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NUM. 2. PitEcio DE LA suseiiirioN.—MAIMUII : por números sucllos á -2 rs.; lies meses 22 rs.; seis meses 12 rs., un año SU rs. MADRID l í DE ENEKO DE 18G6. REVISTA 1)K LA SEMANA. sucesos (|UC ra lijemos los ojos en el espectáculo que ofrecí! nuestro actual eslado de cosas, ora los volvamos fuera hacia lo que sucede en otros países, de todos modos se nos antoja empresa bás- tanle ardua escribir una revista que inte- rese á la generalidad de sus lectores. Como presentía- mos, la complicación de los lamentables so iniciaron en la última semana ha ve- nulo a desviar la atención pública de los asuntos de ijií'-slro dominio, propios por su carácter de un perió- ')! eo üt! la índole de EL MUSEO que aun en circunstan- cias normales, apenas toca al pasar ligeramente por cuna do ellas las ardientes cuestiones de nuestra noli- tica interior. ,¡7¡. ( »!ué hay?—¿Qué pasa?—¿Oué se dice? —¿Sabe usieil algo? ii,j ;i q (1 ¡ ] as únicas palabras que si! han oído durante los últimos (lias; la fórmula usual de sa- lutación en todos los círculos; el prólogo y el epilogo "o todas las conversaciones. Mientras ha durado lo '|ne pudiéramos llamar el período álgido de la gran cuestión del momento cada ciudadano 'español ha sido una interrogación ¡imbuíanle. Acontecimientos análogos á éste han producido en oirás épocas una honda sensación acompañada de le- lm' rC r' ^t t ' s P'' rílnzils > 'l<! afectos graves, en fin, qut ' lla 8'tadoel espíritu público de una manera seria y ,i,'.',, U ' el Presente, mas bien que otra cosa, puede eiei' U V U ' Se l '- uc ' ia o'' 1 '''!' 1 ' 0 u « é-tilo de curiosidad sin 'J'- "P'o. i Húndase el mundo, parecían decir loscurio- sos, pero sepamos de qué modo se hunde y estare- mos tranquilos! (lomo en la representación de una de esas comedias de enredo, en que el aulor se complace en burlar la perspicacia di' los espectadores, ocultan- do los resortes á que obedecen sus personajes, el pú- blico solo se ha manifestado impaciente por conocer el desenlace, de la fábula. En esta situación anormal, la hoja volante de un periódico de noticias, el oslraonlmario de La Cor- respondencia ó el suplemento de la Gacela con los últimos partes recibidos por el telégrafo, consiguen que se echen á un lado como cosa de escasa imporlan- cia y poco momento el libro mas interesante, el se- manario mas instructivo, la lectura mas deleitosa. Al oír los discordes gritos con (pie la lurba de cbicue- los que se derrama como un rio que sale de madre por las calles de la coronada villa, anuncia la última novedad, el erudito levanta la vista del empolvado in- folio que hojeaba, tratando de indagar los secretos de otras edades, para saber lo que pasa en la suya.- el sabio abandona el telescopio con (pie media las profundida- des del cielo, para inquirir lo que sucede en la tierra; el artista desciende un momento del mundo ideal de la poesía para entrar en el de la prosa y todos á una voz preguntan saliendo del retiro de su gabinete: ¿Uué hay? El. MTSKO, que no frecuenta los círculos oficiales, ni los de los novelistas políticos, Er. Mrsi:o, cuyas prensas no aguardan impacientes la última filfa para servirla palpitante aun á los consumidores, poco ó nada podrá decir á los que amantes de ese género de actualidades le salgan al paso con la pregunta este- reotipada en lodos los labios. ¿Les eslruciaremos, por ventura, los parles lelegrálicos del órgano oficial del gobierno? ¿Ouién no los lia. leidn ya? ¿Ouién lo ig- nora? ¿I,es hilvanaremos en la forma mas dramáti- ca posible las mil y mil absurdas noticias que cir- culan , producto de la fantasía (Ve los noveleros de oli- cío que en estas ocasiones se despachan á su gusto? Tanto vale abrir el libro de Las mil i/ una norlics ó el mas moderno de Las mil, y una barharidiidcs y leer cualquiera de, sus capítulos. Lo repelimos , para satisfacer á ciertos curiosos, las publicaciones como la nueslra no son las mas abona- das. Sin embargo, hay algunos á quienes rom i ¡i nosotros allige el espectáculo de estas pequeña- iinse-i- k rias de la vida interior de todos los paises; personas* PROVINCIAS.—Tres meses2S rs.;seis meses *iO rs. XT/A V mi año 'Mi rs.—CIRA , I'IEUTO-HICO Y KSTRANJUIO, ANO A.. un aúo 7 pesos.-AMÉRICA Y ASIA , 10 á 1Ü pesos. (pie siguen con interés el movimiento general de la po- lilica del inundo, por cuanto ofrece un provechoso es- ludio y una saludable enseñanza, pero que no les gus- la lijarse en estos enojosos pormenores; personas, en lin, que abstraídas en la contemplación de las cosas grandes, de los problemas sociales y cienlílicos que i la humanidad traía de resolver, viven en una almós- j lera mas serena, y no desvian un momento su ¡Men- ción del asunto que les preocupa para ver el niolin que pasa por debajo de sus halcones. Pocas son estas personas, pero para ellas escribimos, repitiendo al comenzar nuestra tarea, la famosa divisa. [Quim'aime me suivel Y para apartar mas por completo la atención de lo que pasa á nuestro alrededor, trasladémonos de un sal- lo del lado de allá de los mares para venirnos aproxi- mando poco á poco al punto de donde partimos. En Chile, la cuestión española se mantiene in stalu quo : han tenido lugar algunas ligeras escaramuzas í entre las tripulaciones de varios botes de los buques I de nuestra escuadra y las de otros de, los chileños; S pero las hostilidades no se han rolo en forma, por mas que se ha echado á volar por algunos esta noticia: an- tes por el contrario , si hemos de dar crédito ala carta escrita por Mr. Bright al presidente de la asociación de fundidores de cobre de Birminghan, en Inglaterra, se espera con gran confianza un próximo arreglo del conflicto. Cierto es que el partido demagógico hace es- fuerzos increíbles para impedirlo, y hasta amenaza con una guerra civil; pero el gobierno de Chile no encon- trando apoyo en el Brasil, Buenos Aires, Montevideo y .Nueva (¡ranada, que por el contrario le aconsejan la. pa/., tendrá que optar por este último cstremo. La cuestión queda, pues, en el mismo estado de espeela- t i vil en (pie se encontraba, estado especial en que lia entrado igualmente la del Paraguay con la aceptación por ambas parles beligerantes de un armisticio de dos meses. En Méjico, por el contrario, á juzgar por los ru- mores que circulan á última hora, se encuentran en el principio del lili, el cual no lardará mucho si sale cierta la noticia de haber cslallailo una sublevación en la capital del imperio. Napoleón, preocupado en la actualidad con el eslado de alarma en que se, encuen- tran los hombres de negocios de Francia , a los cuales no satisface la reciente Memoria de Mr. 1-ould, que en víu\o ¿rotura ocultan eonjlorcs los bordes del precipi- •"*»»-•

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NUM. 2 .PitEcio DE LA suseiiirioN.—MAIMUII : por números

sucllos á -2 rs.; lies meses 22 rs.; seis meses 12 rs.,un año SU rs. MADRID l í DE ENEKO DE 18G6.

REVISTA 1)K LA SEMANA.

sucesos (|UC

ra lijemos los ojosen el espectáculo queofrecí! nuestro actualeslado de cosas, oralos volvamos fuerahacia lo que sucedeen otros países, detodos modos se nosantoja empresa bás-tanle ardua escribiruna revista que inte-rese á la generalidadde sus lectores.

Como presentía-mos, la complicaciónde los lamentables

so iniciaron en la última semana ha ve-nulo a desviar la atención pública de los asuntos deijií'-slro dominio, propios por su carácter de un perió-')! e o ü t ! la índole de EL MUSEO que aun en circunstan-cias normales, apenas toca al pasar ligeramente porcuna do ellas las ardientes cuestiones de nuestra noli-tica interior.

,¡7¡.(»!ué hay?—¿Qué pasa?—¿Oué se dice? —¿Sabeusieil algo? ii,j ;iq(1¡ ] a s únicas palabras que si! hanoído durante los últimos (lias; la fórmula usual de sa-lutación en todos los círculos; el prólogo y el epilogo"o todas las conversaciones. Mientras ha durado lo'|ne pudiéramos llamar el período álgido de la grancuestión del momento cada ciudadano 'español ha sidouna interrogación ¡imbuíanle.

Acontecimientos análogos á éste han producido enoirás épocas una honda sensación acompañada de le-lm'rCr' ^t t ' s P ' ' r í l n z i l s > 'l<! afectos graves, en fin, qut

' l l a 8 ' t adoe l espíritu público de una manera seria y,i,'.',,U ' e l Presente, mas bien que otra cosa, puedeeiei'UVU'Se l'-uc ' i a o''1 ' ' '!'1 '0 u « é-tilo de curiosidad sin'J'- "P'o. i Húndase el mundo, parecían decir loscurio-

sos, pero sepamos de qué modo se hunde y estare-mos tranquilos! (lomo en la representación de una deesas comedias de enredo, en que el aulor se complaceen burlar la perspicacia di' los espectadores, ocultan-do los resortes á que obedecen sus personajes, el pú-blico solo se ha manifestado impaciente por conocer eldesenlace, de la fábula.

En esta situación anormal, la hoja volante de unperiódico de noticias, el oslraonlmario de La Cor-respondencia ó el suplemento de la Gacela con losúltimos partes recibidos por el telégrafo, consiguenque se echen á un lado como cosa de escasa imporlan-cia y poco momento el libro mas interesante, el se-manario mas instructivo, la lectura mas deleitosa.Al oír los discordes gritos con (pie la lurba de cbicue-los que se derrama como un rio que sale de madrepor las calles de la coronada villa, anuncia la últimanovedad, el erudito levanta la vista del empolvado in-folio que hojeaba, tratando de indagar los secretos deotras edades, para saber lo que pasa en la suya.- el sabioabandona el telescopio con (pie media las profundida-des del cielo, para inquirir lo que sucede en la tierra;el artista desciende un momento del mundo ideal de lapoesía para entrar en el de la prosa y todos á una vozpreguntan saliendo del retiro de su gabinete: ¿Uuéhay?

El. MTSKO, que no frecuenta los círculos oficiales,ni los de los novelistas políticos, Er. Mrsi:o, cuyasprensas no aguardan impacientes la última filfa paraservirla palpitante aun á los consumidores, poco ónada podrá decir á los que amantes de ese género deactualidades le salgan al paso con la pregunta este-reotipada en lodos los labios. ¿Les eslruciaremos, porventura, los parles lelegrálicos del órgano oficial delgobierno? ¿Ouién no los lia. leidn ya? ¿Ouién lo ig-nora? ¿I,es hilvanaremos en la forma mas dramáti-ca posible las mil y mil absurdas noticias que cir-culan , producto de la fantasía (Ve los noveleros de oli-cío que en estas ocasiones se despachan á su gusto?Tanto vale abrir el libro de Las mil i/ una norlics óel mas moderno de Las mil, y una barharidiidcs y leercualquiera de, sus capítulos.

Lo repelimos , para satisfacer á ciertos curiosos, laspublicaciones como la nueslra no son las mas abona-das. Sin embargo, hay algunos á quienes rom i ¡inosotros allige el espectáculo de estas pequeña- iinse-i-krias de la vida interior de todos los paises; personas*

PROVINCIAS.—Tres meses2S rs.;seis meses *iO rs. XT/A Vmi año 'Mi rs.—CIRA , I'IEUTO-HICO Y KSTRANJUIO, A N O A. .un aúo 7 pesos.-AMÉRICA Y ASIA , 10 á 1Ü pesos.

