s Population:the Demographic Revolution, en Turner, B.S. -Ed-, The Routledge InternationalHandbook of Globalization Studies: Wiley-Blackwell, pp. 137-161.

ma de Lexis son franjas diagonales. Los que nacen en1910, diez años después están en 1920, es decir, se vanmoviendo a lo largo de estos dos ejes en forma de dia-gonal. Y la reproducción es un fenómeno entre genera-ciones, no es un fenómeno del momento, los hijos pormujer que se tienen en el año 2010 no se están teniendotodos ahora, y a su vez esos hijos tendrán los suyos pro-pios treinta años después. Las mujeres tienen hijos a lolargo de su ciclo vital, de manera que hablar de la fecun-didad en 2010 es una componenda, igual que hablar dela esperanza de vida en 2010 es una componenda. Son,digamos, recreaciones de una generación ficticia que, alo largo de su vida, se comportaría de la manera en quelo está haciendo la gente de un determinado año histó-rico. La fecundidad real o la mortalidad real siempre esde personas a lo largo de su vida, siempre es una cues-tión generacional.

¿Qué es lo que creemos que cambió en los sistemasdemográficos, analizándolo según esa manera de enten-der lo que es una población. Lo que ha cambiado lo he-mos llamado Revolución reproductiva, usando la ana-logía con otras revoluciones productivas. No estamosusando el sentido de la palabra que tiene, por ejemplo,cuando se habla de la Revolución francesa. Nuestro sen-tido es el mismo que cuando se habla de la Revoluciónindustrial.

¿Qué tienen en común todas las revoluciones pro-ductivas? Lo que las caracteriza es que en un determi-nado momento, se incrementa la productividad por-que se pasa a organizar la producción de otra manera,se aplican nuevas tecnologías, se automatiza el trabajo.

Figura 9 Coordenadas temporales de lademografía y ópticas de análisis

100

90

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1990

Tiempodevida

Edad

(al c

umpl

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Año (en su instante inicial)

FuturoPasado

Tiempo histórico

ópticatransversalde análisis

ópticageneracionalde análisis

Mayores Vejez

Infancia Jóvenes Generaciones1910-1919

Generaciones1920-1929

Generaciones1930-1939

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57EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

No aumenta un poco la producción de tejidos; con la in-troducción de los telares mecánicos aumenta de mododramático, da un salto.

En cualquier revolución productiva ese salto de laproductividad se traduce en expulsión de mano de obradel sector. Esta es una constante. Lógicamente ya no ha-ce falta tanta gente ocupada en eso, porque ahora esta-mos produciendo mil veces más metros de tela con lamisma hora de trabajo de antes. Por lo tanto, sobra mu-cha gente que queda “liberada” para dedicarse a produ-cir otras cosas, si el sistema productivo es capaz de crearnuevas ocupaciones.

Si aceptan este símil, si me aceptan que las poblacio-nes son sistemas que tiene un grado de eficiencia, es de-cir, que lo que hacen como output, que es mantener lapoblación a lo largo del tiempo, requiere un input queen este caso son vidas, nacimientos, y puede haber dis-tinta productividad en el rendimiento que se le extrae alas vidas nuevas traídas al mundo, entonces les digo queha habido un salto cualitativo en la productividad de lareproducción. Dicho de otro modo, estamos producien-do vidas, estamos produciendo población, con un nivelde eficiencia dramáticamente superior al que ha sido tra-dicional a lo largo de la historia humana.

¿Por qué? Pues lógicamente porque se vive más. Yase que esto es de Perogrullo, pero es que venimos de untiempo en el que, además, el promedio de años de vidaera muy reducido, porque la vida de muchos se acababamuy pronto. Cuando les decía que la esperanza de vidaantes del siglo XX en España no pasaba de los treinta ycinco años, eso hay que desglosarlo: en la tabla de morta-lidad encontramos que los supervivientes a la edad de unaño ya eran menos de una quinta parte de los que habíannacido. En otras palabras, era habitual en España y enel resto de este planeta hasta hace un par de siglos, quede cada mil nacimientos, doscientos no llegasen a cum-plir el primer año. Es más, resultaba habitual que de ca-da mil nacimientos, quinientos no llegasen a cumplir losquince años.

