revista la universidad 09

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Nmero 9, enero-marzo, 2010

Carta del director Palabras introductorias del rector Rufino Antonio Quezada El mundo multinuclear: el nuevo mundoHugo Chvez Fras

2

Estrategias de Gobernabilidad. Ponencia de Venezuela.Wladimir Ruiz Tirado

43

8

Disertacin. Bolvar pensamiento precursor del antiimperialismoJorge Abarca Abarca

55

11Bolvar ecologistaFredys Eizaga Rujano

La tendencia militarista del imperio: uribismo y pentagonismo se dan la manoWladimir Ruiz Tirado

65

17

Tras la pista de los levantinosTala Ruiz Yordi

77

Imperio y Estados fallidosJorge Arturo Reyes

33

Las lgicas de ChvezWladimir Ruiz Tirado

95 247

Seminario Experiencia de la Relacin Partido, Gobierno y

Nuestros colaboradores

La revista ms antigua de El Salvador Fundada el 5 de mayo de 1875 Director fundador: Doctor Esteban Castro

Venezuela: la larga marcha latinoamericana de resistencia

Carta del director

Un continente vctima del saqueo imperialista La historia de Amrica Latina de los ltimos cien aos es la historia de un siglo de intervenciones militares, invasiones abiertas, injerencias polticas y de violaciones permanentes a la soberana nacional de prcticamente todas las naciones de la Amrica hispana, llamadas tambin las patrias de Bolvar, por parte de las sucesivas administraciones estadounidenses de un imperio naciente que se vio fortalecido luego de la primera guerra mundial y que emergi como superpotencia luego de la segunda. Los antecedentes vienen desde el siglo xix. En 1823, el secretario de Estado del presidente James Monroe, John Quincy Adams, elabor una declaracin de principios basada en un supuesto destino manifiesto de los Estados Unidos de Amrica que sustent una voraz poltica de relaciones internacionales, La Doctrina Monroe. Dicha doctrina proclamaba el sacrosanto principio de Amrica para los americanos y estableca que no deba haber ms intervencin europea en el continente americano, pues este se convirti en un espacio geoestratgico de la poltica de seguridad nacional de Estados Unidos. Dentro de esta extraa lgica, y alimentados por los mitos nacionales de ser el pueblo elegido por Dios (In God we trust) para lograr la bsqueda de la felicidad (Pursuit of Hapiness) proclamada en su Carta de Independencia, Estados Unidos promovi en el siglo xix agresivas guerras de conquista que 2

les permitieron agrandar las pequeas trece ex colonias inglesas en un extenso territorio de buena parte de Norteamrica. Todo ello con base en guerras de exterminio, genocidio de la poblacin aborigen, convenios trucados y burdas anexiones. Este fue el caso de ms de la mitad de territorio mexicano que pas a formar parte de la Unin Americana (Texas, Nuevo Mxico, California, etc.), el caso de la guerra hispano-norteamericana que le dej como botn de guerra al Estado Asociado de Puerto Rico y Filipinas, las compras de Alaska a la Rusia zarista o la de Luisiana a Francia, las anexiones de Florida y de Hawai, etc. Estados Unidos es el clsico ejemplo de un pas edificado con base en el saqueo, el genocidio de pueblos indgenas enteros y la anexin por medio de la fuerza bruta. En lo relativo a la Amrica Latina, las intervenciones militares estadounidenses se cuentan por decenas, y dejan a su paso una huella de sangre y fuego. Las ms destacadas son las intervenciones militares en la Nicaragua somocista de la dcada de los treinta, donde fueron derrotados primero por el general de hombres libres, Augusto Csar Sandino, y luego por el Frente Sandinista de Liberacin Nacional (fsln), durante la aciaga dcada de la contra nicaragense en los aos ochenta del siglo pasado. Pero no solo all, Estados Unidos tambin ha intervenido en la Guatemala del coronel Jacobo rbenz, legtimo presidente derrotado por el sicario de la Central Intelligence Agency (cia), el coronel Carlos Castillo Armas, en 1954, quien fue auspiciado por los tristemente clebres hermanos Dulles. John Foster Dulles era el secretario de Estado del entonces presidente Dwight David Eisenhoower y su hermano, Allan Dulles, director de la cia en esa poca y al mismo tiempo abogado de la United Fruit Company, que desarrollaba el grueso de sus operaciones de saqueo en Guatemala. Diez aos ms tarde, en 1964, el escenario se repiti bajo la mascarada de una intervencin de la Organizacin de Estados Americanos (oea), en ese tiempo un autntico ministerio de colonias de los Estados Unidos, en Repblica Dominicana para destituir al presidente Juan Bosch. Ese mismo 1964, el Pentgono instrumentaliz a militares pro yanquis para destituir al gobierno progresista de Brasil del presidente Joao Goulart. Suma y sigue: en 1967, la intervencin norteamericana de los rangers en Bolivia culmin con la captura y posterior asesinato del guerrillero heroico, el comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Ch, en una emboscada de las quebradas del ancahuaz boliviano. 3

En 1971, el general Juan Jos Torres, presidente de Bolivia que haba comenzado una poltica nacionalista que chocaba con los intereses norteamericanos, fue derrocado por el ttere de la administracin norteamericana en Bolivia, el general Hugo Bnzer. El 11 de septiembre de 1973 la cia, a travs de sus sabuesos locales jefeados por el general Augusto Pinochet Ugarte, dio un artero golpe de Estado a la democracia en Chile que culmin con la muerte del presidente Salvador Allende e inaugur una de las dictaduras ms nefastas del siglo xx en Amrica Latina. En 1983 los marines realizaron una alevosa invasin a la pequea isla de Grenada, en el caribe venezolano, para dar al traste con el gobierno progresista presidido por Maurice Bishop, lder del Partido de la Nueva Joya. En 1989 el Ejrcito estadounidense invade Panam con el objetivo de capturar al hombre fuerte de Panam, el general Manuel Noriega. En El Salvador, la presencia estadounidense es omnipresente desde principios del siglo xx, hasta nuestros das. Hoy por hoy, El Salvador es uno de los pases ms intervenidos por los estadounidenses, desde la base satelital de Comalapa, donde se monitorea todo el espacio geogrfico que media entre El Salvador y la ex base militar de Manta, Ecuador, pasando por las oficinas locales del Federal Bureau of Investigation (fbi) en San Salvador, de la Drug Enforcement Administration (dea) en El Salvador, del Federal Law Enforcement Training Center (ilea), de la estacin de la cia adscrita a la Embajada de Estados Unidos, de la Agency for Internacional Development (aid), y terminando con los inofensivos miembros del Peace Corps o con los Elders de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, los mormones. La intervencin ms abierta en el plano militar fue la guerra de contrainsurgencia desarrollada por los estrategas del Pentgono para derrocar, a travs del ejrcito ttere y de las bandas paramilitares de los escuadrones de la muerte, la lucha de liberacin nacional que desarroll en una guerra abierta entre 1980-1992 el Frente Farabundo Mart de Liberacin Nacional (fmln), y que culmin con la firma de los acuerdos de paz. Las ltimas intervenciones norteamericanas en el continente se remontan al fallido golpe de Estado de 2002 contra el presidente de Venezuela Hugo Chvez, y al golpe de Estado contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, promovido por sectores conservadores hondureos con apoyo de gente que perteneca al complejo militar industrial del Pentgono; con personajes 4

del exilio cubano de Miami, que alberga al asesino Posada Carriles; as como con reconocidos miembros del Cartel de Cali, como el seudopresidente Roberto Micheletti, quien hasta hace poco figuraba en el listado que la dea manejaba de los narcotraficantes hondureos al servicio de la mafia de Cali, con base en la ciudad hondurea de Yoro.

Resistencia ante el embate del norte La historia de la resistencia a los invasores estadounidenses por parte de los pueblos de Amrica Latina no es nueva, sino que se remonta al mismo origen de las agresiones e invasiones norteamericanas. Ejemplo de ello es la existencia de la Repblica Bolivariana de la Florida, en el actual territorio de dicho Estado norteamericano, por 66 das, hecha realidad desde el 29 de junio hasta principios de septiembre de 1817 por el general Gregorio MacGregor, cumpliendo las rdenes del libertador Simn Bolvar, quien tom militarmente la ciudad de Amelia, situada en la parte nororiental de la Florida y proclam dicha repblica. En Centroamrica, ante la invasin del filibustero norteamericano William Walker, quien se autonombr presidente de Nicaragua en 1856-1857, los patriotas centroamericanos se unieron en una guerra de liberacin que culmin con su derrota y posterior fusilamiento en Puerto Trujillo, Honduras, en 1860. De igual forma, en la dcada de los aos treinta, las fuerzas guerrilleras del general Augusto Csar Sandino expulsaron de Nicaragua a las hordas invasoras de los marines estadounidenses. Una derrota fulminante recibi el imperialismo en la batalla de Playa Girn, en Cuba, en abril de 1961, al ser derrotada una invasin de contrarrevolucionarios cubanos al servicio de los estadounidenses por e1 Ejrcito Rebelde de la Repblica de Cuba bajo el mando del comandante Fidel Castro Ruz, quien el 1 de enero de 1959 haba derrocado al gobierno ttere pronorteamericano del dictador Fulgencio Batista. El 19 de julio de 1959, veinte aos despus, el fsln derroc la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y se convirti en el segundo pas latinoamericano, despus de Cuba, en derrotar por medio de una guerra de guerrillas a uno de los ms serviles dictadores de la poltica estadounidense en la regin. 5

En cuanto al asesinato poltico, los Estados Unidos son culpables de un sinfn de complots que han costado la vida a numerosos lderes polticos latinoamericanos, entre quienes figuran no solo el Ch y Allende, sino tambin el panameo Omar Torrijos, el ecuatoriano Jaime Rolds, el dominicano Francisco Alberto Caamao De, el guatemalteco Marco Antonio Yon Sosa, el brasileo Carlos Marighella, los nicaragenses Augusto Csar Sandino y Carlos Fonseca Amador, y un largo etctera de miles de vctimas que incluyen miles de patriotas salvadoreos cados durante la guerra de contrainsurgencia promovida por el Pentgono de Reagan contra El Salvador. Entre 1980 y 1992, el fmln tuvo que resistir y librar una guerra de liberacin nacional contra el ejrcito salvadoreo financiado, armado, apertrechado y corrompido por el Pentgono. Ese mismo ejrcito fue destruido en tres ocasiones y sus generales y mandos corruptos, quienes hicieron de la guerra el mejor de sus negocios, solo pudieron llegar al final gracias al apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que libr en El Salvador prcticamente una guerra de exterminio contra la poblacin rural que apoy al fmln. Estos precedentes, en la larga lucha de resistencia latinoamericana, sirven de preludio a las transformaciones que se estn sucediendo en el continente, luego de la llegada de gobiernos progresistas a casi toda Suramrica, con excepcin de Per y Colombia, a Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Repblica Dominicana. Y sobre todo a la Repblica Bolivariana de Venezuela.