(pie siguen con interés el movimiento general de la po-lilica del inundo, por cuanto ofrece un provechoso es-ludio y una saludable enseñanza, pero que no les gus-la lijarse en estos enojosos pormenores; personas, enlin, que abstraídas en la contemplación de las cosasgrandes, de los problemas sociales y cienlílicos que

i la humanidad traía de resolver, viven en una almós-j lera mas serena, y no desvian un momento su ¡Men-

ción del asunto que les preocupa para ver el niolinque pasa por debajo de sus halcones. Pocas son estaspersonas, pero para ellas escribimos, repitiendo alcomenzar nuestra tarea, la famosa divisa. [Quim'aimeme suivel

Y para apartar mas por completo la atención de loque pasa á nuestro alrededor, trasladémonos de un sal-lo del lado de allá de los mares para venirnos aproxi-mando poco á poco al punto de donde partimos.

En Chile, la cuestión española se mantiene in staluquo : han tenido lugar algunas ligeras escaramuzas

í entre las tripulaciones de varios botes de los buquesI de nuestra escuadra y las de otros de, los chileños;S pero las hostilidades no se han rolo en forma, por mas

que se ha echado á volar por algunos esta noticia: an-tes por el contrario , si hemos de dar crédito ala cartaescrita por Mr. Bright al presidente de la asociaciónde fundidores de cobre de Birminghan, en Inglaterra,se espera con gran confianza un próximo arreglo delconflicto. Cierto es que el partido demagógico hace es-fuerzos increíbles para impedirlo, y hasta amenaza conuna guerra civil; pero el gobierno de Chile no encon-trando apoyo en el Brasil, Buenos Aires, Montevideoy .Nueva (¡ranada, que por el contrario le aconsejan la.pa/., tendrá que optar por este último cstremo. Lacuestión queda, pues, en el mismo estado de espeela-t i vil en (pie se encontraba, estado especial en que liaentrado igualmente la del Paraguay con la aceptaciónpor ambas parles beligerantes de un armisticio de dosmeses.

En Méjico, por el contrario, á juzgar por los ru -mores que circulan á última hora, se encuentran enel principio del lili, el cual no lardará mucho si salecierta la noticia de haber cslallailo una sublevación enla capital del imperio. Napoleón, preocupado en laactualidad con el eslado de alarma en que se, encuen-tran los hombres de negocios de Francia , a los cualesno satisface la reciente Memoria de Mr. 1-ould, que envíu\o ¿rotura ocultan eonjlorcs los bordes del precipi-

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ció, Icndrá que atender a esla nueva complicación po-lítica , complicación en la que no dejaran do lomarparle, desempeñando un principal papel , los Eslados-l'nidos , dolido las ideas vertidas por (iraní en sus dis-cursos, so acogen con evidente entusiasmo.

l'aris. el cerebro del mundo intclitjcnlc como le liani; n sus admiradores . so preocupa también de oslacuestión, pero á pesar de todo no le falla tiempo paiadiscutir cosas mas luidos y aun no se ha ostiuguido eleco de las acaloradas polémicas a que dieion lugar lasrepresentaciones de Enriqueta Marcclud, cuando beaquí que sale á la palestra un nuevo asnillo de contro-versias. Yenl i Iral i de escribir una ópera con el mis-mo argumento del famoso drama de Schiller tituladoDon Carlos.

Ocupándose de la comedia do los hermanos <¡nn-court ha dicho Kar cerrando el debate con su lacónicasentencia.—Admito la fotografía en el teatro. EnriquetaMarechal es una prueba acabada del nuevo género:poro ya que sois Intégralos no os deis lono de artistas.

I n distinguido crítico trances. á semejanza del re-putado novelista, ha concluido la cucsli"ii que se agi-taba en Ionio á la futura ópera de Yenli con oslas fra-ses:—El Don Carlos de Schiller. d Don Carlos de bleyenda no existe, l.a crítica y los recientes osludú»históricos lo han matado. Su resurrección seria uncontrasentido basta en el teatro i\v la ópera.

lié aquí lo que mas inmediatamente ocupa la aten-ción de ciertos círculos, mientras en oíros consultanllenos de sobresalto el horizonte de la publica.

Afortunadamente en oslo continuo vaivén do los su-cesos, cuando el horizonte se nubla en un punió, latormenta que parecía próxima á estallar en o l io , sedesvanece como por ensalmo.

La situación de fiaba ofrece un ejemplo palpable.Mienlrason Florencia so complican los asuntos, merce,lá la doble oposición de la Cámara , á la cual no satis-face de ningún modo el gabinete con tanto trabajo cons-tituido, después de la última crisis, en liorna la acepta-ción por parte de l'io IX de los recursos con que el go-bierno de Víctor Manuel so brinda á levantar en unarazonable proporción la abrumadora eargide la deudapontilicia, ha abierto nuevos horizontes á la esperanzade algunos, que confian ver armonizados en un térmi-no mas ó monos próximo, los intereses de la Iglesia ydel nuevo reino italiano.

En Ñapóles al menos debe tenerse Ib en un desen-lace feliz do la cuestión magna, cuando sus hombrosmas eminentes so ocupan en primer término de la or-ganización definitiva de la Academia de ciencias mo-rales y políticas que creada últimamente en aquellaciudad, promete ser una de las mas notables de lapenínsula itálica, y á la cual el ministro de Estado hapedido la dirección cienlílica para un viajo de circum-navegacion que va á emprenderse por cuenta del go-bierno.

Hasta qué punto se realizarán oslas esperanzas, nonos atreveremos á pronosticarlo por mas que en polí-tica nuestra divisa sea el conocido Siliil admirare.

Y en verdad que pocas cosas podrán ya parecemosimposibles en osle terreno, cuando vemos que se ha-bla como do. asunto corriente en Turquía de sacar ála venia pública los bienes de las mezquitas; osloos , de llevar á cabo en uno t\c los paises mas fanáticosdel mundo una medida económica semejante á nuestradesamortización eclesiástica, y cuando desvanecidos, alparecer, los insuperables obstáculos que á ello se opo-nían, vemos la nacionalidad húngara renacer Tigorosa,armonizándose con la política de Austria, cuyos empe-radores van á ser solemnemente coronados en IVslh.

En presencia de eslos acontecimientos inesplicablesesperemos á pesar do lodo, que tanto fiíerii como den-tro de nuestro país, las cosas lomen un camino dife-rente, del ((uft anuncian las fatídicas señales con que soha inaugurado el año: esperemos que la apertura de,los elegantes salones de la sociedad Madrileña, la ani-mación de los teatros, la aparición de las obras l i -terarias que so disponen, y el movimiento y la vidapropios de la corle en la época que atravesamos, ven-drán á hacer mas fácil nuestra tarea , ofreciéndonosalguna novedad agradable.

Hoy con decir á nuestros lectores, que en algunospunios se han constituido ya fas juntas provinciales quehan de disponer cuanto concierne al envió de los pro-ductos españoles á la osposicion universal de l'aris, (pieen otros so organizan bajo nuevas bases las comisionesencargadas de la conservación do los monumentos ar-tísticos, y que en Madrid la escasa atención que el pú-blico presta á cuanto no atañe á la política, se divideentre la llarris que cada noche alcanza un nuevotriunlo en la Sonámbula y la compañía de cuadrosplásticos de. Mr. Karriols que ha conseguido ser reci-bida con aplauso en la Zarzuela, podemos poner puntoal catálogo de las novedades de osla semana, una de lasmas llenas de emociones y acontecimientos, y sin em-bargo, la mas estéril para nuestra revista.

Por la revista y la parle no firmada de este número.

GUSTAVO Auoi.ro IÍKcyci:it.

EL MUSEO UNIVERSAL.

I Mi LA NAVIÍGA.CION 1)1$ LOS FENICIOS

I\ i . .M'itn:\.

,',l.os fenicios dieron en erecto la vuelta al África'.'Esto bocho de un interés tan grande para la historia yla geografía no se ha resuello aun de un modo cierto,a pesar de las numerosas disertaciones de que ha sidoobjeto. l.os eruditos tienen acerca de esto dos opinio-nes distintas; los unos lian eroido ijue los fenicios dabansiempre la vuelta al África, y los oíros, por el contra-rio, lian sostenido que esla navegación atrevida eraunaenipresa materialmente imposible para los antiguos,y que el viajo indicado por Herminio no debe conside-rarse mas que como una mera fábula. Considerándolobien, eslas dos hipótesis son demasiado absolutas, ycreemos que siguiendo la opinión de un célebre escri-tor eslranjero, puede adoptarse un término medio en-tre ambas. Es de creerqiie la narración de llerodolocscompletamente verídica . y que los fenicios han dado enrealidad la vuelta al África . pero no hemos de usurar-nos por oslo que hicieran con lanía frecuencia esleviaje, como le hacen los pueblos modernos: es posibletambién que los obstáculos inherentes á una empresatal, hayan desalentado á los navegantes después detentativas infructuosas y que los fenicios enviados porMochos fueran los únicos que realizaran un \¡a¡e queen tiempos tan remotos tenia algo de eslraordinario yaun de novelesco.

La realidad del viaje dolos fenicios se ha combatidocon mucha erudición y lógica por un geógrafo distin-guido, por el difunto Mr. G-osselin de la Academia fran-cesa , el cual en una memoria que leyó en dicha cor-poración, trató de probar que la relación de Heredólocon respecto á la pretendida navegación de los feniciosalrededor del África , no era mas que un cuento absur-do ([lie no podia sostener el examen de la crítica. Exa-minemos, pues, las razones que se ha creído que po-dían alegarse para lijar la falsedad de la narración dellerodolo, y trataremos de contestar á todas ellas si-guiendo en lodo la opinión del erudito Mr. Qualremore.

En primer lugar se lia dicho si era natural creer quelos fenicios no teniendo á su disposición masque naviosde mucha menor importancia que los nuestros, y noconociendo el uso do la brújula, podian efectuar unviaje tan espuesto como es el de dar vuelta á la penín-sula del África. En cuanto á oslo, diremos repitiendolas palabras del autor ya citado, que acaso nosotros noapreciamos como debiéramos hasta qué punto la espo-rieneia y la audacia en los navegantes pueden compen-sar la falla de solidez de sus embarcaciones. Tengamosen cuenta que los normandos en la edad inedia llevaroná todas las costas de Europa el terror de sus armas, y(pie sin embargo, no so servían masque de embarca-ciones bastante frágiles, mas propias en realidad paranavegar en los ríos que para lanzarse á los maros bor-rascosos del .Norte, y sin embargo, montados en tanfrágiles embarcaciones, estos aventureros intrépidos selanzaban al mar desaliando las tempestades del Océa-no, y llegaban hasta el .Mediterráneo, pareciendo hur-larse de los peligros y de la muerte. En los siglos IXy X de nuestra era, los dinamarqueses , los noruegos ylos islandeses luchando con los mares mas tempestuososhabían descubierto una parle de la Groenlandia y delAmérica, estableciendo colonias florecientes en el pri-mero de oslos lejanos paises. l'or otra partí!, los mala-yos, no teniendo á su disposición mas que barcas lige-ras , habían recorrido todo el Océano del Sur en épocasremotas y habían poblado las islas que. están disemina-das en toda la ostensión de osle vasto mar. l'or eslosejemplos á los que, podrían aun añadirse oíros muchos,so, comprende fácilmente que marinos intrépidos lianpodido emprender y ejecutar los viajes mas largos ymas peligrosos en embarcaciones frágiles y sin el socor-ro de la brújula.

Las ciudades de Tiro y de Sidon no tenían mas quepuertos pequeños, incapaces di! contener á la vez ungran número do buques; por consiguiente, los naviosfenicios estaban casi siempre en el mar. Las costas noofrecían casi por ninguna parle tierras de cultivo, piu-lo cual, el único recurso de los habitantes era entre-garse al comercio y á la navegación. No tiene, pues,nada de particular que, hombres que. probablementedesde su infancia vivían en el mar y en un mar tanagitado como el Mediterráneo, se hubiesen familiarizadocon osle elemento y hubiesen adquirido el valor nece-sario para desafiar los peligros y una destreza admira-ble que los ponía en el caso de saber dirigirse en mediodel Océano á pesar de la imperfección de sus instru-mentos y de sus métodos náuticos. Los establecimien-tos que los fenicios habían formado en Tarleso y enCádiz, indicaban de un modo sulícienle el proyecto quetenían de eslendersus descubrimientos y su comercioal Océano Atlántico, y no hay molivo ninguno paracreer que habiéndose airevido á dirigirse Inicia el Nortepara ir á buscar el eslaño de Cornualles y el ámbaramarillo del mar Hállieo, hayan dejado de visitar lasinstas occidentales del África, que ofrecían á su tráficopolvo de oro, marfil, y una multitud de géneros pre-ciosos, cuya venta debía hacer entrar sumas inmensasen el tesoro de Tiro.

