romance brazilense en la heterogeneidad de la literatura mexicana del siglo xix

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  • 8/22/2019 Romance brazilense en la heterogeneidad de la literatura mexicana del siglo xix

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    Gmez Hernndez 1

    UNIVERSIDAD AUTNOMA DENUEVO LENFACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    ELROMANCE BRAZILENSEEN LA HETEROGNEA LITERATURAMEXICANA DEL SIGLO XIX

    por

    Carlos Lejaim Gmez Hernndez

    como requisito para obtener el gradode Licenciatura en letras hispnicas

    AsesorMtro. Jos Luis Martnez Canizlez

    Ciudad Universitaria, San Nicols de los Garza, Nuevo Len,noviembre de 2011

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    A Icpitl y Xochitlquetzal, por su luz y belleza

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    AGRADECIMIENTO

    Concluir una investigacin literaria en Monterrey exige para quienes contribuyeron a

    hacerlo posible, un extenso agradecimiento, el cual aventuro reconociendo de antemano

    la imposibilidad extenderlo hacia cada uno de quienes de alguna manera apoyaron esta

    investigacin.

    En primer lugar a Jos Luis Martnez Canizlez y a Tere Villarreal, quienes

    dentro y fuera del mbito acadmico no slo apoyaron este trabajo, sino que ofrecieron

    importantes puntos de vista que lo alentaron y detonaron. A Vctor Barrera Enderle y

    Mara Dolores Hernndez por sus valiosas observaciones. A Minerva Margarita

    Villarreal, quien no slo ha sabido apoyar y fomentar esta investigacin, sino que

    tambin su profunda y crtica comprensin de la literatura regional ha sido muy

    significativa en la elaboracin de la conclusin del trabajo. A Mara Belmonte y

    Gildardo Gonzlez, quienes desde el Cripil Noreste contribuyen a la mejor difusin y

    entendimiento de la literatura regional. Y a mi familia, gua, soporte y mecenas.

    Tambin a Sara Luz Snchez Chvez, Frank Blanco e Israel Martnez por sus

    comentarios en la primera etapa de redaccin.

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    I. INTRODUCCIN

    La literatura, como discurso emitido en un contexto social, cultural y geogrfico,

    pasa por los mismos filtros de exclusin que el resto de la produccin discursiva.

    Esta situacin conduce a la marginacin de obras literarias que han quedado

    olvidadas por aos Romance brazilense por ms de un sigloen estantes. El rescate

    de Romance brazilense es el propsito del presente estudio, identificando las causas de

    su marginacin y revalorndolo como una obra fundamental en el estudio histrico de la

    narrativa mexicana del siglo XIX, aunque, como se expondr, la reivindicacin histrica

    est necesariamente imbricada con una apreciacin esttica.

    Romance brazilense es una novela publicada en Matamoros, Tamaulipas, en

    1883, por el editor Len A. Obregn. Firmada con el pseudnimo Un Brazilense, cuenta

    con 182 pginas de 12 x 18 cm y con una caja de impresin de 9 x 13 cm. A pesar de la

    bsqueda que se ha realizado en los catlogos electrnicos de las bibliotecas ms

    importantes del noreste mexicano, as como de la biblioteca de la Universidad de Texas,

    la Biblioteca Nacional de Mxico y la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, no se

    ha localizado otro ejemplar. Tampoco se han encontrado referencias en las bibliografas

    o historias de la literatura mexicana, del noreste, ni de Tamaulipas. Al ser la novela del

    noreste ms antigua de la que se tiene conocimiento, es fundamental para el estudio

    histrico de la narrativa mexicana del siglo XIX.

    El ejemplar localizado puede ser ledo en su totalidad, aunque se encuentra

    deteriorado, adems de que las deficiencias tipogrficas, lingsticas y de edicin, en

    ocasiones dificultan su lectura.

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    Este estudio se divide en tres apartados: a) Marco terico. Aqu se exponen los

    argumentos metodolgicos en los cuales se fundamenta la propuesta de reivindicacin

    de Romance brazilense, principalmente los defendidos por el crtico peruano Antonio

    Cornejo Polar; b) Marco histrico-cultural. En este apartado se presenta la crtica

    situacin de intercambio cultural que viva Matamoros en la segunda mitad del siglo

    XIX, as como el desarrollo que presentaba la novela en el noreste mexicano durante los

    ltimos aos del mencionado siglo; tambin se esboza el perfil de un grupo de activistas

    y revolucionarios al que se puede vincular con elBrazilense; c) Anlisis de la novela. En

    esa parte se busca interpretar el texto desde su propio contexto cultural, por lo que secontrasta conEl Zarco,una de las novelas ms representativas del canon narrativo de la

    poca en Mxico, y se analiza en funcin de las propuestas de Ignacio Manuel

    Altamirano enRevistas literarias de Mxico.

    Es importante destacar, antes de iniciar, la orientacin metodolgica de la

    investigacin, la cual, en una primera instancia, pareciera privilegiar lo historiogrfico

    sobre lo esttico por el intento de reivindicar un material que en su tiempo fue ignorado

    por la crtica y que a lo largo de los aos pas totalmente desapercibido. La tradicin de

    investigacin literaria de reivindicacin no es nueva en Mxico; la construccin del

    canon literario nacional se realiz a partir de un proceso complicado, en el que la

    produccin literaria del pas reclamaba su derecho a existir como expresin de un

    pueblo que iniciaba la elaboracin de una identidad. Ignacio Manuel Altamirano en su

    Revista literaria de Mxico intenta ordenar en el contexto de lo nacional la literatura

    publicada en el pas despus del movimiento de independencia, pero es enAntologa del

    Centenario, de Luis G. Urbina, Nicols Rangel y Pedro Henrquez Urea, donde se

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    pondera la literatura nacional sin apelar a los modelos estticos europeos, sino que se

    propone dar una muestra cabal de las formas y los gneros literarios cultivados en

    Mxico durante el siglo XIX y lo que va del XX.1 Lo que pareciera una visin ajena a

    la esttica, en realidad no lo es, ya que al desentraar las motivaciones extraliterarias del

    fenmeno de formacin del canon, se vislumbra la posibilidad de distintas estticas que

    conviven en un mismo espacio y tiempo, y no solamente de una esttica inamovible.

    Tambin es importante sealar la dificultad que implica acercarse a una novela

    que no ha sido estudiada con anterioridad y de la que no se tienen referencias exactas

    con respecto a su autor y al contexto cultural en la que fue escrita y publicada. Estopuede motivar en la investigacin inexactitudes y especulaciones no siempre deseables,

    pero que son inevitables para el avanceo detonacinde la investigacin en torno a

    Romance brazilense y la literatura del noreste mexicano.

    1 Luis G. Urbina, Pedro Henrquez Urea y Nicols Rangel.Antologa del Centenario. Mxico: Imprentade Manuel de Len Snchez, 1910. p. I.

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    II. MARCO TERICO

    En el estudio de la literatura del noreste mexicano uno de los aspectos ms complicados

    pero tambin ms apasionantes es la teora, ya que exige una profunda reflexin sobre

    con qu metodologas es conveniente analizarla. En las investigaciones que dan cuenta

    de la labor crtica en Monterrey (Salazar, 1995; Barrera Enderle, 2005), se aprecia que la

    tendencia es valerse de las propuestas tericas europeas en los trabajos crticos de la

    capital nuevoleonesa (revisar este aspecto de la crtica literaria en los estados de

    Coahuila y Tamaulipas resultara ms complejo por el hecho de que, aunque sin duda

    existen valiosos trabajos de crtica literaria en ambos estados, no conocemos algn

    anlisis histrico de tal produccin). Si resulta apasionante en s misma la definicin de

    una lnea terica para los estudios literarios del noreste, con mucha mayor razn cuando

    se trata de textos como Romance brazilense, el cual, por sus condiciones histricas,

    geogrficas y sociales ha pasado totalmente desapercibido para la crtica (como muchas

    otras novelas, no slo del noreste sino del resto del pas). Es estimulante enfrentarse al

    anlisis de esta obra, ya que es abrirse camino en un periodo de la historia de la

    literatura mexicana que no ha sido explorada ms que por slo unos cuantos estudiosos,

    como Carlos Gonzlez Salas,2 Rafael Garza Cant,3 Hctor Gonzlez,4 Alfonso Rangel

    Guerra5 e Israel Cavazos6. Es importante destacar que quienes se han involucrado en los

    2 Principalmente con la Historia de la Literatura en Tamaulipas. 3 vols. Universidad Autnoma deTamaulipas: Ciudad Victoria, 1980-85. Bibliografa bsica de los estados del noreste de la RepblicaMexicana. Mxico: SEP, 1987.

    3 EnAlgunos apuntes acerca de las letras y la cultura en Nuevo Len en la centuria de 1810 a 1910.Monterrey: Imprenta Moderna. J.P. Cueva y Ca, 1910.

    4 Con la Bibliografa del Estado de Nuevo Len y Siglo y Medio de Cultura Nuevo Leonesa. Mxico:Editorial Botas, 1946.

    5 Novela y Narrativa de Nuevo Len. Apuntes para su historia en Miguel Covarrubias (Coord). Desdeel Cerro de la Silla. Monterrey: Universidad Autnoma de Nuevo Len, 1992.

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    estudios de la literatura del noreste, aunque han cubierto el periodo que comprende la

    publicacin de Romance brazilense, todos lo han hecho volteando slo hacia la

    produccin de las lites culturales las cuales privilegiaban la produccin en verso y

    oratoria sobre la narrativa, por lo que la novela aqu estudiada y, en general, la novela

    norestense del siglo XIX y principios del XX, han permanecido prcticamente como un

    campo de investigacin virgen.

    Al no haberse localizado ningn texto donde se analice o siquiera se haga alguna

    referencia a Romance brazilense, y solamente haberse encontrado unas breves notas

    sobre la novela decimonnica del noreste mexicano, la construccin del aparato crticopara esta investigacin se ha tenido que realizar sin un referente y ms bien basado en la

    adaptacin de teoras formuladas para otros campos de la literatura.

    La presente investigacin, en la que se pretende resaltar la parcialidad de la

    historiografa mexicana, de corte centralista, se vale de las propuestas que crticos

    latinoamericanos han generado para abordar literaturas marginales, como la propuesta

    de Antonio Cornejo Polar de literatura heterognea, y ciudad letrada y literatura

    transculturalde ngel Rama. Tambin se abordar a Romance brazilense partiendo del

    concepto de la novela del siglo XIX como alegora nacional, de Doris Sommer.

