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REVISTA MEDICA Director: Dr. JOAQUIN ZELEDON San José. Costa Rica, Jnlio de 1940 TOMO IV No. 75 ARo VII La. opinionrs .u.uafa.das por 101 ,nltarr. lea Número suelta .. . , ft 1.00 t:lCla.¡vamtnte penan",lu. C.ando la Rni.ta Suscrición anual .. 12.<)0 acUtrpt o impugne caalqairr artículo. 10 lIari NúmerQ atra'sado 2.00 •• forma tditorial o de fomenurio. .. La Reacción de HaffUn y Bucher Por el Dr. Ernesto Lizárraga Fischer tic lit C/inica "SATIS" LA REACCION BIOLOGICA, es ·un método de interpreta- ción del cuadro sanguíneo propuesto por C. HoHlin de Basilea, que lo basó en la experimentación animal, y aplicado a la clínica huma- na por Otro Bucher de Zürich después de los necesarios estudios j' observaciones practicados en la Clínica y Sección de Investigaciones del Instituto Satis, (Seon-bei.Lenzburg, Suiza) El objeto de este procedimiento es obtener para cada caso, en forma gráfica y objetiva una representación de los procesos agresi- vos o destructivos producidcs por la acción tuberculosa sobre el organismo asi como de los procesos defensivos que éste opone a la Infección. Al permitir apreciar mediante el laboratorio la relación entre loS grados de la enfermedad y de la defensa, sirve al diagnós- tico, al JOronóstico, al control evolutivo y al de los resu!tados del tratamiento. La fundamentación racional y experimental de la Reacción Biológica (R. Bi); la condensamos " continuación en un resumen de sus principios. l.--Los conocimientos clásicos sobre la función leucocitaria (Metschnikoff, Ehrlich, etc.) 2.-La finura y exactitud de la reacción leucocitaria que se pro- duce por efecto de la tuherculina cuando la observación Se practica en estado afebril (Sahli). ..

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REVISTA MEDICADirector: Dr. JOAQUIN ZELEDON

San José. Costa Rica, Jnlio de 1940TOMO IV No. 75 ARo VII

La. opinionrs .u.uafa.das por 101 ,nltarr. lea Número suelta .. ., ft 1.00t:lCla.¡vamtnte penan",lu. C.ando la Rni.ta Suscrición anual .. 12.<)0acUtrpt o impugne caalqairr artículo. 10 lIari NúmerQ atra'sado 2.00•• forma tditorial o de fomenurio. ..

La Reacción de HaffUn y BucherPor el Dr. Ernesto Lizárraga Fischer

t~'AlJi"flfl't tic lit C/inica "SATIS"

LA REACCION BIOLOGICA, es ·un método de interpreta­ción del cuadro sanguíneo propuesto por C. HoHlin de Basilea, quelo basó en la experimentación animal, y aplicado a la clínica huma­na por Otro Bucher de Zürich después de los necesarios estudios j'

observaciones practicados en la Clínica y Sección de Investigacionesdel Instituto Satis, (Seon-bei.Lenzburg, Suiza)

El objeto de este procedimiento es obtener para cada caso, enforma gráfica y objetiva una representación de los procesos agresi­vos o destructivos producidcs por la acción tuberculosa sobre elorganismo asi como de los procesos defensivos que éste opone a laInfección. Al permitir apreciar mediante el laboratorio la relaciónentre loS grados de la enfermedad y de la defensa, sirve al diagnós­tico, al JOronóstico, al control evolutivo y al de los resu!tados deltratamiento.

La fundamentación racional y experimental de la ReacciónBiológica (R. Bi); la condensamos " continuación en un resumende sus principios.

l.--Los conocimientos clásicos sobre la función leucocitaria(Metschnikoff, Ehrlich, etc.)

2.-La finura y exactitud de la reacción leucocitaria que se pro­duce por efecto de la tuherculina cuando la observación Se practicaen estado afebril (Sahli).

-~_..~._------

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3.-La constanoia de la proporción n·urnérica de los distintosporcentajes I.ucocitatios, para cad.. es!",cie Y para cada edad en elindividuo sano, (Schilling, Seheunert) asi como el carácter constan­te, casi típico de [os ptocesos metabólicos también para cada especie(Krupsky, Seheunett, Hewitt).

4~La alergia, en 'lo esencial no es una reacción de los flúidosdel organismo sino de los tejidas (Rice). En la tubetculosis lasreacciones alérgicas se manifiestan en fot1llla de eosinofilia. la queaparece durante las reacciones foc..les producidas por un estadoittitativo, (Grass, Simmert, Sehílling, Bucher, Stanl.,y). Las cifrasde eosinofilia suministran itldicaciones directas en cuanto. al pronós~

rico. Su aumento es favorable hasta en los casos en que hay mono­"udeosis y polinudeosis no segmentada (Schilling, Loeffler d. Zü­rich, Bucher).

5.-----La reacción curativa que se observa en determinadas fasesde la tuberculosis es en último análisis el resuL:ado de reacciones de["S tejidos, (Wenger, Abderhalden, Much, Ueuxkull).

6.-La Rerirtenáa General desempeña el rol fundamental de­fensivo antes que las infecciones se instauren. La Resistencia Gene­ral que, también en último análisis de!",nde de las células tiene, porconsiguiente, hasta cierto grado, el carácter de Resistencia Específi~

ca. La Resistencia General está ,en relación directa con la actividadde los linfocitos y neutrófilos segmentados.

7.-La Resistencia Específica que se produce después qUe lasinfecciones sobrepujan a la Resistencia Gen·"a[ no específica, de­pende íntimamente de los factores celulares; los linfocitos respon­den con gran constancia a determinadas infecciones, son ellos losque se aopoderan de los productos bacterianos lipoideos, en inEeccio­nes como la tuherculosis y la lúes (Citren, Mallory, Much, Sehmidt,Reiehert, Sabin).

8.-Los productos del recambio, normales y patológicos, inffu­yen sobre [os leucocitos en sentido asimilarorio y desasimilatorio.Esta influencia es mesurable estudiando en serie las "'<'iaciones delos porcentajes leucocitarios con respecto a la media normal respec­tiva. (Observaciones de Hofflin, apoyadas por los resultados deWeigert y Heubner).

