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Enero - Febrero 2010 Año 10 - N o 93 Elección presidencial Un nuevo ciclo político en el país El cambio climático después de Copenhague AL ¿entre la social-democracia y el neo-populismo? Ajustes macroeconómicos

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Publicación mensual de la Fundación Chile 21 sobre el análisis de la coyuntura política y social de Chile y América Latina.

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Enero - Febrero 2010

Año 10 - No 93

Elección presidencialUn nuevo ciclo

político en el país

El cambio climático después de Copenhague

AL ¿entre la social-democracia y el neo-populismo?

Ajustes macroeconómicos

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c o y u n t u r aE D I T O R I A LI N D I C EEditorialChile 21 y los nuevos desafíos del futuroCoyunturaMarcelo Contreras N.Ajustes macroeconómicos para impulsar el crecimientoHernán Frigolett CórdovaUna visión antropológicaCristián CroceCambio climáticoHernán Durán de la FuenteAmérica Latina en el BicentenarioJorge Heine

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21

Presidentes HonorariosRicardo Lagos

Carlos OminamiFrancisco Vidal

Directora EjecutivaMaría de los Ángeles Fernández

Director Ejecutivo AdjuntoJorge LeivaDirección

Compañía 1085, piso 12Fono: 6991700Fax: 6735296

Email: [email protected]: www.chile21.cl

EditoraCristián Croce

Director y Representante Legal

Marcelo Contreras

DiseñoMónica Poblete

ImpresiónATG Impresores

La alternancia en el poder

Con la elección de Sebastián Piñera como Presidente de Chile se cierra un largo ciclo político en el país, que se inicia con el triunfo de las fuerzas democráticas en el plebiscito de 1988, que cambió dramáticamente la historia del país, poniendo fin a 17 años de régimen militar sobre la base de la unidad de las fuerzas progresistas y democráticas.

La historia o el relato de estos últimos 20 años, marcada por un profundo proceso de transformaciones que le han cambiado la cara al país y han impactado muy profundamente la conciencia de los chilenos, no termina de escribirse. En nuestro país existen visiones encontradas y no plenamente coincidentes acerca de la profundidad y sentido de estos cambios. Unos destacan los éxitos y avances y otros enfatizan los déficits e insuficiencias, pero todos coinciden que Chile cambió para mejor. Que este es otro país que el que heredamos del régimen militar, pese a que aún quedan secuelas, heridas abiertas e importantes rémoras de esa pesada herencia, así como nuevos desafíos para profundizar la democracia, enfrentar las enormes desigualdades y ampliar las libertades y derechos ciudadanos.

En estos 20 años Chile triplicó su ingreso per cápita, redujo la pobreza a un tercio, mejoró todos y cada uno de sus índices sociales, se reinsertó en el concierto de naciones y abrió su economía, modernizó su infraestructura y ha desarrollado una potente red de protección social. Siete de cada diez estudiantes universitarios son la primera generación en llegar a la universidad. Gracias a la reforma del sistema previsional que establece un pilar solidario, los ancianos mayores de 65 años han dejado de constituir una carga para transformarse en un aporte al presupuesto familiar. Los hijos de las familias de menores ingresos hoy pueden acudir a una sala cuna o jardín infantil, al igual que los sectores acomodados gracias a que en este gobierno se han construido más establecimientos de educación preescolar que en toda nuestra historia. El plan auge en salud asegura atención gratuita para un conjunto de enfermedades catastróficas. Todas estas transformaciones son de carácter estructural y no tienen vuelta atrás, tal como lo ha comprometido el propio Presidente electo.

Hoy el país inicia una nueva etapa con la elección del primer presidente de derecha en los últimos 50 años. No sin razón, teniendo a la vista el historial de la derecha, los intereses y valores que defiende, su fe ciega en el mercado y su desconfianza en el Estado, los sectores progresistas y una importante franja social, temen que esto constituya un retroceso y cambios en la senda equivocada. Sin embargo, durante su campaña, Sebastián Piñera tomó distancia de la vieja derecha tradicional y la nueva derecha integrista para asumir un discurso de corte más bien liberal en lo valórico, desarrollista en lo económico y proteccionista en lo social, recogiendo el legado de Michelle Bachelet. Hoy le corresponde a las fuerzas sociales y políticas de oposición exigir el cumplimiento de los compromisos de campaña, defender las conquistas sociales e impedir los retrocesos.

Perder una elección está en las reglas del juego de la democracia y no debería constituir un drama para los sectores progresistas, que siguen representando casi el 50% de los ciudadanos, la mayoría en el parlamento, la mitad de los municipios, así como una mayoría social y política que se reconoce en el progresismo. Ello representa un poderoso capital social y político, que debe ejercerse con responsa-bilidad y audacia no tan sólo para ejercer una oposición firme y constructiva sino para construir un nuevo proyecto de futuro que permita a las fuerzas progresistas reconcursar por reconquistar una nueva mayoría ciudadana.

La unidad de los sectores progresistas, la misma que se construyó para derrotar los afanes continuistas de Pinochet, permite que ese considerable capital social y político pueda desplegarse con creatividad, responsabilidad y eficiencia para construir no tan sólo una oposición firme y constructiva sino también propositiva, que se constituya en alternativa viable de futuro. La división o fragmentación de estos sectores favorece a la derecha. Los partidos políticos son insustituibles en esta tarea pero deben vivir un profundo proceso de renovación de los contenidos y de la forma como piensan y hacen la política, abandonando estilos burocráticos y autoritarios para democratizar y ciudadanizar la política, abriendo sus puertas y ventanas a las nuevas generaciones, estableciendo relaciones horizontales y de cooperación con la sociedad y con el Estado lo que, al fin de cuentas es su función original como cuerpos intermedios.

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La elección de Sebastián Piñera marca el fin de un largo ciclo, que comenzó con el triunfo en el plebiscito de 1988 y que culmina el próximo 11 de marzo, cuando la Presidenta de la República Michelle Bachelet entregue la banda presidencial a su sucesor y la Concertación de Partidos por la Democracia deba asumir las nuevas responsabilidades como oposición.

La Fundación Chile 21, fundada por el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, hace más de diez años, nació como un centro de pensamiento vinculada al ideario socialista y democrático, de carácter suprapartidario, pero profunda-mente comprometida con los gobiernos progresistas que go-bernaron el país en estos últimos 20 años, así como con los partidos que representan estos ideales.

Durante estos años de existencia, la Fundación Chile 21 ha trabajado por constituirse en un lugar de encuentro, deliberación y construcción de propuestas progresistas en el plano político, económico, social, medio ambiental, internacional, de seguridad pública, de género, así como de la renovación del pensamiento y proyecto socialista y democrático. Nuestra propia revista institucional, Foro Chile 21, y nuestras numerosas publicaciones son parte de este esfuerzo por abrir espacios y difundir

Chile 21 y los Nuevos Desafíos del Futuro

las ideas y propuestas del mundo progresista. De la misma manera, la Fundación Chile 21 ha desarrollado un intenso programa de formación de las nuevas generaciones a través de su programa Generación Bicentenario.

De igual manera, la Fundación Chile 21 forma parte de la Red de Fundaciones y Centros Progresistas en el Cono Sur de América Latina, que integra al Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES) de Argentina, la Fundación Perseo Abramo de Brasil y la Fundación Liber Seregni del Uruguay, buscando establecer un espacio de reflexión común de las fuerzas progresistas en la región en torno a los desafíos que enfrentan estos sectores para abrir camino a procesos de cambios y transformaciones.

En esta nueva esta política que se inicia en el país a partir del próximo 11 de marzo la Fundación Chile 21, junto con reafirmar su misión esencial de constituirse en un lugar de encuentro y deliberación de los sectores que se identifican con las ideas socialistas y democráticas, entiende que, junto a sus tradicionales tareas, hoy asume nuevos desafíos como un centro de ideas vinculada a las fuerzas que pasan a la oposición.

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En esta nueva etapa política que se inicia en el país a partir del próximo 11 de marzo, la Fundación Chile 21, junto con reafirmar su misión esencial de constituirse en un lugar de encuentro y deliberación de los sectores que se identifican con las ideas socialistas y democráticas, entiende que, junto a sus tradicionales tareas, hoy asume nuevos desafíos como un centro de ideas vinculada a las fuerzas que pasan a la oposición.

En primer lugar nos proponemos un seguimiento pormenorizado de las políticas públicas que impulsará la nueva administración, buscando no sólo defender las conquistas sociales y las reformas estructurales impulsadas por los gobiernos de la Concertación, buscando impedir toda regresión o cambio de sentido que lesione el interés de las grandes mayorías y, sobre todo, de los sectores más desposeídos.

También, la Fundación Chile 21 se propone un programa de asistencia legislativa para la mayoría parlamentaria que representa a los sectores progresistas e incrementar su capacidad propositiva en todas aquellas áreas que son de su competencia, convencidos que la labor de la oposición no sólo consiste en la fiscalización de los actos de autoridad o una mera actividad reactiva a la iniciativa gubernamental sino también una capacidad propositiva, aportando nuevas y mejores ideas que las del gobierno y sus bancadas parlamentarias.

En tercer lugar, queremos hacer nuestra propia contribu-ción al necesario proceso de renovación del ideario socia-lista y democrático y la elaboración de un nuevo proyecto nacional de transformación y cambio para la próxima déca-da, en donde los sectores progresistas y de izquierda deben reconcursar con nuevas ideas. En democracia, perder una elección presidencial luego de 20 años de ejercicio ininte-rrumpido del poder no es una tragedia ni representa un dra-ma para una coalición política que muestra evidentes signos de agotamiento y deterioro, a condición, por cierto, de que este necesario proceso de autocrítica, establecimiento de res-ponsabilidades políticas y deliberación acerca del presente y futuro, esté marcado por una clara voluntad política unitaria y convergente, que permita superar a la actual coalición de gobierno por una más amplia, capaz de contener la amplia diversidad del progresismo en nuestro país.

Hoy se ofrece a estos sectores progresistas la oportunidad de retomar debates largamente postergados por el absorbente ejercicio del poder, para mirar el nuevo Chile que emerge luego del profundo proceso de transformaciones impulsados por la alianza de centro izquierda, rescatando sus muchos éxitos y avances, y con el mismo rigor, asumir sus déficits y errores y sobre todo el sentido de estos cambios, así como la forma cómo han impactado la conciencia ciudadana y las nuevas demandas de este nuevo Chile. La Fundación Chile 21 aspira a constituirse, junto con otras fundaciones y centros de pensamiento, en un espacio privilegiado para posibilitar este impostergable debate, en donde no sólo queremos convocar a intelectuales, profesionales y técnicos y el mundo político sino, sobre todo a los actores sociales, a las nuevas generaciones, hombres, mujeres y jóvenes, de Santiago y regiones, para establecer un diálogo integrado entre la sociedad civil y el ámbito político que permita repensar el futuro.

Finalmente, nos proponemos incrementar los espacios de encuentro y diálogo con los países vecinos y la región, convencidos como estamos, que sólo la cooperación e integración regional le permite a América del Sur constituirse en un actor global que influya en un escenario internacional dominado por grandes bloques y potencias. La Red de Centros Progresistas constituye un espacio privilegiado para desarrollar este esfuerzo, así como contrapartes académicas e intelectuales de países vecinos que incluye a Argentina, Perú y Bolivia, con las cuales hemos establecido espacios de diálogo y reflexión que apuntan a superar los traumas del pasado y buscar nuevas formas de cooperación e integración vecinal y regional.

Santiago. Enero 2010

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Marcelo Contreras N. Director Revista Foro Chile 21

La derecha ha ganado su primera elección presidencial en los últimos cincuenta años con un candidato que, más que representar a la vieja derecha conservadora o la nueva de-recha integrista, representa una derecha más bien liberal en el plano político, económico y valórico. De ascendencia demócrata cristiana, Sebastián Piñera, que votara por el No en el plebiscito de 1988, tempranamente cruzó esa fronte-ra que separa el centro de la derecha para integrar la fene-cida “patrulla juvenil” al interior de Renovación Nacional.

