revista de historia naval nº42. año 1993

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  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N42. Ao 1993

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    REVISTAHISTORI N V L

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    Ao XI Nm 42

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    - INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

    Ao XI 1993 Nm. 42

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJORECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, Jos Ignacio Gonzlez-Aller Hierro, contralmirante.Vicepresidentey Director: JosCervera Pery, coronel auditor. Periodista.Vocales: Secretariogeneral del Instituto de Historia y Cultura Naval, JuanAntonio Viscasillas Rodrguez-Toubes.Redaccin: LolaHigueras Rodrguez, Luisa Martn-Mers,Hugo ODonnell y Duque de Estrada, Isabel Hernndez Sanz,Paloma Moreno de Alborn.Administracin: OvidioGarca Ramos, comandante de Intendencia de la Armada,Cristina Snchez de Neyra Espuch.DIRECCIN Y ADMINISTRACIN:

    Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, 1.a plta.28071 Madrid (Espaa).IMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: tercer trimestre 1993.Precio del ejemplar suelto: 650 ptas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 ptas.Resto del mundo: 30 $ USA.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 098-93-009-2.Printed in Spain.CUBIERTA: Logotipo del Instituto dc Historia y Cultura Naval.

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    SUMARIOPgs.

    NOTA EDTORIAL . 5Santiago en las antiguas Armadas de Espaa, por Carlos Martnez-Valverde7La carta de Juan de la Cosa (II), por Ricardo Cerezo Martnez .... 21Santo Domingo y Espaa: Historia de una reincorporacin fallida, por Mara Dolores Merlin45Una coleccin de Historiografa Nutica del siglo xvi, por Maradel Pilar Cuesta61El regreso de la escuadra de los bajeles del mar del Sur, por AnaMara Garca-Junco del Pino71La Edad Media, los aos obscuros del poder naval, por F. Fernando de Bordej y Morencos89Documento111XIX Coloquio de Historia Militar en Estambul. Espaa tuvo a sucargo dos ponencias, por J. C. P117Las aulas del mar de Cartagena alcanzan su novena edicin119Noticas generales121Recensiones125

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    NOTA EDITORIALLa presencia otoal de la REVISTA enfatiza de nuevo su diversidad. Losestudios y trabajos en ella contenidos son la mejor prueba de la existencia deuna esencial preocupacin por .presentar un amplio espectro en la temtica

    histrico-naval. As la especial relevancia del ao jacobeo encuentra su acertado tratamiento en el documetado estudio del contralmirante Martnez-Valverde Santiago en las antiguas Armadas de Espaa. El capitn de navoCerezo nos ofrece la segunda entrega de su anlisis sobre La Carta de Juade la Cosa, y la doctora Mara Dolores Borrell, nos traslada al escenarioamericano con su interesante trabajo Santo Domingo y Espaa: historia deuna reincorporacin fallida.La historiografa nutica del siglo XVI de la que tanto hay an por decir,es el tema del estudio de la historiadora Mara Pilar Cuesta, y otra especialista, Ana Mara Garca-Junco del Pino ilustra las pginas de la REVISTA con suinvestigacin sobre El regreso de la escuadra de los bajeles del Mar del Sur.La tctica naval en la Historia tiene su espacio en la habitual crnica delcontralmirante Bordej, a la que acompaan los espacios tambin habitualesde las noticias generales entre las que pueden destacarse las reseas del Coloquio Internacional de Historia Militar de Estambul (en el que la REVISTA DEHISTORIA NAVAL estuvo presente), de las Aulas del Mar de Cartagena y de laXI Semana de Estudios del Mar celebrada recientemente en Almera.Un interesantsimo y poco conocido documento sobre la actuacin del tercer Mar que de Santa Cruz en el asalto y conquista de Burdeos, y las acostumbradas recensiones de los ltimos libros recibilos, culminan el presentenmero, que como todos deseamos sea del agrado de nuestros suscriptores yfavorecedores.

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    SANTIAGOENLASANTIGUASARMADASDE ESPAA(En este Ao Jacobeo y Santo)

    Carlos MARTNEZ-VALVERDE- Contralmirante

    Eleccin. Conduccin.AmparoEn este ao en que lo catlico de Espaa, que es mucho y bueno, muestra

    con mayor fuerza la devocin al Apstol y que tantos peregrinan a Compostela, parece oportuno recordar en el medio navaly a quien leyereesa devocin de los marinos de Espaa, combatientes en la mar, especialmente en lostiempos en que por la grandeza de nuestra Patria en general, entonces merecieron ser llamados Siglos de Oro. En esta devocin que es mpetu, ennuestras Armadas como en nuestros Ejrcitos, hay un proceso de crecimiento...; despus habr un declive, un difuminarse por accin de diferentes causas que tratar de esbozar al menos.Los espaoles escogen a su Apstol, titulndole de modo peculiar: elSeor Santiago, como capitn celestial en sus luchas contra moros, losinfieles. Lo ser seguidamente en toda clase de combates contra gentes deotras naciones, a veces no catlicas. Tambin ser el capitn en la lucha contra los indios, en Amrica, en las forzadas contiendas que all, como en laslejanas islas del Pacfico, tendrn lugar.Ao 1993

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    CARLOS MARTNEZ-VALVERDEEn la Edad Media

    Citemos, en lugar primero, y de honor, a la pequea escuadra del compostelano obispo Gelmrez, armada eminentemente santiaguista.Los espaoles se obstinan en representarse a Santiago a caballo, portandoun guin con cruz y blandiendo fulgurante espada (1). El Cid Campeador,cuando est en gran peligro, dice que si de mortales feridas fincare muertole fagan la huesa junto al altar de Santiago, dice: Amparo de lides nuesas.... Desde la batalla de Clavijo (o desde alguna otra cercana en el tiempoy en el espacio; hay dudas), Santiago se ha manifestado como indiscutiblecapitn. Se le invoca y acude a la batalla, y eso lo hacen los nuestros, tanto enlo campal como en lo marino. Realmente, salvo casos excepcionales, los quecombaten en tierra lo hacen tambin en la mar, y al contrario. Tenemos unejemplo con la Orden de Santa Mara de Espaa fundada en Cartagena,para fecho de Mar. Acaba la Orden en Moclin, en Granada, cabalgando susCaballeros con los de la Orden de Santiago (1280). Caen en una celada de losmoros y mueren muchos: los que quedan de la Orden constituida para fechode Mar pasan a la Orden de Santiago, y muerto el maestre de ella es nombrado como tal el de Santa Mara, Pedro Nez.En los combates navales medievales luchan los Caballeros, pero no hayconstancia de embarque de la Orden de Santiago corno tal yen esa poca losCaballeros de la Orden, en tierra, con su mesnada de peones se baten formando cuerpo, podramos decir. Al embarcar los Caballeros en general,stos tienen las mismas inquietudes y devociones en los barcos que montadosa caballo en tierra. Hay constancia del embarco de Alfonso XI de Castillacuando la campaa del Estrecho y toma de Algeciras, y hasta del embarco deCaballeros ingleses, que concurran como si de cruzada se tratase. Si sentana Santiago como caudillo en tierra, tambin lo sentiran en la mar. Y losextranjeros tambin, ya que tenan muchos el deseo de peregrinar a Compostela. Ello supona una inquietud europea.

    Y la ensea del Apstol (a caballo, sobre fondo carmes), segua muy decerca al pendn real, y al de la Cruzada, en cualquier manifestacin de victoria, y as hasta la llegada de los reyes de la Casa de Austria.Cuando la Casa de Austria

    El fervor jacobeo veremos que entonces se manifiesta an ms en las banderas de los capitanes generales de la mar. Sin haber una marcada divisoria,hay muchos que a la mar dedican especialmente sus esfuerzos. Los Caballeros(1) En el Romancero del Cid, manifestacin de sentir popular, aparece un obispo, Astiano, que viene de Oriente en peregrinacin. Le extraa eso de que el Apstol Santiago sea capitn que entra en las grandes lides armado yen un caballo; dice que es pescador... Se duerme.S le aparece l Apstol y le dice ser Caballero de Cristo y ayudador de cristianos: Trado lefte un caballo; / Blanco era y muy hemoso, / Santiago le ha cabalgado / Guarnido de todasarmas, / Limpias, blancas, relumbrando.... Va a ayudar al rey Fernando que sitia a Coimbra.

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAA

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    CARLOS MARTNEZ-VALVERDEde Santiago ya no se presentan en las lides formando cuerpo, pero s sueltosy los hay muchos y muy importantes. Uno es don Luis de Requesens (de laCasa de Cardona); de ella, hay otros. Requesens ese consejero naval deDon Juan de Austria en as campaas de Lepanto. Es comendador de Castillaen la Orden de Santiago. Santiaguistas son tambin os Bazn. Habr varios.El primero, marino, don A varo (e Viejo), consigue la victoria sobre losfranceses, corsarios reunidos en fuerza, cerca de a ra de Muros; precisamente un 25 de julio, el de 1543. En el combate recibe el bautismo de fuegodon lvaro (el Mozo), el que uego ser primer Marqus de Santa Cruz.Parte del botn es enviado a Compostela desde La Corua. El joven donAlvaro estaba ofrecido a la Orden y Apstol desde los dos aos. A la sazntena diecisis; era un fervoroso Caballero santiaguista.En la batalla de Lepanto se baten cerca d don Juan muchos Caballeros deSantiago. En las enseas, sin embargo, aparecen ms que Santiago, el Cristoy a Santsima Virgen. Entre los barcos hay a guna galera con el nombre delApstol Santiago; ms no hay tantas como pudiera pensarse.En a expedicin para conquista de las Azores, s aparece la ensea deSantiago, segn se refleja de fresco que decora en el Escorial la Sala de lasBatal as (2). Don Alvaro en el desembarco del ao siguiente que hace en aisla Tercera, en la pequea cala de as Molas; puesto de rodil as enardece a sushombres lanzando las voces de Santiago y Espaa Tanto esta operacin deguerra como la del ao anterior, la victoria naval es el 26 de julio; sus pro egmenos, sus preparativos han tenido lugar en das del Apstol Santiago; lassalvas ha sido augurios de victoria.Y hay un buen manojo de los Bazn, todos fervorosos santiaguistas, quecosechan laureles inmarcesibles, avanzando triunfantes en la historia naval.Otro grupo lo componen los Oquendo (se entremezclan pocas): donMiguel combati, a las rdenes del primer Marqus de Santa Cruz en las Azores. Es despus un magnfico general en la Jornada de Inglaterra. Le sigue suhijo don Antonio, que vence a Hans Pater, el almirante holands en el combate de los Abrojos. Su capitana, el Santiago, se libra de perecer por el remolque que le da otro buque, cuando iba a volar la capitana de Holanda con laque estaba aferrado... Ser despus vencido, el de Oquendo, despus dehaber pasado socorro a Flandes, luego de recibir su capitana ms de 1.700balazos en su casco (en las Dunas).Con don Antonio de Oquendo llega a su paroxismo el santiaguismo de losgenerales de la mar en Espaa: su estandarte con la imagen del Apstol; elnombre de su capitana, Santiago; el llevar sta pintada a popa, tambin, laimagen ecuestre del celestial capitn de los espaoles (3).

