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TRABAJO DE
PROFUNDIZACIÓN:
ESPINA BÍFIDAASPECTOS EVOLUTIVOS Y EDUCATIVOS DE
LA DEFICIENCIA MOTÓRICA
Lucía Félix Fernández-Albañil.
Magisterio de Educación Especial.
Curso: 2º
Año: 2009/2010
Grupo: T6.
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ÍNDICE
1.- ¿Qué es la espina bífida? …………………….......... 3
2.- Etiología y epidemiología ………………………….. 4
3.- Prevención ………………………….. 5
4.- Diagnóstico prenatal ………………………….. 6
5.- Topologías y formas clínicas ………………………….. 7
6.- Alteraciones asociadas a las
espina bífida………………………….. 9
7.- Alteraciones en el
funcionamiento cognitivo………………………….. 11
8.- Alteraciones en el
funcionamiento emocional y social………………………….. 13
9.- Tratamiento ………………………….. 14
10.- Recursos materiales y
personales………………………….. 23
Bibliografía ………………………….. 26
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ESPINA BÍFIDA
1.- ¿Qué es la espina bífida?
La espina bífida, también conocida como myelodisplasia, es una malformación
congénita del sistema nervioso central que consiste en un anormal desarrollo
embrionario del tubo neural, durante la tercera y cuarta semana de gestación, y de sus
estructuras adyacentes, lo que provoca la formación incompleta de las vértebras o de la
médula espinal
El tubo neural es la parte del embrión a partir de la cual se forman el cerebro y la
médula espinal. Normalmente, el tubo neural se pliega hacia dentro y se cierra a los 28
días de gestación aproximadamente. Cuando no se cierra completamente, pueden ocurrir
defectos en la médula espinal y en las vértebras, dando lugar a la espina bífida. Sin
embargo, no se conoce con exactitud si el tubo neural falla al cerrarse o se vuelve a abrir
más tarde.
Su localización puede tener lugar a lo largo de toda la columna vertebral, desde
el cráneo hasta la región sacro-coxígea, aunque normalmente se produce a nivel lumbar
y sacro. Por lo general, las raíces nerviosas y la médula quedan afectadas por debajo de
la lesión.
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2.- Etiología y epidemiología.
Como hemos explicado la espina bífida es el resultado de un cierre anormal del
tubo neural alrededor de los 28 días de gestación. Los agentes agresores que actúen
predeterminadamente o incidentalmente en este período serán capaces de generar un
trastorno malformativo que afecte al tubo neural en mayor o menor grado. Sin embargo,
la causa de esta alteración aún se desconoce, aunque parece que existe un consenso al
admitir que los mecanismos responsables tienen un origen multifactorial. Parece existir
una interacción entre factores genéticos y ambientales aún desconocidos.
Se ha demostrado que las variaciones en las cifras de prevalencia registradas en
distintos países pueden indicar diferencias específicas en la constitución genética y en
el tipo de factores ambientales que concurren entre las poblaciones que se han
estudiado.
Se ha detectado un mayor riesgo de padecer esta anomalía en aquellas familias
en las que hay antecedentes de defectos del tubo neural. Si en una familia existe un
individuo con defecto en el tubo neural, las posibilidades de que se produzca otro caso
se elevan del 3 al 5 por ciento; es decir, hay una tendencia genética heredada. Las
anomalías tienen su origen en una combinación de genes heredados de ambos padres
que se suma a distintos factores ambientales. Por lo general, las parejas que han tenido
un bebé con espina bífida tienen una probabilidad de aproximadamente el cuatro por
ciento de tener otro bebé afectado. En aquellas con dos hijos afectados la probabilidad
es de aproximadamente el 10 por ciento. Las parejas que han tenido un bebé afectado o
que tienen antecedentes familiares de defectos del tubo neural deben consultar a un
asesor en genética acerca de los riesgos para su futuro bebé.
Debemos destacar también que las anomalías congénitas del tubo neural se
manifiestan con una frecuencia cinco veces mayor en las mujeres que en los hombres.
En cuanto a los factores ambientales, éstos están muy relacionados con hábitos
dietéticos o determinados fármacos. Así las malformaciones del tubo neural aumentan
por irradiaciones, drogas, antiepilépticos, antiinflamatorios, diabetes no controlada de la
madre, infecciones o la falta de vitaminas como la A, D y más concretamente el ácido
fólico. Dada la importancia del ácido fólico como protector contra las malformaciones
del tubo neural, es conveniente la administración de un suplemento vitamínico un mes
antes del embarazo y durante los dos primeros meses de gestación. Así mismo es
importante conocer los demás factores peligrosos para evitar los mismos.
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En cuanto a la epidemiología o incidencia debemos señalar varios factores
importantes: zona geográfica, grupo étnico, sexo, clase social y momento de la
concepción.