    LITERATURA Y PODER

    Cornejo Polar, en la introduccin a su obra fundamental Escribir en el aire. Ensayo

    sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas, identifica que el

    6 Sobre todo en Escritores de Nuevo Len. Diccionario biobibliogrfico. Monterrey: UniversidadAutnoma de Nuevo Len, 1996.

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    proceso crtico latinoamericano de las ltimas dcadas se ha desplazado principalmente

    hacia tres grandes agendas problemticas: 1. la del cambio, va la revolucin, el tiempo

    de la nueva narrativa, de la poesa conversacional, del teatro de creacin colectiva; 2.

    la de la identidad, nacional o latinoamericana, donde se puso nfasis en la valoracin del

    realismo mgico y del testimonio y se produjo el gran debate sobre la pertinencia de

    construir una teora especficamente adecuada a la ndole latinoamericana; 3. la de la

    reivindicacin de la heterclita pluralidad que definira a la sociedad y cultura nuestras,

    aislando regiones y estratos y poniendo nfasis en las abismales diferencias que separan

    a los diferentes universos socioculturales, incluso dentro de los espacios nacionales(Cornejo Polar, 2003. p. 6) En esta tercer agenda es donde sita Cornejo Polar su

    investigacin y es donde tambin se localiza la presente.

    Cornejo Polar parte de la teora literaria de Bajtn y de los estudios de Maritegui

    sobre la cultura peruana para resaltar el carcter heterogneo de las literaturas andinas.

    En stas, como en gran parte de las literaturas latinoamericanas, se localiza la temtica

    del mestizaje como una constante. Sin embargo, mientras la mayora de los autores

    identifican en la mezcla racial la base de la identidad nacional, Cornejo Polar evidencia

    en el discurso del mestizaje la imposicin de la cultura hispnica sobre la indgena, con

    la justificacin de la bsqueda de una identidad nacional. El concepto de heterogeneidad

    se opone al de identidad nacional en el sentido de que mientras ste busca homologar los

    valores culturales, lingsticos, literarios, etc., de una porcin geogrfica con fines

    poltico-econmicos, aqul celebra la diversidad no slo de los individuos sociales, sino

    de los discursos literarios, donde se refleja la heterogeneidad de los individuos, que se

    encuentran constantemente en conflicto entre diversas dicotomas: indio-espaol,

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    oralidad-escritura, tradicin-modernidad. Escribir en el aire, mediante un riguroso

    anlisis denuncia que:

    el asunto de identidad est demasiado ligado a las dinmicas del poder: despus

    de todo es una lite intelectual y poltica la que convierte, tal vezdesintencionadamente, un nosotros excluyente, en la que ella cabe con

    comodidad, con sus deseos e intereses ntegros, en un nosotros extensamente

    inclusivo, casi ontolgico, dentro del cual deben apretujarse y hasta mutilar sus

    aristas todos los concernidos en ese proceso en el que, sin embargo, no han

    intervenido (Cornejo Polar, 2003, pp.14-15).

    En La formacin de la tradicin en el Per, Cornejo Polar resalta cmo esta

    actitud homogeneizante de los sectores hegemnicos influye en la historiografa literaria

    del Per, fenmeno anlogo a la historiografa mexicana.

    Nuestra historiografa literaria no ha dado casi ningn tratamiento a esta

    problemtica [la del carcter internamente complejo y ambiguo del sujeto

    social]. Su tendencia a comprender el proceso literario como secuencia

    unilineal, cancelatoria y perfectiva le impide captar la coexistencia de sistemas

    literarios diferenciados, cada cual con su propia historia, y le dificulta

    comprender que incluso dentro del sistema hegemnico se producen

    simultaneidades contradictorias (Cornejo Polar, 1989, p. 14).

    En Escribir en el aire, Cornejo Polar expone la dicotoma oralidad-escritura

    como factor determinante en el conflicto desarrollado en Cajamarca, donde Atahualpa

    el monarca inca que recibe a Pizarro, arroja al suelo un texto sagrado al no

    comprenderlo. Cornejo Polar analiza en su obra las diferentes versiones del eventolas

    de cronistas espaoles e incas, revisando en cada una su visin del mestizaje y

    denunciando sus mviles poltico-sociales. Tambin hace una revaloracin de los

    wanka, representaciones andinas sobre la muerte del Inca, las cuales identifica como

    transculturales porque conservan mltiples voces y horizontes culturales al haber pasado

    por el proceso de ser creaciones orales, que despus fueron escritas, para regresar a la

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    oralidad para su representacin; y que adems fueron traducidas en mltiples ocasiones

    entre el espaol y el quechua antes de modificarse en ocasiones hasta la ilegibilidad.

    Para la presente investigacin, se habrn de forjar las dicotomas centro-periferia

    para explicar el fenmeno de cancelacin impuesta desde la capital del pas hacia el

    resto de los estados; y el de compatriota-extranjero, donde el mxicoamericano quedaba

    siempre catalogado en la segunda categora, independientemente de qu lado del ro

    estuviera. Romance brazilense queda en medio de ambos conflictos, por lo que se vio

    totalmente silenciado, pero su mismo aislamiento le permite tratar el problema de la

    identidad no desde el punto de vista nacional, sino regional y de exclusin.

    LITERATURA E INTERCAMBIO CULTURAL

    El antroplogo cubano Fernando Ortiz, con la intencin de ofrecer una alternativa al

    trmino de aculturacin, propone en su obra Contrapunteo cubano del tabaco y el

    azcar, publicada en 1940, el concepto de transculturacin, del cual explicaba que:

    el vocablo transculturacin expresa mejor las diferentes fases del proceso

    transitivo de una cultura a otra, porque ste no consiste solamente en adquirir

    una [nueva y] distinta cultura, [que es lo en rigor indicado por la voz inglesa

    acculturarion,] sino que el proceso implica tambin necesariamente la prdida o

    desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial

    desaculturacin, y, adems, significa la consiguiente creacin de nuevos

    fenmenos culturales que pudieran denominarse neoculturacin. Al fin, como

    bien sostiene la escuela de Malinowski, en todo abrazo de culturas sucede lo que

    en la cpula gentica de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos

    progenitores, pero tambin siempre es distinta de cada uno de los dos. En

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    conjunto, el proceso es una transculturacin, y este vocablo comprende todas las

    fases de su parbola (Fernndez Ferrer, p. 118).7

    ngel Rama, en Transculturacin narrativa en Amrica Latina (1982), adapta el

    concepto de Ortiz al referirlo especficamente a la literatura. En su obra analiza el

    conflicto universalidad-localismo en novelas de autores latinoamericanos como Rulfo,

    Arguedas y Gabriel Garca Mrquez, de quienes resalta su hazaa antropolgica y

    esttica al convertirse en mediador de dos orbes culturales anteriormente desconectados

    (Fernndez Ferrer, p. 123).

    DeRomance brazilense se analizar el aspecto transcultural al considerar al libro

    no slo como canal de la obra literaria, sino como objeto culturalen el sentido de que

    sus caractersticas editoriales y tipogrficas tambin son portadoras de sentido y nos

    conduce a identificar en el individuo social un conflicto cultural ya no relacionado con

    el mestizaje, sino ms bien con la dicotoma mexicano-americano.

    7 Cita por Fernndez Ferrer del ensayo de Ortiz: El fenmeno social de la transculturacin y suimportancia en Cuba. Revista bimestre cubana, vol. XLVI, segundo semestre, nm. 2, septiembre-octubre 1940. P. 273. Adiciones entre corchetes de Fernndez para sealar lo que Ortiz omiti alpublicar el artculo en el libro Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 1983. P. 86.

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    III. MARCO HISTRICO-CULTURAL

    En tierra ajena me arroj la vida

    Al sacarme del limbo de la Nada.Ajena digo? Tierra enajenada!Que ha tiempo fuera de mi patria herida.Amrico Paredes Manzano

    El doctor Ignacio Martnez, intelectual y militar tamaulipeco, discpulo de Jos Eleuterio

    Gonzlez y primer graduado de la escuela de medicina fundada en Monterrey por el

    clebre filntropo tapato, al regresar a Mxico en noviembre de 1875 de su viaje por

    Norte Amrica, el Caribe, Europa y frica, hace una descripcin de Matamoros apenas

    ocho aos antes de la publicacin deRomance brazilense:

    La poblacin tiene calles cortadas en ngulos rectos, algunas de ellas

    adoquinadas. Y cosa curiosa, est rodeada de un foso y una muralla en tres

    cuartas partes de su circunferencia, y abierta en el resto, precisamente en la parte

    que mira al Ro Grande, y por consiguiente al extranjero.

    Esta circunstancia indica perfectamente la ceguedad de las pasionespolticas; preocupados los defensores de este pueblo de los ataques que en las

    revueltas intestinas le pueden venir de las dems poblaciones de Mxico, se han

    olvidado de los norteamericanos, vecinos que tienen a su frente (Martnez, 2008,

    p. 697).

    La descripcin del doctor Martnez refleja las circunstancias de Matamoros en la

    segunda mitad del siglo XIX: al sur, amenazado por las constantes revoluciones ya

    que se apreciaban los territorios fronterizos para stas por la lejana con respecto al

    poder central del pas y por la posibilidad de huir hacia Estados Unidos en caso de ser

    necesario; y al norte, abierto a la influencia norteamericana aunque no una

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    influencia unilateral y pasiva, sino un proceso como el descrito por Ortiz:

    problemtico.

    La frontera an no era en el imaginario colectivo una divisin completamente

    definida, sino una herida en pleno proceso de cicatrizacin, donde habitantes de origen

    latino en ambos lados del ro Bravo iniciaban un proceso de autodefinicin como

    sociedad, tambin influidos por el proceso anlogo que se llevaba a cabo a nivel

    nacional del establecimiento de una identidad nacional, a la que stos no sentan

    pertenecer, pero a la que representaban frente a los norteamericanos. Lo cual queda en

    evidencia en el Diario de Catarino Garza, quien en tierras estadounidenses tiene queemprender un movimiento por defender los derechos de los mexicanos, y en tierras

    mexicanas se le reprocha su desarraigo con lo nacional: sin antes haber tenido que

    romperle las narices a un abogado y a un oficial del ajrcito [sic] ambos mexicanos y de

    Matamoros, por elsimple motivo de que haban dado en llamarme texano; renegado de

    mi pas y no s qu otro calificativo (Garza Guajardo, p. 85).

