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Romanutti, María Victoria - Tutoría Bahía Blanca TP 2 – Teoría de las Relaciones Internacionales – Prof. Lic. Martín A. Rodríguez El Realismo Especial referencia al realismo sociológico de Raymond Aron Introducción Las Relaciones Internacionales surgieron de una guerra desastrosa, y el propósito que inspiraba a los pioneros de esta nueva ciencia era impedir que se repita. Esto impulsó el estudio de las relaciones internacionales, con una fuerza y generalidad inéditas en la historia de la Humanidad, que se centró casi exclusivamente en la guerra y las causas que las desencadenan. Tan ambiciosos objetivos requerían de la creación de una disciplina que oriente la investigación, que permita alcanzar la eficacia en el abordaje intelectual de una realidad que, por extremadamente compleja, cada vez se hacía más difícil de aprehender. La evolución teórica de las Relaciones Internacionales se ha visto marcada por “Grandes Debates”, los cuales registran la lucha, la confrontación, entre las teorías emergentes con las teorías dominantes. El primero de esos “Grandes Debates” sucedió en la década del ´30, y confrontó a la corriente dominante utópica o idealista con la emergente corriente del realismo. A grandes rasgos podemos decir que el realismo es una cosmovisión de la realidad que, en lo que nos atine, parte de encontrarle el sentido a las relaciones internacionales en base a las relaciones de poder. La imagen del mundo que transmite el realismo es de anarquismo, de “estado de naturaleza” en el sentido descripto por Hobbes, en el que el conflicto entre los Estados es condición permanente y el predominio de uno sobre otros se rige por la simple “ley del más fuerte”. En este sentido, uno de los principales exponentes del realismo, Morgenthau, explicaba el comportamiento del Estado-Nación sobre la base del interés nacional, definido en términos de poder, como el objetivo normal perseguido por los gobiernos cuando era posible. 1

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Romanutti, María Victoria - Tutoría Bahía BlancaTP 2 – Teoría de las Relaciones Internacionales – Prof. Lic. Martín A. Rodríguez

El Realismo

Especial referencia al realismo sociológico de Raymond

Aron

Introducción

Las Relaciones Internacionales surgieron de una guerra desastrosa, y el propósito que inspiraba a los pioneros de esta nueva ciencia era impedir que se repita. Esto impulsó el estudio de las relaciones internacionales, con una fuerza y generalidad inéditas en la historia de la Humanidad, que se centró casi exclusivamente en la guerra y las causas que las desencadenan. Tan ambiciosos objetivos requerían de la creación de una disciplina que oriente la investigación, que permita alcanzar la eficacia en el abordaje intelectual de una realidad que, por extremadamente compleja, cada vez se hacía más difícil de aprehender.La evolución teórica de las Relaciones Internacionales se ha visto marcada por “Grandes Debates”, los cuales registran la lucha, la confrontación, entre las teorías emergentes con las teorías dominantes. El primero de esos “Grandes Debates” sucedió en la década del ´30, y confrontó a la corriente dominante utópica o idealista con la emergente corriente del realismo.A grandes rasgos podemos decir que el realismo es una cosmovisión de la realidad que, en lo que nos atine, parte de encontrarle el sentido a las relaciones internacionales en base a las relaciones de poder. La imagen del mundo que transmite el realismo es de anarquismo, de “estado de naturaleza” en el sentido descripto por Hobbes, en el que el conflicto entre los Estados es condición permanente y el predominio de uno sobre otros se rige por la simple “ley del más fuerte”. En este sentido, uno de los principales exponentes del realismo, Morgenthau, explicaba el comportamiento del Estado-Nación sobre la base del interés nacional, definido en términos de poder, como el objetivo normal perseguido por los gobiernos cuando era posible.

En este trabajo me propongo analizar los alcances de la cosmovisión realista en las Relaciones Internacionales en general, haciendo un repaso de sus antecedentes, postulados básicos y principales exponentes, para finalmente detenerme en uno de sus referentes, Raymond Aron, cuya particular teoría realista en el marco de esta cosmovisión ha llevado a que se denomine al conjunto teórico por él legado como “realismo sociológico”, distinguiéndose así su teoría de las demás vertidas en este primer Gran Debate.

