revista cánovas nº2 enero 2013

22
revista digital Nº 2 Enero 2013 ovimiento pacifista hubiera desmovilizado a las falanges griegas, hoy Europa no existiría y tal vez nuestro presidente se llamaría Mahmud Ahmadineyad, los homosexuales colgarían de grúas, nuestras mujeres tendrían los genitales mutilados y nosotros seríamos súbditos de la sharia. storia militar nos recuerda que la naturaleza de los que han muerto en defensa de la libertad es muy distinta de la de los que lo han hecho por defender el totalitarismo. Hay una diferencia entre unos y otros. Cuando ganan estos últimos, siempre lo hacen para seguir matando. En io los primeros mueren para que las generaciones posteriores puedan vivir seguros y libres. No podemos imaginar más sacrificio que el que estos combatientes realizan con la entrega de sus vidas. Hoy en día es más bonito el estudio de la igualdad de hombres y mujeres, la desaparición acismo o la protección del medio ambiente. Pero no hemos de olvidar que estas preocupaciones surgen cuando uno goza de libertad y un determinado nivel de bienestar. Estas condiciones en occidente se sustentan sobre los millones de hombres que dieron su vida para evitar que concepciones del mundo triunfasen sobre la nuestra. Han sido guerras las que han terminado con el fascismo, el nazismo y el comunismo soviético, también terminaron con la esclavitud en los Estados Unidos y frenaron la peligrosa militarización de Japón. Las democracias han nacido mayoría también de la lucha armada. Y hoy en día son defendidas mediante el mismo método que las ayudó a existir.El sargento David Fernández Ureña murió el pasado 11 de enero para que usted y yo sigamos siendo libres. Murió salvando las vidas de sus compañeros y de los s afganos que podrían haber sido aniquilados por el mismo artefacto explosivo que le mató mientras trataba de desactivarlo. David cumplía así con su deber, de la forma que sólo los soldados lo hacen: dando su vida. Sólo a nuestros militares se les exige que llegado el momento an para proteger a sus compatriotas. Así versa en la mayoría de códigos de honor que rigen los diversos cuerpos de nuestras Fuerzas Armadas. “Recordemos por tanto que nuestro bienestar, el estado de derecho y libertad que disfrutamos se deben a que muchos, en el pasado, n su vida por construir una civilización con estos principios. En esta época dura en que nos toca vivir una gran crisis económica, defraudados por nuestros políticos y arrollados por el sistema financiero, multitud de personas claman por sus derechos en las calles. Es cierto que son dores de muchos beneficios, pero también tienen garantizado el poder salir en manifestación, protestar en medios de comunicación, opinar en internet, etc… y esto es así sólo en una parte del mundo: en la occidental. Las personas que actúan así en Cuba, China, Irán, Afganistán, Libia, Guinea Ecuatorial, Chad, Uganda, Sudán o Ruanda son encarceladas y muchas veces torturadas o asesinadas. Y ha sido contra el concepto del mundo que tienen o han asumido por la fuerza en estos países a lo que nos hemos enfrentado la mayoría de las veces a lo largo de toria.Siempre habrá grupos dispuestos a pedir que no exista el ejército, algunos con camisetas con lemas vacíos y bonitos como “¿Y si hay una guerra y no va nadie?”. No piensa que el otro bando puede ir, que los soldados de otra nación – en la que estaría prohibido llevar esa seta – acudirán al combate y si no está allí su ejército para detenerlos se puede perder mucho y de golpe. Luego hay otros sectores menos idealistas que el descrito que piden la desaparición del ejército pero que al tiempo se preocupan por la salud de ciertos comandantes caribeños aneros. Estos últimos son más coherentes. Lo que les molesta es un ejército de libertad, quieren uno que actúe más dentro que fuera de las fronteras de su país, uno que termine con la gente que escribe cosas como la que tiene ahora mismo delante de sus ojos, como los que nos s cita en esta publicación, como cualquiera que no comparta su visión del mundo. Afortunadamente estamos a salvo. Estamos protegidos por hombres y mujeres como el Sargento Fernández Ureña, como los miles de efectivos de nuestras Fuerzas Armadas destacados allí donde se rdena. Que no les hagamos películas no significa que no estén día y noche velando por nuestra libertad. Y esta protección es tan grande y generosa que se hace extensiva a aquellos que quieren que el Ejército desaparezca, también mueren por quien no les quiere.Iré al grano. No o hablar de la crisis, sino de oportunidades. Vivimos un momento histórico. Si analizamos la evolución de los acontecimientos de la historia de la humanidad, ésta se caracteriza por la existencia de momentos álgidos y de momentos críticos, y lo más interesante, a mi juicio, es observar, samente, como en los momentos críticos es cuando se va gestando el caldo de cultivo necesario para la emergencia de la figura de un líder con todos sus atributos. Alguien capaz de representar y encarnar los valores de un nuevo ordenamiento de la realidad. Alguien que ponga rumbo un camino donde la ilusión, la esperanza y el optimismo tengan un espacio predominante.Llevamos varios años de crisis, y es probablemente que estemos así un tiempo más. Porque aquello que empezó siendo una crisis financiera se ha desvelado como una crisis sistémica. No sólo os efectos de lo financiero en otras áreas de la sociedad, sino porque a partir de los efectos de la misma se nos obliga –afortunadamente- a ejercitar la reflexión y, a darnos cuenta de que no sólo lo financiero está en crisis. También la sociedad en su conjunto, las estructuras, las uciones, las Administraciones, la educación, la política, y tantas cosas más.El momento actual es realmente interesante, crucial y determinante en el devenir de nuestra historia. Es tiempo para el liderazgo. Para que éste tome la palabra, la reivindique como propia para su objetivo, y ezcan como consecuencia nuevos significados que inauguren nuevos discursos en todas las áreas de la vida.Creo que lo más importante en esta vida no es lo que nos sucede sino la forma de afrontar lo que nos sucede. Por eso, estamos ante una etapa de retos y oportunidades para r demostrar, y demostrarnos a nosotros mismos, la maravillosa capacidad de superación del ser humano. Oportunidad para todos. Para los empresarios, directivos, candidatos a un empleo, familias, profesores, alumnos, médicos, abogados, ingenieros, políticos, amas aún de su propia y los mismos jubilados.La sociedad necesita, y al mismo tiempo demanda, nuevas respuestas a los nuevos problemas y a los de siempre.Considero al líder como alguien que, a diferencia del resto de las personas, es capaz de tomar la iniciativa en un momento determinado ablemente el momento más complicado- y por eso se constituye como tal. Alguien con capacidad para influir y persuadir a los demás y generar en ellos la convicción de que el camino a transitar ahora es el acertado. Alguien con la virtud de motivar y alentar a que ninguno de nosotros llezca en el intento de conseguir nuestros objetivos. Una persona con las competencias personales necesarias para establecer las coordenadas adecuadas.Por tanto, ahora que las circunstancias nos han sacado de nuestra zona de confort nos permite descubrir y seguir desarrollando, erdaderas capacidades de superación del humano. Un tiempo para que todos intentemos ser más líderes de nuestras vidas, de nuestros trabajos, de nuestras empresas, de nuestras familias y descubramos o desarrollemos a ese líder que todos, en mayor o menor parte, llevamos o.Circulan por todas partes, especialmente por la red, informes que pronostican el inmediato desarrollo de los acontecimientos para los países, la economía, las guerras, la innovación y el progreso. Los soportes de estas admoniciones son de variado pelaje, desde uno estadounidense elto en cierta oficialidad por confirmar hasta cada uno de los emitidos por otras autoridades nacionales, institutos de investigación, acreditadas corporaciones privadas, escritores científicos y no científicos, oenegés y hasta exitosas películas que no tienen ni buscaron tener el mínimo histórico, social o lógico. Entre todos ellos hay una serie de cuestiones en común, pero sobre todo hay una que supera a todas en importancia, el dibujo de un futuro con una gran escasez de agua.El gran interés que despierta el planeta Marte para la Comunidad Científica pasa por squeda de los hielos en su superficie o el estudio de la presencia del agua en algún meteorito de esa procedencia. El agua, esencial para la vida, es el gran asunto y la garantía de su existencia es el certificado de viabilidad que necesitan las generaciones venideras, tanto dentro como de la Tierra.Hay muchas batallas, muchas empresas, en las que la humanidad está más o menos inmersa. Unas son sociales, muchas son violentas, otras causas o empeños son científicos y de desarrollo. Mucho por hacer en todos los campos, desde la biomedicina hasta los avances s tecnologías, la agricultura, el medio ambiente, la nutrición y el hambre, la convivencia y la paz, la salud y la longevidad, la formación y la igualdad, la libertad y la seguridad, el empleo y la prosperidad, en fin, el progreso y la felicidad. Todo ello se nos antoja un castillo de naipes si casez de agua es –dicen y dicen- un seguro fantasma que planea por nuestro futuro.Todo ello arroja un pronóstico algo más pesimista de lo que podíamos pensar; pero no es el nuestro precisamente un mundo sin agua, tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta azul están rtas del líquido elemento y el reto ha de ser hacerlo llegar a todos los pobladores en condiciones óptimas para su uso y consumo en una cantidad per cápita razonable y, si se puede, hasta abundante. El agua está ahí, ha de ser tratada y conducida allá donde se necesite. Cómo lo, como cuantificar el esfuerzo y la inversión y como pactarlo es y debe ser el verdadero objeto del empeño de países e instituciones supranacionales para construir la mínima condición de todo futuro posible.Hay que pensar que los grandes epígrafes que titularon la preocupación tiva en el pasado siglo XX, la paz mundial y el hambre en el mundo, pasan por hacer posible la disponibilidad de agua de todos los hombres y mujeres del planeta. Este es el ingrediente más necesario para poder abordar un mundo moderno en que sus moradores no necesiten luchar a el vecino para poder sobrevivir.Hoy día disponemos de avances más que suficientes para llevar el agua a los destinos que se precisen o hacerla transcurrir por las sendas que se quieran dibujar. Igualmente, la tecnología de estos tiempos no es en absoluto ajena a los procesos de ración de aguas en el grado que sea necesario o a la desalación de las mismas cuando se trate de disponer del agua del inmenso mar. Capítulo aparte merecen los diferentes grados de dificultad en según qué proyectos y localizaciones así como los ingentes recursos humanos y ómicos que habrán de dedicarse a estos fines. Determinados países soberanos de gran riqueza sobrevenida por los yacimientos y venta de petróleo hacen un auténtico esfuerzo transformador por construir grandes urbes en sus correspondientes latitudes, dotándolas de todo lo nable y por supuesto abasteciéndose de aguas abundantes para disponer de un paisaje y unas condiciones de vida inimaginables en zonas desérticas y de temperaturas extremas. La gran pregunta, en estos momentos de plena construcción del proceso, es si la infraestructura acuífera ante es o no sólida, si posee alguna dosis de sostenibilidad, o si tiene algo más de continuidad que el constante flujo de petrodólares que sufraga el transporte del agua. Es decir, ¿estos ricos enclaves estatales están dotándose de unos medios permanentes y viables o sus bellas des, llenas de rascacielos, centros comerciales de lujo, resorts, etc., penden de un grueso hilo de oro cuyo repentino adelgazamiento podría dar al traste con todo?Casi huelga decir que los dirigentes de Qatar, Emiratos, Dubhai, Kuwait, etc., tienen ante sí una impresionante responsabi- Su inversión y esfuerzo debe especializarse en la búsqueda de fórmulas posibilistas que concluyan en una transformación de vocación permanente. La conducción de aguas del mar hacia tierra firme a modo de canales, en un transcurso salpicado de estaciones desalinizadoras ntadas por nuevas y sostenibles energías, puede ser una de tantas respuestas que apasionada e inteligentemente es el momento de buscar. Porque la humanidad, después de mucho, tiene algo pendiente que le puede asegurar al menos su trascendencia material: encontrar el agua.En pio y en teoría, la política existe para solucionar los problemas de los ciudadanos. Por eso, partiendo de esta premisa tan básica, choca ver cómo en España, en los últimos años, la política se ha convertido en uno de los principales problemas para los ciudadanos, sólo por detrás aro y de la crisis económica. Algo está fallando cuando la solución se ha convertido en el problema. Y, ante esto, no podemos mirar para otro lado.No obstante, la primera reflexión que quiero hacer a este respecto es positiva, pues creo que la política per se es un arte noble y una ación necesaria y muy loable, por su condición de servicio público. No en vano, el problema al que aluden los ciudadanos en los sucesivos barómetros del CIS no es a la política como actividad, sino a “la clase política y los partidos políticos”. Por lo tanto, de ahí ha de partir nuestra ión.El principal problema de la política hoy en día es su alejamiento, cada vez mayor, con respecto a la sociedad. Muchas veces se crean, desde la esfera política, debates y problemas que no interesan a nadie, olvidando lo que realmente importa a la gente, o quizás precisamente intentar que se olvide. Lo cierto es que la brecha entre los ciudadanos y sus representantes aumenta progresivamente, provocando el desencanto más que justificado de los primeros y la indiferencia insultante e irresponsable de los segundos. Así, unos y otros van tensando una da cuya elasticidad no deja de ser sorprendente.En las próximas líneas abordaré las que, a mi juicio y partiendo de mi experiencia, constituyen las dos principales causas estructurales de este alejamiento: el sistema de acceso a la política y la profesionalización de la misma. La política, o más cercana al ciudadano, es más auténtica y más vocacional. Por eso considero que mi etapa co mo representante estudiantil ha sido clave en mi vida política. Cuando representa ntes y representados están tan cerca (en la misma clase) y se ven las caras s los días, los segundos pueden exigir continuamente a los primeros que se impliquen en las tareas qu e les han encomendado. Así, si te comprometes a cambiar un examen o a luc har para que se abra una biblioteca, más te vale conseguirlo si quieres ecer por clase al día siguiente.En este sentido, conozco a muchos concejal es y alcaldes de pueblos p equeños (y no tan pequeños) dejándose la pi el por solucionar día a día los problemas de sus vecinos. Por lo tanto, vaya por delante mi nocimiento a todos aquellos que hacen política cercana.Volviendo a la uni versidad, tengo que decir qu e siempre he defendido que esos representantes estudiantiles, elegidos p or sus compañeros, deben ser independientes en el ejercicio de unciones y no estar a las órdenes de ningún partido político, pues se deben a quienes los eligen. Eso no quita que puedan estar afiliados, col aboren o simpaticen con algún partido político, pero lo importante es que sean capaces de enciar una cosa de la otra. Como el que es hermano de una cofradía y socio de un club de fútbol.Esta reflexión, que parte de mi experienci a en la política universitaria, es f undamental trasladarla a la sociedad en su conjunto. Así, la dad no debe estar controlada por los partidos políticos (directamente o a través de otras organizaciones o asociaciones creadas expresamente para ello), sino que es la soci edad la que debe controlar a los partidos. Soy, pues, un firme sor de la independencia de la sociedad civil, que tiene mucho que decir y mucho que aportar a la vid a política. Y los partidos deben escuchar a esta sociedad. Pero escuch arla de verdad, no utilizar a los distintos colectivos de forma oralista para hacerse una foto en muchos casos vacía de contenido.Para que la sociedad aporte a la po lítica lo mejor de sí misma, es necesario que los partidos cuenten con pe rsonas representativas de esa sociedad. Porque no es lo mismo ar con profesionales de prestigio, como profesores universitarios, abogados y médicos reconocidos o presidentes de asociaciones (aquí cabría un largo etc.), que nutrirse de gen te del aparato, que no tiene más oficio ni beneficio que el de la a política y que generalmente tiene poco nuevo que aportar.Esa última es precisamente la situación de muchos de nuestros políticos actuales. Porque hoy en día, la principal vía de entrada (aunque no la única) en los partidos políticos es a través de rganizaciones juveniles. Esto en sí no es ni bueno ni malo, el problema es que estas organizaciones están mal planteadas. Lo que debería ser una auténtica escuela de formación de fut uros líderes, en todos los sentidos (incluido el ético), se ha convertido, en yoría de los casos, en un apéndice del partido, dedicado a rellenar actos, a aplaudir en mítines, a poner sillas y a que el lidercillo de turno se ponga medallas en función de su capacidad de convocatoria (¿suya o del partido?) y haga carrera política a costa de sus compañeros. Se en definitiva, de jugar a ser políticos, pero dentro de un juego demasiado real, tan real como la vida misma. Quien esté o haya estado en este tipo de organizaciones, sea del partido que sea, me va a entender perfectamente.Volviendo al ejemplo de la universidad, muchas veces me uestionado cómo jóvenes a los que no votaban ni sus propios compañeros de clase (que son quienes, en principio, mejor los conocen) podían luego llegar tan lejos en política. Y con ese ejemplo quiero poner de manifiesto de nuevo ese alejamiento entre los partidos y la sociedad, mientras que los primeros no se nutran de ésta y se empeñen en autoalimentarse con sus propias criaturas, el abismo se irá haciendo cada vez mayor.La juventud en sí no debe ser un valor absoluto en política. Es cierto que el joven aporta ilusión, ganas y proyectos, pero la experiencia én es importante. Y la virtud está en el término medio, en saber combinar bien ambas cosas. Siempre he sido enemigo de las cuotas, pues creo que la persona que vale debe estar, independientemente de que sea joven o viejo, hombre o mujer. Lo que necesitamos es que, sea cual l sector, colectivo, organización territorial o corriente interna a la que pertenezcan, en política estén siempre los mejores, los más preparados.Las últimas reflexiones enlazan directamente con el asunto de la profesionalización de la política. La mejor forma de acercar la política a la dad es que la gente representativa de la sociedad, aquellos que destacan en el ejercicio de su profesión, sea cual sea, entren en política. El problema es que este tipo de personas, por lo general, o no quieren entrar en política, o no les dejan, o duran poco. Como todo el mundo en los partidos muchas veces las intrigas internas y las lealtades personales están por encima del trabajo y del mérito. Hasta tal punto que en muchos casos lo primero sin lo segundo es aceptado, deseado e incluso fomentado por los aparatos, mientras que lo segundo sin lo primero otivo suficiente para truncar una carrera política. Se puede afirmar perfectamente que el político actualmente dedica la mayor parte de su tiempo y de su esfuerzo a sobrevivir (aparecer en fotos y actos de partido, hacer de relleno en reuniones, recorrer cientos de kilómetros a mana para que el líder de turno le vea activo…). Si no lo hace así, tiene difícil su supervivencia. Pero tampoco el hecho de hacerlo se la garantiza. Así que lo acaba haciendo por si acaso.He visto a muchos líderes rodearse de personas mediocres para destacar entre ellos y evitar e hagan sombra, y despreciar a personas válidas simplemente por el hecho de serlo. Se trata de un planteamiento totalmente equivocado, pues un buen líder debe siempre rodearse de los mejores, a ser posible incluso mejores que él en determinados aspectos, pues lo que tiene riunfar al final es el proyecto, no la persona. Pero, claro, para ello hay que partir de ese planteamiento. De todos modos, he de decir, en honor a la verdad, que también he conocido muchos y buenos líderes que se han rodeado de personas de valía sin miedo a que les hagan ra. Pero esto solamente se lo pueden permitir quienes son líderes de verdad y son reconocidos como tal por las bases.Por otro lado, he mencionado anteriormente que en política deben estar los mejores y los más preparados. Por eso, es imprescindible que, antes de ser alguien o la política, la persona sea alguien fuera de la política, para que así llegue a ella con algo que aportar. En definitiva, lo que hace falta no son profesionales de la política, que vivan de ella como profesión y con vocación de continuidad eterna, sino profesionales, de lo suyo, pero cados en política de forma temporal, ya sea por más o menos años, pero teniendo siempre una profesión a la que volver. Esto, que se lo he oído decir a muchos, desgraciadamente se lo he visto cumplir a pocos.Los jóvenes, por ejemplo, antes de ocupar un cargo público deberían nar sus carreras y a ser posible sus másteres, y luego buscar un trabajo al margen de la política. Porque es necesario pasar por la calle antes de llegar a los despachos, saber lo que cuesta enfrentarse a una entrevista de trabajo o a unas oposiciones, lo que cuesta llegar a final es y lo que es cotizar a la Seguridad Social. Qué flaco favor les estamos haciendo a todos esos jóvenes que llegan a la política sin pasar por ahí. Porque el que no tiene nada y se acostumbra a un determinado estatus, hará lo posible por mantenerlo. Y cuando digo lo posible, también lo imposible.De todos modos, la democracia consiste en que todos los ciudadanos somos electores y elegibles, por lo que no se trata de limitar la cosa pública a quienes tienen formación universitaria. Puede haber buenos profesionales que, por circunstancias de la no pudieron estudiar pero que están capacitados por su dilatada experiencia laboral. Sin embargo, puestos a elegir, siempre preferiré que, para los cargos de mayor responsabilidad, se cuente siempre con los más y mejor preparados. No quiero terminar este artículo sin abordar ma de los sueldos, pues no está exento de polémica. Y quiero decir que a mí no me importa, como ciudadano, que mis representantes y dirigentes estén bien pagados, siempre que estén preparados y valgan para lo que hacen. Porque seguramente esas personas en la empresa da ganarían más. Y yo quiero a los mejores para gestionar esa gran empresa que es el Estado. Lo que me molesta es que haya gente que esté ganando sueldos que están muy por encima de su preparación y de su valía. Tampoco entiendo que haya cargos públicos o de confianza paña que ganen más que el Presidente del Gobierno, pues no hay nadie que tenga una responsabilidad mayor que éste. Y lo mismo en el resto de administraciones.En definitiva y como conclusión, estoy convencido de que necesitamos que nuestros políticos tengan la vida resuelta rgen de la política, para que no vengan a ella a resolverla y no dependan de ella para vivir. ués de pasar la mayor parte de mi vida impartiendo docencia a miles de universitarios, llega la hora de reflexionar sobre cuan apasionante es el futuro. Como describía William Ward: “El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor a”. Y creo que ahí radica el secreto del auténtico profesional de la enseñanza. Es aquél con los conocimientos necesarios para interpretar y entender el mundo y la capacidad suficiente para transmitirlos. Parafraseando a mi buen amigo Antonio Garrido Moraga, comunicar y enseñar arte de seducir con la palabra, para dejar escrito en los demás esos nuevos saberes. Seguro que todos hemos tenido profesores y maestros en nuestra vida que han tratado de enseñarnos algo, unos con más éxito que otros lógicamente, y por ello nos hemos configurado un modelo de “cómo hubiéramos deseado que nos hubiesen transmitido estos conocimientos”. Pues ahí, precisamente, en ese discernimiento vocacional nace el camino de la excelencia. Ese es el momento en que un profesor rompe sus convencionalismos educativos y surge el maestro que mos dentro. En este descubrimiento personal, la palabra y los saberes combinan sus fuerzas para poder disfrutar exponiendo cada idea, cada ejemplo, cada problema y cada solución. Y a la vez los alumnos reconocen y admiran este salto cualitativo del enseñante. Lograr esta sintonía profesor y alumno, entre maestro y pupilo, permite descubrir y cubrir las necesidades del aprendizaje, con el mayor éxito esperado. ¿Cuál es entonces la dificultad de la “excelencia”? Durante los últimos años esta palabra ha llenado las disertaciones universitarias: campus de encia, excelencia académica, excelencia investigadora, camino de excelencia, etc. Estamos a un paso de colmatar la palabra y, como decía la canción, desgastarla de tanto usarla. Sin embargo cada vez que se plantea el más mínimo cambio en los modelos de enseñanza saltan todas armas, hecho curioso que choca de lleno con la propia excelencia, si la entendemos como dinámica permanente hacia la mejora educativa. Para que los docentes puedan llegar al estado de inconformismo con su propia forma de enseñar, y vivan en constante reflexión y actualización una mejor transmisión del conocimiento, el entorno requiere de profundos y significativos cambios. Por una parte un mayor apoyo y reconocimiento a la importancia de la labor educativa, facilitando y exigiendo una formación continua de los docentes, y por otra creando incentivos permitan su progresiva mejora laboral y social a través de criterios de libre competencia. Paralelamente esa excelencia debe ser buscada en todos y cada uno de los diferentes niveles de enseñanza. Desde el recién nacido que quiere aprender a hablar, hasta el médico que quiere una operación a corazón abierto, todos tienen un ansia de conocimiento que debe ser cubierta. Y para ello, cuanta mayor diversidad tengamos, también mayor será la posibilidad de éxito. Porque los debates sobre si es mejor optar por enseñanza pública o privada, docencia o tigación, enseñanza secundaria o formación profesional, mixta o separada, etc. no sólo son estériles, sino que en su fuero interno impiden la diversidad y coartan la libertad de elección de las personas. Cambiemos estos debates y evolucionemos desde “la educación obligatoria de dividuos” hasta “el placer del conocimiento en las personas”. Como diría el propio Einstein, “nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”. Y como, de antemano, nadie sabe dónde cada persona e encontrar ese saber, dejemos abierta todas las alternativas educativas y que su propia dinámica, competencia y mejor hacer nos invite a alcanzar esa deseada y lógica excelencia. Porque, si bien son exigibles unos mínimos que cumplan cada uno de los actores en el campo de la ñanza, los máximos los iremos descubriendo en la potenciación, capacidad e imaginación de las diferentes instituciones.Y en esta reflexión sobre la excelencia no está de más plantear salidas al mundo de la investigación. Todos somos conscientes de lo que nos jugamos cuando se uce una disminución de inversiones en este campo, el cual distingue a los países más desarrollados de los que no lo son. El problema que subyace es “de donde deben venir esas inversiones”. Durante años se ha hecho un esfuerzo importante desde los presupuestos generales, a s del dinero público, para tratar de paliar en lo posible los costes de desarrollo e investigación. Pero, evidentemente, este desarrollo debía repercutir directamente en un mayor enriquecimiento tecnológico e industrial del país y, subsecuentemente, provocar la correspondiente inversión da que complementara este déficit económico. Sin embargo, unas veces no queriendo perder el calor del dinero público y otras no creyendo en la inversión privada, la investigación no ha apostado plenamente por el avance empresarial ni ha querido recorrer el duro camino de la etitividad internacional. El número de patentes y convenios de investigación con empresas privadas, en comparación con los artículos y contratos con organismos públicos, tiene que ser cada día más significativo. Y su desequilibrio actual es en gran parte culpable de haber disminuido icamente los recursos investigadores. Aunque ahora las capacidades económicas de las empresas para investigar han sido mermadas, llega el momento de la imaginación y de la innovación para crear nuevos productos y dirigirse hacia otros nichos de mercado. Como indicaba Severo Porque así serán mucho más libres. Y, sin duda, merece la pena serlo.

