revista raices de expresión - número viii - américa, imágen y memoria

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Revista Raíces de Expresión La revista de los estudiantes de Historia Comité Editorial Nº VII Directorio Director General Oscar Guerra González Director Editor Raúl Burgos Pinto Director Coordinador Sebastián Guerra Díaz Equipo Editor Cristóbal Rodríguez Fernanda Lanfranco Juan Carlos Klenner Diego Fernández Equipo de Difusión y Diseño Francisca Alarcón Magdalena Dardel Gabriel Hoecker La revista de los estudiantes de Historia Las opiniones vertidas en esta revista son de exclusiva responsabilidad de los autores y no representan necesariamente el pensamiento del Comité Editorial de la Revista “Raíces de Expresión”- Diagramación y Diseño Gráfico Jaime Canet Waldo López Diego Reyes Francisco Vera Comité Selección de Artículos Dra. María Ximena Urbina C. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Dr. Juan Cáceres M. Jefe de Investigación del Instituto de Historia, PUCV Julio Ramírez M. Estudiante de Magister en Historia, PUCV Rolando Varela V. Estudiante de Magister en Historia, PUCV Colaboración Sebastián Casanova Daniel Ruilova

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La revista de los estudiantes de HistoriaComité Editorial Nº VIIRevista Raíces de Expresión La revista de los estudiantes de HistoriaDirectorioDirector General Oscar Guerra González Director Editor Raúl Burgos Pinto Director Coordinador Sebastián Guerra Díaz Equipo Editor Cristóbal Rodríguez Fernanda Lanfranco Juan Carlos Klenner Diego Fernández Equipo de Difusión y Diseño Francisca Alarcón Magdalena Dardel Gabriel Hoecker Diagramación y Diseño Gráfico Jaime Canet Waldo López Diego Reyes F

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Page 1: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

Revista Raíces de ExpresiónLa revista de los estudiantes de Historia

Comité Editorial Nº VII

Directorio Director GeneralOscar Guerra GonzálezDirector EditorRaúl Burgos PintoDirector CoordinadorSebastián Guerra Díaz

Equipo EditorCristóbal RodríguezFernanda LanfrancoJuan Carlos KlennerDiego Fernández

Equipo de Difusión y DiseñoFrancisca AlarcónMagdalena DardelGabriel Hoecker

La revista de los estudiantes de Historia

Las opiniones vertidas en esta revista son de exclusiva responsabilidad de los autores y no representan necesariamente el pensamiento del Comité Editorial de la Revista “Raíces de Expresión”-

Diagramación y Diseño GráficoJaime CanetWaldo LópezDiego ReyesFrancisco Vera

Comité Selección de ArtículosDra. María Ximena Urbina C.Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Dr. Juan Cáceres M. Jefe de Investigación del Instituto de Historia, PUCV

Julio Ramírez M. Estudiante de Magister en Historia, PUCV

Rolando Varela V. Estudiante de Magister en Historia, PUCV

ColaboraciónSebastián CasanovaDaniel Ruilova

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Agradecimientos

Agradecemos el financiamiento brindado, a través de los Fondos concursables CONFÍA, de la Dirección de Asuntos

Estudiantiles, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la colaboración de su Director,

Sr. David Letelier Valenzuela.

De la misma forma reconocemos el financiamiento otorgado por el Decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Sr. Nelson Vásquez Lara, y del Instituto de Historia de la

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, representado por su Director, Sr. Eduardo Araya Leüpin.

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Presentación

El arte en la memoria:imágenes desde el trauma.

8

67-80

pág.

Indice

El Orden de la Memoria

Las Imágenes de la Memoria

Sección “El Árbol”

Presentación: Imagen y Memoria 11-13

¿Terrorismo o revolución beligerante?:Imagen de las Fuerzas Armadas Revolucionadas (FARC) en el incidente del 1º

marzo del 2008 en Colombia, Ecuador y Venezuela.

14-27

Utilización Política de la Fiesta.Un análisis a su evolución en el Chile republicano durante el siglo XIX y primera

mitad del siglo XX.

28-40

El Omitir de la Imagen

Los indios rebelados de la Araucanía:indios amorfos e inasibles en el imaginario político colonial, siglos XVII y XVIII.

41-53

Marginalidad y exclusión en América Latina: los locos en la casa de orates de Santiago, 1852-1928.

54-66

Cinco ciudades seis películas una imagenLa violencia urbana en la ciudades latinoamericanas contemporáneas (1989-2009).

81-90

Romanticismo e imagenla construcción de la identidad nacional en Brasil. El negro y el indio.*

92-100

Algunas reflexiones desde la esquiva memoria 101-108

Page 6: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

Presentación

La Revista Raíces de Expresión, La Revista de los estudiantes de Historia,

guarda dentro de sí una historia; una historia particular que alberga una serie

de propósitos y metas que en su conjunto la transforman en una importante

iniciativa. Grandeza reflejada en su primera y ambiciosa búsqueda de abrir

espacios de expresión, por medio de letras envueltas de un sentido que intentan

ser un aporte real para la construcción de una sociedad, a través del conocimiento

de la Historia y las Ciencias Sociales. Consideramos que en la difusión de este

conocimiento se encuentra un valor fundamental al momento de entender y

construir nuestra identidad.

Esta publicación surge de la convicción de un grupo humano que asume con

responsabilidad y compromiso el desafío de construir la profesionalidad del

historiador y del cientista social. La necesidad de la reflexión y análisis crítico

sobre diferentes temas relacionados a la sociedad, son las motivaciones por las

cuales se piensa en una iniciativa de estas características, como lo es nuestra

revista. En este contexto, el trabajo interdisciplinario adquiere relevancia, en

cuanto se asume como deber de la Revista la integración de la Historia con

las Ciencias Sociales como la manera más adecuada para aprehender pasado y

presente en un proceso constante de reflexión.

En la VII edición de nuestra publicación, el Comité Editorial plantea un problema

de estudio que, a diferencia de los números anteriores, goza de una amplitud

conceptual posible de abordar desde diferentes disciplinas. Esto significó un

riesgo que el Comité Editorial se dispuso a asumir, en virtud de la intención

de convocar más y nuevas miradas de discusión, que confluyeran en el sentido

de la revista. Es por ello que el tema, América, Imagen y Memoria, representa la

experiencia y madurez que ha ido adquiriendo el equipo de trabajo de la revista,

logrado por medio de un quehacer responsable cada año, y en el cual nuestra

publicación se transforma en un espacio de los estudiantes de Historia, para los

estudiantes de Historia y las Ciencias Sociales. Así se constituye, por segundo año

consecutivo, la sección denominada El Árbol, dentro de la cual se pretende

consolidar un grupo de investigación propio de la revista y también incorporar

representantes de las Ciencias Sociales, siendo en este caso una exponente de

la Sociología. Es una invitación a ser parte de nuestra publicación, con la firme

convicción de que la integración disciplinaria pervive cuando se generan y se

Page 7: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

potencian tribunas que estén orientadas a comprender de manera holística a

la humanidad.

Para esta edición se ha consolidado un grupo de trabajo que permite dejar

atrás la categoría de proyecto universitario de la revista. Se presenta como una

publicación que surge de la inquietud reflexiva de futuros investigadores en

las disciplinas de la Historia y las Ciencias Sociales, que ha transitado hacia

la profesionalización en su edición. La experiencia adquirida en aspectos

de gestión del contenido y de la edición de la revista ha contribuido a una

autonomía del equipo ejecutor que convierte al Comité Editorial en un sólido

grupo de trabajo. Esto constituye un incentivo para que otras iniciativas como

esta puedan seguir el camino trazado, con el hermoso desafío de perseverar y

ser constantes ante las adversidades que se presentan a este tipo de proyectos.

Ciertamente, la revista Raíces de Expresión ha debido enfrentar dificultades; no

obstante, los valores mencionados han sido el emblema de esta publicación

que pretende constituirse en un espacio cultural que contribuya a la sociedad,

a través del diálogo de la disciplina de la Historia y las Ciencias Sociales. La

pretensión está en brindar una oportunidad a la sociedad para su comprensión;

para una sociedad que tiene derecho en lo más profundo de su ser, a construir

su imagen, a consolidar y preservar su memoria.

Para finalizar como Comité Editorial, agradecemos a todos aquellos que

contribuyeron a la concreción de esta iniciativa; a la comunidad del Instituto

de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso que, a través

de los espacios y la interacción posibilitó y contribuyó a que este número sea

realidad y esté en vuestras manos; así también el constante apoyo y lealtad a

nuestro proyecto, que la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Pontificia

Universidad Católica de Valparaíso ha demostrado, a través del Fondo de

proyectos concursables CONFÍA y por el continuo apoyo y asesoría. También al

Decanato de la Facultad de Filosofía y Educación de la Pontificia Universidad

Católica de Valparaíso. Junto con ello, hemos de agradecer a los miembros de

nuestro Comité de Selección de Artículos y a cada uno de los que aportaron y

permitieron que La Revista Raíces de Expresión, se convierta en La revista de

los estudiantes de Historia.

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Imagen y Memoria

Alejandra Araya EspinozaHistoriadora, Universidad de Chile

Presentación

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Inquietarse por las relaciones entre imagen y memoria es un buen indicio en una sociedad, según el decir de muchos, dominada por la imagen expresión que muchas veces conlleva un juicio negativo respecto de ella. La imagen, en etimología latina, una máscara mortuoria, lega en su uso el sesgo del encubrimiento y en su lectura griega, la del ídolo, el del espectro y la sombra. En ambos casos, una imagen estaría en lugar de otra cosa, una representación que –en lecturas ingenuas respecto de lo real- la opondrían a lo que efectivamente es. No me interesa entrar en ese debate. Quiero remitir, a propósito del tema a que convocó este número de la revista Raíces de Expresión, a las relaciones entre imagen y muerte, imagen y espectro. En esta dimensión es que las imágenes sustentan su fuerza y la necesidad que tenemos de ellas. El poder de perpetuar lo que ya no estará, permite conjurar nuestros miedos al vacío, la falta y la ausencia.

Las imágenes se producen en la práctica de grabar, es decir imprimir en algún tipo de soporte el rastro de algo o alguien, de allí su dimensión de espectro y sombra. Al grabar, la imagen se desprende de su referente, del cual nunca fue copia, y opera en el mundo social en complejas relaciones entre quien la produjo, para quién y con qué objeto. Cobran dimensiones insospechadas de reemplazo del referente cuando no nos queda más que una imagen para recordar y traer ante nuestra presencia el objeto ausente.

La memoria también ha sido imaginada como una cera en la cual se imprimen los recuerdos. Las memorias de los agravios, expresión tan cara en la documentación colonial y en la literatura del testimonio, nos dice que la memoria se liga fuertemente a la negación de olvidar las ofensas, la humillación y el menosprecio. De allí entonces, que la memoria requiere de imágenes, escritas, visuales, orales, auditivas para fijar y al mismo tiempo producir testigos y pruebas.

Fijar en la memoria, sin embargo, no se produce por el simple gesto de guardar. Se selecciona lo

que se fija por la seducción y conmoción que produce una poderosa imagen como las madres de los detenidos desaparecidos con las fotografías de sus seres queridos al pecho, en alto o bailando solas con blancos pañuelos al viento. Esa imagen está recogida en soportes materiales, pero también en nuestras retinas, en nuestros relatos, en nuestras conversaciones. Un círculo poderoso se ha tejido entre lo que ha impactado y lo que ha fijado ese impacto para fijarlo en la memoria colectiva.

Una imagen es también el vehículo privilegiado de los recuerdos que se tornan reliquias, residuos que cobran valor por remitir a un todo, que se tornan tesoros cuando ocupan el lugar del todo. Cada uno de nosotros retiene en su memoria la imagen de una caricia sobre una fotografía, por las hojas de un libro o una prenda querida, el recorrido por un lugar, los aromas de otro, las sensaciones de un espacio. Como destellos, iluminan situaciones completas, le devuelven la carne a los espectros y los cuerpos a las máscaras.

En nuestro cotidiano, la memoria pareciera ser el antídoto del olvido, una batalla que quiere ganarle a los muertos y hacer justicia de los agravios. Es frágil sin embargo, y aunque requerida como encarnación de la verdad y de lo que ha sucedido, la memoria asusta a algunos historiadores que suelen marcarla con el juicio de lo inexistente, de la imaginación y el engaño. Los fantasmas a los que convoca, perturban al pesquisidor de las huellas positivas. Si tornamos imágenes la escritura de un manuscrito, la voluntad manifiesta de un impreso, la voz autorizada de un sujeto, la sentencia de un juez y la propia escritura historiográfica, tambalean los cimientos de una forma hegemónica de construir la memoria y de trabajar con los vestigios en una cultura que ha relegado a las imágenes a un campo denostado como fantasía e imaginario.

Las imágenes construyen identidades, efectivamente son sombras y espectros, pero sólo eso es lo que la memoria puede fijar para transmitir con energía la huella de los vivientes a sus descendientes.

América, Imagen y Memoria

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las que operan -como en todo tiempo- lugares de enunciación, y de producción de marcas de memoria, con desigual distribución y con diferencias en su consideración como voces e imágenes autorizadas para decir. Nos hacen pensar en el estatuto de la imagen y del imaginario en la construcción de los discursos oficiales y contra oficiales sobre lo sucedido, la experiencia y la vida. Porque si bien, podemos decir que vivimos en la sociedad de las imágenes, ellas no son consideradas necesariamente como la lectura aceptada de la historia, ni de la política, ni de la memoria y es por eso que este número nos invita a pensar la memoria, la imagen y la identidad, desde otros lugares.

Francisca Rojas, con el “Arte en la memoria” nos lleva a Argentina y Chile durante las dictaduras, Viviana Aróstica a Colombia con “Terrorismo o revolución beligerante”, Michel Benavides al siglo XVII y XVIII con los “Indios rebelados de la Araucanía”, Carolina Miranda a la Casa de Orates de Santiago en el siglo XIX y principios del XX como “Marginalidad y exclusión en América Latina”, el Comité Editor a Brasil y a ver a indios y negros desde el “romanticismo y la imagen”, Alfred Hinrichsen a la “utilización política de la fiesta” en Chile, y Jorge Pedraza a “cinco ciudades” latinoamericanas por medio de seis películas. Todos ellos nos animan a construir lecturas del mundo y a mirar lo que no queremos ver, poniendo en tensión nuestra casi natural tendencia a sacralizar, victimizar y mitificar los relatos de la memoria, las narraciones del origen y las imágenes del trauma.

Nos heredan también el problema de su lectura e interpretación, hoy por hoy sólo posible interdisciplinariamente, para desafiar múltiples dimensiones: mimesis, abstracciones formales, representaciones, testimonios y recuerdos, identidad y veneración, prohibición y encantamiento.

Los artículos reunidos en este número se hacen cargo de este conjunto de problemas de manera diversa e interesante, mostrando fructíferos resultados desde miradas interdisciplinarias. Todos ellos se preguntan por los materiales con que se cuenta para “hacer memoria” estableciendo una relación indisoluble entre imagen, imaginario y memoria incorporando en ella la materialidad de la escritura y del texto. De este modo, una exposición fotográfica, una intervención urbana, una película, un noticiero, una crónica colonial, los documentos de una institución, una obra literaria o la fiesta, operan como imágenes para la memoria y, al mismo tiempo, la constituyen e intervienen. Todos ellos abordan situaciones que pueden que tienen en común el trauma: golpes militares, dictadura, conquistas y colonización, terrorismo y revolución. Se trata de la violencia en múltiples versiones de la guerra, es decir, una violencia fundante que como tal funciona como origen y mito y punza como trauma. Se trata entonces del campo privilegiado de la memoria de los agravios, pero también de lecturas y relecturas de la experiencia siempre en clave del presente, sea esta como presencia o como temporalidad. Se trata también de fijar lecturas, de intervenir otras, de crear relato donde no existe o de denunciar una presencia.

De este modo, los artículos nos interpelan desde la locura, los negros, los indios, lo contemporáneo y, desde allí, nos lanzan preguntas inquietantes sobre la identidad y la memoria desde los soportes que la construyen. Los medios de comunicación, los artistas visuales, los escritores, los profesionales y agentes del estado, los artistas de la letra son actores relevantes en la producción del mundo y sus presentaciones, en las lecturas de la presencia y en la conformación de las huellas en sociedades en

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¿Terrorismo o revolución beligerante?

Viviana Aróstica Páez Estudiante de Magister en Historia mención Arte y Cultura,

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales,

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Imagen de las Fuerzas Armadas Revolucionadas (FARC) en el incidente del 1° marzo del 2008 en Colombia, Ecuador y Venezuela.

El Orden de la Memoria

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“Soy ecuatoriano. El conflicto diplomático afecta hasta en la vida familiar: mientras almorzamos o cenamos se aborda el tema. Todos creen conocer la verdad. ¡Y todos dan versiones distintas! Cuando uno tiene un poquito de

información enseguida nota los errores”.

Santiago Suquillo, Quito, Ecuador 1.violencia no solamente va ligada a los cambios, sino

también a la resistencia de los mismos; como en lo sucedido el 1 de Marzo del 2008. Este

suceso que ha ocasionado un quiebre en las relaciones

diplomáticas entre las naciones colombianas con Ecuador,

Venezuela y en menor grado México provocando un cambio

en la agenda política tanto de dichos agentes como en organismos internacionales

cambio de mentalidad para las sociedades implicadas,

especialmente la ecuatoriana ya que la importancia de las FARC,

que siempre se observó como algo ajeno a los límites pasó a

ser parte de la realidad.

Es así como al cambiar el escenario internacional sobre

el conflicto se hallan preguntas por resolver ¿Existe un

consenso sobre el problema de las FARC? ¿Es un movimiento

terrorista o revolucionario beligerante? ¿Existe una

congruencia entre la opinión del Estado y la sociedad civil?

1. BBC Mundo [en línea]: Conflicto Andino. Cómo lo vivimos. Pereira, Colombia. 2008. Lista de discusión <http://www.humanet.com.co/conflicto_colombia.htm>. [Consulta 19 de Junio del 2009].2. Sabucedo, José Manuel. Deslegitimación del adversario y violencia política: el caso de las FARC y las AUC en Colombia [pdf]. Acta Colombiana de Psicología. 25 de Julio del 2004. N° 12. <http://regweb.ucatolica.edu.co/publicaciones/psicologia/ACTA/n12/articulosrevista/art%206%20acta%2012.pdp> [Consulta 20 de Junio 2009]. p. 69-70.3. Mobbing Opinion [en línea]: Carta de Einstein para Sigmund Freud. Viena, Austria. 1932. Lista de discusión <http://mobbingopinion.bpweb.net/artman/publish/article_512.shtml>. [Consulta 25 de Mayo 2009].4. El Mundo [en línea]: Los tentáculos de las FARC afectan Ecuador. Madrid, España. 2008. Lista de discusión <http://www.elmundo.es/elmundo/2008/03/14/internacional/1205499067.html>. [Consulta 19 de Junio del 2009]5. Álvaro Uribe Vélez nacido el 4 de Julio de 1952 en Medellín es

un abogado colombiano que actualmente ejerce la presidencia de la República de Colombia por el periodo 2006-2010.6. Ramírez, Socorro y Montúfar, César, Colombia y Ecuador: cercanos y distantes. Ed. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. 2007. En especial de Carlos Espinosa, profesor de la Universidad de San Francisco de Quito.

La utilización de la violencia como instrumento de resolución de los conflictos políticos y sociales ha sido una constante durante toda la historia de la humanidad. Según José Manuel Sabucedo, citando a Apter, pocos cambios básicos en el contenido y alcance, lógica y prácticas de la libertad y la igualdad ocurren de modo pacífico, dentro de los marcos de la política institucional 2. Einstein también decía que este modo de actuar en la Historia respondía a la naturaleza del hombre que es violenta y cruel 3. Pero esta violencia no solamente va ligada a los cambios, sino también a la resistencia de los mismos; como en lo sucedido el 1 de Marzo del 2008. Este suceso que ha ocasionado un quiebre en las relaciones diplomáticas entre las naciones colombianas con Ecuador, Venezuela y en menor grado México provocando un cambio en la agenda política tanto de dichos agentes como en organismos internacionales -Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE)- , y también ha abierto un debate sobre cómo es vista la figura de las FARC en Latinoamérica. El hecho concreto denominado como Crisis Andina, se debió a la incursión de la milicia colombiana en territorio ecuatoriano producto de la persecución y muerte del Segundo poder de las FARC: Raúl Reyes, descubriendo, por un lado, campamentos rebeldes fuera de la misma frontera de Colombia a la vez de una clara transgresión a la inviolabilidad territorial que posee cada Estado.

El problema que se ha suscitado tiene repercusiones en las relaciones bilaterales con Ecuador ya que esta nación denuncia un atropello en sus derechos - de inviolabilidad territorial- por algo que consideran injustificado 4. Por otro lado Colombia, desde la figura de Uribe 5, enuncia que sí existe un involucramiento de Ecuador en el conflicto con las FARC y que esto había sido ocultado tanto a la

opinión pública como a la sociedad internacional. El efecto inmediato de dicho actuar del Presidente Álvaro Uribe es que existe una clara violación al derecho de Ecuador de ser soberano en su territorio y esto ha llevado a que tanto la OEA como la UE y países de inclinación neutral intenten solucionar dicho conflicto de manera pacífica, retomando las relaciones diplomáticas que si bien nunca fueron cordiales al menos existían 6. El efecto mediato se expresa en dos fenómenos, el primero es que las FARC deja de ser sólo un tema nacional y pasa a ser un tema regional, nacional porque es parte de una historia colombiana que -como realidad ofensiva más que defensiva en el 82´-, y también internacional principalmente por el problema del narcotráfico con cooperación, para su solución, de Estados Unidos, y posterior al 2001 por el terrorismo. Entonces, las FARC afecta a la región y especialmente a las naciones limítrofes con Colombia. El segundo efecto mediato, y que vamos a tratar más en extenso, es el cambio de mentalidad para las sociedades implicadas, especialmente la ecuatoriana ya que la importancia de las FARC, que siempre se observó como algo ajeno a los límites pasó a ser parte de la realidad.

Es así como al cambiar el escenario internacional sobre el conflicto se hallan preguntas por resolver ¿Existe un consenso sobre el problema de las FARC? ¿Es un movimiento terrorista o revolucionario beligerante? ¿Existe una congruencia entre la opinión del Estado y la sociedad civil? Para abordar la primera pregunta, si ante los hechos expuestos las divergencias son notables, el objetivo de la misma es establecer los discursos dados tanto por instituciones internacionales, gobiernos y personas que son afectadas directa o indirectamente por el conflicto, aprovechando para este ensayo los

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recursos en línea que producto del acceso rápido de la información podemos contar como fuente testimonial de la mentalidad de la sociedad civil. En la segunda pregunta el tema se aboca a un aparato conceptual específico, donde la respuesta es dada por la comunidad epistémica más que los agentes que para la primera pregunta son considerados. Y en la tercera pregunta se pretende llegar a una aproximación de lo que los ciudadanos solicitan, lo relativamente consensuado, y cómo se puede llevar a cabo una posible solución del conflicto que a nuestro modo de ver está en el cambio de la agenda política desde la transformación de la norma constitutiva que en el caso de Ecuador, por ejemplo, implicaba el desligarse de conflictos que no atañe a ecuatorianos -política de aislamiento en Seguridad y Defensa 7-.

Tanto la problemática como las preguntas en cuestión serán resueltas desde el constructivismo, que coloca el énfasis en las estructuras sociales y en la norma, considerada como las identidades e intereses de los actores involucrados en una coyuntura; los cuales estructuran permanentemente a los agentes del gobierno que representan a los Estados al momento de entrar en diplomacia. Es por esto que metodológicamente se revisará los discursos manejados por los agentes involucrados para conocer sus posturas e intereses en el conflicto.

Nuestra propuesta no es decir que está pasando con los países afectados por el terrorismo en el cono sur –suceso bien comprendido y explicado por las corrientes neorrealistas y neoliberalistas- sino entrar en las percepciones del mismo: El hombre construye casilleros y busca meter la realidad dentro de ellos. Luego, provisto de las tijeras de la razón, procede a recortar las partes sobrantes… en homenaje al casillero (Rabindranath Tagore).

1. El leviatán desencadenado 8

La preocupación por liberar tensiones de conflictos

Entonces este se convierte en un Estado legítimo, quiere decir

que existe una convicción de que la fuente dónde emana

la autoridad es generalmente aceptada.

Además de las implicancias jurídicas y políticas que son

aplicables a la situación territorial, la transgresión

afecta igualmente aspectos psicológicos y culturales de la

sociedad. En efecto, el territorio determina, junto con otros factores, el carácter de un

pueblo, los rasgos específicos de su cultura.

internacionales desde una mediación pacífica entre naciones ha sido, luego de la Segunda Guerra Mundial, una de las preocupaciones que se encargan de resolver organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Unión Europea (UE) y/o la Organización de Estados Americanos (OEA) han sido objeto de estudio ligado al paradigma liberalista 9 en las relaciones internacionales. Por otra parte, y sin desconocer este ámbito, es pertinente rescatar las percepciones de las sociedades involucradas, ya que son ellos los protagonistas directos e indirectos de la nación.

El Estado es soberano, según Jean Bodin en los Seis libros de la República, porque es la sociedad quién entrega su soberanía en pos de que otro la defienda, representándolos. Entonces este se convierte en un Estado legítimo, quiere decir que existe una convicción de que la fuente dónde emana la autoridad es generalmente aceptada 10. Esta legitimidad puede ser rota si la comunidad deja de reconocerla producto de la ineficiencia o la falta de liderazgo. La soberanía entra en este desglose de lo que es el Estado 11 ya que representa uno de los tres elementos que lo configura. Entendiéndolo como la facultad de una nación para auto gobernarse ejercida por el gobierno constitucionalmente elegido, esto quiere decir que es la sociedad de común acuerdo quien entrega la soberanía al gobernante. Ahora bien, si es aplicado para el caso del 1 de Marzo cuando Uribe envía la milicia colombiana a capturar a uno de los altos mandos de las FARC y traspasa la frontera hacia Ecuador, incurre en una violación a la soberanía nacional porque el territorio dentro de la concepción del Estado es la esfera de competencia del mismo 12.

Además de las implicancias jurídicas y políticas que son aplicables a la situación territorial, la transgresión afecta igualmente aspectos psicológicos y culturales de la sociedad. En efecto, el territorio determina, junto con otros factores, el carácter de un pueblo, los rasgos específicos de su cultura 13. Siendo el crisol de la nacionalidad junto con el tipo de vida

7. Ramírez, Op. Cit.8. Expresión utilizada por un corresponsal de prensa de El tiempo ante la posible amenaza de guerra que temen los ciudadanos colombianos producto de la incursión en territorio ecuatoriano por parte de la milicia colombiana. El Tiempo [en línea]. El leviatán desencadenado. Bogotá, Colombia. 5 de Marzo del 2008. Lista de opinión < http://www.eltiempo.com/blogs/blogota/2008/03/El-Leviatn-desencadenado.php>. [Consulta 24 de Junio del 2009].

9. Entendido como liberalismo o idealismo es un paradigma que basa sus componentes centrales en que el orden internacional puede operar de manera estable bajo un acuerdo sobre valores, normas y procedimientos, teniendo un rol crecimiento los organismos no-estatales.10. Naudón de la Sota, Carlos y Sepúlveda Armaza, Alberto. Introducción a la política mundial: permanencias y mutaciones. Ed. ChileAmérica CESOC. Santiago, Chile. 1998, p. 35.11. Asumiendo que los elementos del Estado son: Soberanía, Territorio y Población. Rousseau, Charles. Derecho internacional público. Ed. Ariel. Barcelona, España. 1957, p. 71.12. Naudón. Ídem., p. 41.13. Naudón. Ibídem.

América, Imagen y Memoria

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Page 15: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

1.1 ¿Terrorismo o Revolución beligerante?

“No es nuestra ignorancia lo que causa daño, sino que aquello que sabemos, pero que es incorrecto”.

Mark Twain.

La legitimación de la violencia, según la opinión de Pettigrew, cumple los objetivos de amortiguar de manera significativa el conflicto ético del acto violento, logrando que el grupo involucrado no sea un agresor sino un agente positivo que es sobrepasado por otro grupo. Así, todos estos intentos siguen el fin de causar en la población una complicidad para ser apoyados 17.

Según la página de opinión Rebelión, en su artículo del día 31 de Marzo del 2008 18, se establece la discusión semántica sobre cómo deben ser consideradas a las FARC. Entre estas, en primer lugar hay que indicar que a nivel de gobiernos e instituciones internacionales no existe conclusión, sólo es posible un ordenamiento de los términos más utilizados que son los siguientes: a) Terrorismo –donde destacan las opiniones del presidente Álvaro Uribe y el presidente George Bush, b) Revolución o movimiento beligerante –establecido principalmente en los discursos del presidente Hugo Chávez-, c) Oposición Armada –concepto utilizado por Amnistía Internacional, d) Guerrilla, Paramilitares y Fuerzas de Seguridad –epítetos usados en menor medida pero que son válidos en el análisis.

En la consideración terrorista la acción de las FARC hay que decir primeramente, que corresponde a una denominación utilizada posterior al 11 de Septiembre del 2001 por George W. Bush: Este fin de semana me encuentro en extensas reuniones con miembros de mi Consejo Nacional de Seguridad, planificando un amplio y comprensivo asalto sobre el terrorismo. Este será otro tipo de conflicto contra otro tipo de enemigo. Es un conflicto sin campos de batalla ni cabezas de playa - un conflicto con adversarios que se creen invisibles 19. Este es un fenómeno nuevo que

que llevan sus habitantes. ¿Cuál era ese tipo de vida que Uribe transgredió al traspasar la frontera? Básicamente la tranquilidad que representaba para la opinión pública ecuatoriana de que la amenaza de las FARC no era una realidad para ellos.

Esto no quiere decir que Ecuador, Venezuela, Colombia y el resto de los países del cono sur de América desconozcan los temas ligados al narcotráfico, terrorismo u otras expresiones de violencia. Si bien es Colombia la imagen más reconocible de la violencia producto de la guerrilla, esto es un tema que se repite en varios países, destacando México o Brasil. Según Martha Pinzón en estos últimos ocho años ha habido un aumento de los secuestros en un 70% 14 y esta región presenta el mayor índice de secuestros en comparación con cualquier otra del mundo.

De acuerdo con el informe del diario venezolano El Universal, puede hacerse una categorización de los autores de este delito en guerrilleros, narcotraficantes, delincuentes comunes y policías corruptos. La pregunta sobre por qué es Colombia la que posee mayor notoriedad de ello es que si bien es México el lugar donde más posibilidades se tiene de ser secuestrado, el delito es realizado mayoritariamente por criminales comunes, no así Colombia que el liderazgo de ellos son la guerrilla organizada de las FARC – siendo la responsable del 80% de los secuestros de dicho país.

Para Colombia este tema es más alarmante porque, según el reporte del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso Norteamericano se estima que el 40% del presupuesto de las FARC proviene del secuestro 15.

La solución a estos temas de índole internacional no sólo pueden ser resuelto con cooperación de los organismos internacionales sino saliendo de la indiferencia, por parte de la sociedad civil, para que no aumenten las víctimas, como lo realizado en Colombia: una manifestación repudiando a las FARC el 12 de Febrero del 2008 16.

La legitimación de la violencia, según la opinión de Pettigrew,

cumple los objetivos de amortiguar de manera

significativa el conflicto ético del acto violento, logrando que el grupo involucrado no sea un agresor sino un agente positivo

que es sobrepasado por otro grupo. Así, todos estos intentos

siguen el fin de causar en la población una complicidad para

ser apoyados

14. Pinzón, Martha. El secuestro en América Latina: una realidad atroz [pdf.]. 2008. Ensayo <http://www.americasnet.net/Commentators/Martha_Pinzon/kidnapping_spa.pdf> [Consulta 28 de Junio del 2009].15. Pinzón, Ibídem.16. “Millones de manifestantes salieron a las calles de Bogotá y de otras ciudades de Colombia para condenar a las FARC, guerrilla de extrema izquierda. Los carteles diciendo “no más FARC“, “no No a las FARC más muertes”, “no más secuestros”, “no más mentiras”, proliferaban en la colosal manifestación. Véase Acción Familia [on line]. El despertar de la opinión pública. Chile. 12 de Febrero del 2008. Lista de opinión <http://www.accionfamilia.org/general/marcha-contra-farc/> [Consulta 19 de Junio del 2009].

17. Sabucedo, Op. Cit. p. 71.18. Rebelión [pdf.]. Amnistía dice a Uribe que se preocupe menos por la denominación semántica de la guerra y evite que las fuerzas de seguridad ignoren la legislación humanitaria. España. 2004. Lista de discusión. < http://www.rebelion.org/noticias/2008/1/62249.pdf>. [Consulta 22 de Junio del 2009].19. Wikisource [en línea]: George W. Bush. Discurso: 15 de Septiembre 2001. Estados Unidos. 2001. Discurso < http://es.wikisource.org/wiki/Discurso:_15_de_septiembre_de_2001> [Consulta 24 de Junio del 2009].

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no es parte de una nacionalidad particular sino mundial porque ataca los valores establecidos como Derechos Humanos. Es también una amenaza emergente como asimétrica porque no representa una forma de ataque convencional, se utiliza un arma que no es militar sino, por ejemplo en el caso de las Torres Gemelas, aviones, evitando así un ataque directo con la fuerza militar ya que ante ese escenario son más débiles 20. Es interesante agregar que la ONU no tiene una definición clara sobre este nuevo tipo de amenaza, manifestando la inexistencia de un consenso real sobre el mismo 21. A pesar de esto, las embajadas de Estados Unidos como el Departamento de Estado realizaron un informe para el estudio del problema del terrorismo y sus conclusiones son las siguientes:

•“El término “terrorismo” significa violencia premeditada, políticamente motivada perpetrada contra objetivos no-combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a una audiencia.

• El término “terrorismo internacional” significa aquel que involucra a ciudadanos o a territorios de más de un país.

• El término “grupo terrorista” significa cualquier grupo que practica, o que tiene subgrupos significativos que practican el terrorismo internacional.” 22.

De este modo podemos entender que el terrorismo es un método de lucha armada clandestina con fines políticos 23. Este modo de ver que tiene Raúl Sohr se contrapone con la de Estados Unidos porque encasilla al terrorismo como un modo de operar más que un movimiento con ideología política, por lo tanto no puede existir una “guerra contra el terrorismo” como una “lucha contra un método de combate”: “Equivale declararle la guerra a la guerra”. El combate tiene que estar enfocado entonces a las organizaciones que lo utilizan, así podríamos decir que para el caso de las FARC sería “terrorismo Farcista”.

De este modo podemos entender que el terrorismo es un método de lucha armada

clandestina con fines políticos

Los medios de comunicación ante el problema del terrorismo han realizado evaluaciones sobre la relevancia del mismo, argumento que no se puede ser neutral. Existe un claro papel de los medios de información en su formación, Jenkins ofrece una definición basada más que un terrorismo que contiene un fin político, como amenaza de violencia calculada para inspirar temor y crear una atmósfera de alarma 24. Noam Chomsky dice que las acciones realizadas por grupos terroristas tienen un símil con prácticas de algunos Estados; la diferencia radicaría no en el conflicto moral sino en el respaldo que tiene el segundo por sobre el primero en las elecciones democráticas: normalmente los que respaldan la violencia de estado son muchos más que los que respaldan los crímenes de los terroristas 25. En cambio, Fernando Savater dice que el terrorismo es un reconocimiento de una alteridad inadmisible, es otro con quién no tiene nada en común. Esto lleva al irremediable hecho de que sea irreconciliable una comunicación entre ellos a menos que sea por medio de la violencia y su lista de víctimas sólo tendría el significado del terror. Otro aspecto fundamental para el análisis desde la perspectiva de los medios de comunicación es que para los terroristas existe una irresistible atracción hacia estos, llegando a decir algunos autores, como Baudrillard, que sin comunicación no habría terrorismo 26 . Esto sería porque para el terrorista es más importante la repercusión social de uno de sus crímenes que el significado del crimen en sí 27. La relación comunicacional simbiótica que se da entre ambos porque el terrorista obtiene el eco deseado para propagar su mensaje, a cambio proporciona un espectáculo para que los periodistas satisfagan sus necesidades de audiencia. Si esto faltara, el terrorismo como lo conocemos no tendría la magnitud que actualmente representa como problema internacional. De este modo algunos teóricos afirman que el terrorismo es un fenómeno del mundo moderno.

De esta posición ideológica más extrema para señalar la naturaleza de las FARC se analizará el opuesto: Revolución beligerante. El mayor representante de esta postura es el presidente venezolano Hugo

20. Rodriguez, Op. cit. p. 171-172.21. El último gran intento fue en la 60 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas a mediados de Septiembre del 2005.22. Biblioteca Benjamín Franklin de la Embajada de Estados Unidos en México [en línea]. Dossier sobre Terrorismo. México. 2002. Informe de investigación < http://mexico.usembassy.gov/bbf/bfdossierS_Terrorismo.htm> [Consulta 24 de Junio del 2009]. 23. Sohr, Raúl. El Mundo y sus guerras. Ed. Random House Mondadori. Santiago, Chile. 2007, p. 339.

24. Revista de Comunicación Social [en línea]. Veres, Luis. El signo perverso: lenguaje, terrorismo y práctica periodística. Canarias, España. 2002. Lista de opinión < http://www.revistalatinacs.org/2002veresoctubre5207.htm> [Consulta 24 de Junio del 2009].25. Revista de Comunicación Social, Op.Cit.26. Revista de Comunicación Social. Ídem.27. Revista de Comunicación Social. Ibídem

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ejecutores ya que el concepto no representa una identidad de la guerrilla sino su modo de actuar que si fuera por parte del Estado sería catalogado de violación a los Derechos Humanos. Por otro lado, la beligerancia no es relevante, según lo menciona el presidente del Polo Democrático Alternativo, Carlos Gaviria Díaz, para el estatus político y no es competencia del Estado Colombiano determinando porque según el Derecho Internacional Humanitario esa distinción debe ser dada por los países no afectados por esos movimientos insurgentes, que bien podría ser Venezuela. Pero, dentro de estos diez años de lucha de las FARC no han conseguido bajo ningún caso dicha condición beligerante, aunque sí el ser sujetos políticos.

Para el caso del epíteto Oposición Armada la opinión de la Amnistía Internacional como OMG encargada de promover los Derechos Humanos, hace referencia a que para las FARC estas tienen un poder de transgredir ese derecho ejerciendo un poder efectivo sobre la población y capaces de realizar operaciones militares. Este tipo de conflicto pertenece al carácter interno de los gobiernos y es lo que produce para el entendimiento del gobierno colombiano una diferencia de opinión ya que en nivel de intensidad y amenaza es mucho menor a escala mundial, aunque se cae en actos de violencia en contra de la sociedad civil.

Para el caso de denominaciones como Guerrilla, Paramilitares o Fuerzas de Seguridad según el Derecho Internacional no son más que escuadrones de la muerte 33. Según Raúl Söhr la Guerrilla es un derivado despectivo de la guerra, una guerra pequeña pero molesta 34, siendo quien mejor la llevó a cabo fue Mao Tse-Tung creando un decálogo de lucha, los principios se basan en ataques de menos a más, quiere decir de ciudades pequeñas a grandes, de escuadrones más débiles hasta llegar a los poderosos, no sitiar ciudades de amplio espacio, reforzar el ejército constantemente con prisioneros capturados y la mayor cantidad de armas. El concepto Paramilitares, el analista internacional los define como fuerzas o grupos que se distinguen

Chávez, el cual señala: No son organizaciones terroristas, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, hay que darles reconocimiento, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado 28. La definición base de esta expresión es un grupo que busca un cambio por medio de la fuerza pero con proyecto político que lo legitima. Esto fue considerado por el presidente Colombiano en el pasado, basados en la Ley 418, específicamente en el Capítulo I, Artículo 8, Párrafo 1: Una vez iniciado un proceso de diálogo, negociación o firma de acuerdos, y con el fin de facilitar el desarrollo de los mismos, las autoridades judiciales correspondientes suspenderán las órdenes de captura que se hayan dictado o se dicten en contra de los miembros representantes de las Organizaciones Armadas al margen de la ley a las cuales el Gobierno Nacional les reconozca carácter político, quienes podrán desplazarse por el territorio nacional 29.

En ese momento, para la realización de las conversaciones, las FARC eran consideradas una guerrilla pero con estatus político. Pero esta negociación falla ya que uno de los principios fundamentales para que el avance del diálogo era no continuar con el daño hacia la sociedad civil 30, cosa que no se cumplió por lo que se presentó una ruptura.

Hubo un cambio en la legislación, reemplazándole la Ley 418 por la Ley 762 estableciendo no necesaria la calificación de grupo político para las negociaciones para promover el acuerdo humanitario.

Aún bajo estas negociaciones el presidente Álvaro Uribe se niega al cambio de término: El gobierno de Colombia por ningún motivo acepta que a estos grupos se les levante el calificativo de terroristas y se les de estatus de beligerancia 31 Ante esto, el presidente Hugo Chávez responde que es se está solo obedeciendo a los dictados de Estados Unidos, desconociendo el principio de autodeterminación de los pueblos 32.

De lo anteriormente tratado, el carácter o no de terrorista no quita el atributo político de los

Revolución beligerante. El mayor representante de

esta postura es el presidente venezolano Hugo Chávez,

el cual señala: No son organizaciones terroristas,

son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia,

hay que darles reconocimiento, son fuerzas insurgentes que

tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí

es respetado.

El presidente Hugo Chávez responde que es se está solo obedeciendo a los

dictados de Estados Unidos, desconociendo el principio

de autodeterminación de los pueblos

28. Clarín [en línea]: Chávez defiende a las FARC: “Son un ejército, no son terroristas”. Argentina. 2008. Noticia < http://www.clarin.com/diario/2008/01/12/elmundo/i-03301.htm> [Consulta 24 de Junio del 2009].29. Ley 418 de 1997 [pdf.]. Por la cual se consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia, la eficacia de la justicia y se dictan otras disposiciones. Colombia. 1997. Documento legislativo < http://www.disaster-info.net/desplazados/legislacion/LEY418de1997.pdf> [Consulta 24 de Junio del 2009].30. En esos momentos se ejecutó el secuestro del ex senador huilense Jorge Gechem Turbay.31. Nuestra América [on line]. Herrera, Miguel Ángel. Estatus político, beligerancia y terrorismo. Colombia. 2008. Lista de opinión < http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/5182> [Consulta 24 de Junio del 2009].32. El derecho de libre autodeterminación de los pueblos que señala el presidente Hugo Chávez es el derecho del pueblo a la libre elección de su gobierno, preocupándose por su desarrollo

tanto económico, social y cultural sin intervención de gobiernos externos. Esto está incluido en la Carta de las Naciones Unidas como en declaraciones del mismo organismo.33. Libros Google [pdf]. Pilar Estébanez. Medicina Humanitaria. Madrid, España. 2005. Informe Internacional < http://books.google.cl/books?id=kH9WmAqs_FMC&pg=PA71&lpg=PA71&dq=definicion+Oposici%C3%B3n+Armada&source=bl&ots=OxsnoUG1Fc&sig=MB-7L0dqn--MS5CEbCSRj8opdrQ&hl=es&ei=zA1DSsSRL82Mtgezs6iaCQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3> [Consulta 25 de Junio del 2009].34. Sohr, Op. Cit. p. 196.

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de las fuerzas regulares del país realizando muchas veces las labores que estos no desean 35. Para el caso de Colombia es claro que un tercio de ellos son uniformados en retiro. Decir entonces que las FARC es pertenecen a los paramilitares no sería consecuente ya que estos trabajan para el Estado, de un modo alejado y siguiendo la idea del Bien Común. Finalmente las Fuerzas de Seguridad corresponde al organismo público que funciona como brazo ejecutivo del Poder Judicial 36 representando el “monopolio de la fuerza” según Weber. En Chile por ejemplo son Carabineros de Chile e Investigaciones y en Argentina sería Gendarmería o Policía Federal. Esto no tendría asidero porque no sería parte de la identidad de la nación colombiana debido que dicho ámbito ya es abarcado por la Policía Colombiana.

Por lo tanto las referencias hacia la naturaleza de las FARC no tienen una delimitación clara, razón por la cual se hace complejo buscar una solución al problema. Su naturaleza beligerante, como dijimos con anterioridad, no desplaza el hecho de la utilización de la fuerza y violencia hacia la sociedad civil. En general es aceptado el punto de vista de que sean o no estos actos lícitos en términos políticos pero el impacto, la muerte de los ciudadanos principalmente colombianos es real y es por eso que los organismos internacionales se encargan del trato humanitario y la paz para Colombia. Esto no quiere decir, como opinan algunos, que la definición no sea un tema relevante, lo es porque en primer lugar permite establecer un mejor campo de acción para su pronta solución y en este caso el concepto más apropiado sería el terrorismo visto desde la opinión de Raúl Söhr debido a que al ser una acción y no una ideología la condena no es al pensamiento de las FARC que en una primera etapa fue marcadamente marxista, sino al modo de expresión que siendo una amenaza asimétrica, no da con el responsable de fondo sino con la sociedad civil que son afectadas por el narcotráfico, el secuestro y la muerte. Como dice un ciudadano colombiano en su comentario sobre lo que él entiende por las FARC: A pesar de ello [la denominación], la gente muerta, sigue muerta 37.

Referencias hacia la naturaleza de las FARC no tienen una

delimitación clara, razón por la cual se hace complejo buscar una solución al problema. Su naturaleza beligerante, como

dijimos con anterioridad, no desplaza el hecho de

la utilización de la fuerza y violencia hacia la sociedad civil.

La libertad de expresión llevó a que los mensajes emitidos tuviesen la oportunidad de moldear la opinión pública, a la vez de ser expresión de

lo que la sociedad piensa. Es así como este derecho a la

comunicación –información- otorga la garantía de pluralidad,

participación y acceso democrático de los colombianos a las esferas privadas y públicas

de la comunicación

2. Rol de los Medios de Comunicación

Entrando en el siglo XXI nos encontramos viviendo en un mundo globalizado y mediatizado. Los medios de comunicación y difusión, principalmente la prensa, deben dejar de ser considerados como fenómenos sino como un poder emergente, al punto de ser para la política y la sociedad el punto de comunicación entre ambos agentes.

Para el caso de la sociedad colombiana, los medios de comunicación ejercen una importante influencia, son parte de la cotidianeidad y la opinión sobre lo que pueda o no seguir en el destino de su país.

La libertad de expresión llevó a que los mensajes emitidos tuviesen la oportunidad de moldear la opinión pública, a la vez de ser expresión de lo que la sociedad piensa. Es así como este derecho a la comunicación –información- otorga la garantía de pluralidad, participación y acceso democrático de los colombianos a las esferas privadas y públicas de la comunicación 38. Al tener mayor acceso a la información se ha permitido el advenimiento de un público más participativo, crítico y activo en los acontecimientos que son parte de su cotidianeidad. De este modo se configura esa “masa” que conocemos como opinión pública, con un orden de valores propio que enfrenta constantemente con la noticia de forma directa y que defiende o reclama como un producto personal.

El periodismo colombiano, desde sus inicios, ha tenido en común reporteros que terminaron ejerciendo cargos públicos. Esto se dio con el diario nacional El Tiempo que su dueño Eduardo Santos, luego de comprarlo en 1913 fue presidente de la República entre 1938 y 1942. Pero es claro que dicha práctica no es solo exclusiva de Colombia ya que si vemos hoy día al primer ministro de Italia Sivio Berlusconi, anteriormente a este cargo es el magnate de las telecomunicaciones.

Fuera de estas apreciaciones sobre la conducción de los medios de comunicación, el periodismo

35. Sohr, Ídem. p. 300.36. Babylon [en línea]. Fuerza de Seguridad. Estados Unidos. 1997-2007. Diccionario on line < http://www.babylon.com/definition/fuerza_de_seguridad/Spanish> [Consulta 25 de Junio del 2009].37. PPTMUNDO [en línea]. FARC-EP ¿Delincuentes, Terroristas o Beligerantes?. Colombia. 2008. Lista de opinión < http://pttcontraelmundo.wordpress.com/2008/01/12/farc-ep-%C2%BFdelincuentes-terroristas-o-beligerantes/> [Consulta 25 de Junio del 2009].

38. Coronel, Humberto. ¿Son los medios de comunicación caja de resonancia del conflicto?: últimos 14 años de libertad de expresión [pdf.]. Ed. Programa Medios de Comunicación y Democracia en América Latina. Lima, Perú. 2005. < http://www.kas.de/wf/doc/kas_6503-544-1-30.pdf> [Consulta 27 de Junio del 2008]. p. 23.

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2.1. Visiones, naciones y sociedades

Como dijimos con anterioridad, la resolución del conflicto va de la mano con el importante papel que desempeña la opinión pública a favor o en contra de alguno de los agentes implicados. Y el discurso de legitimación que se realice debe ser un proceso de construcción social de la realidad. La opinión general de los medios de comunicación sobre el conflicto diplomático y el problema de las FARC, después del 1 de Marzo del 2008 es que se admite una violación del derecho internacional al entrar al territorio ecuatoriano pero, como dice el Asambleísta Galo Lara, para la OEA u otros organismo internacionales no se puede efectuar una acusación con consecuencias reales para el gobierno colombiano porque no se está hablando de un gobierno en Estado de Derecho 40 sino uno que se encuentra declarado en Estado de Excepción.