Antecedentes

El realismo tiene como antecedentes más antiguos a Tucídides, Maquiavelo y Hobbes1, y más contemporáneamente a Max Weber.

En la obra “Historia de la Guerra del Peloponeso”, relato de Tucídides acerca de esta Guerra entre Atenas y Esparta, el autor, partiendo de una concepción pesimista y belicosa del hombre, concluye en que los Estados acumulan poder para lograr su fin principal de imponerse sobre los demás para sobrevivir, por lo que la cooperación sólo se daría si conviene

1 Ver Módulo de la materia: Teoría de las Relaciones Internacionales, vol. 1. Cátedra de la carrera de Lic. en Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta, año 2011, pág. 145.

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a los propios intereses2. Siendo toda una novedad para la época, en lugar de atribuir el devenir histórico a la fatalidad o al designio de los dioses, lo deriva de las causas naturales y de la conducta del hombre3.

Posteriormente Hobbes (s. VIII), en su obra “El Leviathán”, extendería su concepción de “estado de naturaleza”, estado de convivencia humana anárquica y conflictiva, en donde el “hombre es lobo del hombre” y no existe organización política alguna que controle dicha coexistencia entre hombres egoístas por naturaleza y codiciosos de poder para garantizar la propia sobrevivencia, a la Sociedad Internacional. Encontrándose los Estados en tal estado primitivo de coexistencia, cobran en el sistema que los relaciona particular importancia las fuerzas que subyacen a la política.

Luego Maquiavelo (s. XVI), en su obra “El Príncipe”, también partiendo de una visión pesimista de la naturaleza humana, reduciría la política a la colisión de intereses y lucha por el poder. En esta magnífica obra, recopilación de consejos a Lorenzo de Médicis para su buen gobierno, Maquiavelo diferencia la moral del hombre común de aquélla que debe seguir quien tome las decisiones políticas de un Estado, diferencia que se justifica en las distintas responsabilidades asumidas, justificándose la acción política en los fines, en alcanzar los intereses que hacen a la grandeza del Estado, más allá de toda consideración moral desde la óptica del hombre común. Es decir, la buena o mala acción política, según Maquiavelo, no se mide por los medios, sino por los resultados, según contribuya a mantener o conquistar el poder y satisfaga los intereses del Estado.

Más contemporáneamente Max Weber (s. XIX – XX), siguiendo la visión maquiavélica, definirá a la política como lucha por el poder, y establecerá una diferencia entre la “ética de la convicción” que dirige a la acción que pretende ser “buena” en sí más allá de sus resultados, de la “ética de la responsabilidad”, que determinará a la acción en base a las consecuencias que se esperan de la misma. Decía Max Weber que “el político debe tener: amor apasionado por su causa; ética de su responsabilidad; mesura en sus actuaciones”4, pero esa ética de la responsabilidad más que verse definida por un culto al poder lo estaba por una aceptación de la realidad, la cual, por ello, debía ser comprendida.

Postulados básicos

Partiendo de los antecedentes antes mencionados, el realismo adquiere carta de ciudadanía en la disciplina científica de las Relaciones Internacionales a partir de la II Guerra Mundial, ante el rotundo fracaso de los postulados utópicos de las teorías liberales para comprender la realidad y, consecuentemente, prever y controlar los sucesos que se desencadenan.

Brevemente podemos señalar como postulados básicos de esta corriente de pensamiento, en la que se enmarcan las distintas teorías realistas (las “clásicas” o “atomistas”, como también las “neorrealistas” u “holísticas”), los siguientes:

2 Wikipedia. Enlace: http://es.wikipedia.org/wiki/Teoría_de_las_relaciones_internacionales3 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis. Realismo sistémico estructural. Hacia una teoría totalizadora de las relaciones internacionales. Reflexión Política, Vol. 10, Núm. 19, año 2008, pág. 9.4 Citas y Refranes.com. Enlace: http://www.citasyrefranes.com/famosas/autor/1891

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1) Naturaleza humana no innatamente buena la humanidad es mala, pecadora y busca el poder. El estadista debe adaptarse a este rasgo de la realidad, cual es la propensión humana a involucrarse en conflictos5.

2) Naturaleza humana constante, no perfectible la naturaleza del comportamiento humano, la cual ayuda a configurar la conducta internacional, es inmutable, o al menos no fácilmente alterable como sí sostenían los idealistas6.

