richet carlos - el dolor - el somnambulismo provocado (1879)

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CÁRLOS RIME T EL DOLOR EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO VERSION ESPAÑOLA POR M. DE TOLOSA Y LATOUR MADRID CASA EDITORIAL DE MEDINA Campomanes, 8

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Medicina-Sonambulismo

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CÁRLOS RIME T

EL DOLOR

EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO

VERSION ESPAÑOLA

POR

M. DE TOLOSA Y LATOUR

MADRID

CASA EDITORIAL DE MEDINA

Campomanes, 8

A LA MEMORIA DEL ILUSTRE MAESTRO

D. PEDRO MATA

que con infatigable celo y arrebatadora elo-cuencia popularizó la PSICOLOG ¡A-FISIOLÓGI-

CA. en Esparta,

El Traductor.

PRÓLOGO DEL TRADUCTOR

Es costumbre, que casi ha adquirido lafuerza de ley, que los aspirantes á escrito-res, atacados de esa terrible desazon de glo-ria que provoca en todo espíritu jóven el li-bro ó el periódico, acudan á los que, ya ave-zados en lides literarias , pueden darles unpreciado visto bueno, en forma de frase ala-banciosa, y así, resguardados tras un ilustrenombre, permitan que la imprenta lance almundo su obra, en cuatro rápidos golpeteos,con todas las condiciones de viabilidad.

Confieso empero sinceramente que siem-pre me consideré libre de tan perdurable ma-nía, sobre todo al presentar con la sencillezpropia de un modesto traductor dos estu-dios que á mi entender encerraban, bajo unaa4radable forma, alguna enseñanza. Me re-fiero al libro sobre Los venenos de la inteligen-

VIII

da del Dr. Richet, que ha merecido una bri-llante acogida por parte de la critica y delpúblico, sobrepujando á mis aspiraciones laindulgencia con que se ha juzgado mi trábajo;y hé aquí por qué creía hoy urgente demos-trar profunda gratitud á todos, y muy espe-cialmente á mi distinguido amigo Richet, cu-yos delicados elogios son es timabilisimos.Permítame, pues, el lector, una vez hecha lasalvedad indicada, que diga dos palabras acer-ca del nuevo libro que le presento. Más ade-lante verá las razones que ha tenido el autorpara dar á luz estos estudios de psicología-fisiológica, frase ante la cual muchos cerraránlos ojos y se taparán los oídos, como espanta-dos ante tamaña irreverencia metafísica, quetiene unpronunciado sabor aleman (amarguí-simo como el líquido procedente de lúpulo, yque no á todos agrada), la cual nos indica latendencia de considerar la psicología comociencia natural desligada de toda metafísicay apoyándose en las ciencias biológicas. Estatendencia refléjase de un modo manifiesto enlas obras de un célebre médico español, no

txbien comprendidas por muchos, y en las cua-les se ve retratado un juicio clarísimo y unafrase sincera y elocuente puesta al serviciode la ciencia.

Como se habrá visto, hemos aprovechadoesta ocasion para rendir un respetuoso ho-menaje al popularizador de los estudios depsicología-fisiológica en España.

«La psicología-fisiológica, dice Ribot, alexaminar con amplia ojeada la Psicología

alemana contemporánea, penetra por brechasimprevistas hasta llegar á las cuestionesmás elevadas de los conocimientos humanos,enseñando más un experimento modestísimoque un tomo de especulaciones estériles. »Sin embargo, conviene no olvidar, como in-dica oportunamente Wundt, que no puede elhombre recoger experimentos sin mezclarloscon alguna especulacion ; pero esperemosapesar de esto que el medio admitido ya porlos modernos investigadores podrá revelarmás adelante la relacion existente entre loabstracto y lo sensible.

En efecto, ¿qué razon hay para negar 119-

xgue un día en que, como escribe un pensadorcontemporáneo de clarísimo y poético inge-nio, «la estática sea el álgebra del derecho,la física el algoritmo de la economía, la his-toria del mundo material la representaciongráfica de la vida humana en lo que tiene delógicamente inevitable, y la mecánica expli-que la sociedad, y el álgebra la belleza, y cadacosa á la luz de un principio superior lo ex-plique todo y en sí lleve escrito con caracté-res misteriosos la sublime idea de lo infinitoy de lo absoluto?»...

No quiero olvidar el objeto de estas líneas,y me apresuro á decir que el Dolor es un es-tudio experimental adornado de datos curio-sos, tan sobrio y severo de lenguaje, comosencillos y elocuentes son los trazados gráfi-cos que le acompañan. En su contenido seadvierte la mano del fisiólogo ilustrado é im-perturbable; en las cortas frasea que ex o-ne en la introduccion se ve un hombre de co-razon cuando, repitiendo las hermosas pa-labras de Virgilio, protesta de la estú p idapcreencia del vulgo, que considera los médicos

xzcomo incapaces de comprender los sufrimien-tos humanos, siendo precisamente la profe-sion de más angustioso ejercicio, y donde laexperiencia es de penosa y dolorosisima ad-quisicion.

Como no podía ménos, diferencia el placerdel dolor ántes de entrar en el estudio de lossignos exteriores de esta funcion intelectual,los cuales se explican perfectamente por lasleyes de la fisiología. Al propio tiempo esta-blece la distincion que se presenta entre eldolor moral y el material, respecto de losmovimientos espasmódicos producidos poraociones reflejas de diversa índole.

La influencia que el estado de hipereste-sia de los centros nerviosos ó de los nerviostiene sobre la percepcion del dolor, está ex-puesta con bastante claridad, y son ingenio-sas las formas diferentes de dolor que admi-te, relacionadas con la inteligencia del ani-mal en quien se experimenta.

Pero donde se ve gran originalidad es enlos e experimentos hechos con objeto de estu-diar la duracion del dolor y la influencia del

xllnúmero de excitaciones sobre la sensaciondolorosa. En este capítulo seguramente halla-rán datos muy dignos de estimar los que de-seen iniciarse en problemas tan interesantes

como poco conocidos.Ménos lo son aún esos fenómenos verda-

deramente maravillosos que en todas épo-cas, sobre todo en la presente, han llamadola atencion del vulgo, llegando basta provo-car entre los hombres de ciencia discusionesacaloradas. Sin embargo, hoy la fisiología ex-perimental pone de manifiesto las circuns-tancias que provocan ciertos estados, depen-dientes de trastornos nerviosos más ónos explicables.

Que existe el somnambulismo provocado;.que por medios enteramente empíricos sesume en profundo sueño á ciertos individuos,trasportándoles á las más ocultas regionesdel campo de la fantasía, es una verdad in-controvertible.

Recuerdo, á propósito de esto, que ántesde estudiar yo tales asuntos, un médico muyrespetable y poco dado á preocupaciones,

XIIIconsintió que un magnetizador con ribetes

de espiritista le sumiera en ese sueño especialque más adelante verá descrito el lector, y alrecobrar el pleno goce de sus facultades in-ielectuales, manifestó con una emocion ex-traordinaria que habla visto la sombra deun malogrado compañero suyo, célebre doc-tor, con quien sostuvo siempre durante suvida una entrañable amistad. Este hechohizo flaquear el ánimo de muchos de los quepresenciaron aquella escena, harto miste-riosa en verdad para quien no estuviera ini-ciado en los principios fundamentales de laciencia.

Más tarde he visto prácticamente que ta-les maravillas se provocan con gran senci-llez y de un modo harto empírico.

En un breve Apéndice, me he permitido re-asumir algunos trabajos referentes á estaimportan Le cuestion, que se han llevado ácabo últimamente, y no puedo por ménos delamentarme de que el ridículo sea una trabapara repetir experimentos del órden mencio-nado, por estar todavía recientes las falseda-

XIVdes de los innumerables charlatanes que ex-plotan el público.

Para terminar, y á fin de que no se me ta-che de adulador, trascribiré las frases conque el sabio catedrático de higiene de la Fa-cultad de Medicina de Barcelona, Dr. Rodri-guez Mendez, finaliza un largo artículo biblio-gráfico sobre el anterior libro del Sr. Richet,suprimiendo las delicadas frases que dedicaal trabajo de traduccion propiamente dicho,las cuales nunca agradeceremos bastante.

«Rich" dice, escribe de mano maestra:lenguaje elegante, claro, conciso ó superfluo,segun convenga, pero siempre en derechurade su objetivo. Algun episodio, datos intere-santes, aumentan el gusto con que se lee suproduccion; y tanto para el hombre científicocomo para el vulgar, tiene recursos que ha-cen fijar profundamente la atencion sin fati-garla. Como pocos, ha sabido realizar el pre-cepto de Horacio: lectorem delectando , pari-terque moneado.»

M. DE TOLOSA.

Madrid, 18'19.

INSRODUCCION

INT1:0 UCC1 N.

. Puesto que mi ilustrado •amigo ,) compañe-ro Pr olosa y Latour, piensa traducir al españoidos Memorias mias de psicologia-fisiológica,desearía explicar al lector, por qué razone sme he ocupado del dolor y del sonambulismo.

Cuando estaba de interno en los hospitalesde París, destinado á salas de medicina ó de;cirugía, he visto muchos sufrimientos de to-das clases, y á la par que trataba la partí 1científica de las enfermedades, no me era po-sible descuidar la parte humanitaria.

Esos pobres séres, que sufrian crueles tor-turas, me inspiraban una gran compasion.y seguro estoy de que todos los médicos hanexperimentado ernocion idéntica. Existe unaantigua preocupacion, que por lo ménos enFrancia (1), se repite hasta la saciedad, y es,que el médico tiene el eorazon duro. Nada rriál,1falso.

Al ver de cerca el dolor, al escuchar los ge-

(1.) Y en Espata tambiett.

mirlos Ide las criaturas humanas" que sufren,se hace uno más compasivo.

Hatzd ignara miseris sucurrereEl dolor tiene para todo médico un podero-

so interés, y sin embargo, pocos trabajos sehan hecho acerca del dolor propiamente di-cho. Esto depende quizás de que se le consi-dera generalmente corno un síntoma de la en-fermedad, y no corno la enfermedad misma.Esta opinion es, sin duda alguna verdadera;.pero ¿acaso el síntoma no es más grave quePi mal?

El hombre no es inmortal, debe moirir, yalo sabe él perfectamente; un poco antes ó unpoco despees, poco importa. Lo que impor-ta es que la vida no esté envenenada por etdolor.

Recuerdo perfectamente que el bueno deWoritaine ha dicho:

«?Iutot souffrir que mourir c'est la devise des hommes.›

pero se rne permitirá, quizás añadir que loshombres á veces no tienen razon.

Sea lo que quiera, lo cierto es,lue duran-te mis cuatro años de internato en los hospi-tales de París, estudié constantemente los su-frimientos de los enfermos, preguntando acada uno de ellos acerca de lo que experimen-taban, y analizando los síntomas y caracteres

del dolor. A. decir verdad, el individuo que su-fre experimenta siempre un gran consuelocuando refiere sus desgracias. Esto es un te-ma inagotable, y nada más fácil que conse-guir respuestas detalladas; por lo tanto, laabundancia de datos no es lo que me ha fal-tado.

En la actualidad, sea cual fuere el resulta-do de mis esfuerzos, este método de investí-gacion, es, á mi entender, el más provechoso.Para conocer el dolor es necesario haber visto sufrir á las personas ó haber sufrido unomismo.

En . lo que se refiere al sonambulismo, pi-do con insistencia la benévola indulgencia delléctor. El tema es de los más escabrosos y delos más oscuros. Ciertamente que es muy có-modo negar con atrevimiento sin haber visto,ó negarse á ver; pero estos son medios pococientíficos.

Ademas, hay personas que habiendo vistociertos fenómenos de dificil explicacion, , no seatreven á reconocerlos y prefieren callarsepara no perturbar la armonía de las doctrinasadmitidas.

Esta manera de obrar no tiene nada de va-liente, y sin embargo, el sábio- puede tener

tambien su bravura como el soldado en elcampo de batalla.

Añadamos que al no atreverse á referirhechos extraños y hasta el presente inexpli-cables, se hace un cálculo equivocado. Es evidente que el porvenir está lleno de maravillo-sos descubrimientos, y que los hechos rarosy no explicados, son precisamente los que pon-drán en camino de llevar á cabo un gran ade-1 anta.

¿Necesitaré añadir que la traduccion delDr. Tolosa es exacta y elegante? Los lectoresde los VENENOS DE LA INTELIGENCIA, lo sabenperfectamente. Por lo demás, ¿no son herma-nas la lengua francesa y la española? 1No tie-nen por ventura la claridad, armonía y pro--rision del idioma, materno?

R. CÁRLOS RICHET.

París 10 de Enero de 18'79.

EL DOLOR

PRELIMINARES.

La mayoría de los psicólogos han estudiadositnultáneamente el placer y el dolor (1), sinseparar ambos fenómenos, como si el estadonormal se hallara precisamente entre uno yotro, es decir, en una especie de equilibriointermedio entre estas dos sensaciones-opues-tas. Parece como que esta union no reportaninguna ventaja, aumentando tan solo la difi-cultad del asunto. Efectivamente, compararel placer con el dolor, es ya casi. una hipótesisde la cual vale más abstenerse. Por otra par-te, nos hallamos un tanto apurados para definir, ó mejor dicho, para limitar el placer fisio-lógico, en tanto que el dolor físico es un hechoperfectamente definido y . deslindado. He aquí,

(1) Muchos hechos de los aquí mencionados por el seriorRichet se hallan expuestos con gran extension y brillantezen su obra: Investigaciones experimentales y clínicas sobrela sensibilidad, que de todas veras recomendamos á nues-tros lectores. En dicho trabajo se trata la cuestion bajo elpunto de vista médico propiamente dicho. fié aquí por quédifieren uno de otro esencialmente, no solamente en la for-ma, sino en el fondo. (T.)

8por qull un individuo á quien se incinde lapiel para dilatar un absceso, experimenta undolor cuya causa, objeto, medio, duracion, pe-ríodos, síntomas y consecuencias puede estu-diar; hay allí algo claro y exacto; es, en unapalabra, un fenómeno agudo de fácil compro-bacion y repeticion, y constante en todos losindividuos. Por el contrario, en el placer pro-piamente dicho, todo es oscuridad y confusion.Beber una copa de vino, comer azúcar, oir unacorde, son placeres cuya causa solo puedeencontrarse merced á razonamientos pocoaccesibles á las investigaciones de la fisiolo-Tia nerviosa conocida actualmente. No dudo,sin embargo, que se llegará más tarde á comprender con más facilidad estos fenómenos;pero lo cierto es que bajo el punto de vista dela fisiología experimental moderna, el placeres todavía un fenómeno incierto, variable yoscuro. Solamente existe un placer agudo y .verdaderamente fisiológico; es el dependientedel acto sexual, ese espasmo muscular .qup,determina la percepcion de una sensacion in-tensa, pasajera, que tiene una duracion y intperiodo notable , pudiendo verdaderamentecompararse á la sensacion producida por elfilo de un cuchillo que atraviesa la piel. Lapercepcion tan solo es la que difiere mucho,pues en unos casos es agr. adable, y en otros

9penosa. Si quisiéramos, lo cual seria muy pe-ligroso, introducir aquí el lenguaje matetná-tico, diríase que es el mismo valor, pero conun signo diferente, positivo en un caso, nega-tivo en .otro. Todos los demás placeres que nosean éste, hállanse muy distantes de un verda-dero dolor para poderse comparar con algunprovecho á él; responden más bien á una sen-sacion de molestia, aburrimiento ó necesidad,que á un verdadero dolor, siendo más conve-niente abandonar, á lo ménos por ahora, elestudio del placer, estudiando solamente eldolor, cuyos síntomas son tan característicosy cuyas inmediatas causas son más fáciles dereconocer.

LOS SIGNOS DEL DOLOR,.

Siendo el dolor un fenómeno puramentecentral, puede existir, y hasta ser muy inten-so, sin que se manifieste mediante ningun

»signo exterior, por lo cual no esposible me-dirle.

Todos los fisiólogos saben que cuando sehace una viviseccion, hay una diversidadcompleta entre la manera como parecen su-frir los animales. Unos permanecen inmóviles,con la mirada fija, sin moverse, sin quejarse,fliriase que están estupefactos ; otros, por elcontrario, gimen, aullar y sé agitan con ver-dadero frenesí. De igual modo, cuándo no se.suspendía el dolor en las operaciones quirúr-gicas, mediante el cloroformo, habia algu-nos enfermos que se quedaban inmóviles ymudos, y otros que lloraban y se defendían.Ahora bien: en todos estos casos, ¿cuál es laverdadera medida del dolor?

Para nosotros, todo esto no es ni podrá ser

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más que una hipótesis. No creemos que exis-tan diferencias en el valor, del mismo modoque no las admitimos en la sensibilidad, apo-yándonos en el siguiente hecho.

Si se cogen ranas en invierno, aun cuandoentonces parezca como que se agitan lo bas-tante para resistir enérgicamente y tratar dehuir, una vez que empieza el experimento,casi no se mueven, permaneciendo inmóvilesen la tablilla donde se les fijó, sin gritar y sindefenderse. si, por el contrario, se hace elmismo experimento en verano, será muy difi-cil sujetarlas , y gritarán en cuanto se lastoque. ;Podremos decir que tienen más valoren una época que en otra del ario? Cuando áuna rana muy valiente se le da una dósis ex-traordinariamente débil (ménos de una déci-ma de miligramo) de estrignina, esto bastapara hacerla muy sensible y quitarla todo suvalor, pues entonces se defiende y grita encuanto,se la toca. Haciéndola perder una cor-ta cantidad de sangre, esta hemorragia excitasu médula, y la menor excitacion externa bas-ta Cambien para hacerla gritar y defenderse.

Verdaderamente que no puede achacarseal valor, es decir, á la voluntad, esta diferen-cia en el modo de obrar, y es mucho más pro-bable que esta distincion sea más bien conrespecto á la diferente sensibilidad puesta

que el dolor es muy intenso en el un caso, ymuy débil en el otro.

De la misma manera vemos ciertas ca,stasde perros muy robustos, que resisten más ymejor que los de otras más delicadas, hastael extremo de parecer casi insensibles al dolor.

Lo propio sucede tambien con respecto álas razas humanas. Un médico de la armadame aseguró que labia visto negros que anda-ban, teniendo cruentas iilceras, sin que al pa-recer sufrieran, y al propio tiempo no manifes-tar casi ninguna sensibilidad dolorosa duran.te las operaciones. Las razas blancas son tam-bien, al parecer, mucho más delicadas, y noes debido á falta de valor por lo que un euro-peo gritará durante una operacion, que unnegro sufriria sin pestañear, sino á que aquelsufrirá diez veces más que éste. Una mujer»ven y delicada, nerviosa, educada en la ciu-dad, no podría sufrir sin gritar y defenderse,una amputacion que un marinero encallecidopor el cansancio, ó un aldeano aguerrido portoda clase de miserias, sufririan casi sin que-jarse. Paréceme que de poco le serviria á lasensible señorita tener tanto valor como elnegro ó el marinero, pues no podria segura-mente resistir y ahogar sus instintivos gri-tos.---En una palabra, hay un límite respectoal dolor, que la fuerza de ánimo m gás grande

DO puede sobrepujar. La fámosa frase de Ze-non, segun mi entender, es una vana tonte-ría. Si hubiera sufrido más, habría gritadosin duda alguna, y afortunadamente para sufilosofa, la sensibilidad de sus centros nervio-sos no sufrió la más pequeña mella.

Esta primera cuestion, aunque hipotétic1-4puede, pues, considerarse como muy verosímil, y la formularemos del siguiente modo:

1. 0 Es probable que existan , segun cualessean los individuos, las razas y las especies,diferencias considerables en la. sensibilidad deldolor; y que por esta razon sea posible explicarde un modo genérico las diferencias que estosindividuos, estas razas y estas especies presen-tan en su manera de reaccionar ante el dolor.

Examinemos ahora las manifestacionesmismas de la sensibilidad y del dolor, y -vere-mos que no es indiferente el que estos ó losotros músculos entren en juego.

supongamos un animal inmóvil. Si. estáconvencido de que no puede huir, y si todoslos esfuerzos que ha hecho para escapar hansido vanos, efectuará una série de movimién-.tos coordinados, por punto general bastantecomplejos: ante todo, gritará, es decir, con-traerá los músculos de su laringe. En tantoque' dura la espiracion,—ora consideremos laliebre herida por un tiro, *elperro atado á hl

15mesa de viviseccion, elpichon sorprendidopor un milano, la ternera degollada en unmatadero, ó el niño recien-nacido á quien sepráctica la circuncision,—todos gritan, lloran,gimen ó aullan; pero su grito es voluntario,intencionado, no es un sencillo grito reflejo,como el que Vulpian obtuvo excitando la pro-tuberancia anular de los conejos ; es el resul-tado de un dolor percibido por la conciencia.En cuanto el animal percibe el dolor, grita, yparece entonces corno que estas quejas le ali-vian. Se ha notado (Percy, Dupuytren, Lussa-na) (1) que los enfermos que no gritaban du-rante las operaciones, curaban peor que aque-llos que daban rienda suelta á su dolor. Acasoes posible que este grito, suma expresion deldolor, sea una manera de implorar auxilio,una demanda de protecc ion ó piedad; y cuentaque no, doy esta explicacion mIts que comouna sencilla hipótesis.