Existen variaciones geográficas en las cifras de prevalencia de la espina bífida.
En los países anglosajones se han registrado las frecuencias más altas:
Inglaterra y Gales 5,3 por 10.000 nacidos vivos.
Irlanda 11,2 por 10.000 nacidos vivos.
En el resto de los países la incidencia en menor, oscilando entre 1,6 y 10,2 por
10.000 nacidos vivos. En España la tasa alcanza el 4,1 por cada 10.000 nacidos vivos,
encontrándose, al igual que otros países como Francia o Italia, entre los países de
frecuencia media-baja.
Centrándonos ahora en el factor referido al grupo étnico se ha observado una
mayor incidencia en el pueblo celta, al cual se considera uno de los principales
responsables de este fenómeno, aunque también se ha observado una alta incidencia en
los indios de América del Norte y América Latina.
Se ha detectado también un incremento de la tasa en mujeres y en familias de
bajo nivel socio-económico.
En cuanto al momento de la concepción, algunos estudios señalas que se
encuentra un mayor porcentaje de afectado entre los niños nacidos en primavera e
invierno; sin embargo, hay oros estudios que rechazan esta teoría y no encuentran
diferencias significativas en las distribuciones estacionales.
3.- Prevención
La prevención de los defectos del tubo neural es muy fácil en los embarazos
planeados. Estas alteraciones aparecen en las tres primeras semanas de gestación,
cuando muchas mujeres aún no son conscientes de estar embarazadas. Por ello la
prevención debe realizarse antes del embarazo. Esta prevención primaria debe hacerse
dentro del control preconcepcional del embarazo e irá dirigida a:
Evitar la ingesta de tóxicos y fármacos teratógenos.
Dieta equilibrada.
Evitar las radiaciones.
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Tomar ácido fólico antes y durante las primeras semanas del embarazo. Tres de
cada cuatro malformaciones congénitas del tubo neural podrían evitarse si la
madre toma un suplemento de ácido fólico un antes de producirse el embarazo y
durante los dos primeros meses del mismo, ya que es el momento en que el tubo
neural se forma. Todas las mujeres que deseen quedar embarazadas deberían
tomar un suplemento de 0,4 mg de ácido fólico al día y hasta 4 mg/día aquellas
con especial riesgo de tener un hijo con defecto del tubo neural.
4.- Diagnóstico prenatal.
En los últimos años ha habido un adelanto constante en el refinamiento
de las técnicas y en la exactitud de un método de detección prenatal de la espina
bífida.
Podemos señalar varios métodos empleados para detectar un defecto en
el tubo neural:
Ecografía de alta resolución: es una técnica de diagnóstico de
proyección de imágenes que utiliza ondas acústicas de alta frecuencia. La
ecografía puede detectar un fallo en el cierre del tubo neural.
Determinación en la sangre materna de una proteína llamada alfa-
fetoproteína, a las 16 semanas de gestación. Esta proteína se encuentra
aumentada en un 60-70% de embarazos portadores de estas lesiones;
como esta sustancia puede estar también aumentada en otras situaciones,
se debe confirmar el diagnóstico mediante la realización de una
amniocentesis.
La amniocentesis es una punción en el abdomen de la embarazada para
obtener y analizar el líquido que envuelve al feto, llamado líquido
amniótico, que permitirá valorar la cantidad de alfa-fetoproteína de un
modo más exacto. El examen se realiza para determinar la presencia o la
ausencia de una anomalía congénita del tubo neural abierto. Se debe
tener en cuenta que las anomalías pequeñas o cerradas pueden no
detectarse con esta prueba.
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5.- Topologías y formas clínicas
Como hemos explicado anteriormente el defecto en el cierre del tubo
neural puede producir malformaciones en las vértebras o en la médula espinal, y
en función de cómo se produzca esta lesión, podremos distinguir distintos tipos
de espina bífida:
Espina bífida oculta: consiste en la ausencia de cierre de los arcos
vertebrales posteriores. Los arcos vertebrales no se fusionan y la lesión esta
recubierta de piel en toda su extensión. No hay afectación de la medula espinal
ni de sus envolturas. Es el tipo menos grave y compone el 15% de los casos. En
la zona afectada puede aparecer un mechón de vello, piel pigmentada, un
hoyuelo o una protuberancia. Esta lesión suele pasar inadvertida y se diagnostica
al realizarse una radiografía. La mayoría de las personas afectadas no necesitan
tratamiento.