3) La realidad es resultado de fuerzas que surgen de dicha naturaleza humana7 estas fuerzas son precisamente el objeto de estudio según el realismo, pero no con el fin de conocerlas para modificarlas, ya que son inmutables, sino pretendiendo conocerlas para actuar en consecuencia y dentro de las limitaciones que determinan.

4) Diferencias de intereses no hay una armonía de intereses esencial entre los Estados, como afirma la teoría idealista, sino que los mismos tienen intereses diversos, que frecuentemente son opuestos y generan situaciones de conflicto8. El papel que los intereses cumplen en esta cosmovisión de la realidad es crucial, ya que los mismos son, para los realistas, los que dirigen y condicionan la acción política concreta.

5) La política internacional es una lucha por el poder en un entorno anárquico9 mientras el interés es el “motor”, el poder es la “variable crítica”10. Los Estados, conviviendo en una Sociedad Internacional que se caracteriza por su anarquía, por la ausencia de una autoridad establecida por ellos que los despoje de sus amplias libertades resultantes de su soberanía (y en este sentido son todos iguales, como en el “estado de naturaleza” de Hobbes), procuran autoafirmarse a través del incremento de poder y de la conservación del ya adquirido, compitiendo por el mismo en una lucha donde todo medio es válido, y la única limitación es la prudencia que el mismo estado de cosas les impone para una mejor realización de sus intereses. El sistema no tiende hacia el bien común ni al orden, sino hacia los intereses de cada miembro, los cuales además son asimétricos11.

6) Los Estados son los agentes clave del sistema7) Las fuerzas que subyacen a la realidad le imprimen una lógica propia de

funcionamiento la estructura así determina al sistema, no siendo aquélla manipulable (o al menos no fácilmente). Esto lleva a los Estados a proceder a la acción en forma racional, intentando minimizar los costos y maximizar los beneficios, sea que ello implique mantener o modificar el status quo según el caso.

8) La teoría política se deriva de la práctica política y la experiencia histórica12.

Principales exponentes del realismo clásico

5 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. 1ra. Edición, Ed. Nuevo Hacer, Buenos Aires, Año 2003, pág. 92.6 Ibíd., pág. 92.7 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis. Realismo sistémico estructural. Hacia una teoría totalizadora de las relaciones internacionales. Cit. Ut supra, pág. 8.8 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, pág. 91.9 Ibíd., pág. 91.10 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis. Realismo sistémico estructural. Hacia una teoría totalizadora de las relaciones internacionales. Cit. Ut supra, pág. 9.11 Ibíd., pág. 11.12 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, pág. 93.

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La cosmovisión realista de las relaciones internacionales se ha arraigado con firmeza en la disciplina científica que nos ocupa, y ha proliferado en un sinnúmero de teorías, tanto en su primitiva concepción anatomista, que sólo se ocupa del Estado como actor trascendente del sistema, como en las posteriores versiones holísticas que, reimpulsando el realismo haciendo eco de las críticas que al mismo se dirigieron (por lo general confundiendo teoría con cosmovisión) incluyeron en el análisis a otros agentes internacionales, pero conservando los Estados carácter de preeminencia en los estudios. Dada tal proliferación, a continuación paso a hacer mención de sólo algunos de los teóricos de esta corriente en su versión clásica, cuyos aportes han asumido particular relevancia, para luego centrarme en la teoría de Raymond Aron, teoría realista anatomista que presenta rasgos particulares que permiten encuadrarla en lo que se ha dado en llamar “realismo sociológico”.

Un teórico realista que, dentro de esta cosmovisión, ha desarrollado una teoría que presenta características muy singulares es Reinhold Niebuhr. Teólogo protestante, hace partir su teoría de una concepción bíblica del hombre, el cual, al estar manchado por el pecado original, es capaz del mal. Destaca en el hombre una voluntad de vida, consistente en negar su finitud y pretender ser Dios, lo que se traduce en una voluntad de poder que se debe a razones que exceden el mero aseguramiento de la supervivencia física. Ello hace que el conflicto de los hombres con sus semejantes se torne algo totalmente natural.Niebuhr además señala que esa voluntad de poder se comunica y magnifica cuando de grupos se trata, debido a que aquí se pierde la individualidad y se gana en anonimato, por lo que mientras mayor sea el grupo, mayores serán los conflictos y la violencia en su seno.Propone atemperar el realismo con la moral, y en este sentido considera al equilibrio de poder como un medio organizativo que es, al menos en apariencia, justo13.

