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Pharus Academiæ Revista de divulgación e investigación del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas Octubre 2008 Año ii 03

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  • Pharus AcademiRevista de divulgacin e investigacin del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas

    Octubre 2008Ao ii 03

  • La mano de Dios (fragmento)Sant Climent de Tall en Barcelona

  • La mano de Dios

    La imagen en la portada de este nmero tres de la revista Pharus Academi, representa la mano de Dios o tambin la virtud de la fe; debidos a la mentalidad peda-ggica y los clichs de la poca del arte romnico europeo de los siglos xi, xii y xiii. Tal pintura se encuentra en el bside del templo de Sant Climent de Tall en Barcelona, Espaa y complementa la pintura mayor de Cristo Pantocrator, ubicada en el mismo bside. El comit editorial de la revista, seleccion dicha imagen porque representa grfica-mente, al primero de los dos elementos que integran el lema del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas A.C., es decir: Por la fe y la razn.

    Pharus Academi

  • 18451846 Notas para la historia de Tampico en la guerra con Estados Unidos (3.a parte)

    Estilos de aprendizaje: qu diferencias individuales se pueden encontrar en el aula?

    Metodologa de las Matemticas (1. parte)

    Aprovechamiento de las cscaras de camarn de la zona de Tampico para la sntesis de un hidrogel de quitosano

    Sntesis y caracterizacin de puntos cunticos de Mn

    Elega por Miguel Hernndez

    Emilio lamadrid

    Alberto Bazalda

    David Macas

    Irma Nely Meja Gonzlez y Beatriz del Carmen Padilla Garca

    Daniel Alberto Nieto Snchez

    Carlos Gonzlez Salas

    08

    44

    66

    76

    80

    84

    Directorio / Contenido

    PrlogoJos Villaseor

    v

    Trabajo de investigacin

    Ensayo

    RectorC.P. David Gmez Fuentes

    Vicerector acadmicoDr. Alejandro Montano

    Comit editorial

    Jos Villaseor

    Alberto Bazalda

    Enrico Martnez

    Emilio Lamadrid

    Francisco Gmez

    Blas Gibler

    Fernando Hernndez

    Diseo y Formacin

    Ernesto Pea

    Revisin y correccin de estilo

    Ma. Teresa Raygoza

    Pharus Academi, Revista de divulgacin e in-vestigacin del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas. Nmero 2, ao i. Este nmero se termin de editar en marzo de 2008, el tiraje total de esta edicin es de 1 000 copias.

    Octubre 2008Ao ii 03

    El asesinato por celos: La influencia de Shakespeare en Maurice MaeterlinckFr ancisco Gmez Valdez

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  • Prlogo

    Con gran entusiasmo hemos llegado a la publicacin del tercer nmero de nuestra revista acadmica en el iest. Se cumple un ao de la aparicin del primer nmero y podemos decir que la calidad de los trabajos sigue una ruta ascendente. No podemos decir que estamos satisfechos con el lo-gro arriba esbozado porque an no hemos logrado entu-siasmar al grueso de la comunidad del Instituto para que contribuya con sus trabajos, sus ideas y sus propuestas a enriquecer el contenido de la Revista. Es cierto, la gran mayora de nuestros colegas y alumnos viven una inten-sa actividad acadmica durante los semestres lectivos e incluso en los perodos de verano. Tambin es cierto que no es fcil escribir un texto coherente y claro sobre cual-quier tema en el cual estemos trabajando y que muchas veces nos dejamos vencer por una autocrtica demasiado severa y no nos permitimos sacar a la luz varios de nues-tros desarrollos metodolgicos o ensayos sobre temas de las materias que impartimos o propuestas de mejora. El caso es que las ideas y los borradores o bocetos se nos van quedando y empolvando conforme avanza el tiempo y nunca ven la luz. En Pharus Academi estamos abiertos a todo tipo de contribuciones y el nico requisito es la entrega del manuscrito. Nuestro Comit Editorial se encarga de la revisin a travs de un par de conocedores del tema en cuestin y adems contamos con una experta revisora de estilo que nos apoya para que los artculos, ensayos, resmenes o recensiones cumplan con reglas mnimas de gramtica y sintaxis. Basta con revisar cualquiera de nuestros anteriores nmeros o este mismo para constatar que el material pu-blicado incluye temas de inters actual para el Instituto y su comunidad y que en general son textos fciles de leer y por lo mismo fciles de escribir. En este nmero tenemos el gusto de publicar dos re-smenes de tesis de licenciatura en Ingeniera Qumica, son trabajos realizados por jvenes recin egresados que muestran que es posible realizar contribuciones signifi-

    cativas en el rea de procesos para aprovechar desechos que son abundantes en nuestra regin. Para el nmero 4 nos gustara poder publicar varios resmenes de tesis de las Divisiones de Ciencias Econmico-Administrativas y de Humanidades en las cuales se han llevado a cabo investigaciones dignas de darse a conocer a travs de nuestra revista acadmica. Uno de nuestros profesores, David Macas, nos regala una contribucin destacable a la metodologa de la enseanza de las Matemticas, cien-cia fundamental para todas las disciplinas profesionales y que en particular ha sido excelentemente cultivada e impartida en el iest. Tambin incluimos la tercera parte de las notas sobre la historia de Tampico relacionada con la guerra de Mxico con los Estados Unidos que mues-tra el extenso y minucioso trabajo de investigacin do-cumental desarrollado por el maestro Emilio Lamadrid. Muy destacable y disfrutable es la Elega por Miguel Hernndez del entraable padre Carlos Gonzlez Salas. Por ltimo, presentamos la estupenda contribucin a la investigacin educativa en el iest del maestro Alberto Bazaldua, Estilos de Aprendizaje. Este trabajo consti-tuye la revisin terica que fundamenta la investigacin titulada Identificacin de estilos de aprendizaje en diferen-tes carreras que obtuvo el primer lugar en el premio fim-pes 2008 en la categora de Investigacin. Nuevamente, el iest ofrece una muestra de la madu-rez y calidad que ha logrado como institucin educativa. El esfuerzo involucrado en la publicacin de una revis-ta de la calidad de Pharus Academi es encomiable, empezando por el compromiso decidido de parte de la Rectora que ha reconocido la importancia de contar con este medio de comunicacin, para permitir la libre expre-sin de ideas y contribuciones al conocimiento general, cumpliendo as una de las funciones fundamentales de nuestra casa de estudios, la difusin de los trabajos de los miembros de su comunidad acadmica.

    Enrico Martnez SenzSeptiembre de 2008

    Pharus Academi

  • Cuando la fe cristiana es autntica, no mortifica la libertad ni la razn humana [], al encontrarse y dialogar puede expresarse de la mejor manera. La fe supone la razn y la perfecciona y la razn, iluminada por la fe, encuentra la fuerza para elevarse al conocimiento de Dios

    Benedicto X V I

    Octubre 2008Ao ii 03

  • Pharus Academi

  • Trabajo de investigacin

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    Pharus academi

    18451846 Notas para la historia de Tampico en la guerra con Estados Unidos* (3. parte)

    Tamaulipas invadida; Mxico declara la guerra

    History is not history, unless it is the truth

    Abraham Lincoln

    * Aclaracin pertinente. Siempre que se puede y no impide su lectura, en los documentos que se trans-criben en este trabajo, ya sea traducidos o simplemente transcritos, se mantiene la grafa original de la poca. Cuando no ocurre as, se moderniza el texto, para hacerlo ms comprensible. Por ejemplo Mxico y Texas se escriban con j Mjico y Tejas jefe, con g gefe y palabras que hoy tienen un significado, con el que tenan en el siglo xix, v:gr: aportar tomar puerto o arribar a l etc.

    Resumen

    Por medio de la revisin de peridicos y documentos de la poca, relaciona-dos con la guerra sostenida entre Mxico y Estados Unidos entre 1846 y 1847, en la segunda parte de este trabajo, se contina con la crnica de los eventos que llevaron al estallido de la guerra, los sucesos ocurridos tanto en Tampico, como en los mbitos nacional e internacional alrededor de los hechos que desembocaron en la escaramuza Thornton, en lo que entonces era la parte septentrional de Tamaulipas, en el Rancho de Carricitos, en el Municipio de Matamoros, causa eficiente de la declaracin de guerra al dar el pretexto al presidente americano James K. Polk, quien aleg (el gobierno mexicano) por fin ha invadido nuestro territorio, y derramado sangre de nuestros conciuda-danos sobre nuestro propio suelo.

    Abstract

    Through the review of newspapers and documents from the time, related to the Mexican War, 1946-1847, in the second installment of this paper, it con-tinues the chronicle of events that lead to the outbreak of war, events that happened so much in Tampico, as in the national and international bounda-ries about the facts that ended in the Thornton skirmish, in what then was Tamaulipas northern territory, in the Carricitos Ranch in Matamoros Muni-cipality, that gave reason for the declaration of war to the American president James K. Polk, who invoked that have (Mxico) at last invaded our territory, and shed the blood of our fellow-citizens on our own soil.

    Palabras clave: Mxico, Tampico, Tamaulipas, Guerra, Polk, peridicos.

    Emilio LamadridPeriodista, editorialista y ensayista, ha publicado una novela histrica Santa Anna de Tampico, saga de una familia, investigador en el iest, Coordinador del Consejo de la Crnica Municipal para el Municipio de Tampico.

  • Octubre 2008, nmero 3

    Una guerra esperada y desesperada

    El 2006 se cumplieron 160 aos de la toma de Tampico por la armada norteamericana. Una idea muy difundida es que el principal responsable de la cada del puerto, y del pas, fue Santa Anna, lo cual sin duda tiene algo de cierto, aunque no creemos que por las razones que se aducen, traicin y venta, podran ser pura y simple incompetencia. Tampico cay porque Santa Anna orden al General Parrodi abandonar la ciudad por pensarla indefendible.Sin embargo, Santa Anna no fue el nico responsable. Desde luego, la superioridad militar de los norteamericanos era evidente entonces, aunque no tan abrumadora como hoy. Con arrogancia, el presi-dente James Polk afirm en diciembre del 47, una vez vencido Mxico: Nunca antes ninguna otra nacin haba obtenido tantas victorias gloriosas en un perodo tan breve. Pero la explicacin de la derrota no radica slo en esa superioridad. Es im-portante tambin la divisin poltica de los mexicanos, tan evidente que hizo exclamar a John Black, cnsul norteamericano en la capital del pas, entre 1843 y 1861: Qu pueden pensar las naciones extranjeras de esta gente, que bajo ninguna circunstancia deja de entregarse a luchas civiles para aniquilarse recprocamente, no obstante que ms de la mitad de su pas se encuentra ocu-pado por fuerzas extranjeras, y la otra en peligro de seguir la misma suerte? El hecho que motiv este comentario, fue el ocurrido en medio de la inva-sin, cuando estall la tristemente clebre rebelin de los polkos. Guillermo Prieto quien fuera uno de esos polkos, arrepentido ms tarde de haber parti-cipado escribira: Ya se deja entender el desairado desenlace del movimiento de los polkos y la vergenza y humillacin que debe cubrirnos a los que arro-jamos ese baldn sobre nuestra historia en los das de ms angustia de la patria... Adems, hubo muchos mexicanos y extranjeros que no solo permitieron la cada de Tampico en manos yanquis, sino que colaboraron en ello. Tal es el caso de la esposa y socia del cnsul Franklin Chase, Anne McClar-monde, conocida como la herona de Tampico, quien a la expulsin de su ma-rido al inicio de la guerra, alegando su nacionalidad inglesa se neg a partir y qued al frente del negocio de ambos, F. & A. Chase. La seora Chase, adems de esparcir rumores entre sus amigas mexicanas para minar la moral de los habitantes del puerto, mantuvo contacto con el Comodoro David Conner, co-mandante de la escuadra yanqui del Golfo, por medio de oficiales navales bri-tnicos, informndolo de todo lo que ocurra, el estado de indefensin en que haba quedado el puerto, informacin que anim a Conner a tomar Tampico con solo 500 marinos y sin disparar un solo tiro. Otro elemento contrario a la causa mexicana fue el hecho de que muchos liberales que deseaban instaurar una democracia en nuestro pas haban per-dido la esperanza de que eso pudiera ocurrir, y vieron en la anexin a Esta-dos Unidos la nica oportunidad para vivir bajo ese rgimen. El negociador norteamericano Nicholas Trist report que ms de un mexicano sali a su encuentro para pedir la anexin a su pas: Que Mxico vaya a convertirse en parte de los Estados Unidos es algo seguro le decan. Y por qu no ha-cerlo hoy en lugar de esperar diez o veinte aos ms? Si ya estn aqu, por qu no se quedan? Paradjicamente, mientras algunos liberales promovan la anexin, mu-chos conservadores pelearon con determinacin: Miguel Miramn, que mu-ri con Maximiliano, fue cadete en Chapultepec, es decir, fue un nio hroe que salv la vida; Toms Meja, tambin fusilado con Maximiliano, pele va-lientemente en La Angostura; Manuel Hidalgo, futuro promotor del II Impe-rio, combati en Churubusco, y el hijo de Iturbide contribuy como oficial a la defensa de la ciudad de Mxico.