    La frontera, cualquier frontera, es por s misma heterognea y problemtica:

    La frontera, ese sitio de fisin y fusin cultural simultneas, se convierte en un

    lugar convocante para pensar una geografa que representa en s misma un

    smbolo de posesin, pero cuyos elementos caractersticos, as como sus

    personajes, desafan, por su marginalidad el poder hegemnico del centro,

    siendo, al mismo tiempo representantes simblicos de ese centro. La frontera as

    concebida como terreno de interpretacin y de separacin a la vez, como lucha

    continua entre elementos en unin y desunin, otorga una especial dinmica yuna significativa vitalidad a una zona de acceso y de invasin, de obstculo y de

    proteccin (Hernando, pp. 111-112).

    La regin de la actual frontera Mxico-Estados Unidos, desde antes de la

    divisin establecida por medio del tratado Guadalupe Hidalgo en febrero de 1848, ya

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    manifestaba su carcter conflictivo por la diversidad socio-cultural al compartir el

    mismo espacio mexicano, tribus indgenas que no haban logrado ser sometidas, y

    colonos angloamericanos. El colapso de la repblica federal y la implantacin del

    centralismo en 1835, constituyeron los detonantes que aceleraron la separacin de

    Texas. Al tomar Samuel Houston el mando de los pronunciados angloamericanos, se

    defini la va de la independencia, la cual se termin declarando el 2 de marzo de 1836 y

    nombraron a David L. Burnett como presidente y a Lorenzo de Zavala como

    vicepresidente (Herrera, p. 135) y fue reconocida por el presidente estadounidense el 3

    de marzo de 1837. Finalmente, al intervenir Estados Unidos (a quien ya se habaanexado Texas en 1845) en el conflicto, Mxico se ve obligado a ceder el territorio de

    Texas, as como California y Nuevo Mxico.

    Con la ocupacin norteamericana el noreste mexicano se vio positiva y

    negativamente marcado: se activ la economa, sobre todo en el complejo portuario

    Matamoros-Bagdad (Herrera, p. 143); sin embargo, quebrant anmicamente a la

    poblacin y la prdida econmica fue en general mayor:

    Perdi [Tamaulipas] una tercera parte de su territorio. En sta tenan sus ranchos

    y agostaderos los habitantes de las villas del norte, y haba adems una

    poblacin, situada a la izquierda del Bravo: Laredo. Segn clculos de la poca,

    la franja del Nueces comprenda 3743 leguas cuadradas, en las que se perdieron

    siete millones de pesos en bienes pecuarios (Herrera, pp. 145-146).

    La situacin fronteriza de Matamoros, lugar de impresin de Romance

    brazilense, ubica a la novela en medio de conflictos sociales, entre los que resalta el de

    identidad y en medio de influencias culturales diversas.

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    EL BRAZILENSE Y SU RELACIN CON EL PROGRESISMO MXICO-AMERICANO

    Mi alma que en tinieblas fu indecisaespera una palabra que la aliente;quiere ser quisiera una serpiente

    que hiere al presuntuoso que la pisa!Amrico Paredes Manzano

    El estado actual en los estudios de la literatura decimonnica del noreste mexicano no

    brinda las herramientas necesarias para especular sobre la identidad del Brazilense, ya

    que gran parte de las publicaciones de la poca se encuentran perdidas o son de difcil

    acceso al investigador literario. Adems que no se tiene un inventario detallado de los

    intelectuales matamorenses de la poca. Sin embargo, la relacin de personajes nos

    permite identificar alBrazilense en un grupo de pensadores y activistas fronterizos.

    En el ejemplar conservado deRomance brazilense no se encuentran ms que dos

    referencias claras de personajes reales: el exlibris que consigna: Jos M. Martnez. H.

    Matamoros Tamps., del que podemos deducir la pertenencia original del ejemplar; y

    Len A. Obregn, el tipgrafo de la novela.

    De la carrera de Len A. Obregn, aunque difcil de rastrear por no tratarse de

    una personalidad reconocida a nivel nacional, es posible identificar, principalmente por

    el diario de Catarino Garza, algunos rasgos. Sabemos que Len A. Obregn emigr a

    Brownsville, Texas, en el ao de 18798 y que inici su vida laboral en Estados Unidos

    como tipgrafo en una imprenta mexicana.

    Indica Catarino Garza que poco tiempo despus de su instalacin en

    Brownsville, Obregn not la deplorable situacin de los mexicanos en Estados Unidos,

    y las pobres condiciones en la poltica de aquella ciudad (para esas fechas Catarino

    8 Catarino Garza duda de recordar con exactitud el ao: Al siguiente ao o sea el ao de 1819 si no meequivoco, emigr a Brownsville el inteligente mexicano Len A. Obregn (Garza Guajardo, p. 78)

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    Garza ya haba tenido diversos conflictos por tratar de revertir ambas situaciones), por lo

    que unindose con Antonio P. Trevio, fundaron la sociedad Jurez, con lo que se

    cristaliz el activismo de los tres. Catarino Garza expone en su diario las ideas del

    grupo:

    No slo se trataba de salvar a un solo individuo, nuestro objeto fue engendrar el

    espritu de sociabilidad y el amor a la patria, as como tambin a bandera

    desplegada los abusos que se cometan con nuestros compatriotas que en lo

    absoluto carecan de representacin (Garza Guajardo, p. 78).

    Habiendo fundado la sociedad Jurez, Obregn seal a Garza la necesidad de

    un peridico que sirviera como rgano de dicha sociedad, por lo que adquirieron una

    imprenta con la que publicaron El Bien Pblico, del que lamentablemente, de acuerdo a

    lo que menciona Nicols Kanellos, enHispanic Periodicals in the United States, Origins

    to 1960, no se conserva ningn ejemplar. Esta publicacin, como era de esperarse,

    provoc mltiples disgustos en la ciudad, incluso Obregn sufri un asalto que, por la

    importancia que Catarino Garza le da en su diario, podramos interpretar como un acto

    de intimidacin hacia el grupo: Obregn es atacado con un pual en el pecho, pero se

    salva gracias a unos peridicos que tena en la bolsa del saco. En enero de 1880 Garza y

    Obregn, unindose con Juan Maza y Francisco Larraquita, organizan la sociedad

    Hidalgo.

    En el ao de 1880 Catarino Garza se traslada por motivos personales a

    Matamoros, y desde ah se pierde el rastro de Obregn a travs de su diario. La siguiente

    referencia que tenemos del citado tipgrafo es la publicacin de Romance brazilense, en

    1883, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. Aunque la referencia de Garza sobre su

    relacin con Obregn es tan breve que pareciera limitarse a las sociedades Jurez e

    Hidalgo, en ese momento exista una red de progresistas y revolucionarios en el noreste

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    mexicano y sur de Texas,9 como algunos participantes de la revolucin de Tuxtepec,

    entre ellos el Doctor Ignacio Martnez, quien resultara fundamental en la vida

    revolucionaria de Catarino Garza.10

    El estado incipiente de las escuelas literarias en el noreste mexicano del siglo

    XIX, as como la falta de documentacin sobre las mismas, complica el acercamiento a

    la literatura decimonnica de esta regin, por lo cual es prioritario trabajar en los

    aspectos ms bsicos de la bibliografa e historia literaria del noreste para poder

    comprender las expresiones literarias de la regin en su propio contexto. En el caso de

    Romance brazilense, afortunadamente se han encontrado las referencias necesarias parapoder ubicarla en un crculo intelectual especfico, del que es posible destacar algunos

    aspectos fundamentales como son el sentimiento de desarraigo propio de los migrantes,

    la actitud beligerante ante la actitud antimexicana en Estados Unidos, una adelantada

    idea progresista civil, el desacuerdo contra el poder central mexicano y por lo tanto el

    desencanto por el ltimo de los movimientos revolucionarios de su poca: la Revolucin

    de Tuxtepec, movimiento al que convoca Porfirio Daz contra el gobierno de Lerdo de

    Tejada y por medio del cual Daz inicia su dictadura. Aunque es posible identificar estos

    aspectos en torno al grupo donde surgeRomance Brazilense, definitivamente quedan sin

    resolver aspectos importantes como la identidad delBrazilense.

    9 Algunos investigadores identifican la red de revolucionario a nivel panamericano, como CsarMorado lo expres en la mesa redonda Catarino Garza y la revolucin de 1981, organizada por laCtedra Celso Garza Guajardo el da 10 de noviembre de 2010 a las 7:00 hrs en el Colegio Civil CentroCultural Universitario.

    10 Al regresar de su segundo gran viaje alrededor del mundo, el cual narra en Ignacio Martnez. ViajeUniversal. Visita a las cinco partes del mundo. Nueva York:Jos S. Molins, 1886. p. 270.

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    EL ESPLENDOR ECONMICO DEL NORESTE

    A pesar de que desde el siglo XVII D. Alonso de Len, el Mozo, despus de sondear el

    ro Bravo, comunic a la Corona la recomendacin de construir un puerto en el punto

    donde este ro desemboca en el Golfo de Mxico, fue hasta 1820, siendo el alcalde D.

    Jos Ma. de Chapa, cuando se recibieron Reales rdenes de la Corona Espaola para

    que se construyera el Puerto del Refugio en la desembocadura del Ro Bravo del Norte

    (Canseco Botello, p. 70). Sin embargo, dos factores, ms relacionados con la poltica

    nacional de los Estados Unidos que la de Mxico, contribuyeron al desarrollo

    econmico del complejo portuario Matamoros-Bagdad: la Guerra Civil en Estados

    Unidos y la invasin norteamericana al noreste mexicano. La primera por el hecho de

    que durante la guerra civil norteamericana, la Unin bloque todos los puertos

    Confederados del Atlntico en suelo estadounidense, por lo que se vieron obligados a

    valerse del puerto de Bagdad para su abastecimiento (Canseco Botello, p. 70) y la

    segunda porque al ser invadido el noreste de Mxico por los Estados Unidos durante la

    guerra, desaparecieron los duros aranceles mexicanos y se aplicaron bajas tarifas a las

    importaciones y a las extracciones de plata, lo que signific que Matamoros comenzara

    a funcionar como un puerto libre (Herrera, p. 143).