    (2) Aparece la bandera con el Apstol Santiago en la pintura relativa a la victoria navalsobre la isla de San Miguel (1582). Por el otro lado debe llevar las Armas Reales, pues as constaen la relacin que hace don Alvaro en que dice los trofeos de guerra (de los propios). Se refierea esa bandera con el Apstol que se arbol en la popa del galen capitana, el San Martn.(3) Tambin llega con don Antonio de Oquendo a su clmax el combate al abordaje entrebuques que ya montan muchos caones. Y su tctica es brillante, heroica, pero poco efectiva:10 42

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAAHay otro clan de generales de la mar que merecen lau

    reles y ser bien recordados,tambin santiaguistas: LosToledo, Marqueses de Villa-franca. Uno (volvemos a tenerque entremezclar la cronologa) es don Garca. Fue subordinado de Doria, en tiemposdel Emperador, y fue jefe dedon Alvaro de Bazn. Su hijodon Fadrique fue tambin unmagnifico general. Es el queinmortaliz Castelo en su cuadro de la recuperacin de la islade San Cristbal. Combativictoriosamente en el Atlnticoy en el Mediterrneo. Est tambin otro don Fadrique, hijopstumo del antenor, igualmente capitn general de la mary Caballero de Santiago.Tenemos otro ejemplo deestandarte con la imagen delApstol Santiago en los cuadros de Juan de la Corte, donderepresenta el socorro que se dioa la isla de San Martn en elBrasil por la escuadra de donLope de Hoces (1635): en laparte central del estandarteun Cristo, a un lado la Virgen yal otro la imagen ecuestre delrsolver la accin por choque de navescapitanas antagnicas; poca maniobracon las dems; algunas quedan sincombatir. El combate moderno, de lapoca, claro est, no se basa en la luchacuerpo a cuerpo de los tripulantes delos buques enemigos, aunque an semantenga como ltimo recurso el abordaje. Gusta todo esto a los entusiastasdel Hijo del Trueno? Va a ir palideciendo su estrella en lo que a conduccin de combatientes se refiere. Se dejade invocar a Santiago.

    Don Fadrique de Toledo, capitn general de laArmada del Ocano, de la Orden de Santiago.(Del cuadro de la recuperacin de la isla de SanCristbal. Cuadro de Castelo. Museo del Prado).

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    CARLOS MARTNEZ-VALVERDESeor Santiago. El socorro era dirigido a Pernambuco. Una accin contra losholandeses, de gran mrito por parte de los nuestros. Don Lope de Hoceshabr de morir heroicamente en las Dunas.En lo que a galeras se refiere, no podemos dejar de citar a un Caballero deSantiago, de elevada estirpe y gran pericia, el Duque de Alburquerque, donFrancisco Fernndez de la Cueva, capitn general de las galeras de Espaa.Con seis de ellas (una era de Npoles) bati y rindi a cuatro navos franceses,fuerza muy superior a la suya (4).Y otro exponente de santiaguismo en galeras lo tenemos en el tapiz que seconserva en el Museo Naval, en su sala principal, como presidiendo aquelmbito. No es talmente un estandarte, pero s est pintado como lo fue el degaleras cuando las mandaba don Alonso de los Ros (Gutirrez de los Ros),el que fue el primer conde de Fernn Nez. Mand hacer el tapiz, forrandouna vela de una galera turca tomada en Lepanto. Aparte de un gran Cristo yuna Pursima del estilo de las de Murillo, y escudos, tiene una hermosa imagen del Apstol Santiago matando no moros, sino turcos (se nota en la vestimenta). La vela en cuestin le cupo en el reparto del botn a un antepasadode don Alonso... Descendientes de l fueron generales de galeras y con ellosnos introducimos en el siglo siguiente, el de las Luces. En su ambiente nova a encontrarse en l el antiguo fervor jacobeo guerrero de los Bazn, de losOquendo y de los Toledo. Yano se va a invocar a Santiago para lanzarse alcombate.En el sigloXVIII y en el xix

    Las banderas sern blancas, color de la Casa de Borbn y los escudossern los del rey, completos o resumidos (solamente castillos y leones), segnel caso... Se estudia, se investiga, se combate en la mar principalmente alcan. Los hombres ms mueren por bala, algo menos por metralla y muchoms por astillazos producidos por los proyectiles de can. No est desechadoel combate al abordaje, pero ya no son los Lempos de Santiago y a ellos1.Se grita Viva el Rey , alguna vez Viva Espaa . (Viva el rey es el grito,tambin, que se usa en los saludos a la voz). Pero se tiene en mucho ser Caballero de la Orden de Santiago. Y en las Ordenanzas de 1748se prev que Santiago puede ser patrn de alguna expedicin de guerra. Se especifica el saludoal can para los casos en que su sagrada imagen embarque. Tambin, naturalmente, la triple salva para los das del Santo Patrn de Espaa. En 1789,por real decreto se sealan encomiendas de las rdenes Militares para premio y estmulo, en proporcin a las que obtienen los Cuepos y Clases del Ejrcito. La Orden de Santiago es una de tantas, si bien en posicin preeminente. De ella hay diez encomiendas dedicadas a la Armada, pero hay otras diez

    (4) El Duque de Alburquerque haba sido soldado

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAAde la Orden de Calatrava, y hay cinco de la Orden de Alcntara y una tan slode la de Montesa (5). Y sigue siendo la Orden de Santiago una de tantascuando en las Ordenanzas de 1793se estipula que los oficiales que lleven ochoaos de servicio (sin mcula, se entiende) pueden pedir por instancia que elrey les conceda cruzarse en alguna de las Ordenes de.Santiago, Calatrava,Alcntara y Montesa. Un Caballero de Santiago, Mazarredo, es el directory principal redactor de las Ordenanzas del 93 y su principal ayudante es otroCaballero de Santiago: Escao. Naturalmente, no fueron elegidos por ello, niel santiaguismo influy, pero se cita para mostrar los oficiales conspicuosde los de Marina, que vestan el hbito de Santiago.A lo largo del siglo xviii vemos que Caballeros de la Orden ocupan primeros puestos: tenemos a don Jos Patio, como ministro, el primer intendentegeneral, el que forma en verdad la Armada de Felipe V. Tambin a don Josdel Campillo. Tenemos como directores generales de la Armada a otrosCaballeros de Santiago, tales son el Conde de Bena Masenaro;el Marqus deCasa Tilly; a don Antonio de Ulloa, tambin sabio eminente, y a don Jos deMazarredo, ya citado, que descollaba en todas las artes de la profesin naval.Entre los capitanes generales de la Armada tenemos algunos de los nombrados: a Del Campillo y al de Casa Tilly; pero tambin a don Jos Solano, Marqus del Socorro,, por su mrito en el del ejrcito en Pensacola (6).Yen siglo siguiente a Alava, el segundo jefe en Trafalgar y de brillante historial, en el que predomina la accin, ocupar puestos preeminentes en el almirantazgo y capitanas generales. Fue director general de la Armada. Tambina Escao, de enorme inteligencia y valor, que fue ministro de Marina y des-pus uno de los regentes del Reino. Se haba distinguido siempre este Caballero de Santiago. Fue mayor general de Gravina en Trafalgar. Don FedericoGravina tambin era Caballero santiaguista. Y lo eran otros hroes de aquellabatalla, tal lo fue uno de los ms destacados don Francisco Alsedo Bustamante. Los Caballeros de Santiago se batieron siempre de modo distinguido,luciendo en su pecho la venera de la Orden como est prevenido. Noblezaobliga... Y en la guerra de la Indepenencia se destaca otro santiaguista, donDiego de Alvear, en la defensa de la Isla de Len, atacada por los franceses.

    (5) Las encomiendas de la Orden de Santiago dedicadas a Marina fueron: Aguilarejo,Carrizosa, Estremera y Valdelarete, Mayor de Montalbn, Ocaa, Orcheta, Palomas, Villafranca, Villoria y Usagre. En la relacin se especifica lo que produce, en reales de velln. La quems, la de Usagre: 13.921reales y laque menos, la de Aguilarejo, 4.009.(6) Muchosms nombres mereceran ser citados, pero supondra un gran alargamiento deeste trabajo. Nombraremos a algunos: Gonzlez Castejn (fue ministro de Marina), Whithuysen, Rosendo Porlier, Bustamante Guerra, Pareja Serrano, Pardo de Grandallana, Marqus deCasa Rojas, Mourelle, Gutirrez de Rubalcaba. De estos tiempos podran nombrarse ms; perdnense las involuntarias omisiones. Tambin quedaron en el tintero algunos de tiempos msantiguos: Leiva, Daz Pimienta, Laya. Abundaron, en verdad, en las Armadas los Caballerosde Santiago.Debemos hace constar que hubo marinos ilustres pertenecientes a otras rdenes Militaresespaolas y a la de Malta, muy marinera sta en su ndole. Una de las ms importantes figurasde la Real Armada es el bailo don Antonio Valds. Gobern la Marina durante mucho tiempo.Ao 1993

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    El almirante dn CrisbalC1nde Carvajal, Duque de Veragua, Adelantado Mayor de lasIndias; caballero del Hbito de Santiago. Por lo que era y cmo lo era, fue elegido como objetivo por enemigos de Espaa. As muri por la Patria.

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAADe l deca el general Castaos que tena ms fama que Pizarro en Lima.Merecerian ser citados otros de menos nombrada, pero de mucho mrito.Las Cortes de Cadiz dan un frenazo a las cosas de la nobleza tradicional;una fue la supresin de las pruebas para sentar plaza de guardiamarina. Tenaque sufrir tambin lo que podemos llamar idea santiaguista. Todo ello tuvoque repercutir en el nimo de los oficiales de Marina. El hecho es que, revisando los retratos qe se conservan, cada vez se van viendo menos generalesde Marina con la Cruz de Santiago. Los tiempos cambiaban; haba otrasinquietudes, la existencia de otras recompensas, algunas muy valiosas: Toisn de Oro (ya ms antigua), lo mismo la Orden de Carlos III. Otras msmodernas: la valiossima Laureada de San Fernando (creada por las Cortes);la Diadema Real, de Marina... Y la Repblica de 1873 disolvi las cuatrordenes Militares espaolas. En 1875, restaurada la monarqua, igualmentese restablecen. En fin, vaivenes que nada, favorecieron la inquietud santiaguista de los oficiales de Marina... Y llegamos al presente siglo. En la devocin jacobea habr algn resurgimiento.Tiempos modernos

    Vemos al rey Alfonso XIII luciendo sobre su uniforme de capitn.generalde la Armada la venera de las rdenes de Caballera espaolas. En el conjunto de cruces se da prioridad a la de Santiago, que es la central ms alta delrumbo que forman todas (7). Parece la real figura a modo de una llamada, unrecordatorio al antiguo fervor militar-religioso, mas ello no produce granreaccin positiva en tal aspecto; el nmero de oficiales de Marina santiaguistas es pequeo (pasa lo mismo con las otras rdenes). Las probanzas son exigentes, s, pero habra muchos que las superaran. Es ms bien que no sepiensa en ello, se est lejos de la inquietud por tener el hbit de una Orden,que an perduraba en el siglo XVIII.La Repblica de 1931suprime las rdenes Militares en un principio, msposteriormente les da un carcter legal. El Movimiento Nacional de 1936,celoso por hacer reverdecer las glorias tradicionales, las reaviva junto con elrestablecimiento del Patronzgo de Espaa del (