Upload: canovas-fundacion

Post on 03-Mar-2016

220 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

Revista digital de pensamiento político, económico y social. Nº2. Enero 2013. Edita: Cánovas Fundación.

TRANSCRIPT

Page 1: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

revista digital

Nº 2 Enero 2013

“Después de pasar la mayor parte dDe entre e l verbo ági l e ingenioso de don Antonio Cánovas del Cast i l lo , as í como de sus sesudos escr i tos, la h istor ia ha e legido un buen puñado de f rases que han pasado a l imaginar io colect ivo de los españoles. S in duda, la más conocida es aquel la

que def ine a la pol í t ica como el ar te de lo posib le, idea que se ha convert ido casi en un manido tópico a fuerza de la repet ic ión abusiva que de e l la han hecho pol í t icos y per iodistas a lo largo de tanto t iempo.Con gusto Cánovas hubiera suscr i to la contundente f rase. S in embargo, José

Luis Comel las, autor de una de las pr inc ipales b iograf ías sobre e l estadista e inte lectual malagueño, af i rma que esta f rase, ta l cual , no aparece en n ingún escr i to n i d iscurso de don Antonio. S í aparecen múlt ip les enunciados que recogen, aunque de forma más completa y comple ja, esta

misma idea. As í , Cánovas p iensa que “ la pol í t ica es e l ar te de apl icar en cada época de la h istor ia aquel la parte del ideal que las c i rcunstancias hacen posib le” o que “ la pol í t ica es la rea l izac ión en cada momento de la h istor ia de la parte que en é l es posib le l levar a cabo de la aspi rac ión

ideal de una raza o de una generación entera de hombres”.Podr íamos rescatar numerosas expres iones parecidas, s iempre compart iendo la misma idea, aunque con r icos mat ices que las d i ferencian, pero s iempre deja c laro Cánovas, o lo deja entrever, que la pol í t ica es ante todo un arte,

no una c iencia, puesto que es “var iable a d iar io”. De esta manera, en e l d iar io de ses iones del Senado, del 26 de jun io de 1896, Cánovas ref lex iona sobre la pol í t ica y d ice que “más que c iencia pol í t ica, lo que se ha cul t ivado y se cul t iva es e l ar te pol í t ico, que está s iempre y constantemente

unido a las c i rcunstancias”.La pol í t ica, por tanto, como arte, requiere habi l idad, táct ica, intu ic ión, sent ido de la oportunidad y, por eso mismo, d ia léct ica, un dominio del juego que no está a l a lcance de todos, por no deci r de sólo unos pocos. No n iega Cánovas la ex istencia de una c iencia

pol í t ica, pero ésta es s iempre menos r igurosa que e l Derecho, otro ámbito que é l domina con autor idad, ya que los códigos de la pol í t ica se cambian con una fac i l idad impensable en la just ic ia.Cabe la posib i l idad, a l leer s in más profundidad estas f rases, que e l lector acabe por considerar

que Cánovas def iende una pol í t ica acomodat ic ia y oportunista, una pol í t ica mutable en la que las prescr ipc iones son pasajeras: lo que se def iende hoy, se ataca mañana, según la conveniencia y las c i rcunstancias. Una pol í t ica que, lamentablemente, se parece mucho a la que v iv imos en

la actual idad. Pero no es esa, n i mucho menos, la idea que tenía Cánovas de la pol í t ica, por lo que no ser ía justo acusar lo del más absoluto re lat iv ismo por estas af i rmaciones sacadas, en la mayor ía de las ocasiones, de contexto. De este modo habr ía dos observaciones que disculpar ía

a Cánovas ante cualquier i r responsable acusación de re lat iv ismo.La pr imera es que, en e l e jerc ic io de la pol í t ica, todas las jugadas y maniobras, todas las f lex ib i l idades y ces iones que se están d ispuestas a rea l izar para hacer fact ib le que se marche hacia delante, hacia e l futuro, deben

ser s iempre respetuosas con la const i tuc ión interna de España, lo que é l l lama las “verdades madres”. Éstas ser ían los pr inc ip ios y caracter íst icas h istór icas que def in i r ían a una nación cómo es y cómo debe ser, esas verdades madres que marcan la esencia de nuestra nación a lo largo

de la h istor ia y que no deben nunca conculcarse n i obviarse.En segundo lugar, para Cánovas e l c i rcunstancia l ismo no es un pr inc ip io en s í mismo, s ino una necesidad, un mal menor, s i se pref iere. En pol í t ica no hay más remedio que adaptarse a las c i rcunstancias del momento, que son

las que mandan, puesto que s i no se t ienen en cuenta e l daño que se har ía a la sociedad, por omis ión, ser ía mucho mayor que e l que se produce a l ceder en parte de nuestras ideas. Esa cesión ser ía en todo caso parc ia l , por lo que la pol í t ica ser ía e l ar te de apl icar en cada momento

aquel la parte del ideal que las c i rcunstancias hacen posib le. Lo per fecto ser ía poder apl icar de forma completa e l ideal pol í t ico en e l que se cree, pero las c i rcunstancias ponen condic iones, por lo que “nosotros no hemos de hacer n i pretender todo lo que quis iéramos”, como pronunciar ía

Cánovas en un d iscurso a sus corre l ig ionar ios pronunciado e l 19 de mayo de 1884. “Este es e l autént ico c i rcunstancia l ismo que e l estadista e h istor iador profesa. Un c i rcunstancia l ismo que procede del reconocimiento del p lura l ismo pol í t ico, pues no es posib le a lcanzar e l máximo desarro l lo

e implantación de un programa pol í t ico s in despreciar de forma absoluta los programas de los adversar ios pol í t icos. E l p lura l ismo s igni f ica concurrencia y ésta supone t ransacción. Es necesar io, de esta forma, e l consenso, e l compromiso. Si no se cede una parte a l adversar io y éste, a su

vez, no hace lo mismo se volver ía a l “ todo o nada”, a l “ t i rarse unos a otros por la borda del sexenio revoluc ionar io”, como apunta Comel las en su obra.Esto ú l t imo es lo que desea Cánovas para la Restauración: poner f in a la pol í t ica de exclus iones, porque pretender e l domin io absoluto

de las propias ideas sobre las de los demás sólo l leva a l pe l igro de romper la bara ja y dar r ienda suel ta a la v io lencia, a l no entendimiento, a la inestabi l idad. Ceder no es rendirse, como l imi tarse a hacer lo que las c i rcunstancias permiten no es caer en e l oportunismo. La pol í t ica es e l ar te

de la t ransacción, de modo que, como di r ía e l 10 de ju l io de 1871 en e l Congreso, “no ex iste posib i l idad de gobernar s in t ransacciones l íc i tas, justas, honradas e inte l igentes”. Ésta es la única forma de l legar a consensos y pactos por e l b ien de una nación, la forma en que entendía la

pol í t ica un hombre de estado de los que echamos de menos durante estos d ías, tan necesar ios de consensos y pactos de estado.La Bata l la de Mogadisc io fue una de las bata l las más sangr ientas y feroces que enfrentó fuerzas de los Estados Unidos contra guerr i l leros somal íes, lea les a l

je fe de c lan Mohamed Farrah Aid id, e l 3 de octubre de 1993 en e l d ist r i to del Mar Negro de Mogadisc io en Somal ia.Tropas estadounidenses de é l i te, Rangers y Del ta Force fueron env iadas a la zona como parte de una operación de paz de las Naciones Unidas: los cargamentos de a l imentos

env iados por la ONU eran s istemát icamente robados por las mi l ic ias de los señores de la guerra, s iendo e l más poderoso y despiadado Mohamed Aid id. En d ichos saqueos no dudaban en asesinar a los c iv i les hambr ientos que t rataran de apoderarse de los v íveres. Se d iseñó una operación

que debía e jecutarse en un per iodo de 30 minutos cuyo objet ivo era capturar a un grupo de guerr i l leros l iderados por Aid id. E l p lan se desmoronó cuando dos hel icópteros fueron derr ibados y quedaron a is lados en medio de una zona de pel igro. Un centenar de efect ivos acudieron a l rescate

de los posib les superv iv ientes, quedando a is lados en d icha operación con mi les de combat ientes host i les cercando e l per ímetro en e l que se encontraban.Esta es la premisa de part ida de la pel ícu la “Black Hawk Derr ibado” (2001) del genia l – cuando quiere – Rid ley Scott . En e l la narra los

sucesos que se d ieron en la zona de forma más o menos f idedigna, basándose en e l genia l l ibro de t í tu lo homónimo escr i to por e l per iodista Mark Bowden en 1999, lectura obl igada para todo aquel que quiera entender la guerra moderna. Se t rata de un gran t rabajo y de una excelente

pel ícu la bél ica en la que vemos cómo los norteamer icanos luchan hasta la extenuación en una bata l la cuyo f in era netamente humanitar io. En la narrac ión no se entra en d isquis ic iones morales n i en e l ant ibe l ic ismo a l que nos t ienen acostumbrados otros d i rectores como Ol iver Stone. Se

t rata de una pel ícu la que mezcla la acción con la narrac ión de un episodio h istór ico y e l homenaje a las 19 bajas que sufr ieron las t ropas de los EEUU. Scott no quiere más, n i menos. É l sabe que los suyos son los buenos. É l conoce perfectamente que estaban a l l í combat iendo a asesinos

de inocentes. No pone en p lano de igualdad a los Rangers y a los miembros de la guerr i l la de Aid id. Igual que en este caso en muchos otros se ha hecho lo contrar io, y no sólo en e l c ine. En muchos de los movimientos socia les que se v iv ieron en la antesala de los episodios e lectora les

de España se abanderaban proclamas contra la Monarquía, la Ig les ia y e l E jérc i to. Los dos pr imeros estamentos pueden ser prescindib les y d iscut idos en opin ión de a lgunos. E l tercero es una necesidad cuando s i rve en un país de c iudadanos l ibres. Pero no sólo en estas mani festaciones

s ino en muchos otros colect ivos es habi tua l e l ataque permanente y la cr í t ica a l gasto mi l i tar y a la ex istencia de e jérc i tos.Como motor de la h istor ia e l hecho bél ico es innegable, los chimpancés y las hormigas lo t ienen grabado en su inst into. Nosotros es probable que también. Ex iste un

largo y comple jo debate sobre s i la guerra es una inst i tuc ión art i f ic ia l creada por los humanos o s i es una consecuencia de nuestra natura leza. S i b ien me inc l ino más por esta segunda tes is, es mejor que acudan, s i les interesa e l tema, a la b ib l iograf ía extensa que ex iste sobre esta cuest ión.

E l hecho de que e l combate aparezca en gran parte de las pel ícu las de todas las épocas se debe a la fascinación y rechazo conjuntos que nos produce. La muerte del hombre por la mano del hombre es lo más cruel y aparentemente absurdo que podemos hacer. Pero la guerra no es lo

peor. En mult i tud de ocasiones la inact iv idad y la no intervención mi l i tar han generado consecuencias mucho peores de lo que un ataque en su debido momento hubiera supuesto. Pensemos en s i se hubiera atacado a Hi t ler en cuanto empezó a anexionarse los pr imeros terr i tor ios p isando

la a l fombra que le tendió Chamber la in o que la ONU hubiese s ido rápida en su reacción para parar los p ies a l régimen de Slobodan Mi losev ic. Los comple jos y la lenta burocracia de Europa en ambos casos nos l levaron a la t ragedia. Pero es un fenómeno ant iguo. Si en Maratón en 490 a.C

un movimiento paci f is ta hubiera desmovi l izado a las fa langes gr iegas, hoy Europa no ex ist i r ía y ta l vez nuestro pres idente se l lamar ía Mahmud Ahmadineyad, los homosexuales colgar ían de grúas, nuestras mujeres tendr ían los geni ta les mut i lados y nosotros ser íamos súbdi tos de la shar ia.

