ringo es un muchacho de quince años que pasa las horas

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RingoesunmuchachodequinceañosquepasalashorasmuertasenelbardelaseñoraPaquita,moviendolosdedossobrelamesa,comosirepasaralasleccionesdepianoquesufamiliayanopuedepagarle.SentadoenesatabernadelbarriodeGracia,RingoseconvierteentestigoinvoluntariodeladesesperadahistoriadeamordeVickyMir, una ingenuamasajistaentradaenañosycarnes,yelseñorAlonso,unapuestocincuentón.LavidaenteradiscurreporesebarybajolamiradadeRingo,queescucha,leeyfinalmenteempezaráaescribir, llenandode luzesa tristecaligrafíadeunageneraciónque alimentó sus sueños en los cines de periferia y en las calles de unaciudaddondeelfuturoparecíaalgoimprobable.

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JuanMarsé

CaligrafíadelossueñosePUBv1.0

MadMath13.08.13

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Títulooriginal:CaligrafíadelossueñosJuanMarsé,2011.

Editororiginal:MadMathCorreccióndeerratas:DamianquilloePubbasev2.1

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Asíescomo imaginamosalángelde lahistoria.Vueltohaciaelpasado.Dondevemosunacadena de acontecimientos, él ve una única catástrofe que no hace más que amontonarescombrosantesuspies.Elángeldesearíaquedarse,despertaralosmuertosyrecomponerloquesehavenidoabajo.

WALTERBENJAMIN,1940

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T

1

LaseñoraMirylasvíasmuertas

orrente de las Flores. Siempre pensó que una calle con este nombre jamáspodría albergarninguna tragedia.Desde lo altode laTraveseradeDalt inicia

unafuertependientequesevaatenuandohastamorirenlaTraveseradeGracia,tienecuarenta y seis esquinas, una anchura de sietemetros ymedio, edificios de escasaaltura y tres tabernas. En verano, durante los días perfumados de fiesta mayor,adormecida bajo un techo ornamental de tiras de papel de seda y guirnaldasmulticolores,lacallealbergaungratorumordecañaveralmecidoporlabrisayunaluzsubmarinayondulante,comodeotromundo.Enlasnochessofocantes,despuésdelacena,lacalleesunaprolongacióndelhogar.

Todoestosucedióhacemuchosaños,cuandolaciudaderamenosverosímilqueahora, peromás real.Poco antesde las dosde la tardedeundomingodelmesdejulio, el sol esplendoroso y un súbito chaparrón se funden durante unos minutosdejando suspendida en el aire una luz encrespada, una transparencia erizada yengañosa a lo largo de la calle. Este verano está siendo muy caluroso y la pielnegruzcadelacalzadasecalientatantoaestahoraquelalloviznaseevaporaantesdellegar a tocarla. Sobre la acera del bar-bodega Rosales, cuando ya el chubasco hapasado,unabarradehielodejadaallíporlacamionetaderepartoymalenvueltaenuna arpillera empieza a fundirse bajo el sol inclemente.No tarda en salir el gordoAgustín,eltabernero,conuncuboyunpunzón,y,encuclillas,seapresuraatrocearlabarra.

Alfilodelasdosymedia,unpocomásarribadelbaryenlaaceradeenfrente,enel tramo de la callemás propenso al espejismo, la señoraMir sale del portal 117corriendo visiblemente conturbada, como si escapara de un incendio o de algunaalucinación,yseplantaenmediodelacalzadaenzapatillasyconsublancabatadeenfermera mal abrochada, sin cuidado de enseñar lo que no debe. Durante unossegundosparecenosaberdóndeestá,girandosobresímismaytanteandoelaireconlasmanos, hasta que, quieta y con la cabeza gacha, suelta un grito largo y ronco,comosalidodelvientre,quepocoapocodevieneensuspirosyterminaenmaullidosde gatito. Camina un trecho calle arriba dando traspiés y luego se para, se girabuscandoenelentornoalgúnapoyo,yactoseguido,cerrandolosojosycruzandolasmanossobreelpecho,seagachareplegándosesobresímismalentamente,comosienelloencontraraunsosiegoounalivio,hastarecostarsedeespaldassobrelosraílesdeltranvíaincrustadosenloquequedadelviejoadoquinado.

Vecinosyalgunosviandantesocasionales,pocosycansinosaestahorayeneste

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tramoaltodelacalle,nodancréditoaloqueven.¿Quélehadadoderepenteaestamujer? Estirada sobre las vías cuan larga es, que no es mucho, con las rodillasrechonchas y soleadas en la playa de la Barceloneta asomando por la bataentreabierta,con losojoscerradosy lospies tan juntitoscalzadosconzapatillasderasodeborlasnomuy limpias, ¿quédemonios sepropone? ¿Hayque suponerquequiereacabarconsuvidabajolasruedasdeuntranvía?

—¡Victoria!—chillaunamujerdesdelaacera—.¡¿Quéhaces,desgraciada?!Noobtienerespuesta.Nisiquieraunparpadeo.Enseguidaseformaentornoala

yacente un grupito de curiosos, la mayoría temiendo ser víctimas de una bromamacabra.Unancianotanteaconsubastónlagenerosacaderavariasveces,comosinoacabaradecreersequeestéviva.

—Eh,usted,¿québobadaesesa?—refunfuña,hostigándola—.¿Quédiablossepropone?

Darquehablar,comosiempre,pensarámásdeunaconvecina:quénoharíaestapelandusca para llamar la atención de su hombre.Cuarentona rubia de chispeantesojosazules,denaturalexpansivaymuypopularenelbarrio, lagorditaseñoraMir,quehabíasidoDamaEnfermeraformadaenunColegiodelaFalangeyahoraejercíacomosanadorayquinesiólogadeprofesión,segúndecíansustarjetasdevisita,habíadadoy seguíadandobastantequehablar a causade susatrevidasmanosaplicandofriegascorporalesyaplacandoardoresdiversos,ambiguasdestrezasquepropiciabanfrecuentesdevaneosamorosos,sobretododesdequesumarido,exalcaldedebarriomuymandónybravucón,habíasidorecluidoenelsanatoriodeSanAndrésafinalesdelañoanterior.Enelbar-bodegaRosales,lashabilidadesmanualesdelaseñoraMirsiempre se habían comentado con burlón regocijo, cuando no con despiadadosarcasmo,perocontodo,verlatumbadapanzaarribaenmediodelacalleparodiandounsuicidioodeseándolodeverdad,llevadatalvezporuntrastornomental,perotanfirmeydecididaensupostura,verlaallítiradaenelarroyoconsucaritaredondadepielmuyclaraorladaderizosyconlosmorritosatolondrados,siempresobradosdecarmín, superaba cualquier expectativa. Parecía toda ella tan entregada, tanconvencidadesufininminenteyhorriblebajolaruedaqueibaacercenarsucuello,que costaba creer que tanta serenidad y tan laborioso afán descansara sobre unadescomunal incongruencia. Algo terrible y a la vez risible, en efecto, se estabacociendodebajodeaquellosrizosoxigenados,porque,aunquelaprimeraimpresióndelostranseúntes,viéndolarecostadasobrelosraílesconlasmanoscruzadassobreelpecho, había sido una mezcla de estupor y de compasión, la terrible escena,contempladaahorafríamente,eraparaecharseareír,puesnadieensuscabaleshabríaimaginadoundislatesemejante,unamuerteporatropellomásimposible.Añosatrás,esa postración habría suscitado mucha más alarma y hasta gritos de horror, yacarreado tal vez consecuencias fatales—aunque, pensándolo bien, la lentitud del

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tranvía girando en ese tramo lo haría muy improbable—, pero es que hoysencillamente nada de eso podía ocurrir de ninguna de las maneras, dado que laseñora Mir parecía haber olvidado un detalle importante: el raíl sobre el que sucabecita anhelaba el sueño de la muerte, y el otro raíl paralelo sobre el quedescansabansusgenerosaspantorrillas,eraloúnicoquequedabaenestacalzadadelantiguotrazadodelavía,dosbarrasdeacerolaminadodeapenasunmetrodelargocadauna,herrumbrosasycasienterradasentreunbloquedeadoquines.Hacíamuchotiempo que la calle había sido asfaltada en su totalidad, pero, inexplicablemente,respetaronesepequeñotramoadoquinadodeunostresmetrosdeanchoyconlosdospedazos de riel engastados. En el último palmo de su breve y truncada trayectoriacalleabajo,loscarrilesmuertosiniciabanunlevegiroaladerecha,disponiéndoseadoblarlapróximaesquina.Eraneltestimoniomudodeunarutaabolidayolvidada.Nadieenelbarriosabríaexplicarporquénofueronarrancadosensudíajuntoconelrestodeltrazadovial,quérazónoquésinsentidodejóabandonadosallíesoshierrosparaquesefueranoxidandoyhundiendounpocomáscadadíajuntoconlasucintamuestradeldesaparecidoempedrado,peroahoralapreguntamáspertinente,laquesehacenalgunasvecinas,es:¿deverdadesacantamañanasdeVictoriaMiresperaquepaseuntranvíaylamate?¿Esquetambiénella,aligualquesumarido,haperdidolachaveta? Bastaría que abriera los ojos para ver que arriba no hay ningún cableeléctricoparaenganchareltroledeningúntranvía.

—¡JesúsyMaría!¡Mirenesto,porelamordeDios!—clamaunaancianaparadaalbordedelaaceraconmantillanegraenlacabezayunrosarioentrelosdedos—.¡Mirenaestainfeliz!

Lapresuntasuicidapermaneceinmóvilsobre lasvíasyconlasmanoscruzadassobreelpecho,lanaricillapimpanteylacarnosabocachuponaexhalandoquiénsabequé fervor o anhelando qué gracia descendida del cielo azul, pero la tremendaexpresividaddelospárpadosfervorosamentecerradosyuntuosos,leprestanalrostrolagravedaddeunamáscaramortuoria.Unviandanteendomingadose inclinasobreellaconexpresióncompungida.

—Esonoestábien,señora—dice—.Quéocurrencia,ponerenpeligrosuvida.—¡Peroquétepasa,Vicky!—gritaunamujerenbatayzapatillasqueseacerca

presurosa—. ¿Qué haces tirada en la calle? ¿Es una broma? ¡Debería dartevergüenza!

LaseñoraMirnosedignacontestar,perodeprontosesobresaltayparalaoreja,como si le fuera dado escuchar el chirrido de las ruedas del tranvía girando en lacurva,yhastalovieraechárseleencimaconsuestruendodehierros,porqueabrelosojosysuspupilasreflejanrepentinamenteunespanto.Entonces,volviendolacabezadelotroladoyhacialoalto,lanzaojeadasfurtivasalbalcóndesucasa,enlaprimerafiladebarandillassobrelacalle,ysumiradasevuelveescrutadoraymaligna,como

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queriendodevolverunagravioaquienquieraquepudieraasomarseallíparaverlaeneltrancedeserarrolladaporeltranvía.Peronohaynadieasomadoalbalcón,yellavuelve a rendir la cabeza sobre el raíl cerrando los ojos. Alguien comenta que elhombreconelqueestáliadaactualmente,eraohabíasidoconductordetranvías.

—Ideasdebombero,esoesloquetiene—gruñeasuladolapeluqueraRufina,quediceconocerlabien—.¿Estásmaldelacabeza,Vicky?¿Quéquieresdemostrar?¡Hazel favorde levantarte! ¡Vengaya,mujer!—Lacogepor los sobacos,peronoconsiguemoverla—.¡Miraloquetedigo:siloqueandasbuscandoesquetepilleeltranvía,yapuedesesperarsentada,perobiensentada,hijamía!—Ycerrandolosojosconexpresión lastimerasusurraaloídode lamujerque tieneal lado—:Esporesemangantequeselemetióencasa,mejuegoloquequieras…

—Ya.—Déjenla ahí, si es su deseo—propone otra ancianamuy entristecida—.Qué

másda.Lavidaesparalosjóvenes.—¿Tuhijaestáencasa,Vicky?Quealguienvayaaavisarla…—¡No!—cortaellaalinstante—.Noestáencasa…Violetasefuealaplayacon

suamigaMerche…Unmuchacho de unos quince años, enmangas de camisa y con un libro en la

mano,separayatisbacomoquiennoquierelospechosdelayacentequeasomanporelescotedelabata,sinrastrodesujetadorocosaparecida,unospechosdepielrojizayásperaquelerecuerdanlacarafeaypecosadeVioleta.Unpodencoflacoysucioseacercayolisquealasborlasdelaszapatillasderasodescoloridoylasmanoscruzadasquehuelen a embrocación, y luego se pone a dar vueltas en torno al grupo, cuyoscomentariossiguencayendosobrelaseñoraMirsinafectarlaaparentementelomásmínimo.Dos convecinas, las señorasGrauyTrías, intercambian sonrisasmelifluasmientrashacenporlevantarladelarroyo.

—¿Qué te pasa, Victoria?—desliza la señoraGrau en su oído—. ¿No quieresdecírmelo?Hasestadollorando…¿Tehapegadoesecojodeldemonio?

—¿Porquémiras tanto el balcón?—pregunta la señoraTrías—. ¿Está él en tucasa,ahora?¿Esquetodavíalepermiteslaentradaaunsujetocomoéste?¿Nodecíasqueibasadejarle?

—Siesquenoescarmientas,mujer.—¡Ay,Vicky,cuándobajarásdelasnubes!—Alcabronazodesumaridolegustaríaverlaasí,comoestáahora—comentaen

tonodeguasaeldueñodelcolmado,parapetadodetrásdelcorrodemujeres—.Así,esperandoeltranvíapanzaarriba.¡Seguroquelegustaríaalmamóndelalcalde,siesquelequedaunpocodeentendimiento!

—Cállese, hombre —le reprochan—, ¿no ve que la pobre ha sufrido algúndisturbiocerebral?

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—Venga,levántese,hagaunesfuerzo—diceelhombrequeacudióelprimero—.¿Nosedacuentadedóndeestá?—señalandoconeldedoelraílsobreelquereposalacabezaymirándolaconseveridad.Parecedecididoaimponerlalógica,proponerlosensatoynecesario,decirleporejemplo,oiga,estavíanovaleparaloqueustedsepropone,señora,poraquínopasaningúntranvíadesdehaceaños,perosóloañade—:Notientealasuerte,señora.Nolohaga,créame.

—¡Atención,queviene!—exclamaeltenderodejandoescaparunarisita.—Sáquenladeahí,aquéesperanustedes—dicealguien.—Estás labrando tu propia desgracia,Vicky—le susurra la señoraGrau—.Te

aviso.Aquiénseleocurreunacosatanvergonzosaytanhorrible.Cabeceacompungidalaancianaconmantillaylareprende:—Peromujer,¿quenosabeustedqueelsuicidioespecadomortal,aunqueseaen

unavíacomoésta?—¡Vayaunespectáculo,señoraMir!—exclamaconsornaunavozmasculina—.

¿Noledavergüenza?—¡Cuidado,ahorasíquevieneel tranvía!—sepitorreaungraciosoasomadoa

una ventana. El aviso es recibido con risas y algún aplauso, pero no pocos de lospresentesqueestánpisandolasvíastruncassesobresaltan.

—Levántese, por favor, sea razonable —suplica una mujer, y añade en tonopersuasivo—:¿Quierequeledigaunacosa?Nopasaráningúntranvíahastadentrodeunahoraporlomenos.

—¿Está usted segura?—dice otra mujer a su lado—. ¿Y si han cambiado elhorario?

—Amínomeconsta.—¿Porquéibanacambiarnadaesosmangantes?—terciaunseñormalhumorado

—.¿DesdecuándoelAyuntamientosepreocupadelasnecesidadesdelciudadanodeapie?

—Digaustedquesí.EstebarriosiempreestuvodejadodelamanodeDios.Ahoraelmuchachoestálobastantecercaypodríajurarquelohaoído.Untanto

perplejo,conelmanoseadolibrobajoelbrazoylacamisablancaoliendosuavementeatomillo,poruninstantecreeoírinclusoeltintineometálicodeltranvíaalgirarenlaesquina, así que, obedeciendo a un impulso repentino, asegurándose el libro en elsobacoy lamatade tomillo liadaconuncordelycolgadaalhombro,seacercaunpocomásalgrupoyparalaorejaenunestadocasihipnótico:¿dicentalescosasparaseguirlelacorrientealapobrepirada,simulando,paraconseguirqueselevante,queelpeligroquecorreesreale inminentesipersisteensu temerariaactitud,oesquetambiénellospercibenyadealgúnmodoesepeligro?Porquevieneobservandodesdehace un rato que algunas personas del grupo que rodean a la insidiosa suicida yfingen sentirse muy angustiadas y horrorizadas, afanándose en la engañifa de

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apartarla de las vías cuanto antes para salvarla de unamuerte estúpida, no puedenreprimirellasmismasciertorecelo,algunasmiradasdesoslayoalaesquina,hastatalpunto que, de pronto, toda esta simulación y esta tramoya, lomás convencional yrisible de una bienintencionada puesta en escena, lo que hasta ahora había sidoespectral y absurdo, parece que se estuviera revelando precisamente como lo máscierto,naturalyconvincente:quelasvíasmuertasempezaranacomportarsecomosiestuvieran vivas y en activo, que el tranvía que nunca había de llegar estuviera apuntodeasomarenlaesquinayarrollarlesatodos,yqueestosemanifestaraasídeterrible e inevitable no solamente para la señora Mir, sino para muchos de loscongregadosentornoaella.Algunos,rindiéndoseantesutercanegativaalevantarsede las vías, han preferido abandonar la calzada y subirse a la acera y desde allí,apretujados, arrimándose unos a otros, insisten todavía en el burdo simulacro, sinpoderevitarfurtivasmiradasalaesquinadevezencuando.

Adelante,pobreloca,ponelcuellobajolarueda,hazquelovean,demuéstralesquepuedeocurrir,seoyemusitarparasímismoenunimpulsorepentino:acasoseaesta laprimeravezqueestechico intuye,siquieradeunaforma imprecisay fugaz,queloinventadopuedetenermáspesoysolvenciaqueloreal,másvidapropiaymássentido,yenconsecuenciamásposibilidadesdepervivenciafrentealolvido.

Sentándosesobrelosraílescongranesfuerzo,lamujerpareceescucharunasolavozentre lasmuchasquelaabrumanconreprochesypreguntas.Untipoapuestoybientrajeado,devozamableyprestanciafelina,seinclinaofreciéndolegentilmentesu brazo, ánimo, señora, ¿se encuentra bien?, y ella, mientras se incorporaapoyándose en él, sonríe agradecida y recuerda unas friegas a este hombre, o algomásqueunasfriegas,porqueselaoyemusitarsinelmenorreparo¿quétalandansushermosaspiernasconsurubiapelambre,señorReich?¿Mejoralacirculación?,ysedesentiendedecualquierotraayuda.Inestableperoerguida,seajustalabatasobreelpechocondedosateridosyperfumadosdeesenciade trementina,yenseguidaesosmismos dedos tantean los rizos sobre la frente con un gesto característico decoquetería que sus amigas conocen bien. Sin embargo, sus grandes ojosrepentinamente acuososy afligidos,muy separados, demiradaunpoco estrábicaypárpadosparsimoniosos,noexpresannadaymiranentornocomosinoconocierananadie.Aéllomiraunasolavez.

—Tú,muchacho—susurra—,túquesabesleermúsica,túmecomprendes.Esunadolescentealgopasmaroteydemiradasombría.Gastaalpargatasdesuela

deneumático,llevaunlápizprendidoenlaorejayluceabundantepelorizadoquelecaesobrelafrente.SorprendidoporlaspalabrasdelaseñoraMir,daunpasoatrásyel libro se le escurre del sobaco, pero lo pilla antes de caer al suelo. Ocurresencillamentequelasbrujassaben,esoestodo,sedice.Comosuelesucederleenlossueños, percibe en todo lo que está pasando aquí una mezcla de veracidad y de

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absurdo.Ahora,alobservaralasanadoratanteandoelentornoconmanotemblorosa,probando un precario equilibrio en medio de la gente, esta mujer se le antoja depronto una impostora, alguien que se ha apropiado del trastorno mental, ladesesperaciónylossueñosdeotrapersona.Minutosantes,lafervorosaentregadesucuerpoalafatalidaddelasvíaslehabíaparecidosincera,peroalcabodeunratoyano sabe qué pensar. Aparentemente la buena señora está como una regadera y haqueridomatarse,peroélestáaprendiendoanofiarsedelasapariencias.Pensandoenlosraíles truncadosyeneldesvaríoolaañagazaquelamujeracabadeescenificarparaesagentequeahoraseapartahacialaacerauntantocompungidayamedrentada,siente que otra realidad se le está escurriendo entre los dedos. ¿Podría algún díaretener esa otra realidad, se le ofrecería tal cual y sin componendas, desnuda, sinespejismosniseñuelos?Comosiformularaconellounapromesa,aprietaconfuerzael maltrecho volumen bajo el brazo para sentirlo vivo, convocando secretamentecercadelcorazónelesqueletosecoyheladodelleopardoqueyacesobrelanieve.

Ajenaaloscomentariosyalosconsejosdelasvecinas—nodeberíasandarsolaporahí,acasitaahoramismoydéjatedebromas,Victoria,imagínatequeuntranvíate corta las piernas, quéhorror, vayausted aLasÁnimas a confesarsey se sentirámejor, que avisen a tu hija y mientras llega tómate una tila—, indiferente a suscuidados,laseñoraMirmiradesoslayoelempedradogrisylasvíascortadascomoquienmira un signo indescifrable. También él acecha las vías.Mutiladas, girandohacianingunaparte,paralelashastael finypudriéndosesemienterradas, recibiendopasivamentelosrayosdeunsoldecastigoquebrillaenloaltodelcieloazul,¿cuálpuede ser el reclamo de unos hierros inservibles y olvidados, y qué significa elequívocoolaimposturaquehansuscitado?¿Elhálitodelamuertealcanzórealmentea esta mujer durante los pocos minutos que ha permanecido recostada sobre talfalacia?

UnamanogenerosarozasucodoyporuninstantelaseñoraMirsecreesostenidaenelaire.Nopareceescucharningunavozytampocoparecesentirsedesvalida.Mirainsistentementelosraílesysutruncadodestino,suextrañoreclamoincrustadoenelarroyo,yfinalmenteapartalosojos,rechazaaunavecinaquequeríaacompañarlayseencaminasola,despacioycabizbaja,haciasucasa.Peropasadelargoycruzalacalle, enfilando la acera contraria, que la lleva al bar-bodega Rosales. El podencovagabundoquehabíaolisqueadosuszapatillaslasigueaciertadistancia,hastaquesepara y se quedamirándola sentado sobre los cuartos traseros y rascándose la orejaconlapata,mientrasloacometeunasúbitaerección.Desdelapuertadelbar,pisandosindarsecuentaelcharquitodeaguaquedejólabarradehielo,lafrustradasuicidasegiraparamirarasuvezalperro,ladeandolacabezacomoél,ydespuésentra.

NohayqueseradivinoparasaberquelaseñoraMirpediráenlabarraunacopitadecoñacyunvasitodesifón,delqueapenasprobaráunsorbo.

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—¡E

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Unaplagaderatasazules

stepaísdetodoslosdemonios!Supadreencalzoncillosenciendeyapagalalinternaeléctricaportercera

vezverificandosumalfuncionamiento,yporterceravezmaldicesusuerte.Diríasequeelcontactoanómalodeunapiladesajustadaenlaviejalinternaobraensuánimocomo una afrentosa metáfora del malhadado país que tanto aborrece. También sepodríapensarquelanzaseñalesenclaveparaalguienocultoenlasombra,sinofueraporqueestásoloeneldormitorioyconlascontraventanascerradas.Yesqueinclusovistoasí,desgreñadoysoñoliento,sentadoalbordedelacama,encalzoncillosyconligas y calcetines en las piernas peludas, persiste en él la imagen del hombre deacciónquereniegadelarutinacotidianaynoseresignaaladerrota.Superfilalertaparece husmear la adversidad, y, presto una vez más a afrontarla, se yerguesúbitamenteyresopla,guardalalinternaenelmaletínabiertoasuladoycomienzaavestirse.

Esemaletínyadebecontenerel revólver, elvenenoy loscepos,piensa suhijomirandoporlarendijadelapuertaentreabierta.Elchavalesperaunminuto,indeciso,yalcaboentraenelcuartoconlospuñosenlosbolsillosyhaciéndoseelduro.

—Quieroircontigo,padre.Teayudaréamatarlas.—Nihablar.Dejapasarunossegundoseinsisteconvozlastimera:—Porfavor.Megustaríamucho.—No.Notegustaría.Notienesedadparauntrabajocomoéste.—Podría vigilar la puerta. Siempre hay alguna rata espabilada que intenta

escapar.Yanomedanmiedo,¿sabes?—Queno,hijo.Además,yaestánmuertas.Sólohayquerecogerlas.—¿Todasmuertas,seguro?Siempreseescapaalguna…—¡¿Esquehabloenchino?!Tedigoqueno.Es un sábado por la tarde y el chico no tiene colegio. Tiene clase de solfeo y

piano, pero, aunque leer partituras y teclear escalas es lo que más le gusta en elmundo,porunavezestaríadispuestoaperderselalección.

—¿Porquénoquieresquevaya?—lloriquea.—Tedesmayaríasnadamásentrar.—¡Quéva!Podríasostenerlalinterna,mientrastúlasrematas…Supadrehavueltoasentarseenlacamaconlacamisaamedioponeryserasca

lapalmadelamanoconlasuñasgrandesyoscuras.Mientraslohace,cuelgaenel

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vacío unamirada tan repentinamente ajena y pasmada que de pronto no parece lamismapersona.

—¿Tepasaalgo,padre?Reaccionaenelactoyseincorpora.—Mepasaqueestoyhastaelgorrodemuchascosas.Tehedichoqueno,yesque

no.—Consultasurelojyfarfullaentredientes—:Mequedédormido,mecagoenlahostia.

—Lohabíasprometido.Dijistequemeenseñaríasacazarratasazules.Su padre es el jefe de una brigada de los Servicios Municipales de Higiene,

Desinfección y Desratización de locales públicos. Cines, teatros, restaurantes,mercados,almacenes.Cuandoelniñolosupo,elmismodíaquecumplíaochoaños,su madre le previno para que no se lo dijera a sus amigos del colegio y de laparroquia, porque podían burlarse de él por tener un padre matarratas. Por aquelentonces,élseimaginabaasupadretrabajandoconunamascarillaantigásenlacarayungarroteen lamano,persiguiendograndes ratasentre lasbutacasdeuncine,yhabíaalimentadoestaideaduranteunpardeaños,peroahorasospechaque,ademásde los cebos envenenados y los pesticidas, el exterminador utiliza métodos máscontundentes y expeditivos, sobre todo con las ratas azules. A menudo le oyemaldecir y blasfemar sobre la terrible y asquerosa plaga de roedores azules queinfesta laciudadporcompleto,desdeelpuertoyMontjuichhastaelTibidabo,peronunca ha tenido ocasión de encontrarse cara a cara con una rata azul, ni viva nimuerta.

VuelveaverasupadrefrentealmostradordelatabernaRosalesgirándosehaciaélmuydespacio, enhiestoy achispado, empuñando el vasodevino sobre el pechocomositemieraquefueranaquitárseloyfarfullandoalverleabrirlapuerta:

—Aquí está mi hijo muy querido —con una sonrisa taimada—. Te gustaBarcelona, ¿verdad, nano? Te sientes muy seguro en la gran ciudad, junto a tusegundamadrequetesalvódelhospicioytequieremuchoytemima.Aquesí.

Él pasa por alto lo del hospicio y la segunda madre. Sigue en el umbral ymantienelapuertadelbarabierta,sinentrar.

—Madreteespera.—Prefieresviviraquí,¿noescierto?Aquí,enestahermosayaborrecidacapital

deCataluña.Ytodoporqueacertéaverpasaraqueltaxibajolalluvia…—Madredicequevengasacasa,quelamesaestápuesta.—¡Nome interrumpas!Vivimosenel culodelmundo, en laúltimamierdadel

caballodeSantiago,perotúlamardecontento.Estaeslaciudadquetevionacercasidemilagro, y aquí estás, vivito y coleando, yme alegro, hijo, pero que sepas queaqueltaxilocacéyo…Sí,aquíteharásunhombredeprovecho,unfamosopianistaadmirado por todos los ciudadanos de pro, eso crees, ¿no es cierto? ¡Pues no es

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exactamenteeso,calabacínconpatas!¡Tuciudadnoesmásqueunacloacaapestosallena de ratas azules! Te conviene saberlo, los virtuosos del piano de cola soisdemasiadosensibles.

Ynuevamentesegiradecaraalmostrador,alargandoelvasoparaquelaseñoraPaquitaselollene,yvanquiénsabecuántos.Yonollevolacuenta,dice,lacuentadelosvinoslallevalaconspiraciónjudeomasónica.Oh,vaya,suelesoltaresaclasedepalabrejas,eltemerarioMatarratas,ycosasaúnmásraras,mientraslataberneraylosclientesseríeneintercambianguiñosdecomplicidadyelchicosepreguntaporquéleríenlagracia,porquélehacencaso.

—Nuncahevistounarataazul,padre—diceahora—.Undía,enlasacristíadeLas Ánimas, vi una rata gorda que se ponía de pie y mordisqueaba una sotanacolgadadeunapercha.Peroeraunaratagris,másbiennegra.

—¡Sí, ratas y sotanas,menuda peste!—gruñe su padremientras se enfunda elmonodetrabajo—.Peronoeslomismo,hijo.¿Algunavezhasvistounaratagordaylustrosareventandoenvenenada?Searrastranychillancomocondenadasvomitandosangreporlabocayporelculo.Nopodríassoportarlo.

—Síquepodría.—Nopodrías.Temearíasenlospantalones,seguro.Deuntiempoaestaparte,lefastidiamuchoquesupadreleconsideretodavíaun

niño.Miraelmaletínsobrelacamapensandoenlosmisteriosqueencierra.Supadreagitalacabezaviolentamente,comodesprendiéndosedeunmalsueño.Suscabellosrevueltos,verdososycomoenfurecidos,desprendenunfuertearomaa torrefacto,yeseesotromisterio.Unsecreto,lehandicho,unomás.Aveceshallegadoapensarquelapobrezaytodoslosmalesqueaquejanalafamiliaprovienendetantossecretosenlavidadesupadre.

—Quédateencasayrepasatuleccióndesolfeo—leaconseja—.Do-re-mi-fa-sol,eso es lo tuyo. ¿No dices siempre que demayor quieres sermúsico? Pues hala, aestudiar.Además,tumadrenotardaráenvolverdelaclínica.

—Oh,mierda—se lamenta él en voz baja, y alarga el brazo para acariciar elmaletínconlapuntadelosdedos,imaginandosucontenidoletal—.¿Puedollevarteelmaletíndelosvenenos,porlomenos?

Supadresecalzalasbotasdeaguayresoplaimpaciente.—Estábien,pesado.Peronotehagasilusiones,meesperarásenlacalle.—¿Todoelrato?—Todo el rato. No entrarás. Así que te llevas tus partituras y aprovechas el

tiempo.—¿Puedocogerturevólverunmomento?—¿Qué revólver? ¿Crees que estamos en una película de tiros? ¡Vaya con el

famosopianistaaclamadoenelmundoentero!

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LasombradelanuberemontandodespaciolafachadadelcineSelectoseleantojauntelónescénicosubiendo,cuando,yasoloyresignadoalaespera,hincalarodillaenlaacera para atarse el cordón del zapato. Una tarde de abril, soleada y ventosa. EltráficoesescasoylagentequesubeobajaporlacalleSalmerónnoparecedetectarelolor del veneno que sin duda, piensa él, ahora mismo se filtra silencioso y verdecomo un gasmortífero por debajo de la puerta precintada del cine y por entre lasjunturas de la ventana de la cabina de proyección.Ve a los hombres de la brigadamatarratasentrarunotrasotroporunapequeñapuertalateral.Llegacadaunoporsuladoaintervalosdemediominuto;sontres,dosconropadefaenayunodepaisano.Pasanpor su ladodeprisay sin fijarse enél, queconocea losdosprimeros.Eldepaisano se llama Luis y suele venir a desayunar con su padre cuando éste pasatemporadasencasa,elotroesManuelyllegaenbicicleta;alúltimoloincluyeenlabrigadaporquealcaminargastaelmismoairefurtivoquelosotros,lasmanosenlosbolsillosdelmonoazuldeslucidoylacabezahundidaentreloshombros,comosiseavergonzarapúblicamentedesushabilidadesraticidas.Tiempoatrás,cuandoerauncrío,habíaimaginadoaloshombresmatarratasmoviéndoseigualqueseresmetálicosyachaparradosdeojosverdesycondedoscomocuchillos.

Entretiene la espera en la calle cantando con voz nasal y pelma «Soy el rataprimero,yyoelsegundo,yyoeltercero»,parodiandolatonadillazarzueleraalaquesuprofesordesolfeotienemuchoapegoysueleentonaralsentarsealpiano.Alpocoratoseaburreamorir,yentoncessededicadeformaobsesivaydetalladaafigurarseloque estápasandodentrodel cine: imagina sentir en lanariz el cosquilleode lospesticidasflotandosobrelaplatea,velasratasazulesestirandolapataconlabarrigainfladayvomitandoespumarajossanguinolentos,arrastrándosedebajodelasbutacasyalpiedelapantallaytambiénentrebastidores,enlosurinariosyenloscamerinosdelosartistas;veasupadreconunejemplarasidoporelrabo,unaratagrandeconpapo y un mechón de pelos blancos como la nieve sobre el ojo sanguíneo,enrabietadoporelveneno;lovetododesdelacalleyloviveintensamentesinquesele escape un detalle, igual que si escuchara una aventi descabellada ymacabra delgordoCazorla.

Está saltando a la pata coja delante del cine, siguiendo escrupulosamente ellaberintoquedibujanlasbaldosasenlaacera,yalfinaldelrecorridoleesperalatapadeunaalcantarillaconsugrafíaenrelievedesgastadayborrosa.Sedamediavuelta,siempresobreunsolopie;repiteelviajeunayotravez,yacadanuevogiroesperaverasupadreenlapuertadelcinehaciéndoleseñasparaqueentreaverdecercalacaza y exterminio de las ratas azules. Su padre no aparece, pero desde el cartelmulticolorqueanuncialaactuacióndelosartistasdevariedades,unbastidordepocomás de dos metros de alto apoyado en la misma fachada del cine, una esbelta y

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sonriente bailarina conmalla negra ajustada al cuerpo reclama imperiosamente suatención.

Chen-Li,laGataconBotasbailarinaexcéntricayacróbata

La Gata luce bonitas piernas pintadas con purpurina dorada y se exhibe decostado,comosentadaenelaireomásbiencayéndosedeculoperosinhaberllegadotodavíaalsuelo,laespaldaarqueadaincreíblementehaciaatrás,unapiernaestiradayentensiónylaotraencogidadebajodelasnalgas.Llevaungorronegroconantifazyorejitas,calzabotasdemediacañaacharoladasyrojasysutraserorespingónluceunrabotambiénrojo.ElSelectoesuncinedeprogramadobleconvarietéstronadas,yacogeacantantesmelódicos,rapsodasyhumoristasquealgunavezgozarondeciertorenombreenlaspopularesyexitosasrevistasmusicalesdelParalelo,perocuyosdíasdegloriayapasaron.Losmenorestienenprohibidalaentrada,yéllosabe.Enotropanel,clavadosconchinchetas,hayfotogramasampliadosdelasdospelículasdeestasemana,El séptimo cielo con Simone Simon yEl gato y el canario con PauletteGoddard, dos estrellas gatunas de las que está enamoradoy cuyos encantos le hanprovocadonopocascalenturasentresábanas,peroahorasólotieneojosparalaGataconBotas.¿Porquéselerecogetandulcementeelvientreentrelasingles?Lalíneacombada de muslos y nalgas le parece extrañamente inmaculada y conmovedora,superior en belleza a cuanto ha visto hasta ahora en carteles de cine o en losprogramas demano que colecciona.Con el dedo orilla lentamente el contorno delmusloyluegorozalapieldoradaycaptaelbríointeriorqueanimaelsaltoenelaire.Elreflejodelsol,rebotandodesdeelcristaldeunaventanadelotroladodelacalle,chisporroteauninstanteenlapurpurina,peronoemborronaniatenúalavehementetensión de la cara interna del muslo, una generosa delicadeza muscular que leconturba.

—¿Quéhaces,muchacho?¿Quémiras?Se vuelve. Un señor menudo, encorvado y de hombros alicaídos, está parado

sobrelatapadelaalcantarilla,cortándoleelpaso.Undobleparpadeomágico,peroelhombrecitosigueahí,mirándoleseveramente.

—¿Yo?—Tú,sí.¿Quéestásmirando,sepuedesaber?—Yonada,señor.—Conquenada.Embobadoestásconlosmeneosdeestachinita.Ringovuelveamirarelcartel.—Sinosemueve…—¿Queno?¿Esquenoguipas?Lasbailarinas excéntricasnuncaestánquietas,

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niño.YmenossisonchinasdelParalelo.Otroparpadeo,y enefecto, losmuslos semueven.Elhombrecitoes apenasun

pocomásaltoqueél.Entre losdedosdesumanoesqueléticaalzadaa laalturadelmentón,congestodelicadoydisplicente,comosisostuvierauncigarrillo,sujetaunacorrea que va unida a algo que gruñe a sus pies, un perrito escuálido, de hocicoratonilyraboescaso,alquelefaltaunapatatrasera.

—¿Quéesesoqueasomaentubolsillo?—Micuadernodesolfeo.—Vaya. Eres un chico sensible, ya veo —dice el desconocido en voz casi

inaudible—.¿Verdadqueeresunchicosensible?¿Verdad?—Nosé.—Yeldíademañanaserásunjovenguapo,atentoyrespetuoso.Seguro.—No,señor.Serépianista.—Ah,esoestámuybien.Pianista.—Elperrolevantalacabezaymiraalamocon

susojosamarillosylegañosos—.¿Yquéhacesaquí?—Estoyesperandoamipadre.—Pensandocositasfeas,esoesloquehaces.Venga,nodigasqueno.—Debajo

de la tapa de la alcantarilla suenan ruidos, como de lija raspada o uñas arañandohierro. Alertado por algo, el hombrecito se vuelve repentinamente y su perfil depájaroserecortasobrelasoledadgrisdelaplazaTrilla,queseabrealotroladodelacalle—. Conste que no te lo reprocho, pillastre. Pero escucha lo que te digo —acercándosemásalchico,yahoralavozlesaleraspandoelaire—:Ellaseguramentehace cositas que tú ni siquiera podrías imaginar, aunque estuvieras aquímirándoladurantemilaños.

—No diga eso, señor. ¡Ondia! ¡Mil años! ¿Habla en serio, señor? —inquiereimpostandolavoz—.¿Podríaestarmirándoladurantemilaños?¿Yellapodríaestaraquíbailandodurantemilaños,bailandocomoSalomé ladanzade lossietevelos?¿Deverdadpodría?

Asíescomolevenalgunos:unchavaldespiertoyobservador,sensibleaciertosdesatinos, dotado de una aguda percepción para las expectativas ajenas másextravagantes e imprevisibles y dispuesto a colaborar en cualquier impostura otramoyaque leamplíeelmundo.Así lo recordarán, aplicado, formal, embebidodefuturo.Nosesonrojanisetrabaniseembarullaconlaspalabras,entodomomentosabeloquediceyporqué,yhastalecomplacecruzardecididamenteelumbraldeloimprobable o lo imperceptible. Se queda muy quieto y muy atento frente a suinterlocutor,mira losojosdescarnadosysinpestañasenunrostro largoychupado,miralabocapequeñayfruncida,elcuelloarrugadodelacamisayelternonegroconrodilleraslustrosasenlospantalonesdemasiadoanchosylargos,caídossobrelatristemansedumbredeunaszapatillascaseras,miratambiénelperritocojitranco,ydispone

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lacaraylavozenconsonanciamelodramáticaconloqueve:—Esmihermanastra, ¿sabe?—ysequedapensando,dispuestoa añadirqueel

verdadero nombre de esta artista es Diana Palmer, que fue la otra novia fiel deEdmundoDantés y después la novia secreta deWinnetou y ahora es la novia delmalvado Rupert de Hentzau, y que podía haber sido su propia hermana, pero demadrechina,yqueescapódecasaparaserbailarinaporquequeríavermundoyseavergonzaba de tener un padrematarratas cuyasmanazas huelen siempre a zotal oazufreoacosaspeores.Perotodoesolopiensasolamente.Loúnicoqueañadees—:Mipobrehermanastramayor.Tengocincomás…

Elhombrecitoloatajaconlamanoenaltoylomiraconunbrillorepentinoenlosojosestragados.

—¡Conquementirosillo!—Contrariado, patea la tapa de la alcantarilla por tresveces, como si hiciera una señal convenida a las ratas que viven en las tinieblasmalolientesdelacloaca.Indicandoelcartel,eldesconocidoañadeconvozmeliflua—:Enfin,vamosaloqueimporta.Ademásdebailarinaexcéntrica,estamonadaescontorsionista.¿Sabesquésignificasercontorsionista?

—Claro.—Quesabemoversedeunmodoespecial.—Claro.—Y es bonita la chinita, ¿verdad? Tan bonita, que mirarla es un sufrimiento,

¿verdad?—Oiga, señor, esteperro, con trespatas solamente, hayquever lobienque se

aguanta.¿Cómosellama?—Tula.Esunaperrita.¿Ytúcómotellamas,chico?—Ringo.No ledoy lamanoporquehe tocadovenenopara ratas, señor.Ringo

Kid,eseesminombre.Seagachaparamiraralaperritasimulandounrepentinointerés.Elanimaltiene

losojosrasgadosylasorejitastiesas,unadelascualesluceunagarrapataredondaylustrosa como una perla, y tan gorda que habría que arrancarla con unas tenazas,piensa.

—¡Vayagarrap…!—Aléjatedeproductostóxicosquenoseancomestibles—cortaelhombrecito—.

Esunconsejoquetedoy.Ydelachinita…—dudauninstante,lamiradacontritayeldedoescuálidoseñalandoalabailarinaenelcartel—,delachinitaaléjatetambién.Hasdesaberqueelprogramadeestasemananoesaptoparamenores.¿Cuántosañostienes?

—Once,casidoce,señor.—Además,fumigaronellocalyahoraestácerradoyprecintado.—Yalosé.

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—¿Entoncesquéhacesaquísolito?—Seloacabodedecir,estoyesperandoamipadre.—¿Ydóndeestátupadre?—Enelcine,cazandoratas.—Ah,esoestábien.Lasratastraenlapestenegra.—Estapestedeahoranoesnegra,señor.Esazul.Melodijomipadre.Ahoramismoély subrigadaestarán inspeccionando loscebosconvenenoque

dispusierondíasatrás,dice,cuandorociaronellocalconpesticidasylocerraronpororden gubernativa. Mi padre conoce los trámites oficiales, es una autoridad, sabecómoseluchacontralasratas.No,ahorayanosecazanconlaraterayeltrocitodequeso, ya no valen el gato ni el escobazo, no señor, tampoco los polvosNogat elterror de las ratas, eso quedó anticuado; mi padre tiene un Colt 45. Cuando seamayor, él también se dedicará al exterminio de toda clase de alimañas, ratones,chinches,pulgas,cucarachasyelpiojoverde.

Laperritasesostienepacienteyunpocoescoradasobrelaacera,sudueñoescrutael entorno de reojo y se hace el distraídomientras escucha, y el chico observa suestabilidad también precaria y la casposa adherencia que se ha posado en sushombros,comounaceniza.Elhombrecitoasiente,estáalcorrientedeloquepasóenelcine.DurantelaactuacióndelmagoFu-Ching,dice,unaparejaderoedoressalidade no se sabe dónde apareció en el escenario como por arte de magia y muchosespectadorespensaronqueeraun trucodel ilusionistayaplaudieron,peroélno,élestabaenprimerafilaysediocuentaenseguida,erandosenormesyasquerosasratasdeverdad,grandescomoconejos,queseplantarondesafiantesfrentealascandilejasenseñandolosdientesyacabaronprovocandogranespantoyconfusiónenlaplatea.

—¿Te das cuenta lo ciega y estúpida que se ha vuelto la gente,muchacho?—farfullamirandoentornocomosibuscarareferentesvisuales—.¿Dóndesehavistouna cosa igual? Fíjate, el público viendo claramente que eran ratas, estaban allímismo,rabiosasypeludas,¡ytodosempeñadosenqueerauntrucodelilusionista!¡Yesqueyanadieseatreveaverlascosastalcomoson!

Intentando imaginar el gran alboroto, el espanto y las carreras en el patio debutacas,Ringocierra losojos,perobajo suspárpadosbrillan todavía loshermososmuslosdeorodeChen-Li,laGataconBotas,ydemomentonohaysitioparanadamás.

—Es que son ratas azules, señor.Mi padre me explicó que las ratas azules techupanlasangre.Ycuandoyalahandiñado—añadefrunciendoelceño—,sevanahacerguardiadondelosluceros…

—Tupadre.Vaya,vaya.—Ustedporquenolashavisto,perohayunaplaga.Yotracosa.Cuandoelmago

Fu-Chingsacaelconejodelsombrero,esporqueelconejoyaestabaallí,¿verdad?

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—¡Ah,quiénsabe!Perotediréunacosa.EstalindaChen-Litienedechinaloqueyodejaponés.Palabra.

—Porfavor,señor,dígamelaverdad.—¡Laverdad,laverdad!Esonovalenadahoyendía.Con la mano yerta sacude la caspa que florece sobre el luto alicaído de sus

hombrosysequedapensativomirandolanadaquetienedelanteyhaciendoextrañasmuecasconlabocaabierta,comosifueraaestornudar,luegoseencorva,acariciaellomodesuesmirriadaperritadetrespatas,sequedapensandoyfinalmentepierdeeldominio de sí mismo y se le escapa un sollozo. Es una efusión instantánea, duraapenasunafraccióndesegundoypodríaconfundirseconunestornudo.Enseguidasecontiene,seincorpora,daunsuavetirónalacorreaylesusurraalgoalaperra.Conunchispazodesmesuradoyfugaz,elsolrebotaenotraventanayvuelve,másdócilyapagado,alapurpurinaquecubreelsoberbiomuslovolanderodelaGataconBotas.

Élsehagiradoamirarlacuandooye,remota,resignada,lavozdelhombrecito:—Adiós,niño,pórtatebien.Lasemanaqueviene—añadealponerseenmarcha

— anuncian un programa que te gustaría, seguro, si pudieras entrar. Si ya no hayratas,pondránLaparejainvisibleyLagarraescarlata.

—YalahevistoLagarraescarlata.Elasesinoeselcarterodelpueblo.Niebla y pantanos, la nariz ganchuda de Sherlock Holmes, una garra metálica

ensangrentadaycadáveresdestrozados,conaspectodehabersidomordisqueadosporlas ratas, recuerda muy bien la sombría película mientras observa al hombrecitoalejarsecalleabajorenqueandolevemente,acoplándosealdescompásdelaperritaybajando lamanosolícitaparaacariciarle lacabeza, escoradosambosyconpisadasinciertasqueparecenesquivarobstáculosinvisibles,ydespuéssevuelveparaadmirarunavezmásalaGataChen-Lisuspendidaenelaire.Todoesfugazyvolátilenesecuerpoquesaltasentado,casiintangible,prendidoenelinstantedesubiryaspirandoanocaer,afijarseasíparasiempreenlamemoriayeldeseo.Ringoescrutalacarainternadelmuslo,esadelicadazonaen tensiónque leconmueveprofundamente,yqueahoramuestraalgoqueantesnohabíavisto.Pareceunpequeñodesgarroenlapiel, pero almirarmás de cerca advierte que se trata de un gusano amorrado a lapurpurina, chupándola.Esvelludoy tiene el lomoverdoso conpequeñasmotas decolorvioleta.Podríaserungusanitoengañosamenteatraídoporlapurpurinadorada,quehatomadopormiel,piensa,peroresultaextrañoverleensemejanteescenario.Sitrepara un pocomás, alcanzaría la ingle por debajo del pantaloncito de raso y notardaríanadaenllegaralapelvis,yenseguidapodríametersedentrodelmismísimoconejito de la bailarina, piensa. Oscuro y húmedo y dulce. Pero el bicho estádemasiadoquieto.Cautelosamente,lotanteayloempujaconlauña,yelgusanosedesprendeycaealsuelo,acartonado,muerto.

Hastaaquíhallegadoelpotentematarratasdeljefe,piensa.

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Estásentadoeneltranvíaconelmaletínenelregazoysupadrepermanecedepieasulado,enmitaddelpasillo.Eltranvíaesun24,vacompletoysubeporSalmerónalaalturadeCarolinas.Conexcusasymiradasumisa,unsacerdoteseabrepasoentrelasapreturasdelaplataforma,porfiandoconloshombrosycolgandojaculatoriasensuslabiosgordosysonrosados.Accedealpasillo,peronohayningúnasientolibre,muchos pasajeros viajan de pie. Elmosén es robusto y rubicundo y luce una granpapada y una airosa cabeza de níveos cabellos alborotados. El tipo de clérigocampechanoycarotaquemipadresecomeconpatatascadadía,piensa,presagiandoelfollónqueseavecinaylavergüenzaquevaapasar.EnsumentefulgurantodavíalosmuslosdemieldelaGataconBotas,cuandoloveacercarsemuydecididoporelpasillo.Unparpadeomágicoparaahuyentarlo,peroelcurasigueadelanteyademásahoraconlamiradarisueñafijaenél,comosidieraporhechoqueesteniñobuenoyeducadoselevantaráenseguidaparacederleelasiento.

Supadresiguedepieal ladoyapoyalamanoensuhombroconunaleveperopersistente presión, un gesto que él interpreta de posesión y dominio y que leincomoda en público. Esamano es grande y nervuda, de piel cuarteada y verdosacomo de lagarto, y el chico siempre ha visto en ella, aun estando posadaamigablemente en su hombro, o ciñendo el cuello de una botella de vino, a vecessacudiendounasmigassobreelmantelocolgandoinertealbordedelamesaoenelbrazo de una butaca, incluso viéndola muy quieta y apaciguada sobre la rodillasumisa de sumadre, una furia latente en los nudillos, una permanente crispación.Ahoralatienetancercaquecaptaelacreoloramatarratasenquistadoentrelasuñasdelosdedos,lamismasuavepestilenciaconresabiosdezotalqueimpregnalasbotasdeagua,elmonoazulyalgunaherramientamuyraraquellevacolgadaalcintojuntocon la linterna eléctrica que debe servir para deslumbrar e inmovilizar a las ratasantesdematarlas,piensa,aunquelomásraroeincongruenteeselefectoqueproducela americana azul marino a rayas sobre el sucio mono de trabajo, una americanaperfectamente entallada y en buen estado, como si de cintura para arriba su padrevinieradeuna fiestadepostínydecinturaparaabajo salieradealgunamalolientealcantarillallenaderatasmuertas.Sinsaberporqué,acudeasumenteelhombrecitogolpeandoreiteradamenteconelpielatapadelaalcantarillaencompañíadesuperradetrespatas.

Elmosénllevaunbotóndelasotanadesabrochadoalaalturadelpecho,acausaseguramente de los achuchones en la plataforma. Sus cejas hirsutas, ensortijadas ycon pelos disparados en todas direcciones, compiten en blancura con su vistosacabellera.Yaestácercaylesiguemirando,yelchicosensibleyaestápensandoenlevantarseparacederleelasiento;enelcolegiolehanenseñadoquedebeteneresadeferencia con las señoras, sobre todo con las ancianas y las embarazadas, pero

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tambiénconlasmonjasylossacerdotes.Esloqueseesperadelosniñosbuenosyeducados que asisten a las catequesis. La callosa mano de saurio se retira de suhombroyéllointerpretacomounaseñaldeaprobaciónyselevanta,peroapenashadespegado lasnalgasdelasientocuando lamanocaenuevamentesobresuhombrocontantafuerzaqueleobligaapermanecersentado.

—Túquieto—oyedecirasupadreenvozaltayclara—.Niesunaseñoraniestáembarazada.

Elclérigodedicaalchicounasonrisabeatífica.—Se agradece el gesto, hijo—dice entornando los párpados.Y al padre—:El

muchachoestábieneducado.—Procuramosqueloesté,mosén.—Suintenciónerabuena.—Oh,sí.Perodelasbuenasintencionesdelmuchachomeocupoyo.—Esnatural,sí,señor.El mosén asiente y pestañea afablemente. Recogiendo las manos y parando la

oreja como un padre confesor, parece sumido en una reflexión compasiva, cuandooyedecirasuinterlocutor:

—Ytambiénmeocupodelashostias,silasmerece.—Claro.Sepreocupaustedporsuhijo.Esoestábien.—Esque,verá, reverendopadre,mishostiascontienenmásDios,bastantemás

DiosquelasquerepartenustedesyelobispoModrego.Los pasajerosmás próximos, testigos de la escena, empiezan amirar para otro

lado.Noesexactamentequenoquieranoír,esquedesearíanestarlejosdeaquí.Hayunbrevesilencio,yeltemerarioMatarratasvuelvealacarga:

—Elvinoqueusanustedesparaconsagrarnovalenada.Loheprobado.—¿Ah,sí?—Sí,novaleunamierda.—Vaya.Detodosmodos—entonaelcura,conunainesperadapachorraepiscopal

—novamos adiscutir por eso, ¿verdad?Aunquemedaustedmuchapena, señor,créame,muchísimapena.

—Esoamímelabufa.—Ignoroquéseproponeusted,perotengoquepedirlequenodémalejemploa

suhijo.Selopidoporfavor.—¿Malejemplo?¿Yomalejemplo?Mire,ensuscolegiosenseñanlaasignatura

deFormacióndelEspírituNacional,unacagarrutabendecidaporlaIglesiaquefaltópocoparaquemedejaraidiotaalchico.Asíquenomehabledemalejemplo,mosén.

Tierra trágame,piensaél.Llevaelvenenoraticidaenquistadoenlasuñas,enlavoz,enlosojosyenlaspalabras,yademásyanohayquienlopare.

—Enmiparroquiaenseñamostambiénotrascosas—apuntaelclérigo.

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—Esquetampococreoenlaparroquiacomosalvadoradealmasytodoeso.—Ya.—Mimujer,sí.Ellasícree.—Vaya.LausDeo.—Sí, tieneamistadconsacerdotes.Peroconelobisponoquiere tratos.Nuestro

despreciovadecanónigosyobisposparaarriba.—Vaya.Peronosealtere,hombredeDios.—Alaparroquiamimujersólovapararezar.Yasabe,KyrieEleisonytodoeso.—Porloqueveo,hijomío,suertetieneusteddesuesposa…—Yonocreo—loatajaelMatarratas—queustedesnosayudenaganarelcielo.

De verdad, no lo creo.—Y con voz nasal y canóniga, descaradamente impostada,añade—: ¡Tannnta sotana por las calles! ¡Tannnta sotana! ¿Adónde iremos a pararcontannntasotana?

—¡Ay, Señor, Señor!—cabecea cansinamente el cura con talante conciliador yresoplaconelbelfoapuntandohacia arriba, agravandoaúnmáscon susbufidoseldesbarajustecanosodelaspobladascejas.Mirafijamenteasuinterlocutoryporunmomento parece que va a soltar un exabrupto. Se atiborra el pecho de aire y depacienciay,dejandocaerhumildementelospárpados,añade—:Peromire,yojuraríaque,enelfondo,ustedesunbuencristiano.Loquepasaesquenolosabe.

Elgrancazadorderatasechalacabezaparaatrás,comoesquivandolafarisaicahalitosisdelclérigo,mientrasobservasusmanospálidasyrollizassobrelaabultadabarriga.Ahoraestáriéndosepordentro,piensaél.

—Esposible,reverendo,esposible.¿Mecreerásiledigoqueavecesmeveoensueños cayendo de rodillas a los pies de su obispo exclamando?: ¡EminenciaReverendísima,estoyperdido!¡Perdidosinremisión,Eminencia!—Haceunapausaycambiadetono—.Enfin,misumisagenuflexión,mosén.Laverdadesquenosésisoyunbuencristiano.Loquenosoy,puedeusteddarloporseguro,essiervodeunaIglesiaquepaseaalcentineladeOccidentebajopalio.

Ya está, ya soltó eso, se lamenta el chico cerrando los ojos con fuerza ante lacarcajada que sigue al consabido desahogo anticlerical, la gran fanfarronadatontamentesacrílega,temerariaydelomásimprudente,segúnelreiteradoreprochequelededicamadre,queafortunadamentenoestáaquíparaverlaescena.

—Noandaráustedbuscándoseproblemas,¿verdad?—seoyemusitaralcura—.Pero el incorregible lenguaraz ya ha soltado lo que quería y se queda tan panchoriéndosepordentro,ahoraaesperarquenoinsista,piensa,quetodoestonoacabeenla comisaría,mientras siente lamano enormemerodeando otra vez en torno a sushombros, así queoptapordistraerse leyendodetenidamente lospequeños anunciossobre las ventanillas del tranvía,CerebrinoMandri si padeces jaquecayneuralgiasnunca perjudica y bla bla bla. Gabardinas Tobías Fabregat elegancia y confort a

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plazosyalcontadoyblablabla.RamosparaNoviasLuisGrierayblablabla.C.Borjaseforranbotonesenelacto.Prohibidalablasfemiaylapalabrasoez.Juventud,bellezaylozaníaconBellaAuroracadadíayblablabla,unanuncioquesiemprelehacepensarenunaamigadesumadre,laseñoraMirysulustrosaybronceadacoladepezentrelospechos.

Cuandovuelvelacabezatopaconlamiradaladinayderefilóndelcura,quesellevaundedoaloslabiosrequiriendosilencio:Nohagamoscaso,hijo,es lomejor.La gran cabeza del clérigo luce un aire bronco y asilvestrado, como si un vientoinvisibleincordiarasusblancoscabellosysuscejas,perolaexpresióndesucaranodeja entrever la menor contrariedad ni agravio, sino una risueña y taimadabenevolencia,unapachorraquedespiertaciertasimpatíaenelchico.Observaenelextremo de una de sus cejas un pelo albo y larguísimo que se ha disparado haciaarriba,ensortijándose,mientraseltranvíagirarechinandoenlaplazaLessepsyenfilaconmucho traqueteo losmaltrechos raíles de Travesera deDalt. Los viajerosmáspróximoshaceratoquesehanconvertidoenestatuas,ofreciendosóloespaldaynuca.

Elhistriónicoytemerariocomportamientodesupadrefrentealmosénnoesparaélningunanovedad,ytampocolesorprendequedecidaapearseunaparadaantesdelaque lescorresponde.Recibe la señalyse levantay le sigueconelmaletínen lamanohastalaplataformatrasera,desdecuyoestriboambossedisponenasaltaralaaceraaprovechandoqueeltranvíaaminoralamarchaaltomarunacurva.Elchicosedescuelgaprimeroylohacelentamente,sujetandoelasideroconlamanoizquierdaytanteando el suelo con el pie, presumiendode estilo, por lo que su padre, al saltardetrás, se ve obligado a corregir bruscamente su trayectoria para no llevárselo pordelante,ysetuerceligeramenteeltobillo.Enseguidaseresientealandarylanzaunablasfemia y unos cuantos ¡ay!, de dolor muy teatrales. Para llegar a casa debencaminarunbuentrechoyélvaconelmaletínalaespaldaysupadrecojeando,peroconzancadalarga,impetuosa,sinconcesionesyconalgodeguasaeneldesmedidobraceoacompasadoalglu-gludelasbotasdegoma.

—Séloqueestáspensando—resopla,renqueandoyconteniendolosgemidos—.Queelcielomehacastigadojodiéndomeeltobillo.Aquesí.

—Hasidolamalasuerte,padre.—¡Yunhuevo!Hassidotú,quehassaltadodormido.Perobueno,nopasanada.

—Sonríe, lealborotaelpelocon lamano—.Yasabes.Ratasnegrascomosotanas,sotanasnegrascomoratas.Noloolvides,hijo.

—Sí, pero, a ver…—se corta, apenas sin voz, remiso, mirando con rabia losgrandes pies del cojitranco pisando avasalladores—. Es que, con todo eso, madresiempreacabaporllorar…¿Porqué?¿Porquésiempretienesquehacerlallorar?

—Bueno,yasabescómoesnuestraAlbertaflordemivida.Sufriendoportodoyportodos.Siempre.Peroellamecomprende…¿Quétepasa,hombre?

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—Nada.—Vengaya,Mingo,noteenfadesconmigo…—¡MellamoRingo!—Estábien.Anda,venacá.Lamanodeuñasverdinegrastanteasuhombrobuscando,comotantasveces,no

solamenteapoyoparaelquebrantofísico,sinotambiéncamaraderíaycomplicidad;lamano tosca y ponzoñosa se desliza desde el hombro a la mejilla esquiva paradedicarleunpellizcoamistoso.Peroélrehúyeelcontacto,avivaelpasoyseadelantavariosmetrosconlacabezagachaylosojosarrasados.Loquemásdetestaesquesupadre no empiece ya de una vez a tratarle como un adulto. Camina cada vezmásdeprisa,elmaletínrebotandoensuespaldayelcuadernodeteóricaylaspartiturasasomandoenrolladasenelbolsillodelpantalón,ydeprontonopuedecontener laslágrimasyechaacorrer.Corresujetandofirmementeelmaletíndelosvenenosyconlaotramanolospapelespautados,ynoparadecorreryllorarhastallegaracasa.

—Benedictus Domine, hijo —oye a lo lejos la voz tabacosa de su padre—.Malditasea.

—¿QuéesMúsica?—Elartedelossonidos.—¿Cómoseescribelamúsica?—Pormediodesignos,llamadosprincipalesunosysecundariosotros.—¿Cuálessonlossignosprincipales?—Cuatro:lasnotas,lasclaves,lossilenciosylasalteraciones.—¿Dóndeseescriben?—Enelpentagrama.

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—L

3

ApachesgalopandoenlasplayasdeArizona

legasalgalopeydisparassinbajartedelcaballo,unrevólverencadamanoysujetando las riendas con los dientes. Tú eras un jinete de la pradera que

vienedemuylejosparavengarlahonradetuhermana.¿Tesitúas?Terminólaguerraynovolvióasalirelsolnivolvióareírlaprimaveraninadadeeso.YtúgalopasporeldesiertodeArizonaenbuscadevenganza,galopas,galopas,galopas…¿Tesitúas?

ElnarradorapuntaahoraconeldedoalpequeñodelosCazorla,yañade:—YtúeraselcopilotodeBillvolandoensuaviónymirasabajo,y¿quéves?Ves

un furioso y terrible tornado que avanza sobre el desierto arrasándolo todo, y, depronto,enmediodelimponenteremolinodearena,unpiano.LosindiosdelareservahanrobadoelpianodealgúnsalóndeDodgeCity,odeunacaravanadepionerosquepasaba por allí, o de una orquesta de la fiesta mayor del barrio, por ejemplo laorquestadeGeneKim,quiénsabe…Estáelpianocompletamentenuevoyreluciente,esunSteinwayandSonsydanganasdellevárseloacasa,perocómohacerlo.Hayunaflechaclavadaenelteclado.Lasseñalesdehumodelosapachessubenalcieloysilbanlasbalasylasflechas,yentonces,derepente,unalluviadefuegocaesobreelValledelaMuerte,sobrelaspraderasylosríosylascañadasyelmarytodoloquehayalotroladodelasColinasNegras.

PlaneasobreeldesiertoelavióndeBillBarnes,elAventurerodelAire,añadeelmuchachodespuésdeunapausaestratégica,yentonceselpianosedejaveraratosenmediodelaventiscadearenacomounbrillanteescarabajonegro,omejor,comounafulguranteestrellanegraderribadayacosadaporráfagasdetormenta—aunqueestaacotación alternativa y esforzadamente lírica no es en absoluto apreciada por elauditorio—. Alguien pregunta dónde para Arizona en el mapa, pero la cuestióntampocopareceinteresaranadie.Estánsentadosencorroalestiloindioenlaladerasur de la Montaña Pelada, con los ojos al acecho y el oído atento, son elChatoMorales,Roger,loshermanosCazorla,elQuiquePegamil,Julitoyélmismo.Todos,aexcepcióndeJulitoBayo,sonmuchomáspobresqueél,llevancuerdasenlugardecinturones, jerséis apolillados, pantalones cortos remendados y sandalias de goma.Algunoslucenlacabezarapada,latezfamélicaylasrodillasroñosas,y,eninvierno,ardientessabañonesenlosdedosyenlasorejas,yenlospieselsempiternofríocomounafiebreheladaocomolaBotaMalayaapretando.Novanalaescuela,salvoJulito,y aunque no alcanzan la edad legal, trabajan ocasionalmente de recaderos,

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monaguillos,dependientesdecolmadoomozosde taberna.SehanlanzadochorrosdeaguadesdelafuentedelaAtzavaradelacalleCameliasyhanmendigadounvasodelecheenelcercanolocaldeAuxilioSocial,yesahasidosumerienda;después,enelCaminodelaLegua,hanpeloteadojuntoalapareddelCentroSanEstanislaodeKostka,yfinalmente,remontandoelbarrioylacarreteradelCarmelodesdelaplazaSanllehy,cubiertosdepolvoypateandounadescosidapelotadetrapos,hanrecaladoenlavertientemeridionaldelacolinadesnuda,cercadelaentradanortedelparqueGüell.

—¿Tesitúas?—AhoraseñalaalQuique—.Galopasygalopas.—¿Y mientras yo qué hago? —inquiere Julito, impaciente—. ¿Pido ayuda a

Winnetou,nadamásqueesohago?¿Ovasadejarmetiradootravez?Hace ratoqueestáesperandoprotagonizaralgunaacciónsonadaque lepermita

lucirse, pero el narradorparecehaberleolvidado.El repartodepapelesno siemprecomplace a la audiencia. Julito Bayo luce un peinado con onda y fijapelo y es elmenoszarrapastrosodelossiete, llevacalcetinesacuadrosyunescapulariodebajodelacamiseta,ylosdomingosydíasdefiestagastapantalonesbombacho.SumadretieneunatintoreríaenlacalleRabassa,supadrehacemudanzasconuncamiónqueen los costados lleva escrito en letras azules «Mudanzas BayoMásVeloz Que ElRayo»,yélesalumnodelPalaciodelaCultura,uncolegiofinolisdeTraveseradeDalt,con jardínyuneucaliptograndeydesgarbadoqueseyerguecomounaseñaldisuasoria por encima de la tapia, cinco ramas que parecen cinco dedos de unagigantescamano abierta y alzada para cerrar el paso a los chavales legañosos delCarmeloydelGuinardó.

—Tu revólver se ha quedado sin balas, tienes que esperar ayuda —aclara elnarrador,ydirigiéndosealQuiquePegamil—:¿Dóndeestábamos…?Ah,sí.Salimosdela tormentadearena.Losapachescabalganapelopor laplaya.¿Tesitúas?HayquesalvaraVioleta.Wungo-Lowghalatieneatadadepiesymanosalposteenmediodel campamento. Le pintan la cara y el pecho con pinturas de guerra, despuésenciendenunahogueraylavanaquemarviva.

—¿Lehanarrancadolacabellera?—No.Parahaceresoprimerotienenquematarla.—¿Yelvestido?—preguntaelPegamil—.¿Lehanarrancadoelvestido?—No,todavíano.—Pero se lo han estripadobastante, a que sí—insiste con su sonrisa torciday

mellada—.Unpoco,hóstima.Yporesoselevenlastetas,aquesí.—¿Y yo qué hago? —pregunta Sito, el menor de los Cazorla—. ¿Me quedo

vigilandoelpianotodoelrato?¿Dequénossirveunpianosinotenemosbalas?Undiminutosaltamontes,deunverdedelicadoytranslúcido,sehaposadoensu

rodillatiñosayelnarradorcierralosojosparanoverlodespanzurradodeinmediato

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poralgunamanonomenostiñosa.ProsigueluegodesdelassombrasyseñalandoalQuique,confirmandosuprotagonismo:

—Galopas al pie del acantilado sin perder de vista la playa, galopas sin parar.Taca-tac,taca-tac,taca-tac.—Sedemoraimitandoelsonidodeloscascosparaganartiempoyrumiarlacontinuación—.Tevasacercandoalachica,yaestásllegandoalahoguera…¿Tesitúas?

—Sí, pero oye una cosa—inquiere el QuiquePegamil—. ¿La prisionera estádesnuda?

—Descalza.Ytieneunavendaeneltobillo.—Sí,vale,unavenda,pero¿lachavalayaestádesnuda,otodavíano?—Tehedichoqueno.—¿No?¿Cómoesquelasmujeresindiasnolehanarrancadoelvestido?—Estavezno.—¡Perohombre,sisiemprelohacen!—insisteelQuique—.Esparavengarala

hermanamuertadeWinnetou.—¡Quenoooo!—Peroahorasíqueselohanestripado.Lafalda,porlomenos.ElChatointervieneparaprecisarquelasindiasdelareservaapachenohaceneso

con la mujer blanca, no son tan salvajes, eso lo hacen las indias comanches. Elnarradornoaclara lacuestión,noparece interesarle,peroavisadequeVioleta,quesigueatadaalposte,podríatenerunaflechaenvenenadaclavadaenelpecho.Todavíanolosabéis,añade,porquetúyRogervaisenelavióndeBillBarnes,quevuelamuyalto, y no podéis distinguir la flecha.Desde arriba sólo se ve el humonegro de lahogueracubriendoelcampamentoapache.DecísadiósaBillyostiráisdecabezaalmaratravésdelasnubesydelhumoyvaisnadandohastalaplayadeArizona,allícogéis los mejores caballos y a galopar. Entonces, en mitad del camino, apareceRingoconlasillademontaralhombroyhaciendounmolineteconelrifle—cuandoRafa Cazorla interrumpe para inquirir sobre algo que ha estado reflexionando unbuenrato:

—Sillevaunavendaeneltobillo,esquelachicatienelamalasemana.—Mentira,nen—diceJulito—.Queunachica lleveunavendaenel tobillono

tienenadaqueverconlamalasemana.Burro.—Ya—terciaelQuique,arrastrandoanimosamenteeltraserosobrelatierrapara

estarmáscercadeRingo—.Puesyo, loprimeroquehagoal llegaresarrancarle laflechaenvenenadaychuparlasangre,yclaro,parachupar…

—¡Andalaórdiga,loquepideeste!—cortaelChato.—¡Puaff!—protestaRoger—.Otra vez el cuento de la flecha envenenada y el

Quiqueamorradoalateta.—¡Yqué!¡Metocahacerloamíporquellegoelprimero!

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—Oye,¿túenquiénpiensascuandotelapelas,Ringo?—diceelChato.—Yo pregunto una cosa—dice Julito Bayo con su voz afilada—. A ver, nen.

¿Quéhaceunpianoenmediodeldesierto?Élesperabaesapreguntayrespondeenelacto.—Escomounespejismo.¿Nuncahasvistounespejismo?—Oh,porfavor,claroquesí.Peroesquetú,comoahoratehadadoporaprender

solfeo,entodaslasaventismeteseldichosopiano.Yotracosa.¿PorquélaprisionerahadeserVioleta,conlofeaquees?

—Túnocarburas,chaval.Losindiosnosabenqueesfea.—Siemprelametesentusaventis,porquesiemprete lapelaspensandoenella,

nen,nodigasqueno.Peroesmuyfeaypatosa.Ysorda,además.—Deesonada—diceRoger—.Sitefijas,lachavalatienesuqué.—Esunpocoguarringona—terciaelChato.—¿Yesoquées?—Gorrina.Lecantanlossobacos.—Un poco sorda sí es —dice Roger—, pero yo la he visto bailar agarrao y,

¡ondia,nano!¡Sedeja!—¿PorquélosapachesnocogenaVirginiaenlugardeVioleta?—diceJulito—.

¡Córcholis¿lahabéisvistoconelsuéteramarillo?!—¿YporquénoaJaneParker,lachicadeTarzán?—sugiereelChato.—PuesyopondríaaDianaPalmer,lanoviadelHombreEnmascarado—diceel

Cazorlapequeño.—PuesyoaJuneDuprez—diceRafa—.OaEsmeraldalaZíngara.—AmíVioletayameestábien—diceelQuiquePegamil,bocamellada,cresta

depájaro loco—.Hemosempezadoconella¿no?Además,elquecuentaeselquemanda.

El Quique siempre ha mostrado preferencia por la hija de la señora Mir. Undomingodelveranoanteriorcoincidióconellaenlaplataformaabarrotadadeun39que iba a la playa de la Barceloneta y maniobró hasta conseguir arrimarse a sutrasero, y estando así los dos, prensados en el tranvía como sardinas en lata y sinpodermoverse, según contó luego, le había endilgado el rabo entre las nalgas y lachica se dejó unbuen rato.Aunquedespués en la playa ella ni siquiera lemiró, ydesdeesedíaempezóallamarleelPegamil.

Violeta sigue atada al poste con la flecha clavada cerca del pecho, de acuerdo,concedeelnarrador,peronoexactamenteenmediodelpecho,noenelpezón,porqueentoncessepodríamezclarlasangreenvenenadaconlalecheymoriríaenelacto.Latiene clavada un pocomás arriba, casi en el hombro. Estamos de bruces sobre eltechodeladiligenciayrodeadosdeapachesacaballo,yosoyRingoKidydisparomiriflecontraWungo-Lowgha…Haceunapausayrecapitula:NosabemossiaVioleta

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lehanrotoelvestidoalapresarla,niquélevanahacer,yaveremos,dice,ynosueltaprendasobreeseparticularque tanto interesaaalgunos.Loúnicociertoesque losapachesdeGerónimo lahan raptadoynadiehapodido impedirlo, niWinnetou,niWild Bill Hickok, ni Destry, ni Ringo Kid, ni tú, le dice al Chato, ni vosotrostampoco, advierte a los resignados hermanos Cazorla, y tampoco tú, Julito, añademirandocondurezaalalumnodelPalaciodelaCultura.Yremataentonomisterioso:

—Prontoocurriráalgoextraordinario.Findelaprimeraparte.—¡Cáspita!—exclamaJulito,muydescontento—.¿Sabesquétedigo?Queyole

doyunpuñetazoaWinnetouymelaspiro.—Deesonada.Winnetouesnuestroamigoyaliado.—¡Yopodríallegardondelachicaysalvarla!—seofreceelPegamil.—No.Tucaballoseharotounapata.—Perosaltorápidoyladesatodelposte,yellacorreporlaplayaysedesnuday

setiraalmarparaquitarselaspinturasdeguerra,peroentoncesvieneunaolagiganteyyolasalvo…

—Queno,Quique—cortaél—.Quenopasanadadeeso.Tienesqueesperar.Recapitulanuevamente:hanseguidoel rastrocon laayudadeBillysuavióny

luego,despuésdealcanzarlacostadeArizonanadando,todosjuntoscabalganapelocaballosblancosporlaextensaplayadelareservaindia,dondelosapachestienenelcampamento,ydeprontoelQuiquesequedaatrás.NubesamarillasdesciendenporlaMontañadeOro,dicefijandolavistaenlasmatasdeginesta.Estamosenmayo,ylafloracióndelaginestacircundalacolinaconanillosdeoro.Pordebajodelaneblinaya lo lejos,másalládelCottolengodelPadreAlegre,Barcelonase tiendehaciaelmarcomoaguadelluviaencharcadaysucia,yarriba,porencimadesuscabezas,enelcieloblanquecino,unapesadacometarojacontoposamarillossebalanceaycrujeal viento con una risa de cristal, dando bruscas cabezadas porque el bramante lomanejantorpementedesdelacumbredelaMontañaPeladamanosinexpertas.

—¿Te sitúas?—inquiere de nuevo el narrador—. Al saltar del acantilado a laplaya, tu caballo se rompe una pata.Y hay quematarlo, ya lo sabes.Y enn-toon-ceees…

—Esto no pita,Ringo—protesta elQuique—. ¿Por qué ha de sermi caballo?¿Porquénoeltuyo,oeldelChato?

—¡Carambolas, que no es eso, que no! —protesta Julito Bayo meneando lacabezacon la impecable crenchaaun lado—.Aquíhaymuchasmáscosasquenopitan,nen.

Es su segunda objeción a cómo transcurre una aventi en la que hasta ahora élapenashaintervenido,noselehaasignadoningunamisiónaudaz,yportantonolegusta.LaverdadesquelasaventisdelchicodeBertanosonmuyapreciadasenelcorro,nosuelensercomolasquegustanalamayoría:siemprerepletasdepeligrosy

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de furiosos embates del destino o del azar, descomunales catástrofes, ciclones ytornados,gigantescasolasynaufragiosenaltamar,traicionerasarenasmovedizasorefinadostormentoschinosalosquedebenenfrentarsecontinuamenteconvalentíayriesgodelapropiavidaparasalvaralachicaenelúltimominuto.Casinunca,enlaspuntillosas invenciones de Ringo, se ven físicamente implicados en hazañas ydesafíosa logrande,afrontandopeligrosalbordededespeñaderosyacantiladosdevértigo,ometidosenterremotosdevastadorescomoeldeSanFrancisco,pavorososincendioscomoeldeChicagoofuriososhuracanescomoeldeSuez,quetantasveceshan disfrutado en el cine. Hay algo de eso en todas ellas, pero siempre aparecenpuntualmente cosas raras, comounpiano enmediode la tormentadel desierto, unpájaroquehabla,ratasazulesbrincandoentrelaspiernasdesupadre,elseñorSucrey el capitán Blay bebiendo carajillos en la cubierta de la Bounty o en el jardínparroquial deLasÁnimas, o incluso élmismo huyendo por los pasillos del lujosoHotelRitzperseguidoporladronesdediamantesaliraentregaraunahuéspedricayhermosa joyas muy valiosas. Secretos nexos, insidiosos y perdurables, lastranpersistentemente todossus relatoscon lancesdemasiadoenquistadosen la realidad,siempre inoportunos y extravagantes, sin la menor lógica aventurera, hazañaserizadas de cabos sueltos y de personajes que finalmente devienen fantasmales.Cuantomásrealesyreconocibles,másrarosyespectrales.