La Elección Presidencial Inaugura

un Nuevo Ciclo Político en el País

Un grupo que incluía a Andrés Allamand, Alberto Espina y Evelyn Matthei, entre otros, y que se proponía instalar a An-drés Allamand en la presidencia de Renovación Nacional y a Sebastián Piñera como candidato presidencial. La aventura terminó de la peor manera frente a las pantallas de televisión con la transmisión de una grabación en donde Sebastián Pi-ñera le solicita a su amigo Pedro Pablo Díaz que hable con un periodista- Jorge Andrés Richards- para que “apriete” a Evelyn Matthei en una entrevista televisiva. Posteriormente

se conocería que esa fue una operación digitada por el general (r) Ballerino, que buscaba impedir que Piñera se convirtie-ra en el candidato presidencial de la dere-cha. Allí se quebró la patrulla juvenil y el sueño de Sebastián Piñera de convertirse en el candidato presidencial, en tanto que Andrés Allamand partía a Estados Uni-dos para realizar su larga “travesía por el desierto”.

En rigor, esta es la tercera vez que Sebastián Piñera compite por la presidencia de la república. Esta vez como el candidato único de su sector. Con un programa de gobierno y un discurso de campaña que toma distancia del discurso más tradicional de la derecha para asumir un discurso liberal en lo valórico, desarrollista en lo político y proteccionista en lo social, recogiendo el legado de la Presidenta Michelle Bachelet. Un programa de gobierno que tendrá serias dificultades para implementar, no tan sólo porque no cuenta con mayorías parlamentarias para viabilizarlo, sino porque ese programa concita serias resistencias al interior de

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su propio sector.Varias son las razones que explican la derrota de la

Concertación, que algunos pronosticaron y que muchos prefirieron ignorar, pensando que tenían clavada la rueda de la fortuna y que la derecha no representaba una alternativa viable para un país con una clara mayoría de centro izquierda. Pero hoy es una mayoría social antes que política. Si algo explica la derrota de Eduardo Frei es que esa mayoría social no se expresó de la misma manera en el terreno político y electoral, tal como lo demuestra la franja de electores de Marco Enríquez que en segunda vuelta mantuvo su voto de castigo en contra de la Concertación sea absteniéndose, votando en blanco, anulando su voto o derechamente votando por Sebastián Piñera.

De poco o nada sirve intentar buscar chivos expiatorios o responsabilizar a terceros por errores propios, independientemente del necesario “ajuste de cuentas” y las responsabilidades políticas que cada quién debe asumir. La razón principal de la derrota está asociada al desgastante ejercicio del poder y la creciente incapacidad de la saliente coalición de gobierno para procesar sus diferencias y renovar sus contenidos en torno a un proyecto de futuro. La vieja polémica entre auto flagelantes y auto complacientes ocultaba un debate mucho más de fondo en torno al relato que puede hacerse del legado de los gobiernos concertacionistas, que incluyen sus muchos éxitos y no pocos errores e insuficiencias. Un debate indispensable para interpretar el sentido de los cambios y transformaciones, así como su impacto en la conciencia ciudadana, que permitiera asumir las nuevas demandas ciudadanas y renovar el proyecto de futuro.

La otra razón, que explica en buena medida el agotamiento de la coalición oficialista, sus divisiones internas y la pérdida de credibilidad en los electores, está asociada a la gestión política. A la forma de pensar y hacer la política, centrada básicamente en la administración y la lucha por el poder antes que en la deliberación política, la interacción con la sociedad y los esfuerzos por representar las nuevas demandas ciudadanas. Todo ello asociado a una creciente merma de sus capacidades de transformación de la sociedad así como su manifiesta falta de voluntad para renovar sus elencos y dar paso a las nuevas generaciones.

La propia manera como se designó el candidato oficialista, en un proceso poco transparente y participativo, que impidió una abierta competencia en su interior, muestra la incapacidad de la Concertación para leer los “signos de los tiempos”, así como el evidente ensimismamiento en que viven las cúpulas oficialistas.

Eduardo Frei, que fuera elegido Presidente hace quince

años con un récord de votación, la verdad es que en esta elección representó más el pasado que una opción de futuro. Uno de los mayores aciertos de la Concertación, más allá de sus limitaciones para renovar contenidos, fue su capacidad para “reinventarse” en cada una de las elecciones presidenciales. Primero fue Patricio Aylwin, el hombre justo y bueno, el encargado de viabilizar la transición a la democracia. Luego Eduardo Frei Ruiz Tagle, a la sombra de su padre, quién asumió las banderas de la modernización y desarrollo económico del país. Ricardo Lagos, el primer socialista en llegar a La Moneda tras el derrocamiento de Salvador Allende y Michelle Bachelet la primera mujer en nuestra historia en acceder a la presidencia. En este contexto, la candidatura de Eduardo Frei, cuyo manejo de la crisis asiática fue controversial, aparecía como “una vuelta al pasado”.

En verdad no puede criticarse que Eduardo Frei buscara competir por la nominación. Era su derecho y no se ofende a nadie quien lo ejerce. Al igual que Ricardo Lagos, José Miguel Insulza o Soledad Alvear que, en su momento, sonaron como precandidatos. Lo anómalo y reprochable es que esta sana competencia no se pudiera resolver a través de un mecanismo democrático, amplio y participativo como unas primarias abiertas, generando la división de la coalición oficialista y la emergencia de candidaturas paralelas. Eduardo Frei tuvo el mérito de la persistencia para imponerse como candidato pero no logró unir a la diversidad del progresismo tras su postulación.

La candidatura de Marco Enríquez-Ominami, así como su alta votación en primera vuelta, no sólo representa un quiebre de la Concertación y una crítica radical a la falta de

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renovación de la política en su forma y fondo, también expresa el descontento ciudadano con las elites políticas, así como con el tipo de sociedad que emerge tras 20 años de gobiernos de la Concertación. Una sociedad en donde, pese a las profundas transformaciones y los claros avances en materia económica y social, mantiene extremas desigualdades.

No deja de resultar paradójico que este evidente malestar social no se oriente en contra del gobierno, que mantiene un destacable nivel de apoyo o de la propia presidenta, que marca un récord de popularidad, por sobre el 80%, sino que se canalice en contra de su alternativa de sucesión y termine favoreciendo a la derecha. Nadie puede decir que la Presidenta y su gobierno fueron mezquinos o timoratos a la hora de expresar su opción a favor del candidato oficialista

afirmando, no sin razón, que no daba lo mismo quien gobierne el país. Pero las elecciones las ganan o las pierden los candidatos y sus comandos de campaña y sobre el punto habría mucho que opinar. En especial acerca de la campaña de primera vuelta.

Como sea y por las razones que fueren, los sectores de la derecha han conquistado la oportunidad de gobernar el país en unas elecciones libres y democráticas. En parte por méritos propios y en buena medida por la división de los sectores progresistas y el evidente agotamiento de la coalición que se mantuvo en el poder en estos últimos 20 años.

No es una catástrofe perder una elección democrática para una coalición política que ha sufrido el desgaste del ejercicio ininterrumpido del poder durante 20 años y que

parece haber agotado su capacidad de renovar su discurso y proyecto y que difícilmente podría sostener la acción de un gobierno, atravesada por conflictos, divisiones y diferencias no procesadas en su interior. La alternancia en el poder es sana. Sobre todo si permite procesos de renovación y refundación política que apunten a la convergencia y no a la fragmentación.

La Concertación y más ampliamente, los sectores progresistas, saben como hacer oposición. Aún en las condiciones más duras y dramáticas impuestas por el régimen militar, que incluían la proscripción política y la dura represión, constituyeron una sólida oposición que movilizó una masiva protesta en contra de un gobierno de facto y derrotó sus afanes continuistas a través de un

plebiscito que despertó la admiración de la opinión pública mundial. No se trata, por cierto, de repetir esa experiencia o de “negarle la sal y el agua” al nuevo gobierno. En democracia son otras las reglas de juego. Por cierto el país y el futuro gobierno de Piñera, tal como lo ha reconocido el propio presidente electo, requiere de una oposición firme pero constructiva, no sólo para defender los avances y conquistas sociales alcanzadas en estos años sino para luchar por nuevas reformas económicas, políticas y sociales que apunten a perfeccionar la democracia, ampliar la protección social y generar un proceso de desarrollo no excluyente. El interés de la oposición no es “que le vaya bien al gobierno”, en ninguna parte del mundo es así, sino que le vaya bien al país y que se distribuya de manera más equitativa los frutos del crecimiento, favoreciendo a los sectores más desposeídos.

Es difícil dilucidar el porcentaje del electorado que hoy representa el conjunto de las fuerzas progresistas o cada una de las agrupaciones políticas. Si el 44%

que alcanzaran en la elección parlamentaria versus el 43% de la coalición de derecha o el 48,4% que alcanzara Eduardo Frei en segunda vuelta, en contraste con el 51,6% que alcanzara Sebastián Piñera. Lo único concreto es que las fuerzas progresistas tienen mayoría en el Senado, con 20 parlamentarios y una mayoría virtual en la Cámara de Diputados, así como un sólido contingente de alcaldes y concejales, que gobierna la mitad de los municipios en el país. De igual manera, los sectores progresistas representan una amplia fuerza social organizada a nivel sindical, estudiantil y poblacional. También cuenta con organismos no gubernamentales y centros de pensamiento de dilatada trayectoria, además de un contingente de profesionales y técnicos con gran experiencia en el sector público. Lo que

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no tiene son medios de comunicación que en la pasada elección apostaron, de manera por momentos abusiva, por el candidato de la derecha.

Todo ello representa un formidable capital político, unido a sólidos liderazgos consolidados, como sus ex presidentes, alcaldes y parlamentarios, así como liderazgos emergentes que están llamados a asumir el relevo de las viejas generaciones en esta nueva etapa, en donde no se trata tan sólo de intentar recuperar el poder en cuatro años más o ganar la próxima elección municipal, sino desplegar una oposición propositiva, firme y constructiva, renovar su discurso y construir un proyecto de largo plazo, así como recorrer los caminos de la unidad y convergencia. Hoy no se trata de “renovar la Concertación”. Ni siquiera de “refundarla”, sino buscar su superación por una nueva coalición política capaz de expresar la amplia diversidad de las fuerzas progresistas.

En esta elección la Alianza se ha ganado en las urnas su derecho a probar que ha superado su pa-sado vinculado con el régimen militar y la defensa de intereses económicos excluyentes y minorita-rios, para asumir un verdadero proyecto nacional que contemple los intereses de los sectores más desposeídos y las llamadas capas medias, cuyos límites y fronteras aparecen difusos. Durante la pasada campaña presidencial, Sebastián Piñera, al igual que Eduardo Frei, asumió muchos compro-misos y generó amplias expectativas que la ciu-dadanía y la propia oposición no dejará de exigir en muy poco tiempo: la creación de un millón de empleos, dignos y bien remunerados, como se en-cargó de precisar, en los próximos cuatro años; ga-narle el combate a la delincuencia y el narcotráfico; eliminar el aporte en salud de los pensionados; mejorar la calidad de la educación y la salud pública; ampliar las viviendas socia-les y retomar un ritmo de crecimiento en torno al 6% anual.

Su primera “prueba de fuego” es componer un equipo de gobierno transversal y suprapartidario que incorpore figuras jóvenes, hombres y mujeres, en base a criterios de excelencia y que, sin embargo, “preserve los equilibrios políticos en su propia coalición”, como elegantemente ha subrayado Pablo Longueira. Un equipo al que el nuevo Presidente electo aspira a sumar a independientes y figuras destacadas de la propia Concertación, buscando ampliar la base de sustentación política de su gobierno, descartando la virtual incorporación de figuras de primera línea del régimen militar.

Piñera ha propuesto reponer la llamada “Democracia de los Acuerdos” o la política de los consensos que impulsara

la derecha durante el gobierno de Patricio Aylwin y que los sectores más duros de la derecha desecharan porque, favorecía a la Concertación. Tampoco en la propia coalición de gobierno esa política goza de mucho respaldo, aduciendo que concedía un verdadero poder de veto a la derecha sobre iniciativas de gobierno. Una política constructiva de la oposición supone una disposición al diálogo y la negociación por parte del gobierno, que asuma las legítimas diferencias entre uno y otro sector.

En forma muy prematura, antes que se instale el nuevo gobierno, se empieza a hablar del 2014, tanto en la derecha como en la propia Concertación y el entorno de Marco Enríquez-Ominami. Si Sebastián Piñera se constituirá en un paréntesis o por el contrario inaugurara un nuevo ciclo

de gobiernos, como aspira la derecha, ello dependerá de lo que haga o deje de hacer tanto el nuevo gobierno como la oposición. Por ahora la derecha está desafiada a demostrar que no sólo puede gobernar un país en democracia con una sólida oposición sino que puede hacerlo mejor que la actual coalición de gobierno. Por su parte, las fuerzas progresistas deben demostrar que verdaderamente han escuchado el mensaje que les enviara la ciudadanía y que ha llegado la hora de reconcursar para reconquistar la mayoría que perdieran en esta elección. Marco Enríquez-Ominami y gran parte de quienes apoyaron su postulación vienen de las filas de la Concertación y claramente forman parte de las fuerzas progresistas. A ellos les corresponde decidir si se suman a este esfuerzo convergente, aportando sus propias sensibilidades y propuestas o insisten en proyectos alternativos.

