revista maquinaciones n.º 1

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MAQUINACIONES año 1 número 1 julio de 2015 issn 2411-8818 distribución gratuita ¿Dónde están los alienígenas? _ UNA PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA SIN RESPUESTAS CORRECTAS Jack Kerouac: «La vida es un país extranjero».

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Una publicación electrónica sin respuestas correctas, que reúne básicamente cuentos, relatos, fotografías, crónicas, ilustraciones de artistas plásticos, etcétera, en torno a una pregunta.

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  • MAQUINACIONESao 1

    nmero 1julio de 2015issn 2411-8818

    distribucin gratuita

    Dnde estn los aliengenas?

    _U N A P U B L I C A C I N E L E C T R N I C A S I N R E S P U E S T A S C O R R E C T A SJack Kerouac: La vida es un pas extranjero.

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    No hay editorial, pero s tres indicios ancestrales

    Pase usted, extraterrestre, escalera a la izquierda

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    La mierda es mierda en cualquier... por Luis Freire Sarria

    Nuevo mundo por Tanya Tynjl

    Bajo el mar por Alejandra P. Demarini

    La pregunta del pescador por Daniel Salvo

    Lente de plstico por Sandro Aguilar

    We are all made of stars por Miguel ngel Vallejo

    Snapshots|instantneas de Luisa Fernanda Lindo

    Las ruas de Roas por Jos Donayre

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    _ MAQUINACIONES

    UNA PUBLICACIN ELECTRNICA SIN RESPUESTAS CORRECTAS. AO 1, NMERO 1, JULIO DE 2015, ISSN 2411-8818Direccin y edicin general: Jos Donayre Hoefken

    Imagen de portada: Shutterstock.com/Stocksnapper. Correccin, diseo, diagramacin y distribucin: Grafos & Maquinaciones SAC Karamanduka I-11, Lima 9, Per | RUC 20547078943 | (51-1) 251-5155 | [email protected] | www.maquinaciones.com

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    No hay editorial, pero s tres indicios ancestrales

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    Tena que suceder. Tan pronto como Coprnico sugiri que la Tierra era un planeta y que los dems planetas eran lugares reales y no simples pun-tos, alguien iba a preguntar si esos planetas, similares al nuestro, estaban habitados. Desde luego, el debate sobre otros mundos ha sido un tema de especulacin filosfica desde el inicio de la historia. Pero ahora las espe-culaciones tienen un lugar donde poder aterrizar.

    Dado el limitado conocimiento de los otros planetas del Sistema Solar, era una inferencia natural. Kepler imagin ocupantes en la Luna, como tambin William Herschel. Estaban esos canales marcianos de los que habl Schiaparelli y que Lowell tom por construcciones marcianas. Y tan tarde como los aos 1950, algunos crean que Marte tena vegetacin. Una serie de descubrimientos durante el final del siglo XX termin con la idea de vida inteligente en cualquier otro lugar del Sistema Solar que no fuese la Tierra. No obstante, la esperanza de que exista vida extraterrestre contina viviendo en la imaginacin popular y cientfica. Una vez esta-blecida, la idea dio un salto fcil desde nuestro Sistema Solar hacia otras estrellas con otros planetas habitados. Nuestro vecindario planetario

    Pase usted, extraterrestre, escalera a la izquierda*est aparentemente baldo, pero para citar la lnea de apertura de: Gua para autoestopistas de la galaxia, el espacio... es grande. Realmente gran-de. Esta grandeza anima la especulacin.

    Al final del siglo XX, el inters y la creencia en la vida extraterrestre haban permeado la sociedad occidental. La fascinacin emergi, prime-ro, en el mundo literario al comienzo del siglo, con escritores como H.G. Wells, que ayud a difundir el nuevo gnero literario de la ciencia ficcin. No obstante, solo con la llegada de los medios de comunicacin popular, como la radio, y especialmente el cine y la televisin, esta fascinacin se convirti en un verdadero fenmeno cultural de masas. Una adaptacin de radio espantosamente realista en 1938 de la Guerra de los mundos, de H.G. Wells, realizada por Orson Welles, que describe una invasin por fuerzas marcianas hostiles, propag involuntariamente el pnico por todo Estados Unidos. Desde los aos 1960, la vida aliengena ha llega-do a ser uno de los temas ms comunes en el mundo del espectculo.

    Nota del editor: Fragmento de El planeta privilegiado: Cmo nuestro lugar en el cosmos est diseado para el descubrimiento (2006) de Guillermo Gonzlez y Jay Wesley Richards.

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    Desde el clsico 2001: Una Odisea en el espacio, de Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick, hasta Star Trek, La guerra de las galaxias, Encuentros en la tercera fase, Alien y sus tres secuelas, E.T., Men in Black, Independence Day, y Expediente X, los aliengenas habitan la conciencia moderna tanto como ngeles y demonios habitaban la conciencia medieval. Los avances tecnolgicos, especialmente los alunizajes del Apolo desde 1969 a 1973, proporcionaron al tema el aura de la realidad. Como resultados, algu-nas encuestas recientes indican que ms del 60% de los norteamericanos creen ahora en la vida extraterrestre de algn tipo. Durante aos, noso-tros tambin formbamos parte de esa mayora.

    El incremento en fascinacin sobre la vida extraterrestre ha estado acompaado por una creciente sealizacin y por avistamientos de ovni, con un supuesto origen extraterrestre, de marcas alien como crculos en las cosechas, encuentros con aliengenas e incluso abducciones alien. En muchos casos es fcil ver matrices seudorreligiosas en estas fijaciones. Publicaciones como UFO Magazine se refieren a los defensores de las visitas alien como creyentes. En los crculos cientficos de la corriente principal, la creencia en vida extraterrestre ha llegado a ser tan prevalen-te, que el astrnomo e historiador de la ciencia Steven Dick lo ha descrito

    como el mito dominante de nuestra poca, simbolizando lo que l llama cosmologa biofsica.

    (...) Nada de todo esto, desde luego, desacredita la idea. Mientras resulta fcil desechar como fantasas o desilusiones las abducciones alien de ltima hora de la noche, la cuestin de si existe la vida extra-terrestre y, en particular, inteligencia extraterrestre es, con toda segu-ridad, legtima. Su principal problema hasta el momento es que no te-nemos evidencia de ella. Esto es ms que una simple observacin que, cuando se aumenta, se convierte en un argumento formidable contra la existencia de inteligencia extraterrestre (ETI) que se llama normal-mente la paradoja de Fermi. En 1950, el premio Nobel y fsico Enrico Fermi (1901-1954) se gir a sus colegas en Los lamos, Nuevo Mji-co, y pregunt: Si hay extraterrestres, dnde estn?. Su argumento, que no se trata realmente de una paradoja a no ser que se asuma que ETI debe existir, es simple. Si hubiera otras numerosas civilizaciones inteligentes como la nuestra en la Va Lctea, algunas de ellas con se-guridad se habran dirigido a nosotros. En algn momento se habran quedado sin espacio o habran tenido peligrosos encuentros locales o, simplemente, mayor curiosidad que puede animar la migracin.