—Entonces—prosigue,mirandoaldescreídoJulito—,túsaltasdelcamióndetupadre, que lleva una carga de rifles Winchester, y te juntas con Winnetou. YWinnetou dice: Old Shatterhand y su caballo de plata nos esperan para el grancombateenlaMontañadeOro.Estamontañaessagradaparalosapaches…

—Yasabemosqueessagrada—cortaJulito.—…yOldShatterhand,enlenguajeindio,quieredecirpuñofuerte…—Yalosabemos.—Julitocadavezmáscabreado—.Sigue.¿Quépasaconmigo?—EnseguidasalesdisparandotuWinchesterycontupuñalalcinto.—Entrelosdientes,nen.Yosiemprellevoelpuñalentrelosdientes.—Bueno, entre los dientes. Pero tú no cabalgas por la playa para juntarte con

nosotros.—¿Ahno?¿Yesoporqué?—PorquetúcabalgasdíaynochehastaFortApacheenbuscadeayuda.Yenn-

toon-ceees—prosiguecerrandodenuevolosojos,demorándosealnoverunasalida—,enn-toon-ceees,ungranvientohuracanolevanta…

—Sedicehuracanado.—…levantalatapadelpiano,yelpianotocasolo.Nohaynadietocando,perose

leoye,suenaelConciertodeVarsoviayporencimadel tecladosepaseaunaarañanegra.Entonces,WinnetouempuñaelhachaTomahawk,porquelahoradelmalvadoWungo-Lowghahasonado. ¡Winnetou! ¡Demonios!—exclamaRingo,copiandode

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memoria un pasaje de la novela—. ¡Sólo el gran jefe de los apaches es capaz deseguiralPegamilporlaplayasinqueesteseentere!

QuiquePegamilescuchaconexpresiónrecelosay,abrazadoalasrodillas,avanzaunpocomásarrastrando laculeradelpantalónpor la tierragris.¿Mevaa tocarelpapeldetraidor?,sepreguntaalarmado,ysugiereuncambio:

—Oye, Ringo, mira una cosa, si cabalgo muy cerca del mar, donde la arenamojadaesmásdura,micaballonoseromperíalapata…

—Sí,vale,buenaidea.—¡Hóstima,nano, lapata rotaquémásda!—protesta Julito.Yencarándose al

narradorconsonrisaburlona—:Loquenofuncionaesotracosaqueyomesé.—¿Quécosa?—Puesunapifiadelastuyas.—¿Pifia?¿Quépifia?—y,alertado,lanzarápidamentelamanoalacadera.—Quelosapachesnopuedenacamparfrentealmar.—¿Ahno?¿Yporquénopueden,listo?—PorqueArizonanotienemarniplaya.Lohevistoenunmapa.Él le clava una mirada centelleante y se queda unos segundos en silencio. Se

sienterepentinamentedesvalijado,usurpado.UnavezmásJulitoBayo,quesiempretuvo ínfulas de cabecilla, quiere desprestigiarle ante los demás. ¿Qué hacer?Escondidoenelbarrildemanzanas,JimHawkinsasomalacabezaylesonríe:¡Nopermitasqueestepanolitechafelaaventi!Ringosacadelbolsillouncortaplumasytrazacincomisteriosasrayasparalelasenlatierradenadie,enmediodelcorro.

—Yqué—diceporfin—.Yopuedohacerquehayaunaplayadondeyoquieroquehayaunaplaya.

—Nopuedes,nen.—Sípuedo.—Nopuedes.—Julitolemirafijamente—.¿Cuántaspatastieneuncaballo?—¿Uncaballo?¿Porqué?—Contesta.—Cuatro.—Exacto.Tienecuatropatas.Ynopuedeshacerquetengacinco.¿Loentiendes?—Bueno,yqué.—¿Cómo y qué? ¡Ondia, que la has pifiado, nen! ¡Si no haymar, no tenemos

playa,yentonces la reservaapachenopuedeestardonde túdices, ¿capiscas?,y lachica tampocopuedes tenerla atada a unposte clavado en la arena, porquenohayarena!¿Capiscas?¡Yentoncestampocohayningúnacantilado,ninadamosenmediode lasolasnicabalgamoscercadelmarninadadeeso,hóstima!—Julitosedaunrespiro,sonriendoburlónyvictorioso—.¿Esquenuncahasvistounmapa,opiensasquesomostanborricoscomotú,quenosabesnidóndeestáAmérica?

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Ringosientequelarealidadirrumpeensuterritoriocomolaondaexpansivaquesiguealaexplosión,aunqueseaunaexplosiónmuylejanaeinaudible,ylearrebataalgo de lasmanos. Se guarda el cortaplumas ymira las rayas en el polvo. Cinco.Nadieenelcorrosabequeelpentagramatienecincolíneas,nadiemásqueél.Callaycierra los ojos. Pero no está pensando en un remiendo urgente en el paisaje de laaventura, ya no hay tiempo para eso; está pensando en este empollón y resabiadoalumnodelPalaciodelaCulturaquetieneenfrente,esteniñodecabezarepeinadayhablar relamido, y se lo imagina embobado frente a un mapamundi de colorescolgado en la pared de su clase. Sabe que el empollón se dispone ahoramismo adelimitar el territorio real presumiendo ante el corro, y se resigna a ellotranquilamente.

—ArizonalimitaalsurconMéxico,alnorteconUtah,alesteconNuevoMéxicoyaloesteconCalifornia—entonaorgullosamenteJulitoBayo,yleponelaguinda—:Y la capital es Phoenix. Es verdad que hay un desierto y muchos tornados ytormentasdearena,peromira,ahoratuaventilavamosacontinuarnosotrosporquecomolacuentasnoseentiende,nen,nosabesloqueteempatollas.—Yalosdemás,conlabarbillaenhiesta—:Venga,noseáisbobos.AqueRingonosabeloquedice.

Se encogen de hombros. Les importa un bledo que Arizona tenga o no tengaplaya,afindecuentaselSalvajeOesteesunterritoriodecinequeelloshanhechosuyoyenelquepuedenhacerloquelesdélagana.Déjaloestar,dicenconelgesto,¿quémásdaquelaplayaestéenelmapaonoestéenelmapa?SospechanqueJulitoseestávengandoporhabersidoenviadoalFuerteenbuscadeayuda,yseguramentetambiénpor temersequeal final,despuésque sehayanenfrentadoa losapachesyrescatadoaVioleta,eltraidorresulteserél.Siemprehayuntraidor,peroloúnicoquedeverdadinteresaessaberquiénseráelescogidoparaliberaralaprisioneraatadaalposte.

—Tendrásquellevaralachicaaotraparte,ahínotevale,nohayningunaplaya—añadeJulito.

—Puesnomedalagana.—Entoncesestamierdadeaventiseacabóyempezamosotra.El Quique insta a Ringo a que siga, pero él ya se levanta sacudiéndose el

pantalón,yelcorrovuelveacerrarsedejándolefuera.—Estábien,puesahíosquedáis.Conlasmanosenlosbolsillosyunafríaaltivez,elnarradorseapartadelgrupoy

enfilaunodelossenderillosremontandomuydespaciolaladera,sinalejarsemucho.Volverá, pero antes quiere sentirse excluido y repudiado durante un rato, quieresaberse víctima de un malentendido y verse desterrado, solitario, saboreando unainsobornable independencia con su mezcla de rabia y melancolía mientras, desdearriba, observa a sus amigos sin ser visto. Desprecia al presumido heredero de

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«MudanzasBayoMásVelozQueElRayo»,merecíauna lecciónyahoramismo ledaríadehostias,pero sientepor losdemás, estoscharnegoscándidosyanalfabetosquenotemendesentendersedelageografíareal,nienlasaventisnienlavida,unasecretafraternidad.

Situada entre las frondas del parque Güell y las estribaciones deprimidas delMonteCarmelo,estacolinaquellamanMontañaPeladaesunoscuropromontoriodeescasa vegetación y desprovisto de árboles, con alguna covacha ocasionalmentehabitadaporvagabundos.Desuinhóspitadesnudezemanaunairedemarginaciónycastigo,comosilacolinanofueraotracosaqueunasumisatierradealuviónalaverade laspinturerasycelebradas formasdelvecinoparqueGüell.Enmayo floreceensusladeraselespliegoylaginestayenjuniounaspocasmatasdetomilloyromero,peroelrestodelañoesunsecarraldelquehuyeninclusoloslagartos.Ahorayanolohacen, pero el año pasado la pandilla aún buscaba caracoles de mar y conchas ymoluscos incrustados en algunas rocas, porque Julito Bayo había jurado que elprofesor deHistoria de su colegio decía que laMontaña estaba llena de fósiles demamíferos, caparazones de tortuga y restos de mamut. Algunas cuevas sonprehistóricasdeverdad,decíaJulito,alardeandodeestudios.Unvientosuaveycálidotransporta hasta aquí arriba un acre olor a goma quemada que proviene,probablemente,delhumoqueplaneasobreelenjambredechabolasquesedivisannomuy lejos, debajo de la última revuelta de la carretera del Carmelo. Piensa enchavales de cabeza rapada y ojos furiosos quemando neumáticos de camión ycolchonetaspodridas.Unparpadeomágico,yelhumoseexpandeamenazador,negrocomoelhollín,sobreelcorrodelquehasidoexpulsado.

Conformesiguesubiendo,pisaunatierracadavezmáscenicientayyerma.Noseveanadie.Amediaalturadelacolina,dondeelterrenoesmásabrupto,eneldorsolisodeunarocacalizasemienterradaqueseconfundeconlatierra,haytresescaloneslabradosamano.

—Hola,enigma—susurra.Junto al último de los peldaños brota una mata de espliego. Perfectamente

simétricos,dealgomásdedospalmosdeanchoybastantedesgastadosporlaslluviasy lospies retozonesde lapandilla, los tresescalonessurgen improvistamentede lanadaytrepanenlacolina,hacianadayparanada.Siemprequesetopaconellos,separasintiéndoseenelumbraldeunlaberintocuyasalidapodríaserunatumba.Algoseextinguiónomuylejosdeaquí,algocuyosecretoyaceenterradobajolasosegadasimetríadeestossolitariospeldañosysurigidezdelápida.ElpadredelosCazorla,que es albañil y años atrás había trabajado en las canteras a los pies delCarmelo,contabamedioen seriomedioenbromaquehacemucho tiempooyóhablardeunjoven campesino recién llegado de un pueblo andaluz para trabajar en la mismacantera, hoy abandonada, y que ese peón adolescente, llevado de una repentina

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cabezonería, había empezado a labrar con el cincel y el martillo los primerospeldañosdeunaescaleraquellegaríahastalacasitaquepensabaconstruiralgúndíapara él y su familia, pero tuvo que dejar la faena para ir a la guerra; y que unasnavidadesquevinodelfrenteconpermisoreanudóeltrabajovestidodesoldado,perojustocuandohabía terminadoel tercerpeldaño llegóelenemigoa laspuertasde laciudad y el joven picapedrero fuemuerto a tiros aquímismo con elmartillo en lamano.

Una tarde estuvo toda la pandilla buscando casquillos de bala y manchas desangre en los tres peldañosy en las rocasdel entorno, pero lasmanchas sehabíanborradoonosupieronverlas.Otrodía,alarrancarunamatadetomillo,elmayordelos Cazorla desenterró la suela de un zapato o de una bota podrida y un par debotones. Escarbaron mucho rato pero no sacaron nada más. Tiempo después elCazorla pequeño anunció que había encontrado un martillo roto debajo de unaspiedras. Claro, podría estar enterrado por aquí, aventuró Ringo, y Julito protestó:¿Quiénsevaacreerestecuento,nen?YelQuique,expectante:¿Dóndepodríaestarelmuerto,Ringo?¿Aquí,debajodemispies?¡Debajodetuspies,sí,aquímismo!

Ahorapasade largoparasentarseunpocomásarribaabrazadoasus rodillasyobservar allá abajo el corrillo de cabezas rapadas, salvo la acicalada y untuosa deJulitoBayo, al que todos escuchan en silencio. Seguro que Julito ha empezado suaventiconunamúsicadepelículademiedo,tontamenteamenazadora,tipoAgárrameesefantasma,piensa.Seguroqueesdenocheyhayunagrantormentacontruenosyrelámpagos, seguro que un siniestro dakoi esgrimiendo un puñal se cuelasigilosamentedentrodeldormitoriodeVirginiaFranchensutorredelacalledelasCamelias,yqueelQuiqueseescondedetrásdeunacortina,alacechodeldakoi.ElpropioJulitoescalalafachadaenposdelpérfidooriental,ylosCazorlatambiénestánalquite.SeguroquesuenaelteléfonoyVirginiasedespiertaenlacamaylasombradel chino maligno con el puñal se cierne sobre ella, que se incorpora y lanza ungrito…YmejuegounhuevoqueelQuiquepreguntasilachavalallevauncamisóntransparente.

Contempla la ciudad que se extiende hasta elmar bajo una levísima neblina yaprieta los dientes.Aquí arriba está en guerra con elmundo, no con losmalignosdakoisniconlosguerrerosapaches.Porunmomento,reparandoenlaborrosalíneadel horizonte que cubre los edificios, le parece estar contemplando una ciudadsumergida bajo el mar, más remota e improbable que una playa de Arizona. Porencima de su cabeza, en el cielo azul, la cometa roja con topos amarillos estáperdiendo altura y sigue dando bandazos, agitando la cola con violencia yamenazandocaerenpicado.El largobramante,sujetoporlainvisiblemanoquenohacenadapordominarlo,setensaosecombasegúnlosembatesdelviento.Manosde niña, piensa, y en ese momento, al bajar la vista, descubre a la señora Mir

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subiendoanimosamenteporelsenderoconsufaldaestampadamuyceñida,sublusanegra escotada y sin mangas y su capacho de palma. Lleva zapatos planos, unpañueloverdeenlacabezaygafasdesoldemonturablanca.Varemontandolacolinadespacio, sin resuello, regordetaycon lamanoen lacadera,parándosea ratos.Entornoasustobillosgruesos,mullidosysonrosados,dospequeñasmariposasblancasrevolotean persiguiéndose. Pasa por su lado sin mirarle y sigue su camino cuestaarriba.

—Hola,señoraMir.Nooye,onoquiereoírelsaludo.Desaparecedeprontocercadelacima,después

depararseparacortarunaramadeginesta.Cuandoélsubepocodespués,yanolavepor ninguna parte. Podría estar en la otra vertiente de la colina, donde abundan eltomilloreciénflorecidoyelorégano,peroparaesotendríaquehabercaminadomuyligera, asíque lomás seguroesqueyaestéenalgunacuevaconelhombreque laesperaba.Nohaynadiemásenelentorno.DesdeesavertientedelaMontañapuedeverlazonadeVallcarcayelpuentedelossuicidas,yahoratambiéndescubre,nosinsorpresa,queelbramantedelacometaquedivisabadesdeabajonolosujetanadie,sinoqueestáatadoaunapiedrabastantegrandeenunextremodelapequeñasolanaquecoronalacima.Peronohaynadiecerca.Oyecrepitarsobresucabezaelpapeldela cometa abandonada al aire, como si el fuerte viento la hiciera arder.Atisba losalrededoresysiguesinveranadie.Sacalanavajitadelbolsilloycortaelbramante.La cometa liberada retrocede impulsada por el viento y se precipita al suelo decabeza.

Mientrasbajaacabadeatarcabos,yalllegarinterrumpelaaventideJulitoBayoyreclamalaatencióndelcorro.

—¿Estáisciegosoqué?—Seplantafrenteasurival,losbrazosenjarras—.¿NohabéisvistopasarporaquíalamadredeVioleta?PuesenestemomentoestáenlacuevadelMianetconunhombre…¿Aquenosabéiscómolohacenparaencontrarseensecretoysinquenadieseentere?—Unapausaparasentarsecruzandolaspiernas,haciéndoseunhuecoentreloshermanosCazorla—.Puesmuysencillo.Élhacevolarunacometarojayamarilla,ycuandolatienemuyalta,atalacuerdaaunapiedraysevaalacuevaaesperartranquilamente.

—¿Aesperarqué?—preguntaJulito,mosqueado.—Adivina.—¿Quétengoqueadivinar?—Cuando la señoraMir ve esa cometa amarilla y roja en el cielo, sabe que la

estánesperandoyvienelomásdeprisaquepuede.¡Lacometaeslaseñal,chavales!Sí,claro,ellavieneacogerhierbasparasusfriegasytodoeso,peronoesmásqueunaexcusa.Vieneparajuntarseconestehombre,queessuamantesecreto.

—¡Ondia!—exclamaelQuique—.¿Yquéhacenahoraenlacueva?

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—Túquécrees.Estánfollando,chaval.Conestosojoslohevisto.—¡¿Enserio?!—Bah. Ella es una furcia, lo sabe todo el mundo, y además está como una

regadera—diceJulitoBayodesdeñosamente,sabiéndosederrotado.—¿Yelfulanoquiénes?—preguntaRoger—.¿Leconocemos?—Podríaseraquelpicapedreroquehizolaescalera—diceRingo.—¡Hala,nen!—cortaJulito—.¿Quenodecíasqueestáenterradoalláarriba?No

lehagáiscaso,seloestáinventandotodo…Además,noseríaningunanovedad.¿YanoosacordáisdeaqueldíaquesubimosaverlasbateríasantiaéreasenelTuródelaRoviraylavimosmorreándoseconuntíodetrásdelmuro…?

—Sí,perodejahablaraRingo—cortaRoger.—Eso,eso.¿Quéhapasadoenlacueva?—inquiereelChato.—Bueno,nosésidebocontarostodoloquehevisto…—¿Lehasvistoelperrúsylastetas?¿Estabadesnuda?—Másqueeso.Muchomás.Perosinovaisacreerme…—Yono—seapresuraadecirJulito—.Niunapalabra.—Puesyosí—replicaelQuique—.Tecreemos,Ringo.¡Cuenta!LosdemáscompartenlacuriosidaddelQuiqueyderepentesontodooídos,pero,

aunqueseesfuerzanporimaginaralgunosdetallesqueelnarradorsólodejaentrever,ocurre que, al tratarse de lamadura y ajamonada señoraMir, cuyo culo y andaresprovocativos sólo lesmuevea risa, laescenaofreceescasasposibilidadesparaunacalentura,yeltestimoniodeRingonotardaenagotarse.Encualquiercaso,elcréditoqueJulitoBayolehabíanegadoacababadesernuevamenterestituido.

Pocodespués,RogerproponeunaincursiónalasruinasdeCanXirot,situadasunpocomásarribaenlacolinaylindantesconelparqueGüell.

—¡Maricónelúltimo!Enlaantiguamasíaabandonada,sumidaenelsilenciodelosderruidosmurosde

argamasa y de las carcomidas vigas de madera invadidas por zarzas y resecosmatorrales, lapandillasereagrupaalbordedeuntaludempinadoalqueseadhiereuna inhóspitamarañadearbustosyconvocapeligros,confusasemocionesypactossecretos con el futuro, vengándose cruelmente en lagartijas y saltamontes yconfabulándoseparaatraerhastaaquí,algúndíanomuylejano,aunanoviaquesedejará tocar.Un pocomás arriba, junto a las derruidas piedras del establo, un tiloprofusamente florecido, luminoso comouna lámpara al tocarle la luzdel ocaso, seinclinasobrelaciudad.Sentadabajoesteárbolloschicoshanvistoalgunavezalagorda ordenando sus hierbajos en el capazo y seguramente esperando a alguien.Ahora,enjulio,elfrondosoramajedeltiloemiteelzumbidoconstanteypoderosodemiles de abejas e insectos atraídos por las corolas, y ellos ni se acercan.Entre lasparedes negruzcas de lo que fue la cocina de lamasía crece un laurel silvestre, y

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Ringocortaunaramitaparasumadreylaprendedelcinturón.AlatardecerbajandenuevoalacarreteradelCarmelo.Desdelaexplanadafrente

alaentradanortedelparque,demorándoseunratomásparaseguirpateandoloquequeda de la pelota de trapos, la ven allá arriba en la colina, sentada en los tresescalones que suben a ningún sitio, con su capazo de palma en el que asoma eltomilloflorecidoymirándoseenunespejitodemanomientrassepintaloslabiosconlabarrade carmín.Luego se atusa el peloy lo expurga cuidadosamentede algunaadherencia,secubrelacabezaconelpañueloverdeyloatabajolabarbilla,seponelas gafas de sol y se levanta, sacude la falda y emprende el descenso de la colinamirandoatentamentedóndeponelospies.

Cuandopocodespuéspasa juntoaelloscaminode laplazaSanllehy,una largaparábola de la deshilachada pelota chutada expresamente por Roger acabaimpactandoensupimpantetrasero.Buenapuntería,chaval,diceelQuique,ytodossetronchandelarisa.PerolaseñoraMirnisiquierasevuelveamirarles;separauninstante y responde con un burlón meneo de caderas. Entonces Ringo afina lapunteríaylanzaotropelotazoalinsolentepompis.Yahorasí,ahorasepara,sequitalasgafasdesolydedicaaloschicoslamiradaerráticadeunosojosqueyaveníanllorando cuando bajaba de la colina. Cabeceando suavemente y con una sonrisatristonalesafeasuconducta,mientrasRingosehaceeldistraídomirandolasnubes.

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S

4

Unsobredecolorrosa

erádurantevariosdías la comidilladelbarrio. ¿Tangrande fue el disgustodeestamujer,tantremendoytaninsoportableeldesaireamoroso,quehastalehizo

perder el sentido de la realidad sobre unos pedazos de raíl inservibles? Eldespropósitoparecíademasiadoevidente.Queescenificarapúblicamenteunsuicidionoquieredecirquedesearaespicharladeverdad,decíanenelbar-bodegaRosales;nodeaquelhorriblemodo,porlomenos.HabidacuentaqueenasuntosdelcorazónlaseñoraMircarecíadelmenorsentidodelridículo,seconvinoquelosucedidoeraotradesustretasmelodramáticasdestinadaaatarmáscortoalquerido,encelarleyhacerlevolveralredil;sehabíamarcadounfarolconunarabietadeamantedespechada,unaartimaña teatral y desde luego muy llamativa, pero no había por qué alarmarse.Ciertamentedebíasentirsemuyofendidayapenada,y todoparecía indicarqueellamismadabapor seguroqueel fulanonovolvería a su lado,peroaunasí,pormuydesesperadaqueestuvierayporgrandequefueraeldesengañoyeldesvaríodespuésdeladisputa,costabacreerquepensaraniporunmomentoqueibaaserarrolladaporun tranvía en esa calle donde no pasaba ninguno desde hacía años. Se comentótambiénqueelaturdimientoalsalirdecasalehabíahechoperderlaorientaciónysefue calle arriba en lugar de ir calle abajo, hasta la cercana plazaRovira, donde sícirculantranvías:el30,el38yel39.Encualquiercaso,lainfelizartimañasólopodíatenerunafinalidad:hacerllegarasuamante,dondequieraquepudieraencontrarseenaquel momento —en el piso de ella donde acababan de pelearse, según algunasvecinas,yporeso lamuycucadirigía tantasmiradasalbalcón,aunquedespuéssedijoqueparaentoncesyalohabíaechadoalacalle—,undramáticoavisodeloquepensabahacerdeverdadalgúndíaporsuculpa.Esdecir,quedeningúnmodoqueríadejarseaplastarporuntranvía,sólodeseabafervientementequeélsupieraqueestabamuydispuestaahacerlo.

Pero todoesoaRingo le importabienpoco.Enrealidad,duranteestosdías tanrepletosdeinesperadosacontecimientos,nohatenidoocasiónniganasdepararseapensarenlosridículosamoríosdeestaseñora.Lavidadelosdemás,silosdemásnoestánen lasnovelasoen laspelículas, lemereceapenasunvistazoporencimadelhombroyunaconsideraciónaburrida.Encambiosíhareflexionadomuchosobreelmachacado dedo del destino, el dedo que se perdió. Está sentado a una mesa delRosalesconelbrazoderechoencabestrilloylamanovendada,leyendoconmuchaatenciónellibroqueacabadeabrirsobreelcuadernodesolfeo,tambiénabierto.Hapedidounacañaybebesinapartarlosojosdellibro.Aestahora,lastresdelatarde,

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nohaynadiemásenelbar,salvoFrancisMacomberyWilsonyMargotquediscutena su lado con la boca seca, y sudan copiosamente y bebengimlets,mezclando susvocesfantasmalesysusinconfesablesanhelosconlosrumoresdelaselva.

La señora Paquita, hermana del tabernero, una solteronamadura y animosa derostro hombruno y ojos vivaces, se afana detrás del mostrador limpiando anchoasbajo el chorro del grifo, y de vez en cuando mira con curiosidad al solitarioparroquiano.Chico raro, piensa, poco sociable, rudo, tal vez tímido, casi nunca sedejaverconotrosmuchachosdesuedadcuandovienen,alcaerlatarde,ajugaralfutbolínoalagarrafina.Siemprequelove,comoahora,sentadoenestamesajuntoala ventana y absorto en la lectura, con sus quince años y tan serio, cree que se hapuesto a leer porque se aburre, o porque se siente solo, y se ve obligada a darleconversación.

—Qué.Quétecuentas.¿Cómoestátumadre?—Bien—respondeélhundiendolacabezaentrelaspáginasdellibro.—Trabajandomucho,supongo.Quéremedio,lapobre.Ymientras,elcaradurade

tu padre, ¿qué? ¿Qué hace esta buena pieza? —insiste la tabernera, risueña,mirándole con picardía—. ¿Ya está en casa, o sigue por ahí cazando ratones yarmandojarana?¡Vayaunelemento!Aunquesimpatíalesobraaestehombre,esosí.

Prefierenocontestaryadentrarsemásenlallanurasalvajeyremota.A unos treinta metros de donde comenzaban las hierbas altas yacía el león,

aplastado contra el suelo. Tenía las orejas gachas y el único movimiento que sepermitíaerasacudirarribayabajosulargacoladepelonegro.Sehabíapuestoenguardianadamásllegaraeseescondite…

Elbar-bodegaRosalesesunade las tabernasmásantiguasdelbarrio.Tieneunsuelomaltrechoydesniveladodebaldosasnegrasyblancasyunviejomostradordeobrarevestidodecerámica,cuyosángulosybordesuperiorimitanrugosostroncosdepino hechos con argamasa y pintados de color marrón, con nudos y vetas muyconvincentes.Elmostradorloremodelóconsusmanoselmismotabernero,elseñorAgustín,quehabíasidoalbañilconideasygustoparaladecoración,yensudía laobramerecióencendidoselogiosdelaparroquiaporsugranparecidocontroncosdeverdad, pero la señora Paquita detesta esos troncos porque la corteza leñosa, tanadmirada, acumulapolvoymugrey estámásqueharta de frotarlos con lejía yuncepillo.Aunladodelmostradorhaycincograndestonelesdevino,tresabajoydosencima,yalgunasbarricasdelicoresigualmenteparalaventaagranel,yalotrolado,tresmesasdemármolrectangularesconpatasdehierrocoladoyarrimadasalaparedcon azulejos a media altura, donde una ventana, provista de una vieja persianadescolorida,seabrealacalleTorrentedelasFlores.Alfondo,ellocalseestrechayseoscureceentornoaunfutbolínbajounalámparadepantallaverde,ahoraapagada,quehacedos años alumbrabaunamesadebillar.Elnegocio se sustentamás en la

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ventaagranelqueenelservicioyconsumoenmesas,ylosparroquianoshabitualesquevienenapasarelratosoncontados,sobretodolosdíasdeentresemana.Desdelacalle, echando una ojeada al pasar, suele verse en la penumbra el encorvamientopredador de una silueta frente a la barra, la sombra inestable de algún bebedorsolitarioypacientecon suvasodevinoen lamano,pero, salvo loscuatroocincovecinos adictos al dominóy al subastado los sábados y domingos por la tarde, losmismosqueenlasnochesdeveranocogensutabureteyunacervezafríaysesientanenlaacera,olosjóvenespandillerosquesejuntanruidosamenteentornoalfutbolínantesde acudir al baile deLaLealtado alVerdi, la taberna es unolorosonidodesombrasydesilencio.

Cuando entra la señoraMir, Ringo inclina aúnmás la cabeza sobre el libro yterminaelpárrafodelleónherido.

Todoél,dolor,náusea,odioy todas las fuerzasque lerestaban,se tensabanenunaconcentraciónabsolutaparacuandohubieraqueatacar.

—Quétal,Vicky,cómovaeso—dicelatabernera.LaseñoraMirdepositaunsifónyunabotellavacíasobreelmostrador.—Tirando.—Díassinverte,caray.¡Ysisupierasloquetengoquedecirte!—Estesifónqueledisteamihijanopita.—Tengounasorpresaparati,Vicky.Teestabaesperando…—Aprietasynosalenada,mira.—Yonoselodi,seguro.Yosiemprelosprueboantes.—Puestuhermanosería,quémásda.—Bueno,tedaréotro.Peroescucha…—Ymeponesenestabotellaunlitrodeblanco.—¡Que sí,mujer!—Ycon lavozmelosa, en tonoconfidencial—:Anteshede

decirtealgoqueteinteresa,chatita,ymucho.La señora Mir parece no oírla. De pronto ha echado la cabeza hacia atrás,

doblando laespaldayenroscándoseunpocoenun rebuscadogestodeabandonoycoquetería,todaunatramoyaequilibristaparamirarselapantorrilla,sacarlalengua,ensalivar el dedo corazóny restregar unamancha en la tersa piel por debajo de lacorva.Lohaceconunaafectacióncansinaymelindrosa,conunparpadeodelosojosqueaRingoseleantojadescacharrante.Nodeberíapermitirsetalescosasunamujerasí, piensa: es paticorta, es fea, tiene pliegues en la nuca, tiene demasiado culo,demasiado pelo en las axilas y demasiado carmín en los labios. Y esas pestañasimposiblesconsupringuevioleta,yesadisposiciónpechugonaalpiropocallejero,yeseamagodefrustraciónydesengañoqueasomaasusojoscuantomásseesfuerzaporagradar.Hapasadounasemanadesdequesehizolamuertasobreunasvíasdeltiempo deMaricastaña, y sigue viviendo en tiempos deMaricastaña y haciendo el

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ridículo.Alincorporarsedescubrealchicoagazapadosobreellibro.—Tú eres el hijo de Berta ¿no?—El pestañeo cordial y frenético de sus ojos

precedeaunaespeciededisculpa—:Bueno,quierodecirelhijoadoptivodeBerta…Estudiabasparamúsicoytuvistequedejarlo,yalosé.—Suvozcarrasposacontrastaconelsemblanterisueñodemuñequitarolliza.Reparaenelbrazoencabestrilloyelvendajedelamano—.¿Quéeseso?¿Quétehapasado?

Élcierralosojosyellibroalmismotiempo,postergandolasuertedelleónheridoparamejorocasión.Conairedefastidioseponeateclearsobreelmármoldelamesaconlosdedosdelamanoizquierda.

—¡Ufff…!—resopla—.Unalaminadoramepillóeldedo.—¡Diosmío!¿Cómoocurrió,dónde?Un parpadeo, no deseado esta vez, y la contorsión lenta y ondulada del oro

laminadoatrapanuevamenteeldedoylosdosrodillosdeaceroselotragan.—Eneltaller—respondedemalagana.—¡Oh,québarbaridad!Vaya,cuántolosiento,hijo.Peroyateencuentrasmejor,

¿verdad?Nocontesta.Legustaríadejarbiensentadoqueélnotransigeconlaordinariezy

lafealdad,ymenosconesasínfulasdeheroínadenovelarosaquegastalaseñora.—Vicky—tercialatabernera—,¿quieresoírloquetengoquedecirte,síono?—Quesí,yavoy.—Miralosdedosdelchicotecleandovelocesjuntoalvasode

cerveza—.Deberíasbeberhorchata.¿Cuántosañostienes?—Voyacumplirdieciséis.—¿Tu madre está bien? Qué mujer tan buena y atenta. Dale recuerdos de mi

parte.Quesimenecesita,paraloquesea,notienemásquedecirlo.Levantalosbrazosajustándoselaprofusiónderuidososbrazaletesyfinalmentese

vuelvehacialataberneramedianteunanimosocrucedepiernas,y,aunquesufreunligerotraspiés,serehaceenelactoysinmermaenelestilo,enladisposiciónfestivaymusicalde laspiernas,enesapeculiarmanerasuyadepermanecerdepieanteelmostrador,igualquesiapoyaraelgordotraserosobreuninvisibleyaltotabureteenlabarradeunbarelegante.Secreequeviveenunapelícula,piensaél,yconstataunavezmásloquenolegustadeestemonumentoalaafectaciónyalacursilería;nolegustaelcoloramarillodesusrizos,nolegustansubocadepiñón,suvozcarnosa,sushombros redondosyantiguos,no legustacómosujeta labotellaen laaxila,ni susmanosvolatinerasyomnipresentes,nieseanchocinturónblancoquerealzasusancasyaúpasuspechos,nisuszapatosdefulanacontiritasdoradasquedejanverlasuñasdelospiespintadasdecolormorado…

—Vicky,¿teencuentrasbien?—preguntalaseñoraPaquita,viéndolaabstraída.—Oh,sí.¿Quémedecías…?

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—¡Setratadealgoqueniteimaginas!—Haterminadodelavarlasanchoasylasdisponecuidadosamentealineadasen losplatillos.Dirigealadolescentequesimulaleerjuntoalaventanaunamiradapreventiva,lamentandotenerletancerca,yahuecalavoz—:Algoquetevaaalegrar,mujer.

—¿Deveras?—¡Ayerestuvoaquí!—¿Quién?—¿Cómoquién?—Bajaaúnmáslavoz—:Tuhombre.Sesentóaaquellamesa

delfondoyestuvomuchoratocallado.Ymuydesanimado,mucho.—Nomedigas.—LaseñoraMirsequedapensativa.Aúnnohadecididosidebe

mostrarseimpresionadaono—.Juróquenuncajamásvolveríamosaverle.—Puesvino.Eranpocomásdelastresymediadelatarde,Agustínhabíaidoa

echarseunratoyyoestabaordenandolanevera,cuandolevientrarporesapuerta.Ymira loque tedigo,Vicky:noparecíaelmismohombre.Estabamuyabatido.Dijohola,sesentó,pidiósupicónyunvasodeaguayestuvomásdemediahoraconlacabezaentrelasmanos.Dabapena,deverdad.Mepreguntósitehabíavistopasar,osituhijahabíavenidoporaquí,yledijequeno.Mecontóqueestuvollamandoalapuertadetupisoduranteunahorayquenoquisisteabrir.

—Mentiraygorda.Nosalídecasaentodoeldíaynooínada,asíqueesmentira.Loquepasaesquenoseatreveadarlacara…

—Sería por eso. Porque le dije que probara a llamar otra vez, que seguro queestabasencasa,peronimeescuchó.Sacódelbolsillounaplumaestilográficaymepreguntó si tenía papel de carta y un sobre, y yo le dije sí tengo, peroquizáno legusten,porquesondecolorrosa.Eselúnicocaprichoquemedoy,ledijealverleunamueca…Bueno,elcasoesquesubíamicuartoymevineconmediadocenadehojasyunsobre.Yentoncesvaymepreguntasipodíahacerleelfavordeentregaryolacarta…

LaseñoraMirnodejaentreverningunaemoción.—¿Porquépuñetaharíaeso?¿Ydóndeestáesacarta?—Puesverás,cuandoyacasiteníaescritaunahoja,despuésdepararseapensar

cantidaddeveces,vay lacoge,haceunaboladepapelyse lameteenelbolsillo.Escribiódosmás,esforzándosemuchísimo,ytambiénlasarrugóyselasguardó.Sevequelacartanolesalíacomoélquería,porlamalaletraoporloquefuera.Yonomemovídeaquí,pero lovi todo.Elpicónni loprobó,yhastase leolvidóque lohabíapedido,porquealfinalsevinoalabarra,mepidióuncoñacydijonomesale,Paquita,nomesale,laescribiréencasa.Sebebióelcoñac,yantesdeirse¿sabesquémedijo?

—¿Cómovoyasaberlo,mujer?—Pues que mandaría a alguien con la carta, y si podía hacerle el favor de

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entregarlayopersonalmente.—¿Esotedijo?—Comolooyes.Tuvequeprometerlequenotediríanada,nisiquieraquehabía

venido.Peroyaestábiendesecretitos,¿verdad,cariño?—LaseñoraMirasienteconunasonrisitadecomplicidad—.Yenseguidasemarchó,llevándoseelsobreylastresocuatrocuartillasquequedaban…

—¿Ahsí?¿Yparaquiéneraesacarta?—¡Perobueno¿serástonta?!¡Parati!¿Paraquiénsino?Yoselopregunté,claro,

peronohizofaltaniqueabrieralaboca.Enelsobrevendráelnombre,creoquedijo.Elsinvergüenzaqueríadiscreción,yesnormal¿no?Yfíjate,elcoñacquepidióeselqueatitegusta.¡Nuncaanteshabíapedidoesecoñacdegarrafa!

LaseñoraMirparpadea,confusa,acariciándoseellóbulodelaoreja.—Sí,creorecordarquealgodijo…Despuésdeaquellahorribletrifulcaencasa,

cuando le pedí que no volviera a hablarme en la vida, ¿sabes qué dijo? Puestranquilamentedijoque,bueno,queseibaamarcharmuylejosyqueundíameloexplicaríatodo.Peroenesemomentonolecreí.

—¿Porquéno?Daleocasióndehacerseperdonar,mujer.—Ningúnhombremerecehacerseperdonarporeso.—¿Yquéfueeso,Vicky?Sumida en sus pensamientos, siempremirándose en un espejo complaciente, la

señoraMirnolaescucha.—Sí, ahora recuerdo…Es que hubo una gran escandalera, ¿sabes?,me puse a

gritar y mi hija se encerró en el cuarto de baño con la toalla en la cabeza,asustadísima… Le vi ponerse la americana y recoger sus cosas de la mesa delcomedor, su tabaco, sus gafas de sol, su tubo de Efedrina para el asma, y lascamisetasylasmediasparasusniñosfutbolistas,quelehacíamoselfavordelavaryremendarcadasemana,fíjatesinosportábamosbienconél…Yentoncesfuecuandodijoeso:serámejorquemevaya,adiós,teescribiré.Sí,lodijo.Yoestabaenmitaddelpasillo,sinpodermovermedelsusto,ynotéquemefaltabaelaire,quemeibaadesmayar…¡Ymira,cogílapuertaysalípitandoescalerasabajo!

—Pero¿ladiscusiónporquéfue?¿Quétehizo,Vicky?Lacuriosidadchisporroteaen losgrandesojosnegrosde laseñoraPaquita,que

espera en vano una respuesta, mientras el chico baja los suyos con una tediosaresignación,oyendosinescuchar.Fija lamiradaenel tecladoimaginarioypulsaeldo,elmiyelsolconelpulgar,elcorazónyelmeñique,tecleandolostresalavezcon bastante dificultad, porque ahora tiene grabada en lamente lamano nudosa yoscuradel señorAlonsoposada fugazmenteenel traserode la señoraPaquita,unanoche lluviosa del invierno pasado que ambos salieron a la puerta del bar con unparaguasqueellaleprestóparaquenosemojaraalcruzarlacalleyendoacasadela

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señoraMir, yque él abrió a su espalda antesdedespedirse, ocultándoles a ambos,aunquenolobastante.

—Lo que está claro es que te hizo mucho daño —añade la tabernera—. Túmerecíasalgomejor,chica.

—Sí,claro—suspira la señoraMir—.Merecíamejor suerte,esverdad.Pero lafelicidadhayquebuscarla,Paqui,siempre,cuesteloquecueste…Laculpafuemía,¿sabes?Ledije ahí tienes lapuerta,peromira, ¡fuiyo laqueechóacorrer!Culpamía,tedigo.Nuncadebípermitirlequesetomaratantasconfianzasenmicasa…

—¿Puedo hacerte una pregunta, cariño? No te enfades, pero es que no loentiendo.¿Quiéntienequeperdonaraquién?¿Élati,otúaél?

—Oh,Paqui,yolehabríadisculpado,deveras.QueDiosmeperdone,perosóloconquemehubieradadounpocode tiempo…¡Debes creerme! ¡Cometí un error,unapifiadelasmías!Loquenecesitoesqueéllosepaymeperdone,porinsultarleyabofetearledeaquelmodo.

—¿Lesoltasteunatorta?Puesvaya,síquefuegordalacosa.—¡Oh,sí,lofue,lofue!—Chica,quémalasuerte.Yahoraqueyapasó,¿cómoloves,quépiensasdelo

ocurrido,Vicky?—Nada.—¿Nada?—Bueno, te loacabodedecir.Lapifié.Aqueldíavolvíaacasacon laespalda

rota,veníademanejar a lapobreMaríaTerol,ya sabes, cientodiezkilosycon sucelulitisysuhumordeperros…Total,queveníahechapolvoyperdíeloremus.¡Yluegoestasvíasdeldemonio!¿Paraquélasdejaríanahí,paraacabardeconfundirme?Habríaquearrancarlas,ytambiénlosadoquines.

—Nomerefieroaeso,Vicky.—Vacilaantesdedecirlo—:Juraríaquesetratadeotramujer…¿Estoyenlocierto?

—Siemprehayotramujer.—¿Cómolosupiste?¿Telodijoél?LaseñoraMirniegaconlacabeza.—Claroqueno.Perouna chica casada sabe cuándoocurren estas cosas.Sobre

todosiyadejóatrásloscuarenta.—¡Ja!Enesonoestássola,guapa.Perobueno,lomaloseríaquefueraalgoserio,

quierodecir…queledurara.Sisólofueuncapricho…—Esquealparecernohubonada.Yatelohedicho,mefigurécosas…yélselo

tomómuymal.Qué levamos ahacer.Nohay amorverdadero sin sufrimiento,mivida,esbiensabido.

—Estoquedicesesunaburrada,Vicky.Unaburrada.Atuedad.—Quizá pensó que nuestra relaciónno daba yamás de sí, puede ser, nunca se

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sabeconloshombres…Entodocasoyoselopuseahuevo.¡Yselaspiró!—Nomelopuedocreer.Mientes.Seguroquemientes.—¡Queno,Paqui,telojuro!¡Nuncadebísoltarleaquelbofetón!Latabernerasequedamirándola,recelosa.—Bueno,allátú.Encualquiercaso¿sabesquétedigo?Quedeberíasirabuscarle

enseguida.—¡Diosmío,¿dónde?!Nuncamedijodóndevivía.¿Algunaveztelodijoati,oa

tuhermano?—Amínunca.—Puesamítampoco—suspiralaseñoraMir.—¿Enserio?Quéhombretanraro,¿verdad?—¡Másqueunperroverde,querida!Másraroqueunperroverde,enefecto.Latabernerarecuerdaqueensusprimeras

visitassehabíamostradodicharacheroysimpático,ybastantefrescotambién,sobretodoconella,peronuncahabíamododesabersihablabaenseriooenbroma.Undíadijomuyseriamentequeleintrigabalaaccióndelpasodeltiemposobrelaspatatas.No, no era campesino ni lo había sido nunca, no estaba interesado en productosagrícolasyensuevolución;explicóquehabíasidoentrenadordeunequipojuvenildefútbolenlabarriadadelCarmeloyquemasajeabalaspiernasdeloschavalesconunungüentoabasedeaceiteypatatasarrugadas,previamentetrituradas.Teníadudasacercadeltiempoidóneoquerequeríalapatataparaagostarseyarrugarse,yparecequeundíaoyóhablardelaseñoraMir,unasanadoraexpertaenlacuestión,yalguienlediounatarjetaqueextravióaqueldíadelluviayporesoentróenelbarapreguntardóndevivía.

—Y otra cosa que ayer me extrañó. Cuando ya se iba… —La tabernera seinterrumpe al entrar un señor gordo y muy acalorado que recala en el mostradorpidiendoconciertaurgenciaunacervezadebarrilbienfría.LaseñoraMiraprovechalapausaparapedirasuvezunacopitadecoñacdegarrafayunvasitoconsifón.Elcliente no es del barrio y la tabernera evita entablar conversación con él. Sirve lacervezaenunajarrayluegolacopadecoñacjuntoconunsifón.Actoseguidoabrelaespitadeunabarricadevinoblancoycon laayudadeunembudo llena labotella,vuelve a situarse detrás del mostrador, deja la botella encima, pone el tapón y logolpeaconelpuño.Elhombreengulleruidosamentelacerveza,sesecaelsudordelcogoteconunpañueloyobservaderefilónalaclientagordita,queasuvezmiraconmucha atención la estampa de un calendario colgado en la pared, detrás delmostrador.Laestampareproduceunaviejafotografía,viradaensepia,deunantiguoequipode fútbol posandoen el campode juegoantesdeunpartido.Meneandounpocolacabeza,envozbaja,laseñoraMirdice:

—Estaríamejorderodillas.

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Untantoconfuso,elclienteterminasujarra,pagayseva.Agazapadodetrásdesumesa,Ringorepasalasinstruccionessobreejerciciospara

cincodedosenelcuadernoqueacabadeabrirsobreellibro.Todavíaelpentagramaseimponea laficciónliterariareclamandolaatencióndel lector,yasíserádurantetodoelveranoyhastabienentradoelotoño.Peroahoracuestaconcentrarseporquelasmujeresrecobranelhilodelaconversación:

—Ycuandoyaseiba—prosiguelatabernerasinmáspreámbulos,mientrasretiralajarrayfrotaelmostradorconunpaño—estuveapuntodepreguntarleporquénomandaba la cartapor correo, envezde traerla aquí.Meparecióextrañoqueme laconfiaraamí…

—Por la niña —corta rápido la señora Mir, y su cara de luna se contraefugazmente, a punto de echarse a llorar—. Es porque piensa en la niña, seguro.Porquemiraloquetedigo,Paqui.Siestehombrehablaenesacartadeloqueyometemo,pornadadelmundoquisieraquellegaraamanosdemihija.Hayciertascosasqueunaniñanodebesaber…Poresonolamandaporcorreo.Asíquecuandovuelvaconlacarta,laguardasbienymeladas.YaVioletaniunapalabra.

—Descuida.LaseñoraMirapurasucoñacyactoseguidosemojaelpaladarconunsorbitode

sifón.Pagalacuenta,sujetalabotelladevinobajolaaxilaysedisponeasalirconelsifóncolgandodeundedo.

—Sobre todo, Paqui, por lo quemás quieras, si llega la carta, no se te ocurradárselaaVioleta.Yolarecogeré.

—Quesí,mujer.Vetetranquila.

Ejercicio1.º:Pongaustedelantebrazoylasmanos,conlosdedosestirados,sobreunamesaantelacualestéustedsentado,yunratoconlamanoderecha,otroconlamano izquierda y, finalmente, con lasdos juntas, vaya levantando losdedosqueacontinuaciónseindican.Bajeustedeldedoquelevantó,antesdeelevarelsiguienteyrepitavariasvecescadafórmula:1-2-3.3-2-1.1-4-2.1-2-4.2-1-3…

Practicaunratosobreelmármolconlamanoizquierdayluegoparaysequedamirandoatravésdelaventana.Unparpadeo,evocandoaquellaartimañadelosojosdeldeseoylaensoñacióninfantilypandillera,yenlaparedleprosaalotroladodelacalle aparece el cartel que anuncia en letras rojas el primer concierto de ELGRAN

PIANISTADENUEVEDEDOS.Podríaserunbuenreclamo,porquéno.¿Quiénsabe loquetereservaeldedodeldestino,inclusocuandoestededohasidoarrojadoallimbodelospianistasnonatos?Pasanalgunoshombresfrentealletrero,vanovienendesuscasas a otros bares y tabernas con aire decidido o desganado, algunos caminanarrimadosalosmurosyunodeellossedetienedeprontoconlacabezagachaylos

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ojosmirandoel suelo,comosideprontoseabrieraunabismobajosuspies.En lamisma calle y un poco más arriba, en medio de la pequeña isla de adoquinesmelancólicosyverdosos,pervivenlasvíastruncasquevienendelayerabolidoyvananingunaparte.Conunrepentinoypunzantedoloren lauñaqueyanoestáensudedo,nieldedoensumano,Ringocierraelcuadernodesolfeoyabrenuevamenteellibroderelatos.

Elleóntodavíaestávivo,lucharáhastaelfinal.LaseñoraMirylaseñoraPaquitaaúnparloteanunratoenlapuertadelbar.Élapoyaelcodoenlamesaysetapalaorejaconlamanolibre,recuperandolaprotectoraespesuraylafraganciasalvajedelas hierbas altas en las praderas deKenia junto con el león que sangra agazapadocontraelsuelo,soloyconlasorejasgachas,esperandosuoportunidadparaatacar.

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E

5

Eldedodeldestino

nelveranode1948elmuchachotienequinceaños,calderillaenlosbolsillosyun dedo fantasma en la mano derecha. Trabajando en el taller, una mañana

desapacibleygrisque leveníapesando insidiosamenteenelánimo,sequedóunossegundosaleladofrentealalaminadoraeléctrica,tarareandosinaciertolosprimeroscompasesdeunasencillamelodíaqueseleresistíaenlamemoria,y¡plan!,vistoynovisto,lamáquinasetragóeldedoíndice.

Lafataldistracción,elinoportunoembelesomusicalquepropicióelaccidentesedebiósobretodo,piensaél,alafrustraciónqueloaquejabadesdeeldíaque,tresañosantes,sevioprivadodelasclasesdesolfeoypiano—sumadretuvoquerecordarlequeeranpobres—,ytambiénasucrecientedesapegoaltalleryaloficio,aloroyalplatino,alosdiamantesyasusdestellos.Recuerdaqueesafatídicamañana,alsalirdecasamuy temprano llevandobajoelbrazoel almuerzoenvueltoenunahojadeperiódico, sintió una especial amargura al repasar mentalmente, como suele haceryendoporlacalle,laspreguntasyrespuestasdesuqueridolibrillodelConservatorioMunicipal deMúsica.Media hora después, de pie ante la laminadora, tercamenteempeñado en recordar lamelodía, algo en inglésque empezaba con long-ago-and-far-away,oídoenunapeliencolordosdíasantes,enrabietadoalnoconseguirloysincuidadodeprestarlaatencióndebidaaloqueestabahaciendo,élmismopropicióladesgracia. Pero lo ocurrido se debió a su caprichosa obstinaciónmelódica sólo enparte.Aunque no quiera admitirlo, el fatal descuido que había de costarle el dedotuvo su origen en el desinterés por su futuro laboral, en una secreta renuncia queveníaincubandodesdetiempoatrás.Despuésdepasarsedosañosbarriendoeltaller,concluidosuperiododeaprendizajeydecumplidorchicoderecados,cuandollevabatresmesestrabajandoenelbancodelosoficiales,manejandoelsopleteylaslimasylasierrayesforzándoseporhacerlobien,suinicialentusiasmoporeloficiosehabíaenfriado,ydesdeentonces,ensu fuero interno,empezóadudardesushabilidadescomo orfebre. Ahora, además, ya sólo recibe simplones y aburridos encargos decomposturas,soldarcadenitas,algunaalianzalisa,fundirylaminaryprepararalgunaaleaciónparasoldaduras.Nopuededecirqueaborrezcatodoeltrabajo,peroalgonoanda comodebiera.Se sientepreparadoparadar formaadelicadaspiezasdelmásaltovalorartístico,yestosmenesteressencillos leaburrenylosdespachadeprisaysinladebidaatención.Yencima,tantashorasencerradoeneltaller,estonoesvida:delasnuevedelamañanaalaunadelatardeyluegodetresasiete,oseaochohorasaldíadelunesaviernes,máslascincohorasdelamañanadelsábado,esdecir,cinco

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díasaochohorasdiariasqueentotalsumancuarenta,yconlascincodelsábadoyadan cuarenta y cinco, más las cuatro horas de las tardes también del sábado,dedicadas, mientras eres aprendiz, a barrer el taller y limpiar los bancos de losoperarios, pues entonces dan un total de cuarenta y nueve horas a la semana.No,joder,estonoesvida.

Está trabajando de pie en la laminadora eléctrica, alternando estas sombríasperspectivas con preguntas y respuestas aprendidas de memoria en el viejocuadernillo.

—¿Quéeselpentagrama?—Unapautacompuestadecincolíneas,horizontales,paralelasyequidistantes.—¿Cómosecuentanlaslíneasdelpentagrama?—Empezandoporlamásbaja.

reviviendolaescenaenlaqueGeneKellycantamientrascolocasillaspatasarribaensulocal,peronoconsigueatraparelarranquedelamelodía,tercamenteseleescurreenmediodelaafanosarespiracióndeltaller,elrumordesierrasylimasymartillazosysopletesdegasenacción.Lapiezadeoroqueestálaminandotieneinicialmentelaformayeltamañodeunapastilladejabónbastanteusada,ytodoconsisteenponerlamáquina en marcha con la pieza entre los dos rodillos de acero para que vayaadelgazandoacadapasada,sacándolaporelotroladoyvolviéndolaameterporestecautelosamente y procurando mantener los dedos a distancia, porque el peligroaumentaconformedisminuyesugrosor.Estoéllosabe,conocelasinuosaytemibleondulacióndeserpientequemuyprontoadquierelalenguadeoroalserlaminadaylos bruscos coletazos que suelta al ser engullida por los rodillos, pero se quedapensandoenotracosayeldedoselehadormido,paradoencimadelanotamásbajadelpentagrama.

Apenas unos segundos antes del trance, incluye a Gorry en su pasatiempomusical.Llevaunratosintiendoqueelpuñeteropájaroquematóañosatrásconunaescopeta de balines, anda merodeando cerca; primero le oye piar dentro de lasinfonoladesucabezaycierralosojos,yenseguida,alfijarlamiradatraselcristaldeltiempo,siempreempañadoporlalluviasobreelhuertodelabuelo,lovedebajodelbancode trabajopicoteando lahojadeperiódicomanchadadeaceitequehabíaenvueltosupropioalmuerzo,unbocadillodeanchoasdelata.Despuésdecincoañosbajotierra,elojitodeplomodelgorriónsehaoscurecidomás,peroelpájaroyanoaparece bajo ninguna luz cenital, no lo circunda ningún resplandor, ninguna falsaaureola luminosa, noprovienedeuna alucinación, sencillamente está aquí trotandocomounpajaritomecánicoconsulombrizvivaenelpico,yéltieneotravezeldedoenelgatillo,porque¿noesunconsueloqueestézampándoseunalombriz?,piensaelarrepentidocazador: elgorrión tambiéncazaymata, asíqueaquí cadacual cazaaquienpuede…Sí,perotúnocumplestuspromesas,niño,jurasteveniravermeami

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humildetumba,yaúnteespero.—Habla solo—comenta alguien a su espalda—. Siempre está en Babia, este

chaval.¡Despierta,nano!Demasiado tarde. Para los operarios, la laminadora se come el estúpido dedo

porqueRingohablasoloantelamáquinayporqueelestúpidodedoestájustodondenodebe,temerariamenteapoyadoenlalenguadeoroquesedeslizaentrelosrodillos,unalenguaquehaidotomandounaformacadavezmásondulada,quesedoblasobresí misma hacia arriba y hacia abajo sin que fuerza alguna pueda controlarla,convertida repentinamente enunmortífero cepo.Él siemprehapreferidocreerqueocurrió simplemente porque el dedo, obedeciendo a un secreto impulso suicida deíndolemelómano depresivo, no quiso retirarse a tiempo. Seré el re y el sol en eltecladomarfileñodelafamaonoserénadaenestavida,lehabríadichoeldedoantesdeinmolarse,unaentelequiaverbalenredadaenelpentagrama,peroqueélpercibecomoalgomás realqueelmismo tallercon todo loquecontiene,más real inclusoquesucasaylaparroquiayelcorrodechavalescontadoresdeaventiseneljardíndeLasÁnimasoenlasladerasdelaMontañaPelada.Eraelsuicidiolejosdeltecladoylaspartituras, lejosdelpianoydelcuadernoCósumb, todoesoquemaldiciendosusuertehubodeabandonarporqueencasanohabíadineroparamásclases.Mecidopor este resentimiento y por la ensoñación melódica, apenas nota el tirón en elmetacarpo del dedo índice y el consiguiente estropicio de las tres falanges,súbitamentetragadasytrituradasporlosrodillosjuntoconeloro.

Lasangrenobrotadeinmediato,lohaceunossegundosdespuésdedesaparecerel dedo, y nadie en el taller lo oye gritar o lamentarse, entre otras cosas porque,sorprendentemente, no le duele.Desconecta lamáquinaynoquieremirar lamanotodavía,noseatreve;lalevantaalaalturadelosojosperonoquiereverla,ycuandoporfinsedecide,lacontemplacomosifueraunacosaajenaaél,unapéndicecarnalextrañoa su cuerpo.Con lamanoalzada sevuelvedespaciohacia eloperariomáscercano, que se horroriza al ver brotar el chorro de sangre.Él no ha sentido nada,apenasunpellizco,peroenseguida, al tomarconcienciadeque le faltaundedo, leinvade un súbitomareo, se le aflojan las piernas y empieza a sudar copiosamente.Gritos y maldiciones en torno suyo y carreras hacia el botiquín. Con un vendajeimprovisado y el brazo en alto, se lo llevan a urgencias del Hospital Clínico ydespuésledanlabaja.

¿Adóndevanapararlosdedosmuertosdelospianistas?,sepreguntaconamargura.Yactoseguido,envozalta:

—¿Cómoesquemedueleeldedoquenotengo,madre?—Siteestásquietounmomento,teloexplico—respondeellamientraslecortael

vendajedelaheridamanejandolastijerasconlamanoizquierda—.Diosmío,mira

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esto.¿Cómohasdejadoqueseinfecte,quéhashecho?—Yonada.—Peromiracómoestá.¿Esquenotehadolido?—Bueno,yaquelodices…Podríateneralgodefiebre.—¿Otravezconeso?Sediríaqueestásdeseandotenerfiebre.—Loquemeduelearabiareslauña.¿Porquémeduelelauña,siyanotengo

uña?—Ymiraestabufanda,todamanchadadesangre.Paratirar.—¿Nopodríashacermeelcabestrilloconunpañuelo,enlugardeunabufanda?

Unodeesospañuelostanbonitosquetienes.Lamanoesunamasijodegasassanguinolentasysumadrelecambiaelvendaje

confrecuenciaporquelaheridasupura,peroelhorariointensivoenlaResidencianolepermiteocuparsedetodoenlacasa,asíquesueledejarpreparadalacomida,arrozhervido y boniatos o una tortilla de cebolla o de judías, y el chico come soloescuchandomúsicaen la radioyconunanovelaabierta juntoalplato.TerminóLapiel de zapa y ha empezadoHambre. Por la noche espera a su madre para cenarjuntos, a veces la espera pelando patatas o boniatos, o despellejando habas oguisantes,yella le regañaporquepodría infectarse laherida.Haceuna semanadelaccidenteenel talleryquincedíasque labrigadamatarratas se fuea limpiarunosalmacenesaorillasdel ríoOñar,enGerona,eso lehadichosumadre,yquehabíamuchotrabajoenlazonaysupadretardaríaenvolverdeeseviaje.

Detantoentanto,eldedoqueyanoexisteleduelearabiar.Sobretodolauña,dondequiera que ahora esté. La pérdida del índice le ha dejado en un estadopermanente de estupor y melancolía, al que a menudo se añade una inquietudexpectante por lo que la vida pueda depararle en adelante. Cree que ese dedoamputadoreducemuyconsiderablementesusopcionesdetrabajoeneltaller;esmás,empieza a estar convencido que su vida ha dado un vuelco decisivo. ¿Qué futurolaboralpuedehaberparaestamanodespuésdelamutilación?¿Cómoselasapañaríancuatrodedosmanejando la sierra enun finoy complicadocaladoparauncolganteconesmaltesypedrería,porejemplo?Yanuncamáspodríaagarrarcorrectamentelalimao los alicates, inclusopuedequeno fuera capazde sostenerunaspinzas,ynisiquieraelpinceldelbórax.Limasylimaduras,alicates,taladro,broca,tas,troquel,soplete,sierra,perruca,astillera,palabrasquehastaentonceshabíansidoparaéllascredencialesdeloficio,yanoreclamabansuscuidadosyempezabanaestarquietasenelámbitodelamemoriaartesanal,cubriéndoseconelmismoorínquecorroíalosraílestruncosentrelosviejosadoquinesdelacalle.

Y luego está la otra dolorosa consecuencia del accidente, para él mucho másimportantequelalaboral:imaginarsumanoderecharecorriendoeltecladodelpianocomounagrotescaarañamutilada,cojayrepulsiva,lamanoqueguardamemoriade

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las primeras notas y compases, de los ejercicios para cinco dedos y del inicio dealgunaspiezassencillasaprendidascontantoesfuerzo,como«ParaElisa»oel«Valsde las olas». Dooo-re-mi-sol-dooo, si-do-re-do-si-do-mi-sol-siii… Siempre esperópoderreanudaralgúndíasusinterrumpidasclasesdesolfeoypiano,yahora,apesarde lo ocurrido, con sólo nueve dedos y contra viento y marea, mantendría esaesperanza.Deningúnmodopensabarenunciaralosacordesnialasvelocesescalasados manos en el viejo teclado amarillento del maestro Emery —quemaduras decigarrilloenlasteclasmásbajas,chillidosdepájaroenlasmásaltas—,unpianistaque había tocado en orquestas populares y cultivaba una querencia por la músicaculta dando clases de solfeo dos veces a la semana por doce pesetas almes en elcochambroso comedor en penumbra de un pisito de la calleTres Señoras.Algo ledicequeelviejomaestro,consucalvarelucienteysusojitosgrisescomorajasdetrásdegafasmetálicas,consunarizdegaviotaen lacarasinafeitar,consus tranquilasmanos de piel translúcidamanchada por la vejez y con su perfil incisivo sobre lanegruradelpianoylapobrezadelentornodoméstico,sólosehaesfumadodesuvidaprovisionalmente.Habíaquedespedirsedeldedoquesetragólalaminadora,peronodel pentagrama ni del teclado, que pensaba recuperar algún día junto con laslecciones.Mientras tanto,¿adóndevanaparar losdedosmuertosde lospianistas?,anotaconletradiminutaensucuadernosecretodetapasnegras.

Su relación con la música ha sido desde siempre intuitiva, y está lejos de serselectiva. Tararea con elmismo respeto y agrado unamelodía deCole Porter o lamúsicadefondodepelículasquelehangustado—sesabedememoriaeltrepidantetemadeLadiligencia,odeElladróndeBagdad,oelvalsdeJezabel—quealgunoscompasesdeunasonatadeMozart.Piensaenlaspartiturasquetieneguardadasyenlossueñosquehabíadepositadoenellashastaayermismo,yesperatiemposmejores.La fatalidadhaqueridoqueeldedosacrificadoseael índice,elveleidosodedodeldestino, elmismoque apretó el gatillo en el huertodel abuelo cinco años atrás, elresponsabledelreenlosañoradosejerciciosparacincodedos.Nohubotiempoparaaprender gran cosa, fueron apenas diez meses, una hora cada lunes y juevesacariciandolasteclasyleyendomúsicaenvozaltaalcompásdeltresporcuatro,perolopocoqueaprendióloconsiderauntesoro,unraroprivilegio.«Levantalacabeza,no mires tanto el teclado», flota aún en el aire la voz de humo del maestro: «Lamúsica no está en las teclas, la música está en la memoria de los dedos y en elcorazón».

La memoria de los dedos. No sabría explicarlo, pero juraría que ante aquelmaltrecho teclado conmanchasdenicotinahabía aprendido algunas leccionesparaandarporelmundo.NoesqueelprofesorEmerylealeccionaraexpresamenteacercadenada—salvounavezqueseburlódeuncompañerodeclase,alqueaventajaba,yelprofesorledijoqueserbuenoconelpianoexigíasermejorpersona—,peroensu

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manera de serenarle las manos obligándole a dejarlas quietas sobre el teclado,reposadasydócilesperoatentas,rozandoapenasconlasyemasdelosdedoselmarfilalabeado y el negro barniz de los bemoles, sin permitirle presionar antes de habercantadolapartituraporcompletoydememoria,élhabía intuidounmagisterioqueibamásalládelasrudimentariasleccionesdesolfeoypiano,unadeterminadaformadeentenderyasumirtodoloquelepasaba,yrecuerdaquefueenaquellavoráginedenotasbailandoenelpentagramayensucerebrodondeundíapercibiódeprontoelaromadeunanuevay extrañadisciplinaque estabamuydispuesto a abrazar en elfuturo. Así, costumbres tan simples como levantar el brazo iniciando el compás,atrapando las notas en el aire como si fueran mariposas de luz bailando en laoscuridad, y el hábito de las manos apaciguadas y expectantes sobre el tecladoconvocando el milagro del acorde armónico, tendían misteriosamente, un día trasotro,aconvertirseenpequeñospreceptosdemoralidad.Despuésdelasreiteradasyvelocesescalas,aldarporterminadalaclase,elmaestroledejabacerrarelpianoalalumno,ycadavezqueél,conlasmanosaúnencendidas,bajabacuidadosamentelapesadatapasobreeltecladoyenelúltimoinstanteladejabacaer,laentrañadelviejopianoleobsequiabaconunahondaresonanciaqueeracomounaseñalamistosayunapromesadefuturo.Eracomosi,duranteaquellosdíasfelices,lamúsicafueralaúnicaurdimbre con la que se trama la vida, y entre las cinco pautas del pentagramaestuviera cifrada la belleza que le reservaba el mundo. En esa adolescencia tanprecaria, memorizar una partitura deviene algo más que cumplir un trámite paraeducareloídomusical;también,aunqueélnopodíasaberloentonces,elespírituyelritmoque anidaba en el pentagramahabría de penetrar en la sangre y convertir enmemorablesalgunaslecturasdesusautorespredilectos.

¿Y ahora todo ha terminado?, se pregunta. ¿El pianista de nueve dedos estácondenadoaserunfenómenodeferia?Talveznisiquieraesocabíaesperar,puestoque en casa seguía sin haber dinero paramás clases—suponiendo que el profesorEmeryquisieraretomaralgúndíaalalumnodenuevededos—ymuchomenosparaalquilar un piano, y no digamos para comprarlo. Ya veremos si puede ser másadelante, le había dicho sumadre al quitarle las clases.Nohaymal que cien añosdure,hijo,ydemomento,sitantotegustalamúsica,¿porquénoteentretienesconunaarmónica?

Conestasmismaspalabraslosoltó,Gorry.¡Hayquejoderse!Nojuzguesatumadre.Noesmimadre.¡Jamásdigaseso,desgraciado!Si entoncesme aconsejó la armónica, ¿quéme aconsejará ahora? ¿Que pruebe

conunaflauta?Elgorriónestádentrodellavaboylemiradesoslayoconsuojomuerto,sindejar

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depicotearunosinsectosquesalendeldesagüe:asíescomoaRingolegustaverleencualquier lugar ymomento, depredador, parlanchín y vengativo, picoteando con lamayor desvergüenza todo lo que puede.Mientras, sentado en un taburete frente allavabo ymirándose en el espejo, él se deja quitar el vendaje sin una queja.Rojasestrellasdeyodosalpicanlalozablancadelapiletayfinalmenteahuyentanalpardal.

—¿Quéestásmurmurando?—dicesumadre,depieasuladoconunimperdibleenlaboca—.Levantaelbrazo.Luegotelavaréelpelo,quenoveascómolotienes.

—Esquenomepuedoduchar.—Claroquepuedes,dejandoelbrazofuera.—Podríacaerme.—Podríasdejardedecirtonterías.Hatiradolavendasuciaauncubodebajodellavabo.Conunagasapresionalas

amarillentaszonasdepusentornoalasuturadelmuñón,cortaunpuntoylimpialaheridaconaguaoxigenada,peroenningúnmomentosequitalaagujaimperdibledelaboca.Cadavezseparecemásalaabuela,piensaélmirandoelimperdible.Imagendelpermanentequehacerdoméstico,laabuelaTecla,hagaloquehaga,estébarriendoocosiendoopelandohabas,siemprellevaunimperdibleenlaboca.

—¿Tehadolido?Teníasunpuntoinfectado.—No me ha dolido—miente él—. Lo que me duele es la uña. ¿Por qué me

chinchadeestemodo?¿Cómopuedeserquemeduelalauña,siyanolatengo?—Yasabes,dueleaquelloquenotenemos.Túsiemprehascreídoenfantasmas,y

ademáshablasconellos,¿no?Puesnosédequéteextrañas.Lauñatedueleporqueyanolatienes.

—Esqueavecesmeduelemucho.Ytambiénestehombro.—Tecreo,hijo.Examinalahinchazóndelosnudillosyaplicamástinturadeyodoenlospuntos.

El chico arruga la nariz ante esa mano amoratada que ofrece un aspecto tandeplorable,comosilahubieranmachacadoydespuésinfladoconaire,yobservaeldelicadorevoloteodelasmanosenrojecidasdesumadreentornoaldedoperdido.

—¿Desdecuándoereszurda,madre?—Desdequenací,supongo.Estatequieto.—JackelDestripadorysanPablotambiéneranzurdos.—Pues no es ningún consuelo, la verdad —sonríe, busca la cara del chico

reflejadaenelespejoyañade—:Peroatupadreledivertirásaberlo.ElMatarratasllevaahoramuchotiempofueradecasayélnodeseaenabsoluto

preguntarcuándovolverá.HacepocoandabaporlacomarcadelPanadéscontíoLuisysubrigadaraticida,cumpliendomuchosencargosenbodegasyalmacenesyhastaen algunas masías, según le dijo su madre, había una plaga de topillos en lossembrados, y él sospecha que son encargos no autorizados oficialmente, es decir,

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comisiones a particulares almargende la legalidad laboral, y seguramentepor esomás lucrativas. También sabe que el Matarratas trabaja a menudo solo y por sucuenta.Haempezadoapensarenello, recelandoaúnnosabedequé,ydosnochesseguidas ha tenido el mismo sueño: vestido como el mago Fu-Ching, su padreintroduceenunsombrerodecopaunapistolatodavíahumeanteyactoseguidoextraeunaratamuertaconespumarajosverdesenlaboca…Entodocasonoesperanideseaquesumadreleaclarelosrecelos,puesintuyeque,dealgúnmodo,ynosabríadecirporqué razón,hablardeeso laharía llorar.Esperaoírladeciraella tambiénalgúndía:Yanomeverásllorarnuncamás,niporesonipornada.

—LosBioscatienenunpianoensucasa.Sonbuenosvecinos,¿verdad,madre?—Puessí.—¿Creesquemedejaríanpracticarescalas,unratitocadadía,sitúselopides?—No.¿Olvidasque tienena lapobreRositamuyenferma?Loquedebeshacer

ahora—dice sumadremientras aplica una gasa limpia sobre elmuñón—es tenermáscuidadoconesamano.Déjalaquieta,esperaalmenosaquelaheridacicatrice…

—No me pidas eso —suplica él—. Debo seguir practicando. Es bueno hacerdedos,aunqueseasobrelamesa,yaquenotengopiano.Tambiénpodríamoscomprarunteclado,nosonmuycaros,melodijoelprofesorEmery.

Ellamenealacabeza,contrariada.—No te entiendo. ¿Quieres explicarme por qué siempre llevas encima tus

cuadernosdesolfeo,dondequieraquevayas?—Buscalaspalabrasadecuadas,eltonomásdulcealañadir—:¿Porquésiguesestudiandoesaspartituras,hijo?¿Deverdadcreesquealgúndíapodrástocarelpiano,conestamano?

—¡Puesclaro!Seréunpianistaconnuevededos.Yqué.Pasenyvean,señorasyseñores.DOMINGOKID,ELGRANPIANISTADE9DEDOS.Yave

loscartelesqueloanuncianenlassalasdeconcierto.«Rapsodiahúngaranúmero2»con 9 dedos. ¿Por qué no iba a ser un buen reclamo? Así es como se ve en elescenario,eljovenvirtuososaludandoyelpianodecolaabiertoasuladocomounadalia negra, saludando al público una y otra vez con la cabeza gacha, despeinado,ojeroso,arrebatado,recibiendolosaplausosconlafamosamanomutiladaenelpechodespuésdeinterpretar lasonatanúmero14endomenordeMozart,supreferida.Yquiénsabesinohabráalgúnconciertoparalamanoizquierdasolamente,quiénsabe.

Mientras, su madre coge la mano privilegiada y frota con el pulgar los dedosentumecidos,estimulandolacirculación.

—Esto me lo enseñó Victoria Mir. —Suavemente, uno por uno, masajea loscuatrodedos.Alcabodeunratoañade—:¿Esverdadloquedicen,hijo?¿Quesaliódecasamediodesnudayqueríatirarsedebajodeuntranvía?

Contrariado,élchasquealalengua.—¿Quétranvía?Allínohabíaningúntranvía.

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—Entonces,lacosanoibaenserio.—Pues claro que no. Fue un camelo, una tomadura de pelo, pero amí nome

engañó.Sihastasedurmióunratitosobrelasvías,yroncaba…—¡Anda ya! —Se queda un rato pensando—. Pobre Victoria, siempre la han

criticado…¿Ysuhijaquéhizo?Saldríaaayudarla.—Habíaidoalaplayaconunaamiga.Bueno,esodijosumadreentonces.Porque

al cabo de un tiempo, en el bar, la oí decir a la señora Paqui que Violeta aqueldomingo estaba en casa…O sea, que la pobre señorano se aclara, está pirada, nocarbura.

—¡Tú sí que no carburas! ¿Y qué decía la gente, al verla tirada en la calle deaquelmodo?

—Bueno, no sé, es que yo iba leyendo —responde con desgana, sin ningúninterésporelasunto.Seveallídenuevo,entrelosmirones,peroconelpensamientolejosyunvientoheladoenlacara,ellibropredilectoenlaaxilayfascinadoporunapregunta:¿quéfueabuscarelleopardoalláarriba?Dealgúnmodopercibedetrásdeestapreguntagerminalelsentidoyelfulgordellejanoenigmasobrelanievecomoalgomuchomáscercanoe interesantequeelgrotescoespectáculodelaseñoraMirtumbadasobrelasvíastruncas.

—Entonces,noesverdadquesedesmayara—dicesumadre.—Quéva.¡Estababiendespierta!Peroverás,síquepasóunacosarara…Madre,

¿algunavezledijistealaseñoraMirqueyoestudiabamúsica?—Nocreo.¿Porqué?—Porqueestabrujalosabe.Melodijoallímismo,asídepronto.—¿Y qué tiene eso de raro? ¿No andas siempre de acá para allá con tus

partituras?—De nuevo se queda pensativa—. Pero caray, eso, lo de tumbarse enmediodelacalle…¿Porquéloharía?

—Porqueestámochales,madre.Estácomounacabra.—No hace falta insultar a nadie ¿me oyes? Y además no es verdad. Pobre

Victoria, no ha sabido preservar su vida privada, es cierto, pero ¿quién puede hoytenervidaprivada?Estamujerhapasadolosuyo,¿sabes?Haestadovariasvecesapunto de abandonar a su marido para irse a vivir a Badalona con su suegra, quesiempre le dio la razón frente a su hijo y la apreciamucho.Y enFrancia tieneunqueridísimo hermano que tuvo que irse porque aquí lo queríanmatar por rojo. SellamaRamiro.Yo lo traté, esunabuenapersona,peroVictoriani siquiera lopodíanombrar en su propia casa. Ahora, de vez en cuando, recibe noticias suyas pormediacióndeamigos,tupadreestáalcorriente…

—¡Losabía!—Ringoensayaunamiradaincisivasobresumadre—.EseRamirodebedeserelquelevendeapadreelvenenofrancés,queesmejorymásbaratoqueelquegastalabrigada.¡Aquesí!

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Sorprendidayrisueña,ellaseencogedehombros.—Puesnosé,hijo,tupadrenuncamehabladeltrabajo…Loqueibaadecires

queaVictoria,sumaridolediomuchomaltrato.Yque,sibienellanolevioempuñarlapistoladelantedelaiglesiacuandoaesesinvergüenzaledioaquelterribleataque,nomeextrañaríaquelapobre,entreunacosayotra,sehubieratrastornadounpoco.

—Fue el día de la serpiente, ¿verdad? Detrás del altar había una serpientevenenosaquesealimentabaderatones…

—Nodigasbobadas.Nohabíaningunaserpiente.—¡Claro que sí! Por eso él estaba allí. ¿A qué habría ido sino? Nunca habría

entradoenunaiglesia,denoserporquehabíaratonesyunaserpiente.RecuerdaqueeldíaantesdelsucesosupadrehabíaregresadodeCanfrancconun

venenomáspotentequeninguno, tresbotellasdecoñacfrancés,cartonesdetabacorubio,unabolsadepiedrasdemecheroyunfrascodeperfumeparasuAlbertaflordemivida.Yquealserrequeridoparaelserviciocomentó:Parecequeunaculebrillahaasustadoalasmonjas.

—Bueno, sí, fue por eso—concede ella—. Pero nunca sabremos lo que pasórealmente,porquetupadrelocuentaasumanera…Yasabescómolegustaburlarsedeestasceremonias.

Fantochadasimperiales,paparruchasazules,mostrencasgenuflexionesyaleluyasy biliosos ritos cuarteleros de unos mamarrachos en connivencia con el clero,entonabayadeentradaelMatarratas.Elmaridode lasanadora,el falangistamejorpeinadoquehasvistoentuvida,undomingodelpasadoinviernoseplantóalpiedelaescalinatadel temployesperó la salidade los feligresesdemisadedocecon lapistola en la mano porque, al parecer, una voz interior le había dado la orden dedisparar… Así empezaba una funesta historia que el chico oyó contar en dosocasiones,yenambasacababasiendociertamente loquesumadredecía:unrelatoblasfemoytorticero,manipuladosinescrúpulosporsupadre,conlascosturasrotaspara provocar la risotada y la complicidad de los oyentes afines a su ideario ytambiénconunasecretafuriainterior,aratosmalreprimida.Eraincapazdecontarlocomo no fuera empleando la sorna revanchista y bronca que había acabado porenronquecersuvoz.