Venezuela, vanguardia revolucionaria de la histrica resistencia de todo un continente No es casual, ante este panorama histrico de agresiones y crmenes de parte de los Estados Unidos contra nuestros pases, que el Gobierno de la Repblica Bolivariana de Venezuela retome la histrica resistencia de nuestros pueblos contra la voracidad de las distintas administraciones norteamericanas que siempre han visto en Latinoamrica una zona geopoltica condenada a ser retaguardia estratgica de dicho pas. La llegada del siglo xxi ha sido alentadora en el avance democrtico del subcontinente. Tanto en Venezuela como en Ecuador y en Bolivia han llegado al poder lderes revolucionarios antiimperialistas que han retomado las banderas de Cuba y Nicaragua en su actitud y lucha por la defensa de la 6

soberana nacional ante las polticas intervencionistas de los Estados Unidos. Una izquierda moderada, que marca distancia con el imperio, tambin ha llegado al poder en Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Repblica Dominicana. A nivel internacional Venezuela no est sola, tiene aliados que seguramente estn quitando el sueo a los jerarcas del Pentgono, entre ellos China, Rusia, Irn, Bielorrusia, Corea del Norte, Libia, Vietnam y Cuba, actores mundiales que son contraposicin al mundo unipolar del Pentgono. Por ello Barack Obama, galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2009, al parecer ha comprendido que hay que poner fin a la ficcin de la Paz americana unipolar, que George Bush Jr. y el complejo militar industrial del Pentgono quisieron imponer a lo largo y ancho del planeta, especialmente con las invasiones a Irak y Afganistn, pero tambin con la imposicin del Plan Colombia en nuestro continente. La actual confrontacin de visiones respecto a la geopoltica regional y mundial que sostiene tanto Venezuela como la administracin estadounidense es producto ms que de los caprichos personales del presidente Chvez de todo un proceso histrico de agresin, desprecio, humillacin, violencia y pisoteo de los ms elementales derechos humanos, realizados en ms de doscientos aos de intervenciones en Amrica Latina de las sucesivas administraciones norteamericanas. Este nmero especial de La Universidad ahonda las reflexiones desglosadas y da la oportunidad a los protagonistas de esta historia de contar su versin de los hechos. Y esto en un pas como el nuestro, donde el cerco meditico de la ultraderecha y de la derecha no deja espacios disponibles para el debate ni para la discusin ecunime.

David Hernndez

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Palabras introductorias del rector Rufino Antonio Quezada Snchez

La Universidad de El Salvador, a travs de la revista La Universidad, rgano cientfico-sociocultural de nuestra alma mter, se complace en acoger este nmero temtico dedicado a la Repblica Bolivariana de Venezuela. Desde hace cerca de doscientos aos tanto Venezuela como Ecuador y Colombia, pero tambin Per, Bolivia, Argentina y Chile, se constituyeron como repblicas soberanas al librarse del yugo del imperio espaol e iniciar una vida independiente en el concierto mundial de naciones de la modernidad. Uno de los grandes actores de esta epopeya independencista fue Simn Bolvar, el Libertador de Amrica, inspiracin de los procesos de cambio social que actualmente se desarrollan a lo largo y ancho del continente. Hoy ms que nunca es necesario, en esta etapa especial del desarrollo histrico de nuestras naciones, examinar con la sobriedad que da el tiempo y la distancia el legado de Simn Bolvar y de los libertadores de Amrica como Jos de San Martn, Francisco de Miranda, Jos Antonio Sucre, en Suramrica, as como del padre Hidalgo y Costillas o del Padre Morelos, en Mxico, ya no se diga de nuestros prceres como Jos Matas Delgado, Manuel Jos Arce, Jos Simen Caas o Pedro Pablo Castillo. Y ello debido a la impronta de libertad, justicia, igualdad y fraternidad que nos heredaron. Dentro de ese legado de humanismo y de espritu libertario, Amrica Latina se ha debatido en estos dos siglos pasados en una lucha permanente contra los imperios forneos, que siempre han buscado hacer de este continente 8

un territorio bajo el dominio de oscuros intereses. Baste para ello mencionar la presencia del colonialismo britnico en todo el espacio caribeo, cuya peor consecuencia la tuvimos en Blice, que abarc gran parte de las mejores islas de las Antillas y que lleg hasta la apropiacin de las Islas Malvinas, reclamadas an hoy en da por su dueo legtimo, la repblica de Argentina. Francia, que en la segunda mitad del siglo xix quiso imponer a sangre y fuego un monarca marioneta a la repblica mexicana por medio del emperador Maximiliano de Austria, es el ejemplo ms palpable de hasta donde llegan los intereses imperialistas en Latinoamrica. A ellos tambin se suma la injerencia en nuestro continente de las administraciones de Estados Unidos de Amrica, caracterizadas por intervenciones militares, fabricacin de golpes de Estado, invasiones y todo tipo de intromisin en los asuntos internos de nuestras repblicas soberanas. Por ello no es de extraar la actitud que lderes contemporneos como el presidente Hugo Chvez Fras han tomado respecto a los vecinos del norte, y las posibilidades de desarrollo buscadas a travs de sistemas alternativos por dichos lderes, entre quienes estn adems, Rafael Correa, de Ecuador, y Evo Morales, de Bolivia. Bajo la temtica de Venezuela, una revolucin en marcha, este nmero dedicado a dicha hermana repblica abarca diversos tpicos que van desde los orgenes de las grandes inmigraciones rabes a esta nacin, pasando por la faceta desconocida del Bolvar ecologista y terminando con los delineamientos de las lneas claves de la actual poltica interior y exterior venezolana, desglosadas en el ensayo Las lgicas de Chvez. No dudamos que con este nmero estamos contribuyendo al debate del pensamiento poltico en nuestro pas, as como a difundir el rostro desconocido de un proceso revolucionario interesante, como es el que se est desarrollando en estos momentos en Venezuela. Todo ello constituye un anlisis que como universidad pblica ofrecemos a consideracin de la comunidad universitaria y extrauniversitaria. Esperemos que nuestros queridos lectores sepan encontrar en los artculos aqu publicados no solo informacin bsica sobre la Venezuela contempornea, sino tambin las debidas respuestas a muchas de las interrogantes que dicho proceso nos plantea. Deseamos que disfruten de dicha lectura. Hacia la libertad por la cultura 9

El mundo multinuclear: el nuevo mundo

Hugo Chvez Fras

I uego de concluida esta larga gira son muchas las consecuentes y valiosas reflexiones que de esta se desprenden y en las que debemos ahondar. Regreso ms convencido que nunca de que es absolutamente posible, adems de necesario, echar abajo la hegemona poltica, econmica, cultural y militar que el imperio yanqui pretende imponer al mundo. No se equivoca Noam Chomsky al plantear radicalmente el gran dilema de nuestro tiempo: hegemona o supervivencia. Si no echamos abajo la hegemona imperial, el mundo ir hacia la barbarie. No podemos seguir reproduciendo ciegamente la miserable l11

L

gica que atenta contra el orden ecolgico y las condiciones mnimas de la vida en sociedad: una lgica que nos arrebata el porvenir y pulveriza nuestras identidades. Es la lgica imperial, capitalista. Estamos obligados a transitar otros senderos, sin renunciar a los particulares procesos de cada pueblo. Ante tantos propsitos y celadas que quieren desviarnos del camino, debemos crear nuevas formas de mancomunidad y a la vez propiciar nuestras propias estrategias de resistencia. Resistencia y creacin mltiple para poder convertir el destino en conciencia, como deca el escritor francs Andr Malraux. Por eso mismo, Venezuela sigue y seguir luchando con la misma consecuencia de siempre por la

creacin de un mundo multipolar. Ahora bien, el mundo multipolar que queremos no est a la vuelta de la esquina. Esta gira me ha permitido mirar con mayor claridad el panorama. Quiero retomar lo que dije en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos en Mosc: hoy podemos decir que el mundo ha dejado de ser unipolar. Pero ni se ha reproducido un escenario bipolar ni hay indicios tangibles de la marcha hacia la conformacin de cuatro o cinco grandes polos de poder mundial. Es evidente, por ejemplo, que la estructuracin de Nuestra Amrica como un solo bloque poltico no se ve en el horizonte inmediato: no se har realidad en el corto plazo. Pero igual pasa en frica, Asia y Europa. Lo que s comienza a hacerse visible es un conjunto creciente de ncleos geopolticos sobre el mapa de un mundo al que ya pudiramos llamar, ahora s, el nuevo mundo. Se trata de un mundo multinuclear como transicin hacia la multipolaridad. El que se acelere la transicin hacia la multipolaridad va a depender de la claridad, la voluntad y la decisin poltica que se desprenda de los pases-ncleo. Dispersos nos quisieran mantener las fuerzas que aspiran dejarnos en la retaguardia de la historia, 12

siguiendo el mismo juego perverso que bien conocemos por sus nefastos resultados para la humanidad. Sin embargo, con esta larga travesa, cruzando fronteras de tres continentes y abriendo el corazn libertario al mundo, cumplimos con el sagrado deber de profundizar el pacto inexorable entre los pueblos que corremos suertes comunes, apostamos a iguales desafos y compartimos las mismas esperanzas. Difcil les ser silenciar este canto plural que estn entonando mltiples naciones, que frente a la globalizacin hegemnica que impone el capitalismo han comenzado a edificar globalizaciones contrahegemnicas, para decirlo en los trminos del pensador portugus Boaventura de Sousa Santos cuando, en su libro Una epistemologa del sur, nos propone pensar en un nuevo movimiento democrtico transnacional. En este sentido, sent en el espritu compartido entre los pueblos hermanos de Libia, Argelia, Siria, Irn, Turkmenistn, Bielorrusia, Rusia y Espaa, que ante la crisis mundial no bastan los esfuerzos aislados. Las afinidades que encontramos en los pases hermanos van a contribuir en la marcha conjunta. Igualmente, los nuevos y mltiples acuerdos que hemos firmado son una muestra ms de que estamos

dispuestos, con todas las fuerzas que nos exige la historia, a crecer manteniendo siempre la brjula orientada, con indeclinable firmeza hacia el logro de la felicidad de nuestros pueblos. Inmenso es el compromiso e inmenso tambin es nuestro empeo para no dejarnos tragar por las fuerzas oscuras que pretenden acumular la extrema riqueza para unos pocos, al costo de la desgracia de millones de seres humanos. Esa asimetra descomunal e inhumana hay que cambiarla radicalmente o no habr vida para nadie en un futuro no tan lejano.

