revista cuadernos del cendes n°90

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Page 1: Revista Cuadernos del CENDES N°90
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CUADERNOS DEL CENDESAÑO 32. N° 90TERCERA ÉPOCASEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2015VERSIÓN DIGITALISSN: 2443-468XVERSIÓN IMPRESAISSN: 1012-2508CARACAS-VENEZUELA

90DES

CUADERNOSDELCEN

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C E N T R O D E E S T U D I O S D E L D E S A R R O L L O

Revista Cuadernos del Cendes. 1983 - Caracas: UCV, Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES)

Cuatrimestral

ISSN: 1012-2508

Revista Cuadernos del CendesAño 32, Nº 90Septiembre-diciembre 2015Editada por el Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, de la Universidad Central de Venezuela

© Cendes, UCV 2015Hecho el Depósito de LeyVersión impresaDepósito Legal: pp198302DF32ISSN: 1012-2508Versión digitalDepósito Legal: ppi201502DC4651ISSN: 2443-468X

Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, UCVDirección Avenida Neverí, Edificio Fundavac, Colinas de Bello Monte - CaracasTeléfonos (58-212) 753.10.90 / 30.89 / 34.75 / 38.62 / 31.98Fax (58-212) 751.26.91Web www.ucv.ve/cendes

Coordinación editorial Rosa Lucía Celi, Jefa Dpto. de Publicaciones,Cendes, UCVCarátula Christian OportoCorrección de textos Comité EditorDiagramación Margarita Páez-PumarImpresión digital L+N XXI Diseños C.A.

La Revista Cuadernos del Cendes está incluida en la colección SciELO Venezuela: www.scielo.org.ve

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 90

TERCERA ÉPOCA

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CARACAS-VENEZUELA

Director Fundador

José Agustín Silva Michelena (†)

DES

CUADERNOSDELCENComité Editor

Consuelo Iranzo / DirectoraCarlos Aponte

Rosa Lucía Celi

Comité Asesor

Juan Carlos TedescoInstituto Internacional de Planificación

de la Educación (IIPE), Argentina

Oscar MorenoUniversidad de Buenos Aires (UBA),

Argentina

Enrique ArceoFacultad Latinoamericana

de Ciencias Sociales (Flacso),Argentina

Amelia CohnUniversidad de São Paulo, Brasil

Inmaculada CaravacaFacultad de Geografía e Historia,

Universidad de Sevilla, España

Cathy A. RakowskiUniversidad de Ohio, Estados Unidos

David BarkinUniversidad Autónoma Metropolitana,

Xochimilco, México

Asdrúbal BaptistaCentro de Políticas Públicas,

Instituto de Estudios Superioresde Administración (IESA), Venezuela

Gioconda EspinaFacultad de Ciencias Económicas

y Sociales, Universidad Centralde Venezuela (UCV), Venezuela

Carmen García GuadillaCentro de Estudios del Desarrollo,

Cendes-UCV, Venezuela

Juan Carlos ReyUnidad de Ciencias Políticas,

Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Venezuela

Hebe C. VessuriDepartamento de la Ciencia,

Instituto de Investigaciones Científicasy Tecnológicas (IVIC), Venezuela

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IV

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Contenido

VIIPresentación

1Los estudios sobre el desarrollo en los senderos de

las ciencias sociales latinoamericanas Isaac Enríquez Pérez

35Neoliberalismo y diversidad de corporativismos

Enrique de la Garza Toledo

63Educación y empleo: un análisis de trayectorias

ocupacionales en MéxicoAlfredo Hualde Alfaro

87Movilidad ocupacional en la Argentina en un

contexto de heterogeneidad estructuralJulieta Vera

111Factores de riesgo de enfermedades

no transmisibles en el municipio Sucre,estado Miranda, 2013

Jorge Luis Díaz Ramírez

Entrevista

133 Luis Gómez Calcaño

«Existir es resistir» La sociedad civil hoy en Venezuela

Por Nelly Arenas

Documento

143 En memoria de Heinz R. Sonntag

La imaginación sociológicaGregorio Darwich Osorio

Presentation

Studies on Development in the Paths of Latin American Social Sciences

Neoliberalism and Diversity of Corporatisms

Education and Employment: an Analysis of Occupational Trajectories in Mexico

Occupational Mobility in Argentina in a Contextof Structural Heterogeneity

Risk Factors for Noncommunicable Diseases: SucreMunicipality in the State of Miranda, 2013

Interview

Luis Gómez Calcaño«Existing is Resisting» Civil Society in Today’s Venezuela

Documents

In Memoriam: Heinz R. SonntagThe Sociological Imagination

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Reseñas

161Proyecto de investigación

El desenvolvimiento económico-financiero de PDVSA: 1976-2014

Rodrigo A. Peraza Darias

167Evento

IV Jornadas de Supervisión de la EconomíaPopular y Solidaria

Economía solidaria: experiencias y conceptosOscar Bastidas Delgado

171Reseña bibliográfica

Perspectivas latinoamericanas en el estudio social de la ciencia, la tecnologia y la sociedad

Pablo Kreimer, Hebe Vessuri, Léa Velho,Antonio Arellano, coords.

Por Ignacio Ávalos Gutiérrez

Información editorial

175Autores

177Normas para autores

179Guía de arbitraje

Reviews

Research ProjectThe Economic and Financial Development of PDVSA: 1976-2014

EventIV Conference on Supervision of Popular and Solidarity EconomySolidarity Economy: Experiences and concepts

Bibliografical ReviewLatin American Perspectives in the Social Study of Science, Technology and Society

Editorial information

Authors

Standards for authors

Arbitration guidelines

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Presentación pp. VII-IX

El año 2015 significó una pérdida muy grande para la comunidad del Cendes y la de todas las ciencias sociales venezolanas, pues en el mes de agosto murió nuestro querido sociólogo Heinz Rudolf Sonntag. Para recordarlo y honrarlo, José Gregorio Darwich, profesor de nuestra institución y quien le entrevistara en dos oportunidades en el pasado, escribió una muy hermosa semblanza que nos recuerda su enorme calidad humana e intelectual. Invitamos muy especialmente a leerla en la sección «Documentos».

El primer artículo de este número aborda una temática cara al Cendes: los estudios del desarrollo. Isaac Enríquez Pérez expone su lectura de la evolución de las ciencias sociales latinoamericanas en materia del desarrollo, señalando lo que considera sus principales aportes y debilidades, y para cerrar, los retos de orden epistemológico que debe remontar: la manifestación singular de la crisis del pensamiento utópico como crisis de sentido; el retorno al etnocentrismo teórico; el abandono de avances teóricos del pasado; la escasa actitud dialógica entre los intelectuales sociales de la región. Su recuento histórico le per-mite, entonces, tanto revalorizar lo acumulado como dejar sentados los actuales desafíos del pensamiento social de la región.

El siguiente artículo, a cargo de Enrique de la Garza, nos introduce en el debate de la conceptualización y vigencia del corporativismo. De acuerdo con el autor, con el predominio de las orientaciones neoliberales podría haberse supuesto la desaparición de los monopolios de representación y los pactos que le son propios, por estar en contradicción con el libre mercado. No obstante, antes que desaparecer, lo que se ha producido es una transforma-ción del fenómeno, en consonancia con las nuevas configuraciones sociopolíticas. Esto lo ejemplifica De la Garza en el estudio del caso mexicano, concluyendo que en este se ha constituido un «panorama muy abigarrado de organizaciones y grupos» con diferentes formas de articulación con el poder, dando lugar a la existencia de cuatro tipos de corporativismos: el antiguo, el de la producción, el cristiano y el flexible.

En tercer lugar, tenemos el artículo de Alfredo Hualde, quien se propone evaluar el papel del sistema educativo para las trayectorias laborales, dentro de mercados de trabajo muy volátiles como producto de la flexibilidad laboral reinante. La precarización resultado de esta última ha puesto en entredicho la adecuación de la formación impartida para ga-rantizar trayectorias estables, pero, a fin de apreciar esto en su justa medida e identificar los factores más influyentes, el autor llevó a cabo una investigación en tres ocupaciones cuya precariedad se manifiesta con diversas dinámicas en virtud del tipo de trabajo y de sus

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Presentación

formas de regulación. Concluye que la mayor escolaridad sigue siendo relevante aunque no tanto como en el pasado, porque ahora su incidencia está mediatizada por las lógicas de la competitividad empresarial y por el cumplimiento parcial de las normas laborales.

El artículo de Julieta Vera nos mantiene en la misma temática del mercado de trabajo y de las trayectorias, pero en este caso el interés está en estudiar las articulaciones y dinámicas de comportamiento de los flujos entre los diferentes sectores ocupacionales: formal, informal y público. Es decir, la autora analiza los tránsitos de una ocupación a otra en la perspectiva de la heterogeneidad estructural y la segmentación laboral en Argentina, para lo que se-lecciona tres períodos económicos. El registro de los niveles de estabilidad o permanencia en el empleo y en su calidad, le conducen a distinguir ciertos patrones y conexiones, y a concluir que, independientemente de los ciclos económicos, se mantiene una desigualdad estructural que ha conformado un núcleo duro de marginalidad, cuya desaparición exigiría atacar tal heterogeneidad.

El último artículo de este número, realizado por Jorge Luis Díaz Ramírez, es el resultado de una investigación cuyo objetivo fue conocer cuáles son los factores de riesgo de las enfer-medades no trasmisibles, su grado de desarrollo y cómo se relacionan con las características y condiciones del país. Para llevarla a cabo, el autor escogió una muestra representativa del municipio Sucre y le aplicó un cuestionario basado en varios de los modelos empleados internacionalmente para estudios de esta naturaleza. Los resultados de su trabajo le permi-tieron establecer el perfil de las poblaciones más expuestas a sufrir tales enfermedades, de acuerdo a los aspectos demográficos, socioeconómicos y culturales, para de allí trazar las principales líneas que deben orientar las políticas públicas para su prevención y tratamiento.

La entrevista, que abre la segunda sección de la revista, está dirigida en esta oportuni-dad al profesor Luis Gómez Calcaño, cofundador del Área Sociopolítica del Cendes y uno de sus más importantes exponentes. Nelly Arenas, colega y coautora en varios de sus trabajos, es quien asume la tarea de formularle las preguntas que le darán pie a una reconstrucción abreviada de la historia del pensamiento del Área y su reflexión sobre la sociedad civil venezolana y sus perspectivas.

El documento de este número tiene una importancia muy significativa, pues, como dijimos al inicio, está dedicado a Heinz Sonntag, quien cobra vida gracias a la reconstruc-ción de su historia personal e intelectual con la que nos premió José Gregorio Darwich. En nombre del Cendes y de esta revista en particular, le agradecemos encarecidamente a este profesor el tiempo y el esfuerzo que se tomó para escribir este ensayo, en el que nos ha sabido hablar de ese Heinz que tanto quisimos.

La reseña de investigación correspondió a Rodrigo Peraza, miembro del Área de De-sarrollo Económico del Cendes, quien comenta su investigación sobre los inicios de Pdvsa y su posterior evolución, realizada en el marco de un proyecto colectivo de dicha Área.

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Presentación

Por su parte, Oscar Bastidas Delgado nos brinda la reseña de un evento sobre el tema de su especialidad, el cooperativismo, en el cual participó en Ecuador y donde se reflexionó sobre la materia a partir de numerosas experiencias solidarias que están teniendo lugar a lo largo y ancho de América Latina.

Por último, Ignacio Ávalos Gutiérrez presenta la reseña bibliográfica sobre una im-portante obra colectiva «Perspectivas latinoamericanas en el estudio social de la ciencia, la tecnología y la sociedad». Comenta el autor de esta reseña que se trata de un texto «(…) muy útil para indagar, desde la propia experiencia, cómo, para dónde y con qué fuerza soplan los vientos de este siglo, y con qué secuelas y cuáles opciones para América Latina».

Comité Editor

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RECIBIDO: ABRIL 2015

ACEPTADO: DICIEMBRE 2015

ResumenEn el presente artículo se realiza una recuperación y revaloración de las principales contribuciones y alcances del pensamiento y de la teoría social latinoamericana con el objetivo de identificar la evolución, etapas, progresos, regresiones, impassesy desafíos teórico/epistemológicos de las ciencias sociales de la región. Ello a partir de la incidencia que ejerce la génesis/reconfiguración/erosión de los estudios sobre el desarrollo en la redefinición de las agendas de investigación y en los esfuerzos por construir una teoría social crítica, la cual es necesario reposicionar ante el predominio de un pensamiento etnocéntrico y economicista que no rescata la singularidad histórica de América Latina. Como tesis principal se plantea que la recuperación y resignificación de los estudios sobre el desarrollo en el marco del pensamiento crítico latinoamericano es relevante y decisiva de cara a la crisis de sentido manifestada en las sociedades contemporáneas,y a la profundización del subdesarrollo.

Palabras claveConstrucción del conocimiento sobre América Latina / Estudios sobre el desarrollo / Autonomía teórico-epistemológica / Etnocentrismo

AbstractIn this article a recovery and revaluation of the main contributions and achievements of thought and Latin American social theory in order to identify the evolution, stages, progress, setbacks, challenges and impasses as well as the theoretical epistemology of science social partners in the region from the impact exerted by origin/reconfiguration/erosion over the development studies in redefining research agendas and over the efforts to build a critical social theory that is necessary to reposition the dominance of a ethnocentric thinking, economistic and individualistic that do not recaptures the historical specificityof Latin America. As main thesis arises that recovery and redefinition of development studies within the Latin American critical thought are relevant and decisive to the crisis of meaning expressed in contemporary societies, and to the deepening of underdevelopment.

Key words Knowledge Generation about Latin America / Development Studies / Theoretical-Epistemological Autonomy / Ethnocentrism

pp. 1-34

* La investigación que está detrás de este artículo fue financiada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), el cual cuenta con versiones preliminares del mismo.** Sociólogo mexicano. Doctor en Economía Internacional y Desarrollo. Profesor titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.Correo-e: [email protected]

Los estudios sobre el desarrollo en los senderosde las ciencias sociales latinoamericanas*

ISAAC ENRÍQUEZ PÉREZ**

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Isaac Enríquez Pérez

Introducción

Históricamente, los estudios sobre el desarrollo socioeconómico caracterizan la estructuración, evolución y rumbo de las ciencias sociales latinoamericanas, y sustentan gran parte de las contribuciones originales y de los desafíos teóricos que estas enfrentan en la actualidad. Desde sus orígenes en América Latina, los estudios sobre el desarrollo tuvieron por objeto trascender las teorías y el discurso político preñados de supuestos etnocéntricos, y sentar las bases para la construcción de una teoría social crítica, capaz de posicionarse ante las ciencias sociales procedentes de Europa y los Estados Unidos. Sin embargo, la teorización en torno al desarrollo –desde 1950– se enfrenta a rupturas que trastocan su identidad, redefinen e incluso marginan algunas de sus aportaciones clásicas.

De ahí que surja una pregunta principal y orientadora de nuestra investigación: ¿cuál es la naturaleza que asume –al menos desde la institucionalización de las ciencias sociales en la región– la construcción del conocimiento sobre América Latina, cómo se insertan epistemológicamente y qué dimensiones adquieren en dicho proceso los estudios sobre el desarrollo latinoamericano, y cuáles son los principales desafíos que se enfrentan en la formulación de una teoría social crítica, articulada a partir del proceso de desarrollo como principal objeto de estudio? Pregunta ésta que es posible desagregar en las siguientes: ¿de qué manera se transforma el concepto de desarrollo, aún persiste como un objeto de estudio central y qué expresiones asume en el pensamiento social y económico de la región? ¿Cuá-les son las principales contribuciones de los estudios sobre el desarrollo al conjunto de las ciencias sociales latinoamericanas y a la necesidad de construir una teoría social crítica que cohesione a las comunidades académicas de la región? ¿Cuáles son las principales rupturas y continuidades en la teorización sobre el desarrollo latinoamericano? ¿Cuáles son los factores sociohistóricos y teórico/epistemológicos que contribuyen –visiblemente desde 1975– a la modificación de las agendas de investigación en las ciencias sociales latinoamericanas?

Partiendo de estas interrogantes, nos planteamos como objetivo el desentrañar e interpretar la evolución de las ciencias sociales latinoamericanas mediante la identificación y análisis de las etapas, progresos, rupturas, regresiones y desafíos teórico/epistemológicos que caracterizan a estas disciplinas en sus esfuerzos por aprehender los fenómenos relativos al proceso de desarrollo. Si los estudios sobre el desarrollo marcaron una importante época en las ciencias sociales de la región –sobre todo aquella época que se caracterizó por la emergencia y proliferación de escuelas, facultades y centros de investigación–, nuestro objetivo consiste en estudiar la trayectoria de los esfuerzos por construir –desde América Latina– un pensamiento y una teorización sobre el desarrollo con base en concebir a la región como una unidad articulada, orgánica y diferenciada.

Esbozado lo anterior, nuestra tesis –transversal al conjunto de la investigación– se-ñala que, durante las últimas tres décadas y media, las ciencias sociales latinoamericanas

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

reformularon y diversificaron sus objetos de estudio y transformaron profundamente sus agendas de investigación. Esto implicó que los estudios sobre el desarrollo experimentaran impasses, regresiones y redefiniciones tras ser suplantados por análisis que privilegiaron la democratización de los sistemas políticos nacionales, el fomento de la cultura política, y la crítica –muchas veces desmesurada y cercana a la denuncia– de las políticas de ajuste y cambio estructural adoptadas desde la década de los ochenta. Además, se relegaron los estudios sobre el desarrollo por el predominio del pensamiento posmoderno y por la ideolo-gía neoconservadora que forma parte del fundamentalismo de mercado, fomentado por las políticas deflacionarias cuyos referentes teóricos son la corriente monetarista y el enfoque de las expectativas racionales. Ello en su conjunto propició la transformación del concepto de desarrollo al no ser asumido teóricamente como un proceso dialéctico, integral, contra-dictorio y polarizante, sino como un fenómeno sectorial, fragmentado y adjetivado, sujeto al análisis de una determinada esfera de la realidad social (el medio ambiente, la integración económica, la política social, por ejemplo). A ello contribuyó la erosión sistemática de la autonomía epistemológica de la teoría crítica latinoamericana, así como la desarticulación de un discurso teórico y de una constelación de comunidades científicas que, con base en la reflexión sobre la dialéctica desarrollo/subdesarrollo, aprehendieron a América Latina como una totalidad orgánica y diferenciada.

Para lograr nuestros objetivos y acercarnos a una interpretación del objeto de estudio planteado, recurriremos a la sistematización y análisis de las principales contribuciones teóricas –identificando sus rupturas y continuidades– en torno al proceso desarrollo, así como de las transformaciones propias de las orientaciones temáticas y las agendas de investigación observadas en algunas publicaciones periódicas que históricamente gozaron de una amplia presencia y de un impacto regional. A partir de ello será posible construir las categorías que permitan comprender la evolución de los estudios sobre el desarrollo en el conjunto de las ciencias sociales latinoamericanas.

La emergencia de los estudios sobre el desarrollo y la institucionalización

de las ciencias sociales latinoamericanas

Entre 1940 y 1960 se despliega en América Latina un amplio proceso de creación y expansión de entidades y organizaciones dedicadas al cultivo y difusión de las ciencias sociales. Este proceso de institucionalización de los estudios sociales en la región supuso marcar distancia respecto a las escuelas y facultades de derecho que incluían en sus planes y programas de estudios cátedras o asignaturas de sociología, ciencia política o economía; o bien, respecto a los abogados y estudiosos del derecho que realizaban –desde las características particu-lares de su disciplina y su perspectiva– reflexiones sobre la realidad social y sus fenómenos económicos, políticos y culturales.

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Isaac Enríquez Pérez

Si bien en el pasado inmediato se fundan la Escuela Nacional de Economía (1929), el Instituto de Investigaciones Sociales (1930) –ambos como parte del proyecto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)–, la Revista Mexicana de Sociología (1939) en tanto publicación periódica de aquél, el Fondo de Cultura Económica y su revista El Trimestre Económico (1934), y la Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo (1934), los años que transcurren entre 1940 y 1960 presenciaron el surgimiento de importantes entidades académicas como El Colegio de México (1940), el Instituto de Investigaciones Económicas (1940) de la UNAM, la primera etapa de lo que hoy se conoce como Instituto de Investigaciones Gino Germani (1940) de la Universidad de Buenos Aires, el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad de Chile (1946), la Asociación Latinoamericana de Sociología (1950), la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales –hoy Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM– (1951) y especialmente su Centro de Estudios Latinoamericanos (1960), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1957), el Centro Latino-Americano de Pesquisas em Ciencias Sociais (1957), el Instituto de Desarrollo Económico y Social (1960), entre otras. Estas y otras organizaciones le otorgaron un grado de institucionalización y profesionalización a la enseñanza, investigación y divulgación de las ciencias sociales en la región, todo lo cual brindó las condiciones para la formación de licenciados en estas disciplinas (carreras como economía, ciencia política y sociología se inauguran en varias universidades de la región), y la configuración de comuni-dades científicas dedicadas al análisis y estudio de los fenómenos sociales. Fue la necesidad de entender y explicar la emergencia de un nuevo contexto histórico signado por el final de la Segunda Gran Guerra en 1945, la redefinición de las relaciones internacionales y la consolidación de la hegemonía de Estados Unidos, y el papel que le correspondía asumir a América Latina en ese contexto, lo que estimuló el surgimiento, institucionalización y pro-fesionalización de las ciencias sociales en la región. Se trataba de investigar y comprender los desafíos impuestos a las posibilidades de desarrollo en América Latina y de formar los cuadros profesionales capaces de incidir en la toma de decisiones propias de la intervención del Estado en el proceso económico y en la dirección del modelo de desarrollo hacia adentro, basado en la industrialización para la sustitución de importaciones.

Esta génesis e institucionalización de los estudios sistemáticos sobre la sociedad se estructuró a partir de la base del pensamiento y el método científico/empírico que apoyó en la necesidad de distanciarse de un discurso ensayista que –desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las primeras tres décadas del siglo XX– asumió rasgos propios de la filosofía, la especulación y la jurisprudencia, al reflexionar sobre la identidad nacional y el peso e influencia de los valores, y de la forma de vida estadounidenses en las sociedades latinoamericanas. Además, este proceso de institucionalización contribuyó –entre 1930 y 1960– a la recepción, traducción, análisis, asimilación y divulgación de las propuestas

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

teóricas y metodológicas esbozadas por los pensadores clásicos que desarrollaron los primeros estudios sistemáticos sobre lo social en Europa y en los Estados Unidos. Influyó también en la delimitación del objeto de estudio que corresponde investigar a las ciencias sociales, implicando ello la construcción de una identidad y la definición del sentido y de la orientación cognoscitiva de dichas disciplinas, así como en la formalización de pautas metodológicas para los estudios sociales, y en la definición de conceptos básicos en estas disciplinas. A estos resultados llegaron la amplia, diversa e introductoria obra de académicos como Lucio Mendieta y Nuñez, Alfonso Reyes, Jesús Silva Herzog, Luis Recasens Siches, Oscar Uribe Villegas, Torcuato Di Tella, Florestan Fernandes, Luiz Costa Pinto, Daniel Cosío Villegas, José Medina Echavarría, entre otros.

Sin embargo, la vocación respecto a los estudios sobre el desarrollo es introducida por los organismos internacionales que conformaron desde 1945 el entramado del Sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –institución esta que también promovió extensamente el estudio de las ciencias sociales y la formación de organizaciones especia-lizadas en su cultivo– al interesarse por el subdesarrollo de una multitud de naciones. En las Resoluciones 198 (II) y 306 (IV) establecidas por la Asamblea General en 1948 y 1949, se delineó que el subdesarrollo supone fenómenos, problemáticas y circunstancias especí-ficas a las propias de las naciones desarrolladas, todo lo cual amerita un estudio previo y específico de estas condiciones particulares con antelación al diseño y ejercicio de políticas que fomenten su desarrollo; más aún, la ONU reconoció el carácter interdependiente de los problemas relativos al desarrollo económico y social.

Especialmente, es la Comisión Económica Para América Latina (Cepal) –fundada en 1948– el organismo internacional que mayor impacto tiene en la región respecto a la in-troducción y difusión de los estudios sobre el desarrollo. Creado como organismo orientado para asistir a los gobiernos de la región en materia de diseño y ejercicio de políticas públicas apropiadas para el fomento de la industrialización, la Cepal –en sus orígenes– se erigió en un centro generador de ideas y conceptualizaciones en torno a la naturaleza del desarrollo latinoamericano; en su seno –y gracias a la convergencia de destacados académicos– se configuró, de manera innovadora, el método histórico/estructural apropiado para analizar los condicionamientos institucionales y estructurales, heredados del pasado, que definen el carácter subdesarrollado de las naciones latinoamericanas y que los diferencia de los comportamientos propios de las economías desarrolladas. Dentro de la Cepal destaca la obra de Raúl Prebisch y sus contribuciones fundacionales en torno al desarrollo.

En distintas publicaciones, Prebisch (1952, 1963, 1973 y 1982) contribuye a la intro-ducción del método histórico/estructural en las ciencias sociales latinoamericanas; a partir de ello esboza la dialéctica centro/periferia para comprender el carácter subordinado de América Latina en el concierto de la economía mundial, caracterizada por la heterogeneidad

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Isaac Enríquez Pérez

estructural, e incluso –a contracorriente de los supuestos ricardianos de las ventajas compa-rativas contenidos en la teoría clásica del comercio internacional– reconoció el deterioro de los términos de intercambio derivado de las contradicciones propias del modelo primario/exportador adoptado en la región hasta antes de 1940. Relacionada profundamente con el pensamiento originario de la Cepal, la obra de Prebisch planteó e introdujo la necesidad de analizar a América Latina como problema teórico, enfatizando en las especificidades de su capitalismo y planteando estrategias de desarrollo orientadas a trascender –con base en la industrialización dirigida por el Estado– el subdesarrollo de la región.

Diagrama 1

Génesis de los estudios sobre el desarrollo en América Latina (1950-1960)

Elaboración propia.

Expansión del patrón de acumulación taylorista/fordista/keynesiano; independencia política de naciones en Asia y África; inicio de la Guerra Fría; reconfiguración de las relaciones internacionales; hegemonía

de los Estados Unidos y de la Unión Soviética; incidencia de la síntesis neoclásica/keynesiana;construcción de instituciones y expansión de la urbanización y de la industrialización –dirigida

por el Estado– en América Latina.

Incidencia de laOrganización de las

Naciones Unidas a travésde la Cepal y el interéspor el subdesarrollo.

Génesis de los estudios sobre el desarrollo en las ciencias sociales

latinoamericanas

Institucionalizaciónde las acciones socialesen los principales países

de la región: amplia aperturade Escuelas, Facultades

y centros de investigación

Gestación del estructuralismolatinoamericano: dialéctica

centro/periferia;heterogeneidad estructural;deterioro de los términos deintercambio; industrializacióndirigida por el sector público;

capitalismo autónomolatinoamericano (Raúl

Previsch, Aníbal Pinto, JoséMedina Echavarría)

Recepción y críticade la teoría convencionaldel desarrollo (teoría de la

modernización): transición linealde la sociedad tradicional a la sociedadmoderna, el desarrollo es un continuum;

difusión de la racionalidad moderna,industrialización y consumo masivo, efecto

de derrame, secularizaciónde las instituciones (W.W. Rostow,W.A. Lewis B. F. Hoselitz, Albert A.

Hirschman, Gino Germani)

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

Estos supuestos teóricos abrieron una veta creativa que marcó la reflexión y la inves-tigación sobre el proceso de desarrollo en la región. En torno a ella –ya bajo el liderazgo teórico de Prebisch– convergieron especialistas como Aníbal Pinto, Celso Furtado, José Medina Echavarría, Aldo Ferrer, Osvaldo Sunkel, Fernando Henrique Cardoso, Juan F. Noyola Vázquez, Aldo Solari, entre otros. Especialmente, José Medina Echavarría –en el contexto de la Cepal– introduce, desde una perspectiva sociológica, las dimensiones sociales del desarrollo, colocando el énfasis en la educación.

Estos años representaron el inicio de una época signada por la esperanza y el opti-mismo entre el sector académico en torno a las posibilidades de desarrollo para América Latina (diagrama 1). El desarrollo fue asumido como un proceso histórico relevante para las sociedades latinoamericanas en tanto denotaba posibilidades de profunda transformación social. En sus orígenes, los estudios sobre el desarrollo fueron abordados desde distintos enfoques: en Chile, con un proceso de fundación e institucionalización incipiente de las ciencias sociales durante la década de 1950, predominó una perspectiva funcionalista y se remitió el concepto de desarrollo a la modernización de las sociedades –concepto éste que se orientó al análisis de la estructura agraria, el diseño de políticas públicas sectoriales, la integración urbana de la población marginal, etc.– (Garretón, 2005:6); en Argentina, de la mano de Gino Germani, se introduce la teoría de la modernización y, por tanto, un abordaje del desarrollo desde el estructural/funcionalismo; en Brasil –si bien pensadores como Florestan Fernandes adoptaron el concepto de modernización– fun-daron su interpretación del cambio social y de la «revolución burguesa» en constructos teóricos propios del marxismo y de la sociología de Max Weber; mientras que en México los estudios sobre el desarrollo –inicialmente trazados por Víctor L. Urquidi, Horacio Flores de la Peña, Felipe Pazos y Roque, Juan F. Noyola, entre otros– presentan una temprana adhesión a los postulados teóricos de la Cepal y a su método histórico/estructural, en combinación con la difusión de obras de economistas con orientación keynesiana como Nicholas Kaldor.

Sin embargo, tanto la teoría de la modernización adoptada en América Latina como el pensamiento y las formulaciones teóricas de la Cepal –especialmente sus orientaciones de política pública– se enfrentaron a una realidad regional signada por la profundización de la dependencia, el predominio del capital extranjero en los sectores económicos estratégicos y la agudización de las condiciones de subdesarrollo. De tal forma que, a lo largo de la década de los sesenta, fue la gestación de distintas interpretaciones al interior de la misma Cepal –especialmente en su Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (Ilpes)– y la aparición de versiones renovadas del marxismo académico lo que abrió nuevos senderos creativos y originales en la teorización del desarrollo y en la comprensión de las

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dimensiones estructurales e históricas del subdesarrollo de América Latina, en el marco de su inserción subordinada y dependiente en la economía mundial.

La autonomía teórico/epistemológica de las ciencias sociales

latinoamericanas y los estudios sobre el desarrollo como sustento

de la construcción de una teoría social crítica

Entre 1961 y 1973/1975, las ciencias sociales latinoamericanas experimentaron –en abierta intergénesis con las teorías sociales occidentales– una autonomía teórico/epistemológica a partir de los esfuerzos orientados a la construcción de una teoría social crítica capaz de brindar luz sobre las especificidades propias de América Latina. La dialéctica desarrollo/subdesarrollo constituyó el objeto de estudio central durante esa época y articuló en torno suyo a una amplia y diversa comunidad científica, la cual interiorizó la vocación de estudiar a América Latina como una unidad y como un todo articulado y sui generis, distinto de las sociedades europeas y estadounidense (diagrama 2).

Fueron las interpretaciones renovadas del marxismo y la gestación de la llamada teoría de la dependencia lo que contribuyó, de manera formal, a la estructuración de una teoría social crítica latinoamericana, caracterizada por definir una identidad de cara al discurso teórico, difundido desde Europa y los Estados Unidos, a través de la teoría económica y social en general y de la teoría convencional del desarrollo en particular (conocida también como teoría de la modernización).

Además de la influencia externa de la obra y el pensamiento de Paul Baran (1975), en la teoría de la dependencia –y en el estudio de la dialéctica desarrollo/subdesarrollo en general– converge y se sintetiza el legado teórico de José Carlos Mariátegui, Gilberto Freyre, Josué de Castro, Caio Prado Junior, Guerreiro Ramos, José Medina Echavarría, Florestan Fernandes y del mismo Raúl Prebisch. Por su originalidad, la estructuración de supuestos epistemológicos y metodológicos, y la delimitación de un objeto de estudio que abrió tradiciones y escuelas de investigación en las ciencias sociales latinoamericanas –y paralelamente a esas valiosas contribuciones teóricas–, destacan en ésta época los planteamientos de Sergio Bagú, Gino Germani y Pablo González Casanova; planteamientos estos que es necesario sintetizar para comprender su magnitud e impacto en el conjunto de las teorías sociales de la región y de los estudios sobre el desarrollo en particular.

En la obra de Sergio Bagú se estructura una sólida teoría social que cuestiona y de-construye a fondo el pensamiento gestado en las ciencias sociales occidentales, así como las limitaciones epistemológicas de este para estudiar realidades ajenas como la latinoa-mericana; plantea además una interpretación de la historia (Bagú, 1992) alejada de rasgos eurocéntricos, señalando –bajo el supuesto de que América Latina es una unidad que es

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posible entender a partir de su relación con la realidad mundial– que durante los tres siglos de colonización, América Latina no experimentó un modo de producción como el feudalismo, sino una vinculación sui generis a la que denominó capitalismo colonial. Esta interpretación resultó fundamental en la génesis de la teoría de la dependencia al identificar –desde una perspectiva marxista e historiográfica– el capitalismo mercantil desplegado por la metrópoli hispano/lusitana. En su teoría social –expuesta en Tiempo, realidad social y conocimiento (Bagú, 1994)– interpreta que el ser humano es un ser social que despliega su praxis y que, al estudiar su naturaleza, se presenta una relación fundamental entre realidad social y conocimiento de la realidad social, de tal manera que se constituye el circuito gnosia-praxis. El conjunto de la obra de Bagú –complementado lo anterior con la tesis del potencial creador de la multitud anónima (Bagú, 1997)– contribuyó de manera decisiva en la estructuración de la autonomía cognitiva de las ciencias sociales latinoamericanas al hacer aportaciones de alta calidad y creatividad en el ámbito teórico/metodológico.

Desde el campo de la sociología, Gino Germani (1966 y 1969), al hacer una original y constructiva adopción de la teoría de la modernización para el caso de la realidad la-tinoamericana, sistematiza las contribuciones metodológicas de la sociología weberiana de los tipos ideales y del estructural/funcionalismo estadounidense, y las combina con importantes dosis de liberalismo; de tal manera que, a la luz de ello, señala la necesidad de fomentar la institucionalización del cambio social e introduce el concepto de seculari-zación de las instituciones sociopolíticas y de la sociedad en general; proceso éste –el de la secularización– fundamental para el desarrollo de las sociedades. Así, para Germani, la modernización está dada por el predominio de la industrialización con relación a las actividades primarias; la alta productividad per cápita; la asimilación de los cambios tecnológicos y organizacionales; y por la constitución de una sociedad de masas regida a través del consumo, resultado esta de una transición que deja atrás los rasgos de una sociedad tradicional.

Desde el análisis marxista, Pablo González Casanova (1969 y 1991) adopta de manera creativa el método abstracto/concreto/abstracto con recurrentes y múltiples aproximaciones, y referencias empíricas extraídas de una realidad social particular como la mexicana. Es el caso de la obra clásica La democracia en México, en la cual introduce el concepto de colonialismo interno; estudia la dimensión política del desarrollo al concebirlo como un problema ético, más que técnico, asumiendo que dicho proceso está condicionado por las decisiones políticas propias de la estructura social, de las relaciones de poder y de la forma de gobierno, de tal manera que deconstruye el concepto de democracia y apunta a interpretar las tensiones que se despliegan entre el desarrollo socioeconómico y la construcción –o inhibición– de la misma democracia.

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Durante aquella época, fue sobresaliente la contribución teórica de Celso Furtado en los estudios sobre el desarrollo. Furtado (1971, 1979 y 1989) analizó al desarrollo y al

Diagrama 2

Los estudios sobre el desarrollo como fundamento de la teoría social crítica en América Latina (1961-1975)

Revolución mundial de 1968 y aparición de una cultura libertaria que trastocó las estructurasautoritarias de las organizaciones; crisis de la sociología estructural/funcionalista; declive de los años dorados del capitalismo mundial; Revolución Cubana (1959); signos de agotamiento en el modelo

de industrialización para la sustitución de importaciones; crisis del pensamiento cepalino.

Teoría de la dependencia: explica la lógica deldesarrollo dependiente latinoamericano dominado

por grupos monopólicos; el desarrollo y elsubdesarrollo –realidades distintas pero

estructuralmente vinculadas– son resultadohistórico de la expansión mundial del capitalismo,

y por tanto, el subdesarrollo no es un estadoatrasado y anterior al desarollo sino una

consecuencia de él y de la difusión del capitalismoal interior de las naciones; el capitalismo latinoamericano

adopta un carácter sui generis; las versiones radicalesde la teoría señalan el «desarrollo del subdesarrollo» como consecuencia de lo anterior (Sergio Bagú, André

Gunder Frank, F.H. Cardoso, Enzo Faletto,Theotonio Dos Santos, Helio Jaguaribe, Pablo

González Casanova, Ruy Mauro Marini).

Celso Furtado: el desarrollo como unadialéctica histórico/estructural e institucional,simbiosis del análisis económico, el método

histórico y el pensamiento dialéctico, eldesarrollo implica aumento de la productividaddel trabajo, creciente acumulación de capital,

aumento de los ingresos de la sociedad,diferenciación en el sistema productivo, asimilación

de la innovación tecnológica, y difusión de nuevos valores y cambios culturales, adopción de formas «moderadas»

de planeación estatal para revertir las distorsionesen la distribución del ingreso, y fomento de un

régimen democrático abierto en el que lasmasas participen en la toma de decisiones.

¿Desarrollo dependientey asociado, ruptura con el

capitalismo mundial y transiciónal socialismo, o autonomía

nacional y regional en la tomade decisiones?

América Latina es concebida como una realidad sui generis y como un todo

articulado relacionado con la economía mundial. Estudio de la dialéctica

desarrollo/subdesarrollo.

Elaboración propia.

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subdesarrollado latinoamericano desde un enfoque abstracto, histórico, estructural e institu-cionalista, con la finalidad de explicar –a la luz de la condicionante expansión histórica del capitalismo– los problemas particulares o específicos de las sociedades latinoamericanas. Concibió al desarrollo como un proceso de cambio social que satisface las necesidades humanas a través de la diferenciación del aparato productivo, que aprovecha las innovacio-nes tecnológicas; proceso que además supone transformaciones estructurales –tanto en el ámbito de la producción como de la distribución del ingreso– que dependen de la flexibilidad de las instituciones y de una moderada planeación estatal. Así, para Furtado, el desarrollo implica el fomento de la acumulación de capital, el generalizado bienestar social de las mayorías y la procura de un sistema político abierto, en el cual la clase trabajadora alcance la autodeterminación política y se involucre en las decisiones económicas. De este modo, el economista brasileño perfila un análisis dialéctico del desarrollo latinoamericano desde una perspectiva interdisciplinaria. La preocupación teórica de Furtado por el subdesarrollo –definido como un proceso consustancial al mismo desarrollo capitalista– de América Latina radica en las limitaciones de la ciencia económica europea y estadounidense para formular respuestas y sistemas conceptuales de referencia para el estudio de este proceso; de ahí que el aporte del brasileño radicara en identificar e interpretar los aspectos específicos de la situación latinoamericana.

Estas influencias teóricas incentivaron y dieron forma a las teorías de la dependencia. En frontal oposición conceptual a la teoría de la modernización, las teorías de la depen-dencia plantearon que el desarrollo y el subdesarrollo son las dos caras del proceso único y diferenciado de acumulación capitalista a escala mundial. De acuerdo a ello, resulta preciso comprender al subdesarrollo como un proceso histórico específico –más no como una etapa previa, atrasada y necesaria por la cual atravesaron las naciones desarrolladas– derivado, o consecuencia, de la expansión del capitalismo, de sus contradicciones intrínsecas y de las estructuras económicas nacionales y de dominación política que reproducen dichas contradic-ciones y que interiorizan las relaciones capitalistas de producción. A partir de este supuesto, las teorías de la dependencia formularon como objetivo explicar e interpretar –desde la óptica del marxismo– los rasgos y la naturaleza sui generis del capitalismo latinoamericano, o capitalismo dependiente en los términos de Theotonio Dos Santos (1984).

Partiendo de lo anterior, el concepto de dependencia remitió a una situación condi-cionante e inhibitoria del desarrollo latinoamericano, en la medida en que el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, adoptado en los años previos, derivó en un patrón de acumulación dirigido por los monopolios extranjeros y en una mayor inserción subordinada y desventajosa de América Latina en la economía mundial. A grandes rasgos, la teoría de la dependencia pretende explicar por qué y cómo fue que el crecimiento eco-nómico, sustentado en los procesos de industrialización dirigido por el Estado, no mejoró

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del todo el bienestar social de amplios sectores de la población latinoamericana, sino que, por el contrario, la democratización de las sociedades se vio truncada, los procesos de modernización devinieron en un estancamiento de las economías nacionales y se acentuó la dependencia de la región.

De esta forma, resulta posible identificar distintas perspectivas al interior de las teorías de la dependencia: 1) el enfoque del desarrollo dependiente asociado, esbozado por Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto (1987) y estructurado en torno al análisis sociológico, el cual entrelaza los factores externos y los condicionantes internos que propician la dependencia y el subdesarrollo. Además, identifica en la industrialización una vía para detonar un proceso de desarrollo capitalista dirigido por los grupos locales vinculados estrechamente con la economía mundial (Cardoso, 1972); proceso condicionado por las relaciones estructurales que se perfilan entre las clases sociales en el contexto de la lucha política desplegada en el ámbito nacional en torno al Estado y por las decisiones económicas que se toman en función de los intereses de los países desarrollados. 2) La perspectiva del desarrollo del subdesarrollo, esbozada principalmente por André Gunder Frank (1976 y 1987) y –en menor medida– por Ruy Mauro Marini (1969), que sentenció la imposibilidad de detonar y consolidar el desarrollo latinoamericano en tanto se mantengan las relaciones de dependencia y no se transite a un modo de producción socialista que tienda a superar el subdesarrollo. 3) La denominada teoría marxista de la dependencia expuesta en la obra del mismo Ruy Mauro Marini (1991), la cual argumenta que el origen del carácter dependiente de las sociedades latinoamericanas se encuentra en la superexplotación del trabajador –incremento de la intensidad del trabajo, prolongación de la jornada laboral y reducción del consumo del obrero bajo los niveles de subsistencia– como parte de la inserción subordinada de la región en el mercado mundial. 4) El enfoque del desarrollo entendido como mejoramiento de la racionalidad social, representado por autores como Helio Jaguaribe (1984) que plantea supuestos normativos, más allá de la lógica economicista, para procurar –sobre la base de la autonomía nacional y regional en la toma de decisiones– el desarrollo de América Latina en el marco de la contradictoria expansión mundial del capitalismo.

Si bien la teoría de la dependencia contribuyó de manera destacada a la configuración de la autonomía epistemológica y cognitiva de las ciencias sociales latinoamericanas, a partir de sustanciosos avances teóricos y conceptuales que cuestionaron la matriz del pensamiento etnocéntrico promotor de la modernización de las sociedades, resulta importante señalar que también fueron múltiples sus limitaciones. Entre estas sobresalen la incapacidad de los exponentes de la teoría de la dependencia para plantear, de manera sistemática y creativa, supuestos normativos que trascendiesen el planteamiento de la ruptura o desconexión de la región con la economía mundial mientras no se construyese el socialismo; más aún: no se estructuró una reflexión teórica sobre las funciones del Estado en el proceso económico

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

y sobre las estrategias y alternativas adecuadas para ampliar el margen de maniobra de los países latinoamericanos, en un contexto signado por la dependencia y la heterogeneidad estructural. Además, los principales teóricos de la dependencia abandonaron y relegaron su agenda de investigación ante líneas de pesquisa como la democratización de los sistemas políticos y la nueva caracterización del Estado latinoamericano asediado por las dictaduras militares en el cono sur. Tales limitaciones se potenciaron con fenómenos como: el exilio de numerosos académicos marxistas que fueron desplazados de sus países y centros académicos a raíz de la instauración de los gobiernos militares; la hegemonía –tanto en la academia como en el proceso de planeación– de la economía neoclásica difundida por el monetarismo; el desarrollo alcanzado por los países del sudeste asiático; y el colapso de la Unión Soviética y del modo de producción estatista con economías centralmente planificadas, fenómeno que menguó los referentes de proyectos alternativos al capitalismo. Todos estos factores brindaron los argumentos necesarios para la crítica de las teorías de la dependencia.

En general, la vocación por analizar –teniendo como hilo conductor la dialéctica desa-rrollo/subdesarrollo– a América Latina, en tanto una unidad articulada y diferenciada fue la principal aportación de las ciencias sociales latinoamericanas entre 1961 y 1975 (obsérvese el diagrama 2). Además, proliferaron los estudios estructurales sobre el capitalismo, de tal manera que se intentó explicar e interpretar las contradicciones propias de este modo de producción que propician el subdesarrollo y obstaculizan el desarrollo latinoamericano. Incluso fueron estudiadas las relaciones internacionales de dominación expresadas en el imperialismo basado en el despliegue de la hegemonía mundial de los Estados Unidos.

De esta manera, una porción importante de las comunidades científicas se relacionó –directa e indirectamente– con la proyección de alternativas de organización social, lo cual evidenció un nexo importante de los académicos con el pensamiento utópico y con la necesidad de crear proyectos alternativos de desarrollo para la región. Ello fue una de las contribuciones principales de las ciencias sociales latinoamericanas durante esta etapa, caracterizada por la estructuración de un discurso que trascendió la asimilación mecánica de las teorías provenientes de Europa y los Estados Unidos y que creó destacados referentes teóricos originales para configurar una autonomía cognitiva de la teoría social y económica gestada en América Latina.

Hacia la pérdida de centralidad del desarrollo como objeto de estudio:

de los estudios sobre el desarrollo al análisis del Estado latinoamericano

y de la democratización de los sistemas políticos

Para la segunda mitad de la década de los años setenta, las ciencias sociales latinoamerica-nas experimentan importantes cambios en sus agendas de investigación y en las temáticas

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tradicionalmente abordadas desde la década de los años cincuenta. Por un lado, comienza a difundirse –tanto en los libros publicados como en las revistas académicas– un pronunciado interés por los procesos políticos y las transformaciones propias del Estado latinoamericano; y, por otro, se presenta una tendencia a la diversificación de los objetos de estudio y de las agendas de investigación, situación que se profundizó durante la década de los noventa tal como observaremos en el siguiente apartado. Conjuntamente con el cierre o reestructura-ción de múltiples facultades de ciencias sociales, y la represión y expulsión de sus lugares de origen y trabajo padecidas por amplios grupos de académicos sudamericanos, las dos tendencias mencionadas coadyuvaron a la pérdida de centralidad de los prolíficos estudios sobre el desarrollo durante los años previos (diagrama 3).

Fue el asedio de los golpes de Estado y la instauración de las dictaduras militares (con sus consustanciales regímenes burocrático/autoritarios), así como el inicio del agotamiento del sistema político mexicano sustentado en el partido de Estado, lo que condujo –tal como se observa en publicaciones como la Revista Mexicana de Sociología y la revista Nueva Socie-dad– a amplios sectores de académicos e intelectuales a abordar nuevos enfoques. Se pasó a estudiar las características y naturaleza de los Estados latinoamericanos, y las posibilidades para lograr una transición a la democracia, con base en la apertura de los sistemas políticos nacionales y el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos, a través de la realización de elec-ciones, el respeto al voto y la conformación de un sistema de partidos. Entre los pioneros de ésta transición temática durante las décadas de los setenta y los ochenta destacan autores como Guillermo O’Donnell, Norbert Lechner, Ernesto Laclau, Francisco Weffort, José Nun, Fernando Calderón y Manuel Antonio Garretón, entre otros.

Guillermo O’Donnell (1972), luego de estudiar las dictaduras militares experimentadas en Brasil y Argentina durante la década de los sesenta, definió al autoritarismo político como una de las principales contradicciones y como la condición necesaria de los procesos de modernización económica. Hacia la década de los ochenta, este mismo autor coordinó junto con Philippe C. Schmitter y Laurence Whitehead una obra de cuatro tomos titulada Transiciones desde un gobierno autoritario (O’Donnell et al., varios años), en la cual se es-tudiaron –desde una perspectiva comparada– las posibilidades de fomentar procesos de democratización en América Latina y Europa Meridional. Las contribuciones de O’Donnell se relacionan con la necesidad de estructurar una teoría de la democracia desde América Latina y con una caracterización de los Estados sudamericanos; Estados burocrático/autoritarios (O’Donnell, 1977), asolados por las dictaduras militares ejercidas durante la década de los setenta y la primera mitad de los ochenta para contener las tendencias revolucionarias de los movimientos sociales y de los sectores populares, y para preservar los poderes establecidos de las élites económicas y tecnocráticas.

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de las ciencias sociales latinoamericanas

Por su parte, Norbert Lechner también incursionó, desde la sociología política, en los temas relativos al Estado y a los fenómenos políticos latinoamericanos (Lechner, 1981). Interesado en los procesos de democratización de los sistemas políticos, la cultura política (Lechner, 1987) y la consolidación de la llamada gobernabilidad democrática (Lechner, 1997) durante la década de los ochenta, el mismo Lechner estudia las posibilidades de un orden democrático deseado y las conflictividades que entraña su construcción (Lechner, 1984). El autor observa –tras un destacado análisis político y de la subjetividad bajo la influencia de cierto posmodernismo– la ya avanzada transición temática de la revolución a la democracia

Diagrama 3

La proliferación de los análisis sobre los fenómenos políticos y el declive de los estudios sobre el desarrollo (1976-1990)

Elaboración propia.

Estudios sobre la crisisde las economías

latinoamericanas y losproblemas de la

economía internacional.

Desplazamiento de losestudios sobre el

desarrollo y predominiode los análisis sobre los

procesos políticos

Problemas ydesequilibrios

macroeconómicos:desempleo, déficit

fiscal, inflación,deuda externa,

déficit comercial,devaluaciones, etc.

Estudios sobre el Estadolatinoamericano, la

democratización de los sistemaspolíticos, y los movimientos

sociales (Guillermo O'Donnell,Pablo González Casanova

Ernesto Laclau, José Nun, JuanCarlos Portantiero, Norbert Lechner,Fernando Calderón, Manuel Antonio

Garretón).

Difusión de las teoríaspolíticas europeas yestadounidenses:

neocontractualismo.Ciencia política.

Postmarxismo. Influenciadel pensamiento de AntonioGramsci. Teoría económica

neoclasica.

Diversificaciónde los objetos de estudio

y de las agendasde investigación con la temáticade la transición a la democracia

desde regímenesburocrático/autoritarios

como eje central.

Del predominio de la economíapolítica al auge de la sociología política,

la ciencia política y la economics

Crisis estructural y organizacional del capitalismo. Crisis del petróleo. Agotamiento del modo de producciónestatista con economías centralmente planificadas. Fin de la Guerra Fría. Implantación y erosión de los

regímenes burocrático/autoritarios en Sudamérica y represión de un amplio número de académicos. Irrupciónde la crisis de la deuda y de la «Década perdida» en América Latina. Adopción de las políticas de

estabilización, redefinición y adecuación de la regulación económica, privatización y apertura de laseconomías nacionales. Apertura de los sistemas políticos nacionales.