LaprimeravezqueelchicooyócontarlatragicómicahazañadelalcaldeMirfueen la taberna, y la segunda durante una alegre comida con el tío Luis y trescompinchesmásdelabrigada,invitadosaunapaellacaseraencuyaelaboraciónnodejóintervenirasuAlbertaflordemividayfaltóunpeloparaqueselequemaraelarroz. Contó el Capitán Matarratas ese día, empleando el tono más socarrón ycampanudo—aunque, a ratos, detrás de esa voz impostada parecía querer asomarotra que Ringo recordaba con temor y tristeza, una voz confidencial teñida deamargura, ahogada por el odio, la desesperanza y la fatalidad—, contó, mientras

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rascabaelarrozpegadoenel fondode lapaella jurandoqueallíquedaba lomejor,quenuestroalcaldedebarrio,elañoanterior,cuandotodavíaaparentababuenasalud,solíaacudiralamisadedoceenelmonasteriodeSanJosédelaMontaña,queestáunpocomás arriba de laTravesera deDalt. Iba siempre solo y luciendo sus galasfrentejuvenilesmásvistosas, camisa azulyboina rojaprendidaalhombro,guantesnegrosycorreajesbienlustrosos,consupistoladeescuadristaenlafundasujetaalcinto.Cosidosenlacamisalucíaeláguilaalemanayelescudodivisionario.Tambiénllevaba colgando sobre el pecho sus viejas antiparras de campaña, como si vinieradirectamentedeotearbolcheviquesenlaesteparusabajolasbanderasdelIIIReich,enel frentearrasadodel lago Ilme,porejemplo, entreNovgorodyel ríoWeresha.¿Nuncahabéisvistocomulgaraunexcombatientede laWehrmachtconantiparrasen el pecho y pistolón al cinto? ¡Hostia, vale la pena!, decía el impune fabuladordespuésdereclamarelporrónasusinvitados,paratrasegar,sinperderlasonrisa,elchorritodevinotintopreviamenteestrelladosobrelosdientes,comohacíalaabuelaTeclaenelpueblo,yluegoproseguirconlavozmáslubricadayjocosa:

En realidad no había motivo para toda esa parafernalia, porque en toda lacampaña rusa el voluntario Altamirano no disparó un solo tiro: se apuntó comopinchedecocinayvolviócomotal.Peroestosólolosabíansumujeryunospocosmás. Veamos ahora qué pasó este sombrío y desapacible mediodía de finales denoviembredurante lamisadedoceen elmonasteriodeSan José.Había cresponesnegroseneltemployenelcieloyenlosojosdelafeligresía;enverdadlapiadosagenteparecíaestarviviendouninterminableDíadeDifuntosundíasíyotrotambién,yelcamaradaimperialestabapostradoenelreclinatoriodelbanco,enprimerafila,ynadamásempezarlamisalevieronincorporarse,hacerunagenuflexiónyabandonarla iglesia, compungidoycon losojoshúmedos.Noeraningunapuñeteranovedad.Según diversos testimonios recogidos in situ por menda poco después, puescasualmenteesemismodíafuienviadoallípornuestroexcelentísimoAyuntamientoainspeccionar,apeticióndelasmonjasdelmonasterio,unadelascapillaslateralesdeltemplo—eldíaantesunaancianabeatasehabíadesmayadodelsustoalverallíunaenormerata,ounaserpientedormida,noestabasegura—,elcamaradaMirincurríaen ese extraño comportamiento por segundo domingo consecutivo. Justo en elmomentodelconfiterodeo,¿sediceasí?,cuandolosdevotosfielesrespondenenvozbajameaculpa,meaculpa,meamáximaygrandísimaculpa,¿sediceasí?,elpiadosoex combatiente abandonaba el reclinatorio y la misa, bajaba por una de las dosescalinatas que dan a la explanada y se quedaba quieto al pie de la misma,ensimismadoe inaccesiblecomouncentinela,erguido,guapetón,fúnebreyoscuro,conunaoscuridad resplandeciente,canturreandoalgunamajadería falangista, segúndicen, hasta que, terminado el oficio, veía bajar a los feligreses. Entonces, el exdivisionarioseplantabaanteellossusurrandoconfusasjaculatoriasysacabalapistola

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de la funda,apoyabaelcañónen lasien,gritaba ¡VivaCristoRey!,yactoseguidohacía¡pum,pum!,sonriendoconsubocallenadedientesdeoroyadornadaconelfinobigotedealférezprovisional-cadáverdefinitivo,segúnlasarcásticaacotacióndelnarrador destinada a arrancar risotadas del auditorio, un detalle nuevo que venía aadornar un relato que llegaría a ser archisabido. El chico creía recordar que en laprimeraversiónofrecidaenlabarradelRosales,mientraselseñorAgustínlellenabasu vaso de vino por enésima vez, no habíamencionado para nada el bigote ni losdientesdeoro.

Los chillidos de algunas feligresas de San José pudieron oírse en el Tibidabo.Había indicios suficientes para suponer que nuestro hombre se estaba volviendomajara,peroaquellabuenagentequesalíadepurificarsepreferíamirardiscretamentehaciaotrolado,yademásnielAyuntamientodeldistritonilasedelocaldelpartido,queelseñoralcaldefrecuentabaenrazóndesucargo,tampocoparecíanhabersedadopor enterados. Ya andaba un poco tocado del ala cuando regresó de Rusia; segúndeclaródespuéssumujer,desdequesehabíarecortadoaúnmáselbigotederrochabaen todo lo quehacía una extraordinaria vehemencia y resolución, pero ciertamenteactuacionesmás extravagantes e imprevisibles se hanvisto y se ven casi todos losdíasentrelosmiembrosdeestaaguerridamilicia,argumentabaelMatarratas,porqueasísonellos,compañeros,asísonestosmequetrefesazules,asísonestostiemposdeinfamia y sacristía. Y hasta veía probable que los responsables del santuario y lamisma feligresía interpretaranaqueldisciplinadoalardedelatildadoexdivisionariocomounavirilofrendaguerreraentiempodepaz,unritoounacostumbrecastrenseinspirada tal vez en un piadoso voto, en alguna secreta querencia expiatoria. Estehombreestápurgandoalgo,pensaronalgunos.Puesentonces,quizáporeso,seafeitóelbigotito.

Encualquiercaso,alguienloconsideróinapropiadoyofensivoylodenunció,yelcamaradaRamónMirAltamirano fue requeridoen laDelegaciónLocaldeFalangede laplazaLessepsparaque se explicara ante el jefe, que era amigo suyo.Allí seencogiódehombros,seagarró labraguetaconambasmanosyseencomendóa losluceros, jurandoquese tratabadeunasuntodehonor,unhomenajepersonalaunavalienteamigaqueestabajugándoselavidaporunabuenacausa.Yanoeslahoradelépicoafán,camaradas,eslahoradelaíntimaexpiación,dicenquedijo.Yqueeseerasuestiloyquenopensabadisculparse,yque, joder,camaradas,suadhesiónseguíasiendoinquebrantableynoestabadispuestoaañadirnadamásalrespecto.¿Dequépuñetera expiación hablaba? ¡El diablo lo sabe! Fue amonestado seriamente yconminadoanoandarporahípresumiendodeuniformeyasustandoalagente,delocontrario la próxima vez tendría que rendir cuentas en la Jefatura Provincial delMovimiento y podía verse expulsado del partido y desposeído de la alcaldía debarrio.

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Sinembargo,lavistosapantomimaserepitiópuntualmenteeldomingosiguiente,conunaestruendosavariantequenadieesperaba.Paseandoelrostrodemudado,comoen actuaciones anteriores, el hombre abandonó el templo al iniciarse elmea culpacolectivo,y,unavezafuera,volvióadescenderlaescalinatasituándosemuytiesoalpiedelamisma.Quienesdesdelaexplanadalevieronplantarseallíconsufúnebreuniformeysuscorreajes,erguido,asilvestrado,conlabelicosamandíbulaalviento,comounheraldonegroimperturbableanunciandoañosdeplomoalserviciodeunacausa inaplazable e ineludible, dijeronquepermaneció en esa actitudnomenosdemediahora,loquedurólamisa.Yqueduranteunbreveinstante,tanbrevequemuypocos de los presentes acertaron a verlo, se arrodilló y rezó con fervor y con untembleque tan acusado que parecía un hombre arrodillado enmitad de la blanca ydesoladaesteparusa;juraríaqueenestemomento,mientrasseencomendabaaDiosya lapatria,pensóque lanievedeNovgorodcrujíabajo sus rodillas.Pocodespués,alguien le preguntó si se encontraba mal, y él con gesto avisado respondió: ¿leimportaríarepetirlapregunta,krysij?,yactoseguido,viendoalosfeligresessalirdemisaybajarporlaescalera,empuñólapistolaconlamanoizquierda,lanzóel¡VivaCristoRey!,apoyóelcañónenlasienyapretóelgatillo,peronopudodecir¡pum!La palabra se le quedó trabada en la garganta y la cabeza se le fue violentamentehaciaunlado,porqueestavezlapistolaescupióunabaladeverdad.

El resto ya no tiene gracia, concluye elMatarratas. Avisaron a sumujer, pero¿sabéisquiénacudiódepartesuyaaocuparsedeaquelguiñapoazulquesevolólaorejaypartede lossesos?El fulanoqueseentendíaconsumujer,elcojo,un tipoesquinado.Él loacompañóenlaambulancia.Mirsalvóelpellejodespuésdenosécuántasoperaciones en lamollera, y cuando saliódel hospital teníamenos cerebroqueunacucaracha.Labalalemordióellóbuloizquierdodelcerebroylodejólelo.Decía incoherencias, ibamamado todoel díay se caíapor la calle.Sumadre, unaviuda de la guerra que vive sola en Badalona, y que lo odia desde que se hizofalangista, no quiso ni verlo. Tal vez élmismo se buscó esa bala, tal vez esa balasiempreestuvoenlarecámara,esperándole,inclusocuandousólaculataparaclavarlaplacadelSagradoCorazónenlapuertadesucasa.Encualquiercaso,seguroquesu gentuza se haría algunas preguntas… ¿Fue sumano la quemetió la bala en larecámara?Lascargaeldiablo,siempresehadicho,pero¡VirgenSantísima!,¿esquetambién carga las armas de nuestros heroicos cruzados? ¿También nuestras armas,bendecidasporlosobispos,lascargaelMaligno?

—Noerasupistolareglamentaria—añadeelMatarratas—.EraunaWeltherdel6,35quesetrajodeAlemania.Peroeldedoqueapretóesegatillonoeraelsuyo,eraelnuestro.

—Yaestásdiciendobarrabasadas,Pep—protestaAlbertaflordemividamientrasle sirve otra ración de arroz almás jovende la brigada—.Tú comey no le hagas

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caso,Manuel.—Nosé.TratándosedelcamaradaAltamirano…—¡Elfalangistamejorpeinadoquehasvistoentuvida,nano!EltíoLuisdicequealguienleaseguróqueestuvoenMálaga,cuandolaguerra,y

queparticipóconlasfalangesdeQueipoenlasrepresalias.—Tratándose de él, todo es posible —opina Manuel. Y recuerda al sujeto

presuntuoso y pechugón, de negros cabellos planchados, reciamandíbula y ya sinbigote;peroquecuandohablaba,ysobretodocuandogritaba,sediríaqueaúnlucíabigote—.Nohevueltoaveraestecabróndesdequemetropecéconélenlacalle,hará cosa de un año. Lo acompañaba una fulana despampanante, una china. SedisponíanaentrarenlacomisaríadeTraveseradeDaltylamujerseparóenlaaceraparapintarseloslabios,yesoaéllocabreódetalmodoquelearrebatóelpintalabiosdemalamanerayqueríahacérselotragar…

—Esaquedices—cortaelMatarratas—,notienedechinanilaspestañas.Esunaputaconfidentedelabofia,yaoshablédeella.Espeligrosa.

—Losabemos—diceeltíoLuis.Yañadeconsorna—:Bueno,¿yquéhaydelaserpiente? ¿No has dicho que fuiste por una serpiente que se coló en la iglesia yasustóaunaancianabeata?Creorecordarquehayhuertasyunaalberca,alladodeesemonasterio…

—Eraunaserpientedeescayola.Puroyesopintadodeverde.Parecíadeverdad,lacabrona.Estabadetrásdelconfesionario,sehabíadesprendidodeunaimagendelaInmaculadaConcepción,unareliquiatanantiguaquesecaíaatrozos.Unpedazodeescayola,yasabes,esaculebraenroscadabajolospiesdelaVirgen.Cuandolavienelsueloestaba igualdeenroscadayquieta,coneldedogordodelpiede laVirgensobre uno de sus anillos. Todo el jodido asunto no eramás que puro yeso roto, yestaba allí, en el suelo. Las monjitas creían que se podía solucionar con algúnpegamento, pero la cosa no tenía arreglo…Pásame el porrón. ¿Noquieres postre?Prueba estemelocotón, anda. Córtalo en trocitos y échalos en el vaso de vino. Elmejorpostreeselquetepermiteseguirbebiendo, lodemássonmariconadas.¡QuenosabéiscomercomoDiosmanda,hostia!

—Bueno,aver.EstábamoshablandodelapobreVictoria.—LaseñoraMirestáunpocolocatis,madre,losabetodoelmundo.—¿Porqué le tienes tantamanía,hijo?Esunamujer extremada,peroesbuena

persona.Nodebescreertodoloquedicendeella.Todo no, claro, piensa él, porque ciertamente se oyen cosas increíbles; por

ejemplo,unatardededomingo,unparroquianodelbarRosalesdijoqueaestamujerlefaltabauntornilloy lesobrabaunchumino, loqueprovocógrandesrisotadasenlosadictosalpitorreodebajaestofa.Porsupuesto,esonoselovaacontarahoraasu

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madre,yaquealparecerellaylaseñoraMirhabíansidobuenasamigas.Peroaestamujerseleatribuíanchuscashistoriascontiposmásbienimpresentables,quenuncaerandelbarrio,yélhabíaoídohablardeunvendedorambulantequeyanosabíaloquevendía,unharagányborrachuzoquepresumíadeorgulloyhombríanegándoseteatralmenteyagrandesvoces—perosóloduranteunrato—aqueellaabonarasuconsumición en el Rosales; según la propia señora Mir le comentó un día a latabernera,eraunguarroquenuncaselavólosdientesysusbesosestabanllenosdesemillas de tomate. Y luego hubo otro que tal, un antiguo conocido, enfermerojubiladoydiabético,unpobrediabloqueledurópocoporquesemurió;ydecíandemástíosasí,acuálmásderrotadoyfantasmón,hombrescomosombrasqueparecíanbuscarunatabernadondeescondersedelmundo.

Y no es que él preste oídos a las chafarderías del barrio ni comulgue con estecachondeo tabernario, pero, aunque en su vertiente humorística y rijosa lamaledicenciapodíano tener lamenorgraciay sermuy injustaymuygrosera, contodo él prefiere eso al chismorreo hipócrita y a las habladurías envidiosas quecirculabanacercadelosromancesrisiblesyapolilladosdelareinadelasfriegas,estapresumidaqueempiezaaserunvejestorioyacomportarsecomotal,quevapintadacomouncromoygastaunacoqueteríayunaromadepasionesrancias,insustancialese improbables: el personaje se le antoja tan chusco, chabacano y ridículo, que leparece inverosímil.No le interesa, no se lo cree.Elmerohechodeverla cruzar lacalleypararseparaenderezarlacosturadelasmediasleprovocalarisa;seenroscaensímismamuydespacio,conunestudiadoairedeabandonoycomplacencia,ysedemoratantoenelbalanceodelbrazohastaalcanzaratocarlamedia,quelacostura,antesdequelamanollegueaellaycomoporartedemagia,sehaenderezadosola.Yverla acto seguido dirigirse al bar contoneándose sobre sus insensatos zapatos dealtísimo tacón y meneando el pandero, eso ya se le antoja el colmo. Peroprecisamenteporqueelpersonajees tan real, tanpróximoycotidiano, le irritay leconturba;lovedemasiadoligadoalagrisuradelbarrio,alaspequeñassimulaciones,añagazasymiseriasqueeltratoconlosdemásimponeirremediablementetodoslosdías.

¿Yquémaldadesdicenahora,pordóndevaelchismorreo,hijo,quésecomentaenelRosales?, inquieresumadremientrasleexaminalasuñas.Bueno,puesnosé,parecequeestachifladuraqueledioenlacallefueporqueunseñorcasadoybastantemayor,untalAlonso,habíarotosuidilioconella.Sedecíaqueduranteunasesióndefriegas tuvo una terrible disputa con este hombre, que venía tratándose de fuertesdolores en lapiernacoja,yhubogritosybofetadas,no se sabe sideél a ellao alrevés,yqueactoseguidoélhabríadecididoplantarlaallímismo.¡Ahítequedascontusmanitasdeplataytuspomadasytuscelos,rubiapresumida!,dicenqueledijo,yonomeinventonada.Yqueahoraellaesperabaunacarta,nohabíadíaquenopasara

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porelbarpreguntandosihabíallegadolacarta,enfin,esoesloquecuentalaseñoraPaquitaaquienquieraescucharla.Porlodemás,acercadesuquerido,sesabíamuypoco;quenovivíaenelbarrio,yqueeraohabíasidofutbolistaytranviario.Llevabaunanillodehuesoquesehizoélmismo,porloqueelseñorAgustíndecíaqueeraunhombrequehabíasalidodelacárcel…

—¡Caray,ydicesquenoteenteras!—comentasumadre—.Nosé,noconozcoaestehombre,peromeconstaquehasidomuyamableyconsideradoconVicky.

—Oh,sí,claro—recuerdadivertido—.Lellevabarosas.—¿Rosas?—Rosas de papel. Azules. Cada domingo le veías en el bar con su rosa azul,

haciendotiempoparalacitaconlaseñoraMir…Yonomeinventonada.—Pero no dicesmás que tonterías. ¿Cómo iban a ser de papel?No se regalan

rosasdepapel.—¿Queno?¿HasvistoElladróndeBagdad,madre?¿Nosabesqueelquehuele

laRosaAzuldelOlvidoyanorecuerdanadadesuvidapasada…?—Déjamedepelículas.Yestatequietooteharédaño.—Procedearecortarlelas

uñas antes de vendarle la mano, y añade reflexivamente, como si hablara para símisma—:¿YcómopuededecirlagentequeVictoriaabofeteóaestehombre,quiénlaviohacerlo?Yluego,porqueélledicequevaadejarla,¿poresotienequesentarseenlasvíasyorganizarunaescandaleraenmediodelacalle?Victoriasiemprefueunpocorara,perotantocomoparaeso…

No se conforma con las apariencias. Tiene que haber algo más, dice, o no sehabría expuesto a una situación tan absurda y tan previsiblemente condenada aconvertirseenlarechifladelvecindario.¿Otalveznohabíaporquérecelardeunaverdaderatentativadesuicidio,aunquelasvíasestuvieranendesuso?Familiarizadaconellenguajemédico,apuntalaposibilidaddequesuantiguacompañeradetrabajohubierasufridounaespeciedepsicopatía,untrastornotransitoriodelapersonalidad.

Ringo nomuestra interés en aclarar las dudas de sumadre. Respecto al señorAlonso, sólo podía decir que era un tipo raro que hablaba poco, y que ya nofrecuentabaelbar.Lorecuerdasinganas:solíasentarseaunamesadelfondoconlaamericanaechadasobreloshombros,bebíapicónocarajillosdeanísyaveceshacíasolitarios,obienobservabaconexpresiónhoscaalosmuchachosjaranerosque,antesdedecidirsiiríanabailaralVerdioaLaLealtad,matabanelaburrimientodelatardedel domingo en torno al futbolín. ¿Cómo era el señor en cuestión? Huy, elparroquianomáslistodelRosalesnecesitaríaunmillóndepalabrasparaexplicarloque este hombre daba a entender con unamirada. Pero bueno, así a primera vistaparecíamásbienunabirriadetíoquecojeadeunapierna,entradoenaños,bastantefeo, alto y flaco y un poco patizambo; podía añadir unos ojos claros y el narizónaguileño,muchasarrugasenlacara,unabocadepezquedagrimaycabelloblanco

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muyabundantepeinadohaciaatrás,perosumadreyatienesuficiente.—Vaya,nadiediríaquenotehasfijado.—Bueno,esqueeltíosehacíanotar,¿sabes?Todoelratogastándolebromasala

señoraPaquita…Queyonomeinventonada.No quiere sermás explícito, las rancias galanterías del cojo con lasmujeres le

importanunpimiento.Peroensufuerointernoletieneporunodeesoshombresqueseguramentevalelapenaescucharcuandohablandemujeres.Untipotaciturnoperodemiradaelocuente,pausadoenelhablayenlosgestos,incluidalasonrisa,acasolomásparsimoniosoygratodesupersona.Solíallevarunaflorenelojal.Sedejabaversiemprelosdomingosporlatarde,llegabaquinceoveinteminutosantesdelasseisysesentabaalamismamesa.Cuandodabanlasseisselevantaba,devolvíalabarajaenelmostrador,cambiabaconAgustínoconsuhermanaalgunaspalabrasenvozbaja,sobre todo con ella, que solía escuchar sonriendo azorada, pagaba su picón y selargabaacasadelarubiaaporsusfriccionesdeespaldaydelapiernamala,odelaentrepierna o quién sabe qué, que los chismes daban para mucho. A veces, entresemana,tambiénvenía.

Asíhabía sidodurantecasiunaño,desdeun lluviosodomingodemayoque levieron por vez primera entrar en el bar con un diario mojado sobre la cabeza ypreguntar dónde vivía una enfermera o sanadora que le habían recomendadoencarecidamente,unataldoñaVictoriaLópezAyala,naturaldeunpueblodeSegoviaycasadaconuntalRamónMir,yquenoteníateléfono.Sabíatodoesodeella,yaúnparecía sabermás, y llamó la atencióndesde el primermomento.Aparentabaunoscincuenta y pico, pero visto de cerca uno se daba cuenta de que era bastantemásviejo. Con todo, había un brillo juvenil, malicioso, en su mirada. Llevaba unaamericana de hilo azul claro de buenísima calidad, pero bastante desgastada yderrengada,condesfondadosbolsillos,ytodoenél,apesardesunaturaleleganciaypulcritud,teníaunaimprontamarginal,unairedesuburbio.Medieronunatarjetadeestaseñoraynosédóndediabloslahemetido,sóloséqueviveenestacalle,gruñómientrashurgabaensusbolsillos.LaseñoraPaquitasaliódelmostradoryleindicólacasa,veintemetrosmásarribayen laaceradeenfrente,mire,desdeaquí seve,elportalcientodiecisiete.

Elhombrearrojóelperiódicoempapadoenuncubodondealgunosparroquianosdejaban sus paraguas, rebuscó la tarjeta en los bolsillos durante un rato, la dioporperdidadefinitivamente,pidióuncaféy,sonriendo,murmuró:

—Levabienelnombre.—¿Cómodice?—inquiriólaseñoraPaquita.—La calle. Estamos en el Torrente de las Flores, ¿no? Pues el nombre de la

taberna,Rosales,levaquenipintadoalacalle.—Ah,bueno—sonrióella,halagada—.EsquenuestroapellidoesRosales.

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Aquelprimerdíasebebiósucaféardientedeuntrago,sinunamueca,yluegosemetiódenuevobajo la lluviacruzando lacallehaciaelportal117.La tarjetade laseñoraMirapareciódespués,detrásdelcuboconlosparaguas.

Sumadreguardauna igual, juntoconunaestampitade laVirgen,dentrodeunlibrodeApel.lesMestrescondibujosdehermosashadasyondinas.

VictoriaMirQuinesiólogayQuiromasajista.Expertaendolencias

lumbaresydorsales.Tratamientodelasneurasteniasdeltejidomuscular,nerviosoyemocional.Horasconvenidas.

Eso dice la extravagante tarjeta, que ella misma se inventó. Es de fabricacióncasera, una pequeña cartulina escrita a mano con tinta verde y una caligrafíaprimorosayapretujada.Sumadreopinaquelapalabraquiromasajistapareceuntantorebuscadaypretenciosa,peroquiénnopresumedealgohoyendíacon taldesaliradelante.LabuenamujerdicehabersidoalumnadeldoctorFerrándiz,elnaturalistafundadordelaEscuelaQuiropráctica,selasdadepsicólogaycultivaresabiosdeunaterapia basada en el palpo. Incluso elMatarratas, tiempo atrás, recuerda el chico,pensó en solicitar sus buenos oficios para aliviarse de un persistente dolor en lascervicales. Le gusta parlotearmientrasmachacamúsculos y tendones, comenta sumadre,yjuraríaquenoesajenaaciertasprácticasdecurandera,peroconesonohacemal a nadie. Al parecer consigue algomás que curar un simple dolor de espalda.Dicen que detecta tumores antes de que se formen, sobre todo en lasmujeres. SeconocieronenlosturnosdenochedelaClínicaNuestraSeñoradelRemedio,cuandoVictoriaMirtrabajabatodavíadeenfermera.Eltítuloselohabíandadograciasaunamaniobradesumaridofalangista,perosabíamanejarmuybienalosenfermos.

—EldoctorGodayopinabaquesusfriegasysustratamientosherbariosnohabíaquetomarlosabroma.Undíaseofrecióadarmeunmasajecapilarquemedejócomonueva—dicemientrasempiezaavendarlelamano—.Porcierto,¿túnohabíassalidoconsuhija?

—¿Violeta?¡Quéva!Esmuymayor.—Dosañosmásquetútendrá.Diecisiete,nomás.—Bueno, pero es una birria de chica.—Cierra los ojos y la ve en la taberna,

esperandodepiey comoaleladaque le llenen labotelladevinoo le entreguen elsifón. Cuello largo, encías descomunales y rosadas al sonreír, pelo rojizo, tetasmenudas y culo pimpante. Nunca confesará que ese aparente desarreglo, esadescompensaciónentreculoytetas,esprecisamenteloquemásleatraedelachica—.Yademásesunpocosorda.Novalenada.

—¿Ah,no?Miraelguapito.Puesmedijeronqueelveranopasado,en la fiesta

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mayor,lasacasteabailarmásdeunavez.—Peronomegusta,madre.¡Brrrrr!No, esta chavalano le gusta, por supuestoqueno.Es rara, es antipática, es un

callo,ysinembargo,nohaydíaquenopienseensusnalgasmoviéndosealcruzarlacalle o girándose firmes detrás delmostrador de la papelería donde trabaja. En lazonamás tórrida de sus sueños convoca una y otra vez aquella noche de verano,cuando lamuchacha se refugió en sus brazos cabizbaja y callada, resignada a losfurtivos achuchones en muslos y pelvis: levantó hacia él sus ojos indolentes,demasiadopegadosaunanarizcuyasaletasdilatándosesonloúnicoensucaraqueparecetenervida,mientrasél,aloírlosprimeroscompasesdelaorquestaysóloconrozarsucinturadeavispaconlamano,yanopodíapensarenotracosaqueenesetrasero respingón que un día el Quique Pegamil tuvo tan cerca en la plataformaabarrotadadeuntranvía.

—Cada domingo —añade Ringo en el mismo tono desabrido—, en inviernocomoenverano,aunquellueva,sumadrelaacompañaalbailedelVerdi,avecesvanalSalónCibelesoalaCooperativaLaLealtad.Salendecasasiempremuyjuntitas,pintadas como monas y cogidas del brazo. Da risa verlas así por la calle, tanemperifolladas y arrimándose la una a la otra como si tuvieran frío o temierancaerse…

—Túsíquedasrisa.—Violetacalientabraguetas,lallamanloschicosenelbar…¡Ay!Seganaunacollejaylareprimenda.—Quenotevuelvaaoírsemejantegrosería.Pobrechica.Ningunachicaesfea,

sueledecirsumadre,cuandoseesjovennosepuedeserfeo.Deesonada,piensaél,aunque todavía no acierta a explicarse por qué, frente a Violeta, se sienteirremediablementeatraídoporesacombinacióndecarafeaypiernasbonitas,porquéesedesajusteresultatanexcitante.

—Elvendajemásarriba,porfavor,madre,hastalamitaddelbrazo.—Nohacefalta,asíestábien.—¿Meprestastupañuelodeseda,elqueteregalódonVíctor?Paraelcabestrillo,

envezdelabufanda…¡Porfavor!AsíescomollevaríaelbrazoBillBarnes,elasdelaaviación,silehubieranderribadoconsuaparato…

—Presumido, además de tonto —dice su madre. Recuerda lo mucho quepresumiódecabestrillodurantedíasydíasconapenasdiezaños,cuandose rajó lamuñecasaltandola tapiaerizadadecristalesde laClínicadelRemedio—.Si luegoquieres merendar, hay un bote de leche condensada sin abrir y queda algo demembrillo.¿Quévasahacerhoy?¿IrásaleeralparqueGüell,otepasaráslatardesentadoenesataberna?

—Todavíanolosé.

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—Sisubesalparque,mirasiencuentrasorégano.Ymetraesunaramitadelaurel.—No lo sé,madre, de verdad. Es que si el dedome duelemucho,memareo.

Entonces prefiero quedarme en el Rosales, que está cerca. Es el dedo del destino¿sabes?

—¿Y qué haces tantas horas encerrado en esta taberna de mala muerte? —inquiereellaporenésimavez—.Conlamanoasínopuedesjugaralfutbolín.

—Nomegustaelfutbolín.Observacómosumadrecortaelsobrantedelavendamanejándosecondificultad,

doliéndosedelosdedosmetidosenlosojosdeunastijerasquenoestánhechasparalamanoizquierda.

—Cuandoseamayormeharérico,madre.—¿Ah,sí?Québien.—Yanoseréjoyero,seguramenteyanopodrétrabajarconoroniconplatinoni

condiamantesninadadeeso,peroigualmentemeharérico.—Vaya.¿Ycómopiensashacerterico?—Ademásdepianista,seréfabricantedetijeras.—¿Detijeras?—Inventaréunastijerasparapersonaszurdas.Sí,lasvenderéymeharérico.Sumadre lehaceunnuevocabestrillo conun fularde sedacolorverdepálido,

regalodedonVíctorRahola,yseloanudaenlanucadejandolamanobienaltasobreelpechoparaatenuarlapresióndelasangre.

—Listo—dice—.Aversitienescuidadoosevolveráainfectar.Yyasabes,lamanosiemprearribaytedolerámenos.

Asíquelamayorpartedeldíaestásolo,sinningunaobligaciónnicuidadosalvoeldeldedomutiladoylaprovisióndenovelasquealquilaenunalibreríadeviejodelacalleAsturias.Cultivasecretamenteunanostalgiadefuturoyunacrecientehostilidadhaciaelentorno,sumatiempoylibertadparavivirintensamentecadapalabradeloslibrosquelee,vayvienedecasaalatabernaoalparqueGüellconlanovelaenelsobacoyelbrazoencabestrillo,conmiradadesapasionadaperosombríayconojerasrománticas,arrebatadamentedespeinadoyvistiendoconciertodesaliño,perosiempreconunatiesayperseverantecortesíainterior,unafervorosagentilezaquenotardaenconvertirseen laexpresióndeunsentimientodedesarraigoysoledad.Yanoesunniño,yasabequeeltiempodelasaventisnuncaestuvoparado,nuncadetuvolaciegamarcha del mundo, pero tiene la sensación de estar viviendo un intermedio, unparéntesis entre el taller definitivamente abandonado y el ansiado piano. Laconvalecencia,máslargadeloprevisto,alliberarledeltrabajofavorecelaslecturasmáscaprichosas,diversasydisparejas.DeKarlMayaBalzacyaDostoyevski,deJulioVerneaEdgarWallaceyaPapini,ZaneGrey,CurzioMalaparte,StefanZweigy

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Knut Hamsun. De la larga mesa de saldos de la librería de la calle Asturias, delrevoltijo de libros sobados ymaltrechos en el que sumano todavía con los cincodedosempezóelañopasadoahurgarenbuscadetesoros,ydondeunatardehabíatopado casualmente con la cresta helada delKilimanjaro—un pequeño y alargadovolumen de relatos de tapas blancas con tres cagadas de mosca en la cubierta—,surgía repentinamenteHistoria de dos ciudades («Era la mejor y la peor de lasépocas, era el siglo de la razón y de la locura, era la época de la fe y de laincredulidad…»)y,sobretodo,Hambre.

Poreldíaescribíaconlasmanosenvueltasentrapos,leedevotamenteysubrayacon lápiz el párrafo. Sin lamenor inquietud,más bien con una grata sensación dealivio, considera seriamente por vez primera la posibilidad de verse obligado aganarse la vida de otro modo, apartado de joyas y piedras preciosas, peromanteniendo la esperanza de un futuro rico en emociones, salvaguardando aquelmaltrecho ideal del atormentado y aclamado concertista de piano que viaja por elmundo cosechando éxitos y enamorando a mujeres hermosas, triunfando sobre lafatalidad. Todavía llega a sus oídos de vez en cuando la respuesta armoniosa delpianodelmaestroEmeryalcaer la tapasobreel teclado,una resonanciasostenida,honda y quejumbrosa, como si también el entramado de cuerdas ymacillos en laentrañadelviejoSteinwaylamentarasuforzosoaunqueprovisionalalejamientodelamúsica.Encualquiercaso,esprácticamenteseguroqueeldíademañananoseráunorfebre asalariado en ningún oscuro taller, resignado para siempre al soplete y alcajón forrado de zinc sobre las rodillas, y de hecho sumadre y su padre ya estánconsiderandootrasopcioneslaboralesparacuandoestécurado.

¿Podíaeldestinohabersemanifestadodeotraforma,menoscruentaydolorosa?Podía,piensa,perotalvezhasidomejorasí,degolpeyporsorpresa.

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L

6

Elgorriónbajolalluvia

ahistoriadeestechiconoesmuyejemplar.Paraempezar,enelveranode1943,durantelasvacacionesescolaresencasade

los abuelos paternos en el pueblo tarraconense de San Jaime de los Domenys, suactividadpredilecta,aquellaalaquededicamástiempoyentusiasmo,ademásdelosalegreschapuzonesenlasbalsasderegadíoydelascorreríasconlosmuchachosdelpuebloporlostrigalesbajoelsolradiantedejulio,esdispararalospájarosconunaescopeta de balines en el huerto del abuelo. Todavía no ha conseguido matar aninguno, perono ceja en su empeño.Agazapadoy con la vista fija en la frondosahiguera,acechadurantehorascualquierfugazaleteoomovimientodelasramas.Pormenosdenada,dispara.Tieneelchicopocomásdediezañosyesosdisparosdeairecomprimidolesuenanigualdefestivosqueeldescorchedebotellasdechampánenlasmanosdesupadredurantelacelebración,enelpisodeBarcelona,dediscretasymuy especiales fechas cuyo significado ignora, pero cuyo excitante aroma declandestinidadypeligronuncadejódepercibir.

Tampocosabequeelpróximodisparopenetraráensuoídocomounaculebrillaponzoñosa y anidará allí eternamente. El cielo ha estado toda la tarde cubierto denubesplomizasyahoracaenlasprimerasgotas,espaciadasygruesas.Maldíaparalacaza, Ringo, se dice. Permanece apostado cerca de la higuera con la escopetapreparada,cuandoempiezaa llovercon intensidad.Legusta la lluviaen lacara, lasientecomounapromesadefuturo,perohoyquierecazaryserefugiadebajodelahiguera.Sobresucabeza,elaguacerogolpealasásperashojasconestruendo.Alcabode un rato, un gorrión se desprende de la fronda que chorrea y se posa en tierra,espolvoreándoseelplumaje.Apoyadoeneltronco,élseechalaculataalacara.Elolorhúmedodelashojasyelfragordelalluvialeestimulan,ladurezadelaculataensumejillaleexcita.Unparpadeo,y,debrucessobreeltechodeladiligencia,RingoKid dispara su rifle contra los apaches que le persiguen al galope por la pradera.Cierraunojoyapunta,tanteandoelgatilloconeldedo.Amenosdedosmetrosdelpuntodemira,elgorriónpicotealatierradandosaltitos,separa,levantalacabezaylomira,despuésdaotrosaltito,vuelveapararseylomiraotravez.Llevaapresadaenelpicounalombrizdiminutaqueseretuerceviva.Elruidodelalluviagolpeandolashojasdelahiguerasiemprelehabíaalegradoelcorazón,peroahoraesRingoelqueacecha,ysuojoesimplacableysupunteríainfalible,yademásnotienecorazón.Lafrialdady la inesperadaresistenciadelgatilloa lapresióndeldedo,esalgoquenoolvidaráenmuchotiempo.Tendráquedispararunasegundavez,porquealaprimera,

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aunque le da, el pájaro no se cae, sólo se estremece por el impacto y se encoge,arrebujándose en sus plumas y girando la cabezamuy despacio hacia su verdugo.Entre el primer disparo y el segundo,mientras el cazador se apresura de nuevo acargar el arma con otro balín, el gorrión lo mira fijamente con su ojito redondo,veladoyaporlamuerte,ysueltalalombriz.

Cuando todo ha terminado le da la espalda, espera que pare de llover y actoseguido,sindirigirunasolamiradaalpájaromuerto—sabequeelparpadeomágicoque transforma lascosasno tendráefectoestavez—seapartade lahigueracon laescopetapesándoleen lasmanoscomosi fuesedeplomoy sedirigeacasacon labarbilla clavada en el pecho. A medio camino se para y observa en el cielo unapelotonamientodenubesrojizasqueparecendevorarseasímismas,alternándoseenuna persecución compulsiva hacia un horizonte de fuego y esmeralda, pero enrealidad están igual de quietas que en el truculento decorado del teatrillo de LasÁnimas,enlafunciónLosPastorcillosdeBelénquetodoslosañosserepresentaporNavidad.Unaextrañadesazónlomantieneallíclavadoysinpoderapartarlosojosdelasnubes.

Alospocosminutos,mientrasescondelaescopetaenelarmarioroperodondelaabuela Tecla guarda olorosos membrillos, los ojos se le llenan de lágrimas. Alprincipio llora movido por un engorroso sentimiento de autocompasión, pero esoenseguidaseconvierteenunahondatristeza.Ydevueltaalhuertosiguellorandosinparar, y también lloramientras recoge el pájaro. Ya no esmás que unmanojo deplumonesque se esponja entre susdedos.Loenvuelveenunpañueloy lo entierradebajodelalmendro,poniendosobresutumbaunapequeñacruzhechaconcañasenlaqueescribeunnombre,Gorry.Sientequelas lágrimasbrotandelomáshondoynegrodesudespiadadaalmaasesina,asíquedecideformularunjuramentosecreto.Cadaaño,cuandoenfebreroflorezcaelalmendro,vendréaverte.Sólosecalmadoshoras después, viendo a la abuela Tecla haciéndole cosquillas a un conejo blancocogidoporlaspatastraserasyhablándolealoídoconvozmimosaycantarina,antesdedesnucarloconungolpesecoycerterodelcantodelamano.¡Ondiaconelgolpedejiu-jitsudelaabuela,menudoestilo!Mástardelaveconestamismamanoenelculoylevantandoconlaotraelporrónparabeberuntragoaespaldasdelabuelo,yelchorritodelvinoresbalandosobresusdientesledejamaravillado.Peroesanoche,enlacama,alcerrarlosojos,vuelvenlosremordimientos;sumiradapenetralanegruradelossueñosysehundeenlatierradelhuertopararescatarelpequeñocadáverdelpardal que empieza a ser devorado por las lombrices y las raíces del almendro.Imaginando los balines incrustados en el cuerpodiminuto, y, sobre todo, pensandoqueunodeesosbalinespudierahabersealojadoenlamismísimaconcienciavivadelpájaro,porefímerayfugazquehayasidoesaconcienciauninstanteantesdemorir,vuelve a susmanos la cabecita que pende como si tuviera plomo, una y otra vez,

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hastaquelaimagenseconvierteenunapesadilla.Novolveráacogerlaescopetacomonoseaconintencióndedeshacersedeella,y

desde entonces no ha pasado un solo día de su vida que no haya recordado a estepájaro.Suojitodeplomo,mirándoledesde elumbralde lamuerte, lo acompañaráhastaelfindesusdías.

—Hoyirásalaviñatúsolito,Mingo—ledicelaabuelaaldíasiguiente—.Cogetustebeosdeindios,yhala.Notendrásmiedodeirsolo¿verdad?

—Claroqueno.Yanonecesitolaescopeta.—Muybien,fueraescopetas.YcuandovuelvasaBarcelona,telallevas.Seconocepalmoapalmoelantiguocaminodecarroquevadelpuebloalaviña,

subiendo con meandros hasta más arriba del caserío llamado misteriosamente LaCarroña,ylegustasumergirseenelpolvoblancodeestaveredasolitariayaturdirseconelchirridodelascigarras.Esundíadejulioluminosoyconviento.Elcaminoapenasalcanzalostreskilómetros,perocontieneunaexpansióndeltiempoydelossueñosquecubrirámásdecuarentaaños.Dondeseaquevayaenelfuturo,desdeesamañanaenlaque,solo,peroatrechosflanqueadoporMowgliyluegoporWinnetou,emprendeelcaminollevandocolgadadelbrazolacestadelacomidaparaelabuelo,queleesperasulfatandolaviña,dondequieraqueeldíademañanalavidalelleve,suspiesestaránpisandoestecaminoyvolveránalevantarhastasunarizunpolvoconaromas de esparto y estiércol y uvas aplastadas, y algo de ese polvo germinal loacompañarásiempre.Nohaynipuedehaberningúnotrocaminoenelmundocomoeste,piensatodavíahoy,ningunoquehayaemprendidotantasvecesconlamemoria.

Masticandounalmendrucoountallodehinojo,separaalbordedeloscamposacontemplarelmajestuosooleajedelostrigalesbajoelsol,elsosegadovaivéndelasespigasenunmardeoroqueseprolongadeunbancalaotrohastalaszonasboscosasal pie de la lejana serranía de Castellví de la Marca, más allá de las tierras debarbecho, los extensos viñedos y las suaves lomas de almendros y algarrobos. Aveces, al atardecer, de regreso al pueblo, una efusión rosada que llega de ponientecabalga pausadamente sobre las ondas de los trigales en dirección a un sombríohorizonte.Bajouncieloestriadodenubes,escuchaelsilbidodelvientoenloscablesdel tendido eléctrico y también el silencio sobre los campos labrados, observa lasimétricalanguidezycontinuidaddelossurcosumbríos,ellevísimopolvorojoqueflotainmóvilsobreloscaballones,yentoncescreecaptarlafugacidaddeltiempoypiensaenelmisterioylacertezadelamuerte.

Cumplidoelencargoydevueltaalpueblo,en lascercaníasdelbosquedeSantPausereencuentraconWinnetouyOldShatterhandyjuntosdecidenotrarutaenlapraderasinlímites,barridatambiénporelviento,hastallegaracasadondelaabuela,muyseria,leesperaparacomerenunsantiaményllevarloalaescuelaenbuscadel

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señorBenito,elmaestro.Seacabóesodeandarporahí todoelsantodíasinhacernada de provecho, dice la abuela, se acabaron las escapadas con la pandilla de tuamigoRamónBartrapara iranadardesnudosen lasalbercas, robarmelocotonesysandíasyesconderseenlostrigalesconpinturasenlacarayplumasenlacabeza,seacabó.

—Mientrasestésaquíconmigo,irásalaescuela.Tegusteono.Mequedarémástranquila.

LaabuelaTeclaesunaancianabajita,fornidaydecidida,deojosmuynegrosconespesas pestañas y nariz chata sobre un amago de bigote lacio, como de bandidomexicano, una sombra disuasoria que fascina al chico.Otras cosas tiene la abuela,además del bigote y el terciopelo negro de los ojos, que reclaman a menudo suatención,comolalentaycuidadosaymuytiesamaneradelevantarelporrónenaltoy mantener el chorrito rojo golpeando sus dientes pequeños y blanquísimos sinderramarunagota,lacabezaechadahaciaatrásylamanoeneltrasero,comoparanodejarescaparelvinoporahí.Asílohaceahora,plantadafrentealagranchimeneadelacocinadondegimeelviento,antesdecogeralchicodelamanoysalirconélalaplaza.

Estabaescritoqueesedíatanclaroyventoso,tanpropensoalaensoñaciónyalaaventura,aquíentierrasdelPanadéslomismoqueenlaspraderasdeArizonadondeOld Shatterhand cabalga en busca de Winnetou, sería el día de la revelación delsecretomejorguardado,unaconfidenciaaplazadaduranteañosyqueocasionalmenteélhabíavistoasomarenlamiradatristedesumadredespuésdeoírlasancionaralgúncomentarioinoportunodesupadreodequienfuera.Ylaprimeraseñaldeesesecretoaparecerepentinamenteenlapersonadeunaviejaychismosapayesaquesurgeigualque una aparición enmedio de la nube de polvo caliginoso que levanta el vientocuandoabuelaynietocruzanlaplazacogidosdelamano,élfrotándoselosojos.

—¡Ayquéniñomásguapo,Tecla!—exclamalaviejaconunasonrisaesquinada—.¿Aquiénseparece?Porque,aver,notienenadanidelPepnidelaBerta,comoes natural…Vaya, que se nota que no es hijo suyo, no haymás que verle.Quierodecirqueesnaturalquenoseparezcaaellos,comoesnatural,vaya…

—¿¡Por qué no te rascas la patata en vez de hablar tanto, Domitila!?—es lafuriosa respuestade la abuela, que tira con fuerzade lamanodel niñopara seguircamino.

Este nombre,Domitila, se le antojamisterioso y divertido, parece salido de untebeodeMonitoyFifí,aunquenotanchungocomoTecla,nombrequecelebracomounanticipodelanheladopianoqueundíasindudaserásuyo.Peroahoranoquierepensareneso,ytampocoenlapatatadelaviejaDomitila,otromisteriotodavíamásinsondable,sinoensusextrañaspalabras.

—¿Qué ha querido decir esta señora, abuela? ¿Por qué ha dicho… eso que ha

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dicho?—¡PorquelaDomitilaesmuyburra!—Pero¿quéhaqueridodecir?—Nada.Nosabeloquedice.Túnicaso,cariño.Un día, hacemucho tiempo, la abuela le dijo que al cumplir los diez años su

madrelerevelaríaungransecreto.Selodijoconlasnegraspestañashumedecidasysonriendo,yélnolohaolvidado,pero,poralgunarazónquenosabríaexplicar,nohavueltoarecordárselo,niaellaniasumadre.

La escuela es grande y luminosa y está en las afueras del pueblo, junto a lacarretera que va a Llorens y al Vendrell, y está cerrada por vacaciones. El señorBenito Ruiz y Montalvo, el maestro, ha venido a comprobar si el carpintero hacumplido el encargo que le hizo de reponer unas tablas de la tarimay reparar unaventana. La abuela podía haber buscado al maestro en la farmacia, cualquier díadespuésdecomer,cuandoélyelboticarioGranotajueganalajedrezenlarebotica,oalsalirdemisadedocecualquierdomingo,pero loquetienequedecirlenoquiereque lo oiga nadiemás.Aunque faltamuchopara el nuevo curso, desea solicitar elingreso del niño cuanto antes, sólo por tres o cuatromeses, dice, este invierno lotendréamicuidado,suspadresestánpasandounamalarachaenBarcelona…

—Yquiénno,queridaTecla—selamentaelmaestropresionandolatarimaconelpie,comprobandosuresistencia—.Quiénno,enestostiempos.

—Hagaustedelfavordesentarloconlosdemásniños,señorBenito.Noesbuenoqueandesoloporahíatodashoras.

—Claro,Tecla,noesconveniente.—Ymirandoalchicoconfingidaseveridad—:Esunbuenelemento, losabemos, lehemosestadovigilando.Humm,unchicoconunaricavidainterior,¿eh?

Laabuelarespondeaesoconungruñido.Unaricavidainterior,vayatonteríasseleocurrenaestehombre.Elchicomiralagranpizarra,laestufadeleñaconeltironegroy retorcido,elmapadeEspaña, lospupitresconmanchasde tinta, lacamisaazul del señor Benito, con la araña roja bordada en el bolsillo, y los retratos delCaudilloydeJoséAntonioenlapared,escoltandoalCrucificado,alquelefaltaunpie.

—Bueno,sólohabríauninconveniente—añadeelmaestro—.Por loqueyosé,estemozalbetetodavíanohasidoadoptadolegalmente.Asíque…

—Nopudohacerseantes—diceellaenvozbaja—.Laguerratuvolaculpa.—Asíquetendremosqueinscribirleconsusapellidosverdaderos…—¡Chisssttt!—cortalaabuela,yelseñorBenitosemuerdelalengua,aunqueya

esdemasiadotarde.Ylaexcusainmediatayenvozaltaempeoralascosas:pensabaélqueelniñoyadebíaestaralcorrientedesuverdaderoorigenfamiliar.¡Chisssttt!,insistelaabuela,yordenaalnietoquesalgafueraajugar.Élseagarraasusfaldas

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negrasyseniegaaobedecer.¿Porquélefaltaunpie?,preguntamirandoelcrucifijo.Entonceselmaestro,apuntándolehastacasitocarlelanarizconundedoimperiosoydescomunal,manchadodetintaperoconlarosadauñaimpolutaybienrecortada,leasigna un pupitre al fondo del aula y le ordena que se siente. Después coge a laabueladelbrazoyambosseapartanaunrincón,aunquenoconsiguengrancosa.Porbajitoquesehable, lasvoces resuenanenelaulavacía,yademásWinnetoupuedeleer el lenguajedel hombre azul observando elmovimientode los labios.Eso estátirado.

—Cuando cumpla diez años le pondremos al corriente, no antes —susurra laabuela—.Asíloquisosumadre.Siellaestuvieraaquí,adíadehoyyaselohabríaexplicado,peronohapodidovenir.

—¿Quéesvidainterior,abuela?—preguntaéldesdeelpupitre—.¡¿Dóndeestáelotropie?!

—Calla,hijo,notebusqueslíos.—Demodoquetodavíanolehandichonadaalpobrechico—selamentaelseñor

Benito—. ¡Muy mal hecho, Tecla, muy mal hecho! Y encima, aún no ha sidoadoptadolegalmente.Porlarazónquesea,yesalgoqueamínomeincumbe,claroestá,ensudíanosehicieronlostrámitespertinentes,asíqueatodoslosefectosesteniñosiguellevandolosapellidosdesuspadresbiológicos…

—¡¿Quéesbiológicos,abuela?!—¿Quierescallarteunmomento,porfavor?—Porlotantotendremosqueinscribirleconsusapellidosverdaderos—prosigue

elseñormaestro—.Nopuedohacerotracosa,losientomucho.Yfrancamente,Tecla,meextrañaqueelPepylaBertatodavíanolehayandicholaverdadalmuchacho.

—¡¿Quéespadresbiológicos?!—¡Puñeta, nada! El señor Benito me está diciendo los libros que vas a

necesitar…—Cierto —el maestro adopta un tono doctoral—, hablamos de la biogénesis,

muchacho, arduas materias cuyo estudio todavía no te corresponde por edad,¿entiendes?

ElseñorBenitotieneunabocafina,delicadasmandíbulasderumianteylamiradainanedeZampabollos.Secaehaciaatráscomounatablayconlosojosenblanco,yRingosoplaunavezmáslabocadelrevólverylovuelveaenfundar.Agazapadoenlaúltimafila,seagarrafirmementeconambasmanosalosladosdelpupitre,comosiestefueraalevantarelvuelo,yescrutalamuecacerrilydesdeñosadelseñormaestrocon los ojos sagaces de Old Shatterhand. Ahora mismo me largo de nuevo a lapraderaconelfielWinnetouysuscuatroguerreros…

—¿Meestádiciendoqueparaentrarenlaescuelaminietotienequecambiardeapellidos?—dicelaabuelaahuecandolavoz—.¿Quecuandopasenlistatendráque

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oírsunombreconotrosapellidos?¿Unosapellidosqueélnuncahaoídoantes,ysusamigostampoco…?

—Loqueteestoydiciendo,Tecla,esqueyo,sintiéndolomucho,estoyobligadoainscribirleconsusapellidos.Sóloasípuedotenerloenlaescuela,escondiciónsinequanon.

—¿Ynopodríahacerlavistagordaportresmeses,señorBenito?Quiénseloibaareprochar,conestosamigosfalangistastanimportantesquetieneusted…

—¡Ay,Tecla, hoy en día se necesitan amigos para todo!Me gustaría ayudarte,pero¿tedascuentadeloquemepides?Nopuedocerrarlosojosanteunasuntotanirregular,ydetantaresponsabilidadparamí.Sivieneunainspección,¿qué?Porquesetratadeuna,digamos,anomalíaconsanguínea…

—¡Peroquécosasdiceusted!¡Niquefueraunaenfermedad,oalgoquevacontraelRégimen!

—Nadadeeso,mujer.Merefieroaqueelparentesconoesconsanguíneo,yportanto es anómalo, y eso debe ser consignado… Los que mandan ahora llevan uncontrolmuyestricto,túlosabes.Además,¿dequiéneslaculpadeestasituación?—Mirade reojoalchico,agazapadoenelpupitrecomouna fieradispuestaa saltarleencima, y baja un pocomás la voz—.Después de tanto tiempo, ¿cómo es que supadrastrotodavíanohasolicitadooficialmentelaadopción?

—¿Quéespadrastro,abuela?—inquierepateandoelsuelo.—Tienefríoenlospies—leexcusaella—.Esteniñosiempreandaconfríoenlos

pies.Amedia tardeya tengoqueencenderel fuegoparaél.—Sevuelvey lemiraseveramente—:¡Pórtatebienomeenfadodeverdad!Notebusqueslíosnihagaselindio.

EllasabecuándoWinnetouestáconsunieto.¿Cómolosabe?Siemprequeoyealchico musitar cosas caminando a su vera, rumiando ensimismado y con los ojosentrecerrados,yendooviniendodelaviñaalolargodelcaminoblanco,omientraslaayuda en silencio a acarrear leña en el huerto, a coger hierba para los conejos o apelaralmendrassentadomuycabizbajoenlacocina;siemprequeparamatarlarutinaoelaburrimientodejaaflorarensuslabiosunbisbiseoqueellanoentiende,sabequehablaporbocadeunosindiosqueestánenloslibrosytebeosquesumadreletraedeBarcelona.

—Los trámites para la adopción sonmuycostososy ahora la familia nopuedeafrontargastos,señorBenito—estádiciendolaabuela—.Seharáencuantosepueda.

Elhombresemuestrapreocupado,yélnolequitaojo.Devezencuandoleverespirarhondo,cogiendoaireconunaforzadaaltanería,yentonces laarañarojaseagigantaensupechoyamenazaconponerenmovimientolaspatas,comosifueraaencaramarseporlacamisaazul.¡Elmovimientodelaarañaenelpechodelmaestro,nuncahabíavisounacosaigual!ConairecansadomanifiestaelseñorBenitoqueesta

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mañanahatenidoqueasistircontodassusgalasaunaasambleaenlaDelegacióndela FET y las JONS enVendrell. La boina roja que luce prendida sobre el hombroparece un tanto descolorida y acartonada, pero por lo demás viste con extremapulcritud,calzazapatosnegrosacharolados,sepeinaconfijapeloyfumauncigarrillodehebramuydelgado,corvoyperfumado.

—Complicadoasunto—concluye—.Mientrasnoseformalicelaadopción,aquíenclasehabráquellamarle,sientotenerquedecirlo,Tecla,perohabráquellamarleporsuspatronímicosbiológicos…

—Delantedelniñopodríaustedcallarseesaspalabrastan…feasyraras,¿noleparece?

—Aversimeentiendes,mujer.Hablodecumplirunsimpletrámiteburocrático.Además,nosé,nomefío,alguienescurreelbultoenesteasunto…Metemoquetalcomo se ha planteado hay una clara alteración paterno-filial, una renuncia, unasospechosadejacióndeidentidad,digamos…

—¡Ustedquiereconfundirme!¡EnsucolegiodeBarcelona,elniñonohatenidoningúnproblemaconlosapellidos!—Resopla,peroenseguidasecontieneysuavizael tono—. Bueno, no sé, tiene que haber una solución… ¿Qué podemos hacer,estimadoseñormaestro?

—Túdecides,Tecla.Veteacasaypiénsaloconcalma.

Antesdellegaracasayalohadecidido:estacriaturanopuedeperdertresocuatromeseszanganeandoporahí,debeiralaescuelacomosea,conlosapellidospropiosolos que le hemos prestado, qué más da. Pero ¿cómo explicarle que tiene cuatroapellidosenvezdedos,yporqué?

Sentada en una silla baja frente al hogar, con la mirada fija en las llamas, laabuela libera en silencio los demonios familiares que propiciaron tantos errores: sidoceañosatrássuhijoylaBertanohubiesenpreferidolaciudadylasimprudentesalegrías de la República a la paz y tranquilidad de este pequeño pueblo; si enBarcelona el Pep no se hubiera metido en política; si la pobre Berta no hubieraperdidoasuhijoenelparto,sialsalirllorandodeLaMaternidadnohubiesecogidoaqueltaxi,sielmédicohubieraesperadaundíamásadecirlequenopodríatenermáshijos…Habíamuchascosasqueentoncestorcióelazar,yahoravolvíaasucederlomismo:sinoseencontrararetenidaenBarcelonaporcausadeltrabajo,Bertaestaríahoyaquíexplicándolealchico,conmuchotactoydulzura,talcomosepropusoañosatrás —tenía desde un principio, en espera de verle alcanzar la pubertad,cuidadosamenteescogidoelmomentoylaspalabrasquelediría—,quiénlotrajoalmundohacediezaños,quémisteriosodesigniollevóaqueltaxihastalapuertadelaclínica justo cuando… Pero Berta no está aquí y el chico hace preguntas, y elmomento de contarlo ha llegado. Hace poco, mientras le oía trajinar arriba en su

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dormitorioayudandoalabueloaguardarlosmelonesdeinviernodebajodelacama,ellaenlacocinasehaapresuradoaencenderfuegoenelhogarapesardelcalor,ynosólo para cocer coles y patatas en la olla renegrida, demodo que cuando su nietovuelveysesientaenelsueloacontemplarlasllamas—loquemáslegustacuandooscurece,seainviernooverano—yahadecididoloquevaadecirle.

—Hoy te contaré un secreto si me prometes no decírselo a nadie. De todosmodos, tarde o temprano tenías que enterarte… No te asustes, no es nada malo.Escucha.

Pesealpoderosomagnetismodelbigotemexicano,enlavozahoraadelgazadaymimosadelaabuela,extrañamenteaniñada,resultauncuentodefantasmasquenodamiedoninguno,trufadodeenredosycasualidadesycontadoconmuchosremilgosydulzainas. Por vez primera se desarrolla ante sus ojos una confusa secuencia deviñetasquelehacever,enesteorden:untaxiquecirculaporlascallesdeBarcelonabajolalluvia,unmédicoyunamonjaatendiendoaunajovenparturientaenunasalade La Maternidad, un cuchitril en la barriada de Sarriá donde otra joven madretambiénestáapuntodeparir,unniñoquevienedeculoaestemundoyotroniñoquesevadecara,laprimeramadrequealumbraunbebémuertoylasegundamadrequemuere al dar a luz al bebé que venía de culo. Ahora vamos a imaginar por unmomento,añadelaabuela,sóloporunmomento—élyaloestáviendo:enmediodeunaefusiónde luzydesangreasomanlospies,pequeñosyarrugadoscomopasas,luego las piernas enteras y seguidamente el culito—, que el niño que vino a estemundodelrevés…erestú.¿Verdadqueavecesjuegasafigurartequeeresunindiocon una liga de tu madre en la frente y con pinturas en la cara?, pues ahora nosfiguramosqueereselniñoquevinodeculoaestemundo,yque,enelmomentodenacer tú,semueretumadre,porqueasí lohadispuestoeldestino…Yesetaxiquelleva horas recorriendo la ciudadbajo la lluvia sin que lo pare ningún cliente, ¿noseráporque tambiénasí lohadispuestoeldestino?En lapuertadeLaMaternidad,unamonjayunaenfermeradespidenydan losúltimosconsejosa lamadrequesedisponeavolveracasadespuésdeperderasuniño.Sumarido,quelaprotegedelalluviaconunparaguas,alverpasarel taxi frentea laclínica, levantaelbrazoy lopara…Ellasiemprehadichoque lovioprimeroporque,aunqueeradedía,el taxillevaba las luces encendidas, y eso le llamó la atención. Bueno, lo cierto es quesubieronaesetaxi.¿Yquiéneselchoferdeltaxi?,puescasualmenteeselviudodeaquellaseñoraquehamuertodepartohaceunasemana.¿Yquépasamientrasllevaasu casa al desdichado matrimonio, ella llorando en brazos de su marido porqueencimadeperderalniñolosmédicoshandichoquenopodrátenermáshijos?Puespasaqueeltaxista,aloírlallorarylamentarsedesudesgracia,nopuedepormenosdereferirsealasuyapropia.¡Tristescasualidadesdelavida,señora!,dicequedijo,yentonceselhombrecuentaquetambiénélacabadesufrirlapérdidadeunserquerido

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acausadeunpartodesafortunado,sóloqueensucasohaocurridoalrevés,pueshasidosumujerlaquehamuerto,dejándoleunniño…YsegúnhacontadomilveceslamismaBerta, entonces ella va y le dice: ¿por qué nome lleva a ver ese niño, porfavor,señortaxista?,yelchofersecompadeceysedesvíadeltrayecto,yllevaalaparejaaveralbebé,queestáalcuidadodeunosparientesque,sintiéndolomucho,nose lopuedenquedar.Yunavezallí, ocurrequeBerta sacaalbebéde la cunay locogeenbrazosporprimeravez…

—Y ya está, ya no hubo manera de que te soltara —concluye la abuela—.QuedaronenquelaBertaseharíacargosolamenteduranteuntiempo.Comounamadecría…¿Sabesqué esun amade cría?Bueno,puespasóun añoy luegootro, yotro,y lasituaciónse fuealargandoy lascosasquedaronasí,demodoqueyaves,ahora resultaque tienesdosmadres. ¡Caray,caray,vayachiripa la tuya!¿Nosabesquetenerunamadreenelcieloesunabendición?¡Eresunniñoafortunado,sí,esoesloqueeres,unniñoafortunado!Porqueaquelhombrenopodíacriarteyhabríasidoapararalhospicio,seguro,asíquelomejorquepuedeshaceresdargraciasalcieloporser un niño tan afortunado…—Escruta su cara y añade—: ¿O todavía no estásconvencido?¿Ysimañanatecosounapelotaconunosviejospantalonesdepanadelabuelo?Venga,averesacara…Estábien,sitienesganasdellorar,notecontengas.

Niganasdellorarninadaparecido.Niunamagodelloriqueo,nada,ymenosaúnlodesentirseafortunado.Maliciarsedetodoloqueacabadeoír,esoesloúnicoquebulleensucabeza,yescomounanecesidadinmediata,comounasalvaguardaantenuevose imprevistosavatares:el repentinoyextrañoconvencimientodeque,enelfondodesucorazón,esoqueacabadeoír siempre losupo.Yuna reflexiónque lebrindalapropiaabuelayqueleharásonreírconformepaseeltiempo:siesetaxiconlosfarosencendidoshubierapasadounminutoantes,solamenteunminutoantes,contoda seguridad él ahora no estaría aquí contemplando las llamas del hogar, nuncahabría venido a este pueblo, nunca habría entrado en esta casa, no habría ningunaescopetadeairecomprimidoescondidaenunarmarioyenelhuertotampocohabríaningún pájaro enterrado con dos balines en el cuerpo… Así que todo había sidocausadoporunachiripa,unafantásticachiripa,yenconsecuenciasuyomásinestabley especulativo gustará a partir de hoy de transitar a menudo por la vertiente másazarosadeestahistoria,enlaquesiemprebrillaránunosfarosdetaxientreráfagasdelluvia.

—Ycuidado con eso que tanto le gusta repetir al señormaestro—concluye laabuela conelmayor recelo—.Esodeuna ricavida interior. ¡Vida interior!Muchocuidado.Notebusqueslíos.

—Claro, abuela. Y mira —dice él para despistar y cambiar de tema—, si laforramosdepana,lapelota,aguantarámás.Yhastaparecerádeverdad.

Inclusolaspelotasdetrapoquetanprimorosamentelecosíalaabuela,ahoraque

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lo piensa, ¿qué eran sino bondadosas falacias? A través del tiempo ella siguemirándole muy de cerca y fijamente con una luz risueña en los ojos húmedos,bizqueandounpocoporlacercaníayporelescozorambiguodeunconvencimientoquenosabríaformularconpalabrasaunquequisiera:tanmalaventurada,imprevisibleyprecariapuedeserlavida,tanmarcadaporlapérdidayelabandono,queavecesbienmerecealgunacompensaciónenformadechiripaodebalsámicocuentochino.

Esanochedormirámecidoporelperfumedelosamarillosmelonesdeinviernodebajodesucama.Demadrugada,Gorryseposasilenciosamentesobreunodelosmelones,clavalasgarrasenlacáscarasedosa,encogeelcuerpoydisparaporelculosu pequeña metralla, oscuras culebrillas de mierda que dedica a Ringo mirándoletorvamente a través del somier y el colchón. Se dispone a reemprender el vuelocuandoRingoledice:

Notevayastodavía.Esperaunpoco.¿Paraqué?¿Paraquemeendilguesotroperdigón?No.Paraquepodamoshablarunratoamistosamente…¿Hablaryocontigo?¡Peroquédices,nano!¿Alguienpuedecreersequeyohable

amistosamentecontigo,conmiasesino?Mañana la abuela le coseráotrapelotacon la agujagruesadecoser sacos,otra

queacabarádestripadaentrelospiesdeloschicosjugandoenlaplaza.Peroapartirdeestedíaélprefieremuchastardesestarsolo,leyendoenelhuerto.Cuandovengasumadre, lehadicho laabuela,ella lecontará toda lahistoria,porquehaymuchascosasqueniyomismasé,quetodavíanohanqueridodecirme.Sinembargo,latantasvecesaludidamalarachaqueestánpasandoelMatarratasylaBertaalláenlaciudad,paliadadevez en cuando conviajes de la abuela llevandouna cesta conhuevosyaceiteyunconejoounagallina,haráquesumadretardemuchoenvolver,ydurantetodoelinviernoélpasarámuchashorassoloenelhuerto,enelcolumpioimprovisadobajoelalmendro,ytambiénenlaescuela.

EnlaprimaverasumadreletraedeBarcelonaGenovevadeBrabante,LaisladelTesoroy lasnuevasaventurasdeWinnetouyOldShatterhand,yescoge laocasiónpropicia para hablarle. Con los ojos alegres, con delicadeza y sabiduría, junta losazaresdispersosde lahistoriahasta fabricarunartefactoverbalquecontienesegúnella laverdadverdaderayque laobligaa admitir, ante la insistenciadel chicoporaclararestepunto,quefueella,efectivamente,ynosupadre,laprimeraendistinguirdesdelejoslaslucesdeltaxienmediodelatormenta.

—¿Porquéteinteresatantoeso?—Penséquelaabuelaselohabíainventado.Porquededíaloscochesnollevan

losfarosencendidos.Aqueno.—Puesestelosllevaba.Quizáporquellovíaunpoco,opordescuidodeltaxista…

¿Lo ves?, todo tiene una explicación. Pero lo importante para mí no es eso. Lo

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importanteesquetúmecreas.¿Mecrees,hijo?Sucaraysubocacariñosatancercana,elsuavearomadelcarmínrojocerezaen

suspalabras,loshoyuelosdesusmejillasalsonreír,laprestezaaladaycómplicedesusmanosásperasyenrojecidas,lalluviaylosfarosdelcocheyelregalodenuevoslibros, nuevos tebeos y almanaques tan deseados, más y mejores que otras veces,leídosjuntoalfuegodelhogarendíasdelluvia.Asienteensilencio,pornogritarlo:Sí,tecreo.

Mástarde,enelhuerto,viéndoleechadodebrucesdebajodelalmendroconsuslibrosytebeos,ellalerecuerdaunavezmásloconvenientequeesforrarloslibros,queasílostendrásiemprenuevos,yserefiereotravezasubuenaestrella.

—Menos mal que algunos no se quemaron con todo lo demás, ¿verdad?—Yañadesonriendo—:Porsilasmoscas,¿teacuerdas,hijo?

Ylamemoriadeunagranhogueraenmediodelanoche,conlasllamasmásaltasyvoraces que él jamáshabía visto, le devuelvepor un instante a una escenografíafantasmal en su propio barrio, dos años atrás, a un pequeño y sombrío jardínparticular donde una pila de libros, cuadernos, fotografías y documentoschisporroteanyardenporsilasmoscas.

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—¡P

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Héroesenlahoguera

ues claro! ¡Lo hacemos solamente por si las moscas! —dice su padremientrasarrojaloslibrosalfuego,unotrasotroysinapenasecharlesuna

ojeada, sin verificar título ni el nombre del autor y bromeando todo el rato paraanimaralpersonal—:¡Porsilasmoscasylasratasazules,hijo,claroquesí!¡Nolohacemosporgusto!

Situvieraunapalaloharíamejorymásrápido,piensaél,yseacuerdadeHarpoMarxechandopaletadasdelibrosalasllamasdelhogarenunapeliderisa.Peroaquínovenadaqueledérisa.Algunosseñoresmiranlafogataconaireseveroysolemneyllevanelresplandorpintadoensuscarascomounamáscaradeyeso.

DemodoqueelseñorGasparHuguetestáquemandopartedesubibliotecaporsilasmoscas,esoesloquededuceelchicoescuchandoloscomentariosdelosmayores.La hoguera la ha improvisado su padre con ramas secas y troncos astillados en eljardíndelmismo señorHuguet, detrásdel cobertizoquededía esun trasteroydenocheuntostaderoclandestinodecafé,ynosepareceennadaalashoguerasfestivasde la noche de San Juan. Sabe que ningún niño vendrá a saltar por encima de lasllamas ni a tirar petardos. Esta es una aburrida ceremonia oficiada por personasmayoresafligidasporalgunacausa,yencima,porsinobastaraconelaburrimiento,siteapartasdelafogatahaceunfríoquepela.IgualmentesabequesupadretrabajaconelseñorHuguettostandocaféenestecobertizotresocuatronochesalasemana,delasdosalascincodelamadrugadayaescondidasdetodoelmundo,sobretododelsereno,ytambiénsabecuándohaestadoaquíporquealdíasiguientesujerseydelanaysubufandahuelenatorrefactoazucarado.AhoraelseñorHuguet,acercándoseal muchacho y procurando dotar a su voz de una jovialidad que está lejos deconseguir,lepregunta,alverletancercadelasllamasycomohipnotizado,sitambiénlegustaríaquemaralgosuyo,yélrespondesíseñor,ypiensaensuodiadolibrodearitmética y también en la hija de Fu-Manchú y después en las ratas azules, unamarabuntaderatasazulesretorciéndoseentrelasllamas.

—Apártateotequemaráslanariz—leprevienesupadre—.Buscaalgunaramasecaporahí,anda.

Pero donde se está mejor es junto al fuego, el corazón caliente de una nocheinhóspita poblada de rojizos resplandores y caras largas de personas preocupadashablandoensusurros.Lascarassecontraenydicencosasquenoentiende,comentanenvozbajaunregistrodelapolicíaefectuadoporsorpresaencasadelseñorOriol,lagrancantidadde libros requisados,unexpoliovergonzoso,Berta,¿yaplicandoqué

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criterios, acusándolo de qué delitos? Ay, Dios mío, puedes figurártelo. Tampocoentiendequealguienamparadoenlaoscuridaddeclameconsorna:¿Quiénenciendelashoguerasdondeantesnolashabía?,mientrasdelaimponentefogatasalenllamasmoviéndose como manos de largos dedos que piden y reciben ansiosamente máslibros.ElhumoespesoyondulantelerecuerdaalgenioDjinnsurgiendodelabotellaque lasolasdelmar arrojan a laplaya, lahumaredanegraque alzándose contra elcieloderepenteseconvierteenelgigantecuyascarcajadasretumbananteelpequeñoyasombradoSabu.

EstassonlaspostrimeríasdeunlargoinviernoenBarcelonaconlabufandaliadahastalasorejasylospiessiemprefríos,enlacalleyenelcine,enlaescuelayenelcoro de la parroquia, en las frondas del parqueGüell y en la falda de laMontañaPelada. Ocho años recién cumplidos, la nariz encendida, el pelo rizado, buenosorejonesypatizambocomoloscowboys,ysiempreconelfríoenlospies,peronoesta noche en el sombrío y descuidado jardín donde arden retorciéndose libros ycuadernos,agendasyfotografías,documentosdiversosycartasypostalesycarnetsdesupadre,delseñorHuguetydealgunosvecinosquetambiénsehanapuntadoalaquema.Lamentavercómolasllamasdevoranunalibretadeespiralcasinueva,consushojascuadriculadasysutapaduradecolorcrema,quellevaescritoamanoCNTcuotas.Siemprequisotenerunalibretadeespiral.Unasemanaanteshabíavistoasupadre sentarse a la mesa del comedor con esta libreta abierta y ponerse a rasparpacientementeconunacuchilladeafeitaralgunosnombresycifrasensuspáginas,hastaquesecansóyarrojófuriosolacuchilladentrodelvasodevinoexclamando:¡Alahogueracontodo,esmásseguro!

Alentadoporráfagasdeaire,elfuegolevantahojasquesehansoltadodealgúnvolumen y lasmantiene en la cresta de las llamas un instante, revoloteando comograndesmariposasnegrasenmediodeunaerizadaconstelacióndepavesas.TambiénardenalgunospapelesdelabibliotecaprivadadelancianodonVíctorRahola,vecinoyamigodelseñorHuguet.ElchicooyecomentarloalpropiodonVíctor,queseríedemanera jovial y por cierto sin que parezca importarlemucho que vengan o novenganmoscas:¡Novaserrado,nano,porquemispapelesestánzumbandoenelairecomo moscas! Y recuerda que su madre el verano pasado había procurado suscuidados de enfermera de noche a este hombre en su bonita torre del Paseo delMonte,atendiéndoleensulechodebajodeunagranmosquitera,yquelecontóquedonVíctoreraunseñorsabioygentilymuybromista,unescritorqueyanoescribeyquesolíapedirlequesesentarajuntoalacamayleleyeraunlibro.

—Notequiteslabufanda,hijo.Avecessepreguntaporquésumadrenoacabadeserexactamenteunaenfermera

comolasdemás.Ellamismaselodijoundía:nosoyexactamenteunaenfermera,soyunacuidadoradeenfermos,yamigadelasmonjas.Sólocuidaancianosenclínicas,

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residencias y casas particulares, pero no tiene título de enfermera. Hace turnos denocheylepaganmal.

Lafuriosacombustióndelahoguerahacequeloslibrosseabran,yllamascomodedospasan las hojas rápidamente.Por si lasmoscas, por si vienen, oyedenuevosusurrarasuespalda.Ytambiénporsivienenlascucarachas,piensa,ylasratasylospiojos.Enalgunasesquinasdelbarrioseapilanbasurasquefrecuentanratasenormes,élhavistoalgunas,sonbasurasquetambiénatraenalasmoscas,peroestasmoscasdeaquí,delasquetantosehabla,noentiendequévienenabuscar.Buenoyqué,sedice,quevengan,mipadrepuedematarlasrápidamenteconsupotenteraticida,yatodoslosmosquitosypolillasychinchesqueseatrevanavenir.¿Acasolasratasdebibliotecanosonmásferocesquelasmoscas,yacasonolashaliquidadotambién?Nunca ha necesitado encender ningún fuego para acabar con ellas, y sin embargoaquíestá,vigilanteyafanoso,atizandolosrescoldosconelbastóncuandohacefalta,arrimandoalasllamaslasencuadernacionesquesaltanylashojasquesedesprendenchamuscadas.Ahorabien,¿porquéahoraestáquemandosólolibroscatalanesporsilas moscas? ¿Significa que son libros que atraen a las moscas, madre, libros ydocumentos infectados y contaminados por cagadas de mosca, y que han de serquemadosporeso,porquenospodríaninfectaratodos?

Peroellanoatiendeonooye,nosabedequélehabla.Lavecogidadelbrazodeunavecina,laseñoraRius,lasvejuntarsuscabezasmirándosecontristeza,envueltasensusceñidosabrigosnegrosconlassolapaslevantadas.Esaconocidadisposicióndesumadreparalatristeza…¿Quéclasedemoscasasquerosassonestas,madre?¿SonlasmoscasTse-Tse,lasquetraenlaenfermedaddelsueño?Puesenciertomodo,sí,querido niño, sueños que ahora podrían convertirse en pesadillas, tercia la señoraRiusconunamagodesonrisabonachona.¿Esquesonlibrosgravementepeligrosospara los niños, libros pecaminosos, llenos de estampas de ninfas desnudas contransparentesalasdemoscaenlaespalda,dehadasdehermosacabelleraqueenseñanlospechosyduermenenloslagosyflotanenelbosque,dulcesespíritusdelaireydelagua,comoenesepequeñolibroqueguardasencasacondibujostanbonitosyquetantotegusta,madre?¿Esquelasmoscasquehandevenirsonmuypeligrosas?¿PoresohemosentradodenocheeneljardíndelseñorHuguet,paraayudarapadreysusamigos,porsilasmoscas?Sí,hijo,hemosvenidoaayudar.Pontebienlabufanda.¿Ydóndeestánlasmoscas?,insisteél.

Elcrepitarapenasaudibledelaspáginaseslarespuesta,elrumordelaspalabrasconvertidasenceniza,unsiseoincesanteenlosoídosdelniño.Cuántasvecesvolveráaoírlo,hastaderivarenpersistentesilbido.