Espina bífida abierta: es el tipo más grave, la lesión suele apreciarse
claramente como un abultamiento, en forma de quiste, en la zona de la espalda
afectada. Se distinguen varios tipos:
Meningocele y Lipomeningocele: en esta forma, la menos
frecuente, una o más vértebras presentan una abertura de la cual
asoma un quiste o saco lleno de líquido cefalorraquídeo, un
líquido de color transparente que baña el cerebro y la médula
espinal, y que contiene las meninges, es decir, las membranas que
protegen a la médula espinal; sin embargo, dentro de este quiste
no se encuentran los nervios espinales y la médula espinal se
mantiene normal. Este tipo de anomalía implica secuelas menos
graves, tanto en las funciones locomotoras como urinarias, la piel
recubre las zonas de profusión y el quiste puede ser extirpado
mediante cirugía.
Mielomeningocele: ésta es la más grave de las formas. El quiste
contiene tanto las membranas como las raíces nerviosas de la
médula espinal y, a menudo, la médula en sí. En ocasiones no hay
ningún quiste sino una sección totalmente expuesta de la médula
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espinal y los nervios. Esta afectación comporta múltiples secuelas
en los aparatos locomotor, urinario y digestivo, además de
hidrocefalia. Cuanto más cerca de la cabeza se encuentre la
lesión, más graves son sus efectos (encefalocele o cráneo bífido).
Requiere intervención en los primeros días de vida, con el fin de
evitar la infección y el deterioro de la medula y el tejido nervioso.
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6.- Alteraciones asociadas a la espina bífida.
Hidrocefalia: casi entre el 70% y 90% de los niños con espina bífida, y en
especial con mielomeningocele, desarrollan un defecto asociado conocido como
hidrocefalia. La hidrocefalia es la acumulación de líquido cefalorraquídeo en el interior
del cerebro, produciéndose una dilatación de las cavidades ventriculares y un rápido
engrandecimiento de la cabeza. Es necesario un tratamiento quirúrgico mediante el cual
se inserta una válvula intracraneal que permite derivar el líquido al corazón o a la
cavidad peritoneal. Si no se trata, la hidrocefalia puede producir lesiones en el cerebro y
sus funciones sensoriales, intelectuales…, e incluso puede originar retraso mental.
Pérdida de la sensibilidad en la piel más abajo del nivel de la lesión: hay una
pérdida de las sensaciones de tacto, dolor, presión y frío o calor en aquellas partes de la
piel normalmente inervadas por nervios relacionados con la lesión de la médula espinal.
Es importante, por tanto, vigilar ciertos aspectos como la temperatura del agua a la hora
del baño, que el calzado y la ropa no apriete demasiado al niño…; hay que examinar
diariamente al niño las partes inferiores de su cuerpo para asegurarse de que no haya
manchas rojas que indiquen puntos de presión. Una piel sin sensibilidad puede ulcerarse
fácilmente y la presión de la ropa apretada o de apartaos ortopédicos puede romper la
piel y producir úlceras.
Debilidad más abajo del nivel de la lesión: se dan algunas variaciones en el
grado de debilidad en músculos determinados, existiendo desde casos de paraplejia
hasta otros en los que el niño puede deambular a pesar de que los músculos no
funcionan como lo harían al no padecer el trastorno. La extensión de la debilidad
muscular se relaciona con el nivel de la lesión de la médula espinal. Por el hecho de que
el defecto rara vez llega al nivel de la espalda superior, la debilidad muscular casi
siempre se limita a los miembros inferiores y al tronco inferior. Sin embargo, debido a
razones que no quedan claras, muchas veces hay algunas limitaciones en la destreza de
los miembros superiores, pero, mediante ejercicio, éstos generalmente adquieren fuerza
y permiten que el niño se independice físicamente y pueda desempeñar las actividades
de la vida cotidiana.
Alteraciones ortopédicas: las más comunes son la luxación de cadera, el pie
equinovaro y la desviación de la columna vertebral. Como consecuencia de la debilidad
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e incluso la parálisis de los músculos, se crean desequilibrios en las articulaciones y
desviaciones en los huesos que originan frecuentemente deformidades en los pies,
rodillas, caderas y columna vertebral.
Disfunción urológica e intestinal: se manifiesta por una falta de control de los
esfínteres (vesical y fecal). Esta alteración tiene lugar porque la zona inervada
encargada del control de los esfínteres esta afectada. Los afectados suelen presentar
vejiga neurógena, que es la vejiga que funciona mal a causa de esta alteración en la
inervación nerviosa. Los trastornos derivados de ella se resumen en una alteración del
control urinario e intestinal que puede dar lugar a una incontinencia vesical y/o fecal, o
por el contario una retención de uno o ambos tipos. La retención es consecuencia de un
mal funcionamiento vesical por falta de eficacia de la vejiga y/o por mala relajación de
la uretra. La incontinencia resulta del fallo del cierre uretral durante el llenado vesical
y/o la anormal actividad de la vejiga que se contrae con una mayor frecuencia a la
habitual.