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    CARLOS MARTNEZ-VALVERDEnes), el can qued como cosa de corto alcance (aunque los haya cnmucho, con proyectil ayudado). Lo normal es no ver al enemigo: sentirlo s,y localizarlo a travs de sensores. Es un clima ciertamente poco a propsitopara echar el Santiago y lanzarse a la lucha. As son las cosas Mas podemos tener fervor jacobeo, y lo tenemos, al modo moderno.El Ejrcito de Tierra, cuando estableci su emblema actual, tuvo muy encuenta a Santiago y puso como ncleo central su cruz con su ms pura formade espada; lo que en realidad es. La Caballera fue la que conserv comopatrn genuino a Santiago y mantiene lo que ellos llaman Espritu Jinete,pese al progreso de los medios de accin; al cambio de los caballos por vehculos y carros de combate. Tuve la ocasin de asistir con el entonces capitn denavo Melndez; ste representando al almirante de la Flota, a una peregrinacin a Compostela de ese Arma que tanto conserva la tradicin. Acto hermosoTambin la Armada la conserva. Ha habido muchas peregrinacionesdesde El Ferrol y desde otros Departamentos, algunas por mar. Tom parteen una y, a fe, que fue de emocin intensa. Era con alumnos de la MiliciaNaval Universitaria y de la Reserva Naval y ponan bien su alma. en lo quehacan. Respondan con entusiasmo a toda noble llamada que se les haca (9).La Armada, en esos aos, acudi a Santiago dentro del contexto nacionalcristiano predominante entonces. Y lo hizo con devocin, con entrega. Reavivando antiguos tiempos.Santiago y Espaa, hoy

    Hoy se centra la devocin a Santiago de distinta manera que cuando sunombre, unido al de Espaa, era el grito de guerra de los espaoles. Nuestrosantepasados pensaran de distinto modo a cmo se piensa ahora en algunosaspectos, pero hemos de sentir por ellos respeto, amor y reconocimiento porsu descomunal esfuerzo para formar la nacin espaola venciendo tantasadversidades. Hoy se mira a Santiago como santo peregrino; realmente no espropio, pues a l, en verdad, se peregrina; valga, sin embargo, su atuendo,porque as vestido se une espiritualmente a los que hacia su sepulcro caminan.Pescador transformado en peregrino es, sin que por ello se deje de tenerle porprotector, por valedor. Parece como si se hubiese salido con la suya el obispoAstiano, el que en Romancero del Cid disenta de la idea de Santiago Caballero. Ahora es santo de a pie, pescador de hombres y que lo fue con xito al conquistar a los espaoles, que le aclamaron su capitn en la gran contiendaemprendida para expulsar a los infieles de su territorio. Sigue siendo ayudador de cristianos, mas no a caballo.

    (9) Dos minadores. Cuando se estuvo en lo que podemos llamar aguas jacobeas, secanto varias veces el himno al Apstol. El cambiar el orden en la lnea de fila, a la seal hacaposible cantar a una con los hombres de uno y otro buque. Un alumno en uno de ellos sacuna trompeta y daba el tono arrastrando a todos.16 42

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAAAhora los espaoles del presente van a Compostela ao tras ao. Cadacinco de ellos con una mayor riada; muita longada de gente, al ser declarado santo; uno de ellos es el ste en que vivimos. Los marinos se incorporana las peregrinaciones nacionales generales o hacen, los que quieren, su pere

    grinacin particular; y son muchos los que van a Compostela. El rey hace unaofrenda en nombre de todos, l o el representante que designa. El postrarsela nacin ante el Seor Santiago es tambin una peticin de ayuda para losembates de la vida moderna. Sigue, pues, un Santiago y Espaa , aimquede distinto estilo al que lanzaban nuestros capitanes de antao.Estas lneas son a modo de una peregrinacin in mente; las termino conla palabra de salutacin de los antiguos: ULTREYA .

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    CARLOS MARTNEZ VALVERDE

    APNDICE iSobre el Apstol Santiago

    Santiago, uno de los hijos del Cebedeo, era marinero y pescador, si biensu mar fuese el no muy grande de Tiberiades. Dej las redes de cordelerapara cambiarlas por las sobrenaturales, tejidas por el Espritu Santo, paradedicarse a la milagrosa pesca de hombres, segn les haba dicho a todosNuestro Seor Jesucristo. Le toc, en el reparto de tierras a evangelizar lalejana Hispania, como era llamada nuestra pennsula por los romanos; Tierrabrava.Y a ella lleg por mar. En Cartagena hay un pequeo monumento, en elbarrio de Santa Luca, en el sitio donde la piadosa tradicin ubica el desembarco.Se adentr en las tierras; trabaj de firme y convirti a gran cantidadde los que andando los tiempos seran los espaoles, que tanto habran deamarle.Volvi a Palestina a cierto concilio y all sufri martirio: fue degollado pororden de Herodes Agripa (10). Y sigue la piadosa leyenda: fue trado aEspaa su cuerpo, muy milagrosamente, en una barca de piedra tripulada poralgunos de sus discpulos. Llegaron a Iria Flavia, esto es, al Padrn de hoy enda, yen una carreta tirada por toros bravos, que se amansaron , fue llevadoa un terreno del gobierno de la misteriosa reina Lupa. All fue enterrado y asqued todo hasta que, pasados muchos aos, empez a brillar insistentemente sobre el lugar una desconocida estrella. El campo se llam de la Estrella, y de ah Compostela. Se construy una pequea iglesia, que fue agrandndose poco a poco. Tom cuerpo una fortsima devocin a Santiago yempezaron las peregrinaciones. S; pero los espaoles, enamorados del modode ser de su nuevo patrn Bonaerges, el Hijo del Trueno, le tomaron comocapitn para sus batallas. Corra la lucha por la reconquista y el Seor Santiago, que haba trado aqu la fe de Cristo, era el ms a propsito capitnpara conducirles a la victoria. Idealmente, le montaron en un caballo blanco(el nico que existe todo blanco). Esa sobrenatural cabalgadura era adecuadaal caso: poda cabalgar por los cielos, sobre la tierra y tambin sobre el mar.Los reyes y los capitanes pidieron su ayuda y, ellos y todos sus hombres,vieron delante de ellos a Santiago en los combates. Su invocacin fue el gritode guerra: la seal para acometer. Muy grficamente lleg a decirse: Echarel Santiago. No disminua la expresin el respeto, pero es como si de unpoderoso proyectil se tratase. Se le echaba, se le disparaba a los enemigos.

    (10) En el sitio est una iglesia .e Armenios No Unidos. El lugar del martirio estbajo unaltar marcado por un crculo de latn. Los Reyes de Espaa, en varias ocasiones, ayudaron alsostenimiento del templo, yen los muros se ven escudos de nuestros monarcas.18 42

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    SANTIAGO EN LAS ANTIGUAS ARMADAS DE ESPAAUna vez hecho esto, los nervudos brazos y las armas hacan el resto; pero ya,de qu maneral Marqus de Lozoya define el fenmeno como una clase de cultura. Cultura guerrera podramos decir. Cultura religiosa, de costumbres y de guerra,podramos completar.

    APNDICE uSobre buques que en las Armadas del Rey de Espaa llevaron el nombrede Santiago1502.Una carabela de Palos, en el cuarto viaje de Coln.1513.Una carabela forma parte de la expedicin de Ponce de Len.1520.Una de las naos de Magallanes. Naufraga en el Ro de Santa Cruz.1525.Un patache de la expedicin Loaysa. -1527.Una de las naves deja expedicin de Alvaro de Saavedra.1536.Una nave de las de Pizarro y Almagro (llega hasta Chile).1542.La capitana de Lpez de Villalobos en su expedicin a las islas de

    Poniente.1571.En Lepanto hay una galera en el cuerno izquierdo (de Npoles).1582.Hay una nao con este nombre en la expedicin al Ro de la Plata.1582.Hay un galen de la escuadra de Bazn en las expediciones contra lasAzores.1583.Hay una zabra de Castro y.una carabela (portuguesa). Desembarco.1. Tercera.1584.Naufraga una galera Santiago en la costa de Santo Domingo.1588.En la Jornada de Inglaterra hay un galen (portugus) llamado Santiago.1588.En la misma expedicin hay, en la escuadra de Castilla, otro galen,Santiago el Mayor.1588.En la misma hay un galen llamado San Felipe y Santiago.1588.En la misma hay en la escuadra de Recalde una nao Santiago.1588.En la misma expedicin hay una urca (alemana) llamada, igualmente, Santiago.1596.Cuando el saqueo de Cdiz es hundido el galen San Felipe y Santiago.1596.En el mismo ataque se hunde otro galen Santiago, de Pedro Lins.1596.En el mismo es hundido el Santiago de la Tercera.1625.Se pierde una galera Santiago en la barra de la Mmora.1627.Hay un galen Santiago en la escuadra de don Fadrique de Toledo.1631.La capitana de Oquendo, en el combate de los Abrojos, se llamaSantiago.Ao 1993

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    CARLOS MARTNEZ VALVERDE1647.En la Sonda de Campeche naufraga un galen Santiago.1658.Naufraga otro del mismo nombre en Costa Firme.1660.Naufraga otro de la Guarda de la Carrera de Indias en la costa deHonduras.1676.Hay un navo Santiago en la escuadra de la batalla de Agosta.1681.Naufraga un galen Santiago a la salida de Cartagena de Indias.1717.Hay noticia de haber una fragata llamada Santiago.1720.Lo mismo, hay una balandra Santiago.1732.Hay un navo Santiago en la escuadra del general Cornejo (expedicin a Orn).1755.Hay una fragata de ese nombre, mandada por el teniente de navo

    don Bruno Hezeta.1773.Hay noticia de que hay un navo Santiago (alias Nueva Galicia).1779.Lo mismo de habr un bergantn Santiago.1779.Hay una corbeta Santiago entre los barcos de De la Bodega y Quatra.1786.Hay noticia de una balandra llamada Saniwgo (Ti). -BIBLIOGRAFA

    FERNNDEZ DURo, Cesreo: La Armada Espaola desde la unin de los Reinos deCastilla y Aragn.PADRE MARIANA:Historia General de Espaa.Romancero del Cid. Conjunto de Annimos.MARQUSDE LOZOYA: Santiago, Patrn de Espaa.FERNNDEZDURO, Cesreo: Disquisiciones Nuticas. Tomo III.FERNNDEZDURO, Cesreo: Naufragios de la Armada Espaola.DE LA GUARDIA, Ricardo: Datos para un Cronicn de la Marina Militar de Espaa.LANDN, Amancio,y otros: Descubrimientos espaoles en el mar del Sur.VIGNAU, Vicente, y R. UHAGN,Francisco: Indice de las Pruebas de los Caballerosque han vestido el hbito de Santiago.