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E C O N O M Í A

El proceso de crecimiento se ha debilitado en la última década y se visualiza la necesidad de introducir cambios importantes para el logro de los objetivos de mediano plazo que continúan siendo principalmente la sustentabilidad del crecimiento y el incremento de la equidad. Estos han sido los objetivos declarados para fijar los sucesivos programas de gobierno desde 1990 en adelante.

La ejecución de los programas ha sido exitosa en términos de generar un crecimiento sostenido, por varios años, con algunos hitos de desaceleración y puntos de recesión económica debido a condicionantes externas complementadas de manejos poco acertados de las políticas económicas.

Sin embargo, los ciclos de crecimiento se han acortado, y el crecimiento promedio se ha reducido, dando paso a una pauta de inestabilidad marcada del proceso de crecimiento con importantes efectos sobre la capacidad de generar empleos. Así, pareciera que algunos rasgos del modelo se agotan, y el proceso de crecimiento requiere de nuevos impulsos, que se vinculan a guiar un nuevo proceso de asignación de recursos que no sean mayor intensificación de la explotación de recursos naturales únicamente.

Hay dos ejes complementarios sobre los cuales es necesario lograr un desarrollo equilibrado, ya que la matriz productiva actual debe procurar un mayor grado de diversificación sobre preceptos como:

• Competitividad y Productividad: un claro ámbito de fortalecimiento del capital humano es el impulso requerido

• Protección Social: ampliar la red que posibilite alcanzar estándares mínimos que permitan un desarrollo más equitativo de sectores que ya difícilmente podrán lograr incrementos en su capital humano.

Desde esta perspectiva de impulso al crecimiento, son cuatro los ámbitos de acción en los que se debe procurar ajustes claros para estabilizar el crecimiento, con equidad.

Enfoque Fiscal

El eje conductor de la política fiscal requiere enfrentar la próxima década con ajustes de mediano

Ajustes Macroeconómicos para Impulsar el Crecimiento

Hernán Frigolett Córdova

plazo para acometer urgentemente problemas de desarrollo más estructurales que suponen mayor aplicación de recursos.

Reforma Tributaria

Existe un sesgo hacia tributación indirecta que no se condice con los niveles actuales de desarrollo, y en la que la tasa de 19% con que se grava al consumo aparece como un elemento claro de regresividad, más aún cuando las tasas directas a las rentas empresariales y a las personales están por debajo para la mayor parte de los contribuyentes efectivos.

En este sentido, existe la necesidad de incrementar la carga tributaria para financiar las urgencias de fortalecimiento de capital humano, tanto en la red de educación escolar y superior, así como en la capacitación laboral para intensificar las capacidades competitivas.

Un incremento de la tasa de primera categoría, nivelándola con la tasa indirecta, y al mismo tiempo densificando las tasas marginales introduciendo un tramo intermedio entre las tasas del 15 y 25% generarían una estructura tributaria que permitiría perfeccionar la recaudación y la obtención de

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e c o n o m í a

recursos adicionales para emprender con mayor celeridad las reformas necesarias para impulsar mayor productividad y competitividad del capital humano. El ajuste debe ser gradual, y en un período de dos a tres años, incrementando los recursos de manera estructural en 1% del PIB por año, hasta lograr un 3% del PIB en régimen.

El Perfil de Mayor Equidad

El balance estructural debe ser la regla de estabilidad fiscal de mediano plazo, para ser congruentes con un esquema de gasto que procura impulsar el crecimiento desde la óptica de potenciar el capital humano, reconociendo el déficit actual en términos de oferta de educación y de capacitación laboral que deben incrementarse agresivamente.

La consolidación de la protección social, y el cierre de las brechas del sistema educativo y de capacitación activa y permanente, generarán mayor presión sobre el gasto social, al menos por la próxima década.

Competitividad Sistémica

El proceso de concentración de las exportaciones, los precios internacionales de los commodities y la infraestructura pasan a constituir obstáculos importantes para el desarrollo productivo que no esté ligado fuertemente a los recursos naturales. La capacidad competitiva de pequeñas y medianas empresas es un factor crítico para el desarrollo productivo, la innovación y la diversificación.

Un nuevo impulso a la infraestructura pública es necesario, pensando en mejorar notablemente la conectividad, que los costos de servicios públicos sean un “apalancamiento” real de la plataforma productiva. En esa misma dirección, los bienes públicos deben ser asignados para un uso productivo sobre la base de concesiones finitas, como medio para salvaguardar la accesibilidad y las condiciones de uso sustentable.

La competitividad comercial avizora nuevos riesgos vinculados a la denominada Huella de Carbono. Nuestra economía, debido a su lejanía, carga con el peso de la huella del transporte hacia los mercados de destino. En este sentido, la introducción de los impuestos verdes es un imperativo para establecer mejores directrices acerca de un desarrollo competitivo, en el cual la producción doméstica debe procurar una minimización de la huella de carbono como la vía para contrarrestar nuestra ubicación geopolítica.

Política Monetaria y Cambiaria

La volatilidad cambiaria es un problema grave para efectos de la asignación de recursos, especialmente en actividades de mayor valor agregado con requisitos de mayor productividad. Un tipo de cambio errático, anula las ganancias de competitividad por la vía de la productividad. Se requiere entonces de una definición de política cambiaria de mediano plazo y gestión de activos netos en el exterior de manera coordinada entre Hacienda y Banco Central.

La dolarización de la recaudación supone dificultades al momento de contrarrestar la volatilidad del tipo de cambio, y por ende supone también problemas para la gestión de corto plazo de la Competitividad Precio.

Finalmente, la equidad financiera surge como un elemento importante para sostener la competitividad en el mediano plazo. El flujo de fondos domésticos, y los

costos de acceso al capital financiero son determinantes no sólo de las condiciones competitivas, sino que además de los procesos de innovación más profundos, y de una perspectiva más agresiva de inversión. El desarrollo emprendedor requiere de una fluidez mucho mayor de capital, en condiciones y agentes más especializados en el apoyo del emprendimiento.

La estructura del mercado financiero actual presenta una discriminación crediticia en términos de accesibilidad, por un lado, y por otro, una vez salvada la primera valla, en costos, con estructuras de comisiones elevadas y tasas de interés con diferenciaciones de carácter oligopólico.

En este sentido, la competencia oligopólica requiere de una regulación muy flexible y moderna, con aplicación de institucionalidad intensiva en capital humano. No hay que perder de vista que la plataforma financiera en países que procuran acelerar su avance hacia un mayor desarrollo económico y social, no es un fin en sí mismo, sino que un elemento de impulso a la plataforma productiva.

La Plataforma de Servicios Públicos

En el proceso de desarrollo económico y social, el planteamiento de una política energética sustentable es una prioridad nacional. Un pacto social con la problemática energética en el centro del proceso de desarrollo es necesaria para potenciar el desarrollo emprendedor. Profundizar la socialización de la plataforma digital también genera importantes impactos competitivos.

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Una política energética

Una prioridad de la política energética en Chile es que se establezca como eje conductor un criterio fundamental: uso eficiente de la energía. Un país con múltiples necesidades de impulso al desarrollo no puede renunciar a ser más eficiente en el uso de la energía, y de la rentabilidad social de las inversiones en el sector energético. El carácter de servicio público no se extingue porque la producción y distribución sean privadas.

La excesiva volatilidad de precios de referencia debe ser administrada por la vía de institucionalidad y políticas públicas que sean impulsoras de la competitividad, sin por ello renunciar a que se transparenten los reales costos de la energía de mediano plazo.

La problemática de la huella de car-bono, obliga a enfrentar de manera decidida la diversificación de la matriz energética, procurando la incorporación más ace-lerada de las energías renovables no convencionales (ERNC), estableciendo la plataforma de acceso a recursos que poten-cien la investigación y desarrollo en estos ámbitos. La atrac-ción de capital extranjero para innovar en esta área es vital en el contexto de una estrategia exportadora basada en desarrollo productivo competitivo.

La asignación de recursos será mejorada únicamente si se decide costear la contaminación vinculada al uso de energías primarias de recursos fósiles. El desarrollo integral debe plantearse con costos de inversión y operación que sean sustentables económica y ambientalmente.

Accesibilidad y costos de plataforma digital

La conectividad no sólo depende hoy

de redes viales, marítimas o aéreas, sino que también de conectividad digital. Así, un plan acelerado de intensificación de la penetración de los accesos a la red digital es un apoyo imprescindible al emprendimiento. El acceso a información en materia de mercados, opciones tecnológicas y coordinación con proveedores, desde una perspectiva global, es fundamental.

Importante entonces es procurar una regulación que permita una accesibilidad competitiva en términos de precios y calidad de servicio, acompañada de un fuerte estímulo a la digitalización de procesos burocráticos y de integración comercial.

Una Institucionalidad más Específica para el Emprendimiento

Es necesario avanzar de manera más decidida para fortalecer el acceso a las plataformas de información que apoyen la gestación de emprendimiento de tamaño pequeño y mediano. En este sentido, es necesario establecer una institucionalidad más moderna en términos de regulación financiera y de acceso a la información estadística y de registro.

Una superintendencia de la información estadística puede ser un elemento de enorme atractivo que posibilitaría un mayor acceso a los datos gravitantes para el emprendedor, en sus fases iniciales y luego como agente presente en el mercado. Las economías de escala que presentan las tecnologías de información son importantes para conciliar la información que hoy se encuentra desperdigada por la web, y que supone una cierta pericia y conocimiento acumulado acceder a ella.

Una institucionalidad más amplia para gestionar los recursos del royalty, especialmente en términos de potenciar la innovación, el desarrollo del capital humano, y la productividad del trabajo. Nuevamente, el royalty debe ser un instrumento para canalizar riqueza hacia una matriz productiva más diversa, que permita un desarrollo emprendedor, reconociendo que tras el éxito hay un historial de fracaso que es parte inherente del proceso de desarrollo productivo que busca nichos, que explora con innovación, y para ello se requiere de un gasto mucho más agresivo de investigación y desarrollo.

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Para alguien no experto en paleontología el nombre Sahelanthropus tchadensis suena algo hermético y lejano, sin embargo es la nominación científica del -hasta ahora- antecesor más antiguo del hombre moderno.

El cráneo del también llamado “Hombre de Toumai”, y que data de hace 7 millones de años, es el primer vestigio de un homínido. De ahí la importancia de la visita que hizo su descubridor, Michel Brunet, a la Fundación Chile 21, lugar en que dictó la conferencia “Desde los Simios hasta los Humanos: Historia de una Evolución”.

El paleontólogo francés sostuvo que es necesario remontarse unos 65 millones de años atrás, instante en el que se supone, una gran catástrofe afectó a nuestro planeta. Producto de la caída de un asteroide se generó una extinción

Una Visión AntropológicaCristián Croce

El paleontólogo francés expuso en la Fundación Chile 21 la conferencia

“Desde los simios hasta los humanos: historia de una evolución”.

El científico es el descubridor del “Hombre de Toumai”, hasta ahora

el homínido más antiguo de nuestra historia.

A N T R O P O L O G I A

en masa de las especies, momento propicio para el auge de los mamíferos.

“Esa suerte de invierno nuclear ve desaparecer a muchos grupos, el más conocido son los dinosaurios. Después de estas desapariciones se habla de la extinción en masa, en un lenguaje científico. Nuestra Tierra se transforma en un enorme espacio vacío porque una parte de la vida desapareció. Es en ese momento, en que los mamíferos van a desarrollarse y ocuparán todos esos espacios vacíos”, dijo.

El origen de la humanidad estaría según Michel Brunet radicado en los llamados antropoides, de los que se pensó, en un principio, tenían sólo un origen africano. “Con mi equipo hemos encontrado osamentas antiguas en Asia, puntualmente en China, Tailandia, en Myanmar. Creo que vamos a encontrar hasta de 45 millones de años”, recalcó. Estos antropoides viajan muy rápidamente de Asia a África. “Acabamos de encontrar en el sur de Libia, en el desierto, restos que tienen más de 40 millones de años”, dijo.

