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Judas 3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Una revisión bíblica a la escuela L.B.S. Bendición, Liberación y Sanidad del Pastor Marcelino Sojo. Por Héctor Reséndiz Mayo de 2010

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Page 1: Revisión LBS 2010·06·02

Judas 3Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

Una revisión bíblica a la escuela L.B.S. Bendición, Liberación y Sanidad

del Pastor Marcelino Sojo.

Por Héctor ReséndizMayo de 2010

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ÍndiceAgradecimientos 3

Consideraciones iniciales 4

Una revisión bíblica a la escuela L.B.S. Liberación, Bendición y Sanidad. 8

Introducción 8

Revisando la introducción de L.B.S. y el capítulo 1: El poder de la liberación. 9

La revelación de Dios en el Nuevo Testamento. 12

La verdad de Abram · Génesis 12.1 «Vete de tu tierra». 16

La vida del patriarca Abraham. La esterilidad de Sarai. 17

La Soberanía y el plan de Dios son revelados 17

¿Por qué seguimos viviendo algunas tribulaciones y problemas? 19

Maldiciones generacionales 20

Los siete peores espíritus 29

Liberación de demonios en los cristianos 29

Revisando el capítulo 2: Conociendo la plenitud de tu bendición. 34

Contradicciones 36

El poder del pensamiento positivo 37

El poder de la Visualización 38

Revisando el capítulo 3: El poder de la sanidad profunda. 40

El G-12 y la Sanidad Interior 40

Conclusiones 45

Referencias y artículos presentados 46 2

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Agradecimientos

Primeramente a Dios, mi Señor Jesucristo. Por su gran amor y en su gran amor lucharé hasta la muerte por la verdad escrita y por las almas por las cuales Jesucristo padeció en la cruz.

A mi amada esposa Mayela que jamás desfallece y que su carácter me ha mostrado ejemplo y ayuda idónea incondicional; ella es testimonio vivo del poder del Espíritu Santo.

A mi hijo Benny, que Dios lo ha usado tremendamente para sus propósitos.

A mis padres físicos y espirituales Gustavo y Estelinda que nunca han “tirado la toalla” y aman fervientemente la obra del Reino de nuestro Señor. Realmente en el amor de Dios han pastoreado a sus pequeñas ovejas.

Al pastor Damián Ayala y a mi hermana Marcia: fieles, aguerridos, no se cansan de estar hombro con hombro en oración, en ayuno y en enseñanza por el amor de Cristo y la unidad de su iglesia.

Al pastor Daniel Brito por su apoyo, enseñanza y dedicación en la Santa Palabra.

Al apologista Pablo Santomauro. Su obra en la defensa de la fe y de las malas prácticas dentro de la iglesia es utilizada y conjuntada en gran parte de esta revisión.

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Consideraciones iniciales

Esta obra manifiesta la necesidad de vivir en las verdades bíblicas, de fortalecer la comunión con Dios en el Espíritu Santo, de nutrir mentalmente al creyente con la Roca de Cristo y su hermosa Palabra, de llevar la luz verdadera y enseñar a vivir en el gozo que Cristo ganó por amor a nosotros, a desmentir las formas y moldes que ha traído la inercia del tiempo y la evolución en la iglesia, de desmitificar la esencia de la Santa Palabra, de reconocer el Señorío de Jesús y de depender única y exclusivamente de la revelación, enseñanza, doctrinas y prácticas que ya han sido dadas por Dios para siempre (Judas 3).

Una evolución innecesaria.

La inercia evolutiva de la iglesia, cada vez fabrica más necesidad de prescindir de figuras carismáticas, duras y soberbias, que traen “nueva revelación de parte de Dios”. Generalmente reclaman que es la única solución verdadera porque proviene del Espíritu Santo o de la voz audible de Dios y es lo que justamente el pueblo de Dios necesita para ser liberados de la opresión, para que reciba bendición en abundancia y para llenar en un “santiamén” la iglesia de nuevos convertidos.

Yo pregunto: • ¿Se le pasó algo a nuestro Dios al inspirar y revelarse en su Santa Palabra?• ¿Qué hicieron mal los apóstoles para que les faltara esa tremenda revelación que iba a

cambiar el futuro de la iglesia?• ¿Por qué no vemos ejemplos en la Biblia de enseñanzas que actualmente promueven

los “iluminados de Dios” si era algo de suma importancia? ¿o en los primeros siglos de historia de la iglesia de Cristo?

• ¿Hay nuevas revelaciones realmente? Me refiero a completamente nuevas, nuevas doctrinas y no una forma distinta de explicar o vivir un concepto bíblico de acuerdo al grado de discernimiento espiritual y mental que nos da el Espíritu Santo.

• ¿El Señor, que es Inmutable, Soberano y Sabiduría Infinita, privó de tal conocimiento y de tal bendición a lo largo de aproximadamente 2000 años?

En la práctica, estos maestros controversiales pelean el primer lugar de popularidad y el caballito de batalla siempre es algo como: “es que un ángel del Señor me lo dijo”, “me dijo que ésta es la solución”, “Dios me habló audiblemente para que cambiáramos la forma de hacer las cosas”. ¿A quién le creemos?. Abundan.

Si la verdad expresada en la Biblia, la revelación ya escrita enseñada por los apóstoles y los ejemplos e instrucciones precisos que están plasmados en la Palabra no son suficientes para vivir en libertad, en bendición y en sanidad, entonces esto equivale a

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negar la suficiencia de la Biblia y esto es negar el Señorío de Cristo. Fuerte, pero es la verdad y hasta raya en lo herético.

Le propongo algo, creámosle a la Biblia y solo a ella, Dios la inspiró y no se le olvidó nada (2 Timoteo 3.16). La Biblia dice algo muy claro con respecto a las personas que presumen de ser especiales vasos de Dios o de tener una conexión especial con Dios1.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. Jeremías 23.16

Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. Jeremías 23.25

He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová. Jeremías 23.32

Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal. Colosenses 2.18

Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 2 Corintios 11.14

Ciertamente Dios en la Biblia ha puesto todos los candados para que sus hijos no caigamos en la mentira y se nos prive del gozo ganado por Cristo en la cruz. Nos dice que la fe (la enseñanza de Jesús y los apóstoles) fue dada una vez y para siempre (Judas 3). Ya no hay más; no le busque tres pies al gato y no gaste su tiempo usando de más su imaginación.

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Dios nos pide en su palabra que retengamos la doctrina (2 Tesalonicenses 2.15; Tito 1.9), ¿Esto descarta algún agregado a la forma de nuestro vivir espiritual para alcanzar las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros? Sí, queda descartado.

Si estamos reteniendo algo fuertemente y queremos agarrar otra cosa, necesariamente tenemos que soltar un poquito para tener eso otro que nos están presentando. Dios nos dice: RETENGA. Lo que Dios nos ha confiado es el tesoro más valioso del universo, no lo suelte, que no lo manchen con falsa doctrina, aunque venga disfrazada con algunas verdades, palabras bíblicas y hasta el nombre de Jesús. Lo que podemos hacer, como dijo el apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5.21 es «Examinadlo todo; retened lo bueno». La única forma de saber qué es lo bueno es teniendo la referencia por excelencia: LA BIBLIA. Como pastores y maestros la responsabilidad cada vez es mayor, ya que el creyente en estos tiempos prefiere “comida rápida”.

La amenaza más grande que tiene la iglesia viene desde sus mismas filas y tenemos que estar bien atentos.

Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Judas 4

Este versículo es muy directo y fuerte pero el peligro de aquellos que están trabajando de incógnito bajo sus propios deseos y concupiscencias es inminente y Dios nos pide precisamente en el versículo anterior (Judas 3) que hagamos una contienda feroz en contra de estos engaños.

Sabemos que la batalla y la guerra no es contra carne ni sangre, y deseamos en el amor de Cristo la restauración de muchas de estas personas que probablemente también fueron engañadas. Nuestro deber es llevar la luz, ese es nuestro enfoque y no al revés. Muchas veces los Cristianos se esfuerzan por acabar y derrumbar las tinieblas y terminan inconscientemente sabiendo más del diablo, viviendo en su mundo y conociendo sus profundidades.

24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

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26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, Apocalipsis 2.26-26

Que bueno es nuestro Dios que dice «No os impondré otra carga», no necesitamos hacer cosas extras, no importa que tan inocentes, profundas y reveladoras parezcan, si nos fijamos a detalle, hay errores serios. Necesitamos retener lo que ya tenemos, guardar las obras de Jesucristo.

La mentalidad del hombre es siempre hacer las cosas fáciles, unos o dos pasos y listo, mi bendición llegará pronto. Pasamos a un estado de sensaciones y sugestiones psicológicas, olvidando al primer amor y el sometimiento absoluto a la autoridad y dominio de Dios. Ya no hay doctrina recia y fuerte que nos enseñe la gran responsabilidad de ser portadores de la imagen de Dios, de su verdad y su obra. Yo no estoy en contra de los métodos, pero éstos deben de contener la pureza de la verdad de Dios.

Mi responsabilidad es con Dios.

Antes de que considere esta revisión como un ataque personal hacia los autores de L.B.S. o a la congregación que pertenecen, informo que mi deber para ellos mismos y para las personas que representan es de amor en la verdad de Dios y mi responsabilidad primaria es hacia Jesucristo y su Santa Palabra. El respeto y sumisión a las autoridades de la iglesia es un mandato divino, pero antes, Dios nos invita a ser cautelosos porque podemos ser víctimas de algún engaño espiritual. Mi deber, como el suyo, es primero usar la verdad para regresar en arrepentimiento al camino dado por el Señor, todos hemos fallado alguna vez y a todos Dios nos abre los brazos de nuevo porque los que ya son de Él no se perderán jamás.

Este trabajo nace de un fuego en mi espíritu por llevar las cosas como eran antes porque Dios es el mismo siempre y la amenaza del enemigo tampoco ha cambiado. El diablo pretende engañarnos de diferentes formas y en diferentes tiempos pero la mentira es su principal arma.

Si Dios no ha cambiado en lo absoluto y tampoco su Palabra, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros?

NOTA: si usted desea hacer una comparación al respecto, una búsqueda en internet (google) con las palabras L.B.S. Sojo será suficiente para que aparezca la liga que lo llevará a un documento en formato PDF de la escuela L.B.S.

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Una revisión bíblica a la escuela L.B.S. Liberación, Bendición y Sanidad.

Introducción

Lo primero que hay que remarcar es el hecho que esta enseñanza es obra del mensaje de un ángel enviado por Dios que dijo: “L.B.S. es la solución”.

Como hemos visto, la Biblia descarta mensajes extras en cuanto a la vida espiritual y doctrinal de los Cristianos, dice que no hay otras buenas nuevas, que no hay otra solución y que hay quienes quieren pervertir el Evangelio de Cristo.

6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Gálatas 1.6-10

Note que no estaban presentando otro Salvador, sino que estaban perturbando la verdad enseñada por los apóstoles. Dios nos previene al decir « Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.»