Sea de esto lo que quiera, lo cierto es queademás del grito, contraccion laringea, exis-te tambien otra contraccion espasmódica delos músculos de la cara, animado sor el ner-vio facial (2).La frente se •arruga, agrándase

(1) La Scuola, medica salernitana, Setiembre 1874, p. 49.(2) Véase Darwin, L'expression des émotions; Duchenne

tle Boulogne, Physiologie des mollvewents.

16la boca, fúndense las mejillas, y al propiotiempo preséntase una série de movimientosgenerales de flexion, como si el animal qui-siera achicarse y ofrecer de esta suerte unasuperficie más reducida á la impresion dolo-rosa. Es interesantísimo notar que lo mis-mo para el hombre como para todos los de-más animales, se hallan idénticamente losmismos movimientos de flexion y extension,correspondientes á las diferentes sensacionesplacenteras ó dolorosas. El placer obedece áun movimiento de expansion, de clilatacion,de extension ; por el contrarió, en el dolor se •achica uno, se concentra en sí mismo; e 'n unapalabra, es un movimiento general de flexion,movimiento que reviste una forma especial,al ménos en los músculos vertebrales. Desuerte que existe una tendencia general, encasi toda la série de los vertebrados, á unirlas apófisis espinosas de la columna vertebralentre si, á fin de proteger la médula espinal.Es un movimiento defensivo más bien quedoloroso; pero es más fácil comprender queambos movimientos se confunden en la ma-yoría de los casos y que el dolor intenso obli-gue á ejercer, al animal que sufre, movimien-tos de defensa.

Estos característicos movimientos doloro-sos, constantes en todos los animales Intel i-

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gentes, ¿serán movimientos reflejos? La cues-tion es más difícil de resolver que lo que áprimera vista parece, pues hay acciones re-flejas que son conscientes, y si quisiéramoseliminar del grupo. de los movimientos refle-jos todos aquellos que se perciben por el sen-sorio comun, llegaríamos á hacer conclusio-nes evidentemente absurdas. De suerte que,cuando se acerca con rapidez un objeto ánuestros ojos, ó cuando oimos un ruido vio-lento é inesperado , cerramos involuntaria-mente los párpados. Sin embargo, el parpa-deo es percibido, y rigurosamente podríamosconcebir que la voluntad impidiese que se ve-rificara. Lo propio sucede de un modo abso-luto con respecto á estos movimientos de do-lor; existe una especie de intermediario entrela voluntad y la necesidad, de suerte que confrecuencia un supremo esfuerzo podria impe-dirlos, pero no obstante, siendo muy fuerte laexcitacion exterior, la voluntad seria impo-tente. Muchos actos reflejos se hallan en estecaso, y acaso podríase establecer una distin-cion entre las acciones reflejas involuntariasy las voluntarias, á pesar de la apariencia pa-radójica de la palabra.

Lussana (1) ha hecho notar con mucha ra-

(1) Loc. cit., p. 433

18zon que el dolor moral, en lugar de producirmovimientos espasmódicos, paralizaba los mo-vimientos; y en un interesante estudio ha re-cordado que los poetas y los pintores• teníancorno una intuicion inconsciente de estosfenómenos y habian llegado por la obser-vacion á conocerlos y representarlos exacta-mente.

Sin embargo hay otras acciones reflejascompletamente independientes de la voluntady que podrian considerarse corno consecuen-cias del dolor.

Ya en su tiempo indicó Bichat que parareconocer si un dolor era verdadéro ó falso,bastaba esplorar el-pulso; pero los experimen-tos de los fisiólogos modernos han dado resul-tados más exactos. No puedo entrar en deta-lles respecto á esta importante cuestion, limi-tándome á decir que merced á la excitacioninterna de un nervio de la sensibilidad gene-ral que dé lugar á un intenso do-lor, el corazon suspende sus latidos, siendoesta detencion del centro cardiaco dependien-te de la excitacion del pneumo-gástrico; yhasta Schiff ha llegado á decir que excitandogradual y crecientemente el nervio ciático, áoobtenian los mismos fenómenos cardiacosque por la excitacion gradual y crecientetambien, del nervio pneumo-gástrico. .Segun

• 19Wundt (1), estas son las primeras manifesta-ciones de la sensibilidad y no faltan jamás,aun cuando dejen todas las restantes de pre-sentarse. La s excitacion interna de un nerviosensible origina dolor por una parte y por otrauna detencion del corazon y un descenso enla presion sanguínea en las arterias.

Lo que importa saber es si esta 'detenciondel corazon es debida al dolor ó coincide coneste. Franck, que ha estudiado con mucho cui-dado (2) la accion del cloroformo sobre la dr-culacion, dice que cuando el animal está clo-roformizado é insensible, puédense excitarsus nervios sensibles sin provocar reaccioncardíaca; pero esta inercia del corazon, de-pende realmente de una paralisis del pneumo-gástrico; de modo que debe admitirse que elcorazon no reacciona ya por dicha paralisisy no porque el dolor se suprima por laanestesia.

Dos experimentos podrían, al parecer, pro-bar que puede haber reaccion cardíaca, auncuando el dolor estuviera abolido por comple-to. Así, segun Franck, en animales . á quienesse han eliminado los lóbulos cerebrales el re-

(1) Grundzüge der physiol. Psychologie, p. 18C.(2) Trabajos del laboratorio de M. Marey, aiio 1876, pá-

gina 221.

20flejo cardíaco persiste aún, y es verosímil quehaya aquí un sencillo movimiento reflejo sinconciencia, es decir, sin dolor. Pór otra parte,he notado con frecuencia que en los individuoscloroformizados, inmóviles y sumidos en unaresolución completa, y por consiguiente á to-das luces insensibles, el iris se contraía aúneHablo aquí del iris, porque la reaccion del irisó la del corazon son dos fenómenos de órdenidéntico, y con respecto á lo que nos ocupa, seles puede confundir, toda vez que estos dos ac-tos reflejos son debidos á la misma bausa: laexcitacion fuerte de los nervios sensitivos.Ahora bien; si en un enfermo dormido de estasuerte, se excita de un modo enérgico la sensi-bilidad, de cualquier modo, el iris se dilataráacto continuo. Habrá, pues, reaccion sin dolor.

Hé aquí tambien, por qué es posible supo-ner que la detencion del corazon, el descensoen la presion arterial y la dilatacion del irisson actos reflejos y hasta cierto punto inde-pendientes del dolor. Coinciden con este, perono son debidos á él, porque si por una parte sesuprimen los centros cerebrales, estos reflejosno dejarán de persistir por eso; porotra parte,sabido es que se originan, lo mismo por exci-taciones débiles, no dolorosas, que por exci-taciones intensas, durante la anestesia máscompleta.

21La fuerte excitacion de un nervio sensitivo

parece pues, que da lugar á dos resultados:por un lado, va al cerebro á originar una sen-:sacion dolorosa, por otro, irradiándose por lamédula y en el bulbo, se refleja en órganosdelicados é impresionables, como son el cora-zon y el iris.

Podemos, pues, en último término admitirestos dos puntos:

2.° El dolor provoca movimientos instintivosy coordinados, análogos á los movimientos dedefensa, caracterizados por el grito, la contrae-eion de los músculos de la cara y una flexiongeneral del cuerpo. Son actos reflejos que po-dríamos llamar voluntarios.

3.° El dolor coincide con la deten,cion del co-razon, la contraccion del iris, el descenso en lapresion arterial; pero no es el dolor quien provo-,ea los actos reflejos: estos son sencillamente si-multáneos y originados por la misma causa.

DE LA CAUSA Y DE LOS CA RACTÉRES FISIOLÓGI-

COS DEL DOLOR.

Un gran número de filósofos han buscadoen razones metafísicas la causa del dolor: sinembargo, parece que el estudio fisiológico deeste fenómeno será más accesible, y á la parmás sólido y provechoso. Sobre el particular,he hecho cierto número de observaciones yexperimentos que voy á tratar de exponermetódicamente.

En primer lugar, entre una percepcionsensitiva y una sensacion dolorosa, hay unaserie de insensibles gradaciones, de tal modo,que no es posible distinguir una percepcionsensitiva fuerte, de una sensacion dolorosadébil.

Pongamos algunos ejemplos: si se introdu-ce la mano en agua á 40 grados, se experi-menta una percepcion sensitiva; algunos gra-dos más, y la percepcion empezará á ser des-agradable, y claramente dolorosa á los 60°

24Si se comprime la piel, se tendrá una sen-

sacion nada penosa; por poco que se aumentela presion, irá aumentando en intensidad lasensacion y concluirá por ser muy dolorosa.

Las corrientes inductivas de intensidadgradualmente creciente, no tardan en ser di-fíciles de soportar, y por último insoportables.

De igual modo se podrán tomar todos losnervios sensitivos, todos los órganos, todoslos géneros de sensibilidad, excepcion hechaquizá de los nervios del 1.°, 2.° y 8.° par, y severá que constantemento la excitacion fuertede un nervio produce dolor.

Varias consideraciones patológicas vienenen apoyo de esta ley.

En efecto, no hay que creer que un nerviotenga una sensibilidad invariable y que lascondiciones de su trasmision sean tan irregu-lares como las trasmisiones de las corrienteseléctricas por un hilo metálico: por el contra-rio, el estado fisiológico de un nervio, tieneuna importancia fundamental.

Así, cuando se comprime fuertemente elbrazo por debajo del pliegue.del codo, en elinstante en que hay termo-hiperestesia, y uncuarto de hora despues de haber dado princi-pio á la de los nervios, basta apretar fuerte-mente un dedo de la mano, para hacer sufriral enfermo un vivísimo dolor. Este dolor,pa-

25rece una sensacion de calor, pero no por esodeja de ser un verdadero dolor; sin embargo,los centros no se han modificado en nada poresta compresion periférica.

En todos los casos de flemon, artritis óneuralgia, etc., el más pequeño contacto esdoloroso, la más ligera excitacion en la esfe-ra del nervio hiperestesiado originá un dolorintenso que el enfermo terne muchí s imo.

Este estado de hiperestesia de los nervios,á consecuencia de diferentes causas, bien in-flamatorias, ora neurálgicas, explica perfec-tamente cómo la avulsion de una muela en-ferma es más dolorosa que la de una sana, ymás penosa la incision de la piel fiegmonosaque la de la piel intacta. Parecen tejidos pre-parados al dolor por sufrimientos anteriores;y en efecto, una incision en ellos es muchomás dolorosa que en los que estan sanos: laobservacion diaria puede comprobarlo.

Esta diferencia de sensibilidad entre laspartes inflamadas y las partes sanas es tal,que ciertos órganos completamente insensi-bles normalmente, son sensibles á las excita-ciones dolorosas en cuanto se inflaman . Desuerte que podemos, despues de los experi-mentos de Flourens, considerar como demos-trado que los tendones son , sensibles, lo cualpor lo demás pyde explicarse perfectamente

2(3con solo recordar que hay nervios en los ten-'dones; siendo por lo tanto una útil compara-cion que se podrá tratar de hacer con respec-to de la sensibilidad de los tendones enfermos,y la de los nervios tambien afectos. El nerviohiperestesiado ha adquirido tanta sensibilidadcomo el tendon, y existe entre un nervio en-fermo y uno sano, la misma diferencia, conrespecto ála sensibilidad, que la que existe en-tre un tendon enfermo y uno sano; solamenteque la sensibilidad del nervio sano es ya es-quisita de por sí, en tanto que en el tendon sa-no es muy obtusa. Romberg declara que la ti-rantez de un nervio en estado normal, es poyodolorosa, en tanto que la de un nervio infla-mado es atrozmente penosa.

Un hecho interesante nos demuestra per-fectamente la diferencia que existe entre laexcitabilidad de un nervio sano y la de unoinflamado, aparte de toda circunstancia psí-quica. Tarchanoff ha demostrado que exci-tando el mesenterio ó el intestino de una ra-na, no se obtenía con facilidad el movimientoreflejo acompañado de detencion cardiaca queindicara Goltz. Si se deja el peritoneo al aire,se inflamará en pocas horas, y lós nérviossensitivos estarán hiperestesiados de tal mo-do, que bastará además el más ligero rocepara que se detengan los movimientos del co-

27rázon. El estado de los centros nerviosos repre-senta tambien un4papel con frecuencia impor-tante. Los individuos neuropáticos, los enfer-mos, los convalecientes, experimentan una,ligerísima excitacion, que les parece doloro-sa. De suerte que el rodar de los coches sobreel empedrado, el balanceo de su cama, un rui-do algo fuerte, una luz muy viva, les son in-soportables.

Estas consideraciones sobre el estado delos nervios y su relacion con la sensibilidad,tienen algun interés en fisiología psicológica.En efecto; sabemos ahora que los nervios (ylos centros nerviosos) están en un estado deequilibrio que una excitacion externa viene áquebrantar. En último término, la excitacionde un nervio no es otra cosa más que un, cam-bio de estado de este nervio y una ruptura delequilibrio. Helmhotz ha llamado fuerza de ten-sion á este estado de los nervios; podemos,pues, considerar la sensacion como una fuer-za de desprendimiento, resultante de la dife-rencia entre la fuerza de excitacion y la detension de los nervios.

Supongamos, por ejemplo, un sistema ner-vioso que tiene cierto estado F' que represen-ta su fuerza de tension y una fuerza excitado-ra (eléctrica ó de otro género) cuyo valor Fsea igual á F'. Toda la fuerza F se utilizará

28para aniquilar la fuerza de tension F' y la sen-sacion será nula. Si, por et contrario, F esmayor que F', habrá una sensacion tanto másfuerte cuanto mayor sea la diferencia entreF' y F; y si suponemos á F' con un valor cons-tante la sensacion será proporcionada á loscrecimientos de F (1). .Si llamarnos S á la sen-sacion, tendremos que S.F—F.

Ahora bien; de hecho, la fuerza de tensionde los nervios está muy lejos de ser constan-temente igual: cuando el nervio se halla hipe-restesiado está, por decirlo así, en equilibrioinestable, y esta fuerza de tension se ha hechomuy débil , de suerte que la menor fuerza Fbastará para provocar una sensacion ó undolor. Siempre sucede que, ó á causa del au-ment9 de la excitacion (F) ó por la debilidadde la tension nerviosa (F'), si la sensacion (S)es muy fuerte, se convierte en un verdaderodolor.

Será oportuno indicar tambien que la leyde la equivalencia de las fuerzas es muy pro-bablemente verdadera en fisiología corno enfísica y que la sensacion es ménos fuerte si

(1) No pretendo entrar aquí en los detalles de la leypsico-fisica l ni dar una fórmula cualquiera de la sensacion.Es evidente que la ley de Fechner se aplica á otros fenó-menos que á los que hemos examinado aquí. (Véase Del-beuf, La loi psicho-phisique. Revue philos., 18'77, p. 225.)

29hay movimiento, pues la fuerza de desprendi-miento se traduce en parte por la excitacionde los nervios motores y no está destinada entotalidad á originar una sensacion..Asi es co-mo se puede explicar porque un dolor vivo seha aliviado mediante gritos y movimientostumultuosos. Evidentemente que todo esto noes más que una hipótesis, pero puede admi-tirse que esta hipótesis se-verá justificada porinvestigaciones posteriores.

Para reasumir esta discusion , diremos,absteniéndonos de toda hipótesis, que:

4.° El dolor es la percepcion de una excita-cion fuerte, ó que parece fuerte, á consecuenciadel estado de hiperestesia de los nervios ó de loscentros nerviosos.

Esta ley, que no habla sido formulada aún,no es, como se podría creer á primera vista,una vulgaridad, pues puede conducirnos á al-gunas consideraciones bastante generales.

Las investigaciones modernas casi han de-mostrado que el cerebro no es un órgano defunciones difusas, sino que éstas están locali-zadas, en tal ó cual parte: por último, investi-gaciones ya muy antiguas han demostradcique el cerebro y el cerebelo eran insensiblesal dolor, mientras que el bulbo, el istmo delencéfalo, la médula espinal, y sobre todo losnervios, eran muy sensibles. Se puede, pues,

30verosímilmente admitir, por una parte, quela sensacion dolorosa tiene un centro, y porotra, que este centro no está colocado en laperiferia del cerebro, en la sustancia corticalde las circunvoluciones, ni tampoco en la sus-tancia blanca subyacente.

Ciertamente que se podrá preguntar cómoes que todas las excitaciones, aun las más dé-biles, no llegan á conmover este centro del do-lor, puesto que todos los nervios sensitivosestán en relacion con él; pero la respuesta sepuede dar fácilmente. En efecto, conforme ála constitucion orgánica de tal ó cual partedel cerebro, la resistencia á la excitacion esmás ó ménos grande; de modo que en los cen-tros psico-motores de Hitzig, la resistencia esmayor que para los nervios motores propia-mente dichos. Lo propio sucede con respectoá los nervios sensitivos, los cordones poste-riores y el istmo del encéfalo; la sensibilidadva decreciendo á medida que se aleja uno dela periferia de los nervios y que se acerca álos centros; ó dicho de otro modo: la resisten -cía á la excitacion, es decir, la fuerza de ten-sion, va decreciendo.

Refirámonos ahora á la fórmula elementalya dada S=F—F'. La fuerza de tension no esotra cosa sino esa fuerza de resistencia deque antes nos ocupábamos. Ahora bien; ha-

• 31biendo llegado á ser muy grande F', será pre-ciso, pára que haya sensibilidad al dolor, queF sea tambien muy grande, y por lo tanto que•haya una excitacion muy fuerte. Por ejemplo:en las hiperestesias centrales, como en las dela jaqueca ó en ciertas neuropatías, F' es mu-cho más débil que en el estado normal, y lasexcitaciones moderadas llegarán hasta el cen-tro del dolor, provocando un estado doloroso.

De suerte, que bajG el punto de vista fisio-lógico, el dolor no es otra cosa sino la,percep-cion de una excitacion fuerte. El sentido mus-;rular, el térmico, las sensibilidades tactiles yviscerales del gran simpático, pueden todas,exagerándose, convertirse en sensibilidadesdolorosas. La misma excitacion que há pocooriginaba una sencilla' percepcion, producirá,si se hace mas intensa, una sensacion doloro-sa, de suerte, que en llegando á cierto gradode agudeza, todas las sensibilidades se con-funden en una sola, que retiene con fuerza, yconmueve la conciencia.

Parece como que en todos estos casos hayen el encéfalo un centro del dolor, cuyo asien-to no está determinado, pero cuyas termina-ciones son conocidas. Son las fibras que sehallan en la parte posterior de la cápsula in-terna (Charcot, Türck), de modo, que estandolesionada esta parte, ya no hay conduccion

3

de las excitaciones periféricas. Estas fibrasson alpropio tiempo conductoras de las' impre-siones tactiles, térmicas, musculares, así co-mo de las impresiones dolorosas. Más allá,existirian centros distintos para cada sensibi-lidad especial. El centro del dolor escaria co-locado profundamente, y ora por sus relaciones anatómicas más lejanas, ora por su pro-pia disposicion, opondria una gran resitenciaá la excitacion, que á no ser muy fuerte, nole conmoveria (1).

No podemos por ménos de notar hasta quépunto esta ley del dolor, correspondiente á unafuerte excitacion, es útil y hasta necesariapara los séres vivos. Es preciso que nuestrosórganos permanezcan en cierto estado, y to-do lo que puede, de un modo brusco ó en de-masiada medida, destruir este estado funcio-nal, es muy perjudicial para nuestros órga-nos, y no tardaria en destruirlos. Ahora bien,el dolor se encarga de velar sobre nosotros ydefendernos hasta de nosotros mismos. Cuan-do ponemos la mano sobre un objeto que que-

(1) Es inútil añadir que no ciamos á esta hipótesis másvalor que el que se merece, en tanto que los hechos espe•rimentaleS no la confirman. Pero explica bastante bien lamayoría de los fenómenos patológicos que se manifiestanen las anestesias de causa central.

33ma, el dolor nos advierte inmediatamente queseria peligroso para nuestra mano el dejarla encontacto con una sustancia que desorganizanuestros tejidos; y sin embargo, antes de quetengamos tiempo de pensar en ello, ya la he-mos retirado. Hé aquí otro ejemplo de esosreflejos voluntarios que citábamos anterior-mente. Su accion es tan rápida y brusca, quela voluntad no interviene en lo más mínimo.¿,Será el mismo caso de una rana cuya mé-dula superior está seccionada y que retira lapata bruscamente si la excitarnos un pocomás fuerte?

Pero este acto reflejo y brusco no era sufi-ciente, y la naturaleza ha unido á él la sensa-cion dolorosa, de suerte, que á cada estadoanormal, peligroso para el organismo, cor-responde una percepcion del dolor. Bajo estepunto de vista, el dolor es un verdadero be-neficio. Es el centinela de la vida; nos detieneen nuestros excesos y nos castiga sin piedadpor nuestras faltas. ¡Pero en cuántas ocasio-nes no excede su objeto! ¿No seria preferiblevivir poco tiempo al abrigo de todo sufrimien-to que arrastrar una larga existencia envene-nada por el dolor?

Seguramente que podemos plantear estapregunta; pero la naturaleza se preocupa po-co de nuestra felicidad; el solo objeto, ó lo que

34es lo mismo, el único resultado de las fuerzasnaturales representadas por los séres vivos,es la mayor suma posible de vida, y bajo estesupuesto, es como la funcion dolor, que velapor nosotros, representa un papel tan impor-tante. El hambre, la sed, el cansancio, el ascoson además formas del dolor, y este es tantomás vivo, cuanto más inteligente es el ani-mal; en una palabra, hay entre la inteligenciay el dolor una relacion tan íntima, que losanimales más inteligentes son los más capa-ces de sufrir con mayor intensidad.