    1 John Black, fue Cnsul y Cnsul General de Estados Unidos en la ciudad de Mxico. Su primera visita al pas fue en representacin de una empresa fabricante de maquinaria de New York a instalar mquinas en minas mexicanas. Entonces fue nombrado Cnsul por el presidente Jackson y estuvo ah hasta el gobierno de Lincoln, cuando renunci y regres a su patria. Despus de vivir cua-renta aos en Mxico. Actu como Ministro durante la guerra.

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    Pharus academi

    El pas perdi la mitad de su territorio despus de mal negociar un tratado digno de eterna vergenza y de pesar para todo buen mexicano, que dira Santa Anna, a quien no le faltaba razn cuando se lament de mi infeliz pa-tria, traicionada a cada momento y tan mal servida de algunos de sus hijos cuando ms necesitaba de su ayuda y lealtad.

    El principio del fin

    Mientras las tropas norteamericanas, sin encontrar resistencia, se posesio-naban del norte del pas, en el sur y en el centro brotaban como hongos los pronunciamientos o cuartelazos, para derrocar al Presidente Paredes, subir al poder a Santa Anna y restablecer la constitucin federal de 1824. Detrs de todos esos pronunciamientos estaba Valentn Gmez Faras, lle-gado de Nueva Orlens, va la Habana en donde se reuni con Santa Anna de quien fuera vicepresidente en 1833 y que como presidente interino, en las varias licencias pedidas por ste entre 1833 y 1834, realiz una intensa labor administrativa y polticosocial. Por ejemplo, propuso la libertad de expre-sin; la abolicin de los privilegios de la iglesia y el ejrcito; la supresin de las rdenes monsticas y del monopolio de la iglesia en la enseanza. Tambin trat de consolidar la deuda pblica y su amortizacin. A pesar de la historia pasada entre los dos, en la que no hubo nunca amor, y si una enorme desconfianza de Gmez Faras por Santa Anna, como se puede ver en el borrador autgrafo de carta, sin destinatario, sobre lo que debe hacerse para derribar a Santa Anna, de alrededor de 1844, de la colec-cin Valentn Gmez Faras, conservada en la biblioteca Nettie Lee Benson, de la Universidad de Texas en Austin y que a la letra dice:

    Aqu hay algunas personas que condenando la fortuna del Gen. Santa Anna piensan que an podr triunfar, o que a lo menos conseguir seguir tranqui-lamente en el mando y eximirse de dar cuentas que justsimamente se le pi-den, pero no ser as. El aparato militar de que est rodeado vendr a servirle de confusin, cuando vea a la mayor parte de tropas pasarse a Paredes. Yo pienso que Santa Anna temiendo la desercin no se acercar mucho a Gua-dalajara y que procurar desde lejos entablar relaciones y hacer ofrecimientos para ver si logra salir de sus aprietos por medio del engao, de los alhagos (sic) y aun de la humillacin, ya que no puede por la fuerza, pero que todos sus artificios sern intiles. Y entre tanto, qu harn Uds? Permanecern en expectativa?

    Valentn Gmez Faras

    2 Posiblemente a Julio Uhink, su cuado.

    Vista de Matamoros desde la margen izquierda Thorpe Thomas Bangs,3 Our Army on the Rio Grande

    3 Es oportuno recordar aqu a los americanos Samuel Bangs y Godwin B. Cotten, que llegaron a Nuevo Santander el ao de 1817, en la expedicin de Francisco Javier Mina y Fray Servando Teresa de Mier. Bangs se que-d en Tamaulipas y despus emigr a Tejas, donde se hizo famoso por las impresiones que haca, que incluan siempre peridicos. Entre los periodistas tamaulipecos que co-laboraron con Cotten y Bangs por aquellos aos, y luego dirigieron sus propios peri-dicos se encontraban Juan Aguirre, Juan Bautista Palacio, Vicente Parra, Antonio Contreras y Ramn Snchez.

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    Octubre 2008, nmero 3

    La ciudad de Veracruz que tantas veces ha dado pruebas de valor y de-cisin dejar que se le anticipen los mas de los Departamentos? Tampico y Matamoros se pronunciarn antes que ella? Yo he estado procurando que lo hagan, y por dos buques que van a salir de aqu, instare a mis amigos para que lo verifiquen y casi est seguro de un buen resultado. A pesar de la pobre opinin que Gmez Faras tena de Santa Anna ape-nas unos meses antes, se puso de acuerdo para volver ambos al poder, con el apoyo de los partidarios de ambos de Mxico y el de Estados Unidos, porque nada deseaba ms Mr. James K. Polk que tener en la presidencia de Mxico a tan valiosos amigos y aliados, que se haban comprometido a vender las pro-vincias norteas por treinta millones de dlares, que segn dicen, asegur el mismo Polk en audiencia privada, al Coronel Alejandro Atocha, Espaol na-cionalizado americano, que viva en Nueva Orlens. Estos rumores y la acu-sacin que hizo Polk en sus memorias, de que haba permitido el regreso de Santa Anna, porque ste le haba asegurado que convencera al gobierno y al congreso aceptar las condiciones norteamericanas, se prolongaron durante todo el tiempo que dur la guerra con los Estados Unidos y an duran en nuestros das.4

    Escenarios: las Batallas de Palo Alto, Resaca de Guerrero y la prdida de Matamoros.

    Ante la situacin de la ocupacin yanqui de la franja del Nueces, norte de Tamaulipas, el plan de Arista era cruzar el ro Bravo y atacar a Taylor por sorpresa entre el Fuerte Brown y Punta Isabel, con la mayor parte de sus tro-pas, mientras el General Meja con un solo batalln se quedaba a defender la ciudad de Matamoros. Pero all comenzaron los graves errores de Arista. El grueso de la infantera mexicana atraves el ro Bravo en dos brigadas: la primera al mando de Ampudia, el 30 de abril en la noche, la segunda al mando de Arista en la maana del 1 de mayo. Pero por imprevisin no haba em-barcaciones suficientes por lo que el cruce del Bravo fue exasperantemente lento. El 3 de mayo de 1846, el fuerte Texas, frente a Matamoros rompi fuego sobre la ciudad, pero a pesar del viejo principio napolenico de que un general debe acudir a donde se oigan los caones, Arista, continu su marcha hacia Palo Alto, sin cambiar su propsito de interponerse entre los dos campos ene-migos. La guarnicin de Matamoros contest el fuego enemigo con otro no menos vivo y certero, y a las doce del da haba conseguido apagar el fuego de las bateras contrarias.

    4 Todas estas versiones son, cuando menos, sospechosas pues provienen de una sola fuente: James K Polk quien, evidentemente debe haberse arrepentido de haber permitido el regreso de Santa Anna, cuya sola presencia galvaniz al pueblo y al gobierno mexicanos contra los yanquis.

    Batalla de Palo Alto (Adolphe Jean Baptiste Bayot de una pintura de Carl Nebel. Litografa coloreada. D. Appleton & Co., NY. 1851)

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    Pharus academi

    El 8 de mayo de 1846, a las tres de la tarde se enfrentaron ambos ejrcitos en el punto llamado Palo Alto; las fuerzas mexicanas se componan de tres mil hombres nmero igual o aproximado a las de Taylor. Y as explican Prez Ver-da y Riva Palacio, la derrota de nuestro ejrcito.

    El invasor, fuerte ya por la superioridad fsica de su raza, lo era an ms por la superioridad de su armamento, por lo numeroso y potente de su arti-llera y de sus caballos, por la precisin de su parque, la abundancia de sus vveres, el completo y esmerado servicio de sus trenes y ambulancias, por la rapidez e impetuosidad de sus movimientos. En nuestras filas el valor y la decisin eran iguales o superiores, pero no exista mutua confianza entre jefes y oficiales; el armamento era anticuado y defectuoso; poca y de cortsimo alcance la artillera y casi del todo intil la caballera, lentos y pesados los movimientos, ocasionando esto gran prdida de vidas; se careca casi por completo de ambulancias, depsitos de vveres y de todo lo necesario para el buen servicio de un ejrcito en campaa. En Palo Alto no hubo un solo mdico ni un miserable botiqun para atender a los heridos. Despus de tres horas de combate nuestras tropas abandonaron el campo. La noche la pasaron los ejrcitos en muy distintas condiciones. Las tropas mexicanas apenas haban llevado lo muy preciso para tomar un mal rancho y durmieron a la intemperie; las de Taylor llevaban carne en abundan-cia, vino, buen pan, cenaban perfectamente y descansaban al abrigo de sus tiendas. A su llegada, la situacin ya era muy crtica y, aunque dio muestras de valenta, cometi errores. Arista hizo planes para sorprender al enemigo, ha-ciendo cruzar a las tropas el ro Grande, pero al no contar con las barcazas para su transporte, perdi el efecto sorpresa. El lugar estaba bien elegido, pero sus decisiones fueron lentas y permitieron que Taylor movilizara regi-mientos pequeos que se movan aprisa y que podan burlar la obsoleta arti-llera mexicana, de poco alcance. Adems, segn parece, las tropas de Arista se vieron obligadas a pelear frente al sol enceguecedor de un largo crepsculo. Sin que se decidiera la batalla, un incendio oblig a suspenderla. Las tropas mexicanas pasaron una noche miserable y, vctimas de la de-presin, dieron odos a los rumores que acusaban a su jefe de traicin. El lugar cercano adonde se retiraron no era adecuado, y al reiniciarse las hostilidades, las circunstancias estuvieron en su contra. El desastre fue total. Los soldados mexicanos fueron perseguidos hasta el ro, en el que muchos de los que huan se ahogaron. La artillera de Taylor caus tantas bajas y heridos que el resul-tado de la batalla favoreci al enemigo. Gran nmero de soldados heridos pu-dieron ser transportados a Matamoros, pero otros quedaron abandonados en el campo de batalla, junto con gran parte del armamento y de las municiones. Unos das despus, Arista orden el retiro de las tropas, pues los jefes juzga-ron imposible defender Matamoros, que fue ocupado el 18 de mayo de 1846.