En estos hechos de amenaza y violencia sucede que comienzan al haber acusaciones entre los adversarios, atribuyéndoles una serie de rasgos y características que justifiquen el recurso a unas acciones que en un principio son moral y socialmente condenables. Es así como vemos las acusaciones entre el presidente Correa, Uribe y Chávez y los resultados de las encuestas sobre lo que cree la opinión pública de ellos, además del manejo de los datos a favor de uno u otro gobierno. Los mecanismos más utilizados para esta descalificación han sido lo conocido como violador de normas sociales –ejemplificado con la inviolabilidad territorial-, atribución de rasgos de fuerte rechazo social –ejemplo las descalificaciones de terroristas, infames, traidores-, compararlos con rótulos de grupos sociales que son evaluados negativamente por la ciudadanía –narcotraficantes-.

2.1.1. Nación Colombiana

Colombia es un país que psicológicamente se encuentra encerrado en sí mismo, esto sucede porque la mayoría de los colombianos no suelen mostrar

colombiano ha estado encaminado en dos líneas de acción: la primera ha sido el de servir como espacio común de los ciudadanos que necesitan oír y ser oídos y, la segunda, un tanto más contundente que la otra, ser un vehículo de expresión de los políticos 39.

El diario colombiano que tiene mayor difusión es El Tiempo: fundado en 1911, es uno de los diarios más influyentes y de los mejores de Latinoamérica, el carácter que posee es favorable al gobierno, siendo partícipes de la reelección de Álvaro Uribe. Le sigue El Espectador: fundando en 1887, sus ingresos en publicidad son menores que en El Tiempo. El Colombiano es el diario más anticuado que los dos anteriores, es el portavoz del partido conservador. Así siguen alrededor de 16 periódicos más que abarcan un variado cuerpo de noticias, pero aún así son las anteriores las más relevantes.Desde la mirada de los periódicos ecuatorianos, siendo que el panorama de intereses no difiere en gran medida, los principales son La Hora: fundando en 1982, tiene por misión promover la cultura ecuatoriana desde movimientos intelectuales hasta publicidades turísticas. Otro de los diarios es El Comercio: fundando en 1906 es de lineamiento conservador.

En el sistema de comunicación venezolano, los periódicos principales son encabezados por Las Últimas Noticias: fundado en 1941 sus lectores, según sus propios estudios, en un 96,3% pertenecen a las clases populares, por eso es conocido como El diario del pueblo. Otro es Diario Vea: fundado a mediados del 2003, su orientación está dado en la defensa de los intereses venezolanos, se consideran como defensores del proceso revolucionario. El Nacional: fundando en 1943, si bien apoyó la elección de Hugo Chávez se volvió posteriormente en un diario de oposición. El diario El Universal: fue fundado en 1909 y tiene una inclinación política de centro-derecha.

El periodismo colombiano ha estado encaminado en dos

líneas de acción: la primera ha sido el de servir como espacio

común de los ciudadanos que necesitan oír y ser oídos y, la segunda, un tanto más

contundente que la otra, ser un vehículo de expresión de los

políticos

La resolución del conflicto va de la mano con el importante

papel que desempeña la opinión pública a favor o en

contra de alguno de los agentes implicados

Colombia es un país que psicológicamente se encuentra

encerrado en sí mismo, esto sucede porque la mayoría de los colombianos no suelen mostrar

mucho interés hacia lo que acontece fuera de sus fronteras.

39. Coronel, Op. Cit., p. 27. 40. Sohr, Op. Cit., p. 155.

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mucho interés hacia lo que acontece fuera de sus fronteras. Según Sabucedo, nos encontramos ante el “Tibet de Sudamérica”, o sea que el fenómeno entre la indiferencia por parte de colombianos a ecuatorianos y viceversa responde a un fenómeno más profundo. Este comportamiento es anterior al problema actual que sufre con los países fronterizos, en algunos casos desdén y también políticas nacionales de desarrollo que mira más hacia el norte que el sur, y precisamente Ecuador se encuentra al sur de los intereses colombianos. Las zonas más olvidadas por los colombianos son Putumayo, el departamento de Nariño, la Costa Pacífica entre otros, caracterizadas por una amplia pobreza y al encontrarse remotas, una ausencia de la presencia estatal para resolver sus necesidades básicas.

No se sabe a ciencia cierta si la mirada despectiva o indiferente hacia Ecuador, del lado de los colombianos sea producto de la prensa -que se expresa de esa manera- o sea esta la declaración de la opinión pública. Nosotros nos aventuramos a decir que estamos ante una relación dialéctica entre ambos ya que, como Sabucedo señala: tradicionalmente, Ecuador es visto como el “hermano menor” de Colombia, aunque actualmente ese aliado incondicional se ha volcado a un rechazo generalizado que se dio en evidencia el 1 de Marzo del 2008. Esto se comprueba con la encuesta Invamer-Gallup 41 que informa que el 54% de los ecuatorianos considera falsas las acusaciones del presidente Uribe al presidente Correa de estar relacionado con la guerrilla y el 71% tiene una apreciación negativa hacia el presidente de Colombia. Los colombianos por otro lado, aprueban la gestión del gobierno de Uribe con un 84% no porque exista una afinidad ideológica hacia el mandatario –al menos no la mayoría- sino por el compromiso tomado de erradicar a las FARC de la realidad colombiana. Así lo dice Andrea del Pilar Cabrales Arango, colombiana de la ciudad de Bogotá: Considero que independiente de nuestro partido político o creencia religiosa debemos apoyar a nuestro presidente Álvaro Uribe, ya que su objetivo siempre ha sido acabar con la guerra y con el terrorismo que durante

Los colombianos por otro lado, aprueban la gestión del

gobierno de Uribe con un 84% no porque exista una afinidad

ideológica hacia el mandatario –al menos no la mayoría- sino

por el compromiso tomado de erradicar a las FARC de la

realidad colombiana.

años a acosado a nuestro país 42.

Las noticias publicadas desde Colombia hacia el tema de Ecuador y que fueron presentadas de la misma manera para el tema del 1 de Marzo se establecen bajo categorías que Sabucedo pudo esquematizar apropiadamente. La primera tiene que ver con la actitud negativa de Ecuador a colaborar con el conflicto colombiano abogando su “neutralidad” frente al tema que denominan como “guerra civil colombiana” –interesante resulta entonces el caso del 1 de Marzo porque son el territorio ecuatoriano donde se encuentra la base de las FARC-. La segunda habla de la presencia del narcotráfico y las quejas ecuatorianas por la fumigación de los sembrados –esto es parte del reclamo de Ecuador por la transgresión de las fronteras que anterior al 1 de Marzo había sucedido-. La tercera categoría tiene que ver con migración, el problema de la presencia de refugiados colombianos en Ecuador, empeorando la difícil situación económica que lleva la sociedad ecuatoriana. La cuarta que es el tema del libre comercio con Estados Unidos. Y finalmente para los diarios colombianos sobre Ecuador existe el tópico de la inestabilidad de la democracia ecuatoriana producto de las protestas indígenas.

Para el año 2008 –seis días después de la incursión colombiana a la frontera ecuatoriana-, la percepción de la sociedad colombiana sobre el tema de las FARC, en la pregunta de si estaban cerca de desaparecer es de un 63%.

También para la misma fecha, los dichos del presidente Hugo Chávez no fueron bien vistos por la sociedad civil, calificándola de fuera de lugar. Aunque, por otro lado existen las Cartas de la Sociedad Colombiana a las FARC que manifiestan el deseo de una solución pacífica, aceptando intermediarios como el presidente Chávez ofreció y que luego del 1 de Marzo fuese rechazado por el gobierno colombiano 43.

Finalmente no podemos afirmar que exista una

41. El Economista [on line]. Mayoría de ecuatorianos no cree que Correa colabore con las FARC (encuesta). España. 2008. Análisis encuesta <http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/531556/05/08/Mayoria-de-ecuatorianos-no-cree-que-Correa-colabore-con-FARC-encuesta.html> [Consulta 19 de Junio del 2009].

42. BBC Mundo. Op. Cit.43. Agencia Prensa Rural [on line]. Inicia intercambio epistolar entre miembros de la sociedad colombiana y las FARC-EP. Colombia. 23 de Octubre del 2008. Listado de opinión < http://www.prensarural.org/spip/spip.php?article1598> [Consultada en 18 de Junio del 2009].

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lesiones a la Soberanía Nacional por parte del Gobierno de Colombia no se repita, como sucedió en días pasados con la incursión armada de tropas de ese País en nuestro territorio 45. Agregando dos afirmaciones más que, para la opinión pública resultan más interesantes, señala primero: los guerrilleros colombianos “duermen en pijama como si estuvieran en su propia casa” 46. Al dar tal sentencia el asambleísta desecha la postura del Presidente Correa que denomina de “improvisado” el campamento atacado por la milicia colombiana porque sostiene Lara que la incursión de tropas Colombianas en nuestro País se ha dado varias veces desde el año 2000, por tanto la violación a la Soberanía no es algo nuevo 47. Con esto para la opinión pública quedan las preguntas ¿El gobierno de Correa desconocía este hecho o estaba al tanto, ocultándolo para mantener la imagen de una sociedad ecuatoriana alejada de las FARC?

Lo sostenido por la comunidad internacional es que en Ecuador sí ha habido presencia de las FARC y la sociedad ecuatoriana la vive cada día debido a que la frontera presentaba oportunidades de desarrollo económico tan desfavorables que el impacto económico de las FARC (en la frontera) permitió que (en esa zona) se comprara silencio y conformidad 48. Según un ciudadano ecuatoriano, Santiago Suquillo, este conflicto diplomático ha sido tema obligado hasta en la vida familiar. También la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) ha publicado un informe sobre el sufrimiento de la población ecuatoriana en la frontera para el año 2005, se constata que la presencia estatal se reduce a la presencia policial y militar que en vez de producir seguridad en la población causan bloqueo alimentario y médico, dejando a la población en una situación aún más vulnerable. El comercio basado en la agricultura ha sido menoscabado producto de las fumigaciones del Plan Colombia que tienen efectos nocivos para las cosechas. Por último no existe una infraestructura necesaria para que obtengan los servicios médicos básicos 49.

A pesar de esta realidad deplorable en la cual viven ecuatorianos y colombianos en la frontera, una

clara inclinación de apoyo a las acciones realizadas por Colombia el 1 de Marzo, pero si hay una generalidad al respecto y un deseo, mucho más extendido, de que esto debe terminar. Es así que ciudadanos colombianos como Alexander López dicen, sobre el problema diplomático, lo siguiente: Durante 40 años, hemos sufrido a manos de los degenerados integrantes de las FARC, sólo secuestros, asesinatos y violencia. Es por ello, que está plenamente justificado el haber incursionado en el Ecuador, para dar de baja al narcos terrorista, alias Raúl Reyes y máxime que el gobierno del Ecuador, se ha dedicado a darles protección a esos bandidos por congraciarse con el señor Hugo Chávez, comandante de las FARC, en Venezuela. Por eso los colombianos de bien, los que vivimos acá, respaldamos esta decisión de nuestro presidente Álvaro Uribe 44.

2.1.2. Nación Ecuatoriana

En cuanto al conflicto ocurrido el 1 de Marzo del 2008, la actitud de los ecuatorianos es de rechazo a la política realizada por el presidente Uribe. Él, según la capitana del ejército Paola Trujillo, desde el inicio de su mandando ha intentado conseguir el apoyo de los ejércitos vecinos para continuar con la lucha contra las FARC. Dentro del discurso oficial, el rechazo de los ecuatorianos es por una concepción de política nacional de seguridad que se mantiene ajena al conflicto, pero la percepción generalizada de varios sectores sociales ecuatorianos es que detrás de la posición colombiana está el intervencionismo norteamericano. Esto no resulta nada nuevo ya que Uribe no ha tenido problema en admitir que sólo con el apoyo de Estados Unidos podrá terminarse la amenaza de la guerrilla y el narcotráfico en el país.

Para este caso puntual, luego del ataque en territorio ecuatoriano, la opinión de Galo Lara, Asambleísta de los Ríos y miembro del Partido Sociedad Patriota fue categórica: El País tiene el pleno derecho de exigir al Presidente de la República, Rafael Correa, tome todas las medidas necesarias para garantizar que los atropellos y

En cuanto al conflicto ocurrido el 1 de Marzo del 2008, la actitud de los ecuatorianos es de rechazo a la política realizada por el presidente

Uribe

44. BBC Mundo, Op. Cit. 45. Lara, Galo [on line]. Presidente Correa debe investigar atropello a soberanía nacional. Quito, Ecuador. 3 de Marzo del 2008. Lista de opinión <http://asambleaconstituyente.gov.ec/blogs/galo_lara/2008/03/03/las-farc-en-ecuador/> [Consulta 27 de Junio del 209].46. Lara, Ídem.47. Lara, Galo [on line]. Larrea no aportó nada nuevo sobre violación a soberanía nacional por parte de tropas colombianas. Quito, Ecuador. 4 de Marzo del 2008. 48. Departamento de Estado de Estados Unidos [on line]. Amenaza terrorista contra Ecuador procede de Colombia. Ecuador. 1 de Marzo del 2008. Lista de opinión <http://www.diariocorreo.com.ec/archivo/2008/05/01/amenaza-terrorista-contra-ecuador-procede-de-colombia> [Consulta 27 de Junio del 2009].49. Federación Internacional de Derechos Humanos. Frontera entre Ecuador y Colombia: fumigaciones y violencia [pdf.] Ecuador. 2005. Informe de investigación < http://www.fidh.org/La-frontera-entre-Ecuador-y> [Consulta 27 de Junio del 2009].

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encuesta analizada por el medio de difusión Las Últimas noticias informa que tanto los presidentes Uribe como Correa son los que poseen el apoyo más alto a su gobierno en América latina, teniendo el primero un 84% y el segundo un 62% 50. Los datos entonces se podrían contradecir con la realidad y sería plausible establecer que para el caso ecuatoriano no existe una capacidad crítica por parte de la opinión pública, pero en este país existen dificultades más profundas que son digno de análisis porque en primer lugar –como se estableció con anterioridad con las acusaciones tanto del asambleísta Lara como el presidente Uribe- el problema fronterizo ecuatoriano no fue un tema relevante para la agenda de gobierno –como hemos mencionado en el las potencialidad de los medios de comunicación en la opinión pública- si no hay noticia, no hay forma de generar un debate sobre el mismo, tuvo que suceder esta transgresión a la inviolabilidad territorial de un país para que el tema salga a flote. Y cierto, además que la FIDH había elaborado un informe sobre la situación, pero para la sociedad civil muchas veces esos documentos no son de libre acceso o no tienen el impacto suficiente como lo tiene una noticia de gran impacto como la del 1 de Marzo.

A pesar de todo esto, si los ecuatorianos apoyan en su mayoría al presidente Correa eso no significa que todos sus discursos sean ampliamente aceptados, si contraponemos los datos de la encuesta Mitofky 51 con la revelada por el diario La Hora, el 43% de la sociedad ecuatoriana piensa que existe un nexo entre las FARC con el ejército ecuatoriano y un 41% cree que ese vínculo es hacia la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). La conclusión sobre esto, es que si bien existe un amplio apoyo a las Fuerzas Armadas como institución, existe un clima de desconfianza después del 1 de Marzo, por lo que se comprendería la acción del presidente Correa de que después del suceso destituyera al ministro de Defensa Wellington Sandoval, también al jefe del Comando, al Comandante de la Fuerza Aérea y al titular del Departamento de Inteligencia de esa institución.

Para el caso ecuatoriano no existe una capacidad crítica por

parte de la opinión pública, pero en este país existen

dificultades más profundas que son digno de análisis.

Finalmente, desde la sociedad ecuatoriana no existía un

amplio conocimiento o preocupación de la situación

de las FARC –sólo los afectados residentes de la zona implicada- ya que el gobierno había hecho un buen trabajo manteniéndolo

en bajo perfil

Para el punto de vista de la sociedad civil venezolana,

el tema de las FARC es visto diametralmente opuesto en

comparación con el presidente Chávez

Finalmente, desde la sociedad ecuatoriana no existía un amplio conocimiento o preocupación de la situación de las FARC –sólo los afectados residentes de la zona implicada- ya que el gobierno había hecho un buen trabajo manteniéndolo en bajo perfil –recordemos las declaraciones de Lara- y que desde el 1 de Marzo comenzó a ser un problema real. Por lo tanto, el discurso del gobierno y desde la opinión pública se había mantenido semejante hasta este revés diplomático pero logra transformarse –lo dicen las encuestas anteriores- pero que no podemos ver el alcance real debido a la falta de encuestas de opinión que aseguren la ampliación de la capacidad crítica de la sociedad ecuatoriana. Aunque no existan los datos concretos que lo demuestre, la preocupación y el sentimiento de seguridad existe, como lo manifiesta Geofrey, un estudiante que se encuentra en la frontera con Ecuador: Hemos estado conversando con la gente del barrio, con la familia, y se teme que haya un posible enfrentamiento. En la ciudad se ha visto movilización y vuelos de helicópteros y aviones. Se ha visto bastante movimiento de militares, que causa pánico 52.

2.1.3. Nación Venezolana

Para el punto de vista de la sociedad civil venezolana, el tema de las FARC es visto diametralmente opuesto en comparación con el presidente Chávez, la encuestadora Hinterlaces 53 –la que pronosticó el triunfo de Chávez el 3 de Diciembre del 2006- dice que el 87% de los venezolanos rechaza la amistad que tiene el presidente con las FARC. Esto, según Oscar Shemel –director de la encuestadora- debido a un repudio del los venezolanos a las FARC y el “desencantamiento” que envuelve al liderazgo del presidente Chávez, al mismo tiempo de un fortalecimiento de la sociedad y los valores democráticos y el desabastecimiento alimentario que afecta a la ciudadanía. Además el 83% está de acuerdo que Venezuela se una en la lucha en contra de las FARC. Más del 85% está en desacuerdo con el discurso beligerante, exagerado, vulgar y grosero del Presidente en relación con otros países y otros presidentes54

50. Las Últimas Noticias [on line]. Uribe y Correa son los presidentes latinoamericanos más aprobados. Ecuador. 21 de Abril del 2008. Lista de opinión <http://www.ultimasnoticias.ec/solo_texto_search.asp?id_noticia=5803&anio=2008&mes=4&dia=21> [Consulta 27 de Junio del 2009].51. Las Últimas Noticias [on line]. El 58 por ciento de ecuatorianos confía en Fuerzas Armadas, pese a críticas. Ecuador. 21 de Abril del 2008. Lista de opinión <http://www.ultimasnoticias.ec/solo_texto_search.asp?id_noticia=5773&anio=2008&mes=4&dia=21> [Consulta 27 de Junio del 2009].

52. BBC [on line]. Conflicto Andino: como vivimos. Ecuador. 2003. Revista on line <http://www.humanet.com.co/conflicto_colombia.htm> [Consulta 27 de Junio del 2009].53. La Página de Damián. Hinterlaces: 87% de venezolanos rechaza amistad con las FARC [pdf.]. 6 de Febrero del 2008. Lista de opinión < http://www.damianprat.com/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=349> [Consulta 29 de Junio del 2009].54. La página de Damián, Ídem.

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hace tiempo.

3. Conclusiones.

Contrario a las opiniones de escépticos sobre el problema diplomático producido el 1 de Marzo, la incursión de la milicia colombiana al territorio ecuatoriano sí produjo una crisis a nivel regional y no es solamente un fenómeno mediático. Primero, porque existe en el derecho internacional el principio de inviolabilidad del territorio, lugar donde el Estado ejerce su soberanía y que al ser traspasado no solamente representa un agravio para la nación afectada sino también es una amenaza de gran impacto que afecta a la sociedad, cultural como psicológicamente debido a la situación de inestabilidad que produce, además de los efectos directos como la muerte de ciudadanos ecuatorianos como de otros países.

También, este revés diplomático resulta importante porque desestructura la imagen tanto para la sociedad ecuatoriana como en la comunidad internacional de un gobierno que se mantiene neutral ante el problema de las FARC porque “no es parte de su realidad”. Aunque sabemos que al menos para la sociedad ecuatoriana esta evidencia no afecta mayormente la aprobación al gobierno de Correa, suponemos que producto de la campaña comunicacional de desestimación de las pruebas presentadas por el gobierno colombiano para confirmar los nexos entre dicha nación y las FARC.

A nivel de los discursos y los efectos que producen en la sociedad civil, en un registro de más de cien noticias que hablaban sobre este tema y 45 seleccionadas para su análisis, podemos concluir los siguiente: En la sociedad colombiana el tema de las FARC es algo permanente, las dificultades que presentan producto del narcotráfico, secuestros y robos los tienen en una situación de mirada en sí mismos, desconociendo los problemas que presentan sociedades como la ecuatoriana

Esto porque para la sociedad civil venezolana las FARC las asocia a temas de secuestro, robos e inestabilidad en la frontera.

Del lado que está a favor del accionar y el discurso chavista se refieren a los problemas económicos y calidad de vida que la migración colombiana ocasiona como en la ciudad de San Cristóbal, y dice María Cedeño: Tengo temor porque desde hace muchos años hemos venido recibiendo a los desplazados colombianos y junto a ellos se vienen paramilitares, narcotraficantes, y demás delincuentes que huyen de Colombia. Estos a la hora de una eventual agresión a Venezuela se convertirán en enemigos dentro de nuestras propias casas 55. Ella manifiesta un problema real de dificultad de abastecimiento que sufren los venezolanos y que además deben lidiar con los migrantes colombianos que huyen de la guerrilla. También César Gustavo, ciudadano de la misma localidad dice al respecto: Me siento mal porque esta situación agudiza la ya mala situación que tengo. No hay trabajo y hay que comercializar, pero con la frontera cerrada, ¿Cómo se hace? [...]Tampoco se consigue los alimentos a precios regulados o no se consigue y la gente de cualquier tendencia política así lo manifiesta. ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantando a este señor que cada decisión que toma beneficia a sus panas de otros países y nunca a los venezolanos? 56. En esta declaración se presenta una molestia generalizada de la práctica del presidente Chávez de interferir en políticas de otros países de la región en pos de su Proyecto Bolivariano pero, el sentimiento de algunos ciudadanos venezolanos que el precio que paga por ello es la indiferencia al sufrimiento de su propio país.

Para el caso de Venezuela podemos decir que sí son evidentes los discursos contradictorios entre el presidente Chávez y la sociedad venezolana que más que ver el gran proyecto bolivariano, necesita resolver sus problemas económicos y sociales, además de reprobar la acción de las FARC. Es más, el problema del 1 de Marzo lo ven más que un tema de guerrilla y narcotráfico como una debilidad fronteriza que el gobierno venezolano debió resolver

Más del 85% está en desacuerdo con el discurso

beligerante, exagerado, vulgar y grosero del Presidente en

relación con otros países y otros presidentes Esto porque para

la sociedad civil venezolana las FARC las asocia a temas de

secuestro, robos e inestabilidad en la frontera.

Son evidentes los discursos contradictorios entre el

presidente Chávez y la sociedad venezolana que más que ver el gran proyecto bolivariano,

necesita resolver sus problemas económicos y sociales, además

de reprobar la acción de las FARC

Existe en el derecho internacional el principio de inviolabilidad del territorio,

lugar donde el Estado ejerce su soberanía y que al ser traspasado no solamente

representa un agravio para la nación afectada sino también es

una amenaza de gran impacto que afecta a la sociedad,

cultural como psicológicamente debido a la situación de

inestabilidad que produce,

55. BBC MUNDO, Op. Cit.56. BBC MUNDO, Ídem.

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y habiendo cierta rivalidad cultural con ella, la explicación según Sabucedo y otros investigadores es que la identidad colombiana y ecuatoriana son incompatibles producto de sus orígenes étnicos ya que Colombia es una sociedad mayoritariamente mestiza y Ecuador presenta mayor población indígena, esto es por las necesidades que cada tipo de sociedad requiere, siendo conocido que el presidente Correa ha tenido muchos problemas con las manifestaciones de este segmento de la sociedad. Existe por parte de la sociedad civil colombiana un 84% de aprobación a la gestión del presidente Uribe, que se debe no a su posición ideológica sino al compromiso asumido para la erradicación de las FARC en la sociedad colombiana; algunos mencionan al respecto que “bien vale la pena” el traspasar la frontera si eso significa exterminar a los grandes mandos y así desintegrar a ese movimiento guerrillero. Así que podemos decir que para esta sociedad existe una congruencia entre la opinión pública y el discurso oficial encarnado en la figura de Álvaro Uribe.

Para el caso de la sociedad ecuatoriana, si bien la aprobación al gobierno de Correa es el segundo mayor de América Latina, hay una opinión fragmentada por parte de la sociedad civil. Antes del 1 de Marzo del 2008, la opinión general de la sociedad colombiana es que era apropiado que Ecuador se mantuviese ajeno a ello porque no pertenecía a los problemas que les afectaran directamente. Al descubrirse esta base de las FARC en territorio ecuatoriano comenzó el debate y salió a la luz una situación que se vive en la frontera, ciudadanos ecuatorianos que pertenecen a esa parte del territorio comentan sobre el sufrimiento y el abandono por parte del Estado de dichas zonas que los llevó a que para no caer en la inanición les resultó más sencillo callar y recibir apoyo por parte de las FARC. Posterior a estos testimonios el gobierno ecuatoriano encabezó una campaña para desestimar las pruebas presentadas por el gobierno colombiano además de acusaciones por parte de los medios de prensa de ecuador de censura, hasta llegar a una petición de retractación al Wall Street

En la sociedad colombiana el tema de las FARC es algo permanente, las dificultades que presentan producto del

narcotráfico, secuestros y robos los tienen en una situación

de mirada en sí mismos, desconociendo los problemas

que presentan sociedades como la ecuatoriana y habiendo cierta

rivalidad cultural con ella

si bien la aprobación al gobierno de Correa es el

segundo mayor de América Latina, hay una opinión

fragmentada por parte de la sociedad civil

para la sociedad venezolana la incongruencia discursiva por parte del presidente Chávez y la sociedad venezolana es realmente evidente con un

87% de reprobación a la amistad que tiene este con las

FARC

en relación al tema de si existe un consenso entre lo que son las FARC para la sociedad, la

respuesta con toda seguridad es negativa: existen variados

epítetos por los cuales definen, a su modo de ver, la verdadera

identidad de las FARC

Journal donde se afirma la colaboración de gobierno ecuatoriano a la guerrilla de las FARC.

Finalmente, para la sociedad venezolana la incongruencia discursiva por parte del presidente Chávez y la sociedad venezolana es realmente evidente con un 87% de reprobación a la amistad que tiene este con las FARC. La situación que enfrenta los venezolanos en la frontera, donde hay falta de abastecimiento, además de la migración constante de colombianos al territorio produce una fuerte molestia porque se cree que el presidente venezolano abandonó a su país en pos de conseguir su proyecto bolivariano. Para esta sociedad civil las FARC si representan secuestros, narcotráfico, asesinatos e inestabilidad política y reprueban las denominaciones de beligerante y revolucionarios, estimando que las formas de expresión de su presidente en la mayoría de los actos diplomáticos es “grosera” o fuera de contexto.

Es por lo anterior que en relación al tema de si existe un consenso entre lo que son las FARC para la sociedad, la respuesta con toda seguridad es negativa: existen variados epítetos por los cuales definen, a su modo de ver, la verdadera identidad de las FARC, pero al menos sí hay un consenso de que hoy por hoy sea un problema. Para esta investigación nos acercamos a los términos guerrilla y terrorismo para denominar a las FARC, esta concepción es la que define el analista internacional Raúl Sohr. Representa una guerrilla porque es una “pequeña guerra” problemática para el gobierno de turno y es terrorista en su método de expresión de lucha ya que este concepto no se comprende como una posición política o ideológico sino por la práctica de violencia y ser una amenaza de tipo asimétrica que va en contra de la población civil.

La relevancia de un tema de análisis basado en las concepciones de las naciones implicadas, además de los conceptos utilizados en sus posturas discursivas tiene asidero en que la realidad representa una construcción social y existe un compromiso de cambio como superación de la misma, el comienzo

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es dado por una transformación del discurso. La discusión semántica sobre el problema de las FARC también es relevante porque así podremos comprenderla, analizarla y resolverla ya que lo que sí es sabido es las FARC son un problema que afecta tanto a la nación colombiana como a la comunidad internacional, y por lo cual, su resolución queda fuera de las posibilidades del gobierno local, siendo necesario un apoyo internacional, y por sobre todo, la formulación de una planificación conjunta entre el gobierno, los agentes internacionales y la ciudadanía.

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Un análisis a su evolución en el Chile republicano durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX.

Alfred Hinrichsen HerreraEstudiante egresado de la carrera de Licenciatura en Historia con Mención en

Ciencias Políticas, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2009.

Utilización Política de la Fiesta

El Orden de la Memoria

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El Estado y la fiesta, a priori parecieran ser dos conceptos que poseen poca o ninguna relación entre si, o al menos nada más profunda que una que otra conmemoración de un gran ‘hito’ en la historia nacional, o uno que otro banquete oficial para alguna comitiva extranjera; incluso me atrevería a decir que para el común de la gente se ven como dos conceptos antagónicos ya que la idea de Estado siempre se asocia al orden, a las leyes, y en general a todos los elementos, que posee éste, que tienden a normalizar una sociedad; mientras que la fiesta se asocia a la liberación, distendimiento, espontaneidad, e incluso al derroche, a los vicios y a los excesos, en general a un espacio donde las regulaciones de la vida cotidiana no se aplican, y por ende, donde el Estado no tendría cabida alguna. Sin embargo, a pesar de todas estas ideas que circulan en la mentalidad de la gente, efectivamente existe una estrecha relación entre la fiesta y el Estado, una vinculación que llega a ser tan profunda que llega a casos donde no se entienda la una sin la otra, ya que una, el Estado, ejerce un nivel de influencia tan grande que no solo controla, si no que enmarca e incluso significa (o re-significa) a la otra.

Esta paradójica situación fue la primera motivación para estudiar esta compleja y a primera vista extraña relación. Luego, como es natural, vinieron una serie de preguntas básicas que tan sólo profundizaban esta paradoja, primero: ¿Por qué el Estado se relaciona con la fiesta? Siendo que se podría concebir como conceptos ontológicamente contradictorios. Luego, si realmente existe una vinculación ¿qué utilidad tiene para el Estado la fiesta?, especialmente en una realidad como la chilena donde, se podría pensar, que el Estado tiene preocupaciones muchísimo mayores que encargarse, o preocuparse, por las banalidades de una que otra celebración. Y por último, si es que verdaderamente se relacionan y existe una función que el Estado le atribuye a la fiesta en beneficio propio ¿por qué la fiesta permite tal ‘intromisión’?, es decir, ¿cómo es posible que la fiesta, y quienes son partícipes de ella, permitan que se les modifique y se les utilice de esa manera?, ¿acaso a los asistentes

De esta manera, en esta investigación planteamos que

el Estado de Chile, desde su establecimiento como República

Independiente, ha utilizado la ‘fiesta’ como un mecanismo de legitimación de sí mismo, y como una herramienta de

promoción de sus valores civilizatorios.

de ella no les preocupa esta ‘intromisión estatal’?, o ¿quizás la avalan?, o por el contrario, ¿es posible que la fuerza ordenadora del Estado sea tal que impida toda resistencia?. Estas son algunas preguntas elementales que guían los primeros pasos de esta investigación, y que intentaremos abordar en la presente artículo.

De esta manera, en esta investigación planteamos que el Estado de Chile, desde su establecimiento como República Independiente, ha utilizado la ‘fiesta’ como un mecanismo de legitimación de sí mismo, y como una herramienta de promoción de sus valores civilizatorios. En este sentido, las fiestas populares se han visto influenciadas por la acción directa del Estado, ya sea mediante el control de ellas con objeto de resignificar las expresiones populares, o por medio de la prohibición de la celebración que fuera imposible de adaptar al nuevo canon impuesto por los aparatos estatales. Así, el Estado logra conformar un instrumental útil a sus propias aspiraciones, que afirma, y transmite la validez de su propia existencia y de los ideales y valores que ella encarna. Sin embargo, esta situación cambia a principios del siglo XX, debido a los profundos cambios que experimentó el país producto de un proceso de ‘modernización’ que afectó todas las áreas de su quehacer y la forma en que se concebía a ella misma y a la sociedad. Estos cambios, en especial los que atañen a la cultura, política y sociedad se vieron reflejados a su vez en las fiestas o expresiones de jolgorio popular, dándose una adaptación de ellas que permitió, por un lado desembarazarse del control del Estado, y por otro, ser reflejo y transmitir un nuevo código cultural vinculado ya no a los ideales del Estado de antaño, si no que a nuevas realidades sociales que se dieron en el país.

Para lograr desarrollar nuestra hipótesis debemos intentar articular el trabajo de modo que cada una de sus partes se resuelva de la mejor manera posible. De este modo, en primer lugar hablaremos del marco teórico donde haremos una reflexión en cuanto a los conceptos del Estado, de la fiesta (y

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sus distintos tipos) y de la paulatina modernización que se dio en Chile, que resultan ser tres elementos claves en nuestra problemática. Luego, dividiremos los ámbitos de análisis según el modo de actuar que tuvo el Estado frente a las determinadas celebraciones. Así, veremos primero algunas de las expresiones populares más emblemáticas que fueron sistemáticamente ‘censuradas’ o prohibidas por el Estado, como lo fue el tradicional carnaval, (más conocida como la ‘chaya’), junto a otras formas de recreación como la música popular y el consumo de alcohol. Luego, analizaremos los casos de las celebraciones que el Estado intentó controlar y re-significar, eliminando de ellos los elementos no deseados, como lo fue un excesivo recuerdo a la herencia colonial española, una exacerbación de los valores de la iglesia católica en desmedro de la nueva autoridad estatal o una pervivencia de prácticas y culturas ‘bárbaras’ (populares o campesinas), que ya no eran aptas al grado de desarrollo que debía alcanzar Chile, al tiempo que proponía sus nueva escala de valores; este fue el caso de instancias como las chinganas, las celebraciones del 18 de septiembre, siendo el pináculo o corolario de este esfuerzo, las celebraciones del centenario. Finalmente, esbozaremos brevemente los principales cambios que experimentó Chile a fines del siglo XIX y comienzos del XX, y como esta modernización comenzó a relativizar los ideales hegemónicos que antaño profesaba el Estado, y posibilitó una apertura a nuevas formas recreativas populares, que fueron símbolo y expresión de estos nuevos valores, siendo el más claro ejemplo el garito y especialmente el circo.

Adentrarnos en un debate sobre la conceptualización del Estado propiamente tal, excede los objetivos planteados en este artículo, por lo que no nos esforzaremos en aportar elemento nuevo en tal profundo análisis. Tomando en consideración esto último, y basándonos en algunos conceptos y autores clásicos de la ciencia política, podemos señalar que el Estado posee como cualidades inherentes en sí, los conceptos denominados de ‘potestas’ y ‘autoritas’,es decir, el estado posee

tanto la capacidad material y formal de ejercer aquel poder llamado estatal, y que este último, a su vez cuenta con el reconocimiento efectivo por parte de los gobernados, concediéndole así a esta institución la capacidad de normativizar a la propia comunidad política. Ahora bien, centrándonos en dicha necesidad de reconocimiento del estado por parte de los gobernados, diremos que en razón de esta ultima surge la principal motivación del Estado para inmiscuirse en las fiestas. Recordamos entonces lo planteado por Karl Marx al vincular esta necesidad de reconocimiento a la propiedad del Estado de poder generar una cultura que sustente su propia dominación. En razón de ello, la teoría marxista del Estado, plantea que este organismo esta compuesto de dos ámbitos fundamentales, las denominadas ‘superestructura e infraestructura’ de esta manera la infraestructura resultan ser los medios materiales que posee el Estado para ejercer su dominación, tanto en el plano administrativo (burocracia) como represivo (tribunales, policía, cárcel, etc.); mientras que la superestructura constituye la ideología, la cultura que legitima y valida su posición de dominación frente a los dominados, como puede ser la educación. Apreciamos entonces que nuevamente el Estado, según la teoría marxista, requiere y necesita de una fórmula, un instrumento de índole cultural que sustente y afiance su posición y su rol, entre los cuales se incluyen las festividades. Por último, Max Weber señala que: existen tres tipos de justificaciones internas, de fundamentos de la ‘legitimidad’ de una dominación. En primer lugar, la legitimidad del <<eterno ayer>> de la ‘costumbre’ consagrada por su inmemorial validez y por la consuetudinaria orientación de los hombres hacia su respeto[...]. En segundo término, la autoridad de la ‘gracia’ (carisma) [...]. Tenemos por último, una legitimidad basada en la <<legalidad>> en la creencia en la validez de los preceptos legales y en la <<competencia>> objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas..1. En este sentido, Weber no sólo nos reafirma que el Estado tiene la necesidad de validarse frente a los gobernados, estableciendo que el poder se basa en una situación relacional, sino que también nos proporciona dos elementos

1. Weber, Max, El político y el científico, Ed Alianza, Madrid, 1967, p. 85.

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esenciales para resolver la interrogante del por qué el Estado intenta controlar las expresiones de fiesta: la legitimidad de la costumbre y la legalidad. En primer lugar, el Estado busca otorgarle un sentido histórico a su proyecto, una vinculación con un pasado atávico que permita sustentarla históricamente, razón por lo cual persigue generar tradiciones mediante conmemoraciones que doten de esa historicidad al Estado, el mejor ejemplo de ellos son las festividades oficiales en torno a ciertas fechas icónicas para la historia de la nación, como el 18 de Septiembre o el 21 de Mayo; en este sentido es necesario crear tradiciones festivas que estén dotadas de un significado de legitimidad y pertenencia. En segundo lugar, la legitimidad basada en la legalidad se logra mediante la regulación de la fiesta dentro de un marco jurídico específico, otorgándole así poder al Estado para organizar, permitir y facilitar ciertas festividades, lo que a su vez conlleva al reconocimiento intrínseco de la posición del Estado dentro de la comunidad política.

La Fiesta es la creación de un ámbito espacio-temporal extraordinario que trasciende lo cotidiano y permite así la regeneración de la habitualidad del trabajo y la renovación de los deberes y obligaciones de todos los días. En este ámbito espacio-temporal, la fiesta acontece como una metamorfosis estética y simbólica del mundo 2. Como se ve, en un sentido amplio la fiesta siempre ha tenido una connotación ritual relacionada con lo sacro, así celebrar es alabar, aplaudir, encarecer; venerar con culto público los misterios de la religión y la memoria de los santos 3. En este sentido lo profano, lo propio de este dimensión humana, con sus reglas y limitaciones se transforma adquiriendo una connotación sagrada; esto implica no tan sólo que las regulaciones o los códigos profanos pierdan vigencia e interés durante este tiempo festivo, si no que también es el mismo tiempo [el que] se transforma y se renueva: se crea un espacio y una ambiente único, una abstracción de la vida corriente 4. Así, la festividad esta dotada de sus propias regulaciones, sus propios códigos, jerarquías y ordenamiento, pero más que nada, contiene en si mismo una dimensión simbólica, está dotada de una carga significativa

De esta manera se le dio un cambio de objeto en las festividades, recubriendo lo

profano (lo propio del Estado) con este manto de sacralizado,

se buscó la renovación de este vínculo pero en un nuevo

sentido

que lo vincula a un tiempo donde lo profano ya no es lo predominante ni lo que ordena. En este sentido más primigenio quizás, se re-afirma nuestra primera impresión de que ontológicamente el Estado - esta institución profana que regula y ordena la comunidad política - y la fiesta - este espacio que se abstrae de las regulaciones humanas - son, efectivamente, contradictorios. Sin embargo, esto se comienza a relativizar al evidenciar que la definición de fiesta también conlleva la regeneración y la renovación de los deberes y obligaciones de todos los días, por lo que contiene intrínsecamente un valor que profano, un valor de renovar el vínculo, reafirmándolo con cada festividad. De esta manera se le dio un cambio de objeto en las festividades, recubriendo lo profano (lo propio del Estado) con este manto de sacralizado, se buscó la renovación de este vínculo pero en un nuevo sentido, como una renovación de esta relación entre la comunidad política y el Estado que la cobija, constituyéndose como una renovación de la fidelidad, de la pertenencia, y por ende, del reconocimiento del individuo a esta comunidad mayor, el Estado. Este cambio fue especialmente claro tras el advenimiento del siglo de las luces que comenzó a laicizar a la sociedad. Así, lo demuestra Rousseau, quien plantea que la fiesta conviene a los pueblos -en una República- como un medio para organizar una especie de asamblea creando entre sus miembros agradables lazos de placer y de felicidad que los puede mantener unidos como comunidad.5, es decir, otorga a la festividad una finalidad práctica y profundamente profana, que es la de construir y asegurar la unión de esta Voluntad General, (que no es otra cosa que el Estado), en la cual descansaba su teoría política.

Una vez reflexionado sobre los conceptos de Estado y la Fiesta, y habiendo establecido las relaciones y vinculaciones que éstos tienen desde su punto de vista teórico, es necesario aterrizar esto en la realidad chilena, y ver como efectivamente se resuelve nuestra hipótesis. Como habíamos anteriormente mencionado, el trabajo se estructurará analizando por separado las festividades que fueron prohibidas, las que fueron controladas y resignificadas, y por

5. González Pérez, Marco, El concepto de fiesta, Revista intercultural del mundo hispanoparlante, Ómnibus Nº21, Julio de 2008

2. Cruz de Amenazar, Isabel, La Fiesta. Metamorfosis de lo cotidiano, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1995, p. 133. Cruz de Amenabar, Isabel, La Fiesta. Metamorfosis de lo cotidiano, Santiago, 1995. Citado en Muñoz Hernández, Luis; Los Festejos del Centenario de la Independencia. Chile en 1910. Tesis de Licenciatura. Pontificia Universidad Católica de Chile, 1999, p. 19.4. Ibíd., p. 17.

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último las celebraciones populares que surgieron por los cambios introducidos por el proceso de modernización en Chile y que se escaparon del control e influencia del Estado.

Intervención Estatal en las festividades chilenas. Censura y Prohibición

Como ya hemos apreciado, el Estado pretendía que las fiestas y las formas de recreación popular fueran la expresión de su propia existencia, encarnándose en estas festividades los valores y la cultura que ésta buscaba promover. En este contexto, veremos como el Estado, apelando a la falta de higiene y salubridad, al desorden, a los excesos y en general a cualquier actitud que supuestamente reflejara este patológico estado moral que distaba del adelanto social que había alcanzado Chile, y que fuera imposible de re-significar por ser considerada en sí misma una actitud de barbarie, fue sistemática y progresivamente perseguida, censurada y prohibida. En el presente subcapítulo analizaremos el caso de tres expresiones típicamente populares que sufrieron esta prohibición. Primero reflexionaremos en torno a la música y las prácticas del consumo de alcohol, que implican, justamente por su generalidad, un espectro amplio de interpretación que resulta bastante elocuente para percibir la actitud general del Estado frente a las expresiones que no les eran útiles a sus fines de auto-afirmación. Luego, finalizaremos con el caso más emblemático quizás de prohibición, el tradicional carnaval que se vivía en todas las ciudades y el campo de Chile, que se realizaba entre el domingo de ramos y el miércoles de ceniza de cada año; veremos como esta costumbre fuertemente arraigada en la población fue durante casi un siglo perseguida para finalmente hacerla desaparecer de la actividad pública a inicios del siglo XX.

La música, como medio de expresión cultural se puede caracterizar de dos formas, por un lado está la música docta o profesional, por otro, está la música popular, de carácter más espontáneo,

folklórico y localista. A grosso modo, se puede identificar con relativa facilidad, la música docta con la música más vinculada al clero, a los distintos ritos o conmemoraciones de carácter oficial del Estado. La misma opinión posee Gabriel Salazar al señalar que la música ‘seria’ era internacional – de origen europeo sobre todo -, lo mismo que la religiosa, y tenían el prestigio ‘didáctico’ de ser la música de la ‘civilización cristiana occidental’, de modo que, a todo trance, eran consideradas formas musicales ejemplares, clásicas, memorizables y reproducibles; o sea: cultura dominante, opuesta a las manifestaciones bárbaras de la música autóctona, indígena o popular 6 . De este modo, se puede ver como la música no es una expresión inocua, de mera recreación, por el contrario, la música esta dotada de una carga simbólica al igual que la fiesta, y justamente ambas se potencian y conviven desde sus orígenes. Esta música docta implicaba profesionalización y seriedad, la música de Iglesia tiende a exaltar valores cristianos o los misterios de la fe, con esta música se vive recogimiento, se hace penitencia, se expían culpas. El Estado por otro lado, utiliza del mismo modo la música, es el acompañamiento a sus conmemoraciones y rituales, el himno nacional es utilizado para exacerbar y enaltecer al Estado y a su comunidad política, es una instancia solemnidad; las bandas militares, que acompañan las marchas, complementan la imagen de valor guerrero, rigor marcial, orden y disciplina que son valores fundamentales que el Estado chileno intenta promover.

Por otra parte, la música popular posee características que difieren profundamente de la música docta. En primer lugar es una música espontánea, que no requiere mayor técnica ni oficio, que se centra no sólo en divertir y recrear las numerosas instancias de esparcimiento vividas en las chinganas, chimbas, y en las diversas fiestas particulares vividas en los ranchos campesinos, sino que también es música que posee una gran carga simbólica, la música popular va siempre recogiendo, comunicando y delegando sentimientos, recuerdos, picardías, denuncias y magia colectiva. Dolor, rabia o fantasía 7. Además esta música recoge y expone las

6. Salazar, Gabriel, Historia Contemporánea de Chile, Volumen V: Niñez y Adultez,. Ed. LOM, Santiago, 1999, p. 147.7. Ibíd., p. 148.

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condiciones de vida del campesinado y de los más pobres que viven en la ciudad, logrando con ello constituirse en una música que otorgaba identidad a los más desposeídos y marginados, era un canto a la identidad de quienes, socialmente, construían a pulso su (pobre) realidad. […] Para los pobres, la música no era un espectáculo, pues tenían que multiplicar su energía vital alegrándola y preservar su unidad divirtiéndola. Sin ella, sus redes perderían fuerza de gravedad 8.

Esta visión de una música identitaria, que apelaba a valores que no se correspondían con los de la música popular se refleja aún más en la cueca, que siempre acompañaba las festividades populares y el ritmo de su música. Joaquín Edwards Bello constituye un muy buen ejemplo de cómo era percibido este baile por aquellos que estaban más acostumbrados a percibir la música docta, aquella clase educada que conformaba y daba forma al Estado. En su obra El Roto, caracteriza a la cueca como una alegoría sexual y sanguinaria 9 , que era el más vivo ejemplo de la naturaleza mestiza de nuestro pueblo. En obras posteriores caracteriza a la cueca como un ruido alarmante 10 , e incluso nos muestra la incomprensión que genera este baile para los hombres educados, al mostrarnos un pasaje que él vivió estando en París, cuando unas mujeres de aquel país vieron por vez primera la cueca, comenzaron a discutir sobre su origen y naturaleza, señalando:

- Es un cosaco _ dijo una- Es húngaro. Conozco esas danzas salvajes _ dijo cierta cocotte anciana, entendida.- Príncipe cosaco _ insistió la primera- Polaco. Le vi beber champaña en el zapato de Gaby después de cargar con ella en brazos.- ¡Te digo que cosaco! ¡Es baile de cosacos! ¡De salvajes! 11.

Como se ve, para las clases más educadas, para aquellos que controlaban el Estado, la música popular y su baile la cueca, eran símbolos de salvajismo y de incomprensión; era una música y baile totalmente contrario a la armonía y al protocolo que reinaba

Además esta música recoge y expone las condiciones de vida del campesinado y de los más pobres que viven en la ciudad, logrando con ello constituirse en una música que otorgaba

identidad a los más desposeídos y marginados

en la música docta, en la música civilizada, en aquel vals tan regulado y ordenado. La cueca representa lo contrario, al igual que su música es expresión de espontaneidad, libertad, no conlleva regla alguna, como señala el mismo Joaquín Edwards Bello, la cueca es un baile que cada cual interpreta a su manera. Nunca la vi bailar según reglas fijas 12.

Ahora, tomando en cuenta todo lo anterior, sería una exageración señalar que la música fue prohibida y perseguida (como sí lo fueron el consumo de alcohol y los carnavales que veremos a continuación). No contamos con información que hable de que el Estado haya tomado estas medidas frente a la cueca, sin embargo podemos apreciar que existe un verdadero desprecio por la música popular de parte de las capas superiores de la sociedad y del Estado en cuestión. Esto se demuestra en las celebraciones del Centenario de nuestra independencia, celebración que debiera ser la máxima expresión de chilenidad, constituyó una omisión total a las tradiciones más arraigadas de nuestro país; si existían banquetes, estos eran de comida francesa 13 , si habían fiestas y bailes, estos eran vals o Smoking – Concert 14, nada de ramadas oficiales o algún tipo de vinculación entre el Estado de Chile y las costumbres de su tierra, Chile debía parecer un Estado lo más civilizado posible, es decir, lo más cercano que se pudiera del modelo europeo imperante. Por esta misma razón, el Estado sólo promovía la música docta, aquella que concordaba con los valores que ella poseía. Por esta razón señala Gabriel Salazar que tan sólo en la década del 1930 comienza a ser rescatada de la marginalidad la música popular; [se fue] rescatando la música social del bajo pueblo, que contrastaba con la música nacionalista que las elites dirigentes trataban de imponer a través de la radio y la prensa escrita 15.