La h istor ia mi l i tar nos recuerda que la natura leza de los que han muerto en defensa de la l ibertad es muy dist inta de la de los que lo han hecho por defender e l tota l i tar ismo. Hay una di ferencia entre unos y otros. Cuando ganan estos ú l t imos, s iempre lo hacen para seguir matando. En

cambio los pr imeros mueren para que las generaciones poster iores puedan v iv i r seguros y l ibres. No podemos imaginar más sacr i f ic io que e l que estos combat ientes rea l izan con la entrega de sus v idas. Hoy en d ía es más boni to e l estudio de la igualdad de hombres y mujeres, la desapar ic ión

del rac ismo o la protección del medio ambiente. Pero no hemos de o lv idar que estas preocupaciones surgen cuando uno goza de l ibertad y un determinado n ive l de b ienestar. Estas condic iones en occidente se sustentan sobre los mi l lones de hombres que dieron su v ida para ev i tar que

otras concepciones del mundo tr iunfasen sobre la nuestra. Han s ido guerras las que han terminado con e l fasc ismo, e l naz ismo y e l comunismo soviét ico, también terminaron con la esclav i tud en los Estados Unidos y f renaron la pel igrosa mi l i tar izac ión de Japón. Las democracias han nacido

en su mayor ía también de la lucha armada. Y hoy en d ía son defendidas mediante e l mismo método que las ayudó a ex ist i r.E l sargento David Fernández Ureña mur ió e l pasado 11 de enero para que usted y yo s igamos s iendo l ibres. Mur ió sa lvando las v idas de sus compañeros y de los

c iv i les afganos que podr ían haber s ido aniqui lados por e l mismo artefacto explos ivo que le mató mientras t rataba de desact ivar lo. David cumpl ía as í con su deber, de la forma que sólo los soldados lo hacen: dando su v ida. Sólo a nuestros mi l i tares se les ex ige que l legado e l momento

mueran para proteger a sus compatr iotas. As í versa en la mayor ía de códigos de honor que r igen los d iversos cuerpos de nuestras Fuerzas Armadas. “Recordemos por tanto que nuestro b ienestar, e l estado de derecho y l ibertad que disf rutamos se deben a que muchos, en e l pasado,

d ieron su v ida por constru i r una c iv i l izac ión con estos pr inc ip ios. En esta época dura en que nos toca v iv i r una gran cr is is económica, defraudados por nuestros pol í t icos y arro l lados por e l s istema f inanciero, mult i tud de personas c laman por sus derechos en las ca l les. Es c ier to que son

acreedores de muchos benef ic ios, pero también t ienen garant izado e l poder sa l i r en mani festación, protestar en medios de comunicación, opinar en internet, etc… y esto es as í só lo en una parte del mundo: en la occidenta l . Las personas que actúan as í en Cuba, China, I rán, Afganistán,

S i r ia , L ib ia, Guinea Ecuator ia l , Chad, Uganda, Sudán o Ruanda son encarceladas y muchas veces torturadas o asesinadas. Y ha s ido contra e l concepto del mundo que t ienen o han asumido por la fuerza en estos países a lo que nos hemos enfrentado la mayor ía de las veces a lo largo de

la h istor ia.Siempre habrá grupos dispuestos a pedir que no ex ista e l e jérc i to, a lgunos con camisetas con lemas vacíos y boni tos como “¿Y s i hay una guerra y no va nadie?”. No piensa que e l otro bando puede i r, que los soldados de otra nación – en la que estar ía prohib ido l levar esa

camiseta – acudirán a l combate y s i no está a l l í su e jérc i to para detener los se puede perder mucho y de golpe. Luego hay otros sectores menos ideal istas que e l descr i to que piden la desapar ic ión del e jérc i to pero que a l t iempo se preocupan por la sa lud de c ier tos comandantes car ibeños

y bananeros. Estos ú l t imos son más coherentes. Lo que les molesta es un e jérc i to de l ibertad, quieren uno que actúe más dentro que fuera de las f ronteras de su país, uno que termine con la gente que escr ibe cosas como la que t iene ahora mismo delante de sus o jos, como los que nos

damos c i ta en esta publ icación, como cualquiera que no comparta su v is ión del mundo. Afortunadamente estamos a sa lvo. Estamos protegidos por hombres y mujeres como el Sargento Fernández Ureña, como los mi les de efect ivos de nuestras Fuerzas Armadas destacados a l l í donde se

les ordena. Que no les hagamos pel ícu las no s igni f ica que no estén d ía y noche ve lando por nuestra l ibertad. Y esta protección es tan grande y generosa que se hace extensiva a aquel los que quieren que e l E jérc i to desaparezca, también mueren por quien no les quiere. I ré a l grano. No

quiero hablar de la cr is is , s ino de oportunidades. V iv imos un momento h istór ico. S i anal izamos la evoluc ión de los acontecimientos de la h istor ia de la humanidad, ésta se caracter iza por la ex istencia de momentos á lg idos y de momentos cr í t icos, y lo más interesante, a mi ju ic io, es observar,

precisamente, como en los momentos cr í t icos es cuando se va gestando e l ca ldo de cul t ivo necesar io para la emergencia de la f igura de un l íder con todos sus atr ibutos. A lguien capaz de representar y encarnar los va lores de un nuevo ordenamiento de la rea l idad. Alguien que ponga rumbo

hacia un camino donde la i lus ión, la esperanza y e l opt imismo tengan un espacio predominante.L levamos var ios años de cr is is , y es probablemente que estemos as í un t iempo más. Porque aquel lo que empezó s iendo una cr is is f inanciera se ha desvelado como una cr is is s istémica. No sólo

por los efectos de lo f inanciero en otras áreas de la sociedad, s ino porque a part i r de los efectos de la misma se nos obl iga –afortunadamente- a e jerc i tar la ref lex ión y, a darnos cuenta de que no sólo lo f inanciero está en cr is is . También la sociedad en su conjunto, las estructuras, las

Inst i tuc iones, las Administrac iones, la educación, la pol í t ica, y tantas cosas más.El momento actual es rea lmente interesante, crucia l y determinante en e l deveni r de nuestra h istor ia. Es t iempo para e l l iderazgo. Para que éste tome la palabra, la re iv indique como propia para su objet ivo, y

aparezcan como consecuencia nuevos s igni f icados que inauguren nuevos discursos en todas las áreas de la v ida.Creo que lo más importante en esta v ida no es lo que nos sucede s ino la forma de afrontar lo que nos sucede. Por eso, estamos ante una etapa de retos y oportunidades para

poder demostrar, y demostrarnos a nosotros mismos, la marav i l losa capacidad de superación del ser humano. Oportunidad para todos. Para los empresar ios, d i rect ivos, candidatos a un empleo, fami l ias, profesores, a lumnos, médicos, abogados, ingenieros, pol í t icos, amas aún de su propia

casa y los mismos jubi lados.La sociedad necesi ta, y a l mismo t iempo demanda, nuevas respuestas a los nuevos problemas y a los de s iempre.Considero a l l íder como a lguien que, a d i ferencia del resto de las personas, es capaz de tomar la in ic iat iva en un momento determinado

-probablemente e l momento más compl icado- y por eso se const i tuye como ta l . A lguien con capacidad para in f lu i r y persuadir a los demás y generar en e l los la convicc ión de que e l camino a t rans i tar ahora es e l acertado. Alguien con la v i r tud de mot ivar y a lentar a que n inguno de nosotros

desfa l lezca en e l intento de conseguir nuestros objet ivos. Una persona con las competencias personales necesar ias para establecer las coordenadas adecuadas.Por tanto, ahora que las c i rcunstancias nos han sacado de nuestra zona de confort nos permite descubr i r y seguir desarro l lando,

las verdaderas capacidades de superación del humano. Un t iempo para que todos intentemos ser más l íderes de nuestras v idas, de nuestros t rabajos, de nuestras empresas, de nuestras fami l ias y descubramos o desarro l lemos a ese l íder que todos, en mayor o menor parte, l levamos

dentro.Circulan por todas partes, especia lmente por la red, in formes que pronost ican e l inmediato desarro l lo de los acontecimientos para los países, la economía, las guerras, la innovación y e l progreso. Los soportes de estas admonic iones son de var iado pela je, desde uno estadounidense

envuel to en c ier ta of ic ia l idad por conf i rmar hasta cada uno de los emit idos por otras autor idades nacionales, inst i tutos de invest igación, acredi tadas corporaciones pr ivadas, escr i tores c ient í f icos y no c ient í f icos, oenegés y hasta ex i tosas pel ícu las que no t ienen n i buscaron tener e l mín imo

r igor h istór ico, socia l o lógico. Entre todos e l los hay una ser ie de cuest iones en común, pero sobre todo hay una que supera a todas en importancia, e l d ibujo de un futuro con una gran escasez de agua.El gran interés que despierta e l p laneta Marte para la Comunidad Cient í f ica pasa por

la búsqueda de los h ie los en su superf ic ie o e l estudio de la presencia del agua en a lgún meteor i to de esa procedencia. E l agua, esencia l para la v ida, es e l gran asunto y la garant ía de su ex istencia es e l cert i f icado de v iabi l idad que necesi tan las generaciones venideras, tanto dentro como

fuera de la T ierra.Hay muchas bata l las, muchas empresas, en las que la humanidad está más o menos inmersa. Unas son socia les, muchas son v io lentas, otras causas o empeños son c ient í f icos y de desarro l lo. Mucho por hacer en todos los campos, desde la b iomedic ina hasta los avances

de las tecnologías, la agr icu l tura, e l medio ambiente, la nutr ic ión y e l hambre, la convivencia y la paz, la sa lud y la longevidad, la formación y la igualdad, la l ibertad y la segur idad, e l empleo y la prosper idad, en f in, e l progreso y la fe l ic idad. Todo e l lo se nos anto ja un cast i l lo de naipes s i

la escasez de agua es –dicen y d icen- un seguro fantasma que planea por nuestro futuro.Todo e l lo arro ja un pronóst ico a lgo más pesimista de lo que podíamos pensar; pero no es e l nuestro precisamente un mundo s in agua, t res cuartas partes de la superf ic ie de nuestro p laneta azul están

cubiertas del l íqu ido e lemento y e l reto ha de ser hacer lo l legar a todos los pobladores en condic iones ópt imas para su uso y consumo en una cant idad per cápi ta razonable y, s i se puede, hasta abundante. E l agua está ahí , ha de ser t ratada y conducida a l lá donde se necesi te. Cómo

hacer lo, como cuant i f icar e l esfuerzo y la invers ión y como pactar lo es y debe ser e l verdadero objeto del empeño de países e inst i tuc iones supranacionales para constru i r la mín ima condic ión de todo futuro posib le.Hay que pensar que los grandes epígrafes que t i tu laron la preocupación

colect iva en e l pasado s ig lo XX, la paz mundia l y e l hambre en e l mundo, pasan por hacer posib le la d isponib i l idad de agua de todos los hombres y mujeres del p laneta. Este es e l ingrediente más necesar io para poder abordar un mundo moderno en que sus moradores no necesi ten luchar

contra e l vecino para poder sobrev iv i r.Hoy d ía d isponemos de avances más que suf ic ientes para l levar e l agua a los dest inos que se precisen o hacer la t ranscurr i r por las sendas que se quieran d ibujar. Igualmente, la tecnología de estos t iempos no es en absoluto a jena a los procesos de

depuración de aguas en e l grado que sea necesar io o a la desalac ión de las mismas cuando se t rate de d isponer del agua del inmenso mar. Capí tu lo aparte merecen los d i ferentes grados de di f icu l tad en según qué proyectos y local izac iones as í como los ingentes recursos humanos y

económicos que habrán de dedicarse a estos f ines. Determinados países soberanos de gran r iqueza sobrevenida por los yacimientos y venta de petró leo hacen un autént ico esfuerzo t ransformador por constru i r grandes urbes en sus correspondientes lat i tudes, dotándolas de todo lo

imaginable y por supuesto abasteciéndose de aguas abundantes para d isponer de un paisa je y unas condic iones de v ida in imaginables en zonas desért icas y de temperaturas extremas. La gran pregunta, en estos momentos de p lena construcción del proceso, es s i la in f raestructura acuí fera

resul tante es o no sól ida, s i posee a lguna dosis de sostenib i l idad, o s i t iene a lgo más de cont inu idad que e l constante f lu jo de petrodólares que sufraga e l t ransporte del agua. Es deci r, ¿estos r icos enclaves estata les están dotándose de unos medios permanentes y v iables o sus bel las

c iudades, l lenas de rascacie los, centros comercia les de lu jo, resorts, etc. , penden de un grueso h i lo de oro cuyo repent ino adelgazamiento podr ía dar a l t raste con todo?Casi huelga deci r que los d i r igentes de Qatar, Emiratos, Dubhai , Kuwait , etc. , t ienen ante s í una impres ionante responsabi -

l idad. Su invers ión y esfuerzo debe especia l izarse en la búsqueda de fórmulas posib i l is tas que concluyan en una t ransformación de vocación permanente. La conducción de aguas del mar hacia t ier ra f i rme a modo de canales, en un t ranscurso sa lp icado de estaciones desal in izadoras

a l imentadas por nuevas y sostenib les energías, puede ser una de tantas respuestas que apasionada e inte l igentemente es e l momento de buscar. Porque la humanidad, después de mucho, t iene a lgo pendiente que le puede asegurar a l menos su t rascendencia mater ia l : encontrar e l agua.En

pr inc ip io y en teor ía, la pol í t ica ex iste para soluc ionar los problemas de los c iudadanos. Por eso, part iendo de esta premisa tan básica, choca ver cómo en España, en los ú l t imos años, la pol í t ica se ha convert ido en uno de los pr inc ipales problemas para los c iudadanos, sólo por detrás

del paro y de la cr is is económica. A lgo está fa l lando cuando la soluc ión se ha convert ido en e l problema. Y, ante esto, no podemos mirar para otro lado.No obstante, la pr imera ref lex ión que quiero hacer a este respecto es posi t iva, pues creo que la pol í t ica per se es un arte noble y una

ocupación necesar ia y muy loable, por su condic ión de serv ic io públ ico. No en vano, e l problema a l que a luden los c iudadanos en los sucesivos barómetros del CIS no es a la pol í t ica como act iv idad, s ino a “ la c lase pol í t ica y los part idos pol í t icos”. Por lo tanto, de ahí ha de part i r nuestra

ref lex ión.El pr inc ipal problema de la pol í t ica hoy en d ía es su a le jamiento, cada vez mayor, con respecto a la sociedad. Muchas veces se crean, desde la esfera pol í t ica, debates y problemas que no interesan a nadie, o lv idando lo que rea lmente importa a la gente, o quizás precisamente

para intentar que se o lv ide. Lo c ier to es que la brecha entre los c iudadanos y sus representantes aumenta progres ivamente, provocando e l desencanto más que just i f icado de los pr imeros y la indi ferencia insul tante e i r responsable de los segundos. Así , unos y otros van tensando una

cuerda cuya e last ic idad no deja de ser sorprendente.En las próx imas l íneas abordaré las que, a mi ju ic io y part iendo de mi exper iencia, const i tuyen las dos pr inc ipales causas estructura les de este a le jamiento: e l s istema de acceso a la pol í t ica y la profes ional izac ión de la misma. La pol í t ica,

cuanto más cercana a l c iudadano, es más autént ica y más vocacional . Por eso considero que mi etapa como representante estudiant i l ha s ido c lave en mi v ida pol í t ica. Cuando representantes y representados están tan cerca (en la misma c lase) y se ven las caras

todos los d ías, los segundos pueden ex ig i r cont inuamente a los pr imeros que se impl iquen en las tareas que les han encomendado. Así , s i te comprometes a camb iar un examen o a luchar para que se abra una bib l ioteca, más te va le conseguir lo s i quieres

aparecer por c lase a l d ía s iguiente.En este sent ido, conozco a muchos conceja les y a lca ldes de pueblos pequeños (y no tan pequeños) dejándose la p ie l por soluc ionar d ía a d ía los problemas de sus vecinos. Por lo tanto, vaya por delante mi

reconocimiento a todos aquel los que hacen pol í t ica cercana.Volv iendo a la univers idad, tengo que deci r que siempre he defendido que esos representantes estudiant i les, e legidos por sus compañeros, deben ser independientes en e l e jerc ic io de

sus funciones y no estar a las órdenes de n ingún part ido pol í t ico, pues se deben a quienes los e l igen. Eso no qui ta que puedan estar af i l iados, colaboren o s impat icen con a lgún part ido pol í t ico, pero lo importante es que sean capaces de

d i ferenciar una cosa de la otra. Como el que es hermano de una cofradía y socio de un c lub de fútbol .Esta ref lex ión, que parte de mi exper iencia en la pol í t ica univers i tar ia, es f undamenta l t ras ladar la a la sociedad en su conjunto. As í , la

sociedad no debe estar contro lada por los part idos pol í t icos (d i rectamente o a t ravés de otras organizaciones o asociac iones creadas expresamente para e l lo ) , s ino que es la soci edad la que debe contro lar a los part idos. Soy, pues, un f i rme

defensor de la independencia de la sociedad c iv i l , que t iene mucho que deci r y mucho que aportar a la v ida pol í t ica. Y los part idos deben escuchar a esta sociedad. Pero escucharla de verdad, no ut i l izar a los d ist intos colect ivos de forma

e lectora l is ta para hacerse una foto en muchos casos vacía de contenido.Para que la sociedad aporte a la po lí t ica lo mejor de s í misma, es necesar io que los part idos cuenten con personas representat ivas de esa sociedad. Porque no es lo mismo

contar con profes ionales de prest ig io, como profesores univers i tar ios, abogados y médicos reconocidos o pres identes de asociac iones (aquí cabr ía un largo etc. ) , que nutr i rse de gente del aparato, que no t iene más of ic io n i benef ic io que e l de la

propia pol í t ica y que genera lmente t iene poco nuevo que aportar.Esa ú l t ima es precisamente la s i tuación de muchos de nuestros pol í t icos actuales. Porque hoy en d ía, la pr inc ipal v ía de entrada (aunque no la única) en los part idos pol í t icos es a t ravés de

sus organizaciones juveni les. Esto en s í no es n i bueno n i malo, e l problema es que estas organizaciones están mal p lanteadas. Lo que deber ía ser una autént ica escuela de formación de fut uros l íderes, en todos los sent idos ( inc lu ido e l ét ico) , se ha convert ido, en

la mayor ía de los casos, en un apéndice del part ido, dedicado a re l lenar actos, a aplaudir en mít ines, a poner s i l las y a que e l l iderc i l lo de turno se ponga medal las en función de su capacidad de convocator ia (¿suya o del part ido?) y haga carrera pol í t ica a costa de sus compañeros. Se

t rata, en def in i t iva, de jugar a ser pol í t icos, pero dentro de un juego demasiado rea l , tan rea l como la v ida misma. Quien esté o haya estado en este t ipo de organizaciones, sea del part ido que sea, me va a entender per fectamente.Volv iendo a l e jemplo de la univers idad, muchas veces me

he cuest ionado cómo jóvenes a los que no votaban n i sus propios compañeros de c lase (que son quienes, en pr inc ip io, mejor los conocen) podían luego l legar tan le jos en pol í t ica. Y con ese e jemplo quiero poner de mani f iesto de nuevo ese a le jamiento entre los part idos y la sociedad,

pues mientras que los pr imeros no se nutran de ésta y se empeñen en autoal imentarse con sus propias cr iaturas, e l abismo se i rá haciendo cada vez mayor.La juventud en s í no debe ser un va lor absoluto en pol í t ica. Es c ier to que e l joven aporta i lus ión, ganas y proyectos, pero la exper iencia

también es importante. Y la v i r tud está en e l término medio, en saber combinar b ien ambas cosas. S iempre he s ido enemigo de las cuotas, pues creo que la persona que va le debe estar, independientemente de que sea joven o v ie jo, hombre o mujer. Lo que necesi tamos es que, sea cual

sea e l sector, colect ivo, organización terr i tor ia l o corr iente interna a la que pertenezcan, en pol í t ica estén s iempre los mejores, los más preparados.Las ú l t imas ref lex iones enlazan di rectamente con e l asunto de la profes ional izac ión de la pol í t ica. La mejor forma de acercar la pol í t ica a la

sociedad es que la gente representat iva de la sociedad, aquel los que destacan en e l e jerc ic io de su profes ión, sea cual sea, entren en pol í t ica. E l problema es que este t ipo de personas, por lo genera l , o no quieren entrar en pol í t ica, o no les dejan, o duran poco. Como todo e l mundo

sabe, en los part idos muchas veces las int r igas internas y las lea l tades personales están por encima del t rabajo y del mér i to. Hasta ta l punto que en muchos casos lo pr imero s in lo segundo es aceptado, deseado e inc luso fomentado por los aparatos, mientras que lo segundo s in lo pr imero

es mot ivo suf ic iente para t runcar una car rera po l í t ica . Se puede a f i rmar per fectamente que e l po l í t ico actua lmente ded ica la mayor par te de su t iempo y de su es fuerzo a sobrev iv i r (aparecer en fotos y actos de par t ido, hacer de re l leno en reun iones, recor rer c ientos de k i lómetros a

la semana para que e l l íder de turno le vea act ivo…). S i no lo hace as í , t iene d i f íc i l su superv ivenc ia . Pero tampoco e l hecho de hacer lo se la garant iza . As í que lo acaba hac iendo por s i acaso.He v is to a muchos l íderes rodearse de personas mediocres para destacar ent re e l los y ev i ta r

que le hagan sombra, y desprec iar a personas vá l idas s implemente por e l hecho de ser lo . Se t ra ta de un p lanteamiento tota lmente equ ivocado, pues un buen l íder debe s iempre rodearse de los mejores, a ser pos ib le inc luso mejores que é l en determinados aspectos, pues lo que t iene

que t r iun far a l f ina l es e l proyecto, no la persona. Pero, c la ro, para e l lo hay que par t i r de ese p lanteamiento. De todos modos, he de dec i r, en honor a la verdad, que también he conoc ido muchos y buenos l íderes que se han rodeado de personas de va l ía s in miedo a que les hagan

sombra. Pero esto so lamente se lo pueden permi t i r qu ienes son l íderes de verdad y son reconoc idos como ta l por las bases.Por ot ro lado, he menc ionado anter iormente que en po l í t ica deben estar los mejores y los más preparados. Por eso, es impresc ind ib le que, antes de ser a lgu ien

dent ro la po l í t ica , la persona sea a lgu ien fuera de la po l í t ica , para que as í l legue a e l la con a lgo que apor tar. En def in i t i va , lo que hace fa l ta no son profes iona les de la po l í t ica , que v ivan de e l la como profes ión y con vocac ión de cont inu idad eterna, s ino profes iona les, de lo suyo, pero

impl icados en po l í t ica de forma tempora l , ya sea por más o menos años, pero ten iendo s iempre una profes ión a la que vo lver. Esto, que se lo he o ído dec i r a muchos, desgrac iadamente se lo he v is to cumpl i r a pocos.Los jóvenes, por e jemplo, antes de ocupar un cargo púb l ico deber ían

terminar sus car reras y a ser pos ib le sus másteres, y luego buscar un t raba jo a l margen de la po l í t ica . Porque es necesar io pasar por la ca l le antes de l legar a los despachos, saber lo que cuesta enf rentarse a una ent rev is ta de t raba jo o a unas opos ic iones, lo que cuesta l legar a f ina l

de mes y lo que es cot izar a la Segur idad Soc ia l . Qué f laco favor les estamos hac iendo a todos esos jóvenes que l legan a la po l í t ica s in pasar por ah í . Porque e l que no t iene nada y se acostumbra a un determinado estatus, hará lo pos ib le por mantener lo . Y cuando d igo lo pos ib le ,

d igo también lo impos ib le .De todos modos, la democrac ia cons is te en que todos los c iudadanos somos e lectores y e leg ib les , por lo que no se t ra ta de l im i tar la cosa púb l ica a qu ienes t ienen formac ión un ivers i ta r ia . Puede haber buenos profes iona les que, por c i rcunstanc ias de la

v ida, no pud ieron estud iar pero que están capac i tados por su d i la tada exper ienc ia labora l . S in embargo, puestos a e leg i r, s iempre pre fer i ré que, para los cargos de mayor responsab i l idad, se cuente s iempre con los más y mejor preparados. No qu iero terminar este ar t ícu lo s in abordar

e l tema de los sue ldos, pues no está exento de po lémica. Y qu iero dec i r que a mí no me importa , como c iudadano, que mis representantes y d i r igentes estén b ien pagados, s iempre que estén preparados y va lgan para lo que hacen. Porque seguramente esas personas en la empresa

pr ivada ganar ían más. Y yo qu iero a los mejores para gest ionar esa gran empresa que es e l Estado. Lo que me molesta es que haya gente que esté ganando sue ldos que están muy por enc ima de su preparac ión y de su va l ía . Tampoco ent iendo que haya cargos púb l icos o de conf ianza

n España que ganen más que e l Pres idente de l Gobierno, pues no hay nad ie que tenga una responsab i l idad mayor que éste . Y lo mismo en e l resto de admin is t rac iones.En def in i t i va y como conc lus ión, estoy convenc ido de que neces i tamos que nuest ros po l í t icos tengan la v ida resue l ta

a l margen de la po l í t ica , para que no vengan a e l la a reso lver la y no dependan de e l la para v iv i r.