9.~En la interpretación del cua.droleucocitacio practicada abase de una sola ~xtracción, no es posible apreciar las variadonesconsiderables que se ?roduoen en los porcentajes durante la jornada;hay desconocimiento, por consiguiente de jos límites de las probabi­lidades de error por este concepto, además de 1:Is posibllidades

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técnicas de error. Tampoco se puede apreciar en un solofrote la capacidad del organismo para producir esas variaciones queen sí son funciones directamente vinculad... a los procesos bio ypatológicos, La obtención de series de frotis sanguíneos permiteestudiar la amplitud de las variaciones, establecer los límites delposible errot y situar los resultados entre los de un alto grado deseguridad. (Distíngase probabilidad, verosimilitud, seguridad yexactitud) .

10....:...según sus funciones les leucocitos se agrupan en catabó·licos o desasimilatorios (Mononucleares, neutrófilos no segmenta­dos, eosinófjlos) y anabólicos asimilatorios (Neutrófilos segmenta­dos y' linfocitos) •

1L~Las lesiones tuberculosas se pueden "Preciar pot el exa·men de series de hemogramas. Hay correlación directa entre los mo­nocitos y los eosinófilos y neutrófilos no segmentados con los focostuberculosos, su extensión e intensidad. (Estudios experimentales ytablas demostrativas de HoHlin y Stanley).

Correlación matemática de las estadísticas

12.-"En biología las funciones periódicas son numerosas; laserie de Fouricr hace posible transformar funciones matemáticascomplejas en otras extremadamente sencillas, la del seno y coseno")(L. Michaelis). Dicha aplicación de las matemáticas vincula la bio.logía a las ciencias exactas 3" permite hacer la representación gráfica,en forma de curvas, d. las cifras funcionales biológicas. "Así elgráfico, permite obtener el resultado evitando el cálculo." (Luckey).

Hofflin convirtió en gráficos las estadísticas de observacionescomparativas entre el grado de las hoiones y su influencia sobre elcuadra leucocitario. ControlanJo las cifras mediante el cálculo de laslímites del posible error lleg5 a la seguridad de los resultados.

Para obtener la correlación de Jas variJciones observadas enlas series leucocitarias se utiliza la reducción a grados de las cifrasporcentuales: con tal fin se multiplica cada potcentaje por 3.6 ..(lOO x 360).

La actividad de las lesiones se calcula en porcentaje de la to­talidad del organismo afectado por la infección. La intensidad delproceso activo se reduce a gradoo, Los demás valotes biopatológicosse reducen igualmente a grados para obtener, por decirlo así la ha·mogeneiza.ción de las cifras.

L-EXTENSION ?,p de las lesiolles e Intenridad del hocero

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Tuberculoso. La influen"ja de la Intensidad y de la Extensión delproceso sobre los porcentajes y variaciones de los Monocitos y de losneutrofilos no segmentados, según las series de Hofflin y Stanley,tienell su expresión en las fótmulas 1 y Ir (véase posretiormenre lasfónnulas) o

Il.-ALERGIA.-La hiperrooctividad del organismo a la Tu·berculosis como a arras infecciones, tiene un largo período de incu·bación. La mayor reactiYid"d alérgica la ofrecen los leuco.itos; aéstos siguen en progresión de la intensidad de la reacción: la zonavecino, al foco, la piel en el sitio de la inyección, el sistema nervioso(Rice) o

Los recuent()s leucocitarios seriados pe[lmiten medir cuantitativay cualitativamente las reacciones alérgicas, observando los porcen·tajes de eosinófilos y de neurrófilos segmentados (Hofflin, Bucher)Fónnula Ilo

IIlo-La RESISTENCIA GENERAL depende en primer tér·mino de los factores celulares; los factores h~morales y otros sonde significado secundario (van Behring) o Los linfóciros y neutró.filos segmentados, complementarios entre sí~ representan fundamen­talmente la capacidad de Resisrencia Gener,al del organismo. Ho­ff1in representa geométricamente la Resistencia General como untriángulo. Para ap~ciar esta representación geométrica recordemosque la suma de los ángulos de todo triángulo es siempre igual a

Fig. 1

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I80". Luego si se multiplica por 1.8 los p~rcentajes del promediototal de linfocitos y de los segmentados y cada uno de lOs resultadoslo repoe""ntamos por un ángulo a cada lado de la base de un trián·gula tendremos los elementos del rriángulo; en este caso el ángulosuperior representará la suma de los porcent·~jes leucocitarios delgrupo catabólico. Ahora bien, establecida la constancia de los por­centajes leucocitarios para cada especie, la figura 1 corresponderácomo represeROación gráfica al adulto humano normal; por otraparte las variaciones en las cifras % de los linfocites y segmentadosse producen siempre dentro de un plan de mutua COIll1pensaciÓn. Eslo que Hofflin reconoce como la tendencia de todo organismo a con·servar su propio equilibrio. Dichas variaciones y compensacionespueden alterar la f.erma del triángulo, pero dentro de un limite talque el vértice caerá iempre sobre el círculo que pasa por los otrosdos áng.u1os; en caso contrario, o sea, si el vértice superior cae fueradel círculo o bien pQot" dentro de él, el equilibrio de la ResistenciaGeneral quedará rote. Según este principio, confirmado objeti""­mente y, ,.de acuerdo con las variad.¡.nes constatadas conforme a laextensión de las lesioms tuberculosas, se ha establecido la curva dela Resistencia General y las Fóamulas III para determi""rla.

IV.-La RESISTENCIA ESPECIFICA. Según aplicación dela ciencia experimental y de las reduccic·nes matemáticas, análoga­mente a la obtención de los valores hasta aquí estudiados, son las ci..fras linfocitarias las que suministran el índice de la Resistencia Es­pecífica, según la fórmula IV.

V.~La Inmuniddd.-Por depender ella directamente de las ottasfunciones. (Resistencia General, Resistencia Específic"" Alergia eIntensidad), se le calcula según la fórmula V.

VL-Indice del Metabolismo. Dada la inrerdependencia de laacriv:dad rnet~bólica del organismo con los porcentajes y variacionesdel grupo asimilatorio, B. y H. deducen de ahí el índice metahólicos<gún la fórmula VI. No existe una curva para el metabolismo enel grá fico por razones obvias.

Técnica preliminar y cálculo de datos

T tatando de simplificar y buscando la claridad cstudiamos laobtención de los hemogramas y la computación de cifras. Despué.inscribi.mos las fórmulas y su aplicación.

niCNlCA.,..-Primer díd. (El paciente ha ingresado la víspe­ra). 8 a. m. Obtención del primtr frotis para hemograma; junto

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S. Neutrofilos segmentados.L. Linfocitos.

con este fcotis se acostumbra hacer la extracción para numeraclonIeueo y eritrocitaria. Después, con intelValos de 2 noras nueva· pre­pa",ción de frotis hasta completar 7. (El último a las 8 p. m.)