Otro teórico realista de gran relevancia es Nicholas Spykman, para quien el equilibrio de poder es elemento esencial del sistema internacional, aunque el mismo es dinámico e inestable por naturaleza.Spykman detectaba en todo agrupamiento social, entre ellos el sistema internacional, procesos diversos, como la cooperación y la oposición. Esta diversidad se debe en que el poder no es cuantitativamente el mismo para todos los Estados, y mientras algunos existirán porque son fuertes, es decir, por propio poder, otros necesitarán para subsistir someterse a la protección de otro Estado; en definitiva, preservar o mejorar la situación, el statu quo, será el objetivo primordial de los Estados. En esta dinámica el conflicto se torna algo, como también lo era para Niebuhr, totalmente natural14.

Importantes han sido también los aportes de George Kennan a la teoría realista. En cuanto a la naturaleza humana, Kennan parte de calificarla de irracional, egoísta, violenta y obstinada.Se puede discernir de su teoría el planteo de una doble moral, del mismo modo en que Maquiavelo lo hacía: el comportamiento del Estado en el nivel internacional no puede medirse con la misma vara con la que se evalúa el comportamiento humano, pues los patrones morales que rigen una y otra conducta son distintos, ya que la conducta en sí lo es. Pero, a diferencia de Maquiavelo, justifica esta diferenciación sólo en la conducta del gobernante a nivel internacional, no así a nivel interno. Advierte incluso Kennan el peligro que acarrea introducir concepciones morales en los asuntos internacionales, pues si un Estado considera a

13 Ibíd., págs. 103-104.14 Ibíd., págs. 105-106

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sus propios fines morales y a todos aquéllos otros que se les opongan inmorales, se vería justificado el perseguir objetivos nacionales ilimitados, recurrir a la guerra total y sólo admitir como punto final del conflicto la rendición incondicional, sin posibilidad de negociarse la paz con aquél que, por estar fuera de toda moral, no admite ser tratado como un igual15 (estos postulados de Kennan son de total actualidad si tenemos en cuenta las características de muchas de la guerras de los últimos años, que asumen un carácter más bien “penal”, donde un grupo reducido de Estados, adoptando un papel de “policía” de la Comunidad Internacional persiguen a aquellos que se oponen a lo que es “bueno y civilizado”, según sus propias concepciones, y no considerándolo un igual sino un “criminal” debe ser extirpado de la Sociedad Internacional, no admitiéndose negociación alguna con él).

Finalmente, se destaca en el realismo la teoría de Hans Morgenthau.En primer lugar este autor sostiene que la naturaleza humana determina un conjunto de reglas que rigen las relaciones políticas, y dado que la naturaleza humana es inmutable, dichas reglas que de ella se derivan también lo son. La única forma de mejorar la sociedad es entender esas reglas, y adaptar las decisiones a lo determinado por tal entendimiento. Este conocimiento debía basarse, para Morgenthau, en un análisis de las acciones políticas y sus consecuencias a través de la historia.Por otra parte, este teórico sostiene que los Estados actúan por “interés definido como poder”, lo que le da a la acción política carácter de continuidad y de unidad. El interés nacional como esencia de la política es para Morgenthau una constante, que se da respecto de cualquier Estado – Nación y en cualquier tiempo, aunque en cuanto a su contenido dicho interés varíe. Pero, asimismo, distingue un interés como meta mínima de todo Estado: su supervivencia.En cuanto a la relación de la moral con la acción política (entendida ésta en abstracto), Morgenthau la descarta, en términos similares a los que luego seguirá Kennan, según lo ya analizado.A los ya típicos tipos de política como tendientes a la adquisición de poder y a la conservación del mismo, Morgenthau añade uno más: la política, interna o exterior, tendiente a la demostración del poder.Pero no sólo la búsqueda de poder fue objeto de su estudio, sino también las condiciones para la paz internacional. Luego de analizar la experiencia histórica, concluye que sólo el equilibrio de poder, y sustancialmente el consenso internacional en que aquél se sustente, posibilitan la preservación de la paz internacional16.Estos principios del realismo enunciados por Morgenthau afirman la existencia de leyes objetivas e inmutables, que derivan de la naturaleza humana, y que gobiernan la política y la sociedad.