No hay duda de que una mortalidad así condicionatodo lo demás, porque si la mitad de los que nacen nisiquiera llegan a la edad de tener hijos, la fecundidad dequienes sí quedan vivos necesariamente debe ser altísi-ma. Lógicamente venimos de un pasado en que lo ha-bitual son fecundidades de cinco, seis, en algunos luga-

res siete, ocho, nueve hijos por mujer de promedio, entiempos en que además era bastante elevada la propor-ción de quienes no tenían hijos, por soltería, por viude-dad, por esterilidad. Imaginen por tanto el promediode hijos por mujer de las que sí los tienen, y se haránuna idea de hasta que punto la ineficiencia reproducti-va ha estado condicionando no solo la demografía, si-no las propias relaciones sociales, las relaciones de gé-nero, es decir, el conjunto de la historia humana desdesiempre.

En la Figura 10 se muestran las curvas de superviven-cia de las generaciones españolas, las más antigua nacidaen 1856-1860. Puede parecer complicada, pero quéden-se solo con la primera, la que tiene las edades. Lo que lesacabo de explicar es muy visible ahí.

De mil nacimientos iniciales, vean cómo la pendientees muy acusada entre el nacimiento y la edad de un año.A esa edad ya quedan menos de ochocientos, de los miliniciales; a la edad de cinco años quedan menos de seis-cientos y a la edad de quince, la mitad. Esa es la curva desupervivencia de esa generación en España. Lo que ven,en cambio, a lo largo de las sucesivas curvas ascendentes,correspondientes a las diferentes edades (las que cruzanlas curvas de supervivientes y le dan al gráfico ese aspec-to de retícula) es cómo ha ido cambiando la proporciónde supervivientes en cada edad a lo largo de las sucesi-vas generaciones, hasta llegar a las más recientes, las na-cidas en 1956-1960.

Figura 10 Curvas de supervivientes por edad.Generaciones 1856-1960. Mujeres

Fuente: Pérez Díaz, J. (2003), “La madurez de masas”Madrid: Imserso.

Supe

rvivi

ente

spor

mil

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Primera madurezde masas Supervivencia

mediana (50%)

Supervivenciaa los 50 años

Generaciones femeninas1901-1905

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58 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

Les mostraba hace un momento que en la primerageneración de este gráfico ya había muerto más de la mi-tad antes de cumplir quince años. Pues bien, ya sabemosque todas las generaciones que nacerán después de 1960seguirán vivas al menos en la mitad de sus nacimientosiniciales hasta pasados los noventa años de edad. De esecambio les estoy hablando.

Uso este gráfico en un libro para mostrar que ya noes solo la supervivencia hasta las edades reproductivaslo que me interesa explorar como motor de mayor efi-ciencia en la reproducción de las generaciones. En el li-bro me interesaba especialmente la supervivencia hastala madurez, porque creo que hay umbrales significativosde supervivencia que otorgan mayor eficiencia a la re-producción, y que el de los quince años (en otras pala-bras, llegar vivo al inicio de la capacidad de tener hijos)no es el único umbral. También es relevante sobrevivirdespués de tener hijos, al menos durante sus primerosaños, los de formación y crianza. Vivir y no morir en esasedades cambia mucho la vida de las personas en el entor-no familiar, especialmente cambia la vida de los hijos.

La supervivencia mayoritaria hasta los cincuentaaños, es decir, hasta la madurez, la etapa en la que ya sehan tenido hijos y se los ha podido criar, la he denomi-nado “La madurez de masas”. De hecho, ese es el títulodel libro del que les hablaba y que pueden encontrar enlibre acceso en mi blog. Lo que nos dice el gráfico ante-rior es que en España no se consigue hasta la generaciónfemenina nacida en 1901-1905 (las masculinas tardan al-go mas). Por tanto, estas mujeres que cumplen cincuentaaños sin haber perdido por el camino más de la mitad desu efectivo inicial, lo hacen ya en la segunda mitad del si-glo XX. En otras palabras, hasta la segunda mitad del si-glo XX, ninguna generación española había llegado vivaa la madurez de forma mayoritaria.

