retraso mental monografia

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RETRASO MENTAL El retraso mental, una condición presente desde la infancia, se caracteriza por el funcionamiento intelectual general significativamente por debajo del promedio (un CI de 70 o menos). Alrededor de 1 por ciento de la población tiene retraso mental y es más común en los varones. El retraso mental es un término amplio que abarca varios grados de funcionamiento intelectual y comportamiento adaptativo, los cuales se reflejan en el sistema de clasificación elaborado por la American Association of Mental Deficiency e incorporado en la nomenclatura psiquiátrica. La definición propuesta en 1992, en la novena versión del manual de definición y clasificación de la American Association on Mental Retardation, nos indica: “El retraso mental hace referencia a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente. Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas posibles: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo. El retraso mental se manifiesta antes de los dieciocho años.” CARACTERÍSTICAS DEL RETRASO MENTAL Además de las deficiencias intelectuales, las personas con retraso mental tienen deterioros significativos en varias capacidades implicadas en la adaptación a la vida cotidiana. Por ejemplo, pueden carecer de habilidades sociales y juicio, tener dificultades en la comunicación o ser incapaces de

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Page 1: Retraso Mental Monografia

RETRASO MENTALEl retraso mental, una condición presente desde la infancia, se caracteriza por el funcionamiento

intelectual general significativamente por debajo del promedio (un CI de 70 o menos).

Alrededor de 1 por ciento de la población tiene retraso mental y es más común en los varones.

El retraso mental es un término amplio que abarca varios grados de funcionamiento intelectual y

comportamiento adaptativo, los cuales se reflejan en el sistema de clasificación elaborado por la

American Association of Mental Deficiency e incorporado en la nomenclatura psiquiátrica.

La definición propuesta en 1992, en la novena versión del manual de definición y clasificación

de la American Association on Mental Retardation, nos indica:

“El retraso mental hace referencia a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente.

Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, que

tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades

adaptativas posibles: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales,

utilización de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas

funcionales, ocio y trabajo. El retraso mental se manifiesta antes de los dieciocho años.”

CARACTERÍSTICAS DEL RETRASO MENTAL

Además de las deficiencias intelectuales, las personas con retraso mental tienen deterioros

significativos en varias capacidades implicadas en la adaptación a la vida cotidiana.

Por ejemplo, pueden carecer de habilidades sociales y juicio, tener dificultades en la

comunicación o ser incapaces de cuidarse a sí mismos. Muchos individuos con retraso mental

dependen de otros para su cuidado personal y bienestar.

El cuadro resume las capacidades sociales y académicas comunes en cada nivel de retraso.

CLASIFICACIÓN DEL RETRASO MENTAL POR PUNTUACIONES DE CI Y

COMPETENCIAS CONDUCTUALES

GRADO DE

RETRASO

RANGO DE

CI

COMPETENCIAS CONDUCTUALES

Pre escolar (0 – 5) Edad escolar (6 – 18)

Leve 55 – 70

Puede desarrollar habilidades

sociales y de comunicación;

retraso mínimo en el área

sensoriomotora; con

frecuencia no se distingue

hasta edades posteriores.

Puede aprender habilidades

académicas hasta el nivel del

sexto grado, puede ser

guiado hacia la conformidad

social.

Moderado 40 – 55 Puede hablar o aprender a Puede beneficiarse del

Page 2: Retraso Mental Monografia

comunicarse; poca

conciencia social;

habilidades motoras bastante

buenas; se beneficia con el

entrenamiento de habilidades

de autoayuda; requiere de

alguna supervisión.

entrenamiento en habilidades

sociales y ocupacionales; es

poco probable que progresen

más allá del nivel del

segundo grado; es posible

alguna independencia en

lugares familiares

Severo 25 – 40

Desarrollo motor deficiente y

habilidad de lenguaje

mínima; por lo general no

puede beneficiarse del

entrenamiento de autoayuda,

poca comunicación

Puede Aprender a hablar o

comunicarse; puede ser

entrenado en habilidades de

autoayuda elementales; se

beneficia del entrenamiento

de hábitos sistemáticos.