En pacientes sospechesos o definidamente tuberculosos se pro­cede a hacer la investigación del

Segundo día. A las 8 a. m. inyección intradérmica de tubercu­lina vieja de Koch (0,3 c. c. de solución extemporánea al 1/10,000,y extracción del primer frotis; después Se continuará como en el díaanterior, cada dos horas, hasta completar las 7 extracciones.

Las láminas se colerean al Giemsa y se examinan. Los detallesde técniOtll a este respecto se encuentran en los manuales de técnicahematológica; es úril y recomendable la obra de Schilling; aquí re·cordamos solamente que las extracciones deben practicarse evitandoexprimir los tejidos y que si la primera puntura es profunda, y he·cha con lancera triangular, puede utilizarse para 'las 7 extraccionesretirando cada vez el pequeíio coágulo. La diferenciación se prac­tica considerando los siguientes grupos:

M. Monocitos.N. Neutrofilos no segmentados.E. EosinófiJos (En este ¡¡rnpo se

incluirá los basofilos que apa.­rezcan.

Los resultados se trasladarán al cuadro que damos en seguida.En él incluimos las cif_ de un caso para que sirvan después comoejemplo aclaratorio:

Reacción biológica de Bucher

~ Sell'. l ¡,¡nfo·l Mono.1

N. SeJr. Eos ~1 :'l •.

9 hrs. 16.5 74.0 5.5 3.0 1.0 90.511 .. 21.5 69.5 4.0 2.0 3.0 91.013 .. 38.0 53.0 5.0 2.0 2.0 91.015 .. 16.0 77.5 4.5 1.5 0.5 9.;.517 .. 13.5 77.5 4.5 2.0 2.5 91.019 .. 22.0 66.5 7.0 1.5 3.0 88.521 .. 10.0 80.5 4.5 1.5 3.5 90.5

N. H. 46 I 36 9 S 4 82m. 20 71 5 2 2 91

Á. m. -26 + 35 -4 -3 -2 +18d. 28 27.5 3 1 • S 3

-= .

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1 - EXTENSIÓN

(Extensitas "If!) = Logaritmo de 1.9-

Aclaración al cuadro: Se registra en él, como se ve claramente,las horas de extracción y los porcentajes diferenciales. Ademásobsérvese:

"nH Porcentaje cortespondíente a la media normal para la edaddel paciente (Tabla de Sdtíllíng, Anexo I).

m DeS'Yiarión me4ia. Diferencia ent"" el promedio de porcen­tajes del paciente y la media normal nH.

d DesvÍ4rión total. Diferencia entre la máxima y la mínimapara cada grupo morfológico enrre las 7 numeraciones de la serie.

:::g a Indices de compensación; 5ll1Ilas de S y L%'Después de clotenidas las cifras que ocupan este cuadro, se

"Flicarán las

Fórmulas

1100

10011

Siendo !J igual a la suma delas desviaciones media y total delos monocitos más la suma de lasdesviaciones media y total de losneutrófilos no segmentados.

La obtención del logaritmo se ha simplificado mediante la-escala de Hofflin (Anexo II).

1-INTENSIDAD 11° =(Suma de las desviaciones media y total delos monocitos v neutr6filos no segmentados,multiplicada por 3.6).

II-ALERGIA d (5°/0+ EO/o), o sea, es igual a la suma de lascifras Q\le representan la diferen­cia entre la máxima y la mínimade los segmentados y de los eosi­n6filos, multiplicada por 3.6).

IrI-RESISTENCIA GENERAL:al cuando las cifras de Am tienen signo igual:

R. G. = ('\m5%t,mL%+Am5%+AmL%r

b) cuando ¡as cifras de m tienen si~no distinto:

R. G. = (AmS%iAmL%+ dil. eDrre AmS%+AmL%r

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Observación: Eh las operaciones para aplicar estas fórmulas.no se toma en consideración para el C'álculo el signo positivo o ne­gativo de las cifras; en cambio deberá tenerse en cuenta para apli­car las variantes a) o b) de las fórmulas. Ejemplos:

Am Sofo - 8 Am LOfo -3; Fórmula a) (8t3

+11) X3 6

Am SOfo + 8 Am LO/o + 3; Fórmula a) (8t3+11)X3 6

(8+3 )Am S% - 8 Aru LOfo+ 3; Fórmula b) -2-+5 X36

IV- RESISTENCIA ESPECÍFICA: R. E.=(Am L%+ d L%.O(S:lma de la desviación media más la desviación totalde los liufocitos, multiplicada por 3.6)

V-INMUNIDAD:

I = (Res. Gral. +Res. Espe~.+Alergia+ Iutensidad )

VI-Iudice del metabolismo: 2 (Am Sofo+ Am LO/o)

Aplicando las fórrnul"" al cuadro anotado más arriba comomodelo, ~ obtendrá por resultado las sigui<ntes cifras:

ExtensitasAlergiaInmunidad

% 2.5 Resistencia General 1419700 Resistencia Específica 18

1150 Intensidad 279Metabo1i~mo + 18

NOTA.-Las fracciones inferiores a 0.5 no se toman en cuen·ta, las superiores se computan como unidades.

Las cifras obtenidas servirán, según se indicará después, par.,construir los gtáficos. Observemos ante todo el diseño de las curvasfuncionales:

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&xl'CN$/~H *'fro-.•-----.JN""UNll1A~ '+ ••_._._.~._._._

________ l!..Rts.t:J"~~lr

_ e Rr s. O€lfElt/ll

AI.C/tl'" * _ .Las rectas que se cruzan en el campo del gráfico (ordenada y

abscisa) lo dividen en cuadrantes: el derecho superior es denomina­do activo; los círculos corresponden a los períodos sucesivosde la infección: PI, primoinfección; PF, foco primario; SF, focosecundaric.; TF, foco terciario.

Las escalar numéricas. En el gráfico se observan tres escalasnuméricas: Escala de la EXTBNSITAS, acompaña a la curva res­pectiva; según sus cifras se anota el símbolo sobre la curva mismaen el punto correspondiente.

Escala de la ALERGIA, es la Escala horizontal Superior, se·gún ella se anota el signo de la Alegia en la curva respectiva; paraello se buscará en la escala la cifra igual a la obtenida según la fór­mula 11. Ha¡y que tener en cuenta todavía la cifra de la Extensitascon tal fin; si la Extensitas del paciente es inferior a 15% hay queguiarse por las cifras que están a la izquierda de la ordenada; si laExtensitas es 16'70 <> más, se anotará según las cifras de la escalade la Alergia situadas a la derecha de la ordenada. La cifra míni­ma a la izquierda es 36· y cuando los valores alérgicos obtenidossean inferiores a 36" se anotarán siempre frente a ese mínimo. Fi~

nalmenre si la Extensitas es inferior a 3% la alergia se anotará se­.gún la escala ascendente situada a la izquierda de ese mínimo 36.