    La rpida transformacin del noreste mexicano, gracias al prspero comercio

    durante la Guerra Civil estadounidense, se puede apreciar en la descripcin que de esta

    zona hace Melinda Rankin, misionera evanglica estadounidense del siglo XIX.

    Obligada en 1862 por las altas rentas que se cobraban en Matamoros (debido a que el

    enorme flujo de mercancas motivaba a utilizar todos los espacios posibles para este fin),

    Rankin toma la decisin de volver por agua a Nueva Orleans mientras las condiciones

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    polticas de ambos pases mejora, por lo que se dirige a Bagdad para tomar un barco,

    pero un banco de arena en el puerto la oblig a pasar algunas noches en la ciudad, donde

    no pudo encontrar ms alojamiento que algunas goletas; sin embargo, tres aos despus,

    en 1865, al regresar a Bagdad, hace una descripcin totalmente distinta:

    Cruc el ro Bravo y hall Bagdad muy mejorado desde el tiempo en que no se

    poda hallar otro alojamiento adems de una goleta. Se haban erigido negocios

    de todo tipo, y su apariencia general indicaba que era un pueblo comercial de

    primera clase. Vastas cantidades de bienes de todas partes del mundo haban

    pasado por Bagdad, por el que todo el Sur haba recibido sus suministros

    (Rankin, p. 180).

    Tambin Rankin recoge el testimonio de los habitantes de Bagdad, quienes, al

    enterarse de la posibilidad de que la Guerra Civil terminara, teman por la continuacin

    de esa pujanza econmica:

    Si estas noticias son verdaderas no se embarcar por Bagdad ms algodn ni

    bienes dijo un habitante de Bagdad a RankinMuchos como l hubieran

    estado contentos de que la guerra y el derramamiento de sangre continuara

    indefinidamente, si con eso podan continuar ganando dinero (Rankin, p. 181)

    Jos Ral Canseco Botello (p. 71) hace referencia a la hiptesis que sealan que

    Bagdad desapareci en octubre de 1867 al ser barrido por un cicln; sin embargo, l

    menciona que es posible demostrar con documentos que sigui funcionando como

    puerto hasta el ao de 1889, mientras que el poblado que se trasladara de la

    desembocadura del ro Bravo a Las Lomas despus del cicln, permanecera hasta 1913,

    pero ya con muy contados habitantes.

    A pesar de que para la fecha de publicacin de Romance brazilense, 1883, la

    situacin econmica en Matamoros y Bagdad ya se encontraba en franca decadencia, el

    vigor de su comercio y economa en aos anteriores les permiti tener una arraigada

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    relacin cultural con otras naciones, principalmente Estados Unidos; adems de gozar

    del servicio de importantes instituciones culturales como el Instituto Literario de San

    Juan, abierto en 1858 por un decreto del entonces Gobernador del Estado, Lic. y Gral.

    Juan Jos de la Garza (Canseco Botello, p. 138), donde se formaron importantes

    personalidades de la cultura del noreste como Jos Mainero, Guadalupe Mainero, Lucas

    de la Garza, Manuel Romero, Adalberto Argelles, Celedonio Junco de la Vega, adems

    de que permiti ofrecer ctedra a personalidades como Juan Luis Tercero, Guadalupe

    Mainero, Manuel de la Cruz, Miguel Barragn, Jos C. Mainero y Jos Arrese (Canseco

    Botello, p. 140). La fundacin del Colegio de San Juan de Letrn se anticipara a la delColegio Civil en Monterrey, el cual, aunque fue aprobado por la Legislatura de Nuevo

    Len desde el 4 de noviembre de 1857, sera creado hasta el 30 de octubre de 1859,

    iniciando sus cursos el 5 de diciembre (Gonzlez, p. 57). El establecimiento de ambos

    institutos vendra a fortalecer la educacin superior en Nuevo Len, lo que, aunque no

    llegara a fomentar la creacin de un mercado cultural que permitiera la publicacin de

    novelas con fines comerciales, s permitira expresiones como el Romance brazilense,

    que por no nacer en el seno de una escuela literaria y por no ajustarse a los modelos

    nacionales, son consideradas de bajo valor.

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    ALGUNAS PROPUESTAS PARA LA PERIODIZACIN DE LA LITERATURA MEXICANA

    DEL SIGLO XIX

    Despus de consumada la Independencia, se iniciaron en Latinoamrica esfuerzos por

    forjar en los diversos pases una identidad nacional,11 que les permitiera estabilizar la

    complicada estructura sociocultural, proceso en el que la literatura jug un papel

    fundamental: en ella se vieron reflejadas las propuestas de ideales nacionales, y a la vez,

    al llegar a los lectores, propiciaron el sentimiento nacional.

    De los intentos de periodizar la literatura mexicana del siglo XIX se pueden

    distinguir claramente dos lneas distintas: en una se identifican las manifestaciones

    literarias mexicanas como un reflejo de lo que suceda en Europa, donde se denominan

    los periodos de la literatura mexicana con el nombre de las grandes escuelas europeas,12

    y en la otra se utilizan los nombres de escuelas literarias, publicaciones o sucesos

    histricos que se desenvolvieron en la Ciudad de Mxico en el siglo XIX. 13 Ambas

    posturas consideran para sus propuestas de periodizacin exclusivamente la vida cultural

    11 Sobre la relacin del nacionalismo con las historias de las literaturas nacionales, menciona BelemClark de Lara:

    George G. Gervinus, en 1833, al elaborar una historia literaria, plante sustituir ladescripcin por la reflexin, explicando que el historiador, para investigar su objeto,debera encontrar una nica idea central que incorporara la serie de hechos que l sepropona estudiar, as como las necesidades de manifestarse en ellos y de relacionarloscon los acontecimientos mundiales. En sus trabajos, Gervinus recogi, como hiloconductor de su manera ideal de explicar la historia, el supuesto de idea histricaque Whilhem von Humboldt puso al servicio de la ideologa nacional. A partir de esemomento, la idea de filosofa ilustrada de la historia se desintegr en una multiplicidadde historias nacionales (Clark de Lara, p. 25).

    12 Dentro de esta clase de periodizacin se podran ubicar, entre otras, las propuestas de Alicia PeralesOjeda [Neoclasicismo, Romanticismo, Nacionalismo y Modernismo (Clark de Lara, p. 72)] y la quepropone Belem Clark de Lara siguiendo con la misma nomenclatura a Alicia Perales, nicamentemodificando las fechas en las que cada quien propone el inicio y fin de cada periodo literario.

    13 La ms actual es la propuesta generacional de Fernando Tola de Habich [Generacin de la Arcadia,Generacin de la Independencia, Generacin de la Academia de Letrn, Generacin del Liceo Hidalgo,Generacin del Renacimiento, Generacin de transicin, Generacin del modernismo, Generacin dela Revolucin (Tola de Habich, p.216)].

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    que las lites desarrollaron en la Ciudad de Mxico, de manera que la historia de la

    literatura mexicana se convierte en una suerte de historia de la literatura de la Ciudad de

    Mxico. Sobre todo la segunda postura resalta el aspecto de parcialidad geogrfica al no

    slo limitar su estudio a la literatura capitalina, sino incluso utilizar como nomenclatura

    las escuelas que, aunque tuvieron gran repercusin en la vida cultural de la capital, en

    realidad no trascendieron a nivel nacional, al grado que resultara inconveniente

    clasificar la obra de autores decimonnicos del noreste en algunos de los periodos

    propuestos por estos tericos.

    La historiografa de la literatura mexicana, al abordar un campo de estudioheterogneo desde una visin homogeneizante basada en la bsqueda de una identidad

    nacional, omite en su estudio mltiples tradiciones. No slo la limitacin geogrfica

    impide a la historiografa de la literatura mexicana lograr un anlisis no cancelatorio de

    algunas expresiones literarias, sino tambin motivos sociales, tnicos, de gnero,

    etctera; sin embargo (aunque no por ello se tenga la intencin de manifestar que no es

    necesario un estudio que aborde la heterogeneidad de la literatura mexicana desde una

    perspectiva ms amplia), en la presente investigacin se tomar en cuenta

    principalmente la omisin por cuestiones geogrficas y lo que esto implica: influencias,

    lenguaje, desarrollo editorial, condiciones socioeconmicas.

    BREVE REPASO DE LA NOVELA EN EL NORESTE DEL SIGLO XIX

    Las condiciones sociales y culturales de la Nueva Espaa, as como la prohibicin

    mediante la Real Cdula del 4 de abril de 1531 hac ia los libros de romances, de

    historias vanas o de profanidad (Mata, p. 23), retardaron considerablemente el

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    nacimiento de la novela en Mxico el cual se logra hasta 1816 con el Periquillo

    Sarnientoe hicieron ms difcil que este gnero adquiriera prestigio.

    En el noreste la historia de la novela es mucho ms tarda, ya que las ms

    antiguas son relativamente recientes. Alfonso Rangel Guerra en Novela y narrativa de

    Nuevo Len, apuntes para su historia, comienza su repaso de la narrativa en Nuevo

    Len con lasMemorias de Fray Servando Teresa de Mier, la que aunque no considera la

    primera novela del noreste, s la primer obra narrativa de Monterreylo que valdra la

    pena revisar considerando la ignorada produccin colonial. La primera novela de la

    que se ha encontrado referencia esEl Conde de Grevy, de J. Agustina Baur de Wantiez,citada por Hctor Gonzlez en Siglo y Medio de Cultura Nuevoleonesa; de la escritora

    menciona el mismo autor que form parte de las colaboradoras de El Jazmn, editado

    por Miguel F. Martnez en 1874, el ao y lugar de edicin de la novela no son

    mencionados, tampoco ningn dato biogrfico adicional; sin embargo, se puede inferir

    que su publicacin fue en la segunda mitad del siglo XIX, ya que El Jazmn fue

    publicado entre el 1 de marzo al 14 de junio de 1874. Es despus de El Conde de Grevy

    (o antes considerando la inexactitud en la fecha de publicacin de sta), donde podemos

    ubicar a Romance brazilense, novela que, aunque probablemente no sea la primera del

    noreste mexicano, s es la ms antigua de la que se conoce un ejemplar. En Algunos

    apuntes acerca de las letras y la cultura de Nuevo Len Rafael Garza Cant hace

    referencia a Jos Elizondo como escritor de novelas cortas: Jos Elizondo, que ya ha

    sido laureado como autor de cuentos o novelas cortas, ha escrito buenas odas, elegas,

    madrigales, composiciones descriptivas (Garza Cant, pp. 598-599). Tambin

    Gonzlez menciona de Felipe Guerra Castro que tena en preparacin algunas pequeas

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    novelas, que nunca se resolvi a publicar, porque a pesar de haberlas retocado bastante,

    nunca le parecieron suficientemente acabadas (Gonzlez, p. 214) y hoy conocemos un

    fragmento de su novela La nica mentira, la cual Florencia Romo se dio a la tarea de

    editar a partir de un manuscrito autgrafo del autor y recortes del peridico La voz de

    Nuevo Len, donde la novela fue publicada por entregas a principios del siglo XX.

