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RÍOS DE TINTA. LAS CARTAS DE LA NOBLEZA ESPAÑOLA DURANTE LA MODERNIDAD1

Miguel Fernando GÓMEZ VOZMEDIANO Archivo Histórico de la Nobleza

Si escribiéredes alguna carta mensagera, que los renglones sean derechos, las letras juntas, las razones apartadas, la letra buena, el papel limpio, la nema subtil, la plegadura igual y el sello claro, porque es ley de corte, que en lo que se escribe se muestre la pru-dencia, y en la manera del escrebir se co-nozca la criança2.

El estudio de la correspondencia nobiliaria, aunque ha sido recurrente a lo largo de, al menos, los dos últimos siglos, vive en la actualidad su momento de mayor esplendor por la convicción generalizada de toda la comunidad científica de su potencial para el investigador y por la apertura de cada vez más archivos privados, son auténticos arsenales para la intrahistoria, refle-jada de manera descarnada en sus intercambios epistolares y en una serie de testimonios escritos que, al ser confidenciales, expresan las verdaderas intenciones, gustos y preferencias de sus dueños.

La nobleza hispana, desde el más humilde hidalgo o infanzón al más en-cumbrado título del Reino o Grande de España se impregna, ocasionalmente

1 Esta investigación se inscribe dentro de las actuaciones del proyecto Del manuscri-

to a las pantallas: Memoria, artefactos y prácticas culturales (del siglo XV a nuestros días) financiado por el MEIyC. HAR2016-76550P, cuyo IP es Enrique Villalba Pé-rez.

2 “Letra para don Enrique Enríquez” 05/06/1522, Medina del Campo. Antonio de Guevara, Libro primero de epístolas familiares (1539).

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desde la Baja Edad Media3, pero de una forma ya decidida desde el Renaci-miento4, de la cultura epistolar. Una escritura que invade todos los espacios de sociabilidad en un mundo cada vez más amplio y más interconectado que nunca, y que emplea bien las cartas privadas (misivas, mensajeras) o públi-cas y literarias e incluso billetes5 confidenciales, para establecer o mantener un diálogo abierto entre ausentes con su entorno más inmediato6. Ya lo de-cía un tratadista del siglo de oro: “La necesidad de escribir cartas es conoci-da, que pues no somos ángeles o almas bienaventuradas, no podemos con su facilidad comunicar el uno al otro nuestros conceptos, notamente de lexos y a amigos apartados, sin ayuda de las cartas misivas. Siendo ellas como em-baxadores mudos que sin sonar palabra van negociando los efectos maravi-llosos que provienen de las correspondencias”7.

Además, nuestros antepasados eran plenamente conscientes de que la información es poder y que a través de la correspondencia se urdía un en-tramado social, político y económico que reforzaba voluntades, amistades y alianzas, superando las distancias mediante la estrategia de hacerse presen-te a través de la escritura, generadora de recuerdos y fermento de relaciones interpersonales.

3 P. OSTOS SALCEDO, “Cartas misivas de los condes de Pallars (1297-1327)”, en J.

ALTURO I PERUCHO (coord.), Miscellània: homenatge a Josep Lladonosa, Lleida, 1992, pp. 203-218.

4 Cuando Erasmo de Rotterdam y Juan Luis Vives escriben sus manuales sobre el arte de escribir cartas, ambos con el mismo título: De conscribendis epistolis, en 1522 y 1536, respectivamente. A este respecto, ver J. TRUEBA LAWAND, El arte epistolar en el Renacimiento español, Madrid, Támesis, Madrid 1997; P. MARTÍN BAÑOS, El arte epistolar en el Renacimiento europeo, 1400-1600, Bilbao, Universi-dad de Deusto, 2005; y B. LOPEZ BUENO (ed.), La epístola, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2000; G. Pontón, Correspondencias: Los orígenes del arte epistolar en Espa-ña, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002.

5 A. CASTILLO GÓMEZ, “Mensajes efímeros. Escribir billetes en el Siglo de Oro hispá-nico”, en A. CASTILLO GÓMEZ y V. SIERRA BLAS (dirs.), Cartas-Lettres-Lettere. Dis-cursos, prácticas y representaciones epistolares (siglos XIV-XX), Alcalá, Universidad de Alcalá, 2014, pp. 365-389.

6 P. VIOLI, “La intimidad de la ausencia: formas de la estructura epistolar”, Revista de Occidente, 68 (1987), pp. 87-99.

7 J. PÁEZ DE VALENZUELA Y CASTILLEJO, Nuevo estilo y formulario de escrivir cartas missivas: y responder à ellas en todos generos, y especies de correspondencias, à lo moderno, conforme al vso que oy se practica. Las cortesias que se han de guardar, y con qué personas, en principio, medio y fin de las cartas, y antes de la firma. Los so-breescritos que se han de poner, conforme à los estados, calidades, y oficios para se-cretarios de señores, y todo genero de personas (Córdoba, 1630), Toledo, imp. Real, y Gante, imp. Alexandro Sersanders, 1645.

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La conquista del Nuevo Mundo y la empresa imperial de la corona, la in-tensificación del comercio, la apertura de nuevas rutas terrestres y maríti-mas o el mantenimiento en la distancia de las redes clientelares fomentan la movilidad geográfica y hacen que la carta adquiera una posición de privile-gio, ante la necesidad de mantener un contacto fluido con parientes, amigos o enemigos, mecenas o clientes. Alrededor de los nobles orbitan todo un entramado de secretarios o amanuenses que escriben misivas, propios o correos privados que portan noticias, súplicas o exigencias, por no hablar de la introducción de modelo de estafetas de correos, monopolizado por la fa-milia Tassis para Europa durante los siglos XVI-XVII8, y que tras un breve paréntesis sería asumido por la corona tras la Guerra de Sucesión, a inicios del siglo XVIII; en tanto que el lucrativo oficio de correo mayor de Indias se iniciará en 1514 y no será incorporado a la corona hasta 1768, manteniendo una red de chasquis o correos indígenas al otro lado del Atlántico.

Las páginas que van a continuación es una aproximación a la cultura epistolar de la nobleza hispana, contextualizando su creación, acumulación y conservación en archivos propios o ajenos. Todo ello en el marco de unas élites conquistadas por la cultura escrita que han hecho suya, lo que se refle-ja en las cortesías empleadas, los tratados sobre modelos de corresponden-cia y el espacio que dedican en sus archivos personales y familiares a con-servarlas.

1. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN: UN PASEO POR LA HISTORIOGRAFÍA La correspondencia nobiliaria ha llamado la atención de cronistas e histo-riadores, al menos desde los tiempos modernos, cuando se indaga en archi-vos y bibliotecas, pero también en la memoria de los linajistas para aquilatar genealogías9 y acreditar los hechos del pasado, a las que se añaden los epis-tolarios de tono moralizante10. No obstante, es en el tránsito de los siglos XIX al XX, la era de los historiadores, cuando se redescubrió esta fuente primaria

8 J. M. SEMPERE LUQUE, “El Correo en la época de los Austrias”, en G. MARTÍNEZ

LORENTE y P. NAVARRO MORENO (coord.), XXI siglos de comunicación en España. Historia de Correos y Telégrafos, Madrid, Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos, S. A., 2016.

9 E. SORIA MESA, “Genealogía y poder. Invención de la memoria y ascenso en la Es-paña Moderna”, Estudis, 30 (2004), pp. 21-55; A. Dacosta, J. Prieto Lasa y J. R. Ra-món y Díaz de Durana (eds.), La conciencia de los antepasados. La construcción de la memoria de la nobleza en la Baja Edad Media, Madrid, 2014.

10 C. GUTIÉRREZ DE LOS RÍOS (VI conde de Fernán Núñez), Cartas a sus hijos, París, 1791.

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por parte de los historiadores de la diplomacia11, la política12, o la literatu-ra13.

En el panorama historiográfico modernista actual pueden vislumbrarse varias corrientes perfectamente perfiladas, aunque complementarias: en primer lugar la que emplea los métodos y objetivos de la cultura escrita, siguiendo los cauces abiertos por Norbert Elias14, Roger Chartier15 y Arman-do Petrucci16 para analizar modelos y prácticas epistolares y que en España tiene sus máximos exponentes en Antonio Castillo Gómez17, tras unas pri-

11 Cartas y avisos dirigidos a Don Juan de Zúñiga, virrey de Nápoles, en 1581, Madrid,

imp. M. Ginesta, 1887; F. de ZABÁLBURU y J. SANCHO RAYÓN, Correspondencia de don Luis de Requeséns y don Juan de Zúñiga con Felipe II, con el Cardenal Granvelle, con don Diego de Zúñiga, y otros, de 1ro de enero a 7 de octubre de 1574, Madrid, Nueva CODOIN, 1892-1894, vv. I-V; J. FITZ-JAMES STUART Y FALCÓ (duque de Al-ba), Correspondencia de Gutierre Gomez de Fuensalida, embajador de Alemania, Flandes e Inglaterra (1496-1509), Madrid, 1907; G. MAURA GAMAZO (ed.) (duque de Maura), Correspondencia entre dos embajadores: Don Pedro Ronquillo y el Mar-qués de Cogollado, 1689-1691, Madrid, 1951.

12 A. RODRÍGUEZ VILLA, “Correspondencia de la Infanta Archiduquesa Doña Isabel Clara Eugenia de Austria con el Duque de Lerma: Desde Flandes, años de 1599 a 1607 y otras cartas posteriores sin fecha”, Boletín de la Real Academia de la Histo-ria, 47 (1905), pp. 263-304 y Correspondencia de la Infanta Archiduquesa doña Isabel Clara Eugenia de Austria con el Duque de Lerma y otros personajes, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1906.

13 P. de GAYANGOS (ed.), Cinco cartas político-literarias de Diego Sarmiento de Acuña, primer conde de Gondomar, embajador a la corte de Inglaterra, 1613-1622, Madrid, 1869.

14 N. ELIAS, La sociedad cortesana, México, 1982. 15 R. CHARTIER, “Los secretarios. Modelos y prácticas epistolares”, en R. CHARTIER,

Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid, 1993, pp. 284-314, así como Correspondance: models for letter-writing from the Middle Age to the nineteenth century, Princeton, Princeton University Press, 1997.

16 A. PETRUCCI, Escribir cartas, una historia milenaria, Buenos Aires, 2018. 17 Sin ánimo de ser exhaustivos, ver los trabajos de A. CASTILLO GÓMEZ, “La fortuna

de lo escrito. Funciones y espacios de la razón gráfica (siglos XV-XVII)”, Bulletin Hispanique, 100/2 (1998), pp. 343-381; “«Hablen cartas y callen barbas». Escritu-ra y sociedad en el Siglo de Oro”, Historiar, 4 (2000), pp. 116-127; “Entre public et privé. Stratégies de l'escrit dans l'Espagne du Siècle d'Or”, Annales. Histoire, Scien-ces Sociales, 4-5 (2001), pp. 803-829; “Del tratado a la práctica. La escritura epis-tolar en la época moderna”, en C. SÁEZ y A. CASTILLO GÓMEZ (eds.), La corres-pondencia en la historia. Modelos y prácticas de la escritura epistolar. Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Cultura Escrita, Madrid, Calambur, 2002, pp. 79-107; “Como o polvo e o camaleâo se transformant. Modelos e práticas epis-tolares na Espanha Moderna”, en BASTOS, María Helena Cámara, CUNHA, Maria

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meras aproximaciones hechas por Francisco Gimeno Blay18 y fueron segui-das por otros19; en segundo la que inserta la correspondencia en el eje de la sociabilidad cortesano-nobiliaria, desplegada por Fernando Bouza Álvarez20, junto a sus discípulos Santiago Martínez Hernández21 y Carolina Blutrach

Teresa Santos y MlGNOT, Ana Chrystina Venancio (coords.): Destino das letras. Historia, educaçâo e escrita epistolar, Passo Fundo, 2002, pp. 13-56; “«El mejor re-trato de cada uno». La materialidad de la escritura epistolar en la sociedad hispa-na de los siglos XVI y XVII”, Hispania, 65/221 (2005), pp. 847-875; Entre la pluma y la pared. Una historia social de la escritura en los siglos de oro, Madrid, Akal, 2006; “«Me alegraré que al recibo de ésta...». Cuatrocientos años de prácticas epis-tolares (siglos XVI a XIX), Manuscrits, 29 (2011), pp. 19-50; “‘Muchas cartas tengo escritas’. Comunicació epistolar i correu a l’Espanya moderna”, en J. A. IGLESIAS FONSECA (ed), Communicatio: un itineari històric, Barcelona, 2013, pp. 133-164; así como “Mensajes efímeros. Escribir billetes en el Siglo de Oro hispánico”, en A. CASTILLO GÓMEZ y V. SIERRA BLAS, (eds.), Cartas-lettres-lettere. Discursos, prác-ticas y representaciones epistolares (siglos XIV-XX), Alcalá de Henares, 2014, pp. 365-389; “«Vos, señor, la escribiste a la luna», Aprendizaje, discurso y prácticas epistolares en la España Moderna”, Estudios Filológicos, 60 (2017), pp. 33-55.

18 F. M. GlMENO BLAY, “Missivas, mensageras, familiares... Instrumentos de comuni-cación y de gobierno en la España del quinientos”, en A. CASTILLO GÓMEZ (comp.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes, Barcelona, Gedisa, 1999, pp. 193-209.

19 V. PARELLO (ed.), La correspondance dans le monde méditerranéen (XVIe-XXe siècle). Pratiques sociales et représentations culturelles. Actes du colloque Interna-tional (2007), Montpellier, 2008; J. ANTÓN PELAYO (ed.), Les pràctiques epistolars (segles XVI-XIX), dossier monográfico de Manuscrits: Revista d’història moderna, 29 (2011), pp. 17-114.

20 F. BOUZA ÁLVAREZ, “Entre cortesanos y discretos. Cultura nobiliaria y poder en la España de los Austrias. Imagen y propaganda”, en F. BOUZA ÁLVAREZ (ed.), Capí-tulos de Historia Cultural del reinado de Felipe II, Madrid, 1998, pp. 197-214; “Es-cribir en la corte. La cultura de la nobleza cortesana y las formas de comunicación en el Siglo de Oro”, en B. BENASSAR y otros, Vivir el Siglo de Oro. Poder, cultura e Historia en la época moderna. Estudios en homenaje al profesor Angel Rodriguez Sánchez, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2003, pp. 77-100; “La correspon-dencia del hombre práctico. Los usos epistolares de la nobleza española del Siglo de Oro a través de seis años de cartas del tercer conde de Fernán Núñez (1679-1684)”, Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 4 (2005) (Monográfico Cultura epistolar en la alta Edad Moderna. Usos de la carta y de la correspondencia entre el manuscrito y el impreso), pp. 129-154.

21 S. MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, “Memoria y escritura privada en la cultura nobiliario cortesana del Siglo de Oro: los papeles del marqués de Velada”, Península. Revista de Estudios Ibéricos, 1 (2004), pp. 395-422; “Memoria aristocrática y cultura letra-da: usos de la escritura nobiliaria en la Corte de los Austrias”, Cultura escrita y so-ciedad, 3 (2006), pp. 58-112; “Cartas de amor y amor en cartas en la corte de Feli-

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Jelin22 o algunos otros23; en tercera la línea de investigación que se centra en la correspondencia como base para conocer las redes clientelares, con José María Imízcoz Beunza24 a la cabeza; en tercer lugar, la que interpreta las cartas desde una óptica comunicativa y como un instrumento decisivo para la sociabilidad en la distancia, que representan Rocío Sánchez Rubio e Isabel Testón Núñez25; y, por último, la vertiente diplomática de tales epistolarios ha generado una importante masa crítica bibiográfica26.

Más accesorias o confluyentes, pero no menos fértiles, son aquellas que polarizan su atención en la historia social de la literatura, que personifica Ignacio Arellano27; así como las que abordan la cuestión desde la perspectiva

pe II: el epistolario inédito de don Fadrique de Toledo con doña Magdalena de Guzmán, ca. 1565-1566”, Hispanic Research Journal: Iberian and Latin American Studies, 18/4 (2017), pp. 283-305.

22 C. BLUTRACH JELIN, El III Conde de Fernán Núñez (1644-1721), vida y memoria de un hombre práctico, Madrid, Marcial Pons, 2014.

23 J. I. ULLASTRES ROJAS, La Casa de la reina Anna de Austria a través de la corres-pondencia del marqués de Ladrada (1570-1572), TFM. Universidad de Cantabria, Santander, 2016.

24 J. M. IMÍZCOZ BEUNZA y L. ARROYO RUIZ, “Redes sociales y correspondencia epis-tolar. Del análisis cualitativo de las relaciones personales a la reconstrucción de redes egocentradas”, Redes. Revista hispana para el análisis de redes sociales, 21 (2011), pp. 98-138. Para el ámbito europeo ver la obra coral de P. Y. BEAUREPAI-RE y J. HÄSELER (ed.), Les réseaux de correspondance à l’âge classique, XVIe-XVIIIe siécle, Saint-Etienne, 2006.