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Escala Inferior según ella se anotarán en las curvas respectivas.los signos de la RESISTENQA GENERAL, RESISTENCIAESPOCIFICA, INMUNIDAD e INTENSIDAD.

La anotación de los símbolos sobre las curvas se practica mar­eando el signo respectivo en el punto donde cruce a la curva unaorderuIda perpendicular a la escala y que pase por la cifra corres­pondiente.

CONSTRUCQON DE LOS TRIANGULOS. Una vezanotados los seis signos sobre las seis curvas correspondientes alcómpul'O de la jOrruIda se procede a trazar las líneas que deben unirlos signos para formar dos triángulos. Se acostumbra trazar en ver­de las líneas y. signos correspondientes al cómputo de la jornada sintuberculina; en rojo para la jornada observada previa tuberculini-·zaeión'.

Los triángulos se distinguen así:

Triángulo de la Tuberculosis. Se traza uniendo los signos deJ. Extensit.., de la Alergia ¡y, de la Inmunidad.

Triángulo del Organismo. Se traza uniendo .Jos signos de laIntensidad, de la Resistencia General y de la Resistencia Específica.

Excepciones al trazo del triángulo. En algunos casos 110 esposible trazar triángulo a causa de que uno de los valores, por serinferior o igual a cero, no ha sido inscrito en el gráfico; en este caso'se une por medio de .una línea los dos signos restantes que figutanen el gráfico y en seguida, partiendo de los extremos de dicha línease trazan dos paralelas hacia la izquierda y paralelamente también& la abeisa; entonces en lugar de triá11gulo se obtendrá un parale­!ógramo.

Interpretación

El siguiente esquema funcional de Hofflin y Bucher ayudará aformarse un concepto preliminar para la interpretación de los grá­ficos:

"En la evolución de toda enfermedad infecciosa crónica, com­prendida la Tuberculosis, se deben distinguir cuatro estadios o zo­nas funcionales:

Zona l. Caracterizada por la ausencia de enfermedad; el indi­viduo se encuentra totalmente sano; ningún germen altera el orga­nismo.

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'/'

/

Hg. 2

J 5

Zona ll. Período de incubación después de producida la ¡nfec­ción de! macroorganismo. Zona de constitución de la Alergia e In­munidad específicas..'patológicas.

Zona Ill. Período de latencia de la enfermedad, lo que se debea la acción de los poderes defensivos generados en la Zona 11. Apa>­rieión de las reacciones alérgicas positivas. ESta zona, zona de esta·bilización de la enfermedad puede durar semanas, meses, "ños otoda la vida del individuo..

Zona 1V. Período de progreso artivo de la enfemedad; deca­dencia de la capacidad defensiva biológica adquirida por el organis­mo, quebtanto do la Resistencia Específica biopatológica que el ma­cró organismo opone al microorganismo'. Ahom todos los valoresson patológicos, el microotganismo está posesionado del macroorga­nismo.

Zona V. Decadencia absoluta del macroorganismo hasta lamuerte.u

Todavía en el esquema anterior se acostumbta denominar a laabscisa que pasa por los círculos PI y PF e! eje del organismo; unacblícua (Virrual) que una los cítculos SF y 'tF se denomina ejepatológiro.

Con esta división del gtáfico en zonas se podrá apreciar contruW"" exacrirud el significado de los triángulos y de su situaciónpata obtenet las conclusiones diagnósticas y pronósticas:

Triángulo de la Tuberculosis: Situado dentro de los cuadrantesII, III y IV, favorable. En situación intermedia entre e! cuadrante1 y 1m ottOS, significado variable; si sólo la inmunidad se encuentrahacia el cuadrante activo, indicio todavía favorable, mejot que si laáelantera corresponde a la Aletgia o a la Extensión. Si teda el trián.

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gula se ~ncuentra en el cuadrante activo: actividad plena de la en­fermedad. Para el pronóstico ¡y. la exactitud misma del diagnóstico,sea en esta situación del triángulo de la tuberculosis, dentro del cua­drante activo o en los otros cuadrantes, hay que considerar todavíael orden de los ángulos; desmejora sucesivamente encontrándoseadelante (a la derecha): Inmunidad, Extensitas, Alergia.

TiYiángulo del Organismo. Situación de los ángulos: En gene­ral el ángulo de la Resistencia Específica avanzado hacia la derechadurante la infección es signo de estado favorable de defensa; si elángulo de la Resistencia General se encuentra en avanzada, la situa­ción es inestable y depende de la situación de los otros factores dátriángulo. El ángulo de la Intensidad en avanzada es indicio desfa·vorable aunque no absduto (período lábil). Además mienttas máshacia el primer cuadrante se encuentre el triángulo del organismomayor intensidad de los procesos defensivos que lo cemponen rev.ela.

Otras caracteristicas de los ángulos cOtlsid€rados aisladamente.Amplitud: se debe tener en cuenta la mayor o menor aimplitud delos triángulos; si el triángulo de la tuberculosis ocupa una amplíasuperficie, ello indica un gran potencial de la infección; si el del or­ganismo es amplio ello indica igualmente amplitud del potencialdefensivo. El valor de este dato depende ante todo de las dimensio­nes relativas de los dos triángulos.

Si no existe triángulo y está reemplazado por Un paralelógra­1110: En el diseño del Organismo: Falta el ángulo de la ResistenciaEspecífica, defensa quebrantada, indicación de mal ptonóstico.. In·tensidad quebrantada, signo favorable; Resistencia General, que·brantada variable: Si la Intensidad está hacia la derecha, en avan­zada, desfavorable, si predomina la Resistencia Específica " la de­reeha favorable. Diseño de la Tuberculosis: Si falta el ángulo de laExtensitas, favorable, ausencia total de actividad tuberculosa en elorgamsmo.

Todas las apreciaciones anteric,res :están sujetas a completarseo modificarse según las mutuas relaciones de los dos triángulos.

Triángulos separados uno del otro: Si el triángulo de la enfer­medad se encuentra adelante, a la derecha del triángulo del orga·nismo, signo desfavorable, la capacidad defensiva del organismo esmferior a L. capacidad agresiv,. de la enfermedad; esta posición mu­tua es desfavorable y comporta una indicación de tratamiento derefuerzo de las defensas aunque no se produzca con el triángulo dela tuberculosis en el cuadrante 1 ('activo). Triángulo del organis·

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mo a la derecha (en avanzada) signo favorable, m.jora el pronós­tico cuando se produce dentro del cuadrante activo.

