roland barthes - el artesanado del estilo

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Roland Barthes - El artesanado del estilo «La forma cuesta cara», decía Valéry cuando le preguntaban por qué no publicab sus cursos del Collège de France. in embargo, durante toda una época, la del triunfo de la escritura burguesa, la forma costaba m!s o menos lo mismo que el pensamiento" sin duda se cuidaba su economía, su eufemia, pero la f costaba menos en la medida en que el escritor utili#aba un instrume formado cuyos mecanismos se transmitían intactos sin obsesi$n alguna por la no%edad" la forma no era ob&eto de propiedad" la uni%ersalidad del lengua&e cl pro%enía del 'ec'o de que el lengua&e era un bien com(n y s$lo el pensamiento era alcan#ado por la alteridad. )odría decirse que en ese tiempo la forma tení %alor de uso. )ero %imos que 'acia *+ - comien#a a plantearse a la Literatura un problema de &ustificaci$n la escritura se busca e/cusas" pero precisamente po sombra de una duda comien#a a ele%arse con respecto a su uso, toda una clase de escritores preocupados por asumir a fondo la responsabilidad de la tradici$ a sustituir el %alor de uso de la escritura con un %alor0traba&o. e sal%ar! a escritura, no en funci$n de su finalidad, sino por el traba&o que cuesta. Comi entonces a elaborarse una imaginería del escritor0artesano que se encierra en lugar legendario, como el obrero en el taller, y desbasta, pule, talla y engar forma, e/actamente como un lapidario 'ace surgir el arte de la materia pasando en este traba&o 'oras regulares de soledad y de esfuer#o escritores como 1aut 2impecable maestro de las 3ellas Letras4, Flaubert 2afinando sus fras Croisset4, Valéry 2en su 'abitaci$n, muy de ma5ana4 o 1ide 2parado frente a su pupitre como frente a un banco de traba&o4 forman una suerte de corporaci$n de las Letras francesas en la que el traba&o de la forma constituye el signo y la propiedadde la corporaci$n. 6ste %alor0traba&o rempla#a un poco el %alor0 genialidad" 'ay una especie de coquetería en decir que se traba&a muc'o y muc' tiempo la forma" se crea incluso un preciosismo de la concisi$n 2traba&ar una materia, en general, es cortar parte de ella4 opuesto a cierto preciosismo bar 2el de Corneille por e&emplo4" uno e/presa un conocimiento de la 7aturale#a qu implica una ampliaci$n del lengua&e" el otro, tratando de producir un estilo l aristocr!tico, instala las condiciones de una crisis 'ist$rica que aparecer! c la finalidad estética no alcance para &ustificar la con%enci$n de es anacr$nico, es decir, el día en que la 8istoria postule una e%idente separaci$ entre la %ocaci$n social del escritor y el instrumento que le transmite la tra

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durante toda una época, la del triunfo de la escritura burguesa, la forma costaba más o menos lo mismo que el pensamiento; sin duda se cuidaba su economía, su eufemia, pero la forma costaba menos en la medida en que el escritor utilizaba un instrumento ya formado cuyos mecanismos se transmitían intactos sin obsesión alguna por la novedad; la forma no era objeto de propiedad; la universalidad del lenguaje clásico provenía del hecho de que el lenguaje era un bien común y sólo el pensamiento era alcanzado por la alteridad. Podría decirse que en ese tiempo la forma tenía valor de uso.