Joaquín Edwards Bello, en un artículo publicado el 5 de Enero de 1924 llamado Borracheras siderales de la raza, realiza una elocuente denuncia sobre la forma de recreación más difundida y generalizada en Chile, el consumo de alcohol. Comienza su artículo diciendo lo siguiente: MUCHAS VECES HEMOS

8. Ibídem.9. “La cueca es una alegoría sexual y sanguinaria de la fusión guerrera de dos razas. Por eso se siente resonar el tambor de Castilla y el chivateo de Arauco; es la constante persecución del europeo a la india, que en última figura de la danza se entrega bajando los ojos, simulando hasta el último una resistencia desganada y silvestre.”. Edwards Bello, Joaquín, El Roto, Ed. Universitaria, Santiago, 2007, p. 61.10. “El ruido, lo animado del baile y esas caras fieras e incitantes eran una cosa para alarmar a cualquiera que no tuviese la costumbre.” Edwards Bello, Joaquín, Crónicas del Centenario, Ed. Zig-Zag, Santiago, 1968, p. 114.11. Edwards Bello, Joaquín, Op. Cit., p. 116 - 117

12. Ibíd., p. 112. 13. “Caviar d‘Atrakun en Block, Velauti aux Amandes, Congre Sauce Hollandaise, Poulet Demi – deuil, Tournedos Rossini, Dinde roti aujus, Salade Russe,Sara Bernhardt, Asperges en Branche Sauce Mousseline.”. Este era el menú de un banquete ofrecido a la delegaciones extranjeras el día 22 de Septiembre, al cierre de las celebraciones. Citado en Muñoz Hernández, Luis, Op. Cit., p. 77.14. Véase Reyes Del Villar, Soledad, El Centenario de Chile (1910). Relato de una fiesta, Ed. Globo, Santiago, 2007, p. 106.15. Salazar, Gabriel, Op. Cit., p. 149.

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SOSTENIDO que una de las mayores calamidades nacionales es el alcoholismo, y que, de no atajarlo a tiempo, se perderán las cualidades de resistencia y vigor celebradas en el pueblo chileno. Todas las naciones donde el alcoholismo hacía estragos dictaron leyes para combatirlo, y nosotros creemos, con cierta experiencia por los viajes, que ningún país está más necesitado que Chile de tales leyes, porque en ningún país se llegó a excesos tan reprobables en ese sentido 16. Esto nos abre paso a entender porque el consumo de alcohol, y la embriaguez o alcoholismo que esta genera, fue una preocupación constante del Estado chileno. Pero no hay que confundirse, esta intención se podría juzgar como una actitud perfectamente comprensible y deseable, ya que en teoría esta demostraría una intención altruista de querer proteger y amparar a la población de una enfermedad pública como lo era el alcoholismo. Sin embargo, esta apreciación se puede relativizar bastante tomando en consideración lo extendido del vicio y las soluciones que el Estado adoptó para ‘combatirla’, ya que finalmente esto se correspondía más con una intención de limpiar la ciudad de elementos indeseables; de eliminar de ella estos elementos que alteraban la imagen idílica de ciudad ordenada, decente, símbolo y pináculo del progreso social que pretendía haber alcanzado la elite que administraba el Estado.

En primer lugar, el alcoholismo era concebido como un vicio sólo del bajo pueblo, que mermaba su dignidad humana, que tenía relación con el vagabundaje que se evidenciaba en toda la ciudad, y que además producía desordenes e insalubridad pública, el alcohol finalmente revelaba todos los rasgos de barbarie que poseía el hombre, los revelaba y potenciaba 17. El mejor ejemplo de este esfuerzo del Estado se evidenció durante el período de Benjamín Vicuña Mackenna al mando de la Intendencia de Santiago; Vicuña Mackenna intentó construir su ciudad de mármol, eliminando cualquier resabio ajeno a los ideales de orden y progreso que imperaba en el Estado. Así, el Intendente comenzó a borrar del mapa de la ‘ciudad santa’ o decente la vida real e históricamente construida de 1os pobres y de 1os ‘rotos’. El 1 de mayo

de 1872 decretó prohibida la presencia de los mendigos en la ciudad. […] El 12 de diciembre de 1873 prohibió ‘absolutamente’ la instalación de fondas y el expendio de licores en la Alameda para la Pascua de Navidad. Precisamente en relación al carnaval, el 18 de febrero de 1874 prohibió las expresiones populares y desbordantes de la ‘chaya’ en el Ferrocarril Urbano 18. Estas medidas demuestran que realmente, se prohibió la venta de alcohol como un medio de expulsar a las clases populares del centro de la ciudad, ya que, entre otras cosas, las clases adineradas poseían otros medios de obtener el tan preciado licor. Por eso nos atrevemos a señalar que esta preocupación del Estado por evitar o ‘prohibir’ el alcoholismo fue a su vez una preocupación hipócrita, ya que aunque se apelaba a la salubridad pública y a la moralidad, no atacaba la raíz del problema y centraba su atención en sólo una clase social, el bajo pueblo urbano 19. En los campos, los hacendados viñateros seguían vendiendo vino barato y chicha a sus inquilinos o trabajadores, en las salitreras o en las minas, seguían existiendo pulperías y cantinas con los cuales mantener ebrios (y contentos) a sus trabajadores; como lo demuestra Baldomero Lillo fatalmente irremisible, el obrero busca en el alcohol, no el tósigo que le haga olvidar sus miserias, sino el cordial que restaure sus fuerzas y el estimulante que entone su ánimo decaído. Y es para él necesario este estimulante, , que si las bebidas alcohólicas se suprimiesen en la pampa sin cambiar sus actuales condiciones de vida y de trabajo, los trabajadores emigrarían en masa sin que bastase a detenerlos el alza de los salarios y aunque los jornales de duplicasen o triplicasen 20; incluso Luis Emilio Recabarren denuncia como los oligarcas que competían por el control del estado, aquellos mismos que después apelaban a la moral, aplicaban cohecho durante las elecciones, y a cambio de tales renuncias lo único que conseguían [los trabajadores] era una suma irrisoria que generalmente se empleaba en la compra de licor, cuando el licor no oficiaba directamente como instrumento de pago” 21. “ . A su vez, en la misma ciudad, “[con el pretexto de] mantener el orden público, [se] decretaba prohibida la embriaguez. La burguesía podía dedicarse públicamente a 1os juegos y a las apuestas en el elegante Club Hípico , pero, por otra parte, se daba el lujo de reprimir las populares riñas de gallos

Por eso nos atrevemos a señalar que esta preocupación del

Estado por evitar o ‘prohibir’ el alcoholismo fue a su vez

una preocupación hipócrita, ya que aunque se apelaba a

la salubridad pública y a la moralidad, no atacaba la raíz

del problema

16. Edwards Bello, Joaquín, Crónicas Reunidas. 1921-1925, Ed. Universidad Diego Portales, Santiago, 2008, pág. 89.17. “dondequiera que uno vaya esos tres días fatídicos: sábado, domingo y lunes, el alcohol bate en pleno sus alas vampirescas encima del obrero; nadie escapa, beben en masa y hasta niños y mujeres; beben en inmensos vasos baboseados que pasan de mano en mano, el infernal mata-rotos, brebaje maravilloso que enloquecería un buey. Mirando para adentro de cualquiera de esas cantinas se ven racimos de caras horribles, con el gesto encanallado, dando manotones en las mesas, gritando su vocabulario de basural, como vivientes monstruos de un infierno. Ya no miran, no ven, no sienten; gritan, se mueven, manotean como autómatas, pelean y finalmente son pateados a la calle por sus verdujos, los cantineros extranjeros que los envenenan, intermediarios en la obra funesta.” Ibíd., p. 91 – 92.

18. Salinas, Maximiliano, ¡En tiempo de chaya nadie se enoja!, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, Mapocho, Nº50 Segundo Semestre, 2001, p. 302.19. Aunque no encontramos mayor referencia a problemas de alcoholismo en las capas más altas de la sociedad en diarios o periódicos, sí existieron voces críticas que denunciaron esta práctica y vicio en la élite, uno de aquellos autores es Joaquín Edwards Bello quien señaló que “La costumbre de beber es propia a todo el pueblo chileno: en esta costumbre no hay más diferencia que de locales y calidad del licor: la casta superior bebe buen whisky, champaña y vino; la casta inferior bebe ponches infernales, aguardiente y vinazo. Pero se curan lo mismo. Un plebeyo borracho es tan lamentable, majadero y pegajoso como un caballero borracho.” Edwards Bello, Joaquín, Op. Cit., p. 90.Otro de estos autores fue Baldomero Lillo, quien señalo: si el obrero se embriaga con alcohol desnaturizado, cuyo sabor disfraza un poco de anís o menta, ellos [los patrones] lo hacen con whisky de veinte pesos la botella. Y si hombres relativamente cultos que disfrutan

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o prohibir el juego de las chapitas de 1os muchachos en el Portal Mac Clure 22. Como se ve, se prohíbe la venta de alcohol en la Alameda, (sólo en el centro de la ciudad), y se decreta prohibida la embriaguez y el vagabundaje, pero no se prohíbe la venta en el Club Hípico, que era el epicentro de la actividad recreativa de las clases superiores.

Como ya habíamos señalado anteriormente, el mejor ejemplo de esta intención que poseía el Estado de censurar, perseguir y prohibir las expresiones festivas que no estuvieran acorde a los valores o ideales que este promovía, y que fuera de naturaleza tan bárbara o arcaica que fuera imposible de resignificar en beneficio del propio Estado como una festividad para auto-exaltarse, fue justamente, el carnaval o más popularmente conocida como la fiesta de la chaya. Esta festividad es emblemática porque logra incorporar en si misma todos los elementos despreciables que el Estado buscaba censurar o eliminar: su origen rural, vinculado incluso con los indigenas 23, que ésta se realizaba para conmemorar el tiempo de la recolección agrícola; el rescate de la herencia colonial de viejo cuño español, ya que esta fue una costumbre de la cual se tiene registro desde el siglo XVI y XVII 24; su afinidad con los ritos eclesiásticos, ya sea que le gustase a la Iglesia y a los católicos conservadores o no 25, el carnaval comenzaba el domingo de ramos y culminaba el miércoles de ceniza de semana santa de cada año; y por si fuera poco, el carnaval en sí implicaba un relajamiento del ordenamiento de la ciudad, un desprecio y casi burla del status social. Una excusa para embriagarse y faltar a las reglas de salubridad pública de una manera evidente.

De estos aspectos los de mayor importancia para el Estado eran principalmente la vinculación que tenía tal festividad con el viejo orden, y con la Iglesia. Sin embargo, como excusa para su prohibición siempre se apeló a los problemas de salubridad, higiene, desorden y embriaguez a los cuales estaban asociados estos carnavales. A modo general, una de las primeras preocupaciones del Estado fue reducir el peso simbólico que tenía la iglesia gracias al

el Estado, por las razones antes esgrimidas nunca

intentó controlar el carnaval, ya que ontológicamente le era

imposible re-significarlo, por lo que sus esfuerzos siempre tendieron a eliminarlo como

instancia recreativa

gran número de festividades asociadas a ella, que como hemos señalado en nuestro trabajo, tenían por objeto afirmar y exaltar la figura de la propia Iglesia. De esta manera el Estado pronto fijó un nuevo calendario [que] proscribió fiestas e incluyó nuevas conmemoraciones, pero, principalmente, fijó los días para plasmar la memoria – la presencia del pasado – mediante el rito y el ceremonial 26. rito y ceremonial que afianzará y legitimará al propio Estado. Pero ¿por qué el Estado quería y debía reducir el peso de la Iglesia, si hasta 1925 la Iglesia y el Estado estaban unidos constitucionalmente?, la respuesta principal está en que la Iglesia Católica era uno de los pilares del viejo orden, los ritos se vinculaban rápidamente con las viejas exaltaciones al Rey de España y al Sumo Pontífice, y muchos creían que se podrían vincular con una suerte de nostalgia al antiguo orden, constituyéndose en un peligro tanto para el buen funcionamiento de la República, como para la misma existencia de este Estado Soberano. Por eso la configuración del calendario festivo de la república supuso tres movimientos importantes: en primer lugar, reducir el número de fiestas religiosas; en segundo lugar, controlar el carnaval como una fiesta pública, por antonomasia símbolo del desorden, para llevarla a una fiesta intramuros, que abandonara el centro de las ciudades y que, paulatinamente, dejara su transversalidad social para convertirse en un espectáculo. Finalmente, realzar las fiestas patrias como las más importantes para consolidar la integración nacional mediante la puesta en escena y el despliegue de diversos recursos que impactaran a la comunidad 27. Aunque nos adherimos a los postulados de Milton Godoy, nosotros vamos un paso más allá, ya que postulamos que el Estado, por las razones antes esgrimidas nunca intentó controlar el carnaval, ya que ontológicamente le era imposible re-significarlo, por lo que sus esfuerzos siempre tendieron a eliminarlo como instancia recreativa. Es así como, el 10 de Febrero de 1821 tenemos el primer documento del Estado chileno que busca prohibir al carnaval como instancia legítima de celebración popular. Fue el mismo Bernardo O`Higgins quien señaló que el Carnaval Él abre campo a la embriaguez y a toda clase de disolución, y expone a lances peligrosos por la licencia

del más refinado confort, que no están sujetos a fatigas físicas, no pueden sustraerse del consumo de bebidas espirituosas, mucho menos puede hacerlo el obrero ignorante y analfabeto que después del trabajo queda extenuado y aniquilado por el cansancio y cuya morada es una inmunda pocilga. Lillo, Baldomero, El obrero chileno en la Pampa Salitrera, Conferencia en la Universidad de Chile en 1908, recopilado en Documentos del siglo XX chileno, Editorial Sudamericana, Santiago, 2001, p. 69.20. Ibíd., p. 69.21. Pinto Vallejos, Julio, Socialismo y salitre: Recabarren, Tarapacá y la formación del Partido Obrero Socialista, Ediciones Historia, Santiago, 1999, p. 329.22. Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p. 299.23. Chaya, viene de la expresión Aymara Cha’allay, que significa rocío, rociadura o tirar agua.24. Véase: Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p. 282.25. La mayor preocupación de los fieles de la Iglesia era que ‘el carnaval’ se realizaba justo al terminar la Cuaresma y al comenzar

la Semana Santa. Como bien se sabe, el tiempo de cuaresma es un tiempo de austeridad, de preparación para la nueva venida de Cristo, es un tiempo de penitencia que busca preparar el cuerpo y el alma para el momento de mayor gloria, misterio y solemnidad de la fe cristiana, el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. No es difícil imaginar porque el carnaval, con todo lo que esta representa haya sido vista por los fieles como un enemigo de la mayor consideración.26. Godoy, Milton, El Bicentenario y las fiestas nacionales, en Historiadores chilenos frente al bicentenario, Editorial Salesianos Impresores S.A., Santiago, 2008, p. 227.27. Ibíd., p. 227.

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Como se puede percibir, desde una intervención de menor a una de mayor gradualidad, vimos como el Estado efectivamente entiende que las festividades poseen intrínsecamente una carga simbólica que no es posible renegar. Al ser la música popular y la cueca unos elementos tan disímiles de la música docta y el vals de salón, pero al mismo tiempo, no posicionarse ni constituirse como una amenaza real al Estado, si no que posesionándose más bien como un ámbito salvaje pero casi pintoresco de la realidad chilena, ésta sufrió las consecuencias sólo de su omisión e indiferencia absoluta, un callamiento mas no una persecución de parte de los representantes del Estado. En el caso del alcoholismo vimos una actitud del Estado más enérgica pero también ambigua, donde se demostró el verdadero alcance de las políticas públicas; estas si se pueden aplicar, pero siempre y cuando no afecten el patrimonio o el alcance de los notables, ya que aunque persiguió con fuerza el alcoholismo, este se limitó sólo a perseguir en el centro de la ciudad y sólo en perjuicio de las clases bajas, no tomando ninguna consideración con lo que ocurría en los campos y en las minas o salitreras, y tampoco realizando modificación o reflexión alguna de las conductas, ni de los modos de recreación de las clases superiores, ni de su influencia en el mantenimiento del alcoholismo del bajo pueblo. Por último señalamos, como una fiesta que era totalmente contradictoria e inmanejable por el Estado dadas las profundas implicancias y significados que poseía, se vio obligada durante casi un siglo a ser perseguida, criticada, censurada y finalmente prohibida, como ocurrió con los carnavales.

Intervención estatal. Control y Resignificación de la fiesta.

El Estado, como lo hemos señalado reiteradamente, necesita tanto ejercer efectivamente el poder, como ser reconocido en su rol de ordenador y regulador de la comunidad política de parte de los ciudadanos o súbditos que la conforman. Para lograr este reconocimiento, el Estado utiliza diversas formas de

que se toman las gentes en jugar arrojando harina, afrecho, aguas, y muchas veces materias inmundas, y otras capaces de causar heridas y contusiones, sin hacer distinciones de las clases, edades y sexos contra quienes se arrojan. No debe pues, tolerarse por más tiempo una diversión tan bárbara, como contraria a la buena moral, costumbres y tranquilidad pública, en un pueblo católico, y que con la variación de su sistema político recibe mejoras en dichos ramos. Por tanto, la prohíbo absolutamente en las presentes recreaciones, mandando como mando que no se juegue ni permita jugar ni pública ni privadamente el juego de challa durante su tiempo en esta ciudad, ni en sus suburbios ni parroquias inmediatas 28. Como se ve, se repiten gran parte de los elementos que señalábamos, sin embargo, este documento dista de los señalado por Milton Godoy, ya que prohíbe la chaya como forma de festividad, ya sea de manera pública o privada, ya que su sola existencia es nociva y perjudicial a los ideales del Estado. A pesar de lo señalado por O’Higgins, eliminar una tradición tan arraigada no se logra mediante un decreto presidencial, su permanencia se extendió hasta principios del siglo XX, siendo poco a poco eliminado y marginado a la periferia de las ciudades. Tenemos información que recién en 1890 el Intendente de Santiago, Belisario Prats, eliminó tal práctica del centro cívico de la ciudad, de la Plaza de Armas 29, a pesar de que Benjamín Vicuña Mackenna lo haya declarado ilegal unos 16 años antes como lo señalamos anteriormente. Sin embargo, para principios de siglo, se estaba comenzando a consolidar el objetivo de eliminar tal expresión ya que en 1902 y 1904: Por lo que respecta a 1os juegos carnavalescos, só1o en 1os barrios mas apartados y populosos se ha dejado sentir la chaya [....] El tradicional juego de la chaya ha sido este año mui limitado, hasta el punto que e1 só1o ha tenido lugar en 1os paseos apartados del centro y en algunas casas particulares 30 . Finalmente en torno a 1910 ya se puede asegurar que el carnaval dejó de existir como una festividad masiva en la ciudad de Santiago, aunque en las ciudades provinciales y del interior 31 esta costumbre aún persistía a pesar de que ya existían claros signos de decadencia de la misma.

Como se puede percibir, desde una intervención

de menor a una de mayor gradualidad, vimos como el

Estado efectivamente entiende que las festividades poseen intrínsecamente una carga

simbólica que no es posible renegar.

28. Bando de Prohibición del Carnaval en Santiago de Chile por Bernando O´Higgins. Fuente: Gazeta Ministerial de Chile, tomo 2, Nº79, 10 de Febrero de 1821. Citado en Salinas, Maximiliano, Op. Cit, p. 322.29. Tuvimos el placer de notar que la tradicional costumbre de la chaya, que no tiene razón de ser dado nuestro adelanto social, desapareció, a lo menos por esta vez, completamente, del nombrado paseo. El Estandarte Católico, 20 de Febrero 1890, citado en: Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p. 291.30. El Mercurio, 16 de Febrero de 1904, citado en Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p. 293.31. Como ejemplos de lo anterior se puede señalar que la ciudad de Limache y Quillota, las autoridades prohibieron el Carnaval en 1895, sin embargo hasta 1909 se encuentran en la prensa signos de su pervivencia y fuerza. Quien desee jugar a la chaya puede dirijirse a Quillota o Limache, en donde parece que hai libertad completa, al menos en las plazas, para que los jóvenes y las niñas se echen agua y se chacoteen a su gusto El Mercurio, 4 de Febrero de 1890, citado

en: Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p 286.

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auto-legitimarse, siendo una de las más importantes la utilización de las festividades para transmitir tal objetivo. Así, en el caso chileno, durante el siglo XIX y la primera fracción del siglo XX, el Estado intentó controlar las expresiones festivas tanto en su forma como en su fondo, es decir, se concebía a si mismo como aquel ente regulador que permitía y regularizaba tales expresiones, como también quien las dotaba de un contenido cultural específico. Este contenido cultural específico, estos códigos de conducta conjugan tanto los ideales de orden y civilización, como los de una sociedad de corte aristocrático y paternalista, en la cual los destinos del país descansaban en los hombros de algunos notables que estaban preparados intelectual y espiritualmente para llevar las riendas del Estado y por ende de la nación. En este sentido, se debía ordenar la sociedad en función de reconocer el rol del Estado, pero también de quienes operaban y controlaban el aparato estatal. Ahora, veremos como el Estado logró finalmente coaptar y controlar algunas de estas expresiones festivas, como lo fueron las chinganas y las fiestas patrias; y finalmente vislumbraremos el que se podría considerar como la mejor expresión de la victoria de este anhelo, al analizar las fiestas que se vivieron durante el centenario.

Las fiestas patrias, el máximo símbolo, el corolario al esfuerzo del Estado de dotar a una fiesta de todo un contenido cultural para la auto-exacerbación del mismo. Esta es la fiesta que debiera transmitir en su misma esencia, que es el ser chileno , y que significa ello. Sin embargo, como lo señaló Mario Góngora en su obra Ensayo Histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX esta significación del ser chileno la dota quienes detentan y controlan el estado; ya que la nación es, en América latina, construida por el mismo Estado. De esta manera, ya vimos como lo primero que intenta hacer el aparato gubernamental es modificar sustancialmente el calendario de festividades, para establecer sus propios ritos y conmemoraciones, en desmedro del espacio que ocupaba la Institución central del

modelo colonial español, la iglesia Así aparecieron en Chile, las fiestas destinadas a estimular el sentimiento nacional, suerte de nueva religión, y a imbuir al pueblo del respeto por las nuevas autoridades e instituciones, recién establecidas y privadas aún del respaldo de la tradición 32. De este modo, en la lucha de Instituciones, el Estado lograba cada vez más laicizar y dotar de solemnidad y civilidad a las festividades 33, logrando inaugurar de esta manera una tradición que sustentara su acción. Dentro de este marco, comencemos a analizar las fiestas particulares.

Las chinganas realizadas durante las fiestas patrias fueron tradicionales a lo largo de todo el siglo XIX fueron festividades típicamente populares, de una fuerte raigambre tradicional. Ya hemos visto por separado como era la música, la ingesta de alcohol y el ambiente festivo en general de los sectores populares, era un ambiente que en muchos ámbitos se asemejaba muchísimo al carnaval 34. en los comienzos de la República, la autoridad civil y eclesiástica habían luchado por combatir la pasión por el juego y el jolgorio – tan sorprendente para algunos viajeros – y trataron de inculcar el orden y el espíritu de trabajo, restringiendo algunas actividades lúdicas entonces consideradas ‘bárbaras’ y algunas fiestas religiosas. Fue sólo entonces cuando las ‘chinganas’ se constituyeron en festividades y regocijos específicamente populares, coincidentes en parte con las celebraciones nacionales, como empezó a ocurrir primero en los más tempranos aniversarios de la batalla de Chacabuco y más adelante en el 18 de septiembre 35, esta vinculación el Estado intentó afianzarla, al punto que dejará de ser una relación producido por la espontaneidad (característica típica de las festividades populares) y que se comenzará a sistematizar su utilización como forma de expresión de los valores del estado, sin embargo, esta relación se dio no sin muchos inconvenientes y resistencias.

En primer lugar es necesario considerar que la chingana es una instancia nacida en la ciudad, se realizaban en las mismas urbes, en las mismas plazas y en las principales arterias; en el caso de Santiago se realizaban en la Alameda de las Delicias

32.Cruz de Amenabar, Isabel, Op. Cit., p. 296.33. “el viajero Carlos Eduardo Bladh tuvo oportunidad de observar – desde la óptica europea – una de estas fiestas conmemorativas de la Independencia, y señalaba sorprendido que ‘fue particularmente imponente y solemne y calculada para inculcar a los adolescentes el patriotismo. Al comienzo de mi estadía en Chile la vi celebrada con la pompa original, en el aniversario de la Independencia y no carecerá de interés describirla’.” Citado en: Cruz de Amenabar, Isabel, Op. Cit., p. 305.34. Solo en su forma, ya que, a diferencia del Carnaval, que como vimos estaba vinculada a prácticas rurales, a expresiones indígenas, a una tradición de cuño colonial, y a la Iglesia; todos elementos que el Estado buscaba sopesar para auto-afianzarse, las fiestas patrias fueron una tradición nueva, celebrada en una fecha, en un hito creado por el propio Estado, por ende siendo una expresión de carácter laico. Estas son las diferencias que permitieron que el Estado haya tenido que sistemáticamente prohibir una expresión y potenciar la otra.

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de factores, incluyendo la preponderancia que el Estado dio a la música docta por sobre la música popular, y la insistente iniciativa estatal de crear juegos o actividades provenientes de otras tierras que remplazaran algunas tradiciones lúdicas. Las fiestas del centenario constituyen el ejemplo más elocuente de este intento y de la transformación vivida por el 18 de septiembre.

En primer lugar es necesario reconocer que Los oligarcas organizan la fiesta del Centenario, para celebrarse a si mismos, puesto que el país era resultado de las acciones que ellos tomaron en el gobierno, todo tenía sus marcas, debían celebrar sus triunfos. Chile era fruto de sus propias siembras 39, esto se comprueba al considerar la naturaleza y exposición que tuvieron las celebraciones. Debido a la naturaleza de este artículo no es imposible realizar una exposición sistemática de estas conmemoraciones, por lo que nos remitiremos a señalar algunas de sus principales características. En primer lugar es necesario destacar que las conmemoraciones tuvieron un carácter eminentemente urbano y específicamente centrado en Santiago, ya que aunque cada ciudad tuvo sus propias celebraciones (las grandes actividades contempladas en el Programa Oficial de Fiestas Patrias tuvieron sus sedes en Santiago, y sólo el 14 de Septiembre en Valparaíso-Revista Naval); el nivel de exposición que tuvo el mundo rural y el resto de las ciudades fue mucho menor. En segundo lugar, tuvieron un marcado carácter aristocrático y elitista, muy enfocado en la recepción y agasajo de las delegaciones extranjeras 40. y en las actividades oficiales de los funcionarios públicos con ellas, como lo fueron los banquetes de menú francés que ya hemos mencionado anteriormente. Estas dos características, unidas al detalle de las actividades 41 nos demuestran que la fiesta del centenario y el 18 de septiembre, adoptó un carácter eminentemente aristocrático y vinculado casi exclusivamente a los ‘negocios del Estado’, olvidando en gran medida toda raigambre popular. Sin embargo, esta aseveración no puede ser tomada tan tajantemente, porque como hemos señalado, el Estado, al mismo tiempo que intentó dotar de un significado

36, pero principalmente en el Parque Cousiño. Sin embargo esta realidad fue cambiando, ya vimos como Intendentes como Benjamín Vicuña Mackenna y Belisario Prats, en la década del 70 y 90 prohibieron el expendio de bebidas alcohólicas y las expresiones populares en el centro de la ciudad. Lo que se intentaba aquí era, en primera instancia no prohibir, sino que dirigir la fiesta, era el ejemplo de la intervención estatal y su reconocimiento en cuanto a forma (el Estado permite y dispone del uso de los espacios públicos), el centro cívico debía ser el hogar y la cuna de los valores propios del ordenamiento y civilidad establecido por los cánones europeos; por ello se dirigió la festividad al Parque Cousino, así gozando el asado al palo, la empanada, la chicha y la cazuela de ave. [las clases populares] Invadían el Parque Cousiño, ‘en cuya pradera llana se solazaba durante tres días y tres noches’, y bailaban al son de la cueca creada especialmente para la ocasión: [...] Características fueron sus animadas fondas, que se ubicaron en torno al Parque Cousiño, en los alrededores de la Quinta Normal, cerca de la Estación Central, del Matadero, de Avenida Matta, de San Diego y Macul, contribuyendo singularmente con ‘su aire de cuecas, borrachos y de chiquillos de septiembre 37. Juan Rafael Allende habló de este cambio tanto en la locación de las fiestas, como en el sentido mismo de ellas; refiriéndose a la manera de cómo el control que ejercía el Estado comenzaba a influir y permeaba el carácter popular de la celebración, dotándola de un tinte cada vez más aristocrático y extraño a las tradiciones chilenas; en 1896 él señalo: [Las Fiestas Patrias], de algunos años a esta parte, han perdido su carácter popular. Todas ellas llevan ahora un sello aristocrático, que las sustrae por completo de la lejitima participación del Pueblo, el héroe anónimo de Chacabuco, Cancha Rayada, Rancagua y Maipú. Ya en la Alameda no tienen lugar aquellos típicos y alegres bailes populares, en 1os cuales mineros con sus parejas lucían sus habilidades coreográficas en la paloma, el cuando, el maicito i la enloquecedora zamacueca, bailados a son de arpa i vihuela con el inevitable tamboreo en la mesita con latas. Hoy la Alameda la invade la aristocracia y se destierra de ellos al Pueblo 38, como habíamos señalado en el sub-capítulo anterior, esto se dio por una serie

35. Cruz de Amenazar, Isabel, Op. Cit., p. 308.36. La [chingana] más antigua que hemos conocido fueron, entre otras, la de ‘na Rutal’ y ‘ña Teresa Plaza’. Esta era la chingana jefe y la que de aquellas duró hasta más tarde. En sus primeros tiempos estaba situada en una callejuela intermedia ente le Tajamar y La Cañada, ahora Alameda de las Delicias, frente a la pequeña pirámide colocada al oriente del puente de la Purísima. Zapiola, José; Recuerdos de treinta años 1810-1840, citado en: Cruz de Amenazar, Isabel, Op. Cit., p. 309.37. Reyes Del Villar, Soledad, Op. Cit., p.111.38. “Las Fiestas Patrias”, El Jeneral Pililo, 22 de Septiembre de 1896, citado en: Salinas, Maximiliano, Op. Cit., p. 303.

39. Muñoz Hernández, Luis, Op. Cit., p. 18.40. Entre otras medidas, el acomodo de las delegaciones en las residencias de las más destacadas familias, que fueron favorecidas con el hermoseamiento de sus viviendas con dineros del Estado por realizar tal servicio.41. Algunas de las actividades fueron: 13 de Septiembre; Torneo de Esgrima entre militares y notables chilenos y argentinos.15 de Septiembre; Opera y gala en Teatro Municipal.17 de Septiembre; Sesión de Plenarios en Congreso Nacional. Esta fue la única actividad abierta a todo el público.18 de Septiembre; Te-Deum tradicional en la mañana, ‘Garden Party’ en Cerro Santa Lucía en la tarde, terminando en una nueva gala en el Teatro Municipal.20 de Septiembre; Gran Premio Centenario en Club Hípico de Santiago.22 de Septiembre; Inauguración de Exposición de Bellas Artes Internacional en Nuevo Palacio de Bellas Artes, Inauguración de

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aristocrático de fondo a la celebración de este 18 de septiembre, también consideró las fiestas populares, interfiriendo en ella en su fondo y forma.

Efectivamente existieron festividades organizadas por el Estado que tenían una fuerte raigambre popular, sin embargo, los eventos organizados para los sectores populares, en su mayoría a cargo de la Municipalidad, se reducían a ofrecer un determinado espacio al pueblo alegre que compartía el entusiasmo oficial que había en el aire, celebrando ‘en la carretela endiociochada con la familia chilena soñolienta, el canturreo, la guitarra y el quiltro que ladraba de un lado a otro, como si quisiera defender su eclipsada chilenidad 42. Justamente este es el sentido que nosotros llamamos ‘intervención estatal de forma’, es decir, las festividades populares si se relacionan con el Estado pero estos se remiten a un permiso, en otras palabras, en la petición de espacios públicos existe un reconocimiento del rol ordenador del Estado. Existió una vinculación aún mayor, que se dio, como ya habíamos mencionado, con la interferencia en la agenda y las expresiones de las festividades populares, es decir, en las actividades desarrolladas en estos encuentros. Así, se complementaba las chinganas y festividades aristocráticos con conciertos musicales en diversas plazas de la ciudad y espectáculos pirotécnicos que se ofrecían cada noche. Para completar el ambiente de celebración popular, la Municipalidad organizó funciones cinematográficas gratuitas y al aire libre, que estuvieron a cargo de la Compañía Cinematográfica del Pacífico. Estas funciones eran itinerantes, yendo desde la Alameda, hasta Independencia, Echeverría y Plaza Yungay. También se ofrecieron funciones gratuitas de teatro, siendo el centro del panorama el Parque Cousiño. En ese lugar también se realizó una especie de Gran Fiesta Popular el día 20 de Septiembre, con yincanas, funciones circenses al aire libre, exhibición de juegos japoneses y fuegos artificiales. Asimismo, se realizaron diversas competencias como las de globos Zeppelín, carreras de 100 a 400 metros, de ensancados, de huevos, de velas encendidas, entre otras. Los ganadores recibían, por parte de la alcaldía santiaguina recuerdos de la fecha o ropa 43.

Con estas actividades no sólo se buscaba crear aquello

que Rousseau llamaba una comunidad articulada en base

a agradables lazos de placer y fraternidad, al auspiciar y

organizar eventos en beneficio directo a la recreación

popular, sino que también se buscaba que estas festividades

expresaran los progresos que experimentaba el país.

Con estas actividades no sólo se buscaba crear aquello que Rousseau llamaba una comunidad articulada en base a agradables lazos de placer y fraternidad, al auspiciar y organizar eventos en beneficio directo a la recreación popular, sino que también se buscaba que estas festividades expresaran los progresos que experimentaba el país. Siguiendo con esta tónica, no es gratuito el hecho de que se haya conformado una compañía de cine y que esta haya visitado los principales barrios de Santiago; ya que con ello se demostró que Chile, y por ende el Estado, y quienes detentaban el poder, estaban a la altura del desarrollo de la ciencia y en camino al efectivo progreso material y técnico. A su vez, el organizar obras de teatro gratuito, no sólo popularizaba una instancia que era eminentemente elitista, sino que lo transformó en una forma de transmisión de valores, en el sentido de otorgar una alternativa recreativa ‘civilizada’ que remplazara las prácticas consideradas barbáricas del alcoholismo, la riñas, la promiscuidad, y demás vicios asociados a las expresiones populares de recreación.

Conclusiones, Una nueva época

Con el desarrollo del siglo XX, se dieron cambios profundos en Chile que afectaron el orden parlamentario y a la república oligárquica en su conjunto. En el ámbito político-social, la consolidación de una clase media, educada y preparada, generó una búsqueda de una apertura del sistema político tendiente a obtener una mayor representación, al tiempo que necesitaban reformas en el que propiciaran sus actividades, especialmente en el ámbito educativo y gubernamental. Por otro lado, las clases populares estaban cada vez más descontentas por las abismales diferencias sociales, por sus condiciones laborales inhumanas, que generaban una creciente tensión entre este grupo, que cada vez adquiría mayor capacidad organizativa, y el Estado, que en un comienzo desatendía sistemáticamente sus exigencias, lo que demostró la incapacidad de éste de enfrentar y concebir un problema real, actuando de manera

Exposición de Retrospectiva Histórica, Inauguración Feria del Centenario. Cierre Programa Oficial42. Reyes Del Villar, Soledad, Op. Cit., p.114.43. Reyes Del Villar, Soledad, Op. Cit., p.113.

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nuevas formas de recreación, dotado de una nueva carga simbólica que no guarda ninguna relación con los modelos ya observados a lo largo de este trabajo. El circo es una forma de celebración, una fiesta, una recreación que es eminentemente urbana y contemporánea; en ella se reflejan nuevas realidades experimentadas en Chile que eran inexistentes en el siglo XIX casi; entre ellas una de las características que siempre se le asocia al circo es su gran capacidad de movilidad, la velocidad con que llega y se va, su fugacidad 45 y su caracterización como un conjunto humano que no se debe a ningún estado ni nación, justamente por ser trashumantes, son concebidas por la sociedad como un grupo que puede estar en una semana en Chile y en un mes próximo en Hollywood 46. Esta característica se asocia con otra que es propia de este espacio, el cosmopolitismo de sus espectáculos y sus integrantes 47. Por último la liberalidad sexual es otro de los puntos que se expresan en el circo, ya que las artistas salían con ropas ligeras, casi desnudas a los espectáculos, donde asistían hombres, mujeres y niños.

Como se ve, los ideales de civilidad, de orden, progreso técnico y material, salubridad, y especialmente la vinculación con el Estado y su intencionalidad de legitimización de este, ya carecían de todo efecto, para esta expresión popular propia de esta nueva realidad que se estaba desarrollando en el siglo XX. La Fiesta comenzó a adquirir unas características cada vez más autónomas de la esfera de acción del Estado. Se fue separando, relegando al Estado a la celebración, o mejor dicho, conmemoración de sus actos oficiales y sus hitos históricos, pero ya sin esta utilización política tan arraigada en el siglo XIX, que pretendía absorber tanto las fiestas públicas como las privadas, las de carácter popular como las de naturaleza docta, en general toda expresión de recreación o celebración durante el siglo XX adquiere un código y vida propia, ajena a la orbita del Estado.

siempre brutal y represiva; episodios como la matanza de Santa María en 1907 y las diversas huelgas experimentadas a principios de siglo que fueron rechazadas a punta de cañon de pistola, generan una creciente deslegitimación del Estado, de sus Instituciones y de quienes detentan el poder. A estos problemas se le agregaron pronto otros que también fueron socavando la legitimidad del orden de cosas existente, las continuas crisis económicas atacaban directamente el mito elitista de que quienes detentaban el poder eran efectivamente los mejores, como ellos pretendían verse a sí mismos, y que mediante su guía se podría alcanzar el desarrollo y el progreso del cual tanto hablaban. Todas estas situaciones, que se intentaron resumir muy grosso modo aquí, tendieron al mismo punto; a minar la legitimidad del estado, siendo una parte importante en este proceso los intelectuales de principios de siglo 44 , quienes de manera sistemática y abordando todos las áreas de acción estatal criticaron los modos en que el Estado se había encargado de los destinos del país.

Todo lo anterior, sirve como contexto para explicar el devenir de la relación entre la festividad y el Estado. Como ya hemos repetido hasta la saciedad, esta vinculación era una fórmula que ocupaba el Estado para auto-afirmarse y legitimarze, sin embargo, al caerse los soportes en los cuales se sustentaba todo este orden, también e inevitablemente se vieron afectadas esta ya tradicional vinculación de prohibición o control del Estado hacia las festividades. Así se fueron, en primera instancia, liberando espacios para el desarrollo cultural y recreativo; el ámbito privado tomó mayor dinamismo y logró desembarazarse de la presión del Estado. Ejemplo de esto último es el rescate que en la década del 30 se realiza a la música y a las tradiciones populares, sin embargo, no existe ejemplo más esclarecedor para explicar este punto que el del Circo.

Lamentablemente, por la extensión de este artículo solo lo podremos enunciar, esperando que esta se constituya en una próxima investigación, pues el circo se constituyó en un verdadero ícono de las

La Fiesta comenzó a adquirir unas características cada vez más autónomas de la esfera de acción del Estado. Se fue

separando, relegando al Estado a la celebración, o mejor dicho,

conmemoración de sus actos oficiales y sus hitos históricos,

pero ya sin esta utilización política tan arraigada en el

siglo XIX

44. Joaquín Edwards Bello, Tancredo Pinochet, Francisco Encina, Enrique Mac-iver, Baldomero Lillo, Alejandro Venegas, entre tantos otros conformaron parte de esta generación de escritores que cuestionaban el desarrollo del Estado chileno, criticando las medidas adoptadas desde el punto de vista político, económico, social, educativo, etc.45. “vida de saltimbanqui pintada de emociones, grotesca y a veces sublime; hemos estado aquí, volveremos, pero no habrá nada de lo que vimos y sentimos; habremos cambiado nosotros y las cosas, y nos extrañaremos de vernos mudados y viejos, al cabo de un año. Ancianos de sentires sin el aferro de ilusiones, seremos siempre una caravana de mendicantes, tras lejanías con mirajes de reposo.” Mansoulet, Juan; “Maromeros”. Ed. Imprenta Nascimiento, Santiago, Chile, 1930, p. 38.46. “Al llegar a Valparaíso en donde debutaron a carpa llena, [...]; terminando allí el período de sus funciones, siguieron con rumbo al norte y con destino a Norte América (Hollywood) esta gran jira se prolongo por espacio de 30 años.” Calmann, Ricardo; “La tragedia

del Circo” Imprenta ‘Nueva República’, Santiago, 1900, p. 3.47. “los artistas se precipitan, el pito que sopla gahuí hace salir a todos, yendo en fila india: músicos galoneados como generales, mozos ardientes (de rojo), artistas, cowboys, charros mejicanos, mujeres con vestidos de colores inverosímiles, alifafes de papel plateado y seda ajada, collares, brazaletes...relumbrón de ópera barata” Mansoulet, Juan, Op. Cit., Nº 46, p. 10.

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Michele Benavides SilvaLicenciada en Historia, Universidad de Chile.

Indios amorfos e inasibles en el imaginario político colonial, Sigles XVII y XVIII

Los indios rebelados de laaraucanía

El omitir de la imagen

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Luego del primer avance de los españoles desde el centro de Chile hacia el sur, la muerte del gobernador Pedro de Valdivia, y la temporal explotación aurífera en los lavaderos de Villarrica y Valdivia, ocurrió el primer levantamiento de grandes magnitudes de los indios araucanos. La muerte del gobernador Oñez de Loyola en 1598 inauguró así una serie continuada de alzamientos indígenas que asolará, asediará y acabará por erradicar la presencia española en dicha zona de la Araucanía 1. La resistencia a la dominación bélico-política de los españoles inició, en consecuencia, un drástico cambio en las maneras que la Corona española había asumido hasta el momento para conducirse con los indígenas.

Desde el alzamiento de Curalaba los españoles, al no poder penetrar más con soltura los territorios mapuches, se vieron obligados a constituir y fortalecer una suerte de frontera en los límites que señalaba el río Bíobío, suponiendo estos indios para la dominación española desde ahí una preocupación constante. En el tiempo posterior, fuera de los primeros cincuenta años inmediatos, los enfrentamientos bélicos abiertos disminuyeron. En cambio, la inquietud constante que dicho foco generó continuó.

El territorio araucano y sus habitantes, al igual que los otros territorios americanos, dominados o no, seguía siendo parte del patrimonio donado por el Papa Alejandro VI a la Corona, y con ello la administración española no renunció bajo ninguna circunstancia a la ‘esperanza’ de reducir a la paz a este pueblo. En este sentido los trabajos historiográficos abocados al tema de los indios alzados de la Araucanía en los últimos años, se han desarrollado especialmente en relación a la situación o vida de frontera que dicha resistencia indígena acabó por generar 2. Sin embargo, desde esta posición enunciada por los estudios fronterizos, la presencia de los indios araucanos en tanto problema político y estratégico no resuelto -como también efectivamente fueron- ha sido un enfoque un poco descuidado. En esta situación

La resistencia a la dominación bélico-política de los españoles

inició, en consecuencia, un drástico cambio en las maneras

que la Corona española había asumido hasta el momento

para conducirse con los indígenas.

En el contexto de un proceso colonizador americano que buscó instalar por diversas

líneas un ordenamiento para esta sociedad en formación,

cabe preguntarse cómo significó la sociedad colonial la

persistencia de una dominación incompleta en términos

políticos al sur de la Capitanía General de Chile.

es donde me interesa detenerme: En el contexto de un proceso colonizador americano que buscó instalar por diversas líneas un ordenamiento para esta sociedad en formación, cabe preguntarse cómo significó la sociedad colonial la persistencia de una dominación incompleta en términos políticos al sur de la Capitanía General de Chile. Dichos indios infieles, como hombres situados fuera de las bases de la sociedad colonial en el entramado de sus sentidos y ordenaciones simbólicas, constituyeron, a lo menos, una inquietud para la administración de la Capitanía General de Chile y de toda la Colonia que merece considerarse.

Bajo esta perspectiva, el siguiente trabajo propone revisar las significaciones que pudo llegar a comportar la figura de los indios araucanos 3 para la Colonia – espacialmente desde un punto de vista político-, utilizando como entrada de análisis la noción de representación e imaginario, como una opción para revisar desde otra vertiente la construcción e interpretación de esta historia de los indios rebelados de la Frontera Araucana. El concepto al cual me remitiré especialmente corresponde a la noción de imaginario, entendiendo por este una manera específica de inteligir, dar sentido y organización a sucesos y experiencias humanas a través de la configuración de regímenes de imágenes, y a partir de las cuales se fundamentan también prácticas sociales 4. Subsiguientemente propongo que la presencia de los indios alzados entre el río Itata y Toltén, como un grupo que está abierta y declaradamente fuera del orden y de la sociedad colonial, supuso una proyección de un imaginario específico sobre los mismos, el que acompañó y retroalimentó claramente el camino de las políticas y las formas de conducción de poderío español con respecto a ellos.

Los indios alzados araucanos: Amorfos e inasibles

Bárbaros sin justicia, sin razón, sin verdad, sin conciencia y sin alguna misericordia, más que crueles fieras 5. Son

1. Para términos prácticos, he optado en las designaciones geográficas por los nombres histórico-geográficos consagrados en otros estudios y por el uso tradicional, y no las denominaciones usadas por los gobiernos para reorganizar la división administrativa. 2. Especialmente a partir de las proposiciones modeladas por Sergio Villalobos, se han desplegado numerosos estudios sobre la existencia preponderante de una zona de frontera, contactos, convivencia y mutua compenetración entre los habitantes de la Frontera, por sobre los encuentros bélicos.

3. Al momento de la llegada española al territorio de Chile, el pueblo mapuche solía diferenciarse según la ubicación geográfica de su gente, a partir de esta clasificación rigurosa ninguna comunidad llevaría el nombre específico de mapuche. Sin embargo, históricamente se ha sostenido que la población mapuche propiamente tal, es decir que se denominaba solo con el étnonimo mapuche, se asentó entre el río Itata hasta al Toltén. Subsiguientemente los Pehuenches, gente de Pehuen o Piñón, correspondieron a los ubicados en el Este, en sectores precordilleranos y cordilleranos del Alto Bío Bío. Los Huilliches , instalados desde el sur del río Toltén hasta Chiloé; y los Lafquenches situados en la franja marítima extendida desde el sur del río Toltén hasta Chiloé; y los Lafquenches situados en la franja marítima extendida desde Cañete hasta el río Toltén. Por último se habla de Pikunches cuando se hace referencia a la población que, a la llegada de los españoles, se ubicaba en los valles centrales hasta el río Bío Bío. Horacio Zapater, Aborígenes chilenos a través de los cronistas y viajeros, p. 44.Por otro lado aunque la denominación “Araucano” es de origen

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revisarlo en las relaciones sobre los sucesos acaecidos en el Reyno de Chile, a partir de atributos que tipifican el carácter indígena: furor, fuerte ánimo y animosidad 9, indios alborotados, indios revoltosos. Furor, por ejemplo, es señalado por la Academia de Autoridades en 1732 10 como parte de aquellos afectos impetuosos o pasiones ardientes, como la locura, ira, rabia o el enojo, que perturban la tranquilidad deseada para el alma cristiana. Figurados con estos atributos, se introduce una dimensión dinámica e inquieta a la imagen del indio. Las relaciones de palabras, de adjetivos que se van conjugando en torno a los indios alzados, anuncian una serie de representaciones asociadas a un esquema de movimiento, movimiento anárquico que de entrada va revelando la animalidad de una multiciplicidad de atributos peyorativos 11, todos distintivos no deseados en la cristiandad occidental (ver cuadro 1, pag 53).

La red de calificaciones mencionadas, fuera de enfatizar las cualidades derechamente negativas atribuidas al indígena como parte de la concepción que se inauguró de él en los primeros años de conquista, se conectan además con la composición de un imaginario colonial particular; en donde entran en juego la naturaleza propia de los indígenas como hombres no civiles y la particularidad de las condiciones y los problemas de dominación española sobre los naturales de la Araucanía. Dibujado al margen de la sociedad cristiana, el indio araucano proyecta dentro de las pretensiones de dominación y evangelización de las autoridades españolas -además de la parrilla de atributos que lo sitúan del lado del barbarismo- esta pequeña pero sustancial inflexión: la de una imagen inquietante y multiformemente turbadora

El anterior esquema de lo animado, lo no fijado, se ve reforzado en distintos círculos de calificación asociados a los indios rebeldes, especialmente a los indios de la Araucanía. Planteo para seguir adelante dos entradas: una primera que da cuenta de la imagen del indio como conjunto social, y una segunda entrada que da cuenta de él a nivel de

algunos de los atributos que a los indios de guerra se vinculan. Parece existir un consenso dentro de los trabajos historiográficos referentes a este tema, al señalar la imagen del indio en ningún caso bajo una marca positiva. Vinculados fácilmente a las bajas pasiones y a una limitada capacidad racional, los indios –si bien humanos muy capaces- eran considerados salvajes.