Los triángulos interfieren entre sí: parcialmente: El diagnósticoy pronóstico depende también en este caso de la situación relativa delos triángulos, favorable si el de! organismo se encuentra avanzado ha­cia la derecha, desfavorable en caso centrario.

Los triángulos se encuentran totalmente uno dentro del otro. Siel de la tuberculosis engloba al del organismo, desfavorable, la enfer­medad dcmina a las fuerzas defensivas. El triángulo del organismoengloba al de la enfermedad: favorable con las variantes que h im­priman los otros datos separados.

Se complementará el examen del gráfico cbservando la situaciónele los valores respeCto a su propia curva, si se encuentra en el máxi~

mum, en el mínimum, en.la parte ascendente o descendente; recor­demos que las curvas son la representación de procesos biológicosy patológicos. No d~be faltar t"""poco a la observación del prácticola apreciación de la numeración eritro y leucocitaria granulaeíones,hemoglobina, etc.

La observación de las relaciones entre el triángulo de la tub.r­culosis y el del organismo se hará siempre comparando los del mism",color" pues es uso utilizat una sota cartilla para los dos ce-lores,verde y rojo (pre y post tuberculina). Naturalmente siempr. arrojaluz la comparación de lo. cuatro diseños, según los fundamentos delmétodo pues debe recordarse que los triángulos en rojo sirven comocontrol a los verdes, para apreciar e! grado de la capacidad de reac­ción específica, eliminación de causas de error por intercurreneias etc.

Los principios de interpretación antes anotados obedecen prin.cipalmente a una finalidad de simplificación diclnctica y para e!loshemos tomado en cc-nsideración la clasificación de Bucher de la cuallos deducimos ¡¡rosso modo, ya que l1() es posible llegar a la exactitudtratándose de sintetizar la ¡amplia int~rpretación critica que e,onsti­tuye el desarrollo de dicha clasificación.

La clasificación de Bucher Se basó primitivamente e-n 1268 ca­sos estudiados en la clínica y laboratorio de Inwstigaciones del Sa­tis. Resumimos la enumeración de los gtUpOS funcienales de dichaclasificación:

"Esta clasificación en forma de tipos o cualquiera otra, solopuede tener valor relativo; -estos tipos todavía se descomponen enindividuos. Empero es útil la sistematización mientras se aprende lainterpretación de los elementos de este nuevo método. (Bucher) ".

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Gl<iUPO 1. Intensidad y Alergia en el primer cuadrante: Sesubdivide en Subgrupos I Aa, Resistencia Específica quebrantada;1 Ab, Resistencia B;pecífica en los cuadrantes JI o III; I B, Resis­tencia Específica en los cuadrantes 1 o IV.

GRUPO II. Inmunidad adelante, en el ptimer cuadrante. Sub­grupos HA, !Resistencia Específica ade!ante y en el primer cuadran·te. H B, Resisr.encia General adelante y en el primer cuadrante.HC, Intensidad adelante, en el primer cua<lrante.

Resultadas prácticos

El empleo de la R Bi. realizado hasta hOiY ha servido aldiagnóstico y al pronóstico cen mayor seguridad que los otros mé­todos empl,ados simultáneamente como control y además porque laR. Bi. no los excluye. Dado su carácter biométrico y objetivo ha("'rmitido la ,;elección e individualización de procedimientos en e!tratamiento, en el control de la evolución y fihalmente ha abiertonuevas posibilidades a la terapéutica. En este sentido y en cuanto ala profilaxia, las enseñanzas suministradas por la R. Bi. fueron elfundamento orientador de los procedimientos de la Sección de In­vestigación terapéutica del mismo Instituto Satis. La Reacción Bio­lógica ha sido un factor de primer orden en muchas adquisicíonest~rapéuticas con beneficio positivo para los pacientes~ La reacciónbiológica y sus consecuencias serán de importancia básica en la lu·cha antituberculosa de! porvenir.

Seon-bei Lenzburg, Suiza, 1939.

OBRA ORGANlCA SOBRE LA REACCION BIOLOGICA:Bucher·Hofflin.~Biologische Reaktion. Editoríal HansHubet, Berna, 1939.

La FORSCHUNG ABTEILUNG del SCHWEZERISCHESANTITUBElRCULOSE INSTITUT: Sean (Aargan, Suiza)tiene un setvicío especial de consultas sobre la R. Bi. a disposiciónde los int«esados.

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Anexo n

Anexo N

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PROMEDIOS DE LOS PORCENTAJES LEUCOSITARIOSSEGUN LA EDAD (SCHILLING· HOFFLIN) .

I~¡,·% Is.¡,. ~% .

Edad N.% E. %

1 día ..... .. , ...... 68 16 84 9 5 27 días ................. 49 28 77 14 5 48 a 28 días ...... .... . 31 45 16 17 5 22 a 5 meses ............ 29 52 81 11 5 36 a 11 meses .... . .... 36 49 85 9 5 11 a 2 años ............. 37 47 84 8 5 33 a 4 años .. ~ ........... 46 36 82 9 5 45 a 6 años .... .... .... ;3 28 81 8 5 67 a 8 años ............. 55 29 8~ 8 4 49 a 10 año~ ............ 54 28 82 9 4 5

11 a 12 años ........... . 54 30 84 7 4 513 a 14 años ........... . 56 29 85 8 4 315 años ................ . 53 28 81 9 4 616 a 20 años ............ 60 24 84 6 4 621 a 30 años ........... . 60 74 84 9 4 331 a 40 años ............ 53 33 86 7 4 341 a 50 años .. o •••••••• 65 20 85 7 4 451 a 60 años. o ••••••••• 58 27 85 9 4 261 Y más ...... o" ..... 60 25 85 8 4 3

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NOTA~ DRtllMINARFS

La orina humana como antlgenode grupos sangulneos

Por C. Picado T.(lhllf>l$piflll 511ft JUtln. d~ DioIJ

Todos los qlle practican aglutinaciones glob¡llates en vista dela detetminación de grupos saben que los glóbulos deben ser previa­mente lavados para eliminar el suero que los baña. Esto se hace asípues hay muchos sueros que tienen un marcado poder Uprotutor"cOntra las aglutininas de los otros suetos humanes. Este poder protec·tOr no es otra cosa que aglutinógenos disueltos que acapatan las aglu­tininas, impidiendo así, parcial V aún en ciertos casos totalmente, laaglutinación de los glóbulos. Muchos accidentes en las transfusio'ne-s sanguíneas se deben, a buen seguro, a las interacciones entre sue­ro y suero y nó a la aglutinación de los glóbulos del donador, porel suero de[ receptor. _ -,

