revista la guagua n1

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¡Los guagüeros llegaron ya! N1 ENERO 2009

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Entertainment & Humor


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Cultural Hispanic Magazine

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Page 1: Revista La Guagua n1

¡Los guagüeros llegaron ya!

N1ENERO 2009

Page 2: Revista La Guagua n1

LA GUAGUA CULTURAL 2

EditorialPor Marco Katz

L o s G u a g ü e r o sCésar Álvarez Maité Cruz Argelia González

Byron González Adonay Guerrero Marco Katz José Macías

El Arte y sus patrones3

Ojo de Perro - slumdog millionaire quiere ser millonario4

Rincón Poético - diario 5

Tertulia Literaria6

La Guagua Visual7

DE VIAJE... - UNA SOCIEDAD NECROFÓBICA7

EN LA GUAGUA

Si deseas mandar opiniones a la guagua cultural, man-dalos a la dirección [email protected] y serán publicadas en nuestra sección Tiro al blanco.

MANIFIESTO“Estas páginas intentan comprender las razones de los fracasos políticos y participar en la movilización de recursos interculturales para construir alternativas.”Néstor García Canclini

Oriundo de los centros hispanohablantes, que ya extienden a los rincones más oscuros del mundo, somos los latinos alberte-ños. Venimos, igual que José Martí, de todas partes y hacia todas partes vamos. En nuestras venas corre la sangre azteca y también boricua, quechua y quisqueya. Musulmanes y judíos huyendo los órdenes de expulsión, nuestros antepasados vinieron en los primeros barcos de España; mayas e incas desarrollando civi-lizaciones complejas, nuestros antepasados saludaron aquellos barcos. Tenemos orígenes americanos y, además, africanos, asiáticos y europeos. Vivimos una actualidad boreal en un país al que nos tenemos que adaptar y—imprescindible recordar—que debe adaptarse a nosotros. En el tratamiento de los ajustes, tenemos aquí un lugar para consideraciones de la cultura actual. Desde la agricultura de los jíbaros hasta la haute culture de los urbes, la aculturación ha simultáneamente unido y dividido los pueblos. “No hay proceso evolucionista de sustitución de unas teorías por otras” afirma Néstor García Canclini en Diferentes, desiguales y desconecta-dos: Mapas de la interculturalidad, “el problema es averiguar cómo coexisten, chocan o se ignoran la cultura comunitaria, la cultura como distinción y la cultura.com.” Aunque seamos igno-rantes, igual que todos los seres humanos, no ignoremos ni los choques ni las coexistencias. Cuando somos canadienses somos también latinos, neo-latinos, casi latinos y aún no latinos involu-crados en esos discursos en español. Reconocemos que el español de las Américas es sólo uno de los multitudinarios idiomas de un hemisferio que cuenta también con poblaciones bastantes grandes que hablan francés quebequen-se, varias formas de inglés, criollo haitiano, maya, nahua, navajo, yaqui, neerlandés y mandarín. Las variaciones de castellano que hemos desarrollado en las Américas, sin embargo, se han extendido por un territorio extenso desde Tierra del Fuego hasta un rinconcito de la provincia de Alberta. Nunca olvidaremos los abusos que han acompañado la difusión del idioma mientras que aprovechamos las riquezas de la cultura que desarrollaron nuestros antepasados bajo los latigazos de los abusadores. Inten-tamos descubrir los tesoros culturales enterrados en el lodo de la historia. La Guagua va por todas partes. Para los andinos, según el dic-cionario de la Real Académico Española, la guagua es un “niño de pecho,” es decir la primera parte de la vida. Para los antillanos la guagua proveía servicios de transporte, muchas veces a través de un sistema colectivo. Así se ve que La Guagua significa todo: una trayectoria, un trabajo comunal y un comienzo. Algunos éxi-tos de La Guagua dependerán en la colaboración entre la redac-ción, los escritores y el grupo clave: los lectores. Esperamos sus preguntas, comentarios y sugerencias.Ya empieza La Guagua. ¡Suban queridos lectores y veamos a donde nos lleva!