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    El mundo de sombras en el que vivo, rodeado por individuos mugrien-tos, cochambrosos, estropajosos, tiznados y srdidos, se est volviendo cada da ms insufrible. Vagamos por los labernticos subterrneos, en parte inundados por las aguas, buscando los lugares ms secos y ms sombros, alejados del sol. La vegetacin prcticamente ha desaparecido de la faz de la Tierra a causa del calor y de los incendios que este produce. La escasez de oxgeno y su derivado el ozono estn generando estra-gos entre los humanos. Sobre nosotros se alzan los edificios de la Ciudad Austral donde viven los Selectos. Solo ellos tienen acceso a la Fuente de Energa Revitalizadora para la destilacin del oxgeno y nos han segrega-do de la comunidad, ocasionando nuestra miseria y debilidad fsica.

    Los Selectos son perfectos y por eso creen tener derecho a reprodu-cirse lo que a nosotros nos niegan. Es cierto que somos corporalmente imperfectos, hay algunos sordos, tuertos como yo, o ciegos o invlidos debido a las mutaciones. Sin embargo, ese no es un motivo para discri-

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    minarnos en tal forma que estamos muriendo de a pocos. Con la vida insalubre que llevamos, con el aire impuro que respiramos, no podemos detener la plaga de enfermedades y pestes que nos consume desde que nos han expulsado. Muchos mueren de debilidad pulmonar, edemas, en-fisemas. Somos los Indeseables. Junto con algunos compaeros andinos Macay, Paititi y Catari, que son mis fieles acompaantes, ayudamos a los supervivientes de esta fatal discriminacin.

    Los Selectos esperan nuestra desaparicin paulatina de la faz de la Tierra, ya que hemos sido privados de nuestra capacidad de reproduc-cin y destinados a vivir alejados del Ozonizador o Fuente de Energa Revitalizadora que dirige Balsatros. Nos hemos dejado usar para los ex-perimentos ms crueles y para probar los remedios empricos a cambio de un poco de alimento o de una manta rada. Nuestros cuerpos estn in-

    a los pueblos andinos que han inspirado estos personajes*

    Nota de la autora: Los nombres de este cuento son andinos, procedentes concretamente de las lenguas aimara y quechua, localizadas en los alrededores del lago Titicaca o zona austral del Per. As, macay significa ceniza; paititi, jaguar; catari, ser-piente; jayu, sal; kori, oro; y balsatros proviene de albatros (ave marina) y de blsamo o cagliostro.

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    servibles por la sevicia, ferocidad y encarnizamiento de las enfermedades que nos consumen. Muchos mueren trastornados sin saber quines son, de dnde vienen y a dnde van.

    Cansado de tanto sufrimiento, decid buscar a Kori. El brujo es inv-lido, pero es un pozo de ciencia por lo que Balsatros lo mantiene en un laboratorio con suficiente oxgeno, en la periferia de la Ciudad Austral. Colecciona los libros que se salvaron de los incendios y de las inunda-ciones. Sabe mucho y conserva recetas para casi todas las enfermedades conocidas, pasadas, presentes y futuras, aunque no puede todava hacer-se crecer la pierna que le falta. Lo que es difcil conseguir son los ingre-dientes para sus pomadas, pociones o jarabes. Tambin tiene necesidad de miembros dispersos para sus intrngulis por lo que espero venderle al-gn difunto de los que robamos del cementerio de los Selectos, pues ellos tambin mueren, aunque desean ser inmortales. Los guardias nos dejan pasar para suministrar los insumos que necesita. Imploro su generosi-dad, pues no podemos pagar de otra manera sus menjurjes. Lo encontr ensimismado en su laboratorio mezclando grasa de oso con tutano de buey, cera nueva y polvos de marfil para teirse las canas.

    Jayu me dijo, yo no puedo salir del laboratorio. Esta pierna no me ayuda y ninguna otra artificial me ha servido hasta ahora. Estoy pre-parando una nueva pocin que revolucionar el mundo. Voy a utilizarla para que me crezca una nueva y entonces, s, yo podr ayudarte a ti y a tus amigos. Pero debes buscar, encontrar y proporcionarme los materiales que necesito.

    Desde que comenz a decrecer la presencia del ozono alrededor del planeta, y todo se fue convirtiendo en cenizas por la accin de los fuertes rayos del sol, la Tierra cambi para peor. No se puede decir que no lo sa-bamos pero seguimos haciendo caso omiso de las advertencias hasta que lleg el Cataclismo. Sobrevino en el mundo una catstrofe como jams habamos imaginado ni en las peores pesadillas. Se hundi la tierra bajo las aguas, explotaron las ciudades, convirtindose en derrumbes inmen-sos, y sepultando bajo sus restos vidas, amores, sufrimientos, geniales in-ventos, importante e irrecuperable sabidura.

    En la ciudad sobreviven los que estn alejados del sol. Quienes se es-conden en los subterrneos insalubres se mueren por falta de alimento, oxgeno, atencin.

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

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    Rogndole, me explic el brujo lo que deba hacer. Primero tendra que encontrar los ingredientes. Luego, hirviendo minio y cerusa en par-tes iguales, junto con un tercio de jabn, y tres partes de aceite de oliva deba formar una pomada. Se deba tener cuidado de no respirar los va-pores venenosos mientras herva. Afirmaba que poda hacer crecer la piel nueva cuando por un descuido se sala al aire libre y el sol la quemaba. Me entreg unos gramos de minio con grandes recomendaciones de que se poda usar externamente, pero si se respiraban sus vapores o se usaba internamente era txico y venenoso. Desde entonces, estamos preparan-do pomadas en los recovecos de nuestro laberinto y curamos las llagas infectas producidas por la luz del sol.

    Muchos han abandonado la Tierra y viven en otros planetas coloniza-dos por los hombres. Hace aos que ha empezado la era D.C. o Despus del Cataclismo, y la etapa anterior se conoce como A.E. o Antigua Era. Recuerdo cuando vivamos en concordia en un mundo desarrollado que alcanz un alto nivel de civilizacin, pero el Cataclismo cambi nuestras vidas. El calor infernal en la superficie de la Tierra derriti glaciares, se inundaron los continentes, se movieron las placas martimas producien-

    do espantosos terremotos. Lo que no qued destruido se incendi y se convirti en cenizas desperdigadas al viento. La vida biolgica sufri su ms mortal impacto desde que el mundo es mundo.

    Casi toda la ciencia acumulada durante los siglos se perdi en los in-cendios o simplemente se derriti. Si algo queda, est muy lejos en la ga-laxia y nadie regresa para iluminarnos.