Después de pasar la mayor parte de mi v ida impart iendo docencia a mi les de univers i tar ios, l lega la hora de ref lex ionar sobre cuan apasionante es e l futuro. Como descr ib ía W i l l iam Ward: “E l profesor mediocre d ice. E l buen profesor expl ica. E l profesor super ior demuestra. E l gran profesor

inspi ra”. Y creo que ahí radica e l secreto del autént ico profes ional de la enseñanza. Es aquél con los conocimientos necesar ios para interpretar y entender e l mundo y la capacidad suf ic iente para t ransmit i r los. Parafraseando a mi buen amigo Antonio Garr ido Moraga, comunicar y enseñar

es e l ar te de seducir con la palabra, para dejar escr i to en los demás esos nuevos saberes. Seguro que todos hemos tenido profesores y maestros en nuestra v ida que han t ratado de enseñarnos a lgo, unos con más éx i to que otros lógicamente, y por e l lo nos hemos conf igurado un modelo

ideal de “cómo hubiéramos deseado que nos hubiesen t ransmit ido estos conocimientos”. Pues ahí , precisamente, en ese d iscern imiento vocacional nace e l camino de la excelencia. Ese es e l momento en que un profesor rompe sus convencional ismos educat ivos y surge e l maestro que

l levamos dentro. En este descubr imiento personal , la palabra y los saberes combinan sus fuerzas para poder d is f rutar exponiendo cada idea, cada e jemplo, cada problema y cada soluc ión. Y a la vez los a lumnos reconocen y admiran este sa l to cual i tat ivo del enseñante. Lograr esta s intonía

entre profesor y a lumno, entre maestro y pupi lo, permite descubr i r y cubr i r las necesidades del aprendiza je, con e l mayor éx i to esperado. ¿Cuál es entonces la d i f icu l tad de la “excelencia”? Durante los ú l t imos años esta palabra ha l lenado las d isertac iones univers i tar ias: campus de

excelencia, excelencia académica, excelencia invest igadora, camino de excelencia, etc. Estamos a un paso de colmatar la palabra y, como decía la canción, desgastar la de tanto usar la. S in embargo cada vez que se p lantea e l más mín imo cambio en los modelos de enseñanza sa l tan todas

las a larmas, hecho cur ioso que choca de l leno con la propia excelencia, s i la entendemos como dinámica permanente hacia la mejora educat iva. Para que los docentes puedan l legar a l estado de inconformismo con su propia forma de enseñar, y v ivan en constante ref lex ión y actual izac ión

hacia una mejor t ransmis ión del conocimiento, e l entorno requiere de profundos y s igni f icat ivos cambios. Por una parte un mayor apoyo y reconocimiento a la importancia de la labor educat iva, fac i l i tando y ex ig iendo una formación cont inua de los docentes, y por otra creando incent ivos

que permitan su progres iva mejora labora l y socia l a t ravés de cr i ter ios de l ibre competencia. Para le lamente esa excelencia debe ser buscada en todos y cada uno de los d i ferentes n ive les de enseñanza. Desde e l rec ién nacido que quiere aprender a hablar, hasta e l médico que quiere

hacer una operación a corazón abierto, todos t ienen un ansia de conocimiento que debe ser cubierta. Y para e l lo, cuanta mayor d ivers idad tengamos, también mayor será la posib i l idad de éx i to. Porque los debates sobre s i es mejor optar por enseñanza públ ica o pr ivada, docencia o

invest igación, enseñanza secundar ia o formación profes ional , mixta o separada, etc. no sólo son estér i les, s ino que en su fuero interno impiden la d ivers idad y coartan la l ibertad de e lección de las personas. Cambiemos estos debates y evoluc ionemos desde “ la educación obl igator ia de

los indiv iduos” hasta “e l p lacer del conocimiento en las personas”. Como di r ía e l propio E inste in, “nunca consideres e l estudio como una obl igación, s ino como una oportunidad para penetrar en e l be l lo y marav i l loso mundo del saber”. Y como, de antemano, nadie sabe dónde cada persona

puede encontrar ese saber, de jemos abierta todas las a l ternat ivas educat ivas y que su propia d inámica, competencia y mejor hacer nos inv i te a a lcanzar esa deseada y lógica excelencia. Porque, s i b ien son ex ig ib les unos mín imos que cumplan cada uno de los actores en e l campo de la

enseñanza, los máximos los i remos descubr iendo en la potenciac ión, capacidad e imaginación de las d i ferentes inst i tuc iones.Y en esta ref lex ión sobre la excelencia no está de más plantear sa l idas a l mundo de la invest igación. Todos somos conscientes de lo que nos jugamos cuando se

produce una disminución de invers iones en este campo, e l cual d ist ingue a los países más desarro l lados de los que no lo son. E l problema que subyace es “de donde deben veni r esas invers iones”. Durante años se ha hecho un esfuerzo importante desde los presupuestos genera les, a

t ravés del d inero públ ico, para t ratar de pal iar en lo posib le los costes de desarro l lo e invest igación. Pero, ev identemente, este desarro l lo debía repercut i r d i rectamente en un mayor enr iquecimiento tecnológico e industr ia l de l pa ís y, subsecuentemente, provocar la correspondiente invers ión

pr ivada que complementara este déf ic i t económico. Sin embargo, unas veces no quer iendo perder e l ca lor del d inero públ ico y otras no creyendo en la invers ión pr ivada, la invest igación no ha apostado plenamente por e l avance empresar ia l n i ha quer ido recorrer e l duro camino de la

compet i t iv idad internacional . E l número de patentes y convenios de invest igación con empresas pr ivadas, en comparación con los art ícu los y contratos con organismos públ icos, t iene que ser cada día más s igni f icat ivo. Y su desequi l ibr io actual es en gran parte culpable de haber d isminuido

drást icamente los recursos invest igadores. Aunque ahora las capacidades económicas de las empresas para invest igar han s ido mermadas, l lega e l momento de la imaginación y de la innovación para crear nuevos productos y d i r ig i rse hacia otros n ichos de mercado. Como indicaba Severo

Ochoa “en pr inc ip io la invest igación necesi ta más cabezas que medios”, y ese es e l momento actual , cuando la Univers idad debe dedicar “sus cabezas” a l desarro l lo de un país, a la creación de empleo y a la mejora de la sociedad. Por tanto reconozcamos la actual s i tuación como un

momento de oportunidades, y aprendamos que la exper iencia pasada de acudir en exceso a l estado para cubr i r nuestras necesidades invest igadoras no es más que un espej ismo que, con e l t iempo, nos muestra con crudeza como toda invest igación no apl icada corre e l r iesgo de ser

considerada como no pr ior i tar ia. Aportemos pues teor ías y resul tados por igual , para convencer a la sociedad de la importancia product iva que ha tenido, t iene y tendrá s iempre la invers ión invest igadora.

Porque as í serán mucho más l ibres. Y, s in duda, merece la pena ser lo .

Page 2: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

2nº 2

E

ne 2

013

Cánovas Fundación

Presidente Joaquín L. Ramírez Rodríguez

Secretario General Miguel Ángel Ruiz Ortiz

Revista Digital Cánovas

Nº 2

Enero 2013

Dirección Francisco M. Castillo Medina

Guillermo Díaz Gómez

Diseño y Maquetación Rosa López Campos

[email protected]

www.canovasfundacion.com

@CanovasFundac

ÍNDICE

Las Aguas

Joaquín L. Ramírez 3

Tiempos para el Liderazgo

Juan José López 5

La política, ¿solución o problema?

Miguel Ángel Ruiz 6

Cánovas y el arte de la política

Cristóbal Villalobos 10

En la excelencia no se nace, se hace

Salvador Merino 12

Self-determination:

From principle to right (I)

Esther Heredia 14

Black Hawk Derribado

Guillermo Díaz 19

Revista Digital Cánovas

Page 3: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

3 nº 2

Ene

201

3

Y m

ient

ras,

la v

ida

pasa

Las Aguas por Joaquín L. Ramírez

@JoaquinRamirez

Circulan por todas partes,

especialmente por la red, informes que pronostican el inmediato desarrollo de los acontecimientos para los países, la economía, las guerras, la innovación y el progreso. Los soportes de estas admoniciones son de variado pelaje, desde uno estadounidense envuelto en cierta oficialidad por confirmar hasta cada uno de los emitidos por otras autoridades nacionales, institutos de investigación, acreditadas corporaciones privadas, escritores científicos y no científicos, oenegés y hasta exitosas películas que no tienen ni buscaron tener el mínimo rigor histórico, social o lógico. Entre todos ellos hay una serie de cuestiones en común, pero sobre todo hay una que supera a todas en importancia, el dibujo de un futuro con una gran escasez de agua.

El gran interés que despierta el planeta Marte para la Comunidad Científica pasa por la búsqueda de los hielos en su superficie o el estudio de la presencia del agua en algún meteorito de esa procedencia. El agua, esencial para la vida, es el gran asunto y la garantía de su existencia es el certificado de viabilidad que necesitan las generaciones venideras, tanto dentro como fuera de la Tierra.

Hay muchas batallas, muchas empresas, en las que la humanidad está

más o menos inmersa. Unas son sociales, muchas son violentas, otras causas o empeños son científicos y de desarrollo. Mucho por hacer en todos los campos, desde la biomedicina hasta los avances de las tecnologías, la agricultura, el medio ambiente, la nutrición y el hambre, la convivencia y la paz, la salud y la longevidad, la formación y la igualdad, la libertad y la seguridad, el empleo y la prosperidad, en fin, el progreso y la felicidad. Todo ello se nos antoja un castillo de naipes si la escasez de agua es –dicen y dicen- un seguro fantasma que planea por nuestro futuro.

Todo ello arroja un pronóstico algo más pesimista de lo que podíamos pensar; pero no es el nuestro precisamente un mundo sin agua, tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta azul están cubiertas del líquido elemento y el reto ha de ser hacerlo llegar a todos los pobladores en condiciones óptimas para su uso y consumo en una cantidad per cápita razonable y, si se puede, hasta abundante. El agua está ahí, ha de ser tratada y conducida allá donde se necesite. Cómo hacerlo, como cuantificar el esfuerzo y la inversión y como pactarlo es y debe ser el verdadero objeto del empeño de países e instituciones supranacionales para construir la mínima condición de todo futuro posible.

Hay que pensar que los grandes epígrafes que titularon la preocupación colectiva en el pasado siglo XX, la paz mundial y el hambre en el mundo, pasan por hacer posible la disponibilidad de agua

www.canovasfundacion.com

Page 4: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

4nº 2

Ene

201

3

de todos los hombres y mujeres del planeta. Este es el ingrediente más necesario para poder abordar un mundo moderno en que sus moradores no necesiten luchar contra el vecino para poder sobrevivir.

Hoy día disponemos de avances más que suficientes para llevar el agua a los destinos que se precisen o hacerla transcurrir por las sendas que se quieran dibujar. Igualmente, la tecnología de estos tiempos no es en absoluto ajena a los procesos de depuración de aguas en el grado que sea necesario o a la desalación de las mismas cuando se trate de disponer del agua del inmenso mar. Capítulo aparte merecen los diferentes grados de dificultad en según qué proyectos y localizaciones así como los ingentes recursos humanos y económicos que habrán de dedicarse a estos fines.

Determinados países soberanos de gran riqueza sobrevenida por los yacimientos y venta de petróleo hacen un auténtico esfuerzo transformador por construir grandes urbes en sus correspondientes latitudes, dotándolas de todo lo imaginable y por supuesto abasteciéndose de aguas abundantes para disponer de un paisaje y unas condiciones de vida inimaginables en zonas desérticas y de temperaturas extremas. La gran pregunta, en estos momentos de plena construcción del proceso, es si la infraestructura acuífera resultante es o no sólida, si posee alguna dosis de sostenibilidad, o si tiene algo más de continuidad que el constante flujo de

petrodólares que sufraga el transporte del agua. Es decir, ¿estos ricos enclaves estatales están dotándose de unos medios permanentes y viables o sus bellas ciudades, llenas de rascacielos, centros comerciales de lujo, resorts, etc., penden de un grueso hilo de oro cuyo repentino adelgazamiento podría dar al traste con todo?

Casi huelga decir que los dirigentes de Qatar, Emiratos, Dubhai, Kuwait, etc., tienen ante sí una impresionante responsabilidad. Su inversión y esfuerzo debe especializarse en la búsqueda de fórmulas posibilistas que concluyan en una transformación de vocación permanente. La conducción de aguas del mar hacia tierra firme a modo de canales, en un transcurso salpicado de estaciones desalinizadoras alimentadas por nuevas y sostenibles energías, puede ser una de tantas respuestas que apasionada e inteligentemente es el momento de buscar. Porque la humanidad, después de mucho, tiene algo pendiente que le puede asegurar al menos su trascendencia material: encontrar el agua.

Joaquin L. Ramírez es Abogado, Senador y Presidente de Cánovas Fundación.

Revista Digital Cánovas

Page 5: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

5 nº 2

Ene

201

3

Tiempos para el Liderazgo

por Juan José López Delgado

@quorumseleccion Iré al grano. No quiero hablar de la

crisis, sino de oportunidades. Vivimos un momento histórico. Si analizamos la evolución de los acontecimientos de la historia de la humanidad, ésta se caracteriza por la existencia de momentos álgidos y de momentos críticos, y lo más interesante, a mi juicio, es observar, precisamente, como en los momentos críticos es cuando se va gestando el caldo de cultivo necesario para la emergencia de la figura de un líder con todos sus atributos. Alguien capaz de representar y encarnar los valores de un nuevo ordenamiento de la realidad. Alguien que ponga rumbo hacia un camino donde la ilusión, la esperanza y el optimismo tengan un espacio predominante.

Llevamos varios años de crisis, y es probablemente que estemos así un tiempo más. Porque aquello que empezó siendo una crisis financiera se ha desvelado como una crisis sistémica. No sólo por los efectos de lo financiero en otras áreas de la sociedad, sino porque a partir de los efectos de la misma se nos obliga –afortunadamente- a ejercitar la reflexión y, a darnos cuenta de que no sólo lo financiero está en crisis. También la sociedad en su conjunto, las estructuras, las Instituciones, las Administraciones, la educación, la política, y tantas cosas más.

El momento actual es realmente interesante, crucial y determinante en el devenir de nuestra historia. Es tiempo para el liderazgo. Para que éste tome la palabra, la reivindique como propia para su objetivo, y aparezcan como consecuencia nuevos significados que inauguren nuevos discursos en todas las áreas de la vida.

Creo que lo más importante en esta vida no es lo que nos sucede sino la forma de afrontar lo que nos sucede. Por eso, estamos ante una etapa de retos y oportunidades para poder demostrar, y demostrarnos a nosotros mismos, la maravillosa capacidad de superación del ser humano. Oportunidad para todos. Para los empresarios, directivos, candidatos a un empleo, familias, profesores, alumnos, médicos, abogados, ingenieros, políticos, amas aún de su propia casa y los mismos jubilados.

La sociedad necesita, y al mismo tiempo demanda, nuevas respuestas a los nuevos problemas y a los de siempre.

Considero al líder como alguien que, a diferencia del resto de las personas, es capaz de tomar la iniciativa en un momento determinado -probablemente el momento más complicado- y por eso se constituye como tal. Alguien con capacidad para influir y persuadir a los demás y generar en ellos la convicción de que el camino a transitar ahora es el acertado. Alguien con la virtud de motivar y alentar a que ninguno de nosotros desfallezca en el intento de conseguir nuestros objetivos. Una persona con las competencias personales necesarias para establecer las coordenadas adecuadas.

Por tanto, ahora que las circunstancias nos han sacado de nuestra zona de confort nos permite descubrir y seguir desarrollando, las verdaderas capacidades de superación del humano. Un tiempo para que todos intentemos ser más líderes de nuestras vidas, de nuestros trabajos, de nuestras empresas, de nuestras familias y descubramos o desarrollemos a ese líder que todos, en mayor o menor parte, llevamos dentro.

Juan José López Delgado es

Headhunter y Director de Quorum Selección.

www.canovasfundacion.com

Page 6: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

6nº 2

E

ne 2

013

Reg

ener

ació

n ur

gent

e

Revista Digital Cánovas

La política, ¿solución o problema?

por Miguel Ángel Ruiz Ortiz @miguelangelruiz

En principio y en teoría, la política

existe para solucionar los problemas de los ciudadanos. Por eso, partiendo de esta premisa tan básica, choca ver cómo en España, en los últimos años, la política se ha convertido en uno de los principales problemas para los ciudadanos, sólo por detrás del paro y de la crisis económica. Algo está fallando cuando la solución se ha convertido en el problema. Y, ante esto, no podemos mirar para otro lado.

No obstante, la primera reflexión que quiero hacer a este respecto es positiva, pues creo que la política per se es un arte noble y una ocupación necesaria y muy loable, por su condición de servicio público. No en vano, el problema al que aluden los ciudadanos en los sucesivos barómetros del CIS no es a la política como actividad, sino a “la clase política y los partidos políticos”. Por lo tanto, de ahí ha de partir nuestra reflexión.

El principal problema de la política hoy en día es su alejamiento, cada vez mayor, con respecto a la sociedad. Muchas veces se crean, desde la esfera política, debates y problemas que no interesan a nadie, olvidando lo que realmente importa a la gente, o quizás precisamente para intentar que se olvide. Lo cierto es que la brecha entre los ciudadanos y sus representantes aumenta progresivamente,

provocando el desencanto más que justificado de los primeros y la indiferencia insultante e irresponsable de los segundos. Así, unos y otros van tensando una cuerda cuya elasticidad no deja de ser sorprendente.

En las próximas líneas abordaré las que, a mi juicio y partiendo de mi experiencia, constituyen las dos principales causas estructurales de este alejamiento: el sistema de acceso a la política y la profesionalización de la misma.

La política, cuanto más cercana al ciudadano, es más auténtica y más vocacional. Por eso considero que mi etapa como representante estudiantil ha sido clave en mi vida política. Cuando representantes y representados están tan cerca (en la misma clase) y se ven las caras todos los días, los segundos pueden exigir continuamente a los primeros que se impliquen en las tareas que les han encomendado. Así, si te comprometes a cambiar un examen o a luchar para que se abra una biblioteca, más te vale conseguirlo si quieres aparecer por clase al día siguiente.

En este sentido, conozco a muchos concejales y alcaldes de pueblos pequeños (y no tan pequeños) dejándose la piel por solucionar día a día los problemas de sus vecinos. Por lo tanto, vaya por delante mi reconocimiento a todos aquellos que hacen política cercana.