\i|ein,is, respecto a esto, léñenlos un bocho pu.silj ,"Kslrahon reliore que los fenicios habían fundadocosía occidental del África trescientas ciudades!]destruyeron los pbarusios, pueblo bárbaro de ai|ii¿regiones. Es indudable que la palabra ciudad no ,'lomarse aquí á la lelra; según todas las aparieslos establecimientos fenicios no eran mas quede comercio, factorías; pero puedo suponerse culi»oh i probabilidad de acollar, que oslos eslabloc¡in¡los no se hallaban los unos al lado de los oíros,que oslaban dispersos en una vasta ostensión de leuno para dar al comercio un desarrollo ÍIIIIIOINI.Jpuedo creer, pues, que los establecimientos ICMQen esla parle del mundo .-o prolongaban basla ( erc¿las cosías do (iuilioa. Es de suponer que un bui|ueicualquiera de sus viajes á alguno de los puiil»s|África se vio impelido por las corrientes y los IIIOII/,O| .hasta el cabo de las Agujas y ipie el pilólo que < I iraaquella embarcación . ailvirliendo que la costa se %via bruscamente Inicia el Oeste, comprenden,i ^yfyÁfrica era una península a la que se podia eoslcir,esla observación consignada en los archivos de Tinconservada por la tradición, daría al re\ NeelmsiEüiplo. la idea de querer resolver esle prohlenuilinteresante para la geografía.

So dirá laminen que cómo los fenicios pudieron (Mar tan fácilmente el famoso cabo de las Tempcstadique durante mucho tiempo opuso un obstáculo- ¡naperahle á la intrepidez de los portugueses y que nutr-iros navegantes no doblan á veces aun en la a cidilad , sin grandes esfuerzos y peligros. A esta olijecise puede contestar recordando que cu un eloineiitotcaprichoso como el mar, so presentan una imiltitudíazares que unas veces están en contra, y oirás á faide los navegantes. Cuando Magallanes descubrió eletrecho que lleva su nombro, pasó del mar AtlánticoOcéano del Sur con una facilidad (pie admira con izon . si so considera que el paso de oslo estrecho esicon frecuencia meses do navegación peligrosa y Hade fatigas. No hay nada que nos impida creer que Inavegantes fenicios han podido tener una de estas Csualidados afortunadas que los permitiera doblar saccidente el terrible cabo que forma la punta meridinal de África; además en la realidad no sabemos sietos marinos intrépidos no han tenido que vencer gntdes obstáculos por una destreza y un valor nroJ|guisos.

El espacio de dos años que los fenicios empicáispara dar la vuelta al África hasta la entrada del i'SÜ|cho de (iíbraltar , seria sin duda alguna un lériinnoliinasiado largo para nuestros viap'ros modernos, p*'no nos parocer:í asi sí consideramos la época cu qise haeian oslos viajes y las dilicullades de luda clíque debían encontrar en su camino navegantes que il»en cierto modo á la ventura por maros desconocidlsin tener á su disposición ni brújula ni los demáscursos que. las mejoras del arle náutico ofrecenabundancia ¡i nuestros marinos. Además es precisoscordar que según el testimonio espreso de lleradolfeslos lenicios que en una travesía tan larga lenianlf;cesidad de renovar sus víveres, se detenían dilerciírvoces en la cosía de África para sombrar granos y l<cor la recolección de ellos.

l'na de las objeciones (pie se han hecho contra'autenticidad de osla narración se funda en las pailitaprimavera y otoño empleadas en el texto de lleriidotdiciendo (pie en el hemisferio austral las estaciones!corresponden de ningún modo á las del nuestro ypor lo tanto un error grosero ora la causa de (j1

inventor de esta falsedad se descubriera por sí misopero esta objeción no parece tenor una verdadera i*portancia, puesto que el historiador griego emplea j llas palabras en un sentido relativo'y no do un O |absoluto, espresando con ollas las estaciones c|Uülel hemisferio austral corresponden á la primavera Jgotoño de. nuestro hemisferio. En cuanto á la ariileZfíla relación , hay que considerar que nosotros no. p*seemos el original, y además que osla aridez os pro»blcnienlc una prueba de su verdad , pues si la lian*cion hubiera sido falsa , su autor no hubiera dejado'embellecerla con aventuras que oscilaran el inlerés'los lectores; solo la verdad puede oslar sin tales ¡id"nos, contentándose con esponer los hechos en toda'sencillez. Las ospediciones marítimas de los antip*no so hacían tampoco como en ol día, llevando di'reñios personas versadas en los distintos ramos de *ciencias, sino que. en general las llevaba ¡i cabo un I1

lolo hábil en lodo lo relativo á su profesión , perol'*p , pversado en los demás conocimientos humanos.

ron!Se ha dicho laminen que si los fenicios dio!'1

vuelta al África, cómo los filósofos de la escuelaAlejandría, se atrevieron á admitir una zona ib —•,que. iba á reunirse al África , conlenienilo al Medio*el Océano Indio. Semejante objeción prueba que 11" .lia rolievionailo bastante acerca del carador huiii'"%¿Cuántas voces no ha sucedido principalmente en -$°grafía que la ciencia sistemática no solo ha iiiqM'd1'los progresos de la ciencia positiva, sino que lu 'hecho retrogradar de un modo notable?

Aun en nuestros días hemos visto muchas veíhombres de verdadero mérito que rehusan admitir'dios apoyados en testimonios numerosos é irreC'"

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EL MUSEO UNIVERSAL. 11

bles. Sabemos también que hasta el año 1807 los hom-bros versados on ciencias, no han dado crédito á lasrelaciones quo hallaban >U' las lluvias, de piedras, ysin embargo, los historiadores, tanto antiguos comomodernos, daban tales pormenores acerca de las llu-vias do piedras atmosféricas, que solo algo de preven-ción podia hacer desechar testimonios tan positivos.Fslos ejemplos, á los que so podrían añadir otros mu-chos, bastan para esplicar cómo la relación de un pilo-to desconocido, relación cuyo original no so encuentraen ninguna parte, y que 110 estaba mencionada masque en alüiinas lineas de un pasaje de llerodolo, pudoser desechada como fabulosa, sin introducir ningunamodificación en los sistemas ú^ los geógrafos do la es-cuela df Alejandría.

Heasumiendo on pocas palabras la opinión de mon-sioiir (Juatreinere, diremos que los fenicios hicieron elviaje alrededor del África, poro que acaso no lo hicie-ron mas que una vez. lis probable que osla navegaciónrealizada tan felizmente por el pilólo fenicio enviadopor el rey Nochos, fuera precedida de muchas tentati-vas infructuosas. Acaso después do osla época los p i -lotos de aquel tiempo trataron de. seguir las huellas desu predecesor y de participar con él t\e la gloría de unaempresa tan azarosa; poro las dificultades sinnúmeroque tal vez encontraron estos viajeros en tan larga car-rera, les hicieron abandonar por completo un proyectopeligroso, cuyas ventajas no so hallaban on proporcióncon los peligros de que estaba sembrado el camino.

So puede suponer (pie los habitantes de Gados, queeran navegantes intrépidos, no serian los últimos enlanzarse en la carrera que habían abierto los fundado-res déoslas colonias importantes, y quo en diferentesépocas se hicieron tentativas, de las quo no nos hablala historia , para tomaren dirección opuesta el caminodel [ululo fenicio. Ignoramos absolutamente cuál fueel resulladode estos viajes, pero este bocho espücariade un modo natural cómo so pudo encontrar en olmar Unjo una proa de un navio que se reconoció (piebahía pertenecido á un buque de (¡aillos, y del misinominio según el testimonio de un erudito historiadorárabe , so hallaron en el Mediterráneo y en las cerca-nías de la isla de Creta , los restos de un navio del marUnió. A.

como Cervantes manejó ol castellano mejor quo nadie;como Cervantes brilla sobro todo por la propiedad yclaridad en la dicción , de seguro no escribió el señordel libro, locución que no hubiera sido propia, ni cla-ra ni usual.

Pasemos ahora á dar cuenta al público do una ilusión

mostrado, es que señor dellibro signifique el princi-pal entre los personajes de él. Cuando Cervantes habladel protagonista de una obra de teatro, dice quo es «el(pie hace la persona principal en olla;» cuando se relie-re al de una historia (y se entiendo ungida), escribo

principal personaje:» al tratar de los libros caballeros-óptica, padecida por un anónimo, la cual tiene que ver ' eos, empleó un vocablo do cinco letras; veste no pu-p p pe n el caso presente.

AI imprimir el capítulo XI.VIII del Quijote (prime-ra parle), creyó el cajista ver en el original que teniadolante: «Une. mas gente atraerán y nías fama cobra-rán (los adores) representando comedias que hngan elarlo , que no con las disparatadas.» llagan entendió , yliagan se imprimió en la primera y segunda edición deJuan de la Cuesta y on las de otros que las copiaron; enla tercera del S'Tior •luán se corrigió como se debia:«comedias que. si¡ian el arle.» Se le figuró pues al t i -pógrafo que. la primera letra del verbo sij/an ora una/i.¿ P o r q u é soiia? Porque Corvantes formaba esti le-tra , dándole ligura de cinco, de modo que solía paro-cor ,v ó //mayúscula: véanse nías abajo las palabras ha-cer, habían, harina y había hecho, (¡díñenle copiadasd.1 autógrafos de nues t ro Miguel ( I ) .

REPAROS A UNAS DEMOSTRACIONES(. II i T I I! A S .

AlIT. II.

( c o s u r s i o s . )

Poro afirma el señor Aoosla que en oslo do s,ñor dellibro significó Cervantes ol principal entro los persona-jes de él (I).

Y ¿con qué autoridad lo prueba el señor A cosí a'.'Con la suya. Alaijister Uixit.V añado que la palabra héroe, en el sentido de pro-

tagonista do una obra literaria de invención , no pudousarse ni en tiempo it1 (lervanl.es , ni mucho después.

Maravilloso es esto sin duda. Cetina, Cairasco y Tejada pudieron eslendor la significación de héroe, y apli-car á mártires y predicadores aquel noble iLclaiio; y áun Cervantes ¡no había de ser licito darlo ostensión alguna! Corvamos (como nos dirá el señor A costa des-pués) ejercía sobro la lengua castellana un dominio ab-soluto; y no obstante ¡no pudo llamar héroe do unaobra, en el sentido de principal actor en olla, al queen la misma obra so mostraba tan héroe que, derribabaun millón de soldados! ¡Anomalía bien rara por cierto!Sí se traíase de una novela como Lazarillo de Tormos,donde el protagonista nada tiene de heroico, pudierasostenerse que no se le llamaría héroe de la obra á prin-cipios del siglo XVII; pero tratándose de quien escediaen valor heroico á los Aniadises de Caula y Grecia, biense puede creer que so le dioso, retóricamente la deno-minación que militarmente le correspondía : siemprehabrá podido llamarse héroe á quien lo haya sid i. lilsino de 1GH publicó en Madrid un don Iñigo Aguirredo Santacruz el poema intitulado: «lil Héroe sacro e s -panol , Santo Domingo de Guzman:» á osle protagonis-ta ¿no se pudo llamar héroe del libro de, Aguirre , mu-cho antes que á Gil lilas héroe de la novela-compilación,obra del autor ingenioso de Tnrcarell

Pudo pues Cervantes escribir héroe del libro, en lasignificación de guerrero insigne , y también en la de,personaje, principal de una fábula épica, porque el vo-cablo y la primera acepción oran ya corrientes en el si-glo XVII, y ] a segunda era lógica 'y natural (que so usa-so o no) en la cláusula controvertida. Por el contrario,

i ¡.,'! S.' e l f c ii°r Acosta se hubiera limitado a decir que alguien ba-,„ ... b u"'° '•' «'?»'• la significación de heroi ' •"