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en los debates académicos y políticos (Lechner, 1990: capítulo 1). Para él, la transformación social está dada por las posibilidades de la democracia, en tanto futuro problemático, y por la autodeterminación de los pueblos respecto a su vida y devenir; todo ello implica una reforma de la política y un abordaje de la democracia que enfatice, más allá de su matriz institucional, las dimensiones cognitivo/afectivas de la política y de la vida cotidiana, o lo que él denomina como los patios interiores de la democracia.

Ernesto Laclau –en oposición al determinismo económico propio del marxismo y al concepto de lucha de clases como motor de la historia– postula una teoría política que enfatiza la dimensión discursiva de los procesos sociales. Además, a partir de una teoría de la hegemonía plantea –a contracorriente de la transformación de la sociedad capitalista y su transición al socialismo– una radicalización de la democracia, inspirada en el discurso moderno de la Ilustración europea originado en el siglo XVIII y basada en la articulación de las múltiples luchas sociales frente a las diferentes formas de subordinación (Laclau y Mouffe, 1987). Es de destacar que esta democracia radical y plural –en tanto postulada como la bandera de la nueva izquierda– no significa apelar a la transformación social ni rechazar la ideología de la democracia liberal, sino que dicha perspectiva teórica incita a profundizarla y extenderla.

Teniendo como referencia algunas de las contribuciones teóricas de los autores men-cionados, el tema de la democratización de los sistemas políticos se extendió por toda la región, asumiendo rasgos particulares según las características políticas de cada país. El debate académico, desde mediados de los años setenta y toda la década de los ochenta –tal como lo relata Lechner (1990:22)–, tendió a denunciar, en el marco de una solidaridad internacional, al autoritarismo en nombre de los derechos humanos o del derecho a la vida –en muchos casos incluso de los mismos académicos reprimidos o exiliados– y de la transformación democrática de la sociedad en su totalidad.

Luego del extendido dogmatismo, en el cual cayó un amplio sector de académicos y de movimientos sociales identificados con una perspectiva progresista que enfatizó –desde finales de la década de los sesenta– la protesta y la impugnación, entre 1976 y 1990 se ejerció una acentuada crítica al marxismo reduccionista, que tendió a distorsionarse y a desviarse de sus objetivos en tanto programa de investigación (Laclau, 1978; Nun, 1982). Sin embargo, en éste afán de cuestionar al marxismo panfletario y de consigna se arrasó también con el original marxismo académico latinoamericano y con sus progresos teóricos observados durante las décadas previas –sobre todo con aquellas innovaciones relativas a la reflexión sobre la dialéctica desarrollo/subdesarrollo. En estas circunstancias, son desdeñados y abandonados los conceptos de «lucha de clases» y de conflicto social, y se antepone la necesidad del pacto y la concertación entre sujetos y actores sociales; más aún, tendió a obviarse el estudio de la explotación económica y de sus nuevas formas.

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

Hacia principios de la década de los ochenta, se transita –en las ciencias sociales lati-noamericanas– de los estudios sobre el autoritarismo y la militarización de las altas esferas del Estado a los estudios sobre la democratización de los sistemas políticos nacionales. Al lograrse –si bien de manera diferenciada entre los distintos países latinoamericanos– la apertura de los sistemas políticos, el interés académico se posiciona en torno a temáticas y problemáticas concretas: los desequilibrios macroeconómicos (por ejemplo, la galopan-te inflación y el déficit de la balanza de pagos), la deuda externa, la exclusión social, el desempleo, la reforma educativa, entre otras. Se trata pues en estos años, de encontrar la urgente salida a la crisis económica y de afianzar la democratización de la vida política, de tal manera que en este contexto intelectual agobiado por las coyunturas de la época y los problemas sociales inmediatos, tiende a diluirse la labor de teorizar en torno a proyectos de desarrollo de mayor alcance.

Más aún, en el entorno académico de la región predominaba por aquellos años una insistente inquietud por restaurar la vida social de las colectividades, luego del huracán desatado por los gobiernos dictatoriales y la adopción de las políticas de ajuste y cambio estructural de las economías nacionales. Así, lo que se observa en las publicaciones académi-cas es una revaloración y revitalización de la praxis política, de la democracia formal y de la acción colectiva de la sociedad, tras sustentar una crítica al militarismo y al fundamentalismo de mercado; amplios sectores de académicos latinoamericanos privilegiaron el estudio de las decisiones políticas y la necesidad de desentrañar la lógica del poder político.

En estas circunstancias, las teorías del desarrollo latinoamericano y la economía polí-tica marxista –predominantes durante las décadas previas– son relevadas y –en no pocos casos subsumidas– por los enfoques de la transición a la democracia y la teoría política de orientación gramsciana (Portantiero, 1974, 1987 y 1988), postmarxista (por ejemplo el enfoque de Laclau y Mouffe, 1987) y neocontractualista (especialmente el inspirado por Norberto Bobbio, 1989 y 2001); perspectiva esta última con la que se recurre a la necesidad de fomentar un pacto social y político, así como una concertación socioeconómica en aras de la reconstrucción del sistema político y la procura de la gobernabilidad. Con este giro temático y teórico/metodológico comenzaron a estudiarse temas como la cultura política, la legitimidad y la secularización de la política.

En contraste con lo anterior –y siguiendo también una línea de investigación cercana a la sociología política–, proliferaron los estudios sobre los movimientos sociales. Destaca la abundante obra de Pablo González Casanova (1978, 1984a, 1984b y 1985) que estudia la naturaleza y la historia de las luchas populares protagonizadas por los movimientos obreros y campesinos latinoamericanos en aras de su liberación; así como los trabajos de Fernando Calderón Gutiérrez (1982, 1986, 1987, 1990, 1995; Calderón y Dos Santos, 1987; Calderón y Jelín, 1990) en los cuales se enfatiza la relación entre los movimientos sociales –en tanto

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motores de la participación, el cambio social y la emancipación–, la política, la génesis de la cultura política y la democracia, en el contexto de la crisis económica que por aquel entonces asolaba a la región.

Es de destacar que durante este periodo, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) –si bien fundado desde 1967– desempeña un importante papel y asume una mayor presencia en la región a través de la realización de seminarios regionales y de la articulación de los grupos de trabajo conformados con investigadores de distintos países; ello en un contexto de clausura de las escuelas y facultades de ciencias sociales en buena parte de Sudamérica, la apertura de improvisados centros privados de investigación, y la expulsión de sus países de origen padecida por los académicos progresistas.

El posicionamiento del debate académico en torno a la democracia, en detrimento del cultivo de los estudios sistemáticos e integrales sobre el desarrollo, significó también el inicio de un proceso de diversificación de las líneas temáticas y de las agendas de inves-tigación; en muchos casos acompañado de la mejora en la productividad académica. Los estudios sobre la población, la perspectiva de género y la situación de la mujer, los estudios sobre la juventud, la sociología de los movimientos sociales, los estudios sobre la cultura, la sociología del trabajo, los estudios urbanos, la sociología de la educación, los estudios sobre lo rural y el campesinado, fueron parte de la multiplicidad de temáticas que entre otras cosas enfatizaron –o tendieron puentes para– el análisis de la dimensión política, de tal manera que los académicos pretendieron arraigar la demanda de democratización de los sistemas políticos en los problemas y en la vida cotidiana de los ciudadanos. Este emergente interés por variadas temáticas supuso la revisión de teorías y metodologías antes olvidadas, ignoradas y desdeñadas.

Por otra parte, pese a la difusión de obras que aún estudiaban –desde una óptica de la sociología económica y la historia económica– la dinámica histórica del capitalismo latinoamericano (por ejemplo, Cueva, 1977; Prebisch, 1981), fueron abandonados los estudios estructurales sobre el capitalismo y los análisis pormenorizados de su naturaleza y especificidades en América Latina. En lugar de teorizar a este modo de producción desde una perspectiva totalizadora, durante la década de los ochenta fueron privilegiados los análisis parciales y acotados a alguna dimensión particular del proceso económico (los desequilibrios macroeconómicos, el endeudamiento externo, los efectos de la política económica en la estructura productiva, entre otros). Esto imposibilitó tender puentes analíticos entre la naturaleza contradictoria del capitalismo y el despliegue de la dialéctica desarrollo/subdesarrollo.

En este mismo sentido, la Cepal redefinió su perspectiva y metodología respecto a los estudios sobre el desarrollo. La Revista de la Cepal –creada en 1976– en sus primeros años

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

difunde el pensamiento de sus autores pioneros como Raúl Prebisch, Aníbal Pinto, Celso Furtado, entre otros, y reformula sus concepciones sobre el desarrollo al analizar la crisis y transformación del capitalismo periférico (Prebisch, 1976 y 1981) y al introducir –durante la década de los setenta– la perspectiva de los estilos de desarrollo (Graciarena, 1976; Pinto, 1976; Wolfe, 1983) y su relación con el medio ambiente (Sunkel, 1980; Tolba, 1980; Sunkel y Gligo, 1980). Pero, en materia de asesoría respecto al diseño de las políticas públicas nacionales, esta dependencia de las Naciones Unidas es desplazada por otros organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, cada vez más identificados –desde aquel entonces– con la teoría económica neoclásica y sus expresiones monetaristas. Más aún, hacia la década de los años ochenta, la Cepal –de cara a la crisis financiera que impacta a la región– se interesa por la renegociación de la deuda externa, se opone a las políticas ortodoxas de ajuste y propone la opción de ajustar con crecimiento y estabilidad macroeconómica (Cepal, 1984, 1986,1990).

En general, las ciencias sociales latinoamericanas durante los años transcurridos entre 1976 y 1990 se caracterizaron por el predominio de: la sociología política –sobresaliendo el pensamiento de Michel Foucault y Jürgen Habermas–; la ciencia política –especialmente de la filosofía y la teoría política trazadas en el mundo desarrollado tales como el neocontrac-tualismo, la teoría de la elección racional (rational choice) y la teoría de la elección pública (public choice)–; y la teoría económica neoclásica expresada en la economía monetarista de Milton Friedman y en la teoría de las expectativas racionales.

Durante estos años, en la academia latinoamericana el concepto de desarrollo es vaciado de contenido y es suplantado o sustituido por el concepto de democracia y este –a su vez– se limitó a la dimensión electoral y el juego del sistema de partidos, y a las expre-siones de la cultura política; de tal manera que comenzaron a perfilarse los estudios sobre la llamada gobernabilidad democrática.

Más aún, al colocarse el acento en la dimensión política de las sociedades, las ciencias sociales latinoamericanas dejaron de lado la perspectiva de mayor alcance, ofrecida por la economía política y por el prolífico pensamiento social latinoamericano producido en épocas anteriores, el cual enfatizó las transformaciones socioeconómicas del conjunto de la sociedad. Cabe destacar también que la principal contradicción de los estudios sobre la democracia radica en la incompatibilidad teórica y política entre las tendencias democratizadoras de los sistemas políticos y la pronunciada y ancestral polarización económica y social que caracte-riza a las sociedades latinoamericanas; contradicción ésta que amerita una teorización del proceso de desarrollo y la exploración de proyectos alternativos de nación que propicien la integración social, atenúen la fragmentación de las colectividades y orienten la necesaria reinvención del Estado.

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La erosión de la autonomía cognitiva en las ciencias sociales latinoamericanas

tras la reconversión hacia nuevos y variados objetos de estudio

Hacia la década de los noventa y la primera década del siglo XXI, la intensificación de las relaciones sociales y culturales, más allá de los espacios locales y nacionales, así como la profundización de las transformaciones estructurales y organizacionales del capitalismo, estimularon su expansión e integración global y condujeron a una redefinición radical del sistema mundial en su totalidad. La estructuración de los sistemas internacionales de producción integrada, de los encadenamientos mercantiles mundiales y de las redes finan-cieras globales generó una ruptura respecto al nacionalismo económico propio del patrón de acumulación taylorista/fordista/keynesiano, así como una dinámica mundial signada por la incertidumbre y la reestructuración de las sociedades nacionales. Como América Latina no quedó al margen de estos procesos –sino que se insertó a ellos mediante la apertura económica, la reestructuración productiva, el desmantelamiento del Estado desarrollista y la erosión del mercado interno–, las ciencias sociales de la región se caracterizaron por la sorpresa, la confusión y el desconcierto experimentados por los académicos ante una realidad social marcada por una naturaleza contradictoria, polarizante, incierta y volátil, en el contexto de la intensificación de los procesos de globalización.

Entre 1991 y el año 2010, es posible observar a lo largo y ancho de la región un importante aumento de actividades y eventos académicos, tales como seminarios, mesas redondas y coloquios, en los cuales convergen un considerable número de académicos de distintos países latinoamericanos; aumenta también la colaboración en proyectos de investigación como los representados por los ya mencionados Grupos de Trabajo del Clacso. Además de la reapertura o refundación de las escuelas y facultades de ciencias sociales en las universidades del cono sur que habían sido golpeadas por las dictaduras militares, en prácticamente todos los países se incrementó sustancialmente la enseñanza de posgrado, abriendo con ello importantes oportunidades para la difusión de las ciencias sociales y la formación de nuevas generaciones de investigadores.

Durante estos años, también tendió a profundizarse la diversificación de las temáticas, de las agendas de investigación y de los enfoques teórico/metodológicos, lo cual se observa en múltiples libros individuales y colectivos, así como en publicaciones periódicas como El Trimestre Económico, la Revista Mexicana de Sociología, Problemas del Desarrollo, Nueva Sociedad, la Revista de la Cepal, y la Revista Sociedad.

Sin embargo, respecto a los estudios sobre el desarrollo realizados en la región, las investigaciones evidencian una mayor incidencia de los conceptos de crecimiento económico e integración económica, al tiempo que expresan una importante gravitación e influencia de autores que colaboran en las universidades europeas y estadounidenses. Con la intro-ducción de la obra de autores como Amartya Kumar Sen (1996, 1997, 2000 y 2001), los

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

académicos latinoamericanos interesados en la investigación sobre la pobreza, la procura del bienestar social o del desarrollo humano, y el diseño de políticas sociales, encuentran un destacado referente teórico. Lo mismo ocurrió con autores como Robert D. Putnam (1993) y James Coleman (1990), quienes con la difusión del concepto de capital social abrieron en América Latina una fructífera veta de estudio sobre los valores comunitarios, el combate a la pobreza y las dimensiones inmateriales del desarrollo (ello se expresa en los trabajos de Kliksberg, 1999; Kliksberg y Tomassini, 2000; Flores y Rello, 2002, Atria, Siles, Arriagada, Robison y Whiteford, 2003); también con otros europeos como Antonio Vázquez Barquero (1995, 1999 y 2005) quien reivindica el tema del desarrollo local/regional en el contexto de los procesos de globalización económica; o bien con algunos pensadores de décadas previas como Bela A. Balassa (1965 y 1980) quien investigó en torno a la posible relación virtuosa entre la integración económica y el desarrollo.

Si bien esta misma diversificación de temáticas, objetos de estudio y perspectivas teóri-co/metodológicas es positiva, las ciencias sociales latinoamericanas muestran pocos estudios teóricos y sistemáticos sobre el desarrollo, puesto que dicho proceso es abordado desde una esfera específica de la realidad social (las integraciones económicas, las problemáticas medioambientales, los desafíos de la educación, el capital social, el combate de la pobreza, etc.) sin tender a la formulación de nuevas teorías y conceptos desde América Latina, y sin procurar una mayor interacción y diálogo entre esos objetos de estudio y las comunidades académicas que los investigan. Predomina en ello una orientación epistemológica y metodo-lógica reducida a técnicas e instrumentos de investigación, así como a una labor de discusión y desagregación de los conceptos derivados de teorías no siempre construidas en la región.

Paralelamente a lo anterior, los estudios sobre el desarrollo –generalizados en América Latina entre 1950 y 1975– fueron eclipsados por la marcada incidencia del pensamiento posmoderno y de la teoría económica neoclásica en distintos ámbitos académicos, lo cual también supuso revertir los avances producidos en torno a la construcción de una teoría social crítica que se posicionase de manera creativa frente a las ciencias sociales europeas y estadounidenses. Por un lado, el pensamiento posmoderno cuestiona el alcance de las teorías generales de la sociedad y la totalidad, inhibe la posibilidad de identificarse con algún proyecto utópico inspirado en dichas teorías, e incentiva –en amplios sectores de las ciencias sociales latinoamericanas– a elaborar estudios de caso en no pocas ocasiones descontextualizados de las transformaciones históricas y de los referentes teórico/episte-mológicos. Por otra parte, la gravitación de la teoría económica neoclásica en sus vertientes monetaristas y de las expectativas racionales impacta desde hace tres décadas en un nada despreciable número de académicos e intelectuales relacionados con la toma de decisiones y con los procesos de planeación y diseño de las políticas públicas en la región, que muestran un genuino interés –tal como se observa en publicaciones como El Trimestre Económico y

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la revista Monetaria– por los problemas y desequilibrios macroeconómicos. Más aún, en la medida en que se profundizó en la región la adopción y ejercicio de las políticas de estabi-lización, apertura, privatización y redefinición y adecuación de la regulación económica, los estudios sobre el desarrollo se tornaron irrelevantes tanto para los académicos e intelec-tuales conservadores como para los investigadores progresistas; los primeros, a lo más que aspiraron fue a procurar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico sin la interferencia del sector público, y los segundos se centraron –lejos de la paciente y serena reflexión teórica– en una actitud de desconcierto, impugnación y denuncia ante los efectos sociales negativos acentuados mediante las políticas deflacionarias.

Pese a todo ello, a principios de la década de los noventa el documento estratégico titulado Transformación productiva con equidad: la tarea prioritaria del desarrollo de Améri-ca Latina y el Caribe en los años noventa abrió –en el seno de la Cepal– la posibilidad de reivindicar y de revitalizar importantes contribuciones del estructuralismo latinoamericano clásico. En convergencia con académicos (Sunkel, 1991; Ffrench-Davis, 1999, 2004 y 2005; Ocampo, 1998) vinculados directa e indirectamente a dicho organismo, se gestó la perspectiva del llamado neoestructuralismo, el cual enfatiza la inviabilidad y fracaso de las políticas de ajuste y cambio estructural, y propone transcender el Consenso de Washington mediante una reforma de las reformas, así como una nueva correlación de fuerzas que propicie la reestructuración del sistema financiero internacional, que con sus recurrentes crisis afecta a la economía global.

Además, en otros ámbitos de las ciencias sociales latinoamericanas sobresalen: el manejo del concepto de desarrollo sostenible y el interés por los desequilibrios medioam-bientales; la introducción del capital social para interpretar la relación entre la cultura y el desarrollo (véase por ejemplo Kliksberg, 1999; Kliksberg y Tomassini, 2000); los estudios sobre el desarrollo regional para incorporar la dinámica de los procesos territoriales y la relevancia de las escalas y espacios locales en el concierto de la expansión e integración global del capitalismo (consúltese Boisier, 1999 y 2003; Delgadillo Macías et al., 2001; Torres Torres y Gasca Zamora, 2006); y las investigaciones sobre los procesos de integración económica, impulsados tanto en América del Norte como en el cono Sur (Cepal; 1994; Sunkel, 1998; Sierra, 2001; Chudnovsky y Fanelli, 2001); reflexiones –algunas de ellas– que se limitan a una inserción internacional que propicie tan solo el crecimiento económico mediante el impulso de las pequeñas y medianas empresas (obsérvese Berlinski et al., 2006). Si bien estas investigaciones son relevantes y contribuyen a un debate en torno al desarrollo, resultan limitadas al no analizar, explicar e interpretar la relación de su objeto de estudio con otras dimensiones del proceso económico, la distribución de la riqueza y el bienestar social.

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

Diagrama 4

La crisis de los estudios sobre el desarrollo en las ciencias sociales latinoamericanas

y el desvanecimiento de la autonomía cognitiva (1991-2010)

Elaboración propia.

Reflexiones sobrelas insuficienciasde los procesos

de democratización.Elecciones y partidospolíticos. Ciudadanía.

Cultura política.

Reestructuración organizacional de las empresas. Expansión e integración global del capitalismo.Intensificación de los procesos de globalización y regionalización. Estructuración de las redes financieras globales y crisis recurrentes. Declive y cuestionamiento de la hegemonía de los Estados Unidos. Emergencia de un mundo

multipolar. Expansión económica de China y la India. Fortalecimiento del empresariado privado en detrimentodel aparato de Estado. Produndización de las políticias deflacionarias. Agravamiento de la pobreza

y la exclusión social en América Latina.

Crecimiento de la infraestructurainstitucional para el cultivo de lasciencias sociales latinoamericanas.Proliferación de amplia gama depublicaciones (libros y revistas).

Fragmentación y dispersión de lascomunidades académicas.

Análisis sobre lasinconsistencias y los

efectos sociales yeconómicos

negativos de laspolíticas de ajuste ycambio estructural.

Los estudios sobre eldesarrollo pierden

centralidad.Limitado impacto delas perspectivas delneoestructuralismo,la colonialidad del

saber y los enfoquesdel desarrollo

regional

Erosión de la autonomía epistemológicade las cliencias sociales latinoamericanas:

América Latina deja de teorizarse como unatotalidad sui generis, orgánica articulada

y diferenciada. Carencia de una(s) teoría(s)social(es) crítica(s) que propicie(n) la

construcción del conocimientosobre América Latina.

Deterioro delmedio ambiente.Perspectiva del

desarrollosustentable.

Estudios sobrela cultura y la

identidad

Estudios sobre lasintegraciones económicas

y los procesos deregionalización.Incidencia de la

globalización económicaen las sociedades

nacionales. Relacionesinternacionales y

geopolítica mundial

Retorno del etnocentrismo tras la difusión y predominio de las teorías y metodologías construidas en las ciencias sociales de Europa y los Estados Unidos: pensamiento posmoderno, teoría económica neoclásica (economía monetarista, teoría de las expec-tativas racionales, nueva macroeconomía clásica) teorías de la democracia (Norberto Bobbio, Alain Touraine y Giovanni Sartori); neofuncionalismo, teoría de la estructuración (Anthony Giddens), teorías del giro lingüís-tico (Jürgen Habermas), teorías del multi-culturalismo, teoría de las sistemas sociales (Niklas Luhmann), teoría de la genealogía del poder (Michel Foucault), teoría de los actores y de los sujetos sociales, análisis del sistema mundial moderno (Immanuel Wallerstein), enfoqe del capital social (Pierre Bourdieu, Robert D. Putnam).

Teóricos representativos: Octavio Ianni, Aldo Ferrer, Hugo Zemelman, Atilio A. Borón, Edgardo Lander,Arturo Escobar, José Joaquín Brunner, Emir Sader, Sergio Zermeno, Osvaldo Sunkel, José Antonio Ocampo,

Ricardo Ffrench-Davis, John Saxe-Fernández, José Luis Orozco, Enrique Dussel Peters, Sergio Boisier,Bernardo Kliksberg, Alberto Acosta.

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Desde principios de la década de los noventa, sobresale la elaboración y difusión de estudios sobre la pobreza y la exclusión social, en un esfuerzo por integrar el análisis de los efectos sociales negativos por la adopción de las políticas de ajuste y cambio estructural, las cuales le dieron forma a la llamada nueva pobreza y potenciaron la desigualdad económica y la movilidad social descendente; así como los ancestrales problemas de desigualdad social y pobreza estructural experimentados en los distintos países latinoamericanos. Desde el interés por replantear el concepto de pobreza y diseñar métodos para su medición, hasta la correlación con temas como la distribución del ingreso (véase Boltvinik y Hernández Laos, 1999), las necesidades básicas, las ciudades y el desarrollo urbano, la proliferación de grupos sociales vulnerables, el fomento del capital social (consúltese Kliksberg, 1999; Kliksberg y Tomassini, 2000), el diseño de las políticas sociales, la ciudadanía y los derechos sociales (véase Ziccardi, 2001), y la estratificación social. Se trata de fructíferos esfuerzos académicos orientados a lograr la convergencia entre la interpretación de la naturaleza de la pobreza latinoamericana –caracterizada por distintas dimensiones– y la reflexión en torno a las posibilidades de desarrollo de la región en el contexto de las transformaciones contemporáneas del capitalismo.

Si bien se difunden estas investigaciones, realizadas desde diferentes perspectivas teóricas –varias de ellas gestadas en otras latitudes como ya lo mencionamos– e incluso se reflexiona en torno al eurocentrismo a través de los estudios sobre la colonialidad del saber (Lander, 1998 y 2000), tienen en su conjunto un reducido impacto en los debates académicos propios de las ciencias sociales latinoamericanas; aunado a las circunstancias de fragmentación, distanciamiento y dispersión de las comunidades científicas, amplios sectores de aquellas se encuentran instalados en los estudios de caso orientados por perspectivas teóricas construidas en Europa o los Estados unidos, así como en estudios metateóricos y en la recepción y –en no pocos casos– asimilación mecánica e irreflexiva de referentes teóricos como las filosofías posmodernas, el neofuncionalismo, la teoría de la estructuración, la teoría de la acción comunicativa, la teoría de los sistemas sociales, los análisis de los sistemas mundiales, la teoría de la genealogía del poder, las teorías de la democracia, las distintas vertientes de la economía neoclásica, la teoría económica del bienestar, entre otros.

Es de destacar también que la mencionada diversificación de temáticas y enfoques teórico/metodológicos –provenientes muchos de ellos del exterior–, así como el abandono de la teorización de América Latina como un todo articulado, sui generis y diferenciado, se encuentran en el origen de la sistemática erosión de la autonomía epistemológica de las ciencias sociales latinoamericanas (diagrama 4). Más aún, la diversificación de las temáticas y el predominio de ciertas líneas de investigación –en el marco de la hegemonía y crisis de las políticas del Consenso de Washington y del pensamiento hegemónico– se inscriben en la lucha teórico/epistémica desplegada entre distintos grupos y sectores académicos. Estos se

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de las ciencias sociales latinoamericanas

disputan, desde distintas tendencias político/ideológicas: la interpretación/transformación de la vida social; la dirección de los causes oficiales del Estado y las decisiones en materia de diseño de políticas públicas; e incluso la incidencia en los proyectos alternativos de so-ciedad que se gestan desde los movimientos sociales y los sectores populares organizados que interactúan con el mundo universitario.

Cabe destacar que, en el contexto de los gobiernos progresistas que alcanzaron el poder político en varias naciones sudamericanas, se gestan y extienden los estudios sobre el llamado Buen Vivir o sumak kawsay (en idioma kichwa del Ecuador) o Vivir Bien o suma qamaña (en idioma aymara de Bolivia). Se trata de una sugerente e innovadora perspectiva que –anclada en los enfoques del postdesarrollo de Ivan Illich, Arturo Escobar, Gilbert Rist y Serge Latouche– reivindica en la región la necesidad de articular y sistematizar proyectos alternativos de sociedad con base en: la descolonización (en un radical rechazo del desarrollo como ideología y a su concepción lineal y dicotómica), las alternativas de vida, las prácticas vivenciales de resistencia, las experiencias de organización social autogestiva de las comu-nidades autóctonas y las luchas populares andinas y amazónicas. Proyectos que concilian las especificidades culturales, los derechos humanos y los derechos de la naturaleza, en aras de configurar concepciones utópicas de futuro que incentiven una transformación civilizatoria a partir de la gestación de alternativas de desarrollo y de la superación del capitalismo (para mayores detalles sobre esta perspectiva véase Acosta, 2009 y 2013; Acosta y Martínez, 2009; Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo, 2011; León, 2010). Como se trata de una reflexión teórica en construcción, son muchas las respuestas que aún no ofrece en términos de la configuración de políticas públicas.

Es de destacar también que gran cantidad de las investigaciones, al menos en la sociología latinoamericana de los primeros lustros del siglo XXI, se nutren de temáticas como: la posmodernidad, las culturas híbridas, las identidades, los derechos humanos y culturales, la violencia política, el miedo, el caos, la resiliencia, la integración de la mujer, las nuevas modalidades de extractivismo, la vulnerabilidad, la equidad y la desigualdad, la pobreza urbana, la marginación, el mundo del trabajo y la informalidad, la cohesión social, la movilidad social, la acción colectiva, el comportamiento y tamaño de las clases sociales, la gobernabilidad, entre otras. De tal modo que, de la teorización y el análisis histórico del cambio estructural (década de los sesenta del siglo XX); la sucesión y articulación de los modos de producción o de las formaciones sociales, los movimiento obreros, campesinos y populares (década de los setenta); y de los rasgos y la transformación del Estado tras impo-nerse los regímenes burocrático/autoritarios (década de los ochenta); se transitó al ejercicio de una investigación de corte empírico que privilegia el estudio de fenómenos y problemas sociales concretos o específicos, con base en: la medición de variables, la identificación de regularidades y tendencias en los datos e indicadores –muchos de ellos construidos desde

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entidades oficiales y con el sesgo que ello supone–, y en el debate de conceptos y categorías; ello sin reconocer los contextos histórico/geográficos y las fuentes teórico/metodológicas o, incluso, político/ideológicas en que estos se construyen (década de los noventa y primeros lustros del siglo XXI).

Las problemáticas epistemológicas en la construcción de una teoría social

crítica que privilegie los estudios sobre el desarrollo

Luego de analizar la evolución de los estudios sobre el desarrollo en las ciencias sociales latinoamericanas, cabe destacar que la construcción de una(s) teoría(s) social(es) crítica(s) desde América Latina supone trascender una serie de problemáticas epistemológicas entre las cuales destacan las siguientes:

Una problemática epistemológica de las ciencias sociales en general, y que en el caso de América Latina adquiere rasgos particulares, es la crisis del pensamiento utópico. Dicha crisis supone una especial resignación y conformismo –que en múltiples ocasiones raya en el fatalismo denunciante e impugnador mostrado por numerosos académicos latinoameri-canos– respecto a la necesidad de imaginar nuevos proyectos alternativos de desarrollo (o al desarrollo, según sea el caso) y formas de organizar la sociedad. Ello se inscribe además en un proceso más general que podemos denominar como crisis de sentido, en el cual pre-domina una especie de miedo al futuro, una generalizada desconfianza que embarga a los individuos en las sociedades contemporáneas y un acentuado cuestionamiento de los valores e ideales gestados en el movimiento filosófico/intelectual de la Ilustración y la modernidad europeas. Prevalece también un recelo y un distanciamiento respecto a referentes teóricos y políticos como los conceptos de utopía, progreso, revolución, socialismo, cambio y desarrollo (reflexiones desarrolladas en Enríquez Pérez, 2010).

Luego de la amplia producción teórica que caracterizó a las ciencias sociales latinoa-mericanas entre 1950 y 1975 y que redundó en el logro de una importante autonomía cognitiva, el abandono de los estudios sobre el desarrollo durante las últimas décadas significó abrir el sendero para el retorno del etnocentrismo teórico, de tal manera que tiende a predominar una traducción y asimilación acríticas de las teorías económicas y sociales gestadas en Europa y los Estados Unidos. Ello por supuesto inhibe un sólido y articulado posicionamiento y diálogo teórico desde América Latina.

Relacionado con lo anterior, en la academia de la región se suscita un generalizado abandono de avances teóricos registrados en el pasado tales como el estructuralismo latinoa-mericano; la adopción original –por parte de Gino Germani– de la teoría de la modernización; la teoría de la dependencia en sus diferentes vertientes –salvo los destacados esfuerzos de Sotelo Valencia (2005)–; la sociología del desarrollo y la economía política latinoamericana.

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

Destaca también el limitado diálogo entre los académicos latinoamericanos que asu-men diversas perspectivas teóricas y abordan diferentes objetos de estudio. Ello imposibilita la convergencia –donde prive una actitud dialógica, constructiva e interdisciplinaria– de múltiples investigadores inscritos en variadas tradiciones de pensamiento o disciplinas del saber, y procedentes de todas las latitudes de América Latina.

Es importante anotar que este mínimo de problemáticas mencionadas supone un conjunto de desafíos que es necesario plantear con miras a la construcción del conocimiento sobre América Latina.

Consideraciones finales sobre la investigación: el futuro de los estudios sobre

el desarrollo y los desafíos en la construcción de una teoría social crítica

Tras valorar las aportaciones de las ciencias sociales latinoamericanas en materia de estu-dios sobre el desarrollo durante las últimas seis décadas y luego de enunciar, categorizar y periodizar su evolución, es de destacar que, en los últimos lustros, el concepto de desarrollo tiende a transformarse; incluso –en varios casos– a desdibujarse en una «muletilla» preñada de cierta retórica y nostalgia, en parte por la renuncia al pensamiento utópico entre los inte-lectuales, la crisis de sentido experimentada en las sociedades contemporáneas, y la pérdida de esperanza entre las comunidades académicas. Pero, sobre todo, por la incapacidad de estructurar reflexiones teóricas que evidencien una densidad epistemológica y una innova-ción conceptual en torno a las cambiantes realidades de las sociedades latinoamericanas.

A lo largo de la investigación observamos que los estudios sobre el desarrollo en América Latina –especialmente durante el predominio de la lógica del fundamentalismo de mercado y de las medidas del Consenso de Washington– forman parte de la lucha ideoló-gico/política, subyacente en el esfuerzo más amplio de la academia latinoamericana, por estructurar proyectos alternativos de sociedad, reivindicar las demandas populares y posi-cionar un discurso teórico frente al pensamiento dominante, difundido este en los medios masivos de comunicación, en la prédica oficial y en múltiples universidades privadas. Esta lucha desplegada por el pensamiento crítico latinoamericano no está exenta –a lo largo de más de seis décadas– de fricciones, rupturas y altibajos, lo cual se evidencia en el carácter intermitente de los estudios sobre el desarrollo y su contribución a la autonomía cognitiva de las ciencias sociales latinoamericanas.

Es de destacar también que las transformaciones estructurales y organizacionales del capitalismo –desde la transición a la empresa flexible hasta la configuración de la globali-zación económica en condiciones de incertidumbre y de crisis financieras recurrentes– mo-dificaron, durante la década de los ochenta, los intereses académicos de los investigadores y las formas de estudiar la sociedad contemporánea y las realidades latinoamericanas. Por supuesto, ello incidió en los estudios sobre el desarrollo en la medida que el capitalismo

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latinoamericano experimentó la erosión del Estado desarrollista y una desnacionalización en la toma de decisiones estratégicas. De ahí que los ejes de los debates académicos y políticos se trasladaran a la comprensión de la transnacionalización de las economías la-tinoamericanas y a la crítica –en no pocas veces desesperada y escasamente creativa– de los efectos negativos de las políticas de ajuste y cambio estructural; ello en detrimento de la relevancia de los proyectos nacionales y la reivindicación de la autonomía, desafíos éstos que sólo se retoman intermitentemente en la última década con iniciativas como el Foro Social Mundial y las expectativas que suscitan los proyectos políticos proclamados como alternativas al Consenso de Washington por gobiernos progresistas que ascendieron en varios países sudamericanos.

Frente a ello y ante la necesidad de construir teoría(s) social(es) crítica(s), cabe pregun-tarse ¿cómo trascender el impasse en las teorizaciones sobre el desarrollo desde América Latina para –con ello– revertir el estudio focalizado y adjetivado de dicho proceso, así como la carencia de estudios interdisciplinarios y el creciente etnocentrismo teórico que gravita aún en amplias parcelas de las ciencias sociales de la región?

Como responder a este desafío supone una investigación colectiva de mayor alcance, nos limitaremos a delinear algunos mínimos fundamentos para la construcción de teorías del desarrollo desde las ciencias sociales latinoamericanas: a) recuperar la tradición epistemológi-ca –fuertemente arraigada en el pensamiento social latinoamericano– de teorizar a América Latina como una totalidad orgánica que posee especificidades e interactúa intensamente con la realidad mundial, lo cual supone reivindicar los estudios latinoamericanos; b) situar como eje central de las investigaciones a la dialéctica desarrollo/subdesarrollo en tanto fenómenos contradictorios y complementarios que interactúan con multitud de objetos de estudio; c) reflexionar y (re)interpretar la naturaleza y el sentido del proceso de desarrollo más que asumirlo como una mera retórica conceptual e ideológica; d) evidenciar una cierta densidad y solidez teórico/metodológica en el abordaje del proceso de desarrollo, con la finalidad de construir nuevos y originales conceptos y categorías; e) fomentar el diálogo inter y transdisciplinario entre los académicos provenientes de distintas especialidades y que abordan diferentes objetos de estudio desde múltiples corrientes de pensamiento; f) integrar analíticamente el estudio del sentido de los diferentes actores y agentes socioeconómicos y políticos (los gobiernos y el funcionariado, los organismos internacionales, el empresariado, las organizaciones populares y comunitarias, los movimientos sociales, los académicos y las universidades, etc.) que intervienen en la dialéctica desarrollo/subdesarrollo, y aprehender sus dimensiones intangibles, culturales e institucionales; y, g) evitar la falsa dicotomía o disyuntiva entre Estado y mercado, puesto que ambos entramados son complementarios e indispensables para la proyección y equilibrio del capitalismo.

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Los estudios sobre el desarrollo en los senderos

de las ciencias sociales latinoamericanas

Además de enunciar estos mínimos desafíos cabe preguntarse lo siguiente: ¿cómo asimilar las invaluables contribuciones teóricas de las ciencias sociales europeas y estadou-nidenses? ¿De qué manera dialogar desde América Latina con los pensadores clásicos y contemporáneos de otras latitudes? ¿Cómo integrar, asimilar o criticar creativamente los actuales progresos teóricos en torno al desarrollo, formulados en las universidades de éstas regiones del mundo y en organismos internacionales como la Cepal, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)? ¿Cómo detonar el sentido de comunidad y la interacción entre las múltiples investigaciones que se producen en América Latina en torno a variados objetos de estudio y desde diferentes tradiciones teóricas y disciplinarias? ¿Cómo relacionar las nuevas temáticas suscitadas a raíz de los proyectos alternativos de/al desarrollo promovidos por los movimientos sociales y los gobiernos progresistas sudamericanos? Responder a estas y otras sugestivas interrogantes, supone no solo trascender el desafiante dogmatismo que en no pocas ocasiones se cierne sobre el ámbito académico latinoamericano, sino también reinventar la imaginación creadora y superar el descontento y la desilusión derivados de la crisis de sentido y motivados por la creciente desestructuración del mundo y de la vida social.

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Isaac Enríquez Pérez

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RECIBIDO: JULIO 2015

ACEPTADO: OCTUBRE 2015

ResumenEn este texto se recapitula acerca de la importancia que ha tenido el corporativismo en el mundo capitalista. Ante el advenimiento del neoliberalismo muchos pensaron que era el fin del corporativismo (monopolista de la fuerza de trabajo que se oponíaal libre mercado o bien que negociaba condiciones de trabajo al margen del mercado). No fue así, aunque este corporativismo se ha transformado.Al introducir la discusión de diversidad de capitalismos se encuentra un paralelo con diversidad de corporativismos al interior de un mismo país.Para ilustrar lo anterior se estudia la transformación del corporativismo en México en un contextode neoliberalismo maduro.

Palabras claveCorporativismo / Diversidad de capitalismos / Diversidad de corporativismos

AbstractThis paper is a recapitulation about the importanceof corporatism in the capitalist world.With the advent of Neoliberalism many thoughtthat it was the end of corporatism (how monopolist of labor force against free market or that bargaining labor conditions against the market). That was not the case, but anyway this corporatism changed. Introduction of polemic of diversity of capitalism is parallel to diversity of corporatism in the same country. To illustrate the above, we show the transformation of corporatism in Mexico in a context of mature neoliberalism.

Key words Corporatism / Diversity of Capitalisms / Diversityof Corporatisms

pp. 35-62

* Profesor-investigador del Doctorado en Estudios Laborales de la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) de México. Correo-e:[email protected] http://docencia.izt.uam.mx/egt

Neoliberalismo y diversidad de corporativismos

ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO*

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Enrique de la Garza Toledo

Introducción

El objetivo de este artículo es, primero, mostrar la importancia que ha tenido el corporativismo sindical tanto en el mundo capitalista desarrollado como en el subdesarrollado, entre la gran crisis del 29 y la de los años 70 del siglo XX, como un mecanismo de gobernabilidad del sistema capitalista, buscando que el conflicto interclasista no adquiriera proporciones catastróficas, a través de un gran pacto de intercambio entre paz social y crecimiento econó-mico, con beneficios materiales para la capa mejor organizada del proletariado. El segundo objetivo, es mostrar cómo, a pesar de que el neoliberalismo en su doctrina se proclama enemigo de todo monopolio, especialmente el de la fuerza de trabajo por parte de los sin-dicatos, en muchos casos dicho pacto, si bien debilitado, continúa en forma parcial; es decir, los sindicatos siguen siendo instituciones necesarias para el nuevo orden, aunque cada vez más subordinados a la gran empresa. Se ejemplifican estos procesos con el caso mexicano, por tratarse en Latinoamérica de la relación corporativa de los sindicatos más antigua y más consolidada, mostrando que hay una diversidad de corporativismos, en particular uno de corte productivista entre el sindicato y la empresa.

En la década de los setenta Schmitter (1979) provocó una revuelta en la Teoría Po-lítica, muy centrada en las ideas liberales de democracia, con aquellos que planteaban su imposibilidad (elitismo) o bien sus deformaciones hacia el autoritarismo o el totalitarismo. Sin embargo, pocos habían reparado que, en torno de la crisis del 29, las organizaciones llamadas civiles –sindicatos, organizaciones empresariales, iglesias, etc.– (la sociedad civil para Gramsci) se habían vuelto centrales en la conformación de la hegemonía, pero en general en la gobernabilidad (instituciones y pactos entre organizaciones civiles con el Estado), como mecanismo paralelo al de la democracia electoral y parlamentaria liberales (Lehmbruch y Schmitter, 1982).

La idea de corporación como representante, o bien intermediaria, de intereses colecti-vos de un grupo social relativamente homogéneo (clase social, etnia, nacionalidad, región, religión, grupo etáreo, género, etc.) a través de organizaciones frente al Estado en sentido restringido o sociedad política, venía de la edad media y formaba parte de la doctrina esco-lástica de ver a la sociedad por estamentos orgánicos y jerarquizados (Correa, 2008), y hasta el siglo XVIII se contrapuso a la idea del liberalismo de ciudadano abstracto con derechos iguales individualmente considerados. Con el afianzamiento de la democracia liberal en el siglo XIX y el desarrollo del capitalismo, los antiguos estamentos fueron abolidos y, luego de un período de transición, surgieron nuevas organizaciones de trabajadores asalariados y de patrones con intereses de clase, no asimilables a los del ciudadano universal (Di Be-nedetto, 2001).

La institucionalización de la clase obrera y de sus organizaciones, y de formas de dirimir sus conflictos con el capital, se produjo en general entre los años 20 y 40 del siglo XX y con

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Neoliberalismo y diversidad

de corporativismos

esto la constitución en muchos países capitalistas, desarrollados o no, de pactos corporativos entre organizaciones de los trabajadores, de los patrones y el Estado (Molina y Rhodes, 2002). Los pactos corporativos pudieron incidir, con suertes diversas, en las políticas económicas y sociales, en un período en el que se consolidó la intervención del Estado en la economía y en la seguridad social. De esta manera, el Estado ampliado de Gramsci (sociedad civil más sociedad política) adquiría plena concreción con una sociedad civil (en esa época sobre todo sindicatos y organizaciones empresariales) con responsabilidades en la gobernabilidad junto al gobierno, los partidos políticos y los parlamentos; gobernabilidad que también implicó beneficios para los trabajadores de la capa alta, mejor organizados. Así, el Estado se ampliaba al incorporar a las principales organizaciones civiles en la corresponsabilidad de su propio funcionamiento, creándose instituciones y pactos tripartitos con funciones no solo en la hegemonía sino en el funcionamiento de toda la infraestructura. Asimismo, el Estado en sentido restringido participaba en funciones hegemónicas pero cada vez más en las productivas.

La separación «puramente analítica», diría Gramsci, entre sociedad civil, política y eco-nomía no pudo sostenerse más. Es decir, el liberalismo político y económico no expresaba más el funcionamiento real de la sociedad: la economía ya no era solo la de los negocios privados e individuales de los propietarios; ni la política solo la de los ciudadanos individualmente considerados. Se operaba, explícita o implícitamente el reconocimiento de que la sociedad no estaba formada principalmente por propietarios individuales iguales en el mercado, sino por clases sociales con intereses diferenciados que podían entrar en conflicto, pero que a través de pactos corporativos se podría asegurar la continuidad del sistema. Terminaba con esto la ilegalidad de la clase obrera y sus organizaciones (De la Garza, 1989). Era también el cuestionamiento de la concepción clásica y neoclásica acerca del Estado gendarme y de que la economía sin interferencias exógenas se conduciría espontáneamente hacia el equi-librio. Era la emergencia de la sociedad de masas organizadas en sindicatos, organizaciones empresariales e instituciones estatales que entraban en conflicto, concertaban, pactaban y planificaban la economía y las políticas laborales y sociales. Es decir, la era del Estado Social (sociedad civil ampliada, más sociedad política súper ampliada) en tanto Estado interventor en la economía, benefactor, Estado pacto y Estado plan, implicó que organizaciones civiles intervinieran en el diseño de políticas económicas y sociales, así como que los gobiernos intervinieran en la economía y en la seguridad social.

Es cierto que no en todas las sociedades capitalistas del segundo o tercer cuarto del siglo XX se llegó al Modelo Nacional de Concertación Corporativa; solo en el centro-norte de Europa sucedió; en otros casos fueron acuerdos parciales, en unos más bien implícitos, y en otros tuvieron muchas interrupciones como en América Latina por las dictaduras militares (Bartoy y Resende, 2007). Asimismo, los vínculos entre corporaciones y sistema de democracia

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liberal –electoral, parlamentario, judicial– fueron frecuentes, sea porque tanto los sindicatos como los empresarios apoyaron a sus respectivos partidos o porque había vínculos orgánicos entre aquellos y estos, como fue el caso de la Trade Union Council y el partido laborista en Inglaterra, o como en México con el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y la CTM (Confederación de Trabajadores de México).

Sin embargo, a pesar de esta gran transformación en los mecanismos de la goberna-bilidad y el desarrollo económico, que alteró tradiciones liberales y que duró unos 50 años dependiendo del país, la ciencia política no logró sino hasta la década del 70 dar plena cuenta del fenómeno del corporativismo; los conceptos anteriores de élite del poder, cabildeo, grupos de presión, se mostraron plenamente insuficientes. El honor de dar el viraje en esta ciencia correspondió a Schmitter al acuñar la definición clásica de corporativismo (corpora-tism) y diferenciarla del corporativismo fascista (corporativism)1 y plantear que la legitimidad del Estado depende principalmente de las corporaciones como forma de representación de intereses no universales (Malloy, 1987). Sin embargo, pronto se percató de que el pacto corporativo podía no implicar una auténtica representación de intereses por la mediación organizacional y de liderazgos, y la sustituyó por la más neutral de intermediación. Pero esta ambigüedad abrió nuevas interrogantes: ¿la intermediación significaba una dominación del Estado capitalista y de la clase capitalista sobre la clase obrera?, ¿cuáles serían las relaciones entre formas de intermediación y de dominación como aquellas: instrumental, racional con respecto a valores, carismática, tradicional?, o ¿cómo se relacionaría el corporativismo con el clientelismo, el patrimonialismo, el terrorismo de Estado? Pocas respuestas se antojaron y esta línea teórica se mantuvo en el formalismo de las definiciones ideales. El corporativismo fue definido en este tenor como:1) Monopolio de la representación, con un número limitado de asociaciones, resultado de

la decisión democrática de los afiliados o por presión del Estado. Pero, en un caso y en otro ¿cómo podrían caracterizarse las relaciones entre la dirigencia de las corporaciones y su base? En este tema las posibilidades podrían haber sido más que democracia o autoritarismo.

2) Erradicación de asociaciones competitivas o paralelas por la vía legal o la represión extralegal.

3) Incorporación forzosa de los miembros de las corporaciones. La incorporación era a su vez una forma de dominación por consenso o por coerción.

4) Continua mediación estatal.

1 En la tradición sajona se suele diferenciar corporatism (el corporativismo postfascista) de corporativism (el fascista), sin embargo, la diferenciación puede ser gratuita; se trataría de formas de corporativismo (societal, de Estado y totalitario fascista, soviético), relacionados con la intervención del Estado en la economía y en la seguridad social. De tal forma que utilizaremos un solo término, el de corporativismo, aclarando en su caso de cuál tipo se trata.

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5) Control estatal de liderazgos y articulación de intereses. Es decir, había tres dimensiones centrales en el concepto:- Representación real o formal de intereses particulares.- Proceso de toma de decisiones estatales con participación de las corporaciones.- Dominación estatal a través de las corporaciones o simple coordinación.En otras palabras el corporativismo era en el fondo una intermediación de intereses,

un policy making estatal, una forma de Estado que, de cualquier forma, implicaba un pacto entre corporaciones en cuanto a la gobernabilidad del Estado y la economía.

Sobre todo si era una forma de Estado, implicó divergencias en los teóricos del corpora-tivismo: ¿era una representación o intermediación neutral? o bien ¿era un Estado no neutral con respecto de la acumulación del capital, con relaciones de poder asimétricas entre las clases corporativizadas, de hecho una forma de dominación? En esta última concepción el corporativismo no sería un mecanismo sistémico neutral de toma de decisiones en el nivel del Estado, aunque si implicaría intercambios entre las partes.

Con el tiempo, las críticas a la teoría corporativista se precisaron (Rehfeldt, 2000): era muy descriptiva, no tenía claras articulaciones con períodos de la acumulación de capital, ni se establecía la relación con el Estado Social; oscurecía la dominación. Es decir, el concepto debía de adquirir una dimensión histórica y vincular su forma moderna (siglo XX) con el Estado Social, porque esta forma de Estado nació de la «cuestión social» y de la gran crisis del 29, al institucionalizar en buena medida el conflicto interclasista e intentar al mismo tiempo regular la economía. Es decir, una solución fue pensar que el pacto corporativo com-plementó la intervención del Estado en la economía y en los beneficios sociales, ampliándose los derechos laborales, bien que todo esto subordinado a la acumulación del capital. Es decir, mediante el pacto del Estado interventor en la economía y Benefactor, articuló acumulación del capital con legitimidad, estimuló la demanda agregada, el pleno empleo y los sistemas de relaciones industriales que alejaron aparentemente el peligro de la revolución y de la gran crisis. En los países subdesarrollados hubo una mayor subordinación de las corporaciones al Estado y específicamente al régimen político, en particular a los partidos del Estado, tomando la forma de corporativismo partidario con fuertes componentes informales y personales en la intermediación, basados en profundas tradiciones culturales clientelares o patrimoniales y en el uso frecuente de la fuerza.

A partir de la gran crisis capitalista de 1972-1982, el corporativismo entró en dificul-tades para subsistir porque muchos asociaron la crisis del funcionamiento corporativo como crisis del Estado Social, sea por (Crouch, 2005):1. La contradicción desde los setenta del siglo XX entre demandas crecientes de los

trabajadores a través de las corporaciones y capacidad del sistema de satisfacerlas.2. La relación entre crisis fiscal del Estado con gasto improductivo.