Imagine usted un vaso con agua ultra purificada, agréguele una gotita de veneno o estiércol, no se nota nada, ¿se tomaría usted esa agua?, claro que no, usted sabe que está contaminada.

Veré sólo algunas partes de los capítulos de la enseñanza L.B.S. con la lupa bíblica, los compararé y presentaré la posición divina en cuanto a nuestra Liberación, Bendición y Sanidad.

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Revisando la introducción de L.B.S. y el capítulo 1: El poder de la liberación.

La instrucción para tomar esta enseñanza es primeramente ser cristiano. Esto implica que la persona2:

1. Ha sido llamada por Dios para arrepentimiento (Romanos 2.4; Lucas 5.32; 2 Corintios 7.10; 2 Timoteo 2.25)

2. Su búsqueda por la verdad o la necesidad de Dios viene de un corazón sincero, que está a punto de reventar en arrepentimiento (Jeremías 29.13).

3. Tuvo la revelación por parte del Espíritu Santo y por el Evangelio presentado que hay un sólo Dios que es soberano, infinito y personal, que es juez del universo y otorgador de recompensas (Hebreos 11.6).

4. Ya ha reconocido que es pecador y que necesita de un Salvador.5. Sabe que Jesucristo es Dios y Señor y que resucitó físicamente (Romanos 10.9).6. Sabe que Jesucristo murió por sus pecados (1 Timoteo 1.15).

por lo tanto:

1. La sangre de Jesús ha religado a la persona con el Padre, es reconciliada (Romanos 5.10).

2. El Espíritu Santo mora en esa persona (Romanos 8.9-10; Corintios 6.19-20).3. En el espíritu ya no hay obstrucciones o ataduras con las tinieblas, son incompatibles

(1 Corintios 6.17).4. Ahora la persona es santa, separada espiritualmente del Mundo, apartada para Dios.

El espíritu ha sido santificado por la obra de Jesús (Colosenses 1.13).5. Las ataduras son mentales, de poder vivir conscientemente en la verdad espiritual de

nuestra salvación y llevando la responsabilidad y el carácter de ser hijos de Dios.

La introducción de la escuela L.B.S. coloca los versículos de Juan 8.31-32 como la Palabra para meditar. Es perfecto. Tenemos que permanecer en la palabra.

31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

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La verdad que afirma la escritura es que, como Cristianos, espiritualmente ya no tenemos ningún tipo de atadura. L.B.S. presenta lo contrario en su “verdad central” de la enseñanza (pág. 7).

La guerra es contra la mentira del enemigo y la naturaleza de nuestra carne. Es ahí en donde tenemos una batalla que solamente puede ser ganada si seguimos la palabras de Jesús en Juan 8.31-32. La liberación consciente es aceptar las verdades de la Escritura y vivirlas en la revelación extraordinaria de la Sangre del Cordero.

En Cristo hemos sido muertos al pecado, por lo tanto no lo practicamos.

1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 6.1-11

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El Pastor Sojo dice en la página 9 de su libro “Toda atadura maligna tiene su origen en el pecado” y por ignorar la verdad de Dios practicamos el pecado”.

Si hemos sido muertos al pecado y tenemos esta revelación y regalo de Dios, no quiere decir que ya nunca más tengamos errores y pequemos, pero no somos practicantes del pecado.

Hay algo esencial en cuanto a nuestra condición como hijos de Dios, cuando nos arrepentimos genuinamente. El Espíritu Santo nos regenera y cambiamos muchas de las cosas que antes hacíamos en automático. Es obvio que el recién convertido sea un neófito acerca de la doctrina o las verdades de Dios para guiar su vida y que sólo tuvo el conocimiento mental y espiritual necesarios para saber y querer aceptar a Cristo en su corazón. El recién hijo de Dios, aún en su infantil ignorancia, no es el mismo del día anterior. Ahora Dios mora en él, hay una verdad que ha sido disparada en la eternidad y la ley de Dios (saber qué es correcto y qué no) está en su corazón (Jeremías 31.36). Un hijo de Dios se ve a leguas.

El “detallito” en la enseñanza es la forma de promover dicha liberación como: las maldiciones de la parentela, la liberación que tuvo Abraham al dejar la casa de su padre y su tierra, promover que las maldiciones se tienen que romper pronunciando varios rechazos o renuncias porque si no se hace, usted siempre estará atado a las diferentes maldiciones demoniacas... (pág. 14-25).

Si necesitamos estar renunciando a todo lo malo porque L.B.S. enseña que aunque usted ya es todo un Cristiano (ha sido redimido por la Sangre del Cordero, es hijo de Dios y el Espíritu Santo mora en usted) aún continúa bajo las “maldiciones de la tierra, del propio territorio, de la parentela o generacional...”, entonces:

• ¿de qué sirvió la Cruz si usted aún está en maldición?• ¿qué fue de la Sangre divina de Jesús, de su poder para liberar de cualquier maldición

en el momento que usted lo reconoce como Salvador?• si aún está en pecado y en todo tipo de maldiciones, ¿a cuál Señor confesó y a quién

sirve como amo y Rey del universo?• ¿qué pensaría y sentiría Jesucristo al ver que usted considera necesario el “ritual de

liberación”?• ¿el sacrificio y ofrenda de Cristo sólo vale la mitad de su libertad?

Una vida apartada de Dios trae la consecuencia de vivir bajo la maldición de Dios, es decir, el juicio que Él dictó por la desobediencia en Génesis 3.17-19.

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La revelación de Dios en el Nuevo Testamento.

Dése cuenta que «la verdad los hará libres» implica que usted viva conscientemente y palpando su salvación como algo verdadero, algo que aconteció por el derramamiento de Sangre perfecta, sin mancha y divina (1 Pedro 1.19). Usted debe vivir conforme a la Palabra porque permanece en ella, en la verdad que afirma rotundamente que al aceptar a Cristo no le debe nada a nadie (diablo, demonios, tinieblas), sólo a Dios (Colosenses 2.15). No hay maldición alguna de linaje (parentela), nación, territorio o historia de pecados.

9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Apocalipsis 5.9-10

Que preciosa, concisa e inmutable verdad presenta Dios en Apocalipsis 5.9-10. Esa es la tremenda revelación que usted tiene que practicar porque es una realidad espiritual. Ya hemos sido librados de los errores de nuestra parentela, tierra o nación; nuestro linaje ahora es divino, Dios es nuestro Padre.

Veamos ahora Romanos 8.37-39:

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Por lo tanto, si usted está en Cristo, nada lo separará de su amor, y su amor definitivamente nos libera, nos bendice y nos sana. Ya no hay cosa o maldición que se interponga entre el amor de Dios y usted. Esa es la verdad, por favor, ¡Vívala!

La revelación de Dios en la Biblia nos pide que vivamos en el espíritu porque indudablemente siempre hay pruebas y situaciones que en la carne no son para nada favorables. Vemos la vida de los apóstoles y su sufrimiento a causa del nombre de Jesús, ¿acaso su “falta de bendición” se debió a la serie de maldiciones y ataduras que

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supuestamente existen en el Cristiano?, ¿leemos al apóstol Pablo hacer o enseñar esa extraordinaria revelación para la liberación del ama y del espíritu?

El mismo Pablo tenía un historial digo de ser uno de los más buscados por el FBI, ¡en qué gran maldición de parte del Señor vivía!, se la pasaba persiguiendo a los hijos de Dios para encarcelarlos y matarlos, era testigo de muchas atrocidades en contra de los trabajadores del reino de Dios, entre esas la muerte de Esteban, el cual era lleno del Espíritu Santo (Hechos 7.55; 7.60; 8.1).

Consideraría rigurosa entonces una enseñanza parecida a la que vemos en L.B.S., pero no fue así. Pablo fue rescatado para los propósitos de Dios, vivió aceptando la verdad del sacrificio de Cristo, de reconocerlo como Rey de Reyes y Señor de Señores, de practicar y demostrar el dominio de Dios en su vida a pesar de tantas tribulaciones. Una mente carnal diría que la bendición de Dios no abundaba en la vida del apóstol, pero se nos olvida que fuimos rescatados de la maldición del infierno para cumplir y servir con los planes y propósitos de Dios y no los nuestros. Lo que parece duro y cruel en algunas ocasiones para nosotros, es bueno, agradable y perfecto para Dios (Romanos 12.2). En estas circunstancias Dios se manifiesta dando testimonio vivo de su poder, nos enseña y perfecciona nuestra fe (Filipenses 1.6).

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4.7-10

Observe algunos versículos impactantes acerca de cómo debe de ser nuestra realidad en Cristo, nuestros esfuerzos, responsabilidad y sujeción a la verdad que nos libera.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2.20

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1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Salmos 32-1-2

19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6.19-20

12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Colosenses 1.12-14

Una vez que la enseñanza de Jesús y la doctrina expuesta por los apóstoles en la Biblia se haya manifestado y revelado en su vida, es cuando el Señor lo perfecciona para ser cada vez más maduro. A mayor madurez mayor liberación o libertad para hacer lo que a Dios le agrada aunque como un extra tengamos nuestra entera satisfacción por servir al Rey. En 1 Corintios 6.19-20 es interesante la invitación a «glorificad» después de la clara afirmación de que ahora somos y pertenecemos a Dios «habéis sido comprados por precio», es decir, nuestra tarea como Cristianos es la de glorificar a Dios con nuestras obras y testimonio, ya no hay maldición alguna, ya no hay ataduras espirituales por parte del diablo « nos ha librado de la potestad de las tinieblas».

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5.17

Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Salmos 103.12

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Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, Filipenses 3.13

Como dicen los puertorriqueños: “nomás palante”.

La idea de hacer una “vía rápida” el proceso de “liberación” con una escuela, métodos o rituales de renunciación a “maldiciones” es contraria a la voluntad definida por Dios en la Escritura. L.B.S. enseña que será una guía para que el Cristiano alcance una “liberación total”. Es correcto la mención acerca del conocimiento de la Palabra de Dios y una vida de oración, pero acerca de las “confesiones de fe” (pág. 5) hemos visto que no van acorde a la libertad que ya tenemos en Cristo.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3.18

La escuela que necesitan los hijos de Dios es la que Él mismo nos da en su Palabra, en las pruebas y recompensas diarias de nuestras vidas. Nuestra graduación termina cuando pasemos a estar a su lado y celebrando las bodas del Cordero. La escuela es de por vida, no es un “fast track” para liberarnos del diablo y sus huestes. Siempre tenemos que velar porque el enemigo anda como león rugiente (1 Pedro 5.8) tratando de engañar y fastidiar el gozo consciente, real y verdadero de los escogidos. La clave no es el rechazar o renunciar a esto y aquello. El código divino es siempre aceptar el Señorío de Cristo, hacer lo que Él manda y ponernos su armadura. Efesios 6.11-17 dice:

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.14 Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia

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15 y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz.16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.17 Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.

El verdadero secreto para vivir en bendición espiritual y en sanidad lo otorga la Biblia directamente. Es un error prescindir de un ritual de renunciación al creer en maldiciones y pagas por el pecado heredados.