I,a errata cometida por el oficial de Juan de la Cues-ta, quo imprimió hayan en vez de, sigan, me indujo ácrepr (ilusión óptica también , quizá) que si una s deCervantes había sido equivocada con una h, una h pu-do babor sido tenida por s. Creí, pues, y creo en el casode, que so. trata , que la s, inicial de s-iñor, fue una /i delas que formaba Corvantes con ligura de cinco ; y bajoeste supuesto, uno la h quo me imagino , con la e, se-gunda letra de señor, y tengo ya la sílaba he. (Jtie.lañi/r, quo oslaría sin tilde en el original, porque Cor-vantes omitía osle signo , tal y cual vez, aun en diccio-nes que verdaderamente lo necesitaban, como se ve (Milas ile Salobreña y Almuñccur, escritas con n on el au-tógrafo litografiado para las ediciones de Ai'gainasilla,y como se observa también en varios pasajes de la pri-mitiva do Juan do la Cuela . Sonadas por soñadas ve-nios ya en el segundo folio do la parle primera; en elqiúnío (vuelto), armiño por armiiio; en el i02 hay so-noras on lugar do señoras. Kn cambio introdujeron losimpresores en el texto alguna palabra con ñ que no latenia, porque no la debia tenor, on el original. Al fo-lio 307 de la misma edición, y de la segunda del propioCuesta, se leo : uIJÍno señor hizo de creer la continen-cia del mozo.» La torcera edición sacó: «Difícil, señor,se hizo de creer la continencia del mozo,» correcciónquo (sin ser do Corvantes) no ora desacertada (i); porono dejaba patente qué docia el original, como so adivi-nó en la edición do liruselas, hecha en 1007, en lacualse imprimió: «Dura se nos hizo do creer la continenciadel mozo.» V aquí notamos un señor, puesto donde es-cribió Cervantes se not, y en otra parle unas señorasconvertidas on sonoras, casi en guitarras : tenían des-gracia en el manuscrito del Quijote asi las señoras co-mo el señor. Habíamos, pues, sacado on limpio la sílabahe, y quedábanos por desenredar la sílaba ñor. Uñar ,cuya curva final baje un poco, se trueca en n: con quesi después do he seguía una r de estas, no se necesitómas para leer no donde se había escrito ro, como seimprimió diño donde Cervantes había escrito dura: conhe y ro tenemos ya hero. La r del futuro habré , futuroque en ol citado autógrafo litografiado, mas parece elpresente do subjuntivo alce, es una c, casi exactomonteigual á la e sin ojo de la contracción del, que precedeá la abreviatura din.": añadamos una e linal á hero , yhabremos sacado héroe de señor sin violencia ninguna.Lo violento , lo caprichoso, y (cuando monos) lo no de-

(1) l.as palabras hacer y harina se lian tomado del precioso facsí-

do sor ol sustantivo señor, impropio del caso, y debióser héroe, voz adecuada quo habían usado y usaban di-ferentes autores <\c época anterior y do aquella, bue-nos, medianos é ínfimos. Obsérvese quo, so hallaba mu-chas veces impresa en las traducciones de la Odisea,las Geórgicas, la Eneida y los Motamorfóseos, libros queandaban en las manos de cuantos cincos estudiabanlatín, por lo cual habían de. aprender necesariamentesu significación y uso: imprimir héroe por señor no hasido presentar á Cervantes con frac, y sombrero de copaalia , sino librarle del disfraz, nada airoso que lo lenianreliado encima. La pretensa demostración de nuestromatemático moroco otro nombro, mas bien habido conla v e r d a d . Póngala nombre el discreto: c o n os lo t í t u l oescribió una comedia á principios del siglo pasado donFrancisco Gómez Acesia.

JUAN EUGENIO Ihr.TZENRusr.n.

CUADROS CONTEMPORÁNEOS.OTRA VEZ LAS SOLTEtlAS.

Fausto on busca do la ciencia, eneonlró con Mar-garita orando en ol templo. Desde esto punto Faustoabandonó las huellas do la sabiduría por seguir las deMargarita; y aunque no puedo negar que oslo le con-

dujo al infierno, no so me negará tampoco que olestudio de una ciencia ha producido on mas de milocasiones idéntico resultado: luego no es el objolodel estudio lo quo condena , sino la manera do es-tudiar.Persignóme, pues, para ahuyentar al diablo y para

ipie Dios me asista , y continuo mis estudios sobre lamujer. Asi como asi yo no he tropezado con olla bus-cando la ciencia . sino quo allá en mis juveniles añosy algo después buscándola ¡i ella , creo babor trope-zado con la ciencia.

Porque he leído on un autor de paradojas: «Massabe el (pie ha estudiado á la mujer, quo el que haenvejecido en las bibliotecas: «y no hay sabio algunoá quién la mujer no pueda decir: la ciencia soy t/o."

Se me dirá que conociendo al autor susodicho porparadógico, no hago bien en lomar como monedas deley las do su cuño; poro yo responderé que á los em-busteros se escapa á voces alguna verdad por distrac-ción , y ésta debe sor una de ellas , pues mucho tiem-po antes de leer aquella sentencia , ya pensaba yo lomismo; entro otras razones, porque, como sabe lodool mundo no hay ni puede baberoosa grande ni pequeñaen osla región sublunar, que no sea á causa de la nm|eró para la mujer; (ya os acordareis di' aquel célebie«¿Ollíell es ella'.'"); de donde infiero, quo la mujer eselemento indispensable, ó por lo menos obligado, delodo lo que pasado lejas abajo; y que, porcoiisigiuon-te , conociendo á la mujer so conocen muchas cosas: \si eslo noos ciencia con lioso á ustedes que no sé lo queme poseo.

Chamforl docia: «Kn punió á la mujer, hay que es-coger entre amarla ó conocerla : no hay medio cuoslo.»—Según mis noticias Chainlorl, que sin iluda pa-decía indec sames de carácter, escogió ambas cosas :conocer ala mujer y amarla. No lo oslraño; no hayciencia quo no sea digna do amor. Yo amo hasta laciencia del saca-muelas, (pie me destroza las mandí-bulas, para quitarme el dolor continuo di' una muelasubversiva.

Sucedo también (aviso á los jóvenes estudiantes)quo no siempre... mal dijo, que casi nunca se hacenlos estudios con buen fruto , sobre lodo cuando so es-ludia la materia mujer. ¡Si el corazón y ol enlondí-inieiilo estudiasen do común acuerdo! Pero por lo re-gular cada una do oslas dos ca/iacidadcs loma un nim-bo opuesto,y las repugna encontrarse juntas. Son dosenemigos mortales; ol uno frío y calculador, el otroardiente y generoso; aquel tranquilo , éste arrebatado:el corazón acusa do egoísta al entendimiento; el en-londiniionlo de loco al corazón; y andan siempre asi ¡írepelones, haciendo perder la paciencia á la pobre al-ma: son ol gato y el perro de la casa. Por oso sin dudael pobre Chainforl , después do sentar niagislralmonlesu máxima, dedicó el entendimiento á conocer á lamujer, y el corazón á amarla.

Otros empezaron por amarla y acabaron por cono-corla. Si me preguntáis si ol amor resistió á osle cono-cimiento, no sabré en verdad qué responderos... ¡Ouo,diantres! Os responderé que la mujer con lodos susdefectos y aun perfidias si queréis, os siempre ama-ble. I'ara oso la hizo Dios , para sor amada.

Perol bien la hizo para amar; y aunque confiesoque hay algunas que cumple" en osla parte la vohin -tad del Criador , y mejor que nosotros , declaro con d o -lor que la mayoría no lo hace asi.

La culpa, sin embargo, no es suya, Kslo en primer

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EL MUSEO UNIVERSAL.

hl f ja r de l l i o m b r e ; en s e c u n d o l i l ^ a r . . . del h o m b r e i s o c i a l e s : la v : uda i l e poesía ; la s o l t e r o n a . . . papeles v a - : de la i n u j c r lo Compone el a m o r ; y con respecto 'jl a m i n e n , y s i e m p r e del h o m b r e ; p o r q u e la v a n i d a d , elo r g u l l o , la coqueter ía y demás v ic ios d i ' las h i jas di*l í va , los c r e a r o n y los l 'on ie i i lan los h i jos de A d á n , áqu ienes n u n c a se repe t i r á b a s l a n l e a q u e l l o s .scu lcuc io -sos versos.

« Macedlas cual las amáis ,ó amadlas cual las hacéis. »

Kslndieinos. La nii l |cr es un l ibro donde está escritala historia de la humanidad, lín sus páginas puedenleerse las costumbres de su tiempo, l.a mujer solieranos habla de ciencias morales: la rasada de ciencias

do, de amen- se nutre esclusivamenle, alYa dediqué un ar l icnl i lo ¡i la soltera ; pero la mate- hasta que llena el l iempuile remendar pantalones, I I H

lia es inagotable, y lo.I,i v ía quiero ocuparme de ella en i^ar con minutóles traviesos y ajuslar la cuenta ¡í Heste estudio. | cr iada; ocupaciones que son á lodo lo que Inieli'^f

Ks un l ibro casi en blanco : la naliirale/.a ha escrito j poesía , lo que son á los gorriones esos simulacros Mlas primeras paginas, v su cora/.oli ha emborronado hombre que se componen di' pantalones viejos y P'ij'jalgunas mas; pero asi como en algunas novelas los p r i - con un sombrero antidi luviano.meros capítulos os hacen comprender el desenlace, asi l.a mujer presíenle el amor desde los primeros añ*11

esas paginas primeras escritas por la mujer en su a l - de su juventud, pero envuelto en humos de nocsí*ma, son bastantes para valicinar á dónde vá, y porqué Antes de amar enlrele|ef,'U¡rnalilasdellores roldase»-«•aininos. el jardin de Cupido: una mirada furtiva á ese coletf»'

>'o hay para qué decir que el fondo de la existencia ilo aterciopelados carril los que rá á comer los iliasK'S'

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livos á casa de la vecina: una sonrisa á la galanteríala diri"e ese pollo faino con quien acaba de baí-Siue la dirige ese pono lamo m u IJUHU m m w M* .MU

l a r - una mirada tierna á esa graciosa embala: un re-cuerdo á aquellas bolasde charol que valsaban anochecon tanta elegancia: un suspiro al bigote de ese alfé-rez que fuma asomado al balcón de en frenle... Susprimeros ensueños vagan por todas osas cosas como laabeja entre las lloros de primavera. Pero llega el día.labora, el momento, y un accidente insignificante daforma y objeto á ose caos vaporoso que se rebulle en el ¡forma y objcorazón de la jo-

tvencila; el rayo de«sol que penetra pol-la venlann:unahor-mosa noche de lu-na: el canto de un

iíiusoñor: un ca-pullo de rosa quese abre: una nove-la leída en secreto:

;: una música leja-*na... cualquier co-

sa, y sobre ella unadeclaración incen-diaria... y la guir-n a l d a cae p a r a

• siempre de sus ina-• nos, y sirve de ta-rima al trono delamor.

¡ Feliz momen-to!.. ¡Momento des-graciado!!!

'¡ Feliz, porque sia l g u n a felicidadpuede saborearseen esta vida rápiday trabajosa, se hallaesolusivamenle en

•un primor amor,embellecido por lapurezadela inocen-cia ¡enardecido contodo el fuego de uncorazón virgen, queel desengaño no hahecho aun descon-fiado, rico en ilu-siones, avaro de supropia dulccdmu-

,}bre, pródigo en son-i r i sas de miel, en

suspiros de fuego,enpalahrasemhria-gadoras. l.'n primoramor, no es la

-beatitud, pero es el- único rayo de su

luz que brilla so-;••• bre la tierra.i- Hesgraciado,por-jjque el primer amorJí pasa pronto, y viene

- el segundo, que no• es su hermano, sino

su hermanastro; ysi no pasa pronto elprimer amor, pasala primera inocen-cia, que es su alma;y entonces, por ca-da gota de miel queendulza los labios,amarga al corazónun mar de vinagre,ó de rojalgar; ycuando la pobrejoven, al entraren cuentas consigo

.•- misma, halla me-noscabada su vir-tud... ¡Ay! enton-ces... ¡infeliz en-

. tre infelices! Mejoi

cabellera, tiene una gracia inesplioahle. Sus ojos res-piran placer y amor: sus sonrisas parecen sábilas delalma, y os brindan con halago irresistible: en conver-sación es discreta y chispeante, y donairosa...