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3. El efecto de los salarios y prestaciones sobre la tasa de ganancia.4. La rigidez del sistema de relaciones industriales y el mercado de trabajo y su efecto

en la productividad.La consecuencia fue la instauración del neoliberalismo entre fines de los setenta e inicios

de los noventa, con su secuela de decadencia de intervención del Estado en la economía y en los gastos sociales y de manera más específica en la inversión productiva del Estado (privatizaciones), manteniendo una fuerte vigilancia de los circuitos monetarios a través del banco central para controlar la inflación y la tasa de cambio, además de su impulso a la flexibilización del mercado de trabajo. La consecuencia lógica fue la disminución del poder de los sindicatos y la ruptura o limitación de acuerdos nacionales. Es decir, la doctrina neoliberal planteaba que el corporativismo era un obstáculo para el libre mercado. En particular hubo reducciones de la influencia de los sindicatos en el diseño de políticas económicas, sociales y laborales; en el sistema político de partidos, y parlamentos; en los espacios de reproducción de los trabajadores; en los sistemas de relaciones industriales.

Sin embargo, el neoliberalismo realmente existente nunca ha implicado la reducción de la sociedad al mercado, por el contrario:1) La retirada del Estado de la economía fue relativa; lo fue en la inversión productiva,

pero permaneció muy activo en el control de la inflación, la apertura de los mercados y la flexibilización de las relaciones laborales.

2) En seguridad social, la suerte fue muy diversa y la presión para privatizar en parte sus instituciones operó en algunos países.

3) No significó la anulación de la presencia o influencia de las organizaciones civiles en el Estado, pero no fueron siempre las tradicionales (Regini, 2000). Las que han tenido la preeminencia han sido las grandes corporaciones o compañías productivas, ya no las asociaciones de empresarios, así como los organismos internacionales encargados de vigilar el buen funcionamiento de las economías de mercado. Sin embargo, de la sociedad civil han surgido nuevos actores colectivos, organizados o no, no siempre relacionados con el mundo del trabajo, como las ONGs ecologistas, las de derechos humanos, de igualdad de género, étnicas, etc. Es decir, el neoliberalismo ha exacerbado los procesos de individualización pero también desde la sociedad civil han aparecido nuevos agrupamientos no centralizados (Pérez Díaz, 1994).

4) Porque el neoliberalismo es, en primera instancia, una teoría económica: la neoclásica, que declara exógeno todo lo que no sea de mercado y que, en ausencia de rigideces o fallas del mercado, el sistema se dirigiría hacia el equilibrio; este punto de equilibrio sería además el óptimo económico. Bajo esta concepción, se operó un cambio en la política económica del Estado: esta no sería ya para impulsar la demanda agregada y la inversión sino para controlar la inflación, entendida esta como fenómeno monetario;

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se trataría de vigilar los flujos de medios de pago para evitar su exceso o su déficit. En particular, las políticas económicas de los Estados Neoliberales han sido muy activas en la flexibilización de los mercados de trabajo, en la desregulación de la economía, especialmente para permitir los libres flujos financieros y la conversión de la economía real en exportadora; al mismo tiempo, lo han sido en apoyar las decisiones de las empresas en cuanto a la tecnología, organización, relaciones laborales y perfil de la mano de obra guiadas por la flexibilización (Wiarda, 2009).Es decir, con el neoliberalismo el Estado no se convirtió en el gendarme del orden público

para el cumplimiento de los contratos que proclamaba Adam Smith; por el contrario, sigue habiendo políticas gubernamentales laborales, sociales y económicas activas. En especial sigue habiendo sociedad civil no reducida a los participantes individuales en el mercado: hay al mismo tiempo decadencia y surgimiento de organizaciones. Esta nueva sociedad civil está centrada en las grandes corporaciones-compañías y, aunque disminuye la influencia de los sindicatos, estos no desaparecen y su suerte es variada según el país. Asimismo, los pactos corporativos no terminan, pues ahora son excepcionalmente nacionales, pero los hay más por temática específica, rama, zona y con la participación de actores varios. En estos pactos se añaden las nuevas organizaciones civiles, las ONGs y los medios formadores de opinión. Es decir, el Estado ampliado sigue existiendo (gobierno + organizaciones civiles), bien que más flexible, con límites cambiantes, más descentralizado. No se cumplió estrictamente que la sociedad sería una suma de individuos racionales en mercados económicos y políticos, porque la lucha de intereses no ha terminado y la asimetría del poder es superior a la del pasado, y en esta medida el sujeto individualizado es débil para enfrentar la conflictividad social entre perdedores y ganadores, lo que reconduce a la necesidad de actores colectivos y en particular organizados. El mismo Estado necesita a veces interlocutores identificables con quienes negociar para evitar que la tensión social rebase ciertos límites, actores no reducidos al voto ciudadano (Crouch y Streeck, 2003).

Diversidad de Capitalismos

En los años noventa, muchos creyeron que con la maduración del neoliberalismo sería el fin de los beneficios sociales a cargo de los Estados, de los pactos tripartitos y del corpo-rativismo. Hasta teóricos importantes favorables al corporativismo así lo creyeron, pero la historia fue muy diferente.

La polémica acerca del fin del corporativismo con el neoliberalismo se relaciona con otra más amplia, muy recientemente llamada de la «diversidad de capitalismos» (Regini, 2000; Crouch, 2005) Esta polémica, a su vez, se vincula con el problema más añejo acerca de la convergencia o divergencia en los Modelos Económicos y Políticos. En su versión más reciente, data de los años sesenta cuando el capitalismo de Estado interventor y benefactor

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estaba en auge. En esas condiciones parecía seguro para muchos estudiosos (Kerr y Dunlop, 1964) que la tendencia era hacia un modelo económico, productivo y de relaciones indus-triales semejante al norteamericano; es decir, de libre mercado, pluralista en las relaciones industriales, con sindicalismo de negocios y welfare. Sin embargo, a partir de 1968, como documentaron Pizzorno, Reyneri, Regini y Reglagli (1978), hubo un ascenso de la lucha de clases en Europa Occidental, de las luchas de liberación en el tercer mundo y de los conflictos raciales y estudiantiles en muchos otros países. Estas condiciones pusieron a la orden del día la discusión, no del pluralismo norteamericano sino del Neocorporativismo del Norte de Europa, tal y como fue teorizado en esos años por Schmitter. Sin embargo, esto coincidió con la gran crisis capitalista de los setenta que condujo finalmente al neoli-beralismo y a la reestructuración productiva. Los años ochenta fueron de transición, durante la cual los pactos corporativos no fueron abolidos; no obstante, en los años noventa en los que el neoliberalismo dominaba ya en el mundo, volvió a reeditarse la polémica entre convergencia y divergencia, pero ahora la primera sería hacia el modelo neoliberal en la forma norteamericana. La argumentación era sencilla: habría vectores comunes mundiales, la globalización y la competencia, que obligarían a la instauración del modelo más eficiente que era la forma norteamericana de neoliberalismo.

En contraposición, las corrientes neoinstitucionalistas (Campbell y Pederson, 2001), que son las que han presentado a la teoría neoclásica la contraparte más sistemática, persistente y en desarrollo, plantearon que la diversidad de instituciones, previas al modelo neoliberal, no pueden cambiar totalmente. Especialmente los ámbitos de relaciones indus-triales, mercados de trabajo y seguridad social llevarían a la divergencia (aunque también en los neoinstitucionalistas es común otra suerte de convergencia hacia un corporativismo competitivo o hacia un postfordismo con flexibilidad).

En las corrientes de la convergencia es frecuente la simplificación de los factores del cambio, oscureciendo otros que pueden alterar las tendencias, como son efectivamente algunas instituciones pero también actores con determinadas concepciones. A los neoins-titucionalistas también se les ha criticado su análisis estático, el crear a lo sumo tipologías funcionalistas y, sobre todo, el omitir a los actores o reducirlos a tipos de políticas (Regini, 2000). Pero, se hace cada vez más evidente la diversidad de formas neoliberales, lo que ha conducido a tipologías de neoliberalismos realmente existentes (Escandinavo, Renano, Latino Europeo, del sudeste de Asia, Sajón, etc.) (Crouch y Streeck, 1997).

Sin embargo, la doctrina de la «diversidad de capitalismos» es difícil considerarla como una teoría; es más bien un llamado de atención con fundamentación acerca de que la convergencia no operó en forma tan simplista como planteaban sus sostenedores, solo impulsada por el mercado. En el fondo de la polémica entre convergencia y divergencia está el dilema de las ciencias sociales entre Ley Universal y Contingencia. Entre estas dos

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cabe una tercera posición que hablase de tendencias abstractas que en cada caso concreto tendrían que especificarse a través de la inclusión de más determinantes. Lo anterior se vincula con las posturas estructuralistas que también están en el fondo de neoliberales e institucionalistas; es decir, las tendencias son resultado solo de factores estructurales, por ejemplo, la competencia en el mercado o bien instituciones. Cabría pensar que, si bien las estructuras globales actuales presionan, estas presiones siempre se aterrizan al considerar otras estructuras locales y, sobre todo, como las asimilan en términos de concepciones los actores principales, como interaccionan entre ellos, imponiéndose unos a otros a través de la concertación o de la fuerza.

Lo anterior se vincula con el evolucionismo al creer que hay leyes de cambio unidireccio-nales en la historia, muy diferente a la idea de tendencias históricas. Asimismo, se relaciona con el funcionalismo, es decir, como ciertas instituciones son funcionales al sistema al contribuir a la integración del Todo, diferente a pensar que en ese Todo puede haber contradicciones, disfuncionalidades, discontinuidades, oscuridades. En este sentido ¿cómo introducir a los sujetos en estos cambios o tendencias? Para unos, se trataría de puros actores racionales, que harían cálculos de costo beneficio y adoptarían las soluciones óptimas; para otros, esto es imposible en la realidad social, porque ningún actor posee información total ni las formas de cálculo de todas las variables que habría que considerar; en esta medida racionalizan una parte de sus decisiones y otras las relativizan a través de «cálculos subjetivos» o simplemente con la intervención de su moral, emociones, estética o razonamientos cotidianos. Finalmente, cabe reflexionar sobre la propuesta no tan nueva pero importante de Harry Katz (2000) acerca de la convergencia de divergencias, es decir, las tendencias o presiones globales se aceptan como comunes, pero al territorializarse se concretan con factores y actores locales o bien globales localizados que puede hacerlos en ciertos sentidos divergir.

El Modelo de Producción Toyotista Precario

Reflexiones como las anteriores las ejemplificaremos con lo sucedido en el caso mexicano. En México, a pesar de las políticas de estabilización (control de la inflación a partir de la contención de los salarios, del crédito y del déficit público; negociación del pago de la deuda externa) y de los cambios estructurales (extensivas privatizaciones y apertura de la economía a la importación y la exportación, Tratados de Libre Comercio, decreto maquilador, acuerdos multifibras, etc.), el crecimiento de la economía de inicios de los años ochenta al presente ha sido muy insatisfactoria. La inestabilidad en el crecimiento ha significado dos recesiones (1987 y 2001) y dos grandes crisis (1995 y 2009), con algunos picos coyunturales de cre-cimiento, pero el incremento del PIB por habitante anual en términos reales no rebasó en promedio el 1.2 por ciento a partir de 1980, cifra evidentemente insuficiente para generar empleos dignos.

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El crecimiento del PIB anual contrasta negativamente entre el período neoliberal (1982 en adelante) con el del período de substitución de importaciones, como se ve en el cuadro 1. Lo mismo se puede afirmar del crecimiento muy bajo de la productividad, del empleo y de los salarios.

Además, el modelo neoliberal en México, con sus políticas de estabilización y ajustes estructurales, ha derivado en un modelo manufacturero exportador, lo que no significa que la manufactura representa la mayor parte del PIB, ya que eso corresponde a los servicios, sino que ella es la responsable de la mayor parte de la exportaciones mexicanas, siendo la que atrae principalmente a la inversión extranjera. Sin embargo, el porcentaje de la manufactura en el PIB creció hasta 2001 y en los últimos años ha tendido a disminuir. En cambio, la exportación manufacturera con respecto a la total, si bien llegó a su máximo en 2001 (88.6 por ciento) y ha disminuido posteriormente, de cualquier forma se ha mantenido muy alta. En cambio el impacto del sector manufacturero en el empleo no se corresponde con su importancia exportadora. Además, el modelo manufacturero exportador ha sido, a la vez, de bajo crecimiento de la productividad. Primera clave de la desaceleración que se inició en 2001.

El problema de fondo es que la manufactura mexicana, y en especial la maquila, basa su producción y productividad sobre todo en el bajo salario. Lo anterior se puede analizar a partir de los niveles tecnológicos que predominan en este sector (cuadro 2): el casi nulo porcentaje de los ingresos de las plantas dedicado a investigación y desarrollo, el bajo porcentaje del valor de la maquinaria y el relativo equipo con tecnología automatizada.

En la maquila de exportación estas cifras son más negativas y el porcentaje de téc-nicos en el total de la mano de obra se ha estancado en cifras bajas. En esta lógica, las

Cuadro 1

Tasas de crecimiento promedio anualizadas, del PIB, de la productividad del trabajoy del empleo

Fuente: elaboración propia con base en Cuentas Nacionales, El Banco de México e INEGI (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática), 1950 a 2009.

Concepto 1950-70 1970-82 1983-87 1988-2003 2000-2009

PIB 6.3 6.64 -0.7 3.07 1.53

Productividad 2.8 2.28 0.08 1.27 0.92

Empleo 2.12 4.26 0.97 1.77 0.61

Salarios 6.62 2.84 -3.66 2.34 1.4

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remuneraciones pagadas en promedio en la maquila apenas llegan al 60 por ciento de las de la manufactura.

Cuadro 2

Nivel tecnológico en la manufactura

Porcentaje de los ingresos dedicados a investigación y desarrollo 0.7 0.9 0.5 0.4 0.3 1.5 0.6 1.2 0.7

Porcentaje de ingresos dedicados a la compra o pago de tecnología 3.0 3.9 2.4 4.0 4.2 7.3 2.5 2.6 2.6

Porcentaje del valor de la maquinaria de tecnología automatizada, 35 30 23 27 49 27.6computarizada o no (niveles tecnológicos alto y medio

Porcentaje de trabajadores que usaron equipo automático, 12.2 9.5 6.76 19.5 14.9 14.1computarizado o no

Fuente: INEGI (1992, 1998, 2001) ENESTYC (G= establecimientos grandes, M=medianos, P=pequeños).

1992 1998 2001

G M P G M P G M PIndicador de nivel tecnológico

Del cuadro 3 se puede concluir que, en la manufactura, la gran mayoría del personal ocupado son obreros generales sin ninguna especialización, resultado del diseño del proceso productivo principalmente con tareas simples, repetitivas, estandarizadas.

Directivos 1.4 1.3 0.5 .91

Empleados 18.1 19.1 19.4 18.2

Obreros especializados 19.3 21.0 16.1 20.8

Obreros generales 61.2 58.6 55.2 51.9

Cuadro 3

Distribución porcentual del personal total ocupado por categoría ocupacionalen la manufactura

Fuente: Enestyc (Encuesta Nacional de Empleo, Salarios, Tecnología y Capacitación) (1999, 2001) Inegi.

Categoría 1999 2001 2004 2008

De la misma manera, el crecimiento económico no se ha difundido a partir de la manufactura porque han sido pocos los encadenamientos productivos con otras empresas al interior del país u otras formas de asociación como joint ventures, etc.

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Para la manufactura en general y analizadas las configuraciones productivas por dimensiones (De la Garza, 2010) podríamos concluir que:a) Una minoría tiene tecnología elevada.b) Una mayoría ha hecho cambios sencillos de organización del trabajo.c) La mayoría no está sindicalizada y no cuenta con protecciones en contratos, prestacio-

nes, jornada y estabilidad en el empleo, y tienen bajos salarios aun los establecimientos sindicalizados.

d) Que la mano de obra en su mayoría no es calificada y cuenta con poca antigüedad en la empresa, con escolaridad no alta.Además, la reestructuración productiva avanzó en México especialmente durante la

década de los noventa del siglo XX, pero el camino principal seguido no fue el cambio tec-nológico en su nivel más alto, sino el cambio en la organización del trabajo, sin flexibilidad

1994 1998 2001 2005

G M P G M P G M P G M PIndicador de encadenamiento

Cuadro 4

Encadenamientos productivos por tamaño de establecimiento manufacturero

Porcentaje del valor de la producción 3.3 4.3 4.0 5.9 8.1 7.8 5 5 4.8 5 5 4.8Elaborada por subcontratistas

Porcentaje de establecimientos 3.4 3.2 2.3 3.86 5.57 3.31que contrataron maquila (1998) (1998) (1998)

G: establecimientos grandes, M: medianos, P: pequeñosFuente: Inegi (1994, 1998, 2001) Enestyc.

Cuadro 5

Porcentaje de establecimientos en la manufacturano maquiladora en 2004 por vinculación operativa

Tipo de vinculación Porcentaje del total Porcentaje de los grandes

Joint Ventures 0.08 4.0

Outsourcing 0.65 14.7

Empresas integradoras 0.3 9.2

Clusters 0.04 1.8

Uso de Maquila 3.5 31.9

Fuente: Inegi (2005) Enestyc.

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numérica ni salarial importantes (De la Garza y Bouzas, 1998). No obstante, la implantación de bonos de productividad no representó mucho en el total de las remuneraciones de los trabajadores (De la Garza, 2005); la flexibilidad avanzó más al nivel de los contratos colectivos de trabajo en lo funcional, permitiendo la movilidad interna, la polivalencia y el ascenso por capacidad.

Es probable que haya en la manufactura tres o cuatro configuraciones productivas dominantes: la primera puede corresponder a las empresas macro con tecnologías de alto nivel, con extensión de nuevas formas de organización del trabajo y mano de obra calificada, y que han introducido la informatización en los procesos productivos y administrativos, y con salarios más elevados que los otros tipos; la segunda puede ser el toyotismo precario, caracterizado por tecnología media o baja, nuevas formas de organización del trabajo, flexibilidad media o baja y calificación baja, bajos salarios, alta rotación externa voluntaria; la tercera correspondería a la persistencia del taylorismo fordismo, con tecnología media o baja, flexibilidad media o baja, media o baja calificación y organización fordista, y bajos salarios; sin olvidar, en cuarto lugar, en las micro y una parte de las pequeñas, configuraciones tradicionales, con tecnologías de nivel bajo, formas arbitrarias de organización, no sindicali-zación y salarios bajos. En cuanto a la forma principal que ha adquirido la reestructuración productiva esta ha seguido la vía del toyotismo, pero un toyotismo a la mexicana con bajos salarios en general, baja calificación, flexibilidad funcional, alta rotación externa de personal; es decir, un toyotismo precario (De la Garza y Neffa, 2010).

Diversidad de Corporativismos

En la teorización corporativista, a la manera de Schmitter, se consideraban dos tipos: el Estatal (autoritario) y el Societal (democrático), y el acento sobre todo se puso en los grandes pactos nacionales, aunque no en todos los países los hubo. Con la emergencia del neoliberalismo, muchos creyeron que el corporativismo desaparecería, puesto que los pactos de este tipo serían incompatibles con la competitividad creciente necesaria en el mercado desregulado y global. Asimismo, eran insostenibles los sistemas de relaciones industriales muy concertados y protectores de los trabajadores por los altos costos que significaban para los Estados y las empresas. La opción era la de desregular el mercado de trabajo y la seguridad social dejan-do que fuera el mercado el que fijase salarios y empleo de acuerdo con oferta-demanda y productividad, empresa por empresa, lo cual no requería de pactos sino por el contrario de su eliminación como factores exógenos que alteraban las tendencias espontáneas al equi-librio. En otras palabras, resultaba indeseable para el buen funcionamiento de la economía que por la política laboral del Estado o por negociación colectiva en el nivel de empresa, la intervención sindical lograra salarios, prestaciones o seguridad social más allá de las del mercado. Se trataría por el contrario de flexibilizar salarios, prestaciones, contratos colectivos,

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sistemas de relaciones industriales, mercados de trabajo. En síntesis, se concluyó que el corporativismo, que implicaba el monopolio de la representación y del mercado de trabajo, y que con esto podía presionar para lograr condiciones laborales para los trabajadores por encima de las de equilibrio del mercado, era incompatible con el nuevo modelo económico.

Sin embargo, se pasaba por alto que el modelo neoliberal, basado en la teoría neoclásica no representa todos los aspectos importantes de cómo funciona la sociedad actual, sino que en los neoliberalismo realmente existentes hay contradicciones de larga duración, que no se subsanan en un período de transición, sino que forman parte de su funcionamiento real. Es decir, el corporativismo sin duda era incompatible con la teoría económica que sirve de base al neoliberalismo, pero podía cumplir en este modelo económico funciones positivas en la práctica, como veremos.

El neoliberalismo no ha estado exento de grandes crisis: las financieras de los noventa, la productiva de inicios del siglo XXI y sobre todo la gran crisis de 2008-2009 que posible-mente no termine aún. En esas condiciones, desde finales de los noventa resurgieron los pactos corporativos en Europa, ahora menos en el nivel macro que en el mezzo y micro. Las turbulencias económicas necesitaron de pactos para que los trabajadores aceptaran los sacrificios de los nuevos ajustes neoliberales (los ajustes draconianos actuales en Grecia, España, Italia lo muestran también). Es decir, el corporativismo nunca murió y hasta cierto punto renace subordinado al crecimiento económico y a la globalización para minimizar las protestas (Wiarda, 2004). Los nuevos pactos no cuestionan al neoliberalismo y aceptan una austeridad salarial, pero pactada. En esta medida desde los noventa se acuñaron nuevos conceptos de corporativismo: competitive corporatism, lean corporatism, neo-neocorporatism, micro corporativismo (Sako y Sato, 1997).

En estos pactos todavía han participado los sindicatos, pero ayunos de cualquier proyecto de sociedad alternativa a la neoliberal, fenómeno que se ha dado a la par del desdibujamiento de los partidos socialistas. Dichos pactos han tenido como características:a) No han sido redistributivos sino garantes del crecimiento económico con competitividad.b) Han implicado retracciones salariales a cambio de empleos.c) No han sido nacionales sino sectoriales.d) Sin embargo, han aumentado las temáticas y actores en la negociación sin centralización.e) Han sido muy flexibles.

Incluso el corporativismo sigue en muchas leyes e instituciones nacionales que contemplan el tripartismo, así como en prácticas informales que vienen del pasado, con el añadido de nuevas organizaciones como las ONGs que no formaban antes parte de los pactos. Desde el punto de vista de los nuevos actores dominantes, el corporativismo subsiste por temor a la protesta social, a pesar del individualismo acrecentado y de la

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Neoliberalismo y diversidad

de corporativismos

ideología de la eficiencia del libre mercado. Porque para las clases subalternas la so-ciedad neoliberal es más asimétrica en poderes y riqueza que la del Estado Social y el individualismo no resuelve las imposiciones de Estados y grandes empresas, lo que lleva de cualquier forma a agruparse, pero sin la centralidad del pasado, puesto que no hay utopías ni organizaciones totales. Es decir, neoliberalismo es sinónimo de individualismo y a la vez de reagrupamiento.

En estas condiciones, los pactos corporativos neoliberales, aunque subordinados, algo han redituado para las organizaciones subalternas (Mahrukt, 2007). Ha sido así, porque tampoco el individuo neoliberalizado confía en el sistema de gobierno, parlamentario o ju-dicial que depende cada vez más de los grandes poderes, que ha convertido las elecciones de funcionarios en resultado del marketing y de la manipulación de los medios masivos de información. En síntesis, el corporativismo neoliberal, que podríamos llamar también Postcorporativismo (De la Garza, 2001), es un mecanismo de gobernabilidad y de toma de decisiones extra democracia liberal y no puede ser simplemente eliminado porque la sociedad nunca se puede reducir al mercado.

Este Postcorporativismo tiene por ahora rasgos como los siguientes:a) Es una forma de gobernabilidad sobre aspectos parciales que implica una subordi-

nación, más que al Estado, a las grandes corporaciones empresariales, guiado por la globalización, la competitividad y el crecimiento económico. Puede ser un pacto con actores pasivos que aceptan la globalización, los ajustes y las tendencias a la flexibilidad como una fatalidad, tratando de salvar lo mínimo, pero también puede haber un corporativismo de rama o de empresa, más activo en el establecimiento de proyectos productivos que permitan elevar la productividad y la calidad. Este tipo de corporativismo no debería ser denominado simplemente micro sino específicamente corporativismo de la productividad (De la Garza, 2002).

b) Se trata de un corporativismo defensivo desde el punto de vista de los sindicatos: defender lo posible, sobre todo el empleo, pese a que sufra el salario.

c) Un corporativismo que firma pactos, en general no nacionales sino parciales, descen-tralizados y flexibles.

d) Un corporativismo al que se han añadido organizaciones y movimientos sociales no laboralistas.

Neoliberalismo y Postcorporativismo en México

El Corporativismo Mexicano conformado en la década de los treinta, con sus antecedentes en la CROM (Confederación Revolucionaria de Obreros Mexicanos) de los años veinte, combinó la representación de intereses de los trabajadores con la intermediación y subordinación de

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estos frente al Estado y las empresas (Bizberg, 1990). Cuando hubo representación y en las diversas formas de intermediación, en general no se dio a través de formas democráticas de selección de las dirigencias y de toma de decisiones, se trató más bien de un corporativismo autoritario subordinado al Estado.

Pero el Corporativismo Mexicano también fue una forma de gobernabilidad extra-constitucional, paralelo al Parlamento y a la lógica ciudadana. Para que esta gobernabili-dad funcionase no bastó que el Estado apoyase el monopolio de la representación de los sindicatos corporativos a través de medidas legales y extralegales sino que se nutrió de un amplio sistema de intercambios con las bases obreras a cambio del orden laboral, el apoyo a las políticas gubernamentales en lo económico, político y social, y el voto por el PRI. Estos intercambios se estratificaron según la importancia política y gremial de las organizaciones obreras: en la cúspide estaban los grandes sindicatos nacionales de industria, especialmente de las empresas paraestatales, seguidas de las privadas grandes, a continuación los sindi-catos de los trabajadores del Estado y en la cola los de las empresas medianas y pequeñas. En condiciones muy diferentes siempre estuvieron los trabajadores no organizados de los microestablecimientos, autoempleados y los que trabajan con la familia. Estos intercambios incluyeron salarios y prestaciones económicas al alza hasta 1976, extensión de la seguridad social y favores diferenciados para los trabajadores en los lugares de trabajo. Para los líderes implicaron puestos de elección popular y, en los gobiernos a diferentes niveles, tráfico de influencias y posibilidades de hacer negocios diversos, legales e ilegales, utilizando amplias redes de relaciones y, sobre todo, de formar parte de la élite del poder, junto a funcionarios partidarios, gubernamentales y empresarios (De la Garza, 1994).

Pero el Corporativismo Mexicano no fue solamente una forma de representación parcial, piramidal y autoritaria de intereses, una forma de gobernabilidad y de control de los trabajadores, y un sistema de intercambios, sino también fue parte del circuito keynesiano a la mexicana: Estado Social Autoritario y Modelo Económico de Substitución de Importaciones (De la Garza, 1989). Desde los años cincuenta, el estrato alto de la clase obrera se convirtió en pieza importante para compaginar oferta manufacturera dirigida al mercado interno y demanda de productos de consumo industriales (Ídem). Es decir, el circuito keynesiano entre oferta y demanda se trataba en parte de cerrar, por la inducción de esta última, a través de llevar los salarios de la capa alta de los trabajadores hacia el alza, así como por el gasto del Estado en inversión productiva, el gasto corriente de la administración pública y el social.

La crisis del Estado Social Autoritario la hemos tratado con detalle en otros momen-tos (De la Garza, 1989) y hemos discutido también acerca de la crisis del Corporativismo Mexicano (De la Garza, 1994). Dos factores consideramos que han contribuido a la crisis estructural de este último desde los años ochenta y con toda claridad en estos momentos: por un lado, la transformación del Estado hacia el neoliberalismo (De la Garza, 2003).

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Neoliberalismo y diversidad

de corporativismos

El Estado Neoliberal no trata ya de inducir el crecimiento de la demanda agregada

a través de su gasto, ni llevando los salarios a la alza; tampoco esto se deja a las libres

fuerzas del mercado, pues este Estado influye decididamente en los aumentos salariales a

favor del capital. Al dejar de inducir la demanda, el Estado Neoliberal afectó a algunas de

las formas principales de los intercambios que permitían la reproducción del corporativismo:

el Estado deja de ser el medio para conseguir, como parte de la gran negociación política,

los aumentos salariales y las prestaciones a la alza, y se maneja el salario como variable de

ajuste para controlar la inflación y alentar la inversión; la decadencia de la seguridad social,

la privatización subterránea de los servicios de salud y la abierta de las pensiones, así como

la focalización del gasto social hacia la extrema pobreza que poco toca a los trabajadores

asalariados y especialmente de los gremios importantes políticamente; las privatizaciones

directas que, excepto en el caso de Telmex, se han traducido en recortes de personal, dismi-

nución de prestaciones y prerrogativas para los sindicatos, y flexibilizaciones unilaterales de

los contratos colectivos de trabajo. Es decir, el neoliberalismo para la relación corporativa ha

significado una crisis de intercambios, pero sin irrupciones importantes de los trabajadores

(Ortega Riquelme, 2006).

En el cuadro 6 se puede ver la evolución de las remuneraciones medias reales en las

últimas dos décadas: una disminución real del 68.4 por ciento del salario mínimo entre

1980 y 2012, de 50.5 por ciento en término reales de los salarios de las grandes empresas

(ramas federales) y un estancamiento de las remuneraciones totales (salario, prestaciones

gastos en seguridad social) en la manufactura.

Fuente: Calderón, Felipe (2012) anexo al VI Informe presidencial. Presidencia de la República.Nota: se llama salario contractual al que se desprende de la firma de contratos colectivos.

1980-1990 -50.69 -36.37

1990-2000 -36.46 -25.45

2001-2006 -2.28 -0.75

2007-2012 0.02 -0.5

1980-2011 -68.4 -50.5

1990-2012 -31.4 -21.95

Cuadro 6

Cambios en el salario mínimo y los salarios contractuales reales

Período Salario mínimo real Salario Contractual % %

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No obstante que los gobiernos priistas neoliberales siguieron firmando pactos Econó-micos con los sindicatos y empresarios, fue en especial para respaldar su política económica y salarial; tales pactos con menores implicaciones los continuaron los gobiernos panistas.2

Las condiciones materiales de los trabajadores desmejoraron durante los años del neoliberalismo, el porcentaje de trabajadores sin prestaciones se incrementó y el porcen-taje de trabajadores que no contaron con un contrato escrito por tiempo indeterminado se mantuvo mayoritario.

2 En el año 2000, por primera vez en 80 años, la derecha representada por el Partido Acción Nacional llegó a la presidencia de la república, la que conservó por dos sexenios.3 Encuesta representativa del empleo elaborada por el Inegi.

Fuente: elaboración propia a partir de la Enoe (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo).3

Cuadro 7

Balance laboral del sexenio de Felipe Calderón (enero 2007-noviembre 2012)

Es decir, fueron minados resortes de intercambio clientelar entre la base obrera y los líderes sindicales.

La tasa de sindicalización ha tenido en estos años del neoliberalismo una gran caída, sin embargo, no por la decisión de los trabajadores de dejar los sindicatos, puesto que las cláu-sulas de exclusión (close shop) siguen vigentes, sino por quiebra de empresas o por despidos.

Desocupación 4.6 5.12

Con ingreso menor o igual a 5 salarios mínimos 88.5 91.1

Sin acceso a la salud 62.5 65.6

Sector informal 26.9 27.7

Porcentaje total de informales 60.0

Subocupados 7.7 7.55

Asalariados sin contrato escrito 46.3 50.4

Tasa de condiciones críticas de ocupación 10.52 11.3

Porcentaje de desocupados con educación media superior y superior 37.8

Asalariados sin acceso a prestaciones 36.7 39.8

Tasa de sindicalización 16.7 (2005) 14.5 (2010)

Enero 2007%

Noviembre 2012%

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Neoliberalismo y diversidad

de corporativismos

Cuadro 8

Tasa de sindicalización

% desindicalizados

I trimestre de 2005

% desindicalizados

I trimestre de 2010Entidad

SindicalizadosTotal SindicalizadosTotal

Total 26.165.241 4.360.855 16.7 28.967.915 4.192.541 14.5

Aguascalientes 285.122 40.666 14.3 329.076 47.882 14.6

Baja California 865.438 84.238 9.7 995.922 105.578 10.6

Baja California Sur 153.059 27.511 18.0 180.949 36.847 20.4

Campeche 191.478 33.126 17.3 213.284 40.714 19.1

Coahuila 690.661 172.787 25.0 754.976 134.503 17.8

Colima 179.128 29.080 16.2 196.186 31.985 16.3

Chiapas 678.228 90.927 13.4 810.516 102.712 12.7

Chihuahua 868.588 131.494 15.1 924.223 99.047 10.7

Distrito Federal 2.784.210 503.034 18,1 2.898.397 428.898 14.8

Durango 348.315 56.914 16.3 377.387 58.273 15.4

Guanajuato 1.169.667 126.870 10.8 1.307.289 117.676 9.0

Guerrero 500.526 105.320 21.0 572.186 103.597 18.1

Hidalgo 509.404 75.343 14.8 564.349 68.801 12.2

Jalisco 1.866.944 232.309 12.4 2.103.385 260.718 12.4

México 3.810.712 644.443 16.9 4.272.550 579.488 13.6

Michoacán 891.384 98.552 11.1 954.053 120.556 12.6

Morelos 426.346 60.077 14.1 475.149 59.575 12.5

Nayarit 242.467 46.002 19.0 259.261 54.154 20.9

Nuevo León 1.348.029 271.281 20.1 1.465.986 260.796 17.8

Oaxaca 524.297 99.335 18.9 611.555 111.337 18.2

Puebla 1.221.916 142.609 11.7 1.333.019 140.147 10.5

Querétaro 411.834 75.629 18.4 461.895 69.066 15.0

Quintana Roo 338.219 62.590 18.5 449.859 71.839 16.0

San Luis Potosí 552.992 116.926 21.1 607.447 120.190 19.8

Sinaloa 763.635 112.314 14.7 789.660 90.706 11.5

Sonora 701.253 120.980 17.3 747.168 124.774 16.7

Tabasco 477.117 85.700 18.0 543.917 78.779 14.5

Tamaulipas 847.247 255.815 30.2 907.918 236.128 26.0

Tlaxcala 247.467 49.046 19.8 268.808 44.208 16.4

Veracruz 1.513.822 298.760 19.7 1.727.799 268.592 15.5

Yucatán 495.291 58.600 11.8 570.836 64.890 11.4

Zacatecas 260.445 52.577 20.2 292.910 60.085 20.5

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

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La influencia de los sindicatos corporativos, en el PRI y en el parlamento, disminuyó substancialmente: el porcentaje de diputados de organizaciones obreras del Congreso del Trabajo (CT)4 pasó del 21.5 por ciento entre 1979 y 1982 a 7.14 por ciento en el periodo de 2006-2009.

Sin embargo, los sindicatos corporativos se volvieron garantes de la paz laboral: a pesar de la precarización de los empleos, las huelgas disminuyeron substancialmente, como se ve en el cuadro 9. En cambio, los conflictos individuales, que muchas veces no pasan por los sindicatos, se mantuvieron muy elevados.

4 Organismo cúpula del sindicalismo corporativo mexicano. Sus dos organizaciones principales son la CTM y la FSTSE. Incluye otras confede-raciones como la CROC, la CROM, la COR y sindicatos nacionales de industria como el minero metalúrgico.

Cuadro 9

Demandas individuales, colectivas y huelgas federales

Fuente: STyPS, Estadísticas Laborales.

1980 4.674 201 93

1985 19.272 1.406 125

1990 27.224 548 150

1995 44.611 1.639 96

2000 45.260 423 26

2001 43.103 504 35

2002 45.265 292 45

2003 47.661 335 44

2004 50.590 337 38

2005 51.948 344 50

2006 59.298 411 55

2007 73.072 464 28

2008 91.002 483 21

2009 94.608 355 19

2010 103.773 400 11

2011 100.373 413 13

2012 90.796 459 19

2013 83.464 464 18

Demandasindividuales

Demandascolectivas

Huelgasestalladas

Año

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Neoliberalismo y diversidad

de corporativismos

En el año 2000, la derrota del PRI y la llegada al poder de un partido anticorporativo (PAN) hizo suponer a una parte de los analistas que las relaciones corporativas entre los sindicatos y el Estado sufrirían cambios. Sin embargo, tanto la CTM como la UNT (Unión Nacional de Trabajadores)5 compitieron en felicitar al candidato triunfante y prestarse a dialogar con el mismo.6 La CTM prometió al nuevo gobierno impulsar el Acuerdo por una Nueva Cultura Laboral con orden, paz y armonía con los empresarios. El sindicato de pe-troleros reconoció también el triunfo y pidió respeto a las relaciones laborales en Pemex y que la empresa no fuera privatizada; el de Mineros reconoció por igual el triunfo del PAN y pidió respeto a la autonomía de los sindicatos; otro tanto hizo la FSTSE (Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado). La UNT no sólo felicitó al candidato triunfador sino que pidió el fin del corporativismo y enarboló sus propuestas de negociación de la productividad y alianza con las empresas (corporativismo de la productividad). Detrás de este panorama estaban las ideas del nuevo presidente durante la campaña: acabar con el corporativismo, favorecer la democracia sindical, no al populismo y al neoliberalismo, mejorar las condiciones laborales, respeto a los derechos de los trabajadores, mejorar la capacitación para el trabajo, repartir los frutos de la productividad.

Para el gobierno de derecha se abrían varias alternativas: primera, favorecer la libertad sindical, tal como lo postulase en el discurso; para esto podía emprender una campaña en contra de los contratos de protección (contratos simulados que no conocen los trabajado-res) y de los apoyos estatales al corporativismo, lo que pudiera llevar hacia una reforma democrática de la Ley laboral; segunda, una política más moderada que la primera, pero que apuntase hacia un respeto a la legalidad vigente con funcionarios honestos en las Jun-tas de Conciliación y en el Registro de Asociaciones; y tercera, no hacer grandes cambios, considerando la experiencia del PAN en los estados en los que tienen gobernadores como Baja California Norte, en donde habían entrado en un modus vivendi con las centrales ofi-ciales, sin favorecer a independientes, jugando entre ellas y utilizando los resortes legales y extralegales para conformar una suerte de restauración corporativa no partidaria, cuyo único interés era satisfacer al máximo a los inversionistas. Esto último fue lo que sucedió.

Para los sindicatos del Congreso del Trabajo, a su vez, se abrían varias opciones: la primera era la de seguir a la cola del PRI apoyando sus campañas electorales y parlamenta-rias, esperando nuevas elecciones; la segunda, entrar en negociación con el nuevo gobierno. Por parte de la UNT al parecer sólo existía la opción ya emprendida, la de mostrarse como

5 Creada en 1997 con disidentes del Congreso del Trabajo y sindicatos independientes.6 La clasificación clásica del sindicalismo en México es la de sindicatos corporativos. Pertenecen al PRI y están agrupados en el Congreso del Trabajo (CT), cuya mayor confederación es la CTM (Confederación de Trabajadores de México). El sindicalismo independiente tradicionalmente fue de izquierda; sus agrupaciones mayores son la UNT y el Frente Sindical Mexicano. Un tercer tipo de corporativismo ha sido el llamado Blanco o Patronal, de control directo de las gerencias, sin mediación del PRI.

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la base de un nuevo sindicalismo responsable ante la economía y las empresas, interesado en la productividad, democrático, propositivo. Su estrategia se basa en convertirse en el centro de un nuevo pacto social basado en la productividad, la legalidad y la democracia.

Por su parte, los grandes empresarios que controlan a la mayoría de las organizacio-nes patronales pudieron emprender una crítica al corporativismo por su corrupción, escasa representatividad y poco interés en la productividad; o bien presionar al gobierno para que nada cambiara, excepto la flexibilidad a nivel de la ley laboral.

A catorce años de distancia de la llegada de la derecha al gobierno federal podemos concluir que las relaciones sindicales, que en su mayoría siguen en manos de sindicatos corporativos, han tenido un cambio importante: la restauración parcial de las relaciones corporativas que se habían debilitado en la primera parte del neoliberalismo (1986-2000) entre sindicatos y Estado, dirigidas por la derecha.

El sindicalismo independiente, representado por la UNT y el Frente Sindical Mexicano, hoy nueva confederación impulsada por el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas), no creció en este período y los acercamientos de la primera con el gobierno, al grado de participar en una parte del proceso de propuesta de una nueva ley laboral, terminó en distanciamiento. El Frente Sindical Mexicano tuvo un tropiezo importante con la liquidación del SME por decisión gubernamental, su principal impulsor.

En cambio, el Congreso del Trabajo estableció buenas relaciones con el gobierno federal, apoyando el diálogo entre los factores de la producción impulsado por la Secretaría del Trabajo, el proyecto de Ley Laboral del PAN, los aumentos salariales anuales a partir de la comisión nacional de salarios mínimos, como en los tiempos de los gobiernos priistas, y garantizando la paz laboral.

Durante los últimos dos sexenios, la huelga no fue un medio muy socorrido para solventar los conflictos obrero patronales: de inicios de los noventa a los primeros años de este siglo, las huelgas decayeron casi a un tercio y se estabilizaron en este nivel. Otro tanto sucedió con los conflictos colectivos sin emplazamiento a huelga, pero, en cambio, los conflictos individuales solo en jurisdicción local aumentaron en un 84.4 por ciento entre el 2000 y el 2012. Los datos anteriores muestran que las preocupaciones empresariales, por poner obstáculos legales a las huelgas a través del proyecto de legislación, no obedecen a la actividad huelguística actual, sino que tienen un carácter preventivo frente al predominio de trabajos precarios en el país. Los 12 años de gobiernos del PAN no se caracterizaron por un incremento en la conflictividad laboral colectiva, para esto, el sistema corporativo mostró su eficiencia.

El corporativismo en México demostró con su restauración en los gobiernos del PAN que más que de partido es de Estado; en esta medida, las direcciones sindicales entraron en negociaciones no muy diferentes a las de la era priista: intercambiar paz laboral por

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protecciones estatales al monopolio de la representación corporativa, erradicando liderazgos u organizaciones alternativas. Además, la red de relaciones corporativas no solo implica a las cúpulas de mayor poder, sino también las de niveles medio y bajo, es decir, de los niveles de entidad federativa, rama o bien en el de la empresa. Estas redes de complicidad en las que el eje central es también la paz y el control laboral a cambio del monopolio de la repre-sentación y más prebendas para los dirigentes, no cambiaron al volver el PRI al poder en el 2012. Anteriormente, en estados como Baja California y Chihuahua se había demostrado que era posible la convivencia y los acuerdos entre sindicatos del PRI con gobiernos estata-les del PAN, porque en el plano laboral defienden intereses semejantes. Esta tupida red de compromisos, confianzas, lealtades e intereses es lo que mantiene vivo al corporativismo. Por esto hemos hablado de una restauración de la relación corporativa sindical sin el PRI en los años de los gobiernos panistas.

Pero la restauración corporativa más ambiciosa de los gobiernos panistas fue la creación por parte de la Secretaría del Trabajo de la Mesa Central de Decisión, gran coalición de la mayor parte del sindicalismo (corporativo, independiente y patronal) para llegar al diseño de una nueva ley federal del trabajo. Nuevamente los llamados a concertar eran las corporaciones y al final el Congreso de la Unión se encargaría de su aprobación. Pero este proyecto profundo de restauración y ampliación del corporativismo sufrió una primera frustración al alejarse la UNT de las coincidencias con la política laboral del gobierno, pasar a la oposición y acercase al FSM.7 El asunto se complicó, primero por una diferencia entre líderes que llevó a la fractura de la FSTSE y a la formación de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos, que, con la presencia del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), agrupa a la mayoría de los burócratas, pasando la FSTSE a ser federación minoritaria; en segundo término, los conflictos en la cúpula del Congreso del Trabajo en torno a la elección de su presidente llevó a que la CROC, la CROM, la COR8 y otros sindicatos nacionales pasaran a la oposición, aunque años después entraron nuevamente al redil.

A lo anterior se añadió el conflicto del gobierno con el liderazgo del sindicato minero metalúrgico, que tenía como antecedente las críticas de este al proyecto de ley laboral y el apoyo a los disidentes del Congreso del Trabajo, y que explotó en torno al problema de la mina de Pasta de Conchos, en el que el dirigente del sindicato responsabilizó al ministerio del trabajo y a la compañía Minera Grupo México del desastre.9 Este proceso de deslegitimación

7 Frente sindical Mexicano; frente de sindicatos independientes y movimientos sociales encabezado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), sindicato de la zona centro del país de larga tradición democrática.8 COR: Confederación de Obreros Revolucionarios, tercera confederación corporativa; CROC: Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, segunda confederación corporativa; CROM: Confederación Revolucionaria de Obreros Mexicanos, central corporativa más antigua, la tercera en tamaño.9 El autor hace referencia a la explosión ocurrida en la mina de carbón Pasta de Conchos, situada en Nueva Rosita de Coahuila, por la que murieron 65 mineros el 19 de febrero de 2006 (Nota del editor).

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de la política laboral y sindical de los gobiernos panistas, más la coyuntura electoral de 2006 en la que el PAN y el PRD mostraron fuerzas equivalentes, y la torpeza de operadores políticos, ignorantes de tradiciones y de las culturas de los sindicatos, han unido, bien que coyunturalmente, fuerzas impensables de hacerlo en otro momento: el Frente Sindical Mexi-cano, siempre reacio a las acciones conjuntas con los corporativos; la UNT, distanciada de los corporativos y en relaciones, pero no de confianza, con el FSM; la Coalición de Sindicatos Nacionales y Confederaciones del Congreso del Trabajo, disidentes del Congreso del Trabajo y de lo que queda de la FSTSE, considerados tan corporativos como estas dos organizaciones; y la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos, escindida de la FSTSE, anatematizada por el FSM, por la UNT, por los líderes sindicales priistas. Esta coalición fue frágil y efímera, pero sí simbolizó dos fracasos del régimen panista en lo sindical:

En primer lugar, la ilusión de convertir al sindicalismo corporativo en su conjunto a la doctrina social de la Iglesia Católica (también corporativa) que estaba fuera de los principios propios a las tradiciones sindicales mayoritarias en México y a sus prácticas. Si bien los dirigentes sindicales que participaron inicialmente en la Mesa Central de Decisión, inclu-yendo los de la UNT, firmaron su adhesión a los nuevos principios que guiarían en el futuro las relaciones laborales, tal firma no trascendió a la duración de un documento olvidado y, aunque el secretario del trabajo insistió en las exhortaciones cristianas, más despertó sonrisas que adhesiones.

En segundo lugar, la propia restauración corporativa se debilitó con tantas disidencias, aún si el propio gobierno se ha cuidado de no poner en cuestión el otro eje del pacto, la protección del monopolio de la representación, desconociendo a la dirigencia del minero, con titubeos respecto de la nueva federación burocrática, imponiendo la dirigencia del Congreso del Trabajo y, finalmente, tratando de apadrinar a una nueva central (Alianza Sindical Mexicana) con sindicatos blancos, de protección, y una escisión de la CROC bajo la guía de la doctrina social de la Iglesia Católica. El resultado ha sido la fusión de varias centrales de sindicatos patronales con otros corporativos y su crecimiento espectacular, al grado de ser la segunda central del país.

Conclusiones

A pesar de que el corporativismo mexicano ha perdido fuerza en el plano económico y político, no ha desaparecido, si bien se han reestructurado las relaciones con el Estado y los partidos políticos. Actualmente toma cuatro formas principales:

1) La del antiguo corporativismo, todavía mayoritario en número de afiliados, con capacidades de intercambio muy raquíticas pero que es, sin embargo, una garantía de con-trol sobre los trabajadores, específicamente en los lugares de trabajo a través de medidas legales-close shop y la ley no obliga al voto secreto y directo para elegir dirigentes sindicales;

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la ley obliga a los sindicatos a registrase ante la Secretaría del Trabajo. La negociación de las relaciones laborales en las Juntas de Conciliación y Arbitraje sigue manejándose como asunto de Estado. El panismo se ha visto dispuesto a negociar flexibilidad por el manteni-miento de las garantías legales –y extralegales – al corporativismo en sus proyectos de ley laboral, encabezadas por la Secretaría del Trabajo. Este corporativismo sigue negociando el control de los trabajadores en sus demandas a cambio del monopolio de la representación garantizada por el Estado, sin importar que al frente esté un partido diferente del PRI. Es decir, la funcionalidad de este corporativismo en la era neoliberal es sobre todo en el nivel micro de las empresas. En el macro, aunque fue llamado a convalidar la política económica de los gobiernos priistas neoliberales a través de la firma de Pactos Económicos, su papel ha sido menos importante y, a pesar de que los gobiernos panistas lo haya incorporado en diálogos con los sectores de la producción, su intervención en la política económica, aunque fuera nominal, ha desaparecido. Sin embargo, los sindicatos de este tipo sí fueron llamados a convalidar las reformas regresivas de la seguridad social y la ley laboral, intercambiando flexibilidad en las empresas por el mantenimiento de las leyes corporativas. También es notable la pérdida de influencia de estos sindicatos en el sistema político, en el PRI y en el parlamento. Son sindicatos que han aceptado pasivamente las caídas del salario real durante largos años y los despidos masivos a partir de reestructuraciones de las empresas o privatizaciones.

2) El corporativismo de la producción. Pocos sindicatos y empresas optaron por este corporativismo propositivo en cuanto a cómo elevar la productividad en el nivel micro, combinado con la política de bonos de productividad. Los gobiernos neoliberales quisieron encauzar estas nuevas alianzas entre sindicatos y empresas por la productividad con be-neficios en bonos para los trabajadores a partir del gobierno de Salinas de Gortari (1988-1994). En los primeros años, el número de sindicatos con convenio de productividad y de trabajadores en este régimen crecieron espectacularmente. Sin embargo, el incremento en el ingreso que estos bonos proporcionaron fueron muy bajos y en los últimos años empresas y sindicatos han perdido interés en extenderlos. Sin embargo, hay empresas como Telmex en las que este esquema si funcionó para aumentar la productividad y, a la vez, el ingreso de los trabajadores. Este corporativismo de la productividad sigue presente, así como los esfuerzos panistas, priistas y perreditas de consagrarlos en una nueva ley federal del trabajo a través de comisiones mixtas de productividad y sistemas de bonos (De la Garza, 2002).

3) El corporativismo cristiano. La idea del corporativismo en el cristianismo es antigua y los grupos panistas más clericales la retomaron desde el año 1995, y especialmente durante el sexenio panista de Vicente Fox (2000-2006). Este corporativismo parte de principios como los siguientes: patrones y trabajadores comparten una misma esencia; la empresa debe concebirse como una comunidad solidaria y de amor; no hay contradicción

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de intereses entre obreros y patrones; en esta medida hay condiciones para fomentar una cultura solidaria entre las dos partes por la productividad y la calidad. Esta perspectiva ha ido ganando terreno en forma callada, reagrupando a antiguos sindicatos patronales que no eran del PRI ni de la izquierda y algunos escindidos del Congreso del Trabajo, al grado de que actualmente conforman en la ASM la segunda central del país. Su terreno es el de colaboración subordinada del sindicato a la gerencia, diferente del corporativismo tipo 2, aunque tienden a acercarse.

