rol del acompaÑante terapÉutico (at) · construir un vinculo que favorezca la concreción de los...

20
1 | Página ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. Unidad Nº 01 1) BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO. DEFINICIÓN DEL ROL ESPECÍFICO DEL AT. FUNCIONES DEL AT. EL ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO EN LA ESTRATEGIA DE UN TRATAMIENTO. EL APORTE DEL AT COMO MIEMBRO DEL EQUIPO TERAPÉUTICO. EL ESPACIO DE LA SUPERVISIÓN. 2) PERFIL, HABILIDADES DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO. 3) ESPECIFICIDAD DEL ENCUADRE DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO: Modalidades y áreas de inserción: en proceso psicodiagnóstico, internaciones, ambulatorio, internación hospitalaria e internación domiciliaria. Hospital de día. Hospital de noche. La demanda en el AT. Momentos del vínculo en el AT. 4) RELEVANCIA DEL ROL DEL AT EN LA ACTUALIDAD EN ARGENTINA. ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO (AT)

Upload: others

Post on 10-Sep-2019

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

1) BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

DEFINICIÓN DEL ROL ESPECÍFICO DEL AT. FUNCIONES DEL AT. EL ROL DEL

ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO EN LA ESTRATEGIA DE UN TRATAMIENTO. EL

APORTE DEL AT COMO MIEMBRO DEL EQUIPO TERAPÉUTICO. EL ESPACIO DE LA

SUPERVISIÓN.

2) PERFIL, HABILIDADES DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO.

3) ESPECIFICIDAD DEL ENCUADRE DEL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO:

Modalidades y áreas de inserción: en proceso psicodiagnóstico, internaciones,

ambulatorio, internación hospitalaria e internación domiciliaria. Hospital de día.

Hospital de noche.

La demanda en el AT.

Momentos del vínculo en el AT.

4) RELEVANCIA DEL ROL DEL AT EN LA ACTUALIDAD EN ARGENTINA.

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO (AT)

2 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

1. ROL Y FUNCIÓN DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO

1. BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DEL AT. DEFINICIÓN DEL ROL ESPECÍFICO

DEL AT. FUNCIONES DEL AT. EL ROL DEL AT EN LA ESTRATEGIA DE UN

TRATAMIENTO. EL APORTE DEL AT COMO MIEMBRO DEL EQUIPO TERAPÉUTICO.

DIFERENCIACIÓN DEL ROL DEL AT. EL ESPACIO DE LA SUPERVISIÓN.

a) Breve historia del surgimiento del acompañante terapéutico (AT)

En el presente apartado se realizara un recorrido por los principales acontecimientos y

hechos que marcaron el surgimiento de la práctica del acompañamiento terapéutico

(AT). Teniendo en cuenta la relevancia que este rol tiene en la actualidad.

Diversos autores convergen en que el AT surge en la década del 60 en nuestro país, a

partir de dicho momento esta práctica ha tenido un gran desarrollo en Latinoamérica,

principalmente Argentina, Uruguay y Brasil, como así también en países Europeos como

España.

Para conceptualizar el surgimiento de esta práctica nos basaremos en las investigaciones

y artículos escritos por Rossi y Pulice (1994).

Dichos autores señalan que no existen actualmente precisiones sobre el comienzo de

esta práctica en la Argentina, dándose distintas versiones acerca de su surgimiento, de

los motivos y de las conceptualizaciones en las cuales pudo haberse orientado.

Existen versiones que ligan su comienzo estrechamente a la práctica psiquiátrica, pero ha

estado vinculado de una manera muy poco rígida a la psiquiatría tradicional, debido a la

especificidad del rol.

Lo que si podemos señalar, en un principio, es que esta función surge a partir del marco

conceptual y del trabajo terapéutico que produce, a nivel mundial, el desarrollo del

Hospital de Día en Salud Mental. Tal hito puede ubicarse luego de la Segunda Guerra

Mundial, y que en nuestro país tiene un gran auge a partir de la década del 60´. Además,

como marco general del surgimiento del AT, tenemos que agregar la influencia que tuvo

en nuestro país la anti psiquiatría, en distintas corrientes, y la importancia que adquiere

aquí el psicoanálisis para el tratamiento y la teorización del campo psicopatológico.

Según lo planteado por Kuras (2002), se asocia el surgimiento de esta práctica al Dr.

Eduardo Kalina. A finales de la década del 60´ surge un agente dentro de la práctica

clínica psiquiátrica al que Kalina llamaba, en un primer momento, amigo calificado. Poco

tiempo después este primer nombre habría sido sustituido por el de acompañante

terapéutico (a.t.). Ya que este cambio de denominación, implicaba un cambio de rol:

“con esto se acentúa el aspecto terapéutico por sobre la amistad, y se establece un

vinculo con el paciente desde un rol establecido y no desde el rol que el paciente quiera”

(Kuras de Mauer y Resnizky, pág. 110).

“Me moriré de viejo y no acabaré

de comprender al animal bípedo

que llaman hombre, cada

individuo es una variedad de

su especie.”

Don Quijote de la Mancha

ROL Y FUNCIÓN DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO

3 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

Al manifestar la necesidad de trabajar desde un abordaje múltiple, incluye esta función

para la atención de pacientes en crisis, o en casos que presentan una interrupción de

tratamientos, y su fracaso, de manera recurrente. Cabe señalar que a la práctica clínica

que el Dr. Kalina se refería y a la cual se dedicaba en ese momento, era el trabajo con

adolescentes con problema. Por lo tanto el rol del a.t. “no agotaba su campo en las

acciones recíprocas propias de la amistad, sino que se fundaba en la asimetría” (Kuras de

Mauer y Resnizky, pág. 110).

Otra de las versiones que puede ser tenida en cuenta, sitúa los orígenes de esta función

dentro de la clínica psiquiátrica, y de una apertura en el interior de esta. Según el Dr.

Jorge García Badaracco, desde 1960 trabajaba con a.t., siendo Jefe de Servicio del

Hospital Borda. Badaracco manifiesta que “es una técnica usada desde hace muchos años

en países como los EEUU porque no es intrusiva, ni invasiva, y resulta altamente

continente”.

También el Dr. Julio Moizeszowicz, especialista en psicofarmacología, comenzó a trabajar

hacia finales de la década del 70 con este recurso, en paciente severamente perturbados,

para “tratar de encarar su enfermedad en el quehacer cotidiano”, mediante el trabajo

interdisciplinario, en red. Reconoce entre sus precursores a los Dres. Badaracco y Kalina,

y conceptualmente toma el modelo de Comunidad Terapéutica Diurna.

Otra de las explicaciones posibles al surgimiento del a. t. la vincula con profesionales que

trabajaron en esta práctica desde principios de los años 70. Desde esta posición, el a.t.

habría comenzado como una alternativa frente a la internación psiquiátrica. Dicha

posibilidad se les planteaba a algunos terapeutas, en su mayoría psicólogos y

psicoanalistas jóvenes, a los que se les solicitaba - desde algunas familias- un

tratamiento de emergencia, para pacientes en crisis para quienes se quería evitar la

internación psiquiátrica. Recurrían entonces a la utilización del a.t. como recurso que

permitía sostener una internación domiciliaria. Por lo que en ese momento la posición del

a.t.- al ser un rol en construcción- se encontraba bastante indiferenciada a la del

terapeuta.

En el presente Curso se utilizará AT para referirnos a acompañamiento terapéutico y at

para acompañante terapéutico.