    Por eso vivimos alejados del sol asesino que ha diezmado a los habi-tantes en las ltimas dcadas. En la Tierra, donde se hicieron tantos des-cubrimientos en la Era Antigua, aunque parezca increble, hoy apartan a las personas que no son perfectamente sanas, llamndonos Indeseables. No quedamos muchos y estamos recluidos, aventados o arrojados en este rincn del mundo, en los meandros subterrneos de una antigua mina murindonos de a pocos. En los alrededores se han formado islas, islotes y pennsulas donde antes del deshielo haba todo un continente. Estamos viviendo en las profundidades de esta Ciudad Austral, en parte sumergi-da, la que antes fue grande y populosa metrpoli. No somos malvados ni es maligno el dolor que nos agobia, pero s es perverso el egosmo de los Selectos y yo no s a dnde nos llevar tanto sufrimiento.

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

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    Felizmente, ahora el brujo nos protege y ampara con su erudicin y desprendimiento. Bajamos a trabajar en los recovecos ms profundos de la Tierra para recoger material, y aunque muchos desaparecen aplas-tados por los derrumbes, nos queda la ilusin de un mundo nuevo. So-brevivimos alimentndonos de los animales que podemos atrapar en las inmundas covachas aledaas, cambiando ingredientes misteriosos y dif-ciles de encontrar para sus pcimas, por brebajes que nos prepara, si no para curarnos, al menos para soportar la vida en el inerrante mundo de las sombras.

    Otra fuente de alimentacin es el caoln que el debilitado compaero Paititi se encarga de raspar de las paredes, ya que l no puede caminar por largos trechos en los tneles excavados. Ese tipo de arcilla o silicato de aluminio nos abastece de sales minerales, fierro y calcio, nos sirve de alimento, como los antiguos amaznicos, y tambin lo usamos para la-varnos, desinflamar heridas y regenerar la piel.

    El progreso de la qumica ha acompaado siempre el incremento de las ciencias naturales y la bsqueda eterna del elixir de larga vida me explica Kori.

    Hoy, en medio de esta vida miserable, brilla una luz de esperanza. No-sotros, la escoria de la Tierra, los Indeseables, ayudamos en la extraccin y en la preparacin de minerales metlicos, as como aportando rganos humanos que necesita el brujo para la creacin y mutacin de otros seres. Mi colega Macay, el manco, mientras excavamos en los subterrneos tra-tando de encontrar nuevas fuentes de ingresos, asegura que antiguamen-te las ciencias, con todo y sus estudios sobre el genoma, la radioactividad y la constitucin del tomo, le dan siempre la razn a los alquimistas an-cestrales, quienes han asegurado desde siempre que los elementos tien-den a transformarse. Eso es lo que va a suceder. Vamos a transformarnos tambin nosotros, con la ayuda de Kori.

    Al entregarle el oro que hemos encontrado, el brujo me advierte con severidad que no me acerque al agua mercurial que hierve en un rin-cn de su laboratorio, pues puede explotarme en la cara. La va a mezclar con oro para fabricar su piedra filosofal, me explica. An con los avances cientficos que existen actualmente, el oro es y ser siempre la atraccin mayor de los hombres, aunque no s qu ventaja pueda tener para la hu-manidad superviviente, ya que no hay mucho que comprar, aparte la me-

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

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    tamorfosis gentica y eso todava es un secreto en el que est trabajando el brujo.

    Qu te sirve, Jayu? pregunt Kori, dejando de embadurnarse el cabello que tiene tieso y derecho como agujas de puercoespn, observn-dome a travs de los frascos con lquidos multicolores. Los potes en los estantes llevan etiquetas con nombres como nuez vmica, raz del diablo, matasuegras y otros venenos conocidos.

    Le expliqu que Catari, laboriosa y fiel dirigente de las huestes fmi-nas en el mundo de las sombras, hizo hervir polvos de coral y antimonio con corteza de abedul, esencia de rosas y clavos de olor, como nos explic l, para preparar la infusin de Nostradamus, y dos o tres de los Indesea-bles, en vez de curarse, se han envenenado y muerto.

    Le advert a Catari que no le pusiera mucho antimonio a la mezcla que puede ser txico me explic. Hay sustancias que son venenos potenciales y los remedios deben suministrarse convenientemente, para que sean provechosos. Dicen que no hay nada nuevo bajo el sol, y cuando este mismo sol ha destruido gran parte de la vida biolgica de la Tierra, debemos ayudarnos con lo que podamos encontrar. S que es difcil con-

    seguir ciertos materiales, pero se deben preparar con exactitud, sino no son vlidos.

    Me dio la receta de la infusin de Nostradamus cuando le ped una pcima para hacernos ms fuertes y sanos. Y tiene razn. Se deben seguir las instrucciones estrictamente porque puede hacer ms mal que bien si no se prepara con exactitud.

    Kori medit un rato, sacudi la cabeza en seal de impotencia, y luego me entreg un trozo de plata cruda influenciada por Saturno, como amuleto de plomo, pues atrae sobre quien lo lleva el respeto y la confianza de sus semejantes. Eso era lo que me poda donar sin pagar. Por lo dems, me dio a entender que no tena tiempo de preparar bre-bajes contra el envenenamiento, mientras trataba de encontrar solucin para su invalidez y la metamorfosis en lo que llevaba ya avanzados es-tudios. Como prepara ese nuevo invento, seremos unos de los primeros en probarlo, segn me ha prometido. Y de esa esperanza sobrevivimos todos los Indeseables.

    No faltan los violentos y los incontrolables entre nosotros. Algunos de los Selectos discriminados recientemente por enfermedad, recorren las

    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

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    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    murallas de la ciudad. Durante las horas nocturnas observan sus antiguos hogares donde vivieron con comodidades mientras eran sanos. Ahora, como nosotros, viven bajo tierra, recogiendo, buscando y almacenando lo que encuentran, arrastrndose, araando las paredes de la mina, sin poder obtener suficiente mejora para los males. Ya hay quienes claman venganza por haber sido desplazados, anulados, suprimidos y excluidos injustamente de la Fuente de Energa Revitalizadora.

    Le he rogado que nos ayude y Kori me lo ha prometido. Es magnni-mo y altruista.

    Primero trata de conseguirme los productos que te indico en esta tablilla, para preparar recetas para los Selectos continu y me entreg una larga lista apuntada en una tabla de arcilla. Si quieres curar a los Indeseables, debes esperar a que termine mi pocin trans-formadora.

    Los ingredientes apuntados no eran fciles de conseguir. Para pre-parar colirios con el fin de cambiar el color de los ojos, el brujo ne-cesita nitrato de plata cristalizado; para sus pastas dentfricas, debo obtener huesos de jibia en polvo, cremor trtaro, cochinilla y coral

    pulverizado; luego extracto de silicio negro, para preparar remedios contra la senectud; sales de radio, para destruir las clulas vivas que no son perfectas o estn daadas. Son tantos los ingredientes y los Indeseables no podemos esperar mucho tiempo. Tenemos que sal-vaguardar nuestra integridad y deseamos su apoyo para no vivir en condiciones infrahumanas.