4) El corporativismo flexible en el sistema político. El ejemplo más acabado ha sido el del SNTE, que inició como antiguo corporativismo y fue derivando en un gran pragmatismo político frente a un Estado ya no monolítico sino policéntrico en términos de partidos en el poder y corrientes o líderes. Este corporativismo es novedoso en cuanto a las relaciones con el sistema político, de manera flexible apoya lo mismo a un partido que a otro depen-diendo de las circunstancias en cada coyuntura. A la vez es muy tradicional en las relaciones clientelares con sus bases, a las que moviliza conforme a sus pactos político partidarios. Su debilidad estriba, primero, en su gran desprestigio frente a la ciudadanía por el descuido de la calidad de los servicios que prestan sus agremiados, desprestigio que recientemente ha llevado a la ruptura de pactos con sus socios partidarios y a su debilitamiento político y al encarcelamiento de su máxima dirigente.

En cuanto al empresariado, sus organizaciones han perdido presencia aunque siguen actuantes (Figueroa, 2005) (Arenas, 2009), (Iranzo, 2011) en aras de la influencia de las grandes compañías, sean de capital nacional o extranjero. Estas grandes corporaciones, como organizaciones productivas, ya no han necesitado ser representados por cámaras patronales pues cuentan con acceso directo a los entretelones del poder político.

Las organizaciones campesinas, que en otras épocas fueron muy importantes, no son ni la sombra de lo que fueron: se han dividido y reagrupado múltiples veces y han surgido otras con cada vez menos influencia en las políticas públicas. Las antiguas organizaciones urbano populares están casi extintas, han sido substituidas por organizaciones por tipo de ocupación informal –vendedores ambulantes, taxistas, microbuses, etc. Muy fragmentadas pero a la vez beligerantes frente a la disputa por el espacio público como espacio de trabajo. Estas comparten con el corporativismo flexible su pragmatismo frente a las autoridades gubernamentales locales y los partidos cuya fuerza puede cambiar en el corto tiempo.

Faltaría por anotar la presencia de organizaciones de indígenas, ecologistas, lesbianas, gays, derechos humanos, etc. Nuevos actores casi todos, unas son auténticas organizaciones, otras son ONGs o pequeños colectivos pero con capacidad de poner el dedo en la llaga a través de medios de comunicación, parlamentarios o partidos.

Esta diversidad, fragmentación de las organizaciones con posibilidades corporativas, conforma un panorama muy abigarrado de organizaciones y grupos (Alexander, 2006).

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Estos se han multiplicado, aunque solo en momentos culminantes de la conflictividad social logran coincidir (como cuando la caravana zapatista a la ciudad de México). Sin embargo, el panorama de multicorporativismo real o potencial amplio, no ha podido revertir las políticas salariales negativas para los trabajadores ni frenar los aspectos negativos de la reforma labo-ral de 2012. En las concepciones de los tres grandes partidos políticos no está la desaparición del corporativismo sino su sometimiento más cabal y ampliado: unos porque vienen de esa tradición y piensan seguir fomentando sus bondades políticas -PRI y PRD-, y el otro, el PAN, porque cuenta con la influencia de cristianos doctrinarios que miran hacia un corporativismo con esa orientación o de empresarios educados en las tradiciones corporativistas priistas. Es decir, no es previsible y menos con la crisis actual del neoliberalismo, la desaparición del corporativismo, en todo caso sufrirá nuevas transformaciones.

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RECIBIDO: SEPTIEMBRE 2015

ACEPTADO: DICIEMBRE 2015

ResumenLos procesos de precarización que se registran en amplios sectores de los mercados de trabajo han ocasionado un escepticismo creciente de distintos sectores hacia la educación. Sin embargo las críticas hacia los sistemas educativos no parecen haber erosionado del todo la creencia de que es posible una adecuación entre lo que los estudiantes aprenden en las aulas y su futuros empleos. Este artículo surge de un proyecto de investigación que examina los procesos de precariedad en tres ocupaciones diferentes: la de los trabajadores en la industria de la confección, el trabajo en call center y, finalmente, los músicos profesionales. En nuestro análisis determinamos cuáles son las habilidades y competencias requeridas en cada una de las ocupaciones y cómo influyen tanto la escolaridad como el aprendizaje, cuando existe, en las trayectorias de los trabajadores.

Palabras claveTrayectorias / Ocupaciones/ Educación

AbstractThe extended precarisation processes in broad labor markets have raised a growing skepticism from different sectors to education. However, criticism towards educational systems has not eroded totally the belief that the match between the contents of education and future jobs is still possible.In this context, the article arises from a research project that examines precarisation processes in three different occupations: garment industry workers, call center workers and professional musicians. In our analysis we determine what skills and competencies are required in each of those occupations and how educational degrees and learning, if any, influence workers’ trajectories.

Key words Trajectories/ Occupations / Education

pp. 63-86

* Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesor-investigador del Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, MéxicoCorreo-e: [email protected]

Educación y empleo: un análisis de trayectoriasocupacionales en México

ALFREDO HUALDE ALFARO*

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Alfredo Hualde Alfaro

Introducción

Este trabajo surge de un proyecto de investigación que se llevó a cabo en varias regiones mexicanas con el objetivo de examinar los procesos de precariedad en tres ocupaciones diferentes: una ocupación tradicional, la de los trabajadores en la industria de la confección; una ocupación reciente, los operadores de call center, que proporcionan servicios basados en las Tecnologías de la información y, finalmente, una ocupación creativa por vocación, los músicos profesionales.

El estudio mencionado nos permitió analizar las principales dimensiones de la pre-cariedad y trazar una serie de trayectorias típicas a lo largo del itinerario laboral de estos trabajadores. De dicho análisis tomamos para este artículo la información que permite determinar cuáles son los conocimientos, habilidades y competencias utilizadas en cada una de las ocupaciones, y cómo influyen tanto la escolaridad como el aprendizaje (o la ausencia de este) a lo largo de la trayectoria.1

El análisis en estas tres ocupaciones remite al debate más general acerca de la valo-ración de los distintos grados educativos en el mercado de trabajo y de la adecuación entre grados educativos y empleo.

Para desarrollar el tema y presentar los resultados, el artículo contiene varios apar-tados. En el primero se sintetiza el debate sobre las relaciones entre educación y empleo. En el segundo, se exponen los rasgos más sobresalientes del mercado de trabajo mexicano y del sistema educativo. En el tercero, se explica brevemente la metodología adoptada. Posteriormente se describen las características principales de la escolaridad en las distintas ocupaciones, así como los procesos de aprendizaje, fundamentalmente las competencias adquiridas y utilizadas a lo largo de las trayectorias. Al final se exponen las conclusiones.

La educación y el mercado de trabajo: un debate inconcluso

Parafraseando a Marx podríamos decir que un fantasma recorre la educación superior: el desempleo de sus egresados y, derivado de ello, una imputación de etapa frustrante en la vida de los universitarios que tras su paso por las aulas permanecen fuera del mercado de trabajo. En el mejor de los casos, se dice, encuentran trabajos o empleos precarios, sin garantías, en los que la actividad que llevan a cabo poco o nada tiene que ver con aquello que estudiaron: «¿Profesionistas del futuro o futuros taxistas?» es el título de un artículo publicado en México (De Vries y Navarro, 2011) que refleja el dilema en que, aparentemente,

1 Para la descripción y análisis de las trayectorias de los músicos profesionales me basé en el trabajo de Rocío Guadarrama y, para las de la industria de la confección, en las aportaciones de Silvia López y sus colaboradores. Ambos trabajos se encuentran principalmente en Gua-darrama, Hualde y López (2014) libro que sintetiza los resultados del proyecto de Ciencia Básica 83530 financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Agradezco a mis colegas sus aportaciones aunque es preciso dejar clara mi exclusiva responsabilidad en la interpretación de los textos y en los errores en que pueda haber incurrido.

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se encuentran los egresados. De todos modos, este panorama, como lo muestran los autores citados, entre otros, tiene muchos matices y no se ajusta a un escenario en blanco y negro (De Ibarrola, 2014; De Ibarrola et al., 2014).

Por otra parte, el dilema, aunque pueda parecer novedoso, remite a una concepción de tipo teórico debatida desde hace varias décadas que plantea los desajustes como una falla del enfoque adecuacionista que se basa en buena medida en la teoría del capital humano. Este enfoque postula la posibilidad de hacer coincidir la oferta de egresados de determinadas especialidades con la demanda de los mercados de trabajo en las cantidades y especialidades que el sistema educativo ofrece. Por ello las correspondencias entre ambos sistemas permitirían lo siguientes procesos virtuosos (De Ibarrola et al., 2014:74,75):

1. Linealidad y fluidez en el paso de la escolaridad al mercado de trabajo.2. Correspondencia entre más escolaridad y mejores ingresos y condiciones de trabajo.3. Correspondencia entre estudios cursados y contenidos del trabajo. Por el contrario, lo que se ha observado en las últimas décadas es que la adecuación

no se produce de la forma en que lo postulaban los teóricos de la planificación y que lo más frecuente son los desajustes, un mismatch que se manifiesta de distintas maneras: desempleo o subempleo, empleos que no se relacionan con lo estudiado, trabajos o empleos en condiciones precarias. En ocasiones, los empleos que desempeñan los egresados les exigen trabajar largas jornadas y fines de semana; otras veces, el contrato de trabajo no es garantía de estabilidad; finalmente, puede ocurrir que los empleos no contemplen todas las garantías previstas por la ley como la jubilación, las vacaciones, el seguro médico u otras. Mención aparte merece un sector variopinto de «profesionales emprendedores» que, si bien en ocasiones puede lograr altos ingresos, frecuentemente trabaja al margen de las formas de protección ya mencionadas (Hualde y Chávez, 2008; Guadarrama, 2013).

¿Por qué se producen estas inadecuaciones? Planas (2014) entiende que el mercado educativo y el mercado de trabajo son dos mercados distintos, con actores, propósitos y formas de funcionamiento también diferentes. No se trata de mercados con información perfecta ni con actores similares. En el mercado de la educación, la planificación de las carreras corre a cargo, según el autor, de una élite académica. Sin embargo, los sujetos, los estudiantes, los futuros profesionistas no siempre tienen claro dónde van estudiar ni qué van a estudiar. Como dice el autor, hay tres factores que orientan las decisiones: las creencias, los deseos y las oportunidades. Estos tres factores, ya sea de forma aislada o interactuando, pueden no coincidir con la lógica de la planeación educativa ni con la demanda del mercado de trabajo (Planas, 2014). Por ello, a veces los egresados encuentran empleos para los que no están formalmente preparados y las empresas contratan egresados que no cumplen con los requisitos de titulación o certificación correspondientes.

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Alfredo Hualde Alfaro

Cuando el tema se observa por el lado del mercado de trabajo se detectan otros posibles factores de inadecuación: las empresas o los empleadores en general no saben bien qué tipo de empleados van a requerir en el futuro, sobre todo a mediano y largo plazo. Las empresas están sujetas a vaivenes del mercado y más en épocas de turbulencia económica. Finalmente, las tareas y los conocimientos que se requieren en actividades calificadas comportan un grado de indeterminación importante y en ellas se entremezclan conocimientos abstractos, habilidades específicas y competencias de todo tipo (Hualde, 2001, 2005; Teichler, 2015). Por ello se dice que:

La escuela se lanza, como en la fábula de Aquiles y la tortuga, en una carrera infinita para atrapar la diversidad y los cambios en el mercado de trabajo; se da una disputa de las instituciones educativas por la clientela; la tercera consecuencia es la inadecuación permanente de los contenidos escolares a las supuestas necesidades de las empresas (Gagné, 2002: 34-35, citado por Hualde, 2005:21).

Dos ideas nos parecen importantes en función de los argumentos anteriores: la primera, ya mencionada, referente a las brechas, desencuentros y lógicas disímiles que subyacen a las políticas del sistema educativo por un lado y del mercado de trabajo por el otro; sistemas que a su vez son heterogéneos y desiguales. En segundo lugar, matizando la idea anterior, el hecho de que de todas maneras hay formas de colaboración y visiones compartidas que pueden acercar el mundo del trabajo y el mundo de la educación (Hualde, 2005). Esta correspondencia relativa se da sobre todo en regiones con procesos de creci-miento/industrialización acelerados y siempre que las instituciones educativas establezcan mecanismos eficientes de vinculación con las empresas. Ello significa que, por medio de políticas sectoriales o regionales, se pueden plantear objetivos razonables de planeación de la educación coincidentes con algunas dinámicas de los mercados de trabajo en dos sistemas que se encuentran «flojamente acoplados» (De Ibarrola, 2014:380).

De todos modos, a pesar de las características estructurales de ambos sistemas, las encuestas revelan todavía una relación positiva entre indicadores de escolaridad y empleo en México. Un trabajo reciente con base en la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) señala que los trabajadores con Educación Media Superior y Superior perciben salarios más elevados que quienes no alcanzaron dicha escolaridad; entre tres y cinco salarios mínimos los del primer grupo y de dos a tres los del segundo. El acceso al Seguro Social se acerca al 60 por ciento entre los más escolarizados en tanto que únicamente la cuarta parte de quienes tienen niveles escolares más bajos accede a esta prestación (Salas y Murillo, 2013:73). Para la ciudad de México también se han observado relaciones positivas entre mayor escolaridad y mejores ingresos, aunque una parte no despreciable, alrededor

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del 30 por ciento de los egresados de la educación superior, percibe salarios bajos o tiene empleos informales (De Ibarrola et al, 2014:84). En el trabajo citado de De Vries y Navarro (2011) se encuentran relaciones de adecuación importantes entre la carrera estudiada y el tipo de trabajo que llevan a cabo egresados de varias universidades mexicanas.

El sistema educativo y los mercados de trabajo en México

El debate que acabamos de sintetizar es pertinente sobre todo para entender algunas de las situaciones en las que se encuentran los sujetos de dos de las ocupaciones analizadas en nuestro trabajo de investigación: los músicos de orquesta y los trabajadores de call center que tienen grados universitarios o cercanos a los mismos. Sin embargo, también permite entender cuáles son las opciones y limitaciones de grados educativos inferiores. Para avanzar en el tema, además de plantear las mediaciones, inadecuaciones y discontinuidades entre sistema educativo y mercado de trabajo, es necesario caracterizar aunque sea brevemente la estructura y dinámicas de estos mercados en los últimos años.

Algunos rasgos sobresalientes del sistema educativo mexicano

El sistema educativo mexicano es un blanco frecuente de críticas, especialmente en los últimos años. Hasta hace poco tiempo se le achacaban insuficiencias en su cobertura, pero más recientemente se enfatiza en la mala calidad de la enseñanza.2

Sin entrar aquí a valorar dichas críticas, mencionaremos otro rasgo en principio más positivo subrayado por los estudiosos de dicho sistema: la constante aprobación de leyes, reglamentos y creación de nuevas instituciones de manera acelerada en determinados periodos (Gil Antón, 2014). Ejemplos recientes son las Universidades Interculturales y las Politécnicas entre otras (De Ibarrola, 2014: 373).

El tercer aspecto que nos parece importante subrayar es la gran heterogeneidad de dicho sistema. En ese gran universo de instituciones se encuentra una minoría de estableci-mientos educativos con recursos financieros e institucionales, comparables a los de países desarrollados, y una gran mayoría de establecimientos con carencias a distintos niveles. La heterogeneidad mencionada es detectable según regiones, entre áreas urbanas y rurales, y caracteriza a todos los niveles educativos desde la escuela primaria hasta las universidades (Guzmán, 2014).

Finalmente, el último rasgo a destacar es la creciente irrupción durante los años noventa de instituciones privadas en el ámbito de la educación superior que han contri-buido al incremento de dicha heterogeneidad, ya que, junto a la expansión de algunas

2 El sistema se ha visto envuelto desde el año 2014 en un torbellino de conflictos y protestas a raíz de la reforma de la Ley de Educación aprobada por el gobierno del presidente Peña Nieto.

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ya establecidas, se dio una importante eclosión de universidades de dudosa calidad (Villa Lever, 2013; Guzmán, 2014).

Esta caracterización esquemática del sistema educativo mexicano permite ilustrar algunos de los rasgos importantes de la formación, la valoración de las titulaciones y la manera en que la trayectoria educativa de los individuos mantiene o no cierta continuidad durante las trayectorias laborales. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que las instituciones educativas no son los únicos espacios donde se aprende a trabajar, aunque probablemente siguen siendo el referente fundamental de la formación para el trabajo. También se aprende a trabajar en la familia, en el puesto de trabajo y en cada uno de estos ámbitos las formas de aprendizaje son diversas: observando, repitiendo las operaciones de trabajo, individualmente, en equipo, mediante cursos, a través de Internet y por otros procedimientos (De Ibarrola, 2014). Como señalaron los clásicos de la sociología del trabajo, se aprende haciendo, pero también interactuando, imitando y observando.

¿Y el mercado de trabajo?

En el mercado de trabajo mexicano persisten una serie de rasgos estructurales que se re-lacionan con dinámicas económicas e institucionales que en ciertos aspectos son similares a los que se observan en otros países de América Latina. En el caso específico de México influyen, de manera decisiva, las sucesivas crisis y ajustes a partir de la crisis de la deuda en 1982. La informalidad, las desigualdades, el estancamiento salarial son algunos de sus rasgos característicos. Aunque a ello han contribuido desde de los años ochenta las políticas de flexibilidad y la insuficiente creación de empleos formales, ya en períodos anteriores con-vivían, por un lado, formas protectoras de regulación del trabajo en las grandes industrias nacionalizadas (siderurgia, ferrocarriles), y en una parte importante de la administración pública, con, por el otro lado, amplios sectores desregulados en el comercio, los servicios y la pequeña industria (Villarreal, 1988; Zapata, 1993; Marshall, 1996). Al respecto, Reygadas (2011:27) afirma que la mayoría de la población activa nunca ha tenido empleos estables y protegidos en México. María de Ibarrola y sus colaboradores han documentado y analizado la enorme heterogeneidad de los empleos y trabajos en el Distrito Federal (De Ibarrola et al., 2014) que, por cierto, no es una excepción en México. En el ámbito latinoamericano Pérez-Sainz se ha referido a la etapa de la modernización nacional como aquella en la cual una parte del trabajo «deviene empleo» antes de la etapa de la desregulación por los procesos de globalización (Pérez-Sainz, 2014).

Actualmente, después de tres décadas de políticas de flexibilidad y desregulación, únicamente un número relativamente reducido de trabajadores percibe las prestaciones sociales de ley. Son todavía más raras aquellas otras prestaciones como seguros médicos privados, bonos de productividad y primas de antigüedad otorgadas por ciertas empresas

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privadas y unas pocas empresas e instituciones públicas. Se calcula que en 2012 poco más de la mitad de los trabajadores asalariados estaban afiliados al Seguro Social y tan sólo un tercio del total de trabajadores ocupados (Pacheco, 2014). En los últimos años se observa, según cifras oficiales, una ligera recuperación del empleo formal pues la informalidad alcanzó el 60 por ciento en varios meses de 2012-2013 en tanto que en agosto de 2015 se estimaba en 57.9 por ciento (Inegi, 2015).

Sin embargo, otros indicadores son también preocupantes, principalmente desde el punto de vista de la contratación, que es un aspecto importante para entender la estabi-lidad del empleo. En el año 2012, tan solo un tercio de la PEA contaba con salario escrito (aproximadamente la mitad de los asalariados) y únicamente el 26.9 por ciento tenía un contrato de planta o indefinido (Bensusán, 2013:31).

En lo que se refiere a los salarios, el mercado de trabajo mexicano se caracteriza por el estancamiento que ellos han experimentado al menos en las dos últimas décadas (Bensusán y Middlebrook, 2013). Como se observa en el cuadro 1, el índice del salario mínimo real era del 70 por ciento comparado con el año 1994. También era algo inferior, 95 por ciento, el índice del salario medio real de cotización al Instituto Mexicano del Seguro Social.

Cuadro 1

Salarios reales en México, 1994-2012

Fuente: Bensusán y Middlebrook, 2013.a Salario mínimo real expresado en precios constantes de 1994; corresponde al promedio de las tres zonas económicas (A, B y C) en que se divide el país para estos efectos.b De 1994 a 2003, el salario medio de los cotizantes permanentes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A partir de 2004, el salario base de los cotizantes permanentes y eventuales, ponderado por el número de días trabajados en el mes. c Pesos deflactados conforme al Índice de Precios al Consumidor reportado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.

1994 13.98 100.00 49.60 250.80 100.00

2012 10.22 73.10 258.34 240.82 96.00

Índice del salario medio real del

IMSS

Salario mínimo realaAño

Índice del salario mínimo real

Salario mediode cotización

Al IMSS(pesos por día)b

Salario medio real de cotización al IMSS (pesos por día deflactado a precio de 2010)c

En suma, el mercado de trabajo mexicano ha evolucionado mediante ciclos cortos de mayor crecimiento, menor desempleo, recuperación parcial de los niveles salariales con otros ciclos de deterioro de tales indicadores. Lo que es claro es que las crisis ya mencionadas, a partir de los años ochenta, reproducen amplias desigualdades entre regiones y ocupaciones, así como importantes niveles de subempleo e informalidad. La aplicación de la Ley Federal

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de Trabajo ha sido muy irregular y la reforma del año 2012 parece ir en el sentido de una mayor flexibilidad (Bensusán, 2013).

Una nota metodológica: del análisis estructural a la visión longitudinal

¿Cómo abordamos el tema de la precariedad y cuáles son los resultados desde el punto de vista de las competencias de los trabajadores? Para profundizar en el fenómeno de la precarización del trabajo, hemos adoptado una perspectiva longitudinal en donde se toman en cuenta rasgos estructurales, pero también nos situamos en el terreno de los aconteci-mientos y de la contingencia (Hualde, Guadarrama y López, 2016). Desde este ángulo, se destacan las capacidades desiguales de agencia de los sujetos y sus diferentes posibilidades para utilizar a lo largo de su trayectoria recursos de distinta índole, que eventualmente les permiten orientar su trabajo y su vida hacia objetivos que consideran deseables. Lo que se pone en juego, en esta relación compleja entre estructura y agencia, es la configuración de las trayectorias (o las varias configuraciones que se construyen a lo largo de las trayectorias) en la que intervienen actores, contextos y también circunstancias a escalas múltiples. Esto hace suponer que en la acción social no hay determinismos, pero tampoco una capacidad de acción sin límites y que, además, el margen de maniobra de los individuos es variable en el tiempo.

Se toma en cuenta que el tipo de ocupación al que los individuos se adscriben, ya sea por elección o de manera forzada, prefigura una serie de posibilidades, un conjunto de trayectorias y figuras de referencia que contribuyen a orientar las estrategias de los individuos y las de los grupos profesionales, porque forman parte de los saberes de la ocupación o de la profesión (Bidart y Konig, 2014:2). En este sentido, es factible pensar que la trayectoria de referencia se construye a lo largo del tiempo como una acumulación de saberes, en contex-tos en los que la flexibilidad supone constantes puntos de inflexión en las trayectorias. Ello implica que el camino imaginado por el individuo para llegar a una figura de referencia, que encarna el objetivo a lograr, puede sufrir cambios que lo lleven a separarse de su trayectoria ideal y a imaginar objetivos más versátiles y realizables.

Para el análisis de las trayectorias se siguió una metodología mixta de tipo secuencial. En una primera fase se aplicó un cuestionario con preguntas cerradas que permitió reconstruir de manera detallada la trayectoria laboral de cerca de 250 trabajadores, algo más de 80 por ocupación. Se estimaron el número de empleos, la duración de los mismos, los motivos para cambiar de empleo y las condiciones de trabajo del último ocupado. Una vez revisada la información, se escogieron casos contrastantes que pudieran plasmar la heterogeneidad mencionada al principio en función de la edad, el sexo, la duración de la trayectoria y otros factores de tipo «objetivo» que se consideraron relevantes para entender la estructura de la trayectoria.

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En contraste, el objetivo de las entrevistas (alrededor de 30 por ocupación) fue conocer

el sentido y la valoración del trabajo durante la trayectoria, a partir de las percepciones y

valoraciones de los propios trabajadores. Se consideró importante en el diseño del proyecto

esta parte subjetiva que en muchas ocasiones está ausente en los análisis de trayectorias.

A continuación se presentan algunos datos de la encuesta que, a pesar de no ser

representativa, proporciona los rasgos más relevantes de nuestro universo de estudio.

Escolaridad: una gradación en función de las ocupaciones

Los resultados de la encuesta parecerían predecibles por el hecho de que la escolaridad es

uno de los principales criterios que seguimos para la construcción de la muestra. Sin em-

bargo, cuando se examina esta variable por ocupación, se descubren matices interesantes

que ayudan a comprender mejor la experiencia de la precarización laboral.

De acuerdo con este criterio, la muestra en general se reparte en tres niveles relati-

vamente similares en función del último grado escolar aprobado (gráfico 1). La importante

representación de trabajadores universitarios se explica por la inclusión de los músicos

profesionales que sesga el resultado, si se compara con los datos generales del mercado

de trabajo mexicano, pero permite distinguir el universo de referencia de nuestra propia

investigación.

Gráfico 1

Distribución porcentual de los trabajadores por grado escolar (n=255)

Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta: Heterogeneidad ocupacional, precariedad laboral y diferencias de género en México. Proyecto 83530-Conacyt Ciencia Básica.

Nivel superior (universidad)

Nivel medio superor (preparatoria, normal básica, carrera técnica...)

Nivel básico (primaria y secundaria)

Ninguno

37,25

34,90

24,71

3,14

Si se examinan los datos por separado para los tres grupos ocupacionales estudiados, tenemos la situación que se muestra en el gráfico 2.

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Entre los músicos de orquesta y maestros de música, como ya se dijo, predomina un nivel alto de escolaridad ya que la gran mayoría terminó sus estudios universitarios, aunque no siempre en carreras relacionadas con la música. Los trabajadores de call center se concentran en el nivel de escolaridad media, aunque un 28 por ciento alcanzó estudios superiores, lo cual coincide con la idea de una ocupación que permite a los estudiantes trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero también emplea a universitarios que terminaron la carrera. Finalmente, el caso de los operarios de la industria de confección de ropa es un claro ejemplo de trabajadores manuales con educación baja. La gran mayoría, 66 por ciento, sólo tiene educación básica (primaria y secundaria) e incluso se encuentra un 9 por ciento sin ninguna escolaridad. Sin embargo, también es preciso mencionar que hay entre ellos un 25 por ciento con educación media superior.

Por otro lado, la encuesta arrojó otras informaciones que también vale la pena reseñar. Se preguntó a los encuestados por la escolaridad y la ocupación de los padres. Las respuestas apuntan a una cierta continuidad en el tiempo o, por decirlo de otra manera, indican que la movilidad social en este grupo de trabajadores es limitada (gráfico 3).

En conjunto encontramos que lo más común para un trabajador de la confección es que sus padres hayan alcanzado la educación básica o la secundaria, lo que se da en 3 de cada 4 casos. Por otro lado, casi la mitad de las madres de los entrevistados alcanzaron la

Gráfico 2

Distribución porcentual de los trabajadores por grado escolar según ocupación

Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta: Heterogeneidad ocupacional, precariedad laboral y diferencias de género en México. Proyecto 83530-Conacyt Ciencia Básica

Call centers Confección Músicos

Nivel superior (universidad)

Nivel medio superor (preparatoria, normal básica, carrera técnica...)

Nivel básico (primaria y secundaria)

Ninguno

29,1% 87,5%

66,3% 24,7% 12,5%

66,3%

9,0%

4,7%

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secundaria. Sin embargo, no se puede soslayar el dato de que un tercio de los padres y casi el 40 por ciento de las madres de los trabajadores de la confección no habían completado ningún grado escolar.

Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta: Heterogeneidad ocupacional, precariedad laboral y diferencias de género en México. Proyecto 83530-Conacyt Ciencia Básica.

Gráfico 3

Escolaridad de los padres por ocupación

En el grupo ocupacional de call center lo más frecuente es que los padres cuenten con educación media-superior, el 37 por ciento de las madres y el 31 por ciento de los padres. También es interesante que más de un 20 por ciento de los padres y el 13 por ciento de las madres posean grados universitarios.

Finalmente, en el grupo de los músicos, la mitad de los entrevistados proviene de hoga-res donde cuando menos uno de los progenitores había completado un grado universitario, y ocho de cada diez había obtenido como mínimo un grado educativo medio.

Estos datos de la muestra son coincidentes con estudios más generales de cada una de las ocupaciones. Así, la industria de la confección es intensiva en mano de obra con tra-bajadores semicalificados y de baja escolaridad. Por tradición, este sector ha sido una fuente de empleo para mujeres, aunque con modificaciones en el tiempo y según regiones. Se ha

Ninguno Primaria Secundaria Preparatoria, normal básica o carreta técnica

Estudios superiores: universidad, posgrados

Padre

Padre

Padre

Madre

Madre

MadreMús

icos

Call

Cent

erCo

nfec

ción

Ocu

pació

n

33,30% 43,60% 9,00% 12,80%

39,30% 47,20% 9,00% 4,50%

9,60% 19,30% 31,30% 21,70%18,10%

5,90% 23,50% 37,70% 13,00%20,00%

19,00% 25,30% 50,60%5,10%

3,80% 11,40% 20,20% 44,30%20,30%

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documentado el incremento del empleo femenino de bajos salarios en la frontera norte en los años ochenta y procesos posteriores de desfeminización por la contratación de varones en operaciones de corte y lavado en empresas de paquete completo, como consecuencia de una mayor especialización productiva. En este siglo resurgió el trabajo femenino en regiones del centro y el sur del país (De la O, 2006), así como en la Región Lagunera y el Valle de Tehuacán. Sin embargo, con las diversas recesiones económicas, los hombres han competido con las mujeres por los puestos de operarios de máquinas de coser (López et al, 2014).

En los call center, las investigaciones internacionales muestran un predominio de tra-bajadores con nivel de bachillerato o de educación superior (cuadro 2). Como se observa en el cuadro, el promedio de edad en distintos países se sitúa en unos 25 años y, a excepción de Brasil, donde el valor modal del nivel educativo es de secundaria, en los demás países la escolaridad es universitaria, aunque en México y Guatemala se precisa que son trabajadores que no han concluido sus estudios universitarios.

Por sexo se advierten más diferencias que por escolaridad. Predominan las mujeres en Filipinas, son una gran mayoría en Brasil, hay paridad en Argentina y Guatemala y pre-dominan los hombres en México3 y la India. Sin embargo estos datos de la feminización acerca de México difieren de los que se presentan en un estudio del Instituto Mexicano de Teleservicios (2011) en 87 call center latinoamericanos –de los cuales 50 se ubicaban en México–, que señala porcentajes mayoritarios de mujeres en la mano de obra empleada: el 60 por ciento en los centros in house y el 80 por ciento en los centros subcontratados.

Otros datos acerca de México dan una idea más precisa de las características de la mano de obra empleada en los call center: Los menores de 27 años representan el 66 por ciento de los trabajadores empleados y sólo el 12 por ciento son mayores de 35 años. En relación con la escolaridad se menciona que el 54 por ciento se encuentra estudiando en la universidad o ha concluido su carrera y el 44 por ciento tiene al menos el bachillerato. Es decir, prácticamente todos los empleados en call center, el 98 por ciento, han estudiado al menos bachillerato.

Por último, la población que en México se ocupaba en actividades relacionadas con la música, independientemente de su nivel de escolaridad, sumaba 96.153 personas según el censo de 2010 (Guadarrama, 2013, 2014). Sin embargo, dice Guadarrama, «en vista de que nuestro campo de estudio se restringe exclusivamente a los músicos profesionales, esta exploración sólo tomará en cuenta a las personas con estudios declarados en la música y que están ocupados en el mismo sector de actividad o en otros, no relacionados con la música». (Guadarrama, 2013:11). A partir de lo anterior y con base en datos censales, se menciona

3 Para el caso de México no fue posible encontrar la fuente, pero el título indica que se trata de un caso de estudio por lo cual se desconoce su validez estadística.

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que en el año 2000 los músicos profesionales sumaban 13.679 personas, pero en 2010 se habían triplicado hasta alcanzar 44.109 (Guadarrama, 2013). Del total de músicos profe-sionales en este último año casi el 80 por ciento habían obtenido el grado de licenciatura, el 3.2 por ciento la maestría y el 0.7 por ciento el doctorado.

Cuadro 2

Características de los trabajadores de los BPO por país

Fuente: adaptado de Messenger y Ghosheh, 2011.

Trayectorias laborales, escolaridad y competencias

En esta sección examinaremos las trayectorias en cada una de las ocupaciones, tratando de resaltar si los trabajadores movilizan o no competencias que les permitan eludir trayectorias precarias y encontrar formas de mejora a lo largo de su vida laboral.

Según el estudio de López et al. (2014), en la industria de la confección se distinguen las siguientes trayectorias:

Una trayectoria sectorial donde la mayor parte de los empleos se desarrolla en el sector de la confección. Un primer subtipo en la trayectoria sectorial es la itinerarente flexible y una segunda la denominan itinerante precarizada.4

IdiomasEdad media(desv. est.)País

Sexo(% hombre/mujer)

Estudios (%)Secundarios/

universitarios/posgrado

Titulación(valor modal)

India 24,5 60/40 2,7/3,2/94,6 Universitaria Inglés

Filipinas 25,7 40,7/59,3 0,6/11,7/87,6 Universitaria Inglés

Brasil 18-25 23,8/76,2 N/d Educación Portugués (con algo secundaria de inglés y español)

Argentina 22-35 50/50 (est.) N/d Universitaria Inglés/español

Chile 25 25/75 N/d – Español

Costa Rica – – 51/46/N/d Universitaria Inglés/Español

Guatemala 20-25 50/50 N/d Universitaria Inglés/español (sin completar)

México 18-30 66/34 N/d Universitaria Inglés/español (sin completar)

4 Esta sección del artículo se basa ampliamente en el trabajo de López et al. (2014).

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Otros trabajadores tienen una permanencia considerable en una sola fábrica, por lo que se considera que desarrollan una trayectoria de empresa. Aunque su trayectoria de ascenso no es sostenida sino que en ocasiones se observan retrocesos en función de circunstancias diversas, suelen lograr una mejora que se traduce en ascensos de puesto o en mejores ingre-sos. En realidad este tipo de trayectorias son las únicas en donde es claramente observable el papel de la formación educativa y de la capacitación como un recurso que favorece a los trabajadores. Señalan las autoras mencionadas que la trayectoria de ascenso por formación y capacitación puede darse en varios tipos de empresas. Un ejemplo es el de Javier, quien durante la época del boom en la Región Lagunera (norte de México) tuvo un buen empleo en una de las fábricas más grandes, pero lo perdió en la primera recesión de 2000. Más tarde, un amigo le ayudó a conseguir su empleo actual, en el cual tiene una antigüedad de cinco años. Javier, que estudió el bachillerato (preparatoria) es jefe de línea y aspira a un puesto mejor. Considera que su trabajo es estable y las prestaciones que ofrece su empresa son de las mejores en la región.

En Tijuana, Isidro también ejemplifica una trayectoria laboral en ascenso, que es típica de los procesos de migración campo-ciudad, pues pasó de agricultor a operador de una máquina de coser en la fábrica donde labora actualmente. Con 15 años de antigüedad en la empresa, se desempeña como supervisor de línea y es uno de los que reportaron mayor nivel de ingresos.

Sin embargo, la escolaridad no es un pasaporte hacia este tipo de trayectorias. Por ejemplo, Martha desarrolló una trayectoria en riesgo, pues a pesar de tener un año de uni-versidad, ser «operaria campeona» y ganar alrededor de 100 dólares a la semana, no se encuentra segura en su empleo. En el momento de la entrevista trabajaba en una empresa trasnacional donde hacen el llamado «paquete completo». Tiene un contrato por tiempo determinado que renueva cada seis meses, cuenta con salario base más pago a destajo, prestaciones básicas, bonos de puntualidad y productividad, y servicio de comedor de bajo costo. En su categoría de operaria campeona debe apoyar a otros módulos cuando se requiere ya que sabe realizar diversas operaciones: «cubro vacantes cuando la gente falta y ayudo al módulo para que no baje la producción» (Martha, entrevista 2010).

Si los niveles escolares relativamente altos y los procesos de capacitación permiten en ciertas condiciones lograr trayectorias de ascenso, también es cierto que la escolaridad más baja supone un freno para un progreso laboral. Ello se observa en las trayectorias fuera del sector, en los talleres a domicilio y en aquellas trayectorias de desempleo recurrente.

Las trayectorias encontradas en la industria de la confección permiten extraer algunas conclusiones en relación con el peso de la educación y la capacitación. En primer lugar, es necesario tomar en cuenta que las crisis económicas que ha sufrido el sector son un factor que condiciona muy fuertemente las trayectorias; es decir, el margen de maniobra de los

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trabajadores disminuye sustancialmente cuando dichas crisis ocurren. Más allá de los ciclos, el trabajo de campo lleva a otras cuatro conclusiones: a) la escolaridad formal ayuda a los trabajadores a desarrollar trayectorias de empresa y llegar a ser supervisores; b) más que la capacitación formal, el aprendizaje de varias operaciones a lo largo de la trayectoria puede ser una ventaja importante; c) el tipo de empresa y el mercado de trabajo regional también ayudan a explicar trayectorias más o menos precarias;5 en general las grandes empresas otorgan mejores salarios y prestaciones, y los talleres a domicilio son el eslabón más bajo de la cadena; y d) una trayectoria continua en el sector no garantiza una mejora en la trayectoria.

Así pues, la capacidad de los trabajadores de lograr una trayectoria de ascenso es muy limitada, se da en pocos casos, pero se relaciona de alguna manera con los grados educativos, la trayectoria en el sector y el tipo de empresa.

La «soportable» levedad de los call center

La mayor dificultad para estudiar las trayectorias en los call center se deriva tanto de la relativa juventud del sector (alrededor de 25 años) como de los trabajadores. A pesar de lo anterior, en el trabajo de campo encontramos una minoría que son personas mayores de cuarenta y cincuenta años con varios años de antigüedad en un mismo call center, y jóvenes que van rotando entre distintos tipos de establecimientos. Las entrevistas seleccionadas trataron de plasmar la diversidad, por lo que el tipo de experiencias que se relatan están basadas en trayectorias de cierta duración en el mercado de trabajo y en el propio sector.

También conviene aclarar que el estudio de las competencias laborales no se limita a la operación de hablar por teléfono. Aunque las competencias comunicativas constituyen el núcleo de habilidades requeridas en los call center, no son las únicas. Algunos operadores llevan a cabo tareas de recopilación de información, control de operaciones, tareas de tipo administrativo y otras relacionadas con el dominio de ciertos tipos de software.

Por otro lado, las competencias comunicativas conforman un campo más amplio de aprendizajes ligados al trabajo emocional. Estos aprendizajes se relacionan con la capacidad de persuasión, la capacidad para exponer claramente los mensajes, responder al cliente, reaccionar y otras actitudes relacionadas como la paciencia y la amabilidad que tienen que ver sobre todo con lo que se ha denominado trabajo emocional (Calderón, 2008). Sobre este núcleo de competencias gira frecuentemente la valoración del trabajo, pues para algunos son una fuente de estress y para otros una oportunidad de relación con los clientes. Estas son las habilidades que los empleadores identifican con un nivel universitario o cercano al mismo. Visto desde otra perspectiva, son habilidades necesarias que al mismo tiempo se desarrollan parcialmente por las rigideces de los script (guiones) y las exigencias de las

5 El trabajo se hizo en tres regiones en donde se encontraron diferencias que no es posible detallar en este artículo.

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métricas que obligan a los operadores a responder a un número mínimo de llamadas como requisito de la productividad.

Las características de las competencias señaladas sitúan al call center en el universo de los servicios personales, pero, al mismo tiempo, el ahorro de costos y la restricción de tiempos remiten efectivamente a la producción en masa, en este caso de tipo inmaterial. Esta es la tónica dominante en la mayoría de los call center, pero hay otros puestos rela-cionados con la administración que exigen a los trabajadores habilidades informáticas y algunas complementarias. Por ejemplo, cuando se trata de procesos de cobranza algo más se pone en juego. Un operador de 19 años que trabaja en Monterrey relata vívidamente su experiencia en este tipo de operaciones:

...call center de despacho es analizar cuentas e investigación de todo esto, de clientes y cobranza es solamente que sientas te cae la llamada, contestas, cuelgas (…) aquí inves-tigas gestiones de los meses pasados para ver el tipo de contacto que ha habido con él, si se ha contactado o en que teléfono se ha contactado, nosotros usamos tres tipos de fuentes: cuenta de Facebook, cuenta de Infonavit6 para saber cuál es el último trabajo que ha realizado y lo que es el correo electrónico…

Los elementos registrados durante las entrevistas nos permitieron construir una tipo-logía de trayectorias que exponemos a continuación:a) Trayectoria de empresa o de aprendizaje. Son las trayectorias menos frecuentes y las

más estables. En los casos encontrados los trabajadores han cursado al menos unos años de universidad y han logrado ascender a capacitadores, gerentes de recursos humanos o similares. Para ello reciben capacitación ad hoc. Generalmente encuentran satisfactorio su trabajo y sus salarios doblan al de un operador normal, llegando a percibir hasta 700 u 800 dólares mensuales. En ocasiones este tipo de oportunidades son desdeñadas por algunos profesionales que tienen como objetivo encontrar trabajo en su profesión.

b) Trayectorias mixtas. Son aquellas que se iniciaron en los servicios o el comercio (en la industria hay muy pocos casos). Desde el punto de vista de la incorporación al sector, encontramos dos tipos de trayectorias mixtas: a) las trayectorias discontinuas donde hay una alternancia recurrente entre empleos de servicios o comercio y el call center, y b) las trayectorias de incorporación tardía al sector, que corresponden a mujeres que entran a una edad madura en el mercado de trabajo o profesionales que han sufrido recortes en el sector donde trabajaban. Para los primeros el call center es una suerte

6 Se trata de un fondo para ayudar a la vivienda de los trabajadores.

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de «refugio» que consideran temporal en un «mal momento» de su carrera. Para los segundos, salvo excepciones, es la única opción de empleo y, en ciertos casos el preludio de una jubilación marcada por la incertidumbre. Este es el caso de algunos trabajadores entrevistados en la ciudad de Tijuana que fueron deportados de los Estados Unidos.

En las trayectorias mixtas, que son la mayoría, ciertos individuos cercanos a los treinta con la carrera terminada encuentran en los call center una manera de sobrevivir. Si es para mantener una familia el ingreso se tiene que complementar con un segundo empleo. Lo que se valora es la certidumbre de percibir un salario quincenal y, en el caso de tener familiares dependientes con enfermedades, el acceso a la seguridad social. Entre el pragmatismo y el conformismo se desarrollan trayectorias en donde, paradójicamente, el call center se asume como un empleo estable. Sin embargo, son significativos los casos en los cuales nada es positivo en este trabajo, ni en la trayectoria. El número de facetas negativas es considerable: salario insuficiente, la arbitrariedad de los supervisores, la incertidumbre a futuro (entre los mayores de edad) y las condiciones ergonómicas: temperaturas extremas, sillas viejas e incómodas, enfermedades en la garganta, dolores de espalda.7 En estos casos, el grado educativo o el aprendizaje no tienen ningún papel aparente en la vida laboral de estos trabajadores a efectos de mejorar su trayectoria futura en el call center. Sin embargo, los que tiene título universitario pueden dejar el trabajo en busca de otras oportunidades, lo que resulta más complicado para aquellos que sólo estudiaron bachillerato.

c) Trayectorias en call center. Son las de aquellos jóvenes que toda su carrera laboral la han desarrollado en este tipo de establecimientos. La rotación entre call center es casi un modo de vida para jóvenes que no terminaron su carrera, que no accedieron a la universidad y van tejiendo redes en el sector. En varios de estos casos, el objetivo es regresar a estudiar para mejorar sus condiciones de empleo.

Trayectorias de los músicos profesionales

Una primera clasificación propuesta por Guadarrama (2014) diferencia entre los músicos permanentes, semipermanentes e intermitentes. A partir de la clasificación mencionada la autora encuentra una relación estrecha entre el grado escolar y la condición de estabilidad que suele ir asociada –aunque no es una regla general– con mejores condiciones de trabajo. Al respecto señala que 12 de los 16 músicos que en la muestra de 80 declararon tener pos-grado se encontraban en el grupo de permanentes conformado por un total de 35 músicos

7 Abal Medina (2014) describe de manera similar el ambiente de los call center más precarios a los que se denomina «call center garaje». En algunos call center de México se denomina «caballeriza» al espacio de trabajo individual. Esta autora menciona también las enfermedades profesionales que nosotros también encontramos.

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(Guadarrama 2014:268). En el grupo de semipermanentes sólo uno de los músicos tiene posgrado y un tercio del grupo carece de título. Finalmente, entre los intermitentes, aunque tres músicos tienen posgrado, 11 tienen licenciatura y 9 habían alcanzado únicamente el grado de bachillerato.

Estos datos, –agrega la autora– nos permiten suponer que sólo en algunos nichos del mercado de trabajo de los músicos profesionales, como las instituciones de educación superior y las orquestas de mayor jerarquía, el grado profesional constituye un requisito indispensable para el ingreso y promoción y una condición para alcanzar la estabilidad en el empleo. En otros espacios, como las orquestas en consolidación, el grado no es decisivo, y en el resto del mercado no hay una regulación al respecto (Guadarrama, 2014:268).

Las entrevistas en profundidad, refuerzan la importancia de la duración de los estudios de posgrado así como la calidad y el prestigio de las instituciones donde se llevan a cabo. Una de estas trayectorias la encarna un músico de origen ruso con posgrado que ejemplifica la valoración que en la práctica se le da a la formación adquirida en los antiguos países del bloque socialista. La segunda trayectoria, es la de una trompetista mexicana que cursó sus estudios de posgrado en Nueva York.

Sin embargo, la posesión de determinadas credenciales educativas no explica evidente-mente todas las vertientes de las trayectorias de los músicos donde confluyen elementos de tipo personal, organizativo (el tipo de orquesta, su prestigio) y competencias que van más allá del dominio técnico del instrumento o de determinadas técnicas pedagógicas. Como señala Guadarrama (2013: 191), a pesar de que la profesión de músico es masificada y diversificada todavía mantiene resabios de tradiciones decimonónicas basadas «en la educación tutorial y el aprendizaje en la práctica» y junto a prácticas de contratación de tiempo completo «se observan contratos de corto plazo y proyectos y prácticas marcadas en ocasiones por el favoritismo y la discrecionalidad» (Guadarrama, 2014:362) .

Así pues, también entre los músicos encontramos «la inadecuación». Esta se produce en algunas trayectorias de los denominados músicos intermitentes para los que una titulación universitaria les permite obtener ingresos altos, pero tan sólo de manera ocasional en ciertas épocas estables. En otros periodos de la trayectoria, sin embargo, se ven obligados a dar clases, desarrollar chambitas8 y proyectos personales (Guadarrama, 2014:320).

En síntesis, la obtención de títulos, especialmente posgrados, es una herramienta im-portante en ciertas trayectorias de músicos que se estabilizan en las grandes orquestas. Sin embargo, el título universitario en sí mismo no es garantía de trayectorias estables, buenos salarios ni tampoco evita que los músicos puedan eludir la multiactividad. En ciertos casos

8 En México trabajos ocasionales, mal pagados, de corto plazo, aunque la palabra tiene también otros significados.

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permite a estos profesionales lograr períodos de estabilidad y buenos ingresos; en otras trayectorias ciertas situaciones de precariedad pueden revertirse cuando se está inserto en redes relacionadas con «nuevos empleos» en la música o en proyectos individuales de distinta índole (proyectos multimedia). En estos casos las competencias utilizadas no se relacionan directamente con los estudios universitarios, sino que se acercan a lo que generalmente se describe como cualidades de los emprendedores: capacidad de asumir riesgos, competencias relacionales, visión de futuro etc.

Conclusiones

En una época de fuerte precarización del empleo, la «utilidad» de la educación está en entredicho y se pone en duda el reconocimiento de otras habilidades o competencias adqui-ridas fuera del ámbito escolar. Algunos de los supuestos clásicos de los mercados internos de trabajo, como la acumulación de conocimientos y el ascenso en las empresas, mediante una profesionalización construida durante la vida laboral, parecen cosa del pasado, pues desde hace décadas lo que predomina es la inestabilidad de las propias empresas, de los mercados y de las trayectorias laborales de los trabajadores. Por tanto, los objetivos de la planeación educativa, basados en la idea de la adecuación en cantidad y calidad de la oferta educativa con la demanda de trabajo, se antojan hoy en día como una tarea abocada al fracaso. Sin embargo, la crítica a estos planteamientos o las críticas legítimas a la calidad del sistema educativo tampoco pueden soslayar los cambios en los mercados de trabajo, en sus regulaciones y en las instituciones de países como México, donde la flexibilidad laboral es una realidad excepto en algunos sectores ligados con el empleo público. Atribuir la responsabilidad exclusiva de los «fracasos» laborales al sistema educativo denota una posición simplista y por tanto equivocada.

En este trabajo tratamos de exponer hasta qué punto los conocimientos adquiridos en el sistema educativo y las habilidades o competencias que los trabajadores van incor-porando a lo largo de la trayectoria influyen o no en la posibilidad de mejorar su condición laboral y de vida.

Se expusieron los resultados relacionados con tres ocupaciones que, a priori, se encuentran en segmentos del mercado de trabajo formal, aunque las diferencias tajantes entre este y el trabajo informal son actualmente menos claras, tanto en los empleos como a lo largo de la trayectoria. Podríamos decir que ciertos empleadores, con registro formal de sus empresas, cumplen con la ley a medias, de manera que el significado de un contrato por tiempo determinado no siempre se traduce en una condición de estabilidad para el trabajador; en otras ocasiones las cotizaciones al Seguro Social son reales, pero no por el monto del salario que el trabajador percibe, sino por un monto menor. Estos ejemplos son parte de los testimonios de algunos trabajadores de call center. A este tipo de situaciones

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contribuye una política que parece deliberada, en la que no se informa de manera clara al trabajador de sus condiciones en el empleo. Este, por su parte, carece frecuentemente de una organización sindical que le informe acerca de sus derechos y lo defienda en caso de viola-ción de los mismos, siendo, a estos efectos, el individualismo más la regla que la excepción.

Como ya se dijo, cada una de las tres ocupaciones tiene características distintas en lo que al tipo de trabajo se refiere y a sus formas de regulación, de manera que la precarie-dad se manifiesta de forma diferente, con intensidades, dinámicas y significados diversos. Sin embargo, en ninguna de las tres ocupaciones los trabajadores o al menos una parte importante de ellos, están libres de alguna o varias dimensiones de la precariedad, ya sea en el trabajo actual o a lo largo de su trayectoria.

En la industria de la confección, el lugar que las empresas ocupan en la cadena de producción, las crisis sucesivas, la competencia global por bajar los costos, determinan entre otras cosas las condiciones de trabajo en un sector donde las mujeres tienen una presencia importante. Aunque el nivel educativo no pasa de la preparatoria este grado representa en ocasiones una ventaja para ascender al puesto de supervisor que parece ser la jerarquía más alta a la que se puede aspirar. El dominio de varias operaciones por aprendizaje en el trabajo es el otro factor que a varias mujeres les ha posibilitado ciertas ventajas materiales, en un mercado de trabajo que ofrece pocas oportunidades. Esto es muy notorio en los escalones más bajos de la cadena donde la falta de prestaciones, el trabajo a destajo, las largas jornadas para mujeres que entran y salen del mercado de trabajo, y tratan de conciliar su vida familiar con la vida laboral, son rasgos típicos del trabajo y el empleo.