Para Brunet, este grupo es el antepasado probable de los simios del antiguo y nuevo mundo, estos últimos habitantes del continente sudamericano. “Este grupo tenía gusto por

El senador Carlos Ominami, presidente honorario de la Fundación Chile 21, junto a Michel Brunet

El senador Guido Girardi, Michel Brunet, el senador Carlos Ominami, y el presidente del directorio de la Fundación Chile 21, Enrique Dávila.

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e n e r o - f e b r e r o12 2010

viajar. Hemos pasado de África a Asia, luego volvimos a África y desde África pasamos a América del Sur. ¿El cómo?, es una pregunta que no se ha podido responder”, agregó.

A juicio del científico francés, dentro de este mismo grupo aparecieron los humanos entre 7 a 8 millones de años atrás. Añadió que el género al cual pertenecemos surgió en Africa entre 2 a 3 millones de años. Con un cerebro bastante grande y siendo bípedos, éstos encontraron el gusto por viajar, aspecto dijo, que “le funcionó bastante bien, ya que hemos conquistado casi todas las partes de la Tierra, con excepción de la Antártica”.

De acuerdo Brunet una de las hipótesis sobre la llegada de los simios a América del Sur es a través de la isla Rey Jorge, en el archipiélago de las Shetlands del Sur. Entonces, hace 40 millones de años, dicha zona se caracterizaba por tener una selva tropical, ambiente ideal para la vida de estos grupos.

“Me gustaría ir a esta pequeña colina. En esta pequeña colina nadie ha buscado todavía lo que nosotros vamos a ir a buscar. Aquí se pueden apreciar muchas hojas, restos de esta flora tropical y huellas de aves, que pueden demostrar que hay también fósiles”, dijo Brunet.

“Esta es la teoría, es el proceso intelectual. Pero lo vamos a ir a buscar sobre el terreno, en la Antártica. Evidentemente no vamos a romper el casco glacial. Iremos en el verano austral a lugares que están descubiertos. Sin embargo, imaginen que lo que estamos buscando son dientes que tienen un tamaño de milímetros”, enfatizó.

Para el científico esta idea se complementa con otro descubrimiento a miles de kilómetros, en Libia. Se trata del hallazgo de los restos un roedor típico de

América del Sur. Momentos importantes en la historia de la

humanidad

A juicio de Brunet y a raíz de la mínima diferencia genética con algunas especies, como el chimpancé, el hombre no desciende del simio, sino que comparte un antepasado común. “Por tanto ha habido una divergencia entre ellos y nosotros, probablemente en Africa y por lo menos hace 7 millones de años atrás”, dijo.

Esta proximidad genética fue demostrada en 1967 por biólogos moleculares de la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos. El científico francés sostiene que de estos antecedentes surge el preguntarse cuándo

el hominoide se transformó en un homínido. La respuesta –enfatizó- es “el bipedismo, las diferencias de dientes a nivel canino, y a partir del género Homo, un desarrollo exagerado de la cápsula cerebral”.

Según dijo, esta historia de la evolución humana tiene, hasta ahora, cuatro momentos importantes. El primero de ellos, en el año 1925, cuando se descubrió en Africa del Sur el llamado “Niño de Taong”, que data de hace 2 millones y medio años atrás. “Es la primera vez que estábamos frente a un homínido, que no pertenecía al género Homo, es decir, era de otra etapa evolutiva”.

En la conferencia dictada por Brunet.

a n t r o p o l o g í a

El paleontólogo francés expone ante Chile 21

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a n t r o p o l o g í a

El segundo hito es en 1974, cuando se descubre a “Lucy” en Etiopía, cuyos restos de hace 3 millones 200 mil años la transformaron, según Brunet, en “la abuela de la humanidad”.

El esqueleto de Lucy –descubierto por Donald Johanson- corresponde a una hembra de un metro de altura, con un peso aproximado de 27 kilos y vestigios de haber tenido hijos. Lucy poseía un cráneo pequeño, pero sin embargo muestra signos evolutivos hacia la hominización, como el bipedismo.

En 1994 y también en Etiopía se descubre un esqueleto de un homínido al que se le denomina “Ardi”. Descrita recientemente en la revista Science, “Ardi” es una joven de sexo femenino que habitó dicha zona hace 4,4 millones de años. “Tenía caninos pequeños y un forado occipital en posición anterior, por lo cual era bípeda”, dijo Brunet.

“El bipedismo apareció en la selva. Nosotros somos humanos que provenimos de la selva, nuestro medio de origen es la selva, Ardi da testimonio de esto y es muy importante y crucial”, recalcó.

Fue precisamente el equipo del paleontólogo francés, quien en el año 2002 descubrió en el Chad “El Hombre de Toumai”, el –hasta ahora- homínido de mayor antigüedad, con 7 millones de años. “El estaba asociado a una fauna que proviene de la selva. Nosotros provenimos de este medio, y Toumai, nos indica, que aparecimos en África por lo menos hace 7 millones de años”, sostuvo Brunet.

Toumai, se estima, habitó en zonas pantanosas, poseía un cráneo similar al simio, de volumen cerebral de 350 centímetros cúbicos y dientes pequeños, característica

importante que lo acerca al humano.

Sin embargo, Brunet sabe que la historia de la Humanidad es lo suficientemente dinámica para no hablar de absolutos. “Cuando se realiza un estudio científico, uno aprende a ser humilde, modesto”, añadió.

“La única certidumbre es nuestra incertidumbre, pero eso es lo maravilloso porque estamos seguros que investigando vamos a encontrar nuevas cosas”, dijo.

“Creo que en estos tiempos difíciles es importante intentar comprender nuestro pasado

para tratar de aprender a administrar mejor el futuro”, concluyó el científico.

¿Quién es Michel Brunet?

Nacido en Magné, Francia, el 6 de abril de 1940, Michel Brunet es catedrático titular de paleontología humana en el Collège de France y miembro del Institut Internacional de Paleontologie et Paleontologie Humaine: Evolution et Paleoenvironnements de la Universidad de Poitiers.

En la Universidad Sorbonne en París, Brunet estudió ciencias naturales, y defendió su tesis doctoral en paleontología en el año 1966. Posteriormente, estudió paleontología de mamíferos en la Universidad de Poitiers y obtuvo su doctorado en la Universidad Estatal de Ciencias Naturales en 1975.

Un año más tarde concentró su trabajo investigativo en la paleontología de los homínidos en Afganistán e Irak. A causa de la situación política de ambos países, Brunet decidió trabajar en Africa, donde exploró el oeste de dicho continente en busca de restos fósiles de monos y homínidos.

En el año 1993 recibió la autorización necesaria del gobierno de Chad para liderar las excavaciones en el hoy desierto de Djurab. Fue en el año 2002 cuando su equipo descubrió los restos del que posteriormente se llamó “Hombre de Toumai” (que significa esperanza de vida en lengua local), el homínido más antiguo de la historia.

Recientemente, Michel Brunet ha excavado en búsqueda de fósiles de mamíferos y primates en Libia y Egipto.

Michel Brunet

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C A M B I O C L I M Á T I C O

El desafío que tenía que resolver la Conferencia de las Partes en Copenhague

A partir de la 15ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU (COP 15), la reciente cumbre de Copenhague, se generaron varios elementos nuevos, como certitudes, incredibilidades e incertidumbres en lo que se refiere a cómo enfrentar el problema del aumento de la temperatura global, un desafío en el cual ya estamos inmersos a escala planetaria y a nivel nacional. Sin embargo, el único tema que no está en discusión es que los habitantes del planeta, si

desean preservar la vida como la conocemos, tienen que actuar en forma inmediata.

En materia de políticas y de instrumentos posibles de utilizar habrá un antes y un después a la Conferencia, pero posiblemente un solo instante en el cual se pueda actuar en forma coherente y de manera exitosa para que el país sea consecuente con el hecho

Algunas Reflexiones acerca del Cambio Climático,

Copenhague y el Desafío del Nuevo Gobierno

Hernán Durán de la Fuente

de su pequeño tamaño y con una economía abierta que busca su desarrollo fuertemente dependiente de la forma como consiga insertarse en el contexto internacional.

En esta perspectiva, hay varias certitudes e incertidumbres que habrá que manejar inteligentemente. De alguna forma se puede sostener que entramos en una etapa en que habrá mayores incertidumbres acerca de la magnitud de los impactos y mayores certidumbres con respecto a la participación de los actores mundiales en el tema. La posición de Chile seguirá siendo una gran incertidumbre, producto de los cambios políticos recién acontecidos y de lo pobre que han sido hasta el momento sus

metas al respecto.El tema no solamente tiene que ver con

la emisión de CO2, sino también con el conjunto de los temas ambientales y con la manera de cómo ha funcionado la economía global. Nicholas Stern, una de las principales autoridades mundiales del mundo político-económico que ha estudiado este cambio climático de origen antropogénico, ha señalado que para poder entenderlo es conveniente verlo inserto entre los temas ambientales que hoy ocupan a la humanidad y en el contexto de un modelo económico global de mercado.

Entre los fenómenos más conocidos y ligados con los equilibrios naturales están: la destrucción de la capa de ozono; la contaminación de los suelos, del aire, de las aguas dulces y las marinas; el agotamiento de los recursos naturales no renovables y, tal vez el más importante, el calentamiento global. Éste

ha sido calificado como “una seria amenaza mundial, que exige urgentemente una respuesta asimismo mundial . Un reto único para la economía, pudiendo afirmarse que es el mayor y más generalizado fracaso del mercado jamás visto en el mundo.”1

Vega sintetiza la situación de la siguiente manera: “Los datos clave del fenómeno son: la temperatura media global ha

1 NICHOLAS STERN, “Stern Report”, octubre de 2006. Este histórico y trascendental trabajo fue realizado antes que se desencadenara la actual crisis económica “financiera”, y tiene la particularidad de realizar una mirada al planeta no sólo en su dimensión económica sino que integra todos los elementos que influyen en su funcionamiento, como son los recursos naturales y en general, los temas ambientales (comentario del autor).

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aumentado en el último siglo en un 0,7°C, el nivel de los océanos ha subido 17 cm, el hielo ha perdido el 10% de su cobertura y las aguas superficiales de los océanos se acidifican”. Y sigue: “el contenido de CO2 es 29% superior al nivel de los últimos 800.000 años y el aumento del CO2 atmosférico es 200 veces más rápido que en los últimos 100 siglos. Por último, este aumento en el CO2 es el resultado de la quema de combustibles fósiles y la deforestación. Todos éstos son hechos”. 2

Frente a esta situación hay distintos niveles de responsabilidades, pero en definitiva, como lo señalan los acuerdos internacionales, son responsabilidades compartidas, pero diferenciadas.

Las certitudes e incertidumbres acerca de cómo se ha llegado a la situación actual

La primera certeza acerca de la explicación del cambio climático está dada por la aceptación del mundo científico de la relación entre emisión de CO2 y el aumento de la temperatura. “Hoy día sabemos que las concentraciones en la atmósfera de GEI ha alcanzado valores equivalentes a unas 430 partes por millón (ppm) de CO2

3, en comparación con el valor de 280 ppm, el mayor registrado en la historia del planeta con anterioridad a la Revolución Industrial. Este fenómeno está produciendo un aumento gradual y continuo de la temperatura promedio de la superficie del planeta que podría representar, de acuerdo con los modelos climáticos utilizados por el IPCC, un aumento total de 4,7°C, o más, para fines del siglo XXI 4.”5

La gravedad del problema no ha pasado desapercibida para la comunidad científica. Lagos, apoyándose en antecedentes de Stern, lo plantea: “si aumentamos en 4°C o 5°C la temperatura de la Tierra, llegamos a un punto sin retorno y el planeta tiende a desaparecer. Ahora claro, llegar a esas temperaturas significaría alcanzar niveles de 700 ppm. Todos los científicos ahora dicen “podemos crecer hasta 550 y más allá de este nivel el planeta Tierra entra en peligro y, por lo tanto, ¿estaría usted dispuesto a apostar en un 50%-50% que el planeta se disuelva o no?”6

Otra certeza es que cualquiera que sea la manera en que se hagan los cálculos, el mundo está sometido a un estrés que puede tener consecuencias muy graves para el futuro del hombre. Es cierto que las predicciones hacen posible estimar en forma diferenciada los impactos, de modo que podría haber zonas en que no sólo no habrá impactos negativos, sino que

serían positivos para negocios agrícolas o turísticos. Algunos políticos nacionales han creído ver en esto una oportunidad, pero lo que no entienden es que los fenómenos ambientales son de carácter sistémico, con consecuencias imprevisibles que no permiten sacar conclusiones acerca de las buenas o las malas oportunidades para realizar negocios.