¿Oué hay debajo de lodo eso?.. ¿ I,a inocencia?., ¿hapaz del alma?.. ¿I,a alegría de la felicidad'.'

.Nada de eso. Ciertas contracciones . rápidas ó im-perceptibles, que sorprendo aveces en sus labios ypárpados, me revelan que debajo de aquel escote dealabastro, rugo de continuo la tempestad: ahora el

ve infelices! Mejorl u e r a P a r a ella no haber nacido. Dígoos con toda se-

^ciSiin.Aláhela en buena hora el espíritu ligón, v descrei-

<io ue tos iranceses: formen coro con ellos los fainos dem /¡n t l e m ' ('U(1 s i n ( l l l l l a s o l ° ™»leinplan en larV.m - l m P a s a l k >mp" mas para el hombre, y no sutompaiiera do peregrinación , la madre, de sus'hijos,el

- »pp í'í f ? a r : 0M'ézcase á los ojos del mundo alo-w s amable , lascinadora como la Sirena de la l'ábu-

-" n Ve v l m P° r t i ' - ' ¡lis muy desgraciada! ¡ lis por de-. m>'s digna de compasión!

' -\ . Y ? a t l l n i r o á Julia cuando no sov mas que hombre:

r ' t n ! ¡ í ó ^ o f o U r i S t C C ° Jllli:l C u a n i l ° lr"' ll:í el t > : l l ) r i ( ' l l ( 1 ll(1

' ciKtn8lÍnle, ' e s ,b e l l a> Prendida y peinada con el mayorcabozi n ?' mas imperceptible movimiento des , ,

z a ' 'I110 llí1(lp ondular suavemenle los rizos de su

SANTUARIO DE BEGO.NA.—BILDAO.

despecho, ahora la envidia, ya el orgullo, cuándo eodio., t ruenos, relámpagos,"granizo, huracán, fuegoabrasador... Cuando venga el invierno , y caiga lanieve, sus copos solo cubrirán un terreno soco y de-solado por el furor de los elementos.

¡ Ah , jovencila , jóvoncila ! ¿<,)ué has oscrilo en lashojas do lu alnia?¿Kn eselibro en blanco que lo habíacouliado Dios, para que embellecieras sus páginas es-cribiendo con letras de oro, la historia de la virgenque guarda su pudor, do la esposa que honra á su ma-rido, de la madre (pie enséñala virtud á sus hijosVNo,no serás tú por cierto aquella mujer fuerte de que noshabla Salomón.

Verdad os que el diablo que siempre anda suello,sobre lodo alrededor de la mujer, que es su grananzuelo, ha encontrado traza para persuadirla'quepuede presentarse en un baile, en el leat.ro, en unareunión, luciendo en completa desnudez sus hombros

de alabastro, y algo mas que los hombros; y de talmanera la ha persuadido de la licitud de esa inmodes-tia, que hasta lasque tienen dos puntas de bayonetapor hombros y un estudio completo do anatomía enpocho y espalda, so croen obligadas, y luí vez elegan-tes , exhibiendo al público osas abominaciones osteoló-gicas. Y... ¡es cosa singular, inesplicable! si sorpren-déis á una de esas señorilas en su locador, en corsé yenaguas, lo cuaI no las pone lan en descubierto comoun I raje de bailo, IK atolondrarán los oídos con sus

gritos: luego cono-cen que su Iraje es¡umodesloparapre-sentarse dolante delas gentes: luegocuando so ponen asipara salir en públi-co , se dejan la nio-deslía en un rajon-cilo de su locadnr.

1.a coslumhrc dosa 1 u d a r s e estre-chándose la manolos jóvenes de am-itos sexos, dala depocos años: es unprogrosode nuestraépoca; y gracias queno so los ha ocur-rido imitar la modaIraspírináicadedar-se paz en el rostro...Poro aun no es lai-do , y yo sé de bue-na 1 ¡uta que el dia-blo no ha perdidolas esperanzas.

Luego... yo liosoqué espíritu de des-p r e o c u p a c i ó n liadestruido antiguosy justísimos respe-Ios, en virtud delos cuides uu liombre no se hubieraatrevido jamás enotros tiempos ;¡murmurar al oídode una joven pa-lahrasque pudierancolorar sus mopllascon súbito rubor.Hay cierto desoin-harazode lenguaje,y apenas quodanoidos delicados. \ er-dad es quo rli ellealro , en osa granescuela, nos tieneacostumbrados álodo la moderna tiloialura , y sabidoes que ludo quioroacostumbrarse.

KM lin, bellísimallor os la rosa , reí--na de las llores \i'licanlo de los o|ospero ¿qué queda dola rosa cuando pier-de su fragancia?Flor es la mujer,cuyo perfume os lainocencia,el pudor,la virtud : ¡ay do lamujer (pie no loconserva cuidado-saínenle para queno se evapore y que-do sin su principalatractivo!

Esa mujer no se-rá la esposa liel, lamadre tierna y so-

lícita do sus hijos, el ángel del hogar. Por ventura al-gunas de osas esposas que infestan la sociedad,madresdesnaturalizadas, vergüenza de su sexo...

Poro... ¡habrá cosa como ella! Me había propuestodivertir á mis lectores con un cuadro alegre y anima-d o , y ahora advierto que me había írnoslo I lisie comouna noche sin luna. Verdad (pie hay cosas que uopuede uno prescindir do tratar en serio.

JUAN ANTONIO ALMELA.

SANTUARIO DE WíGOÑA. KN BILRA.O.

Subiendo las pintorescas calzadas que arrancan enla plazuela de la Cruz ó del Instituto de la invicta villa,se llega á una ostensa csplanada donde se alza el san-

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liiarin de la virgen de liegoña , (levólo leni]ilo y mila-grosa imagen, que liien pudiéramos llamar el Monserralvi/.i'aino. 1.a iglesia se eleva sobre una eminencia i|iie

EL MVSEO UNIVERSAL. _

(lallinejas l l a m a n en los b a r r i o s bajos de M a d r i d . ¡o i i i l e

j

ca i i i i ' i i l e se (Micuen l ra i i i ' s lab lec i i los estosrcsíauranls a llallíes, ¡i esos (lil ispenl icios ile las re- ¡ l)r| inisiil.i niiiilo que en lino de esos Irisles ilijf

d o m i n a á B i l bao y lodo el va l le de l I b a i / a l . y a u n q u e | ses s in f o rma ni n o m b r e , m o l l e j a s . n e r v i o s . g o r d u r a s ' i n v i e r n o el v i e n t o b a r r e de p r o n t o la espesa l iela a p a r i c i ó n de la v e n e r a n d a e l ig ie según las p iadosas [ y p i l l r a l a s , los c u a l e s , f r i tos el a i r e l i b r e y á la v is ta ' oscurec ía el c i e l o , y en vez del c e n i c i e n l o paboliñt r ad i c i ones de l p a í s , se rel ien» á época m u y r e m o t a , el i de l c o n s u m i d o r , se venden en p o r c i »s de á c u a r t o . ¡ n u b e s , l u c e de r epen te el sol esp lendoroso sobnac tua l t e m p l o no da la m i s allá del s ig lo XV . r e e d i f i c a - ' En d e r r e d o r de los despachos de esta ostra ña f r i t u r a , j l i r m a m e n I o de t raspa ren te a z u l ; asi al aparecer»do y a m p l i a d o desde ios p r i m e r o s hasta los ú l t i m o s j unos con u n p u c h c r o l o . o t ros con una cazan 11 y l odos el p a l c o , el nub lado y me lancó l i co s e m b l a n t e d e laños del X V I . Asi es que en sus naves y a d o r n o s se ven ¡ con su i nd i spensab le pedazo de pan , que l a m i n e n se se despejó c o m o p o r e n c a n t o . De sus ojos azules)a l t e r n a r los ca rac te res del est i lo o j i va l y del r e n a c í - i vende al l í en m e n d r u g o s , se r e u n í ' f o r m a n d o g r u p o s u n v i v i d o y ce lest ia l f u l g o r ; una m i r a d a que coiium i e n t o , c u y o ú l t i m o gusto d o m i n a en la p o r t a d a . Sus j p i n to rescos una m u l t i t u d c o i n p u e - l a de in le l i ces de d i - d iaba u n i n u n d o de pasión v u n c ie lo de (e rnurvcap i l l as y a l i a res o f recen niuv poco de n o t a b l e , pero en : le ren I es p r o v i n c i a s , clases y c o n d i c i o n e s , á qu ienes solo , pá l ido r o s t r o se l i n ó de una suave t in ta de rosa ¡rs¡c a m b i o penden de sus m u r o s lnen p in tados l ien /.os de : l iga el lazo de la co i nu i l n r s e n a . y c u \ a mane ra de ! se su aba t i do c u e r p o , a d q u i r i e n d o m o r b i d e z \' o]mescuela i t a l i a n a , p roceden tes en su i na \ o r pa r l e del a n - ¡ \ i v i r M» c o m p r e n d e r í a con d i l i c u l l a d . no c o n o c i e n d o los , ,.¡;i • s i l m l i i a cabel lera semejó . al a lzarse su CabeMguo m o n a s t e r i o de l Desierto. , especiales r e c u r s o s que o f recen las g r a n d e s p o l i l a - i n i m b o de l u z . y la ine r te es iá tua , cua l n u e v a Gal

N o hace todavía m u c h o s años , antes de que la g u e r - ¡ c l onesra c i v i l l levase la deso lac ión y el es t rago á aque l las It r a n q u i l a s c o m a r c a s , conservábase en el a l ta r m a y o r \ il a t e r a l e s , re tab los del r e n a c i m i e n t o c o n r e n o m b r a d a s jestatuas de . luán de Mena ; pero c o n v e r t i d a la ig lesia enfor ta leza en t s : J ; ¡ . las t ropas que la o c u p a r o n d e s l r u -ve ron todas aque l las i m p o r t a n t e s obras de a r l e , paracalentarse y cocer los ranchón con las maderas en queestaban delicadamente esculpidas. En la actualidad el ¡relablo en cuvo centro se venera la milagrosa miaren

EL SKSTO ACTODK LA AFIUCAXA.

M : L I . I B U I I I M . I I I T O i s n v i s v i t i : t i . m u u - : s . »

I.

ay días desgraciados en la vida . y sin duda me ha-,'.< de plata . ' no tab le por la r i q u e z a de l tal que lo Haba en u n o de e l los .f o r m a . C u a d r o s de b a i l a n t e m é r i t o y var ias escuelas E l peine, se empeñaba en t r a z a r en mis cabel los u i

i ' á i l d l i i d ó

¡ pan ció renací»" a la vida.¡ Oué bella estaba ! con su blanco y vaporoso (j

con la brillante diadema de plata que de-lacaba 9s i blonda cabellera . con sus ojos láiuuidos y asns|/es , con sus manos ib' niña . con lo delicado y vjnde su esbelto talle.

Y yo no me cansaba de contemplarla y de hacerI al fuego di» mi mirada se agitas' su seno y se enrnji

se su semblante y se turbase la limpidez de sus no,os de cielo.