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Roland Barthes - El artesanado del estiloLa forma cuesta cara, deca Valry cuando le preguntaban por qu no publicaba sus cursos del Collge de France. Sin embargo, durante toda una poca, la del triunfo de la escritura burguesa, la forma costaba ms o menos lo mismo que el pensamiento; sin duda se cuidaba su economa, su eufemia, pero la forma costaba menos en la medida en que el escritor utilizaba un instrumento ya formado cuyos mecanismos se transmitan intactos sin obsesin alguna por la novedad; la forma no era objeto de propiedad; la universalidad del lenguaje clsico provena del hecho de que el lenguaje era un bien comn y slo el pensamiento era alcanzado por la alteridad. Podra decirse que en ese tiempo la forma tena valor de uso.Pero vimos que hacia 1850 comienza a plantearse a la Literatura un problema de justificacin: la escritura se busca excusas; pero precisamente porque la sombra de una duda comienza a elevarse con respecto a su uso, toda una clase de escritores preocupados por asumir a fondo la responsabilidad de la tradicin va a sustituir el valor de uso de la escritura con un valor-trabajo. Se salvar a la escritura, no en funcin de su finalidad, sino por el trabajo que cuesta. Comienza entonces a elaborarse una imaginera del escritor-artesano que se encierra en un lugar legendario, como el obrero en el taller, y desbasta, pule, talla y engarza su forma, exactamente como un lapidario hace surgir el arte de la materia pasando en este trabajo horas regulares de soledad y de esfuerzo: escritores como Gautier (impecable maestro de las Bellas Letras), Flaubert (afinando sus frases en Croisset), Valry (en su habitacin, muy de maana) o Gide (parado frente a su pupitre como frente a un banco de trabajo) forman una suerte de corporacin de las Letras francesas en la que el trabajo de la forma constituye el signo y la propiedad de la corporacin. Este valor-trabajo remplaza un poco el valor-genialidad; hay una especie de coquetera en decir que se trabaja mucho y mucho tiempo la forma; se crea incluso un preciosismo de la concisin (trabajar una materia, en general, es cortar parte de ella) opuesto a cierto preciosismo barroco (el de Corneille por ejemplo); uno expresa un conocimiento de la Naturaleza que implica una ampliacin del lenguaje; el otro, tratando de producir un estilo literario aristocrtico, instala las condiciones de una crisis histrica que aparecer cuando la finalidad esttica no alcance para justificar la convencin de ese lenguaje anacrnico, es decir, el da en que la Historia postule una evidente separacin entre la vocacin social del escritor y el instrumento que le transmite la tradicin.Flaubert, con ms orden, fund esta escritura artesanal. Antes de l, lo burgus apareca como pintoresco o extico; la ideologa burguesa daba la medida de lo universal y, pretendiendo fundar la existencia de un hombre puro, poda considerar al burgus con euforia como un inconmensurable espectculo de s misma. Para Flaubert, el estado burgus es un mal incurable que se adhiere al escritor y que slo puede ser tratado asumindolo en la lucidez, lo que es propio de un sentimiento trgico. Esta Necesidad burguesa, que pertenece a Frdric Moreau, a Emma Bovary, a Bouvard y a Pcuchet, exige, desde el instante en que se la enfrenta, un arte igualmente portador de una necesidad, armado de una Ley. Flaubert fund una escritura normativa que contiene, paradjicamente, las reglas tcnicas de unpathos. Por un lado, construye un relato por sucesin de esencias, no segn un orden fenomenolgico (como lo har Proust); fija los tiempos verbales en un empleo convencional, para que acten a modo designosde la Literatura, como un arte que previniera sobre su artificialidad; elabora un ritmo escrito, creador de una especie de sortilegio que, lejos de las normas de la elocuencia, alcanzara un sexto sentido, puramente literario, interior a los productores y a los consumidores de Literatura. Y, por otra parte, este cdigo del trabajo literario, esta suma de ejercicios relativos a la labor del escritor, defienden una sabidura, si se quiere, y tambin una tristeza, una franqueza, ya que el arte de Flaubert se adelanta sealando su mscara con el dedo. Esta codificacin gregoriana del lenguaje apuntaba, si no a reconciliar al escritor con una condicin universal, por lo menos a darle la responsabilidad de su forma, a transformar la escritura dada por la Historia en unarte, es decir, en una convencin clara, en un pacto sincero que permita al hombre ocupar una situacin familiar en una naturaleza todava confusa. El escritor da a la sociedad un arte declarado, visible a todos en sus normas, y a cambio la sociedad puede aceptar al escritor. De este modo Baudelaire quera unir el admirable prosasmo de su poesa a Gautier, como a una especie de fetiche de la formatrabajada, situada sin duda fuera del pragmatismo de la actividad burguesa y, sin embargo, inserta en un orden de trabajos familiares, controlada por la sociedad que reconoca en ella, no sus sueos, sino sus mtodos. Puesto que la Literatura no poda ser vencida a partir de s misma, no era acaso mejor aceptarla abiertamente y, condenado a la prisin literaria, hacer un buen trabajo? La flaubertizacin de la escritura es as el rescate general de los escritores, sea que los menos exigentes se entreguen sin problemas, sea que los ms puros retornen a ella como al reconocimiento de una condicin fatal.

EnEl grado cero de la escrituraTtulo original:Le degr zero de lcritureRoland Barthes, 1953Traduccin: Nicols Rosa & Patricia Willson