Las causas son claras. Se trata de la emisión de gases de efecto invernadero, en que el principal responsable pero no el único, es la utilización de los combustibles fósiles que generan el CO2: carbón, petróleo y sus derivados. También influye la emisión de metano, principalmente en la agricultura y en los rellenos sanitarios. Por otra parte, los bosques cumplen un papel fundamental en la fijación del carbono, por lo que su preservación y aumento de superficie plantada es fundamental. Finalmente, otros gases como los CFC o el NO2 como precursor del ozono (O3) también tienen niveles de generación, pero han sido enfrentados con avances más promisorios.

El discurso del cuestionamiento del origen del cambio climático como consecuencia de la actividad antropogénica hoy está prácticamente superado para la comunidad científica.

También hay que entender que los plazos políticos son menores que los del cambio climático y, en general, que los plazos ambientales, por lo cual se requiere un alto nivel de conciencia ambiental y planetaria de la población para que los dirigentes políticos actúen oportunamente.

El cómo evaluar las responsabilidades es compleja. Es evidente que se trata de un problema creado por el hombre, de responsabilidades globales, pero diferenciadas. Lo que ocurre en la atmósfera es el resultado de las emisiones generadas en los últimos 100 a 120 años por los países desarrollados. En segundo lugar, es evidente que las emisiones que hoy se generen

c a m b i o c l i m á t i c o

2 Tomado de Julio Vega P., “La Conferencia de Copenhague: 7-18 diciembre 200)”, BCN, serie informes N° 67-09, Santiago, diciembre 20093 Dióxido de Carbono equivalente. Medida única que permite comparar el efecto invernadero de diferentes gases (CH4, CO2, N2O, etc.)4 Para apreciar la magnitud del fenómeno basta saber que la temperatura promedio de la superficie de la Tierra varió en aproximadamente 2°C entre la última glaciación y los tiempos actuales.5 Julio Vega P., op. Cit.6 Ricardo Lagos Escobar, “El estado actual de las negociaciones de cambio climático” Conferencia dictada en la Aula Magna de la Facultad de Derecho de la U de Chile el 18 de agosto de 2008.

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permanecerán por al menos ese lapso en la atmósfera. Por tanto, la responsabilidad de lo ocurrido no es ni será la misma para todos los habitantes del planeta, pero también es evidente de que lo ocurra de ahora en adelante sí será responsabilidad de todos.

Por cierto que también se pueden hacer diferencias en función del nivel de desarrollo de los países y del nivel socioeconómico de los habitantes. Es muy posible que genere la misma cantidad de CO2 un ciudadano de altos ingresos de Nueva York, Santiago, Changai, Tokyo o Copenhague y posiblemente ocurra lo mismo con los sectores más pobres de esos mismos países. En tales casos, no bastará medir la generación en términos de países ni tampoco per cápita, sino será necesario tener miradas más amplias y complejas.

Esta responsabilidad es global, incluso para los países más pobres, aunque su aporte al problema sea de menor medida. De aquí surge la idea de que en el intercambio comercial no sólo importará cuál sea el país de origen de un determinado bien y de cómo está situado con respecto al tema en cuestión, sino que también de cuánta emisión se generó para producir un determinado bien.

A partir de ahora ha quedado claro que los países desarrollados, en la medida en que están aplicando medidas para controlar las emisiones de su producción interna, exigirán que los bienes y los servicios provenientes de otros países también tengan incorporado esta consideración. En esto se verán prácticas de control que ejercerán los gobiernos, las empresas de los PD que importen estos bienes y los consumidores que se preocuparán de la huella de carbono de los bienes que consumen. Todo hace pensar que en poco tiempo más esta medida también se aplicará para la forma en que se consume el agua y la huella ecológica que dejan los bienes en su proceso productivo. Estas medidas, que bien podrán ser calificadas como medidas de control para-arancelarias para las importaciones, están llegando para quedarse y, obviamente, afectarán a los PVD.

La cuestión es si puede haber un desarrollo económico y social al cual aspiran los PVD, posiblemente muy parecido al que hoy tienen los PD, pero con menos consumo de combustibles fósiles y de manera más eficiente. Para responder esta pregunta no hay muchos misterios ni incertidumbres. Lo importante es tener una matriz de generación energética que pase del consumo de combustibles fósiles a energías renovables no convencionales, aumente sus niveles de eficiencia energética y revierta el proceso de la deforestación. Para algunos países, carentes de recursos naturales como Chile, la opción nuclear aparece como una alternativa posible. Sin embargo, para aquellos países que disponen de recursos resulta poco comprensible asumir los riesgos implícitos del uso de esa tecnología y de la

responsabilidad que significará hacerse cargo de sus residuos y el cierre de las instalaciones después de su vida útil.

Naturalmente, para alcanzar el desarrollo en ese nuevo estilo se requieren recursos económicos y tecnologías. Hasta el momento nunca se ha visto en la humanidad que estos recursos fluyan de forma tal que las ganancias se repartan por igual entre los PD y los PVD. A lo mejor, dado el dramatismo de la situación, teníamos la última oportunidad para que eso ocurra en el planeta. Esta oportunidad era una de las cuestiones cruciales que había que responder en Copenhague.

La Conferencia de las Partes en Copenhague

La COP 15 de Copenhague ha sido criticada ya que no consiguió establecer compromisos cuantificables claros con relación a los niveles de emisiones que

deberían generar los principales emisores mundiales. Es más, estableció un límite de 2°C de aumento máximo de

la temperatura global al cual los países debieran

comprometerse a cumplir, meta que es un fracaso con respecto a Kyoto donde la

meta era de 0°C de incremento. Por otra parte, se

constató el fracaso del instrumento de mercado

MDL, los bonos de carbono, que planteaba Kyoto, para reducir las emisiones

requeridas. En este sentido se da un paso importante en señalar que ahora se requiere que los países tengan reducciones absolutas y que no esperen que las reducciones sean realizadas solamente donde los costos son más bajos vía el MDL. No se trata de eliminar el instrumento, pero sí de complementarlo con medidas regulatorias internas.

La segunda crítica fue la desorganización de la reunión que no contribuyó a alcanzar el objetivo de disminución de las emisiones. También se ha considerado otra crítica válida: el mayor o el menor realce político que algunos países le asignaron al evento. No todos los países mostraron la total disponibilidad de establecer compromisos serios de disminución de emisiones, considerando, sobre todo, que las políticas exteriores son de directa incumbencia de las primeras autoridades. De América Latina, por ejemplo, no estuvieron presentes los presidentes de Argentina, Chile, Perú, Bolivia y Ecuador; sí estuvieron presentes los de México, Brasil, Venezuela y Colombia.

Sin embargo, las más altas autoridades de los países desarrollados estuvieron presentes y aquellos países que se limitaron a enviar ministros de Estado y no Presidentes, no aparecen frente a la opinión pública internacional como realmente interesadas en el tema. El discurso del Presidente Lula en el sentido de defender la postura de su país exigiendo

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que se apoyara el freno a la desforestación como un tema global significa un gran paso adelante, por cuanto consiguió un compromiso de apoyo significativo financiero por parte de los países del Anexo I.

Por otra parte, poco se ha dicho acerca del nuevo escenario político planetario que se ha generado. Quizás los dos hechos más significativos son que EE.UU. y Australia se incorporan al acuerdo y China e India, y en general los países del tercer mundo, aceptaron establecer compromisos cuantificables y auditables de la disminución de sus emisiones.

Y tal como se puede desprender de la declaración adjunta, los países que no forman parte del anexo I (los PVD) tendrán que asumir compromisos. Finalmente, hubo otro elemento esencial: el rol que juega el bosque como elemento de captura de CO2.

Las escenas en que nos muestran al Presidente Obama conversando acerca del cambio climático y estableciendo

7 Por el momento no hay traducción oficial del documento: Draft Decision - /CMP.% Copenhaguen Accord, FCCC/KP/CMC/2009/L.9 18 Dec-ember 2009 (ENGLISH). Lo que se entrega es una traducción extraída del blog que se indica a continuación con algunas consideraciones del autor (HD)8 http://copenhagen2009.blogspot.com/2009/12/el-acuerdo-de-copenhague-traduccion-al.html

En esta traducción7, los textos en negrita son añadidos del blog, en cursiva las aclaraciones, en azul y subrayado las nuestras (HD) y en negrita cursiva los resúmenes de cada punto.8

. (declaración) “Destacamos la necesidad de establecer un programa de adaptación global que incluya el apoyo internacional”1. Ponemos de relieve que el cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Hacemos hincapié en nuestra

voluntad política firme para combatir de forma urgente el cambio climático, de conformidad con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, y con las capacidades respectivas. Para lograr el objetivo último de la Convención de estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático, reconociendo el punto de vista científico de que el aumento de la temperatura mundial debería ser inferior a 2 grados Celsius, y basándonos en la equidad y en el contexto del desarrollo sostenible, tenemos que mejorar nuestra acción de cooperación a largo plazo para combatir el cambio climático. Somos conscientes de los impactos críticos del cambio climático y los impactos potenciales de las medidas de respuesta en los países particularmente vulnerables a sus efectos adversos, y destacamos la necesidad de establecer un programa de adaptación global que incluya el apoyo internacional.

2. (declaración) “Se requiere la reducción drástica de las emisiones mundiales para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados, teniendo en cuenta que el desarrollo social y económico y la erradicación de la pobreza son prioridadesde los países en desarrollo”

2. Estamos de acuerdo en que se requiere la reducción drástica de las emisiones mundiales, según lo establecido por la ciencia y documentado en el Cuarto Informe de Evaluación, con el fin de reducir las emisiones globales para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados, y en que se han de tomar medidas para hacer frente a ese objetivo en consonancia con la ciencia y sobre la base de la equidad. Debemos cooperar para alcanzar el pico máximo de emisiones mundiales y nacionales tan pronto como sea posible, reconociendo que el plazo para ese pico será más prolongado en los países en desarrollo y teniendo en cuenta que el desarrollo social y económico y la erradicación de la pobreza son prioridades básicas y fundamentales de los países en desarrollo, y que una estrategia de emisiones bajas es indispensable para el desarrollo sostenible.

3. (declaración) “Los países desarrollados deberán proporcionar a los países en desarrollo tanto recursos financieros adecuados como la tecnología y la creación de capacidad”

3. La adaptación a los efectos adversos del cambio climático y los impactos potenciales de las medidas de respuesta son un reto que enfrentan todos los países. Se necesita con urgencia reforzar la actuación y la cooperación internacional en materia de adaptación para garantizar la aplicación de la Convención, para facilitar y apoyar la aplicación de las medidas de adaptación dirigidas a reducir la vulnerabilidad y la resiliencia (sic) en los países en desarrollo, especialmente en aquellos que son particularmente vulnerables, y sobre todo en los países menos adelantados, los estados insulares en desarrollo y África. Estamos de acuerdo en que los países desarrollados deberán proporcionar tanto recursos financieros adecuados, predecibles y sostenibles, como la tecnología y la creación de capacidad de gestión para apoyar la aplicación de medidas de adaptación en los países en desarrollo.

4. (compromiso para los países desarrollados de presentación de objetivos de reducción -no de su ejecución-) “Los países desarrollados se comprometen a ejecutar los objetivos cuantificados de emisión para 2020 que serán presentados antes del 31 de enero de 2010”

4. Las Partes del anexo I (países desarrollados) se comprometen a ejecutar, individual o conjuntamente, los objetivos macroecónomicos cuantificados de emisión para 2020, que serán presentados, en el formato que figura en el Apéndice I (una tabla

compromisos en forma directa con el presidente chino Hu Jintao, Lula y otras primeras autoridades del planeta, testifican un cambio fundamental. De alguna forma, incorporándose a lo señalado por los países de la UE. Lo novedoso es que eso que puede cambiar el curso de la historia, aunque las metas planteadas aún son insuficientes.

Otra novedad importante, y que genera cierto optimismo, es pensar que China pasó a ser el país con mayor generación de ERNC a nivel mundial. También es importante la meta del 17% de reducción de emisiones de los EE.UU. para 2020, lamentablemente con la base del 2005. Es decir, la meta es de entre el 3 al 4% con respecto al año 90, por debajo de la meta de la UE del 20% para el 2020.