Me senté á su lado y me puse á habí ir la.. . Me embriagaba en la luz de sus ojos, en el perl

adornan también la sacristía . en la cual y en el ca- surco i r regu lar , con mayor curva de la permit ida. ií \ de sus cabellos, en su aliento suave y l ib io , en laáinariii de la virgen mul t i tud de ornamentos y alba- I c¡ pricliosos zigzags, que hubieran d..do a mi peinado , melodía de su voz.jas ile ¿,'ran valor, bien demuestran los numerosos vo- ] un aire chinesco. Solo al cabo di» ocho ó diez tentativaslos de los líeles v la fe que en la intercesión de la Vír - i logré sacarme medianamente la raya.¿.ren tienen los vizcaínos. I L'n botón de la camisa tuvo la ocurrencia fatal de

La antíüiia torre de esta veneranda iglesia, después : saltar cuando me hallaba ya casi vestido, y fue precisode haber sido casi destruida por un rayo que la incen- . por tanto .tesliacer lo hecho.d io . quedó completamente arruinada después del -dio ¡ Para colmo de desgracias, uno de mis tíñanles bh.n-de Hilbao en |s : ) : ¡ . v la que hoy se eleva sobre un tiran ! eos pe abrió al calzármelo, y tuve que ponerme otro par.arco, formando la imafr'mle del templo no se remonta i Al fin. después de mil trabajos, me encontré medioñas allá del año |s:¡2en que la construyó el arquile.-|o : presentable, y pude marchar.Ion Antonio Arrnona. ile estilo greco-romano cunes- | — I»1 fijo peni-Té el preludio de introducción y la

ailas pilastras i,'micas en el secundo cuerno, v sene;- ! romanza de Inés, murmuré al meterme en la berlina.

V al mismo tiempo que Vasco lo canlaba á Selilileria yo con mí mirada.

Sei Tangió! dilelto...

En aquel moinento era yo feliz . muy feliz. A|me acordaba de Carmen. I,a inmaculada puro?;aquella niña, los efluvios de amor en que su mira

i lí hí d i

lias molduras en las otras dos, que estrechándose parabuscar la forma piramidal , terminan el conjunto de j raroare-la torre-lachada.

La fama de este santuario y de los milagros obradospor la inlenvsioi i de la imagen que en él se venera es tal.que ya en el año IT.'lií. escribía un libro el padre To-más (¡randa, dedicado esclusivamonlo á narrar las. ) 'en la actualidad no hay dolor ni conflicto en que el a m -paro ile la madre de l i l i ' - , simbolizada en aquella 1111:1-¿ji'ii. no sea el mas elicaz con-uelo . no solo de los v iz-caínos, sino de lodos los hi jo- de las provincias vas-congadas. Por eso no hay romería en lodo el país masconcurrida que la de aquel santuario, ni se hallará un

Y para indemnizarme á mí misino me puse á l a -

Addio , (erra nativa ,addio, mió solo amor.,

per ersa cli'amo tantoe l'ullimo sospír

Pero si he de decir la verdad, no era por cierto ni la

q , qsu sonrisa me envolvían, hacían que desapareciesemíen aquel instante todo loque no era ella.

Pero uno de esos sucesos vulgares, prosaicos,ivida ordinaria , vino á volverme á la realidad . ;i hsa . desde el sétimo cielo en que me hallaba.

El marqués de Z*"*entro en el palco y tuve quederle mi asiento al lado d • Ellen.

El encanto se rompió. Me de-pe lí y salí del pa'cIV.

Ilajé al corredor de los palcos plateas, me hicela puerta de uno de ellos y entré.

Aquí la decoración cambió por completo.El t d C l dromanza ni el preludio de La Africana lo que mas le- l'.l rostro de Carmen no era i-onio el de Ellen 1

mía perder. Lo que me importaba era la idea de no es- espejo en que se Ira lab 111 lodos los sen I in líenlolar ya en el lieal cuando ellas llegasen.

lillas, s í , ellas, y esa es mi desgracia.al.'iia.

E n v e z d e u n a n i ñ a c a n d i d a y p u r a , t e n i a a l e i r asolo marinero vizcaíno ¡i guipuzcuaiio que deje de in - ' * ¡ amara yo á una de ellas, á una sola de las dos , se- mí una mujer , astuta y diplomática , hábil en elvoearla al lanzarse á la mar , v que no se encuentre se- r |a completamente feliz. mulo, diestra y consumada en las arles de la coqui>lreí n medio dé los ma \ ores' peligros , puesta toda! Pero lasamo á las dos a" un t iempo, con toda el alma.

'• " ' Me seria imposible ole.uñ'entre ellas.Creo que preferiría perder las dos á perder una sola.

MI coulianza en la Virgen de ¡Icgoña.Sobre la elimo|o¿:íj de e-le nomine consérvase una

piadosa tradición , que bien merece ser conocida de loslectores de Ei. Mi sio en un articulo especial i|iie pro-curáronlo- publicar en uno de nuestros próximo- m i -meios.

LAS (¡ALLIMMAS.

1 \ S I . I . \ A S H K ( O S T I M I l i l I K S I » H M A I ' M l i l

Madr id, cuino Indis los grandes centros de pobla-c i ón , ofrece al que trata de observar sus t ipos) suscostumbres, una mezla or ig ina l , que aunque tienealgo de muchas provincias diferentes se distingue conun carácter propio.

Verdad es que todavía se conservan vesligios de laque pudiéramos llamar raza indígena, ejemplares c u -riosos de ciertos t ipos, que aunque un lanío deshon-rados , recuerdan aquellas manólas y chisperos quehicieron célebres los barrios de Lavapies, las Vistillasv el I taslro. Verdad (pie si (¡ova ó don l lamón de laCruz volvieran al mundo, aun po i l r ian , guiados porMesonero [¡órnanos, entre el laberinto de estrechascallejas de los barrios eslrenios, reconocer algunos desus modelos: pero por una parle la creciente aglome-ración de mult i tud de gentes de todas las provinciasde España, que vienen á establecerse ó á buscar for-tuna en la corle y por olía la degeneración de las cos-tumbres y los lra|es, que merced al trato continuo y ála mezla de esos nuevos elementos se 1110dilic.au v is i -blemente, perdiendo algo de su or ig inal idad, con t r i -buyen á que en un cuadro cualquiera , en una escenaó en un grupo característico de Madr id , se adviertaesa amalgama , que como dejamos d icho, participa de

i "lias cosas, aunque en su conjunto no se parezcaá ninguna; mezcla eslraña de lisoii'omías, de trajes y det ipos, cuya variedad caracteriza por completo estapoblación.

La escena que con el título de Las gnllincjas, ofie-cemos hoy á nuestros suscrilores, es una muestra eviilenld de ia exactitud de las observacionesUH>s hechas.

deja-

La berlina iba á buen paso, asi es que mi impacien-cia no fue de larga duración l 'ronlo se detuvo á la e n -trada del teatro l i ea l ; el suizo resplandeciente con sulibrea encarnada y dorada , un» abrió la mampara y pe-netré en el elegante y regio coliseo.

Como había temido, Inés había ca ufado ya su roman-za , y Vasco de (¡ama se hallaba en escena ante el Con-sejo supremo de Portugal.

Me. embocé cuidadosamente en la capa para ocultarmi frac, y mis guantes blancos, y entré ?n los palcospor asientos.

El teatro .se hallaba casi vacío, el Paraíso en cuadro,las hulacas claras , los palcos ocupados, pocos en n ú -mero. Es que un terrible liué.-ped se encontraba auni;n Madrid.

Desde los palcos por asientos observé lo que (pieria.Las dos se hallaban ya en el teatro.

; Oué triste estaba Ellen ! Sus azulados ojos parecíansin luz y sin v ida; cubría su rostro una nube de me-lancólica tristeza y se conocía que ni escuchaba la ópe-ra ni le importábala concurrencia. Su rubia y angelicalcabeza se inclinaba sobre el pecho; su cuerpo delicadose, replegaba sobre sí m ismo; i iuode sus brazos caíasobre la laida ; el OI IM se apoyaba en el antepecho delpalco.

Con su blanco vestido y la palidez de su semblanteparecía una estatua de mármol de Paros.

Carmen, por el contrar io, se hallaba mas animadaque. nunca. Sus negros ojos brotaban raudales de fue-g o ; su azabachada cabellera refractaba los rayos de lain / . , el cariniu desús labios y sus mejillas parecía masencendido que nunca,.se movía á cada momento comosi tuviera azogue en el cuerpo; su seno se aguaba alrespirar voluptuosa y aguadamente; sus manos cogíany dejaban sin cesar los gemelos , el abanico y el Imt/ucl;sus movimientos eran algo violentos, nerviosos, llenosde contrariedad.

Contento de lilis oliservoeioiies , bajé dos pisos delteatro , me hice abrir la puerta de un palco bajo, entré,dejé la capa y el sombrero en el :;abinelilo del palco, yen seguida pasé adelante.

Asi es que fui recibido como si tal cosa.Solo los labios se arrigaban imporceplihleineiili1

jando adivinar el volcan que hervía bajo la capa 1I11

lo de la apárenle indiferencia. Pero la mirada era;na y t r ia, la sonrisa burlona y falsa , la palabra ileñosa y epigramática, los movimientos naturales.

Sin embargo no me deje alucinar por aquella C¡aparente y presentí la tempestad.

Cuando los que estaban en su palco salieron y '|damos solos, descubrid de pronto sus balería- M'ihasta entonces.

Mienlrasqueal son de la marcha indiana , deslilílas sacerdotisas, los guerreros de las diferentes Inlas liayaderas y las amazonas y aparecía al lia S<conducida en su palanquín , Carinen ponía en ¡uegldas las coqueterías que. el instinto y la esperi*puede enseñar á la mujer. Uuejas embozadas, sol»provocativas, miradas, palabras de doble sentido,1

piros ahogados, distracciones estudiadas, silencios1

cuentes, todo el repertorio del coquetisino femenil

Y cuando y o , también indirectamente, mesindha de sus encubiertas quejas y acusaciones, qiréjgría supo dar ;í su mirada , qué emoción y júbilo1

semblante, qué de promesas en su sonrisa.Asi es que al mismo tiempo que cantaba Seliks,

rareaba yo para ella.

O trasporto, o dolce incauto,Cui non reggc unían pensier.A h ! la vita á le dacc.auloSara un sogno ái piacer!

Cuando acabó el ruar lo ac lo , (¡armen se levan!*La puse el abrigo y la di el brazo hasta dejarla 0

coche. ,jCuando iba á volver á entrar en el teatro, sen!1]

mano queoslrechaha la mía al paso.Era Ellen que salía del brazo del marqués de Z

Y.

(litando acabé de oir el aria de SeliKa del quií i l"1*el coro aereo, con que termina en Madrid la ópertijdel teatro, me metí en mi berlina y á poco me <"flIré cómodamente instalado en una butaca al lado '

chimenea.La /',/HIÍYÍ eslemba delanle de mí sus lar-aseoli

¡untándome, á la lectura. La Correspondencia y hlirias me prometían la chismografía madrileña, 1

Page 7: REVISTA 1)K LA SEMANA. - media.cervantesvirtual.commedia.cervantesvirtual.com/s3/BVMC_OBRAS/02b/519/828/2b2/11d/fac/c... · 'J'- "P'o. i Húndase el mundo, parecían decir loscurio-sos,

EL .MI SKO INtYKUSAL. 15

nade Feval y otra de llousayo , mis autores la- IV una colección de artículos humorísticos de

¡eron me aseguraban algunas horas entretenidas; peroMa verdad ni tenia sueño ni ganas de leer. ;?Me repantigué, pues, en la balaca , y , contemplan ;b las oscilaciones caprichosas y eslranas de la llai nS chimenea, me dirigí á mí mismo el siguiente discur

J o manílieslo.1 _,,Querído Luis ; hace dos .has que lie cumplido lostreinta años ^ # ¡( amarga edad de tristes desengaños, ,• Y puedo decir con Manuel del Palacio

Heme lanzado en la fatal pendientedonde á cstingliírse va la vida humana...

I iNuevo Vasco de Cama be doblado el sensible cabo de

»s Tormentas, y muy pronto esperiinenlaré la luna ddiodele tempeste, d'cl irucc Adamas'or, si no tengo

una Solikaquo me enseñe el buen camino.ff «He gozado en el mundo cuanto un hombre puederíozar. Los placeres de la vida me han saciado pronto y[jja me hastian. Mi salud empieza á resentirse de laidaHisipaciou y mi hacienda de tan gran prodigalidad.ft «Tiempo es ya de dar el Irágicodeseiilarc de un ma-trimonio oportuno á la novela de mi juventud.

»No me asusta la perspectiva del casamiento. Ib' vi-vido lo bastante para conocer á las mujeres lodo I . que| s posible conocer de esa hermosa mitad nuestra , sinnaher vivido demasiado para verme viejo á lo mejor dela vida. Me encuentro , pues, en la época crítica , en elmomento solemne.