En la revisión de crónicas, de documentos oficiales y de autoridades civiles como eclesiásticas en torno a la situación de los indios de Chile, las caracterizaciones más o menos negativas continúan; nombrándose de inmediato a los indios al sur del río Bíobío (fuera del dominio español) como indios infieles, bárbaros, salvajes, rebelados, alzados o enemigos. Etiquetas que son al parecer obvias, considerando el estado de relaciones entre la sociedad hispana y los araucanos durante los siglos coloniales. No obstante estos atributos, pueden ser leídos también desde otra perspectiva, bajo la noción de representación e imaginario; considerando el sentido de relaciones contenidas en estas palabras, creo que con ellas se puede rastrear más palpablemente una posición e imaginario asociado a la figura del indígena 6.

Según el Diccionario de Autoridades de Covarrubias las voces “rebelado” y “alzar” implican un gesto de levantamiento. La voz “rebelde” da cuenta de quien no respondiendo a mandato superior ha incurrido en levantamiento 7, la voz “alzar” por su parte, implica la idea de fugarse y hacer montaraz el animal doméstico 8. Vale decir ambas denominaciones dibujan un gesto de movimiento, que supone un cambio de posición, subir lo que está echado, en suma, trastocar el orden. A partir del intento de subversión del orden establecido que las palabras rebelión, alzamiento o levantamiento implican, apostaremos por ver cómo además estos adjetivos pueden ser parte de un régimen de imágenes que signa la figura del indio alzado, principalmente con el sello implícito del movimiento y del cambio.

Dicho esquema de movimiento es posible también

Parece existir un consenso dentro de los trabajos

historiográficos referentes a este tema, al señalar la imagen

del indio en ningún caso bajo una marca positiva. Vinculados fácilmente a las bajas pasiones

y a una limitada capacidad racional, los indios –si bien

humanos muy capaces- eran considerados salvajes.

No obstante estos atributos, pueden ser leídos también

desde otra perspectiva, bajo la noción de representación e imaginario; considerando

el sentido de relaciones contenidas en estas palabras,

creo que con ellas se puede rastrear más palpablemente una

posición e imaginario asociado a la figura del indígena.

A partir del intento de subversión del orden

establecido que las palabras rebelión, alzamiento o

levantamiento implican, apostaremos por ver cómo

además estos adjetivos pueden ser parte de un régimen de

imágenes que signa la figura del indio alzado, principalmente

con el sello implícito del movimiento y del cambio.

español para designar especialmente a los indios sublevados de la Araucanía en el contexto de la “Guerra de Arauco”, el termino suele tener un uso más moderno para referir a la generalidad de comunidades mapuches que se movían entre la pampa argentina y el territorio chileno. Para el caso de este trabajo y como una manera de simplificar el uso, equipararemos el uso de araucano con el de mapuche, sin por ellos desconocer las profundas discusiones que se han vertido en torno a este tema. Extraído de: Guillaume Boccara, “Los araucanos en las pampas”, en Guillaume Boccara (editor), Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas, siglos XVI-XX, p. 251. 4. Durand, Gilbert, Las Estructuras Antropológicas del Imaginario. Introducción a la Arquetipología General, Traducción de Víctor Goldstein. México: Fondo de Cultura Económica, 2004. p. 345. Citado por: Triviños, Gilberto, La polilla de la guerra en el Reino de Chile, Chile, Editorial La Noria, 1994.p. 71.6. Al respecto, el trabajo de José Luis Martínez, “Textos y palabras.

Cuatro documentos del siglo XVI”, desarrolla una apuesta desde una perspectiva similar, analizando a partir del lenguaje utilizados en documentos españoles del siglo XVI las metáforas organizadoras de las relaciones hispano-indígenas. 7. Covarrubias Orozco, Sebastián de, Diccionario de Autoridades, Tomo II. 8. Cáceres, Julio, Diccionario ideológico de la lengua española, p. 43.9. Carvallo de Goyeneche, Vicente, Descripción-histórico geográfica del Reino de Chile. CHCH,58 10. Academia de Autoridades, Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, 1732.11. Durand, Gilbert. Op. Cit., p. 94.

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sujeto individual.

El anterior esquema de lo animado, lo no fijado, se ve reforzado en distintos círculos de calificación asociados a los indios rebeldes, especialmente a los indios de la Araucanía. Planteo para seguir adelante dos entradas: una primera que da cuenta de la imagen del indio como conjunto social, y una segunda entrada que da cuenta de él a nivel de sujeto individual.

De los fracasos bélicos españoles contra los indios del sur, se plantea para los hispanos mucho más que un problema estratégico sobre las tácticas a las que se estaba recurriendo en este camino de conquista. Claramente algunos elementos geográficos propios de la zona -como su densa e inaccesible vegetación, o la falta en los primeros años de enfrentamientos de un ejército permanente y especializado- pudieron haber no beneficiado la progresión conquistadora de los españoles sobre los indígenas de la Araucanía. Sin embargo, pronto a raíz de estas complicaciones -por decir lo menos, militares- las relaciones e imágenes que fueron signando a los indios dentro de un imaginario político colonial marcaron una vuelta especial, girando hacia las formas de organización social mapuche. Una relación anónima del siglo XVIII, se manifiesta sobre esto: Viven dispersos en chozas por los Campos entregados al ocio, la embriaguez y sensualidad que son sus vicios capitales, son en sumo grado supersticiosos y agoreros carecen de caveza que les mande, siendo con un Rey Soberano en su casa es un monstruo compuesto de muchas 12.

De la misma manera se pronuncia esta ausencia de estructuras de organización en la sociedad araucana según los parámetros españoles, en las crónicas del periodo colonial al momento de hablar de las características de los naturales del sur de Chile. El padre Diego de Rosales en el siglo XVII, señala No tienen Rey, gobernador, ni cabeza a quien no reconozcan y den obediencia como supremo señor los indios chilenos 13.

Esta ausencia de centralidad política en la

Dibujado al margen de la sociedad cristiana, el indio

araucano proyecta dentro de las pretensiones de dominación

y evangelización de las autoridades españolas -además de la parrilla de atributos que lo sitúan del lado del barbarismo-

esta pequeña pero sustancial inflexión: la de una imagen

inquietante y multiformemente turbadora.

pronto a raíz de estas complicaciones -por decir lo

menos, militares- las relaciones e imágenes que fueron

signando a los indios dentro de un imaginario político colonial marcaron una vuelta especial,

girando hacia las formas de organización social mapuche.

Esta ausencia de centralidad política en la organización

del pueblo mapuche fue un elemento perturbador para

la sociedad hispano colonial, y ayudó a reunir una serie de imágenes sobre los indígenas

y su organización, que los asientan en esta lectura

anteriormente enunciada de las agitaciones; pero en el sentido

de aquello que no está fijado, ni definido en su forma y que por ende dificulta enormemente el trato con los indios araucanos.

organización del pueblo mapuche fue un elemento perturbador para la sociedad hispano colonial, y ayudó a reunir una serie de imágenes sobre los indígenas y su organización, que los asientan en esta lectura anteriormente enunciada de las agitaciones; pero en el sentido de aquello que no está fijado, ni definido en su forma y que por ende dificulta enormemente el trato con los indios araucanos. Tanto en documentos del siglo XVII, como en el siglo XVIII, se observa cómo se realiza la búsqueda y se recalca el interés de las autoridades españolas en este punto, fijándose la mirada en las formas de organización, en suma en aquellos elementos que sirvieran para establecer un contacto regular con la totalidad de la sociedad indígena mapuche.

Evidente su inserción en términos utilitaristas, los cuestionarios que solían realizar las autoridades a los cautivos de guerra rescatados, por ejemplo, acostumbraban poner su atención en las intenciones o capacidades militares de los araucanos, y precisamente en las maneras de organización como estrategia informativa. La declaración del fray Juan Falcón de 1614, cautivo quince años entre los indios, da cuenta sobre estos puntos de interés de las autoridades españolas con respecto a los indígenas. Varios de los ítems que articulaban la declaración apuntan a aclarar las intenciones, capacidad militar de los indios de guerra y precisamente sus maneras de organización:

Preguntando si los dichos indios de guerra infieles i los demás que han apostado de nuestra santa Fé católica tienen alguna adoración o si tienen modo u orden de

Justicia distributiva o de o de Gobierno o si conservan o tienen Republica o que forma i orden de vivir 14.

Y lo que primaba dentro de las poblaciones araucanas, sabemos, no era una estructura centralizada similar a la de los españoles, sino que movediza y desarticulada; las sociedades araucanas se componían como una suerte de sociedad segmentada, formada por un conjunto de grupos congregados por parentesco y territorio, donde cada familia era una unidad independiente.

12. Méndez, Luz María (presentación), Relación anónima de los levantamientos de indios, en Cuadernos de Historia N°4, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, 1984, Santiago. p. 176.13. De Rosales, Diego, Historia general del reino de Chile, Flandes Indiano, Tomo I, p, 137.

14. Falcón, Fr. Juan, Declaración prestada ante el cabildo de Santiago, el 18 de Abril de 1614 por frai Juan Falcón; lego dominico, cautivado por los indios en Valdivia en 1599, i retenido quince años entre ellos. Biblioteca Nacional, Sala Medina, Ms BA 47.

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Para la sociedad hispana la constatación de esta ausencia de centralidad es profundamente perturbadora. Sin cabeza visible, se contraria completamente la noción hispana de organización social como cuerpo político. El pensamiento político español del antiguo régimen se asentaba en una metáfora organicista de la sociedad, donde ésta es leída en su organización y natural funcionamiento como cuerpo total; el organicismo como modelo político se basaba en una articulación de poderes que no se controlaban entre sí, sino que cooperaban y vivían en concordia, siguiendo la metáfora clásica del funcionamiento del cuerpo humano 18. El Estado o Respublica figura entonces como un cuerpo, donde cada uno de sus miembros posee un lugar y una función irremplazables en la buena marcha de éste. Platón en la Republica, enunció esta visión del cuerpo como metáfora del mundo y la sociedad, separando en el funcionamiento de ésta a aquellos que son más virtuosos y por ende deben estar en la cabeza (dicha figura corresponde al filósofo rey), separa por otro lado según su función por ejemplo al vientre (los agricultores) y los pies (los guardianes) 19. En el pensamiento cristiano, la posición de la cabeza es reforzada, ya que se enriquece sobre la valoración de lo alto en el subsistema fundamental alto/bajo, expresión del principio cristiano de jerarquía 20. De esta manera las funciones superiores, es decir el papel de jefe y director de las demás partes constituyentes, están dadas especialmente a la cabeza; en ella además se alojan los hombres más honorables de la sociedad. Los campesinos, por el contrario, suelen equipararse a los pies; es decir, a la parte más baja el cuerpo humano, que realiza tareas físicas más rudas y sólo se dispone a obedecer.

La operatividad de la noción de cuerpo político dentro del ordenamiento de la sociedad colonial y en los establecimientos de las relaciones con las parcialidades indias, se advierte subsiguientemente en los reiterados esfuerzos de las autoridades españolas por identificar una cabeza en la sociedad mapuche. Mismos esfuerzos se ven en su intento por identificar interlocutores representativos, a través de

Cada uno de los linajes, a pesar de compartir costumbres comunes, no poseía una unidad política, relacionándose regularmente de manera descentralizada y horizontal; y sólo se agrupaba temporalmente cuando percibían algún tipo de amenaza 15. Respondía entonces a ello Juan Falcón:

Dijo que entre los dichos indios de guerra no hai cabeza a quien obedezcan ni caten sujecion ni tienen

modo ni orden de Republica ni la conservan de ninguna manera, ni gobierno en sus cosas ni han forma de administrarse justicia de ninguna suerte i asi como

no hai a quien poder se pedir ninguno 16.

Sin república, sin justicia, sin cabeza, sin orden: mayor razón que confluía en una percepción del difícil tratamiento que había que dar a los indios, difíciles en las formas de agarrarlos, de dominarlos como un cuerpo organizado total y jerarquizado; y por eso mismo como reverso la noción de monstruo traicionero que tiene muchas cabezas -indicada en la Relación Anónimo del siglo XVIII- supone un mayor peligro en su enfrentamiento.

No pocos son los trabajos historiográficos y además fuentes que en ese sentido se refieren a la sociedad indígena mapuche señalando la especificidad de su organización social. La existencia de jefes araucanos potenciados por los tiempos de crisis y elegidos precisamente por su capacidad militar, no permitió tampoco el desarrollo de un símil al órgano estatal hispano. La organización guerrera de los araucanos que es reconocida por los españoles como mayormente centralizada, aun así responde más bien a la estructura de una banda: como asociación momentánea de gente armada para combatir u obtener ciertos intereses suponía que los miembros que se asociaban a ella una vez obtenidos los fines fijados se separasen nuevamente 17. Dicha lógica de organización permitía el abandono o cambio del jefe en cualquier momento, como efectivamente ocurrió en más de una ocasión al pactar las autoridades españolas con el pueblo araucano.

Y lo que primaba dentro de las poblaciones araucanas,

sabemos, no era una estructura centralizada similar a la de los españoles, sino que movediza y desarticulada; las sociedades

araucanas se componían como una suerte de sociedad

segmentada, formada por un conjunto de grupos

congregados por parentesco y territorio, donde cada familia

era una unidad independiente

Sin república, sin justicia, sin cabeza, sin orden: mayor razón que confluía en una percepción del difícil tratamiento que había

que dar a los indios, difíciles en las formas de agarrarlos, de

dominarlos como un cuerpo organizado total y jerarquizado

Para la sociedad hispana la constatación de esta

ausencia de centralidad es profundamente perturbadora. Sin cabeza visible, se contraria

completamente la noción hispana de organización social

como cuerpo político.

15. Zapater, Horacio en: Sergio Villalobos, et. al. “Relaciones fronterizas en la Araucania, p. 69.16. Falcón, Juan, Op. Cit. 17. Rodríguez, Mario, Los bárbaros en el reino de Chile hacen ganchillo, Acta lit., 2001, [online] no. 26, [citado el 25 de Junio 2008].

18. Martínez Otero, Sara, “El cuerpo político”, en Res Pvblica Litterarvm, documentos de trabajo del grupo de investigación ‘Nomos’, p. 4.19. Le Goff, Jacques, “¿La cabeza o el corazón? El uso de las metaforas corporales durante la Edad Media”, en: Michel Feher (compilador), Fragmentos para una historia del cuerpo humano, p. 14.20. Ibíd., p. 14.

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los cuales tener acceso a la comunidad; o por relevar la figura de un jefe -el cacique- con quien dialogar en instancias posteriores como los parlamentos; o también dentro de los pueblos de indios, sitio donde naturalmente se traslaparon y esperaban ver funcionar mecanismos de organización similares a los hispanos: …siendo el cacique el que se reduce, importa distinguirlo del comun por su carácter i por lo tanto lo que conduce su ejemplo a la reduccion de los otros, concediéndole lo correspondiente a los pobladores i algunas honras particulares, como la de ser rejidor perpetúo en el pueblo, i cuando agrega a la población algunas familias de las de sus vasallos, aumentarle los bienes, concediendole por cada docena de familias que reduce, las conveniencias que corresponden a uno o dos pobladores, i d este modo será también en la residencia mas constante 21.

La imagen aparente de los indios como un conglomerado social desarticulado en lo político, sin orden, ni respeto de jerarquías entre ellos mismos e incapaces de dar garantías a los españoles, confluye y refuerza la noción de éstos dentro de un imaginario hispano como cuestión movediza, caótica, intratable, indomable; o lo menos difícil de atar. Pero ante todo, cuestión movediza como símil de un fluido dinámico, que es especialmente inasible porque no hay por dónde agarrarlo. Así es como la impresión sobre los indígenas alzados vino a chocar y perturbar profundamente un a priori de funcionamiento e inteligibilidad de la sociedad española, que buscaba establecer relaciones de control encauzadas por un canal jerarquizado.

Esta imagen movediza, caótica e informe que se va insinuando en los primeros decenios de conquista y colonización, no decae en el resto del período colonial. Un plano representativo de un parlamento efectuado por Ambrosio O’Higgins en los campos de Lonquilmo en el siglo XVIII es totalmente evocador en este sentido 22. Representación de un parlamento donde se habían congregado los cuatro Butalmapus y los Pegüenches de la cordillera con las autoridades españolas, el día 2 de enero de 1784. Mientras la parte inferior de la imagen enseña las

La operatividad de la noción de cuerpo político dentro del ordenamiento de la sociedad colonial y en los establecimientos

de las relaciones con las parcialidades indias, se

advierte subsiguientemente en los reiterados esfuerzos de las autoridades españolas por

identificar una cabeza en la sociedad mapuche.

La imagen aparente de los indios como un conglomerado

social desarticulado en lo político, sin orden, ni respeto de

jerarquías entre ellos mismos e incapaces de dar garantías a los

españoles, confluye y refuerza la noción de éstos dentro de un imaginario hispano como cuestión movediza, caótica, intratable, indomable; o lo

menos difícil de atar.

Así es como la impresión sobre los indígenas alzados

vino a chocar y perturbar profundamente un a priori de

funcionamiento e inteligibilidad de la sociedad española, que buscaba establecer relaciones de control encauzadas por un

canal jerarquizado.

delegaciones de soldados y autoridades españoles dispuestas -claramente ordenadas y divididas por sección, y además nombradas y clasificadas en el mismo dibujo-, los indios participantes figurarán en la parte superior del plano como tres masas informes de remolinos desordenados, sin cuerpo, sin principio, ni centro, como conjuntos de trazos indefinidos de bordes sin una disposición orientadora específica (ver anexo 1).

No sólo la falta de un cuerpo político organizado en la sociedad araucana va a disponer en torno a ella este esquema de agitación, esta dispersión de los araucanos a la hora de habitar los territorios. La disposición dispersa, desparramada de los asentamientos indígenas, en tierras ásperas, tierra adentro, separados, sin tener vida sociable, característica de los indios mapuches, vuelve a confluir de inmediato en la idea de indefinición y complicado agarre de éstos. Observa Diego de Rosales:

No hazen las casas juntas ni en forma de pueblo, que de esto uyen con grande extremo por temor de

los echizeros… y assi mismo los Españoles los allan mas juntos para hazerlos la guerra, por lo qual cada uno haze su casa en la montaña para tener en ella

su guarida y defensa. Y esta es una de las dificultades qual ay para conquistarlos, y la mayor que hay

para adoctrinar a los que están en paz, porque los predicadores no los hallan en pueblos.

Al respecto, la expresión indios de tierra adentro, repetida varias veces en crónicas y otros documentos como denominación para los indios de las tierras alzadas, aglutina la configuración de una ocupación espacial indígena diferente a la española. Tierra adentro indica la parte de un Reino ó Provincia que tiene alguna distancia considerable de sus confines 23. Con ello se agrega en la descripción de un imaginario asociada al indígena una dimensión espacial, la noción de profundo, lejano; donde sin embargo, el aquí dentro fija a los hombres verdaderos, los evangelizados y el más allá fija una humanidad que va degradándose 24. El movimiento

21. Villarreal, Joaquín de, Informe sobre reducir a poblaciones a los indios del Reino de Chile, sobre conducir a la debida obedencia a los indios del Reino de Chile, en CHCH, tomo X, Impr. Del Ferrocarril, 1861, p. 275.22. Revisar Anexo 1. Plano del campamento de Lonquilmo en el que se celebró parlamento con los indios fronterizos, el Brigadier y Maestre de Campo Don Ambrosio O’Higgins.

23. Academia de Autoridades, Nuevo tesoro lexicografito de la lengua española, 1726.24. Rozat, Guy, Fronteras semióticas. Escritura y alteridad en las crónicas novohispanas, p. 138.

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menos informe en este caso, a la descabezada organización y disposición propia de la sociedad indígena araucana.

Así el obispo Pedro Felipe de Azua, en su Sínodo Diocesano de 1744, llamaba a la agilización de la evangelización de los indios infieles y al afianzamiento de los modos cristianos entre los indios pacificados, por medio de la reducción de éstos a pueblos:

… es asimismo obstáculo al fruto de las misiones en la instrucción espiritual de los indios, hallarse éstos dispersos, y vagos en la amplia extensión de tierras que ocupan, haciendo ranchos, o chozas pajizas en

barracas, pantanos, y tierras ásperas, todos separados sin tener vida sociable, lo que imposibilita la enseñanza

cotidiana de los misioneros, … lo que no puede corresponder al deseo de su celo, si fuesen congregados

en pueblos, lo que no puede dejar de exponer esta santa Sínodo a la justificación del excelentísimo señor

gobernador general actual, para que con la viveza que sabe hacer la causa de Dios, y del Rey en las

importancias de poblaciones, le deben igual aplicación en lo posible las de los indios de la tierra adentro 26.

Azua habla de la irrupción de misioneros, de indios dispersos, vagos en las tierras, separados y sin vida sociable, de reducciones en el territorio de los indios de tierra adentro, y con ello va volviendo sobre la imagen ya mencionada, la de caos, la de vida anárquica -agitada - de los naturales.

Quiero quedar aquí. Hasta este momento se ha revisado cómo el indio tal conjunto social, carece en la proyección de un imaginario sobre él, de una forma definida, quieta y jerarquizada. En este sentido es que se dibuja una perturbación o amenaza vinculada a él que fácilmente puede devenir en peligro. El imaginario político colonial que funcionaba desde la teoría platónica del organicismo, entendiendo a la sociedad como un cuerpo político, supuso el contacto y relación con otras colectividades humanas por medio de un centro o canal jerárquico, que asegurara por él una

discursivo hacia los confines, contenido en la palabra, se conjuga con una disminución de la calidad humana de sus habitantes, supuesto bajo el cual los indios adentro estaban afuera, dispersos, lejanos y por eso cada vez más volubles a perder la humanidad.

La tierra habitada por los araucanos es tierra desterritorializada, es una posesión que no lo es; pese a no serlo, su movimiento sobre ella responde a un movimiento casi nómada sobre el territorio, pues los indios araucanos no se asientan en él. De ahí que los indios suelen ser equiparados a la tierra en los relatos de cronistas; ellos casi fluyen con ella, conocen su fragosidad, como de su tan propia casa; la soltura y lijereza de sus personas en la misma aspereza de la tierra que habitan, por la costumbre de andar en ellas como fieras 25. Es decir, no la marcan ni la penetran al asentarse, y con ello, cuando un alzamiento se avecina, era la tierra también la que corría, la tierra la que se alzaba.

Estos modos de vida se intentaron regular casi desde los primeros años inmediatos a la llegada del hombre español y sus políticas de colonización. Promulgada desde 1580 la tasa de Gamboa, dictaminaba el establecimiento de los indios en pueblos, con el fin de regular el sistema de tributos de la población; así como también para lograr la integración indígena a la vida del sistema colonial. Los pueblos de indios fueron un medio especialmente relevado en las políticas hispanas, como maneras de dominar la naturaleza indígena y asegurar la modelación de su civilidad, y -en función de eso mismo, naturalmente- de dicha forma erradicar estas formas dispersas de vivir, de asentarse en el territorio y de moverse sobre él.

Cabría aventurar por lo tanto, con respecto al intento de las autoridades hispano coloniales de buscar y armar un jefe en diferentes ámbitos de interrelación con los araucanos por un lado, así como también en el gesto de organización y reducción de los indios en pueblos por otro, la tentativa común de imprimir un cuerpo más definido y jerárquico,

Con ello se agrega en la descripción de un imaginario

asociada al indígena una dimensión espacial, la noción

de profundo, lejano; donde sin embargo, el aquí dentro

fija a los hombres verdaderos, los evangelizados y el más allá

fija una humanidad que va degradándose

Los pueblos de indios fueron un medio especialmente relevado

en las políticas hispanas, como maneras de dominar la

naturaleza indígena y asegurar la modelación de su civilidad, y -en función de eso mismo,

naturalmente- de dicha forma erradicar estas formas dispersas

de vivir, de asentarse en el territorio y de moverse sobre él.

El imaginario político colonial que funcionaba desde la teoría

platónica del organicismo, entendiendo a la sociedad como un cuerpo político,

supuso el contacto y relación con otras colectividades

humanas por medio de un centro o canal jerárquico, que

asegurara por él una vía de acceso a todo el resto de los

miembros de la sociedad.

25. González de Nájera, Alonso. Desengaño y reparo de la guerra del Reino de Chile. p. 169.

26. Azúa e Iturgoyen, Pedro Felipe de, Primer Sinodo Diocesana, Concepción, 1744. Capítulo I, constitución 8.

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vía de acceso a todo el resto de los miembros de la sociedad. Ausente esto en las sociedades araucanas -sin una única cabeza política, tampoco viviendo en pueblos o asentamientos claramente definidos- se configura una inasibilidad en torno a los indígenas, difícil de sobrepasar. La idea de canales jerárquicos claros, como accesos específicos o entradas definidas, ante la organización-desorganización del indígena, se desarma; no hay núcleos bajo ningún punto de vista sobre los cuales actuar de manera efectiva, en la línea de la ordenación social, política, inclusive cósmica (porque carecen de un Dios omnipotente como el Dios cristiano). No hay cabeza que sacar, no hay un cuerpo claro al cual descabezar. El indio entonces como conglomerado social fuera de la hispanidad, se vuelve inquietud por ser informe, se tipologiza como un peligro político por carecer de accesos y salidas regulares, por ser cuerpo social sin límites, ni formas, por ser ante todo especialmente acéfalo y por ser una masa informe cargada de posibles ataques, traiciones y amenazas en cualquiera de sus partes.

Bárbaros descalzos y de poca policía: los indios incontenidos

Los alzamientos indígenas que efectivamente asolaron a las ciudades españolas al sur de Chile, se concentraron especialmente en el transcurso de la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del siglo siguiente. Entre 1598 y 1603 se produjo una oleada de levantamientos que mantuvo en jaque e hizo caer a las ciudades fundadas al sur del río Bíobío, Valdivia, Santa Cruz, La Imperial, Angol, Villarrica, Osorno y Arauco. En los años que siguieron es que se inicia la guerra de la maloca y malones, y a pesar de las tentativas de pacificación política que promovían los jesuitas, los territorios indios y los españoles fueron objeto de mutuas y sistemáticas razzias entre ambos bandos 27.

En 1655 acaeció el último gran alzamiento general de dicha centuria, donde los araucanos arrasaron

El indio entonces como conglomerado social fuera de la hispanidad, se vuelve inquietud

por ser informe, se tipologiza como un peligro político por carecer de accesos y salidas

regulares, por ser cuerpo social sin límites, ni formas, por

ser ante todo especialmente acéfalo y por ser una masa

informe cargada de posibles ataques, traiciones y amenazas

en cualquiera de sus partes.

con las haciendas y aldeas entre el Bíobío y el río Maule. Luego será ya en el siglo XVIII, en 1723 y 1766 respectivamente donde se volverán a repetir insurrecciones de considerable magnitud. En el intertanto la política de conquista derivó en la concertación de parlamentos y propagación de misiones, como tecnologías de poder para actuar sobre los indios aún insurrectos. Que ya estuviera entrado el siglo XVII y en el sur del Reyno de Chile aún no se concretara políticamente la dominación española, si bien no fue un asunto aislado dentro del imperio español, tampoco fue la regla común que regía al resto de la administración imperial en esos mismos años. Si bien en años posteriores el movimiento de indígenas decae, la continuación de ensayos de políticas o tecnologías que permitieran dominar a los indígenas, junto con el surgimiento de insurrecciones mapuches al otro lado de la cordillera, plantea -a pesar de todo- a los araucanos como tranca visible en una puerta; un foco de inestabilidad que no dejó concluir o regular la dominación y colonización hispana.

Ampliando su rango de movimiento a las pampas argentinas, los indios araucanos como amenaza efectiva de un lado y sombra posible en el otro, no dejaron en paz en dicho la gobernación de Chile. El nutrido número de flujo de correspondencias de las autoridades locales, con aquellas del otro lado de la cordillera previniéndose mutuamente de posibles malocas dentro del territorio es muestra de ello.

En dicho aspecto, la anterior imagen de los indios araucanos como cuerpos inasibles, sin limites, casi imposibles de ingresar, de atar por algún medio a la dominación hispana (por las propias formas de organización que detentaban), supondrá no solo la amenaza de una sociedad alterna y exterior, que desde afuera acechaba la estabilidad de un poder político. También significará la presencia de un nido de indeseables que, en la medida que las comunidades mapuches no fueron contenidas ni sujetas a pacto alguno, acechó la organización del orden interno de la sociedad colonial.

27. Boccara, Guillaume, “Colonización, resistencia y etnogénesis en las fronteras Anericanas”, en: Boccara, Guillaume [compilador], Colonización, resistencia y mestizaje en América, p. 63.

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Se dibuja así una clara relación entre las maneras poco políticas y nada sociables de vivir y una serie de nociones reunidas en torno al indio, que además lo registran y componen bajo un régimen siempre animal y en movimiento, pero ahora con otra acepción: el imaginario del indio alzado como cuestión movediza que se deja arrastrar, como un eterno fluir, fluido dinámico que como tal en comunidad no tiene punto por el cual ser asido y que, en cuanto a sujeto tiende a dejarse llevar, dejarse arrastrar, fluye sin contención.

De esta forma, a nivel individual la sensualidad, la fragilidad deleznable frente a los deleites, la inclinación hacia las bajas pasiones y los vicios aparecen como elementos siempre presentes en los relatos que se refieren al indio, ligado a la espontaneidad, a la disminución o escasa presencia de los atributos de contención necesarios para vivir social y humanamente.

La ociosidad y sensualidad asociada al caso particular de los indios araucanos está puntualizada en un sentido dañino. Por estar libres, por andar sueltos por el campo, sus características sensuales y costumbres degeneradas adquieren un nivel inquietante, rayando en lo nocivo, por la posibilidad cierta de contagiar a quienes se acercasen. La libertad que gozaban, era una libertad mal usada, como licencia exorbitante, desenvoltura y desvergüenza.

Se pronuncia sobre este contacto Rodrigo de Quiroga al hablar acerca de los mestizos: nacidos entre los indios, aman tanto sus vicios, costumbres y libertad, que son perjudiciales en nosotros 31. Porque la sensualidad y las pasiones desatan. La palabra bárbaro enfatiza este sentido, según el diccionario de autoridades se refiere a hombres de malas costumbres, y mal morigerados, a los esquivos que no admiran la comunicación de los demás hombres de razón, que viven sin ella, llevados de sus apetitos: y finalmente a los que son despiadados, y crueles 32. Mal morigerado. Es decir mal dispuestos a moderar o templar los excesos de los afectos 33. Son bárbaros, palabra nombrada una y otra vez en tantos documentos y estudios, antes

Oviedo sabe que los indios son perezosos, indolentes, haraganes; sabe que antes de la llegada de los españoles

“su principal intento era comer e beber e folgar, e lujuriar, e idolatrar, e ejercer otras muchas suciedades

bestiales”, sabe que “vance ellos a emborrachar y envían a las mugeres a caver e sembrar e coger 28.

Cita así Antonello Gerbi a Ovidio, uno de los primeros cronistas oficiales sobre América de la Corona española, al hablar sobre el juicio de los indígenas. Esta puesta en relación del indio, como señalé antes, aparece desde los primeros contactos entre españoles y americanos en el siglo XVI, e insinúan en él la ausencia de las perfecciones que la vida social y política entregada al hombre para vivir de acuerdo a las prescripciones de Dios. Aunque indiscutible es la humanidad de los indios, en ellos no opera o no es advertida presencia alguna de voluntad, de control o autocoacción, clave de la cultura. De esa manera que se calificó a los indios naturales y especialmente a aquellos que no estaban bajo el dominio hispano, del mismo modo los indios mapuches fueron un crisol de bajas pasiones, sensualidades y malos hábitos que debían ser domesticados. Con la diferencia de que estos indios araucanos estaban libres, eran guerreros o tendían a ello y eran capaces –o lo habían sido- de poner en jaque las ciudades del sur de Chile con su fuerza. A continuación referiré como en este aspecto en particular fuentes chilenas se pronuncian al respecto.

Un texto del siglo XVIII señala cómo el gobernador Antonio de Guill y Gonzaga, al intentar reducir a los araucanos a pueblos y lograr por este medio la cristianización y civilización de los naturales, interpela a estos a que: …no anduviesen dibertidos por las Campañas como brutos…29. En el mismo sentido anteriormente mencionado de estos indios perdidos en la tierra adentro, perdidos en los confines, el “andar divertido” como frase denota -según la Academia de Autoridades- a alguien que entregado a algún empleo amoroso se desentiende de otros cuidados, alguien que duele la deleznable fragilidad de ser arrastrado a torpes deleites 30.

el imaginario del indio alzado como cuestión movediza que

se deja arrastrar, como un eterno fluir, fluido dinámico que como tal en comunidad

no tiene punto por el cual ser asido y que, en cuanto a sujeto

tiende a dejarse llevar, dejarse arrastrar, fluye sin contención.

28. Gerbi, Antonello, La naturaleza de las indias nuevas, p. 411. 29. Méndez, Luz María, Op. Cit. 1984. p. 181.30. Academia de Autoridades, Nuevo tesoro lexicografito de la lengua española, 1732. (D-F).

31. Jerónimo de Quiroga, Memoria de los sucesos de la guerra de Chile, p. 229.32. Diccionario de autoridades, Tomo I33. Academia de Autoridades, Nuevo tesoro lexicografito de la lengua española, 1734. (G-M).

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bien porque son presas de sus apetitos, porque se dejan arrastrar. Las bajas pasiones como elementos dinámicos que desbaratan se ajustan a esta noción de la animación nociva, caótica, y capaz ante todo de ser transgresiva.

Siendo el indio un sujeto inclinado naturalmente a desbandarse, se sitúa en un lugar privilegiado el disciplinamiento de las costumbres que aseguraba la congregación en pueblos. En 1503 se envía la primera ordenanza americana para que los indios se repartan en pueblos en que vivan juntamente, y que los unos, no estén ni anden apartados de los otros por los montes 34. En pueblos; es decir demandaba el abandono de la vida a modo de los indios, repartidos y desparramados por los campos, por la vida social de los cristianos.

… el dicho General los pacificó (a los indios) y puso en órden y dio a cada encomendero los indios que eran de su encomienda, mucho de los cuales sacó de los montes donde estaban huídos y los hizo juntar en pueblos y que sembrasen y guardasen sus comidas, encaminándoles

al ser de hombres… y después han gozado de quietud y están ricos…35

La impresión de los indios como entes que eran irrestrictamente incapaces de definirse y autoimponerse límites se observa en buena parte de los mismos argumentos ya enarbolados en favor de la agrupación de los indios en pueblos, donde idealmente debían estar ausentes los españoles. La teoría del mal ejemplo, que dominó buena parte del sustento político de la legislación indiana frente a los pueblos de indios a este respecto, se sustentaba en una noción de indio voluble, incapaz de mantenerse por sí solo en el recto camino; por el contrario, se hallaba absolutamente inclinado -casi por naturaleza- a volver a sus andanzas o dejarse impresionar más del mal ejemplo de los foráneos que de lo que el sacerdote le enseñaba. Así señala Magnus Mörner al respecto que pronto olvidaban los naturales al regresar a sus lejanos asientos, las costumbres y cosas de nuestra fe; el padre Gentil señalaba de la misma forma que el vivir mestizos

. Siendo el indio un sujeto inclinado naturalmente

a desbandarse, se sitúa en un lugar privilegiado

el disciplinamiento de las costumbres que aseguraba la

congregación en pueblos.

La teoría del mal ejemplo, que dominó buena parte

del sustento político de la legislación indiana frente a

los pueblos de indios a este respecto, se sustentaba en

una noción de indio voluble, incapaz de mantenerse por sí

solo en el recto camino

La ciudad colonial se ideaba de esta manera como un espacio de civilización, puesto que en

la expansión de las formas de vida urbana se pensaba se

posibilitaría el mejor control del espacio y los sujetos que lo

habitaban.

y españoles de mala vida entre los indios era un obstáculo para la salvación de las almas de éstos, porque son tan bárbaros que no hazen lo que el ministro les predica si no lo que haze el mestizo o es español de mal ejemplo que entre ellos bibe…36 .

La misma condición jurídica de los indios civiles funciona de esta forma, diluyendo en un primer movimiento la distinción entre indios civiles e indios de guerra, siendo los primeros considerados miserables; es decir, personas que deben y necesitan estar bajo el alero y protección de otros. Al interior de una dinámica de relaciones paternalistas, el indio era un sujeto necesitado de modelación constante, inclinado naturalmente a desbandarse, a desatarse, pareciendo requerir siempre de la figura contenedora externa de otro para mantenerse dentro de la cristiandad.

La ciudad colonial se ideaba de esta manera como un espacio de civilización, puesto que en la expansión de las formas de vida urbana se pensaba se posibilitaría el mejor control del espacio y los sujetos que lo habitaban. La demanda de vivir en sociedad, y dentro de ella el vivir en ciudad, funcionaba como un espacio de contención de la civilidad que se esta imprimiendo a los advenedizos naturales. La ciudad se definía como el espacio de la vida política y social, en el que se transformaban las costumbres indígenas, feroces, por otras humanas, era nueva forma de vivir, sinónimo de república, orden, policía y condición de humanidad 37.

Este constante llamamiento a la definición, a la sujeción del indio una vez que está dentro de la sociedad colonial, insinúa ya algo, insinúa preocupación por éstos, sus gérmenes tan fáciles al desborde; los gérmenes que lo conectan con una indianidad no domesticada, cúmulo de pasiones y malas costumbres desatadas, contagiosas e incitadoras.

La asociación demoníaca que se hace patente en varios instantes no es menor. Primero, en una sociedad sin ley, sin justicia y sin gobierno, el rey

34. Citado por Mörner, Magnus, La corona española y los pueblos foráneos de indios de América, p. 21. 35. Probanza de los méritos y servicios del General Juan Jufré en el descubrimiento y población de las provincias de Chile. Año 1576. En CDIHCH, tomo XV, p. 26.

36. Memorias del cura Atitalaguía, 13 de marzo de 1585, en H.H. Bancroft Librarym ms. M-M 268. Expertos del Mem. En Llanguno (1963), 66. Citado por Magnus Mörner. Op. Cit. p. 3437. Osorio, Laura, “Los pueblos de indios vinculados con las políticas de separación residencial en el Nuevo Reno de Granada”, Bogotá, Historia y Ciencias Sociales, pp. 277 – 298

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revoltosas. Señala entonces Villarreal refiriéndose a los excesivos gastos de los parlamentos: En el muestra la indecorosa contemplación con que se trata al enemigo, haciéndole varios regalos anuales de cuenta de la real hacienda, para mantenerlo quieto, tolerando sus robos e insolencias, i tratándole en los parlamentos con tanta formalidad 39.

Asimismo podría señalarse, el cuidado de las autoridades del siglo XVIII por evitar el libre tránsito de personas hacia el territorio de los indios, obedecía a un doble esfuerzo de regular los puntos de contacto, tanto para un lado como para el otro lado de la frontera. Así, no solo se establece la prohibición de pasar 40, si no también se llama a cuidar la entrada de indios hacia el lado español de la frontera, quienes no podían ingresar si es que no eran moldeados y enterados antes de las verdades de la fe cristiana.

y en cuanto a los que pasaren del barbarismo a la tierra cultivada del cristianismo (en que hay tanto

bien espiritual de los dichos, y temporal, de que abunden trabajores) además del buen tratamiento, con que la Piedad del Rey los auxilia, se mande con

apremio a los dueños de hacienda, a quienes sirvieren, los manifiesten párrocos de sus pertenencias, para que siendo bautizados en sus tierras por los misioneros, los instruyan y eduquen con toda suavidad en los

ministerios de nuestra fe, y si fueren pehüenches del todo infieles, los catequicen con toda caridad para recibir el santo bautismo, desprendiéndolos de la

poligamia, y demás vicios… 41

Se ha tratado así de postular cómo en los diversos niveles que aparece la imagen del indio alzado de la Araucanía, el ejercicio en el imaginario que lo contiene en la sociedad colonial, lo figura bajo la metáfora de un movimiento como fluido dinámico o como agua de dique que se arranca. Así los mismos enunciados y ciertas disposiciones prácticas para resolver su reducción o incorporación al ordenamiento colonial habrían seguido más o menos esta lógica organizativa. Este movimiento constante asociado al indígena, símil del fluido o el

del caos es Satán; no puede estar gobernando otro, aunque sea subrepticiamente. Segundo, porque viven gobernados por la sensualidad. El sínodo del padre Azua da cuenta de esta situación. Estando los males del demonio rondando en todos lados, no había tampoco que proveer de los motivos para que se manifestara más aun entre estos indios infieles:

los españoles ademas de fomentarle la Lámpara de sus borracheras con el vino, los fomentan mucho más el

excecrable Vicio de la poligamia al venderle el poncho, las Ovejas, Vacas, Caballos y Yeguas. Con estos géneros compran los Indios cuantas mujeres quieren y pueden. Estas tejen los Ponchos, y el enemigo Común, la red

para pescar y llevarse todas las almas 38.

De este entramado de metáforas asociadas al indio, se puede leer la necesidad de contener esta fuerza dinámica y transgresora que él representa. Como metáfora de movimiento, la imagen que la sociedad colonial tiene del indio y el lugar donde lo sitúa dan cuenta de gestos teñidos por el cuidado, la precaución y el recelo. El afán de contención de esta fuerza desbordadora, se imprimirá problemático, dadas las nutridas relaciones de frontera que entre ambos mundos se estructuraron a lo largo de la vida colonial, como comercio, mestizaje y relaciones a nivel político. No por ello las autoridades dejaron de intentar establecer cuidadosos canales que articulasen, aunque fuese en teoría, los contactos.

Ya se ha nombrado al respecto los intentos de reducir a pueblos no sólo a los indios de paz, sino también como medio de sujeción a los indios de guerra. En ese aspecto, la disposición de estos asentamientos resume el gesto de contención y definición con que el poder español trataba de apaciguar la dinamicidad de los indígenas. Por ejemplo, en la década de 1740 Joaquín Villarreal en su informe sobre contener y reducir a la debida obediencia los indios del Reino de Chile, reúne la acción de contención de estos conglomerados indígenas siempre circulantes, como elementos con los cuales se debía tener el cuidado y la prudencia de mantener quietas sus inclinaciones inquietas y

Se ha tratado así de postular cómo en los diversos niveles

que aparece la imagen del indio alzado de la Araucanía,

el ejercicio en el imaginario que lo contiene en la sociedad

colonial, lo figura bajo la metáfora de un movimiento

como fluido dinámico o como agua de dique que se arranca.

38. Oviedo, Carlos, “La defensa del indio en el Sínodo del Obispo Azua”, 1744, en “Historia”.

39. Villarreal, Joaquín de, Informe sobre reducir a poblaciones a los indios del Reino de Chile, sobre conducir a la debida obedencia a los indios del Reino de Chile, p. 224.40. Luego de los levantamientos de indios de la década de 1770, las autoridades deciden “que todo individuo que fuese convencido de haver pasado o intentare pasar por Bio Bio dela parte del Norte a la del Sur a tierra de los infieles no llevando expresamente pasaporte o Licencia de esta Capitania General del expresado Comandante Ambrosio Higgins… que se le impogna la pena capital que por Auto de buen Gobierno se tiene anteriormente promulgado.” N° 2 Real acuerdo estraordinario de Justicia. Bibliteca Nacional, Sala Medina Ms. BA 20, Fj. 414.41. Azúa Obispo, Op. Cit. Capítulo I, constitución 6.

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agua de los ríos, cercano a su vez a la animalidad, fácilmente se trastoca inquietante en la sociedad colonial. Inasible como conglomerado social y por lo mismo incontenido como sujeto, se cristaliza en él (en ambos sentidos) la capacidad de una fuerza que arrastrando corroe; se desata entonces una respuesta de alarma, de resguardo, de cuidado, modelada en los diferentes dispositivos que la sociedad colonial dispuso para contener, formar y regular a los indios y las relaciones que con ellos se establecían. La ausencia de la cabeza en esto vendrá a ser crucial; será por su causa, al imprimir a la sociedad araucana de una dinamicidad desordenada que impide contactos y sujeciones efectivas, que las bárbaras costumbres y hábitos sensuales de los indígenas se tornarán especialmente irrefrenables, nocivas, corrosivas. De esta manera, los hitos que conforman ese imaginario del indio, lo acercan por la fuerza de los cuidados que el gatilla, a la noción de peligro.Como fuerza que arrastra, como conjunto sin forma, sin contenciones, sin jerarquías, sin canales de mediación el indio es elemento sin límites y sin orden, ambiguo de tanta indefinición.

La presencia persistente de este foco insurrecto que eran los araucanos, como obstáculo para la estabilización del proceso de dominación hispana, y como posibilidad siempre latente en los alzamientos indígenas, cristaliza fuera de los desastres físicos y estratégicos más visibles que pudieran ocasionar, también la inminencia de una incontención peligrosa. Como figura límite, que se rehúsa a entrar a la cristiandad, que impugna atributos que se quieren suprimir o domesticar, el indio alzado perturba por su propia falta de refrenos a la Colonia, ante ello entrar en contacto con él supone un riesgo de incertidumbres. Así, el alzamiento como hito de contacto entre españoles e indígenas, ante todo pone de manifiesto la amenaza de la exposición a las características impulsivas, desenfrenadas, desbaratadas, incontenidas y de naturaleza inasible del indígena. Impulso que por sí mismo puede llegar a desdibujar los propios hitos que la sociedad hispano colonial eligió para ordenarse.

el alzamiento como hito de contacto entre españoles e

indígenas, ante todo pone de manifiesto la amenaza de la

exposición a las características impulsivas, desenfrenadas,

desbaratadas, incontenidas y de naturaleza inasible del indígena.

Impulso que por sí mismo puede llegar a desdibujar los propios hitos que la sociedad

hispano colonial eligió para ordenarse.

Cuadro 1. Designaciones más recurrentes del indígena según crónicas del siglo XVII y XVIII

América, Imagen y Memoria

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Bibliografía

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Carolina Miranda GonzálezLicenciada en Historia con mención en Ciencia Política y Profesora de Historia,

Geografía y Ciencias Sociales, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Los locos en la casa deorates de Santiago, 1852 -1928

Marginalidad y exclusión en América Latina

El Omitir de la Imagen

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“Lo otro no existe: tal es la fe racional, la incurable creencia de la razón humana. Identidad = realidad, como si, a fin de cuentas, todo hubiera de ser, absoluta y necesariamente, uno y lo mismo. Pero lo otro no se deja eliminar, subsiste, persiste; es el hueso duro de roer en que la razón se deja los dientes”.

Antonio Machado

1. Berger, Peter y Luckmann, Thomas, La construcción social de la realidad, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1968, p. 36.

El presente artículo analiza un fenómeno socio-cultural que consideramos esencial para comprender la realidad de América Latina y los procesos por medio de los cuales nuestro continente ha ido construyendo su identidad y su historia; en este sentido, reconstruir la historia de los grupos socialmente marginados y las más de las veces también excluidos no sólo nos permite conocer y comprender la realidad de un sector en particular (en este caso los locos) sino que también nos permite acercarnos desde otro ángulo –que surge a partir de la diferencia- hacia el conocimiento general de la sociedad latinoamericana.

Es a raíz de los anterior que esta investigación busca dar cuenta, tomando como base la experiencia de la locura y la situación del loco en la sociedad chilena del siglo XIX y principios del XX, cómo se fue configurando y cristalizando la imagen de una América desigual –en función de estereotipos- que se expresa en la marginación y exclusión de determinados sujetos atendiendo a los mecanismos de control social establecidos por las elites dirigentes, mostrando al mismo tiempo cómo esa imagen se fue perpetuando en la memoria y reafirmando en la sociedad a través de una institucionalidad del encierro, que para este caso fue la Casa de Orates de Santiago.

Al referirnos a la noción de marginalidad lo hacemos desde la perspectiva sociológica que postula que la realidad se construye socialmente a partir de las interpretaciones subjetivas que los miembros de una sociedad realizan de las experiencias, pensamientos y acciones de su diario vivir, realidad que para estos hombres “tiene el

significado subjetivo de un mundo coherente” 1. Estas interpretaciones son una significación conceptual de un determinado fenómeno a partir de las representaciones que una sociedad tenga de él, representaciones que “corresponden al orden de lo imaginario en cuanto son imágenes que condensan significados y se constituyen en sistemas de referencia que nos permiten interpretar y clasificar 2; lo tanto, las representaciones que una sociedad tenga de ciertos fenómenos o sujetos históricos se inscriben en el ámbito de lo simbólico, de lo que las personas perciben a partir de una interpretación de esos fenómenos o sujetos en un tiempo y espacio determinado.