También cabe mencionar la experiencia relatada por el Dr. Juan Carlos Stagnaro, quien

manifiesta que como terapeuta necesitaba en ocasiones recurrir a otras personas, debido

a las dificultades que se le presentaban para sostener un tratamiento, y utilizaba para

esto recursos cercanos a la familia, o de la realidad social inmediata. Ligaba al

Acompañamiento terapéutico a un trabajo extra muros, realizando los a.t. actividades

relacionadas con la contención en momentos de crisis, o el uso de tiempo libre, o

actividades de animación grupal o socialización.

A partir de lo mencionado anteriormente, se vislumbra que el trabajo clínico con a.t. fue

respondiendo a diferentes necesidades clínicas, y orientándose de manera diversa. La

complejidad en establecer de manera precisa el surgimiento de esta práctica, se refleja

en las características del rol y de su función, ya que de acuerdo a cada explicación

posible de comienzo del AT se explica y se define de manera diferente el campo de

acción de este agente. Por lo que aparecerán- posteriormente- dificultades al momento

de intentar definir y darle una articulación teórico-clínica precisa a esta función.

Es necesario señalar, además, una serie de elementos que determinaron el desarrollo del

AT, ya que constituyen variables a tener en cuenta al desarrollar su historia en la

Argentina, y al comenzar a configurar su función.

En primer lugar, señalamos la carencia en nuestro país de instituciones intermedias en el

ámbito de la Salud Mental; es decir, instituciones que permitan alojar, contener, y tratar

a pacientes que egresan de una internación psiquiátrica, o aquellos pacientes de menor

4 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

EL AT ES UNA OFERTA VÁLIDA PARA:

El terapeuta.

La familia.

El paciente.

gravedad, que no reúnen los criterios actuales de internación, pero que requieren un

tratamiento especifico, en muchos casos sin apoyo socio-familiar. Por lo que el a.t. fue

solicitado así en muchas ocasiones, para favorecer la inserción social del paciente,

permitiendo suplir en algunos casos falencias institucionales de una contención

adecuada.

Por otro lado, Rossi y Pulice (1994) señalan que si el recurso del AT es utilizado con

precisión, representa costos accesibles para una franja de pacientes a los que les puede

resultar inaccesible el tratamiento en una institución privada adecuada.

Por último, otro elemento de incidencia en relación a este desarrollo fue lo que ocurrió

con el aumento de estudiantes y egresados de la carrera de Psicología a partir del año

1983, ya que se modifico el acceso convirtiéndose en ingreso irrestricto. Los autores

señalan que dicho acontecimiento ha tenido gran incidencia en la expansión de la

práctica del AT, ya que se presento como una posibilidad de salida laboral, permitiendo el

contacto y aproximación a los primeros pacientes.

Los hechos mencionados anteriormente, junto con los primeros intentos en la difusión y

formación del rol del a.t. dieron lugar a una mayor institucionalización del acompañante

como un “agente” más de la Salud Mental.

En diversas oportunidades, se presento el AT, como una alternativa más en el abanico de

ofertas de tratamiento de una institución, sin tener en cuenta la valorización real y clínica

de la incorporación de este agente al equipo de trabajo. Lo que perjudicó a la práctica

misma del acompañante ya que, en ocasiones, no estaba definido el lugar propio del at

en la estrategia de abordaje específico del paciente en cuestión. Por lo que fue

contraproducente para el desarrollo de la práctica y a su vez conllevó una desvalorización

de su eficacia terapéutica, debido a su utilización inadecuada e indiscriminada. Dicha

situación, produjo confusiones con respecto al rol, exigiendo a los acompañantes tareas

que son propias de otros roles: enfermeros, cuidadores, terapeutas, etc.; exponiendo al

a.t. a situaciones de maltrato en esta práctica.

En el recorrido del surgimiento y el posterior desarrollo de la práctica del AT, se fue

consolidando como una oferta válida para:

El terapeuta, como una opción para sostener esquemas de tratamientos

ambulatorios con un paciente en crisis, para la reinserción en la familia luego de una

internación, y que se da con un recurso humano que permite un trato más

personalizado, y acotado a una estrategia

específica, en la medida en que se cuente

con una formación técnica o profesional.

Para la familia, como otro que acompaña y

sostiene a este sistema en la situación de

crisis en la que se encuentran, y que permite

una nueva mirada sobre “el enfermo”

posibilitando nuevas formas de vinculación.

Para el paciente, como una presencia

significativa, estable, que permita alojar su

sufrimiento, que lo acompaña sin juzgar. A

partir de este encuentro con un otro puede

construir un vinculo que favorezca la concreción de los objetivos terapéuticos, como

así también dar lugar a la expresión y reconocimiento de su singularidad,

posibilitando el desarrollo de sus potencialidades desde una mirada que rescate la

persona de posibles “rótulos” que lo “patologizan” aún más.

b) Definición del rol específico del acompañante terapéutico

Luego de haber realizado un recorrido por la historia del surgimiento del AT, se intentará

dar cuenta de las características propias del rol del a.t.

En primer lugar, haciendo referencia a la etimología del término y en segundo lugar,

trazando aquellas características generales que se tienen en cuenta al hablar del rol del

Acompañante Terapéutico.

5 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

Cabe aclarar que en el presente apartado se tomarán aspectos generales que, luego, en

cada unidad se profundizarán de acuerdo a las modalidades de intervención del a.t., su

área de inserción, etc.

Ahora bien, ¿qué decimos cuando hablamos de acompañar?, más aún, ¿a qué nos

referimos cuando hablamos de Acompañamiento Terapéutico?.

Para responder dichas preguntas recurriremos a la etimología del término:

La palabra acompañamiento tiene la misma

raíz que la palabra compañero y deriva del latín

“comedere” (comer) y panis (pan) que significa

comer del mismo pan, es decir, compartir.

La palabra terapéutico fue tomada del latín

therapeutica que significa tratados de

medicina. Y esta a su vez fue tomada del griego

therapeutikós que significa el trabajo del

sirviente encargado de cuidar a alguien.

Muchos autores han analizado la práctica del AT

en a partir de su definición etimológica. Podemos

decir, entonces, que el acompañamiento

terapéutico se basa en un compartir con un otro,

en un vinculo que se encuentra escrito dentro

del marco del cuidado, en otras palabras en el

marco de la cura. Entendiendo a esta no como

una meta a alcanzar sino como un camino

posible, un sendero por el cual pueden transitar dos personas a partir de un

encuentro, de un modo de vinculación único y saludable.

Cavanga (1996) define al at como un agente de salud entrenado para realizar,

básicamente, una tarea de contención a pacientes crónicos y agudos, en un nivel

vivencial no interpretativo, y para el cual debe poner el cuerpo y constituir una

presencia receptiva, cálida y confiable. La autora señala que el a.t. trabaja inserto en un

equipo terapéutico interdisciplinario, siguiendo la consigna del terapeuta de cabecera,

o del coordinador del equipo. La importancia de esta característica, ya la señalaban

Susana Mauer y Silvia Resniky (1985):

El acompañamiento Terapéutico, al trabajar en un nivel dramático-vivencial, no

interpretativo, muestra al paciente, in situ, modos diferentes de actuar y reaccionar

frente a las vicisitudes de la vida cotidiana. Esto resulta altamente terapéutico.