    Le cont, entonces, al amigo brujo que hemos encontrado en las pro-fundidades de la mina enormes cantidades de explosivo que puede es-tallar en cualquier momento y aniquilarnos. Si no encuentra rpido la solucin para la metamorfosis, solo nos quedara saltar en el aire y desa-parecer de la faz de la Tierra como ltimo recurso. Kori no est de acuer-do con esa extrema decisin, pues no pierde las esperanzas de encontrar el remedio para nuestros males, y me advierte que corremos el riesgo de perder el rumbo.

    Como es sabido, el inerrable Balsatros, imbuido de poderes hip-nticos y soberano indiscutido de la Tierra Conocida de los Selectos, cuyo centro es la Ciudad Austral, vive rodeado por gigantes. Soporta al brujo invlido porque le es til, ya que ha sabido de los nuevos ex-

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    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    perimentos. Ha encargado a Kori un trabajo delicado y quiere trans-formar a sus huestes. Desea hacerlos invencibles. Creo que se imagina lo que est sucediendo entre los Indeseables, cada vez ms rebeldes y desesperados, y prepara la defensa.

    Segn los decretos de la N.E., como los Selectos son los nicos que pueden tener descendencia en su mundo luminoso, a nosotros, que vivimos en el mundo de sombras porque cada vez hay menos oxgeno y no alcanza para todos, nos persiguen si salimos. La libertad no es gratis y la vigilancia debe ser permanente.

    * * *

    Mientras tanto, adems de su experimento para la metamorfosis, Kori prepara algo sorprendente, que cambiar la faz de la Tierra. Me ha pe-dido ayuda para procurar polvo de hierro con lo que desea favorecer la absorcin de anhdrido carbnico sobre la superficie de las aguas. Este gas es el mayor responsable del calentamiento de la atmsfera terrestre.

    Quiere sanar el planeta. Con el polvo de hierro obtiene el efecto de acelerar el crecimiento de las algas marinas que, a su vez, absorberan el gas. Es un proceso lento, pero espera la recuperacin del planeta a un estado normal de supervivencia para las especies en un remoto futuro. Es un genio.

    Cuando le llev el polvo de hierro, por supuesto, no era suficiente ni para empezar.

    Me di cuenta de que hara falta una cantidad tan grande que un su-perviviente lo conseguira solo en sus sueos. Quiz nos quera tener ocupados. Pero entonces Kori me inform que haba comenzado la nueva revolucin teraputica para curar las pestes, las enfermedades, la invalidez, haciendo crecer miembros faltantes y renovando la piel.

    Haba encontrado la forma de aislar los principios activos de los elementos.

    Sin embargo, al realizar las pruebas con los miembros del ejrcito de Balsatros, se dio cuenta de las transformaciones. Los genes animales que utilizaba los convirti en seres superiores fsicamente, gracias a sus nuevos atributos, pero algunos pacientes tomaron formas diferentes.

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    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    Me explic que las metamorfosis han trado una serie de trastor-nos en el ejrcito de los Selectos... y Kori tiene mucho trabajo que ha-cer. Algunos gigantes han perdido la razn por haberse convertido en algo nunca visto. Pieles escamosas de colores diversos y con manchas, garras en vez de manos, crneos deformes y proboscidios.

    Con el delirio alquimista que ha surgido en estos aos, los Se-lectos recuperan antiguas y mgicas pociones para curar las deformi-dades me explic. Ellos esconden sus transformaciones porque viven aterrados de ser discriminados y enviados entre los Indeseables.

    Por eso, muy en secreto y recorriendo una serie de pasillos escon-didos, canales y tortuosidades, llega a su laboratorio una clientela de seres genticamente alterados, modificados, transfigurados. Kori est tan preocupado que quiere probar el experimento en nosotros antes de seguir tratando a los Selectos.

    Despus de nuestra conversacin, me ha entregado el amigo brujo unas agujas con cpsulas de suero a cambio de algunos materiales para sus pociones. Segn me ha explicado, las cpsulas producen cambios en la raza y pueden convertir a los hombres en seres con cualidades

    animales, como hombres con vista de halcn, con la osada del jaguar o con la malicia de la serpiente, as como hombres industriosos como abejas o que respiran bajo el agua como el tiburn. Sin embargo, tam-bin pueden cambiar fsicamente, pues ha inventado en sus horas de insomnio la frmula para transformar el genoma humano. Su ilusin es que le crezca finalmente la pierna que le falta. Probar las cpsulas. Har el experimento, la prueba, la ltima ilusin, con mis compae-ros. No nos queda otra esperanza.

    Mientras tanto, los Selectos siguen escondiendo sus deformacio-nes, resguardados de la luz del sol, sin identificarse con su verdad. Con la egolatra que los caracteriza, siguen acaparando y respirando el oxgeno que a nosotros nos llega escasamente bajo la tierra en el mundo de las sombras. Balsatros resguarda la ciudad con su ejrcito de gigantes, para que no sufra la violencia de los Indeseables, pero yo tengo una fe inquebrantable en el viejo amigo brujo. Llegar el da en que transformar la Tierra y los ltimos sern los primeros.

    Comenc a llenarme de sueos y resolv cerrar el pasado en un rincn de mi memoria, como en una alcanca donde se guardan los

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    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    recuerdos. Decid promover una activa defensa de los principios que rigen nuestra comunidad. Comenzaremos por volvernos ms fuertes, ms sanos, ms interesantes con los sueros en cpsula descubiertos por Kori.

    El manco Macay, cuyo nombre en el antiguo idioma significa ce-niza, empez el tratamiento antes que los otros y de un lado le estn creciendo plumas en forma de ala, y su nico brazo tambin se est convirtiendo en ala, emulando al ave fnix que renace de las cenizas. No solo se le ha aclarado la vista sino que su cuerpo se est transfor-mando. El brujo afirma que es todo un xito, ya que han desaparecido los sntomas de su enfermedad intrnseca. Su piel llagada, podrida, agusanada, se est renovando, y plumas pequeas estn abrindose paso entre los poros del cuerpo. Macay se est volviendo hombre-p-jaro. Es un ser feliz y pronto empezar a volar, revoloteando sobre la Ciudad Austral como las aves que hace tiempo abandonaron los cie-los de la Tierra y que pocos recuerdan.

    Como mi nombre, Jayu, est relacionado con la sal, decid probar las cpsulas de tiburn, que vive en el mundo de aguas saladas, es-

    perando convertirme en anfibio y curarme de las fiebres intermiten-tes que me afectan. Ya estoy viendo que me salen agallas y me crece la cavidad dental para poder masticar con fruicin los ms dbiles huesillos de los Selectos difuntos antes de que los entierren en el ce-menterio. Estoy volvindome un hombre-pez. Ya puedo nadar en las aguas que rodean la Ciudad Austral y quedarme bajo la superficie ms tiempo que ningn hombre antes pudo hacer. El jbilo me ha llenado el espritu al ver que una piel suave cubre mis extremidades. Soy un Tritn, un rey marino, un salvador que se levantar de las aguas!

