roland barthes - existe una escritura poética

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En la época clásica, la prosa y la poesía son magnitudes, su diferencia es mensurable; no están ni más ni menos alejadas que dos cifras distintas, contiguas como ellas, pero distintas por la diferencia misma de su cantidad. Si llamo prosa a un discurso mínimo, vehículo más económico del pensamiento, y si llamo a, b, c, a los atributos particulares del lenguaje, inútiles pero decorativos, como el metro, la rima o el ritual de las imágenes, toda la superficie de las palabras se encontrará en la doble ecuación de Monsieur Jourdain

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Roland Barthes: Existe una escritura potica?

En la poca clsica, la prosa y la poesa son magnitudes, su diferencia es mensurable; no estn ni ms ni menos alejadas que dos cifras distintas, contiguas como ellas, pero distintas por la diferencia misma de su cantidad. Si llamo prosa a un discurso mnimo, vehculo ms econmico del pensamiento, y si llamo a, b, c, a los atributos particulares del lenguaje, intiles pero decorativos, como el metro, la rima o el ritual de las imgenes, toda la superficie de las palabras se encontrar en la doble ecuacin de Monsieur Jourdain:

Poesa = Prosa + a + b + cProsa = Poesa - a - b - cDe donde la Poesa es siempre diferente de la Prosa. Sin embargo, no se trata de una diferencia de esencia sino de cantidad. No atenta contra la unidad del lenguaje, que es un dogma clsico. Hay una dosificacin diferente de las maneras de hablar segn las ocasiones sociales, aqu prosa o elocuencia, all poesa o preciosismo, todo un ritual mundano de lasexpresiones, pero siempre un lenguaje nico que refleja las eternas categoras del espritu. La poesa clsica era sentida como una variacin ornamental de la prosa, el fruto de unarte(es decir, de una tcnica), nunca como un lenguaje distinto o como el producto de una sensibilidad particular. Toda poesa no es entonces ms que la ecuacin decorativa, alusiva o cargada, de una prosa virtual que subyace en esencia y en potencia en cualquier modo de expresarse. Potica, en la poca clsica, no designa ninguna extensin, ningn espesor particular del sentimiento, ninguna coherencia, ningn universo separado, sino slo la inflexin de una tcnica verbal, la de expresarse segn reglas ms bellas y, por lo tanto, ms sociales que las de la conversacin, es decir, proyectar fuera de un pensamiento interno que sale armado del Espritu, una palabra socializada por la evidencia misma de su convencin.Sabemos que no quedan rastros de esta estructura en la poesa moderna, la que parte no de Baudelaire sino de Rimbaud, salvo que se quieran retomar, segn un modo tradicional modificado, los imperativos formales de la poesa clsica: los poetas instituyen en adelante su palabra como una Naturaleza cerrada que rene, a un tiempo, la funcin y la estructura del lenguaje. La Poesa ya no es una Prosa ornamentada o amputada de libertades. Es una cualidad irreductible y sin herencia. Ya no es atributo, es sustancia, y por consiguiente, puede muy bien renunciar a los signos, pues lleva en s su naturaleza y no necesita sealar afuera su identidad: los lenguajes poticos y prosaicos estn suficientemente separados como para poder prescindir de los signos de su alteridad.Es ms, las pretendidas relaciones entre el pensamiento y el lenguaje se invierten; en el arte clsico, un pensamiento ya formado engendra una palabra que lo expresa y lo traduce. El pensamiento clsico es sin duracin, la poesa clsica slo posee la necesaria para su disposicin tcnica. Por el contrario, en la potica moderna las palabras producen una suerte de continuo formal del que emana poco a poco una densidad intelectual o sentimental imposible sin ellas; la palabra es entonces el tiempo denso de una gestacin ms espiritual, durante la cual el pensamiento es preparado, instalado poco a poco en el azar de las palabras. Esta suerte verbal, de la que caer el fruto maduro de una significacin, supone entonces un tiempo potico que ya no es el de una fabricacin, sino el de una aventura posible, el encuentro de un signo y de una intencin. La poesa moderna se opone al arte clsico por una diferencia que capta toda la estructura del lenguaje y que no deja entre esas dos poesas otro punto comn que el de una misma intencin sociolgica.La economa del lenguaje clsico (Prosa y Poesa) es relacional, es decir que las palabras son lo ms abstractas posible en provecho de las relaciones. Ninguna palabra es densa por s misma, es apenas el signo de una cosa y, mucho ms, la va de un vnculo. Lejos de sumergirse en una realidad interna consustancial a su designio, se extiende, apenas proferida, hacia otras palabras, formando una cadena superficial de intenciones. Una ojeada sobre el lenguaje matemtico permitir quiz comprender la naturaleza relacional de la prosa y de la poesa clsicas: sabemos que en la escritura matemtica no solamente cada cantidad est provista de un signo, sino tambin que las relaciones que ligan esas cantidades estn asimismo transcriptas por medio de una marca operacional, de igualdad o de diferencia; podemos decir que todo el movimiento del continuo matemtico proviene de una lectura explcita