«Conociendo loquees la mujer, no me hago ilusionesdel matrimonio , ni lo creo tampoco tan malo como

i suele pintarlo la maledicencia. Tengo para mi que el' hombre es quien determina y da carácter á su esposa.i quien hace depila el ángeld el bogan', un ángel caído. La

mujer siempre es un ángel. Creo que el amor es la ba-' se fundamental del edificio, la piedra angular en queI descansa , pero creo también que el amor necesita tér-

minos hábiles, viabilidad.' «Poroso busco para mi esposa una mujer queme

inspire un amor profundo y verdaeero,que correspon-da á él, y que tenga los términos hábiles de ese amor.

( «La suerte no lia sido avara conmigo, antes al con-trario ha pecado de pródiga. En vez de una mujer liapuesto ante mi dos, bellas, elegantes, ricas, dislin-

i guidas una y otra; amo á las dos y puedo decir sin va-nagloria ni fatuidad que ambas me aman.

«Dice un refrán que lo que abunda no daña, pues, bien, ese refrán miente como un bellaco Esta abun-

i daticia de mujeres , está demasía de, amor me tiene du-doso, indeciso, vacilante. Esloy seguro que si me ile-

t cido por una hede echar de menos á la otra: enlram-. has han llegado á serme necesarias, las dos son indis-* pensables para mi felicidad.

"Ellen es la llor virginal que aun no ha entreabiertosu capullo ni exhalado su primer aroma, es un ángel deinmaculadas alas y candida pureza.

' ''Carmen es la mujer que ha pasado por entre el lue-' go , chamuscándose un poco , pero sin quemarse: viuda

á los veinticinco años, reúne a la esperiencía que sabe, Jo que puede y lo que vale el ardor de la juventud y la

savia de la planta que ha I legadoá su completo desairo! lo.«Yo necesito á un tiempo el amor primero de la niña

; que se despierta mujer y el amor poderoso é irresisti-ble de la mujer consumada queama no instintiva y con-

, lusamente sino con pleno conocimiento de causa. '"La elección es tanto mas difícil cuanto que estoy

•seguro de quedar de todas maneras descontento. Elumeo medio de quedar satisfecho seria el hacerme ma-hometano y soy cristiano muy rancio para eso.

«Con Ellen me espera una vida serena y apacible co-mo un lago. Con Carmen mi vida será , como el Atlán-tico tempestuoso é indomable , una eterna lucha. A lalarga el lago parece monótono : el occeno es siemprenuevo, siempre distinto.

«Decididamente debo elegir á Carmen.. »¡ Pohre Ellen! Y > tendré valor para deshojar sin píe-

1 dad la flor de las ilusiones de la pobre niña ?'"¿Qué remedio me queda?«Tal vez mas temprano ó mas tarde sucedería de to-

í . , s ln°dos ; pues aun siendo ella la vencedora, su ca-i raetertímido y cariñoso es probable qaeno conseguiríaI. avasallar mí genio indómito , inconstante y salvaje. Yj acaso la infeliz tendría que llorar frecuentes esl'ravios| de que realmente no seria yo por completo culpable., • »Y Carmen , con su coquetería trascendental, con sui maquiavélica y cavouresca diplomacia conseguiría do-i minarme y contenerme y podría hacer que los doscon-

siguiesemos esa sombra de felicidad que es tan solo po-sible en la tierra.

«Cuanto antes reciba, pues, Ellen un desengaño,unto mas fácil de desarraigar seráelamorque conñen-« a florecer en su alma.

«Y luego la pobre Ellen es muy niña aun , su cuerpo' "pa!'° enfermizo aun no llegado á su cabal desarro-

. , L a ™ e n por el contrario se halla en toda su fuerzaJ desarrollo.

»S¡, Carmen vence por fin. ¡ Pobre Ellen !

(la conclusión en el próximo número.)E N B I Q I E FERNANDEZ I ITRKALDK.

EL RAMILLETE DE MOSUl-liTAK

Cándidas lloresdescolor idas ,

como una v i rgen , que sueña de amores .copos de n i e \ e ;

a q u e dio luz y fragancia la au ro ra .y en giro le \e

aspiró el aura del seno de l l o r a :hoy pris ioneraseu frágil xaso,

no tiene el sol en orii 'iile , ni ocas. . .para vosolras rollejos de oro;

ni con lijerasalas activa su vuelo sonoroen de r redor de M.si.tros la l i n a

de alíenlo frió;ni xa del alba gozáis la sonr i sa ,ni ya la norbe con tímido lloro,perlas os br inda de pu lo roclo.

l'ltOYEltlilOS EJKMl'LAUES.i . \ \ n i \ \ i i 1 1 : u i v , i : I . .I i s i o • • • • . < : A .

l i l a i i e i c o r o n a d e los j a r d i n e s ,

li.in.nl,i e n II.itilii d e q u e r u b i n e s ,

de aroma puro de formas bellas,del color trasparente

de las estrellas,que si ceñís la frente

de las doncellas.al ver candidez tanta , duda la mcnlcsi so's vosotras vírgenes ú llores.ella*

hoy encerradas. n frágil vaso,aprisionadasen cerco escaso,

peiditla ya xueslra grata frescura,esbau.-lo vi vuestro aroma suaxe.ni ii vuestros pies el arrollo murmurani os enamora con I rinos el ave.

Cracioso raíde blancas lluro*,

hechicero pebetede los amores;

ya no la clara fuente,por retrataros

en sus espejos clan.s.bajara mansamentedesde las lomas,

ni serviréis de tálamoá las paluiuas.

Pronto moriréis llores,descoloridas,

coino una virgen, que muere de anioie..;mas yo tuviera

por buena suerte,vivir con vuestras \ idas

morir de vuestra niuei te.

FI-.UEHICO VEI.I.K \ Cu v. o •

LEOPOLDO II DE BÉLGICA.

til 11 a]o neuro de Santos , eu a rmonía con el a s p e c -h. general de sa persona , revela desde luego al h o m -bre que sigue la car rera eclesiást ica.

Dedicado con xen ladera xoeacion al estudio de laciencia teológica . Santos Sedeño llexa en su rostro elsello .lo profundas x igilias. y en su mirada la e\aI laciónfebril de las a lmas sujetas á místicos a r r o b a m i e n t o s .

Pál ido , h e r n i o s o , m o d e s t o , comedido eu sus p a l a -b r a s , de andar r eposado , de pensamien tos puros xc a s t o s , a lgún malicioso vulgar no vac i ló , sin e m b a r -go . eu llamarle en su pueblo mosi/uila muerta y máta-l is callando: pero la verdad es que Santos abor rece lahipocresía, v que su conduela i r reprens ib le uo a u l o n -/.a la menor duda sobro el par t icular . Tiene é I una ii le, itan alia del sacerdocio que xa a e | e icer , y para el cuallia ido educando su a l m a , que considera comí, laserial II ras mas abyec tas á los que cubren sus \ icios conel manto de una piedad que no comprenden , . ' . que d e s -conocen a sabiendas .

Al e n t r a r en casa ile la xuh la . recíbelo \ a lónima.que lamenta la casualidad ( ¡picaras casualidad' ' .-!) d'1

hal larse en le ran ien le sola con la c r iada . Pe| sláfuera de Madr id ; su madre y sus h e r m a n a s lian s u b i -do al cuar to segundo á xer á una amiga enfe rma. I ulí-ico tal vez oiria hacia el comedor cierto cach i f l í n .le me i lian que pudiera desmen t i r a la jóxcn : pero cuinoSan tos no padece , á Dios g r a c i a s , semejante e n l e r -liiedad . c ree á pies junl i l las lo que se le ha dicho.

\ a lenl ina , cuyas manos s o n . por c ier to , b lancas ,suaxes y to rneadas , agita sin cesar un precioso aban icode sándalo , en el que apenas se lijan los ojos de Santos ,

' por la sencilla razón de tenerlos coi is lanleinenle miran-do á la es tera . As i . p u e s , este pr imer ardid de guer i ano ila resul tado a lguno ¡i la astuta doncel la , ¿(auno b a -

| cor que el forastero salga de su aparente insensibi l idad,que principia á picar el amor propio de su enemiga? ¿Haperdido la mirada de Valentina su irresis t ible i n a g n e -

! l isnio? ¿ P o r ventura . no brilla en su ros t ro la bellezaque lanío enloquece á los que la c o n t e m p l a n ?

í Frases corteses . tal cual mirada de pura u r b a n i d a d ,recuerdos de la infancia evocados con natura l s e n c i -llez por el p resun to s a c e r d o t e , p o r m e n o r e s del viaje ydel t i empo ; en una palabra , todas esas mil t r iv ia l ida-des que a l imentan la conversac ión o r d i n a r i a , sos t i e -nen la de nues t ros in le r locu lores .

—¡Ni una l l o r ! . . . — m u r m u r a para sus aden t ros V a -lentina . á quien abrasa la impaciencia .—, Es de m á r -mol ! ¡Canta rá misa ! ¡ O h , sí! ¡cantará misa!

La casua l idad , que se empeña boy en favorecer a\ a lent illa . hace i|ue se [e caiga el pa iiuelo de la Illa lio;Santos se inclina cn r l e s incn lo . . . p e r n a l r ecoge r lo , liavisto el pie revolacioaar i i i de su a m i g a , cuya pun ta ,modelo de coque te r í a , laidos co razones ha t a ladrado .Ya no puede bajar los o j o s ; al c o n t r a r i o , levántalosapresu radan ien le , has ta con visible espresion de a l a r -m a . . . ¡ inúti l l u g a ! porque los pobres van á q u e m a r s een los de Naleiiluia , conm mariposas que se abrasanen la luz de una l á m p a r a ; ha salido de Seda para e n -t rar en C a r i b d i s ; se halla en t r e la espada y la pared .Si baja l a x i s t a , oféndele ol pié a se s ino , si la sube leciegan resp landores infernales; porque hay c r i a tu r a s ,cuyos ojos t ienen el fulgor y la fascinación diabólicadel ángel caido.

.' \ alenlina conoce el ca rác te r melancólico del íura-—t e r o , y fumo ella es tan e -pan ' ixa se propone a n i -m a r l o , comunicándo le par lo de la jovialidad q u e alsuyo dis t inguí ' .

! — S a n t o s — le dice — ¿ipié l icúes? ¿Te .sucede algo?Últ imamente ha sido presen tado á S. M., con el c e - . Te veo t r is te , d is t ra ído, t a c i t u rno . . .

reinonial de- c o s t u m b r e , Mr. Morodo, ropresen tan lo de — C o m o s i e m p r e , Va len t ina ; ya sabes mi gen io ;l iélgica, que trae la misión de poner en noticia de la por lo demás . le aseguro que actúa buen le sólo tengocor te de España el adven imien to al t rono del nuevo i motivos de.sat isfacción.soberano que r ige los dest inos de su país . I ¿lie ve ras?