Volviendo a la universidad, tengo que decir que siempre he defendido que esos representantes estudiantiles, elegidos por sus compañeros, deben ser

Page 7: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

7 nº 2

Ene

201

3

www.canovasfundacion.com

independientes en el ejercicio de sus funciones y no estar a las órdenes de ningún partido político, pues se deben a quienes los eligen. Eso no quita que puedan estar afiliados, colaboren o simpaticen con algún partido político, pero lo importante es que sean capaces de diferenciar una cosa de la otra. Como el que es hermano de una cofradía y socio de un club de fútbol.

Esta reflexión, que parte de mi experiencia en la política universitaria, es fundamental trasladarla a la sociedad en su conjunto. Así, la sociedad no debe estar controlada por los partidos políticos (directamente o a través de otras organizaciones o asociaciones creadas expresamente para ello), sino que es la sociedad la que debe controlar a los partidos. Soy, pues, un firme defensor de la independencia de la sociedad civil, que tiene mucho que decir y mucho que aportar a la vida política. Y los partidos deben escuchar a esta sociedad. Pero escucharla de verdad, no utilizar a los distintos colectivos de forma electoralista para hacerse una foto en muchos casos vacía de contenido.

Para que la sociedad aporte a la política lo mejor de sí misma, es necesario que los partidos cuenten con personas representativas de esa sociedad. Porque no es lo mismo contar con profesionales de prestigio, como profesores universitarios, abogados y médicos reconocidos o presidentes de asociaciones (aquí cabría un largo etc.), que nutrirse de gente del aparato, que no tiene más oficio ni

beneficio que el de la propia política y que generalmente tiene poco nuevo que aportar.

Esa última es precisamente la situación de muchos de nuestros políticos actuales. Porque hoy en día, la principal vía de entrada (aunque no la única) en los partidos políticos es a través de sus organizaciones juveniles. Esto en sí no es ni bueno ni malo, el problema es que estas organizaciones están mal planteadas. Lo que debería ser una auténtica escuela de formación de futuros líderes, en todos los sentidos (incluido el ético), se ha convertido, en la mayoría de los casos, en un apéndice del partido, dedicado a rellenar actos, a aplaudir en mítines, a poner sillas y a que el lidercillo de turno se ponga medallas en función de su capacidad de convocatoria (¿suya o del partido?) y haga carrera política a costa de sus compañeros. Se trata, en definitiva, de jugar a ser políticos, pero dentro de un juego demasiado real, tan real como la vida misma. Quien esté o haya estado en este tipo de organizaciones, sea del partido que sea, me va a entender perfectamente.

Volviendo al ejemplo de la universidad, muchas veces me he cuestionado cómo jóvenes a los que no votaban ni sus propios compañeros de clase (que son quienes, en principio, mejor los conocen) podían luego llegar tan lejos en política. Y con ese ejemplo quiero poner de manifiesto de nuevo ese alejamiento entre los partidos y la sociedad, pues mientras que los primeros no se nutran de ésta y se empeñen en autoalimentarse con

Page 8: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

8nº 2

E

ne 2

013

Revista Digital Cánovas

sus propias criaturas, el abismo se irá haciendo cada vez mayor.

La juventud en sí no debe ser un valor absoluto en política. Es cierto que el joven aporta ilusión, ganas y proyectos, pero la experiencia también es importante. Y la virtud está en el término medio, en saber combinar bien ambas cosas. Siempre he sido enemigo de las cuotas, pues creo que la persona que vale debe estar, independientemente de que sea joven o viejo, hombre o mujer. Lo que necesitamos es que, sea cual sea el sector, colectivo, organización territorial o corriente interna a la que pertenezcan, en política estén siempre los mejores, los más preparados.

Las últimas reflexiones enlazan directamente con el asunto de la profesionalización de la política. La mejor forma de acercar la política a la sociedad es que la gente representativa de la sociedad, aquellos que destacan en el ejercicio de su profesión, sea cual sea, entren en política. El problema es que este tipo de personas, por lo general, o no quieren entrar en política, o no les dejan, o duran poco.

Como todo el mundo sabe, en los partidos muchas veces las intrigas internas y las lealtades personales están por encima del trabajo y del mérito. Hasta tal punto que en muchos casos lo primero sin lo segundo es aceptado, deseado e incluso fomentado por los aparatos, mientras que lo segundo sin lo primero es motivo suficiente para truncar una carrera política. Se puede afirmar perfectamente que el

político actualmente dedica la mayor parte de su tiempo y de su esfuerzo a sobrevivir (aparecer en fotos y actos de partido, hacer de relleno en reuniones, recorrer cientos de kilómetros a la semana para que el líder de turno le vea activo…). Si no lo hace así, tiene difícil su supervivencia. Pero tampoco el hecho de hacerlo se la garantiza. Así que lo acaba haciendo por si acaso.

He visto a muchos líderes rodearse de personas mediocres para destacar entre ellos y evitar que le hagan sombra, y despreciar a personas válidas simplemente por el hecho de serlo. Se trata de un planteamiento totalmente equivocado, pues un buen líder debe siempre rodearse de los mejores, a ser posible incluso mejores que él en determinados aspectos, pues lo que tiene que triunfar al final es el proyecto, no la persona. Pero, claro, para ello hay que partir de ese planteamiento. De todos modos, he de decir, en honor a la verdad, que también he conocido muchos y buenos líderes que se han rodeado de personas de valía sin miedo a que les hagan sombra. Pero esto solamente se lo pueden permitir quienes son líderes de verdad y son reconocidos como tal por las bases.

Por otro lado, he mencionado anteriormente que en política deben estar los mejores y los más preparados. Por eso, es imprescindible que, antes de ser alguien dentro la política, la persona sea alguien fuera de la política, para que así llegue a ella con algo que aportar. En definitiva, lo que hace falta no son profesionales de la

Page 9: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

nº 2

Ene

201

3

9www.canovasfundacion.com

política, que vivan de ella como profesión y con vocación de continuidad eterna, sino profesionales, de lo suyo, pero implicados en política de forma temporal, ya sea por más o menos años, pero teniendo siempre una profesión a la que volver. Esto, que se lo he oído decir a muchos, desgraciadamente se lo he visto cumplir a pocos.

Los jóvenes, por ejemplo, antes de ocupar un cargo público deberían terminar sus carreras y a ser posible sus másteres, y luego buscar un trabajo al margen de la política. Porque es necesario pasar por la calle antes de llegar a los despachos, saber lo que cuesta enfrentarse a una entrevista de trabajo o a unas oposiciones, lo que cuesta llegar a final de mes y lo que es cotizar a la Seguridad Social. Qué flaco favor les estamos haciendo a todos esos jóvenes que llegan a la política sin pasar por ahí. Porque el que no tiene nada y se acostumbra a un determinado estatus, hará lo posible por mantenerlo. Y cuando digo lo posible, digo también lo imposible.

De todos modos, la democracia consiste en que todos los ciudadanos somos electores y elegibles, por lo que no se trata de limitar la cosa pública a quienes tienen formación universitaria. Puede haber buenos profesionales que, por circunstancias de la vida, no pudieron estudiar pero que están capacitados por su dilatada experiencia laboral. Sin embargo, puestos a elegir, siempre preferiré que, para los cargos de mayor responsabilidad, se cuente siempre con los más y mejor preparados.

No quiero terminar este artículo sin abordar el tema de los sueldos, pues no está exento de polémica. Y quiero decir que a mí no me importa, como ciudadano, que mis representantes y dirigentes estén bien pagados, siempre que estén preparados y valgan para lo que hacen. Porque seguramente esas personas en la empresa privada ganarían más. Y yo quiero a los mejores para gestionar esa gran empresa que es el Estado. Lo que me molesta es que haya gente que esté ganando sueldos que están muy por encima de su preparación y de su valía.

Tampoco entiendo que haya cargos públicos o de confianza en España que ganen más que el Presidente del Gobierno, pues no hay nadie que tenga una responsabilidad mayor que éste. Y lo mismo en el resto de administraciones.

En definitiva y como conclusión, estoy convencido de que necesitamos que nuestros políticos tengan la vida resuelta al margen de la política, para que no vengan a ella a resolverla y no dependan de ella para vivir. Porque así serán mucho más libres. Y, sin duda, merece la pena serlo.

Miguel Ángel Ruiz Ortiz es Historiador, Secretario General de Cánovas Fundación y Ex Diputado en el Parlamento de Andalucía.

Page 10: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

nº 2

E

ne 2

013

10

Cánovas y el arte de la política

por Cristóbal Villalobos Salas

@cristobalvs

De entre el verbo ágil e ingenioso

de don Antonio Cánovas del Castillo, así como de sus sesudos escritos, la historia ha elegido un buen puñado de frases que han pasado al imaginario colectivo de los españoles. Sin duda, la más conocida es aquella que define a la política como el arte de lo posible, idea que se ha convertido casi en un manido tópico a fuerza de la repetición abusiva que de ella han hecho políticos y periodistas a lo largo de tanto tiempo.

Con gusto Cánovas hubiera suscrito la contundente frase. Sin embargo, José Luis Comellas, autor de una de las principales biografías sobre el estadista e intelectual malagueño, afirma que esta frase, tal cual, no aparece en ningún escrito ni discurso de don Antonio. Sí aparecen múltiples enunciados que recogen, aunque de forma más completa y compleja, esta misma idea. Así, Cánovas piensa que “la política es el arte de aplicar en cada época de la historia aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible” o que “la política es la realización en cada momento de la historia de la parte que en él es posible llevar a cabo de la aspiración ideal de una raza o de una generación entera de hombres”.

Podríamos rescatar numerosas expresiones parecidas, siempre compartiendo la misma idea, aunque con ricos matices que las diferencian, pero siempre deja claro Cánovas, o lo deja

entrever, que la política es ante todo un arte, no una ciencia, puesto que es “variable a diario”. De esta manera, en el diario de sesiones del Senado, del 26 de junio de 1896, Cánovas reflexiona sobre la política y dice que “más que ciencia política, lo que se ha cultivado y se cultiva es el arte político, que está siempre y constantemente unido a las circunstancias”.

La política, por tanto, como arte, requiere habilidad, táctica, intuición, sentido de la oportunidad y, por eso mismo, dialéctica, un dominio del juego que no está al alcance de todos, por no decir de sólo unos pocos. No niega Cánovas la existencia de una ciencia política, pero ésta es siempre menos rigurosa que el Derecho, otro ámbito que él domina con autoridad, ya que los códigos de la política se cambian con una facilidad impensable en la justicia.

Cabe la posibilidad, al leer sin más profundidad estas frases, que el lector acabe por considerar que Cánovas defiende una política acomodaticia y oportunista, una política mutable en la que las prescripciones son pasajeras: lo que se defiende hoy, se ataca mañana, según la conveniencia y las circunstancias. Una política que, lamentablemente, se parece mucho a la que vivimos en la actualidad. Pero no es esa, ni mucho menos, la idea que tenía Cánovas de la política, por lo que no sería justo acusarlo del más absoluto relativismo por estas afirmaciones sacadas, en la mayoría de las ocasiones, de contexto. De este modo habría dos observaciones que disculparía a Cánovas ante cualquier irresponsable acusación de relativismo.

Revista Digital Cánovas

Page 11: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

11 nº 2

Ene

201

3

La primera es que, en el ejercicio de la política, todas las jugadas y maniobras, todas las flexibilidades y cesiones que se están dispuestas a realizar para hacer factible que se marche hacia delante, hacia el futuro, deben ser siempre respetuosas con la constitución interna de España, lo que él llama las “verdades madres”. Éstas serían los principios y características históricas que definirían a una nación cómo es y cómo debe ser, esas verdades madres que marcan la esencia de nuestra nación a lo largo de la historia y que no deben nunca conculcarse ni obviarse.

En segundo lugar, para Cánovas el circunstancialismo no es un principio en sí mismo, sino una necesidad, un mal menor, si se prefiere. En política no hay más remedio que adaptarse a las circunstancias del momento, que son las que mandan, puesto que si no se tienen en cuenta el daño que se haría a la sociedad, por omisión, sería mucho mayor que el que se produce al ceder en parte de nuestras ideas. Esa cesión sería en todo caso parcial, por lo que la política sería el arte de aplicar en cada momento aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible. Lo perfecto sería poder aplicar de forma completa el ideal político en el que se cree, pero las circunstancias ponen condiciones, por lo que “nosotros no hemos de hacer ni pretender todo lo que quisiéramos”, como pronunciaría Cánovas en un discurso a sus correligionarios pronunciado el 19 de mayo de 1884.

Este es el auténtico circunstancialismo que el estadista e historiador profesa. Un circunstancialismo que procede del reconocimiento del

pluralismo político, pues no es posible alcanzar el máximo desarrollo e implantación de un programa político sin despreciar de forma absoluta los programas de los adversarios políticos. El pluralismo significa concurrencia y ésta supone transacción. Es necesario, de esta forma, el consenso, el compromiso. Si no se cede una parte al adversario y éste, a su vez, no hace lo mismo se volvería al “todo o nada”, al “tirarse unos a otros por la borda del sexenio revolucionario”, como apunta Comellas en su obra.

Esto último es lo que desea Cánovas para la Restauración: poner fin a la política de exclusiones, porque pretender el dominio absoluto de las propias ideas sobre las de los demás sólo lleva al peligro de romper la baraja y dar rienda suelta a la violencia, al no entendimiento, a la inestabilidad. Ceder no es rendirse, como limitarse a hacer lo que las circunstancias permiten no es caer en el oportunismo. La política es el arte de la transacción, de modo que, como diría el 10 de julio de 1871 en el Congreso, “no existe posibilidad de gobernar sin transacciones lícitas, justas, honradas e inteligentes”. Ésta es la única forma de llegar a consensos y pactos por el bien de una nación, la forma en que entendía la política un hombre de estado de los que echamos de menos durante estos días, tan necesarios de consensos y pactos de estado.

Cristóbal Villalobos Salas es Escritor

e Historiador.

www.canovasfundacion.com

Page 12: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

nº 2

Ene

201

3

12

En la excelencia no se nace, se hace

por Salvador Merino Córdoba

@smerinocordoba

Después de pasar la mayor parte de mi vida impartiendo docencia a miles de universitarios, llega la hora de reflexionar sobre cuan apasionante es el futuro. Como describía William Ward, “el profesor mediocre dice, el buen profesor explica, el profesor superior demuestra, el gran profesor inspira”, y creo que ahí radica el secreto del auténtico profesional de la enseñanza. Es aquél con los conocimientos necesarios para interpretar y entender el mundo y la capacidad suficiente para transmitirlos. Parafraseando a mi buen amigo Antonio Garrido Moraga, comunicar y enseñar es el arte de seducir con la palabra, para dejar escrito en los demás esos nuevos saberes.

Seguro que todos hemos tenido profesores y maestros en nuestra vida que han tratado de enseñarnos algo, unos con más éxito que otros lógicamente, y por ello nos hemos configurado un modelo ideal de “cómo hubiéramos deseado que nos hubiesen transmitido estos conocimientos”. Pues ahí, precisamente, en ese discernimiento vocacional nace el camino de la excelencia. Ese es el momento en que un profesor rompe sus convencionalismos educativos y surge el maestro que llevamos dentro. En este descubrimiento personal, la palabra y los saberes combinan sus fuerzas para poder disfrutar exponiendo cada idea, cada ejemplo, cada problema y cada solución. Y a la vez los alumnos reconocen y admiran este salto cualitativo del enseñante. Lograr esta sintonía entre profesor y alumno, entre maestro y pupilo, permite descubrir y

cubrir las necesidades del aprendizaje, con el mayor éxito esperado.

¿Cuál es entonces la dificultad de la “excelencia”? Durante los últimos años esta palabra ha llenado las disertaciones universitarias: campus de excelencia, excelencia académica, excelencia investigadora, camino de excelencia, etc. Estamos a un paso de colmatar la palabra y, como decía la canción, desgastarla de tanto usarla. Sin embargo cada vez que se plantea el más mínimo cambio en los modelos de enseñanza saltan todas las alarmas, hecho curioso que choca de lleno con la propia excelencia, si la entendemos como dinámica permanente hacia la mejora educativa. Para que los docentes puedan llegar al estado de inconformismo con su propia forma de enseñar, y vivan en constante reflexión y actualización hacia una mejor transmisión del conocimiento, el entorno requiere de profundos y significativos cambios. Por una parte un mayor apoyo y reconocimiento a la importancia de la labor educativa, facilitando y exigiendo una formación continua de los docentes, y por otra creando incentivos que permitan su progresiva mejora laboral y social a través de criterios de libre competencia.

Paralelamente esa excelencia debe ser buscada en todos y cada uno de los diferentes niveles de enseñanza. Desde el recién nacido que quiere aprender a hablar, hasta el médico que quiere hacer una operación a corazón abierto, todos tienen un ansia de conocimiento que debe ser cubierta. Y para ello, cuanta mayor diversidad tengamos, también mayor será la posibilidad de éxito. Porque los debates sobre si es mejor optar por enseñanza pública o privada, docencia o investigación, enseñanza secundaria o formación profesional, mixta o separada, etc. no sólo

Al s

ervi

cio

de la

Lib

erta

d

Revista Digital Cánovas

Page 13: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

13 nº 2

Ene

201

3

son estériles, sino que en su fuero interno impiden la diversidad y coartan la libertad de elección de las personas. Cambiemos estos debates y evolucionemos desde “la educación obligatoria de los individuos” hasta “el placer del conocimiento en las personas”. Como diría el propio Einstein, “nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”. Y como, de antemano, nadie sabe dónde cada persona puede encontrar ese saber, dejemos abierta todas las alternativas educativas y que su propia dinámica, competencia y mejor hacer nos invite a alcanzar esa deseada y lógica excelencia. Porque, si bien son exigibles unos mínimos que cumplan cada uno de los actores en el campo de la enseñanza, los máximos los iremos descubriendo en la potenciación, capacidad e imaginación de las diferentes instituciones.

Y en esta reflexión sobre la excelencia no está de más plantear salidas al mundo de la investigación. Todos somos conscientes de lo que nos jugamos cuando se produce una disminución de inversiones en este campo, el cual distingue a los países más desarrollados de los que no lo son. El problema que subyace es “de donde deben venir esas inversiones”. Durante años se ha hecho un esfuerzo importante desde los presupuestos generales, a través del dinero público, para tratar de paliar en lo posible los costes de desarrollo e investigación. Pero, evidentemente, este desarrollo debía repercutir directamente en un mayor enriquecimiento tecnológico e industrial del país y, subsecuentemente, provocar la correspondiente inversión privada que complementara este déficit económico. Sin embargo, unas veces no queriendo perder el calor del dinero público y otras no

creyendo en la inversión privada, la investigación no ha apostado plenamente por el avance empresarial ni ha querido recorrer el duro camino de la competitividad internacional. El número de patentes y convenios de investigación con empresas privadas, en comparación con los artículos y contratos con organismos públicos, tiene que ser cada día más significativo. Y su desequilibrio actual es en gran parte culpable de haber disminuido drásticamente los recursos investigadores. Aunque ahora las capacidades económicas de las empresas para investigar han sido mermadas, llega el momento de la imaginación y de la innovación para crear nuevos productos y dirigirse hacia otros nichos de mercado. Como indicaba Severo Ochoa “en principio la investigación necesita más cabezas que medios”, y ese es el momento actual, cuando la Universidad debe dedicar “sus cabezas” al desarrollo de un país, a la creación de empleo y a la mejora de la sociedad. Por tanto reconozcamos la actual situación como un momento de oportunidades, y aprendamos que la experiencia pasada de acudir en exceso al estado para cubrir nuestras necesidades investigadoras no es más que un espejismo que, con el tiempo, nos muestra con crudeza como toda investigación no aplicada corre el riesgo de ser considerada como no prioritaria. Aportemos pues teorías y resultados por igual, para convencer a la sociedad de la importancia productiva que ha tenido, tiene y tendrá siempre la inversión investigadora.

Salvador Merino es Doctor en

Matemática Aplicada y Profesor Titular de la Universidad de Málaga.

www.canovasfundacion.com

Page 14: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

14nº 2

Ene

201

3Th

e O

xfor

d U

nive

rsity

cor

ner

Self-determination: From principle to right (I)

por Esther Heredia Carrillo

Recently, the general public has

come across endless discussions and debates on the right of the peoples to self-determination. A good example of this is evident in the great number of national and international journal articles regarding the recent claims for independence on the part of certain governments such as the Scottish government in the United Kingdom or, more closely, the Catalan government in the Kingdom of Spain.

In both cases, and according to the political leaders who have brought about these claims, the calls for independence are based on the well-known principle and right of the peoples to self-determination. Nonetheless, does the general public really know what does self-determination mean or what does this principle involve nowadays? It seems to be immediately apparent than the answer is no; firstly, because it is a concept that has always remained controversial and contested due to its political and legal character and, secondly, because not even the states, politicians, international lawyers or academics have managed to reach a consensus around the meaning and implications of the concept outside of a colonial context.