25 R. SÁNCHEZ RUBIO e I. TESTÓN NÚÑEZ, I., El hilo que une. Las relaciones epistola-res en el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo (ss. XVI-XVIII), Universidad de Extremadu-ra, Cáceres-Mérida, 1999; así como Lazos de tinta, lazos de sangre. Cartas privadas de familias cacereñas entre el Nuevo y el Viejo Mundo (siglos XVI-XVIII), Cáceres, Universidad de Extremadura, 2014.

26 D. OZANAM y D. TE�LLEZ ALARCÍA, Misión en París: correspondencia entre el Mar-qués de la Ensenada y el Duque de Huéscar, 1746-1749, Logroño, 2010; N. PAVÍA DOPAZO, “La estrategia diplomática-militar de España reflejada en la correspon-dencia extraoficial del Duque de Huéscar, 1747 y 1748”, Vegueta, 13 (2013), pp. 233-254.

27 I. ARELLANO, “Algunos aspectos de la relación literatura-nobleza en el barroco”, Il confronto letterario, XV (1998), pp. 331-353. Asimismo, ver trabajos tan dispares como los firmados por H. RECOULES, “Cartas y papeles en el teatro del siglo de oro”, Boletín de la Real Academia Española, 54/203 (1974),pp. 479-496; B. LÓPEZ BUENO (dir.), La epístola: V Encuentro Internacional sobre Poesía del Siglo de Oro (1998), Sevilla, Universidad de Sevilla, 2000; I. COLÓN CALDERÓN, “Indiscreciones de la pluma: cartas eróticas en la novela española del siglo XVII”, Analecta Malaci-tana, 32 (2012), págs. 381-403 o E. CANONICA, “Usos y funciones de la carta en el teatro del Siglo de Oro: elementos para una tipología”, en M. C. PANZERA y E. CA-

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de género, casi siempre en clave feminista28. La llamada República de la Le-tras ilustrada también está ampliamente representada en estos archivos privados29, así como el mundo de la música30. Otras líneas de investigación son las cartas cifradas, casi siempre vinculadas a diplomáticos31 o a la co-

NONICA (dirs.), La lettre au carrefour des genres et des traditions du Moyen Âge au XVIIe siècle, París, 2015, pp. 329–351.

28 I. BARBEITO CARNEIRO, Mujeres del Madrid Barroco. Voces testimoniales, Madrid, Comunidad de Madrid, 1992; T. VINYOLES, “Cartas de mujeres medievales: miri-llas para ver la vida”, en C. SEGURA GRAÍÑO (ed.), La voz del silencio, II Historia de las mujeres: compromiso y método, Madrid, Asociación Cultural AlMudayna, 1993, pp. 91-133; M del M. GRAÑA CID, “Palabra escrita y experiencia femenina en el si-glo XVI”, en A. CASTILLO GÓMEZ (comp.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes, Barcelona, Gedisa, 1999, pp- 211-242; O. MUÑIZ, La mujer en el contexto epistolar del Siglo de Oro, Nueva York, 1996; M. TORRAS FRANCÈS, Tomando cartas en el asunto. Las amistades peligrosas de las mujeres con el género epistolar, Zaragoza, 2001; H. NADER, Power and gender in Renaissance Spain: eigth women of the Men-doza family, 1450-1650, Illinois, 2004; M. J. NAVARRO GALA. “Los modelos discur-sivos femeninos en la preceptiva epistolar: la ‘Cosa nueva’ de Gaspar de Texeda”, Es-tudios humanísticos. Filología, 33 (2011), pp. 219-243; M. D. MARTOS PÉREZ y J. F. NEIRA JIMÉNEZ (coords.), Identidad autorial femenina y comunicación epistolar, Madrid, UNED, 2018. En el ámbito internacional consultar M. L. DOGLIO, Lettera e donna. Scrittura epistolare al femminile tra Quattro e Cinquecento, Roma: Bulzoni, 1993; B. DÍAZ y J. SIESS, L’épistolaire au féminin. Correspondances de femmes (XVIII-XXe siècles), Caen, Presses Universitaires de Caen, 2006; así como J. DAYBELL (ed.), Early Modern Women’s Letter Writting, 1450-1700, Nueva York, Palgrave, 2001 y Women letter-writers in Tudor England, Oxford, Oxford University Press, 2018.

29 J. ÁLVAREZ BARRIENTOS, “Cartas: misantropía y comunicación en los hombres de letras del siglo XVIII: El caso Martín Sarmiento (1695-1772)”, CELEHIS-Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, 26 (2013), pp. 251-268 y “Cartas: misantro-pía y comunicación en los hombres de letras del siglo XVIII: El caso Martín Sar-miento (1695-1772)”, CELEHIS-Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, 26 (2013), pp. 251-268. V. GALVÁN GONZÁLEZ, “Las cartas privadas de Viera y Clavijo al marqués de San Andrés (1770-1792)”, Cuadernos de Ilustración y Ro-manticismo, 21 (2015), pp. 121-139.

30 G. TRUETT HOLLIS, “Correspondencia entre el Padre Antonio Soler y el Duque de Medina Sidonia (1761-1773)”, en J. SIERRA PÉREZ (coord.), Vida y crisis del Padre Antonio Soler (1729-1783): documentos, Madrid, 2004, pp.63-100; J. FERNÁNDEZ-CORTÉS y M. GEMBERO USTÁRROZ, La música en las casas de Osuna y Benavente (1733-1882). Un estudio sobre el mecenazgo musical de la alta nobleza española, Madrid, 2007.

31 D. BIOW, Doctors, Ambassador, Secretaries. Humanism and Profesions in Renais-sance Italy, Chicago, 2002.

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rrespondencia oficial, analizadas por Juan Carlos Galende Díaz32 y Diego Navarro Bonilla33; asimismo ha reclamado la atención historiográfica las cartas contempladas como contenedores de invitaciones poesías34, recibos, canciones, esquelas35, impresos o libelos36. Y la antropología o la lingüística también se han asomado al mundo epistolar37.

Por lo demás, se han publicado algunos epistolarios, pero siempre frag-mentarios, atendiendo a criterios tales como la celebridad de quienes las escriben o reciben38, predominado los literatos39, aunque tampoco faltan los encargos artísticos40 ni grandes personajes históricos como el III conde de

32 J. C. GALENDE DÍAZ, Criptografía: historia de la escritura cifrada, Madrid, 1995 y

“La correspondencia diplomática: criptografía hispánica durante la edad Moder-na”, en C. SÁEZ y A. CASTILLO GÓMEZ, La correspondencia en la Historia. Modelos y prácticas de escritura epistolar, Madrid, 2002, vol. I, pp. 145-156.

33 D. NAVARRO BONILLA, Cartas entre espías e inteligencias secretas en el siglo de los validos. Juan de Torres-Gaspar Bonifaz, 1632-1638, Madrid, 2007.

34 C. TATO, “Unos versos de una carta de amores del siglo XVI en unas probationes calami”, Acta Poética. Dossier: Retórica y poética en la Edad Media y los Siglos de Oro, 32/2 (2011), pp.233-254.

35 Casi quinientas esquelas necrológicas, papeles efímeros e invitaciones ha inventa-riado J. M. LIZARRAGA ECHAIDE (2010), “Una colección de esquelas impresas del siglo XVIII: la correspondencia del I Duque de San Carlos”, Pecia Complutense, 7 (12). pp. 82-107.

36 V. INFANTES, “Los impresos efímeros: búsqueda, identificación y descripción”, en M, J. PEDRAZA (ed.) Comercio y tasación del libro antiguo: análisis, identificación y descripción (Textos y materiales), Zaragoza, 2003, pp. 133-199.

37 Ver el capítulo “¿Cómo debía ser la conversación y de qué se hablaba? Palabra y sociabilidad”, en J. ÁLVAREZ BARRIENTOS, Los hombres de letras en la España del siglo XVIII. Apóstoles y arribistas, Madrid, 2006.

38 E. OCHOA, Epistolario español. Colección de cartas de españoles ilustres, antiguos y modernos, Madrid, RAH, 1945.

39 A. GONZÁLEZ DE AMEZÚA Y MAYO (ed.), Lope de Vega en sus cartas, Madrid, 1935-1943, 4 vv.; L. de CARVAJAL Y MENDOZA, Epistolario y poesía, Jesús Gonzá-lez de Marañón y Camilo María Abad (eds.), Madrid, BAE, Atlas, 1965; M. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, “Lo público y lo privado: acerca del epistolario de Quevedo”, Edad de Oro, 12 (1993), pp. 293-301. L. de GÓNGORA ARGOTE, Epistolario completo, Anto-nio Carreira (ed.), Zaragoza, Libros Pórtico, 2000; K. SLIWA, Cartas, documentos y escrituras de Pedro Calderón de la Barca Henao de la Barrera Riaño (1600-1681) y de sus familiares, Fénix de los Ingenios y Lucero Mayor de la poesía española, Valen-cia, 2008.

40 M. GARCÍA CALVO, “Correspondencia entre Fernando de Aragón (1644-1713), 8.º duque de Montalto, y su agente en Bruselas sobre la realización de la tapicería de la “Historia de la casa de los Moncada”, Archivo Español de Arte, 84/335 (2011), pp. 283-294.

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Tendilla41; el II conde de Oropesa42; el III duque de Alba43; el duque de Vi-llahermosa44 o el I duque de San Carlos45. La correspondencia femenina se ha centrado en las mujeres relevantes de su tiempo: la condesa de Pala-mós46; la princesa de Éboli47; Ana de Dietrichstein y su madre Margarita de 41 MENESES, E. Correspondencia del Conde de Tendilla (1508-1513), Madrid, Real

Academia de la Historia, 1973, 2 vv.; GARCÍA LÓPEZ, A. “La correspondencia del conde de Tendilla. Nuevos datos sobre el mecenazgo de la familia del Cardenal Mendoza”, Wad-al-Hayara, 22 (1995), p. 65-122; SZMOLKA CLARES, J.; MORENO TRUJILLO, M.A. y OSORIO PÉREZ, M.J. Epistolario del conde de Tendilla (1504-1506), Granada, 1996; A. MORENO TRUJILLO, “Registro oficial, registro personal: la dualidad de la correspondencia del Conde de Tendilla”, en Carlos Sáez y Antonio Castillo Gómez (eds.), La correspondencia en la historia. Modelos y prácticas de la escritura epistolar, Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Cultura Escrita, vol. I, Madrid, Calambur, 2002, pp. 205-230; Miguel CALDERÓN CAMPOS, “Fórmulas de tratamiento en las cartas del conde de Tendilla (1504-1506, Tonos. Revista electrónica de Estudios Filológicos, 5 (2003) https://www.um.es/ tonosdi-gital/znum5/estudios/C-Tendilla.htm ; M. A. MORENO TRUJILLO, J. M. de la OBRA SIERRA y M. J. OSORIO PÉREZ, Escribir y gobernar. El último registro de correspon-dencia del Conde de Tendilla (1513-1515), Granada, Universidad, 2007; M. A. MO-RENO TRUJILLO (ed.), Epistolario del Conde Tendilla (Guadalajara, 1440-Granada, 1515), Granada, Universidad de Granada, 2015.

42 L. GÓMEZ RIVAS, “La historia militar en los Archivos de la Nobleza (Cartas del Emperador Carlos V al Conde de Oropesa)”, en Antonia Heredia Herrera (coords.), Fuentes para la historia militar en los archivos españoles, Sevilla, 2000, pp. 525-536.

43 Epistolario del III duque de Alba, Don Fernando Álvarez de Toledo, Madrid: 1952, 2 vv. Precisamente partió de este repertorio J.-P. LE FLEM, “Guerra y religión en la época de Cervantes según el epistolario del Duque de Alba (1568-1573)”, en R. FINE y S. A. LÓPEZ NAVIA (eds.), Cervantes y las religiones, 2008, pp. 763-784. Ver además A. MESTRE SANCHÍS y P. PÉREZ GARCÍA (eds.), “Vida del gran duque de Alba. Precedida de la correspondencia entre Mayans y el duque de Huéscar”, Cua-dernos de Ilustración y Romanticismo, (23), 297-300 https://revistas.uca.es/ in-dex.php/cir/article/view/3231.

44 A. PÉREZ DE TUDELA, “Adenda a la correspondencia artística entre el cardenal Granvela y el duque de Villahermosa (1560-1564)”, Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, (2016), 82, pp. 33-50.

45 F. SILVA VARGAS, y H. ARÁNGUIZ DONOSO, “Epistolario del Duque de San Carlos: 1775-1794”, Boletín de la Academia Chilena de la Historia, 82 (1969), pp. 99-119.

46 M. GUISADO (ed.), Cartes íntimes d'una dama catalana del segle XVI. Epistolari a la seva madre la comtessa de Palamós, Barcelona 1987; D. de COURCELLES, “Les let-tres d'Estefanía de Requesens, épouse de Juan de Zúñiga, asa mere, la comtesse de Palamós (1553-1540): entre la Catalogne et la Castille, l'affirmation d'un lignage a l'époque de Charles Quint”, en A. Redondo (ed.), Relation entre hommes et femmes en Espagne aux XVI et XVII siecles. Réalités et fictiom, Publications de la Sorbonne,

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Cardona48; la marquesa de Paredes de Nava49; la duquesa de Uceda50 ó Ma-ría Josefa Pimentel Téllez-Girón, XII condesa-duquesa de Benavente51. Las relaciones entre monjas enclaustradas y sus parientes de alta alcurnia52 da mucho juego historiográfico. Es bastante más rara la publicación de misivas

París 1995, pp. 67-78; E. de AHUMADA BATLLE, Epistolaris d’Hipòlita Rois de Liori i d’Estefania de Requesens (s. XVI), Universidad de Valencia, 2003.

47 H. H. REED, “Mother Love in the Renaissance: The Princess of Éboli’s Letters to Her Favorite Son”, en H. NADER (ed.), Power and gender in Renaissance Spain. Eight Women of the Mendoza Family, 1450-1650, Illinois: University of Illinois, 2004, pp. 152-175; T. J. DADSON y H. REED, Epistolario e historia documental de Ana de Mendoza y de la Cerda princesa de Éboli, Madrid-Frankfurt, 2015.

48 V. de CRUZ MEDINA, “La educación de las meninas en la corte de Felipe II a través de las cartas de Ana de Dietrichstein a su madre, Margarita de Cardona”, en Et-nohistoria de la escuela. Actas del XII coloquio nacional de Historia de la Educación, Burgos, Universidad de Burgos, 2003, pp. 523- 534; “Missivas mensageras: la carta de la Edad Moderna en la Historiografía española”, Revista de Historiografía, 3 (2005), pp. 48-54; “Manos que escriben cartas: Ana de Dietrichstein y el género epistolar en el siglo XVI”, Litterae. Cuadernos sobre Cultura Escrita, 3-4 (2004), pp. 161-185; “Margarita de Cardona y sus hijas, damas entre la corte madrileña y Bohemia”, en J. Martínez Millán y M. P. Marçal Lourenço (eds.), Las relaciones dis-cretas entre las monarquías hispana y portuguesa: Las Casas de las Reinas (siglos XV-XIX), Madrid, Polifemo, 2008, vol. II, pp. 1267-1300.

49 J. PÉREZ VILLANUEVA, Felipe IV y Luisa Enríquez de Lara, condesa de Paredes de Nava. Un epistolario inédito, Salamanca, 1986; P. VILELA GALLEGO, Felipe IV y la condesa de Paredes: una colección epistolar del Rey en el Archivo General de Anda-lucía, Sevilla, Consejería de Cultura, 2005.

50 M. MARTÍN VELASCO, “Una mirada femenina sobre la Guerra de Sucesión: la du-quesa de Uceda en su correspondencia”, en A. SUÁREZ GONZÁLEZ (ed.), Escritura y sociedad: la nobleza, Xunta de Galicia, Universidade de Santiago de Compostela, 2017, pp.273-284.

51 C. MUÑOZ ROCA-TALLADA [condesa de Yebes], La Condesa-Duquesa de Benavente. Una vida en unas cartas, Madrid, 1955; R. PÉREZ HIDALGO, “La Epístola jocoseria a la Excma. Sra. Condesa de Benavente de Tomás de Iriarte”, Brigecio: revista de es-tudios de Benavente y sus tierras, 10 (2000), pp. 153-172.

52 M. HERRANZ PINACHO, “La relación de don Gómez Manrique de Mendoza, VI conde de Castro, con sus hermanas monjas en el monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid a través de los tribunales, una vía de expresión femenina”, en A. SUÁREZ GONZÁLEZ (ed.), Escritura y sociedad: la nobleza, Xunta de Galicia, Uni-versidade de Santiago de Compostela, 2017, pp. 249-262.

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de personajes de segunda fila como cortesanos autores de avisos53, miem-bros cualificados de la administración señorial54 o de la baja nobleza55.

En todo caso, la comunidad científica se muestra unánime al valorar esta fuente de información como un recurso de primer orden para vislumbrar la intrahistoria, para adentrarnos en el mundo de las mentalidades, de los sen-timientos y de la vida privada56, estudiar cambios y analizar permanencias57, así como elemento conformador de la ethos nobiliaria58 y un recurso inesti-mable para educar a las nuevas generaciones59, además de ser un laborato-rio privilegiado para abordar el universo esquivo de cortesías y formalis-

53 M. BORREGO, “La nobleza en las Cartas de Almansa: parentescos nobiliarios y

estrategias de poder”, Studia Aurea: Revista de Literatura Española y Teoría Litera-ria del Renacimiento y Siglo de Oro, 4 (2010), pp. 175-189.