    FERNNDEZ GAYTN,Jos: Banderas de la Marina de Espaa.MANERA, Enrique, y otros: El buque en laArmada espaola.OYARZBAL, 1.: Listas de buques de la Armada espaola.PULIDO, Alfonso, y ODONNELL,Hugo: El Museo Naval a travs de sus colecciones,y revisin de cuadros-retrato del mismo.FERNNDEZDURO, Cesreo: La conquistade lasAzores (listas de buques).CASADO SOTO, Jos Luis: Los barcos espaoles del siglo xviyla GranArmada de 1588.MARTNEZ-VALVERDE,Carlos: GloriosasEfemrides de laMarina de Guerra Espaola.(11) Yse van concluyendo los barcos con el nombre de Santiago.S hubo, pasado eltiempo (ya en el siglo xix), un escampavia as llamado, poca cosaEn verdad, no hubo muchos barcos que se llamasen Santiagopara el largo espacio de tiempoque hemos considerado. Parece como si los que ponan el nombre a los barcos, constructores ygente de mar, no tenan tanto entusiasmo jacobeo como los que mandaban en verdad los barcosen el combate y lanzaban a su gente a la pelea, entre ellos capitanes de mar, pilotos y marineros;todos electrizados por el grito de guerra de Santiago y Espaa . As, por lo menos hastaadentrarse el siglo XVIII. Las galeras conservaron mucho del antiguo estilo, pero no todo. Fuequedando lejos el grito y la ensea con la imagen del Apstol Santiago.

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    LA CARTA DE JUAN DELA COSA (II)Ricardo CEREZO MARTNEZCapitn de navo

    Consideraciones previas al trazado de la cartaLos descubrimientos realizados en los dos primeros viajes convencieron aColn que era cierta su hiptesis de encontrar tierras asiticas, navegandorumbo al Oste, a una distancia mucho menor que las vaticinadas por Tosca

    nelli y los componentes de las juntas de matemticos portugueses, las deAlcal de Henares y Salamanca. Las 1.100 leguas navegadas entre lisladeHierro y Guhanan y las 820 leguas en cifras aproximadas aqullas y stasque surcaron las 17 naves que componan la flota del segundo viaje entre laGomera y Dominica, parecan confirmarla. Haba alcanzado la isla deCipango y puesto el pie en la tierra firme de Cathay, en la pennsula de Cubaque, conforme con los conocimientos geogrficos que en 1492 se tenan deleste de Asia, la situaban frente a Cipango, es decir, la isla La Espaola.La mayor distancia que indicaban los mapas de la poca, entre Cipango yCathay, en relacin con la proximidad real que exista entre ambas, no contradeca su teora, toda vez que no slo esa distancia, sino las distancias queseparaban las costas de Asia de las de Europa que figuraban en esos mapas los de Martellus Germanus o el globo de Behaim, por ejemplo eran frutode la conjetura y nadie ms que l las haba comprobdo en sus viajes.La noticia del descubrimiento en 1497 de un largo tramo de costa reconoc?do por Caboto, al norte de Cuba y de La Espaola, pertenecientes al GranKhan, segn le comunic por carta y mapa adjunto su descubridor y amigo,el mercader ingls John Day (1), debi recibirla Coln antes de emprender sutercer viaje, el 30 de mayo de 1498, puesto que Day la escribi en el otoo-invierno del ao anterior. No sabemos el efecto que esta noticia caus en lasideas geogrficas del Almirante, en particular por la discordancia de la orientacin este-oeste de la costa descubierta por Caboto con la imagen geogrficade aquella regin septentrional de Asia. Pero cuando descubri la tierra deParia, que crey ser una isla grandsima por la que discurra un caudaloso roel Orinoco, que pareca proceder del Paraso Terrenal, no pudo menosque imaginar que aqul era otro mundo (2). No porque creyera que esa tierrano perteneca a Asia, sino por razn del desconocimiento real que se tena en

    (1) Carta transcrita por Juan Gil y Consuelo Varela en Cartas de Particulares a Coln yrelaciones coetneas,pgs. 266-269.(2) Martn Fernndez de Navarrete, Coleccin de los viajes, tomo 1: La historia del viajeque el Almirante don Cristbal Coln hizo la tercera vez que vino a las Indias..., pg. 386; edicin de Buenos Aires, 1945.Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZEuropa del este asitico. La idea de que su nuevo hallazgo era una isla le lleva imaginar que al Oeste deba existir un acceso al mar Indico y pens entoncesdespachar a su hermano Bartolom con unos navos a reconocer la costa aponiente de Paria, pero no pudo hacerlo porque antes fue desposedo de lagobernacin de las Indias y enviado por Bobadilla a Espaa junto con sus hermanos Bartolom y Diego.Cuando el rey Fernando decidi suprimir el monopolio de los viajes dedescubrimiento concedido a Coln y dar licencias a capitanes y navegantescastellanos de probrada experiencia, en el primer viaje, al mando de Hojeda, Vespucio y Juan de la Cosa quedaron convencidos de que haban reconocido costas asiticas. Lo mismo pensaban los navegantes que les siguieron,Nio, Cristbal Guerra, Pinzn, Lepe y Vlez de Mendoza, y lo reafirm elpropio Coln, en su cuarto y ltimo viaje, al igual que en 1508 lo creyeronSols y Pinzn cuando reconocieron la costa de tierra firme del oeste de Cuba,que prolongaba hacia el norte la bojeada por Coln. Es ms, las instruccionesque el rey Catlico dio a Juan Daz de Sols, en 1515, le ordenaban navegarpor el sur de la que se crea ser pennsula del sudeste asitico, remontarlahasta alcanzar las espaldas de Castilla del Oro Panam y explorar milsetecientas leguas de costa, hasta el Sinus Magnus de Ptolomeo, donde estabael cabo de Cattigara, en la regin de Ciguar, a diez jornadas de la desembocadura del Ganges, como escribi Coln a los reyes en la relacin de su cuartoviaje.Se ha de tener muy en cuenta, pues, que las ideas geogrficas de Juan dela Cosa, cuando elaboraba su carta de 1500, eran que estaba pintando islas ycostas del este de Asia, en posicin y figura muy distintas de las que se supona, pero del este asitico. La identificacin de esas islas y costas como pertenecientes a otro continente era una idea que no se afirm en las mentes decosmgrafos y navegantes hasta muchos aos despus. El mismo Waldseemller, que en su carta mapamundi de 1507 denomin Amrica a la reginbrasilea descubierta por Vespucio en 1501, rectific su opinin cuandoColn, en su cuarto viaje, comprob la continuidad de la costa de tierra firmey en las cartas que aqul elabor en 1513 y en 1516 esta ltima denominadaCarta Marina no escribi ese nombre y titul la parte norte de las Indiasoccidentales Terra de Cuba. Asie Partis. Y Vespucio, que acu el trmino deNuevo Mundo en una de sus clebres cartas a Lorenzo di Pier Francesco deMedici, no volvi a utilizar ese apelativo en el resto de sus das.Tambin conviene destacar que la composicin de la carta arrumbada de Juan de la Cosa difiere de las composiciones de las cartas anterioresde Cristbal Coln, una de las cuales anunci en el prlogo del Diario del primer viaje y manifest a los reyes su propsito de hazer una carta nueva denavegar. La alusin a la carta nueva indica que dispona de otra anterior, laque construy para gestar su proyecto de viaje y mostr a los monarcas y aquienes discutieron con l la factibilidad o no de su plan nutico de viaje, y lesirvi de gua en su navegacin. En todo caso, la carta que Coln pensaba elaborar era una carta plana, no una carta arrumbada, de trazado imposible en22 42

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    LA CARTA DE JUAN DE. LA COSA (II)el Atlntico al oeste de las Azores, toda vez que antes de 1492se desconocanan las aguas ocenicas hasta las supuestas costas e islas de Asia y se carecade informacin de rumbos y distancias para poder trazar una carta de estetipo.Por si esta afirmacin puede ser susceptible de duda remitimos al lector ala carta de relacin que, en enero de 1494, escribi el Almirante abs reyes (3)en La Espaola, en la que describe cmo es la carta de marear que les envaadjunta. Se trata de una carta plana con meridianos y paralelos separados ungrado entre s formando un reticulado de cuadrados de un grado de lado. Siste era el tipo de carta que por primera vez enviaba a Fernando e Isabel mostrndoles los descubrimientos hechos hasta entonces, despus de haber realizado dos viajes de ida a las Indias y uno de regreso, en los que se acopi abundante informacin geogrfica, con mayor razn deba ser plana la carta queelabor inspirado en fundamentos tericos para realizar su primer viaje.Despus de esta carta de marear Coln traz otra relativa a su tercer viajede 1498 cuando anunci a los reyes el descbrimiento de la tierra firme, quel crey que se trataba de una gran isla. Pero de esta carta slo se sabe que sirvi de gua a Cristbal Guerra y Alonso Nio, y a Hojeda y Juan de la Cosapara llevar a cabo sus respectivas exploraciones en la tierra firme. Se desconoce si era arrumbada o plana.La carta que traz Juan de la Cosa despus de su viaje de 1499rompi losmoldes colombinos de las cartas planas, discrep de la posicin de la lneaequinoccial, que Coln crea que pasaba sobre San Jorge de Mina 5 msal norte de la realidad, utiliz distinto mdulo de relacin entre el grado yla milla, y en lo que respecta a la continuidad de la costa de tierra firme aloeste de Coquibacoa donde Coln crea que exista un estrecho, Juan dela Cosa y Vespucio estaban convencidos de que haban reconocido una granparte de la continua costa oriental de Asia.Asignar, por tanto, a Juan de la Cosa algn tilde de servilismo cartogrficorespecto de la cartografa de Coln no pasa de ser un supuesto que hastaahora nadie ha intentado demostrar. Esto, por supuesto, al margen de queJuan de la Cosa aprendiera cosmografa y, quiz, algn tipo de cartografadurante los aos que naveg con el Almirante, de quien,por otra parte, nocabe olvidar que fue su maestro de hacer cartas y le traz no pocas, como sepuede comprobar leyendo muchos de los testimonios de marineros y testigosque prestaron declaracin en las Probanzas de los Pleitos de Coln.El trazadode la costa descubierta por Caboto al norte de las Antillas

    Juan de la Cosa jalona con cinco banderasque representan el estandartereal de Enrique VII de Inglaterra la costa descubierta por Juan Caboto en1497, orientada en sentido este-oeste. En el tramo oriental de esta costa, com

