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BOLETíN CONAMED - OPS Volúmen 3 Número 18, 2018

PERFILES

Estudiantes de ciencias de la salud yla seguridad de los pacientes

Robinson Rodríguez Herrera, José Noé Rizo Amézquita

Las ciencias de la salud representan uno de los logros más re- levantes de la humanidad ya que afectan la calidad de vida de las personas y las poblaciones. Con el vertiginoso desarrollo de la investigación y la tecnología, en las últimas décadas, hemos presenciado un gran cambio desde los sanadores tradiciona- les hasta la consolidación de los subespecialistas clínicos, y el desarrollo de una gran cantidad de nuevas disciplinas tales como las terapias basadas en ingeniería genética, que comple- mentan el ámbito médico y de enfermería, profesiones que hasta hace unas décadas, formaban casi en solitario, el recur- so humano del hospital tradicional. El desarrollo tecnológico contribuye al aumento de la com- plejidad de los diagnósticos y también de los procedimientos terapéuticos. El crecimiento logístico y estructural de los hos- pitales y las redes de atención de la salud va de la mano con escenarios, en los cuales grandes cantidades de pacientes re- ciben atenciones tanto multidisciplinarias como complejas. Las leyes y normativas sobre los derechos de los pacientes, la docencia y la investigación en salud, han evolucionado, y su conocimiento es indispensable para un correcto ejercicio pro- fesional. La fácil accesibilidad a la información sobre medicina, disponible en internet para las personas resulta impresionante,

y muchas de esas fuentes no son siempre imparciales, actualizadas y dignas de con�anza, las cuales por ende, podrían vulnerar la calidad y seguridad que se brinda al paciente, debido a que el uso de esta información ya sea por parte de los mismos estudiantes en formación o de los pacientes, podría afectar la prescripción o forzar a efectuar un tratamiento que sea erróneo y cause daño al paciente, y por parte de los pacientes, el consultar este tipo de información posiblemente fomentaría el autodi-agnóstico y la automedicación, mostrando una actitud con recelo hacia el profesional que lo atiende, puesto que podría considerar que la información que consultó por el simple hecho de estar en internet tiene mayor veracidad que los conocimientos que el experto y los estudiantes pudieran poseer dentro de los hospitales, aunado a las probables consecuencias que estas prácticas pudieran ocasionar en su salud, dentro de las cuales se encuentran, el enmascaramiento de una enfermedad, aparición de reacciones adversas, contribuir al aumento de la resisten-cia a los antimicrobianos, entre otras.1

1. Sánchez C, Nava M. Análisis de la automedicación como problema de salud. Enf Neurol (Mex). 2012;11(3): 159-162

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En el pasado, la cantidad de pacientes en un hospital era más limitada, lo mismo que los equipos y materiales disponibles para su diagnóstico y tratamiento. El aprendizaje se realiza- ba en grupos pequeños a cargo de un tutor de gran experien- cia, y, por tanto, la relación con los pacientes se revestía de una calidad y calidez particular durante el pase de la visita, y también en los turnos de guardia.

La formación actual de los futuros profesionales en ciencias de la salud debe ir más allá del aprendizaje de una gran cantidad de conocimientos y destrezas clínicas. En el programa formal deben incluirse contenidos que los ayuden a entender y de- senvolverse con propiedad respecto a la procura de la seguri- dad de los pacientes, con los cuales, inevitablemente, ha de tener relación, de alguna forma durante su aprendizaje. Dentro de los principales objetivos de la enseñanza de estos conteni- dos se procura que pueda in�uir en un futuro en su práctica cotidiana como profesionales creando hábitos y actitudes que eviten riesgos prevenibles. Al enseñarles cómo aplicar el cúmu- lo de conocimientos que han adquirido en el área académica, pero de manera orientada a la seguridad del paciente, los es- tudiantes podrían llegar a convertirse en un modelo de con- ducta para los demás integrantes del sistema de salud, como lo menciona la OMS2 e incidir de manera satisfactoria en la atención clínica.

La formación de recursos humanos en salud en la región de las Américas presenta una gran heterogeneidad, desde el reco- nocimiento en El Salvador de seis especialidades, hasta las 82 que reconoce Colombia.3

Podría considerarse que el desarrollo de tecnologías moder-nas ha in�uido en los modelos de atención y por consecuencia, a una transformación de las organizaciones y en un desarrollo de requerimientos, que tiene un impacto directo en los pro- cesos de formación.