de esas relaciones. El lenguaje clsico est animado por un movimiento anlogo, aunque evidentemente menos riguroso: sus palabras, neutralizadas, ausentadas por la apelacin severa a una tradicin que absorbe su frescura, huyen del accidente sonoro o semntico que concentrara en un punto el sabor del lenguaje y detendra el movimiento intelectual en provecho de una mal distribuida voluptuosidad. Lo continuo clsico es una sucesin de elementos de igual densidad, sometida a una misma presin emotiva, a los cuales se les quita toda tendencia hacia una significacin individual y como inventada. El lxico potico es un lxico de uso, no de invencin: las imgenes son particulares en conjunto, no aisladamente, por costumbre, no por creacin. La funcin del poeta clsico no es la de encontrar palabras nuevas, ms densas o ms deslumbrantes, es la de ordenar un protocolo antiguo, perfeccionar la simetra o la concisin de una relacin, llevar o reducir el pensamiento al lmite exacto de un metro. Los concetti clsicos son concetti de relaciones, no de palabras; es un arte de la expresin, no de la invencin; aqu las palabras no reproducen, como ms tarde por una especie de altura violenta e inesperada la profundidad y la singularidad de una experiencia; estn tratadas en la superficie, segn las exigencias de una economa elegante y decorativa. Nos fascinamos ante la formulacin que las rene, no ante su poder o su belleza propios.Sin duda la palabra clsica no alcanza la perfeccin funcional de la red matemtica: las relaciones no estn manifestadas por signos especiales, sino slo por accidentes de forma o de disposicin. La retraccin de las palabras, su alineacin, realiza la naturaleza funcional del discurso clsico; utilizadas en un limitado nmero de relaciones siempre semejantes, las palabras clsicas se encaminan hacia un lgebra: la figura retrica, el clis son los instrumentos virtuales de una relacin; perdieron su densidad en provecho de un estado ms solidario del discurso; operan a modo de valencias qumicas, dibujando un rea verbal llena de conexiones simtricas, de estrellas y de nudos de donde surgen, sin tener nunca el descanso de un asombro, nuevas intenciones de significacin. Las parcelas del discurso clsico, apenas entregan su sentido, se transforman en vehculos o en anuncios, llevando siempre ms lejos un sentido que no quiere depositarse en el fondo de una palabra, sino expandirse al modo de un gesto total de inteleccin, es decir, de comunicacin.De ah que la distorsin a la que Hugo intent someter el alejandrino, el ms relacional de todos los metros, contenga ya el porvenir de toda la poesa moderna, puesto que se trata de anonadar una intencin de relaciones para sustituirla por una explosin de palabras. En efecto, la poesa moderna, ya que es necesario oponerla a la poesa clsica y a toda prosa, destruye la naturaleza espontneamente funcional del lenguaje y slo deja subsistir los fundamentos lexicales. Conserva de las relaciones slo el movimiento, su msica, no su verdad. La Palabra estalla debajo de una lnea de relaciones vaciadas, la gramtica es desprovista de su finalidad, se hace prosodia, ya no es ms que una inflexin que dura para presentar la Palabra. Las relaciones no estn suprimidas totalmente, son cotos cerrados, parodia de relaciones y esa nada es necesaria pues la densidad de la Palabra debe elevarse fuera de un encantamiento vaco, como un ruido y un signo sin fondo, como un furor y un misterio.En el lenguaje clsico, las relaciones arrastran la palabra y la llevan inmediatamente hacia un sentido siempre proyectado; en la poesa moderna, las relaciones slo son extensiones de la palabra, la Palabra es morada, est implantada como origen en la prosodia de las funciones, comprendidas pero ausentes. Aqu las relaciones fascinan, la Palabra alimenta y colma, como el sbito develamiento de una verdad; decir que esta verdad es de orden potico, es slo decir que la Palabra potica nunca puede ser falsa porque es total; brilla con una infinita libertad y se apresta a irradiar hacia miles de relaciones inciertas y posibles. Abolidas las relaciones fijas, la palabra slo tiene un proyecto vertical, es como un bloque, un pilar que se hunde en una totalidad de sentido, de reflejos y de remanencias: es signo erguido. La palabra potica es aqu un acto sin pasado inmediato, un acto sin entornos, y que slo propone la sombra espesa de los reflejos de toda clase que estn vinculados con ella. As, bajo cada Palabra de la poesa moderna yace una suerte de geologa existencial en la que se rene el contenido total del Sustantivo, y no su contenido electivo como en la prosa o en la poesa clsica. La Palabra ya no est encaminadade antemanopor la intencin general de un discurso socializado; el consumidor de poesa, privado de la gua de las relaciones selectivas, desemboca en la Palabra, frontalmente, y la recibe como una cantidad absoluta acompaada de todos sus posibles. La Palabra es aqu enciclopdica; contiene simultneamente todas las acepciones entre las que un discurso relacional hubiera impuesto una eleccin. Realiza, pues, un estado posible slo en el diccionario o en la poesa, donde el sustantivo puede vivir privado de su artculo,[*]llevado a una suerte de estado cero, grvido