Por lo tanto, la marginalidad se entenderá como un estado en el cual determinados sujetos están al límite de la sociedad a la que originalmente pertenecen en virtud de parámetros establecidos socialmente y que van a definir lo que es o no correcto; en este sentido, la marginalidad implica un “estatuto más o menos formal en el seno de la sociedad y expresa una situación que, en teoría al menos, puede ser transitoria” 3, ya que eventualmente aquellos marginados podrían reinsertarse en esa misma sociedad siempre que se adscriban a las normas establecidas. Al mismo tiempo y un poco más allá de esta idea, está la noción de exclusión, que señala una ruptura – a veces ritualizada- con relación al cuerpo social 4, lo cual no sólo implica la separación y la marginación de ciertos sujetos, sino que también su supresión o su eliminación simbólica por parte de la sociedad cuando estos sujetos pasan a ser considerados peligrosos para la mantención del orden establecido. Esta misma definición del marginal y de éste como alguien

cómo se fue configurando y cristalizando la imagen de

una América desigual –en función de estereotipos- que se expresa en la marginación y exclusión de determinados

sujetos atendiendo a los mecanismos de control social

establecidos por las elites dirigentes, mostrando al mismo tiempo cómo esa imagen se fue

perpetuando en la memoria y reafirmando en la sociedad a

través de una institucionalidad del encierro, que para este

caso fue la Casa de orates de Santiago.

la marginalidad se entenderá como un estado en el cual

determinados sujetos están al límite de la sociedad a la

que originalmente pertenecen en virtud de parámetros

establecidos socialmente y que van a definir lo que es o no

correcto

2. Molina, Mauricio, Paradigmas médicos y representaciones de la salud, epidemias e higiene pública en Valparaíso, 1870-1900 (Tesis para optar al Grado de Magíster en Historia). Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2006, p.3. Schmitt, Jean-Claude, “La historia de los marginados”, en: Le Goff, Jacques, Chartier, Roger y Revel, Jacques, La Nueva Historia, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1988, p. 403.4. Ídem. p. 403.

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“peligroso” responde a estereotipos o visiones sobre el otro que traspasan épocas y que, como hemos dicho, se construyen socialmente: es así que desde la conquista América emerge desigual y estereotipada por los conquistadores, para quienes los otros representan sólo defectos, tal vez atendiendo a la imagen deformada de ellos mismos en una lógica en que se juzga al resto de acuerdo a unos valores absolutos que tienen su origen en los valores subjetivos de cada sujeto. Por lo tanto, serán estos estereotipos sobre el otro –basados en la diferencia- los que irán configurando las desigualdades dentro de la sociedad latinoamericana, en tanto la identidad, y por ende la inclusión en un espacio social determinado, se derivaban de la igualdad y de la homogeneización del cuerpo social.

En el caso que nos ocupa, serán los locos 5 quienes a mediados del siglo XIX serán señalados como sujetos potencialmente peligrosos en función de las representaciones y del imaginario que sobre la locura tenía la elite hegemónica, la cual a través de su discurso va a configurarla como un problema de orden social asociado a otros problemas tales como la miseria, la delincuencia y el alcoholismo, sobre todo del bajo pueblo. Por lo tanto, la idea de locura en Chile se construirá a partir de una particular visión de mundo (la de la elite del siglo XIX) que definirá lo correcto o no en vías hacia la modernidad del país: lo normal sería entonces lo eficiente, lo competente y lo útil para la vida productiva, otorgando de esta forma los valores y creencias de un grupo reducido (pero poderoso social, política y económicamente) respecto a lo que era normal, lo cual en último término se va a extrapolar a la sociedad en su conjunto, permitiéndole de esta manera marginar o excluir a todos aquellos que no satisfacían los requisitos para ser partes de una ciudad cada vez más burguesa, industrializada y civilizada, utilizando para ello diferentes mecanismos para normalizar a la población 6. De esta forma, podemos decir que el poder hegemónico define la enfermedad mental, y sustenta esa definición a partir de los dispositivos de asistencia por los cuales debe ser tratada 7; para el caso de Chile este dispositivo de asistencia será la Casa de Orates de

noción de exclusión, que señala una ruptura – a veces

ritualizada- con relación al cuerpo social , lo cual no

sólo implica la separación y la marginación de ciertos sujetos, sino que también su supresión

o su eliminación simbólica

el poder hegemónico define la enfermedad mental, y sustenta

esa definición a partir de los dispositivos de asistencia por los

cuales debe ser tratada ; para el caso de Chile este dispositivo

de asistencia será la Casa de orates de Santiago

Santiago, la cual se constituirá como una instancia más del orden burgués, destinada a aplicar un disciplinamiento sobre unos sujetos extraños y difíciles de homogeneizar (aunque en realidad la Casa de Orates se constituyó, en sus comienzos, sólo como un lugar de exclusión y marginación sin tratamiento alguno). Por lo tanto, la Casa de Orates habría actuado como un mecanismo de control social toda vez que para la época, los locos no eran considerados enfermos, sino que eran vistos como unos seres peligrosos y marginales que ponían en peligro el bienestar de la sociedad (tanto física como moralmente), así como la vitalidad, el dinamismo y la evolución de la misma. Es así, que el encierro sería visto como la natural consecuencia del “desacato” a los límites establecidos por la elite para el normal desarrollo y progreso del país, desacato que se castigaba con el encierro, el aislamiento y el olvido.

El período que abarca esta investigación corresponde al de la formación de la República, es decir, una época de transformaciones, que supuso una reorganización de la mayor parte de las estructuras fundamentales de la sociedad; dentro de este contexto, la creación de ciertas instituciones respondió más que nada a una concepción socio – política, lo cual significó que más allá de una idea altruista sobre la locura, primó un criterio que veía en ellos a un ser peligroso, al cual había que encerrar. De ahí que el estudio de la Casa de Orates en este período sea relevante, por cuanto refleja una manera de concebir un orden determinado para el país que respondió netamente a una visión de mundo de un grupo en particular, la elite dirigente; visión que se puede ver reflejada en las ideas que sobre la locura y la figura del loco se concibieron en dicha época, ideas que perdurarían por largos años y que se reflejan en la historia institucional de este establecimiento.

Durante esta época, la sociedad chilena experimentó profundas transformaciones políticas, económicas, sociales, culturales y hasta religiosas debido principalmente, como dice Eduardo Cavieres, al proceso de liberalización de parte importante de sus

5. A lo largo de este artículo se usarán diferentes términos para referirse a los enfermos mentales: locos, orates, dementes, insanos y enajenados.6. La normalización de la sociedad hace referencia a aquellas estrategias tendientes a la homogeneización de la población para hacerla previsible a ojos de las elites dominantes. Para lograr esto, la norma hace referencia a una nueva visión de la ley, entendida como “un conjunto mixto de legalidad y naturaleza, de prescripción y de constitución”. Ver: Foucault, Michel (1), Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2006, p. 310.7. González, Guadalupe, Cordura v/s Locura. ¿¿Quién dice que estoy loco?? Montevideo, 2004, p. 6. http://www.rau.edu.uy/fcs/dts/Gedis/monografiaggonzalez.pdf

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época determinada aprehenden y organizan significativamente la realidad social que los rodea. Al mismo tiempo, el estudio de la locura se circunscribe dentro de la tendencia planteada por Michel Foucault, en el sentido de que los grupos dirigentes de cada sociedad establecen ciertos dispositivos de control destinados a enmarcar al resto de la sociedad dentro de unos parámetros considerados como normales; esto, en una lógica de disciplinamiento del cuerpo físico y social, en una relación de docilidad – utilidad que garantizaba la sujeción a un orden establecido 11.

Las fuentes para esta investigación han sido fundamentalmente primarias. En primer lugar he recurrido a las Actas de la Junta Directiva de la Casa de Orates, que da cuenta de la historia administrativa y financiera de este recinto entre los años 1854 y 1891; en el mismo documento se cuenta con un apéndice que consta de documentos anteriores a la primera acta de la Junta Directiva (1852 – 1854). Por otro lado, la opinión del gobierno está expresada en las Memorias del Ministerio del Interior. Finalmente, la opinión de los médicos está consignada en la serie Movimiento de la Casa de Orates de Santiago, en donde se detalla anualmente la estadística del movimiento de los enfermos, así como el estado de la institución y las recomendaciones hechas por los doctores para mejorar el estado de la misma. También es importante destacar la revisión de la prensa de la época, ya que da cuenta de la opinión de una parte de la sociedad frente a este tema.

Evolución y desarrollo de la idea de salud pública en Chile

Para adentrarse en el tema de la locura en Chile, lo primero que hay que comprender son las concepciones que tenía la elite en torno al tema de la salud pública en general, entendiendo dichas concepciones como el producto de una época determinada, y que, por lo tanto, se correspondía con la realidad que dicho grupo dirigente construyó de acuerdo a sus propios intereses políticos y

estructuras tradicionales 8. En este sentido, el período se caracterizó por la relevancia que la elite le dio al proceso de modernización del país, el cual se evidenció en el fuerte proceso de secularización de las instituciones y de la sociedad en general. Teñido de liberalismo, este proceso estuvo marcado por una disociación entre un pensamiento liberal y las realidades socioeconómicas existentes 9. Por lo tanto, va a existir un discurso liberal – republicano proclamado por la elite criolla, que en la forma sería igualitario (formación de una sociedad de individuos libremente asociados, la cual tendería a la democratización de ésta a través de la soberanía popular) pero que en el fondo va a ser instrumentalizado por esta elite dominante en función de sus intereses particulares, identificados en último término, con la idea de preservar un orden social tradicional de corte oligárquico.Todos estos cambios tendrán su correlación en el campo de la medicina, la cual debido a la influencia de las corrientes del pensamiento intelectual europeo y a la creación de la Universidad de Chile en 1842, pasará de ser un oficio tradicional empírico a una profesión moderna basada en el conocimiento científico 10, es decir, se constituirá en una medicina positivista y liberal, que hará posible el nacimiento de las ciencias y la tecnología médicas por medio del triunfo de la racionalidad instrumental, la cual se convertirá en un eficaz instrumento al servicio del orden y del progreso que se quería instaurar en este nuevo Chile republicano. De esta forma, estas trasformaciones confluirán en el cambio del paradigma médico en cuanto a la forma de entender la medicina en general y las enfermedades en particular, especialmente en lo referente a la locura.

La metodología de este trabajo se inserta dentro de lo que llamamos la historia cultural de la enfermedad, que implica comprender la enfermedad más allá del fenómeno y de la manifestación biológica de la misma en los sujetos, sino entenderla como una construcción cultural íntimamente relacionada con las concepciones de una época en particular, es decir, entender cómo los individuos de una

8. Cavieres, Eduardo, “Anverso y Reverso del liberalismo en Chile, 1840 – 1930”, en: Historia Nº 34, Santiago, 2001, pp. 39–66. 9. Ídem. p. 39-66.10. Serrano, Sol, Universidad y Nación. Chile en el siglo XIX, Editorial Universitaria, Santiago, 1994, p. 178.

11. Foucault, Michel, op. cit., pp. 32 y 141; Foucault, Michel (2), Historia de la locura en la Época Clásica, Vol. I y II, FCE, México, 2006.

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económicos; de ahí que el tema de la salud fuera objeto de múltiples debates tendientes a determinar a quién le correspondía el deber de administrarla: a la caridad privada o al Estado.

De esta forma, a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, la idea que el grupo dirigente tenía sobre la salud pública fue evolucionando consecuentemente se producían cambios en la sociedad producto de los crecientes procesos de urbanización e industrialización. Como sabemos, estos procesos trajeron una multiplicidad de problemas estructurales tanto en la ciudad como en la población, sobretodo en lo que respecta a la salud de esta última, que en su mayoría vivía en pésimas condiciones de vida lo que acrecentaba el riesgo de sufrir diversas enfermedades que muchas veces culminaban en la muerte de los individuos. Esta situación se fue convirtiendo en un problema para las elites dirigentes, que más allá de los cuestionamientos morales que pudieran recibir por su incapacidad para hacerse cargo de la situación, veían como la inhabilidad de los trabajadores producto de las enfermedades o la muerte mermaba la fuerza de trabajo y por consiguiente disminuía la producción económica del país.

Ahora bien, frente a los problemas que planteaba la salud de la población, a mediados del siglo XIX no existía una política pública sistemática y coherente a este respecto. Como señala René Salinas, ni siquiera existía una definición clara y única para designar lo que hoy entendemos por salud pública, sino que ésta se identificó durante el siglo XIX bajo otras expresiones: higiene, salubridad, beneficencia, medicina preventiva y social, etc 13. En este sentido, podemos decir que el tema de la salud como política estatal no estaba considerada (el Estado apuntaba a solucionar los problemas de la infraestructura sanitaria de la ciudad más que a la atención directa de la población), ya que para las ideas de esa época este era un tema que concernía a la responsabilidad individual de cada persona, responsabilidad que contribuía al bienestar de la comunidad en general. Si una persona no podía hacerse cargo de sí mismos,

el tema de la salud fuera objeto de múltiples debates

tendientes a determinar a quién le correspondía el deber

de administrarla: a la caridad privada o al Estado

el rol de los médicos era de escasa relevancia, puesto que

a su reducido número, hay que agregar el hecho de que se encontraban fuertemente

supeditados a las juntas de beneficencia y a las órdenes religiosas que administraban

el funcionamiento de los hospitales

actuaba la beneficencia en la forma de la caridad cristiana: las personas económicamente favorecidas sentían y tenían el deber moral de ayudar y proteger a los más desvalidos. Esta ayuda se expresaba en donaciones por medio de las cuales se financiaban servicios hospitalarios gratuitos (organizados por la filantropía y la caridad pública, y en menor medida por el Estado) bajo la administración de la Juntas de Beneficencia. En este sentido, la posición del Estado es bien clara al respecto y responde a la idea de privatización o liberalización de la sociedad en general: Hablando en general, la intervención del Gobierno en la administración de la beneficencia pública debe limitarse a auxiliar i reglamentar. A los particulares es a quienes les incumbe, ya individualmente, ya por medio de asociaciones, ejercitar la caridad a fin de que los más favorecidos protejan y alivien a los menesterosos. No sería posible, ni conveniente que el Gobierno se constituyese en el bienhechor único del país 14.

Esta posición prevalecía no sin detractores, pues las discusiones en torno al rol del Estado frente a la salud se sucedieron durante todo este período (segunda mitad del siglo XIX), ya que la solución para los problemas sanitarios planteada por la salud-caridad no daba los resultados esperados: la miseria, las malas condiciones de vida, el pésimo estado de los servicios sanitarios, las enfermedades (agravadas con las epidemias que se sucedían con frecuencia: cólera, viruela y tuberculosis) y la altísima mortalidad (sobre todo infantil) se acrecentaban, amenazando con transformarse en una exigencia desbordante para la Beneficencia e incluso para el orden social 15. De acuerdo a observadores de la época: es ya tiempo de dejar a un lado las especulaciones filosóficas sobre las libertades individuales y la acción de la higiene pública. Hasta ahora el temor de lesionar las primeras ha sido el más tenaz obstáculo para nuestra debida organización sanitaria y el resultado no puede ser más lamentable 16.

Dentro de todo este proceso, el rol de los médicos era de escasa relevancia, puesto que a su reducido número, hay que agregar el hecho de que se encontraban fuertemente supeditados a las juntas

12. Molina, Carlos, “Sujetos sociales en el desarrollo de las políticas sanitarias en Chile, 1889 – 1938”, en: Revista Polis Nº 9, Santiago, Chile.13. Salinas, René, “Salud, ideología y desarrollo social en Chile, 1830 – 1950”, en: Cuadernos de Historia, Nº 3, Santiago, 1983, p. 101.

14. Camus Gayán, Pablo, “Filantropía, medicina y locura: La Casa de Orates de Santiago. 1852 – 1894”, en: Historia, Vol. 27, 1993, p. 92.15. Salinas, René, op. .cit. p. 105.16. Camus Gayán, Pablo, op. cit. p. 92

América, Imagen y Memoria

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nacional de salud para combatir las epidemias mediante la prevención sanitaria. De ahí en adelante, Balmaceda intentará restarle autonomía a las juntas de beneficencia, uniformizando su funcionamiento y administración.

Finalmente, la idea de salud - caridad evolucionó a lo largo de toda esta época hacia un concepto fundado en la asistencia social y en la visión de un Estado benefactor, esto, producto de las transformaciones sociales que se produjeron (surgimiento de la cuestión social, la ineficacia de la caridad frente a problemas como la mortalidad, etc.), pero también por los cambios producidos por el desarrollo de la medicina, el aumento de los doctores y la creciente valoración que esta profesión fue adquiriendo conforme los avances de la misma disciplina. Así, se pasa de una idea de salud basada en la individualidad y la caridad a un régimen público y colectivo a cargo de un Estado asistencialista.

La locura y el loco a ojos de la sociedad chilena

Tal como lo señala Erasmo de Rotterdam 18, frente a la locura no existe definición alguna: las definiciones harían que este fenómeno fuera limitado, circunscrito dentro de ciertos parámetros capaces de ser aprehendidos por una razón siempre dispuesta a descifrar lo que hay de oculto y de misterioso dentro de ella. En este sentido, la locura ha sido y sigue siendo un concepto elusivo 19, aún cuando todas las sociedades hayan conocido y hayan vivido la experiencia de la locura, experiencia que por lo demás ha evolucionado en forma paralela a la evolución cultural y social de dichas sociedades.

Esto nos sugiere inmediatamente dos ideas, aún cuando en definitiva no haya un consenso racional sobre la naturaleza de la locura. La primera, es la de la locura entendida como una enfermedad mental, es decir, como un fenómeno asociado a un conjunto de signos y síntomas que tienen la misma evolución y proceden de una causa específica de origen

de beneficencia y a las órdenes religiosas que administraban el funcionamiento de los hospitales, de ahí que prácticamente no se les consultaba nada respecto a los problemas relativos a la salud de la población. Esta situación daría pie para que se sucedieran frecuentes conflictos entre la directiva de las juntas de beneficencia y los doctores, quienes abogaban por un cambio en la atención hospitalaria, exigiendo reformas de carácter científico – técnico acordes a los avances médicos de la época, así como mayor participación en la dirección de los hospitales. Esta posición se contraponía con la de los miembros de la beneficencia, quienes más allá del deber moral que decían sentir hacia los más desamparados, tenían detrás un interés económico puesto que las instituciones que estas juntas administraban generaban negocios a través de la acumulación de bienes raíces; de esta forma, a través de la política de la caridad social, la oligarquía (junto al clero) incrementaba su poder político y por supuesto, económico. Otra solución que planteará la elite como solución a los problemas relacionados con la higiene y salud pública será la transformación de la ciudad de Santiago en una “ciudad ilustrada y limpia” 17 en contraposición a la ciudad bárbara generadora de enfermedades, delincuencia y marginalidad social.

Un punto importante de destacar y que se presentaba como otra solución, esta vez desde el seno de la sociedad maltratada por las continuas enfermedades, es el hecho de que antes de que el Estado se hiciera cargo de la situación, se produjo una reacción social contra este paternalismo benéfico, surgiendo a fines de siglo las sociedades de socorros mutuos con el fin de asistir a sus miembros en la vejez, enfermedad o muerte, prescindiendo de la caridad oligarca.

La deplorable situación de la salud iría cambiando y el Estado comenzó a asumir un papel más activo en la asistencia sanitaria de la población, especialmente durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, quien creó el Consejo Superior de Higiene (1889) con miras a dirigir una política

La deplorable situación de la salud iría cambiando y el Estado

comenzó a asumir un papel más activo en la asistencia sanitaria de la población, especialmente durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, quien creó el

Consejo Superior de Higiene (1889)

la locura ha sido y sigue siendo un concepto elusivo , aún

cuando todas las sociedades hayan conocido y hayan vivido

la experiencia de la locura, experiencia que por lo demás

ha evolucionado en forma paralela a la evolución cultural y

social de dichas sociedades.

17. Leyton, César. La ciudad médica – industrial: melancólico, delirante y furioso; el psiquiátrico de Santiago de Chile, 1852 – 1930. http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2005/leyton_c/html/index- frames.html

18. De Rotterdam, Erasmo, Elogio a la Locura. Editorial Sarpe, Madrid, 1984.19. Porter, Roy, Historia social de la locura, Editorial Crítica, Barcelona, 1989, p. 20.

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conocido o no (por ejemplo, el caso de la demencia) y más modernamente, como un trastorno mental, entendido como la perturbación o alteración de una función física o psíquica 20.

La segunda idea se refiere a la locura como una construcción social, es decir, como un concepto netamente cultural y que por lo tanto, varía de acuerdo a las creencias, valores y temores de cada sociedad en particular.

Ahora bien, ambas visiones no deberían ser excluyentes entre sí puesto que las dos responden a una realidad y a un contexto histórico determinado, y también a un desarrollo y a una evolución de las ideas en tanto avanzan las investigaciones sobre el tema (esto no quiere decir que la psicología y la psiquiatría sean la culminación de un proceso de humanización de la locura, sino que simplemente representan otra etapa en la búsqueda de la locura como objeto de conocimiento); por lo tanto, la historicidad misma de la locura como concepto llevaría a la imposibilidad de una definición “universal” que abarcara la totalidad de los sistemas socio – culturales existentes.

Frente a esto, se entiende entonces (siguiendo a Foucault) que la locura es una experiencia históricamente constituida, conformada por prácticas institucionales, procesos socio – económicos y formas de discurso, de cuya confluencia surgiría la figura cultural de la enfermedad mental 21: construcción sociocultural ligada íntimamente a las concepciones de una sociedad en un tiempo y espacio determinado. Así, vemos que a través de la historia, la locura ha sido abordada desde diversos puntos de vista, siendo estos filosóficos, religiosos – místicos, políticos y médicos y en cada uno de ellos el trato que ha recibido el loco ha sido diferente: la mayoría de las veces relacionándolo con la posesión demoníaca (como en la Edad Media), lo cual conllevaba su purificación mediante su exclusión o muerte; a veces condenando o enalteciendo su locura (como en el Renacimiento); en otros casos aislándolos en asilos y hospitales para garantizar el

locura entendida como una enfermedad mental, es decir, como un fenómeno asociado

a un conjunto de signos y síntomas que tienen la misma evolución y proceden de una

causa específica de origen conocido

locura como una construcción social, es decir, como un

concepto netamente cultural y que por lo tanto, varía de

acuerdo a las creencias, valores y temores de cada sociedad en

particular.

construcción sociocultural ligada íntimamente a las

concepciones de una sociedad en un tiempo y espacio

determinado.

orden social (siglos XVIII, XIX y principios del XX) y actualmente, a través de Centros Comunitarios de Salud Mental.

Estos diferentes pasajes del devenir histórico de la locura han dejado su huella en las diversas culturas y en las representaciones sociales que de ella se han hecho, representaciones que por lo general han generado temor y rechazo hacia el loco, estigmatizando su figura a tal grado que, si no es víctima del abandono y la miseria, lo es del encierro y del olvido. Es de esta forma, que el loco adquiere su status de marginal dentro de una sociedad que condena y rechaza a todos aquellos elementos que interfieren en su desarrollo.

Ahora bien, para la sociedad chilena de mediados del siglo XIX, la locura no era algo desconocido, al contrario, su presencia era habitual en los espacios públicos, el espacio social por excelencia: los locos solían ser vistos vagando por las ciudades y campos o detenidos en las cárceles. Por ejemplo, la prensa consignaba así la presencia de los locos y su frecuente presencia en las calles: Orijinalidades: San Bartolo está suelto; dicen los muchachos cuando en un mismo día suceden cosas extraordinarias. Los locos andan sueltos, decimos a nuestra voz, y esto que parece broma, es una gran verdad. A las tres de la tarde de ayer cruzaba las calles principales de Valparaíso un loco conducido por un jendarme, y que, a imitación de nuestros buenos patagónicos, parecía no cuidarse mucho de las atónitas miradas de la multitud; iba desnudo como los primeros patriarcas y cortejado, más que una música en noche de retreta. Aún no habíamos acabado de saborear esto cuando en el Almendral tuvimos el placer de encontrarnos con otro loco de la misma clase, pero con opuesta manía. Al primero le amaneció el día caluroso; el otro había viajado por Groenlandia y venía tapado con tres o cuatro mantos de arpillera. ¡Qué hace la policía que no recoje a estos originales! 22.

En cambio, los enajenados pertenecientes a familias acomodadas eran recluidos en sus casas, en el espacio privado, o en su defecto, eran enviados a la Casa de locos de San Andrés en Lima, jamás se los

20. González, Guadalupe, op. cit. p. 24.21. Foucault, Michel (2), op. cit. Es importante destacar que la locura entendida como enfermedad mental ha sido ampliamente criticada, sobre todo a partir del movimiento de la llamada “antipsiquiatría” y de médicos psiquiatras tales como Franco Basaglia y Thomas Szasz. Ambos criticaron el manicomio y el papel de los psiquiatras como dispositivos de control social al servicio de valores, instituciones o determinados grupos de poder. En este sentido, el manicomio sería sólo un lugar de encierro, lugar en que los llamados “locos” se ven condenados a no recuperar su identidad, a estar silenciados de por vida. Frente a esto lo que se propone es restaurar el diálogo con los locos y para eso, el manicomio debía ser suprimido; por su parte, los psiquiatras deben establecer una reciprocidad con la persona que sufre, aceptándolo tal cual es, como una persona libre y en donde la acción psiquiátrica apuntara a persuadir y servir al “paciente” y no a manipularlo. Dicho de otro modo, la psicología o la psiquiatría son útiles y legítimas, en tanto operen dentro del campo de su objeto: los problemas de la vida, los hábitos, y siempre al servicio del sujeto

que conduce esa vida (este es el punto que no debe ser ignorado). Ver: Basaglia, Franco, Razón, locura y sociedad, Editorial Siglo XXI, Ciudad de México, 1983; Szasz, Thomas, Ideología y enfermedad mental, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2000; Szasz, Thomas, La fabricación de la locura, Editorial Kairós, Barcelona, 1974.22. El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 12 de febrero de 1852.

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velar por el bienestar y la seguridad de la sociedad frente a la alienación en que caían algunos de sus miembros.

En cuanto a la imagen del loco en particular, debemos decir que el concepto en sí pareciera encerrar variadas e ilimitadas definiciones: el loco es aquel que ha perdido la razón, el anormal, el rebelde, el extraño, el que está fuera de lo “normal” y que por lo tanto rechaza, por medio de su comportamiento, las normas sociales establecidas por la sociedad en que vive. Ahora bien, si se piensa en las definiciones anteriormente dadas, fácilmente se puede ver que todas se configuran a partir de lo que el loco no es, es decir, el loco es aquel sujeto que no es “normal” o que no se comporta “normalmente” de acuerdo a los parámetros establecidos; en el caso de Chile, por la elite dirigente. Pero ante esto: ¿de qué normalidad hablamos?, o mejor dicho ¿cuáles eran en Chile los parámetros para categorizar lo que es o no normal?

Antes de continuar, es importante destacar que “el término “normal” no tiene ningún sentido propiamente absoluto o esencial, sino relacional” 26. Es decir, será el entorno o el contexto el marco en el que se definirá, de modo provisorio, lo que se va a entender por “normal”, y aquello que quede excluido de este concepto será visto como lo “patológico”; por lo tanto, lo “patológico” va a aparecer como lo otro diferente de lo “normal”, aquello que no puede ser interpretado como tal. Es así que: “…no podemos decir que el concepto “patológico” sea el contrario lógico del concepto de “normal”, porque la vida en el estado patológico no es la ausencia de normas sino la presencia de otras normas. Con el máximo rigor, “patológico” es lo contrario vital de sano y no lo contradictorio lógico de “normal” 27. Se entiende así que la norma, al ser también una construcción social y no una ley natural, está creada a partir de unos intereses particulares que generalmente se corresponden con los del grupo dirigente, en este caso, la elite chilena. De esta forma, la norma se puede definir a partir del papel de exigencia y coerción que es capaz de ejercer con respecto a los ámbitos en que se aplica 28, es decir, la

veía en la calle. Aún así, la locura era una condición que atravesaba a todos los grupos sociales en todo tiempo y lugar 23, sin distinción ni consideración alguna.

En cuanto a la actitud que la población chilena tenía respecto a la locura en el siglo XIX, se puede decir que esta oscilaba entre tres tipos de criterios: demonológico, político y fisiológico 24. En este sentido, el criterio demonológico imperaba en los sectores rurales o campesinos, en donde se mantenían aún las creencias ancestrales y mágicas al momento de representarse un determinado fenómeno. En la ciudad en cambio, dependiendo del nivel cultural de sus habitantes, los conceptos para explicarse la locura oscilaban entre el político y el fisiológico, predominando el político dadas las características particulares de la época y los valores y creencias que animaban a la elite dirigente.

Es así que tenemos que para la elite chilena, la locura (considerada desde un criterio político) representaba un problema de orden social asociado a la marginalidad y a la miseria de todos aquellos personajes que escapaban a las normas y valores establecidos como correctos por el discurso de una sociedad que estaba construyendo su camino hacia el progreso y hacia la modernidad: los delincuentes, los vagabundos, los alcohólicos, las prostitutas, los locos, etc., en fin, todos aquellos que ante su negativa a aceptar los parámetros socialmente establecidos por la comunidad, se ven imposibilitados de ocupar un lugar funcional en el medio social. En este sentido: …la locura es percibida en el horizonte social de la pobreza, de la incapacidad de trabajar, de la imposibilidad de integrarse al grupo; el momento en que comienza a asimilarse a los problemas de la ciudad…25.

Por lo tanto, la elite dirigente creará un discurso y unos dispositivos de control para todos estos sujetos, dentro de los cuales la locura conciliará el interés y una preocupación especial por parte del Estado, el cual se alzará como el principal benefactor de la Casa de Orates de Santiago, toda vez que debía

para la elite chilena, la locura (considerada desde un criterio

político) representaba un problema de orden social

asociado a la marginalidad y a la miseria de todos aquellos

personajes que escapaban a las normas y valores establecidos

elite dirigente creará un discurso y unos dispositivos de control para todos estos

sujetos, dentro de los cuales la locura conciliará el interés y una preocupación especial por parte

del Estado, el cual se alzará como el principal benefactor de

la Casa de orates de Santiago

23. Aroca, Alfredo, “Historiografía de la locura. El péndulo de la historia”, en: Revista Observaciones Filosóficas, 2005 – 2007. http://www.observacionesfilosoficas.net/historiografia.html24. De acuerdo a esta clasificación propuesta en 1912 por Bernard Hart, el criterio demonológico sería propio de la Edad Media y le asignó al loco el carácter de poseído, oscilando su trato entre la plegaria y el exorcismo, la santificación o la hoguera. El criterio político se habría dado a partir del Renacimiento y en él el loco habría perdido su carácter demoníaco, adquiriendo la condición de ente desprovisto de consideración social y a menudo, peligroso. Para aislarlos, se crearían los establecimientos de tipo carcelario. La Revolución Francesa traería consigo un nuevo criterio, esta vez más asistencial y cuyo hito sería la supresión de las cadenas hechas por Philipp Pinel. Finalmente, estaría el criterio fisiológico, según el cual el enajenado adquirió la condición de enfermo mental, merecedor por tanto, del mismo trato que se daba al resto de los enfermos somáticos. Ver: Vivado, Arturo, Larson, Carlos y Arroyo, Víctor, “La Asistencia Psiquiátrica en Chile (Su historia, estado

actual, deficiencias y forma como debe ser encarada)”, en: Escobar, Enrique, Medina, Eduardo y Quijada, Mario (Editores), De Casa de Orates a Instituto Psiquiátrico. Antología de 150 años, Sociedad Chilena de Salud Mental, Santiago, 2002, pp. 50-57.25. Foucault, Michel (2), op. cit. p. 124.26. Canguilhem, George, El conocimiento de la vida, Editorial Anagrama, Barcelona, 1976, p. 189.27. Ídem. p. 197.28. Foucault, Michel (3), Los Anormales. Curso en el Collège de Francia (1974 – 1975), FCE, México, 2001, p. 57.

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norma sería portadora de una pretensión de poder, pretensión que le permite a este poder legitimarse dentro de una comunidad con el fin de intervenirla y transformarla de acuerdo a los objetivos que dicho grupo posea. Por lo tanto, la norma estaría ligada a una especie de proyecto normativo 29 que tendería a la homogeneización de la sociedad con el fin de hacerla dócil y manejable para, de esa forma, conservar el orden establecido, evitar la anarquía y encaminar al país hacia la senda del progreso y la modernidad.

De esta forma, el loco al ser un personaje enigmático e indeterminado desde el punto de vista de sus acciones, será considerado “anormal” para los parámetros establecidos por la elite; en este sentido, el loco no sólo escapaba a las normas, sino que su presencia involucraba además un desafío y un peligro para una sociedad que intentaba aprehender la realidad a través de la confianza ciega en el uso de la razón. En este sentido, el loco representaba un desafío porque para la época la locura seguía siendo un misterio, a medio camino entre lo demoníaco, lo peligroso y un probable enfermo; pero también será un peligro porque, asociado a otros focos de miseria y marginalidad como los delincuentes, las prostitutas, los alcohólicos, los sifilíticos, etc. alteraba el orden y la paz social. De ahí que fuera necesario encerrarlos y segregarlos no tanto para garantizar su propio bienestar como para resguardar la seguridad de la sociedad. Este último propósito se puede apreciar en la prensa de la época, la cual en manos de la elite, se hará eco de sus creencias en torno a la locura y de la peligrosidad que con que se la calificaba, tanto para la seguridad de la población como para la moral y las buenas costumbres: … una de esas pérfidas dementes que el vulgo gusta aplaudir, ha cometido un escandaloso atentado, ultrajando la decencia y la moral ante un concurso de jentes, y ofendiendo del modo más atrevido e indecente a una respetable familia. La libertad en las calles de estas desgraciadas criaturas es una amenaza indirecta contra el recato y delicadeza de las familias y un espectáculo de inútil conmiseración para el pueblo. Importa, pues, a la seguridad y moralidad públicas que tales personas no salgan del recinto de un

el loco al ser un personaje enigmático e indeterminado

desde el punto de vista de sus acciones, será considerado

“anormal” para los parámetros establecidos por la elite; en

este sentido, el loco no sólo escapaba a las normas, sino

que su presencia involucraba además un desafío y un

peligro para una sociedad que intentaba aprehender la

realidad a través de la confianza ciega en el uso de la razón

gran parte de las concepciones sobre la locura y la figura del

loco en especial que se tenían en Chile a mediados del siglo

XIX no son sino expresiones de siglos de incomprensión

heredados de la tradición europea.

hospital u hospicio 30.

Es así que el loco, al ser segregado y encerrado en los llamados asilos (para el caso de Chile en la Casa de Orates de Santiago) se hallará excluido de los cuatro sistemas que, de acuerdo a Foucault, conformarían la vida en sociedad: a) la producción económica (trabajo), b) la reproducción de la sociedad (familia), c) el sistema de producción y circulación de símbolos (discurso) y d) la producción lúdica (juegos o fiestas) 31. Posteriormente, cuando el loco sea sustituido por la figura del enfermo mental, su status de “excluido” no sólo no cambiaría en relación a estos cuatro sistemas sociales, sino que al ser considerado un enfermo se convertirá en alguien que debe ser curado para ser introducido en el circuito del trabajo. Es decir, la idea central será convertir al loco en un cuerpo capitalista, un cuerpo dócil que pueda ser manejado, transformado y perfeccionado, y para ello, el cuerpo “enfermo” deberá ser vencido, derrotado, desarmado material, moral e intelectualmente con el fin de impedir que vuelva a rebelarse frente a lo valores considerados como “normales” por la sociedad 32.

Por lo tanto, se puede ver que las consideraciones en torno a quienes deben ser catalogados de “locos” y encerrados en asilos (para el caso de Chile en la Casa de Orates de Santiago) varían de una sociedad a otra y van a depender del imaginario, las representaciones y los intereses de esa sociedad en particular en un tiempo y espacio determinado. Por lo tanto, para la época estudiada lo normal se establecía como criterio de evaluación de las infracciones y las desviaciones, en una lógica de análisis, diferenciación y comparación que va a atravesar las diversas instituciones de la época (escuelas, cárceles, hospitales, etc.).

Junto a lo anterior, cabe decir que gran parte de las concepciones sobre la locura y la figura del loco en especial que se tenían en Chile a mediados del siglo XIX no son sino expresiones de siglos de incomprensión heredados de la tradición europea. En este sentido, la idea de que los enajenados eran

29. Ídem. p. 57. 30. El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 5 de julio de 1852.31. Foucault, Michel (4), “La locura y la sociedad”, en: Estética, Ética y Hermenéutica. Obras esenciales, Volumen III, Editorial Paidós, Barcelona, 1999, p. 90.32. Nievas, Flabián, El control social de los cuerpos, Editorial Eudeba, Buenos Aires, 1998, p. 27.

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holgazanería; en este sentido, la prensa se alza como la conciencia crítica de la sociedad, actuando como un elemento más de disciplinamiento de la sin razón o mejor dicho, de control social. Un ejemplo de esto lo tenemos en el siguiente extracto: … una de esas pérfidas dementes que el vulgo gusta aplaudir, ha cometido un escandaloso atentado, ultrajando la decencia y la moral ante un concurso de jentes, y ofendiendo del modo mas atrevido e indecente a una respetable familia. La libertad en las calles de estas desgraciadas criaturas es una amenaza indirecta contra el recato y delicadeza de las familias y un espectáculo de inútil conmiseración para el pueblo. Importa, pues, a la seguridad y moralidad publicas que tales personas no salgan del recinto de un hospital u hospicio, para ahorrar una desgracia a las familias y prevenir escándalos perniciosos 35.

Como podemos ver, lo normal se establece como criterio de evaluación de las infracciones y las desviaciones, en una lógica de análisis, diferenciación y comparación que va a atravesar las diversas instituciones de la época (escuelas, cárceles, hospitales, etc.).

Ahora bien, la Casa de Orates de Santiago contó desde sus inicios con la aceptación y el apoyo financiero de la ciudadanía y del Estado, pues este último se aseguraba así de que se pudieran encerrar a cualquiera que desafiara el orden existente. Como era de esperar, este establecimiento pronto no daría abasto para la cantidad de personas que en él había, produciéndose una constante en la historia de este edificio: gran cantidad de pacientes – escasez de recursos, lo que prácticamente tenía en la miseria a las personas que ahí estaban, teniendo el establecimiento más características de ser un centro de detención que un hospital 36. En 1854, estas eran las palabras del Presidente de la Junta a cargo de la Casa de Orates, Juan Ugarte, quien denuncia la miseria y el estado de abandono en que se encuentran estos enfermos: El establecimiento demanda serios i asiduos cuidados en el deplorable estado en que se encuentra...Mi insuficiencia por otra parte i la falta de descanso para la dirección formal de un establecimiento que corresponda al rol que desempeña nuestra nación entre

violentos y peligrosos responde netamente a un prejuicio basado en erróneas concepciones sociales, arraigadas en la percepción colectiva y en el desconocimiento y en el misterio que han rodeado a este tipo de trastornos, lo cual generó sobre el loco un estigma 33 que implicó su enjuiciamiento, su maltrato y su discriminación por largo tiempo, prevaleciendo la imagen del loco como aquel predador violento que puede caer en crisis en cualquier momento y dañar a los que le rodean.

La casa de orates de Santiago

La Casa de Orates de Nuestra Señora de Los Ángeles, fundada el 8 de Agosto de 1852, fue un establecimiento que en sus orígenes cumplió a cabalidad uno de los objetivos de la oligarquía: encerrar a cualquiera que representara un peligro para la sociedad, y en último término, para la hegemonía de esta elite. La Casa de Orates surge a partir de la iniciativa del entonces intendente de Santiago, don Francisco Ángel Ramírez, quien en un viaje realizado años antes al Perú tuvo la oportunidad de conocer el Manicomio de San Andrés de Lima, concibiendo la idea de fundar uno similar en Santiago que pudiera acoger a los locos que vagaban por las calles de la ciudad, o que se encontraban encerrados en las cárceles o en algunos hospitales (las familias más pudientes mandaban a sus familiares locos a Lima o los escondían en sus casas). A este respecto, un artículo del diario El Mercurio nos ilustra la necesidad de que existiera un establecimiento de este tipo en Chile: … las familias se ven en la necesidad, si tienen algún pariente con la razón trastocada, de enviarlo fuera del país a costa de mil sacrificios, de mil sufrimientos…34

Evidentemente, acá se da a conocer una situación que afecta a las familias con poder económico. Pero otras veces la prensa se hace eco de la condena que se quiere imponer a estos individuos, condenando al loco, estigmatizándolo, cuestionando su manera de ver el mundo y los vicios que supuestamente provocan este estado: el alcohol, las prostitutas y la

La Casa de orates de Nuestra Señora de Los ángeles, fundada

el 8 de Agosto de 1852, fue un establecimiento que en sus orígenes cumplió a cabalidad

uno de los objetivos de la oligarquía: encerrar a cualquiera

que representara un peligro para la sociedad, y en último

término, para la hegemonía de esta elite.

33. Se entiende por estigma a “…un proceso social, o una experiencia personal conexa, caracterizados por la exclusión, condena o devaluación, que resulta de un juicio social adverso, sobre una persona o un grupo. El juicio se basa en un perdurable rasgo de identidad, atribuible a un problema de salud o a un estado relacionado con la salud, y este juicio es, fundamentalmente, médicamente injustificado”. Por lo tanto, el estigma (al igual que la noción de locura) es un constructo social que varía según las distintas culturas y se genera y construye a partir de las relaciones interpersonales que cada sociedad establece y que adquieren una dinámica propia en un contexto y en una realidad determinada. Es así que la estigmatización se va a entender como un producto social relacionado con la institucionalización, con la regulación y con las ideologías que sustentan a cada realidad en particular, así como con las decisiones hechas por lo individuos, las sociedades y los diferentes Estados. Ver: Weiss, Mitchell y Ramakrishna, Jayashree, Las estrategias de la salud pública, Editorial Paidós, Barcelona, 1997, p. 56.

34. El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 6 de Mayo de 1852.35. El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso, 5 de Julio de 1852.36. Camus Gayán, Pablo, op. cit. p. 99.

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las mejor civilizadas, me impiden también tener valor para permanecer un solo día mas al frente de los mismos infelices de mis semejantes hacinados cual inmundos cerdos en un rincón de la Republica, i en peor estado que los mas infames criminales 37.

Ante esta situación, el gobierno promulgó la Ley de 24 de Octubre de 1854, que autorizó invertir $20.000 para el Hospital de Insanos 38. El nuevo edificio se ubicó en la calle Olivos y su construcción estuvo a cargo del arquitecto Fermín Vivaceta, siendo inaugurado el 12 de Septiembre de 1858. De acuerdo a la costumbres de la época, el edificio quedó instalado en el sector norte de Santiago, en una especie de concentración de las instituciones médicas (Cementerio General, el Instituto Médico Legal, la Casa de Orates, el Hospital José Joaquín Aguirre, la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile). Este nuevo edificio se construyó siguiendo el modelo carcelario de tipo Panóptico (ver todo) y su capacidad original era para 272 enfermos de ambos sexos. Pero al igual que el edificio anterior, este pronto se vio superado por la gran cantidad de personas que ingresaban cada año, repitiéndose los problemas de hacinamiento. Este edificio, al igual que el anterior, correspondía a lo que se ha dado en llamar un “hospicio de concentración” 39, es decir, su única función era encerrar y aislar a estos individuos (locos), sin brindarles una atención médica especializada: el encierro era el tratamiento que se seguía. De ahí que esta institución no contara con una dirección médica, sino que ésta estaba a cargo de una Junta Directiva. Los médicos que trabajaban en esta institución sólo se ocupaban de atender las necesidades básicas de estos sujetos. Aún así, los médicos protestaron a través de sus Memorias anuales sobre las continuas deficiencias que poseía este establecimiento, sobre todo en lo referente a la falta de recursos para ejercer su trabajo y a la miserable situación en que viven los enfermos: se generan de esta forma, conflictos entre los miembros de la Junta (pertenecientes a la alta burguesía) y el reducido gremio médico. Un ejemplo que ilustra lo anterior es la controversia entre el primer médico- residente de la Casa de Orates, William Benham

y el Inspector de la Junta, don Pero Marcoleta. Este doctor inglés, consideraba a los dementes como enfermos y como tales debían recibir un tratamiento adecuado a esa calidad, proponiendo el tratamiento moral y la ergoterapia como formas de curación, siendo de vital importancia en esta la labor del médico, esto, a diferencia de lo que pensaba la Junta, quienes le daban a los médicos una labor secundaria (complementaria al encierro) y subordinada a las funciones que el Reglamento le otorgaba. Las opiniones de Benham, respecto al estado de este establecimiento son bien claras y están consignadas en el informe que mandó al Ministerio del Interior: la Casa de Orates es al presente un establecimiento donde el insano del país se halla colocado bajo circunstancias tan desfavorables, bajo condiciones tan irregulares que las probabilidades de curación se hallan mui reducidas…no hai nada con que suministrarles abrigo aún en los días más fríos de invierno, i en esa época es lo mas triste ver a esas pobres criaturas mezcladas confusamente en un rincón con el propósito de comunicarse recíprocamente el calor, mucho de ellos sin tener la ropa suficiente i aún descalzos, i todos aquellos que no tienen deudos que los provean de artículos extraordinarios andan si medias 40.

Esta situación va a ser una constante: de hecho la mayoría de las Memorias de los Médicos dan cuenta de un progresivo aumento de los internos, así como la situación de miseria y hacinamiento en que viven. Esta es la etapa que el Dr. Miguel Escobar califica como fundacional (1852 – 1891) y se caracteriza por las continuas disputas en torno a la conducción del establecimiento.

Posterior a esta etapa, estaría una segunda denominada de desarrollo institucional (1891 – 1931) y que se caracteriza por nuevos aportes para el Hospital dadas las condiciones en que se encontraba: se hacen nuevas reparaciones, se construyen nuevos pabellones, se uniforma a los pacientes y al personal, se aumenta la planta médica, pero lo principal, radica en el hecho de que progresivamente se van abandonando los tratamientos de reclusión, aislamiento, camisola

37. Actas de la Junta Directiva de la Casa de Orates. Imprenta Valparaíso, Santiago, 1901, p. 408.38. Escobar, Enrique. Historia del Hospital Psiquiátrico (1852 – 1952). en: Escobar, Enrique, Medina, Eduardo y Quijada, Mario (Editores), op. cit. p. 116.39. Leyton, César, op. cit.

40. Benham, William. Casa de Orates. Informe pasado al Ministerio del Interior, Imprenta de La República, Santiago, 23 de Noviembre de 1875

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De esta manera, el desarrollo de esta institución se relaciona directamente con la instauración de un orden republicano basado en un nuevo modelo político, económico y social que tendía a la liberalización de las estructuras tradicionales con miras a la modernización del país. Este proceso, no sólo significó cambios para todos los ámbitos del quehacer social, sino que también trajo consigo nuevos valores y miradas sobre la realidad que no sólo brindaron a la elite la unidad necesaria para asumir la dirección del país, sino que dichos valores y dichas representaciones serían la base para buscar “normalizar” a la sociedad de acuerdo a ciertos parámetros que constituían lo “normal”, “lo sano” y “lo correcto” a ojos de esa elite.

Será dentro de este contexto en que se encontrará inserta la Casa de Orates, puesto que ella fue establecida por la elite como uno de los dispositivos de control social, destinada a encerrar a aquellos sujetos considerados “locos” y que para la época no representaban mas que un peligro para este nuevo Chile en formación, un Chile moderno, racional, encaminado hacia el progreso; de ahí que los locos, al no poder ser aprehendidos por esta racionalidad, debían ser encerrados y aislados de cualquier forma de contacto social, ya que su presencia sólo representaba una amenaza y un desafío al orden existente.

Ahora bien, creemos que reconstruir la historia de los locos y su condición de marginado y de excluido en la sociedad chilena decimonónica nos ha permitido no sólo adentrarnos en una historia hecha de abandono, supresión y silencios, sino que también nos permite adentrarnos en un contexto social, cultural, económico y político más amplio y que guarda directa relación con la imagen de desigualdad existente, en este caso, en América Latina. Y hablamos de América en general, puesto que el status de marginal que el loco tenía en Chile lo podemos ver también en varios países de Latinoamérica, tales como Argentina, México, Colombia, Perú, etc 42.

de fuerza, en pos de los tratamientos en boga por aquella época: baños permanentes, terapias eléctricas, reposo en cama con vigilancia continua, la terapia de libertad (se les permite salir de paseo a algunos pacientes) y la terapia por trabajo y distracción (trabajo en los talleres y fábricas que existían dentro de la Casa: carpintería, herrería, gasfitería, agricultura y fábricas de colchones, baldosas, mármol, ladrillos, escobas, etc. Esto es lo que se comienza a conocer como “hospicio de diseminación” 41, es decir, basado en el sistema de asilos (múltiples edificios que permiten diversificar las actividades que los enfermos llevan a cabo para su recuperación, ejemplo: la Colonia Agrícola y el Open Door de El Peral) y dando una mayor preeminencia a los tratamientos médicos así como a la opinión especializada de estos últimos.