Resulta imperativo para el estudiante de ciencias de la salud, que al menos reciba un curso formal y bien diseñado, antes de ingresar a las rotaciones clínicas, que le ilustre sobre los lineamientos y retos globales de la Organización Mundial de la Salud en materia de seguridad del paciente, además de in- centivar a que se consolide una cultura no punitiva en los hos- pitales, con lo cual podría se impulsar el adecuado reporte de los incidentes y eventos adversos, a su vez permitir que los es- tudiantes puedan comenzar a familiarizarse con la seguridad y la calidad de la atención a los pacientes desde su formación profesional. Los tiempos modernos ameritan la introducción de nuevos objetivos curriculares, para que se les enseñe como podrían prevenir el error dentro de la atención al paciente, que es un área de oportunidad, ya que al conocer el cómo y el por qué fallan los sistemas de salud podrían aplicar estrategias oportunas para que evitar que este ocurra.

2. Martínez G, Santos J. Cultura de seguridad del paciente en estudiantes de pregrado en ciencias de la salud. Rev Calid Asist. 2014;29(5): 292-298.3. Organización Panamericana de la Salud – Área de Sistemas de Salud basa- dos en la Atención Primaria de Salud “Residencias médicas en América Latina” Washington, D.C.: OPS, © 2011.

Otro aspecto de gran importancia a tratar es el hecho de que se debe aplicar la teoría y las técnicas adecuadas para la pre- vención de las infecciones, tales como la correcta higiene de manos, el uso de equipo de protección y el respeto de los di- versos tipos de aislamiento que pueden tener los pacientes, asimismo, estar capacitado para identi�car y manejar ade- cuadamente los diferentes tipos de residuos que se generan durante la actividad clínica. El estudiante debe conocer sobre las leyes que regulan los derechos de los pacientes, y sobre otras leyes y normativas que regulan el ejercicio profesional, lo mismo que el ámbito de la capacitación de los estudiantes de ciencias de la salud. Todos estos elementos, van a contribuir no solamente a un mejor desempeño, sino también a la pre- vención de situaciones en las cuales podría verse comprome- tido en un problema legal. El estudiante debe tener muy claro que la condición de estudiante no le exime de responsabilida- des médico-legales producto de sus acciones u omisiones.

Se ha llegado a sugerir, que las instituciones de salud podrían aplicar un examen de veri�cación para evaluar conocimientos y destrezas relativas a la seguridad de los pacientes, antes de admitir estudiantes en sus instalaciones. Actualmente, por la gran carga y dinámica de trabajo que impera en los servicios de salud, estos conocimientos y destrezas los debe traer de manera previa y no atenerse a la posibilidad de aprenderlas durante su rotación clínica, aunque sí el reforzarlas.

Otro punto crítico se re�ere a los tutores, expertos designa-dos que deben supervisar las acciones de los estudiantes en todo momento, pues fueron delegados y aceptaron tal res- ponsabilidad. Lo ideal es que todo turno y área en la cual los estudiantes interactúen con los pacientes, sea supervisada por una cantidad óptima de tutores.

Según las leyes y lineamientos internacionales, los pacientes y sus acompañantes tienen el derecho de ser informados de la presencia de estudiantes en el proceso de su atención. Y también, tienen el derecho de negarse a ser examinados o tratados por aprendices, aún en la presencia de un tutor.4

Los tiempos y las condiciones para que se facilite el aprendi- zaje en el área de la salud han cambiado, por tanto, resulta imperativo adaptarse y evolucionar, abonar a la resiliencia, para lograr un mejor resultado en bene�cio de las personas, de las instituciones de salud, y por supuesto, de los estudian- tes, que aspiran a convertirse en excelentes profesionales y ejercer el llamado de su vocación. “La cultura de seguridad del paciente no es inherente de la persona, sino que se adquiere a través de la capacitación y del aprendizaje”.5

Existen diversos modos de organización y participación en casi todos los países los que cuentan al menos con una instancia