    Tambin vale la pena considerar en este breve repaso la novela en el sur de Estados

    Unidos, ya que desde tiempos en los que en Mxico no haba produccin novelstica en

    torno al noreste, ya se produca en otros lugares del mundo novelas que trataran el

    conflicto entre Mxico y Texas, comenzando con la novela en francs L'Hrone duTexas: ou, Voyage de madame * * * aux tats-Unis et au Mexique, publicada en Pars en

    181914bajo el pseudnimo a Texian (Graham). Una de las grandes lneas temticas de

    la novela que aborda la situacin texana es justamente el espritu anti-mexicano, como

    Mexico versus Texas, publicada en 1838 y en la cual se incorporan eventos histricos

    como la Masacre de Goliad y la Batalla de San Jacinto (Graham). Tambin dentro de

    esta lnea temtica se pueden ubicar las obras que tratan la batalla del lamo como Inez:

    A Tale of the Alamo (1855), de Augusta Evans Wilsons o Remember the Alamo (1888)

    de Amerlia E. Barr (Graham).

    De las novelas escritas y publicadas en el noreste mexicano en el siglo XIX, la

    nica de la que se conserva un ejemplar es de Romance brazilense, por lo que es

    fundamental para el estudio de la evolucin de la narrativa en el noreste mexicano. De

    su anlisis se puede identificar en la novela decimonnica del noreste mexicano una

    falta de madurez tcnica tanto en el dominio de los recursos narrativos, como de los

    editoriales y tipogrficos; caractersticas que se pueden extender a novelas norestenses

    14 Ao en el que Texas an era territorio mexicano.

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    de principio de la primera dcada de principios del siglo XX, como la de Felipe Guerra

    Castro y las de Eusebio de la Cueva.

    El estudio en torno a la literatura del noreste que abarca la referencia ms antigua

    a una novela es el de Siglo y Medio de Cultura Nuevoleonesa, de Hctor Gonzlez,

    quien se refiere a la ya citada novelaEl Conde de Grevy; sin embargo, su juicio sobre la

    misma es muy pobre, ya que de ella slo menciona que es una novela de incoloros

    trazos europeos (Gonzlez, p. 206). Alfonso Rangel Guerra en Novela y narrativa de

    Nuevo Len, apuntes para su historia, aunque comienza su repaso de la narrativa del

    Nuevo Len con las Memorias de Fray Servando Teresa de Mier, como se hamencionado antes, considera que la primer novela publicada en Nuevo Len es La nica

    mentira, de Felipe Guerra Castro, de la que menciona que carece

    De un adecuado desenvolvimiento narrativo, los personajes no alcanzan una

    slida configuracin y la historia misma no conduce a un conflicto o desenlace,

    de manera que el ritmo de la novela se abate por momentos y el texto mismo no

    logra erigir la atmsfera adecuada para la presentacin de los sucesos narrados

    (Rangel Guerra, p. 231)Otro de los estudiosos de la literatura del noreste que tratan la cuestin de la

    novela en su obra es Carlos Gonzlez Salas, quien en su Historia de la Literatura en

    Tamaulipas, la primera novela que menciona es Nati Pat. Los indios brbaros de

    Yucatn en 1853 y episodio de la Guerra de Castas, publicada en 1893.

    Federico Gonzlez Naez en Crnica de la cultura en Coahuila inicia su lista de

    narradores coahuilenses con Jos Garca Rodrguez, nacido en 1872 y de quien slo se

    public el libroRelatos, misterio y realismo en 1948 por la Editorial Jus.

    El limitado tratamiento de la novela decimonnica del noreste revela la falta de

    prestigio que este gnero ha tenido ante la crtica no slo de sus contemporneos, sino

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    tambin del siglo XX; las pocas referencias que en la crtica del noreste aparece sobre la

    novela de esta regin, son desfavorables, y no ser hasta que El hombre de barro, de

    Adriana Garca Roel, obtenga el premio nacional Miguel Lanz Duret que la crtica

    regional, al tener una obra narrativa legitimada por la capital del pas, comience a tomar

    en cuenta la narrativa regional.

    El carcter semitico de la obra literaria y del libro como objeto cultural le

    confiere a la novela decimonnica del noreste mexicano la posibilidad de interpretarse

    en trminos distintos al que los crticos literarios del siglo XX han utilizado al acercarse

    a este corpus literario, ya que las mismas deficiencias tipogrficas, estilsticas ylingsticas son significativas ubicadas en su contexto sociohistrico, de manera que el

    desprestigio y la falta de inters de la crtica por la novela decimonnica del noreste se

    debe ms al deficiente enfoque terico-metodolgico que a la falta de importancia de las

    obras estudiadas. Adems, la falta de un estudio bibliogrfico riguroso en torno a la

    literatura decimonnica del noreste y la total divisin de los estudios en entidades

    federativas, dificultan el trabajo del investigador.

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    IV. ANLISIS DE LA NOVELA

    Romance brazilense versa sobre la relacin romntica entre Emilia y el doctor

    Amaral. La estructura formal simula una largusima carta donde el mismo Amaral

    refiere a un amigo suyo, El Brazilense, la historia. Se perciben claramente en la

    novela dos unidades espacio-temporales divididas por el viaje que Amaral realiza a

    Europa. En la primera los personajes son jvenes: Amaral recin egres de la carrera de

    medicina y Emilia apenas tiene catorce aos. En la transicin de una unidad a otro en

    Amaral no operar ningn cambio sustancial, sin embargo, en Emilia la transformacin

    ser evidente. En la primera Emilia, adems de fea, es una nia tmida y recatada;

    tambin se enfatiza la manera en que constantemente busca ocultarse: ya con el vestido

    al cubrirse excesivamente, ya con su proxemia al siempre encogerse y

    esconderse; al grado que su padre, el seor Duarte, le deca que mandara hacer para

    ella un saco de lana con dos agujeros que sirvan de ojos, para que as te ocultes mejor

    (Brazilense, p. 4).

    La accin determinante de la primera unidad espacio-temporal es la repentina

    enfermedad de Emilia: La nia arda en fiebre desde la vspera, quejndose de fuertes

    punzadas al corazn. Todo indicaba una afeccin pulmonar (Brazilense, p. 5). Jeraldo,

    hermano de Emilia, busca a Amaral ante el desesperado encargo de su padre de buscar

    un mdico. A pesar de que el novel mdico le advierte al joven sobre su inexperiencia,

    Jeraldo insiste en que asista a su hermana.

    El extremo recato de Emilia dificulta el trabajo del mdico, ya que se niega a ser

    auscultada. La insistencia de toda la familia ser intil, ya que de ninguna manera

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    accede a que Amaral desabroche su vestido para revisar su respiracin y ritmo cardiaco.

    Al final de cuentas, Emilia sana, por lo que el doctor se gana el aprecio de la familia.

    La segunda unidad espacio-temporal comienza al regresar Amaral de Europa. El

    cambio ms evidente lo presenta Emilia, quien pasa de ser una fea y sin gracia

    (Brazilense, p. 4) a una hermosa joven en quien ha actuado un sublime trabajo de

    eflorecencia (Brazilense, p. 19). No slo cambia fsicamente, sino que tambin deja

    de ser tmida, se desenvuelve en la elitista sociedad sobre todo durante los bailes

    que organizan en la casa de su ta o de su mismo padrey es asediada por un squito

    de pretendientes. En este cambio fsico y psicolgico, opera en Emilia unatransformacin del arquetipo ms comn en la literatura romntica mexicana,15 el de la

    mujer frgil,16al arquetipo de la mujer fatal.17

    Amaral, deslumbrado por la belleza de la muchacha, se enamora; sin embargo,

    ella muestra un profundo resentimiento por la indiscrecin que considera que el doctor

    tuvo al tratarla durante su enfermedad. Aprovecha cada oportunidad que tiene para

    hacerlo sentir mal, pero tambin, al sentir que el doctor se cansa de su actitud le da

    15 Haciendo un recuento de la narrativa mexicana del siglo XIX anterior a Romance brazilense, es fcillocalizar ejemplos emblemticos de mujeres frgiles, como en La sensitiva de Daz Covarrubias, enBotn de rosa de Florencio M. Del Castillo, pero muy pocas mujeres fatales, como pudiera ser el casode Euclea o la griega de Trieste del Conde de la Cortina.

    16 Belleza, bondad y pureza se entrelazan para conformar el tipo de lafemme fragile, que tuvo suorigen en los prerrafaelitas ingleses de mediados de siglo, muy en consonancia, por otra parte, con elculto burgus a la monja domstica (Chaves, p. 56), Quedan fuera de tal modelo la salud, la fuerza,que son mal vistas en una mujer, cuya virtud se comprueba en una constitucin enfermiza [...] puedeapreciarse en las innumerables moribundas, tsicas que pueblan los cuadros , versos y prosas de finde siglo, en las que se entrelazan virtud y enfermedad, y cuya mxima prueba de amor es morir por elamado (Chaves, p. 50).

    17 rika Bornay, con respecto a lafemme fatale, o mujer fatal, menciona que En sntesis, podemosafirmar que en su aspecto fsico han de encarnarse todos los vicios, todas las voluptuosidades y todaslas seducciones. En lo que concierne a sus ms significativos rasgos psicolgicos, destacar por sucapacidad de dominio, de incitacin al mal, y su frialdad, que no le impedir, sin embargo, poseer unafuerte sexualidad, en muchas ocasiones lujuriosa y felina, es decir, animal (p. 115)

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    sutiles esperanzas de ver cristalizado su amor, con lo que logra mantenerlo entre sus

    pretendientes.