    El 9 de mayo a las seis de la maana, Arista abandon su posicin en Palo alto, para tomar el camino de Matamoros, pero a las cuatro de la tarde fue atacado por Taylor en Resaca de Guerrero. Los soldados mexicanos que la vs-pera haban peleado valientemente, ese da se desbandaron; (Daz de la) Vega cay prisionero; Arista dio una carga valerosa pero sin fruto, pues estaba con-sumada la derrota. La retirada fue desastrosa; dej el camino sembrado de hombres y animales muertos, enfermos y rezagados. Le tom veinticuatro horas cruzar el Bravo para atacar al enemigo, por hacerlo en slo dos lanchas; al regresar derrotado, se ahog una multitud de soldados por la misma carencia de barcas. Arista se refugi en Matamoros, pero informado de que Taylor se prepa-raba para cruzar el ro Bravo, abandon la plaza el da 16 de mayo, a la una de

    5 General Rmulo Daz de la Vega.

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    Octubre 2008, nmero 3

    la tarde, tanto porque la juzg indefendible como por el estado de desmora-lizacin del ejrcito, as es que el enemigo ocup Matamoros el 18 de mayo, encontrando all municiones, artillera y 400 heridos que haban sido aban-donados por falta de transporte. El ejrcito salido de Matamoros, tuvo al otro da una baja de ms de mil hombres, porque se desbandaron gran parte de las fuerzas de Canales y las presidiales. El 28 de mayo lleg la divisin a Linares, reducida a dos mil seiscientos treinta y ocho hombres. All recibi Arista la orden de destitucin, nombrando para sucederlo en el mando al General Francisco Meja. Arista entreg al mando al Meja el 3 de junio, pero en agosto se le dio el mando a Pedro Am-pudia. Las brigadas que se encontraban en Linares, el 9 de julio se movieron a Monterrey, que era el siguiente objetivo de los norteamericanos. Despus de la declaracin de guerra, las fuerzas estadounidenses invadie-ron territorio mexicano en diversos puntos. En el Pacfico, la fuerza naval al mando de John D. Sloat ocup California y la reclam para EE.UU. supues-tamente debido a la preocupacin de que Gran Bretaa intentase tomarla. Se ali con colonos ingleses del Norte de la provincia quienes previamente haban declarado una Republica Independiente de California y ocuparon va-rias ciudades clave. Mientras tanto, tropas de EE.UU. al mando de Stephen W. Kearny ocuparon Santa Fe, Nuevo Mxico y en cuanto tuvo asegurado el territorio ocupado, avanz hacia California donde despus de algunos reve-ses iniciales, se uni con los marines bajo el mando de Robert F. Stockton y ocuparon San Diego y Los ngeles.

    El 13 de mayo, Anastasio Parrodi desde Tampico comunica a las tropas las derrotas sufridas el 8 y 9.

    El Comandante del Departamento de Tamaulipas a las tropas bajo su mando:

    Compaeros: La tarde del 8 del presente, nuestros hermanos de Matamoros han peleado con intrepidez y entusiasmo en el Tanque del Ramerino (sic); el 9 atacaron con igual ardor. Pero la fortuna no ha coronado sus esfuerzos; el enemigo pas del fuerte favorecido por una densa humareda de un bosque en llamas, que los protegi de nuestros disparos, permitiendo que nuestros enemigos escaparan. Soldados: en otro momento venceremos; tal es la fortuna de la guerra, una derrota hoy y la gloria maana; esa gloria que ser nuestra al trmino de esta sagrada lucha. El Dios de las batallas est probando nuestro valor pero no nos ha abandonado; sabemos vencer, sabremos sufrir. Soldados: el lamento del soldado por su camarada que muere en el campo de batalla debe ser una bala bien apuntada al enemigo. Esas son las lgrimas que nuestros hermanos requieren de nuestro amor. Sus tumbas deben ser ca-vadas en los campos americanos. Los cadveres de los yanquis deben formar sus mausoleos. Soldados: Si hemos perdido algunos de nuestros hermanos, la gloria ser an mayor, habr menos vencedores; no es el nmero el que da la victoria. Slo haba trescientos Espartanos, y el poderoso Jerjes no atraves las Term-pilas. El celebrado ejrcito del gran Napolen pereci en Espaa a manos del pueblo inerme pero libre e intrpido que luchaba por su libertad. Compaeros: Podremos ser menos nosotros? Estamos luchando por la li-bertad, por nuestra santa religin, por nuestra patria, por nuestras cunas, por nuestras tumbas. Que aquellos que no estn dispuestos a morir, sean conoci-dos por traidores, que aquel que desea merecer las lgrimas de sus hijos, res-pire y mantenga su valor, no debe flaquear, no debe desmayar, no debe temer, porque, qu tenemos que temer? El corazn nos dice que en l, habremos de encontrar este requisito, y nuestros corazones se opondrn al enemigo.

    Robert F. Stockton

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    Pharus academi

    Soldados; Venganza para nuestros hermanos! Gloria para nuestros hijos! Honor para nuestra Patria! Defendamos estos elevados sentimientos. No temis. Os juro que si bien el da ser laborioso, nuestra gloria ser ms dulce y vuestro general y camarada la alcanzar con vuestra lealtad y valor.

    Anastasio Parrodi, Tampico 13 de mayo de 1846.

    Junio de 1846

    El Martinsburg Gazette del jueves 4 de junio publicaba las prdidas mexicanas y el Plan de Campaa de Arista

    6 Era propietario de los terrenos de la Isla del Padre, de ah el Padre.

    Hemos dedicado una considerable porcin de nuestras columnas esta se-mana, a los interesantes detalles y relatos de las dos esplndidas batallas del 8 y 9 de mayo en el Ro Grande, entre nuestro pequeo y bravo ejrcito y las fuerzas de Mxico. Algunos de estos relatos estremecen todas las fibras del corazn; y mientras todos se regocijan en la gloriosa victoria que ha coro-nado a nuestras armas, no se puede sino caer en un reverencial silencio y maravillarse al ver la escena de la batalla y seguir al bravo Gral. Taylor y su devota banda al cargar contra el enemigo. Un desatino un error un solo segundo de dilacin y todo se hubiera perdido: nuestros hombres, muchos de ellos hubieran sido muertos, nuestros heridos y prisioneros hubieran cado en manos del enemigo; y la historia reciente de las tcticas de guerra mexicanas, nos dicen qu les hubiera esperado; hubieran sido sujetos a todos los actos de barbarie posibles por un inhumano enemigo. Pero el dios de las Batallas se inclin ese da a nuestro favor; y cuando en medio del cumplimiento del deber nuestras tropas segaban las vidas del enemigo producindole terribles prdidas. No olvidaron, an en el ardor del combate, que eran cristianos: y dieron agua a los moribundos, trataron generosamente a todos los prisione-ros y enterraron sus muertos.

    Entre los papeles encontrados en los efectos capturados del Gral. Arista, es-taba el resultado del recuento de la fuerza mexicana el da de la batalla, que muestra que la fuerza del enemigo exceda de 8,000 hombres, aunque no es absolutamente seguro que el total de esa fuerza estuviera en la margen del Ro Grande perteneciente a los Estados Unidos. El Asistente del Gral. Arista, mientras haca los arreglos pertinentes para el intercambio de prisioneros, con un distinguido oficial de nuestro ejrcito, afirm que las prdidas mexicanas en el campo de batalla y ahogados, as-cendi a 800. Entre los ltimos, estaba un sacerdote que pereci al intentar huir atravesando las aguas del Ro Grande. (Se trataba de Jos Nicols Balli, sacerdote, cura prroco matamorense.) En este nmero no se incluyen los heridos y los prisioneros. Nuestras tropas han recogido mil quinientos mos-quetes (todas armas del Rey de Inglaterra). El plan de campaa desarrollado por Arista era, despus de demoler la pequea fuerza al mando del Gral. Taylor, invadir Texas; y una vez lograda la conquista de la revuelta provincia, y en caso de ser necesario para asegurar los frutos de la victoria, se planeaba que el mismo Gral. Paredes marchara en un ejrcito de ocupacin al territorio conquistado.

    N.Y. Journal of Commerce.

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    Octubre 2008, nmero 3

    El 6 de junio el Niles National Register publica un Memorando de la Asociacin Sur Americana y mexicana al Ministro de Exteriores Britnico, Conde de Aberdeen, que aclara que la franja del Nueces era y fue mexicana y que la actitud de EE.UU. era ilegal e irrazonable.

    Frailes Agustinos, Londres, 2 de junio de 1846. Seor: El comit de las Aso-ciaciones Sur Americana y mexicana, se toma la libertad de dirigirse a Su Seora, a raz de la informacin recientemente recibida de que la Repblica de los Estados Unidos declar la guerra contra la repblica de Mxico [] Su seora est totalmente consciente de que una gran cantidad de estos males caern sobre sbditos britnicos, por lo extenso de su involucramiento y conexin con Mxico. El comit se aventura a confiar que, al examinar las bases sobre las que Estados Unidos hizo la declaracin de guerra, se encontrar con que los da-os denunciados por esa potencia contra Mxico no son muy profundos, y que la amistosa interposicin entre las partes contendientes, de los buenos oficios de una potencia independiente, que mantenga relaciones de amistad y neutralidad hacia ambas, podran estar en capacidad de hacerlos desapa-recer. El Presidente de los Estados Unidos, en su mensaje al congreso de esa re-pblica, declara como causa de la ofensa el que una fuerza mexicana atac a una fuerza de los Estados unidos, ubicados en la margen izquierda del Ro del Norte, entre este ro y el Nueces, y dicho acto hostil por parte de la Repblica de Mxico constituy en s mismo un estado de guerra. Ms an, el Presidente recuerda en su mensaje el hecho de que Texas por la accin definitoria del Congreso de estados Unidos, ha venido a formar parte integral de la Unin. Pero es claro y manifiesto que la integracin de esa parte de la Unin debe ser decidida por la posicin geogrfica de ese estado, previamente a su separacin de la madre patria. No existe un solo mapa pu-blicado antes de la separacin de la provincia de Texas, que no asigne al ro Nueces como el lmite de dicha provincia. La nica acta por la que se asume que el lmite de Texas llega hasta el Ro del Norte, es un acta del congreso de la propia Texas, pasada en diciembre de 1836, tiempo en el que Texas estaba en lucha por independizarse de Mxico y su independencia an no haba sido reconocida por ninguna potencia. En un ttulo de tan dudoso valor, es que EE.UU. ha considerado adecuado enviar sus tropas a ocupar el territorio en cuestin, y a considerar que el intento de expul-sarlas de ah es un acto que constituye una declaracin de guerra de Mxico. Es preciso recalcar que, a pesar de reclamar la totalidad del territorio en cuestin entre los ros Nueces y del Norte como de su propiedad, los mexi-canos, lejos de provocar hostilidades respecto al terreno en disputa, se han mantenido en la margen derecha del Ro del Norte, hasta que tropas de los Estados Unidos aparecieron en la otra margen, evitando Mxico por su parte, toda causa de irritacin.

    El Niles National Register del 13 de junio presenta el reporte oficial del Gral. Mariano Arista acerca de las batallas del 8 y 9 de mayo (Palo Alto y Resaca de Guerrero)

    Reporte mexicano de las batallas del 8 y el 9. Encontramos la siguiente tra-duccin de un documento mexicano en el peridico Unin.