4. LEY Nº 8239. Sobre Derechos de los Paciente en Costa Rica Año 2002, Carta de los Derechos Generales de los Pacientes Costa Rica, Ley General de Salud. México5. Organización Mundial de la Salud. Guía Curricular sobre Seguridad del Pa- ciente, Edición Multiprofesional. Versión preliminar en español. 2012. Disponi- ble en: http://www.who.int/patientsafety/education/curriculum/curriculum- guide_SP.pdf

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rectora relacionada para los sistemas de residencias, pero con diferentes particularidades institucionales, donde están invo- lucradas en este proceso de aprendizaje hasta 3 dependencias, considerando a la Secretaría de Salud/Ministerio de Salud, la Secretaría de Educación/Universidad como aval académico y en algunos casos, el �nanciador.

Es esencial que siendo estudiantes de profesiones que se van a desempeñar en áreas tan críticas como lo es tratar directa- mente con la vida de otro individuo, se les instruya adecua- damente sobre las consecuencias que pueden derivar de los errores médicos y la importancia que existe de conocer y uti- lizar las herramientas necesarias para la prevención de los mismos, además de los bene�cios que resultan de trabajar en un equipo de salud integrado, por ejemplo, en cuestiones tan puntuales como lo es la correcta comunicación entre los profesionales y a su vez entre el médico y el paciente, con el �n de disminuir las probabilidades de la ocurrencia de errores mé- dicos y mejorar la atención de la salud. Por el contrario, sino se les informa en la práctica sobre estos temas, con el paso de los años, tendrán di�cultades para adoptar estas medidas in- dispensables para brindar una atención con calidad y seguri-dad, lo que repercutirá directamente en los pacientes y a su vez en el sistema de salud en general del país. Motivo por el cual hacemos hincapié en re�exionar sobre la realidad presente del quehacer clínico, e implementar programas educativos y prácticos para los alumnos de pregrado y postgrado de cien- cias de la salud, en temas de seguridad del paciente, siendo un tema usualmente poco abordado en los planes curriculares. La enseñanza de la seguridad del paciente es un tema que requie- re de la ineludible participación de las autoridades educativas, los docentes, directivos de los hospitales, expertos salubristas, y del personal de la salud que está ya laborando, con el �n de incidir en que los estudiantes en formación adopten estas medidas de seguridad desde antes de iniciar su rotación en el hospital.

Así nos queda como gran desafío, plani�car formación y el empleo de especialistas con base en las necesidades de la

población de acuerdo con el contexto de cada una, quizá con- formado sistemas de incentivantes que favorezcan la retención de estos en los lugares que se necesita.

Valdría la pena buscar el fortalecimiento de la coordinación entre los organismos rectores encargados de la formación de los recursos humanos en salud para inicialmente, garantizar la calidad de la educación, la acreditación adecuada de pro- gramas e instituciones educativas de los cuales, la escasa in- formación sobre procesos de acreditación de las residencias médicas y especialmente el impacto que estos procesos po- drían producir, están señalando la necesidad de compartir este tipo de información y generar mecanismos de discusión per- manente que contribuya a la mejora de la calidad de los es- pecialistas formados a través de las residencias, superar los problemas relativos a la titulación o certi�cación de los espe- cialistas y subespecialistas, elaborar directrices en materia de calidad de la educación y sobre todo facilitar la revalida- ción de los diplomas con�ables de estudiantes que hayan tenido la oportunidad de dar seguimiento a sus estudios en el extranjero. Esto contribuiría a establecer un vínculo mayor entre los programas de formación de las residencias instalados en los servicios y las universidades, así como en el compromiso de estas en el acompañamiento a los procesos educativos de las residencias médicas.

Ante lo expuesto, podríamos concluir que existe una gran ne- cesidad de reorientar las políticas de formación, certi�cación y recerti�cación de los recursos humanos en salud, y de la for- mación de especialistas y subespecialistas en particular, am- pliando las fronteras de las especialidades básicas. Amerita meditar sobre un nuevo reto global: “formación profesional se- gura, asegura la calidad de la atención”. Con recursos humanos especializados en áreas básicas y de alta calidad, capacitados en seguridad para los pacientes, los países podrán garantizar mejor la cobertura universal a los sistemas de salud, y de los sistemas integrados de servicios de salud.

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