Rómula y

Remo

Hace muchos, muchos años, en un país muy muy lejano llamado Alba Longa, vivía el rey Numitor junto a su hija Rea Silvia.

Un día que estaba Rea Silvia sentada en el bosque, pasó por allí Marte, el dios de la guerra que se enamoró de ella y decidió dejarla embarazada.

Pero en el reino, también vivía el hermano del rey Numitor, que estaba muy celoso de él porque quería apoderarse del trono y por ello decidió derrocarlo.

Cuando pasaron unos meses, Rea Silvia dio a luz a dos gemelos, Rómula y Remo, pero cuando Amulio (el hermano del rey) se enteró, quiso matarlos para que no le quitaran el trono.

Para evitar que mataran a los gemelos, Rea Silvia, los metió en una canasta y los dejó en el río Tiber para que la corriente los arrastrara lejos del reino.

La canasta de los niños se quedó atascada en la orilla del río, junto al monte Palatino. Cerca de allí, en una cueva, vivía una loba llamada Luperca. Esa tarde mientras Luperca paseaba escuchó como los pequeños lloraban detrás de unos matorrales y decidió amantarlos y llevarlos a su cueva para protegerlos y que crecieran junto a ella y se convirtieran en hombres fuertes y sanos.

Próximo a la cueva, vivía el pastor Faustulo que un día encontró a los niños en la cueva y los llevó a su casa para que siguieran creciendo junto a él y a su esposa. Los gemelos se hicieron grandes y fuertes, y pasaban los días cuidando del rebaño junto a Faustulo.

Cuando se convirtieron en adultos, el pastor les contó su verdadera historia, y como Amulio, había derrocado a Numitor (que era el

abuelo de los gemelos). Rómula y Remo decidieron matar a Amulio, para que su abuelo volviera a ocupar el trono

y fuera de nuevo el rey.

Tras pasar un tiempo con su abuelo en su castillo, los hermanos decidieron fundar una nueva ciudad, justo en el lugar donde los había encontrado Luperca. Pero no sabían el lugar exacto donde empezar a construirla, ni cuál de los dos seria el rey de la nueva ciudad. Cada uno de los hermanos subió a una colina cercana a la cueva de la loba para buscar alguna señal sobre quien debía ser el rey. Remo vio seis buitres volando su colina, y Rómula doce, por lo que pensaron que Rómula era el elegido.

Rómula comenzó a construir la muralla de su ciudad, pero Remo como estaba celoso de él por haber sido el elegido, empezó a burlarse de su hermano. Rómula se

enfadó mucho, cogió su espada y mató a Remo.

Pero Rómula no era feliz porque echaba de menos a Remo, y por ello terminó de construir su ciudad y le

puso de nombre Roma en honor a su hermano.