Argelia González Hurtado EDITORA

DISEÑO GRAFICO E ILUSTRACIONESAdonay Guerrero Cortés

RELACIONES PUBLICASMarco Katz

www.laguagua.ca

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Históricamente los patrones del arte han sido siempre las organizaciones y personas con más re-cursos. En el mundo occidental antiguamente era la iglesia Católica en particular. Cada artista que quisi-era practicar su arte en forma mas o menos regular y con algo de dinero para sostenerse a si mismo o su familia, trabajaba para la iglesia. La Iglesia era un duro y tacaño patrón, pero era prácticamente por mucho tiempo el único patrón y el arte que se producía era mayormente religioso. Después de muchos años cuando la economía permitió a otra gente a acumular riquezas, esta gente como reyes y príncipes empezó a adquirir arte y al mismo tiempo el arte cambió a cosas más mundanas en sus temas y a mejor calidad. Tal vez lo más importante de esta situación fue que los ar-tistas que pudieron hacer arte que la iglesia o los ricos querían, fueron los que tuvieron éxito. De los que se negaron a hacerlo o no pudieron no sabemos nada de ellos aun que hayan sido buenos artistas. Por supuesto las cosas han cambiado enormemente y hoy en día los patrones del arte pueden ser y son muchos, tal como es la variedad, calidad y cantidad de arte que se hace. Desde las elecciones federales aquí en Canadá, hemos escuchado mucho acerca de lo poco que supuesta-mente el gobierno de Harper da para la difusión del arte y cultura en este país. Interesantemente sucede lo contrario de lo que pasaba antiguamente. El go-bierno recibe mordiscos en la mano con la que da su apoyo al arte y cultura. Un caso común es la CBC que constantemente critica y habla mal de Harper y su gobierno. En otras palabras el gobierno paga por arte y cultura que no necesita ni desea, pero tiene una responsabilidad para con el pueblo y tiene que tolerar a la CBC. Mi opinión es que la gente o el pueblo son los que están más preparados culturalmente y monetariamente para patronizar el arte y la cultura. Ellos pagan por lo que quieren y lo que piensan que es lo mejor. De esta manera el mejor arte sale adelante. Cuando el gobi-erno es el patrón del arte, para poder ser responsable a sus electores tiene que tener guías y reglas para el arte y cultura que apoya. El problema que yo veo es

que las guías y reglas no definen la calidad de arte y solo nos quedamos con arte que solamente satisface a los contadores, en otras palabras arte subsidiado, que significa baja calidad. Me pregunto; ¿es el idioma cor-recto lo que determina como son otorgadas las subven-ciones a los que presentan sus proposiciones, mientras que se ignora la calidad del arte? No es mi intención de defender al gobierno, pero a las personas que más alto hablan del poco apoyo al arte y la cultura por parte del gobierno, les pregunto; ¿cuándo fue la última vez que compraron una pintura de un artista local?, ¿cuándo fue la última vez donaron para una beca de arte para ayudar a los artistas aspirantes?, ¿cuándo fue la última vez que fueron a un show de arte o a ver una obra teatral?, ¿cuándo y cuánto donaron para la Gal-ería de Arte de Alberta? Tenemos que ver cuanto es lo que cada uno de nosotros hacemos individualmente para sostener el arte y la cultura, si dejamos todo en manos del gobierno habrá suficiente arte, pero arte y cultura mediocre.

El arte y sus patronesPor César Álvarez *

LA GUAGUA CULTURAL

* Maestro en Bellas Artes

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LA GUAGUA CULTURAL 4

Ojo de Perro

Por Adonay Guerrero *

El reciente filme del inglés Danny Boyle, Slumdog Milli- onaire (2008) tiene los ingredientes necesarios para ser uno de los mejores acontecimientos cinematográficos del año. Cuenta con una buena historia de amor ubicada en el exótico, caótico y poblado Bombay. Tiene una estructura narrativa atractiva que es apoyada visualmente en ágiles y estéticas tomas. La historia cuenta con momentos emoti-vos, sobre todo las escenas llevadas a cabo por los niños que son magníficas. Otro acierto de Boyle es la apuesta a un reparto de actores no reconocidos internacionalmente lo que ayuda a sostener la historia que se efectúa en un entorno exótico para la mirada occidental. El filme ya ha conquistado importantes premios dentro del mainstream mundial, como lo son los Globos de Oro (Golden Globes) a mejor director, película, guión y música original, y está acaparando los reflectores en los medios, perfilándose incluso como una favorita en la siguiente en-trega de los premios Oscar en Estados Unidos. La publici-dad boca en boca también hace lo suyo, baste ver como en Edmonton la gente recomienda a sus conocidos la película con una sonrisa en la boca, pues es en sí una película que deja un buen sabor de boca. El filme es básicamente la historia de Jamal, un joven hindú que está siendo investigado por haber contestado cor-rectamente durante la emisión de India del concurso “Who Wants to Be a Millionaire”, a partir de lo cual se narra breve y ágilmente la historia de su vida. Como ya men-cioné, la estructura es uno de los puntos más interesantes de este filme, pues impone una lógica narrativa al presentar una serie de flashbacks o recuerdos que son detonados de una manera ingeniosa por las preguntas que se hacen en el concurso. Estos recuerdos demuestran la razón del porqué Jamal conoce las respuestas, lo cual dota a la historia de un sentido lúdico para el espectador. Aunado a este elemento se encuentra la habilidad de Danny Boyle de incorporar una estética de videoclip musi-cal a la historia, pero con un sentido dramático adecuado, envolviendo al espectador en el ritmo de la historia sin confundirlo por tantos brincos temporales. Aunque hay mucho del estilo que Boyle ha venido demostrando desde Trainspottin (1996) es imposible no relacionarla con el filme brasileño Ciudad de Dios (Meirelles y Lund 2002), al emplear no sólo recursos visuales como el flashback o la estética del videoclip musical sino por tratar historias de niños que viven en condiciones de marginalidad en una megaciudad.