Se resume todo lo hasta aquí expuesto en el siguiente mapa conceptual, para después sí, ya presentado el marco general de la cosmovisión realista de las relaciones internacionales y algunas de las teorías desarrolladas por sus pares, entrar a tratar la teoría en concreto de Raymond Aron en el próximo apartado.

15 Ibíd., págs. 112-11316 Ibíd., págs. 106-110

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El realismo sociológico de Raymond Aron

Raymond Aron (1905 – 1983) fue un filósofo, sociólogo y comentarista político francés, autor de la famosa obra, entre otras, “Paz y Guerra entre las Naciones”.Que Aron encuadra en los teóricos realistas y que rechaza las visiones idealistas no quepa dudas, y así él mismo diría en sus Memorias que “había entendido y aceptado la política tal y como es (…) Pensar en la política es pensar en los actores de la misma, es decir, analizar sus decisiones, sus fines, sus medios, su universo mental”17.

Como explica Dougherty, el análisis que Aron encara de las relaciones internacionales se da en cuatro niveles: teoría, sociología, historia y praxiología.El nivel de la teoría consiste, según Aron, en el “ordenamiento de datos, la selección de problemas y variables”, y en cuanto a su relación con el nivel de la sociología, expresa que mientras la teoría permite conocer los “fenómenos-efecto”, desde el nivel de la sociología se analizan los “fenómenos-causa”, es decir, los determinantes. Desde el nivel sociológico es posible entonces analizar la causalidad del comportamiento internacional.En el nivel de la historia, luego, Aron pretendía vincular estos dos niveles previos con el sistema internacional desde 1945, interpretando “su” realidad.Finalmente, desde el nivel de la praxiología, Raymond Aron analiza cuáles deberían ser las metas de los Estados, y cómo debería ser la conducción internacional para alcanzarlas18.

El legado de Aron para la teoría de las relaciones internacionales es muy importante, no sólo por su interesante interpretación de la realidad que contextualmente le tocó vivir, sino porque además elaboró un esquema de análisis aplicable para comprender nuestra época (ya tan distinta de aquélla de Aron), como cualquier otra19. Precisamente lo que Raymond Aron nos hereda es un método para estudiar los fenómenos políticos, despojado de prejuicios y esquemas ideológicos preconcebidos20. Su propia vida es consecuente con dicha forma de proceder para el estudio de la realidad, siempre lo suficientemente cerca de los decisores políticos para conocer la acción política, pero a la vez lo suficientemente distante para preservar la libertad que consideraba necesaria para el estudioso de política21.Importante es resaltar que si bien Aron se preocupa por desarrollar un método “objetivo” para abordar el objeto de estudio de la disciplina científica de las relaciones internacionales, bajo ningún aspecto pretende llegar con el mismo a la formulación de leyes universales, y en este sentido es un fervoroso crítico del positivismo.

Su concepto de “relaciones internacionales” es amplio, no sólo abarcando aquellas relaciones que vinculen a más de un Estado, sino refiriéndose a unidades políticas, concepto más general y comprensivo de entidades de existencia previa a la constitución histórica del Estado – Nación, como lo son las ciudades – Estado griegas. Lo que caracteriza a estas unidades políticas, y lo que hace que su vinculación se traduzca en “relaciones internacionales”, es su

17 Cit. en CAMPI, Alessandro. Raymond Aron y la tradición del realismo político. Material complementario publicado por la cátedra de Teoría de las Relaciones Internacionales de la carrera Lic. en Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta, págs. 73-74.18 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, pág. 126.19 Ver CAMPI, Alessandro. Raymond Aron y la tradición del realismo político. Cit. Ut supra, pág. 71.20 Ibíd., pág. 74.21 Ibíd., pág. 76.

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autonomía y la igualdad de la misma, en el sentido que cada una de ellas “reclama el derecho a hacer justicia por sus propias manos y a ser el único árbitro de la decisión de luchar o no luchar”. Esto conlleva a que cada unidad se relacione con las otras del modo que le dicten sus objetivos básicos: asegurar su seguridad, y en última instancia su supervivencia22. Como podemos apreciar, mucho hay en estos conceptos del “estado de naturaleza” hobbesiano.