El sistema nervioso encéfalo-raquidianoestá formado por dos partes bien distintas: elsistema motor y el sensitivo; el primero estárepresentado por los cordones antero-latera--les, los cuernos anteriores de la médula y delbulbo, los lóbulos cerebrales anteriores y me-dios; mientras que el sistema sensitivo tienesu represen tacion en los cordones posteriores,los cuernos posteriores de la médula y los ló-bulos occipitales del cerebro. Ahora bien; enAnatomía comparada, se observa que 'cuantomás nos elevamos en la série animal, más sedesarrolla el sistema sensitivo con relacion almotor, y que en el hombre es donde aquel sis-tema tiene mayor extension con respecto áéste. El desarrollo de las partes sensibles escorrelativo al desarrollo de sus fuerzas inte-

35lectuales, y cuando el juicio, la memoria y laatencion están muy desarrolladas, su sensi-bilidad al dolor es ya esquinita. No hay porqué asombrarnos; el dolor no existe ni en laexcitacion que hiere al nervio, ni en el nervioque la trasmite al cerebro, sino en el cerebroque la percibe: es un acto cerebral; algo comouna vibracion molecular de la sustancia ner-viosa, tanto más intensa, cuanto está másdesarrollada y organizada esta sustancia sen-sitiva.

Lo que es cierto con respecto á las espe-cies, lo es asimismo para los individuos. Po-dríase casi medir la inteligencia de un indivi-duo por su sensibilidad, apartando de esto to-da condicion patológica. Hace dos años, cuan-do era interno en la Salitrería, hice numero-sas investigaciones acerca de la sensibilidadde los idiotas, de los imbéciles y de las muje-res muy viejas, todas desgraciadas criaturas,cuya inteligencia se hallaba casi por comple-to abolida. Ahora bien; en todos estos casos,la sensibilidad para el dolor era casi nula, desuerte que se hubiera podido con dificultaddecidir si estaban ó no anestesiadas. De igualmanera que suprimiendo el cerebro de unarana se suprime á la vez su inteligencia y susensibilidad consciente, del mismo modo enlos desgraciados, cuya inteligencia está des-

36truida ó profundamente alterada, la sensibili~dad consciente lo está también. De manera,que podemos concluir diciendo:

5.° El dolor es una funcion, intelectual, tantomás perfecta, cuanto más desarrollada esia lainteligencia.

IV.

DURACION DEL DOLOR É INFLUENCIA DEL NÚMERO

DE EXCITACIONES EN LA SENSACION DOLOROSA.

Siendo muy abstracta esta parte del pro-Mema, me veré obligado á entrar en detallesbastante difíciles de comprender, y por loscuales pido la indulgencia del lector.

La influencia de la duracion en el dolor, nocreo que pueda comprenderse bien, si no nosdamos cuenta de las leyes fisiológicas de lasensibilidad normal (1).

Si tomamos corrientes eléctricas débiles,no serán percibidas; si se aumenta gradual-mente su intensidad, llegará un momento enq_ue las percibiremos. Este momento será el1imite de la sensacion distinta.

Este límite, variable segun los individuos,

(1) Estos fenómenos los he demostrado yo por vez pri-mera segun creo. Mis experimentos llevados á cabo en ellaboratorio de M. Marey, en el Colegio de Francia, se,expusieron sumariamente en una nota dirigida á la Aca-demia de Ciencias ( 4 Diciembre 1816), y se hallan relata-dos con más detalle en mi Tésis inaugural (pág. 151-190).

38no es el mismo á medida que se va aumentan-do ó disminuyendo la excitacion. Sin embar-go, parece como que debiera ser idéntico. Seala linea O M, estando en O el punto de par-tida, donde la excitacion eléctrica es nula,

ile1~1~11•1~1~~1~1+~§~~+~~~~~~~~~4

o ■As

(Figura 1.a)

y va creciendo hasta M. Si M se percibe dis-tintamente supongo que A sea el limite de lasensacion. Si va decreciendo de M á O, el lí-mite de la sensacion estará más atrás y sepercibirá A', que será el límite perceptible queantes al ir de O á M no era percibido.

Este hecho puede compararse á lo que su-cede con respecto al sentido de la vista. Si se-guimos con los ojos un objeto que se aleja,por ejemplo, un pájaro, podremos verle aun-que esté muy lejos. Sin embargo, seria impo-sible verle á la misma distancia si en lugarde alejarse, se fuera acercando á nosotros.

Sea de esto lo que fuere, teniendo en cuen-ta esta particularidad que habría podido fal-sear los resultados si hubiese permanecido

39ignorada, se llega, por la exploracion de lasensibilidad mediante :corrientes eléctricas, ácomprobar varios fenómenos interesantes.

Sean dos excitaciones R y C, por ejemplo,aquellas que se provocan en los hilos de uncarrete de induccion por la abertura y cierrede la corriente de la pila. Si están muy aleja-das unas de otras, el individuo sujeto al expe-rimento no percibirá nada, ni cuando se abra,ni cuando se cierre dicha corriente; pero siestán muy cerca, percibirán una sensacionreal.

Parece, pues, que hay en este caso una su-ma de dos fuerzas R C y que separadas dehecho, puesto que existe entre el momento deaplicacion de cada una de ellas una dura,cion_notable, obran sobre el cerebro como la sumade dos fuerzas.

Así, dos excitaciones pueden producir unefecto sensitivo, cuando están muy próximas,mientras que aisladas no producen efecto al-guno.

Si en lugar de emplear solamente dos ex-citaciones, se emplea mayor número, obten-dremos resultados más claros aún; una sacu-dida eléctrica, no origina nada, mientras queveinte muy próximas (500 por segundo), sepercibirán con gran claridad.

Se llega á la demostracion del mismo he-

40cho tomando corrientes eléctricas de varia-ble intensidad, pero constante y de frecuen-cia gradualmente creciente.

Si al principio el intervalo entre dos sacu-didas es de un segundo, la suma no se verifi-cará, por ser demasiado grande; si este esde f /, 1/4 de segundo, la suma tampoco seestablecerá y no habrá ninguna percepcion;pero si el intervalo no es más que de i/25 de se-gundo, habrá ya percepcion, porque la sumase ha verificado. Hallaremos la prueba direc-ta en el tratado gráfico siguiente (Fig. 2. a) quemarca las interrupciones eléctricas de inten-sidad constante. Puede verse que en las li-neas 1, 2 y 4 hay señales eléctricas de fre-cuencia creciente. Merced á una disposicionespecial del aparato, el sujeto sobre quien sehacia el experimento, detenía su movimien-to en cuanto sentia, y por lo tanto, el mo-mento de la percepcion corresponde exac-tamente al final de las señales eléctricas mar-eadas en las lineas 1, 2 y 4. Se ve además queMientras están alejadas no hay percepcion,Mero llega un momento en que son lo suficien-temente pequeñas para que la suma se haga.

Otra demostracion, la cuarta ya, acercadel mismo hecho, y muy importante bajo elpunto de vista de la percepcion, puede darse,variando la intensidad de las corrientes, en

41lugar de la frecuencia. Por ejemplo: si se to-man dos fuertes corrientes por una parte, ypor otra dos débiles, que no se perciban fácil-mente, pero que tengan ambas igual frecuen-cia, el momento de la percepcion será casiinstantáneo para las corrientes fuertes y muyretrasado para las débiles. El siguiente traza-do (Fig. 3. a) demuestra este fenómeno. Sobrecada línea se ven las señales eléctricas quecorresponden alternativamente á corrientestan pronto muy fuertes, como muy débiles,aunque percibidas siempre con claridad. Lascorrientes fuertes corresponden á las líneasA A, y las débiles á las líneas F F, de suerteque una corriente fuerte irá siempre seguidade una débil.

Cuando el sujeto sometido al experimentopercibía una sensacion, él mismo detenía elpaso de la corriente de la pila, como ya he-mos dicho, y por consiguiente, el momento dedetencion de la señal corresponde exactamen-te al momento en que la sensacion ha sidopercibida.

Se ve hasta qué punto la sensacion estáretrasada para con la g corrientes débiles(F F'), mientras que para las señaladas en Ala sensacion es muy rápida, instantánea, aun-que el momento en que se detiene la señal nolo sea. La longitud de las líneas A A mide

42exactamente lo que los astrónom4 os han lla-mado ecuacion personal.

Puede, pues, considerarse corno cierto quepara las excitaciones repetidas é iguales en-tre si, el momento de la percepcion está tantomás retrasado cuanto más débil es su inten-sidad, y tanto más rápido cuanto su intensi-dad es mayor.

Por último, he demostrado que la persis-tencia de una excitacion en los centros ner-viosos tiene una duracion proporcional á laintensidad de la misma.

La conclusion general es que el número delas excitaciones necesarias para produciruna percepcion ó un movimiento es inversa-mente proporcional á la intensidad y frecuen-cia de estas excitaciones.

Todos estos hechos, todas estas leyes, nospermiten comprender con más exactitud quehasta el presente lo que es el trabajo cerebral.Es un fenómeno en un todo análogo al traba-jo muscular, y he podido demostrar que en e/músculo, la frecuencia, el número y la inten-sidad de las excitaciones estaban en la mis-ma relacion que para los centros nerviosossensitivos, de suerte que á los trazados obte-nidos mediante el músculo corresponderíanlos análogos obtenidos con la percepcion,ésta pudiera traducirse en una forma gráfica.

43Empleando una comparacion vulgar dire

mos que la trasmision de la excitacion en elnervio se asemeja á la corriente eléctrica quepasa por un hilo metálico, mientras que laexcitacion de los centros provoca una con.mocion análoga á la vibracion de una campa-na, que sigue sonando despees de haber sido.tocada.

Relacionemos esta explicacion con la fór-mula que dimos antes: S= F F'. Puede suce-der muy bien que si tomamos una suma m defuerzas F que obran durante un espacio detiempo muy corto, aunque F sea inferior á F',haya sensacion, y entonces tendremos F < F',pero m F > F'. Si suponemos que el tiempo tes aquel en que puede verificarse la sumanerviosa, tendremos la fórmula siguiente

mS F

Es claro que esta fórmula, no es otra cosamás que la expresion de un hecho y no debetomarse en un sentido matemático rigoroso.En primer lugar, es evidente que la resisten-cia de los centros nerviosos con la excitabili-dad es bastante variable, y por consiguienteF' está muy lejos de ser una fuerza constanteaun en un solo individuo, á intervalos muypróximos.

44En segundo lugar, no es una sencilla adi-

cían, una suma m de fuerzas, pues las fuerzasF durante el tiempo t no permanecen constan-tes, sino que van decreciendo desde el princi-pio hasta el fin del tiempo t.

De todos modos, queda demostrado quehay entre la contraccion muscular y el actocerebral una analogía incontestable. En elmúsculo hay en el estado normal cierta elas-ticidad; en el cerebro es una fuerza análoga,que la excitacion debe sobrepujar para pro-ducir un efecto sensitivo, y las fuerzas exte-riores van acumulándose en los centros ner-viosos, á producir un efecto proporcional á laduracion, lo mismo que á la intensidad de laexcitacion.

Parece que esta comparacion entre el ór-gano del pensamiento y el del movimientopresenta algunas ventajas bajo el punto devista de la dinámica fisiológica. Muestra queel cerebro representa á la par una fuerza detension y otra de desprendimiento. Como ex-citador de las acciones musculares, obra co-mo fuerza de tension; como perceptor de ex-citaciones sensitivas, como fuerza de despren-dimiento; quizá podríanse reunir todas lasexcitaciones musculares en una prodigiosasérie de excitaciones sensitivas anterioresacumuladas y trasformadas; pero esto no es

45más que una hipótesis, y las ciencias biológi-cas no se contentan con las hipótesis.

El estudio del dolor se ha aclarado extra-ordinariamente, merced á estos hechos rela-tivos á la sensibilidad normal, y es fácil de-mostrar que el dolor y la percepcion sensitivaestán sometidos á las mismas leyes y que to-do se verifica como si el dolor fuera una sen-sacion fuerte.

Hé aqui un experimento muy sencillo queviene en apoyo de lo que indico:

He mandado construir una pinza de pre-sion graduada, cuyos dientes son delgados yestán redondeados, de modo que se puede co-ger un repliegue cutáneo entre ellos. Se vaaumentando rápidamente la presion hasta elmomento en que se siente la piel comprimidafuertemente, dejando entonces la pinza. Alcabo de unos breves momentos, el dolor, queno existía en un principio, empieza á apare-cer. Viene gradualmente, como por oleadas;cada segundo que trascurre es una lanzadadolorosa, pero más dolorosa que la preceden-te, de suerte que el dolor concluye por ser in-soportable. Como es natural, la presion de lapinza no ha aumentado, sino que la mismaexcitacion, acumulándose, ha concluido porproducir el dolor.

Aquí tenemos, pues, un experimento que

40todo el muncto puede reproducir fácilmente, yque demuestra del modo más sério la influen-cia de la duracion de la excitacion sobre lasensacion dolorosa; una excitacion modera-da, pero prolongada, produce el mismo efectoá la larga que una más fuerte, pero que duraménos tiempo.

Podría, además, citar muchos más ejem-plos. Un golpe violento en el pié, determinaprimero una sensacion de contacto, y tan solomás tarde, algunos décimos de segundo des-pues, la sensacion dolorosa.

Cuando se ha herido uno con un instru-mento cortante, la primera sensacion que seexperimenta es de contacto, y por regla gene-ral, siendo estos instrumentos de metal, unasensacion de frio. Los poetas de la antigüedadhan descrito el frio glacial que origina unahoja acerada que se introduce en el pecho, yesta observacion es muy exacta; lo que sesiente en un principio es el hierro, que pareceextraordinariamente frio, y despues que pasóel momento en que se hizo la incision, ó en elque salió el bisturí, se experimenta la sensa-cion de una cruel desgarradura.

De suerte, que podemos considerar comodemostrado que para el dolor, como para lapercepcion, es necesario que trascurra untiempo apreciable, y que la percepcion sensi-

47tina sea anterior :á la sensacion dolorosa.

Parece como que hay entre la percepcionsensitiva y el dolor la misma relacion que en-tre la no percepcion y la percepcion sensitiva.Así, hemos demostrado más arriba que lascorrientes eléctricas, interrumpidas con fre-cuencia y repetidas, despertaban una percep-cion que estas mismas corrientes, aisladas óseparadas por un largo intervalo, no podianreproducir. De igual manera estas corrientesaisladas, bastante fuertes para percibirse bien,pero lo suficientemente débiles para no serdolorosas, lo son en alto grado cuando se su-ceden con gran rapidez, pues sus efectos seacumulan en los centros nerviosos para origi-nar una sensacion muy fuerte.

Volvamos á recordar la fórmula arribaindicada:

S = t F F .

Parece que el dolor depende únicamentede la intensidad de S , es decir, del exceso de

F sobre F'. Ahora bien; este exceso se puede

expresar con gran claridad diciendo que es uncambio de estado de los nervios y de los cen-tros nerviosos. Cuanto mayor es el exceso,más considerable es el cambio de estado, ypor lo tanto, el dolor se origina siempre que

48hay un cambio notable de esta naturaleza enlos nervios. El comprender de este modo eldolor no es una sencilla cuestion de palabras,pues esta definicion nos permite concebir lautilidad del dolor. En efecto, es preciso que elorganismo esté advertido del estado de losórganos; es necesario que todo cambio de es-tado vaya acompañado de una advertenciapenosa, dolorosa, que nos obligue á rehacer-nos contra la causa que obra de este modo.Ahora bien ; cada vez que un nervio cambiaviolentamente de estado, hay una percepcionsensitiva fuerte, y por lo tanto, dolor; y al in-troducir en la fórmula los valores m y 1, queindican el número de excitaciones y la dura-cion de su acumulacion en los centros nervio-sos, no hay necesidad de recurrir á ningunotro dato desconocido.

Reasumiendo, nos hallamos con dos leyesrelativas al dolor:

6.° El dolor es la percepcion (le un cambio deestado, brusco y considerable en los nervios y enlos centros nerviosos, y esta advertencia es nece-saria á los séres vivos para incitarles á mante-ner sus órganos en el estado fisiológico favo-rable.

7.° Las excitaciones sensitivas no dolorosas,acumulando su accion en los centros nerviosos,concluyen por ser dolorosas.

49A. consecuencia de este acárnulo de exci-

la-dones, la percepcion dolorosa está retrasadacon respeclo á la sensitiva.

Otro carácter del dolor es la vibracion penosa que le sigue, y que á mi , entender leconstituye casi en totalidad. Ved un enfermoá quien se ha hecho una herida incisa ; gritaen el momento de la operacion; ésta ha duradoapenas un segundo; y el enfermo, en el mo-mento en que se queja, debia haber cesado de.sufrir. Empero, por desgracia no es así, puesel paciente gime y se queja durante alguno,minutos, del dolor que ha experimentado, yque realmente sufre aún. Sus contorsiones ysus quejas prueban que el dolor persiste y queno ha cesado con la incision, como se dicevulgarmente. Nada más natural que excla-me: «esto me hace daño,» puesto que lo atri-buye todo al momento de la incision; mientraque, realmente, la sacudida nerviosa es lo queha originado el dolor. Suponed que un segundodespues de la operacion ya no sufra por la in-cision, y que sienta lo mismo que si le hubie-ran abierto el absceso seis meses antes; realmente no'habria por qué compadecerle, puestoque no se quejaria.

Tomemos otro ejemplo más claro aún. Unachispa eléctrica dura apenas una milésima desegundo ; supongamos que una centésima;

ahora bien : si el carrete de induccion es muyfuerte y el foco 'de electricidad muy intenso, eldolor que origina esta rápida excitacion seráterrible. Sin embargo, Ipuede decirse que undolor que durp, una centésima de segundo escruel ? Realmente se sufre mucho más tiem-po; por espacio de diez minutos se conservauna penosa conmocion dolorosa, un verdaderodolor; pero sufrir durante tan poco tiempo noes sufrir, y por mi parte no tendría, inconve-.Diente en experimentar un dólar, por muyligudo e intenso que fuera , si no habia de du-rar más que el breve espacio de una centésimude segundo, con tal que no dejára tras sí nirastro, nl recuerdo.

De. suerte, que el dolor está formado casiIota] kiwi por el recuerdo del dolor (1), o mejor

11.1111..•■•••■•••■•■■••••■■•••••■••••••■••11.1•1

(1) Con respecto á este particular, he aquí lo que dice el(doctor Mandsley en su reciente obra Fisiología del espíritu:allo podernos recordar con claridad el dolor. Es verdad querecordamos haber sufrido este 6 el otro dolor, pero no pode-mos reproducir vivamente el dolor mismo de igual modoque si reprodujéramos una idea definida.» Esto depende, se-gun el laborioso profesor inglés, en que la idea es un pro-:lacto organizado y permanente, en tanto que la perturbaclon 6 desorganizacion del elemento nervioso, originadapor el dolor es pasajera, porque el restablecimiento do laintegridad de este elemento le borra.

Por otra parte, aliado, reproducir una idea significa re-p roduci r la ^orriente nerviosa correspomUmte, lo cual está

51

aún, por una excitacion dolorosa fuerte, queconmueve el sistema nervioso y la concienciadurante cierto tiempo, mucho mayor que elde la excitacion. Es preciso recordar siemprela campana, que resuena durante al ;un tiem-po cuando ha sido tocada fuertemente. Deigual manera vibra el sistema nervioso des-pues de una excitacion fuerte, y la duracionde esta vibracion mide la duracion del dolor.Esta observacion me parece fundamental parael estudio de los fenómenos de la memoria ydel recuerdo. Con efecto ; el tiempo presenteno existe, por decirlo así; el momento en queescribo está ya muy lejos de mi, y si meare-ce presente, es que su recuerdo es muy vivoy duradero; el presente es, pues, un recuerdomuy reciente; es una vibracion que no estáborrada ni para los fenómenos dolorosos ni

facilitado por la predisposicion que la primera experienciade la misma idea ha dejado, en tanto que reproducir el do-lor tal y como lo hemos sentido, querría significar la re-produccion de la desorganizacion que la acompañó, lo cuales imposible.

Considera por lo tanto al dolor como una cosa diferentede la sensacion específica de uno de los sentidos, como elgrito de alarma del elemento nervioso que sufre, no pu-.diendo ser enjendrado por una idea, toda vez que no es elproducto de la organizacion, sino por el contrario, de ladesorgan izac ion.

('t'. y L.)

para los sensitivos, y más genéricamente aún,para todas las manifestaciones intelectuales.El pasado se confunde, pues, con el presente;el recuerdo reciente de una excitacion fuerte,es comparable á lapercepcion misma de estaexcitacion, y seria no solamente una falta de-sentido coman, sino hasta un error científico,el querer limitar la duracion de una percep--cion á la duracion matemática de la excita-cíon que ha provocado.

Hay aquí dos fenómenos, que son correla-livos; por una parte, la duracion necesaria dela excitacion, por otra, la persistencia de lamisma. Por regla general, el dolor no sobre-viene inmediatamente, es preciso algun tiem-po para que se produzca y para que desapa-rezca. Sucede con él como con una especie deinercia que hace que una masa cualquieranecesite cierto tiempo para entrar en vibra-cion y que esta vibracion persista mucho másque la aplicacion de la fuerza que la provocó.