Creo que el elemento esencial para que esta historia llame tanto la atención es el contexto donde la pobreza y el entorno violento de las calles dan un escenario interesante y exótico para los públicos occidentales, y es justamente este aspecto el que más llama mi atención. El contexto es en gran parte lo que le da fuerza dramática a la historia, le da densidad. De esta manera vemos en primer lugar a los dos pequeños mosqueteros Jamal y Salim de niños, confrontan-do esta situación de pobreza con desparpajo infantil, hasta el momento que una multitud de fundamentalistas del hin-duismo hace una matanza de musulmanes, en donde muere su madre. Posteriormente hay un momento en donde se muestra la corrupción en un orfanato y la explotación que hacen de los niños que sostienen. Finalmente se mostrará el crimen organizado y la forma en la cual un niño entra al mundo de los sicarios (y hasta aquí llegaré pues no quiero ni debo contar más de la historia). Pero el filme finalmente se enfocará en la historia de amor entre Jamal y Latika, dejando el contexto como cuestión secundaria o como telón de fondo, quitando esa densidad que pareció construir en un principio. Debo confesar que esta elección de alejarse del comentario social por parte del cineasta es la que me molestó en lo personal pero comprendo que esa decisión permitió a Slumdog Millionaire estar en el mainstream del cine y le asegura un gran éxito comercial, dejando que contexto y forma narrativa le augure éxito con la crítica. En el filme se percibe la intención convencional de las histo-rias de amor en donde no importa lo que pase alrededor

o a los que rodean a la pareja principal, y es aquí en donde el filme cae en una de las principales injusticias narrativas, mostrando la mirada moralina de los narradores. Salim, el hermano de Jamal, siempre fue el que decidió jugar las reglas de esa realidad dura y violenta en la que se desenvolvió, ayudando por ende a sobrevivir a Jamal y a Latika, siendo claro que sin

Slumdog Millionaire sí quiere ser millonari0

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LA GUAGUA CULTURAL 5

su ayuda ambos hubieran terminado mucho peor. El filme se resuelve para mi gusto forzadamente en función de la historia de amor, dando un desenlace a Salim en la misma lógica moral de las cintas hollywoodenses, esto es, al vol-verse un sicario su destino debe ser violento y desolador, pero sin que eso tenga una densidad dramática más allá de lo formal. El destino de Salim no importa, él ya había es-cogido terminar así al jugar bajo esas reglas y no nos debe interesar realmente, lo que interesa es que Jamal y Latika se unan, que sean felices (y ricos si es posible) y todo el pasado de pobreza, dolor, violencia y sacrificio detrás de ellos realmente se desvanezca para tratar de disfrutar la historia del idilio. Slumdog Millionaire es un filme construido para los grandes públicos comerciales y una historia de amor ante todo, con base en una estructura ingeniosa, visualmente

muy atractivo y con un escenario de fondo interesante. Es un filme que no profundiza en ese contexto que nos pre-senta y ni siquiera lo intenta, cualquier momento emoti-vamente denso, como la muerte de su madre o la posible violación de Latika quedan desactivadas por la agitada estética de videoclip musical y por el aspecto sentimental de la historia de amor. En ese sentido se queda corto junto a cintas que hablan de personajes marginales de este tipo, como las películas colombianas de Sicario (Novoa 1994) y La vendedora de rosas (Gaviria 1998); o la ecuatori-ana Ratas, ratones y rateros (Cordero 1999) películas que precisamente dejan de todo (incluida una fuerte reflexión y conmoción), excepto un buen sabor de boca. Slumdog Mil-lionaire es un filme para disfrutarse, así que ¡Disfrútenlo!