La clave no es rechazar sino aceptar y vivir firmes en la verdad « Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz».

Estar siempre esperado y pensando qué está mal para rechazar o acordarnos en todo momento de eso, nos aleja de la firmeza de la verdad. El tiempo se debe de invertir en la verdad y nuestra vida debe ser Cristocéntrica. Toda tiniebla ha sido ya derrotada y pertenecemos a un nuevo territorio que se llama el Reino de los Cielos. Enhorabuena.

La verdad de Abram · Génesis 12.1 «Vete de tu tierra».

L.B.S. identifica la orden de Dios a Abram y la historia subsecuente como si Abram se estuviera librando de la maldición de su familia cuando se apartó de ella. Según L.B.S. usted también debe renunciar a las maldiciones de los padres en el nombre de Jesús, porque hay ataduras de pecado en su vida por lo que ellos hicieron mal.

La doctrina de L.B.S. implica una visión interna hacia la vida de Abram, pensando que él se sintió liberado de ataduras y de toda opresión demoniaca, sólo con irse de su casa cuando se lo pidió Dios, ¿acaso no es necesario hacer una lista y renunciar a todo lo que hacían los padres?¿lo hizo el patriarca Abraham?

Es más, Dios le confirmó que él y su descendencia serían extranjeros en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían por cuatrocientos años (Génesis 15.13; Hechos 7.6). Si Abraham se apartó de la “tierra maldita” cuando Dios le llamó a hacerlo, ¿por qué si era libre de la maldición de la tierra, Dios mismo había profetizado y cumplido maltrato y servidumbre?

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La vida del patriarca Abraham. La esterilidad de Sarai.

Todos sabemos el sufrimiento y preocupación que tenía Abram por no tener hijos (Génesis 15.2-3), ¿será que era una maldición heredada y se esfumó al decir “abracadabra” rompo, aún usando el nombre de Dios o cuando dejó su casa? La Biblia nos cuenta que sus antepasados y su familia eran buenos procreadores (Génesis 11) y aunque la esterilidad venía por parte de Sarai ese problema afectaba directamente la vida de Abram. Así que desde ya descartamos la idea de que era una maldición transmitida. Usar versículos sin base alguna y cambiar su significado para enseñar “nuevas revelaciones” es tergiversar la Palabra (2 Pedro 3.16).

La Soberanía y el plan de Dios son revelados

Irse de su tierra fue una decisión tomada de un llamado y una orden que Abram recibió de Dios. La obediencia total de Abram estaba marcando en la historia terrenal el increíble plan de Dios para la redención del hombre y no simplemente esa “liberación” promovida en L.B.S. La verdad en este acto está centrada en la promesa del Mesías y la liberación de su pueblo (Mateo 1.1-2; Romanos 4.16; Gálatas 3.16). Dios estaba cumpliendo su propósito paso a paso por amor de nosotros pero sobre todo para exaltar el Señorío de Cristo Jesús y su impresionante poder Soberano y Santo para transformar el presente directo en la vida de Abraham y el futuro de los que aceptarían la promesa de salvación en la persona de Jesús.

Dios cambió por completo la vida de Abraham y con un propósito eterno y redentivo permitió esas carencias previas en la vida del patriarca y de su esposa.

En la revelación que tuvo Abraham sobre el carácter y persona de Dios, él estuvo totalmente entregado y ligado por fe y obediencia (Hebreos 11.8; Santiago 2.23). Estaba asegurado su lugar en el cielo y se cumplió su salvación cuando Jesucristo fue crucificado. Abraham vivió unánime en espíritu sabiendo quién era Jesucristo y otorgando la autoridad que se merecía al dador del pacto final.

Veamos Hebreos 8.11-16:

8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

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11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

Tanto Abraham como Sara en los vv. 14 y 15 denotan total despreocupación por lo que habían dejado o renunciado porque no importaba en lo absoluto; su meta siempre fue un territorio y una vida de entrega espiritual a Dios «Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial;».

La liberación de Abraham de toda maldición se debió a la sujeción absoluta y al reconocimiento y fe en Jesucristo. La revelación de esta verdad no es rechazar o renunciar sino aceptar.

Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Juan 8.56

Abraham poseía una fe poderosa y sin obstáculos o ataduras, y además disfrutaba de tener esa gran fe «se gozó de que había de ver mi día;». Conoció al Señor Jesucristo, vivía bajo la cabeza del Rey y por lo tanto, la Sangre del Cordero «y lo vio, y se gozó.»

Sin entrar en detalle, en la Biblia podemos encontrar pruebas claras acerca de la aparición de Dios a Abraham (segunda persona de la Trinidad, es decir, Jesucristo). A esto le llamamos Teofanías. El lector ocupado por las cosas de Dios no tendrá problema alguno en descubrir lo majestuoso de la eternidad en Cristo.

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Olvidamos que la Palabra, en su totalidad, la tenemos que interpretar a la luz de la revelación del Hijo de Dios y no de los sentimientos o ideas externas al plan de Dios y menos a la imaginación plagada de demonios y cuestiones ocúlticas.

¿Por qué seguimos viviendo algunas tribulaciones y problemas?

Nuestra condición en el presente es que somos hijos de Dios gracias a que Jesucristo nos ha restituido a la imagen y semejanza de Él y nos ha confirmado espiritualmente como coherederos del Reino (Romanos 8.17; Efesios 3.6), pero aún así pasamos por situaciones dolorosas, enfermedades, persecuciones y por supuesto la muerte física (2 Corintios 4.8; 16-17). Hemos sido hechos criaturas nuevas, pero la consecuencia física del pecado original aún prevalece hasta que venga nuevamente nuestro Señor Jesucristo para lanzar a la muerte al infierno (Apocalipsis 20.14).

Justamente Jesucristo clavó en la cruz todo dolor y enfermedad para poseer en la eternidad una naturaleza física glorificada, eternos e inmortales. Solo en el nombre de Jesús existe esa promesa y Él demuestra su poder en estos días presentando ese gran poder al hacer un milagro; es como una pequeña probadita de lo eternamente perfecto de vivir en su gloria. Así también nos prueba que Él es Dios y Señor.

Las personas que reciben un evangelio modificado, han sido entrenadas para pensar que su vida ahora será de color rosa, pero ante las vicisitudes de la vida terminan por tenerle desconfianza a Dios porque nunca resolvió sus problemas. Los maestros de la Palabra tienen una gran responsabilidad de transmitir correctamente el mensaje de Dios y exhortar a un andar en el espíritu, sabiendo que nuestra recompensa será muy superior a cualquier milagro, añadidura física o la falta de los mismos (Romanos 8.18). Tenemos la eternidad asegurada con nuestro adorable Señor Jesucristo.

Igualmente imprescindible es una vida de oración y de fe para saber que Dios es Todopoderoso y puede entregarle el milagro que usted necesita en cualquier momento.

La enseñanza L.B.S. de “liberación” se centra en el individuo y lo que éste puede hacer para lograrlo. La enseñanza Bíblica de la liberación se centra en Dios y en lo que Él hizo ya para liberarnos espiritualmente y lo que puede hacer para liberarnos de la opresión mental y el engaño del diablo.

La vida en el espíritu es la que se tiene que procurar porque es más que evidente que si usted ya es salvo, su espíritu no tiene ningún tipo de ataduras. Su mente tiene que ser nutrida de la Palabra y la verdad de Dios para que comprenda esta impresionante bendición.

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Maldiciones generacionales

Presento tal cual un excelente trabajo realizado por el apologista Pablo Santomauro.

¿Maldiciones Generacionales?3

Poco a poco en el campo evangélico nos vamos acostumbrando a definir cosas inexistentes. ¿Cómo definir algo que no existe? De acuerdo a cómo lo han imaginado aquellos que dicen que sí existe. He aquí una definición básica: Una Maldición Generacional (ancestral o hereditaria) es un daño o perjuicio proferido sobre un individuo una o más generaciones atrás y cuyo efecto es transmitido a sus descendientes a través del tiempo. 

Se supone que el individuo que está bajo una Maldición Generacional ha nacido ya destinado a cometer ciertos pecados, o es propenso a sufrir ciertos males o desgracias, y es dominado por un poder que ningún humano puede controlar. Es por ello que se necesita un poder mayor, el de Dios, para romper o cancelar la maldición.

Cosas como la pobreza, enfermedades, problemas de carácter y temperamento, infidelidad, inconstancia, pereza, alcoholismo, drogas, adicción sexual, depresión, negativismo, esterilidad, inestabilidad mental, obesidad, etc., de acuerdo con esta teología, son pasados de generación a generación en una familia. Los predicadores que trafican con las maldiciones generacionales, por lo general están involucrados en la moderna guerra espiritual con la que embaucan a muchos cristianos sin preparación bíblica. Ellos prometen liberarlo de demonios y romper o cancelar estas maldiciones supuestamente proferidas sobre sus antepasados y que han sido transmitidas a través de su árbol genealógico.

Estilos de vida perpetuados

Cierta autora que promueve esta extraña teología, lista una serie de declaraciones supuestamente formuladas por gente que está o ha estado bajo el efecto de una maldición:

• Todos en mi familia han muerto a los 39 años.• Mis cuatro hermanas se han divorciado.• Mi madre fue infiel y a pesar de aborrecer esa actitud, tengo una relación con un

hombre casado.• Mis hermanos y hermanas "han tenido que casarse".• Cada varón en mi familia ha sido alcohólico y mi hijo adolescente está bebiendo

mucho.• No veo progreso en mi vida espiritual.

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• He sido despedido de cada empleo, o las compañías donde he trabajado han quebrado.

• No puedo disfrutar la vida, porque siento que pronto sucederá una desgracia y así ocurre. [1]

La autora finaliza diciendo: "Para entender las maldiciones debemos darnos cuenta que estamos lidiando con fuerzas poderosas que no podemos ver y que nuestros sentidos no pueden entender." 

En otras palabras, sin detenerse a pensar ni por un momento de que los males descritos pueden ser patrones de conducta adquiridos, un efecto "natural" de la Caída de la raza humana, una manifestación de la naturaleza pecaminosa del ser humano en general, hábitos de un pésimo trabajador en particular, o consecuencia de la crisis económica que predomina en el mundo, la autora del artículo determina automáticamente que las personas afectadas por estas cosas no son responsables de sus situaciones en absoluto, sino que son víctimas de una maldición que los alcanza desde el pasado en su línea generacional.

Influencia Parental, no "Maldición Generacional"

No cabe duda que por regla general el carácter de los padres , así como la influencia que ellos ejercen sobre los hijos, juega un papel primordial en la personalidad y la conducta de los hijos y sucesivos descendientes. En muchas familias podemos encontrar que el alcoholismo, por ejemplo, afecta a las diferentes generaciones, que en cierta forma sólo están imitando la conducta y los pecados de sus antecesores. Un padre borracho y jugador condena a su familia a la pobreza y una vida miserable desde todo punto de vista. Si los hijos imitan al padre, y los nietos al hijo, es claro que la pobreza y la desgracia se perpetuarán en la familia. Pero no se deben confundir los malos hábitos adquiridos por el ejemplo de los padres con una maldición que fue proferida por alguien y que debe ser rota por medio de una invocación especial pronunciada por un predicador especial. 