Primeramente, porque rompe con los modelos estereotipados de vinculación que lo

llevaron a la enfermedad. En segundo lugar, porque ayuda al paciente a aprender, a

esperar y a postergar. Y, finalmente, porque le ofrece la posibilidad de adquirir, por

identificación, mecanismos de defensa más adaptables. (pág 40)

Al decir que el a.t. trabaja en un nivel vivencial, se hace referencia al espacio de la

cotidianeidad del paciente en el cual se inserta y desarrolla su función. Este enfoque de

mínima distancia y gran disponibilidad afectiva favorece una mayor eficiencia

terapéutica.

En el apartado anterior hemos observado cómo se fue gestando el rol a partir de la

necesidad de contar con más posibilidades para tratar pacientes de difícil abordaje y

debido, en parte, a la insuficiencia de los tratamientos convencionales. Hoy la perspectiva

laboral para el AT amplía el abanico de posibilidades, y es llamado para acompañar

situaciones que presentan dificultades de mayor o menor complejidad.

En la actualidad, el acompañamiento terapéutico constituye un rol de múltiples

funciones, compartir, escuchar, observar, ayudar a hacer cosas, frenar impulsos,

contener, estimular pero no interpretar; son las funciones en las que diversos autores

convergen.

6 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

ROL

El acompañante

terapéutico es un agente

de salud capacitado que

trabaja dentro de un

equipo multidisciplinario.

Es importante destacar que el a.t. es un agente de salud capacitado para sostener,

cuidar, aliviar y compartir las ansiedades, angustias y desequilibrios de enfermos con

perturbaciones emocionales que se encuentran en crisis y se ven imposibilitados para

generar respuestas adaptativas antes situaciones internas y externas que se presentan

en la vida de la persona.

Un aspecto fundamental se desprende de lo anteriormente señalado, a saber qué: la

relación entre acompañado y a acompañante no es una relación simétrica, de

igualdad ni de amistad. “Sino que el acompañante se inserta en una estrategia, una

estrategia dirigida a una cura y esto es lo que lo diferencia de una situación no

terapéutica en la que solo se comparte algo con el otro” (Cavagna, 2008, pág. 2 ). Este

aspecto es esencial al momento de definir qué es el Acompañamiento Terapéutico

A partir de lo desarrollado, surge entonces la pregunta: ¿qué es entonces lo distintivo del

Acompañamiento Terapéutico? ¿Cuál es su principal herramienta de trabajo?

La respuesta es simple, y a la vez compleja: lo característico del rol del

acompañante terapéutico está dado en el vínculo…

Dicho aspecto particular del rol del AT se desprende del origen mismo del término,

mencionado anteriormente.

En este “compartir“ tan singular, se producen

modificaciones, cambios que son posibles en

tanto y en cuanto se produzca un encuentro, un

vínculo. Vinculo que se posibilita a partir del

reconocimiento de un otro, un otro

significativo con el cual puedo construir, armar,

desarmar, y volver a armar ese camino de a dos

que solo puede desplegarse a partir de una

presencia comprometida. Y es allí donde emerge

el sentido de lo terapéutico, en relación a la

posibilidad de que este vínculo se encuentre

escrito dentro del marco del cuidado, del cuidado

por el otro, del cuidado de sus deseos, intereses, de su sufrimiento. Por lo que, en este

caso, lo terapéutico está inscripto en el vínculo.

Durante medio siglo, la psiquiatría ha tratado de interpretar la mente humana como un

simple mecanismo, y en consecuencia, la terapia de la enfermedad mental como una

simple técnica. En algunos sectores esta situación ha ido abriendo caminos distintos y ha

dado lugar, a poder vislumbrar en el horizonte destellos de humanización. Es allí donde

el rol del AT encuentra tierra fértil para poder desplegarse. A partir de una concepción

psiquiátrica dinámica opuesta a los planteos que excluyen al enfermo mental aislándolo

de su familia, de su entorno, de la comunidad. Por lo que el a.t. como agente auxiliar

de salud comienza a escribir la historia en la corriente que buscar restituir la posibilidad

de dialogo a partir de un encuentro.

Es justamente este vinculo con el otro, el objetivo y a su vez el medio, el instrumento en

el que radica la eficacia del acompañamiento terapéutico. En tanto se construye un

vínculo, una relación estable, donde la presencia de la contención es insustituible. En el

intento de la consolidación de esta relación es donde se evidencia la necesidad de una

postura ética.

Retomando el campo del acompañamiento terapéutico se advierte que en el centro

mismo de su devenir se encuentra la posibilidad de crear un nuevo ritmo de a dos, con

dos, en un solo espacio, no solo físico sino subjetivo, en donde ambos desplieguen las

alas de la creatividad y puedan reconocerse como semejantes, y diferentes a la vez,

respetándose y acompañándose en sus tiempos. Es decir, otro humano que no me es

indiferente, sino que su presencia, así como la mía transforma, libera, tensiona, alivia.

Dejar a un lado su propia subjetividad (entendiendo por ella los propios deseos,

intereses, juicios, etc.) y prepara el terreno para que pueda florecer la subjetividad de

ese otro, y poder juntos cuidarla a partir de la presencia estable, atenta, activa,

disponible, significativa. En esto radica la eficacia del acompañante terapéutico.

7 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

c) Funciones del at

Anteriormente se ha hecho referencia a que el rol del a.t. es un rol de múltiples

funciones. Dichas funciones se relacionan con la posibilidad- que brinda el

acompañamiento terapéutico- de pensar y diseñar la estrategia de tratamiento en

función a la singularidad del paciente. Por lo que, las funciones que desarrolla el at

dependen- en gran parte-de los objetivos

particulares que se planteen en el caso

concreto.

Sin embargo, algunos autores plantean

ciertas funciones “generales” del rol del

acompañante, que se presentan sintetizadas

a los fines didácticos.

Según Kuras de Mauer y Resnizky (2003),

pioneras en la práctica del Acompañamiento

Terapéutico, el a.t. tiene las siguientes

funciones:

Contener al paciente: La contención es fundamental y constituye la primera

función del Acompañante Terapéutico,

cualquiera sea el momento del proceso en

que se hallen los pacientes. El

Acompañante Terapéutico se ofrece como

sostén, auxiliando al paciente en su

imposibilidad de delimitarse a si mismo.

Acompaña y ampara al paciente en su

desvalimiento, su angustia, sus miedos, su

desesperanza, e incluso en aquellos

momentos de mayor equilibrio.

Ofrecerse como referente: El

Acompañante Terapéutico es para su

paciente un "referente”, incluyéndose

como tercero. Cuando hablamos de

"terceridad”, lo hacemos aludiendo a un posicionamiento del Acompañante

Terapéutico que opera en el vínculo a la manera de organizador psíquico que lo

ayuda a regularse.

Ayudar a "reinvestir”: En virtud del grado de vulnerabilidad del Yo en las psicosis,

el Acompañante Terapéutico se ofrece a la manera de un "organizador psíquico”

capaz de intervenir operativamente y decidir por el paciente en aquellos ordenes

donde éste no es aun capaz de hacerlo por si mismo. Asume por momentos

funciones que "el Yo del paciente”, por estar comprometido y debilitado por la

enfermedad, no puede desarrollar.

