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Documento de Análisis 64/2017 1
64/2017 25 de octubre de 2017
Federico Aznar Fernández-Montesinos
Repensando el Liderazgo
Estratégico -16ª-. Educación y
trayectoria profesional
Repensando el Liderazgo Estratégico -16ª-. Educación y trayectoria profesional
Resumen:
Finalizada una serie de artículos preparatorios titulados “Reflexiones sobre el liderazgo estratégico militar” presentados a lo largo del primer semestre de 2017 como parte del Proyecto Nacional del Ministerio de Economía y Competitividad titulado “Liderazgo estratégico en España: de la Historia a los retos futuros” liderado por el CSIC y con el propósito de profundizar en este empeño, se han sistematizado, refundido y ampliado los contenidos tratados hasta ahora añadiendo nuevas dimensiones hasta confeccionar una publicación que se va a hacer llegar sistemáticamente por capítulos semanales a lo largo de 2017 sin perder de vista la naturaleza integral de la misma. Todo ello desde la convicción de que falta una base nacional de la envergadura precisa para una temática tan capital como es el liderazgo estratégico y que una aportación hecha en clave militar tiene efectos sinérgicos en el mundo civil. Este capítulo aborda la educación y trayectoria profesional.
Abstract:
Finalized a series of preparatory articles entitled "Reflections on strategic military leadership" presented during the first half of 2017 as part of the National Project of the Ministry of Economy and Competitiveness entitled "Strategic Leadership in Spain: From History to Future Challenges." Led by the CSIC and with the purpose of deepening this effort, the contents have been systematized, consolidated and expanded adding new dimensions to become a book. This publication will be systematically splitted and submitted in weekly chapters without losing sight of the integral nature of it. All this from the conviction that a national base of the necessary size for a subject as capital as strategic leadership is lacking and that a contribution made from the military view has synergistic effects in the civil world. This chapter is related about education and career.
Palabras clave: Liderazgo Institucional, general, mando, cultura corporativa, educación.
Keywords: Institutional leadership, general, command, corporate culture, education.
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Federico Aznar Fernández-Montesinos
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Los líderes estratégicos tienen que formarse antes de serlo, deben de llegar a sus
puestos, en la medida de lo posible, “aprendidos”, adiestrados e, incluso, con su
programa hecho. Es más, su programa, caeteris paribus, su concepción de la
situación y las acciones derivadas de ella, debieran de ser una de las razones
importantes para su elección
Más allá de sus propias ideas, deben de ser capaces de contemplar la realidad desde
una perspectiva sistémica, ver el mundo dinámicamente, en forma de interacciones y
paradojas, pero también poder valorar entre objetivos parcialmente contradictorios;
requieren de una capacidad de captación de la realidad que supere el simplismo de
la lógica lineal apropiada para resolver los problemas bien definidos.1
Para el desempeño de su labor precisan tanto de capacidades como de buenos
fundamentos, lo que en parte viene dado por la naturaleza y, en parte, puede
alcanzarse desde una buena educación. La educación - en términos más amplios, la
formación - de sus miembros, se convierte en un valor de la empresa. Como decía
Henry Ford, “sólo hay una cosa peor que formar a la gente y que se vaya, no formarla
y que se quede.”
El desarrollo de la capacidad de liderazgo es, en buena medida, desarrollo personal,
del conocimiento del propio ser. La carrera profesional no es otra cosa, a juicio de
algunos autores, que la implementación del concepto que uno tiene de sí mismo, con
los peligros derivados de la subjetividad que ello implica.2 Y esto si cabe es más
acusado, por el amplio abanico de trayectorias que se ofertan, en la carrera militar.
La cuestión es sí el liderazgo se puede enseñar. Peter Drucker3, apuntaba que “no
hay institución que pueda sobrevivir, si necesita genios o superhombres para
gestionarla. Hay que organizarla de tal manera que sea capaz de salir adelante bajo
el liderazgo de seres humanos completamente normales”. Esto sólo es posible
mediante la educación.
1VV.AA. Leadership in the Canadian Forces. Leading the [email protected] 2 HALL, Douglas T. “Self-Awareness, Identity and Leader Development” DAY, David V.; ZACCARO, Stephen J; HALPIN, Stanley M. Leader development for transforming organizations: growing leaders for tomorrow. Lawrence Erlbaum Associates Inc., Publishers, Nueva York, 2004, p.154. 3NAVARRO SUAY, Francisco; CASTILLEJO PÉREZ, Sergio. “Las constantes que mueven al mundo.” Revista Ejército n. 879, junio 2014.
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Está claro que algunas facetas del mismo son de seguro transmisibles, otras como la
inspiración no tanto, o al menos no según la ortodoxia de la educación habitual; no
existe un corpus doctrinal claro y solo puede aprenderse, y lo veremos, de la cercanía
a los líderes en sí.4
La vida militar, el Cursus Honorum5, que los Oficiales describen en su trayectoria
profesional, precisa de una formación constante una vez que han abandonado las
academias militares, dado el amplio abanico y diversidad de los destinos a los que
son asignados: especialidades, Cursos de Estado Mayor, Cursos de Ascenso y
Capacitación, Enseñanza de Formación Continua, idiomas, cursos de refresco…. De
hecho podría decirse que la formación que se imparte en el ámbito de las Fuerzas
Armadas es una auténtica formación de élites que encuentra difícil parangón en el
mundo civil. Quienes están en ambos mundos simultáneamente lo saben bien.
Esto hace que el aprendizaje del liderazgo sea una suerte de lo que la tradición
anglosajona llama “on the job training” que lleva al Oficial tras un periodo de formación
en las academias militares, a pasar por el ejercicio de diferentes estilos de liderazgo
mientras va madurando su formación, modificando sus referencias de evaluación al
tiempo que va adquiriendo nuevos y mejores conocimientos de la Institución a la que
pertenece.
Tras la formación para cada nivel viene el adiestramiento, es decir, el
perfeccionamiento en la ejecución y esta, en el ámbito militar, se realiza en forma de
ejercicios que permiten la plena operatividad, el alistamiento, pues las Fuerzas
Armadas no valen de nada, son un desperdicio, sino se encuentran alistadas en el
momento en que su uso es requerido. Como decía Platón, “el que aprende y aprende
y no practica lo que sabe es como el que ara y ara y no siembra.”
Estamos ante una experiencia que marcha en progresión, esto es, llevando desde la
gestión de lo concreto hasta, en sus estadios superiores, a la administración de lo
ambiguo. En este contexto, la tolerancia con el error, algo que culturalmente a los
militares nos rechina, es necesaria pero tiene el hándicap de que los daños son reales
4 TAYLOR, Maxwell D. “Liderazgo Militar.¿En que consiste?¿Se puede enseñar?” National Defence University, Washington D.C., Spring 1977, 84-93. 5 El Cursus Honorum, literalmente carrera de los honores era propia de la antigua Roma y establecía, en sus orígenes, cada una de las magistraturas que se debían escalar peldaño a peldaño, desde la cuestura hasta el consulado. Era una estructura rígida que debía seguirse escrupulosamente.
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y, a veces, importantes. La experiencia es a fin de cuentas una sucesión de errores,
y los errores suelen ser una fuente de la misma; de hecho son la mejor escuela. De
los errores propios es de lo que más se aprende. La victoria, el éxito, no pocas veces
confunde y fuerza la permanencia, la comodidad. Solo la derrota ayuda a la
reevaluación y a la mejora.