—Notancerca,calabacínconpatas,otevasaquemar—leprevienesupadre.Legastanbromas,supadresobretodo,peronolepasaporaltounapropensiónal

desánimo en todos los presentes.Alguien habla asombrado, compungido y en voz

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baja,delhermanomuertodedonVíctor,haceapenasdosaños,yélentiendequeaeste hombre lo mataron moscas azules que primero habían destruido sus libros.Plantadoantelasllamas,observafascinadolosvolúmenesqueseabrencomofloresnegras, laspáginasque se curvany ennegreceny las chispas como insectosde luzsubiendohacialanocheestrellada.Lepareceverquelaaccióndelfuegohacequelaspalabras se desprendan de las páginas y se eleven ardiendo un instante paraconvertirse inmediatamenteen remolinosdepavesas,palabrasypavesasmezcladassubiendohacialanoche,ysientelanecesidadderetrocederunospasosyrecuperarlamanoacogedoradesumadreyelsusurrodesuvoz,destinadaahoramásasuamigavecinaqueaél:Tupadresabeloquehace,vendránconunaordenderegistroyesmejor que no encuentren nada, ¿verdad, María? También en su rostro contrito ysoñolientosereflejanlasafanosasllamas,mientrassumarido,elimplacableyalegrecapitándelaPatrullaMatarratas,bromeaymaldiceblandiendoelbastón:Somoselculo del mundo, hijo, cuántas veces te lo he dicho, pues mira, nos lo vamos acalentar, el culo, y lamano izquierda de sumadre, delgada y fría, largos dedos ypálidasuñassinpintar,aprietalasuyaconunlevetemblorqueleentristece.

—Quédateconmigo,hijo.Havistoesosdedosclavandolaagujahipodérmicaenlapielgruesayrugosade

una naranja, de muchas naranjas, probando el pinchazo una y otra vez con gestoinseguroytembloroso,ensayando,perfeccionandoelgolpe.¿Porquénopruebasconlamanoderecha,madre?,hapreguntadoalgunavez.Ellaensayatodoslosdíasunosminutosantesdeacudiraltrabajoyunratocadanocheantesdeacostarse,sentadaalbordedelacamaconlamantillasobreloshombrosydandolaespaldaalmaridoqueescondelacabezadebajodelaalmohada.Enlamesilladenoche,lapequeñaimagendelNiñoJesúsdePraga,y,paranoturbarelsueñodelMatarratas,lalámparacubiertaconunatelaroja,comocuandoélpasóelsarampiónenlagratacompañíadeEllibrodelaselva.Despuésdeunostanteosinseguros,conlanaranjaenlamanoderechaylaagujaenlaizquierda,pruebaelpinchazo,bruscoydelicadoalavez,rápidoperosuavizandoelgolpe.Asíescomoaprendepacientementeaponerinyecciones,cuandolasmonjasdelasDarderasyalahanaceptadoparacuidarancianosensuResidenciadelacalleSorsoadomicilio.Enseguidasabrátambiénponervendajesylavarculosdeviejos,acostarlosydarlesdecomeryentretenerlesjugandoconellosalascartasoal parchís o leyéndoles un libro, pero clavar inyecciones es lo que más le cuestaaprenderporquetemehacerlesdaño.Enocasionessequejadetenerpocafuerzaparameterysacarde labañeraalgunaabuelagorday tullida,peroestáagradecidaa lasmonjasporeltrabajoysiempreencuentraalgúnmotivoparaalegrarse:

—Hoyheaprendidoajugaralabrisca.Yentalesocasionesescuandosesientemásunidoaella,cuandolaoyehablarde

los ratos buenos que le depara el trabajo y cuenta las travesuras y manías de los

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ancianos, susmiedos y flaquezas y caprichos, y sobre todo cuando la ve practicarinfatigablementecon laagujay lanaranjayobserva,conelánimoensuspenso,sumanotemblorosatanteandounayotravezelgolpesindolor.¡Pobrenaranja!,larisadelMatarratasdebajode laalmohada:Albertaflordemivida,sipracticarasconelculodeunobispo,aprenderíasantes.

Larechiflainoportunaygroseradesiempre.¿Porquéseloconsiente?,piensaél.¿Y por qué se deja llamar Alberta, cuando todo el mundo la llama Berta, y ellasiempredijoquepreferíaquelallamaranBerta?

AhoravoyadecirtealgoacercadenuestraAlberta,leexplicarásupadreenciertaocasión,lacopadecoñacenlamanoyelgestodisplicente,perolavozfirme,asíqueescucha con atención y no te confundas: Tu madre no es crédula, es creyente. Yrecuerda: ser creyente y querer serlo a pesar de todo, serlo para sí misma y ensilencio, sin contar connuestrahipócrita ypomposa jerarquía eclesiástica, serlodeespaldas a los fastosdeuna Iglesiayunos clérigos encanalladosque corrompenelalmadelosniñosenlascatequesisyenelconfesionario,queofendenlamemoriadelosmuertosenlosfuneralesyladelosvivosenrabiosashomilías,serloporencimadetantainfamiabendecidaporobisposycardenales,ysabiendoademásdisculparelpitorreo y los chascarrillos a su costa en su propia casa y en boca de su propiomarido, todo eso constituye ni más ni menos la otra existencia ejemplar que estamujer discreta deja como testimonio, y que tú harás bien en recordar. Elcantamañanasdesumaridonocompartesufenisusprácticaspiadosas,escierto,esun blasfemo y un hereje, pero no esmenos cierto que jamás, con todo y lamalasombradesusbromas,selasreprochónimuchomenosprohibió,queconste…

El humo blanquecino cada vez más cuajado de chispas y pavesas se enroscasubiendohacialanoche,yenloalto,duranteunafraccióndesegundo,seresuelveenlívidascalaverasquefascinanalchico.PorunmomentocreeveraMowgliyaltigreShereKhanretorciéndoseachicharradosentrelasllamas,perono,aunqueinsisteenmirarynotardaendistinguirfugazmenteunvolumencuyotítulo,Laconquistadelpan, arde con sus muchachas que se vuelven cloróticas en las manufacturas deManchester, las únicas palabras pilladas al azar un día que, solo en casa, abrió elsobadolibroporcuriosidadypensóqueeraunanovelademisterioycrímenes.Enotro flanco desmoronado de la hoguera, un ejemplar de la colección HombresAudaces,a60cts.yconllamativasletrasencoloresanunciandolaaventura,Lasalasdelamuerte,súbitamenteabretambiénsuspáginascomounerizoanteelpeligroyresbalayruedahastaelbordedelapira.Lasllamasyahandevoradolamitaddelailustración en vivos colores de la cubierta, un avión surgiendo de una nubetormentosa y enfrentándose a un gigantesco cóndor con las alas desplegadas queamenazaderribarlo.Ringoreconoceenelactoalpilotoensucabina.

—¡Oh,no,porfavor!¡Noooo!

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Es una novelita de Bill Barnes, el famoso Aventurero del Aire. La falta deatencióndesupadrevaciandoatodaprisalaestanteríahacondenadoalhéroedelaaviaciónamorirachicharradoenunahogueraimprovisadadetrásdeuncobertizo,enelrecónditojardíndeunabarriadapobredelaBarcelonadelaposguerra.Billnuncahabría imaginadoun final tan fulminanteypoco lucido. ¡Mierdaymierda!Con eltemblorosodedoíndiceelniñoseñalaellibroqueinjustamenteseconsumeentrelasllamasylerecriminaasupadreeltremendoerror.¡Billnodeberíaestaraquí,Billysu avión no merecen acabar de esta forma, convertidos en ceniza y precisamentedelante de sus ojos! Le arrebata el bastón a su padre e intenta apartar el libro delfuego,peroesdemasiadotarde,elhéroeysuhazañaseconviertenenunarosaoscuraque se contraey se arruga rápidamente, una ceniza impresa endoble columnaqueaúnsemantienecompaginadayfibrosaporunbreveinstante.

—¡Seestáachicharrando!—Losiento,hijo,habrécogidoeltebeosindarmecuenta.—¡Noesuntebeo!—Tedijequenopusierasnadatuyoenaquelestante…—¡¿Porquénotehasfijado?!¡¿Porqué?!—Nohayquellorarportanpocacosa.Ahoramismosequemanhistoriasmucho

másimportantes,ymira,nadieselamenta.Yatehedichoquelosiento.Mentirapodrida,¿cómovaasentirlo,sienlacabezaenlugardeconcienciatiene

unarataconelvientrellenodevenenoysoltandoespumarajosverdesporlaboca?,piensadetalladamentemientrasfijalamiradaenlaspáginasdellibrocarbonizadasytodavía enhiestas, hasta verlas desmoronarse y deshacerse del todo. ¡Desde lasalturas,Billtemaldice,ratonerosinentrañas!Sientelamanodesumadredenuevoen la suya, pero ningún tirón, ninguna señal o gesto de querer apartarle de allí.Elfuegonocrepita,loslibrosconsumiéndosenoemitenningunaqueja,siacasoundébilsilbido,yasualrededorsemuevencautamenteelseñorSucreyelseñorCasal,quese han reído de su berrinche, de su gran disgusto por tan poca cosa. Los librosprohibidoshuelenciertamenteachamusquina,selamentaelseñorSucre,siempreconsurisitaburlonaenlagargantaávidadecarajillos.EntoncesveacercarsealancianoseñorPujol,elvendedordehumo.Vienedelotro ladode la fogata,de lassombrasqueseextiendenmásalládelrojoresplandor,ycaminaconlasmanosformandouncuencodelantedelpecho.¿Vesestehumo,niño?,dice,abriendoycerrandolasmanosporencimadeunallama.Enseguidasevuelvehaciaélconlasmanosfervorosamentejuntas, pero no como si rezara, sino como si hubiese pillado una mariposa y noquisierahacerledaño,ocomosilasmanosfueranportadorasdeunapequeñalámparaencendida.Y,mirándolealosojosconmediasonrisa,lasabremuydespacioyliberaunhumoblanco.

—Este libro de humo que he cogido lo vamos a esconder en lugar secreto y

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seguro, ¿te parece? —dice en tono ceremonioso—. Y cuando seas mayor podrásrecuperarlo.Jiji.

Don Víctor pasea cabizbajo por las sombras del jardín y parece hablar solo.Caminosobrelascenizasdepalabrasmuyqueridas,creeoírlesusurrarcomoenunaplegaria,aunquetambiénpodríaserunagansadadelassuyas.Porsuparte,elseñorCasal,quehabíasidomaestrodeescuelayahoratrabajadeporteroenunafincadelacalleCamelias,seacercaalahogueraconunfajodepapelesenunamanoyenlaotraun carnet que se queda mirando un rato, y donde se lee A.F.A.R.E. Ejército delInterior.Bruscamente,comosilequemaraenlosdedos,loarrojatodoalasllamas,se aparta y se refugia en las sombras. ¿Cuándo has vuelto deCanfranc?, preguntaalguienasupadre.EstabaenLaCarroña,respondesumadre.¿DóndeestáCanfranc,mamá?Estospapelescomprometedores,diceel señorRouraconteniendo lasganasde reír, hanestadoescondidoshastahoyenun sótanode la calleFahrenheit, en labarriadadelClot,¿noospareceunaironíadeldestino?ElseñorFalcóntambiénandaporahícomosonámbulo,esmuyaltoydelgadoyelgruesocristaldesusgafasdemiope refleja las llamas, hasta que se las quita para limpiarlas con el pañuelo yentonces en sus ojos enfermosy compungidos el fuego se refleja aúnmejor, brillamásintensamente,igualquesituvieraunrubíencendidodeltamañodeungarbanzoencadapupila.

—¿Quéclasedeavióneraesequetantotegustaba?—Lavozdesupadre,enuntonodominadoporeltedio,losacadesusreflexiones—.¿Uncaza,unhidroavión,unbombardero?Buscaremosotroigual,venga,notelamentesmás.

Noimporta,yoharéqueelavióndeBillvueleotravez.Lopiensaysedisponeadecirlo, lo va a decir bien clarito y fuerte para que lo oigan los que se han reídobondadosamentedeél,losquehanvenidoaquíestanochedispuestosaquemarloqueseaporsilasmoscas.Peronoseleoyedecirnadadeeso,esprobablequenollegaraadecirlo.Quizásólolopensó,sinlograrapartarlosojosdelasllamas.Sepasarálavidapensandocosasasí,sinllegaradecirlas.Porejemplo,queveelaviónescapandode las llamasunavezmásy elevándosehacia la noche estrellada, dejando atrás eltumulto de humo negro y esa extraña ceremonia de fuego, destrucción y muerte.Desdelacarlinga,envueltoenllamas,elhéroelesonríeylesaludaconlamano.

Ringorememorahoyotrasituaciónconflictivaconsupadre,sufridatiempodespuésdequeBillBarnessesalvarasobrevolando lagranhoguera.Conmuchoretraso,elMatarratassupodesuhazañaconlaescopetaenelhuertodelosabuelos,peroabordóelasuntocomosinolosupiera.

—Porcierto,hijo,¿quésehizodelaescopetadebalinesqueteregalóeltíoLuis?—Yanolatengo.—¿Ah,no?¿Quéhapasado?

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—LacambiéporLasombraqueríeyLaamenazaroja.—¿Yesoquées?—Novelas.—¿Hascambiadolaescopetaporunpardenoveluchasdequiosco?Vaya,altío

Luisnolegustaráenterarsedeeso.EltíoLuisnoestíosuyoninadaparecido.Sóloesuncompañerodetrabajodesu

padre,unratoneromásdelabrigada.Untabernariomuertodehambre,unpelanas,unfuncionariodelAyuntamientoconempleo temporalque ledaalmorapioabasedebien.Ambos,élysupadre,sehanempeñadoenqueelchicolellametío.Lohacenparafastidiarle.

—Lástima—añadesupadre—.Eraunabuenaescopeta,camarada.Lodecamaradatambiénesparafastidiarle.Lodiceamigablementeyentonode

chunga,peroesapalabratienecomodoscaras.Porqueaver,losfalangistastambiénsellamancamarada.¿Yquésignificacamaradacuandolodicenlosfalangistas,eh?Conforme pasa el tiempo empieza a darse cuenta de algunas cosas.Odia que a supadre le divierta tanto encabronar a la gente, le revienta que sea tan pavero, quedelantedesumadreydeloscompinchesdelabrigadaraticidapresumadesermásrojo ymás insumiso ymás libertario que elmismísimoSeisdedos, que por cierto,segúnlecontóeltíoLuis, lomataronjustotresdíasdespuésdenacertú,chaval,eloncedeenerodeltreintaytres.Ysobretodolefastidiansudesmemoriainteresadaytrapaceraysusdescaradascontradicciones;presumíaantesusamigosdehabersidoun libertario implacableyalmismotiempoalardeabadequesuAlberta,durante laguerra,trabajódetelefonistadelacentralitadelPSUC.Hoyendíalosanarquistasyanomuerden,decíaelpavero,estándomesticadosyamaestradoscomoratitasdecirco,comoesos charnegosagradecidosdelCampode laBotaquebesan lamanode loscuras.Teendilgacosasasí,elMatarratasfullero,lassueltacomositalcosa.

—Asíquelecogistemaníaalaescopeta—añade—.¿Sepuedesaberporqué?—Porquesí.Noquierovolveraverla,esoestodo.—Está bien, no quieres volver a verla. ¿Y a quién se la diste, quién fue el

afortunado?—Unchavalquemehiceamigo.UnmonaguillodeLasÁnimas.—Ya—supadre lemirafijamenteyélbaja losojos—.Asíquenoquerías.No

queríasdeningúnmodo.—¿Elqué?—Matarmáspalomasconesaescopeta.—Nuncahetiradoalaspalomas.—Puesalospájaros.Piensasquenuncadeberíashaberdisparado,¿verdad?—Sí.—Ytehaslibradodelaescopetaporeso.

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—Sí.—Ycreeshaberresueltoelasunto.¡Mierda,sí!,gritaparasusadentros.—Pueshasdesaberunacosa,camarada—añadesupadre—.Hanvistoalvicario

de Las Ánimas disparando en el jardín parroquial con la escopeta. Apuntandoalegrementealospardales,mirapordónde.Tuamigoelmonaguilloselaprestaría,oelmosénselaquitó,oselacompró,veteasaber.Sí,nopongasesacara,noseríaelprimercabróndecuraqueandaporahídisparando.Asíqueyaloves,aunquetúnoaprietes el gatillo, tu escopeta sigue matando pájaros. Si lo piensas bien, no hasresueltonada.

Élnotadeprontoquelarabialesubeporlagargantacomounvómito.Lohabríaestrangulado,alraticidahipócrita,arroganteymetomentodo.

—Yonotengolaculpadeeso.—Nohedichoquelatengas,hijo.—Esqueyamecansédelaescopeta.—¿Delaescopetaodematarpájaros?—Eslomismo.—Noeslomismo.—¿Ahno?¿Paraquésirveentonces?—Bueno,quizáparaqueunovayaaprendiendoaserunpocoresponsable.Yen

todocaso,podíashabérmeladadoamí.—¿Paramatarratas?Porquetútededicasamatarratasyratones,¿no?—Sí,eseesmitrabajo.—¿Conunaescopeta?—Bueno,haymétodosmássegurosyexpeditivos,perounaescopeta,aunquesea

debalines—dicedespeinándoleconlamano—tambiénvale.Noteenfades,puñeta.Tedigotodoesoparaquepiensesunpocoportucuenta,paraqueentiendasqueparaconseguir lo que deseas hay que hacer algomás que empuñar o dejar de empuñarescopetas.

Tambiénodiaque ledespeine.Matar ratasy ratones conunaescopetanoes lomismoquematarpájaros,piensa,noesalgoquetevayaadolertodalavida.Seguro,noloes.Unaasquerosarataazulesunaasquerosarataazul,yunpajaritoquebuscacobijoenunahigueracuandollueveesotracosa.Aunqueseaunpardaldepredadorqueestádevorandocruelmenteaungusano.Entodocasonosoportaquelellamencamaradaniquelealborotenelpeloconlamano.

—Además, no te creo —replica—. El vicario de la parroquia es una buenapersona.

—¿Te refieres a ese cura de pelo de cepillo que fue el primero en enseñartesolfeo,mosénAmadeoOller,elamigodetumadre?

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—Me enseñó a mí y a un montón de chicos en Las Ánimas.Mosén Amadeonuncacogeríaunaescopeta.

—No era él quien disparaba. Era un curita joven y guapetón, una ratitapresumida.

—Bueno,medaigual.Laescopetayanoesmía.

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D

8

Aventurasenotrobarrio

urante tres años, los que van de los trece a los dieciséis, le sucedenmuchascosascuyaimportancianosospecha.Pocotiempodespuésdecumplirlostrece,

una luminosa tardeotoñal,embutidoenelguardapolvogrisqueaborreceporque lodelatacomoaprendizyrecadero,estáplantadoenlaesquinadelascallesValenciayBruch,enelselectodistritodelEnsanche,contemplandoconembelesolafachadadelConservatorioMunicipal deMúsica. Nadie, ymenos que nadie los estudiantes demúsicaquepasanporsulado,entrandoosaliendodelConservatorio,podríaimaginarqueconsólotreceañosyconjornadasdetrabajodemásdenuevehoras,consupagadedocepesetassemanalesyconsufeoguardapolvodemasiado largo,estemocosotransporta sobre la barrigaun collar de esmeraldasy rubíesyunbrochedeoro enforma de salamandra lleno de esmaltes, perlas, ópalos y diamantes, dos piezasvaloradasenmásdetreintamilpesetas.Deberáentregarlasenunaimportantejoyeríacercana, sin entretenerse en la calle ni embobarse ante nada.Y para que no se lasroben en el tranvía o en elmetro, las lleva dentro de una bolsita de lona con lazocorredizosujetoalcinturónymetidaentreloscalzoncillosylapelvis,muycercadela minga. De vez en cuando tantea con la mano el bulto debajo de la ropa paraasegurarsedequesigueallí,peroahoramismonopiensaeneso, sóloescuchaunamúsicaquecreequeleestabadestinadadesdesiempre.

Conlasmanosenlosbolsillosdelguardapolvoyelcorazóncompungido,admiralos filarmónicos relieves sobre la gran portalada del Conservatorio, las dos torresrematadasconelcucuruchoylosventanalesqueexpandenalairenotasdepianoydeclarinetedealumnospracticando.Desdelacallepuedevertambiénlaescalinatadelvestíbulo,diezescalones,lostienecontados,yunpocomásarribalaotraescaleraquelleva a las clases. ¿Por qué no estoy yo también subiendo por esta escalera?, sepregunta,¿porquélamalasuerteseinterponeunavezmásentreelpianoyyo?Sabelarespuesta—alguienledijoqueexigíanelbachilleratoparamatricularse,yélnolotenía—,perosiemprequepasaporaquí,habitualmentecumpliendoalgúnencargodeltaller,separadelantedel imponenteedificioysehacelamismadolorosapregunta.Quémurostanaltosypersistentes,taninexpugnables,hapensadoalgunavez.

En esta ocasión se lamenta y se demoramás de la cuenta, hasta que se sienteobservado. Parada junto a la puerta, detrás de un grupito de alumnos que salenalborotando,unamuchachacongafasdeabuelitaygabardinablancaconcapuchaloestá mirando sin el menor disimulo. Por su expresión compungida, a pesar de ladistanciaydelasgafas,cuyoscristalesemitenreflejos,elchicojuraríaquehaestado

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llorandoytambiénjuraríaqueaellanoleimportaquesenote.Aparentaunparotresdeañosmásqueél,unosdieciséis,sufrentemuyblancaluceunaorladerizosnegrosy abraza sobre el pecho un estuche de violín y una carpeta. Su pequeñamano denieveposadasobrelanegruradelestucheparecedecirleven.Deprontoselecaelacarpeta,abriéndose,yseesparcensobrelaaceraalgunaspartiturasyuncuaderno.Élacudeyseagachaayudándolaarecogerlashojasyelcuaderno,yellaseloagradececonunasonrisaqueleconturba.Suscejasypestañassonmuynegrasysuspupilasgrises.

—Gracias.Lemiratandecerca,mientrasambosseincorporan,quesuscabezassetocan.Al

soñadoraprendiznoseleescapalapiadosamiradadeellaalgrotescoguardapolvo,ypiensa:todoestáperdido.Perolaoyedecirconvozrisueña:

—¿Eresunmago?¿Dedóndesales,mago?—Nosoyningúnmago.—Paramíloeres.¿Cómotellamas?Rápido,piensaunnombre,sedicemientrassiguemirándolaembobado.—Mi…MiMenor.—¡Pero qué dices, ¿me tomas el pelo?! —La muchacha lo envuelve en una

sonrisaluminosa—.Estábien,MiMenor.Deacuerdo.¿Querríashacermeotrofavor?¿PodríasentrarunmomentoconmigoenelConservatorio?

—¿Yo?¿Paraqué…?—Setratadeunfavormuyespecial.Necesitounmago.—¿Unmago?Yonosoyunmago.—Peropuedesserloporunrato.¿Quieres?¿Haríasesopormí?Subocaentreabiertadejaaflorarunaansiedaddeasmática,yenellabiosuperior

tieneunapupa, una calentura rosadaque acentúa esa ansiedad, sobre todo cuando,conlapuntadelalengua,mojaellabioparaaliviarelescozor.

—¿Sólounminuto?—farfullaél,todavíaconelcuadernoenlamano.Empiezaahojearlo,repentinamenteinteresado,omásbiendesconcertado.Ellaledejahacer,noseloreclama.

—Meharíasungranfavor,MiMenor.¿Quieres?Enunodelosaltosventanalessuenauntrombón.—Pero¿porqué?¿Porquéyo?—Luegotecuento.Tevoyapresentaraunapersonacomosifuerasmiprimoyle

dices:hesidoyo.Sóloeso.Hesidoyo.Yactoseguidotevas.Paraanimarle,anticipandoelagradecimiento, le tiende lamano,yél,quehasta

esemomento ha estado viendo unamano blanca y delicada, al tomarla en la suyatienelaimpresióndetocarelaladeunpájaro,unmanojodeplumasqueseesponjaentre sus dedos.Algún día será una violinista famosa en elmundo entero, piensa,

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reteniendounbuenratoensumanolasedahuidiza,elsuavetactodelosplumones.—¿Loharíaspormí?—susurraella—.Nonosconocemos,perosenotaqueeres

unbuenchico…Nadietepreguntaránada,nitendrásqueexplicarnada.Sólotienesquedecir eso:he sidoyo.Noesnadamalo, te lo juro.Vuelvesa salir,meesperasaquíytecuento…¿Meescuchas,niño?

—Teescucho.Lamuchachasebajalacapuchayliberaunaoscurayhermosacabellerarizada,al

tiempoqueamplíasusonrisa.—Entonces,¿harásesopormí?¡Porfavor!Élestádiciendosíconlacabezamientrasleeenlacubiertadelcuadernoqueaún

retieneensusmanos:EscuelaMunicipaldeMúsicadeBarcelona.ClasesdeSolfeoyTeoríaMusical.GrupoElemental.

—Simeregalasestecuaderno,hagoloquemepidas.—Estuyo.Tienetiempodeconsiderarfugazmenteelriesgoqueimplicallevarencimajoyas

tanvaliosasymeterseenloquenodebe,algocontralocualsiempreleprevieneelseñorMunté,eldueñodeltaller,perodesechaenseguidacualquiertemor.Imposiblequeestachicaconpintadeempollonaydeprincesadelasnieves,destinadasindudaaserlavirtuosadelviolínmásafamadadetodoslostiempos,yqueademásparecehaberllorado,puedaimplicarseenunatracoaquíyahora,frentealConservatorioyenmedioprecisamentede estadiscreta algarabía estudiantil ymusical en laque élsiempredeseóparticipar.Respectoasuextrañasolicitudloacosanvariaspreguntas,pero no formula ninguna por temor a romper el encanto y tener que devolver elcuadernodesolfeo;asíqueencajaelcuadernoenelsobaco,hundelasmanosenlosbolsillosdelguardapolvoy,armándosedevalor,sedejaguiarypenetraenelinteriordeltemplodelamúsicaquenopodíaaceptarlocomoalumno.

Subelosprimerospeldañosdelafamaenlaescaleradelvestíbulosinperderdevista en ningúnmomento la airosa cabellera de lamuchacha o la funda del violínapoyadaensucadera,dejándosellevarporlaenigmáticavoluntadqueaellalaanimay la empuja decididamente quién sabe hacia dónde y para qué. Le tiemblan lasrodillasysucabezaesunasinfonola.Enseguidavanporuncorredormaliluminadosorteandoalumnosenmediodeunrumordevocesinfantilesentonandopartiturasenalguna parte, cruzan la sala de pianos donde se confunden en el aire escalas yarpegiosyluegoenfilanotropasillomenostransitado,hastaquelaoscuramelenasehaceaun ladoyelchicoseencuentraenelumbralde loquepareceundespacho,pequeño y sombrío, con las paredes forradas de carteles—Menuhin.RoyalAlbertHall. Concierto para violín y orquesta n.° 2 en sol menor de Prokofiev—, y ve,sentadodetrásdeunamesa,aunhombrejovenyguapoconjerseynegrodecuelloaltoyunaireprofesoral,lasgafasporencimadelafrenteyfrotándoselospárpados

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congestodefatiga.Nadamásentrar,lamuchachasehaceaunlado,agachalacabezaysecubrecon

lacapucha.—Profesor,esteesmiprimo.—Losojosenelsueloylavozconmovida,añade

—:Miprimotienealgoquedecirle.El joven profesor levanta la cabeza y la mira, y al hacerlo muestra un rictus

arrebatadoenlabocayunapulsiónenlassienes.Parecequererdeciralgoynoacabadedecidirse.Verdaderamenteesunhombremuyguapo,piensaelaprendiz.Ahorasecerrará la puerta ami espalda yme robarán las joyas, piensa. Pero el profesor nisiquieraparecehaberlevisto,sólotieneojosparasuencapuchadaalumna;conmanotorpeordenaunaspartiturassobrelamesayfinalmentelomiraaél.Elfalsarioesperaunaseñaldelamuchacha,peronoseatreveamirarlaportemoradescubrireljuegoycomprometerla.Lasienteinmóvilasulado,unpocoatrás,tensa,expectante,cercadelapuertaquemantieneabierta.

—Hesidoyo—diceporfin,altoyclaro.Ysinpoderloevitar,dejándosellevarporunimpulsorepentino,conunavozrasposaqueseleantojadeotro,añade—:¡Yvolveríaahacerlo!

Cierralosojosyseapresuraacumplirconelrestodeloacordado:efectuarunarápidamediavueltasobrelostalonesysalirdeallí.Lohacesinatreverseamiraralamuchacha y con lamano en la ingle, tanteando bajo la tela del guardapolvo y lospantaloneslabolsaconlasjoyas.Casienelacto,lapuertasecierraasuespaldaconun fuertegolpe.Dada la inmediatezyviolenciadelportazo,ha tenidoque cerrarlaella, piensa: ¿por qué esa prontitud, esa urgencia? Se queda un par de minutosplantadoenelpasilloconeloídoatentoalasvocesalotroladodelapuerta,peroloúnicoquecaptaeselsilencio.

Yaenlacalle,mientrasesperapaseandofrentealportal,despuésdepreguntarseinútilmentequédemoniosleindujoadecirmásdeloquedebía,sequedapensandoen esa puerta que casi golpea su espalda al ser cerrada de forma tan inmediata yelocuente.Hesidoyo.¿Eranesaslaspalabrasmágicas?Loeransinduda,ydejabantraslucir un secreto y perturbador ajuste de cuentas entre la joven violinista y elprofesor.Unavezobtenidosupropósito,aellaleurgíanaturalmentecerrarlapuertaydejarlefuera.Ahorapiensatambiénenlarosadacalenturaqueadornalabocadelamuchacha, en la lenta caída de sus párpados, en los suaves plumones de sumanotanteandolasuya,ydeprontoselerevelalaevidencia.Esinútilquelaespere,yanovendráaexplicarlenada,nuncapensóhacerlo.Contodo,sequedaallídurantemásdeunahora,arriesgándosearecibirunabroncadeljoyeroporelretrasoenlaentregadelpedido.

Havueltotresvecesexpresamente,endíasyhorasdistintas,ysiemprequevaalcentroconalgúnencargodeltaller,seacercaalcrucedeBruchyValenciaysepara

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un rato frente al Conservatorio con la esperanza de verla entrar o salir con sucapucha,sufundadeviolínyesasmanosqueacariciancomoplumones.Peronuncamásvolveráaverla.

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—¿Y

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Elculodelmundoen1945

elcineRoxy?—ElRoxysí,porsupuesto—respondesupadre.

—¿YelcineBosque?—ElBosquetambién.—¿YelProyecciones,yelMundial?—ElProyecciones,no.ElMundial,sí.—Padre,¿yelCapitolyelMetropol?—No,ningunodelosdos.—¿YelcineKursaal?¿YelFantasio?—Tampoco,camarada.NielWindsor,nielMontecarlo,nielColiseum.Cinesde

estreno,ninguno,¿conforme?—¿YelMaryland?—ElMarylandclaroquesí.Peronosquedaunpocolejos.Yloshaymáscerca.

ElDelicias, elRovira, el Iberia, elModerno.Los acomodadores son amigosmíos.Iremos a verles para que te conozcan y te dejarán entrar sin pagar siempre quequieras.

—¿Deverdad?¿Cuándoiremos?—Másadelante.—¿CuándovuelvasdeCanfranc?—Nuncahe idoaCanfranc.NosemehaperdidonadaenCanfranc.Noexiste

ningúnlugarllamadoCanfranc,¿entendido?¡Hala,vayatrola!,piensa.SabequeviajacadadosportresaCanfrancporqueallí

esdonde,segúnlehaexplicadosumadre,seproveederaticidasinfaliblesybaratosparalabrigada.Peroporalgunamisteriosarazónprefierenegaresosviajes,negarlaexistenciamismadeCanfrancy loque lehaya llevadohastaallí.Yesque la trolamás grande, la tergiversación y las contradicciones se agazapan permanentementedetrásdelaspalabrasdelMatarratas.Detodosmodos,enmediodetantoembusteysimulaciónsiemprecaealgunaestupendaverdad,porejemploesafantásticalistadecinesdesinfectadosporlabrigadayconamablesacomodadoresdispuestosadejarleentrarsinpagar.

Unauténticoregaloquelellegainesperadamenteundíamuyfríodeprimerosdediciembre,aunmesdecumplirtreceañosyapuntodedejarelcolegioparaentrardeaprendizeneltallerMunté.Desdeprimerahoradeestaaburridatardededomingohaestadodudandodesipedirleasumadredineroparaelcine,puesintuyequehoyen

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casanohayniunapeseta.SupadrelohaenviadoaldormitorioaporunpaquetedeChesterfieldquesedejóenlaamericanacolgadaenelarmario,yhafisgadoentodoslos bolsillos y husmeado con delectación —le gusta el olor a tabaco rubio queimpregnaelforrodelosbolsillos—,hallandosólocalderilla,quesehaguardado,yahoranosabesiesporesooporotracausaquesumadre,comosilehubieravistocometer el pequeño hurto, se muestra tan silenciosa y abatida mientras planchacamisassobrelamesadelcomedor.Conoceypresientelosabatimientosqueafloranpuntualesydiscretos,esaespumadelmiedoenlaslaboriosasmanosdescarnadasdesu madre cosiendo botones, plegando camisas y pañuelos, pinchando naranjas oabrochándoseapresuradamentelabatablanca,esemiedosuyoaquedarsesintrabajoporejercerdeenfermerasintítulo,miedoaqueseapaguelaestufaoaextraviar lacartilladeracionamiento,aquellamenalapuertadenoche,miedoaquesellevenalcomecurasaunacomisaríayqueestechicoacabeenunhospiciosiellafaltaalgúndía.La lámparade flecos rojos expande su luz sobre lasparedes empapeladasy lasombradelosflecosseproyecta,enelotroextremodelamesa,sobrelasmanosdepiel de lagarto de su padre, plegadas y yertas la una sobre la otra, y esa luzdesfallecidaserepitesobrelabotellayelvasodevino,sobreelcenicerodebronceconlasdosespigasdoradasysobreelhumodelacolillamalapagada,ysediluyeenlas sombras del entorno. Un sutil sistema de resonancias domésticas, de hábitospactados y asumidos en silencio y demutuo acuerdo, gravita sobre su padre y sumadreysugiereagraviosunavezmásaplazados,unadiscusiónacasoviolentaquedeantiguoambosretienenaflordelabiosyquenuncaestallaráensupresencia.

Selehadichoquenosequedeencasaponiendolaoreja,quesalgaajugaralacalle.PodríairaLasÁnimasaverlanuevafuncióndelCuadroEscénicooajugaralpimpón con el Quique y los Cazorla, pero él prefiere quedarse en casa con JimHawkinsyelpobrecitoBenGunn,quesueñaconcomerseunqueso.Legustamuchoesteepisodio,ledemucharisa.Después,sentadoalamesacamillajuntoalaventana,miralasilustracionesdeLafugadelpríncipeHassinyLaderrotadeJamesBrooke,losdosúltimoscapítulosdeLospiratasdelaMalasia.

—Somoselculodelmundo,Albertaflordemivida—mascullasupadreconlavozcalculadamentedolida—.DesdeLaCarroñaseveclarísimo.YdesdeCanfrancmuchomás…Enfin,serámejorquenosvayamos,nano—leguiñaelojorecabandosucomplicidadyselevantadelamesarepentinamenteanimado—.Antesdequetumadresedecidaarompermelacrismaconlaplancha,larguémonosalacalleatomarviento.

—Pontelabufanda,hijo—diceellasindejardeplanchar,sinmiraraningunodelosdos—.Yqueeltarambanadetupadreselleveelparaguas.Vaallover.

Así es como, desde ese día, paseando porGracia paramatar una sombría tarde de

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domingoqueamenaza lluvia, enalgunoscinesdeprogramadoble se le abrirán laspuertassinnecesidaddepasarpor taquilla.Supadreseparaa saludaraporterosyacomodadores,yelchicoespresentadoformalmente.PrimerorecalanenelRoxydelaplazaLesseps.PonenunaespañoladayBuffaloBill,conGaryCooper,queyahavistoenotrocine.

—Este local es la hostia de grande.Míralo bien—dice su padre, apoyando lapesadamanoensuhombromientrascontemplalafachada—.Nosllevómásdeunasemanadejarlolimpio,perodentronoquedóniunapulga,niunachinche.¿Ygraciasaquién?¿Eh?

—Alabrigadaligeramatarratas.—Esoes.Ven,tepresentaréalportero,esunbuenamigoEntodaspartes,sintraspasarlacortinadelaentrada,lamismaconfiadasolicitud

desupadre:Sivieneelchico,déjalopasar,hazmeesefavor,legustamuchoelcine,se pasaría la vida viendo películas. Ven cuando quieras, chaval, le dicen. En lapantalladelRoxy,alfondodel inmensolocal,suenantiros.Unparpadeomágico,yya está viendo otra vez aWild Bill Hickok cuando lo matan disparándole por laespalda,y tambiénelúltimobesoquesuchica ledaenlos labios,sinqueestavezBillHickok lo puedaborrar con el dorso de lamano, porqueya estámuerto en elsuelo.

MástardepasanpordelantedelSelectoysupadrerecuerdaquehastahacepocoestoeraunapocilga.

—Piojosysarnaycosaspeores,podíaspillarenelvestuariodelosartistas.Perocuandonosfuimos,sepodíacomersobrecualquierbutaca.

—Hicisteunbuentrabajo,padre.—Peroestenonosvale.Ellocalnoesaptoparamenores.—Yalosé.—Puesandando.Sehaparadoamirarelpaneldefotos.Lascuatroplumas.JuneDuprezlegusta

mucho. En el cartel que anuncia las varietés ya no aparece Chen-Li, la Gata conBotas, y otras piernas de purpurina y otro nombre se grabarán en sumemoria: laSupervedetteLinaLamarr,bailarinacómica.

—¿Creesquedentroquedaalgunarataazul,padre?—Quiénsabe.Sigueandando.—Tantasratasazulescomohay,ytodavíanohevistoninguna.—Yonodiríaeso.—¿Creesqueantesquelabrigadaacabecontodaspodréveralguna?—Tehascruzadoconellasunmontóndeveces.—Queno,quetodavíanohevistoninguna…—¿Quéhacesahíparado?Anda,vamos.—Semiralasuñas,lasfrotaenlasolapa

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—.Sitedieranunduroportodaslasquehasvisto,seríasmillonario.—Tedigoqueno,padre.—Yyotedigoquesí.—Esquivalamiradainquisitivadelchicoyconlamano

tanteadenuevosuhombro—.Verás,estasratas,aveces,destiñencon la lluvia.Esnormal,silopiensasunpoco.Encambio,lasrataspardas,quetienenunpelajemuydelicado…

—¡Hala!Teestásburlandodemí.—Notepares,sigueandando.Tienequehacermeverunarataazul,piensa,sino,yanuncalecreeré.—¿Nomeoyes?Sigueandando—insistesupadre—.Ynocreasqueelriesgode

infeccionesestásóloenlasratas.Nohacemucho,enalgunoscines,meandoenlosurinarios, uno podía pillar purgaciones.—Señala con el dedo un vetusto balcón alotroladodelacalle,juntoalmetrodeFontana—.Mira,cuandotúteníascincoañosvivíamosdetrásdeesebalcón,enelprimerpiso.Allímurióelhermanopequeñodetumadre,Francisco,condiecisieteaños.Eradelaquintadelbiberón.LotrajerondelEbro con tifus y lleno de piojos y sin haber disparado un solo tiro. No puedesacordarte,erasmuypequeño,perodesdeesebalcón,undíadeenerodehaceahorasieteaños,túyyovimospasarlastropasnacionales,cuandoentrabanenBarcelona…Bueno, a lo que iba. ¿Sabes qué es una blenorragia? ¿Sabes qué son unaspurgaciones,hijo?

—Esunaenfermedadvenerosa…—Venérea.—Eso.—¿Pero sabes cómo se pillan las purgaciones? —Cruzan la calle frente a la

joyería Cuesta y siguen bajando por la acera izquierda—. ¿O la sífilis? Te estáshaciendomayoryyavasiendohoradequesepasalgunascosas,¿noteparece?

—Perositodoesoyalosé,padre.—Túquévasasaber.Mira,aquítenemoselcineSmart.—YanosellamaSmart,ahorasellamaProyecciones.—Esuna enfermedad infecciosa en lamingaque se cogeyendodeburilla con

mujeresdelBarrioChino.—Sehanparadofrentealcineyelchicomiraloscarteles—.Furcias.¿Sabesloqueeseso?Claroquefurciaslashayentodaspartes,nosóloenelChino,queconste…Además—añadeconundejelastimero—,hoyesedistritoya no es lo que era, nimuchomenos. Tenías que haber visto aquello hace quinceaños, cuando íbamos a La Criolla en la calle Cid… Bueno, yo sólo fui una vez.Callejuelasmiserablesllenasdetascas,confulanasymariconesychulosdelapeorcalaña… De todos modos no hay otro sitio para ir de burilla. Pero no esrecomendable, ¿sabes?, y es bueno que lo sepas. Supongo que todavía no se te haocurridoirafisgarporallícontusamiguitos,algúnsábadoporlanoche…

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—Yono.—¿Sabesquésignificairdeburilla,hijo?—Claro.—Soncosasqueteconvienesaber.Pontebienlabufanda.Tumadreespartidaria

dequetúyyohablemosdeeso,asíquetenemosquehacerlo.—Estábien.—Nohaymásremedio.Teconvienesaberalgunascosas.—Ya.—Mejorhoyquemañana,esodice tumadre.Ypuedeque tenga razón.¿No te

parece?—Bueno,nosé…Recuerdaahoraasupadredepieenelherrumbrosobalcónquehandejadoatrás,

levetodavíaallíembutidoenungruesoabrigoconlassolapasalzadas,llorandoensilencio y con un puro sin encender en los labios mientras mira los soldados quebajan desde la plazaLesseps agobiados bajo pesados capotes ymantas enrolladas,consusfusilescolgadosdelhombroysusbotasretumbandoenlosadoquines.Élestáacuclillado entre dos macetas de geranios y con la cara pegada a los barrotes delbalcón.De lo ocurrido ese día, su padre siempre contaba que el niño,mientras lomiraballorarytriturarelpuroconlosdientes,deprontoseechótambiénallorar,noporquesintieraimpotenciayrabiaviendodesfilaralosnacionales,noporeso,claro,era demasiado pequeño para entender que se había perdido una guerra y cuántasesperanzas,peroenciertomodosípodíadecirsequellorabaconlamismapena,porempatía,yaquenoporotracosaveíaporvezprimerallorarasupadre.Peroloquemejorrecuerdaeselpasodelatropacalleabajo,aquellaextrañayconvulsaorugadeespaldas erizadas de fusiles con bayoneta, correajes y cantimploras, y sobre todo,colgando en una de las espaldas de la última fila, tres pajarillos muertosbalanceándoseensartadosconunalambreprendidoenunmacuto.

—Sigamos—dice su padre dándole con el codo—.Nunca hemos trabajado enestecine,nomeconocen…Cuidado,quevieneunbuitreensotanado.—Subíaporlamismaacerauncurajovenyanimosoremoviendolosfaldonesdelasotanaconsuszancadas y balanceando una abultada cartera de mano. Cuando hubo pasado, elMatarratassevolvióamirarle—.Esunamaricona,nohaymásqueverleandar.

—Ya—concedeRingobajandolacabeza.Ahora mismo daría cualquier cosa por verse en compañía de los amigos del

puebloenalgunaverdosaalbercaentreviñedos,nadandoentreranassaltarinas;suelepensarloenmomentoscomoesteporqueesloquemáslegusta,ademásdeleerlibrosypartituras:nadar,bucear,llenarselosoídosdeaguaydemúsicaydenadamás.

—Bueno,dimeunacosa—insisteelMatarratas—.¿Quéesloprimeroquetúlemirasaunachica?

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—¿Yo?—Tú,sí.—Pueeees…Nosé.Losojos.—Losojos.Muyconsideradodetuparte.—Dejapasarunossegundosyañade—:

Los ojos.Has quedado lamar de bien, hijo.Ahora dime qué es lo primero que lemirasaunachica.Vamos,vamos.

—¿Qué…?—Me refiero a un pimpollo de esos, ya me entiendes, un bombón, que dicen

ahora.Yaséqueesunapreguntaboba.Perotehabrásfijadoenalgoqueteguste,nosé, por ejemplo el culo…No es nadamalo, ¿sabes?, es lo normal. Sí, hombre, nopongasesacara,atodoelmundoesoleparecenormal.

—Ya,pero…esque…—¡Elculodelaschicas,puñeta!¿Tegustanonolaschicas?¡Perobueno,nosé

dequéteextrañas!¡Esunapreguntabiensencilla!Éltardaunaeternidadenresponder,cabizbajo,ocultandolabocaylanarizenla

bufanda,ycasitambiénlosojos.—Esquenomehefijado.—¡Vengaya!Cómono tevasafijareneso,unchiconormal.Constequees tu

madre la que se ha empeñado en que hablemos. En mi opinión, esta charladeberíamostenerlacuandocumplasquinceodieciséisaños,perotumadrehaestadodándomelatabarra…Mira,aladerechatenemoselcineMundial.SaludaremosalaseñoraAnita, la taquillera.Es una buenamujer.Te dejará entrar sin pagar, y hastapodrásvenirconunamigo,siquieres.Oinvitaraunachavala.¿Quéteparece?—Seríey lesueltaunmanotazoamistosoen laespaldaquecasi lodobla—.Estupendo,¿no?

—Estupendo,estupendo.—Bueno, pues ya está —concluye su padre aliviado y bajando la voz—. Ya

hemoshabladodeloquehabíaquehablar.Pocodespuésseparaalbordedelaacera,repentinamenteabrumadoporalgoque

atañeasuscosas.Conlamiradaperdidasobreelrelucienteempedradoyunaextrañaparsimonia en las manos se lleva a los labios un cigarrillo bastante torcido y loenciendeconunacerillavacilanteymalorientada.

Hacefríoyparececomosilacalleprolongaralatristezayelolordelospasillosdelmetro.Pesadasgabardinasylargosabrigosdeentretiempoquesediríadeambulancolgados de sus perchas, ancianas con negramantilla, niños de luto con ojosmuyabiertosqueinterrogan,viandantespresurososyateridosyparejasendomingadasqueentranysalendelbarMonumentalsecruzanasuladoyseesfumanenlahoramásgris, y su padre permanece clavado allí al borde de la acera con una joroba depesadumbre en la espalda, viendo caer la tarde sobre los mojados adoquines. Se

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muevenapiñónfijo,¿noteparece?,leoyemascullar.Elchicoconoceestosaltibajosensuánimo:enelmomentomásinesperadopuedeponerseahacerelganso,pero,delmismomodoimprevisible,elzángano,elalegrecomecuras,elcantamañanas,queledice madre, desaparece de pronto para dejar paso al cascarrabias intratable yamargado,altipoduroeinsensible,yentoncescualquiercosarelacionadaconél,losviajes imprevistos, el maletín con los venenos, los compañeros de la brigadamunicipal, lasherramientasde trabajo, seconvierteenalgoclandestino,vagamentepeligroso.Ahoramismo,ensimismado,paradoenelbordilloydeespaldasalagentequecirculaarribayabajopor laacera, sucorpachónenfundadoen lagabardinadesolapasalzadaspropiciaunasugestióndeclandestinidad,lomismoquelavozquelesaleenredadaenelhumodelcigarrilloyensupropiaronquera,comouneructoquese trocaraen íntima jaculatoria:Estamosenel culodelmundo,hijomío, somoselculodelmundo.

VolveráaaliviarsemediahoradespuésconestasmismaspalabrasenelMarylandde la plazaUrquinaona, el cine que les pillamás lejos de casa, y cuyonombre deresonanciasanglófilas,cuandooficialmentepredominanlasgermanófilas, leexplicasu padre, ha sido cambiado por el de cine Plaza, aunque él siempre lo llamaMaryland.EstasemanaponenSangre,sudorylágrimasyBuffaloBill, lamismadelRoxy. En el vestíbulo, después de ser presentado al señor Batallé, portero yacomodador,élasomalacabezaalpatiodebutacasporentrelascortinasyconstataque aún no han matado a Wild Bill Hickok, mientras su padre ahueca la voz,ahogandosucabreo:¿Aquiénleimportaloqueocurreaquí,Batallé?¿Aúncreesquelasoluciónanuestrosmaleshadevenirdefuera?YrespondeelseñorBatalléenuncautelososusurro:¿Dedóndesino,Pep?Yapuedesirbuscándoteotrotrabajoporquela guerra contra los boches se acabó, por si no te has enterado, yCanfranc prontodejará de ser la rica despensa deEuropa.Han cerrado la frontera y han tapiado eltúnel,hayporlomenosdiezmilsoldadosenlazonayconstruyenbúnkersentodoelPirineo,peroyanoescomoantes,cuandolaGestapovigilabalafronteradelladodeallá,ylaFalangedelladodeacá.¿Aquésiguesyendoalconsuladobritánico,aquícerca,siyanonecesitanenlazarconlafronteraparanada?AhorapasoporPontdeReiyduermoenVilella,dicesupadre.Marcelinotemandaunabrazo.Ydigasloquedigas, queda mucho por hacer… Claro, pero ya no es lo mismo, ahora hay queesperar lomejor, insiste el portero: ¿No sabes que lasNacionesUnidas acaban derepudiaralRégimen?¿Yqué?¿Poresocreesquevendrán,almacándida?,gruñesupadre.Puesclaroquesí.YenlamismacloacaquehanmetidoalosnazismeteránalputoGeneralísimo,¡ynosotrosloveremos,Pep!¿Ahsí?¿Deverdadpiensasquelesimportamosmuchoaestos señoresde lasNacionesUnidas? ¡Miraque llegasa seringenuo,hostiaputa!¿HasolvidadoquehaceapenasdosañosteníamosenelvalledeArán a cuatro mil hombres esperando a esos jodidos aliados hijos de su padre, y

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nunca llegaron? ¡Vivimos un espejismo, Batallé, y lomalo es que nos gusta! ¡Novendrán,coño,notehagasilusiones!

Encabronados ambos, creen estar descifrando las corrientes que llevan losgrandes flujosde lahistoriaenestosúltimosaños,perounavezmásysinpoderloremediarnohablandeotracosaquedesuirredentamelancolíaysusíntimasderrotas,yesentreesasreiteradascharlasydiscrepanciasdondeelchicoaprenderáaconvivircon los humores de una cotidiana amargura y una tristeza cuyo origen se le habíaantojadounamaldición.Contodo,élnoquieretenernadaqueverconlaHistoria,nonecesita ajustar cuentas con nada de eso, demodo que prefieremeterse de nuevodentrodelapelículayhacerseconelsombreronegroyelrevólverplateadodeBillHickokdespuésque la traicionerabalaen laespalda lohaabatido,mientrasoye lavoz desarmada del Matarratas susurrando a su amigo Batallé: ¡Nunca vendrán,hostia!¿Novesquenopintamosnada,hombre,novesquesomoselculodelmundo?

Este culo del mundo en boca de su padre manifiesta siempre el mismosentimientodepérdidaydenulaautoestima,pormuchacoñaysarcasmoqueleecheypordiversasqueseanlasvariantesquetomelaexpresión:somoslaúltimamierdaquehaparidolahistoria;somoslacloacadeOccidente;somoslamásgrandeescoriahabida y por haber sobre la faz de la tierra; somos el no vamás de la nadamásabsoluta. Fuera cual fuera el motivo que le inducía a soltar cada dos por tres elconsabido latiguillo, Ringo no piensa que en ese autoinculpatorio somos esténincluidos él y su madre; piensa más bien en el círculo casi clandestino de lasamistades paternas, en sus compañeros de la brigada raticida y en los sucios yapestosos antros donde a veces tenían que ejercer su trabajo, en sus obligadas yprolongadasausencias,fueranlegalesonolascomisionesquepercibíaporlosviajesa Canfranc —misterioso enclave que al parecer no existía— o al caserío de LaCarroña;pensaba en lapobrezay en lasdificultadesquehabría compartido con suAlbertadesdetiempoatrás,losinfortuniospasadosypresentesdelafamilia…No,élnunca habría equiparado a su Alberta flor de mi vida con el culo del mundo,suponiendo que elmundo tuviera culo. No directamente, cuandomenos, porque apesardecomportarseamenudocomoun tarambanayuncantamañanas—eran loscalificativosqueella lededicabahabitualmente—,nuncaeludió laqueconsiderabasumáxima responsabilidad comopadre ymarido: traer de vez en cuandodinero acasa,pocoomucho,delmodoquefuerayacostadeloquefuera.

Elculodelmundo.Durantemuchotiempoelniñohatomadoestaspalabrascomounsimpledesahogo,unexabruptotabernarioconvertidoencostumbre,elbufidodeun hombre asqueado y cansado de sus propios retruécanos, blasfemias ymentiras,hastacomprenderqueesteculotantasvecesmentadonoesotracosaqueelpaísenelquevive,yquelarelaciónestablecidaentérminostandespectivosentreelpaísyelculoreflejaunsentimientogeneraldeexclusión,desestimayderrota,undesprestigio

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sabido y asumido por todos, la triste conclusión de que no pintamos nada en elmundo.Asíquesomoslaúltimamierda,yhastapeorqueeso,aldecirdesupadre,ytambién del señor Sucre y del capitán Blay, siempre despotricando lo suyo en unbancodelaplazaRoviraoenelmostradordelataberna.Enlaciudadgrisyenmediode tanta penitencia y ceniza, cuandonadade lo quepasa aquí interesa al resto delmundo, cuando, según oyó comentar al señor Sucre, hasta los embajadoresextranjeros se van con viento fresco y sufrimos un aislamiento internacional denarices y sin precedentes, ¿cómo demonios van a hacernos algún caso en ningunaparte,conestaratadecloacaquetenemosenelPardopresumiendodeguardiamoraydeserelcentineladeOccidente—elseñorSucreesmuyleídoysehaceescucharcuando habla— rodeado siempre de yugos y flechas como arañas negras y deoracionesycancionesazules?Siesquenosomosnada,muchacho, siesquehastanuestra selección nacional de fútbol ya sólo puede jugar contra Portugal, si hemosacabadotanmalamentequeelrestodelmundonosabeniqueexistimos,sisomoslarechifla,nano.

EldomingosiguienteestásentadoenprimerafiladelcineDeliciasencompañíadelQuique y el Chato. Sólo ha tenido que decirle al portero soy el hijo del PepMatarratasy los treshanentradosinpasarpor taquilla.AlQuiqueya se leconocedesde hace tiempo como el Pegamil y últimamente no hace más que hablar dechavalasquedesegurosedejaríantocarsilasllevamosalaMontañaPelada,ydelomuchoqueVioletaMirenbañadoryconlatoallacomounturbantesepareceaMaríaMontez,aunque túno tehayasdadocuenta, lediceaRingo,porque túcuandovesunapelitefijasenotrascosas,perodeverdadqueseparecenunmontón.

—¡Seráporelculo!—exclamaelChato.ElQuique presume de haber sido el primero al que le vino el gusto cuando la

pandilla se hizo una paja colectiva en las ruinas deCanXirot; todos se la pelaronpensando enMaríaMontez, pero él se puso a pensar enVioleta y por eso le vinoenseguida, y explicó que fue como si le hubiera sacudido una dulce descargaeléctrica.RingotienealQuiqueporsumejoramigo,aunquenosabríadecirporqué,yamenudoleinvitaalcinegratis.Paramantenerlecalladoyquenoincordiedurantelaproyección,siempreleprometeunaaventiconVioletasecuestradayapuntodesertorturada por los dakois o por los sioux, y con él solo para salvarla, sin ayuda denadie. Esta deferencia tiene su origen en una de sus primeras invencionesprotagonizada por el Quique, y luego convertida por este en un sueño recurrente:VioletaMirviveenlajunglaenestadosemisalvajeyesacosadapormilpeligros,lapersigue una pantera, se le echa encima, le desgarra el vestido y está a punto dedevorarla. Armado con su arco, el Quique llega a tiempo para matar a la panteraclavándoleunaflechaentre losojos.EntoncescogeaVioletaenbrazos, lecura los

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rasguñosyselallevaanadarenel lagoconTarzányJane.Durantemuchotiempoésta fue la aventi preferida del Pegamil, y la solicitaba a menudo. Un día,inesperadamente,elnarrador introdujounavariante:elQuiquefallaconsuprimeraflechaylapanterasecomeunapiernadeVioleta.UnasegundaycerteraflechamataalafierayelQuiqueconsiguesalvaralachica,alaqueenseguidavemosenellagonadandoconunasolapiernay,peseaello,ganandoaJaneenunacarrera.

—Bueno, peromás adelante se encuentran alMagoMerlín, que le devuelve lapierna—rematóRingoelepisodioaladvertireldesconsuelodesuamigo,quenoseconformóy exigióno fallar con laprimera flecha.Ringonoquiso cambiarnadayacabaron peleados. La mala conciencia aconsejaba a Ringo restituir el muslo aVioletayhacer laspaces conelQuique,pero la soberbia se lo impidióduranteuntiempo. Cuando finalmente lo hizo, recuperando la primera versión, el muslodevorado ya se había convertido en una obsesión para el Quique: en sus propiasaventis,siempreaturulladasyrematadasdecualquiermanera,enelmomentomenosapropiadosurgíadeprontolapanteraapuntodemorderelmuslomorenodeVioleta,ellagritandosocorroyélacudiendoconsuarcoysusflechas…

Ahora, agazapado en la butaca delDelicias, guarda silencio un buen rato, perohacialamitaddelapelículayanopuedecontenerseylesusurraaloído:

—Quenosean losdakois,Ringo.Estavez la secuestran loscheyennesdel jefeManoAmarilla.

—Bueno.—YyosoyunexploradordelajunglaymellamoAlanBaxter.Ylasalvocuando

ellaestáapuntodeahogarseenellago.—Estábien.—YvavestidacomoMaríaMontezenLasmilyunanoches,yconelturbanteen

lacabeza…—Vale,loquequieras,peroahoraestamosviendolapeli,asíquecállate.BasilRathbonepinchaunanaranjaconsucuchilloyTyronePowerleobservacon

una sonrisa irónica mientras cenan en casa del alcalde felón de Los Ángeles, unpelelerechonchoycobardeenmanosdesuambiciosocapitánde laGuardia.EntreloscomensalestambiénestálaguapísimaLindaDarnell,perodemomentoloschicossólo tienenojosparaTyronePoweryBasilRathbone.Este todavíano sabeque suinvitadoDiegoVega es elmismísimoZorro, el justiciero enmascarado.Los chicosconocenmuybienaBasilRathbone,lohanvistohaciendodevillanoenElcapitánBlood, en Robin de los bosques, en Aventuras de Marco Polo y hasta en DavidCopperfieldcomoelmalvadoseñorMurdstone,siempreconesamiradadesiniestropajarracoysunarizganchuda.AhoraeselcapitánEstebanPasqualeysepasalapelijugueteando con el florete en la mano, ensayando estocadas mortales. Acentúa sumueca sádicamientras tortura lanaranja conel cuchilloyobserva condesprecio a

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TyronePower,elcual,bordandosumáscaradepetimetreamariconadoparaquenadiesospechequeeselZorro,ledice:

—Estoyviendoquetratáisaesafrutacomoaunenemigo.—Oaunrival—respondeelcapitán,yentonceselalcalderegordeteyservilvay

sueltaloincreíble:—Mi gran Esteban no pierde ocasión de batirse con alguien. ¡Por algo fue

profesordeesgrimaenBarcelona!Estupefacto, Ringo pega un bote en la butaca del Delicias y acto seguido, sin

reponersedelasombro,golpeaconelcodoasuamigo.—¡Quique!¡¿Hasoídoeso?!¡¿Lohasoído?!—Meparecequesí.—Hadicho¡enBarcelona!¡Aquesí,aquelohadicho!—Sí, lo ha dicho—confirma elChato a su izquierda—. ¡Lo juro, lo juro!Ha

dichoenBarcelona.Increíble, resulta fantásticamente increíble. Menuda sorpresa, chavales. Qué

emocionante,quéextrañasensaciónoírelnombredeestaciudadenbocadefamososartistasdeHollywood,tanlejosdeaquí,deestaparroquialyconsagradatristezadeldomingoporlatarde.Fantástico.Piensadecírseloalrestodelapandillaquetodavíanohavisto lapeliy tambiénasumadrenadamás llegaracasa,ysobre todoasupadre cuando vuelva deCanfranc. ¡Saben que existimos, no somos tan poca cosa,padre,nosehanolvidadodenosotros!¡EnHollywoodsabenqueestaciudadexiste!¡BasilRathbonefueprofesordeesgrimaenBarcelona!

Elasombroylaexaltaciónnosoncompartidosenabsolutoporsupadre,quesemuestra jocosamente sorprendido ante tanta euforia y confiesa no saber quién esBasilRathbonenihabervistolapelículaencuestión.Alchicoledecepcionaquesupadrenoseacuerdedetantasvecescomosehaquejadoconamarguraprecisamentedeeso,deseroestarenelculodelmundo,ély todosnosotrosynuestraciudadyEspañaenteracon su selecciónnacionalde fútbol, considerada tambiénel culodelmundoporqueyasóloPortugalquierejugarcontraella,perolodisculpaporquesabequenuncalehaprestadoalcinelamenoratención,nisiquieracomoentretenimiento;legusta tanpocoque sólohaciendounesfuerzoes capazde aguantarunapelículahastaelfinal.

Encuantoasumadre,aloírlecontarelepisodiosonríeligeramenteocultandolacara,peroélpercibesulevecabeceodeplacer,comosiescucharaunamúsicalejanaygrata.

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E

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Caligrafíadelossueños

n la vertiente surde la colina, cercade la cumbre, hay tres peldañosdeunaescaleralabradaenunaroca.

—Hola,Paqui.¿Llególacarta?El saludo y la pregunta irrumpen en la taberna unos segundos antes de que lo

hagan las opulentas curvas embutidas en la bata blanca.Ha salidode casa sólounmomentoparatomarselacopitadecoñacydepasopreguntarsihaynovedad.Comosiempreaestahora,mediadalatarde,latabernaestávacíayladiscreciónasegurada,aunqueesbiensabidoqueellano le temealchismorreo.Viene la sanadoraconsuhabitualyhogareñoatuendodetrabajo,enzapatillasyconrulosenelpelo,lascejasdepiladasyelconocidoaromaalinimentoquesusmanosesparcenporelaire,porquenoparandemoversedejandooírelruidodequincalladelaspulseras,comonotardaencomprobarelhijodeBertasentadojuntoalaventana,muyquieto,camufladobajolaluzverdosaquesefiltraporlapersiana.Alirrumpirenellocallaroncayfastidiosavoz,dejacaerunpocomáslacabezasobreellibro.

—¿Nomeoyes,Paqui?—dicelaseñoraMir, lanzándoseenlínearectahaciaelmostrador—.¿Llegó,ometirodebajodeuntranvía,peroestavezdeverdad?

—¡Hayquevercómotegustaliarla,Vicky!—respondelatabernera.—Bueno,¿síono?Depiesobreuntaburete,ocupadaenlalimpiezadelestantemásaltorepletode

botellaspolvorientas,laseñoraPaquitasuspendelafaenaysevuelvehaciasuamiga.—¿Sabesunacosa,cariño?Loestásllevandofatal…—¿Quiereshacerelfavordecontestar,Paqui?¿Quéhaydelomío?¡Lacartaya

tendríaqueestaraquí!¿Notedijoquelaibaatraeraldíasiguiente?—No,ricura,esonomelodijo.Primerolateníaqueescribir.Además,yasabes,

lascartasdeamorsiempretardanunaeternidadenllegar…—Sacudeelpañoquehaacumuladopolvoy,conunmohíndesdeñoso,añade—:Bueno,esodicen.

—Túnoatiendesaquítodoeldía.Porlamañanaestátuhermano.Alomejorélsabealgo.Pregúntale.

—Melohabríadicho.—¿Lehaspreguntado?—Puesclaro.—¿Dóndeandaahora?

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Sinesperarrespuesta,laseñoraMirsedirigeconpasodecididoalfondodellocal.Alpasarjuntoalchicolevantaelbrazorollizoyleenmarañaelpelo.

—¿Cómovaesamano,artista?—dicesinpararse—.¿Estásescribiendounacartaalanovia?

Éldaunrespingoyescondelamanovendadayellápizdentrodelcabestrilloenunrápidoactoreflejo,comosilehubierapicadounbicho,yconlaotramanotapaelpequeñocuadernoescolardehojaspautadascolocadosobreellibro.Quélejosestádeestasconfianzasyzalamerías,deestamanoregordetayperfumadaensuscabellosydeestasoñadoramiradaazul.Encorvado,conlacabezametidaentrelaspáginasdeLapiedadpeligrosa,sujetaellápizamarilloconelpulgaryelcorazón,nosinciertadificultadacausadelaespectralausenciadeldedoíndice.Queleveanconellápizentre los dedos le causa una sensación de impotencia y de ridículo; se creedescubierto,pilladoenunamentira,intentandocogerhumoconlamanooalgoasí.Mientras esta fisgona ande merodeando cerca, prefiere dejarlo todo como está, lamanoyel lápizescondidos, lacabezaagachadasobre lanovelayestacubriendolalibretaescolar,dondelaotramanotapalaúltimaanotación.

—¡Agustín, sal un momento!—grita la señora Paquita desde el mostrador—.¡¿AlgúnrecadoparaVicky?!

Con su enorme barriga sólo equiparable a su enorme desgana de todo, eltabernero,cincuentónafabley rubicundo,deojossaltonesygranbigotecanoso,sedejaverenlapuertadelacocinaconsumandilarayasnegrasygrisesyunaaceiteradecristalenlamano,exclamando¡presente!,entonocansinoysocarrón.AntesquelaseñoraMirllegueasulado,elhombreyadicequeno,queentodalamañananohavenidonadieconningunacarta.

—Estoy preparando unos pajaritos fritos de chuparse los dedos, señoraMir—añadesonriendo—.¿Quiereprobaruno?

—¡Ni regalado! —Y dando media vuelta con todas sus redondeces y unostensibleairedereproche,desandarápidamenteel trayectoyregresaalmostrador,dondeyatieneservidalacopadecoñac—.Quéhorror,Paqui.¿Dedóndesalenesospobrecitosgorriones?

—Calla, calla, que estoy furiosa. Es cosa del mayorista de vinos, compra lospájarosauncosecherodelPanadés.Lehedichoamihermanoquelapróximavezselosdaréalgato.—Yen tonoresignado—:Bueno,ya lohasoído.Todavíanada.Yestamosaltanto,queconste.Igualtellegaporcorreo…

—¡Ydale!¿Porquécreesqueélprefieredejarlaaquí?¿Norecuerdasquetedijeque esa carta nodebe caer enmanosde la niña?—Apura el coñac endos rápidasacometidas y se queda mirando el vacío. Parece muy contrariada—. ¿Sabes qué,bonita?Ponmeotro.

¡Esospobrecitosgorriones,hadicho!¿Sepuedesermáscursi?Pornotenerque

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verlatandecercanimásdelonecesario,yaquenooírlaesimposible,Ringovuelvela cara poniendo atención en la calle a través de la persiana. Al otro lado de lacalzada, junto al bordillo de la acera de enfrente, un niño de unos seis años, encamiseta y con el pelo alborotado, pedalea esforzadamente una pequeña bicicletaamarilladedosruedas,latraseraconelrefuerzoderuedineslateralesparamantenerelequilibrio.Loconoce,esTito,elhijopequeñodelapeluqueraRufina.Elniñoseapea de la bici y, en cuclillas, examina con expresión ceñuda el artilugio de losruedinesmalatornilladosqueleimpidecogervelocidad.

Aunquemantiene lamiradaen lacalle,conel rabillodelojoyapesarsuyonopuededejardevercómolaseñoraMirseatusaelpeloconsumanoregordeta,cómose muerde el carnoso labio inferior y cómo fija la mirada en la pared detrás delmostradordiciendoentonolastimero:

—Estaríamejorarrodillado.Allí cuelga el calendario cuyo amplio soporte de cartón anuncia una bebida

refrescante mediante el reclamo de la vieja fotografía, ampliada y coloreadaartificialmente,enlaqueoncerudosfutbolistasdeantesdelaguerraposanantesdedisputar un inmemorial partido. Eso es lo que mira la señoraMir, esta antigualladeportivademusculosaspiernas.Elcalendarioesdelañopasadoysupermanenciaen lapared,con lahojadediciembresinarrancar, seatribuyea lapredileccióndeltabernero por la histórica entidad futbolística tan vinculada al barrio. Al pie de lafotografía, que ya es casi una reliquia, y en grandes letras, se lee:C.D. Europa,temporada1924-25.Cincorobustosjugadoresposanhombroconhombroyrodillaentierra,elcentralconelbalónenlasmanos,ydetrás,depie,conlosbrazoscruzadosyel rostrocrispado,seismás, incluidoelporteroconsugorrayrodilleras, todosconpantalones hasta las rodillas y apretadas camisetas luciendo la uve azul sobre elpecho. Los aguerridos jugadores miran al objetivo con fiereza, peleones yasilvestrados,comoenfrentadosaunaventisca.Elextremoizquierdo,conunpañueloatado a la frente y los cabellos enhiestos como un plumero, es tan patizambo quepodríapasaruntranvíaporentresuspiernas.

—Noseascabezota—dicelaseñoraPaquita—.Noesél.LaseñoraMirvacía la segundacopitadeun tragoy ladejasobreelmostrador

diciendo con la voz deprimida:Apúntalo, reina, y seguidamente se dirige hacia lapuerta.Antesdesalirsevuelveconlosbrazosenjarras.

—Yojuraríaquesí.—Yañade—:¿Túquéharías,Paqui?Dimelaverdad.—¿Quéharíaacercadequé…?—¿Esperarías?—Yosí.Desdeluegoquesí.—¿Cuántotiempo?Lataberneratardaunpocoenresponder,ylohacebajandolavoz.

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—Estálocoporti,Vicky.¿Oesquetodavíanotehasenterado?—¿Tedioesaimpresión?¿Deverdad?—inquiereellaconojoschispeantes.—Tenías que haberle visto sentado allí, escribiendo. Lo mal que lo pasó. Y

prometióqueteharíallegaresacarta.¡Eressunovia,suamadanovia…!—Perotú,¿cuántotiempoesperarías?—Antes dimeuna cosa. ¿Quépasó aquel día que te tiraste en la calle? ¿Malas

noticiasdeFrancia?Mehabíasdichoquetuhermanoestabaenfermo…—No.Esofuecuandoestabaenelcampodeconcentración…Esoyapasó,ahora

estábien.No,fuiyo,queperdíeloremus…Nosécómoexplicarlo.—Pero,aver,¿quépasóparaquesalierasalacalledeaquelmodo?—¡Ay,nosé,Paqui!Algúndíatecontaré.—Pensativa,mientrassellevalamano

alpecho izquierdopara auparloy acomodarlomejor al sujetador,parpadeacon losojosmaliciosamenteentrecerradosysusurra—:Laasquerosatoallaliadaalacabeza,paradisimular…Ojalámelohubieracreído,ojalá.

—¿Elqué,Vicky?¿Quéhasqueridodecir?—Nada.Aver,nocambiesdetema.Tehepreguntadocuántotiempoesperarías.—¡Pues el que haga falta, mujer! —Se queda mirándola, contrariada al no

conseguiraclararnada,ysuavizaeltono—.Noteequivoquesconél,Vicky.Noesunhombrecorriente.Nohablaporhablar.

—¿Ah,no?Túquésabes.—Nuncahevistoanadietandispuestoacumplirunapromesa.Estácoladoporti,

Vicky.—¿Deverdadlocrees?¿Olodicesparaanimarme?Sinesperarrespuesta,laseñoraMirfruncelaboquitadepiñónconairepensativo,

sepalpa lascaderas, seencogedehombrosy sedespideconungestovagoque lomismopuededecirquémásmedaoqueDiosteoiga.

Élnopuedepormenosqueconstatarunavezmás loridículodelasunto. ¡Vayaconlosamorescontrariadosdedoñafloripondio!Sencillamente,cuestacreerqueestacaricatura de mujer sea capaz de vivir una verdadera historia de amor, y tambiéncuestacreerquelaseñoraPaquita,quenopocasvecessehaburladodeella,ahoralesigaeljuegoanimándolaaesperaresacarta.¿Cómohapodidolatabernerasolteronadecirqueestevejestorioeslanoviadealguien?¿QuéentenderápornovialaseñoraPaquita?¿AlgunavezlahavistomorrearseconalgunodesusanterioresfulanosenelparqueGüell,odejándosemetermanoenunacuevadelaMontañaPelada?

Enelbalancedelasquerellascotidianasdelchicopesamuchomásloimaginadoquelovivido,yaunqueesmuyimprecisalafronteraentreloqueveyloquepugnaporver,nosueledudarenelmomentodeelegir:aunsinsaberbiensilavoluptuosaseñoramerececompasiónorisa,enesadisyuntivasesientemuypocoindulgente.Pormórbidasquepuedanresultar lasexpectativasqueellasuscitaconsus tribulaciones

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amorosas, esas expectativas estarán siempreenelnivelmásbajode loquepara élrepresentalogrotescoylorisible.

UnavezquelaseñoraMirsehaido,elmiróninvoluntariodestejesuatenciónypermaneceunratoescrutandolacalletranquilaysoleadaatravésdelasrendijasdelapersiana.Haceun ratohavistopasaral señorSucreyalcapitánBlayconversandocamino de la plaza Rovira, parándose alternativamente cada dos metros parapuntualizar algoen su interminable controversia, pero singritosni aspavientos, lascabezasmuyjuntas,lasmanosalaespaldaylavistaenelsuelo.Alotroladodelacalle, en ladesconchadapared frontaldondeno seabreningunapuertaniventana,hay una mancha de humedad que parece un tornado girando vertiginoso yamenazadorsobreelniñoquepedaleaarrimadoalbordillodelaacera.Arribayabajocon su pequeña bici, cabeceando encorvado sobre el manillar, el chaval parececumpliruntrámiteaburridoouncastigo.Labicicletaesuntrastoviejodepiñónfijo,sin frenos. Los ruedines laterales aseguran el equilibrio y la integridad física delciclista,perofrenansucarrerayanulansuesfuerzo,impidiéndoleesprintarycruzarvictorioso la imaginariameta. El chaval se apea de la bicicleta y empieza a darlepatadas.

Susojosvagandelacallealaescritura.Lamanovendadaaúnsostieneel lápizcon esfuerzo, y la otramanopersiste en tapar pudorosamente la primera anotacióncuando,prestandoatenciónaotrosecosyaotroritmo,otraslecturas,decidecorregiryprecisarmás.

Ensuvertientesur,labradossobreunaroca,haytressolitariospeldañosdeunaescaleraquenuncaseterminó,quenadiesabeadóndequeríasubir.

Cree que solamente en ese territorio ignoto y abrupto de la escritura y susresonanciasencontraráel tránsito luminosoquevade laspalabrasa loshechos,unlugarpropiciopararepelerelentornohostilyreinventarseasímismo.Legustaríasercapazdeproclamarquelamayorpartedeldíasuespíritunoestádondesueledejarsever en persona, sentado en la plaza ondulada del parqueGüell con un libro en lasmanoso en estamesa junto a la ventanadeuna sombría taberna, sinomuchomáslejosdelbarrioyde laciudad,enparajesmuydiversosyamenudoenunprecarioequilibrio sentimental, cultivando su extrañamiento en largos y solitarios paseossobre la nieve crujiente de la Perspectiva Nevski, por ejemplo, o viajando en unadiligencia por los caminos de Yormouth, o acaso deambulando por las brumosascallejuelas de Blackfriars a orillas del Támesis, por los desolados páramos deYorkshiredondesiempresilbaelviento,oentrandoenlapensiónVauquerdelarueNeuve-Sainte-Geneviève, o tumbado en las praderas de Kenia próximas alKilimanjaro,bajolossombríosárbolesdeThornfieldoacasovagandoporlascolinasdeBalaklavasembradasdemetrallayjinetesmuertos.Porquefueradeestosmuros,fueradela taberna, todoloquehayhasidodespojadodesentidoydebellezayde

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futuro,sóloesuntrajíndeseresacogotadosydepobresafanesquenoimportan,quenomerecen atención; porque a quiénpuede contentar día tras día estamonótona einterminable sucesión de fachadas grises y amedrentadas, estas calles de acerasreventadasotodavíasinpavimentaryestascalzadasdetierraapelmazadadondeloschavales dibujan calaveras y tibias cruzadas con sus cortaplumas, estos solaresyermosyestasesquinasmelladasyroñosasconlaarañanegraestampillada.Lopocoqueleretieneaquíeslomuchoqueechaenfalta.Cadavezquelevantalavistadellibrosesientefueradelugar,desplazadoporunimprevistogolpedeldestino,yesesentimientodedesarraigoesmáspatentecuantomáscavilasobresufortuitoorigenfamiliar;tambiénél,siunoseparaapensarlo,esunapatrañatramadaporeldestino,unabolamonumental,puesaparentaserhijodequienenrealidadnoessumadre,yno digamos ya del padre, precisamente el rey de la patraña. Y uno no tarda endescubrircantidaddecosasquepodríanhabersidodeotramanera,porquesupadrebiológico quizás todavía vive quién sabe dónde y a saber cuántos hermanastros,primosysobrinosytíospodríatener,yabuenseguronollegaráaconocerlosnunca,aunquelomásconvenienteseríaaceptarquetienecuatropadresyochoabuelosyunafantasmalparentelaconsanguíneayotranomenosfantasmal,porficticia,yquetodoes naturalmente así de extraño, contingente y engañoso.Por ejemplo, lo que ahoramismo estámirando sin ver a través de la ventana del bar, esta calle soleada y ensuave pendiente que un niño remonta pedaleando con esfuerzo en su pequeñabicicleta: tambiénestacalleescondeuna impostura,unaengañifaquemuchagenteignora, pues no se llama como debería llamarse, según el señor Sucre le explicódetalladamentealcapitánBlayunanochedeverano,sentadosambosenlapuertadelbarconunporróndevinorefrescándosedentrodeuncuboconhielo.ConocidacomoTorrentedelasFlores,dijoelseñorSucre,nuestraqueridacalle,quebajarectamentedesdelaTraveseradeDalthastalaTraveseradeGraciaparatoparsedefrenteconelcineDelicias,escreenciapopularqueen tiempos remotos fueun torrentedeaguascristalinasyorilladodeflores,ydeahíelorigendelpatronímico.Perotalcreenciasebasaenunaengañifa,talcomoexplicóesanocheelseñorSucreaquienquisieraoírle—esdecir,nadiesalvoelcapitánBlay, fumandopensativoa su lado,yelchicodeBertaparandolaorejacomodecostumbre,fascinadoantelaestrafalariamemoriadelapareja—,estabarriadadeLaSaludquehoyhabitamos tanufanos,ensu remotoorigen, hace miles de años, debió de ser efectivamente un vergel inmaculado yfantástico,unfloridoyesplendorosoEdén,peroenhonoralaverdadhabíaquedecirquelacallefuebautizadaconlosapellidosdeunseñororiundodeElFerrolllamadoManuel Torrente Flores, propietario de los terrenos que cedió para urbanizar estazonaysutorrenteraafinalesdelsigloXIX.