Registrar y ayudar a desplegar la capacidad creativa del paciente: La

canalización de las inquietudes del paciente cumple un doble objetivo: sirve para

liberar la capacidad creativa inhibida y tiende a la estructuración de la personalidad

alrededor de un eje organizador. Al proponer y ayudar a investir tareas acordes con

los intereses del paciente, se lo ayuda a reencontrarse con la realidad y se promueve

y refuerza en él la noción de proceso, opuesta a la concepción mágica del tiempo y el

espacio, cuyo rasgo distintivo es la dilución en la inmediatez y la negación de lo

procesual.

Aportar una mirada ampliada del mundo objetivo del

paciente: El Acompañante Terapéutico dispondrá de información ampliada sobre su

modo de discurrir en ámbitos diversos, sobre los vínculos que mantiene con los

miembros de la familia, el tipo de personas con las que prefiere relacionarse, las

8 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

emociones que lo dominan. Registrará

también conductas llamativas de la vida

diaria en relación a la alimentación, el

sueño, higiene personal, todo

ello contribuirá a una mejor evaluación de

las alternativas a la hora de trazar una

estrategia clínica.

Habilitar un espacio para pensar: El

acompañante se incluye entre las

actividades terapéuticas del paciente y lo

hace con disposición dialógica. No formula

interpretaciones de formaciones del inconsciente de su paciente. Pero, en muchos

sentidos, resulta ser “su intérprete”. El espacio discursivo que se habilita en el

vínculo, ensancha las fronteras del intercambio comunicativo del paciente. Se

legitima así un ámbito más de procesamiento y metabolización.

Orientar en el espacio social: el paciente perturbado psíquicamente se encuentra

perdido en un espacio social que no domina. Sufre una importante desconexión del

mundo que lo rodea. En la medida en que el tratamiento lo permita, el acompañante

tendrá por función paliar esta distancia facilitándole el encuentro, en forma paulatina

y dosificada, con algo de lo que perdió.

Intervenir en la trama familiar: el acompañante terapéutico puede contribuir,

además, a descomprimir y amortiguar ciertas interferencias en las relaciones del

paciente con su familia. (Pág. 31)

Cabe señalar, que en la actualidad dichas funciones se consideran de manera más flexible ,

con respecto a cada caso en particular, de ningún modo se consideran como

compartimentos estancos desde los cuales se reduce la práctica del a.t. Por el contrario, se

piensan en las mismas como criterios, aspectos generales a tener en cuenta, delimitando

también otras funciones en relación al paciente en cuestión, etc.

Asimismo, la flexibilidad de dichas funciones está dada también por el contexto en el cual se

desarrolla –por lo general- la práctica del Acompañamiento Terapéutico, ya que se llevan a

cabo en espacios cotidianos del paciente, dependiendo del caso: su hogar, un bar, el club.

Espacios que le son propios al habitar en ellos. Tal aspecto es característico del rol del a.t. y

es lo que algunos autores denominan: que el at se entrama en la tela de la vida cotidiana

del acompañado, y sin embargo no es parte de ella.

A partir de lo expuesto en relación a las funciones es que se hace imprescindible una

mención a la posición ética del a.t., ya que no podemos quedarnos solo en la función,

debemos pensar al acompañante como persona. Si solo tenemos en cuenta su función

caeríamos en un reduccionismo del cual sería difícil despegarse. Es decir, si hablamos de

reconocer a un otro significativo debemos partir de un punto nodal, en otras palabras,

debemos reconocernos nosotros a.t. como personas distintas, diferentes, significativas para

otros, con potencialidades propias para poder así reconocer a otro humano. Y al

reconocerme a mí como un ser creativo, el otro-paciente -se reconoce como tal y es posible

que dé respuestas únicas, originales, propias, aspecto que puede manifestarse en el devenir

del AT. Ya que el espacio del acompañamiento, se presenta como un espacio propicio para

desplegar las capacidades creativas prestando especial atención y ayudando a vislumbrar

las potencialidades del paciente.

Aquí radica la importancia de una postura ética al respecto. Aspecto que se desarrollará en

otra unidad del presente curso.

9 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

d) El rol del at en la estrategia de un tratamiento

Para entender este apartado tomaremos

los aportes de Rossi y Pulice (1994)

que plantean que la función del

acompañante terapéutico en un

tratamiento no puede definirse a priori,

es decir, dar una definición

generalizada. Los autores plantean, que

no se puede ubicar la función del

acompañante terapéutico y tratar de

definirla en forma aislada, sin relación a

una práctica, a un encuadre, a la

dirección de un tratamiento, como algo

generalizable y estereotipado. La

función del a.t. sólo puede definirse en

relación a la estrategia de un tratamiento, y se irá precisando, delineando, en relación a

éste y a las particularidades de cada caso.

La forma de pensar la estrategia para un caso debería ser en función de la singularidad

de un sujeto, sino que se irá delineando en relación al despliegue de su problemática

subjetiva. Es dentro de esta línea que se piensa la práctica clínica del acompañante

terapéutico.

e) El aporte del at como miembro del equipo terapéutico

La existencia de un acompañante terapéutico presupone la

existencia del equipo terapéutico, es su ámbito natural de

trabajo. El trabajo en equipo es esencial al rol del a.t., ya que

se considera un rol auxiliar.

Algunos autores acuerdan en que la implementación del at

como miembro del equipo terapéutico, puede responder a dos

necesidades:

Por un lado a una necesidad concreta del terapeuta, de

poder trascender los límites del consultorio;

Por otro lado, se conjuga con una necesidad del paciente y

su familia, que demandan una atención específica en

aquellos casos que se sienten imposibilitados de responder

ellos mismos.

Se considera el trabajo en equipo como único camino posible

para sostener la eficacia de la función del at.

Actualmente, se encuentran nuevas referencias con respecto

al trabajo y relación con distintas profesiones en el tratamiento de pacientes. Algunos

optan por posicionarse desde lo que hoy se conoce como “transdisciplina”, enfatizando en

la necesidad de las diferentes miradas de cada disciplina del mismo sujeto. No es motivo

del presente curso adentrarnos en dicho debate, nos referiremos a consideraciones

generales del trabajo en equipo, entendiendo a éste como el esfuerzo de cada profesional

interviniente de poner su disciplina al servicio del paciente, a partir de un intercambio y

comunicación en relación a criterios comunes y compartidos.

En el ámbito del AT, al hablar de trabajo en equipo se hace referencia a dos aspectos

importantes:

En primer lugar, hace referencia a que el a.t. se incorpora en un equipo

multidisciplinario. El cual está dirigido por un profesional a cargo del tratamiento,

generalmente un psiquiatra o un psicólogo, quien conduce y guía.

En segundo lugar, el espacio de la supervisión del trabajo en equipo de los

acompañantes y la coordinación del mismo con los otros.

En relación al primer aspecto, es la reunión de equipo el lugar propicio en el cual se

planifica la estrategia del tratamiento y del acompañamiento en un trabajo conjunto con

objetivos unificados.

10 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

Cada profesional desde su área de trabajo puede manifestar lo observado, etc., para que

allí pueda circular y ser trabajado en función del paciente.

Es importante realizar reuniones de equipo periódicamente porque esto permite

reconocer los logros y las limitaciones con las cuales se enfrentan cada uno de los

profesionales en relación al paciente. Como así también la elaboración de un pronóstico

más ajustado a la realidad y la consecuente planificación de objetivos. La importancia de

dichas reuniones radica en la posibilidad de revisar sistemáticamente la estrategia

elegida para el tratamiento y ofrece la oportunidad de ir realizando las modificaciones

necesarias. La comunicación permanente en el equipo es fundamental para no dar lugar

a fracturas frente al paciente, y poder resistir como una unidad.