    He suministrado las pldoras de jaguar a Paititi, nuestro compa-ero de excavaciones subterrneas, quien sufre de depresiones y can-sancios, para que se fortalezca su estructura vital. Por lo que veo, ya le estn creciendo garras en las manos y su cabeza se est convirtiendo en la de un felino audaz. Tiene manchas en la piel, y se est volviendo fuerte y feroz.

    A Catari, la mujer invisible como la llamamos por tener una sutil figura, delgada, estilizada, enjuta, desmirriada y tenue, el suero la vol-ver una mujer-serpiente ondulante y maliciosa, as como a las otras

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    Un mundo de sombras por Adriana Alarco de Zadra

    fminas del mundo de sombras. Se estn deslizando por los meandros subterrneos y recorriendo angostos canales que antes no podamos atravesar, para acercarnos sin aviso ni sospecha a la Ciudad de los Selectos. Si continan rechazando nuestra humanidad, nuestra exis-tencia, el sentido mismo de la vida, tendrn que atenerse a las conse-cuencias.

    Esperaremos con paciencia la transformacin para levantarnos de nuestras catacumbas y volver al mundo luminoso y esplndido de la metrpoli, sin perder el sentido de nuestra propia realidad.

    El brujo ha probado tambin sus cpsulas. Le est creciendo el miembro que le faltaba, pero parece tener pezua en vez de pie. No importa. Ahora puede caminar mejor que antes.

    En nuestros sueos inventamos un porvenir impactante. Una di-visin de jaguares Paititi, mitad hombres mitad felinos, rodearn la Ciudad Austral y vencern a los gigantes de Balsatros. Por las aguas se acercarn los tiburones Jayu, nadando en las aguas saladas y pro-fundas de los agigantados ocanos. Por los aires se acercarn volando raudamente los halcones Macay, durante las horas del ocaso, cuando

    el sol no quema. Las serpientes Catari avanzarn por los senderos que llegan al centro de la Tierra Conocida, mitad ofidios, mitad fminas, ondulantes y maliciosas.

    Comenzaremos la invasin, aunque Balsatros haya alineado en las puertas a sus sbditos perfectos, gigantescos, fuertes y sanos, hipno-tizados con su poder de mesmerismo, para evadir la realidad. Y si no nos abren las puertas, usaremos explosivos! Nuestra venganza ser terrible.

    As, en esa forma sutil, pero feroz, nosotros venceremos. Es nuestro propsito que los Selectos reconozcan su malevolen-

    cia, se comuniquen con nosotros, nos faciliten el oxgeno y no sigan viviendo de fantasas, o traeremos abajo su mundo con nuestra furia vandlica, nuestro instinto animal y nuestra fuerza monstruosa. En-tonces, los animales se apoderarn de la Tierra nuevamente, levantn-dose desde las sombras con sus pieles renovadas, para comenzar otra vez el ciclo infinito. Ocuparemos la Ciudad Austral y ser nuestro jefe y gua Kori, el hombre-lobo, el brujo de las profundidades, esa mente generosa, erudita y compasiva, finalmente sano y entero.

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    Avenida San Martn 144, Barranco(51-1) 247-3206 | www.lalibredebarranco.weebly.com

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    Hay experiencias que se guardan por aos como espinas de pesca-do atravesadas en la garganta. Viven all, establecidas, con derecho de permanencia porque no las podemos pasar como sueos ni aluci-naciones. Otra razn para que nos sigan hiriendo es la dificultad de contarlas. No podemos sacrnoslas del cuello si queremos que se nos siga considerando del lado de la gente fiable. Bastara que las difun-disemos o, peor aun, que las publicsemos, para que se nos mirase con lstima o sospecha, se dudase de nuestras capacidades profesio-nales e intelectuales, se nos escatimase la amistad. Yo conservo una de esas espinas. La llamara mejor bayoneta de una guerra interior ato-rada en mi cartida. No puedo aceptar que pas lo que pas, a pesar de que todo me convence de que ocurri tal como est registrado en mi memoria. Mi casa miraba pasar el ro Rmac desde las alturas de

    La mierda es mierda en cualquier parte del universopor Luis Freire Sarria

    una quebrada chaclacayina, si levantaba la cabeza, me saludaban las cumbres peladas y rocosas de los cerros, si la bajaba, lo haca el ro, pobre y magro ro Rmac, siempre escaso, rumiador de basura entre las piedras. De noche, las luces quietas de las ventanas vecinas hacan poco contra la oscuridad que titilaba sobre nosotros. Solo la luna lle-na, cuando las nubes le daban permiso, la quebraba con su claridad. Fue por eso que aquella luz, intensa, pero no hiriente, como un sol amable disuelto en azul plido, me arranc de la cama como si los tentculos de un pulpo poderoso me hubiesen tirado hacia adelante. No era luz de lmpara, de luna o de incendio. Vena del jardn. Sal a mirar. Apenas por encima de los cerros, sobndose el brillo contra las cumbres, se balanceaba una diadema oblicua de topacios azules re-cortados como joyas. Nunca haba visto luz tan intensa que acariciara

  • 18

    los ojos con la belleza de su azul. El silencio era absoluto, ningn so-nido, ni siquiera un rumor de brisa acompaaba el movimiento de la diadema en medio del cielo oscuro. Meneo lento, de velero en el mar. Cambi de color a rub sangre, despus a esmeralda fulgurante y co-menz a deslizarse hacia las casas por las faldas de la noche. Pareca gozar exhibindose. Para mi sorpresa primero y mi terror despus, el objeto aterriz en mi jardn. Al hacerlo, dej de brillar para presen-tarse en su desnudez metlica. Era pequeo, hecho de mudez y blan-cura. Permaneci varios minutos apoyado en la hierba. Se me pararon todos los pelos del cuerpo, me fosilic de terror, de un terror nuevo, inhumano, diferente al que me hubiera generado la zarpa de la muer-te acechndome detrs de un accidente, un asalto a mano armada, un terremoto devastador. Si eso se llamaba enriquecer nuestra gama de emociones, que se la guardasen o la incinerasen. Un hombrecito de metro cuarenta baj por una escalerita, era negro bant, con ojos muy grandes y azules, cargados de una expresividad ajena para m expe-riencia cuajada por las miradas humanas, las inertes de los peces, las fras de los reptiles, las carnvoras de las aves rapaces, las predecibles

    como las fases de la luna que despliegan los mamferos, si exceptua-mos el cansancio esencial que transmiten los ojos de las vacas. Sus la-bios parecan trazados por el lpiz de una mano muy dbil, sus orejas eran redondas y sus dos brazos delgados y armoniosos. Lo cubra un traje plateado pegado al cuerpo. Pas a mi lado sin hacerme caso y entr en la casa. Al rato, se oy correr el agua del inodoro del bao de visitas. Minutos despus, el extraterrestre volvi a pasar a mi costado sin mirarme, se meti en la nave y la perdi en el firmamento a una velocidad de sinapsis, diadema brillante y muda camino a confun-dirse con las estrellas. Corr al bao, su mierda flotaba en medio de un hedor de metanos insepultos. No se haba dignado pasar el agua. Dudo que no supiera cmo hacerlo, si saba lo que era un inodoro, sa-ba tambin cmo funcionaba. Sent el desprecio en las ingles. Era re-donda como mojones de conejo. La guardo en el refrigerador, en una caja de plstico, se ha ido blanqueando con los meses, sigue la ruta de los excrementos terrestres cuando el tiempo los empuja a parecerse a los huesos pintados por el sol. La mierda es mierda en cualquier parte del universo.