Esta nueva forma de atender a los locos, se corresponde con una nueva visión de la psiquiatría y del reconocimiento de la condición de enfermos de estos individuos: el loco es un enfermo mental que necesita de un tratamiento médico, lo que no obstara que se sigan encerrando personas que atentan contra lo establecido (como por ejemplo anarquistas como José Domingo Gómez Rojas). Todo este proceso de reconocimiento tendría su coronación con el nombramiento del doctor Jerónimo Letelier Grez como primer médico director del Manicomio Nacional en 1931 (para ese año la Casa de Orates de santiago había pasado a denominarse Manicomio Nacional).

Como conclusión debemos decir que plantear el devenir histórico de la Casa de Orates, desde la perspectiva del control social de aquellos elementos considerados “anormales” en relación al resto de la sociedad, es bosquejar lo que ha sido la formación del Chile republicano. En este sentido, la Casa de Orates refleja en su propia historia lo que ha sido el devenir del país en tanto realidad construida socialmente de acuerdo a una visión de mundo particular (la de la elite dirigente) y a un sistema de representaciones, valores y creencias que le dieron significado a esa realidad.

progresivamente se van abandonando los tratamientos

de reclusión, aislamiento, camisola de fuerza, en pos

de los tratamientos en boga por aquella época: baños

permanentes, terapias eléctricas, reposo en cama con

vigilancia continua, la terapia de libertad (se les permite salir de

paseo a algunos pacientes) y la terapia por trabajo y distracción (trabajo en los talleres y fábricas que existían dentro de la Casa:

el devenir histórico de la Casa de orates, desde la

perspectiva del control social de aquellos elementos

considerados “anormales” en relación al resto de la

sociedad, es bosquejar lo que ha sido la formación del Chile republicano. En este sentido,

la Casa de Orates refleja en su propia historia lo que ha sido

el devenir del país en tanto realidad construida socialmente

de acuerdo a una visión de mundo particular (la de la

elite dirigente) y a un sistema de representaciones, valores

y creencias que le dieron significado a esa realidad.

41. Leyton, César, op. cit. 42. Ver: Di liscia, Mª Silvia y Bohoslavsky, Ernesto, Instituciones y formas de control social en América Latina, 1840 – 1940, Prometeo libros, Buenos Aires, 2005; - SECUENCIA, Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nº 51, “Para una historia de la psiquiatría en México”, México, 2001.

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Es por esto que una historia hecha desde la diferencia, desde el límite y a veces desde fuera de él, nos brinda la oportunidad de aprehender la historia desde otra mirada, una mirada que expresa desigualdades, abandono y miseria, y que nos devuelve el reflejo de esa América que hasta el día de hoy margina y excluye en base a estereotipos que se encarnan en diversos sujetos y que de acuerdo a lo planteado al comienzo de este trabajo, se perpetúan en la memoria colectiva a través de imágenes, de palabras y en el caso de los locos, de una institución como la Casa de Orates que actuó (contando con erogaciones especiales por parte del Estado) como un dispositivo de control social que funcionó por mucho tiempo bajo condiciones paupérrimas considerando la gran cantidad de personas que allí vivían, lo que sólo reafirma la idea de que la atención hacia los alienados en ese establecimiento prácticamente no existía, siendo evidente su carácter carcelario al revisar sobre todo las Actas de la Junta Directiva, la cual se refiere a los alienados como “detenidos” y a lo que deberían haber sido las habitaciones, de “celdas”.

reconstruir la historia de los locos y su condición de

marginado y de excluido en la sociedad chilena decimonónica

nos ha permitido no sólo adentrarnos en una historia

hecha de abandono, supresión y silencios, sino que también nos permite adentrarnos en un contexto social, cultural,

económico y político más amplio y que guarda directa

relación con la imagen de desigualdad existente, en este

caso, en América Latina.

América, Imagen y Memoria

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Francisca Rojas PizarroEstudiante de Licenciatura en Historia, III año. Universidad de Chile.

Imágenes desde el trauma

El arte en la memoria

Las Imágenes de la Memoria

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Desde su aparición para el mundo occidental 1, América Latina se ha proyectado como una unidad de análisis conflictiva, esto debido a que su propia naturaleza se constituye como un mosaico de diferencias. Sin embargo, seria erróneo pensar que las particularidades que en ella se desarrollan pueden capturar todos los espacios de reflexiones y de posibilidades, en tanto campo de acción. Las similares condiciones históricas por las que ha pasado cada pieza del mosaico, nos permiten releer la experiencia nacional en experiencia continental, o sea, en experiencia Latinoamericana. Así podemos entender el siglo XX latinoamericano desde tres grandes procesos: integración, transformación y globalización 2. Si bien cada una de estas sensibilidades se desarrolló de forma particular, hay elementos comunes que nos permiten extender las experiencias, y, a través de estas, lograr una reflexión sobre qué es América Latina y qué significa sentirse latinoamericano. En otras palabras, la interrogante está constituida en el cómo construimos identidad latinoamericana desde nuestras propias vivencias. Las posibilidades son varias y los elementos aún mayores, pero la opción que tomamos aquí se inserta dentro del trabajo de la memoria. Entendiendo que esta opción nos lleva a develar las relaciones de poder que allí operan, es decir, ¿qué es lo recordable como continente y qué debe quedar oscurecido?

La apuesta investigativa que se plantea a continuación se inserta específicamente dentro del tercer tiempo: la globalización, pero a su vez se entrelaza profundamente con lo que fueron los tiempos de transformación. No podemos entender lo que significa la globalización ni los procesos que en ella se despliegan, si no entendemos la magnitud de los acontecimientos históricos que se desarrollaron durante los tiempos de transformación, que

Las motivaciones que me llevaron al desarrollo de este

tema se relacionan con la inquietud de pensar qué

sucede con la memoria de las situaciones traumáticas –

relacionadas a las dictaduras de la última mitad del s. XX – por

las cuales atravesó América Latina, y cómo desde esa

memoria el arte ha intentado articular un pensamiento crítico

respecto de nuestra propia contemporaneidad.

corresponde a la décadas de 1960 y 1970.

Pero antes de entrar más detalladamente en el contexto que rodea esta investigación, me gustaría dar paso a la enunciación de la investigación, a las motivaciones que la precedieron y a los objetivos que intenta alcanzar. Nuestro propósito aquí, es poder dilucidar cómo desde la producción artística se construye memoria de los acontecimientos traumáticos (con ello nos referimos a las dictaduras Latinoamericana, y específicamente a la dictadura Argentina desarrollada durante los años 1976-1983), y de qué manera el arte es capaz de problematizar nuestra cotidianidad fragmentada en relación a una memoria que insiste en la dicotomía victima/victimario. Las motivaciones que me llevaron al desarrollo de este tema se relacionan con la inquietud de pensar qué sucede con la memoria de las situaciones traumáticas – relacionadas a las dictaduras de la última mitad del s. XX – por las cuales atravesó América Latina, y cómo desde esa memoria el arte ha intentado articular un pensamiento crítico respecto de nuestra propia contemporaneidad. En el fondo, no se trata aquí de hacer una apología del pasado sino de entender cómo el arte se hace cargo de una memoria que deja la posibilidad de un presente y de un futuro abierto, y no las clausura frente a antiguos proyectos. En este sentido, la labor artística latinoamericana se ha esforzado constantemente en producir obras que nos lleven a la reflexión acerca de nuestra propia existencia, de nuestra propia materialidad, de nuestros propios proyectos, de nuestra propia cultura. Se entiende la importancia de reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos construir, y ese mérito – desde mi punto de vista - es parte constitutiva de la formación identitaria como latinoamericanos, o sea que mientras algunos intelectuales, algunos artistas, algunos estudiantes y otros, sigan pensando y problematizando América

1. Cuando nos referimos a la aparición del continente Latinoamericano, lo hacemos pensando en lo que significó el hecho colonial, o sea el descubrimiento por parte del Europeo. 2. Siguiendo la conceptualización trabajada, para el caso chileno, por Subercaseaux, Bernardo, Historia de las ideas y de la cultura en Chile, Editorial Universitaria, Santiago, 2007.

Introducción

América, Imagen y Memoria

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el arte se posiciona frente a la memoria, y cómo la imagen, lo visual, tiene la fuerza de ampliar el significado de ciertos símbolos. Lo que nos interesa más allá de las aproximaciones estéticas, es la ampliación de sentido que se producen en estas tres obras, o sea cómo se desarrolla esa característica inherente al arte.

La investigación será ordenada de manera tal que puedan quedar claramente establecidas las relaciones ente memoria, arte y trauma. Es por ello que en un primer capítulo explicitaremos lo que entenderemos por memoria, los materiales que generalmente se han utilizado para hacer memoria, y qué relación se puede establecer entre producción artística y memoria. Esto teniendo en cuenta que en los casos a analizar el arte se presenta como imagen, y eso en la sociedad actual es de gran importancia. En un segundo apartado se abordará lo que significa una experiencia traumática, cómo estas han sido abordadas por las sociedades, y cómo se construye futuro a partir de ellas. En el tercer capítulo nos introduciremos de lleno en la relación que hay ente arte y política, en este sentido entendemos que tanto el ejercicio de la memoria y del arte son ante todo un acción política y social especifica, en ellos se dan relaciones de poder que intentan instalar ciertas problemáticas y discursos. Por último en la conclusión haremos un esfuerzo por explicitar cómo la ejecución de la acción artística se puede constituir en un discurso crítico de lo contemporáneo, para desde ahí poder plantear nuevos proyectos que no desconozcan la historia, pero que tampoco se queden anclados en la victimización de las víctimas.

1. La Memoria

La conceptualización de la memoria para nuestra investigación ocupa un lugar primordial puesto que según la óptica que tengamos de esta, tendremos distintas formas de elaborar la situación traumática que representó el Golpe Militar en Argentina. Cuando nos acercamos al tema de la memoria el

Latina, está seguirá existiendo como posibilidad de enunciación y de pensamiento 3.

Ahora bien, continuando con lo que respecta al contexto, no podemos desconocer que el advenimiento de la globalización no sólo significó la derrota de un cierto proyecto político y social de la izquierda, sino también la entrada avasalladora del neoliberalismo, de la mercantilización de la sociedad, la homogenización cultural y una cierta sensibilidad posmoderna. Estos cuatro factores no sólo van a despedazar los proyectos de antaño, sino que también van a instalar nuevas formas de relacionarse, en donde la imagen se va erigir como la forma de comunicación social. La palabra, entonces queda reservada para el trabajo intelectual, pues todo el resto esta rebalsado por la experiencia de lo visual. Tampoco hay que olvidar que pese a todos estos factores, Latinoamérica volvió casi en su totalidad a la tan ansiada democracia, esto tras un largo período de abusos y crímenes reiterativos hacia la sociedad civil. Y el caso específico de nuestro contexto geográfico investigativo, Argentina, no fue la excepción.

Si bien nosotros planteamos una aproximación desde la memoria, lo que nos interesa poner en claro desde un inicio es ver cómo arte y memoria se relacionan, se nutren y se construyen. Por eso las fuentes de este trabajo estarán ligadas a la producción de dos grandes artistas: Gustavo Germano y Fernando Traverso, ambos de nacionalidad argentina. Del primero, tomaremos para analizar su exposición fotográfica que tiene por nombre Ausencias, en la cual el autor hace un paralelismo entre instantáneas tomadas antes del Golpe Militar Argentino (1976-1983) en la provincia de Entreríos, y fotografías actuales pero en el mismo escenario de las anteriores. Mientras que de Fernando Traverso, tomaremos dos proyectos de intervención urbana, el primero que ya se desarrolló por completo, la irrupción de trecientas cincuenta bicicletas en la ciudad de Rosario; y el segundo, que esta en plena gestación que tiene por titulo Las Cartas. Es a través de estas producciones artísticas que exploraremos cómo

no podemos desconocer que el advenimiento de la

globalización no sólo significó la derrota de un cierto proyecto político y social de la izquierda,

sino también la entrada avasalladora del neoliberalismo,

de la mercantilización de la sociedad, la homogenización

cultural y una cierta sensibilidad posmoderna.

3. Rojo, Grínor, “Los nombres de América”, en Rojo, Grínor, Las armas de las letras. Ensayos neorealistas, LOM, Santiago, 2008, pp. 147- 158.

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primer obstáculo que se nos interpone es ver la relación entre ésta y la historia, ¿son lo mismo? ¿la primera es fuente de la segunda? ¿o es más que eso? Las posiciones respecto de estas interrogantes son variadas, dependiendo en muchas ocasiones de los casos de estudios desde donde se elaboran los supuestos teóricos. Así desde el caso francés Pierre Nora entenderá la memoria como vida encarnada en grupos, cambiante, pendular entre el recuerdo y la amnesia, desatenta o más bien inconsciente de las deformaciones y manipulaciones, siempre aprovechable, actualizable, particular, mágica por su efectividad, sagrada 4; mientras que la historia seria representación, reconstrucción, desencantamiento laico de la memoria, destrucción del pasado tal cual es vivido y rememorado, traza consiente de la distancia entre el hoy y el ayer 5. Desde aquí podemos inferir que para Nora memoria es algo muy distinto de la historia, carente de objetividad e inocente de las manipulaciones.

Otro autor que trabaja las diferencias entre memoria e historia es Enzo Traverso, quien sitúa como primer aspecto importante a tener en referencia es que historia y memoria son dos esferas distintas que se entrecruzan constantemente. […] Nacen de una misma preocupación y comparten un mismo objeto: la elaboración del pasado 6. Pese a tener un cierto origen común, Enzo Traverso pone énfasis en aquella primera situación que las separa: la constitución de la historia como un campo del saber, lo cual le requeriría inscribirse en la sistematización del conocimiento, a las reglas de la disciplina y al juicio crítico de quines conforman el círculo académico de esta disciplina. En síntesis la historia para existir como disciplina debe emanciparse de la memoria, no rechazándola sino poniéndola a distancia 7. Por su parte, la memoria al estar estrechamente ligada a la experiencia vivida se construye esencialmente como experiencia subjetiva, se trata en otras palabras de la representación de un pasado a través de la experiencia de un testigo. Esta condición de subjetividad de la memoria – desde la mirada de Enzo Traverso- podría llevar a la singularización de la historia, es decir el impedimento de la articulación de esta experiencia (de la memoria)

asumiendo que la memoria tiene la capacidad de

singularización de la experiencia vivida, la relación entre

estas sigue siendo de suma importancia puesto que

la memoria nos permitiría visualizar los silencios y lo

que se recuerda, dejando la interrogante acerca de los

mecanismos que en ella operan.

dentro de un contexto más global que nos llevara a develar las causas, las condiciones, los por qué 8. Esto es lo que Tzvetan Todorov llamo la manera ejemplar de leer la memoria, se trata de que sin negar la propia singularidad del suceso, decido utilizarlo, una vez recuperado, como una manifestación entre otras de una categoría más general, y me sirvo de él como de un modelo para comprender situaciones nuevas, con agentes diferentes 9.

Ahora bien, asumiendo que la memoria tiene la capacidad de singularización de la experiencia vivida, la relación entre estas sigue siendo de suma importancia puesto que la memoria nos permitiría visualizar los silencios y lo que se recuerda, dejando la interrogante acerca de los mecanismos que en ella operan. Así, lo interesante de la memoria radica –bajo mi punto de vista- en el proceso de construcción y en los elementos que allí se exhiben. En este sentido, la memoria es una verdad filtrada por la sensibilidad, la cultura, y también, se podría agregar, por las representaciones identitarias, incluso ideológicas del presente. […] la memoria, sea individual o colectiva, es una visión del pasado mediada por el presente 10.

Continuando con la idea del presente mediando la representación de un pasado, hay una frase que nos hace mucho sentido, es la que Maurice Halbwachs nos dice sobre la memoria: ¿Cómo una sociedad cualquiera podría existir, subsistir, tomar conciencia de ella misma sino abrazará en un mirada un conjunto de acontecimientos presentes y pasados, sino tuviese la facultad de remontar el curso del tiempo y de repasar sin cesar sobre sus trazos que ha dejado de sí misma? 11. De esta forma, lo que Halbwachs nos está planteando aquí es que la memoria no se construye desde el pasado, sino desde un presente que exige ciertos elementos que le son útiles para enfrentar de mejor manera su condición de presente. En este sentido el autor entiende, que el acto de la memoria no es un acto inocente, lejos de los poderes, lejos de las hegemonías, por lo que la memoria colectiva se constituye como parte importante de un campo en disputa que intenta posicionar una cierta postura. En el caso de los acontecimientos traumáticos,

4. Pierre, Nora, Pierre Nora en Les lieux de mémoire, LOM, Santiago, 2009, p. 9. 5. Ídem, p. 9.6. Traverso, Enzo, “Historia y memoria. Notas sobre un debate”, en Franco, Marina y Levin, Florencia, Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en construcción, Paídos, Buenos Aires, 2007, p. 72. 7. Ídem, p.74.

8. Ibídem, p. 75. 9. Todorov, Tzvetan, Los abusos de la memoria, PaídosAsterisco*, Barcelona, 2000, p. 31. 10. Traverso, Enzo, op. cit., p. 74. 11. Carretero Pasin, Enrique, “Maurice Halbwachs: Oficialidad y clandestinidad de la memoria”, en Athenea Digital, n° 13, primavera del 2008, versión digitalizada en http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/issue/view/15, p. 95.

América, Imagen y Memoria

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más ligadas al mundo de la representación y del arte. Sin desconocer la importancia que tuvo lo testimonial en una primera etapa, considero que es importante ver cómo la memoria se puede construir y problematizar desde otras prácticas que estén más relacionadas con lo abstracto, con lo artístico.

En la nación Argentina en donde la sociedad se muestra fracturada y empobrecida por la desigualdad cultural 14, el lugar del arte preocupa en la medida que este construye reflexiones problemáticas que nos permiten acercarnos a un presente que se conecta con un pasado, y ver las relaciones que entre estos se establecen. Así la actividad intelectual y artística “sería precisamente la interrogación de aquello que parece inscrito en la naturaleza de las cosas, para mostrar que las cosas no son inevitables 15.

Para el caso particular argentino, las batallas por las memorias se han inscrito de variadas perspectivas. Una que me parece interesante a luz de nuestros planteamientos es la que nos propone Pilar Calveiro, quien nos dice que la elaboración social de la experiencia concentracionaria de los años setenta ha transitado de un relato construido en torno a la víctima inocente, donde el recurso de la violencia se concebía como atributo exclusivo del Estado, a otro que reivindica la acción política e incluso la militancia –generalmente armada- de los “desaparecidos 16. Este giro en la construcción de las memorias postraumáticas es un punto importante pues deja el espacio hacía una memoria que no esconde las opciones políticas que operaron anteriormente, haciendo evidente el proyecto político que marcó la vida de gran parte de los desaparecidos. Aceptar la dimensión política de esta memoria es aceptar lo humano de la misma memoria, los que hoy no están no fueron dioses ni nada parecido, fueron hombres y mujeres que lucharon por un proyecto, que tenían familias, que tuvieron miedo, que rieron, en fin, que olvidaron su bicicleta en la esquina de su casa o que disfrutaban de una tarde en la playa. Esos son los desaparecidos.

estos tampoco están exentos de la manipulación, no por nada frente a las dictaduras se han construido grandes imaginarios, que en reiteradas ocasiones han terminado en la victimización de la victima desconociendo su esfera política y su esfera más cotidiana (sus relaciones amorosas, su rol de padres, sus relaciones de amistad, etc.), alejándolos de su condición humana. Esta victimización de la victima no es casualidad de la historia ni de la memoria, se relaciona justamente con quienes hoy en día están construyendo la memoria de Argentina. En este sentido el caso argentino no difiere mucho del caso chileno. Aquellos que en un momento fueron las ‘victimas’ del terrorismo de Estado, hoy en día se han constituido como hegemonía, clase política y oficialidad, haciendo uso y abuso de la memoria del hecho traumático de la dictadura, esto con la finalidad de validar ciertas prácticas actuales relacionadas con sus manejos políticos que no se condicen con los proyectos anteriores que estos grupos enarbolaban. En este sentido, tal como nos propone Elizabeth Jelin la construcción de la memoria se trata de luchas presentes, ligadas a escenarios políticos del momento , así surgirán una diversidad de 12, así surgirán una diversidad de formas de abordar la memoria; están quienes se centraran en la noción de justicia, habrán otros que se obstinaran en posicionar discursos de reconciliación como forma de resguardar las instituciones democráticas, y otros que simplemente se levantaran para defender el orden y el progreso alcanzado gracias a la intervención militar 13.

Cómo hacemos frente a una memoria traumática para que no se convierta en una deshumanización de la víctima, o sea, cómo una sociedad supera y elabora el trauma sin quedarse anclado en la eterna victimización. Estas inquietudes me llevan a preguntarme acerca del valor que generalmente –y más importante aún, oficialmente- se le asignó al testimonio oral o escrito en la construcción de la memoria reciente. La mayoría de los informes de verdad y justicia realizados una vez vuelta la democracia, privilegiaron ante todo lo testimonial, y dejaron sin cabida otras exploraciones que estaban

En el caso de los acontecimientos traumáticos,

estos tampoco están exentos de la manipulación, no por nada frente a las dictaduras se han

construido grandes imaginarios, que en reiteradas ocasiones han

terminado en la victimización de la victima desconociendo su esfera política y su esfera

más cotidiana (sus relaciones amorosas, su rol de padres, sus

relaciones de amistad, etc.), alejándolos de su condición

humana.

12. Jelin, Elizabeth, Los trabajos de la memoria, Siglo Veintiuno, Madrid, 2002, p. 5. 13. Ídem, pp. 4-5.

14. Sarlo, Beatriz, Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina, Ediciones Ariel, Buenos Aires, pp. 7-8. 15. Ídem, p. 10. 16. Calveiro, Pilar, “Memoria, política y violencia”, en Lorenzano, Sandra y Buchenhorts, Ralph (ed.),

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2. El trauma como experiencia social

Sin duda alguna, el siglo XX se encontró marcado por los hitos de violencias más crudos, prueba de ello fue lo que aconteció en el continente Europeo. Sin embargo América Latina, pese a su encarecida condición de periferia que le otorgaba el primer mundo, fue también escenario de acciones violentas, las cuales en su mayoría actuaron desbaratando completamente las sociedades. Pero algo había en particular, la violencia que se desató en América Latina tomó la cara de quien se suponía debía ser el garante de la protección social, el Estado. La violencia latinoamericana tuvo su expresión en los Golpes cívico-militares, que amenazaron la geografía del continente como un viento que lo derrumba todo.

El país que acogió a nuestros artistas, no fue una pieza excepcional del mosaico. Tal como nos expone el informe Nunca Más, durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda 17. Esta situación quedo consagrada en la Teoría de los dos demonios, en donde se da una cierta equiparación entre la violencia revolucionaria y la violencia estatal desatada. Sin embargo, esta problematización del ambiente que se vivía durante los años 70 en la Argentina ha sido duramente criticada, pues como plantea Hugo Vezzetti “se trataba de considerar ese mito explicativo en lo que es capaz de señalar como problema y a la vez admitir sus limitaciones para dar cuenta del papel del aparato del Estado. Pero también de señalar la posición de una sociedad que ha encontrado en la figura de los “demonios” la confirmación de su inocencia y su ajenidad frente a la barbarie que se desplegaba ante sus ojos” 18.

El ambiente de violencia política que existía en los años 70 sentó las posibilidades para que a finales de la década se diera inicio a unos de los peores capítulos de la historia de Argentina, a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío

la violencia que se desató en América Latina tomó la cara

de quien se suponía debía ser el garante de la protección

social, el Estado. La violencia latinoamericana tuvo su

expresión en los Golpes cívico-militares, que amenazaron la

geografía del continente como un viento que lo derrumba

todo.

y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos 19. La experiencia dictatorial de la Argentina pese a que constituyó un corte en la vida social y política en donde no sólo se mutiló a la sociedad, en tanto que actor social, sino que también se mutilaron los cuerpos, lo físico, se enmarca dentro de lo algunos han denominado el ‘movimiento pendular’ entre la democracia y el autoritarismo que caracterizó la vida política argentina. De hecho, entre los años 1930 y 1976 se produjeron seis golpes de Estado que interrumpieron la vida institucional del país 20. Sin embargo, pese a la constante experiencia dictatorial de la Argentina, éste último autoritarismo tuvo la cualidad y la capacidad de instaurar el miedo y la desconfianza, poco a poco iba arraigándose la idea de desprotección, el oscuro temor de que cualquiera por inocente que fuese, pudiese caer en aquella casería de brujas 21.

¿Qué es el trauma? ¿Cómo la historiografía representa el trauma y sus secuelas? Son interrogantes que salen a la palestra, a luz de procesos como las dictaduras latinoamericanas. Para Dominick La Capra – desde una perspectiva muy ligada al psicoanálisis- el trauma está caracterizado por la incapacidad de verbalización de la situación a la cual uno se ve enfrentando, es decir, es tanto el horror que supone una situación traumática que el poder de la palabra queda extinguido ante la fuerza del hecho 22. Así, es una experiencia que trastorna, desarticula el yo y genera huecos en la existencia: tiene efectos tardíos imposibles de controlar sino con dificultad y, tal vez, imposibles de dominar plenamente 23.

Cómo representamos la tortura, la muerte, la desaparición sin caer en la morbosidad ni en la apatía o indeferencia frente al dolor del otro, son interrogantes que aparecen a la hora de historiar aquello que es parte de nuestra historia presente. Con esto, de ninguna manera queremos dejar abierta la posibilidad de dar razón a un enfoque más positivista que nos alerta sobre la importancia de la distancia frente a los hechos, de la objetividad que está en juego. Entendemos que el quehacer historiográfico, representa parte de nuestros

17. Conadep, Nunca Más, Ediciones Universitarias, Buenos Aires, 1985, p. 7. 18. Vezzetti, Hugo, Pasado y presente: guerra, dictadura y sociedad en la Argentina, Siglo Veintiuno, Buenos Aires, 2002, p. 15.

19. Conadep, Op. cit., p. 7. 20. Ruíz, María Olga, Terrorismo de Estado y batallas por la memoria en el movimiento de derechos humanos argentino, Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Latinoamericanos, Santiago, 2007, p. 10. 21. Conadep, Op. cit., p. 9. 22. La Capra, Dominick, Escribir la historia, escribir el trauma, Nueva Visión, Buenos Aires, 2005, pp. 27 – 64. En estas páginas se pueden encontrar también las tres formas historiográficas, a través de las cuales se puede abordar una situación traumática. Ídem., p. 63.

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lo que facilita su acción para los distintos contextos 26. Esta ambigüedad como característica intrínseca de la imagen, entendida como producción artística, le permitiría al autor que el público dote de múltiples sentidos y significados lo que allí se esta proponiendo. No por nada es que Beatriz Sarlo -cuando se refiere respecto al arte- nos dice que no existe otra actividad humana que pueda colocarnos frente a nuestra condición subjetiva y social con la intensidad y la abundancia de sentidos del arte, sin que esa experiencia exija como la religión, una afirmación de trascendencia 27.

Cuando el trauma es vivido socialmente los estragos de este se expanden a todas las formas y niveles de relaciones sociales, hay una disociación de los afectos y las representaciones: el que lo padece siente, desconcertado, lo que no puede representar o representa anestesiado lo que no puede sentir 28. El recuerdo del trauma no se constituye como memoria que posibilite una nueva articulación teniendo en referencia lo que fue un antes, a menos que la sociedad elabore el trauma. En este sentido elaborar el trauma implica un esfuerzo por articular los afectos y las representaciones de un modo que tal vez nunca pueda trascender la puesta en acto o el “acting out” de la disociación que incapacita pero que, en cierta mediada, pueda contrarrestarla 29.

De esta forma, hacer memoria de lo traumático no significa de ninguna manera hacer una conmemoración de los hechos o acontecimientos dolorosos, sino que es interrogar al pasado desde el presente para poder construir en él y en el futuro proyectos sociales y políticos que levanten nuevas esperanzas de acción social. Es por ello que se entiende que el estudio de acontecimientos traumáticos plantea problemas particularmente espinosos de representación y escritura, para la investigación y para cualquier intercambio dialógico con el pasado que reconozca las demandas que éste impone a los individuos y lo vincule con el presente y el futuro 30.

Por último, cabe recalcar que la elaboración de una situación traumática social, inevitablemente nos acerca a la utilización de la memoria, pues es a través de ella que podemos volver al pasado sin perder la

intereses, y de alguna forma u otra esta tocado por la propia intencionalidad.

Una parte interesante del planteamiento de La Capra es el lugar que este le otorga a la creación artística en la tarea de poder expresar aquello que las palabras no pueden alcanzar. Para el autor, una condición intrínseca a la historiografía es la búsqueda de ciertas reivindicaciones de verdad, que se encuentran estrechamente ligadas con hacer visible aquello que está oculto. Así las reivindicaciones de verdad son pertinentes en las obras de arte, tanto en el nivel de la estructura general como en el de los procesos de entramado, pues aportan visiones profundas, sugieren líneas de investigación para los historiadores y plantean al arte interrogantes legítimas a partir del conocimiento y la investigación histórica 24. En este sentido podríamos decir que el arte tiene la capacidad de interrogar al pasado de forma crítica, de manera más libre que la historiografía, por cuanto el primero tiene la libertad de la forma y del contenido, y la capacidad de hacer que los sentidos se amplíen dependiendo de que quien lo observe.

El problema más recurrente que nos plantean las situaciones traumáticas se encuentra en que el pasado nos acosa y nos posee, de modo que nos vemos entrampados en la representación compulsivas de escenas traumáticas, escenas en las que el pasado retorna y el futuro queda bloqueado o atrapado en un circulo melancólico y fatal que se retroalimenta 25. La incapacidad de superación del trauma se encuentra estrechamente ligada con la acción del acting out, o sea con esa sensación de que el pasado se vuelve hacía el presente pero no en forma de aprendizaje, sino en forma de fantasma que hace padecer las mismas miserias que se padecieron anteriormente. ¿Cómo enfrentar esto? Una posibilidad es a través de la realización artística, la cual podría actuar incentivando una reflexión hacia lo sucedido. El arte, desde la perspectiva de la imagen, ayuda a la articulación de lo traumático en tanto que ésta, según Isabel Jara, constituye un tipo de demarcación y emancipación específica de la realidad que se mueve por definición en el terreno de la ambigüedad referencial,

el arte tiene la capacidad de interrogar al pasado de forma

crítica, de manera más libre que la historiografía, por cuanto

el primero tiene la libertad de la forma y del contenido,

y la capacidad de hacer que los sentidos se amplíen

dependiendo de que quien lo observe.

hacer memoria de lo traumático no significa de ninguna manera

hacer una conmemoración de los hechos o acontecimientos

dolorosos, sino que es interrogar al pasado desde el presente para poder construir en él y en el futuro proyectos

sociales y políticos que levanten nuevas esperanzas de acción

social

24. Ibídem, p. 40.25. Ibídem, p. 46

26. Jara, Isabel, Imagen e historiografía: formas de representación y de memoria, documento de trabajo del Taller Grimorio, Santiago, 2009, p. 3. 27. Sarlo, Beatriz, Op. cit., p. 9. 28. La Capra, Dominick, Op. cit., p. 64. 29. Ídem, p. 64. 30. Ibídem, p. 63.

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perspectiva de presente que nos atañe, y buscar en él aquellos elementos que nos permitan visualizar una línea de acción futura. La memoria, a su vez tiene distintas formas de presentarse, pero creemos firmemente que hoy en día, en el contexto de una sociedad que vive de las luces, las imágenes, lo visual, cobra suma importancia el papel que puede jugar la imagen como una obra de arte con rol político. O sea no se trata que a través de un cartel publicitario lleguemos a la construcción de memoria que nos permita posicionarnos en un hoy, o que se nos otorgue las herramientas suficientes para encarar de mejor manera nuestros propios procesos. En ese sentido el arte como producción de imágenes nos deja un paso más cerca del cuestionamiento diario, de la irrupción del cotidiano, como algo que intriga y que llama a ser explorado.

Ejemplo de la acción artística a través de la potencia de la imagen fueron las 350 bicicletas estenciliadas por Fernando Traverso, en la ciudad de Rosario, en donde sin que los rosarinos lo supieran cada una de ellas representaba a las 350 muertos de su comunidad. La bicicleta posada en una esquina, en la puerta de una casa, a la salida de un restorán, hacía volar el imaginario de los rosarinos, los múltiples significados no tardaron en aparecer al igual que las especulaciones. La imagen de la bicicleta permitió la creación de distintas lecturas, para desde ahí, articular la pregunta por las desapariciones y sus consecuencias cotidianas, sociales, afectivas, entre otras. De eso hablamos cuando nos referimos a la elaboración del trauma, la posibilidad de tomar aquellos elementos que nos permitan avanzar en nuestro devenir histórico, pero que no signifiquen un olvido de lo sucedido.

3. El arte y su fuerza crítica como acción política

La relación entre arte y política se ha construido como un campo en pleno conflicto. Tal como nos expresa Nelly Richard, dos han sido las formas históricas en que el arte se ha relacionado con la

De eso hablamos cuando nos referimos a la elaboración del

trauma, la posibilidad de tomar aquellos elementos que nos

permitan avanzar en nuestro devenir histórico, pero que

no signifiquen un olvido de lo sucedido.

La sociedad mediatizada, globalizada y visual que hoy en

día se instauró en Argentina, no significa necesariamente que en la actualidad todo se encuentre

iluminado por la mirada.

política: arte compromiso y arte de vanguardia 31. El arte compromiso insistía en la necesidad de poner la creatividad al servicio del pueblo y la revolución, se caracterizó por ser explicito en su contenido y en sus formas, se trataba en otras palabras de de ayudar al proceso de transformación social pero desde lo ideológico 32. Por su parte el arte de vanguardia buscó anteponerse a las fuerzas del cambio social, pretendió ser el artífice de esta 33. Sin embargo hoy en día- desde mi parecer- ninguna de estas dos formas muestra la manera en que el arte se puede constituir como una expresión de lo político. De manera coincidente con lo expuesto por Nelly Richard, consideramos que parte de lo político en el arte es la fuerza crítica de interpelación y desacomodo de la imagen, de conflictuación ideológico- cultural de forma- mercancía de la globalización mediática que busca seducirnos con las pautas visuales del consumo como única escenografía de mirada 34, dicho en otras palabras, el ímpetu crítico que presenta la imagen como obra de arte es lo que la posiciona como una de las tantas prácticas políticas.

La sociedad mediatizada, globalizada y visual que hoy en día se instauró en Argentina, no significa necesariamente que en la actualidad todo se encuentre iluminado por la mirada. Tal como nos plantea John Berger, lo visible puede permanecer alternativamente iluminado u oculto 35. Esta afirmación tiene mucho sentido dentro del contexto de la construcción de una memoria de lo traumático, ya que pese a que las violencias de las dictaduras son conocidas públicamente a nivel nacional, continental y mundial, para ciertos sectores de la sociedad éstas siguen permaneciendo en penumbras 36. Otro punto a tener en consideración es que mirar es un acto voluntario, como resultado del cual, lo que vemos queda a nuestro alcance, aunque no necesariamente al alcance de nuestro brazo. […] Nunca miramos sólo una cosa; siempre miramos la relación entre las cosas y nosotros mismos 37. Expresión de lo anterior es lo que sucede con la intervención urbana de Fernando Traverso, quien al plasmar en distintos lugares públicos stencil de bicicletas se fue percatando del efecto que estas irrupciones generaban. Comentaba Traverso: A medida

31. Richard, Nelly, “Arte y política; lo político en el arte” en Oyarzún, Pablo, Richard, Nelly y Saldivar, Claudia (ed.), Arte y Política, Universidad Arcis, Santiago, 2005, p. 16. 32. Ídem., pág. 1633. Ibídem., p. 16.34. Ibídem., p. 17. 35. Berger, John, Modos de ver, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2000, p. 7. 36. Una película que nos relata esta situación en el caso argentino es “Historia Oficial”. Esta se desarrolla en el contexto post dictatorial, y tiene como historia central la vida de una profesora de historia que se niega a ver lo que en su alrededor se está desarrollando. 37. Berger, John, Op. cit., p. 14.

América, Imagen y Memoria

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realidad; no se trata de convertirlos en héroes ni en la mistificación de su imagen. El desafío consiste en aceptar otras dimensiones de la humanidad del desaparecido, abriendo un espacio que deje entrever a este como un hombre o como una mujer que tenía proyectos, convicciones, ideales, y que la defensa de éstos formó parte trascendental de su proyecto político, histórico y social.

Otro aspecto importante que nos plantean estas dos obras, y que se relacionan directamente con su vocación política, tiene relación con cómo, tanto la intervención urbana como la obra fotográfica, pese a la saturación de imágenes que vive la sociedad, logran evidenciar las fisuras de los relatos de la igualdad, la democratización, la justicia, entre otros. Me explico; la vocación del arte crítico plantea la tarea de explorar aquellos lugares que han sido ensombrecidos por la parafernalia de la comunicación mediática, dando cuenta de aquello que es incomodo para las actuales democracias. Así desde el punto Nelly Richard, lo que está a punto de desvanecerse en la cultura del simulacro es, dramáticamente la memorias de las dictaduras latinoamericanas: la materia del recuerdo, y el volumen de la experiencia histórica (sus partículas expresivas) ligados a la convulsiones de una memoria de lo traumático 40. Lo incomodo hoy en día de realizar trabajos sobre el hecho traumático, radica no en su referencia al hecho mismo, sino en la posible apertura de nuevos diálogos con respecto a lo que fue esa experiencia, que no estén mediados por la del consenso.De esta manera en otro proyecto de intervención urbana titulado Las cartas, Traverso ha dejado mediante la técnica del esténcil y del aerosol una serie de sobres blancos, en distintos lugares públicos y privados. El concepto detrás de esto las palabras que queremos decir, de esta manera, ya no sólo se llama la atención del ‘público’ sino que también se le invita a intervenir, poniendo letras a esas cartas, expresando pensamientos, molestias, angustias. Ya que en las mismas palabras de Fernando Traverso, este proyecto se trata de un trabajo en construcción de señalamientos y memoria, generando un cruce entre

que las iba plasmando sobre paredes, muros y esquinas de la ciudad, fui descubriendo de qué modo esas presencias que físicamente estaban en el límite de lo corpóreo y lo intangible, iban abriendo el sentido de diferentes historias e interrogantes para cada uno de aquellos que las veían. Pude así confirmar que su irrupción producía una modificación significativa en el paisaje cotidiano que invitaba a que quien las veía se preguntara por el origen y la razón de esa presencia enigmática: ¿quién dejó allí esa bicicleta?, ¿quién es o era su dueño?, ¿qué interrumpió su marcha?, ¿a quién espera allí detenida?, son algunas de las tantas preguntas que ellas provocan cuando se las descubre 38. De esta manera las bicicletas encontraron múltiples significados, cada observador tenía una perspectiva desde la cual mirarla, pero dentro de todos estos la representación de la ausencia tomó fuerza inesperada. La pregunta por lo ausente tomó fuerza, cómo una ciudad continua con su vida, con su cotidiano cuando hay personas que nunca más regresaron a su comunidad, ¿cómo construimos nuestra historia, teniendo en cuenta las fracturas que eclipsan nuestro presente y que se relacionan con una situación traumática pasada? son las preguntas que me despiertan la obra de Traverso.

En un sentido similar, la obra del fotógrafo Gustavo Germano trata de ponernos en la reflexión problemática de la memoria, el arte, y lo político, de lo presente y lo ausente. Cuando buscamos sobre su obra, nos hablan de cómo en 14 gigantografías el fotógrafo logra poner la permanencia de la ausencia y la argentina universalidad de una deuda no cerrada: el destino de militantes barriales, obreros, estudiantes, familiares víctimas del plan de represión ilegal y desaparición forzada de personas del Proceso entre 1976 y 1983 39. Lo que para algunos puede constituirse en un panorama desolador, para otros se emerge como un rescate de lo ausente pero ya no en un perspectiva que se encarga de resaltar su condición de militantes, sino desde una mirada que pone énfasis en lo humano de aquellos que desaparecieron, en sus relaciones de parejas, en la felicidad de ser padres, entre otras. Abandonando con ello las representaciones simplificadoras de la

otro aspecto importante que nos plantean estas dos obras, y que se relacionan directamente con su vocación política, tiene

relación con cómo, tanto la intervención urbana como la obra fotográfica, pese a la saturación de imágenes

que vive la sociedad, logran evidenciar las fisuras de los

relatos de la igualdad, la democratización, la justicia,

entre otros.

38. Achabado, Ruben, “Las bicicletas del artista plástico ganaron la calle con sus historias de ausencia y merecieron el primer premio del Salón Nacional de Rosario 2003”, versión digitalizada en www.00350.com.ar/contenidos/ver/15. El énfasis es nuestro. 39. Avellaneda, Silvina, “Ausencias: una muestra sobre el vacío humano que dejó la dictadura”, artículo digitalizado en http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/02/27/01616513.html.

40. Richard, Nelly, Fracturas de la memoria. Arte y pensamiento crítico, Ediciones siglo Veintiuno, Buenos Aires, 2007, p. 87.

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lo individual y lo colectivo, entre afectos y desafectos, entre opresores y oprimidos, entre la actividad y la calma... Devenires que van “escribiendo” la historia 41. Finalmente lo que podemos constatar a través de estos trabajos, es que con o sin historiadores, los sujetos históricos se han tomado la palabra y la imagen para sobrepasar “las verdades” abstractas, los consensos políticos y mostrar a cada cual, y sobre todo a los más jóvenes, que la unanimidad nacional es dudosa o a lo menos esta resquebrajada. […] La separación de lo público y lo privado al que incitan los conceptos abstractos pierden su sentido y el reclamo por la justicia al total de la sociedad adquiere toda su relevancia, en un proyecto más amplio que es la búsqueda de la solidaridad perdida entre nación y sociedad civil 42.

Reflexiones finales

La superación del hecho traumático supone la elaboración del trauma, los cuales pueden contrarrestar la fuerza del “acting out” y de la compulsión a la repetición 43. Entre las posibilidades de elaboración del trauma se encuentran los distintos modos de pensamiento y quehacer crítico y el duelo, los cuales entrañan la posibilidad de establecer distinciones o desarrollar articulaciones que, aunque problemáticas, funcionan como límites y posibles resistencias de la indecidibilidad 44. Ya que tal como nos propone Hannah Arent, la relevancia de la articulación del trauma reside en evitar la explicación de la situación de horror por medio de características sobre humanas, que alejen a las acciones de la condición humana. Es por ello que la autora se opuso a todo tipo de interpretaciones especulativas y a todos lo intentos por crear monstruos demoníacos, cuando lo realmente monstruoso era su normalidad […] La satanización del mal encierra siempre una intención tranquilizadora, puesto que descansa en la convicción de que no nosotros no somos así, alejando de ese modo la maldad de nosotros 45. Asimismo, dentro de la experiencia traumática, para Beatriz Sarlo el sujeto no sólo tiene las experiencias sino que puede comunicarlas, construir su sentido y, al hacerlo afirmarse como sujeto. La memoria y los relatos de memoria serían una cura de la alienación y la

La producción artística, esconde desde un punto

de vista de la memoria, una acción del quehacer político. La práctica crítica, que pone

en movimiento la producción de imágenes artística, es una forma distinta de enfrentar el desafío político, en donde las formas convencionales de lo político se diluyen dentro de

una nueva forma, de un nuevo lenguaje, de nuevos símbolos y

significados.

la construcción de la memoria desde el filtro de lo artístico nos pondría ante la presencia de un

nuevo ejercicio político desde el cual no sólo interrogamos

nuestras experiencias, sino que también levantamos nuevos proyectos que nos permitan

avanzar hacía un futuro, pero siempre desde una perspectiva

histórica.

cosificación de la experiencia. Si ya no es posible sostener una Verdad, florecen en cambio unas verdades subjetivas cuyo argumento es la rememoración de lo vivido 46. De esta forma la memoria no queda entendida como algo prístino, sino como la articulación de la experiencia, en la cual se rescatan aquellos elementos significativos que nos permitan asumir de mejor manera el advenimiento del presente, que a veces nos atrapa en la vorágine de lo inmediato.

De esta manera, y tomando en consideración las propuestas de Pilar Calveiro la construcción de la memoria estaría estrechamente ligada al que hacer político, esto entendiendo que - como ya expresamos- la memoria no se trata de la trasladación de un pasado hacía un presente, sino - y apoyándonos en Vezzetti- para hacer un acto de memoria que construye puentes entre el pasado y el presente, es necesario problematizar ese pasado de un modo que vuelva como una interrogación sobre las condiciones de las acciones y las omisiones de la propia sociedad 47. La consideración de esto nos alejaría de la cosificación de lo sujetos que se recuerdan, desde los cuales se hace memoria.

La producción artística, esconde desde un punto de vista de la memoria, una acción del quehacer político. La práctica crítica, que pone en movimiento la producción de imágenes artística, es una forma distinta de enfrentar el desafío político, en donde las formas convencionales de lo político se diluyen dentro de una nueva forma, de un nuevo lenguaje, de nuevos símbolos y significados. La imagen surge allí donde el pensamiento […] parece imposible, o al menos se detiene: estupefacto, pasmado, Ahí sin embargo, es donde es necesaria una memoria 48. De esta manera la imagen, el arte, no sólo nos reportan aspiraciones críticas o de interrogación respecto de una situación en específica, sino que a su vez nos pueden revelar las sensibilidades culturales validadas en la época de producción. Así, la construcción de la memoria desde el filtro de lo artístico nos pondría ante la presencia de un nuevo ejercicio político desde el cual no sólo interrogamos nuestras experiencias, sino que también levantamos nuevos proyectos

41. Traverso, Fernando, “La Carta”, versión digitalizada en http://www.00350.com.ar/contenidos/ver/45. 42. Horvitz, María Eugenia, “La memoria social se toma la revancha” en Richard, Nelly, Utopia(s) 1973-2003. Revisar el pasado, criticar el presente, imaginar el futuro, Universidad Arcis, Santiago, 2004, p. 67. 43. Dominick La Capra, Op. cit., pág. 46.44. Ídem., p. 46.45. Figueroa, Maximiliano, “Totalitarismo, banalidad y despolitización. La actualidad de Hannah Arendt, en Pressacco, Carlos, Totalitarismo, banalidad y despolitización. La actualidad de Hannah Arendt, LOM, Santiago, 2006, p. 12.

46. Sarlo, Beatriz, “Historia y memoria. ¿Cómo hablar de los años setenta?, en Richard, Nelly, Utopia(s)… Op.cit., p. 37. 47. Calvariero, Pilar, Op. cit., p. 58. 48. Didi- Huberman, George, Imágenes pese a todo: memoria visual del Holocausto, Ediciones Paídos, Barcelona, 2004, p. 56.

América, Imagen y Memoria

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en todo un desarrollo cultural y material de lo que podríamos entender como latinoamericano. Nos hace falta, volver la mirada hacía nosotros mismos y ver de qué manera hemos construido nuestra propia memoria, nuestras propias formas de hacer política, y sin duda también, problematizar la manera en que hemos construido pensamiento crítico latinoamericano desde una producción artística (con inspiración política).

que nos permitan avanzar hacía un futuro, pero siempre desde una perspectiva histórica. A través de la memoria no sólo reconstruimos país, en este caso Argentina, sino además abrimos una puerta hacía la construcción de una identidad, en donde las generaciones posteriores compartan conocimientos y valores de la anteriores 49.

Las fotografías de Gustavo Germano no hablan sino de ponernos frente a la problemática de lo ausente, de lo que ya no está, de lo que se constituye como una pérdida que escapa a lo natural. El vacío en la foto de Germano es la alusión también a las consecuencias sociales de la desaparición, puesto que nos pone a reflexionar a cerca de cómo una comunidad, una familia, una sociedad, afronta la dolorosa tarea de construir proyectos y esperanzas con la pérdida como una experiencia a cuestas que en muchos casos paraliza, atemoriza.

En el mismo ánimo, pero sin embargo desde soportes y formas muy distinta Fernando Traverso, nos enfrenta al problema de lo ausente desde una perspectiva que permite una mayor reapropiación de lo imagen artística, o sea las bicicletas y las cartas realizadas con la técnica del esténcil, nos dejan una ventana abierta hacía el recuerdo, a la nostalgia, pero a la vez, la invitación de re-pensarnos y de re-encontrarnos como sociedad. Es por ello que la imagen al exponer lo borroso y lo nítido, lo fragmentario y el conjunto, lo trivial y lo relevante, la sombra y lo claro, lo encuadrado y lo desmarcado, el retrato visible y el testigo ausente, la imagen expone con especial eficacia e ineficacia (lo previsto y lo imprevisto), del recuerdo privado, público o académico 50.

Finalmente, cómo unimos la particularidad de la experiencia de Argentina con la del mosaico total del continente Latinoamericano. Si bien, no es tarea fácil podemos partir expresando que tanto la particularidad Argentina como el conjunto de América Latina, a lo largo de su existencia ha estado sumergido en situaciones de violencia simbólica, material y física, las cuales sin duda han creado un cierto imaginario del trauma, el cual se ha expresado

Si bien, no es tarea fácil podemos partir expresando que tanto la particularidad

Argentina como el conjunto de América Latina, a lo largo de su existencia ha estado sumergido

en situaciones de violencia simbólica, material y física, las cuales sin duda han creado un

cierto imaginario del trauma, el cual se ha expresado en todo

un desarrollo cultural y material de lo que podríamos entender

como latinoamericano.