Hay un hecho sobre el cual deseo que sefije la atencion., y es que todos los anestésicosen general y muy particularmente el cloro-formo, obran sobre et dolor, suprimiendo estavibracion prolongada (1). Un enfermo medio

(1) Véanse LOS VENENOS DE LA INTELIGENCIA y los ar-tículos sobre el cloroformo, publicados en la Revista Eu-ropea, Tomo 12, números 39 y '10. (T. y L.)

53cloroformizado se defiende y grita durante laoperacion, pero los signos del dolor no persis-ten sino poco tiempo despues.

En el momento en que se hace la incisionque excita fuertemente Q1 nervio, el enfermolanza un grito, despues se calla y sigue dur-miendo; cuando se ha despertado no ha con-servado recuerdo alguno de lo que ha sucedi-do. Tambien con frecuencia se ve que ungrito doloroso finaliza con un alegre cántico:,como si en el cerebro envenenado, las impre-siones pasaran sin dejar huella. Idénticos fe-nómenos ocurren con el cloral y el opio. Pare-ce como que la sensibilidad está embotada,no tan solo porque el dolor nervioso es ménosfuerte, sino sobre todo,porque persiste ménostiempo y el recuerdo de una excitacion dolo-rosa está como borrada, ha disminuido pordecirlo así, y se apaga rápidamente en la dor-mida conciencia.

De aquí que deduzcamos la siguiente con-clusion, plenamente justificada por lo prece-dente:

9.° El dolor está constituido por una COTUDO-

don del sistema nervioso sensitivo y de la con-cciencia, que persiste mucho más * tiempo que lacausa que la ha producido.

10. Los anestésicos actuare muy principal-mente suprimiendo el recuerdo y la vibracion do-

54Ioroya, lo cual equivale á la supresion, del dolor,

Pasamos ahora á un órden de hechos mé-nos genéricosquizás, pero todavía muy fre-cuentes; me refiero á los dos caractéres es-peciales del dolor: la irradiaciony la inter-77L dencia.

Notemos ante todo el raro contraste queexiste, para la sensibilidad dolorosa, entre losgruesos troncos nerviosos y las últimas rami-ficaciones cutáneas de los nervios. Una granquemadura que interese la mitad de la piernaes mucho ménos dolorosa que la quemaduradel nervio ciático, un grano de polvo en laconjuntiva ocular hace casi tanto daño comouna bala que atraviesa el muslo, y no hay nin-guna rigurosa relacion que pueda establecer-se entre la excitacion misma y la pe•cepcionde esta excitacion; de otro modo, á conse-cuencia de la disposicion de los nervios en superiferia, puede suceder que una excitacionmuy débil sea muy dolorosa, y en cambio unaexcitacion fuerte de los troncos nerviosos, nose sienta con tanta intensidad.

Un experimento muy curioso demuestracuál es la influencia de los órganos nerviososperiféricos que refuerzan la excitacion. Siuna rana está envenenada con la estrignina,su sistema nervioso sensitivo-motor se hallaexcitado de tal suerteque la menor impresion

1)5en la piel, el niás ligero contacto producen untétano general de todos los músculos: pero síen lugar de tocar la piel se toca el nerviomismo, que es evidentemente el único con -ductor de las impresiones sensitivas, no habrátétanos de ninguna especie. Obrando con pre-eaucion, he podido destruir por completo elnervio con el hierro enrojecido, sin provocaresta reaccion refleja que la menor excitaciontactil provoca tan fácilmente. Este experi-mento es muy instructivo, pues demuestra elpapel importante que representan en toda ex-citacion nerviosa los aparatos nerviosos (lela, periferia tegumentaria.

Es muy probable que suceda con la sensibilidad al dolor lo que con la excito-motrici-dad medular, y que las lesiones traumáticasde la piel, exciten mucho más los centros quelas lesiones traumáticas de los nervios. Hayaquí evidentemente, para los nervios de lasensibilidad general, un hecho análogo á laexcitabilidad de los nervios especiales. Lasimpresiones lumínicas no excitarían ni el ner-vio óptico, ni los tubérculos cuadrigéminos,ni los centros grises de las capas ópticas, siactuaran directamente sobre estos órganos;pero cuando hieren, la retina, obran de talmodo que la retina y por ende el nervio ópticoson excitados; ha habido, pues, refuerzo de la

excita,cion, por el intermedio de la espansionnerviosa retiniana, dispuesta de tal modo quec-s sensible a las excitaciones luminosas. Estaesqui sita sensibilidad se encuentra tambienen el órgano del oido, como quiera que lamembrana basilar y las fibras de Corti re-fuerzan la excitacion de las ondas sonoras.Estas, ohrando directamente sobre el tronconervioso no podrian originar ningun efectosensitivo: pero actuando sobre las expansio-rws del caracol membranoso, están reforza-das y pueden ser percibidas.

Bajo el punto de vista de la naturalezamisma de la corriente nerviosa, esta cuestiontiene una gran importancia, por más que seaaun muy oscura, y es probable que la fisiolo-gía nerviosa progresará en este sentido. Losexperimentos hechos hasta ahora, están muylejos de aclarar la cuestion: no son más quehechos sueltos, pero cuya síntesis total, quepermita dar una exposicion dogmática de latrasmision de las excitacionespor los nervios,no está ni siquiera bosquejada. Sea de esto loque quiera, el papel de las expansiones ner-viosas terminales es notable lo mismo para[as excitaciones sensoriales, como para lassensitivas del tacto y del dolor.

Quizás conviene relacionar con estos he-c hos, el fenómeno extrafio ó inexplicable que

han llamado algunos patt'do rz'os t,sfupor /uta/.Cuando un miembro está afectado por un vio-lento traumatismo, como una bomba, un pe-dazo de obús, la trituracion por un engrana-je, etc., el dolor es casi nulo: es. una sensacionde molestia y de abotagamiento mis bien queel dolor agudo que debia tener lugar si la ex-citacion (fuerte o débil) (lel nervio estuvieraen relacion directa con la sensibilidad dolorosll

El dolor tiene, pues, otros caracteres queparecen ser bastante generales; me refierola irradiacion y á la intermitencia.

Si se electriza la piel mediante las puntas.la sensibilidad está lo suficientemente desper-tada para que las corrientes débiles sean muydesagradables. Parece entonces que al rede-dor de cada punta hay un círculo de dilusion,tanto más extenso cuanto más intensa es lacorriente. Del mismo modo, en los dolores pa-tológicos el paciente refiere su mal á un sitiotanto más limitado, cuanto más débil es el do-lor; pero si éste es ya más intenso, le referiráá todo el miembro enfermo.

En cuanto á la intermitencia, es una leygeneral y que tiene muy pocas excepciones.Parece que el sistema nervioso actúa por unaserie de cargase y descargas sucesivas, desuerte que despues de un dolor agudo hayun descanso, despues un nuevo dolor v así

;j8sucesivamente, del mismo modo que la conTraccion del Corazon ó sístole va seguida deun descanso ó diástole, para empezar nueva-mente su contraccion. Sin embargo, un dolorsordo persiste siempre, y no hay intermiten-cia más que para las lanzadas agudas . é inso-portables. Si se pudiera dar una comparacionalgo caprichosa, diríamos que es como unanota baja sostenida constantemente con no-tas interrumpidas una octava por debajo.

En' la mayoría de las enfermedades se en-cuentran estos dos fenómenos del dolor: irra-diacion é intermitencia. Los médicos se es-fuerzan en combatirlos, y lo consiguen á ve-ces: en efecto, la morfina y los alcaloides delópio obran muy bien sobre la irradiacion, quedisminuye muy pronto, y asociados con el sul-fato de quinina triunfan de la intermitencia.Por lo demás, esta intermitencia se manifies-ta á intervalos, á veces muy considerables,como en las fiebres intermitentes, es decir, aldia siguiente y aun todas las cuarenta y ochohoras.

El dolor que procede del gran simpáticotiene un carácter particular, sobre el cual de-eo llamar la atencion. Los enfermos que su-

fren dolores intensos cuyo asiento es una delas vísceras abdominales, se sienten atacadosde un terror vago y están como abrumados

;)<,)

por el dolor. Conforme á la frase de un anti-guo autor, parece corno que itts operacionesde la naturaleza están suspensas; es imposi-ble 'verificar ningun esfuerzo voluntario; esaangustia general, ese! estado de ansiedad ydepresion, se encuentra siempre que se exci-tan violentamente los nervios simpáticos, ó,lo que es lo mismo, cuando se hallad excita-dos los centros sensitivos de estos nervi".Así, la náusea provocada por el vértigo ó porel mareo, va acompañada de una depresionprofunda, que llega en ocasiones hasta el sín-cope. La energía, el resorte moral que originala voluntad y el yo, no existen ya. Verdade-ramente este dolor es más bien que dolor unabatimiento del yo. El equilibrio entre, la vo_luntad y el sentimiento ha desaparecido, y elsentimiento ha destruido la voluntad. La in-teligencia propiamente dicha, como facultadde concepto y juicio, está intacta;pero esaparte de la inteligencia llamada atencion, yque es quien provoca el esfuerzo muscular,está abolida. Lo propio observamos en los en-venenamientos del cerebro. La voluntady laatencion son las que están afectas en un prin-cipio, en tanto que la imaginacion, la memo-ria . y el juicio están más bien sobreexcita-,dos. El dolor que noprocede del gran sim-pático, obra un poco en este sentido, pero en

60un ,..0 .ado menor, y puede decirse que la abo~ficion de la voluntad y de la actividad muscu-lar es debida muy principalmente á la exci-tacion intensa. de los nervios del gran sim-.pático.

Podemos, pues, añadir á las anterioresconclusiones, las siguientes:

11. El dolor se irradia, tanto más, cuanto esns intenso.

12. Aun, cuando la excitacion sea constante,parece intermitente.

13. Las éspansiones nerviosas colocadas en laperifria cutáneare fuerzan las excitaciones neta-m'osas, y por lo tanto, la piel es relativamentemás sensible al dolor que los troncos nerviosos.

14. La excitacion procedente del gran simpá-tico determina, una angustia y una depresionprofundas y paraliza la actividadpsíquica.

No podríamos llevar más lejos este estu-dio, sin entrar en el dominio de la patología.,así que nos contentaremos con haber tratadode establecer por medio de hechos las causasinmediatas del dolor fisiológico.

Hubiéramos podido generalizar más aún,pues, toda excitacion desagradable, toda sen-sacion penosa es un dolor; un sonido discor-dante, un olor fétido, una luz deslumbradbra,un .sabor amargo„ son percepciones que po-drian muy bien considerarse como dolorosas.

61Sin embargo, estas son todavía cuestionesmuy oscuras para estudiarlas con fruto, y esmás oportuno detenerse ante estosproble-mas, que tratar de resolverlos con datos insu-ficientes: melitts est sisiere gradum quam pro-gredi per tenebras.

Sea lo que quiera, dedúcese de lo prece-dente el siguiente hecho genérico, á saber:que el dolor es la resultante de la excita-cion fuerte de un nervio sensitivo. Esta exei-tacion no es otra cosa qué un cambio de esta-do violento en el equilibrio de nuestros órga-nos. Cualquiera que sea la teoría adoptadapara explicar el origen del hombre, el dolordebe considerarse como una funcion saluda-ble, que nos obliga, con crueles advertencias,á cuidar nuestro organismo y á evitarle cam-bios de estado bruscos, que no tardarian endestruirle si de ellos no tuviéramos noticia.Bajo este supuesto tan solo, el dolor no es unmal, pues si la naturaleza no impusiera al in-dividuo y á lá especie el deber de vivir, el do-lor moral ó físico seria un azote inexplicable.

EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO

Es preciso armarse de cierto valor, parapronunciar en voz alta la palabra somnambu-lismo (1). La estúpida creencia del -vulgo y eldescaro de algunos charlatanes han despres-tigiado la palabra y la cuestion en si, de tal.111.1.1.»...••■•■••

(1) Los diferentes nombres que se lean dado á esta neu-ropatía, no han dejado de contribuir á oscurecer una cues-tion ya de por sí tan oscura. Al principio se la llamómagnetismo animal: pero no existe la menor relacion en-tre el magn(1ismo verdadero tal y como lo comprenden losfísicos, y la neurosis cerebral provocada por los pases.Frank la llamaba somniatio, y más tarde se le designó conla palabra hipnotismo. Pero estas dos palabras significanpura y exclusivamente sueño. Las frases mesmerismo ybraidismo son peores aún, primero, porque indican el, actode provocar la neurosis, no la neurosis en sí, despues por-que Mesmer en realidad no obtuvo nunca el verdaderosomnambulismo, y Braid no hizo más que repetir experi-mentos ya antiguos. La palabra somnambulismo provoca-do vale más que. la de somnambulismo artificial, porquecualquiera que sea su orígen es un fenómeno natural.Sin embargo, el término somnambulismo no está al abrigode toda crítica, pues se aplica á dos estados diferentesaunque análogos. Vale más, empero, servirse de una ex-presion un tanto insuficiente que apelar á neologismos lasmás veces innecesarios.

modo ., que entre los sábios habrá muy pocosque no vean sin cierto desden un trabajo sobreeste particular. Sin embargo, voy (despues dehaberme formado lenOmente una profundaconviccion, apoyada, segun mi parecer, ehpruebas sólidas) á referir mis experimentos yexponerlos ante la consideracion de médicosY fisiólogos; mi tarea será en extremo difícil,toda vez que son escasos los documentos ver-daderamente científicos y muy complejos losfenómenos que voy á estudiar; de suerte quemerece juzgarse con indulgencia. En la pri-mera parte, trataré de hacer la historia de losfenómenos psíquicos y somáticos que se ob-servan en el somnambulismo provocado. Ensegundo lugar, examinaré la hipótesis de lasimulacion; y por último, para terminar, tra-taré de exponer las relaciones que existen en.tre esta neuropatía 3T las demás manifestacio-nes de la actividad cerebral, ora normales,ora patológicas, ó bien provocadas por intoxi-caciones diversas cuya accion se dirija sobroel sistemá nervioso central: En cuanto á la im-portante cuestion de la produccion del sueñomagnético, es una cuestion que hubiera desea-do vivamente aclarar; desgraciadamente, to-dos mis esfuerzos han sido infructuosos: y laúnica conclusion que puedo deducir de misexperimentos, es que el somnambulismo; idén-

67tico en sus efectos y manifestaciones, puedeprovocarse por diferentes actos, siendo losmás eficaces el hipnotismo y los pases magné-ticos. De suerte que al propio tiempo que re-conozco la importancia capital del asunto, meveo precisado, muy á mi pesar, á dejarla á unládo abandonándola á experimentadores másfelices.

El.

EXPOSICION DE LOS FENÓMENOS.

Si se desea obtener el sueño magnéticoserá ventajoso que se sigan los preceptos in-dicados por los magnetizadores de oficio. Sonmedios puramente empíricos, cuyo valor es,sin duda alguna 1,escaso, pero que á falta deotros mejores, son aun necesarios. El silencioy una semi-oscuridad, sin ser indispensables,son condiciones muy favorables. Es precisoque el individuo esté convenientemente senta-do en un sillon de respaldo ó sobre un canapé.Se coloca uno frente á él, se le cogen fuerte-mente los dedos pulgares, permaneciendo enesta posicion dos ó tres minutos; en seguidase comienzan los pases, llevando las manosabiertas por la frente, los hombros y los bra-zos; esta maniobra no debe durar más que uncuarto de hora; si al cabo de este tiempo nose ha conseguido nada, hay que dejarlo porcompleto y esperar uno de los siguientes díaspara empezar; la experiencia ha demostradoque no habrá que desmayar por una falta de

70éxito aparente; en:efecto, sucede con frecuen-cia que no se obtienen resultados sino á la se-gunda, tercera raun cuarta sesion.

De todos modos, el primer fenómeno obser-vado es una especie de entorpecimientó. Lafisonomía pierde su movilidad y se hace indi-ferente y sin expresion. El paciente experi-menta en sus miembros una pesadez y unadormecimiento especial que le impiden efec-tuar movimiento alguno. Sin embargo, sientesensaciol nes vagas de calor, de frio ó de hor-migueo; y aunque sus manos permanezcaninmóviles, tiene sobresaltos y contraccionesfibrilares de los músculos. Despues sus pár-pados se hacen pesados y se cierran; en vanovarias veces los abre para dejarlos caer actocontinuo. Llega un momento en que es impo-tente para mover'os, observándose entoncesun curioso espectáculo: para abrir los ojos, elpaciente trata de contraer el elevador del pár-pado; pero como este músculo es el que se haparalizado primero, el párpado permanececerrado; entonces trata de levantar el velopalpebral mediante la accion de los músculoscongéneres, del músculo superciliar y sobretodo del frontal; con frecuencia hasta dirigesu cabeza hácia atrás para resistir el sueñode que se siente invadido; en una palabra, seestablece una verdadera lucha, igual en un

todo ála que con demasiada frecuencia se veuno obligado á efectuar cuando sobreviene elsueño durante el trabajo, hasta que finalmen-te, despues de algunos minutos de resistenciael paciente se vé obligado á ceder. La cabezacae inmóvil sobre el respaldo de la butaca óYa almohada. Los brazos y las manos están sinmovimientos, conservando la actitud que te-nian antériormentc. La fisonomía es una máscara que no expresa ninguna sensacion inter-na. Los párpados se hallan cerrados y si seles quiere abrir por fuerza, lo cual no convie-ne hacer sino muy rara vez, se ven los ojosen convulsion hácia dentro, y en algunas oca-siones agitados por movimientos oscilatorios.La respiracion es tranquila y poco frecuente.El pulso lento, lleno y muy regular. El indivi-duo está dormido.

Es preciso que no se crea que cualquievpersona indiferentemente, es suceptible depresentar estos fenómenos. Las mujeres sonmucho más fáciles de dormir que los hombres.Sin embargo, he podido provocar rel somnam-bulismo en dos amigos mios, y he conseguidosumirles en un sueño profundo que me hapermitido estudiar cuidadosamente la mayo-ría de los fenómenos psicológicos del magne-tismo; pero si se compara esto con todas lastentativas que he hecho enpersonas del mis-

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mo sexo, hallaremos que esta cifra de dos esmuy pequeña. Por el dontrario en las mujeres,lo he conseguido casi siempre, con tal queconsintieran en intentar la prueba cuatro ócinco veces. Por regla general, el primer ex-perimento da buenos resultados en ciertos in-dividuos predispuestos. En efecto, he creidonotar que las mujeres de pelo negro con unsistema filoso muy desarrollado, de más de 25años y ménos de 40, y padeciendo afeccionesuterinas crónicas ( y ), eran más susceptiblesque las demás: de suerte que me ha sido bas-Cante fácil juzgar, de un golpe de vista, si unprimer experimento daba buen resultado. Noobstante, no se pueden establecer reglas acer-ca del particular y mucho ménos deducir con-sideraciones fisiológicas.

Aun cuando no se obtenga este sueño mag-nético, no deja de haber algunos fenómenosintesantes que estudiar. Primero hay cefalal-gia, ó mejor dicho, una especie de aturdimien-to que los pacientes comparan con frecuenciaal primer grado de la embriaguez. Enseguidahay cierta pesadez; de suerte que los indivi-duos á quienes ' se quiere dormir tienen hor-ror al movimiento, y prefieren dejar sus miem-oros inertes, cualquiera que sea su posicion,mejor que hacer un penoso esfuerzo para cambiarles de lugar. En alunas ocasiones haSrg

'73vértigo y un sentimiento de náuseas. En al-gunos casos, felizmente muy raros (yo no lohe visto mas que una vez), las maniobrasmagnéticas provocan un ataque , de histeris-mo. Anotaré tambien un fenómeno curiosoque se me ha presentado varias veces, entreellas una en mi amigo R., cuando aún no ha-bia conseguido dormirle del todo. Estaba per-fectamente despierto, pero no podia ya abrirlos ojos. A pesar de los esfuerzos verdadera-mente desesperados que hacia para abrirlos,sus párpados permanecían obstinadamentecerrados. En otros casos mucho más frecuen-tes, la conmocion del sistema nervioso pro-duce varios accidentes sin gran importancia,sacudidas convulsivas y ligeras en los mús-culos del brazo, un temblor fibrilar de losmúsculos de la cara, con alternativas de ru-bor y palidez, sorprendente por su rapidez, óbien un temblor generalizado y cierta impo-tencia en los movimientos musculares, aná-loga á la que se experimenta á consecuenciade una violenta emocion, como la cólera ó elespanto.

Examinemos ahora lo que sucede en losindividuos dormidos. Pero digamos ante todoque los fenómenos somáticos son nulos ó in-constantes, mientras que los fenómenos psí-quicos tienen un gran interés. De este modo

74•

he podido comprobar en algunos casos que larespiracion y la circulacion no están modifi-cadas en lo más mínimo, observándose tansolo que se han hecho muy regulares com enlos individuos clordformizados, con tal que elcloroformo se haya administrado convenien-temente. La analgesia no es rara, pero en al-gunos casos hay hiperestesia; pero no olvide-mos que en muchas mujeres hay, en el estadonormal, cierto grado de analgesia. En unamujer histérica, á quien dormí varias vecesen el hospital Beanjou (en la clínica de mi sá-bio maestro el catedrático Dr. Lefort), he te-nido ocasion de observar un fenómeno bas-tante notable. Se trataba de una enfermedaduterina grave, probablemente un hematocele,y hacia ya seis meses que la enferma no selevantaba de la cama. En cuanto estaba dor-mida, podio, levantarse, andar, barrer la salay subir por las escaleras con una asombrosaagilidad. Pero en cuanto se despertaba, eraimposible conseguir que se levantara parahacerle la cama. Sé perfectamente que confrecuencia se han notado semejantes rarezasen las enfermedades de las histéricas; perodudo que haya muchas tan claramente ca-racterizadas. Otro hecho importante es que,casi siempre, ciertas sensibilidades especialeshan desapareCido, de suerte que se puede ha-

caer cosquillas impunemente en el conductoauditivo ó en las fosas nasales con barbas depluma, sobre lo cual han llamado la atencionlos Sres. Demarquay y Giraud-Teulon. Encuanto á la catalepsia verdadera debe sermuy rara, y por mi parte nunca la he obteni-do ¡completamente, tal como se describe enlos libros clásicos. Sin embargo, se obtienenresultados bastante parecidos á la cata-lepsia.

Se puede hacer que los individuos dormidostengan durante mucho tiempo la mano ó elbrazo en posiciones violentas, y más adelanteme ocuparé de la influencia especial de la vo-luntad y de la imaginacion.

En cuanto á los fenómenos psíquicos, sonde un órden completamente diferente. , y nomenor cuidado y método exigen para ser apre-ciados con exactitud. Ante todo diré, que nun-ca he comprobado la pretendida lucidez. Hehecho (lo confieso con rubor) esas preguntasvulgares, á las que, segun los charlatanes,dan los somnámbulos respuestas tan claras,como son: la hora que es, el número y nom-bres de las personas presentes, los objetos quese tienen en la mano, etc. etc., y jamás healcánzado la menor respuesta satisfactoria•todo lo que he visto se limita á feñómenos in-telectuales, complejos, que no por no ser so-

7(7

brenaturales dejan de ofrecer un gran interésal fisiólogo corno al psicólogo.

En primer lugar, la persona á quien se hadormido tiene conciencia de §u estado, y estáuno seguro de que se halla dormida real yefectivamente, si responde afirmativamentecuando se la pregunta sobre el particular.Tengo la precaucion casi siempre de pre-guntarla qué sensaciones experimenta, y la„mayor parte de las veces 1-Y, tenido oÇasionde observar que este sueño es un estado bas-tante agradable. No habiéndolo yo experi-mentado, no puedo hablar con conocimien-to de causa; pero teniendo en cuenta las res-puestas que me han dado, creo que debe pro-ducir. un efecto análogo al del hachich ó al delopio(1). Los individuos que sufren la influen-cia de estas sustancias tósicas, tienen unaespecie de anestesia general; no sienten sucuerpo. Parece como que su espíritu se haborrado casi por completo, y que las impre-siones sordas y confusas que en el estado de,vigilia trasmiten nuestros órganos al sensoriocomun han desaparecido por completo. Tal es,por lo ménos, la idea que se formaba de eseestado una persona muy inteligente, mis. C...

11) Véase. Los VENENOS DE LA INTELIGENCIA"

77á quien tuve ocasion de dormir. Expresabatodo esto por una sola palabra: libertad, y sedaba cuenta cumplida de lo que experimenta-ba. Varios enfermos á quienes he dormido enel hospital Beaujon, me aseguraban que susdolores habian desaparecido, y que eran com-pletamente felices. De. manera que deseabanpermanecer mucho tiempo en tal sueño, todavez que sabias que el despertar á la vida or-dinaria equivalia á despertar al dolor.

Todo el mundo sabe lo que es el. sueño.Cuando cansado por los trabajos del dia sen-timos que el sueño nos invade, nuestros pen-samientos se hacen confusos y flotantes, laatencion no puede fijarse en un objeto determinado, perdemos poco á poco la concienciadel mundo exterior, y formas raras cuya rea-lidad está en nuestra concepcion solamente,se nos imponen, y pasan y vuelven á pasarcon maravillosa facilidad, cambiando en cadasegundo y asombrándonos con su aparatomovible y fantástico. Son figuras humanascon cabezas de animales extraños, mónstruos,jardines,palacios, personajes que há tiempodesaparecieron y ya creíamos arrebatadospor completo á nuestro recuerdo. Todo esto seagita, se mueve ante nosotros y el espírituasiste como impotente espectador á los cua-dros que él mismo ha formado completamen-

te, Esta facultad de ver los objetos que noexisten y de asistir á escenas que no se He:-van á cabo, se llama imaginacion. A nadie sele ocurrirá negar su existencia ó súpoder;todos la reconocen y comprenden; pies bien,puédense explicar la mayoría de los fenóme-nos psíquicos del somnambulismo diciendo:que es esta misma facultad violentamente so-brescitada que domina completamente la in-teligencia y anonada la razon.

Tomemos un ejemplo: supongo que piensoen un leon; veo perfectamente que el leon noexiste; comprendo que estoy en mi casa; dis-tingo los objetos que me rodean, y este leonno podrá preocuparme, cualesquiera que seanlos esfuerzos de mi imaginacion. Sin em-bargo, podría, estando dormido, soñar queun leon había entrado en mi cuarto, y pormuy absurda que sea esta idea, el aspecto delleon será bastante poderoso para desvanecerlas sujestiones de la razon, inspirarme un in-tenso terror.

En los somnámbulos sucede lo propio:cuando mi amigo R... estaba dormido, le de-cia yo: mira ese leon, y al escucharme se agi-taba, su rostro expresaba miedo, y excla-mando: pero que viene, viena, se acerca; vámo-nos pronto, pronto, tenia casi una crisis ner-viosa provocada por el espanto.

9Si he puesto este ejemplo, es por su sencillez

y por demostrar las interesantes relacionesque pueden establecerse entre el sueño natu-ral y el magnético; pbr mi parte he logrado,mediante variados experimentos, obtener re-sultados al , parecer más complicados , peroque pueden, sin embargo, en último término,referirse al mismo hecho elemental.

SueTtoproweado.—Citaré algunos ejemplos.Todo el mundo sabe que los may netizadorestienen la pretension de hacer viajar los in-dividuos á través del espacio , haciéndolestambien asistir á lejanas escenas. El hecho esperfectamente exacto; solo estriba el error encreer que estos sueños son realidades, y queestas visiones estdn en relacion con la exis-tencia de las cosas exteriores. Así que, decíayo á esa enferma de Beaujon anteriormentecitada: «venga Vd, conmigo; vamos á salir yá viajar;» y entonces ella describia sucesiva-mente los sitios por donde pasaba; los corre-dores del hospital, las calles que atravesabapara llegar hasta la estacion; y como quieraque conoció todos estos sitios, indicaba conbastante exactitud los detalles de los lugaresque su imaginacion y su memoria, igualmen-te sobreescitadas, le representaban bajo unaforma real. Despues, de un modo brusco, sela fo rhia trasportar á un sitio lejano que no

8()conocía, por . ejemplo, el lago de Como, ó lasheladas regiones del Norte. Y entonces suimaginacion, abandonada á sí misma, se lan-zaba á concepciones no exentas de encanto, yque interesaban siempre por su aparente pre-cision: con frecuencia estábamos soibprendi-dos por la viveza con que recibia estas impre-siones interiores.

Fácilmente se podia Cambien cambiar elcurso de estos sueños artificiales y llevarla áregiones que conocía; por ejemplo, entre sufamilia y entre los suyos, veia su madre y sushermanos que llevaban á cabo sus habitualesocupaciones; entraban y salían, y ella asistíaá sus conversaciones, les veia coser, leer, etc.Pero loque prueba (por lo demás innece-sariamente) la pura subgetiviciad de estos fe-nómenos, es que yo podia introducir en sucuarto, á mi antojo, éste ó el otro , persona-je, haciendo que se movieran conforme á micapricho _las personas que veia. En todoslos hipnotizados llegué á un resultado idén-tico.

Mi amigo F... estaba separado (le. su madrehacia algun tiempo; cuando se. durmió le pro-use que la viera; él aceptó en seguida: la veo,p

la veo, exclamaba; esta trabajando, piensa enmí y se puso á verter lágrimas de alegría:, depronto, S. u alegria trocóse en tristeza. ¡Ay

81de mí, murmuró, no puede vermeLy se agitabadesesperado.

Pueden sustituirse estos conceptos, más óménos razonables, por viajes -verdaderamen-te fantásticos; lo he ensayado frecuentem en-te, y siempre con extrañeza he compbobadola rapidez en las impresiones de los individuosdormidos. Así que decia á mi amigo F... «Venconmigo; vamos á hacer un viaje en globo;subirnos, vamos subiendo, ya estamos en laluna;» y veia todo lo que le iba yo diciendo. Enocasiones, cuando se le pregunta á un enaje-nado abundando en su manía, está uno sor-prendido al ver la confianza que le inspiranlas barbaridades que se le dicen. Experimentéuna sorpresa semejante al preguntarme F...«Qué es esa gruesa bola que está delante denosotros?» decia. Era la tierra que se repre-sentaba en su imaginacion; quizá su memo-ria le recordaba el viaje de ulio yerno. Vejaanimales fantásticos, y al decirle que queríaraerles á la tierra, exclamaba: «¡Siempre se-

rás el mismo; nó sabes siquiera cómo bajare-mos, y quieres ya cargar con estos enormesanimales.» Todo esto lo decia muy sériamente

se enfadaba. «Llévatelos si quieres, repetia;por mi parte no quiero estorbos.» Sin embar-go, se daba cuenta de lo extraño de estas vi-siones. «¡Qué bonita relacion podríamos hacer

del viaje, añadió; pero desgraciadamente nonos creerán.» Lo que le impedía dudar, eraque real y positivamente veía: sucediéndole lomismo que á un alucinado, que no puede dudarde los objetos que tiene ante sí. Por absurda•que sea esta vision, está allí, y todos los es-fuerzos de la razon no bastan á destruir estaimágen intra-cerebral.

Llegamos ahora á otro órden de fenómenosmás claramente indicados que en el sueño or-dinario. Todos saben que eh el sueño se expe-rimentan sensaciones que se refieren- á las ac-cionesque pueden llevarse á cabo: por ejem-plo, se tiene frío si se cree uno en invierno; sesiente calor si se imagina uno 'que está en ve-rano, y así de lo demás con respecto á todaslas sensaciones. Muchas veces he visto lopropio en individuos á quienes habia dormido.En una de las enfermas de Beaujon, obtuvecon la , mayor facilidad estos fenómenos. Asíuna vez la dije que fumara; algunos momen-tos despues olvidé este mandato; y habiéndosepuesto á toser fuertementemente, la preguntéla causa, asegurando ella que era el humo deltabaco. Algunas veces suponia que habia lle-fiado al .vértice de una torre, y se sentía cap.-

nada de subir; en seguida la decia que se tira-ra desde allí, y se imaginaba que . caía. Teníaentonces los miembros doloridos y declaraba.

83que experimentaba vivos sufrimientos. ¿Quiénde nosotros no ha tenido en sueños análogosfenómenos?

A otra enferma, tambien dormida, la anun-cié que la arrancaba ‘ una muela, y en seguidalapobre mujer lanzó gritos de dolor comosi hubiera realmente llevado á cabo esta

,operacion. Cuando dormí á Mis C., á instan-cias suyas, la hice viajar en un vapor conrumbo á Nueva-York. La vista del barco lainspiró un vivo entusiasmo: «¿Oye Vd. cómo. silba?» decia; pero muy en breve palideció, yechando la cabeza hácia atrás, tuvo verdade-ras náuseas corno si real y efectivamente' hu-biera experimentado el mareo. Podria referirun gran número de hechos semejantes; perohasta iidicar algunos para apreciar bien elfenómeno.

No causará sorpresa de ninguna especiesi junto á las alucinaciones dé la vista se pue-den provocar las de otros sentidos, del gusto,del oido y del olfato. Ciertos individuos creenoir conversaciones: una jóven á quien dormíhace poco, sostenia largas discusiones con laspersonas que creía ver. Respondia en voz alta;y durante la pregunta supuesta escuchabaatentamente moviendo los labios. Se puedehacer que oigán campanas, armoniosas mú-sicas, etc., que tomen opíparas comidas, dar-

84les agua clara indicándoles que es , chocolatehirviendo, aguardiente ó cualquier otra sus-tancia. Aun no poniendo nada en el vaso, nopor eso dejará de haber ilusion. Debo recono-cer que en ciertos casos, por lo demás bastan-te raros, no he conseguido nada de esto; perocon frecuencia lo he notado en Miss C..., enuno de mis amigos, y en varios enfermos deBeaujon; de suerte, que el hecho me parececompletamente cierto. Por lo demás, es muyexplicable, y no comprendo por qué el Sr. De-chambre lo ha negado y puesto en ridículo:quizás podía haber recordado que en ocasio-nes se sueña con comidas magníficas, que lasalucinaciones del olfato son muy frecuentes,y que en la enajenacion mental es una de lasformas más comunes de las ilusiones senso-riales. ion frecuencia me ha ocurrido hacerbrevajes inofensivos, pero de un sabor des-agradabilísimo, que contenían tinta, aceite,café y vino, y darlos despues como licores de-liciosos. Los enfermos dormidos se los dispu-taban con encarnizamiento, siendo esto real-mente un espectáculo curioso.

Quizás he insistido demasiado acerca deestos hechos; pero son á mi entender de unagran importancia. En efecto; si no se com-prende bien lo que les relaciona con el sueñoordinario, se llegará fácilmente ó á conside-

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garles como sobrenaturales ó á declararlesimposibles. Ahora bien; por una parte sonconstantes, no he visto nunca que faltasen; ypor otra son perfectamente explicables rela-cionándose muy bien con lo que ya sabemosacerca del sueño normal. Es evidente que nohay en ello más que un estado particular dela imaginacion, una neurosis; y si no se estu-dian los síntomas no es posible responder á 149hechos reales invocados por los magnetizado-res en apoyo de sus lucubraciones interesadas.Por el contrario, al estudiar los hechos se vesu sencillez, y se puede comprender de quémodo al interpretar ciertas aparentes rarezas,algunos diestros charlatanes han podido, du-rante mucho tiempo , engañar al público yá un cierto número de sabios.

Hasta el presente no hemos visto Alás queuno de los fenómenos intelectuales; ahorafuerza será considerar la inteligencia en suconjunto. Actualmente no es admisible quelos trastornos de la razon arrastran necesa-riamente el aniquilamiento de las facultadesintelectuales, y se puede decir que ciertos ena-jenados monomaniacos y hasta maniacos, tie-nen una brillante inteligencia. En los somnám-bulos, la razon está seguramente pervertida;pero su inteligencia se halla vivamente so-breseitada. Las conpversaciones que se tienen

86con un individuo dormido, son variadas é inte-resantes. El lenguaje de las mujeres del pueblose hace casi elegante, son ingeniosas las frasesy no carecen de elevacion las ideas. Sin pre-tender ni mucho ménos que adivinen el pensa. -miento de los interlocutores, he notado que ha-bian adquirido cierta finura que les permitía,comprender con media palabra. Pero lo máschocante, es la extraña viveza de sus sensa-ciones. Así, nada más fácil que hacerles llorar;basta para ello hablarles una cosa triste,como por ejemplo, de su enferm. edad ó dela muerte de algim pariente; entonces, em-piezan á gemir, despees á verter abundanteslágrimas, enseguida á sollozar, y no es raroverque sobreviene una excitacion nerviosaque conviene calmar lo más pronto posiblepresenlandoles cuadros agradables. TienenCambien una sensibilidad• desarrollada has-ta el extremo de que se enternecen de lasdesgracias de los demás, y por 1o . general ex-perimentan una gran compasion. No pue--do comparar mejor este estado afectivo sinocon el que se experimenta en el primergrado de embriaguez alcohólica. Los senti-mientos de alegría y admiracion se elevan áveces hasta el. exceso. La poesía, la música,sobre todo, "producen un verdadero estasis yno.es posible olvidár este espectáculo, cuando

se ha presenciado, una vez tan solo, la mara-villosa mímica que . despliegan. En ocasionesme ocurria que las rogaba que cantaran y seentusiasmaban al oir su propio canto; por i- be-gla general, cantaban con mucha afinacion ysobre todo con mucha expresion. La mayorparte del tierripo se manifiestaban en ellas,.cóleras infantiles, antipatías inexplicables ósimpatías más raras todavía: á veces se bur-laban, y sus burlas no crecían de ingenio; sereian mucho de las bromas que hacian, y susrisas, lo mismo que sus lágrimas, termina-ban por una extraña sobrescitacion.

El hecho acaso más singular y al mismotiempo uno de los observados más constante-mente, es el automatismo de los individuosdormidos. A pesar de la sobrescitacion de suparte intelectual y la viveza de sus settimien-tos afectivos, se hallan sometidos á la volun-tad de las personas que les . rodean, se lespuede obligara que se levanten, canten, per-manezcan de pié, saquen la lengua y unanlas manos, etc. Mi amigo R..., cuando se ha-llaba dormido, hacia todo lo que le mandaba.Durante- quince veces consecutivas le obliguéá tomar 'un pedazo de yeso, tirarlo al suelo yvolverlo á coger sin que pensara ni un mo-mento en resistir: era un autómata, y pare-mia como que no podía oponerse á las órdenes

88que yo le daba,. Algunas veces se observanfenómenos que se parecen mucho á los quese presentan en los somnámbulos naturales.La persona dormida, quiere levantarse, ves-tirse y salir: reflexiona antes de coger cual-quier cosa indispensable para su tocado, ydespees de haber pensado bien en ella, va conlos ojos cerrados á, cogerla, casi sin tanteos, alsitio que debe ocupar; la meditacion del actoes lenta, pero el acto se lleva á cabo con unaviveza extraordinaria. Si una cerradura, uncordon o cualquier otro obstáculo, ofrecen al-guna resistencia, se impacienta, se irrita y ti-ra coléricamente todo lo que se opone á suintencion. Los movimientos son febriles y ásacudidas, pero de una precision admirable.A veces se detiene corno cansada por el es-fuerzo que acaba de hacer, y esta agitacionnerviosa, caracterizada frecuentemente porun temblor general, es tan notable, que másde una vez ha espantado á los testi-gos de se-mejante escena. Se habla á sí misma, se in-quieta por lo que pensarán cuando vuelva, su-pone que llegará tarde, y sin embargo, prosi-gue la serle de actos comenzados.

En verdad que no sé cuál sea la significa-cion exacta de esta influencia preponderantede una voluntad extraña: me he limitado,pues, á consignar el hecho. Sin embargo, se

.puede arriesgar una hipót9sis. El disponer deún modo absoluto de la imaginacion de losindividuos dormidos, es muy posible que nose actúe sobre la voluntad más que obran-do sobre la imagmacion. Al declarar á losindividuos dormidos que se les puede dar órdenes , ¿ no es probable que su imaginacionagrande el hecho y acabe por hacer real loque no era más que una .'atrevida afirmacion?En otro órden de personas, el automatismoes la verdadera explicacion de estos fenóme-nos; hacen lo que uno quiere, porque son ir- -capaces de querer; todos saben por experien-cia que nos sucede frecuentemente el estardistraidos y hacer mecánicamente, sin refle-xion ninguna, sin participa,cion de la concien-cia ó del 'libre albedrío, lo que nos han rogadoque hiciéramos. Quizás haya; aquí ato pare-cido. Permitido será presentar la hipótesi sante un hecho tan raro como la sumision delos magnetizados á la voluntad de las perso-nas que les han dormido ó les rodean.

Al afirmar que la voluntad está completamente subordinada á la imaginacion, hay quehacer algunas reservas. Del mismo modo quepara el sueño clorofórmico y para la enibria-o-uez no todos los individuos se conducen de/75igual modo bajo lawinfluencia del sueño mag-nético. La receptividad, para emplearla fraseo-

90logia moderna, es diferente, y no he halladodos sujetos que fuesen completamente i.gua.-les. Lo interesante es que en la misma perso-na este sueño clorofórmico es siempre idéntico.á si mismo; solo que cuanto más frecuenmen-te haya sido dormida esta persona, más cla-ros son los fenómenos y más profundo elsueño. Entonces es cuando pueden hacerseestudios psicológicos fructuosos, pues las másveces los primeros resultados son confusos yse hallan perturbados por desesperantes diva-giones.

Cuando empecé mis experimentos teniaprolongar la duracion de la neurosis magné-tica, y despertaba á los individuos á los diezminutos ó un cuarto de hora todo lo más; peroal ver cine no se prestntaban. trastornos deninguna especie , animado por la inocuidadabsoluta, prolongué poco á poco el tiempo delsueño, de modo qu,e me ha sucedido con fre-cuencia dejar á los enfermos dormidos des-de las cinco de la tarde hasta una hora, avan-zada de la noche. Parecia que no sufrían, y sedespertaban espontáneamente hácia las cua-tro, cinco seis de la mañana; una vez heVisto durar un sueño diez y seis horas: eldespertar, á veces espontáneo, debe ser pro-vocado casi siempre por maniobras tan em--piricas é incompitensibles como las que pro-

91dujeron el sueño. Se hacen frotaciones en lafrente dirigiendo las manos de dentro háciafuera, siendo necesario repetirlas varias veces;al propio tiempo se abren suavemente los pár-pados. No hay que perder la sangre fria, comome ha sucedido en un principio, al experimen-tar cierta resistencia; por el contrario, con-viene perseverar con calma y paciencia, sinasustarse por la sobrexcitacion nerviosa ylas ligeras sacudidas que se pueden observaren ciertos casos muy raros.