En las empresas emergentes y ligadas a la innovación, conocidas como Star-ups, el
desarrollo de nuevas tecnologías no solo permite sino que obliga a equivocarse, a
“cometer errores rápidamente,” porque el costo del error es menor que el valor de la
experiencia que se obtiene; estamos ante un proceso acelerado de experimentación,
que hace que la relevancia del error no sea tanta cuando se le sitúa en relación al
contexto del proceso total y los avances que permite. La propia base de la
experimentación es el error; una caída no deja de ser otra forma de volar.
La corrección ayuda a la reevaluación y reorientación de la organización y la dota de
un valor adicional fruto de la experiencia obtenida. De hecho, algunos sistemas
concursales valoran los proyectos al margen de su éxito o no en la medida en que
con su número se acredita simultáneamente tesón y experiencia. No en vano, el
capital experiencial es la principal fortaleza de una organización.
Un ejemplo del ámbito militar son unos ejercicios conocidos como la “Operación
Tigre” efectuado en 1944 en una playa de Devon (U.K.) como ensayo del desembarco
en la playa Utah de Normandía. Dichos ejercicios realizados con fuego real bajo la
dirección del General Eisenhower se saldaron con más de 700 muertos, un drama
humano poco conocido pero que contribuyó a implementar importantes mejoras
operativas que facilitaron el éxito del día “D”.
La enseñanza impartida en las Fuerzas Armadas es una enseñanza para adultos,
orientadas a gentes operativas, pragmáticas, utilitarista, que gustan de poner en
práctica cuanto aprenden y solo encuentran sentido a la enseñanza si es así. De
hecho, pueden ver comprometidos normalmente, al menos, cinco años de su vida
profesional en ello, además del tiempo empleado en su paso por las academias.
Cuando está dirigida a la formación de líderes, se trata de generar un ambiente que
promueva la libertad intelectual, la experimentación y la creatividad, en el que los
alumnos se sientan apoyados, reconocidos y cómodos, donde sus logros y
singularidades sean tenidos en consideración, y tomen ellos responsabilidad sobre
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su propio aprendizaje. Este debe llevarse a cabo sobre la base de un programa a su
medida. Este debe desarrollarse a través de un programa hecho a su medida, este
se desarrolle mediante su estimulación intelectual y participación activa.6
Puede decirse sin exageración que las Fuerzas Armadas son inmensas escuelas y
centros de enseñanza en las que prácticamente se enseña de todo, enseñanza a la
que se añade como subfijo el término militar. Así, la cosa puede ir desde el
montañismo o la hostelería al derecho y del paracaidismo a la más avanzada de las
ingenierías, con un contacto necesario (en nuestro país, por sus singularidades
históricas aun creciente y cada vez más intenso) con el mundo académico.
Y no debe perderse de vista que la manera más natural de aprender a ejercer el
liderazgo es en la práctica laboral, al igual que un aprendiz que va asimilando los
fundamentos de cualquier oficio. La práctica viene a consolidar cualquier base teórica
previa, permitiendo con ello la integración del ejemplo recibido con los conocimientos
adquiridos y la propia reflexión. Al tiempo hay que saber trasladar los conocimientos
de una referencia a otra.
En la enseñanza del liderazgo se espera que el maestro instruya al aprendiz. Desde
esta perspectiva, el líder estratégico se debería ocupar de instruir a los líderes del
mañana, para lo cual se precisa de una estrategia educativa, toda vez que si las
distintas partes que conforman el desarrollo del liderazgo –por ejemplo, la selección
y el entrenamiento o la educación- cristalizan en forma armoniosa bajo un criterio
estratégico, los resultados serán mejores.7 La educación se transforma así en un
valor estratégico y en parte del capital humano de una organización.
El maestro no debe actuar como límite, como insuperable tope; esto puede ocasionar
a la larga la degradación de las organizaciones. Debe tomar insumos del exterior y
ayudar a sus pupilos a encaramarse a sus hombros para llegar aún más lejos de
donde ha llegado él. Esa grandeza, retroalimenta a la organización y es prueba del
compromiso de sus líderes que llegan a sacrificar con naturalidad su particular gloria
personal en beneficio de la Institución.
6 VV.AA. Leadership in the Canadian Forces. Leading the [email protected] 7 ADAIR, John. How to grow leaders. Kogan page.
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Uno de los grandes desafíos para los responsables de la Defensa y Seguridad de las
naciones, especialmente en la profesional militar, es la definición del modelo de
selección y formación de los líderes sobre el que se construirán los desarrollos de
carrera profesional. Los líderes son el futuro de una organización y una expresión de
su carácter, que no puede quedar al albur de las coyunturas por los riesgos de un
vacío que rompa la necesaria continuidad.
Por eso resulta de particular importancia, identificar a los líderes, de hecho es una
preocupación tan relevante que la manifiesta la propia Estrategia de Seguridad
Nacional norteamericana de 2015. La dificultad, en nuestro caso, es tá relacionada
con selección y formación de líderes militares y el espectro de distintos modelos de
liderazgo que el desarrollo de la organización requiere y que difieren de un nivel a
otro.
Esta se encuentra basada tanto en la naturaleza como en el concepto de liderazgo,
la evolución de la carrera profesional, las demandas de la profesión, la diferente
cualificación que precisa la variada tipología de la función de liderazgo a realizar y
la naturaleza de los conflictos actuales, entre otros factores.
En este sentido, las Fuerzas Armadas canadienses han mostrado, a través de
distintos estudios, su preocupación acerca de la razón por la que quienes son unos
buenos Oficiales a nivel intermedio, el del Capitán, no cuentan luego con la
cualificación necesaria a nivel senior llegando a la conclusión de que algunas
conductas y elementos que en el pasado contribuyeron al éxitos de estos
profesionales ahora se encuentran entre las razones de su fracaso. Identifican cinco
causas, a saber: una sobrestimación de las propias capacidades como consecuencia
de los éxitos profesionales anteriores asociada a una valoración pobre de quienes les
estaban subordinados; el cambio de las labores habituales de mando y control a otras
relacionadas con la consulta y el compromiso; el uso sistemático de un liderazgo en
modo Control en vez de un liderazgo transaccional o directivo; la “parálisis del
análisis,” esto es, la dificultad para adoptar decisiones ante la incertidumbre
ocasionada por la falta de algunos datos; y las limitaciones en la gestión de personal.8
8 OKROS, Alan. Leadership in the Military Forces context. CFLI Monograph 2010-1. Canada National Defense 2010.
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Y es que un problema muy frecuente en el mundo militar y en casi todos los países,
se siente que solo hay un modelo de liderazgo válido: el táctico, el del Capitán
asociado a un concepto hard de mando diferente del estilo directivo del que debe
hacer gala el líder estratégico. Es preciso superar esa concepción primaria,
aceptando el cambio tanto en la lógica de pensamiento como en las referencias de
las que este debe partir para la correcta aproximación a los problemas.
En c u a l qu ie r ca so y e n el ámbito castrense la formación de líderes se plantea
como una competencia básica, nuclear, que requiere de una permanente
adaptación y transformación, ambas complejas para afrontar eficazmente los
procesos de formación y perfeccionamiento. 9
Los diferentes empleos militares y los destinos incorporan diferentes roles y, con
ellos, diferentes características y modelos de liderazgo. Los líderes que en un
momento dado fueron los mejores, en otras circunstancias, dejaron de serlo. Existe
un liderazgo táctico, operacional, estratégico y político. Pero también un liderazgo
académico, técnico… todo ello, además, dotado de una impronta militar.
Educación y Cualificación
Cuenta Liddel Hart10 que el duque de Wellington mientras cabalgaba con un amigo
se entretenía jugando a descubrir lo que había detrás del cambiante horizonte de su
itinerario. El acompañante mostró su sorpresa porque el duque siempre acertaba en
sus predicciones, a lo que aquel le replicó que se había pasado muchos años tratando
de averiguar lo que había detrás de cada colina. Estaba adiestrado en ese difícil arte.