A continuación, se entrega una traducción libre del acuerdo y se subrayan los principales temas relacionados con este artículo

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que recoge para cada Parte el compromiso de reducción para 2020 y el año base de referencia para la reducción), por las Partes del anexo I a la secretaría (de la Convención) antes del 31 de enero de 2010 y serán compilados en un documento INF (informativo). Las Partes del anexo I que son Partes en el Protocolo de Kyoto (que lo han ratificado) deberán fortalecer aún más la reducción de las emisiones iniciada con el Protocolo de Kyoto. El compromiso de reducciones y la financiación por parte de los países desarrollados serán medidas, comprobadas y verificadas, de conformidad con las directrices actuales y con las que adopte la Conferencia de las Partes, y se asegurará de que la contabilidad de dichos objetivos y la financiación sean rigurosas, sólidas y transparentes.

5. (declaración que afecta a los países en desarrollo) “Los países en desarrollo aplicarán medidas de mitigación, las que requieran apoyo internacional estarán sujetas a la medición internacional, la notificación y la verificación”

5. Las Partes no-Anexo I de la Convención (países en desarrollo) aplicarán medidas de mitigación, incluyendo aquellas que se presentarán a la secretaría por dichas Partes, y en el formato que figura en el Apéndice II (una tabla que recoge para cada Parte las acciones a aplicar), antes del 31 de enero de 2010, para su compilación en un documento INF, de conformidad con el artículo 4.1 y el artículo 4.7 (se refiere a la Convención, como los demás artículos que se mencionan en este texto) y en el contexto del desarrollo sostenible. Los países menos adelantados y los pequeños estados insulares pueden emprender acciones de manera voluntaria y en base a un apoyo. Las medidas de mitigación que sean posteriormente adoptadas y previstas por las Partes no-Anexo I, incluidos los informes de inventario nacional, se comunicarán a través de las comunicaciones nacionales de conformidad con el artículo 12.1 (b) cada dos años, basándose en las directrices que adopte la Conferencia de las Partes. Esas medidas de mitigación recogidas en las comunicaciones nacionales o de otra forma y enviadas a la Secretaría se añadirán a la lista del apéndice II. Las medidas de mitigación adoptadas por las Partes no-Anexo I estarán sujetas a la medición doméstica, la información y la verificación del resultado, de las cuales se informará a través de sus comunicaciones nacionales cada dos años. Las Partes no-Anexo I comunicarán la información sobre la ejecución de sus acciones a través de las comunicaciones nacionales, con disposiciones para celebrar consultas y análisis internacionales en virtud de directrices claramente definidas que aseguren el respeto de la soberanía nacional. Las medidas de mitigación nacionales apropiadas que requieran apoyo internacional se inscribirán en en un registro junto con la tecnología pertinente, la financiación y el apoyo a la creación de capacidad. Estas acciones apoyadas se añadirán a la lista del apéndice II. Estas medidas de mitigación nacionales apropiadas que sean apoyadas estarán sujetas a la medición internacional, la notificación y la verificación, en conformidad con las directrices aprobadas por la Conferencia de las Partes.

6. (declaración) “Reconocemos el papel fundamental de la reducción de emisiones procedentes de la deforestación y de la degradación forestal y estamos de acuerdo en la necesidad de ofrecer incentivos positivos a esas acciones”

6. Reconocemos el papel fundamental de la reducción de emisiones procedentes de la deforestación y de la degradación forestal y la necesidad de aumentar la absorción de las emisiones de gases de efecto invernadero por los bosques, y estamos de acuerdo en la necesidad de ofrecer incentivos positivos a esas acciones a través del establecimiento inmediato de un mecanismo que incluya a REDD-plus9 (reducción de emisiones procedentes de la deforestación tal como se definió en la hoja de ruta de Bali)10, para permitir la movilización de recursos financieros desde los países desarrollados.

7. (declaración) “aplicar distintos criterios, incluyendo las oportunidades de utilización de los mercados”7. Estamos decididos a aplicar distintos criterios, incluyendo las oportunidades de utilización de los mercados, para mejorar la relación

coste-eficacia de las medidas de mitigación, y para promoverlas. Los países en desarrollo, especialmente aquellos con economías de baja emisión, deben proporcionar incentivos para continuar desarrollando un camino de bajas emisiones.

8. (compromiso de financiación) “Proporcionar a los países en desarrollo, para adaptación y mitigación, unos 30.000 millones de dólares para el período 2010-2012 y unos 100.000 millones de dólares al año hasta 2020”

8. Serán facilitados a los países en desarrollo fondos escalables, nuevos y adicionales, predecibles y suficientes, así como la mejora a su acceso, de conformidad con las disposiciones pertinentes de la Convención, a fin de mejorar y apoyar la acción sobre la mitigación, incluyendo la financiación sustancial para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD-Plus), la adaptación, el desarrollo y transferencia de tecnología y la creación de capacidad, para mejorar la aplicación de la Convención. El compromiso colectivo de los países desarrollados es proporcionar recursos nuevos y adicionales, incluida la silvicultura y las inversiones a través de instituciones internacionales, en una cantidad próxima a 30.000 millones de dólares para el período 2010-2012, con un reparto equilibrado entre la adaptación y mitigación. La financiación para la adaptación será prioritaria para los países en desarrollo más vulnerables, como son los países menos adelantados, los pequeños estados insulares y África. En el contexto de las acciones de mitigación significativa y de la transparencia en la aplicación, los países desarrollados se comprometen con el objetivo de movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares al año hasta 2020 para atender las necesidades de los países en desarrollo.

9 Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), REDD-plus Alcance y opciones para el papel de los bosques en estrategias de mitigación del cambio climático. Washington, Noviembre de 200910 REDD-plus La UICN apoya la inclusión de una amplia gama de medidas que promuevan y faciliten la reducción de emisiones provenientes de los bosques en el régimen de cambio climático post-2012. Para lograr el máximo potencial de mitigación de los bosques, un futuro mecanismo de REDD-plus debe incluir los elementos enumerados en el Plan de Acción de Bali. Estos elementos son la reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal y la función de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas forestales de carbono en los países en desarrollo. Mediante el fortalecimiento de la capacidad de los bosques para retener, conservar y aumentar las reservas de carbono, REDD-plus ofrece reducciones rentables e inmediatas de las emisiones de CO2 a la vez que genera fuertes co-beneficios para las comunidades dependientes de los bosques y para la con-servación de la biodiversidad.

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c a m b i o c l i m á t i c o

Lo central es el acuerdo político, pero los compromisos tecnológicos y financieros “medibles” son importantes y atractivos para los PVD. Durante el 2010 habrá varias reuniones para establecer metas y ratificar acuerdos, lo que permitirá evaluar si hubo o no avances. Sin duda, lo más importante será la posibilidad de que el Gobierno de los EEUU apruebe la Ley de ERNC que, según prometió Obama, se discutiría este año en el Congreso y que espera, con no pocos problemas, que sea aprobada. No hay que olvidar que parte importante del Congreso de este país es muy sensible a las posiciones contrarias a la modificación de la matriz energética por ERNC, por razones ligadas a los intereses que se expresan en su sociedad.

En este escenario, ningún país del mundo podrá pasar inadvertido y justificar la falta de un compromiso con las mitigaciones, menos con la conocida frase de que nuestro aporte al cambio climático es relativamente insignificante.

Las repercusiones para Chile

En el 2008, según la Agencia Internacional de la Energía, las emisiones de CO2 de Chile alcanzaron a 3,64 toneladas/habitante, es decir un 33% de las emisiones de la OCDE, que eran de 10,93 per cápita. Mientras, en el mismo año, el ingreso per cápita chileno era de un 42% del promedio de la OCDE (11 mil vs 26,4 mil). De alguna manera esos valores muestran el peso de una matriz energética con poco desarrollo de los sectores productivos y con una presencia importante del sector hidráulico. Las proyecciones para el 2030 nos muestran un país

Estos fondos provendrán de una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluidas las fuentes alternativas de financiación. Nueva financiación multilateral para la adaptación será proporcionada a través de eficaces y eficientes acuerdos financieros, con una estructura de gestión que prevé la igualdad de representación de los países desarrollados y en desarrollo. Una parte significativa de dicha financiación debe fluir a través del Fondo Verde del Clima de Copenhague.

9. (compromiso) “Se creará un Grupo de Alto Nivel para estudiar la contribución de las fuentes potenciales de ingresos”9. Con este fin, se establecerá un Grupo de Alto Nivel bajo la dirección de, y responsabilidad ante, la Conferencia de las Partes para

estudiar la contribución de las fuentes potenciales de ingresos, incluidas las fuentes alternativas de financiación, para el cumplimiento de este objetivo.

10. (compromiso) “Creación del Fondo Verde del Clima de Copenhague”10. Decidimos que el Fondo Verde del Clima de Copenhague (Copenhaguen Green Climate Fund) se constituirá como una entidad

operativa del mecanismo financiero de la Convención para apoyar proyectos, programas, políticas y otras actividades en los países en desarrollo relacionadas con la mitigación, como son el REDD-Plus, la adaptación, la creación de capacidad y el desarrollo y transferencia de tecnología.

11. (compromiso) “Establecimiento de un mecanismo de tecnología”11. Con el fin de mejorar la acción en el desarrollo y la transferencia de tecnología decidimos establecer un mecanismo de tecnología

para acelerar el desarrollo y transferencia de tecnología que apoye las medidas de adaptación y de mitigación, que se guiará por un enfoque impulsado por los países y estará basado en las circunstancias y prioridades nacionales.

12. (compromiso difuso) “En 2015 se hará una evaluación de la aplicación de este Acuerdo” (y se da a entender que se podrían establecer medidas para reducir el aumento máximo de la temperatura global de 2 a 1,5 grados)

12. Hacemos un llamamiento para que se complete en 2015 una evaluación de la aplicación de este Acuerdo, a la luz del objetivo último de la Convención. Esto incluiría el examen del fortalecimiento de la meta a largo plazo teniendo en cuenta los diversos asuntos presentados por la ciencia, incluso si se refieren a aumentos de temperatura de 1,5 grados Celsius.”

que podría llegar a un nivel de emisiones de 13,8 tCO2/hab de no mediar un cambio en las tendencias. Cabe señalar que las emisiones per cápita de Chile están entre las más altas de los PVD y de América Latina, cercanas a China.

Hay quienes sostienen que se han hecho esfuerzos importantes para neutralizar las emisiones de CO2 y otros que piensan que se ha hecho demasiado poco. La primera opción ha estado liderada por el ministro de Energía, un valiente defensor de la obra del gobierno en esta materia. En concreto, qué se puede mostrar: una Ley de Energías Renovables11 que promete generar un 5% de ERNC durante este año y alcanzar un 10% para el 2024, objetivo que con justa razón García lo califica de mezquino, pues es bastante menor que lo estimado como factible económicamente en el peor escenario del estudio, muy conservador, “Aporte potencial de Energías Renovables No Convencionales y Eficiencia Energética a la Matriz Eléctrica (2008-2025)”, presentado recientemente y elaborado por la UTFSM y la Universidad de Chile.”12

Estas metas de la Ley no son compatibles con las planteadas por otros países en Copenhague. A esto hay que agregar la posición chilena en Copenhague, en que el gobierno anunció el compromiso de reducir en 20% sus gases con efecto invernadero para el 2020. Pero con respecto al año base 2005, al igual que los EEUU. Significa una meta muy menor con respecto al año base 1990 estimado por el resto de los países.

En 2009, el Gobierno de la Presidenta Bachelet finalizó su período con varios acontecimientos que orientarán lo que pueda pasar en los próximos años en materia ambiental y,

11 Ley N° 20.257, 1 de abril 200812 Junio 2008

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en particular, en términos de su desarrollo energético sustentable. El 2010, año del Bicentenario, comienza con un nuevo gobierno de orientación menos abierta a las regulaciones y cuyo comportamiento al respecto es una gran incógnita.

En efecto, el último acontecimiento ambiental es de naturaleza planetaria y se refiere a la reunión de Copenhagen sobre cambio climático que se ha indicado precedentemente. Es una “verdad incómoda” reconocer que no se ha conseguido revertir la tendencia, generando menos CO2 producto de la utilización desmesurada de combustibles fósiles.