a la vez de todas las especificaciones pasadas y futuras. Aqu la palabra tiene una forma genrica, es una categora. Cada palabra potica es as un objeto inesperado, caja de Pandora de la que salen todas las categoras del lenguaje; es producido y consumido con particular curiosidad, especie de gula sagrada. Esta Hambre de la Palabra, comn a toda la poesa moderna, hace de la palabra potica una palabra terrible e inhumana. Instituye un discurso lleno de agujeros y de luces, lleno de ausencias y de signos superalimenticios, sin previsin y sin permanencia de intencin y, por ello, tan opuesto a la funcin social del lenguaje, que la simple apelacin a una palabra discontinua abre la va a todas las Sobrenaturalezas.En efecto, qu significa la economa racional del lenguaje clsico sino que la Naturaleza est llena, es posible, sin frutos y sin sombras, enteramente sometida a las astucias de la palabra? El lenguaje clsico siempre se reduce a un contenido persuasivo, postula el dilogo, instituye un universo en el que los hombres no estn solos, donde las palabras nunca tienen el peso terrible de las cosas, donde la palabra es siempre encuentro con el otro. El lenguaje clsico es portador de euforia porque es un lenguaje inmediatamente social. No hay gnero ni escrito clsico que no suponga un consumo colectivo y como hablado; el arte literario clsico es un objeto que circula entre personas reunidas por la clase a la que pertenecen, es un producto concebido para la transmisin oral, para un consumo regulado segn las contingencias mundanas: es esencialmente un lenguaje hablado, a pesar de su severa codificacin.Por el contrario, vimos que la poesa moderna destrua las relaciones del lenguaje y llevaba el discurso a fijaciones de palabras. Esto implica un trastrocamiento en el conocimiento de la Naturaleza. La discontinuidad del nuevo lenguaje potico instaura una Naturaleza interrumpida que slo se revela por bloques. En el mismo momento en que la supresin de las funciones oscurece los lazos del mundo, el objeto toma un lugar privilegiado en el discurso: la poesa moderna es una poesa objetiva. La Naturaleza se transforma en un discontinuo de objetos solitarios y terribles porque slo tienen lazos virtuales; nadie elige para ellos un sentido privilegiado o un empleo o un servicio, nadie les impone una jerarqua, nadie losreducea la significacin de un comportamiento mental o de una intencin, es decir, finalmente, de una ternura. El estallido de la palabra potica instituye entonces un objeto absoluto; la Naturaleza se hace sucesin de verticalidades, el objeto se yergue de golpe, lleno de sus posibles: no puede sino jalonar un mundo no colmado y, por ello, terrible. Esas palabras-objetos sin lazos, adornadas con toda la violencia de su estallido, cuya vibracin puramente mecnica alcanza curiosamente a la palabra siguiente pero se desvanece en seguida, esas palabras poticas excluyen a los hombres. No hay humanismo potico de la modernidad: este discurso erguido es un discurso lleno de terror, es decir que pone al hombre en unin, no con los otros hombres, sino con las imgenes ms inhumanas de la Naturaleza: el cielo, el infierno, lo sagrado, la infancia, la locura, la materia pura, etctera.En ese instante puede difcilmente hablarse de escritura potica, pues se trata de un lenguaje cuya violenta autonoma destruye todo alcance tico. El gesto oral apunta aqu a modificar a la Naturaleza, es una demiurgia; no es una actitud de la conciencia, sino un acto de coercin. Tal es por lo menos el lenguaje de los poetas modernos que van hasta el final de sus intenciones y asumen la Poesa no como un ejercicio espiritual, un estado de nimo o una toma de posicin, sino como el esplendor y la frescura de un lenguaje soado. Para estos poetas es tan vano hablar de escritura como de sentimiento potico. La poesa moderna, en su absoluto, en un Char por ejemplo, est ms all de ese tono difuso, de esaaurapreciosa, que son, ellos, una escritura y lo que normalmente se llama el sentimiento potico. No hay objecin en hablar de una escritura potica respecto de los clsicos y de sus epgonos, o aun de la prosa a la manera de lasNourritures terrestres, donde la Poesa es verdaderamente una cierta tica del lenguaje. La escritura, aqu como all, absorbe el estilo, y es posible imaginar que para los hombres del sigloXVIIno era fcil establecer una diferenciainmediata, y sobre todo de orden potico, entre Racine y Pradon, como tampoco es fcil para un lector moderno juzgar a los poetas contemporneos que utilizan la misma escritura potica, uniforme e indecisa, porque para ellos la poesa es unclima, es decir, esencialmente, una convencin del lenguaje. Pero cuando el lenguaje potico pone radicalmente en cuestin a la Naturaleza por el solo efecto de su estructura, sin recurrir al contenido del discurso y sin detenerse en el descanso de una ideologa, ya no hay escritura, slo hay estilos a travs de los cuales el hombre se vuelve por completo y afronta el mundo objetivo sin pasar por ninguna de las figuras de la Historia o de la sociabilidad.

EnEl grado cero de la escritura(1953)Ttulo original:Le degr zero de lcritureTraduccin: Nicols RosaFoto: Roland Barthes Francia 1978 Sophie Bassouls-Sygma Corbis