  • 19

    Ya hace cincuenta aos que abandonamos nuestro planeta, cuando, cansado de tantos maltratos, empez a morir. Y ese fue el famosos fin de los tiempos? No para todos. No para nosotros, los super-dotados, los encargados de formar una nueva tierra sin cometer los mismos errores. Mi marido, mis hijas y yo fuimos reclutados. Al fin pude ver una ganancia concreta a largos aos de preparacin de mi tesis doctoral. Qu irona! Mientras la escriba, la culpaba de no dejarme tener una vida social... ahora le debo la vida.

    El eminente final era un secreto a voces. Oficialmente no se deca nada, pero los seguidores de teoras de conspiracin no dejaban de ha-cer notar la escases de lluvias donde antes haban campos frtiles, los mares que cada da se alejaban ms y ms de las costas, y ese sol que castigaba implacable. Haba que ser tonto para darse cuenta de que algo iba mal. Y luego empezaron las misteriosas construcciones de algunos gobiernos que an contaban con suficientes recursos. Era evidente que se estaban preparando. No s cmo se enteraron de que tenan un plan

    Nuevo mundo por Tanya Tynjl

    de supervivencia, pero solo para personas altamente capacitadas, nada de obreros o trabajadores tcnicos entre los escogidos. Por ms que los canales oficiales trataron de descreditar a aquellos que con sus lo-cas teoras ya estaban bastante desacreditados, siempre hubo quienes creyeron en ellos. Y en este caso no se equivocaron: era obvio que los poderosos de la Tierra no iban a esperar con los brazos cruzados a que el mundo acabe.

    As naci el ultrasecreto proyecto Nova Orbis. Aparte de los rica-chones y polticos de pases ricos, el resto de los involucrados en dicho proyecto ramos cientficos e intelectuales de vital importancia para preservar la memoria del antiguo mundo. Entre ellos estbamos mi es-poso y yo. Supongo que mis vecinos y conocidos sospechaban algo. Sus miradas envidiosas lo indicaban... o quiz era solo mi conciencia que me haca ver envidia en ojos que solo mostraban terror ante el inmi-nente final. Cuntas veces me sobresalt cuando alguien me preguntaba cmo puedes estar tan tranquila en estos momentos?

  • 20

    Si mis hijas fueron reclutadas fue porque ellas haban heredado nues-tra inteligencia. As fue que la madrugada sealada, como ladrn en la noche, los elegidos subimos a las gigantescas naves, llenas no solo de seres humanos sino tambin de plantas y animales seleccionados por su perfeccin gentica. La idea era recrear una Tierra superior, perfecta.

    El planeta encontrado era ideal y no tena vida superior: nosotros podamos colonizarlo sin problemas, los cinco millones escogidos en-tre las ms grandes mentes de la humanidad, seleccionados rigurosa-mente no solo por la inteligencia, sino por la edad, salud y otros par-metros que prefiero no recordar. Cinco millones contactados en el ms absoluto secreto, a los que se les exigi un total silencio... a los que se convenci de dejar todo atrs sin remordimientos, bajo el pretexto de que ms importante que salvar todas las vidas humanas era preservar el legado cultural de la humanidad. Eso nos ayud en un principio a no pensar en familiares, amigos, en los que irremediablemente quedaban atrs. No impidi el dolor cuando desde la nave vimos explotar la tie-rra. Pensar en todos los muertos...

    Cinco aos dur nuestro viaje hasta Nova Orbis, el mundo prome-tido por nuestros cientficos, aquella sin vida inteligente. Pero qu es vida inteligente? Ya han pasado cincuenta aos y viendo la actitud de

    algunos de los hijos geniales de padres geniales, me pregunto si ha-blar de inteligencia es pertinente. Tachamos a los habitantes de este pla-neta de animales porque no se parecen en nada a nosotros, porque no vemos un grado de desarrollo cultural en ellos. Algunos incluso asegu-ran que no demuestran manifestaciones artsticas. Y cmo podemos saberlo si no podemos compararlos con nosotros? Y si estn tan bien adaptados a su entorno que no somos capaces de ver sus ciudades, de escuchar sus cantos, de apreciar sus colores? Acaso esta adaptacin al mundo que los rodea no sera muestra de un gran desarrollo cultural?

    Y mientras tanto hemos construido ciudades hacinadas, estamos agotando los recursos, nuestros supuestamente inteligentes hijos se han encargado de poner su granito de arena en preservar el legado de la civilizacin y manifestaciones de la frivolidad, del despilfarro, de la in-dolencia que demostraron los seres humanos de pases desarrollados en el viejo mundo, se ven por todos lados.

    A veces me encuentro alguno de los pobres animales nativos hur-gando en la basura y me parece ver una triste pregunta en su mirada, al notar mi presencia... por qu?

    Es entonces que me pregunto cunto tardaremos en destruir este planeta.

  • 21

    Avenida Bolognesi 198, BarrancoTelfono: 251-4866

  • 22

    Era ya de noche cuando el par de muchachos decidi salir a pasear por el pueblo. Chilca era el destino de la familia siempre que haba algn feria-do o fin de semana largo, pues el padre de uno de ellos tena una casa ah, y siempre que iban l y los suyos, tambin eran invitados su hermana y la respectiva familia de esta. As que los primos compartan muy seguido.

    Conocan el camino por el lugar de memoria y pocos minutos pasa-ron antes de que se encontraran paseando por la playa.

    Mam dice que ya encendieron la parrilla dijo uno de ellos revi-sando su telfono celular al escuchar la alerta de mensaje.

    Pues, ya era hora respondi el otro, el mayor, con poco inters, me estoy muriendo de hambre.

    S, pero hasta que la carne est lista...Por eso salimos en lugar de quedarnos sentados con los estmagos

    rugiendo.Se sentaron en la orilla y compartieron un paquete de galletas. No

    hablaron, se dedicaron a escuchar las olas romper y contemplar el cielo despejado.

    Bajo el mar por Alejandra P. DemariniOye se anim el menor a entablar conversacin luego de unos

    minutos, todava con los ojos fijos en las estrellas, ser cierto que hay ovnis por ac?

    La respuesta del otro fue, primero, una carcajada.S, claro elabor despus con sarcasmo. Hemos venido a este

    lugar por aos y jams ha pasado nada de eso.Y todas esas historias...?Estrellas fugaces, gente borracha o simples mentiras.Bueno.Transcurri el tiempo y retomaron la marcha, acercndose a la orilla

    en su afn de mojar al otro al patear el agua. Cuando ya pensaban dar me-dia vuelta y volver, el menor alcanz a ver la silueta de un ave en el mar.