Habiéndonos propuesto estudiar paralelamente el poder pro·tector de los sueros y sensibilidad globular, en función de la edadd.I individuo, constatamos que no siempre el aumento es paraleloy que c:ertas sangres, de viejos particularm~nte, el poder protector.. muy alto míelúras que los glóbulos tienen solamente una sensibi­lidad no:mal a las aglutininas, ID cual nos prueba que hay una des­igual distribución entre los aglutinógenos disueltos y los aglutinóge.no. fijados por los glóbulos. En te-do caso, al menos dos tercios delas petsonas tienen en el suero suficiente cantidad de aglutinógenospara poder determinar su grupo en ellos. Ahora bien, sí se inyectananimales con ~stos sueros, no obtenemos, como era de esperarse, unSUet3 aglutinante específico para el grupo de donador (Olbric!l1935) ".

Por otra parte, hemos estudiado el poder "protector" de la ori.na de personas de grupos sanguíneos diversos y constatado que, por

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REVISTA MEDICA 249

regla general, el poder proteCt;)r de la orina corresponde al pod,.prtittcror del suero, es decir, que hay constante eliminación de agIu­tL"1óg:mos por vía renal.

Si precipitamos orina del grupo A, o B, por cinco vec,,· BU

volumen de alcohol, y si luegv, d cabo de 24 horas redisolvemoseste precipitado en agua, constatamos que el precipitado arrastrÓ lo>aglutinógenos disudtos. Este predpitado, prweníente de orina sínalbúmina, ha sido inyectado por vía subcutánea, una vez por sema­na, y durante seis meses, a cobayos y entonces el suero de estos ani­males, que elaboran antjcu~rpos heterogenéticos de Forssman] con­tiene anticuerpos específicos para los glóbulc. del mismo grupo quelos donadores de orina y los cuales son fácilmente puestns en eviden­cía medíante previa absorción de las aglutininas anti hombre, porglóbulos del grupo O.

El prec'pitado contiene un "hápteno" de grupo incapaz de for­mar anticuerpos pt'~ si se.lo, pero la'll. ~ales producen un edema CUj'a

serosidad sería el C~vectar", eO!1stitur"endo así un antígeno com·pleto.

Esta es, ~n nuestro conocimiento, la prim~ra vez que 'Se obtie­ne en cobayos la fonmación de anticuerpos específicos para los gru­pos sanguineco sin necesidad de recurrir a la inyección de glóbulos.

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Análisis de 819 exámenes radiológicos del estómagoy duodeno efectuados en el Departamento de Rayos Xdel Hospital San Juan de Dios, durante el año 1939

Dr. ]. Cabezas D.Jefe del Departamento

de Rayos X.

Dr. C. áe Céspeáer.Asistente.

Se hicieron 919 exámenes radiológicos con el objeto de in""sti­gar La presencia de lesiones gastro-duodenales. & examinaron 801personas. 533 o sea el 66,5% de las personas examinadas presentaronlesiones orgánicas visibles radiológicamente. En el reSto el estómagose presentó <adiológicamente normal. Dentro de esas 533 personasque revelaron lesión orgánica gastr<>-duodenal 315 eran hombres y218 mujeres.

Las lesiones gastro-duodenales encontradas resumen casi todasla patología gastro-duodenal. En efecto la lista de las lesiones es lasiguiente: úlcera de la pequeña curva, úlcera juxta.pilórica, úlcerapilórica, úlcera péptica, cáncer gástrico, ptosis gástrica, estenosispilórica, gastritis, perigasrritis.Las lesiones duadenales son las si·guientes: úlcera duodenal, peri.duodenitis, duodenitis, divertículoduodenal, megabulbo y duodeno móvil.

Daremos a continuación los porcentajes de las lesiones másfrecuentes. En primer lugar se encuentra la úlcera gástrica y duo­denal que constituye la lesión más frecuente de estos órganos.

Se encontró úlcera gásttica y duodenal en 208 personas o seae! 39% de Las 533 personas que presentaron signos de lesión orgá.nica.

La úlcera duodenal es la más frecuente. En nuestros númerosaparece en e! 72 0;0 del total de úlceras.

La úlcera de la pequeña cu<va y pre-pilórica aparoce en el 19"10del total de úlceras.

La úlcera pilórica en el 9% del total de úlceras.La úlcera, sea gástrica o duodenal es mucho más frecuente en

e! hombre que en la mujer. En nuestra estadística el 75% de las

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úlceras gastro-duodenales SAA hombres y el resto o sea el 25 % sonmujeres. Para la úlcera duodenal: 7970 de hombres, 21% de muojeres l' sea casi 4 hombres por una mujer.

El CANCSR GASTRlCO representa el 14% del total de le­siones gastro.duodenales que hemos enconttado. Aparece más fre­<uente en el hombre: 64% de hombres y 36% de mujeres.

Relacionando el cáncer con la edad lo encontramos casi siemptedespués de los cuarenta años, en todas las edades hasta los 75 años.Excepcionalmente hubo tres casos de neoplasia gástri<:a en perso­nas menores de 40 años: tres pacienres de 29, 30 Y 33 aiíos de edad.

Se 'encontró PTOSIS GASTRICA en e! 25% del número to­tal de lesiones gastro-duodenales. Dentro de! nú;"ero de personas<¡no padecen de ptosis gástrica e! 77% corresponde al sexo femenino.

Lesiones DUODENALES, aparte la úlcera duodenal ya des­<rita, encontramos la periduodenitir con relativa frecuencia.: 47 ca­sos o sea e! 970 de! ,rotal de las lesiones.

Como lesiones raras cabe mencionar dos casos de LINITISPLASTICA y seis casos de DIVERTICULOS DUODENALES.

Los porcentajes que aparecen en este trabajo referentes a la fre­cuencia de la úlcera gástrica y duodenl.. y 3U aparición predominanteen el sexo masculino, así como los datos relacionados con el cáncery las otras lesiones son similares a los resultados estadísricos quehemos tenido a la vista de Francia, Inglaterra, Alemania y los Es­tados Unidos. (Enciclcpedia médico-quitÚrgica Francesa. Enciclo­pedia Americana de Tice. Biblioteca del Hospital San Juan deDios) .

Para terminar, debem()s hacer notar, una vez más el pro~echo

cada vez mayc.r que deriva el médico del uso de los Rayos de Roent­'gen en la investigación y descubrimiento de las lesio",,. gasrro-duo­denales.