    Mariano Arista

    El (parte) oficial del General Arista, fechado en Matamoros el 14 de mayo de 1846, publicado en la ciudad de Mxico, en el Diario del Gobierno del 25 de mayo, muestra claramente, hasta donde se puede creer, que las fuerzas mexicanas eran de casi 5 000 hombres. Esto es lo que dice:

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    Pharus academi

    El cartapacio de documentos contenido en el nmero 1, dar a conocer a Su Excelencia el nmero de muertos y heridos y el de los dispersos que an no se presentan, y que los cuerpos del ejrcito reunidos forman un total de 4,000 hombres, incluyendo los prisioneros recibidos en el intercambio, y excluyendo los numerosos refuerzos, cuyo reporte an no ha llegado al momento en que este correo expreso se despacha. Accin del 8

    Muertos: Oficiales, 4; sargentos, 4 y soldados 98; Heridos: Oficiales, 11; sargentos, 11 y soldados 116; Dispersos: Oficiales, sargentos y soldados 240.

    Accin del 9Muertos: Oficiales, 6; sargentos, 6 y soldados 154; Heridos: Oficiales, 23; sargentos, 23 y soldados 205; Dispersos: Oficiales 3, sargentos 3 y soldados; Totales 156; - 515; 755

    El 13 de junio, Juan Martn de la Garza y Flores, Gobernador de Tamaulipas, emite una proclama en la que impulsa a la defensa de Tampico. 7 Este documento se encuentra

    en el archivo histrico Carlos Gonzlez Salas de Tampico.Compatriotas. Habeis esperimentado en pocos das los efectos de un terrible

    cambio de la caprichosa fortuna, viendo huir de nuestras banderas la victoria, para fijarse momentneamente en el campo de los enemigos de la patria. En-vanecidos estos, se han preparado a emprender nuevas agresiones, creyendo quen en nosotros hallarn cobarde sumisin, en vez de herica resistencia. El pueblo tamaulipeco, que primero ha resentido los males de la invasin es-trangera en la frontera del norte, ha visto el da 8 del corriente que un buque de guerra de los Estados Unidos ha roto los fuegos sobre la guarnicin del puerto de Tampico; y ste acto hostil no es otra cosa que el preludio de un ataque prximo. En Matamoros se hacen tambin aprestos para continuar la guerra en el interior de la repblica, se arman expediciones para remontar el ro Bravo y hostilizar las villas del norte; se piden a Nueva Orlens considerables re-fuerzos; y todo anuncia que los norteamericanos se preparan a comenzar la guerra de invasin. Ni estar a la presente tranquila la ciudad de Veracruz y el castillo de Ula, cuyos puntos sern atacados, porque hay en los enemi-gos de la nacin mexicana sed de derramar muestra sangre y ostentar ante el universo el poder de la Roma moderna y la debilidad que suponen en la familia mexicana; de proclamar a los Estados Unidos en el nuevo mundo; y a desafiar a la Europa, proclamando la omnipotencia del sable de este lado del Atlntico. Pero no llegarn a realizarse tan atrevidos planes. La nacin toda se prepara a reivindicar su honor; en todos los Departamentos se trabaja para auxiliar al ejrcito: el Supremo Gobierno desplega su mayor energa; y el Exmo. Sr. Presidente de la Repblica se pondr pronto a la cabeza del ejrcito de reserva para vengar los ultrajes que han hecho a la patria nuestros encar-nizados enemigos. Conciudadanos. Ha llegado la poca de pasar por una gran prueba; y es necesario salir de ella con honor. Vosotros sellasteis con vuestra sangre la indpendencia de Mxico en las riberas del Pnuco: vosotros probasteis en Tampico que erais dignos de figurar entre los pueblos que conocen sus dere-chos... Hoy estais llamados a combatir otra vez en esos mismos lugares: all recogereis nuevos laureles: all humillareis el orgullo de los conquistadores; y en el canto de victoria que en 1829 reson en Tamaulipas, se repetir en esta ocasin, honrando vuestro valor y patriotismo. Tampico es hoy el teatro de la gloria: el punto de reunin de los valientes: el campo de batalla de los verdaderos patriotas. Esa ciudad, ese puerto, que

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    deben a la independencia la existencia que gozan, no deben ser dominados por el enemigo, porque este sera un borrn indeleble en nuestra historia, que escribira en sus faustos con imparialidad inexorable que habamos sido indignos de permanecer libres e incapaces de oponer un dique a la desapo-derada ambicin de un pueblo, cuyos elementos militares no pueden com-pararse con los que desplegaron los espaoles en la terrible lucha que contra ellos sostuvieron nuestros padres. Habitantes de Tamaulipas. En el nombre sagrado de la patria os invito a acudir a la defensa de Tampico: el digno general que manda aquel puerto os conducir a la pelea: l os prover de armas y os dar ejemplo del valor y de la decisin; y vuestro patriotismo har el resto. Que no se diga de nosotros que en la primera invasin enemiga abandonamos nuestros hogares temiendo la saa de un enemigo extranjero: que no vean nuestros hijos un ejemplo de cobarda que nos envilezca a sus ojos: que nuestras madres, nuestras espo-sas, nuestras hijas no se avergencen de vernos en sus hogares: que no nos degrade nuestra conducta ante el universo que nos mira con inters. Volemos a las armas: y hagamos que luzca de nuevo en el Pnuco el valor y patrio-tismo, que form un da el mas glorioso timbre de los tamaulipecos. Recordad compatriotas, que en 1829 debisteis vuestro triunfo a la unin, que hizo de vuestros pechos un muro impenetrable:; que deponiendo hoy los odios, las pasiones y el espritu de partido, rodead el pabelln tricolor y adoptad por divisa Valor, Unin, Independencia.

    Juan Martn de la Garza y FloresCiudad Victoria, Junio 13 de 1846

    El 17 de junio de 1846 se publica en el Diario Oficial del Gobierno mexicano, reconocimiento del estado de guerra, que despus se dijo era declaracin de guerra a los Estados Unidos de Amrica

    Diario Oficial del Gobierno mexicano, Mxico, T. I, N. 109, mircoles 17 de junio de 1846, 4 p.

    Primero. La nacin mexicana por su natural defensa, se halla en estado de guerra con los Estados Unidos de Amrica, por haber favorecido abierta y empeosamente la insurreccin de los colonos de Tejas contra la nacin que los haba acogido en su territorio y cubierto generosamente con la pro-teccin de sus leyes por haber incorporado al mismo territorio de Tejas, a la Unin de dichos Estados por acta de su congreso, y sin embargo de que perteneci siempre y por un derecho indisputado a la nacin mexicana, y de que lo reconocieron como mexicano por el tratado de lmites de 1831; por haber invadido el territorio del departamento de Tamaulipas con un ejrcito; por haber introducido tropas de la pennsula de Californias; por haber ocupado la margen izquierda del Ro Bravo; por haberse batido sus armas con las de la Repblica en los das 8 y 9 de Mayo del presente ao; por haber bloqueado los puertos de Matamoros, Veracruz y Tampico de Tamaulipas, dirigiendo sus fuegos sobre las defensas de estos.

    Segundo. El gobierno, a consecuencia del estado de guerra, provocada, ini-ciada y mantenida por los Estados Unidos de Amrica, dictar todas las medidas necesarias para que se sostenga con la energa que corresponde a los derechos y dignidad de la nacin.

    Tercero. El gobierno disfrutar de todas las facultades necesarias en el ramo de guerra, para hacerla efectiva, pronta y eficaz contra los Estados Unidos de Amrica que la han provocado, iniciado y sostenido.

    16 de junio de 1846

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    Pharus academi

    Julio 1846

    En el Martinsburg Gazette del jueves 2 de julio, en las ltimas noticias de Mxico, reportaba que en Tampico se enfrentaban dos corrientes.

    En otras notas Arista relevado; el General Meja nombrado para sustituirlo en el mando del ejrcito del norte. El bergantn francs, Mara, aport en Nueva Orlens el 21 del ltimo mes desde Tampico, trayendo informacin de aquel lugar hasta el da 6. Del co-rresponsal de Nueva Orlens del peridico Charleston Evening News, toma-mos las siguientes notas: Por uno de los pasajeros sabemos, que las autoridades de Tampico esta-ban divididas en dos partidos. Uno de los partidos, el militar, con el General Anastisio (sic) a su cabeza, estaba a favor de la Federacin y Santa Anna. El otro estaba por armar al pueblo a favor de la Federacin, pero sin Santa Anna. Un tercer partido estaba por levantarse cuando nuestro informante zarp, pero ninguno de ellos ha alcanzado un acuerdo an. Por el bloqueo, haba en Tampico 11 buques de diferentes naciones, tres britnicos, tres franceses, tres espaoles, dos americanos y uno de Bremen. Las autoridades estaban a punto de prohibir cargar de las naves america-nas; pero a la postre, al saber de esto el Cap. Saunders de la corbeta St. Marys, envi un oficio a las autoridades en el que adverta que en caso de que se de-tuviera alguna propiedad Americana, entonces ninguna mercanca dejara el puerto. Esto caus que se retirara la orden. El fuerte de Tampico (hecho de adobes) fue arrastrado por una crecida del ro unos cuantos das antes del 6. Las tres caoneras construidas recientemente en Nueva York para servi-cio en Mxico, estn ancladas ro arriba de Tampico. Despachos oficiales han llegado a Tampico, en los que se informa que el Gral. Arista ha sido removido del mando de la Divisin de Norte del ejrcito y que en su lugar se ha nombrado al Gral. Meja. Solo haban 300 soldados en Tampico el da 6 pasado. Setenta y nueve de ellos son negros y mulatos fugados de Nueva Orlens y (La) Habana. Esos 300 hombres constituyen la fuerza total del ejrcito mexicano entre Tampico y el Ro Grande.

    El 4 de julio el Niles National Register publicaba el supuesto Plan de Campaa del ejrcito de EE.UU. para la guerra con Mxico.

    El corresponsal se entera del plan de campaa que es como sigue: En primer lugar establece que las operaciones navales en el Golfo de Mxico, estarn confinadas exclusivamente al bloqueo de los puertos mexicanos y entrar en posesin de Tampico, que est planeado se establezca como el almacn prin-cipal de suministros para el ejrcito despus de que ste haya alcanzado el ro Pnuca (sic) y San Luis Potos.

    El 11 de julio, el Niles National Register daba cuenta de los ataques de la corbeta Saint Marys contra el fuerte y las goletas artilladas en Tampico.

    La corbeta de guerra St. Marys, capitn Saunders, est bloqueando Tampico. Una carta de un oficial de la St. Marys fechada el 13 y publicada en el peri-dico Norfolk Beacon, proporciona un extenso reporte del combate sostenido el 8 de junio:

    Descubrimos al enemigo erigiendo otro fuerte en el lado norte de la boca del ro, levamos anclas y con el impulso de las gavias nos acercamos y al encon-

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    trarnos a una milla de la boca del fuerte y de las caoneras, estas tres en n-mero y de alrededor de 100 toneladas, abrimos fuego contra ambos. Al estar a sotavento y con mar gruesa, no pudimos disparar ms que ocho tiros antes de que se hiciera necesario orzar, lo que hicimos pero a las tres de la tarde regre-samos y continuamos disparando hasta haber lanzado 70 granadas y 29 balas slidas. En el ltimo reconocimiento el enemigo respondi nuestro fuego, con alrededor de 18 tiros de sus caones del 18 libras, cuatro de los cuales pasaron cerca de nosotros, dos cayeron frente a la proa, uno pas entre la proa y el palo mayor y uno por encima de la popa, los dems cayeron lejos. La primera gra-nada que explot sobre el fuerte, hizo que salieron todos los soldados de las cercanas para refugiarse en el bosquecillo. Una de nuestras granadas pas entre los palos de una de las goletas y explot ms all, alcanzando uno de los fragmentos el palo y el castillo de proa producindoles daos considerables, segn hemos sabido posteriormente. Una esquina del edificio de la Aduana fue derruido, una casa en la ribera norte del ro fue alcanzada e incendiada por la explosin de una granada y un soldado de guardia en el fuerte vio destruido su mosquete, sin que hubiera sido daada su apreciable persona. Despus de haber expulsado la cuadrilla del embrin de fuerte, regresamos a anclar a las tres y media.