    Despus de diferentes disgustos provocados, principalmente, por la actitud de

    Emilia, ella accede a la amistad de Amaral con quien tiene citas, pero ante la

    sociedad mantienen la amistad en secreto y durante los bailes la joven sigue

    mostrndose indiferente ante el doctor.

    Amaral, cansado de que Emilia siga aceptando el halago de otros hombres y que

    evite la demostracin pblica de su amistad, ste se lo reprocha y ella, aunque reacciona

    en una primera instancia con disgusto, finalmente accede a desdear el cortejo de otroshombres. Pero no durara mucho tiempo la promesa de Emilia de no salir sin l a los

    bailes y salones. Das despus de la promesa, llegando Amaral a casa de la joven a

    visitarla, la encuentra preparndose para salir. Ante el reclamo del doctor, Emilia le

    refiere la imposibilidad de que ella acte como l se lo solicita, por lo que Amaral se

    desilusiona y dice no amarla ms.

    Fiel a su actitud, Emilia aprovecha el quedarse sola con Amaral en la casa de la

    ta, y le pregunta con maliciosa ternura: Ya no me ama Por qu huye entonces de m?

    Tiene miedo? (Brazilense, p. 164), a lo que el doctor responde con mpetu brutal

    (Brazilense, p. 164) tomndola con fuerza del brazo, imprimindole una marca en las

    muecas. Ella, lejos de quejarse, Posaba en sus labios una sonrisa de mrtir

    (Brazilense, p. 164). La relacin violenta que se dibuja desde ese momento, se concreta

    con la agresin que al final de la novela Amaral le inflige a Emilia, con la que ella

    cambia de actitud de manera definitiva, convirtindose en una mujer recatada y

    convencida de su destino marcado por la violencia. Amaral conceptualiza su amor

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    sdico al discutir con Emilia, cuando establece una relacin semntica entre el amor y

    lexemas vinculados con la violencia: es el amor brutal, hambriento, repasado de odio

    (Brazilense, p. 174), y Emilia confirma su ingreso a la relacin de sometimiento al

    escribirle una carta a Amaral donde le expresa lo imprescindible que para ella resulta el

    dolor que l le provoca:

    Qu suprema delicia, Dios mio! Fue para m el dolor que me causaban mis

    pulsos lastimados por tus manos! Cmo bendije este sufrimiento!... Era alguna

    cosa de ti, un mpetu de tu alma, de tu clera indignacin que habia quedado

    en mi persona y penetraba para tomar posesion de lo que te perteneca. Ped

    Dios que conservase indeleble ese vestigio de tu ira, que me beatificase comouna cosa tuya (Brazilense, p. 178).

    Lo expuesto arriba muestra a Romance brazilense como una novela que resulta

    problemtica correspondiendo a su conflictivo contexto: un punto geogrfico donde

    convergen unindose y repelindose dos culturas la angloamericana y la

    mexicana, trfico internacional por la pujanza del puerto de Bagdad, un grupo de

    intelectuales progresistas opositores al rgimen mexicano pero a la vez defensores de

    lo que hasta el momento se haba definido como lo mexicano y una incipiente

    tradicin narrativala del noreste mexicano. Al igual que los wankas estudiados por

    Cornejo Polar, donde la imperfeccin formal de la obra literaria refleja la manera en que

    el discurso literario se ve atravesado por diversas culturas, Romance brazilense se ve

    permeada por la situacin cultural del Matamoros de finales del siglo XIX.

    En la tradicin hispnica decimonnica, el trmino romance alude a la acepcin

    vinculada con la lrica. O sea, la composicin lrica que consiste en un nmero ms o

    menos extenso de octoslabos, de los cuales los impares son sueltos y los pares

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    asonantes bajo una misma rima. Los romances populares, antiguos y modernos, admiten

    la mezcla de asonancia y consonancia (Navarro Toms, p. 152). A pesar de que el

    trmino proviene de la poesa heroica medieval de carcter narrativo, el escaso

    empleo del mismo para referirse a novelas decimonnicas en hispanoamrica, revela su

    poca aceptacin para referirse a los trabajos novelsticos durante el periodo estudiado.

    La definicin basada en la tradicin angloamericana y en la propuesta de

    Richard Chase en The American Novel and Its Tradition (1957)que Doris Sommer

    ofrece de romance, est orientada a la comprensin de obras narrativas, donde adems

    se hace una distincin muy clara entre la novela y el romance: By romance here I meana cross between our contemporary use of the word as a love story and a ninteenth-

    century use that distinguished the genre as more boldy allegorical than the novel18

    (Sommer, p. 5). A pesar de que en la narrativa latinoamericana del siglo XIX no se logra

    percibir una diferencia entre el romance trmino que es inusualy la novela, como

    Sommer lo demuestra en Fundational Fictions, la novela latinoamericana tena al

    modo del romance angloamericanoun carcter alegrico. Ignacio Manuel Altamirano

    enRevistas literarias de Mxico (1821-1867) reconoce el carcter simblico-ideolgico

    de la novela, sin embargo, l no establece categoras partiendo de esto como Chase y

    Sommer, sino que identifica a este gnero como una expresin simblico-ideolgica:

    La novela hoy ocupa un rango superior, y aunque revestida con las galas y

    atractivos de la fantasa, es necesario no confundirla con la leyenda antigua, es

    necesario apartar sus disfraces y buscar en el fondo de ella el hecho histrico, elestudio moral, la doctrina poltica, el estudio social, la predicacin de un partido

    18 Por romance, entiendo una interseccin entre nuestro uso contemporneo del vocablo comohistoria de amor y el uso del siglo XIX, que distingua el gnero como ms alegrico que la novela.Traduccin de Sonia Jaramillo y Adriana de la Espirella en Doris Sommer. Ficciones fundacionales. Lasnovelas nacionales de Amrica Latina. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2004. p. 22.

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    o de una secta religiosa: en fin, una intencin profundamente filosfica y

    trascendental en las sociedades modernas (Altamirano, 2002, pp. 17-18)

    EnRomance brazilense, desde el empleo del trmino romance en el ttulo con la

    acepcin angloamericana del siglo XIX es del gnero narrativo y no lrico, se

    revela como una obra transcultural, donde convergen elementos de tradiciones distintas,

    adems, desde ambas tradiciones la angloamericana y latinoamericana, de acuerdo

    a lo comentado por Sommer y Altamirano, como una narracin simblica.

    En el siglo XIX, mientras Ignacio Manuel Altamirano iniciaba la bsqueda de

    una literatura nacional en la que se privilegiara el paisaje, las costumbres, tradiciones y

    personajes tpicos del pas; Romance brazilense se mantiene totalmente al margen del

    sello nacional que Altamirano le imprime a la novela, mas no del carcter ideolgico

    que, como el autor deEl Zarco sealara, posea la novela mexicana en el siglo XIX:

    He aqu que hemos llegado al tiempo en que la novela, dejando sus antiguos

    lmites, ha invadido todos los terrenos y ha dado su forma a todas las ideas y a

    todos los asuntos, hacindose el mejor vehculo de propaganda. (Altamirano,

    2002, p. 28).

    Sin embargo, lo que ofrece ms dificultades, pero a la vez riqueza en una lectura

    de la transculturalidad en Romance brazilense es el nivel formal del texto: los extraos

    errores ortotipogrficos de sustitucin de unos tipos por otros y algunas estructuras

    gramaticales que parecieran verse permeadas por el ingls.

    Con fines prcticos, se dividir el acercamiento a la novela en un nivel

    semntico, y en uno formal.

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    SEMNTICA DE LA NOVELA

    El anlisis semntico en este estudio parte de la lnea de interpretacin aplicada por

    Doris Somer a la novela hispanoamericana del siglo XIX en Fundational Fictions, y la

    empleada por Evodio Escalante a El Zarco enLas metforas de la crtica; as como de

    la propuesta de una novela ideolgica que Ignacio Manuel Altamirano plantea en su

    Revista literaria de Mxico. En los textos de Sommers y Escalante se conciben el

    paisaje y los personajes como signos de las propuestas ideolgicas de la poca, o como

    funciones semiticas; de acuerdo a lo expuesto por Umberto Eco en el Tratado de

    semitica general, existe funcin semitica, cuando una expresin y un contenido estn

    en correlacin, y ambos elementos se convierten en FUNTIVOS de la correlacin (Eco,

    p. 83), sta es constituida siempre por uno (o ms) elementos de un PLANO DE LA

    EXPRESIN colocados convencionalmente en correlacin con uno (o ms) elementos

    de un PLANO DEL CONTENIDO (Eco, p. 83).

    La metodologa de esta investigacin no se relaciona con la Semntica

    estructural de Greimas y su modelo actancial, sino con las lecturas que los crticos

    arriba citados hacen de los personajes y paisajes en la novela hispanoamericana

    decimonnica. El trmino semntica, a pesar de que no es utilizado por Sommer ni por

    Escalante, se emplea porque en la interpretacin que ambos hacen de los personajes y el

    paisaje en la novela, se ha identificado como elemento comn la lectura de estos

    elementos como una funcin semitica. Tampoco se utiliz semitica porque la exgesis

    que se busca est ms relacionada con el plano del contenido que con el de la expresin

    de la funcin semitica. Para Umberto Eco, en un sistema hidrulico en el que luces

    indican el nivel del agua en una presa, la

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    serie de estados del agua considerados como serie de NOCIONES sobre los

    estados del agua, y que pueden convertirse (como ocurre en el ejemplo

    propuesto) en serie de contenidos de una posible comunicacin. Como tales,

    pueden ser transmitidos por seales elctricas (lamparitas), pero son

    independientes de ellas: de hecho, podran ser transmitidos por cualquier otrotipo de seal, banderas, silbidos, hilos de humo, palabras, redobles de tambor,

    etc. A esa serie de contenidos la llamamos un SISTEMA SEMNTICO (p. 64).

    Tambin es conveniente antes de iniciar el anlisis, sealar que la intencionalidad

    no es condicin para la funcin semitica: No requiere, como condicin necesaria para

    la definicin del signo, que ste se emita INTENCIONALMENTE ni que se produzca

    ARTIFICIALMENTE. La triada de Peirce puede aplicarse tambin a fenmenos que no

    tienen emisor humano, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los sntomas

    meteorolgicas o de cualquier otra clase de ndice (Eco, p. 33). Esta caracterstica de la

    funcin semitica es importante para la investigacin porque desliga al autor del

    dominio total de la significacin de la novela, y legitima una exgesis de contenido

    introducido mediante la influencia del contexto social e histrico.

