réquiem por la comprensión

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RÉQUIEM POR LA COMPRENSIÓN Por Diego Alarcón Donayre La semana pasada recordamos uno de los hechos que, probablemente, ha marcado en mayor medida el imaginario colectivo peruano actual. La imagen de Abimael Guzmán, artífice ideológico del terror y la violencia que flageló al Perú hace sólo unos cuantos años, en una celda, vestido a rayas y gritando la cólera de su derrota definitivamente quedará en nuestra memoria. Al llegar estas fechas se instala un aura de moderado regocijo en las redes sociales y los medios de comunicación. Y no puede ser de otra forma; después de todo, la caída de Abimael supuso el final de uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, ciertos discursos han cobrado mayor notoriedad. Es en este contexto en que me encuentro con una publicación que pretende, en diez “tips”, ser la clave para identificar a “terroristas” y “pro terroristas”. Lo interesante de esta publicación no es necesariamente lo que se dice (al fin y al cabo no deja de ser la misma retórica protofujimorista en clave torpemente irónica); sino más bien lo que no se dice, digamos, el discurso subyacente. Unos ejemplos. De acuerdo con estos “tips”, uno podría ser un “pro terrorista” por estar de acuerdo con que en el Perú hubo un conflicto armado interno y no sólo terrorismo. En este caso es evidente cómo se pretende, a partir de la carga emotiva que supone la palabra terrorismo, inocular la idea de que “conflicto armado interno” es una suerte de categoría benigna y justificadora. Se deja de lado así toda la producción académica (sobre todo desde el derecho internacional y la ciencia política) que se ha desarrollado sobre este tema, intentando mostrar a los defensores de esta postura, es decir, a los que creen que existió un conflicto armado interno, como indulgentes o, en el peor de los casos, “pro terroristas”. Otro ejemplo puede ser el siguiente: “Creen que la CVR y las ONGs caviares dicen la verdad única, divina, perfecta e irrefutable sobre lo que sucedió en los 80s y 90s” (sic). Estamos pues ante una ridiculización torpe y rudimentaria, cuando lo que realmente se quiere decir es que la CVR no legitima el discurso que ellos defienden; es más, para quienes suscriben estos “tips” la presencia ideológica de la CVR es la causante en última instancia del revivir de las ideas de Sendero” (¡¡¡!!!). Por supuesto, quien reconoce los abusos cometidos por el Estado peruano durante la época de violencia también cabe dentro del conjunto “pro terrorista”. Sin duda algo anda mal cuando un discurso tan agresivamente falaz tiende a ser dominante, como está sucediendo. No es raro ya encontrarse con personas que tienen a los derechos humanos por “huevonada caviar”, y que probablemente estarían más contentas con un informe de la CVR repleto de “terrucos hijos de puta” en todas sus páginas. Esto es así porque la implantación del discurso del que se desprenden esos “tips” tiene su correlato en que la única forma “válida” de rechazar el terror y la violencia es ser un termocéfalo militarista devoto del fujimorismo. Desde luego, una creencia tan absurda como creer que la única forma de no ser antisemita es ser un seguidor de Netanyahu. Por estas fechas es tan bien muy sonoro el lugar común de que un pueblo que no conoce su pasado está condenado a repetirlo. El problema con esa idea es que resulta insuficiente. El simple conocimiento de los hechos no es necesariamente una garantía. También se los puede

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  • RQUIEM POR LA COMPRENSIN

    Por Diego Alarcn Donayre

    La semana pasada recordamos uno de los hechos que, probablemente, ha marcado en mayor

    medida el imaginario colectivo peruano actual. La imagen de Abimael Guzmn, artfice

    ideolgico del terror y la violencia que flagel al Per hace slo unos cuantos aos, en una

    celda, vestido a rayas y gritando la clera de su derrota definitivamente quedar en nuestra

    memoria.

    Al llegar estas fechas se instala un aura de moderado regocijo en las redes sociales y los

    medios de comunicacin. Y no puede ser de otra forma; despus de todo, la cada de Abimael

    supuso el final de uno de los captulos ms oscuros de nuestra historia. Sin embargo, de un

    tiempo a esta parte, ciertos discursos han cobrado mayor notoriedad.