54 M. A. EXTREMERA EXTREMERA, “Al servicio de su excelencia: correspondencia familiar de un corregidor del Duque de Alba (1764-1767)”, en F. J. ARANDA PÉREZ (coord.), El mundo rural en la España moderna. VII Reunión Científica de la Funda-ción Española de Historia Moderna, Cuenca, 2004, vol. II, pp. 1231-1242 y Gober-nador y padre de familia. Correspondencia privada de un corregidor del duque de Alba (1764-1767), Barcelona, 2013.

55 R. DIE MACULET y A. ALBEROLA ROMÁ, “Una boda en la pequeña nobleza alican-tina del setecientos: los Soler de Cornellá y los Juan a través de su corresponden-cia”, Revista de Historia Moderna, 13-14 (1995), pp. 253-312.

56 A. MESTRE SANCHÍS, “La carta, fuente de conocimiento histórico”, Revista de His-toria Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, Epistolarios. Correspondencia, 18 (1999-2000), pp. 13-26; M. C. GRASSI, “La lettre en archives: approche métho-dologique”, en Sohn,Anne-Marie (ed.), La correspondance, un document pour l’Histoire, Rouen, Publications de l’Université de Rouen, 2002, pp. 73-81; J. M. USUNÁRIZ, Cartas de amor en la España del Siglo de Oro, Pamplona, 2004; D. NA-VARRO BONILLA, “Sentir por escrito hacia 1650: cartas, billetes y lugares de me-moria”, en M. TAUSIET y J. S. AMELANG (eds.): Accidentes del alma. Las emociones en la edad moderna, Alcalá, 2009.

57 J. LAFAYE, “Del secretario al formulario. Decadencia del ideal humanista en Espa-ña (1550 a 1630)”, en L. SCHWARTZLERNER e I. LERNER (eds.), Homenaje a Ana María Barrenechea, Madrid, Castalia, 1984, pp. 247-260; M. J. NAVARRO GALA, “Debate e interacción doctrinal en las artes epistolares castellanas de mediados del siglo XVI”, Dicenda: Cuadernos de Filología hispánica, 28 (2010), pp. 117-140.

58 J. CONTRERAS, “Linajes y cambio social: la manipulación de la memoria”, Historia Social, 21 (1995), pp. 105-124; J. A. GUILLÉN BERRENDERO, La Edad de la Noble-za. Identidad nobiliaria en Castilla y Portugal (1556-1621), Madrid, 2012.

59 N. BARANDA, “Escritos para la educación de nobles en los siglos XVI y XVII”, Bulle-tín Hispanique, 97/1 (1995), pp. 157-171; J. A. de Freitas CARVALHO, País e Nobres i cartas de instrução para a educação de jovens nobres (séculos XVI-XVIII), Porto, 2009.

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mos60, todo en una sociedad enferma de vanidad, atravesada por prejuicios estamentales y contaminada por la obsesión en la limpieza de sangre.

2. TRATADISTAS SOBRE CORRESPONDENCIA Y FORMULARIOS EPISTOLARES EN EL ENTORNO ARISTOCRÁTICO HISPANO La hemorragia epistolar que afecta a la aristocracia española hace que algu-nos funcionarios u oficiales de pluma de la burocracia señorial se decidan a escribir tratados sobre secretarios en los que teoricen acerca de esta prácti-ca, o bien publiquen prontuarios de correspondencia e incluso que se plan-teen el manejo de tales papeles, que comienzan a saturar los cada vez más voluminosos archivos nobiliarios.

Uno de los primeros en abordar las exigencias y sinsabores de tales ta-reas fue el astorgano Antonio de Torquemada, secretario del conde de Bena-vente en los años centrales del Quinientos. Autor de varios libros, sin duda el más práctico es un Manual de escribientes (hacia 1552)61, trufado de buenos consejos como el que recuerda que un secretario a quien el señor manda escribir una carta, debería “saber pedir, persuadir, disculparnos, culpar a otros, encareçer, diminuir, abatir, engrandeçer, escureçer, aclarar, ynventar y acusar y escusar”. Asimismo previene que

60 MARTÍNEZ MILLÁN, “El control de las normas cortesanas y la elaboración de la

pragmática de cortesías (1586)”, Edad de Oro, 18 (1999), pp. 103-133; L. J. WIL-LIAMS, “Forms of address and epistolary etiquette in the diplomatic and courtly worlds of Philip IV of Spain”, Bulletin of Spanish Studies: Hispanic Studies and Re-searches on Spain, Portugal and Latin America, 81/1 (2004), Pages 15–36. M. RO-MERO TALLAFIGO, “Fórmulas epistolares de cortesía y mentalidad de las élites urbanas”, en M. C. GARCÍA BERNAL, L. NAVARRO GARCÍA y J. B. RUIZ RIVERA, Eli-tes urbanas en Hispanoamérica: de la conquista a la independencia, Sevilla, 2005, pp. 521-539; M. T. GARCÍA-GODOY, “Una tradición textual en el primer español moderno: los tratados de misivas”, Études Romanes de Brno, 33/1 (2012), pp. 357-376; Z. VILA CARNEIRO y F. FAYA CERQUEIRO, “Fórmulas de despedida de matiz religioso en las cartas del siglo XVII”, Études romanes de Brno, 38/2 (2017), pp. 113-130; P. MARÍN CEPEDA, “Amigo, hermano y señor: formulaciones de la amis-tad en cartas del siglo XVI”, en J. Varo y A. Soria (eds.), Estudios de Historia Concep-tual. Siglo XVI, Granada, 2016, pp. 97–118. La proyección de tales convencionalis-mos en la literatura puede rastrearse en C. PÉREZ-SALAZAR, “Sociolingüística del poder en el Siglo de Oro. De reverencias, altezas, mercedes, señorías y otras for-mas de tratamiento en el teatro de Calderón de la Barca”, Hipogrifo, 1 (2018), pp. 97-119.

61 A. de TORQUEMADA, Tratado llamado Manual de escribientes dirigido al ilustrisi-mo y muy excelente señor don Antonio Alfonso Pimentel y de Herrera, conde de Be-navente [1564], María Josefa Canellada y Alonso Zamora Vicente (eds.), Madrid, Real Academia Española, 1970.

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el que començare a escrevir una carta, ponga primero en su entendimiento y tenga delante de sus ojos, como espejo en que se mire, estas seis cosas: Quién, A quién, Por qué, Qué, Cuándo, De qué manera. Porque sin ellas yrá como el ciego que ni sabe el camino ni tiene quien se lo enseñe, y aunque vaya atentando, por fuerça una vez o otra ha de dar consigo en algún despeñadero; y el que yncon-sideradamente escriviere, avrá de despeñarse en algunos yerros muy profun-dos, y de donde tenga muy gran dificultad en salir62.

Además, reflexiona sobre el papel de intermediarios culturales de tales profesionales de pluma:

Los que servimos a señores, y pretendemos servirles en este oficio de secreta-rios, porque nos falta la livertad de poder dezir lo que queremos y escrevir lo que nos parece conforme a la materia que tratamos, y seguimos su voluntad es-criviendo lo que ellos quieren y conforme a su parecer, el cual, por la mayor parte, es bien diferente del que los secretarios tendrían, o de lo que escrevirían si las cartas fueran suyas propias [...]63.

No dudando en exponer de manera descarnada los pesares y desazones que suscitaron sus desacuerdos con su patrón y mecenas, Antonio Alfonso Pimentel, III conde-duque de Benavente (1530-1575):

Y porque viene aquí al propósito, quiero dar un aviso para los secretarios, y es que, aunque los señores se enojen de las cartas que les escrivieren, y con aque-lla yra manden escrevir desabridamente y con palabras coléricas, que ellos las tengan conforme a lo que les pareciere que conviene para que el onor del señor se guarde sin poderle tener por destemplado, que más vale sufrir algo que no que la cólera le haga desatinarse, y así os diré lo que a mí me sucedió, y fue en los principios que comencé a servir al Conde, que, dándole una vez cierta per-sona ocasión de tomar muy gran cólera, me mandó con ella escrivirle una carta tan colérica y desabrida que el otro, si la recibiera, avía de quedar muy sentido dello, y quando me lo mandó fue de tal suerte que yo no pude hazer menos de cumplir su mandato. Pero, hecha aquella carta, hize luego otra como a mí me pareció que convenía, y llevándoselas anvas juntas, y la que él me avía mandado encima de la otra, quando llegué, que él ya estova menos colérico, me dixo: Templad esa carta y no vaya con razones tan ásperas, porque éste no tenga oca-sión de agraviarse de mí, y andar mostrando la carta a otros que la vean. Yo alcé entonces aquella carta y le di afirmar la otra que estova en vaxo deziendo: Yo la

62 Antonio de TORQUEMADA, “Manual de escribientes [1552]”, en Obras completas,

ed. Manuel Arroyo Stephens, Madrid, Turner, 1994, p. 124. 63 Ff. 82 v.-83 r.

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traya ya hecha, porque me parecía que ansí convenía al servicio de Vuestra Se-ñoría64.

Además, dedica buena parte de su obra a asuntos tales como la buena caligrafía y llevar una correcta escribanía de correspondencia:

Aunque me preguntáis una cosa muy notoria, os la diré. Y es que la letra ha de ser de buen tamaño, ni muy grande ni muy pequeña, hermosa, ygual, clara, de manera que se dexe leer bien, las partes apartadas, y que sea conforme al uso del tiempo y de la tierra donde se escrive [...] Y así digo yo que la letra ha de ser mediana, porque algunos la haxen tan grande que parecen letrones, y otros tan menuda que apenas dexa leerse. Quando está puesta en el me dio parece muy bien a todos. Y porque una de las condiciones que mejor está a la letra es dexar-se leer façilmente, qualquiera que escrive açertará en no usar de abreviaturas, sino escrivirlo todo por letras, pues que es tan poco el travajo que se escusa; porque poniéndose diez abreviaturas en una carta, no escusan medio renglón de escritura y confunden el entendimiento del que la lee para estar adevinando lo que quieren decir65.

Unos lustros después, el presbítero alcalaíno Jerónimo Pablo de Manza-nares, tras cursar estudios de Teología en la Universidad Complutense, de-mostró toda su experiencia profesional y sabiduría como secretario de seño-res eclesiásticos (mucho de ellos de sangre azul), en un tratado66 donde aconseja ser curioso y aseado, de moral intachable para guardar secretos y tratar a todo el mundo adecuadamente, además de ser un buen profesional. En el caso de la correspondencia, propone llevar sistemáticamente un libro de registro epistolar, además de cuidar caligrafía y cortesías67, sin olvidar de atender a la convención social de responder cuantas cartas recibiese:

Procurará vuesa merced por su parte que el dueño responda a las cartas que recibiere, acordandoselo quando fuere menester, porque no aya falta en esto, ni vuesa merced la hará en dar a cada uno el termino y estilo de criança que se de-viere, conforme a la autoridad del dueño, y de la persona a quien se escriviere, y oficio, y dignidad que ocupare, y nacimiento, y nobleza, que entendiere tener la

64 f. 133 r. 65 Ff. 37-38. 66 J. P. de MANZANARES, Estilo y formvlario de cartas familiares, segun el gobierno de

Prelados, y Señores temporales, do se ponen otras cartas con sus respuestas, y algu-nas de oficios de Republica, Madrid, imp. Luis Sánchez, 1600.

67 No olvidemos que ya se había promulgado la Pragmática en que se da la orden y forma que se ha de tener y guardar, en los tratamientos y cortesías de palabra y por escrito, y en traer Coroneles, y ponellos en qualesquier partes y lugares (08/10/1586), Sevilla, imp. Fernando Díaz, 1586.

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tal persona, guiandolo de manera, que antes anime al señor, a que dé, que quite cortesías.

Por su parte, el vizcaíno68 de Oñate Gabriel Pérez del Barrio Angulo, se-cretario de dos condes de Oropesa, Juan y Fernando de Toledo, así como de Íñigo de Fajardo, marqués de los Vélez, y ayo de su primo, el marqués de Flores de Ávila, publicó en 1613 un tratado sobre secretarios y contadores69, dirigido originariamente a Juan Andrés Hurtado de Mendoza, V marqués de Cañete (1609-1639) pero que fue reimpreso repetidas veces (1622, 1635, 1645, 1667), en el cual aconseja tener un libro copiador de cartas:

Haya otro libro donde se copien las cartas que se escribieren a los agentes, le-trados y procuradores tocantes a los negocios, poniendo aparte en diferentes hojas de por sí los que pasan en cada consejo, audiencia o tribunal. Las cartas que no tuvieren sustancia no habrá para qué copiarlas, pues sólo podrían servir de embarazo, papelera y confusión. Las que se reciben destos ministros sobre las mismas materias tendrán la misma distinción y legajos de por sí, dobladas en cuartillas de pliego e intituladas curiosamente con razón del pueblo y nom-

68 En el Siglo de Oro son legión los vizcaínos al servicio de señores castellanos. Por

eso no nos extraña que los tratadistas coetáneos intenten rastrear los orígenes remotos de las cartas misivas entre los antiguos pobladores de esas tierras. Así, en el prólogo al lector escrito por el impresor flamenco Alexandro Sersanders (25/03/1645, Gante) se alude a que “La invención es viexa...como refiere el padre frey Juan Baptista, provincial de la Orden de San Francisco en España en el terçero libro que escrivio de las demostraciones catholicas) nació poco después del dilu-vio, al tiempo de Sem, Iaphet y Tubal su nieto, que vino a poblar la parte de la Eu-ropa, y començo a poblar en la provincia de Cantabria, que oy habitan los vizcay-nos, y el amor con que se amaban les obligó (para saber los unos de los otros) a que inventasen y usasen las cartas misivas, y fueron las primeras que se escribie-ron en el mundo”. J. PÁEZ DE VALENZUELA Y CASTILLEJO, Nuevo estilo y formula-rio de escrivir cartas missivas: y responder à ellas en todos generos, y especies de co-rrespondencias, à lo moderno, conforme al vso que oy se practica. Las cortesias que se han de guardar, y con què personas, en principio, medio y fin de las cartas, y antes de la firma. Los sobre escritos que se han de poner, conforme à los estados, calidades, y oficios para secretarios de señores, y todo genero de personas (Córdoba, 1630), To-ledo, imp. Real, y Gante, imp. Alexandro Sersanders, 1645, sp.

69 Ver J. M. GONZÁLEZ FERRANDO, “Un manual español de administración y contabi-lidad Señorial de principios de siglo XVII: el compendio en materia de acrecentar Estado y hazienda, tocante al oficio de contador, de Gabriel Pérez del Barrio Angu-lo”, De Computis: Revista Española de Historia de la Contabilidad, 10/19 (2013), pp. 94-152. Hemos manejado su edición digital G. PÉREZ DEL BARRIO: Dirección de secretarios de señores (1613), de Enrique Suárez Figaredo (ed.), Lemir 19 (2015), http: // parnaseo . uv . es / Lemir / Revista / Revista19 / Textos / 01_Secretarios_ senores.pdf.

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bre de quien son, el día, mes y año que se escribieron y recibieron y fueren res-pondidas, y puesto abajo en relación la sustancia de las materias que tocaren70.

Pero es cuando aborda el modo de archivar las cartas cuando es más minucioso y decanta toda una vida al servicio de las grandes casas aristocrá-ticas españolas, recomendando crear:

Un legajo de las cartas de los alcaldes mayores de todo un estado, otro del con-cejo y vecinos de cada lugar, otro de las ciudades, villas y lugares de un reino, o partido o distrito, otro de la Corte y señores de España, y otro de cartas estran-jeras, si hubiere esta correspondencia, y otro de correspondientes de nuevas de Roma y la Corte, y otros curiosos, acomodándose el secretario en esto a su gus-to, de manera que, en pidiéndole cualquier cosa, esté muy entero y cierto para ir derecho adonde está. En fin de cada uno se han de componer y concertar por su graduación todos los legajos y papeles con sus sobreescritos, de manera que el título de cada cosa dé luz para irse declarando lo que es, y de qué año, y con esta distinción y claridad estarán juntos adornadamente unos con otros. Muy ordinario es hacer minutas de todas las cartas que se escriben, pero yo no he sido tan curioso, porque nunca me sobró tiempo y porque a veces se hace mu-cho peor que poniéndose en cuidado de sacarlos de una vez; y así, me parece se podrán escusar las que tocaren a cosas ligeras, por lo que embarazan y dilatan el despacho si acaso concurren muchas en él; mas de las que son de importan-cia es justo que haya minutas y se haga su legajo dellas cada un año; y habiendo oficiales que las hagan, y enmendadas del secretario las copien, ayudará el usar dellas, porque en tal caso viene a ser forzoso que las haya de todo género de cartas, si ya no hay satisfación de los oficiales para sacar de una vez las que no fueren de importancia, como está dicho. Tenga por buena curiosidad en el escri-torio un cuaderno de una mano de papel doblada por medio a la larga, intitula-do: “Diario de los pliegos y cartas que su Excelencia manda despachar para la Corte y sus Estados, Italia y Flandes y otras partes, este año de N”, y comience a usar dél desta manera: ponga en medio un renglón que diga: “Primero enero”, y abajo vaya poniendo con distinción todas las cartas que se escribieren aquel día y a quién, y en cifra la sustancia, si son respondidas o recomendación, pésame o parabién, y así tendrá su continuación en los demás días, poniendo cada uno de por sí, porque con esto queda mucha claridad de los despachos y correos y plie-gos y cosas importantes, cuya memoria dará gusto tenerla a la mano, y aun sa-ber las cartas que aquel año se escribieron. Especial cuidado se debe tener de que la escribanía del señor esté bien aderezada y proveída de papel, tinta y plumas y polvos y lo demás necesario, y de que en la secretaría haya lo mismo, y mucho aseo, concierto y limpieza en los papeles, porque todo esto da repu-tación71.