Mauricio de Sajonia constata su dificultad:
“la guerra es una ciencia cubierta de tinieblas en medio de las cuales no se puede
avanzar con paso seguro: la rutina y los prejuicios son la base, consecuencia
natural de la ignorancia. Todas las ciencias tienen unos principios, sólo la guerra
no tiene ninguno; los grandes capitanes que han escrito sobre ella no nos han
9 GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime. “Liderazgo estratégico en Defensa”. http://cespe.espe.edu.ec/liderazgo-estrategico-en-Defensa-jaime-garcia-covarrubias/ 10 LIDDELL HART, Sir Basil Henri. El otro lado de la colina. Ediciones Ejército, Madrid 1983.
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legado ninguno; es necesario ser perfecto para entenderlos.”11
Por eso existen dudas sobre la posibilidad de educar el liderazgo, al atribuirse este como algo
inherente al individuo. Thomas E. Cronin, de hecho considera que la comunidad educativa
ha sido tibia y renuente hasta fechas recientes a implicarse en la misma por múltiples
razones. Como decía Oliver Wendell Holmes “dudar de sus propios principios es la marca de
toda persona civilizada.”
Y es que el debate sobre la educación del liderazgo supone la apertura simultánea de
múltiples debates. Para empezar, como decíamos, porque no está claro para todos si el
liderazgo es o no una cualidad innata o sólo es el resultado de las circunstancias. Porque ese
tipo de educación es de factura elitista, lo que supone dificultar que un segmento significativo
de la sociedad tenga acceso al mismo y con ello a su gobernanza, lo que va contra la igualdad
de oportunidades y es, consecuentemente, hasta antidemocrático. Porque es una educación
instrumental, esto es, en medios que no en fines, con lo cual se puede estar educando a
nuevos Hitlers o Idia Mines, darles un poder sobre terceros, sin considerarlo. Porque es una
enseñanza que se aprende y perfecciona con su puesta en práctica. Porque tal educación,
en el fondo, enseña a manipular a las personas. 12
Además, porque enseñar liderazgo es un acto de arrogancia intelectual con la que se afirma
simultáneamente disponer de una formación elitista y también ser líder. Porque es una
educación muy transversal y requiere un vasto espectro de conocimientos y es contraria a la
especialización. Porque el liderazgo es un concepto poco claro, muy elusivo y cuasi
misterioso. Porque del liderazgo se puede afirmar una cosa y la contraria, de lo que se deduce
que no hay una metodología clara. Porque el liderazgo es creación y ¿cómo se enseña la
creación? En fin el problema está ahí y alguna solución se precisa para algo que desde la
sociedad se demanda con insistencia.13
La turbulencia de las situaciones que pueden plantearse en la vida real y los cambios
de paradigma en las profesiones hacen que sea necesario desarrollar nuevas iniciativas
y afrontar planteamientos de resolución a los problemas basados en visiones
multidisciplinares e integrales. En palabras de Mao:
“El jefe debe ser como el pescador que es capaz de lanzar sus redes o tirar de ellas,
teniendo en cuenta la profundidad del agua, la fuerza de la corriente y la presencia de
11VILLALBA FERNÁNDEZ, Aníbal. “Evolución del pensamiento estratégico” en VV.AA. Monografía del CESEDEN núm 99/2003, p. 93. 12 CRONIN, Thomas E. “Reflexionar y aprender sobre liderazgo” Air & Space Power Journal. 13 CRONIN, Thomas E. “Reflexionar y aprender sobre liderazgo” Air & Space Power Journal.
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cualquier obstrucción que pudiera enredarlas… dispersión, concentración, cambio
constante de posición, es la forma en que las guerrillas emplean sus fuerzas.”
Por ello es necesario perfeccionar permanente y progresivamente los procesos
formativos de modo que se atiendan a los últimos avances. Y es que para convertirse
en un líder estratégico, se deberá recorrer un camino formativo (la práctica laboral,
se reitera, es siempre formación), que va conciliando aprendizaje académico, la
experiencia de campo, la reflexión y lectura, partiendo de una base de valores y
normas éticas que constituyen los cimientos del edificio.
Sobre esta base de voluntad, principios y valores sin la que nada es posible, se va
adquiriendo experiencia y desarrollando una educación continua. Después, vendrá el
ejercicio de funciones de mando. A continuación la etapa dedicada a desarrollar las
capacidades de “reflexión estratégica”, que van en apoyo de un líder de esta
naturaleza. Esto sería el trabajo de Estado Mayor en Cuarteles Generales para
finalmente convertirse en líder estratégico, si es capaz de demostrar su idoneidad.14
De esta forma, el militar experimenta, desde sus escalones más bajos y aun en
tiempos de paz, esa necesidad de decidir responsablemente, con todos los riesgos
que las graves obligaciones que le acompañan traen consigo; decisión y
responsabilidad son una constante en su trabajo. Ello hace posible contar con una
cantera muy amplia de donde poder extraer a aquellos mejor cualificados para el
liderazgo en los distintos niveles en que la organización desarrolla su actividad. Y
conforme se desarrolla profesionalmente crece el rango de las decisiones que
adopta.
Las Fuerzas Armadas son así, por pura necesidad, una gran escuela de liderazgo,
en las que se va introduciendo progresivamente al Oficial en decisiones de una
complejidad creciente; se necesitan líderes a todos los niveles y aun por razones
meramente geográficas que fuerzan la autonomía de las unidades militares y que,
sólo por ello, habrán de actuar con independencia a la hora de adoptarse. La propia
guerra comienza con una delegación de autoridad a los Comandantes de escena.
14 GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime. “Liderazgo estratégico en Defensa”. http://cespe.espe.edu.ec/liderazgo-estrategico-en-Defensa-jaime-garcia-covarrubias/
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La cuestión es que las capacidades con que puede contar un excelente líder operativo
pueden no ser las más convenientes para un líder estratégico y su trabajo no resultar
así acorde con las expectativas generadas, como ya veíamos en el cuadro de
competencias del capítulo anterior. El líder estratégico, por ejemplo, no precisa tanto
ni del arrojo ni de la capacidad empática del líder operacional.
La capacitación de un líder estratégico puede requerir, para el Ejército
norteamericano, de más de 22 años, más que el ciclo de vida completo (desde la
identificación hasta su construcción física y superación) de un arma.15
Formación, experiencia e intuición deben ser en él cualidades sobresalientes, en la
medida en que le permitirán determinar cuáles son los elementos más relevantes del
cuadro que se le presenta, las esquinas del puzle, su dimensión, profundidad y
sentido, y eso sin contar con demasiados precedentes para el caso. Además, debe
conocer bien la materia sobre la que opera.
Otro problema adicional que el paradigma militar puede encarnar es que la decisión,
el éxito en la acción, no se encuentra suficientemente premiado y, además, salvo
conflicto real, en ocasiones resulta hasta discutible; mientras por el contrario el
fracaso habitualmente sí se encuentra penalizado, toda vez la facilidad que confiere
para hacer una selección negativa del personal.
Existe en este sentido un desequilibrio, una asimetría, que estimula a la inacción. Se
cuenta que durante la Guerra Fría los soviéticos castigaban severamente a los espías
que eran arrestados, lo que hacía que estos observasen una conducta cautelosa.
Apercibiéndose de este problema, decidieron premiar a quienes eran capturados,
obteniendo una respuesta muy agresiva y eficaz de sus agentes.