II En esta semana que concluye se cumplieron 36 aos de la tragedia chilena. Creo que una de las lecciones a extraer de ella es esta: para el imperialismo y las clases dominantes lo fundamental es preservar el sistema capitalista, as haya que llevarse por delante a la democracia. El compaero Salvador Allende fue un demcrata ejemplar y sin embargo contra l, y contra su pueblo, perpetraron el ms monstruoso de los crmenes aquel 11 de septiembre de 1973. Allende fue el gran precursor del cambio de poca que la Amrica 13

del Sur vive hoy. Se equivocan, entonces, quienes han dicho que la va planteada por la Unidad Popular era errnea. El socialismo no significa ruptura de la democracia y del Estado de derecho, sino al contrario, su plena realizacin. Se cumplieron, tambin, ocho aos del otro 11 de septiembre: el de 2001. Imposible olvidar que aquel da comenz la ms brutal de las escaladas imperialistas. No hay nadie ya que no cuestione la versin oficial la que diera el gobierno de Bush sobre los trgicos hechos ocurridos en la ciudad de Nueva York. Y lo ms terrible es que fue tomada como pretexto para desencadenar una guerra al terrorismo que le ha permitido al imperio atropellar impunemente pueblos y soberanas. As sucedi con Afganistn y con Irak. All est, tambin, el doloroso apartheid que padece el pueblo palestino a manos del Estado de Israel como demostracin de quines son, en realidad y en verdad, los practicantes del terrorismo a escala mundial.

III Tomando como inicuo pretexto su rechazo a la Ley Orgnica de Educacin, ciertos sectores minoritarios pretenden sabotear el inicio del ao

escolar. Qu hay detrs de esto? Los turbios intereses de un grupito de mafias que, desde siempre, han entendido la educacin como un negocio redondo. Y que, por ello, no quieren que el Estado docente ejerza plenamente su papel. Est claro: la contrarrevolucin se vale de cualquier cosa en su chapucero intento de calentar la calle a como d lugar. Fracasarn una vez ms. El pueblo venezolano, nosotros los padres, ustedes las madres, los maestros y las maestras y sobre todo la juventud estudiantil no vamos a permitir que se ponga en riesgo el

normal desenvolvimiento del ao escolar. Quiero llamar al pueblo a la defensa activa de la Ley Orgnica de la Educacin (loe) : a conocerla cada vez mejor y, por supuesto, a difundirla. Es un instrumento legal necesario para alcanzar el ms trascendente de los fines: la educacin como praxis liberadora y transformadora. Y seguir por la senda que seala el padre Bolvar: Las naciones marcharn hacia su grandeza al mismo paso con que camina su educacin. Patria, socialismo o muerte! Venceremos!

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La tendencia militarista del imperio: uribismo y pentagonismo se dan la manoWladimir Ruiz Tirado

l ao pasado examinbamos la tendencia militarista del imperio destacando que este colocaba al mundo en la senda de una guerra global contra la humanidad. De hecho la racionalidad del sistema-mundo capitalista opera en ese sentido; en s mismo, es un sistema autodestructivo de la naturaleza y de los hombres. Pero la tendencia militarista, sobre todo en su expresin americana estadounidense, con su crecimiento exponencial, conlleva una amenaza global contra todo signo de vida en el planeta tierra. Esta amenaza cada vez es ms explcita y ms extendida en el mundo. Estamos en presencia de un plan de liquidacin de los mtodos pacficos para dirimir diferen-

E

cias y controversias internacionales.1 La magnitud de tal tendencia es evaluada en forma muy bien documentada por el autor americano Chalmers Johnson, quien destaca que este envin a los gastos en el presupuesto de Defensa, por parte del imperialismo americano, busca propiciar el control y el dominio sobre el mayor nmero de pases del que se tenga conocimiento hasta ahora. Como lo comenta Jalife-Rahme: Las siete bases militares adicionales de Estados Unidos en Colombia elevarn su total planetario a 872, lo cual no tiene equivalente con ninguna potencia pasada o presente: Estados Unidos1. Wladimir Ruiz Tirado, La hermandad del maz, Imprenta Los Planes, San Salvador, 2008, p. 36

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invadi literalmente al mundo!.2 Solo para comparar, y siguiendo a Johnson: Resulta muy interesante que las treinta y ocho instalaciones militares estadounidenses de tamao grande y medio diseminadas por el planeta en 2005 (la mayora de bases areas y navales para nuestros bombarderos y flota) casi igualan con exactitud las treinta y seis bases navales y guarniciones britnicas en la poca de su cenit imperial en 1898. El imperio romano en su momento de plenitud en el ao 117 (a.C.) necesitaba treinta y siete grandes bases para vigilar sus posesiones, desde Bretaa hasta Egipto, de Hispania a Armenia. Quizs el nmero ptimo de grandes fortalezas y guarniciones para una potencia imperialista aspirante a dominar el mundo se mueva ente treinta y cinco y cuarenta.3 Cuando un imperio apela al uso indiscriminado de la fuerza para imponer su hegemona est dando claras seales de su decadencia. Diferentes autores, adems del ya citado Johnson, dan cuenta de ello.2. Alfredo Jalife-Rhame, Ms siete de Colombia? Las 865 bases militares de EEUU en 40 pases, La Jornada, 10 de agosto, 2009. 3. Chalmers Johnson, El imperio mundial: 737 bases militares estadounidenses, Alternet.org, 4 de abril de 2007 (Captulo del libro Nmesis: The Last Days of the American Republic).

Un ejemplo lo podemos encontrar en Berman Morris, quien en su obra El crepsculo de la sociedad americana hace un anlisis que resalta la explicacin del declive de la cultura americana como un proceso de carcter estructural, donde se juntan, adems de aquellos factores endmicos de dicha sociedad, como la brecha entre ricos y pobres, el creciente clima de apata, cinismo y corrupcin, y las dramticas cadas en los niveles de alfabetizacin y conciencia intelectual, y ahora se superponen los problemas de la legitimidad americana en el mundo a partir de la ausencia de polticas de consenso para actuar en el escenario internacional. 4 El ncleo duro del imperio est constituido por un oligopolio de capitales que adoptan la forma corporativa, para desde all tomar las grandes decisiones del gobierno mundial desde el tejido de instituciones que le brindan legitimidad democrtica, fundada en la primaca de lo privado sobre lo pblico. Se cuentan entre ellas la onu; las instituciones surgidas de Bretton Woods, el Banco Mundial, el fmi y la omc; igualmente, el Council on Foreing Relations (cfr) y el Royal Institute for Internatio4. Morris Berman, El crepsculo de la cultura Americana, Sexto Piso, Mxico, 2005, p. 19.

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nal Affairs (riia), constituidas como expresin de los intereses angloamericanos de las finanzas y el petrleo. Su funcin es filtrar y adecuar las grandes opciones de carcter estratgico que faciliten las orientaciones para el dominio del mundo. La existencia de un Estado Profundo, tambin llamado Aparato Securitario de Estado, en Estados Unidos se conform en el marco de la denominada guerra fra y no es ms que un dispositivo poltico-militar-industrial para gobernar en la trastienda. Como lo seala Meyssan: La lgica del Aparato Securitario de Estado ahog poco a poco la de las instituciones que ese mismo aparato deba proteger. El complejo militar-industrial utiliz su poder para modificar las instituciones segn su propia conveniencia, en vez de ponerse al servicio de estas.5 El objetivo central de dicha entidad militar-industrial es el de apoderarse del Estado [] hasta el punto no solo de imponer ese macartismo global a escala internacional, y esa ofensiva interna represiva de toda disidencia contra su propia poblacin y ciudadana, sino ahora hasta el punto de intentar reorgani5. Thierry Meyssan, Cmo se mantiene el Estado profundo a pesar de la alternancia poltica partidaria, Red Voltaire, 9 de marzo, 2008.

zar integralmente al propio aparato de Estado de Estados Unidos, disciplinndolo y rearticulndolo para hacerlo totalmente funcional a todos sus designios.6 Este complejo aludido es quien ha elaborado la Doctrina de Seguridad Nacional, documento que delinea los principios estratgicos de la nacin americana y que, adems, sirve de marco conceptual para definir la Guerra Global Contra el Terrorismo. Mecanismo que lleva implcitas variantes del militarismo arriba mencionado: guerras preventivas, guerras irregulares, guerras menores, entre otras modalidades del uso de la panoplia militar. No es nueva esta concepcin de la Guerra Total. Ludendorff, a comienzos del siglo pasado, la argument como un mtodo para aniquilar al adversario de manera absolutamente irracional. Y luego, en manos de Hitler se convirti en moneda comn. Con esta herencia, el pentagonismo actual concibe la guerra como un aplastamiento absoluto sobre el adversario, por todos los medios (invasiones, guerra sucia, satanizacin cultural, guerra meditica) no ya de un ejrcito ene6. Carlos A. Aguirre Rojas, Para comprender el siglo xxi, El Viejo Topo, Matar, 2005, p. 131.

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migo, sino de cualquier pueblo y cualquier sociedad mayoritariamente identificado con un territorio, un sentido originario de pertenencia y, finalmente, con un proyecto poltico nacional que aspire afianzar esa identidad construyendo un modelo econmico, poltico y cultual independiente.7 Las guerras en la secular historia de la humanidad han tenido diversas motivaciones, pero, tal como est planteada la doctrina antes referida, y, adems, por la larga cadena de antecedentes injerencistas de Estados Unidos en el mundo, la que hoy ya vivimos y las que vendrn en prximas dcadas son y sern conflictos por apoderarse de los recursos energticos, la biodiversidad y el agua. Este es el fondo del asunto en cuestin. Paradjicamente, los poseedores de tales recursos mayoritariamente son Estados soberanos que han producido importantes avances en el ejercicio de su autodeterminacin para defenderlos. La carencia de tales componentes, indispensables para la vida o el funcionamiento de la maquinaria industrial de la trada imperial, Estados Unidos, Unin Europea y Japn,7. Leonardo Ruiz Tirado, Palabras de la Polis, Fundacin Editorial El Perro y la Rana, Caracas, 2008, p. 60

son el incentivo bsico para obtenerlos a como d lugar. La visin unilateral de los principales dirigentes de los Estados imperiales, particularmente de Estados Unidos, es el principal aspecto a tener en cuenta a la hora de valorar las iniciativas y la construccin de los escenarios blicos por parte de las naciones ms poderosas del planeta. Ilusos quienes pensaron que con Barack Obama iba a cambiar la poltica exterior norteamericana. Son innumerables los argumentos que desmienten tal apreciacin. El primero de ellos ya ha sido mencionado ms arriba, ningn presidente americano puede gobernar contra el Estado Profundo. Obama es prisionero de una lgica que le impide tomar decisiones en forma independiente. La realidad de un gobierno de facto detrs de la presidencia hace que su capacidad de maniobra poltica sea poco menos que un remedo. Dicho por Chomsky: Bajo el control del Pentgono, no hay reglas, todo es vlido.8 Dos datos previos configuraron, adems, la definicin de lo que es hoy el actual gobierno de Obama y su especial predileccin por darle8. Noam Chomsky, Entrevista en VTV, 29 de agosto de 2009, Caracas. Eva Golinger.