Profundo Debajo de 25

Retardo grave con capacidad

mínima para funcionar en

áreas sensoriomotoras,

requiere atención intensa.

Presenta algo de desarrollo

motor, puede responder a un

rango muy limitado de

entrenamiento de autoayuda

CAUSAS DEL RETRASO MENTAL

El retraso mental puede ser el resultado de una condición heredada o de un evento o enfermedad

que tiene lugar durante el desarrollo en cualquier etapa, desde la concepción hasta la

adolescencia.

Causas hereditarias

Algunas formas de retraso mental se transmiten en forma genética de los padres al hijo en el

momento de la concepción.

Causas ambientales

Son la segunda causa del retraso mental. Estos incluyen exposición a ciertos fármacos o

sustancias químicas tóxicas, desnutrición materna e infecciones en la madre durante fases

críticas del desarrollo fetal. Por ejemplo, los investigadores han determinado que las madres que

contraen rubéola durante los primeros tres meses de embarazo tienen más probabilidad de tener

un niño con retraso mental. Los problemas durante el parto del bebé que pueden causar retraso

mental incluyen infecciones, anoxia (pérdida de oxígeno, lo que produce daño cerebral) y

lesiones en el cerebro. El nacimiento prematuro también puede asociarse con retraso mental.

Después del nacimiento y durante toda la infancia, el retraso mental puede resultar de

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enfermedades, lesiones en la cabeza causadas por accidentes o abuso infantil y exposición a

sustancias tóxicas, como el plomo o monóxido de carbono.

LA PERSONALIDAD DE LAS PERSONAS CON RETRASO MENTAL

Las personas con retraso mental presentan típicamente otros rasgos además de —pero asociados

con— su limitación intelectual. La investigación ha encontrado que al retraso, inmadurez

evolutiva y déficit mental suelen asociarse algunas características que no son de inteligencia o

de estilo cognitivo, sino de patrones de comportamiento: de “personalidad”. Seguramente el

rasgo más acusado en estas personas es la rigidez comportamental.

Los sujetos con deficiencia son capaces de estar y de persistir mucho más tiempo que otras

personas en una tarea determinada, por repetitiva que ésta sea. Eso lo saben los familiares y los

profesionales que trabajan con ellos: se dice, y con razón, que les gusta la repetición, la rutina.

Hay motivos comprensibles para ello. La inteligencia es capacidad de adaptación a situaciones

nuevas. La persona con baja capacidad intelectual encuentra mayores dificultades en esa

adaptación y en consecuencia experimenta inseguridad, ansiedad, ante la novedad en la

situación, en la tarea.

La preferencia que sujetos con retraso muestran hacia tareas de rutina presenta indudables

ventajas para ciertos trabajos; y por tanto cabe celebrar el excelente ajuste de estas personas a

muchos de los trabajos rutinarios en la producción industrial o artesanal. Sin embargo, se trata

de una cualidad educativamente ambigua: les coloca en buena posición para muchos puestos de

trabajo, pero no les favorece en su desarrollo personal. Las instituciones y los profesionales

interesados en su desarrollo como personas, si bien han de aprovechar y rentabilizar dicha

capacidad y aguante para la actividad rutinaria, tampoco han de contentarse con eso; han de

introducir la novedad en dosis aceptables, asumibles por un individuo concreto sin convulsionar

su equilibrio emocional.

Naturalmente, esa misma persistencia rige sus relaciones interpersonales. El sujeto con

deficiencia se protege ante la inseguridad persistiendo en sus relaciones —sentimentales y de

amistad—, para las que cabe vaticinar más prolongada duración y persistencia.

Hay otros elementos muy vinculados a la presencia, gravedad y estructura misma del retraso y

déficit cognitivo. Cabe predecir que serán tanto más intensos cuanto más grave sea el retraso.