Si comparamos a España con otros países, resultandiferencias a veces sorprendentes, pero muy clarifica-doras. El problema es que no hay demasiada informa-ción comparativa sobre mortalidad generacional. Haymuchas tablas de mortalidad sobre un momento, perolas tablas generacionales son muy difíciles, hay que usardatos de muchos censos y de muchos registros de de-funciones en amplios periodos para extraer de ellos losdatos que permitan reconstruir generaciones comple-tas. Pese a todo, les muestro una comparación entre Es-

Figura 11 Primeras generaciones de la madurez demasas en Suecia, Canadá y España

Fuente: Pérez Díaz, J. (2003), “La madurez de masas” Madrid: Imserso.

100.000

75.000

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Supe

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1910

1920

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1940

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1980

1990

2000

2010

Suecia 1818 Canadá 1841 Francia 1860 España 1903

paña y otros tres países sobre los que sí tenemos tal in-formación (Figura 11).

La primera generación sueca que llega viva con la mi-tad de sus efectivos a los cincuenta años nació en 1819.Pueden hacerse así una idea de hasta qué punto Españaestaba retrasada. Esta perspectiva, además, me permitesembrar dudas sobre algo que tendemos a creer dema-siado fácilmente: que todas las diferencias en la moder-nidad social o familiar son atribuibles a factores comolas políticas gubernamentales, estatales, sanitarias. Loscambios demográficos en ámbitos como las relaciones depareja, los roles de género, la fecundidad o las estructu-ras de los hogares, no solo dependen de tales factores.Tendemos a ignorar hasta qué punto la supervivencia estambién un determinante fundamental, de hecho, un de-terminante previo e ineludible. Nos acostumbramos du-rante años a oír hablar de que en Suecia la fecundidadera baja por las políticas de igualdad, la emancipaciónde la mujer. Lo que yo afirmo es que su temprana madu-rez de masas también fue un determinante fundamental.La mortalidad es un factor determinante de la reproduc-ción, es evidente, es de Perogrullo pero, ¿por qué lo ig-noramos?

Conviene por tanto atender a los efectos de un des-censo de la mortalidad como el que les acabo de explicar,o lo que es lo mismo, del aumento de la supervivencia (amí me gusta llamar a lo que ha pasado “democratizaciónde la supervivencia” hasta la madurez). Bueno, pues si

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59EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

piensan ustedes no en la mortalidad de los propios indi-viduos, sino en el impacto que tiene sobre los que le ro-dean, podemos empezar a integrar en nuestra visión delos cambios cosas tan fundamentales como la edad a laque las personas quedan huérfanas.

La Figura 12 muestra, para diversas generaciones es-pañolas, qué proporción había visto fallecer a su padre,acumulada a distintos intervalos de edad. Es muy evi-dente que en esto hemos tenido un progreso muy sustan-cial; España hasta hace no mucho, en la postguerra, eraun país de huérfanos. Había una proporción muy alta degente que había perdido a su padre antes de llegar a unaedad adulta. Eso condiciona la infancia de uno (¿a quéedad se empieza a trabajar? ¿hasta qué punto es necesa-ria su colaboración económica en las familias?), su me-ra posibilidad condiciona la distribución de roles dentrode la pareja, o dentro de los hogares. Les recuerdo quela sociología funcionalista teorizó extensamente, en losaños cuarenta, sobre el vínculo existente entre las socie-dades industriales y la nueva preponderancia de las fa-milias nucleares con roles especializados. Todo se atribu-yó a cambios modernizadores económicos, ideológicos oa los valores, y nunca tuvieron en cuenta la influencia dela mortalidad. Pero uno no puede entrar en esa especia-lización de roles que se atribuía a la familia industrial, esaespecialización del hombre proveedor y la mujer cuida-dora de los demás, cuando no estás seguro de la supervi-vencia de la gente. En cualquier organización, la preca-riedad de las partes obliga a la polivalencia de todas ellas.