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continuidad a las polticas guerreristas de su antecesor, George Bush. El primero, su activa vinculacin con el lobby israel en Estados Unidos. Las conferencias que dio ante el American Israel Public Affairs committe (aipac) fueron ilustrativas de hacia dnde iban sus preferencias. All se explay en el tema de la Jerusaln indivisa. Y, luego, con el nombramiento de Rham Emanuel como jefe de gabinete de su gobierno, conocida su filiacin pro israel, se terminaron de despejar quines fueron sus financistas de campaa.9 No resulta descabellado pensar que la ofensiva militar de Estados Unidos contra Palestina en fecha previa a la llegada de Obama a la presidencia le fuese desconocida. Necesit de la desgastada imagen de George Bush, ya en los ltimos das de su mandato en diciembre de 2008, para asestar un terrible golpe genocida al pueblo palestino. Muchos otros indicios nos hacen suponer que la enorme influencia del lobby israel en la definicin de la poltica exterior americana est en el centro de su orientacin estratgica. Variadas son las conexiones del ahora presidente estadounidense con las em9. Al Abunimah, Rham Emanuel, jefe de gabinete de la Casa Blanca, The Electronic Intifada, 8 de noviembre, 2008.

presas productoras de armas, como la firma juda Aeronautics Defense Systems Ltd. La cual, en alianza con la General Dynamics, formaron parte del financiamiento de la campaa electoral de Obama.10 Adems, bajo el concepto de Guerra Global Contra el Terrorismo el discurso de Obama se aline con la pasada administracin Bush en el apoyo al incremento en los gastos militares y la defensa nacional, y se ampli a ms del cincuenta por ciento del presupuesto de esa nacin para el ao 2009. Estos enormes gastos fueron aprobados tanto por el partido republicano como por el demcrata en una elocuente demostracin de hacia dnde iba el Gobierno de Estados Unidos independientemente de quin ganara las elecciones.11 Esta excesiva aficin de Estados Unidos por los gastos militares, tanto dentro de esa nacin como en el resto del mundo, tiene como teln de fondo una de las crisis econmicas ms severas de la historia del capi10. Alexander Cockburn, Cambio? Qu cambio?, CounterPunch. Rebelin, 17 de junio, 2008. 11. Michel Chossudovsky, Los demcratas adoptan la guerra global contra el terrorismo: Obama persigue a Osama, Global Research. Rebelin, 4 de septiembre, 2008.

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talismo. Crisis de sobreproduccin, como ha sido definida por diversos autores, y conceptuada, adems, como de larga duracin. Con sus etapas bien diferenciadas, desde el fin del keynesianismo a comienzo de la dcada del setenta del siglo pasado, hasta los das de hoy: neoliberalismo a ultranza (aos 80), globalizacin (aos 90) y financiariciacin (aos 2000), han sido el recorrido de un sistema-mundo capitalista que ha estado asociado a dos componentes alrededor de los cuales se han perfilado sus contradicciones. Ellos son el mantenimiento del dlar americano como moneda de reserva internacional y el dominio de las fuentes de energa en todo el planeta. En lo que respecta a lo primero, hay que recordar que desde el abandono del patrn oro como respaldo de las reservas internacionales en 1971, durante el gobierno de Richard Nixon, hasta fecha reciente, el imperio del dlar como moneda emblemtica del podero estadounidense ha sido una herramienta bsica para gobernar el mundo. Hoy ya no es as, al menos, sabemos que emergen en la nueva geoeconoma internacional otras propuestas y opciones alternativas para distanciarse de la yunta petrofinanciera angloamericana que ha estado en un papel de dominio casi absoluto desde la pretrita d21

cada del setenta. Hay iniciativas tendientes a establecer, o bien, cestas de monedas, u otras modalidades, de reserva y de pago que suplanten el dlar americano. Lo anterior supone sino una quiebra inmediata de la hegemona de Estados Unidos sobre el resto del mundo al menos una fuerte sacudida de su inconmensurable poder como ductor de las finanzas internacionales. Y en cuanto a lo segundo, un dato muy simple: la trada del imperio (Estados Unidos, Unin Europea y Japn) no dispone de recursos energticos de carcter estratgico, a la par que tienen un consumo de aquellos en una proporcin del 80% de la energa mundial. Solo un ejemplo, Estados Unidos tiene un consumo diario promedio de 21 millones de barriles de petrleo diarios, lo cual representa un tercio de la produccin mundial diaria. Esta situacin contrasta con el hecho de que los Estados soberanos propietarios de los recursos han no solo tomado conciencia de la importancia estratgica de las reservas energticas, sino que adems hacen uso de ellos como instrumento poltico y econmico. Como lo expresa Samir Amn: Es necesario que los pueblos del sur retomen el control absoluto de sus recursos naturales y desarrollen estrategia de uso; primero, para favorecer

su propio desarrollo, oponindose a los conservadores del norte si es necesario. Esto puede ser una fuente de conflicto militar.12 Venezuela est en el ojo del huracn. Por un lado, porque ha sido puntera en asumir posiciones soberanas en la defensa y el desarrollo de sus fuentes de energa, como lo resea la Agencia Bolivariana de Noticias, la cual seala que con la reciente culminacin de la fase de cuantificacin del bloque Junn 7 de la Faja Petrolfera del Orinoco (fpo), donde los clculos de Petrleo Original en Sitio (poes) arrojan unos 30.4 mil millones de barriles, Venezuela, a travs del Proyecto Orinoco Magna Reserva, avanza con mayor fuerza para alcanzar los 314 millardos de barriles necesarios para ocupar el primer lugar en reservas probadas de petrleo a nivel mundial.13 Y, por el otro, porque la decisin de los Gobiernos de Colombia y de Estados Unidos de asentar bases militares de este ltimo pas en territorio neogranadino concuerda con la visin de Amn en el sentido de que este es un escenario de guerra.12. Samir Amin, Debemos aprender las lecciones del siglo xx para aplicarlas al comienzo del siglo xxi, Aporrea/cim, 08 de julio, 2009. 13. Agencia Bolivariana de Noticias, Caracas, 13 de agosto, 2009.

No es nueva la planificacin estratgica del imperio para ejercer su dominacin en Amrica Latina, ni tampoco est circunscrita al mbito exclusivamente militar, como lo puede sugerir la tendencia anteriormente descrita. La institucionalidad de la oea ha servido de marco para desplegar el siad o Sistema Interamericano de Defensa, cuyo objetivo sera asegurarse para los Estados miembros de la comunidad americana de naciones, con la tutela de Estados Unidos, tanto el uso conjunto de las fuerzas militares de la regin para el mantenimiento de la paz, como el hacer frente al terrorismo y al narcotrfico, entre otros adversarios de nuevo cuo para el continente o hemisferio occidental. Se destacan tres ejes o pilares para el logro de tal cometido.14 Uno, de carcter econmico, formalizado como el alca, y cuyo principal objetivo sera instituir el modelo neoliberal en las economas americanas abriendo y eliminando toda clase de barreras para expansin de la economa estadounidense. Este proyecto comenz con el impulso a los acelerados procesos de privatizaciones y endeudamientos masivos en los14. Jos Lus Garca, Elsa Mara Bruzzone, La crisis de Honduras en el marco del nuevo Sistema Interamericano de Defensa, alai amlatina, 5 de agosto, 2009.

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pases latinoamericanos, desde comienzo de la dcada de los setenta, continu con los denominados tratados de libre comercio, luego de la derrota que sufriera el alca en la Cumbre de Mar del Plata en 2005 y se relanz con la denominada Iniciativa de Caminos hacia la Prosperidad en 2008. Un eje de contenido poltico lo constituye el compromiso de instalar las llamadas democracias representativas establecido en el llamado Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovacin del Sistema Interamericano, Santiago de Chile 1991, y resolucin 1080 de junio de ese mismo ao, que determin que no ser reconocido ningn Gobierno que sea resultado de un golpe de Estado.15 Concepcin que fue subvertida cuando la posicin de Venezuela, con una democracia participativa y protagnica, aprobada va constituyente en 1999, esto oblig a un aparte en la declaracin final de la Cumbre de las Amricas en Quebec (2000) donde se dejaba constancia de dicha diferencia con respecto a las simplemente representativas. Resulta contrario al inters del imperio el que los pueblos de Amrica Latina, haciendo uso de los mecanismos formales de la democracia15. Ibd.

representativa, hayan conquistado posiciones de Gobierno y, adems, promovido formas democrticas de mayor contenido popular, como es el caso de Bolivia y Ecuador, incluyendo el ya conocido de Venezuela. Pero, en la concepcin de Hillary Clinton, segn lo concepta Jos Vicente Rangel, en lo que l denomina la Doctrina Hillary, esta es una versin devaluada de la democracia. Dice Rangel: En la concepcin que comienza a manejar la seora Hillary Clinton se devala si no gusta el trmino, se minimiza lo que en el pasado fue fundamental: la decisin del pueblo expresada en comicios; y, luego, se potencia la pretensin de que la democracia la define la gestin de gobierno. Pero en la teora universalmente aceptada, es el voto popular lo que otorga legitimidad y constituye el origen de la democracia, mientras que el acto de gobierno es circunstancial y siempre polmico, ya que se evala en funcin de criterios polticos y, por lo regular, lo hacen grupos de presin nacionales e internacionales. Mas este planteamiento sobre la valoracin de conceptos como sufragio y gobierno ya no solo es teora sino prctica. Y acaba de resolverse en Honduras.1616. Jos Vicente Rangel, La doctrina

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Muy clara la argumentacin de Rangel. Cuando los Gobiernos y los Estados de Amrica Latina, aun acogindose a los preceptos de la democracia representativa, evolucionan hacia formas y propuestas que no cuadran con la lgica del imperio, son justificables los golpes de Estado y las intervenciones militares de Estados Unidos. Un tercer eje, siguiendo la argumentacin de Garca y Bruzzone, es el militar, el cual ocupa la atencin de este artculo. Nunca antes, en la historia militar del hemisferio, se haba concretado una definicin de tanta envergadura en el plano de las estrategias militares como la que se acaba de plasmar con la alianza Colombia-Estados Unidos. Si bien es cierto que hay un antecedente como el tiar (1951), adems de las sucesivas convocatorias de Reuniones de los Ministros de Defensa de las Amricas, hoy, con la Reunin de Comandantes en Jefe de las Amricas en territorio colombiano, se est fraguando el pacto del uribismo con el pentagonismo, valga decir, una alianza militar cuyos objetivos son dividir y agredir a Amrica Latina y, en particular, a Venezuela. El uribismo, como lo define Rangel, es absolutamente compatiHillary, Aporrea, 10 de agosto, 2009.

ble con las polticas del imperio. No hay que subestimar a lvaro Uribe y a quienes estn detrs de l. El uribismo, como expresin de una poltica no solo para Colombia y la regin andina, sino para toda Latinoamrica, requiere de un anlisis menos velado por el inmediatismo o movido por la emotividad. Por la urgencia de dar respuesta a determinados hechos. Si alguna poltica demuestra coherencia, soporte ideolgico y capacidad para operar, es la que dirige el presidente colombiano.17 Y es as. El alineamiento de la poltica exterior de la oligarqua colombiana, plan reeleccionista de Uribe incluido, se ajusta perfectamente al plan expansionista de Estados Unidos, configurado desde 1823 con la denominada Doctrina Monroe, actualizada en forma continua y sucesiva ya por tres siglos consecutivos. En lo que respecta al pentagonismo, trmino acuado por Juan Bosch, presidente dominicano derrocado por la intervencin militar estadounidense de 1965, para designar el contenido de las agresiones y golpes militares contra gobiernos democrticos en Amrica Latina desde ese entonces, podemos decir que parece17. Jos Vicente Rangel, Plan Uribe. El Salto Estratgico, Aporrea, 31 de agosto, 2009.

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recobrar nueva vida con el gobierno de Barack Obama y su secretario de Defensa, Robert Gates. Con relacin al tema comenta Armando Hart Dvalos, refirindose a la obra de Bosch: Una tesis fundamental de este texto es que ya desde los aos cincuenta, tras la Segunda Guerra Mundial, el poder se distribuy en Norteamrica de la siguiente forma: las decisiones fundamentales de poltica exterior y su confirmacin pasaron al Pentgono, el Gobierno o las administraciones civiles iban quedando para las tareas de orden interior. Habra que estudiar hasta dnde, a partir de la administracin de Bush con sus antecedentes en Reagan y Bush padre, esta relacin se trastoc, pues el Gobierno y la administracin civil parecen hoy estar en unas solas manos, y ellas se sustentan a partir del complejo militar industrial que ha sido y es el apoyo principal del pentagonismo.18 Otro autor, Javier Biardeau, desprende de su anlisis una conclusin que es reveladora de la manera como Estados Unidos, apoyndose en la permisividad de las oligarquas locales y en las grietas constitucionales existentes en algunos de nuestros18. Armando Hart Dvalos, El pentagonismo, sustituto del imperialismo, www.doctoc.com, 22 de diciembre, 2008.

pases vecinos, abren la puerta y los espacios para la entronizacin de las bases imperiales. Dice Biardeau: Que cada quien saque sus conclusiones. Desde nuestro punto de vista, Estados Unidos se cola entre los vacos y ambigedades constitucionales. Por all mete sus cuas en el rea andino-amaznica-caribea. Cuas del proyecto imperial pentagonista.19 De lo anteriormente expuesto quedan pocas dudas, o casi ninguna, de la creciente y sostenida escalada militarista de Estados Unidos en Amrica Latina. Ya no se trata de las clsicas intervenciones militares, que servan de apoyo a fuerzas locales para el derrocamiento de Gobiernos ajenos a los intereses del imperio, generalmente hechas desde afuera de sus territorios o tuteladas para tal fin; ahora, el plan es posesionarse de pases (Colombia y pueden ser otros), de territorios y de bases ya existentes para tener una fuerza militar activa, con gran capacidad operativa y de inteligencia, apoyada con los ms avanzados equipos y tecnologa militar. Claro est que lo anterior supone unas soberanas alquiladas o, sencillamente, entregadas al ms vil de los designios.19. Javier Biardeau, El pentagonismo avanza: nueva doctrina de ocupacin de Nuestra Amrica, Aporrea, 22 de agosto, 2009.

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Grandes son los desafos que tiene Amrica Latina por delante. Unos referidos a profundizar los cambios generados en los ltimos diez aos, los cuales la han llevado a perfilar una regin con rasgos propios en el concierto de las naciones del mundo y, por otra parte, a constituirse en referente en el debate acerca del modelo de sociedad que aspira la humanidad. Cuando se pensaba que el socialismo era cosa del pasado, el solo plantear su viabilidad y su necesidad ante la opcin depredadora y devastadora del capitalismo y su variante imperial constituye un aporte de significacin invalorable. No son poca cosa los logros alcanzados en lo poltico, econmico, social y cultural. Como pocas veces en su historia Amrica Latina est ante el umbral de una nueva era, en el camino de transicin hacia una etapa de superacin de rmoras del pasado y, mirando hacia el futuro, con posibilidad inmensa para resarcirse de los daos ocasionados por otros. Poco a poco ha ido construyendo espacios para la integracin y encuentros de pueblos y Estados, con paso firme, aunque a veces lentos, pero seguros. Ejemplos de ellos son la alba, mercosur, la unasur, entre otros, proyectos de concrecin de autonomas regionales y de independencia poltica respecto de las tutelas 27

del imperio; hoy tales avances se ven amenazados por su panoplia militar y la manera como, apelando a su superioridad tecnolgica y de fuerza, quiere imponer su hegemona. Con el establecimiento de bases militares en territorio suramericano Estados Unidos est obligando a nuestras naciones a debatir y definir estrategias de defensa y de desarrollo en un escenario distinto al de la paz. Como lo ha expresado Zibechi: Una de las peores consecuencias de la ofensiva de Estados Unidos en la regin sudamericana es que la desva de los objetivos que se haba trazado: integracin y creciente autonoma a travs de un banco, una moneda y un consejo de defensa regionales. La ampliacin de la presencia militar del Comando Sur en Colombia mediante un acuerdo que permite al Pentgono utilizar siete bases, dos de ellas navales, puede suponer un giro tan decisivo en el balance militar de la regin, que los dems pases no pueden sino colocar el asunto en lugar destacado de sus agendas, como sucede estos das en la cumbre de unasur en Bariloche, Argentina.20 El gran objetivo del imperio es dividir y fraccionar los intereses co20. Ral Zibechi, La unasur acosada, La Jornada, 29 de agosto, 2009.

munes de Suramrica. Golpear a Brasil, principal economa de la regin, y crear las condiciones para detener el proceso revolucionario en Venezuela, punto de partida y palanca de los cambios latinoamericanos en la ltima dcada. Hay quienes sostienen que estos son irreversibles y no tienen vuelta atrs. Como por ejemplo lo asume el ya citado Hart Dvalos: El pentagonismo y su complejo militar industrial a estas alturas no pueden tener xito porque estamos en presencia de un proceso econmico y social de gran envergadura que solo es posible asumir con medidas radicales de este carcter.21 Sea cual sean los escenarios, tanto en el mediano como en el largo plazo, como por la complejidad y la velocidad de los acontecimientos, adems del marco regional de la unasur, los Estados y sus jefes buscan aliados y refuerzan sus relaciones bilaterales con otros pases del mundo, en busca de apoyos y contrapesos para lo que se viene en la regin. El presidente de Venezuela, Hugo Chvez Fras, realiz una gira que lo llev al norte de frica, Oriente Medio y Europa. Asuntos militares, energticos, econmicos, culturales y de promocin de la Cumbre frica-Amrica del Sur estn en su agen21. Armando Hart Dvalos, Op. cit.

da y, en el centro poltico de esta, por supuesto, la promocin del mundo pluripolar y la paz como antdoto contra la hegemona del norte. El balance de dicha gira fue resumido de esta manera por el propio Chvez: Ante tantos propsitos y celadas que quieren desviarnos del camino, debemos crear nuevas formas de mancomunidad y a la vez propiciar nuestras propias estrategias de resistencia. Resistencia y creacin mltiple para poder convertir el destino en conciencia, como deca el escritor francs Andr Malraux. Por eso mismo, Venezuela sigue y seguir luchando con la misma consecuencia de siempre por la creacin de un mundo multipolar. Ahora bien, el mundo multipolar que queremos no est a la vuelta de la esquina. Esta gira me ha permitido mirar con mayor claridad el panorama. Quiero retomar lo que dije en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos en Mosc: hoy podemos decir que el mundo ha dejado de ser unipolar. Pero ni se ha reproducido un escenario bipolar, ni hay indicios tangibles de la marcha hacia la conformacin de cuatro o cinco grandes polos de poder mundial. Es evidente, por ejemplo, que la estructuracin de Nuestra Amrica como un solo bloque poltico no se ve en el hori28

zonte inmediato: no se har realidad en el corto plazo. Pero igual pasa en frica, Asia y Europa. 22 Como lo decamos ms arriba, no solo Chvez se ha movido y ha evaluado la nueva situacin internacional, tambin Brasil, pas que tuvo una respuesta casi elctrica ante el implante de las bases de Estados Unidos en Colombia, recibi la visita del presidente francs Sarkozy, con quien no solo relanz las relaciones bilaterales entre los pases, sino que, a decir de Zibechi: Nace un complejo militar-industrial autnomo en el que alguna vez fuera el patio trasero del imperio, que consigue blindar la Amazonia y las reservas de hidrocarburos descubiertas en el litoral martimo brasileo. Por si fuera poco, se inform que Brasil est en condiciones de fabricar armas atmicas.23 Los alcances de la magnitud de los acuerdos y los convenios estratgicos entre Francia y Brasil son difciles de evaluar de inmediato, pero s dan luces acerca de la independencia de criterios que despliega el Estado y la cancillera del sureo pas, no digamos exclusivamente ante la escalada militar estadounidense en la regin,22. Hugo Chvez Fras, Las lneas de Chvez, Aporrea, 13 de septiembre, 2009. 23. Ral Zibechi, El definitivo adis al patio trasero, La Jornada, 12 de septiembre, 2009.

sino tambin en cuanto a la manera como asume su papel como importante economa mundial, miembro del bric, y tambin parte del G20. En ese sentido, Zibechi comenta las declaraciones del comandante de la marina brasilea: Ms claro fue el comandante de la marina, Julio Soares de Moura Neto, quien respondi a un cuestionamiento del conservador Folha de Sao Paulo sobre el elevado gasto militar: los brasileos precisan tener conciencia de que tenemos riquezas inconmensurables en el mar, y la marina debe estar preparada para defender nuestra soberana sobre ellas. Agreg que la reactivacin de la Cuarta Flota no fue ni poltica ni diplomticamente informada a Brasil, con lo que la pretendida alianza entre la Casa Blanca y Planalto se disolvi en las nieblas del militarismo.24 Lo expresado por Chvez, en su apreciacin acerca del escenario internacional actual, nos sirve de marco de referencia para calibrar el nuevo mundo en construccin y, a la vez, para introducirnos en la compleja madeja del surgimiento de mltiples expresiones contrahegemnicas que recorren el planeta tierra. En Amrica del Sur falta camino por recorrer, ahora con el obstculo24. Ibd.

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de unas bases militares hostiles, sin embargo, compartimos el optimismo de Hart Dvalos ya sealado ms arriba. Podr superarse la poltica del hegemn militarista de Estados Unidos contraponindole la fuerza y la voluntad de los pueblos que ya han consagrado procesos liberadores y autonomas en la regin. Como lo dijimos en la presenta-

cin del libro Los movimientos sociales del siglo xxi. Dilogos desde el poder25, el pasado 26 de agosto de 2009 en la Universidad de El Salvador, ante la creciente ofensiva militarista de los Estados Unidos en Amrica Latina, la lucha por la paz y la unidad de nuestros pueblos se convierte en un imperativo de vida o muerte.