    Es en este contexto en que me encuentro con una publicacin que pretende, en diez tips,

    ser la clave para identificar a terroristas y pro terroristas. Lo interesante de esta

    publicacin no es necesariamente lo que se dice (al fin y al cabo no deja de ser la misma

    retrica protofujimorista en clave torpemente irnica); sino ms bien lo que no se dice,

    digamos, el discurso subyacente.

    Unos ejemplos. De acuerdo con estos tips, uno podra ser un pro terrorista por estar de

    acuerdo con que en el Per hubo un conflicto armado interno y no slo terrorismo. En este

    caso es evidente cmo se pretende, a partir de la carga emotiva que supone la palabra

    terrorismo, inocular la idea de que conflicto armado interno es una suerte de categora

    benigna y justificadora. Se deja de lado as toda la produccin acadmica (sobre todo desde

    el derecho internacional y la ciencia poltica) que se ha desarrollado sobre este tema,

    intentando mostrar a los defensores de esta postura, es decir, a los que creen que existi un

    conflicto armado interno, como indulgentes o, en el peor de los casos, pro terroristas. Otro

    ejemplo puede ser el siguiente: Creen que la CVR y las ONGs caviares dicen la verdad nica,

    divina, perfecta e irrefutable sobre lo que sucedi en los 80s y 90s (sic). Estamos pues ante

    una ridiculizacin torpe y rudimentaria, cuando lo que realmente se quiere decir es que la

    CVR no legitima el discurso que ellos defienden; es ms, para quienes suscriben estos tips

    la presencia ideolgica de la CVR es la causante en ltima instancia del revivir de las ideas

    de Sendero (!!!). Por supuesto, quien reconoce los abusos cometidos por el Estado

    peruano durante la poca de violencia tambin cabe dentro del conjunto pro terrorista.

    Sin duda algo anda mal cuando un discurso tan agresivamente falaz tiende a ser dominante,

    como est sucediendo. No es raro ya encontrarse con personas que tienen a los derechos

    humanos por huevonada caviar, y que probablemente estaran ms contentas con un

    informe de la CVR repleto de terrucos hijos de puta en todas sus pginas. Esto es as

    porque la implantacin del discurso del que se desprenden esos tips tiene su correlato en

    que la nica forma vlida de rechazar el terror y la violencia es ser un termocfalo militarista

    devoto del fujimorismo. Desde luego, una creencia tan absurda como creer que la nica

    forma de no ser antisemita es ser un seguidor de Netanyahu.

    Por estas fechas es tan bien muy sonoro el lugar comn de que un pueblo que no conoce su

    pasado est condenado a repetirlo. El problema con esa idea es que resulta insuficiente. El

    simple conocimiento de los hechos no es necesariamente una garanta. Tambin se los puede

  • conocer para distorsionarlos, y no hay que ser un experto en historiografa para saber que la

    historia se (re)escribe continuamente. Por ello resulta especialmente importante recordar que,

    como deca Hannah Arendt, es la comprensin la responsable de darle sentido al

    conocimiento. Sin duda esto puede sonar mal, porque de inmediato asociamos esta idea con

    aquella falsa creencia de que toda comprensin entraa un perdn. Comprender, explicar,

    intentar analizar la complejidad de lo sucedido en nuestro pas con el terrorismo no quiere

    decir justificar o perdonar.

    Es justamente en estas fechas en que debemos reflexionar sobre la forma en que

    experimentamos las consecuencias del terror y la violencia; cuestionar nuestra forma de ver

    los hechos y preguntarnos si sta se cimenta en una investigacin ms o menos seria. Los

    clichs no ayudan en eso. La dificultad que aquello supone radica en que, seguidores acrticos

    de discursos tan elementales como el arriba mencionado, nuestra bsqueda de sentido

    (terrorismo nunca ms, por ejemplo) es al mismo tiempo estimulada y frustrada por nuestra

    incapacidad para generar sentido, para abrirnos a comprensiones que no tengan como nico

    horizonte la clera y que nos ayuden ms bien a evitar cometer los mismos errores.