En caso contrario, cuando una falla, el conjunto cae, esun desastre. En cualquier organización, la especializa-ción requiere seguridad, si no la hay, es mejor que todospuedan hacer de todo (los niños trabajan y cuidan de sushermanos, los padrinos y madrinas acogen a sus sobri-nos, las tías solteras andan todo el día por la casa, etc.,formas de familias ancestrales, complejas, muy diferentesa la familia nuclear moderna).

¿Concuerdan otros datos con tales hipótesis? Trastrabajar con otro tipo de información generacional pue-do afirmar que sí. Por ejemplo, algo tan simple como laescolarización de los niños en España (Figura 13) o elnúmero medio de años de estudios dentro de cada gene-ración (Figura 14).

Lo que estoy afirmando es que estas característicasgeneracionales tienen que ver con el descenso de la mor-talidad en las generaciones precedentes y, especialmente,con logros críticos como el de la madurez de masas.

Llego incluso a especular (ahora ya con mucha me-nos información que me confirme) con algunos efectosque podría estar teniendo el cambio demográfico sobreel nuevo reparto social de funciones, no solo entre sexos,sino entre sexos y edades. Para hacerles partícipes de es-tas ideas espero haberles convencido primero de que elcambio de la pirámide por edades, el cambio en su for-ma, conocido como “envejecimiento demográfico”, essolo una parte, una manera de ver un cambio mucho másimportante experimentado por los sistemas poblaciona-

Figura 12 Orfandad de padre, por intervalos deedad. Generaciones 1901-1960 Figura 13 Proporción de no escolarizados y de no

alfabetizados, generaciones 1901-1970

8580757065605550454035302520151050

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25-30 30-35 35-40 40-45 45-50

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1901

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1916

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1926

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1931

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1966

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M. no esc. M. analf. H. no esc. H. analf.

Generación

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DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

les. Si he conseguido eso, ahora les diré que a la vez quecambiaba la pirámide también lo hacían los roles de gé-nero. Cuando se habla de los cambios en tales roles pare-ce obligado remitirse a los nuevos valores y costumbres,pero yo les estoy hablando de algo mucho más determi-nante e insoslayable en dicho reparto: la reproducción.Y acabamos de ver que sus condiciones y requisitos hancambiado dramáticamente, mejorando su eficiencia yconvirtiéndose en una opción individual.

¿Cuál ha sido el principal colectivo “laboral” ocupa-do en la reproducción desde los orígenes de la humani-dad? Ha sido la mujer, hasta el punto de que los roles de

género han estado claramente marcados de siempre poresa división del trabajo entre producir y reproducir.

Les sugiero pensar, a título provocativo, si nos po-dríamos estar dirigiendo a una nueva distribución de ro-les, en la que los hombres y las mujeres jóvenes tienenroles productivos principalmente, y esos nuevos actoressociales que son las personas maduras y mayores, antestan escasos, son los que están ahora asumiendo los rolesreproductivos (Figura 15).

Lo cierto es que del cambio de los roles de génerose habla siempre centrándose en jóvenes y adultos, pe-ro de los mayores no se habla en absoluto respecto a es-ta cuestión. Solo se les atribuye un rol típico y manidocomo “dependientes”, para, acto seguido, predecir lasgrandes catástrofes derivadas de su peso poblacional ca-da vez mayor y deplorar lo mal que le va a todas las de-más edades porque esos “dependientes” son muchos yserán cada vez más.

Pero vayan ustedes a la salida de una guardería porlas tardes y díganme quién está esperando a los niños, oqué parte de las familias está amortiguando el paro de losadultos jóvenes, o quienes acogen nuevamente en su do-micilio a los hijos cuyo proyecto de pareja ha llegado auna ruptura de la que salen sin recursos para vivir inde-pendientemente, o qué edad tienen los cuidadores de laspersonas muy mayores con dependencias graves. Inclusoun importante teórico del Estado de bienestar, como esEsping Andersen, sabe que se equivocó bastante cuan-

Figura 14 Número medio de años de estudiosacadémicos, por sexo y generación

Figura 15 ¿Nuevas tendencias en la distribución de los roles productivos y reproductivo?