Es interesante destacar que en la concepción de Aron la esencia de las relaciones internacionales no radica en una “lucha por el poder”, ya que si bien las mismas suelen estar marcadas por el conflicto, la esencia de la relación entre las naciones consiste precisamente en una alternativa entre la paz y la guerra, ya que toda colectividad presenta partes amigas, enemigas, neutrales e indiferentes, y el sistema internacional no es la excepción. Por lo demás, para Raymond Aron el poder no es para los Estados un fin en sí mismo, sino que cuando el mismo se persigue se lo hace en consideración a otras metas que se propone alcanzar por él23.

Interesante es también, en su teoría, la diferenciación de dos tipos de modelos de sistema internacional: uno homogéneo, que se da cuando los Estados obedecen a una misma concepción de la política, de modo que cuando los conflictos se susciten entre ellos se referirán al logro de metas dentro del sistema, pero sin cuestionarlo ni poner en juego su vigencia; en cambio, el sistema internacional es heterogéneo cuando los Estados están organizados según diferentes principios y apelan a valores contradictorios (característica de la Guerra Fría, realidad que a Aron le tocó interpretar), y en estos casos los conflictos que se suscitan se vinculan con el sistema mismo. Además, los sistemas internacionales admiten clasificarse en bipolares o multipolares, según que dos lugares de mucha fuerza hagan convergir en sí a la mayoría de las unidades políticas del sistema o que el sistema incluya varias unidades políticas de similar fuerza, respectivamente. Cada uno de estos sistemas a su vez tendrá, por sus particulares características, una ley de equilibrio de poder distinta24.

En lo que respecta a la paz, Aron señala que la misma puede presentarse en tres estados: paz por equilibrio, paz por imperio (unidades políticas menores superadas por las fuerzas de una unidad política que las absorbe), y entre aquéllas se distingue también la paz por hegemonía (una unidad política tiene una incontestable superioridad respecto de las demás unidades políticas a las que, si bien no intenta absorber, las mismas reconocen tal superioridad y su imposibilidad de modificar el statu quo).

Pero lo más interesante de la teoría de Raymond Aron es, sin duda, aquello que lo diferencia de los otros realistas “anatomistas”, los “clásicos”, a los cuales, por lo demás, Aron critica y se preocupa en marcar la distancia que con ellos lo separa.Lo que Aron critica de los “realistas clásicos” es proceder a una errónea interpretación de la realidad y de la historia, reduciendo la política al gobierno de la fuerza en estado puro, limitándose así a un registro de los hechos tal como se presentan, con lo que acaban en fin cayendo en un positivismo monótono y reduciendo la historia a lo meramente natural 25. De

22 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, pág. 126-127.23 Ibíd., pág. 127.24 Ibíd., pág. 127-128.25 Ver CAMPI, Alessandro. Raymond Aron y la tradición del realismo político. Cit. Ut supra, pág. 78.

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este modo, según la opinión de Aron, sus pares en el realismo, al mismo tiempo que critican la concepción idealista, inconscientemente siguen el ejemplo de aquellos a quienes se oponen, desarrollando también estos realistas clásicos teorías de carácter normativo de las relaciones internacionales26.A uno de los puntos que Aron se opone es del recurso a la historia por los realistas clásicos de un modo fatalista, seleccionando los hechos que indiquen que la conducta internacional de los Estados es siempre igual, inmutable, se repite una y otra vez. La política para Raymond Aron es acción, y la acción es siempre de carácter histórico y contingente, pero el verdadero realismo no es aquél que somete la conducta política a pautas genéricas de tipo histórico, sino el que ve en la política el arte de las decisiones sin retorno, una apuesta de futuro que se ignora (“fenómenos-efecto”), realizada a partir de una herencia histórica y de la certeza que cada comportamiento integra un movimiento histórico general27. Lo que Aron propone es, en definitiva, partir de los hechos sí, pero no significando ello rendirse ante ellos ni descuidar los fines que se persiguen28.Esto se relaciona con la fuerte vinculación de las teorías realistas clásicas con la disciplina científica de la historia, a la cual recurren para encontrar las tendencias de los comportamientos políticos, vínculo que para estos teóricos asume una forma de idolatría que Aron rechaza29. Es que Raymond Aron considera que “no existe una realidad histórica previa a la ciencia que simplemente hubiese que reproducir fielmente”30, y por ello al estudioso de la política no le sirve atarse a la experiencia histórica ciegamente, sino poder extraer de dicha disciplina la “conciencia histórica” que en parte determina e influye a la acción política31.