70 Ibidem, p. 89. 71 Ibidem, 91.

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Además de incluir recomendaciones para despachar papeles de virre-yes, embajadores o capitanes generales, algunos de los altos cargos que so-lían desempeñar tales señores. También advierte sobre la privanza de los nobles, instruye sobre el uso de cortesías y aporta decenas de formularios de cartas.

A fines del Barroco, el italiano Marcello Migliavacca, contador de Carlos Homodei Moura Corte Real y Pacheco, III marqués de Almonacid de los Ote-ros y IV marqués-consorte de Castel Rodrigo, con cuya titular Leonor de Moura se casó en sus terceras nupcias, tradujo del toscano la obra del litera-to e historiador turinés Emanuele Tesauro Dell arte delle lettere missive

(1669), dejando como conclusión una frase lapidaria: “escribiendo y borran-do, errando y practicando se aprende el arte” 72.

Ya en el reinado de Felipe V, el aragonés Gaspar Ezpeleta y Mallol (1680-1742), secretario del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena y contralor de la artillería del ejército de Cataluña, además de caballero de hábito santia-guista73 y futuro secretario en la embajada de Milán, en calidad de tan diver-sos destinos y como hermano del capellán de las Descalzas Reales (el ceno-bio madrileño más linajudo)74, era muy consciente de la importancia de dar pautas prácticas a quienes escribían epístolas por entonces, de tal modo que escribe en 1714 (aunque lo publica en 1723) un delicioso manual para se-cretarios y arte de escribir misivas dedicado al marqués de Cuéllar, primo-génito del duque de Alburquerque75. Entre las tareas del secretario contem-pla el deber de servir, obedecer, ser confidente (tomar y dar consejo), oír y

72 M. MIGLIAVACA (trad.): Arte de cartas misivas o método general para reducir al

papel cuantas materias pide el político comercio que escrivio en toscano... Manuel Thesauro, patricio turinense y tradujo en español..., contador del Exmo. S. D. Carlos Homi—Dei Moura Corte Real y Pacheco, Almonacir, Valencia, imp. Jaime de Borda-zar, 1696, p. 243.

73 AHN, OM-Caballeros_Santiago, exp. 281. 74 El papel de la correspondencia en el microscosmos conventual de esta fundación

regia en M. T. MUÑOZ SERRULLA Y K. M. VILACOBA RAMOS, “Del Alcázar a las Descalzas Reales: Correspondencia entre reinas y religiosas en el ocaso de la di-nastía de los Austrias”, en M. V. LÓPEZ-CORDÓN CORTEZO y G. A. FRANCO RUBIO (coords.), La reina Isabel y las reinas de España: realidad, modelos e imagen histo-riográfica. Actas VIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Mo-derna, Madrid, 2005, vol. I, pp. 597-610.

75 G. de EZPELETA Y MALLOL, Practica de secretarios: que contiene una concisa expli-cacion de las calidades de este empleo, distincion de las cartas misivas, y declaracion de las cincunstancias principales de que deben constar para tenerse por bien escri-tas, Madrid, 1723. Que por cierto le dio algún quebradero de cabeza hacia 1735. AHN. Consejos, leg. 51629, exp. 14.

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consolar76. Y acerca de los estudios apropiados para desempeñar correcta-mente el oficio alude expresamente a la gramática, la retórica, la historia, la política y la práctica en idiomas castellano, latín, francés e italiano77. Tras desgranar un breve tratado de ortografía78, da una serie de consejos prácti-cos y trufados de sentido común tales como que “para escribir de inferior a superior ha de valerse el secretario de palabras rendidas, reverentes y obse-quiosas”79, recomendando concisión y brevedad, escribir poco y decir mu-cho. Por supuesto, también se hace eco de los convencionalismos estamenta-les80 y hace concesiones a las modas o modos de la época81. Asimismo, esta-blece su propia tipología de las cartas, distinguiendo entre cartas de aviso, creencia, recomendación o petición, ofrecimiento, queja, excusa, concesión, consejo, gracias, pascuas, enhorabuena, pésame, orden, impersonal y depen-dencia82.

Unos formularios epistolares que proliferarán sobre todo en los siglos XVIII y XIX, cuando la alfabetización alcanza a sectores poblacionales cada vez más amplios y cuando los secretarios señoriales, paulatinamente despla-zados de la gestión documental por contadores y archiveros, harán de la pulcra, confidencial y eficaz escribanía de cartas el pilar de un oficio en la encrucijada. Ya lo había explicitado en pleno barroco Diego Saavedra Fajar-do quien, al tratar sobre los secretarios, creía firmemente que su oficio no consistía sólo en “pintar las letras”, sino que debía desplegar un trabajo mu-cho más profundo; hacía falta desarrollar un trabajo más amplio para coor-dinar la compleja burocracia nobiliaria83.

76 Ibidem, p. 4. 77 Ibidem, p. 13. 78 Donde por ejemplo recuerda que “deben escribirse con letra grande todos los

nombres de Dignidad y de Oficios de honor, y principalmente los que tienen juris-dicción”. Ibidem, p. 27.

79 Ibidem, p. 35. 80 Por ejemplo, acerca de los márgenes, escribe que “a los Reyes, Príncipes y Señores

de primera clase se les debe consultar y escribir a medio margen, y a esta misma proporción ha de tratarse con los demás superiores”. Ibidem, p. 43.

81 “Entre muchas Naciones se ha hecho reparable, y aun risible, el trabajoso estilo de escribir Cartas de Pasquas, cuya política ceremonial es en España donde más sub-siste, porque en ella es donde tiene mayor practica todo lo infructuoso. Yo no en-tro en la disputa de si es, o no precisa esta costumbre [...] es verdad, que también me da en los ojos la dificultad, de ser estrañeza el dexar de seguir las reglas de nuestros pasados célebres cortesanos, en materia, que aunque sea embarazosa, no es perjudicial”. Ibidem, p. 88.

82 Ibidem, p. 46. 83 “Del entendimiento, no de la pluma, es el oficio del secretario. Si fuese de pintar

las letras, serían buenos secretarios los impresores. A él toca consultar, disponer y

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En todo caso, esta profusión de tratados sobre el modo de escribir cartas y la manera de conservarlas, a nuestro entender, evidencia que se trata de un tema muy demandado en su tiempo, aunque lo cierto es que no conoce-mos de ningún trabajo de investigación que explicite en ningún muestreo sistemático su influencia directa sobre los hábitos epistolares.

3. LA CORRESPONDENCIA NOBILIARIA: IDENTIDADES, PRÁCTICAS SOCIALES Y REPRE-SENTACIONES CULTURALES Los archivos privados y patrimoniales están repletos de cartas que nos evo-can el poder socioeconómico e importancia política que tenían las personas y familias que las escribieron o recibieron a lo largo de generaciones, consti-tuyendo unas fuentes básicas para desvelar el proceso de modelación tanto de la memoria propia de una persona o un linaje como de su proyección pú-blica84. Una construcción de la identidad que no puede ser autogenerada, sino que es el resultado de un proceso de interacción social85.

Una lectura somera de tales epístolas nos evoca de inmediato la distinta relación de cada persona con la escritura: caligrafías cuidadas, letras cursi-vas, emborronadas, temblorosas86, rúbricas trémulas, tachones, márgenes

perficionar las materias. Es una mano de la voluntad del príncipe y un instrumen-to de su gobierno”. D. SAAVEDRA FAJARDO, Empresas políticas [1640], F. J. DÍEZ DE REVENGA (ed.), Barcelona, 1988, empresa 56, p. 381.

84 “La carta establece un hilo de unión entre quien la escribe y el destinatario, indi-vidual o plural. Preserva los vínculos en la distancia y se configura como un espa-cio a través del cual se expresan y desarrollan las identidades personales, familia-res o sociales”. A. CASTILLO GÓMEZ, Del tratado a la práctica. La escritura episto-lar en los siglos XVI y XVII, VI Congreso Internacional de Historia de la Cultura Escri-ta, Alcalá de Henares, 2002, vol I, pp. 79-107, en especial p. 101.

85 “mi identidad se define por los compromisos e identificaciones que proporcionan el marco u horizonte desde el cual yo intento determinar, caso a caso, lo que es bueno, valioso, lo que se debe hacer, lo que apruebo o a lo que me opongo. En otras palabras. Es el horizonte dentro del cual puedo adoptar una postura”. Ch. TAYLOR, Fuentes del yo. La construcción de la identidad moderna, Barcelona, 1996, p. 43.

86 En una carta escrita desde Sevilla por Jerónimo de Fuenmayor a su hijo Manuel se dice: “para las noticias que deseas saber, vi los pocos papeles que tengo, y entre ellos los que pertenesen a tu abuelo Fuente, que se reducen a solo un arbol en me-dio pliego, que por la cara te lo copio a la letra, y por el reves tambien lo copio... En quanto a la ejecutoria ira a ti quando yo muera, que no puede tardar mucho me-diante mi mucha edad que paso de 83 años, y por quanto tengo mas hijos y nietos puede ofrecerse lance en que se necesite, en especial en el tiempo presente... Hasta aquí son las noticias que puedo dar, y no me queda ningun papel que sea pertene-ciente al apellido de tu abuelo Fuente. Va escrito temblon, porque hace frio, la

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amplios o letras que invaden todos los espacios en blanco. La destreza o tor-peza con la pluma salta a la vista; en esta línea, incluso tenemos algún ejem-plo de amanuense ambidiestro87.

Imagen 1. “Mudo de mano porque me aprieta el dolor de muelas”. Ejemplo de

escritor ambidiestro (siglo XVIII). Carta de un tal Ximénez, miembro de la burocracia señorial, al duque de Gandía sobre asuntos administrativos y judiciales (06/08/1709, Valencia). Archivo Histórico de la Nobleza,

Osuna, ct. 25, doc. 2 (5), f. 1v.

A través de formulismos, cortesías (que por cierto evolucionan en el tiempo y no se fosilizan, siendo particularmente abiertas a las modas france-sas en el siglo XVIII) y expresiones, retóricas o sentidas, se puede hacer un recorrido por la gestión de las emociones, de las amistades, de las clientelas y de la conformación de los grupos de poder. Como quiera que lenguaje y cortesías, son inseparables, era inevitable que se proyectasen sobre el dis-

pluma esta mal cortada y yo escrivo mui apriesa porque era tarde y para alcanzar el correo” (1824). AHNOB, Conquista, caja 6, doc. 61.

87 AHNOB, Osuna, ct. 25, doc. 7 (5).

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curso epistolar. Desde luego abundan las misivas corteses, felicitando las Pascuas o dando el pésame88.

Las epístolas suelen ir lacradas para evitar miradas furtivas y las más solemnes llevaban el sello del linajudo emisor, constituyendo un signo de distinción89.

Unas cartas que, en demasiadas ocasiones, terminan arrumbadas en le-gajos motejados en el transcurso de los años como “papeles sin importan-cia”, pero que si acreditan una relación cercana con personajes importantes se encuadernan juntas, sobre todo para atestiguar fama y prestigio, se en-cuaderna su correspondencia con reyes, papas, magnates y prelados90.

Los secretarios personales suelen ser los encargados de escribirlas a limpio, a instancia de sus amos, que se las dictan o al menos les informan (casi siempre de modo oral) de los asuntos a tratar y del tono a emplear, siendo adicionadas con cierta frecuencia de propia mano de los señores o al menos firmadas de su puño y letra.

Desde luego, se consideraba una descortesía no responder a una misiva. A este respecto, fray Antonio de Guevara, en su Libro primero de epístolas familiares recoge una supuesta Letra para don Alonso de Albornoz, en la cual se toca que es caso de mala criança no responder a la carta que le escriben que no tiene desperdicio:

Os escrebí habrá bien medio año y no me respondistes, y después vino Juan de Ocaña y tampoco con él me escribistes; de manera que por lo uno os llamare-mos pereçoso y por lo otro os notaremos de descuidado. Tomad, señor, por es-tilo de nunca dexar de responder al que tomó trabajo de os escrebir, porque el Alcalde de los Hijosdalgo, que es Hernán Sanz de Minchaca, me dixo que nin-guno perdía la hidalguía por responder a una carta. Medina del Campo, a XII de marzo de MDXXIII años.

88 Correspondencia remitida a Francisco de Paula Fernández de Córdoba Venegas,

futuro VI conde de Luque, por la abadesa, María Luisa de Jesús, para darle el pé-same por la muerte de su esposa, María Josefa Álvarez de Bohórquez y felicitarle las Navidades. AHNOB, Luque, caja 374, doc. 546-551.

89 Fernando Caniego de Guzmán, caballero de Calatrava y alférez mayor de Guadala-jara, además de miembro del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda y goberna-dor de Almadén, entre sus bienes tenía “un sello de plata para sellar sus cartas”, tasado en 35 reales (1696). AHNOB, Casal de Griegos, caja 1, dic, 32.

90 Cuando el I marqués de Santa Cruz logra la resonante conquista de las Azores (1582-1583) es felicitado, que sepamos entre otros por el Adelantado de Castilla, 10 marqueses (Llombay, Chinchón, Ayamonte, Cortes, del Valle, de las Navas, Po-za, Alcalá, Frómista y de La Algaba) y 9 condes (Medellín, Olivares, Buendía, Coru-ña, Aytona, Priego, Orgaz, Barajas y Andrada), además de otros magnates castella-nos y algunas damas de alta alcurnia. AHNOB, Santa Cruz, caja 47, doc. 4.

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Pues bien, cuando, en noviembre de 1688, el marqués de Camarasa es-cribe al marqués de Jódar desde Nápoles se excusa de no haberle escrito por la ausencia de noticias y buena salud de la familia91.

Entre las misivas que hemos consultado también pueden documentarse costumbres tales como no escribir cartas durante un tiempo en señal de duelos tras la muerte de familiares cercanos92, así como la introducción de modos refinados y modas afrancesadas en el intercambio epistolar en el ocaso de la Ilustración93.

El empleo de cartas cifradas fue otra realidad en los siglos modernos. Siendo algunos de ellos diplomáticos y muchos de ellos versados en los tra-tados sobre criptografía al uso94, unido a la falta de seguridad en los correos era cuestión de tiempo que este fenómeno arraigara en el intercambio epis-tolar de las élites. Así, Luis de Zapata alude en su Miscelánea (c. 1593) a los modos de tener una correspondencia confidencial:

De cifras hay muchas maneras, y puede haber tantas cuantos de pescados hay en la mar. Unos mudan las vocales; otros las consonantes; otros las trastuecan todas; otros ponen letras impertinentes que a cada tercer o cuarto asiento no valen nada, sino para escurecer y hacer que nazcan más dificultades; otros po-nen nuevos caracteres; otros letras que con sólo agua se pueden leer; otros es-critos con sebo que se lean poniendo encima papel quemado; otros que se va-yan leyendo los renglones al revés; otros que se lea por la espalda; otros de aba-jo arriba; otros de arriba abajo; otros con çumo de limón o de naranja, que no se pueden leer hasta ponerse al fuego o calentarse mucho con el sol; otros que las primeras letras de los renglones hablen; otros que las postreras; otros que a tercera o cuarta o quinta casa; otros haciendo por otro papel ventanas, y que

91 “Hermano, Amigo y Señor Mío. Tu carta de 19 de el pasado me halla en esta ciudad

después de 45 dias de ausencia en que no se ha ofrecido circunstancia digna de narrativa y logrando de tu buena salud y todos los parientes las favorables noti-cias que tanto apetece nuestro cariño, y encontrandola en mi prima (gloria a Dios) consigo daba gusto y satisfacción, pues por la divina misericordia no an hecho im-presión alguna descomodidades que no han faltado en el viaxe, si bien los tempo-rales no nos permitieron dexar en muchos días los puertos de Messina y Palermo, adonde se pasó medianamente con los favores y agasajos del pariente Uceda. Frías, c. 640, doc. 1.

92 Carta de Lorenzo del Mármol a Gregorio de Silva Mendoza, X duque del Infantado comunicándole la muerte de su padre y que, respetando el duelo acostumbrado, no le escribirá durante algún tiempo (1690). AHNOB, Osuna, ct. 74, doc. 10.