¿Quién profiere la maldición?

Ante esta pregunta, los promotores de la doctrina de las Maldiciones Ancestrales tienen para contestar sólo tres opciones:

1) Un humano. El ejemplo más claro de un humano profiriendo una maldición es el de Noé maldiciendo y profetizando sobre Canaán (Gén. 9:25) y sus descendientes. En este caso, la maldición es enunciada por un profeta de Dios (pregonero de justicia) hablando directamente bajo la guía y la autoridad de Dios, lo que equivale a decir que fue Dios el que pronunció la profecía. Los descendientes de Canaán fueron los habitantes de la

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tierra del mismo nombre, la que finalmente fue conquistada por los israelíes quienes en el proceso eliminaron, redujeron y asimilaron, dependiendo del caso, a los canaanitas. La evidencia muestra que estas tribus fueron castigadas por su propio pecado, no el de su patriarca histórico. Algunos comentaristas de renombre destacan que el texto para nada implica que la maldición fue más allá de Canaán. 

2) La segunda opción es que la maldición es proferida por Satanás mismo. El problema con esto es que cuando revisamos la Biblia, que debe ser nuestra guía en materia de fe y práctica, en ningún lugar vemos a Satanás o a sus demonios proferir maldiciones sobre las personas. Uno busca en vano para encontrar en la Escritura alguna instancia en donde el diablo y sus huestes tengan poder para traer males proferidos a manera de maldición sobre las personas y su descendencia. 

3) La tercera opción es Dios. En realidad, en la Biblia vemos que sólo Dios tiene el derecho y el poder de invocar una maldición (Deut. 28:15-68), aunque en ciertas ocasiones concede a los humanos el derecho de pronunciarla, pero siempre con su aval (Gén: 27:29). Si bien cualquiera puede proferir una maldición con sus labios, de ahí a que se cumplan hay un largo trecho. El Proverbio 26:2 establece que una maldición dañina dirigida hacia una víctima inocente es totalmente inefectiva. El único que maldice de verdad, vale la pena repetirlo, es Dios. La maldición de Dios, aunque el término suene feo por la fuerza de la costumbre, es una revelación de Su justicia que afirma Su derecho a exigir completa obediencia de los humanos.

Una vez confrontados con las opciones, los proponentes de las maldiciones ancestrales no tienen más remedio que aceptar que el único ser de quien vienen las maldiciones es Dios, pero para justificar su metodología agregan, sin ninguna base bíblica, que son Satanás y los demonios los que se encargan de que la maldición perdure. En otras palabras, si me permiten el sarcasmo, Dios necesita la ayuda de los ángeles caídos para perpetuar la maldición.

La pregunta de rigor es, si Dios emplaza una maldición, ¿puede un humano cancelarla, sea cual fuere la fórmula que use para hacerlo? 

Un concepto erróneo de maldición 

El concepto de maldición que estos predicadores manejan está relacionado con los poderes mágicos ocúlticos y la superstición pagana, equivalente a un hechizo o un encantamiento que llevado al ridículo es similar al embrujamiento que convirtió al hermoso príncipe en un sapo. Este tipo de absurdidades no existe. La gente involucrada en la brujería, la santería o el vudú manejan estos conceptos mientras clavan agujas en un muñeco, le suenan la maraca al enfermo o bailan alrededor del "cliente" sacudiendo la pobre gallina. 

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Veamos cómo se define "maldición" en las propias palabras de aquellos que enseñan el concepto de Maldiciones Generacionales:

"¿Qué es una maldición? Es aborrecer, detestar, execrar, vituperar, condenar a una persona o cosa. Es atar a alguien con palabras o blasfemias. Una maldición es una fuerza demoníaca puesta sobre una persona o una familia a través de: palabras, o por voluntad y acción de alguien. Las acciones pueden incluir a los propios padres involucrados en actividades de ocultismo." [2]

Ignacio García comenta refutando esta definición: 

"La primera parte (hasta antes del primer punto y seguido) es correcta, porque está copiada de un diccionario bíblico; el resto ya es de su propia cosecha. Agregarle incoherencias de su peculio a la definición, provoca que los MG (proponentes de las Maldiciones Generacionales) tengan dificultad para saber de dónde proviene la maldición. Porque por un lado apoyan su doctrina con Exodo 20:5, "...Yo visito la iniquidad de los padres a los hijos...", en donde es Dios quien habla, pero luego invierten todo y dicen (como en el párrafo de arriba) que ¡"la maldición es una fuerza demoníaca"! O sea: Dios maldice pero el diablo le gana a maldecir." [3]

El significado bíblico de "maldición"

Ya dijimos que el único que realmente se reserva el derecho y poder de maldecir es Dios. Pero una maldición de parte de Dios es totalmente diferente al concepto pagano-ocúltico de la palabra. El primer uso de la palabra hebrea ârarocurre en Génesis 3:17 (maldita será la tierra). Es un pronunciamiento de juicio sobre aquellos que quebrantaron un pacto. Maldición, en el contexto bíblico, es una expresión de la justicia de Dios que se aplica sobre alguien o algo como consecuencia de una decisión personal e intencional de desobediencia contra Dios, y que el hombre toma haciendo uso de su libre albedrío. Dios, entonces, pone distancia entre El y el pecado. 

Ejemplo: En Deuteronomio 28, Dios establece las increíbles bendiciones que vendrán sobre el pueblo de Israel como resultado de la obediencia a los mandamientos de Dios (Deut. 28:1-14), y luego como contraposición expresa lo que ocurrirá como consecuencia de desobedecer voluntariamente esos mandamientos (Deut. 28:15-68), lo que es equivalente a "haber dejado a Jehová" (v. 20). Como vemos, una maldición de Jehová siempre conlleva el deseo de que el bien sea derramado sobre los que lo aman y le obedecen. No tiene el propósito primario de hacer el mal. Aún más, las maldiciones de Dios no excluyen la posibilidad de arrepentimiento por parte de la persona, sino por el contrario, son enunciadas con el fin de que evitemos pecar contra Dios.

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¿Pasan las maldiciones de Dios a los descendientes?

Las maldiciones pronunciadas por Dios son directamente dirigidas a individuos o naciones por pecados específicos, jamás son dirigidas a los descendientes de una persona. El capítulo 18 del libro de Ezequiel es categórico respecto a la errónea idea de que los hijos pagan por los pecados de los padres. Los judíos sufrían del mismo error que los promotores de la doctrina de la Maldición Generacional. Dios les dice en Ezequiel 18 que ya dejen de creer en eso: "... el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo ..." (ver también Jer. 31:29-30).

En realidad, parece increíble que Dios tenga que repetir un concepto que ya había impartido al pueblo judío siglos antes: "Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos morirán por sus padres; cada uno morirá por su pecado" (Deut. 24:16).

En el capítulo 9 del Evangelio de Juan encontramos algo relacionado con el concepto que venimos tratando: "Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres; sino para que las obras de Dios se manifiesten en él" (Juan 9: 1-3). Los discípulos de Jesús aun seguían aferrados al mismo error que los judíos en los tiempos de Ezequiel. Si en realidad los hijos pagaran por los pecados de los padres, ésta hubiera sido la perfecta oportunidad para que Jesús corroborara o expandiera sobre la doctrina. Sin embargo, su respuesta fue directa y fulminante. Prácticamente les dijo que se bajaran del caballo de tal absurdidad.

¿Apoyo escritural para la doctrina?

Por supuesto que los maestros de la Maldición Ancestral citan pasajes bíblicos para apoyar la enseñanza. El favorito es el siguiente:

"...que visito [Dios] la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos." (Éxodo 20:5).

Este parece ser para ellos el pasaje que definitivamente establece que Dios castiga a los descendientes de los pecadores. El problema es que:

1) La palabra "castigo" no aparece por ningún lado, ni aun en las repeticiones del pasaje (Ex. 34:7; Núm. 14:18; Deut. 5:9).

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2) El pasaje usa la palabra ""visitar." En hebreo es "paqad"; significa "visitar, inspeccionar, interesarse en." Los rabinos judíos la traducen "... yo soy Jehová tu Dios ... que reviso la iniquidad de los padres sobre los hijos ..."

3) Los expertos que produjeron la versión Septuaginta del Antiguo Testamento del hebreo al griego usaron la palabra griega "episkeptomai", que significa "observar, supervisar, cuidar, examinar de cerca."

4) El pasaje se cita en forma parcial. El contexto es la prohibición de la idolatría por parte de Dios. La inferencia clara es que Dios visitará a las sucesivas generaciones de aquellos que cayeron en el pecado de idolatría para ver si continúan en los mismos pasos de sus ancestros. Esto es confirmado por la cualificación, "de los que me aborrecen." En muchos casos, los hijos y descendientes inmediatos continúan en rebeldía contra Dios. La advertencia no está dirigida a aquellos que andan en los caminos del Señor.

5) La palabra "maldición" tampoco aparece en ningún lado, ni aun en las repeticiones. Ellos quisieran ver la palabra "maldición" en lugar de "maldad", pero ni el lenguaje ni el contexto les permite forzar el concepto dentro del pasaje. La palabra de Exodo 20:25 es ‘âwon (generalmente traducida al español como iniquidad, maldad, culpa o pecado), mientras que maldición es ârar, como ya hemos visto.

Como vemos, tanto el castigo como la maldición sobre las generaciones venideras está ausente del pasaje. Otro error de los maestros de la maldición hereditaria es ignorar totalmente el resto del pasaje, donde se enfatiza la misericordia de Dios sobre los que le aman y guardan sus mandamientos. Esto, automáticamente cancela cualquier pretensión de que un cristiano esté marcado por una maldición ancestral y deba ser liberado de ella.

Estimado lector, no se deje embaucar por aquellos que le inculcan ideas de que usted ha sido afectado por una "maldición ancestral, hereditaria o generacional", "línea sanguínea familiar", "iniquidad familiar", "líneas de iniquidad", o cualquiera sea el mote que le apliquen a esta horrenda doctrina pergeniada por humanos, no por Dios. Usted, como cristiano, debe afirmarse en la verdad de que Cristo perdonó las iniquidades de muchos con su sacrificio en la cruz (Isa. 53:11).

¿Por qué esta doctrina es tan popular?

En primer lugar, digamos que aquellos que se convierten a Cristo en esta generación presente, traen consigo un pesado bagaje que la Nueva Era impuso casi inconscientemente sobre ellos. Si bien la Nueva Era como movimiento se diluyó a partir del decenio de los noventas, sus enseñanzas han permanecido y aun influencian a la

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gente por diferentes medios, televisión, películas, revistas, libros, música, educación pública, prácticas de la salud holísticas, etc. 