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Generación (H) Generación (M) Escolares (H) Escolares (M)

Generación

Fuente: Pérez Díaz, J. (2003), “La madurez de masas”Madrid: Imserso.

Rolesproductivos

Hombres

Edad

Mujeres

Distribución tradicional

Rolesreproductivos

Rolesproductivos

¿Distribución futura?

Rolesreproductivos

Hombres

Edad

Mujeres

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61EKONOMI GERIZAN XVIII

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR? Julio Pérez Díaz

do clasificó los distintos tipos de Estados de bienestar enEuropa, sin tener en cuenta que existe otro actor de des-mercantilización de las personas: la familia. En efecto, nosolo el Estado proporciona bienes y servicios fuera delámbito “mercantil”, porque la familia también propor-ciona cosas a la gente sin cobrarle a cambio. y en Espa-ña es un factor realmente relevante ante la parquedad delas prestaciones del Estado. Este olvido hacía que cier-to libro famoso colocara el Estado de bienestar de nues-tro país en el mismo grupo que el de Alemania, cosa po-co creíble que debió rectificar después.

Pues bien, esa “familia” protectora es, cada vez más,aquella parte representada por las generaciones que seencuentran más allá de las edades maduras o en su pri-mera vejez, ¡y encima les llamamos dependientes!

En definitiva, aconsejo dejar de pensar en las pobla-ciones en simples términos contables y centrándonos enlas edades. Es mucho mejor saber “cómo son” y centrar-nos en las generaciones. El análisis generacional, a dife-rencia del simple análisis de edades en la pirámide, re-sulta de una capacidad predictiva extraordinaria, y nospermite saber con anticipación muchas cosas sobre có-mo serán los mayores en el futuro. Fíjense que les estoyhablando de cosas que desbordan sobremanera las me-ras políticas coyunturales. La crisis en las que estamosembarcados en términos demográficos/generacionalesva a tener poca relevancia. Ni siquiera la guerra civil (tie-nen que volver la Figura 11 para comprobarlo) tuvo unimpacto duradero sobre la evolución generacional de unindicador demográfico tan fundamental como la espe-ranza de vida. Lo tuvo, qué duda cabe, en el momento,pero las tendencias son muy cabezonas en demografía,estamos hablando de cosas que tienen una inercia tem-poral amplia, y el modo en que cambian las poblacionesno es algo que se decida en un año.

Como les decía, lo bueno de hacer el análisis por ge-neraciones es que es muy predictivo, porque uno sabecosas como esta.

En la Figura 16 vemos la estatura alcanzada por lasgeneraciones españolas nacidas desde 1910, una vez aca-bado su ciclo de crecimiento, ya en las primeras edadesadultas. Pues bien, información como esta, generacional,nos permite saber qué estatura media tendrán los ma-yores del futuro. Yo les digo que tendrán más de diezcentímetros que los mayores actuales, porque esa es la

Figura 16 Estatura media de la población adulta,por generaciones (1910-1982)

Fuente: Pérez Díaz, J., Cámara Hueso, A.D. (2008), “Cambios generacionales de laestatura en la España del siglo XX a partir de la Encuesta Nacional de Salud” Revis-ta Estadística Española 50 (169): 571-604.

178

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1922

1926

1930

1934

1942

1946

1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

Hombres Mujeres

Año de nacimiento

diferencia actual entre adultos jóvenes y adultos en suprimera vejez en España. Dicho de otro modo, lo que es-tá cambiando en la vejez no es solo cuántos, y la demo-grafía sirve también para saber qué características y com-portamientos tiene la gente en las sucesivas edades.

En definitiva, y llego así al final de mi exposición, loque está cambiando en la población española en gene-ral, y lo que explica el proceso de envejecimiento de lapirámide, es el progreso en materia de supervivencia. Setienen menos hijos, simplemente, porque se puede. Enel pasado no se podía, no había opción, una menor fe-cundidad conducía a la extinción. Ahora es opcional.Y la reducción del número de hijos permite la concen-tración de esfuerzos en ellos, lo cual redunda en la si-guiente nueva generación de descendientes de estas pre-vias generaciones, mejor dotadas por sus padres y porsus “mundos”, de nuevo redundan en beneficios para lassiguientes, en una especie de fenómeno encadenado, debola de nieve, de “resonancia reiterada”, bastante previ-sible y que constituye uno de los grandes motores ocul-tos de eso que hemos dado en llamar “progreso”.