San José, mayo de 1940.

(Resumen de una conferencia dada por el Dr. De Céspedes an.,la Asc",aCión de Médicos y Cirujanos) .

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CRONICA

La infancia y el cine

Esta crónica está inspirada en el interesante trabajo del DoctorDante Costa, escrito ~on desrino al VIII Congreso Pan Americanodel Niño, que debió realizarse en San José, C. R. y que ahora sepublica en el "Boletín del In!!ítuto Internacional Amerícano deProtección a la Infancia" (T. XIII, N' 4, Abril de 1940).

La innegable y formidable influencia del cine en la vida con·temporánea, que invade todas las actividades humanas, no puedeya ser olv;dada ni menospreciada por el sociólogo ni mucho menosp<:·r el educador ni por el pediatra.

Pero, hace notar con mucha exactitud, D. C. umás que cual·"quier otro elemento social, es el niño el que sufre la influencia del"cine". La condición plástica, deformable, de la mente y la afec­tividad del n;ño, hacen comprender el por qué del poderoso influjoque sobre él ejercen las sugestiones exteriores.

Esto nos dice claramente que el cine actúa vigorosa y pro­fundamente sobre el desarrollo intelectual y afectivo del niñoy que por lo tanto su infIuencia puede, bien orientada, ser un po­deroso medía de educación, o, ,,1 contrario, una de las principalescausas del fracas'O definitivo de una inteligencia o de una afectivi­dad en período de formación.

Los problemas que plantea esta acción directa del cíne sobreel niño son múltiples: debe primeramente considerarse la edad delniño, luego la influencia ejercida sobre las diferentes activídadesde éste, es decir, sobre las intelectuales y las emotivas y finalmente,no es posible dejar de tomar en cuenta el estado psíquico--norma­les o anormales-sobre el que se ejercen las influencias del cine.

En cuanto a la edad del niño, nos dice D. c.: "El cine influye"deferentemente .oh-e el niño de corra edad. sobre el escolar y so­"bre el adolescenre". Y esro se explica perfecramente: el,conceptopsico-pedagógico actual, contempla preferentemente el carácter detransformación continua, {{siempre ~n devenir" del niño y la evo­lución armónica de su espíritu hacia nuevos centros de interés.

Conceptúa el A. cuyo trabajo analizamos, que es un error elde ciertos autores que dudan de que el cine pueda interesar los ni·ños muy pequeño., aun en su primera inf.ncia, en las edades de 2a 7 añoso sea en el primer estado Je transición (Tumlirz).

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Dan~ Costa, ha hecho sobre este punto, interesantes observa·ciones en el Jardín Infantil del Instituto de Educación de Río deJaneiro, y. en publicaciones anteriores (1937, 1938) él cita variosejemplos, y llega a la conclusión de que "estos ejemplos, revelan'~la existencia, aun en niños de corta edad, de cierto interés por elcine" y conduye: "¡os niños de .edad pre-escolar, en plena faz ludio"ca, no son pues indiferentes al cine".

Es partiendo de estas observaciones que D. C. en sus conclu·siones prácticas, indica que A LOS Nlr'lOS de O a 6 AflOS, seles debe prohibir de manera absoluta, la asistencia a todo espec·táculo cinematgaráfico.

A la edad de siete años el niño entra .en la "edad del pregun­tador" de Gaparede y principia a vivir la faz del aprendizaje cons·ciente, que se prolonga hasta los 14 años. Por encontrar"" el niñoen una "edad de fascinación fácil y de adquisiciones rápidas" esen este período que D. C. cree que se observan más fácilmente losindicios de la influencia nociva del cine sobre el espíritu del niño.He aquí algunos ejemplos muy d6lllostrativos observados por el A.en :Río Janeir<> y otras ciudades del Brasil:

"En setiembre de 1937, un niño de 8 años, habiendo visto una~fpelícula de cow.boys, tan pronto regresó a su casa tomó un revól­~tver de su .padre y dirigiéndose a su hermanito menor, de unos tres"años, le gritó: "Yo soy el chiquillo. Come on" (pronunció estas"últimas palabras en inglés, tal y como las había oído en el cine)."E inmediatamente disparó sobre su hermanito hiriéndole grave­ttmente"

"En abril de 1937, sigue diciéndonos el autor brasileto, tuvet'ocasión de observar en Sao Paulo, uno de los casos más interesantes"de delincuencia infantil de origen cinematográfico.Yarios muchachos,"de los cuales el mayor tendría quince años, habían organizado una"verdadera banda que en pocos días desvalijó cinco grandes cines. En"cada caso dejaban una nota redactada así: Gerente idiota! Lo queftnosotros hacemos, 10 hacemos bien. La próxima vez nec~sitamos más"dinero. Si nó, tú morirás. Y firmaban: La banda de los Ases de Co·"razón! Esta banda dió que hacer a la policÍJa, que sin embargo"logró descubrir sus afiliados, quienes fueron remitidos para juz.'-gamiento al Tribunal Infantil".

Cita asimismo el famoso crimen de Lyon, muy significativotambién desde el punto de vista que nos ocupa, y en cuy/> caso unpequeño escolar fue asesinado por varios de sus compañeros, elmayor de los cuales no tenía sino 12 años.

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Las investigaciones de Dysinger y Ruckmick, de la Universi.dad de Iowa, les lleva también a la conclusión de que las escenascinematográficas, obran sobre la emotividad del niño a grados di­ferentes según la edad: "MAS INTENSAMENTE SOBRE LOS"NIÑOS MENORES DE 12 mos, algo menos sobre los de 12"a 16 y menos todavía sobre los jóvenes de más de 19 años".

La unanimidad es pues terminante entre los autores que hanestudiado el asunto; las conclusiones de Mlle. Elene Burniaux, queaboga por la creación de sesiones cinematográficas especiales, comouno de los medios para combatir la influencia del cine en niños deesas edades son gen-eralmenre aceptadas.

D. C. en el informe que presentó a la Comisión de CensuraCinematográfica del Brasil, en 1936 y 1937, sugiere en cuanto aestos niños de 7 a 14 años: "Asistencia libre únicamente a SESIO·"NEs ESPECIALES PARA NIr'lOS, de programas especialmen­"te estudiados: películas biográficas y educativas, comedias, dibu­"jos animados y películas de carácter deportivo'i' generoso".