Para Chile la verdad es mucho más incómoda que para el resto de los PVD, por cuanto somos uno de los países que más incrementan su generación de CO2 per cápita y, para peor, con pretensiones de ser un país con estándar OECD, lo que nos cambia de categoría y supone nuevas y más estrictas obligaciones. Las características de la matriz energética actual, en términos de la generación de CO2 y de sus macro impactos ambientales, pasan a ser impresentables. En este contexto, no bastarán las declaraciones con promesas de programas generales. El próximo Gobierno deberá actuar por la senda de la sustentabilidad.

Desde otra perspectiva, el país presentará una cara institucional mucho más robusta para enfrentar esta deficitaria situación. Por una parte, el esfuerzo desplegado para la creación del Ministerio del Medio Ambiente dio sus frutos y la nueva institucional es ya un hecho. Como contrapartida a este esfuerzo, es probable que la autoridad ambiental, a raíz de la magnitud de la tarea, no haya sido capaz de imponer una política energética sustentable y tengamos los resultados que señalamos. Después de todo, el marco regulatorio energético y los grupos económicos, principalmente transnacionales que controlan la generación energética, son refractarios al cambio de la actual matriz energética.

Sea cual sea el diagnóstico, es de esperar que en un futuro próximo, un ministerio de Medio Ambiente sea capaz de

contrarrestar las tendencias que impiden el cambio y que emanan de las características más conservadoras del actual marco regulatorio.

Por otra parte, la creación del Ministerio de Energía es un paso importante al aceptar asignar un rol político al sector. Debemos aceptar que el mercado y la Ley Eléctrica no han generado la institucionalidad capaz para imaginarse el futuro y menos para adaptarse a los nuevos desafíos ambientales de carácter planetario que, de seguir así, nos obligarán a mantener una actitud ambigua frente a la “verdad incómoda”. Pero ese rol será cada vez menos presentable ante una comunidad internacional atenta y se seguirá poniendo en riesgo nuestra capacidad exportadora, entre otras cosas.

Sin embargo, el lado lleno del vaso es que, ante todos estos acontecimientos, el nuevo Gobierno podrá contar desde el principio con todos los elementos políticos e institucionales necesarios para poder avanzar en forma menos incómoda.

En concreto, a partir de este año todas las instituciones públicas y privadas tendrán que hacer esfuerzos para disminuir su impacto ambiental. Ya hay municipios y empresas que están haciendo planes de uso eficiente de energía, informes de sustentabilidad, políticas ambientales y mediciones de sus huellas de carbono, agua, biodiversidad y otras que les permitan mostrarse al mundo como instituciones de vanguardia para que no los castiguen política y económicamente. En efecto, ya está aceptado por todo el mundo empresarial que la huella de carbono será la primera medida de verificación que se aplicará para los productos del mundo en el mercado internacional.

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I N T E R N A C I O N A L

El 6 de diciembre de 2009, Evo Morales fue reelecto como Presidente de Bolivia, con un inédito 62% de los votos. Pese a un cuatrienio difícil, incluyendo la articulación de un fuerte movimiento secesionista, Morales obtuvo así por segunda vez el apoyo de la mayoría absoluta del electorado boliviano, en un país caracterizado tradicionalmente por gobiernos minoritarios. Al menos una de las razones de su triunfo fue el notable desempeño económico de Bolivia en el 2009, cuyo crecimiento de un 3.5% (en plena crisis financiera global) fue el más alto de la región.

Lo ocurrido en Bolivia refleja algo más amplio, que amerita una reflexión al inicio del año del Bicentenario de Argentina, Chile, Colombia y México. En el año de estas efemérides, ¿en qué pie está la región, y hacia dónde va? Una de las respuestas más frecuentes es que, parafraseando a Carlos Marx y Federico Engels, “hay un fantasma que recorre América, y es el fantasma del populismo”1.

Según un cierto discurso, muy difundido en Chile, el auge de los gobiernos de izquierda en America Latina iría aparejado de políticas populistas, que serían “pan para hoy y hambre para mañana”. Al hablar de políticas populistas, el primer ejemplo citado es el de Venezuela bajo el Presidente Chávez, lo que es casi siempre seguido por el de Bolivia bajo Evo Morales, y el de Ecuador bajo Rafael Correa. Por definición, políticas populistas son aquellas que, en su afán redistributivo, olvidan la más elemental prudencia, y llevan a “gastar como un país en guerra”. Su resultado es aumentar el déficit fiscal, agotar las reservas de divisas, desincentivar la inversión y el ahorro, y quedar expuesto a los más mínimos

América Latina en el Bicentenario: ¿Entre la Social-democracia y

el Neo-populismo?Jorge Heine

El episodio actual (2007-2009) puede muy bien ser la primera ocasión en los dos siglos de su historia independiente, en que una contracción y calamidad financiera en el mundo industrializado no ha causado una ola de crisis de las monedas, la deuda soberana o los bancos en la región. Arturo Porzecanski, octubre de 2009.

vaivenes de la economía internacional.¿Cómo explicar entonces que, en plena crisis financiera

global, Bolivia haya tenido un desempeño tan exitoso, después de cuatro años de aplicación de políticas alegadamente populistas, incluyendo una controvertible nacionalización parcial de sus yacimientos de gas y petróleo?

La respuesta a esa pregunta va más allá de Bolivia. Por primera vez en sus dos siglos de historia independiente, “una contracción y calamidad financiera en el mundo industrializado no ha causado una ola de crisis de las

1 Para esta línea de argumentación, ver Sebastián Edwards, Populismo o mercados, el dilema de América Latina. Bogotá: Norma, 2009.

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monedas, la deuda soberana o los bancos en la región”2. De hecho, la región terminó el 2009 con un desempeño mejor que los Estados Unidos y Europa. La condición de estos últimos de mercados tradicionales para las exportaciones latinoamericanas habían dado lugar al conocido decir, “cuando los Estados Unidos se resfrían, a América Latina le da pulmonía”. Sin embargo, las proyecciones indican que America Latina tendrá una recuperación acelerada en el 2010, superando con creces la tasa de crecimiento de los países miembros de la OECD.

Esto plantea una interrogante que los agoreros del “fantasma del populismo” son incapaces de responder. ¿Cómo es posible que América Latina haya estado en las mejores condiciones de resistir los embates de una crisis financiera global en sus dos siglos de historia, precisamente cuando la mayoría de sus gobiernos son de izquierda, y algunos de ellos alegadamente populistas?

En contra del discurso dominante, la evidencia nos indica que, con excepciones, la gran mayoría de los gobiernos de izquierda o centro-izquierda que han llegado al poder en América Latina en el curso de la última década no han aplicado políticas populistas. Con la excepción de Venezuela, cuyos ingresos provenientes del petróleo la ponen en una categoría aparte (de hecho, la economía venezolana cayó

un 2.9% en el 2009), estos gobiernos han aplicado políticas económicas responsables, en muchos casos en conjunción con políticas sociales que han disminuido la pobreza. La razón por la cual los países de la región estuvieron en condiciones de enfrentar exitosamente la gran recesión del 2008, fue porque implementaron políticas que mantuvieron los equilibrios macroeconómicos, disminuyeron los niveles de deuda externa y aumentaron las reservas de divisas3. Esto ha sido clave para lidiar con desafios como la caida de un 10% en el comercio mundial en el 2009, algo especialmente grave para países tan dependientes de las exportaciones como lo son muchos de la región.

El creciente uso del término “populista” o “neo-populista” para caracterizar a varios de los gobiernos de la región tiene una intencionalidad política. A

diferencia del término “progresista”, de connotación positiva, el de “populista” tiene un dejo negativo, cuasi-acusatorio, que descalifica de entrada al partido, movimiento o líder así caracterizado. Sería difícil argumentar que “la amenaza progresista se cierne sobre América Latina”, mientras que referencias a “la amenaza populista” han pasado a ser un lugar común4.

Dicho eso, ello no significa que el término no tenga utilidad ni cumpla un propósito. De hecho, es utilizado en todo el mundo, y, en contra de lo que a veces se piensa, el mismo no se originó en ni se reduce a nuestra región, aunque figuras como Juan Domingo Perón en Argentina y Getulio Vargas en Brasil son considerados arquetipos de líderes populistas (club al cual a nuestro Carlos Ibáñez del Campo le habría gustado ingresar, pero que nunca logró hacer)5.

Los numerosos gobiernos de izquierda que han llegado al poder en la última década han sido clasificados en dos grupos: el social-demócrata, integrado por los de Lula en Brasil, Lagos y Bachelet en Chile y Vásquez y Mujica en Uruguay, y el populista, formado por Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia y Correa en Ecuador, con los Kirchner en Argentina en un lugar intermedio, aunque más cercano a este último6. Otros añaden una tercera categoría, la de la

2 Ver Arturo Porzecanski, “Latin America: The Missing Financial Crisis”, ECLAC Washington Office Studies and Perspectives # 6, octubre de 2009.3 Como ha señalado José Antonio Ocampo, el ex-secretario ejecutivo de la CEPAL, actualmente en la Universidad de Columbia, la combinación del desarrollo del mercado interno de bonos y el que la mayoría de los bancos centrales hayan decidido asignar los excesos de divisas provenientes del auge de las materias primas a la acumulación de reservas internacionales fue decisivo para esto. Como resultado de ello, la deuda externa, neta de reservas internacionales, cayó desde un 30% del producto en 2003 a un 6% en 2008. Ver su artículo, “América Latina y la crisis financiera internacional” en LASA FORUM , vol.XL, # 4, (otoño de 2009), pp. 9-12.4 Ver , por ejemplo, Alvaro Vargas Llosa, “El renacimiento del populismo”, Letras Libres, marzo de 2005.5 Un libro reciente sobre el tema es Francisco Panizza (comp.), El populismo como espejo de la democracia. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2009.6 Ver Jorge Castañeda, “Latin America’s Left Turn”, Foreign Affairs vol 85, #3 (2006), pp. 28-43.

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izquierda marxista, que incluye a Cuba7. Cabe notar que, lejos de limitarse a Sudamérica, este auge de la izquierda también se ha extendido a Centroamérica, con la elección del candidato del FMLN, Mauricio Funes, a la presidencia de El Salvador en marzo de 2009, y anteriormente del social-demócrata Alvaro Colom a la presidencia de Guatemala, y del sandinista Daniel Ortega a la de Nicaragua.

Como se indicó más arriba, el caso de Venezuela y su “petropopulismo” es singular, debido precisamente a la abundancia de recursos que proveen las reservas de hidrocarburos en territorio venezolano. Las experiencias de Bolivia y Ecuador, sin embargo, subrayan la necesidad de desagregar el término “populismo”. En muchos sentidos, el proceso político reciente en esos países refleja elementos populistas—incluyendo el papel del líder carismático, su relación directa con “el pueblo”, y la apelación a un fuerte sentimiento nacionalista, algo refrendado por medidas nacionalizadoras de sus recursos naturales. Sin embargo, una cosa es que un determinado movimiento y su correspondiente líder tengan visos populistas, y otra muy distinta es que el gobierno que éste dirige aplique políticas o programas de corte populista.

Precisamente una de las características del (algunos dirían mal-) llamado “neo-populismo” latinoamericano, es la aplicación de políticas económicas responsables, que le han permitido no sólo beneficiarse del auge de precios de las materias primas en el período 2003-2008 (en que la región creció a un promedio anual de 5.5%), sino que también enfrentar la gran recesión del 2008 mucho mejor que en crisis anteriores.

Desde la ya clásica distinción hecha por Jorge Castañeda entre “las dos izquierdas” latinoamericanas en el 2006, distinción no sin una cierta base, ha sido común darle a ésta un cierto carácter maniqueo, convirtiéndola una entre “buenos” y “malos”, abusando de ella y restándole utilidad analítica. Los gobiernos “social-demócratas” de Brasil, Chile y Uruguay, de acuerdo a esta lectura, serían los “buenos”— comprometidos con la democracia y sus instituciones, basados en coaliciones y partidos políticos

fuertes, y dedicados a aplicar programas y políticas públicas sólidas y responsables. Los gobiernos “neo-populistas” de Bolivia, Ecuador y Venezuela, por otra parte, serían los “malos”. Su afán de generar nuevas cartas constitucionales (“refundacionales”) que abren las puertas a la reelección presidencial, la personalización del proceso político en la figura de un líder (en la mejor tradición caudillista de la región), la relativa debilidad de los partidos políticos y la aplicación de políticas redistribucionistas no sostenibles en el tiempo, serían todos indicadores de este enfoque, uno no plenamente comprometido con la democracia representativa, y por ende de dudosas credenciales. El que estos últimos tres gobiernos se hayan agrupado en el ALBA (junto a Cuba y Nicaragua), entidad creada por Venezuela, no ha hecho sino ratificar la impresión que todos estos gobiernos deben “ser puestos en un mismo saco”.