Muchos libros de texto en las escuelas y aun universidades contienen referencias a prácticas ocúlticas que despiertan la curiosidad de los estudiantes. El paganismo resucitó de las cenizas en los ochentas para quedarse. Los temas de la dimensión oculta como la brujería y la magia donde se pueden manejar ciertas circunstancias y ciertos espíritus para crear una realidad propia y traer o detener el mal con poderes sobrenaturales obtenidos con fórmulas mágicas, hechizos, encantamientos, etc., son aceptados por la juventud como una realidad. Es fácil ver como una doctrina que apoya la existencia de tales invocaciones maléficas como las Maldiciones Generacionales, pueda ser creída por gente moderna. Copulado esto con la ignorancia bíblica que campea en ciertos círculos evangélicos, es natural que estos maestros cuenten con la credibilidad de los cristianos no discipulados propiamente. 

¡Qué pena que no se les inculquen las verdades de la Palabra de Dios! ¿No es el cristiano una nueva criatura en Cristo y las cosas viejas pasaron (2 Cor. 5:17)? ¿No hemos sido librados de la potestad de las tinieblas y trasladados al reino de Jesucristo (Col. 1:13)? ¿Acaso no dice la Escritura que a los cristianos el maligno [el diablo] no nos toca (1 Jn. 5:18)? ¿Puede el diablo y sus huestes ejercer mayor influencia en un cristiano que la presencia del Espíritu Santo que mora dentro de él? ¡De ninguna manera! Mayor es el que está en nosotros [Dios Espíritu Santo] que el que está en el mundo [Satanás] (1 Jn. 4:4).

¿Puede el cristiano estar poseído por un demonio? ¡No! Las tinieblas no tienen comunión con la luz (2 Cor. 6:14). Los cristianos somos el templo del Dios viviente (2 Cor. 6:16). Esta es una referencia a la presencia del Espíritu Santo en nuestros cuerpos. El Espíritu Santo no se corre hacia un lado para hacerle lugar a un demonio. Walter Martin, el recordado apologista, lo ponía de esta forma: "Cuando el demonio golpea a la puerta del corazón del cristiano, el Espíritu Santo abre la puerta y le dice, ‘Mándate mudar’." A mí me agrada más la expresión "Vete al diablo." Claro, sólo para esta ocasión, no como parte de mi lenguaje habitual.

Otra razón para la popularidad de la doctrina de las maldiciones generacionales es que la mayoría de la gente, siguiendo la corriente de la psicología moderna, se rehusa a aceptar responsabilidad por sus propias faltas y pecados. Los cristianos, en muchos casos, nos negamos a aceptar la verdad bíblica de que somos tentados de nuestra propia concupiscencia y ni aun el diablo puede obligarnos a pecar (Stg. 1:14). Hoy la iglesia, en gran parte, colabora en el plan de victimización de la sociedad moderna. Todo el mundo es una víctima, ya sea de las circunstancias, de nuestros padres, del ambiente, de la herencia genética, de la sociedad, etc., y si bien en algunos casos puede haber una medida de verdad en esto, la tendencia general es a pensar que nadie es

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responsable por su propia conducta. Esto no es verdad, de lo contrario la Escritura nos ha mentido en un sin número de pasajes que nos exhortan a una conducta santa, y que vamos a dar cuenta ante el Tribunal de Cristo. Dios no cree en el dicho "El Diablo me hizo hacerlo." 

La motivación detrás de la teología

Al considerar que esta doctrina de las Maldiciones Generacionales surgió por primera vez en el decenio de los ochentas, luego de miles de años en que supuestamente los hombres y mujeres de Dios estuvieron en tinieblas con respecto a estas cosas, corresponde analizar las causas por las cuales ciertos predicadores la iniciaron y propagaron.

Este invento de los círculos carismáticos, neopentecostales, movimientos de renovación y de la confesión positiva, cumple una función muy importante. Antes, cuando oraban por la sanidad o la prosperidad económica de una persona y el individuo no sanaba o no mejoraba su condición financiera, le echaban la culpa a la poca fe de la persona o argumentaban que la persona estaba en pecado. Ahora, para no hacer sentir mal a la persona, le dicen que sus problemas se deben a una maldición heredada de sus padres o sus antecesores. !Magnífico! Por lo menos de esta forma no ofenden la sensibilidad del individuo por un tiempo al menos. Cuando luego de "romper" la maldición la persona sigue con su problema, de nuevo tienen que recurrir a la excusa del pecado o de la poca fe, pero ya han logrado mantener al incauto en sus redes por un poco más de tiempo, durante el cual, con toda seguridad, lo exprimirán con los métodos de sacar dinero que emplean en sus iglesias. 

La guerra espiritual y la doctrina de la prosperidad van tomadas de la mano y son usadas por los mismos falsos maestros. Además, otras fuentes de ganancias para ellos son la publicación de una lista interminable de libros en el tema y las conferencias o seminarios para romper maldiciones hereditarias, cuyo costo no baja de entre los cien y doscientos dólares por cabeza en los EEUU. 

Otra ventaja económica es que los diezmos de la congregación aumentarán en forma considerable una vez que se les impresiona con el asunto de las maldiciones. La autora de un artículo sobre maldiciones generacionales cita a Malaquías 3:8-9, "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado."

Y luego comenta: "Qué importante es enseñar a los niños desde pequeños a diezmar y a los jóvenes que trabajan apartar su diezmo para Dios, esto ayuda a romper cualquier maldición de pobreza y ser apartado el enemigo de sus vidas y tener prosperidad." [4]

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¡Vaya estratagema inteligente para colectar diezmos!

Conclusión

No encontré nada mejor para finalizar este artículo, que las palabras de René X. Pereira Morales, en referencia a unos de sus muy buenos trabajos:

"Espero que por medio de este escrito, muchos puedan abrir sus ojos y escapar de este sistema de superstición y misticismo que mantiene en ignorancia y atraso espiritual a muchos cristianos bien intencionados. Que puedan entender que hay más peligro espiritual en algunos predicadores, falsos apóstoles y pseudo-profetas de hoy, que en un árbol donde los indios adoraban a sus dioses o en una calle donde se traficaban esclavos." [5]

Notas:

1) Descubriendo y Rompiendo Maldiciones , Olivia Vega http://www.ccc.org.mx/ calacoaya/dominical/2004/10_07-mar-2004.htm2) Descubriendo y Rompiendo Maldiciones , Olivia Vega http://www.ccc.org.mx/ calacoaya/dominical/2004/10_07-mar-2004.htm3) Maldición Generacional, Ignacio García, http://espadaymortero.iglesialatina.org/ maldicion.htm4) Descubriendo y Rompiendo Maldiciones , Olivia Vega http://www.ccc.org.mx/ calacoaya/dominical/2004/10_07-mar-2004.htm5) Los Peligros de la Guerra Espiritual, René X. Pereira Morales, Publicado en Apología Cristiana, Edición 9, Número 1, p. 8.

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Los siete peores espíritus

L.B.S. distorsiona la vedad acerca de la responsabilidad humana en referencia al pecado.

El primer párrafo de la introducción a este tema afirma que hay 7 líneas de opresión diabólicas, que lo qué más hizo Jesucristo fue echar fuera demonios y que Jesús menciona estos 7 espíritus malignos que siempre tienen a uno atrapado (pág. 42).

Sí lo hizo, pero ¿lo que más hizo?. A esta altura de la revisión usted ya tendrá ciertas dudas al respecto ¿no cree?.

La vida y obra de Jesús no se centró en su poder para echar fuera demonios (otros lo harán pero Jesús no los conoce, Mateo 7.21-23), sino en su confirmación como Hijo de Dios, en obediencia radical al Padre, en Santidad absoluta y en salvar pecadores. Después de eso creo que lo que más hizo fue sanar enfermos.

Para no reinventar la rueda expondré un trabajo sobresaliente de Pablo Santomauro relacionado con este tema.

Liberación de demonios en los cristianos “El demonio me hizo hacerlo”4

Primero fueron los psicólogos los que nos enseñaron que vivimos en una sociedad integrada por víctimas. Nadie es responsable por su propia conducta, y por ello hemos visto a gente demandando legalmente a las compañías tabaqueras por el cáncer que adquirieron luego de fumar por años, y a los restaurantes McDonald’s por haber causado su obesidad con comidas de alto contenido grasoso. Los criminales, a su vez, culpan por sus actos a las circunstancias de su pasado y/o el haber crecido en una familia disfuncional. Los homosexuales culpan a sus genes (“se nace así”, dice el mantra). Todo el mundo culpa a alguien o a algo por su situación.

Esta mentalidad distorsionada del chivo expiatorio no demoró en penetrar la iglesia evangélica. Hoy las conductas más desviadas e insólitas pueden ser atribuidas a la presencia de uno o más demonios habitando en el cristiano. Muchos falsos maestros dentro del cristianismo practican la liberación de demonios aun en los creyentes. Es así que encontramos espíritus de toda índole tales como del divorcio, desidia, mentira, lujuria, pornografía, indiferencia, envidia, chisme, celos, etc. El caso típico es que luego de que la persona es “liberada” al poco tiempo vuelve a caer en el mismo tipo de conducta. Esto significa que no estamos tratando con demonios sino con patrones de conducta adquiridos, i.e., pecado habitual.

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Es significativo que la Biblia nunca describe la obra de los demonios en función de la conducta inmoral o desobediente que supuestamente provocan. La dimensión de los demonios puede influenciar la conducta moral y la santidad de un creyente, pero la Biblia nunca habla de “posesión” en referencia a un cristiano – a decir verdad, ni siquiera habla de “opresión” – sino que el factor siempre presente es la “tentación”, y ésta mayormente viene del interior del hombre (Stg. 1:14).

Cierto, Satanás puede tentar, y así lo hizo en un principio en Génesis 3. Luego que nuestros padres milenarios pecaron, Dios no enfrentó primero al diablo sino que comenzó la “investigación” con el careo de Adán y Eva. En ningún momento quitó la responsabilidad de Adán y Eva, quienes en principio quisieron transferir la culpa a Dios, a la mujer (Gn. 3:12), y a la serpiente (Gn. 3:13) sucesivamente, pero en el final ambos confesaron su pecado (“y comí”). El diablo los tentó sin lugar a dudas, pero no los poseyó ni los oprimió. Ni Adán ni Eva pudieron decir: “El diablo me hizo hacerlo”. Dios exigió una confesión de parte de los pecadores y luego proveyó una muerte sacrificial en su lugar para remover la culpa (Gn. 3:21).

El anterior es un patrón establecido para tratar con los pecados del hombre desde la Creación. Este patrón prosigue a través de la revelación de Dios, el hombre confesando su pecado y Dios transfiriendo la culpa por medio de la provisión comprendida en la obra de Cristo en la cruz. Lo que Dios quita es el pecado, no algún espíritu o demonio que nos hace pecar.