Therefore, the aim of this article is to help better understand the concept of

self-determination by focusing on three questions: What does self-determination mean? Why did the principle of self-determination flourish? And where, in international law, is it articulated as a principle and as a right? The meaning of self-determination

In theory, self-determination could

be understood as the process through which the ‘self’ determines its fate. At first sight, this definition deems to be crystal clear but, is it actually that clear or is it defective as a descriptive phrase?

As Voltaire noted, the title “Holy Roman Empire” was defective as a descriptive phrase, because it denoted an entity neither holy, nor Roman, nor an empire. In the same approach, Law professor Lee C. Buchheit considers that “the right of self-determination fails in much the same fashion given that the expression itself gives no clue to the nature of the self that is to be determined; nor does it provide any enlightenment concerning the process of determination”. The Self

Considering the above, one could

say that the first obstacle to fight against when it comes to understanding this concept is precisely delimiting the “self”. The birth and evolution of the legal concept of self determination is rooted in the definition of ‘peoples’ as it will be explained later on. Thus, it could be

Revista Digital Cánovas

Page 15: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

15 nº 2

Ene

201

3

possible to say that a ‘group of peoples’ becomes a self for purposes of this principle as soon as it perceives itself as being reasonably distinct from its neighbours. However, even if such a “group consciousness” was to be given certain weigh, that could not be the sole basis for implementing a claim to self-determination.

In this respect, it should be highlighted that attempts have been made to define the concept of ‘peoples’. A meeting of UNESCO experts in 1990 set out a working definition, referring to the common historical tradition, racial or ethnic identity, cultural homogeneity, and linguistic unity, religious or ideological affinity. Nevertheless, the political implications of the principle are so great that all definitions are controversial.

In this way, one could assert that this is precisely what constitutes one of the main problems concerning the extent of the self’s putative right to self-determination as, before the people determine their future, someone must determine who the people are.

For instance, if the Scots have a right to self-determination, do the inhabitants of England, Wales and Northern Ireland also have a vote on the question? Or, if the Catalans have a right to self-determination, do the inhabitants of the Basque country, Andalusia or Madrid also have a vote on the question?

This last question will try to be answered in the next Canovas issue, as there are some aspects of the spanish

internal legal order that should be taken into account before going into greater detail regarding the Catalan calls for independence based on their right to exercise self-determination. Determination

Continuing with the approach of

Professor Buchheit, there is another question that arises once the “peoples” have been isolated as the group entitled to exercise the right to self-determination. That is, what are these peoples entitle to do?

A very good striking example of this matter could be seen in the case of Gibraltar. In 1967, the peoples of Gibraltar voted on maintaining the link with Britain or passing under Spanish sovereignty. Unfortunately though, it appears to be essential to admit that the varieties of self-determination that prevailed throughout the colonial context cannot be compared to the varieties of self-determination that have arisen outside the colonial context and it turns out that ‘the right to self-determination of the peoples outside a colonial context is not regulated under international law but is not prohibited either’. In this context, one could say there is an existence of legal gaps in international law that have to be faced by the international community in order to guarantee the maintenance of two of the most relevant aspects that concern states: the international peace and security.

www.canovasfundacion.com

Page 16: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

16nº 2

E

ne 2

013

The flourishment of self-determination The origin of the principle of self-

determination can be traced back, according to Antonio Cassese, to the American Declaration of Independence (1776) and the French Revolution (1789), which ‘marked the demise of the notion that individuals and peoples, as subjects of the King, were objects to be transferred, alienated, ceded or protected in accordance with the interests of the monarch’.

In France, self-determination was understood as a standard concerning transfers of territory (more than a people’s right freely to choose their own rulers) and they were accompanied by some noticeable instances of plebiscites. However, the principle (formally enshrined in Article 2 of Title XIII of the Draft Constitution presented by Condorcet to the National Convention on 1793), was limited in scope as neither colonial peoples nor minorities, ethnic, religious or cultural groups were entitled to have a right to self-determination.

Subsequently, this principle shifted from France to Italy in the 19th century, when Giuseppe Mazzini invoked it in order to demand that all ‘nations’ should be allowed freely to choose their status.

But it was not until the end of the First World War that the principle of self-determination achieved an international character. The doctrine was shaped by two factors: the nationalism and the rearrangements of the political frontiers in

the wake of the Paris Peace Conference of 1919.

On the one hand, the nationalism that had arisen in the last two centuries as a natural reaction of the ‘peoples’ against the ‘artificial’ empires created by the colonial powers gave rise to the principle of self-determination, understood as the 20th century’s primary expression of disapproval of involuntary political association . In this respect, it has been said that if ‘history were a chronicle of the voluntary association and disassociation of group of peoples, there would be no need for a doctrine of self-determination’. It is presumably believed that the lack of a peaceful evolution of mankind’s social organisation as a consequence of the effects of conquests, forced annexation, subjugation and colonial expansion, was precisely what gave rise to the principle of self-determination in the international sphere.

On the other hand, after the Paris Peace Conference of 1919, the European powers agreed upon the rearrangement of political frontiers corresponding to the associational desires of the inhabitants in order to reduce social and international unrest. In addition, the Fourteen Points of Woodrow Wilson demonstrated that the principle of self-determination was essential and the key to lasting peace in Europe. Therefore, by the end of the Great War, the right of self-determination by ‘natural’ political communities was transformed into a norm to which the international community openly subscribed.

Revista Digital Cánovas

Page 17: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

17 nº 2

Ene

201

3

But the confusion arose, quoting professor Buchheit, when ‘the international community failed to specify whether the international community has recognised only national self-determination (referring to ‘nations’ which had historically enjoyed some measure of self-government), or whether it had endorsed self-determination (meaning by this a concept of ‘natural’ political units)’.

Yet, it is not possible to talk of self-determination as positive international law in this period but as the animating political idea, which encapsulated the new post-war order.

It was not until the creation of the United Nations that this doctrine of self-determination will crystallised as a rule of international law. The principle of self-determination as a right under international law

As it has been previously

mentioned, the birth and evolution of the legal concept of self determination is rooted in the definition of ‘peoples’. In fact, Duursma identifies the Third Principle of the Atlantic Charter of August 14, 1941 as the first official reference to a right of self-determination of the ‘peoples’. Thus, the Charter declared illegal "territorial changes that do not accord with the freely expressed wishes of the peoples concerned." However, the reference was implicit given that at any point, did the Charter expressly use the term self-determination.

Contrary to this, the Charter of the United Nations of 1945 contains the first explicit references to self-determination in Article 1, paragraph 2, and Article 55.

In 1960, the General Assembly passed a Declaration on the Granting of Independence to Colonial Countries and Peoples which declared the ‘subjection of peoples to alien subjugation, domination, and exploitation a fundamental denial of human rights, and affirmed the right of all peoples to self-determination’. In this case, the colonial powers opposed the Declaration for fear that self-determination could cause the breakdown of international order.

This apprehensiveness was also reflected in the Declaration on Principles of International Law concerning Friendly Relations and Co-operation among States in Accordance with the Charter of the UN of 1970. In spite of the fact that it recognised “by virtue of the principle of equal rights and self determination of peoples enshrined in the Charter that all peoples shall have the right freely to determine, without external interference, their political status…”, the international drafters seemed to shy away from characterising self-determination as a right, so it remained as a principle.

In addition, following professor Vaugham Lowe, ‘conscious of the potential of that principle for destabilising international relations by encouraging distinct ethnic groups within states (such as the Basques in Spain and the Tamils in Sri Lanka) the General Assembly went on to

www.canovasfundacion.com

Page 18: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

18nº 2

Ene

201

3

declare in resolution 2625 that, ‘any attempt aimed at the total or partial disruption of the national unity and the territorial integrity of a country is incompatible with the Purposes and Principles of the Unites Nations’. As a consequence, resolution 1514 (XV) was limited in scope to the interpretation of self-determination.

This principle was also affirmed in the 1966 International Covenant on Civil and Political Rights and in the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights and is regarded as an essential condition for the effective guarantee and observance of individual human rights. There is a particularity that should be highlighted about these two Covenants. This is the first time that an international covenant refers to the principle of self-determination as a right and not just as a principle. Nonetheless, according to Duursma, ‘the primary difficulty with the ICCPR and ICESCR was their failure to adopt a definition of peoples. With no guide to determine what groups are eligible for the rights posited, the rights could have little effect’.

To this point, everything seemed to be covered by international law aside from the already controversial definition of ‘peoples’. But inevitably, once the decolonization during the 1960’s and 70’s was gradually achieved, the legal significance of the principle of self-determination took a new turn; some separatists movements within independent states began to invoke this principle in

order to justify their attempts of secession or independence from the independent states they belong to.

The problem that arises in this respect is that, in the absence of a norm of international law that regulates self-determination outside a colonial context, it deems necessary to refer to the jurisprudence of the International Court of Justice with the aim of clarifying whether the calls or attempts for independence or secession on the part of some ‘peoples’ are in accordance with international law or not.

In the next Canovas issue, the article, Self-Determination II: A challenge to face, will focus in greater detail on the norms of international law which recognise and regulate the right to self-determination so as to know what to refer to when it comes to applying it nowadays.

Besides, two case-studies on the application of this right will be looked at, in order to understand the new varieties of self-determination in the era of the post-decolonization and, how it deems convenient to regulate these new varieties in order to fulfil any legal vacuum. These two cases are: the secession of Quebec from Canada and the unilateral Declaration of Independence of Kosovo, which made possible the necessary independence of Kosovo from Serbia as an inevitable exit to avoid the worsening of an already serious humanitarian crisis.

Esther Heredia Carrillo es Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas y Máster en Relaciones Internacionales.

Revista Digital Cánovas

Page 19: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

19 nº 2

Ene

201

3

Black Hawk Derribado

por Guillermo Díaz Gómez

@GuillermoLugosi

La Batalla de Mogadiscio fue una de las batallas más sangrientas y feroces que enfrentó fuerzas de los Estados Unidos contra guerrilleros somalíes, leales al jefe de clan Mohamed Farrah Aidid, el 3 de octubre de 1993 en el distrito del Mar Negro de Mogadiscio en Somalia.

Tropas estadounidenses de élite, Rangers y Delta Force fueron enviadas a la zona como parte de una operación de paz de las Naciones Unidas: los cargamentos de alimentos enviados por la ONU eran sistemáticamente robados por las milicias de los señores de la guerra, siendo el más poderoso y despiadado Mohamed Aidid. En dichos saqueos no dudaban en asesinar a los civiles hambrientos que trataran de apoderarse de los víveres. Se diseñó una operación que debía ejecutarse en un periodo de 30 minutos cuyo objetivo era capturar a un grupo de guerrilleros liderados por Aidid. El plan se desmoronó cuando dos helicópteros fueron derribados y quedaron aislados en medio de una zona de peligro. Un centenar de efectivos acudieron al rescate de los posibles supervivientes, quedando aislados en dicha operación con miles de combatientes hostiles cercando el perímetro en el que se encontraban.

Esta es la premisa de partida de la película “Black Hawk Derribado” (2001) del genial – cuando quiere – Ridley Scott. En ella narra los sucesos que se dieron en

la zona de forma más o menos fidedigna, basándose en el genial libro de título homónimo escrito por el periodista Mark Bowden en 1999, lectura obligada para todo aquel que quiera entender la guerra moderna.

Se trata de un gran trabajo y de una excelente película bélica en la que vemos cómo los norteamericanos luchan hasta la extenuación en una batalla cuyo fin era netamente humanitario. En la narración no se entra en disquisiciones morales ni en el antibelicismo al que nos tienen acostumbrados otros directores como Oliver Stone. Se trata de una película que mezcla la acción con la narración de un episodio histórico y el homenaje a las 19 bajas que sufrieron las tropas de los EEUU. Scott no quiere más, ni menos. Él sabe que los suyos son los buenos. Él conoce perfectamente que estaban allí combatiendo a asesinos de inocentes. No pone en plano de igualdad a los Rangers y a los miembros de la guerrilla de Aidid. Igual que en este caso en muchos otros se ha hecho lo contrario, y no sólo en el cine. En muchos de los movimientos sociales que se vivieron en la antesala de los episodios electorales de España se abanderaban proclamas contra la Monarquía, la Iglesia y el Ejército. Los dos primeros estamentos pueden ser prescindibles y discutidos en opinión de algunos. El tercero es una necesidad cuando sirve en un país de ciudadanos libres. Pero no sólo en estas manifestaciones sino en muchos otros colectivos es habitual el ataque permanente y la crítica al gasto militar y a la existencia de ejércitos.

Film

otec

a

www.canovasfundacion.com

Page 20: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

20nº 2

Ene

201

3

Como motor de la historia el hecho bélico es innegable, los chimpancés y las hormigas lo tienen grabado en su instinto. Nosotros es probable que también. Existe un largo y complejo debate sobre si la guerra es una institución artificial creada por los humanos o si es una consecuencia de nuestra naturaleza. Si bien me inclino más por esta segunda tesis, es mejor que acudan, si les interesa el tema, a la bibliografía extensa que existe sobre esta cuestión. El hecho de que el combate aparezca en gran parte de las películas de todas las épocas se debe a la fascinación y rechazo conjuntos que nos produce. La muerte del hombre por la mano del hombre es lo más cruel y aparentemente absurdo que podemos hacer. Pero la guerra no es lo peor. En multitud de ocasiones la inactividad y la no intervención militar han generado consecuencias mucho peores de lo que un ataque en su debido momento hubiera supuesto. Pensemos en si se hubiera atacado a Hitler en cuanto empezó a anexionarse los primeros territorios pisando la alfombra que le tendió Chamberlain o que la ONU hubiese sido rápida en su reacción para parar los pies al régimen de Slobodan Milosevic. Los complejos y la lenta burocracia de Europa en ambos casos nos llevaron a la tragedia. Pero es un fenómeno antiguo. Si en Maratón en 490 a.C un movimiento pacifista hubiera desmovilizado a las falanges griegas, hoy Europa no existiría y tal vez nuestro presidente se llamaría Mahmud Ahmadineyad, los homosexuales colgarían de grúas, nuestras mujeres tendrían los genitales mutilados y nosotros seríamos súbditos de la sharia.

La historia militar nos recuerda que la naturaleza de los que han muerto en defensa de la libertad es muy distinta de la de los que lo han hecho por defender el totalitarismo. Hay una diferencia entre unos y otros. Cuando ganan estos últimos, siempre lo hacen para seguir matando. En cambio los primeros mueren para que las generaciones posteriores puedan vivir seguros y libres. No podemos imaginar más sacrificio que el que estos combatientes realizan con la entrega de sus vidas. Hoy en día es más bonito el estudio de la igualdad de hombres y mujeres, la desaparición del racismo o la protección del medio ambiente. Pero no hemos de olvidar que estas preocupaciones surgen cuando uno goza de libertad y un determinado nivel de bienestar. Estas condiciones en occidente se sustentan sobre los millones de hombres que dieron su vida para evitar que otras concepciones del mundo triunfasen sobre la nuestra. Han sido guerras las que han terminado con el fascismo, el nazismo y el comunismo soviético, también terminaron con la esclavitud en los Estados Unidos y frenaron la peligrosa militarización de Japón. Las democracias han nacido en su mayoría también de la lucha armada. Y hoy en día son defendidas mediante el mismo método que las ayudó a existir.

El sargento David Fernández Ureña murió el pasado 11 de enero para que usted y yo sigamos siendo libres. Murió salvando las vidas de sus compañeros y de los civiles afganos que podrían haber sido aniquilados por el mismo artefacto explosivo que le mató mientras trataba de desactivarlo. David

Revista Digital Cánovas

Page 21: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

21 nº 2

Ene

201

3

cumplía así con su deber, de la forma que sólo los soldados lo hacen: dando su vida. Sólo a nuestros militares se les exige que llegado el momento mueran para proteger a sus compatriotas. Así versa en la mayoría de códigos de honor que rigen los diversos cuerpos de nuestras Fuerzas Armadas.

Recordemos por tanto que nuestro bienestar, el estado de derecho y libertad que disfrutamos se deben a que muchos, en el pasado, dieron su vida por construir una civilización con estos principios. En esta época dura en que nos toca vivir una gran crisis económica, defraudados por nuestros políticos y arrollados por el sistema financiero, multitud de personas claman por sus derechos en las calles. Es cierto que son acreedores de muchos beneficios, pero también tienen garantizado el poder salir en manifestación, protestar en medios de comunicación, opinar en internet, etc… y esto es así sólo en una parte del mundo: en la occidental. Las personas que actúan así en Cuba, China, Irán, Afganistán, Siria, Libia, Guinea Ecuatorial, Chad, Uganda, Sudán o Ruanda son encarceladas y muchas veces torturadas o asesinadas. Y ha sido contra el concepto del mundo que tienen o han asumido por la fuerza en estos países a lo que nos hemos enfrentado la mayoría de las veces a lo largo de la historia.

Siempre habrá grupos dispuestos a pedir que no exista el ejército, algunos con camisetas con lemas vacíos y bonitos como “¿Y si hay una guerra y no va nadie?”. No piensa que el otro bando puede ir, que los soldados de otra nación – en la que estaría prohibido llevar esa

camiseta – acudirán al combate y si no está allí su ejército para detenerlos se puede perder mucho y de golpe. Luego hay otros sectores menos idealistas que el descrito que piden la desaparición del ejército pero que al tiempo se preocupan por la salud de ciertos comandantes caribeños y bananeros. Estos últimos son más coherentes. Lo que les molesta es un ejército de libertad, quieren uno que actúe más dentro que fuera de las fronteras de su país, uno que termine con la gente que escribe cosas como la que tiene ahora mismo delante de sus ojos, como los que nos damos cita en esta publicación, como cualquiera que no comparta su visión del mundo. Afortunadamente estamos a salvo. Estamos protegidos por hombres y mujeres como el Sargento Fernández Ureña, como los miles de efectivos de nuestras Fuerzas Armadas destacados allí donde se les ordena. Que no les hagamos películas no significa que no estén día y noche velando por nuestra libertad. Y esta protección es tan grande y generosa que se hace extensiva a aquellos que quieren que el Ejército desaparezca, también mueren por quien no les quiere.