—Así que de Torrente de las Flores, nada de nada.Hoy por hoy, como tantascosasenestaciudad ratonera—concluyóconsornael señorSucre—,nuestracalle

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tampocoselibradeserunapuñeterafalacia.—¿Yquédiríastú,muchacho?—entonózumbónelcapitánBlayalveralchico

escuchándolesasombrado—.¿Diríasque lacallevademontañaamar,odemaramontaña?

Risas y toses de vejetes ociosos y estrambóticos. Entendió que ambos queríantomarleelpelounavezmás,peroaunasíoptóporunarespuestabasadaenlalógica.Siempredeseómerecersuconfianza.

—Demontañaamar,señor,porquelacallevadebajada.Estetramodelacalleeselmáspropensoalosespejismos,diríaenciertaocasión

el señorBlay escrutando los viejos raíles.Acaso ahoramismo el chaval de la biciexperimentalomismo,piensaél:bastadejarseircalleabajoparaganarelequilibrioylaapuesta.Setratadeunaexperienciamuycorriente,algoquevivenmuchosniñosaesaedad—silasuerteosuspadresquisoobsequiarlesconunabici,claro,quenofuesucaso—,yqueenestaocasión,noaciertaasaberporqué, leparecesignificante.Muchascosasse leantojansignificantesdesdehacealgúntiempo,perohoytardaráun poco en descubrir que el pequeño y furioso ciclista no se propone destrozar subici,sinosolamenteaquelloqueleamargalavictoriayleimpidedisfrutardelvientoenlacara,frustrandolagranaventuradelequilibrioganadoapulsoyporsucuenta,sinayudaniapañosdeningunaclase.Sentadoenelbordillode laacera, juntoa labocadelacloaca,elniñoseenfrentaenrabietadoalproblemaagarrandolossoportesmetálicosdelasruedecillassupletoriasyzarandeándolosaunladoyaotroconelfinde aflojar las tuercas.Llevapintada en el rostro la firmedecisión: acabará con losmalditosruedinesaunqueseaadentelladas.Peroalcabodeunratonohaconseguidogran cosa. Ve pasar a un conocido, un pintor de brocha gorda con su escalera alhombro, y pide ayuda. ¿Tiene unmartillo, por favor, señor? El hombre sonríe sinpararse, va con prisas, le enmaraña cariñosamente el pelo con lamano y sigue sucamino. En el transcurso de la siguiente media hora solicita ayuda a variosviandantes, conocidos o no. Algunos ni le miran y otros ni se paran, le escuchansonriendo y alegan excusas diversas. ¿Una llave inglesa?, no tengo, se me hanacabado.Yotro:¿Porquénotevasacasayledicesatumadreloquetepropones,valiente?Elniñoselevanta,selasacaporunladodelpantalónymeacontralapareddondeel tornadopareceavanzarbailando.Elúltimoenpararsea su reclamoesuncerrajero de la calleMartí que le explica que estas ruedecillas satélites que quierequitarestánahíparaguiarlemejorenlacarreraeimpedirqueserompalacrisma.Elniñodetesta tambiénelpiñónfijo,ypreguntasi sepuedecambiar,peronoobtienerespuesta.¡Noquieroirapiñónfijo!,selamentaunavezsolo.Devezencuandoselevantaparapatearyaporrearlabici,yluegovuelveasentarse.

Dejademirarleuninstantealdarsecuentaquelosdedosentumecidosdelamanovendada todavía sostienenel lápiz.Lo sueltapor finy repara en loqueha escrito.

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Apunta una corrección, pero no le acaba de gustar y la descarta; se entretienegarabateandoenunimaginariopentagramaungrupetoconalas,ycuandolevantalacabezadenuevo,Titoestázarandeandofuriosamentelosruedines,másempecinadoyrabioso que antes, a punto de romper a llorar. La cabezonería, el interminabledesacuerdoentreelchavalysubiciacercadequiéndebeapartirdehoysereldueñodelequilibrioyelhacedordelavictoria,retienesuatenciónunbuenrato.FinalmenteTito logra desenroscar los brazos metálicos y los arroja a la cloaca junto con lasruedecillas satélites. Enseguida arrima la bicicleta al bordillo ymonta, y entonces,conunpieenelpedalyelotroenlaacera,antesdedejarseircalleabajo,lanzaporencimadelhombrounamirada triunfal endireccióna laventanadelbar, sabiendoquealguienleobserva.

Seguramente se dará unos cuantos batacazos antes de conseguirlo y volverá acasaconlasrodillaspeladasyalgúnchichón,piensaalapartarlosojosdelacalleydejarcaerlapersiana.Pocodespuéslavuelvealevantaraloírunestrépitodehierros.No,ningúncoche lohapillado,ynadieparecehaberlovisto.Nadiemásqueél.Elchicoseestálevantandojuntoalbordilloydirigeunatorvamiradaalaventanadelbar,se lameunapeladuraen lamano,sesacudeelpantalón, remonta lacalleapieconsubicicletaal ladoyal llegara laalturadelbar lanzaotramiradaesquinadaydesafiante al único testigo de su hazaña. Y esta vez el testigo ha comprendido.Soltandoellápizsobrelahojaemborronada,conunaatenciónintensaysindesmayo,inesperadamenteescrupulosaencaptarlosdetalles,observaalniñolanzándoseunayotra vez con su bici a tumba abierta calle abajo, resuelto y veloz a pesar de losbandazosylastrompadas,labarbillapegadaalmanillaryunafijaciónmaniáticaenla mirada, una poderosa tensión que se nutre a partes iguales de optimismo yfrustración,yqueelrostronodejadereflejarhastacaerestampadoenmediodeunenredo de ruedas y piernas y brazos, para volver a levantarse en el acto con lasrodillasdespellejadasysangreenlosmorrosyregresarcallearribaapata,sentarseenelsillínyemprendernuevamentelamarchadesdeelbordillo, impulsándoseconunpieyconunempeñoqueanulaeltemoralbatacazo.Desdeelbar,conlamanoheridaparadaenelaire,sintiendoen losdedos laausenciadel lápiz,élnopuededejardemirarelpedaleopersistenteydesesperadoquesetruncaunayotravezenlascaídas,esa reiterada presión mental sobre los pedales, esa enrabietada cabeza gachaembistiendo el aire y todo lo que se le ponga por delante. Algunos viandantes leaconsejan que lo deje, pero el chaval no atiende a nadie, no le da la gana dedescabalgar. Lo suyo es una lucha contrarreloj, porque sabe que alguien acabaráavisando a su madre. La caída más dura se la reservan las vías muertas:inadvertidamente introduce la rueda delantera en el surco de uno de los raíles, labicicletasetrabayTitosaledisparadoporencimadelmanillar.Selevantayvuelveamontar y sigue, y pocodespués, perdida la cuenta de losmorrazos, los últimos ya

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bastantecontrolados, repentinamenteconsigueelequilibrioyempiezaadarvueltasencírculounbuenrato,sonriendocontodalabocaymirandoaRingoporencimadelhombro. Sin dejar de mirarle y de sonreír, gira en la esquina de la calle MartílanzandoungritodevictoriaydesapareceendirecciónalaplazadelNorte.

El factor germinal de la escritura ha hechomientras tanto su trabajo, y algo leinducedeprontoaarrancarlahojagarabateadadelalibretaydisponerdeotralimpia,tantearnuevamenteellápizconlosdedosdoloridosyestaratentoalamelodíadelaspalabrasqueahoravuelven.Noesunatonadillacorrientecomolasquesueletarareardistraídoyayudándoseinconscientemente,porunreflejoadquiridofrentelapartitura,conelcompás imaginariodelcuatroporcuatro;desdeelprincipio,desdeelprimertímido esbozo, había sido como una melodía conocida y oída mil veces pero sincompletar,unmutiladoconjuntodenotasquelamemoriaauditivahabíaguardadoyahoraconvertíaenpalabras;unfraseomusicalconresonanciasqueestaveznocabíabuscar en las pautas de ningún pentagrama —sobre eso no cabía engañarse, lasresonanciaseranbienclarasyconscientementeasumidas—,sinoenlasalturasdeunmontecubiertodenievesperpetuas.Así,lamanovendadaqueunratoantessehabíaquedado inmóvil, vuelve a tomar el lápiz, y, con renovado esfuerzo y algunaspunzadaseneldedosacrificado,corrigeyconcluyeelqueserá,aunqueéltodavíanolosepa,párrafoseminal.

LaMontaña Pelada es una colina desnuda y árida de 266metros de altura, y sunombre tiene un origen confuso. En su ladera oriental se han hallado fósiles detortugas prehistóricas y huesos demamut.Cerca de la cumbre hay una gran rocaplana con tres peldaños de una escalera que nunca se terminó. Nadie ha podidoexplicarse adónde iba a conducir una escalera en semejante lugar, tan yermo ydesolado.

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—R

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Unlugarnomuylimpionibieniluminado

ingo,¿tevienesalChino?EseltercersábadoconsecutivoqueelQuiquesepresentaenelbarRosales

despuésdecenaryconlamismasugerencia.SiaúnnotehascoladoenalgunacasadeputasdelBarrioChino,nano,esquenotehasenteradodequévalavida.Enlacalle Robadors hay tres casi juntas, El Recreo, El Jardín y La Gaucha, y es fácilcolarse.AunquealQuique le estáprohibida la entradaporedad,y sueleacabardepatitasenlacalleconalgúnsopapoounapatadaenelculo,fisgarenlosburdelessehaconvertidoensudiversiónfavorita.

—¡Noveasqué furcias tienenenElJardín,parecendeantesde laguerra!Perohayuna,laManoli…¡Guau!Nadamásverla,yaestoyempalmado.

—Ya.Nohacefaltaquelojures.—Bueno,¿tevienesoqué?Élestásentadotomandoelfrescoenlaaceradelbar,lasillarecostadacontrala

pared,laamericanaechadasobreloshombrosyunacervezaenlamanoútil,viendopasaralagente,ynoparecetenerganasdenada.Haceunratoestabaleyendoelmuysobadoperopredilectolibrodecuentosyahoralollevaenelbolsillomásdesfondadodelachaqueta.

—Sivaisenpandilla,no—responde—.Demasiadofollón.—Túyyosolos.Es una noche con neblina y bochorno de finales de septiembre. El Quique ha

irrumpido en el bar embutido en un sofocante traje marrón a rayas de americanacruzada, concorbatade lunares,un litrodebrillantinaenelpeloygafasde soldeaparatosamontura,porquelasgafasdesoltehacenmayor,nano,dice,yesmásfácilcolarte.DelbolsillosuperiordelaamericanaasomancuatrocigarrillosLuckyStrikequehabrábirlado a supadre.Muypincho, acaloradoy sonriente, deja caer la cararedondaygrasientasobreladesuamigoyesperalarespuesta.Perolevetanabsortoque una vez más se queda mirándole intrigado, preguntándose cómo puede dejarpasarlanochedelsábadoaquísentado,odentrodelbar,volcadodurantehorassobreunlibrooescuchandolasaburridasconversacionesdelosviejosyelgolpeteodelasfichasdedominóenelmármol.AvecespiensaqueRingonoseestáhaciendomayorcomo los demás, demanera normal, como él yRoger, le parece que todavía siguerumiandoalgunade sus estrambóticas aventis tumbadodebruces en el techode ladiligenciaydisparandocontralosapachesquelepersiguenagalopeporlapradera.Danganasdedecirle:Ringo,aquelloscaballoserandecartón.

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—¡Hosti,noseastarugo!¡Venga,hombre,anímate!—Búscateaotro—diceél—.Notengoniparaeltranvía.Antesdesalirdecasa,despuésquesumadresefueaLaEsperanzaacumplirsu

turnodenoche,habíamiradodentrodeunatacitadecafédelaparador;algúnsábado,ellasolíadejarledosotrespesetasenesatacita.Estavezhabíacalderilla.Lavisióndelacalderillamanejadaporsumadreloafligíasiempre;veíalamanoflacaypálidarebuscandoparaélunasmonedasdel fondodelpequeñomonedero, sóloparaél,yeso le hacía sentirse egoísta, inútil y derrochador. Debajo de un platillo había unbilletedecinco,peroeraparaelpanylalecheyunkilodeboniatosqueélmismodebía comprar mañana temprano, antes de que ella se levantara, y, si el dineroalcanzaba,tambiénparauncuencodenataespolvoreadaconazúcar.

—Notevaacostarniunapela—insisteelQuique,animoso—.Yopago.¡Estoyforrado,chaval,esta tardeheganadoa lagarrafina!Venga,hombre.NosdamosungarbeoporElJardínyaverquépasa.

—Quévaapasar.Nada.—Bueno,sólopodemosmirar,pero…—Ya.Vamosdeflorero.—Yquémássepuedehacer.Tocarnotedejan.Yfollar,porahora,nilosueñes…

EnElRecreo,quincepelaselpolvo.Peropuedesverlasdecerca.Luegoencasatelapelas,yyaestá.

—Nonosdejaránentrar—¡Quesí, ¿qué te juegas?!Noscolamoscuandoquieras,chaval, te lodigoyo.

Lossábadosporlanocheaquelloestáatopedetíosynosefijanmucho,sólohayqueponerseenlacolayentrar.ElúnicositiodondenomedejaronentrarfueenlaCarola,ytampocoenlaMadamePetit,allílastíassonmuycaras…Oye,teenseñarécosasque nunca has visto, Ringo. En un escaparate de la calle San Ramón hay unconsoladorqueparecelatrancadeunburro,tetroncharásdelarisacuandoloveas…PeroantesnostomamosunascañasenLosCabales,paraentonarnos.Yoinvito.¿Eh,quémedices?

Élseexcusaalzandolamanovendada.—Nisiquierapuedometerlamanoenelbolsilloparapagarunaronda.—Terepitoqueesocorredemicuenta.¡Vengaya,hombre!En esos atolondrados ojos saltones se le nota que sigue pensando en mujeres

desnudas todo el tiempo, se dice Ringo. De la pandilla que formaban cuatro añosatrás, el Quique, Roger y Rafa Cazorla son los únicos que siguen frecuentando elRosales,alprincipioporelfutbolínmásquenada,luegoporlaspartidasdegarrafinayporir juntosalbailecadadomingo.ElQuique,quenoocultasupredilecciónporRingoypresumedesersumejoramigo,ydeentenderyrespetarsuquerenciaporlospianosylasnovelas,inclusoporlasnovelasquenosondemisterionidevaqueros,

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haintentadomuchasvecesarrastrarlealVerdioalaCooperativaLaLealtad,lasdossalas de baile queVioleta frecuenta con sumamá de carabina, pero él siempre harehusado.

Estanochesedejallevarporlacuriosidad,yalcabo,vistoloquehabíaquever,seleocurrequedealgúnmodoaquellafantasíadelQuiquedemandandoentodaslasaventis tetas y culos a ser posible bajo transparencias orientales, siempre pidiendoodaliscasdetrásdegasasytulesdebrillantetecnicoloraloYvonnedeCarlooMaríaMontez, finalmente su amigo ha conseguido hacerla realidad en sus incursionessabatinas fisgando en los burdeles más tronados, sobre todo en ese concurridohabitáculodeElJardínescasamenteiluminadoyconochoodiezmujeresenelcentrodandovueltascomoenunmercadoárabedeesclavas.Seexhibenencombinaciónosóloconbragasysostén,acaloradasyatropellándoseunpocopor faltadeespacio,sonámbulas, sobradasdecarnesyabanicándose, con loscabelloscayendograsosycrinados sobre loshombrosdesnudos,unadeellasconuna toalla liadaa lacabezaigual que un turbante.Calzan raídas zapatillas de raso y zapatos verdes y rojos detacónaltísimo,algunalucemediasnegrasconligasymoretonesylamásjovenllevacalcetinesblancosy sandaliasdegoma.Se contonean aburridamente con sus culosgordosysonríenaloshombresquelasmiranconunamuecaburlonadedeseoodesumisa tristeza, la mayoría de pie y algunos sentados en el banco corrido quecircunda lasparedespintadasdeunverdeamarillentoygrumosocomounvómito.Hay una puerta pequeña que da acceso a una escalera en penumbra y escupiderasdesbordadasdecolillasysalivazosen los rincones.Unadelgada láminaazulosadehumodecigarrillosflotaenelaire,saturadodetufosdesudorrancioypolvostalco,yseoyenmurmullosyalgunarisa,peropredominaunsilencioespesodetoses,muchasy variadas toses, carraspeos insidiosos y frotar de pies, un rumor desasosegante,cohibidoyreverentequeaélledevuelveporunmomentoalosViernesSantosenlacapilla de Las Ánimas abarrotada de fieles que avanzan hacia el altar comosonámbulos. Algunas putas canturrean en voz baja mientras dan vueltas y másvueltas,aparentementeajenasalreclamodesusencantos,unadeellasconlasmanosocupadasenuna labordeganchillo,y lamás jovenymenosfea,perofeade todosmodos,concejasmuyespesasyhoyueloscomotajosen lasmejillasdemuñecona,llama su atención al avistarle por encima del hombro con mirada dolorida, comodiciéndole:¿quéhacesaquí,criatura,cuántosañostienes?

Aquellainvenciónprivadaqueañosatrásnuncaseatrevióacontaralapandilla,la de una prostituta joven y bonitamaltratada por la vida,marcada por un destinotrágico(élseríasuamanteconsentido,unpariaentregadoallibertinajeyalvicio,yellaloredimeconsuamor),aquellaexcitanteposibilidaddeunaexperienciacanallaquealgunavezhabíaimaginadoconpelosyseñales,unamorbosahistoriaenlaquele gustaba verse a sí mismo aventurero y crápula y gran pianista de talento

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incomprendido, hundido en la perversión y el fracaso, resulta que aquí y ahora, alevocarlaemboscadoenestecochambrosoburdelentremironesociososeinermesquesóloaspiranapasarelrato,seleantojaunaridículacalenturainfantilyelcolmodelosdespropósitos,y lehacesentirseun iluso.Estenoes lugarparaaventis,chaval,esto es una casa de putas y aquí se viene a follar. Palpa en el bolsillo el libro derelatos y ya piensa en largarse, cuando oye a su espalda una voz que le resultafamiliar.

—Notevuelvas—lesusurraelQuique—.Adivinaquiénestádetrásdeti.—Erademasiadoterribleparaserverdad,señorAnselmo—estádiciendolavoz

—:Ella no trabaja en un sitio como este, véalo ustedmismo.He preguntado y nisiquiera la conocen.Estamos perdiendo el tiempo.Olvide a estamujer, por lo quemásquiera,nosetorturemás.

Esunavozdesguarnecida,oscura,querepentinamentesecargadeunapacienteconmiseraciónpara con alguien. Sí, es la suya, no hayotra voz como esta.Esperaunos segundos y luego se gira discretamente para constatar con el rabillo del ojo,apenasdosmetrosatrás,entrelosmironesquepermanecendepie,laconocidaactitudreverencial, el aire furtivo y depredador de la espigada figura inclinando el alboesplendordesuscabellossobresubajitointerlocutor,ytanencima,tanconsideradoyenvolvente que se diría que está maniobrando para robarle la cartera: la mismasolícitadeferencia,lasmismasatencionesdehombrealtoyrenqueantequeprodigabaenelbarRosales.Suacompañante,unseñordemedianaedadybienvestido,calvo,rechonchoydeexpresiónlastimera,loescuchasinmirarleyestirandoelcuelloparanoperderselasevolucionesdelasputasenlapista.ElseñorAlonso,encambio,nosemuestra interesado en el espectáculo; girando el cuerpo como lo hacen los cojos,despegandoelpiedelsueloconalgunadificultad,parecemásbienansiosoporsalirdeaquí.

En cualquier otro sitio no le habría prestado atención.Han pasadomás de tresmesesdesdelaúltimavezquesedejóverenelRosales,ysuindecorosoidilioconlaseñoraMiryasólopervivíaenlasconfidenciasdeestaconlaseñoraPaquita,aquellaspláticasdecotorritasenlabarradelbar.AnoserquelaseñoraMiranimaraelasuntocon otro espectáculo en plena calle, el vecindario y los parroquianos adictos alchisme no tardarían en olvidarse del cojo y de sus merodeos por el barrio. Sinembargo,aunqueRingosehabríanegadoaadmitirlo,elpersonajenuncahadejadodeintrigarle secretamente. Erguido como siempre, cargado de espaldas y con la narizafiladayganchudaquelerecuerdaalsiniestroFagin,ahoragastaunbigoteespesoyblanco como su cabellera y un rictus de cansancio en los labios gruesos.El rostrolargoycetrino,conprofundasarrugasdeunararasimetría,mantienesumagnetismoysuarmoníapétrea,peroalgo,lanovedaddelbigotetalvez,lospárpadossobradosypesarosos sobre los ojos grises, empieza a otorgarle los años que realmente debe

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tener.Unhombredeunalozanavejez,recuerdahaberleoídoalseñorSucreenciertaocasión.Visteconlapulcritudyformalidadhabituales,deveteranodeportistaconsumodesta impronta de suburbio, un polo azul desleído y abierto en el pecho, unaholgada cazadora de lino color tabaco, con grandes bolsillos y con las solapasalzadas,yunpañuelonegroanudadoalcuello.

—¿Qué?¿Teextraña?—susurraelQuique—.Amíno.Aquítepuedesencontrarhastacontupadre.UndíavientraralmaridodelaseñoraRufina,yotrodíaaldueñodelcolmadodelacalleArgentona.

—Bueno,yalohemosvistotodo.¿Nosvamos?—¡Quédices!¡Siacabamosdellegar!¿TehasfijadoenlaManoli?¡Ñam!—No,nomehefijado.Estoestámuyoscuroyhuelemal.Yomelargo.—Hostia,nano,¿peroquéesperabasver?Yaséloquetepasa.Temesquealgún

conocidoteveaylovayadiciendoporahí,yseenteretumadre…—¿Tevienesoqué?Todo el rato ha llevado la mano herida escondida en el bolsillo y el fular

alrededordelcuello,yantesdeirsequiererecuperarelbrazoencabestrillo,yconél,le gusta pensarlo, su identidad secreta ymás auténtica.Mientras le pide alQuiqueque le anude el pañuelo en la nuca, capta la mirada que le clava por encima delhombrolaManoli,lamorenaopulentaconlastetasalaire;unamiradaseveraqueleadivinalospocomásdequinceaños.

—Mierda, ¿pero qué prisa tienes?—le reprocha el Quique—. Pues yo, nano,hastaquemeechen.YluegomepasaréporelbarCádizoporelKentucky,queestarállenodemeucas…

—Puesabur—diceél,ymientrasseescurrehacialasalidasevuelveyechaunaojeadaalseñorAlonso,quesigueempeñadoenconvencerasuinterlocutorqueaquínovaaencontraralaquebusca.

Ya en la calle tiene que abrirse paso entre la riada de hombres que circulandespacio en doble dirección, apretujados y sin mirarse a la cara, haciéndose losdistraídos.ElQuiquelehabíacontadoquelossábadosporlanochelacalleRobadorsrecibetalcantidaddetíosquecasinosepuedeandarylosgrisestienenqueacudirdevezencuandoydespejar lacalzadarepartiendoporrazos,yentonceselpersonalserefugia en portales y tascas, para volver a salir cuando la policía ya se ha ido yproseguir lavisitaa los tresburdeles.Mientras seabrepasoaempellones,dejandoatrás las silenciosas aglomeraciones de hombres entrando y saliendo de baresabarrotados,aquellaspalabraspurulentas,sífilis,purgaciones,chancro,gonorrea,queoyó un día por vez primera en boca de su padre y que le habían causado tantaaprensión,lesalenahoraalpasodeslizándosesobreelhúmedoempedradodondesereflejan luces de neón, Vías urinarias, Camas, Gomas, Lavajes. Poco despuésdeambula por callejones oscuros y menos transitados, pisando escombros y aguas

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malolientesenunrecorridoquedebellevarledevueltaalasRamblas.No tiene ninguna prisa y además no le importaría extraviarse, consciente del

estigmaylainfamiadeunbarriolegendario.Enciertomomentoredoblalaemociónal creer que alguien le sigue, y se vuelve, pero no advierte nada raro; la sombratambaleante de un borracho, una botella vacía que rueda sobre los adoquines, unperroescarbandoenlasbasuras.Lacuriosidadlollevaaprolongarlaincursióndandounrodeo,enfilandoprimerolacalleSanJoséOriolparahundirseluegoenlacalledelasTapias,dondeunpolvorápidoconunaputa,depieenlomásoscuroyarrimadaaunatapia,segúnhabíaoídocomentaralosmayoreseneltaller,lecostaríasolamenteunapeseta…¿Osereferíanaotrolugaraúnmástronado,unantrollamadolaTerraNegra,alpiedeMontjuich?Dosmujeresdeculogordoestánplaticandoenlaaceraconuntipoesmirriadoyencamiseta,yotraseasomadesdeunportalmirándoseenunespejitodemano.Pasadeprisaysinpararse,evitandolasfarolasyoyendotrasdesí alguna risita, y tuerce a la izquierda hacia la calle San Pablo. Su intención esalcanzarCondedelAsaltopasandoantespor la calleSanRamón, con suofertadegomasy lavajesy tascasdemalamuerte,yencuyaesquinaseparaunmomentoycompruebabajolaluzdeunfarolquenolequedadineroparaunaúltimacañaniparael tranvía de vuelta a casa.Apocosmetros, en lamisma esquina, hayuna tabernaabiertaydentro suenanpalmasymúsica rumbera.Estámirandoel rótulo,BarLosJoseles,cuandonuevamenteoyeasuespaldalavozoscura:

—¡Hombre,quéesloqueveo!Aestechavalyoleconozco.Podríatratarsedeunacasualidad,peroyaseríalasegundaenunasolanoche.Se

vuelvedespacio,mosqueado,sinsaberaquéatenerse,yafrontalaconocidasonrisaladeadaylamiradagrisbajolospárpadosrugosos.

—¿Esamí?—Te llamas…—Se queda pensando—. A ver, era algo que sonaba como un

timbre…¡Ah,sí,yarecuerdo!Ringo.AsítedicenlosmuchachosenelbarRosales.¿Estoyenlociertoono?

—Sí,señor,peroesenoesminombre.NuncahabríaimaginadoqueundíarenunciaríaallamarseRingo,yahoramismo

sepreguntaporquéhahechotalcosa.—¿Quétetraeporaquí,tanlejosdetubarrio?Notehabrásperdido.—Noseñor.—Vaya,vaya.Teacuerdasdemí,supongo.—Claro.ElseñorAlonso.—Esoes.¿Quétalteva,chaval?Con algún retraso advierte que el hombre le tiende la mano, con una muy

trabajadasortijadehuesoeneldedocorazón.Unamanodepielsedosaycálida,yunapretónfuerte.Cuántaformalidad.Niqueacabarandeconocerse.

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—Te he visto pasar yme he dicho, pero bueno, si es aquel chico que estudiamúsicaysepasalavidasentadoenelRosales,siempresoloytanformalito,siempreleyendo,estudiandooparandodiscretamentelaorejacuandolosmayoreshablan.—Suspalabrassonpausadasydestilanunsonsoneteamigable,unasornadiscretaquebusca complicidad. Sus ojos fatigados sonríen al sacar del bolsillo un paquete deLucky—.Vaya,vaya.¿Fumas?

Niega con la cabeza y observa cómo el hombre lleva el pitillo a los labios sinnecesidaddecogerlo:unpardegolpecitosconlosdedoseneldorsodelamanoquesostieneelpaqueteabierto,elcigarrillosaltayloslabioslopillancasienelaireysindejardesonreír.Noestámal,piensa,aunquehavistoaWilliamPowellhacerloconmuchomásestilo.Peronopodríanegarquesienteciertacuriosidad.Quizádeberíahaber aceptado el cigarrillo ymostrarsemás amabley receptivo, implicarse en susintenciones,cualesquieraquesean;puedequeelhombrelamentehabersidovistoenunacasadeputastantronadayquierajustificarse.Ahora,mientraslemirafijamente,sepasaunnudilloporelbigoteyenseguidareparaenlamanovendadaqueasomaporelcabestrillo.

—¿Yeso?¿Tepillólosdedoslatapadelpiano?Aceptalabromaaregañadientes.Explicabrevementeydemalaganalosucedido

en el taller, sin dejar entrever la menor señal de melancolía por haber tenido querenunciaralosestudiosdesolfeo,sinmirarlealosojosyvueltounpocohacialaotraesquina de Conde del Asalto, dejando claro que se dispone a seguir su camino.Quiereynoquiereparecerhostil,cuandosesorprendediciendoconlavozduraysinvacilar:

—Heacompañadoaunachicaasucasa,vivecercadeaquí.SumadretrabajadenocheenlacalleArcodelTeatro,enlaMadamePetit,peroensucasanolosaben…Antes había trabajado en la Emilia, pero al hacerse mayor…Bueno, son bastantepobres.SuabuelotieneunpianoSteinwayyellamedijoquelovendía,yestanocheyo quería ver el piano, porquemimadre prometió comprarme uno, pero estámuyviejo y desafinado, y además le faltan tres teclas, así que no sé…—Se toma unrespiroysigue—:¿Ustedtambiénvivecercadeaquí,señorAlonso?

ElseñorAlonsoniegaconlacabeza.Conunbruscotirón,cambialaposicióndelapiernamalasobrelaacerayfijalamiradaenelbardelaesquina.

—Estuveconunamigo.Oye¿tienesprisa?¿Puedo invitarteaunagaseosa,oaunacerveza?

—Esqueesmuytarde…—Cincominutos,va.Mira,aquímismo—señalaelrótulodeLosJoseles—.¿Te

parece?—Yalverleindeciso—:Yasé,teestáspreguntandoquéhevenidoabuscardenocheporestosandurriales…Noesloquetefiguras.Hevenidoporunamigoquelo está pasando mal. Una triste historia. —Calla un instante, mira el cigarrillo

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humeandoentresusdedoscomosimiraraunararezayañade—:Estuvocasadoconunamujerjovenquelodejó,ytodavíanoseharepuesto.Devezencuandoledaporbuscarla,dondesea,sobretodosialguienledicequecreehaberlavisto.UndíatuvequesacarlodelaplayademujeresdelaBarceloneta.Noveaselfollónquearmó.Esunbuenhombre,¿sabes?,unbenefactor.Hacepocoregalóunbalóndereglamento,botas y camisetas nuevas a los chavales que yo entreno enmi barrio…Ha tenidomalasuerte.

Está mintiendo, piensa. Cuentos chinos del Barrio Chino. Paparruchas. Algoquieredemí.Siente sumano tocándole ligeramente el codo, instándole a ir con élhacialatasca,mientrasprosigueconvozlijada,plana:

—Aunque la suerte, en esta vida, uno debe saber buscársela. Eso es lo que yopienso.¿Túquéopinas?—Élseencogedehombros.«Yamíquémecuentas»—.Mibuenamigoseequivocó.Élnoquiereadmitirlo,peroseequivocó.Enprimerlugar,nuncadebiócasarseconunamujer tan joven, ¿no teparece?En segundo lugar,yaquelohizo,nuncadebiócomportarsecomounviejoquenosoportaquelerecuerdenquesecasóconunamujerdemasiadojoven.Nosésimeexplico…

—¿Es verdad lo que dice el señorAgustín, que usted jugó de delantero con elequipodelEuropa?¿Yquetuvoquedejarloporunalesiónenlapierna?

—Me mordió un oso. Un defensa del Júpiter. —Y con sonrisa socarrona—:Mordía,elpuñetero,deverdad.Undíamehizocaermalamente,yseacabó.

Cojeabastantemásqueantesysigueigualdeescurridizoyenigmático.Turbiasconjeturaspasanporlamentedelchico:haberlevistotantranquiloenelburdeldelacalleRobadors, tan asociado al ambientey a la clientela, tan acoplado a las torvasexpectativas de aquelmustiomercado y a la vez tan indiferente, despachando susasuntosysinmostrarelmenorinterésporlasputas,hacequeahorapiensequepodríavivirporaquícerca.Nuncaquisoestehombredecirdóndevivía,asíqueestascallesencanalladasymalolientesbienpudieransersusecretocampodeoperaciones,fueranéstaslasquefueren…

Sin embargo, unavez en la taberna, pisando conmanifiesto desagrado la suciaalfombradeserrínycáscarasdegambasyhuesosdeaceitunasalpiedelmostrador,respirandounaatmósferacargadadetufosagriosavinazoyacochambre,derepenteelcojonopareceestarenabsolutoacordadonifamiliarizadoconelbarrioniconsushabitantes.Apesardelacojeraydelpieligeramentetorcidohaciadentro,alentrarenlatascasuspasossonsuavesyelásticos,comolosdeunfelinoenmovimiento.

—Miraesto—diceentonodereproche—.LacuevadeAlíBabá.LosJoselesesunapequeñatascaqueestanochehasidotomadaporunclande

gitanosendomingadosyjaraneroscelebrandoalgoenfamilia.Ocupanlasdosúnicasmesasbajounatechumbredejamonesyembutidosquependendelasvigasjuntoconristrasdeajos,manojosdehierbasypringosastirascazamoscas.Loshombreslucen

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camisasblancasconchorreras,abultadassortijasenlosdedosyvocesaguardentosas,y las mujeres largos pendientes y flores en el pelo. Una muchacha que parecedormida,sentadaenunasillaconelrespaldoapoyadoenunabarrica,daelpechoaunbebécuyacabecitapelonaasomaporencimadelatoquillaqueloenvuelve.Nadieatiendeenelmostrador,peronadamásentrarellosselevantarápidamentedeunadelasmesasunjovenmorenoconelpeloplanchadoyuntadodebrillantinaysesitúadetrás del variado surtido de tapas. Acodados ambos en la barra, el señor Alonsoexaminalaofertaypidedoscañasyunospinchos.

—¿O prefieres otra cosa, Ringo? —pregunta amigablemente—. ¿Unosboquerones,talvez?

Haychipirones,ensaladilla,gambas,callos,caracoles,mejillonesensalsa.Porunmomento,enunade lasbandejas,creeverpajaritos fritosconsuspatitasestiradas.Perosonpimientosmorronesconpalillosensartados.

—Nosé,daigual.—Mira,estaspatatasbravastienenbuenapinta.—Puesvenga.Acabadedarsecuentadequetienehambre.ElseñorAlonsopidetambiénunade

gambas.Másarribade los estantesy labotellería,detrásdelmostrador,unvetustoespejocolgadoenlaparedymuyinclinadosobrelabarrareflejaalamuchachaquese adormece amamantando al crío, sordos al guirigay de la parentela que trasiegacervezaysangríacongranalborotodepalmasycante.Ellaesmuyjoven,pareceunaniñaconlablusadefloresysucabelleranegrayrizada,dondeseenredaunaramitadejazmín.

El sonriente mozo tira más cerveza fuera del vaso que dentro y se disculpadesganado, dice que lleva pocos días en eso y que su tío, el dueño, está enfermo.Tieneunacaraguapapicadadeviruela,llevacamisanegraychalecoblancoysonríetodoeltiempoconlosdientespodridos.ElseñorAlonsocambiadeparecer:

—Mira,amídameunsolysombra.—Sevuelveypalmealaespaldadelchico—.Bueno,bueno,¿quétecuentas?¿Quéhaydenuevoportubarrio?

—Todosigueigual…Másomenos.—¿Quétalporlabodega,cómoandalaseñoraPaquita?—Bien.—¿Yelbarandadesuhermano,elgorditoAgustín?—ElseñorAgustínhacompradounaradionuevaparaelmostrador.—¿Deveras?Estupendo.—Sequedasonriendo,pensativo—.Yquémedicesde

Violeta,¿eh?Tegustaesaniña,aquesí.—¿Amí?¡Quéva!—Loséporcómolamirabas.Leechasteelojo,nodigasqueno.Él se encoge de hombros. Ya empezamos a fastidiar, piensa. Se mantiene

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desconfiado,distante.ElseñorAlonsoguardasilenciounratoyluegoañade:—¿Ycómoestásumadre?¿CómolevaalasanadoraMir?—Ah,esa.Puesnosé…Bien.—¿NosefueronellaysuhijaaviviraBadalona?—Ringoniegaconlacabeza

—.¿No?Siempredecíadeirse,noestabaagustoenelbarrio.Susuegra,laseñoraAurora,tieneunpuestodefloresenunmercadodeBadalona,yvivesola…

—¿Ah,sí?Nolosabía.—Entoncesnosefueron,ytodosigueigual.—No,señor.Pasóalgo.—Yconairesombrío—:LaseñoraMirsequisomatar.—Joder,chico,¡quédices!—Setiródebajodeuntranvía.Síseñor,deverdad,lohizo.¿Ustednoseenteró?

—inquieredestripandounagamba—.Loviotodoelmundoenlacalle…—¿Cuándoocurrió?¿Dónde?—Dicenque la rueda frenóaunpalmodesucabeza.Enserio.Amenosdeun

palmo, sí señor.—Y en tono de alivio—: Bueno, al final todo acabó en un sustoterrible.Peronomepregunte,porqueyonosénadamás.Sedicentantascosas,haygentequesóloviveparaeso.YalaseñoraMirparecegustarlequehablendeella…Todoeldíavenganchismesymáschismessobre loquehaceodejadehacer.Ellamisma no habla de otra cosa, pero yo, la verdad, nome entero. Y además nomeimporta.Ynomecreonadadenada.

ElseñorAlonsosequedamirandoelsueloconexpresiónsombría.—¿Deverdadlohizo?—Pues sí, bueno, más o menos. —Y sintiéndose obligado a desviar la vista,

carraspea,yañade—:Hacetiempoquenolevemosporallí,señorAlonso.El hombre reacciona, respira hondo y desliza lasmanos sobre la superficie del

mostrador,lentamente.—¡Uf,yanotrasnochocomoantes!—entonaconmediasonrisa—.Estoseacabó.

Amiedad,unotienealtibajos.Estoybastanteoxidado,comopuedesver.No tienesentido loquedice,piensaél,yaquenienelbarRosalesnidonde la

señoraMir, cuando estaban liados, se le vio nunca trasnochar.Observa susmanoshuesudas y largas, con venas duras y azules entre los nudillos, tranquilamenteposadassobrelamaderadelmostradorroídaporlalejía,ytrasellasalhombreenelmomentoderendirlacabeza,sumidaotravezensombríospensamientos.Perosóloesuninstante.Seyergueydiceconlavozanimosa,peroimpostada:

—¿Sabesquépasa,chico?Puesquesiemprepasa loquehadepasar,nimásnimenos,yyaestá,punto.Pasaqueúltimamentehedecididoqueseacabaronlasmalasnoticias, lascabronadasy loquevenga.Sí, joder,yabastade tristezas,medije,yavale,chaval.Megustallamarmechavalamímismo,aunqueyanotengoedad,peromegusta,¿sabes?Seráporquemepasodíasenterosentreunmontóndechavales—

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concluye casi en voz baja, y permanece callado un rato. Súbitamente se da unacachetadaenlafrenteyexclama—:¡Caramba,semeolvidaba!¿Teimportaesperaraquí unos minutos? He de resolver un asunto, pero vuelvo enseguida… Pide otracaña, lo que quieras, va demi cuenta. Oye, tú—busca almozo con lamirada—,sírvele al chico lo que quiera.—Y dirigiéndose a la puerta—: ¡No tardo ni cincominutos!

Mediahoraytrescañasdespuéssepreguntacómohapodidosertaningenuoyleasaltan toda clase de suspicacias, pero el encantamiento del espejo puedemás quetodoy lomantieneamarradoalmostrador frenteacincoplatillosya limpios; sehazampadounadegambas,otradeberberechos,dosdepatatasbravasy laúltimadeensaladillarusa.Haceunrecuentoyentotalestanochesehabebidocincocañas,tresaquíydosconelQuique,másunpardechatosdepropinaenLosCabales,sincontarlacervezaenlapuertadelRosalesantesdeemprenderlaaventura.Sesientealgomásqueachispadoysecretamentetrasgresor,casieufórico,ypiensaqueyadebíallevarlatrompa encima cuando el señor Alonso se le acercó ahí afuera haciéndose elencontradizo. ¿Con qué propósito? A lo mejor ninguno. El caso es que, si estehombrenovuelve, élno sabrácómoapañárselasparapagar lasconsumiciones. ¿Yporquéibaestecojooxidadoadejarleenlaestacada,quéibaasacarconeso?Paradarunasensacióndenormalidad,leencargaalmozootracañayotraensaladillarusa.

—Yoiga,¿tendríaunpocodepan,porfavor?El trato informal del mozo con la parroquia gitana, sirviéndoles y a ratos

participandoenlajuerga,conocasionalesatencionesallactanteyalajovenmadre,sugiere algún parentesco con ellos. El espejo urdidor de sombras y manchas deazogue encierra un aire arcano, un ámbito y una penumbra que no parecencorresponderalatabernanireflejarloquehayenella,salvolamuchachaqueduermeconelcríoamorradoalpecho.Lerecuerdaunaextrañae inquietantepelículaen laqueelespejodeundormitorio,unespejomásgrandeylimpioqueeste,deprontonoreflejaba la habitación en la que estaba colgado, sino otra muy distinta, con otraatmósferayotradecoración,otracamadematrimonioymueblesdeotraépoca,unaalcoba silenciosa perdida en el tiempo y donde al parecer se había cometido uncrimen.

Cuantomássefija,másincreíblementehermosaysensualleparecelamuchachaymásconfusoelentorno;laoscurabarricaenlaqueapoyaelrespaldodelasillanosedistingueenelespejo,ytampocoelviejocarteldeunacorridadetorosclavadoenlapared,sóloellaysuretoñopegadoalpechoylamaternalsolicituddesusmanosmeciéndoleenel sueño.Peroelespejo lesacogesóloenparte,asíquesedesplazaligeramenteenlabarraparaenmarcarcorrectamentelaimagen,fijarlaygrabarenlamemoria lo que sabe ha de devenir inolvidable: la azarosa transfiguración de labellezaenelrostrodelamuchacha,lacabezaladeadaconloslabiosentreabiertosy

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lospárpadoscerrados,moradosypesarosos,susbrazosdeniñarodeandoalbebé,lapersistente dulzura y tensión de lasmanos sujetándole, el precario equilibrio de lasilla.Entornoaella,sugentesigueparloteandoincesantementeysusvocesgangosassoncomoelzumbidodeunenjambredeabejas.Elbebéhabrádejadoyademamarytambiénestarádormido,piensa,yanopareceamorradoalatetayahorasedestacaunpocoeliniciodelpechodetrásdelacabecitapelonauntantodesplazada.Todoestáenelespejoypermaneceestableyreal,muchomásalládelasengañosasmanchasdeazogueyde la fantasmagoríade la tabernaconsuatmósfera inesperadamentecañí,todoparecehallarsemásalládelocontingente,inciertoyneblinoso,yélsienteenlasangre la fascinación irresistible del mañana, algo indefinible pero más tangible,intenso y vívido que la vida real, una exaltación interior que se nutre de buenosaugurios y azares futuros. Ha imaginado muchas veces cuán emocionante puedellegar a ser la vida gracias a su buena estrella, pero nunca lo había sentido tannaturalmenteposiblecomoestanoche, tanseguroyevidente.Aquíestánlossignosqueundíahabrándejalonarsusafanesysuslogros,locreefirmementeylopercibeyasumedemaneratanintensaydesasosegantequehastareceladelentorno,comosialguiendesdelasombrapudieraacechartalesexpectativasyarrebatárselas.

Deprontolamuchachadelespejoabreunosojosgrandes, intensamentenegros,losclavaenélsonriendoylesacalalengua.Casialmismotiempo,lamanohuesudayoscuradelseñorAlonsoseposaensuhombro.

—Losiento,chico,mehanentretenidomásdelacuenta.—Conmiradaesquinadarepruebalaruidosatertuliarumberayflamenca—.Yaveoquenotehasaburrido.

—Quéva.—Joder,vayaunatabarra.Ynoselescaeelpelo.—¿Nolegustanlosgitanos,señorAlonso?Elhombrelemirafijamenteuninstanteconlosojosrisueños.—Queridomuchacho,losgitanossonmisamigosdetodalavida.Vivorodeado

degitanosycharnegosanalfabetosqueledanalbalónoalospuños,chavalescomotú, que sueñan con ser alguien en la vida y escapar de la miseria lo más deprisaposible.—Suvozno suena comoantes de irse, las palabras le salen ensalivadasyenvueltasenunfuertearomaacarajillosdeanís—.Peronosoportolasparrandasdeesagente.Séloquemedigo…Enfin,comoves,estonosepareceennadaanuestrabodega,¿verdad?

—Puesno.—Nos vamos cuando tú digas. ¿O quieres algo más? —Se queda mirándole,

calibrando su estado—. Es muy tarde ya, y van a cerrar. Te acompañaré hasta laparadadeltranvía.

—No,nohacefalta.—Yocreoquesí.Mira, sipierdeselúltimo tranvía tendrásquevolveracasaa

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pata,yhayunabuenatiradahastaGracia.Yyolomismo,peroanteshedepasarotravezporcasademiamigo.

—Penséqueustedvivíaporaquí…¿Sabeunacosa?Amímegustaríavivirenestebarrio.

—Nodigaseso.Anadiepuedegustarleviviren lamierda.Bueno,mañanahayquemadrugar.¡Eh,chaval!—Chasquealosdedosreclamandolaatencióndelmozo,yalhacerlodejaverunamanchadetintaazulrepartidaentreelpulgaryelíndice—.Dameunpaquetederubioydimequésedebe.

—Puesamímegustaría—insisteélconlavozdeprimida,mirandolamanoqueabrelacartera.Antesdeirsenoteníaesamancha,piensa,ydeprontosesientemal.Leduelelacabezaylasmanoslesudan.Apuralacañayfarfulla—:Detodosmodos,graciasporlainvitación,señorAlonso.

—¿Teencuentrasbien?—Estupendamente.Estupendamente.Enelespejo,lamuchachadelablusadefloresmecealbebéyvuelveatenerlos

ojoscerrados.Nuevamentelaluzentornoaelladisminuye,latabernasedesvanece,tambiénlos tonelesylasdosmesasconlosgitanos,elcarteldelacorridayloquecuelgadeltecho,todoalrededordeellasevuelveoscuroyrecóndito,ydesaparece.Lamiraporúltimavezaldespegarsedelmostrador.

PocodespuésseencuentraenlasRamblasesperandoel30frentealaterrazadelacafeteríaCosmosyconelseñorAlonsosiempreasulado,prestándoleunaatenciónconstante, incisiva: al amparo de las sombras, su austero rostro ha adquirido deimproviso un vago relieve fáustico, una mirada postiza y una nariz de cartón. Laparadaestádesiertaylacafeteríacerrada.Élsedisculpaenlabocadelosurinariospúblicosybajasolo,porquesientequevaavomitar.Casinoledatiempoaapoyarlasmanosenlaparedleprosadelmingitorioy,enmediodefuertesretortijones,arrojaunaprimerabocanadaquesalpicasuszapatos.Luegoselimpialabocaconaguadelgrifo y la puntera de los zapatos con papel higiénico. Cuando regresa persiste elmareoytienetodoelratolasensacióndeirconlabraguetaabiertayconelcordónsuelto de un zapato, pero no se atreve a bajar la vista ni agacharse por temor alvértigo.Estáclaroqueelcojonoledejarásolohastaverlesubiraltranvía.Ynoparadedarleconversación.

—¿Yesamanoqué?Noteimpediráhacersortijasypendientes,supongo.Élseencogedehombrosysemiraelcabestrillo.Muevelosdedos,peronolos

siente.Lasangresehadormido,piensa.—Mimadremeestábuscandotrabajo—dicecomoensueños.—Esoestábien.—Loslabiosgruesosymorenosamplían lasonrisa—.Tendrás

queaprenderotrooficio,perosaldrásadelante,seguro.—Claro.

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—¿Quétegustaríahacer?Vuelveaencogersedehombros.—Elotrodíaviuncartelenunatiendademúsica,pedíanundependiente.Nosé,

igualmepresento.Podríaserafinadordepianos…Dosempleadosmunicipalesdelalimpiezacruzanelpaseocentralconunamanga

deriegocargadasobreelhombrocomosifuera—piensaanotarloensublocdetapasdehulenegro—unagranserpientemuerta.Flexionandounpocolacintura,comosiamagaralajugadaconunafinta,elexfutbolistacojodespegaelpiedelaacerayseacercamásaélconlamanoenelbolsillodelacazadora.

—Ahora te vasdirecto a casita ymañana seráotrodía, ¿de acuerdo?—Parecedudaruninstante,yluegodice—:Mira,yaqueteheencontrado…¿Puedopedirteunfavor?¿QuerríasdejarunrecadoenelbarRosales,departemía?—Retienelamanoenelbolsillodelacazadoramientrasle interrogaconlosojos—.Siguesyendoporallí,esomehasdicho,¿no?

—Puessí.—TengoalgoparalaseñoraPaquita.¿Podríasdárselodepartemía?Ellaestáal

corriente.¿Mehacesestefavor?¡Aggggh!Unnuevoretortijón,yapuntodevomitarotravez.—¿UnrecadoparalaseñoraPaquita?Claro,síseñor.—¿Podrías dárselo mañana, y con la mayor discreción? La señora Paquita lo

esperadesdehacetiempo…—Bueno,porlamañanaellacasinuncaestá.Peroatiendesuhermano,elseñor

Agustín.—No,alseñorAgustínno.Esalgoparaentregarenmanoasuhermana.Iríayo

mismo, pero nome es posible,mañana salgo de viaje a primera hora.—Saca delbolsillounsobredecorreos,decolorrosapálido,cerradoyconunnombre,escritoenelángulosuperior,queempiezaconunagranV,yqueRingonoalcanzaa leerdeltodo,aunquesabemuybienaquiénvadestinado—.Procuradárselosinquetevean,¿eh?,cuandohayapocagenteenelbar.—Deprontoestá inquieto, leasaltaalgunaduda,y, apelandoa su complicidad, añade sonriendo—:Así evitamos chismorreos,¿noteparece?Inclusoestabapensando…Túsabesdóndevive…—Secortaotravez,vacila—.Perono,teharíademasiadaspreguntas.EsmejorqueseencarguelaseñoraPaquita.Comotehedicho,ellasabráloquedebehacer.Aquítienes.

Vaya, conque era eso, piensa. Así pues, el famoso idilio parece que no haterminado.Sintiéndosemal,reprimiendoalgúnvahídoytrasegandoabundantesalivaagridulce,tomaelsobreconlamanovendada,porquelaotraestáocupadatanteandocalderillaenelbolsilloizquierdodelaamericana:unpardemonedassehancoladoporunagujerodelforro,noacabadealcanzarlasytemenodisponerdeloscuarentacéntimosparael tranvía.Ydepronto,con lacartaen lamanoanestesiada,pinzada

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suavementecondedosentumecidos,leinvadeeldesánimoyunfastidioenorme.Enelmundoalternativoqueestáforjándose,contrapuestoentodoaloreal—salvo,talvez, lo que está en el espejo—, no puede haber lugar para cuitas tan sórdidas ydeprimentes como lasde la opulenta rubiay su achacoso amante.Unoprocura seramable y educado, estar siempre dispuesto a hacer un favor, ymira lo que ocurre,hostia.Notaporeltactoelescasoespesordelsobre:contieneunahojadoblada,unacartaseguramentemuybreve.Pero,juntoconelsobre,¡unbilletedecincopesetas!

—Ahíva.¡Unduro!—Estuyo.Paraqueinvitesatuchicaalcine.—¡Oh,gracias!Peronohacíafalta…—Nomerepliques.Ycuidadoconperderlo.—Lequitaelsobreyeldurodela

mano,meteambascosasenelbolsillointeriordesuamericanayselaabrochacongestosnerviosos—.Ahívamejor.Nosésiservirádealgo,laverdad,hacetiempoqueesta carta debía haber llegado a su destino…Le pedí a la señora Paqui que fueradiscreta,ylomismotepidoati.Esunasuntoprivado,¿comprendes?

—Claro,claro.Yolalle…varé.—¿Teencuentrasbien?—Estupendamente—farfullaconlacabezadándolevueltas.Denuevoseencaramentalmenteconeltenebrosoespejoalláenlataberna,donde

ahora el azogue es como una lepra que ha empezado a devorar el rostro de lamuchacha, mientras aquí asiente con la cabeza gacha y mirándose los pies,asumiendo lapérdidayeldesencanto,yahora sí, ahoraconstataqueel cordóndelzapatoestá totalmentesuelto.Tanteaunasideroenelvacíopensandosimeagachomevoyacaerdemorros,cuandoyalosdedoslargosyafiladosdelseñorAlonsosequerellan prestamente allá abajo con el cordón igual que los ligeros dedos de sumadre cuando le hace un nudo en el vendaje o le abrocha la camisa, con unaendiabladaycariñosaagilidad,y,vistoynovisto,lalazadavuelveabrotarsobreelzapato.Peronoestantoladiligenteprestacióndeestasmanosloquelesorprendeyleincomoda,nilaevidenciadesupropiaborrachera,queleobligaaaceptarayudasiquiere llegar a casa sano y salvo, sino el hecho de ver a este hombre como si deprontohubieracaídodehinojosasuspiesdespuésdemendigarunfavor.

—Eslomío,soyunexpertoatandobotasdefutbolistayguantesdepúgil—diceal incorporarse—. Ahí viene tu tranvía…Ah, una última cosa. La señora Paquitaseguramente te preguntará dóndeme has visto. No hace falta que menciones estebarrio, que a ti tanto te gusta —añade con una sonrisa cómplice—. Ni la calleRobadorsnilacalleSanRamón,ninadadeeso,¿noteparece?

—Oh,claro,noseñor.Tienelagargantarasposayamarga,lacabezaledavueltas,lospiessondeotro.

Saltaalaplataformatraseracuandoeltranvíaaúnnohaparado.Adiósysitehevisto

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nomeacuerdo,señorAlonso.Sevuelvetendiendounamanoquesequedaenelaireporque el tranvía arranca, y, durante un buen trecho, permanece de pie en laplataforma,dejándosemirarporelhombreplantadobajolasucialuzdelafarolaconlasmanosenlosbolsillosymuyformal,erguidoapesardelacojeraograciasa lacojera, lapiernamalaunpocoa lazagaycomosiporfiarapordesengancharsedelsuelo, lanocheganando terrenoen tornoa élyhaciéndole cadavezmáspequeño,solitarioyemboscado,hastaquelevegirarseycaminarcojeandoRamblasabajo.

¡Unduro!AntesdellegaralaalturadelacalleSantaAnasedescuelgasigilosamentedel tranvía en marcha y cruza corriendo el paseo central hasta la otra acera. Setropiezaconungrupojaranerofrenteal teatroPoliorama.Tanteaelbilletedecincopesetasenelbolsillojuntoconelsobreymientrasaceleraelpasointentaorientarse.Nonecesitamirarelsobre,perosíelduro;losacaylovuelveaguardarenelbolsillo.Unduronoalcanzapara iral Jardín,oa laGaucha,aunque talvez, sialgunaputajovenseencariñaraconélylehicieraunarebaja…Perono,nadadeputas.CalculaqueeltrayectomásseguroparavolveraLosJoselessintoparseconelseñorAlonso—yanolecabedudaqueviveenelChino,probablementeenalgúnoscurocallejón,en una buhardilla en lo alto de una escalera estrecha y pringosa—es coger PintorFortuny,darunrodeoporelinteriordelazonaysaliralacalleHospital,cruzarlaybajarhastaSanPabloenbuscadelaesquinaconSanRamón.

Elmozodecarapicadaanunciaquevaaecharelcierre,peroloacogesonrienteyle sirve la última caña. Esforzadamente tieso, testarudo y aturdido, recupera en labarrasupuestodesoñadorsolitarioyfantasioso,ysúbitamenteleenvuelveunsuavearomaajazmín.Tardaunpocoenhacersecargodelasituación.Ellahadescendidodelespejoydelencantamientoyestáfregoteandovasosdetrásdelmostradorconlasmangasremangadasylanegramatadepelocubriéndoleelrostro.Perorandoporlobajoymuyenfurruñada,lanzatorvasmiradasalmozoquevayvienedelasmesasalabarraacarreandojarrasyvasosyplatossucios.Enunodesusviajes,elmanceboseinclina sonriente a decirle algo al oído y ella le esquiva mascullando confusosagravios:Tusmuertos,malaje,jartaítadellorarmetienes…Mientras,lacuadrilladapor terminado el jolgorio y está por irse, ya se han levantado todos y recogen suscosas,elbebélloraenbrazosdeunaviejaqueesperaenlapuertaylosdosgitanosdemayor edadestán echandocuentas en labarra.Él apura su caña,y apartir de estemomentoeltiemposevuelveextrañamenteretráctil.Cuando,conmanocautelosaypedigüeña,empujasobreelmostradorelvasovacíohaciaella,quelocogerápidoysinmirarle,susdedosserozan,y,porentrelamarañadenegroscabellos,alcanzaaver una sonrisa fugaz en la hermosa boca despectiva, pero para entonces ya hapenetradoenlarepentinatiniebladelespejoyseencuentraenelsueloconlamejillapegadaalserrínsembradodecáscarasdegambas,escupitajosymondadientes.Oye

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comoensueñoslasvocesdelosgitanosqueloespabilanconsuavescachetesenlacara, no será nada, niño, vuelve p’acá, arriba. También ella está muy encima,mirándoleamistosamentealosojosporvezprimerayofreciéndoleunvasodecaféfrío y amargo. Al acercarle una y otra vez el vaso a la boca, mientras él sorbedespacioyobediente, suspequeñasmanososcurasdesprendenunacreolor a lejía.¿Quémehapasado?, farfulla, y sumanoquiere comprobar si el sobre y el dinerosiguenenelbolsillo,peroenestemomentoungatonegroseacercacruzandoellocalconpasoelástico,ellaloacariciayelfelinoseparayarqueaellomoperezosamente,y eso lo distrae de su intención. Ahora a casita, mi niño, oye decir con la vozconstipadamás dulce que ha oído jamás,mientras lasmanos ágiles ymimosas leremeten el brazo en el cabestrillo, sacuden el serrín de su pelo y acomodan lachaquetasobreloshombros.Elmancebonoquierecobrarlelacañaymuyamableyatentoloacompañaalapuerta.Diezmetrosmásallá,enlamismaaceradelataberna,oyeasuespaldalapuertametálicacayendoconunestrépitoqueseconfundeconuntruenoqueretumbaendirecciónalpuerto.ElempedradodelacalleSanRamónbrillacomoplatasucia.

AntesdealcanzarlasRamblascaenlasprimerasgotas.Nohaynitranvíanimetroaestashorasdelamadrugada.Mejor,Ringo,apatahastacasabajolapromesadelalluvia. Primero Ramblas arriba y luego cruzar la plaza de Cataluña desierta yespectral,subirporeldesiertopaseodeGraciaygirarenlaDiagonalhastaelpaseodeSanJuan,ydeallíhastalaTraveseraparavolveragiraraladerechayenfilarlacalleEscorial.Alfondodealgunosportalesemergedeentrelassombraslamuchachadelespejohaciéndoleseñas,abriéndoselablusa.Lluviaenloszapatos.Nubesgrisesenlaboca.Elmensajerosadoenelbolsillo.Amíquéhostiasmeimportaladichosacarta.PorEscorialhaciaarribay todo recto,no tedistraigas,a laderechaevito lassombras de la avenida del General Mola-Mulo-Mola, así es como le llama elMatarratas,ysiemprearribamanteniendolospiesyeltiposobreelbordilloquecasidesborda el agua, subir en equilibrio todo el tiempohasta la jodidabarriadadeLaSaludyhastamásalládetufuturayregaladavidadefamosopianista,esoesloquete toca hacer, chaval, eso es lo que harás, deja de lamentarte. La lluvia arreciarepentinamentealcruzarlaplazaJoanich.Sequitalachaquetaysecubreconellalacabezaempapada,ydepaso,hombre,depasocubrotambiéneltenebrosoespejoquecuelgaantemisojos.

Dejando atrás la plaza, se cae tres veces por empeñarse tres veces en caminarsobreelbordillodelaaceraimpelidoporunaeuforiaincontenible.Inclusolalluviaseleantojaunabendición.¿Nosonlosojosenrojecidosdeunarataesosdospuntosbrillantes que le miran fijamente desde la negra boca de una cloaca? ¡Salud,camarada rata, hagamos las paces, pronto nadaremos juntos en las tinieblas! PocodespuésseparaaorinararrimadoalatapiadelsolardeCanCompte,enlazonamás

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oscuradelacalleEscorial,yantesdequesusdedoslleguenalabraguetayasabequelaha tenidodesbotonada todoel rato, talvez toda lanoche,desdemuchoantesdebajar a los urinarios de las Ramblas, puede que desde que salió de casa para ir asentarseenlapuertadelRosales…Bueno,yqué,recibiendolalluviaenlacaraconlos ojos cerrados y la boca abierta, ya has vivido tu primera noche de putas en elBarrio Chino y casualmente con más sorpresas y emociones de las que podíasimaginar.Todoelratopersistelanáuseayelextravío,peroelfuturosigueestandoensu sitio, todo sigue estando en su sitio, incluido el volumen de relatos que palpainstintivamenteeneldesbocadobolsillodelachaqueta:puedeoírotravezeltruenoretumbandoenlasabanainfinita,enelhorizonteiluminadoporremotosrelámpagos,puede oír el rugido del leopardo extraviado en la cumbre y olfateando su propiamuertesolitariaygélida,ytambiénelcrujidodesuspisadasenlanieve…Llevaunamelodíaenlacabeza,pero,unavezmás,nolaidentifica.Encapuchadoyacogotadobajoelaguacero,tratadedistinguirlaorinadoradaqueseconfundeconlalluvia,ybajo los pies encharcados vuelve a notar unmundo subterráneo de ratas y túnelesverdinegros, de aguas regurgitadas y pestilentes, y otra vez se busca a sí mismovelando el sueño de la turbadoramuchacha dormida ya para siempre en el tiempofuturo. Le gusta pensar que esta imagen contiene tal vez la respuesta a todo, laexplicacióndelmundo,cuandonotasúbitamenteunvacíoenlabocadelestómagoyleasaltadesdelassombrasunpresentimientoqueledisparalamanohaciaelbolsillointeriordelachaqueta.

Una décima de segundo después, al girar la cabeza bajo el parpadeo de unrelámpago,creehabervistoelsobrerosadoflotandoenelreguerodeaguasuciaquecorre juntoalbordillode la acera.Espectraly fugaz, arrastradopor la corriente, elsobresedetieneysebalanceaunratofrentealabocadelaalcantarillayluegogiravertiginosamentesobresímismo,apuntodeserengullido.Estábocabajoydeprontoboca arriba y el agua ha borrado casi totalmente el nombre de la destinataria. Elremolino lo retieneun instante, el tiempo suficienteparaque élpuedaagacharseycogerlo,pero,sinqueacierteaexplicarseporqué,permanecequietobajo la lluvia,viéndolodarvueltascomoenuntiovivo,girandoygirandosincesar,amortajadoporel agua turbia, hasta que repentinamente la cloaca se lo traga y desaparece en lanegrura.

—Hastasiempre,señoraMir.

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¡D

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ElturbantedeMaríaMontez

etente, bala!, dice el Sagrado Corazón de Jesús mirando al visitante consombríadulzuradesdelaplacaenlapuertadelpiso.Laclavóelexdivisionario

RamónMirAltamiranoenaccióndegracias,haceseisaños,cuandovolviódelfrentedelEstemilagrosamentesanoysalvo.Con laculatadesupistolayunamezcladefervorpatrióticoyhombríalastimada,susurrandojaculatoriasporhaberselibradodela metralla bolchevique, aquel día remachó los clavos de un resentimientoinconfesable,secretoyvengativo,yluegofrotólaplacaconunagamuzahastasacarlebrillo.Hoylaimagensalvíficaestáalgoabolladaydescascaradaenloscantos,yeldedoqueseñalaelrojocorazónenllamassoportaunpocodeherrumbre.Losvivoscoloressehanapagadoyeldivinodedocontaminaconsupuntadeorínalaradiantevíscera, y también a los ojos afables que ahora dicen no debes preocuparte,muchacho,noteatormentes,quenadieenestacasatepedirácuentasporloocurrido,puesnadielosabránunca,ymenosquenadielapropiadestinatariadelacarta,quesindudasemoriríadeldisgustosilosupiera.

Acomodaelbrazoenelcabestrilloysedisponeapulsarel timbre.NuncapudoimaginarqueundíallamaríaaestapuertaparaponerseenmanosdelaseñoraMir,ciertamentelapersonaqueahoramenosdeseaverenelmundo.Aunqueellanotienepor qué enterarse de su encuentro nocturno con el señorAlonso, ymenos aún delpuñeteroencargodeeste,yaquenoselohacontadonisiquieraalQuique,yaunquepiensa que lo sucedido tiene fácil arreglo—podría irmañanamismo en busca delcojo y seguro que comprendería y le disculparía, y quizá escribiría otra carta yvolvería a confiársela—, no consigue librarse de un vago malestar, una fastidiosamelancolía. Por eso, cuando le comenta a sumadre que el hombro y la espalda leduelencadavezmás,yella le sugiereunasbuenas friegasconalcohol, seponeenguardia.

—¡Nonecesitofriegasparanada!¡Prontoestarébiendeltodo!Segúnél,esedolorpersistentesedebealacostumbrededormirsobreelcostado

derecho.Sumadrenopiensalomismo.Eldolorsedebe,entreotrascosas,asutercoempeñoenllevarelbrazoencabestrillomástiempodeldebido,porelgustoquelehatomadoasalirasíalacalle,seguramenteporpresumirtontamentedelantedealgunachica.¿Porquésigueconestacomedia?Laheridahacicatrizado,lahinchazóndelamanohadesaparecido,yelescasovendaje,queúltimamentesecambiaélmismoydejamucho que desear, ya tampoco hace ninguna falta. Él responde que ahora esprecisamente cuando más necesita el apoyo del cabestrillo, porque le duele

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terriblementeelhombroytambiénlaespalda,terriblemente.—Alrevés—replicasumadre—.Teduele terriblementeporque llevaselbrazo

terriblementeencogidodesdequetelevantashastaqueteacuestas.Estaposturanoesnormal, hijo. Ayer me encontré a Victoria saliendo de la clínica, se lo dije yquedamosenqueiríasaverla.

—¡Oh,no!—¡Oh,sí!Ynohagascomedia,venga.Unasbuenasfriccionesysetequitaránlas

ganasdeirporahípresumiendoconmibonitopañuelo.YVictoriaencantadadequevayas.Medijoqueprecisamenteestabadeseandohablarcontigo.

—¿Conmigo?¿Paraqué?—Ah,nosé.No puede querer nada de mí, piensa apresuradamente, y una vez más, para

tranquilizarse:deningúnmodopuedesaberquevimosalcojoenelChino…amenosqueesapicha-locadelQuiquesehayaidodelalenguaenelbar.

—No quiso decírmelo—añade sumadre—, perome guiñó el ojomientras seempolvabalanariz,ymeloimaginé…

—¡Sealoquesea,noquieroir!—¡Perobueno,niquetefueraacomer!—Sonríealañadir—:¿Sabesunacosa?

Juraríaquepensabaensuhija.Seguroqueyalebuscanovio,asíquedeberíassentirtehalagado…

—¡Peroquédices!¿Yparaesomeobligasairasucasa?¡Sielhombroapenasmeduele,mira!¡Miracómomuevoelbrazo!

—Bueno, no quiero oír ni una queja más. —Su madre endurece el tono—.Victoriasehaofrecidogenerosamenteydebesmostrarteagradecido.Malnopuedenhacerte unas friegas, al contrario. Además—añade con un ademán cansino—, heoído decir que está perdiendo clientela. En la Residencia hace tiempo que no lallaman para ningún servicio, dicen que ya no atiende como antes. La pobre estápasandounamalaracha,ynoquieroquepiensequeyanoconfiamosenella.Asíqueirásaverla…Venga,hijo,ponteenrazónporunavez.

Ponteenrazón.¿Cómosehaceeso?Tresdíasdespuésdelaincursiónnocturnaalosbajosfondosydelaccidentadoretornobajolalluviaylosrelámpagos,todavíanoseaclara.Dejandodeladoelencantamientoquepropiciólacerveza,elazogueyotrassombras del omnipresente espejo, y aquel prometedor no-sé-qué apuntando a lossentidos, a la ansiada aventura sexual, conserva de esa noche un recuerdo confusoquenoaciertaacompletarpormásque lo intente,yque lehacesentirseburladoyestúpido.¡Tuprimeranochedeputas,yteenamoras!¡Seráspanoli!Enredándoseenbrumas exculpatorias, achacando lo sucedido a la cogorza que llevaba encima, laprimera que agarraba en su vida y que le dejó sonadoy tambaleante al final de lanoche, lecuestaadmitirquerealmentevieraelsumiderotragándoselacartabajoel

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fuerteaguacero,quetomaraconcienciadeelloyquenohicieranadaporevitarqueesa carta fuera a parar al fondo de la alcantarilla. A ratos prefiere creer que se laquitaron del bolsillo junto con el duro; aquellas manos pequeñas y aladas de lamuchacha revoloteandoalrededordesucara,manos impregnadasde lejíaydeunagesticulaciónenvolventequeexpresabaalavezurgenciaymimos…Pero¿porquéhabrían de trincarle del bolsillo un sobre sin señas? ¿A quién podía interesarle?¿Pensaríanqueconteníadinero?¿Otalvezocurrióquelarápidaysigilosamano,dequienquieraquefuesedelosallípresentes—peronodeella,porfavor,deellano—,alencontrarseconelduroyelsobreenlugardeunacartera,decidióqueeramejorestoquenada?Entodocaso,seresisteaimaginarcómo,dóndeyquiénpudohurgarenelbolsillo.

Pero tanto si el sobre y el duro le fueron robados o se perdieron, y aunpersistiendo lasensacióndeque todohabíaocurridoenelámbito recurrentede losespejostenebrososylossueños,lugaresnohabitables,salvoenlasnovelasyenlaspelículas, y aunque se empeñe una y otra vez en restarle importancia al asunto,prevalececiertadesazón.El error, nohaberhechonadapor evitarque la cloaca setragara la carta —aunque no esté seguro de haberlo vivido, aunque a veces creahaberlo soñado—,esesimpleydesafortunadoerror, achacable solamentea sumuycultivadaindiferencia,sehaenquistadoensuánimo.Pormásquequiereconvencersedequeloocurridonotieneimportancia,dequesilamalditacartasehaperdidoparasiempre pues bien perdida está y que los zurzan a los pelmazos amantes de laMontaña Pelada, por más que quiere olvidarlo, no puede dejar de pensar en ello.Ciertamente, podía haberla guardado debajo de la camiseta o dentro de loscalzoncillos, podía haberla controlado solamente con sentir todo el tiempo sucontactocon laminga,ahíabajo.¿Ycómonoseaseguróque la llevabaconsigoalabandonarlataberna?Antesusojosaúnsedeslizasigilosoelgatonegro,arroganteyarqueadovestigiodelanochebajolamanomimosadelamuchacha,peronosabesiestaba despierto o lo vio dormido.Amenudo el sentimiento de culpa es el simplecrujido de un papel sobre su corazón, como si aún llevara el sobre en el bolsillointerior de la americana, y entonces se pregunta qué le costaba haberla escondidomejor, como había hecho siempre con las joyas cuando cumplía tantos recadosviajando en el metro y en tranvías abarrotados, o transitando por los callejonesoscurosdelbarriogóticohastaelpequeño tallerdeungrabadorounengastador,opor los desiertos ymullidos pasillos delHotelRitz para llamar a la puerta de unasuite y alegrar a una querida de lujo hospedada allí, entregándole un maravillosocollardeesmeraldasyaguamarinas…Encualquieradeesostrámiteshabíallevadoyprotegidoconsucuerpoyconsuánimo,constantementealertayresponsable,cosasmuchomásvaliosasqueunaridículacartadeamorodedesamor,tesorosdeplatinoydiamantescuyapérdidahabríaacarreadogravesconsecuenciasparaélyquizá sólo

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undisgustopasajeroparaladestinataria,unaplazamientodelansiadoregalo,peroenningúncasohabríacausado,prolongadoniagravadoesaesperapatéticadelaseñoraMir entrando un día sí y otro también en el bar Rosales para preguntar si habíallegadolacarta,llevaraestaunmensajeconciliadorounadiósdefinitivo.

La resacadel día siguiente,mientras cumplíamedio sonámbulo encargosde sumadre,iraporelracionamientoyelpanconlacartillaycomprarunalechugaydospimientosverdesyunkilodetomatesparaensalada—evocandoalaabuelaTeclaensu últimavisita aBarcelona con la cesta llena de tomates y berenjenas del huerto,huevosyalbaricoquesymelocotonesdeviñayunconejodesollado,ypreguntándoseporquédiablos rehusómarcharconellaalpueblomientrasaquísumadre lebuscaunaocupaciónque él ya sabequeno leva agustar—, lohabíamomentáneamenteexcusado de ponerse a analizar lo ocurrido y calibrar las consecuencias. Fue en eltranscurso de la semana, al advertir que el malestar persistía, cuando empezó aplantearse interrogantesybuscarexcusas:¿porquépreocuparsesiesmuyprobablequelapuñeteracartanotrajeralabuenanoticiaquelaseñoraMirespera?Esmás,¿ysi no fuera precisamente lo que se dice una carta de amor? ¿Y si era una cobardedespedida y no la disculpa tan deseada, ni el deseo de una nueva cita, de unapasionadoreencuentro?RecuerdalaspalabrasdelseñorAlonsoyciertaresignaciónenel semblantecuando leentregóel sobre:Unasuntomuyprivado.¿Ysi ledecíaque no quería volver a verla, que había dejado de amarla, que daba por terminadadefinitivamentelarelación,lonuestronotienefuturo,gorditamía,estuvobienyfuebonitomientrasduró,notelotomesamalperoadiós,etcétera?¿Noeraesoloquedeverdad se correspondía con un idilio tan rancio y estrafalario, con unos viejosamantesdesacreditados,marchitadosyrebotadosdesdeunpasadodeDiossabequémalquerenciasy fracasos,queambos seguramente seconjuraronolvidar?¿Noeranjustamenteestaspalabras:nohayfuturoparalonuestro,lasmásadecuadasalcaso?Ambos lo llevaban escrito en el rostro, como tanta gente que él conoce, como losamigos de su padre en la brigada raticida, como el señor Sucre y el capitánBlay,como los viejos jugadores del subastado o la garrafina en la taberna durante losinterminables domingos por la tarde, como su propiamadre, y, a ratos, cuando sequedainmóvilmirandoelvacío,encasaoencualquierparte,creyendoquenadieleve,comoelmismoMatarratas,siempretanburlónydeslenguado.

Queríainclusoconvencersedequeeneltranscursodeaquellaazarosanoche,enalgúnmomento—vividoosoñado,yadabalomismo—,alverificarconlamanoquela carta permanecía segura sobre el pecho, los dedos mojados de lluvia habíanpercibidoconeltactolacondiciónmalignadelmensaje,lafunestanoticiaindeseadayelconsiguientedolorqueibaacausaralaseñoraMir.Ysipensabaensuanhelodeverse muy pronto perdonada y reconciliada con su hombre, un sentimiento tantasvecespúblicamentemanifestadoyqueellaalimentabadíatrasdía,yqueparecíatan

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hondoypersistente,tanexentodepudor,tanindiferentealamaledicenciayalpropioridículo,sipensabaenesoyenquefinalmenteelmensajeera talvez laruptura, lamuertedelaesperanzamantenidahastaaquí,esdecir,unacrueldespedidaenlugarde una renovada promesa de amor, entonces abrigaba la certeza de que estamujerhabría preferido que la carta no llegara nunca a sus manos, y por tanto se habíaahorradoundisgustodemuerte.

Tenía que ser así, estaba convencido. Si no, si lo que traía el mensaje era elperdónyelcariñorenovado,¿porquéelseñorAlonsoteníaqueocultarsedetrásdeunmensajero,porquénoentregarelsobreélmismo?¿Porquénoqueríadarlacara,por qué no quería ni acercarse al bar Rosales? Pues para no tener que darexplicaciones a nadie, ni siquiera a la señora Paquita.Ahora veía claro por qué lodejósolodurantetantoratoenaquellatasca:parairaescribirdeprisaycorriendolavergonzante despedida, seguramente en su propia casa —¿de dónde si no habríasacado el papel y el sobre?, era imposible que los llevara encima— y liquidar elasunto sin necesidad de dejarse ver por el barrio, aprovechando aquel encuentrocasual,oquizáno tancasual,enunaesquinadelChino…PorquedebíaserverdadqueaúnsentíaalgunapenaporlaseñoraMir.Nadadeloqueestehombredijoohizoaquellanochehabíaocurridoporquesí;nada,salvo,talvez,elhaberseagachadoparaatarleelcordóndelzapatoydepasolimpiaralgunasalpicaduradelvómito,yeso,elrecuerdodeesoprecisamente,susrápidosdedosfrotandodiscretamenteelzapato,esloquemás le incordiaya ratos lehacesentirsemal.¿Porquéunhombrehechoyderecho, un ex futbolista de un club histórico que dicen conoció años de gloria,alguienqueen la tabernasiempresehizo respetarpor suautoridadysudiscreciónhablandodemujeresodejuegosdeazarodesucesosquetraíalaprensaodeloquefuera,porquéunhombreasíteníaquemostrarsedeprontotandesvalidoyservicialcon un chico al que apenas conocía? ¿Tan necesitado estaba de unmensajero, tandifícilycomplicadoselehacíadespacharunaasquerosillaaventuraamorosaconestesaldodeamante?