49. Jara Hinojosa, Isabel, Op. cit., p. 11. 50. Jara Hinojosa, Isabel, Op. cit., p. 12.

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350 Intervención Urbana. 13 de diciembre de 2002, Resistencia, Chaco.

350 Intervención Urbana. Julio de 2005, escuela “Albert Thomas” de La Plata

350 Intervención Urbana. Marzo de 2001 a marzo de 2004, Rosario

América, Imagen y Memoria

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“La carta”. Trabajadores despedidos frente a tribunales de Rosario, 22 de noviembre de 2007.

Ausencias. Cuatro hermanos: Gustavo, Guillermo, Diego y Eduardo Germano.

Ausencias. Laura con sus padres en 1976.

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Page 78: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

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Bibliografía

América, Imagen y Memoria

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Page 79: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

Jorge Pedraza CornejoProfesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales,

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Estudiante de Licenciatura en Historia con mención en Ciencia Política,

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

La violencia urbana en la ciudades latinoamericanas contemporáneas (1989-2009)

Cinco ciudades seis películas una imagen

Las Imágenes de la Memoria

Page 80: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

Las ciudades, al ser un entorno en constante movimiento,

comparten con el cine esta cualidad, ya que es

el movimiento el principal medio de expresión del arte

cinematográfico, de esta manera, el cine captando la

realidad física y el movimiento puede recrear la imagen de una

ciudad, tomando su pulso y captando su forma.

critico expresivo, por el contrario desearía llevar al espectador a profundizar y a elaborar críticamente el fluir de las imágenes que pasan ante sus ojos. El arte del montaje puede moverse en dos direcciones opuestas: o bien hacia la creación de una ilusión espectacular, que literalmente enajena al espectador, o bien hacia la composición de imágenes complejas y fragmentadas que requieren una continua labor de interpretación 2.

Desde una mirada crítica expresiva, donde hay una invitación a la reflexión por parte del espectador, el realismo trata de representar la realidad material y espiritual de los espacios que capta la cámara. Uno de los movimientos cinematográficos clásicos en el siglo de historia del cine corresponde al neorrealismo italiano. El movimiento neorrealista, tanto en cine como en literatura, surge en Italia como reacción positiva, critica y realista a la situación a la que se aboco el país al término de la Segunda Guerra mundial y bajo el mandato del dictador Benito Mussolini. En cine las pantallas nacionales estaban repletas de films de <<cartón- piedra>> y comedias evasivas de <<teléfonos blancos>> 3. Ante esto, una serie de cineastas emprendieron la producción de obras que testimonian realidades tangibles, cuando no denuncian lacras sociales; esto es, un cine atento a problemas humanos reconocibles y sensibles para el ciudadano, pero también un cine que plantea una estética si no original, al menos honesta y directa, sin mistificaciones 4.

Desde las películas clásicas del neorrealismo italiano hasta hoy han trascurrido más de 60 años, pero hay elementos que siguen vigentes en las producciones cinematográficas. El neorrealismo, con tal de representar de la manera más fiel la realidad y hacer

1. Siegfried Kracauer, Teoría del cine, La redención de la realidad física, Editorial Paidos, Barcelona, 1989, p. 205.

2. Pezella Mario, Estética del cine, Editorial Machado Libros, Madrid, 2004, p. 11.3. Al hablar de cartón- piedra se refiere a que las películas del periodo inmediatamente anterior al neorrealismo eran en su totalidad filmadas en interiores. Por su parte los teléfonos blancos se refiere a comedias donde se veía a personajes aristocráticos conversando por unos estilizados teléfonos blancos, tal como dice el texto estas películas eran evasivas, ya que se alejaban radicalmente de la realidad en la cual vivía la mayoría de los italianos. 4. Romaguera i Ramió, Joaquín, El lenguaje cinematográfico, Gramática, géneros, estilos y materiales, Editorial De la torre, Madrid, 1991, p. 74.

Malaleche.1. com. vulg. Persona de mala intención.

Perro, rra1.1. adj. coloq. Muy malo, indigno.2. adj. El Salv. Dicho de una persona: Enojada, de mal genio.

¿Cómo se ven a sí mismas las ciudades latinoamericanas? ¿Cómo son las ciudades contemporáneas de esta región? Al pensar sobre estas imágenes debemos considerar de qué manera la ciudad genera ciertos estados de ánimos y emociones sobre sus habitantes. Las sensaciones se vuelcan en imágenes, las que se expresan en diversas formas artísticas; éstas van influenciando tanto la percepción interna de la ciudad como la construcción de los imaginarios colectivos que se instalan sobre ellas.

Por diversos motivos, el cine es capaz de entregarnos imágenes y representaciones de la ciudad contemporánea como ningún otro medio es capaz de hacerlo. Las ciudades, al ser un entorno en constante movimiento, comparten con el cine esta cualidad, ya que es el movimiento el principal medio de expresión del arte cinematográfico, de esta manera, el cine captando la realidad física y el movimiento puede recrear la imagen de una ciudad, tomando su pulso y captando su forma.

Cada tipo de película despierta reacciones diferentes […] al contrario de otros tipos de representaciones visuales, las imágenes fílmicas afectan en primer lugar a los sentidos del espectador, comprometiéndolo fisiológicamente antes de que se halle en condiciones de responder con el intelecto 1. La producción cinematográfica recoge o crea imágenes, que el espectador recibe y asimila como una experiencia que compromete gran parte de sus sentidos. El cine como forma de representación oscila en dimensiones, el cine denominado correctamente espectáculo estimula la identificación pasiva y casi el estupor mágico del espectador, el cine

América, Imagen y Memoria

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comunes entre ellas y, desde ahí, determinar si es posible hablar de una imagen compartida para la ciudad latinoamericana.

Desarrollo Urbano en América Latina.

El desarrollo de las ciudades latinoamericanas desde el inicio de su vida independiente hasta nuestros días está estrechamente relacionado con las actividades económicas desarrolladas en los países de América Latina. Durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX América Latina, en términos generales, estuvo dedicada a la producción de materias primas. De forma global, las estructuras territoriales estaban conformadas por una red de núcleos menores e intermedios situados en el interior con funciones de soporte para las extensas áreas dedicadas a las actividades primarias, relacionadas por medio de un sistema de comunicación elemental que directamente los unía a los pocos puntos nodales del sistema- capitales nacionales y puertos 5.

Las redes urbanas estaban dispuestas en función de la producción de materias primas, estableciendo una relación asimétrica entre los puntos rurales de producción y los centros urbanos de comercialización. El resultado de esta organización del territorio fue el que nunca se llego a establecer una malla de relaciones fluida entre asentamientos de distinta jerarquía, alentando una macrocefalia que será potenciada con mayor fuerza en el periodo de la industrialización 6.

Las ciudades principales fueron creciendo, al cumplir el rol de centros de comercialización o exportación de las materias primas producidas en las zonas rurales, organización territorial que se mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XX.

Tras la crisis del año 1929 los países latinoamericanos sintieron la vulnerabilidad de un modelo económico centrado en la exportación de materias primas, El periodo que abarca las décadas de los años 30 y 40 correspondió a una fase de grandes transformaciones

manifiesto los problemas sociales de la Italia de posguerra, se apropia de la ciudad como escenario, la transforma en su set de filmación, las películas se llenan de exteriores y de dramas sociales, aparecen actores semi-profesionales para que la realidad impacte de la manera más fiel a los sentidos. La ciudad como espacio donde transcurren las historias y la denuncia de problemas sociales son elementos que se pueden reconocer en algunas producciones actuales.

Considerando la capacidad del cine para recrear imágenes, captar la realidad y el movimiento urbano, junto al impacto que tiene el cine en los sentidos, podemos pensar que las sociedades latinoamericanas, al compartir elementos económicos y sociales, generan en sus habitantes sensaciones y emociones similares, estas se expresan en la mirada de los cineastas latinos, quienes al observar la realidad ven elementos compartidos entre las diferentes ciudades latinoamericanas. El cine se transforma en una forma de captar las imágenes de las ciudades de esta región, imagen que en muchos elementos es similar. Desde la década del 90’ se considera que la región en su conjunto ha estado bajo un mismo modelo económico; el neoliberalismo acentúa algunos problemas urbanos que han acompañado a las ciudades latinoamericanas desde hace décadas y genera nuevas tensiones en los espacios urbanos.

Tomando estos elementos buscamos revisar la imagen que han generado algunas ciudades latinoamericanas de sí mismas en las producciones cinematográficas de estas últimas dos décadas. Observar qué elementos presentan en común, y desde una mirada realista, comprender qué imagen capta el cine latinoamericano de las ciudades en la región. Para tal efecto, se han seleccionado 6 películas, las cuales nos entregan la imagen de 5 ciudades de Latinoamérica: Medellín, Caracas, Santiago de Chile, Ciudad de México, y Río de Janeiro.

La comparación entre estas producciones cinematográficas, nos permitirá reconocer elementos

5. Martín Lou María Asunción, Muscar Benasayag Eduardo, Proceso de Urbanización en América del Sur modelo de ocupación del espacio, Editorial MAPFRE, Madrid, 1992, p. 199.6. Ídem. p. 200.

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en el seno de las sociedades sudamericanas 7, , que se ven compelidas a buscar nuevas formulas y fuentes de producción diferentes que permitan superar las limitaciones al desarrollo sostenido del modelo agroexportador 8.

La consecuencia para las ciudades latinoamericanas fue que las preexistentes ciudades centrales sirvieron de soporte para los centros industriales aprovechando las ventajas que las áreas urbanas ofrecían para maximizar las estrategias de acumulación de las nuevas empresas industriales: abundante fuerza de trabajo, amplio mercado interno de consumo, medios de transporte que facilitaban las vinculaciones con el interior del país y con el exterior y ciertas economías de aglomeración. Estos fueron los factores determinantes que seleccionaron las periferias de los principales centros urbanos como espacios óptimos para la radicación de las plantas fabriles 9.

La industrialización vino a acentuar la primacía de las ciudades existentes, se fomentó aún más el centralismo y se produjo una migración constante en sentido campo-ciudad, las ciudades fueron incapaces de absorber la población proveniente desde las areas rurales, los emigrantes terminan por establecerse en las ciudades, y se comienzan a formar sectores marginales. Las teorías estructuralistas que explican la marginalidad urbana, desde una visión crítica, relacionan ésta con los intentos de industrialización posterior a la crisis de 1929.

La teoría de la dependencia procuro demostrar que esta industrialización no traía las consecuencias esperadas por la visión desarrollista y nacional democrática. Esta no representaba autonomía de decisión, por que la industrialización pasaba a ser comandada por la inversión externa, fundada en la empresa multinacional, cuyo centro de poder continuaba en los polos centrales de la economía mundial.

La industrialización no traía distribución de renta por que ocurrió en la época del capitalismo oligopolítico y financiero, que tiende a concentrar en grandes grupos económicos el poder y la riqueza. Al mismo tiempo la

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tecnología moderna valorizaba el trabajo calificado y las actividades de gerencia en detrimento de los asalariados sin calificación, provocando una fuerte diferenciación de renta en el seno de las clases asalariadas.

Además, al basarse en una tecnología importada, ahorradora de mano de obra, la industrialización dependiente no creaba empleos suficientes para incorporar a los trabajadores desplazados del campo y de las actividades de auto consumo. Los trabajadores abandonan el campo camino a las metrópolis […] ahí esta el origen de lo que en aquella época ya se llamaba marginalidad urbana 10.

El modelo desarrollista, que buscaba la sustitución de importaciones vía industrialización, con tal de hacer menor la dependencia económica, se mantuvo vigente hasta los años 80’, sólo fue sustituido en los años 90’ 11 por el modelo neoliberal.

La dinámica descrita de migración campo-ciudad e insuficiente asimilación de mano de obra por parte de la industria se mantuvo durante toda la segunda mitad del siglo XX, las ciudades latinoamericanas reciben miles de emigrantes desde los sectores rurales, las ciudades crecieron de manera caótica llegando a millones de habitantes y con grandes sectores marginales. Las nuevas políticas de desarrollo neoliberal generaron nuevas formas de desigualdad que reafirmaron las dinámicas que se vino generando en las ciudades de Latinoamérica desde hace varias décadas. A diferencia del modelo económico anterior, donde el estado tenía una participación activa, el nuevo modelo se puede resumir en tres puntos: privatización de empresas estatales, reducción del gasto público y liberalización del mercado. Estas transformaciones tienen una serie de consecuencias para el caso de la marginalidad urbana, las cuales potencian la marginalidad dentro de las ciudades latinoamericanas.

En primer lugar, como consecuencia de las reformas

7. Si bien el autor se refiere en su estudio a los espacios sudamericanos, México comparte las dinámicas económicas con sus pares sudamericanos. 8. María Asunción Martín Lou, Eduardo Muscar Benasayag, Op cit., p. 213.9. Ídem. p. 220.

10. Theotonio Dos Santos, Teoría de la dependencia. Balance y perspectiva, Editorial Plaza & Janes, Barcelona, 2003, p. 108. 11. El modelo desarrollista daba al estado un rol primordial en la sustitución de importación, la generación de empleos y, en general, el manejo de la economía interna. Los factores de su colapso son múltiples y complejos para el objeto de este trabajo sería innecesario mencionarlos, cabe advertir que la incapacidad de superar la crisis de los años 80’ que afectó a América latina terminó por hacer colapsar este modelo.

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marginales, éstos al pasar las décadas se consolidan como espacios marginados en las ciudades. Con el colapso del modelo desarrollista y la imposición de neoliberalismo se acentúan las desigualdades principalmente debido a las dinámicas que presenta este modelo en relación al empleo.

Cinco ciudades, seis películas, una imagen. Al observar una serie de películas latinoamericanas que tratan el tema de la violencia urbana, debemos considerar que si bien hay elementos en común, también hay disparidades entre las producciones. El impacto que tiene una película chilena dentro del mercado nacional, es muy distinto al impacto de una película mexicana en su propio mercado, el nivel de las producciones en cuanto a su calidad como en su distribución es muy distinto, todas estas características influyen en el impacto social de las imágenes que se tratan de representar, y en la construcción del imaginario urbano de las ciudades latinoamericanas.

Los mercados del cine iberoamericano se concentran en muy pocos países. Sólo tres de ellos, en América latina- Brasil, México, y Argentina- representan el 74% de los espectadores globales de la región, junto con el 75% de las salas y el 83% de las recaudaciones. Si ellos se suman otros dos de mediana dimensión, como los son Colombia y Venezuela, los porcentajes se elevan, en el territorio latinoamericano, al 87% en el rubro espectadores, al 85% en un numero de salas y al 90% en recaudaciones 14.

Para hacer una imagen común, se utilizaron como fuentes seis películas –que representan cinco ciudades- describiremos de manera breve estas películas, para luego ver cuales son lo elementos que las unen. Huelepega: Ley de la calle (1999): Película Venezolana, la ciudad de Caracas como escenario. Nos relata la historia de Oliver, un niño de 11 años que es obligado por su padrastro a vivir en la calle. Oliver, sin ser un niño de la calle, se va adaptando

estructurales, el empleo en el sector publico como porcentaje del total disminuye del 15,7% en 1980 al 13.0% en 1999. En segundo lugar, las grandes empresas privadas (con mas de 100 trabajadores) no solo no asumieron una parte mayor del empleo sino que redujeron literalmente durante la década del noventa su participación en el total. La explicación del fenómeno se encuentra en la apertura de las economías de la región y la necesidad de incrementar la productividad para ello las grandes empresas redujeron su empleo directo y recurrieron a subcontratar trabajadores informales, directamente o través de pequeñas empresas, menos sometidas a la legislación fiscal y laboral 12, esta nueva forma de empleo sólo aumentó las diferencias sociales y económicas. La informalidad pasa a ser la única alternativa frente al desempleo.

Como una segunda característica, se presenta que América Latina, en su conjunto, se inserta a los mercados globales tras el colapso del modelo desarrollista, con una carga que le acompaña desde su génesis como naciones independientes, esta es la distribución poco equitativa de los recursos junto a las desigualdades sociales y económicas. Estas desigualdades, que las distintas estrategias de desarrollo no han sido capaces de superar, sugieren en el modelo actual el siguiente problema: La desigualdad podría afectar las capacidades de adaptación a la sociedad por dos vías (i) en la medida que dificulta o no permite que amplios sectores de la sociedad aprovechen plenamente las nuevas oportunidades económicas generadas por la apertura, el desarrollo tecnológico y la mayor interdependencia económica y (ii) en la medida que genera conflictos sociales, lo cual limita las opciones de reforma, aumenta el costo de las mismas y dificulta una reacción oportuna ante las crisis 13.

Los porcentajes de población urbana crecen durante el periodo 1930-1989, en especial desde 1960 en adelante, las ciudades se hacen cada vez más grandes tanto por su crecimiento vegetativo como por la migración constante desde el campo, los estados latinoamericanos no fueron capaces de absorber la demanda de empleos, generándose amplios sectores

12. Alcántara Manuel, Paramio Ludolfo, Freidenberg Flavia, Deniz José, Historia contemporánea de América Latina Reformas económicas y consolidación democrática, Editorial Síntesis, Madrid, 2006, p. 69. 13. Armando Ortuño y Christopher Pinc, Globalización, Desigualdad y reformas en América Latina de los años 90, en Calderón Fernando, Es sostenible la globalización en América Latina, Volumen I La globalización y América Latina Asignaturas pendientes, Editorial Fondo de Cultura Económica, Santiago de Chile, 2003, p. 157.

14. Getino Octavio; Cine y televisión en America Latina Producción y mercados; Editorial LOM, Santiago de Chile, 1998.

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a la dura vida en la calle, se relaciona con otros niños que están en una situación similar a la de él. En el desarrollo de la película se ve cómo los niños de la calle se involucran en redes de prostitución, robos, hechos de violencia y relaciones con grupos de narcotraficantes y policías corruptos que los utilizan para trabajos menores. Oliver se involucra en el robo de varios gramos de heroína y termina asesinado por un policía que estaba tratando de recuperar las drogas.

La Virgen de Los Sicarios (2000): Es en Medellín donde trascurre una extraña historia de amor entre Fernando Vallejos, un escritor que vuelve a vivir a esta ciudad tras varios años de ausencia, y Alexis, un adolescente que Fernando conoce en un prostíbulo. La película muestra cómo el cartel de Medellín y las bandas de narcotraficantes tiene a Medellín hundida en el terror, los jóvenes de los barrios marginales, como Alexis, se relacionan con estas bandas como sicarios y pierden todo respeto por la vida. A lo largo de la película Alexis asesina a un chofer de taxi por estar en desacuerdo con la tarifa, a un vecino por que hace ruido y no lo deja dormir a Fernando, en general cualquier diferencia termina a tiros. Se muestra cómo Fernando, un hombre viejo, ve con nostalgia y decepción el Medellín actual, mientras que Alexis representa las aspiraciones y valores de los jóvenes en los barrios marginales de ese Medellín. Mala leche (2004): Carlos y Pedro, dos amigos se involucran con el Yao, un traficante del sur de Santiago que les encarga la compra de $500.000 de pasta base de cocaína, la inexperiencia de ambos les pasa la cuenta y pierden el dinero, de ahí en adelante tienen 48 horas para recuperar el dinero. En esos dos días, la película muestra cómo los protagonistas cometen una serie de delitos para conseguir el dinero, logran comprar un arma de fuego y de ahí entran en una escalada de violencia, la que los lleva a ambos a la muerte. Es importante destacar como los personajes disfrutan de sus atracos, se sienten confiados una vez que acceden a armas de fuego, pero por otra parte desprecian la población en la

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que viven y esperan solucionar luego su deuda para escapar de la vida que llevan, ambos son presos de las circunstancias en las que se ven involucrados y eso los incomoda, angustia y frustra.

Tropa de Elite (2007): Tropa de elite es una película de acción, que sin envidiarle nada a una producción hollywodense, muestra la historia del Capitán Nacimiento oficial del BOPE 15 el cual desea dejar su violento trabajo al saber que va convertirse en padre, antes de abandonar la brigada comienza la búsqueda de un sucesor en su puesto. Nacimiento es un policía honesto y en general la brigada desprecia la corrupción de la policía brasileña. Por otra parte, de manera paralela, se muestra la historia de Matías y Neto, dos policías jóvenes que deciden entrar al BOPE. Matías debe decidir entre continuar con sus estudios de derecho o ser policía. En la universidad conoce jóvenes de clase media-alta que consumen drogas y se relacionan con los narcotraficantes de las favelas. La película es una crítica a los grupos medios y altos que son indolentes frente a su responsabilidad como consumidores de las drogas que se venden en las favelas de Río de Janeiro, dispara con violencia contra la corrupción policial y muestra las violaciones a los derechos humanos y el actuar ilegal del BOPE. En este último punto la postura de la película es ambigua y ha recibido fuertes críticas por justificar este actuar. Cabe destacar que esta historia esta basada en hechos reales.

Ciudad de Dios (2002): Buscapé 16 es un joven que ha vivido toda su vida en la favela “Ciudad de dios”, en la película cuenta cómo logra transformarse en fotógrafo de un diario de Río de Janeiro, tras cubrir un enfrentamiento de bandas rivales que se disputaban el control de la favela. El film se escapa del marco temporal, es una película de época ambientada en los años 70’, se puede ver cómo se forman las mafias de narcotraficantes, su funcionamiento interno, cómo los jóvenes y niños se involucran en actos de violencia tratando de buscar respeto y poder dentro de la favela. Ciertamente, es una historia fuerte con escenas explícitas, al

15. La sigla designa un escuadrón de la policía militar brasileña, la Brigada de Operaciones Especiales, se considera que el BOPE es la fuerza de orden más entrenada del planeta.16. Paulo Lins es el nombre real de Buscapé, actualmente es un importante cronista de la vida en las favelas.

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el cual se reencuentra con su hija, la que abandonó cuando era sólo una niña. Esta historia muestra la decepción de un hombre viejo que ha perdido todo: su familia, sus ideales, incluso su compañía ya que el último perro que recoge es el perro de Octavio, el cual mata a los demás perros que viven con el anciano. La vida le ha quitado todo, y aunque en un momento decide abandonar lo que más quiere por hacer lo que considera correcto, al llegar al final de su vida sólo ve decepción.

La película mezcla las tres historias en el accidente donde Octavio choca a Valeria, y El Chivo recoge al mal herido perro de pelea. Si bien esta película esta llena de metáforas, partiendo con los perros, entendiendo que en lenguaje coloquial “perro” es sinónimo de indigno, lo peor, lo más malo; además, tiene detalles como la ausencia de maquillaje en los actores, los exteriores en Ciudad de México, los cuales dan realismo a esta realización que se ha transformado en una de las más aclamadas películas del cine mexicano en los últimos años.

Los rasgos más característicos de todas estas películas, en relación a cómo se observa la vida urbana, son los siguientes: primero, se ven las ciudades latinoamericanas como lugares violentos, donde la violencia está asociada a los jóvenes, los protagonistas de estas historias son todos menores de 25 años y en el caso de Huelepega y la Virgen de los Sicarios son menores de 15 años. Hay una relación, si no es directa, al menos tangencial con el narcotráfico y corrupción policial, sólo en Amores Perros no hay narcotraficantes involucrados. Todos los protagonistas viven en barrios marginales de sus respectivas ciudades, y tanto en Tropa de Elite como en Amores Perros se crítica la indolencia y la frivolidad de grupos de altos ingresos. Por último, vemos en Fernando y “El Chivo”, hombres mayores que observan el ambiente que los rodea con decepción y nostalgia.

Suponer que el neoliberalismo es la causa de la marginalidad y la violencia urbana es exagerado, ya que, como ya fue señalado, este modelo económico

igual que Tropa de Elite, está basada en hechos reales y es una de las películas latinoamericanas más influyentes en Europa, Estados Unidos y otros mercados.

Amores perros (2000): Amores perros, muestra una ciudad donde los espacios y la historias de encuentran de forma violenta. La película escapa del realismo estando llena de metáforas sobre la vida en Ciudad de México, de manera paradójica, tiene elementos sumamente realistas, en especial los relacionados al tratamiento de los exteriores, y el retrato que hace de la vida en ciudad de México abarcando un espacio mucho mayor que el enfoque exclusivo en los barrios marginales.Son tres historias las que se cruzan; en la primera de ellas, Octavio, un joven no mayor de 20 años tiene una relación con Susana, su cuñada, la cual es maltratada por el hermano de Octavio, un asaltante de farmacias. Para lograr escapar, Octavio comienza a participar en peleas de perros; aparece la metáfora que representa que, frente a la falta de oportunidades los jóvenes de los sectores marginales recurren a la violencia más brutal. Tras una pelea con el dueño de otro perro, Octavio escapa con su perro y ambos sufren un accidente automovilístico.La segunda historia muestra a Valeria, una modelo que tras un accidente automovilístico pierde una de sus piernas; Daniel, su pareja trata de hacer todo lo posible por ayudarla y hacerla sentir bien. Todo se complica con un hecho muy trivial, Richie un perro terrier, la mascota de Valeria, cae por un agujero en el suelo del departamento, Valeria escucha a Richie llorar pero no lo puede sacar, presiona a Daniel para que haga algo al respecto y la relación de los dos se complica cada vez más. Se muestra acá una crítica en la que se acusa a los sectores altos de frívolos y de vivir vidas sin sentido centradas en las apariencias.

La última historia muestra a un ex guerrillero que trabaja de sicario en Ciudad de México, éste vive solo en la indigencia acompañado por una manada de perros que el recoge, “El Chivo” (como es llamado en la película), acepta un último trabajo en

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lo que genera en la ciudad es el acentuar la marginalidad que las ciudades generaron en el periodo de la industrialización, a esto, debemos agregar que con la adopción del neoliberalismo, las ciudades latinoamericanas han quedado expuestas a la acción directa del mercado, la planificación urbana ha sido reemplazada por la especulación inmobiliaria, el escenario de violencia que nos muestra el cine es percibido por los habitantes de las ciudades latinoamericanas. Así, las ciudades ofrecen seguridad en sectores alejados de la ciudad, los grupos medios y altos se trasladan a las afueras en áreas periurbanas, al ser estos los grupos de mayor poder adquisitivo se comienza a concentrar servicios en estos sectores y la ciudad se segrega, los barrios marginales profundizan sus carencias, siendo estigmatizados. (Por ejemplo Buscapé, el protagonista de Ciudad de Dios, considera seriamente el asaltar un bus al no poder encontrar trabajo por provenir de una favela), se les ve a estos sectores como lugares violentos y se les teme.

La inestabilidad y precariedad de los empleos hace que las actividades informales, y en mucho casos ilegales, sean una alternativa para los jóvenes de sectores marginales. En las actividades ilegales se ve la posibilidad de integrarse a las pautas de consumo de la sociedad, este es el caso de Octavio en Amores Perros, los protagonistas de Mala Leche o Oliver en Huelepega. Por otra parte, se ve que la atracción a las mafias o hacia comportamientos violentos les hace ser reconocidos como personas valientes y reciben un grado de reconocimiento entre sus pares, como vemos claramente retratado en La Virgen de los Sicarios y Ciudad de Dios. Podemos observar dos formas distintas de violencia asociada a los jóvenes, una relacionada con necesidades específicas y otra mucho más compleja donde los jóvenes se involucran con redes de crimen organizado asociadas al tráfico de drogas.

Las actividades relacionadas con el narcotráfico generan violencia en los sectores marginales, El impacto social del tráfico ilícito de drogas se puede observar en un aumento de la violencia dentro del país

Debajo de la aparente vida perfecta que ellos llevan, se

desarrolla la existencia marginal de las ratas, que por mucho

que no las quieran ver, están ahí, los afectan y los pueden atacar, y, finalmente, el buen

gusto del decorado de su departamento es sólo aparente

pues debajo del piso está lo que nadie mira (y que nadie quiere

mirar), pero no por eso deja de existir..

involucrando personas, propiedades e instituciones, así como una corrupción a todos los niveles 17. En todos estos film podemos ver actos de corrupción que involucran a la policía, ya sea relacionado con el tráfico de drogas o con la venta de armas. Las ciudades como espacios segregados permiten que los grupos medios y altos se hagan indiferentes o indolentes a los problemas de la marginalidad urbana, ésto se ve representado en Tropa de Elite y Amores Perros. Los dueños de Richie, el perro terrier de Valeria, lo escuchan llorar bajo el piso, Daniel destruye el piso de su departamento y ve unas enormes ratas que estaban atacando a Richie. Debajo de la aparente vida perfecta que ellos llevan, se desarrolla la existencia marginal de las ratas, que por mucho que no las quieran ver, están ahí, los afectan y los pueden atacar, y, finalmente, el buen gusto del decorado de su departamento es sólo aparente pues debajo del piso está lo que nadie mira (y que nadie quiere mirar), pero no por eso deja de existir.

En Tropa de Elite se plantea un problema mucho mayor, la segregación hace que en ciertos espacios el estado haya perdido el monopolio de la violencia legítima; tras décadas de violencia, el crimen organizado en las favelas como lo representa Ciudad de Dios se puede considerar como una constantes desde los años 70, así podemos encontrar dentro de las favelas niños y jóvenes que son la tercera generación que se relaciona con el narcotráfico, ellos se encuentran insertos en una cultura de la violencia donde la posibilidad de cambiar esta valoralizacion de la violencia como medio para obtener respeto es un problema que trasciende las incongruencias económicas y se transforma en un problema cultural mucho más complejo de resolver. El estado, por su parte, se relaciona con las favelas sólo por medio de la represión, y ésta toma su forma más cruda en el BOPE, un grupo extremadamente violento que viola los derechos humanos sistemáticamente, enfrentándose a grupos de crimen organizado que son financiados con la venta de droga a grupos medios y altos.

17. Craig Richard, El trafico ilícito de drogas: implicaciones para los países sudamericanos donde se origen, En Maclachlan Colin: El Narcotráfico, Editorial IICLA, Ciudad de México, 1992, p. 127.

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francesa y Huelepega que comparte financiamiento venezolano y español. Sólo Ciudad de Dios y Amores Perros han sido realmente influyentes, tanto en sus mercados nacionales, latinoamericano y el resto del mundo, la imagen de la violencia urbana está mucho más alimentada por otros medios de comunicación masiva, la televisión tiene un impacto menor en los sentidos del espectador, pero es un medio que se presenta de manera mucho más constante a los espectadores.

Consideraciones Finales

A partir de los datos y ejemplos dados, hemos podido ver cómo las ciudades han manifestado su malestar a través del cine, cómo las imágenes que se han logrado influencian la formación del imaginario urbano de Latinoamérica, un imaginario que muestra ciudades llenas de miedos, violencia, desesperanza y corrupción.

Estas realizaciones son producidas por latinoamericanos, y reflejan espacios que nos son propios, retratando los problemas urbanos que se llevan arrastrando por décadas, de este modo el realismo cumple su función de denunciar las tensiones que atrapa el cineasta con su lente, en el caso de Huelepega esta intención se hace explícita: A los niños y jóvenes de América latina para que esta realidad deje de ser como es.

Las películas son capaces de captar el sentir que generan los medioambientes construidos en Latinoamérica, logrando que el espectador reconozca y se identifique con lo que ve, y de esa manera, la imagen que entrega el cine influye en la imagen que tienen los habitantes de sus propias ciudades. La intención de denunciar conflictos sociales, ayuda a que estos mismos conflictos se consoliden en el imaginario colectivo, como en el caso de Ciudad de Dios, donde los habitantes de la favela del mismo nombre debieron sufrir la discriminación al momento de buscar empleo los meses inmediatamente después del estreno de la

El plantear una imagen común desde la mirada del cine para las ciudades latinoamericanas es difícil, sin embargo, se comparten algunos problemas sociales propios del modelo económico en el que está inserto América Latina, y que era compartido en el contexto al que aluden las películas, no debemos olvidar que Venezuela y Brasil, en la ultima década 18, buscan alejarse del neoliberalismo. La imagen que generan las películas recoge el sentir que forja la ciudad en sus habitantes, en especial las mejores logradas, como Amores Perros o Ciudad de Dios, su impacto en la formación del imaginario urbano de México y Río es considerable. Santiago de noche, como se ve en Mala Leche, es un retrato para quienes han recorrido las calles de Providencia, por donde pasan los protagonistas, que pueden reconocer y sentir con familiaridad. El éxito del realismo está en lograr que los espectadores reconozcan los temas y emociones expresados en la pantalla como propias, las representaciones de la vida urbana hechas por el cine son valiosas en la medida que nos entregan la imagen que ninguna estadística nos puede entregar.

Si bien el cine entrega imágenes que pueden ser importantes para observar la ciudad, aún así debe lidiar con dos limitaciones: la primera es que la visión realista siempre va ser limitada, ésto debido a que el lenguaje cinematográfico es funcional en términos narrativos, cierto plano o determinado ángulo, quiere expresar algo, por lo mismo la realidad es sólo representada en el cine pero nunca va a ser captada en su totalidad, los elementos del montaje y los énfasis narrativos que el director realice con el uso de los medios que tiene a su disposición, con tal de desarrollar de la mejor manera posible el argumento, distorsionan la realidad, un film nunca será absolutamente realista como tampoco podrá escapar de su contexto social. En segundo lugar, el impacto del cine latinoamericano es marginal es su propio mercado, esto influye en que el cine latinoamericano sufra problemas de financiamiento donde la opción de la coproducción es una alternativa, es el caso de La Virgen de los Sicarios coproducción colombiana

La imagen que generan las películas recoge el sentir

que forja la ciudad en sus habitantes, en especial las

mejores logradas, como Amores Perros o Ciudad de Dios, su impacto en la formación del

imaginario urbano de México y Río es considerable.

el impacto del cine latinoamericano es marginal es su propio mercado, esto influye en que el cine latinoamericano

sufra problemas de financiamiento donde la opción

de la coproducción es una alternativa

Estas realizaciones son producidas por

latinoamericanos, y reflejan espacios que nos son propios,

retratando los problemas urbanos que se llevan

arrastrando por décadas, de este modo el realismo cumple

su función de denunciar las tensiones que atrapa el cineasta

con su lente,.

18. Ciudad de Dios está ambientada en los años 70’. Tropa Elite está ambientada en el plan de pacificación de las favelas en los años 90’, la realidad de las favelas entre los años 60’-90’ estuvo inmutable, es a partir del segundo gobierno del presidente Lula de Silva que se implemento el programa de Favela Barrio, Jorge Jáuregui, arquitecto argentino, es el director de este monumental proyecto de saneamiento urbano el cual ha buscado transformar la ciudad de Rió y superar por vía del urbanismo y la participación ciudadana los problemas de marginalidad, más que por vía de la represión.

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película. Se asocian los sectores marginales de las ciudades nombradas como lugares violentos y miserables, los miedos segregan la ciudad, la cierran y consolidan la imagen peyorativa que existe sobre ciertos sectores y habitantes. El cine se hace cargo de una ciudad, como imagen, dividida y la potencia, al mismo tiempo que denuncia esta realidad.

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Filmografía:

AMoRES PERRoS, Dirección: Alejandro Gonzáles IñartuGuión: Guillermo ArriagaProducción: AltavistafilmsPaís: MéxicoAño: 2000

CIUDAD DE DIoSDirección: Fernando MeirellesGuión: Braulio MantovaniProducción: tulé Peak, 02 Filmes, VideoFilmesPaís: BrasilAño: 2002

HUELEPEGA. LEY DE LA CALLE Dirección: Elia Schneider Guión: Nestor Caballero, Santiago taberneroProducción: Javier Castro, Concha DíazPaís: Venezuela/ España Año: 1999

LA VIRGEN DE LoS SICARIoSDirección: Barbet Shoreder Guión: Fernando Vallejo, adaptación de la novela del mismo autorProducción: Barbet Shoreder País: Colombia/ FranciaAño: 2000

MALA LECHEDirección: León ErrázurizGuión: León ErrázurizProducción: Fondart, CoRFoPaís: ChileAño: 2004

tRoPA DE ELItE Dirección José Padilha Producción: zazen Produções, Universal Pictures, Feijão Películas y Posto 9Guión: José Padilha, Adaptación de la novela de Andre Batista País: BrasilAño: 2007

Bibliografía

América, Imagen y Memoria

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Page 89: Revista Raices de Expresión - Número VIII - América, Imágen y Memoria

En esta ocasión presentamos a nuestros lectores una sección que, por segundo año

consecutivo, exhibe una propuesta de investigación realizada el Grupo investigador de

la Revista Raíces de Expresión, que refleja la búsqueda de jóvenes intelectuales de abrir

espacios de investigación que permitan renovar el conocimiento.

También se presenta un artículo que goza de una propiedad deseable para este número

y su tema de América, Imagen y Memoria. El trabajo realizado por la Doctora en

Sociología y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Adela Bork

Vega, representa un aporte sustancial que enriquece la conceptualización y análisis

del tema, y que se presenta como una instancia apropiada para la reflexión sobre el

problema de estudio que aborda nuestra publicación.

Presentación

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Comité Editor

la construcción de la identidad nacional en Brasil. El negro y el indio.*

Romanticismo e Imagen

Sección: “El Árbol”

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lo propiamente brasileño es una ilusión, ya que los tres

elementos que conforman el Brasil –lo negro, lo indio y lo

portugués- quedan truncos, por lo que el rol que asumen los

escritores románticos sería el de crear lo brasileño.

* Grupo de investigación de la Revista Raíces de Expresión en su VII Nº, compuesto por Cristóbal Rodríguez, Juan Carlos Klenner, Diego Fernández, Fernanda Lanfranco. Estudiantes de Historia, Geografía y Cs. Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Miembros del Comité Editorial de la Revista Raíces de Expresión. La revista de los estudiantes de Historia.

Podríamos pensar que el devenir político-social de una sociedad y sus manifestaciones artísticas no necesariamente se encuentran directamente imbricados entre si. No obstante, si nos detenemos a observar la realidad, desde la perspectiva de un el desarrollo de los procesos históricos, nos percatamos que muchas veces estos ámbitos se enlazan, entrecruzan, se influencian y determinan durante el avance de los procesos sociales. Basados en este supuesto, queremos aproximarnos por medio de un análisis, a la relación que se dio entre el movimiento Romántico literario en Brasil y el proceso de formación de la identidad nacional brasileña.

La situación política que atraviesa Brasil a inicios del siglo XIX es bastante particular en relación al contexto latinoamericano, pero al igual que éste, tiene directa relación con el proceso histórico que se vive en Europa: producto del avance de Napoleón a través de España (lo que desencadena el proceso de emancipación en las colonias españolas) y su cercanía a Portugal, la casa de Braganza, temiendo las represalias del francés, la cual huye hacia Brasil, esperando que el ambiente en Europa se tranquilice. Pasarían 14 años antes de que dom João VI se decidiera a regresar a Portugal, producto de una serie de presiones desde Europa y tensiones en Brasil.

La presencia del monarca en territorio brasileño tiene un efecto que consideramos crucial para la posterior formación de la identidad nacional brasileña: en primera instancia reafirma la condición de colonia del territorio brasileño, pero con el correr de los años, y ante la negativa y la aparente falta de interés de dom João por los asuntos portugueses (hacia 1820 la Junta Provisoria de gobierno establecida en Lisboa seguía esperando que el rey aprobara la Constitución liberal española de 1812), lo portugués se reafirma como un pilar constituyente de la realidad de Brasil. Con el regreso del dom a Portugal, surge un problema identitario: lo propiamente brasileño es una ilusión, ya que los tres elementos que conforman el Brasil –lo negro, lo

indio y lo portugués- quedan truncos, por lo que el rol que asumen los escritores románticos sería el de crear lo brasileño.

En esta búsqueda por definir algo propio, los escritores se vuelcan al interior de Brasil, y la observación de la sociedad brasileña durante el siglo XIX arroja que cuantitativamente, el indio y el negro son parte esencial de la sociedad 1, por lo que en vez de buscar un nuevo referente nacional, se resignifican los otros dos pilares restantes de la realidad brasileña.

El tratamiento de las imágenes del negro y del indio (que veremos con profundidad posteriormente), responden a una clasificación social, determinada por las circunstancias históricas por las que atravesaron ambos grupos, situaciones ambas que tienen que ver inicialmente con la valoración que la sociedad brasileña tiene respecto al desempeño laboral de ambos grupos, tanto a nivel de esclavitud como a nivel del trabajo libre.

Aún así, resulta curioso notar cómo la construcción de la idea de raza, que usualmente responde a cánones biológicos, en América, y particularmente en Brasil toma un cariz diferente: lo racial es una categoría social en donde el color de piel pasa a tener un carácter secundario, situación explicada en buena parte por la ausencia de lo que Kottak define como hipofiliación 2: los hijos de una unión mixta pasan a formar un grupo racial en sí, a diferencia de casos como Estados Unidos, en que estos hijos pasan automáticamente al grupo racial de la minoría (un hijo entre blanco y negro es negro). Dado que no existe un prejuicio racial hacia los grupos no blancos, la imagen que se tiene del negro y del indio sufre modificaciones por otro tipo de circunstancias.

Ya en el siglo XVII la población indígena de Brasil se encontraba disminuyendo a causa de las enfermedades traídas por los conquistadores y, sin lugar a dudas la violencia, está manifestada en las expediciones de los Bandeirantes, quienes no habían

1. Tal es la importancia de los negros en las sociedades americanas, y especialmente en la brasileña, que George Reid Andrews ha definido el concepto de Afrolatinoamérica: son parte de ella aquellos lugares en que la población con ascendencia africana son al menos el 5% de la población total. Para el caso de Brasil, hacia 1800 la población negra o mulata supera el 75%, mientras que para 1900, supera el 50%. Ver: Reid Andrwes, George, Afro-Latinoamérica, Ed.Iberoamericana, Madrid, 2007, pp. 12-27.2. Ver: Kottak, Conrad Phillip, Antropología Cultural: Espejo para la humanidad, Editorial McGraw-Hill, Madrid, 1997, pp. 49-60.

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logrado materializar las promesas de riquezas que significaba lo extraído en Potosí o el oro del Perú. Estas fallidas expediciones se dedicaban a atrapar indígenas para obtener alguna ganancia. Como si fuera poco, se van encontrando minas de oro en las actuales ciudades de Ouro Preto, Congonhas, Sabará, Minas Gerais, entre otras, con las cuales la población indígena es expulsada de esas tierras y diezmada aún más.

En esta penetración de la floresta brasilera hay escasos testimonios de las bandeiras, pero de los que se conservan es posible rescatar elementos particulares, como la imagen de indígenas guerreros que defendían sus territorios y que poseían estrategias de guerra: (…) para llegar a Cuiabá era necesario atravesar los territorios de los grupos Kayapós (…) estos defendían su territorio con la mayor tenacidad, a pesar de la desventaja de su equipo bélico (…) 3, lo que significaba un estado de alerta frente a la presencia amenazante de los conquistadores.

Con el Imperio, a comienzos del S. XIX, si bien se da un auge cultural y de aires independentistas en Brasil, las cosas no cambian rápidamente para los indígenas, es más: el aumento de la población con la llegada de Joao VI hace necesaria una expansión de los territorios, lo que conlleva la misma situación para los indígenas ocurrida con las bandeiras los siglos anteriores. Aún así en este periodo ya existe la presencia del indígena como uno de los elementos del Brasil, evidencia de ello es el caso de a mediados del siglo XIX que comenta Barrios Laraia sobre los indios coroados, quienes intentan contactarse con el gobierno para protestar por que les hayan quitado sus tierras 4.

Durante el transcurso del primer Imperio la situación, como ya se había dicho, no cambia en gran medida para los indígenas, tanto así que son tratados bajo una política impulsada por la realeza de disminuirlos numéricamente y hacer desaparecer su identidad (definiéndolos como mestizos, para de esa manera afirmar la desaparición de los indios). El que no hayan desaparecido se debe a su bravura y

resistencia como, en parte, las políticas de protección hacia los indígenas impulsadas por integrantes de la Asamblea Constituyente. Durante el Periodo de Regencia las cartas del rey (que perseguían a los indígenas y además, buscaban sustituirlos por colonos) son revocadas y la política del gobierno comienza a proteger a los indígenas. Esta situación se mantiene hasta la conformación de la república, la cual entregaría una nueva postura respecto a los pueblos indígenas brasileros a partir de la literatura en la corriente Indigenista.

La construcción de la imagen del negro responde evidentemente a una situación histórica puntual: la existencia de una economía de plantaciones, en que la mano de obra base correspondía a esclavos africanos. Es interesante mencionar que la trata de esclavos negros como mano de obra responde a un hecho particular por el cual acostumbrados a un régimen de vida nómada, la rutina y el sedentarismo que suponía la esclavitud era para el indio más mortal que la esclavitud misma, por lo que la introducción del negro viene a ser la solución a dicha situación 5.

Hay que tener en cuenta también el nivel cultural de los esclavos que fueron introducidos en Brasil: buena parte de ellos, sobretodo los provenientes de lugares donde se practicaba el Islam, podían incluso ser superiores a sus amos negros, llegando a establecer sociedades mutualistas en Minas Gerais (incluso se sabe que la librería más grande Río de janeiro a principios del siglo XIX era propiedad de un negro) 6.

Otro factor importante a tener en cuenta es la existencia del número cada vez mayor de negros libres, número sorprendentemente alto en numerosos países esclavistas. En Brasil, su número no superaba al de los negros esclavos, pero debido únicamente a que éstos últimos eran importados en masa desde África. Las razones por las que esta población negra aumenta son varias, pero las principales son la compra de la propia libertad (mediante el trabajo en días extraordinarios, o

3. Barros Laraia, Roque, Los Indios de Brasil, Editorial Mapfre, Madrid, 2003, p. 78.4. Ibid., p. 89.

5. Freyre, Gilberto, Interpretación del Brasil, FCE, Buenos Aires, 1964, pp. 109-113.6. Ibid.,p. 113.

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son muchas veces denominaciones inexactas incluso en Europa, donde se originaron, aunque los críticos frecuentemente consideran que éstas más bien se refieren a los periodos históricos de evolución artística que no a las contradicciones formales y conceptuales del proceso histórico que la expresión artística refleja (…) 8. Es precisamente esta última idea la que queremos rescatar para el desarrollo de este trabajo; la importancia del movimiento romántico -para el desarrollo de esta investigación- no radica en su propia calidad como expresión artística, sino que interesa en la medida que actúa como fruto de un proceso histórico -que engloba la independencia y la formación de la identidad nacional en Brasil- que al mismo tiempo es capaz de influir en él.

Situándonos temporalmente, el movimiento romántico en Brasil se desarrolla en el periodo entre 1808 – 1836 para el prerromanticismo, y entre 1836 hasta 1866 para el romanticismo en sí 9. El impulso inicial de este proceso está claramente ligado a la llegada de la familia real portuguesa al Brasil en 1808, lo que trae como consecuencia una serie de reformas, incluso culturales, que inauguraron un nuevo periodo e incluso impulsaron la independencia (1822) ejerciendo una vasta influencia en la literatura 10. En general, al igual que la historia de Brasil tuvo un devenir diferente al resto de las incipientes naciones hispanoamericanas durante la mayor parte del s. XIX, el romanticismo también se desarrolló de manera distinta. (…) en los dos casos la evolución fue más completa y menos dramática que la de sus países vecinos donde la agitación política y social dio lugar a una literatura más imperfecta que seguía la corriente más apasionada, afirmativa y comprometida con el romanticismo (…) 11 En Brasil tuvo lugar una progresiva evolución de tendencias literarias y formas, que logran conformar una estética y un estilo coherente, en el cual elementos formales y espirituales confluyen. Bethell señala que efectivamente fue en Brasil donde sin duda se dio la versión más completa y “europea” del romanticismo, aunque por otro lado quizá le faltó algunos de sus elementos más dramáticos, debido a que esta nación mantuvo generalmente relaciones

mediante la venta de productos y animales que ellos mismos criaban), o por “gracia”; este último caso frecuentemente se aplicaba a mujeres, que muchas veces tenían relaciones sexuales, por ende hijos, con sus dueños 7.

Estos sustratos raciales en su construcción podemos indicar que son tomados bajo la estética romántica, y utilizados para intentar darle un trasfondo consistente a la incipiente identidad nacional brasileña.

Romanticismo brasileño

Desde una primera aproximación el romanticismo literario aparece como un movimiento internacional que encuentra unidad en las características estilísticas comunes de los escritores del periodo, además de ser un conjunto de actitudes hacia la vida y el quehacer literario. Con este impulso romántico lleno de imaginación y sentimiento, emoción y sensibilidad se forjó un concepto de literatura e imaginación poética plagado de imágenes, símbolos y mitos que permearon occidente durante la segunda mitad siglo XVIII, y la primera del S. XIX. Para comprender de qué manera este movimiento se imbricó con la historia cultural de América Latina es necesario tener en mente el proceso de pugna revolucionaria e independencia que se vive en el continente durante el siglo XIX. A rasgos generales, es posible establecer cierta concordancia entre la transición histórica de colonia europea o república independiente (en el caso de Brasil de colonia europea a imperio independiente) y los comienzos del paso del neoclasicismo al romanticismo en el arte.