    (3) Transcrito por Antonio Rumu de Armas, Manuscrito de Libro Copiador de CristbalColn, pgs. 451-452, Testimonio>),Madrid, 1989.Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZfallase tierra y el viento hera est y nordeste y las mares eran bonanas, asi a laida como a la vuelta, salvo un da que le hizo tormenta, que sera dos o tres dasantes de fallar la tierra; y yendo tan abante le falesio en el aguja de marear elpunto del norte, que se le desconert dos puntos por baxo. Y andara en descubriendo la costa un mes poco ms o menos y el cabo susodicho de la tierrafirme, que es ms ercano a Islanda, estando en la venida y llegarfasta la costadEuropa XV das (8).El trazado de la costa en direccin este-oeste se debe al error de dos cuartas 22,5-en la aguja magntica, imputado a la tormenta acaecida antes deavistar tierra, aunque en realidad el desvo de la aguja debi ser producidopor el acusado efecto de la declinacin magntica en aquella regin donde laproximidad del polo magntico terrestre origina notables gradientes en elcampo de lneas de fuerza geomagnticas. Si para compensar este efecto distorsionador se gira el dibujo de la costa hacia la izquierda en la cuanta de doscuartas y media la orientacin que adquiere es, con mucha aproximacin, ladel este-nordeste, que realmente tiene esa costa desde cabo Race hasta caboCod, pasando por cabo Sable.Day se equivoc en la fecha de partida de Caboto, que fue el 2 de mayo,y en el nmero de das de navegacin durante el viaje de ida, 54en vez de 35(9). La distancia de 450 leguas difiere de la que se deduce de la carta de Pascualigo (700 400 = 300) y se aproxima a las 390 leguas medidas en la cartade Juan de la Cosa a partir de Irlanda. La diferencia de 60 leguas por menosrespecto a las cifras dadas por Day pueden justificarse con la deformacinsufrida por la carta en el curso del tiempo o incluso al montaje que se hizo deella cuando se restaur despus de su recuperacin. En todo caso la diferenciade 60 leguas no atena el error de situar la costa descubierta por Caboto a unadistancia un 35 por 100 ms prxima a la isla de Irlanda que la real.Existe una gran discrepancia entre la distancia de 300 leguas de costabojeada por Caboto, segn Pascualigo, y las 550 que Juan de la Cosa da altramo de litoral delimitado por las banderas extremas pintadas en la carta,todas con el pendn del rey de Inglaterra y ninguna con el len de San Marcos, razn que mueve a inferir que Cosa no conoci la carta de Pascualigo. Ytampoco parece que nuestro cartgrafo tuviera acceso a la informacin facilitada por Day a Coln ya que, como piloto y tcnico en el arte de la cartografa, no habra trazado la costa en sentido este-oeste sin corregir su orientacin, sabiendo que la aguja estaba dosorientada en dos cuartas y media haciaabajo.Es presumible, pues, que Juan de la Cosa se guiara por la informacin querecibieron los reyes segn se desprende del informe remitido a stos por elembajador Ayala, del que incluimos el prrafo siguiente: Los de Bristol hasiete aos que cada ao an armado dos, tres, quatro carabelas para ir a buscar

    (8) Reproducida por Juan Gil y Consuelo Vareta, op. cii.(9) Arthur Davies, The English Coasts on de Map of Juan de la Cosa, Imago Mundi>,n. XIII, pg. 26.26 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)la isla del Brasil i las Siete Ciudades con lafantasia deste genoves (10). El reydetermino de enbiar porque el ao pasado le truxo certinidad havian halladotierra, del armada que hizo, que fueron cinco naos, fueron avitualladas por unao. Ha venido nueva, la una en que iva un otro fray Buil aport a Irlanda congran tormenta, roto el flavio. El genoves tir su camino. Yo vista la derrota quellevan y la cantidad de camino, hallo que es lo que han hallado o buscan, lo quevuestras altezas poseen, porque es al cabo que a vuestras altezas cupo por laconveniencia con Portugal. Sperase seran venido para el septiembre. Hagolosaber a vuestras altezas. El rey me hafablado algunas vecessobrello;spera ayermuy gran interesse. Creo que no hay quatrocientas leguas. Lo (sic) le dixe creyaera las halladaspor vuestrasaltezasi aun le dia la una razon, no lo querria. Porque creo vuestras altezas ia tendran aviso de todo esto y asimismo la carta omapamundi que este ha fecho, io no le embio ahora, que aqui le ay, ya mi verbien falso por dar a entender que son de las islas dichas.Ayala se refiere aqu a varios viajes realizados por los ingleses antes de lafecha de su informe y a un viaje en curso cuyo regreso se esperaba para el mesde septiembre, el segundo realizado por Juan Caboto. De los viajes anterioreshace especial mencin al de 1497, a las 400 leguas, que cree ser falsas, y a lacarta trazada durante la navegacin, que de momento no enva porquesupone que los reyes saben que Caboto ha hecho ese viaje y, quiz, espera delregreso de la segunda expedicin, que el veneciano est realizando en aquellafecha,para ampliar su informacin.La carta de Juan de la Cosa es, por tanto, una fuente de informacin delviaje de Caboto que complementa las noticias dadas por Day y Pasqualigo.De su estudio comparativo con otros documentos pueden deducirse importantes consecuencias que confirman la adecuacin de la geografa de la reginexplorada, representada en la carta con el conocimiento que se tena de ellaen el ao 1500, a pesar de las notables deformidades que presenta (11).Pese a la generalidad informativa de los documentos anteriores, a la vistade la extensin y perfil de la costa trazados en la carta de Juan de la Cosa y enbase a que en la carta mapamundi que Sebastin Caboto fechada en 1544 sededuce que la isla de Cabo Bretn fue la primera tierra avistada en el viaje desu padre el Cavo descobierto de la carta de Juan de la Cosa-y se identificacon el actual cabo Sable. Fue desde este lugar donde la exploracin debi dingirse hacia el oeste al Mar descubierto por ingleses, hasta el cabo sealado porla ltima bandera en cabo Cod, situado aproximadamente a 300 leguas de laY. Berde, donde Caboto invirti el rumbo. La bandera pintada al este de laanterior puede indicar el extremo occidental de Nueva Escocia, cuya recortada costa avistada desde lejos pudo parecer como una serie de pequeasislas, tal y como figuran en la carta. La bandera siguiente, donde se escribeC. deS. luzia, indicara la punta ms oriental de la isla de cabo Bretn; la

    (10) El embjador Pedro de Ayala crea que el veneciano Juan Caboto era de Gnova.(11) John T. Juricek, en John Cabotsfirst vovage, estudia con acierto el viaje de Cabotoy algunos aspectos de la toponimia, aunque discrepamos con l en la derrota de regreso que leatribuye al navegante veneciano.Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZsituada ms a levante en la illa de la trenidat y el Cavo de S. ihoan delimitarala pequea pennsula de Burin; y la ltima bandera, la ms prxima a Inglaterra, Cavo de Ynglaterra, sealara el que limita la baha de Plasentia por eleste. Entre este ltimo cabo y el topnimo S. grigor, junto al actual caboRace, estara la baha de St.a Mary y la Y. Verde sera la parte oriental de lapennsula de Avaln (12).Juan de la Cosa no tuvo noticia del viaje que en 1498 realiz Juan Cabotocon su hijo Sebastin, futuro piloto mayor de la Casa de la Contratacin deSevilla. Ambos bojearon las costas del noroeste atlntico desde la gran isla deGroenlandia hasta Nueva Inglaterra, de las que no hay rastro en la carta,dado que desde la pequea Y. Verde hacia el norte el trazado de la costa esconvencional y no hay nombre escrito que indique cualquier identificacingeogrfica, salvo el conocido de Islandia, pintada al noroeste de Irlanda.Ante el supuesto infundado de algn historiadorque imagin encontrar en lacarta indicios geogrficos del segundo viaje de Caboto, hacemos.notar que lascartas de Cantino, Caverio, King Hamy, Oliveriana de Pesaro y Kunstman II,posteriores a la de Juan de la Cosa entre dos y seis aos, tampoco presentanrasgos que puedan interpretarse como procedentes de informacin recibidade los dos viajes de Juan Caboto.El trazado de la costa se prolonga al oeste de la ltima banderola, formando un golfo y una pennsula frente a una isla innominada pintada de rojo.Este engaoso accidente geogrfico ha sido identificado por algn historiadorcon la pennsula de Florida, descubierta doce aos despus por Ponce deLen, creyendo que era una isla. El perfil de este tramo de costa hasta lavieta de San Cristbal, nada parecido al real, desvirtua el supuesto de quefuera conocido todo o en prte, como han supuesto algunos crticos de la carta, responde al propsito del autor de conjugar la idea que se tena entoncesdel litoral levantino de Asia con el espacio martimo que tena que dejar libreen el dibujo para ubicar las islas descubiertas por Coln en su primer ysegundo viajes. La pretendida pennsula de la Florida no es ms que unaadaptacin pictrica del promontorio peninsular de Cathay que en los mapasantiguos aparece frente a la isla de Cipango.Lo mismo puede decirse de las islas convencionales pintadas frente a estetramo de costa, al norte de Cuba, con el fin de dar idea de que en aquellaregin asitica existan numerosos archipilagos, de los que no se tena aninformacin fidedigna.La representacin cartogrficade las Antillas

    El mayor inters testimonial de la carta de Juan de la Cosa reside en la primaca dela representacin geogrfica de las grandes y pequeas islas del

    (12) Ala vista de la discrepancia entre la distancia de la costa trazada por Juan de la Cosaen su carta y las que dan las noticias de la poca para establecer la correspondencia entre lostopnimos de la carta y los actuales accidentes geogrficos hemos recurrido a la similitud relativa de los perfiles de la carta entre cabo Cod y cabo Race, cuya distancia entre ambos es deunas 300leguas conforme a la noticia de Pasqualigo.28 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)Caribe y de la tierra descubierta al sur de las mismas a partir del tercer viajede Coln. La informacin que sirvi a Juan de la Cosa para delinear los archipilagos antillanos era la adquirida en la poca en que estuvo al servicio deColn en su primer y segundo viajes. Conforme con el acabado de los perfilesde las costas de Cuba, La Espaola y Jamaica no as la de Puerto Rico queaparece apenas esbozaday visto el colorido que presentan, en todo igual alde Europa, Africa y la parte de Asia representada en la carta, puede decirseque a estas tres islas antillanas las consideraba Juan de la Cosa incorporadasal conocimiento general de la geografa del mundo. La latitud que ocupan esla que se supuso en el primer viaje del Almirante; es decir, la de las islas Canarias, comprobadaerrneamentedurante la segunda estancia de Coln enLa Espaola, cuando se calcul que estaba en los27al norte (13) del trpicode Cncer.Aparte de esta latitud de 27, de las discordantes latitudes citadas en elDiario del primer viaje, 42 los das 30 de octubre y 21 de noviembre, cuandolas carabelas bojeaban la costa norte de uba, de la de 34, calculada con elcuadrante en la costa de La Espaola el 13 de diciembre, y de la de 26 queColn comunic por carta al escribano de racin Luis de Sntngel y al tesorero de Aragn, Rafael Snchez, dndoles razn y novedad de sus descubrimientos (14), el Almirante hizo nuevas referencias a las latitudes de la islaEspaola: 25 para la ciudad de Isabela y 18 para la costa meridional de laisla, sorprendentemente exacta, hallada en Saona cuando en el viaje deregreso del bojeo de la costa de Cuba reconoci la costa meridional de LaEspaola antes de regresar a Isabela.Como partcipe en esta expedicin, Juan de la Cosa no pudo ignorar estaslatitudes y si en su carta situ la costa norte de Cuba en los 36 de latitud esporque no las consider fiables o hubo condicionantes en el trazado que leobligaron a no tenerlas en cuenta. En todo caso este notable exceso en la latitud, respecto de la real de las Antillas, no es exclusivo de la carta de Juan dela Cosa. En las cartas posteriores de Cantino, Nicol Caverio, Contarini,Waldseemller, Johanes Ruysch y en otras varias de principios del siglo XVI,estas islas estn, asimismo, desplazadas al norte casi el mismo nmero degrados.Para Pedro Martir de Anglera (15) la forma de la isla La Espaola erasemejante a una hoja de casta. Pero ms peculiar es la figura de Cuba comoconsecuencia de la diversa e incierta informacin que de su regin occidentaltena Juan de la Cosa. Gracias a la singularidad del perfil que ste dio a la isla,su carta es autenticada con su exacta reproduccin en la carta Oliveriana dePesaro, elaborada algunos aos despus. El dibujo en forma de bucle que pre

    (13) Antonio de Herrera, Dcada primera, libro III, cap. 1, pg. 29.- (14) Transcrita por Martn Fernndez de Navarrete, Coleccin de los viajes, tomo 1,pag. 319. La carta dirigida a Luis de Santngel es de contenido similar a la que remiti Snchez; esta la transcribe Consuelo Varela en Cristbal Coln, textos y documentos completos,pgs. 139-146.(15) Dcada tercera, libro VII, cap. II, pg. 262.