En los call center puede decirse que no existe una figura de referencia, puesto que las empresas no contemplan un plan de carrera, y la transitoriedad y la alta rotación son hoy por hoy los rasgos dominantes en este tipo de empleo. Ello no impide que en ciertas trayectorias, la de los jóvenes cuya única experiencia es en call center y la de los trabajadores de mayor edad, la duración de los empleos revele el aprendizaje de una suerte de «oficio» que se va forjando en la práctica y que se deriva del conocimiento de campañas específicas, de modos de funcionamiento de las empresas y del conocimiento del sector en general. El nivel educativo requerido es bastante preciso –estudios universitarios terminados o no– y solo en algunos pocos casos lo estudiado en la universidad (informática, administración, psicología) se relaciona con el trabajo desempeñado en el call center. En la gran mayoría de las trayectorias lo que se pone a prueba es la capacidad de comunicación (competencias relacionales) con las implicaciones emocionales consiguientes y las actitudes (paciencia, disciplina) de los operadores. En los call center bilingües se agrega el dominio del inglés. Para los empleadores, las habilidades comunicativas están implícitas en el grado educativo ya mencionado o en el conocimiento del inglés que muestran (o deberían mostrar) los tra-bajadores mexicanos deportados de los Estados Unidos. Si bien a lo largo de la trayectoria

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se observan rasgos de precariedad derivados de las irregularidades en la gestión de los derechos laborales (contratos, prestaciones), en determinadas empresas muchas de las tensiones derivan de las métricas aplicadas para evaluar la calidad de las llamadas. En este conflicto frecuente, la figura del supervisor es señalada como responsable por decisiones arbitrarias (Hualde y Micheli, 2016).

Finalmente, el trabajo realizado acerca de los músicos profesionales revela que, aunque todavía los músicos autodidactas son parte de la profesión, la obtención de licenciaturas e incluso de posgrados es una práctica mayoritaria tanto en quienes ejercen como instru-mentistas como entre quienes son docentes de música. Ciertos grados educativos asociados a escuelas de prestigio, como las de los países de Europa del Este, facilitan a los músicos acercarse a una figura de referencia que en esta profesión está representada por un empleo de planta en una orquesta con buena reputación. Sin embargo, este objetivo se obtiene en el mejor de los casos a una edad madura, alrededor, de los cuarenta años. En el universo de los músicos profesionales son frecuentes tanto la inestabilidad como la multiactividad (Guadarrama, 2013, 2014), en parte por las características del mercado de trabajo, en parte porque esta condición inestable es característica de las profesiones innovadoras (Menger, 2014). Sin embargo, a pesar de los condicionamientos estructurales, una parte de los músicos que se inician en empleos intermitentes o muy inestables pueden dar un giro, ya sea hacia la estabilidad en una orquesta o en una institución educativa, o bien como emprendedores en proyectos musicales relacionados con nuevas tecnologías.

En conjunto, las condiciones de precariedad múltiples están más presentes en la industria de la confección donde los ingresos son más bajos. En la medida en que aumenta la escolaridad, las condiciones de precariedad no son tan acusadas ni para los individuos, ni para las ocupaciones en su conjunto. Es necesario insistir, sin embargo, que una mayor escolaridad no garantiza una trayectoria más estable, con mejores ingresos y mayores prestaciones. La inestabilidad, la rotación, el cambio de empleo afectan a una gran cantidad de trabajadores en cualquiera de las tres ocupaciones. Las lógicas de competitividad de las empresas de call center y de la confección, el cumplimiento parcial de las normas laborales, la discrecionalidad en la aplicación de las políticas de las propias empresas explican las situaciones descritas. En las orquestas, las relaciones a veces verticales entre el director y los músicos, la competencia entre los propios músicos y otros elementos contextuales, como el insuficiente apoyo de las instituciones públicas, contribuyen a configurar mercados de trabajo volátiles y trayectorias inciertas.

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RECIBIDO: ENERO 2015

ACEPTADO: SEPTIEMBRE 2015

ResumenEl caso argentino constituye un ejemplo paradigmático para reconocer la existencia del papel subordinado de la dinámica laboral a condiciones estructurales. Es de esperar que la persistencia de heterogeneidad estructural se manifieste en el funcionamiento del mercado laboral. Se ofrecen evidencias consistentes de una intensa articulación entre situaciones de desempleo, percepción de planes de empleo y la inserción en la informalidad que daría cuenta de la conformación de un núcleo duro de marginalidad que -ni en ciclos de recesión ni de expansión- ha logrado ser incluido en la dinámica de acumulación social ni ser parte beneficiada del «derrame» económico. Se procesaron las bases de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC para una serie de años seleccionados del periodo 2004-2011.

Palabras claveMovilidad ocupacional / Heterogeneidad estructural / Sector informal

AbstractThe Argentine case is a paradigmatic example where it is feasible to recognize the existence of a subordinate role of labor dynamic to structural conditions. It is to be expected that the persistenceof structural heterogeneity is manifestedon the dynamic functioning of the labor market. Consistent evidence is provided, of a strong link between unemployment situations, participationon employment policies, and insertion intothe informality that would show the formation of a hard core of marginalization that -nor in cycles of recession or offered expansion- has managedto be included in the dynamics of social accumulation or to be benefited of the economic «spill over». Databases of the Permanent Household Survey (EPH) INDEC were processed for a number of years selected from the period 2004-2011.

Key words Occupational Mobility/ Structural Heterogeneity/ Informal Sector

pp. 87-109

Movilidad ocupacional en la Argentina en un contextode heterogeneidad estructural

JULIETA VERA*

* Investigadora del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina, Universidad Católica Argentina, y miembro del Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social (IIGG-UBA). Correo-e: [email protected]

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Introducción

El objetivo de este trabajo es evaluar la movilidad ocupacional en la Argentina -durante distintas fases del período post reformas estructurales- desde la perspectiva de la heteroge-neidad estructural. La heterogeneidad estructural puede definirse como una situación en la que existen amplias diferencias en la productividad del trabajo, tanto entre los sectores de la economía como al interior de los mismos. Tales diferencias deben ser lo suficientemente ostensibles como para que se produzca una nítida segmentación del sistema productivo y del mercado laboral en estratos diversos, con condiciones tecnológicas y de remuneración muy diferenciadas (Salvia, Vera, Poy, 2014).

Una consecuencia de la heterogeneidad estructural es la formación de excedentes de población que quedan excluidos del mercado de trabajo o crean su propio empleo en actividades de baja o nula productividad, o son absorbidos por los programas de asistencia social. Según algunos enfoques destacados, estos excedentes de fuerza de trabajo no nece-sariamente son «funcionales» como ejército industrial de reserva al proceso de acumulación del sector más dinámico de la economía, sino que pasarían a formar parte de una «masa marginal» con respecto a dichas relaciones sociales de producción (Nun, Murmis y Marín, 1968; Nun, 1969,1999; Salvia, 2012).

Diversos trabajos han dejado ya evidencias de la intensificación de la heterogeneidad de la estructura económica-ocupacional durante el período de reformas estructurales y la persistencia de la misma durante la fase bajo políticas heterodoxas (Salvia y Vera, 2012; Salvia y Vera, 2013; Salvia, 2012). Sin embargo, pocas investigaciones han evaluado la for-ma en que la heterogeneidad estructural se manifiesta en el funcionamiento y la dinámica ocupacional. Este es el objetivo del presente trabajo.

Si bien la exclusión del mercado laboral (a través de la desocupación o la inactividad por desaliento), la percepción de programas de empleo o el trabajo precario por cuenta propia se presentan como categorías excluyentes en los análisis estáticos del mercado de trabajo, cuando se lleva a cabo una evaluación dinámica de las trayectorias laborales se observa que estas situaciones se articulan permanentemente en el tiempo, constituyéndose en un tipo específico de inserción laboral (Benítez et al., 2011). El estudio de estas articulaciones y dinámicas de comportamiento es lo que se pretende hacer en este trabajo, reconociendo su significativa importancia desde el punto de vista de la política pública.

Se recurre aquí al tratamiento estadístico de los datos provenientes de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-Indec). Aunque la misma no sea una encuesta longitudinal ni incorpore preguntas retrospectivas, su sistema de panel rotativo permite obtener información de un hogar en distintos momentos del tiempo (Maurizio, Perrot y Villafañe, 2007; Groisman, 2008; Tornarolli, 2010). Se estudian las transiciones ocupacionales registradas al cabo de un

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estructural

año durante distintas fases del período post reformas estructurales: 1) una primera etapa de crecimiento económico y recuperación posterior a la crisis de la convertibilidad (2004-2005), 2) un ciclo de recesión y desaceleración del ritmo de crecimiento (2008-2009), y 3) una fase de nueva recuperación bajo el modelo de políticas heterodoxas (2010-2011).

Estrategia teórica-metodológica

Este trabajo se enmarca en una tradición de investigaciones que estudian la movilidad la-boral y las trayectorias de empleo de corto plazo en Argentina desde distintas perspectivas teórico-metodológicas (Pessino y Andrés, 2000; Paz, 2003; Álvarez y Fernández, 2011, 2012; Tornarolli y Conconi, 2007; Tornarolli, 2010; Groisman, 2008; Beccaria et al., 2012, Benítez et al., 2011, entre otras).

Ahora bien, desde la perspectiva de la heterogeneidad estructural –y el foco hacia la demanda de empleo– las investigaciones de Persia y Fraguglia (2003) y de Persia (2005a y 2005b) –para el período de la convertibilidad– constituyen nuestros antecedentes directos. Las autoras encontraron un comportamiento expulsivo por parte del sector formal y una relativa incapacidad del sector informal para absorber toda la fuerza de trabajo liberada de aquél.

Es así que la propuesta adopta como marco teórico principal la tesis de la heteroge-neidad estructural. Las formulaciones de la OIT-Prealc acá adoptadas parten del diagnóstico Cepalino, para ubicar a la informalidad como un último eslabón dentro de una cadena determinada por la heterogeneidad estructural.1

Una de las fórmulas más utilizadas en América Latina para describir y referirse al conjunto de actividades económicas que no formaban parte del llamado sector «moderno o estructurado» de la economía, en un sentido incluso opuesto a la noción de marginalidad, fue la noción de «informalidad laboral» o de «sector informal urbano». Al igual que la tesis sobre la «marginalidad económica», la categoría aparece en escena y toma sentido cuando el desarrollo de la economía urbana en la región, motorizada por las migraciones internas y el despliegue de los procesos de industrialización por sustitución de importaciones, había sentado las bases para la formación de mercados de trabajo urbanos, los cuales, en forma progresiva, mostraban limitaciones y problemas para funcionar como el principal mecanismo de integración social y económica para el conjunto de la población.

La Prealc sostenía que el sector informal urbano en la región se generaba por el crecimiento natural de la población en las ciudades y por las migraciones rurales urbanas. El aumento de la fuerza de trabajo resultante no podía ser absorbido en su totalidad por el sector formal de la economía debido a las limitaciones en la reinversión de las utilidades

1 Para una revisión más exhaustiva del concepto «informalidad laboral», en particular desde la perspectiva de la Prealc-OIT (1978), véase Salvia (2012).

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(Cortés, 2011). Ante la necesidad de sobrevivir, esta población excedente debió desempeñar actividades que pudieran proveerle de un ingreso, dado que la inexistencia de seguros u otras compensaciones sociales convirtieron al desempleo en un «lugar» al que la población de bajos ingresos no podía optar (Tokman, 1991).

En el sector informal no predomina la división entre propietarios del capital y del trabajo y, en consecuencia, el salario no es la forma más usual de remunerar el trabajo, a pesar de que la producción está dirigida principalmente al mercado. Por el contrario, abundan más bien actividades poco capitalizadas y estructuradas, con base en unidades productivas muy pequeñas, de bajo nivel tecnológico y escasa o nula organización empresarial y entidad jurídica. El sector podía ser reconocido a través de dos atributos fundamentales, presentes en las unidades económicas: a) desarrollo de actividades que utilizaban tecnologías simples de muy baja productividad y mano de obra con bajos niveles de calificación; y b) inserción de estas unidades en mercados competitivos o en determinados segmentos con facilidad de acceso, aunque con alta rotación.

En este marco se utilizan los criterios de la OIT-Prealc para identificar sectores y catego-rías ocupacionales: sector privado formal, privado informal –entendido como el sector menos moderno de la economía– y sector público, distinguiendo a su vez el trabajo asalariado y el cuentapropismo al interior de cada sector.2 Estos elementos otorgarían un primer orden a los datos, de manera tal de ofrecer modelos particulares para entender las transiciones en el mercado de trabajo. A partir de allí, se pretende estudiar, profundizar y problematizar el sentido y magnitud de los desplazamientos ocupacionales.

Con el objetivo de evaluar los cambios en la calidad de los empleos, se retomarán también una serie de perspectivas teóricas referidas a la «segmentación de los mercados de trabajo». El análisis en términos de segmentación del mercado laboral buscará distinguir dis-tintos tipos de empleo: a) empleos estables y regulados y b) empleos precarios o extralegales.3

Tal como ha sido señalado, la hipótesis general es que la persistencia de la heteroge-neidad estructural se refleja en el funcionamiento dinámico del mercado de trabajo (Salvia et al., 2008). La incapacidad del mercado de trabajo para absorber excedentes relativos de población debería reflejarse en el comportamiento dinámico del sector micro informal o, en otros términos, en los desplazamientos o tránsitos que involucran a los trabajadores «originalmente» informales.4 El estudio de la movilidad ocupacional y sus consecuencias, en términos de calidad del empleo y niveles de ingreso, daría cuenta no sólo de una dificultad

2 Véase la tabla A del anexo metodológico para mayores especificaciones acerca de la operacionalización de la estructura sectorial y categorial. 3 La clasificación se ha elaborado con base en criterios que remiten al grado de cumplimiento de las normas que regulan la calidad de los empleos. Pueden encontrarse las definiciones operativas en la tabla B del anexo metodológico.4 Cabe recordar que aquí el «origen» y «destino» de los individuos corresponde a una construcción teórico-metodológica vinculada a los períodos de estudio seleccionados.

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estructural

persistente de una parte de la fuerza de trabajo para ubicarse en empleos del sector formal, sino también de dificultades semejantes para acceder a empleos en el segmento primario y mejorar los niveles de ingreso laboral.

En este sentido, existiría una intensa articulación, entre situaciones de desempleo, inactividad,5 percepción de planes de empleo e inserción en la informalidad, que daría cuenta de la conformación de un núcleo duro de marginalidad; este, más allá de los vaivenes de la coyuntura económico-política y el acceso al mercado de trabajo, difícilmente conseguiría escapar del sector menos productivo de la economía, con elevados niveles de precariedad y bajos ingresos relativos.

Una parte de la informalidad estaría integrando así una fuerza de trabajo que el mismo sistema de acumulación dominante crea y expulsa, que no es funcional a la dinámica de acumulación. Esto en contrapartida a un conjunto de la ocupación que permanece o se mueve entre los sectores más modernos de la economía, con mayores ingresos relativos y mejores oportunidades de empleo de calidad.

La información empírica contenida en este trabajo proviene de procesamientos de microdatos de la EPH-INDEC. Se elaboraron paneles anuales a partir de bases trimestrales (cuadro 1). Con el objetivo de aumentar la cantidad de observaciones, se decidió seguir un procedimiento conocido que consistió en colapsar en el tiempo a dos subpaneles que ingresaron en la muestra en momentos diferentes (Cerruti, 2000; Beccaria, 2000).

Cuadro 1

Elaboración de paneles de observaciones

Tiempo t Tiempo t+1 Cantidad de casos del panel1

1 Los controles por sexo y edad de los individuos pretenden corroborar que efectivamente se esté evaluando a una misma persona en dos momentos de tiempo. Si bien dichos controles hacen disminuir la cantidad de casos panel, se considera que los mismos son necesarios para una mayor consistencia y confiabilidad en la información obtenida. Fuente: elaboración propia con base en datos de la EPH, INDEC.

Panel 2004-2005

Panel 2008-2009

Panel 2010-2011

1er trimestre 2004 1er trimestre 2005 21.608 (con controles)

2do trimestre 2004 2do trimestre 2005 21.800 (sin controles)

1er trimestre 2008 1er trimestre 2009 28.083 (con controles)

2do trimestre 2008 2do trimestre 2009 28.349 (sin controles)

1er trimestre 2010 1er trimestre 2011 27.256 (con controles)

2do trimestre 2010 2do trimestre 2011 27.500 (sin controles)

5 Los motivos de inactividad exceden los objetivos del presente trabajo. Sin embargo, cabe aclarar que se trabaja con población en edad económicamente activa.

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Los años seleccionados permiten estudiar la movilidad ocupacional durante tres fases diferenciadas de coyuntura económica: un primer período de crecimiento económico y recuperación post crisis de la convertibilidad (2004-2005), un segundo período de recesión y desaceleración (2008-2009), y una tercera fase de nueva recuperación bajo el modelo de políticas heterodoxas (2010-2011). Con el objetivo de analizar el funcionamiento de la estructura económica-ocupacional desde el punto de vista estructural, se destacarán las regularidades en los patrones de movilidad ocupacional entre los períodos considerados.

De manera complementaria a la presentación de matrices de transición, se estiman indicadores resumen para medir la movilidad. Los mismos surgen de una adaptación de la metodología utilizada por la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL-MTSS) de la Argentina para la construcción de indicadores de flujo: Tasa de Entrada, Tasa de Salida, Tasa de Rotación y Tasa de Balance Neto.6

En el apartado siguiente se describen las transiciones sectoriales y ocupacionales de la población entre 18 y 64 años de edad a lo largo de las tres fases consideradas. La infor-mación empírica obtenida será de utilidad para discutir ciertos rasgos del funcionamiento del mercado de trabajo en clave de heterogeneidad estructural.

Movilidad ocupacional: resultados

El presente apartado tiene como objetivo estudiar los flujos de movilidad laboral –desta-cando las trayectorias dominantes– y, asimismo, evaluar la intensidad de la permanencia en los distintos sectores y categorías ocupacionales. En principio, se presentarán los datos de manera independiente para cada período considerado, con el objetivo de evaluar la existencia o no de diferencias significativas entre los mismos. Luego, al trabajar con mayor desagregación de los sectores y categorías ocupacionales, se trabajarán los tres paneles de manera agregada, con el fin de hacer más consistente la información y de destacar, asimismo, los comportamientos estructurales.7 • Enprimerlugar,losdatosrevelanquelamayorproporcióndetránsitosdesdeohaciala

condición de exclusión (integrada por el empleo público de asistencia, los desocupados e inactivos) involucra a la informalidad (tabla 1a). Esto daría cuenta de la facilidad de entrada a la informalidad y, asimismo, de la alta mortandad de las ocupaciones micro informales. Este mayor flujo entre informalidad y los excluidos se evidencia más allá de cuál sea la coyuntura política-económica, de forma tal de constituir un núcleo

6 Para mayores detalles, véase Persia, 2005. Estas tasas se encuentran normalizadas sobre el N total de población matcheada en el panel. 7 Cabe aclarar que al emplear la segunda desagregación –la cual distingue entre asalariados y no asalariados–se optó por trabajar con los tres paneles 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011 de manera apilada (integrada) con el objetivo de obtener mayor cantidad de casos en cada tipo de tránsito y así lograr mayor confiabilidad y consistencia en la información. A su vez, el uso de esta desagregación busca destacar aspectos estructurales y no coyunturales.

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en un contexto de heterogeneidad

estructural

duro de marginalidad que no tiene que ver únicamente con estados de desocupación o percepción de un plan de empleo en un momento determinado, sino también con tránsitos de marginalidad o con incorporaciones «limitadas» al mercado de trabajo que sólo son posibles hacia un sector de baja productividad, poco estructurado y con elevadas tasas de precariedad e ingresos relativos menores al promedio.8

• Elsectorpúblicoesaquelquepresentaunamenortasadeparticipaciónenlosin-tercambios con la población excluida9 (tabla 1a). Esto podría deberse –en parte– al bajo peso del empleo en el sector público en el conjunto del mercado de trabajo, pero también a una mayor estabilidad de la ocupación en dicho sector.

• Latasadebalancedelgrupodeexcluidos(másalládecuálseaelsectorinvolucradoen el intercambio) es negativa en los tres períodos seleccionados, indicando que las tasas de salida desde el grupo de excluidos es –de manera sistemática– levemente superior a su tasa de entrada (tabla 1a). Esto estaría revelando un proceso de creación de empleo en las tres fases político-económicas consideradas. Asimismo, si se com-paran las distintas coyunturas, es en el primero de los períodos (2004-2005) cuando este proceso de creación de empleo habría tenido lugar a un ritmo más acelerado, en comparación a lo sucedido entre los años 2008-2009 y 2010-2011.

Tabla 1a

Intercambios de excluidos (empleo público de asistencia, desocupados e inactivos)

Población entre 18 y 64 años. Períodos seleccionados

También resulta interesante evaluar los indicadores resumen (tasas de rotación y tasas

de balance) no sólo de los desplazamientos de los trabajadores de cada sector desde y hacia

Ex-Ex% perm

Sector Público Sector Formal Sector Informal

TE TS Rotación BalanceEx TE TS Rotación Balance

Ex TE TS Rotación BalanceEx

2004-05 29,7 0,43 0,69 0,56 -0,27 1,82 2,84 2,33 -1,02 5,49 6,62 6,05 -1,13

2008-09 25,2 0,43 0,67 0,55 -0,24 2,26 2,66 2,46 -0,40 5,35 5,79 5,57 -0,43

2010-11 26,0 0,41 0,63 0,52 -0,22 2,18 2,75 2,46 -0,57 5,09 5,34 5,21 -0,26

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Bases panel de períodos 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

8 Para mayores detalles acerca de la asociación entre el sector informal y la calidad de ingresos horarios de los empleos, véase Salvia y Vera (2012). 9 Aproximadamente, sólo el 6 por ciento de los intercambios desde o hacia afuera del mercado de trabajo involucran al sector público.

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el grupo de excluidos, sino también aquellos que refieren a las trayectorias sectoriales de los trabajadores (tablas 1b a 1d). • Enloquerespectaalsectorformal,elintercambioquemantieneconlainformalidad

supera al que se evidencia con la no ocupación: la tasa de rotación entre el sector formal y la informalidad ronda los 4p10 (tabla 1b). Esto permitiría inferir que los tra-bajadores del mercado de trabajo formal, bajo contextos de retracción del mercado laboral, «ajustarían» más vía informalidad que por medio de la expulsión hacia fuera del mercado de trabajo (este proceso se observa, por ejemplo en el período 2008-2009).

• Enuncontextodedesaceleracióneconómica(2008-2009),elbalanceentreelsectorformal y el informal es positivo a favor de la informalidad, mientras que en los otros períodos considerados (2004-2005 y 2010-2011) es positivo a favor del sector más moderno de la economía (tablas 1b y 1d). Esto daría cuenta de un conjunto de ocupados que se mueve entre el sector formal y el informal de manera asociada, entre otros factores, a la coyuntura económica: trabajadores en la informalidad que –siendo «funcionales» a la dinámica principal de acumulación– ante un ciclo económico favorable, transitan hacia el sector moderno en expansión y, viceversa, ocupados formales que caen en la informalidad ante una desaceleración o retracción del ritmo de crecimiento.11

• Elsectorpúblico,enlostresperíodosconsideradostienesiemprebalancepositivo(tabla 1c). Es decir, el mismo absorbe ocupados tanto desde afuera del mercado de trabajo como de los sectores informal y formal (aunque es mayor el intercambio con estos últimos), evidenciando un proceso de creación de empleo público. Adicional-mente, el sector público, presenta –como es de esperar– mayores desplazamientos con el sector formal, dando cuenta de un conjunto de ocupados que –en oposición al núcleo duro de marginalidad laboral– se mueve al interior de un sector más pro-ductivo y estructurado de la economía. Los intercambios entre el empleo público y la informalidad son más reducidos.

• Segúnlosporcentajesdepermanenciaexhibidosenlastablas1aa1d,enlostresperíodos considerados, aproximadamente el 73 por ciento de la población matcheada

10 Cabe destacar que los flujos entre el sector formal y el informal se encuentran sobreestimados. Esta sobreestimación se aplica exclusiva-mente a los asalariados. Dada la estimación del sector formal e informal a partir de una variable proxy por tamaño del establecimiento, los cambios en el nivel de empleo de las unidades productivas que se ubican próximas al valor de corte (5 empleados) producirían el pasaje de la unidad productiva y del total de sus trabajadores de uno a otro sector, multiplicando el registro de la movilidad laboral (Persia, 2005b).11 Al respecto, cabe aclarar que la evidencia de este proceso no invalida la existencia de un conjunto de individuos excluidos del mercado de trabajo o pertenecientes a sectores informales, los cuales conforman un núcleo duro de marginalidad, asociado con una situación estruc-tural del modo de acumulación más que con los ciclos de coyuntura económica. Las características individuales de la población –incluido el potencial capital humano que podría derivarse de los procesos de formación laboral– asociada a estos procesos excede los objetivos del presente trabajo. Por lo tanto, no se pretenden evaluar aquí las características individuales que influyen en la probabilidad de que un trabajador del sector informal transite hacia el sector moderno ante un ciclo económico favorable, en contraposición a otro individuo que no evidencia desplazamientos hacia los sectores formal o público (aun bajo coyunturas económicas de expansión) conformando así un núcleo duro de marginalidad.

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en un contexto de heterogeneidad

estructural

permanece en la misma situación de origen al cabo de un año: mientras que alrededor del 25 por ciento continúa excluida del mercado laboral (sea por inactividad, desocu-pación o percepción de un plan de empleo), cerca del 50 por ciento permanece en el sector (formal/informal/público) de origen. Estas tendencias se evidencian más allá de la coyuntura económica.

Tabla 1b

Intercambios del sector formal con los otros sectores/estadosPoblación entre 18 y 64 años. Períodos seleccionados

SF-SF% perm

Sector Público Sector Formal Sector Informal

TE TS Rotación BalanceSF TE TS Rotación Balance

SF TE TS Rotación BalanceSF

2004-05 16,3 0,77 0,81 0,79 -0,04 3,59 3,40 3,49 0,19 2,84 1,82 2,33 1,02

2008-09 19,7 1,03 1,13 1,08 -0,10 4,10 4,35 4,23 -0,25 2,66 2,26 2,46 0,40

2010-11 18,9 1,12 1,18 1,15 -0,06 4,30 3,61 3,96 0,69 2,75 2,18 2,46 0,57

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Bases panel de períodos 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

SP-SP% perm

Sector Público Sector Formal Sector Informal

TE TS Rotación BalanceSP TE TS Rotación Balance

SP TE TS Rotación BalanceSP

2004-05 7,6 0,81 0,77 0,79 0,04 0,35 0,23 0,29 0,13 0,69 0,43 0,56 0,27

2008-09 8,9 1,13 1,03 1,08 0,10 0,34 0,25 0,29 0,10 0,67 0,43 0,55 0,24

2010-11 8,7 1,18 1,12 1,15 0,06 0,32 0,30 0,31 0,02 0,63 0,41 0,52 0,22

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Bases panel de períodos 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

Tabla 1c

Intercambios del sector público (excluye programas) con los otros sectores/estadosPoblación entre 18 y 64 años. Períodos seleccionados

SI-SI% perm

Sector Público Sector Formal Sector Informal

TE TS Rotación BalanceSI TE TS Rotación Balance

SI TE TS Rotación BalanceSI

2004-05 19,3 0,23 0,35 0,29 -0,13 3,40 3,59 3,49 -0,19 6,62 5,49 6,05 1,13

2008-09 17,8 0,25 0,34 0,29 -0,10 4,35 4,10 4,23 0,25 5,79 5,35 5,57 0,43

2010-11 19,2 0,30 0,32 0,31 -0,02 3,61 4,30 3,96 -0,69 5,34 5,09 5,21 0,26

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Bases panel de períodos 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

Tabla 1d

Intercambios del sector informal con los otros sectores/estadosPoblación entre 18 y 64 años. Períodos seleccionados

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Las matrices de transición son herramientas útiles para describir, de manera simple

y clara, las trayectorias que realizan las personas en el mercado de trabajo entre dos

momentos de tiempo, estableciendo así cuáles son los «orígenes» y «destinos» de los

trabajadores para cada condición/categoría ocupacional. Las matrices se exponen, en

primer lugar, en porcentajes del total poblacional y, en segundo lugar, en porcentajes de

salida (por fila).

• Lastablas2aa2crevelanqueelsectorpúblicoexhibeelmayorporcentajedeper-

manencia, en comparación al sector formal y la informalidad: aproximadamente el 84

por ciento de los ocupados en el sector público en el año de origen se mantienen allí

un año después. Ahora bien, aquellos que salen del sector público se mueven –en

mayor proporción– hacia el sector formal (permaneciendo, más allá del movimiento,

en el sector más dinámico y estructurado de la economía). En cambio, la mayor parte

de los que dejan el sector formal pasan a integrar el sector informal.

• Como es de esperar, los trabajadores del sector informal son los que presentan

menores porcentajes de permanencia (tablas 2a a 2c). Los ocupados que salen del

sector micro informal son, en mayor medida, expulsados del mercado de trabajo,

aunque también una proporción de los mismos se desplazan hacia el sector formal.

Sin embargo, difícilmente la población desplazada de la informalidad se mueva hacia

el sector público.

• Cabedestacarquesibienenestetrabajoseconsideraalgrupodeexcluidosdemanera

agregada, sean los mismos inactivos, desempleados o incluso beneficiarios de un plan

de empleo, ejercicios complementarios han dado cuenta de la heterogeneidad de este

grupo en lo que respecta a los niveles de permanencia. En este sentido, la desocupa-

ción es un estado que evidencia elevados niveles de rotación. La desocupación podría

entenderse como una situación de desventaja en una sociedad en la que no existe

seguro de desempleo y con débiles instituciones de protección social. El desempleo es

sólo un momento acotado de las trayectorias laborales que incluyen los otros estados

(Benítez et al., 2011). En este contexto, la informalidad constituye una estrategia de

subsistencia o sector «refugio» en la búsqueda de recursos económicos.

• Aquellos quedejan atrás el estadode exclusiónpara integrarse en elmercado

laboral caen, en mayor medida, en el sector informal (tablas 2a a 2c). Un menor

porcentaje de excluidos en el año de «origen» se encuentran insertos en el sector

formal en el año de «destino». Es aún menor el tránsito de los excluidos hacia el

sector público.

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en un contexto de heterogeneidad

estructural

La mirada agregada de cada sector puede ocultar comportamientos diferenciados. La modalidad de los intercambios puede ser distinta cuando se considera el empleo asalariado o las categorías independientes del empleo (empleadores y cuenta propias). Las tablas 3 y 4 corresponden a las matrices de transición adoptando una mayor desagregación de las categorías de análisis. • Latabla3dacuentadequelostránsitosmásrelevanteseneltotaldelosdesplaza-

mientos son: 1) los ocurridos entre asalariados del sector formal y asalariados del sector informal;12 2) los que tienen lugar al interior de la informalidad (entre asalarización y trabajo independiente) y, 3) los movimientos entre el grupo de excluidos y el trabajo no

Tablas 2a a 2c

Matrices de movilidad ocupacional según sectoresPoblación entre 18 y 64 años –en porcentajes de salida (fila)–

TABLA 2a: PANEL 2004-2005

T1/T2 Sector público%

Sector formal%

Sector informal%

Excluidos%

Total%

Sector Público 84,3 8,5 2,5 4,7 100,0

Sector Formal 3,6 73,0 15,2 8,2 100,0

Sector Informal 1,2 12,5 67,2 19,1 100,0

Excluidos 1,7 7,1 16,6 74,5 100,0

Total 9,5 23,5 29,5 37,4 100,0

TABLA 2b: PANEL 2008-2009

Sector Público 83,9 9,7 2,3 4,1 100,0

Sector Formal 4,1 71,8 15,9 8,3 100,0

Sector Informal 1,2 14,9 64,5 19,4 100,0

Excluidos 1,9 7,8 16,9 73,4 100,0

Total 11,1 27,5 28,2 33,2 100,0

TABLA 2c: PANEL 2010-2011

Sector Público 82,6 10,6 2,8 3,9 100,0

Sector Formal 4,6 73,0 14,0 8,4 100,0

Sector Informal 1,1 14,9 66,5 17,6 100,0

Excluidos 1,8 7,9 15,4 74,9 100,0

Total 10,8 27,0 28,5 33,7 100,0

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Base panel de 2008-2009).

12 Tal como se señaló anteriormente, es pertinente recordar que la metodología adoptada para la identificación de los sectores de inserción (la cual es ampliamente conocida y empleada en trabajos del mismo campo académico) provocaría una sobreestimación de los flujos entre el sector asalariado formal y el asalariado informal.

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asalariado del sector informal. En el primer caso, tal como se mencionó anteriormente, se daría cuenta de un conjunto de trabajadores insertos en la informalidad que –sien-do «funcionales» a la dinámica principal de acumulación– ante un ciclo económico favorable transitan hacia el sector moderno en expansión y, viceversa, de aquellos ocupados formales que caen en la informalidad ante una desaceleración o retracción del ritmo de crecimiento. Por su parte, los desplazamientos que tienen lugar al interior de la informalidad (entre asalarización y trabajo independiente) y, adicionalmente, los movimientos entre el grupo de excluidos y el trabajo no asalariado del sector micro informal formarían parte de un núcleo duro de marginalidad que, más allá de los despla-zamientos señalados, no logra alcanzar oportunidades de inserción tales que aseguren un empleo pleno e ingresos suficientes para el proceso de reproducción social.

• Latabla4revelaquelaasalarizaciónenlainformalidadyenlaformalidadoenelsector público evidencian porcentajes muy dispares de permanencia: mientras que aproximadamente el 80 o 70 por ciento de los ocupados en relación de dependencia en el sector público o en la formalidad mantienen su sector y categoría luego de un año, sólo alrededor del 41 por ciento de los asalariados informales continúan en la misma posición de la estructura ocupacional un año después. De este modo, los datos reflejan que, entre los ocupados «originalmente» insertos en la informalidad en rela-ción de dependencia, el porcentaje de desplazamientos es superior al promedio. Esta diferencia entre el sector formal y el informal en lo que respecta a las intensidades de permanencia no es tan evidente al considerar el trabajo independiente en cada sector.

• Encuantoalbajoniveldepermanenciaenlaasalarizacióninformal,seobservaquelosdesplazamientos desde dicha situación ocupacional tienen destinos muy diversos: una elevada proporción de ocupados que salen de la asalarización informal se mueven hacia el trabajo en relación de dependencia en el sector formal. Sin embargo, también una parte importante de asalariados informales pasan a ser trabajadores independientes del sector informal o se encuentran fuera del mercado de trabajo al cabo de un año (tabla 4).

• Alevaluarlamovilidadlaboraldelosempleadoresocuentapropiasdelsectormicroinformal, se observa que el desplazamiento más frecuente es hacia la expulsión del mercado laboral o hacia el trabajo en relación de dependencia dentro del mismo sector, conformándose así núcleos de marginalidad estructural con bajas oportunidades de inserción en un empleo de calidad y amplias dificultades de salida hacia los sectores más dinámicos y productivos de la economía.

• Cuandolosasalariadosdelsectorformalsemuevenhacialainformalidad,lohacen,enuna mayor proporción, manteniendo la relación de dependencia (pero bajo condiciones de informalidad).

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en un contexto de heterogeneidad

estructural

• Asuvez,losasalariadosdelsectorformalsedesplazanconmayorintensidadalsectorpúblico que a categorías independientes del sector formal. Es decir, para los ocupados en los sectores más modernos y productivos de la economía, parecería más sencillo desplazarse dentro de una misma categoría (asalarización) y no pasar del trabajo asalariado al trabajo independiente. Ahora bien, fuera de la forma de relación laboral (asalariada o trabajo independiente) los tránsitos entre el sector formal y el público dan cuenta de un conjunto de fuerza de trabajo, que más allá de los movimientos entre el sector privado y público, se mantiene en el circuito de acumulación dominante de la economía.

Tablas 3 y 4

Matrices de movilidad ocupacional según sectores y categorías ocupacionalesPoblación entre 18 y 64 años

TABLA 3: Todos los períodos seleccionados –en porcentajes del total

T1/T2 Sectorpúblico %

No asalaria.del SF %

No asalaria.del SI %

Excluidos%

Total%

Sector Público 8,4 0,9 0,1 0,1 0,1 0,4 10,1

Asalariados 1,0 16,5 0,2 2,3 1,1 2,0 23,0del SF

No Asal de SF 0,1 0,2 1,5 0,1 0,3 0,1 2,3

Asalariados 0,2 2,5 0,1 4,5 1,6 2,1 11,0del SI

No Asal del SI 0,2 1,1 0,4 1,6 11,1 3,2 17,5

Excluidos 0,7 2,6 0,1 2,4 3,5 26,9 36,2

Total 10,5 23,7 2,3 11,0 17,8 34,7 100,0

Asalariadosdel SI %

Asalariadosdel SF %

TABLA 4: Todos los períodos seleccionados –en porcentajes de salida (fila)

Sector Público 83,6 9,0 0,7 1,3 1,2 4,2 100,0

Asalariados 4,2 71,6 1,0 9,9 4,8 8,6 100,0del SF

No Asal de SF 3,4 8,2 64,5 4,2 14,6 5,1 100,0

Asalariados 1,7 22,8 0,8 41,3 14,7 18,8 100,0del SI

No Asal del SI 0,9 6,1 2,0 9,0 63,4 18,6 100,0

Excluidos 1,8 7,2 ,4 6,5 9,8 74,3 100,0

Total 10,5 23,7 2,3 11,0 17,8 34,7 100,0

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Bases panel de períodos 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

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Impacto de los desplazamientos ocupacionales sobre la calidad del empleo

y los ingresos laborales

En trabajos anteriores se han señalado las posibilidades diferenciales de acceso a un empleo pleno al interior de la estructura ocupacional. La mayor posibilidad de acceder a empleos regulados tendió a concentrarse, cualquiera fuera el escenario político-económico, en los sectores más modernos de la economía. Adicionalmente, trabajos previos dan cuenta de la participación de cada sector (formal/informal/público) al interior de la estructura ocupacional (Salvia y Vera, 2012).

Si bien es probable que la estratificación del empleo y el acceso a los empleos de calidad esté asociada con la manera en que los sectores productivos segmentan las ocupaciones –dada su participación en diferentes tipos de mercados tanto laborales como mercantiles–, este vínculo no tiene porque ser determinado a priori. Justamente, el nivel de articulación entre la estructura sectorial de las ocupaciones y la calidad de los empleos –sean ofrecidos o autogenerados– constituye un indicador del grado de segmentación que presenta un mercado de trabajo. Será estrecha esta articulación en la medida que la heterogeneidad ocupacional tienda a segmentar las relaciones sociales, tanto de producción como de intercambio, así como a crear formas particulares de regulación para cada campo de relaciones de producción.

En lo que sigue, interesa examinar la posibilidad de cambio en la calidad del empleo y los niveles de ingreso horario percibidos según tipo de desplazamiento al interior de la estructura ocupacional, evaluando –de este modo– las consecuencias de la movilidad ocu-pacional desde la perspectiva de la heterogeneidad estructural y la segmentación laboral.

Con este objetivo, se clasificó a la población ocupada según tipo de tránsito entre dos momentos de tiempo y se evaluó el cambio en la calidad de su empleo durante dicho período. La información correspondiente se expone en el gráfico 1 y refiere, específicamente, a los cambios ocurridos entre los años 2004 y 2005. Si bien se obtuvo la misma información para los otros dos períodos analizados (2008-2009 y 2010-2011), no se evidencian diferencias relevantes en cuanto a los hallazgos que se mencionan a continuación.13 • Siseevalúaelcambioenlatasadeempleoplenodistinguiendoeltipodetránsito,se

evidencia en primer lugar (como es de esperar) que las categorías con mayor variación de dicha tasa corresponden a aquellas categorías que indican un cambio entre sectores (Formal-Informal-Público) (gráfico 1).

• Losocupadosquepermanecenenelsectorformalypúblicocontinúanpresentandomayores posibilidades de acceso a empleos de calidad, en comparación al promedio. Lo contrario sucede con la permanencia en el sector micro informal que exhibe menores chances de acceso a un empleo de calidad.

13 Por ese motivo, con el objetivo de sintetizar la información empírica aquí exhibida se excluyen dichos cuadros del presente trabajo.

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Movilidad ocupacional en la Argentina

en un contexto de heterogeneidad

estructural

• Losocupadosquesalierondelsectorformalodelsectorpúblicoparaentrarenlain-formalidad son los que –en un contexto de mejoras generalizadas en la regulación del mercado de trabajo–vieron deteriorada su probabilidad de acceso a empleos de calidad.

• Lostrabajadoresque–enmayorproporción–mejoranlacalidaddesusempleossonaquellos que salieron de la informalidad para insertarse en el sector formal o público. Sin embargo, es relevante destacar que, aún en estos casos en los que se evidencian mejoras en la calidad del empleo, la oportunidad de empleo pleno, entre los ocupados del sector formal o público que se encontraban –el año anterior– en condiciones de informalidad, es significativamente menor que los trabajadores con mayor antigüedad o ya consolidados en los sectores más modernos.

Gráfico 1

Tasas de empleo pleno según tipo de tránsito en la estructura sectorialPoblación entre 18 y 64 años. Período 2004-2005 –tasas y variaciones en puntos porcentuales

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Base panel de 2004-2005).

• Elgráfico2dacuentadelasvariacionesenlatasadeempleoplenosegúntránsitosdistinguiendo también entre trabajo independiente y asalariado.14 Se había señalado anteriormente que una elevada proporción de ocupados que salen de la asalarización informal se mueven hacia el trabajo en relación de dependencia en el sector formal. En estos casos, como es de esperar, este tipo de tránsito suele traer aparejada una mejora significativa de la calidad del empleo.

14 Los tránsitos, para los cuales la línea correspondiente a la tasa de empleo pleno del período 2 se encuentra más cerca del centro, estarían evidenciando alteraciones desfavorables en lo que respecta a la calidad del empleo y viceversa.

Tasa E.pleno (T1) Tasa E.pleno (T2) Var tasa E.pleno (pp)

Púb-Púb Púb-For Púb-Inf For-Púb For-For For-Inf Inf-Púb Inf-For Inf-Inf Total

100

80

60

40

20

0

-20

-40

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Gráfico 2

Tasas de empleo pleno según tipo de tránsito en la estructura sectorial y ocupacionalPoblación entre 18 y 64 años. Todos los períodos seleccionados

• Sehabíamencionadoquecuandolosasalariadosdelsectorformalsemuevenhaciala informalidad esto se da, en una mayor proporción, como asalariados de este sector. En este caso, el tránsito desde el trabajo bajo relación de dependencia en el sector formal hacia el trabajo asalariado en la informalidad desciende las oportunidades de inserción en un empleo pleno de derechos.

• Asuvez,losasalariadosdelsectorformalsedesplazanconmayorintensidadalsectorpúblico que a categorías independientes del sector formal. En el caso de aquellos que pasan del sector asalariado formal al sector público, la tasa de empleo pleno suele incrementarse levemente (aunque su intensidad depende, en parte, de la fase político-económica considerada). Para evaluar el funcionamiento segmentado del mercado de trabajo, desde la perspec-

tiva de la heterogeneidad estructural, es pertinente no sólo evaluar los cambios en la calidad

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Base panel de 2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011).

Tasa E.pleno (T1) Tasa E.pleno (T2)

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Movilidad ocupacional en la Argentina

en un contexto de heterogeneidad

estructural

del empleo según tipo de tránsito en la estructura sectorial, sino también los efectos que

dichos desplazamientos pueden tener en términos del nivel de ingreso horario percibido.

Para su adecuada comparación, los ingresos de los períodos 2 se deflacionaron a valores

del período 1, aplicando un índice alternativo al oficial (IPC-7 Provincias CENDA/IPC). Se

sigue esta estrategia debido al hecho conocido de la intervención política y manipulación

de los índices de precios que experimentó el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y

Censos) a partir de 2007 por parte de la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de

Economía de la Nación.15 Del mismo modo a lo señalado anteriormente, dicha información

se expone en el gráfico 3 y refiere, específicamente, a los cambios ocurridos entre los años

2004 y 2005. Los datos correspondientes a los otros dos períodos analizados en el presente

trabajo (2008-2009 y 2010-2011) no alteran los hallazgos aquí señalados.16

• Lasalidadelainformalidadhacialossectoresmásdinámicosdelaestructuraocupa-

cional podría provocar mejoras en los ingresos reales relativamente significativas o,

en el peor de los casos, mantenerlos constantes. Ahora bien, cabe destacar que en las

situaciones de salida desde la informalidad hacia la formalidad, si bien los ingresos se

ven incrementados, los mismos se encuentran lejos de alcanzar los valores de ingreso

exhibidos en las situaciones en las cuales el ocupado se encuentra más «asentado»

o consolidado en el sector formal, o proviene incluso del sector público.

• Encontraposición,eldesplazamientodesdelossectoresmodernoshacialainformalidad

implicaría una pérdida de los ingresos laborales. En este sentido, resulta pertinente

hacer otra aclaración. En los casos en que el trabajador transita desde los sectores

modernos hacia la informalidad, al cabo de un año, los ingresos horarios observados

en el tiempo 1 (bajo inserciones en los sectores más productivos) no alcanzaban los

niveles correspondientes a los ocupados que permanecieron luego insertos en el sector

formal o público. Es decir, serían trabajadores que, más allá de estar insertos en el

sector formal, no parecerían estar consolidados en este, o en las condiciones laborales

«esperables» a los sectores más productivos.

15 Los modos en que el INDEC procedió a alterar las estadísticas de precios, así como a remover a los técnicos que desaprobaban tales prácticas, están documentados en la denuncia judicial realizada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en 2009.16 Tal como se expuso anteriormente, con el objetivo de sintetizar la información empírica aquí exhibida se excluyen dichos cuadros del presente trabajo.

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Reflexiones finales

En este trabajo se ha analizado la estructura económica-ocupacional desde una perspectiva dinámica, destacando las trayectorias dominantes y el impacto de los distintos tipos de tránsitos en términos de calidad del empleo e ingresos laborales. Se han evaluado datos de panel construidos a partir de los microdatos de la EPH correspondientes a tres fases del período bajo políticas heterodoxas (2004-2005, 2008-2009 y 2010-2011). Más allá de las diferencias de coyuntura se evidenciaron ciertos patrones comunes en los tres períodos, des-tacando la existencia de algunas conexiones estructurales entre los sectores ocupacionales.

La información empírica presentada habría proporcionado evidencias que dan cuenta de la forma en que la heterogeneidad estructural se manifiesta en el funcionamiento y la dinámica ocupacional. Los datos corroborarían los procesos y tendencias señaladas en las hipótesis específicas. • Lainformalidadconstituyetantoel«eslabón»inicialdeingresoalmercadolaboralcomo

el refugio de los ocupados que pierden un empleo formal. En otros términos, la infor-malidad conforma un «puente» o «canal», tanto de entrada al mercado laboral como en cuanto a estrategia de supervivencia frente a la pérdida de un empleo productivo.

• Laintensaypermanentearticulaciónentresituacionesdedesempleo,inactividadpordesaliento, percepción de planes de empleo y la inserción en la informalidad da cuenta de la conformación de un núcleo duro de marginalidad que difícilmente logre alcanzar empleos de calidad e ingresos suficientes para el proceso de reproducción social. Una parte de la informalidad integra así un conjunto de fuerza de trabajo que el mismo

Gráfico 3

Ingreso horario según tipo de tránsito en la estructura sectorial

Población entre 18 y 64 años. Período 2004-2005 –en valores del 2004

Ing. hor (T1) Ing. hor (T2 deflactado)

Púb-Púb Púb-For Púb-Inf For-Púb For-For For-Inf Inf-Púb Inf-For Inf-Inf Total

7,0

6,0

5,0

4,0

3,0

2,0

1,0

0,0

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, IIGG-FCS-UBA, con base en datos de la EPH, INDEC (Base panel de 2004-2005).

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Movilidad ocupacional en la Argentina

en un contexto de heterogeneidad

estructural

sistema de acumulación dominante crea y expulsa, que no es funcional a la dinámica de acumulación dominante.

• Eneste sentido,una fracciónde la informalidad–en tanto rasgodepermanenciade los ocupados o en cuanto a su articulación con el desempleo, el desaliento, o la percepción de un plan de empleo– debería entenderse como parte constitutiva de un nicho de marginalidad estructural. Esto en contrapartida de un conjunto de ocupación que permanece o se mueve entre los sectores más modernos de la economía, con mayores ingresos relativos y mejores oportunidades de empleo de calidad.

• Existiría,asuvez,unapartedelainformalidadarticuladaovinculadaalsectorformal,y viceversa, un sector formal «en los márgenes con la informalidad». De esta forma, un conjunto de ocupados se moverían entre el sector formal y el informal de manera asociada, entre otros factores, a la coyuntura económica: trabajadores en la informa-lidad que –siendo «funcionales» a la dinámica principal de acumulación– ante un ciclo económico favorable transitan hacia el sector moderno en expansión, y viceversa, aquellos ocupados formales que caen en la informalidad ante una desaceleración o retracción del ritmo de crecimiento. Estos procesos coexisten, tal como se mencionó anteriormente, con un conjunto de trabajadores informales que conforman un nicho de marginalidad estructural.

• Másalládequelostránsitosseandesdelaformalidadhacialainformalidadovice-versa, en ambos casos este grupo de ocupados estarán al «borde» de la formalidad/informalidad. Entre los ocupados del sector formal, pero no suficientemente conso-lidados o asentados en el mismo (que transitan luego hacia la informalidad), es de esperar que las condiciones de empleo e ingresos sean más desfavorables al promedio del conjunto de trabajadores formales. Del mismo modo, los ocupados insertos en la informalidad pero no «consolidados» en el mismo (dado que pasan luego al sector formal) presentarían condiciones de empleo e ingresos mejores al promedio del sector micro informal. En trabajos recientes sobre desarrollo, Cepal destaca que la persistencia de la desigual-

dad social en América Latina se explica, en gran medida, porque a la combinación de políticas de crecimiento exportadoras con políticas sociales compensatorias, exitosas en términos de reducción de la pobreza, le ha faltado un componente fundamental: la reducción de la heterogeneidad de la estructura productiva nacional (Cepal, 2010, 2012; Infante, 2011).

Los hallazgos obtenidos hasta el momento indican que, durante los períodos de crecimiento bajo una estructura heterogénea y segmentada, no parecen haber procesos integradores. Es decir, más allá de las mejoras que muestran algunos indicadores ocupa-cionales, una mirada más analítica de la evolución del mercado de trabajo –desde una perspectiva dinámica– parece dar cuenta de una desigualdad estructural y socio-ocupacional

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persistente. Los distintos aspectos abordados a lo largo del presente trabajo contradicen la idea de que el crecimiento económico por sí mismo sea un factor capaz de propender a un proceso gradual de convergencia entre sectores con diferentes niveles de productividad.

En este sentido, el análisis en perspectiva dinámica destaca la relevancia, no sólo de la inserción en los sectores más productivos para lograr un empleo de calidad y mayores ingresos laborales, sino también del grado de estabilidad o «consolidación» del ocupado en dicho sector. Es decir, queda en evidencia la importancia que adquiere la cristalización o consolidación en la informalidad o la formalidad en los análisis de heterogeneidad económica-ocupacional y mercado de trabajo. El estudio de estas articulaciones entre sec-tores y dinámicas de comportamiento son las que se pretendieron estudiar en este trabajo.