TresdíasantesdequesumadreleobligueavisitaralaseñoraMir,unatardequevuelveacasadespuésdecambiarunlibroporotroenlatiendadelacalleAsturias,subiendodesdelaplazaRoviravealQuique,aRogeryalosCazorlaparadosenlaesquina de la calle Argentona, a unos treinta metros de la puerta del Rosales.Doblándosedelarisa,elQuiquelehaceseñasdequeseacerquedeprisa,porquealgodivertido va a ocurrir de inmediato. Con ellos está Tito, el chico de la peluqueramontadoensupequeñabicicletaconuncarameloenlaboca,unpieapoyadoenelbordillodelaacera,elotroenelpedalalzadoylamiradavivazfijaenlapuertadelbar,dispuestoparasaliresprintando.Tieneunamanosobreelmanillaryen laotrallevaunsobredecartaarrugado.

—Espera,Tito—diceRoger—.Noataqueshastaquelaveassalir.

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—Se lo entregas y escapas corriendo—dice Rafa—. Y te habrás ganado otrocaramelo.

Ringoquierehacerseconelsobre,peroRogerseloimpideesgrimiendolospuñosyriéndose,simulandounapeleacongolpesbajos.Élesquivalospuñosconelcuerpo,preservandoelbrazoencabestrillo.

—Déjamevereso,chaval—ledicealniño.—Nohaytiempo,estáapuntodesalirdelbar—diceRoger.—¿Nohaytiempoparaqué?—¡Lehemospreparadounregalito!—leinformaelQuique,exultante—.Ahora

está hablando con la señora Paqui, lloriqueando, preguntando una vez más por lacarta…¡Paratroncharse,nano!Cuandosalgadelbar,Titolellevaránuestroregalito¡ycuandoloveanosvamosatronchardelarisa!

—¿Yporquénomehabéisavisado?—SedeshacedelacosopugilísticodeRogerempujándoleconviolencia—.¡Cuidadoconmibrazo,animal!

—¡Sinotehetocado!—Perobueno,¿quétepasa,nano?—ElQuiquelemiraconlosojosmuyabiertos

y sindejarde sonreír, pero su sonrisamelladay jaranera, entre lasdos abundantespatillas que ahora luce su cara redonda, ya no es la sonrisa de un niño ávido deaventurasconculosytetas.Llevatresmesestrabajandodeaprendizdetornero,ylosdemáshanempezadotambiénatirarcadaunoporsulado:Rogerlimpiatranvíasenlascocherasde laplazaLesseps, elChatoMorales es aprendizdemecánico enungaraje de Vallcarca y apenas se deja ver por aquí, Rafa Cazorla trabaja en unacerrajeríadelacalleTorrijosysuhermanoesbotonesenunhoteldelasRamblas.Depronto a Ringo le vienen ganas de soltar un par de hostias a cada uno de ellos,condenadosaprendicesdenada,sobretodoelQuique.

—Aver,tarugos,¿quéestáistramando?—¡Nada!—diceRafa—.Sóloqueremosverquécaraponelatía.—¿QuéesesoquellevaTitoenlamano?—Esunabroma,hostia—diceelQuique—.Unacoñasandungueraparalamadre

deVioleta.¿Quépasa,tienesalgoencontra?—Loacometeotroataquederisa—:Ji,ji,ji.¡Además,fueideatuya!

—Sí,¿yanoteacuerdas?—diceRoger—.UndíaquelatíaestabamamandoenelRosalesdibujasteunagranpollavoladoraenunpapelyselaqueríasmeterenelbolsillodelabata…

—Nomeacuerdo.Dameeso,Tito.Quieroverlo.No le da tiempo. El niño, que no le ha quitado el ojo a la puerta del bar, se

impulsaapoyandoelpieenelbordillodelaaceraysaledisparadosobrelabicihacialasiguienteesquina.LaseñoraMiracabadesalirdelbarycruzalacalleenbatayzapatillas,atusándoseelpeloycontoneándoseconsuhabitualcachaza.Elpequeño

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ciclista laalcanzaenmitadde lacalzada,efectúaunpardevueltasalrededorde lamujerpedaleandofrenéticamenteyellaseparaylomirasonriendo,hastaqueveelsobreensumano.Elchicoalargaelbrazoyseloentregaconlacabezagachaysindejardepedalear,yseguidamenteenfilacalleabajoydesapareceenlaplazaRovira.LaseñoraMiralcanzalaaceraconelsobreenlamano,loabreysacaunpapel, lodesdobla y se queda mirándolo entre precavida y asustada. Su cara se contrae,enseguidalevantalavista,apoyauninstantelamanoenlaparedymiraentornoconojoslastimeros,sinveranadieysinentenderlarazóndelescarnio,mientrasRingoyasehaocultadodetrásdelQuiqueyRoger,queseretuercenenlaesquinamuertosderisa,igualqueRafa.LaseñoraMirsigueparadaenlaacerayvuelveatantearlaparedcon lamano,mirandoelpapelymeneando tristemente la cabeza.Casi enelacto,RingosesorprendeagarrandoalQuiqueporelcuellodelacamisa.

—¿Quéhabéishecho?—¡Eh,suéltame!¿Quéteocurre?Noesmásqueundibujo…—Unapollaconalas,Ringo—diceRafaCazorla—.¡Yconpelosytodo!—¡Ydoshuevosduros!—exclamaSitoCazorla.—¿Ydebajosabesquéhemosescrito?¡Voyvolando,señora!—¡Hostiaputa,Ringo,¿quémierdatepasa?!—diceelQuique—.Noshabíamos

hartadodepintarpollasvoladoras,¿noteacuerdas?—Estonoeslomismo,idiota.Queeresunidiota.—¡Vale,hombre,gracias!—Seríe—.Peromiralacaraqueponelagorda,¡mira!Asomados a la esquina, la ven ahora estrujar el papel con el puño pegado al

vientre, girarse cabizbaja y mirar hacia donde suenan las risotadas. Se apartanenseguida, pero los ha visto, aunque él cree librarse escudándose en los demás.Despacio,asegurandolospiesdentrodelaszapatillasrosadasymeneandolacabezaconairetritónyresignado,lamujerreemprendelamarchaporlaacerahastaalcanzarelportaldesucasa.

Titoreaparececonsubiciyreclamaelsegundocaramelo,ylostresamigosmiransonrientes a Ringo, satisfechos del efecto de la gamberrada y esperando suaprobación.

—Soisunosmalparidos—gruñedandomediavueltayalejándose.—¡Elmalparidoloserástú!—gritaelQuique.Yenvozbaja,confusoyparasí

mismo—:¿Quémoscalehabrápicado?

Ahora, frente a la placa abollada del Sagrado Corazón, acomoda el brazo en elcabestrillo y se decide finalmente a pulsar el timbre. Unos segundos de espera, elchasquido de unos pasos al otro lado y Violeta le abre la puerta despacio, con lamisma lentitudsuspicazquedejaentrever sumiradaabatiday lánguida,conojeraslevementemoradas.Llevaliadaalacabeza,amododeturbante,unatoallaquefue

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azulyquelucevariosdesgarros,calzachancletasyvisteunabatasinmangasdepañogristanfinoyraídoquepareceunatelarañaadheridaalcuerpo.

—¿Quéquieres?—Tumadremeespera.—¿Ahora?—Sí,ahora.Lamuchacha le dedica un lento parpadeo, inclina un poco la cabeza y con la

manoenlanucasetocaunasmechasmojadasqueasomanbajolatoalla.Aélnolesorprendenenabsolutosumiradaarteranilosgestosfurtivos.

—¿Quépasa,nomecrees?Tumadredijoquevinieraalassiete.Ellaacentúalacurvadelacaderaalapoyarseenelquiciodelapuertaylomira

conaburridabenevolencia.Tardaunpocoendecir:—Nosonlassiete—conunavozhúmedaycasiinaudible.Entrecerrandolosojosconparsimoniayenuntonotandesganadoqueapenasse

laentiende,leinformaqueenestemomentosumadreatiendealaseñoraElvira,lamadre del carnicero, y que la pobremujer estámedio paralítica y hay que hacerleestiramientosdepiernas,asíque tienepara rato;quemejorvuelvadentrodemediahoraotrescuartos,perosiquierepasaralcomedoryhacerlecompañíaalcarnicero…

¿DepaliqueconelseñorSamsó?Nihablar.Menudopelma.Nuncahaestadoenestecomedorquehacedesaladeespera,perose imaginaalcarnicerosentadoahí,soloyaburrido,alcuidadode lasmuletasdesuancianamadreyencantadodequealguiensesienteasuladoparacharlarmatandolaespera.Nihablar.

—Esperaréaquífuera.Violeta seencogedehombros,peronocierra lapuerta.Sequedamirándoleun

ratoyluego,conlamismavozapagada,dice:—Sepuedearreglar.Anda,pasa.Cansinamenteabredel todoycuandoélyaestáenelvestíbulocierradegolpe,

ajusta las solapas de la bata sobre el pecho y se gira despacio dándole la espalda,moviendoelcuerpocomosifueraunincordio,unapesadacargaountediosoreclamocuyosllamativosatributosnofueranconella.Seadentraenelpasillocondesganadosandaresmientrassuenaunbailableenalgunaradiodelacasa.Laschancletas,bajoelpálidomarfilde los talonesdesnudos, restallanenelmosaico.Ytú,quiénsabepordónde andarás, quién sabe qué aventura tendrás, qué lejos estás de mí…, dice lacanción.Unpiso grande y recargado conmobiliario vetusto, con un olor dulzón yagostado en la atmósfera, un pasillo sombrío que al fondo culmina en la suaveexplosión de luz invadiendo el comedor desde la galería trasera con cristalera deplomoy colores desvaídos.PeroVioleta no lo conducehasta allí, sino a un cuartopequeñocuyapuertasehallaamitaddelpasillo.

Sediríaelcuartodelaplancha,peroparecealgomás.Nohaymuchoespaciopara

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la tabla desplegada y con una pila de ropa encima, el estrecho catre de hierroarrimadoalaparedycubiertoconunedredónverde,dossillasdeeneayunamesacamillaconfrascosdecristalvacíos.Flotaunlevearomaaalmendrastostadas.Noesunaradio loqueemitemúsica,sinounpequeño tocadiscosprecariamente instaladosobre una silla plegable. En el catre hay cojines de varios colores, unamuñeca deporcelana desnuda y sin pelo, dos revistas de cine, algunos viejos ejemplares deFlechasyPelayos,uncostureroabiertoyunabanico.Clavadoconchinchetasenlapared,ErrolFlynnconelbrazoencabestrillo,igualqueél,lesonríesolidariodesdeunafotodeLacargadelaBrigadaLigera,flanqueadopordosprogramasdelSalónCibelesanunciandolasorquestasdeMarioViscontiydeGeneKim.

—Puedes esperar aquí —dice Violeta apagando el tocadiscos y recogiendoalgunasfundasyvinilosdesparramadossobreelcatre.

—¿Esteestucuarto?—Noobtienerespuesta—.Tienesuncuartoparatisola,quésuerte. Yo duermo en el pasillo, en un catre como este. En casa sólo hay undormitorio,somosrealquilados,¿sabes?—Silencio—.¿Quéestabasescuchando?

—Noestabaescuchando.—Mentira.Esunacanciónqueyoséquetegustamucho.—Puedessentarteenlacama,siquieres.Haypararato.—Elañopasado,enlafiestamayor,labailasteconmigo.Violetaseencogedehombros.—¿Ah,sí?Puesyonimeacuerdo.—Mentirapodrida.—Sedejacaersentadoenelcatreyalmismo tiempo lanza

conrapidezlamanoalacadera,comosifueraadesenfundar—.Churro,mediamangaymangotero.«Perfidia»,niña,asísellamalacanción.

Comosiempre, laobservaconunsentimientocontradictorio.Puestoqueellahareparadovariasvecesensubrazoencabestrilloreplegadosobreelpecho,sibienconunaluzfríaydistanteensusprofundosojososcuros,esperaquelepreguntealgoalrespecto, legustaría.PeroVioletanohabla.Permanecedepiey cruzadadebrazosjuntoalapuertaylomiradesoslayodevezencuando,desdeñosayconscientedeatraerfurtivasmiradasasuspiernasyaltriánguloquemarcalateladelabataentrelosmuslos y el vientre, una confluencia de livianas arrugas abarquilladas sobre lapelvis,mientrasRingoentornamaliciosamentelosojosbajolasombraimaginariadelsombrero, secretamente disgustado consigomismo al no poder evitar las imágenesquesuscitaesta-chica-que-no-le-gusta-nada,demodoque,dejándose llevarporunareacción automática de defensa, se apresura a constatar una vezmás el clamorosodesacuerdodelasformas:estascaderascumplidasnoseavienenconunas tetas tanpequeñasniconlaestrechezyfragilidaddeltorsodeniña,peroesedesarreglo—nopuededejardepercibirlounavezmás,aunquenoquiera—,esadisonanciaentre loinfantil y las formas adultas a puntode ser opulentas, es justamente lo quemás le

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atraedelamuchacha.—¿Yel cojo?—diceRingo finalmente, con aire distraído—. ¿Yanoviene por

aquíelcojo,yaestácuradodelapierna?—Yoquésé.—¿Esverdadqueselamordieronenunpartidodefútbol,yqueporesolatiene

máscorta,yconelpietorcidoparadentro…?—Amíquémecuentas.Semiralasuñasconcienzudamente,comoparadesentendersedelasunto.Peroél

necesitainsistir,provocar;havenidoconmuchasprevenciones,temiendoenfrentarsealaseñoraMir,yahoranoquiereverseintimidadoporsuhija.

—Un tío raro.Peroenelbaryomehiceamigosuyo.Bueno,casi amigo.Y tumadreloaprecia,losabetodoelmundo.Hastahacepocoeranmásqueamigos,erancomonoviosytodoeso…Suquerido,vamos.¿Ono?¿Túquédices,Violeta?

—Digomierda.—Tambiéndicen,ynoteenfades,¿eh?,perodicenquetardarápocoenbuscarse

a otro, y que eso sería lo mejor para ella… —Calla y aguarda expectante surespuesta:legustaríaqueellalocorroborara,queefectivamentesumadresebuscaraotrohombre—.¿Quéopinas?

—Opino mierda. —Con mano rápida tantea la toalla azul liada a la cabeza,asegurando suestabilidad,mientras lemira fijamente.Duranteun rato toquetea lasmechas húmedas de la nuca, pero no parece nerviosa. Finalmente añade—: ¿Teimportamucholoquehagaodejedehacermimadre?

—Meimportaunrábano,quétecrees.Esloqueseoyeporahí.Quesilesalieraotroquerido,seolvidaríadeprisaycorriendodelcojo,yqueseríalomejorparaella.Seguroque sí.No lodigoyo, ¿eh?,queconste, looídecir enelRosales. ¿Túquépiensas?

Violetalomiraahoraconexpresióndolida.—¿Por qué me vienes a mí con esos chismes? ¿Por qué hablas de novios y

queridos,yhacesesaspreguntastan…nosé,tan…sucias?—Chica,perdona,nopenséquetelotomaríasasí.—¿Quierescallarte,porfavor?—Cierralosojoscomosi lepicaran.Alabrirlos

reparaenlavendaunpocodesliadaquecuelgapordebajodelcabestrillo—.¿Quiéntehahechoestabirriadevendaje?Vayapingajo.Tumadreno,seguro.

—Lepuseunimperdible,perosemehasoltado…—Mecontaronloquetepasóeneltallerconlamano.Estaríasembobado.Para

variar.—Alomejor.Cruzándosedebrazos,Violetarecuestalaespaldaenlapuerta,levantalarodilla

paraapoyarunpiedesnudoenlajambaydejaquelabataseabraunpoco.

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—¿Yquévasahacerahora?Tendrásqueaprenderotrooficio.—Nolosé.—Lopocoquedejaver labataabiertaporencimade larodilla,un

triángulodepielmorena,auguraunoshermososmuslos—.Megustaríatrabajarenuncirco…Podríasermago,oventrílocuo.Séhacertodaclasedevoces.Llevaríafracypajaritayunsombrerodecopayharíavocesdeanimalesydepersonas…Esmuyfácil.Perobueno,lomásseguroesqueseaafinadordepianos.

—Ya.Afinadordepianos.Ymientrastanto,¿quéhaces?Nada,gandulearporahí.Esunalástima,peroesoesloquetegusta.Gandulear.

—No es verdad. Estudiomúsica. Todavía no tengo piano, pero estudio pormicuenta.Yademásayudoamimadre,enlacompra,ytambiénenlacocina…

—Unchicohacendoso,¿eh?¿Dóndehasaprendido,enloscursillosdelaSecciónFemenina,comoyo?—Sonríeconmalicia—.Eresungandul.Qué lástima.¿YporquétedicenRingo?¿TunombrenoesMingo?

—¡No!Negar su verdadero nombre había sido siempre algo más que un juego o una

ocurrenciadivertida.Siellanofueraunachicatanrara,ycasidosañosmayorqueél,seloexplicaríagustosamente.MinombreesDomingo,muñeca,perodepequeñomequitaroneldo,laprimeranotadelaescalamusical,ysequedóenMingo,quenomegustanada.Nombremutilado,comomidedo.Mequitaronlanotamusical,peroyocambiéuna letra,unasola,ydesdeentonceshayquebuscarmepor laspraderasdeArizona,lejosdeestecochinobarrio…

—Suena lo mismo, pero no es lo mismo —dice, y su mirada oscila entre ladescaradarodillayelsombrajoentornoalosojosinsolentesdelamuchacha,formasdispares que el deseo reconcilia. Se demora en los ojos por gentileza, pero no pormuchorato.

—Esunalástima—opinaVioleta.—¿Porquéunalástima?—Porquelegustasbastanteaunachicaqueconozco.Bastante.—¿Ahsí?¿Quiénes?Violetacallaysostienesumiradahastaobligarleabajarlosojos,querecuperanla

rodillay lodemásdecididamente, sindisimuloy sinpoderlo remediar: está seguroque le sobra energía para lograr cualquier objetivo que se proponga en la vida,incluido el de convertirse en un gran pianista con sólo nueve dedos, pero en estemomentoseveincapazdeunacosatansencillacomoapartarlosojosdeesemusloalzadoydelplieguedelabataenlaingle.

—Nosoyningúnzángano—dice—.Meestánbuscandotrabajo,¿sabes?Podríaserenunacasaimportantedepianos…—SeñalalafotodeErrolFlynn—.Mira,llevael brazo como yo, y el pañuelo es muy parecido… ¡Por el Valle de la Muertecabalgaronlosseiscientos!¿Teacuerdas,hasvistolapeli?

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Violetahagiradolacabezaofreciendolaorejaderechaparaoírmejor,ydeprontoRingorecuerdaqueelañopasado,bailandoconlachicaenlacalle,lamismanochequeellaseríaproclamadaPubilladelafiestamayor,cadavezqueseleocurríadecirlealgo,esapequeñayperfumadaorejaacudíainmediatamenteasuslabios.Alprincipiopensó que simulaba oír mal para arrimarse un poco más, hasta que advirtió querealmenteeraduradeoído,yentoncesfueélquienseaprovechó:cadadosportreslehablaba en voz baja, propiciando la proximidad de la oreja y pillando de vez encuandoellóbuloconloslabios;yactoseguido,ella,conunaprontitudygenerosidaddesconcertantes, leentregabaelvientrey losmuslos.YfuebailandoPerfidiaen lomásaltoyoscurode lacalle,bajoel techode tirasdepapelitosdecoloresconsusflecosysurumordehojasmovidaspor labrisa,cuandoél respondióa losfurtivosfrotamientosconlaprimeraereccióndelanoche.Yellateníaqueacordarse,seguro,aunqueahorasimularainterésporotrascosas:

—¿Cómotieneslaherida?¿Teduele?—Puessí,aveces…¿Perodeverdadteimportaeso?Cierraelpuñoyentornalosojos,convocandounapunzadaeneldedofantasmal.

Con labocaentreabierta,comosi respiraramal,Violeta leobservaconunasonrisadisplicente.

—¿Meladejasver?—¿Paraqué?—LosojosasilvestradosdeRingorecelandobajoelalaladeadadel

sombrero,lamanoizquierdarondandolaculatadelrevólverenlacadera—.¿Porquéquieresmirarahí,Frenchi?

—Porqueentiendounpoco.Bobo.Estoyhaciendouncursodeenfermeraen laEscueladeSantaMadrona,enlacalleEscorial.—Selequedamirando—.¿Ycómomehasllamado…?

—Quémásda,esunnombrequemegusta.¿Yyasabesponerinyecciones?¿Ysabescurarconlasmanos,comotumadre?

—Noseñor.Quieroserenfermeradeverdad.Llevounmesdeprácticasconlasmonjas de la Clínica del Remedio. ¿No te habías enterado? Bueno, ¿qué? ¿Me ladejasver,siono?

Ringosiguesentadoenlacama,lamanovendadayyertasobreelmuslo.Sonríe,deslíalavendayenseñaeldedoquenotiene.

—Mírala.¿Tegusta?Violetaseagacha,miraconatenciónyseencogedehombros.—Nifunifa.Unaheridabastantefea.—Esqueaúnnoestácurada.Acércatemásyfíjatebien.Obedeceparavermásdecercaelcentroreplegadodelmuñón,lapequeñaylívida

cicatrizenformadeestrellitarodeadadebultitos,yalhacerloapoyadistraídamentelamanoenlarodilladeRingo.Élmiralasuñaspintadasdelcolordelaplataoxidada

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enlamanocálidaysosegada,repentinamenteadulta,posadaensurodilla.—Esqueaúnmeduele,¿sabes?—añade—.Ynotosensacionesraras.Avecesme

pongoahurgarlanarizconestededoqueyanotengo,omerascolaoreja…—¡Hala,quéembustero!—Bah,nomerecesquetelocuente.—Mientrasciñenuevamenteelvendajeenla

mano,conpocamañayesperando inútilmentequeVioletaseofrezcaahacerlo,unimaginariotirónmuscularenelbrazoponeensubocaunfalsorictusdedolor—.Noesnada.Molestiasenelhombro,seguramenteunesguince…Lamalasuertequemepersigue.Y para colmo, el otro díamimadre y la tuya se encuentran casualmentedelantedelaclínicaynoselesocurreotracosaqueponerseahablardemidolordeespalda. ¿Y qué deciden? ¡Que necesito unas friegas!He venido por eso, sólo poreso,novayasapensarquehevenidoporotracosa…

—Ya.—Sí,algúnsortilegiomalignomehatraídohastaaquí.—Quécosasdices,quépresumidoeres.—Nisiquierapensabaencontrarteencasa.Séqueenlapapeleríadondetrabajas

nocierranhastalasocho.—Algunastardesnovoy,yatehedichoquehagounoscursillos.Bueno,lediréa

mamáqueestásaquí.Saledejandolapuertaentornadayenseguidallegadelladodelagaleríalarocosa

vozdesumadre,sofocadaestavez,comosihablaradesdeelfondodeunacueva:Elchicoqueespere—ycasisintransición,furiosa:¡¿Quieresquitarteestatoalla

delacabeza,hija,quiereshacermeelpuñeterofavordetirarlaalabasura?!¡¿Novesqueyanovaleparanada?!¡¿Cuántasveceshededecírtelo?!¡Noquieroverlaenmicasa nunca jamás! ¡Estoymás que harta de tus impertinencias! ¡Te la quitas ahoramismootedoyunabofetada…!¡YponleotrocojínaquíalaseñoraElvira!

Yenseguida,conlavozmelosa:Ay, señora Elvira, perdone. Pero le he cogido manía a esta vieja toalla. Tanta

maníaletengo,quesinofueraporquenoquieronitocarla,yomismalahabríahechotrizasconestasmanos.

Soncosasdelaedad,Vicky.Yolehecogidomaníaaloscanelones,mira.¡Conloquemegustaban!

—Eradesupadre,siempreusabaestatoalla—dicelaseñoraMir,yseguidamenterecuperaeltonosevero:¡Violeta,¿cuántohacequenohasidoaBadalonaaveratuabuelaAurora?!¡¿Yatupadre,hasidoaveratupadre?!

Nohetenidotiempo,mamá.Ymeduelelacabeza.¡Pamplinas,teduele!Yelmelónyaestaráparatirar…Mañanairé.Mañanadiráslomismo.

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¡Pero si ya no me conoce, mamá! Se pasa el día haciendo ganchillo, y ya noquieremelonesnichocolate,ahorapidemadejasdelana…

¡Da lomismo,quieroquevayasaverleunaveza la semana!¿Qué lepareceausted,señoraElvira?¿Espedirledemasiadoaunahijaquevayaavisitarasupadreenfermounavezalasemanaporlomenos?Amíyanomeconoce,elpobre…

Elgolpedeunapuertaalcerrarseapagalaenojosavoz.Serecuestaenlasillaydejavagarlamiradaporelpequeñocuarto.Enlapareddelfondohaytresestanteríasdemadera de pino sin pintar conteniendomás frascos y cajas de hojalata, algunaspiedrasoscurasdesuperficiemuy lisaypulidaymanojosdehierbassecasy tallosagrupados por tamaño y atados con cintas azules y rojas y especial esmero en loslazos, una gentileza que trasciende lo estrictamente laboral y tiene que ver con eldeseo de alegrarle la vista a quien losmira. Cada uno de esos ramilletes lleva unpapelito conunnombre escrito amanocon tintaverdeyuna caligrafía primorosa.Orégano,lavanda,saúco,téderoca,camomila,belladona,ginesta,eucalipto,tomillo,hojasdeolivo,regaliz.ColgadaenlaparedtambiénhayunafotografíaenmarcadadeVioletaenelbailede la fiestamayor,posandomuyseria juntoa supadre sobreeltabladodelaorquestasegundosantesdeecharseallorar.Vaacumplirdieciséisañosy todavía lleva coletas y calcetines blancos.No esmuy agraciada, luce un vestidoblancodefaldavaporosaylabandaazuldePubilladelasFiestas,ysostieneunramode rosasblancas. Intenta sonreíry sóloconsigueunamueca.Seha interrumpido lamúsica, acaban de ponerle una corona plateada en la cabeza y la han proclamadoPubilla, y hay una gran expectación en torno al tablado, parejas que permanecenenlazadas a la espera de que se reanude el baile y vecinos que miran desde losbalcones,todosdedicándolederepenteunasonorapitada,yelespantoylatristezaenlacaradeVioleta,queyanorecogelafoto,yrecuerdaqueélyRoger,camufladosenalgunaparteentreelpersonal, tambiénsilbaronconganas, tambiénseapuntaronalrepudio general, porque la elegida no es, ni de lejos, lamuchachamás bonita delbarrio. Todo el mundo piensa que otras concursantes, más guapas y también máspopulares y simpáticas,merecían el títuloy la corona antes que ella, sabenquehasido elegida Pubilla gracias a los chanchullos de su padre, alcalde del barrio ypresidentede la juntade festejos.Un tipo fardón,engreído,colérico.Enmediodelabucheoylossilbidosdelagente,Violetasaltadeltabladollorando,escondiendolacaraenel ramode rosasyconunanubedeconfeti revoloteandoen tornoaella,ycorrearefugiarseenlaoscuridaddelportaldesucasa.

Algunapuertaabiertapermitequelleguenuevamentelavozpedregosa:¿…yahoraduermebien,porlomenos?¡¿Nomeoyes?!Tepreguntositupadre

porfinduermebien…¡¿Meoyes,Violeta?!Dicequecadadíasedespiertacansadoyconlasuñassucias.¿Lasuñassucias?

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Dice que cada noche se las limpia antes de acostarse, pero que siempre sedespiertaconlasuñassucias,yquenopuedesoportarlo…Esodice.

¡Pues ya sabes! ¡A limpiarle las uñas, hija! Ahora vete a la cocina y pon loseucaliptosahervir. ¡Ydeshaztedeesepingajode toallasinoquieresquehagaunabarbaridadpeorqueladetupadre…!

¡Uffff…!¿Ydequiénseríalaculpasilohaces,mamá,dequién?¡Quetevayashedicho!¡Descarada!¡Ypontealimpiarlosestantesymehaces

unalistadeloquefalta!Pocodespués,el tonosevuelve taimadoy lastimero,desprovistodecrispación.

Pero aun así, él siempre percibe en esa voz honda y carrasposa, casi viril, tanchocanteenunagorditacasquivanaysandungueracomolaseñoraMir,unavibraciónmalsana,unafibraperversa:

…yeraunapistolaquesetrajodeallá,señoraElvira,deaquellaslejanastierrasdejadas de la mano de Dios. El médico dijo que le sacó la bala de la cabezalimpiamente…¡Pamplinas!Siemprehecreídoquelapuñeterabalasigueclavadaensumollera,yallídavueltasymásvueltasynoledejadormir.¡Prusiaesculpable!,dicenquegritaporlasnoches.Elpobreyanosabeloquedice,porquenoestuvoenPrusia,sinoenRusia.No,yojuraríaquelabalanoselasacaron…

Peromujer,noseasburra.Sinoselasacanyaestaríamuerto.¡Me he equivocado tantas veces en esta vida, señora Elvira! Que Dios me

perdone, pero a veces pienso que habría sido mejor que Ramón se muriera allímismo,frentealaiglesia…Elhombrequeestáenelsanatorionoesmimarido.Yanoloeralosúltimosdíasquevivióenestacasa.

Ycomosilahubieseoídoyquisieradeciralgoalrespecto,elseñorMiremergerepentinamente en medio de las sombras del pasillo con el dedo en alto, comoreclamando atención para decir algo importante, y avanza tembloroso y encalzoncilloshacia lasdosmujeres cojeando lomismoqueel señorAlonso, conunvendajesanguinolentoenlacabeza,elpistolónenlamanoylosanteojosdecampañacolgadossobreelpecho…AsíescomoselofiguraRingomatandolaesperasentadoen el catre y con el oído atento. Luego fija la vista en un frasco grande lleno deeucaliptos y sabe que son de un árbol del parque Güell; aún ve a la señora Mircogerlosdelasramasbajas,morcillonesbrazosdesnudosenaltoyrodeadadehojascomopuñalescurvos,cuandovuelvenlasvocesdesdelagalería:

…yesquetengolasvenasmuyfeas,Vicky.Ynoséquéhacer,nomeatrevoniamirarme las piernas. Ni con medias elásticas, ni de nylon, ni con muletas ni sinmuletas…

Loquetieneusted,señoraElvira,sonvaricesypequeñasarañasvasculares,nadagrave. Le daré una pomada. Si hubiera usted visto la pierna del señor Alonso laprimeravezquevino,ysobretodosupie…

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Quéextrañoqueestehombre,consucojera,nousarabastón,¿verdad?Nolonecesita.Esunacojeramuyleve,yademás, lefavorecemucho.Escomo

muyelegante,¿noleparece?No,nomeloparece.Comoestanesbeltoyguapo,yconsubuengustoporlaropaysuairosamelena

blanca…¡Miraquellegasasercándida,Vicky!¡Miraquellegasadecirtonterías!Todoeso

no te ha traído más que disgustos. ¿Cómo has permitido que tantos hombres teamarguenlavida?

Ay, señoraElvira, quéquiere que le haga.Mire, yohe sido siempreunamujerapasionada.Sinunpocodecariñoextranosepuedevivir,¿nocree?

—Diezminutosmásypasastú—anunciaVioletaentrandoconlosojosbajos,elpelosueltoylatoallaenlasmanos,doblándolaconparsimonia.Cuandoterminadehacerlo, se agacha a los pies del catre, y, en cuclillas, durante unos segundos,demorándoseensimismadaenungestoquemáspareceunacaricia,deslizalamanode uñas lívidas por la superficie azul y deshilachada de la toalla perfectamentedobladaantesdemeterladebajodelcolchónysentarseencima.Delbolsillodelabatasacauncepilloy,conuna leve sonrisaenigmáticaen los labios, empiezaapasarlofrenéticamenteporelpeloenmarañadoyhúmedo.

—¿Noacabandedecirtequetiresesatoallaalabasura?¿Porquénoobedecesatumadre?—inquiereRingoentonodechunga,aunqueselecuelaunaobservaciónnoprevista—:Todostenemosalgoqueesconder,aquesí.

—Yonoescondonadaquenoseamío.—¿Quieressaberunacosa?Undíayovolvíaacasa,denoche,yestaballoviendo

abasedebien,conrayosytruenos,yentoncesviunacloacaquesetragabaunpájaromuerto…

—Yqué.—Nada.Cosasmías.Cacadelavaca.—Hablasporhablar.Estásunpocolelo,niño.—Y túqué. ¿Guardasmás secretosdebajodel colchón?¿Unpintalabios?¿Una

fotodelColetes…?Semuerdeotravezlalengua,aunqueellaparecenohaberleoído.Recuerdaque

elañopasadoVioletaanduvomedioenamoriscadadeunchavaldelacalleLegalidadque ledecían,nunca supoporqué, elColetes.Después de pegarse el lote con elladurantecasidosmeses,elColetes ladejóplantada.Conella,segúnelQuique,quealgunavezvioa laparejadándoseel loteenuncallejónoscuro,elchaval lohabíahecho todo menos metérsela. Ahora Violeta ni siquiera ha pestañeado al oír sunombre, y él se queda mirando los estantes con hierbas y frascos, simulando unrepentinointerés:

—Óndima,miraesto.¿Quésonestaspiedras,paraquésirven?

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—Piedrascalientes.Mamátepondráalgunasobrelaespalda,ynoveasloqueteespera.Porquequeman,¿sabes,listo?

—Ya.Quemelovoyacreer.Piedrascomoestas,enlaMontañaPeladalashayamontones…Yaquímeparecequehaymuchocuento.LaseñoraPaquitacreequetumadre ya no prepara las hierbas con aceite, que ella dice que sí pero es mentira,porqueelaceitedeolivaesmuycaro,yqueahoraestosmejunjesloshaceconDiossabequé.

—Sí,veteasaber.Conrabosdecabrito,alomejor.Listo.Másquelisto.Tiraelcepillosobrelacamayselevanta,sacadelbolsillodelabataunpequeño

blocyuntrozodelápizyanotaalgoobservandolosfrascosdecristalenlosestantes.Ellápiztieneminadetinta,yalchuparlo,antesdecadaanotación,ledejaloslabiosmorados.Ringolaobservaensilencio.Enseguidaterminayvuelveasentarseenalcatre para seguir cepillando su melena con mano furiosa y los labios morados yentreabiertos.Seincorporadeprontoaloírlallamadadesuhijohastalapuertadelpiso. ¡Violeta! Esta hija mía nunca está cuando la necesito. Las pacientesrecomendaciones a la anciana se mezclan con el toc-toc de las muletas y uncomentariodelcarnicerosobreelcalzadoinadecuadodesumadre.Seoyelapuertaalcerrarse,yotraqueseabreysecierra.

—Latorturateesperaeneldispensario,niño—diceVioleta—.Yapuedesir.—¿Adónde?—Alagalería.Siéntateallíyespera.—¿Ytumadre?—Iráenseguida.—Abrelapuertayseapartaparadejarlepasar,losojosbajosy

arqueandolacadera—.Yapuedesirte.—¿Vienesconmigo?Violetaniegaconlacabezayregresaalcatredespacio,erguidasobrelasnalgas

desafiantesyagitandosumelenarojizaconlamano.Conaireaburridoexplicaquesutrabajoestáen lacocina,ocupadaenmezclarhierbas,machacarlasenelmorteroyhervirlas a fuego lento. Prepara guindillas para la tintura, pela patatas y boniatos,triturasemillas,limpialentejas.

—Tambiénhagomermeladas.¿Tegustalamermeladademoras?—No.Acompáñame,porfavor.Lamuchachalomiraconunavagasonrisaycalla.Sehasentadootravezenla

esquinadelcatredondeescondelatoalla,ysiguecepillandosumelenaconenergía,dejando al descubierto la pelambrera de la axila. Parece una flor negra, o un erizocobijadoallí.Ynoesbonita,constataunavezmás,no loes.Entonces¿porquéelmástrivialdesusgestosresultaatrayente?¿Quéhaydebajodelamansedumbredelospárpados,porquésontanembarazosossussilenciosysumirada?

Ajenaahoraacualquiercosaquenotengaqueverconelcuidadodesuscabellos,

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Violeta baja los ojos y comienza a canturrear: El mar, espejo de mi corazón…,mientras él revive el abucheo del vecindario en la noche de fiesta mayor y la vecorrerhuyendodelanubedeconfetiquerevoloteaentornoasucabeza.

Habíapensadoqueseríaenunámbitomásomenosprivado,aresguardodemiradasindiscretas,ynoeneseextremo luminosode lagalería,detrásdeunoscristalesdecolores,algunoroto,yconvistasalatraseradeotrosedificios,todosellosmostrandoparecidas galerías herrumbrosas de cristales también rotos y persianas carcomidas.Llegadesdealgunadeaquellasgaleríastraserasmachacadasporelsoldemediodíaelcacareodegallinasdomésticas.Unacamillaconruedas,comolasquehabíavistoenlospasillosdelaClínicaNuestraSeñoradelRemedio,unarmarioblancoyestantesdemadera sin pintar conteniendo toallas, almohadillas, cuencos de barro y frascosconpomadasyungüentos,yunpercheroconunabatablancayalladounasilladeeneabastantemaltrechaenlaquellevasentadovariosminutosenvueltoenunsuaveolor a cuero recalentado y a hierbas tratadas con alcohol, y oyendo discutir a laseñoraMirconsuhijaenalgunapartedelpiso.Despuésseoyeotroportazo.

—Así que ya tenemos aquí a este chico tan formalito y bien educado, y tanmimado por su madre —entona la señora Mir segundos antes de aparecer en lagaleríaenfundadaen labatablanca, con suszapatillasconborlacolorde rosayelpelo rubio recogido en unmoño alborotado. Lleva las pestañas saturadas de rímelazulyloslabiosdepiñónsinpintar,pálidosybulbosos,extrañamentejuvenilesyconunrestodecarmíncorridoenlacomisuradelaboca,quedaasusonrisauntoquedefatiga—.Averquétepasa,aver.

—Hola,señoraMir.—Tienesatumadremuyenfadada,¿sabes?Perobueno,primeronosocuparemos

deesecabestrillo.Noqueremosyaniverlo.Fuera,¿deacuerdo?—Nosé,yocreoquemeayuda…—Deesonada,cariño.Guardaelpañueloenelbolsilloyquítatelachaqueta,la

camisay las sandalias.Déjamever esamano.—Se la coge, le quita el vendajedeformabruscayexpeditivayexaminalacicatriz—.Tranquilo.Lepondremosunpocodeaceitedesemillasdemaízytendrámejoraspecto.¡Miraquearruinarunpañuelotanbonitoparahaceruncabestrillo!¿Yparaqué?Creesqueasíelbrazoestaráquietoy más descansado, ¿verdad? Pues no, porque el brazo va bajando sin darse unocuenta,sevadescolgandoysevuelveperezoso,yalfinalseproduceunacontractura.Siéntateaquí,enlacamilla.Esoes.Aver,levantaelbrazoderechotúsolito,pocoapoco…No,asíno—seleescapaunarisitaronca—,comoelsaludodemiRamónno,hijo,deesoyahemostenidobastanteenestacasa.Elbrazorectoparaarriba,comosilevantarasalgoapulso,ydimesialsubirlotedueleaquí,enelhombro.¿Teduele?

—No.

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—Ahorahaz lomismo,pero con el picodel codohacia arriba,manteniendo lamanoabajo…Esoes.¿Quétal?

—Asímeduele.—Ah, pues ahí tenemos otro problema. Desabróchate el cinturón y ponte

bocabajo.Labarbillasobreelcojín,losbrazosestiradosenloscostados.Así.La almohadilla le reserva un tufo rancio de aromas trabados y agostados. De

brucessobrelacamilla,susojosdescubrenunfinojarróndecristalcasiocultodetrásde la bata colgada en el perchero, con una esbelta rosa azul entre un manojo deespliego. Demasiado esbelta, demasiado perfecta y demasiado azul para no ser depapel. ¡La rosa azul del olvido en casa de la señoraMir! Y no son precisamentefragancias de rosa lo que ahora capta su nariz, sino un intenso olor a alcoholalcanforado.Pocoapoco,elairearcanodelagaleríacomienzaadestilarsustanciasmásdensasyturbadoras,másafinesalossecretosdelsexoadultoquealashierbasaromáticas y a los aceites y mixturas. Puede ver de reojo las manos pequeñas yregordetas de la sanadora lubricándose con el contenido amarillento de un bote decristal, y enseguida, por un breve instante, las ve acercarse colgando junto a suscaderasconlosdedosagarrotadoscomolosdeunáguilaperdicera.Paraatenuarlosmalospresagioscierra losojosyseentretienerepasandosomeramentesuparticularcolección de risibles estampas de la rechoncha señora revolcándose por ahí con elcojo…¿Dóndeseloharían,aquímismo,enestacamilla?¿Enelsueloyconmuchaprisaymucharisa,consofocadosarrumacosygritando,ellaencimayéldebajo,sí?Notelopierdas,chaval.Sedesnudaylededicaasuhombreunasonrisameliflua.Searrodillacomplacienteylevantaelculo.Rollitosdecarneenlosmuslosybulbosasnalgassonrosadas.¿Perodónde,enelcuartodeVioleta,oenlamismísimacamadematrimonio, con la foto del delegado local y ex divisionario mirándoles sonrientedesdelamesitadenoche?Labocadespintadaybesuconacuelgaahoraamenosdeunpalmosobresuespaldaindefensa,ynotasualiento.

—Aflójate el cinturón, cariño —ordena la señora Mir, y él nota los dedosviscosostanteandolostendonesalrededordelcuello—.Estástenso,criatura.Relájateome enfadaré.—Un cachete en el trasero y entona—: ¡Cura sana, culito de rana!Cuando eras pequeño y te ponían una inyección te decían eso, a que sí. Pues notengasmiedo,queVickytampocoteharádaño.

—Notengomiedo.En todo casono es por supuesto elmiedoo la prevenciónque se imagina esta

romántica irremediable y cursi, eternamente apresada en su propia telarañasentimental; es algo muy difuso que hurga en la conciencia, un resquemor, unamelancolía intermitente ymachacona.Bajo la presión incesante de los perfumadosdedos, ahora tan incisivos, tan sorprendentemente fuertes, él mismo quiere y noquieresentirseculpable.Letientalaideadequeunasituacióntanfastidiosa,versede

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repente amerced de estasmanos y estos potingues, no sea sino la respuesta a sudesidiadelaotratardeescondidotraslaesquina,y,sobretodo,unmerecidocastigoporsuirresponsableydelirantefantasmadabajolalluvia…Nohapodidolibrarsedeesa prevención al tumbarse en la camilla, un cierto temor a las palabras queinevitablemente tendrá que escuchar y que atender, algo parecido a lo que sientecuando sentado en la barbería le cortan el pelo: no hay manera de librarse de laconsabidacharlaconelbarbero,quesueleserunamortecinanaderíayunalata.Aquípodríaseralgomuchopeor.Aunquecreequeellasabe,odeberíasaber,queunchicodepocomásdequinceañitosesunreceptorinadecuadoparalasconfidenciasdeunaseñorademásdecuarenta,nopuededejardepensarlopocoquesiempreleimportóaesta mujer escandalizar a grandes y a chicos en el vecindario, convirtiendo susridículosamoríosendescacharrantemateriadeconversación.Variacioneschistosas,bastanteordinariasygorrinaslamayoríadelasveces,deunamismahistoria.Esoqueellallama«unpocodecariñoextra»podríaserlaexpresióndesuactualdesasosiegoantelatanesperadacartaylareconciliaciónpendienteconelúltimohombrequehasalidodesuvidaporpiernas,demodoqueprepárateparadecirmentiras,chaval;o,siloprefieres,anodecirlaverdad.

—Sitehagodaño,dímelo.—No,no…Siente las viscosas manos presionando insistentemente. Desde la rabadilla

avanzan tanteando la espina dorsal, deteniéndose y aplastando cada vértebra, y deprontoaceleranelpasoylapresiónhastaalcanzarlanucayentretenerseenella,paraluegovolveralarabadillayhundirallílosdedosenlapartesuperiordelasnalgas.

—Aquedaungustito.Ahorapontedelado.Sobreelcostadoizquierdo.Amplias y rollizas muñecas de pepona, manos pequeñas y regordetas que no

alcanzanunaoctava—lo sabecon solamente sentirlas abiertas sobre su espalda—,dedosbulbososque liberanuna fuerza insospechadayqueduranteun ratoparecenempeñadosendeshacerodesplazarsuomoplatoderecho,removiéndolobajolapiel.Enseguidaleordenaponerseotravezbocabajo,yahoralasmanosaceitadasrecorrensuavementelaespaldapartiendodelespinazohacialosflancosydelanucahastacasilas nalgas, presionando con los pulgares como si porfiaran por abrir la carne. Losdedos, como tenazas de acero, amasan los nudos y tendones en torno al cuello.Aratossienteloslabiosregordetespegadosalanuca,sualientocálidoyabrupto.

—¿Tedueleaquí?—No,no…—¿Yaquí,enestehombro?—Unpoco…Unatandaderápidospellizcos,comosiunaarañasepasearaporsupiel,yelaire

impregnadodeunnuevoolor, estavez a almendras tostadas.Recuerdaa sumadre

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comentandoquelaseñoraMircreíasinceramenteeneltratamientoemocionaldelamusculatura,yqueporelloaplicabanormasmuypersonalesensutrabajo,comoporejemplosonreírtodoeltiempomientrasfrotalazonamásdolorida.¿Queporquélohace?,puesporquelabuenamujerestáconvencidadequeesasonrisa,unasonrisadecortesía, aunque tú no la veas tumbado bocabajo, tiene efectos benéficos que setransmitenatucuerpoatravésdesusmanos…¡Hostiaconlosmágicospoderesdelaseñora!, diría el Matarratas en alguna ocasión. En todo caso, hasta ahora nadaespeciallehantransmitidolasmanos.Losdedosseaplicancadavezconmásfuerza,sobretodoelpulgar,peroelritmolento,sosegado,propiciaunsilencioexpectante,laantesaladeloqueélvienetemiendodesdeunprincipio:lacharleta,elparloteo.Estánapuntodecumplirselospeoresaugurios.

—Este chico amigo tuyo, ¿cómo se llama?, ese que juega al dominó con losviejosenelRosales,bajitoélycabezón,sí,hombre,unodeesosquevanalparqueGüellaespiaralasparejasdenovios,aescondidas…Laverdadesquemedanpenalosmirones,muchapena.Bueno,puesesechicodijohabervistocasualmentealseñorAlonsonohacemucho,enunjardín…¿Túsabesalgodeeso,hijo?¿No?¿Noleoístedecirlo? Pues el domingo pasado ese infeliz lo comentó en el bar, dijo que vio alseñor Alonso con una manguera, regando un jardín. Parece que todos se rieronmucho,comosifueraunchiste.Claro, lamangueraenlamano…LaPaqui,quelooyó,lepreguntódóndeycuándolohabíavisto,ydicequeelchicoseazoróysehizoeldistraído,primerodijoqueno se acordaba,ydespuésque erabroma…Amí, siquieres que te diga la verdad, siempremeha parecidomuy atolondrado ese chico,ademásdecochino.Poresoprefierohablarcontigo.Túeresunmuchachoformalyresponsable.¿Puedopreguntarte,sóloporcuriosidad,sihasoídoalgodeeso,sitelohancontado…?¿No?¿Creesqueesechicoselohainventado?TúconocíasalseñorAbelAlonso,¿verdad?,lohabrásvistomuchasvecesenelbar,seguro…¿Sabesquete apreciaba?—Lasmanos taimadas siguen haciendo su trabajo con una cadenciacalculada,queacompañalavoz.Aratossientelabocadegruesoslabiosrozandosuespalda—.Sehabíafijadoenti,lecaíasbien,legustabas.¿Sabesquémedijoundía?Puesme dijo: este chico llegará lejos.De verasme lo dijo. Teníamucho ojo paraciertascosas,elmuysinvergüenza…Vayasiteníaojo…

Daríacualquiercosapornotenerqueseguiroyendoyaplastalaorejaderechaenelcojínduranteunrato,luegolaorejaizquierda,alternandoelojoenlavisiónparcialde lamujer volcada sobre él, su cara redonda y reluciente de sudor con los rizospegadosalafrente,lapielfruncidaasomandoenelescoteyelbailoteodelospechosa los embates de lasmanos. Los poderosos pulgares siguen hurgando en la hondaindefensióndelespinazocuandonotaelimpactodealgunasgotasdesudorsobrelaespalda;songotasgruesasycálidas,caenespaciadasypuntuales,yconcadaunaselecontraeelvientre.

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—¡¿Yesoquéha sido, cariño?!—exclama la señoraMir con su risa gutural ycarnosa—.¡¿Setehaescapadounpedito?!Bueno,nopasanada,¿eh?,notienesporquéavergonzarteniponertecoloradoporeso…Amísemeescapóunoelotrodíaenelbar, bienesverdadqueera tanpequeñitoquecasino seoyó.Perohablemosdecositasmás elevadas, ¿no te parece…?Me dijo tumadre que ya no volverás a lajoyería.Vaya,vaya.¿Yquédicetupadre?Hayquever,elPepsiempreporahí,consubrigada, tumadre afanándosedíaynoche en laResidenciao en la clínica, y túsiempresolo…Unchicodetuedad,tantashorasenlataberna,ysiempresolo,esonopuedeserbueno,cariño.Pormuchoquetegusteleerytodoeso.Deberíasestarmásencasa,criatura,yquetupadreseocuparamásdeti.

—Encasanohaynadie—gruñeamorradoa la almohadilla—.Mipadrenuncaestáencasa.

—Portumododehablar,sediríaquenoletienesatupadreeldebidorespeto…Sí,esuntarambanayunhereje,yalosabemos.Atumadrelehabráhecholasmilyuna, pobremujer, y encima va por ahí presumiendo de rojo y blasfemo…Todo elmundoletieneporuncarota,pero¿sabescómoloveoyo?Puesyoatupadreloveocomounacastañapilonga.¿Tehasfijadocómoeslacáscaradelacastañapordentro?Seguroquesí.Tieneunapelusillasuave,comoesosestuchesparasortijas.Túhacesjoyas y sabes qué es eso. Bueno, pues tu padre es como la cáscara de la castaña,caradura por fuera y por dentro suave como el terciopelo… Sí, has oído bien. Ygraciasaéltengonoticiasdemipobrehermano,queDiosguarde,elpobretuvoqueirsealexilio.Mira,tevoyacontaralgoquemuypocaspersonassaben.¿TeacuerdasdecuandomiRamónempezóaperderlamemoria,despuésquelooperaron,yqueavecesseextraviabayendoporlacalleynosabíavolveracasa?PuesunanochequesalíadelRosales,yamuytarde,secayódemorrosen laacerayempezóasangrar.Llevabaunabuenacogorzaencima.¿Sabesquiénlovioyseacercóalevantarlo?¡Elparranderodetupadre!Nosévolveracasaynotengoadóndeir,dicenqueledijomimarido,déjameaquí,yelcoñóndelPepvayledice:claroquetienesadóndeir,alcalde, ¡al infierno!, y lo levantó.Seburlaba, sí, pero lo levantóy lo acompañóacasa.¿Aquenolosabías?Puesyaves,haypersonasamablesygenerosasquenoloparecen,ymira,meacuerdoahoradelseñorAlonso,quetambiénél…Bueno,qué,¿nodicesnada?

Asiente,hundiendolacaraenelcojíntodoloquepuede,sofocandolavoz:—Estoy…Estoyemocionado,señoraMir.—¿Lo ves, criatura?—Cabecea complacida y entona—: ¡Mecachis en la mar

salada!, me parece a mí que tu madre tiene razón, que lo único que te gusta esestudiarparamúsicoypresumirconestecabestrillo…¿Nuncavasabailar?Aver,¿medejasquetedigaunacosa,cariño?Peroesunsecreto¿eh?,tienesquejurarmequenoselodirásaVioleta.Porqueaellalegustasunpoco…Sí,noteextrañequelo

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sepa,lasmadressabemosestascosas.Noestábienqueyolodiga,pero¿notepareceunachicadulceycariñosacontodoelmundo?Sivieraselrespetoqueleguardaasupobrepadre.Peronotienesuerteconlosnovios.—Unapausa,seuntanuevamentelosdedosenelbotedecristalyreanudalasfriccionesconsuavidad—.¿NuncavasabailaralVerdi,oa laCooperativaLaLealtad?Tusamigossívan,nofaltanningúndomingo,ysivierascómorondanamiVioleta…PeroúltimamenteellaprefiereLaLealtad.Atinotevemosnuncaporallí.¿Cómoeseso,cariño?

—Esqueamínomegustabailar…—¡Pamplinas! —Le atiza otra palmada en el trasero—. No me vengas con

mentirijillas,¿eh?Enlasfiestasdelacalle,elañopasado,bailasteconVioleta,yporciertomeparecióverosalosdosbastante…Yameentiendes.

—Esquebailomuymal—consiguefarfullarconlavozahogada.—Sinolodigocomoreproche,queconste.Queunhombrenosepabailar,alas

mujeres no nos importa mucho, ¿sabes? Lo que de verdad valoramos es uncompañeroformalycariñoso.Peroavecesunalotienetancercaquenolove…¿Porquédigoeso?Puesporqueunachicadulceyrománticahadereconocerenelactoaljovenatentoydiscretoquehaestadoesperandodesdesiempre.YmiVioletaesesaclasedechica.Mira,enLaLealtadtienequeespantaralosmosconestodoelrato,yame entiendes, aburrida de tanto decir que no, con este no bailo,mamá, y con estetampoco, vaya una lapa. Y es que se arriman groseramente, ya me entiendes…Resultado: se pasa la tarde sentada, la pobre. Como si todos le hubieran cogidomanía. A ti te haría caso, lo sé…Venga, hombre, tienes que prometerme que undomingovendrásalbaile.Comounfavorespecial,aversiasílaanimamosunpoco.¿Meloprometes?Bájateunpocomáselpantalónotelovoyaensuciar…¿Nomeoyes?

—Sí,señora—diceaplastandotodavíamáslabocaenelcojín.—¡Perodeverdad,¿eh?!¡Tienesqueprometerlodeverdad!—Bueno,sí.Lo…prometo.¿Porquélohashecho,panoli?Dentrodepocotediráquetebajeslospantalones

y los calzoncillos del todo, empezará a deslizar las garras vengativas hasta elmismísimoojeteyteclavarálasuñasdebruja.Sindefensasparaeloído,loúnicoquepuede hacer es persistir tenazmente en ese aplastamiento de boca y nariz y ojoscontra la almohadilla donde se mezclan olores rancios con ráfagas de malaconciencia, mientras recibe en la espalda una tanda de golpes con el canto de lasmanosquesealternanvelozmenteyconunaprecisiónasombrosa,ungolpeteocálidoyrelajante,arribayabajodesdelanucahastacasilasnalgas.Yunanuevayrepentinaefusióndesudorcayendodesdesucaradeluna,gotasgruesasycalientesquepuntualyrápidamentelasmanosaplastanymezclansobrelapiel.

—¡Conlobonitoqueesenamorartedejoven!—opinalaseñoraMirconlavoz

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algo quebrada—. Te veo a veces en el bar, siempre solito, y francamente, meimpresiona muchísimo esta afición tuya por los libros… Es algo muy bonito, deverdad.Sentadoallítodalatarde,sinlevantarlavistaypasandopáginatraspágina,¡quéméritotieneeso!¡Québonitaestaaficiónenunchicotanjoven,¿verdad?!YomecompréunanoveladeVargasVilaquesellama…Auraolasvioletas,nosésilaconoces, es una novelamuy fuerte,muy dramática, la compré paraVioleta por eltítulo,peroaúnnoselahedejadoleer,esdemasiadojoven.—Nuevosuspiro,asaber,piensaél,sidebidoalesfuerzocontinuadodesustaimadasmanosoaotracosa—.Yantesdeque semeolvide, sólopor curiosidad…¿Hasoídode alguienqueporuncasual se lo haya encontrado últimamente por ahí, por el Carmelo o por elGuinardó…?AlseñorAlonso,merefiero.Alomejor,queridoniño,sitúacertaras,yno digo que te obligues a ello, desde luego, ni que sea indispensable, pero si túacertarasundía averleyquisierasvenir corriendoadecírmelo…Osi supierasdealguienquelehavisto.Hacetiempomedijeronquevivíaporallí,pordondehubolasbateríasantiaéreasdelCarmelo,peroéllonegaba…¿Túcreesqueesnormalqueestehombrenuncamedijeradóndevive?

Másgotasdesudorcayendosobresuespalda,unatrasotra,espaciadas,densasycálidas,fundiéndosealinstantebajolasmanosvigorosasqueesparcenellinimento.

—¡QuébienquevengasaLaLealtad!TusamigosdelRosalesandarántambiénpor allí, armando jarana, pero no les hagas caso… Por cierto, ¿sigues yendo deexcursión a laMontaña Pelada con ellos?—pregunta con un deje melancólico—.¿NohabéisvueltoapormorasaCanXirot,oalTuródelaRovira…?Yano,claro,yasoismayorcitos.Ahoravas tú solo,a leer, aestudiar, apensaren tuscosas.Mejor,más tranquilo. Se está tan bien allá arriba, ¿verdad?, al ladito mismo del parqueGüell,estanbonitalavista…¡Mecachisenlamarserena,cariño,¿sabesquésemeacabadeocurrir?!Queundíapodríamos irconVioletaamerendar, los tres juntos,¿no te gustaría?Tehas hechomayor, criatura, ya eres unhombre, ¡hasta tienes unpocodebigote…!¿Sabes?,siyofueraunhombremedejaríabigote.Ah,yantesdequesemeolvidequeríapedirteunacosa…¡Bueno,pensarásyavale,yaestábiendepedirme cosas esta señora tan pesada, ¿no?! Pero no tengo a quién pedírselo…¿Serías tan amable de traerme un poco de romero y de hinojo, cuando subas a laMontaña Pelada? Yo voy de vez en cuando, pero es que la subida ya me fatigamucho,ymiherbariocaseroseestáquedandoennada…Eloréganoyahaflorecido.Ymira,depasada,siyendoporallí,oporCanXirot,vierasporcasualidadalseñorAlonsopaseando,comosolíahacerantes,¿querrásdecirleque tengoquedarleunanoticiaimportante…?Supienecesitacuidados,¿sabes?

Élasiente,hundiéndosecadavezmásnosabedóndeysincapacidaddereacción.Notalasfuertesmanosagarrarlostendonesalrededordelcuelloytratarloscomosiquisiera darles la vuelta, retorcerlos y cambiarlos de sitio, y ahora los dedos se le

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antojanarmadoscondedalesmetálicos.Enseguidaellasesitúaenlacabeceradelacamilla, volcada sobre la espalda, restregando una y otra vez lasmanos desde loshombroshastalasnalgas,porloqueahoralacabezadeRingo,quesobresaleunpocodelbordedelacamilla,recibelossuavesembatesdelregazo,yunagenerosaycálidabenevolencia,acumuladaallí,enlasturgentesformasqueocultalabata,acogeasuabrumadafrente.

—Sitehagodañomelodices,cariño—laoyeronronear,mientrasnuevasgotasdesudorsalpicanpuntualmentesupielenlanuca,enlosomoplatos,enelcanalillodel espinazo—.Una antigua lesión, jugando al fútbol, una fracturamuy puñetera.Tiene mala circulación y sufre dolores de día y de noche, ¿sabes?, y necesitacuidados,muchoscuidados.—Suvozgruesayconmovidaresuenaenlaoquedaddela garganta de unmodo que a él le parece impúdico—. ¡Ay, cómo le gustaban lasfriegasenesepie,almuysinvergüenza!¡Sisupieras,hijo!LapobreseñoraPaytubítiene unos pies grandes y deformes, con unos callos horribles, siempre me pidefricciones bien fuertes, y mira, la pobre mujer está cargada de puñetas y es unacascarrabiasinsufrible,perolasoportosóloporeso,porqueesospiesdefutbolistatangrandotesyfeosquetiene…me…meparecenlos…merecuerdan…

Una efusión excesivamente húmeda de la piel, como si lasmanos se hubierancalentadoderepente,yunestremecimientoal intuir loqueocurre.Nosongotasdesudorloquecaesobresuespalda,puesclaroqueno.Llevaunbuenratogimoteandoytúsinenterarte,tantoseparecensusjeremiadasysurisita.Músculosytendonessecontraen bajo las manos ahora sin fuerza, flojas, casi inertes aunque siguenmoviéndoseconunapersistenciamaniática,mientrasunatrasotralaslágrimascaensobre la piel, cada vez más abundantes y calientes, y se dejan oír los primerossollozos,todavíamuycontenidos.¿Cuándoempezóestamonserga,enquémomentolaslágrimassustituyeronlasgotasdesudor?¿Onuncahubosudoryfueronlágrimasdesdeelprimermomento,liberadassigilosamente,camufladasbajoelparloteoparaserinmediatamentemezcladasconlaesenciadetrementinaocualquierotromejunjesobrelaespalda?Élnoquiereabrirlosojosymantienelabocapegadaalcojín,hastaque nota las ardorosas manos resbalando extraviadas desde los hombros hasta losdorsales,y luego, temblorosascomobestezuelasheridas,abandonar laespaldaparacoger su pie izquierdo, descalzo, rígido y frío de pronto, sin sangre, y empezar atratarloconlospulgarespresionandofuertementelaplantaymasajeandoelempeineylosdedos,unoporuno.Aturdidoporlasorpresa,habiendoyaentregadoelpiesinla menor resistencia, hundida totalmente la cara y la conciencia en el machacadocojíny llegándole los sofocados sollozoscomodesdeotromundo, sepreguntaquéhacerahora,sinoseríaconvenientellamaraVioleta.Lasmanostratanelpieconunavengativa mezcla de brutalidad y posesión, de maltrato y caricias, estrujándolo yretorciéndolotaninsistentementeycontantaenergíaqueacabaporcausarleundolor

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insoportable. Durante un rato se niega a admitir que la señora Mir pueda estarenganchadaaunpiedeesemodotanposesivoyenfermizoyprefierepensarqueestáhaciendo su trabajo a su manera y que él debe aguantarse; que hay tal vez unaconexiónrealentrelosnerviosdelpieylosdelaespaldadolorida,tantoparaestepiecomoparaelpieenfermodelseñorAlonso,peroenseguida,anteunanuevaybruscatorcedura, esta vez como si lasmanosquisierandeverdadhacerledaño, encoge lapierna y se dispone a protestar, y justo en ese momento un grito sofocado y elestrépito deun cristal rompiéndose contra el suelo le hace levantar bruscamente lacabezayabrirlosojos.

Laveechadaalospiesdelacamilla,deladoyenposiciónfetal,todaellaunmarde lágrimas y tapándose los ojos con los puños igual que una niña enrabietada ydesconsolada reclamando atención a su desdicha, a ese merengue amoroso queconstituye su vida, a toda esa pringue romántica, arraigada y persistente como lasarna, que constituye su vida. Tiene un hilo de sangre en la rodilla y él la estámirando sin saber qué hacer, sin bajarse aún de la camilla, cuando la puerta de lagalería se abre de golpe y Violeta entra en tromba. Evitando pisar los afiladoscristales,seagachasobresumadre,y,sinpreguntarquéhapasado,sindedicarleunapalabradeconsuelonipedirlequedejedellorar,rápidamentelaayudaalevantarse.DedicaaRingounaseveramirada.

—Vísteteyvete.Sentadoenlacamilla,élmuevelapiernaaireandoelpiedoloridoyenrojecido.

Por debajo del pie, el cristal más afilado del frasco roto luce una etiqueta mediodesprendida:Esenciadeeucalipto.

—Yonohehechonada,nolehedichonada…Sehacaído.Violeta vuelve a mirarle y esta vez lo hace achicando los ojos como si le

escocieran,comosiráfagasdevientodificultaransuvisiónytensaransubocaylasaletasdelanariz.

—Vete,porfavor.¡Vete!—Noséqué lehapasado…Depronto estaba en el suelo.Mira cómo tengoel

pie…Hecho papilla, está a punto de decir. Gimoteando y tapándose la cara con las

manos, laseñoraMirsedejallevarporsuhija.Cuandoyahansalidodelagalería,Ringo se quedamirando el frasco hecho añicos en el suelo.Mientras se calza lassandaliasyseponelacamisa,decidequeantesdeirserecogeráloscristalessindejarniuno,nielmáspequeño,peroenseguidasepinchaconunaesquirlaeldedogordode la mano útil, la izquierda, y opta por juntar los cristales en un montoncito,empujándolos con la punta de la sandalia. Sale de la galería, cruza el comedorcojeandoyenfilaelpasillohacialapuertadelpiso.Elpieembadurnadodelinimentoconesenciadeeucaliptopatinasobrelasueladelasandalia.Calambresalolargode

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lapierna,losdedosrabiandoyagujasclavadaseneltobillo,merecestenerloroto,porimbécil,merecesquedarteconelpietorcidoparaadentro,igualqueelcojo…Desdealgunahabitaciónlellegaunsiseodediscretosreprochesentremadreehijayalgúngemido.Cadavez quemueve el pie izquierdo siente dolorosas punzadas y casi nopuedeapoyarlo.Melasudanlosproblemasdeestamujer,sedice,yalgoleinducedepronto a exagerar la cojera arrastrando el pie, procurando un ruido rememorativo,burlón y siniestro, para que lo oigan madre e hija, dondequiera que se hayanrefugiado.EstáapuntodealcanzarelrecibidorcuandoseabreunapuertaquedaalpasilloyVioletaseasoma.

—¡Nohagaseso,porfavor!—¿Elqué?—Noarrastreselpiedeestemodo.Nolohagas.—¿Por qué no?—dice él sin detenerse.Detrás de lamuchacha y de la puerta

apenas entreabierta vislumbra una alcoba desordenada, sumida en una cálidapenumbrapropiciaalosrevolcones—.¿Quépasa?¿Nohasdichoquemevaya?

—Peronocojeandoasí,porfavor.—¡Yquésilohago!¡¿Aquiénpuedemolestarle,aquiénleimporta?!Aunquesesabe injustoysesientemalporello,antesdealcanzar lapuertadel

pisoacentúalacojeraylededicaaVioletaunamiradaentreburlonaytristequediceestoyenteradodelmerdéquehuboaquí,nocreas,dellotequesepegabantumadreysuquerido,peronopuedeevitarquesúbitamenteseleaparezcalacartaempapadadelluviagirandoenelsumiderovertiginosofrentealacloaca,apresadaenladinámicadelasaguasrevueltasyenladesupropiadesidia.Yduranteuninstante,alhundirselacartaunavezmásenelremolinoqueensumentenoparadegirar,intuyeporvezprimeralaimperceptiblegénesisdealgunacatástrofe,lasilenciosamutacióndealgoquetraeráundañoirreparable.

—Noespormí—oyesusurraraVioletacuandocruzaelumbral—.Nolohagasmás,porfavor…Teloruego…Noespormí.

Anochece cuando sale a la calle. Los días han menguado, la luz es más difusa yengañosa,elairemáscortante.Unatenueneblinasofocaelamarillentoalumbradodelas farolas.El chirrido de un tranvía girando en la cercana plaza, el timbre de unabicicletaquesealeja,elestrépitodeunapuertametálicabajando.Separauninstantefrentealosdosraílesqueenlaesquinapersistenensugirotruncadohacianingunaparte.Más abajo, la puerta acristalada del bar Rosales deja salir una luminosidaddébilyazulosaqueapenastocalaespaldarendidadeunhombreparadoalbordedela acera con las manos en los bolsillos, balanceándose un poco y mirándose loszapatosconlaperplejidaddequiennolosreconocecomosuyos.LacalleMartíestádesierta.Enlasgrietasdelaviejaaceradesventradalahierbacreceverdeylustrosa.

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MientrasRingocaminaderegresoacasavuelveladesazón,lasensacióncasifísicadehabersedejadoenlacamilladelasanadoraalgomásqueelmachacadopie.¿Porqué sigues cojeando, tarugo, si ya no te duele?Lamanode cuatro dedos tantea elfular arrugado en el bolsillo de la chaqueta buscando la caricia de la seda, cuyatexturaletransmitealapequeñacicatrizunpálpitosuaveycálidodeplumónduranteun rato, hasta que finalmente se decide a deshacer el nudo del tan distinguidocabestrillo.

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U

13

Elperfumedeltorrefacto

n domingo amediamañana, a la hora en que ya debería estar en la cocinacalentando leche y tostando pan para el desayuno de su madre en la cama,

hallándose todavía acostado con la sábana hasta la nariz y sumido en la mayorconfusión,oyecomoensueñoslaimperiosavozdesupadrellamándoleysaltadelcatreponiéndoserápidamentelospantalonesylacamisa.

SentadoalamesadelcomedorfrenteaunabotelladecoñacMartelldelasquesuele traer de Canfranc y con el lápiz en lamano, elMatarratas anota algo en laesquinasuperiordelreversodetrescartassinfranqueoybastantearrugadas.Enunade ellas escribe una A, en la otra una P y en la tercera una V. En la otra mano,mientras se rasca la frente pensativa con las uñas verdosas, mantiene pegada a lapalmaunapanzudacopadecoñaccomosifueraunapéndicenatural,acopladaaladinámicadelgestoysinqueconstituyaelmenorestorboparamaniobrar.

—Buenosdías,dormilón.Ringo responde con un gruñido mientras se pone el jersey. Su padre deja las

cartas y el lápiz a un lado, agita el coñac dentro de la copa, bebe un trago yseguidamentelevantadelsuelosuviejomaletíndetrabajoycompruebaloscierres,muy desgastados.Con lamismamano que sostiene la copa se acaricia la barbilla,pensativo. Llegó ayer mismo de otro viaje rápido, y esta mañana, recién duchadoperosinafeitarse,consugruesojerseygrisdecuellovuelto,comodeguardameta,yelchaquetóndecueroechadosobreloshombros,sedisponeapartirdenuevo.Conelcorpachónadelantadoyeltraseroenelbordedelasilla,parecedispuestoamarcharseahoramismo.Lascosasnocambian,piensaRingo:pormuchoquedigaquébienseestáencasa,elMatarratassiemprepareceapuntodeirseotravez.

—Vasaircorriendoaunrecado.—¿Ahora?—Ahora.—Tengoqueprepararleeldesayunoamadre…—Yomeocuparé.Hoydejaremosqueduermaunpocomás.—Elhornilloeléctriconofunciona.Ylegustaelcafémuyfuerteymuycaliente.

Ytambiénlegustanlastostadasconmiel…—Yaséloquelegusta.—Sí,peronuncateacuerdas.Supadresequedamirándoleuninstante.

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—Estábien,hijo,desembucha.¿Algunaotraqueja?Vamos,vamos,nodispongodemuchotiempo.—Otrosorbodecoñacyvuelveaponersuatenciónenloscierresdel maletín—. Dejémoslo por ahora. Irás al bar Mirasol echando leches. ¿Sabesdóndeestá?

—Creoquesí.—En laplazaGalaPlacidia, frentea lasAtraccionesCaspolino.Fuisteunavez

conmigoyconeltíoLuis.—Lomirafijamente,suavizaeltonoyprosigue—:Ahoraescuchaconatención,hijo.Llevarásestemaletínalbar,yharásexactamenteloqueyo te diga. No contiene nada que pueda interesarte, así que no pierdas el tiempoabriéndolo.CuandolleguesalMirasolverásaltíoLuissentadoenlaterraza,peronodebessaludarle.Comosinoleconocieras.Tampocoéldarámuestrasdeconocertenitediránada.Entrasdirectamenteenelbarypidesunagaseosaenlabarra.Nodebessoltarelmaletínenningúnmomento.Mientrasbebestugaseosa,el tíoLuisentraráparairalváter,perotúcomosinolevieras.Cuandovuelvaasentarseenlaterraza,preguntasalcamarerodóndeestáelváter,pagaslagaseosaytevasamear.Debajodellavaboverásotromaletínigual,locogesydejaseltuyoensulugar.Yalsaliryano te paras en la barra, te vas derechito a la calle y corriendo para casa, le das elmaletínatumadreylaayudasenloqueellatepida.¿Hasentendido?

—Claro.—Puesahí tienes,ymuchocuidado.Lávate la caraypéinateunpocoantesde

salir.Contrariamentealoqueesperaba,elpesodelmaletínesliviano.Estáapuntode

preguntarquéhaydentro,perointuyequenodebehacerlo.Supadrelomiracomosileleyeraelpensamiento.Tieneotroencargoymásinstrucciones:

—Avercómoteportas.Deberásentregarestascartas.—Seabanicaconellas,lacopaen lamismamano,mirándoleahoraconairedubitativo—.Nomegusta tenerquepedirteeso,ytumadreseenfadarácuandolosepa.Perotalcomoestánlascosas,esmejorqueellasequedeencasa.

Leentregalascartas.Ningunallevanombrenidirección.—¿Dóndehayquellevarlas…?—Tumadretelodiráensumomento.Mientrastantorecuerdaesto:loqueunono

sabe,silepreguntan,nolodice.—¿Elqué?—Loquesea.Esteencargoesparamásadelante,añade;primeroestálodelbarMirasol,donde

deberácomportarseentodomomentodemaneranatural,sinllamarlaatención.—¿Sabráshacerlo,hijo,puedoconfiarenti?—Claro.—Cuando vuelvas, yo me habré ido. —Se ha levantado por fin y revisa el

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contenidodelosbolsillosdelpantalón,delchaquetónylagabardina,poniéndolotodosobre la mesa, cigarrillos, el mechero de hojalata, pañuelo, llaves, billetero ycalderilla,antesdemeterlodenuevorápidamenteenlosbolsillos—.Supongoquetumadre te contará algunas cosas, si lo considera oportuno…Recibirás instruccionesparalaentregadeestascartasyparaloquehagafalta.Probablementenovolveréenbastantetiempo,asíquedeberásocupartedenuestraAlberta.Séqueloharás,yqueteportarásbien…Másadelantehablaremosdetufuturo,deltrabajoqueteconvieneytodoeso.¿Conforme?

Asiente agachando la cabeza. Sigue pensando que lo que vaya a depararle elfuturo,cualesquieraqueseansusaspiraciones,asupadreletienensincuidado,yquesólosumadresepreocupadeveras.Porotraparte,desdehaceratosospechaqueestavez se trata de una despedida en toda regla, y ya está pensando en un fastidiosoabrazoyhasta,quiénsabe, talvezunbeso.Norecuerdaquesupadrelehayadadonunca un beso y tampoco recuerda que él deseara o esperara recibirlo en ningunaocasión.Jamásechódemenosningúnasquerosobesoytampocolegustaríaqueselodiera ahora, pues ya se ha acostumbrado al puñetero cachete, a la palmada en elhombrooaunsimpleguiño.Sinembargo,elMatarrataslesorprendeconunaespeciede afectuoso achuchón rodeando repentinamente sus hombros con el brazo, sinmirarle y muy rápido, y él sólo tiene tiempo de percibir una vez más el aromaresidualdeltorrefactoenelgruesojersey.

—Sé que puedo confiar en ti, calabacín con patas. Toma, para la gaseosa y eltranvía.—Ledatrespesetas—.¿Teacordarásdehacerlotodocomotehedicho?

—Claro.—Pues andando. Te bajas enRambla del Prat y tienes elMirasol a un tiro de

piedra.Ocurretodosegúnloprevisto,menoscogereltranvía.Decideiryvolverapie,a

trechoscorriendo,ygastarlojustoparalagaseosa.Esundíadeotoñosoleado,casicaluroso.Todoparecenormaleinalterable,lostranvíaschirríanenlaplazaLesseps,el tráfico es escaso, hay dosmendigos cabeceando sentados en la escalinata de laiglesia,enlacalleSalmerónyenlaRambladelPratlagentevaovienealosuyocondesgana o con premura, espaldas grises y cabezas gachas compartiendo el mismopesodelsilencio.

En la pequeña terraza del bar Mirasol está sentado el tío Luis leyendo unperiódicojuntoaunseñormayorconunperroatadoaunapatadelamesa.Simulanoverlecontantoénfasisquetropiezaconunasillayalcaersedademorrosenelcantodeunamesa,perosinsoltarelmaletín.Antesdealcanzar labarraya tieneel labiosuperiorinfladoymaldicesusuerte.Unavezhecholoquedebe,pedirunagaseosaenla barra y pagarla, ve al tío Luis entrar en el bar y dirigirse al fondo del local;enseguida le ve pasar de vuelta, y entonces pregunta al camarero dónde está el

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servicio. Termina de beber la gaseosa, entra en el lavabo y, sin soltar todavía elmaletín,orinadeprisaynerviosomojándoselabragueta;maldicesusuerte,tiradelacadena,dejasumaletínycogeelotro,queesidénticoypesamásomenoslomismo,peroconunlevetintineometálico—quizásenestesíquevalalinternayalgúnotroutensilio,piensa,inclusoalgúnbotedeveneno—,vuelveatirardelacadenaporqueelruidodelagualetranquiliza,saleyseencaminadirectamentealacalletapándoselabraguetamojadaconlamanolibre.ConelrabillodelojovealtíoLuisdespegarsedelabarraydirigirsedenuevoalosserviciosconpremura.Sehabíaquedadoallídepie,esperandoparaentrarélinmediatamente.