Leopoldo Luís Felipe , d u q u e de t i rábanle , he redero ' í>o veras .de la corona por la m u e r t e de su padre Leopoldo I de : - - ¡Cu ino se ha dicho por aquí que has seguido ál ié lgíea , q u e mereció el s o b r e n o m b r e de el modelo de disgusto la c a r r e r a eclesiást ica!los reyes, nació en 9 de abril de 183a , y después de • — ¡ O u é d i s p a r a t e !rec ib i r u n a educac ión bri l lant ís ima , que comple tó e s - i —¡Y como se ha hablado d e tus amor íos c o n ! . . .tudíando en diferentes viajes la const i tución especial de Acaba.las varias naciones de, E u r o p a , se casó en i s ; ¡3 con —.No recuerdo el n o m b r e de la dichosa dama , paraMaría Enr ique ta Ana, hija del a r c h i d u q u e José , Pa l a l i - ' quien rese rvas lus ga lanter ías .no de Hungr í a . i —Advie r to—observa S a n t o s , a r r i s cándose un si es

La iiilluencia que bahía ejercido en las luchas p o l i - | no e s ,—que tampoco lu genio ha var iado. ¡ S i e m p r eticas de su j.ais á favor del part ido c o n s e r v a d o r , luc io - tan hroiuisla !ron temer a a lgunos que el nuevo re inado se señalaría | — L a constancia es mi delecto ; r epone s i i i l e n c i o -por una marcha menos liberal y en esclusivo provecho ¡ saínenle la joven.de, de te rminadas parc ia l idades , pero el d i scurso p r o - ' - - S i lu ca rác te r fuese de mala índo le , t endr ías r a -nunc iado en el solemne acto de sa coronación , p ronie- i zmi ; pero ser cons tan te en la b o n d a d , ri\ la alegríat iendo con t inua r la acer tada política de su p a d r e , y I y cu la du lzura , no es de fec to , es poseer una COIHI I -niai i lenerse por cima de las luchas de los pa r t i dos , lia eion envidiable .realizado las esperanzas de los que lenian formado un — ¡ O n e me acarrea no pocos d e s e n g a ñ o s , po rquealtoi conceptuóle este pr íncipe . cuino ño todas las personas co r responden á e l l a ! — e s -

Ea este n ú m e r o , y como una actualidad de interés , clama Valent ina , haciendo un gracioso niolan de p e -damos el re t ra to del nuevo rey de l iélgica, Leopoldo II, : sar ; y a ñ a d e , e x a l t á n d o s e : — P o r e j emplo , us ted , se -no habiendo ofrecido en está ocasión el de su padre , ! ñor don Sanios Sedeño , us ted no tiene pe rdón de Dios,po rque , como recordarán nues t ro s l ec to re s , antes de — ; Por q u é ?ahora lo hemos dado en las co lumnas de Ei. MUSEO. — É S O no se p regunta . ¡ Presen ta rse cu la casa de las

Page 8: REVISTA 1)K LA SEMANA. - media.cervantesvirtual.commedia.cervantesvirtual.com/s3/BVMC_OBRAS/02b/519/828/2b2/11d/fac/c... · 'J'- "P'o. i Húndase el mundo, parecían decir loscurio-sos,

EL MUSEO UNIVERSAL.

'imitas ilc su niiicz con osa raralastimosa, con esa especio de cri-ininal indiferencia, i'iianiln ai[nile esperábamos lodos como soespera á un hermano querido!Hace hion on lujar los ojos—continúa , enseñando olra vez,involuntariamente . en uno desus movimientos lie cómica in-dignación el piecei'ito de inar-ras ; — liacc hicn en ba|ai" loso|iis: asi ilelii- e>lar el reo do-lanle del jue/..

101 reo se echa á reir, y aunse atreve á levantar los ojos y asoslenor un in-lanle . pero sólouno. la mirada incendiaria de suuilorloeutora.

Sanios no acería a dcsprendorso de los la/.os que Valenti-na le tiende: la seda , no la desu apellido. sino la de su cora-zón . blando y suave como olla,se lia enredado. no en el ape-llido . sino en el corazón de suamiga, que tiene la llorida be-lleza, pero también las espinasde la zarza-rosa.

¿Oué valen su sensatez, sucomedimiento , su habitual si-lencio , contra la encantadora yaiegre franqueza de su liel anii-üa? La situación en que se en-cuentra es terrible; una de dos:i'i seguir la broma, dispensandoá la edad y al genio de Valentinasus inocentes familiaridades, ópasar la plaza de áspero y aunde grosero. Un mancebo de suslirondas, oplará de seguro porel primer e.streino, pues, ade-más, bien mirado, nada quitalo cortés á lo valiente.

Asi lo decide Santos; pero haciéndose larde, aplazapara la segunda visita el realizar su propósito, y prin-cipia á despedirse en el momento misino de entrar laviuda con su hija Consuelo.

—¡Calla!... ¿No es Santos?..* ¡Mijo mió! eselanlala primera, abalanzándose nialcrid v inalernalnien-lea él.

—¡Dona Susana!—responde el 1'oraslcro, preso enlos brazos de la viuda—¡Consuelo! añade, mirando ála hermana de Valentina,

—¡U"é! í \ a le despides?... No hay que pensarlo,lujo mió; te lo prohibo ; tú no sales ya do mi casa , has-la que regresos al pueblo; dice doña Susana.

—¡Señora , por Dios!...—¡Nada, nada, hijo mió! ¡No lidiaba olra cosa!

Aquí estarás mejor cuidado y servido que en fondas ycasas do. huéspedes. Al monos, criadas no han de fal-larle. ¡Valentina!... ¡Consuelo!... os recomiendo os-le caballero.

—¡Señora, por la Virgen de.. .—¿Dónde has dejado el equipaje, hijo mió?—lin la fondado las Peninsulares.— lisia bien, yo me encargo do que lo trasladen aquí.— ¡ Va va , no permito el...—¡ Dal •!... lisie, Santos se ligura que nosotras somos

amigas de mentirijillas. ¡ Gracias por el favor, hijo mío!—No lio, bocho á usledes tal agravio, doña Susana.—Lo sé , hijo mío, losé ; era un decir.Tan preocupada eslá la viuda con la idea de alrapar

á Santos, que. sin advertirlo, le da siempre que abrela boca el nombre do hijo.

Consuelo no despega ios labios; el forastero simpati-za con su asjiecto modoso. El tipo de esta muchachareprésenla el polo opuesto al do Valentina, ltubia, derostro angelical, ojos azules velados por amorosos pár-pados y luengas pestañas, inspira á Santos (que cree veren ella un alma gemela do la suya) mas conlianza en símisino , que la provocadora y Uránica hermosura deYalenlina.

—¿Y Gracia? pregunta Sedeño.—lisia arriba , ensayando un terceto con su profesor

de piano y una amigiiila. No envina llamarla, porquevendrá pronto. ¿Mas abandonado l.ú la música, hi|omío?

—No señora.—¡Oh! entonces oslamos en grande; te oiremos y

te aplaudiremos. A propósito, ¿sabes que Consuelo oslaa|ireudiendo latín?

¡ Mola ! eselaiua Sedeño.Si, la lin ; le tira un poqu ¡No el convento; dice que

quiero ser monja. Ya le lomarás alguna voz la lección,y sabremos á qué altura se encuentra.

—So la lomaré con mucho gusto. ¿Cuánto tiempohace que principióla gramática?

—Muy poco—responde Consuelo.—¡Figúralo queestoy en la primera conjugación!

LEOPOLDO 11 DE BÉLGICA.

— lili el verbo amar;—añade intrépidamente la ca-pilana.—¿No dices que es el verbo amar la primera?

Consuelo entórnalos ojos, y responde suspirando:—Si, señora: amo, amas-, amare, amavi. amalum.Tal es , en resumen , lo ocurrido en la visita de Se-

deño á lu familia de Zarza, recién llegado á la corle.

IV.

Poco tiempo es necesario para que se restablezca laantigua familiaridad enlre el forastero, dona Susana ysus hijas. ¿Cómo no? I,a viuda, naturalmente agasaja-dora, multiplica en la ocasión présenle sus obsequios,bloqueando con ellos la plaza, cuya conquista ambicio-na para cualquiera de las Iros jóvenes.

Sanios ocupa la habitación mas linda; ludas las ma-ñanas, mientras él almuerza, se la avia la viuda, colo-ca sobre la consola dos hermosos ramos de llores, lim-pia la jaula del canario, (pie da música al forastero, ylo ocha en el pañuelo unas golas do agua do labanda.

lin la mesa , Valentina le escancia el vino y el agua,Gracia le. hace plato, escogiéndole siempre lo mejor, yConsuelo reza al final de. cada comida la oración decostumbre, porque; como le lira el convenio, no quiereceder á nadie lan agradable tarea.

En el resto del día y por la noche, el forastero so veigualmente favorecido, pasando, como pelota, do unamano áotra .

Yo no sé si el profesor do piano os celoso; trabajo lemando, si lo es ; porque no hay (lia que en su mismapresencia dejo do canlar (inicia con Santos, ¡í quiendirige en los pasos liemos una miradas tan osprosivasque parece que se lo come, (tiro lauto, poco mas ómonos, sucede cuando cantan solos.

Valentina lo marea con sus hechizos, apurando paravencerlo todas las zalamerías imaginables. Las novelasen que figuran héroes y heroínas con los cascos á lagíneta y corazones volcánicos, son el arsenal que lasurte de palabras y discursos apasionadísimos.

Consuelo ocupa laiubíou grande espacio en el pen-samiento de Santos: el genio apacible, al parecer, comoun arroyuelo, la modestia, (jue casi raya en gazmoñe-ría , y las inclinaciones monaslicas do osla joven, ar-monizan poiTeelainonlo con el carácter del teólogo. I,oque no alcanza Sanios;) implicarse es, cómo siendo Con-suelo quizá la mas discreta de las tres hermanas, seala mas lorpe on la conjugación del verbo amar, queande .siempre á vucllas con el présenle de indicativode la voz activa.

Todos los dias, al comenzar la lección, le diréSanios:

— A ver, Consuelilo, si hoy pasamos al prelérilo ini-peifrclo.

¡ limpeíio inútil!La pobre chica sea lurde , se ruboriza, y balbucea

con infantil candor;

— Ki¡oamo (yo amo), ¡y(lu aulas...)

—¡Si no es eso. nina, sieso !

—¿(Mino que no?.. ¡ YoSanios , tú aínas... niegn|amas? se atrevió á ]ir<•i.'iini"una mañana, con ániniu ,.,lo y en actitud de regañar,

—Ya se ve que anin; ¡¿qué tiene que ver?..

— Pues yo también »• ¡iiu.— Lo creo.—Todos amamos.—¿Ouiéii lo duda?

Los Mandamientos [<• diama á Dios sobre Inda- l.tssas, y al prójimo como ,i |¡loo.

—Ciertamente : o.- 11 •, .1trina evangélica.

—Pues si yo amo, si túqsi nosotros amamos de pr¡lo. ¿á qué empeñarte en quga ct/o amabmn (yo aiiiunamabas (tú amabas), nos¡bmnux (iiosolros amábanla

Olra mañana Consuelo,soando corresponder al iüque en su enseñanza poníatos . le dijo:

—¿Unieres que eonjueuel verbo amar con un MUpropio. á ver si eslo me liel jiaso á olro tiempo? 'idea mía, sino de mi prei'ique me la había indicadode caer enfermo.

—Enhorabuena : ci¡n.ji'if.1

—¿Oué nombre le pareea propósito?

—Es ¡ndíferenle; .lu.mdro , Antonio... lo dejoelección.

—Principio, pues... Vi;i Santos, tú amas ¡i Consi

il pacilico teólogo se puso colorado como cicaadvirliendo por vez primera que la antigiiila ;

I ajioderando dulceinenle de su corazón.líepueslo un poco de la sorpresa, inlerrunipii

discípula, preguntándole:—¿Por qué varías el nombro? ¿No has dicl.

amo á Santos!\ —Sí.

— Pues sigue añadiendo el mismo nombre á lmpersonas, asi del singular como del plural . dimodo : ¡1 o amo áSantos ; tú amas á Santos; ai/má Simios , ele. , ele.

—¡Ah! ¡comprendo!—eselaiiió Irislcincnlc la• —Lo que tú no quieres que diga, ni aun en la le; ri

que amas á Consuelo... ¡Ifien osla! Diré <|uo ;iSanios, que amas... á tí sólo, propiedad de lodo visi señor, do lodo egoísta. ¿lis pecado amar á Con¿Te ofende que so diga?

De buena gana hubiera dejado Sedeño á sucon la palabra en la boca, para evitar comprimíque. ora difícil resistir; pero la costumbre de vhablarla todos los (lias, con mas frecuencia quehermanas, ejercía ya tal dominio en él, que en !amontos en que se hallaba lejos de su presencia |>fallarle aire puro que respirar, luz en qué aplae.u1

de sus ojos.Sin embargo, respondió á las apremiadles pn'r

de la sosita con evasivas que por entonces le litde ligarse á olla por medio de unas relacione:males.

(Se conliiuuirrij.

VI;MTI HA Kiiz ACMI.KRA.

La solución de éste en el próximo número.

DMliCTOK Y KbITOli HliijPONáAllMi, I». JOSIi (¡Ai .nrRK.NT.v [>K C . A S I ' . \ I : v I U M I ; , E i i i T o i t i ; s : M A i > R : i > , I > I V M : I 1 ' Í :