Es frecuente la aparición de infecciones de orina al no poderse vaciar
adecuadamente la vejiga. Esta infección urinaria puede alcanzar al riñón, deteriorando
así el sistema renal y poniendo en peligro la vida del niño, por lo tanto en muchas
ocasiones se recurre al sondaje vesical intermitente.
Malformación de Chiari tipo II: casi todos los niños con mielomeningocele
tienen un cambio anormal en la posición del cerebro. La parte inferior del cerebro está
ubicada más abajo de lo normal y está parcialmente desplazada dentro de la parte
superior del conducto espinal. Esto puede bloquear el flujo del líquido cerebroespinal y
contribuir al desarrollo de hidrocefalia. En la mayoría de los casos, los niños afectados
no presentan síntomas. Pero un número pequeño desarrolla problemas serios, como
dificultades para respirar y tragar y debilidad en la parte superior del cuerpo. En estos
casos, los médicos pueden recomendar una cirugía para aliviar la presión sobre el
cerebro.
Médula espinal anclada. La mayoría de los niños con mielomeningocele, y un
pequeño número de niños con meningocele o espina bífida oculta, tiene la médula
espinal anclada, es decir, ésta no se desliza hacia arriba y hacia abajo con el movimiento
con el que debería hacerlo, porque es retenida en su lugar por el tejido que la rodea.
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Algunos niños no presentan síntomas pero otros desarrollan debilidad en las piernas, un
deterioro progresivo en el funcionamiento de las piernas, escoliosis (curvatura de la
columna vertebral), dolor en la espalda o las piernas y cambios en la función de la
vejiga. Por lo general, los médicos recomiendan cirugía para liberar la médula espinal
del tejido que la rodea. Después de la cirugía, el niño suele recuperar su nivel de
funcionamiento normal.
Alergia al látex: de acuerdo con la Asociación de Espina Bífida de los Estados
Unidos, muchos niños con mielomeningocele son alérgicos al látex (caucho natural),
posiblemente debido a la exposición reiterada durante las cirugías y las intervenciones
médicas. Los síntomas incluyen ojos llorosos, respiración asmática, urticaria, erupción e
incluso reacciones anafilácticas que pueden poner en peligro su vida. Se recomienda a
los médicos utilizar únicamente guantes y elementos que no sean de látex durante
cualquier intervención en las personas que padecen de espina bífida. Las personas
afectadas y sus familias deben evitar los elementos de látex en la casa y la comunidad,
como la mayoría de las tetinas para biberones, chupetes y globos.
Otras alteraciones: también aparecen asociadas a la espina bífida secuelas
como las úlceras de decúbito, obesidad y defectos visuales, principalmente estrabismo.
7.- Alteraciones en el funcionamiento cognitivo
Durante la primera mitad del siglo XX era muy poco lo que se sabía acerca del
funcionamiento intelectual de los niños con espina bífida. No es hasta los años 70
cuando empiezan a aparecer diversos trabajos de investigación que estudian este
aspecto. Parece ser que la inteligencia de los niños con espina bífida puede verse
afectada por una serie de variables:
- Hidrocefalia: como hemos comentado la hidrocefalia es una de las principales
causas de la disfunción cognitiva que presentan algunos niños con espina bífida. A pesar
de los avances en el tratamiento de esta patología en ocasiones se producen
complicación como un mal funcionamiento de la válvula intracraneal, obstrucciones,
infecciones u otros problemas. Es por tanto muy importante realizar un diagnóstico y
tratamiento precoz para prevenir posteriormente la perdida funcional.
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- Nivel de lesión: algunos estudios señalan que la capacidad intelectual varía en
función del nivel de lesión, ya que la falta o escaso movimiento durante los dos
primeros años de vida puede influir en el desarrollo cognitivo y perceptivo del niño. De
este modo autores como Badell-Ribera señalan que la disfunción cognitiva aumenta en
los niños con niveles más altos de parálisis.
- Tipo de lesión: existen varios trabajaos que relacionan el nivel de inteligencia
de los niños con espina bífida con el tipo de lesión, teniendo mejor conservada su
capacidad intelectual los niños con meningocele que aquellos que presentan
mielomeningocele.
Estas son algunas de las variables que pueden condicionar el funcionamiento
cognitivo del niño con espina bífida, en el cual las dificultades más frecuentes a nivel
intelectual son:
- Problemas de atención: los niños con espina bífida suelen presentar
dificultades para focalizar y mantener la concentración. Esta facilidad para distraerse
suele ser un problema común en los niños con hidrocefalia al igual que en un gran
número de niños con déficits del sistema nervioso central.