El niño mayor, que ha entrado ya en la pubertad, presentauna nueva complicación al asunto: la acción del cine sobre sus es~

tados psico-sexuales. La encuesta llevada a cabo por la Sociedad delas Naciones, en 1930, concluye que "Los niños menores de quince"años se aburren con las historias (films) de amor". Y, por suparte Dysinger, afirma que ((las reacciones frent.e a las escenas amo­urosas, ccmienzan a adquirir mayor intensidad hacia los 16 años".Con mucho acierto D. C. hace observar, esta no<:Íón debe tamobién aplicarse a Costa Rica-que en el Brasil, como la pubertad esmás precoz que en los países fríos, hay que hacer, para el adoles­cente brasileño (y tropical en general) la reducción correspondien.te. Otro dato interesante observado por el investigador brasileño,es que el número de delinCllentes por delitos sexuales y de insubor­dinación, es mayor en el sexo femenino que en el masculino. Por10 demás, tedas las pequeñas culpables de delitos de ese orden te­nian de 13 a 15 años.

D. C. no olvida, al referirse a la criminalidad infantil, men­cionar la influencia del cine Hsobre ese fenóm~no tan raro que esHel suicidio de los niños".

El aumento indiscutible e innegable de la criminalidad infantilprecoz, es un hecho fuera de toda duda, y fuera de duda tambiénestá que ese fenómeno coincide estrechamente con el desarrollo ypenetración del cine en todos los países. No es extremista el A..ysi bien no niega la responsabilidad en este caso del cine, tampoco sela atribuye exclusivamente.

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,Toca el A. al disoutir esos hechos un punto de! mayor interés,cual es el de que el criminal "no es necesariamente un degenerado"mental. Está probado hoy día que esta antigua leyenda no tiene"razón de ser y que, al contrario, la gran mayoría de los delincuen·"tes jóvenes se compone de individuos inte!tetualment!: normales".D. C. admite pues, Con la inmensa mayoría de l~ autores e inves·tigadores modernos, la enorlIU influencia que en e! desarrollo de lacriminalidad juega el medio ambiente. Y quién pue<k negar que elcine ha llegado a constituir parte integral y preponderante de estemedio? Relatando las respuestas obtenidas en e! curso de una en·cuesta que actualment!: lleva a cabo, sobre las preferencias de niñospor diferentes películas, cita dos respuestas: una de una niñita de7 años que dice: "la película que más me ha gustado es aquella enu que unos hombres matan a otros". Otro interrogado, varón de 14años, responde: "La pelicula que prefiero es la Montaña Misterio·" 11 L . "Es 'd "1sa, porque en e at~14Y aseSInatos. eVl ente que norma es, o"portadores ya de las "señ,,/es de ,,/arm,," de T,,11;> ..tos dos ni­"ños habían recibido de! cine influencias capaces de inspirarles una"conducta poco de acuerdo con la vida social común".

finalmente, e! Prof. Theodore, de la Escue!a de Altos Estu­dios Sociales de París, llega hasta afirmar que existe una verda­dera neurosis de/ cine 'Y que este puede contribuir al desarrollo depasiones mórbidas. Asimismo afirma que el cine es el responsabledirecto de la criminalidad infantil.

Hasta aquí el trabajo de! distinguido autor brasileño, que he·IIIlOS tratado de exponer lo mejot posible. Como lo vimos al prin.cipio, este trabajo, eS uno de los que se destinaban a ser leídos ydiscutidos en el VIII Congreso Pan Americano del Niño que debíarealizarse en esta capital el año pasado. Por este hecho, y por la per­sonalidad destacada de su autor debe ser considerado como unaexpresión de! pensamiento más moderno y documentado en estesentido. Por eso vamos ahora a agregar unos párrafos, que paralos costarricenses deben ser motivo de profunda satisfacción, ya queen· eUos veremos que un autor costarricense y en un diario costarri·cense, abordó con singular acierto este asunto desde 1924.

En efecto, recordamos, al leer el trabajo del Dr. Dante Costa,que el Dr. Zeledón había escrito hac.e varios años un artículo sobreel mismo tema. Le solicitamos su archivo y, encontramos que unartículo suyo había sido publicado e11 "La Tribuna" del 24 deabril de 1924. Médico más que sociólogo, el Dr. Zeledón, insisteen su artÍculo, en ciertas neurosis infantiles, provocadas indiscuÚ·

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blemente por el cine (an.rlogas a la "neur>osis del cine", que, segúnacabamos de ver ha señalado mUy recientemente, el Prof. Theo­dore) y que el autor costarricense describió así: "la madre encuen·Utra al niño umuy nervioso" e informa que padece de insomnio o"que su sueño es agitado, habla dormido sobre temas de crímenes,ccepisodios trágicos, de robos, catástrofes, etc., y, para colmo deccmales se ha puesto muy triste, deprimido 0, al contrario, se le no·u tan convulsiones, totales o parciales, ties, etc. Sin dificultad des­Hcubre el médico signos inequívocos de neurosis infantil. El unoUserá ,un futuro histérico, aquel un psicasténico, todos revelan sín·Utomas de una a(eeción nerviosa en su comienzo, de una nrorosis~(como decimos en términos técnicos".

Varias consideraciones llevaron al Dr. Zeledón, a la conclu·sión de que la frecuentación incontrolada de sus enfermitos a se­siones de cine (Cera la causa, si no determinante, por lo menos oca·usional o provocadora del mal". Resolvió entpnces, como primermedida terapéutica, prohibir terminantemente .fa asistencia de talesniños al cine. Y como, enérgicamente lo expresa en el citado ar­tículo: "Prohibición hecha, resultado favorable obtenido." "Tengoseis casOs en que esta simple prescripción ha sido suficiente comotratamiento."

Las conclusiones del artículo del Dr. Zeledón, son completa.lmente análogas a ,las que hoy se aceptan como normas en ~sta ma·teria y que acabamos de ver en la exposición del trabajo del Dr.Dante Costa.

El artículo del Dr. Zeledón provocó en aquella época, ciertomovimiento en favor de la reglamentación de la asistencia de losniños a las sesiones de cine, y la Gobernación de la Provincia, tomóalgunas medidas, que aun siendo muy limitadas, fueron aplaudi­das aun por el propio autor del movimiento y sobre el asunto pu­blicó en el mismo diario "La Tribuna" el 22 de mayo de 1924, unacarta abierta dirigida al señor Gobernador de la provincia, felici·tándole por las ltI\edidas tomadas con el fin de reglamentar la asis·tencia de los niños al cine.

Hace pues diez y seis años, que en Costa Rica fueron propues·tas por un médico costarricense, las medidas que hoy proponen losmás modernos autores, para limitar en lo posible las nefastas in·fluencias del cine sobre el desarrollo mental y afectivo del niño yque el mismo médico describió las neurosis señaladas por el Prof.Theodore, ,en París.

T. 1'. B.