Si en el ámbito táctico se presentan las grandes capacidades de Mando como un
“don”, el “don de mando”, la estrategia requiere también de un mismo trato si no
superior, como merece quien, desde la maestría, está obligado a obrar frente a lo
15 DAY, David V.; LANCE, Charles E. “Understanding the development of Leadership Complexity Through Latent Growth Modeling” en SALAS, Eduardo; BURKE, C. Shawan; STAGL,Kevin C.; “Developing Teams and Leaders:Strategies and principles” en DAY, David V.; ZACCARO, Stephen j; HALPIN, Stanley M. Leader development for transforming organizations: growing leaders for tomorrow. Lawrence Erlbaum Associates Inc., Publishers, Nueva York, 2004, p.24
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desconocido en los límites mismos de lo posible y, además, evitando siempre perder
la iniciativa.
Mandar a alto nivel en el siglo XXI es influir, algo que a veces nivel táctico y desde la
perspectiva del “don de mando” - un concepto de poder “hard” y táctico - no se valora
suficientemente. El poder estratégico, la concepción del poder desde la perspectiva
estratégica, para más ende, se encuentra fragmentado hasta el punto de que viene
distribuido por cuotas, algo que no pertenece a la cultura militar que cuenta con un
componente tácitamente personalista que encaja mal con la cultura de comité y aun
con la bicéfala.
Su gestión en contextos, como por ejemplo el exterior, debiera ser resultado de una
capacitación específica, toda vez que los cometidos de quienes trabajan en una
organización ocupando un cargo intermedio suelen ser hacia adentro y las nuevas
responsabilidades que se adquieren con la promoción implican aspectos como la
concertación con el exterior, que no resulta común hasta que se adquiere, cuanto
menos, un nivel alto de responsabilidad, no han podido practicarse previamente, con
lo que no se disponen de otras habilidades que las naturales, sin verse estas
potenciadas por la enseñanza o el entrenamiento.
En cualquier caso, no hay linealidad en el liderazgo que demanda una organización
estructurada en niveles, jerarquizada, y los “dones” han de ser diferentes según sea
la ubicación del líder. Y cuanto más alto, más importante y extraño.
EDUCACIÓN Y SENSIBILIDAD.
La sensibilidad es la facultad de sentir que, ligada a la excelencia, adquiere un valor
supremo y trascendente en el arte que encarna la estrategia en la medida en que
permite discernir entre una miríada de datos aquello que de verdad es importante,
permitiendo que se le otorgue un correcto tratamiento. Es un arte, un auténtico “don,”
para el que no existen fórmulas. La sensibilidad puede llegar a reconocer aquellos
elementos portadores de futuro, las “esquinas del puzle,” los elementos de mutación
y las claves para el despliegue del escenario en el tiempo así como las variables
sobre las que hay que actuar para alcanzar el resultado pretendido. Es, en esencia,
el don del discernimiento.
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Es interesante sacar a la luz el concepto sensibilidad en una empresa, las Fuerzas
Armadas, cuyos miembros presumen de dureza, vigor y robustez. La cuestión es que
las espadas del más templado acero, si no se encuentran bien pulidas y afiladas, no
sirven de nada, son burdos hierros.
Así, Amilcar Barca obligó a su hijo Aníbal a aprender griego para que se formase
militarmente y pudiese leer en la lengua vernácula los estudios militares helenos y las
hazañas de Alejandro Magno. La sensibilidad otorga un importante factor de ventaja
a quien se sirve de ella.
Más aun, en un escenario tan complejo como el actual, el auténtico líder estratégico
es el que educa las sensibilidades de sus subordinados, de su equipo, pues el estudio
de los problemas y las decisiones que se adopten en no pocas ocasiones debe
acometerse como un trabajo de equipo; el líder no puede despachar todos los
asuntos. Es más, el líder estratégico es un creador de culturas, de escuelas. La
sensibilidad es una cualidad natural que otorgan ciertas vivencias a quien las busca.
Puede ser perfeccionada hasta un cierto punto a través de la educación y del trabajo
personal.
El relativo “presentismo” inherente a la cultura militar también puede plantear
dificultades para captar la sustancial importancia de un despliegue de ideas acertadas
sostenido en el tiempo, los benéficos efectos de la continuidad. El liderazgo
estratégico se transforma así en una educación de la sensibilidad.
El concepto chino de la aristocracia no hace que los hijos hereden los títulos de los
padres, sino que, inversamente, son los hijos, su proceder y méritos, los que
ennoblecen a sus progenitores. Hace falta sistema, metodología; desarrollarla honra
a los líderes estratégicos, cuya enseñanza logra prevalecer, consagrándolos para la
posteridad. Esto convierte al líder en maestro de vida.
Por ejemplo, Leonardo Torres Quevedo fue un gran inventor, pero no creo escuela.
Su obra es un punto señero en la historiografía de la ingeniería hispana, pero adoleció
de continuidad y se quedó en un relevante epitome, en un referente personal, pero
en nada más.
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A su vez, Santiago Ramón y Cajal fue un humanista además de un científico. De
hecho, está considerado como la cabeza de la conocida como “Generación de
Sabios”, su libro “Reglas y consejos sobre investigación científica” posibilitó
pensadores de la talla de Severo Ochoa, que se consideraba públicamente discípulo
suyo; para mayor referencia, D. Santiago contaba con un círculo de pupilos a los que
trataba como una segunda familia. Su gloria trascendió alcanzando a toda una
generación de españoles, e incluso a dos, en un país atrasado y en el que se permitía
sostener públicamente el “que inventen otros.”
Llegados a este punto cumple referirse al Instituto Español de Estudios Estratégicos.
Su labor en la difusión de la Cultura de Defensa y su contribución desde la perspectiva
de la Seguridad a la reflexión académica sobre la problemática de las Relaciones
Internacionales es muy relevante. Pero tiene un papel en clave interna que no debe
ignorarse y es su carácter de faro académico y foco intelectual en el ámbito de las
Fuerzas Armadas, tanto por estimular a la reflexión en general y de esta problemática
en particular, como por convertirse en un polo y auxiliar a canalizar las ambiciones
intelectuales de los militares, contribuyendo de paso, y entre otras cosas, a la
formación de los futuros líderes estratégico militares así como a elevar el tono
intelectual de los Ejércitos.
Crear un nicho, un grupo más o menos numeroso, es mucho más importante que
formar unas pocas individualidades sin continuidad ni conexión, toda vez que la
continuidad se retroalimenta a si misma haciendo que los beneficios alcance
proporciones geométricas.
Esta es precisamente la perspectiva del liderazgo académico - que pasa por la
creación de espacios de excelencia en este ámbito - es el de James Conant
responsable, tras la Segunda Guerra Mundial, de la transformación de la Universidad
de Harvard en un auténtico centro de excelencia e investigación, que convirtió esta
universidad en la cuna de la élite intelectual y dirigente del país ya entonces
claramente hegemónico. Fue un auténtico “intelectual en acción” comprometido con
el desarrollo de la exitosa política de investigación norteamericana durante la Guerra
Fría y con muchas de las soluciones institucionales que se adoptaron en el país en
ese periodo.
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El célebre libro del profesor de Harvard Thomas Kuhn “La estructuras de las
revoluciones científicas,” y que no por casualidad se encuentra dedicado a Conant,
ilustra cómo los cambios en las demandas pedagógicas pueden alterar
significativamente los patrones de investigación; este, como rector, lo utilizaría de
base para el currículo de su universidad y aún lo perfeccionaría.