    Semntica del paisaje

    Para la literatura mexicana decimonnica, el uso del paisaje resulta fundamental en su

    bsqueda de la mexicanidaden dos sentidos: en la eleccin del paisaje mexicano como

    escenario, y en el plano simblico del empleo del paisaje.

    La definicin de paisaje como la copia de un espectculo de la naturaleza a

    travs de las tcnicas del dibujo, la pintura o pginas del libro. No en el espectculo de

    la naturaleza. El paisaje nace cuando el espectculo natural transita de la retina al alma

    del observador para volcarse en tela o papel (Castagnino, p. 89), dentro de la lnea de

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    anlisis seguida en esta investigacin, resulta insuficiente en su interpretacin simblica

    en cuanto a la importancia de la ideologa en la descripcin paisajstica en la novela

    decimonnica latinoamericana; en ella, el paisaje no slo se ve motivado por la

    interioridad del autor en funcin de sus valores estticos, sino tambin ideolgicos.

    Una de las novelas mexicanas donde mejor se aprecia la bsqueda de lo nacional

    emprendida en el siglo XIX es El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano. Evodio

    Escalante menciona que ElZarco, aunque se adentra mucho mejor en los terrenos de lo

    novelesco [a diferencia de Navidad en las montaas], con la lucha entre buenos y malos,

    entre hroes y villanos, no es un libro ajeno a lo que podramos llamar la configuracinarcdica. Tambin El Zarco propugna una situacin de equilibrio ideal,

    cuasipedaggica (p. 169). En ella, la descripcin del paisaje y la botnica nacional,

    aparecen desde el inicio de la novela con un sesgo ideolgico:

    De cerca, Yautepec presenta un aspecto original y pintoresco. Es un pueblo

    mitad oriental y mitad americano. Oriental, porque los rboles que forman ese

    bosque de que hemos hablado son naranjos y limoneros, grandes, frondosos,

    cargados siempre de frutos y de azahares que embalsaman la atmsfera con sus

    aromas embriagadores. Naranjos y limoneros por dondequiera, con

    extraordinaria profusin. Dirase que all estos rboles son el producto

    espontneo de la tierra; tal es la exuberancia con que se dan, agrupndose,

    estorbndose, formando speras y sombras bvedas en las huertas grandes o

    pequeas que cultivan todos los vecinos, y rozando con sus ramajes de un verde

    brillante y obscuro y cargados de pomas de oro los aleros de teja o de blago de

    las casas. Mignon no extraara su patria, en Yautepec, donde los naranjos y

    limoneros florecen en todas las estaciones.

    Verdad es que este conjunto oriental se modifica en parte por la mezcla

    de otras plantas americanas, pues los bananos suelen mostrar all sus esbeltos

    troncos y sus anchas hojas, y los magueyes y otras zapotceas elevan sus

    enhiestas copas sobre los bosquecillos, pero los naranjos y limoneros dominan

    por su abundancia (Altamirano, 1964. pp. 9-10).

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    Por el hecho de comenzar la novela con la descripcin del paisaje mexicano, ste

    se privilegia sobre otros elementos de la narracin, presentndolo en cierta medida como

    otro personaje que juega un papel importante en su retrica nacionalizante. Sin embargo,

    ms all de la eleccin del paisaje mexicano, en un plano simblico, su descripcin

    sugiere la sntesis de dos razas mediante la presentacin de dos botnicas distintas: una

    extranjera naranjos y limoneros y una autctona bananos, magueyes y

    zapotceas.

    La sntesis que sugiere la descripcin de los campos de Yautepec es

    problemtica, ya que se logra mediante una agrupacin en la que se estorban unos

    elementos a otros y el resultado termina siendo spero. Tambin, el elemento

    extranjero, por su abundancia, llega a parecer autctono (Dirase que all estos rboles

    son el producto espontneo de la tierra), y finalmente, se reconoce su dominio (los

    naranjos y limoneros dominan por su abundancia). Al final del captulo, la alegora se

    aclara al expresar literalmente el dominio extranjero sobre el autctono en la propuesta

    nacional: La poblacin toda habla espaol, pues se compone de razas mestizas. Lo s

    indios puros han desaparecido all completamente (Altamirano, 1964. p. 11).

    Todas las ediciones de El Zarco excepto la de Jos Luis Martnez y la de

    Mara del Carmen Milln, proceden de la edicin de Barcelona, hecha sobre una

    copia, no sobre el originalsegn dice el editor(Sol, p. X), sin embargo, gracias al

    rescate de Manuel Sol, quien public un facsmil del manuscrito conservado en la

    Coleccin Nattie Lee Benson de la Universidad de Texas en Austin, es posible no slo la

    restitutio textus de El Zarco, sino revisar las enmendaduras que el mismo Altamirano

    realiz a su manuscrito. Esto resulta ilustrativo en el pasaje citado arriba, ya que con el

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    facsmil del manuscrito a la mano, observando las correcciones hechas por Altamirano,

    se percibe cmo se suaviza el carcter de confrontacin que aun as es identificable en

    cualquier edicin de la novela. En la primer variante se modifica cubriendo por

    rozando; en la siguiente donde es an ms evidente este fenmenose sustituye

    disputar por mostrar; ms adelante, elimina es evidente que cuando se refiere al

    dominio de los naranjos y limoneros sobre la flora autctona. Con las palabras

    empleadas en la forma original enmendadas en el manuscrito, es ms claro el carcter

    ideolgico de estas lneas.

    Yautepecque a partir de su descripcin se antoja un lugar paradisiaco, idealdentro de sus caractersticas paradigmticas se encuentra su vinculacin con el centro y

    el buen trmino del proceso de mestizaje en su poblacin: Una de las prendas que

    hacen que Yautepec sea Yautepec es su integracin mestiza. Yautepec no es un (vulgar)

    pueblo de indios. En dado caso, y esto confirma su distincin, es el centro a donde

    confluyen 'numerosos pueblecillos indgenas'. [...] l ocupa un escaln superior

    (Escalante, p. 173).

    EnRomance brazilense, la eleccin del escenario no tiene criterios nacionalistas,

    ya que la narracin se desarrolla fuera del pas, con lo que se aportan elementos de un

    cosmopolitismo incipiente:

    Gozbase all de una vista magnfica, de buenos aires y sombrajes delicioso. El

    arrabal era en aquel tiempo menos cultivado de lo que es hoy. Aun la guadaa

    exterminadora de la civilizacin no escamondara los bosques que vestan losflancos de la montaa. La calle, ese brazo mil del centauro ciudad, solo aos

    despus extendindose por las faldas clav las garras en las cspides frondosas

    de las colinas.

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    Ellas fueron en otros tiempos la verde corona de la jven Guanabra,(1)

    hoy vieja regatona, pelada de sus matas, desnuda de sus prados.

    Caminos pendientes y sinuosas veredas, serpenteaban entonces por las

    faldas sombras de la montaa y prendian como un abrazo, las raras habitaciones

    que blanqueaban de distancia a distancia entre el arbolado. Lmpidas corrientes,que la sed febril del gigante humano aun no estacara, rodaban tpidas por la

    escarpa, saltaban de cascada en cascada iban huyendo y gorjeando al acercarse

    las blancas bacas jaspeadas de csped.

    Las palmeras en flor meneaban, con la dulce brisa de la tarde, los

    brillantes plumajes como en una fiesta de campo las mas bellas muchachas

    soberbias de sus adornos, balancean airosas al sonido de la msica las frentes

    tocadas de cintas.

    Crecan all bosques entupidos de bambs, que ceceaban blandamenteen cuanto los abanicos de las palmeras, vibrados por el viento, arpejeaban como

    flauta rstica.

    En aquellos sitios naciera Emilia y se creara.

    Ellos fueron el molde de su alma, formada el contacto de esa fragosa

    naturaleza llena de asperezas y umbrosas espesuras (Brazilense, pp. 58-60).

    Al igual que enEl Zarco, en la descripcin paisajstica deRomance brazilense se

    distinguen dos polos en pugna, pero mientras en aqul la lucha es entre elementos

    autctonos y extranjeros, ste es entre naturaleza y modernidad. Tambin, mientras en la

    novela de Altamirano la sntesis parece haber sido completada, al grado que los rboles

    extranjeros pareciera que son el producto espontneo de la tierra; en Romance

    brazilense la sntesis sigue en un proceso inacabado, del cual los personajes son testigos:

    Cuando yo la conoca, y aun despus de mi regreso de Europa, era un viejo predio, feo,

    irregular y construido en las faldas de la montaa (Brazilense, p. 58).

    (1) Hija del Cacique que dominaba aquella regin del Brazil antes de la conquista, y que habitaba esecerro que conserva an su nombre [nota del texto original].

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    Adems en Romance brazilense el paisaje trasciende por el vnculo simblico

    que se establece entre la naturaleza y Emilia, quien encontr en los sitios naturales en

    los que creci el molde de su alma. Se fortalece el vnculo al utilizar elementos

    naturales en la construccin de tropos empleados para referirse a estados de nimo de

    Emilia: Hay una parte del alma que pertenece a la familia y vive en ella, como las

    races de esta planta en el seno de la tierra que la produce (Brazilense, pp. 81 -82); Te

    has fijado en la dulce pubescencia de que la naturaleza visti ciertas frutas? Si nuestra

    mano las alisa, experimenta una sensacin aterciopelada, si al contrario las eriza, el tacto

    es spero. As era el pudor de Emilia (Brazilense, p. 100).Pero Emilia, a la vez representa la modernidad, ya que es por su influencia que la

    casa familiar se transforma: Dijo entonces una palabra. De repente el feo edificio surji

    de las ruinas mas grande y suntuoso entre jardines, mrmoles y juego de aguas; fu

    cubierto de vasos, pinturas y tapiceras; llenose de ricos moblados; tuvo gran tren,

    numerosa servidumbre y servicio magnfico la europea (Brazilense, p. 65). De modo

    que en el personaje de Emilia subyace una dualidad: la pugna entre la modernidad y la

    naturaleza en el paisaje, lo que corresponde con su psicologa: Habia en ella la

    trasfusion de dos almas, una de criatura y otra de heroina (Brazilense, p. 64); Soy... un

    espritu en duda, un corazn que vacila! (Brazilense, p. 81).