Los datos que puede aportar el acompañante en dichas reuniones son muy importantes

ya que es quien se encuentra en contacto con la cotidianidad del paciente, su casa, la

dinámica familiar, etc.

Tal como plantean Dragotto y Frank (2008):

La inclusión de un a.t. cobra un sentido no solo a partir de la necesidad o al pedido que

formule el paciente y/o su familia, sino fundamentalmente a partir del lugar que le hace

el terapeuta que conduce el tratamiento. La inserción del a.t. siempre tiene un “para

que” implícito aún cuando éste no siempre pueda formularse en términos de objetivos; y

ese para qué no se basa en el sentido común sino en una estrategia terapéutica basada

en la evaluación y comprensión que el equipo terapéutico tiene de la problemática del

paciente y de sus síntomas de acuerdo con su marco teórico de referencia (Pág. 2).

El segundo aspecto al que se hace referencia cuando hablamos de trabajo en equipo, es

el espacio de supervisión que todo acompañante debe tener. Entendiendo al mismo

como el espacio en el cual el acompañante puede plantear sus dudas e inquietudes con

respecto al devenir del acompañamiento en el que está trabajando. Se retomará dicho

aspecto posteriormente.

f) Diferenciación del rol del at

Tal como lo plantea Rossi (2007) el rol del

Acompañante terapéutico ha sufrido desde

sus comienzos muchas dificultades en

relación a su especificidad en la práctica

diaria ya que, en ocasiones, se ha

confundido su función.

Cabe destacar que al a.t. no es ni

psicoterapeuta, ni analista, ni maestra

integradora, ni trabajador social, ni

enfermero, ni cuidador, ni guardia, ni

amigo, ni familiar. En palabras de Rossi

(2007) “aunque a veces tendrá cierto “semblante” que lo acerque a estos lugares,

aunque sea ubicado por el paciente allí, paradójicamente serán estos roles de los cuales

tendrá que diferenciarse en mayor o menor medida de acuerdo a la particularidad del

caso, con su libertad y sus restricciones a cuestas: ahí está la estrategia en al cual se

plantea ese acompañamiento terapéutico” (Pág. 43).

La función del a.t. se va delimitando a partir de la estrategia específica de un

tratamiento y de la singularidad del caso.

Por lo que podemos definir al a.t. como un agente auxiliar que se integra a la tarea del

equipo terapéutico, y que interviene en la cotidianeidad del paciente, a partir de

objetivos previamente pautado por el profesional que dirige el tratamiento. Es a partir

de esto que cobra sentido la connotación de “terapéutico”.

El rol del a.t. debe ser explicitado y aclarado tanto al paciente, como a la familia, al resto

del equipo terapéutico, como también así a todas las personas con las que tendrá que

interactuar, para evitar posibles confusiones con otros roles y funciones. Por ejemplo si

realizamos un acompañamiento escolar, debemos aclarar la especificad del rol, a los

directivos, la maestra de grado y al acompañado-familia.

11 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

g) El espacio de la supervisión

A partir de lo mencionado anteriormente es que comienza a surgir la necesidad de

clarificar algunos aspectos en relación al lugar que tiene el espacio de supervisión en

la práctica cotidiana del acompañamiento terapéutico. Nos preguntamos entonces, ¿en

qué consiste dicho espacio?, ¿cuál es su función?, ¿quiénes participan del mismo?

En relación a las dos primeras preguntas, el Dr. en Psicología, Duarte Barretto (2005),

nos ilumina al respecto:

El AT, aparentemente ofrece un límite muy tenue entre trabajo y recreación. Las

fronteras parecen ser inexistente.s Al comienzo de mi experiencia como acompañante,

sentía que estas separaciones no existían, lo que a pesar de permitirme hacer “un viaje”,

también generaba en mí su monto de angustia.

De esa forma, son incontables las situaciones y momentos en que surgió la duda: ¿será

que estoy trabajando?, ¿será que eso es un trabajo serio? ¿Ésta es mi propia locura

apoderándose de todo o estoy pudiendo lidiar con ella y la del otro? (Pág.34).

Tal es la complejidad del encuentro con otro en el ámbito de lo terapéutico, que la tarea

de supervisión permite en primer lugar, trabajar las dificultades que plantea la

multiplicidad de variables en juego y el modo en que se despliega la transferencia en

nuestros pacientes, como así también los aspectos contra transferenciales, es decir todo

aquello que el acompañado despierta en el acompañante.

Además en este espacio se integran las diferentes transferencias que se juegan con cada

uno de los acompañantes.

Por lo tanto, la supervisión del a.t. será ese espacio donde podrá volcar sus dudas en

cuanto a lo clínico y a su posicionamiento respecto de aquello con lo que interviene. De

algún modo, el espacio de supervisión se constituye como un espacio que acompaña al

acompañante. Por lo general, dicho espacio es guiado por el Coordinador del acompañamiento, un

psicólogo o acompañante de mayor experiencia que puede ir ayudando a vislumbrar las

dificultades propias del rol.

Dicho espacio puede adoptar distintas características, dependiendo de la modalidad del

acompañamiento, y de la

institución en la cual el

acompañante se encuentre

trabajando. Puede constituirse

como un espacio de

supervisión individual o

grupal. Entendiendo por

individual, al espacio

constituido por el

acompañante y el supervisor;

grupal, al espacio en el cual

participan distintos

acompañantes y un

supervisor.

Los criterios de dichas elecciones son diversos, como así también las técnicas empleadas,

pueden relacionarse a la temática abordada como así también al posicionamiento teórico

y ético desde el cual se trabaje, etc.

La función fundamental del espacio de supervisión es poder ampliar la mirada, debido –

en parte-a la cercanía del rol, por lo que se precisa contar con un espacio que actué

como intermediario entre el impacto de lo cotidiano y el rol terapéutico en dicha trama.

Asimismo, el espacio de supervisión actúa de sostén para el acompañante, permitiéndole

poder plantear sus experiencias, dudas, temores en relación a su acompañado, y al

mismo tiempo poder compartir con otros a.t. las dificultades, alcances y limitaciones

propias del rol. El espacio de supervisión constituye un elemento fundamental en la tríada de la práctica

del AT: formación-supervisión-espacio personal; éste último no necesariamente

12 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

PERFIL DEL AT

Actitud disposicional.

Receptividad y Contención.

Empatía.

Sentido común.

Capacidades diversas en el

ámbito lúdico como de

relación.

Respeto, responsabilidad.

terapéutico, sino un espacio en el cual el at pueda elaborar sus propias angustias,

frustraciones, miedos, etc.

Todo acompañante terapéutico debería contar con un espacio de supervisión en el

desarrollo de su práctica.

2. PERFIL, HABILIDADES Y CARACTERÍSTICAS DEL AT.

Al comienzo de la unidad se ha desarrollado la historia, el rol y las funciones del

acompañante. Asimismo, el lugar del at en el equipo terapéutico focalizando su importancia

en el intercambio con otros profesionales como así también en su cuidado en el espacio de

supervisión.

Ahora bien, ¿cuál es el perfil de debería tener un a.t.? Hay diversas posturas al respecto.

Tomaremos en cuenta los aportes de Cavagna (1996), quien a partir de su experiencia en el

trabajo con los a.t. plantea ciertas condiciones personales para ser un acompañante

terapéutico. Entre las que cita las siguientes:

Actitud disposicional, que va favorecer la

escucha, la observación y el carácter vivencial de

la tarea.