Esto no es lejano a la agenda ignaciana con la que abríamos este ensayo y que
incidía en la formación de élites y de líderes como forma de participación en la misión
evangelizadora de la Iglesia, adquiriendo y desarrollando para ello de los mejores
conocimientos y las técnicas más avanzadas. Es la educación como herramienta
estratégica en “tanto cuanto,” otro principio de la espiritualidad ignaciana que se suma
al magis y que sostiene que se pueden utilizar todas las cosas que hay en el mundo
tanto cuanto sirvan a su fin. De esta manera, pretenden trabajar en la frontera del
conocimiento y de la cultura como estrategia para liderar la construcción de un
mundo mejor gobernado y socialmente más justo.
De forma coherente con esta lógica, la Orden disponía en 2008 de centros en 69
países: 207 Instituciones de Educación Superior (universidades, desde Yorktown
hasta ESADE. Algunas de ellas entre las mejores del mundo y todas siempre entre
las mejores y más avanzadas de los países en los que se instala), 472 de secundaria,
165 de primaria y 78 de profesional o Técnica, donde estudiaban 2,5 millones de
alumnos.16
Para la filosofía china tradicional, no existen prototipos ni la interrelación de diversos
elementos produce siempre el mismo resultado, por ello, no se esfuerza en anticipar
las consecuencias de un mismo fenómeno al tiempo que busca generar una
propuesta cosmológica armónica; no es tan importante vencer como encontrar el
camino hacia la victoria.17 Por eso nunca ha pretendido contar con grandes
Generales, eso puede ser un producto del azar y la coyuntura, sino contar con
grandes doctrinas para poder construirlos; pasando así de lo individual y coyuntural
a lo general y sistemático.
16 LARA, “La Compañía de Jesús, la orden poderosa y más numerosa de la Iglesia Católica” Diario EL MUNDO. 19.01.2008. http://www.elmundo.es/elmundo/2008/01/19/internacional/1200746080.html 17 PUELL, Fernando. “Introducción” a SUN TSU. El arte de la guerra. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 2000, p. 42.
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Como decía Mao “no podemos exigir que los Generales sean siempre victoriosos. La
historia conoce muy pocos Generales así…es necesario asimilar un
método…conocer a fondo todos los aspectos del enemigo y los nuestros, descubrir
las leyes que rigen sus acciones de ambos lados y aplicarlas en nuestras propias
acciones.”18
En esta lógica, para poder educar líderes hay que tratar de construir modelos y
determinar previamente los elementos de genialidad de los grandes líderes militares
pretéritos, sus técnicas para la aprehensión de la realidad, las bases de su
creatividad, las referencias útiles para diseñar el camino que ha de enlazar presente
y futuro, los procesos de trabajos seguidos…. Sin ignorar por ello sus raíces
personalísimas y lo dificultoso de su reedición. Si el pragmatismo anglosajón y el
mundo de la empresa han promovido los estudios y la enseñanza sobre el liderazgo
es porque esta resulta rentable. Ampliando el marco y favoreciendo la cosecha se
obtendrán siempre mejores resultados en un área, para más ende, de la mayor
trascendencia.
La forma tradicional de transmisión del principado a través de la sangre, en forma de
herencia viene a reflejar la necesidad de una preparación específica para su ejercicio
que comienza desde la mismísima cuna, no en vano el ya citado Castiglione cifraba
el buen origen como una de las tres características virtudes con que debe contar un
Cortesano; y la razón no es otra que la educación en el ámbito de la familia, en un
tiempo en que, además, no todos tenían acceso a las escuelas. En este sentido,
Napoleón decía que “la educación del niño comienza 20 años antes, con la educación
de sus padres.”
Las familias, los colegios, las universidades y las academias militares son las
grandes matrices de los líderes, en ellas debe generarse la vocación por aprender y
por servir. Una buena educación transmite tales deseos, junto con la capacidad para
pensar con claridad y la estimulación para usar la creatividad, virtudes esenciales que
un líder debe poseer.19
18 MAO TSE TUNG. Escritos Militares. Editorial Rioplatense, Buenos Aires 1972, p. 90. 19 ADAIR, John. How to grow leaders. Kogan page. https://www.leadersummaries.com/ver-resumen/como-desarrollar-lideres
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Documento de Análisis 64/2017 16
En fin, el liderazgo estratégico es un arte muy intuitivo con componentes de genialidad
que permite simultáneamente captar por adelantado los elementos decisivos de un
cierto teatro o situación y guiar a un importante contingente humano en su
consecución. El líder estratégico tiene una manera muy particular e incluso
personalísima de actuar. Esta capacidad, para potenciarse precisa de una excelencia
sólo posible desde la existencia de una cierta base física, de una suerte de “don,”
pero también de una sensibilidad que sólo puede ser fruto de una esmerada
educación; la excelencia siempre está ligada a ella y a su permanente cultivo. Como
decía Aristóteles: "Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no
es un acto sino un hábito."
En cualquier caso, no todas las decisiones son iguales; las decisiones estratégicas,
a veces son de apariencia sencilla pero con muchos matices y unas consecuencias
a veces contra intuitivas. De ahí esa demanda por la excelencia.
Los Altos Estudios Militares tratan de cubrir este hueco. En estos estudios se cultivan
los intangibles humanos, aquellos saberes, capacidades, experiencias y habilidades
que constituyen el capital intelectual de las personas y de las organizaciones, que se
traducen en capacidad para innovar, creatividad, liderazgo, saber hacer, trabajo en
equipo, flexibilidad, sentido común…cualidades ineludibles para quien pretenda
realizar funciones conducentes a asesorar, dirigir, coordinar y controlar una
organización, en el caso español, de más de 120.000 personas y dotada de un
presupuesto de más de siete mil millones de euros.
Clausewitz, un gran intelectual pero no un gran líder, quien nos ilumina sobre un
aspecto muy importante cual es el atributo para desempeñarse en el
ámbito estratégico y poder ejercer un acertado liderazgo. El germano definió al
“genio militar” mencionando las características que debía reunir para ser
considerado como tal. Entre ellas aparecen el coraje, la fortaleza física y de espíritu,
la inteligencia, la determinación y el ya citado “coup d’oeil,” esto es, la intuición o
perspicacia.20 Y es que la intuición, la “adivinación inteligente” es clave en un
escenario complejo, en el que junto a información esencial, existen también datos
20 GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime. “Liderazgo estratégico en Defensa”. http://cespe.espe.edu.ec/liderazgo-estrategico-en-Defensa-jaime-garcia-covarrubias/
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espurios, erróneos u ambiguos que dificultan su comprensión. La intuición es un
saber tácito, presente, fruto del pasado e implícito en las construcciones mentales.
La palabra arte deriva del término latino ars y este del griego τέχνη, téchnē.
Originalmente estaba referido a cualquier actividad profesional si bien luego quedo
consignado a la estética, de modo que paso de ser “el recto ordenamiento de la
razón” que decía Tomás de Aquino a “aquello que establece su propia regla” que
afirmaba Schiller.
Cuando el prusiano se refiere al arte de la guerra relaciona arte con juicio señalando
que, allí donde se traza la línea que divide lo que es producto del conocimiento,
comienza el juicio, es decir, el arte. Clausewitz sostenía que la guerra “no pertenece
al ámbito de las artes ni de las ciencias, sino que forma parte de la existencia social
humana”21, aunque opina que “la expresión “arte de la guerra” es más adecuada que
“ciencia de la guerra.”22 Su manejo se acomete más por parámetros intuitivos, como
“arte”, que de forma plenamente conforme a un método científico; la estrategia, como
el ajedrez, tiende a incorporar así un componente de genialidad.