    El simbolismo del paisaje encarnado en Emilia en Romance brazilense

    representa la dualidad y la dificultad para ajustarse a un modelo; pero tambin establece

    la narracin en un conflicto vigente de identidades, el cual, al presentarse en un contexto

    histrico-cultural en el que el mestizaje y la bsqueda de una identidad nacional no eran

    una problemtica que tuviera la importancia para trascender en la literatura, podra

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    identificarse con el conflicto cultural fronterizo. Los personajes que se han identificado

    cercanos al crculo donde se gest Romance brazilense: Catarino Garza, Ignacio

    Martnez, Len A. Obregn, bien pudieran ser representados con la dualidad de Emilia,

    quienes en suelo norteamericano eran considerados la inculta raza mexicana, y por otro

    lado, en tierras mexicanas, la indeseable modernidad norteamericana. Con Emilia,

    lograron plasmar una fusin entre ambas fuerzas, donde se seleccionan los aspectos que

    se consideran positivos de cada uno: de la modernidad el embellecimiento y la

    construccin inteligente, como la propuesta por Emilia en la casa; y de la naturaleza la

    conservacin de los elementos naturales.

    Semntica de los personajes

    En el siglo XIX, despus de las independencia de los pases latinoamericanos, era

    imperativo modernizar y uniformar la vida social hispanoamericana nation-building

    (Bors, p. 225); la novela es uno de los signos mayores de la modernidad

    hispanoamericana en el XIX (Cornejo Polar, 2003, p. 109) y era fundamental en el

    desarrollo de este proceso: en tal empresa juega un papel esencial el idioma como

    productor de la imagen socializada de la comunidad nacional y como espacio que en s

    mismo puede realizar la homogeneidad que requiere la nacin para existir como tal

    (Cornejo Polar, 2003, p. 99).

    La novela decimonnica latinoamericana, al abordar conflictos de familia y

    relaciones interpersonales, es, en realidad, como si en aquella y en sta se ventilaran

    asuntos que en distinta escala fueran los que agobiaban a las naciones, pero

    tambin como si la nacin misma tuviera una consistencia homloga, y una

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    problemtica paralela, a la de sus organismos menos complejos (Cornejo Polar, 2003,

    p. 111). Para Doris Sommer, the amorous overtones of 'conquest' are quite appropriate,

    becouse it was civil society that had to be wooed and domesticated after the creoles had

    won their independence19 (Sommer, p. 6). En este proceso de cortejo de la sociedad

    civil, la novela juega un papel fundamental.

    Los conflictos familiares y de relaciones personales son empleados en la novela

    latinoamericana de manera simblica al representar las relaciones de mestizaje

    homologacinnecesarias para la concrecin nacional:

    The coherence comes from their common project to build through

    reconciliations and amalgamations of national constituencies cast as lovers

    destined to desire each other. This produces a surprisingly consistent narrative

    form that is apparently adequate to a range of political positions; they are moved

    by the logic of love20 (Sommer, p. 24).

    En la narrativa mexicana, el mejor ejemplo de la narracin con fines ideolgicos

    es la obra de Ignacio Manuel Altamirano, quien establece una diferencia entre la novela

    histrica y sentimental. La primera tena fines didcticos, morales y polticos, mientras

    que la segunda era escrita simplemente para esparcimiento. Sin embargo, tambin

    reflexiona en la posibilidad de reunir el encanto y la moral para influir ideolgicamente

    en una parte ms amplia de la poblacin: En el cuento de amores el ingenio puede

    19 Las resonancias amorosas de la conquista son absolutamente apropiadas, porque era la sociedadcivil la que deba ser cortejada y domesticada despus de que los criollos conquistaron suindependencia. Traduccin de Sonia Jaramillo y Adriana de la Espirella en Doris Sommer. Ficciones

    fundacionales. Las novelas nacionales de Amrica Latina. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2004.p. 23.

    20 La coherencia nace de su proyecto comn de construir un futuro mediante las reconciliaciones yamalgamas de distintos estratos nacionales imaginados como amantes destinados a desearsemutuamente. Esto produce una forma narrativa consistente que puede asimilar distintas posicionespolticas que est impulsada por la lgica del amor. Traduccin de Jos Leandro Urbina y ngelaPrez en Doris Sommer. Ficciones fundacionales. Las novelas nacionales de Amrica Latina. Bogot:Fondo de Cultura Econmica, 2004, p. 41.

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    hacer lo que quiera; y ya que lo puede todo, por qu no reunir el encanto a la moral?

    (Altamirano, 2002, p. 38)

    Una de las novelas ms acabadas en la sntesis del cuento de amor y la

    ideologa, esEl Zarco; en sta la funcin simblica no slo echa mano de las relaciones

    personales, sino que tambin como se demostr arriba carga de significado la

    descripcin paisajstica.

    Dos crticos han hecho aportaciones importantes en la interpretacin simblica

    de los personajes de El Zarco: Doris Sommer, quien analiza la relacin entre los

    personajes en trminos de mestizaje, y Evodio Escalante, quien se centra en la relacinsubordinante capital-provincia.

    Sommer revisa las caractersticas de los personajes a partir del discurso

    descriptivo del narrador, vinculndolos con ciertos estereotipos raciales. Para la autora,

    Nicols indio honesto y trabajador, dueo de una herrera, quien se mantiene

    indiferente al amor de la mestiza Pilar, puede representar a the Mexican masses who

    continued to defer to ecclesiastical and economic elites (Sommer, p. 225), mientras que

    la madre de Manuela, quien intenta persuadir a su hija de relacionarse sentimentalmente

    con el herrero, representa a los liberal intellectuals (Sommer, p. 226), a una

    vanguardia republicana que su hija abandona por pretensiones aristocrticas. Manuela

    rechaza al indio y prefiere al personaje que da nombre a la novela; un bandido con

    aspecto extranjero su color blanco impuro, sus ojos de ese color azul claro que el

    vulgo llama zarco, sus cabellos de un rubio plido y su cuerpo esbelto y vigoroso, le

    daban una apariencia ventajosa (Altamirano, 1964, p. 44), con lo que sta representa

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    a the monarchist Creoles who pine after a European prince when they have an Indian

    prince for president (Sommer, p. 226).

    De acuerdo a la interpretacin de Sommer, en El Zarco los responsables de la

    prostitucin del pas ante los extranjeros son Manuela Mexico whose self-defeating

    opportunism mistakes dazzle for elegance (Sommer, p. 226), y Nicols, quien dirige

    su deseo a la persona equivocada. Es la mestiza Pilarenamorada desde un principio

    de Nicolsquien termina rescatando al indio Nicols del fracaso sentimental y de las

    corruptas fuerzas armadas federales, por lo que, para Sommer , sta representa a

    Mexico's new mestizo ideal (Sommer, p. 226). De este modo, la unin entre Nicols y

    Pilar, simboliza la concrecin del proyecto nacional.

    Por otro lado, Evodio Escalante resalta la forma en que El Zarco propugna una

    situacin de equilibrio ideal, cuasipedaggica (Escalante, p. 169). En la novela se

    distingue la bsqueda del equilibrio entre centralismo y federalismo, entre el poder

    central y la regin:

    El juego ideolgico consiste en que la existencia de la regin justifica la

    existencia del poder central. Para que el equilibrio de la regin autnoma,

    alterado por el artero funcionamiento de una banda de salteadores, pueda

    restablecerse, tiene que intervenir, como si se tratara de un recurso ideado por la

    Providencia, la autoridad del seor presidente (Escalante, pp. 169-170).

    Escalante distingue en el Yautepec de El Zarco un pueblo que representa la

    bsqueda de su estabilidad: estabilidad entre lo forneo y lo local como se seal enel anlisis del paisaje, y entre la regional y el centro. Esta caracterstica es sostenida

    por los elementos hegemnicos: los naranjos y limoneros, que no slo dominan sobre

    la flora local, sino que sostienen la economa del pueblo al ofrecer su fruto a la capital; y

  • 8/22/2019 Romance brazilense en la heterogeneidad de la literatura mexicana del siglo xix

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    el centro con su intervencin en los conflictos con los bandidos, al brindarle poderes

    extraordinarios a Martn Snchez paraencima de la legalidadacabar conEl Zarco.

    Sobre esto reflexiona Escalante, ya que es mediante un procedimiento ilegal, en el que

    Benito Jurez otorga poderes fuera de la legalidad, como se logra controlar a los

    bandidos. Sin embargo, la situacin pasa desapercibida por la relacin simblica que se

    establece entre los personajes involucrados y elementos axiolgicos de carcter positivo:

    Martn Snchez deja de ser Martn Snchez, se convierte as, en abstracto, en la

    honradez. El presidente Benito Jurez tambin trasciende su nombre y su circunstancia:

    se convierte, gracias a la magia de unos enunciados, en la ley de la salud pblica

    (Escalante, p. 177).

    El carcter simblico de la narrativa decimonnica del siglo XIX, es tambin

    evidente en expresiones muy cercanas a Romance brazilense, como en la novela La

    nica mentira de Felipe Guerra Castro, publicada por entregas en el peridico La voz de

    Nuevo Len y rescatada gracias al trabajo de crtica textual que efectu Florencia Romo

    sobre un manuscrito autgrafo y algunos recortes del peridico. En la novela, la relacin

    entre Serafina y Apolonio representa la relacin entre la democracia y la aristocracia,

    simbolismo que es manifiesto:

    Entr, pues, Finita, en el dcimo ao de vida y entonces, cuando Cumplido tena

    ya casi treinta, fue cuando ocurri el ya relatado encuentro ent re la

    democracia, representada por Serafina, y la aristocracia, representada por

    Apolonio (Guerra Castro, p. 445).

    Lamentablemente, de la novela de Guerra Castro, por conservarse incompleta, es

    difcil aventurar interpretaciones de orden ideolgico ms complejas, y mereciera un

    estudio aparte hacer alguna hiptesis al respecto.

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    Gmez Hernndez 46

    EnRomance brazilense el primer aspecto a considerar en torno a sus personajes

    es su complejidad: a pesar de que no dejan de ser caricaturescos en funcin de la

    rep