    El 16 el oficial escriba:

    Dado que por circunstancias fuera de nuestro control nos impidieron llegar a las goletas artilladas, (de las que habl en mi carta del 13 pasado) ancladas en el ro Tampico, y que habamos deseado destruir, nuestro capitn determin dar la bienvenida al enemigo con disparos largos desde el buque, y por ello, a las 7 de la maana lanzamos el anclote un cuarto de nave, y apuntamos nues-tros caones a las goletas, y el fuerte ante el cual se hallaban ancladas. Las naves estaban ancladas en lnea a lo ancho del ro, con cables y resortes anti-cipando nuestro ataque. Tan pronto lanzamos la primera andanada, ellos em-pezaron a responder el fuego vivamente; dos de nuestras granadas Paixhan,8 que explotaron sobre el fuerte lo silenciaron, las goletas an se mantienen en accin Supongo que ellas dispararon quince tiros que fueron inofensivos. En respuesta a estas atenciones, les enviamos 19 granadas Paixhan y 11 tiros de bala slida. La barra que se encuentra entre nosotros, el fuerte y las gole-tas, nos haca imposible elegir nuestra distancia; por lo que a regaadientes nos vimos forzados a enfrentarnos con tiros largos. Al descubrir que no lo-grbamos lo deseado, el capitn pens que este juego de nios nos causaba un intil gasto de plvora y balas, por lo que orden cesar el fuego a las 8 de la maana, cuando levamos anclas y remontamos la corriente para llegar a nuestro sitio de anclaje.

    8 Paixhan guns.- En 1822 el Tte. Cor. Paixhan, de la artillera Francesa, someti, por vez primera, su plan para lanzar grandes y pesadas granadas por medio de largos caones de recmara (canons-a-bombes), en la misma forma en que se lanzaban tiros slidos. Hasta ese momento, las granadas estaban limitadas a los calibres ms pequeos; y slo quedaba que Paixhan probase, despus de la ms grande oposicin de parte de otros, que si era posible y casi tan fcil lanzar granadas a grandes distancias como era disparar balas slidas. Su can que estaba provisto de una recmara, parece haber sido originalmente diseado especialmente para la Armada, aunque su importancia como defensa costera fue tempranamente reconocida y aprovechada; y sus caones con el nombre de Paixhan, fue adoptado por casi todos los dems servicios de las fuerzas armadas.

    En el mismo ejemplar, el Niles National Register reportaba la llegada del estan-darte del Batalln Guarda Costa de Tampico.

    [] El Cor. Payne, ha trado con l un nmero de estandartes militares cap-turados a los mexicanos.

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    Pharus academi

    Entre las reliquias ms interesantes obtenidas en las batallas del 8 y 9 (de mayo) estn los estandartes de diferentes compaas y regimientos. Estuvi-mos media hora examinando esta pompa y circunstancias de la guerra con el mayor inters. Son dieciocho en total, diecisiete de las cuales son telas tri-colores de lana o bayeta, ornamentadas con los smbolos y letras apropiadas. Estn montadas en astas en cuyas puntas hay una cabeza de lanza filosa, que las hace no solo ornamentales, sino peligrosas como armas ofensivas, pero la de ms absorbente inters es una que tiene el lema Batalln Guarda Costas De Tampico. Esta magnfica y destrozada bandera, adems de sus asociaciones, es no-table por su apariencia y los materiales con que est confeccionada. Es de gran tamao y su campo, de seda tricolor, verde, blanco y rojo. En el centro est bordado el escudo de armas mexicano, tan primorosamente hecho como no habramos imaginado jams que una moderna Penlope pudiera reali-zarlo, aunque sus delicados dedos fueron tan hbiles en el trabajo. El guila mexicana, con sus alas extendidas, yaca frente ante nuestros ojos, jugando con reflejos tornasolados de la atmsfera, cada movimiento de la crujiente seda sobre el brillante trabajo de bordado, como si fuera el plumaje del ave viva. Seguramente los brillantes ojos de algunas damitas mexicanas se can-saron bajo las largas pestaas al hacer tan primoroso trabajo que excede al de la naturaleza misma. Siendo tan elaborado, tal vez sea el trabajo de monjas de clausura, alguna orden religiosa que por su asctica vida, han suavizado de tal modo las yemas de sus dedos, hacindolos ms giles que aquellas po-sedas por las ms mundanas de su sexo. Probablemente todas las monjas del convento, despus de rezar sus maitines fueron trabajando por turnos sobre la bandera, que ellas, amorosamente esperaban encabezara gloriosa las ar-mas de su patria en todo combate, pero, Ah! Las fortunas de la guerra. Esa bandera (del Batalln Guarda Costas De Tampico), en la batalla de Palo Alto, fue rasgada por nuestros caones, y ahora lleva entre sus pliegues, los jirones rotos tan rudamente hechos; en Resaca de Guerrero, flame por encima de las ms bravas tropas y onde en el viento mientras se sostuvo su regimiento ante el empuje terrible de nuestras armas. Cuando todo es-taba perdido, su abanderado la arranc de su asta y huy para salvarla de la mancha de su captura. sa, sin embargo, no sera su fortuna. El valiente soldado fue enfrentado por uno de los nuestros y, mano a mano, pelearon por el trofeo, el mexicano acicateado por todo el nervio del patriotismo, el americano fustigado por toda su ambicin. El bravo abanderado mordi el polvo, y el precioso objeto de su pasin se convirti en uno de curiosidad en manos de su enemigo. Sea por siempre respetado por nuestro pueblo, como la nica evidencia sobreviviente del alguna vez valiente Batalln de Tampico.9 Estos trofeos estn a cargo del Coronel M. M. Payne, y sern trasladados por l mismo a Washington.

    9 En espaol en el original.

    El 14 de julio Camargo, Tamaulipas, es ocupado.

    Agosto 1846

    Motn en la Capital.

    Como ya se haba hecho costumbre de que toda revolucin para lograr sus objetivos tena que tomar la capital; o se tomaba desde fuera o desde den-tro. Hasta ese momento los alzados en armas contra el Presidente Paredes no haban movido sus tropas hacia la capital; no se sabe si entraron en comu-nicacin con el comandante de la guarnicin de Mxico o si ste se les uni de motu propio, el caso es que el 4 de agosto de 1846, el general Jos Mariano

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    Salas, comandante de la guarnicin de la capital, afortinado en la Ciudadela, se pronunci contra el Presidente Paredes. En el instante en que Paredes supo que Salas estaba al frente de los su-blevados, conferenci brevemente con Nicols Bravo, el Vicepresidente, y se dispuso a combatir a los pronunciados, pues la guardia de palacio le per-maneca fiel. Una vez ms se iba a combatir en pleno centro de la ciudad de Mxico. Antes de romper el fuego, Paredes envi al Ministro de Relaciones, Joaqun Pesado, a entrevistarse con el General Salas, para invitarlo a deponer su actitud hostil. Como no se obtuvo ningn resultado de esa conferencia, el mismo 4 de agosto por la noche, sali el Presidente Paredes de la ciudad de Mxico, acompaado de algunos jefes y ayudantes. Pero fue sorpren-dido por el general valos cerca de Los Ahuehuetes; l y sus acompaantes fueron aprehendidos y llevados presos a la Ciudadela. El Presidente Paredes Arrillaga, despus de estar preso en uno de los conventos de la capital, sali desterrado del pas para Europa, el 2 de octubre de 1846, diez meses justos despus de haber subido al poder por otra revolucin militar, con la que l mismo derroc a Herrera.

    El pueblo llama a Santa Ana a gobernar.

    El da 5 de agosto de 1846 por la tarde, las tropas de Salas se aproximaron a palacio; preso ya Paredes, los dos partidos celebraron una junta esa misma noche y el resultado fue la adhesin de todas las tropas del gobierno al Plan de la Ciudadela.

    El Vicepresidente Nicols Bravo y los Ministros se retiraron a sus casas. La rebelin haba triunfado sin disparar un tiro. Pronunciada la capital, todas las ciudades de los Departamentos se adhirieron al pronunciamiento y adoptaron el Plan, por el cual se llamaba al poder al General Santa Ana.

    A partir de ese momento y por la legitimidad que le haba dado el cuar-telazo, el General Jos Mariano Salas qued como Presidente interino de la repblica y nombr como su Ministro universal a Valentn Gmez Faras, mientras llegaba a Mxico Santa Anna. Niceto de Zamacois dice:

    Nicols Bravo

    En el acta levantada el 4 de agosto en la Ciudadela, se daba como motivo del pronunciamiento, como en todas las asonadas militares, la voluntad nacio-nal, la voz del pueblo que peda la cada de los tiranos gobernantes, y ese plan que se proclamaba era siempre el salvador, del que iba a brotar la felicidad, las garantas sociales hasta entonces holladas, la libertad, la abundancia y la prosperidad. A la vista de aquellos frecuentes pronunciamientos, atribuidos a la voluntad nacional, cualquiera se imaginar que el pueblo mexicano es ingobernable y esencialmente revolucionario. Esa es la acusacin que le han hecho en Europa muchos escritores que no conocen aquel pas. Pero ya he manifestado que nada est ms distante de la verdad que esa acusacin. Los pronunciamientos nunca fueron obra de la voluntad nacional, sino el resultado de la ambicin de atrevidos generales que aspiraban al supremo poder, repartiendo gracias, empleos y grados militares a los que ayudaban en sus empresas.

    1846 Septiembre cae Monterrey

    14 de septiembre de 1846 Regresa Santa Anna

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    Pharus academi

    El 14 de septiembre de 1846, fue recibido en la ciudad de Mxico, con mues-tras de jbilo increbles, Antonio Lpez de Santa Anna: una multitud en una largusima fila de coches lo fue a recibir hasta El Pen; al legar al Zcalo, fue recibido con salvas de artillera y repiques de campanas de las Iglesias, un Te Deum en la catedral y solemne entrada a palacio nacional. Relata Zamacois:

    La estatua de bronce dorado que dos aos antes haba sido arrojada de su pedestal en la Plaza del Volador, fue colocada de nuevo en el mismo sitio. Pero Santa Anna, aleccionado por los sucesos anteriores, suplic encarecidamente que se le quitara de all y en su lugar se pusieran las armas de la repblica. La estatua se guard de nuevo en una de las piezas bajas de palacio.

    10 Pedro de Ampudia, general Mexicano, nacido en Cuba en 1803. Lleg a Mxico en 1821 como sargento del ejrcito realista y apenas llegado se alist en el Ejrcito Trigarante. Como oficial de artillera particip en la captura de El lamo y, despus, en la derrota de San Jacinto. Como General en Jefe del Ejrcito del Norte lleg a Matamoros el 11 de abril de 1846; exigi a Taylor reti-rarse hasta el ro Nueces pero fue sustituido 13 das despus por Arista, pero particip en las batallas de Palo Alto y Resaca de Guerrero y recuper el mando del ejrcito al ser removido Arista. Comandaba las tropas mexicanas cuando el ejrcito Americano tom Monterrey.