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    RICARDO CEREZO MARTNEZsenta el litoral de la isla en su tramo sudoccidental se explica por las muchascadas de rumbo alSur Suduest y Suduest y Oest (16) de las carabelas capitaneadas por Coln en las ltimas singladuras del reconocimiento de la costa surcubana en 1494, antes de que el Almirante decidiera abandonarlo. Los cambios de rumbo se apreciaron muy acusados a causa de las falsas indicacionesde la aguja de marear, sometida al influjo de una declinacin magntica desentido noroeste, del orden de 10 a 15. Las constantes cadas de rumbo ababor, en lugar de haber sido en sentido contrario, como correspondera siaquella costa fuera el trmino de una isla, indujeron a Coln a creer que seencontraba en el lugar de unin de la pennsula cubana con la tierra firme deAsia; la misma pennsula que figuraba en las cartas de la poca.Juan de la Cosa pint a Cuba en forma de isla sin conocer su perfil completo. Esto significa un notable progreso en la informacin geogrfica de estaregin, mxime si se tiene en cuenta que Coln y quienes compartan susideas permanecan en la creencia de que formaba parte del continente asitico. Por el contrario, el trazado de la porcin nordoriental de Cuba, que Juande la Cosa boje con Coln en el primer viaje y, en el ao 1500, en el deregreso a Espaa con Hojeda hasta donde indica la banderola, se aproxima mucho a la realidad. El grado y medida del conocimiento objetivo dellitoral de la isla lo dan los nombres que lo ilustran, numerosos en la partemeridional y del nordeste, ninguno en la del oeste y noroeste.

    La singularidad de dibujar Cuba como una isla, en 1500, fue motivo paraque algunos eruditos trataran de descalificar cronolgicamente la carta alegando que la circunnaveg por vez primera Sebastin de Ocampo en 1509,sinreparar que en 1502la carta de Cantino tambin presentaba a Cuba como unaisla y que la Oliveriana de Pesaro de c.1504-1505 la reproduca exactamentecomo la pint Juan de la Cosa. Ignoraron que la misin de Ocampo era la derealizar un reconocimiento previo para la conquista de la isla. Y no tenanidea de que Juan de la Cosa hizo viajes interinsulares de descubrimiento y rescate mientras estuvo a las rdenes de Coln en su segundo viaje hasta suregreso a Espaa, y con su experiencia personal y las noticias adquiridas pormedio de los nativos adquiri amplios conocimientos de la geografa delarchipilago indiano; entre stos el de que Cuba era una isla aun sin haberlabojeado, razn que le llev a representar mediante un trazo convencional laporcin de costa que an no se haba reconocido, como se comprueba observando el perfil occidental de la isla.Quiz la idea de la insularidad de Cuba, sustentada por Juan de la Cosa,datara del ao 1494, cuando en el reconocimiento de la costa meridional, dirigido por Coln, crey en la veracidad de lafigura de los yndios que laponianpor ysla, mientras el albedrio del Almirante se afirmaba en que estava en laprovinia de Mago, que comiena con lanobilisimaprovinia del Catayo (17),

    (16) Testimonio de Juan de la Cosa en el acta de Prez de Luna, Martn Fernndez deNavarrete, Coleccin de los viajes, tomo II, pg. 174.(17) Manuscrito del Libro Copiador de Cristbal Coln, tomo II, pg. 492. Trascrito porAntonio Rumu de Armas.30 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)aunque o ms probable es que se percatara de ello durante el tiempo queestuvo en La Espaola hasta que volvi a Espaa en 1496, antes de la fundacin de Santo Domingo el 5 de agosto de ese ao, ya que entre los topnimos de la isla La Espaola no figura el nombrede esta ciudad.La ausencia del nombre de Santo Domingo en la carta es un inestimabledetalle del que nadie parece haberse apercibido y que nos lleva a concluir queno en 1500, sino cuatro aos antes de que elaborara la carta, Juan de la Cosadispona ya de la informacin respecto a Cuba que le inspir a trazarla enforma de isla. Hasta esa fecha se llevaron a cabo varios viajes interinsulares(18) que tuvieron por consecuencia el enriquecimiento de la toponimia de LaEspaola e islas adyacentes que Juan de la Cosa traza y designa con sus nombres indgenas.Frente al litoral norte de La Espaola figuran samana, haiti actualAcklins, baaruco Gran Inagua, maiuana Mayaguana y jucayo,caicemon, que pueden identificarse con los grupos de las Caicos y Gran Turco. Al este de las anteriores estn guanahan, samoeto, yumay y habacoa, osea, San Salvador Watling, Fernandina Long Island e IsabelaCrooked y Andros, respectivamente. Al sur de La Espaola aparecensaona, monge, anigua, arecifes, en el de medioda. Al este, la isla borinquenPuerto Rico figura an sin topnimos que identifiquen su accidentescosteros. Seguidamente se dibuja en la carta el rosario de las pequeas Antillas conforme con la informacin obtenida cuando fueron descubiertas en elsegundo viaje de Coln.La orientacin del eje medio de las islas principales, respecto de la lneaecuatorial, presenta un giro de unos 110 hacia la derecha en relacin con lainclinacin que realmente debe tener ese eje. Este desvo que se explica porlos efectos de la declinacin magntica existente en torno a 1492-1496en estaregin sobre la aguja de marear, los que, como se sabe, inciden en el trazadode todas las cartas arrumbadas. Este exceso de inclinacin, sumado a la errnea posicin en latitud de Cuba, influye en el hecho de que esta isla aparezcarepresentada muy al norte de la lnea tropical, siendo as que en realidad todaella debe quedar al sur.Las diferencias de la geografa real con la representada por Juan de laCosa en su carta para las Antillas y la costa de tierra situada al sur de ese archipilago se aprecian de forma general, superponindola sobre una carta mercatoriana reducidas ambas a una misma escala, de modo que coincidanlos ejes geogrficos de alineacin de las islas de Cuba, La Espaola, PuertoRico y Guadalupe de ambas cartas y comparando los perfiles de la geografatrazada en cada una de ellas. De este modo se visualizan las similitudes en lafigura de unas porciones de costa, las grandes diferencias que hay en otras, loserrores en las distancias y las discrepancias entre las latitudes de los lugaresrepresentados y las reales. El giro de 11 a la izquierda que se ha de efectuaren una de las cartas superpuestas respecto de la otra parw compensar los efec

    (18) ibdem, tomo 1, pg.157,y tomo II, pgs. 537 y 538.Ao 1993

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)

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    RICARDO CEREZO MARTNEZA partir del entorno del golfo de Paria-Trinidad el trazado del litoral, aparece francamente desorientado con una acusada cada hacia el sur que se

    corrige, grosso modo, a partir de la desembocadura del Amazonas regindonde las naves de Pinzn se detuvieron algunas semanas hasta el p. fermoso escrito en la carta, actual ro Acar. Adems, hay una gran desproporcin en las distancias, mayores las de la carta que las reales. Desde el p. fermoso hasta el mximo cabo saliente cabo San Roque la divergencia entrelas orientaciones costeras de la carta y las reales vuelve a ser grande hasta convertirse en el trazado hipottico del trmino de una pennsula, la del sudesteasitico, cuyo extremo meridional en el mar de Poniente (20) como apareceescrito en la carta se adivina, pero no acaba de perfilarse porque el autor dela carta no lo ha visto ni tiene informacin fidedigna.Las dos islas atlnticas pintadas frente al saliente oriental de la costa deBrasil una en color verde, la otra sl con el perfil esbozado con los fondeaderos del Monte Pascoal y Puerto Seguro representan la tierra de SantaCruz, hallada por Alvarez Cabral a finales de abril de 1500, reconocidaen un principio como isla. El extrao tratamiento pictrico que dio Juan de laCosa a estas islas lo justifica la falta de datos claros que llegaron a su poder deldescubrimiento de Cabral, limitndose a insinuarlo al sur de las tierras reconocidas por Pinzn y Lepe.El perfil de la costa comprendida al sur Pan a-Trinidad as como la toponimia utilizada en ella los traz Juan de la Cosa en base a la informacin acopiada por l mismo durante el viaje de 1499-1500y de las noticias que le debieron facilitar Lepe y Pinzn cuando regresaron a Sevilla. La gran dificultadestriba en discernir con los escasos datos detallados que hoy se conocen de lostres viajes en cuestin, en los que los pilotos trazaron cartas de marear deaquella costa, cules son los topnimos que se les puede atribuir a cada unode ellos. Unos prrafos de la carta de Vespucio a Medici, su antiguo patrn,el simbolismo que expresa la posicin de las cuatro banderolas que jalonan lascostas de las actuales Guayanas y Brasil, as como los lugares que ocupan lasdos carabelas pintadas frente al ltimo tramo de costa y los nombres y leyendas escritos en diversos lugares, ayudan a dilucidar en parte esta cuestin,tanto como la de las distancias navegadas frente a las costas brasileas.El lugar de recalada, despus de los veinticuatro das de navegacin invertidos desde que las dos carabelas de Hojeda abandonaron las islas Canarias,lo seala la banderola situada al norte de la costa a la que nos referimos y,como puede verse, no apoya el asta sobre la costa, como sucede en la quele sigue ms al sur. En torno a ese paraje figuran los topnimos tierra llana,arrecifes, playa anegada y en letras de mayor tamao, mar dulce, cuyo signifi

    cado coincide con lo que Vespucio escribe en su carta: era tierra baja, que nopermiti entrar tierra adentro, en vista de lo cual llenamos los barriles (...),(20) Debido al deterioro en la pintura de la carta junto a esta leyenda, algunos autores han

    interpretado que Juan de la Cosa escribi Oriente.34 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)levamos anclas y nos hicimos a la vela poniendo proa hacia el medioda (21);el agua dulce recogida en los barriles era del ro Esequibo.Siguiendo la navegacin rumbo al medioda, Hojeda y sus hombres vierondos grandes ros, uno que corra de poniente a levante y el otro de mediodahacia el septentrin que identificamos con el Amazonas y el Par, encuyos aledaos costeros la tierra resultabaser an ms baja, y yo creoque estosdos ros eran la causa de ser dulce el mar (22). Este comentario de Vespucio,enjuiciado en el contexto geogrfico de la desembocadura de los dos grandesros y los efectos de sus corrientes con las mareas y la corriente marina delsudeste que incide en esta costa, queda descrito con la toponimia usada porJuan de la Cosa: costa anegada, el macareo, tierra llana, ms alta la mar quela tierra, costa plaida.