La persona con retraso suele mantener una gran dependencia afectiva y comportamental

respecto a otras personas. Esta dependencia es la heredera o, más bien, la forma duradera del

apego, un vínculo primordial en los primeros años de la infancia, vínculo establecido ante todo

con la madre y luego con otras figuras adultas protectoras. El apego tiene alto valor de

supervivencia para el niño y desempeña un importante papel evolutivo. Después de la infancia

se transforma al ritmo del propio crecimiento físico y psíquico del ser humano hasta adoptar

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otras formas en la edad adulta. Los sujetos con deficiencia mental manifiestan apego en

variados modos, en formas por lo general más infantiles que las correspondientes a su edad

cronológica. Son, pues, muy dependientes tanto en su comportamiento y relaciones como en sus

afectos. Lo son en distintos aspectos de su vida y de su conducta; y, además, en la edad adulta lo

son en grado superior a otras personas.

Caracteriza al retraso mental una fuerte “externalidad” en las claves o guías directivas para la

acción. Eso aparece tanto en sus bajas expectativas de eficacia propia, cuanto en el predominio

de atribuciones de causalidad externas y de un «lugar de control» externo. Tanto en su modo de

atribuir acontecimientos a causas, como en sus creencias y expectativas, juzgan que lo que

sucede y también lo que les sucede, lo que ha ocurrido en el pasado o bien ocurrirá en el futuro,

está fuera de sus manos, más allá de su control, y que depende de otras personas o de factores

del destino.

Una persona con déficit cognitivo tiene especial dificultad para desarrollar comportamientos

autorreferidos, relativos a uno mismo, y que implican una «reflexión» al menos física, corporal

(por ejemplo, cuidar de su propio cuerpo), pero sobre todo mental: autoobservarse,

autoconocerse, cultivar la autoconciencia. Son comportamientos que integran lo que muchos

autores conceptúan como “sí mismo” y donde suelen colocar el núcleo de la personalidad. La

importancia de esos procesos mentales o comportamentales autorreferidos radica en su papel

autorregulador. A través del sistema “auto” es como el individuo regula su propia conducta; y el

déficit o el bajo desarrollo de esa autorregulación equivale a muy poderosa regulación externa,

extraña.

A semejanza del niño, también el sujeto con retraso, incluso de adulto experimenta gran

dificultad para aplazar el refuerzo, para actuar movido por incentivos distantes. Es la razón por

la que en su caso se aconseja la aplicación inmediata del refuerzo a las conductas que se quiere

reforzar.

No le es fácil tampoco adoptar un proyecto de vida, no ya explícito, sino incluso tácito. La

dificultad arranca del plano más elemental donde se fragua un proyecto de vida: en el proceso

de decisión. Este proceso es una actividad —una serie de actividades— de naturaleza cognitiva.

En él se articulan el pensamiento y la acción. Por tanto, las disfunciones y bloqueos que se

produzcan en el proceso de decidir van a manifestarse y a repercutir en acciones, en

comportamiento, en los actos más significativos y decisivos de la vida. No una decisión sola,

pero sí un conjunto de decisiones configura un plan de acción, relativo a un ámbito o a una

finalidad determinada: un plan de trabajo, una planificación de cierta tarea o un plan amoroso

para llegar a interesar a un compañero deseado. A su vez, un conjunto de planes de acción se

reúnen en el proyecto personal de vida, tácito o explícito. Si a la persona con retraso le resulta

Page 5: Retraso Mental Monografia

difícil tomar decisiones, mucho más, por su complejidad, formarse un plan de acción o, por

encima aun de eso, formular un proyecto de vida. Incidentalmente cabe resaltar aquí la

necesidad de educar en la expresión de deseos y en la toma de decisiones, por pequeñas que

sean, para favorecer una línea tan importante del desarrollo de la identidad personal como la

idea o el proyecto de futuro acerca de uno mismo (en forma, por ejemplo, de un trabajo o de un

amor).