El problema con este maniqueísmo es que tiende a confundir “peras con manzanas”. Las sociedades y las polis del Cono Sur (en este caso, Brasil, Chile y Uruguay)

tienen niveles de desarrollo, de acuerdo a casi cualquier indicador que tomemos, muy distintos a las

de los países andinos como Bolivia, Ecuador y Venezuela. No es de

sorprender, por ende, que su grado de institucionalización

y maduración política sea también mayor. No es necesario entrar a detallar los considerables logros de Brasil bajo la presidencia de Lula, que han llevado al gigante sudamericano

a la primera línea de las naciones; los de Uruguay

bajo Tabaré Vásquez, un verdadero modelo de como

un país pequeño puede sortear enormes desafíos, pese a estar sujeto

a los impredecibles vaivenes económicos de dos vecinos gigantes; ni los de Chile, que desde

1990 ha tenido la tasa de crecimiento anual más alta de cualquier país fuera del Asia (algo rara vez mencionado en Chile) y que en el 2010 pasa a ser el primer país sudamericano en incorporarse a la OCDE.

Muy distinta es la situación de los países andinos. En esta subregión el Estado ha sido tradicionalmente débil. En un

7 Ignacio Walker, La democracia en América Latina: Entre la esperanza y la desesperanza. Santiago: Uqbar-CIEPLAN, 2009, pp.139-170.

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país como Perú, hasta los años cincuenta los impuestos eran recolectados por una empresa privada, y una de las razones por las cuales las FARC han logrado mantenerse por tanto tiempo en Colombia es porque hay vastas extensiones del territorio colombiano en las cuales el Estado Colombiano rara vez ha estado presente. Estos países han tenido grandes dificultades en insertarse en la economía global (con la excepción de su producto de exportación “estrella”, las drogas). Bolivia y Ecuador son los más pobres de la zona y los más afectados por esta incapacidad por adaptarse a la globalización, pese a su radical aplicación de las reformas económicas del Consenso de Washington en los noventa, lo que llevó a Ecuador al extremo de dolarizarse, con las predecibles consecuencias inflacionarias.

Todo esto gatilló una inestabilidad política casi crónica en la década previa al 2006, año de la llegada al poder de

Morales y Correa. Desde 1995 Ecuador ha tenido siete presidentes y Bolivia ocho. El “neo-populismo”, o, como algunos preferirían, los movimientos nacional-populares que los catapultan al gobierno, desplazando a los líderes y partidos tradicionales, no viene sino a ser una respuesta a esa crisis. El éxito que ambos presidentes han tenido desde entonces, en condiciones internas y externas complejas, ha respondido también al grado al cual sus gobiernos han desarrollado políticas incluyentes de los pueblos originarios, tradicionalmente excluidos del sistema político, y discriminados por la población blanca y mestiza.

El liderazgo ejercido por Hugo Chávez y la abundante disponibilidad de recursos materiales que ha canalizado hacia países aliados (como Ecuador y Bolivia) ha llevado

a los medios de comunicación a una identificación más o menos mecánica entre los gobiernos de los tres países, algo que no corresponde a la realidad.

En un mundo ideal, todos los países latinoamericanos serían “pequeñas Suizas” (que es como se ha descrito a Uruguay), tanto en materia de desarrollo económico como de institucionalización política (aunque una buena amiga mía, que vive en Ginebra, no cesa de insistirme que “Suiza es un error”). En la práctica, estamos lejos aún de llegar a la aburrida y predecible condición de las democracias avanzadas. En el camino al desarrollo, sin embargo, la década que termina, ha sido una de considerables avances, particularmente en Sudamérica (a diferencia de lo ocurrido en los Estados Unidos, en que Paul Krugman la ha calificado como “la década perdida”). Por razones obvias, estos avances han sido más lucidos en un país como Brasil, y el “modelo

social-demócrata”, fuertemente institucionalizado y basado en un sólido sistema de partidos (es revelador que Lula, a diferencia del presidente Alvaro Uribe de Colombia, se haya negado a auspiciar una reforma constitucional que hubiese permitido su segunda reelección, para lo cual habría contado con considerable apoyo), tiene mucho a su favor. Algo similar puede decirse de las experiencias del Frente Amplio en Uruguay y de la Concertación en Chile.

Sin embargo, ello no debe llevar a minimizar (ni mucho menos a demonizar) el significado de alternativas progresistas distintas, como son las seguidas por movimientos “neo-populistas” como los de Bolivia y Ecuador. Respondiendo a condiciones sociales, económicas y políticas muy diferentes a las de los países del Cono Sur, en el breve lapso de cuatro años, éstos han logrado

estabilizar el “juego de sillas musicales” en que se habían transformado las presidencias de esos países, generar nuevas cartas constitucionales acorde con las necesidades de este nuevo siglo ( cartas que fortalecen al ejecutivo y dan un reconocimiento mucho más explícito a los pueblos originarios y sus derechos) y afianzar el control nacional sobre sus valiosos recursos naturales, todo ello (sobre todo en el caso de Bolivia) con un buen desempeño económico.

¡Si esto es populismo, bienvenido sea!

Jorge Heine es Catedrático de Gobernanza Global en la Escuela Balsillie de Asuntos Internacionales en Waterloo, Ontario.

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“Si uno analiza las principales reformas de los últimos 10 años pueden tener una justificación importante desde el punto de vista de la ampliación red de protección social, pero creo que ninguna de ellas apuntó a una transformación sustantiva de la sociedad chilena”, dijo el senador Carlos Ominami en el contexto del seminario “Hacia la Convergencia del Progresismo y la Izquierda en Chile más allá de las Presidenciales”, organizado por las fundaciones Chile 21, Friedrich Ebert, el Instituto Igualdad y la Corporación Proyectamérica.En la ocasión, el también presidente honorario de la Fundación Chile 21, sostuvo que este hecho se ejemplifica en materia previsional y en la llamada reforma a la salud, que no alteró el funcionamiento del sistema. “No se ha alterado ninguno de los grandes núcleos del poder económico en este país”, enfatizó."Aquí se va a requerir un nuevo proyecto, que estimo debe ser claramente progresista, que busque lo que no se ha podido alterar. Un proyecto que busque una ampliación sustantiva de la democracia, recuperar el dinamismo perdido de la economía y establecer una distribución equitativa de los frutos del crecimiento. Son tres tareas gigantescas”, recalcó el parlamentario.El seminario, realizado en el Hotel Crown Plaza, fue inaugurado por Yesko Quiroga de la Fundación Ebert y Cecilia Valdés de Proyectamérica, y fue moderado por la presidenta Ejecutiva de Chile 21, María de los Angeles Fernández.En el encuentro, que abordó los desafíos políticos del progresismo, expusieron Enrique Correa, de

El diseñador chileno, Ignacio Gabriel Lledó Oteiza, fue el ganador del concurso “Creando una Imagen Progresista”, organizado por la Red de Fundaciones Progresistas del Cono Sur, destinado a crear el logotipo de dicha institución.La red, integrada por el Centro de Estudios Políticos y Sociales, CEPES, de Argentina; la Fundación Perseu Abramo de Brasil; la Fundación Liber Seregni de Uruguay; y la Fundación Chile 21, fue constituida hace tres años. El objetivo de la agrupación es desarrollar un diálogo sistemático en torno a los grandes desafíos que enfrentan los sectores progresistas para perfeccionar y profundizar la democracia, consolidar y acelerar el crecimiento, disminuir las enormes brechas en la distribución del ingreso que presenta la región y favorecer la inclusión y cohesión social.

La selección del ganador de la imagen de la red tuvo lugar en el contexto del seminario-taller “Política Externa de los Gobiernos Progresistas del Cono Sur”, realizado en la ciudad de San Pablo, Brasil, los días 29 y 30 de septiembre.

En la ocasión, el jurado, compuesto por representantes de los centros de pensamientos de la red, seleccionó el trabajo del chileno dentro de una treintena de postulantes, diseñadores y publicistas de Argentina, Brasil, Uruguay y Chile.En nuestro país la convocatoria se hizo a estudiantes y profesionales del sector, y a los jefes de carrera de las escuelas de diseño y publicidad de los institutos profesionales y universidades.Mayor información de la Red de Fundaciones Progresistas del Cono Sur en www.redprogresista.org

Debaten desafíos políticos del progresismoProyectamérica, el senador Guido Girardi de Chile 21; Pablo Ruiz-Tagle de Océanos Azules; Jaime Insunza de Cenda; Ricardo Solari, vicepresidente del Partido Socialista; y Yerko Ljubetic, ex ministro del Trabajo.

Premian al creador del logo de la Red de Fundaciones Progresistas del Cono Sur

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ENERO - FEBRERO

Fotografía

Instalación

ActividadLa Antigua China y el Ejército de Terracota en Centro Cultural Palacio La MonedaHasta el 30 de Abril de 2010. Lunes a Domingo 9:00 a 20:30 hrs.Esta notable muestra de 123 objetos de las dinastías Qin y Han, incluidos los famosos guerreros del Ejército de Terracota de 1,80 metros de estatura, permite fotografiarse con los trajes de la familia imperial; comprar objetos, adornos y vestuarios chinos que se venden en la tienda, así

como adquirir los catálogos y escuchar el relato del Primer Emperador de China, Qin Shihuang, encarnado por un actor.La Antigua China y el Ejército de Terracota da cuenta del notable desarrollo cultural de esta antigua civilización, desde la unificación del imperio, llevada a cabo por el primer emperador Qin Shi Huang, quien ordenó la construcción del famoso mausoleo y su ejército imperial, hasta su consolidación bajo la dinastía Han.La muestra es organizada por el Centro Cultural Palacio La Moneda en conjunto con Shaanxi Provincial Relics Bureau People s Republic of China y Shaanxi Cultural Heritage Promotion Center People s Republic of China.

Anne Chapman en el Centro de Extensión del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes / Testigo del fin de un mundoHasta el 18 de febrero 2010. Lunes a viernes de 10:00 a 19:00 hrs., sábados y domingos de 11:00 a 18:00 hrs.La exposición de la antropóloga franco-norteamericana Anne Chapman, registra su valiosa experiencia con los indígenas de Tierra del Fuego.La muestra, que pertenece al Centro Cultural Palacio de la Moneda, fue expuesta en sus instalaciones el año 2008. Cuenta con 56 fotografías de Anne Chapman y del antropólogo austriaco Martin Gusinde, además de otras captadas por Carlos Gallardo, el Padre Alberto María de Agostini, Lucas Bridges, Fernand Lahille, así como por misiones científicas en la zona y autores anónimos.Además, se exhibe el documental Los Onas: vida y muerte en Tierra del Fuego, con guión de Chapman y dirigido por la antropóloga argentina Ana María Montes. La muestra está ambientada con los cantos de la fallecida chamana Lola Kiepkja, registrados por la propia Chapman.

Gerhard Richter en el MAVI/ SinopsisHasta el 21 de febrero 2010. Martes a Domingo, 10:30 – 18:30 hrs.Hoy en día Gerhard Richter es, junto con Sigmar Polke y Georg Baselitz, uno de los tres artistas alemanes más conocidos a nivel mundial. La exposición Sinopsis, es organizada por el IFA (Institut für Auslandsbeziehungen (Instituto para las Relaciones con el Extranjero) junto al

Goethe-Institut Chile y el Museo de Artes Visuales, y curada por Götz Adriani y el mismo artista.A través de 27 obras bidimensionales se presentan todas las fases creativas de Richter, desde la pintura fotográfica de los sesenta, las pinturas abstractas de los años 80 y 90, además de los cibachromes de los 2000, conjunto que permite considerar esta muestra como una retrospectiva en síntesis.Acompaña la muestra, una película que narra el proceso creativo de una obra de Richter muy particular y que también da cuenta de su versatilidad como artista: un gran vitral en la catedral de Colonia.

Matilde Pérez Cerda en UTALCA/ Friso Cinético.Parque de Esculturas de la Universidad de Talca.Permanente.Una inmensa y pesada estructura de 70 metros de largo, compuesta por piezas geométricas de acero, ubicada en el costado del acceso sur del Campus Talca, de la artista nacional Matilde Pérez, precursora del arte geométrico y cinético en nuestro país y autora también del mural que se ubicó desde 1982 en la fachada del Centro Comercial “Apumanque” en Santiago.