PROHIBIDODARCONLOSPIESALOSCOCHES,leeenelrótulodelapistadeautosdechoque,alpasarpordelantede lasAtraccionesCaspolino.Prohibidomearseen lospantalones,hostia.

Elmaletínquesellevaacasanocontienela linternaninadaquetengaquevercon el utillaje de unmatarratas; sólo unamadeja de lana verde traspasada por dosagujasdeganchillo,unbotedeguisantesyun fajogruesode revistasyperiódicosenrolladosparahacerbulto.Sumadretiraalabasuralospapelesysequedaconlamadejaylosguisantes.

—Luis siempre tieneundetalle, el pobre—laoyedecir con la voz triste.Y alcabodeunrato—:¿Dóndetieneslascartas?Dámelas,yomeencargo.

—Dijoquetúnodebías.—¡Dámelas ahora mismo! Tu padre debe de haberse vuelto loco. Mira que

mandartealMirasol.Yencimalascartas.—¿Porquéllevanunaletra?—Pornadaqueteimporte.Sonnoticiasdeamigosparasusfamilias…Trabajosy

favoresquecoordinatupadre,unacadenademanosamigasquellegahastaaquí.AlatardecerdeldíasiguientesabráquetíoLuishasidodetenidoporlapolicía,y

que algunomás de la brigada podría correr lamisma suerte, incluido su padre.LanoticialeesperaalavueltadeunlargoysolitariodeambularporlaMontañaPeladaconAmokbajoelbrazo,unpaseotanerráticoenlaandaduracomoenlacavilaciónparaencontrarseasumadreencasacuandoyadeberíaestarenlaclínica.Nopareceangustiadaaldarlelanoticia,nisiquieranerviosa;estárevisandoelcontenidodesubolsodemanomientrasterminadeponerseelabrigoconmuchasprisasysóloañadequesehapasado la tarde intentando localizaralcuñadode tíoLuis,un taxistaconamigosenlaJefaturaSuperiordePolicía,sinconseguirlo,yquetienelacenaenlacocina, empanadillas de atún y lentejas o arroz hervido, a escoger, sólo hay quecalentarloenelhornillo.

Esanoche, en la cama, abandona la lecturadeAmok porque no puede dejar depensarenelMatarratas.Perotampococonsigueconciliarelsueño;nohacemásquedarvueltasymásvueltas,yenunadeestas,aldejarcaerporenésimavezlaaturdida

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cabezasobre laalmohada, sientedeprontocomosi seasomaraalbordedelvacío,abocado repentinamente a su propio vértigo. Despertando en otro ámbito, laconciencia intuyeel findeun tiempocumplidoy ledice salgamosdeaquí,Ringo,fumigaesasdudasyacepta laverdad: tupadreesuncontrabandista,o talvezalgopeor. Entonces, con las primeras brumas del sueño, recupera la memoria de uncaluroso día de agosto de hace dos o tres años, cuando aún trabajaba de aprendiz.Despuésdecomer,antesdevolveraltrabajo,sehabíaacercadoalquioscodelaplazaRoviraaexaminarlanuevaofertadetebeoscuandoescuchóasuespaldaesasvocescarrasposas y llenas de sorna que amenudo le confunden, la petulancia verbal delextravagante dúo de ancianos cotillas y coñones, aquellos reyes de la trolazanganeandoatodashorasporelbarrio.Estavezdiscutensentadosenelbancojuntoalquioscoyalasombradeunfrondosoplátano.

—¡Naranjas de la China, Blay! —exclama el señor Sucre—. Si te dedicas alcontrabando y al estraperlo, y te pillan, te juzgarán por estraperlista y porcontrabandista,esdecir,pordelincuente,pormalhechor,noporotracosa.

—Peroélesmásqueeso—diceelviejoBlay.—Ya.Peroeseplussueleestaracargodeloshombresdelafrontera.Yélnoes

unhombredelafrontera.Esunhonradoviajantedecomercio,digamos.Osea,entrecomillas.

—Aquílacuestiónesfumigarbiensinquetevean.YelPepsabefumigar.—Daigualquefumigueoqueconspire.Llámalocomoquieras.Silotrincan,será

unmalhechor.—Yomeentiendo.Fumigareslapalabra,amigoSucre.Hayquefumigartodolo

quesepueda.Esaeslacuestión.Callanunrato.YnuevamentelavozpastosadelseñorSucre:—¿Quéopinas,Blay?EstoypensandoenvolveraexponerenelSalóndeOctubre

de este año. He dejado pasar tanto tiempo sin enseñar nada, que muchos amigosdebendecreerqueyanopinto,quemededicoaotracosa.

—¡Ah,¿loves?!Loqueyotedecía.Pueseso.Estánhombroconhombrosentadosenelbancodepiedra,elcapitánBlayconsu

carajillodeanísenunacopadelbarComuladayelseñorSucreabanicándoseconunpaipay.Depieanteunodelosflancosdelquioscodondecuelganlasnovelas,Ringolos capta con el rabillodel ojo.Dicenmásde loque sabeny encima lodicen conpitorreo,piensa,peronopuededejardeescucharsucharletamientrassimulainteréspor el reclamo semanal de nuevas aventuras, la colorista exposición de tebeos,novelasyalmanaquescolgadosconpinzasenloscostadosdelquiosco.

—Ciertamente,elPepesunhombredemúltiplesfacetas—diceelseñorSucre—.Lainvisibilidadesunadeellas.Avecespiensoenélcomosiyanoestuviera,comosiya se hubiese muerto… Blay, ¿has oído hablar del asfódelo, la planta que hace

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visiblesalosmuertos?—No.NiDios,niamo.Eseesmilema.—Esunaplantaquenacedelamismísimaroca.—¡Recollons!¿Cómopuedeunaplantanacerdeunaroca?Ringo,aloírlo,piensaenlarocaplanadelaMontañaPelada.—ElPepesunaespecieraradeasfódelo—añadeelseñorSucre—.EnelRosales

y en cualquier taberna resulta imprescindible. Creo conocerle bien, aunque nuncadejadesorprenderme.Unanoche,enelbarComulada,invitóabeberaesemostrencodeRamónMiryestuvobromeandoamigablementeconél…Porcierto,dicenqueelseñoralcaldeestácadadíapeor.AlparecerperdióelhuevoizquierdoluchandoenlaDivisiónAzul.

—¿Ah,sí?MásseperdióenCuba.—¡Muchomás, hombre, no vamos a comparar! ¡Ah, las glorias imperiales del

pasadoyasefueron,Blay,ylasinfamiasdelpresenteseiránigualmente,peroasaberqué futuro demierda nos aguarda! Creo que yo tambiénme pediré un carajillo…Vaya, mira esto. ¿No es el hijo del Pep el chico que está ahí de pie, a punto dedescolgaruntebeodelquiosco?

—Síqueloes.¿Creesquesedisponeamangaruntebeo?Yaesmayorcitoparaeso,¿no?

—Humm.Conozco hombres de cuarenta años que leen tebeos. Fíjate: el chicollevamuchoratoquietoydisimulando.

Élnotasusojitoscomoalimañasenelcogote.Elchirridodeuntranvíafrenandoen la parada, zureo de palomas trotando por la plaza, Rip Kirby atizándole unpuñetazo aunhampón,un conejoyunapistola saliendodel sombrerode copadelMagoMerlínenlacubiertadesualmanaque.

—Así que —de nuevo la voz cantarina del señor Sucre—, detrás de tantasincursionesalafrontera,túpiensasquehayalgoimportante.

—¿Importante?Esonolosé—diceelcapitánBlay—.Hacetiempoqueyanadaesdemasiadoimportanteparamí.

—¿Ah,no?Vaya.¿Cuántosañostienes,Blay?—Demasiados.¡Puñeta,muchosmásquetú!—Nodeberíasquejarte.Nosvasaenterraratodos,estoyseguro.¿Sabesunacosa,

Blay?¿Algunaveztehasparadoapensarqueaprincipiosdesiglolamediadevidadeloshombreserasolamentedetreintaycincoaños?

En esta hora el sol de agostomuerde el cogote pelado de Ringo, que aguantaimpávidoyconeloídoatento.

—Detodosmodos—añadeelseñorSucre—,teniendoencuentaelpaís,treintaycincoañosesmásquesuficiente,¿nocrees?Enfin,irépormicarajillo.Peroyoloquieroderon,esmássano…Estabapensandoqueúltimamentehavenidopocoporel

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Comulada,elPep.Unalástima,¿noteparece?—Fumigatodoeltiempo,yatelohedicho.Pásatealcarajillodeanís,puñeta,me

loagradecerás…Bueno,nosésisabesqueenelpasofronterizodeCanfrancpuedesobtenerunraticidafrancésmáspotentequetodoslosquevendenaquí,ymásbarato.Lo pasan de estranquis por la aduana. Aquí no tenemos buenos raticidas, es cosasabida. Por supuesto, se traen muchas otras cosas. Sé de un tal Massana que,esquivando a la Gestapo y a la Guardia Civil, pasabamedias de nylon y kilos desacarina,yaprovechabaelviajeparapasarjudíos,espíasyaviadores…Perohoylascosashancambiado.Ahorapasanesteraticidainfalible.

—¡Hombre!¡MiraquellamarraticidaaloquetraeelPep!¡Eresgrande,queridoBlay!

—Sí,puedesreírte.PeropreguntaaGasparHuguet,el tostadordecafé.Tediráqueloúnicoquehacefaltaeslaseñal.

—¿Quéseñal?—Undía recibirás una postal delValle de losCaídos con el sello delCaudillo

cabezaabajo.Serálaseñal.—¿Laseñaldequé,Blay?—Ah,todavíanosesabe.Peroserálaseñal,tenloporseguro.El tintineo de la cucharilla en el cristal de la copa, removiendo el carajillo, el

siseo acompasado del paipay en el aire caliente y enseguida la llamada del señorSucre:

—¡Eh,tú,muchacho!Echalasmanosenlosbolsillosdelpantalón,hundelacabezaentreloshombrosy

sevuelvedespacioachicandolosojos,desconfiadoyerizadodepresagioscomoungato.

—Tú, sí —dice el señor Sucre—. Ven un momento… ¿Quieres hacerme unfavor?Acércate al barComulada y pide un carajillo de ron paramí.Di que luegopasaréapagar.

Cumpleelencargoremolónyexpectanteyelcarajillopasaalasmanosflacasconmanchas de color pastel, tonos anaranjados, azules y malva. Ringo se las miraintrigado mientras intenta formular una pregunta acerca del actual paradero de supadre,cuandoyaestádespiertoybocabajosobrelaalmohada.

Nopiensesmáseneso,porfavor,hijo,noseastozudo,noledesmásvueltas,leaconseja sumadrealdía siguiente.Noandametido siempreen loque tú crees,deningúnmodo,nisoloniacompañadonimuchomenosconlamochilaalaespaldayconpasamontañas,dedóndesacaseso,ytodavíamenosportandoarmas,Diosmío,eso sí que no, nuncahubonadade eso, no es así comohayque verle, ni ahora niantes, cuando aún había alemanes por allá…Y de la brigada no sabemos nada, ytampocodeManuel.

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—Conviene no dejarse ver por un tiempo, eso es todo —añade—. Hay queesperar.Despuésyaveremos.Confórmateconsabereso,porahora.Porquelaverdadesquetodosigueigual.Tupadreestádeviajeporcausadeltrabajo,yaquíencasanoseleespera,¿comprendes?Esoesloquedirássitepreguntan.

Ellatampocosabesiestovaadurarmucho.Sihaysuerte,talvezunosmeses.EncuantoaloquehabíaenelmaletínquellevóalbarMirasol,nodebepreocuparle.Loúnico que ha de saber es que su padre y algunos amigos han estado ayudando amuchaspersonas,dentroyfueradelpaís,asumiendoriesgos.

—Nadadeloquedebamosavergonzarnos,hijo—añade—.Alcontrario.Aunquetecuestecreerlo,casi todoloquehahechotupadrehasidoporelbiendealguien.Megustaríaquenoloolvidaras.Ynomepreguntesmás,porfavor.

—Sí,yasé.Tehaprohibidoquemecuentesnada.—Teequivocas.Sabrás loquehayquesaberasudebido tiempo.Peroantesde

irsemepidióquetepongaalcorrientedealgunascosas…—Nohacefalta—cortaélsecamente—.Yamelassé.Contrabando,aquesí.Ély

eltíoLuis,ytambiénManuel,yseguroquealgunomásdelabrigada.Enlafronteraoporallícerca,quelohebuscadoenelmapa.LetraencafédecontrabandoalseñorHuguet y lo tuestan juntos, a escondidas. Y por eso lo van a detener, porcontrabandista,¿verdad?

—Ojaláfuerasóloporeso,hijo.Ojalá.Parecemuy cansada.Ahora hace turnos de día cuidando a una anciana en una

antigua torre en la plazaLesseps, y suele acostarse temprano.Pero hoyno lo haráantesdetranquilizarasuhijo.Ojalásededicarasolamenteaeso,repite,aunqueatupadre no le gustaría oírmelo decir. Porque lo hace solamente para ganarse unaspesetas aprovechando el viaje. Tabaco rubio, medias de cristal, coñac francés,perfumescaros…Yamedirássivalelapenaarriesgarseairalacárcelportanpocacosa.

—Lo que sí vale la pena —añade—, lo que de verdad muchas personas leagradecen,eslootro,sutrabajodecartero.

—¿Cartero?—Recadero, si loprefieres.Llevay traenoticiasdecompañerosa sus familias.

Paquetes,cartas,dinero…Hacedeintermediario,digamos.Pero no lo cuenta todo, nimuchomenos, porque no es tiempo todavía. No le

habla deRamiroLópez, el hermano tan querido y añorado de la señoraMir, viejoamigodesupadreydeltíoLuis,noledicequeRamirohabíasidomiembrodeunared de evasión en la frontera francesa, empleado en la estación de Canfranc ycolaboradoríntimodeljefedelaAduana,cuandoésteestabavinculadoaungrupodelaResistenciaconagentesaliadosqueoperabaenEspaña.NomencionaparanadalarelacióndelMatarratascongentedelafrontera,noledicequesusactividadesyano

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sonlasqueeranseisañosatrás,muchoantesdequecerraraneltúnelferroviario,conel mundo en guerra; no rememora para nada las incursiones que entonces sí eranpeligrosas,cuandoeltrenuníaCanfrancconZaragozayMadridyLisboa,ysupadrey tío Luis recogían correspondencia clandestina en la frontera y la entregaban enZaragoza para que fuera enviada a la embajada inglesa en Madrid, o la traían alconsuladodeBarcelona;tampocoledicequesehacíanpasarporajetreadosviajantesdecomerciocondocumentaciónfalsa, transportandoperfumesymediasdenylonytambién fotos y cartas camufladas entre los calzoncillos, y tampocomenciona losmensajesylosvisadosqueelconsuladoinglésdeaquílesencargabahacerllegaralgrupodeRamiroLópezy al jefede laAduana, visados falsospara la entraday eltránsito de militares aliados y civiles hacia Portugal o Gibraltar, ni le revela quemuchos eran judíos que huían de la ocupación alemana en Francia. Nomencionanadade todoesoporqueyapasóyhoynoquiere leer aquelmiedoen losojosdelchico; ya lo sabrá algún día, si su padre tiene a bien contárselo. Lo único que lecuenta es que él y tío Luis empezaron así, llevando y trayendo noticias y dinerodestinado a familiares de amigos que no podían volver, y que lo hacíanmedianteenlacesenlafronteravinculadosalhermanodelaseñoraMir,yquetodavíaandaneneso,haciendofavores,aunqueyacerraroneltúneldeCanfrancylaguerraseacabóhacemásdetresaños.Yque,bueno,puessí,sehabíandedicadoalcontrabando,enrealidadesofue loúnicoque lesmotivóenunprincipio,algoquedesde luegoellanunca aprobó, algo que fue y seguía siendo motivo de sordas desavenencias ydisgustos.Ydetodosmodos,hijo,novayasacreerqueesgrancosaloquesetraenacasa,unosapañosparairtirando,desdeluegoconesonovamosasalirdepobres…

Una semanadespués sepresentandospolicías conunaordende registro, que sólocumplenamediasy rutinariamente.EsedíaRingonoestáencasa.Sumadrese locontaráporlanochesinmostrarlamenorinquietud.Todoestoeraprevisible,hijo,ylo tengo asumido desde hace mucho tiempo. Al día siguiente es requerida en laJefaturaSuperiordePolicíadelaVíaLayetanaysometidaauninterrogatorio,queaella le parece igualmente rutinario y hasta considerado.No parecían agentes de laSocial,diráluego.Diversaspreguntassobreelparaderoylasactividadesilegalesdesu marido y de otros miembros de los Servicios Municipales de Higiene,Desinfección y Desratización, obtendrían la misma respuesta: la brigada se fue acumplirun servicio enGerona, enuna fábricade tejidos a laorilladel ríoOñar, ydesdeentoncesnohatenidomásnoticiasdesumaridoytampocosabecuándovaavolver.Noleconvienementir,señora,selodigoporsubien.Veráusted,esquemimaridosuelecomportarseasí,esbastantedesconsideradoytarambana,peronopuedocreerquehayahechomalanadie,esono.DeesosviajesaZaragozayaCanfrancnosénadaymihijotampoco,yaúnmenosdesurelacióncongentedelestraperloodel

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exilio.—Y tú dirás lomismo si te preguntan, hijo. Que no sabes nada—le previene

mientraszurceunoscalcetinessentadaensucama,juntoalamesilladenocheyconlalamparitacomounpálpitodeluzrojaalladodelaimagendelNiñoJesúsdePraga.Comodecostumbre,laenterezayladiscreciónanimansuspalabras,preservandodelmiedoyladesesperanzaelprecarioordendelacasa,estefrágilremedodehogaracubierto de la inclemencia de noches como ésta, cuando, demasiado cansada parasalir,lepideasuhijoquevayaacasadelaseñoraMirallevarledepartesuyaunabolsaconropausada.

—VictoriarecogeropacadainviernoylallevaalaparroquiayalAuxilioSocial,dondetieneamigasenfermerasquelareparten.Esparagentenecesitada.LasmonjasdelaResidenciamehandadoalgunasprendasenbuenestado.Pontelabufandaytencuidado,hijo.Yaesdenocheyhacefrío.

Esunabolsadelonaconfranjasblancasyazulesyasasdemaderaenformadearos,abultadaybastantepesada,unabolsaquenuncaanteshabíavistoencasa.Seponeenmarchayamitaddecamino,cercadeSorsesquinaMartí,juntoalabocadela cloaca, una lata de conservas vacía y abollada le espera para recibir la patada.Siemprelegustópatearlatas,peroestavezpasadelargoamparadoenlassombras,conunvagosentimientodeclandestinidadypeligro.Hastaelpuntodeque,unpocomásalláseparabajo la luzdeunfarolysigilosamenteabre labolsayexaminasucontenido.Dospantalonesyunviejojersey,unabufanda,blusasyunafaldaplisada,prendas con algún remiendo y sin planchar, pero limpias. Y debajo de todo, trescamisas planchadas y perfectamente plegadas y abrochadas, tres camisetas y trescalzoncillosigualmenteplegados,cuatroparesdecalcetinesyunpijamaarayas.Sumano todavíaestá tanteandoel fondode labolsacuando tropiezaconun frascodemasaje Floïd, una cajetilla de hojas de afeitar, un cartón de tabaco rubio marcaChesterfieldyunacrujientebolsitade torrefacto,de lasqueelMatarratas se traeacasaalvolverdeltostadero.

HarogadoparaqueseaVioletaquienleabralapuerta.Peroessumadre,enbatay zapatillas, rulos en el pelo y con la cara redonda sin pintar flotando entre lassombrasdelvestíbulocomounalunapálidayfantasmal.Alveralchicosesorprende,perolesonríeenseguida.Noenciendelaluz.Estádesgajandounamandarinaconlosdedosyenlamuñecallevaunenormebrazaletedequincalladorada.

—¿Dóndevasaestashorasyconestefrío,criatura?—Letraigoestodepartedemimadre.—Ah,muy bien, cariño.—Rápidamente se hace cargo de la bolsa y se queda

unossegundosesperandoqueéldigaalgomás,mirándoleconsusonrisademuñecadeceluloide—.¿CómoandanuestraqueridaBerta?

—Quería venir ella, pero no se encuentra muy bien.—Asoma la cabeza y la

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mitaddelcuerpo,escrutandoelvestíbuloyelpasilloaoscuras—.¿Violetanoestá?—Sefueadormirahoramismo.Seaburría,lapobre.—Mantienelamanoenla

puerta, sin abrirla del todo—. Estábamos las dos solitas, escuchando la radio…¿Queríasdecirlealgo,corazón?

Lamanoregordetapruebaunacarantoñaensubarbilla.Elolordelamandarinaen sus dedos. ¿Por qué tiene hoy esa voz de gatita herida y más melosa que decostumbre?Alfondodelpiso,delladodelagalería,suenanvocesexultantesenunaradio.

—No,daigual.—Le diré que has preguntado por ella. Se alegrará.—Deposita la bolsa en el

sueloysuenaelclincdelfrascodeFloïd.Sumiradarisueñayperspicaznosealtera—.Notedigodeentrar,porqueyaestarádurmiendo.Perosiquieresqueledéalgúnrecado…YasabesquecadadomingolallevoalbailedeLaLealtad.Prometistevenirundía,cariño,loprometiste,¿oyanoteacuerdas?

—Síquemeacuerdo.Bueno,metengoqueir.Peronosemueve,ynosabemuybienporqué.Lamiracomoesperandoqueella

digaalgomás.Bruscamenteencogelapiernaderechay,conelpuñoenlabragueta,simulandounapremiovergonzante,bajalavistayentonaconvozlastimera:

—¡Oh, señora Mir! ¡Oh, por favor! —improvisando una grotesca tramoya decaricato, ocultándose tras una máscara doliente—. Oh, perdone usted, pero ¿medejaríairunmomentoalváter?¡Esquenopuedomás,semeestáescapando…!

—¡Puesclaro,hijo,faltaríamás!Venconmigo.Elcuartodebañoestáalfondodeunrecodoqueseabrealaderechadelpasillo,

antes de llegar a la habitación deVioleta.Ella le enciende la luz y luego cierra lapuerta.Uncuartolimpioyordenado,ycondetallesenatenciónalasvisitas.Latapadel váter forrada con una piel de cabra. La alfombrita de felpa frente al bidet. Elespejoimpolutoyorladodecalcomaníasdefloresdevivoscolores.Laalcachofadeladucharelucesobrelainmaculadabañera.Unarmarioblancocontoallasplegadas,dosalbornocesdetrásdelapuerta,unoblancoyotrorosa,gorrosdebaño,unacajadecartónllenaderulosymuchautileríafemeninadecepillosypinzasybotesalineadosenunarepisadecristal.Ymetidaenunvaso,unamaquinilladeafeitar…quebienpodía ser de ella, para depilarse las piernas. Pero hay algo más sospechoso: allevantar la tapa del váter—porque de pronto siente verdaderas ganas de mear, yrecuerda que en el simulacro del bar Mirasol le pasó lo mismo—, en el aguaestancada ve una colilla flotando, deshaciéndose en medio de una tenue efusiónamarillenta.Nopuede imaginarseaVioleta fumandocigarrillosaquí,encerradayaescondidas,pero sumadrequién sabe…Tirade la cadenaydudade si lavarse lasmanos.Lohaceyoye lavozde laseñoraMiralotro ladode lapuerta: ¡Cogeunatoalla limpia! Al salir se topa con ella, que lo mira con una sonrisa atenta y

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sosteniendolabolsa.Nosehamovidodeaquí.—¿Todobien?—Sí,señora…Bueno,yamevoy.Nolopercibióalentrarenelpisotandeprisaysimulandolaurgencia,peroahora,

cuando alcanza de nuevo el recibidor y se dispone a salir, su nariz capta el suavearoma a torrefacto que desprende la ropa colgada en la percha, muy cerca de lapuerta,variasprendasdeabrigoquelaoscuridadnolepermitedistinguir.Entoncesseparaconlasfosasnasalesdilatadas,ynotaenelbrazolamanodeella.

—Espera, hijo. —Lo retiene en el umbral, mirándole con ojos risueños yperspicaces—. Te veo un poco atolondrado, ¿sabes? —Le enrolla la bufandaalrededordel cuello, le aparta elmechón sobre la frente—.Queríapreguntarteunacosa,sino te importa…Sépor tumadreque todavía tegusta irapasearalparqueGüellyalaMontañaPelada.Québonito…Bueno,elcasoesquequeríapreguntartesiporcasualidadhasvistoporallíalseñorAlonso.Teacuerdasdeél,¿verdad?Esquetengoquedarleunrecado,semeolvidódecirleaestehombrealgoimportante,¿sabes?

—No,señora,nolehevisto.Además,últimamentevoypoco…—Ya.Esporsiteloencontrarasalgúndía.Podríaser,quiénsabe…Yahoravete

corriendoacasita.Ydescuida,cariño,lediréaVioletaquehaspreguntadoporella.—Sí,gracias.Adiós.—Muchocuidadoenlaescalera,quehaypocaluz.¡Yrecuerdatupromesa!Empiezaabajarysevuelveantesdequeella,quesiguemirándoleysonriendo

detrás de la puerta entreabierta, termine de cerrarla muy despacio. El inesperadoperfumedeltorrefactoylasugestióndelenigmaloacompañanenlaoscuridadhastaelúltimoescalóndelaplantabaja,despacioytanteandolabarandilla,demodoqueledatiempodefigurarsealaseñoraMirregresandoalcomedorconlabolsaenlamanodespués de cerrar la puerta del piso, puede verla vaciar la bolsa sobre la mesa ysepararlascamisasplanchadasdelaropausadayconremiendos,poneraunladoelcartón de Chesterfield y el frasco de masaje Floïd y las hojas de afeitar, abrir labolsitadetorrefactoparaolerloyfinalmentesonreíralhombrequehaceunsolitariosentadoenunángulodelamesa,seguramenteencamisetayenvueltoenunafrazada;y tambiénaella lave sentadaconelmolinillodecaféenel regazoydándolea lamanivela, sonriendo todo el rato, contenta de poder ayudar a su desdichada amigaBerta y de ofrecerle al huésped clandestino otra taza de auténtico y oloroso café-café…Sí,enelhogardeunfalangista,porquéno.Loestáviendosentadoalamesaybarajandolascartasunayotravez,pensativo,elhumodelcigarrilloenroscándoseensucabezarendida,despeinado,sinafeitar,huraño,blasfemoymásclandestinoquenunca.¡Ahorasíqueestamosenelculodelmundo,padre!Coñacdegarrafaenunvaso, colillas de rubio en un cenicero repleto. Sólo estaré un par de días, querida

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Vicky.Aratosamable,aratoscabreado.Labuenamujerroncatodalanocheysólotienecoñacdegarrafa.Laayudaenlacocina.Aratosseduermedebrucessobrelamesaenlaquecomíaelexalcalde.Escuchandolaradio.MirandoelbonitotraserodeVioleta cuando se adentra por el pasillo ajustándose la bata. Escondido en eldormitoriocuandovieneunapacienteaporsusfriegasoporunarecetadehierbasounalivioparalosjuanetes.UnafotodeJoséAntoniodeperfilenunmarcoplateado.Unpardedíassolamente,hospitalariaamiga…Sí,bienmirado,¿quémejorsitioqueéste?¿Aquiénseleocurriríabuscarleencasadeunalcaldeexcombatiente,unhogarbendecidoporelSagradoCorazón?

—¡Peroquédices!—Sumadreseríedebuenagana,perodándolelaespalda—.¡Estasíqueesbuena!¡Quécosasseteocurren,hijo!

Todavía no se ha acostado, aunque ya lleva puesto el camisón. Está en eldormitorio,ordenandoelarmarioropero.

—Hevistoloqueibaenlabolsa,madre…—¿Ahsí?Todoesparaunaobradebeneficencia.—…yelpisoenteroolíaacafétostado,delquepadresetraeacasa.—Yqué.NoeslaprimeravezqueleregaloaVictoriaunpocodecafé.¿Quéhay

deraroeneso?—Cierraelroperoysevuelvehaciaél,untantoenfurruñada—.Mira,túyyonopodemossaberdóndeestátupadre.Loúnicoquesabemos,yatelodije,esquesefuedeviajeyaúnnohavuelto.

—Esoyalosé,nohacefaltaquelodigas…—Lomejorseríaquenosupierasnieso,queestádeviaje.—Conmiradavivazy

un tantosocarrona,mientrasse recogeelpeloen lanuca, le sonríe—.Nosésimeentiendes,hijo…Verás,losprimerosdíassonlospeores.Hayqueirsedecasa,ylomás deprisa posible. Cualquier otro sitio es bueno… siempre que cuentes con laamistadylaconfianzadelapersonaqueteloofrece.¡PeronoencasadeVictoria!Essóloporunosdías,mientrassedecideunlugarmásseguro…¡Yvaya,pobreVictoria,si llegara a saberse! ¡No le faltaríamás que eso, con la reputaciónque tiene! ¿Meentiendes,hijo?

Peromás adelante ella admitirá que tal vez, en efecto, su padre pudo habersealojadoprovisionalmente en casade la señoraMir.Dosdíasyunanoche, nomás.Despuéssefuedeallípararefugiarsenosesabedónde,yapartirdeestemomentoseniega a responder a sus preguntas y no le informa de nada. Sin embargo, en eltranscurso del mes siguiente, un noviembre sombrío y desapacible, observando elcomportamientodesumadre,interpretandosusobstinadossilenciosysusrecaídasenla tristeza,Ringo llegará a la conclusión de que ella y elMatarratas se han citadosecretamenteenelpisodelaseñoraMir,despuésqueélloabandonara,porlomenosunpardeveces,siempredenocheyendomingo.

Todo empezó el día que su madre, mientras ordenaba cosas en una bolsa a

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espaldassuyas—élalcanzóaveruncartóndetabacorubioyunossobresdecarta—,sequejódefuertesdoloresdecabezaycervicalesyanuncióqueesanocheiríaaverasuamigaVictoria.Necesitoalgunapomadamilagrosade lasqueellaprepara,dijo.Repetirálavisitadossemanasdespués,tambiénendomingoydenoche,yenambasocasiones,porsuestadodeánimoalvolveracasa,másdesalentadayangustiadaqueal ir, Ringo deduce que se ha entrevistado con él. Deja entender que lo sabe, einmediatamentesesientearropadoporunamiradaescrutadoraycariñosaqueniegalos encuentros y le prohíbe terminantemente, con los ojos húmedos, hablar de supadre en casa y en cualquier parte, por el bien de todos, demucha gente, y hastaacabadiciéndolequelomejoresquenopiensemásenél,oquepienseenélcomosiyaestuvieramuertoocomosisehubieraidoparanovolver.Ringolointerpretacomoel deseo de librarle de cualquier sentimiento hacia el Matarratas que implique laobligacióndejustificarleoprotegerle,odeindagarensusactividadessecretasyensuparaderoactual.

Sinembargo,ycomodesmintiendoconellosuspropiosrecelosyprevenciones,seapresuraainformarledeotrasurgentesobligaciones.Laprimeraymásimportante,salvaguardar el puesto de trabajo de su padre en el tostadero nocturno del señorHuguet,buenamigoyprotectordelafamilia.Yleexplica:previniendoloquepodíapasar,haceyatiempoquesupadrehabíallegadoaunacuerdoconelseñorHuguetparaque,encasodetenerqueausentarsemástiempodelprevisto,permitieraqueelchicolosustituyera,enesperadesuvuelta.

—Nomegustaquetengasqueir,hijo,peronecesitamoseldinero.Soncincuentapesetasalasemanaquenosvienenmuybien.EsunpreciodefavorquenoshaceelseñorHuguet.Serásunbuenayudante,elseñorHuguetnotendráquejadeti,estoysegura.

—Puesclaro.Notepreocupes.Sabeloqueleespera,aunquenoporcuántotiempo.Algunavezsupadrelehabía

habladodeestetrabajitoextraquesedebíaalagenerosidadyalaconfianzaqueledispensaba el señorHuguet.Viudo y con dos hijas solteras, el señorHuguet habíasidofactordelaRENFEenlaestacióndeSants,trabajoqueperdióalserdenunciadoporsupasadoanarcosindicalista.Uncuñadosuyo,quetieneuncolmadoimportanteen la calle Aragón, le metió en el negocio del torrefacto. La puesta a punto y elmanejodelatostadoranoexigeungranesfuerzo,lehabíacomentadoalgunavezelMatarratas,sólounpocodemaña.HaceañoselseñorHuguetlohacíasolo,peroyaestá viejo y necesita ayuda. Cuatro días a la semana, lunes, miércoles, sábados ydomingos, hay que levantarse a las dos de la madrugada y salir a la calle bienabrigado,aunquelacasadelseñorHuguetestácerca,tresminutosandandohastaelpasajeOliveras,uncallejónrecónditocercadelcampodefútboldelEuropa.ElseñorHuguet te abrirá la cancela del jardín envuelto en un viejo albornoz y una gran

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bufanda.Con la linterna en lamano y dando traspiés, te guiará hasta el cobertizo,dondeya tiene encendidoel petromaxque todoel rato emiteun silbido rencoroso.Deberás preparar la leña para el fuego y los soportes de hierro que sostienen eltambor donde irá lamezcla de café y azúcar. Esamezcla la haceHuguet pesandocuidadosamente las partes en una balanza mientras yo me ocupo del fuego. Noesperesmuchas palabras deHuguet, no es hombre dado a la conversación.Luego,cuidandoquelasllamassemantengansiempreigual,paraquenosealtereelcalor,yatodoserádarlevueltasymásvueltasalamanivelahaciendogirarsobreelfuegolaesferametálica donde se van tostando los granos de café azucarados. Lamasa deltorrefactogiraygiradentrodeltamborconunrumordeolasenunaplayapedregosa,y, jolines ¿quieres creerqueesoes loúnicoqueoyesdurante treshorasmetidoenaquelbarracón?,leexplicaráRingoalQuique.Peronoesuntrabajomatador.Puedeshacerlo sentado en una banqueta o en el suelo, y mientras tanto el señor Huguetdispone el cedazo donde volcaremos el humeante torrefacto, cuando esté bientostado,ydondelodejamosenfriarunrato,yluegosóloquedacogerlosgranosconunapequeñapalaeirrellenandolasbolsitasdepapelsatinado,uncuartodekiloencadaunadeellas,yyaestá.Cuandomevoy,el señorHuguetme regalaunabolsaparamimadre.

Devueltaacasaconlabufandatapándolenarizyorejas,caminandosoloporlascallesdesiertas,solitarioyfurtivoyllenodefuriabajolamacilentaluzdelasfarolasydelasramaspeladasdelostilosdelpaseodelMonte,losdedosperfumadosporeltorrefactoseponenateclearenelairelimpiodelamadrugada.

Amediadosdediciembreydeimproviso,elfríosehacetanintensoquealatardecerlasvidrieras empañadasdelRosales sólopermitenver unamanchade luzdifusayamarillentaenelinterior.LaventanajuntoalaqueRingosesientaaleerrecogedevezencuandofigurasquepasandobladasypresurosasporlacalle,borrosassiluetasconfundiéndosecon laspersistentessombrasde la imaginación.Porqueencuestiónde unos pocos días, además de la llegada del frío y del trabajo nocturno en eltostadero, se han producido algunas novedades que en la taberna adquieren unaespecial resonancia. La primera es que, gracias a su mejorada salud y a su buencomportamiento en el manicomio de San Andrés, al ex alcalde Mir le concedenquincedíasdepermisoparaquepaselasfiestasdeNavidadyAñoNuevoencasa,encompañía de sumujer y su hija. Se dice desde hace tiempo que ya no reconoce aningunadelasdos,queestámajaradel todoysinarregloposible,peronovaaserverdad; no del todo, cuandomenos.Un atardecer lluvioso lo ven bajar de un taxifrenteasucasaapoyándoseenelbrazodeVioleta,pálido,muchomásdelgadoyconla mirada mortecina, pero con el mismo perfil belicoso y rapiñador de siempre,impecablementepeinadoyconmásbrillantinaytenebrosaviscosidadenelpeloque

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antes.LaseñoraPaquitadicequesemareóeneltaxiyporesoparecíaenfermo,peroquede lacabezaestá lamarderecuperado,queel tratamiento levademaravillayporesolepermitencelebrarestasfiestastanentrañablesenfamilia.Poresoyporsubuenaconducta.

—Noesverdad—diceelgordoAgustíndetrásdelabarra,dondenuncasesabesiestádepieosentado—.Aningúnlocopeligrosolosueltanporbuenaconducta.

—Lo han soltado con permiso de la autoridad militar —comenta el señorCarmonaenlamesadelsubastado—.Odelosfalangistas.Lossuyos,vaya.

—¡Tampoco!—refutaeltabernero,disponiendotrescopasdegruesocristalparaloscarajillos—.Averquiénloadivina.

—Elpermisolodaríasuloqueroparticular—opinaelseñorRiussirviendocartasdelabarajaconlamayorparsimonia—.TratándosedeunalcaldequefuecocineroenlaDivisiónAzul, tendrásu loqueroparticular,digoyo,ysóloélpuededarelvistobueno…

—¡Puesno!Elpermisoyelvistobuenolosdasumujer.¡Siestámásqueclaro!—insiste el señorAgustín sirviendo las copas en lamesade los jugadores—. ¿Porqué?Puesporquecreequesumaridoyanoseenteradenada,delopiradoqueestá.Sino,dequéloibaatraeracasa,cuandotodavíaesperarepescaralfulano…¿Hasvistotúunafamiliamástronadaqueesa,quetodoselodebeaqueelmaridosefueaRusiaapegartiros?

—¡Yaestábien,Agustín,por favor!—protesta suhermana—.PobreVicky.Hasido su hija la que lo ha sacado de allí.Y digáis lo que digáis, lo han curado.Nopareceelmismo.

—Yonuncahecreídoqueestuvieralocodeltodo,Paqui—diceelseñorCarmona—.Peroesverdadquepareceotrapersona.

—¡Quéotrapersonaniquéhostiasenvinagre!—sueltaelseñorAgustín—.Eselmismo fachendoso de siempre.Ya no va fardando por ahí, ni grita ni semete connadie, es verdad, pero aquí le tienes dos veces al día reclamando su copita deTíoPepeyhaciéndoseeldistraídoalahoradepagar.Siempresefuesindarnisiquieralasgraciasypretendeseguirhaciéndolo,porsucarabonitaysucamisaazul,elmuycabrito.Seráotrapersona,pero encuantopuede se aprovechadeuno…Ayervinocon la idea de seguir cobrando la cuota delAuxilio Social y la voluntad para susCampamentos Juveniles a cambio de no denunciarme por vender tabaco rubio. Lamismacabronadadeantes,cuandoeraalcalde.Ymeconstaqueandareclamandoenotrastabernasdelbarrio.

Eneltratodirecto,insisteelseñorAgustín,muestraresabiosdelsujetoabusivoymandónquenos tocó laspelotas, vestigiosdeuna chuleríaquemuchosdieronporfelizmenteliquidadaconaquelpistoletazoenlaescalinatadelsantuariodeSanJosédelaMontaña,yseequivocaron.

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—Haytodavíaquienbajalavistaanteél,señores,porsinosehandadocuenta.Porquechifladoocuerdo,eselmismodesiempre.

Viéndolecaminarporlacalle,despacioycontalantepensativo,oparadodelantedelmostradordelRosales,mirandoconfijezasucopitademanzanillaysinmostrarinterés por la parroquia ni deseos de hablar con nadie, ni siquiera de reprender laalgarabíajuvenilentornoalfutbolín,sediríaenefectoqueesunhombrenuevo.Sumiradaesmássombría,estámásflacoyvisteropasholgadasquenolesonpropias,unaamericanadepanaqueparecedeotrapersonayaratosunaboinanegracaladahasta las orejas, pero lo más novedoso en él es una actitud ensimismada, unagestualidadretardadayreflexiva,comosileyeraenelairelasinstruccionesdeloquedebe hacer o decir. Sin embargo, según tarda muy poco en saberse, esa aparenteformalidad no le impide disfrutar de los quince días de libertad que le han sidoconcedidos,ysorprenderconalgunasescapadasdecasa.AsistealoscultosreligiososdeLasÁnimasya lamisadelgalloacompañadoporsuhija, inclusoa la solemneceremonia de la Navidad del Pobre, erguido al pie del altar y rodeado por laCongregación de Damas Pías, y también a la representación teatral de LosPastorcillosdeBelén acargodelCuadroEscénicoparroquial,peroapesardeesaspuntuales comparecencias piadosas, que la feligresía comenta y celebra, otrostestimoniosyrumores,deorigentabernarioymaldiciente,esosí,pretendenqueelexalcalde siempre fue un hipócrita y unmeapilas y almismo tiempo un golfo y unmujeriego, o para ser más precisos, un redomado putero. Pocos días antes de lafestividaddeReyes,enelRosalessecomentajocosamentequehasidovistoenelbarQuimet de laRambladelPrat en compañíadeunameuca, con una guitarra en lasmanosycomiendocacahuetesqueellaleibatirandoalaboca.RogeryelmayordelosCazorla lo confirman, estaban allí y se troncharon de la risa con su actuación.TambiénsedicequeotranochelovieronentrarenelPanam’s,uncabaretuchodelasRamblas,yelQuique,bueno,elQuiqueafirmaquetanmajaranoestará,porquellevaenelbolsillodosotrescondones,queélloshavisto.

Pasadas las fiestas navideñas, una tarde lluviosa,Violeta y su padre se dirigenbajounparaguascalleabajohastalaplazaRovira,dondeesperanquepaseuntaxi.Esedíaelexalcaldesíquepareceotrapersona:tristeyabatidobajoelparaguasquesostieneVioleta,conlaboinahastalascejasymirándoselasmanosobsesivamente,dejaquesuhijaloarropeconlabufandayleabrocheunbotóndelagabardina.PocodespuéstomanuntaxiydesaparecenbajolalluviaendirecciónaSanAndrés.Alostresdías,aquejadodeunadolenciahepática,elseñorMiresingresadodeurgenciaenelhospitaldelMar.

Másomenosen tornoaestasmismas fechas,exactamente tresdíasdespuésdecumplirlosdieciséisaños,unoncedeeneroalcaerlatarde,RingoestáleyendoensumesadelRosalescuandoentraRogerdiciendoqueenelcineDeliciashanmatadoa

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unamujer.Peronoenlaplatea,tampocoenloslavabosoenelvestíbulo,sinoenlacabina de proyección.Una historia extraña, unmisterio, según se irán conociendomásdetalles.Lavíctimaesunaprostitutaylahanencontradoestranguladaconunacorbata negra sobre una pila de bobinas enlatadas junto al proyector.Dicen que elasesinoeselproyeccionista,yquelapolicíaloencontrósentadoenlaúltimafiladelaplatea cuandoaúnnohabía terminado lapelícula.Demomentono se sabenadamás.Handesalojadoelcineylohancerradoyprecintadoporordengubernativa.ElQuiqueyunchavaldesucalle,quesecolaronenlaprimerasesióndelatarde,dicenquehubouncortedepelículaquedurómásdelacuenta.PoníanLacallesinsolyGilda,quesecortócuandoellaenelcasinoempiezaadescorrerlacremalleradesuvestido diciendo no se me dan bien las cremalleras, pero si alguien quiereayudarme…yentoncesunadmiradordeentreelpúblicoseofrece.Ahífuecuandolapelículasecortó,explicóelQuique,yañadióqueélyaseloesperaba,porquecómonoibanacortarunapeliasí,conunatíatanbuenaquedándoseenpelotaviva…

Eneltranscursodelosdíassiguientessesabríanmáscosas;quelameucaeraunachinamuyguapa,exacróbatayartistadevarietés,quehabíasidoalgomásqueamigadel ex alcaldeMiryqueno fue estrangulada conuna corbata, sino conunamedianegra.

—Conunapelícula—afirmaelseñorAgustín—.Lataquilleralaviocuandoselallevaban. Dice que el mismo asesino llamó a la policía, pero que luego no supoexplicarse,sequedócomoalelado.

—Parecequelamuertallevabaelabrigopuesto,peronadadebajo—aventuróelQuique.

Nosehabladeotracosadurantealgúntiempo,especulandosobrelapersonalidaddelavíctimaylosmotivosdelasesino;quesilahabríamatadoporcelos,quesiellavivía en lo alto de la calle Verdi y tenía un hijo, que no era una puta china sinoaragonesa,ytambiénquelavieronmuchasvecesentrandoosaliendodelacomisaríadepolicíadelaTravesera.Hastaqueseagotaeltemayelanimadocoloquiodelosparroquianosderivaenotrosasuntos,ylomismoocurreconelchismorreosobrelarecuperada estabilidad mental de Ramón Mir atribuida a su reciente y decididaadicciónal jolgorioyalputerío,demodoquetodoacabanuevamentediluidoenellimoinvernalporelqueresbalan losdías,en lagrisurauniformequeelbarrioy laciudadsoportancomounestigma,yunovuelveapensarquelascosasquedeverdadimportanen lavidahandeserotrasypasan lejosdeaquí, lejosdenosotros.Aversino, chicos: Larry Darrell renuncia a la bellísima Isabel y emprende la ruta delHimalaya en busca de la fuente de la sabiduría sobre el filo de la navaja, el jovenNick Adams contempla las truchas que mueven las aletas afrontando la corrientevelozdelríodelosdoscorazones,JayGatsbyremaafanosamenteensupequeñobotehaciaellujosoyatedeungángster,haciaunsueñoqueserásuperdición,yRingose

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instalaunavezmásensumesadelatabernajuntoalaventanayobservaeldeclivede la tarde sobre la calle que, al igual que todos los domingos a esta hora, parecerepentinamenteinhóspitayabandonada.

Alpoco rato, la señoraMiryVioleta salende casaybajanpor el centrode lacalzada cogidas del brazo, peinadas de peluquería y endomingadas. Caminan connerviosa premura, cuchicheando y apoyándose la una en la otra. Una vezmás, lamadreacompañaalahijaalbailedelVerdi,oquizáaldelaCooperativaLaLealtad.Según comentarios de la pandilla, la elección del local era cosa de la madre ydepende siempre de las expectativas que el domingo anterior pudieran habersuscitadolasatencionesybuenasmanerasdealgúnjovenparaconVioleta;cuántasveceslahabíasacadoabailar,silahabíainvitadoonoaunrefresco,sielchicoerabienhablado, si le daba conversacióno si solamentequería arrimarsey restregar elnabo.Lamadretieneojosenelcogote,decíaelQuique,antesdequeteempalmesyasabeaquévas.

Como cada domingo, al pasar por delante del Rosales la señoraMir suelta elbrazodeVioletayentraasaludaralaseñoraPaquita.Aveces,despuésdelapreguntahabitual,sequedaconversandoconellaunosminutosysetomaunacopitadecoñac.Violetalaesperaenlacalle,paseandoarribayabajoporlaaceraconairepensativoyluciendounsorprendentepeloescaroladoalrededordesutezpálida,unabriguitodepañogris con solapasypuñosde terciopelo, guantesde lana rojay zapatos lilademediotacón.Unavezmás,sumadrelehadichoqueenseguidasale,queescuestióndeunminuto,peroellasabequeno.Sabequesilaprimeracopalaapuradeuntrago,pedirálasegundaparavaciarlaasorbitosyperderlanocióndeltiempo.

—Ponme otra, Paqui —dice la señora Mir acodada en la barra—. Estoymaltratandoelhígado,peronotemas,reina,aguantará.Yasívoyconelcorazónmáscalentito.HastalacalleMontsenyhayunabuenatiradayhacemuchofrío.

—¿PorquénovaisalSalónVerdi,queestámáscerca?—Es que en La Lealtad toca la orquesta de Mario Visconti. El vocalista es

encantador,ymuymelódico…Bueno,amihijalegusta.Lodicetosiendoysinmirarasuamiga,hoynoquiereversereflejadaensusojos

criticones.Vavestidaypintadademodotanllamativoquedalaimpresióndellevarencima más cosas de las que uno puede captar a primera vista. Embutida en unchaquetóndelanagrisconcuellodepieldeconejo,dejaentreverunablusadecolorrojocerezaquehacejuegoconelfuriosocarmíndesuslabios,ysemuestranerviosa,friolerayvulnerable,conlavozroncayenfermiza,recompuestatodaellamedianteunmaquillajeprimorosoquelehabrállevadohorasperoquenohaconseguidoborrarlasprofundasojerasnielrictusamargodelaboca,ytampocorescatarlavivezadelos ojos, la chispa alegre e imprevisible de la mirada, que fue siempre su máselocuente respuesta al mundo. Su rostro ya no consigue aquella radical

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transformaciónquesuscitabacruelesburlas,ydebajodeloslaboriososafeitesasomaahoralamujeratadaalospormenorescotidianosdelavidayaunmatrimonioroto.Elchaquetónlehueleacorderomojadoyllevacolgadodelhombroungranbolsodepielconflecosdetrencilla.Atironesyansiosamentesequitalosguantesytintineanlos pesados brazaletes cuando con mano temblorosa acerca la copita a los labios,ocultándolaconlaotramanoahuecada,comosilaprotegieradelvientoodemiradasajenas.

—¿Tehasmiradoalespejo,Vicky?—Másdeloquequisiera,bonita.Nomeregañes.Despuésdecadasorbosequeda

unossegundospensativa.—Notienesbuenacara—dicelatabernera—.Deberíasguardarcama.¿Porqué

nodejasqueVioletavayasola?—¡Huy, sola! ¿Cuántos años hace que no vas a bailar, ricura? Hay mucho

gamberro por ahí, ¿sabes?Me da un repelús nadamás verlos.—Entorna los ojostiznadosderímelyfatalidadyañade—:Hoylajuventudescruel,Paqui.

Levanta el hombro y se frota con él la oreja en un gestomimoso que sugieresuntuosas pieles acariciando su cuello, suspira y hurga afanosamente en su bolsohastasacarunpaquetedeChesterfield.Sequedaconelcigarrillopinzadoentre losdedos,peronoloenciende.Lobalanceahábilmente,ensimismada.

—Tuhija se está helando en la calle—dice la señoraPaqui—.Dile que entre,mujer.

—Prefiereesperarahífuera.—Nocomprendoporquénoladejasentrar.—Yosíladejo.Esellaquenoquiere.—Dilequelainvitoauncortadito,anda.—¿Yo?Díselotú.Salydíselo,verásloquetecontesta.—¿Porqué?¿Quélepasa?—Creoqueesporesapandilladelfutbolín.Dicequeseburlandeella,queson

unosguarros.Noquiereniverlos,ycon razón.Loschicosdehoyendía sonpuracaca.

—Peroyanoestán.Haceratoquesefueron.—Esigual.Esmuytozuda,yalosabes.—Yodiríaquenolegustaverteaquí,Vicky.—Lellenaelvasitodesifónhastael

borde—.Toma.Estoesloúnicoquedeberíasbeber.—Oh,yalopuedestirar.—Yconlarisitanerviosa—:Hesuprimidoelsifónde

midieta,cariño,medaacidez.—Mira,noleveolagracia.—¡Ay, Paqui, me aburres! Servidora tiene sus obligaciones, ¿comprendes?Mi

maridoenelhospital,nosabensitendránqueoperarle,yyodeaquíparaallátodoel

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santodía.Ysisupieraslasmalditasganasquetengodeiralbaile,conestefrío.Perohayque alegrarleunpoco lavida a estaniña. ¿Quéotra cosapuedohacer?Es tanrarita,lapobre.¿Cómovamosaencontrarlenovio,sinuncasaledecasa?—Observaasuhijaenlacalleatravésdelvidrioempañadodelapuerta—.Mírala.Cuandosearreglaunpocoestámona,¿noteparece,Paqui?Aquesí.

Conmuypocasvariantes,conosinpermanentes,conosinimaginariaspielesdelujoen loshombros,perosiempreconVioletaesperándolaen lacalle, laescenaserepitecadadomingo,unpreludiohabitualantesdeacudiralbaile.Tambiénendíasdeentre semanayacualquierhora.Siempreque la señoraMirpasapordelantede lataberna,yendooviniendodesusasuntos,separayentra,ylaconsabidapregunta,laúnicayverdaderarazónporlacualhaentrado,lapreguntaquenoparecedispuestaadejardeformularpormuchoschascosqueselleve,amenudoprecedealsaludoyacualquierotraformadecortesía,inclusoalaurgentepeticióndebebida:

—¿Algunanovedad,Paqui?Por vez primera, la señora Paquita deja traslucir en la respuesta una hostilidad

malcontrolada,apesardeltratocariñoso.—¿Novedad?¿Quénovedad,tesoro?—¡Cachislamar!¡Micarta,quéotranovedadvaaser!—¿Yaestamosotravez?No,nohallegadoningunacarta.—¿Quétepasa,reina?¿Estásenfadadaconmigo?—Estoy…cansada,Vicky.—Sólotehehechounapregunta.¿Esqueyanovoyapodernipreguntar?—Teavisé,tedijequenotehicierasmuchasilusiones…—¡Ah,vaya,estasíqueesbuena!Loquemedijisteesquehabíaqueesperar,¿no

teacuerdas?Esoesloquemedijiste…¿Oesquesabesalgomásytelocallas?—Claroqueno,Vicky.Peroyoquetúmeolvidabadeesacartadeunavezpor

todas…Vamos,quenolaesperaría.Yano.—¡Ah,peroyonosoytú,bonita!Lo dice desafiante y zalamera, sonriendo con el cigarrillo rubio sin encender

oscilandoentrelasuñasrojasycentelleantes,perosuamigasabequedetrásdeestasonrisahayunhondodesconsuelo,unapersistentecongoja,inexplicabledespuésdetanto tiempo de inútil espera, cuando ya el desencanto y la resignación deberíanprevalecer. Nada en su terca actitud ha cambiado en los últimos seis meses, nadasalvosuaspecto,muydesmejoradoapesardelmaquillajeyladiversidadyvariedadde permanentes. Muy tiesa sobre los finos tacones de aguja, reprimiendo un leveestremecimiento en la nuca, una mano en el borde del mostrador y la otra en lacintura,comounpájaroquesedispusieraaemprenderelvuelo,miraporencimadelhombro a los parroquianos que juegan a la manilla o al subastado bajo el velosuavementeonduladodehumoazulqueflotasobresuscabezasinclinadas,atentasa

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losdesigniosdelabaraja;losmiraypillaalgunamuecasocarronaqueacasolehacepensar que chismorrean de nuevo a su costa, pero no hay agravio ni amargura niresentimientoensumirada,sólounamezcladedesencantoyrisueñoestupor;losojosazulesmuyabiertossonlosdeunamujerquehasufridounasuertedealucinación,satisfactoriaenalgúnsentido,perodenaturalezaindescifrable.

Un pocomás allá de la partida de dominó, sentado a otramesa y con el libroabiertoantesí,elchicodeBertaapartaintencionadamentelosojosdeellaparamirarlacalleatravésdelaventanaconobstinadafijación,yporuninstantelamiradadelaseñora Mir languidece. Muchacho, muchacho, por favor, un poco de formalidad,podría leer él en su cara si se atreviera a mirarla, ¿es que no piensas cumplir tupromesa?¿Esporesoqueahoranoquieresmirarme?

—¡Quécanciónmásbonita,Paqui!—exclamadeprontoparandolaoreja—.¡Ay,mira,megustaporque…porque…!,¡noséporqué!

—¿Quécanción?—¿Estássorda?Esaquedanporlaradio.Su mirada conmovida permanece un rato colgada en el aire, el corazón y la

memoriaconectadosaunhilomusicalquesóloellapercibe.Laradioestámudaenunextremodelmostrador,conunaservilletayunpalilleroencima.

—Quétonteríasdices,Vicky.Laradioestáapagada.—¡Túsíqueestásapagada!Lacolipavaoyelacanciónporquellevalacanciónensusrumbosascaderastodo

el rato, pensarían seguramente los jugadores de dominó cercanos a la barra si aúnprestaran alguna atención a lo que dice, si aún compitieran en la burla cafre y elvulgar chascarrillo que tantas veces prodigaron a su costa el pasado verano. Lacabezadechorlito lucehoyunagranescarola rubia,profusamente rizaday juvenil.Mírala bien, mira su boca brillante de carmín rojo amapola, el colorete en lassobradasmejillas,laspestañaspringadasderímel.ComounamonadePascua.

—Loúnicoquequieroparamihijaesqueundíapuedavalerseporsímisma—dicedespuésdeotrosorbitodecoñac—.Esloúnicoquequiero,Paqui.Queparaserfeliz no tenga que esperar a que a un zángano sin corazón le entren las ganas deacostarseconella,¿meentiendes?Hoyendíalaschicasnosabenloquequieren,notienencriterio.—Otro lengüetazoa la copayañade—:Sémuybiendequéhablo,porque yo también pasé por eso… ¿Te acuerdas de Ricardo, Paqui? El guapetónaquel, Ricardo Taltavull, el hombre de los chasquidos asquerosos. ¿Cómo pudefijarme en un hombre que se hurga las orejas con una cerilla y que hace extrañosruidos con la boca, como si dentro tuviera siempre un gargajo…? ¡Demasiadaporquería junta, ¿no te parece?! ¡Había que estar ciega para no verlo! Pues mira,coladita estuve por él durante casi un año. Son cosas que una no se explica, peroocurren.

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—Solamente a ti, Vicky—se lamenta la señora Paquita—. A ti solamente leocurrenestascosas.

—Ay,chica,quiénnohaamadoalgunavezaquiennoleconviene.—Otrapausayotrotrago—.Yencima,cadavezhaymenostrabajo,noséporqué.Debeserqueyanadiesedueledenada.Alaclínicayanovoyhacelatira,yanomellaman…Claro,dicen que ahora la penicilina lo cura todo. ¿Sabes qué pienso, Paqui? Que estapuñeterapenicilinameestádejandosinclientela.

—Tonterías.NiquefueralapurgadeBenito.Veráscomoesteinviernoseanimalacosaytevienemásgente…

—Yanoquedanhombresherniados,Paqui.Mujerescondolordeespalda,lasquequieras. Pero hombres herniados, ni uno.Yo tenía una buena clientela de hombresherniados…Encuantoalacarta,alomejortuhermanosabealgo…

Latabernerapruebaacambiardetema:—Oye,creoquemevendríanbienunasfriegas,Vicky.—¿HaspreguntadoaAgustín?—Elproblemaesquenoparoentodoeldía,ynomequedatiempoparanada.—¿Quierescallartemientrashablo,Paqui,porfavor?Cierralosojosunratoyluegodirigeunamiradalastimeraalguapopatizambodel

calendario, al futbolista que debería haberse arrodillado para la foto.Con todo, nopuededejardeadmirarunavezmáselsoberbioentramadomuscularporencimadesusrobustasrodillas,asícomoelgestoaltanerodelacabezaconlafrentevendada,elagreste desafío al porvenir. Apura la copa, paga y se despide de la tabernera, queinsisteenquedeberíavolveracasa.Yaconlapuertaabierta,antesdesalir,sevuelveysusojosbuscanporsegundavezalhijodeBertaagazapadojuntoalaventanaconsucaritadesueño:¿quéhaydelapromesaquemehiciste,muchacho?

Bajo la pesadez de los párpados capta el mudo reproche de la mujer. Estedomingotampoco,señora,losiento.Desdequetrabajadenochearrastrasueñotodoeldía,yencimael aromaa torrefactoquedesprenden suchaquetay subufanda loadormece aún más, obrando como un somnífero. Y como los ojos también se lecierran sobre las páginas del libro, frota con la mano el cristal empañado de laventana y recupera la imagen de Violeta esperando en la calle. Ahora está en elbordillo de la acera de enfrente, muy quieta y con los pies juntos, las manosenguantadasapretandocontraelvientreunmonederobaratodeplexiglásamarillo,ysobretodoconlacabezagacha,evitandoasíquelostranseúnteslamirenalosojos.Cuandoveasumadresalirdelbar,sereúneconellaysecuelgadesubrazoconairesumiso, y las dos se alejan calle abajo por el centro de la calzada,muy juntitas ydándosecalormutuamente, comodos jóvenesamigasquevanalbaileenbuscadeemociones. Lamadre camina nomuy segura sobre los altos tacones y susurrandoalgoaloídodelahija,queescuchacabizbajayensilencio,conaquellaincongruencia

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sensualqueRingoverificaunavezmás,inclusodelejosyviéndoladeespaldas:unaspiernas francamente bonitas y una cara fea, unos andares precavidos y un traserobrioso.

MediahoradespuésconsiguefijarlaatencióneneljovenMichaelFureyplantadoen un remoto jardín deGalway, aterido bajo la lluvia ymirando la ventana de suamada.El aura fatalistade la escena ledesveladuranteunbuen rato,hastaquedenuevoelsueñoyotroramalazodemalaconcienciaacabanporaturdirleyoptaporcerrarellibro.Selevantaysaledelbar,quedándoseparadoenlaacera.Sonalgomásde las cinco y está anocheciendo. ¿Pero por qué?, se pregunta, ¿quién te obliga acumplirunaestúpidapromesaaunamujermediochifladaquebuscanovioparaunahijafea?Nuevamenteentraenelbar,lepidealaseñoraPaquitafavordeguardarleellibroysaleliándoselabufandaalcuello,mirandoenlaaceradeenfrenteelbalcóndelaseñoraMirinvadidoyaporlassombras.Separauninstanteypiensa:eslomenosquepuedohacer,peronosedecideadarelprimerpaso.Enelbalcón,ladesflecadapalmapascualuncidaalaherrumbredelabarandilladesdehacecasidosaños,resecay maltrecha por la larga exposición al sol y a la intemperie, está parcialmentedesprendidayamenazaconcaerseapedazosenlacalle.Ringocreeverunaluzqueseenciendedetrásdeloscristalesdelbalcónyunasombracruzandofugazmenteelcomedor.Yalgoquenollegaaserunsentimiento,solamenteeseleveescozorenlaconciencia, lo pone finalmente enmarchadiciéndosepor enésimavez es lomenosquepuedeshacer,chaval,dejartecaerporallíconelúnicopropósitodeavisarlas.

NuncaanteshabíaestadoenlaCooperativaLaLealtad,peroalterminardesubirlasescalerasyenfrentarsealapistadebaile,enelprimerpiso,todoleresultafamiliar,de tantas veces como ha oído al Quique y a Roger hablar del local y de suscondiciones tanpropiciasparaapalancarteunachavala, sobre todoen lascalurosasnochesdeverano,cuandolabalconadasobrelacalleMontsenyestáabiertayalgunasparejas salen a tomar el fresco y de paso a meterse mano. La orquesta toca unarumba,elvocalistavisteunachaquetaazulcelesteconsolapasdepurpurinaplateaday agita lasmaracas. La pista está abarrotada de parejas bailando y a su alrededorpequeños grupos de jóvenes charlan y dan voces, de pie o sentados en sillasplegables.Corbatasvistosas,tupésybrillantina,americanasconmuchaguataenlashombreras,muchachasconrebecas,conmediasycalcetines.NovealQuiquenialosdemás,habránidoalVerdi.TardaunpocoenlocalizaraVioleta.Noesdeesasquesequedanalbordedelapistaesperandoquelassaquenabailar,sumisasomirandoaloschicos con descaro y arqueando la cadera; sabe que alineada con ellas tiene pocasopciones,aunqueajuzgarpordondesehallaharenunciadoacualquierposibilidad.Ocupa una silla en la pared del fondo, cerca de una de las salidas al larguísimobalcón,ahoracerrado,yestádiciéndolequenoaunchicoflacoyorejudoplantado

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chulescamenteanteellaconlosbrazosenjarra.Sujetandolosguantesyelpequeñomonederodeplexiglásenelregazo,niegaconlacabezaunayotravez,ynisiquieralemira.Laslucesenmarañadasdellocalnolafavorecennada.Ahora,sinelabrigo,luceunafaldaplisadacolornaranjaybastantecorta,unablusamalvadesatínyunacinta negray estrecha alrededor del cuello.Antes dequedarseotra vez sola, yahavisto a Ringo abriéndose paso al borde de la pista, malcarado y esquivo, con laamericanasinabrocharylasmanosenlosbolsillos,elpeloalborotadosobrelafrenteylabufandamarróncruzadasobreelpechocomodoscananas.

—Hola,Violeta.—Hola.—¿Ytumadre?—¿Qué…?—ladeandolacabezaparaoírlemejor.—Tumadre.¿Nohavenidocontigo?—¿Teimportamucho?—Esquevengoadecirleunacosa…Hevistoalgomuyextraño.—¿Ah,sí?—Sí.Hayqueavisaratumadreenseguida…Enserio.¿Dóndeestá?Laorquesta tocade forma tanestridentequeahoga suspalabras.Pasea lavista

porlosalrededores,sinresultado.RecuerdaelcachondeodelapandillaenelRosales:lamadresequedacolgadaenlabarradelbarylahijasedejamagrearenelbalcónoenloslavabos:espancomido,chaval.Violetacruzalaspiernasmuydespacioyconlamanorecomponeaplicadamenteunplieguedelafaldaplisada.Luegolemiracondureza.

—Quítatelabufanda,¿quieres?Sólodeverlamedacalor.¿Quétienesquedecirleamimadre?

—Quealguienhaentradoenvuestracasa.Ahoramismohayluzenelcomedor,sevedesde lacalle. ¡Te lo juro!Medicuentaal salirdelbar.Hayalguiendentro,seguramenteunladrón…¿Dóndeestátumadre?

Ellalomiraensilencio,pensativa,sinelmenorsíntomadealarma.—¿Luzenelcomedor?—¡Telojuro!—¿Cuándolohasvisto?—Ahoramismo,haceuncuartodehora.Eltiempodeveniraquíandando.—¿Ah, sí? —De nuevo se queda pensando, tranquila y con media sonrisa,

mientrasenderezaotropliegueenlafalda—.¿Yhasvenidoporeso,porquepiensasquehayunladrónencasa?

—Bueno,aver,yosabíaqueestabaisaquí,¿no?Osvisalirdecasa,a tiya tumadre…¿Quéquieresquepiense,sihayluzyallínoquedanadie?

—Mamáseolvidaríadeapagarla.

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Ringosequitalabufanda,cogeunasillaysesientaasulado.—¿Estás segura? Alguien ha podido entrar por el balcón, agarrándose a la

barandilla…Lapalmasehadesprendido,estáapuntodecaer.—¿Ah,sí?—Podríaserquehubieravuelto,ysinotienellave…—¿Quehubieravueltoquién?—Elcojo,aquelamigodetumadre.—¡Nomehablesdeesehombre!¡Ojalásehayamuerto!—Pueshayluzenelcomedor,Violeta,telojuro.Tenemosqueavisaratumadre.

¿Dóndeestá?—Dónde va a estar. En el bar.—Ymirándolemaliciosamente—:Ya entiendo.

Quieresquemamá tevea, ¿verdad?,que sepaquehasvenido…aunque seacon laexcusadehabervistoaunladrón.

—¿Yo?—Tú,sí.Porquetehizoprometerquevendrías,¿creesquenolosé?Yolostrucos

demimadremelossétodos.—¿Pero qué dices?He venido porque he querido.Amí nome obliga nada ni

nadie.Yo esta tardepensaba ir al cineVerdi, conqueyaves…PonenLabestia denuevededos,¿lahasvisto?,vadeunpianistaalquelecortanundedoyseconvierteen un asesino, por venganza, pero sigue siendo elmejor pianista delmundo…EsPeterLorre.Ibaasacarlaentradacuandomedije,nano,noestábienloquehaces,deberíasiraavisaraVioletayasumadredequealguienhaentradoensucasa.

—Nomedigas.Puesvale,yaestamosavisadas.Ahoraexplícameesto:¿porquéleprometisteamimadrequevendríasabailarconmigo,sinotegustabailar,queyolosé?

El porqué de ningúnmodo piensa decírselo. Élmismo no está seguro. Violetasonríeburlonamenteyañade:

—Perotranquilo,hombre.Notienesquesacarme,sinoquieres.—Puesclaro,quétecrees.Hevenidoporloquetehedicho—insiste,escrutando

elperfildescreído,mientras laorquestaataca losprimeroscompasesdeunmamboqueprovocaenlapistadebaileunaexplosióndejúbiloychillidosfemeninos—.¿Esquenoteimportaqueunextrañosehayacoladoentucasa?

Violetasevuelvedespacioyseencaraconél.—Perobueno,¿esquenolosabes?—¿Saberqué?—¿Deverdadnoestásenterado?—inquiereconsorna,mirándolefijamentealos

ojos desde muy cerca, como si quisiera hipnotizarle—: ¿De verdad de verdad nosabesnada?Nopuedocreerlo…

—¡Te repito que he visto una luz en tu casa! ¡Que me muera aquí mismo si

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miento!—Estábien,habíaluz.Yahoradimeunacosa…¿Quéhaydetupadre,quésabes

deél?—MipadreestáenFrancia—dicerápido—.¿Yquétienequever…?—Pues da la casualidad que tiene mucho que ver. Si yo te dijera que esa luz

podríahaberlaencendidoél,¿mecreerías?Porque tiene llavedelpiso.Mamáse ladio,yúltimamentesehavistoallícontumadremásdeunavez,siempredenoche.Nomedigasquenolosabías.Listo.—Descruzalasrodillasyvuelveacruzarlasdeformabruscayresolutiva,yporun instante lasugestióndelgestopuedemásenélque la mal simulada sorpresa por lo que acaba de oír. Enseguida reacciona comopillado en falta y traslada lamirada a lasmanos que descansan en el regazo. Losdedoslargosydelicados,demovimientospausadosyenvolventes, jugueteanconelmonederodeplexiglás—.¿Porquéseveíanenmicasaycomoensecreto?,esoyonolosé.Pregúntaleatumadre.

—MipadreestáenFrancia,tedigo.Seguramentecontutío.Yyoséporqué…—Noquieroquemeexpliquesnada—cortaVioleta—,noquierosabernadamás.

Menosmalquefueronunospocosdías,ycasinimeenteré.Estuvo todoel tiempoencerradoensucuarto,sólosalíadenoche,asíquenomepreguntesnada,porquenosénada.

Mueve displicentemente los párpados, un tanto abultados, de espesas y rojizaspestañas, mientras Ringo, un poco aturdido por lo que acaba de oír, todavía estápensandoen el balcón iluminado.Asíque elMatarratas, devez en cuando, aún sedeja ver por aquí… En cualquier caso lo que ahora importa es que esa luz en elbalcón,aunqueempiezaanoestarsegurodehaberlavisto,justificasupresenciaenelbaile, no la puñetera mala conciencia. Lo demás a mí qué hostias me importa. Yobedeciendoaunrepentino impulso,desvelaun íntimoanhelo,unafantasíaquehatramadosecretamentealgunavez.

—Undíame iré a Francia, ¿sabes?Un díami padre nosmandará llamar amimadreyamí,ynosiremosdeesteculodelmundoparasiempre.

Violetalemiraconexpresiónincrédula.—¿Ahsí?Québien.¿Ycuándoocurriráeso?—No lo sé, depende demuchas cosas.—Baja la voz, y, en planmisterioso—:

Habrá que esperar, y sobre todo no ir por ahí diciéndolo, ¿entiendes?Mucho ojo.Perobueno,yaqueestoyaquí…

Yaquehavenido,quieredecir,yaqueélhacumplidolapromesayellaestásolay tan disponible, con sus pechitos duros bajo la blusa y sus rodillas de manzana,sentadamuytiesaenlasillaysiguiendoelcompásdelamúsicaconunlevebalanceodelacabeza…

—¿Quieresbailar?

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—Uf.Estoycansada.Además,atinotegustabailar.—Bueno,esodepende.Sehaquitado labufandaynosabequéhacerconella.Despuésdelmambo,el

cantantemelódicodirigeconlamanolosprimeroscompasesdeunlentoyladealacabezafrentealmicrófonoahuecandolavozempalagosa.

—Elvocalistaesunabirria—diceRingo.—Esmuyguapo.—Tienecaradecabra.—Puesamímegusta.—Yelpianistatocaconunpalometidoenelculo,secreeJoséIturbioalgoasí…

Ymiraelbatería.Estaorquestanovaleunpito.—Eslamejor.ElmespasadotocabaenelSalónCibeles.Permanecenotroratocallados,mirandolasparejasquegiranlentamentealborde

de la pista. Un chico con una gran narizota y una repeinada cabeza de zepelín seplantaanteVioletaconlasmanosenlosbolsillosylainvitaabailar.Estodavíamásfeoqueelotro,piensaRingo.Ellaledicequenoyelchicodamediavueltaysevacabizbajo.Depronto,VioletalequitaaRingolabufandadelasmanosparacolgarlaenelrespaldodelasilla.

—Québienhueleestabufanda—dice—.Acafétostado,¿verdad?Élseencogedehombros.Labufandaesunaprolongaciónolorosadesusnoches

secretas.Haceapenasdocehorascolgabadeunaperchaenun rincóndel tostaderomientrasélledabavueltasalamanivelasentadojuntoalfuego.PeroconVioletanoquierohablardeesefuegonideesasnoches.

—Anda,vamos—diceVioletalevantándosedepronto—.Quemamáveaquehasvenido.Estáenelbar.Vamos,aquéesperas.

—¡Queno,hostia,quenohevenidoporeso!—¿Ah,no?—No.Encambio tú…¿Medejasque tedigaunacosa?Túnodeberíasdejarla

sola,atumadre,ymenosenelbar.Nodeberías.Aplausosparalaorquesta.Violetasequedamirándole,sedejacaerenlasillade

golpeysuspiracabizbaja,hociqueandoensupropiodescontento.—Ya lo sé—dice con la voz repentinamente deprimida—.Pero es quenohay

manera…Nadamásllegarhemosvueltoadiscutir,paravariar.Sequedaenelbarynohayquienlasaquedeallí.Sehaquemadolamanoconelcigarrilloydicequehasidounchicoqueestabaasulado,queellanohasido,deningúnmodo…Queestuvoapuntodecaerseporqueelchicoseestababurlandodeellaydemí.Seguramentesemareó.Siemprelepasaalgo.Últimamentepareceelpupas.Yesque,deverdad,noestá bien, nada bien… ¿Y sabes por qué? ¡Todavía espera noticias del futbolista!¡Mirasillegaaserboba!

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—¿Quéfutbolista…?—Elcojo,quiénvaaser.Eseviejoquedicequeserompiólapiernahaceaños,el

señor Alonso—añade con la voz destemplada—.Menudo cuento se lleva con lapierna.Yesodeunacarta,quelaseñoraPaquitalecontóamamá,otramentiradelcojo.Seguroquenuncapensóenescribirleniunapostal.

—¿Unacarta?—Nomedigasquenolosabes.¡Sieslarechiflaentodoelbarrio!Laorquestasigueconboleros.Ringosemiralasmanos,pensativo.—Sí, bueno, algo he oído…¿Qué crees tú que le diría el señorAlonso en esa

carta?—Veteasaber.Mentirasparahacer laspaces,paravolveraverla…Diosno lo

quiera.Cadadíaquepasa,mamáestápeor.Yanoséquéhacer.Escomo…comounaenfermedad.ElotrodíadiscutióconlaseñoraGrau, la llamócotillayla insultó, ledijo que estaba metiéndose en lo que no debía, y la mujer se vistió y se marchófuriosaysinpagar.Seguroquenovuelve.Ynoeslaprimeravezquepasaunacosaasí…Habríaquehacer algo, ¿sabes?Alguiendeberíadecirleque estehombre estácasado,porejemplo,porqueseguroqueestácasado,yconhijos,ochohijospor lomenos.Yqueestuvoenlacárcel…¿Sabíasqueestuvoenlacárcel?

—No.—Pues sí. Cuando conoció amamá no tenía donde caersemuerto, acababa de

salirdelaModeloodeuncampodeconcentración…—¿Cómolosabes?—Le regaló a mamá un anillo muy bonito que él mismo había hecho con un

huesodecordero,odenoséqué.Todoslosprisioneroslohacen.EltíoRamiro,antesde irseaFrancia, tambiénhacíaanillosdehuesoconuna limacuandoestabaen lacárcel.Se lo recordé amamá,peronoquiso escucharme.Amínuncameescucha.Peroalguiendeberíaconvencerladequeestehombreesunpresidiario…

—¿Yporquéestuvopreso?—¡Quémásda!Porladrón,oestafador,oestraperlista.Veteasaber.Sobretodo

porrojo.—Noeslomismo.—Bueno,másomenos.—Violetaseencogedehombros—.Elcasoesqueesun

embustero,ungorrónyunamalapersona. ¡Miraqueenredarseconunhombreasí!¡Estodoloquepapáodiaba!Unperdulario,unmalhechor,unpuñeterorojo…

—Peronoesunamalapersona,Violeta.Noloes.—¿Túquésabes?—Siledicesesoatumadre,lecausarásungrandisgusto.—Bueno,yqué.Quesufraundesengaño.Porque,aver,¿quiénes,dedóndeha

salidoeseindividuo,porquésenosmetióencasa…?Seguroqueesunbarraquista.

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JuraríaqueviveenunabarracadeMontjuich,porahíporCanTunis,opeoraún,enel Campo de la Bota. Una señorita catequista de Las Ánimas que va mucho alSomorrostroporobrasdecaridadlovioundíaconunapandilladechicosjugandoalfútbol en laplaya, allápor lasbarracasdePequin.Esono se lohedichoamamá,seríacapazdeirabuscarloenaquelbasurero…¿Túhasidoporallíalgunavez?¡Nohaymásque ratasymierda!Pero claro, el farsantenunca lo admitirá…¿Cómoesaquellodeantessecogeaunmentirosoqueauncojo?Puesmira,noesverdad.

—¿Yquépiensashacer?—Me gustaría convencerla de que este hombre nunca volverá, y tampoco le

escribiráninadadeeso.QuesehaidoatrabajaralBrasil,porejemplo,bienlejos,yque no piensa volver… Podrías decírselo tú. Decirle que viste cómo un día sedespedíadetodosenelbar.