Guillermo Díaz Gómez es Abogado, escritor y crítico de cine.

www.canovasfundacion.com

Page 22: Revista Cánovas nº2 Enero 2013

“Después de pasar la mayor parte dDe entre e l verbo ági l e ingenioso de don Antonio Cánovas del Cast i l lo , as í como de sus sesudos escr i tos, la h istor ia ha e legido un buen puñado de f rases que han pasado a l imaginar io colect ivo de los españoles. S in duda, la más conocida es aquel la

que def ine a la pol í t ica como el ar te de lo posib le, idea que se ha convert ido casi en un manido tópico a fuerza de la repet ic ión abusiva que de e l la han hecho pol í t icos y per iodistas a lo largo de tanto t iempo.Con gusto Cánovas hubiera suscr i to la contundente f rase. S in embargo, José

Luis Comel las, autor de una de las pr inc ipales b iograf ías sobre e l estadista e inte lectual malagueño, af i rma que esta f rase, ta l cual , no aparece en n ingún escr i to n i d iscurso de don Antonio. S í aparecen múlt ip les enunciados que recogen, aunque de forma más completa y comple ja, esta

misma idea. As í , Cánovas p iensa que “ la pol í t ica es e l ar te de apl icar en cada época de la h istor ia aquel la parte del ideal que las c i rcunstancias hacen posib le” o que “ la pol í t ica es la rea l izac ión en cada momento de la h istor ia de la parte que en é l es posib le l levar a cabo de la aspi rac ión

ideal de una raza o de una generación entera de hombres”.Podr íamos rescatar numerosas expres iones parecidas, s iempre compart iendo la misma idea, aunque con r icos mat ices que las d i ferencian, pero s iempre deja c laro Cánovas, o lo deja entrever, que la pol í t ica es ante todo un arte,

no una c iencia, puesto que es “var iable a d iar io”. De esta manera, en e l d iar io de ses iones del Senado, del 26 de jun io de 1896, Cánovas ref lex iona sobre la pol í t ica y d ice que “más que c iencia pol í t ica, lo que se ha cul t ivado y se cul t iva es e l ar te pol í t ico, que está s iempre y constantemente

unido a las c i rcunstancias”.La pol í t ica, por tanto, como arte, requiere habi l idad, táct ica, intu ic ión, sent ido de la oportunidad y, por eso mismo, d ia léct ica, un dominio del juego que no está a l a lcance de todos, por no deci r de sólo unos pocos. No n iega Cánovas la ex istencia de una c iencia

pol í t ica, pero ésta es s iempre menos r igurosa que e l Derecho, otro ámbito que é l domina con autor idad, ya que los códigos de la pol í t ica se cambian con una fac i l idad impensable en la just ic ia.Cabe la posib i l idad, a l leer s in más profundidad estas f rases, que e l lector acabe por considerar

que Cánovas def iende una pol í t ica acomodat ic ia y oportunista, una pol í t ica mutable en la que las prescr ipc iones son pasajeras: lo que se def iende hoy, se ataca mañana, según la conveniencia y las c i rcunstancias. Una pol í t ica que, lamentablemente, se parece mucho a la que v iv imos en

la actual idad. Pero no es esa, n i mucho menos, la idea que tenía Cánovas de la pol í t ica, por lo que no ser ía justo acusar lo del más absoluto re lat iv ismo por estas af i rmaciones sacadas, en la mayor ía de las ocasiones, de contexto. De este modo habr ía dos observaciones que disculpar ía

a Cánovas ante cualquier i r responsable acusación de re lat iv ismo.La pr imera es que, en e l e jerc ic io de la pol í t ica, todas las jugadas y maniobras, todas las f lex ib i l idades y ces iones que se están d ispuestas a rea l izar para hacer fact ib le que se marche hacia delante, hacia e l futuro, deben

ser s iempre respetuosas con la const i tuc ión interna de España, lo que é l l lama las “verdades madres”. Éstas ser ían los pr inc ip ios y caracter íst icas h istór icas que def in i r ían a una nación cómo es y cómo debe ser, esas verdades madres que marcan la esencia de nuestra nación a lo largo

de la h istor ia y que no deben nunca conculcarse n i obviarse.En segundo lugar, para Cánovas e l c i rcunstancia l ismo no es un pr inc ip io en s í mismo, s ino una necesidad, un mal menor, s i se pref iere. En pol í t ica no hay más remedio que adaptarse a las c i rcunstancias del momento, que son

las que mandan, puesto que s i no se t ienen en cuenta e l daño que se har ía a la sociedad, por omis ión, ser ía mucho mayor que e l que se produce a l ceder en parte de nuestras ideas. Esa cesión ser ía en todo caso parc ia l , por lo que la pol í t ica ser ía e l ar te de apl icar en cada momento

aquel la parte del ideal que las c i rcunstancias hacen posib le. Lo per fecto ser ía poder apl icar de forma completa e l ideal pol í t ico en e l que se cree, pero las c i rcunstancias ponen condic iones, por lo que “nosotros no hemos de hacer n i pretender todo lo que quis iéramos”, como pronunciar ía

Cánovas en un d iscurso a sus corre l ig ionar ios pronunciado e l 19 de mayo de 1884. “Este es e l autént ico c i rcunstancia l ismo que e l estadista e h istor iador profesa. Un c i rcunstancia l ismo que procede del reconocimiento del p lura l ismo pol í t ico, pues no es posib le a lcanzar e l máximo desarro l lo

e implantación de un programa pol í t ico s in despreciar de forma absoluta los programas de los adversar ios pol í t icos. E l p lura l ismo s igni f ica concurrencia y ésta supone t ransacción. Es necesar io, de esta forma, e l consenso, e l compromiso. Si no se cede una parte a l adversar io y éste, a su

vez, no hace lo mismo se volver ía a l “ todo o nada”, a l “ t i rarse unos a otros por la borda del sexenio revoluc ionar io”, como apunta Comel las en su obra.Esto ú l t imo es lo que desea Cánovas para la Restauración: poner f in a la pol í t ica de exclus iones, porque pretender e l domin io absoluto

de las propias ideas sobre las de los demás sólo l leva a l pe l igro de romper la bara ja y dar r ienda suel ta a la v io lencia, a l no entendimiento, a la inestabi l idad. Ceder no es rendirse, como l imi tarse a hacer lo que las c i rcunstancias permiten no es caer en e l oportunismo. La pol í t ica es e l ar te

de la t ransacción, de modo que, como di r ía e l 10 de ju l io de 1871 en e l Congreso, “no ex iste posib i l idad de gobernar s in t ransacciones l íc i tas, justas, honradas e inte l igentes”. Ésta es la única forma de l legar a consensos y pactos por e l b ien de una nación, la forma en que entendía la

pol í t ica un hombre de estado de los que echamos de menos durante estos d ías, tan necesar ios de consensos y pactos de estado.La Bata l la de Mogadisc io fue una de las bata l las más sangr ientas y feroces que enfrentó fuerzas de los Estados Unidos contra guerr i l leros somal íes, lea les a l

je fe de c lan Mohamed Farrah Aid id, e l 3 de octubre de 1993 en e l d ist r i to del Mar Negro de Mogadisc io en Somal ia.Tropas estadounidenses de é l i te, Rangers y Del ta Force fueron env iadas a la zona como parte de una operación de paz de las Naciones Unidas: los cargamentos de a l imentos

env iados por la ONU eran s istemát icamente robados por las mi l ic ias de los señores de la guerra, s iendo e l más poderoso y despiadado Mohamed Aid id. En d ichos saqueos no dudaban en asesinar a los c iv i les hambr ientos que t rataran de apoderarse de los v íveres. Se d iseñó una operación

que debía e jecutarse en un per iodo de 30 minutos cuyo objet ivo era capturar a un grupo de guerr i l leros l iderados por Aid id. E l p lan se desmoronó cuando dos hel icópteros fueron derr ibados y quedaron a is lados en medio de una zona de pel igro. Un centenar de efect ivos acudieron a l rescate

de los posib les superv iv ientes, quedando a is lados en d icha operación con mi les de combat ientes host i les cercando e l per ímetro en e l que se encontraban.Esta es la premisa de part ida de la pel ícu la “Black Hawk Derr ibado” (2001) del genia l – cuando quiere – Rid ley Scott . En e l la narra los

sucesos que se d ieron en la zona de forma más o menos f idedigna, basándose en e l genia l l ibro de t í tu lo homónimo escr i to por e l per iodista Mark Bowden en 1999, lectura obl igada para todo aquel que quiera entender la guerra moderna. Se t rata de un gran t rabajo y de una excelente

pel ícu la bél ica en la que vemos cómo los norteamer icanos luchan hasta la extenuación en una bata l la cuyo f in era netamente humanitar io. En la narrac ión no se entra en d isquis ic iones morales n i en e l ant ibe l ic ismo a l que nos t ienen acostumbrados otros d i rectores como Ol iver Stone. Se

t rata de una pel ícu la que mezcla la acción con la narrac ión de un episodio h istór ico y e l homenaje a las 19 bajas que sufr ieron las t ropas de los EEUU. Scott no quiere más, n i menos. É l sabe que los suyos son los buenos. É l conoce perfectamente que estaban a l l í combat iendo a asesinos

de inocentes. No pone en p lano de igualdad a los Rangers y a los miembros de la guerr i l la de Aid id. Igual que en este caso en muchos otros se ha hecho lo contrar io, y no sólo en e l c ine. En muchos de los movimientos socia les que se v iv ieron en la antesala de los episodios e lectora les

de España se abanderaban proclamas contra la Monarquía, la Ig les ia y e l E jérc i to. Los dos pr imeros estamentos pueden ser prescindib les y d iscut idos en opin ión de a lgunos. E l tercero es una necesidad cuando s i rve en un país de c iudadanos l ibres. Pero no sólo en estas mani festaciones

s ino en muchos otros colect ivos es habi tua l e l ataque permanente y la cr í t ica a l gasto mi l i tar y a la ex istencia de e jérc i tos.Como motor de la h istor ia e l hecho bél ico es innegable, los chimpancés y las hormigas lo t ienen grabado en su inst into. Nosotros es probable que también. Ex iste un

largo y comple jo debate sobre s i la guerra es una inst i tuc ión art i f ic ia l creada por los humanos o s i es una consecuencia de nuestra natura leza. S i b ien me inc l ino más por esta segunda tes is, es mejor que acudan, s i les interesa e l tema, a la b ib l iograf ía extensa que ex iste sobre esta cuest ión.

E l hecho de que e l combate aparezca en gran parte de las pel ícu las de todas las épocas se debe a la fascinación y rechazo conjuntos que nos produce. La muerte del hombre por la mano del hombre es lo más cruel y aparentemente absurdo que podemos hacer. Pero la guerra no es lo

peor. En mult i tud de ocasiones la inact iv idad y la no intervención mi l i tar han generado consecuencias mucho peores de lo que un ataque en su debido momento hubiera supuesto. Pensemos en s i se hubiera atacado a Hi t ler en cuanto empezó a anexionarse los pr imeros terr i tor ios p isando

la a l fombra que le tendió Chamber la in o que la ONU hubiese s ido rápida en su reacción para parar los p ies a l régimen de Slobodan Mi losev ic. Los comple jos y la lenta burocracia de Europa en ambos casos nos l levaron a la t ragedia. Pero es un fenómeno ant iguo. Si en Maratón en 490 a.C

un movimiento paci f is ta hubiera desmovi l izado a las fa langes gr iegas, hoy Europa no ex ist i r ía y ta l vez nuestro pres idente se l lamar ía Mahmud Ahmadineyad, los homosexuales colgar ían de grúas, nuestras mujeres tendr ían los geni ta les mut i lados y nosotros ser íamos súbdi tos de la shar ia.

La h istor ia mi l i tar nos recuerda que la natura leza de los que han muerto en defensa de la l ibertad es muy dist inta de la de los que lo han hecho por defender e l tota l i tar ismo. Hay una di ferencia entre unos y otros. Cuando ganan estos ú l t imos, s iempre lo hacen para seguir matando. En

cambio los pr imeros mueren para que las generaciones poster iores puedan v iv i r seguros y l ibres . No podemos imaginar más sacr i f ic io que e l que estos combat ientes rea l izan con la entrega de sus v idas. Hoy en d ía es más boni to e l estudio de la igualdad de hombres y

mujeres, la desapar ic ión del rac ismo o la protección del medio ambiente. Pero no hemos de o lv idar que estas preocupaciones surgen cuando uno goza de l ibertad y un determinado n ive l de b ienestar. Estas condic iones en occidente se sustentan sobre los mi l lones de hombres que dieron

su v ida para ev i tar que otras concepciones del mundo tr iunfasen sobre la nuestra. Han s ido guerras las que han terminado con e l fasc ismo, e l naz ismo y e l comunismo soviét ico, también terminaron con la esclav i tud en los Estados Unidos y f renaron la pel igrosa mi l i tar izac ión de Japón. Las

democracias han nacido en su mayor ía también de la lucha armada. Y hoy en d ía son defendidas mediante e l mismo método que las ayudó a ex ist i r.E l sargento David Fernández Ureña mur ió e l pasado 11 de enero para que usted y yo s igamos s iendo l ibres. Mur ió sa lvando las v idas de sus

compañeros y de los c iv i les afganos que podr ían haber s ido aniqui lados por e l mismo artefacto explos ivo que le mató mientras t rataba de desact ivar lo. David cumpl ía as í con su deber, de la forma que sólo los soldados lo hacen: dando su v ida. Sólo a nuestros mi l i tares se les ex ige que

l legado e l momento mueran para proteger a sus compatr iotas. As í versa en la mayor ía de códigos de honor que r igen los d iversos cuerpos de nuestras Fuerzas Armadas. “Recordemos por tanto que nuestro b ienestar, e l estado de derecho y l ibertad que disf rutamos se deben a que muchos,

en e l pasado, d ieron su v ida por constru i r una c iv i l izac ión con estos pr inc ip ios. En esta época dura en que nos toca v iv i r una gran cr is is económica, defraudados por nuestros pol í t icos y arro l lados por e l s istema f inanciero, mult i tud de personas c laman por sus derechos en las ca l les. Es

c ier to que son acreedores de muchos benef ic ios, pero también t ienen garant izado e l poder sa l i r en mani festación, protestar en medios de comunicación, opinar en internet, etc… y esto es as í só lo en una parte del mundo: en la occidenta l . Las personas que actúan as í en Cuba, China, I rán,

Afganistán, S i r ia , L ib ia, Guinea Ecuator ia l , Chad, Uganda, Sudán o Ruanda son encarceladas y muchas veces torturadas o asesinadas. Y ha s ido contra e l concepto del mundo que t ienen o han asumido por la fuerza en estos países a lo que nos hemos enfrentado la mayor ía de las veces

a lo largo de la h istor ia.Siempre habrá grupos dispuestos a pedir que no ex ista e l e jérc i to, a lgunos con camisetas con lemas vacíos y boni tos como “¿Y s i hay una guerra y no va nadie?”. No piensa que e l otro bando puede i r, que los soldados de otra nación – en la que estar ía prohib ido

l levar esa camiseta – acudirán a l combate y s i no está a l l í su e jérc i to para detener los se puede perder mucho y de golpe. Luego hay otros sectores menos ideal istas que e l descr i to que piden la desapar ic ión del e jérc i to pero que a l t iempo se preocupan por la sa lud de c ier tos comandantes

car ibeños y bananeros. Estos ú l t imos son más coherentes. Lo que les molesta es un e jérc i to de l ibertad, quieren uno que actúe más dentro que fuera de las f ronteras de su país, uno que termine con la gente que escr ibe cosas como la que t iene ahora mismo delante de sus o jos, como los

que nos damos c i ta en esta publ icación, como cualquiera que no comparta su v is ión del mundo. Afortunadamente estamos a sa lvo. Estamos protegidos por hombres y mujeres como el Sargento Fernández Ureña, como los mi les de efect ivos de nuestras Fuerzas Armadas destacados a l l í

donde se les ordena. Que no les hagamos pel ícu las no s igni f ica que no estén d ía y noche ve lando por nuestra l ibertad. Y esta protección es tan grande y generosa que se hace extensiva a aquel los que quieren que e l E jérc i to desaparezca, también mueren por quien no les quiere. I ré a l

grano. No quiero hablar de la cr is is , s ino de oportunidades. V iv imos un momento h istór ico. S i anal izamos la evoluc ión de los acontecimientos de la h istor ia de la humanidad, ésta se caracter iza por la ex istencia de momentos á lg idos y de momentos cr í t icos, y lo más interesante, a mi ju ic io,

es observar, precisamente, como en los momentos cr í t icos es cuando se va gestando e l ca ldo de cul t ivo necesar io para la emergencia de la f igura de un l íder con todos sus atr ibutos. A lguien capaz de representar y encarnar los va lores de un nuevo ordenamiento de la rea l idad. Alguien

que ponga rumbo hacia un camino donde la i lus ión, la esperanza y e l opt imismo tengan un espacio predominante.L levamos var ios años de cr is is , y es probablemente que estemos as í un t iempo más. Porque aquel lo que empezó s iendo una cr is is f inanciera se ha desvelado como una cr is is

s istémica. No sólo por los efectos de lo f inanciero en otras áreas de la sociedad, s ino porque a part i r de los efectos de la misma se nos obl iga –afortunadamente- a e jerc i tar la ref lex ión y, a darnos cuenta de que no sólo lo f inanciero está en cr is is . También la sociedad en su conjunto, las

estructuras, las Inst i tuc iones, las Administrac iones, la educación , la pol í t ica, y tantas cosas más.El momento actual es rea lmente interesante, crucia l y determinante en e l deveni r de nuestra h istor ia. Es t iempo para e l l iderazgo. Para que éste tome la palabra, la re iv indique

como propia para su objet ivo, y aparezcan como consecuencia nuevos s igni f icados que inauguren nuevos discursos en todas las áreas de la v ida.Creo que lo más importante en esta v ida no es lo que nos sucede s ino la forma de afrontar lo que nos sucede. Por eso, estamos ante una etapa

de retos y oportunidades para poder demostrar, y demostrarnos a nosotros mismos, la marav i l losa capacidad de superación del ser humano. Oportunidad para todos. Para los empresar ios, d i rect ivos, candidatos a un empleo, fami l ias, profesores, a lumnos, médicos, abogados, ingenieros,

pol í t icos, amas aún de su propia casa y los mismos jubi lados.La sociedad necesi ta, y a l mismo t iempo demanda, nuevas respuestas a los nuevos problemas y a los de s iempre.Considero a l l íder como a lguien que, a d i ferencia del resto de las personas, es capaz de tomar la in ic iat iva

en un momento determinado -probablemente e l momento más compl icado- y por eso se const i tuye como ta l . A lguien con capacidad para in f lu i r y persuadir a los demás y generar en e l los la convicc ión de que e l camino a t rans i tar ahora es e l acertado. Alguien con la v i r tud de mot ivar y

a lentar a que n inguno de nosotros desfa l lezca en e l intento de conseguir nuestros objet ivos. Una persona con las competencias personales necesar ias para establecer las coordenadas adecuadas.Por tanto, ahora que las c i rcunstancias nos han sacado de nuestra zona de confort nos

permite descubr i r y seguir desarro l lando, las verdaderas capacidades de superación del humano. Un t iempo para que todos intentemos ser más l íderes de nuestras v idas, de nuestros t rabajos, de nuestras empresas, de nuestras fami l ias y descubramos o desarro l lemos a ese l íder que

todos, en mayor o menor parte, l levamos dentro.Circulan por todas partes, especia lmente por la red, in formes que pronost ican e l inmediato desarro l lo de los acontecimientos para los países, la economía, las guerras, la innovación y el progreso. Los soportes de estas admonic iones

son de var iado pela je, desde uno estadounidense envuel to en c ier ta of ic ia l idad por conf i rmar hasta cada uno de los emit idos por otras autor idades nacionales, inst i tutos de invest igación, acredi tadas corporaciones pr ivadas, escr i tores c ient í f icos y no c ient í f icos, oenegés y hasta ex i tosas

pel ícu las que no t ienen n i buscaron tener e l mín imo r igor h istór ico, socia l o lógico. Entre todos e l los hay una ser ie de cuest iones en común, pero sobre todo hay una que supera a todas en importancia, e l d ibujo de un futuro con una gran escasez de agua.El gran interés que despierta e l

p laneta Marte para la Comunidad Cient í f ica pasa por la búsqueda de los h ie los en su superf ic ie o e l estudio de la presencia del agua en a lgún meteor i to de esa procedencia. E l agua, esencia l para la v ida, es e l gran asunto y la garant ía de su ex istencia es e l cert i f icado de v iabi l idad que

necesi tan las generaciones venideras, tanto dentro como fuera de la T ierra.Hay muchas bata l las, muchas empresas, en las que la humanidad está más o menos inmersa. Unas son socia les, muchas son v io lentas, otras causas o empeños son c ient í f icos y de desarro l lo. Mucho por hacer en

todos los campos, desde la b iomedic ina hasta los avances de las tecnologías, la agr icu l tura, e l medio ambiente, la nutr ic ión y e l hambre, la convivencia y la paz, la sa lud y la longevidad, la formación y la igualdad, la l ibertad y la segur idad, e l empleo y la prosper idad, en f in, e l

progreso y la fe l ic idad . Todo e l lo se nos anto ja un cast i l lo de naipes s i la escasez de agua es –dicen y d icen- un seguro fantasma que planea por nuestro futuro.Todo e l lo arro ja un pronóst ico a lgo más pesimista de lo que podíamos pensar; pero no es e l nuestro precisamente un

mundo s in agua, t res cuartas partes de la superf ic ie de nuestro p laneta azul están cubiertas del l íqu ido e lemento y e l reto ha de ser hacer lo l legar a todos los pobladores en condic iones ópt imas para su uso y consumo en una cant idad per cápi ta razonable y, s i se puede, hasta abundante.

E l agua está ahí , ha de ser t ratada y conducida a l lá donde se necesi te. Cómo hacer lo, como cuant i f icar e l esfuerzo y la invers ión y como pactar lo es y debe ser e l verdadero objeto del empeño de países e inst i tuc iones supranacionales para constru i r la mín ima condic ión de todo futuro

posib le.Hay que pensar que los grandes epígrafes que t i tu laron la preocupación colect iva en e l pasado s ig lo XX, la paz mundia l y e l hambre en e l mundo, pasan por hacer posib le la d isponib i l idad de agua de todos los hombres y mujeres del p laneta. Este es e l ingrediente más necesar io

para poder abordar un mundo moderno en que sus moradores no necesi ten luchar contra e l vecino para poder sobrev iv i r.Hoy d ía d isponemos de avances más que suf ic ientes para l levar e l agua a los dest inos que se precisen o hacer la t ranscurr i r por las sendas que se quieran d ibujar.