93 Por ejemplo, en el ocaso del Antiguo Régimen, en gacetas y periódicos cortesanos se anuncia un “Nuevo papel avitelado para cartas y villetes, con cenefas grabadas de baxos relieves”. Diario de Madrid, 12/11/1805, p. 4.

94 J. SNYDER, Dissimulation and the culture of secrecy in early modern Europe, Berke-ley-Los Ángeles, 2009.

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solas las letras que salieren por las ventanas valgan o no valgan: cosa en la gue-rra, en negocios grandes es utilísima y necesaria, porque si vienen a poder de enemigos las cartas videntes non videant, et audientes non intelligant; pero de todas es menester que a quien se envían tengan el abecedario95.

Una criptografía que tiene su correlato en la literatura coetánea, for-mando parte de la trama en las comedias de enredo96. Como quiera que en el reinado de Felipe II, parece que prohibió el empleo de la cifra en la corres-pondencia privada lo habitual fue que quienes se cruzasen cartas acordasen claves o concertasen metáforas97.

Acerca de su lectura no sabemos si era el propio secretario quien las leía en voz alta a su señor o si se reservaba algún momento del día en especial para su despacho; ni si había un protocolo establecido. En todo caso sospe-chamos que la inmediatez sería lo habitual y que dependiendo del contenido de la carta o la importancia del destinatario así se darían más o menos prisa en leerla y/o responderla.

La ausencia de manchas de cera en la mayoría de las epístolas conserva-das nos hace pensar que la mayoría se leerían a la luz del día o de algún can-dil, si bien algunos tratadistas disertan sobre el modo de poder leer cartas en la oscuridad. Es el caso de Jerónimo Cortés, que propone este curioso méto-do: “Secreto para que se lea una carta de noche a escuras, y no de otra mane-ra. Tomen polvos de cristal y los rabillos de los gusanos, que relucen de no-che (a los cuales llaman lucernas) y revuélvanlos con claras de huevos, y escriban en un papel muy blanco y déjenlo secar, las cuales letras no se po-drán leer sino de noche y a escuras”98.

4. EPISTOLARIOS Y LIBROS DE CORRESPONDENCIA Los epistolarios son relativamente frecuentes en los archivos patrimoniales. A veces, archiveros o secretarios tuvieron el cuidado de encuadernar las

95 L. de ZAPATA, Miscelánea, Memorial Histórico Español, XI, Madrid, 1959, pp. 456-

457. 96 “Que dizen que los amantes / suelen escribirse en cifra, / pero si un papel se cifra

/ con secretos importantes / la contracifra primero / se ha de dar a quien se es-cribe”. L. de VEGA CARPIO, Comedia famosa del galán de La Membrilla, Madrid, 1618, Acto I.

97 Este parece ser el caso de la documentación cruzada entre Bernardino Ponce y el duque de Arcos en el siglo XVII sobre asuntos personales, en la cual algunas de las personas citadas podrían ser seudónimos. AHNOB, Osuna, caja 1634, docs. 141-142.

98 J. CORTÉS, Fisonomía y varios secretos de naturaleza (Tarragona, 1609), Enrique Suárez (ed.), Lemir, Textos, 20 (2016), p. 88.

http://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista20/textos/01_Fisonomia_Natural.pdf

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cartas recibidas que consideraban más importantes (más que por el tema tratado, por el prestigio del personaje que la enviaba)99, compilándolas casi siempre por orden cronológico100 pero, además, existieron otros libros di-rectamente relacionados con la correspondencia como libros copiadores de cartas enviadas y/o recibidas; estos últimos básicamente se dividen en dos tipos: los que copian el cuerpo de la misiva y los que asientan un resumen, más o menos breve, de la epístola. Además, estaban los registros de billetes cruzados entre dos nobles101.

Imagen 2. Separadores e índice del libro copiador de cartas recibidas por el IV

duque del Infantado (1534-1537). Archivo Histórico de la Nobleza, Osuna, caja, 2296, doc. 6.

99 Gruesos volúmenes con correspondencia privada de la Casa del Infantado, datada

entre 1583-1826, en BNE. mss. 11147, 11156-11157, 11280 y 11339. 100 Durante el reinado de Carlos III, cuando se incautan archivos de los jesuitas, las

circulares consignan que “Se colocarán las cartas de cada legajo por contigüidad de fechas, es de esa manera facil su inteligencia, porque la serie chronológica de los tiempos conduce á ella con facilidad orden”. Mercurio histórico y político, 05/1767, p. 107.

101 “Copia de los billetes que scrive el sr. Duque de Lerma al Conde Salinas y de Ri-vadeo Duque de Francavila mi Señor” (1614). Colección privada.

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Son famosos los registros de correspondencia de Íñigo López de Mendo-za, II conde de Tendilla y I marqués de Mondéjar, capitán general del Reino de Granada y I alcaide de la Alhambra, donde se asientan “a la letra” unas 6.000 epístolas entre 1504-1515. Mucho menos conocido es otro miembro de la estirpe de los Mendoza, Íñigo López de Mendoza, IV duque del Infanta-do (1493-1566), cuyo libro copiador102 de cartas denota la profesionalidad y buen quehacer de su secretario.

Abarca los años 1534-1537, de enero a diciembre; una misma mano con letra humanística cursiva asienta resúmenes de las misivas recibidas. Cada registro está encabezado con un breve concepto (nuevas; “nonadas”, es de-cir, nimiedades), la procedencia por Partidos (Valladolid) o bien por el nom-bre del emisor (Alvar Gómez) que se anota en el margen derecho en el recto del bifolio y en el izquierdo en el vuelto. Se optó por tomar un libro en blan-co, encuadernarlo para evitar pérdidas, y dejar unos cuadernillos en blanco para cada concepto (La Corte, Extraordinarios, Roma, Duque ausente); de este modo algunas partes están colmatadas103 y en otras hay hojas en blan-co; en todo caso todo se folió en su día con números romanos.

Unas cartas cuyo contenido se desgrana en 1 ó 2 líneas (sobre todas las agrupadas bajo el epígrafe “Duque ausente”) a 12-15 líneas. Particularmente sustanciosas son las nuevas procedentes de la Corte de Carlos V104 y a la luz de los contenidos descritos da la impresión que el nuevo señor estaba al tanto de lo que ocurría en sus Estados, sobre todo en lo tocante a hacienda y gobierno105.

102 AHNOB, Osuna, caja 2296, doc. 6. 103 La parte de la corte continúa en Ibidem, ff. 212r-ss. 104 “Escribe que bienen las excelencias del duque de Calabria a la corte y antes que

lleguen cambian la gente la una con el marques de Tarifa y la otra con el qonde de Ureña” (Ibidem, f. 5r); “Palacio aposento... Escribe nuebas de la guardia que ay en el palacio y del mal aposento que ay porque en Toledo y que tomaron la posada y el libro del aposento a Juan de Ayala y mandan entender en ello a Luis Ramiro y al Mariscal” (f. 5r); “Mudança de emperador y corte” “a tres de agosto escribe Fran-cisco de Avila a su señoria como lunes a veinte y uno de julio partia el emperador de Valladolid y la emperatriz partia el miércoles para Palencia y donde van los consejos y chancilleria y que su magestad manda que no vayan grandes ni caballe-ros a Palencia y escribe algunas nuevas de Alemania e Italia” (f. 5v).

105 Así, desde Buitrago llega una carta el “lunes a diez y nueve de enero [1535] supo su señoria que el alcaide Luis de Hermosa la noche antes avia herido malamente a su mujer y muerto un moço suyo. Escriviolo Alvar Lopez que tiene allí la vara de corregidor”. Ibidem, f. 86r.

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De singular importancia nos parece el que se detecten un par de misivas falsas106. Asimismo, hemos comprobado que no siempre se guardaba la cos-tumbre cortés de responder a todas las cartas recibidas107, o que lo que se les responde se anota al margen108 y, a veces, detectamos que las cartas van acompañadas de memoriales o documentación aneja, incluidas ephimera109. No obstante, lo que más nos ha llamado la atención son las apreciaciones subjetivas acerca de algunas de las epístolas recibidas por el nuevo duque; los calificativos no tienen desperdicio: cartas extraordinarias, largas, proli-jas, desabridas, descompuestas, malintencionadas, de burlas, etc.

Otra variante son las compilaciones de minutas de cartas enviadas por determinados personajes, por lo general vinculados a la alta administración polisinodial, capitanías110, virreinatos111 o embajadas112. Es el caso del Juan de Zúñiga y Requesens, embajador en Roma (1568-1579), cuya correspon-dencia ha sido parcialmente investigada113. Pues bien, en el antiguo archivo 106 En un mal día de 1536 se reciben dos cartas de creencia falsificadas: “este dia

dieron a su excelencia dos cartas falsas según se cree una de su mujer del doctor Corral del Consejo y otra del doctor Mora de la Chancilleria en que ruegan a su ex-celencia que resçiba al portador dellas. Respondiose le dé palabra que se le hara si los que escriben lo dizen alla de palabra a su solicitador en la Corte y en Vallado-lid”. Ibidem, 213r.

107 Alvar Gómez zagal escribe a Infantado para que medie con la Maldonada pero “su señoria no quiso a esto se le respondiese” (Ibidem, f. 6r); también, el 18 enero 1535 volvió el mensajero que había llevado una carta al conde Priego, y el duque se extraña de éste no le respondiese sino de palabra (Ibidem, f. 48v).

108 “La respuesta desto a los márgenes”; Por ejemplo, registrada en el capítulo sobre Valladolid consta que “a once de abril [1535] vino un mensajero de Juan de Çespe-des, en los márgenes de la carta se vera lo que se le respondio”.

109 Con el epígrafe “Roma y don Pedro Gonçalez”, se consigna que el martes 17 de junio de 1534 entrando su excelencia en Heras “vino alli un envoltorio de Roma” que informaba acerca de los problemas suscitados por el curato de Fuente El Vie-jo. Ibidem, f. 185r.

110 B. RODRÍGUEZ ARROCHA, “Correspondencia entre el marqués de Branciforte, comandante general de las Islas Canarias y el cabildo de Lanzarote, relativa a la prevención del contagio de la peste 1784-1787”, Revista de Historia Canaria, 189 (2007), pp. 199-218.

111 Correspondencia del III marqués de los Balbases con el virrey de Nápoles (1696-1699). Archivo Ducal de Medinaceli, Archivo Histórico leg. 5, ramo 1, nº. 1-86.

112 Libro de registro de la correspondencia diplomática del Marqués de Almodóvar, embajador de España en San Petersburgo (1762). BNE, mss. 3526.

113 Gracias a los trabajos de E. BORT TORMO, “Recomendar: oficio de embajadores (las gestiones en Roma de Don Juan de Zúñiga Requesens)”, en J. CONTRERAS CONTRERAS, A. ALVAR EZQUERRA y J. I. RUIZ RODRÍGUEZ, Política y cultura en la época moderna: (cambios dinásticos, milenarismos, mesianismos y utopías), Alcalá

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de Baena se conserva uno de estos raros ejemplares encuadernados con pergamino y abecedados con un índice al uso de la época. Comprende el pe-riodo 24/11/1570-01/11/1571, un año corto pero muy intenso en el que está ocupado de urdir la Santa Liga contra la Sublime Puerta y en el cual se contabilizan 157 minutas114 en que se recogen el tratamiento otorgado y el cuerpo de la misiva. Parecen haber sido no tanto redactadas de su puño y letra sino dictadas a alguno de sus secretarios personales, siendo percepti-bles elementos propios de una escritura inmediata como son ductus cursivo, tachones y rectificaciones.

Imágenes 3 y 4. Índice abecedado del libro de minutas de correspondencia

perteneciente a Juan de Zúñiga y Requesens, embajador en Roma (1570-1571), y ejemplo de minuta. Archivo Histórico de la Nobleza, Baena,

caja 44, doc. 9, ff. 1r y 40r.

de Henares, 2004, pp. 775-786 y “Algunos ejemplos de las estrategias clientelares de don Juan de Zúñiga Requesens desde Roma”, en J. J. BRAVO CARO y L. SANZ SAMPELAYO (coords.), Población y grupos sociales en el Antiguo Régimen, Málaga, 2009, I, pp. 295-310.

114 AHNOB, Baena, caja 44, doc. 9.

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Pues bien, en este arsenal epistolar hay múltiples alusiones a su gusto por recibir misivas de amigos115, las disculpas por no contestar a otras, y la gran responsabilidad que suponía ocupar una plaza diplomática de vital importancia para la Monarquía Católica:

– “Nunca respondi a todas las cartas que me escrivio desde el camino y de Genova por entender que me lo perdonaría fácilmente sabiendo las ocupaciones de aquí. Con todas me holgué mucho” (A Jerónimo Fonte, 24/11/1570) [f. 2r]. – “Yo huelgo tanto con las cartas de vuesa merced que aunque no tenga nuevas que escribirme no querria que viniese [correo] ordinario sin car-ta” (A Pedro Ponce de León, 27/03/1571) [f. 16v]. – “Creo que si estuviese vuesa merced mas lexos le escriviria mas vezes, pero con la vecindad remitolo siempre de una estafeta para otra” (Al marqués de Santa Cruz, 23-III-1571) [f. 22v]. – “No quiero contar las cartas de vuesa merced a que devo respuesta porque son tantas que no podre dar buena disculpa de haber estado tan-to sin responder a ninguna” (Al señor de Liras, 16/05/1571) [f. 30r]. – “Le he dexado estos días atrás de responder a las cartas de vuesa mer-ced por las ocupaciones que se han ofrecido con este negocio de la Liga, y a Dios gracias se ha concluido y espero que ha de ser en gran benefiçio para toda la cristiandad” (A Esteban Prats 02/06/1571, la última carta que había recibido suya era de 30/04/1571). – “Por mui apartada que este Estremadura de la correspondencia de Ita-lia he procurado yo mandar cartas” (A Juan Puertocarrero, 13/06/1571) [f. 33v]. – “Es mas trabajoso oficio el de correr la posta” (A Francisco Sarmiento, 19/06/1571) [f. 40v]. – “Las ocupaciones de por aca no me dan lugar de responder a vuestras cartas” (A Cristóbal Vélez, 20/06/1571) [f. 45v]. – “No he tenido esta semana carta de vuesa merced y aunque sé que no me debe respuesta a ninguna no me contento con esto, porque ya le he dicho muchas veces que es menester que vuesa merced me escriva dos renglones con cada [correo] ordinario avisandome de la salud de sus padres que como la tienen tan quebrada ponerme en mucho cuidado la

115 A comienzos de su misión diplomática en Roma, Juan de Zúñiga ya reclamaba

misivas a su amigo Juan de Silva para aliviar sus cuitas, pues “no ay otro regalo pa-ra las pesadumbres desta corte si no las cartas de los amigos”. S. MARTÍNEZ HER-NÁNDEZ, “Significación y trascendencia del género epistolar en la política corte-sana: la correspondencia inédita entre la Infanta Isabel Clara Eugenia y el Marqués de Velada”, Hispania, 64/217 (2004), pp. 467-514, en concreto p. 468.

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semana que no veo carta de su Casa” (A Pedro Ponce de León, 01/07/1571) [ff. 49v-50r] – “No puedo persuadirme que si vm supiese quan contento estoy la se-mana que recibo carta suya que dexase de escribirme con todos los [co-rreos] ordinarios” (A Hernando de Toledo, 01/07/1571) [f. 50r]...

Curiosamente, a su muerte, Felipe II ordenó quemar muchas de sus car-tas y memoriales116. No en vano la embajada de Roma era tenida por la más difícil y llena de sinsabores.

5. CARTAS CONSERVADAS, RASGADAS O QUEMADAS Los archivos nobiliarios forman parte del engranaje de las familias de poder, al erigirse como lugar de memoria del linaje, arsenales de pruebas judiciales y recurso cotidiano para el funcionamiento de la burocracia señorial117.

El volumen de correspondencia que albergaban los archivos patrimonia-les españoles es directamente proporcional a la relevancia estamental, eco-nómica, política, palaciega, profesional u honorífica ostentada por sus miembros y la red de relaciones desplegada, así como de la fortuna que ha corrido su patrimonio documental a lo largo de los siglos.

Un volumen e importancia que se acrecienta en el caso del titular de una Casa y en especial si se trata del cabeza de un linaje en la cúspide de su po-der, proyectándose su imagen y su dimensión socioeconómica en las cartas enviadas o recibidas. Un caso extremo es de los hombres de Estado de la Monarquía Católica; por ejemplo unas 30.000 cartas se conservan en el Real palacio del conde de Gondomar118 y no serán muchos menos las que hay desparramadas por media Europa del cardenal Granvela, muchas de ellas cruzadas con lo más granado de la nobleza del imperio filipino119. 116 F. BOUZA ÁLVAREZ, “Guardar papeles –y quemarlos- en tiempos de Felipe II. La

documentación de Juan de Zúñiga (un capítulo para la historia del Fondo Altami-ra)”, Reales Sitios, I parte, 129 (1996), pp. 3-15, y II parte, 131 (1997), p. 18-34.