- Problemas de coordinación óculo-manual: para la coordinación óculo-
manual se requiere habilidades manuales y visoperceptivas que se encuentran afectadas
en la mayoría de los niños con espina bífida.
- Habilidad manual: la disfunción de las extremidades superiores ha sido
identificada como una característica de los niños con espina bífida. El funcionamiento
neurológico de estas extremidades presenta problemas como anormalidades en el tono
muscular, parálisis y debilidad de los músculos. Así mismo el desarrollo de la
dominancia lateral en los niños con espina bífida suele ser lento lo que también
contribuye a disminuir las habilidades manuales en estos niños. El deterioro del sistema
nervioso central como consecuencia de la hidrocefalia conlleva mayores dificultades
para establecer la preferencia manual, existiendo una tendencia al ambidextrismo entre
los niños con espina bífida.
- Memoria: no son muchos los estudios que se han realizado acerca de la
capacidad memorística de los niños con espina bífida, sin embargo, sí hay varios autores
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que han señalado que estos niños tienen una mejor retención auditiva que visual, así
como que principalmente en niños con mielomeningocele pueden aparecer déficits en la
memoria a largo y corto plazo y en la memoria visual.
- Orientación espacial: los niños con espina bífida suelen presentar problemas
para realizar juicios espaciales, les es difícil calcular el tamaño, la distancia y la
profundidad, así como apreciar relaciones espaciales.
- Percepción visual: un rasgo del funcionamiento cognitivo de estos niños es la
dificultad de organización visoperceptiva. Hay algunos autores que establecen una
correlación entre espina bífida y déficits perceptivos.
- Lenguaje: en lo referente al lenguaje algunos autores han considerado como
característico del niño con espina bífida el llamado “síndrome de cock-tail-party”, es
decir, buena capacidad para aprender palabras y para hablar pero sin llegar a saber o
entender de qué se esta hablando realmente. Sin embargo, otros estudios han señalado
que este comportamiento se presenta en niños con bajo nivel intelectual, es decir, en
niños con retraso mental asociado.
Los niños con espina bífida presentan buena capacidad para discriminar los
sonidos e interpretarlos ya que la percepción auditiva está conservada, de modo que no
son frecuentes los problemas de articulación. Algunos autores han señalado también que
la adquisición del vocabulario se desarrolla en estos niños con normalidad, suelen
utilizar correctamente las frases y tienden al uso de estructuras complejas.
8.- Alteraciones en el funcionamiento emocional y social
En relación al funcionamiento emocional y social se han observado una serie de
características comunes en muchos de los niños con espina bífida, que no son sólo
consecuencia de la enfermedad en sí misma sino también de la respuesta que la sociedad
y su reacción ante la afectación. Algunas de las alteraciones emocionales y sociales más
comunes en los niños con espina bífida son las siguientes:
- Ansiedad: en algunos estudios realizados los resultados indicaban que los
niños con espina bífida obtenían bajos niveles de satisfacción y más altos niveles de
ansiedad.
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- Apatía y pasividad: muchos de estos niños tienden a ser más pasivos, poco
participativos y muestran poco interés poco interés por las cosas que les rodean.
- Baja autoestima y autoconcepto: son varios los estudios realizados por
diferentes autores, cuyos resultados muestran las dificultades de estos niños en relación
al autoconcepto y autoestima.
- Inmadurez social y emocional: desde el nacimiento el niño con espina bífida
se ve sometido a una relación de dependencia con el adulto. Los padres suelen
manifestar una actitud sobreprotectora que se prolonga durante toda la infancia y
adolescencia y que influye negativamente en el desarrollo emocional y social del niño,
no permitiéndole que aprenda y se desarrolle de forma independiente.
- Depresión: varios investigadores han encontrado una alta tendencia de
depresión en sujetos con espina bífida. Algunos de los sentimientos que las personas
con espina bífida han expresado sobre su afectación son tristeza, desazón, desconcierto
e inquietud, afirmando que para ellos es una situación difícil de aceptar y superar.
Lagerheim explicó la aparición de signos depresivos en los niños con espina
entorno a los 7-8 años, que se manifiestan por síntomas agresivos no verbales. Hacia los
9 años comienzan ya a hablar con desesperación de su problema, se vuelven
introvertidos y muestran infelicidad y rechazo hacia su minusvalía. Se sienten diferentes
y tratados de forma injusta, ya que no se les permite, muchas veces, participar en el
juego y actividades que realizan los otros niños.
En cualquier caso debemos comentar que estas características o rasgos que
acabamos de exponer no siempre son comunes a todos los niños, ya que cada persona
tiene su propia personalidad y son muchos los factores que influyen en el desarrollo de
la misma, por lo tanto no podemos generalizar.