    Dice Vespucio que en este lugar fondearon las carabelas y durante dosdas navegaron unas dieciocho leguas con los botes a remo y encontraron quesegua siendo tierra baja. Juan de la Cosa lo seala en la carta con una banderola, con el asta apoyada en la costa, en 2 de latitud Sur, indicando con elloel lmite alcanzado en el litoral, coincidente con la ribera meridional de ladesembocadura del Par. Por temor a que las carabelas corrieran peligro encaso de mal tiempo, los que embarcaron en los botes regresaron a bordo atiempo para levar anclas de inmediato y arrumbar al sur cuando salt el vientode travesa, es decir, perpendicular a la costa.Mintras las carabelas permanecieron fondeadas en una de las bocas delAmazonas, Juan dela Cosa tuvo ocasin de determinar, con un muy pequeomargen de error, la posicin geogrfica de la lnea ecuatorial. Vespucio nosilustra sobre esta importante aportacin cartogrfica que l y Juan de la Cosadeban tener in mente. A veces se vean las cuatro sombras del Sol, por cuantoel Sol se hallaba en el cenit al medioda, digo que cuando el Sol se hallaba enel meridiano no tenamos sombra ninguna (...), que una vez vea la sombra almedioda y otra al septentrin, y otra al occidente y otra al oriente, y algunavez, una hora o dos al da, no tenamos sombra ninguna (23). No le debi sermuy difcil a Cosa calcular la latitud del lugar a poca idea que tuvieran delvalor de la declinacin del Sol.La determinacin de la posicin geogrfica de la lnea equinoccial en lasIndias fue un verdadero logro en el progreso de la cartografa, ya que desdeentonces se pudo avanzar en la elaboracin de cartas de marear con una coordenada exactamente situada en la Tierra para medir las latitudes. En el posicionamiento de la lnea ecuatorial fue igualmente fundamental el conocimiento de la latitud de un lugar de la costa africana como San Jorge de Mina,calculada con exactitud entre 1585 y 1492.En la carta figura una tercera banderola con el asta sobre el mar, no apoyada en la costa, que indica el lugar en el que teniendo continuamente laproa

    (21) Cartade 18 de julio, Vespucio a Medici, transcrita por Levillier en El Nuevo Mundo,pgs. 97 y 99.(22) Ibdem, pg. 99.(23) Ibdem, pg. 101.Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZhacia el medioda, y navegando en este rumbo y estando lejos en la mar al piede las cuarenta leguas (...) una corriente marina, que corra del sirocosudeste al maestral noroeste, que era tan grande y corra con tantafuerza (24) que oblig a los navegantes a invertir el rumbo y dirigirse hacia elnorte en demanda de la costa de Paria. En este lugar figuran las dos carabelaspintadas por Juan de la Cosa para rememorar los momentos que, segn Vespucio, el mar les caus gran pavor.En la navegacin desde Paria rumbo a poniente, a lo largo de la costa deGuayana, Venezuela y Colombia, el extracto de la declaracin de Alonso deHojeda (25) explcita buena part de la toponimia escrita en la carta de Juande la Cosa, aunque en l hay nombres que no constan en ella como los Fraylesy los Gigantes (26), ni Coquibacoa. S figuran el golfo de Venecia, escritoveneuela, y otros topnimos que indudablemente fueron dados por Hoj eday sus hombres, puesto que antes nadie haba visitado ese largo tramo de costa,salvo Guerra y Nio, pero stos se limitaron a llegar al golfo de las Perlas yacopiar una buena cantidad de ellas y regresar a Espaa. Andrs de Moralesatestigu que Hojeda y Juan de la Cosa bautizaron el cabo de la vela (27).Antes del cabo de la Vela estn los nombres de aguada y lago hoy Baha Honda, y despus de aqul los de soto de nerbos y monte de Santa Eufemia, hoySierra Nevada.De los diecinueve nombres escritos entre la isla Trinidad y el cabo de laVela son de origen colombino los de Boca del Drago, isla Margarita, golfo delas Perlas y tres br, seguramente las tres isletas juntas que el Almirante llamlos Testigos, el Romero y las guardias. Los dems topnimos fueron asignadosen este viaje de Hojeda, Juan de la Cosa y Vespucio.La exploracin de la costa al sur de la ltima de las banderolas que Juande la Cosa pint debajo de la lnea equinoccial la realizaron Vicente YezPinzn y Diego de Lepe, que emprendieron sus expediciones despus queHojeda. Juan de la Cosa recibi informacin de los viajes de ambos capitanescuando regresaron a Sevilla en 1500segunda quincena de agosto y finalesde septiembre, respectivamente, y eligi los nombres geogrficos queestim oportunos. Como Lepe volvi a Sevilla antes que Pinzn, es de suponer que utilizara mayor nmero de topnimos de aquel puesto que recibiantes sus noticias y no poda prever cundo regresara Pinzn para hacer usode su informacin. Sin embargo, como ambos bojearan gran parte de lamisma porcin de costa brasilea, es difcil discriminar la procedencia de losnombres que Juan de la Cosa escribi en su carta.La cuestin se complica ms si se tiene en cuenta que Lepe reconoci lacosta situada al sur del cabo que figura en la carta como descubierto por Pinzn y en ella no hay ningn topnimo que, en todo caso, sera atribuible a

    (24) Ibdem, pg. 101.(25) CoDoIn Ultramar,tomo 7, Pleitos de Coln 1, pg. 205. Ed. Guadarrama.(26) Testimonio de Diego de Morales, CoDoIn Ultramar, Pleitos de Coln 1, tomo 7,pg. 226.(27) Ibdem, pg. 202.36 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)aqul. Tambin entorpece el origen de los nombres en la costa al norte delAmazonas, debido al hecho de que fuera reconocida primero por el mismoJuan de la Cosa, luego por Lepe y seguidamente por Pinzn. Pero se puededilucidar ese origen teniendo en cuenta las vicisitudes de los respectivosviajes.El ltimo topnimo legible en la carta, p. fermoso, y el escrito a su derecha, ilegible debido a una rotura de la carta, que comienza con una r, a la que,sin duda, seguira la palabra fermoso, indica el lugar en el que quiso Pinzndar fe a su alteza y seal de posysyon fisieron ciertas crucesy pusieron nombrealli donde tomaron este dia Rostro hermoso el dia que la dicha tierra se descubri (28). Pero como ms abajo, donde se inflexiona la costa hacia el sur,figura la leyenda este cavo se descubrio en ano de mil CCCCXCIX por Castila, syendo descobridor vicentians, y Pinzn lo bautiz con el nombre de SantaMara de la Consolacin nombre omitido por Juan de la Cosa en su carta,resulta que este cabo y el de Rostro hermoso son distintos. Con seguridad,pues, puede decirse que rostro fermoso roto en la carta, p. fermoso, Cde S. M (del Mar Dulce) (29) e isla de Mayo (30)al norte de Trinidad sonnombres que pueden atribuirse a Pinzn.A Lepe, pese a ser, lgicamente, el primero que facilit informacin aJuan de la Cosa, slo le podemos atribuir con seguridad el nombre de r debaziabariles, conforme al testimonio del fsico de Palos, GarcaHernndez,que refirindose al viaje de Lepe dice que all se vaciaron las vasijas para llenarlas del agua que manaba de un gran ro (31). Aparte de los topnirnos quehemos atribuido a cada una de las tres expediciones que bojearon la costa trazada por Juan de la Cosa en su carta, la procedencia de los dems quedan porahora en el anonimato.Llama la atencin que Juan de la Cosa date el descubrimiento del cabo deSanta Mara de la Consolacin en el ao 1499, siendo as que la fecha de recalada en ese lugar, comnmente aceptada por historiadores como Pedro Martir de Anglera, Bartolom de Las Casas y Francisco Lpez de Gmara, estcomprendida entre el 20 y el 26 de enero de 1500, el error de Juan de la Cosapuede atribuirse a que escribi el ao de partida de Vicente Yez Pinzn o,como supone Juan Manzano (32), al hecho de que recibi primera informacin sobre el viaje de Pinzn a travs de los hombres de Lepe (33) que llegaron antes a Sevilla y alguien debi facilitar ese dato creyendo que Pinzn, en

    (28) Probanza diligenciada en Palos a peticin del Fiscal el 1 de octubre de 1515,CoDoinUltramar, tomo 8, Pleitos de Coln II, pg. 188.(29) Capitulacin otorgada a Pinzn sobre los territorios descubiertos por l, en Granada,5 de septiembre de 1501 (transcrita por Juan Manzano. Los Pinzones y el descubrimiento deAmrica, tomo III, pg. 61).(30) Testimonio de Pero Ramrez en las Probanzas del Fiscal, tramitadas el 19de septiembre de 1515 en Lepe. CoGoin Ultramar, tomo 8, Pleitos de Coln II, pg. 151.(31) Archivode Indias, Patronato 12, n. 2, ramo 23, transcrito por Juan Manzano, LosPinzones y el descubrimiento de Amrica, tomo 1, pg. 339.(32) Los Pinzones y el descubrimiento de Amric.(33) Ibdem, pgs. 339-340.Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZefecto, alcanz la costa brasilea en el ao anterior. Esta hiptesis es plausible, ya que las naves de estos dos capitanes se encontraron en Paria y sus hombres tuvieron ocasin de relatarse mutuamente las vicisitudes de sus viajes, ybien Lepe o uno de sus pilotos pudo recibir informacin del viaje de Pinzn ycomunicrsela a Juan de la Cosa cuando lleg a Sevilla. Pero la duda sobreesta hiptesis surge cuando a la vista de la carta slo se puede identificar unsolo topnimo de origen lepeo.El Viejo Mundo

    Al estudiar en el epgrafe siguiente los aspectos cartolgicos de la obra deJuan de la Cosa se ver que la extensin en longitud que ste dio al ViejoMundo dista mucho de ser la que le atribuy Ptolomeo. Una de las pruebasde esta afirmacin son las proporciones del mar Mediterrneo, correctas yconformes con las que presentaba la depurada cartografa portulana de esemar a finales del siglo xv. La carta de Juan de la Cosa es el resultado eclcticode los conocimientos objetivos de la geografa de Europa, Africa y parte delAsia sudoccidental, complementados en el sur de este continente, con un perfil costero muy primario, que acaba antes del Sinus Magnus, y una isla Taprobana muy desplazada a levante respecto del lugar donde la situaba la geografa ptolemaica. La tierra descubierta por el Rey don Manuel de Portugal,escrita debajo de la pennsula indostnica, rubrica el origen de la fuente deinformacin geogrfica utilizada por el autor de la carta.La representacin de Europa principia en el norte con el mar ocanosetentrional y se prolonga hacia el sur con la costa Noruega, frente a la cualfiguran varias islas menores sin nombre y otras mayores, una de ellas denominada frislanda Islandia y otra ms al norte, islanile, no identificada peroque puede ser una porcin figurativa de Groenlandia. Otra isla ms meridional, nombrada eltilanda, debe representar el grupo constituido por las actuales Mainland. El Bltico aparece trazado en direccin este-oeste, sin indicacin de su gran golfo septentrional. Desde Dinamarca hacia el sur, incluidasInglaterra e ibernia Irlanda, las costas de Francia, Portugal y el Mediterrneo y su entorno responden al trazado de una carta portulana de su poca,tanto en los perfiles como en las deformaciones; la del mar Negro es del ordendel 45 por 100, normal en este tipo de cartas, aunque excede en un 5 por 100conforme con la latitud media de ese mar.El inters que despierta la carta por ofrecer la primera representacingeogrfica realista de las tierras descubiertas a poniente del ocano distrae laatencin que merece la primaca de representar el continente africano orientado en la direccin norte-sur, en contraste con las cartas anteriores en eltiempo de Henricus Martellus de c.1490y 1492que lo presentan muy acusadamente inclinado en direccin noroeste-sudeste. Juan de la Cosa se liber dela tendencia heredada de Ptolomeo de representar la masa terrestre de Africa, torcida en esa direccin corno reminiscencia de la antigua creencia de suunin con Asia, que haca del Indico un mar Mediterrneo.38 42

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)La evolucin de la representacin de la geografa de frica hasta alcanzarun perfil costero de trazado realista y la existencia de un ocano Indicoabierto por el sur se observa en la sucesin de mapas anteriores al de Henricus

    Martellus y a la carta de Juan de la Cosa, cuales son: el mapa de Petrus Vesconte c. 1320,que desecha el concepto de un mar ndico cerrado y separael sur de Africa del sur de Asia; el de Andrea Bianco 1436; el de AndreasWalsperger 1448; el atribuido a Toscanelli 1457; el de Fra Mauroc.1459;y los de Henricus Martellus de c.1490 y de 1492; el clebreglobo de Martin Behaim 1492 que reproduce un perfil de Africa muysimilar a los de Martellus; y el de Francisco Roselli, asimismo, trazado antesdel ao 1500; todos circulares, salvo el elptico de Toscanelli, los dos cordiformes de Martellus y en forma de esfera el de Behaim.En relacin con todos esos mapas la carta de Juan de la Cosa significa unpaso adelante hacia una concepcin cosmogrfica realista del mundo, apuntada antes por las aportaciones intuitivas de Toscanelli y Martin Behaim, yconfirmada por la experiencia de los pilotos portugueses en la explrcin delas costas africanas, que culmin con el primer viaje a la India de Vasco deGama en 1497, por el cabo de Buena Esperanza.El continente africano aparece acortado en la carta de Juan de la Cosa acausa del acusado error en la posicin del cabo de Buena Esperanza situadoen 28,6, ms prxima a la real de 34,6 que los 45, que escribi Coln en laapostilla 23b del Imago Mundi, de Pierre dAilly. Este error en latitud, atribuible a los clculos de los pilotos del viaje de Vasco de Gama, contrasta conla exactitud de San Jorge de Mina, mina de portogal en la carta, situada en5,1 de latitud Norte, conforme con la apostilla 860 de la Historia rerum ubique gestarum, de Eneas Silvio Piccolomini; exactitud explicable por los clculos que de ella se hicieron despus del de Diogo dAzambuja en 1481 queus por primera vez el astrolabio en aquel lugar(34) y de los realizados en1485 por Jos Vizinho.El mrito representativo de Juan de la Cosa y la notable densidad de topnimos que ilustran las costas del continente negro no lo menoscaban la deformidad en las longitudes que presentan sus costas meridional y la levantina,imputable al primerizo trazado que de ellas hicieron los pilotos de Vasco deGama, ni la omisin del saliente del cabo de Guardafu, que denota un trazado de costa hipottico a partir del ltimo lugar reconocido por esos pilotoscuando perdieron de vista la costa africana a la altura de Mogadisco para cruzar el golfo Arbigo hasta Calicut. Estos defectos quedaron subsanados enbuena parte en la carta de Cantino, c.1502, cuyo autor annimo dispuso deulterior informacin seguramente acopiada en el viaje de Alvares Cabra y pudo perfilar las costas dndoles formas mucho ms parecidas a las reales.El perfeccionamiento en el trazado de la figura de las costas de Africa y el

    notable cambio de la forma de la pennsula indostnica en la carta de Cantino,(34) JoaquimBnsaude, L Astronornie nautique au Portugala lpoque des grandes dcouvertes, pg. 281.

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    RICARDO CEREZO MARTNEZes uno de los detalles de esta carta que ratifican la anterioridad de la de Juande la Cosa, o lo que es lo mismo, legitiman la fecha de su elaboracin. -La inmensa mayora de los topnimos de la costa occidental de Africaestn escritos en Castellano, incluso los de las islas y: de antonio o bel cavoverde; las Canarias se denominan y: de canaria o bel fortunad. La plaza fuertede San Jorge de Mina, principal factora mercantil portuguesa de Africa,figura como mina de porto gal. A partir del C. de boa esperana y en el Indicopredominan los topnimos en portugus, aunque abundan nombres que notienen significado en ninguno de los dos idiomas, seguramente por haber sidoanotados por los pilotos lusitanos con las denominaciones de los nativos.En la posicin de la isla de Madagascar, Juan de la Cosa dibuja una isla sinnombre y denomina y. madagascar a otra situada muy al este, al sur de y. s.zanzibar, ambas al sur de la ysla trapobana y casi en su misma longitud.Siguiendo la costa oriental de, Africa hacia el norte, la carta nombra tresmares: mar etiopico orientalIndico oriental, golfo arabigo Rubro marRojo y ya en el continente asitico el golfo persico.En la costa meridional de Asia destacan la boca de yndo, rio yndo, tambin denominado r yndo o sando, que desemboca en el mare indico. Y comoya se ha indicado, el trazado de esta costa acaba en la regin de ladesembocadura del ro Ganges, sin alcanzar el sinus Magnus de Ptolomeo, quedando sinrepresentar el mtico cabo de Cattigara, lmite occidental del Aurea Quersoneso, la fabulosamente rica regin asitica que se quera alcanzar por el esteen las expediciones de Bastidas-Cosa y de Cristbal Coln, que en 1500estaban en vas de preparacin.La posicin de la ysla trapobana sobre la lnea equinoccial la fija Cosa alsur de las bocas del Ganges, unos 300 ms al oeste de la que le asign Ptolomeo. La gran extensin de esta isla, su curiosa forma triangular y el colorverde con que la destaca Juan de la Cosa le dan el significado especial deserconsiderada como objetivo del cuarto viaje del Almirante, una vez hallado elestrecho supuestamente situado a poniente de las costas de Coquibacoa,Urab y Darin.Consideraciones cartolgicas

    El sistema de trazado utilizado por Juan de la Cosa en su carta carece derelacin alguna con el tipo de carta plana con meridianos y paralelos queexplic Coln a los Reyes Catlicos en su escrito de enero de 1494,que hemoscomentado ms arriba. La carta mapamundi del piloto de Santoa es, por tanto, la representacin geogrfica ms antigua en forma de carta arrumbadaque comprende todo el ocano. Por la finalidad de su elaboracin, esta cartapuede incluirse entre las que Rey Pastor y Garca Camarero definen comocartas nutico geogrficas, no se tata, por tanto, de una carta nutica pura(35).(35) La cartografa mallorquina..

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    LA CARTA DE JUAN DE LA COSA (II)Su colorido recuerda la carta de Abraham Cresques de 1375, y, en general, los perfiles de Europa y reas circundantes responden al estilo de laescuela mallorquina; lo muestran tambin el diseo de los montes, figuras

    humanas y animales, el trazado de las islas en el Atlntico norte, la forma yel color azul del Bltico. Basta ver la carta de Masi Viladestes de 1413 y laannima atribuida a Cristbal Coln c. 1492 para darse cuenta de queobedecen a una misma escuela.La geografa representada en la carta cubre dos pergaminos contiguos queforman un rectngulo de 1,83 por 0,96 metros. El trazado de la geografa serige por dos circunferencias directrices determinadas cada una de ellas por 16nudos o vrtices, de los que parten los 32 rumbos principales. Separadas2.500 millas, dichas circunferencias, estn centradas en dos ombligos alineadossobre un paralelo no trazado en la carta situado 250 millas al sur del trpico de Cncer; uno de los ombligos est al sur de la India, representado poruna rosa dFosvientos de mayor tamao quejas dems y el otro se encuentraen medio del Atlntico, distinguido con una imagen de la Virgen Mara.De los 16 nudos de la circunferencia directriz situada al este, cuatro estnrepresentados por rosas de los vientos, mientras que en la otra slo hay tresde estas rosas. Las dos circunferencias. y sus respectivas telas de araa serepresentan en cada uno de los dos pergaminos sobre los que se construy lacarta. En la parte occidental de la carta, y a la altura del trpico, hay unavieta con la imagen de San Cristbal y el Nio Jess sobre sus hombros; alpie de la imagen aparece la leyenda Joan de la cosa la fizo en el puerto de saen anno de 1500.El hecho de que las circunferencias directrices sean externas, y no tangentes como en la carta de Cantino y en la posterior de Turn, pudo haber tenidodos motivos: la falta de experiencia del autor ante el problema de encuadrartoda la extensin del mundo en una carta arrumbada, o el propsito de distribuir la representacin geogrfica en los dos pergaminos. Para hacer esta composicin, Juan de la Cosa debi valerse de.una d las tantas cartas portulanascomprensivas de Europa, el Mediterrneo, islas atlnticas conocidas y algunaotra de la costa occidental de Africa, anterior al viaje de Vasco de Gama (36).Las costas meridional y oriental de este continente las traz a partir de lainformacin acopiada por los pilotos portugueses durante ese viaje. Sobreesta base geogrfica trabaj la conjuncin de las tierras indianas descubiertashasta la fecha de acabado de la carta.La lnea de unin de los pergaminos no coincide con la mediatriz del ejeque une los ombligos de las circunferencias directrices, razn por la que losvientos terminales de las correspondientes telasde araa no se cortan simtricamente. La lnea oscura que de norte a sur pasa por el extremo meridionalde Italia y atraviesa Africa indica la sutura de ambos pergaminos,. No obs

    (36) Una de estas cartas, o similar, pudo seria portuguesa annima de c. 1470, conservadaen la biblioteca Estense, que representa la costa africana, incluida la costa norte del golfo deGuinea, islas Azores, Madera, Canarias y Cabo Verde, reproducida en PortugaliaeMonumentaCartographica, estampa n. 2.Ao 1993

  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N42. Ao 1993

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    RICARDO CEREZO MARTNEZtante, la unin de los pergaminos es perfecta en cuanto a la continuidad grfica de los perfiles de costa, como no poda menos de suceder, ya que en cadauna de las circunferencias directrices hay nudos de vientos comunes al ViejoMundo y a las regiones asiticas del este y del oeste que hacen posible la conjuncin de la geografa representada en los dos pergaminos.No puede aceptarse, pues, como ha sugerido algn historiador, que a lageografa conocida de Europa y Asia aadiera groseramente Juan de la Cosala de las Indias descubiertas por Coln. Lo desmiente tambin el hecho deque el trazado de parte de la pennsula Ibrica y de Africa quede determinadopor los rumbos de la misma circunferencia de rosas de los vientos, en la queestn las Antillas y los ltimos descubrimientos de las costas meridionales. Lomismo ocurre en el Mediterrneo oriental, en la costa africana del este y la deAsia, que se daba por conocida. Otra cosa muy distinta es que la carta presente grandes errores en distancias y latitudes que, como se ver seguidamente, tienen justificacin.En sus partes superior e inferior, la carta contiene dos troncos de leguas,divididos en tramos de 50 millas romanas, que muestran una imprecisinapreciable a simple vista, en gran parte debido al deterioro propio del pasodel tiempo. Mas a pesar de la apariencia desmaada