No obstante, no es el ajedrez el juego que mejor caracteriza a la estrategia sino, como
ya apuntara Clausewitz, los naipes pues el ajedrez se juega a la vista del contrario y
es un combate entre inteligencias, mientras las cartas incorporan la incertidumbre y
la niebla que caracteriza a los conflictos y hace también posible incorporar al juego la
personalidad y voluntad de los jugadores en una medida en que el ajedrez no permite.
El componente oculto de los naipes y el azar inherente al reparto de las cartas, crean
una dimensión imprevista que puede venir en socorro del peor dotado estableciendo
así unas condiciones equiparables al campo de batalla.
El liderazgo estratégico es consecuentemente una combinación de arte y disciplina.23
El arte es creatividad, capacidad de sorprender, de fabricar nuevas formas. Pero
como nos recuerda el libro del Eclesiástico, el secreto de la sabiduría es la disciplina,
y esta es perseverancia, compromiso, un hábito que no se conforma con meras
fabulaciones sino que pasa de las ideas a los hechos, esto es, a la implementación
de las decisiones, aceptando de paso la responsabilidad derivada de sus
21 VON CLAUSEWITZ, Carl. De la Guerra T.I. Ministerio de Defensa 1999. 22 DÍAZ DE VILLEGAS. La guerra revolucionaria. Ediciones Europa, Madrid 1963, p. 51. 23 FREEDMAN, Mike. The art and discipline of Strategic Leadership. MacGraw-Hill 2003, p.3.
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consecuencias reales. El líder debe así evitar cualquier forma de impulsividad o
impaciencia.
Esta es precisamente la cuestión. Los problemas complejos que son los que, de
común, se dan en este nivel, implican distintas alternativas, no admiten soluciones a
corto plazo, son habitualmente ambiguos, pueden llegar a contener una cantidad
ingente de variables – muchas incontrolables - y de derivadas junto con datos
insuficientes, imprecisos y difícilmente valorables. No todas las variables pueden
quedar bajo control; las más de las veces, es preciso aceptar un grado de
indeterminación en el juicio (algo que no todo el mundo acepta, generándose la
“parálisis del análisis”) y, consecuentemente, un riesgo en las decisiones.
Las operaciones militares requieren una concatenación de decisiones que se adapte
perfectamente a un escenario regido por multiplicidad de variables en evolución. Por
eso la posibilidad de enormes fiascos resultado de la falta de datos o de su carácter
incorrecto lo que hace que, lo que en realidad es un inmenso castillo de naipes
cuidadosamente colocados, se desmorone como tal. Ello determina que la
proactividad se muestre peligrosa conforme a esta lógica; piénsese lo que ha pasado
en intervenciones como las de Libia e Irak. Esta es la razón por la que Napoleón
preguntaba a sus Generales si tenían “suerte.”
Clausewitz considera que “todo en la guerra es muy sencillo, pero lo más sencillo es
difícil. Estas dificultades se amontonan y determinan una fricción que nadie que no
haya visto la guerra puede representarse felizmente.” 24 Fricción que viene producida
por la acción del enemigo pero también por el azar, el miedo, las imprevisiones más
simples…
El militar prusiano considera que la guerra cuenta con una naturaleza subjetiva e
impredecible por la ingente cantidad de factores que tiene asociados; la guerra es la
comarca del peligro, del azar y de la incertidumbre. Arendt sostendría: “la violencia
alberga dentro de sí un elemento adicional de arbitrariedad; en ningún lugar
desempeña la Fortuna…un papel tan fatal en los asuntos humanos como en el campo
de batalla.”25 En atención a todos los imponderables entre los que se desarrolla y las
lagunas de información existentes durante la toma de decisiones, Clausewitz hablará
24 CLAUSEWITZ, Carl Von. De la guerra T. I. Ministerio de Defensa 1999, p. 144. 25 ARENDT, Hannah. Sobre la violencia. Alianza Editorial, Madrid 2005, p. 11.
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de la “niebla de la guerra”. Por esto Lenin denunciará los peligros intrínsecos al
“aventurerismo militar”.
De hecho, Clausewitz al compararla, como se ha señalado, con los naipes, dirá: “no
hay actividad humana alguna que esté en tan constante y general contacto con el
azar como la guerra.”26 Napoleón, para el que “en la guerra no hay nada absoluto,”27
apostillaría que “toda operación debe hacerse mediante un sistema, ya que el azar
nunca significa el triunfo28”; Ou Tse ya había dicho mucho antes “las circunstancias
no deben estar libradas al azar; un General hábil debe crearlas en un momento
dado.”29
En fin, la cultura militar es algorítmica, matemática e incluso pitagórica en la medida
en que busca soluciones definitivas, prescriptivas y completas. La gestión de lo
heurístico, la existencia de problemas con múltiples soluciones que a su vez cuentan
con diferentes pros y contras para cada caso, requiere tanto de sensibilidad como
de adiestramiento. Por ello, el líder estratégico debe ser tolerante frente a la
ambigüedad, capaz de gestionar y decidir utilizando datos inexactos o incluso
conflictivos, algo que en el ámbito militar, por falta de experiencia y cultura, puede no
resultar fácil y requiere de competencia y adiestramiento.
En esta lógica, debe tratar de ser abierto a lo novedoso mientras convive con la
complejidad sin sentirse desbordado por ella, ser capaz de gestionar el cuadro macro
en el que compiten distintas perspectivas e interpretaciones de los hechos que
producen grandes diferencias de criterios plausibles.30 Todo ello junto a la capacidad
para pasar de los árboles a los bosques y viceversa, en función de la coyuntura y el
contexto.
En consecuencia, habrá personas que tendrán esta condición “artística” con la
estrategia y otros que no la tendrán. Sin embargo, el conocimiento teórico les será
útil a todos. Respecto a esta condición innata o de arte, no olvidemos que los diez
“strategos” griegos eran elegidos y no sorteados como el resto de los cargos.31
26 CLAUSEWITZ, Carl Von. De la guerra T.I. Ministerio de Defensa 1999, p. 211. 27 CHOLET, E. El arte militar de los chinos. Editorial Pleamar, Buenos Aires 1969, p. 100. 28 CHOLET, E. El arte militar de los chinos. Editorial Pleamar, Buenos Aires 1969, p. 107. 29 CHOLET, E. El arte militar de los chinos. Editorial Pleamar, Buenos Aires 1969. 30 PUCCIO, Gerard J.; MURDOCK, Mary C.; MANCE, Marie. Creative Leadership. Sage Publications, Inc., California, pp. 53 y 54. 31 GARCÍA COVARRUBIAS, Jaime. “Liderazgo estratégico en Defensa”. http://cespe.espe.edu.ec/liderazgo-estrategico-en-Defensa-jaime-garcia-covarrubias/
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Documento de Análisis 64/2017 20
Recordando al célebre ajedrecista Tartakower: “La táctica consiste en saber qué
hacer cuando hay algo que hacer. La estrategia, en saber qué hacer cuando no hay
nada que hacer.” La estrategia, como primera premisa, no puede ser reactiva.
Esta educación, la formación de la sensibilidad, debe extenderse a todos los
miembros del equipo del líder toda vez que estos han de realizar el cribado de lo que
es o no importante, para decidir en su nombre sobre ellos mismos juzgan como
cuestiones menores, dada la imposibilidad física del líder estratégico para poder
hacerlo en todos los casos. Pero también para poder preparar a este los materiales
precisos sobre los que ha de fundamentar la decisión.
El liderazgo complejo, y el alto liderazgo militar lo es, incorpora tres elementos clave
en la obtención de sus productos. Los líderes, el grupo humano que le apoya en el
ejercicio del mando (y que viene a ser una extensión de su pensamiento), y los
elementos doctrinales que lo guían en la toma de decisiones. Esta trinidad es por lo
demás común al ámbito civil.