Es importante saber que cuando las epístolas hablan de los diferentes pecados en la vida del creyente y cómo tratar con ellos, en ninguno de los casos se indica que un exorcismo es necesario. Sin embargo, muchos enseñan que los pecados mencionados en los pasajes bíblicos a continuación, son causados por demonios que pueden poseer a los cristianos (a los efectos prácticos, no hemos resaltado los pecados, sino los mandamientos y proposiciones referentes a la solución para tratar con ellos y la posición desde la que lucha el cristiano):

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricias … dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca … habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo …” (Ef. 3:5,8-10).

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes … pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos’” (Gá. 5: 19-21, 24).

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“Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez”. (Mr. 7: 20-22).

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Co. 6:9-11).

Una simple lectura de los pasajes anteriores nos muestra que los promotores de la “liberación” de demonios erran al no entender que:

1) La Palabra de Dios da por entendido que los cristianos tenemos el poder de “hacer morir” las cosas que ellos llaman demonios. La presencia del Espíritu Santo en los cristianos les da la victoria.

2) Los verdaderos cristianos han “crucificado la carne con sus pasiones”. Una vez más, está al alcance de la voluntad del cristiano el poder para despojarse del viejo hombre (su naturaleza pecaminosa, o carne). Los deseos pecaminosos en el cristiano no desaparecen, pero ahora tenemos el poder para vencerlos (Ro. 6:6,7,12,13). Puesto simple, en los cristianos genuinos, el pecado permanece pero no prevalece.

3) Nuestro propio Señor Jesucristo afirmó que los supuestos demonios que los ministerios de liberación expulsan, se originan en el interior del hombre.

4) A lo que ellos llaman demonios, la Biblia llama “obras de la carne” y “lo terrenal”, y los asocia con “la carne”, el “viejo hombre” y el “corazón de los hombres”.

5) El Espíritu Santo ya ha “lavado” y “santificado” a los creyentes. Si el pecado continúa en un persona en forma habitual, quizá no se haya producido esta acción del Espíritu Santo en la persona. En otras palabras, el niño puede haber nacido muerto.

6) La palabra “demonio” o alguna influencia semejante, así como las instrucciones para llevar a cabo una “liberación”, brillan por su ausencia en estos pasajes y en la Biblia en general (en referencia a inmoralidad y desobediencia).

7) El cristiano puede pecar, pero él es el único responsable por hacerlo. Ningún agente externo puede ser culpado por el pecado cometido por el cristiano. La Palabra de Dios nos considera responsables por nuestras faltas. Es gracias a la obra de Jesucristo en la cruz y su victoria sobre la muerte, que hoy podemos los cristianos

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venir a él en arrepentimiento y ser restaurados en la comunión con Dios. El incrédulo, por su parte, puede hacer lo mismo entregando su vida a Cristo en arrepentimiento y en fe para salvación eterna.

Dios ha provisto la solución para que no sigamos pecando:

“….. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesus, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que le obedezcáis en sus concupiscencias”. (Ro. 6: 11-12)

“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu ….” (Ro. 8:9)

“Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. (Ef. 4:20-24).

El apóstol Pablo parece estar bajo la impresión de que las afirmaciones, exhortaciones y mandamientos expresados arriba quieren decir algo realmente, no son palabras al viento ni son conceptos relativistas. La Palabra de Dios nunca llama al cristiano a hacer algo que el creyente no tiene la capacidad de hacer.

Esto significa que ahora tenemos la habilidad de elegir correctamente, de hacer el bien o el mal, de andar en el Espíritu o en la carne, de renovarnos en el espíritu y vestirnos del nuevo hombre, de considerarnos muertos al pecado y no dejar que el pecado reine en nosotros, si en realidad somos nacidos de nuevo.

El viento puede soplar hacia el este, norte, sur, oeste, o cualquier combinación de los anteriores, no importa hacia donde sople, es la posición de la vela la que determina la dirección en la cual el velero navega. Pongan sus velas en la posición correcta.

¿Qué significa que hemos muerto al pecado? Significa que hemos muerto al dominio del pecado, o al reinado del pecado. Antes de confiar en Cristo como Salvador nosotros pertenecíamos al reino de Satanás y del pecado (Ef. 2:2). Estábamos bajo el poder del pecado, no teníamos la posibilidad de decir “no peco” — éramos esclavos o prisioneros, nacimos en esta esclavitud, todo individuo nacido desde Adán (con excepción de Cristo) nace esclavo del pecado y de Satanás.

Ahora, como dice el dicho, otro gallo canta. Dios ha provisto, ha puesto a nuestra disposición el camino hacia una vida de santidad y poder, una vida en el Espíritu. Dios lo

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ha hecho, pero como toda cosa dual en la Escritura, nosotros tenemos que resistir en el Espíritu. No confundamos el potencial de resistir (el cual Dios nos ha dado) con la responsabilidad de resistir (que es nuestra), y en esto, los demonios no tienen nada que ver. <>

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Como creyentes podemos, en circunstancias diversas, ir en oración a Dios para decir por ejemplo: “Señor ya no quiero pegarle a mi esposa o “al esposo”, ya no quiero ser prostituta, te necesito y renuncio a todo eso para que tú vivas en mí, ayúdame a vencer…”

¿Ve usted la gran diferencia? Aquí tenemos un acto de fe en arrepentimiento y en el fruto de reconocer quién es el que puede librarnos de tales males, no importa si alguien de nuestra familia lo hizo previamente, esta persona ha reconocido a Jesucristo como su Señor. El problema radica en creer que aún siendo cristianos hay fuerzas diabólicas y maldiciones que lo tienen atrapado. Eso es negar el Señorío y la cruz de Cristo.

2 Timoteo 4.1-5 dice:

1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

La NVI traduce los vv. 3 y 4 así «Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos.»

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Revisando el capítulo 2: Conociendo la plenitud de tu bendición.

Todo lo que viene de Dios hacia uno de sus hijos necesariamente es bueno y es bendición desde el punto de vista celestial. La enseñanza L.B.S. promueve que la bendición es un derecho que tenemos por la redención que que logró Cristo. La Biblia enseña que las bendiciones y regalos de Dios son eso: regalos. Definir la voluntad de Dios y su Soberanía en términos humanos o más bien enfocados en necesidades humanas es contrario a la bendición y prosperidad que la Biblia enseña.

Los vv. usados en esta ocasión son Gálatas 3.13-14:

13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

La explicación en L.B.S. dice lo siguiente: Cristo pagó en la cruz haciéndose maldición por nosotros para redimirlos y tener la bendición de Abraham, la cual consiste en éxito, finanzas, salud, hijos e hijas…

Sí, Abraham fue muy prosperado pero el error en esta enseñanza es que está centralizada en un evangelio de prosperidad e influye en el creyente ideas como las antes vistas (derechos legales, usted puede exigirle a Dios) y una filosofía de conveniencia al esperar sólo abundancia de parte de Dios porque lo merecemos.

La «bendición de Abraham» en el contexto de estos vv. consiste en el milagro y obra que Jesucristo hizo por nosotros en la cruz, la promesa que se le hizo a Abraham. El autor de Gálatas está haciendo referencia a la Ley de Moisés. Ésta era imposible de cumplir, por eso Cristo nos libró de ella, cumpliendo y recibiendo en él la sentencia judicial por el pecado e intercediendo por nosotros eternamente como el cumplidor de la Ley de Moisés. De esta forma, los gentiles también pueden recibir la promesa de redención que hizo Dios a Abraham y no sólo el pueblo judío. Para que por la fe en Cristo Jesús «recibiésemos la promesa del Espíritu.» Esto conlleva a la afirmación de la salvación, porque cuando depositamos nuestra fe en Jesús, somos salvos y recibimos el Espíritu Santo. Esa es la bendición de Abraham que expresa Gálatas 3.13-14 y no una bendición de materialismo y bienestar físico. Todo lo demás son añadiduras.

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Dios es capaz de proveer todas la bendiciones que pidamos en el nombre de Jesús pero hay condiciones que controlan las regalías que Dios tiene para nosotros:

• La primera y más importante: La Soberanía de Dios. Si quiere Dios aunque usted sea un niño malcriado Él lo puede bendecir (Romanos 9.15-16).

• La obediencia absoluta a Jesucristo y a su Palabra (mandamientos: 1 Juan 3.22-24).• Oración y una vida entregada en fe al Rey Jesucristo (Mateo 21.22, Hebreos 11.6).

Vemos en L.B.S. que para esto usted tiene que renunciar a todo pensamiento negativo y luego creer en Dios, ¿Lo habrá copiado de Conny Méndez?. En esta enseñanza vemos una clara mezcla de métodos metafísicos y verdades del cristianismo bíblico. La peor mentira es la que parece verdad.

L.B.S. también explica acerca de las bendiciones espirituales como gozo, paz… pero rápidamente todo toma un giro raro hacia la conveniencia física y material, que tampoco es malo, pero recargarse demasiado en eso nos aferra al Mundo.

Los mejores regalos y bendiciones son los frutos y dones del Espíritu Santo y tenemos que buscarlos con un corazón sincero (1 Corintios 14.1; Gálatas 5.22). Estamos llenos de bendiciones celestiales (Efesios 1.3) pero nos enseñan a ocupar tanto tiempo en renunciar a lo negativo, que vivimos hundidos o al menos flotando en esa negatividad. Hay una barrera mental que se forma por hacer caso de esto, al menos para reprender algún pensamiento o renunciar cada minuto a algo. L.B.S. está haciendo un “software” mental para tener este estilo de pensamiento. La Biblia tampoco promueve un estilo de pensamiento positivo. La Biblia promueve y enseña la verdad, que a veces, conforme a nuestro estilo de vida, nos parece aberrante y negativo. Así que, otra vez, la clave para una bendición no es renunciar a lo negativo o exagerar de ser positivos sino aceptar la verdad. Por sentido común y lógica, el ser negativos siempre lleva a malos resultados. El positivismo Cristiano está basado en pensar que lo que dice la Biblia es real y verdadero, pensar que Dios nunca lo abandona y siempre escucha y responde sus oraciones.

Las primicias de bendición que recibimos de parte de Dios al nacer de nuevo en Cristo son distintas a una abundancia financiera, por mencionar alguna. Con en tiempo, aprendemos a enfocar nuestro esfuerzo y responsabilidad de acuerdo al carácter y mente de Dios para que pueda darnos cualquier cosa en el momento que estemos listos. Esto no es de la noche a la mañana, ni en 3 semanas, tampoco en 5 años. La escuela de Dios se tiene que llevar en Dios (en Cristo y su Palabra) toda la vida. Veamos algunas de estas primicias:

• Hacer obras dignas de arrepentimiento. Hechos 26.20.• Tenemos identidad con nuestro Creador y andamos en las buenas obras que Él hizo.

Efesios 2.10.

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• Dejamos que Dios gobierne nuestras vidas, ya no tenemos tanto de qué preocuparnos, Él manda ahora, y nuestra responsabilidad es de ocuparnos de permanecer en sus estatutos espirituales y morales.

