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La prensa en la Era del ReclamoTRANSCRIPT
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RÚBRICA 2
La prensa en la Era del Reclamo
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Producto que se anuncia: Polvo Coza
Marca: Coza House
Categoría del producto: Salud
Publicado en La Vanguardia, 1910
Producto que se anuncia: Salsa de tomate
Marca: Snider’s
Categoría del producto: Alimentación
Publicado en The Cedarburg News, 1900
Producto que se anuncia: Espuma de afeitar
Marca: Colgate
Categoría del producto: Belleza
Publicado en Ladies’Home Journal, 1918
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Las variantes entre el medio cartel y los primeros anuncios de prensa se derivan principalmente
del cambio de soporte. Podemos hablar de un claro retroceso abocado por las limitaciones del
papel - la legibilidad y visibilidad propia del cartel entra en detrimento en la prensa para un
aprovechamiento excesivo del espacio, que acaba siendo perjudicial para el propio contenido.
Los anuncios en la prensa se caracterizan, en ocasiones, por la falta de claridad y economía de
los textos, además, la simbolización propia del cartel se pierde al ganar terreno el cuerpo
textual. Esto provoca que la carga informativa adquiera más relevancia en la prensa que en el
cartel.
La fuerza estética del cartel no tiene cabida en los primeros anuncios de prensa, ya que el
formato y las técnicas utilizadas limitan en gran medida la capacidad artística - se cambia al
pintor por el redactor. Los anuncios eran esencialmente tipográficos, con textos muy unitarios y
carentes de recursos para llamar la atención o denotar prioridad. El único elemento distintivo
que podían aportar era el tamaño. Los pocos elementos gráficos que aparecían eran muy
simples y acompañaban al texto (una dentadura en caso de anunciar una clínica dental, una
pequeña mano que señala el anuncio para llamar la atención...).
Durante los primeros años, la colocación caótica del cartel (unos superpuestos a otros, de forma
aleatoria,…), se traslada en cierta medida a los anuncios en prensa. Estos se ven obligados a
adaptarse al espacio de cualquier manera, abigarrados, sin apenas distinción respecto a las
informaciones del periódico, llegando a colocarse de manera horizontal o vertical
independientemente de su orden de lectura con tal de adaptarlos al espacio disponible en la
página. El resultado es un laberinto, en que los anuncios contaminan la información. Además,
prácticamente toda la publicidad se colocaba en la cuarta plana.
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La serialidad del cartel se mantiene, sin embargo, cambia de forma ya que en prensa se refiere
a la propia serialidad del periódico. Esto reduce el número de impactos en un mismo individuo y
acorta la vida del anuncio. Por otra parte, se produce un importante cambio en la carga
persuasiva: se aportan argumentos bajo la etiqueta de científicos, para indicar su veracidad, e
incluso la carga argumental llega a ser excesiva hasta el punto de aportar razones no
pertinentes. Los periódicos se llenan de anuncios engañosos que prometen milagros, lo que
produce una fuerte desconfianza en la publicidad
Un ejemplo es el anuncio de Coza House, “La borrachera no existe ya” rezaba esta curiosa
publicidad. Según se aseguraba, el “polvo Coza disgustaba al borracho del alcohol” y “ha
reconciliado millares de familias, ha salvado millares de hombres del oprobio y del deshonor y
les ha vuelto ciudadanos vigorosos y hombres de negocios muy capaces; ha conducido a más
de un joven por el camino derecho de la felicidad, y prolongado muchos años la vida de ciertas
personas”. Aquí se observa muy bien cómo a veces la publicidad contaminaba la prensa y cómo
los periódicos se convertían, en ocasiones como esta, en contenedores de lo fantasioso, de
promesas imposibles y de engaños.
Debemos destacar que los anuncios en prensa del final de la Era del Reclamo (entorno a 1920
o 1930) presentan otras características. Las nuevas técnicas permiten mejorar la estética en
cuanto a la incorporación de más imágenes, lo que conlleva una considerable reducción del
espacio textual; un aumento en la calidad de los grabados; la inclusión de colores y el
acercamiento al realismo gracias al aerógrafo. Su uso se observa claramente tanto en el
anuncio de Snider’s como el de Colgate - ambos representan escenas de la vida cotidiana para
acercarse al público y mostrar la realidad, además de constituirse como otro elemento
persuasivo.
También se ordenan los elementos, lo que facilita la comprensión del mensaje publicitario. La
marca, al igual que el envase del producto, pasa a ser un elemento principal, mostrándose en
gran tamaño para diferenciarse del resto.