Kissinger decía que “un gran presidente debe ser también un educador que tienda un
puente entre el futuro de su pueblo y su propia experiencia.” El liderazgo estratégico
es una suerte de liderazgo transformacional en el que el líder consigue cambios en
la escala de valores, actitudes y creencias de los seguidores y transmite la
importancia de la misión a alcanzar. La alta política es educación y acaba
invariablemente referida al modelo cultural.
Líderes y mentores
Los Oficiales, en su devenir profesional, han de pasar de ser de meros ejecutores de
fórmulas que el mando elabora, a ser sus constructores. Identificar los rasgos
relevantes de una situación, ponderarlos, generar una doctrina sistematizada y
adaptarla a su contexto. No solo ejecutar órdenes, sino darlas, o más grande aun,
establecer el cuadro general para que otros las den. Un salto difícil que implica un
relevante cambio de modelos mentales para el que no todos están cualificados.
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Documento de Análisis 64/2017 21
El liderazgo estratégico trata del “llegar a ser,” constituyéndose así y por definición en
un proceso de aprendizaje que no finaliza nunca, toda vez que la excelencia es de
por si inabarcable y toda mejora del tipo que sea la aleja nuevamente. Además el
liderazgo estratégico se desarrolla a diferentes niveles: individual, de equipo y
organizacional; siendo los resultados y enseñanzas en cada área diferentes entre sí.
En cualquier caso, el conocimiento generado y acumulado en una organización, su
práctica y experiencia, es un nuevo intangible al tiempo que un valor estratégico que
no es posible dilapidar y, por tanto, que es necesario transmitir o compartir. El
conocimiento, la curva de la experiencia, es una ventaja competitiva de primer nivel;
una organización se distingue por su capacidad para acumularlo, crearlo a partir de
la propia actividad y compartirlo, protegiéndolo y promoviendo su transmisión.
Por eso el líder complejo es, de ordinario, un educador en la medida en que sólo a
través de la doctrina puede conducir a una Institución u organización; pero su saber
también tiene un componente extraordinario de intuición cuyas claves sí son
susceptibles de ser enseñadas a personas con capacidad, sensibilidad y
conocimiento para ello. El líder estratégico en tanto que líder de líderes que es,
también es o debe ser, simultáneamente, un formador de formadores.
Este aspecto es capital pues con la educación se condiciona lo que es importante y
lo que no, posibilitando – existe la sensibilidad para ello – que se vislumbren (o no)
las diferentes alternativas. Imaginación, ingenio y creatividad han de ser
características del líder y de su equipo. De ahí el afán jesuítico por formar a las élites
y darles capacidades extraordinarias, pues con ellas van sus claves que son lo que
ellos han cultivado. El auténtico líder estratégico, lo demuestre o no, es un ser
extremadamente sensible.
Al respecto T.E. Lawrence sostenía, sustituyendo el término estrategia por táctica,
que “las nueve décimas partes de la táctica poseían la suficiente seguridad para que
pudieran enseñarse en las escuelas, pero la irracional décima parte restante era
como el martín pescador que se escurre en la laguna. Y ahí estaba la prueba suprema
para los Generales.32”
32 LAWRENCE, T.E. Los siete pilares de la sabiduría. Editorial Óptima, Barcelona 2000, p.155.
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Documento de Análisis 64/2017 22
La educación formal, entendida como acumulación de conocimientos se muestra
insuficiente, la experiencia viene a completar esta carencia pero falta la genialidad
que debe acompañar al desempeño de tales funciones, que no es fácil de trasvasar
y que se encuentra a disposición solo de unos pocos.
Por otra parte, la enseñanza de adultos requiere algo más que de la transmisión de
datos o modelos, que también, sino que debe, por el contrario, ser más flexible e
incorporar mucho de experiencia personal y de aprendizaje a través de la
socialización del proceso educativo. Se trata más de adquirir unas habilidades e
internalizar unas referencias que de conseguir unos conocimientos con los que, de
partida, se debe contar.
Esto, de principio, plantea un problema y es que los mejores educadores, los mejores
formadores de líderes estratégicos, son quienes realmente lo son; saber y experiencia
se dan la mano. Sí Alejandro pudo, en su tiempo, conquistar medio mundo, no es
sólo porque lo educara Aristóteles, que también, sino sobre todo porque lo formó su
padre Filipo de Macedonia, quien, por cierto, tenía una gran amistad con el filósofo
estagirita. Otro tanto puede decirse de Asdrúbal, Aníbal y Amílcar Barca.
Los líderes estratégicos deberían conocer profundamente a los líderes operacionales
y tácticos obteniendo de paso información sobre la organización y una realimentación
acerca de sus propias decisiones que le servirá para la elaboración de la estrategia
apropiada.
A este nivel, toda enseñanza que imparta será conversacional. A través del diálogo y
del intercambio de saberes, logrará sostener relaciones interpersonales valiosas con
los otros líderes, enseñando, comprendiendo y aprendiendo a la vez. Esta debe ser
una actividad habitual pero también que se realiza con la distancia debida.33
La palabra diálogo etimológicamente significa “a través de la palabra” que es un
medio a la vez que parte del mensaje e implica una disposición horizontal del grupo
que integra al líder dentro de este al mismo nivel que el resto de los intervinientes,
diluyendo de algún modo las jerarquías, facilitando el liderazgo transformacional y
contribuyendo a su cohesión. El líder debe identificar los diferentes tipos de
33 ADAIR, John. Effective Strategic Leadership. Pan Books, 2003.
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Documento de Análisis 64/2017 23
transacciones que conlleva y cuando es apropiado o no en función de la situación,
controlando las diferentes expectativas y roles asociados. 34
El diálogo sirve para remover a través de la interacción los obstáculos que surgen
durante la acción del líder al tiempo que mejora su conocimiento de la situación y
posibilita la comprensión mutua. Es, como decía Feuerbach, “El milagro del encuentro
del tú”. Cuenta con sus propios motivos, medios, oportunidades, convirtiéndose en
una herramienta a disposición del líder estratégico en función de las circunstancias y
las personas.
El diálogo, que forma una parte insoslayable de la mayéutica socrática, es una
herramienta pedagógica de primer nivel que sirve simultáneamente a la elaboración
e internalización de los diferentes conceptos.
La experiencia sola es una forma pobre de aprendizaje que puede llevar a la
reafirmación de principios, ideas y creencias erróneas. A la contra, la enseñanza debe
incorporar una base teórica pero también un despliegue práctico que sirva a la
visualización de lo aprendido. Aún es más, el mejor sistema de enseñanza es aquel
que, junto a conocimientos teóricos, incorpora una fase guiada en su aplicación; la
práctica, una vez fijada la teoría, sin duda, es la mejor forma de pedagogía, el perfecto
complemento. Citando a Confucio: “lo oí y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo
aprendí.”
Y no hay mejores profesores que quienes cuentan con la experiencia. Los líderes
más experimentados deben ser así mentores, profesores y guías del desarrollo
profesional de los futuros líderes, involucrarlos en sus proyectos para dotarlos de la
continuidad que su realización requiere. Son ellos los responsables de la selección y
adiestramiento de quienes, a fin de cuentas, serán sus sucesores. Serán ellos
también quienes por procedimientos directos o indirectos diseñen su trayectoria
profesional. Oficializar esta práctica puede resultar, no obstante, problemático razón
por la que, tal vez, no se utilice tanto como debiera.