Para la mejor comprensión de este proceso consideramos necesario destacar un problema ya planteado por Leslie Bethell en su libro Historia de América Latina. Desde un comienzo el historiador se encuentra con la complejidad de clasificar la historia artística y cultural de América Latina (…) Términos como el neoclasicismo y romanticismo

7. Andrews, George Reid, Op. Cit. pp. 77-82. 8. Bethell, Leslie, Historia de América Latina, Ed. Crítica, Barcelona, 1990. p. 123.9. Coutinho, Afranio, An introduction to literature in Brazil, Columbia University Press, New York, 1969. p. 13810. Candido, Antonio, Introducción a la literatura de Brasil, Monte Avila Editores, Caracas, 1968.11. Bethell, Leslie, Op. Cit, p. 142.

Estos sustratos raciales en su construcción podemos indicar

que son tomados bajo la estética romántica, y utilizados

para intentar darle un trasfondo consistente a la incipiente

identidad nacional brasileña.

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menos turbulentas con el extranjero que la mayoría de las repúblicas hispanoamericanas.

La importancia y el significado de este movimiento se revela de manera clara cuando se contrasta con lo que el periodo precedente había alcanzado. El Arcadismo constituyó la primera manifestación colectiva literaria en Brasil de algún valor 12, pues es ahí donde se comienza a gestar un profundo sentimiento nacional. Aunque el Arcadismo se mantuvo fiel -principalmente en su forma- a los modelos clásicos y portugueses, puede ser considerado el precursor del movimiento romántico pues posee el germen de exaltación de la naturaleza. Este énfasis en la fauna y flora local se transformará en una de las más importantes características del romanticismo, y se perfeccionará en la conquista del nativismo también basado en la emoción. De acuerdo a lo anterior, consideramos sobresaliente en la génesis del romanticismo brasileño el aporte del Arcadismo Portugués, muy activo en la fase de transición, que paradójicamente, inicia el quiebre con la nación dominante.

Entre estos dos movimientos – arcadismo y romanticismo- se desarrolla una fase de transición prerromántica, en la cual las nuevas tendencias y el antiguo espíritu luchan (…) Such hesitation is expressed in the mixture and the interpenetration of esthetic tendencies, of new forms with outmoded themes or new subjects with outdated genres, all showing the lack of definiton and characterization of the period, dominated by a subarcadism or pseudoclassicism (…) 13 No obstante, existen signos importantes que muestran un cambio sustancial en el quehacer literario, aún no hay desprendimiento total de los viejos modelos y barreras asentadas con firmeza. (…) Únicamente algunos indicios revelan cierta maceración sentimental, cierta exaltación religiosa, lo que se mezcla con el entusiasmo patriótico y contribuye para formar una atmósfera favorable a la eclosión del Romanticismo (…) 14. A pesar de estas contradicciones internas ya señaladas, que en parte caracterizan esta transición, el paso del neoclasicismo al romanticismo no sucedió de una manera tan brusca y violenta.

El surgimiento del romanticismo no fue un fenómeno aislado, el objetivo era crear una literatura nacional alejada y en oposición

a la portuguesa, considerada como ajena y opresiva, que

estuviera acorde con la liberación de las cadenas que

impedían la autonomía.

Esto se observa en las permanencias y elementos ya existentes en el Arcadismo que, logrando subsistir, pueden perfeccionarse en la siguiente etapa romántica. Esta cualidad de alguna manera se condice con el proceso histórico que la acompaña, la independencia brasileña de 1822 fue tan poco radical que la monarquía portuguesa sobrevivió, por lo que es posible ver una continuidad monárquica y aristocrática luego de la coyuntura.

No obstante la aparente continuidad, dado que el neoclasicismo era relacionado con la política cultural del imperio portugués, los artistas y en especial los escritores, comenzaron paulatinamente a renegar de esta tendencia. El surgimiento del romanticismo no fue un fenómeno aislado, el objetivo era crear una literatura nacional alejada y en oposición a la portuguesa, considerada como ajena y opresiva, que estuviera acorde con la liberación de las cadenas que impedían la autonomía. Este nuevo contexto dio origen a desconocidos derroteros literarios que se inclinaron por una orientación menos solemne y cálida capaz de desprenderse de las normas y dogmas estrictos, en coherencia con la sed de libertad de una antigua colonia convertida en imperio independiente. Podemos señalar que (…) se anhelaba la invención de un pasado que justificase la autonomía del presente y se proyectase hacia la soñada grandeza del futuro (…) 15

Sumado a lo anterior, el relativismo propio del romanticismo y su capacidad de adaptación a la situación local le eran provechosos a un pueblo que ya percibía sus cualidades distintivas, y que buscaban explotar la majestuosidad de su naturaleza tropical y el colorido de sus razas originarias, como fuentes de orgullo nacional. Los propios rasgos románticos como la exaltación del pasado y lo nacional permitieron que la literatura fuera asumiendo un carácter propio, con cualidades particulares, que sin embargo, nunca se desprendió completamente de su vínculo europeo. Bajo estas nuevas circunstancias y nuevas necesidades, no es sorprendente que se iniciara una búsqueda permanente por nuevas formas expresivas, para lo

12. Coutinho, Afranio, Op. Cit, p. 133.13. Ibid., p. 134.14. Candido, Antonio, Op. Cit, p. 21.

15. Ibid., p. 25.

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se da principalmente gracias a las características inherentes al nuevo impulso artístico, la valoración de la originalidad, el rechazo al pasado y el gusto por lo local permitió a los escritores explotar su singularidad social en su nueva patria, creyendo en una liberación auténtica el romanticismo (…) dejó su huella en las letras y en el arte latinoamericano precisamente porqué expresó la historia de las primeras décadas de las nuevas repúblicas (…) 17.

Indianismo

Los temas desarrollados por este género literario se ligan estrechamente con lo mencionado anteriormente. Los tópicos y las inspiraciones literarias estaban en función de la búsqueda de la nacionalidad, se explotaron los paisajes y sus habitantes, el ruralismo, la mezcla racial se consideraban símbolos de lo original. Esto conllevó a una compenetración con la tradición popular, esta era considerada la fuente de la creatividad e imaginación literaria que se nutria de los mitos y cosmogonías amerindias.

A través del tratamiento de estos temas, se desarrolla una primera búsqueda de la identidad brasileña materializada en el Indianismo, donde los autores románticos de la época intentaban construir lo propiamente brasileño. En estas novelas se resaltan los paisajes locales, incluso de manera idealista, y se deja de manera manifiesta el carácter bondadoso y heroico que posee el habitante nativo del territorio, personificación recae en la figura simbólica del indio. De esta manera, tal como señala Candido Los escritores indianistas intentaron producir epopeyas nacionales basadas en la vida del indio, o en sus luchas contra el blanco, pero también se sirvieron de los motivos indianistas para tratar los viejos temas de la lírica occidental 18. En aquel momento de la literatura brasileña la imagen del indio nos aparece como funcional a los propósitos de fundación de la nación. Podemos desprender de igual modo, considerando la cita anterior, el deseo que tienen los escritores por insertar a su incipiente

cual el movimiento romántico surgido en Europa parecía estar diseñado perfectamente. Durante el periodo entre 1800- 1850 la literatura brasileña da un gran paso al lograr superar un estado de oscuridad -donde prima una situación indefinida por la mezcla de un neoclasicismo decadente, ilustración revolucionaria y una exaltación nativista- para alcanzar un manifestación artística donde se consolida en la literatura brasileña una emancipación que refleja una tonalidad nacional, en sus formas y temas, acompañado por la propia conciencia de este proceso 16.

Es así como asumiendo una tonalidad propia, el romanticismo mostró las particularidades del entorno al cual se ajustaba, al espíritu de la nación que podía expresar sus cualidades y deseos. Como señala Coutinho fue un instante de exaltación individual que se alió con la exaltación colectiva. Por tanto el romanticismo poseyó varias facetas literarias y artísticas, políticas y sociales, envolviendo múltiples géneros como poesía lírica, prosa, teatro, trabajo periodístico, oratoria y ensayo. Más que un estricto movimiento literario, fue el primer estilo de vida nacional, con toda la gente viviendo acorde sus formas, y sentimientos, cantando, sintiendo de la misma manera, tratando de afirmar a través de su individualidad su alma colectiva. Se comprende desde lo anterior que el romanticismo como estilo de vida se haya entroncado íntimamente con la realidad política y social experimentada en el momento, arte y sociedad son inseparables en este proceso histórico.

Nuestra última observación hace hincapié en que el romanticismo se adaptó de manera eficaz a las propias necesidades del pueblo brasileño en un determinado contexto histórico. No obstante, aunque aparentemente negó la tendencia de imitación del modelo portugués y por tanto europeo, la verdad es que esta disposición se mantuvo con cierta continuidad, ya que al fin y al cabo, el asumir el Romanticismo implicó nuevamente la imitación de un estilo foráneo al nuevo mundo. La diferencia fundamental y el quiebre con la tradición

16. Coutinho, Afranio, Op. Cit., p.132. 17. Bethell, Leslie, Op. Cit, p. 124.18. Candido, Antonio, Op. Cit , p. 28

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país en la tradición occidental, evidentemente salvaguardando sus respectivas particularidades. Es así como en estas obras nos encontraremos con tópicos repetidos de la tradición literaria universal como por ejemplo el tema del amor imposible como lo apreciamos en Iracema de José de Alençar. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que esta tendencia indianista representará una mayor toma de conciencia de los elementos originarios existentes en Brasil, y si se llega a caer en los vicios de la literatura tradicional es debido a que estamos en presencia de un periodo de gestación, donde aún no esta consolidado el arte de las letras brasileñas, y las influencias europeas por tanto tienen un mayor peso.

El mayor exponente de la novela indianista romántica de mediados del siglo XIX, fue el escritor José de Alençar (1829 – 1877), hijo de familia aristocrática, el cual en su prosa narra pasajes de la vida indígena. Destaca su libro Iracema (1865), según los críticos su obra maestra, en el cual se narra la historia de amor entre una nativa india del Brasil, y un soldado portugués. Se observa, tal como fue mencionado, que esta narración se basa en un tópico clásico de la literatura universal, que en esta ocasión, simboliza la unión entre el elemento europeo y el indio. Se nos configura entonces el periodo indianista como un intento por conseguir la identidad, no tan solo de la literatura brasileña sino que también de la sociedad en general expresada en ésta, que en este caso -para José de Alençar- es la consonancia que se obtiene en la relación establecida con el proceso mestizaje existente entre lo portugués y lo originario, como elementos fundacionales de lo brasileño.

Sin embargo, a pesar de ser un avance en aras de la reivindicación de elementos propios, no lo podemos considerar suficiente por dos motivos fundamentales; primero, porque en esta mixtura que se lleva a cabo, el rol preponderante lo lleva el europeo blanco, quien en la prosa de Alençar la mayoría de las veces aparece por sobre el indio, no en un sentido de maltrato o dominación, pero si en cuanto al control de las escenas y los diálogos,

denotando la aparente intención de una especie de blanqueamiento de la sociedad que se propone casi de forma inconciente, ya que la identidad en este caso, depende de la participación del blanco de manera preponderante. Para ejemplificar esta situación tomamos de Alençar la obra indianista en prosa O guaraní (1857), que trata sobre la relación de un indio, Peri, con una familia portuguesa en Brasil. Este trabajo contiene todos los elementos característicos de esta fase del indianismo romántico, como en primer lugar la importancia del paisaje, el resaltamiento de las cualidades físicas del indio nombrado, hasta el punto que Peri, uno de los personajes centrales del relato, queda encasillado casi bajo el tópico de buen salvaje (…) volvía los ojos de aquella tierra, que se le figuraba un túmulo, hacia el salvaje que había surgido como un genio bienhechor de las florestas del Brasil 19. Finalmente se observa el sentido trágico en el relato, ya que el aborigen termina dejando el puesto de jefe que tenía en su tribu, para quedarse con la familia blanca. Lo que es más significativo para el desarrollo de nuestra argumentación, es que en el relato a pesar de la fuerza física que posee Peri, éste en los diálogos aparece en una posición de pseudo subordinación ante los portugueses, don Antonio, pasando el brazo izquierdo por la cintura de su hija, caminó hacia el salvaje, le extendió la mano con gesto noble y afable; el indio se inclinó y besó la mano del hidalgo 20.

De este modo en O guaraní saltan a la luz la relación de amistad y unión entre ambas culturas que se simboliza en el texto, pero el mestizaje se hace tomando como referencia a los dispositivos de la cultura portuguesa. Esto nos quedará aún más claro al explicar que en la historia que analizamos Peri se queda con la familia debido a la aparición de la imagen de nuestra señora en un combate que tuvo, y lo se simboliza con esta señora a la virgen, elemento de la cultura blanca, aquella imagen la personificaba ahora en Cecilia quien era la hija menor del matrimonio portugués. La cultura blanca se somete a un proceso de mestizaje con el hombre indio, sin embargo lo que se va rescatando en síntesis, es una fusión de ambos con predominio

19. Alencar, José Martiniano de, El guaraní, Ediciones Obelisco, Barcelona, 2001, p. 3.20. Ibíd., p. 4.

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como un aporte socio cultural constituyente de esta realidad, y por esto lo mismo hasta ese instante, era excluido de esta literatura que intentaba proyectar los ideales nacionales que se pensaban como brasileños.

Negrismo

Después del periodo del romanticismo indiano, nos encontramos durante la segunda mitad del siglo XIX en Brasil con el negrismo, etapa en la cual comenzará a predominar en las obras el elemento negro, es a través principalmente de la poesía donde por primera vez se rescatan sus principales problemáticas sociales. Es así como la literatura deja los temas simbólicos y casi idílicos representados en el periodo del indianismo para expresar el drama de la esclavitud. Vemos de este modo que esta poesía busca entrar en la estructura social de la época, acuñándose inclusive el concepto de lirismo social donde uno de sus máximos exponentes fue Antonio Federico De Castro Alves, quien nació en Bahía en 1847, y falleció en Salvador en 1871; este autor destacó por ser un defensor de los esclavos y un luchador por las causas de la libertad para estos. En su poesía se expresan las penurias de los esclavos negros africanos llegados a Brasil, un ejemplo de aquello es su obra O navio negreiro o en español El barco negrero, donde a través de versos cargados de sentimiento propio del estilo romántico, se evocan imágenes de mujeres, niños, y jóvenes negros que sufren la esclavitud.

Con el Negrismo de la poesía romántica de Castro Alves, nos es posible advertir la integración del negro en la imagen, y también en la memoria de lo brasileño. Ahora ya tenemos en la literatura los tres elementos a los que hacíamos alusión anteriormente, lo blanco, lo indio, y lo negro que lo sumamos en propiedad. Este último factor de la fusión cultural que crea la identidad brasileña no es menos importante, si consideramos su importancia en lo económico durante la etapa colonial, y fundamentalmente su aporte cultural

blanco en los referentes, pero en un escenario exótico más propio del mundo aborigen.

Con el indianismo romántico se va construyendo una literatura nacional, y evidentemente se avanza en ese sentido. Dentro de sus logros mencionamos, está la conquista definitiva del territorio, el reconocimiento que Brasil es distinto a Portugal, por ende es imposible un trasvasije cultural total, y finalmente el aporte hacia el desarrollo de una conciencia indígena en relación con sus culturas ancestrales, que durante siglos coloniales estuvieron ocultas en las primeras formas literarias del Brasil, así como en la época del neoclasicismo, donde se ignoraron por completo. Sin embargo, en este periodo no podemos hablar todavía de una literatura nacional definitiva que representa la realidad social de manera fidedigna, aunque como afirma Sara Rosell (...) A lo largo de la Historia de Brasil se ve este proceso de conformación de la identidad nacional. La elite brasileña del siglo XIX es la encargada de sentar las bases de lo que hoy se considera lo nacional(…) 21. Considerando que autores como Alençar venían de esta elite podemos afirmar que fue una contribución al proceso de conformación una literatura nacional original. No obstante, el hecho que vea al elemento blanco como preponderante en sus obras no es tan extraño, ya que sin duda se ve influenciado por su misma procedencia social.

Junto a lo anterior, la razón fundamental de porque el indianismo no representa lo brasileño de manera cabal, es porque en él no se manifiesta el elemento negro, fundamental en el desarrollo del territorio gracias al trabajo esclavo. Autores como Silvio Romero se oponen al indianismo, porque consideran que la literatura nacional se da en la interrelación de tres razas 22, la blanca, la india, y la negra, y precisamente esta última fue ignorada en obras como las de José de Alençar. Podemos concluir que en un primer momento lo negro no formaba parte de aquel ideal de identidad nacional, quizás por su difícil situación social donde aún no terminaba de encajar o porque aún no era aceptado, por quienes llevaban la vanguardia de este proceso,

La cultura blanca se somete a un proceso de mestizaje con

el hombre indio, sin embargo lo que se va rescatando en

síntesis, es una fusión de ambos con predominio blanco en los

referentes, pero en un escenario exótico más propio del mundo

aborigen.

21. Rosell, Sara. La novela antiesclavista en Cuba y Brasil, Siglo XIX, Ed. Pliegos, Madrid, p. 113. 22. Véase Romero, Silvio, Ainda a história da literatura brasileira e o Dr. Araripe Jr., Estudios de la Literatura Contemporánea, Río de Janeiro, 1885, p. 212-213. Extraído en: Rosell, Sara, Op. Cit., p.127.

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que marca sin duda la identidad de Brasil. Para Antonio Candido, Castro Alves fue el primer escritor de las letras brasileñas que supo tratar al negro como ente humano (no sólo como esclavo que precisa ser libertado), al cantar su derecho al amor y a la ternura 23.

Es importante hacer notar como con el uso de metáforas y recursos que son propios del campo de la poesía, se logran instalar en el debate las luchas raciales de la época y se grafican en estos poemas imágenes que pueden sumarse al conjunto de la sociedad, e incluso influir en ella poniendo en cuestión el problema del fin de la esclavitud. Los autores a través de la literatura toman una posición activa en el conflicto, y ahora representan la realidad social que los aqueja, ya menos idealizada que en el indianismo, pero igual de nacionalista, en el sentido que reconoce las temáticas sociales que son propias de Brasil como es la participación de los negros, y que son innegables en la creación de la nación. También es relevante este periodo del negrismo porque es al final de éste, donde podemos señalar el fin del proceso de gestación de la literatura del siglo XIX en Brasil, ya que desde aquí tenemos integrados en las letras brasileñas los principales elementos que dan paso y sustentan la formación del Estado-Nación. Tras el fin del Romanticismo con la obra de Castro Alves, nos podemos encontrar ya con un Machado de Assis, formador del naturalismo, el hombre aparece ahora como consecuencia del medio, y de la cultura donde se desarrolla, por fin se avista ya lo brasileño, pero si se logra llegar a este momento, es gracias a la fase romántica que aquí hemos analizado, porque el romanticismo brasileño del siglo XIX aparece íntimamente asociado con la búsqueda de una identidad, la cual al ir desenvolviéndose va proyectando y consolidando las imágenes que se tienen de ellos mismos, y serán las que al fin y al cabo conformarán Brasil.

En conclusión es posible reconocer en el Romanticismo Brasilero un proceso de transformación y reconceptualización de los actores, en este caso identificados como: Indio,

Es importante hacer notar como con el uso de metáforas

y recursos que son propios del campo de la poesía, se

logran instalar en el debate las luchas raciales de la época y se grafican en estos poemas

imágenes que pueden sumarse al conjunto de la sociedad

no es posible que el romanticismo se quede limitado

a un movimiento literario: esta corriente logra expresarse en

varias áreas que consiguen plasmar lo narrado a lo real,

por tanto se parte de dinámicas políticas y sociales visibles

en el proceso histórico que acompaña la configuración de

un país.

Negro y Blanco en la historia de Brasil. En este sentido la reconceptualización responde a una búsqueda de lo propio y, por cierto, de la integración de estas características – cosa que no se consigue con las corrientes indianistas, por ejemplo – en un solo concepto, el cual conformaría algunos cimientos para reforzar y llevar a cabo el proceso independentista. Por ello, no es posible que el romanticismo se quede limitado a un movimiento literario: esta corriente logra expresarse en varias áreas que consiguen plasmar lo narrado a lo real, por tanto se parte de dinámicas políticas y sociales visibles en el proceso histórico que acompaña la configuración de un país.

Mediante la corriente Romanticista además se establecen y reproducen estructuras sociales, - esto sin lugar a dudas da lugar a una investigación más profundizada respecto al tema – que permanecen hasta la actualidad, entre ellas podemos mencionar relaciones de jerarquía, valoraciones, clases dominantes, etc. pero que conforman, en definitiva, la particularidad de las relaciones humanas en el transcurso de la historia y con relación a sus propios contextos y situaciones.

En definitiva el Romanticismo en Brasil pasa a ser más que una corriente literaria; se vuelve una corriente intelectual y el reflejo de una motivación a nivel nacional, en un contexto de luchas independentistas, teñidas todas ellas del tinte particular de un país como Brasil, territorio con una historia política y económica singular en relación con las colonias hispanas que forman una realidad mayor, al pensar en Latinoamérica.

23. Candido, Antonio. Op. Cit., p. 33.

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Adela Bork VegaDoctora en Sociología, U. Católica de Lovaina, Bélgica

Directora Escuela de Trabajo Social

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

“Podemos soñar con el pasado mañana”Norbert Lechner

Algunas reflexiones desde la esquiva memoria

Sección: “El Árbol”

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Mirada general

Resulta significativo imaginar que al publicarse esta revista, algunas de las noticias ya acontecidas, y de las cuales se habrían evocado hechos, situaciones y actores, pudiera ser los actos alusivos a los 20 años de la caída del muro. Algunos no necesitan agregar, la caída del muro de Berlín, y/o mencionar Alemania. Probablemente, también hayamos estado alerta al presidente electo de Uruguay, que entre las múltiples características que destacaban los medios de comunicación, había una connotación particular, al hecho que siendo joven tuvo una activa participación en los movimientos revolucionarios de la década del 70. El año recién pasado, la elección del presidente de Estados Unidos que llama la atención por sus atributos étnicamente distintos, a los conocidos en la tradición de ese país.

En nuestra prensa local, se cubrió recientemente la visita de la Presidenta de Argentina y uno de los aspectos que mayor cobertura tuvo, fue el segundo abrazo entre dos pueblos hermanos. La mirada hacia el pasado y a las gestas de independencia de cada país, hacían entonces de este hecho, es decir del abrazo, un “recuerdo” de aquel hito histórico en el cual San Martín y O’Higgins, se funden en una amistad patriótica y cívica. Reiterar este gesto, es parte del componente ritual que todo evento que desea trascender en el tiempo precisa. En este caso, el evocar, el abrazo de los próceres y denominados padres de la patria, es ratificar lo épico, lo heroico, el coraje y la valentía. En esta lógica, la evocación y la ratificación de algo ya acontecido en la historia, pero actualizándolo en el hoy, otorga mayor simbólica, ya que se agrega a los múltiples reconocimientos ya establecidos y sostenidos a través del tiempo, la re-significación en la contingencia, las socializaciones en las nuevas generaciones y por tanto, se impide el olvido y/o hacer de esto algo banal 1. La futilidad y el olvido, son por definición lo que pone en jaque los procesos de memoria social.

Si nos presionan hacia atrás en la historia, haciendo una analogía a la forma lineal con la cual se

se impide el olvido y/o hacer de esto algo banal . La futilidad y el olvido, son por definición lo

que pone en jaque los procesos de memoria social.

Este artículo, desea exponer unas ideas –sujetas a discusión-,

en torno a la memoria como soporte material y simbólico de

los colectivos sociales.

describen los eventos, podemos igualmente evocar el genocidio de Ruanda (1994), la intolerancia étnica - religiosa de la ex –Yugoeslavia en la década del 90. Nuestra región en una parte de la década del 70 y 80, con regímenes de fuerza y con las consecuencias hasta hoy presente. Si nos remontamos hacia los años 40 y 50, la Segunda Guerra Mundial se activa rápidamente como hecho evidente, siendo posteriormente, la división geopolítica del mundo, pasando a nombrarse este período como Guerra Fría. Y así, podríamos volver una y otra vez hacia períodos históricos pasados, no importando la generación a la que pertenecen los sujetos, ya que los actos de evocación, se relacionan a ciertos lugares, nombres y hechos que nos aproximan, independiente de haber sido testigos directos o indirectos.

En cualquiera de los hechos señalados, podemos afirmar que el ejercicio de memoria, se vincula directamente a hechos significados por cada uno de nosotros, es decir, lo hablamos de manera individual, sin embargo, adquieren un valor desde nosotros, por el contexto cultural en el cual cada uno de ellos se inscribe. En esta lógica, los enlaces que hacemos nos mueven permanentemente entre aquello que afirmamos singularmente y, el trasfondo cultural en el cual se inscriben y se anclan dichos eventos o sucesos.

Este artículo, desea exponer unas ideas –sujetas a discusión-, en torno a la memoria como soporte material y simbólico de los colectivos sociales. El contexto que ayuda a la presentación de estas premisas, es el hecho, imagen y/o representación del Bicentenario, como escenario que se encuentra actualmente vigente y configura por lo cual expectativas, lógicas e ideas que además de circular, se hacen tangibles en lo cotidiano.

Alcances de la lectura propuesta

Con el fin de situar la perspectiva para el presente análisis, es necesario precisar, que la memoria y

1. Por múltiples reconocimientos establecidos, se hace referencia a las formas canónicas con las cuales las sociedades recuperan y actualizan aquello que otorga sentido e identidad al interior de una determinada sociedad (textos de estudio, estatuas, fechas de celebración en el calendario, museos, nombres de calles que recuerdan a los próceres, por citar algunos ejemplos).

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y el olvido.

Siguiendo esta lógica y ratificando la dimensión disciplinaria que contiene este análisis, en la tradición sociológica, Halbwachs 2, nos lleva a situar que memoria y olvido, son dos conceptos que no pueden ser tratados de manera separada. En su texto clásico sobre esta temática, su manera de razonar, es haciendo un símil a lo iluso o ingenuo que sería separar lo individual y lo social. En sus escritos, nos ilustra el recorrido que hace un individuo evocando y luego explicitando el acto mismo. Si bien, lo enuncia y lo afirma ese individuo particular, en ese individuo se activaron distintas voces convergentes de manera intensa, atenuada, activa o más pasiva, permiten la expresión en un lenguaje compartido.

Podemos afirmar, que este planteamiento relacional, es lo menos atractivo para quienes hacen de lo individual un acto defensivo y contrario al vínculo social, como espesura y tejido social. Quizás podamos decir, que en la actual coyuntura y en el encanto que ofrece la perspectiva postmoderna, estos actos defensivos, otorguen mayor prestigio que la idea de lo social y lo individual como entidades que se buscan y se encuentran en el horizonte del destino común 3.

Volviendo a los aspectos conceptuales, la dialéctica de la memoria y el olvido para re-significar los sucesos pasados, nos conduce a la memoria en su componente social y político. Los procesos de recuperación del pasado de parte de los sujetos de un determinado colectivo social, no son hechos azarosos, fortuitos y como decíamos no irrumpen de manera casual. El ejercicio de memoria acontece en sociedades que han sido afectadas por procesos de ruptura, traumas y de violencias físicas y/o simbólicas. Los colectivos humanos, en situaciones adversas y de evidente alteración de la rutina y de lo cotidiano, generan formas de habituación, adaptación y/ de funcionalidad, que en momentos variados y sin por ello generalizar, adecuan entonces sus comportamientos a los nuevos escenarios impuestos 4. Dependiendo del tiempo

sus variantes, es claramente un objeto de estudio complejo y variable. Por lo mismo, quisiera expresar que los elementos que se expondrán, son una parte limitada de todo lo escrito en torno a esta temática. Limitado, por la extensión de escritos, investigaciones y ensayos, pero además insuficiente, porque cada disciplina para cumplir con sus propósitos, identifica objetos de estudios específicos, lo que potencialmente conlleva a reflexiones inacabadas y en momentos incompletas, por la densidad misma en la cual se contiene y se desenvuelve el fenómeno de la memoria social.

Haciendo estas consideraciones, explicaremos entonces porque se dice que el estudio de la memoria es complejo y variable a la vez. Complejo, porque siendo un objeto de estudio que lo cultivan distintas disciplinas de las ciencias sociales y también de algunas inscritas en las ciencias básicas, es al mismo tiempo, un recurso que despliegan los individuos en su actividad cotidiana. En otros términos, simultáneamente se inscribe en el universo de conocimientos especializados, pero en los hechos concretos, se integra igualmente a conocimientos de sentido común; informa prácticas culturales, genera expresiones lingüísticas, quedando zonas y espacios de arbitrio, en los cuales cada individuo se relaciona de manera única.

Decíamos que además de complejo era variable, y esta variabilidad se asocia de manera directa al tiempo social en el cual se activan de manera más directa e intensa, los procesos de memoria. Revisando el tiempo social y las vinculaciones que hacen los colectivos humanos respecto de éste, podemos distinguir cronológicamente, que no cualquier período es sujeto de re-memoración histórica y/o de evocación crítica. Existen sucesos políticos, sociales, culturales y simbólicos que permiten que cada colectivo social, se vea implicado y complicado en los procesos de memoria y/o de recuperación de la misma. Los movimientos oscilantes en los cuales se desarrolla una sociedad, puede hacer bascular también los procesos en los cuales se entrecruzan la dialéctica de la memoria

Revisando el tiempo social y las vinculaciones que hacen los

colectivos humanos respecto de éste, podemos distinguir

cronológicamente, que no cualquier período es sujeto de

re-memoración histórica y/o de evocación crítica.

Los procesos de recuperación del pasado de parte de los sujetos de un determinado

colectivo social, no son hechos azarosos, fortuitos y como decíamos no irrumpen de manera casual. El ejercicio de memoria acontece en sociedades que han sido

afectadas por procesos de ruptura, traumas y de violencias

físicas y/o simbólicas.

2. Halbwachs, Maurice, La mémoire collective, Puf, Paris, 1950.3. Algunos de estos debates se encuentran contenidos en la propuesta de Lipovetsky, Gilles, especialmente en el texto: La era del vacío, Compactos Anagrama, Barcelona, 2002.4. Moscovici, Serge, Psychologie sociales des relations a autrui, Nathan Université, Paris 1994.

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en el cual lo extraordinario, se vuelve ordinario y de las formas de reiterar que esa excepcionalidad, es la regla, los espacios para la memoria quedan suspendidos, congelados o bien simplemente negados. Esta capacidad de encapsular el tiempo, es evidentemente un recurso de subsistencia, que nos evoca nuestra condición humana y que al mismo tiempo, nos posibilita entonces hacer uso de esa misma capacidad, para posteriormente transformarla en reserva de sentido 5.

En este espacio de suspensión del tiempo -pero que en su flujo incesante, sigue aconteciendo-, los mecanismos de adaptación y/o de habituación van cediendo espacios a expresiones de resistencias, cualquiera sea la intensidad y variabilidad en el tiempo. En esta disyuntiva intensa, en la cual hombres y mujeres se encuentran, justamente la memoria hace su trabajo: atesora recuerdos, recuerda detalles, delinea rostros y figuras, conserva objetos, se configura una idea del lugar en su estructura material, en sus olores y en sus temperaturas, convirtiéndolos en elementos nucleares de este acto evocativo. La memoria inicia su proceso de des-congelamiento y se activan de manera igualmente compleja, los recuerdos sean éstos humanizantes o en su contrario, denigrantes. Este trabajo de suyo contradictorio hace posible que ese tiempo de excepción, de paréntesis, de extraordinario, de no propio, favorezca posteriormente los procesos de recuperación del pasado como acto de liberación y de emancipación de lo acontecido.

En esta perspectiva macro social, los procesos post- crisis o los procesos denominados de transición desde la dimensión política, pero reconociendo los impactos en las esferas de lo social, lo cultural, son proclives a la significación de la memoria como acto de reparación. Las sociedades que fueron sometidas a situaciones de excepción, activan dispositivos materiales y simbólicos para que esos actos de memoria y evocación, experimentados como pérdidas; como rupturas violentas a proyectos imaginados y nunca cumplidos; como experiencias de fracasos y derrotas; como un tiempo sin sentido;

En esta perspectiva macro social, los procesos post- crisis

o los procesos denominados de transición desde la dimensión

política, pero reconociendo los impactos en las esferas de lo

social, lo cultural, son proclives a la significación de la memoria

como acto de reparación.

sean reflexivamente sanados e integrados a la vida individual y social de ese determinado colectivo social 6.

El pasado entonces se recupera en una dimensión de tiempo profundo, es decir, ese pasado que en momentos se volvió autónomo de los sujetos y de los colectivos, se actualiza para convertirlo en espacios de reflexión situada y de proyección futura. Al tiempo cronológico, el cual nos condiciona y nos recuerda la independencia que establece con nosotros, los individuos podemos decidir hacer uso de ese otro tiempo, es decir, del tiempo profundo. En esa decisión de recuperar el tiempo, nos articulamos de modos diversos y la manera diferente se traduce en el vínculo que establecemos con las cosas, los objetos, y las propias relaciones sociales 7.

Lugares y sentidos

Considerando el movimiento propuesto precedentemente, entre memoria y olvido, es dable situar aquellos elementos que hacen posible que esta realidad sea un acto efectivo y afectivo. En este contexto, se entiende como acto efectivo, que la memoria se dirija a un objetivo determinado, algo que parece fundamental para el cumplimiento de los objetivos de los individuos y/o colectivos. En términos de afectividad, se alude al hecho que cualquier acto de re-memoración, necesariamente implica pasar por los afectos, por las significaciones asociados a los eventos, por los sentido explícitos o implícitos que se asignan, es decir, por aquellos lazos en los cuales los individuos se ven comprometidos en términos de emociones que desbordan el componente cognitivo-racional.

En esta lógica, la narración y la experiencia, son dos aspectos que cristalizan este acto propio de la actividad humana. La narración se encuentra necesariamente encarnada en el cuerpo y en el acto del habla, al narrar nos encontramos en una viaje que siendo retrospectivo, puede activar distintos tiempos y lugares sociales. El viajar, nos facilita

5. Levinas, Emmanuel, Éthique comme philosopie premiere, Rivage Petit Bibliotheque, Paris 1998.

6. Informe Retting, Santiago de Chile, 1990.7. Lechner, Norbert, Las sombras del mañana, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2002.

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expresivas, nos conduce irremediablemente a identificar y validar los espacios en los cuales lo subjetivo adquiere relevancia y sentido. ¿Cómo lidiar desde este lugar, en contextos y lógicas culturales en los cuales el pensamiento binario, desvaloriza aquello que no es objetivo?. ¿Es posible que registros identificados en el ámbito de la experiencia, puedan ser legitimados social y culturalmente?.

Estos cuestionamientos, si bien en ciertos ambientes son interrogantes superadas, podemos evidenciar que en el seno de las lógicas culturales hegemónicas, aún encuentran resistencias activas 10. Esta situación, provoca entonces una desvalorización y una deformación, haciendo del espacio de lo legítimo, lo contrario a lo lícito, siendo esto último, una resultante de la verdad, como consecuencia natural y no como una construcción social de hombres y mujeres con intereses definidos 11.

Esta lectura que se sitúa en una dimensión micro social, nos remite entonces a vincular aquello definido como los mundos de la vida de los sujetos y los sistemas institucionales. La forma de invertir la significación, desde y hacia la estructura, puede ser una forma contemporánea de evitar que las decisiones y los sentidos de los sujetos, queden atrapados en las formas de colonización que pueden implicar las instituciones sociales y sus múltiples dispositivos 12.

Imágenes posibles

Si nos situamos en la realidad contingente de la sociedad chilena, nos encontramos con una orientación que se ha visto colonizada por el Bicentenario, como idea fuerza y núcleo central en las representaciones actualmente en circulación. A partir de esta realidad proyectada, en un futuro inmediato, el pasado se aprecia como una posibilidad de generar espacios de re-visita y/o de re-significación, asumiendo esa temporalidad lejana, como realidad homogénea, compacta y socialmente compartida.

la mirada sobre los hechos, pero cumpliendo la función de actualización, es decir, responder a la contingencia y a la necesidad de completar un cierto encuadre que favorece la explicación y la búsqueda del sentido, a aquello que se presenta de manera difusa, a lo denominado como incomprensible y ciertamente a lo que en principio, no tiene justificación lógica.

La narración no se concibe sin experiencia, pero tampoco podría haber experiencia sin narrativa. El contar algo, el usar un lenguaje, libera lo mudo que puede ser la experiencia, en cierta forma le resta posibilidad a la inmediatez consustancial que tiene la experiencia. La comunicación, como acto de narrar, posibilita y transforma esa realidad que asoma como una clausura, como entidad autónoma y con niveles de subjetividad particulares. En una realidad comunicable, es decir, se pasa de lo singular a lo común. Lo comunicable se hace ordinario, se vulgariza, se insinúan tímidamente los espacios y lugares comunes, los sentidos colectivos se construyen y por ende se logran saturar ciertos eventos. La inmediatez de la experiencia se transforma a través de un ritmo distinto, en el cual la narración permite hacer de la contingencia una alternativa que puede ser dialogada y discutida, en registros diacrónicos, complejamente estructurados y elaborados 8.

La experiencia, nos devuelve la mirada hacia el otro en toda su complejidad y hacia la sociedad, como ese espacio de pertenencia e identidad social. La experiencia comunicada, permite integrar a la sociedad, en tanto ésta se asume en sus propias contradicciones y no sólo de manera idealizada. En cierta forma, la sociedad como contenedor que siendo finita, intenta cubrir las necesidades infinitas de las existencias particulares, dicho de otra manera, el colectivo, es una posibilidad de amplificación de nuestras inquietudes y expectativas, pero también genera espacios de restricción y de regulación social 9.

La narración y la experiencia, como entidades

La comunicación, como acto de narrar, posibilita y transforma esa realidad que asoma como

una clausura, como entidad autónoma y con niveles de

subjetividad particulares. En una realidad comunicable, es decir, se pasa de lo singular a

lo común

8. Sarlo, Beatriz, Escenas de la vida posmoderna, Seix Barral, Buenos Aires, 2004.9. Todorov, Tzvetan, Mémoire du mal.Tentation du bien, Édition Robert Laffont, Paris, 2000.

10. Wallerstein, Inmanuel, El legado de la sociología, la promesa de la ciencia social, Editorial Nueva Sociedad, Venezuela, 1999.11. Lechner, Norbert, op.cit.12. Esta explicación que se inspira en los trabajos de Habermas, Jurgüen, Teoría de la acción comunicativa, Cátedra, Madrid, 1994; se encuentra analizada empíricamente en: Informe de Desarrollo Humano en Chile: El poder:¿ para quien y para qué?, 2004. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

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En esta búsqueda, las interpretaciones se juegan en el plano de los grandes relatos, de aquellos que aglutinan y que tienden a los promedios. Los mandatos culturales, se construyen en base a ciertas validaciones y generalizaciones, que pueden opacar las diferencias, los contrastes y/ las divergencias necesarias, en procesos de cambio social.

En la actual coyuntura, la imagen del Bicentenario, viene con una densidad particular producto del valor que contiene decir 200 años. En esa línea de tiempo, claramente que el pasado se incorpora con un valor adicional, toda vez que se suceden tiempos remotos no sólo en ideas, sucesos y eventos, sino en los propios contrastes que nos otorgan las imágenes en sus colores y en sus matices.

Las obras materiales que son parte de este nuevo aniversario de la independencia nacional, han sido producto de concursos abiertos y de puestas en común, con el fin de hacer del año 2010, un nuevo hito que se incruste en las memorias individuales y sociales. En cualquier acción política, gubernamental, no gubernamental, universitaria, de gremios, de actores o gestores culturales, artísticos entre otros, el telón de fondo se sitúa en este futuro próximo que condensa en cierta forma, el surgimiento del estado-nación, en sincronía a los parámetros normativos y comparativos utilizados para estos casos.

Si nos detenemos, en la forma como se intenta recuperar el pasado en términos de esta nueva conmemoración, podemos identificar al menos tres formas sociales, que pueden evidenciar, el tratamiento del pasado como movimientos paradojales: el contraste, el individualismo y la distinción.

El contraste, es una forma social clásica que se asocia al sentido lineal del tiempo, en otras palabras, la idea que se encuentra latente, es una forma de progreso ascendente y de parámetros cuantitativos. En esta relación, se establece una época y un espacio, que siendo invariante, va a resultar como encuadre que

Si nos detenemos, en la forma como se intenta recuperar el pasado en términos de

esta nueva conmemoración, podemos identificar al

menos tres formas sociales, que pueden evidenciar, el

tratamiento del pasado como movimientos paradojales: el

contraste, el individualismo y la distinción.

permite todas las comparaciones posibles, haciendo de la diferencia a esa unidad fija, una manera de construir diferenciales valorados socialmente. Si recuperamos la propuesta de Braudel, referida a los movimientos de larga duración, se puede concluir que efectivamente, cualquiera lectura baja esta mirada comparativa, va a determinar transformaciones y movimientos que con la mirada del hoy, claramente pueden hacer diferencias de tipo sustantivas.

La forma social del contraste, contiene un latente que justamente por ocupar esa posición, es de vital importancia, nos referimos al campo ideológico que no se enuncia directamente y que más bien se infiere o se deduce. Si consideramos el campo ideológico como un espacio de lucha, claramente en la forma social del contraste, hay una re-producción social de lo que las élites desean hacer circular como representación, mentalidad o imaginario. En esta arquitectura social, se construyen formas dominantes de influencia social, se enfatizan lógicas que se vinculan al orden social, haciendo de éste, un modo de proceder que va penetrando la estructura social de manera directa 13. De manera indirecta, se afectan los universos de sentido de los individuos, cuyo correlato se encuentra en los valores sociales y culturales transmitidos a través de las sedimentaciones culturales, propias de los procesos de socialización.

La segunda forma, expresada como el individualismo o la exacerbación de los personajes, asoma la tentación sugerida por Laclau, en investir de manera recurrente a los héroes o las figuras épicas en si mismas, pero descarnado de los eventos y de los contextos en los cuales sus obras se cristalizaron 14. La necesidad de tener figuras emblemáticas, es parte de la producción social y cultural de los sujetos, sin embargo, en este afán y búsqueda desbordada, lo que sucede habitualmente y ese sería el caso de la mayoría de las sociedades latinoamericanas, a juicio del autor, se opacan y se acallan, los conflictos, las diferencias e inclusive, los eventos que llevan a determinados grupos a distinguir a unos individuos

13. Sobre estas condiciones hay distintos autores que han realizado aportes que ilustran esta forma social. Alguno de éstos: Beck, Ulrich, La sociedad del riesgo global, Siglo Veintiuno, Madrid, 2002; Bourdieu, Pierre, Ce que parler veut dire, Fayard, Paris, 1982; Lechner, Norbert, op. cit.; Squella, Agustín y Sunkel, Osvaldo, Democratizar la democracia: reformas pendientes, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2000.14. Laclau, Ernesto, La razón populista, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005.

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Los límites nuevos o lo difuso, como espacios de fuga en la construcción de las relaciones sociales

Estas reflexiones finales, quedan como espacios inacabados y limitados como lo enuncié al inicio de este escrito. Creo que nuestro Bicentenario, nos posibilita volver nuestra mirada sobre lo que hoy somos, pero haciendo uso del tiempo profundo y no sólo detenido en la mirada cronológica.

Nuestra sociedad chilena en todos sus contrastes, en sus contradicciones y en sus aspiraciones, nos lleva a imaginar formas más complejas en la construcción de las regulaciones sociales necesarias para la coexistencia social. Las formas en los cuales los sujetos afirman su condición de actor, han mejorado sustantivamente. Los procesos de modernización como son la educación sostenida y ampliada, dan cuenta de los modos en los cuales, los individuos, familias y colectivos, logran impugnar ciertas fronteras anteriormente infranqueables y el tutelaje habitual se convierte, en zonas de disputa negociación.

En la actualidad, nos encontramos en disyuntivas que en tiempos no tan lejanos, parecían imposibles. Las decisiones de los sujetos en relación a la configuración del tipo de familia que desean establecer; la independencia de ciertos cánones sociales antiguamente impuestos; la irrupción de la mujer en el universo laboral; las distintos modalidades con las cuales los padres educan a sus hijos; en su sentido inverso, los aprendizajes que los padres reciben de sus hijos provocado por las transformaciones tecnológicas; la crítica de la moratoria social atribuida a los jóvenes, hoy da paso a la valoración de éstos, en su variabilidad y en la capacidad de establecer proyectos vitales, son algunos de los ejemplos que esculpen nuestro tiempo actual.

Cada informe referido a los cambios sucedidos en la sociedad local 17, nos muestran los espacios

por sobre otros.

Siguiendo en esta misma línea analítica, la identificación focalizada en los individuos de manera singular, resta importancia a los hechos, fenómenos y a las circunstancias en las cuales acontecieron esos determinados fenómenos. En este planteamiento se discute acerca de las formas como la presencia y los aportes de los colectivos sociales, de los grupos de intereses, de los organismos intermedios y de la función pública que éstos cumplen, son discretamente no mencionados o bien relegados a posiciones secundarias. En definitiva, el culto al personalismo, es más seductor que la valoración a los procesos sociales orientados a las transformaciones y cambios sociales 15.

Finalmente, la tercera forma social, denominada distinción alude a los mecanismos como soportes materiales e inmateriales que construye un colectivo social, en sus pautas de demarcación social. Siguiendo a Bourdieu y Martucelli 16, los individuos y las sociedades en momentos históricos determinados y producto de transformaciones intensas, despliegan formas de distinción que si bien, pueden ser coherentes al estado de desarrollo de la sociedad, pueden ser funcionales a distintos modos de separación de una realidad amenazante. Los estudios de la sociedad chilena contenidos en los Informes de Desarrollo Humano, en una secuencia longitudinal, muestran los distintos temores que se construyen alrededor de los sujetos. De una parte, se considera un avance de la sociedad y las proyecciones económicas, sociales y políticas, muestran afirmaciones positivas, no obstante, los distintos miedos que se pre-figuran, van mostrando formas contradictorias en las cuales se sitúan las relaciones sociales. La desconfianza en los otros, el retraimiento hacia la esfera familiar, la falta de integración cultural con los países de la región, privilegiando sólo la dimensión económica, resulta atractivo desde un análisis macro y micro social.

La desconfianza en los otros, el retraimiento hacia la esfera

familiar, la falta de integración cultural con los países de la región, privilegiando sólo la

dimensión económica, resulta atractivo desde un análisis

macro y micro social.

En la actualidad, nos encontramos en disyuntivas

que en tiempos no tan lejanos, parecían imposibles.

15. Garretón, Manuel Antonio, La sociedad en que viviremos, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2002.16. Bourdieu, Pierre, op. cit.; Martuccelli Danilo, Cambio de rumbo, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2007.

17. La revisión de los Informes de Desarrollo Humano, para el caso chileno, se puede apreciar a partir de la década del 90 y hasta el año 2009, algunas de las transformaciones que caracterizan la sociedad local (PNUD).

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conquistados de hombres, de mujeres, de jóvenes y niños, por lograr validar su lugar en el mundo. En cada institución social, se han introducido cambios que plantean ciertas rupturas a sistemas anquilosados y definidos en tiempos distintos a los actuales desafíos. Estamos transitando desde una administración de la justicia, basada en la coerción, a formas en las cuales la garantía de la defensa a cargo del Estado, sea un recurso efectivo para los individuos independiente de su condición.

La aceptación de modos de vida diferente a los promedios y que van instalándose en nuestro paisaje cultural de manera paulatina, pero ascendente. En este ámbito, la reivindicación e irrupción de las minorías en el escenario público, como actores válidos para negociar y disputar las orientaciones culturales de manera unívocas y hegemónicas, son en parte las resultantes de aquellos cambios que se encuentran en el seno de las prácticas culturales tradicionales. De manera incipiente, pero con las convicciones que se crean en torno a lo que es legítimo, por sobre lo que es lícito, los sujetos van rozando lo que podemos definir como cambios de mentalidad y/o de representaciones sociales nucleares 18 .

Todo este recorrido, ha sido producto del trabajo de hombres y mujeres que ocupando su lugar en el mundo, decidieron apropiarse del mismo y no dejarse seducir por la naturalización de lo social. Probablemente, este Bicentenario precisa de mayores interpretaciones y de una mirada alerta a las desigualdades económicas, políticas, culturales y sociales, ya que en eso se juegan la superación de las mentalidades estamentales y clasistas.

Hacia el final, sólo reiterar el valor de lo ritual para las fechas, espacios y lugares emblemáticos…en el decir de Balandier, lo ritual adquiere espesura en la medida, que evocamos y buscamos la historicidad de los sujetos en los hechos, permitimos las interpretaciones como espacios de libertades conquistadas y nos deslumbramos por lo incesante de la actividad humana…lo ritual es más ritual,

Bicentenario precisa de mayores interpretaciones y de una mirada alerta a las

desigualdades económicas, políticas, culturales y sociales,

ya que en eso se juegan la superación de las mentalidades

estamentales y clasistas.

lo ritual es más ritual, cuando advierte en la historia como

reserva de sentido, una posibilidad de mirar el futuro

como espacio de cambio y no sólo como desplazamiento del

presente.

cuando advierte en la historia como reserva de sentido, una posibilidad de mirar el futuro como espacio de cambio y no sólo como desplazamiento del presente.

Primavera 2009. Valparaíso, 2 de Noviembre.

18. Martuccelli, Danilo, op. cit.

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