    Al da siguiente entraba tambin en la capital, sin acompaamiento ni ala-banzas, el General Mariano Arista, llamado por el gobierno para responder de los cargos que se le hacan por la derrota en Resaca de Guerrero. Los setecientos mil pesos que Paredes dej en caja desaparecieron en quince das. El 25 de septiembre de 1846, el gobierno recibi dos correos express fechados en Monterrey el 17 y 18, firmados por el General Ampudia.10 En la comunicacin del 17, Ampudia informaba que los norteamericanos estaran frente a la plaza el 19 y en la del 18, aseguraba que los esperaba la tarde de ese mismo da.

    20 a 24 de septiembre. Sitio y cada de Monterrey

    Despus de la lenta retirada del ejrcito del Norte, al llegar a Monterrey, Me-ja prepar su fortificacin, pero casi enseguida fue relevado por Ampudia, a pesar de la oposicin de los federalistas locales quienes suplicaron a Gmez Faras reconsiderar el nombramiento. Los autores de los Apuntes para la his-toria de la guerra con Estados Unidos comentan:

    (...) este nombramiento por mil ttulos impoltico, resucit antiguas preven-ciones que se desarrollaron de tal modo, que varios jefes escribieron a Mxico mostrando su descontento; la prensa denunci ese disgusto, y se engendra-ron vivas antipatas que fueron al fin de funesta trascendencia. El malestar generado por el nombramiento de Ampudia se increment con el cambio de planes de defensa implementados por Meja, en especial por la demolicin de la fortificacin de Tenera, la cual tratara de reedificar el ingeniero Luis Robles.

    Segn Balbontn, a Monterrey confluyeron tres ejrcitos diferentes: las tro-pas eran: los veteranos del antiguo ejrcito del Norte, denominados bocas de palo por haber perdido la costumbre de comer; las del general Ampudia a las que llamaron los polkos y, por ltimo, las recin llegadas de la capital, mote-jadas como los redentores. Taylor emprendi la marcha hacia Monterrey el 14 de septiembre. La ciu-dad empez a vaciarse al acercarse las tropas norteamericanas el da 19, al salir quienes pudieron hacerlo. Los invasores sorprendieron a Monterrey en la celebracin de sus 250 aos, el da 20. El ataque se mantuvo del 20 al 24.

    Cmo fueron los combates

    En la maana del 20 de septiembre, Monterrey fue sitiada. El ejrcito yanqui se extendi en lnea de batalla hasta el Obispado para bloquear el camino a Saltillo y hacia el oriente, ocupando la Villa de Guadalupe. En el noreste de la ciudad estaba el reducto de las Teneras, defendido por el general Francisco Meja.

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    Jos Mara Roa Brcena relata:

    ...en el ataque al fortn la mayor parte del Batalln de Maryland y el de Vo-luntarios de Columbia, abandonaron sus banderas y huyeron hasta ponerse fuera de tiro. Las cargas sobre cualquier punto que les pareca vulnerable... slo causaban mayor estrago y mortandad [...] y obligaban la retirada para refugiarse en las calles inmediatas. Jinetes y caballos de la batera de Bragg caan bajo el fuego de fusilera de los parapetos. [...] Tal era el desconcierto que un cuerpo americano de lanceros, atravesando sementeras, atac a los mismos suyos cargando sobre dos de las compaas de Garland, mat varios oficiales y soldados, [...] e hizo huir al resto en confusin hacia el grueso de la columna.

    11 Jos Mara Roa Brcena, Recuerdos de la invasin norteamericana (1846 1848) Tomos i, ii, y iii, Editorial Porrua, S. A. Mxico, 1947.

    El fortn tena slo cuatro caones y la guarnicin se multiplicaba en he-roico ardimiento, al decir de Jos Sotero Noriega. Despus de varias horas de combate se acab el parque y el fortn de la Tenera cay en poder del ene-migo. Perdido el reducto, los mexicanos se replegaron al Rincn del Diablo, un laberinto de callejones estrechos. El general Meja se situ unas cuadras al norte, en el puente de la Pursima. Noriega relata que se oyeron vivas y aplausos cuando, agotadas las municio-nes, los soldados las pidieron a Meja, pero ste respondi: No se necesitan mientras haya bayonetas. Los yanquis se retiraron a Santo Domingo habiendo perdido muchos hombres. Meja propuso cargar sobre los atacantes en reti-rada, pero Ampudia slo le envi un refuerzo de dos docenas de hombres. En la tarde del da 20 el general Worth moviliz la artillera para impedir toda comunicacin con el resto del pas. Se apoder del camino a Saltillo para impedir auxilio de fuera. Las fuerzas yanquis escalaron la colina del fortn de la Federacin, en la Loma Larga, frente al Obispado. Durante casi todo el da 22 el Obispado fue atacado desde el fortn de la Fe-deracin que los yanquis tomaron por sorpresa. En el Obispado haba tres ca-ones y 200 hombres. La carga de tres columnas enemigas fue incontenible. A las cuatro de la tarde cay y los mexicanos que quedaban entraron a la ciudad. Ante la situacin, Ampudia orden desalojar todas las fortificaciones y que las tropas se reunieran en el centro de la ciudad a la media noche del 22. El 23 los sitiadores bajaron del Obispado y tomaron el Camposanto. A las 10 de la maana tropas con Quitman al frente ocuparon los fortines aban-donados, y desde la Loma Larga y la Tenera, dispararon contra el centro de la ciudad. El ataque por el poniente se recrudeci. A las 4 de la tarde una co-lumna enemiga entr por las calles Padre Mier e Hidalgo. La lucha se trab, segn Roa Brcena, pecho a pecho; arma contra arma; oficiales y soldados sin distincin de grados. Los sitiadores, horadaron las paredes de las casas y se luch hasta el oscurecer. Por la tarde del 23, Ampudia envi a un emisario al campo de Taylor a soli-citar parlamento. La respuesta de ste proponiendo que el ejrcito mexicano evacuara la ciudad, jurando no tomar las armas en lo sucesivo contra los Es-tados Unidos, fue rechazada. Civiles y soldados continuaron la lucha mano con mano, por lo que cuando Ampudia y una junta de jefes decidieron negociar el da 24 la capitulacin con el general Worth, los regiomontanos se sintieron traicionados al borrar de un plumazo los sacrificios hechos. An haba recursos suficientes para sos-tener la lucha, y el gobernador Francisco de Paula Morales estaba dispuesto a combatir hasta al ltimo hombre, pero a media noche de ese da se lleg a un acuerdo honorable: El ejrcito mexicano saldra de Monterrey con tambor batiente y banderas desplegadas, llevando la tropa cartuchos y una batera de batalla con cofres cargados con balas de boca y botafuegos.

    12 Jos Sotero Noriega, El sitio de Monterrey en 1846. uanl, Mon-terrey, 1980, 12 p. (Actas 12, documentos xii).

    Pedro de Ampudia

    William Worth

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    El 24 de septiembre, el Cor. Ramn R. Moreno solicit parlamentar con el Gral. Taylor quien insisti que las tropas mexicanas salieran de la ciudad despus de jurar que no volveran a tomar las armas contra Estados Unidos. Mientras esto suceda, el Gral. Worth se entrevist con Ampudia, y propuso que sus tropas evacuaran la ciudad dejando sus armas, cosa que Ampudia, indignado, rechaz. Despus de mucho discutir, Ampudia y los norteamericanos llegaron a una capitulacin que el primero consider honrosa: el ejrcito mexicano sal-dra de Monterrey con sus armas y equipajes, una batera de seis caones con veinticuatro tiros cada uno; cada soldado llevara una bolsa de cartuchos pero el resto del material de guerra quedara en la plaza. Por su parte los nor-teamericanos se comprometieron a no pasar por espacio de siete semanas, de la lnea de Matamoros, Linares y Victoria, durante las cuales se trabajara en la busca de una paz honrosa para los dos pases. Los yanquis buscaron la suspensin de hostilidades porque sus vveres esta-ban virtualmente terminados. El mismo da 24, una parte de las tropas mexicanas sali de la Ciudad y dos das ms tarde, el 26 de septiembre, salieron Don Pedro Ampudia y el resto de las tropas. Cuando los habitantes los vieron salir relata Jos Sotero Noriega decidieron no quedarse y una multitud abandon sus casas e inte-reses, cargaron a sus hijos y seguidos de sus mujeres, caminaron a pie tras las tropas. Monterrey qued convertida en un gran cementerio. Despus de casi dos aos, las fuerzas estadounidenses abandonaron Mon-terrey en junio de 1848.

    Con la cada de Monterrey cambia el Plan de campaa yanqui

    Despus de la toma de la ciudad, el Gobierno de los Estados Unidos cambi el plan de campaa y adopt el del General Winfield Scott. Cambiaba la base de operaciones y se pasaba el teatro de la guerra del norte al oriente. Y Tampico empez a ser del mayor inters. Aqu, tal vez, el papel que la poltica jug fue tan importante como la con-sideracin tctica o estratgica. El general Zachary Taylor, del partido Whig, opositor al Demcrata de Polk, era con mucho el candidato ideal para los co-micios de 1848. Tal vez Polk no quiso darle oportunidad de lucir mejor ante la opinin pblica, que lo adoraba despus de las cuatro sonoras victorias en Mxico. Aunque por otro lado, Scott que sirvi en la guerra de 1812, que era mayor general graduado, que estudi las tcticas europeas, que fue nom-brado General en Jefe en 1841, y era el eptome del soldado profesional y tam-bin Whig. De hecho contendi ms tarde pero a diferencia de Taylor, l no gan la eleccin ante otro general de los voluntarios de New Hampshire, que intervino en la guerra contra Mxico, Franklin Pierce. Desde los puntos de vista tctico y estratgico, era innegable que el plan de campaa presentado por el General Winfield Scott era ms lgico. En vez de mantener largusimas lneas de abastecimiento desde los puertos texa-nos hasta el centro de Mxico, propona uno de apenas trescientas millas, desde el puerto de Veracruz, una riesgosa marcha a travs de territorio lleno de guerrilleros, pero que llevara al ejrcito norteamericano al premio mayor, la capital central del centralista Mxico. Todo lo dems era lo de menos; para alcanzar la paz, deberan tomar la ciudad de Mxico. El Duque de Wellington dijo que la campaa era algo nunca visto en los anales militares y llam a Scott el ms grande soldado de su poca. Ahora sigamos a Niceto de Zamacois:

    Winfield Scott

    Por comunicaciones interceptadas al General Taylor, el gobierno de Mxico conoca el plan de Scott y, por lo mismo, le interesaba poner en estado de de-

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    fensa el importante puerto de Tampico, que se halla en la costa de barlovento del Estado y que, por su comercio, as como por su buena posicin militar, era un punto importante para los norte-americanos. En consecuencia, el go-bierno mejicano orden que se hiciesen todas las mejoras. Al conocer la cada de Monterrey, Santa Anna se sinti abrumado y ace-ler preparativos para marchar a San Luis, pero el gobierno no haba logrado conseguir dinero para que su ejrcito marchara que, finalmente, con dinero para ocho das, parti. En San Luis convergieron de repente cuatro mil hom-bres procedentes de Saltillo y tres mil que llegaban con Santa Anna. La vida de la ciudad se alter con la presencia de esa poblacin flotante, a la que se sum la llegada de contingentes de Jalisco, Michoacn, Guanajuato y Aguas-calientes.