En este sentido, ni los ciclos de expansión económica ni los cambios en la institucio-nalidad o regulación del empleo son suficientes –por sí mismos– para generar el desarrollo integral de una sociedad. Por este motivo, encontrar el sendero del desarrollo significa repensar la estructura del sistema de producción existente y el mercado de trabajo que la misma origina. Surge así la necesidad de poner en vigor en el país una estrategia de desa-rrollo inclusiva orientada en dos direcciones simultáneas en el largo plazo: la ampliación de la diversidad productiva exportadora y la disminución de la heterogeneidad productiva entre empresas, sectores y regiones, para así avanzar paralelamente en el crecimiento y la equidad.

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CARACAS-VENEZUELA

Julieta Vera

Salvia, Agustín, Guillermina Comas, Pablo Gutiérrez Ageitos, Diego Quartulli y Federico Stefani (2008).

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de Trabajo n° 81. Tesis de Maestría en Economía. La Plata, Departamento de Economía.

Anexo metodológico

Tabla A

Sectores y categorías económico-ocupacionales de la ocupación principal

SECT

OR

PRIV

AD

OFO

RMA

LSE

CTO

R PR

IVA

DO

MIC

RO IN

FORM

AL

SECT

OR

PÚBL

ICO

SECTOR PRIVADO FORMAL-ASALARIADOS

Obrero o empleado que trabaja en establecimiento privado con más de cinco ocupados.

SECTOR PRIVADO FORMAL-NO ASALARIADOS

Cuenta propia profesional.

Patrones profesionales o de establecimientos con más de cinco ocupados.

SECTOR PRIVADO MICRO INFORMAL-ASALARIADOS

Obrero o empleado no profesional que trabaja en establecimiento privado con hasta cinco ocupados.

SECTOR PRIVADO MICRO INFORMAL-NO ASALARIADOS

Cuenta propia o ayuda familiar sin calificación profesional.

Patrón de establecimiento con hasta cinco empleados con calificación no profesional.

Ingresos como trabajador que presta servicios domésticos en hogares particulares.

SECTOR PÚBLICO-ASALARIADOS

Obrero o empleado ocupado en el sector público. Se excluyen los beneficiarios de programas sociales que realizan contraprestación laboral para el sector público.

Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG)-FSC-UBA, con base en datos de la EPH-INDEC.

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Movilidad ocupacional en la Argentina

en un contexto de heterogeneidad

estructural

Tabla B

Desglose de los segmentos del mercado de trabajo

SEGMENTO PRIMARIO DEL MERCADO DE TRABAJO

Incluye a los asalariados con trabajo permanente e integrados a la Seguridad Social (con descuento jubilatorio), a los patrones o empleadores que trabajan en esa ocupación hace más de tres meses y a los cuenta propia con más de tres meses de antigüedad en la ocupación, que trabajaron más de 35h y no buscaron trabajar más horas.

SEGMENTO SECUNDARIO DEL MERCADO DE TRABAJOEmpleos extralegales (incluye empleos de indigencia)

Incluye a los asalariados sin jubilación o sin trabajo permanente, a los trabajadores independientes (patrones o cuenta propia) que están hace menos de tres meses en ese empleo o a los cuenta propia que estando hace más de tres meses trabajaron menos de 35h o trabajaron más de 35h y buscaron trabajar más horas. Se incluyen también a los trabajadores familiares sin salario.

Adicionalmente, incluye a todos aquellos empleos (de cualquier categoría ocupacional, exceptuando a los trabajadores familiares sin salario) cuyo ingreso horario percibido no alcanza el nivel del ingreso horario necesario para cubrir los gastos alimentarios de una familia tipo*.

EMPL

EOES

TABL

ERE

GU

LAD

O

EMPL

EO IN

ESTA

BLE

NO

REG

ULA

DO

* La canasta básica se definió como los ingresos para cubrir las necesidades alimenticias y otras de subsistencia de una familia tipo en cada uno de los años considerados en el estudio. Para mayor información véase Salvia y Vera (2012). Fuente: Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG)-FSC-UBA, con base en datos de la EPH-INDEC.

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RECIBIDO: OCTUBRE 2015

ACEPTADO: DICIEMBRE 2015

ResumenEn este trabajo se presenta los resultados de un estudio descriptivo sobre factores de riesgo de enfermedades no transmisibles en el municipio Sucre del estado Miranda, en el año 2013. Se selecciona una muestra aleatoria simple y se aplica un cuestionario de administración dirigida. Los factores de riesgo con mayor prevalencia se corresponden con el sedentarismo, alimentación inadecuada, obesidad y sobrepeso. Estos factores se presentan mayoritariamente en personas pobres, sin estudios secundarios completos, menores de cuarenta años, del sexo masculino, y con limitaciones en su entorno social para mejorar su calidad de vida. Adicionalmente, se identifica que los consumidores de alcohol y tabaco son grupos altamente vulnerables. Con base en los resultados, se desarrollan estrategias para estructurar políticas públicas en la materia.

Palabras claveFactores de riesgo/ enfermedades no transmisibles/ Venezuela

AbstractThis paper presents the results of a descriptive study carried out on a randomized sample in the borough of Sucre, the largest of Caracas metropolitan area, in 2013, where a questionnaire targeted delivery applies. The study was aimed to identify the risks factors for non communicable diseases, taking into account demographic, socio-economic and environmental variables. The analysis shows that obesity, overweight and sedentary life styles are significantly associated to poverty, lack of education, gender and age. More than a half of target population have social environment limitations to improve their quality of life. Additionally, it is identified that alcohol consumers and snuff are highly vulnerable groups. Based on the results, strategies are developed to structure public policies in this area.

Key words Risk factors/ Non-Communicable Diseases/ Venezuela

pp. 111-130

Factores de riesgo de enfermedades no transmisibles en el municipio Sucre, estado Miranda, 2013*

JORGE LUIS DÍAZ RAMÍREZ**

* Artículo basado en el trabajo de grado de maestría homónimo, aprobado el 27 de marzo de 2015 con calificación Excelente en el Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, Cendes-UVC.** Politólogo, Director Ejecutivo de Convite AC.Correo-e: [email protected]

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Introducción

Las enfermedades no transmisibles, tales como la Hipertensión Arterial, la Hipercolestero-lemia y la Diabetes, figuran entre las principales causas de muerte a nivel mundial, regional y nacional (OMS, 2012). Se sabe que los principales factores de riesgo que generan estas patologías son los estilos de vida, como el hábito de fumar, ingerir alcohol abusivamente, alimentarse de forma inadecuada y no realizar actividades físicas (Ezzati y Riboli, 2013).

La mejor forma de conocer el estado de los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles es a través de la aplicación de encuestas periódicas por muestreo de amplio margen, ya que a través de ellas se conoce su incidencia en la población sana antes de la aparición de las patologías crónicas.

Venezuela es uno de los muchos países donde no se han realizado estudios de este tipo en ningún nivel, sea nacional, regional o municipal. La información que se dispone es de carácter administrativo, recolectada en los centros de salud a partir de datos proporcionados por los pacientes en consulta y de forma muy rudimentaria.

Por tal motivo, este trabajo pretende estudiar la situación de los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles tales como Hipertensión Arterial, Hipercolesterolemia y Diabetes en los habitantes del municipio Sucre del estado Miranda, en el año 2013. Para ello, se vincula la presencia de estos factores de riesgo con las dimensiones demográficas, socioeconómicas y del entorno social de la población.

Vigilancia de las enfermedades no transmisibles como base para el diseño de

Políticas Públicas de Salud

Toda política pública efectiva en materia sanitaria debe partir de un diagnóstico exhaustivo de la situación de salud de la población objetivo. Para ello, es necesario conocer de buena fuente la información acerca de, al menos, dos elementos primordiales: de qué mueren las personas (mortalidad por causas) y de qué se enferman (morbilidad). El conocimiento de lo anterior permite identificar las posibles causas y así estar en condiciones óptimas para diseñar medidas tendientes a prevenir y restablecer la salud de la población.

Las enfermedades se constituyen como procesos que se desencadenan «ante una agresión externa de mayor o de menor duración» (Toledo, 2005: 48). Dependiendo de la naturaleza de estas agresiones y de su permanencia, se clasifican los estados patológicos en enfermedades transmisibles o agudas, y en no transmisibles o crónicas. Las primeras se refieren a episodios de daño rápido en poco tiempo y se trasmiten por medios de agentes infecciosos, mientras que las segundas se extienden a lo largo del tiempo, no se transmiten y, en su mayoría, son degenerativas.

Dada la rapidez de los daños que producen las enfermedades transmisibles agudas, las políticas de salud han concentrado sus esfuerzos generalmente en atacarlas, descuidando

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Factores de riesgo de enfermedades

no transmisibles en el municipio Sucre,

estado Miranda, 2013

el efectivo control de las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT). Este hecho trae como consecuencia que, para 2008, alrededor del 63 por ciento de las defunciones a nivel mundial estuvo asociado a ENT, figurando entre ellas las cardiovasculares (48 por ciento), neoplasias (21 por ciento), enfermedades respiratorias crónicas (12 por ciento) y diabetes (4 por ciento) (OMS, 2012). Además, de acuerdo a la misma fuente, se estima que para el 2030, las mencionadas enfermedades alcanzarán la cifra promedio de 55 millones de defunciones al año en el mundo.

América Latina no escapa de esta realidad, por el contrario, es una de las regiones más afectadas por esta situación. Solo en el 2010, 77 por ciento de las causas de muerte fueron atribuidas a ENT.1

El caso de Venezuela es cónsono con la tendencia mundial y continental. En el Anuario de Mortalidad del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS, 2012a) de 2010, las ENT figuraron entre las primeras cinco causas de muerte en el país, destacando las enfermedades del corazón (21 por ciento), cáncer (15 por ciento), enfermedades cerebro-vasculares (8 por ciento), diabetes (7 por ciento) y otras enfermedades no transmisibles (4 por ciento). Si se suma la participación de estos padecimientos en la mortalidad general, se obtiene que representaron el 55 por ciento de las causas de muerte a nivel nacional. En otras palabras, la mayoría de los venezolanos muere debido a afecciones crónicas.

Ante tal escenario, se han llevado a cabo importantes acciones para mejorar esta problemática, sobre todo desde organismos internacionales. En 1997, la Organización Pana-mericana de la Salud (OPS), siguiendo el ejemplo de la iniciativa europea Cindi (Countrywide Integrated Non-communicable Disease Interventions), creó la Red Conjunta de Acciones para la Reducción Multifactorial de Enfermedades No Transmisibles (Carmen), con el fin de promover la prevención de las enfermedades no contagiosas en América Central y del Sur. A partir de esta iniciativa regional, la OPS presentó en 1999 el Programa para Enfermedades No Transmisibles, el cual impulsó la Propuesta de Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles (OPS, 1999).

Desde la creación de esta propuesta, la OPS ha incentivado a los países miembros a desarrollar políticas de salud conducentes a disminuir los factores de riesgo, más que a dedicarse exclusivamente a atender los episodios patológicos; es decir, se plantea priorizar la prevención sobre la curación. En este sentido, los Estados deben asumir en la concepción de sus políticas públicas una estrategia basada en factores de riesgo para la prevención de ENT, con el fin de reorientar las intervenciones de política sanitaria más hacia las causas que hacia los efectos.

1 Observatorio Regional de Salud de la Organización Panamericana de la Salud, 2011.

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Ahora bien, para un desarrollo óptimo de esta estrategia, es necesaria una información epidemiológica actualizada, que determine la prevalencia y tendencia de las principales causas de las enfermedades en cuestión, las cuales son generalmente, según Toledo (2005), de tipo conductuales (alimentación inadecuada, sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo), biológicas (dislipidemia, hipertensión, sobrepeso, antecedentes familiares) y sociales (ámbito socioeconómico y cultural).

Adicionalmente, una estrategia como la planteada requiere de una información periódi-ca que sea obtenida directamente en el campo y no a través de los registros administrativos de los centros de salud, ya que el objetivo es conocer con anticipación los factores que pudieran poner a las personas en riesgo de padecer alguna enfermedad no transmisible, a fin de implementar medidas que prevengan estos estados patológicos.

En este contexto, las encuestas periódicas de factores de riesgo se constituyen como el sistema de vigilancia más adecuado, ya que permiten conocer, de primera fuente, la situación de salud de la población en un corto plazo, facilitando el diseño de políticas especiales basadas en la mejor evidencia disponible. Para ello, el Programa de Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles de la OPS, diseñó consensualmente una metodología estándar de encuesta periódica de vigilancia epidemiológica, con el objeto de agilizar su aplicación en los países miembros (OPS, 1999).

Sin embargo, metodologías de este tipo no se habían ejecutado en el país. Lo más cercano a ello habían sido los estudios médicos de prevalencia e incidencia de enfermedades o grupos de enfermedades específicas, realizados por instituciones académicas del área de la medicina, como ejercicios de salud pública. Estos estudios son de carácter meramente médico y, en consecuencia, están muy distantes de lo que una encuesta periódica refiere, dado que esta última no considera a las intervenciones médicas dentro de su estructura, sino que se basa en cuestionarios orales, en vista del amplio espectro de la población a la que se dirige.

Aunado a ello, la información epidemiológica oficial que se dispone en el país pro-viene exclusivamente de los registros administrativos de los centros de salud y, como se ha explicado anteriormente, esta información no permite realizar un seguimiento efectivo de los factores en cuestión (MPPS, 2011). En este sentido, se puede sostener que en Venezuela no existía un conocimiento sistemático de los factores de riesgo de las ENT al menos en un nivel local o municipal.

Ante esta panorámica, las interrogantes que orientan esta investigación, son: ¿cuáles son los factores de riesgos de las ENT en el país? Y conociendo estos factores ¿En qué estado se encuentran? Para así responder finalmente ¿cómo se relacionan estos factores con las características demográficas, socioeconómicas y del entorno social de la población?

Para darle viabilidad a la resolución de esta problemática, en vista de los limitados recursos con que este trabajo contaba, se limitó a un contexto menos amplio que el na-

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Factores de riesgo de enfermedades

no transmisibles en el municipio Sucre,

estado Miranda, 2013

cional. Es por esta razón que esta empresa investigativa se centra en estudiar los factores de riesgos de las ENT en un municipio venezolano: el municipio Sucre del estado Miranda. Esto se debe, principalmente, a que este municipio es uno de los pocos en el país que ha privilegiado las acciones preventivas sobre las curativas como lineamiento fundamental de su política de salud. Los planes preventivos que adelanta la Alcaldía, mejor conocidos como Planes Progresa, son muestra de ello, los cuales se descomponen en once programas que atienden áreas como alimentación, educación, deporte e infraestructura.

En materia de salud, se cuenta con el Programa Chequéate y Progresa, que está dirigido a dar atención a pacientes con enfermedades crónicas como Hipertensión Arterial, Diabetes y Colesterol Elevado, así como a prevenir su expansión (Alcaldía del municipio Sucre, 2011).

A pesar de estas importantes iniciativas, la Alcaldía del Municipio Sucre presenta dificultades para llevar adelante una efectiva vigilancia epidemiológica en la materia, ya que la información que recoge mediante registro continuo de su red ambulatoria es prin-cipalmente de morbilidad general, sin considerar factores de riesgo. Adicionalmente, este registro administrativo no tiene un alcance representativo de la población local, dado que sólo el 2 por ciento de los residentes de la entidad acuden a los centros municipales de salud (Funindes, 2010).

Debido a este sub-registro de información epidemiológica, el Plan Chequéate y Progresa carece de datos periódicos de los factores de riesgo de las patologías a las cuales va dirigido y, por consiguiente, no dispone de cifras específicas que permitan definir las magnitudes y alcances de sus acciones.

Por lo tanto, dada la ausencia de una eficaz vigilancia de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas y el interés concreto de la Alcaldía en promover las estrategias preventivas para dichas enfermedades, esta investigación propone conocer la situación de factores de riesgos de ENT tales como Hipertensión Arterial, Diabetes e Hipercolesterole-mia, con base en una encuesta transversal descriptiva a una muestra representativa de la población de la entidad local, en el año 2013.

Esta encuesta está basada en la mencionada Propuesta de Red de Vigilancia de Fac-tores de Riesgo para Enfermedades no Transmisibles (OPS, 1999), con el fin de suministrar información, veraz y adecuada a estándares e indicadores internacionales, sobre la situación de salud de los ciudadanos del municipio Sucre.

En este sentido, esta investigación tiene como objetivo estudiar la presencia de factores de riesgo asociados a Hipertensión Arterial, Diabetes e Hipercolesterolemia en ciudadanos mayores de 18 años, residentes del municipio Sucre del estado Miranda, en el año 2013, contribuyendo de este modo con el diseño e implementación de políticas sociales municipales de salud en la entidad local. El análisis de los factores de riesgo se realiza considerando las características demográficas, socioeconómicas y del entorno social de la población.

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Diseño metodológico

Siguiendo lo planteado por Hernández, Fernández y Baptista (2006), esta investigación sigue un diseño no experimental, ya que las variables en estudio no son manipuladas, sino que simplemente se observan tal como se manifiestan en su realidad. En este caso, siendo los factores de riesgo de ENT las variables dependientes, la investigación se limita a observar, para luego describir su comportamiento en una población y tiempo determinados.

Al ser una observación puntual en el tiempo, este estudio toma como estrategia metodológica a los diseños no experimentales trasversales, entendidos éstos como la recolección de datos en un tiempo único. Del mismo modo, al tratarse de una descripción de fenómenos sociales sin influir en su comportamiento, la investigación asume el diseño trasversal descriptivo.

La encuesta se constituye como la técnica de recolección más idónea para esta investigación, dado que permite obtener información de un colectivo amplio, utilizando procedimientos estandarizados de interrogación con intención de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de características objetivas y subjetivas de la población (Hernández, Fernández y Baptista, 2006).

En esta encuesta se utiliza la modalidad de entrevistas orales y presenciales, de modo que los encuestados responden a las interrogantes realizadas por un encuestador direc-tamente en el campo. Las funciones de encuestador fueron realizadas enteramente por el autor de esta investigación.

La población objeto de estudio se corresponde con los habitantes mayores de 18 años del municipio Sucre del estado Miranda. Dicho entidad local tiene una población 600.351 habitantes (INE, 2011), de los cuales 432.406 son mayores de 18 años. Es decir, la población objetivo representa 72 por ciento de la población general del Municipio.

En cuanto al muestreo, se tomó una muestra probabilística aleatoria simple, a fin de dar la misma probabilidad de escogencia a todos los elementos de la población. El cálculo del tamaño de la muestra se realizó en el mes de marzo de 2012. Para este cálculo se usó un nivel de confianza de 95 por ciento, un error estándar de 5 por ciento y un nivel de heterogeneidad de 50 por ciento. El tamaño de la muestra resultante fue de 384 habitantes mayores de edad del municipio Sucre.

Con respecto al marco muestral, se trabajó con un mapa catastral del Municipio. Este mapa divide a la entidad en 37 zonas, las cuales se subdividen a su vez en 233 sectores, distribuidos en 5 parroquias: Petare, Leoncio Martínez, La Dolorita, Caucagüita y Filas de Mariche. Al mismo tiempo, el mapa codifica las calles y avenidas, permitiendo de este modo la selección al azar del punto donde se escogen los casos de la muestra. Para la selección de los casos muestrales se utilizó una estratificación polietápica: i) por sexo y ii) por grupo etario.

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Factores de riesgo de enfermedades

no transmisibles en el municipio Sucre,

estado Miranda, 2013

El instrumento utilizado para recolectar datos se corresponde con un cuestionario, basa-do en el modelo propuesto por la Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles de la OPS, adaptado al contexto de la situación nacional, regional y local.

Al tratarse de un estudio con múltiples variables, se tomaron modelos de test validados y reconocidos internacionalmente para cada área de estudio. Algunos test fueron adquiridos del mencionado modelo y otros fueron incorporados a sugerencia de expertos en la materia, con el fin de dar mayor integridad a los resultados.

En este sentido, el cuestionario desarrollado para esta investigación comprende pre-guntas cerradas y abiertas, con respuestas previamente codificadas en el caso del primer tipo de preguntas. Este instrumento tiene una totalidad de 50 preguntas, distribuidas en 5 secciones, a saber:1. Datos demográficos. En esta sección se interroga sobre el sexo, la edad y la parroquia.2. Datos socioeconómicos. La sección tiene como propósito cuestionar sobre la estra-

tificación social, la ocupación y el nivel de instrucción de los encuestados. Para esta sección se emplea el modelo de estratificación de Graffar-Méndez Castellano (BCV, 2007), las categorías de ocupación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (INEC, 1997) y la nomenclatura de grado de instrucción del INE (2011).

3. Información biológica. Este segmento indaga sobre los antecedentes familiares de los entrevistados, sus datos antropométricos y su condición y percepción de salud. Para esta parte se usan las preguntas propuestas por la Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles de la OPS (1999).

4. Información de hábitos. El segmento interroga sobre las diversas actitudes de los entrevistados de acuerdo a varios factores conductuales, tales como el consumo de alcohol, tabaquismo, alimentación y sedentarismo. Los modelos de pregunta utilizados se corresponden con:

a. En el caso del alcohol, se aplica el cuestionario de CAGE (Ewing, 1984). b. Para el tabaquismo y sedentarismo, las preguntas son tomadas del cuestionario

de la Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmi-sibles de la OPS (1999).

c. Y con respecto a la alimentación, las preguntas se obtienen del modelo propuesto por Garau (2011).

5. Información sobre las Condiciones del Entorno Social. En la última sección se investiga sobre las limitaciones para acceder a los servicios sociales por parte de los encuestados. Las preguntas para medir estas variables son tomadas del modelo de evaluación de servicios sociales de Convite (2007).Antes de su aplicación, este cuestionario fue validado por un grupo de expertos, quienes

ayudaron en su mejoramiento y adaptación.

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El trabajo de campo tuvo lugar durante el mes de julio del año 2013. Se contó con

la asistencia del personal de la Dirección de Salud de la Alcaldía del municipio Sucre en el

traslado y reconocimiento de los sectores a encuestar, permitiendo de esta manera el fácil

acceso a la zona y la colaboración de las comunidades con la actividad.

Para la tabulación de los datos se contó con la ayuda del programa informático Sta-

tistical Package for the Social Sciences, SPSS®.

Perfil de la población estudiada

Antes de mostrar los resultados y conclusiones, es preciso describir brevemente las carac-

terísticas sociales y económicas de la entidad objeto de estudio, con el fin de proporcionar

una idea clara del tipo de población abordada, facilitando así la lectura de los resultados

que se presentarán más adelante.

El municipio Sucre del estado Miranda se caracteriza por ser el segundo municipio más

poblado del país y el primero de su estado, representando el 22 por ciento de la población

mirandina (Gobernación de Miranda, 2009).

En relación con la situación socioeconómica, este municipio se distingue por tener una

tasa de desempleo superior a la media nacional, ubicada en un 25 por ciento; además, el 48

por ciento de la población económicamente activa, tiene una ocupación informal (INE, 2011).

Acerca de la situación de pobreza, la población local es una de las que más sufre este

flagelo en el país. De acuerdo con el INE (2011), el 40 por ciento de los hogares manifies-

tan tener necesidades básicas insatisfechas. Asimismo, Sucre tiene la mayor proporción de

personas que viven en barriadas pobres o muy pobres, conformando la totalidad de 1.465

barrios, agrupados en más de 70 núcleos barriales (Sánchez, 2.006 c.p. Pirona, 2006).

El municipio Sucre se divide en cinco parroquias: Petare, La Dolorita, Filas de Mariche,

Caucagüita y Leoncio Martínez. Las diferencias socioeconómicas, geográficas, de acceso

a servicios públicos y sociales entre dichas parroquias representan la heterogeneidad que

distingue a la entidad, convirtiéndola en una de las más complejas del país para su gobierno

y estudio. La Parroquia Petare es la más habitada del Municipio y es considerada como la

segunda con mayor densidad de población de América Latina, además, cuenta con el barrio

popular del continente de mayor tamaño: José Félix Rivas (Pirona, 2006). Las parroquias La

Dolorita, Filas de Mariche y Caucagüita, además de tener características socioeconómicas

similares a Petare, se caracterizan por presentar dificultades de acceso y de disponibilidad

de servicios. En contraste, la parroquia Leoncio Martínez se distingue por concentrar una

población con mejores condiciones socioeconómicas y disponer de mejores servicios (Oficina

de Análisis Estratégico del Municipio Sucre, 2009).

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Factores de riesgo de enfermedades

no transmisibles en el municipio Sucre,

estado Miranda, 2013

Resultados y conclusiones

En cuanto a los aspectos demográficos

1. La mayoría de las personas con factores de riesgo de ENT (PFREN) son hombres. Sólo en el caso del sedentarismo, las mujeres resultan ser mayoría (53 por ciento). En el resto de los factores, los hombres representan la mayor parte de los casos: antecedentes familiares (54 por ciento), sobrepeso y obesidad (54 por ciento), alimentación poco saludable (53 por ciento), consumo de alcohol (65 por ciento) y tabaquismo (66 por ciento), tal como se aprecia en la tabla 1:

Tabla 1

Distribución por sexo

2. La mayor parte de las PFREN son menores de 40 años. En 5 de los 6 factores de ries-go en estudio, el grueso de la población tiene entre 18 y 39 años. Los cinco factores son: antecedentes familiares (58 por ciento), sobrepeso y obesidad (57 por ciento), alimentación poco saludable (68 por ciento), consumo de alcohol (52 por ciento) y sedentarismo (57 por ciento). El único factor donde los jóvenes no son la mayoría es el tabaquismo, donde las personas con más de 39 años representan el 51 por ciento de los casos (tabla 2).

3. Las PRFEN viven principalmente en las parroquias con mayores dificultades económicas y sociales: Petare y La Dolorita. Dado que estas parroquias son las más habitadas del Municipio, probabilísticamente es natural que la mayoría de los casos estudiados estén residenciados en ellas, tal como se puede apreciar en la tabla 3. En los análisis de cada factor de riesgo se observó dicha distribución: antecedentes familiares (78 por ciento), sobrepeso y obesidad (79 por ciento), alimentación poco saludable (79 por ciento), consumo de alcohol (93 por ciento), tabaquismo (79 por ciento) y sedentarismo (78 por ciento).

Hombre%

Mujer%

Antecedentes familiares 54 46

Sobrepeso y obesidad 54 46

Alimentación inadecuada 53 47

Consumo de alcohol 65 35

Tabaquismo 66 34

Sedentarismo 47 53

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Con respecto a las condiciones socioeconómicas

1. Las PFREN pertenecen en su mayoría a los estratos socioeconómicos más pobres. En

los seis factores de riesgo contemplados es una constante que el mayor número de

PFREN forme parte de los estratos IV y V: antecedentes familiares (42 por ciento),

sobrepeso y obesidad (47 por ciento), alimentación poco saludable (41 por ciento),

consumo de alcohol (63 por ciento), tabaquismo (41 por ciento) y sedentarismo (46

por ciento) (tabla 4).

2. Mayoritariamente, las PFREN tienen un empleo estable y remunerado. Se comprueba

que, en cinco de los seis factores de riesgo analizados, las personas ocupadas repre-

sentan la mayoría de las PFREN: antecedentes familiares (59 por ciento), sobrepeso

y obesidad (53 por ciento), alimentación poco saludable (58 por ciento), tabaquismo

Tabla 2

Distribución por grupos etarios

18-29 años%

30-39 años%

Antecedentes familiares 33 25 35 7

Sobrepeso y obesidad 30 27 34 9

Alimentación inadecuada 44 24 22 10

Consumo de alcohol 33 19 27 21

Tabaquismo 29 20 28 23

Sedentarismo 35 22 30 13

40-59 años%

60 años o más%

Tabla 3

Distribución por parroquias

Petare%

LeoncioMartínez %

La Dolorita%

Caucagüita%

Filas deMariche %

Antecedentes familiares 65 11 13 8 4

Sobrepeso y obesidad 66 13 13 5 3

Alimentación inadecuada 65 8 14 7 6

Consumo de alcohol 81 1 12 5 1

Tabaquismo 71 13 8 5 3

Sedentarismo 66 6 12 10 6

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(49 por ciento) y sedentarismo (51 por ciento). Sólo en el caso de los consumidores de alcohol, los desocupados representan la mayoría (52 por ciento) (tabla 5).

Tabla 4

Distribución según estrato socioeconómico

I y II%

III%

Antecedentes familiares 24 34 42

Sobrepeso y obesidad 24 29 47

Alimentación inadecuada 25 36 41

Consumo de alcohol 11 26 63

Tabaquismo 29 30 41

Sedentarismo 22 31 47

IV y V%

Tabla 5

Distribución según ocupación

Ocupada%

Desocupada%

Antecedentes familiares 58 30 12

Sobrepeso y obesidad 53 34 13

Alimentación inadecuada 58 26 16

Consumo de alcohol 38 52 10

Tabaquismo 50 43 7

Sedentarismo 51 30 19

Inactiva%

3. La mayoría de las PFREN no tiene estudios secundarios completos. Cuando se analiza la información sobre el nivel de instrucción, se advierte que la parte más numerosa de las PFREN está compuesta por individuos que no superaron la primaria o la secundaria, incluyendo a los que no saben leer ni escribir. Este patrón se observa en el análisis de los seis factores en cuestión, siguiendo los datos mostrados en la tabla 6: antecedentes familiares (57 por ciento), sobrepeso y obesidad (67 por ciento), alimentación poco saludable (56 por ciento), consumo de alcohol (73 por ciento), tabaquismo (61 por ciento) y sedentarismo (55 por ciento).

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Acerca de las limitaciones del entorno social

La mayor parte de las personas con factores de riesgo de Hipertensión Arterial, Diabetes e Hipercolesterolemia tiene limitaciones en su entorno social para incrementar su calidad de vida, tal como lo indica la tabla 7:

Tabla 6

Distribución según nivel de instrucción

Con o sinestudiosprimarios

%

Estudiossecundariosincompletos

%

Antecedentes familiares 24 33 26 17

Sobrepeso y obesidad 34 33 19 14

Alimentación inadecuada 22 33 28 17

Consumo de alcohol 47 26 17 10

Tabaquismo 38 23 23 15

Sedentarismo 27 28 27 18

Estudiossecundarioscompletos

%

Estudiosuniversitarios

%

Tabla 7

Limitaciones del entorno social

Chequeomédico

%

Niveleducativo

%

Antecedentes 37 35 86 65 68 84 36familiares

Sobrepeso 37 39 76 66 67 80 38y obesidad

Alimentación 41 39 75 60 69 82 37inadecuada

Consumo 57 33 91 72 77 76 55de alcohol

Tabaquismo 53 64 87 79 85 84 56

Sedentarismo 44 40 74 62 69 81 40

Viviendanueva

%

Nuevoempleo

%

Transportepúblico

%

Alimentosnutritivos

%

Espaciospúblicos

%

A partir de estos datos, se observa que:1. Limitaciones de salud: La mayoría de los consumidores de alcohol (57 por ciento) y de

los fumadores (53 por ciento), manifiestan obstáculos para realizar su chequeo médico.

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2. Limitaciones educativas: Los fumadores son los únicos que reportan mayoritariamente tener inconvenientes para mejorar su nivel educativo (63 por ciento).

3. Limitaciones habitacionales: La mayoría de las PFREN expresa dificultades para comprar una vivienda nueva: consumidoras de alcohol (91 por ciento), fumadoras (87 por ciento), con antecedentes familiares (86 por ciento), con sobrepeso u obesidad (76 por ciento) con hábitos alimentarios poco saludables (75 por ciento), y con sedentarismo (74 por ciento).

4. Limitaciones laborales: Mucho más de la mitad de las PFREN manifiesta tener impe-dimentos para obtener un empleo en caso de requerirlo: fumadoras (79 por ciento), consumidoras de alcohol (72 por ciento), con sobrepeso u obesidad (66 por ciento), con antecedentes familiares (65 por ciento), con sedentarismo (62 por ciento) y con hábitos alimentarios poco saludables (60 por ciento).

5. Limitaciones de movilidad: El mayor número de PFREN considera que el transporte público de su entorno es deficiente: fumadoras (85 por ciento), consumidoras de alcohol (77 por ciento), con sedentarismo (69 por ciento), con hábitos alimentarios poco saludables (69 por ciento), con antecedentes familiares (68 por ciento) y con sobrepeso u obesidad (67 por ciento).

6. Limitaciones alimentarias: La mayor parte de las PFREN afirma no poder comprar ali-mentos altamente nutritivos como pescados, frutas y verduras por su elevado precio: fumadoras (84 por ciento), con antecedentes familiares (84 por ciento), con hábitos alimentarios poco saludables (82 por ciento), con sedentarismo (81 por ciento), con sobrepeso u obesidad (80 por ciento) y consumidoras de alcohol (76 por ciento).

7. Limitaciones para el entrenamiento físico en espacios públicos: Sólo las personas fumado-ras (56 por ciento) y consumidoras de alcohol (55 por ciento) reportan mayoritariamente tener dificultades para ejercitarse en espacios públicos.Se concluye que el sedentarismo, la alimentación inadecuada y la obesidad o sobre-

peso son los tres factores de riesgo con mayor prevalencia en la población. Cuatro de los seis factores de riesgo analizados presentan una prevalencia mayor del 50 por ciento de los casos, siendo la insuficiente actividad física (79 por ciento), los hábitos alimentarios no saludables (75 por ciento) y el sobrepeso u obesidad (59 por ciento) los tres principales, quedando en cuarto lugar los antecedentes familiares (56 por ciento).

Aunque el consumo de tabaco y alcohol no distingue a la mayoría de la población, afecta a una buena parte de ella. A pesar de no representar más del 50 por ciento de los casos, es de interés saber que una cuarta parte de la población (24 por ciento) consume cigarrillos, y casi una quinta parte (16 por ciento) acostumbra a ingerir alcohol de forma riesgosa, perjudicial o dependiente, siendo ambos hábitos potencialmente perjudiciales para la salud y el bienestar social, y generadores importantes de ENT.

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Hallazgos adicionales

Como aporte adicional, esta investigación identifica a los grupos de alto riesgo, representados por las personas que, además de poseer un factor de riesgo, tienen otros elementos biológicos, conductuales y sociales que las colocan en una situación de especial vulnerabilidad para desarrollar alguna de las ENT examinadas. En la tabla 8, se aprecian los factores de riesgo que se encuentran asociados entre sí y las poblaciones más vulnerables:

Tabla 8

Población vulnerable con factores de riesgo de enfermedades no transmisibles

Antecedentesfamiliares

%

Sobrepesoy obecidad

%

Alimentacióninadecuada

%

Consumode alcohol

%

Tabaquismo%

Sedentarismo%

Antecedentes familiares - 58 71 29 43 78

Sobrepeso y obesidad 66 - 72 31 41 80

Alimentación inadecuada 64 57 - 26 43 82

Consumo de alcohol 73 77 80 - 61 83

Tabaquismo 72 69 85 49 - 74

Sedentarismo 70 60 78 25 48 -

Tal como lo indica la tabla anterior, las personas con antecedentes familiares, por lo general, son sedentarias (78 por ciento), tienen una alimentación inadecuada (71 por ciento) y presentan obesidad o sobrepeso (58 por ciento). En el caso de las personas con sobrepeso u obesidad, presentan mayoritariamente otros factores como sedentarismo (80 por ciento), alimentación inadecuada (72 por ciento) y antecedentes familiares (66 por ciento).

Si se observa a la población con hábitos alimentarios pocos saludables, se tiene que la mayoría son sedentarios (82 por ciento), poseen antecedentes familiares (64 por ciento) y sobrepeso/obesidad (57 por ciento). Por su parte, la población que consume de forma riesgosa alcohol presenta todos los otros factores de riesgo: sedentarismo (83 por ciento), alimentación inadecuada (80 por ciento), sobrepeso u obesidad (77 por ciento), antecedentes familiares (73 por ciento) y tabaquismo (61 por ciento).

En el caso de los fumadores, generalmente presentan cuatro de los otros cinco factores de riesgo: alimentación inadecuada (85 por ciento), sedentarismo (74 por ciento), antece-dentes familiares (72 por ciento) y sobrepeso u obesidad (69 por ciento). Y con respecto a los sedentarios, se observa que la mayoría de los casos presenta factores adicionales como

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alimentación inadecuada (78 por ciento), antecedentes familiares (70 por ciento) y obesidad o sobrepeso (60 por ciento).

De esta manera, se aprecia notablemente que los grupos altamente vulnerables son los consumidores de alcohol y los fumadores, dado que por lo general presentan todos o casi todos los factores de riesgo en estudio.

Adicionalmente, también se puede ver que los factores tales como sedentarismo, alimentación inadecuada, sobrepeso/obesidad y antecedentes familiares se encuentran estrechamente interrelacionados, lo que significa que la presencia de uno de estos factores va acompañada generalmente por la de los otros tres.

Con base en estos resultados, se pueden identificar tres importantes grupos: 1) los consumidores de alcohol, 2) los fumadores y 3) los sedentarios-obesos-con antecedentes familiares y alimentación inadecuada.

Este análisis permite a los tomadores de decisión focalizar las acciones y concentrar los esfuerzos, ya que distingue a las poblaciones que tienen una alta probabilidad de adquirir una enfermedad no transmisible, además de presentar las interrelaciones entre los factores, lo que facilita la implementación de medidas menos costosas y más efectivas.

Comentarios sobre el panorama nacional de las enfermedades no transmisibles

A partir de estos resultados y considerando las observaciones hechas por la OMS (2012), Venezuela está pasando por una transición epidemiológica y nutricional caracterizada por la adquisición de un estilo de vida urbano-industrial típicamente asociado con un aumento de la incidencia y la prevalencia de las ENT, y de los factores de riesgo de dichas patologías. Este escenario se distingue, en cuanto a lo nutricional, por el aumento en el consumo de alimentos procesados y poco nutritivos, con una frecuencia no adecuada y con altos nive-les de estrés (Convite, 2007); y con respecto a lo epidemiológico, por un incremento en la morbilidad y en las causas de mortalidad asociadas a enfermedades no transmisibles (MPPS, 2012b), mostrando un comportamiento similar a las sociedades desarrolladas sin contar con la condiciones sanitarias adecuadas para atender estas nuevas demandas.

Aunado a este escenario, el país enfrenta problemas en el sistema de salud, asociados a carencias de infraestructura, personal, equipos e insumos (Provea, 2012). Por otro lado, las condiciones del entorno social limitan severamente la capacidad de los ciudadanos para mantener o restablecer su estado de salud (alimentos y medicamentos costosos y escasos, baja calidad del sistema de salud, costo y baja calidad de la vivienda, baja remuneración, estrés, entre otras).

Ante esta situación, se puede prever no sólo que en Venezuela habrá un aumento significativo de ciudadanos que padezcan de enfermedades no trasmisibles, sino también que será muy costoso y arduo tratar estas patologías, lo que desmejorará aún más la calidad

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de vida de los venezolanos, y producirá muertes tempranas y evitables, incrementando la participación de dichas enfermedades en la mortalidad nacional.

Propuesta de política de salud

Los resultados de este trabajo sirven como base para el diseño e implementación de una política de salud en el municipio Sucre del estado Miranda y demás entidades locales y re-gionales del país que tenga especial interés en adelantar acciones para la prevención de ENT.

Así, siguiendo los hallazgos de la investigación, una política de esta naturaleza debe contemplar al menos las siguientes acciones dentro de sus lineamientos estratégicos:

Promover la realización de actividades físicas en espacios públicos. Como se aprecia en los resultados, más de las tres cuartas partes de la población estudiada no realiza ejercicios físicos, figurando como principal causa la inseguridad en los espacios públicos. En este senti-do, los diseñadores deben considerar acciones que, por un lado, incentiven la realización de actividades físicas y, por el otro, aumenten las medidas de seguridad en espacios públicos y de esparcimiento.

Desarrollar estrategias educativas para una alimentación saludable. La gran mayoría de la población en estudio presenta hábitos alimentarios poco saludables, aunado al difícil acceso a alimentos nutritivos por su alto costo. Por tanto, los tomadores de decisión deben pensar en medidas que permitan a la población tener acceso a contenidos educativos sobre alimentación saludable, así como ejecutar acciones para que los ciudadanos puedan acceder a alimentos altamente nutritivos a bajo costo.

Sensibilizar a la población sobre los riesgos de tener sobrepeso / obesidad. El so-brepeso y la obesidad se constituyen como una morbilidad de alta prevalencia, la cual es factor de riesgo de muchas otras enfermedades. Los gestores públicos deben diseñar estrategias que sensibilicen a la población sobre los riesgos de esta patología y, al mismo tiempo, ofrezcan opciones para superarla.

Ejecutar acciones que disminuyan el consumo excesivo de alcohol. Una cuarta parte de la población presenta un consumo riesgoso y perjudicial de alcohol, lo que se constituye como uno de los principales problemas de salud pública. Se ha visto que el consumo de alcohol no sólo es causante de muchas enfermedades y muertes tempranas y evitables, sino que también es un obstáculo para la mejora de la calidad de vida tanto de los consumidores como de sus familiares y vecinos. En esta dirección, los diseñadores de políticas han de desarrollar medidas que tengan por objeto disminuir la ingesta perjudicial de alcohol mediante la ejecución de cam-pañas educativas y acciones restrictivas al consumo, y por otro lado, ofrecer a sus consumidores apoyo para controlar su ingesta.

Sensibilizar a la población sobre los riesgos del tabaquismo. Una quinta parte de la población mantiene el hábito de fumar. Como se sabe, el humo de cigarrillo, tanto de primera como de segunda mano, tiene centenares de sustancias tóxicas causantes de innumerables

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enfermedades. A pesar de las medidas restrictivas a su consumo, este sigue siendo un hábito importante en una parte considerable de la población. En consecuencia, los diseñadores deben hallar mejores estrategias educativas sobre los daños que causa el cigarrillo en la salud, así como generar acciones que permitan a los consumidores abandonar tal hábito.

Con el objeto de garantizar el éxito de esta política, los diseñadores deben conside-rar estrategias que contemplen las necesidades de los diferentes grupos que integran la población, es decir, las medidas que se desarrollen deben enfocarse en los subgrupos que presenten mayores necesidades, tal cual lo evidencian los resultados de esta investigación. En este sentido, algunas de las estrategias que se deben tomar en cuenta son:

1. Dar mayor importancia a las medidas preventivas. Si bien las medidas curativas permiten atender con prontitud los daños generados por agentes mórbidos, es menester que los gobiernos, cualquiera sea su nivel, consideren medidas preventivas dentro de sus políticas, ya que actúan con mucha antelación a los eventos patológicos. En consecuencia, es mucho menos costoso prevenir que curar.

2. Promover la participación masculina. Si se presta atención a los resultados según el sexo, se observa que los hombres presentan factores de riesgo de ENT en mayor medida que las mujeres. Por lo tanto, las medidas deben tener especial atención a la población masculina.

3. Diseñar estrategias que incentiven la realización de actividades físicas en la po-blación femenina. Las mujeres realizan muchos menos actividades físicas en relación con los hombres, por lo que los esfuerzos de las acciones sobre ejercicios físicos deben enfocarse en la población femenina.

4. Orientar los esfuerzos preventivos en la población menor a 40 años. La mayoría de la población con factores de riesgo tiene menos de 40 años de edad, lo que indica a los tomadores de decisión que las medidas deben orientarse a la población juvenil.

5. En términos de cobertura, las acciones deben desarrollarse predominantemente en las parroquias Petare y La Dolorita. Al ser las parroquias más pobladas y las que presentan mayor número de personas con factores de riesgo, los diseñadores deben dar especial atención a sus habitantes.

6. Privilegiar a las personas con mayores carencias sociales y económicas. La mayor parte de las personas con factores de riesgo pertenecen a los estratos con menores recursos socio-económicos, lo que refiere que las acciones deben concentrarse en los residentes más pobres del Municipio.

7. Incentivar la educación como mecanismo de superación y medio que permite mejorar la calidad de vida. Los resultados indican que mientras mayor es el grado de instrucción, menor es la presencia de factores de riesgo. En este sentido, promover el acceso a la educación permitirá que las personas adquieran herramientas para mantener, preservar o mejorar su estado de salud.

8. Promover los estilos de vida saludable y el auto-cuidado. La promoción de los estilos de vida saludable y el auto-cuidado se constituye como la medida preventivas más efectiva, ya que sensibiliza a la población sobre la importancia de la salud y proporciona las herramientas

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para que se eviten enfermedades. En el contexto público, esto se traduce en que, mientras mayor proporción de la población adopte un estilo de vida saludable, habrá menor prevalencia de enfermedades.

9. Mejorar los servicios sociales que la población califica deficientemente, ampliando su acceso y calidad. Es indudable que el entorno juega un papel importante en la salud; un mejor entorno significa una mejor calidad de vida y, en consecuencia, un mejor estado de salud. Los gestores deben considerar prontas mejoras en los servicios sociales si se desea que haya una disminución en los factores de riesgo de ENT.

10. Formar a los ciudadanos en herramientas de exigencia de derechos. Cuando los ciudadanos conocen sus derechos y además tienen herramientas para hacerlos valederos, los entes públicos adoptan medidas más efectivas para ejercer su labor. Entonces, la exigibilidad ciudadana de derechos permitirá indiscutiblemente mejoras en el sistema público de salud y, por ende, mejoras en la salud de la población.

11. Vincular a los ciudadanos en la toma de decisiones públicas en materia de salud. El involucramiento de los líderes ciudadanos permite que las acciones públicas tengan mayor sostenibilidad y replicación, debido a que los ciudadanos asumen los problemas públicos como propios, trasmiten su conocimiento a otros ciudadanos y otorgan estabilidad a las acciones en el tiempo, superando los cambios en la gestión pública.

Consideraciones finales

La principal motivación de este estudio radica en que a partir de la información obtenida, los diseñadores de política social, tanto del municipio Sucre como de otras entidades locales y regionales, pueden definir el alcance de sus acciones, así como estimar proyecciones, dado que disponen de la magnitud de los factores de riesgo de ENT y su relación con las dimen-siones demográficas, socioeconómicas y del entorno social de la población.

Es de gran relevancia para la investigación haber seleccionado a los habitantes del municipio Sucre del estado Miranda como población objeto de estudio, dado que, como se puede apreciar, representa una de las entidades más complejas y heterogéneas del país. En este sentido, esta investigación contribuye directa e indirectamente con el desarrollo de esta población, incorporando estrategias que inciden grandemente en sus condiciones sociales y económicas, a fin de alcanzar una mejor calidad de vida.

Aparte de la importancia de la población seleccionada, este estudio es el primero de esta naturaleza en realizarse en el país. Como se observó anteriormente, en Venezuela no se han aplicado encuestas periódicas de factores de riesgo de ENT de amplio margen a ningún nivel, sea nacional, regional o municipal. A su vez, es el primer trabajo que hace uso de un instrumento para encuestas periódicas basado en la Propuesta de Red de Vigilancia de Factores de Riesgo para Enfermedades no Transmisibles de la OPS.

En consecuencia, este se convierte en el primer estudio interdisciplinario realizado en la materia, ya que el instrumento seleccionado es un compendio de múltiples herramientas

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sociales, epidemiológicas, demográficas y estadísticas, que no requiere de prácticas médicas como toma de tensión, medición de glicemia y colesterol, entre otras; por lo que puede ser administrado por profesionales de cualquier disciplina académica.

De este modo, se proporcionan modelos teóricos y metodológicos para estudiar y comprender los fenómenos abordados, y se proponen nuevas estrategias de mayor influencia en el control de las ENT.

Como aporte social, este trabajo contribuye con la promoción de la salud y estilos de vida saludable, estimulando el auto-cuidado en los individuos como medida preventiva principal para el mayor disfrute y prolongación de la vida, al tiempo que impulsa la cultura sanitaria y el desarrollo social de la población.

En suma, los aportes brindados por este trabajo sirven de base para investigaciones relacionadas con la materia y que tengan interés en el estudio de las políticas sociales de salud, con el fin de contribuir con la prevención de las ENT y promocionar la salud como el estadio de pleno goce de la vida.

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ENTREVISTA

DOCUMENTO

RESEÑASProyecto de investigación

Evento

Reseña bibliográfica

INFORMACIÓNEDITORIAL

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ENTREVISTA

Desde el año 2012 Cuadernos del Cendes se ha propuesto ofrecer a sus lectores información sobre el pensamiento y obra de sus investigadores siguiendo la modalidad de la entrevista. Prosiguiendo con esa práctica, entrevistamos en esta oportunidad al profesor Luis Gómez Calcaño, sociólogo, egresado de la Universidad Central; MSc en Planificación del Desarrollo del Cendes, y DEA en sociología de la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. Fue profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad del Zulia e investigador del Instituto de Criminología de dicha universidad y, desde 1979, profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela e investigador docente del Cendes, instituto donde ha sido jefe del Área de Desarrollo Sociopolítico, así como su Coordinador de Investigaciones.

El profesor Gómez Calcaño es responsable de una vasta obra escrita, recogida en varios libros y numerosas revistas académicas, de alcance nacional como internacional. Actores sociopolíticos; movimientos sociales; vínculos entre la sociedad civil y el Estado en Venezuela, son los principales temas a los que ha dirigido preferentemente su atención. Ha coordinado importantes proyectos de investigación y ha sido consultor en áreas como análisis del entorno político, coyuntura política y gobernabilidad para organismos nacionales y multilaterales.

Para quienes se interesen por el mundo de la sociedad civil y sus problemas, los trabajos del profesor Gómez Calcaño son una referencia insoslayable. Esta entrevista espera ampliar el conocimiento sobre la producción intelectual de un académico que ha contribuido al conocimiento del país desde la universidad venezolana.

Nelly Arenas: En su trayectoria de investigación se distinguen principalmente dos líneas de análisis: una dedicada a las organizaciones de la sociedad civil y otra al sistema político venezo-lano. En sus trabajos ¿de qué modo se retroalimentan estas vertientes de estudio?Luis Gómez Calcaño: En las tempranas investigaciones sociopolíticas del Cendes, inclu-yendo las pioneras de los años sesenta, la expresión «sociedad civil»está prácticamente ausente, ya que, si bien el concepto tenía una larga tradición histórica, había sufrido un eclipse durante la mayor parte del siglo XX, en razón del predominio de corrientes como la teoría de sistemas en la ciencia política académica y las tendencias reduccionistas del mar-xismo predominante. Para la teoría de sistemas, las organizaciones de lo que hoy llamamos

pp. 133-142

* Profesora Titular del Área de Desarrollo Sociopolítico del Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, de la Universidad Central de Venezuela.Correo-e: [email protected]

Luis Gómez Calcaño «Existir es resistir»

La sociedad civil hoy en Venezuela

Por NELLY ARENAS*

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«sociedad civil» eran consideradas parte del entorno del sistema político, al que proporcio-naban insumos externos que este procesaría a través de su componente fundamental, los partidos políticos. Por su parte, el marxismo hacía énfasis en los factores estructurales como determinantes de la acción histórica, en la cual los agentes básicos eran las clases sociales.

Las conmociones sociales de fines de los años sesenta pusieron en cuestión muchas de las premisas de ambas corrientes, al surgir nuevos actores que hacían política fuera de las instituciones políticas formales y reivindicaban intereses y demandas no reductibles a intereses de clase.