25. Ricardo Martnez, y otros, Los movimientos sociales del siglo xxi. Dilogos desde el poder, Ediciones de El Perro y la Rana, Caracas, 2008.

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Imperio y Estados fallidos

Jorge Arturo Reyes

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esde hace algn tiempo un novsimo concepto en torno a los Estados ha venido imponindose en la teora poltica de las relaciones internacionales. Se trata de la nocin segn la cual, en el sistema internacional, existe una extensa gama de Estados todos pertenecientes a pases en desarrollo susceptibles de ser definidos como Estados dbiles, frgiles, fallidos, colapsados, forajidos o fracasados. El artificio terico y poltico, que cada vez toma mayor cuerpo en los centros de pensamiento del Norte y el Sur del planeta, en instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y en los equipos de Gobierno de Estados Unidos y la Unin Europea, es resultado de una potente 31

reconceptualizacin liberal de las relaciones planetarias en materia de seguridad internacional basada en las amenazas que se ciernen sobre el mundo actual y bajo la presuncin de la existencia de conflictos globales que amenazan la seguridad y la estabilidad mundial en la posguerra fra.

La globalizacin de las amenazas La idea de un mundo cada vez ms interdependiente, interconectado y globalizado ha identificado lo que ayer eran conflictos locales o regionales y los ha extendido a dimensiones globales, lo que ha ampliado las fuentes o tipos de conflictos con el objetivo geopoltico de

construir una visin maximalista de las amenazas que permita a la comunidad internacional desarrollar, por va bilateral o multilateral, estrategias colectivas en donde la procura de la seguridad mundial es una responsabilidad compartida. Como parte de esta nueva concepcin hoy ampliamente extendida en los organismos internacionales, ha surgido la idea de los Estados fallidos. Tal y como se desprende del documento final de la Cumbre Mundial de Naciones Unidas, de septiembre de 2005, se trata de [] alcanzar un consenso en materia de seguridad basado en el reconocimiento de que muchas de las amenazas estn interrelacionadas, de que el desarrollo, la paz, la seguridad y los derechos humanos se refuerzan mutuamente, de que la mejor manera en que un Estado se puede proteger no es nunca actuando completamente aislado; y de que todos los Estados necesitan un sistema de seguridad colectivo eficaz y eficiente, de acuerdo con los propsitos y principios de la Carta. Al incorporar una extensa gama de temas, como los problemas del desarrollo, los asuntos medioambientales, las cuestiones sobre los derechos humanos y la reforma de la onu, como elementos constitutivos de la agenda de seguridad internacional, 32

se establece un entrecruzamiento extremadamente problemtico, dado que la cuestin social, en un sentido amplio, pretende ser observada bajo el prisma de la seguridad, asunto que permite a los amos del poder mundial identificar permanentemente y en cualquier lugar enemigos potenciales. No en balde las teoras que apoyan las tesis sobre los Estados fallidos y las estrategias de reconstruccin posconflicto sealan la pobreza, el narcotrfico, las pandemias, el sida y el terrorismo como las amenazas ms apremiantes del mundo. Esta concepcin extremadamente abarcante sobre la seguridad intenta hacer tabula rasa de las relaciones de poder internacional obviando las causas y las especificidades histricas que han dado origen a un amplio nmero de conflictos, homologando a todo el sistema interestatal bajo el supuesto de la existencia de amenazas y responsabilidades comunes en la tarea de garantizar la paz. Antes de admitir la existencia de amenazas comunes que impactan con gran fuerza en la opinin pblica internacional, es necesario reconocer que buena parte de los temas de seguridad ms relevantes de la actualidad forman parte de un proceso de globalizacin de las amenazas construido sobre la base de mecanismos consensuados y confeccionados

en el multilateralismo, que tienen a su servicio toda la maquinaria hegemnica comunicacional. Al exponer el llamado derecho de intervencin, Negri y Hardt han planteado que este []figuraba predominantemente entre la panoplia de instrumentos acordados en las Naciones Unidas en su carta para mantener el orden internacional, pero la reconfiguracin contempornea de este derecho representa un salto cualitativo. Los Estados soberanos individuales o el poder supranacional (la onu) ya no intervienen, como ocurra en el antiguo orden internacional, solamente para asegurar o imponer la aplicacin de compromisos internacionales voluntariamente acordados. Ahora, los sujetos supranacionales, legitimados no por el derecho sino por el consenso, intervienen en nombre de cualquier tipo de emergencia y de principios ticos superiores. Lo que sustenta esta intervencin ya no es solamente un estado permanente de emergencia y excepcin, sino un estado permanente de emergencia y excepcin justificado por la apelacin a valores esenciales de justicia. En otras palabras, el derecho de polica queda legitimado por valores universales. A esto habra que aadir la libertad como valor universalizado desde el locus especfico de la modernidad oc33

cidental, primero europea y despus estadounidense.

Estados fallidos: explorando el concepto A pesar de que la literatura sobre los Estados fallidos es tan reciente como abundante, la nocin en cuestin puede catalogarse como un concepto en construccin cuya implementacin es cada vez ms observable en el sistema internacional. A estos Estados se los categoriza a partir de descripciones mltiples sobre diversos tipos de conflictos existentes en su seno, y cuyas causas pueden ser econmicas, polticas, sociales, religiosas y culturales. En todo caso, el principio general que gua tales descripciones parte del presupuesto segn el cual la ausencia o la debilidad institucional (ausencia de estatalidad) constituyen un serio problema para la estabilidad del sistema internacional. As, la gobernanza dbil, entendida como incapacidad o fragilidad estatal-institucional para solucionar mltiples conflictos, no solo afecta al Estado-nacional y sus ciudadanos, sino que constituye una amenaza a la estabilidad internacional que debe ser encarada con la asistencia de la Comunidad Internacional y sus or-

ganizaciones con mecanismos de diverso tipo, que incluyen desde la ayuda financiera bilateral o multilateral hasta la intervencin militar de carcter multinacional. Dicho de otra manera, se trata de un vasto dispositivo imperial de reforma estatal diseado desde fuera de los mrgenes del Estado-nacional, muchas veces con la anuencia y preferiblemente debe ser as segn sus propulsores de las elites polticas y econmicas locales. Como Estados fallidos o frgiles han sido catalogados aquellos que causan oleadas de inmigracin; incurren o permiten la violacin de los derechos humanos; provocan desastres humanitarios; protegen o tienen incapacidad de controlar la violencia estatal-paraestatal y no estatal, el narcotrfico y el terrorismo; violan o no son estrictos en el ejercicio de hacer cumplir el Estado de derecho y el imperio de la ley; son incapaces de enfrentar epidemias y pandemias; tienen dificultad en el control de sus territorios y en proporcionar seguridad a sus ciudadanos; tienen incapacidad en el sostenimiento del orden legal interno; pierden el monopolio legtimo de la violencia; son incapaces en el suministro de servicios pblicos; impiden la cohesin social; carecen de fortaleza institucional en la administracin de justicia; adole34

cen de legitimidad institucional en cualquiera de sus poderes pblicos; han colapsado como producto de guerras internas, genocidios y desastres naturales; tienen posibilidades de secesin; carecen de legitimidad democrtica y rendicin de cuentas y tienen debilidad econmica, poltica y social para superar la pobreza y la exclusin social.

Imperio y reconstruccin La mentalidad imperial de la reconstruccin estatal basada en la existencia de Estados dbiles no es solo dispositivo made in usa. Aunque tenga gran impacto poltico y meditico denunciar ante el mundo esta nueva forma de tutelaje, apuntando el dedo hacia los Estados Unidos, la cuestin de la seguridad internacional observada desde las premisas dominantes es compartida, diseada, estimulada y aprobada por la Unin Europea y en general por el G-8; adems de la amplia gama de Gobiernos aliados que estos encuentran en frica, Asia y Amrica Latina y el Caribe. En realidad, ms all de los actores concretos, lo que domina es una lgica liberalizante del mundo en donde el fin justifica los medios. No obstante, es desde los pases del norte, aprovechando el control poltico y finan-

ciero que estos tienen sobre la onu y las instituciones de Bretton Woods y el poder corporativo transnacional, que la implementacin de tales estrategias globales son verdaderamente posibles. Si bien es cierto que la nocin de Estados frgiles es un componente sustantivo de La Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Amrica lanzada en septiembre de 2002, y actualizada en marzo de 2006; la nocin de Estados Frgiles aparece de manera recurrente en documentos como la Estrategia Europea de Seguridad, de diciembre de 2003 y la Declaracin del Consejo Europeo sobre las Relaciones Trasatlnticas, en ocasin de la reunin celebrada por los pases de la Unin Europea, en Bruselas, entre el 12 y el 13 de diciembre de 2003. En dicha declaracin se expresa que la Unin Europea y sus socios trasatlnticos estn en mejor posicin para enfrentarse a los desafos que les esperan, ya que comparten una evaluacin de amenaza comn. La Estrategia Europea de Seguridad facilita un anlisis convincente tanto de las amenazas conocidas como de las amenazas emergentes, tales como el terrorismo masivo, la proliferacin de armas de destruccin masiva, los Estados fracasados y la delincuencia organizada. Europa y sus socios transa35

tlnticos permanecen unidos contra dichas amenazas y trabajan para desarrollar estrategias conjuntas para combatirlas. Por su claridad, ambos documentos constituyen una excelente gua para observar desde la perspectiva de buena parte de los miembros del G-8 las matrices globales sobre las que se discute, con la anuencia de las organizaciones internacionales, los asuntos relacionados con la seguridad internacional. Pero el espacio de mayor relevancia para introducir esta nocin es justamente en el mbito multilateral. Con la aprobacin de la Declaracin de Pars sobre Eficacia de la Ayuda al Desarrollo, en marzo de 2005 se asocia cada vez con ms frecuencia la idea de Estado frgil con las cuestiones del desarrollo. La introduccin del trmino en los consensos multilaterales supone una doble consecuencia. En primer lugar, permite la sedimentacin del concepto en las relaciones internacionales, con lo cual es posible elaborar un conjunto de recomendaciones de poltica y el establecimiento de programas, fondos, acciones bilaterales y multilaterales que se despliegan en toda la institucionalidad del sistema internacional en funcin de auxiliar a estos Estados. En segundo trmino, confirma por extensin a otras regiones del planeta la te-

sis empleada por Brzezinski para el caso euroasitico segn la cual [] las maniobras, la diplomacia, el establecimiento de coaliciones, la coaptacin y el despliegue deliberado de los propios recursos geopolticos se han convertido en los ingredientes clave para ejercer con xito el poder geoestratgico[], con lo cual y a pesar de las agresiones unilaterales de algunos actores hegemnicos en zonas especficas de la geografa mundial, la hegemona se construye de manera ms eficaz en la arena multilateral.