El momento en que despiertan es muycurioso , sobre todo en los enfermos que es-tán levantados ó vestidos : se hallan en unaprofunda sorpresa, tocan su traje, miran laspersonas que les rodean y no creen lo que seles cuenta. En efecto, no han conservado nin-gun recuerdó de lo que ha pasado duranteelsueño; y como bajo el punto de vista psicoló-gico el tiempo no se mide más que por el re-cuerdo de las ideas, de aquí que hayan perdi-do por 'completo la nocion del tiempo. Paraellos, el momento en que se durmieron se con-funde con aquel en que .se despiertan. Miss C...nos decia que su último recuerdo era el de unvaso de flores que habia visto sobre la chime-nea: «de repente cesé de ver, decia, y mi ma-reo no ha durado más que un segundo.» Real-mente*habia tenido hora y media de duracion.

92Esta pérdida dé la memoria es perfectamentecaracterística; no la he visto faltar ni unasola vez; pero, y este hecho es muy extraño, loque ha pasado durante el sueño no ha desapa-reciclo completamente, toda vez que la repro-duccion de la neurosis hace surgir de nuevoel recuerdo. De este modo creo que debe ex-plicarse el desdoblamiento de la persona, deque hablan tantos magnetizadores. Lo que cons-tituye el yo es, por Aecirlo así, el conjunto denuestros recuerdos, y cuando se han halladoalgunos, reservados á un estado físico espe-cial, casi puede decirse (teóricamente por su-puesto) que la persona es diferente, toda vezque recuerda durante el sueño una série deactos que en el estado de vigilia ignora porcompleto.

Cuando se despierta, todos Iris fenómenosse disipan de un modo gradual: todo lo másque se observa es un poco de soñolenciay cierta pereza intelectual. Si el individuo hasido despertado incompletamente, experimen-ta un poco de cefalalgia. En todo caso, nuncahe notado nada grave, y cuando las perso-nas han rehusado someterse á un nuevo expe-rimento, ha sido siempre por causas ajenas ásu salud y por motivos más ó ménos razo-nables, entre los cuales ocupaba un lugar pre-ferente el temor de hablar.

93Creo,pues, poder afirmar que . la /flag neti-

zacion no ofrece peligros; pero sin embargo,es imposible que la produccion de una neuro-sis tan intensa no origine un trastorno notableen el funcionalismo cerebral y no tenga verdaderos inconvenientes. Si no los he observa-do , ha sido porque siempre he obrado conmuchísima circunspeccion por una parte,durante el sueño magnético hacia Pocos ex-perimentos propiamente dichos, como picadu-ras, efectos catalépticos, etc.; por otra, encuanto veja que sobrevenía el menor trastornonervioso, hacia que cesara inmediatamente elsueño. En cuanto á los efectos terapéuticos,les creo muy li,nitados: filos cirujanos han re-husado un procedimiento anestésico de unempleo tan difícil é incontestable, y no hayque dar crédito á las maravillosas curacionesreferidas en los periódicos que son órganosdel magnetismo. Sin embargo, creo que enciertos casos, practicado con moderacion pue-de tener una incontestable eficacia. En efecto,me ha parecido que en ciertos individuos his-téricos ‘ó neurósicos habia una remision no-table en los síntomas despues del sueño arti-ficial. Mujeres que no habian dormido haciamucho tiempo, despues de una sesion de hip-notizacion han podido gozar de un sueño reparador, y esta mejoría persistia durante al-,

94gunos días. Me ha parecido que volvía el ape-tito,que agitacion intelectual había dismi-nuido, y qué eran ménos intensos los doloreserráticos. Sé demasiado cuán difícil es la 'ob-servacion, para asegura que no me he equi-vocado; pero creo que los resultados son sufi-cientes para animar á los médicos á que ha-gan algunos ensayos sobre este asunto tan in-teresante y desgraciadamente tan poco cono-cido•

Hl

DE LA SIMULACION

El único mérito de esta larga exposiciones quizá la sinceridad; yo ignoraba por com-pleto lo que debia entenderse por las palabrashipnotismo, mesmerismo, -magnetismo animal,cuando la 4casualidad me hizo asistir á un ex-perimento ilé,vado á cabo por un jóven médi-co. Quise reproducir el fenómeno sin ninguna,fe, y me . sorprendí al obtener un resultado.Desde entónces, es decir, desde hace unos dos.años, (1) he repetido y multiplicado mis ob-servaciones sin ocuparme fijos fenómenosmás ó ménos maravillosos producidos por losmagnetizadores, y hasta sin cuidarme de leerlos numerosos trabajos que se han escritosobre el particular. Lo que, acabo de exponeres, pues , completamente personal, y me hevisto impulsado por mis- propias dudas y lasde mis colegas á rodearme de las más seriasgarantías por evitar toda tentativa de dofran-de. Teilgo, pues, mi opinion formada y miconviccion segurísima; pero no bast, g, estar~.11••■•■•■•■••••■••••••■•••••■■•••■41~.~."

(1) Este bal o fué escri o en 14" r/‘ 0)

96 •

persuadido de que se dice la verdad, es pre-ciso ademas decírsela á los demas. Es lo quevoy á tratar de. hacer.

Digámoslo ante todo: es imposible probarlo en absoluto. Tenemos delante una personaque al parecer está dormida: importa muypoco que sea más ó ménos analgésica, más óménos cataléptica, puesto que por una partees fácil simular estos dos síntomas, y porotra están muy léjos de ser constantes en elsomnambulismo. Si se quisieran tomar estosdos trastornos de la sensibilidad y de la moti-lidad como criterio absoluto, se venia uno casifatalmente llevado á declarar dormidos indivíduos que no lo están, á asegurar que haymala fe en personas que realmente están dor-midas. Los ojos cerrados, los movimientosconvulsivos del globo ocular, los subsaltos detendones las alucinaciones, todo esto es, posible simularlo. Ciertas histéricas practi-can perfectamente simulaciones, mucho másdifíciles, sin más objeto que inducir á errorá los médicos. No hay, pues, ningun signoabsoluto Me equivoco, hay uno, pero queno -puede convencer más á una sola perso-na. Estriba en dormirla á su vez,y entónceshacer que la refieran los testigos de su sue-ño los actos que ha llevado á cabo y cuyorecuerdo ha desaparecido de su pensamiento.

1)7lie empleado este medio dos veces: una conmiss C..., otra con mi amigo F... Miss C...,despues de haber asistido á un experimen-to, 'declaró que la buena fe de la personadormida no le era conocida. «1Qué ve V. aquíde extraordinario? me dijo. 1-la podido simularperfectamente el sueño. No me convencerá has-ta que esté dormida.» Le propuse que inten-tára el experimento, lo cual aceptó. Al cabode diez minutos se durmió y se puso á hablaringlés, lo cual hizo la conversacion algo di-ficil. Durante todo el tiempo que duró el sueñono pronunció ni una sílaba en frances ape-sar de que habla admirablemente este idioma.?Al despertarse, apesar de mis afirmacionesy de los asertos de la señorita D... su amiga,que estudia como ella tambien medicina, noquiso creer en su somnambulismo y me acusócasi de haberla hecho tomar un brebaje so-porífero. Sin embargo, se vió obligada á ren-dirse ante la evidencia, sobre todo al ver lahora en su reloj, y comprobando, lo que la ha-biaparecido un segundo habla durado hora y

ledia.Se comprenderá sin esfuerzo que este me-

dio de conviccion no puede aplicarse de unmodo general: es preciso, pues, contentarsecon pruebas, sin duda alguna más discutiblespero más fáciles de presentar. Voy á enume--

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marlas. rápidamente. Admitamos que todoslos casos de somnambulismo que he obser-vado sean casos de simulacion, es decir, quetodas las personas en quienes he experimen-tado me engañaron. En rigor podríase con-ceder esto, pero lo que me parece inverosímilá primera vista es que haya encontrado em-busteros. He dicho ántes que cualquier per-sona es susceptible de ser dominada, y queno he encontrado mujer ninguna que á laquinta sesion no haya presentado fenómenosde somnambulismo. ¿Es posible que entrecuarenta personas ó poco ménos que he dor-mido, no haya hábido una sola que se negaraá representar tan indigna comedia? Hablandoseriamente, esto es inadmisible; voy más lé-jos aún: creo poder asegurar que reproduciría,todos los fenómenos indicados anteriormenteen una mujer cualquiera, haciendo caso omi-so de su edad y condicion, pero con tal de quepudiese llevar á cabo cinco sesiones consecu-tivas. Si todo esto no fuera más que una im-postura, significaría que toda mujer en quienyo experimentara consentía al cabo de cincosesiones en fingir el sueño. Añadiré que paraciertas observaciones me está completamen-te prohibido el pensar en la simulacion, porejemplo, con respecto á F. y R..., dos de mismejores amigos, jóvenes, instruidos é ilustra-

99dos, en quienes tengo completa confianza, asícomo en miss C..., persona muy notable. Lopropio podré decir con respecto de otros indi-viduos cuya posicion é inteligencia no mepermiten poner en duda su veracidad. Verdad es que esta seguridad y conviccion pue-den ser solamente personales, pero los sa-bios ilustrados deben tenerla en cuenta, y an-tes de condenar los individuos cuya falsedadsospechan, informarse si. es legLimo lanzaruna atrevida acusacion.

No nos conviene llevar más allá este gé-nero de demostracion, nos basta reducir alabsurdo el razonamiento de los autores queno ven más que personas de mala fe, sin quepuedan hallar una sola sincera; en todocaso se verán obligados á confesar que estasgentes tienen una maravillosa habilidad. Sétodo lo que se ha dicho, no sólo respecto dela superchería de las histéricas, sino tambienacerca de su habilidad para la superchería;sin embargo, éstas son excepciones rarísi-mas y que se citan en los anales de la ciencia.Ademas, no todas las mujeres son histéricas,y las que vienen del campo, ignorando porcompleto lo que es un hospital, y no habiendooido nunca pronunciar la palabra magnetis-mo, darían una prueba singularisima de des-treza simulando el sueíio magnético sin co-

loonocerlo. Lo aseguro, la simulacion sería perfecta: los párpados cerrados, movimientosfibrilares en los músculos de la cara, flojeda-des pasajeras, alucinaciones de la vista y deloido; siempre se halla todo esto sin cambiosnotable. ¿,En virtud de qué adivinacion, unaenferma que dormía en la Caridad, y que nohabia presenciado ninguna escena de som-nambulismo, se comportaba lo mismo queuna enferma de Beaujon que venía de provincías y .á, quien dormí el mismo dia de su entra-da? Hé aquí algo maravilloso, taxi maravillosocomo los fenómenos mirificos que obtienenalgunos magnetizadores. De suerte que todo,ello no seria más que una simulacion, y unavez que el primer simulador habia dado elejemplo de cierto sueño, todos los lemas in-dividuos á quienes cree uno dormido, segui-rian este ejemplo imaginario y se conforma-rian con su fantasía primitiva.

Lo que ha podido hacer creer en la simula-cion son ciertos fenómenos psíquicos rarosque es necesario conocer. Algunos individuosdormidos se dan razon de que sueñan ficcio-nes y que lo que ven ante sí son formas rea-les; sin embargo, no es la realidad: esto se ob-serva en el sueño y 0,n la locura. Á veces soña-mos con monstruos tan extraños y tenemosvisiones tan absurdas, que apénas podemos

101creerlas. Se verifica entónces una especie dedesdoblamiento en la "conciencia, soñamos yno lo sabemos, estamos conmovidos sin tenermiedo, y al propio tiempo que experimenta-mos espanto, nos serenamos haciendo gran-des grandes esfuerzos para ahuyentar la vi-sion que nos persigue. Del mismo modo, losalucinados oyen voces que saben perfecta-mente que son simplemente subjetivas. Puesbien, con frecuencia ciertos somnámbulostienen conciencia de su estado, de tal maneraque se establece entre sus facultades un an-tagonismo curioso.

Su imaginacion les presenta la forma realde las cosas, y su inteligencia concibe lo ab-surdo de las mismas. Hé aquipór qué tienencon frecuencia contradicciones que para unobservador superficial parece como que de-bian revelar la simulacion. El hecho era muynotable en un enfermo de Beaujon, una jóvená quien dormí varias veces con la mayor fa-cilidad. Le anuncié que iba á practicarle uña•operacion dolorosa, por ejemplo, la amputa-cion del brazo; lanzaba gritos de dolor, llo-raba abundantemente y creía ver cómo cor-ria su sangre; pero casi «al mismo tiempocomprendía que era un engaño y reía al tra-ves de sus lágrimas. Con frecuencia tambiéncuando se hace viajar imaginariamente á los

102individuos dormidos, saben perfectamenteque están en su butaca ó en su cama, y sinembargo, ven las regiones donde ha queridouno conducirles, lo mismo que en el sueñoordinario en que somos trasportados á leja-nos países, sin olvidar empero que nos halla-rnos tranquilamente dormidos en nuestrocuarto.

Fuerza es reconocer que si no hubiera másque fenómenos simulados, no tan sólo seríagrande la habilidad, sino sorprendente el es-toicismo. He dicho más arriba que di áciertas enfermas de Beaujon, á quienes habíadormido, líquidos nauseabundos que bebiancon avidez. Ademas, sin dar un gran valor ála analgesia ó á la anestesia, me ha sucedidofrecuentemente pincharles la mano, el brazoó la cara sin que sintieran dolor. Muchas ve-ces la titilacion del conducto auditivo, de lasfosas nasales ó de la cara palmar de las ma-nos era perfectamente tolerable, y todos sa-ben. que en el estado normal este. cosquilleoes insufrible y concluye por convertirse en unverdadero dolor. Sin tener verdadera cata-lepsia, obligaba á las personas dormidas áque extendieran el brazo, y permanecian á ve-ces durante veinte , minutos en esta posicionfatigosa. Un experimento que me ha parecidosiempre decisivo ha sido el siguiente: reco-

103•

mendaba á la enfermaque dormia por la no-che, que permaneciera con . el brazo colocadosobre la cabeza y con un objeto en la ma-no; hacía esto cuando debia pasar la nocheen el hospital, y venía cinco ó seis veces du-rante la noche sin hacer ruidoy sin llevarluz; pero por más precaucionas que tomase, laenferma me sentía entrar, y la encontraba enla misma posicion con el brazo sobre la cabezay el objeto en la mano. Seguramente que hu-biera sido preciso tener una fuerza de volun-tad prodigiosa para estar durante diez horasseguidas sin dormir ni un momento y conser-vando unaposicion. que al cabo de cinco mi-nutos debia ocasionar un cansancio intolera-ble. He reproducido muchas -veces este cu-rioso experimento, y uno de mis colegas quelo repitió á su vez en el hospital, obtuvo unresultado idéntico.

Sinpoder insistir, como desearíamos, acer-ca de la parte histórica de la cuestion, noscontentaremos con decir que todos los sabios,médicos ó cirujanos, que se han ocupado déesta neurósis han obtenido idénticos resul-tados. Sin embargo, es preciso hacer una ex-cepcion. Si han querido asistir á las escenasacrobáticas que los magnetizadores ofrecencomo pasto á la credulidad del vulgo, han sa-lido de allí negando atrevidamente la exis-

101tercia del hipnotismo; por el contrario, sient-pre, que estudiaron la cuestion pdr sí mismossin consejo, sin apoyo y con ese ilustradoescepticismo que es propio de la escuela mé-dica francesa, que no admite corno verdaderomás que lo que se ha demostrado repetidasveces, han viste► todos que se podía provo-car una neurósis especial fecunda en con-secuencias por el estudio de la psicologíapatalógica. Me bastará citar los predeceso-res de nuestros actuales maestros: JoséFrank (1), Cloquet (1829), Rostan (2) y Cal-meil (3). En nuestros días, numerosos obser-vadores han afirmado su existencia (4).Roux , (5), Velpeau y Broca (6), Aran (7),Demarquay y Giraud, Teulon (8), Verneuil,~~11~1~~~..~111~111~1~

(1) «Praxos medica pranepta», 1818.(2) Art. MAGNETISMO del «Diccionario» en sesenta to-

mos, primera edicion, 1825.(3) Art. MAGNETISMO del Diccionario», en treinta to-

Tos, t. XVIII.(4) Véase Béraud y Robin, «Elementos de fisiología•,

t. II, 1851, p. 181.(5) «Ojeada sobre el magnetismo animal», 1846.(6) «Actas de la Academia de Ciencias», 5 Dic. 1859(1) «Arch. gen. de medicina ' , Enero 1860.(8) ' Investigaciones acerca del hipnotismo 6 suerte

nervioso ' , Paris 1660.

1051.,,aregue (1),. Baillarger (2), Maury (3), Mes-net (4), Blandin, Cerise, Briere de Bois-mont (5). Ultimarnente el señor Duval (6) hareasumido el estado de la ciencia, sobre esteparticular, en un excelente artículo, y Mes-net (7) ha publicado una observacion muyinteresante 'de son-inambuli gmo natural. He-mos querido citar solamente los nombresque tienen autoridad científica y cuyo testi-monio es incontestable. Será enojoso hacercitas, prolongando una discusion que delhiera ser inútil, puesto que la realidad de-somnambulismo artincial os tan clara comola del corea ó de la épilepsia. Los que no loadmiten son los . que no han hecho obser-vaciones propias, y que en lugar de leer lasobras serias de los sabios cuyos nombresacabo de citar, se contentan con refutar las

(1) «Arch. gen. de medicina», 1864, p. 305; (ídem»,1865, p. 385.

(2) cAnales médico-psicológicos», 1868, t. VI. pá-gina 328.

(3) «Idem›, 1860, t. VI.(4) «De las alucinaciones», Paris, 1862,(5) (Arch. gen. de medicina», Febrero 1860.(6) «Dice, de med. y cir. prácticas», t. XVIII.

gina 133.(1) «Union Médica' (La). 1814. 20 de Julio.

106divagaciones de los charlatanes. Es muy po-sibh, por lo tanto, suponer que todos estossabios tan respetables y distinguidos hansido siempre engañados y han creído hallarun hecho fisiológico notable donde no habíamás que una farsa.

No es posible, pues, hallar la prueba abso-luta ó patognomónica del somnambulismoartificial. Pero es factible reunir pruebaspara demostrar lo absurdo de la hipótesis deuna simulacion constante que se repite desdehace cincuenta años en toda Europa con losmismos fenómenos. Siempre que he podidode un modo algo continuado hacer que asis-tieran algunos de mis colegas ó de mis ami-gos á estos experimentos, se han convencidoenseguida. Si no temiera cansar al lectormultiplicando las comparaciones, diría quehabiendo estudiado el sueño magnético comouna enfermedad, siempre lo he encontradoidéntico consigo mismo, con un periodo deiniciacion, otro de estado y otro crítico, sín-tomas fundamentales y constantes, y sínto-mas accidentales ó inconstantes; no habiendotampoco hallado individuo rebelde á su ac-cion (me refiero á las mujeres), por lo cualno me es posible rehusarle un lugar entre lostrastornos neurósicos del sistema nerviosocentral. Y en verdad que no veo la razon de

107.que el sueño magnético no ocupe un lugar enel cuadro nosológico. áDónde se ve lo invero-símil y lo maravilloso? Los fenómenos de-bidos al haschisch y al alcohol, por ser másvulgares, son acaso ménos sorprendentes?Lo que interesa mucho poner en claro, es laintima relacion que une la neuropatia mag-nética con el sueño natural y con los tras-to

tornos diversos de la inervacion central, in-sistiendo mucho sobre las analogías y las di-ferencias.

lv

-RELACIONES DEL SOMNAMBULISMO PROVOCADO

CON LAS NEURÓSIS Y LAS INTOXICACIONES

CEREBRALES.

Si en lugar de considerar los fenómenosen su conjunto , los estudiamos separada-mente y en si mismos, vemos que se refieren,á cuatro grupos principales: alucinacion, hi-perideacion, automatismo, abolicion de lamemoria. Solamente en la neurósis magné-tica es donde se hallan estos cuatro sínto-mas reunidos, pero no hay ninguno especialpara dicho estado, y la literatura médica esmuy rica en hechos semejantes, observadosen las más variadas enfermedades.

Examinemos primero las alucinaciones.Entre los fenómenos llamados magnéticos,nada hay tan extraño, al parecer, como estoy nada en realidad más sensible. Del sueño alsomnambulismo, y del somnambulismo almagnetismo, hay una serie de transicionesinsensibles , que es fácil poner en claro: en elsueño natural estamos separados del mundoexterior, los objetos que nuestra imagina--

110clon (1) nos ofrece, son subjetivos y no tienenrealidad. Sin embargo, desde el momento enque nos hablan, nos despiertan y volvemosenseguida á la vida exterior. No sucede, em-pero, siempre esto. Sábese que en los niñoshay un débil grado de somnambulismoque,podríamos llamar normal; con:frecuencia, du-rante la noche, se les habla y responden, yal despertar no se acuerdan absolutamentede nada. La madre que vela á la cabecera desu niño enfermo, atormentado por visionesy pesadillas, cambia, Mediante dulces palabrasy tiernísimas caricias, el curso de estosaterradores pensamien'tos, y el niño, sin des-pertarse, cesa de gemir y de Dorar. De aquí

(1) Para mi excelente maestro, el Dr. Moreau. (deTours), no convendria dar á. ésta el nombre de aimagi-nacion». Guarda esta palabra para la facultad creadoraque permite al hombre despierto representarse imágenestales cuales su atencion se lo manda. Sin embargo, pormucho que sea el respeto que me infunde su autoridadcreo que no hay yazon de dar un nombre diferente entreesta facultad que crea imágenes á placer, y la que,apesar de nosotros, las crea. Imaginacion quiere decircreacion de imán enes , y se puede admitir perfectamenteque en el un casa es voluntaria , y en el otro involun-taria; entonces es cuando las imágenes son más vivas

y brillantes.