Además, Aron critica al realismo clásico, principalmente a la formulación de Morgenthau, la idea de interés nacional como una idea constante e inmutable, destacando, por el contrario, el importante papel que las ideologías ejercen en la conducta política, influenciándola y determinándola. A su vez, hace una precisión en cuanto a que no es la potencia, las fuerzas que subyacen a la realidad, las que determinan la acción política, sino más bien la prudencia, basada en una valoración de las contingencias, que bien puede consistir en un cálculo de fuerzas32. Así, Aron supera la reducción de la política a la simple lucha por conseguir y conservar el poder, y en este sentido nos dice que “es sin duda lucha entre individuos y grupos por acceder a los puestos de mando y repartirse unos bienes escasos, pero es además al mismo tiempo la búsqueda del orden equitativo”33.

Conclusiones

26 Ver DOUGHERTY, James E. y PFALTZGRAFF, Robert L. Teorías en pugna en las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, pág. 129-130.27 Ver CAMPI, Alessandro. Raymond Aron y la tradición del realismo político. Cit. Ut supra, pág. 80.28 Ibíd., pág. 81.29 Ibíd., pág. 91.30 Cit. en NOIRIEL, Gérard. Sobre la crisis de la historia. Disponible en: http://books.google.com31 Ver CAMPI, Alessandro. Raymond Aron y la tradición del realismo político. Cit. Ut supra, pág. 91-32 Ibíd., pág. 82.33 Ibíd., pág. 83.

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La cosmovisión realista se instaló en su momento en la disciplina de las relaciones internacionales, y rápidamente proliferó en estudios que, partiendo de sus postulados básicos en cuanto a cómo observar la realidad y encararla para interpretarla, varían entre sí en algunos puntos que hacen a la originalidad de cada teoría realista en este campo de estudios. Pero aquéllos postulados básicos señalan, en líneas generales, cuál es el objeto de estudio (las relaciones de poder, de fuerza), cuáles son los actores a observar (los Estados), cual es la causa primera (naturaleza humana) y última (intereses nacionales) que le dan dinámica al sistema, y de qué disciplinas el estudioso de las relaciones internacionales puede y debe valerse para comprender correctamente la realidad que aborda (principalmente historia y ciencia política).

Pero entre ellos, una teoría propone algo muy peculiar, y si bien hace suyos varios de aquéllos postulados básicos, propone un método de estudio que utiliza aquellas disciplinas de las que las relaciones internacionales se valen de un modo distinto, y entiende que las causas y los fines que determinan la acción política lejos de ser estáticos e inmutables presentan una dinámica propia que obliga a quien pretenda considerarse un “verdadero realista” a rever el modo de abordar la realidad, para no reproducir la modalidad de estudios típica de aquellos otros que todos los realistas unánimemente reniegan, los teóricos del idealismo. Esta teoría es la del llamado “realismo sociológico histórico” de Raymond Aron, que tratando de considerar la realidad internacional en forma global y omnicomprensiva, reconociendo los límites en cuanto a alcanzar una ciencia neutral, como señala Celestino del Arenal, pretende estudiar las relaciones internacionales en base a una investigación inductiva de las tendencias generales que se manifiestan a través de la historia34.

Más allá de lo rico de la teoría de Raymond Aron, la que sin duda en este trabajo no se pretende abarcar en su totalidad, lo que efectivamente se buscó destacar es este aporte original e importante a la disciplina científica de las relaciones internacionales, dándole al realismo como cosmovisión un nuevo impulso, enseñando una forma muy interesante de, partiendo de sus postulados básicos, entender la realidad internacional que es cada vez más compleja.Espero, en definitiva, haber podido cumplir con estas líneas dicho cometido.

María Victoria RomanuttiDNI: 31.608.834

Tutoría Bahía Blanca

34 Ver Módulo de la materia: Teoría de las Relaciones Internacionales. Cit. Ut supra, págs. 182-184

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