117 F. BOUZA ÁLVAREZ, “Para no olvidar y para hacerlo: la conservación de la memo-ria a comienzos de la Edad Moderna”, en P. CARDIM (ed.), A história: entre memo-ria e invençao, Lisboa, 1998; M. F. GÓMEZ VOZMEDIANO, “Archivos Nobiliarios Españoles: Pasado, Presente y ¿Futuro? Tipología documental e investigación mo-dernista”, en F. ANDÚJAR CASTILLO, y J. P. DÍAZ LÓPEZ (coords.). Los señoríos en la Andalucía Moderna. El Marquesado de los Vélez, Almería, 2007, p. 139-210; D. GARCÍA HERNÁN, El Estado señorial en Castilla. La presión y concesión nobiliaria en sus documentos (siglos XVI-XVIII), Madrid, 2010.

118 M. L. LÓPEZ-VIDRIERO (dir.): Catálogo de la Real Biblioteca, XIII. Correspondencia del Conde de Gondomar, Madrid, Patrimonio Nacional, 1999-2003, 4 vols.

119 V. MORENO GALLEGO, “Letras misivas, letras humanas, letras divinas. La corres-pondencia del cardenal Granvela en la real biblioteca y sus cartas de autores”, en

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En los archivos nobiliarios se pueden rastrear su génesis, su plasmación por escrito, su envío e incluso su recepción o respuesta por parte del desti-natario. En este sentido se espigan todos los tipos de la tradición documen-tal: minutas o borradores, originales, copias (simples o traslados de escri-bano) e incluso puede documentarse la impresión de algunas120. Algunas de ellas están anotadas o adicionadas, respondidas al margen, otras falsificadas, menudean las rotas o incluso parcialmente quemadas.

El modo de conservarlas puede vislumbrarse en los inventarios de ar-chivos. La correspondencia más reciente suele guardarse en atadillos, dentro de arquetas hasta el Renacimiento y dobladas hasta tener tamaño cuartilla en los cajones de papeleras, escritorios o barqueños desde entonces. Las cartas más antiguas, si se decide conservarlas, se enlegajan con criterios de procedencia u ordenadas cronológicamente, aunque no es menos cierto que miles de misivas permanecen dispersas revueltas entre otros documentos. No obstante, tampoco faltan noticias acerca de cartas que se destruyen por ser incriminatorias, incómodas o simplemente considerarlas inútiles.

Asimismo, nos hallamos con: notas para memoria para leerlas al ama-nuense de turno, minutas o borradores, originales (casi siempre recibidas o incluso algunas que no pasaron por la estafeta), copias simples íntegras de cartas que se mandaron o que se recibieron e incluso libros copiadores de cartas. Con cierta frecuencia, las cartas se reaprovechan para hacer papelón con los que proteger legajos o simplemente para hacer cuentas cuando son tenidas por inútiles.

Lo normal es encontramos con los originales recibidos. Hacia 1537, en la relación de documentos que se trasladaron a desde el monasterio jerónimo de Granada a Baena (Córdoba), a instancia de Gonzalo Fernández de Córdo-ba, III duque de Sessa, se alude a que, “en un arca aforrada en terciopelo carmesí con barras doradas y por de dentro aforrada en raso carmesí” se hallaron, entre otros muchos escritos que habían pertenecido a Gonzalo Fernández de Córdova, el Gran Capitán, los siguientes asientos:

– “Tres cartas de Luis Alfonso de Silva que dize que se an de guardar”.

F. Bouza Álvarez (coord.), Cultura epistolar en la alta Edad Moderna. Usos de la car-ta y de la correspondencia entre el manuscrito y el impreso), Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 4 (2005), pp. 31-55.

120 Migliavacca, cuando tradice el manal de Tesauro, en su prólogo alude a las cartas de su amo que ya circulaban impresas por España. Marcello MIGLIAVACCA (trad.): Arte de cartas misivas o método general para reducir al papel cuantas materias pide el político comercio que escrivio en toscano... Manuel Thesauro, patricio turinense y tradujo en español..., contador del Exmo. S. D. Carlos Homi-Dei Moura Corte Real y Pacheco..., Valencia, imp. Jaime de Bordazar, 1696, sp.

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– “Un legajo de cartas que dize en el atadero escripturas que se an de ver en el inventario”. – “Un legajo de cartas que esta atado con una carta del sello del rey de Inglaterra en que dize cartas de particulares”. – “Un legajo de cartas y escritos que dize al margen traslados y cartas”. – “Un legajo de cartas que dize ençima Camilo de Montibus”. – “Un atado de minutas de cartas del gran capitan de la primera guerra”. – “Un legajo de cartas del rey y la reyna de buena memoria para poner los nombres en blanco”. – “Dos legajos de cartas y memoriales que no importan”. – “Una carta del emperador al Papa de su propia mano”. – “Una carta mensajera del Papa para el emperador en pergamino meti-da en una caja de lata”. – “Una carta del rey de Romanos para el duque”.

Además de un legajo con 30 cartas enviadas por diversas personas y otros 2 legajos más con un número indeterminado de misivas, junto a un envoltorio con 15 cartas y varios atados y envoltorios con docenas de cartas sin identificar ni contar.

Tales instrumentos se pasaron a un arca blanca con barras de hierro y dos llaves y se custodiaron a partir de entonces en la torre de las arquetas del castillo de Baena (Córdoba) junto al resto de escrituras, además de colo-carse otras muchas “en otra arca de madera blanca por ser de poca impor-tancia no se ynventariaron y pusieron en la dicha torre con las otras”121, siendo custodiado todo este bagaje por el alcaide de la fortaleza, bajo jura-mento del pleito-homenaje. Pero es que, además, ese mismo día “se pusieron en otras diez arcas muchas cartas viejas y de poca importancia y otras cosas ansymismo de poca ymportancia. E por perderse se vieron y clavaron las cartas y se pusieron en la camisa de saco”, y las recibió el camarero ducal.

Los inventarios de bienes nobiliarios son una atalaya perfecta para do-cumentar los instrumentos de escritura (mesas, escribanías, tinteros, salva-dera, etc.) al alcance de estos potentados, en tanto que sus bibliotecas nos sugieren gustos propios o heredados. Como paradigma, cuando, en 1531, muere Diego Hurtado de Mendoza y Luna, III duque de Infantado sus here-deros acuden a la presidente de la Real Chancillería de Valladolid para de-signar tasadores y repartir dicha herencia122; en marzo de 1533, en el con-vento de San Francisco vallisoletano donde se depositaron sus papeles esta-ban custodiados en “un escritorio con dos cajones debaxo y otros dos encima 121 BAENA, cajas 37, doc. 122, f. 8v. 122 Aunque su testamentaría aún estaría viva hasta 1538. AHNOB, Osuna, caja 1832,

docs. 26-27.

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de pyno viejo”, más un cartabón de hierro y una “regladera de azero en un bolsa de terciopelo”123 (para lograr un pautado derecho); incluidos dos se-llos con las armas de los Infantado (uno de oro y otro mayor de plata) para sellar documentos y lacrar cartas124. Además, entre los bienes libres subas-tados detectamos “un tintero de cuerno guarneçido con cordones de grana”, tres portacartas (uno pequeño de marfil, otro “tumbado y dorado flamenco” y un tercero de cuero negro) y hasta nos topamos con una vetusta “guarni-ción de antojos de plata quebrada”, valorada en 442 maravedís (lo que su-giere alguien de su entorno más cercano usaba gafas para leer o por pura vanidad).

Unas cartas que, si salen fuera de las estancias domésticas o de los apo-sentos de la burocracia señorial, suelen transportarse en cartapacios, legajos o atadillos125. Algunas son robadas a instancia de litigantes en pleitos de tenuta o bien esbirros que buscan dinero o extorsionar a sus dueños. Ya lo decía el adagio, los papeles eran como los servidores de la casa, que saliendo por la puerta solían ponerse en contra de sus amos.

Por eso si se roban o extravían se recurre a la justicia o se hacen diligen-cias varias para recuperar lo perdido. A inicios del siglo XIX se publica en el Diario de Madrid la siguiente noticia:

En la noche del 21 de noviembre ultimo se perdió un legajo de treinta y tantas cartas, escritas de un amigo á otro en la provincia de Extremadura , y con ellas un memorial , desde el cuartel de Reales Guardias de Corps hasta el Real Pala-cio. Se suplica a la persona que las haya encontrado se sirva entregarlas en la casa de comercio de D. Diego Terrova, Plaza Mayor, claro 104, donde darán se-ñas mas individuales y un buen hallazgo [recompensa]126.

Otra cosa es lo que nos ha llegado hasta nosotros, ya que sobre todo en el siglo XIX, cuando se revisaron los archivos nobiliarios para acreditar dere-chos y documentar propiedades, las cartas fueron postergadas y en el mejor de los casos sacadas de su contexto documental original y agrupadas con el epígrafe “papeles inútiles”.

123 Ibidem, doc. 5, sf. 124 Se alude a “un sello de armas de cerrar cartas, un castellano”, es decir que se esti-

maba su valor en 450 maravedís. AHNOB, c. 1832, d. 10. 125 “En la tarde del 5 del corriente, y en su noche, se perdieron varios papeles y car-

tas, echo un envoltorio, y atado con una cinta o galón de seda azul, que contienen varias copias testimoniadas, y otras: quien los haya hallado los entregará en la po-sada de la Gallega, al amo de ella, calle angosta de San Bernardo, donde se darán mas señas y el hallazgo [gratificación]”. 10/10/1795; Diario de Madrid, p. 4.

126 Diario de Madrid, 09/12/1808, p. 805.

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Pero es que, además, con anterioridad sabemos de expurgos intenciona-dos y pérdidas se cebaron con unos escritos comprometidos que, a menudo, expresaban sin tapujos sentimientos o mezquindades. Y es que las misivas podían ser sumamente peligrosas para la honra o la fama. Así, en un proceso inquisitorial contra una beata alumbrada, la clarisa Isabel de Baena, salen a colación unas cartas cruzadas con duquesa del Infantado; pues bien en los autos inquisitoriales “preguntado [Francisco de Murueña] dónde están las cartas que la dicha Isabel de Vaena [envía] para la dicha duquesa, dixo que, después de aver este testigo respondido a ellas las mandava dar la duquesa a Ana de Terreros, su enana, y esta se las dava; y la Ana de Terreros dixo a este testigo que la duquesa las mandava quemar porque no las viese el duque”127.

En otras ocasiones es la justicia la que confisca pruebas de supuestos de-litos. Como muestra, hacia 1602, cuando el duque de Lerma descubre una intriga palaciega urdida por Magdalena del Valle, marquesa del Valle, sabe-mos que se le incautaron varias cartas y documentos inculpatorios128.

Casos muy diferentes representan una de las Cartas familiares de Anto-nio de Guevara, en concreto la dirigida a don Antonio de la Cueva, desde To-ledo, el 30 de junio de 1525, expone un caso curioso en que termina que-mando una carta, enojado por la torpeza de un caballero, pariente suyo, que le escribió una carta interminable donde repetía lo mismo varias veces. Me-nos anecdótica fue una carta remitida por el marqués de Velada a su hija, la duquesa viuda de Medinaceli, en 1614 y que contenía el siguiente aviso: “es-te papel se queme en leyéndose”129.

6. POTENCIAL PARA LA INVESTIGACIÓN Lo divino y lo humano130 desfila por la correspondencia nobiliaria, una prác-tica cultural en la cual confían generaciones de aristócratas, criados y servi-dores para crear vínculos, compartir intereses, comunicarse e informar so-bre aquellos asuntos que le interesan.

127 A. CASTILLO GÓMEZ, Entre la pluma y la pared. Una historia social de la escritura

en los siglos de Oro, Madrid, 2006, p. 26. 128 L. FERNÁNDEZ MARTÍN, “La marquesa del Valle. Una vida dramática en la corte

de los Austrias”, Hispania, 39 (1979), pp. 559-590. 129 S. MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, “Significación y trascendencia del género epistolar en

la política cortesana: la correspondencia inédita entre la Infanta Isabel Clara Eu-genia y el Marqués de Velada”, Hispania, 64/217 (2004), pp. 467-514, en concreto p. 575, nota 33.

130 Hasta preservativos confeccionados con tripa de cerdo se hallaron entre la co-rrespondencia privada de los vizcondes de la Puebla de Alcocer de inicios del siglo XIX. AHNOB, Osuna, cp. 549, doc. 1.

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Cartas de desafío, de recomendación, políticas, literarias, de amor, de aviso, de recomendación, comunicando pesadumbres o dando albricias, avi-sando de enfermedades, haciéndose eco de catástrofes y terremotos, ofre-ciendo servicios o solicitando cargos, reclamando atención o sellando alian-zas, nada del comercio humano escapaba a la este artefacto cultural que se muestra como un vehículo insuperable para salvar la distancia y acercar voluntades. Quien envía una carta siente zozobra por saber si llegará y cómo será acogida; quien la recibe muestra alegría por saber de alguien y compro-bar que forma parte de su selecto círculo de amistades con quienes inter-cambia noticias, favores u honores, compartiendo de algún modo grandezas y miserias.

Particularmente fluida es la correspondencia entre los conventos men-dicantes y sus fundadores agradeciendo sus limosnas131, regalos132, regulan-do su tutela133 o acerca de las plazas de gracia134 y de los cargos conventua-les135, de los colegios hacia sus patronos136, etc.

Los secretos137, chismes138 y confidencias139 de Corte son objeto fre-cuente de las epístolas. El tema de la salud es un clásico140, así como los re- 131 Correspondencia remitida por sor María de San Ignacio, abadesa del convento de

Nuestra Señora de los Ángeles en Ruzafa (Valencia), dirigida a Francisco Ponce de León Spinola, X duque de Arcos, agradeciendo sus limosnas (1759). AHNOB, Bae-na, caja 386, doc. 21.

132 Correspondencia remitida por fray Pablo Barrientos de San José a Cristóbal Ra-fael Fernández de Córdoba Barradas, VII conde de Luque, informándole del envío de unos pichones en el día de la Candelaria (1806). AHNOB, Luque, caja 34, docs. 19-20.

133 Andrés Vicente Coppola Strata, XVIII conde de Priego y patrono que del convento de Nuestra Señora del Rosal (Priego, Cuenca), pide al Provincial de Castilla de la Orden Franciscana, para que aumente la provisión de alimento y vestidos a las re-ligiosas de dicha congregación (1790); incluye cuenta de gastos conventuales en-tre 1769-1772. AHNOB, Priego, caja 4, docs. 51-57.

134 Cartas dirigidas al conde de Cedillo, patrón del convento franciscano de San Mi-guel de los Ángeles (Toledo), para cubrir las vacantes de monjas (1786-1815). Ar-chivo Condal de Cedillo, caja 67, docs. 49-52.

135 Misivas remitidas por Juana de Santa Clara, abadesa del convento de la Visitación de Puebla de Alcocer (Badajoz), a Victoria Ponce de León, VIII duquesa de Béjar, para que nombrase como capellana a Leonor Temiño (1614). AHNOB, Osuna, caja 401, doc. 37.

136 Correspondencia de los condes de Cifuentes y de su Contador General, Pedro de Matute, con el colegio de Nuestra Señora de Belén de la villa de Cifuentes (Guada-lajara), sobre ingreso de colegialas y monjas y provisión de los cargos de abadesa, rectora y maestra del colegio (1705-1833). AHNOB, Cifuentes, caja 3, docs.12-85.

137 Entre las cartas remitidas desde Madrid por Juan Ibáñez a Antonio Toledo Osorio, marqués de Távara se desliza la siguiente frase: “El martes es el Capitulo General

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franes entre las conversaciones escritas141, o los asuntos de corazón142, pero son sin duda los asuntos económicos los que concitan el mayor volumen de

de la Orden [de Santiago] para azer trezes. Ay grande bulla” (1687). AHNOB, Osu-na, Cartas, 52, 6, sf.

138 En una carta al duque de Gandía, el emisor, hablando de un tercero dice que “en dias pasados viendole tan lampiño le hablaron par si queria acomodarse en una capilla por juzgar que tenia las señales de buen tiple, y eso le ha melancolizado tanto que quiere alquilar unas barbas” (1690). OSUNA. CT., 114, doc. 22.

139 Carta de Gabriel Bernardo de Quirós Velasco, III marqués de Monreal, a Juan Manuel López de Zúñiga Mendoza Sotomayor, XI duque de Béjar, interesándose por su estado de salud y comentándole que en la Corte no se puede hablar confi-dencialmente con el rey Felipe V, pues en los jardines de Palacio hacía excesivo frío y en el resto de estancias había demasiados testigos (1731). AHNOB, Osuna, ct.140, doc. 11.