Estas son las verdaderas bendiciones que se empiezan a activar en la vida del Cristiano. El que tiene el Espíritu se goza y es bendecido al servir a los demás, hace lo que es espiritual y lo material llegará conforme a la gracia de Dios, por su amor, misericordia y benignidad. El que tiene derecho a algo es dueño de algo y nosotros fuimos comprados por precio, nada nos pertenece, no somos de este Mundo.

Contradicciones

No me impresiona identificar contradicciones en L.B.S., por ejemplo, en la pág. 54 la “verdad central” es que cuando aceptamos a Jesucristo hay vida nueva, no importando el pasado, por lo tanto, tenemos el derecho a las bendiciones de Dios. Esto es totalmente contrario a la doctrina de la renuncia necesaria porque hay ataduras espirituales debido al pasado de los padres, a la tierra… De nuevo más adelante (y es correcto) en la misma página encontramos que los pecados en Cristo son borrados para siempre. Entonces ¿por qué estar renunciando a los pecados de los padres y todo lo que se enseñó en la semana número uno si todo está borrado?

La presencia de contradicciones obvias es prueba rotunda de una falsa doctrina, pero bien disfrazada puede pasar desapercibida.

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El poder del pensamiento positivo

Según L.B.S. 2 Corintios 10.5 se interpreta: echar fuera todo lo negativo, sometemos lo malo y lo echamos fuera, después implantamos en nuestra mente lo bueno en Cristo Jesús; así vivimos en paz (pág. 69). Veamos 2 Corintios 10.3-6:

3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

El apóstol Pablo habla en defensa de su trabajo y de su ministerio. Se habían levantado rumores acerca de su proceder, su autoridad presencial y el mensaje de sus cartas. Él, como fiel mensajero de Dios, les demuestra que con la verdad y la autoridad en Cristo que poseía era capaz de aniquilar cualquier intento o amenaza en contra de Dios y de su conocimiento. Declara la guerra en contra de la mentira. La forma de destruir esas fortalezas es «derribando argumentos» con la verdad de la Palabra porque dice «y toda altivez que se levanta en contra del conocimiento de Dios». Otra herramienta para derribar dichas fortalezas es «llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». Suponer que «todo pensamiento» se refiere a los pensamientos negativos y «llevando cautivo» a echarlos fuera y someterlos, es errado.

Cautivo significa: prisionero, retenido a la fuerza, dominado, privado de la libertad. Entonces, es contrario a echarlo fuera y Pablo se refería, en consecuencia al «conocimiento de Dios», que su mente era completamente dominada por la autoridad divina en Cristo, es decir, Pablo no permitía que entrara o permeara ningún tipo de pensamiento distinto a la Palabra de Dios y a su ejecución.

La idea de echar fuera el pensamiento negativo, someterlo y luego llegar con lo bueno, me da la sensación de que estamos manoseando tal pensamiento, lo acariciamos mentalmente y lo embarramos en cada una de nuestras neuronas. Esto es categóricamente contrario a lo que enseña la Biblia y específicamente 2 Corintios 10.5.

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El poder de la Visualización

Al leer este título (pág. 71) tenía dudas con respecto a si estaba leyendo un material para enseñar a la iglesia de Cristo. Por más lenguaje evangélico que le pongan esto demuestra un descontrol comunal en referencia a la doctrina de la fe en Cristo, al gobierno Soberano de Cristo y a una vida en el espíritu. Más bien lo convierte solamente en una vida mental y egocentrista.

Cuando Jesucristo habla y dice cosas que van a pasar (como los ejemplos de la pág. 71) no es porque Él haya visualizado y con ese gran poder podía ver más allá. Por favor, Jesucristo es Dios y sabía qué cosas sucederían porque Él es el autor de la vida, del universo, de todo lo que se ve y no se ve.

Con este tipo de “revelaciones”, que no es más que una mezcolanza de creencias metafísicas, ley de la atracción, visualización…, el pueblo de Dios queda nadando en un pantano, al otorgar la fuerza de su vida y su existencia al poder de visualizar con la mente. Puede sonar muy bonito el mensaje pero revise la Biblia y no encontrará alguna enseñanza similar por Jesús o los apóstoles.

Para ejemplo, podemos leer Mateo 14.27-31:

27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame!31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Vemos que Pedro le dijo a Jesús «manda que yo vaya a ti sobre las aguas». La petición de Pedro no era meramente caminar sobre el agua sino ir a Jesús y por ende tenía que hacerlo sobre las aguas. Jesús dio la orden pero Pedro puso más atención en las cosas naturales o del Mundo, tuvo temor y se olvidó de su petición original. Realmente cuando Jesús le dijo «!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» no se refería directamente a sólo caminar sobre el agua sino a que iba llegar con Jesús.

Si planteamos esta historia desde el punto de vista de la enseñanza del “poder de la visualización” que invita a visualizar tu milagro o todo lo que necesitas… entonces Pedro hubiera tenido que “visualizar con fe” que nunca se hundiría o con el poder de su

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visualización se acabaría el fuerte viento. ¡Oh sorpresa!, Jesucristo sale sobrando en esta ecuación. ¿Por qué Jesucristo no le invitó a usar tan extraordinario poder? La respuesta es sencilla: sólo el poder es de Dios y Él lo utiliza a través de nosotros cuando Él lo decida y nuestra meta no es que la tormenta se acabe y venga la calma sino llegar a Jesucristo. La respuesta de Jesús fue «!Hombre de poca fe!», Él le mandó que fuera y Pedro no pudo llegar. Si tenemos una vida distinta a la de andar en el espíritu y escogemos una de andar en la mente, seremos como Pedro que fijó su atención en todo menos en Cristo y su llamado. Al tomar el camino “del poder de la visualización” dejamos la confianza y nuestra fe en esa imagen mental y en nuestros esfuerzos mentales para que esto suceda y así abandonamos la fiel presencia y el pronto deseo que tiene Dios para sorprendernos con obsequios y milagros que sobrepasan nuestra necesidad (Efesios 3.20).

Que distinto cuando leemos en la Biblia que esperemos en Dios, que tengamos paciencia, que Él responde.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4.6

Es absurda la interpretación: si cuando piensa lo malo así se hace, entonces usted debe pensar lo bueno para que pase lo contrario. Suponer que en el ejemplo de la casa de Jairo cuando dijo Jesús «no tengan pensamientos de temor» significa que ellos con su pensamiento habían provocado la muerte de su hija, es totalmente alucinante. Jesús estaba reconfortando a la familia, Él sabía que iba a hacer. Si usted con su enfocado pensamiento (visualización) puede materializar o impedir esa materialización, no necesita de Dios, lo felicito.

Sabemos que es natural que cuando pensamos u oramos recreamos imágenes mentales de dicho pensamiento, pero es muy distinto a suponer que si visualizamos tomamos y abrimos un poder sobrenatural. Visualizar es distinto a pensar.

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Revisando el capítulo 3: El poder de la sanidad profunda.

Un movimiento controversial ha sido el de César Castellanos y la utilización de técnicas para promover este tipo de sanidad (profunda, interior…). He tomado prestado de nuestro hermano Santomauro5 un buen artículo a este respecto en donde podemos ver algunas de las propuestas que presenta L.B.S para la sanidad del alma y las que presenta la Biblia.

El G-12 y la Sanidad Interior

“La sanidad interior y la liberación constituyen etapas por las que todo cristiano comprometido debe pasar …” (Sueña y ganarás el mundo, César Castellanos, p. 105).

¿Practica la iglesia a la que usted asiste la “Sanidad Interior”? Si nunca ha escuchado este concepto, es necesario que esté advertido. También se le conoce por Sanidad de los Recuerdos, Sanidad Integral, o Sanidad del Alma. Los proponentes de esta técnica de consejería “cristiana” enseñan que el cristiano continúa arrastrando traumas y dolores del pasado (algo que puede ser cierto en algunos, pero no en todos) que deben ser tratados con una regresión al pasado hecha en grupo o individualmente bajo la dirección de un “consejero”.

Las procedimientos a seguir en la sanidad interior varían ligeramente dependiendo de quién la dirija. En el método usado en los Encuentros del G12, por ejemplo, se estimula al creyente a revivir escenas del pasado en diferentes situaciones y con personas que de alguna forma le hicieron mal, o con las cuales tuvo serios conflictos.

Un vistazo a la lista de traumas que el guía sugiere al encuentrista, muestra que la mayoría de estos pudieron haber ocurrido en la etapa del embarazo de su madre y en la niñez. En otras palabras, fueron nuestros padres los que dañaron nuestra pristina inocencia infantil (algo que niega la doctrina bíblica de la naturaleza pecaminosa ya presente desde nuestra gestación).

El creyente es disuadido a “sentir” el dolor y agonía de esos momentos, describirlos públicamente y conectarlos con problemas en su conducta y carácter en el presente. En muchos casos se le dice al cristiano que imagine o visualice a Cristo para que su presencia ayude a sanar la herida del pasado y la cargue sobre él. De esta forma, el cristiano es libre de esa “opresión”. Una vez identificada la causa de los problemas, se sugiere a la persona que perdone y olvide. En el caso del G12, el perdón es concedido simbólicamente a otro encuentrista que representa a la persona del ofensor.

Es obvio que estamos frente a una peligrosa combinación de psicología freudiana con la implantación de ideas por sugestión y la visualización ocúltica. La razón por la cual la

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sanidad interior es atractiva es que los cristianos sabemos que Cristo sana nuestro interior en realidad. Como los proponentes de la doctrina la presentan con algunos términos bíblicos y dan participación a Cristo en sus sesiones, muchos piensan que se trata de algo bíblico o doctrinalmente correcto.

La vida en un mundo bajo la condenación de Dios.

Primero que todo debemos reconocer que la creación cayó bajo la maldición del Creador luego del pecado de Adán. Desde entonces nadie vive sin ser afectado por el dolor de una u otra forma. Todos tenemos momentos traumáticos de diversa índole en el período de nuestras vidas. Al mismo tiempo, también causamos mal a otros en menor o mayor grado, o sea que todos somos víctimas y todos victimamos en algún momento.

La corriente humanista secular y religiosa ha inculcado en el hombre moderno la idea de que somos víctimas y nadie es responsable de sus actos. La psicología popularizó la técnica de la regresión al pasado de la persona para identificar los hechos traumáticos que aun influencian la conducta del presente. El atractivo de esta teoría es que los humanos tenemos tendencia a preferir ser “sanados” antes que aceptar nuestra responsabilidad y nuestros pecados.

Si bien existen factores externos en toda vida que afectan el desarrollo de nuestra personalidad, si fuéramos objetivos en nuestra apreciación tendríamos que aceptar que muchas de las situaciones en que nos encontramos tienen su origen en nosotros mismos. Hay casos en que sí, la persona ha sido dañada emocionalmente por circunstancias poco fortuitas y tiene necesidad de ser restaurada o sanada de sus traumas, pero ¿justifica esto el método de la Sanidad Interior? ¿No puede Dios tratar con nuestras heridas?

¿Cómo trata Cristo con nuestras heridas del pasado?

La pregunta nunca debe ser planteada sin antes preguntarnos primero cómo trata Jesucristo con nuestro pecado. Es obvio que cuando nos arrepentimos y ponemos nuestra fe en Jesucristo, nuestros pecados son judicialmente perdonados y somos vistos inocentes delante de Dios – somos salvos, justificados por gracia.

Una vez que ya formamos parte de la familia de Dios, comienza el proceso de santificación, de restauración y de sanidad interior, no la sanidad interior propuesta por la nueva corriente en la iglesia, sino la que consiste en la obra del Espíritu Santo y la Palabra de Dios.

La causa de que sistemas deficientes creados por el hombre invadan las iglesias, es la negligencia de los líderes en cuanto a enseñar en temas doctrinales como el ministerio

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del Espíritu Santo y el poder de la Palabra. Conceptos como la obra de santificación del Espíritu son completamente desconocidos por el cristiano moderno, es por ello que en lugar de buscar una vida llena del Espíritu y ser consolados por Cristo, buscamos ser santificados y sanados psicológica y místicamente…

El pasaje de Isaías 61: 1-4 describe un aspecto crucial en la misión de Cristo. Dice que Cristo fue enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, vendar a los quebrantados de corazón, publicar libertad a los cautivos y abrir la cárcel a los que están prisioneros, consolar a los enlutados y traer alegría y gozo a los afligidos. Este es el mismo pasaje que Cristo leyó en la sinagoga identificándose como el Mesías (Lc. 4:15). Este aspecto de la misión de Cristo muestra la forma en Dios opera; en otras palabras, esto es lo que el Evangelio hará por usted. ¿Cómo hace esto Cristo? A través de su Palabra en el poder del Espíritu Santo.

La Palabra de Dios es un poder activo en el alma del creyente. Es por ello que David en el Salmo 119 usa expresiones como: “vivifícame/susténtame según tu palabra, la exposición de tu palabra alumbra-hace entender a los simples, aflicción y angustia se han apoderado de mí – mas tus mandamientos fueron mi delicia (consolación en medio de los problemas), mucha paz tienen los que aman tu palabra”, etc. No dejan de descollar las palabras del verso 50 en el mismo Salmo 119: “Ella (la Palabra de Dios) es mi consuelo en mi aflicción.” La Palabra de Dios penetra a lugares que la psicología o los métodos de sanidad interior no pueden (He. 4:12-13).

El consuelo de Dios a los abatidos también se manifiesta a través de la comunión con nuestros hermanos en Cristo (2 Co. 1:4; Col. 4:11), y al recordar las promesas inalterables de Dios, en las cuales tenemos un “fortísimo consuelo al asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (He. 6:17-18).

A su vez, el Espíritu Santo, quien es llamado el Consolador, como el propio nombre lo dice, reconforta, consuela, y también intercede por nosotros (Ro. 8:26-27). El fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gá. 5:22-23). El fruto del Espíritu es el producto espontáneo de la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente. Estirando un poco la comparación con un fruto, digamos que no todos los gajos se desarrollan de la misma forma o estarán totalmente maduros, pero todos estarán presentes.

Si el Espíritu es el que trae estas características en el proceso de santificación, ¿cómo es que Castellanos y otros pretenden darle una ayudadita al Espíritu con sus métodos de visualización, sugestión y regresión al pasado? ¿Qué quiere decir Pablo cuando expresa que el hombre interior “se renueva de día en día” (2 Co. 4:16)? Si la Palabra dice que el creyente es una nueva criatura y que las cosas viejas pasaron (2 Co. 5:17), ¿por qué debemos volver al pasado para solucionar nuestros dolores del presente? ¿No es Dios el

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“Padre de misericordias y toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Co. 1:3,4)?

Todas estos pasajes bíblicos son declaraciones proposicionales. Lo dicho es verdadero o falso, no hay una tercera alternativa. Cristo vino para aliviar al abatido y vendar a los quebrantados de corazón, o no. La Palabra de Dios es viva y eficaz y penetra el alma del hombre, o no. El Espíritu Santo da paz, o no. Somos nuevas criaturas, o no somos. Dios es el Dios de toda consolación, o no lo es. Los autores de la Escritura no participaban en juegos mentales en los que afirmaban y negaban la misma proposición, al mismo tiempo o por separado.

La obsesión por perdonar a toda costa

Los promotores de la sanidad interior consideran fundamental que el cristiano perdone a los que le hicieron daño en el pasado para poder crecer en su vida cristiana. Sin embargo, el perdonar no siempre es bíblico. De acuerdo con la Escritura solamente aquellos que se arrepienten pueden ser perdonados. Lucas 17:3-4 dice, “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”. Mateo 18:15-21 expresa el mismo concepto y aun más, establece que si la persona que comete una falta no se arrepiente luego de ser confrontado por el ofendido, los testigos y la iglesia sucesivamente, no debe ser perdonada. Estos pasajes bien pueden ser los que regulan o cualifican las condiciones bajo las cuales se debe perdonar. Es a la luz de estos pasajes que debemos interpretar aquellos pasajes que hablan del perdón sin mencionar el arrepentimiento. Conclusión: Dios no nos exige que perdonemos a todo individuo sin el requisito de arrepentimiento como condición.

En el contexto del G12, se le pide al encuentrista que le pida a Jesús en oración que tome sobre sí la ofensa o herida, a los efectos de que el cristiano quede “libre de esa opresión.” El error teológico aquí es que Cristo ha tomado sobre sí nuestros pecados, los de los cristianos, pero las ofensas y/o heridas que nos causaron otros sólo serán tomadas o llevadas por Cristo, si los ofensores se arrepienten y lo aceptan como Señor y Salvador. No tiene sentido que nosotros perdonemos a alguien sin ninguna condición previa, cuando Cristo mismo no lo hace.

Lo que sí podemos hacer, y la presencia del Espíritu Santo en nosotros nos habilita para hacerlo, es no conservar y alimentar sentimientos de amargura, rencor y venganza contra los que nos hicieron mal. La persona que no hace eso, se perjudica a sí misma mental, espiritual y físicamente ya que vive esclavizada perpetuamente al pasado. La nueva vida en Cristo nos permite mirar hacia adelante en la vida cristiana, sin fermentar interiormente resentimiento y odio, y esto es algo muy diferente a perdonar.

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El ingrediente fundamental en la sanidad del alma no es el perdón, sino la gracia de Dios que nos transforma de ser víctimas resentidas en hombres y mujeres victoriosos en Cristo. Pablo dijo, “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3:13-14), y ésta debe ser la consigna de todo cristiano.

Por qué debemos rechazar la Sanidad Interior practicada por el G12 y otros “consejeros”

1) No es bíblica – No hay un solo pasaje en la Escritura que ni siquiera mencione algo similar a lo que hoy constituyen las prácticas de Sanidad Interior o Sanidad de los Recuerdos. No encontramos ningún ejemplo de los profetas, Jesús o los apóstoles practicando o sugiriendo la técnica o algo parecido. Los pasajes que los promotores de la Sanidad Interior citan, no tienen ni la más remota conexión con ella. Si la Sanidad Interior fuera una solución efectiva para sanar el alma, no tenemos más remedio que concluir que Dios privó a los cristianos por los últimos veinte siglos de una herramienta importante para el crecimiento espiritual. Esto no es congruente con el carácter de Dios.

2) Es una burla al poder de Dios – Como ya hemos visto, la Sanidad Interior con su fundamento en la psicología pone al hombre en control prescindiendo del poder que Dios provee al cristiano. Es un método creado por el ser humano y desconectado totalmente de la instrucción bíblica. Es la negación total de la verdad bíblica que dice “que el comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).

3) Tiene connotaciones ocúlticas – La práctica de imaginar o visualizar a Jesús y darle participación en la recreación mental de los hechos del pasado, es definitivamente de raíces ocúlticas. La Nueva Era popularizó hace algunos años la técnica ocúltica de visualizar objetos o personas para suspender el flujo normal de los pensamientos y lograr un estado de conciencia alterado. La técnica es un caldo de cultivo para todo tipo de actividad mística y ocúltica. Esta afirmación es válida también para el uso de la imaginación, ya sea por iniciativa propia o con la ayuda de un “guía” o instructor. Si bien el contexto de la visualización en la Sanidad Interior es supuestamente cristiano, la práctica hace al cristiano vulnerable al abrir la puerta a la dimensión ocúltica.

4) Siempre viene acompañada con otras aberraciones – La Sanidad Interior es siempre parte del paquete completo que viene con la liberación de demonios y la cancelación de maldiciones hereditarias o generacionales, doctrinas éstas que atemorizan y esclavizan a los cristianos privándolos de gozar la plena libertad de la vida en Cristo. En el caso específico del G12, se agrega al paquete un liderazgo con aspiraciones mesiánicas y matices sectarios, y un sistema de crecimiento de iglesia que ha dividido congregaciones alrededor del mundo. <>

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Conclusiones

Usted, en la verdad de Dios presentada en la Biblia, tiene todo el potencial para ser liberado, sanado y bendecido, pero antes, su deseo prioritario debería ser el que Dios lo use para propósitos específicos, procurar la práctica de la identidad que usted tiene en Cristo Jesús y de demostrar su Señorío y dominio sobre su vida y en todos los aspectos por más insignificantes que parezcan.

Cuando tenga la oportunidad hágase o hágale a Dios las siguientes preguntas:

• ¿qué pensaría Dios al respecto?• ¿en dónde encuentro esto en la Biblia?• ¿cómo o cuál es la forma de interpretar el mensaje?• ¿lo practicaron los apóstoles al enseñar a la iglesia primitiva?• ¿cómo fue la vida de los primeros Cristianos?• ¿mi vida está completamente sujeta al dominio de Jesús?

Los métodos o sistemas que pongan énfasis en el sentimiento humano y no en la sumisión y a la autoridad de Cristo, tarde o temprano enferman al creyente porque siguen siendo conceptos humanos usados para tratar con los problemas de humanos.

Bendiciones.

JESUCRISTO LIBERA · JESUCRISTO BENDICE · JESUCRISTO SANA

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Referencias y artículos presentados

La mayoría de las referencias bíblicas han sido tomadas de la Biblia Reina-Valera 1960.

1. Pablo Santomauro. No a la visión G12 de César Castellanos.

• http://pastordanielbrito.wordpress.com/2009/07/15/no-al-g-12/

2. Pablo Santomauro. ¿Qué debemos conocer (creer) para ser salvos?.

• http://pastordanielbrito.wordpress.com/2010/05/21/¿que-debemos-conocer-creer-para-ser-salvos/

3. Pablo Santomauro. ¿Maldiciones generacionales?.

• http://www.calvarychapelamistad.org/ccamistadnew/modules.php?

name=News&file=article&sid=457

4. Pablo Santomauro. Liberación de demonios en los cristianos.

• http://pastordanielbrito.wordpress.com/page/2/?s=demonios+cristianos

5. Pablo Santomauro. El G12 y la Sanidad interior.

• http://pastordanielbrito.wordpress.com/2009/07/13/el-g-12-y-la-sanidad-interior/

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