Algunos instrumentos concretos De los asuntos aprobados en la Cumbre Mundial de la onu (2005), hay dos cuestiones que por su impacto a corto y mediano plazo vale la pena resaltar y que se encuentran en perfecta sintona con la visin general de los Estados fracasados. La primera resulta de la denominada Comisin de Consolidacin de la Paz; la segunda se trata de la incorporacin al cuerpo de principios de Naciones Unidas de la nocin de responsabilidad de proteger. Ambas cuestiones, son ejemplos fieles de la primaca belicista, enmascaradas bajo el velo de la paz mundial. La Comisin de Consolidacin 37

de la Paz es una nueva instancia dentro del sistema de la onu, cuyo objetivo consiste en [] disponer de un mecanismo institucional dedicado exclusivamente a atender a las necesidades especiales de los pases que salen de situaciones de conflicto para avanzar hacia la recuperacin, la reintegracin y la reconstruccin y ayudarlos a sentar las bases del desarrollo sostenible [] [centrado en:] a) agrupar a todas las entidades pertinentes para reunir recursos, proponer estrategias integradas de consolidacin de la paz y recuperacin despus de los conflictos y asesorar sobre esas estrategias; b) centrar la atencin en las tareas de reconstruccin y consolidacin de las instituciones necesarias para la recuperacin despus de los conflictos y apoyar la elaboracin de estrategias integradas para sentar las bases del desarrollo sostenible; c) formular recomendaciones y proporcionar informacin para mejorar la coordinacin de todas las entidades pertinentes, tanto de las Naciones Unidas como ajenas a la organizacin, establecer prcticas ptimas, ayudar a asegurar una financiacin previsible para las actividades iniciales de recuperacin y ampliar el perodo en que la comunidad internacional presta atencin a la recuperacin despus de los conflictos.

Por su parte, la responsabilidad de proteger se trata de un novedoso concepto segn el cual los Estados tienen la responsabilidad primaria de proteger los derechos humanos de sus ciudadanos del genocidio, la depuracin tnica, los crmenes de guerra y de lesa humanidad. Al fracasar en esa labor, la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de intervenir en dichos Estados por medios diplomticos o mediante una fuerza de carcter militar multinacional. En ambos casos, la comunidad internacional, a travs de Naciones Unidas, los organismos regionales, las instituciones financieras internacionales, los donantes pblicos o privados, la sociedad civil y los gobiernos locales o las denominadas autoridades de transicin debern conciliar esfuerzos para intervenir en la reconstruccin, restablecimiento y estabilizacin nacional a fin de garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad internacional. Cualquier parecido con los casos de la minustah en Hait, Irak o Afganistn, por solo mencionar casos de gran relevancia para la geopoltica actual, no parecen ser mera coincidencia. Desde una perspectiva ms acadmica y no por ello menos influyente en la toma de decisiones de poderosos intereses estatales, la tesis 38

de la reconstruccin estatal ha sido defendida, entre otros, por el ultraliberal Francis Fukuyama, al exponer algunas fases que, segn cada caso, funcionan como recetas en la neodoctrina de la intervencin. La primera fase es la relativa a la reconstruccin posconflicto. Se trata de garantizar la estabilidad y la paz interna a travs de poderes externos, empleando para ello fuerzas militares y policiales, ayuda humanitaria y asistencia tcnica. Una vez lograda la estabilidad, se procede a una fase superior, cuyo principal objetivo es la creacin de capacidades institucionales; en esta etapa el apoyo externo es de crucial importancia para orientar el carcter de las reformas jurdicas e institucionales de las nuevas instituciones polticas y econmicas. Por ltimo, la tercera fase o modo de reconstruccin de Estados dbiles se refiere al fortalecimiento de Estados que, an teniendo estabilidad institucional, gozan de gran incapacidad para atender las demandas de sus ciudadanos. En todos los casos planteados, el sistema multilateral de financiacin al desarrollo tiene una participacin estelar. Y ello es as dado la vinculacin que el pensamiento dominante establece entre seguridad y desarrollo. No es casual que todo el andamiaje del Banco Mundial y el Fondo

Monetario Internacional, con los donantes del mundo entero, trabajen en este formato intervencionista de reconstruccin conjuntamente con las fuerzas militares multinacionales que persiguen mantener el orden interno en Estados en situacin de conflicto. Varios de estos presupuestos han sido ya ensayados a lo largo y ancho del planeta, y son hoy objeto de evaluaciones y refinamientos permanentes. Ya en el mundo entero, varios ndices sobre Estados fallidos han sido elaborados con el objetivo de orientar la accin intergubernamental en la tarea global de la reconstruccin estatal. De esta manera, el ndice de la Fundacin para la Paz y la Foreing Policy, de 2005-2007, con sede en Washington, maneja doce indicadores; los anlisis del Banco Mundial y el pnud; La Comisin sobre Seguridad Nacional y Estados Dbiles, y la polmica Oficina de Coordinacin para la Reconstruccin y Estabilizacin del Departamento de Estado, ambas de Estados Unidos, entre otros, otorgan muestras del establecimiento de una nueva doctrina de intervencin preventiva planetaria que fabricar la guerra y la paz en las futuras dcadas. A todas luces resulta evidente que el artificio de los Estados fallidos reproduce la lgica binaria de 39

civilizacin/barbarie; atraso/progreso; centro/periferia que ha inspirado la racionalidad de occidente. Se trata de un dispositivo neocolonial instalado sobre una supuesta superioridad cultural de las ciencias, las artes y las tcnicas euroestadounidenses, compartidas por las elites liberales del sur, quienes a fuerza del sostenimiento de patrones imitativos en funcin del progreso, el desarrollismo y la modernizacin, omiten toda forma alternativa de organizacin social. La idea de un Estado fallido o fracasado y por extensin de una sociedad fracasada hace caso omiso de las relaciones histricas de dominacin que confinaron a gran parte de la poblacin del planeta en geografas concretas a la miseria y la pobreza, sobre la base de la expropiacin, el exterminio, la guerra o del establecimiento de cuidadosos y refinados modelos polticos y econmicos teledirigidos desde mltiples lugares y actores. Hoy ese refinamiento secuestra las instancias multilaterales y se globaliza a travs de sus canales institucionales, se invisibiliza y se evidencia bajo la forma de los consensos, de las cumbres, de los foros mundiales, se inserta pues en el corazn del imperio. Tal vez sea propicia la oportunidad ahora que los centros de pensamiento del norte

elaboran definiciones con consecuencias polticas devastadoras y a pesar de sus fallidos intentos por dominar a los pueblos del Sur para llamar

las cosas por su verdadero nombre, para decirles, despus de siglos de atropellos, Estados gendarmes.

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Seminario Experiencia de la Relacin Partido, Gobierno y Estrategias de GobernabilidadPonencia de VenezuelaWladimir Ruiz Tirado

l tema de relaciones partido y Gobierno quedara hurfano si no incorporamos uno de los elementos fundamentales: el pueblo, as lo vemos porque los Gobiernos, al menos en el deber ser, deben reflejar en nuestras perspectivas, el inters popular. En el caso de Venezuela ha sido muy elocuente esta relacin en los aos recientes. Me refiero a la historia contempornea de nuestro pas. A los efectos hay que repasar algunos antecedentes. La primera gran revuelta contra el modelo neoliberal la podemos ubicar en Venezuela. Ocurri en febrero de 1989, hace veinte aos, ese hecho que dividi nuestra historia contempornea. Ese modelo haba desgajado al pas, nuestra principal fuente de ingresos, el sostn de la 41

E

economa nacional, la industria petrolera, si bien formalmente nacionalizada, estaba privatizada. Hasta la data, como se demostr luego en el paro petrolero del ao 2003, funcionaba en Estados Unidos y las empresas transnacionales que histricamente haban manejado el petrleo; tenan toda la informacin, el control y el manejo de la industria petrolera, desde los niveles de produccin hasta la apropiacin de la renta. Cuando ascendemos a posiciones de gobierno en 1998 el precio del petrleo rayaba los seis dlares el barril. El neoliberalismo en el caso del petrleo haba perpetrado un golpe muy duro contra la economa y el fisco de Venezuela y eso por supuesto conllev a que la economa en su conjunto estuviese supeditada a las

reglas de ese modelo y que adems tuviese sus expresiones particulares, como el desmejoramiento en las polticas pblicas, que se financiaban desde el Estado con los recursos petroleros. Asistimos en ese entonces a la privatizacin de la educacin, de la salud y de todos aquellos servicios pblicos que garantizaban cierta calidad de vida para la poblacin. Eso ocurri tambin en un marco de derrota, de la cual venamos los sectores de izquierda (al menos la generacin anterior a nosotros), lo que oblig a emprender una tarea muy paciente de reconstruccin de las organizaciones polticas y populares de ese tiempo. Y no solo en el campo popular activamos polticamente, sino tambin el militar, justo all nos encontramos con un grupo de oficiales patriotas que tres aos despus de la revuelta popular del 1989 insurgieron contra el rgimen de Carlos Andrs Prez, pero saban que el elemento pueblo estuvo all. Fue una revolucin popular en su contenido, no se puede decir que nos sorprendi su emergencia, el hecho de que haya ocurrido, sino que, simplemente, por no tener la suficiente capacidad poltica para asumirla, preferimos ms bien resguardar el movimiento popular para no descabezar el proyecto poltico en construccin. 43