140 El toledano Juan de Palma Castellanos, criado de doña María Ramírez de Are-llano, vecina de San Clemente (Cuanca) le relata sus sinsabores: “mi guespeda ha ya mas de çinco años que es esteril y no pare. De los naçidos se me an muerto dos de garrotillo...el licenciado le tube ínquenta dias en la cama de tabardillo y modo-rra desausiado (sic) de dos dotores y diole Dios un sudor quando mas descuidados estavamos de su vida con que le dejo aca. La donçella y Manuelico y los dos ya di-chos en este mismo tiempo los tube a // todos malos con garrotillo, los quales, como se dejaban curar sudaron, los otros dos se fueron a goçar de Dios, porque promete a Vuesa Merçed que a sido tanto el mal en esta çiudad que de quatro par-tes faltan mas de una de los que se an muerto, asi viejos como mozos, niños y ni-ñas” (1615) [Torrelaguna, caja 365, sf]. Décadas más tarde, en unas letras de Gas-par de Silva al duque de Béjar, le informa de un triste accidente: “Don Antonio de Arze murio en una venta que esta zerca de Almagro, de adonde habia salido el dia antes, sin averse querido detener para repararse de una purga que tomo el dia an-tes de salir de Almagro, a causa de unas pequeñas terzianas que tenia y con el mo-vimiento del camino dizen le sobrevino una (sic) sincope que le acavo en breve tiempo. Aseguran se avia confesado antes de ponerse en camino y que pudo reci-bir los sacramentos. Por zierto a sido lastima, si bien devemos creer le convino as-si” (1686) [Osuna, ct. 110, d. 18]. En esta senda ver J. A. AJATES CÓNSUL, “Familia, mujer y salud a través de la correspondencia: el casa del entorno del primer mar-qués de Villaverde 1670-1686”, en M. GARCÍA FERNÁNDEZ (ed.), Familia, Cultura Material y Formas de Poder en la España Moderna, Valladolid, 2016, pp. 241-253.

141 En una carta de Felipe Vara dirigida al marqués de Cardeñosa se alude a un viejo consejo: “el obispo Angulo de Ávila me dijo que ni casado gordo ni fraile flaco po-dían cumplir con la relixion” (1719). AHNOB, Luque, caja 712, doc. 367.

142 Recientemente la Biblioteca Nacional de España ha adquirido un importante lote de cartas datadas entre 1608-1633 encuadernadas en cinco tomos remitidas por Lope de Vega, secretario de amores del VI duque de Sessa a su protector. En algu-nas es evidente el descaro y complicidad entre ambos; por ejemplo, sorprendido un joven por una dama cuando orinaba a escondidas en una verja, la mujer le afeó

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correspondencia, incluidos los esfuerzos por documentar compraventas143, así como las sempiternas recomendaciones144. Una tupida red de informan-tes avisa de cuantas noticias pueden interesar a sus amigos o señores: due-los145, crímenes escandalosos o ejecuciones famosas146, prodigios de todo tipo147, etc. Además, tampoco faltan cartas anónimas, denunciando abusos,

su incivismo exclamando “¡Qué poca vergüenza!”, pero él, lejos de amilanarse, “en-señándole la lanza”, le respondió airado “¡Ésta le parece poca vergüenza!”. A. CA-RREÑO (ed.), Lope de Vega: Cartas (1604-1633), Madrid, 2018.

143 Carta de Francisco de Salazar al conde de Luque: “Estube a ver a la madre abade-sa de Santa Cruz [Córdoba] y habiendole dicho necesitaba de ver la escritura de venta de las casas que bendio Damas en la calle de Santa María de Grazia, me res-pondio estaria en el archibo que de el tenia una llave el guardian de San Francisco que ahora esperaban guardian nuevo, que luego que biniese a berla le pediria bi-niese con la llave y sacaria su escritura para que yo la biese en el locutorio que no podia salir del convento ni ella entregarla, y que teniendola en su poder me avisa-ria, esto fue el lunes a la tarde, y oi savado todavía no me a abisado nada” (1748). Luque, caja 560, doc. 332.

144 Cinco cartas de recomendación del barón y conde de Faura, desde Valencia, diri-gidas a diversos cortesanos (1703-1716). AHNOB, Osuna, ct. 226, docs. 3-7.

145 Carta de Pedro Enríquez al conde de Alba de Liste en la que da cuenta de un due-lo en Toro (Zamora, 1581) AHNOB, Osuna, caja 419, doc. 532.

146 Carta que don Diego de Cañas, un burgalés caballero del hábito de Santiago, es-cribía desde dicha ciudad castellana a su suegro: “No tengo que abisar a Vuesa Merced de nuevo sino es que habra algunos dias justiciaron por someticos a dos vecinos de este lugar, el uno se llamava Mercado, hombre de mas de diez y seis mil ducados de Haçienda y el otro era un cordonero. Confesaron haber mas complices, los quales uyeron. Y en el propio tiempo que se descubrio el delito de esos hom-bres le sucedio a don Gabriel Melendez una desgracia y fue dar un bofeton a un al-guaçil por çiertas palabras que tuvieron, sentençiaronle a cortar la cabeça y en 4.000 ducados para la parte, an admitido la apelacion y no sabemos el fin que a de tener este caso, no se espera bueno por ser el alguacil ijo de algo de todos quatro costados y un cavallero y sobrino de don Diego Chaves de Vanuellos, hombre po-deroso de la Corte” (1609). TORRELAGUNA, caja 365, sf.

147 “Un fraile irlandes lego dominico a benido a esta Corte y cura milagrosamente lamparones y habiéndole examinado le destierran porque le sigue mucha gente. No ai entender esto porque si tiene culpa es poca pena y si no la tiene es descon-suelo para los enfermos que le abian menester. Mi señora la duquesa de Alba le a tenido çerrado dos dias y mi señora la duquesa de Bejar en sus casas y a obrado prodigiosos milagros porque cura por grazia como saludador sin aplicar reme-dios” (1661). Osuna, ct. 29, doc. 47.

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injusticias o agravios148, cuando no difamando a alguna persona o institu-ción.

Hay escritoras de cartas famosas, como sor María Jesús de Ágreda (1602-1665), monja concepcionista de clausura, mística que se hizo célebre por sus visiones y consejos a Felipe IV, con quien mantiene un intenso inter-cambio epistolar durante más de veinte años149. En las mismas fechas en que cartea con el Rey Planeta, lo hacía con Josefa de Benavides, hija del conde Santisteban del Puerto y viuda de Juan Manuel Fernández Pacheco (VIII marqués de Villena, duque de Escalona, virrey de Navarra, Cataluña y Nápo-les y mayordomo de Felipe IV); el trato hacia la noble es muy cercano, abun-dando expresiones como “Excelentisima Señora mia y amiga de mi alma”, con que manifiesta su felicidad por el preñado de la noble en 1652, en tanto que en otra de sus misivas se refiere a un memorial del marqués para que intermedie ante el rey150.

Sus agentes de corte y apoderados en cortes lejanas informan sobre avi-sos, confidencias y rumores de todo tipo. De singular importancia nos parece la correspondencia cruzada entre Gregorio María de Silva y Mendoza, IX duque del Infantado, con los hermanos Guerra, unos factores y cónsules des-tinados en Londres, Amberes y Portobelo a fines del siglo XVII que hacen de este aristócrata uno de los mejores informados en España sobre los aconte-cimientos europeos y ultramarinos151.

Buena parte de la gestión de sus Estados y haciendas se cifran en la co-rrespondencia que circula regularmente entre la corte o la capital de sus posesiones y sus administradores periféricos, sobre todo cuando se mueren 148 Carta anónima firmada con el seudónimo de Ludovico Toletano dirigida al Duque

de Arcos, opinando sobre la primacía de la Iglesia de Toledo (s. XVIII). AHNOB, Osuna, ct. 290, doc. 3.

149 Francisco SILVELA, Cartas de la venerable madre Sor María de Ágreda y del Señor Rey Don Felipe IV, precedidas de un bosquejo histórico, Madrid, 1885-1886, 2 vv.

150 AHNOB, Frías, caja 26, docs. 116-119. 151 Tomando una de sus sabrosas misivas al azar, la escrita el 10 de noviembre de

1684 desde Londres, Felipe de la Guerra informa de los movimientos diplomáticos del rey de Francia en el norte de Italia; de la enfermedad de la duquesa de Ports-mouth; de la relación sentimental entre la duquesa de Cleveland y un comediante llamado Guzmán, y de su supuesta conspiración para envenenar a los duques de Grafton y Northumberland; del duelo entre el Príncipe Felipe de Saboya y un caba-llero sueco, el barón de Benner, a causa de la duquesa de Mazarino; de paso que suplica ayuda al duque para que su hermano Toribio de la Guerra acceda a un co-rregimiento en la Montaña (Cantabria). AHNOB, Osuna, ct. 62, doc. 5. Acerca de di-cho intercambio epistolar ver María FERNÁNDEZ NADAL, “Entre los mares del Norte y del Sur. La política diplomática de la monarquía hispánica con Inglaterra (1680-1688)”, Tiempos Modernos, 26/1 (2013).

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sus titulares152 o se suscitan pleitos de tenuta por títulos o mayorazgos va-cantes153. Desde luego, es imposible diferenciar entre correspondencia pú-blica y privada, por la continua mezcla de asuntos personales y administrati-vos que se evidencian en las misivas, un mundo donde era imposible esta-blecer estos criterios presentistas.

Imagen 5. Soneto laberinto acróstico loando al duque de Medinaceli: “Viva

Medinaceli”. Archivo Histórico de la Nobleza, Fernán Núñez, caja 1562, d. 2 (2).

Por supuesto, los monarcas acostumbran a notificar mediante carta sus decisiones o novedades a aristócratas y Grandes. Adelantándole sus decisio-nes, expresando su amistad o descontento, e incluso encomendándole gra-

152 A fines de 1544, Teresa López de Zúñiga Guzmán, III duquesa de Béjar, insta a su

apoderado para que haga inventario de libros y documentos de la contaduría del Estado de Béjar, marquesados de Ayamonte y Gibraleón, señoríos de Burguillos [del Cerro] y Capilla (Badajoz) y haciendas de Sevilla, ordenando hacer traslado de todo y que se entreguen a los albaceas testamentarios de Francisco de Sotomayor, V conde de Belalcázar. AHNOB, Osuna, caja 221, docs. 58-60.

153 Carta sobre la discreta entrevista celebrada entre los duques de Alba e Infantado en Novés (Toledo) para allanar sus diferencias (1592). Osuna, caja 1976, doc. 30.

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ves encargos como velar por la fe de sus vasallos154 o lograr la colaboración del mismísimo Santo Padre155.

El mundo de la cultura escrita y el mecenazgo cultural está ampliamente representando en la correspondencia nobiliaria, pudiéndose espigar la com-pra de libros156, la publicación de obras variopintas157, envíos de poemas linsojeros158, e incluso diatribas contra los hombres de pluma159. En reali-dad, todos los aspectos de la cultura se recogen entre las misivas. Si, en 1688, el duque de Veragua escribe al duque de Pastrana solicitándole música de la comedia “Celos aún del aire matan”, quejándose de “sus grandes ocu-paciones y el ruido de la Corte”160; a fines de 1755, el castrati Carlo Broschi Farinelli, ya por entonces en España y director de los coliseos regios del Buen Retiro y Aranjuez, escribe en napolitano al conde de Torrepalma, em-bajador español en Viena161. Aunque muy por encima de tales aficiones des-

154 En plena psicosis antiprotestante, la regente Juana de Austria remite una misiva

adjunta a una real cédula a Antonio Alfonso Pimentel, VI conde de Benavente, para que esté alerta sobre las prácticas heréticas en sus Estados, dando cuenta de ello a los inquisidores, y que ponga cuidado en la introducción e impresión de libros con doctrinas heréticas, especialmente luteranas, que se extienden por todos los reinos de la monarquía (1558) [AHNOB, Osuna, caja 426, doc. 18]. Copia de una carta con la inclusión de una serie de obras en el índice de los libros prohibidos de la Inquisición española (hacia 1748) [AHNOB, Conquista, caja 8, doc. 1].

155 Carta de Felipe IV al duque del Infantado, embajador en Roma, para que la curia pontificia aceptase como auténticos los libros plúmbeos del Sacromonte de Gra-nada, ante la presión del abad y canónigos de su abadía (1650). AHNOB, Osuna, ca-ja 1981, doc. 90.

156 Carta de Carlos Castaño a los jesuitas, para la compra de tres cuerpos de libros de la obra que compuso el jesuita Jesús Alfonso Rodríguez (1609). AHNOB, Osuna, ct. 616, doc. 29.

157 En una epístola enviada desde Valencia por Maçian Mira al duque de Béjar, entre los temas que cita, alude a que en “Estos dias a salido un tratado sobre una con-junción magna de los planetas superiores, que sucedió en este mes de março pa-sado, que suele aconteçer muy raras vezes, el autor del que le hizo no se nombra, sino el que le escrivio; pero lo ha hecho un letrado de Vuesa Excelencia, a quien guarde Dios muy largos y felices años” (1643). Frías, caja 246, doc. 221.

158 Poema “VIVA MEDINACELI”. AHNOB, Fernán Núñez, caja 1562, doc. 2 (2). 159 En la carta remitida por Pedro de Granada, residente en Madrid, a su hermano

Juan de Granada, caballero de Santiago y vecino de Granada, le expresa la opinión de que “son demonios estos hombres de pluma que todo lo hacen maliciosamen-te... que esta el mundo terrible que con nadie se puede tratar” (1631). AHNOB, Al-tamira, caja 2, doc. 165.

160 AHNOB. Osuna, ct., 389, doc. 2. 161 Baena, caja 395, doc. 614.

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taca la afición cinegética de nuestra nobleza162, cuando no a la tauroma-quia163.

El intercambio de regalos es una constante, como acreditan las epístolas. Entre otras muchas nuevas, Pedro de la Barrera advierte a Diego de Aponte del envío para doña Leonor de una remesa de chocolate y 130 bollos (1682)164. Unos presentes que suelen ser más habituales por Navidad165, cuando ya en el siglo XVIII lo normal es entregar aceite o turrón166. Asimis-mo, entre la correspondencia nobiliaria y cortesana también se puede do-cumentar el tráfico de animales exóticos, siendo relativamente frecuentes los regalos de loros167 y papagayos168, u otras mascotas para nobles, parien-tes o príncipes169. No olvidemos que los intereses de la aristocracia pueden

162 Ochenta y tres cartas del marqués de Escotti al duque de Béjar sobre asuntos

relativos a la administración de los estados de la caza; adjuntan minutas sobre ca-za o montería (1725 y 1743). AHNOB, Osuna, ct. 231, doc. 28.

163 Carta de la marquesa de Buenavista a la duquesa-consorte de Osuna para que su esposo fuese el padrino de alternativa de su hijo sordomudo José Valentín de Li-ñan en el rejón de toros y que el torero Pepe Hillo estuviese a su lado (1789). AHNOB, Osuna, ct. 394, doc. 7.

164 AHNOB, Ovando, caja 7, doc. 524. 165 Dos cartas enviadas desde Murcia por Martín Molina a Juan de Dios de Silva

Mendoza Haro, X duque del Infantado, comunicándole que le ha enviado una carga de granadas, y que tiene previsto mandarle otra de pasas, cazuelas de turrón y moreras de buena calidad, y previniéndole cuando lleguen algunos plantones ne-cesitaría de alguien que los cuidase (1701-1702). AHNOB, Osuna, ct. 157, docs. 18-19.

166 AHNOB, Altamira, caja 3, doc. 174. 167 Correspondencia de cortesía remitida por José Rodríguez a su primo Lorenzo

Rodríguez por Pascuas donde le desea una feliz navidad y le informa del envío de un loro a su casa (1770). Toledo, AHNOB, Osuna, caja 1640, doc. 134.

168 Carta de Francisco Pimentel, pidiendo una carta de recomendación de Carlos II del Rey para su sobrino Sebastián Veiga Cabral, que debía presentarse al Gober-nador de Buenos Aires, y sobre envío de un papagayo (1697). Toledo, AHNOB, Osuna, ct. 544(bis), doc. 87.

169 En 1600, el marqués de Velada escribía a la camarera mayor de la infanta Isabel Clara Eugenia informándole del cuidado con que había ordenado el envío de di-versos objetos suntuarios y animales exóticos, entre ellos, chovas (¿parlantes?), gatos, monos y papagayos. Los regalos fueron continuos hasta que, en 1614, la Ca-sa de Velada logró la ansiada dignidad de Grandeza de España. S. MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, “Significación y trascendencia del género epistolar en la política cor-tesana: la correspondencia inédita entre la Infanta Isabel Clara Eugenia y el Mar-qués de Velada”, Hispania, 64/217 (2004), pp. 467-514, en concreto p. 485.

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tener alcance planetario, al enmarcarse en un imperio de dimensiones colo-sales170.

Por lo demás, podemos rastrear noticias sobre mal funcionamiento de la estafeta y los correos por los motivos más dispares: lluvias torrenciales171, asaltos de bandoleros172 o meras diferencias con el correo mayor173.

En suma, en un contexto tan fértil en cambios y permanencias, la dimen-sión epistolar de los nobles de toda índole y condición destaca con fuerza propia. Unas familias de poder imbuidas del espíritu de la cultura escrita que utilizan la correspondencia para fortalecer los lazos familiares, gobernar sus Estados y gestionar sus haciendas, cimentar alianzas con otros grupos de poder y desempeñar los empleos que les concede el rey, logrando reconoci-miento estamental y reconocerse a sí mismo como elite dirigente.