111no hay más que un paso para llegar al som-nambulismo natural. El somnámbulo , áuncuando tiene los ojos cerrados, ve los objetosque hay en la habitacion , no corno son en rea-lidad, sino como su memoria los recuerda.Esto es tan cierto, que si se cambian losmuebles, tropezará con ellos. El individuomagnetizado tiene alucinaciones de la mismanaturaleza ; pero existe entre el estado dehipnotismo y el de somnambulismo esa dife-rencia fundamental, á saber: que no podemosrelacionarnos con el somnámbulo, mientrasque el hipnótico comprende todo lo que se ledice, oye, responde, pudiéndose provocar enél alucinaciones.

Las personas ignorantes ó inexpertas seinclinan siempre á considerar como maravi-llosos los hechos cuya causa ignoran. NadaMás sensible, sin embargo , que todos losenunciados anteriormente. Por ejemplo, digoá mi amigo R... al enseñarle la mano, dondehe puesto mi reloj : «Mi reloj está en mimano; dime la hora que es». Sabía aproxi-madamente qué hora era, y representándosemi reloj , dijo: «Lo veo; son las cinco y me-dia». ¿Prueba esto, por ventura, que los ra-yos luminosos hayan atravesado mis dedosy sus párpados para impresionar su retina?Ciertamente, que no; pues en este caso, lo

112mismo hubiera visto mi reloj si, en vez deestar en fla mano, hubiera estado en mi bol-sillo. Lo vió con una vista interior, pensó enmi reloj, y el pensamiento se trasformó en-seguida en una imágen. Hé aqui el carácterprincipal de la neurósis magnética.

En los individuos dormidos, la vida inte-lectual se halla concentrada y como refu-giada en si misma.

Se halla separada de las sensaciones ex-ternas y se convierte en entra-cerebral, se-gun una frase muy exacta del Sr. Moreau.De ahi ilusion, la alucinacion, el error ytodos esos trastornos de la razon que afectanla humana inteligencia cuando al enmude-cer los sentidos externos, dejándonos olvi-dada la realidad, los sentimientos internosagitan y remueven nuestra alma con incom-parable poder.

De suerte que nos parece justo admitirque los individuos hipnotizados están verda-deramente locos, pero con una locura pasa-jera, como el delirio febril ó el delirio tóxico.No haremos, con esto, más que roproducirla opinion que sostuvo hace algunos años elSr. Moreau, en su libro sobre el haschisch.Los efectos que origina esta sustancia, noson, sin embargo, idénticos á los que se ob-servan en• el sueño magnético: En la in oxi-

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cacion por el grano de Cannabis ifidiea, se ve

una actividad desordenada de la imaginaciony una hiperideacion que excede á todos loslimites conocidos. Las sensaciones exteriores toman proporciones formidables y sus-citan un muhdo . de ideas que hierven en 19

.cabeza; . son verdaderos conceptosy los hasehisehizados 11) esíán locos, como loesténlos hipnotizados. Pero el punto de 1 )11 p i i

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Esta actividad cor l-hr que ()Hi Hna la 4%;

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(1) Perdóneme la Real Academiadas )abolalogismo.

114que la, circulacion se acelera, las facultadesintelectuales se hacen más vivas, si es queno son más poderosas. Se oprimen, sucédensecon rapidez 0,1, que no se puede expresartodo lo que se experimenta. Se hacen pro-yectos admirables, sin que se reconozcan lí-mites á nuestro poder. Los recuerdos ines-perados vienen á nuestra memoria, y lasgentes más apáticas tienen una conversa-cion chispeante, esmaltada de salidas fe-lices y comparaciones ingeniosas, bastandopara todo esto, algunas gotas de alcohol enel sistema circulatorio.

No hay que creer que este estado de acti-vidad intelectual_ sea el resultado necesariode una modiflcacion material_ en la circula-cion encefálica ó en la disposicion de las cé-lulas nerviosas. Con frecuencia, las causasmorales, la emocion, el espanto, la pérdida,de un pariente ó de un amigo, un reyes defortuna, producen una excitacion maníacaque se caracteriza frecuentemente por unanotable hiperideacion. Entónces los enfer-anos hablan en un idioma que hablan olvi-dado hacia tiempo, recuerdan hechos de suinfancia, responden con talento y prontitudá las preguntas que se les hacen, poniendoen grave apuro algunas veces á sus interlo-cutores,por su presencia de espíritu. y sus

115intencionadas observaciones. No hay aquíerivenenamiento, apesar de esto, del mismomodo que tampoco lo hay en el magnetismo;en uno y otro caso, ningun agente tóxicointerviene. Es una enfermedad sine mate-Tia (1), producida por una falta de equilibrion las facultades intelectuales.

Lo propio sucede con la pérdida del re-cuerdo • á veces una írnpresion interior,coro un terror nIpli..-1(:), ha sumido á ciertosindividuos predispuestos en un estado de es-tupor que puede durar mucho tiempo. ?do-reau refiere el hecho de hombre que, asus-tado por un accidente acaecido en. un ferro-carril, apesar de no haber recibido la menorlesion , se puso á correr por (.4 campo, fu(detenido y conducido á Bicetre, o despeeshaber vivido así durante, algunos días , ha-blando y respondiendo 1!), las preguntas, sedespertó de pronto muy asombrado al ha-llarse en aquel sitio, y habiendo perdidocompletamente la memoria de todo 10 que ha-bia hecho desc13 el momento del a ccidenteCada dia se observan ile .chos parecidos enTos epilépticos. En la coninocion cerebral ensegundo grado , los enfermos se mueven,

(1) 0 por lo ménos en el estado actuar de la, ciencia.no es po$ible prever cuál sea la lesion angtArnica.

116hablan, gimen, responden bastante bien álas preguntas, pero din que todo esto dejeningun rastro en su memoria. De igual ma-nera los enfermos á quienes se cloroformizacantan, lloran y no SP acuerdan de nada aldespertar. Recuerdo un hecho que me llamóla atencion. Se trataba de un »ven á quiense debla castrar, á consecuencia de un enor-me tumor del escroto. Se le 'cloroformizó, yen el momento en que el cirujano ligaba fuer-temenW cordon espeümático, el enfermo,al oir la péndula que daba la media, exclamó:(.(Ya son las once y media». Al despertar, nose acordó de nada de lo que habia dicho. Demodo que "labia podido oir y reflexionar so-bre la sensacion , pero sin que su inteligenciaconservara el menor recuerdo de, los actosque llevó cabo.

Hay otro punto qu e excita por regla ge-

neral la cu►losidad y que ofrece analogíascon los diferentes estados »bien conocidos dela inteligencia. Los individuos dormidos tie-nen . una gran failidaci para dejar escaparsus secretos. El hecho no es contestable.Bla,ndin (1) y Dem.arquay (2) lo han visto en

(1) En Brierre de Boismont, «Las alucinaciones',pág. 25/.

(2) Loc. cit.»

117circunstancias muy curiosas, Pero ¿no sesabeque toda sobreexcitacion intelectual setraduce por una necesidad de expansion, unadejadez característica? Un antiguo proverbiodice que el vino desata la lengua, y siempreque en una coitedia se desea que un importante secreto sea revelado, hay un mediomuy sencillo y á la disposición de todo elmundo: una botella de vino Ó de poi ter, bas-ta casi siempre.

Sin embargo, hay dw., fenúmeliOS que nose observan mas que en esta especie de som-nambulismo, y son: la alucinacion 1provocaday el automatismo. nonius hallado UJII bas-tante extensiori de las alucinaciones paraquo necesitemos volver sobre el particular.En cuanto al automatismo, e z:, un hecho ( j u(es fuerza aceptar sin, comprenderlo, y debeuno resignarse á hipótesis más Ú niónos verosimiles, pero que quira ulto,rio re experi-mentos podrán justificar.

Más adelante se hallai4 á un cuadro dondehornos tratado de agrupar los síntomas fun-damentales del somnambulismo, demostran -do la relacion que existe entre ellos y los di-ferentes fenómenos de laiisicolo[ria

Nuestra tarea sería incompleta si desde haber analizado los síntomas y estudiado

118los fem-Ymienos complejos del somnambulismoprovocado, no tratáramos de referirlos á lasdiversas neuropatias estudiadas por los pa-tólogos, haciendo de ellas una clasificacionmetódica.

Sepueden considerar tres*funciones espetviales del sistema nervioso, servidas proba-blemente por tres aparatos distintos: el apa-rato de la sensibilidad, el de la motilidad y elde la ideacion. Aun cuando existe una ínti-ma conexion entre estas tres funciones, suactividad ó su parálisis pueden estar aisla-das, segun que uno tí otro de estos aparatosreciba más ó ménos la impresion de los agen-tes excitantes ó paralizantes.

En la catalepsia, en el éxtasis, en la epi-lepsia, histerismo, tétanos, el 0,parato de mo-tilidad es el q ue casi siempre está afecto,pero con formas diferentes. El tétanos es unacontracciÍrn tónica do todos los músculos; laepilepsia es su contraccion ciónica, y fáciles comprender cómo ambas neurósis puedenobrar sobre el sistema nervioso central. Parala catalepsia y el éxtasis la aplicacion es

• mucho más difícil. En efecto, vemos en am-bos afectos un estado especial de la contrae-cion muscular, que en lugar de ser pasajeraes permanente. Un músculo colocado en unaposicion cualquiera la conserva durante un

119tiempo más ó ménos largo, en todo caso muysuperior á la duracion normal de una con-traccion voluntaria. Pero el hecho más sor-prendente es que se puede provocar la catalepsia, por lo ménos en las histéricas. Losnotables experimentos de Laségue demues-tran muy bien el hecho: al cerrar los párpa-dos de una mujer histérica, se la sume enuna especie de sopor. Los movimientos vo-luntarios se hacen imposibles, y es incapazde cambiar la posicion que. se da á SUS'm iembros.

Hemos visto la cadena que relacionaba deun modo insensible el más ligero sueño coitel somnambulismo más completo. Vamosver ahora por qué gradacion insensible seva de este experimento tan sencillo é inte-resante de Laségue á los demas fenómenosdel somnambulismo. En efecto, la oclusion delos párpados provoca la catalepsia, pero sepuede, por otros procedimientos que el P. Kir-cher ha sido el primero en emplear, y queBraid ha renovado con éxito últimamente,obtener el mismo resultado. Me refiero á loque se llama comunmente braidismo ó hipno-tismo. El fijarse en un objeto brillante ó enun objeto cualquiera durante algunos minu-tos, provoca la catalepsia completa. Pero yase ha dado . con esto un paso hacia el sóm-

120natubulismo, puesto que en algunos de estosindividuos hipnotizados hay hiperideacion, y• se pueden provocar ideas alucinatorias por laposicion que se da á los miembros; Colocan-lo los brazos en actitud de oracion, por ejem-plo) se excita en el paciente la idea de orar,y así de lo demas para un gran número deideas que se refieren á una actitud determi-nada del sistema muscular.

Supongamos que la hiperideacion va másallá todavía, y -tendremos ese somnambulis-mo, llamado malamente magné,tico, que he-l los descrito en este trabajo. Puede ser pro-vocado como el hipnotismo, pero no se puededudar que en algunos casos sobreviene ,es-pontáneamente. LittK3, en sus notas á la Fi-.'-iología de Müller (1), refiere la interesanteobservacion debida á Mac-Gregory, de un ofi-cial de marina de los Estados Unidos. Es muylarga para ser transcrita en este sitio, perose verá el hecho curioso de un jóven que es-pontáneamente sufría accesos de somnam-bulismo idénticos á los que hemos podido pro-vocar voluntariamente.

De . suerteque tenemos dos hechos elemen-tales que al complicarse más y más llegan al

(1) Segunda edicion, Paris, 1851.

121mismo resultado, es decir, á, la perturbaciondel aparato de la ideacion. Por una parte, enel sueño sencillo, la sensibilidad se trasfor-ma, toda vez que no se ve, ni se oye, ni sesiente nada de los hechos del mundo exte-rior, y al exagerarse gradualmente esta abo-licion de la sensibilidad provoca el _tiagrietis-mo. Por otra parte, en ciertos individuos haytrastornos catalépticos de la motilidad queal aumentar más y más, concluyen por C0/4-

ducir al mismo resultado. Y es que efecti-vamente, en el órden natural, no hay nuncainterrupcion en los hechos. Todo se relacio-na y encadena, y el añejo axioma: natura-non saltus, es tan exacto con respectoá los fenómenos fisiológicos como para lasleyes de la zoología.

CONCLUSIONES.

1. Se puede, mediante pases llamadosmagnéticos, lo mismo que por la fijeza visualen un objeto brillante y otros procedimientosempíricos, mal estudiados é inconstantes,provocar una neurósis especial análoga alsomnam bulismo.

2. Esta neurósis es dificil de provocar laprimera vez. Se presenta casi siempre si setiene la paciencia de tener varias sesionesconsecutivas. Cuando se ha obtenido unavez, es Muy fácil de producirla nuevamente.

3. Todos los fenómenos que se observanestán en relacion con los datos de la fisiolo-gía y de la psicología, y se hallan en gradosdiversos en algunas intoxicaciones y en cier-tas neurósis del sistema nervioso central (1).

4. Los fenómenos verdaderamente carac-terísticos son las alucinaciones, que pueden

(1) Véanse los cuadros siguientes.

123provocarse siempre que se quiera, y un au-tomatismo completo, de modo que la personadormida se halla sometida á, la voluntad delos individuos que la rodean, y percibe lassensaciones imaginarias que le quieran. co-municar.

5. Ante hechos constantes, y reconoci-dos desde hace cincuenta años por los mejo-res observadores, y circunstancias siempreidénticas, débese admitir la existencia de es-ta neuropatía, que difiere de todas las que seconocen, por su origen experimental. Defini-da de este modo, la neuropatia magnética,aunque ofrece pocas aplicaciones terapéuti-cas, es un estudio del mayor interes para elfisiólogo y para el psicólogo.

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ÚLTIMOS TRABAJOS EXPERIMENTALES

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EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO

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Entre las (..!.()1.11.1.tistas uná, valiosas de lapresente ép(wa,„ puede contarse, sin duda, deranguna especie, la., que la ciencia ha hechoen el. .terreno :psicológico, revelando clara-mente cuítj. sea la ra.zon. de ser de ciertos es-tados que entral.?an. de Heno pn el campo (te,to sobrenatural, y eran constante rémora paratodo pro,'reso. El_ apasionado por lasmaravillas, y prento á rendir fc_u: 4voroso cultoá cualquiliiNfr fal:11-fasma (-1.A la ii."wzinacion, porabsurda que fuera su existencia, veia, con al-guna fruicion la aparente impotencia que J.. .nellos tenian para explicar satisfactoriamente,ciertos hechos, hábilmente explotados en to-das las edades con ,determinados

fines,

porálguien que ocioso es recordar.

En todos estos casos, la sensibilidad estabamás ó ménos pervertida, hasta el extremo deno percibir en absoluto ninguna sensacion do-lorosa; en otros, la inteligencia de los indivi-duos sufria modificaciones de tamaña . tras-

126cendencia , que no podian concebirse trasaquellos conceptos extraños, producto de ca-lenturientas imaginaciones, verdaderos tras-tornos, sino más bien la influencia misteriosade fuerzas desconocidas, pero poderosísimas.Y vacilante el ánimo de unos y otros ante la.inmovilidad catakVica del cenobita, la exal-tacion maníaca del soñador, las p►éticas vi-siones del inspirado , las terribles convul-siones del poseido, velase sucesivamente su-cumbir á mil desgraciados bajo la más o'mi-n.osa de las tiranías: la tiranía de la igno-rancia, ó ser elevados á inconcebibles alturasmediante el poderoso impulso del más absur-do de los entusiasmos: el fanatismo en todassus variadas manifestaciones.

No es nuestro ánimo hacer una excursionretrospectiva, de la que no poca enseñanzahabria resultar, traves de la Historia,re-visando uno por uno esos hechos tan nota.Nes y que tienen una relacion tan íntima con

patogenia de las enfermedades del sistemanervioso. Ni con tiempo ni con fuerzas con-tamos para emprender una expedicion tanamena, pero tan larga, que en verdad nosapartara del propósito que nos obligó á to-mar lapluma con el único objeto de consig-nar algunos trabajos que se han hecho re-cientemente acerca del somnambulismo pro-

127votado, los cuales sirven como de apéndice álo que sobre tan interesante tema ha escritoel Sr. Richet.

Seguiremos, pues, sus huellas, no apar-tándonos del terreno firmísimo de los hechosy condensando todo lo más que nos sea posi-ble dichos estudios.

Si se examinan los fenómenos que Mes-mer puso de manifiesto en 1706, y más tarde,y ya de una manera completa, en 1788, nosconvenceremos de que realmente en el- fondode sus curaciones labia algo, puesto en claropor la ciencia de nuestros tiempos. Dejandoá un lado las teorías que ideó para explicarel medio de curar inmediatamente las enfer-medades de los nervios y mediatamente lasdemas, así como las aparatosas prácticas queponia en juego, todo lo cual ha sido sabia-mente examinado (refutándose uno por unotodos los errores), y concretándonos á los he-chos, veremos que las empíricas aplicacionesde las placas metálicas para el tratamientode ciertas neurosis, tienen hoy su genuinarepresentacion en la metaloterapiá, actual-mente en estudio , procedimiento empleadopor Bennett, Doubin, Burq y otros; y por otraparte, que aquellos éxtasis extraños y aque-llas repentinas curaciones entran de llenoen el terreno donde ,experimentan Chareot,

128Azam, Lacassagne, Richet, etc., revelandola manera de ser de dichos trastornos. No

olvidemos que una cosa es declarar franca-mente la existencia de fenómenos no expli-cables, y otra teorizar sobre hechos no ex-plicados. El doctor Dechambre, en un mag-¿frico articulo publicado en el Diccionarioque dirige, y que será un monumento cientí-fico de la presente época (1), ha rebatido to-das 1a: supercherías de los pretendidos inag-netizadQres, pero partiendo del supuesto deque fueran exactas las hipótesis por ellospresentadas. Ahora bien, creemos sincera-mente que no se trata de esto; la refutacionestá hecha con perfecta razon científica, perolos fenómenos subsisten, y ;extraño contras-te! después de haber sido expuestos en áureossalones ante la crédula corte de Luis XVI,mereciendo la proteccion de una reina y al-canzando su autor por suscricion popularuna inmensa fortuna, hoy un sabio profesorlos vuelve á repetir en el hospital de la Sali-trería de Paris, ante numeroso y atento con-curso ávido de saber, que premia con su asi-duidad y sus entusiastas aplausos las lecciones experimentales del que tanta luz arroja

(1) 'Diccionario enciclopédico de cienciaR médica.b

• 129con tales estudios en el oscuro campo de lapatología del sistema nervioso.

Antes de decir cuatro palabras acerca delas conferencias del Dr. Charcot, debemosnecesariamente recordar con patriótica sa-tisfaccion á un hombre notable, gloria de lamedicina española, que en un centro cientí-fico de vida gloriosisima, el Ateneo CientíficoLiterario y Artístico de Madrid, dió una se-rie de lecciones acerca de la razon humana,ocupándose, al hablar de los estados inter-medios, del somnambulismo y magnetismo,en aquella época muy en boga. Nos referi-mos al célebre Dr. D. Pedro Mata, ilustre fre-nópata, que en 25 de Abril de 1857 decía es-tas palabras:

«Dormir, caer en somnambulismo naturalextático ó artificial, y presentar en esos ca-sos ¿ales ó cuales fenómenos, es propio y ex-clusivo de la naturaleza y de sus leyes : elarte todo lo que puede hacer es provocar áque la naturaleza éntre en juego; esto es loque hace el magnetizador, y esa provocacionse reduce á herir la imaginacion del magne-tizado.»

Corno se ve claramente, Mata admitia loque en la actualidad se admite, la provocacionpor estos ó los otros medios de ese estadollamado somnambulismo, pero declarando de

lo

130un modo terminante que no procedia de ex-trañas influencias, sino de predisposicionesorglmicas contenidas en el sujeto, dando alpropio tiempo bastante importancia á la vo-luntad en la presentacion del sueño, de igualmanera y con idéntica razon de ser que sereconoce el poder de la misma en algunas in-toxicaciones cerebrales Provocadas por cier-tas sustancias, como son el alcohol, el has-chiscli, etc. En efecto, si el individuo se nie-ga obstinadamente á ser dormido, y pone,por decirlo así, en ereccion su voluntad, esprobable que los esfuerzos del experimenta-dor sean infructuosos, á ménos que haya al-guna predisposicion en el individuo para caeren este estado, lo cual depende de ciertas con-diciones especiales. Creemos con Mata «queel sueño ordinario conduce á comprender elextraordinario ó el somnambulismo naturalfisiológico, éste el extático, y todos el arti-ficial ó magnético» (1), y por lo tanto, de igualmanera se correlacionan los hechos y se ex-plican muchas irregularidades en la presen-tacion de los mismos.

