responsabilidades por la muerte de josé couso d

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A José Couso Nadie nos dijo que la desolación llevaría tu nombre. ¿Hacia dónde mirar? ¿En qué rincón podremos amamantar esta tristeza tan recién nacida? Nadie nos dijo que el dolor nos vencería en tu perfil. ¿Dónde encontraremos un lugar para el llanto después de haber mirado la boca del cañón que te miró y miraste? ¿Dónde? ¿Dónde, cuando sólo nos queda el hueco que anidó un disparo? Nadie nos dijo que con tu sonrisa se contaría la historia. Tinta desolada que reescribe Bagdad. Dulce Chacón las responsabilidades por la muerte de José Couso (pasa a página 15) esde que el pasado 8 de abril, el cámara de Tele 5 José Couso muriese en Bagdad por disparo de un tanque estadounidense, cuando se encontraba fil- mando la toma de la ciudad desde el hotel Palestina –lugar en el que se alojaban la mayoría de periodis- Gibson, perteneciente a la citada Compañía A, PÁGINA ABIERTA 138/junio 2003 2 d tas internacionales–, su madre, Isabel Permuy, y sus tres hermanos (Bárbara, Javier y David) no han cesado, por to- dos los medios a su alcance, de exigir justicia y castigo a los culpables de lo que consideran un asesinato. Al cumplirse el primer mes de este luctuoso suceso, y en una nota leída en una concentración ante la Embajada de EE UU en Madrid, los hermanos del periodista fallecido denunciaban que, en ese tiempo, sólo habían recibido men- tiras por parte de las autoridades estadounidenses y españo- las, «versiones contradictorias e interesadas que tratan de ocultar un hecho que se presenta oscuro y aterrador ». Asi- mismo, se lamentaban de que sólo habían recibido del Go- bierno español «indignidad por no defender a un compa- triota, por no pedir una investigación, por aceptar como explicaciones lo que no son sino burdas e improvisadas pa- trañas para ocultar la verdad». Y reprochaban al Ejecutivo de Aznar que amparase al de EE UU, al dar por válidas, sin cuestionarlas, las justificaciones de éste sobre el asesinato de su hermano. QUERELLA POR CRIMEN DE GUERRA El pasado 27 de mayo, la madre y los tres hermanos de José Couso presentaban en la Audiencia Nacional una querella por crimen de guerra contra quienes resulten responsables de la muerte de su familiar. En ella se solicita el procesamiento de los querellados, es decir, los miembros de la Tercera División de Infantería del Ejército de EE UU que ordenaron disparar o dispararon con- tra el hotel Palestina de Bagdad aquel fatídico 8 de abril: el teniente coronel Philip de Camp, jefe del Regimiento de Blindados 64 de la Tercera División de Infantería; el capi- tán Philip Wolford, responsable de la unidad de blindados de la Compañía A del citado regimiento; y el sargento

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Page 1: responsabilidades por la muerte de José Couso d

PÁGINA ABIERTA nº 138/junio 2003

A José Couso

Nadie nos dijoque la desolación llevaríatu nombre.

¿Hacia dónde mirar?

¿En qué rincón podremosamamantar esta tristezatan recién nacida?

Nadie nos dijoque el dolor nos venceríaen tu perfil.

¿Dónde encontraremosun lugar para el llantodespués de haber miradola boca del cañón que te miróy miraste?

¿Dónde?

¿Dónde,cuando sólo nos quedael hueco que anidó un disparo?

Nadie nos dijoque con tu sonrisa se contaríala historia.Tinta desoladaque reescribe Bagdad.

Dulce Chacón

lasresponsabilidades

por la muertede José Couso

(pasa a página 15)

esde que el pasado 8 de abril, el cámara de Tele 5José Couso muriese en Bagdad por disparo de untanque estadounidense, cuando se encontraba fil-mando la toma de la ciudad desde el hotel Palestina–lugar en el que se alojaban la mayoría de periodis-

Gibson, perteneciente a la citada Compañía A,

PÁGINA ABIERTA nº 138/junio 20032

dtas internacionales–, su madre, Isabel Permuy, y sus treshermanos (Bárbara, Javier y David) no han cesado, por to-dos los medios a su alcance, de exigir justicia y castigo a losculpables de lo que consideran un asesinato.

Al cumplirse el primer mes de este luctuoso suceso, y enuna nota leída en una concentración ante la Embajada deEE UU en Madrid, los hermanos del periodista fallecidodenunciaban que, en ese tiempo, sólo habían recibido men-tiras por parte de las autoridades estadounidenses y españo-las, «versiones contradictorias e interesadas que tratan de

ocultar un hecho que se presenta oscuro y aterrador». Asi-mismo, se lamentaban de que sólo habían recibido del Go-bierno español «indignidad por no defender a un compa-

triota, por no pedir una investigación, por aceptar como

explicaciones lo que no son sino burdas e improvisadas pa-

trañas para ocultar la verdad». Y reprochaban al Ejecutivode Aznar que amparase al de EE UU, al dar por válidas, sincuestionarlas, las justificaciones de éste sobre el asesinatode su hermano.

QUERELLA POR CRIMEN DE GUERRA

El pasado 27 de mayo, la madre y los tres hermanos de JoséCouso presentaban en la Audiencia Nacional una querellapor crimen de guerra contra quienes resulten responsablesde la muerte de su familiar.

En ella se solicita el procesamiento de los querellados, esdecir, los miembros de la Tercera División de Infantería delEjército de EE UU que ordenaron disparar o dispararon con-tra el hotel Palestina de Bagdad aquel fatídico 8 de abril: elteniente coronel Philip de Camp, jefe del Regimiento deBlindados 64 de la Tercera División de Infantería; el capi-tán Philip Wolford, responsable de la unidad de blindadosde la Compañía A del citado regimiento; y el sargento

Page 2: responsabilidades por la muerte de José Couso d

PÁGINA ABIERTAjunio 2003/nº 138

su mario

PáGINA ABIERTA: San Felipe Neri, 4, bajo, 28013 MADRID.Tfno: 91 542 67 00. Fax: 91 542 61 99 Correo electrónico: [email protected]

Director: Manuel Llusia.Redacción: Isabel Santamaría, Domingo Martínez, Javier Álvarez Dorronsoro y Samuel Pérez.

Diseño y maquetación:

Vicente Luis Baixauli y M. Llusia.Consejo asesor y colaborador: Empar Pineda, Alfonso Bolado, Javier Villanueva, Carmen Briz, Rafael Chirbes,Javier Ortiz, Miguel Rodríguez Muñoz, Paloma Uría, José Luis Rodríguez, Carla Matteini, Francisco Javier Peñas,

Ignasi Álvarez Dorronsoro, Ferrán Fernández, Paco Torres, Fernando Fernández Llébrez, Rafael Lara,Daniel Soutullo, Josetxo Fagoaga, Cristina Garaizabal, Carlos Tejero, Jon Kepa Iradi, Ernesto Portuondo,

María Unceta, José María Ripalda, Pablo Ródenas, Carmen Corbalán.

Edita: Página Abierta, Soc. CooperativaConsejo Rector: Eugenio del Río Gabarain, Manuel Llusia y Vicente Luis Baixauli.

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PáGINA ABIERTA no se hace necesariamente responsable de las opiniones vertidas en este medio.Se autoriza la reproducción de artículos citando la fuente.

El CASO DEL PRESTIGE:EXPERTOS, CIUDADANOS,DECISIONES Y RIESGOS

Texto de Jorge Álvarez Yagúez y CarmelaGarcía González.

(Páginas centrales)

cuaderno

PaGINAa b i e r t a

junio 2003 número 138

4 aquí y ahora

Los resultados de las eleccionesmunicipales y autonómicas del 25-M

Manuel Llusia...............................................4La visita del Papa, un regalo muy especiala las urnas del PP. Los motivos de laoposición del Pontífice a la guerra,

Guillermo Múgica........................................10Las responsabilidades por

la muerte de José Couso............................15

Cuaderno: El caso del Prestige:expertos, ciudadanos, decisiones y riesgos(Jorge Álvarez Yágüezy Carmela García González).(18 páginas).

19 en el mundo

Irak: los shiíes y la reconstrucción

del Estado, Alfonso Bolado.........................19Elecciones en Argentina,

Raúl Zibechi...............................................36

40 más cultura

El teatro político de Rafael Alberti,

Javier Villán................................................40La Piratería musical, José M. Pérez Rey,Víctor Lenore y Sergio Aguilar....................42Entrevista a Pere Joan Ventura,director de El efecto Iguazú,

Carmen Briz...............................................50La obra del fotógrafo Joan Colom,

Isabel Santamaría.......................................54

Y además

• Otras Publicaciones • Libros.

3

LOS SHIÍESDE IRAK

Alfonso BoladoLa historia de los shiíes

y su papel enla reconstrucción de Irak.

19

LA PIRATERÍAMUSICAL

Testos de José M. Pérez Rey,Victor Lenore ySergio Aguilar

sobre la industria ilegal del disco.

42

ELECCIONES MUNICIPALES YAUTONÓMICAS

Manuel LlusiaAnálisis de

los resultados electorales delos comicios del 25 de mayo.

4

LA VISITA DEL PAPAGuillermo Múgica

Las razones dela visita de Juan Pablo II

y de su posturacontra la guerra.

10

Page 3: responsabilidades por la muerte de José Couso d

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA

aquí y ahora

6 de mayo de 2003

un regalo muy especiala las urnas del PP

La quinta visita del Papa a España no sólo ha tenido un carácter apostólico, sino

también una dimensión diplomática o política. En unos momentos de horas bajas

del PP y con unas elecciones a las puertas, con este viaje la jerarquía católica ha

querido imprimir un tono de cordialidad a las relaciones entre el Vaticano y el

Gobierno del PP, tras las últimas tensiones surgidas entre ambos.

Guillermo Múgica

chos vividos en los últimos tiempos, nos re-cuerda aquellas épocas que creíamos supera-das de una Iglesia que sirve al régimen y unrégimen que sirve a la Iglesia.

La doble vertiente mencionada posibilitauna doble aproximación a la presencia delPapa en Madrid, y una doble lectura y valo-ración de ella. Pero la simple mención de unalectura política, obviamente muy vinculada ala coyuntura, hace que suenen las alarmas y

que todo chirríe. La jerarquía católica, consonrisa entre displicente y condescendiente,dice que la cosa no viene a cuento, que losviajes papales se deciden con bastante ante-lación. Lo que, sin duda, es así. Pero está elcuándo de la decisión y el de la realización,marcado éste, también sin duda e inevita-blemente, por un presente que debe impo-ner siquiera un cómo, un modo de realiza-

a mi entender, el último viaje del Papa hatenido, objetivamente, dos vertientes,una religiosa y otra política. La imbri-cación de ambas entre sí en la unidad de

un mismo acontecimiento –la visita papal–hace que las dos resulten, a la postre, conta-minadas por la nube de la ambigüedad. Unaambigüedad que, a tenor de significativos he-

e piden que responda a esta pre-

gunta. Como no me muevo en las

esferas vaticanas ni dispongo de in-

¿por qué el Papaha tomado posición

contra la guerra?Guillermo Múgica

ternacional, ha sido para el Papa una guerra

criminal, de la que deberán responder “ante

Dios, el mundo y la historia” quienes la han

desencadenado.

DOS RAZONES QUE HAY QUERESCATAR

El periodista italiano Eugenio Scalfari, anti-

guo director de La Repubblica, comienza por

descartar dos razones, que no responderían

a las genuinas motivaciones del Pontífice y

habrían sido, además, malinterpretadas. Y

subraya su opinión aludiendo a conversacio-

nes mantenidas con altos dignatarios vatica-

nos muy cercanos al Papa.

Dice Scalfari: «Me parece que la posición

del Papa y la de la Iglesia católica en el con-

flicto de Irak no se han entendido bien: el mo-

vimiento pacifista las ha identificado de algu-

na manera consigo mismo; los partidarios de

la guerra preventiva las han atribuido al in-

tenso amor por la paz de la religión cristiana,

merecedor de respeto, pero irrelevante en po-

lítica». Así pues, las dos razones que hay que

descartar serían la más reciente y rotunda

reserva respecto a la violencia por parte de

la Iglesia, y su tradicional y esencial mensaje

de paz. Considero, sin embargo, que estas dos

motivaciones han estado muy presentes. Y

por argumentos que conectan entre sí.

Respecto a la primera, la del antibelicismo

católico actual, la mera aplicación de la doc-

trina del Concilio Vaticano II acerca de la

obligación de evitar la guerra (G. S. 79-83)

sería base suficiente para fundamentar y ex-

plicar la toma de posición de Juan Pablo II.

Más aún, a la luz de la doctrina indicada, el

ción. Ha sido éste precisamente, aun-

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA10

mformación especial, lo que puedo hacer, a lo

sumo, es emitir una opinión modesta y lejana.

Pero tengo presente el pensamiento reciente

eclesial y pontificio sobre la materia, así como

lo expuesto por algunos analistas que, de un

modo u otro, se han planteado idéntica cues-

tión. Estamos, a mi entender, ante un asunto

que, más allá de su apariencia particular y par-

cial, tiene y despierta un interés general.

Al parecer, no hay duda de que la guerra

de Irak, emprendida fuera de la legalidad in-

...

Page 4: responsabilidades por la muerte de José Couso d

junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTAjunio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA11

Papa, en mi opinión, no podía adoptar una

postura distinta a la que tomó. Los textos

conciliares mencionados se refieren a la vi-

gencia del Derecho internacional, a las

inexcusables condiciones de legitimidad que

deberían darse, a la neta distinción entre gue-

rra defensiva y la que pretende someter a

otras naciones, a la guerra de destrucción

indiscriminada, condenable sin paliativos, a

la acción internacional para evitar la guerra.

Pero lo verdaderamente novedoso de la doc-

trina conciliar está en otros puntos. El incre-

mento y perfeccionamiento de las llamadas

“armas científicas” transforman la maldad

y crueldad intrínsecas de la guerra en una

barbarie inhumana, por más que la guerra

pretenda lavarse la cara. Por eso, el Concilio

concluye: «Todo esto nos obliga a examinar

la guerra con una mentalidad totalmente nue-

va». Es en esa nueva mentalidad donde radi-

ca la clave del asunto y se explica la postura

del Papa. En virtud de aquélla, el Concilio

aboga por un acuerdo de las naciones que

permita la prohibición absoluta de toda gue-

rra. Lo que requiere, a tal efecto, una instan-

cia pública universalmente reconocida y

aceptada, y con medios y recursos eficaces.

Vayamos a la segunda razón descartada,

el amor a la paz, del que se afirma que, aun-

que merecedor de respeto, es irrelevante en

política. Yo diría que, hoy, más bien, lo que

es irrelevante es una política que no sirve

denodadamente a la paz mundial. Sobre todo

si tenemos en cuenta que la conciencia ac-

tual de la humanidad ha madurado a tal pun-

to que reconoce en la paz uno de los dere-

chos fundamentales y universales de nueva

generación. Hay que tener en cuenta, ade-

más, que –aun contando con que la paz no es

la mera ausencia de guerra, ni la simple se-

guridad del orden establecido– hoy no son el

arma-mentismo ni el belicismo los que pue-

den garantizar una paz en la justicia y la so-

lidaridad. Se han mostrado, más bien, como

una de sus mayores amenazas. Por eso es irre-

levante para la paz, aparte de muy peligrosa

para la convivencia mundial, una política que

se inventa criterios como el de “guerra pre-

ventiva”. La postura, en cambio, de Juan Pa-

blo II, simplemente manteniéndose fiel a los

postulados conciliares y a las orientaciones

de la Pacem in Terris de uno de sus predece-

sores, Juan XXIII, es y ha sido mucho más

relevante.

Las dos razones mencionadas son de prin-

cipio. Y creía importante rescatarlas porque

las veo operantes en la Iglesia y en el Papa, y

para no reducir a puro pragmatismo las que

enunciemos a continuación. Y aunque la po-

lítica sea práctica, es práctica humana. ¿Y

qué humanidad cabe esperar de ella si se ol-

vida o prescinde de los principios?

DOS DIFERENCIACIONESSIGNIFICATIVAS Y NOTABLES

Más allá de lo dicho, y un poco más a ras del

suelo si se quiere, hallamos otras dos razones.

Se trataría, en realidad, de dos intentos por

parte del Pontífice de distinguir y marcar di-

ferencias. Distinciones y diferencias, por otra

parte, de gran relieve en la situación actual.

A la primera de ellas hace referencia Scalfari

en su artículo “Las razones del Papa”...

Page 5: responsabilidades por la muerte de José Couso d

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA12

aquí y ahora

que no sólo él, el que ha resultado car-gado de densidad política.

UN VIAJE APOSTÓLICO

La visita ha tenido ciertamente, en primer lu-gar, un carácter apostólico: por el relieve, sen-

(El País, 6-IV-03). De la segunda se ocu-

pa Andrea Riccardi, fundador de la italiana

Comunidad San Egidio, en su crónica en la

revista francesa Panorama.

En cuanto al primer desmarque, el Papa

habría tenido un interés especial en distin-

guir “entre cristianismo y Occidente”. Es

cierto que muchos de los valores del cristia-

nismo “forman parte del patrimonio genético

de Occidente”. Pero la guerra contra Irak

no ha sido una guerra entre Oriente y Occi-

dente. Y menos todavía una guerra de reli-

giones. En este marco, la firmeza de la pos-

tura papal ha tenido el significado de un

desmarque claro de las conocidas tesis de

Huntington –uno de los ideólogos del

neoconservadurismo republicano estado-

unidense contemporáneo– sobre el choque

de civilizaciones. Tesis éstas que ponen la

esencia última de la civilización en la reli-

gión, que hacen, por tanto, de la confronta-

ción un choque entre religiones y que algu-

nos han querido ver confirmadas en la re-

ciente contienda. El Papa ha venido a decir

que tal choque de civilizaciones, aparte de

carente de fundamento, es la antítesis del

mensaje universalista de Cristo. La mencio-

nada distinción entre cristianismo y Occi-

dente era importante, por otro lado, como

veremos después, para la práctica

ecuménica con el mundo del islam.

Veamos el segundo desmarque. Tiene lu-

gar dentro del cristianismo mismo. Y se ha

operado en la relación con el cristianismo

neoprotestante de Bush y los suyos, con su

fundamentalismo político-cristiano, con el

Dios de los ejércitos que marcha a la cabeza

de EE UU y que prescinde olímpicamente del

Cristo hecho hombre y victimado por otros

hombres, con la imagen mesiánica de un gran

número de norteamericanos que atribuyen

gratuita y superficialmente a su país un pa-

pel providencial liberador. La toma de dis-

tancia papal respecto a esta visión pone en

evidencia dos conflictos. El primero, entre dos

visiones cristianas: la de la tradición católi-

ca, ortodoxa y evangélica, en parte represen-

tada por el Papa, y la del mencionado cris-

tianismo neoprotestante. El segundo es el que

pone al desnudo que, si hay hoy un proble-

ma ecuménico entre cristianos, ése es el de la

paz. O, dicho en directo, que la paz es hoy el

gran problema ecuménico entre cristianos,

al menos si tenemos en cuenta los efectos de

su no resolución. En todo caso, estando las

cosas como están, el diálogo se torna harto

difícil.

UNA RAZÓN DE FONDO, CONDIFICULTADES Y PROBLEMAS AÑADIDOS

Scalfari insiste especialmente en el motivo

que voy a exponer ahora en último lugar. No

lo hago porque constituya la última razón.

Creo que todas están unidas y que, además,

las dos anteriores problematizan y dificul-

tan la que voy a comentar a continuación.

Porque se trata de la especial preocupación

ecuménica de Juan Pablo II para con el mun-

do del islam y del esfuerzo desplegado res-

pecto al islam abierto, pacífico y tolerante de

otras culturas.

Señala Scalfari: «El ecumenismo católico,

desde el Concilio Vaticano II, pero cada vez

...

...

Nada tiene de extraño que,en momentos de horasbajas del PP y con unaselecciones a las puertas, lajerarquía católica hayavenido a echarle una mano.

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA12

tido y contenido de sus dos actos centrales,por la efectiva voluntad testimonial y de cer-canía del Pontífice, por el contenido de suspalabras. Las llamadas a la santidad de vida,al compromiso con la causa de Cristo, a darun sí generoso a la vocación, a armonizar laacción con la contemplación y la interioridad,a que los jóvenes se conviertan en apóstoles

de sus coetáneos, a orar y trabajar insistente-mente por la paz, a vincular ésta con la ver-dad, la justicia y el amor solidario, a huir detoda complicidad con la violencia, el racismoo el nacionalismo exacerbado, etc., son mues-tra más que sobrada del sentido espiritual yreligioso de esta quinta visita de Juan Pablo II.

Lo dicho no es óbice, sin embargo, paraque, en este mismo terreno de la dimensiónreligiosa de la visita, quepan distintas valora-ciones. Los creyentes, por ejemplo, tras aco-ger los mencionados mensajes del Santo Pa-dre y dejarse interpelar por ellos, tienen per-fecta legitimidad para expresar respetuosa-mente insatisfacciones y discrepancias. Como,sin ir más lejos, acaba de hacerlo elgerundense Fórum Joan Alsina respecto alestilo que muestran estos acontecimientos quecomentamos, a los modelos de comunidad y

Page 6: responsabilidades por la muerte de José Couso d

junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA13

...

do español y el Vaticano, por un lado, y elGobierno español del PP, por otro. ¿Cuáleshan sido esas tensiones? Podemos recordar,que sepamos al menos, tres.

La primera tiene que ver con el agrio en-frentamiento derivado de la pretensión guber-namental –también estuvo implicado elPSOE– de que el Episcopado suscribiera elPacto por las libertades y contra el terroris-

mo y mostrara su conformidad directa y ex-plícita con él, un instrumento político bipar-tidista, partidario en toda regla.

El segundo conflicto se produjo a raíz de lapublicación, en mayo del año pasado, de unapastoral conjunta de los obispos de las dióce-sis vascas. La borrasca fue tal, que se llegó atildar de inmorales a los obispos, y el titularde Exteriores llamó a consultas al Nuncio. Sereclamaba una satisfacción de Roma, quenunca llegó.

La tercera tensión tuvo al parecer su esce-nario en la misma Roma con motivo de lavisita de Aznar al Papa en el marco de la cri-sis de Irak. La posición del Gobierno espa-

ñol, con su presidente a la cabeza, chocabaabierta y frontalmente con la mantenida porel Papa y la jerarquía católica de su propiopaís. Y esto en un asunto especialmente gra-ve y dramático.

UNA CLARA VOLUNTAD DE DISTENSIÓN

Así las cosas, ya en vísperas de la llegada delPapa, trascendió de fuentes vaticanas cono-cedoras de los entresijos de la visita que eravoluntad decidida y expresa de este viaje pa-sar página, coser jirones y volver a imprimirun tono de cordialidad a las relaciones recí-procas. Llegó a mencionarse, incluso, la pa-labra deshielo. Y se anticipó, en este sentido,que no debían esperarse declaraciones espe-ciales ni cuestiones que suscitasen tensionespor parte del Papa. Se adelantaba, en suma,que todo transcurriría por los cauces que sue-len ser habituales en este tipo de actos.

Y así fue, en efecto. El tono fue más que

más desde el principio del pontificado actual,

ha encontrado en el islam uno de sus princi-

pales interlocutores, al igual, si no más, que

las mismas iglesias cristianas, protestantes u

ortodoxas». No hay que olvidar que la figura

profética de Cristo ha tenido un gran relieve

tanto en la mística islámica medieval, como

en las más recientes y acreditadas escuelas

del islamismo. Como tampoco conviene olvi-

dar que no son pocos los países árabes y de

mayoría musulmana con significativa, aun-

que pequeña, presencia cristiana. Cuando

Occidente –o EE UU– se embarca en una gue-

rra contra los países árabes, si de una parte se

invoca a Dios y al cristianismo y, de otra, se

convoca a resistir y a aplastar al infiel en nom-

bre el islam, ya no hay esfuerzo ecuménico

que se sostenga. Todo se viene abajo. Existe

un fundamentalismo islámico; pero existe

también –y se ha mostrado no menor ni de

menores consecuencias– un fundamenta-

lismo cristiano. Ambos deben ser combati-

dos. Y existe, no conviene olvidarlo, un cris-

tianismo abierto en diálogo con un islam

abierto, no tocado por el movimiento wahabí.

de santidad que se presentan y a los anhelosque no hallan respuesta.

UN VIAJE CON DIMENSIONES POLÍTICAS

El viaje papal ha tenido también, además, uncarácter diplomático o, si se prefiere, político–de alta política, diría yo–, que lo hace sus-ceptible de otro tipo de lectura e interpreta-ción. Me refiero, debo aclarar inmediatamen-te, a política “eclesiástica”. Una política éstaen la que se supone están en juego interesesvitales para el catolicismo y la Iglesia.

Una política, por otra parte, dirigida princi-palmente en este caso al PP –y a su Gobier-no–, y que espera encontrar correspondenciaen un partido que, aun sin mostrarse expresa-mente confesional, dice inspirarse en los va-lores cristianos y gira en la órbita democris-tiana internacional.

Esta mirada política al viaje del sucesor dePedro no responde a ninguna veleidad subje-tiva ni es, por tanto, arbitraria. Fue nada me-nos que el portavoz y jefe de prensa del Vati-cano, Joaquín Navarro Valls, quien la pusosobre la mesa discreta y sutilmente. Él fue, enefecto, quien dijo que este viaje era particu-larmente “necesario” por ciertas “discusionesy diferencias” habidas en los últimos tiem-pos. Se refería a tensiones entre el Episcopa-

cordial. Nadie encontró especial motivo

junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA13

Apuntaré, finalmente, que no me cabe

duda de que, tras la preocupación ecuménica

de Juan Pablo II, que venimos comentando

en este último apartado, late el doloroso y

grave conflicto palestino-israelí. Un conflic-

to que, a su tragedia, añade la connotación

de desarrollarse en un escenario que, para

los cristianos, es Tierra Santa y contiene los

Santos Lugares.

Juan XXII en un viaje a la basílica de San Francisco de Asís (1962).

Page 7: responsabilidades por la muerte de José Couso d

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA14

aquí y ahora

... o fundamento para sentirse crispado porverse directamente aludido. Y, por otra parte,las insistencias papales sobre la paz, las rá-pidas menciones a la guerra, la violencia, elterrorismo, el rechazo a un nacionalismo exa-cerbado, la invitación a un talante respetuo-so que propone sin imponer, etc., aparte deenmarcarse en el discurso habitual del Pon-tífice, posibilitaban que cada cual tirara delhilo que le interesaba y llevara a su molinoel agua que deseaba. Así lo hicieron, por lodemás, prácticamente todos. Todos se mos-traron, en sus declaraciones, de acuerdo conel Papa.