Cabe, por cierto, añadir otras características. Suele comentarse, por ejemplo, que a la persona

con retraso le caracteriza una baja autoestima, así como una gran inestabilidad emocional. Son

rasgos en gran medida aprendidos, muy dependientes de las experiencias vividas y del modo en

que les han tratado los adultos, y derivados también, junto con ello, de otros rasgos más básicos

como los antes referidos. La labilidad emocional en ellos no equivale a inestabilidad en su

conducta, más bien rutinaria, ni tampoco en sus sentimientos, donde predomina el apego, como

ya se ha dicho. Se limita a las emociones en cuanto a estados de ánimo, un terreno donde todas

las personas son bastante inestables; y les afecta a ellos más, como a los niños, porque manejan

mal las expectativas de refuerzo. En cuanto a la baja autoestima, depende crucialmente de dos

factores, críticos en toda autoestima: la imagen que de ellos tienen y les transmiten quienes les

rodean (según destaca la teoría del interaccionismo simbólico: el autoconcepto como reflejo del

concepto sobre uno mismo por parte de los “other significants”, las otras personas

significativas); y la percepción que se tiene de la eficacia propia, de los resultados y

consecuencias de los propios actos.

SÍNDROME DE DOWN

El síndrome de Down (SD) es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra

del cromosoma 21 (o una parte del mismo), en vez de los dos habituales (trisomía del par 21),

caracterizado por la presencia de un grado variable de retraso mental y unos rasgos físicos

peculiares que le dan un aspecto reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad

psíquica congénita.

No se conocen con exactitud las causas que provocan el exceso cromosómico, aunque se

relaciona estadísticamente con una edad materna superior a los 35 años. Las personas con

Síndrome de Down tienen una probabilidad algo superior a la de la población general de

padecer algunas patologías, especialmente de corazón, sistema digestivo y sistema endocrino,

debido al exceso de proteínas sintetizadas por el cromosoma de más. Los avances actuales en el

descifrado del genoma humano están desvelando algunos de los procesos bioquímicos

subyacentes al retraso mental, pero en la actualidad no existe ningún tratamiento farmacológico

que haya demostrado mejorar las capacidades intelectuales de estas personas.

FENOTÍPIA DEL SÍNDROME DE DOWN

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Los niños con Síndrome de Down se caracterizan por presentar una gran hipotonía e

hiperlaxitud ligamentosa. Fenotípicamente presentan unos rasgos muy característicos.

Cabeza y Cuello: Leve microcefalia con braquicefalia y occipital aplanado. El cuello es corto.

Cara: Los ojos son “almendrados”, y si el iris es azul suele observarse una pigmentación

moteada. Las hendiduras palpebrales siguen una dirección oblicua hacia arriba y afuera y

presentan un pliegue de piel que cubre el ángulo interno y la carúncula del ojo (epicanto). La

nariz es pequeña con la raíz nasal aplanada. La boca también es pequeña y la protusión lingual

característica. Las orejas son pequeñas con un hélix muy plegado y habitualmente con ausencia

del lóbulo. El conducto auditivo puede ser muy estrecho.

Manos y Pies: Manos pequeñas y cuadradas con metacarpianos y falanges cortas

(braquidactilia) y clinodactilia por hipoplasia de la falange media del 5º dedo. Puede observarse

un surco palmar único. En el pie existe una hendidura entre el primer y segundo dedo con un

aumento de la distancia entre los mismos (signo de la sandalia).

Genitales: El tamaño del pene es algo pequeño y el volumen testicular es menor que el de los

niños de su edad, una criptorquidia es relativamente frecuente en estos individuos.

Piel: La piel es redundante en la región cervical sobretodo en el perí- odo fetál y neonatal.

Puede observarse livedo reticularis (cutis marmorata) de predominio en extremidades inferiores.

Con el tiempo la piel se vuelve seca e hiperqueratósica.

El retraso mental es constante en mayor o menor grado

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DESARROLLO MENTAL

Existen estudios que describen con todo detalle las alteraciones que suelen aparecer con

frecuencia, tanto en la estructura como en la función del cerebro de las personas con síndrome

de Down (Chapman y Hesketh, 2000; Flórez, 2005; Fidler y Nadel, 2007). Esta patología es

apreciada en las primeras etapas de la vida y se mantiene, e incluso puede ser incrementada, con

el transcurso de los años. Como es lógico, interesa conocer de manera particular la influencia

que ejerce sobre el desarrollo inicial de los circuitos cerebrales, ya que este desarrollo va a

condicionar el establecimiento y la consolidación de las conexiones y redes nerviosas necesarias

para que se establezcan con plenitud los mecanismos de la atención, de la memoria, de la

capacidad para la correlación y el análisis, del pensamiento abstracto, etc.