    Noviembre de 1846 Tampico es tomado El da 5, Taylor informa a Santa Anna de que finaliza la suspensin de hostilidades

    Con fecha 5 de noviembre Taylor dirigi a Santa Anna el siguiente comunicado:

    Tengo el honor de participar a usted, que mi gobierno me ha prevenido ter-mine la suspensin de hostilidades, y por lo tanto, me considero en libertad para traspasar la lnea mencionada, desde el 13 del corriente, en cuya fecha presumo que habr llegado a San Luis Potos y a manos de usted esta comu-nicacin.

    Santa Anna respondi el da 10 de en los siguientes trminos:

    A las diez de la maana de hoy, y con oficio del seor gobernador del Estado de Coahuila de 8 de este mes, he recibido el de V. S. del 5 en que me participa que por orden de su gobierno est dispuesto a romper el convenio celebrado en Monterrey el 24 de septiembre ltimo, y en consecuencia, a traspasar el da 13 de este propio mes la lnea sealada en aquel, en cuya fecha consideraba V. S. que habra yo recibido su nota relativa. Credo de que el trmino estipu-lado en dicho convenio deba ser guardada religiosamente por ambas partes, no haba dictado providencia alguna que tendiera a faltar a l; mas atendida la obligacin en que V. S. se considera a virtud de la orden de su gobierno, me limito a responderle: que puede cuando guste comenzar sus hostilidades, a que corresponder debidamente. [...] Dice V. S. que cuando se celebr en Monterrey el convenio citado, tena la esperanza de que los trminos en que se concibi abriera un camino para que entre ambas Repblicas se celebrase una paz honrosa. Prescindiendo de si ese convenio fue efecto de la necesidad o de la noble mira que V. S. indica, me reducir a decirle, que por el espritu y decisin que advierto en todos los mexicanos, debe V. S. desechar toda idea de paz entretanto un solo americano pise armado el territorio de esta Repblica, y subsistan al frente de sus puer-tos las escuadras que los hostilizan. Sin embargo, el Congreso extraordinario debe reunirse en la capital a fines del presente mes, y este augusto cuerpo resolver lo que fuere ms conveniente al honor y los intereses de la nacin.

    En el London Times del 6 de noviembre, se destacara la siguiente noticia:

    Para hacer entrar en razn a los mexicanos es necesaria otra derrota, y mien-tras ms pronto mejor. Ser entonces tiempo de que otras Potencias presten su amigable mediacin para terminar esta guerra, e impedir, por lo menos por el momento, la aniquilacin de Mxico como nacin. La adquisicin de

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    la lnea del Bravo con Nuevo Mxico y la Alta California podra satisfacer la ambicin del Gabinete de Washington, e incluso, podran estar dispuestos a pagar por la posesin de tan vasto territorio, una indemnizacin tal, que Mxico no podra darse el lujo de rechazarla. Si el pueblo mexicano posee los elementos de regeneracin poltica, se confiara en que su desarrollo llevara a la restauracin de la paz. Actualmente se admite la necesidad de una colo-nizacin y la admisin y mezcla de otras razas, pero esto no puede ser logrado sin la aceptacin de la tolerancia religiosa que, absurdamente, an se impide en Mxico. Tambin sera de anticiparse un cambio beneficioso en la poltica comercial de Mxico hacia otras naciones. El General Paredes ha recibido sus pasaportes para abandonar la Rep-blica. l es, indudablemente, un hombre de patriticas intenciones y superior a la vulgar corrupcin del dinero, pero su capacidad mental demostr ser in-suficiente para la tarea que voluntariamente, asumi. Su poder estuvo fun-dado en la revuelta militar, y la traicin a Herrera encontr justa retribucin en la conducta de sus propios subordinados.

    14 de noviembre de 1846 Una fuerza naval de Marinos e Infantes de Marina atacan y capturan Tampico.

    Las fuerzas atacantes formaban parte de las tripulaciones de los buques: Mis-sissippi, Vixen, Princeton, Spitfire, St. Marys, Porpoise y Petrel. El Comodoro David Conner lleva su escuadra a la baha de Tampico e inicia un rpido bombardeo que, para su sorpresa, dispara la rendicin de la guar-nicin de esa ciudad. La Guerra con Mxico, es un desfile de tales sorpresas, particularmente para las potencias europeas. Ellos haban apostado a que la guerra sera ganada por Mxico de forma rpida y decisiva, ya que el ejrcito mexicano haba sido entrenado por el Duque de Wellington y sus subordina-dos. Acertaron en dos tercios; la guerra fue rpida y decisiva pero la victoria fue Americana.14 Las tropas que tomaron Tampico, incluan el batalln del Capitn Alvin Edson.15

    Mientras tanto en Estados Unidos se deca esto de Tampico

    La marina de los Estados Unidos bloque los puertos mexicanos con gran xito. Adems de impedir la obtencin de equipamiento de guerra, inhiba el comercio afectando a Mxico en dos vertientes: por un lado, impeda la entrada de bienes que no existan en el pas y por otro, el gobierno perda su ms importante fuente de ingresos fiscales. El bloqueo fue oficialmente impuesto el 20 de mayo de 1846 y a pesar de que Tampico no posea defensas como las de Vera Cruz con su fortaleza de San Juan de Ula, si tena a su favor tener una barra que, a decir de los marinos yanquis, es el lugar de la tierra en el que la arena y el mar se mezclan en forma impredecible. El General mexicano Antonio Lpez de Santa Anna, obligado por la insufi-ciencia de provisiones causada por el bloqueo, sac refuerzos y abastecimien-tos de la ciudad de Tampico, informacin que la esposa del Cnsul americano en Tampico, que estaba an en la ciudad, hizo llegar a Conner, el 20 de oc-tubre. Presintiendo la oportunidad de conquistar Tampico, Conner puso en movimiento planes de hacerlo, aunque recibi la informacin el 5 de noviem-bre, no tena los elementos necesarios para atacar slidamente. Despus de ordenar que nuevos barcos de la Escuadra se unieran a los que se ubicaban all, Conner orden el asalto.

    13 Efemrides de la Armada de Estados Unidos. Dates of Note in American History. A Continuing Chronology

    14 Parker, Captain William D., usmcr, A Concise History of the United States Marine Corps, 1775-1969 (Washington: Historical Divi-sion, U.S. Marine Corps, 1970) pp. 15-21

    15 Capitn Alvin Edson, de la Infantera de Marina, conocida como Marines, era el de mayor rango en la Escuadra del Golfo. Al inicio de las operaciones de la guerra con Mxico, organiz, con personal de toda la Escuadra, un batalln de Infantes de Marina de 200 hombres. En octubre de 1846, el batalln fue engrosado con marineros y con el apoyo tctico de los caones de la Escuadra, condujo ataques exitosos contra los puertos de Frontera y San Juan Bautista. En noviembre tomara Tampico y en marzo, encabezara el desembarco en las playas al sur de Veracruz.

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    El 14 de noviembre, la Armada naveg a travs del difcil canal y atac Tampico. El asalto termin rpidamente porque no hubo ningn combate de-bido a que la guarnicin haba salido unos cuantos das antes. Como se puede deducir, el bloqueo influy notablemente en el resultado de esta batalla. Al impedir que los mexicanos desembarcaran suministros, se limitaba much-simo lo que poda hacer Santa Anna. l eligi sacar sus hombres de Tampico y como resultado, el puerto fue tomado sin disparar un solo tiro. La Armada de Estados Unidos, por medio de la puesta en funcionamiento del bloqueo, redujo grandemente las opciones de los generales mexicanos y ayudaron a nuestras propias unidades de tierra.

    Anna McClarmonde Chase, la espa que lleg de Irlanda

    Anne McClarmonde (n. Irlanda 1809 m. Brooklyn 1874). Lleg a Estados Uni-dos en 1818 y asistiendo a su hermano en un negocio adquiri una slida pre-paracin comercial. En 1832 se instal en Nueva Orlens, pero apenas un ao despus, en 1833, se mud a Tampico, donde conoci al tambin comerciante Franklin Chase,17 con quien se casara en 1836. Chase sera nombrado Cnsul de EE.UU. en Tampico el 27 de julio de 1842, aprobado por el Senado el 6 de agosto siguiente. Cuando inici la guerra contra Mxico, la Sra. Chase se qued en el negocio y el Consulado, a proteger los papeles durante la forzada ausencia de su ma-rido, quien, expulsado por las autoridades locales, se refugi en el St. Marys segn explica en una carta. En una ocasin, cuenta la historia, una muchedumbre furiosa intent bajar la bandera de EE.UU. que flotaba sobre su residencia, pero ella, revlver en mano desafi a la multitud, diciendo que slo podran tocar la bandera pa-sando sobre su cadver. Ms adelante, Anne se comunicara con el Comodoro Conner, comandante de la Escuadra de Estados Unidos en el Golfo de Mxico, y su comunicacin sera bsica para la toma de la ciudad sin prdida de vidas ni recursos. Para honrar su heroica actividad, el ejrcito nombr una fortaleza de Tampico Fort Anne, y las damas de Nueva Orlens le entregaron un servicio de plata. En 1871, su marido renunci a su puesto y se mudaron a Brooklyn, donde pas el resto de su vida. Esta pequea mujer sera considerada como la Herona de Tampico, Anna (o Ann) McClarmonde Chase, quien con puntuales reportes a las fuerzas es-tadounidenses y transmitiendo rumores derrotistas a los tampiqueos, pavi-ment el camino a una conquista incruenta del puerto de Tampico. Chase, comerciante y Cnsul al mismo tiempo, haba casado con Anna Mc-Clarmonde, oriunda de Irlanda, quien a la obligada partida de Tampico de su esposo, aleg ser ciudadana britnica (cierto) y por tanto neutral (falso), por lo que no tena por que salir del pas y se qued a atender el negocio familiar y... a espiar lo que pudiera. En una carta que escribi a James Buchanan el 24 de junio deca:

    16 Overton Jr. J. W. Military History, Jun 2005, Vol. 22 Issue 3, p72, 3p Item: 17330995

    17 Fr anklin Chase Cnsul de Estados Unidos en Tampico. Comerciante que tena una firma, F. & A. Chase, en sociedad con su esposa Anne McClarmonde Chase.

    Seor: Habiendo recibido el despacho anexo del Gobernador del Estado de Tamaulipas despus de la expulsin de mi esposo, Franklin Chase, Cnsul de Estados Unidos para este Puerto. Me permito aprovechar la primera oportu-nidad para envirsela para su informacin. Soy, con la ms alta consideracin y respeto, su obediente servidora.

    Anna Chase

    Es evidente que la Sra. Chase no tena la menor intencin de seguir a su esposo.