    Mira, un pelcano.Un pelcano? dijo el otro, aguzando la vista A estas horas?Su primo se encogi de hombros y sigui al mayor un par de pasos

    hacia el mar, yendo la ms cerca que podan antes de empezar a mojarse la ropa.

  • 23

    S, es un pelcano corrobor el mayor. No saba que tam-bin pescaban en la noche.

    Pero no parece estar pescando.En efecto, el ave solo estaba ah, sentada sobre la superficie del mar

    a pocos metros de ellos, dejando que las olas la mecieran sin que se inmutara.

    Aburridos como estaban, los chicos no tuvieron mejor idea que intentar llamar la atencin del pelcano, pero, por ms que chapotea-ran y le lanzaran agua, el ave no repar en su presencia.

    Vamos a estar aqu toda la noche dijo el mayor recogiendo un par de piedras.

    Oye, no. Le vas a hacer dao.No se las voy a tirar a l, solo lo suficientemente cerca para asus-

    tarlo.As, el muchacho lanz la piedra y esta cay cerca del pelcano,

    pero no logr su cometido. El ave permaneci impvida.Lo mismo sucedi con las siguientes dos, tres, cuatro piedras.Es el pjaro con el sueo ms pesado que he visto se rindi el

    chico.De repente est muerto.

    S, se muri sentado y no se ha dado cuenta.Entre burlas de su primo, el muchacho ms pequeo recibi una

    llamada.Mam dice que ya est la comida.Ya era hora!Dando media vuelta, los primos emprendieron el camino de vuelta

    al pueblo, no sin que antes el mayor se deshiciera de la ltima piedra que tena en la mano, lanzndola al mar, pero sin interesarle en dnde fue parar.

    De haberse quedado un par de segundos ms, hubiesen descubier-to que la piedra logr impactar en el pelcano, mas no hubo cambios en l, solo un sonido metlico producto del impacto.

    Mientras tanto, muchos, muchsimos metros mar adentro, en lo ms profundo, escondido entre la arena y las rocas, camuflado con algas, se encontraba lo que poda describirse mejor como un igl de metal.

    Esa piedra por poco da en la lente dijo uno de los ocupantes de la nave.

    Estos humanos dijo una segunda presencia. Qu fascina-cin con destruir lo que no entienden.

  • 24

    Hay otros hombres como nosotros?Fue la pregunta que Yapar, pescador de la costa norte, le hizo al sa-

    cerdote Ejec. El portavoz de los dioses y, como tal, tenido por hombre sabio por todos los pobladores del reino, le repiti lo que sus antece-sores, en el templo, le haban dicho:

    Somos la nica civilizacin que existe. Solo se comparan con nosotros los incas del Kosko, pero las nuevas alianzas que est forjan-do el rey Minchancaman pronto harn que se conviertan en nuestros vasallos.

    Pero acaso no sera posible que existan otros hombres como nosotros, cruzando el mar? Al norte hay islas, con animales distintos a los que existen ac.

    No vemos que haya nada ms all del mar. No nos compete sa-ber su extensin, en todo caso. Lo importante es que por encima del mar, est el cielo, que le pertenece a los dioses. Lo que exista ms all del mar ya no es humano, pertenece a los dioses.

    La pregunta del pescador por Daniel Salvo

    Pero hay leyendas de hombres de piel de color diferente a la nuestra, que vinieron hace mucho tiempo. De dnde venan? Tam-poco conocemos los lmites de la tierra o lo que hay despus de las tie-rras de los incas. Por qu no podran vivir ah otros hombres como nosotros? Tal vez hace mucho tiempo estuvimos en comunicacin con ellos, pero ahora no lo recordamos.

    Ejec suspir. Yapar siempre haba sido de mente despierta y muy agudo en sus comentarios. Pero sola desperdiciar esa inteligencia en cuestiones poco prcticas, como la que le estaba presentando en ese momento. Saba que era intil apartarlo de esos pensamientos.

    Sern los dioses quienes algn da nos revelen la verdad, Yapar. Por ahora, la nica verdad que nos han revelado es cmo debemos honrarlos. Y parte de esa sagrada misin consiste en que salgas a la mar, y nos consigas peces para alimentarnos, a los sacerdotes, gue-rreros y nobles. Estoy seguro de que sabrn recompensarte. Recuerda que la vida ya es una recompensa.

  • 25

    Malhumorado, Yapar cogi sus redes y se encamin hacia la caleta cercana. No tard en perderse en la distancia. Ejec, mientras tanto, se introdujo en las profundidades del templo de adobe en el cual serva desde que tena uso de razn. Saba muchas cosas de los dioses, pero, a veces, a su pesar, no poda revelar todo a los no iniciados. Menos aun, a un sencillo pescador como Yapar.

    Sabindose a solas, extrajo de un compartimento una caja de made-ra. Por ensima vez, contempl su contenido: una cabeza humana mo-mificada, como las que elaboraban los paracas.

    Excepto que esta cabeza tena el pelo amarillo y lo que quedaba de los ojos mostraba iris del color del cielo. La nariz era de un tipo que Ejec nunca haba visto en ningn ser viviente.

    Quienes haban trado esa cabeza haban contado que perteneca a un hombre de piel clara que hablaba una lengua incomprensible, y que adems portaba un objeto extrao, una especie de lanza hecha de un metal tambin desconocido, una lanza rematada por una terminacin que recordaba un travesao. Quienes lo encontraron, pensaban que era

    un demonio dispuesto a atacarlos, por lo que le haban dado muerte de inmediato.

    Ejec era lo suficientemente sabio para saber que no se trataba ni de un dios ni de un demonio sino de una persona como l. Pero averiguar su origen era un problema que l y los dems sacerdotes trataban en vano de resolver.

    Lo ms inquietante de todo era el artefacto que acompaaba al crneo. Era la cosa ms intil que Ejec haba visto en su vida. Una cosa parecida a una caja, pero sin tres de sus bordes, llena de bloques cuadrangulares de alguna pasta incomible, cubiertas por signos por ambos lados. Y en lo que sera el equivalente a la tapa de esa caja incompleta, estaba grabado el signo que constaba de dos lneas cruzadas, una corta horizontal y una larga vertical. Como la sagrada constelacin que se observaba al sur.

    Habra venido ese extrao hombre de algn lugar allende el mar? O de las cuatro estrellas que formaban la constelacin?

    Elev la mirada hacia los cielos, esperando una respuesta.Los dioses permanecieron en silencio.