9.- Tratamiento
En el tratamiento que se lleve a cabo con un niño con espina bífida nunca podrá
actuar un único profesional aislado, por competente que sea. Su estudio y tratamiento
correcto requieren un equipo multidisciplinario coordinado del que forman parte varios
especialistas de diversos ámbitos, cuya labor es imprescindible para conseguir que el
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tratamiento alcance la meta de la total integración de estos individuos. Dentro de este
equipo de profesionales podríamos citar a los médicos, psicólogos, pedagogos,
profesores, PT, asistentes sociales, así como la propia familia del niño, cuya
participación es imprescindible y de máxima importancia.
El primer paso del tratamiento debe ser la propia prevención. Todas aquellas
medidas que puedan llevar a la disminución de la incidencia de presentación de la
malformación son de máxima importancia. Pero si contamos con el hecho de que las
causas de la espina bífida no se conocen con exactitud, no hay medidas precisas que
ofrecer que aseguren absolutamente la evitación del cuadro.
Sin embargo, si pueden señalarse varias pautas que ayuden a la prevención de la
espina bífida. En primer lugar hay que tener en cuenta el riesgo que existe en una
familia en que uno de los progenitores está afectado o en la que ya existe un hijo con
espina bífida. En segundo lugar deben destacarse la importancia de evitar los factores
ambientales como las radiaciones ionizantes, los salicilatos, exceso de Vitamina A,
determinados epilépticos, la falta de ácido fólico…
Una vez que el niño ha nacido y no ha podido evitarse la afectación debe
llevarse a cabo un tratamiento y rehabilitación, para mejorar las condiciones de vida de
éste.
Por lo general, la espina bífida oculta no requiere tratamiento. La mayoría de las
personas no saben que están afectadas a menos que el defecto se diagnostique al tomar
una radiografía por cualquier otro motivo. Las principales complicaciones aparecen en
los casos de espina bífida abierta. De este modo explicaremos cuál es el tratamiento que
se lleva a cabo para cada uno de los problemas específicos que el niño presenta y que
hemos comentado en los apartados anteriores.
Tratamiento de las alteraciones físicas asociadas
- Saco quístico: el abordaje del saco quístico es competencia de los
neurocirujanos, cirujanos infantiles y cirujanos plásticos, los cuales extirpan las
estructuras displásicas inútiles y cierran el saco intentando conseguir una integridad
anatómica. En muchas ocasiones se precisa más de una intervención correctora. Se
pretende el cierre de la piel y aislamiento de las estructuras nerviosas del contacto con el
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ambiente externo, que muy fácilmente puede provocar infecciones, causar meningitis o
mielomeningitis con la correspondiente alteración de la hidrodinámica de líquido
cefalorraquídeo, lo que favorece la hidrocefalia.
- Hidrocefalia: la hidrocefalia también puede requerir una pronta intervención
para asegurar el drenaje del líquido cefalorraquídeo que está dilatando las cavidades
ventriculares encefálicas y comprime las regiones vecinas. Para su corrección se
instalan válvulas que permiten la salida del líquido cefalorraquídeo hacia la aurícula
cardiaca o hacia el peritoneo, mediante catéteres de conducción. Es necesario mantener
un control de dicha válvula, ya que una descompensación en su función puede crear
problemas agudos de hipertensión intracraneal con riesgo vital muy importante.
- Problemas de movilidad: en este campo ha supuesto en los últimos años un
gran avance el uso del polipropileno y el polietileno para la fabricación de ortesis, ya
que ha posibilitado que éstas sean más ligeras y manejables, lo que ha permitido a su
vez reducir el esfuerzo físico que tienen que realizar las personas con espina bífida
durante la deambulación, mejorando con ellos su calidad de vida. El mantenimiento de
la movilidad representa hoy en día uno de los principales objetivos del tratamiento de
esta población. Debemos mencionar también la importancia de la cirugía, sobre todo
para corregir una deformidad que esté interfiriendo en la función de movilidad. Es
frecuente que se corrijan varias deformidades al mismo tiempo, con la finalidad de
minimizar el número de intervenciones quirúrgicas, mejorando así la calidad de vida de
estos niños, los cuales se someten a n gran numero de operaciones, especialmente en la
etapa del crecimiento.