Como quiera que el Dr. Charcot tiene á su

(1) «Tratado de la razon humana en sus tres estados,tomo

131disposicion una numerosa clínica donde acu-den diariamente bastantes histéricas, susexperimentos son corno los de Richet, en en-fermas, lo cual es preciso tener en cuentapara explicarse las variaciones que se origi-nan. Enfermas tambien eran las desgracia-das brujas de la Edad Media, y las desgra-ciadas que áuii en el día son explotadas conciertos fines. Los que quieran hallar la com-probacion práctica de estos asertos, consul-ten autores de la importancia del P. Feijóo,del Dr. Laguna y de tantos más en la edadpasada, en cuyas obras verán retratadas demano maestra las mil preocupaciones quehan agitado la mente humana. Si revisarnosla bibliografía contemporánea, hallaremoslibros que, corno el publicado por Bournevi-lle (1), refieren casos de orden exclusiva-mente patológico.

Ya veremos más tarde la influencia quetienen los antecedentes hereditarios en lapresentacion de los accesos de somnambu-lismo, limitándonos á examinar ahora losvariados medios de produccion.

Una luz intensa (por ejemplo, la que pro-duce la electricidad, ó la conocida bajo el

1) «Luisa Lateauw, la estigmatizada, etc.

132nombre de Luz Drummont) ha sido utilizadapor Charcot para efectuar sus experimentos.Colocaba á una enferma ante el foco lumino-so, haciendo de suerte que fijara su vista enel mismo: al cabo de brevísimos instantesquedabacompletamente inmóvil la pacien-te, atacada de catalepsia, conservando losmiembro (que permanecian en un estado deperfecta, flexibilidad) la actitud que se lesdaba. Estas diferentes actitudes se refleja-ban inmediatamente en la movible fisonomíade la paciente, de tal modo, que si se uníanlas manos como si estuviese orando, el ros-tro demostraba piedad; si, por el contrario,la actitud era amenazadora, asombro, y porfin, era franca y sonriente al colocar sus de-dos sobre los labios en ademan de enviar unbeso. Aparte de esto, la impasibilidad máscompleta se mostraba en la expresion facial,permaneciendo insensible al mundo exterioren tanto que persistia la influencia de la luz.Pero si de repente se interceptaban los ra-yos lumínicos mediante una pantalla cual-quiera, ó se cerraban los párpados de la pa-ciente, la catalepsia se convertía en verda-dero estado de somnambulismo .provocado.

La enferma caía hacia aíras con el cuelloen extension, la respiracion sibilante, hipomanifiesto y todos los síntomas que revelan

133•claramente la aparicion del mencionado sue-ño. En efecto, se la hizo levantar, dirigirsehacia el profesor, ejecutando bajo el manda-to del mismo multitud de movimientos per-fectamente coordinados. La anestesia era en-tónces absoluta, con los ojos convulsos y lospárpados cerrados ó entornados, hallándose,la inteligencia de la enferma exaltada y con-testando en algunas ocasiones á las pregun-tas que se le dirigían.

Estos experimentos han sido repetidosvarias veces, consiguiendo resultados idén-ticos siempre, y utilizando, no sólo las vibra-ciones luminosas, sino las sonoras produci-das por un diapason ó campana. Así, porejemplo, el tam-fam chinesco, empleado confrecuencia en los teatros, ha servido paraprovocar la catalepsia. El Dr. Charcot, coneste objeto, ha mandado construir un diapa-son monotono que producia vibraciones in-tensas y profundas, bastando colocar la en-ferma sobre la caja vibrante para que, al se-gundo ó tercer golpe impreso al diapason,manifestara los fenómenos indicados.

No es esto sólo lo más notable, sino que elexperimentador puede determinar un letargoá medias, ó sea una semi-catalepsia, tenien-de solamente cuidado de cerrar uno de losojos, y suprimiendo así la influencia de la luz

13,1en la retina (1( 1 lado que se desea aletargar.

Otro de los fenómenos es el de hiper-exci-tabilidad muscular, el cual seprovoca delmodo siguiente. Basta comprimir un múscu-lo y frotarle ligeramente para que se presen-te una contraccion que se convierte en con-nbac tura en cuanto se aprieta con más fuer-za; lo propio sucede ejerciendo la presion so-bre un tronco nervioso, en cuyo caso se con-tra( r:"tit 1004 nnisculos de cuya inervacionest,11 encargado.

Las consideraciones científicas que sedesprenden de estos hechos tienen un interespuramente nit'\Ilico, por lo cual nos contenta-remos con apuntarlas.

Lo propio liaremos al exponer un recien-te caso que ha estudiado el Sr. Chambarden el Hospital Necker. Se trata de una jó-ven de veintitres años, perteneciente á lasclases menesterosas de Paris; su padre estácompletamente entregado al más embrutece-dor alcoholismo, hasta el punto de carecercasi de sensibilidad moral; su madre padeceuna enajenacion mental, habiendo tenidovarios accesos de violentisimo delirio, conideas depersecucion y tentativas de suicidio,el último de los cualesprovocó en Armandi-na, que así so llama la enferma, un estadode histerismo manifiesto.

135•De tal matrimonio, en cuyo hogar imperan

el desórden y la suciedad, nacieron quincehijos, de los cuales no quedan más que cinco:un varon y cuatro hembras. El hijo, zapate-ro como su padre, está tambien siempre bo-rracho , y sus hermanas presentan, cuálmás, cuál ménos, síntomas de histerismo.«Una hay (dice el Sr. Chambard al detallareste caso con. gran sentido práctico y perfec-ta realidad) que recuerda por su aspecto ysus modales un tipo de hija de obrero, des-crito recientemente por un novelista de ta-lento.»

Sin duda alguna se refiere á Emilio Zola,y hé aquí un nuevo dato que viene en com-probacion de la exactitud con que está des-crito ese tenebroso fondo de la sociedad fran-cesa en las obras de dicho escritor, cuya lec-tura consideramos urgente para los que es-tán encargados de velar por la orga,nizacionde todo Estado moderno.

Sólo meditando ante esos notables traba-jos de Patología social, ó examinando perso-nalmente tan terribles cuadros, se puedenremediar los infinitos males que destruyenlenta y seguramente esas clases olvidadas ydesvalidas, pero que son la base donde seasientan los cimientos del gran edificio so-cial.

136Armandina tiene una fisonomía dulce,

tranquila, que demuestra tina gran sencillezde espíritu. Pasa con la mayor facilidad dela alegría á lá tristeza y de la risa á las lá-grimas. No presenta vestigios de excitacionni delirio; sin embargo, padece de alucinacio-nes sensoriales y psíquicas, seguidas de es-calofrios y de un profundisimo terror. Unasveces ve soldados que se baten, hombrescubiertos de sangre que la persiguen; pero so-bre todo la escena horrible en que su madrequiso atentar contra, su vida, siendo despuesconducida á un manicomio. Segun dice, no lees posible «quitársela de la cabeza»; de suerteque le basta cerrar los ojos para que se pre-sente con todos sus detalles el momento enque se lanzó sobre su desgraciada madrepara arrancarle el arma suicida. Apesar deesto, no hay perversiones del oído, ni del ol-fato, ni accesos de somnambulismo noctur-no, así como tampoco anestesia ni analgesia.

Los accesos de somnambulismo puedenpresentarse bajo dos formas diferentes: enla primera, la enferma parece corno que estásumida en un sueño tranquilo; en la otra, seobservan varios trastornos del sistema ner-vioso y un delirio especial. Conviene advertirque no ha presentado accesos de somnam-bulismo nocturno.

137Describiremos sumariamente los fenóme-

nos de la primera forma, ó sea la más sen-cilla. Se presenta solo ó es provocado, perocon tal rapidez recorre las diferentes fases,que es preciso prestar mucha atencion parano perder ninguno de los detalles de las mismas. En primer lugar, se inicia por un ligeroestremecimiento, seguido de un rápido gui-ñear de los párpados; los globos oculares su-fren un movimiento de circunduccion que di-rige las pupilas hacia arriba y despues haciaadentro, cerrándose despues los ojos, cayen-do inertes los brazos, y estableciéndose elsueno despues de algunos movimientos dedeglucion.

Entónces oye perfectamente lo que se diceá su alrededor, y se puede sostener con ellauna conversacion, pero insistiendo mucho encada pregunta. Las contestaciones son mu-cho más lentas que durante la vigilia; la sen-sibilidad está abolida ó muy embotada, hastael punto de poderla pellizcar fuertemente sinque se queje en lo más mínimo.

La vuelta al estado normal puede ser es-pontánea, al cabo de un tiempo que varia en-tre algunos minutos ó algunas horas, ó bienmediante diferentes excitaciones, como son:abertura de los párpados y fricciones en losmismos, insuflaciones en los ojos, excitacio-

138nes dolorosas de la piel, etc., sin que, apesarde esto, en ciertas ocasiones sea posible des-pertar la enferma con la misma facilidad conque se la durmió, bien fuera por la oclusionocular, bien por la presion sobre los ovarios.En este caso manifiesta que siente una bolaque sube desde dicha region hacia el epigas-trio y el cuello, donde determina una sensa-cion especial como de estrangulacion, y aldespertar un movimiento inverso.

El tiempo que trascurre, pasa completa-mente desapercibido para ella, no conser-vando ningun recuerdo de los experimentosá que ha sido sometida, ni de lo que ha hechoó dicho.

Tambien se pueden provocar los accesosaplicando un iman, ó sosteniendo una con-versacion más ó ménos larga, bastando, porregla general, toda excitacion un tanto repe-tida para que se presente el somnambu-lismo.

La segunda forma es más complicada, ysobre todo empieza de un modo al parecer es-pontáneo, á -semejanza de lo que acontece conun ataque de histerismo. Sobrevienen, pues,espasmos tónicos y contorsiones de los miem-bros, sin contar que la ya indicada sensa-don de asfixia se acentúa, llevando la enfer-ma, sus manos al cuello, y exclamando: «Me

139ahogo». El rostro es vultuoso, la respiracion.profunda y aceleradísima.

Hemos dicho que son accesos al parecerespontáneos, porque, con efecto, no puede de-cirse que lo sean realmente, toda vez que haysiempre una emocion preliminar de éste ó delotro orden á que referir su presentacion.

Durante ellos, la fisonomía de Armandinarevela claramente las diferentes sensacionespsíquicas que experimenta, repitiendo al pro-pio tiempo todas las escenas que se retratanen su imaginacion.

Al ser interrogada, refiere circunstancia-damente todo lo que ha hecho el dia anterior,obedeciendo, en fin, á cuanto se le ordena.

Sentimos no tener espacio suficiente paratranscribir con detalles la descripcion delDr. Chambard, que dicho se está hemos tra-tado de despojar de la parte médica propia-mente dicha.

Al presentar estos trabajos no hemos te-nido otro objeto que llamar la atencion sobreasuntos curiosos, sí, pero áridos, pues no esposiWe teorizar acerca de ellos, á ménos decaer en los errores que combatimos.

Despréndese, sin embargo, un hecho deimportancia de lo expuesto, y es la influen-cia hereditaria en la presentacion de estasverdaderas neurósis.

140Ya escritores antiguos, como Timon de

Loores, discípulo de Pitágoras, y nuestra cé-lebre Oliva Sabuco Nantes de Barrera, con-signan en sus obras de un modo claro y ter-minante la ley de la herencia que rige todala biología, por así decirlo, y en las estadís-ticas formadas por frenópatas de la talla deEsquirol, Guislain, Jacobi, BUTrOWS, etc., seve demostrada la influencia de las trasmisio-nes hereditarias en las neuropatías.

No siempre la trasrnision es directa, ha-llándose las más veces en los ascendientes ócolaterales _de los enfermos, individuos ata-cados de esa terrible cohorte de enfermeda-des que se conocen con los nombres de co-rea, epilepsia, histerismo, idiocia, alcoholis-mo, etc., etc., y viéndose á cada paso séres denotable inteligencia con lesiones profundasen el sentido moral que contrastan entre side un modo notable. Ejemplo bien elocuentede alucinaciones es el famoso Sócrates (1),amén de otros muchos hombres célebres queen gracia á la brevedad no citaremos, peroque padecían igualmente visibles trastornosmentales.

Importa de todos modos estudiar con es-

(1) «Lelut) Le demora de Socrate.

141crupulosa detencion el medio de prever esasdegeneraciones intelectuales, perpetuadaspor la herencia, y en virtud de las cuales sehallan las familias cruelmente heridas demuerte, reflejándose más tarde las conse-cuencias de tales desdichas en la sociedad.

Por lo que respecta al somnambulismo,no insistiremos más en la exposicion de loshechos que la experimentacion provoca dia-riamente; tampoco trataremos de averiguarqué clasede enfermedad sea, determinandolas relaciones que. con el histerismo puedatener.

En el trabajo de Richet, habrán podidonuestros lectores hallar los fenómenos quese presentan en algunas intoxicaciones cere-brales comparadas con el sueño natural y elproducido por el somnambulismo; sólo nosresta decir una vez más , que en el. estado ac-tiial de la ciencia, no es posible permitir sesiga explotando la credulidad del vulgo conhechos que entran. de lleno en el campo de lapatología.

Ya hemos visto que la luz, los sonidos yhasta la mirada fija (así como la aplicacionde imanes, placas de metal, etc.) bastanpara sumir á ciertos individuos, predispues-tos de antemano, en un estado especialísimo,cuyos síntomas hemos puesto de manifiesto;

142por lo tanto, nada de extraordinario ni demaravilloso tenían los famosos Mesmer yPuységur, y actualmente debernos rechazaresas absurdas teorías que exponen algunosmodernísimos charlatanes, deseosos de exci-tar la admiracion de las gentes mediante es-pectáculos, dolorosos siempre para quiename la humanidad, pues se llevan á cabocasi constantemente con desgraciados enfer-TIIOS dignos de respeto.

Con respecto á la tan decantada doble'his-fa, predicciones, etc., nada diremos, puestoque Richet se ocupa de ello. Sin embargo,¿necesitaremos añadir que la hiperestesia delos órganos de los sentidos, muy principal-mente del tacto, oido y olfato, unida á laexaltacion de la facultad intuitiva, desarro-lladisima en la mujer, bastan para explicarcualquier hecho que al parecer tuviera reía-cion con estos absurdos del titulado magneitismo?

No se vea en estas líneas, como en las pre-cedentes, más que una voz de alerta de laciencia al sentido comun de las gentes, queno conocen los recientes trabajos empren-didos con loable actividad por autores denota.

Hasta el presente no podemos ofrecer alpúblico otra cosa más completa, pero día lie-

143que la luz se hará en éste como en

ros terrenos.olvidemos que, si en otras épocas se

an contentado los hombres con palabras, enel presente siglo se pide ansiosamente he-chos, hechos, y nada más que hechos.

01.111.1111~11.111.Mr "r141.11•~11,!..m.

INDICE

Págsgir,amoor~irelweimembs...-ani.

Dedicatoria.. . • • • • • • .

Prólogo del traductor. . . .

Introduccion. . • . . . . . • . •

EL DOLOR.. • . . • • • • • • • • • • e •

CAPÍTULO 1. Preliminares. — Análisis si-multáneo del placer y del dolor.—In-

convenientes de este método de estu-

dio.—E1 dolor es un fenómeno agudo.—Agudeza del placer verdaderamente

fisiológico. —Variedades en las per-

cepciones placenteras y dolorosas. .

CAPÍTULO II. Los signos del dolor. —El do-lor es un fenómeno central.--Diferen-cias en la manera de sufrir.--Invaria-bilidad en el valor y en la sensibili-dad —Estudios experimentales; vivi

146secciones, envenenamientos.— Rela-ciones entre la sensibilidad y el va-lor.—Ejemplos deducidos de la zoolo-gía.----Límites del dolor. —Difet enciasde la sensibilidad dependientes de la srazas. —Manifestaciones dolorosas.Movimientos que provoca. —El grito.—Estudios de Perey, Dupuytren y Lus-sana.—El dolor moral paraliza los mo-vimientos. —Medio de reconocer el do-lor verdadero, segun Bichat.—Deten-°ion del corazon, descenso en la pre-sion arterial y contraccion del iris.—Conclusiones.. • , • .

CAPÍTULO III. De la causa y de los «trae-téres fisiológicos del dolor.—Imposibili-dad de la metafísica para el estudiode estos problemas fisiológicos.—Gra-daciones entre una percepcion sensi-tiva y una sensacion dolorosa.—Expe-rimentos.— Consideraciones patológi-eas.—Excitaciones dolorosas de losneuropáticos.---Fuerza de tension deHelmhotz.—Fórmula de la sensacion.—Aplicacion de la ley de la equivalen-cia de las fuerzas.----Funciones del ce-rebro.•—Centros psico-motores de Hit-zig.—Qué es el dolor bajo el punto devista fisiológico.—Las diversas for-

147mas del dolor.—Sus relaciones con lainteligencia. . . . • • • . . • • 23

CAPÍTULO IV. Duracion del, dolor é in-fluencia del número de excitaciones enla sensacion dolorosa.—Estudios expe-rimentales.--Analogías entre la con-traccion muscular y el acto cerebral.—Acumulacion de las sensaciones do-lorosas. —Fuerzas de tension y des-prendimiento del cerebro.—Sensacionde contacto, primer fenómeno de lasheridas.—E1 frío glacial de las heridaspor arma blanca descrito por los poe-tas.—Necesidad del trascurso de tiem-po para que se perciba el dolor.—Uti-lidad de que esté siempre despiertoeste verdadero centinela de la vida.—Recuerdo del dolor.—Ideas de Mauds-ley.—La anestesia ylos anestésicos.—La irradiacion y la intermitencia. Estupor local—El dolor del gran sim-pático.. . • • • • • . 37

EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO.. . 63CAPÍTULO I. Preliminares. —Diferentes

nombres con que se ha designado estaneuropatia. —El magnetismo animal.•--La somniatio de Frank.—El hipno-tismo.—Dificultades que se presentanpara emprender este estudio.—Plan

148

del trabaje.. . • • • • • . . 65

CAPÍTULO II. Exposicion de los fenóme-nos.—Medios necesarios para obtenerel sueño magnético.— Primeros fenó-menos.—Influencia del sexo.—Fenó-menos somáticos. —Fenómenos psíqui-cos. — La, enferma del hospital Beau-jon.—Desaparicion de ciertas sensibi-lidades especiales.—Observaciones deGiraud-Teulon y Demarquay.—La ca-talepsia es rarísima.--Posiciones vio-lentas que se pueden hacer adoptará los enfermos.—Conciencia de su es-tado en los individuos dormidos. —Analogía del sueño con el provocadopor el haschisch ó el opio.—Exá,mendel sueño natural.—Papel de la imagi-nacion en los ensueños.—Sus relacio-nes con los fenómenos del sueño pro-vocado.—Subjetividad de los mismos.—Alucinaciones de los sentidos.—Au-tomatismo de los individuos dormidos.--Significacion exacta de la influenciade tina voluntad extraña al individuo.--La receptividad y sus variaciones se-gun los individuos.—Vuelta al estadonormal.--Peligros de la magnetizaciony efectos terapéuticos .. , . . . . .. . 69

CAPÍTULO III. La simulacion. Experi-

149mantos del autor. Imposibilidad deprobar de un modo absoluto que un in-dividuo está magnetizado.—La propiaexperimentacion como criterio de ver-dad.—La mala fe.—Veracidad de loshechos expuestos. Desdoblamientode la conciencia.—La imaginacion y lainteligencia.—Perversiones sensoria-les.—Posiciones violentas.—Parte his-tórica referente á esta cuestion.—Bi-bliografia.--Cómo debe hacerse el es-tudio del sueño magnético.—Necesi-dad de que ocupe un lugar en el cua-dro nosológico.. . . , . . 95

CAPÍTULO IV. Relaciones entre el somnam-bulismo provocado y las neurósis é in-toxicaciones cerebrales. —Grupos prin-cipales á que vienen á reducirse losfenómenos mencionados. La aluci-nacion; hiperideacion , automatismo,abolicion de la memoria.—Lo que esla imaginacion segun el Dr. Moreau.—Transiciones del sueño al somnambu-lismo. —Razon fisiológica de las su-puestas adivinaciones.—Vida intrace-rebral. —Locura pasajera de los hip-notizados.—Semejanza con la que pro-duce el haschisch.—La embriaguez.Las causas morales. Alteraciones

150producidas por la falta, de equilibrio.Notable caso de pérdida de la memo-•ia.—Los epilépticos.—Expansiones delos individuos dormidos ó de inteligen-cia excitada.—La alucinacion provo-cada y el automatismo.—Relacionesentre las diferentes neuropatias estu-diadas por los patólogos y el somnam‘•

smo provocado. ,CONCLUSIONES., . .

Fenómenos somáticos.. • • e • • • e •

Fenómenos psíquicos.. • e e e • • •

ULTIMOS TRABAJOS EXPERIMENTALES SO-

BRE EL SOMNAMBULISMO PROVOCADO.. . 125

Notas sobre la edición digital

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