Receptividad y contención.

Empatía.

Capacidad lúdica.

Poder poner el cuerpo y ser presencia.

Perseverancia.

Sentido común.

Control de los impulsos.

Poder poner límites, firmes no rígidos.

Capacidad de maternaje.

Capacidad para identificarse con el otro, a la vez que una disociación instrumental para

observar y evaluar la interacción.

Respeto y responsabilidad.

Flexibilidad (Pág. 4).

Cabe destacar que se realiza una enumeración de dichas características a modo de

presentarlas con fines didácticos. Las mismas se irán vislumbrando en el desarrollo de las

clases de este curso, a partir de los casos presentados y de las temáticas abordadas.

Por lo desarrollado en la unidad, podríamos destacar entre las características, la capacidad

de trabajo en equipo interdisciplinario. De algún modo, dicha capacidad posibilita las distintas

funciones del rol del at, al mismo tiempo que es su fundamento, ya que el rol del at es un rol

auxiliar.

3. ESPECIFICIDAD DEL ENCUADRE DEL AT:

a) Modalidades y áreas de inserción

Antes de adentrarnos en las modalidades,resulta importante definir el concepto de

Encuadre en AT, ya que es un concepto de gran utilidad en esta práctica.

En primer lugar, es un concepto tomado desde el psicoanalisis y en el AT funciona como

brújula, como sostén de la estrategia de trabajo.

El Diccionario de la Real Academia Española se define al verbo encuadrar con los

siguientes significados: “encerrar en un marco o cuadro. Encajar, ajustar una cosa dentro

de otra. Encerrar o incluir dentro de si una cosa;bordearla, determinar sus limites.”

En Psicología el “encuadre”, hace referencia a los siguientes elementos: definición del rol,

espacio,horarios,honorarios,etc.

Veamos ahora las particularidades en el ámbito del AT :

El rol del a.t.: debe ser definido y pautado en su especificidad al paciente, a su

familia y a todas las personas que integran la estrategia de intervención (maestras,

médicos, autoridades escolares, etc.). Este rol debe ser aclarado y diferenciado de

otras funciones, para evitar confusiones.

13 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

ENCUADRE

Definición de rol.

Espacios.

Horarios.

Honorarios.

Espacio: en el AT el espacio se debe fijar en cada caso cual será el lugar de

encuentro donde vayamos a trabajar. En algunos acompañamientos terapéuticos el

espacio de trabajo será el hogar del paciente, en otros un bar, un club, una clínica si

el paciente se encuentra internado, etc.

Horarios: se refiere a la frecuencia y duración de los encuentros, es decir que día y

a qué hora se realizaran los encuentros. El cumplimiento del horario es muy

importante para el devenir del AT. En el caso que intervenga la familia, esta también

debe estar informada de cuáles serán los días y horarios de acompañamiento. En

caso de que el a.t. decida realizar algún cambio en esta variable debe ser informado

al paciente con anticipación y si fuese un niño o alguien que no puede manejarse

solo, debe informarse al padre o tutor.

Honorarios: en esta variable nos referimos a cuanto se paga por el

acompañamiento, a quien y cuando se hará.

Es muy importante aclarar este punto desde

el inicio del AT, definir cuál será el valor de

la hora o jornada de trabajo. Como así

también quien será el responsable de

realizar el pago, en algunos casos es la

familia, en otras el mismo paciente quien

cumple esta función. Y por ultimo hay que

aclarar la frecuencia del pago y a quien se le

va a pagar, ya que algunas veces se abona

al terapeuta, en otros casos al coordinador

de a.t. o al mismo a.t.

En el caso de salidas o paseos debe pautarse previamente quien absorberá los

gastos, ya que algunas veces el a.t. es quien abona o es el mismo paciente , por lo

general los gastos corren por cuenta del paciente.

Es muy importante aclarar todo lo relativo a las interrupciones regladas, es decir,

vacaciones, a imprevistos, modalidad a tomar frente a las llegadas tardes, ausencias

del paciente, etc. Esto debe fijarse con el paciente y debe sostenerse en el tiempo

(Frank 2008).

Todo lo referido al Encuadre es pautado a través de un contrato, en el cual están

presentes todas las variables mencionadas anteriormente, luego de haber sido acordadas

y consensuadas con el paciente. Y con la familia también, en caso de ser necesario.

La importancia de explicitar el encuadre radica en que, en ocasiones, es lo que ayuda a

sostener la tarea, sin perder de vista que se trata de un trabajo.

Modalidades

Según lo planteado por Dragotto y Frank (2008)

el acompañamiento al abordar la singularidad de

cada caso y la necesidad de cada momento va

adoptando diferentes modalidades de acuerdo a

los contextos en las que interviene. Se pueden

nombrar las siguientes modalidades:

Institucionales: el a.t. se inserta en una

institución acorde a una estrategia de un

equipo, es el caso de escuelas, hospitales,

psiquiátricos, geriátricos, hospitales de día, etc. Allí pueden insertarse con el fin de

acompañar un sujeto a partir de la demanda del equipo sosteniendo una estrategia

desde la particularidad del caso, llamaremos a esto acompañamientos individuales.

Dentro de las instituciones también se implementan estrategias grupales de

acompañamiento, uno o dos acompañantes contienen, coordinan, advierten el

advenimiento de la subjetividad individual en un contexto grupal; en talleres de

reinserción social, laboral, comunidades terapéuticas, hospital de día, etc.

Acompañamientos Ambulatorios: en este caso el acompañamiento se desarrolla

fuera de la institución. Desde el abordaje terapéutico institucional o de un consultorio

privado el equipo sostiene un abordaje en la cotidianeidad del sujeto. En estos casos

14 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

AREAS DE INSERCIÓN

El campo de acción

comprende diversas

patologías y

diferentes contextos

donde el AT

desempeña su rol

criteriosamente.

será aun más importante la claridad en el encuadre y contrato de trabajo. El a.t.

coordinara la frecuencia, lugar, horas de acompañamiento según la estrategia

planteada por el equipo.

En un acompañamiento puede intervenir un acompañante o varios acompañantes de

acuerdo a la posibilidad vincular y de conexión como de la cantidad de horas a cubrir

con el acompañamiento. Cuando la estrategia incluye varios a.t. es recomendable

que se incorpore un coordinador que junto al terapeuta o miembro a cargo del

equipo tendrán todos los recaudos a la hora de implementar la estrategia.

Internaciones domiciliarias: en caso

de ser necesarias se cubren todas las

horas del día con un grupo rotativo de

acompañantes, en este caso es de

fundamental importancia evaluar bien la

implementación por su alto costo, no solo

económico, sino de desgaste del equipo.

Se arman turnos rotativos de a.t.s que

abarcan las 24 hs del día, o las horas

diurnas o las horas nocturnas, según la

estrategia planteada. En estos casos es

importante contar con la presencia de un

coordinador del equipo de a.t. Cabe

agregar que esta estrategia solo se

utiliza ante casos de alto riesgo de auto o

heteroagresión, algunas desintoxicaciones u otras crisis, cuando se descarta una

internación por diversos motivos, o como primer paso posterior a una internación

institucional (Pág. 6).

Áreas de inserción

Si bien el AT surgió en un primer momento para abordar aquellos pacientes con

patologías severas que presentaban un desafío para el terapeuta, como psicosis,

adicciones, etc., con el pasar del tiempo ha ido ampliando su campo de abordaje a muy

diversas patologías y diferentes contextos, sin perder la especificidad y singularidad de

rol.