- Malformaciones: el rehabilitador debe orientar una serie de pautas y cuidados
para reducir las malformaciones, evitar su progresión y aparición de otras nuevas. Debe
cuidarse la postura de los miembros, reducir mediante movilizaciones las actitudes
viciosas de las articulaciones en caderas, pies y rodillas y fijarlas en posturas correctas
con ayuda de vendajes y férulas blandas que no permitan lesiones tróficas y ulcerativas
en la piel. También se debe llevar a cabo una reeducación muscular de todos aquellos
músculos que conservan su función total o parcial y evitar, en lo posible, desequilibrios
que puedan aumentar una alteración preexistente o que se puede producir por ese
desbalance, tales como el pie zambo o la luxación de cadera. Es importante también
vigilar la columna y su desarrollo con el crecimiento, ya que los desequilibrios
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musculares o las malformaciones vertebrales pueden provocar una escoliosis paralítica o
mixta. Hay que educar en el niño las fases de gateo, sedestación, bipedestación y
marcha, hasta donde sea posible dados los déficits neuromusculares que puedan existir,
empleando para ello diversos métodos como cinesiterapia, hidroterapia, mecanoterapia
y ayuda de ortesis. Por lo tanto el papel del fisioterapeuta será también de gran
importancia en el tratamiento del niño con espina bífida.
- Problemas urológicos: en los años 70 se produjo un cambio en el tratamiento
de los problemas urológicos y se desarrollaron técnicas como el autocateterismo
intermitente, se comenzaron a emplear nuevos anticolinérgicos y se introdujo el esfínter
urinario artificial. En la actualidad existen diferentes métodos para tratar la
incontinencia urinaria cuyo uso dependerá de las características urológicas de cada
afectado. Entre estos métodos destacan la maniobra de credé, cateterismo continuo,
autocateterismo intermitente, esfínter artificial, electroestimulación y terapia
farmacológica con el uso de los agentes anticolinérgicos. Normalmente el tratamiento
urológico de las personas con espina bífida comienza a edades tempranas, en el periodo
neonatal, y es importante realizar evaluaciones periódicas durante los cinco primeros
años de vida, reduciéndose a una evaluación por año a partir de esa edad.
- Problemas intestinales: el tratamiento de esta disfunción es de gran
importancia para los niños con espina bífida y muy especialmente para los
adolescentes, ya que repercute en su autoestima y proceso de socialización. Existen
programas de entrenamiento del intestino para poder evacuar regularmente. Es
conveniente que tan pronto como el niño pueda cooperar (normalmente a los 3 años) se
comience la educación intestinal después de cada comida. A veces será necesario
ayudar al niño con estimulación digital, presión abdominal (no siempre conveniente),
presión perianal, extracción manual o por medio de enemas, así mismo es conveniente
controlar la dieta.
Tratamiento de las alteraciones psicológicas asociadas
Los avances en el campo de las alteraciones psicológicas se han producido en
menor medida que los avances realizados en el aspecto de la salud física, a que el
estudio e investigación de los primeros comenzó mas tarde. En un principio el objetivo
fundamental y principal del tratamiento era la supervivencia, sin embargo en la
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actualidad también se busca mejorar la calidad de vida de las personas con espina
bífida, adoptando por eso una gran importancia los tratamientos dirigidos a las
alteraciones psicológicas que esta afectación conlleva en ocasiones.
Como hemos comentado las investigaciones muestran unas características
emocionales comunes: baja autoestima, ansiedad, depresión, pasividad, inmadurez
emocional y aislamiento social. De ahí la importancia de ofrecer a las personas con
espina bífida y a sus familias programas de intervención psicológica que les ayuden a
enfrentarse a las dificultades que se encontrarán a lo largo de su vida. Debemos tener en
cuenta que cada etapa del desarrollo del niño requiere programas de intervención
diferentes, peor en todas ellas es necesario partir de la premisa de que el niño con espina
bífida es ante todo un niño, algo que nos ayudará a poner más énfasis en sus
potencialidades y no centrarnos únicamente en sus dificultades.
Es importante aplicar programas de intervención temprana en el bebé, aunque
cada caso ha de ser analizado individualmente, ya que los primeros años de vida son de
gran trascendencia para el desarrollo cognitivo, emocional y social del niño.
Existen diferentes métodos de intervención para tratar estos aspectos. Su
aplicación dependerá de las características psicológicas de cada niño, así como de las
particularidades propias de cada familia. Es necesario intervenir en la familia, ya que
ella juega un papel decisivo en la evolución del niño. El desarrollo de los rasgos de
personalidad está influenciado por la habilidad de los padres para aceptar el hándicap de
su hijo, para proporcionarle soporte afectivo y para fomentar la independencia. Para los
padres los problemas relacionados con la valoración física están durante la primera
infancia en un primer plano, sin embargo, es importante insistir en la importancia de los
aspecto psicológicos en esta primera etapa, aspectos que a medida que el niño crezca
irán adquiriendo mucha mas importancia.
Por lo tanto es fundamental que la familia reciba toda la información necesaria y
que participe en el tratamiento de su hijo, ya que quizás la parte más importante del
programa es la acción diaria de la familia en el cuidado del niño, en su enseñanza y
disciplina para lograr su independencia los mas pronto posible y de cara a un futuro.