Acabo con la nota en la que quiero poner énfasis. Yono creo que la demografía sea el problema que explica lacrisis. No creo que la demografía nos vaya mal. Nuncahemos tenido un sistema de pensiones que funcione tanbien como el que tenemos en estos momentos, lo cual essorprendente porque hay muchos más pensionistas, co-

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62 FEDERACIÓN DE CAJAS DE AHORROS VASCO-NAVARRAS

DEMOGRAFÍA, ENVEJECIMIENTO Y CRISIS ¿ES SOSTENIBLE EL ESTADO DE BIENESTAR?Julio Pérez Díaz

bran más, la pensión se ha universalizado, ya no es solocontributiva, y viven muchos más años. Al final, comohace ya mucho tiempo, el asunto es cómo se distribuye lariqueza. No digo que no exista un problema con el siste-ma público de pensiones. Sí existe, y es: ¿cómo se distri-buye y hasta que punto la gente que trabaja está dispues-ta a compartir la riqueza que genera con los demás? Esees un problema político, no demográfico. Y sobre todome gustaría dejar claro que los mayores no pueden servistos solo como una carga. Están cumpliendo funcionessociales esenciales y, para llegar a mayores, primero hantenido que sobrevivir , de manera que el envejecimientoes otra cara de esa mayor supervivencia y supongo quenadie pensará que eso es algo negativo.

Solo un apunte final (Figura 17).

Si en vez de hablar de relación de dependencia entérminos de edades, hablamos en términos de ocupadoso no ocupados, lo que tienen arriba (solo la curva de arri-ba, olviden las demás), es la relación entre el número to-tal de personas no ocupadas (niños, mayores, pero tam-bién personas no ocupadas dentro de las edades activas)respecto a las que sí lo están. Yo creo que eso es mu-cho más ilustrativo sobre cómo evoluciona la dependen-cia: quiénes no trabajan en relación a quiénes si traba-jan. Bueno, sorprendentemente tenemos desde los añosochenta y la gran crisis de ocupación (también vemos lacrisis en los primeros noventa, aunque no de la mismaintensidad), lo que tenemos es un descenso de la rela-ción de dependencia, hasta que llego la actual crisis, ló-gicamente. Es un descenso constante. Dicho de otro mo-do, aquí lo fundamental es la relación entre parados y noparados. El problema que tiene el bienestar en Españaes cuatro millones y pico, bastante largo ya, de personasque tienen los mejores niveles de cualificación que ha ha-bido en la historia de este país, que podrían ser muy pro-ductivas, y que no tienen ocupación. Si además retrasa-mos la edad de jubilación dos años, tendremos tambiénparados de sesenta y cinco y sesenta y seis años, que has-ta ahora no teníamos, pero eso no va a resolver el pro-blema de la ocupación. De la crisis y de los problemasde financiación de la Seguridad Social no nos va a sacaruna demografía distinta, porque el problema no es la de-mografía. El auténtico problema es el paro. No debemosseguir viendo el envejecimiento de la población, que essolo una expresión de la revolución reproductiva y pro-bablemente el mayor logro de la humanidad en toda suhistoria, como si fuese nuestro enemigo.

Figura 17 Dependientes por ocupado.España 1975-2010

* A partir de 1995, cálculos sobre españoles nacidos en España.* Gráfico de Luis Garrido para el curso de Postgrado La salud de la población: análi-sis demográfico y estadístico (IEGD-CSIC).

2,6

2,4

2,2

2,0

1,8

1,6

1,4

1,2

1,0

1,6

1,4

1,2

1,0

0,8

0,6

0,4

0,2

01975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010

Total (eje izquierdo) 0-15 menores

16-64 edades activas 65 y más mayores