DIARIO

Es una buena excusa para hacer enumeraciones, para dejar huella abierta, para no cicatrizar senderos.

Todos estos calendarios sin redención, como en un tiangue, se ofrecen al trueque.

Así, sobre el petate(Thrinax Morrisii), sobre ese lienzo de hojade palma, expongo las cotidianas sombras.

Una galería, la exhibición del gesto en su perennidad:Ella bañada por el sol del atardecer,

desde las graditas, la observo,

perono están solos mis ojos.

Agobiados por mis mentiras,- esa forma de vivir que se excusa en la escritura-

los castillos en cenizas. Fortalezas únicas y bien apertrechadas,

(sabido es que el amor se define en el estruendo)

ruinas sonoras quedaron, no lograron emularni códices ni estelas.

Byron González *

riNcóN poético

* Escritor y profesor de Español

* Cineasta

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LA GUAGUA CULTURAL 6

Espectadores por todo el mundo recuerdan Memorias del subdesarrollo (1968) como uno de los primeros lar-gometrajes del cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea. La filóloga Jean Franco ha observado que esta obra de Gutiér-rez Alea recibió más atención que Lucía (Humberto Solás 1968) y otras películas tempranas de la Revolución. Varios críticos han alabado Memorias del subdesarrollo como un gran documento que apoya la Revolución mientras que otros la afirman como una crítica genial. Según Franco, el cineasta atribuye las distintas reacciones a las diferentes posiciones entre públicos tercermundistas y capitalistas.Menos lectores conocen el libro que precede el largomet-raje, Memorias del subdesarrollo de Edmundo Desnoes (La Habana: Casa de las Américas, 1965, 162 páginas). Igual que la película, la narrativa de Desnoes sigue los pensamientos de un joven mueblista quien decide quedarse en La Habana mientras que van al exilio todos sus ami-gos, sus familiares y hasta su esposa. Sin la posibili-dad—y, aparentemente, el deseo—de operar su nego-cio, el protagonista vuelve a su primera ambición, la escritura. Mientras tanto, él camina por las calles de la ciudad, visita la casa de Ernest Hemingway y entra en una relación desastrosa con una joven aspirante a actriz de teatro. La historia culmina en un momento que coincide con la crisis sobre los mísiles rusos del año 1962. Memorias del subdesarrollo es una de estas películas que queda bastante fiel al libro debido a que Desnoes fue también uno de los guionistas. Junto con los pocos acontec-imientos que aparecen en la novela, el largometraje ofrece muchos pensamientos del protagonista en una narración continua con una voz afuera de la escena. No obstante, hay una diferencia en la manera en que la novela hace hincapié de las pretensiones literarias del ex mueblista. En efecto, el libro ofrece un Apéndice con tres relatos breves menciona-dos en el texto anterior: “Yodor,” “¡Créalo o no lo crea!” y uno especialmente conveniente para esta primera reseña de La Guagua, “Jack y el guagüero.”

En la tradición del poeta español Jorge Guillén y el poeta chicano Phil Goldvarg, Desnoes ha creado en “Jack y el guagüero” una pequeña obra consumadamente bilingüe. Aunque la novela contiene unas frases en inglés, en el relato es imprescindible la capacidad de leer tanto en inglés como en español para entender el diálogo entre Jack, un turista anglohablante quien quiere saber donde debe bajarse para ir a la playa, el guagüero, un conductor del autobús, y los demás pasajeros cubanos. Sólo hay una persona allí que entiende ambos idiomas. “Además, es algo que realmente pasó—explica el narrador de la versión novelística de Memorias del subdesarrollo—yo estaba en la guagua. Cuando preguntaron si alguien sabía inglés yo me callé la boca. No quise ayudar al ameri-cano ni al guagüero tampoco. No quise intervenir, quería ver como terminaba todo. Pensé que iba a terminar a piña-zos y en la estación de policía. Yo era el único en la guagua que entendía lo que estaba pasando; entendía al cubano y al americano. Gocé la situación. Es la primera vez que sentí un poco como Dios viendo a los hombres destruirse sin ayudarlos, dejándolos a su libre albedrío. ¡Dios, como todo creador, es un canalla!” (82-83). Igual que en la novela,