En América Latina, la difusión de la obra de Gramsci, sobre todo a partir de las dé-cadas de los sesenta y setenta, influyó sobre algunos intelectuales de orientación marxista como Juan Carlos Portantiero, Emilio de Ipola y Ernesto Laclau, entre otros, contribuyendo a redescubrir el concepto de sociedad civil.

En el caso de los estudios sociopolíticos del Cendes, puede observarse una inflexión en la segunda mitad de la década de los setenta, cuando el análisis del sistema político venezolano, sin dejar de considerar lo estructural, pone énfasis en los procesos y actores políticos, ya no estrechamente identificados con las clases sociales. La creciente acepta-ción del concepto de sociedad civil permitió comprender más claramente las bases de la autonomía de los actores sociales, que constituía un rompecabezas para las versiones más mecanicistas del marxismo.

La trayectoria subsiguiente de las investigaciones del área sociopolítica se benefició de esta ampliación de perspectivas, ya que permitió seguir líneas particulares de estudio de actores comprensibles como parte del entramado de la sociedad civil: organizaciones sindicales, gremiales y territoriales ligadas a proyectos de poder e intereses materiales, pero no plenamente determinadas por ellos.

En mi caso específico, la aproximación a la sociedad civil se inició con la participación en estudios comparados sobre movimientos sociales y reforma institucional en América Latina promovidos por Clacso a principios de los ochenta, gracias al impulso e interés de su Secretario General en aquel momento, Fernando Calderón. Influenciados por las teorías de Touraine, Lechner y Castells, entre otros, esos estudios destacaron el carácter fluido de los actores sociales que surgían en medio de la crisis de los ochenta, que en algunos casos se transformaban en partidos o grupos de presión y en otros se extinguían o eran absorbidos por otros movimientos. En el caso de Venezuela, se estudiaron movimientos como el vecinal, el de mujeres y el ambientalista, pero también movimientos institucionalizados como el sindical. Dado el carácter estadocéntrico de la sociedad venezolana y el cuasi monopolio de la representación por los partidos políticos, se pudo observar la existencia de modos diversos de inserción en el sistema, en algunos casos como engranajes del modelo populista

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«de conciliación» (expresión de J.C. Rey); en otros como organizaciones en tensión entre la necesidad de ser reconocidas por el Estado para satisfacer algunas de sus demandas y la aspiración a la autonomía respecto al mismo Estado y a los partidos. Un rasgo que se reiteraba en varios países de la región era la creciente demanda de cambios político-institucionales dirigida desde la sociedad civil hacia el Estado y los partidos políticos, al constatar que las necesidades y reivindicaciones específicas de los diversos movimientos se veían obstaculi-zadas por estructuras y modos de ejercer el poder cada vez menos capaces de enfrentar las profundas transformaciones que requería la coyuntura crítica de los ochenta.

Los proyectos de investigación emprendidos por el Área de Desarrollo Sociopolítico del Cendes, desde esa década hasta el presente, han integrado sus análisis e interpretaciones del sistema político venezolano con el estudio de una diversidad de actores que van más allá de los partidos políticos, pero han ejercido, para bien o para mal, roles protagónicos en los conflictos políticos de los últimos años, dado el déficit de representatividad y legitimidad de los partidos. Pero, en contraposición a este creciente protagonismo de la sociedad civil en la vida política, el Estado y algunos partidos no han abandonado su práctica de largos años que consiste en tratar de tutelar a las organizaciones de la sociedad civil, penetrarlas y ponerlas al servicio de sus propios proyectos políticos. Este doble movimiento implica que hoy en día no es posible separar el estudio del sistema político venezolano del de las organizaciones de la sociedad civil.

NA: En un país como el nuestro, con una sociedad civil históricamente débil¿es posible pensar que la investigación sobre el tema habrá contribuido de algún modo a colocar de relieve este déficit, tanto frente a la academia como de cara a la sociedad?

LGC: La posible contribución de la investigación académica para visibilizar fenómenos sociales importantes, pero poco presentes en la conciencia social, es discutible y tiende a manifestarse más en el largo que en el corto plazo. Sin embargo, es indudable que, así como en el mundo académico se fue reavivando el interés por el estudio de la sociedad civil, también en la opinión pública fue tomando presencia el término, aunque con retraso y no necesariamente con mucho rigor conceptual. La poca visibilidad de la sociedad civil se debía a que sus componentes más importantes en las sociedades modernas, las organizaciones sindicales y empresariales, formaban en Venezuela parte de los pactos de gobernabilidad establecidos en 1958, y en virtud de ellos eran socios del Estado y del sistema político más que organizaciones autónomas; eso hacía de ellas actores ambiguos, no totalmente subordinados a los partidos y al Estado, pero ciertamente alejados de la autonomía que debería ser característica esencial de las organizaciones de la sociedad civil. Más allá de esas organizaciones, otras, como los gremios profesionales y las asociaciones de vecinos, ocupaban los escalones inferiores del sistema de reparto del poder y, precisamente por esto,

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se veían obligadas a plantear conflictos y movilizaciones para ser atendidas; finalmente, comenzaron a surgir movimientos con reivindicaciones universalistas como el ambientalismo y el feminismo.

Aunque no sea posible encontrar una relación directa entre el estudio académico de la sociedad civil y su revalorización en la sociedad, es innegable que la investigación sobre el tema ha arrojado valiosos resultados desde los años ochenta hasta el presente, con aportes como los de, entre otros, Gioconda Espina, María Pilar García Guadilla, Rosa Amelia Gonzá-lez, Alberto Gruson, Edgardo Lander, Roberto López Sánchez, Silvia Mijares de Lauría, Luis Salamanca, y Gabriela Uribe, quien hizo importantes y pioneros aportes conceptuales al tema.

A la par de su resurgimiento académico, la difusión de la idea de sociedad civil en la opinión pública tuvo orígenes ideológicamente contrapuestos: por un lado, en organizaciones que pretendían renovar el lenguaje y los objetivos de la izquierda, como el MAS, y, por el otro, en grupos de reflexión como Cedice y el grupo Roraima, quienes reivindicaron el papel de la sociedad civil como contrapeso al excesivo poder del Estado en Venezuela. Esta valoración del mismo objeto con sentidos distintos persistió durante varias décadas; sin embargo, con la llegada al poder del chavismo, se produjo un cambio en las definiciones y políticas de esta fuerza sobre la sociedad civil: en los primeros años del régimen se planteó reconstruir una nueva forma de sociedad civil que sustituyera a la que identificaban como parte del régimen anterior; pero, ante la resistencia de esta a ser sustituida, el discurso chavista pasó a considerar a la sociedad civil como un concepto instrumentado por los enemigos del régimen, por lo que prefirió estimular desde el poder nuevas organizaciones en las que el sujeto central era el «pueblo» y no la sociedad civil. El destacado papel que otorgaba Gramsci a la sociedad civil en el proceso de construcción de la hegemonía fue desplazado por una concepción centralista y vertical de ella, alejándose de la tradición gramsciana.

NA: En el transcurso de su existencia, el Área Sociopolítica del Cendes ha dado mucho peso al estudio de los actores sociopolíticos. Usted que posee una larga experiencia en el uso de este enfoque, puede discernir en torno a por qué estudiar los actores y cuál es la importancia que tienen los mismos en la comprensión del desarrollo y sus desafíos.

Los estudios sociopolíticos en el Cendes han pasado por varias etapas con diferen-tes grados de institucionalización, pero si algo los caracteriza es su pluralismo teórico y metodológico. Ya esto es visible en el proyecto «Cambio Político en Venezuela», iniciado a principios de los años sesenta, ya que si bien se basaba en la teoría de la modernización, fue impregnado por la formación marxista de algunos de sus investigadores principales, como J.A. Silva Michelena. El resultado fue un conjunto de libros en los que coexistían, sin integrarse plenamente, análisis de actores con historias de vida, encuestas masivas estratificadas por grupos ocupacionales y análisis históricos cualitativos de influencia marxista. Esto llevó al

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mismo Silva Michelena a reconocer un cierto grado de «sincretismo» al referirse al intento, no plenamente logrado, de conciliar estos diversos enfoques teóricos.1 La creación del Área de Desarrollo Sociopolítico, alrededor de 1975, coincidió con el arranque del proyecto de grupo «Estructura y procesos del sistema político venezolano (POLVEN)» que, como su nombre lo indica, pretendía hacer un análisis global en el que se combinaba el enfoque estructuralista propio de la teoría de la dependencia con la atención a la dinámica de los actores sociales y políticos; a esto se agregó la influencia de teorías neomarxistas del Estado como las de Poulantzas y Skocpol, que destacaban a la vez la centralidad del Estado en el desarrollo capitalista y las limitaciones de los enfoques que lo consideraban sólo como una superestructura reductible a las relaciones sociales de producción. Ello hizo que se prestara atención a ciertos actores como los partidos políticos y movimientos empresarial y sindical, aunque el énfasis general del proyecto siguió enfocado en el desarrollo paralelo de las estructuras del Estado y la sociedad en la Venezuela del siglo XX.

El segundo proyecto colectivo del Área, iniciado en 1984, se titulaba «Proyectos sociopolíticos para Venezuela», lo que muestra el énfasis en la capacidad de los actores sociales para generar proyectos que expresaran los intereses y aspiraciones de grupos sociales complejos. Apoyándose en el concepto gramsciano de hegemonía y en la distinción hecha por Juan Carlos Portantiero entre «modelo de desarrollo» y «modelo de hegemonía», el proyecto generó un marco teórico que permitió distinguir entre actores sociales y políticos, entendidos estos últimos como aquellos que, más allá de sus intereses particulares, son capaces de formular proyectos sociopolíticos capaces de articularse (en el sentido de Laclau) con otros actores para construir hegemonía.

Este marco conceptual permitió el análisis integrado del discurso y las prácticas de los principales actores, así como el seguimiento de sus procesos de construcción de proyectos sociopolíticos. De allí en adelante, tanto los proyectos colectivos como los individuales han compartido este enfoque, no como un marco metodológico rígido, sino como un referente de la necesaria conexión de la práctica con los fines subjetivos de los actores y del papel esencial del discurso como factor constitutivo de estos.

Este enfoque no subestima el papel de las estructuras económicas e institucionales en la constitución de los proyectos sociopolíticos, pero permite entender la diversidad de trayec-torias posibles ante las limitaciones que imponen las coyunturas históricas. Sin embargo, esta aproximación tiene también sus desafíos, como la delimitación del grado de autonomía de cada actor, que influye sobre sus posibilidades de generar proyectos propios; la competencia entre varios actores dirigidos a un mismo público para ser reconocidos como legítimos; las

1 En entrevista realizada por Gregorio Castro en 1982. Castro, Gregorio y Héctor Silva Michelena. José Agustín Silva Michelena: una sociología sin treguas. Caracas, Tropykos, 1987, pp. 25-26.

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diversas formas de corporativismo que hacen difícil distinguir entre un actor autónomo y una institución paraestatal y, a la inversa, la multiplicación de actores dentro del Estado, que le hace perder la coherencia de su acción. Todos estos desafíos siguen presentes cada vez que se emprende un nuevo proyecto con este enfoque.

NA: En sus documentos, usted ha insistido en la difuminación de las fronteras entre las organizaciones de la sociedad civil y la esfera política como producto del vacío de legitimidad que trajo consigo la crisis de los partidos políticos en Venezuela. A su juicio ¿este fenómeno debilita o fortalece la sociedad civil, habida cuenta de que la misma se ha visto compelida a defender el sistema democrático como mecanismo de auto preservación?

LGC: La participación activa de la sociedad civil en la vida política no es nueva, pero en el marco de las instituciones y acuerdos del sistema fundado en 1958, esta participación se enmarcaba en canales formales o informales, como la participación en comisiones de enlace entre el sector público y el privado, las mesas tripartitas de negociación de precios y salarios, la presión a través de los medios de comunicación, o los contactos personales con miembros de la élite política. En este sistema de participación las organizaciones empresa-riales y sindicales tenían un papel privilegiado, aunque los límites a su capacidad de presión estaban dados por la dependencia de estos actores frente a la decisiva concentración de recursos en el Estado, lo que ponía sobre él el poder de decisión estratégico.

A partir de los años ochenta del siglo XX, el agotamiento de la capacidad del Estado para producir crecimiento económico e integración social, lo que influyó sobre la creciente pérdida de legitimidad y representatividad de los partidos políticos, pareció presentar una ventana de oportunidad para reequilibrar la correlación de fuerzas entre Estado y sociedad civil, y especialmente el sector empresarial, en consonancia con el auge mundial de las ideas liberales y neoliberales.

Este proyecto tuvo una expresión parcial en iniciativas como la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (Copre), intento de comunicación y coordinación entre las éli-tes políticas, económicas e intelectuales que, si bien generó propuestas consensuales que pretendían relegitimar al sistema político, no contó con suficiente apoyo de los partidos. El intento de ajuste estructural y reforma económica profunda del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez se apoyó en el marco general de disminuir el tamaño del Estado y promover el sector privado, lo que se expresaba simbólicamente en el otorgamiento de la dirección de las políticas económicas a tecnócratas independientes de los partidos. Pero el estrecho margen de maniobra producido por la crisis económica y la falta de apoyo del partido de gobierno provocaron la ruptura de la alianza entre los sectores corporativos y el Estado, y especialmente la relación privilegiada entre los trabajadores y las dirigencias sindicales, derrumbando una por una las bases del gobierno de Pérez e implícitamente las de todo el sistema de conciliación.

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El vacío de liderazgos y proyectos de los partidos tradicionales estimuló el crecimiento de una actitud antipolítica y antipartidista, que simplificaba la realidad en una polarización entre una sociedad honesta y trabajadora por un lado, y una élite política corrupta por el otro. Proposiciones explícitas como la convocatoria a una Asamblea Constituyente, o implícitas, como los llamados al estamento militar para que se encargaran del poder, son testimonio de la ilusión colectiva de producir un cambio rápido y radical que, al desplazar a los políticos, permitiera a la sociedad gobernarse a sí misma sin intermediarios.

Muchos de los que compartían la actitud antipolítica, decepcionados por el apoyo prestado por AD y COPEI a candidatos originalmente antipolíticos, terminaron por inclinarse a la opción que expresaba más radicalmente tanto el antipartidismo como el militarismo: Hugo Chávez.

A pesar de las evidentes señales de autoritarismo del movimiento chavista, la ilusión del autogobierno de la sociedad propiciada por la exclusión de los partidos llevó a que, en la convocatoria a elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, numerosísimos grupos y organizaciones de la sociedad civil propusieran candidatos, bajo el supuesto de que los ciudadanos elegirían a personas independientes, apolíticas y representantes de un gremio, una profesión o una religión, por encima de militantes políticos ideologizados. El fracaso de casi todas estas iniciativas debió haber hecho reflexionar sobre las limitaciones reales de una sociedad civil dispersa, carente de recursos y dividida por innumerables diferencias ideológicas y sociales.

Sin embargo, ocurrió lo contrario, ya que el debate sobre la nueva Constitución pareció complacer las fantasías de quienes aspiraban a la participación directa de la sociedad civil: dado el cuasi monopolio del chavismo sobre la Asamblea, sus dirigentes pudieron darse el lujo de convocar a amplias consultas a organizaciones de todos los sectores de la sociedad civil, lo que avivó las esperanzas de muchos de ser tomados en cuenta por los nuevos poderes. Aunque en algunos puntos específicos, como lo relativo a los derechos humanos, sí se adoptaron muchas proposiciones de las organizaciones de ese campo, en la mayor parte de los casos la Constitución se fue conformando en forma centralizada por el partido mayoritario y su caudillo.

Ya para ese momento se comenzó a producir la división de la sociedad civil en dos polos antagónicos, a favor o en contra del régimen, que llevaría en ambos polos a la difuminación de las fronteras entre la sociedad civil y el sistema político: en el caso de los oficialistas, al incorporarse en forma subordinada a las directrices del partido y del Estado, y en el de algunos opositores, a considerarse la vanguardia de las luchas.

Algunos grupos sociales opositores parecían percibir a la sociedad civil como un actor con capacidades míticas, en tanto se esperaba que podía participar como igual de los partidos

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políticos, e incluso con mayor legitimidad que ellos, en las luchas contra el régimen chavista y la definición del proyecto sociopolítico opositor.

Las difíciles circunstancias de la primera década del siglo, que implicaron serias derrotas para los opositores y, sobre todo, para esta visión que sobreestimaba el potencial político de la sociedad civil, fueron propiciando la búsqueda de nuevas formas de relación entre partidos y sociedad civil, que respeten la autonomía de ambas esferas sin instrumentalización de unos actores por otros.

Esto no restringe el papel político que pueda jugar la sociedad civil, sino que puede ampliarlo en la medida en que aproveche su diversidad para atender un campo de reivin-dicaciones y conflictos distribuidos espacial y sectorialmente a lo largo de la sociedad, sin necesidad de competir con las tareas específicas de los partidos políticos.

NA: Habiendo usted estudiado formas de participación ciudadana como las ferias de consumo familiar en el estado Lara, entre otras ¿cómo evaluaría estas organizaciones en con-traste con las instrumentadas por la revolución bolivariana, tales como los Consejos Comunales y las Comunas?

LGC: El movimiento que gira alrededor de la Central Cooperativa del Estado Lara (Ce-cosesola) tiene características excepcionales en el panorama de las organizaciones civiles de Venezuela, e incluso en el del sector cooperativo mismo, por lo que es difícil pensarlo como un modelo reproducible a corto o mediano plazo. Su principal logro, a primera vista, ha sido alcanzar la autonomía tanto frente al Estado como a fuentes externas de financiamiento. Esta autonomía se logra por medio de la participación en el mercado como minorista y como enlace entre productores y consumidores. Su éxito económico, debido a un largo proceso de ajuste, rediseño y reflexión permanente sobre sus métodos de organización, le ha permitido convertirse en un polo de referencia para miles de familias que tienen contacto con sus diversas actividades económicas y sociales, sea como simples compradores, como productores agrícolas o artesanales, o como usuarios de sus servicios de salud. Pero el éxito económico y la autonomía organizativa son considerados como medios para un fin más trascendente, la transformación de las relaciones entre los participantes y de ellos mismos. En este sentido, se puede considerar que se adelantó a la tendencia que ahora se conoce como «cambiar el mundo sin tomar el poder», ya que no cree en la efectividad de lograr transformaciones desde posiciones de poder, sino desde las mismas bases.

El contraste con los consejos comunales no podría ser mayor, ya que, como lo han confirmado diversos estudios, ellos se caracterizan por la confusión de límites entre Estado, partido y comunidad, la presión para que se sometan a una estrecha identificación ideológica con el proyecto chavista, la dependencia casi total de recursos del Estado, y la pretensión de absorber y subordinar todas las formas de organización de las comunidades bajo su manto.

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Todo ello hace que estas organizaciones caigan claramente fuera del campo de cualquier definición, por amplia que ella sea, de sociedad civil.

NA: Usted ha señalado que en un contexto de populismo autoritario como el que vive Venezuela «existir es resistir» ¿Qué significa la resistencia en este caso y cuál puede ser su alcance?

LGC: Es bien sabido que los autoritarismos electorales son regímenes que operan a dos niveles: en uno, cumplen formalmente con los procedimientos que caracterizan a una democracia mínima y un Estado de Derecho, pero en el otro, ponen esos procedimientos y las instituciones democráticas al servicio de un proyecto hegemónico que puede ser simplemente autoritario o, en algunos casos, totalitario. Cuando se trata de este último caso, como creemos ocurre en Venezuela, tolerar la existencia y actividad de las organizaciones autónomas de la sociedad civil es una estrategia limitada en el tiempo, debida a la necesidad de instaurar gradual y casi imperceptiblemente las instituciones, prácticas y discursos del totalitarismo. Pero, dada la incompatibilidad entre ese régimen y el menor asomo de autonomía de los actores de la sociedad civil, la destrucción de esos actores debe comenzar lo más pronto posible. En la mayoría de las experiencias del totalitarismo del siglo XX, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones que las enmarcaban eran destruidas o puestas al servicio del régimen en un plazo corto, que en general no superaba los tres años. La ambigüedad de los regímenes híbridos, que no pueden mostrar ni ejecutar su programa real en forma rápida y abierta, hace que el proceso de destrucción sea mucho más lento y difícil. En el caso de Venezuela, a pesar de todos los esfuerzos del Estado por desarticular, dividir y debilitar a la sociedad civil, muchas de sus organizaciones han sobrevivido, aprovechando el margen de maniobra que deja la necesidad del régimen de no mostrar abiertamente su verdadero proyecto. La estrategia gubernamental consiste en la lenta asfixia en lugar del cierre o la disolución de las organizaciones, por medio de leyes que limitan o impiden la recepción de recursos del extranjero, las someten a mayores tributos y controles burocráticos, o pretenden limitar su campo de acción, bajo la amenaza de considerarlas reas de subversión o hasta de traición a la patria.

Mientras el proyecto autoritario avanzaba y se consolidaba, la estrategia de asedio fue limitando cada vez más las posibilidades de acción autónoma de las organizaciones civiles; pero desde el momento en que el régimen comienza a perder legitimidad y autoridad, se produce una carrera contra el tiempo, en la cual se trata de acelerar la tarea de destruir a la sociedad civil real y sustituirla por organizaciones que ocupen formalmente su lugar y ejerzan sus atribuciones, mientras aquella, al percibir que se ha detenido la marcha inexorable hacia el totalitarismo y que podría incluso revertirse, encuentra una nueva motivación para seguir desempeñando sus tareas a pesar de las dificultades cotidianas.

El haber sido capaces de sobrevivir a pesar de la hostilidad del Estado-partido permite ahora a muchas organizaciones, especialmente las de desarrollo social, cumplir con tareas

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y responsabilidades que el Estado trató de abarcar y que ya no es capaz de manejar con un mínimo de eficiencia: el apoyo a la pequeña y mediana industria, la educación básica, la atención a la familia, la infancia y la salud. Por otra parte, las organizaciones de Derechos Humanos, también fuertemente estigmatizadas por el régimen, son un polo de resistencia en la medida en que simplemente logren cumplir con sus objetivos mínimos, como la denuncia y seguimiento de las violaciones a los Derechos Humanos.

Es cierto que, ante el poder económico y la capacidad de coerción del Estado, la acción de las organizaciones autónomas de la sociedad civil puede aparecer como cuantitativamente insignificante, pero el hecho de seguir existiendo es, por el momento, un indicio de que el proyecto totalitario no ha logrado su implantación definitiva en el país.

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DOCUMENTO

pp. 143-159

* Doctor en Estudios del Desarrollo, Profesor–investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, Cendes-UCV.Correo-e: [email protected] Al final se incluye la bibliografía, de la que quedan en deuda dos citas tomadas a la carrera. Así mismo, dado que aclararon temas de trasfondo complicado se incorporan referencias no mencionadas en el texto.

En memoria de Heinz R. SonntagLa imaginación sociológica

GREGORIO DARWICH OSORIO*

Este escrito rinde homenaje a la memoria de Heinz R. Sonntag, quien falleció el 8 de agosto de 2015. Figura relevante de las ciencias sociales de Venezuela y Latinoamérica, e intelectual cosmopolita y sociólogo esclarecido, que imaginó sociológicamente el cambio político como manifestación máxima del cambio social. Acudimos a la autobiografía, a la biografía, a la crónica de vida, a las ideas políticas y sociológicas para recordar sus vivencias universitarias y académicas e intelectuales. Y para descifrar disyuntivas de su vida nos auxiliamos con la literatura y la poesía.

Preámbulo

«Falta la vida asiste lo vivido» dijo Quevedo y ese soneto, citado por José M. Caballero Bonald, lo tuvimos presente para rendir homenaje a la memoria de Heinz Rudolf Sonntag. Los testimonios de lo vivido por Heinz están anclados en los recuerdos de sus afectos, de sus amigos, de sus alumnos, de sus compañeros fraternales del Cendes, de sus colegas de la Escuela de Sociología y de facultades de la Universidad Central de Venezuela y de uni-versidades de Latinoamérica, de Europa y los Estados Unidos. Están a la vista en entrevistas y discursos, en la historia de organismos en los que trabajó, en la nota autobiográfica que incluyó en su trabajo de ascenso a profesor Titular que aquí se cita ampliamente. Y se dejan ver en 21 libros y 70 artículos que publicó como autor y coautor.

Hacer una necrología no es tarea que se hace con todo gusto. Guillermo Cabrera Infante decía que a él no le gustaba escribirlas y las de sus amigos menos, lo que, no obstante, con una frase conmovedora aclaró: «Pero es un poco como cerrarles los ojos». Esta biografía intelectual la escribimos con el sentimiento que nos obliga a agradecerle a Heinz su meritoria trayectoria de profesor e investigador del Cendes.1

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Gregorio Darwich Osorio

El Filólogo que se graduó de Sociólogo

En 1960, al inscribirse Heinz en la Universidad de Münster no seleccionó la carrera de so-ciología. Su familia influyó para que cursara filología alemana en lugar de filosofía que es la disciplina por la que se interesó desde que era un estudiante de bachillerato. Los filólogos que ocupaban cargos de profesor en educación secundaria tenían estabilidad laboral, que el clan Sonntag juzgaba condición indispensable para que Heinz se ganará la vida. El estuvo de acuerdo en cursar filología pero por razones diferentes a las que alegaba su familia: «tenía sus propias ideas y sueños de una vida llena de ocupaciones intelectuales».

Lo fortuito, que tiene sus modos de arreglar encuentros, hizo que coincidieran Heinz y Helmut Schelsky en la Universidad de Münster. Uno iniciaba sus estudios en filología, el otro venía de la Universidad de Hamburgo para encargarse del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Münster. «Por pura casualidad», Heinz escuchó la clase inaugural que Schelsky dictó en un auditorio atiborrado de estudiantes. Era un sociólogo influyente de 48 años que había investigado sobre las instituciones, los cambios en la familia alemana, la educación escolar en la sociedad industrial y la sociología de la sexualidad. Su prestigio académico lo acrecentó la publicación del libro La generación escéptica, que analizaba el comportamiento de los jóvenes alemanes que vivieron la transición del nazismo a la República Federal.

De esa clase magistral de Schelsky, Heinz dijo: «No me recuerdo de qué estaba más fascinado: del hombre fornido, con pelo gris despeinado, con sus gestos histriónicos y su cigarro cuyo humo daba vueltas que, de alguna manera, aclaraban las ideas que exponía, o de estas últimas porque dirigían mis pensamientos hacia campos y áreas que no había descubierto antes».

En el primer año, Heinz cursó las materias de filología alemana, asistió a la asignatura de Schelsky y leyó todos sus textos. Dijo: «Al término del semestre, a finales de julio de 1960, llegó la hora de la verdad: confesé a mi padre mi pasión y obsesión por la sociología y mi decisión de hacer de ella mi carrera universitaria y mi profesión porque la consideraba mi vocación». Este habló con Schelsky para averiguar los motivos que movieron a Heinz a abandonar los estudios de filología, pero en definitiva no se opuso. Lo apoyó y le dijo que si en el futuro esa carrera no le aportaba ingresos para mantenerse ya considerarían qué hacer. El espaldarazo paterno nunca lo olvidó.

Schelsky era cabeza de un grupo de profesores, de asistentes de investigación, de con-ferencistas invitados y profesores eméritos. A los mejores estudiantes los reunía en su casa sin que faltaran las salchichas y las cervezas, Heinz dijo sobre esas convocatorias: «Schelsky me otorgó el privilegio de acogerme en su Oberseminar, uno de esos círculos dedicados a la discusión libre de problemas profundos del campo y conocidos –desde los inicios de la

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universidad europea en la edad media– como instituciones a las que asistían solamente los alumnos preferidos y además privatissime et gratis».

En la escuela de sociología de la Universidad de Münster, la problemática institucional era tema de estudio fundamental. Heinz comentó: «La sociología que estudiábamos con Schelsky, Freyer y sus profesores invitados (Arnold Gehlen, Hanno Kesting y otros), asisten-tes y colaboradores, se inscribía en la corriente de la sociología institucionalista, de tanta relevancia en la Alemania entre las dos guerras mundiales y fundamentada, después de la primera, en la parte teórico-conceptual en los clásicos, especialmente Max Weber, Alfred Weber, Wilhelm Dilthey, el propio Freyer, Georg Simmel, Karl Mannheim hasta Karl Marx., etc, aunque desprovista luego de la segunda [guerra mundial], de la parte teórica-histórica» para los estudios propiamente sociológicos.

Sobre el interés de sus profesores por la sociología institucionalista, anotó: «Tal vez por la ruptura que marcaba la década de los 30 para la sociedad alemana, quizás por la necesidad de nuestros profesores de sustraerse del examen de su propia biografía en ese período y de su papel en el mismo, practicaban una sociología principalmente interesada en, y orientada a, pensar e investigar las formas materiales e inmateriales (o sea, las insti-tuciones), mediante las cuales las sociedades logran constituirse y reconstituirse más allá de los procesos de cambio y continuidad».

Refirió que eran tiempos en que se estudiaba «una sociología conservadora, que no reaccionaria, en atención a determinados valores éticos, derivados básicamente de la filosofía Kantiana». De cualquier modo, él sentía gratitud por las enseñanzas de sus profesores. «Pese a que me encuentro, hoy por hoy [en 1988], bien lejos de sus supuestos epistemológicos y de sus teorizaciones, no puedo dejar de reconocer la importancia que han tenido [Hans Freyer, Arnold Gehlen y Helmut Schelsky] sobre mi formación intelectual».

En octubre de 1961, Heinz dejó la Universidad de Münsters para estudiar dos semes-tres en la Universidad de Viena. Dijo que en realidad no la seleccionó «por su reputación académica». Recordó la opinión de un periodista de la BBC inglesa que dijo: «La universidad austríaca tenía entre sus grandes defectos haber votado en 1932, bajo el austro-fascismo, a los comunistas y psicoanalistas; en 1938, después de la incorporación de Austria al Tercer Reich, a los judíos; y, en 1945, después de la derrota del Eje a manos de los Aliados, a los alemanes, de modo que, ¿qué se podía esperar de ella?».

Pero Heinz tenía motivos propios para quedarse en Viena: «Eran en parte estéticos: quería gozar del magnífico teatro que ofrecían las numerosas salas de esa ciudad, [y] en parte personales: quería estar lejos de mi familia, al menos durante un tiempo, de modo que la falta de reputación científica de la Universidad de Viena no me inquietaba mayormente, entre otras razones porque mi maestro Schelsky me dijo que gozar un año de vida de estu-diante en el exterior era más importante de lo que, en lo formal, se podía aprender de él».

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En la Universidad de Viena encontró a «tres maestros importantes»: Leopold Ros-enmayr, Friedrich Herr y Friedrich Engel-Janosi. De ellos aprendió: «Cuán importante es la base empírica de lo que se analiza e interpreta en la sociología», y cuán fundamental es no subordinar la investigación al «empirismo puro». Con ellos estudió la historia del pensamiento de Europa Occidental para descubrir «la relación entre historia y sociología». Y comprendió la articulación entre la sociología y otros campos del conocimiento por medio de la lectura de Arthur Miller, Eugene Ionesco, Jean Paul Sartre y Peter Weiss. También ejerció el «oficio del historiador» y experimentó «el placer [hasta sensual –apuntó–] de trabajar en archivos con documentos antiguos». Dijo que el año que pasó en esa universidad «fue importante, exitoso y fructífero», y que fue un período que cambió de rumbo toda su «vida posterior».

Sin embargo sus padres le exigieron volver a la Universidad de Münters y si no obedecía le suspenderían el pago de sus estudios. Con su partida de la Universidad de Viena renunció a la idea de elaborar una tesis de doctorado en torno a Los informes de los embajadores del Imperio Austro-Húngaro sobre la Guerra Federal de EE.UU en la década de los sesenta del siglo XIX, bajo la tutoría de Engel-Janosi. Dijo de este que personificaba a «un historiador de los de verdad» y que había sido: «[el] Único sobreviviente de su familia exterminada en los campos de concentración del Tercer Reich».

En octubre de 1962, Heinz retornó a la Universidad de Münsters. Schelsky lo acogió con los brazos abiertos. Por sugerencia de este se incorporó al Instituto de Investigación Social de dicha Universidad. Schelsky le propuso participar en un proyecto de investigación sobre los trabajadores migrantes en la Alemania del «milagro económico alemán», cola-borar en el establecimiento de una Asociación Alemana de la Universidad de Münster para la cooperación científico-social con los países latinoamericanos –organismos que existen en otras universidades alemanas desde la primera mitad del siglo XX– e investigar sobre el papel de las instituciones en la sociología alemana de los años veinte, que era su nuevo tema de tesis doctoral y cuyo tutor sería el propio Schelsky.

Pero Schelsky era un guía de tesis con muchos quehaceres. Heinz dijo: «En vista de [sus] crecientes dificultades por sus numerosos doctorandi tutoreados (en medio de innu-merables ocupaciones de catedrático, director de un instituto ‘mamut’, asesor del gobierno federal y varios gobiernos estadales, etc.), decidí un día, después de una larga y positiva conversación con él, el cambio de tutor y de tema». Su nuevo guía de tesis sería Johannes C. Papalekas, quien había sido jefe de departamento en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Münster y que estaba trabajando en la Universidad de Ruhr.

No obstante tuvo otra razón para cambiar de tutor. La explicó así. «Después de muchas conversaciones mis relaciones con Papalekas se convirtieron con el tiempo en más cercanas (y a veces más apasionadas) que con Schelsky, tal vez porque nuestras diferencias político-intelectuales eran más grandes y porque nuestras ganas de discutirlas y discernirlas eran más

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pronunciadas». Quizá Heinz necesitaba hacerse nuevas preguntas, le apremiaba encontrar otro tema de tesis. Fue Nietzsche el que dijo que se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre siendo su discípulo.

Por venirse a Venezuela, Heinz perdió contacto con Schelsky. Sin embargo, lo visitó en un viaje que hizo a Alemania. Moriría en 1984. En un sitio de internet se lee que en el siglo actual jóvenes sociólogos alemanes retoman sus textos.

En definitiva, resumió Heinz, su tesis doctoral comparó las teorías de la revolución de Marx y de Lenin. Y dijo que las analizó como teorías de aproximación a las relaciones de poder sin conectarlas con las nociones de cambio social. Por eso, precisó: «El hecho de que, al final, la tesis resultara más un modesto aporte a lo segundo [el cambio social], ciertamente no fue responsabilidad de Papalekas, sino resultado de mi terquedad: había descubierto el tema que en adelante iba a dominar, como en definitiva domina, mi vida académico-intelectual-científica y –¿por qué no?– política, aunque mi curiosidad intelectual, respecto de las relaciones sociopolíticas del poder, quedó incrustada en mí y se manifiesta en muchas de mi publicaciones».

En marzo de 1967, Heinz se gradúo de Doctor en Ciencia Social en la Universidad de Ruhr con la distinción magna cum laude. Fue un estudiante que alcanzó los máximos reconocimientos: tres años atrás había obtenido la mención summa cum laude al recibir su título de sociólogo.

Consiguió un cargo de profesor en la Universidad de Ruhr en Bochum. Dijo: «Me ocupé en mis materias de la teoría de los conflictos sociales en el estructural-funcionalismo, siguiendo particularmente las interesantes tesis que ofrecía Lewis Coser en torno al poder movilizador del cambio en los conflictos sociales». Añadió que trabajó en un: «modelo sociológico del cambio político y de la teoría del cambio en ‘La democracia en América de Alexis de Tocqueville’». Y señaló que leyó textos sobre: «la sociología del cambio en América Latina [a través] de artículos publicados en inglés y francés de [Gino] Germani, [Orlando] Fals Borda, Camilo Torres, José A Silva Michelena, [Fernando Henrique] Cardoso, [Juan Carlos] Agulla, [José Luis] de Imaz y otros)».

Heinz tenía posibilidades de obtener un puesto permanente de catedrático en una universidad alemana. Pero sin esperarlo, su carrera académica cambió de rumbo. Explicó: «Desde el punto de vista vivencial, el año 1967 me deparó dos experiencias que considero esenciales para mi futuro como ser humano y como sociólogo. Una fue mi primer viaje a América Latina. En efecto, por encargo de mi Universidad y para establecer sus primeros contactos con el exterior no europeo, realicé una visita a la Republica Dominicana (por po-cos días), [a] Venezuela (por tres semanas), [a] Colombia, Guatemala y México (por escaso tiempo en cada país) y EE.UU. (por dos semanas)».

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La verdad es que regresó a Alemania deslumbrado, lo que se deduce por la elocuencia como narró su viaje: «Lo que viví, vi, escuche, probé, olfateé, toqué, me fascinó –no alcan-zaban mis sentidos para incorporármelo. Percibí la sociología del cambio no como ejercicio académico, el contacto con el cambio no como resultado de las explicaciones y teorizaciones de otros, sino como experiencias cotidianas, tangibles, dolorosa[s] y grandiosas. Creo que, durante ese viaje, empecé a madurar mi decisión de salirme pronto de la universidad ale-mana y adentrarme en ese mundo que, para mí, no se presentaba como subdesarrollado y dependiente sino como un enorme laboratorio de cambio social real».

La otra experiencia la vivió en el contexto de las movilizaciones políticas que ocurrían en Europa. Comentó que se entusiasmó con el surgimiento del movimiento estudiantil de Alemania Occidental, que en junio de 1967 había protestado la visita del Sha de Persia a aquél país. Y que militó de manera vehemente a favor de las protestas del Mayo Francés y de la Primavera de Praga.

Esos procesos sociales reales y los que él había visto en su viaje a América Latina le movieron a redefinir los temas que quería estudiar. «Para mi propia sociología del cambio, ambas experiencias tuvieron larga duración en lo que a su influencia se refiere. Por un lado, me acercaron a interpretaciones de dicho cambio lejanas a mi formación originaria, obli-gándome a re-estudiar autores y recodificar significados que antes habían tenido sentidos diferentes. Por el otro, descubrí lo que, a la postre, iba a ser una constante de mi vida: la preocupación por la posibilidad de la utopía histórica». Muchos compartieron la ilusión por las utopías históricamente viables. García Márquez decía que frente a los infortunios sociales del siglo XX los «inventores de fábulas» como él se sintieron con el derecho de creer en: «una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir».

Los libros y artículos que Heinz escribió como autor y coautor, entre fines de los años sesenta y el primer lustro de la década de los setenta, ratifican su interés hacia la reflexión de la utopía posible y la sociología del cambio. Sobre todo su área de estudio académico y su objetivo político fueron los proyectos sociales de América Latina que, desde los movimientos de izquierda, ideaban un cambio político. Publicó con otros autores los análisis Che Guevara und die Revolutión (Che Guevara y la Revolución); Und sei es mit Gewalt. Die Revolution in Guatemala (Así sea con violencia. La revolución en Guatemala); Christentum und politische Praxis: Camilo Torres (Cristianismo y práctica política: Camilo Torres); Der Fall Peru (El caso Peru); Revolution in Chile. Der schwierige Weg zum Sozialismus (Revolución en Chile. El difícil camino hacia el socialismo); Lateinamerika: Faschismus oder Revolution (América Latina: fascismo o revolución). Junto a Marx y Lenin. Acerca de la sociología de la Revolución, que fue su tesis de doctorado, y Universidad, dependencia y Revolución que publicó como coautor y que en 1980 tenía ocho ediciones en Siglo XXI, todos esos análisis representaron la primera

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parada de su itinerario intelectual, político y vivencial para imaginar sociológicamente el cambio social. Anota Borges que: «Apollinaire separa los escritores en estudiosos del Orden y en traviesos de la Aventura».

Cuando Heinz se marchó de Europa en agosto de 1968, los tanques rusos habían iniciado la invasión que finalizó con la Primavera de Praga y en París se había desvanecido la rebelión estudiantil. Al respecto dijo: «Sigo estando convencido que 1968 (con el Mayo Francés y esta Primavera) es el inicio de la implosión del socialismo realmente existente y por ello un año decisivo en el proceso de transición que estamos viviendo. Conste también que los dos epítetos no son sino metáforas para dos momentos de una revolución, o sea, un cambio social radical».

Dicho lo anterior, tal vez, queda por preguntar: ¿Heinz había decidido distanciarse de la Alemania racista y totalitaria de Hitler y el nacionalsocialismo en el que vivieron sus padres, sus familiares, sus profesores y sus allegados, no obstante que cuando se implantó esa tragedia histórica él no había nacido y que cuando finalizó él tenía apenas cinco años? Dijo el poeta palestino Mahmoud Darwish que el «hombre libre es quien, por la razón que sea, elige su exilio». Quedémonos con la idea que Heinz eligió ser un hombre libre.

Venezuela su nuevo hogar

Heinz tenía en mente ausentarse de Alemania por tres años. Quería irse a «algún país sub-desarrollado, [pero] no tenía mucha fijación con respecto a eso, podía ser América Latina, podía ser Asia». Afirmó que llegó a Venezuela «más bien por razones aleatorias».

Un antropólogo australiano, que era su amigo y que residía en Trinidad-Tobago, le ofreció trabajo en el departamento de ciencias sociales del instituto que dirigía. No le pareció inconveniente la propuesta; él hablaba inglés, lo que le haría fácil vivir en esa isla del Caribe. Decidió consultar a José Agustín Silva Michelena, un sociólogo venezolano que había conocido en 1966 en un Congreso Mundial de Sociología. Desde entonces se hicieron amigos íntimos.

No imaginó las consecuencias que tendría la conversación con José Agustín Silva M. «El me dijo que cómo era posible que me fuera a una isla que apenas había salido de la condición de colonia de su majestad británica, en vez de venirme de una vez a Venezuela; entonces, yo puse por delante el obstáculo que significaba el hecho de que yo no hablaba español sino muy, pero muy rudimentariamente. Entonces José Agustín se puso bravo y me dijo no, eso no es así, voy a arreglar para que te manden lo pasajes para que vengas a Venezuela. Así ocurrió efectivamente en el lapso de una semana cambié de decisión y me vine a Venezuela». Fue Borges quien dijo que el destino es inescrutable.

De todos modos, el país no le era del todo ajeno a Heinz. Estaba casado con una venezolana de ascendencia alemana que se había graduado en la Universidad Central de Venezuela. Tenía amistad con José Agustín y Héctor Silva Michelena y, por sugerencia de

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aquél, había leído un resumen en inglés de la investigación del Cendes sobre el cambio social en Venezuela y ya había visitado el país; en esa ocasión se entrevistó con investigadores de dicha institución por sugerencia de José Agustín Silva M.

En septiembre de 1968, Heinz comenzó a trabajar en la Facultad de Ciencias Econó-micas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. En el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de esa facultad planteó que iba a investigar temas de la sociología del imperialismo. En la escuela de Sociología y Antropología se encargó de la Cátedra Introducción a la Sociología, que era la materia que dictaba Schelsky cuando él lo conoció. De modo que Heinz vino a ejercer el mismo oficio docente de su maestro Schelsky, que era el de cautivar a los alumnos principiantes para que se entusiasmaran con la sociología; lo que él consiguió con el estilo Sonntag de razonar y con su soltura para establecer empatía.

Heinz llegó a una universidad agitada por la renovación universitaria. Sobre esta dijo: «Fue mi segunda experiencia de participación activa en un proceso de cambio social, después del Mayo Francés (que lo fue también alemán, italiano, austríaco, inglés, estadounidense, etc., aunque cada uno de los mayos tuvo características particulares, aparte de las comunes) y fue definitivamente distinta».

Heinz dio su explicación sobre las diferencias de la renovación de la Universidad Central de Venezuela con las reformas de las universidades europeas: «Basta con señalar que allá habíamos luchado, en primerísimo lugar, en contra de lo que fue el resultado so-cietal de la restauración de nuestras sociedades después de la Segunda Guerra Mundial a imagen y semejanza de las que habían existido antes de la misma y con ella la pérdida de la oportunidad de constituir algo nuevo y aquí [en la Universidad Central] la renovación de la universidad implicaba, en la mejor tradición del movimiento estudiantil latinoamericano desde Córdoba/Argentina en 1918 en adelante, el intento de construcción de una nueva sociedad» (H. Silva Michelena y Sonntag, 1970).

Heinz se comprometió con el movimiento renovador; en los debates sus plantea-mientos eran radicales. Los estudiantes lo llaman Dany el rojo, que era un calificativo que lo comparaba con el líder del Mayo Francés, Daniel Cohn-Bendit y era un gesto amistoso por su apoyo a la causa renovadora.

En la Renovación Universitaria, Heinz corrió el riego a los que expone la lucha política. Ocurrió así: junto con algunos profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales firmó un remitido que alegaba razones en contra de la participación de investigadores del Centro de Estudios Internacionales-Instituto Técnológico de Massachusetts (Cenis-Mit) en el proyecto de investigación del Cendes sobre el cambio social en Venezuela. Objetaban que la Fundación Ford financiaría su estadía en el país al suponer que ésta servía de pantalla a intereses no académicos. Era ineludible que él y Héctor Silva Michelena conversaran con

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José Agustín, para el momento coordinador de investigaciones del Cendes y miembro prin-cipalísimo del grupo de investigadores que había trabajado en el estudio mencionado en dicha comunicación. Heinz narró que en una de las tertulias que habían titulado «nuestro gin-tonic» pusieron en claro los asuntos de esa carta y que nunca más volvieron hablar del asunto. En realidad, podemos creer que fue un dialogo entre amigos y entre hermanos que se querían. De todos modos, para llegar a acuerdos lo primero que se requiere es la disposición de conversar y quizá preste auxilio lo que Ana María Matute sentenció de manera concluyente: «un gin-tonic te da una lucidez bárbara».

En noviembre de 1969, Heinz asistió al Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) en Ciudad de México. Relató que fue Héctor Silva M. quien le abrió camino para que conociera al grupo de científicos sociales que estudiaban el cambio social latinoamericano. De aquella junta de colegas, Heinz recordaba las interminables discusiones, los discursos vehementes, el afecto mutuo, no obstante las divergencias y controversias que tenían. Como bien se sabe, explicaba Heinz, después del Congreso, el dependentismo alcanzó relevancia en el pensamiento y en las ciencias sociales latinoamericanas sin que se librara de dividirse en dos corrientes. Una, la teoría de la dependencia que era «una suerte de teoría del imperialismo desde el subdesarrollo» y, otra, el enfoque de la dependencia que se orientó al análisis de las situaciones concretas de las economías de los países latinoamericanos.

Ese año conoció a Darcy Ribeiro quien había llegado exiliado a Caracas. A partir de entonces se hicieron buenos amigos. Darcy, los hermanos Silva Michelena, Alfredo Chacón, Armando Córdova y Heinz formaron un grupo de lúcidos universitarios. Heinz explicó que él se encargó de una edición en alemán del conocido libro de Ribeiro El proceso civilizatorio y que trabajó en la traducción, en la elaboración de un epilogo y en la entrevista que le hizo.

También contó que Ribeiro, con su claro razonamiento, le había dado razones para entender: «Que el proceso de subdesarrollo y dependencia, esto es, el cambio social en esta parte del mundo, necesitaba el marco de una conceptualización teórica más amplia que la que ofrecían las trayectorias de cada una de nuestras sociedades», y dijo que fue una enseñanza que introdujo en su «quehacer académico-intelectual».

Como ocurrió con los profesores, estudiantes y empleados de la Universidad Central de Venezuela, Heinz se enteró en la mañana del 31 de octubre de 1969 que en la madrugada el ejército había allanado la universidad. De modo que se nombraron autoridades interinas, y a él, por negarse a colaborar con ellas, no le renovaron el contrato de profesor. Así que ni finalizó su proyecto de investigación ni continúo con sus clases.

Se fue del país en 1971 en busca de otro destino académico. En Chile fue profesor visitante en las universidades de Chile y de Concepción; allí escribió un libro sobre el difícil camino al socialismo en Chile, que reseñamos en el apartado anterior. Se quedó diez meses

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en Alemania occidental y dio clases de sociología e historia latinoamericana en la Univer-sidad de Konstanz (dijo: «una universidad nueva y elitesca»). Por un corto lapso regresó a Chile. Viajó a Dakar-Senegal para asistir al primer seminario Afro-Latinoamericano sobre estrategias de desarrollo. Y se instaló durante tres meses en el Instituto de Estudios para el Desarrollo Económico y Social (IEDES) de la Universidad de París I.

Necesitó hacer ese viaje a Alemania occidental para tomar conciencia que él ya no podría vivir allí. Dijo que no estaba «ni intelectual ni sentimentalmente» vinculado al país donde nació, y que no le fue fácil enfrentar el desarraigo. Por fortuna, tenía un punto de llegada en otra patria. Así fue. En enero de 1973, regresó al mismo aeropuerto donde había iniciado su periplo: el aeropuerto de Maiquetía en Venezuela.

Gastón Parra Luzardo, quien era el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia (LUZ) y su amigo, le propuso «coordinar la comisión encargada de diseñar las bases para la creación de la Escuela de Sociología en esa Facul-tad», y le planteó poner en marcha «un proyecto de investigación sobre la marginalidad en el Estado Zulia.» A los seis meses renunció. Contó que se le relacionó con un confuso incidente ocurrido durante una manifestación estudiantil a causa de la cual la policía le arrestó durante unos días.

A la angustia que le provocó ese hecho se le sumó la que le produjo la situación de Chile. Heinz comentó: «El golpe militar contra la Unidad Popular, el 11 de septiembre de 1973, con la muerte de Salvador Allende y tantos amigos, si bien significó un duro golpe para mi convicción de la posibilidad de construir una nueva sociedad por senderos no violentos y me deparó una depresión de varios meses, finalmente reforzó mi interés en el cambio social y me llevó a extenderlo hacia el sistema político y las condiciones sociales de la democracia».

En septiembre de 1973 le propusieron trabajar en el Cendes. «Llegué así a la institución académica que más significado ha tenido en toda mi vida y a la cual he dedicado una buena parte de mis fuerzas intelectuales, académicas, y hasta vivenciales».

Fue necesario que Heinz decidiera estudiar sociología, que hiciera un viaje exploratorio por América Latina, que renunciara a su carrera académica en Alemania, que rechazara la oferta de trabajo en la isla de Trinidad-Tobago, que su esposa fuera venezolana graduada en la Universidad Central (dijo: «ella me había hablado mucho del Cendes»), que hiciera amistad con Héctor y José Agustín Silva Michelena, y que este le propusiera venirse al país, que en 1973 regresara a Venezuela, que renunciara a su trabajo en la Facultad de Cien-cias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia, para que, finalmente, hallará en el Cendes, en la Escuela de Sociología, en la Universidad Central, a unos universitarios que lo apreciaron tanto. Dice un verso que cita William Ospina: «Se precisaron todas esas cosas, para que nuestras manos se encontraran».

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El Cendes, su otra patria intelectual

Cuando Heinz comenzó a trabajar en el proyecto de investigación sobre los asentamientos urbanos no regulados, el Cendes tenía un año de haber iniciado sus actividades por su cierre temporal, a consecuencia de los sucesos que desencadenó la intervención gubernamental a la Universidad Central de Venezuela. Contaba si acaso con 18 profesores-investigadores y tres departamentos de investigación y ofrecía un curso de postgrado en Planificación del Desarrollo.