De acuerdo con los datos morfológicos y funcionales obtenidos de los cerebros, numerosos

trabajos han comprobado que, en mayor o menor grado, suelen existir en las personas con

síndrome de Down, problemas relacionados con el desarrollo de los siguientes procesos:

Los mecanismos de atención, el estado de alerta, las actitudes de iniciativa.

La expresión de su temperamento, su conducta, su sociabilidad.

Los procesos de memoria a corto y largo plazo.

Los mecanismos de correlación, análisis, cálculo y pensamiento abstracto.

Page 8: Retraso Mental Monografia

Los procesos de lenguaje expresivo.

CARACTERÍSTICAS

Es preciso tener en cuenta los problemas que más comúnmente apreciamos en este grupo. En

primer lugar hay que considerar el estado general de salud y la funcionalidad de sus órganos de

los sentidos, muy en particular la visión y la audición. Los problemas de visión y de audición

son muy frecuentes pero, lo que es importante, son corregibles; es evidente que su mal

funcionamiento ha de repercutir muy negativamente en los procesos de entrada de la

información y en su posterior procesamiento cerebral.

Tiene dificultades para trabajar solo, sin una atención directa e individual.

Tiene problemas de percepción auditiva: no capta bien todos los sonidos, procesa mal la

información auditiva, y por tanto responde peor a las órdenes verbales que se le dan. Por

otra parte, tiene dificultades para seguir las instrucciones dadas a un grupo; a veces

observaremos que el niño hace los movimientos y cambios de situación que se han

ordenado al grupo, pero su conducta es más el resultado de la observación e imitación que

de una auténtica comprensión e interiorización de lo propuesto.

Tiene poca memoria auditiva secuencial, lo que le impide grabar y retener varias órdenes

seguidas; es preciso, por tanto, darlas de una en una y asegurarse de que han sido bien

captadas.

Tiene dificultades para el lenguaje expresivo y para dar respuestas verbales; da mejor las

respuestas motoras, lo cual debe ser tenido en cuenta por el educador para no llamarse a

engaño creyendo que el niño no entiende una orden si lo que espera es sólo una respuesta

verbal.

Presenta ciertos problemas de motricidad gruesa (equilibrio, tono, movimientos de

músculos antigravitatorios) y fina (manejo del lápiz y las tijeras).

No acepta los cambios rápidos o bruscos de tareas; no comprende que haya que dejar una

tarea si no la ha terminado, o que haya que interrumpirla si se encuentra a gusto con ella.

La concentración dura poco tiempo. Se nota a veces en la mirada superficial, que se pasea

sin fijarse. El problema no es siempre de pérdida de concentración sino de cansancio.

En los juegos con los compañeros es frecuente que el niño esté solo porque así lo elige, o

porque no puede seguir tanto estímulo y con tanta rapidez, o porque los demás se van

cansando de animarle a participar y de tener que seguir su propio ritmo.

Presenta dificultades en los procesos de activación, conceptualización y generalización.

Le cuesta comprender las instrucciones, planificar las estrategias, resolver problemas y

atender a diversas variables a la vez.

Su edad social es más alta que la mental, y ésta más alta que la edad lingüística; por ello

puede tener dificultad para expresarse oralmente en demanda de ayuda.

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BIBLIOGRAFÍA

Troncoso M. y Del Cerro M. (2005). Síndrome de Down: Lectura y escritura. Fundación

Síndrome de Down de Cantabria.

Halgin R. y Krauss S. (2004). Psicología de la Anormalidad. Perspectivas clínicas sobre

desordenes psicológicos. University of Massachusetts atAmherst.

Marchesi A.; Coll C. y Palacios J. (2014) Desarrollo psicológico y educación. III. Trastornos

del desarrollo y necesidades educativas especiales. Alianza Editorial.