  • 26

    Lente de plstico* por Sandro Aguilar

    *Lente de plstico (2007-2009) es una serie de treinta fotografas realizadas por una cmara lomogrfica, en Per, Argentina y Uruguay. www.sandroaguilar.blogspot.com

  • 27

    La identidad es una cosa variable: en Estados Unidos soy latino con cara de filipino, tal vez tailands, con acento britnico. En Oyn tierra de mi viejo soy el limeito, en Lima soy un clasemediero pelucn medio marica. Entre exegresados de mi pattico colegio catlico soy el ateo, en-tre amigos anarquistas soy el que le entra a esas tonteras del budismo. En borracheras con amigos de barrio soy periodista. Entre periodistas soy escritor. En las pichangas de lesbianas los jueves por la noche soy el amigo hombre heterosexual. Para mis viejos soy un intelectual, para mis amigos intelectuales soy un intelectual, para m soy un imbcil discapaci-tado para vivir. Ah, en Oyn, soy alto; en Lima, chato; y en Buenos Aires, enano. Huevadas, chinito. La nica identidad absoluta, que nos permite sobrevivir sin aniquilarnos, es asumir que todos somos humanos. Un ex-traterrestre nos ayudara a entender mejor eso, aunque con el paso de los siglos, si no nos extinguen, las diferencias de percepcin desapareceran, pues la vida en la Tierra lleg en un meteorito. Respondiendo a la pre-gunta, todos somos aliengenos.

    We are all made of stars: www.youtube.com/watch?v=xAh6fk0KD1c.

    We are all made of stars por Miguel ngel Vallejo

  • 28

    Snapshots|instantneas plantea un recorrido por la ciudad de Madrid por medio de instantneas fotogrficas que rompen con lo bidimensio-nal de la fotografa. As, Luisa Fernanda Lindo (Lima, 1979) trabaja la imagen como un dispositivo de extraamiento que, al mismo tiempo, permite un dilogo entre lo familiar y lo desconocido. Por ello, la ima-gen, como un signo saussureano, es descompuesta en una imagen men-tal/conceptual (significado) y en una imagen acstica/sonora (signifi-cante), dando como resultado una memoria visual, auditiva y sensitiva de la ciudad.

    Este proyecto lo inici en Lima, en 2012, y fue presentado en el es-pacio de arte La Polaca (Lima, 2014). En el caso de Madrid, el proyecto ha sido realizado gracias a la Beca de Residencia Artstica otorgada por SEGIB y Casa de Velsquez (Acadmie de France Madrid).

    La muestra, en Nadie Nunca Nada No (calle Amparo 94. Madrid 28012), se inaugurar el sbado 11 de julio a las 12.30 horas. Habr una visita guiada el lunes 13 a las 20.00 horas. Sobre Snapshots|instantneas y otros proyectos, visite http://luisafernandalindo.wix.com/portafolio.

    Snapshots|instantneas de Luisa Fernanda Lindo

  • 29

    Servicio alquiler (2015). Fotografa de archivo intervenida manualmente. Enfermeras (2015). Fotografa de archivo intervenida manualmente.

  • 30

    Leer a David Roas (Barcelona, 1965) es una experiencia gratificante. Se trata de un escritor que con cada entrega pule su estrategia narrativa y decanta su horizonte literario. Roas es tautolgicamente Roas, desde la microficcin o como se quiera llamar a un relato brevsimo o s-bito hasta sus novelas distendidas, desde sus investigaciones acad-micas hasta sus relatos inslitos, desde una historia ambientada en un recinto donde puede ocurrir cualquier cosa hasta la incursin en un pas extico en el que, a pesar de hablar la misma lengua, mucho pasa aparentemente inadvertido en una magnfica dinmica de vasos comu-nicantes. Leer a Roas es divertido, pero tambin incmodo y hasta per-turbadoramente peligroso, pues se trata de un escritor con armas muy bien afiladas, que nos invita con insistencia a entrar en una habitacin a oscuras en cuya puerta hay tres dgitos dos, cero y uno que parecen escupir como camlido una inquietante advertencia.

    Para disfrutar a plenitud Bienvenidos a Incaland (Pginas de Espu-ma, 2014) se debe tener, casi como prerrequisito acadmico, la lectura

    Las ruas de Roas por Jos Donayre

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    de La estrategia del koala (Candaya, 2013). Ambas novelas presentan como eje el viaje de aprendizaje, la purificacin del transente, pero sus temas o motivaciones son distintos. En la primera novela de Roas pesa el llamado secreto de familia, develacin que el narrador-personaje nos va ofreciendo mientras va de un faro a otro, en un simblico ejercicio de iluminacin a lo Rimbaud. En la segunda novela, ambientada en el Per, el pretexto del periplo no es tan claro, pero est tambin vincula-do con un secreto por descubrir y anunciar.

    Una y otra son obviamente novelas independientes y autnomas en-tre s, pero juegan en pared. Si se leen sucesivamente, el lector contar con no pocas claves reflejas para un mejor entendimiento y gozo, pero sobre todo para ahondar (o adentrarse) en el universo diseado por Roas, donde el entretenimiento es relevante, pero ms aun la reflexin y la crtica, as como para la epifana que se erige sobre un realismo que reniega de su naturaleza previsible.

    Sin duda, uno de los principales factores de La estrategia del koala y Bienvenidos a Incaland es el hecho de que el protagonista resulta ser de algn modo un intruso, un sujeto fuera de lugar, que busca sentirse parte o participar de algo que no entiende del todo, respectivamente. Ambos casos son igual de dramticos en las dos novelas, aunque con

    fuertes dosis de humor negro en torno a la idiosincrasia, particular-mente cuando se produce la incomprensin del pasado y el choque cul-tural que imposibilita distinguir una llama de una alpaca. El protago-nista es un extranjero en su propia tierra y lo es con otras, mayores y paradjicas resonancias fuera de ella. En el caso de su viaje al Per, el protagonista sufre una doble foraneidad, pues tampoco se siente parte de los dems turistas, a los que compara nada menos que con zombis.

    Roas no pierde ocasin en enfatizar el apartamiento de su personaje de la zona de comodidad del individuo europeo promedio. Lo si-ta en un constante conflicto en el que se remarca su condicin de ex-tranjero, de extrao, de forneo y aun de aliengena. El registro realista de ambas novelas cede ante el desborde de las respectivas bsquedas de sus protagonistas, acaso uno solo en una proyeccin narrativa. Las re-ferencias a la ficcin fantstica y la intromisin de ciertos elementos de este tipo de registro de lo imposible, adems de la arquitectura metafic-cional y su original flexibilidad, enriquecen una y otra novela, al punto de invitar al lector a un viaje en el que no ser un tpico turista cmo-damente conducido sino todo lo contrario: una persona capaz de ruar, arriesgar y descubrir su condicin trgica sin postergar una sonrisa o rer a sus anchas por una buena humorada.

  • Dndeestamos?

    En sucultura,

    pe!

    Shutterstock.com/3dmotus

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    Calle Doa Rosa 157-165, urbanizacin Los Rosales, SurcoAtencin de martes a domingo de 5.30 a 11.00 p.m. | (51-1) 273-5910

  • 34

    Pasaje Snchez Carrin 199A, Barranco(51-1) 247-1012 | www.lanoche.com.pe