Sin embargo, a medida que el campo de acción se va ampliando, nos vemos obligados a

pensar y formular las especificidades teóricas y técnicas para cada una de estas áreas.

Hoy en día podemos distinguir las siguientes áreas de inserción:

ADICCIONES

BULIMIA Y ANOREXIA

DEPRESIONES Y TRASTORNOS DEL ESTADO DE ANIMO

FOBIAS Y ATAQUES DE PANICO

PACIENTES CON RIESGO SUICIDA

PSICOSIS

RETRASO O DISCAPACIDAD MENTAL

AUTISMO Y TRASTORNOS GRAVES

INFANTO-JUVENILES

NIÑOS CON DIFICULTADES DE

INTEGRACIÓN ESCOLAR

PATOLOGIAS GENÉTICO/NEUROLÓGICAS

EN ADULTOS Y EN NIÑOS

PACIENTES CON CUIDADOS PALIATIVOS

TERCERA EDAD

15 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

b) La demanda en el AT

¿A qué nos referimos al hablar de demanda en el AT? ¿Por qué es importante su análisis?

Al hablar de demanda incluimos lo que se llama el “pedido” del acompañamiento

terapéutico. El mismo se considera a partir del llamado telefónico, que puede realizar un

profesional, la familia del paciente o el paciente mismo.

Es fundamental poder desgregar los distintos elementos que conforman el pedido del at.

Es decir, considerar la urgencia y gravedad del caso, el contexto en el que está inmerso,

quién realiza el pedido, el modo en que lo hace, las expectativas con respecto a la función del acompañante allí, etc.

Al esclarecer dichos aspectos, se “limpia” el terreno en el cual posiblemente se

intervendrá .La tarea del análisis de la demanda es primordial, ya que, en cierto modo

podrá marcar el devenir de ese acompañamiento en particular.

El acompañamiento terapéutico puede ser indicado por un psicólogo, psiquiatra o

psicoanalista, además puede ser solicitado por equipos interdisciplinarios en Salud, Educación Especial y Discapacidad.

También puede ser solicitado directamente por la familia de un paciente. En estos casos,

si no cuenta con un profesional a cargo, se evalúa la pertinencia de indicación de una asistencia terapéutica específica.

c) Momentos del vínculo en el AT

Hemos destacado que lo primordial en el AT es lo vincular. Kuras de Mauer y Resnizky

(2003) plantean que en el vínculo acompañante terapéutico-acompañado se pueden

distinguir los siguientes momentos:

Primer momento: Inicio de la

Relación

Las actitudes dominantes, al

comienzo de la relación del paciente

con su acompañante, pueden ser de

sospecha y desconfianza o de

transferencia masiva, abrupta y

prematura.

Cuando el sentimiento

predominante es el primero – es decir, el malestar, sospecha y desconfianza, se

evidencia un marcado predominio de ansiedades persecutorias que generan

conductas tendientes a acentuar la distancia y a poner freno a todo lo que pueda

propiciar un proceso de integración y colaboración con el tratamiento.

Cuando predomina la transferencia masiva abrupta se produce una relación con

características casi simbióticas, donde predomina una marcada idealización de la

persona acompañante.

Segundo Momento: Mayor

aceptación del vinculo

Luego de un tiempo de

reconocimiento y mutuo ajuste, la

relación acompañante-paciente

comienza a hacerse más accesible

para ambos.

La empatía y el sentido común del

acompañante se hacen aquí

necesarios para desplegar las

distintas maniobras terapéuticas

fijadas en la estrategia de abordaje que el equipo establezca.

16 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

En esta etapa, las actividades ya pueden planificarse junto con el paciente, siempre

que éste manifieste una actitud de mayor compromiso con el tratamiento.

A medida que a.t. desarrolla su tarea, el paciente va comprendiendo los roles que

aquel cumple dentro del equipo.

Tercer momento: Consolidación

del Vinculo

Es difícil hacer una división en

etapas de la evolución de una

relación que es afectiva y, a la vez,

terapéutica. Pero aludiendo a un

periodo de consolidación del

vínculo nos referimos al momento

del proceso en que el paciente y su

a.t. comparten algo más que un

contrato de trabajo con objetivos a cumplir. La frecuencia del vinculo y las

características de esta convivencia gestan relaciones de alto compromiso reciproco.

Este hecho suele promover tanto en el a.t. como en el paciente constantes

replanteos respecto del significado de sus roles.

Cuarto momento: Finalización

del Acompañamiento

Podemos distinguir dos

modalidades en el cierre de un

proceso de acompañamiento. La

primera es aquella que

desearíamos de antemano: una

separación planificada, gradual,

respetuosa del tiempo del paciente

y elaboradora del duelo por la

despedida.

La otra modalidad son las separaciones abruptas, en aquellas situaciones donde el

paciente es “arrancado” del tratamiento, sin un espacio ni tiempo siquiera para

explicitar las sensaciones que despertaba en él dicha interrupción (Pág. 34)

En el transitar del presente Curso, iremos vislumbrando la necesidad de tener en cuenta

dichos momentos en lo que se refiere al vínculo, ya que dicha claridad ayuda a sostener

la tarea y función técnica. Al mismo tiempo que posibilita una definición del rol que se

aleje de crear dependencias difíciles de manejar tanto para el acompañado como para el

acompañante. Entendiendo que el rol del a.t. se utiliza como una herramienta en un

momento y contexto determinado, con ciertos objetivos y funciones, que una vez

alcanzados se hacen necesarias otras intervenciones tendientes a la autonomía e

independencia del acompañado.

4. RELEVANCIA DEL ROL DEL AT EN LA ACTUALIDAD EN ARGENTINA.

En la actualidad el rol del at tiene un mayor reconocimiento. Graciela Bustos (2011) se refiere

a dicho proceso haciendo hincapié en que la capacitación que reciben actualmente les

permite integrar equipos de atención domiciliaria, acompañamiento en la internación y en

domicilio de los pacientes, contener a los sujetos en momentos de crisis dentro y fuera de la

institución; así como también sumarse a las tareas de Promoción de Salud. Los A. T. se

integran a los equipos de salud realizando un verdadero trabajo interdisciplinario,

dinamizando la tarea, realizando intervenciones en el ámbito familiar y comunitario que

permite ampliar las redes de contención de los personas con problemas de Salud Mental.

(pág 55)

Asimismo, la autora señala los efectos y aportes de este recurso terapéutico:

(…) permite abreviar los tiempos de la internación, fortalecer los vínculos con la

familia y la comunidad, favorece la reinserción social del paciente; bajo la dirección de un

17 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

EN LA ACTUALIDAD

Profundizar la

formación y

capacitación rigurosa

de los AT es

primordial.

director de tratamiento o de un coordinador de equipo experimentado, la tarea que realiza

es sumamente valiosa para lograr revincular a las personas con su entorno de una manera

más saludable y respetando la singularidad de la persona y atendiendo a su proceso de

subjetivación.