Pero la pregunta es: aparte del ya mencio-nado enturbiamiento último de las relaciones,¿por qué el Vaticano y la ConferenciaEpiscopal española veían tan crucial y nece-sario recomponer el entendimiento entre laIglesia y el Gobierno del PP? Creo que, en elfondo, hay dos razones estratégicas de peso.

LO QUE BUSCANEL VATICANO Y LOS OBISPOS

El Vaticano desea tener en el Estado españoly su Gobierno un valedor a su aspiración deque, en el proceso de construcción política dela Europa unida, se tomen en consideraciónexplícita sus raíces cristianas. No hay que ol-vidar el sueño papal de la nueva Europa, a la

que el cristianismo vuelve a dar, mejor aúnque en el pasado y de manera más completa,fundamento y soporte espirituales. Un sue-ño, el mencionado, ya expuesto y lanzadohace años por el Papa actual en Santiago deCompostela. En esta línea, las alusiones deJuan Pablo II a Europa en su último viaje y lainsistente convocatoria a que, en su procesode construcción, España haga valer sus raí-ces cristianas no hacen mas que actualizar unapostura conocida. Representan una discreta eindirecta petición al Gobierno para que tomepostura a favor del reconocimiento explícitode las mencionadas raíces en la futura Cons-titución europea.

Como recientemente recordaba el catedráti-co José Álvarez Junco, hay un debate abiertosobre si Europa debe construirse “sobre baseslaicas, pluriculturales y plurirreligiosas” o so-bre una “esencia cristiana” que sería parte irre-nunciable de su identidad y su imaginario co-lectivo. Obviamente, una u otra salida no sonneutras para los intereses y el futuro de la Igle-sia. Y es claro que el Vaticano apuesta máspor la segunda que por la primera.

Por otro lado, de la mentalidad que subyacetras la apuesta anterior participan aquí, engeneral, nuestros obispos. Impregnados deella, piensan, además, que, en este país y aho-ra, los intereses y el futuro del catolicismoquedan mejor resguardados en contextos,marcos y entornos sociopolíticos como los que

propugna y propicia el PP, o que se muevenen su órbita. Basta con recordar, a título deejemplo, que el semanario diocesano de laArchidiócesis de Madrid se distribuye con elABC; o releer el órgano similar de laArchidiócesis de Pamplona en el que, con fre-cuencia, daría la impresión de que no se pue-de ser cristiano sin comulgar con el ideariomás conservador. Y hablamos de órganos dedos diócesis regidas, respectivamente, por elpresidente y el vicepresidente de la Confe-rencia Episcopal.

Ante lo dicho, nada tiene de extraño que,en momentos de horas bajas del PP y con unaselecciones a las puertas, la jerarquía católicahaya venido a echarle una mano. Es así comocobra todo su sentido lo de la dimensión di-plomática o política del viaje que comenta-mos.

LA FUERZA DE UNA PUESTA EN ESCENA

Sería aberrante y mentiroso decir que el Papaha venido a España para reforzar al PP. Elviaje ha tenido un motivo o pretexto concre-to, la elevación a los altares de cinco cristia-nos españoles, dos hombres y tres mujeres.Ya he dicho que, como es fácilmente com-prensible, se decidió hace tiempo. Pero haymodos y modos de organizar y realizar lascosas, y de proyectar unas u otras imágenessegún intereses y coyunturas. Por eso, es enel cómo se ha desarrollado de hecho la visita–concertada sin duda entre el Vaticano, elcardenal Rouco y el Gobierno español– don-de parece aflorar un tácito intercambio deapoyos, un do ut des de favores recíprocos.

Esta percepción quedaría confirmada notanto por lo que se dijo cuanto por lo que nose dijo; por las personalidades que sí pudie-ron acceder al Papa y las que no; por el re-novado clima de cordialidad; por la puestaen escena; por esa distendida imagen de fa-milia –tan valiosa en este país en coyunturaelectoral– de la cristiana familia de Aznarcon Juan Pablo II…

No es, pues, de extrañar que un periodistatan perspicaz como Antonio Álvarez Solísescribiera en una de sus habituales columnas:«Diga lo que diga el cardenal Rouco, la luzque alumbra este viaje es una luz electoral.

La guerra de Irak ha producido una

anchísima vía de agua en el casco del Go-

bierno de Aznar, y Rouco ha querido sellar

esa brecha». Y concluye un poco más adelan-te: «Parece evidente que el Papa ha sido con-

vertido en una papeleta electoral».

Guillermo Múgica es teólogo.

Page 8: responsabilidades por la muerte de José Couso d

junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA15

lasresponsabilidades

por la muertede José Couso

Desde que el pasado 8 de abril, el cámara de Tele 5 José Couso

pañía A, responsable del carro de com-

bate que efectuó el disparo que mató a José Couso.

En la querella se relatan los hechos que rodearon la

muerte del periodista, y en ella se afirma que el carro

de combate Abrams M1 disparó de forma inten-

cionada contra el hotel Palestina. El sargento estadou-

nidense que hizo los disparos desde este carro, Gib-

son, hablaba así de este suceso, en imágenes emiti-

das por Tele 5: «No disparé inmediatamente sobre

él. Llamé a mis jefes y les dije lo que había visto.

Diez minutos después me llamaron y me dijeron que

disparara sobre él, y eso hice».

Sostienen los querellantes que el ataque constituye

un crimen premeditado y una agresión contra los pe-

riodistas, a fin de evitar que contaran algo que EE

UU había tratado de ocultar desde el comienzo de la

guerra: la matanza de civiles.

Además de utilizar la vía jurídica, los familiares de

José Couso tienen el propósito de continuar movili-

zándose hasta que se atiendan sus demandas. Por eso,

todos los días 8 de cada mes seguirán concentrándo-

se frente a la Embajada de EE UU en Madrid, y to-

dos los martes, frente a la sede del PP. Y además de

asistir a los actos de solidaridad que se puedan orga-

nizar en diferentes ciudades, como el celebrado en

Sevilla el 24 de mayo, proyectan, para el próximo

otoño, convocar unas jornadas con intelectuales, ar-

tistas, periodistas, etc., en el Círculo de Bellas Artes

de Madrid.

(viene de página 2)

l pasado 24 de mayo, jornada de reflexión electoral y

también Día Internacional de Mujeres por la Paz, Ac-

ción Alternativa y Algarive organizaron diversos actos

de solidaridad con las víctimas de la guerra de Irak. Las

acto de solidaridadcon las víctimas

de la guerra

e200 personas que asistieron al acto de Sevilla salieron profun-

damente emocionadas.

En ese acto hubo dos mesas: una de ellas con iraquíes, y otra

con una hermana y un hermano de José Couso, además de Al-

berto Almansa, periodista amigo de Julio Anguita Parrado.

Asistió también la madre de José Couso, a la que María de los

Santos, “de madre a madre”, le cantó flamenco para finalizar

un acto que un par de horas antes habían iniciado Guillermo

Peñalver, Fernanda Teixeira y Ventura Rico con música barro-

ca. En medio, una magnífica actuación del laudista andalusí

Amin Chaachoo; una representación de teatro interpretada por

Maica Barroso y Manuel Monteagudo; las emotivas interven-

ciones de la actriz Ana Fernández y el director de teatro Ricar-

do Iniesta, en nombre de la Plataforma de la Cultura contra la

Guerra; y las poesías de Fátima Gómez y Virtudes Palacio.

Emocionantes fueron, asimismo, los comunicados enviados al

acto por diferentes personas, como los periodistas Javier Ortiz

y Pedro Lázaro (compañero en Bagdad de José Couso); o el

texto que firmaron numerosas personas del mundo de la cultu-

ra, que encabezaban Rosa Regás y La Martirio; la nota del ac-

tor Juan Diego; o la poesía que envió Dulce Chacón para esta

ocasión…

En resumen, fue un magnífico y entrañable acto de denuncia,

de solidaridad y de reivindicación.

Al cierre de este número, nos llega la noticia de

que la Fiscalía de la Audiencia Nacional se

opondrá a la tramitación de la querella

presentada por la familia de José Couso. La

razón aducida es que el crimen se cometió fuera

de España por ciudadanos no españoles.

Page 9: responsabilidades por la muerte de José Couso d

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA

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N ese número, y dentro dela sección “Punto de mira”,se recoge un largo artículode Antonio García Santes-

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Éxodo es la revista que edita el Centro Evangelio y Liberación.Su número 68 (abril de 2003) está dedicado a examinar el discurso del“choque entre civilizaciones”, referido al choque del islam y Occidente.Dirección: C/ Fernández de los Ríos, 2, 3º izda. 28015 Madrid.Telf. 91 447 23 60. Página web: http://www.exodo.org

La sección “A fondo” se abrecon un texto de Hani M. HusseinEl Maadawi, agregado a la Ofi-cina Cultural de la Embajada deEgipto, titulado “La otra cara delislam”, al que siguen otros delislamólogo Jaume Flaquer (“DelCorán al fundamentalismo islá-mico”); del catedrático de Histo-ria del Islam Contemporáneo dela UAM, Bernabé López García(“Religión y cambio social en elislam”); de José A. Zamora, coor-dinador del Foro Ignacio Ellacu-ría de Murcia (“Fundamentalis-mo religioso en EE UU”); y del

OS acuerdos alcanzados enel último trimestre de 2002en la Unión Europea (UE)han preparado el camino

EL

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A El Ecologista es la revista trimestral que edita Ecologistas en Acción. De su número correspondientea la primavera de 2003, extraemos parte del artículo “Fin de la moratoria”, firmado por Eva Hernández.Dirección: c/ Marqués de Leganés, 12, bajo. 28004 Madrid. Tel.: 91 531 27 39.Correo electrónico: comunicació[email protected]. www.ecologistasenaccion.org

mento de trazabilidad y etique-tado irá unido al fin de la mora-toria que desde 1998 Europaimpuso al cultivo de nuevas va-riedades de transgénicos en suscampos. Esto implica que Euro-pa se posiciona claramente a fa-vor de los transgénicos, eso sí,etiquetados, y cede a la presiónde las grandes multinacionalesdel sector.

Si la UE permite el cultivo ennuestros campos de más varie-dades transgénicas, está recha-zando todo principio de precau-ción que debe acompañar a unanueva tecnología. Pasa por altolas recomendaciones de cientí-ficos independientes de todo elmundo, o las de noviembre de2002 de la British Medical Asso-ciation, que pide más estudiossobre los riesgos a medio y lar-go plazo de los transgénicos enla salud y el medio ambiente.

La UE, con esta medida, tam-bién ignora las voces de consu-midores y organizaciones euro-peos, que no quieren transgéni-cos en su alimentación. Ade-más, condena a los agricultoresy a los consumidores a un mer-cado donde el proceso de pro-ducción de los alimentos estácontrolado por unas pocas em-presas multinacionales.

arabista Jalil Bárcena (“Caminosde encuentro islamocristianos entiempos de guerra”).

Finalmente, y dentro de lasección “En la brecha”, pode-mos encontrar estos tres artícu-los: “Cómo dialogar en mediode la violencia”, de Ángel Cal-vo; “Cristianos y musulmanesunidos en la acción solidaria”,de Esteban Tabares, miembrode la asociación “Sevilla Aco-ge”; y “Desde el diálogo de lavida con los inmigrantes”, deTeresa Losada, del Centro Baytal-Thaqafa.

Emases, filósofo y politólogo, ti-tulado “Doce años después”, re-dactado al comienzo de la inva-sión de Irak.

A continuación podemos leeruna entrevista a Sami Naïr, euro-diputado socialista francés ymiembro de la Comisión deAsuntos Exteriores y de Dere-chos Humanos del ParlamentoEuropeo, realizada por EvaristoVillar y Juan José Sánchez.

Lpara acabar con la moratoria so-bre nuevas autorizaciones de or-ganismos modificados genética-mente (OMG). Primero, el 28 denoviembre, el Consejo de Minis-tros de Agricultura llegó a unpacto en referencia al reglamen-to de alimentos y piensos modi-ficados genéticamente. Poste-riormente, los ministros de Me-dio Ambiente también alcanza-ron un acuerdo en materia de eti-quetado y trazabilidad de OGMy de alimentos o piensos deriva-dos de ellos.

Lo convenido por ambos Con-sejos de Ministros supone, res-pecto a la legislación actual, unaampliación del etiquetado. Ade-más de los alimentos que con-sistan en un organismo transgé-nico, por ejemplo tomates, o pro-ductos que contengan esos ali-mentos (un bote de salsa de to-mate), también se deberán eti-quetar aquellos derivados de es-tos organismos, aunque esténmuy procesados (azúcar, leciti-nas usadas en chocolates…).

Sin embargo, los ministroshan permitido hasta un 0,9% depresencia de OGM o derivados

en alimentos y/o piensos sin queéstos deban ser etiquetados.Además, fijaron como admisiblehasta un 0,5% de presencia deaquellos OMG o sus derivadosque no estén permitidos en laUE, durante un periodo de tresaños. En ambos casos, se alegacircunstancias accidentales otécnicamente inevitables parapermitir esta contaminación delos alimentos y/o piensos nomodificados. Por último, recha-zaron la petición de Dinamarcapara etiquetar carne, huevos oleche de animales quehayan sido alimen-tados con pien-sos transgé-nicos.

Ahora, queda esperar la vota-ción del Parlamento sobre loacordado por los ministros, trasla segunda lectura del documen-to. Esta lectura, que tendrá lugarhacia marzo de este año, es po-sible que aporte cambios sobrelo convenido por los ministros.

Ecologistas en Acción reco-noce que la normativa es la másestricta a escala mundial en re-lación con el etiquetado de estosproductos. Sin embargo, cree-mos que el acuerdo presenta as-pectos negativos que deben te-

nerse en cuenta. Prime-ro, consideramos

que la entrada envigor de cual-

quier regla-

Page 10: responsabilidades por la muerte de José Couso d

junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA

L pasado 25 de abril, el Go-bierno español aprobó unReal Decreto Ley de medi-das de reforma económica

FO

UC

E Fouce es el periódico mensual que edita el Sindicato Labrego Galego.Reproducimos, de su número de mayo, el editorial, titulado “SeguridadSocial Agraria: una estocada mortal para el campo”.Dirección: Rúa Touro, nº 21. 15704 Santiago de Compostela (A Coruña).Tlf.: 981 58 04 49.

secuencia de la reforma de laPolítica Agraria Común, estareforma contribuirá de mododecisivo a eliminar muchas ex-plotaciones agrarias en Galiciay a la eliminación de puestos detrabajo indirectos.

Si esta reforma se consolida,en un futuro no muy lejano nosencontraremos con muchas másagricultoras sin derecho a la bajamaternal, sin derecho a elegir nia ser elegidas en las eleccionesprofesionales a cámaras agrarias;con muchas agricultoras y agri-cultores sin derecho a atenciónmédica, medicinas, y sin cober-tura de ningún tipo como las ba-jas o las pensiones.

Se dará también un importan-te aumento del paro y de la emi-gración en Galicia, de la exclu-sión social de los agricultores yagricultoras, y se agravará toda-vía más la situación actual dedesertización del medio rural.

Esta decisión del Gobierno delPP deja bien claro que cuandoéste anuncia una bajada de losimpuestos está escondiendo unataque en toda regla a derechosfundamentales de la población.Bajan los impuestos, fundamen-talmente, a quien puede pagar-los; y eliminan derechos y pres-

Etaciones a la mayoría de las per-sonas. Por todo esto, es totalmen-te inaceptable la supresión delREASS.

Desde el SLG valoramos lasupresión de la condición de quela actividad agraria fuese mediode vida fundamental para la fa-milia como una consecuenciadirecta de siete años de lucha dela Secretaría de la Mujer delSLG; siete años de trabajos paraeliminar esta traba que estaba im-posibilitando que muchas agri-cultoras casadas o emparen-tadas hasta el tercer grado deconsanguinidad con una perso-na que cotizase en autónomos, yque muchas mujeres casadas conhombres que trabajando fuera dela explotación ganasen más queellas, pudiesen cotizar en elREASS.

A partir de este momento, elSindicato Labrego Galego pon-drá en marcha toda una serie deacciones para forzar al Gobiernoa mantener un Régimen EspecialAgrario de la Seguridad Socialen el que la cotización se esta-blezca en función de la renta realde las explotaciones, y en el quela cobertura sea la misma quepara los trabajadores y trabaja-dores del régimen general.

en el que, entre otras cuestiones,modifica el sistema de cotizacióndel Régimen Especial Agrario dela Seguridad Social (REASS) detal modo que, a partir del 1 deenero de 2004, cada año iráincrementándose la cotizaciónhasta llegar a 2018, año en quepagaremos lo mismo que coti-zan las personas que están enautónomos; también se modifi-ca la condición de medio de vidafundamental para la familia.

Para el Sindicato Labrego Ga-lego (SLG), eliminar el REASSes un hecho tremendamente ne-gativo que impedirá que muchosagricultores y muchísimas agri-cultoras no puedan afrontar loselevados pagos que lleva apare-jado cotizar como autónomos.

Hay que tener en cuenta queya en la actualidad hay muchasmujeres, y personas jóvenes, queaunque trabajan en una explota-ción no pueden cotizar debido aque sus ingresos no dan para másde una cotización.

Si a esto le añadimos la posi-ble bajada de los precios denuestros productos como con-

4. Etengabeko gerranon amaituko ote?, Mikel Larraz.

5. Bajo la batuta militar ocupante,Ion Arregi.

7. Entrevista a Jabier Barandiaran,brigadista en Bagdad, Urtzi Urkizu.

10. Polizia-indarrek, libertateahelburu?, Joxe Iriarte Bikila.

12. Identidades fronterizas yfederalismos multinacionales,Kepa Bilbao.

16. Elecciones municipales:entrevistas a Emilio Guevara,Iñaki Irazabalbeitia, Oskar Matute,Pedro Albite, Mikel Isasi,Milagros Rubio e Iñaki Uribarri.

30. El sindicalismo y la oposicióna la guerra, Antonio Antón.

31. La política de inmigracióndel Gobierno vasco.

34. Miedo a la inseguridad,César Manzanos.

36. Reflexiones sobre el miedo,John Berger.

38. Las bombas de racimo,Alberto Piris.

39. EE UU: abucheando la paz,Susan Sontag.

43. El antagonismo UE-EE UU,Santi Ramírez.

44. Antiamericano, ¿por qué?,Javier Ortiz.

45. Cuba duele, Eduardo Galeano.

46. Elecciones en El Salvador,Argentina y Paraguay.

48. Reflexiones analíticas,Joseba Marijuán.

50. Gaur egungo anterkiaeztabaidagai, Joxemari Carrere.

51. Poesia… soziala?, Oier Gillan.

52. Oteiza: centauro fronterizoy paradójico, Fernando Golvano.

54. Memorias, de Juan Goytisolo,Elena Adrián.

57. Música: la ex familia Thompsony otros, Pedro Elías Igartua.

hika:

C/ Peña y Goñi, 13, 1º. 20002 San Sebastián.Travesía de las Escuelas, 1, 1º. 48006 Bilbao.Tel.: 944 790 156 y 943 320 914.Correo electrónico: [email protected]

Número 143/144.Abril-mayo de 2003

hikahika

Page 11: responsabilidades por la muerte de José Couso d

nº 138/junio 2003PÁGINA ABIERTA

Para contactar con

Pensamiento Crítico

[email protected]

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20 de mayo de 2003

Federación de Asociaciones de Dinamización Sociocultural (FADS) c/ San Felipe Neri, 4, bajo. 28013 Madrid. CIF: G81067506. Teléfono 915 470

200

Antonio AntónRentas básicas, trabajo

y reciprocidad

Rafael AriasBowling for Columbine. Un

valiente enel país del miedo

Isaac BigioLos gases

se hicieron gas

Francisco CastejónLos efectos ambientalesde la guerra contra Irak

Cese de la campaña afavor de Amina Lawal

Jean-Charles DepauleMaxime Rodinson.

Entre Islam et Occident

Luis Hernández NavarroMéxico: La difícil unidad

contra la guerra

Hélène L´HeuilletLa généalogie

de la police

Javier de LucasEl Derecho, la política

y la vida despuésde la guerra

Consuelo RamónCambios en el ordeninternacional tras la

agresión a Irak

Eleanor RobsonUna locura con métodoen el saqueo del museo

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Pensamiento crítico para una acción solidaria.Comprender el mundo para transformarlo

Un viejo hombre árabe vivía en Idaho, desde hacía 40 años. Quería plantar patatas en su jardín, pero

arar la tierra era un trabajo muy pesado. Su único hijo, Ahmed, está estudiando en Francia. El hombre

viejo le manda un mail a su hijo explicándole el problema:

– Querido Ahmed, me siento mal porque no voy a poder plantar mi jardín con patatas este año. Estoy

muy viejo para arar las parcelas. Si tú estuvieras aquí, todos mis problemas desaparecerían. Sé que tú

levantarías y removerías toda la tierra por mí. Te quiere, papá.

Pocos días después recibe un mail de su hijo:

– Querido padre, por todo lo que más quieras, no toques la tierra de ese jardín, ahí es donde tengo

escondido aquello. Te quiere, Ahmed.

A las 4 horas de la siguiente mañana aparecen la Policía local, agentes del FBI, de la CIA y represen-

tantes del Pentágono que revuelven todo el jardín buscando materiales para construir bombas, ántrax o

lo que sea. No encuentran nada y se van.

Ese mismo día el hombre recibe otro mail de su hijo:

– Querido padre, seguramente ya podrás plantar las patatas. Te quiere, Ahmed.

una historieta en la Red

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PÁGINA ABIERTA mayo 2003/nº 137

P a G I N Aa b i e r t a

mayo 2003 número 137

el caso d

el Prestige

De la serie de máscaras de Tom Huffman (1986).

expertos,ciudadanos,decisionesy riesgos

Jorge Álvarez Yágüez y Carmela García González

Page 13: responsabilidades por la muerte de José Couso d

2

Los teóricos sociales tratan, desde distintas tradiciones, dedar cuenta de las transformaciones que se están producien-do en las sociedades modernas tecnificadas y crecien-tementeglobalizadas. Sus enfoques son diversos, pero tienen en co-mún el señalar, entre otros aspectos, los nuevos ámbitosabiertos a las decisiones políticas y a la responsabilidad, ylas nuevas condiciones bajo las que se toman esas decisio-nes (desbordamiento de los marcos de decisión tradiciona-les, incertidumbre, pluralidad y, a la vez, fragmentación...)Entre ellos, el sociólogo Ulrich Beck, con su formulación dela Sociedad del Riesgo (global) –y toda la estela de trabajossobre el riesgo–, y el filósofo-sociólogo de la ciencia BrunoLatour y su análisis de la tecnociencia, pueden venir al casopara analizar algunos de los aspectos que se han manifes-tado en la crisis del Prestige.

Pretendemos aquí poner de relieve algunos elementosque han aflorado en esta catástrofe que, al tiempo que pue-den iluminar aspectos generales de nuestras sociedades, nossirven para interrogarnos críticamente acerca del papel delos expertos y de los ciudadanos en la toma de decisiones enlas situaciones de riesgo y, en general, respecto a todo elentramado tecnocientífico que condiciona hoy tandeterminantemente nuestras vidas.

Sociedad del Riesgo

Los ideales de progreso lineal del complejo científico-téc-nico y de la racionalidad que han dominado en la moder-nidad, la aspiración a la certeza en el control de nuestras

el caso del Prestige

expertos, ciudadanos,decisiones y riesgos

Jorge Álvarez Yágüez y Carmela García González

le ocurre, se vuelve autocrítica con respecto a sus propiasrealizaciones. Para U. Beck (1), es ésta una nueva moder-nidad en la que surgen los riesgos como eje central de losconflictos sociales. Aunque no estemos dispuestos a ir tanlejos como para considerar éste el elemento esencial quevertebra los conflictos en estas sociedades, sí se puede asu-mir que la producción de riesgos ecológicos, relativos a lasalud, económicos, militares, etc., es un elemento funda-mental en gran parte de los debates sociales y de los con-flictos políticos.

Beck caracteriza el riego como «el enfoque moderno dela previsión y control de las consecuencias futuras de la ac-ción humana, las diversas consecuencias no deseadas de lamodernidad radicalizada» (2). La noción de riesgo no se re-fiere al peligro entrañado por el impacto de las fuerzasingobernables de la naturaleza, sino a los daños potencia-les dependientes de las acciones humanas y, en consecuen-cia, a la responsabilidad sobre las decisiones previas (poracción u omisión), a las condiciones en las que se tomanesas decisiones, y también a la incertidumbre que las rodeay que producimos también con las acciones, incertidumbreque ahora percibimos como tal, toda vez que la idea decontrol total del sistema se ve sustituida por la de controla-bilidad limitada.

Ha cambiado la percepción de nuestras acciones: elalcance de ellas va más allá de la capacidad que tenemosde controlar sus resultados; no poseemos las claves de to-das las variables que interactúan en los procesos comple-jos que impulsamos o sobre los que intervenimos; la posi-bilidad de intervención técnica, de manipulación, de ac-

La resonancia social de

la catástrofe ecológica,

percibida como tal, y

percibida como

producida,

no ha tenido en este país

un antecedente similar.

relaciones con la naturaleza y denuestras acciones en general, se des-vanecen en nuestro tiempo. La so-ciedad recibe el reflejo de sus accio-nes, los resultados no deseados nicalculados de sus acciones, de sus in-tervenciones técnicas, y, además,empieza a analizar esta situación,ahora convertida en problema. Esésta una sociedad reflexiva en el do-ble sentido de receptora de los refle-jos, de las consecuencias, y de re-flexión, que piensa, tematiza lo que

ción está por encima del conocimien-to, de la representación y cálculo cer-tero de los resultados; y los sistemasque empleamos para aumentar elcontrol generan a su vez nuevos es-pacios de incertidumbres. Es la so-ciedad de la tecnociencia desarrolla-da, de la modernidad radica-lizada,en palabras de Beck.

Un caso claro de esta formulaciónson los riesgos medioambientales y lascrisis ecológicas que hemos provoca-do. En esta sociedad, la intervención

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PÁGINA ABIERTA mayo 2003/nº 137

3

sobre la naturaleza no puede ser vista por más tiempo comoun asunto de la ciencia y sus especialistas, del saber de losexpertos, que supuestamente describe de forma neutra elmundo y diseña su gobierno. Esta intervención no es sólo unproblema técnico, sino también un problema político.