Igualmente, la tecnología de estos t iempos no es en absoluto a jena a los procesos de depuración de aguas en e l grado que sea necesar io o a la desalac ión de las mismas cuando se t rate de d isponer del agua del inmenso mar. Capí tu lo aparte merecen los d i ferentes grados de di f icu l tad

en según qué proyectos y local izac iones as í como los ingentes recursos humanos y económicos que habrán de dedicarse a estos f ines. Determinados países soberanos de gran r iqueza sobrevenida por los yacimientos y venta de petró leo hacen un autént ico esfuerzo t ransformador por

constru i r grandes urbes en sus correspondientes lat i tudes, dotándolas de todo lo imaginable y por supuesto abasteciéndose de aguas abundantes para d isponer de un paisa je y unas condic iones de v ida in imaginables en zonas desért icas y de temperaturas extremas. La gran pregunta, en

estos momentos de p lena construcción del proceso, es s i la in f raestructura acuí fera resul tante es o no sól ida, s i posee a lguna dosis de sostenib i l idad, o s i t iene a lgo más de cont inu idad que e l constante f lu jo de petrodólares que sufraga e l t ransporte del agua. Es deci r, ¿estos r icos

enclaves estata les están dotándose de unos medios permanentes y v iables o sus bel las c iudades, l lenas de rascacie los, centros comercia les de lu jo, resorts, etc. , penden de un grueso h i lo de oro cuyo repent ino adelgazamiento podr ía dar a l t raste con todo?Casi huelga deci r que los

d i r igentes de Qatar, Emiratos, Dubhai , Kuwait , etc. , t ienen ante s í una impres ionante responsabi l idad. Su invers ión y esfuerzo debe especia l izarse en la búsqueda de fórmulas posib i l is tas que concluyan en una t ransformación de vocación permanente. La conducción de aguas del mar hacia

t ier ra f i rme a modo de canales, en un t ranscurso sa lp icado de estaciones desal in izadoras a l imentadas por nuevas y sostenib les energías, puede ser una de tantas respuestas que apasionada e inte l igentemente es e l momento de buscar. Porque la humanidad, después de mucho, t iene a lgo

pendiente que le puede asegurar a l menos su t rascendencia mater ia l : encontrar e l agua.En pr inc ip io y en teor ía, la pol í t ica ex iste para soluc ionar los problemas de los c iudadanos. Por eso, part iendo de esta premisa tan básica, choca ver cómo en España, en los ú l t imos años, la pol í t ica

se ha convert ido en uno de los pr inc ipales problemas para los c iudadanos, sólo por detrás del paro y de la cr is is económica. A lgo está fa l lando cuando la soluc ión se ha convert ido en e l problema. Y, ante esto, no podemos mirar para otro lado.No obstante, la pr imera ref lex ión que quiero

hacer a este respecto es posi t iva, pues creo que la pol í t ica per se es un arte noble y una ocupación necesar ia y muy loable, por su condic ión de serv ic io públ ico. No en vano, e l problema a l que a luden los c iudadanos en los sucesivos barómetros del CIS no es a la pol í t ica como act iv idad,

s ino a “ la c lase pol í t ica y los part idos pol í t icos”. Por lo tanto, de ahí ha de part i r nuestra ref lex ión.El pr inc ipal problema de la pol í t ica hoy en d ía es su a le jamiento, cada vez mayor, con respecto a la sociedad. Muchas veces se crean, desde la esfera pol í t ica, debates y problemas que no

interesan a nadie, o lv idando lo que rea lmente importa a la gente, o quizás precisamente para intentar que se o lv ide. Lo c ier to es que la brecha entre los c iudadanos y sus representantes aumenta progres ivamente, provocando e l desencanto más que just i f icado de los pr imeros

y la indi ferencia insul tante e i r responsable de los segundos. Así , unos y otros van tensando una cuerda cuya e last ic idad no deja de ser sorprendente.En las próx imas l íneas abordaré las que, a mi ju ic io y part iendo de mi exper iencia, const i tuyen las dos pr inc ipales causas estructura les de

este a le jamiento: e l s istema de acceso a la pol í t ica y la profes ional izac ión de la misma. La pol í t ica, cuanto más cercana a l c iudadano, es más autént ica y más vocacional . Por eso considero que mi etapa como representante estudiant i l ha s ido c lave en mi v ida pol í t ica. Cuando representantes

y representados están tan cerca (en la misma c lase) y se ven las caras todos los d ías, los segundos pueden ex ig i r cont inuamente a los pr imeros que se impl iquen en las tareas que les han encomendado. Así , s i te comprometes a cambiar un examen o a luchar para que se abra una bib l ioteca,

más te va le conseguir lo s i quieres aparecer por c lase a l d ía s iguiente.En este sent ido, conozco a muchos conceja les y a lca ldes de pueblos pequeños (y no tan pequeños) dejándose la p ie l por soluc ionar d ía a d ía los problemas de sus vecinos. Por lo tanto, vaya por delante mi reconocimiento

a todos aquel los que hacen pol í t ica cercana.Volv iendo a la univers idad, tengo que deci r que s iempre he defendido que esos representantes estudiant i les, e legidos por sus compañeros, deben ser independientes en e l e jerc ic io de sus funciones y no estar a las órdenes de n ingún part ido

pol í t ico, pues se deben a quienes los e l igen. Eso no qui ta que puedan estar af i l iados, colaboren o s impat icen con a lgún part ido pol í t ico, pero lo importante es que sean capaces de d i ferenciar una cosa de la otra. Como el que es hermano de una cofradía y socio de un c lub de fútbol .Esta

ref lex ión, que parte de mi exper iencia en la pol í t ica univers i tar ia, es fundamenta l t ras ladar la a la sociedad en su conjunto. As í , la sociedad no debe estar contro lada por los part idos pol í t icos (d i rectamente o a t ravés de otras organizaciones o asociac iones creadas expresamente para e l lo ) ,

s ino que es la sociedad la que debe contro lar a los part idos. Soy, pues, un f i rme defensor de la independencia de la sociedad c iv i l , que t iene mucho que deci r y mucho que aportar a la v ida pol í t ica. Y los part idos deben escuchar a esta sociedad. Pero escuchar la de verdad, no ut i l izar a

los d ist intos colect ivos de forma e lectora l is ta para hacerse una foto en muchos casos vacía de contenido.Para que la sociedad aporte a la pol í t ica lo mejor de s í misma, es necesar io que los part idos cuenten con personas representat ivas de esa sociedad. Porque no es lo mismo

contar con profes ionales de prest ig io, como profesores univers i tar ios, abogados y médicos reconocidos o pres identes de asociac iones (aquí cabr ía un largo etc. ) , que nutr i rse de gente del aparato, que no t iene más of ic io n i benef ic io que e l de la propia pol í t ica y que genera lmente t iene

poco nuevo que aportar.Esa ú l t ima es precisamente la s i tuación de muchos de nuestros pol í t icos actuales. Porque hoy en d ía, la pr inc ipal v ía de entrada (aunque no la única) en los part idos pol í t icos es a t ravés de sus organizaciones juveni les. Esto en s í no es n i bueno n i malo, e l problema

es que estas organizaciones están mal p lanteadas. Lo que deber ía ser una autént ica escuela de formación de futuros l íderes , en todos los sent idos ( inc lu ido e l ét ico) , se ha convert ido, en la mayor ía de los casos, en un apéndice del part ido, dedicado

a re l lenar actos, a aplaudir en mít ines, a poner s i l las y a que e l l iderc i l lo de turno se ponga medal las en función de su capacidad de convocator ia (¿suya o del part ido?) y haga carrera pol í t ica a costa de sus compañeros. Se t rata, en def in i t iva, de jugar a ser pol í t icos, pero dentro de un

juego demasiado rea l , tan rea l como la v ida misma. Quien esté o haya estado en este t ipo de organizaciones, sea del part ido que sea, me va a entender per fectamente.Volv iendo a l e jemplo de la univers idad, muchas veces me he cuest ionado cómo jóvenes a los que no votaban n i sus

propios compañeros de c lase (que son quienes, en pr inc ip io, mejor los conocen) podían luego l legar tan le jos en pol í t ica. Y con ese e jemplo quiero poner de mani f iesto de nuevo ese a le jamiento entre los part idos y la sociedad, pues mientras que los pr imeros no se nutran de ésta y se

empeñen en autoal imentarse con sus propias cr iaturas, e l abismo se i rá haciendo cada vez mayor.La juventud en s í no debe ser un va lor absoluto en pol í t ica. Es c ier to que e l joven aporta i lus ión, ganas y proyectos, pero la exper iencia también es importante. Y la v i r tud está en

e l término medio, en saber combinar b ien ambas cosas. S iempre he s ido enemigo de las cuotas, pues creo que la persona que va le debe estar, independientemente de que sea joven o v ie jo, hombre o mujer. Lo que necesi tamos es que, sea cual sea e l sector, colect ivo, organización terr i tor ia l

o corr iente interna a la que pertenezcan, en pol í t ica estén s iempre los mejores, los más preparados.Las ú l t imas ref lex iones enlazan di rectamente con e l asunto de la profes ional izac ión de la pol í t ica. La mejor forma de acercar la pol í t ica a la sociedad es que la gente representat iva de la

sociedad, aquel los que destacan en e l e jerc ic io de su profes ión, sea cual sea, entren en pol í t ica. E l problema es que este t ipo de personas, por lo genera l , o no quieren entrar en pol í t ica, o no les dejan, o duran poco. Como todo e l mundo sabe, en los part idos muchas veces las int r igas

internas y las lea l tades personales están por encima del t rabajo y del mér i to. Hasta ta l punto que en muchos casos lo pr imero s in lo segundo es aceptado, deseado e inc luso fomentado por los aparatos, mientras que lo segundo s in lo pr imero es mot ivo suf ic iente para t runcar una carrera

pol í t ica. Se puede af i rmar per fectamente que e l pol í t ico actualmente dedica la mayor parte de su t iempo y de su esfuerzo a sobrev iv i r (aparecer en fotos y actos de part ido, hacer de re l leno en reuniones, recorrer c ientos de k i lómetros a la semana para que e l l íder de turno le vea act ivo…).

S i no lo hace as í , t iene d i f íc i l su superv ivencia. Pero tampoco e l hecho de hacer lo se la garant iza. As í que lo acaba haciendo por s i acaso.He v isto a muchos l íderes rodearse de personas mediocres para destacar entre e l los y ev i tar que le hagan sombra, y despreciar a personas vá l idas

s implemente por e l hecho de ser lo. Se t rata de un p lanteamiento tota lmente equivocado, pues un buen l íder debe s iempre rodearse de los mejores, a ser posib le inc luso mejores que é l en determinados aspectos, pues lo que t iene que t r iunfar a l f ina l es e l proyecto, no la persona. Pero,

c la ro, para e l lo hay que par t i r de ese p lanteamiento. De todos modos, he de dec i r, en honor a la verdad, que también he conoc ido muchos y buenos l íderes que se han rodeado de personas de va l ía s in miedo a que les hagan sombra. Pero esto so lamente se lo pueden permi t i r qu ienes

son l íderes de verdad y son reconoc idos como ta l por las bases.Por ot ro lado, he menc ionado anter iormente que en po l í t ica deben estar los mejores y los más preparados. Por eso, es impresc ind ib le que, antes de ser a lgu ien dent ro la po l í t ica , la persona sea a lgu ien fuera de la po l í t ica ,

para que as í l legue a e l la con a lgo que apor tar. En def in i t i va , lo que hace fa l ta no son profes iona les de la po l í t ica , que v ivan de e l la como profes ión y con vocac ión de cont inu idad eterna, s ino profes iona les, de lo suyo, pero impl icados en po l í t ica de forma tempora l , ya sea

por más o menos años, pero ten iendo s iempre una profes ión a la que vo lver. Esto, que se lo he o ído dec i r a muchos, desgrac iadamente se lo he v is to cumpl i r a pocos.Los jóvenes, por e jemplo, antes de ocupar un cargo púb l ico deber ían terminar sus car reras y a ser pos ib le sus

másteres, y luego buscar un t raba jo a l margen de la po l í t ica . Porque es necesar io pasar por la ca l le antes de l legar a los despachos, saber lo que cuesta enf rentarse a una ent rev is ta de t raba jo o a unas opos ic iones, lo que cuesta l legar a f ina l de mes y lo que es cot izar a la Segur idad

Soc ia l . Qué f laco favor les estamos hac iendo a todos esos jóvenes que l legan a la po l í t ica s in pasar por ah í . Porque e l que no t iene nada y se acostumbra a un determinado estatus, hará lo pos ib le por mantener lo . Y cuando d igo lo pos ib le , d igo también lo impos ib le .De todos modos,

la democrac ia cons is te en que todos los c iudadanos somos e lectores y e leg ib les , por lo que no se t ra ta de l im i tar la cosa púb l ica a qu ienes t ienen formac ión un ivers i ta r ia . Puede haber buenos profes iona les que, por c i rcunstanc ias de la v ida, no pud ieron estud iar pero que están

capac i tados por su d i la tada exper ienc ia labora l . S in embargo, puestos a e leg i r, s iempre pre fer i ré que, para los cargos de mayor responsab i l idad , se cuente s iempre con los más y mejor preparados. No qu iero terminar este ar t ícu lo s in abordar e l tema de los sue ldos,

pues no está exento de po lémica. Y qu iero dec i r que a mí no me importa , como c iudadano , que mis representantes y d i r igentes estén b ien pagados, s iempre que estén preparados y va lgan para lo que hacen. Porque seguramente esas personas en la empresa pr ivada ganar ían

más. Y yo qu iero a los mejores para gest ionar esa gran empresa que es e l Estado. Lo que me molesta es que haya gente que esté ganando sue ldos que están muy por enc ima de su p reparac ión y de su va l ía . Tampoco ent iendo que haya cargos púb l icos o de conf ianza n

España que ganen más que e l Pres idente de l Gobierno, pues no hay nad ie que tenga una responsab i l idad mayor que éste . Y lo mismo en e l resto de admin is t rac iones.En def in i t i va y como conc lus ión, estoy convenc ido de que neces i tamos que nuest ros po l í t icos tengan la v ida resue l ta

a l margen de la po l í t ica , para que no vengan a e l la a reso lver la y no dependan de e l la para v iv i r.

Después de pasar la mayor parte de mi v ida impart iendo docencia a mi les de univers i tar ios, l lega la hora de ref lex ionar sobre cuan apasionante es e l futuro. Como descr ib ía W i l l iam Ward: “E l profesor mediocre d ice. E l buen profesor expl ica. E l profesor super ior demuestra. E l gran profesor

inspi ra”. Y creo que ahí radica e l secreto del autént ico profes ional de la enseñanza. Es aquél con los conocimientos necesar ios para interpretar y entender e l mundo y la capacidad suf ic iente para t ransmit i r los. Parafraseando a mi buen amigo Antonio Garr ido Moraga, comunicar y enseñar

es e l ar te de seducir con la palabra, para dejar escr i to en los demás esos nuevos saberes. Seguro que todos hemos tenido profesores y maestros en nuestra v ida que han t ratado de enseñarnos a lgo, unos con más éx i to que otros lógicamente, y por e l lo nos hemos conf igurado un modelo

ideal de “cómo hubiéramos deseado que nos hubiesen t ransmit ido estos conocimientos”. Pues ahí , precisamente, en ese d iscern imiento vocacional nace e l camino de la excelencia. Ese es e l momento en que un profesor rompe sus convencional ismos educat ivos y surge e l maestro que

l levamos dentro. En este descubr imiento personal , la palabra y los saberes combinan sus fuerzas para poder d is f rutar exponiendo cada idea, cada e jemplo, cada problema y cada soluc ión. Y a la vez los a lumnos reconocen y admiran este sa l to cual i tat ivo del enseñante. Lograr esta s intonía

entre profesor y a lumno, entre maestro y pupi lo, permite descubr i r y cubr i r las necesidades del aprendiza je, con e l mayor éx i to esperado. ¿Cuál es entonces la d i f icu l tad de la “excelencia”? Durante los ú l t imos años esta palabra ha l lenado las d isertac iones univers i tar ias: campus de

excelencia, excelencia académica, excelencia invest igadora, camino de excelencia , etc. Estamos a un paso de colmatar la palabra y, como decía la canción, desgastar la de tanto usar la. S in embargo cada vez que se p lantea e l más mín imo cambio en los modelos de enseñanza

sa l tan todas las a larmas, hecho cur ioso que choca de l leno con la propia excelencia, s i la entendemos como dinámica permanente hacia la mejora educat iva. Para que los docentes puedan l legar a l estado de inconformismo con su propia forma de enseñar, y v ivan en constante ref lex ión y

actual izac ión hacia una mejor t ransmis ión del conocimiento, e l entorno requiere de profundos y s igni f icat ivos cambios. Por una parte un mayor apoyo y reconocimiento a la importancia de la labor educat iva, fac i l i tando y ex ig iendo una formación cont inua de los docentes, y por otra creando

incent ivos que permitan su progres iva mejora labora l y socia l a t ravés de cr i ter ios de l ibre competencia. Para le lamente esa excelencia debe ser buscada en todos y cada uno de los d i ferentes n ive les de enseñanza. Desde e l rec ién nacido que quiere aprender a hablar, hasta e l médico que

quiere hacer una operación a corazón abierto, todos t ienen un ansia de conocimiento que debe ser cubierta. Y para e l lo, cuanta mayor d ivers idad tengamos, también mayor será la posib i l idad de éx i to. Porque los debates sobre s i es mejor optar por enseñanza públ ica o pr ivada, docencia

o invest igación, enseñanza secundar ia o formación profes ional , mixta o separada, etc. no sólo son estér i les, s ino que en su fuero interno impiden la d ivers idad y coartan la l ibertad de e lección de las personas. Cambiemos estos debates y evoluc ionemos desde “ la educación obl igator ia de

los indiv iduos” hasta “e l p lacer del conocimiento en las personas”. Como di r ía e l propio E inste in, “nunca consideres e l estudio como una obl igación, s ino como una oportunidad para penetrar en e l be l lo y marav i l loso mundo del saber”. Y como, de antemano, nadie sabe dónde

cada persona puede encontrar ese saber, de jemos abierta todas las a l ternat ivas educat ivas y que su propia d inámica, competencia y mejor hacer nos inv i te a a lcanzar esa deseada y lógica excelencia. Porque, s i b ien son ex ig ib les unos mín imos que cumplan cada uno de los actores en e l

campo de la enseñanza, los máximos los i remos descubr iendo en la potenciac ión, capacidad e imaginación de las d i ferentes inst i tuc iones.Y en esta ref lex ión sobre la excelencia no está de más plantear sa l idas a l mundo de la invest igación. Todos somos conscientes de lo que nos jugamos

cuando se produce una disminución de invers iones en este campo, e l cual d ist ingue a los países más desarro l lados de los que no lo son. E l problema que subyace es “de donde deben veni r esas invers iones”. Durante años se ha hecho un esfuerzo importante desde los presupuestos

genera les, a t ravés del d inero públ ico, para t ratar de pal iar en lo posib le los costes de desarro l lo e invest igación. Pero, ev identemente, este desarro l lo debía repercut i r d i rectamente en un mayor enr iquecimiento tecnológico e industr ia l de l pa ís y, subsecuentemente, provocar la correspondien-

te invers ión pr ivada que complementara este déf ic i t económico. Sin embargo, unas veces no quer iendo perder e l ca lor del d inero públ ico y otras no creyendo en la invers ión pr ivada, la invest igación no ha apostado plenamente por e l avance empresar ia l n i ha quer ido recorrer e l duro camino

de la compet i t iv idad internacional . E l número de patentes y convenios de invest igación con empresas pr ivadas, en comparación con los art ícu los y contratos con organismos públ icos, t iene que ser cada día más s igni f icat ivo. Y su desequi l ibr io actual es en gran parte culpable de haber

d isminuido drást icamente los recursos invest igadores. Aunque ahora las capacidades económicas de las empresas para invest igar han s ido mermadas, l lega e l momento de la imaginación y de la innovación para crear nuevos productos y d i r ig i rse hacia otros n ichos de mercado. Como

indicaba Severo Ochoa “en pr inc ip io la invest igación necesi ta más cabezas que medios”, y ese es e l momento actual , cuando la Univers idad debe dedicar “sus cabezas” a l desarro l lo de un país, a la creación de empleo y a la mejora de la sociedad. Por tanto reconozcamos la actual s i tuación

como un momento de oportunidades, y aprendamos que la exper iencia pasada de acudir en exceso a l estado para cubr i r nuestras necesidades invest igadoras no es más que un espej ismo que, con e l t iempo, nos muestra con crudeza como toda invest igación no apl icada corre e l r iesgo de

ser considerada como no pr ior i tar ia. Aportemos pues teor ías y resul tados por igual , para convencer a la sociedad de la importancia product iva que ha tenido, t iene y tendrá s iempre la invers ión invest igadora.

Porque as í serán mucho más l ibres. Y, s in duda, merece la pena ser lo .