    Anne McClaremonde Chase

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    El 22 de septiembre, an antes de conocer la toma de Monterrey, Polk haba ordenado al Comodoro David Conner, que comandaba la Escuadra del Golfo, atacar Tampico. Unos despachos sobre ese asunto cayeron en manos mexi-canas por lo que Santa Anna se enter e inmediatamente notific a Parrodi quien, el 5 de octubre, le respondi que, a menos que se le enviaran vveres, solo tena once das de comida para la guarnicin. Ms an, espas al servicio de Parrodi estimaban que las fuerzas de ataque seran entre 3 y 5 mil hom-bres. Obviamente estas cifras fueron proporcionadas secretamente por Anna Chase. Al no ver otra alternativa, Santa Anna orden a Parrodi evacuar sus tropas, llevarse cuanta artillera pudiera y reunirse con el ejrcito que se formaba en San Luis Potos. Las protestas del gobernador, el Ilustre Ayuntamiento y el mismo Parrodi, retrasaron un poco las cosas, sin embargo Santa Anna rei-ter la orden, afirmando que no haba ni hombres ni parque para defender la ciudad de un tan crecido nmero de enemigos, como aseguraba la Sra. Chase eran los que atacaran. Las actividades de Anna Chase provocaban sospechas. Se la acus de pa-sar mensajes a los yanquis por medio de marinos britnicos, ambas cosas ciertas, y se la amenaz de confiscacin del negocio. La mujer protest vi-gorosamente poniendo por delante sus derechos como ciudadana Britnica, una nacin neutral en el conflicto. Pronto las amenazas amainaron y, a pesar de ser constantemente vigilada, se las ingeni para enviar un ltimo mensaje al Comodoro Conner con la informacin de que las tropas que protegan la ciudad haban sido evacuadas. El 22 de octubre de 1846, Parrodi empez la evacuacin, pero en lugar de obedecer la instruccin de Santa Anna de trasladar sus armas, provisiones y parque, tir al Tames desde caones hasta espadas, pasando por plvora, cartuchos y balas. Incluso, con el auxilio del Cnsul Britnico, vendi las ca-oneras Queretana, Unin y Poblana, contratando al comprador para que transportase a Pnuco parte de sus almacenes. El 28 de octubre concluy la evacuacin y las goletas ya desartilladas regresaron al puerto.

    Por su heroica accin en Tampico Anne Chase pasa a las pginas de libro feminista en 1869 y la tildan de patriota, siendo ella Irlandesa18 18 Noble deeds de American

    women: with biographical sketches of some of the more prominent. Edited by J. Clement. With an in-troduction by Mrs. L.H.Sigourney. Clement, Jesse ed. [New edition revised]. Boston, Lee and Shepard, 1869.

    A la captura de Tampico, que ocurri el catorce de noviembre de 1846, una dama llev a cabo una notable accin, cuyo patriotismo y audacia no deben olvidarse jams. No slo le entreg ella al Comodoro Connor (sic) informa-cin completa respecto a las defensas de la plaza, con un plano del puerto, el pueblo y las fortificaciones, sino que, cuando la escuadra se aproximaba, a pesar de la oposicin del Cabildo e incluso amenazada, ella iz la bandera Americana y se mantuvo ondendola en las mismsimas narices del Ayunta-miento. Esta intrpida mujer fue la Sra. Ann Chase, esposa del Cnsul ameri-cano (Franklin Chase). Lo interesante de la historia es que en ausencia de su marido, ella ac-tu como informante de las fuerzas armadas de EE.UU. durante la guerra, enviando informacin a los buques americanos que bloqueaban la barra de Tampico, por medio de oficiales navales Britnicos. Su asistencia permiti a los americanos tomar Tampico con una pequea fuerza. A ella se le conoce como la Herona de Tampico. Algo que ha demostrado la Sra. Anne Chase al mundo es que las mujeres americanas jams han carecido de valor, ya sea en los das de la Revolucin o ahora, como el da que se captur Tampico, ella iz la bandera Americana en contra de las amenazas del Cabildo. Ninguna amenaza hizo flaquear a esta intrpida mujer.

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    14 de Noviembre de 1846 Tampico tomado sin disparar un tiro por tropas del Spitfire, buque insignia de la Escuadra del Golfo

    El Comodoro Conner recibira el ltimo envo de Anna Chase hasta el dos de noviembre, pero poco antes, haba recibido confirmacin de los hechos por un informe de un oficial del bergantn uss Porpoise, uno de los buques que cu-bran el bloqueo, que tambin reportaba la evacuacin de la ciudad. Conner orden a la Escuadra prepararse para la accin. La accin empezara con la creacin de una base para el asalto. As, el St. Marys relev al Porpoise de su labor frente a la barra de Tampico, y este l-timo enfil proa hacia la Isla de Lobos a crear amarraderos para los buques de la Escuadra, ya que sera el punto de reunin para el ataque a Tampico. El nuevo vapor Spitfire lleg a Lobos el 10 de noviembre y dos das despus, junto con los buques Princeton, Vixen, Reefer, Bonita, Petrel y Mississippi, car-gados con botes pequeos y cien hombres del navo Cumberland, que deban encontrarse a 15 millas de Tampico. Las fragatas Potomac y Raritan patrulla-ran el pasaje entre tierra firme y la Isla de Lobos. En la maana del 14 de noviembre, el Mississippi avist al St. Marys y poco antes de amanecer, la nave insignia de la flota se rene con ambos buques, junto con el inspector Britnico del bloqueo, el hms Daring, anclados en la boca del Pnuco. A pesar de que el calado de la boca era de apenas 8 pies, el clima era bueno y Conner, preocupado de que los tampiqueos opusieran resistencia, dicidi seguir adelante. Se formaron dos divisiones de lanchas con un total de 300 hombres, una sera comandada por Conner y la otra por el Comodoro Matthew C. Perry. 19 Conner abord el Sptfire a las 10:45 de la maana y a las once, orden el caonazo que sealaba el principio del ataque. Ambas divisiones remaron a travs de la barra y entraron al Pnuco a las 11:30. El fuerte en la bocana estaba abandonado y a las 12:35, el destacamento de desembarco logr ver a travs de la densa vegetacin tropical, ondear la bandera Americana sobre el perfil urbano de Tampico. Anna Chase, habiendo observado los buques de la Escuadra frente a la costa, haba trepado al tejado de su casa donde se hallaba el asta bandera y haba izado las barras y las estrellas. Poco despus de la una de la tarde, una lancha pequea enarbolando una bandera blanca llev al Ilustre Ayuntamiento de Tampico en pleno al Spitfire. Ah Juan Jos Sayer, Apolinar Mrques y Francisco Cervantes negociaban trminos de rendicin con los comandantes americanos Josiah Tattnall y Duncan Ingraham.20 Como las plticas se extendan sin resultados, los ne-gociadores desembarcaron. Finalmente, exasperado, Conner, cuyas tropas ya haban ocupado la ciudad, declar que las plticas de capitulacin eran irrelevantes y las termin. Sin embargo, Conner prometi a los mexicanos que, salvo que fueran atacados, sus tropas permitiran a los habitantes de Tampico continuar sus vidas sin molestias. Aqu la carta enviada a las autoridades tampiqueas a tal efecto:

    19 El Comodoro Matthew C. Perry, durante la guerra con Mxico en 1846, fue asignado a la Escuadra Domstica en el Golfo de Mxico, y comand incursiones contra Tabasco. En marzo de 1847, sustituy al Comodoro Con-ner en el comando de la Escuadra del Golfo, durante el asalto a Veracruz.

    20 Duncan Nathaniel Ingraham Oficial de la marina de Estados Unidos. Naci en Charleston, Carolina del sur. El 18 de junio de 1812, a los 10 aos de edad, fue nombrado Alfrez. Sirvi por dos aos en el bergantn Somers, bloqueando puertos mexicanos. Al ser capturado Tampico, el Capitn Ingraham fue enviado por Conner con el destacamento de infantes de marina y recibi al llegar a tierra a Juan Jos Sayer, Apolinar Mrques y Francisco Cervantes que queran hablar de la capitulacin. Despus de eso, fue enviado por el Comodoro Conner con despachos a Washington.

    Traduccin Vapor de los EE.UU. Spitfire Frente a la Ciudad de Tampico noviembre 15 de 1846. El Comodoro Conner no acepta la capitulacin de las autoridades de Tampico por considerarla innecesaria. S admite la rendicin de la Ciudad y toma posesin militar de ella. Al mismo tiempo asegura a los habitantes que no intervendr en sus re-glamentos municipales o su Religin, y que la propiedad particular ser res-petada con tal que la pblica de todas clases sea de una vez entregada y de buena f.

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    Si los habitantes de la Ciudad cometiesen alguna agresin contra las Fuer-zas americanas, a los habitantes se har responsables de las consecuencias.Mientras que las autoridades y los habitantes de la Ciudad obren de buena f cia (sic) el Comodoro Conner, los considerar bajo su proteccin; - diferente conducta los expondr a desgracias serias. (firmado) Josiah Tattnall Comandante de la Marina de los EE.UU. (firmado) D. N. Ingraham Comandante de la Marina de los EE.UU. Por mandato del Comodoro Conner Comdte. De las Fuerzas Navales ame-ricanas.

    Apenas asegurada la ciudad, los yanquis confiscaron las tres goletas cao-neras, Queretana, Unin y Poblana, que fue rebautizada como Tampico, y las dieron de alta en la marina de EE.UU., sin tomar en cuenta a los nuevos pro-pietarios que las haban comprado a Parrodi y tambin confiscaron dos ber-gantines, el Mahonese y el Hormiga. El Capitn Tattnall, al mando del Petrel y el Spitfire fue enviado a perseguir a los mexicanos ro arriba, y regres con un can naval y 40 bultos de excelentes estacas para tienda de campaa importadas. Mientras, Perry fue enviado en el Mississippi a Punta Isabel y Nueva Or-lens a pedir ms hombres y equipo para establecer una guarnicin ade-cuada en Tampico. El da 22 de noviembre, esto es apenas 8 das despus, llegaron a Tampico en el vapor Neptune, el 3. de Artillera al mando del Co-ronel William Gates. Ocho das despus, llegaron tambin en el Mississippi, oficiales ingenieros, Beauregard y De Rossy, ambos responsables de la construccin de defensas y el ltimo, constructor del Canal americano que une el ro Tames con la la-guna del Chairel 50 soldados y una batera de campaa de Luisiana. La fcil captura de Tampico no significara que el resto del camino hacia la capital del pas fuera as de fcil, pero provey con rapidez a Conner de goletas artilladas que hubieran tardado varios meses en entregarle el Departamento de Guerra. A principios de la primavera de 1847, el puerto de Tampico se con-virti en importantsimo plataforma de encuentro para las tropas del Gral. Zachary Taylor, en su marcha al sur para incorporarse a las fuerzas de Win-field Scott para la toma de Veracruz. Este ltimo resulto ms beneficioso que Tampico, pero su conquista sera mucho ms sangrienta para los mexicanos.En su antiguo tratado El Arte de la Guerra, el General y estratega militar Chino, Sun Tzu escribi: Toda accin de guerra est basada en el engao y, Conquistar al enemigo sin pelear, es el sumum de la habilidad. Seguramente David Conner y Anna Chase nunca leyeron a Sun Tzu, pero en Tampico, ellos pusieron en prctica estos axiomas con perfeccin.

    Steven R. Butler habla de los sucesos que acaecieron al Regimiento de Alabama a su llegada y en su estancia en Tampico

    El 14 de noviembre de 1846, la Armada de Estados Unidos tom Tampico, se-gundo puerto en importancia del Golfo de Mxico, pero careca de suficientes hombres para establecer una guarnicin en la ciudad. Por tanto, fue responsa-bilidad del ejrcito hacerlo. El 26 de noviembre, desde su campamento cerca de Monterrey, el General Taylor escribi a Roger Jones, General Asistente del ejrcito, en Washington, aconsejando que:

    21 William Gates ser Gobernador Militar de Tampico hasta la evacuacin en julio del 48, las ltimas tropas en abandonar territorio mexicano. Sobrevivi la guerra.

    22 The Eutaw Rangers in the War with Mexico The Mexican War Journal & Letters of Capt. Sydenham Moore and the Mexican War Journal of Pvt. Stephen F. Nunnalee Co. D, First Regiment of Alabama Volunteers Transcribed, Edited, and Annotated by St