—Esoesmentira.¿Porquénoselodicestú?—Amínomecreería.Desdeeldíaqueriñeronyloechóalacalle,mamánose

creenadadeloqueledigo.—¿Yesoporqué?Violetacallaysequedamirandoconojosfríoslasparejasqueabarrotanlapista,

lascabezasgirandorendidasysumisasalritmolentodemelodiososboleros.—¡Gggaaarrggg…!—gargajeahastiada—.Porqueellaesasí.Aquí,esperandosentadaquelasaquenabailar,bajoestaluzcrudaymecidapor

estamúsicainsinuante,eldesajusteentresuspiernasbonitasysucarafeúchaesmáschocanteydesalentador.Perocuantomásllamativoeseldesarreglo,máspersistenteeslaatracción.Talvezporello,decideprobarsuerteotravez:

—¿Qué?¿Bailamos?Violeta hace un vago gesto con la cabeza que tanto podría querer decir que sí

comoqueno,ysequedapensandounossegundosantesdecontestar.—No.Denuevoseentretienemanoseandoelmonederoycorrigiendolosplieguesdela

falda,moviendolosdedosconrapidezydelicadeza.Ydeprontoselevanta.—Bueno,sí—concededesdeñosa—.Porquehasvenidoporeso,¿no?Consólorodearsucintura,rozandoapenasconlosdedoselsuavereplieguedela

espalda debajo de la blusa, la mano adivina el vigor de las nalgas poniéndose enmovimiento. Incluso el dedo amputado detecta ese leve respingo que alegra elcorazón.Ella ofrece lamanoderecha alzada, húmeday cálida, y, con losprimerospasos,élcierraesamanoconlasuyaylaretieneensupechopropiciandolafricciónmás o menos casual. La otra mano de la muchacha descansa sobre su hombro,rozandolanuca,perosujetandoelpequeñomonederoy losguantesypor tantosinposibilidadderespuestaefusiva.Aunasí,aunestirandoellaelcuelloyapartandolacara,élconstataladocilidaddelcuerpodejándoseatraerinmediatamente.Violetale

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entregaelmusloizquierdoylomueveentrelossuyos,aprisionadocomosinquererysiempre un poco retardado con respecto a sus evoluciones, y él convoca la cálidaoleada de la sangre en las ingles: necesita creer que está aquí por eso, por estosachuchones,quehavenidosóloaeso,¿aquésino,Quique,Roger,Rafa,muchachos,quéotracosapodíatraerleaquí,quéotrosentimientopodíallevarmeacomplaceraunacacatúaquebuscanovioparasuhija?¿Aquépodríavenirunosinoarestregarelboniatoenestosmuslos,aunquesóloseaparaverificarunavezmásqueaVioletaledaigual,quenorespondeaningúnestímulo,quenopareceenterarsedelacalenturadeunoyque,conlamayorindiferencia,seponeatararearlacanciónalcompásdelaorquesta,ajenaporcompletoalsigilosoritualdemaniobrasensuentrepiernayconlamismaflojeraenelcuerpoqueelañopasadoenelbailedelafiestamayor?

Alcabodeunrato,resentidoantelafaltaderespuesta,acercalabocaalaorejasorda:

—Oye,Violeta,explícameunacosa.Cuandoaquelfollónde tumadreenmitadde lacalle, elveranopasado, túestabasencasa, ¿verdad?Oícómo tumadre se lodecíaalaseñoraPaquita…¿Cómonobajasteaayudarla?

—¿Porquélopreguntas?¿Teimportamucho?—Me importa un rábano. Pero a ver, tu madre allí tirada, y tú ni siquiera te

asomastealbalcón.—Deesonomeenteré.Estabaenlacamaconunchichónenlacabeza.—¿Unchichón?—Mehabíacaídoenelbaño.Menosmalquellevabalatoallaliadaalacabeza,

quesino…—Puesalguienquería irabuscartey tumadredijoquenoestabasencasa,que

habíasidoalaplayaconunaamiga.¿Porquémintió?—Nosé…Noquisoqueyolavieraenaquelestado,supongo.Elvocalistamelódicocantaconsuslabiosdepezpegadosalmicrófonoysuvoz

nasalsaleporlosaltavocesconvertidaenchatarra.Cabaretera,midulcearrabalera.Devezencuando,enlospasoshaciaadelante,ensuafánporarrimarseaella,Ringoanticipa torpemente la pierna y no puede evitar el pisotón. Piensa un poco enmispies,murmuraellaburlonamente.Peroelpatosonopuedepensarensuspies,porquelaestáviendoenelcuartodebañoconlatoallaliadaalacabezaamododeturbanteymirándosedesnudaenelespejo,antesderesbalar;porquelaestáviendoenelsueloy está considerando la turgencia de la entrepierna que ahora presiona suavementecontraelmuslosinconseguirnada, sin recibir lamenorseñaldecomplacenciaporpartedeella.Escomorefregarsecariñosamentecontraunsacodepatatas.

—Vayaconlamosquitamuerta—masculla—.Asíqueesedía,cuandotumadreyelcojotuvieronlabronca,estabasallí…¿Quépasó?¿Porquériñeron?

Ellanorespondeyrindelafrentesobresuhombro.Porunatontería,dicealcabo

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de un rato, tenía que ocurrir, y yome alegré, y se aprieta contra él rodeándole elcuelloconelbrazo,aplastalabocaenlasolapadelaamericanayfarfullaalgoquenoseentiende,peroquesuenacomounapalabrota,seguidadeunbalbuceanterosariodereproches:fueunmalentendido,unaburradademamá,unapifiadelaquenoseharepuesto todavía, pero de la que me alegro. Lo cuenta en un tono desabrido ymonótono, como si lo estuviera leyendo en la solapa con cierta dificultad, conmuchaspausasyvacilaciones: siesedomingohubiese idoa laplayaconsuamigaMerche, talcomohabíaplaneado,si laseñoraTerolno tuvieracelulitisymamánohubieseidoavisitarla,siaquelhombrenosehubieraquedadoencasaaesperarla,sime hubiese duchado media hora después… Una breve relación de hechosencadenadosporunafatalidad.Unavozextrañabajounrumordelluvia.Ringocierralos ojos para verlamejor: detrás de lasmortecinas palabras hayun cuartodebañocoqueto y ella está mirándose desnuda en el espejo mientras se lía la toalla a lacabeza.Descalza,mojada todavía, se inclinay luego seyerguebruscamenteconelturbanteyapuesto.Seconfirmanlospechospequeñosylascaderassobradas.Aliracogerelalbornozresbalaycaedeespaldasgolpeándose lanucaconelbordede labañera.Pudoserpeor,dice,elturbanteatenuóelgolpe,peroaunasísemenublólavistaymequedécasisinvoz.Enesemomentoaquelhombreestabaenelcomedorponiendo lamesa, le gustaba ayudar, lo hacía siempre que se quedaba a comer degorra,ydebiódeoírlagritar.Acudióylacogióenbrazos,latapóconelalbornoz,lallevóasucuartoylatendióenlacamaturca,perodetodoesoellaseenteraunpocodespués.

—Nodigoquemetocara,¿eh?Peroquiénsabe…—¿Sí?¿Porquélodices?—Quierodecirtocarmedeesamanera,yasabes.Silohizo,nomeenteré,nome

dicuenta.—¡Hala!Unachicasiempresedacuentadeeso.¿Cuánto tiempo ha pasado?, se preguntaría al volver en sí.Y no afirma que la

tocara,esono,perodeprontoseencuentratendidaenlacama,maltapadaymedioatontadatodavía,sóloconla toallacomoturbante,y,claroestá, indefensa.¿Cuántotiempohaestadoasí?,yél tratandode reanimarlaconunoscachetesy llamándola,Violeta, niña, y de todosmodos esta voz y estasmanos queman, y ella qué podíahacersinoeracapazdereaccionar,sinosabíaloqueestabapasando,siningunodelosdosoyólapuertadelpisonilospasosenelcorredor,hastaquelavimosparadaenelumbraldelcuartoconsubatablancaysuneceserconsuscremasypotingues…

Legustaríaverlelacaramientraslaescucha,yaquelavoz,extrañayahogadaalmantener la boca pegada a su pecho, no deja entrever ningún sentimiento. Actoseguidoaflojaelbrazoalrededordelcuelloylevantalacabeza.Hasidocomosoltarunaconfidenciademaneraabruptayrápida,ycomosihubiesenecesitadorefugiarse

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enélparahacerlo,escondiendolacaraytomandoprestadaotravoz.—Élquisoexplicárselo—añade—.Aunquenoseesforzómucho,laverdad.Pero

mamáno leescuchó,y ledijocosas terribles.Terribles.Quese fueradecasaynovolvieranuncamás.Loabofeteóyletiróalacabezatodoloquehabíaenlamesa,platos y vasos y una botella, todo lo que él había dispuesto para comer los tres.Lloraba sin parar y de pronto salió a todo correr por el pasillo y se fue escalerasabajo…Yélrecogiósuscosasytambiénsefue.Penséqueibatrasellaparahacerlavolveryconvencerla,peroquéva.Selaspirótotalmenteyparasiempre.

—¿Ytúquéhiciste?—Nada.Meencerréotravezenelbaño,ymecallé.—¿Tecallaste?¿Porqué?—Porqueenelfondomealegrédequesefuera.Porquedetodosmodoslahabría

dejado.Poreso.—¿Cómolosabes?—Porque ya no la quería. Ella no se daba cuenta, pero yo sí. Llegó a decirle:

prometoperdonarte,yteescribiré,oalgoasíledijo,peroaprovechólaocasiónparadejarlaplantada.—Callaun ratoy luegoañade—:Todoesto te lohecontadoparaqueveasquenoteengaño.Paramamáaquellofueterrible.

Y no quiere entenderlo, además, añade con desgana, la voz enredada en unarencorosacomplacencia,estamujernopuedeonoquiereentenderlo,siemprefueasí,confíademasiadoenlosdemásylaengañanynuncaescarmienta,espuñeteramentetontaycándida,siempreandarábuscandoalguienquelamimeylaproteja,alguienque sea amable y atento con ella. Siempre estuvo necesitada de eso, y por esoprecisamentehaacabadoperdiendolaautoestima.Desdehacetiempopapáesapenasunrecuerdoensumemoria,unrecuerdonomuygrato,asíquesuúnicopensamientoesparaestehombre.Losprimerosdías,despuésqueestesinvergüenzaladejó,decíacosasimposiblesdesoportar.

—¿Sabesquédijoundía?Dijoquelopeordetodo,loquemáslehabíadolido,nofuequeyoestuvieramediodesnudaenlacamayélcasiencima,sinovermeconsutoallaenlacabeza,¡porqueerasutoalla,laqueusabaél!¡Paraqueveashastaquépuntollegóaperderlachaveta!Porquelatoallaeramía,siemprelofue.

Suena un lento, pero él no escucha ni sigue ningún ritmo, sólo giralentísimamente, empujando con la pelvis, excitándose a ratos. Esta chica ya traga,seguro,ledijoRogerundíaquemirabanaVioletasaliendodelbarconunabotelladevinoyunsifón.¿Cómosepuedesabersiunachicayalohahecho?,habíapreguntadoél,yrápidoelQuiquerespondióporRoger:Fácil,chaval,senotaporsusojerasyporsumaneradecaminar,vantiesas,comosisehubiesentragadounaescoba.

—Patoso—susurra Violeta, sintiendo la mano resbalando poco a poco por suespalda,muyabajo, loscuatrodedostanteandocomoaldescuidoelremonteinicial

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delanalga—.Yestamanomásarriba,porfavor.Nocreasquemedagrimaporquelefalteundedo,noesporeso…

—Claro.¿Salimosalbalcón?—¿Conelfríoquehace?No,gracias.Déjamever.—Lecogelamanoylalevanta

hasta su pecho, y, sin dejar de bailar, examina atentamente el muñón—. ¿Puedesabrochartelacamisaconestamano?¿Puedescogerbienlacuchara,puedespeinarte?

—Estamanopuedehacercualquiercosa.Hastapuedecogeresto,mira.LoscuatrodedosseliberandelamanodeVioletayreptancomounatarántulapor

labotonadurade lablusa, sedesplazanaun ladoyapresanelpecho izquierdocondelicadeza.Sinpresionar,ahuecandolamano.Ellalededicaunamiradaexpectante,animadasúbitamenteporunaluzapacible,yseapartaconsuavidad,cogedenuevolamanomutiladay tiradeéldandomediavueltay tratandodeabrirsepasoentre lasparejasquebailanembelesadas.Ringosedejallevar,perolapistaestáabarrotaday,antelasdificultades,decidetomarladelanteraylainiciativa.Avanzaaempellonesycondificultad,yenseguidasienteaVioletaabrazadaasuespalda,comounnáufrago.Aúnnohansalidodeltumultoyyaseveconellaenelbalcón,apesardelfrío,solosyenlomásoscuro,besándose…

—Vamos unmomento a ver a mamá—dice Violeta cuando logran salir de lapista.

Ya no está en el bar. El encargado, un hombre demediana edad, cachazudo yatento, diceque seha idohacemásdemediahora, pocodespuésdediscutir en labarra con un chico que calzaba botas de futbolista en lugar de zapatos, el muygamberro. ¿Por quédiscutieron?No sabe cómoempezó, no estaba al tanto, parecequehizouncomentariosobrelasbotasquenogustóalchico.Seguramenteellasóloqueríaseramable,bromearunpoco,yasabemoscómoesVicky,peroestechavalesuntarugo,leconozco,tienemalahostia.Dijoquehabíaganadounbalóndefútbolyunasbotasenunatómbolaparroquialyquehabíahechounaapuestaconunamigo:venirabailarconlasbotaspuestas.Seestabapitorreandodeella,peroellanosedabacuenta, sólo parecía interesada en saber en qué parroquia había conseguido esasbotas. Parecía obsesionada. Insistió tanto en saberlo y suplicó de tal modo quefinalmenteelchico,pararematarlaburla,acabópordarleunasseñasconfusas,alláporlaBarceloneta.Eraparanocreerle,peroellalecreyó.

—Ydespuésdeeso se fue.Medijoque teveráencasa,yque se iba tranquilaporqueteveíabienacompañada…

—¿Haquedadoadeberalgo,señorPedro?—preguntaVioleta.—Nada.—Seguramenteseaburría—comentaRingo—.Ysehaidoporeso.—Nuncalohabíahecho.Mevaaoír.—Bah.Estaráencasacuandollegues,yaverás…

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—Nopuedeentrar.Lallaveestáenmibolso.—Tanteasumanoconlasuya,selaaprieta—.¿Vienesconmigo?

Sonpocomásde las siete cuando salen,peroya esnoche cerraday empieza alloviznar.CaminanhombroconhombroporlascallesestrechasymalalumbradasdeGracia.Ringosugierequeseguramente sumadre laestaráesperandoen la taberna,charlandoconlaseñoraPaquita;oalomejorselehaocurridovisitaraalgunadesusamigasoclientas.Entodocasonoandarálejosyvolveráprontoacasa,adóndevaairsino.PeroVioletapermanece largoratocallada.Luegohablacomopensandoenvozalta:Ahoratienepocotrabajo,perotampoconecesitamucho,estamoscobrandounabuenapensiónpor lodepapá,yademásyomepondréa trabajarenseguida,elmesqueviene.Contenta,empiezaazigzaguearrepentinaycaprichosamentedelantede él, casi bailando, buscando refugio bajo los balcones para evitar la llovizna,parándosedevezencuandoyconsintiendoalgúnarrumaco.EnunportaloscurodelacalledelaPerlasedejabesarsinoponerresistencia,comodormida.Cincominutosdespués, de espaldas contra elmuro del jardín del colegio de los Salesianos, en laplaza del Norte, bajo el húmedo entramado de una buganvilla empapada, se dejalevantarlafaldayélsedesabrochalabraguetaprecipitadaytemerariamente,peroenningún momento obtiene de ese tosco y desesperado fregoteo algo más que unconsentimientopasivo.Susmanosporfíanduranteunratoconlospechos,hastaquese siente otra vez como si se encaramara a un saco de patatas y opta por dejarlocuando ya nota en el hombro la presión de la mano enguantada y disuasoria. Nisiquierasehaalteradosurespiración.Nuncalohabíahecho,laoyesusurrar,peroesposiblequeserefieranuevamenteasumadre.

AlacercarsealRosales,Ringoseadelantayentraenelbar.Estánloshabitualesde las tardesdeldomingoyelambienteescálidoyacogedor.LaseñoraMirnohavuelto.Alfondo,eltaberneroparecemuyentretenidoajustandounmuñecoenunadelas barras del futbolín.No, nohanvisto aVickydesdeque se fue al baile, dice laseñoraPaquita. ¿Ocurre algo?Nada, señoraPaquita.Él recoge el libroquedejó alirseydalasgracias.Seescabullehacialapuertaydesdeallí,volviéndose,sedisponea añadir algo cuando advierte la mirada pícara y elocuente de la tabernera, quecontienelarisa:

—Chato,llevamáscuidadoosetevaaescaparelpajarito.¡Oh,mierda!Serevuelveyseabrochaapresuradamenteantesdesaliralacalle.

HabríajuradoquelohizoconlamayorrapidezydiscrecióndespuésqueVioleta,deespaldas contra la tapia, mirándole a los ojos con repentina dureza, se cerrara depiernas y lo rechazara con mano suave pero decidida. En vista del persistenteinfortunioconlabragueta,estáporcreerquesetratadeunamaldicióngitana.¡¿Porquémehandepasarestascosas?!

—Noestá—lediceaVioleta,quelohaesperadoenlaacera—.Ynolahanvisto.

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Peronotepreocupes,notardaráenvolver,yaverás.Seguro.Intenta cogerle lamano, pero ella simula no darse cuenta. Ocultando el gesto,

mientraslaacompañacallearribahastasucasa,recorreconeldedofantasmatodosycadaunode losbotonesde labragueta,porquede repente cree tenerla abiertaotravez,yhastasientequese lemetedentroel fríode lanoche.Ahoraelbalcónde laseñoraMir no deja entrever ninguna luz interior. Cuando ya casi llegan al portal,empiezaalloverconciertaintensidad.Violetaseadelantacorriendo,abrelapuertadelacalleyseescabulleenelzaguán,yél,sorprendido,sequedainmóvilycalladoenlaacera,escrutandolassombrasalpiedelaescalera.Mientrashurgaenelmonederobuscandolallavedelpiso,antesdeempezarasubiratodaprisa,ellasevuelveylededicaunasonrisatristeyfugaz.

Peroaunquelasonrisahubierasignificadootracosa,tampocohabríaidotrasella.Y ahora sabe de cierto por qué permanece aquí, enmedio de la calzada y bajo lalluvia, hasta ver encenderse la luz en el balcón para acto seguido cobijarse en elportalconlasmanosenlosbolsillos,decididoaesperar.Hadejadoelportalabiertoparasumadre,piensa,noparamí.Lacalleestádesiertaylasfarolassongrumosdealgodónamarillentoyemborronadosuspendidosenlaoscuridad.Alolargodecasiunahorasóloaciertaapasaruntaxiconunrumordesedarasgadasobrelacalzadayun solo faro encendido que alumbra ráfagas de lluvia y también, súbitamente, unrecododelamemoriatanfríoytanpocoacogedorcomoesteportal.Frustradoyconlos pies chapoteando dentro de los zapatos, en este momento se siente muy pocodispuestoaaceptarningúnotrosignomisteriosoquepretendaorientarsuvida,perotan sólo unos minutos después, cuando decide trasladar la vigilancia al Rosales ycorrehaciaallíconlabufandasobrelacabeza,compruebalatercapersistenciadelossignos, pues el aroma de la lluvia en la cara mientras corre parece empeñado enseguirsiendo,comocuandoeraniño,unapromesadefuturo.

Sesientaasumesayfrotaconlamanoelcristalempañadodelaventana.EnlamesacontiguaelseñorAgustínestácomiendounatortilladeespárragostriguerosyjuegaalasdamasconunparroquiano.Mientrasélescurreelaguadelabufanda,laseñoraPaquitasaledelacocinallevandouncuencodeensaladillarusayseparaasuladoconunasonrisaburlona:—¿QuiéneseseRomeoatontolinadoquesequedabajolalluviamirandoembobadoaunachica?Servidor,señoraPaquita.Tieneslasorejasmojadas y te caes de sueño, deberías irte a casa y cambiarte de ropa. La escuchamediodormido.Estoybien,señoraPaquita.Tehevistohaciendoelgansoahíafuera.¿EsperabasqueVioletasalieraalbalcón,oqueríascogerunapulmonía?Eso,queríacoger una pulmonía, señora Paqui. Tu madre te estará esperando para cenar. Mimadre tiene turnos de noche hasta final de mes, en casa no me espera nadie. Lataberneraledalaespaldaysealeja,depositalaensaladillaenlamesadesuhermanoyregresaconlosbrazosenjarras,tomarásunvasodelechecaliente.Noquieroleche,

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gracias.Puesuncacaolat.Mejoruncoñacdoble,señoraPaquita,asímeemborrachomás deprisa. ¡Oye, oye, no te hagas el gracioso conmigo!Vaya una calamidad dechico,miracómotehaspuesto,miraestabufanda,miraestoszapatos,yél,convozdébilydesganada,estoybien,señoraPaqui…Lamujeryaestádetrásdelmostrador,dondeabreunbotellíndecacaolatylovierteenunvaso,localientaenelchorrodevapordelacafetera,leechaunpocodecoñacdeunabotellayvuelve.

—Lohemosalegradounpoquito.—Dejaelvasosobrelamesa—.Telobebesypitandoparacasa—ordenaantesdevolveralacocina.

Bebe adormilado y medita. ¿Quién es el gilipollas que baila con un saco depatatassóloporquesumadreselopideporfavor?Servidorypicapedrero,hostia.Devezencuandofrotaelcristalempañadoconlamano,vigilandoelportaldelaseñoraMir.Haamainado,yahorapersisteunallovizna.Porfin,hacialasnueveymedia,ladistinguesubiendotrabajosamenteenmediodelacalle,pisandoconcauteladestellosfugaces y afilados reflejos igual que cristales rotos en el asfalto húmedo. Avanzaencogida y trastabillando sobre los altos tacones, la falda mojada pegada a losrobustosmuslosycubriéndoselacabezaconelchaquetóndepieleschafadasporlalluvia, perladas de lucecitas goteantes al pasar por debajo de la farola, como si lapelambrecobijara luciérnagas.Al llegaralportalseparayparecedudar,miraaunlado y a otro y permanece un rato inmóvil con la cabeza gacha. Parece un granpajarraco de papel desinflado y chorreando agua. Con la barbilla clavada sobre elpecho,daunpasoadelanteydosatrás,sacudeelchaquetónysequedaparadaotravez.Cuandofinalmentesedecideaentrar,Ringocierraellibro,selevantadelamesayseasomaalacocinaparaanunciarconvozsegurayfuerte:

—Mevoy,señoraPaqui.Graciasybuenasnoches.—Adiós,tontaina.

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D

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Palabrasrescatadas

iceelseñorCarmonaquelaencontrórecostadaenlaescalera,enelrellanodelsegundo piso, con la ropa mojada y la cabeza apoyada en el peldaño más

próximoalapuertadesupropiacasa.Estabaamaneciendoyhabíapocaluz,tropecécon ella y casi ruedo escaleras abajo, explicó en la taberna.Daba grima verla allítirada,hastapenséqueestabamuerta.Sehabíaquitadoloszapatos,teníalasmediasrotas en las rodillas y churretones de pintura en la cara, blanca como el papel. Elseñor Carmona trabaja de estibador en los muelles y cada día sale de casa muytemprano.DicequetocóeltimbrehastadespertaraVioleta,queabriósobresaltadayenrabietadaconsumadre,yentrelosdostratarondereanimarlaylaentraronencasa.

Así pues, deduce Ringo, no llamó a la puerta y se quedó allí tirada; estaríaborracha y no acertó con el timbre, o se sentía tan avergonzada que no quiso queVioletalavieraasí;oquizásíllamó,perosuhijayadormíaynopudooírla.¿Cómono laesperódespierta,sabiendoqueno tenía llavedelpiso?Peronodeseahacersemáspreguntas,prefierepensarenotracosaodormitarsobresuspartiturasysulibro.El trabajonocturnoyclandestinoenel tostadero le tienesumidoenunaespeciededuermevelatodaslasmañanas,matandolashorasenlamesadelRosales.

QuincedíasdespuéssabráquelaincursiónnocturnadelaseñoraMirhasidoeliniciodeunrosariodesobresaltosparaVioleta,laprimeradeunaseriedeescapadassinavisarydecaprichososvagabundeosmásalládelbarrio,mientraseldescuidodesupersonaydelacasa,elcultoalasoledadyaldesamparoyelpaulatinoabandonodesuspacientes, iniciadounassemanasantes,habíaempezadoyaanotenervueltaatrás.Undomingosoleadoamediadosdefebrerosaliódecasaaprimerahoraynosepresentó a comer.Por la tarde, despuésdebuscarla en algunas tabernasdel barrio,incluso en el bar del Salón Cibeles y en el de La Lealtad, Violeta supo por lapeluqueraRufinaquelahabíanvistodebuenamañanaremontandocomosonámbulalacarreteradelCarmelo.AnochecíacuandosuhijalaencontróenlaladeraorientaldelaMontañaPelada,sentadaenlostrespeldañosdelaescalinatatruncalabradaenlaroca.Sujetandoconfuerzasucapachollenodeespliegoreseco,mirabaconmuchaatención unas volutas de humo negro subiendo hasta el cielo desde lasmiserablestechumbresdelaschabolasdelCarmelo,ynoqueríalevantarse.Semostrólúcidaytranquila,dijoquehabíasubidoabuscarflordesaúco.

—Mehaprometidonovolveraescaparse,señoraPaqui—diceVioletamientrassetomauncaféconlecheenlabarradelRosales—.Ahoraestáenlacama.Laabuela

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Auroravendráaverlaestatardeomañana…Nocreoquesemueva,perosiustedoelseñor Agustín la ven salir de casa, me mandan aviso al hospital, por favor —ymirandoaRingopareceincluirleenlapetición.

EncontrarseaVioletaenlataberna,yverlaademáscharlandoamistosamenteconlaseñoraPaquita,estodaunanovedad.Llevaunjerseyblancodecuellodecisneyunabrigoquelequedacorto,elpelorecogidoenunmoño,zapatosymediasblancasy una bata nueva de enfermera doblada en el brazo. La tabernera la escucha conexpresiónapenada,puesve llegarcalamidadessinfinparaestachica:no tienemásfamiliaquesupadreysumadreylaabuelapaterna—quedesdehaceañosnoquieresabernadadesuhijoRamón—,ypuedesentirsemuysola.

Élencambionosabequépensar;sumidoenotradelashipnosisqueleprovocalamuchacha,lamiraylaremiraynoacabadeveralamismaVioletaquehaceapenasquincedíassedejólevantar lafaldayacariciar lasnalgasdebajodeunabuganvillacuajadade lluvia.Agazapadodetrásdel libro,parapetadounavezmásfrenteaunarealidadvolubleeinaprensible,creepercibirenellaunperfilrepentinamenteadulto,comosielnuevotrabajoylaspreocupacionesqueviveestosdíashubiesenaceleradosu paso de muchacha a mujer. Con una vaga sensación de pérdida, la miradadesciende hasta las piernas enfundadas en medias blancas y considera la quietudformaldelaspantorrillasjuntas,dócilesymaduras,ysepreguntaporquéelaromadesuscabellosmojadospersisteenelrecuerdoconmásintensidadquelodemás,yporquéesearomaesmáspunzantequeeldeseo,porquéahoraalhablarconlataberneradeprisaybajandolavoz,reprimiendomalunsentimientodehostilidadmásafiladoquedecostumbre,omientrasescuchaalgúnconsejoladeandolacabezayofreciendoeloídobuenoconairedisplicente,porquéderepenteestachicaparecetenermásdedieciochoaños.Aélapenaslehaprestadoatención,pegadocomoestáalzócaloigualqueunasombra,unamásentreesapenumbradelataberna,tancotidianayfamiliarqueescasiunestadodeánimo.

—Ten un poco de paciencia, Violeta, y verás como todo se arregla—dice latabernera—.Nostienesaquíparaloquehagafalta.

Entonoseco,comoqueriendodejarsentadoquenoestáaquíporgusto,VioletainformaalaseñoraPaquita:desdehacetresdíasestátrabajandodeenfermeraenelhospitaldelMargraciasalarecomendacióndelamadreJosefina,unamonjaamigade su madre, tiene un contrato laboral renovable cada seis meses y está contentaporque, los ratos que las labores de asistencia a los enfermos la dejen libre, podráatenderasupadre,quesigueingresadoenelhospital.Además,apesardetodaslasdificultades, sigue con los cursillos y aspira a trabajar en el quirófano comoenfermerainstrumentista.

Conscientedeloqueselevieneencimaalamuchacha,laseñoraPaquitareiterasuapoyo.

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—Estaremosaltanto,vetetranquila.¿Quieresquetetraigaalgodelmercadillo?—Hoynohacefalta.Peroestanocheledejarélascartillasderacionamiento,ysi

mehaceustedelfavor…—Puesclaro.Cuantomenossalgatumadrealacalle,mejor.¿Quieresqueluego

meacerqueaverla,porsinecesita…?—Ahoranoquiereveranadie—cortaVioleta.Terminasucaféconlecheyhurga

enelmonedero—.Bueno,metengoqueir.—PobreVicky,esterribleloqueleocurre.Miraqueseloveníadiciendo.Lade

vecesquehediscutidoconellaporesacosatantonta…—Selepasará.—Ydenuevoconeseairedesuficiencia—:Perosiseescapaotra

vez,ahorayaséadóndeirabuscarla.Voyallegartardealtrabajo.Adiós.Cadamañana,desdeesedía,saliendodecasatempranoparacogereltranvía39

que la lleva al hospital del Mar, Violeta para unos minutos en la taberna paraconfiarle a la señora Paquita las últimas novedades y algún encargo, y allí estásiempreél,invariablementesoloyvolcadosobreunlibro,consuaromaatorrefacto,su incurable somnolencia y su resquemor, preparado no sabe todavía para qué.AlgunosdíasVioletalediceholaypocomás,yotrosparecenoverlesiquiera.Ellasetomasucaféconlechedeprisa,respondeenvozbajaalaspreguntasdelatabernerayseva.Siestáel señorAgustín, semuestradiscreta.Su frialdadysuautocontrol seharánmásevidentesconformepasenlosdíasysumadrevayaacelerandosupulsiónautodestructiva,resbalandocadavezmáshaciaundesengañotodavíanoasumidoniconsumado.

Desdelaprimeraescapada,desdelanochequelasanadoraseacostóborrachaenlaescalera,Violetaparecetenerlomuyclaro:unsistemadereferenciashatrastocadolavidadesumadre,apoderándosedesuvoluntad,peroellaconocelascoordenadasde esa voluntad, y mediante un secreto entramado de asociaciones adivina susvagabundeos en los escenariosque fueronpredilectos, y allí es dondehayque ir abuscarla: laentrada lateraldelparqueGüellyeldescampadodeenfrente, la laderasur de la Montaña Pelada, las cercanías del Cottolengo y la sinuosa carretera delCarmelo, sobre todoensu tramoúltimoymásalto,elquevade lacallePasteuraGran Vista e incluye el predilecto bar Delicias, donde podría pasarse horasbromeandoconviejosandaluces,trasegandocoñacdegarrafayesperandoconoceraalguien que tal vez sabría de alguien que podría conocer… La paranoia y lafabulación la llevan a veces a abordar a desconocidos y a emprender amablesrequisitorias en peñas deportivas y centros parroquiales, esperando obtener algunareferenciasobreelparaderodelexfutbolistaoextranviarioAbelAlonso,generosomentor y entusiasta entrenador de agrupaciones juveniles marginales, ligeramentecojoperodebuenapresencia,quealparecerhavividoopodríaestarviviendotodavíaporaquí.Laindumentariauntantoestrafalaria,elmaquillajecadavezmásfantasioso

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yunacortesía risueñaquesuelederivarenungalimatíasverbalyalcohólicohacenquealgunaspersonaslacompadezcanoseburlendeella,peronopareceimportarlemucho.Siemprellevaconsigoelcapachoconmanojosdehierbas.SiapareceVioleta,secogedesubrazoysedejallevaracasasinunaqueja.

Lamañanadelsábado23defebrerolaseñoraMirestuvoatendidaporsusuegra,una anciana pequeña y malcarada que se dejó ver en la taberna comprando uncuartillodecoñac.Noquisodarlea la señoraPaquitaningunaexplicaciónsobreelestadode sunuera, ni paraquién era el coñac.Se fue antesdelmediodía, dejandoavisoenelbardequese ibaasucasadeBadalona,ypocodespués la señoraMirestaba podando pacientemente unos geranios en el balcón de su casa, en bata yzapatillas, sin pintar y embozada en una gruesa bufanda. Pero ese mismo día, aprimerahoradelatarde,nuevamenteemperifolladayrubicunda,consusgafasdesoldemonturablanca,sussonorosbrazaletesysucapachodepalmaparahierbas,lavensalir de casa y remontar la calle trabajosamente hasta encontrarse de cara con laseñoraGrau,queluegoexplicaríaquealverla ledio tantapenay tanta lástimaqueintentó convencerla para que volviera a casa, sin conseguirlo. La señora Mir nisiquiera lamiró,siguiendosucaminocallearribahastadesaparecerenlaTraveseradeDalt.

Alatardecer,Violetaseacercaa la tabernaapreguntarsihanvistoasumadre.Desdeelumbral,manteniendolapuertavidrieraabierta,sumiradaindolentebuscaala señora Paquita, que no está en el local. El señorAgustín, agachado frente a unbarril, llenabotellas devino conun embudo, y en lamesadel fondo cuatroviejosmuyparlanchinesjueganaljulepe.No,asumadrenoselahavistoporaquíentodoel día, dice el tabernero. Acto seguido Ringo nota la mirada de la muchachainterrogándole tambiénaél,yhaceungestonegativoy tristóncon la cabeza.Estásentadoasumesaconlaamericanasobreloshombros,lasienapoyadaenlaparedylosojosvencidosporelsueño;loscierra,perodespuésdeunratosabequeellasiguetodavíaallí, sujetando lapuertaymirándole.Hastaque le llegasuvoz ligeramenteafónica:

—¿Estásdormido,niño?—¿Yo?—Enderezaelcuello—.Quéva.Estabapensandoenti.—Sí,quemelovoyacreer.Nosedecideaentrar,juegamoviendolapuerta.—Mimadresehaescapadootravez.—¿Quieresqueteayudeabuscarla?Violetasemuerdeellabioysequedapensando.—Aúnnosonlasseis,yyaesdenoche.Ahoraoscurecepronto.Ringotardaunpocoenreaccionar:—Puessí.¿Ynotedamiedoirsola…?¿Adóndevasair,túsola?

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—Nosé,porahí.—Bueno,¿quieresquevayacontigo,síono?Ahorasusmiradassetropiezan.—No,gracias.—Vale.Mejor.Mimadretieneotravezelturnodenocheyhedeacompañarla,y

luegohedehacervariosrecados…Laverdadesquetampocopodría.—Seincorporadespacio,conlasgreñastapándolelosojos,yseponelaamericanaylabufanda—.Habráidoaveralaabuela.Volverá,notepreocupes.Siemprevuelve.

Nohaterminadodedecirlocuandooyeelgolpedelapuertacerrándose.Portazoalamentira.PerociertamenteélyateníaunplanquenoincluíaaVioleta.AntesdesaliralacalledejapasarunosminutosparanoencontrarseconellaypocodespuésentraenlapapeleríadelacalleProvidenciadondelamuchachahabíatrabajado.Loatiendelanuevadependienta,Merche,unamorenamofletudaycongafasqueviveenlacalledeSorsyfueamigainseparabledeVioletaelañopasado.Sevolviómuyrara,dice,yanomeesamiga.No,no tienesobresdecolorrosa.¿Nolegustandecolorvioleta, o verde pálido, o azul claro, forrados por dentro con papel de seda? No,gracias.Acudeaotrapapelería,conidénticoresultado,yfinalmenteencuentraloquebuscaenelestancodelaplazaRovira.

Porlanoche,soloencasaysentadoalamesadelcomedor,enelmismositioyenlamismasillaquehabíaocupadosupadrelaúltimavezquelovio,elpapelseofreceante sus ojos con su desnudez rosada y nada de cuanto se le ocurre le parececonvincente.Alcabodeunahora se levanta, se lía labufandaal cuelloyacudealtostadero del señor Huguet corriendo bajo una noche estrellada y con luna llena.Mientrasledavueltasalamanivela,elturbioremolinodeaguadelluviagiraotravezvertiginoso en la bocade la alcantarilla, y al introducir lamano, tardíamentey sinconvicción,sechamuscalosdedos.AlivialamanoenelaguadeuncuboyelseñorHuguet le regaña:siquiereapartarun leñoporquehaydemasiadofuego,debeusarlastenazasoponerselosguantes.

Demadrugada vuelve a casa, deposita la bolsita de café en el aparador, y, sinquitarse la bufanda, se sienta de nuevo a la mesa empuñando la pluma con elresquemor todavía en las yemas de los dedos. Todo lo que ha estado pensandoacuclilladofrentealfuego,mientrasconunamanohacíagirareltamborllenodecaféyazúcarymetíalosdedosdelaotraenelaguafría,lotieneahoraantelosojos.Enelsobre escribe el nombre despacio, laV inicial con un rizo alegre a la derecha, talcomo recordaba haber visto fugazmente en la fatídica noche de náuseas en lasRamblas.

Duerme treshorasdebruces sobre lamesa.A lasochode lamañanasumadreregresa de la Residencia con la mitad de una tarta de nata y hojaldre que le hanofrecido lasmonjas de la cocina. Él ya ha hecho café, ha calentado la leche y ha

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tostadoelpanenelhornilloeléctrico.Desayunanjuntosyunavezmássumadreleregañaporlevantarsetantemprano.

—Deberíasestardurmiendo.Ahoratrabajas.—Notengosueño.—Elcafépuedohacerloyo.Además,yatomobastantedurantelanoche.—Peroelcaféquetedanlasmonjasnoestanbuenocomoéste,aqueno.—La

vetanpensativa,calentándoselasmanosalrededordelataza,quesequedamirándolaensilencio.Alcabo,añade—:¿Quévamosahacer,madre?

—¿Aquéterefieres?—Escrutalosojosdelchicoycomprende—.Esperar.Otracosanopodemoshacer.

Comotodoslosdías,vienecansadayconganasdemeterseenlacama,perohaceloposibleporalargarestaimprovisadaconversaciónmatutina.Eslahoradeldía,tanpropensa al sueño, en la que siente a su hijomás cerca ymás lejos.Cinco o diezminutosmásparalevantarsuánimo.

—Estamalarachanovaadurarsiempre—añade—.Notemas,notevasapasarlavidatostandocafé…

—No,sinomeimporta.—El señorHuguet está buscando algomejor para ti.Un cuñado suyo tiene un

colmado en la calle Aragón, es un establecimiento muy importante que sirve adomicilio,ydicequedentrodepoconecesitaráotrodependiente,orepartidor…Séquenoeslomejor,hijo,perosiempreserámenoscansadoquetrabajardenoche.

—Medalomismounacosaqueotra.—Bueno, lovamosapensar,¿verdad?Cuéntamecosas,anda.¿Quésedicepor

ahí…?¿Sabesqueelotrodíameencontré aVioleta en la calle?Estámonaconeluniformeylacofia,¿noteparece?

Y comenta que vio a la chica muy ilusionada con su trabajo, a pesar de losdisgustosquedicequeledasumadre,quealparecer llevaundescontrol tremendocon la bebida y cada día está peor. Siente pena por su amiga Victoria y sucomportamiento la tiene confundida. Le cuesta creer que el simple desamor de unhombre pueda llevar a una mujer a esta terrible situación de inconsciencia ydesamparo, sobre todo a una mujer que nunca dio síntomas de flaqueza ante laadversidad.Ciertamentehayquetenerencuentatodoloquehatenidoqueaguantardeltarugodesumaridodesdehaceaños…Seproponeiraverlaunodeestosdías,añade levantándosede lamesayrecogiendo, le llevaráropausadayunabolsitadetorrefactocomoobsequio.Ysugiereirjuntos.

—Peroyo,¿paraqué,madre?—diceél, inquieto—.¿Quéibaadecirle…?Dejaesto,hoymetocaamí.

Llevalastazasylodemásalacocina,ypocodespués,fijandodistraídamentelosojoseneldesagüede labañera,mientrasseducha,elagua jabonosaquegiraentre

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suspiesralentizasuvorágineuninstante,yenestaocasión,elsobrequedavueltasparecedejarsecogerantesdesumergirseporenésimavezeneloscurosumidero.Seviste y recupera el aroma de la noche en el jersey y la bufanda. Antes de irse seacercaalapuertadelcuartodesumadreaguzandoeloído.Dosestornudosledicenqueaúnnoestádormida.Seguroque le está rezandoalNiño JesúsdePragaen lamesilladenoche,pidiéndoleprotecciónparaelMatarratas,dondequieraqueahoraseencuentre.¿SuNiñolahabráescuchadoalgunavez?

—Mevoy,madre.¿Necesitasalgo?—No.Guardaunbrevesilencioantesdelasiguientepregunta.—¿CuándonosiremosaFrancia,madre?—¿Cómodices?—Quecuándonosiremosdeaquí…Ahoraesellalaquetardaunpocoenresponder.—¿Irnosdeaquí?¿Porquéhabríamosdeirnos,hijo?—Yotrosilencio,estavez

máslargo—.¿Porquélopreguntas?—Pornada.Quedescanses.

Loha estadopensandodetenidamente y durante tres días no se ha acercado al barRosalesparanoencontrarseconVioleta.Yalvolveralarutinatabernariahahechoalgoqueantesnuncahabíahecho,hapedidounabarajaalseñorAgustínyempiezaunsolitariomientrasesperaque laseñoraPaquitavuelvadelmercadillode lacalleCameliasysustituyaasuhermanoenlabarra.Piensaqueseríamejorhacerloquesepropone por la tarde a primera hora, cuando la tabernera pasa más tiempo en lacocinaquedespachando,peronoquiereesperarmás.ElvecinoseñorFríasacabadeabrirlabarberíayhaentradoenelbarparatomarsedepiesucortadomatutino,yelseñorAgustín,hojeandoelperiódicosobreelmostrador, satisface lacuriosidaddelclientecondesgana:Sí,señor,lasanadorafueingresadaenelhospitaldeSanPabloayeraúltimahoradelatarde.UnoschavalesdelGuinardólaencontraronacurrucadadetrásdeunosmatorrales,cercade lacarreteradelCarmelo,yavisaronalpersonaldel cercano Cottolengo del Padre Alegre. Le robaron el bolso, los pendientes, losbrazaletesyuncapazoconhierbas.Oloperdió,nosesabe.¿Allítiradatodalanoche,durmiendo lamona,hastaque laencontraronesosniños?ElseñorAgustínnosabegran cosa más y aún no acaba de creerse lo ocurrido, no la ve durmiendo a laintemperie toda la noche, con este frío…Ringo sí la ve, no es difícil imaginarla:recostadaconciertorecato,delado,aceptandoloquevenga,lassonrosadasrodillasjuntas, las manos regordetas bajo la mejilla, los párpados de largas y untuosaspestañascubriendosuquimera.EnurgenciasdeSanPablo,diceelseñorAgustín,unamonjaquelaconocemandóavisoasuhija,ytambiénalasuegra.Unaheridaenla

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cabezaymoratonesenlaspiernas,porfortunanadagrave,parecequemañanamismolatraenacasa,ylaabueladeBadalonayaestáaquíparaecharunamano.Alvolveren sí semostró tan campante, ¿y qué crees que pidió la puñetera, eh? ¡Exacto, uncoñaquito! No quería hablar con nadie. Y cuando explicó lo ocurrido, lo hizo deformaatropelladayconfusa,peroloquedijo,segúnsupropiahija,teníasentido:esatardeestuvovisitandoasumaridoenelmanicomio,lellevótabacorubioyunpijamanuevo,lelimpiólasuñasyluegosefueaBadalonaaveralasuegraenelmercado,en el puesto de flores que tiene allí, y finalmente se acercó alCottolengo, adondehabíaprometidollevarropaparaniños.Yquealsalireradenocheyapartirdeahínorecuerdanadamás.¿Ysabesquédijo,paraterminarllorando?,concluyesocarrónelseñorAgustín:quenoleimportabanadaquelerobaranelbolsonilosbrazaletes,queloúnicoquelamentabaerahaberperdidounanillodehuesodepollo,odecerdo,odeveteasaberqué.

—Yavestú—cabeceameditabundoelbarbero.—Sí.Quémujerésta,¿verdad?Ringoseponelamanoenelpechoparaoírellevecrujidodelpapeldebajodela

camisayeljersey.ElbarberosedespideyelseñorAgustínprosiguelalecturadeElMundoDeportivoacodadoenelmostrador.Haceunratohaeructadosonoramenteysehaexcusadodiciendoque llevaunasemanaconun terribledolordemuelas.Habromeado con su barrigón feliz y se ha servido una copita de licor de menta,paladeándoloy sonriendoalchicoconsusojitosde rataocultosdetrásde losaltospómulossanguíneos.

Cuando ve entrar a su hermana con la compra, deja el diario abierto sobre elmostradorycargaconelcapachohastalacocina.Quejándosedelospies,ellapasajuntoaRingosinmirarleymientrassequitaelabrigoanunciaquesubeasucuartoacambiarsedezapatos.

—Ponelpescadoenlaneverayvetealdentista,yomeocuparédelodemás—añadealzandolavozparaquesuhermanolaoiga—.ElbacalaoesparaVioletaysuabuela.

Mientras ella está arriba aparece el señorAgustín con gabardina y boina. ¡Mevoy,Paqui!,gritadesdelapuertadelacalle,ylehaceaRingolaseñahabitual:vigilasi entra alguien.Una vez solo,Ringo se levanta del taburete, se sube el borde deljerseyyseabrelacamisa.Lebastantresrápidaszancadasparadejarelsobreencimadelperiódicodesplegado.Esloprimeroquevelataberneracuandopocodespuéssesitúadetrásdelmostradorponiéndoseeldelantal.Locogeyledavueltas,unayotravez,comosinoacabaradereconocerlo.ElsobreestácerradoyllevalaletraVenlacaraynadaeneldorso.

—¿Quién loha traído?—preguntaaRingo—.¿Porquénomehas llamado…?¿EsqueelseñorAlonsohaestadoaquí,ahora?

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—Havenidounchico,señoraPaqui—seapresuraadecirél,sinlevantarlosojosdelsolitario—.Acabadeirse.Noesdelbarrio,yonuncalehabíavistoporaquí…Hapreguntadoporusted,yteníamuchaprisa.Lehedichoquebajaríaenseguida,peronohaqueridoesperar.MehadichoqueelrecadoeradepartedelseñorAlonso,yqueustedseharíacargo…

—Vaya.—Nosabesidebealegrarseono.Enseñalosdientespequeñosyoscurosen un amago de sonrisa, y hay una luz risueña en sus ojos negros—. ¿Eso te hadicho?

—Sí señora. Me ha dicho: traigo una carta para la dueña del bar. Y me haenseñado el sobre antes de dejarlo ahí encima. Para la señoraPaquita de parte delseñorAlonso,ellayasabe,hadicho.Ydespuéssehaido.

Sostieneenelaireunasotadecopasquenohaydóndemeter.—Pueshayque avisar aVioleta—dicepara símisma la tabernera, y se queda

pensando, sin dejar demirar el sobre—. Aunque no sé…Vaya un caradura. Peroahoralachicadebesaberlo.Sí,yqueelladecidaloquehayquehacer…

—¿Esalgo importante, señoraPaquita?—Noobtiene respuesta—. ¿QuierequevayaaavisaraVioleta?

—Noestáencasa—dicedistraída—.Vendráluegoarecogerlacompra.Vendrápocodespués,muycansadayconprisas.Hapasadolanochealladodesu

madreenelhospitaly laabuelaAurora laesperaencasa.Llevaungransobreconradiografíasyresultadosdeanálisis.Sumadrenoacabadeestarbien,tienelatensiónmuyaltaylehandescubiertounprincipiodediabetes.Sehacecargodelbacalaoydice que seguramente no va a necesitar nadamás delmercadillo porque la abuelaAuroraquierequevayaavivirconellaaBadalona,porlomenoshastaquesumadresalgadelhospital.

—Creoqueeslomejor—dicelaseñoraPaquita.Dudauninstanteantesdeañadir—:¿Quieresteneratumadrecontenta?Puesdaleesto.Ellanoqueríaquelavieras,pero…—Sacalacartadedebajodeldelantal—.Perotienesquedársela.Seguroquelellevasunaalegría.

—¿Una alegría? —Antes de coger la carta, la mira en la mano de la señoraPaquita con recelo, pensativa—. Ah, eso. A buena hora. —Y fijando su miradadespectiva en la V grande en tinta azul—: Y ni siquiera se atreve a escribir sunombre.

Rasgaelsobreyextraelasdoshojasdepapelrosado,quedesdoblaconlentitud,comositocaraunamateriainfectada.

—Quizánodeberíasleerla,hija…—insinúalatabernera.Ellasehaapartadounpocoyempiezaaleer.Conexpresiónhosca,conevidente

desagrado. Su pupila severa y descreída recorre las líneas una tras otra, deprisa,mientrasel impostor,quietoensurefugiopredilecto juntoa laventanaybarajando

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paraunnuevosolitario,laobservayconelpensamientolaacompañaenlalectura,laasiste palabra tras palabra y sin olvidarse de ninguna, todas las palabras tanescrupulosamenteescogidasycontantapremuracargadasdesentido,ysinembargo,ahora,derepente,sonandotanvacuas,desvalidasyvulnerablesenlavozinteriordeVioleta:

Canfranc,7dediciembrede1948

QueridaVicky:Esperoquealarecepcióndeestacartateencuentresbiendesalud.Perdóname,

porque tenía que haberte escrito hace mucho tiempo. Enseguida te explicaré elmotivodelretraso,peroanteshasdesaberquenohedejadodepensarenti.

Te escribo desde Francia, desde un remoto lugar sin nombre perdido en lacordilleradelosPirineosybajounanocheestrellada,sentadoenelsuelojuntoamimochila.Frío, hielo y silencio. Las colinas nevadas brillan bajo la luz de la luna.Ventiscaenlospicosmásaltosyhuellasenlanievedelsendero.Confíoestacartaamensajerosdeconfianza,unacadenademanosamigas,peronosécuándotellegará.

Medicenquemebuscas,quetehanvistovagandoporlaMontañaPelada,porlosparajesmássolitariosdelparqueGüellyporelMonteCarmelo;quepreguntaspor mí de día y de noche, que te han visto esperándome donde solíamos vernos,sentada durante horas bajo el tilo florecido en las ruinas deCanXirot. No debeshacerlo,Vicky.Porelamorquetetengotepidoquenolohagas.Porqueyanoandopordondesolíaandar,flordemivida,porqueyonosoycomotefiguras,porqueyanadaesexactamentelomismo,calabacínconpatas;porque,aunquemiamorsigueintacto, ya no soy el que era ni estoy donde estaba. Hazte la cuenta que soy unimpostor,quetodosvivimosenunespejismoynadiesabecuándonoslibraremosdeél,peronuestroamoresverdadero.

Unainesperadajugarretadeldestino,queestácontramíentodosmisproyectos,mehaobligadoaausentarmeporalgúntiempodeestaciudadqueaborrezco,llenade ratas y promesas azules, pero cuento con tu perdón. Asuntos urgentes de sumaimportancia,queportuseguridadnodeboexplicarte,porqueloqueunonosabenopuededecirlo,mehantraídoaFranciahuyendodelajusticiaynosécuándopodrévolver.Perotúhassidoysiguessiendomibuenaestrella,yséquenomeperderé.Megustaríavivirenlaspalabras,porqueenellasteseréfielsiempre,hastamásalládelamuerte.

Esposiblequeestacartanosealaquetúesperabas,ladelprontoytanansiadoreencuentro.Talvezdeberíapedirtequemeolvides, talvezlomejorseríadecirnosadiós,nolosé,nuncahabíavividounamortangrandecomoésteynuncamehabíasentidotanconfuso…¿Quépensaríaunamujertangenerosacomotúsisupieraquesuhombretanquerido,quesiemprehapresumidodeideales,hoyyanoesmásque

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uncantamañanas,untarambana,unculodemalasientoyuncontrabandistadetresalcuartoquealgúndíapuedeacabarenlacárcel?¿Noteparecequelonuestronotiene futuroenBarcelona?Sólopuedodecirte esto:Nomeesperes,dejaqueyo teespere en todas partes, en todas las cosas. Al país adonde voy ahora lo llamanShangriláydicenqueesunpaísdefantasía.Peroquéimportasilohemossoñado,quéimportaqueseamentira.

Escucha:Nosalgassoladenoche,noteaventuresporbarriosquenoconoces.Nomeencontrarásenlastabernasnienloscentrosdeportivos,nomebusquesenlaasfixianteciudaddelosmuchachossinhogarysinpadres,lamalditaciudaddelasratasazules.

Lamentotenerquedecirtetodoesto,peroesquecerrarlosojosyencogermedehombros otra vez, como he hecho hasta hoy, siento que ya nome vale. Ya te hicebastantedañoconeso.Meembargaunextrañosentimientodeculpaporeldolorquete causé involuntariamente… No sé si sabré explicártelo algún día. No importa.Mañanapartodeaquíhacia lejanasmontañasnevadasyvallesdesombraynoséamormío cuándo podré volver, así que no puedo ni debo pedirte queme esperes.Quieroquetecuides,quenobebascomolohaces,quenoarruinestuvida,quenodesquehablarenelbarrioparaquenoseburlenyamásdeti.Yquelehagascasoatuhija,yveráscomotodosearregla.Alláarriba,cercadelacumbredelaMontañaPelada, en los matorrales de espliego y tomillo donde silba el viento, volveremosalgúndíaaserfelices.Volveréacogerhierbasaromáticasparati.Enlaprimaverabailaránotravezlascometasdecoloresenelcieloazul,ytúyyovolveremosaverlo,volveremosasubiralegrementecogidosdelamanoporlafaldadelacolinacuajadadeginesta.

Conestepensamientotedejo.Buenasuerte,Vickyquerida.Teenvíounmillóndebesosyquelosángelesvelentussueños.

Tequiereynoteolvidatu

AbelAlonso

Leídadeuntirónysinunasolamuecadeincredulidadodesagrado,desorpresaodecomplacencia,sinalzarlosojosdelpapelysindejarescaparunleveparpadeoenningún párrafo, en ninguna palabra. Dos cuartillas cubiertas por una caligrafíaapresurada,toscaypicuda,vencidaviolentamentehacialaderechacomoporefectodeunvendavalocomosiquisieraescaparmásalláde losmárgenesdelpapel,dospáginas de un rosa pálido e inmaculado que él preservó del olvido y que Violetaahora termina de leer y dobla de nuevo y mete deprisa en el sobre. A Ringo nisiquiera una mirada, ni de reojo. Y acto seguido, con media sonrisa afilada,vengativa,sujetalacartaconambasmanos,cierralosojos,y,duranteunossegundosinterminables,parecedecididaaromperlaenpedacitos.

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—Tumadre no quería que la leyeras—dice la tabernera—. Pero claro, ahora,despuésdeloquehapasado…—Ysinpoderreprimirciertacuriosidad—:Noseránmalasnoticias,esoespero.

Violetaseencogedehombros.—Llegandemasiadotarde,señoraPaqui.Mamánonecesitayanadadeeso.Pero lasmanospermanecenquietasy finalmenteno rompe lacarta.Congestos

bruscos se desbotona el abrigo y la guarda en el amplio bolsillo de su bata deenfermera.Nosabesidejaráquesumadrelalea,yaveremos,dicedisponiéndoseairse.Opinaqueahoraloquenecesitalaenfermaesolvidar,yademás,añadeentonodesdeñoso,loqueafindecuentasleofreceladichosacartanoesmásqueunmontónde mentiras, asquerosos recuerdos y falsas promesas, como no podía ser de otramaneratratándosedelfarsantemuertodehambrequelahabíaescrito.

—Adiósygracias, señoraPaqui.Dentrodeunosdíasnosvamosavivircon laabuela.Mamávaanecesitarmuchoscuidadosapartirdeahora,yyosolanopuedoatenderla.Medarámuchapenacuandonostengamosqueir…

—Estábien,hija.Tenánimo.Todosearreglará.Lamisma tabernera le abre la puerta, y Violeta, cruzando el umbral, dedica a

Ringounamiradafugaz.

Tres días después y desde primera hora de la mañana, delante del portal 117 delTorrentedelasFlores,uncuboydosviejascajasdemaderarebosantesdemanojosde hierbas secas atadas con cintas, frascos con hojas y raíces y tarros conteniendopomadasyaceites,esperansobrelaaceraelcarrodelbasurero.Mástarde,mientrasdoshombrescargabanenunacamionetaalgunosmueblesyenseresyVioletaentrabaenelbarRosales adespedirsede la señoraPaquitayde suhermano,Ringoyanoestabaallíparaverniescuchar,perosupoque lamuchacha ibaencompañíadeunjovenceladordelhospitaldelMar,quelaayudóenlamudanzayalquelatabernerainvitóaunvermutconolivas.Menoshurañayesquivaqueotrasveces,VioletacontóquesumadrehabíasidotrasladadadirectamentedelhospitaldeSanPabloalacasade su suegra en Badalona, que allí guardaba cama y estaba bien atendida, aunqueseguíamuyenferma,yquelehabíapedidoqueledijeraalaseñoraPaquiqueledabamuchapenadejar el barrio, que echaríademenos la tabernay losbuenos ratosdecharlaconella,yque,enfin,quéselevaahacer,ellahabíaprevistoqueelhígadoaguantaría,peroyaves,tampocoenesohubosuerte,asíeslavida.

Esemismodía, a las ocho de lamañana, estrenando un guardapolvo a rayas yguantes grises de lana, Ringo empieza a trabajar en Ultramarinos J. Casadesus yHnos.,unatiendacentenariadelacalleAragónesquinaconBruch,cargandosobreelhombroungrancestodecomestiblesybebidasarepartirentreunaselectaclienteladelEnsanchegenerosaenpropinas.

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Seráporpocotiempo,lehadichosumadre,nohaymalquecienañosdure.Porpocotiempo,sí,cuántasveceshaoídoélestasbienintencionadaspalabras,encasayen la taberna y en tantos sitios, pero la verdad es que finalmente todo dura hastadejarleaunoparaelarrastre;másquenada,másquelacotidianacargadedeseosycarencias, incluso más que el temor o la incertidumbre del mañana, es esta vagadesazónpornohaberhecholodebido,lomásconvenienteylomejor,aunsabiendoquelomejorymásconvenienteigualnohabríaservidoparaunamierda.

Desdeentoncesel impostorhaevocadonopocasvecesaquellosojospinturerosleyendo la tan esperada carta, ha imaginado el frenético pestañeo y la mimosadisposición de los labios fruncidos y besucones al pararse en alguna oración, alsuspender el aliento sobre alguna frase, sobre alguna palabra que acaso logróofrecerle algo de aquello que su corazón apasionado había perseguido con tantoanhelo, fuera o no lomejor ymás conveniente para ella.A veces ha pensado queacasoespreferiblenosabersi lacarta llegófinalmenteasusmanos,nosabersi lacontentóoladecepcionó,siapaciguósucorazónylodejóindiferente,osipropiciócuandomenoselconsuelodelolvido.

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Epílogo

Todoloquecrecíarequeríamuchotiempoparacrecer.Ytodoloquedesaparecíanecesitabamuchotiempoparaserolvidado.

JOSEPHROTH

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E

15

Lospasoserráticosdelmensajero

nlamañanadeundomingodeagostode1958,eljovenalquealgunosamigostodavía llamaban Ringo entró en el Club Natación Cataluña para informarse

sobrelasventajasdehacersesociodelaentidad.ElclubsehallabaenlosbajosdeunedificiojuntoalcineDelicias,enel218delaTraveseradeGracia,yseservíadelasinstalaciones y la piscina de la empresa Baños Populares de Barcelona. El jovenpensabairanadartresocuatrovecesporsemana,enhorasquelapiscinanosevieramuy concurrida. Había cumplido veinticinco años y podía permitirse ese pequeñodispendio.Tenía trabajo fijo enuna librería, recientemente lehabíanpublicadodosrelatos en una revista literaria y se proponía escribir su primera novela. Sumadreseguía cuidando ancianos en laResidencia de la calle Sors, ahora en horariosmásllevaderos,ysupadre,despuésdecumplirtresañosenlacárcelModeloyvolveracasa muy flaco, con un enfisema pulmonar y las fuerzas mermadas —aunquemostrándose igualde lenguarazy cantamañanas, segúnpudoconstatar, aliviada, suAlbertaflordemivida—,habíaobtenido,graciasaunagestióndelamadresuperioradelconventodelasDarderas,elpuestodeguardiánenelpatiodeuncolegiodelosHermanosMaristasytutelabaalosmenoresduranteelrecreo,controlandodepasolaentradadeextraños.

Lo primero que hizo Ringo fue echar un vistazo a la piscina desde la galeríasuperior, en cuyos bancos de madera alborotaba un grupo de chavales del barrio.Habíafinalizadounpartidodewaterpoloentreequiposjuvenilesyalgunosjugadoresseguían en el agua peloteando frente a una portería. El alegre chapoteo y lasexclamacioneseranconstantesyresonabanenelámbitocerradodellocal.Albordedelapiscina,apuntodetirarsedecabezaalaguaconlasmanosjuntasylasrodillasdobladas,unconvulsogrupodeniñasreclamabaagritoslaatencióndealguien.Tresmuchachoscompetíanbuceandoparasacaralgodelfondo,unamonedatalvez,yenel lado opuesto un hombre de piel bronceada y escueto bañador instruía a niñospequeñosenfila india, todosconflotadores.Desde lagalería,algunosmatrimoniosendomingadosadmirabanlasproezasnatatoriasdesushijosconsumiendorefrescosybolsasdepatatasfritas.Detrásdeellossemovíaunviejoconmonoblancoygorritade ciclista metiendo la escoba por debajo de los bancos, barriendo lo que habíantirado.

Ringosesentóenelbanco,colgólosbrazosporencimadelabarandillaymiróelfondoazulosoy transparentede lapiscina, tresocuatrometrosmásabajo.Elagualimosayconranassaltarinasenlasbalsasderegadíoquejalonaronsusveranosenel

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Panadés volvió a sumemoria, y por un instante el recuerdo le hizo sentirse comopillado en falta, como si alguien le adivinara el pensamiento y le recriminara susecretaquerenciaporlasranasylasaguasturbias.Entoncesreparóenelviejo:habíadejadodebarrerylemirabalevantandolaviseradelagorraconeldedoparafijarsemejor. No le reconoció hasta verle dar el primer paso bruscamente, como sidesenroscaraelpiedelsuelo,yacercarseaélsonriendoyconlamanotendida.

—Vayavaya,miraquiénhavenido.Ringoselevantóconunsentimientodemalestar,simulandonoverlamano.—Quétal,cómoestá.Elpelo amarillentoy todavía abundante, que lagorrita apenaspodía retener, la

barbaralayentrecana,lavozmásapagadaporelasmayelperfilmásafilado,peroelmismogrisfatigadoenlosojosylamismahermosasimetríadelasprofundasarrugasdelrostro.Tambiénconservabaalgodeaquellatensiónenloshombrosaltosyenlanuca,unairededisponibilidadservicialyamistosa.

—Vamos tirando,muchacho. Sólo tirando. Siéntate, no hagas cumplidos.—Sesentóasuladodespacio,apoyándoseenlaescoba.Aldisponerseadeciralgocogíaaireconciertaansiaysoltabauncarraspeonervioso—.Vayasorpresaverteporaquí,enelCata.

—Quizámeapunte.Paranadarunrato.—Buenaidea.¿Teinteresaelwaterpolo?—Sóloestabamirando…Nosabíaquetrabajabaustedaquí.—Prontoharádosaños.—Ringonosabíaquédecir,yelseñorAlonsoañadió—:

¿Quieresbeberalgo?¿Unacerveza?Telatraigoenunperiquete,abajohayserviciodebar…

—Noquieronada,gracias.Hacía calor y se quitó la chaqueta, dejándola colgada en la barandilla. Abel

Alonsopermanecíamuyquietoycon labocaabierta,cogiendoaireunossegundosantesdeempezarahablar.

—Vinieron malos tiempos, ¿sabes? El club me echó una mano. Tareas demantenimientoyasí.Fíjate,resultaquemimejorportero,haceaños,unchavalquevivíaenlasbarracasdeCanTunisyandabasiemprebuscandojarana,hoyesaquíelplusmarquista de los cien mariposa. —Sonrió, prodigando lentas y senilesafirmacionesconlacabeza—.Yelempleoselodeboaél.Yaves,siemprehayalgúnmuchachoagradecido.

Ringosesentíaconfuso.Miróentorno.—Muchogriterío,¿no?—Aquítodoresuena.—Parecequehaybuenambiente.—Ambiente familiar, sobre todo losdomingos.Ygritancomodemonios, sí.Es

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unsíntomadelabuenasaludmentaldeloschavales.Siemprelohecreído.¿Quieresuno?

Había sacado un caramelo del bolsillo y empezaba a despegar el papel conparsimonia.Ringodijoqueno.Luegohablósolamentepararomperelsilencio,queleincomodabamásquelaconversación:

—Detodosmodos,nohapasadotantotiempo.—Diezaños.Demasiadosparamí.—Dabavueltasalcaramelodentrodelaboca,

ruidosamenteysinremilgos,juntoconlasalivayalgunaspalabrasqueleamargaban.Sí, ahora ya es un viejo de verdad, por dentro y por fuera, pensóRingo—.Tú yahabráshecholamili.

—Sí.—Esoestábien.Bueno,yquétecuentas.¿Cómovanlascosasporallá,quédice

la gente?—Carraspeó y luego, con la voz más oscura—: ¿Qué sabes de Violeta,aquellachicaquenotegustaba…?

—Nohevueltoaverladesdequesefuedelbarrioconsumadre.—Ah, ¿finalmente se marcharon? Enfermera de quirófano, eso es lo que ella

queríaser,¿no?—Máscabezadas,lentasyreflexivas,comoafirmándosealgo—.Sí,estudiaba para eso. De modo que no has vuelto a verla. Vaya. ¿Y a su madretampoco?

Ringodemoróunossegundoslarespuesta.—LaseñoraMirmurióhacetiempo.—¿Sí?¿SemurióVictoria?¿Cuándo?—Haráunoscincoaños.SelooídeciralAgustínenlataberna.Parecequeestuvo

muyenferma.—Ya.Losiento.LapobreVictoriaeraunaalcohólica…—Nofuesólolabebida—cortóconunresoplidoimpaciente—.Nuncaserepuso

deunanochequesalióenbuscadeusted,yseextravió.Pillóunapulmoníaylopasómuymal.

—Nosabíanadadeeso.¿Seextraviódónde…?—Ustedyasehabíadesentendidodelasunto.Eltonillodereprochealertóalviejo.Cabeceópensativo,conexpresiónresignada,

ysonrióunpoco:—Si no recuerdomal, queridomuchacho, la últimavez que nos vimos estabas

bastantemásalegre.—Estababorracho.Aquellanochenodebióustedconfiarenmíparanada.ElseñorAlonsosediotiempopararesponder.—Ah,ya.Supongoquetienesrazón.Fuiunchicomalo,¿sabes?,yamiedadesa

clase de malicia no se perdona… Además fue una cobardía, debía haber resueltoaquello yomismo… Por cierto, luego no tuve ocasión de darte las gracias. Sí, es

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verdad,hicimosunfrentecomúnenaquelpeliagudoasunto.—Elcoroescandalosode chillidos infantiles abajo en la piscina llamó su atención.Una ristra de corchosflotandoenelaguadelimitabalazonadondenadabanlosmáspequeños,vigiladosdecercaporsuinstructor.Ringotambiénmiró.Ranitasbraceandoconflotadores—.Detodosmodos, no estabas tan borracho aquella noche, no señor, pero andabasmuyexcitado explorando los bajos fondos, te sentías un hombre hecho y derecho. Tanserio, tan enamoradizo…—Su rostro se contrajo al sonreír, congraciándose con elrecuerdo—.¿Teacuerdas,enlatabernuchadelacalleSanRamón…?¿Teacuerdasono?

—Claro—admitióélcondesgana,prestandoatenciónpreferentealoqueocurríaenlapiscina,alastrifulcasdeloswaterpolistasyalchapoteodelasranitas.

—Estabas un poco achispado, es verdad, pero sabiendo lo que hacías, de locontrario no te habría confiado el encargo. Yo siempre te tuve aprecio, ¿sabes?,siempreconfiéenti,ynomepreguntesporqué.Unchicotanobservador,tanformalyresponsable…Llegastebienacasa,supongo,yaldíasiguientellevaríaslacartaalbarRosales.Supongo,porquelaverdadesqueyonuncasupenadamás…

—Sí,lleguébien.—Asípues—cabeceócomplacido—,todosalióconformealoprevisto.Ycuando

entregaste lacartaa laseñoraPaquita, túyasabíasparaquiénera,claro.Porque tefijasteenelsobre…

—Nohizofalta,señorAlonso.—No me digas que no te picó la curiosidad… —Cortó al verle un gesto

contrariado—.¿Quépasa?¿Huboalgúnproblema?—Ningún problema. —Ringo soltó otro resoplido de impaciencia. ¿Por qué

mierdaquiereahoraestehombrevolversobreaqueldeplorableasunto?—.Mire,noselotomeamal,perosusconquistasmeteníansincuidado…Además,noeradifíciladivinarelmensaje,estabacantado.

—¿Ah, sí?—El señorAlonso lomiró con ojos escrutadores—. ¿Quieres decirquetúyasabíasdeantemanoparaquiéneralacarta?

—Claroquelosabía—dijoRingomientrasrecuperabalachaquetayselaponía—.Había pasado el tiempo y usted no pensaba volver a verla, así que elmensajeestabaclaro…

—¿Quéhaces?¿Tevasya?—Semehahechotarde.—Esperaunmomento,hombre.Quisieraaclarartealgo…ElseñorAlonsovaciló.Unrepentinogestocontritolehundiólacabezaentrelos

hombros, y Ringo volvió a sentarse para escuchar unas tartajosas y confusasdisculpas.Elhombrearrancóahablar con tantosmeandros, tosesy carraspeosqueparecía el motor de un Biscuter. Admitió que fue efectivamente un error, y una

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temeridad además, yo debía estar loco, dijo, figúrate, una súplica desesperada dealguien que no se atreve a dar la cara, una llamada por escrito que había de pasarprimero por las manos de un muchacho de quince años y luego por las de unatabernerasolterona…LaPaquinodebíaenterarsededóndevivíaél,añadió,niellaninadie,asíquelasseñas,lafechaYlahoradelacitaibandentrodelsobre,juntoconla demencial propuesta. ¡Escapar juntos, nada menos! Que fue el más grande eimperdonable error de su vida, y que no pasaron ni dos días sin que encima searrepintieradehaberseservidodeunchicotanjuiciosoycumplidorcomoél,yqueentonces lopasómuymal,porquela locapasiónporesaniñapersistía;queintentóolvidarla,yqueseempleóenellodurantemucho tiemposinconseguirlo,yquedetodosmodosalfinaltampocorecibióningunarespuestadeellayyanuncasuponadamás,nuncasuposinoquisocontestarasullamadaonopudohacerlo,yquedetodosmodosfuelomejor…Afortunadamente,añadió,porquecuandounhombrecometelainfamiaqueélcometió,nomereceotracosaqueeldesprecioyelolvido.Evocó lagenerosa hospitalidad de Victoria y la fatalidad que eso propició, la fatalidad deentrarenlaintimidaddeaquellacriaturatanextraña,taninfeliz,reservadayhurañayalmismotiempotanllenadevida,conunasensualidadfurtivatanintensaquepodíahaberlesllevadoaambosalaperdición…

—Seguramenteseriódemíyrompiólacarta—concluyóconunbufidodealivio—.Tantomejor.Eratremenda,enverdad.Elúltimodíaquelavisimulóunacaídaenelbañopararetenerme.

—Pero…Habíaempezadoprestandounaatencióndistraídaaesapenosaretahíladeculpas,

errores ymezquindades, hasta que captó un desfallecimiento en la voz oscura delviejo;paraentonceslaincertidumbreyasehabíainstaladoensuánimo,peroahoralaevidenciaacababadegolpearleelcorazónyelentendimientoysequedómirándolecomounalucinadoquenoacabadecreerseloqueve.Selevantódespacioysinsaberporquéyconlosojosfijosenelvacío,comoqueriendodescifrarlasimágenesquedeprontoacudíanentropelasumente.

—Peroquédice—murmuró,sentándosedenuevo.—Quiseevitarlo,puedescreerme.—Nopuedeser.LaseñoraPaquitaesperabaunacartaparalaseñoraMir.Desde

unprincipiodijoqueeraparaella…¡LacartaeraparalaseñoraMir!—Yonuncaledijetalcosa.Deningúnmodo.¡Vayaconlatabernerachismosa!

Entiendoquedebióde sorprendersemucho al recibir la carta, peronaturalmente…¿Meescuchas?

Peronaturalmente,explicó,élnopodíadecirlealaseñoraPaquiquiénibaaserladestinataria, lehabríafaltadotiempoparairacontárseloalamadredeVioletaysehabríaarmadoladeDiosesCristo;sólopodíapedirlequeesperarayfueradiscreta.

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—Pero usted… —A Ringo se le atragantaban las palabras—. Usted sabía loamigasqueeranlaseñoraMirylaseñoraPaquita,sabíaquelesgustabachismorrear,fantasear…

—Sí,esotambiénesverdad—admitióconundejeguasónenlavoz—.Erantalparacual.Enfin,cometítantoserrores…Quéquieres,yoestabaobnubilado,nomedaba cuenta de nada, sólo pensaba en una cosa… De todos modos, no deberíasprestar oídos a los cotilleos de una solterona, ¿no te parece? Palabrería, muchapalabreríaesloqueteníaesamujer.Perobueno,todoesoyaquéimporta.

Ringo no salía de su asombro. En medio de varias preguntas que acudían entropelasucabeza,acuálmásdeprimente,prevalecíalasensacióndehabercaídoenunatrampa.Finalmenteelratónmordióelqueso.

—Vaya.Fueustedbastantemiserable,¿noleparece?Eracasiunaniña…El señorAlonso levantó el dedo índice, negando con gesto admonitorio y una

vagasonrisa:—No,sumadreeraunaniña.¡Oh,sí,ellasíqueloera,puedojurarlo!Porcierto

quesí—dijocerrandolosojos.LosabrióalinstantealpresentirlareaccióndeRingo—.¿Quéhaces,yatevas?

—Adiós,señorAlonso.Sehabíalevantadootravezyahoraparecíadecididoairse.Elhombretambiénse

levantó.—Enfin,esperovolveraverte…Estaríabienqueteapuntarasalclub.Elabono

es de veinticinco pelas al mes. Barato, ¿eh? Y puedes invitar a la novia… —Finalmenteoptóportenderlelamanoconunimperceptibleguiñodecomplicidadenlos ojos, una tímida solicitud de comprensión y olvido—. Te deseo lo mejor,muchacho.

Ringoaceptósumanocongestoadusto,simulandounseverodesafecto.Aquelladisposiciónnaturaldeladolescentealfingimientoyalaimpostura,aquelloqueañosatráseraungratificanteiryvenirdelaverdadalamentira,yqueahoraempezabaatrenzar fabulación y memoria en sus tanteos con la escritura —pero todavía sinningúnsentimientodeculpa—,ledictócuatroconvencionalespalabrasdedespedidayactoseguidoseencaminóhacialaescaleraquedabaalvestíbulo.Bajólosprimerospeldañossintiendoenlanucalamiradaafableycondescendientedelviejofauno,yantes de alcanzar la salida el guirigay de voces y chillidos sobre el agua se fueapagandoasuespalda,mientrasempezabaareflexionarsobrelosbuenospropósitosysu flagrante inanidad.No teníanadaque reprocharse,ciertamente,peroentonces,¿porquépersistíaelresquemor?

Una vez fuera, la violenta luz de agosto que encendía las animadas calles deGracia le cegó por un instante, cuando todavía el comentario de Abel Alonsoresonabaensusoídos,peroahoraconelapropiadoymerecidosarcasmo:

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Unchicotanobservador,tanformalyresponsable.

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JUANMARSÉ,nacióenBarcelonael8deenerode1933.Desdelostreceañoshasta1959trabajócomooperarioenuntallerdejoyería.En1959empezóapublicarrelatosenrevistasliterarias,yesemismoañoobtuvoelPremioSésamodecuentos.En1961concurrió al Premio Biblioteca Breve con Encerrados con un solo juguete, queresultófinalistaconelmayornúmerodevotos.Publicóen1962susegundanovela,Estacaradelaluna.En1965obtuvoelPremioBibliotecaBreveconÚltimastardescon Teresa (1966-1986), y posteriormente publicó La oscura historia de la primaMontse (1970), Si te dicen que caí (1973), que obtuvo el Premio Internacional deNovela«México»,Lamuchachade lasbragasdeoro (1978),ganadoradelPremioPlaneta,Undíavolveré(1982),RondadelGuinardó(1984),TenienteBravo (1987),El amante bilingüe con la que ganó el Premio Ateneo de Sevilla en 1990, y Elembrujo de Shanghai (1993). Su última novela publicada, Rabos de lagartija, haobtenidoelPremioNacionaldeNarrativa2001yelPremioNacionaldelaCríticayel Premio Nacional de Narrativa 2001. En 2004 publica La gran desilusión (SeixBarral)yen2005CancionesdeamorenLolita’sClub. En 2008 recibió el PremioCervantes.

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