el desenlace de “Jack y el guagüero” no ofrece ilusiones sino deja el lector con un ambiente sofocante donde los entendimien-tos permanecen casi imposibles. Aun así, el autor nos ha dejado con un relato muy di-vertido, especialmente para los que pueden leerlo en dos idiomas. Entre los datos ofrecidos por Cubaliter-aria: El Portal de Literatura Cubana (cub-aliteraria.cu) se ve que Edmundo Desnoes es el seudónimo literario de Juan Edmundo Pérez Desnoes quien trabajó como profesor de inglés en un colegio en Caracas antes de alcanzar sus primeras publicaciones. Sus publicaciones incluyen Todo está en el fuego, una edición de cuentos y poemas, la novela No hay problema y un tomo de en-sayos titulado Punto de vista. Un dato que

no aparece en Cubaliteraria es su paradero actual, Nueva York, donde el autor vive y trabaja con su cónyuge quien conoció en su adolescencia en Cuba, la fotógrafa Felicia Rosshandler. Aunque queda difícil encontrar Memorias del subdesarrollo en Canadá, que no abunda con textos en castellano, la biblioteca de la Universidad de Alberta tiene un ejemplar de 1975 del editorial Joaquín Mortiz. Todavía, sin embargo, se puede encontrar el video en todas partes incluso en el Internet (video.google.com) donde mantiene una versión gratuita y completa ¿para cumplir con nuestra imagen del superdesarrollo?

Tertulia LiterariaPor Marco Katz *

* Es postulante a doctorado por la Universidad de [email protected]

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LA GUAGUA CULTURAL

Por José Macias *

LA GUAGUA VISUAL

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Estas fotografías pertenecen a una etapa importante de mi vida en la que trabajaba en proyectos de desarrollo social en comunidades indígenas de Oaxaca. Una de las miradas recurrentes en estos vi-ajes eran los niños y niñas: su contexto, sus alegrías, sus juegos...

Niño con Ardilla

Alambre de púas

Una sociedad necrofóbica Desde niña he lamentado y temido la muerte. La muerte para mí era ese esqueleto calvo de ojos grandes, vestido siempre de negro. Ese extraño del que nadie nunca hablaba, excepto cuando se aparecía de vez en cuando para recordarnos su presencia. Entonces todo el pueblo pronunciaba su nombre en voz baja y lo observaba pasar en silencio. En las ciudades grandes de Canadá veo a la muerte en todas partes. En la calle, en el televisor, en los periódicos, me dicen que 45 000 canadienses mueren fumando cada año, que más de 70 000 mueren de cáncer y que como 4 000 en accidentes de auto. Me urgen a vacunarme contra el VPH, a usar siempre cinturón de seguridad, a usar loción contra el sol, a hacerme la prueba del sida… tantas cosas que no pudiera contarlas. Miles y miles de científicos se dedican a buscar curas a las enferme-dades. Se prohíbe la eutanasia y la pena de muerte, y aquel que quiera suicidarse es un loco o un deprimido. La muerte está en todas partes, pero sigue siendo tan silen-ciosa como siempre. Sigue deambulando apartada de todos y no se menciona si no es para insultarla. Lo que en mi niñez era un rechazo disimulado es ahora un enfrentamiento tosco. ¿A qué se

debe este odio? ¿Por qué estamos tan seguros de su malicia y de nuestro miedo? Ya nos diría Darwin que sólo aquellos que luchan contra ella sobreviven para inspirarnos. Los que se rindieron y la aceptaron no llegaron a nuestros oídos. Sin embargo, la muerte es fuente de amplio debate en el arte, la religión y la filosofía. Hay quien se ha atrevido a valorarla. Para la poeta Emily Dickinson la muerte no es un esqueleto, sino un jinete amable que detiene su carruaje ante nosotros. En los cuentos de J.R.R. Tolkien, la muerte es un regalo de un dios a los humanos para que pudieran salir del mundo. Los epicúre-os trataron de evadir nuestro miedo diciendo que la muerte como tal no puede dañarnos porque no podemos sentirla. Sé-neca nos recordó que somos parte de la naturaleza y debemos aceptarla como nuestro destino. Religiones de todas partes del mundo imaginan que a la muerte sigue otra vida mejor. Para el filósofo contemporáneo David Benatar hubiese sido mejor nunca haber nacido. No quiero sugerir que debemos valorar menos la vida, o que debemos arrojarnos de nuestros rascacielos, sino que siendo mortales debemos detener nuestra lucha por un momento y hacernos esa pregunta olvidada: ¿Ser o no ser?

DE viAjE... Por Maité Cruz Tleugabulova *

* Fotógrafo

* Es estudiante en la Universidad de Alberta