Riesgo y reflexividad son dos elementos centrales queaparecen ligados en la situación creada por la marea negradel Prestige. Si se compara la reacción que la sociedad hatenido respecto a otras mareas negras sucedidas en Galicia–ésta es la quinta en los últimos 30 años–, vemos cómo seha extendido entre amplísimos sectores de la población laconciencia de que esto ha sido una catástrofe ecológica evi-table y no una desdichada fatalidad ante la que no cabesino resignarse. La resonancia social de la catástrofeecológica, percibida como tal, y percibida como producida,no ha tenido en este país un antecedente similar. En conse-cuencia, la pregunta acerca de la responsabilidad no se hahecho esperar (algo que conduce a un encadenamientomúltiple de responsabilidades que recaen sobre el controldel tráfico marítimo, sobre la opaca red de sociedades quelo articula, sobre las lagunas y complejos aspectos legalesque colapsan el control efectivo, y, finalmente, las respon-sabilidades políticas). Además, se considera un asunto decalado político, y no sólo por la respuesta del Gobierno (in-competente, tardía y basada en criterios confusos y no bienexplicados todavía), que ha agravado la situación, sino por-que los problemas antes en manos de los hados del destino,luego en manos de los técnicos, son ahora objeto de debatepor el conjunto de la sociedad. La sociedad exige informa-ción, entra en el problema, reflexiona, opina sobre lo queproducimos y expresa su protesta.

En estos conflictos de riesgo, según Beck, el reparto de“males” suscita y motiva las posiciones que en los conflic-tos clásicos ocasiona la distribución de bienes. Esto no sig-nifica que no sean ya importantes o numerosos los conflic-tos por el reparto de bienes (las reivindicaciones más fuer-tes que hoy se hacen a escala global pertenecen al campode la justicia distributiva, como evidencia el Foro de PortoAlegre). Sin embargo, los nuevos conflictos atañen tam-bién al reparto de esos efectos no deseados. Los “males”no se distribuyen de manera totalmente aleatoria, claro,pero tampoco a la manera clásica, en que una clase socialo un colectivo definido es el único que los sufre. Los malesen las crisis ambientales son predominantementeinterclasistas, no respetan barreras sociales, como tampo-co fronteras políticas.

En el caso de la marea negra, son claramente los mari-neros y gentes del mar los más afectados, los más “débiles”en esta situación, pero también muchos otros ciudadanos, yno sólo los que dependen de trabajos indirectos sobre losque repercute la crisis del sector pesquero y, tal vez, turísti-co; el espectro se amplía a los ciudadanos, en general, quepadecemos y padecerán la pérdida de calidad ambiental,pérdida que comienza a ser problematizada –felizmente–como un mal global, aunque estemos alejados físicamentedel lugar. Esta distribución difusa de males se revela capazde acercar al conflicto a sectores muy variados de la pobla-ción. La movilización de los ciudadanos –la multitud de vo-luntarios que trabaja en la limpieza de la costa; la platafor-ma Nunca Máis, integrada por más de 300 asociacionesculturales, de vecinos, deportivas, cofradías de pescadores,

partidos, sindicatos, artistas, intelectuales y, por supuesto,colectivos ecologistas; y la marea humana que se manifies-ta en las calles– es una muestra de cómo en estas socieda-des reflexivas se articulan las iniciativas de los ciudadanosde las más variadas tendencias ante problemas que enotros momentos no hubieran movilizado a la opinión pú-blica. Esta marea humana no sólo expresa su crítica en lacalle, sino que interviene, expresa su protesta y tambiéntrabaja en la limpieza de las costas o en el cuidado de lafauna dañada (3).

Ante un cambio de esta magnitud en la conciencia yactitud de los ciudadanos, en consonancia con el reto plan-teado a las sociedades actuales por los efectos incontrola-bles de determinadas acciones, indigna la actuación del Go-bierno, que intenta censurar la información, ocultar los pro-blemas y evitar el debate, y ataca con toda clase de manio-bras a las plataformas surgidas al calor del movimiento deprotesta. La respuesta gubernamental se diría propia de lassociedades de la primera modernidad, incapaz de compren-der las transformaciones y orientación sociopolítica de lamodernidad reflexiva.

Los contextos de incertidumbrey riesgo. La ciencia ylos expertos en la toma de decisiones

En estos contextos de riesgo, surge la pregunta sobre la po-sibilidad del cálculo certero y del control de los resultados delas intervenciones técnicas; e, inevitablemente, sobre losprocedimientos y responsabilidades en la toma de decisio-nes, con lo que éstas se cargan de significado político. Vaya-mos, pues, con la primera de estas cuestiones: la situaciónde riesgo que surge allí donde hay incertidumbre acerca delfuturo resultado.

La incertidumbre puede, en efecto, tener distintos oríge-nes: la falta de datos fiables que nos permitan concluir unmodelo de comportamiento, la propia complejidad del sis-tema que se resiste a la modelización, o su variabilidad enel tiempo, etc. Pero más allá de este o aquel elemento, haceya tiempo que el ideal cartesiano de certeza ha tenido queser orillado por la teoría de la ciencia, que desde las afina-das críticas a los criterios de verificación (Popper), al princi-pio de la infradeterminación de las teorías por los datosempíricos (Duhem, Quine), pasando por el desvelamientode la carga teórica de la observación (Hanson), nos mostra-rían la imposibilidad de un conocimiento seguro.

Hemos tenido que rebajar las pretensiones de nuestrosaber a medida que más sabíamos acerca de él. Nos hemosido dando cuenta de la simplificación en la que incurríamos.Además, no se trata tan sólo de que nos hiciéramos unaidea errónea del quehacer científico, sino de que éste se hatransformado en una medida tal, que la mayor penetraciónen la complejidad de los sistemas, unida al efecto de lasintervenciones, tanto de las requeridas para la propia ob-tención del conocimiento como de las orientadas al diseñoo transformación de lo real, hace que la incertidumbre seaalgo consustancial al propio saber. De ahí la paradoja deque lo incierto no sea tanto una consecuencia de la igno-rancia, como el viejo paradigma nos hacía pensar, sino efectodel propio conocimiento. La vieja oposición conceptual sa-

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ber/incertidumbre ha de ser sustituida por la de la continui-dad saber-incertidumbre. Ya no podemos pensar, pues, enla falta de dominio del amplio territorio de la incertidumbrecomo un fracaso de la Razón, sino como algo que necesa-riamente la acompaña (Bauman). La idea que del conoci-miento nos hacemos en la denominada modernidad reflexi-va (Beck), tardomodernidad (Giddens), modernidad líquida(Bauman)... es muy otra de la que brilló a lo largo de laprimera modernidad.

Algunos teóricos de la ciencia como Jasanoff, o Funtowiczy Ravetz (4) han hecho algunas distinciones al respecto quetienen gran interés para mostrar cuál es la verdadera situa-ción del conocimiento con el que intervenimos en el mundo.Se distingue entre ciencia académica, denominada por otrosciencia normal, y ciencia reguladora, o también posnor-mal.La primera se produciría en ambientes de consenso, sobreun cuerpo de conocimientos bien establecido, gozaría deestándares de control metodológico definidos, se de-senvolvería en tiempos no prefijados que permiten dirimirlas controversias o aplazarlas, no se ve obligada a la clausu-ra del problema, trabajaría en contextos de incertidumbrelimitada; además, las apuestas de decisión, y por tanto deriesgo, que los márgenes de incertidumbre inevitable plan-tean serían bajos.

Pero no suele ser este primer tipo de ciencia el que ope-ra en los contextos de riesgo, sino más bien el segundo tipo,el de la ciencia reguladora, o posnormal, caracterizada porun cuerpo más controvertido de conocimientos, frecuente-mente expuesto a constantes disensiones, sin un paradigmadominante; con una actividad de naturaleza siempremultidisciplinar, sometida a limitaciones de tiempo para elhallazgo de conclusiones, se mueve con márgenes ampliosde incertidumbre, de inputs blandos de conocimientos quecontrastan con los outputs duros por lo que se refiere a losriesgos asumidos o a la gravedad de las consecuencias po-

sibles. Los análisis de problemas y riesgos ecológicos o sani-tarios se inscribirían en este segundo tipo de ciencia.

Las tesis del siempre incisivo y polémico Bruno Latour (5),aunque no compartamos su extremismo sociologista, pue-den ser también esclarecedoras en este punto. Distingueentre dos modelos del conocimiento científico: el modelodenominado “Ciencia”, que correspondería a la idea quetradicionalmente se ha sostenido de lo que es este tipo desaber, y el modelo que denomina “Investigación”, que daríacuenta de la realidad actual de nuestro conocimiento. Mien-tras que el primero entendería la ciencia como un saberque mediante su certidumbre pone orden allí donde reina-ba el caos, que clausura controversias con sus conclusio-nes definitivas, halladas a través de una paciente pesquisalibre de ingerencias externas, un saber para el que lo so-cial cuando interviene en su campo no puede representarsino una fuente de errores; un saber que se mueve segúnuna flecha temporal que va de la oscuridad a la claridad,de un pasado de pobreza, superstición y patologías de todaíndole a un futuro de avances y control humano sabio, etc.

El segundo modelo nos presenta un panorama bien dis-tinto. El saber propio de la Investigación no introduce simpli-cidad u orden sino complejidad, no zanja definitivamente lacontroversia sino que a menudo suele alimentarla, abrenuevos horizontes de incertidumbre; tampoco es un saberajeno al ámbito social, ni connota a éste como algo negati-vo, se mueve en una multiplicidad de sujetos en los que labarrera antes clara de lo interno al ámbito del conocimientoy lo externo quedan a menudo difuminadas. Latour hablade “experimento colectivo” para referirse a esta situación desujetos plurales del conocimiento en el que la sociedad, demuy diversas maneras y a través de conductos múltiples,toma también parte en la gran conversación de la ciencia yarbitraje de sus recetas para paliar los males. Con una au-daz imagen, Latour fotografía esta diferencia: «Si compara-

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mos a Galileo murmurando en solitario en su celda “¡y, sinembargo se mueve!” con la reunión de Kyoto, en la que jefesde Estado, lobbys y científicos estaban reunidos juntos en lamisma habitación del mismo palacio para discutir cómo debemoverse la Tierra, calibramos la diferencia entre Ciencia eInvestigación» (6).

El propósito de Latour con toda esta labor desmitificadorano es ni mucho menos poner en cuestión el valor del sabercientífico, sino redefinir su verdadero papel de modo que enningún caso los sujetos sociales puedan ser marginados deun ámbito en que su acción es totalmente pertinente, enabsoluto perturbadora de los procesos de conocimiento ydecisión. Lo que Latour viene a defender, y en esto convergeen general con los denominados estudios CTS (de CienciaTecnología y Sociedad), es un New Deal, un nuevo contratoentre ciencia y sociedad ya no definido, como ocurría en elviejo paradigma, por relaciones de externalidad y jerarquía,sino de complicación y cooperación.

El papel de los expertos

Estas consideraciones nos son de utilidad para examinar al-gunos aspectos de la catástrofe representada por la últimamarea negra. A lo largo de la crisis del Prestige nos hemospreguntado en numerosas ocasiones por las opiniones y losinformes de los científicos y expertos. ¿Qué papel han des-empeñado los expertos? O tal vez sea más exacto pregun-tarse: ¿qué papel podían haber tenido los expertos?, ¿te-nían los expertos la solución?

Ahora sabemos que no se recurrió a los expertos paraevaluar la situación crítica en el momento de la amenaza, nise ha articulado bien su colaboración en la crisis a lo largode los primeros meses de la catástrofe; finalmente, la pro-testa de la comunidad científica se ha hecho pública: losexpertos supuestamente consultados por los responsablesdel Ministerio de Fomento en los momentos del accidentedesmienten su participación en la cuestionada decisión dealejar el barco; el manifiesto de más de 400 científicos pu-blicado en la prensa española y en la prestigiosa revistaScience reflejaba la preocupación de esta comunidad deja-da de lado; todo un rosario de denuncias acerca de lamarginación de los científicos y de la descoordinación en ladirección técnica de las tareas de limpieza y de los planes deremediación se extiende hasta hoy, principios de marzo.

Resulta llamativo cómo en muchas protestas de los ex-pertos se denuncia no sólo su invisibilidad en el proceso,sino que se lamenta la «politización de las decisiones toma-

más ciencia y más política, pues ambas van ligadas en estascuestiones del riesgo; o, mejor, comprender de otro modola relación entre ciencia y política (7).

El problema es que en la singular situación de toma dedecisiones del caso Prestige la Administración pareció remi-tirnos de pronto a una especie de época primitiva, preilus-trada, en que la sacrosanta autoridad se creía imbuida deuna asistencia providencial que no necesitaba de recurrir almodesto y profano saber de la ciencia, o a un momento yano tan alejado en que el recurso al científico –al científicoseleccionado ad hoc– sólo se da a posteriori como instru-mento de legitimación de la decisión tomada. Esta singula-ridad del caso español no debe, sin embargo, distorsionarnuestra percepción de lo que es el verdadero estatuto delconocimiento científico, del papel de los expertos, y del lu-gar de los sujetos sociales y políticos.

No podemos dejar que despierte en nosotros el reflejocorrespondiente al viejo paradigma que nos remita a la ideade una ciencia de certezas salvadoras, que en cierto modoexima a un sujeto siempre plural de la responsabilidad in-herente al concepto de “decisión”, que nos lleve a creer quela decisión es una mera derivación algorítmica del saberexperto y que, por ende, cuando aparece un sujeto no epis-témicamente investido éste haya de ser considerado como“intruso”; en fin, que deje todo el gobierno de estas situa-ciones en manos de los expertos, imperio del régimentecnocrático.

Veamos más concretamente el caso. En primer lugar,¿cómo habría que entender la participación de los exper-tos? Ante problemas complejos, con muchos elementosheterogéneos como variables, como ocurre siempre en lassituaciones de riesgo ecológico, cabe interrogarse por a quiénpodemos considerar “experto”. En la crisis del Prestige loserían, entre otros, los técnicos de la marina especializadosen salvamento, los especialistas de las empresas privadasde salvamento contratadas por el armador, los ingenierosnavales que deben estimar el comportamiento del cascodel barco, los oceanógrafos que nos hablan de las corrien-tes marinas y establecen modelos de las trayectorias delfuel vertido, los ecólogos y especialistas en contaminaciónque pueden señalar zonas vulnerables que deben prote-gerse y pautas de actuación para evitar la dispersión delcontaminante, especialistas en pesquerías que han de cal-cular daños a la economía de la zona, especialistas enbiorremediación y saneamiento de las costas, químicos es-pecialistas en hidrocarburos que han de calibrar el com-portamiento del fuel en distintas condiciones, los técnicosde los ministerios implicados... Era preciso, pues, organi-

No se recurrió a los expertos

para evaluar la situación

crítica en el momento de la

amenaza, ni se ha articulado

bien su colaboración en la

crisis a lo largo de los primeros

meses de la catástrofe.

zar una comisión urgente que re-uniera un conjunto variado de ex-pertos.

Resulta, en efecto, sorprendentela invisibilidad no sólo de los “cientí-ficos académicos” del Instituto deOceanografía y otros centros delCSIC, sino incluso de los propios téc-nicos del Ministerio de Medio Am-biente y de la Consellería de MedioAmbiente. No se puede entenderbien que sólo fuera Fomento el or-ganismo decisivo, y que se decidie-

das, ajenas a los criterios científicos».¿Más ciencia y menos política es lasolución? Aunque se entiende muybien la protesta de la inexplicable-mente marginada comunidad cien-tífica, tal vez sea interesante plan-tearse que ciencia y política no vanya tan separadas en las cuestionesque nos ocupan, como el New Deallatouriano quería poner de relieve,y que tal vez el problema no fue lapolítica, sino la forma de hacer polí-tica; tal vez, lo que necesitamos es

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ra, como ahora parece estar claro, en un pequeño grupo ysin apenas información sobre las consecuencias posibles. Silas cosas marchasen de otro modo tendríamos que estar,pues, ante un conjunto muy diverso de expertos, de los queno cabe suponer, sin embargo, se desprenda una soluciónunívoca como propuesta. Cada uno de ellos hablaría de unelemento del complejo problema. No es extraño que lasrespuestas de un ingeniero puedan chocar con las del ecólogoo con las pautas de las empresas de salvamento en tantoque maximizan aspectos distintos: el propósito de salvar lamayor parte posible de la carga, salvar el barco o intentar lamenor dispersión de la contaminación, pueden no coincidiren el procedimiento que ha de seguirse.

Los expertos, por una parte, nos indican en muchas si-tuaciones las posibilidades técnicas para alcanzar un objeti-vo de rango previamente acotado, segregado del resto delos elementos de la situación global. Pero sucede tambiénque las respuestas que se solicitan se apremian con urgen-cia y en condiciones que ya no son las propias del sosegadoambiente de “laboratorio” controlado por el investigador,sino en condiciones de datos incompletos e inseguros. Esta-ríamos, pues, ante una situación de ciencia reguladora oposnormal.

Algunas cuestionesplanteadas durante la crisis

Si tenemos en cuenta, por ejemplo, algunas de las cuestio-nes que se plantearon en distintos momentos de la crisis,podemos comprender algunas de las notas distintivas pro-pias de las situaciones de evaluación de riesgos, relativas ala situación del conocimiento, la intervención de los sujetos,y particularmente del carácter incierto o no unívocamenteconcluyente de sus resultados:• En el primer momento, en el que hay que tomar una de-cisión urgente y no hay tiempo para informes exhaustivos,los expertos en salvamento, técnicos de la marina e ingenie-ros navales pueden hacer una propuesta rápida que tengaen cuenta el calado del buque, los daños previsibles, lascondiciones de temporal que se padecían, el comportamientodel casco y su posible resistencia para el remolque, y, final-mente, los lugares de la costa que podrían recibir el buquesiniestrado, o evaluar la posibilidad de trasvasar la carga en

alta mar. No hay posibilidad de obtener seguridad respectoa cómo se comportará el barco en una situación (alejamien-to en alta mar) u otra (trasvase o acercamiento a la costa).En estas situaciones, los expertos parecen coincidir en uncriterio de carácter general, criterio de caución que aconse-jaría en todo caso no alejar el barco siniestrado, pero espreciso reconocer los muchos elementos de indetermina-ción que acompañan a cada una de las respuestas posibles.• Una vez hundido el barco, con más tiempo esta vez, losingenieros tratan de predecir el efecto de la corrosión a lar-go plazo en los tanques del buque; pero no existen datosconcluyentes de los efectos de la corrosión sobre metales asemejante profundidad; la aproximación que se maneja esla de un buque hundido en el Pacífico a 1.830 metros deprofundidad, pero las condiciones ahora son distintas; sehace necesario realizar estimaciones de las cantidades deoxígeno en el agua y de dióxido de carbono a esas profun-didades y su efecto sobre el metal; tampoco está claro elposible efecto del impacto con el fondo, que hace másvulnerable el casco, etc. Dada esta base de investigación,tampoco parece lógico esperar una respuesta totalmenteconcluyente.• La evaluación del posible comportamiento del fuel quequeda en los tanques del buque hundido es otra muestra.En los laboratorios se ha podido ensayar con mezclas distin-tas de hidrocarburos sometidas a un rango variado de con-diciones de presión y temperatura, obteniéndose así datossobre el estado físico final de la mezcla; pero en el contextoen el que se solicita la cualificada, sin duda, opinión de losexpertos surge la discrepancia. La dificultad de predecir lasolidificación se ha puesto de manifiesto por falta de datosconcretos sobre la mezcla exacta de hidrocarburos (no esuna mezcla de laboratorio de composición exactamente co-nocida, sino que la información de la compañía petrolerapropietaria del hidrocarburo es opaca, se precisa tomarmuestras y realizar análisis, pero tampoco se sabe con cer-teza si todos los tanques llevan la misma carga...), y porquetampoco se tiene conocimiento exacto de la temperatura ala que viajaba el fuel (factor que puede hacer variar el tiem-po de enfriamiento preciso para quedar por debajo de latemperatura de fusión y que el fuel se solidifique), de lascondiciones exactas del fondo donde reposa el barco hundi-do. Las conclusiones de los expertos en esta situación pue-den entrar en conflicto y, en consecuencia, no podemos sa-

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ber a qué atenernos con seguridad respectoa la solidificación del fluido y las distintassoluciones que conviene adoptar en tal caso.• Las posibles soluciones para el barco hun-dido son también objeto de análisis, y lacontroversia será difícil de zanjar. Se barajala propuesta de sellar el pecio con una es-pecie de sarcófago que impida la salida dela indeterminada cantidad de fuel que que-da en los tanques. Otra posibilidad que seha planteado es intentar la extracción delfuel, maniobra no ensayada nunca a seme-jante profundidad; los científicos discuten lospros y los contras técnicos de estas solucio-nes. No hay una solución clara ante una si-tuación que es una novedad.

en el agua; y del efecto sobre las comunida-des de los sedimentos y fondos rocosos don-de el fuel perdura más. Se hace preciso to-mar muestras en distintas zonas afectadas,y comparar los datos con la información dela estructura de las poblaciones en la situa-ción anterior a la marea negra, siempre quese tengan estos datos, que no suele ser elcaso, para determinar el efecto del fuel alargo plazo sobre las comunidades de orga-nismos. Sabemos que los vertidos de hidro-carburos producen mortandad de larvas,disminución de la fertilidad, efectostoxicológicos a largo plazo, pero habrá queestimar con el tiempo su efecto concreto encada una de las distintas zonas contamina-

Cada marea

negra producida

en los últimos

tiempos ha servido

de “laboratorio” de

ensayo de distintos

procedimientos

para eliminar

los hidrocarburos

de la costa.

• Sobre las técnicas de limpieza que se deben emplear tam-poco tenemos una propuesta unívoca. Cada marea negraproducida en los últimos tiempos ha servido de “laborato-rio” de ensayo de distintos procedimientos para eliminar loshidrocarburos de la costa. Se han ensayado, en otras oca-siones, procedimientos químicos con distintas sustancias parafacilitar que las manchas se despeguen de las rocas o quefaciliten la dispersión de los hidrocarburos (la acción de losdispersantes varía en función de la densidad del fuel, deforma que los fueles pesados se dispersan peor), pero noestán bien evaluados los efectos de estas técnicas sobre elecosistema, pues se añaden compuestos químicos que pue-den perjudicar a las comunidades de organismos, sin olvi-dar que, en cualquier caso, el hidrocarburo, si bien disper-so, queda en el agua; los expertos parecen aconsejar, en-tonces, como mejor estrategia el empleo de técnicas mecá-nicas, que parece producen menos daños (sistemas de aguaa presión, retirada manual con paciencia y cuidado...); fi-nalmente, y dado que tenemos científicos que trabajan enbiorremediación, se está planteando ensayar estas técnicasen algunas zonas de especial interés como lo es el ParqueNacional de las Illas Atlánticas, empleando bacterias quedegradan hidrocarburos, y se discute el tipo de bacteriasque se han de emplear y la forma de hacerlo: como losmicroorganismos que biodegradan el fuel son distintos encada ambiente, se plantea la opción de añadir bacterias delas especies autóctonas o la de fomentar la proliferación delas ya existentes aportando suministros de nutrientes; tam-bién se estudia el impacto de esto sobre las especies y per-durabilidad de cada componente añadido al ecosistema.De nuevo, las costas contaminadas se convertirán en “labo-ratorios” para el ensayo de estas interesantes técnicas debiorremediación.• Los cálculos y estimaciones de los expertos sobre los dañosy la recuperación de los ecosistemas también son otra mues-tra de esta forma de conocimiento. Es difícil establecer eltiempo necesario para la recuperación de los ecosistemasafectados. No todas las zonas están igualmente afectadas, yla dinámica de las aguas no es la misma en todos los puntosde la costa. Tenemos estudios previos y experiencia de otrasmareas negras que pueden orientar inicialmente; sabemosque las zonas pueden tardar años en recuperarse, pero nose puede garantizar exactamente cuánto. Es preciso realizarun seguimiento del efecto en las comunidades de plancton yorganismos nadadores que desenvuelven todo su ciclo vital

das.Por otro lado, están las investigaciones ya en marcha

para evaluar la posible incorporación de fuel a las cadenastróficas y su acumulación en las distintas especies, especial-mente en las de interés comercial. Se trata de analizar mues-tras de varias especies, y procedentes de distintos puntos dela costa, para determinar niveles de hidrocarburos incorpo-rados en sus tejidos. Esos datos se confrontan luego con losniveles permitidos para el consumo. Con estos datos y conlos que se refieren a la presencia de fuel en las aguas setoman las decisiones de abrir las zonas afectadas a la pescay al marisqueo; pero hemos de tener en cuenta, que paragarantizar la confianza de los consumidores, es preciso,muchas veces, ir más allá en las medidas de seguridad de loque indican los datos técnicos; la confianza, en una situa-ción de confusión y de ruido en la información recibida comola que hemos padecido, se ve muy erosionada, y así lasdecisiones para recuperarla dejan de ser un asunto exclusi-vamente técnico.

Son, como puede verse, muchos los elementos que nopermiten abocarse a una sola decisión. No podemos espe-rar otra cosa del saber especializado, y, con todo, es absolu-tamente imprescindible. Nunca se ha hecho más necesariala intervención de los expertos, y una multiplicidad de ellos,por cuanto trabajamos sobre situaciones complejas y es pre-ciso reflejar esa complejidad, sin lo cual no es posible sabera lo que nos enfrentamos (la identificación, valoración ygestión del riesgo); y este caso del que hablamos es unamuestra de ello: la “ilusión” de que alejando un barco quevierte fuel se deshace uno del problema, y de que el barcohundido en las profundidades ya no nos iba a afectar, esavisión simple, ajena a los múltiples elementos en juego, hasido nefasta.

Si bien hacernos una idea distinta de la que tradicional-mente se ha tenido acerca del conocimiento científico y delusado en nuestras intervenciones sobre las cosas ha de ale-jarnos de ilusiones cientifistas, de la credulidad de que elsaber experto va a despejar toda duda acerca de nuestradecisión, la visión de la complejidad tampoco puede ser lacoartada, claro es, para justificar cualquier tipo de decisión,esgrimiendo un “no se sabía a ciencia cierta qué podía pa-sar”; y tampoco la visión de complejidad puede alimentaruna especie de resignación, propia de otro tiempo, ante elinfortunio, o llevar incluso a una posición de carácter gene-ral, más o menos tecnofóbica, que augure un desastre total

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ante un desarrollo tecnológico descontrolado (desconfianzatotal y pesimismo tecnológico ante el que sólo quedaría larenuncia a seguir). Frente a la creencia tecnocrática, a lairresponsabilidad, a la resignación o al pesimismo tecnoló-gico, cabe en situaciones de incertidumbre organizar racio-nalmente nuestras respuestas. Pero esto exige que ponga-mos en claro otros aspectos.

Los criterios de actuaciónante una situación de riesgo

Una vez aclarado qué tipo de saber manejamos y qué po-demos y no esperar de los expertos, se nos plantean algu-nas otras cuestiones igualmente importantes: acerca delestablecimiento de las prioridades, los criterios que han deprimar en una decisión rodeada de incertidumbre; acercade los riesgos asumibles; acerca de quién o quiénes han deser los sujetos de decisión en una situación de emergencia,sobre si son sólo los expertos, de los únicos que hemos ha-blado hasta ahora, quienes deben evaluar la situación yparticipar en las decisiones.

Veamos esto en relación con el caso que nos ocupa. Enprimer lugar, habría que diferenciar dos niveles de actua-ción: aquel que ha de desencadenarse como respuesta in-mediata en el momento en que se produce el accidente ymientras dura la crisis, y aquel, a más largo plazo, que apuntaa condiciones futuras, algo que no puede descuidarse pormás tiempo en una zona especialmente sensible a la conta-minación por hidrocarburos, y que se encaminará al esta-blecimiento de protocolos de acción y prevención que orien-ten las decisiones ante la emergencia. Es indemorable laarticulación de un sistema de respuesta ante la contamina-ción marina por hidrocarburos que marque pautas para laacción rápida. Ésta ha sido precisamente una de las gravesdificultades, la falta de protocolos, de criterios previos comoguía para la acción. Pero vayamos por partes.

Un petrolero siniestrado en medio de un temporal essiempre una amenaza ecológica. Y un petrolero que viertefuel durante meses es una catástrofe ecológica. Siempre esun desastre, pero puede serlo más si no se reconoce obanaliza la gravedad de la situación, si ante una situaciónde riesgo ecológico se aplican criterios que obvian las distin-tas caras del problema, o se utilizan exclusivamente criteriosde mercado (como el de dejar que resuelvan la situación lasempresas de salvamento una vez alejado el barco) o deciega oportunidad política (intentar que el daño lo sufranotras costas ya no nacionales), o si la Administración se inhibehasta la parálisis en la articulación del trabajo de expertos,de los marineros y voluntarios.

El problema aquí fue la incapacidad para requerir y cali-brar distintos criterios, distintas opiniones, y operativos derespuesta. Es preocupante en situaciones de riesgo no en-tender la complejidad, pues ello asegura decisiones desa-certadas; en situaciones de riesgo ecológico tal vez no sepa-mos qué hacer, pero sí a menudo qué no hacer, existen yapautas y orientaciones de las que luego, aun cuando nosean del todo exitosas, se puede, sin embargo, dar cuenta.Hoy hay consenso en algunas cuestiones referentes a la con-taminación, son las reglas básicas de la anticontamina-ción:una vez que falló la prevención, entonces hay que minimi-

zar la dispersión de la contaminación y extremar el celo enla descontaminación.

El principio de precaución también es otra regla básica:este principio nos obliga a ponernos en la peor de las situa-ciones, a extremar la protección aun cuando no haya certe-zas científicas claras sobre el problema. Estos criterios noson exclusivamente científicos, se han ido implantando, eirradiando sobre todo desde la pionera Alemania, como re-sultado de la presión política de los ciudadanos sensiblesante el problema social que es la contaminación. Son pau-tas con las que la sociedad se va protegiendo frente al ries-go. Si la orientación que se le da a una situación de riesgoecológico es ésta, y se solicita la intervención de los expertosen un urgente gabinete de crisis, si se intenta establecercriterios transparentes, aun rodeados de toda la incertidum-bre que hemos visto, la respuesta ciertamente hubiera sidodistinta. Éste es el nudo de la cuestión, los criterios, las pau-tas con las que se actúa en una situación de riesgo.

A largo plazo, por ser esta costa una zona de intensotráfico marítimo que se halla totalmente desabastecida demedidas de protección, urge la cuestión de mejorar los sis-temas de control e intensificar las medidas legislativas, aunsiendo conscientes de que no nos veremos libres del riesgo.Pero, además, queda por delante la tarea de articular con-textos de decisión, de apertura a la discusión e intervenciónde expertos, contraexpertos y de marineros y ciudadanosafectados, que han de opinar sobre las opciones posibles enprevención y gestión de los problemas de contaminaciónmarina: elección de puertos refugio, planes de coordinacióndel trabajo de los expertos, integración de estas propuestasen la política medioambiental, planes que contemplen laparticipación de marineros, ecologistas y ciudadanos volun-tarios en las situaciones de emergencia y en las tareas delimpieza, en la discusión de los planes de recuperación eco-nómica de la zona. Y estos aspectos, cargados también devalores e intereses, no son exclusivamente técnicos, sino queprecisan de la participación ciudadana. Veamos algunos delos caminos que se pueden transitar para abrir estas cues-tiones a la sociedad.

Ámbitos de la política yla participación en la sociedad de riesgo

Si, como más arriba apuntábamos, el conocimiento usadoen nuestras intervenciones sobre el mundo responde más almodelo de Investigación que al de Ciencia, tal como nospropone Latour, entonces ya no podemos pensar en que susujeto es único (el científico), sino múltiple, agrupa a unared variada de agentes que van desde el informante-pa-

Es indemorable la

articulación de un sistema de

respuesta

ante la contaminación marina

por hidrocarburos que marque

pautas para la acción rápida.

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ciente, si nos situamos en el campo médico, al genetista,pasando por químicos, farmacéuticos, ayudantes de labora-torio, agrupaciones de enfermos, médicos, etc. En un mo-mento u otro de la producción, modulación, aplicación delproceso son muy distintos sujetos los que intervienen sinposibilidad de segregar un momento del resto. El conoci-miento se da ya inmerso en una red social de la que nopuede ser abstraído. No caben ya barreras protectoras quedelimiten el ámbito puro de la producción de ideas frente aun afuera social perturbador. Las barreras que delimitabanlo interno de lo externo han caído. Se da una producciónsocial de conocimiento. O, como dice Latour, el experi-mento es colectivo. Se hace necesaria, pues, una nuevaregulación, en el marco de un nuevo contrato social entreciencia y sociedad, en que se determine el papel del pa-ciente, usuario, ciudadano, experto, etc., en lo que atañe alos circuitos de la tecnociencia. Las múltiples decisiones quepriman una línea de investigación sobre otra, que estable-cen prioridades, o ponderan riesgos, asunción de daños,etc., no pueden sustraerse al conjunto de los verdadera-mente afectados. Todo esto es más pertinente si cabe cuan-do se trata de la localización, estimación y gestión de ries-gos, toda vez que estas actividades suponen constante-mente valores respecto de los cuales los ciudadanos tienenque hacer oír su voz.

Se ha producido un proceso de modelado intenso de lasociedad por el conocimiento tecnocientífico, pero esto noha acarreado un movimiento inverso de asunción activa,de participación por parte de la sociedad en todo ese com-plejo.

Si se disuelven las fronteras, que antaño parecían claras,entre la ciencia –que atiende a las cuestiones de la naturale-za, que describe y gobierna nuestras relaciones con ella,con lo no humano– y la política –que atañe a la organiza-ción de lo social, de lo que construimos con nuestras rela-ciones entre humanos–, entonces, lo que se suponían “asun-tos” de los expertos –si es que alguna vez lo fueron en rea-lidad–, devienen ahora en “asuntos”, problemas y decisio-nes sociales. Los campos que dominaban los expertos pue-den ya no ser de su exclusiva competencia (8).

Hemos justificado aquí por qué necesitamos a los exper-tos tal vez más que nunca, pero hay que decir también queno es menos necesario el ampliar el espectro de expertos,pluralizar su intervención y dar cabida a contraexpertos y

representantes de los diversos grupos de afectados en lasdecisiones, como propone Latour. Esto supone una apertu-ra del mundo supuestamente neutro de la tecnociencia a lapolítica, al mundo nada neutro de las decisiones y de lasresponsabilidades. Se abren así nuevos espacios y ámbitospara la participación ciudadana.

Claro, que la intervención de la ciudadanía en la tomade decisiones puede entenderse de diversas maneras (9):una de ellas es de carácter meramente instrumental, todavez que considera la participación tan sólo como un mediodefensivo que permite evitar la desconfianza hacia las ins-tituciones o incluso la resistencia social que de otro modopodría generarse. Se piensa, siguiendo este enfoque, queuna participación restringida podría ser un obstáculo me-nor a decisiones de riesgo que, si por el contrario, queda-sen recluidas en espacios opacos y cerrados, serían de an-temano muy difícilmente asumibles por el conjunto de lasociedad.

Pero también se puede entender la participación de unmodo sustantivo, considerando que, dado que se trata decuestiones que no son axiológicamente neutras, ni mera-mente técnicas, los argumentos y juicios de los no expertospueden ser tan razonables como los de los expertos. Sóloesta segunda forma de entender el papel de la ciudadaníaestá en consonancia con una concepción consecuente, re-publicana diríamos, de los valores democráticos, y con elenfoque que aquí venimos sosteniendo respecto de las con-diciones de la incertidumbre y el riesgo, características delas sociedades de la modernidad. La participación sustantivaprecisa de ciudadanos dispuestos a entrar en el embrollo delos problemas, a informarse y formarse, a discutir, argu-mentar, negociar y consensuar posiciones, a proponer suspropios equipos de expertos llegado el caso, etc.

Experiencias dearticulación de la participación pública

Tenemos ya experiencias de articulación de la participaciónpública, con un mayor o menor grado de sustantividad, decasos relativos a la protección del medio ambiente y al con-trol de los desarrollos tecnológicos de riesgo, canalizadas através de estructuras diversas como, por ejemplo, los “pane-les de ciudadanos” o la “gestión negociada”.

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En el caso de los denominados paneles de ciudadanos,se reúne un grupo de personas, elegidas aleatoriamente osobre la base de un determinado perfil, algo semejante a loque ocurre con los jurados. Una vez recibida la informaciónnecesaria sobre el asunto en cuestión, los ciudadanos discu-ten, argumentan y consensúan propuestas y recomendacio-nes a la Administración. La fórmula de la denominada ges-tión negociada consiste en la constitución de una comisiónintegrada por los grupos de interés que puedan estar afec-tados y representantes de la Administración, y evalúan ydiscuten las posibles decisiones que han de tomar. En estecaso, los representantes de la Administración suelen com-prometerse a asumir las propuestas consensuadas. Una fór-mula como ésta se utilizó en la última fase del procedimien-to seguido por O. Renn en Alemania con el objetivo de esta-blecer las preferencias ciudadanas respecto a distintas op-ciones de política energética.

Otras fórmulas de participaciónpueden ser las audiencias públicas,los referendos, los comités de ase-sores de ciudadanos, etc. (10)

En Alaska, después de la mareanegra ocasionada por el petroleroExxon Valdez en 1989, además dedesplegarse un auténtico laborato-rio de ensayo de métodos técnicosde remediación de la costa contami-nada, y toda una serie de medidasque significaban un endurecimientolegal de los requisitos para el trans-porte de crudo por las aguas esta-dounidenses, se proyectó un siste-ma de control de los “puntos calien-tes” del intenso tráfico de hidrocar-buros de esta zona, para lo que losmarineros y ciudadanos afectadospudieron reunirse con las compa-ñías responsables del transporte ma-rítimo de crudo y así supervisar, su-gerir y consensuar normas de segu-ridad y protocolos de acción concre-tos para aquella zona. También setrabajó en la integración de la opi-nión de la población afectada so-bre los planes de recuperación eco-nómica de la zona (Prince Wi-lliansSound), que vivía fundamentalmen-te hasta ese momento de su ricapesquería. La presión social gene-rada a raíz de la catástrofe fue de-terminante en la organización de laparticipación social en los planes degestión ambiental.

El “Programa de prevención ylucha contra la contaminación ma-rina por hidrocarburos” (operativoERGOS) puesto en marcha porADENA en las Islas Canarias puedeservir también de ejemplo. Se tratade un proyecto piloto que ha culmi-nado ya su primera fase, cuyo obje-

tivo era organizar un dispositivo para la detección de verti-dos deliberados (una porción importante de los hidrocarbu-ros vertidos al mar es debida a la limpieza ilegal de tanquesen alta mar) y establecer formas de intervención; ha esta-blecido acuerdos con la ESA (Agencia Espacial Europea) y elINTA (Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales) que per-miten disponer de fotografías vía satélite para localizar ver-tidos y los barcos causantes; en su plan integra la informa-ción de las cofradías de pescadores, que están implicadasen el proyecto. Planean una segunda fase destinada a in-crementar la sensibilidad ciudadana frente a la contamina-ción y formar a los posibles voluntarios, articulando una redque permita movilizar con rapidez y eficacia ante la emer-gencia a personas que ya posean cierta preparación paraactuar. En el proyecto se cuenta con el asesoramiento deexpertos en contaminación con experiencia en otras mareasnegras y se intenta integrar también la coparticipación de

Concentración en Santiago tras el desastre del Prestige.

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11

las distintas instituciones públicas de la comunidad autóno-ma y del Estado, con competencias en cuestionesmedioambientales y de tráfico marítimo, y de la Universidadde Las Palmas.

En Galicia hemos asistido también a una experiencia departicipación interesante: ante la llegada del fuel a playas yroquedos y la escandalosa pasividad de las consellerías yministerios implicados, las cofradías de pescadores, los ayun-tamientos sensibles al problema y los ciudadanos que seofrecieron han formado su propia red de acción para inter-venir en la recogida de fuel en el mar y en la limpieza de lacosta: organizando los retenes, la comida, el alojamiento, eltransporte, la consecución del material, distribución de bri-gadas, preparación del material preciso, etc. El resultadofue la masiva presencia de la ciudadanía antes que la delgrueso del Ejército (éste tardó un mes en desplazar contin-gentes significativos), que la de los miembros de proteccióncivil o de la empresa Tragsa, encargada de la limpieza. Unos90.000 voluntarios han trabajado en las costas en estos tresmeses, demostrando que el trabajo de retirada de fuel nopuede hacerse sin ellos.

Los marineros, además, se han autoorganizado, han idea-do imaginativos artilugios para “pescar” el fuel antes de quellegara a la costa, allí donde la fragmentación y envejeci-miento de éste impedía su recogida con los más sofisticadosbuques anticontaminación, o allí donde éstos no llegaban.Han sido ellos los que han evitado la entrada del fuel en lasRías Bajas. Han construido barreras con los materiales máscuriosos. Los marineros se han convertido en auténticos “ex-pertos”, y no sólo por su conocimiento de la costa, sino por-que han “investigado” e ideado nuevas fórmulas para ac-tuar allí donde no había otra respuesta; su experiencia lahan podido transmitir a los marineros franceses en el mo-mento en que éstos también se vieron afectados. Todo un“experimento social”, por utilizar el término de B. Latour, enel que sin embargo faltó el asesoramiento de expertos y elmarco organizativo de las Administraciones, que hubierancompletado y mejorado el cuadro.

En estas situaciones de riesgo se apunta una interesanteperspectiva de revitalización de la democracia en estos mo-vimientos ciudadanos que se organizan, que entran en losproblemas, que critican y demandan, pero que también es-tán dispuestos a actuar y colaborar. Se requeriría de las Ad-ministraciones la facilitación de cauces de participación eintervención de la sociedad civil responsable y preocupada

de las gentes del mar para diseñar planes de gestión am-biental y de actuación ante emergencias.

Bajo este prisma, el comportamiento del Gobierno en elcaso de la última marea negra se ve más grave todavía. Laignorancia, o la falta de sensibilidad para calibrar lo que secernía, lo que significaba la amenaza de una catástrofeecológica, la miopía ante la incertidumbre, la escasez devalores democráticos en la forma de atender a la opiniónpública, la manipulación artera, la censura, la mentira,distorsionan más todavía la ya de por si difícil actuación enlas situaciones de riesgo; y, lo que es peor, erosionan lacapacidad de una sociedad madura y democrática para ac-tuar. El intento de dirigir la política con fórmulas autorita-rias, de visión estrecha de los procesos en los que hay queintervenir, con una arrogancia que sólo esconde ignoranciay desprecio por los ciudadanos, sólo muestra una falta delos valores fundamentales que son exigibles en cualquiersociedad democrática. Justo todo lo contrario a lo que lassituaciones en las sociedades modernas de ciudadanos re-flexivos demandan.

La idea de responsabilidaden la situación de riesgo

Si la certidumbre y el control total no son posibles, y lasdecisiones no tienen ya una clara adscripción, ¿habría quedecir que la noción de responsabilidad se ha vuelto inútil,adecuada para sociedades simples, premodernas, pero nopara las nuestras, en que las redes y concatenamientos deacciones parecen disolver toda idea de autoría? Por expre-sarlo con una fórmula de Beck, ¿no estamos ante una irres-ponsabilidad organizada? (11). A lo largo de estos meseshemos visto cómo afloraba una maraña intrincada de agentesimplicados que parecían hacer circular la responsabilidadde modo tal que se fuese difuminando en su mismo movi-miento: armadores ocultos en una red de sociedades, com-pañías petroleras opacas, países que se sustraen a los acuer-dos internacionales, deficiencias en el control de las condicio-nes de transporte incluso allí donde existe legislación, cruce ysolapamiento de las distintas Administraciones, etc. Una co-lectivización semejante de la culpabilidad, en un sistema quesanciona individualmente, puede llevarnos a un veredictode inculpabilidad.

Sin embargo, podemos también entender la fórmula

Unos 90.000

voluntarios han

trabajado en las

costas en estos

tres meses,

demostrando

que el trabajo de

retirada de fuel

no puede

hacerse sin

ellos.

“irresponsabilidad organizada” como idea re-veladora de la complejidad en la que nosmovemos, como idea que puede llevarnos másallá de la localización de sujetos inmediatos, yen este caso de riesgo de contaminación porhidrocarburos supone una clara llamada deatención sobre el efecto perverso de una op-ción central de carácter sis-témico como lo esla apuesta por el petróleo que hemos hechoen política energética. La fórmula “irrespon-sabilidad organizada” puede servirnos de aci-cate para articular otras respuestas políticas,otras opciones. O, también, como medio dedetección de las responsabilidades más o me-nos remotas, por ejemplo el reducir el presu-puesto de los equipos de protección o de sal-

por los acontecimientos. Son estas situacionesun interesante cemento de las sociedades, unaforma de cohesión social en torno a lo quedetermina nuestras vidas y no sólo alrededorde símbolos. Pero todo esto no será posible sino hay un plan para que esa articulación de laciudadanía con los distintos grupos de exper-tos, agentes institucionales, etc., se lleve a efec-to. En casos como el que comentamos, tene-mos en nuestro país reconocidos especialis-tas, que se quejan de la descoordinación exis-tente entre los distintos organismos que inves-tigan en contaminación y remediación, y de lafalta de integración de sus trabajos en las po-líticas públicas; su actividad tendría quearticularse con la de colectivos ecologistas y

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12

vamento (caso del organismo SASEMAR en nuestro país); ode dejar en manos de empresas privadas las tareas de sal-vamento e intervención en las emergencias; o puede servirpara preguntarnos si es posible la gestión de toda estaperspectiva alrededor del riesgo con Estados mínimos, dé-biles, y si es compatible esto con mantener políticas dedéficit cero y bajadas de impuestos.

La fórmula de la “irresponsabilidad organizada” puedellevarnos, pues, a afinar mucho más nuestra percepción delas responsabilidades, a una vigorización de la perspectivaético-política. Los países de nuestro entorno, incluido Espa-ña, han incorporado a su legislación la figura del “delitoecológico”, y esto es porque existe la idea, la pretensión deque se pueden identificar responsabilidades.

Hay también antecedentes de causas por delitosecológicos: en EEUU se responsabilizó a la compañía ExxonMobil y se logró una indemnización de 3.000 millones dedólares por los daños de la marea negra ocasionada por elExxon Valdez. Fue la primera vez que se responsabilizaba auna compañía por contaminación de hidrocarburos en elmar, una de las indemnizaciones más cuantiosas que sehan visto, y para ello se interpretó la legislación que existíasobre contaminación de aguas. En Francia, siguiendo el pre-cedente del Erika, se han iniciado investigaciones sobre lasresponsabilidades en la catástrofe del Prestige, y el juez deCorcubión (A Coruña) investiga también responsabilidadesen las actuaciones tras el accidente a raíz de la querellainterpuesta por la plataforma Nunca Máis.

En la legislación española, el Código Penal refleja “deli-tos de imprudencia”, aquellos que ocasionan daños, y “de-litos ecológicos”, imputables a quien provoque directa o in-directamente vertidos en las aguas marinas que resultendañinos para los ecosistemas, o cause daños a espacios

A lo largo de estos meses hemos visto

cómo afloraba una maraña

intrincada de agentes implicados

que parecían hacer circular la

responsabilidad de modo tal que se

fuese

difuminando en su mismo movimiento.

naturales protegidos (como lo sería el Parque Nacional delas Illas Atlánticas, que quedó gravemente afectado por elfuel) (12). Estas responsabilidades legales tal vez sean difíci-les de articular, sobre todo en las condiciones de una lega-lidad internacional con tantas lagunas y oportunidades parael infractor, pero empieza a haber medios que, bajo el im-pulso de una ciudadanía cada vez más sensibilizada, lo ha-cen posible. Además, claro es, está el ámbito de las inolvi-dables responsabilidades políticas.

Jorge Álvarez Yágüez es catedrático de Filosofía de Instituto. CarmelaGarcía González es catedrática de Biología de Instituto.

(1) U. Beck, La sociedad del riesgo, Paidós, Barcelona, 1998; del mismo

autor, Políticas ecológicas en la edad del riesgo. Antídotos. La irresponsabili-

dad organizada, El Roure Ed., Barcelona, 1998.

(2) U. Beck, La sociedad del riesgo global, Siglo XXI, Madrid, 2002, pág. 5.(3) El lunes siguiente a la multitudinaria manifestación convocada por Nunca

Máis en Madrid, el diario La Voz de Galicia comunicaba que ese domingo,23 de febrero, la presencia de voluntarios en las costas contaminadas se

había visto enormemente mermada.(4) Véase la clara y bien documentada exposición de J. A. López Cerezo, J.

L. Luján, en Ciencia y política del riesgo, Ed. Alianza, Madrid, 2000, enparticular, pp. 99-107.

(5) Bruno Latour, “From Science to Research”, en Science, 10-IV-98, dispo-nible en www.ensmp.fr/ latour/. Del mismo autor, La esperanza de Pandora,

Gedisa, Barcelona, 2001, especialmente cap. 7 y 8.(6) Ibid.

(7) Véase al respecto la intervención de Bruno Latour en Colonia, en elencuentro de mayo de 1998, organizado por la Fundación Friedrich Ebert

sobre “Innovación en Ciencia, Tecnología y Política”: “Ein Ding ist ein Thing.A Platform for a left European Party”. El texto puede encontrarse en www.

ensmp.fr/ latour/(8) U. Beck, “Teoría de la Sociedad de Riesgo” en J. Beriain (comp.), Las

consecuencias perversas de la modernidad, Anthropos, Barcelona, 1996.

(9) Adaptamos aquí una propuesta de D. Fiorino recogida por J. A. LópezCerezo y J. Luis Luján, en op. cit., pág.179.

(10) Ver: López Cerezo, Méndez Sanz, Todt., “Participación pública en po-lítica tecnológica: problemas y perspectivas”, en Arbor, marzo, 1998, pp.

279-308; Funtowicz, Ravetz, “Problemas ambientales, ciencia posnormal ycomunidades de evaluadores extendidas”, en González García, López Ce-

rezo, Luján, Ciencia, tecnología y sociedad, Ariel, Barcelona, 1997, pp. 151-160.

(11) U. Beck, Políticas ecológicas..., op. cit.(12) Carlos Martínez Lujan, catedrático de Derecho Penal de la Universi-

dad de A Coruña, comenta en su artículo “La posible responsabilidad pe-nal del Gobierno”, en El País (1-3-03), los artículos 267, 325, 330 y 331 del

Código Penal que recogen estos delitos y su posible relación con el caso quenos ocupa.

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24 de mayo de 2003Irak: los shiíes yla reconstrucción

del EstadoTras el fracaso de la oposición iraquí a la hora de dirigir la

reconstrucción de Irak, quedan sólo las dos organizaciones

con mayor capacidad de encuadramiento y convocatoria:

la primera de ellas son las tribus, sin las que es posible

vertebrar el Estado; y la segunda son los shiíes, cuya histo-

ria se describe en las siguientes líneas.

Alfonso Bolado

uno de los “tapados” estadounidenses y

a agresión estadounidense a Irak y el findel régimen de Sadam Husein ha produci-do un efecto que cuesta pensar que es in-esperado: el vacío de poder. Los asaltos ysaqueos que han seguido a la culminaciónl

de la ocupación de Irak son su manifestaciónmás obvia.

Resulta en verdad pasmoso el desconoci-miento y la improvisación con la que el Go-bierno estadounidense ha encarado la reor-ganización política de Irak (1), a no ser quese trate de una maniobra dilatoria para pro-longar su presencia en el país usando comorazón “el caos político”.

Sea lo que sea –desconocimiento previo ocálculo–, lo cierto es que el panorama de laoposición iraquí es complejo. La reuniónopositora de Londres de diciembre de 2002,que dio origen a un comité de 65 miembros,no ha tenido continuidad a causa de los re-celos entre sus componentes, incluida la au-sencia de algunos sectores trascendentales –las tribus– y el abandono de otros, las organi-zaciones shiíes.

El fracaso de la oposición era, por otra par-te, previsible: los partidos kurdos PDK y UPK,muy divididos entre ellos, no pueden liderarla reconstrucción de un Estado iraquí por suspropias características; la oposición de carác-ter laico –Congreso Nacional Iraquí (CNI),Movimiento del Acuerdo Nacional, Movi-miento por una Monarquía Constitucional,Partido Comunista (2)– es muy débil, porcuanto el frente laico fue ocupado por el Baaz,y resulta sospechosa, sea a los estadouniden-ses (los comunistas, que mantienen una enér-gica actitud de oposición a la presencia de lastropas occidentales en el país), sea a los mis-mos iraquíes, que la acusan de estar excesi-vamente supeditada a los ocupantes, como enel caso del CNI, cuyo dirigente AhmedChalabi, por otra parte, fue acusado de des-falco en Jordania.

El hecho de que el octogenario ex ministrode Asuntos Exteriores Adnan Pachachi sea

Mezquita de Kerbala.

(1) “Washington se dispone a derrocar a Sadam Husein

sin tener claro quién será su sucesor”, Europa Press, 18

de abril de 2003.

(2) Fundado en 1934, fue en su momento el partido co-

munista más importante del mundo árabe. Duramente

reprimido por el Gobierno del Baaz, ha logrado, sin em-

bargo, sobrevivir. Mantiene buenas relaciones con la iz-

quierda shií de la Daawa, a pesar de que en su momento

compitieron por captar al mismo sector social. Ya tie-

nen en marcha un periódico, El poder del pueblo, y una

página web, www.iraqcp.org.

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en el mundo

...que las personalidades iraquíes que de-ben organizar el nuevo Estado (Muhyi al-Katib, Jidir Hamza, Emad Dhia...) sean unosperfectos desconocidos que han hecho su ca-rrera en Estados Unidos o Gran Bretaña, paí-ses de los cuales son nacionales algunos deellos, pone de manifiesto la debilidad del pro-yecto estadounidense.

Quedan, por tanto, las organizaciones conmayor capacidad de convocatoria y de encua-dramiento. Las primeras de ellas son las tri-bus, unas 150, algunas de las cuales remon-tan su existencia al siglo VII y tienen hastacentenares de miles de miembros. Las tribusiraquíes son uno de los más importantes po-deres fácticos del país. Fueron uno de los apo-yos esenciales del régimen de Sadam despuésde la sublevación shií de 1991, a cuya repre-sión ayudaron. Por sí solas las tribus son in-capaces de vertebrar un Estado (mucho me-nos un Estado moderno), pero sin ellas esimposible hacerlo.

La segunda son los shiíes. A ellos se dedi-carán las siguientes líneas.

LOS “TROTSKISTAS DEL ISLAM”

Así fueron llamados los shiíes por el mismoayatolá Jomeini (3), seguramente por el ca-rácter minoritario del shiísmo, así como suactitud crítica hacia la suficiencia, el forma-lismo y el burocratismo de la corriente ma-yoritaria.

La shía no es ni una herejía –aunque la con-sideren así algunos sectores sunníes– ni unasecta, sino una rama de las tres en que se divi-de el islam (4). Actualmente los shiíes supo-nen entre el 10% y el 15% de los musulma-nes. Aunque su centro principal es Irán, tam-bién son mayoritarios en Irak, Azerbeiyán ycasi en Líbano. Minorías shiíes hay en losEstados del Golfo (sobre todo el Bahrein, perotambién en los Emiratos, Arabia Saudí yKuwait, así como en Pakistán, India y Afga-nistán [entre los hazara]).

Shía quiere decir “partido”, y hace referen-cia a los partidarios de Alí, primo y yerno delProfeta, que fue el último de los cuatro cali-fas llamados “ortodoxos” (rashidun). Éste,que se consideraba depositario natural del le-gado de Muhammad, resultó vencido en suenfrentamiento con Muawiya, gobernador deSiria y fundador de la dinastía omeya. Poste-riormente sería asesinado (por un jariyí). Suhijo menor, Husayn, murió en Kerbala (10de moharram de 61/10 de octubre de 680) enun enfrentamiento con sus rivales omeyas. LaAshura, que conmemora el martirio deHusayn, es la gran fiesta shií: la idea de “mar-

tirio” –el que sufrieron tanto Alí como su hijo,personas dotadas de la legitimidad de la su-cesión del Profeta, así como de singularescualidades humanas según la tradición– y dederrota es un rasgo muy importante de la men-talidad shií.

Alí inició una dinastía, la de los imames (5),herederos del Profeta, cuya mera existenciase convirtió en una referencia para los que seoponían al califato omeya. Por eso se adhi-rieron a ella muchos de los que, por razonesétnicas (los persas), sociales (los beduinosde la Península Arábiga, así como sectoreshumildes de determinadas zonas) o políti-cas no se encontraban cómodos bajo el yugocalifal. Esta condición explica otro rasgo ca-racterístico de la shía: la sistemática desle-gitimación de los poderes constituidos, todoslos cuales tienen en el hecho de ser usurpa-dores un vicio de origen. Paradójicamente,eso explica, por una parte, el activismo shií y,por otra, las actitudes quietistas, favorecidaspor una figura moral, la taqiya, o disimulo delas convicciones religiosas para evitar perse-cuciones.

La dinastía de Alí se prolongó por docegeneraciones (6). En el 874 se produjo la ocul-tación del duodécimo imam, Muhammad al-Mahdi, cuya existencia no está del todo de-mostrada. La ocultación, que tenía razonespolíticas (la figura de una línea legitimista quepor otra parte era impotente políticamente),no le servía a nadie. Esta ocultación –que nosignificaba desaparición– se prolongará has-ta el fin de los tiempos, cuando el Imam Ocul-to, convertido en Mahdi (Mesías), se mostra-rá para traer el reino de la justicia (7).

Sentido del martirio, rechazo del poderconstituido, visión mesiánica de la historiay esoterismo se encuentran en la base de lasconstrucciones filosóficas shiíes. En reali-dad, el shiísmo propiamente dicho aparecetras la ocultación, y sus textos más impor-tantes son posteriores: Lo que es suficiente

en el conocimiento de la religión, de Mu-

hammad Koleimi, es de 941; La rectifica-

ción de los dogmas, de Muhammad al-Tusi,es de 1067. A diferencia del sunnismo, en lashía siempre se ha mantenido una actividadintelectual creativa, con personalidadescomo Musa Sadr en el siglo XVI o Ali Sha-riati en el siglo XX, un pensador que realizóuna fascinante síntesis de islam y marxismoque influyó notablemente en la revolucióniraní, aunque en última instancia resultó pos-tergada a favor de los sectores clericales másmoderados.

El gran éxito del shiísmo se produjo en elsiglo XVI en Persia, cuando la recién implan-tada dinastía safaví impuso la shía como reli-gión oficial. Ello favoreció una clerica-lización del shiísmo que actualmente consti-tuye su elemento más característico. En efec-to, en él existe una jerarquía clerical, en cuyabase se encuentran los hoyatoleslam (“prue-ba del islam”), ulemas formados en una es-cuela religiosa (las más prestigiosas son la deNayaf, en Irak, y Qom, en Irán), los cualescooptan entre los más prestigiosos de ellos auna serie de ayatolás (“signo milagroso deDios”), quienes a su vez eligen a los “grandesayatolás” (marya al-taqlid, “modelos queimitar”). Estos últimos no pasan de diez en laactualidad.

El clero shií, sin embargo, no puede ase-mejarse sin más a otros, como por ejemplo elcatólico. En primer lugar, su función no es demediación entre los seres humanos y la divi-nidad; en segundo lugar, no existe una uni-dad de dirección, ni hay dentro de él más au-toridad que la del prestigio personal.

El triunfo de la revolución islámica enIrán significó un cambio fundamental en elshiís-mo: el abandono de la pasividad polí-tica y, como consecuencia, la creación departidos confesionales en otros lugares delmundo islá-mico (fundamentalmente en Lí-bano e Irak). Este cambio de actitud –quesin duda responde a la necesidad de no de-jar el campo de la protesta política a las or-ganizaciones laicas– se plasmó en la tesisde que, al igual que la existencia de losimames se explicaba porque Dios no podíaabandonar a los seres humanos después dela revelación, la ocultación no podía dejar-los huérfanos de una guía; esta guía se plas-maba en la figura, creada por Jomeini, delvilayat al-faqih (gobierno o dirección deljurista). Precisamente, ha sido la existen-cia de un clero autónomo del poder y conuna voluntad de ocupar el escenario políti-co con propuestas críticas lo que ha dadotanta fuerza a la movilización shií.

Con todo, no debe pensarse que todo elshiísmo tiene ese carácter comprometido. La

El triunfo de la revoluciónislámica en Irán significóun cambio fundamental enel shiísmo: el abandono dela pasividad política y, comoconsecuencia, la creaciónde partidos confesionalesen otros lugaresdel mundo islámico.

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diferencia entre tradicionalistas y “racio-nalistas” (usuli) sigue presente; incluso losmarya más destacados han sido tradicional-mente partidarios del quietismo en materiapolítica.

EL SHIÍSMO EN IRAK

Los shiíes suponen el 60% de la poblacióniraquí. Están concentrados en el sur del país yen el extrarradio depauperado de Bagdad(Madinat al Sadr, antes Madinat al Sadam).

En Irak ha habido shiíes desde la gran esci-sión. Dentro de su territorio se encuentran dosde los lugares más venerados de la shía:Nayaf, donde está enterrado Alí y se encuen-tra la más prestigiosa escuela religiosa shií(Hawza al-Ilmiya), y Kerbala, escenario dela derrota más trágica y lugar de sepultura deHusayn. La instalación de beduinos, acostum-brados a mantener unos lazos muy laxos conel poder califal, aumentó los contingentesshiíes en la zona.

Históricamente, los shiíes iraquíes han perte-necido a los sectores más pobres e incultos dela zona mesopotámica. En la zona de Basora yen los fértiles regadíos del sur es habitual quelos patrones sean sunníes y los trabajadoresshiíes. Esta situación de inferioridad econó-mica ha provocado que los shiíes, siendo ma-yoría en la mitad meridional de la región, tu-vieran en la práctica una posición de minoría.

Al acabar la Primera Guerra Mundial, laimplantación del protectorado británico pro-vocó una insurrección shií. Esta insurrecciónno tuvo motivaciones religiosas: se trató deuna explosión social alentada por los jefestribales. Su significación fue muy escasa des-de el punto de vista confesional.

En realidad, el shiísmo iraquí siempre hasido menos evolucionado que el iraní. In-cluso en la Hawza de Nayaf siempre han sidomayoritarios los estudiantes iraníes

(3) Recogido en Irak and the Myth of the Confrontation,de Fred Halliday, Tauris, Londres, 2003 (reed.).(4) La otra y más minoritaria es la jariyí, presente sóloen Omán y en algunos puntos del Magrib (Túnes yUargla, en Argelia), donde reciben el nombre de ibadíes.(5) Imam significa en árabe “el que está delante”. Entrelos shiíes es el título de los sucesores de Alí y guías de lacomunidad. Es, sencillamente, el que dirige la oraciónde los viernes.(6) En la época del cuarto imam hubo una escisión delos seguidores de Zaid (los zaidíes, dinastía yemení has-ta fechas recientes). Otra escisión se produjo a la muertedel sexto imam; los que apoyaron el imamato de Ismailson conocidos como septimanos, ismailíes o nizaríes ysu jefe actual recibe el título de Aga Jan.(7) Esta figura mesiánica también aparece en el pensa-miento religioso occidental (la segunda venida de Jesu-cristo) y se encuentra en aspiraciones populares, comosucede con el sebastianismo portugués y brasileño.

Arriba, Alí, representado por una llama sobre un caballo blanco, combate a sus enemigos(miniatura persa del s. XVII); abajo, panorámica de Nayaf en la primera mitad del s. XX.

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en el mundo

...(Jomeini residió en Nayaf en los prime-ros años de su exilio). Durante mucho tiem-po, la expresión política de los shiíes han sidolos partidos laicos. Ellos formaron el 38% delas bases del Partido Comunista iraquí (aun-que la dirección estaba compuesta mayorita-riamente por kurdos y árabes sun-níes), e in-cluso en el Baaz constituían, hasta la tomadel poder por este partido, el 50% de la direc-ción: a partir de entonces el porcentaje co-menzó a decaer. La causa, con todo, parecedeberse menos a razones confesionales, sien-do el Baaz un partido laico, que a razonestribales o de asabiya, al comenzar a copar ladirección los procedentes de Takrit, lugar deorigen de Sadam Husein.

En 1959, y para competir con el PartidoComunista, se fundó la Asociación de Ule-mas, uno de cuyos dirigentes era MuhammadBakr al-Sadr, hijo de un primer ministro (shií)de la monarquía. Al-Sadr es uno de los per-sonajes más interesantes intelectualmente delshiísmo iraquí: formado en Nayaf, es autorde un interesante estudio sobre economíaislámica y de un proyecto de Constituciónpara Irán en el que dio contenido político ala figura del vilayat al-faqih jomeinista; suactividad intelectual produjo la adhesión desectores universitarios e intelectuales a lacausa shií.

Al-Sadr fue el inspirador del primer parti-do shií, al-Daawa al-Islamiya, activo en lalucha contra Sadam Husein. Precisamente araíz de un atentado de Daawa contra TarikAziz, al-Sadr –que estaba detenido como ins-tigador de los disturbios de 1970– fue ejecu-tado. Todavía hoy la Daawa parece ser la or-ganización shií de mayor arraigo.

La actividad de la Daawa no obsta para quelas corrientes confesionales más relevantessiguieran fieles a la pasividad política, siguien-do en esto al gran ayatolá Abul Qasim al-Joique, como buena parte del clero, es contrarioa la teoría del vilayat. El régimen baazistasiempre procuró evitar un enfrentamiento conlos shiíes, incluyendo fuertes inversiones enNayaf y Kerbala. Por eso, en el momento dela guerra contra Irán, los shiíes iraquíes per-manecieron mayoritariamente fieles al Esta-do (8). Uno de los que se exi-liaron a raíz deesta guerra fue el ayatolá Mu-hammad Bakral-Hakim, posteriormente fundador del Con-sejo Supremo de la Revolución Islámica.

Tras la derrota en la guerra del Golfo en1991, y seguramente con apoyo estadouni-dense, se produjo una insurrección shií quefue violentamente reprimida. La insurrección,favorecida por la debilidad del Estado, pusode manifiesto la importancia política del shiís-mo iraquí y provocó entre otras cosas la alian-

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za explícita de Sadam Husein con las gran-des tribus, que, en parte (incluidas las tribusshiíes), participaron en la represión.

El golpe fue muy duro. Habría que esperara 2003 y a la disolución del régimen del Baaz,tras la agresión estadounidense, para que losshiíes salieran a la luz de nuevo.

LA HORA DE LOS SHIÍES

Es conocido el caos en que se sumió Irak trasla caída del régimen baazista. Sin embargo,con bastante rapidez, las zonas shiíes comen-zaron a recuperar cierto orden. Primera malanoticia para los estadounidenses que, comodijo Wolfowitz, preferían los iraquíes a lossaudíes, porque los primeros eran laicos.

Sin embargo, muy pronto, a partir de lascelebraciones de la Ashura (22 de abril de2003) en Kerbala, se puso de manifiesto laextraordinaria vitalidad del shiísmo. Una vita-lidad que, sin duda, esconde las diferencias ytensiones dentro del movimiento y que se re-fleja en el asesinato en Nayaf de Abdul Mayidal-Joi, hijo de un gran ayatolá de los años se-tenta, poco después del regreso de su exilio;al-Joi era el favorito de los estadounidenses,por su moderación, entre los dirigentes reli-giosos. Aunque se culpó de su asesinato aMuqtada al-Sadr (hijo del ayatolá Muham-mad Sadiq al-Sadr, asesinado en 1999 porSadam Husein), joven dirigente de la Yamaati-Sadr Zani, radical muy popular en Nayaf yen los suburbios de Bagdad, no está clara di-cha imputación, que ha sido rechazada por elpropio Muqtada.

Las tensiones se deben fundamentalmen-te a un hecho que suele olvidarse: las pro-fundas diferencias en el seno del islam shiíde Irak.

En primer lugar, no todos los sectores acep-tan comprometerse en política. El gran aya-tolá Ali Sistani (de origen iraní), director dela Hawza, la escuela religiosa, de Nayaf, esquizá el clérigo más respetado e influyentede Irak, y su posición es ambigua. Sin duda,rechaza la ocupación, pero no lo hace con unaintención meramente declarativa: de hecho,durante las tensiones en Nayaf entre él y losseguidores de Muqtada al-Sadr, Sistani esta-ba protegido por miembros de las tribus.

Muqtada tiene relaciones estrechas con laDaawa, fundada por Bakr al-Sadr, su tío abue-lo. Esta organización, la más antigua de laoposición islamista iraquí, se decanta conbastante claridad por un horizonte de Gobier-no islámico, aunque no rechaza el constitu-cionalismo y el multipartidismo. Se encuen-tra muy próxima a los planteamientos de

Muhammad Husayn Faldallah, guía delHizbullah libanés.

De ella surgió el Consejo Supremo de laRevolución Islámica de Irak (CSRII), creadoen Irán por el recientemente designado granayatolá Muhammad Bakr al-Hakim. En teo-ría más moderado que la Daawa, está fuerte-mente influido por Irán, en concreto por lalínea de Ali Jamenei.

El CSRII formó parte del Consejo Nacio-nal Iraquí tras la reunión de Londres de 2002,aunque la abandonó posteriormente. Sus re-laciones con los estadounidenses han sidodifíciles a causa de su relación con Irán, aun-que en su momento participaron en reunio-nes con Donald Rumsfeld, y no llegaron a laruptura hasta que quedó clara la voluntad es-tadounidense de crear una Administraciónsatélite. En ese momento (12 de mayo), al-Hakim llamó al yihad (pacífico; tampoco laDaawa llama al uso de la violencia). Poste-riormente, el tono de al-Hakim se ha modera-do, aunque a fines de mayo rechazó el acuer-do de la ONU sobre Irak, porque, a su enten-der, «perpetúa la ocupación». La fuerza delCSRII se debe sobre todo a contar con unamilicia armada (de unos 10.000 miembrossegún sus propias fuentes).

Daawa reprocha al CSRII su excesiva de-pendencia de Irán, su personalismo –otro desus dirigentes es hermano de al-Hakim– eincluso su hincapié en los aspectos religio-sos; con todo, ambas organizaciones se en-cuentran ahora muy próximas. La retroali-mentación entre ambas podría tener deriva-ciones insospechadas.

De todos modos, las grandes organizacio-nes shiíes (9) no apostarían, al menos a cortoplazo, por un régimen islámico. En primerlugar, porque sería inaceptable para kurdos yárabes sunníes (o laicos); en segundo lugar,

porque los estadounidenses no lo tolerarían(«aunque fuera el deseo de la mayoría de los

iraquíes»), no sólo por el antiameri-canismoque suele existir en todos los movimientosislamistas, sino porque supondría un aumen-to de la influencia iraní (10).

El reflejo de esta falta de voluntad se apre-cia no sólo en las declaraciones de los diri-gentes (11), sino también en un “manifiestode los shiíes de Irak”, que propone los siguien-tes puntos:

• Supresión de la dictadura e instauraciónde un régimen democrático.

• Descentralización.• Supresión de la política de discriminación

confesional.• Libertades religiosas para los shiíes: ga-

rantía de libertad en el culto, garantía de li-bertad de enseñanza y –lo más polémico– «in-

clusión de elementos de teología shií en la

enseñanza nacional».El manifiesto, cuya autoría no es clara, sí

que muestra una cosa: por una parte, que losgrandes creadores de opinión shiíes preten-den hacer una política “nacional” (más alládel confesionalismo); en palabras de Muham-mad al-Hakim: «Queremos fundar un Esta-do moderno... que respete las peculiaridades

de quienes componen el pueblo iraquí: shiíes,

sunníes kurdos, turcomanos y cristianos».Pero, al tiempo, no renuncian a erigirse enfuerza vertebradora del nuevo Estado.

El papel de la shía en la reconstrucción delEstado depende de varios factores. En primerlugar, de la capacidad de las organizacionespolíticas de superar la visión estrictamentereligiosa y de lograr que los fieles shiíesadopten un proyecto político que, por lacomplejidad étnica, religiosa e ideológicade Irak, sólo puede ser integrador y laico.En segundo lugar, en la disposición de lashía a superar sus diferencias; por ahora, elúnico acuerdo sólido es en la necesidad deque la ocupación se termine cuanto antes,algo que la resolución de la ONU del 22 demayo hace difícil.

(8) Aunque en ellos también tuvo su papel la represión,la emigración de dirigentes y la expulsión de ciudada-nos de origen iraní.(9) Existe una de escasa entidad que representa a la mi-noría shií kurda. Hay también un partido islamista sunní,el Partido de Liberación Islámica, fundado en 1952, vin-culado a los Hermanos Musulmanes jordanos.(10) Las acusaciones estadounidenses de que Irán estáinterviniendo en Irak parecen falsas y más destinadas aacosar a la República Islámica, como miembro del “ejedel mal”. Otra cosa es que los shiíes iraquíes máscombativos vean la revolución iraní como un ejemplo.(11) «Ni siquiera los grupos islámicos plantean ahoramismo que haya un Gobierno en manos de los cléri-gos... no hay nadie que quiera un Gobierno teocrático».Declaraciones de Akram al-Hakim, dirigente del CSRII,El País, 27 de abril de 2003.

Las grandes organizacionesshiíes no apostarían,al menos a corto plazo,por un régimen islámico.En primer lugar, porque seríainaceptable para kurdosy árabes sunníes (o laicos);en segundo lugar,porque los estadounidensesno lo tolerarían.

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en el mundo

30 de abril de 2003

elecciones en Argentina

Los cambios históricos que reflejan los resultados electorales en Argenti-

na, su relación con las convulsiones sociales producidas desde hace dos

años, la renuncia de Menem y los problemas que afrontará el nuevo presi-

dente Kirchner, son analizados por Raúl Zibechi en dos artículos distribui-

dos por ALAI (Agencia Latinoamericana de Información).

continuidadesy cambios

Raúl Zibechi

mostró un panorama político caracterizadopor la dispersión y la fragmentación. Desdeque se estrenó la segunda vuelta electoral, enlas elecciones de 1973, nunca había sido ne-cesario recurrir a ella. Héctor Cámpora, can-didato de Juan Domingo Perón para sucederal Gobierno militar de Alejandro AgustínLanusse, fue elegido en 1973 con el 49% delos votos, haciendo innecesaria la segundavuelta. En 1974, Perón, regresado de su exi-lio, ganó con el 62% de los sufragios. Las

siguientes elecciones, luego del genocidio dela dictadura militar, se realizaron en 1984.Raúl Alfonsín ganó con el 52% de los sufra-gios. En 1989 y en 1995, Carlos Menem con-siguió mayorías suficientes sobre sus segui-dores, y en 1999, De la Rúa obtuvo casi lamitad de los votos.

Esto indica que las elecciones argentinasde las últimas décadas fueron en realidad ple-biscitos a favor de un candidato que, de for-ma automática, obtenía la presidencia y ma-

penas dieciséis meses después de la in-surrección de diciembre de 2001, quederrocó al presidente Fernando de laRúa, los resultados electorales del do-a

mingo 27 de abril muestran cambios quepoco tiempo atrás nadie hubiera soñado.

1. El más importante es que ningún candida-to consiguió llegar al 25% de los votos, y se

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yorías parlamentarias suficientes para gober-nar en solitario. Este patrón electoral, amplia-mente consolidado durante tres décadas, cuyoantecedente histórico son las elecciones de1946, que catapultaron a Perón a la presiden-cia desbancando a la derecha y a la oligar-quía terrateniente, se rompió el domingo 27de abril. Los cinco candidatos más votadosobtuvieron entre el 14% y el 24% de los vo-tos, y se mostró una dispersión del voto in-édita en Argentina.

2. El segundo cambio es la desaparición delos partidos. Y, por lo tanto, del bipartidis-mo. La Unión Cívical Radical, de los ex pre-sidentes Alfonsín y De la Rúa, consiguió ape-nas el 2% de los votos. Sobran los comenta-rios. Con el peronismo sucede algo similar.El Partido Justicialista no pudo presentar can-didatos, ya que las fracciones enfrentadas porel control del partido no consiguieron poner-se de acuerdo. Los tres candidatos que se re-claman peronistas (Néstor Kirchner, CarlosMenem y Adolfo Rodríguez Saá) debieronpresentarse con nombres de “partidos” im-provisados: Frente por la Victoria, Frente porla Lealtad y Movimiento Nacional y Popu-lar, respectivamente.

Es la primera vez en más de medio siglo devida que el Partido Justicialista no consigueun candidato único, lo que revela que la polí-tica argentina –o la política electoral a secas–se ha convertido en una lucha entre mafiaspor el control del aparato estatal, para poderseguir manejando sus negocios. Las recien-tes elecciones internas de los radicales, mar-cadas por el fraude, y la imposibilidad de losperonistas de convocar las suyas, ante el pre-dominio mafioso de una de las fracciones,hablan a las claras de que los dos partidoshistóricos dejaron de existir. Esta debilidadde los partidos, que puede presumirse comode larga duración, corre pareja con la crecientedebilidad del Estado, a la que está íntimamentevinculada.

3. El nuevo mapa electoral muestra crecien-tes alineamientos ideológicos, a veces porencima de las diferencias de clases y en otrassolapado con las fidelidades tradicionales.Es quizá la tendencia más novedosa de estascuriosas elecciones. Por un lado, aparece ladiputada Elisa Carrió con un discurso clara-mente marcado por su lucha contra la co-rrupción, con un perfil progresista y votan-tes escorados hacia la izquierda. En el poloopuesto, Ricardo López Murphy, ex funcio-nario de la última dictadura, reúne el votode la derecha neoliberal dura y pura. Asícomo los votos de Carrió tendieron a

reclutarse entre las clases medias empobre-cidas y los sectores populares, los de LópezMurphy provienen de las clases medias yaltas, siendo el candidato vencedor en la ca-pital federal, y muy en particular en sus dis-tritos más coquetos.

Entre los candidatos del peronismo sucedealgo similar, aunque aparecen aquí otras di-námicas vinculadas al clientelismo. Menemrecibe sus votos de las provincias “feudales”del norte, pero también de los más pobres ydesamparados del cinturón de Buenos Aires.Algo similar sucede con Rodríguez Saá, peroesta vez con sus feudos electores del oestedel país. Kirchner, en tanto, recibió los votosdel sur, donde fue gobernador, y de formamayoritaria del cinturón de la capital, dondeel aparato del presidente Eduardo Duhalde(que a su vez fue gobernador de la provincia)fue movilizado en su apoyo.

Solapada en el clientelismo, la polarizaciónMenem-Kirchner muestra de forma paralelados proyectos de país diferentes. El de Menemestá claramente vinculado al ALCA, los Es-tados Unidos y el apoyo sin reservas a la gue-rra planetaria de Bush. En tanto, Kirchnerparece privilegiar las relaciones de Argenti-na con Brasil y el Mercosur, y se negó a con-denar a Cuba en las Naciones Unidas.

4. La izquierda fragmentada votó por deba-jo del 3%. O sea, votó tan mal como lo vienehaciendo desde hace medio siglo. Esto des-miente la idea de que la lucha social alimenta

las expectativas de los partidos de izquierda,o de que debe “completarse” con la represen-tación política. Tanto el Partido Comunista(que votó en Izquierda Unida) como el Parti-do Obrero y el Socialista, no fueron capacesde capitalizar la movilización popular de losúltimos años, a pesar de que quisieron pre-sentarse como los partidos vinculados a lospiqueteros, a las fábricas ocupadas o a lasasambleas barriales.

Pero también fue muy bajo el “voto bron-ca”, o sea, el voto en blanco o anulado quehabía alcanzado hasta casi el 20% en las últi-mas elecciones, las de octubre de 2001. Estodemuestra que la protesta popular, sea en for-ma de movilización o en forma de voto, escada vez más difícil de ser manipulada porlos partidos. La gente votó por el mal menor,como seguramente volverá a hacerlo en lasegunda vuelta del 18 de mayo.

Aparece aquí una nueva lección del mo-vimiento social argentino: la protesta no esposible dirigirla, no tiene un camino ya tra-zado para recorrer. Porque es protesta, es lu-cha y es –afortunadamente– imprevisible,incierta.

La lógica social y la política, y más aún lapolítica electoral, marchan por carriles dife-rentes. Quienes pensaban que el movimientosocial tiene el destino de “alimentar” la esfe-ra política, a la que siguen visualizando comola centralidad de la sociedad, seguirán salien-do defraudados. Más aún: no existe una tal“acumulación de fuerzas”, menos todavía algoque pueda cuantificarse en votos. Si la lógicade lo político es el poder, la lógica de lo so-cial es la emancipación; y ésta sólo es pro-ducto de la experiencia, individual y colecti-va. Por eso es tan difícil y lento el cambio,porque cada generación y sector social debenvolver a experimentar, en carne propia, lasalegrías y los sinsabores que acarrea la crea-ción autónoma.

En estas elecciones lo que estaba en juegono era el proyecto popular, entre otras cosasporque ese proyecto (miles de emprendimien-tos de base, panaderías, comedores, fábricasy otros) no tiene nada que ver con las eleccio-nes; nació contra los representantes y, por lotanto, contra los partidos que necesitan de lasurnas para legitimarse. Para esos sectores, loque estaba y sigue estando en juego es la po-sibilidad de seguir trabajando y resistiendo.Nacieron en la primavera de la insurreccióny necesitan ganar tiempo para crecer, antesde que llegue el inevitable invierno represi-vo. Por eso, para ganar tiempo, el 18 de mayo,muchos, sin siquiera proclamarlo, votarán porKirchner, para evitar que Menem, la patotapolicial y militar, los destruya.

En estas eleccioneslo que estaba en juegono era el proyectopopular, entre otrascosas porque eseproyecto no tienenada que vercon las elecciones.

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en el mundo: elecciones en Argentina

a renuncia de Carlos Menem a participaren la segunda vuelta de las elecciones deldomingo 18 de mayo representa tanto lasambiciones de las grandes corporacionesmutinacionales como la nueva concien-

Menem,el gran desestabilizador

Raúl Zibechi

al calor de las grandes movilizaciones de losdesocupados, para estallar a fines de diciem-bre de 2001, está en la base del estrecho mar-gen que tiene el ex presidente para seguir enla carrera política.

LA PATRIA FINANCIERA

Los altos ejecutivos de la banca y de las gran-des corporaciones desempeñaron su papel enla retirada de Menem. En ningún momentoocultaron sus preferencias por el riojano o porRicardo López Murphy, ex funcionario de ladictadura militar en el Banco Central. Ahoraapuestan a cercar y presionar al nuevo pre-sidente para forzarlo a negociar o, sencilla-mente, doblegarlo. De modo que la crisis delmenemismo pueda ser reconducida por laselites hacia una situación en la que, aun sincontar con el amplio margen político y eco-nómico que tuvieron en los noventa, les per-mita mantener e incluso ampliar sus privile-gios y el control de los resortes claves depoder.

Algunos grandes empresarios, como el pre-sidente de Fiat, Cristiano Rattazzi, ya “acon-

sejaron” a Kirchner para que «entienda que

se tiene que parecer lo más posible a Lula o

a Ricardo Lagos y lo menos posible a Hugo

Chávez». Otros, como el titular de Telecom,Amadeo Vázquez, definieron la agenda delnuevo presidente: «Lograr un acuerdo de

largo plazo con el FMI, reactivar el crédito y

la inversión, resolver el problema de la deu-

da pública y el delito, arribar a un nuevo

pacto fiscal federal y rediscutir las tarifas,

para que garanticen la frecuencia de inver-

siones futuras». Las empresas privatizadasapuestan a una masiva elevación de tarifaspara aumentar sus ganancias, cuestión queestará en el tapete a partir del 25 de mayo,cuando asuma formalmente Kirchner la pre-sidencia.

De todos modos, la lectura del empresa-riado muestra la envergadura de los cambios:mencionan a Lula como el referente desea-ble, con lo que explícitamente asumen que elmodelo de los noventa quedó enterrado. Loque en absoluto significa que estemos anteuna ruptura completa con el neoliberalismo,como lo atestiguan los cuidadosos pasos queviene siguiendo el Gobierno del PT en Bra-sil. Estamos sí, ante el nacimiento de una nue-va agenda que tiene en el Mercosur un puntode referencia obligado, a través de la confor-mación de un eje Brasilia-Buenos Aires, detal potencia, que inevitablemente arrastrará abuena parte de los países de la región, y seconvertirá en muro de contención de las aspi-raciones de Washington a imponer el ALCAen los plazos y condiciones previstosunilateralmente por la Administración deGeorge W Bush.

Sin embargo, el poder que conserva la lla-mada “patria financiera”, que ahora buscarárecomponerse políticamente bajo el ala deLópez Murphy, será una de las bazas fuertesque habrán de jugar los que promueven unalineamiento incondicional con Estados Uni-dos. Es la apuesta a la desestabilización per-manente, política, económica y hasta mili-tar, como lo demuestra la historia reciente.Uno de los dramas argentinos, que recorretoda la historia del siglo XX, es el raquitis-

lcia social que emergió de las jornadas del 19y 20 de diciembre de 2001.

Se le han aplicado los más duros adjeti-vos: “depredador institucional”, “irrespon-sable”, “cobarde”, “golpista”, y otros tantos,todos ellos más que justificados. Sin embar-go, la renuncia de Carlos Menem es muchomás que eso. Los grandes personajes políti-cos –y no cabe duda de que Menem lo era–,en los países importantes del mundo, comolo es aún Argentina, no son el producto demañas o astucias personales, sino hijos de lahistoria político-institucional y de la culturapolítica de las elites dominantes. Y sus acti-tudes no pueden ser comprendidas sininvolucrarlas.

La jugada es más que clara y ha sido de-nunciada hasta el cansancio: evitar una de-rrota monumental y, sobre todo, abrirle pasoa un presidente que, como Néstor Kirchner,cosechó apenas el 22% de los votos en laselecciones del 27 de abril. En suma, apostara un Gobierno débil que se verá enfrentadoa problemas de difícil solución y estará so-metido a presiones múltiples. Desde arribay desde abajo.

En todo caso, la retirada de Menem cierrauna etapa en la política argentina, la del cru-do neoliberalismo. Sin olvidar un dato fun-damental: el proyecto menemista fue apenasla profundización de un modelo que comen-zó a ser aplicado en 1976 por la dictaduramilitar encabezada por Jorge Rafael Videla,y la dictadura económica dirigida por JoséAlfredo Martínez de Hoz, ministro de Eco-nomía del régimen militar. No es sólo Menemel que no quiso ser barrido en las urnas, sinoese modelo excluyente, depredador del paísy de los sectores populares, que evitó una suer-te de plebiscito que hubiera enterrado al men-tor del modelo. La nueva conciencia socialque fue naciendo tímidamente a lo largo delos noventa, y que se aceleró a partir de 1997,

No es sólo Menemel que no quiso serbarrido en las urnas,sino ese modeloexcluyente, depredadordel país y de los sectorespopulares, que evitóuna suerte de plebiscitoque hubiera enterradoal mentor del modelo.

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mo de su burguesía industrial, que nuncapudo emprender vuelo propio ni fue capazde diseñar un proyecto nacional integrador,y terminó por refugiarse en el regazo de mi-litares y banqueros genocidas. Cómo olvi-dar que fueron los gerentes de las grandesempresas los que llamaron a los militares aestablecerse en sus fábricas, donde pudie-ron fichar, secuestrar y hacer “desaparecer”a los activistas sindicales.

El lugar de la burguesía nacional lo ocupaen Argentina un conjunto de oportunistas deldinero fácil, que sienten al resto de la pobla-ción, sobre todo a los más pobres, como unanación extraña. Una suerte de apartheid so-cial y cutural recorre la historia del siglo pa-sado, en el que se acuñaron referencias a lospobres como el “aluvión zoológico”, que re-vela la predisposición de las elites a resolverlas diferencias sociales por la vía militar. Esosoportunistas del dinero son los que catapul-taron a Menem al poder, y ahora esperan aga-zapados una nueva oportunidad.

NUEVA CONCIENCIA

La peculiaridad del menemismo consistió enla alianza entre el empresariado multinacio-

nal y los más ricos del país con los excluidosy los más pobres, tejida a partir de un osten-toso clientelismo. Pero esa alianza quedó frac-turada por el proceso de crisis política y so-cial que estalló en diciembre de 2001. El re-pudio, cercano al 80%, que recoge Menemes el producto de esta nueva conciencia.

El discurso del riojano, en el que culpabi-liza de la crisis al ex presidente Fernando dela Rúa, no caló en una población que apren-dió, luego de una amarga experiencia, a si-tuar correctamente las causas de la hecatom-be del país. Esa conciencia es aún frágil ypuede retroceder.

Otra de las características del país, en con-traposición con el predominio de elites depre-dadoras y genocidas, es la existencia entre lossectores populares de fuertes tendencias ha-cia la revuelta. Argentina es el país indus-trializado que más insurrecciones conoció alo largo del siglo pasado, con hitos como laSemana Roja de 1909, la Semana Trágica de1919, el 17 de octubre de 1945, el Cordobazo

y el Rosariazo en 1969, el motín de Santiagodel Estero en 1993 y, finalmente, los sucesosdel 19 y 20 de diciembre de 2001, entre losmás destacados.

Ahora que se cierra una etapa deplorablede su historia reciente, el discurso de Kirchner

el miércoles 14 puede ser también un partea-guas. «No he llegado hasta aquí para pactar

con el pasado, ni para que todo termine en

un mero acuerdo de cúpulas dirigentes. Novoy a ser presa de las corporaciones», dijo.Y luego improvisó lo mejor de su discurso:«Pertenezco a una generación que no se

doblegó ante la persecución, ante la desa-

parición de amigos y amigas y ante el ma-

yor sistema represivo que le haya tocado vi-

vir a nuestro país». Palabras que ya sem-braron la alarma entre empresarios y ban-queros, pero que auguran un Gobierno quedifícilmente pueda ser mero continuismo,cuestión que el sector más organizado de lasociedad no le permitiría.

Mientras Kirchner se apresta a asumir lapresidencia, Menem huyó dejando al mode-lo tan desnudo como a sí mismo. Aunquequiso emular a Eva Perón –«renuncio a los

títulos, pero no a la lucha», sentenció en sumensaje–, su estampida se pareció más a lahuida del tenebroso José López Rega en el in-vierno de 1975, jaqueado por la movilizaciónde los obreros que, zafándose del control de laburocracia sindical, frenaron el primer ajusteestructural de la mano del ministro de Econo-mía de Estela Martínez de Perón, CelestinoRodrigo. Todo un presagio.

Protesta ciudadana en Argentina en diciembre de 2001.

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40

A figura literaria de Rafael Alberti es laresultante de un proceso de super-posi-ciones; a su vocación de pintor se su-perpuso su genio de poeta, que acabóimponiéndose también a su actividad de

el teatro político de Rafael Alberti

la cumbre de Noche deguerra en el Museo del Prado

Javier Villán

La creación teatral de Rafael Alberti siempre ha tenido una consideración secundaria respectoa su obra pictórica y, sobre todo, poética. En este texto, el autornos ofrece un comentario sobre esta valoración que se tiene de la obra teatral de Alberti.

yectos. La pájara pinta es una obrita paramarionetas. Escribió también durante laguerra pequeñas obras de circunstancias,teatro destinado a elevar la moral de loscombatientes antifas-cistas y, por lo tanto,de más eficacia política que teatral. A esteapartado corresponden Radio Sevilla o Los

salvadores de la patria.

castigo; aunque esté más cerca de Gil Vicen-te que de Calderón de la Barca, la escandale-ra parece excesiva. Esa idea religiosa yexistencial de un Dios torturador de sus cria-turas está por ejemplo en La peste, de AlbertCamus, o en algún pasaje de Los hermanos

Karamazov, de Dostoiewski.Puede que fueran las palabras del propio

Alberti, al salir a saludar, más que la funciónen sí, las que encendieran la mecha en unaEspaña que, por entonces, era ya un polvo-rín. La oposición a la Monarquía era abierta,y ésta se defendía con destierros como el deUnamuno o ajusticiamientos como los de Fer-mín Galán y García Hernández, fusilados trasla sublevación de Jaca, y que, en otra obratambién inmadura, trataría Alberti más tarde.Al ser requerida la presencia del autor en elescenario, un Alberti anarquizante y vehe-mente gritó: «¡Viva el exterminio, abajo la

podredumbre de la escena española!». Estaproclama podría ser herencia lorquiana ybuñuelesca de la “teoría de los putrefactos”,de la Residencia de Estudiantes. O coinciden-cia con el Valle Inclán anarquista de aquellosdías, que quería instalar la guillotina en la Puertadel Sol y fusilar a los Quintero. Ante el carizque tomaba la trifulca y, temiendo acaso quela metafórica amenaza se llevara, literalmente,a cabo, los célebres hermanos, presentes en elestreno, huyeron despavoridos.

De todo esto puede deducirse que la in-cierta valoración que merece el teatro deAlberti, sobre todo comparándole con el deLorca, se debe no sólo a la incomprensiónque suscita toda innovación y a ciertos rece-los de una imagen política, sino a un insufi-ciente desarrollo del proyecto innovador. Hasido el mismo destino de una parte del tea-tro de García Lorca el más incomprendido eiconoclasta; sólo que, tras muchos años dedesconocimiento y rechazo, al final el Lorcamás revolucionario ha conseguido alzarsecomo profético y ejemplar. Algo parecidoha ocurrido con Valle, cosa que no pasa con

Ldramaturgo, que durante años intentó ser másque una actividad subalterna. Con todo, en elcómputo global de la obra de Alberti, su tea-tro audaz y de ruptura ocupa un lugar secun-dario. Al «dolor enterrado de enterrar el do-

lor de nacer un poeta por morirse un pintor»(A la pintura), hubo de añadir el poetagaditano cierta frustración de autor dramáti-co. Es de creer que sus libros de poemas y elPremio Nacional a Marinero en tierra le aho-rraran sufrimientos por no ser el pintor que élsiempre quiso ser; o el autor que las circuns-tancias, o las propias condiciones, limitaron.El teatro de Rafael Alberti, pese a su aventurarenovadora y pese al estruendo del estreno deEl hombre deshabitado, nunca alcanzó las al-tas cotas de su poesía, que nutría, además, suaventura teatral. Parece evidente que El hom-

bre deshabitado es consecuencia de uno delos libros clave de Alberti, Sobre los ángeles.

Que su teatro sea calificado de poéticoquiere decir poco; quiere decir sencillamen-te que el lirismo impregna su obra, aunqueel aliento de la poesía no sea bastante paraconfigurar un lenguaje dramático. El ade-

fesio y Noche de guerra en el Museo del

Prado son de otra naturaleza; pero una partede la dramaturgia de Rafael Alberti son tex-tos inconclusos, sin rematar. Como, porejemplo, Lepe, Lepijo y su hijo y El hijo de

la gran puta, que apenas pasaron de pro-

Noche de guerra en el Museo del Prado es la cumbredel teatro de Alberti. Una hermosa y atroz alegoría del heroísmopopular, un aguafuerte goyesco, esperpéntico y sombrío.

Su lugaren la escena

española

En intenciones, en espíritude ruptura y de vanguardia,Alberti no le iba a la zagaal García Lorca de El pú-

blico, por ejemplo, o a Valle Inclán; pero sulugar real en la escena española es de rangoinferior. El estreno en 1931, semanas antesdel advenimiento de la República, de El hom-

bre deshabitado lo relata Alberti como unanoche memorable, y lo califica, recordandoel proceloso estreno de Víctor Hugo en Pa-rís, el 25 de febrero de 1830, de “pequeñabatalla de Hernani”. Tambiém Galdós tuvosu “batalla de Hernani” cuando estrenó Elec-

tra y, al grito de “!Mueran los jesuitas, aba-jo la reacción!”, un público fervoroso lo sacóa hombros del teatro.

No deja de ser curioso que un texto comoEl hombre deshabitado, carente de toda in-tención subversiva, produjera tal controver-sia y violencia en un teatro. Quizá fueran lossignos de tiempos encontrados, que no po-dían asistir indiferentes a una simple innova-ción estilística. El hombre deshabitado es unaespecie de Auto Sacramental, nutrido por elabsurdo del dolor humano, por la lucha entreel libre albedrío y la fatalidad de la culpa y el

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Rafael Alberti, al menos en ese mismo gra-do de excelencia.

Museo del Prado, pueden considerarse, conmuy pocas dudas, teatro político, excelenteteatro político que afirma las virtudes de éstey elimina los recelos de índole creadora queel simple enunciado pueda suscitar. El adefe-

sio es una historia de poder absoluto, de re-presión, de crueldad y oscurantismo en la lí-nea trágica, y con claras influencias de La casa

de Bernarda Alba de Lorca. Como afirmaPepe Monleón, es una especie de misa negraen la que Gorgo representa la negación de lavida y la afirmación no sólo del crimen, sinode la estupidez.

Noche de guerra en el Museo del Prado esla cumbre del teatro de Alberti. Una hermosay atroz alegoría del heroísmo popular, unaguafuerte goyesco, esperpéntico y sombrío,iluminado por los incendios y los bombar-

deos. Fue escrita en 1955 y tiene la fuerzaépica de la defensa de Madrid, en los mo-mentos críticos de noviembre de 1936,entroncando con la resistencia del 2 de Mayocontra los franceses. La dimensión grotesca,poéticamente grotesca, de Noche de guerra

en el Museo del Prado le viene a Alberti deValle y, en especial, de las pinturas de Goya;la dimensión épica, de los milicianos que in-tentan salvar los cuadros de las bombas y lasllamas; y su dimensión plástica, y emocional,está en su libro A la pintura y en sus paseospor el museo. Su estreno en España, en 1978,constituyó un acontecimiento político, un sím-bolo de libertad. Justo lo que, entre muertosvivos, cuadros que hablan y hombres sin ca-beza, se desprende de Noche de guerra en el

Museo del Prado.

Teatro político,teatro poético

La dramaturgia de Al-berti, a efectos metodo-lógicos, suele dividirse

en dos grupos: teatro político y teatro poéti-co. Hermans, en su estudio publicado por laUniversidad de Salamanca, El teatro político

de Rafael Alberti, establece varias categorías:Sátira contra la Iglesia, Sátira contra el Ejér-cito, Canto del pueblo, Canto a la paz y Des-pués de la batalla. En Alberti hay una prehis-toria teatral, antes del estreno de El hombre

deshabitado (Santa Casilda, El enamorado

y la muerte, La pájara pinta…); un poco pos-terior es el teatro de agitación y urgencia yacitado, exigencia de una moral política y queen Guerrillas del Teatro, dirigidas por Ma-ríaTeresa León, comparte con Germán Blei-berg, Santiago Ontañón, Rafael Dieste y algu-nos otros, incluida la propia María Teresa.

En realidad, y aunque sea una simplifica-ción demasiado drástica, el teatro de Albertipodía dividirse en El adefesio (1944) y No-

che de guerra en el Museo del Prado (1955),por un lado; y por el otro, todo lo demás. Ri-cardo Salvat, muy familiarizado con el teatroalbertiano y que, en 1978, dirigió en EspañaNoche de guerra en el Museo del Prado, afir-ma que ésta es una de las cinco mejores obrasdel teatro español moderno; las otras son Di-

vinas palabras, Luces de bohemia, La casa

de Bernarda Alba y La otra historia de Esther(Salvador Espriu). Quizá lo más significati-vo de lo que hemos dado en llamar prehisto-ria teatral de Rafael Alberti sea que en las obrasde esa etapa están ya en germen todos los ele-mentos que configurarán su teatro posterior:popularismo, guiñol, lirismo, cierta forma deesperpento y de realidad grotesca,musicalidad. Fuerzas todas ellas que sostie-nen el andamiaje, muy poco sólido por otraparte, de El trébol florido y La gallarda, tra-

gedia de vaqueros y de toros bravos, que da-tan, respectivamente, de 1940 y 1945.

Narros puso La Gallarda en 1992 sin queel grandilocuente y folclórico montaje susci-tase especiales entusiasmos. Por tratarse deadaptaciones, quedan fuera de este esquemados títulos que alcanzaron bastante resonan-cia: Numancia, de Cervantes, y La lozana

andaluza, de Francisco Delicado. De la pri-mera hizo Alberti dos versiones, una en 1937para el Teatro de Arte y Propaganda, y otraen Uruguay estrenada por Margarita Xirgú.La segunda se estrenó en España en los pri-meros tiempos de la transición.

Respecto a las dos obras capitales deAlberti, El adefesio, y Noche de guerra en el

José Bergamín,Rafael Albertiy Pedro Salinas enla plaza de Cibelesde Madrid, años 20(fotografia de JuanGuerrero Ruiz).

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más cultura

L asunto de la piratería musical está lle-no de medias verdades, demagogia detodo tipo, clase y condición, mistifica-ción e ignorancia, lo que acaba por con-figurar lo que son algunas de sus carac-

la piratería musical

José Manuel Pérez Rey

semiesclavitud, sometiendo a las personas quese ven abocadas a ello a condiciones labora-les infrahumanas.

No hace falta ser muy listo para darse cuentade que si una copia pirata en el top manta

cuesta 2 euros, y aun así los jefes se llevanimportantes y cuantiosas ganancias, es quealguien no está ganando dinero ni justo nisuficiente (los vendedores en la calle se lle-van 20 céntimos de euro por copia vendida).O planteado de otra manera: comprar este tipode productos no tiene nada que ver con el fe-nómeno, como muchos creen, del comerciojusto; antes bien, todo lo contrario (aunque,como más adelante se verá, esta percepciónpuede tener algo de verdad, algo así como unespejismo).

Por su parte, la copia privada es algo, sino legal en sentido estricto, admitido social-mente. Tanto es así que incluso la propia in-dustria lo asume. ¿Quién no ha grabado al-gún casete en su vida? Ya no sólo el uso

social, sino que algunas sentencias judicia-les avalan a la copia privada. Existe una dis-tinción no menor, al menos desde un puntode vista, que podría calificarse de social eincluso moral: mientras que la copia piratatiene un precio, es un negocio, la copia pri-vada es gratuita; se relaciona más con el don,con el regalo. ¡Nadie le cobra a un amigo,familiar o compañero de trabajo por grabar-le un compacto!

El problema con la copia privada, y de aquílas confusiones interesadas que surgen al res-pecto, aparece cuando ésta se da en una plazapública virtual como es Internet. La preguntaes: ¿qué sucede cuando la copia privada semultiplica por un millón y sigue siendo gra-tuita? Particularmente, no tengo nada claroque algo que es P2P, peer to peer (de igual aigual), pueda ser declarado como piratería. Escierto que los artistas y las empresasdiscográficas ven conculcados sus derechos,pero acaso sea ésta la contradicción funda-

El auge de la piratería musical, en sus diferentes versiones, viene suscitando las protestasde muchos artistas y de la industria discográfica, dando pie, de paso, a la polémica entre quienesla defienden y la critican. En las siguientes páginas publicamos tres textos de autores relacionadoscon el mundo de la música, que aportan sus puntos de vista sobre este fenómeno.

Eterísticas más acusadas cuando se aborda estacuestión.

Una primera aclaración que es preciso ha-cer y que resulta fundamental es la de distin-guir lo que es la piratería de la copia privada,pues éste es uno de los factores que más con-taminan el debate.

Dicho claramente, la piratería es un delitoya no sólo contra la propiedad intelectual, sinocontra los individuos, y como tal ha de serperseguido por la policía y la judicatura. Nohay que olvidarse de una cuestión que se es-capa muchas veces a pesar de su importan-cia: la piratería es una industria que basa sudesarrollo no sólo en el robo de una propie-dad (intelectual en este caso), sino que lo hacesumiendo a sus trabajadores en regímenes de

medias verdadesDe un cartel de Jean-Marc Barrier (1989).

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...

mental con la que hay que apechugar. En estesentido, parece que ha de imponerse algúntipo de acuerdo entre todos los sectores im-plicados en la industria del disco para seguircopiando privadamente –y de forma gratui-ta–, sobre todo en Internet, sin que por ello seconsidere pirata a quien haga uso de ello.

En este asunto de la copia P2P por Internetla gran industria parece tenerlo claro: «Este

problema es coyuntural y se resolverá tecno-

lógica y legislativamente», ha declarado Je-sús López, presidente de Universal Music paraAmérica Latina y la Península Ibérica (véaseEl País, 27/1/2003). Sin embargo, tal opti-mismo no parece avalado por los hechos quesuceden cada día, y si no, ahí está la aparicióndel programa gratuito Peer Guardian (http://xs.tech.un/), que impide a las discográficasdescubrir si el usuario está copiando músicao vídeos ilegalmente.

Sin embargo, y a pesar de sus amargas que-jas, las grandes empresas del sector ya handescontado las pérdidas económicas que lesestá produciendo la red de redes, y prevénganancias de aquí al año 2005; de hecho,cada día aparecen en la prensa noticias decómo muchos servidores están llegando aacuerdos con las mayors del disco para ven-der su música.

(SGAE), el usuario medio del top man-

En la industria de la música no existe un mercado libre. Desgraciadamente, sufrimos un

régimen de oligopolio, donde cinco compañías controlan más del 90% del mercado

mundial (Warner, Sony, EMI, BMG y Universal). Por eso, no rige la ley de la oferta y la

demanda.

2. Gracias a esa posición dominante, se perpetúan privilegios injustificables. Por

piratería musical:13 motivos para dudardel discurso oficial

industria. Como ese veto que sufrió Alaska por criticar el “abusivo” precio de los discos.

...

1.ejemplo, este que señala Courtney Love, ex líder de Hole: «Cuando miras la referencia de unCD, dice: “copyright 1976 Atlantic Records, o copyright 1996 RCA Records”. Cuando mirasun libro, sin embargo, dirá algo como “copyright 1999 Susan Faludi, o David Foster Wallace”.El autor posee sus libros para licenciarlos a los editores. Cuando el contrato termina, a losescritores les devuelven sus libros. Pero las compañías discográficas poseen nuestro copyright

para siempre».

3. La industria trabaja con sus intereses muy coordinados, gracias a una poderosa

patronal: la IFPI. Quien entre en su página web (www.ifpi.org) comprobará el escaso interés

de las multinacionales en encontrar formas de que el avance tecnológico se traduzca en una

rebaja de los precios. Más bien parece que estamos ante la delegación musical de la Interpol

(apostando todo a una carta: la de la represión del intercambio de archivos y los discos

“piratas”). Consciente de que el futuro pasa por Internet, la IFPI también se esfuerza por

encontrar maneras de reproducir on line las condiciones de oligopolio off line.

4. Respecto a las descargas, está claro que la industria ha llegado tarde. Lo que asusta a las

multinacionales, según indica Chuck D, líder de Public Enemy, es la pérdida de control:

«Internet ha tenido un gran impacto en la música: sobre todo, porque es la primera vez que lagente llega a un formato antes que la industria. Ésa es una gran ventaja. Puede haber uncambio en las relaciones de poder. La gente está pasando del papel de espectador al departicipante» (declaraciones a Go digital, programa de la BBC, 23 abril de 2002).

5. Santi Carrillo, director de la respetada revista Rockdelux, en su columna mensual de

septiembre 2002, denunciaba la avaricia del sector: «A mediados de los noventa, los costes deproducción cayeron, pero la codicia de las discográficas evitó que se replantease el precio deventa de los CD. Recordemos que el CD irrumpió en los ochenta con un precio de venta alpúblico en las tiendas que triplicaba el del vinilo, al considerarse un producto de lujo (cuando suprecio de coste era muy inferior). Al contrario que otros avances tecnológicos (televisión encolor, magnetoscopios, videocámaras...), que progresivamente han ido abaratando su prohibitivoprecio de venta inicial, al CD, implantado obligatoriamente en detrimento del vinilo y en contrade la economía del consumidor, nunca le afectó esa popularización de precios, manteniendosiempre un estatus al alza al que, obviamente, se acomodó la gran industria». Resumiendo:

cualquier cosa antes de bajar los precios.

6. Al leer sobre piratería, debemos desconfiar de los datos: la mayoría de las

organizaciones que emiten información al respecto (AFYVE, SGAE, AGEDI, IFPI, RIAA,

Mesa Antipiratería) tienen jugosos intereses económicos en el conflicto. En sus informes,

suelen citar cifras de “pérdidas” que les producen los piratas (según AFYVE, 200 millones de

euros en España en 2002). Claro, que nunca se cita la fuente de ese dato, seguramente

imposible de precisar (a no ser que sigan un método delirante: suponer que quien compra un

disco a 3 euros en la calle lo compraría igual a 15 en el Corte Inglés).

7. Más mentiras de las campañas de la industria: ese eslogan que dice que la piratería

puede acabar con la música. Lo rebate, de nuevo, Santi Carrillo, en el citado artículo de

Rockdelux: «Lo cierto es que nunca se ha consumido tanta música en España como en laactualidad, 80 millones de discos vendidos en 2001: la suma de las ventas oficiales, que no hansupuesto una reducción de la facturación, a pesar de todos los lamentos, y de las ventas piratas,que basculan entre el 15% y el 20%, según la SGAE, y el 30%, según AFYVE (sospechoso; quese pongan de acuerdo). Entonces, ¿de qué se quejan?, ¿de que la cuenta de balances no sigadisparándose más hacia arriba? Se sabe que no es lo mismo “perder” que “haber dejado deingresar».

8. En España, hemos vivido reveladores destellos del funcionamiento mafioso de la

La pirateríacallejera

Queda, sin embargo, el fe-nómeno de la piratería ca-llejera, el top manta, y es

aquí donde la industria (al menos la españo-la) se ve más impotente para luchar contra elfraude. En este punto es interesante mostraralgunos números. Según los últimos datos dela Sociedad General de Autores y Editores

La piratería es unaindustria que basasu desarrollo no sóloen el robo de unapropiedad (intelectualen este caso), sinoque lo hace sumiendoa sus trabajadoresen regímenesde semiesclavitud.

Víctor Lenore

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más cultura

ta, una persona joven por lo general,compra 3,45 discos al trimestre, lo que signi-fica que adquiere cerca de 14 cedés al año, loque, en términos globales, da la suma de 21millones de cedés anuales. Muchos discos ymucho dinero.

Estos datos hay que situarlos en su contex-to, lo que viene bien para señalar un par decaracterísticas de esta venta callejera y de granmovilidad (no deja de ser un espectáculo vercómo los manteros recogen su oferta y desa-parecen ante la presencia de la policía).

La venta de discos copiados ilegalmente enla calle es un fenómeno, sobre todo por loque se refiere a Europa, de los Estados del sur(España, Portugal, Italia), mientras que resultaprácticamente inexistente en el centro y elnorte. En algunos países de Latinoa-mérica,como México, el pirateo ha llegado a tal gra-do de sofisticación que ya lanzan ellos mis-mos sus propios discos, sobre todo losrecopilatorios, asunto éste que no tardará enaparecer por estas latitudes.

Esta diferencia entre el norte y el sur tam-bién se aprecia en el mismo territorio espa-ñol. Así, en el País Vasco, Navarra o La Riojala venta de este producto es casi inexistente;mientras que en el sur, desde Madrid a Anda-lucía, es donde se produce el mayor númerode compras. Un ejemplo: según datos de laSGAE, en Madrid capital se llega a adquirirel 41,7% de discos en el top manta.

Aunque estos datos son muy llamativos,alarmantes dirían otros, no deben hacernosperder la perspectiva sobre qué es lo que sepiratea y lo que se vende. Estilísticamente, loque más se oferta es pop y rock nacional, se-guido del extranjero. Nada, o prácticamente

nada, de jazz, soul, funk, clásico, antiguo, con-temporáneo, étnico, y en general, músicas quese salgan de los discos promocionados en lasradios-fórmula. Esto significa que tambiénson pocos los artistas pirateados. Los nom-bres se repiten hasta la hartura: Bisbal,Madona, Chenoa, Alejandro Sanz, U2, etc.;o recopilaciones en las que aparecen los gran-des éxitos del momento.

No deja de ser sorprendente, y significati-vo, comparar los datos sobre lo que se vendede manera pirata y lo que se vende en el mer-cado legal. No hay que olvidar, como ya seha indicado, que los grandes compradores decompactos ilegales son los jóvenes. De estamanera, mientras los cantantes españoles ven-den más de un 69% en la manta, en las tien-das alcanzan un 56,3%; por su parte, los gru-

pos extranjeros llegan al 28,6% en el merca-do de lo ilegal y en el otro alcanzan un 32,4%.Por último, y esto es muy llamativo, sólo un2,3% de discos pirateados corresponden amúsica instrumental (jazz, clásico...), mien-tras que este tipo de música alcanza un 11,3%en las tiendas; todo esto según datos ofreci-dos por la SGAE.

...

No deja de resultarparadójicoeste alejamientoy descrédito dela música en unasociedad comola actual, que podríacalificarse desociedad musical.

Imagen de GratisMusica.com anunciando la copia de carátulas.

Músicagratis

Si, como se ha señalado anterior-mente, la piratería callejera es undelito, algo que, en última ins-

tancia, atenta contra los derechos del ser hu-mano; que, en consecuencia, comprar esosproductos es ayudar a mantener una situacióndegradante para quienes se ven obligados avenderlos y copiarlos, surge inevitablementeuna pregunta: ¿por qué se compran discospiratas? La respuesta común es que los dis-cos son muy caros. No seré yo quien niegueesto, pero creo que en el fondo hay una razónmás importante: que a los consumidores, esdecir, a los ciudadanos, les importa un bledola música.

No se trata tanto de una suerte de amustiasocial, es más bien un desinterés, de consi-derar que la música (¿la cultura?) no es im-portante para nuestra vida. La mayoría delos estudiosos y los especialistas suelen acha-car este estado de cosas a la falta de una edu-cación cultural en las escuelas. No creo quesea esto; se trata más bien de que estamosacostumbrados a que la música nos salgagratis, a lo que hay que añadir su impa-rabledescrédito.

No deja de resultar paradójico este aleja-miento y descrédito de la música en una so-ciedad como la actual, que podría calificarse

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junio 2003/nº 138 PÁGINA ABIERTA

...Ahí quedan las declaraciones de una artista veterana y no precisamente de izquierda:

«Todos sabemos que el precio de los CD es excesivo. Los precios se podrían bajar, y todo elmundo (artista, compañía, distribuidora, tienda) seguiría ganando dinero». La censura de sus

discos sólo duró 24 horas, pero mostró la verdadera cara de la distribución de música

(representada por la asociación AGEDI, que retiró los discos de la mexicana de las tiendas,

hasta que la opinión pública se le echó encima).

9. Otro veterano, el crítico Diego Manrique, ha denunciado los despilfarros de la industria

nacional: «Jennifer López hace playback en la gala de Los Ondas, pero se desplaza con cercade treinta personas, incluido a un “seguroso” cuyo exclusivo cometido es vigilar las maletas dela expedición. Se aloja en el hotel más chic de Barcelona y, entre otros caprichos, exige que loscamerinos –y todo lo que haya dentro– sean blancos. Ni me atrevo a calcular lo que ha costadoesta “actuación” que ha consistido en una rueda de prensa y una canción. Pero lo recuerdopara la próxima vez que un ejecutivo de multinacional me intente convencer de que los (altos)precios de los CD están justificados» (revista Efe Eme, número 35, febrero de 2002).

10. Manrique tampoco da mucho crédito a las lágrimas de cocodrilo de los jefes de

multinacionales cuando declaran que la piratería es la causa de despidos en masa: «Los altoscargos de las discográficas tienen derecho a coche con cargo a la empresa (a veces hasta conconductor). Así que la rama española de una multinacional empieza a despedir personal unassemanas después de que su equipo directivo decide que el coche de sus sueños es un Jaguar.Unos dicen que cuatro, otros se empeñan en que fueron nueve los Jaguar que se compraron.Me dicen que, comparativamente, es “el chocolate del loro”, pero no queda bonito cuando eldiscurso oficial es “pobrecitas discográficas acogotadas por la piratería”. No queda bonito y noinfunde mucha moral entre los curritos que ven al fondo cómo el jefe de Recursos Humanos(¡qué broma macabra!) afila el hacha» (Todas las Novedades, marzo de 2002, donde se ofrecen

otros ejemplos). Quien conozca la industria, sabe que esto no es una excepción.

11. Con la compra o intercambio por Internet, la gente puede seleccionar sólo las canciones

que desea. Un sistema que fastidia a las multis, ya que dejarán de vender cortes de relleno. Lo

explica con lucidez la prestigiosa periodista Patricia Godes: «La industria nos obliga acomprar 12 kilos de arroz cuando pedimos uno para hacer una paella. En realidad, es másgrave: es como si, cuando vamos a comprar un kilo de arroz, nos obligasen a comprar 11 kilosde residuos y basura. Personalmente, opino que, hablando de música popular, la canciónconstituye la unidad de medida y que es muy fácil encontrar canciones buenas, emocionantes odivertidas en cualquier temporada; pero resulta muy difícil que quien ha grabado una de esascanciones consiga producir, al mismo tiempo, diez más del mismo nivel. La mayor parte de lamúsica que sale a la venta son cortes de relleno y eso lo saben los propios artistas, productores yeditores. En una palabra: estoy profundamente convencida de que hacer desaparecer elmercado de singles constituyó un error irreversible». Las descargas, canción a canción, pueden

subsanar ese error y condenar al olvido los cortes mediocres.

12. En sus campañas y comunicados, la industria siempre afirma defender al artista, pero

éste apenas se lleva nada del pastel económico de un CD. El porcentaje oscila entre el 8% y el

10%: pongamos 1,5 euros de 18. Por eso, Albert Pla afirma: «Cuando me piratean, casi mehacen un favor, porque más gente me conoce y puede ir a mis conciertos». Por eso, Alaska dice

que ella no se siente especialmente perjudicada por la piratería. Por eso, Andrés Calamaro

escupe: «Un compacto se vende al 2.000% de su valor: ¿eso es música o narcotráfico?» (revista

argentina La García, julio de 2001). Por eso, Manu Chao declara cosas como esta: «Lapiratería es hija del sistema. Si todo el mundo tuviera un trabajo digno no existiría, pero en estemundo la economía paralela es inevitable» (Manu Chao, en rueda de prensa en el Cine Bellas

Artes de Madrid, 24 de marzo de 2002). Por eso, Ignacio Escolar, ex integrante de Meteosat,

se ha hecho famoso con un artículo titulado “Por favor, pirateen mis canciones” (fácilmente

localizable en Internet).

13. ¿Quiere todo esto decir que el top manta es el método ideal de venta? ¿Debe ser la

música gratuita? Creo que no. Sólo se propone que, tras años de abusos, se diseñen nuevos

sistemas para la explotación musical, donde el artista sea el más beneficiado económicamente

(hasta ahora tan sangrado por las multinacionales). Cierto es que el trabajo de sellos

pequeños, dirigidos por gente que ama la música, debe ser respetado (aunque muchos hayan

caído en los métodos de los grandes). Pero sólo se salvarán si están atentos a la gente que

busca alternativas. ¿De quién estamos hablando? Pues de discursos críticos como el de

antisgae.internautas.org, la página que pone al descubierto las miserias de la SGAE.

Hablamos, mejor todavía, de iniciativas como www.sindominio.net/copyleft (centrados en

redefinir el concepto de propiedad intelectual).

O de iniciativas estadounidenses como www.creativecommons.org, que buscan llevar al

terreno de los contenidos la lógica de software libre. Nuevos caminos para transformar una

industria con viejas prebendas.

de sociedad musical, ya que estamos rodea-dos de sonidos compuestos armónicamente(incluso el ruido puede entenderse como unamanera de expresar la musicalidad). En losbares, en el trabajo, en el coche, en el domici-lio, en las salas de espera de las consultas delos médicos, en fin, en cualquier lugar, lamúsica se nos presenta de manera implaca-ble. Pero este aparecer es siempre gratuito,nunca nos cuesta dinero, o al menos, si noscuesta algo, no somos conscientes de ello. Estadoble particularidad, su omnipresencia y gra-tuidad, ha dado como resultado el que a lamúsica no se le conceda el valor que tiene; yasí, cualquier precio (¡salvo 2 euros!) siem-pre será caro. Hay que apuntar que a este des-crédito de la música han ayudado muchossectores, de hecho tantos como los que semueven en torno a ella, desde la industria a laprensa, pasando por las tiendas.

Es verdad que un disco es caro, inclusoexcesivamente caro, pero a la larga resultabarato. Y con esto no pretendo defender unapolítica de precios descabellada, tanto porparte de las grandes empresas discográficascomo de los comerciantes. Quiero decir quemientras que, por lo general, un libro se leeuna vez, una película se puede ver dos veces–una en el cine y otra en vídeo–, una obra deteatro una vez (y todo esto sin mentar el fút-bol o tomarse un par de copas en cualquierbar), un disco puede escucharse tantas vecescomo se desee, durante tanto tiempo como sequiera. Y es en esta relación en la que un com-pacto se vuelve barato.

seguro que (casi) todo el mundo ha su-...

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Los pecados dela industria

¿Por qué, entonces, undisco pirata? Variosson los factores. El pri-

mero es el de la propia industria, que, de al-gún modo, acaba pagando sus errores y supolítica suicida. Cabría decir que lo que lesucede es un justo castigo a sus múltiples pe-cados.

El primer error de las grandes corporacio-nes es haber tomado a los consumidores comoidiotas totales. Podemos asumir que somosidiotas, pero en modo alguno totales, porqueal final sabemos lo que queremos y aprende-mos, más mal que bien, de nuestros errores, ymáxime cuando éstos son provocados. Estaforma de tratarnos como individuos sin jui-cio y sin criterio tiene que ver con las políti-cas de ventas y promoción de esas corpora-ciones. No se puede cobrar 21 euros por undisco que sólo tiene una buena canción, aque-lla que se machaca hora sí y hora también enlas radios-fórmula. Hay casos a patadas queno merece la pena traer a colación, porque

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más cultura

... frido en sus carnes esta forma de timo,pues así se puede considerar.

Podrán obligarnos a comprar un cedé unavez de un cantante y una canción, e inclusodos, pero a la tercera aprendemos y vamos acomprarlo al top manta, porque nos damoscuenta de que de ese tipo de discos sólo valeuna canción. Y no hay tema de tres minutosque valga 21 euros. Es por aquí por dondemuchos ciudadanos consideran que el preciode los compactos ilegales es una forma decomercio justo. En buena medida no les faltauna cierta razón, y lo que tendrían que hacerlos responsables de este desaguisado es vol-ver a formatos como el single, por ejemplo.

Es sabido que las grandes mayors de lamúsica (EMI, Sony, BMG, Warner, Univer-sal) son sectores de conglomerados industria-

les mucho más amplios donde la música ocu-pa un lugar menor dentro del negocio. Estomotiva la existencia de sinergias entre los di-ferentes sectores que componen esos hol-

dings; y en el caso que nos ocupa la gran si-nergia se da con el cine. No sólo en cuanto aponer en el mercado las bandas sonoras delas películas, sino, y esto es lo importante, ala hora de enfocar sus políticas.

Así, la industria musical, al igual que el cine,ha sufrido una continua infantilización, o sise prefiere, adolescentización, pues se supo-ne que son los jóvenes adolescentes el sectorque más consume, superando a los restantes.Y si hay algo que pueda caracterizar a losadolescentes es su imprevisibilidad, pues loque hoy les encanta mañana les aburre (deahí las espectaculares caídas de algunos ído-

los adolescentes). Pero lo significativo, en elcaso de la música, es que si han de elegir en-tre el original y la copia, esos jóvenes eligenla copia, entre otras razones porque es másbarata y cumple la función que se le pide: es-tar al día.

Cómo se vendela música

Unido a lo anterior, estála forma en cómo sevende la música. Mien-

tras que una persona que va a una libreríapuede coger cualquier libro y ojearlo, leerpárrafos para saber si es o no de su interés yadquirirlo, con el disco esto no sucede. No setrata de un problema de empaqueta-miento,se trata de poder oír el disco antes de com-prarlo, tal y como sucedía hace no muchosaños. Ahora, en cambio, eso se ha hecho im-posible. Es más, la única posibilidad de escu-char un compacto antes de adquirirlo es ha-cerlo con aquellos que la industria quiere ven-der y que aparecen en esos horrorosos no-lugares llamados puntos de escucha. Se tratade que se compre lo que ellos quieren vendery no lo que el público desea comprar. Entrepagar 21 o 2 euros por un producto que noconoces, no hay duda posible.

Por lo que respecta a los medios de comu-nicación, qué decir de ellos. Las ya mencio-nadas radios-fórmula han trabajado seria yfirmemente, sin desmayo alguno, en la in-

fantilización de la música. Quizá JoaquínLuqui, por decir un nombre y sin ningúnánimo de polemizar, podría decir mucho alrespecto. En cuanto a los medios escritos,sus artículos han acabado deviniendo enpublirreportajes, y la abundancia de obrasmaestras que inundan las secciones de críti-cas han acabado por hundir la escasa credi-bilidad de los periodistas. No deja de sersignificativo que uno de los sectores quemás publicaciones gratuitas genera sea elde la música.

Cuentan que, a causa de la piratería, laindustria en su conjunto vive una grave cri-sis, con cientos de empleos perdidos. Estoes cierto, aunque con matices importantes.Lo que ha hecho alguna de las mayors hasido aprovechar esta coyuntura para pro-ceder a drásticos recortes de personal quede otra forma les costaría más hacerlo. Osea, que menos gente y menos profesional(los becarios desinformados abundan). Perohay que ser optimistas, o al menos pesimis-tas bien informados, y esperar que, con estacrisis, los responsables de la gran industriareflexionen y hagan las cosas mejor, porquea la larga los que van a perder van a ser ellos,ya que la buena música seguirá fluyendo porlos sitios más inesperados.

Cartel de Joao Machado (color, 1992).

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E una forma casi consustancial al pro-pio hecho del consumo, a la compra amenudo compulsiva de un objeto, en-contramos el placer de poseer el obje-to adquirido, que se convierte de este

la piratería musicaly las pequeñas compañías

Sergio Aguilar Pereira

superan de largo los esfuerzos de esas mis-mas compañías en apostar por nuevas y ori-ginales propuestas musicales. Y lo cierto esque la fórmula se ha probado efectiva.

cos en unos estudios a veces no muy profe-sionales, y no poder gastar mucho, o más biennada, en el dichoso capítulo del marketing.

Existía un público que demandaba estetipo de música; y lo más sorprendente esque parecía que lo que realmente aprecia-ba era la música y no todo lo que la rodea.En realidad, la necesidad de muchos cha-vales, y no tan chavales, de sentirse partede aquella forma de expresarse era ante todolo que seguramente les llevaba a comprar-se estos CD que yo iba publicando con mipequeña compañía. La idea, en un princi-pio ingenua, de que al final era la música,sobre todo, lo que se presentaba ante el res-petable con cada nuevo CD parecía habertriunfado dentro de mi microcosmos em-presarial. Y no se trata de que no fuera cons-ciente de que el diseñador del CD tambiéntiene mucho de artista y lo acertado de sutrabajo es decisivo, o que la imagen quelos grupos daban cuando les entrevis-

Dmodo en fetiche. En la lógica del consu-mis-mo, no siempre el fetiche tiene otro propósi-to más que el de satisfacer nuestro deseo deposeerlo.

Con la compra de un CD, en un principiolo que buscamos es la posibilidad de disfrutarde la música que contiene tantas veces comoqueramos, y casi cuando y donde queramos.No obstante, es innegable que ese objeto re-dondo en su caja es algo más que la músicaque contiene. Es también, nos guste o no, unfetiche. Muchas veces, la portada o la ima-gen que tengamos del artista o grupo en cues-tión llegan a tener tanto peso específico a lahora de determinar si nos compramos este oaquel CD como la música en sí.

Para conseguir que sea más bien este queaquel el CD que compramos, las compañíasdiscográficas, de manera más clara las lla-madas multinacionales, invierten importan-tes cantidades de dinero en marketing. Per-siguen con ello que, al margen de su calidadartística, siempre algo subjetivo, el single deturno se convierta durante unas semanas omeses en parte de la banda sonora de nues-tra vida y que la imagen del artista musicalresponsable nos resulte tan familiar como seaposible.

De esta manera, confían en que nos acabepor resultar prácticamente una necesidad po-seer ese nuevo objeto puesto a nuestra dispo-sición a cambio de tan sólo unos 15 euros. Enperfecta consonancia con esta lógica, desdeluego no única, de la industria discográfica,los artistas cuyos discos merecen los 15 eurosde una mayoría reciben cuantiosos emolu-mentos que les permiten llevar el estilo de vidaque se espera de ellos y que retroalimenta a laperfección la imagen construida desde el mar-

keting: lujo, ostentación, rebeldía o vida pe-caminosa, combinados en una u otra propor-ción, aunque sea sólo en apariencia.

Igualmente, los directivos de las compañíasreciben sueldos si cabe aún más generosos, ylos gastos de “representación” que ocasionan

...

Local de producción ilegal de discos compactos y videojuegos intervenido por la Guardia Civilen Madrid en noviembre de 2002.

La experienciade una pequeña

discográfica

En éstas nos encontrá-bamos cuando un ser-vidor decide hace 9años iniciar una aven-

tura en el mundo del autoempleo, al crear unapequeña compañía discográfica de las que enel sector denominamos independientes. Cons-ciente por entonces, aunque sólo en parte, deesta realidad que acabo de describir, tuve lasuerte de dar con una serie de artistas que noencontraban apoyo alguno, que tenían algonuevo que decir y que además lo decían deuna forma diferente. El género musical quetodos estos grupos compartían era el hip hop.Y, curiosamente, la apuesta resultó ser acer-tada, a pesar de no disponer más que del di-nero imprescindible para grabar aquellos dis-

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... taban en aquella radio de barrio o en larevista especializada de turno era de una im-portancia extrema. Sencillamente, era muysatisfactorio pensar que, en mi experienciaparticular, la música sí era lo principal.

Pero esta bonita historia no tiene un final deltodo feliz. La ciertamente perversa forma dehacer negocio de las grandes compañías que

dominaban y aún dominan la mayor parte delpastel de las ventas resultó ser merecedora deun quizá muy merecido castigo.

El CD, el “producto” fetiche, único y de-seable, pasó en el periodo de tan sólo unospocos años a ser susceptible, innovacionestecnológicas mediante, de ser replicado conenorme facilidad en casa. Y para mayor des-

dicha de las perversas discográficas, simultá-neamente, la irrefrenable expansión deInternet había dado lugar a que el contenidodigital de esos CD, la música, fuera inter-cam-biada con tremenda facilidad y fuera de todocontrol por millones de personas desde losrincones más diversos del planeta. Pero lamaquinaria de las discográficas, en su iner-cia, seguía machacándonos, pago de millo-nes mediante, con el número 1 de los 40 o ladichosa canción del verano. Y, claro, tenía-mos que comprarnos el verano mix de turnocon todas las candidatas y finalistas a ser lacanción más repetida en chiringuitos de pla-ya y discotecas de verano.

En un principio, el fetiche por definiciónha de ser auténtico, casi irrepetible, y por ejem-plo, no es lo mismo comprarse un póster deun cuadro de Picasso que poder permitirsegastarse unos cientos de miles de euros encomprarse el original en una subasta. Peroresultó que a la inmensa mayoría poco le im-portaba que El tractor amarillo viniera en unacaja con un horroroso diseño de portada y li-breto impreso en offset, o que esa misma can-ción, con la misma calidad de sonido, estu-viera contenida en un CD grabado por un pri-mo en su casa y acompañado de la portadafotocopiada.

Hasta aquí pudiera parecer que la justiciacósmica o divina –para el caso es lo mismo–hubiera dictado sentencia y dictaminado estesevero castigo ante los obscenos derroches ymachacona insistencia de la interesada alian-za entre discográficas multinacionales y ra-dio-fórmulas. Las pequeñas discográficas, enun principio inocentes de los pecados descri-tos, eran absueltas. Estas compañías se nu-tren básicamente de ventas entre un públicoespecializado y melómano que no se guía porlas directrices de consumo dirigidas, a travésde los grandes grupos mediáticos, por lasmultis. Son estos consumidores habituales demúsica prácticamente los únicos que llegan adescubrir nuevas propuestas musicales queno tienen el respaldo de los grandes presu-puestos de marketing. Y son éstos, precisa-mente, los más fetichistas de todos, hasta elpunto de preferir mayoritariamente el CD ori-ginal que el copiado.

Guerra deslealcontra el sector

discográfico

Ojalá pudiera acabaraquí mi relato que, des-graciadamente, resultaincompleto. Con la

aparición –en realidad, abaratamiento– de latecnología necesaria para copiar sin pérdidade calidad alguna de un CD de música, nosólo se abrió la puerta a la copia casera deCD, sino también, particularmente en Espa-

Ilustración de Niklaus Troxler (color, 1990).

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más cultura

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ña y en algunos países más, a la piratería or-ganizada de CD para su venta callejera yclandestina: el ahora célebre y omnipresen-te top manta.

Organizaciones de tipo mafioso, haciendouso de la necesitada y creciente inmigraciónde origen africano, centroamericano, caribeñoo asiático como primera línea de fuego, ini-ciaron una desleal guerra contra el sectordiscográfico establecido y legítimo, al mar-gen de los vicios de gran parte de éste. Losresponsables de este mercado clandestino deCD no persiguen profundizar en la merecidalección de castigo a las maldades de la indus-tria discográfica o contribuir a una mayordemocratización de la música ofreciendo CDcopiados masivamente a la quinta parte de suprecio, sino que úicamente buscan su benefi-cio.