A fin de no volver a vivir la experiencia que lo sacó de la nómina de dicha universidad, se inscribió en el concurso de oposición para optar a un cargo de profesor en la cátedra «Teorías del subdesarrollo» de la Escuela de Sociología. Como su caligrafía era desesperadamente ilegible, en la presentación del examen, el jurado examinador le permitió redactar su prueba escrita en una máquina de escribir y no a mano que era lo establecido en el reglamento del concurso. Por supuesto que ganó el cargo y combinó sus tareas de investigación en el Cendes con el dictado de clases en la Escuela de Sociología.

En esos años cuando ya tiene estabilidad laboral y en el Cendes ha encontrado un espacio académico intenso que lo estimula a seguir avanzando en sus investigaciones, Heinz retomó algunas ideas de su tesis doctoral. De hecho, le resultó evidente que la sociología del Estado y del sistema político eran campos temáticos que iba a trabajar en sus investigaciones del Cendes. Dijo sobre el primero: «El punto de partida fue un trabajo que se publicó a partir de finales de 1973, en varios idiomas, bajo el título Hacia una teoría del capitalismo periféri-co, en el cual presenté lo que para aquel entonces eran los resultados de mis reflexiones e investigaciones sobre el Estado [en] las sociedades dependientes».

En esa línea de análisis, Heinz presentó en 1976 su primer trabajo de ascenso en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. También publicó como coautor el libro El Estado en el capitalismo contemporáneo que alcanzó diez ediciones en Siglo XXI Editores. El otro ámbito lo abordó en la investigación Estructura y procesos del sistema político venezolano de 1958 en adelante, que él coordinó dentro del Área de Desarrollo Sociopolítico del Cendes. Sobre el tema de los sistemas políticos, fue coautor del libro El proceso electoral de 1978: Su perspectiva histórico-estructural que analizó la estructura del sistema político venezolano. En los años siguientes, centró su atención en la cuestión del cambio político «como mani-festación máxima y vehículo supremo del cambio social».

Por aquellos años entró en contacto con un grupo de investigadores, de diversas partes del mundo, que debatía sobre la economía mundial. El vínculo lo inició en el Co-lloquium on the World Economy que se había reunido en Caracas en 1974. Dijo que a los organizadores de esa reunión, José Agustín Silva M. les sugirió que lo invitaran a él. Explicó que era: «Un grupo de estructura organizativa laxa pero de fuerte contextura intelectual». Estaba conformado por: Samir Amin, Immanuel Wallerstein, Aníbal Quijano, Theotonio Dos

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Santos, Giovani Arrighi, Terence K. Hopkins, André Gunder Frank, Omar Bagchi, Otto Kreye, y Folker Fröbel, y otros académicos invitados. Comentó que en las discusiones él cambió, «si bien lentamente y contra las resistencias que siempre acompañan a una reorientación epistemológica», su esquema teórico-histórico del análisis de sociedades individuales, para poner el énfasis en la relación entre éstas y el sistema mundo.

En la década de los ochenta, Heinz fue elegido Director del Cendes y vuelto a nom-brar en otras dos elecciones. El sabía articular la gestión administrativa universitaria con las obligaciones académicas; de hecho disfrutaba el incesante movimiento de su apretada agenda. Describía al Cendes como: «un instituto universitario de investigación científica comprometido con los cambios sociales necesarios y con la búsqueda de vías prácticas para contribuir a él». Y decía que las actividades de investigación y docencia de ese centro no podían: «inscribirse en un proselitismo partidista-político de dimensiones inmediatas», sino que tenían que «someterse a la relación rigurosamente dialéctica entre la teoría y la práctica que caracteriza nuestro quehacer cotidiano como científicos sociales».

De modo sugestivo, Heinz decía que él tenía una especie de «enamoramiento con el Cendes». Se presentaba diciendo: «Mucho gusto, soy Heinz Sonntag, investigador del Cendes». Su origen alemán «pero reencauchado venezolano», como él anotaba, junto con su condición de profesor del Cendes fueron considerados por algunos como rasgos que lo distinguían. En una ocasión un mensajero travieso le dijo a la recepcionista que traía un paquete para el alemán del Cendes y ella respondió con el tono de quien no aprueba el calificativo: – ¿Será para el Doctor Sonntag? y Heinz, que escuchaba la conversación, exclamó: –Déjalo: está bien– ¡Yo soy el único alemán del Cendes!–. ¡No puede ser de otro modo!

Durante su primera gestión como director, Heinz enfrentó un conflicto difícil que ocurrió en el Cendes. El lo explicó de esta manera: «[Se debatió] si era un instituto predominante-mente académico o si era un instituto académico, pero con compromisos con la sociedad». Dijo que se dilucidó, si más allá de las fronteras conceptuales de los grupos de investigación se podía iniciar «un intento de reintegración [teórica y metodológica] del Cendes» para investigar las problemáticas del desarrollo venezolano. Bien es verdad, acotó, «que los conflictos son parte de una institución tan compleja, tan dinámica».

En los años ochenta, Heinz incorporó dentro de sus intereses temáticos la reflexión sobre las ciencias sociales de América Latina y el Caribe. Razonaba que tenían: «Una tendencia a un eclecticismo cada vez más grande, una negativa a la gran narrativa que nosotros habíamos cultivado sobre el desarrollo, como lo que habíamos venido haciendo bajo la influencia del foco de la dependencia, y la tendencia esa de dedicarse a estudios muy puntuales que vimos en toda América Latina desde 1986 [o] 1987, hasta finales de la de los 80, [y] comienzo de los 90; fue el resquebrajamiento de la capacidad creativa de las ciencias sociales de América

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Latina». El libro, Duda, certeza, crisis. La evolución de las ciencias sociales de América Latina, es tal vez su análisis más detallado sobre el tema.

Heinz combinó las tareas académicas con los trajines del que escribe sobre temas del debate público. Las cuestiones que aborda en la prensa son amplias: pasa de la política venezolana a la globalización; de los procesos electorales en las democracias a los proble-mas en las universidades; del análisis del Estado venezolano a la situación de las ciencias sociales de Latinoamérica; del cambio político y social en países de América Latina al modelo de desarrollo venezolano.

Organizó con germánica minuciosidad los 35 años de la fundación del Cendes. Con un acto central en el teatro más importante de Caracas, con un orador principal que sobre-sale y que era el Presidente de la República, con otro conferencista destacado que era él mismo, con seminarios y conferencias, con artículos de prensa que él elaboró y entrevistas en las que habló de lo importante que era esa celebración. Y es que él consideraba que las investigaciones del Cendes habían aportado datos empíricos exactos y nociones valiosas, que ayudaron a hacer menos irreconocibles los problemas del desarrollo venezolano, en la segunda mitad del siglo XX. Ya lo dijo García Márquez: «La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios».

En 1998, en su trabajo de ascenso a profesor Titular quedó claro que Heinz era un universitario y un intelectual de sólida formación, interesado en los problemas latinoame-ricanos y mundiales. Basta leer las publicaciones que como autor o coautor sometió a la consideración del jurado. A saber: Relativo descenso de la hegemonía de Estados Unidos: un punto de vista latinoamericano; La situación actual de las ciencias sociales latinoamericanas; Las vicisitudes del desarrollo; Lo global, lo local, lo híbrido: aproximaciones a una discusión que co-mienza; América Latina: la patria grande; Las mutaciones del liberalismo y el sistema internacional en perspectiva. Sobre las preocupaciones de los académicos con visiones cosmopolitas, Tony Judt dijo: «Ningún intelectual que haya despertado algún interés duradero puede limitarse solo a unos temas de estudio locales».

Heinz no permaneció indiferente frente a la realidad venezolana del siglo XXI. Su preocupación política lo llevó a dilucidar porqué los sectores políticos y sociales en el poder no alcanzaban a entender que la democracia se hace firme con el dialogo tolerante, con el debate de las ideas y el fortalecimiento de la discusión pública. El sabía que en la con-frontación política hay puntos de vista diferentes sobre lo que se puede considerar el lado correcto en el cual hay que situarse. Sabía también que la cuestión cardinal era entender que cualquier postura política tiene de manera inevitable consecuencias políticas.

Pues para Heinz había que debatir sobre los problemas que afrontaba la sociedad venezolana como resultado de la manera de gobernar de los sectores políticos y sociales en

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el poder desde 1998. El vislumbraba que el país se movía sobre la cuerda floja en la cual podía sucumbir la democracia; él creía que se seguían reproduciendo los males crónicos del atraso económico, del estancamiento institucional y de las calamidades sociales de diverso orden. En el complejo laberinto político en el que se había adentrado la sociedad venezolana, él hizo notar que había que analizar las experiencias políticas del siglo XX que habían arrojado a países al drama de las dictaduras, de los autoritarismos, de los totalita-rismos y del fascismo. Para discutir sobre esos asuntos es que fue co-fundador y Director del Observatorio Hannah Arendt.

Heinz decía que él era de los universitarios que estaban: «de una u otra manera [involucrados] con un proyecto societal», «pero con un espíritu crítico y al mismo tiempo impregnado por la mística de quienes saben que el camino de la humanidad en definitiva será determinado por la acción de los hombres». Fue Sartre quien dijo: «Quiero al hombre que me parece tener el conjunto de las cualidades del hombre: la conciencia, la facultad de juzgar por sí mismo, la facultad de decir sí o no».

Otra pasión de Heinz fue la sociología. «Pienso que una diferencia importante entre un sociólogo (u otro científico) bueno y un buen sociólogo (u otro científico) radica en que el segundo hace lo que hace con todo su corazón, está existencial y vivencialmente involucrado en su quehacer y posee por ello la imaginación sociológica de la que hablaba [Charles] Wright Mills». A los estudiantes les citaba las palabras de Immauel Wallerstein que dicen que un científico social debía pensar que lo que imagina contribuye de veras a descifrar y descubrir «lo autentico, lo bello, y lo justo» de la sociedad. Sabía de lo que hablaba, sabía que había que despertar el entusiasmo de los aprendices del oficio de sociólogo.

Heinz valoraba la relación cordial. Tenía gestos llenos de civilidad. Walter Benjamin dijo que un gesto que no es nada y a la vez es todo. Heinz hizo amigos en la Escuela de Sociología, en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, en otras facultades de la Universidad Central de Venezuela. En el Cendes tuvo amigos entrañables. Amigos que él quiso y amigos que lo quisieron mucho, sobre todo en el grupo de investigadores del Área Sociopolítica. Roberto Bolaños dijo que: «También es verdad que la patria de un escritor no es su lengua o no sólo es su lengua sino la gente que quiere».

Nada más normal en el Cendes que Heinz inspirara ocurrencias. Un colega se preguntó cuál rasgo suyo tendría semejanza con la de alguno de los personajes que Cortázar inventó y que retrató a través de los perfiles de: los cronopios, que eran seres anárquicos, locos y llenos de gracia; los famas, que eran seres de influencia, de autoridad y de corbata; y los esperanza, que se dejaban gobernar por aquellos, pero que luchaban por hacer posible sus ideales. Se solucionó así. Heinz no reunía con propiedad los rasgos de alguno de ellos sino que tenía caracteres de los tres. De modo que era un cronopio por su falta de malicia, por sus modos de niño grande, por su carácter rebelde; era un fama por sus testarudeces, por su

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impulso apremiante a llamar la atención, por sus maneras de personaje importante; era un esperanza por su compromiso solidario con los amigos, por su visión amplia de intelectual comprometido con el cambio social, por su naturaleza de hombre bueno.

Honrar a Heinz

Nos quedamos con un sentimiento de gratitud hacia Heinz por sus aportes a las ciencias sociales venezolanas y latinoamericanas, por sus ideas de intelectual cosmopolita, por su imaginación sociológica y con agradecimiento por su compromiso con el país, con la universidad, con el Cendes.

¿Cómo podríamos recordarlo? pues manteniendo el ideal de hacer efectiva una utopía viable y que las ideas para hacerla posible se propaguen en las mentes de los universitarios de Venezuela y de América Latina. En su libro Duda/certeza/crisis, Heinz citó un párrafo de la novela Terra Nostra de Carlos Fuentes: «Frente a un mundo aplastado por el peso gravoso del pasado, América era la esperanza del mañana, el lugar de los sueños, la sede de la utopía porque aquí estaba todo por hacerse».

Estamos consiente que en este escrito abreviamos lo vivido por Heinz, sin embargo aquí unimos estas palabras a otras que lo han recordado en artículos de prensa y en otros escritos.

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Heinz R. Sonntag. Entrevistado por Gregorio Darwich Osorio, 15 de junio de 2000.

Heinz R. Sonntag. Entrevistado por Gregorio Darwich Osorio, 25 de enero de 2001.

Heinz R. Sonntag. «Desafíos para pensar el desarrollo en América Latina» por Nelly Arenas y Carlos Aponte, Cuadernos del

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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

pp. 161-165

* Docente de la Escuela de Economía e Investigador del Área de Desarrollo Económico del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, Cendes-UCV.Correo-e: [email protected]

El desenvolvimiento económico-financierode PDVSA: 1976-2014

RODRIGO A. PERAZA DARIAS*

En el marco del proyecto de investigación que está a punto de culminar el Área de De-sarrollo Económico del Cendes, bajo el título «La Ilusión de la Siembra del Petróleo», le correspondió abarcar al autor de esta reseña la parte correspondiente a los prolegómenos de la nueva actividad económica en un país agrícola, pobre, diezmado por las enfermedades y las luchas entre caudillos locales por capturar su porción de poder político. El oro negro para unos y el excremento del diablo para otros, bien pueden simbolizar los dos extremos bajo los cuales se ha percibido la emergencia desde las entrañas de la tierra de los fluidos hidrocarbonados que paulatinamente serían apetecidos, sobre todo, por las naciones que mostraban pautas de desarrollo económico acelerado. Aunque Venezuela ignoraba la manera de buscar, encontrar, extraer y separar sus componentes, hubo distinguidos venezolanos que advirtieron los peligros de no hacer un uso racional de los proventos que el petróleo iría proporcionando; Alberto Adriani, Gumersindo Torres, Manuel Egaña y Uslar Pietri fueron seleccionados como representativos del grupo inicial o precursor, pero no fueron los únicos, aunque posiblemente los mejor estudiados; muy cerca vendrán luego Juan P. Pérez Alfonzo, Rómulo Betancourt y otros como Domingo F. Maza Zavala, Asdrúbal Baptista, Diego Bautista Urbaneja y algunos más, a los cuales se le agregan destacados tratadistas del exterior de no menor importancia. Incluimos también a Román Cárdenas porque su visión hacendística y su sentido de la oportunidad coadyuvaron a que comenzara a ponerse orden en esa pulpería que era la recaudación de tributos rentísticos. La Ley Orgánica de Hacienda Pública Nacional de 1918, cuya discusión duró dos años, es una apuesta al futuro, al punto que todavía hoy en día están vigentes varios de sus artículos. El general Juan Vicente Gómez tendría muchas fallas, pero no la de mal administrador y, por ello, confió a su paisano Cárdenas, ingeniero y filósofo, la enorme tarea de ordenación administrativa del territorio nacional.

En la segunda parte de la investigación, se nos encomendó examinar la evolución de Pdvsa en su trayecto desde el inicio de operaciones el 1º de enero de 1976 hasta el 31 de

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diciembre de 2014 en unos casos y 2012 en otros, según la información disponible para el momento en que se realizó el acopio de datos, todos tomados de los informes anuales de resultados publicados por Petróleos de Venezuela, S. A. (Pdvsa). Es de señalada importancia destacar el decisivo papel aportado por distintos tesistas de la Escuela de Economía de la UCV, quienes, bajo la tutoría del suscrito, hicieron posible la compilación de una copiosa data cuantitativa y el cálculo de indicadores o razones financieras y económicas. Con ello se fortaleció la relación entre las necesidades del pregrado de encontrar temas para las tesis y las de los centros de investigación de construir bases de datos y realizar cálculos, ampliándose el alcance de las líneas de investigación programadas.

Mientras se escudriñaba en los informes anuales de Pdvsa, surgieron varias áreas temáticas que fueron necesarias abordar y que dieron lugar a sendas tesis de pregrado, las cuales resumiremos a continuación:

1) Vaciado, cálculo y análisis de los datos financieros de los balances y estados con-solidados de resultados de Pdvsa por el período 1976-2014, dando como productos las razones de liquidez, endeudamiento, actividad y rentabilidad, más el resultado financiero de la economía presupuestaria petrolera y no petrolera, la incidencia de los ingresos petroleros en los ingresos fiscales y en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

2) Una tarea similar a la anterior, en lo que se refiere a la disposición de las fuentes de información, se llevó a cabo a partir del estado consolidado del flujo de efectivo por activi-dades operacionales y de inversión para el período 1976-2012. Comprendió el cálculo de las razones propias del sector petrolero y de la incidencia en las variables monetarias (base y liquidez monetarias), fiscales (regalía, impuesto sobre la renta y dividendos) y cambiarias (tipo de cambio); el examen de su evolución en el lapso indicado, con apoyo de fuentes especializadas y su comparación con corporaciones internacionales de su mismo tenor.

3) Comparación entre el manejo del desarrollo petrolero de Venezuela y Noruega; dos países con geografía, demografía y origen diferentes, pero que descubrieron la presencia de hidrocarburos en sus fronteras, con la necesidad de aplicar tecnologías de punta, especial-mente en el caso noruego, para obtener unas tasas de extracción satisfactorias. Los resultados vistos a largo plazo fueron muy distintos, a saber: en 1950, el producto interno bruto por habitante de Venezuela era de unos 7.000 dólares, mientras que el de Noruega apenas alcanzaba los 5.000 dólares, esto es, 28 por ciento menos; en cambio, en 2012, Venezuela había superado escasamente los 13.000 dólares, en tanto que Noruega escalaba los 50.000, es decir, diez veces su marca anterior y 285 por ciento (casi 3 veces) por encima de Vene-zuela. Desde otro punto de vista, se observó que antes de sus respectivos descubrimientos de yacimientos petrolíferos, Venezuela –reiteramos– era un país pobre, con una agricultura dual, pero básica, gobiernos de distinto signo político, una creciente e inestable burocracia y una población mayor que la noruega, pero con un nivel de vida de menor calidad; Noruega

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de PDVSA: 1976-2014

en cambio, poseía una economía industrial diversificada y estable, un sistema de gobierno democrático y transparente, y una burocracia profesional con elevadas normas éticas, lo que hizo posible que sus instituciones adquirieran un carácter inclusivo,1 coadyuvando a alcanzar un desarrollo económico y social sostenible. Mientras Venezuela reafirmaba su vocación rentista y quedaba marcada por la conocida «enfermedad holandesa» (síndrome venezolano), Noruega reafirmaba la eficiencia y la normalidad como claves fundamentales de su desarrollo. El rentismo y populismo fue reemplazado por un Estado redistribuidor de los excedentes del petróleo mediante la creación en 1990 de un Fondo Petrolero con el fin de ahorrar para el futuro,2 que ahora tiene aproximadamente 600 mil millones de dólares; todos los proventos generados por el petróleo noruego van directamente al Fondo, que es administrado por el Banco Central. La norma establecida es que solo se puede transferir al Presupuesto un máximo del 4 por ciento del Fondo.

Para conformar un marco referencial apropiado y completo, nos pareció pertinente resumir los retos más importantes que debió cumplir Pdvsa desde su inicio, que se fueron convirtiendo en hitos de la historia de la corporación, que la actual generación debe cono-cer y así contrarrestar una suerte de «leyenda negra», repetida por los que adversan sus ejecutorias, que son indestructibles.

El aporte de la actividad petrolera a los ingresos públicos, que actúan como correa de transmisión hacia la población, propietaria del recurso, supone un elevado riesgo dada su condición de no renovable, su volatilidad económico-financiera, la escasa apertura de la economía hacia otras actividades de naturaleza renovable y la cada vez mayor dependencia como sostén del gasto público. Asimismo, el destacado efecto redistribuidor del Presupuesto Público se ha sustentado, en buena parte, en el flujo monetario de Pdvsa, sustrayéndole atención a operaciones medulares, obligándola a endeudarse de forma progresiva, a cos-tos financieros prohibitivos por ser Venezuela la nación de América Latina con el más alto riesgo-país.3

La sociedad venezolana y, mucho más aún, los observadores del resto del mundo, no encuentran justificación al hecho según el cual en el sexenio 2006-2012 –salvo el año 2009 en el que los precios petroleros se debilitaron por la crisis financiera internacional– se

1 Apuntamos a la teoría sostenida por Daron Acemoglu y Lames A. Robinson (2012) en Por qué fracasan los Países.2 La referencia a Noruega es una extracto de la ponencia del profesor de esa nacionalidad, Dr. Oystein Noreng, titulada El rol del petróleo en el desarrollo económico de Noruega, en el marco del Foro «Petróleo y Desarrollo Sostenible: los casos de Venezuela y Noruega», promovido por el Observatorio de la Globalización del Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar Pietri (Celaup), en la Universidad Metropolitana de Caracas en octubre de 2008.3 La firma estadounidense J. P. Morgan hace un seguimiento, aceptado a nivel internacional, del comportamiento de los países de América latina, tomando en cuenta el riesgo político, la posibilidad de que un país caiga en mora por falta de liquidez y el que sea atractivo o no para inversiones foráneas. El riego-país se denomina Emerging Markets Bond Index Plus (EMBI+) y se expresa en puntos básicos (tanto por diez mil) o en tanto por ciento.

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Rodrigo A. Peraza Darias

percibieron máximos históricos de ingresos y, pese a existir regulaciones legales que excluían del circuito presupuestario los calificados como ingresos extraordinarios y exorbitantes, ante el amplio margen de discrecionalidad otorgado al Presidente de la República para su uso, la casi totalidad de los ingresos petroleros excedentarios se utilizaron para cubrir el incremento en el gasto público no programático y para alimentar el denominado Fondo de Desarrollo Nacional, S. A. (Fonden). La misión de este debía ser financiar proyectos reproductivos, pero sus resultados se han ocultado bajo una política pública de opacidad operativa y silencio informativo. Paradójicamente, Pdvsa y el país soberano alcanzan en 2016 cotas de endeu-damiento sin parangón, y un riesgo-país que está superando los 31,04 puntos porcentuales (3104 puntos básicos), lo que, comparado con México (2,17 puntos porcentuales) o Colombia (2,73 puntos porcentuales), evidencia un diferencial abismal que traduce la escasa confianza que merece Venezuela para la comunidad financiera internacional, esto es, bancos, inversores, mercados, acreedores y potenciales suplidores.

Ante la dramática caída de entrada de divisas generadas por las exportaciones de petróleo –casi su única fuente de suministro, toda la nación venezolana carece de me-dicinas y alimentos, ya que el 70 por ciento de ellos nos viene del resto del mundo y el gobierno no posee recursos monetarios para importarlos. El análisis de los movimientos de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pago refleja la merma de las divisas, lo que trastocó su estructura, donde ahora el segmento mayoritario corresponde a las reservas no operativas, básicamente oro.

Fuera del contexto de la investigación central de nuestra área, hemos abordado –siem-pre con el apoyo de tesistas de la Escuela de Economía de la UCV– otros temas relacionados también con el petróleo, pero obedeciendo a prioridades puntuales, como ha sido el caso de Citgo, empresa radicada en los Estados Unidos de América, poseída totalmente por Pdvsa desde 1995, dedicada a la refinación de crudo venezolano que luego se expende como productos derivados en un significativo segmento del mercado de ese país, sobre todo de carburantes. Los indicadores financieros calculados han puesto de manifiesto que su debi-litada estructura económica ha sido causada por el afán de su casa matriz de convertirla en mampara de operaciones no medulares que interesan a Pdvsa.

Con la misma motivación, se están concluyendo dos trabajos comparativos, a saber: 1) La corporación rusa Rosneft, de capital público, la mayor productora mundial de crudo

(aproximadamente 10,5 millones de barriles por día) y la estadounidense Exxon-Mobil, con actividades en unos 40 países, que incluyen exploración y producción (upstream), y refina-ción y distribución (downstream) de petróleo y gas natural, siendo la principal distribuidora mundial de productos derivados del petróleo y del gas natural, con ganancias superiores a cualquier competidor.

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El desenvolvimiento económico-financiero

de PDVSA: 1976-2014

2) Pdvsa, Pemex, Petrobrás, Petroecuador y Ecopetrol, aplicando los indicadores refe-ridos a patrimonio, activos, gerencia, utilidad y liquidez (conocido como método Camel por sus siglas en inglés), a objeto de tener una idea del estado de cada una de esas empresas petroleras estadales.

Con estas investigaciones esperamos contribuir, en alguna manera, a demostrar que es posible y recomendable la conexión entre el pregrado y los centros de investigación, donde, con una normal orientación profesoral, es factible obtener una valiosa información, especialmente cuantitativa, con la aplicación de instrumental estadístico, matemático y eco-nométrico, entre otros; ello eleva el espíritu de superación del tesista y suple al investigador de datos e información general que muchas veces no ha sido advertida. La experiencia nos ha demostrado que, a veces, los estudiantes que realizan su trabajo de grado logran tener acceso a personas o data vedada al docente investigador. Además, los temas objeto de investigación engrosarán el acervo de estudios del Cendes.

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EVENTO

pp. 167-170

* Profesor de la Universidad Central de Venezuela. Consultor en RSE y Balance Social, Cooperativismo, Participación y Diseño OrganizacionalCorreo-e: [email protected]/ @oscarbastidas25

IV Jornadas de Supervisión de la EconomíaPopular y Solidaria

Economía Solidaria: experiencias y conceptos

OSCAR BASTIDAS DELGADO*

En los pasados días 14 y 15 de octubre se realizaron en Quito estas jornadas organizadas por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS) con la intención de: 1) Resaltar las bondades de la solidaridad y la transparencia que caracterizan al sector también deno-minado «la otra economía»; 2) impulsar una necesaria reflexión sobre ambas modalidades económicas; y 3) contribuir a conocer y socializar el funcionamiento y el desarrollo de la economía popular y solidaria en Ecuador y en la región.

La SEPS, como entidad técnica de supervisión y control que busca el desarrollo, es-tabilidad y solidez del sector, colocó especial énfasis en las experiencias financieras desde la perspectiva de la crisis que afecta a América Latina en dos aspectos: 1) Crisis financiera, análisis macro prudencial y supervisión en el Sector Financiero Popular y Solidario; y 2) Experiencias Internacionales del sector real de las cooperativas frente a la crisis.

En el evento participaron unos 550 representantes de cooperativas de base y organis-mos de integración, así como invitados internacionales y representantes gubernamentales de la Corporación Nacional de Finanzas Populares y Solidarias (Conafips), la Caja Central Financoop y la Corporación Financiera Nacional (CFN).

Los asistentes, así como quienes siguieron su transmisión en vivo a través de las redes sociales, escucharon las conferencias de quince expertos nacionales y extranjeros provenientes de Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Costa Rica, Canadá y Venezuela. Los representantes gubernamentales expusieron sobre las opciones financieras disponibles o en preparación en esas entidades para fortalecer al sector financiero popular y solidario.

El primer día finalizó con la I Rueda de Integración, nueva dinámica que aportará a la consolidación del sector, en el que las cooperativas financieras expusieron sus ofertas, normas y condiciones de crédito, a las organizaciones del sector real, las que, a su vez, manifestaron sus requerimientos para fortalecerse.

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Oscar Bastidas Delgado

También, al final del día se presentó el libro: «Economía Solidaria: experiencias y con-ceptos» texto que corresponde al número tres de la serie: «Estudios sobre Economía Popular y Solidaria», editado por la SEPS, con artículos de estudios y análisis de experiencias de: Pablo Guerra, Fernando Zerboni y Alejandro Pena (Uruguay); Rubén Zeida y Monserrat Miño (Argentina); Ana María Sarria, (Brasil); Miguel Fajardo, (Colombia); Álvaro Durán (Costa Rica); Tom Wilde (Canadá); César Marcillo, Carlos Naranjo, Edward Herman y Carlos Trávez (Ecuador), y quien suscribe, Oscar Bastidas Delgado (Venezuela). El libro se puede descargar en: http://base.socioeco.org/docs/2705a873-b256-4f6a-8dfd-59370b09f0d4.pdf

Durante el segundo día se profundizó en la economía real, sobre todo en los sistemas de cooperativas de vivienda, consumo y comercio justo, con la intención de proveer herra-mientas y guías para fortalecer apropiadamente emprendimientos a las entidades financieras y productivas del sector.

Desarrollo del evento

Hugo Jácome Estrella, titular de la Superintendencia, instaló el evento resaltando sus obje-tivos; Carlos Naranjo, intendente de la SEPS en la Zona 5, comentó el contenido del Código Orgánico Monetario y Financiero ecuatoriano en su intervención sobre la «Incidencia del Código Monetario y Financiero en las COACS», enfatizando que se debe optar por la diferen-ciación, debido a: 1) La propiedad cooperativa es diferente a la de las empresas de capital; 2) el acto solidario es distinto a una transacción mercantil; y 3) la praxis de la gestión del cooperativismo debe ser distinta a la práctica comercial.

Por parte de las instituciones ecuatorianas: Geovanny Cardoso, presidente de Conafips, Marín Bautista, gerente de la Caja Central Financoop y Paola Bravo, subgerente de la CFN, expusieron sobre las opciones financieras disponibles o en preparación en esas entidades para fortalecer al sector financiero. Las ponencias presentadas fueron las siguientes:

- Ana Mercedes Sarría Icaza, Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Univer-sidad Católica de Lovaina y profesora de Gestión de organizaciones públicas y sociales de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (Ufrgs), compartió su experiencia en la red brasileña de incubadoras tecnológicas de cooperativas populares con su ponencia Prácticas cooperativas en Brasil: la Red de Incubadoras Tecnológicas de Cooperativas Populares y la economía solidaria en un contexto de crisis.

- Álvaro Enrique Durán Vargas, licenciado en Administración de Negocios y en Con-taduría Pública, a contracorriente de lo que plantea el pensamiento dominante, con su intervención Ahorro y Crédito en épocas de crisis: el caso de Costa Rica, afirmó que mientras menos regulación y control haya, mejor; en su opinión, la mejor forma de resistir una crisis es contar con una supervisión transparente e independiente.

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IV Jornadas de Supervisión de la Economía

Popular y Solidaria

Economía Solidaria: experiencias y conceptos

- César Augusto Marcillo Vaca, Economista con especialidad en Comercio y Marketing Internacional por Cepade y profesor universitario del Instituto Tecnológico Equinoccial, luego Universidad Tecnológica Equinoccial del Ecuador, trabajó el tema Las Cooperativas no financieras de América Latina y el Mundo frente a las crisis y adversidades de variada índole.

- Alejandro Pena, Contador Público, Economista y Magister en Economía Internacional, Jefe del Departamento de Riesgos Financieros de la Superintendencia de Servicios Financieros del Banco Central del Uruguay y Miembro de la Comisión Técnica del Comité de Estabilidad Financiera en Uruguay presentó El crédito al consumo en el Uruguay: El rol que juegan las administradoras de crédito.

- Geovanny Cardoso Ruiz, Economista por la Universidad de Cuenca, director general de Conafips y Secretario técnico del Programa Nacional de Finanzas Populares Emprendi-miento y Economía Solidaria (Pnfpees), disertó sobre Finanzas Populares y Solidarias Caso Ecuatoriano.

- Montserrat Miño, Socióloga por la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Departamento de Cooperativismo del Centro Cultural Floreal Gorini, propuso disputar los mercados de servicios, producción y consumo, lo que requeriría de políticas públicas a tal propósito. Pablo Guerra, de Uruguay hizo una fuerte crítica a la división formal/informal que se propone desde la ortodoxia. Insistió en las virtudes éticas constitutivas de la economía social y solidaria.

- Pablo Guerra, Licenciado en Sociología con doctorado en ciencias humanas, con Tesis en socio-economía de la solidaridad e investigador de la Universidad de la República del Uruguay, presentó un interesante y completo panorama de la Economía Solidaria en Uruguay: composición del sector y políticas públicas.

- Rubén Emilio Zeida, Ingeniero electromecánico y Doctor en Ciencias Aplicadas y Físicas de la Universidad de París, expuso la extraordinaria experiencia de la cooperativa argentina Hogar Obrero, cooperativa con más de un siglo de existencia y la primera de América en afiliarse a la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), que logró vencer dificultades econó-micas serias a raíz de su programa de construcción de vivienda y sigue siendo ejemplo de motor de la economía asociativa y solidaria argentina.

- Matthias Arzbach, Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Bonn y director de la Oficina Coordinadora para América Latina y el Caribe de la Confederación Alemana de Cooperativas (Deutscher Genossenschafts - und Raiffeisenverband (DGRV) con sede en Costa Rica, ilustró sobre Orígenes y consecuencias de las crisis de las cooperativas de ahorro y crédito en América Latina.

- Tom Wilde, socio de Equal Exchange, cooperativa estadounidense que apoya el Comercio Justo, y Gerente General de La Siembra, cooperativa canadiense que se dedica también al Comercio Justo, presentó la última experiencia.

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Oscar Bastidas Delgado

- Miguel Arturo Fajardo Rojas, Licenciado en Filosofía, Director del Centro de Inves-tigaciones de Economía Solidaria de la Universidad de San Gil, expuso, en su condición además de co-impulsor del interesante cooperativismo generado en las Provincias del Sur de Santander, Colombia, las condiciones de desarrollo de ese cooperativismo en un territorio calificable como solidario.

- Fernando Zerboni, Presidente de Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam) –el movimiento social más grande, más antiguo y más activo dedicado a temas de vivienda y desarrollo urbano en Uruguay– transmitió su vivencia con la federación, como mutualismo capaz de proveer techo a mitad de precio, con una novedosa forma de propiedad colectiva; una prueba más de la creatividad de la economía, popular y solidaria.

- Manuel Mariño, Contador Público de la Universidad de Buenos Aires y Economista de la Universidad de Uppsala, actualmente Director Regional de ACI-Américas, expuso sobre «El cooperativismo como mecanismo para afrontar la crisis en la región» al cierre de la segunda jornada de trabajo.

- Oscar Bastidas Delgado, Cooperativista y profesor de la Universidad Central de Ve-nezuela (UCV), DEA de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París / Colegio Cooperativo de París, disertó sobre las confusiones propias del uso de los términos Economía Popular «y» Solidaria comparándola con las bondades del de Economía Social, y presentó la experiencia autogestionaria de las Ferias de Consumo de Lara, modalidad de consumo que, con sus 550 trabajadores asociados, intermedia con criterio de comercio justo entre los 600 proveedores de las ferias y el 25 por ciento de la población de Barquisimeto, Venezuela, que adquiere productos en ellas.

Julio Oleas, Intendente de Estadística, Estudios y Normas de la SEPS, durante el cierre del encuentro señaló que el intenso trabajo de reflexión y análisis de experiencias solidarias, y de los conceptos requeridos para dotar de coherencia a esas experiencias –fundamen-talmente para reforzar el sector financiero popular y solidario–, justificaban plenamente la realización del evento.

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

pp. 171-173

* Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-UCV y profesor invitado del Cendes, IESA y Escuela de Derecho de la UCV. Director y cofundador de Innovaven (Asociación para la Innovación Tecnológica). Correo-e: [email protected]

Perspectivas latinoamericanas en el estudio socialde la ciencia, la tecnologia y la sociedad

PABLO KREIMERHEBE VESSURI,

LÉA VELHOANTONIO ARELLANO, coords.

Por IGNACIO AVALOS GUTIÉRREZ*

Según es ya un decir propio de los tiempos que corren, el mundo está cambiando radical y rápidamente, eludiendo los modelos y las reglas que, para bien y para mal, lo gobernaron hasta no hace mucho tiempo. Las transformaciones se vienen dando en todos los planos de la vida colectiva y se encuentran asociadas, a través de un complejo entramado, al desarrollo tecno científico. Se habla, entonces, de la sociedad del conocimiento, cuya estructuración institucional y desempeño se encuentran enlazados, en gran medida, a los procesos mediante los cuales se crea, almacena, distribuye, controla y utiliza el conocimiento en sus diversos formatos, en función de patrones organizativos, sistemas de recompensa, mecanismos de financiamiento, esquemas de control de calidad, así como valores e intereses, diferentes a los que tradicionalmente pautaron el desarrollo de las actividades científicas y tecnológicas en los últimos años.

A la par de lo anterior, forzoso es indicar que el actual modelo de desarrollo se en-cuentra seriamente cuestionado a lo largo y ancho del planeta, según da buena cuenta una amplia y diversa literatura, parte de ella encargada de recordarnos que la sociedad (global) del conocimiento es, simultáneamente, la sociedad (global) del riesgo. Expresado en pocas palabras, el vigente patrón de crecimiento está destruyendo las condiciones que hacen posible la vida en la tierra y no es exagerado afirmar que se empieza a rozar un límite en el que los daños a la naturaleza podrían ser irreversibles. Pero no se trata solo de la cuestión ecológica. Se trata, ciertamente, de un desacomodo más general, de carácter civilizatorio, bien documentado en múltiples investigaciones, del cual se ha hecho eco, para sorpresa tanto de tirios como troyanos, la más reciente Encíclica Papal. Un desacomodo, cabe agregar, en

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

el que, como se sabe, la ciencia y la tecnología también reciben lo suyo en cuanto a críticas y reparos en términos de sus orientaciones y de sus aplicaciones.

Así las cosas, se ha planteado la necesidad de la participación ciudadana en los procesos que administran la creación, difusión y utilización de las innovaciones. Se trata de una exigencia surgida hace algún tiempo, pero que ahora ha cobrado una gran relevancia, convirtiéndose en una condición de la democracia en los tiempos que corren. Es este asunto, dicho sea de paso, una importante asignatura pendiente en los países de la región.

El libro Perspectivas latinoamericanas en el estudio social de la ciencia, la tecnologia y la sociedad toma su significado a partir del cuadro general anteriormente esbozado. Es, en este sentido, una reflexión muy importante –e ineludible, debería agregar– orientada a desentrañar ciertas claves que han adquirido enorme peso en la explicación del mundo de estos días. En sus páginas se habla, en tono siglo XXI, de asuntos que conciernen, de manera muy directa y relevante, a la vida de cada día, de cada uno de nosotros.

Tal reflexión cobra forma dentro del «estilo» de los estudios CTI, esto es, se encuentra enmarcada en una línea de investigación de relativa larga data que reivindica la exigencia de la mirada latinoamericana sobre la sociedad del conocimiento, sus aspectos centrales y sus implicaciones más gruesas. La misma tiene tras de sí una tarea, no sé si habrá que señalarlo, que requiere de mucho músculo teórico y conceptual a fin de no dejarse «coloni-zar» por el punto de vista de los países centrales, epicentro de los grandes cambios tecno científicos que están teniendo lugar. Y supone, en fin, un trabajo que toma en cuenta las condiciones, las posibilidades y los propósitos de los países de la región en este campo, bajo la premisa de que, si bien el desarrollo tecno científico puede ser un poderoso instrumento para la transformación social, no necesariamente resulta compatible con cualquier modo de concebir la sociedad. Dicho «estilo» supone, por tanto, entender la generación, distribu-ción y utilización de los conocimientos como procesos sociales, marcados por la ideología, la política, la economía, la cultura y esas cosas que a estas alturas del partido, en ciertos ambientes, aún resultan inaceptables, por «contaminantes».

Este libro está muy bien pensado desde el punto de vista de su contenido. Versa sobre los «temas de siempre», los que habitualmente han ocupado a los pensadores latinoameri-canos, pero tratándolos a través de un punto de vista «aggiornado» que, a la postre, les da un nuevo rostro. Pero igualmente asoma ciertos temas emergentes, los propios, podríamos decir, de la «época», aunque, si se me permite una observación, en este caso hubiese querido encontrar referencias más amplias alrededor del nuevo paradigma tecnológico, armado a partir de la convergencia de los desarrollos nano-bio-info, con la evolución de la investiga-ción en el campo de las ciencias cognitivas (que cubre las neurociencias, al mismo tiempo que la psicología y la filosofía), a través de cuyo desarrollo y aplicación se empiezan a dejar

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

ver grande cambios, desde luego en la economía, pero seguramente también, según ya lo anticipan algunos autores, en la propia condición humana.

No obstante lo anterior el texto brinda, así pues, un muy buen panorama en el área de los estudios referidos a las actividades científicas y tecnológicas, en términos de su estrechísima y complicada, y hasta enrevesada, conexión con la sociedad.

En suma, puedo dar fe, luego de leer sus seiscientas páginas, repartidas en más de cuarenta capítulos escritos por casi cien autores, que se trata de una obra que ofrece un menú amplio y diverso de asuntos, que da mucho para pensar en muchas cosas y que deja en sus numerosos ensayos un inventario de aciertos, pero también de fracasos y, así mismo, no pocas interrogantes y muchos aprendizajes. Es, pues, una obra muy útil para indagar, desde la propia experiencia, cómo, para dónde y con qué fuerza soplan los vientos de este siglo, y con qué secuelas y cuáles opciones para América Latina.

Dicen que, una vez publicado, cada quien entiende e interpreta un libro a su manera, al margen, hasta cierto punto, de la intención que haya tenido el autor al escribirlo. Para mí, más dado a pensar desde la visión de las políticas públicas, este compendio de artículos ayuda a encarar el desafío de los países latinoamericanos de constituirse como sociedades del conocimiento, de acuerdo a sus condiciones y objetivos, a partir de la exclusión, la diver-sidad cultural y la justicia social y sin ignorar, obviamente, las consecuencias, envueltas en ventajas y desventajas, que se desprenden del enmarañado transcurrir de la globalización.

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INFORMACIÓN EDITORIAL

Autores

Isaac Enríquez PérezSociólogo mexicano con Posgrado en Historia del Pensamiento Económico y Doctorado en Economía Internacional y Desarrollo. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México. Colaborador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la misma Univer-sidad. Seleccionado como Investigador Junior por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso). Sus líneas de investigación se refieren al estudio de las teorías del de-sarrollo y su construcción epistemológica, las concepciones sobre el desarrollo expresadas en los organismos internacionales y las políticas públicas mexicanas, y a las dimensiones problemáticas en la construcción del conocimiento sobre América Latina. Correo-e: [email protected]

Enrique de la Garza ToledoDoctor en Sociología por El Colegio de México con estudios de posdoctorado en la Univer-sidad de Warwick, Inglaterra y en la Universidad de California en Berkeley. Profesor inves-tigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Investigador Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. En 2007, fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo. En 2009 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía. Se ha especializado en sociología del trabajo, relaciones industriales, metodología de las ciencias sociales y teoría social.Correo-e: [email protected]

Alfredo Hualde AlfaroDoctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Magister en Política y Economía Internacional. Profesor-investigador del Depar-tamento de Estudios sociales del Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, México, desde 1990. Temas de trabajo: construcción social de conocimientos y habilidades, trayectorias laborales y precariedad en México. Su último libro publicado es La precariedad laboral en México (2014) en coautoría con Rocío Guadarrama y Silvia López (coords.) y Dimensiones, dinámicas y significados editado por El Colegio de la Frontera Norte, Universidad Autónoma Metropolitana, Cuajimalpa.Correo-e: [email protected]

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Autores

Julieta VeraLicenciada en Economía en la Universidad de Buenos Aires y Doctora en Ciencias Sociales de la misma Universidad. Investigadora del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina y miembro del Programa Cambio Estruc-tural y Desigualdad Social (IIGG-UBA). Entre las recientes publicaciones se destacan -en coautoría con el Dr Agustín Salvia-: «Cambios en la estructura ocupacional y en el mercado de trabajo durante fases de distintas reglas macroeconómicas (1992-2010)» en Revista Estudios del Trabajo N° 41-42 y «Heterogeneidad estructural y desigualdad económica: Procesos intervinientes en el patrón de la distribución de los ingresos laborales del Gran Buenos Aires durante las distintas fases macroeconómicas (1992-2010)», en Revista Desa-rrollo Económico Nº 207-208, Vol. 52.Correo-e: [email protected]

Jorge Luis Díaz RamírezLicenciado en Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad Central de Venezuela y Magíster Scientiarum en Planificación del Desarrollo, mención Política Social (Cendes-UCV). Consultor de organismos internacionales, entes gubernamentales, empresas priva-das, organizaciones no gubernamentales y centros académicos en temas de diseño, gestión y evaluación de proyectos y programas de desarrollo e interés social. Investigador en los campos de derechos humanos, violencia, desarrollo social y, especialmente, salud como hecho social.Correo-e: [email protected]

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INFORMACIÓN EDITORIAL

Normas para autores

Los manuscritos enviados a la Revista son sometidos a la revisión del Comité Editor para garantizar que cumplan con los requisitos mínimos de calidad propios de una revista acadé-mica, y que sean procedentes dentro de la temática de Cuadernos del Cendes en particular. Si el veredicto del Comité es favorable, el texto se remite a expertos de reconocida trayectoria para su arbitraje, bajo el sistema doble ciego. Las sugerencias de los árbitros, cuando las hubiere, serán dadas a conocer, con la confidencialidad del caso, a cada autor.

Los artículos científicos a ser considerados para su publicación por el Comité Editor de la Revista Cuadernos del Cendes deben cumplir los siguientes requerimientos:

• Sóloseconsideraránparasupublicacióntrabajosinéditosyquenohayansidopro-puestos simultáneamente a otras revistas.

• Laspropuestasdebenincluireltítulodelartículo,nombredelautor,sinopsiscurricular,dirección electrónica, resúmenes en español e inglés, tres palabras clave utilizadas y el nombre del proyecto de investigación correspondiente. En ningún caso los resúmenes pueden exceder los 850 caracteres.

• Losartículospropuestostendránunaextensiónentre20y30páginasescritasaespacioy medio en letra 11 puntos y en papel tamaño carta, incluyendo las notas, cuadros y referencias bibliográficas.

• LaspropuestasdebenserenviadasalcorreoelectrónicodelDepartamentodePubli-caciones del Cendes: [email protected] / [email protected].

• Cuandoserequieraelapoyodegráficos,cuadrosomapas,sedebeenviarunaversiónen blanco y negro a la medida de la mancha de la revista como parte del original, indicando el lugar y la página donde serán colocados.

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• Lasnotasdebencolocarsenumeradasapiedepáginayseparadasdelasreferenciasbibliográficas.

• Lasreferenciasbibliográficasdebenserhechasconelsistemaautor-fecha,incluyéndolasen el texto, por ejemplo: (Monedero, 2007). Cuando la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Derrida, 2005:128), o cuando son varias páginas: (Salbuchi, 2005:83-84). Los datos completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo, de la siguiente manera, según el caso:

Casanova, Ramón (2007). Cuaderno con apuntes etnográficos para repensar la escuela, Caracas, Universidad Central de Venezuela, Cendes.

Gutman, Graciela y Pablo Lavarello (2006). «Dinámicas recientes de las industrias agro-ali mentarias en el Mercosur: perspectivas y desafíos», Revista Cuadernos del Cendes, nº 63, pp. 59-83, Caracas.

Mayorga, René Antonio (2002). «Democracia y liderazgo político en Bolivia», en Wil-helm Hofmeister, ed., Democracia y liderazgo político en América Latina, Río de Janeiro, Fundación Adenauer.

El Comité Editor no asume el compromiso de mantener correspondencia con los au-tores sobre las decisiones adoptadas.

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• Bibliographicreferencesinthetextmustfollowtheauthor-datesystem,i.e.(Monedero,2007). When the reference is within quotation marks, the respective page number must follow the year: (Derrida, 2005:128) or in the case of several pages: (Salbuchi, 2005:83-84). All references with their complete data should be listed at the end of the article, in alphabetic order, following the pattern applicable in each case:

Casanova, Ramón (2007). Cuaderno con apuntes etnográficos para repensar la escuela, Caracas, Universidad Central de Venezuela, Cendes.

Gutman, Graciela y Pablo Lavarello (2006). «Dinámicas recientes de las industrias agro-ali mentarias en el Mercosur: perspectivas y desafíos», Revista Cuadernos del Cendes, nº 63, pp. 59-83, Caracas.

Mayorga, René Antonio (2002). «Democracia y liderazgo político en Bolivia», en Wilhelm Hofmeister, ed., Democracia y liderazgo político en América Latina, Río de Janeiro, Fundación Adenauer.

The Editorial Committee does not commit itself to correspond with authors on its decision-making functions.

Authors will receive one issue of the Revista Cuadernos del Cendes where their article was published along with five reprints.

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C E N T R O D E E S T U D I O S D E L D E S A R R O L L O

CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 90

TERCERA ÉPOCA

SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 2015

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INFORMACIÓN EDITORIAL

Guía de arbitraje

La Revista Cuadernos del Cendes es una publicación periódica cuatrimestral arbitrada. Des-de 1983 es el órgano institucional del Centro de Estudios del Desarrollo - Cendes - de la Universidad Central de Venezuela.

En cada número se publican los resultados de investigaciones de los miembros de planta del Cendes y de otros investigadores, así como también documentos, reseñas bi-bliográficas e informaciones referidas al área de Estudios del Desarrollo y de las Ciencias Sociales en general.

A continuación le presentamos un conjunto de criterios de evaluación que deberán ser observados por el árbitro a los fines de realizar un arbitraje integral.

Importancia del tema

Se deberá valorar cuán relevante es para las ciencias sociales el tema analizado en el artículo.

Aportes al conocimiento del tema

Se trata de precisar si el tema desarrollado constituye efectivamente un nuevo aporte a la discusión respectiva.

Fundamentación de las ideas

Se trata de evitar que el artículo sea una colección de ideas superficiales sin basamento teórico y respaldo empírico cuando este sea necesario.

Coherencia

El trabajo deberá articular las ideas conformando un todo cohesionado.

Redacción

La exposición deberá estar escrita en forma clara, precisando los conceptos utilizados.

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TERCERA ÉPOCA

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CARACAS-VENEZUELA

Guía de arbitraje

Bibliografía adecuada y actualizada

Presentación correcta de cuadros, tablas y gráficos

Se trata de cuidar que el autor observe las reglas convenidas universalmente para tales efectos.

Finalmente, se agradece exponer el juicio de la manera más amplia y clara posible. Ello permitirá al autor conocer con más detalle las observaciones y contribuirá a una toma de decisión más adecuada por parte del Comité Editor de la Revista.

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AÑO 32. N° 90

TERCERA ÉPOCA

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Revista Cuadernos del Cendes is an arbitrated four-monthly journal. It has been the insti-tutional channel of Centro de Estudios del Desarrollo - Cendes -, Universidad Central de Venezuela, since 1983.

Each issue offers the reader the results from research projects of Cendes staff as well as from other researchers, plus documents, bibliographic reviews and informative reports concerning the field of development studies and of social sciences in general.

Following you will find a set of evaluation criteria that the arbiter should take into account in order to deliver an integral arbitration.

Importance of the subject

The relevance for the social sciences of the subject analyzed in the article needs to be evaluated.

New contribution to the theme

Namely, to determine whether the subject at issue actually constitutes a new contribu-tion to the respective debate.

Conceptual grounds

The article must not be a collection of shallow ideas without a theoretical basis and empirical support, when required.

Coherence

The ideas are to be linked in such a way as to constitute a cohesive whole.

Writing

The exposition is to be written in a comprehensible way, with the concepts precisely stated.

INFORMACIÓN EDITORIAL

Arbitration guidelines

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AÑO 32. N° 90

TERCERA ÉPOCA

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CARACAS-VENEZUELA

Arbitration guidelines

Suitable and updated bibliography is to complement the article

Proper display of tables and graphics

The author is to observe the international rules that apply in this matter.

Finally, we will appreciate that you deliver your assessment in the broadest and most straightforward possible way. This will allow the author to understand thoroughly the obser-vations to his or her work and will facilitate a sounder decision by the Editorial Committee.