APÉNDICE DOCUMENTAL

1 CARTA LITERARIA Letra para don Pedro Girón, en la cual el auctor toca la manera del escribir antiguo. [A. de GUEVARA, Libro primero de las epístolas familiares (1543), J. M. de COSSÍO (ed.), Madrid, 1950].

170 Carta de Gaspar de la Cerda, conde de Galve y virrey de Nueva España, a su her-

mano mayor, Gregorio de Silva Mendoza, IX duque del Infantado, contiene nume-rosas noticias sobre Extremo Oriente y Filipinas y adjunta memoriales remitidos por los misioneros franciscanos y jesuitas desde China y Siam (1688-1690). AHNOB, Osuna, ct. 55, docs. 16 (1-6). En otras misivas se trasluce el interés de la familia por poner topónimos propios de su linaje a ríos, accidentes geográficos o lugares; sin duda un modo de perpetuar su memoria en los confines de la América española.

171 Carta remitida desde Madrid por Francisco Gómez de Bustamante a Félix Montes lamentando la ausencia de correo por las muchas lluvias (1751). AHNOB, Altami-ra, caja 3, doc. 174.

172 En una misiva escrita por Felipe de Izco de Quincoces al duque de Gandía se dice que “al correo de Andaluzia an robado y no han llegado cartas” (1660) [AHNOB, Osuna, ct. 20, doc. 31]. Lustros más tarde, en una carta de Dionis Ros y Castelví se informa que se había desvalijado la estafeta: “en este correo an venido las cartas a pedaços por haver desvalijado la estafeta unos enmascarados entre la venta de Buñol y las Cabrillas y solo he visto el pliego con las cartas de Vuesa Excelencia y aunque desecho y abierto las cartas, que creo que a todos abra sucedido lo mes-mo” (1690) [AHNOB, Osuna, ct. 88, d. 7].

173 Carta de Manuel Granados a Diego de Aponte y Zúñiga comunicándole haber tenido diferencias con el Correo mayor, por lo que se le han atrasado las cartas (1683). AHNOB, Ovando, caja 7, doc. 576.

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Villoria, vuestro solicitador y criado, me fue una carta suya aquí en Bur-gos, escripta en Osuna a veinte y cuatro de agosto, la cual, aunque partió de allá por agosto, llegó acá a quince de noviembre; de manera que vuestras cartas, señor, son tan cuerdas y tan bien proveídas, que antes que salgan de su tierra dexan ya hecho el agosto y vendimia...

Mucho menos camino hay de Osuna a Burgos que hay de Roma a Cons-tantinopla, y tenía mandado el emperador Augusto a todos los visorreyes suyos que en Oriente residían que si dentro de veinte días no rescebían la carta que él les había escripto, que no la diesen por rescebida, aunque des-pués la rescibiesen, diciendo que después podía haber sucedido en Roma alguna cosa, la cual se había de proveer en contrario de lo que había proveí-do en la primera carta...

Aunque me den muchas cartas juntas, luego conozco entre todas las su-yas, las cuales vienen ahajadas como lienço, rancias como tocino, apolilladas como ropa, sucias como jubón y, lo que más es de todo, que para abrirlas y leerlas no es menester fuerça ni hay necesidad de rasgarlas, porque las de-más vienen ya todas quebradas y los sellos hechos pedaços.

Si el ayo que tuvisteis en la niñez no os enseñó mejor a vivir que el maestro que tuvisteis en la escuela autoridad, en tanta desgracia de Dios caerá vuestra vida como en la mía ha caído su mala letra, porque le hago saber, si no lo sabe, que querría más construir cifras que no leer sus cartas...

He querido, Señor, contaros estas antigüedades para ver esta vuestra carta si fue escripta con cuchillos, o con hierros, o con pinceles, o con los dedos, porque, según ella, vino tan inteligible, no es posible menos, sino que se escribió con caña cortada, o con cañón por cortar. Sabed, Señor, que las condiciones de vuestra carta eran ser el papel grueso; la tinta, blanca, los renglones, tuertos, las letras, trastrocadas, y las razones borradas; de mane-ra que vos, Señor, la escrebistes (sic) a la Luna, o algún niño que era apren-diz en la escuela. Ya que la carta venía vieja, abierta, sudada, desollada y bo-rrada, es verdad que era corta de razones y abreviada en renglones, no por cierto, sino que a no tener nada escripto, tenía dos pliegos y medio; por ma-nera que, cuando la vi, pensé que era alguna monitoria con que me citaban, y no carta que me escrebían. Las letras de vuestra mano escriptas no sé para qué se cierran, y menos para qué se sellan, porque hablando la verdad, por más seguro tengo yo a vuestra carta abierta que no a vuestra plata cerrada, pues a lo uno no le bastan candados, y a lo otro le sobran los sellos.

Yo le di a leer vuestra carta a Pedro Coronel para ver si venía en hebrai-co; díla al maestro Prexamo, para que me dijese si estaba en caldeo; mostréla a Hameth Abducarin, para ver si venía en arábigo; dísela también al Sículo, para que viese si aquel estilo era griego; embiésela al maestro Salaya, para saber si era cosa de astrología; finalmente, la mostré a los alemanes, flamen-

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cos, italianos, ingleses, escocianos y franceses, los cuales todos me dicen que o es carta de burla o escriptura encantada. Como me dixeron muchos que no era posible sino que era carta encantada o endemoniada, determinéme de enviarla al gran nigromántico Johannes de Barbota, rogándole mucho que la leyese o la conjurase; el cual me tornó a autorizar y avisar que él había la carta conjurado, y aun metídola en cerco, y lo que alcanzaba en este caso era que la carta, sin duda ninguna, no tenía espíritus, mas que me avisaba que el que la escribió debía estar espiritado. Por lo que os quiero y por lo que os debo os aviso y ruego, Señor, de que aquí adelante toméis estilo de mejorar la letra...

De esta Corte de César muy poco hay, señor, que escribir, aunque mucho que murmurar. Lo que agora más nuevo hay es muchos títulos de duques, de marqueses, de condes, y vizcondes, que el emperador nuestro señor ha dado a muchos de sus reinos, los cuales los merescen muy bien por la autoridad de sus personas y por la antigüedad de sus casas. Si me preguntáis, señor, de las rentas que tienen, y de las tierras y señoríos que poseen, en esto no me entremeto ni oso poner la mano, aunque es verdad que algunos destos seño-res tienen tan estrechos Estados, que si como son suyos fuesen de frailes hierónimos, los ternían de tapias cercados.

El Señor sea en su guarda y a mí dé gracia para que le sirva. De Burgos, a XV de septiembre de MDXXIII.

2 CARTA SATÍRICA Carta satírica en poder de un noble toledano (siglo XVIII). Archivo Condal de Cedillo, caja 99, doc. 15.

Nos el doctor don Rebuznan Sánchez Zurriaga y Polbadera chantre de Baciamadrid, canonigo del Campillo de Altobuey y juez y vicario general visitador de yunmundicias por la Santa Sede de la Aloxa por el indulgentisi-mo señor cardenal Chinchón, obispo de Cascandil en el Reyno de Monipodio etc., a los sacristanes, monazillos, campaneros y relojeros y otros quales-quieres nuestros subditos, estantes y asistentes en la villa de Quisvelqui, a quien Dios nuestro señor anule, trasquile, alquile y aniquile los dias de la vida. Salud y buen tiempo, salbante çarna y lo demas a ellos anexos y perte-cientes. Saved que ante mi presente el reverendo Don Jervazio Tronedo Es-tupendino y Calabaças quexandose de Malagón y rascandose de peor estre-meçiendose, mudado de color, haziendo los bisajes acostumbrados, diciendo que no save quien y quales personas, con poco temor de las Guerras de Flandes, y sin atender a los daños y gran juicio de sus animas y conciencias entraron en sus casas cantana las tres anades madre a buen conpas arrojan-do rayos de niebe y copos de fuego en abitos de cobuxadas y con rapio y ca-

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pio y su buena diligencia, mirando a la utilidad y provecho que dellos se se-quia y no daño que dello resultava y con depravado animo y a cuestas con mal travajo le an llevado de sus casas mui gran cantidad de vienes raizes y alguna cantidad de muebles, como son vino y aceite en polbos, siete talegui-llas de leche de pulgas, la echura de un brocal de un pozo, moldes de hazer chimeneas francesas, una funda de un campanario, una saya de roble arrado en barro colorado guarnecida al través con uñas de cavallo, ducientas ollas y pucheros, quince colchones de lana de ranas, una cama de paja de zenteno // con sus blaustres de manteca de vacas y sus colgaduras de raiz de yedra, unos calzones de concha de galapago, tres candiles sin candilejas ni garavato al uso, un bufete de conchas de lombrizes con sus pies de lo mismo, un velon de marfil de la tierra traydo de Medelli[n] (sic), una g[u]itarra sin ninguna cuerda ni clavija en que proseguian los estudios de su catedra y otras cosas que por la proligidad no ban declaradas y porque las personas que las tienen yncubren hazen muy buen de tenerla nos pidio mandasemos dar esta nues-tra carta os mando que en vuestra juridicion a puerta zerrada, aviendose tocado primer a maytines para que no pueda pretender ignorancia so pena de miedo de culo perdido para los pobres de la carçel leays y hagais leer lo susdicho, para que no vuelvan ni restituyan nada dello, agora ni en ningun tiempo en tres dias de fiesta diferentes y si todavia endurecidos en su decla-rada intencion ymitando la dureza de panfarron, no pareçiesen ante nos los avemos por amaterizados (sic) con la maldiçiones siguientes: huidos se vean de sus mugeres, no tengan suegro ni suegra despues de cobrado el dote, sus hijos se bean gordos y suçios, jugando de puerta en puerta, no coman sino quando tuvieran que y buena gana, guerfanos se vean lo que no tuvieren padres, la tierra los sustente vivos, la maldiçion de la zorra modorra les caiga quando beben mucho vino y la de aquellos siete cavalleros que nunca les falto nada venditos sean de Dios y de su Madre y les alcance la maldicion de las cinco villas Ornachos y Ornachuelos y las demas. Fecha en Cascandil era de caniculares año de quatro diezes y medio, entregallos a medianoche.

Por su mandado el licenciado Chaz Barra notario (rúbrica) El chantre de Baciamadrid

(rúbrica).

3 CARTA FAMILIAR Los espacios de sociabilidad de las damas de la aristocracia madrileña. AHNOB, Baena, caja 251, doc. 206.

+ Madrid, 11 de febrero de 1765.

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Amada y querida hermanita de mi vida. Recibo la tuya, celebro tu salud y la de mi hermano, al que paras mis memorias como a tu familia, la mia, Joa-quin y los niños se orecen a tus padres. Estos cada día se acuerdan más de ti, se han puesto mui gorditos, y Antonio brinca y salta con más firmeza que antes. Yo quedo buena aunque por las tardes se me desazona algo el estó-mago y ni a esta hora ni por la mañana puedo tomar chocolate, porque se me azeda, pero como aun no e cumplido el 21 no se me puede hacer nada. El jueves salí a misa a las Capuchinas y por la tarde fui en casa de Aguirre, que nos dio una merienda mui buena. Estuvimos la de Granada y su hija la de Fuenteelsol y las chicas de Coruña, la de Ablitas, la de Velgida y la de Torre-jon. La de Populi no fue por estar sangrada. De hombres estuvieron Torre-jon, Fuenteelsol, Villahermosa, Almodovar, Antonio de Silba y su hijo Don Antonio Ydiaquez, el chico de Granada y Joaquin. Lo pasamos mui bien, pero yo me vine a las nueve como era primera // salida. Madre no quiso ir y se fue a hacer compañía a la de Populi. La de Torrejon me dijo contemplaba lo dis-gustados que estarían Villahermosa y Almodobar con un concurso tan de la Vieja Cocina.

En casa de la viuda de Miconi el pintor se hecho una comedia que dicen a salido mui buena y an ido a verla barias señoras. La de Grimaldo a hecho la de Duelos de Amor y Lealtad. Me a asegurado, quien lo entiende, que no se puede hacer mejor sainetes y todo mui bueno. El Viernes ay en casa de Este-pa la del Mayor monstru[o] de los Cielos. Esta la vere yo con lo que finalizara mi carnaval, pues aunque todos los días de la semana los tiene ocupados, yo no tengo mas que el martes en Casa de Osuna y esos boi poco rato como no bealos. Ayer ubo un gran bayle y cena en casa del Embajador de Francia. No sé las que estuvieron, aunque me an dicho se entresacaba para el convite de los a los buenos mozos. Los lunes ay música y bayle en casa de Ynglaterra, aunque de mujeres no ban mas que la de Fuentes, la de Medinaceli y las de Olavide, que ahora ha venido otra hermana de la de Gracia mui petrimetra. Los martes en casa de Osuna, los miércoles en casa de Olavide, los jueves casa de Santiago // los viernes casa de Mendoza, los sábados casa Oyos, casa de Jusein y casa del embajador de Venecia. Esta ultima solo ay academia, y no es el convite general, siendo yo de las excluidas. Las demás casas son para todo el Mundo. La de Osuna fue en persona a convidar a las hijas del Virrey, que no eran sus visitas para conversación en la que estuve el martes pasado. Esto es todo lo que sé, e lugar para no estar en nada no Joaquin tampoco. Es bastante lo de la Loteria y cosas serias las escribe madre, la que esta mejor de su augsio (sic) aunque no del todo libre.

Celebro te diviertas, deseo continues y que me mandes, pues te desea servir tu hermana que te ama fina.

María Josefa (rúbrica)

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Tabara esta sacramentado, generalmente comparece. Me alegro que los abanicos ayan sido de tu gusto.

Me acaba de convidar la de Grimaldo para su comedia con que boi y el que viene te dire.

Mi querida hermanita. Al dorso: “Para mi hermana”.

4 CARTA DE AVISO Copia de la carta de Antonio Castañón al marqués de Guevara sobre sucesos chuscos de la Corte (1767). AHNOB, Villena, caja 11, doc. 19.

Excelentisimo Señor: Sería no corresponder como debo al encargo de vuesa excelencia a satis-

facer su deseo de novedades que repetiría los avisos si mis altas ocupaciones de chevalier del industrie me lo permitiesen, y asi empiezo con una mui par-ticular para que vuesa excelencia la ponga en la Colección de los Casos raros acaecida en esta Corte en estos días que por un zirujano que vive en la Caba Vaxa ha serrado dos cuernecitos, a un caballero o persona que se dize natu-ral de Murcia que tenia detrás de las orejas cada una el suio de dos pulgadas de largo acaracolados y medio dedo de ancho en punta roma, y su calidad de asta de ciervo los quales he visto oy en una caxita de madera en un oficio de escribano del numero para hacer información de los testigos que presentes estubieron presentes a la operacion y presentarlos al Protomedicato con este documento feaciente. Resta saber si creceran otros de la misma perso-na; y aunque novedad en este pays no la tengo por agrado; pero cumplo con el encargo. Otra ocurre tambien del dia, y es la de que no habiendose queri-do casar uno que tiene el apellido de Zorraquin por suma desconfianza en esta Corte, y respondia que por que todas las mujeres heran p[utas] lo hizo por poderes en La Rioja según dicen; y habiendo venido la nobia a su casa a los 49 dias sintiéndose con una especie de congoja llamaron apresurada-mente al medico que venido este tomando el pulso a la paciente mirandola el rostro, y a los circunstantes dixo que llamen al comadrón que esta señora va a Paris, y con efecto a corto rato escupio un bello muchacho que alborotó con su canto la casa y mas los oidos de su dueño, al que compuso las dos siguientes quartetas uno de los circunstantes.

Esta esposa Zorraquin La mas discreta mujer porque te ha dado a entender hay mas putas que en Madrid

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RÍOS DE TINTA. LAS CARTAS DE LA NOBLEZA ESPAÑOLA DURANTE LA MODERNIDAD

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De que ella te es fiel no dudes ni tengas algún recelo ¿que este es castigo del Cielo para que la lengua mude? Se advierte que al sujeto que le han cortado los cuernos tiene 67 años. El Señor Miranda de Auta y Don Martín de Michelena están buenos co-

rriendo sus carabanas por las tardes de las Tullerias al Prado, y del Prado a las Tullerias pasando sus revistas como comisarios de guerra perfectos, al-borotando y a que no con ruido con la vista a las matildes cojitas y vecinitas, y me persuado que si vuesa Excelencia no viene a enmendar esto va de mala calidad. Sin exemplar me ha hecho poner un peso duro al Señor Miranda de Auta en la Loteria. Se pasan las noches alegremente mientras que Don Igna-cio escribe cartas a este sitio, que lo haze mas que el Tostado y es imposible que no meta mas bromas en ellas; que también es buen congregante por que para mi inteligencia esta formando allá ydeas mientras havia de dormir.

Ofrezcome a los pies de Vuesa Excelencia, deseando me enplee en su ob-sequio y que nuestro Señor dilate su vida muchos años.

Madrid, 26 de mayo de 1767. Beso las manos de vuesa Excelencia su mas afecto y seguro servidor. An-

tonio Castaño. Visto bueno. Pedro Ramirez. Excelentisimo Señor Marques de Guevara.

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