En el ao de 1992 ocurre la rebelin popular de la oficialidad patritica y es cuando emerge el liderazgo de Hugo Chvez. Hay que agregar adems para ilustrar un poco ese momento que la cuarta repblica, la anterior a la que hoy tenemos, estaba en quiebra desde el punto de vista de su legitimidad poltica. El gobierno de Andrs Prez haba logrado un triunfo con apenas un 35% de los votantes inscritos en el registro electoral y, con una cadena de sucesos que ocurran en gobiernos de ese tipo, ligados a la corrupcin y al favorecimiento de determinados sectores de la oligarqua. Ocurrida la rendicin de los oficiales del ejrcito encabezado por Chvez, evaluando a la luz de los acontecimientos posteriores, podemos decir que la rebelin de la oficialidad patritica fue una derrota militar, pero a su vez un aval poltico para impulsar la lucha poltica por otros medios. En efecto en 1997 se divide el ncleo que vena conspirando dentro del ejrcito, Hugo Chvez y los dems militares patriotas, y se escoge una va distinta a la militar para acceder a posiciones de Gobierno. De all a la propuesta de construir lo que se llam el Movimiento Quinta Repblica no hubo sino un paso. Y lo que haba sido un grupo conspirativo, fuera del conoci-

miento de la opinin pblica y de los sectores populares, pas a convertirse en un verdadero aluvin popular e igualmente se sumaron otros sectores en la constitucin de ese proyecto inicial de carcter electoral, el Movimiento Quinta Repblica. Todas esas condiciones que antes hemos mencionado y otros actos que pueden ilustrar el proceso de la lucha poltica electoral que nos llev a la victoria en el ao 1998 se reflejaron inmediatamente un ao despus del triunfo electoral, en la convocatoria de una asamblea nacional constituyente, que se desarroll durante todo el ao 1999 y condujo a otro elemento central, como definicin de la estrategia poltica para la construccin del Estado, el desarrollo de la democracia participativa y protagnica-pueblo. Es decir que tanto en el desarrollo de la lucha poltica permanente, constante, como en su expresin constitucional, siempre fue y ha sido un elemento definitorio de lo que es una estrategia, ms all de lo que podemos entender solamente como el ejercicio del gobierno. La tarea planteada desde ese entonces es la de disear la construccin de un nuevo Estado, con nuevos actores que sean su piso social, pueblo en pleno ejercicio del Gobierno y luego en la constituyente. Comenzaron a definirse claramente polticas 44

y leyes que golpearon los intereses oligrquicos y aquellos intereses imperiales que han hecho vida poltica en la historia de nuestro pas. En nuestra opinin, la explicacin del golpe de Estado contra Chvez en 2002 tuvo dos elementos centrales del gran paquete de leyes habilitantes que se haban aprobado de acuerdo a la delegacin del parlamento y presidente. La primera fue la ley de hidrocarburos que restituy al Estado Venezolano el pleno control y la soberana de los recursos energticos. Y la segunda fue la ley de tierras, que empez con un proceso de recuperacin por parte del Estado, para el usufructo de los campesinos y los trabajadores del campo, de las tierras que desde la poca colonial haban sido monopolizadas por grandes latifundios. Hay que ver eso no solo en trminos de la definicin jurdica de la ley, sino en trminos de lo que significaba golpear a los grandes terratenientes en el campo. Yo creo que ah estn las dos grandes explicaciones del golpe. Fue un golpe de Estado que dur apenas 48 horas, pero realmente el presidente Chvez fue derrocado y secuestrado. Nunca en la historia de Venezuela se haba coaligado una alianza tan fuerte y a la vez tan feroz contra un Gobierno que haba sido

legtimamente constituido y adems con una Constitucin democrtica vigente. Lo encabezaban por igual, desde la embajada americana, pasando por la oligarqua nacional, la confederacin de trabajadores, que haba sido impulsada por Rmulo Betancourt desde los aos sesenta; la alta jerarqua eclesial, el generalato del alto mando, los medios de comunicacin privados y los partidos polticos de la vieja guardia. Todos fueron artfices para llevar a Pedro Carmona Estanga por algunas horas al Gobierno. Nuevamente el elemento pueblo interviene y restituye a Chvez a las 48 horas del golpe. Establecemos una clara asociacin entre lo que es inters popular y lo que ha sido la permanencia no solo de Chvez, sino de la propia constitucin, del gobierno que Chvez representa en el modelo del gobierno de las mayoras. Esta es una clave importante para entender lo que significa este proceso poltico y esta relacin pueblo-Gobierno. Pero no contentos con haber dado ese golpe de Estado en 2002, acogindose a la figura democrtica que tiene la constitucin venezolana, como es el referendo revocatorio, la oposicin, la derecha golpista, recogi las firmas suficientes y necesarias para abrir un referendo. Y all Chvez derrot a la oposicin 45

en una proporcin de 70% a 30%. De all en adelante hay un trecho hasta 2006, que es conveniente estudiar, en el que al salir victorioso del referendo revocatorio, Chvez comienza a redefinir los alcances del proyecto y lo que va a ser el nuevo Estado en las nuevas condiciones del Gobierno. Por eso, en la campaa electoral deca: Quienes voten por nuestro proyecto estn votando por el socialismo, por emprender el socialismo en Venezuela, y as fue. En diciembre de 2006 se obtuvo la ms arrolladora victoria electoral que hayamos tenido en la historia reciente de Venezuela en el perodo que pudiramos llamar la era Chvez. Una victoria importante porque permiti sealar el rumbo del nuevo proyecto en trminos de lo que la gente haba aprobado en las urnas electorales: la va al socialismo. Antes de las elecciones de 2006 y siguientes al golpe de Estado de 2002, hubo otro dato sumamente importante para comprender el proceso poltico en marcha, y este fue el paro petrolero de fines de 2002 y comienzos de 2003. Paro petrolero que fue mucho ms severo en sus efectos polticos y econmicos que el mismo golpe de Estado de abril (con una duracin de apenas 48 horas), porque se paraliz la industria petrolera por setenta das, lo que llev a una

situacin de incertidumbre, temamos por la permanencia de Chvez en el poder y el Gobierno en ejercicio de sus funciones. Superados los efectos del golpe, el paro petrolero y el referendo revocatorio y, como consecuencia de la victoria electoral en 2006, se empez a trabajar en el proyecto de la reforma constitucional, que ya incluye numerosos elementos para la transformacin del Estado burgus heredado a un Estado socialista, pero all creo que se cometi un error. Se disolvi el partido Movimiento Quinta Repblica y se comenz a trabajar en la construccin y la edificacin de un nuevo partido que es este, el que hoy tenemos, el Partido Socialista Unido de Venezuela. Creo que esa fue una de las razones fundamentales que explica la derrota que sufrimos en el referendo de diciembre de 2007. Por no tener partido no pudimos interiorizar en la conciencia de la gente y la poblacin los contenidos populares y de alcance socialista en su programa. Ha sido una leccin para los efectos del tema que hoy se plantea, es fundamental, como deca Vladimir Lenin, un partido dirigente de la revolucin, pero adems con ideologa revolucionaria. No son cosas nuevas, pero en los hechos eso ha sido as. Adems los hechos de diciembre de 2007 lo han confirmado. 46

En la medida en que se aceler la construccin del Partido Socialista Unido, nos permiti recuperarnos de la derrota de 2007, ganamos las elecciones regionales de fines de 2008 e igualmente se gan el referendo de febrero de 2009, que propona la reeleccin continua de aquellos cargos de eleccin popular, incluido el presidente. En esas condiciones, uno observa que hay una permanente relacin con avances, retrocesos, con errores cometidos, pero tambin con aciertos que nos han permitido avanzar en la estrategia. Dira que despus de las elecciones del pasado 15 de febrero en Venezuela, me refiero al referendo consultivo, se abren nuevos grandes desafos para el fortalecimiento del proyecto en Venezuela, porque creer que las cosas ya estn en su lugar y que el solo hecho de haber sealado el rumbo socialista del proceso define el carcter socialista del proceso es insuficiente. Tenemos retos en el rea de la soberana, particularmente en el rea de la soberana alimentaria, no somos autosuficientes en esa materia. Tampoco en la industrializacin intermedia, en la cual hemos aprovechado la cooperacin iran, rusa, china, Bielorrusa y otros. Pero hay un elemento ms cercano y decisivo mirando hacia delante. Volvemos al elemento pueblo, for-

talecimiento y desarrollo del poder popular. Y esto comprende desde la reformulacin de la ley de consejos comunales, que ya va para cinco aos, ligado al fortalecimiento y desarrollo del partido. El partido no puede ser un ente que est por encima de los movimientos populares ni de las instituciones sociales; en ese caso los consejos comunales, ahora planteado en trminos de concretarlos como comunas, con el ejercicio de democracia directa. Esta ha sido una enorme experiencia y creo que en esos tres vectores, pueblo, partido y gobierno, descansa o debe descansar con xito, el avance hacia el socialismo. Pero adems, este perodo que va desde el referendo del 15 de febrero hasta las prximas elecciones presidenciales de 2012, en las que Hugo Chvez puede optar nuevamente a la presidencia de la Repblica, puede constituirse en un salto adelante en ese sentido. Son muchas las cosas que pueden analizarse e interpretarse en este perodo de diez aos. Logros se han tenido muchos, pero vencer el capitalismo no es una tarea solo ideolgica, de partido o de gobierno, significa construir adems modelos desde abajo, no es solo lo que los Gobiernos o los presidentes hagan o digan, sino que si no se interioriza la idea del esfuerzo colectivo, con la 47

poblacin como componente fundamental, los Gobiernos siempre quedarn en deuda. Maquiavelo lo deca: Si quieres tener y conservar tu reino fuerte, organiza tu pueblo de manera que no lo tuteles completamente, se trata de darle apertura a la capacidad creadora y crtica de los sectores populares, de las instituciones que se vayan conformando en el camino de la construccin del Socialismo. Gracias. Preguntas 1- Lo que frena el desarrollo en nuestro pas son las polticas de educacin que han dado estos Gobiernos, para la mayora de la gente pobre, al mantener dificultades para el acceso a la educacin. Lo que nos obstaculiza ms que el capitalismo, es la perseverancia del Gobierno en los medios de comunicacin, ya que los utiliza para mantener a la poblacin dormida, especialmente a la gente que no sabe leer. 2- Jaime Vallecillos, de Honduras. Las experiencias de Nicaragua y Venezuela son reflejo para Amrica Latina. Un gobierno revolucionario pasa por un proceso como el de Nicaragua, pasa por un paternalismo. Quiero saber si las polticas sociales llevan algn costo para la pobla-

cin, ya que creemos que eso educa al pueblo, ya que deben costarle sus cosas y su propio destino. 3- Luis Mayorga, Honduras, antes pc marxista leninista. Hemos seguido los acontecimientos de Venezuela. Muchos hondureos son fieles seguidores del presidente Chvez. Se ha sabido manejar la relacin del pueblo y Gobierno y han logrado movilizar este pueblo muy bien para la defensa de sus intereses, y han sobrepasado las expectativas que inicialmente se vean. Eso es una gran enseanza, porque uno de los problemas fundamentales que enfrentan los movimientos que hemos visto a travs de la historia es que cuando se tiene un acontecimiento en un lugar determinado, los dems pueblos esperan que se mantengan en beneficio de los pueblos. Sabemos del esfuerzo de Venezuela con los convenios a nivel latinoamericano y sabemos de la oposicin de los poderes fcticos, la garanta del sostenimiento del liderazgo con un cognotado grupo de dirigentes aparte del presidente Chvez, lo estn superando en Venezuela. 4- Jos Luis, fmln. Cules han sido las dificultades y oportunidades en la construccin del Partido Socialista Unido y en qu momento estn? 5- Ramn Benavidez, fmln. El 48

proceso de la revolucin bolivariana se inicia sin un partido de vanguardia consolidado, bajo el liderazgo del comandante Chvez, mi inquietud es: cmo va el proceso de conformacin orgnica del partido que rene a todas las fuerzas de izquierda y democrticas de Venezuela, en el partido Socialista de Venezuela? Cmo va el proceso de consolidacin poltica e ideolgica, pero fundamentalmente orgnica?, porque entiendo que es un partido en proceso de formacin. 6- Fredy Tejada, fmln. Cules han sido las debilidades y fortalezas de ser un funcionario pblico de gobierno y un cuadro poltico?. 7- Rhina Clara