Es una nueva estrategia de tratamiento que implica abordar un territorio nuevo en el campo

de la clínica que es trabajar en el domicilio del paciente, acompañándolo en su cotidianeidad,

esto obliga a repensar el encuadre de trabajo, a reinventar y recrear las técnicas que

conocemos para poder pensar la tarea en un territorio totalmente ajeno a las instituciones o

al consultorio. (pág 56)

Bustos, enfatiza también en la necesidad de la formación y capacitación remarcando que

estos nuevos requerimientos hacen necesario profundizar en la formación y capacitación

rigurosa, de los A. T. desde el ámbito académico generando planes de estudio que garanticen

conocimientos y prácticas previas para el desenvolvimiento profesional requerido.(pag 56)

El camino en la consolidación del rol del at continúa, y en dicho proceso es que fueron

surgieron cursos, jornadas y tecnicaturas de Acompañamiento Terapéutico.

En la actualidad la carrera se cursa en varias universidades privadas del país y en algunas

provincias existen formaciones terciarias reconocidas por el Ministerio de Educación. Es un

momento de transición entre las formaciones informales al margen del sistema educativo y la

lucha por lograr el reconocimiento y la oficialización definitiva del título dentro del sistema

educativo formal. (Pág 58)

Graciela Bustos señala, que la inserción de los acompañantes terapéuticos en el campo de la

Salud Pública sigue siendo una necesidad y un desafió; su incorporación implica cambiar

viejos modelos asistenciales, por nuevas estrategias de tratamiento, que eviten el

confinamiento y el aislamiento de las personas que sufren alguna patología mental o alguna

discapacidad grave. (pág 58)

A partir del crecimiento en el reconocimiento profesional del A. T. se ha visto reflejado en la

nueva legislación que ha comenzado a regular el ejercicio profesional en distintas provincias y

en la presentación de numerosos proyectos de Ley impulsados en diferentes lugares de la

Argentina.(pág 60)

Otro hito importante en la legislación es la mención de los Acompañantes Terapéuticos en la

de Ley de Salud Mental de la Nación y en la

recientemente sancionada Ley 9848 de Protección de

la Salud Mental en Córdoba; en cuyo texto el

Acompañamiento terapéutico aparece mencionado en

cuatro artículos (pág 61), posibilitando así un mayor

reconocimiento jurídico del rol y funciones.

Bustos, sostiene que en este camino de

reconocimiento del rol se suma la iniciativa de la

Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la

República Argentina (AATRA) quien en el transcurso

del año 2010, redacto el Código de Ética que tiene

como propósito proveer tanto principios generales

como normativas deontológicas orientadas a las situaciones con que pueden encontrarse los

acompañantes terapéuticos en el ejercicio de su profesión, estableciendo así las reglas de

conducta profesional que han de regir su práctica. (pág 62)

El Acompañamiento Terapéutico se plantea hoy como un desafío en lo que respecta al trabajo

en Salud Mental. Un desafío que exige respuestas novedosas de formación, capacitación y

una postura ética comprometida con respecto al ser humano, a su sufrimiento, a sus

aflicciones, a su existencia.

18 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

BIBLIOGRAFIA

Bustos, G & Frank. M. L. (2011) Acompañamiento Terapéutico. Innovaciones en la Clínica

.Inscripción Institucional. Córdoba. Ed. Dunken.

Cavagna, N (1996) Mesa redonda sobre acompañamiento terapéutico. Congreso de la

asociación argentina de Psiquiatría. Buenos Aires.

Cavagna, N. (2008) ¿Qué es el acompañamiento terapéutico?

Real Academia Española. (2001)Diccionario de la lengua española. Madrid. Ed. Arthur.

Dragotto, P. & Frank M.L. (2008) Acompañamiento terapéutico. Artículo Publicado en el

apunte de la cátedra de Psicología Clínica de la Facultad de Psicología de la UNC.

Duarte Barreto, K. (2005) Ética y Técnica en el acompañamiento terapéutico. Andanzas

con Don Quijote y Sancho Panza. Brasil. Editora Unimarco.

Frank, L. (2008) Encuadre y acompañamiento terapéutico. Ficha.

Kuras de Mauer, S & Resnizky, S. (1985)) Acompañantes terapéuticos y pacientes

psicóticos. Campinas: Papirus

Kuras de Mauer, S & Resnizky, S. (2003) Acompañantes terapéuticos. Actualización

Teórico Clínica. Buenos Aires. Editorial Letra Viva.

Kuras de Mauer, S & Resnizky, S. (1995) Acompañantes terapéuticos y pacientes

psicóticos: manual introductorio a una estrategia clínica. Buenos Aires. Ed. Trieb.

Pulice, G. & Rossi, G. (1994) Acompañamiento terapéutico. Buenos Aires. Ed. Polemos

Rossi, G (2007) Historia del AT. Movimientos sociales y en salud mental en Argentina en

los años 60. Psicomundo. Fundamento Clínico del acompañamiento terapéutico.

www.edupsi.com/atdupsi.com

Rossi, G. (2007) Acompañamiento Terapéutico. Lo cotidiano, redes y sus interlocutores.

Buenos Aires. Ed. Polemos.

19 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

Preguntas de la UNIDAD “01” – ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO -

A RESPONDER EN LA PLATAFORMA

Lea atentamente cada pregunta y marque la única opción correcta con un círculo:

1) El acompañante terapéutico es:

a) Un agente capacitado que trabaja de manera particular.

b) Un agente de salud que se comunica con los otros profesionales.

c) Un agente de salud capacitado que trabaja en un equipo terapéutico.

2) El surgimiento del rol del at suele situarse en la década del:

a) 50.

b) 60.

c) 80.

3) El Dr. Eduardo Kalina, comienza a utilizar el recurso del at con pacientes con cuadros de:

a) Adicciones y psicosis.

b) Discapacidad.

c) Psicosis.

4) El rol del at es:

a) Un rol de múltiples funciones.

b) Un rol de funciones establecidas a priori.

c) Un rol de múltiples funciones flexibles.

5) Diferentes autores convergen en que las modalidades en las que suele desarrollarse un

acompañamiento terapéutico, son:

a) Institucionales, internaciones domiciliarias y ambulatorios.

b) Institucionales, ambulatorias y hogareñas.

c) Institucionales, grupales y ambulatorios.

20 | P á g i n a

ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

Unidad Nº 01

Preguntas de la UNIDAD “01” – ROL DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO -

ARESPONDER EN LA PLATAFORMA

Lea atentamente cada pregunta y marque la única opción correcta con un círculo:

6) El concepto de encuadre en AT , incluye los siguientes elementos:

a) Horarios, honorarios y espacio del at.

b) Horarios, honorarios y rol del at.

c) Horarios, honorarios, espacio y rol del at.

7) Las funciones del at se establecen:

a) A partir de la singularidad del caso.

b) Sólo a partir del diagnóstico.

c) A partir de la teoría del equipo.

8) Según las autoras Kuras y Resniky, en el vínculo at -acompañado , suelen darse distintos movimientos:

a) Inicio de la relación, mayor aceptación del vinculo.

b) Inicio de la relación, mayor aceptación del vinculo, consolidación y finalización.

c) Inicio de la relación, mayor aceptación del vínculo y finalización.

9) Entre las funciones del at que Kuras y Resniky plantea se encuentra:

a) Controlar al paciente.

b) Contener al paciente.

c) Enseñar al paciente.

10) Lo primordial en el Acompañamiento terapéutico es:

a) Los objetivos terapéuticos.

b) La estrategia terapéutica.

c) Lo vincular.

Nota importante:

Estimado alumno, los trabajos prácticos son de autocorrección. La

solución de los mismos Usted las encontrará en el apunte de la siguiente

unidad.