34 COHEN, Marvin S. “Leadership as the Orchestation and Improvisation of Dialogue: Cognitive and Communication Skills in Communication among Leaders and Subordinates” en DAY, David V.; ZACCARO, Stephen j; HALPIN, Stanley M. Leader development for transforming organizations: growing leaders for tomorrow. Lawrence Erlbaum Associates Inc., Publishers, Nueva York, 2004, p. 205.
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Documento de Análisis 64/2017 24
Es esta una actividad de la máxima trascendencia toda vez que sirve para dotar de
continuidad a su trabajo, a la que, las más de las veces, no se proporciona la
suficiente atención. Pero, también es cierto, que el calado de la cultura militar facilita
los procesos de relevo y minora los efectos del recambio de personas. Con todo y
con eso, estos deben de encontrarse previstos. Después de cada líder estratégico no
puede llegar el Diluvio.
Por tanto, el recambio de un líder estratégico no puede ser, por lo común, un proceso
reactivo fruto de un suceso inesperado. Debe ser un proceso ordenado y para ello
encontrarse sujeto a un plan, planificado. Consecuentemente, no puede comenzar al
final de la vida militar del líder en ejercicio, por más que las circunstancias del
momento no deban desatenderse en su relevo. Se diferencia así del mero reemplazo
en que este es coyuntural y no planeado.35
El proceso, además, debe poder formalizarse mediante la presentación de varias
opciones y perfiles que implicarán diferentes secuencias de movimientos
concatenados de fichas de dominó en la pirámide jerárquica del organismo.
No debe perderse de vista por su relevancia que un plan de sucesión, no es
propiamente un plan de carrera sino un programa para la gestión del capital humano
de la organización, de su talento. La referencia es diferente toda vez que un plan de
sucesión se encuentra orientado a la sustitución de los puestos claves de que dispone
un organismo asegurando de este modo, el cumplimiento de la misión a través de la
continuidad en los objetivos fijados. Un plan de carrera es un proyecto de formación
individual que se cimienta sobre los avatares profesionales y las competencias con
que deben contar los miembros de una organización y viene a ser una forma de
fidelización.
Para diseñar un plan de sucesión es preciso identificar tanto los puestos clave de la
organización como a las personas dotadas de las competencias que se estiman
convenientes y prever su evolución profesional, contribuyendo simultáneamente a la
preparación de los seleccionados para el desempeño de las futuras tareas y a
asegurar su validez para las mismas. Es, pues, una propuesta de sistematización que
35 COLARUSSO, Michael J.; LYLE, David S. Senior Officer Talent Management. Fostering Institutional adaptability. United States Army War College Press.
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Documento de Análisis 64/2017 25
asegura la continuidad del liderazgo mediante la preparación, evaluación continua y
promoción de líderes de nivel medio dentro de una organización.
Mentor era el nombre de la persona a la que Ulises confió la educación de su hijo
Telémaco antes de marchar a Troya; el hombre más sabio de Ítaca, que también
estaba dotado de una extraordinaria sensibilidad. Un mentor es una suerte de
inspirador de un cierto estilo, de una forma de hacer las cosas que su pupilo debe
perfeccionar porque toda educación reclama progreso en su consumación; es un
orientador y un motivador a un tiempo, un inductor así como alguien profundamente
comprometido con la organización. Es igualmente alguien que comparte sus
experiencias y conocimientos que, por otra parte, son mucho más que eso, ya que su
compromiso con el otro, influye, inspira y transforma vidas. En este sentido, Jesucristo
fue el mentor de los Apóstoles.
El sistema de mentorazgo asocia a una persona con conocimientos, habilidades y
experiencia con otra que necesita desarrollarlos con vistas a su desarrollo. Es algo
difícil de organizar o de enseñar, se trata básicamente de inspirar, de “hacer sentir”
en la dirección elegida y sobre la bases de las cualidades de que el discípulo es
portador. El liderazgo puro, real, tiene un componente espiritual que ha de poder
transferirse en una suerte de unción mística y que viene a ser una visión dinámica del
mundo conformada entorno a paradojas y contradicciones entre las que hay que
elegir mientras se trata de conservar el equilibrio.
El cambio de referencias que implica el liderazgo estratégico no puede implicar el
desaprovechamiento del capital de experiencias acumulados por el líder sino
desaprender las claves antiguas para reevaluar los conocimientos desde nuevas
claves. Y esa será una de las funciones más trascendentes del mentor.
El mentor no es un patrón, no tiene necesariamente capacidad para promocionar a
su pupilo. Un buen líder es, por principio y de modo natural, un buen mentor de
líderes. Un mentor, si encuentra un alumno de valía, también recibe, y no poco. Como
decía Séneca: “Homines, dum docent discunt”, esto es, "los hombres aprenden
mientras enseñan". El mentorazgo puede verse como una de esas etapas de reflexión
de las que periódicamente va dotando el desarrollo de la vida militar.
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El mentor es un maestro adiestrando a un aprendiz al que sube a hombros de su
propia experiencia para que esta venga a ser un nuevo punto de partida desde la cual
el pupilo desarrolle sus propias habilidades y su mirada alcance más lejos. En el
ámbito militar esto sólo es posible con la ejemplaridad.
Un caso notorio es el del General Eisenhower cuyo mentor, el General Fox Conner -
que había sido la mano derecha del General Joseph John Pershing en la construcción
de la fuerza expedicionaria norteamericana durante la Primera Guerra Mundial-
transformó la carrera anodina y sin especial lustre del que luego sería el gran líder de
la Segunda Guerra Mundial, cuando en el ecuador de su carrera ambos estaban
ambos destinados en Panamá entre 1922 y 1924. Conner utilizó la mayéutica
socrática complementada con la Historia militar y la lectura de grandes clásicos del
pensamiento para asentar este proceso.
El cambio, la mentoría, acabó por hacer de Eisenhower un líder estratégico al tiempo
que Conner introducía en su pupilo los principios básicos que este implementaría
durante la Segunda Guerra Mundial y que aquel obtuvo como grandes enseñanzas
de la Primera de la mano de su maestro el General Pershing del que fue Jefe de
Operaciones y que lo promovió a General de Brigada.
De hecho, al General Pershing ha sido único General junto con George Washington
en alcanzar en vida la condición de General de los Ejércitos norteamericano; también
se le considera, junto con Conner, el mentor de la generación de los generales que
comandaron las fuerzas del Ejército estadounidense en Europa durante la Segunda
Guerra Mundial, incluyendo a George Marshall, George Patton (ambos habían
servido a sus órdenes, como también lo hizo el Presidente Harry S. Truman o el
General Douglas MacArthur), Eisenhower y Omar Bradley.
Es más, Conner coincidió con el General Marshall a bordo del “Leviatán” de vuelta a
Estados Unidos, influyendo en él también grandemente; y fue precisamente Patton
quien le presentó a Eisenhower; tenían entre ellos una buena relación personal. Se
daba cumplimiento así de paso al dictado de Sócrates: “El hombre sabio querrá
siempre estar con quien es mejor que él.” No estamos ante un hombre providencial,
sino ante una generación, ante una verdadera cosecha humana, fruto de una misma
raíz: Pershing.
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Documento de Análisis 64/2017 27
En fin, como también nos recuerda el célebre adagio anglosajón, mecer la cuna es
gobernar el mundo. La educación construye los fundamentos sobre los que se va a
interpretar el escenario y la toma de decisiones; cuenta, por tanto, con un importante
valor estratégico.
Federico Aznar Fernández-Montesinos Analista del IEEE
*NOTA: Las ideas contenidas en los Documentos de Análisis son de responsabilidad de sus autores, sin
que reflejen, necesariamente, el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa.