reseña - curso con ralón

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Miércoles, 7 de octubre de 2015 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Introducción a la fenomenología ontológica Reseña del curso magistral El esquema corporal como asiento de la producción simbólica. Diferentes formas de acceso a lo simbólico en la obra de Maurice Merleau-Ponty. Pedro Nel Alzate Velásquez 28 de octubre de 2015 La doctora Ralón hace unas primeras aclaraciones antes de profundizar en la exposición del curso y advierte, entonces, que para Merleau-Ponty había una preocupación de “llevar los resultados de la fenomenología de la percepción a una profundización ontológica” y de interpretar la conciencia a la luz de la función expresiva. Esta es una forma de decir que la fenomenología de la percepción es una postura que trata de proponer al ser como una presentación de las cosas mismas en su esencialidad y que él no puede estar desligado de ellas y ni puede dejar de ser la expresión en y de ellas. De esta forma, dice Ralón, Merleau- Ponty se aleja de las posturas que intentan plantear la esencia de las cosas, ya sea en un extremo subjetivo o un extremo objetivo, que solo pretenden, en primer lugar, otorgarle al sujeto la esencialidad que (según dicha postura) pone en las cosas, o, en segundo lugar, que solo ven al objeto mismo como aquel que le facilita al sujeto su esencia completamente suya (del objeto), haciendo del sujeto un mero receptor pasivo. Merleau-Ponty se aleja, pues, de estas formas de presentación de la esencia de las cosas, puesto que su filosofía habla de una relación entre sujeto y objeto que los pone en juego y que dice que este poner en juego es la configuración de sentido y la expresión de la esencia que surge gracias a la experiencia y a la percepción fenomenológica de ella. Merleau-Ponty, entonces, no habla de una conciencia del modo intelectualista ni empirista, sino del modo fenomenológico, es decir, como una

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En este curso la Doctora Ralón lleva a cabo una indagación sobre Merleau-Ponty.

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Page 1: Reseña - Curso Con Ralón

Miércoles, 7 de octubre de 2015

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Introducción a la fenomenología ontológica

Reseña del curso magistral El esquema corporal como asiento de la producción simbólica.

Diferentes formas de acceso a lo simbólico en la obra de Maurice Merleau-Ponty.

Pedro Nel Alzate Velásquez

28 de octubre de 2015

La doctora Ralón hace unas primeras aclaraciones antes de profundizar en la exposición

del curso y advierte, entonces, que para Merleau-Ponty había una preocupación de “llevar

los resultados de la fenomenología de la percepción a una profundización ontológica” y de

interpretar la conciencia a la luz de la función expresiva. Esta es una forma de decir que la

fenomenología de la percepción es una postura que trata de proponer al ser como una

presentación de las cosas mismas en su esencialidad y que él no puede estar desligado de

ellas y ni puede dejar de ser la expresión en y de ellas. De esta forma, dice Ralón, Merleau-

Ponty se aleja de las posturas que intentan plantear la esencia de las cosas, ya sea en un

extremo subjetivo o un extremo objetivo, que solo pretenden, en primer lugar, otorgarle al

sujeto la esencialidad que (según dicha postura) pone en las cosas, o, en segundo lugar, que

solo ven al objeto mismo como aquel que le facilita al sujeto su esencia completamente suya

(del objeto), haciendo del sujeto un mero receptor pasivo. Merleau-Ponty se aleja, pues, de

estas formas de presentación de la esencia de las cosas, puesto que su filosofía habla de una

relación entre sujeto y objeto que los pone en juego y que dice que este poner en juego es la

configuración de sentido y la expresión de la esencia que surge gracias a la experiencia y a

la percepción fenomenológica de ella. Merleau-Ponty, entonces, no habla de una conciencia

del modo intelectualista ni empirista, sino del modo fenomenológico, es decir, como una

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“conciencia de…” que se manifiesta como expresión del sentido de las cosas en las cosas

mismas conforme a su relación con el sujeto. Se forma un medio común, un entre, que

elimina la contradicción arraigada tradicionalmente entre el intelectualismo y empirismo (o

positivismo) gracias al carácter de expresión y presentificación de la conciencia en el mundo.

Este entre, dice Merleau-Ponty, es el cuerpo.

Ahora bien, el cuerpo es el punto donde se da un proceso simbólico y este proceso

simbólico es “la capacidad de dar sentido” tanto al mundo como al hombre, y en la misma

medida y al mismo tiempo que lo simbólico configura sentido para el mundo, también lo

configura para el hombre, puesto que para la filosofía de Merleau-Ponty, como él bien lo

indica en su curso de El mundo sensible y la expresión en 1953, hay una modificación de la

comprensión de la conciencia como una aprehensión de sentido para entenderla a la luz de

la función expresiva (de dicho sentido) que impide pensar la configuración del sentido desde

un punto unilateral que lo aprehende y determina, sino que, por el contrario, lo propone como

presentificación esencial que surge tanto en el hombre como en el objeto cuando ambos se

encuentran en una relación fundamentalmente fenomenológica. Por lo tanto, dice Ralón, “el

comportamiento humano es un comportamiento simbólico”, es decir, uno de tal índole que

le ayuda a percibir en las cosas un carácter invariable de ellas mismas y distinguir, por ello,

una relación estructural entre dos o más sistemas que, gracias a la capacidad de percibir tal

invariabilidad dentro de la complejidad misma de la existencia, permite la configuración del

sentido propio de la relación en la cual se encuentran el sujeto y el objeto, pero que mantienen

una intimidad, también, con la existencia y en ella.

29 de octubre de 2015

Continuando con su exposición, la doctora Ralón cita de La fenomenología de la

percepción lo siguiente: “es imposible superponer en el hombre una primera capa de

comportamientos que se llamarían naturales y un mundo cultural o espiritual fabricado. Todo

es fabricado y todo es natural en el hombre”, puesto que no hay un solo decir en el hombre

que no le deba nada al ser simplemente biológico y que, al mismo tiempo, que no se sustraiga

de esa simplicidad animal. Estas palabras, que trae a su exposición la doctora Ralón, indican

una vez más la importancia de un punto medio para el encuentro de los extremos que se hacen

Page 3: Reseña - Curso Con Ralón

irreconciliables en las filosofías tradicionales (un intelectualismo y positivismos los llama

Merleau-Ponty) y cómo dicho encuentro es posible alcanzarlo gracias a una fenomenología

de la percepción que convierte al cuerpo en dicha reunión. El cuerpo es aquella expresión de

la esencia en la experiencia fenomenológica, puesto que este es conciencia encarnada y

existente con las cosas en el mundo.

En relación con esto, Ralón amplía más las consecuencias de esta característica propia del

cuerpo como símbolo, a saber, que él adquiere un carácter temporal, en tanto que es aquel

lugar de la naturaleza donde los acontecimientos, en vez de empujarse y repelerse unos a

otros, se proyectan en torno al presente (que se hace cuerpo) y fraguan un doble horizonte

comprendido en la división de pasado y futuro. El cuerpo, la conciencia encarnada que es él,

es el que permite reconfigurar como presente a estos dos horizontes que están al margen del

propio presente y quien les concede presencia efectiva como expresión fenomenológica

(como posibilidad) de un recuerdo o un anhelo. Y de esta manera, es permisible, dice

Merleau-Ponty, captar la totalidad de todo tiempo posible desde la percepción del presente

propio del cuerpo.

Lo dicho anteriormente supone que se da un entrelazamiento, una reunión dentro de la

percepción y, entonces, una apertura a la posibilidad misma que constituye una configuración

de sentido en el presente, por lo cual, también se le da cabida al error como resultado

indeterminado dentro de la posibilidad. El error, a nivel perceptivo, tiene que ser tomado

como un momento dentro de toda percepción y no como el producto último, pues una

autentica fenomenología de la percepción no permite determinaciones absolutas, ya sea error

o certeza. Además, todo error se corrige gracias a la misma percepción, por su propia

configuración y estructuración de sentido dentro de una relación dialéctica que no tiene algún

fin al cual dirigirse, que no tiene una meta teleológica, que no busca una idealidad, pues estas

idealidades siempre son por fuera de la percepción fenomenológica misma y suponen una

determinación que no pertenece a la propuesta de Merleau-Ponty, puesto que este, por el

contrario, siempre advierte el carácter indeterminado, complejo y ambiguo que tiene toda

percepción trascendental del mundo. Lo cual se debe al hecho de que tanto el sujeto como el

objeto (o la cosa) están inmersos en un mismo plano de experiencia, a saber, en el mundo, y

este mundo tiene el carácter de ser un mundo de existencia o, mejor dicho, un mundo en tanto

Page 4: Reseña - Curso Con Ralón

que existencia y, por lo cual, complejo. Todo este despliegue en la percepción

fenomenológica, en tanto que es una puesta en juego del hombre y del objeto como

configuraciones de sentido en el mundo existente, y de la manifestación de ese sentido como

cuerpo expresivo; todo ello se constituye en el signo (del símbolo), el cual se presenta como

una orientación estructurada de sentido y es el modo espeso indeterminado y complejo por

el cual se presentifica la esencia de la cosa y en la cosa en relación con el sujeto.

29 de octubre de 2015

Ahora bien, con respecto a la esencia, Ralón expone la crítica que Merleau-Ponty le hace

a Ernst Cassirer y dice que este último entendía la esencia como una abstracción, la cual no

tenía en cuenta las particularidades. Frente a ello, el filósofo francés habla de la esencia

concreta que no tiene el sentido de una que dependa de cada particularidad ni contingencia

una por una, pero que sí las recoge en la estructuración de sentido (siempre compleja) y

relaciona en una interconexión fundamental y fundamentalmente experiencial, es decir, en

una esencia existencial o, dicho de otra manera, es una razón que tiene en cuenta lo que le

precede y excede y que se introduce en esa relación con la complejidad de la propia existencia

sin determinar ningún “subfundamento” o “sobrefundamento” por fuera del propio presente

de la percepción fenomenológica.

La conciencia va a ser desarrollada a la luz de la función expresiva y estará orientada a

interpretar el mundo percibido como un campo abierto en virtud de que el sentido de alguna

cosa percibida no se da de manera aislada, sino que se pronuncia como una cierta desviación

respecto del nivel de espacio y del tiempo de movilidad. Esto quiere decir que no es,

exclusivamente ni principalmente, por medio de la conciencia que se obtiene alguna claridad

de sentido de las cosas, sino que es por medio de la expresión, de un gesto, del arte, del

movimiento propio de la vida que será posible otorgarle el carácter esencial de cada

experiencia dada y del campo fenomenológico. Esto no deja de lado a la conciencia, sino que

esta se pone en función de la simbolización, en función de la expresividad del cuerpo y no

como un caso aislado que busca cualquier fundamento de sus apreciaciones por fuera del

mundo, que busca cualquier idealidad desprendida de propio mundo. Por ellos, la noción de

Page 5: Reseña - Curso Con Ralón

campo es central por ser un sistema diacrítico, un sistema de diferencias y oposiciones que

permiten tal expresividad y tal esencialidad de sentido por medio del símbolo (del cuerpo).

Esto ya dicho sugiere, entonces, que el sentido surge conforme a una disposición del

campo fenoménico y perceptivo, surge como una estructuración armónica —pero no

determinada, sino compleja y ambigua— de ese campo en el punto preciso donde se

relacionan el sujeto y la cosa, no aisladamente, sino reuniendo todos los aspectos de la

existencia misma que confieren esencialidad a esa relación particular para que se presente el

símbolo de esa esencia que siempre está desplegada, disgregada en toda la experiencia.

Se llega, entonces, a la conclusión de que el mundo percibido es un fenómeno ejemplar y

fundamental, en primer lugar porque no es un fenómeno que se limite a la mera apreciación

de la naturaleza, sino que también es un fenómeno al que le atañe la cultura, no solo se limita

a los gestos, movimientos y relaciones propios de la naturaleza humana (o de cualquier otro

ser vivo), sino que también es una preocupación de las producciones culturales; en segundo

lugar, es fundamental, dado que inaugura un acceso específico a todo lo que en general

aparece en el mundo existente. Ahora bien, nada de ello es posible, sino gracias al cuerpo,

pues él es, como símbolo, quien lo permite. El cuerpo es una paradoja que solo es accesible

a sí mismo, pero que también es la accesibilidad de lo inaccesible, es decir, es a través del

cual se permite acceder a lo que se mantiene latente y desplegado en el mundo (campo

fenomenal). La filosofía de Merleau-Ponty es, pues, una filosofía que le confiere a la carne

el valor de ser la visibilidad de lo invisible, filosofía que plantea una preocupación del cuerpo

como aquello que es el punto medular para toda esencialidad de la naturaleza (o del mundo

en general), puesto que el cuerpo es el símbolo construido a partir de toda una configuración

del sentido propio de la existencia.

Estas exposiciones fueron llevadas a cabo en la víspera del VII coloquio de

Fenomenología y Hermenéutica, realizado por el Colegio de Filosofía y letras de la

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a cargo de la doctora en filosofía Graciela

Ralón durante los días 28, 29 y 30 del mes de octubre del año 2015 en Puebla, Puebla,

México.