Si bien los CD que se encuentran en el top

manta no son la mayoría de las veces copiaspiratas de los publicados por discográficasindependientes, la conjunción de los fenó-menos de la copia domestica de CD, del li-bre intercambio de música por Internet y,sobre todo, el top manta han causado unacrisis en el sector de la música de tal alcan-ce, que ha acabado por afectar a todos. Lastiendas de discos tienen un espacio limitadopara ofrecer una selección de discos a susclientes. Si las ventas de una tienda se venafectadas por la competencia del top manta

situado a escasos metros del comercio, eseespacio finito del que dispone no va a lle-narse justamente con aquellos discos cuyacompra suponga un mayor riesgo al tenderoporque no tienen el respaldo de una campañade marketing. La mayoría de las tiendas hanacabado por ofrecer más superventas y me-nos “productos alternativos”, en la confianzade que aún hay gente que prefiere el CD ori-ginal al copiado, por unas u otras razones, yque las autoridades competentes llevarán acabo la oportuna labor represiva contra el top

manta de la esquina.Por otra parte, para su distribución, las com-

pañías independientes han venido necesitan-do de la colaboración de compañías de ma-yor tamaño que lleven a cabo la distribuciónde sus discos a las tiendas. Y, a menudo, estetipo de acuerdos ha dado lugar a una relaciónde dependencia financiera de las compañíaspequeñas respecto a otras mayores que, o sísufren de manera más directa la competenciadesleal de la piratería, o bien, a su vez, hanacabado dependiendo de compañías aún ma-yores, los principales perjudicados por la nue-va realidad y la crisis. De esta manera, todoun sector empresarial en el que conviven pe-queñas compañías con medianas y grandes

en una suerte de tejido de relaciones de mu-tua dependencia, ha acabado por sufrir las con-secuencias de la crisis.

Las compañías grandes han comenzado,primero, por los recortes de plantilla y ahora,finalmente, a frenar ciertos excesos. Las com-pañías pequeñas como la mía se han vistosencillamente abocadas a una agonía más omenos prolongada. En las compañías inde-pendientes, los presupuestos son ya desdeantes de la crisis necesariamente ajustados, yel margen para reducir costes y aguantar eltirón es muy estrecho. El precio de venta alpúblico de un CD que, sobre todo ahora, alcompararse con el del CD pirata, es percibi-do como abusivo por mucha gente, en reali-dad no da una idea adecuada de la cantidadque la pequeña compañía finalmente recibede su distribuidora por cada CD suyo que sevende. De esos 15 euros que se ponen deejemplo, unos 2 se van para el IVA, otros 4,5son para la tienda, aproximadamente 2 parala distribuidora; y de los 6,5 restantes que ladiscográfica recibe, casi 1 lo cobra la SGAEen concepto de derechos de autor, 1 euro máscubre la fabricación y otro más se lo lleva elartista. Quedan para la discográfica unos 3,5euros con los que cubrir copia a copia la in-versión realizada para pagar un estudio de

grabación, un diseñador, unos gastos básicosde promoción y marketing y los gastos pro-pios de toda empresa (sueldos, alquileres, etc.)No es mi intención ni dar pena ni provocar lasimpatía con esta necesariamente particularvisión de la actual crisis de la música comonegocio y de la piratería.

El CD, el “producto”fetiche, únicoy deseable, pasóen el periodo de tansólo unos pocos añosa ser susceptible,innovacionestecnológicasmediante, de serreplicado con enormefacilidad en casa.

Una actividadinmoral

Copiar de manera masi-va, organizada y clan-destina CD de música

para su venta callejera es sencillamente in-moral y atenta a la libertad de cada uno deganarse la vida dignamente con su trabajo.No hay que olvidar que para copiar 500 o1.000 CD, la organización pirata que luegolos venderá en el top manta ha tenido quecomprar un CD original en una tienda. Ypara que ese CD llegara a las tiendas, en pri-mer lugar, han sido necesarios una inversióneconómica determinada y el esfuerzo y ca-pacidad creativa de artistas y demás profe-sionales.

Para algunos, parece fácil confundir el efec-to pernicioso que la piratería organizada cau-sa a las grandes multinacionales de la músicacon un justo y merecido castigo, y por elloparece que contribuir a la continuidad de estefenómeno comprando CD en el top mantapuede causar un bien mayor que el mal quecausa. Ante esta situación, en mi opinión tre-mendamente injusta, creo que, como con tan-tas otras circunstancias en la vida, sólo cabendos soluciones: la primera es apelar al consa-bido Estado de derecho, a la ley y a la capaci-dad represiva del Estado para erradicar unaactividad que, además de inmoral, resulta ile-gal. La segunda, por la que yo apuesto, essencillamente el hacer comprender a la otraparte necesaria para que la ecuación del topmanta funcione, el comprador de CD piratas,que está contribuyendo al beneficio de aque-llos que lo consiguen a través del uso ilegíti-mo del trabajo y esfuerzo de otros, entre és-tos de personas como yo mismo, que sóloaspira a hacer de una pasión, la música, unmodo de vida.

De todos modos, hay que reconocer que lapersistencia del sistema de producción,comercialización y consumo de la música estáabocado a buscar un nuevo modelo de nego-cio. Desgraciadamente, aún nadie sabe muybien cuál es ese nuevo modelo que acabarápor imponerse. Quizás peque de nuevo deingenuo, pero espero que al menos esta crisissirva para que el futuro de la música sea másjusto y más ético para todos: músicos, meló-manos, consumidores ocasionales de músicay los necesarios profesionales que trabajenalrededor para hacerlo todo posible.

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más cultura

ERE Joan Ventura lleva tiempo vivien-do fuera de Cataluña. Sin embargo, elcatalán sigue siendo la lengua que utili-za para relacionarse con su familia y lossuyos. En su tierra comenzó a trabajar

entrevista al director de cine Pere Joan Ventura

El efecto IguazúUna chaqueta gris y azul con el logotipo de Sintel ha sido uno de los regalos más preciados quePere Joan Ventura ha recibido por su película El efecto Iguazú. Perteneció a uno de los trabajadores despedidos.

Carmen Briz

rrio, el campamento se mantuvo durante 6meses en el Paseo de la Castellana de Ma-drid. Allí se instaló también el equipo de El

efecto Iguazú, para seguir bien de cerca a susprotagonistas.

«Cuando haces ficción estás mucho más

limitado. El cine de ficción intenta pare-

cerse a la realidad. Nosotros lo hemos he-

cho a la inversa y, desde un planteamiento

realista, hemos “ficcionado” un poco esta

realidad. Lo hicimos más digerible para

todo el mundo; nadie tiene por qué ir a su-frir a un cine o a recibir sólo información»,nos dice Pere Joan Ventura al inicio de estaentrevista.

– En tu trabajo diario como repor-tero gráfico de televisión te en-cuentras con muchos temas deinterés. ¿Qué tenía esta protes-ta de especial para que te deci-dieras a llevarla a la pantallagrande?

– Una lucha de estas características no es locomún. Marcelino Camacho, que fue a visi-tar el campamento, estaba perplejo; decía quele parecía un caso extraordinario. A mí mellamó la atención ver lo bien organizados queestaban, cómo cada vez las casitas eran másconfortables, con sus flores, sus huertecitos,las calles tenían nombres divertidos... Habíabuen sentido del humor, y sobre todo se trans-piraba dignidad por todas partes.

Era una lucha insólita. Empresas a las queles pase lo de Sintel hay muchas, en España,en Europa y en todo el mundo. Ocurre cons-tantemente. Pero luchas así ya no se cono-cían. Supongo que influyó la gran afiliaciónsindical que había en esta empresa, un 90%.Por lo tanto, era palpable el eslogan “La uniónhace la fuerza”.

– ¿Cómo fueron las relacionescon los trabajadores de Sintel?

– Fue una cuestión de tiempo. Aparecimoscual extraterrestres y les dijimos que que-

ríamos estar con ellos y grabar. No estabanen la mejor predisposición, pero la cons-tancia y la presencia fueron decisivas. An-daban muy quemados con las televisiones,porque aparecían muchas cámaras y luegono veían el resultado en ningún canal detelevisión.

Pusieron una caseta estupenda, muy cén-trica, a nuestra disposición. Allí siempre ha-bía alguien, de manera que las cámaras fue-ron haciéndose poco a poco suyas. Siemprehay que romper la distancia entre la cámara,la gente y tú mismo. Si el campamento hu-biera durado un mes más habríamos hechoun trabajo mucho mejor.

– Si volvieses a reelaborar elguión, ¿qué cambiarías?

– Nos dejamos muchísimas cosas. Teníamosmás de 80 horas de material. Fue un trabajomuy exhaustivo, de varios meses detrás. Hayque minutar y analizar todas las imágenes quetienes y, finalmente, hay que optar. Se noshan quedado muchas cosas. Me duele todo loque no hemos sido capaces de meter.

– ¿Cómo por ejemplo?

– El día del desmantelamiento del campamen-to había familias de inmigrantes que iban arecoger las migajas que dejaban los de Sintel.Se llevaron sacos de arroz y de legumbres,conservas... Aparecieron también grupos degitanos a llevarse los electrodomésticos y to-dos los aparatos que los trabajadores habíanencontrado en contenedores y habían puestoen funcionamiento.

O muchos gestos de solidaridad que tam-poco han aparecido, como la panificadora queles daba el pan a diario, que me parece unahistoria ejemplar; pero, claro, lo dejamos sóloen la visita a Mercamadrid. El montaje es untira y afloja siempre. Es inacabable; tienes queponerte un plazo y darlo por cerrado.

– Las trabajadoras de Sintel dicenque se os “escapó” el encierro de

cine

Pen sus primeros proyectos cinematográficos,aún bajo la dictadura franquista. Con El efec-

to Iguazú, Pere Joan Ventura recibió el se-gundo premio de la sección Tiempo de His-toria en el Festival Internacional de Cine deValladolid de 2002 y el Goya al mejor largo-metraje documental de 2003. El último pre-mio ha sido al mejor director en el FestivalAudiovisual de Vitoria-Gasteiz.

Si algo caracteriza a esta película es que,sin haber tenido una buena distribución ensalas comerciales, ha sido, por el contrario,una de las películas más vistas en locales cul-turales o de asociaciones, facultades, actoscontra la globalización, etc.

El largometraje, de 90 minutos de duración,cuenta a través de imágenes y testimonios lalucha de los trabajadores de Sintel y su vidaen el llamado campamento de La Esperanza.Construido a semejanza de un pequeño ba-

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...

mujeres en la Catedral de laAlmudena y que no se reflejó sulucha cotidiana, la suya y la de lasmujeres de otros trabajadores...

– Ésta es la deficiencia que le duele más aGeorgina Cisquella, la guionista. Es eviden-te. Pero comenzamos a trabajar en el docu-mental cuando ya habían abandonado el en-cierro. Intentamos recuperar la historia conmaterial de archivo, pero no nos servía. Que-daba como una voz en off, y sacar a las mu-jeres en off nos parecía casi peor. Sin em-bargo, creo que su presencia, sin estar, sehace notar.

– La cinta está llena de mucho ybuen humor. ¿Crees que conse-guisteis retratar la vida en el cam-pamento realmente o hay “sobre-actuación” por parte de los pro-t a g o n i s t a s ?

– Eran muy directos y huimos de la puestaen escena. El campamento no estaba exentode un cierto dramatismo; había 1.800 fami-lias con graves problemas económicos, queestaban pasando incluso por desahucios, eintentaban superarlo por el lado imaginati-vo y divertido. Cada vez que alguien se hun-día había rápidamente un grupo allí paraanimarlo.

Había cosas divertidas, por ejemplo todauna secuencia de la visita a la peluquería (sellamaba Peluquería Tino, trabajo fino) queno pudimos incluir. La historia de Paco, quesí aparece, es conmovedora. Aficionado agrabar las efemérides familiares, llevaba 5meses en el campamento y no se sentía conánimo de recoger nada, pero cuando se pusoa ello, en parte imitándonos, lo hizo como unprofesional.

– ¿Cuál ha sido el mejor de lospremios que habéis recibido has-ta la fecha?

– La Seminci de Valladolid nos dio el pisto-letazo de salida y después se estrenó en la lo-calidad salmantina de Peñaranda de Braca-monte. El Goya fue una gran ayuda para lapelícula, por una parte, y para los trabajado-res de Sintel, por otra. Estamos muy conten-tos por haberlo recibido.

Pero el mejor premio es la satisfacción deque la película les haya sido útil a los trabaja-dores en un momento determinado: cuandoparecía que la lucha estaba olvidada, allí esta-ban ellos, recogiendo un Goya. No soy muyamante de los premios, me cuesta mucho tra-

y Alberto Molina como director defotografía?

– Llevábamos tiempo trabajando juntos, fun-damentalmente Georgina y yo, en Chiapas(con Viaje al sueño zapatista), en Nicara-gua, en Guatemala, en Barcelona, en barriosmarginales de Madrid como La Rosilla. Yel cámara entiende todo con muy pocas pa-labras. Después se trata de compaginar to-das las ideas.

– ¿Por qué crees que el largome-traje está contando con tantoarrope por parte del público?

– En absoluto pensamos que fuese a tener estaacogida. Queríamos hacer una cosa que sepudiera ver, nos lo planteamos como una pe-lícula, no era un documental para televisión,queríamos hacer algo que se pudiese ver enun cine normal y que la gente se intere-

bajo ir a recogerlos; sin embargo, reconozcoque son útiles.

Las críticas también han sido excelentes ya la gente se le despierta el interés por el tra-bajo. Ambas cosas también son gratificantes.

– ¿Cómo ha sido el trabajo conGeorgina Cisquella de guionista

«El mejor premio esla satisfacción de que lapelícula les haya sido útila los trabajadores en unmomento determinado:cuando parecía que lalucha estaba olvidada,allí estaban ellos,recogiendo un Goya».

Encierro detrabajadorasde Sintel enla Catedral dela Almudena(Madrid).

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más cultura

... sase y lo pasase bien. Una señora, al ter-minar una proyección, me comentó: “he ve-nido a informarme de una situación y no pen-saba que me divertiría; sin embargo, me haemocionado y me ha hecho sonreír”.

– ¿Está recuperando la produc-tora, Creacción Films, la inversióneconómica realizada?

– La productora ha recuperado muy poco.Había un proyecto de sacar un DVD de ventaen los quioscos, pero tras el 1 de mayo se haparalizado. Supongo que acabará saliendo,pero de momento se ha parado.

Depende del lanzamiento que se haga. EnMadrid ha estado 5 o 6 semanas, y aún haygente que me pregunta que cuándo se estre-na. Es un proyecto muy humilde, con unaproductora muy pequeñita y ninguna distri-buidora que se haya lanzado con el proyecto.Casi no se ha gastado dinero en publicidad, yeso significa no existir. Antes había gente queiba al cine los días laborales; ahora sólo losfines de semana están llenos los cines: llenosde gente, de publicidad y de palomitas.

En cambio, se ha abierto otra vía de difu-sión muy interesante: cine-clubes, asociacio-nes, facultades. En las cocheras de Sants deBarcelona hubo un pase, organizado por aso-ciaciones ciudadanas y sindicales, al queasistieron 1.200 personas, y tuvimos un de-bate posterior de casi dos horas. Estas pro-yecciones no contabilizan como “producto

cinematográfico”, pero suelen ser las mássatisfactorias.

– Hay ahora un conflicto abiertoentre los trabajadores de Sintel yla dirección de Comisiones Obre-ras. ¿Qué opinión tienes al res-pecto?

– Formo parte de Comisiones Obreras desdela clandestinidad. A veces participé más yotras veces menos, pero sigo afiliado. Conrespecto a Sintel, hay toda una batalla para

criminalizar a los trabajadores, y creoque esto es preocupante. Es una luchaque se ha llevado con una gran digni-dad y ahora no podemos deshacer todoeso diciendo que son unos desalma-dos, que utilizan tácticas “gansteriles”.

Llama la atención que sectores delGobierno y la patronal hablen como Co-misiones Obreras. Cuando un sindica-to tiene actitudes como la patronal, algoestá pasando. El día que el secretariogeneral hizo que entrara la Policía Na-cional para desalojar a los trabajadoresdel edificio perteneciente al sindicato,a muchos de ellos, con más de 25 añosde afiliación, se les saltaban las lágri-mas. Eso no es tolerable.

Pienso que los sindicatos tendrían quetener la flexibilidad suficiente para in-tentar resolver ese problema de formapositiva y no lanzar más leña al fuego.La plantilla de Sintel pone en entredi-cho el modelo sindical, se aparta de losdespachos y los servicios y se acerca aun sindicalismo asambleario.

El conflicto tendría que solventarse

«La plantilla de Sintelpone en entredichoel modelo sindical,se aparta delos despachos ylos serviciosy se acerca aun sindicalismoasambleario».

con valentía. Personalmente, me gustaría quela dirección de Comisiones Obreras se senta-ra a hablar y encontrara una solución acepta-ble. Hay que creerse que Otro mundo es po-

sible y que probablemente Otro sindicalismo

es posible también.

– ¿Qué has aprendido de estaexperiencia?

– En cada trabajo aprendes. Aquí he aprendi-do más cosas desde el punto de vista huma-no: del trato con la gente, de la dignidad conque se ha llevado todo, esa fuerza que pare-cía olvidada... Ésos son los elementos másinteresantes.

– ¿En qué otros proyectos estástrabajando en la actualidad?

– Dejamos de lado un trabajo sobre inmi-gración, que ahora hemos retomado, porcomenzar a trabajar en el campamento deSintel. Vamos lentos porque primero hayque conocer bien la realidad. Aparte, Unicefha encargado a cinco directores la realiza-ción de otros tantos cortometrajes que re-flejen sus proyectos prioritarios, y yo diri-giré uno de ellos.

El título de la película es una metáfora que subraya la

inestabilidad de los trabajadores y trabajadoras en las

empresas actuales.

Trabajadores de Sintel en el campamento La Esperanza (fotografía de Santi de la Iglesia).

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STE es un mural de gran-des dimensiones, las quecorresponden a un poemade enorme aliento y querecoge, refleja y dispone

Mural

Mural, de MahmudDarwish. Presentaciónde Pedro MartínezMontávez. Traducciónde Rosa IsabelMartínez Lillo.Ediciones del Orientey del Mediterráneo.Madrid: 2003.210 páginas.

Elmalentendido

El malentendido. Cómonos educan los mediosde comunicación,de Margarita Rivière.Prólogo de JoséVidal-Beneyto.Icaria Editorial.Colección Antrazyt.Barcelona: 2003.186 páginas.

A comunicación se ha cons-tituido en el vector principalde la realidad y en la ideolo-gía que domina nuestra con-temporaneidad, ¡comunicas,

Manual de Renta BásicaIñaki Carro

Lluego existes! Esta centralidad nodeja por ello de adolecer de variasconsecuencias perversas: una sobre-dosis de información reduccionista

«Elos sentimientos y géneros funda-

mentales: lo lírico, lo dramático,lo épico. Es una obra de unidaden intención, en extensión y en in-tensidad. El autor ha acertadopluralmente al llamarla así. En unmural cabe toda clase de escritu-ras y mensajes», escribe PedroMartínez Montávez en la pre-sentación de «este diáfano y la-beríntico poema en el queDarwish va colgando retazos detoda su existencia».

Mahmud Darwish, poeta pales-tino encarnado en su pueblo, conquien, a los cinco años de edad,compartió el éxodo de 1948,cuando su aldea natal, Birwa, fuearrasada por las tropas israelíes yborrada del mapa. Al regresar aPalestina, había sido despojado de

su nacionalidad. Tras sucesivasestancias en prisión, en 1970abandonó Israel.

Mahmud Darwish es uno de losmayores poetas árabes contempo-ráneos. Ha publicado una quince-na de poemarios y varios textosen prosa, como la recreación deun día del cerco de Beirut quehace en Memoria para el olvido(Ediciones del Oriente y del Me-diterráneo, 1997). Entre su obrapublicada en nuestro país cabedestacar Només un altre any (Edi-cions 62, 1993), El fénix mortal(Cátedra, 2000) y Menos rosas(Hiperión, 2001).

y simplificadora, una comunicaciónhomogénea y unidireccional, guia-da por la exigencia mercantil, queha convertido al receptor de la co-municación en un producto y, enciertos casos, una falsificación ydesinformación deliberada de la in-formación con objetivos políticos.

Los medios de comunicación, ensu sentido más amplio, influyen di-rectamente en nuestras vidas. Y se-gún la autora de este libro, éste esel gran malentendido, puesto queya no informan, sino que educan.Ésa es su misión: la educación per-manente de las personas, median-te la creación de preferencias, devalores, de hábitos culturales, demitos y antimitos. Los periodistasse han convertido, por tanto, en ac-tores principales del proceso edu-cativo. ¿Son conscientes de su res-ponsabilidad como educadores,

como mediadores, como seleccio-nadores de lo que la gente ha deconocer y lo que no y en nombrede qué intereses?

¿Son las jóvenes generacionesconscientes de ese carácter de pro-ducto en que han sido educadas?¿Somos conscientes de que, porprimera vez en la Historia, son lascorporaciones las que explican loscuentos a nuestros hijos? ¿Es cons-ciente el público de que no ejercesu derecho a exigir una pluralidady diversidad informativas?

Margarita Rivière (Barcelona,1944) es periodista independientede amplia trayectoria y ensayistaque ha publicado una veintena delibros. Entre sus principales ensa-yos dedicados a la comunicaciónde masas están La década de la de-cencia, Crónicas virtuales, Perio-distas y El segundo poder.

Gakoa LiburuakC/ Peña y Goñi, 13, 1º20002 San Sebastián (Guipúzcoa)Correo electrónico: [email protected]

144 páginas10 euros

libros

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más cultura

N este número especial dedicado a JoanColom se publica una pequeña y sabro-sa muestra, parcialmente inédita, del tra-bajo del fotógrafo premiado. Como elpropio director de la publicación, Lluís

Joan Colom:el fotógrafo invisible enla “Corte de los Milagros”Joan Colom ha sido galardonado con el Premio Nacional de Fotografía en la edición 2002.Con este motivo, la revista L´Agenda de la Imatge publica un número especial –el correspondienteal primer trimestre de 2003– dedicado a este veterano fotógrafo que ha desarrollado su obra,durante décadas, en el perímetro antiguo de la vieja ciudad portuaria de Barcelona.

Isabel Santamaría

ESalom, destaca en la presentación del núme-ro, el premio es un reconocimiento a una par-te de su vastísima obra. Otra parte, la más re-ciente y realizada en color, permanece sin pu-blicar por propia voluntad del autor y solo esconocida de forma privada y restringida. Coneste importante galardón se reconoce la apor-tación de este autor que, desde un óptica muypersonal, universaliza el localismo del barriodel Raval de Barcelona.

Joan Colom nació en 1921 en Altemir (Bar-celona). De formación autodidacta, ingresóen 1957 en la Agrupació Fotogràfica de Cata-lunya, y entre 1958 y 1960 funda, junto a otroscompañeros, el grupo “El Mussol”, para pre-sentar y promocionar su trabajo de forma co-lectiva. En 1961 expone en Barcelona la se-rie “La calle”, un reportaje sobre la vida coti-diana en el Barrio Chino de Barcelona, queen su momento creó una gran polémica. Laexposición recorrió durante dos años diver-sas ciudades españolas.

«Nadie se ha acercado nunca tanto, física

y emocionalmente, a la corte de los milagros

que es el Barrio Chino barcelonés como este

fotógrafo invisible», dice Lluís Salom.En 1964 ilustró con sus fotografías el libro

de Camilo José Cela Izas, rabizas y colipote-

rras. La colección fue donada a la AgrupacióFotogràfica de Catalunya, que en 1999 la ce-dió temporalmente al Museu Nacional d’Artde Catalunya para montar una exposición.Luego esta muestra visitó diversos museos.

fotografía

El enganche delBarrio Chino

En este número espe-cial de L´Agenda de la

Imatge se incluye unaentrevista con el propio artista que firma Sal-vador Rodés. En ella, el fotógrafo nos expli-

Barcelona,La Rambla.

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ca su vocación tardía, nos narra que a los 36años estaba casado, y con una vida profesio-nal muy orientada. Alguien le puso en con-tacto con ese mundo de la fotografía en elque se aventuró presentándose a concursosdiversos. Después de un año, descubrió elambiente del “Chino”, y de sus posibilidadesfotográficas y se enganchó.

«Me identifiqué mucho con ese barrio. Siem-

pre me ha interesado la fotografía de calle;

captar la expresividad de la gente y de las si-

tuaciones, hallar el momento en que puedes

encontrar una imagen impactante. Mi inten-ción era fotografiar todo el entorno; porque

la gente tenía unos rasgos y una perso-nalidad

fascinantes: las mujeres, los viejos, los niños...

todo el mundo era interesante».Muchas de las fotos de Colom que pode-

mos ver en este número especial de L´Agendade la Imatge recogen escenas –a veces nadacorrientes– de la vida de El Raval. Escenasinsólitas, a veces comprometedoras, que pren-den, como si fuera con el rabillo del ojo, mo-mentos efímeros que suceden delante de no-sotros, en ocasiones sin que seamos muy cons-cientes de que están sucediendo: la miradafurtiva de un hombre a las piernas de unasmujeres; la mirada vacía de un indigente quepasa por nuestro lado; el gesto de inmensaternura y la carantoña de un padre a su hijo;la mirada furtiva, esta vez de la propia cáma-ra, al bien contorneado perfil de una mujer; laproposición de un hombre a una prostituta; lacara y el gesto inverosímiles del hombre quevocea la prensa del día...

El propio autor explica que para fotogra-fiar en los ambientes más conflictivos tuvoque inventar la manera de hacerlo lo más dis-cretamente posible. Con un objetivo de 35milímetros y una película que le diera muchomargen de exposición consiguió prácticamen-

Obra inédita

te hacerse invisible. Con mucho oficio, con-siguió cierta destreza. «Soy totalmente intui-

tivo y autodidacta; la técnica me la he hecho

yo mismo a la medida de mis necesidades y

gustos».

fotógrafo, puesto que comportaban un cierto

peligro, además del riesgo de hacer públicas

las fotografías sin el consentimiento de la gen-

te retratada, ya que entonces no había juris-

prudencia sobre este tema». Se daba enton-ces la circunstancia de que muchas fotogra-fías no podían hacerse públicas. Llevarlas aconcursos no era muy conveniente, expo-nerlas podía ponerle en un compromiso. Se-leccionar las fotos en función de si podíanser, o no, denunciadas, no valía la pena. «A

causa de todo ello opté por ser coleccionis-

ta de mis propias fotos. Lo he estado ha-

ciendo toda mi vida, y por eso no se conoce

mi trabajo. Sólo se ha visto una pequeña

parte de toda mi obra... »

La obra más reciente delartista permanece inédita.

Él no ha expuesto ni publicado toda la obrarealizada en color en estas últimas décadas,de manera que sólo se conoce públicamentela obra más antigua, la de hace 40 años, aun-que nunca ha dejado de fotografiar.

Como explica en la entrevista, «mi manera

de trabajar me permitía meterme en lugares

y situaciones que parecen vedadas para un

Barcelona, 1958.

Joan Colom, 2003,fotografía de Jordi Gratacòs (UPIFC).