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Tratamiento educativo desde los centros escolares
Antes de explicar el tratamiento educativo que se tiene que llevar a cabo desde
los centros escolares es interesante que se expongan las principales dificultades y
problemas en el aprendizaje escolar que pueden presentar los niños con espina bífida.
Las dificultades que presentan estos niños, tanto físicas como psicológicas, interfieren
en sus aprendizajes escolares, principalmente en la escritura, aritmética, ciencias y
geografía, ya que son las áreas que más requieren habilidades visoperceptivas,
visomotoras y motoras.
Las dificultades en el aprendizaje escolar de los niños con espina bífida deben
ser identificadas tan pronto como sea posible, para llevar a cabo la intervención lo más
rápido posible, consiguiendo así unos mejores resultados.
Analizamos ahora las dificultades en cada una de las áreas antes mencionadas:
Aritmética: en cuanto a las dificultades en el área de aritmética los factores
responsables de estos problemas parecen ser las deficiencias perceptivas, espaciales y
atencionales que presentan los niños con espina bífida. A estos niños les es difícil
adquirir los conceptos básicos de espacio, distancia, pedo, volumen y tamaño, así como
distinguir las diferencias de longitud, colocar los números en las columnas apropiadas
para realizar las operaciones matemáticas correctamente y discriminar derecha-
izquierda, aspecto indispensable para iniciar, por ejemplo, una suma.
Escritura: existen problemas grafo-motores, la calidad de la escritura es pobre,
las letras no suelen estar bien formadas y presentan un tamaño superior a las de otros
niños de su edad, los espacios entre las letras, palabras y líneas son desiguales… Así
mismo su ritmo de producción es bastante lento. Todo esto hace que las tareas que
requieren escribir sean laboriosas y representan un gran esfuerzo para ellos.
Estos problemas parecen que son motivados principalmente por incoordinación
visomotora y dificultades en el control motor de la mano y en el procesamiento de la
información sensorial, como consecuencia de déficit neurológicos asociados a la
hidrocefalia. Sin embargo, la escritura suele mejorar con un programa instruccional
especifico.
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Geografía y ciencias: los niños con espina bífida presentan dificultades en estas
áreas ya que también requieren habilidades visoespaciales y una buena coordinación
visomotora. Suele resultar complicado por lo tanto la confección y lectura de mapas,
planos y diagramas.
Estos problemas pueden crear en el niño una sensación de desánimo y
desmotivación. Es importante trabajar los déficits que están en la base de estos
problemas desde edades muy tempranas para así poderlos evitar en las etapas
posteriores. De esta forma deben llevarse a cabo actividades y ejercicios destinados a
fomentar la coordinación visomotora, las habilidades visoperceptivas y motoras.
En cuanto a la coordinación visomotora, por ejemplo, pueden llevarse a cabo
diferentes ejercicios para potenciarla:
- Picado con punzón pues exige movimientos precisos de pequeña amplitud.
- Reproducir figuras en el aire con el dedo que previamente haya realizado el
profesor, imitando todo tipo de movimientos: rectos, espirales, diagonales,
circulares…, aumentando su dificultad de forma progresiva.
- Realización de laberintos de dificultad progresiva en los cuales no debe
salirse en ningún momento.
- Recortar diferentes figuras.
- Seguir las líneas del contorno de un dibujo.
- Copiar dibujos sencillos intentado ser fiel al modelo.
- Realización de puzzles sencillos.
- Colorear dibujos.
- Manipular plastilina y realizar figuras con ésta.
- Etc.
Teniendo en cuenta que el alumno con espina bífida puede presentar ciertas
dificultades para el aprendizaje, además de una serie de problemas físicos y de
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movilidad será necesario llevar a cabo una evaluación psicopedagógica donde se
especifique los diferentes déficits y capacidades del niño, indicando si debe pasar a
considerarse como un alumno con necesidades educativas especiales, así como los
apoyos escolares que va a necesitar.
En cuanto a la escolarización del niño con espina bífida, cuando no hay una
afectación grave de la capacidad intelectual, éste puede y debe asistir a un centro
ordinario, pero es fundamental que en el centro se lleven a cabo una serie de
adaptaciones físicas para que el niño pueda deambular libremente, es decir, que se
supriman las barreras arquitectónicas y se adapten ciertos espacios como el aseo. Para
que el centreo ordinario pueda dar respuesta al alumno con espina bífida se deben
realizarse modificaciones como las siguientes:
Todo el centro debe asumir las responsabilidades de la integración del niño.
Han de suprimirse las barreras arquitectónicas.
Establecer la ratio de clase de forma que permita una atención individualizada
adecuada.
El centro debe poseer los medios humanos necesarios para que la integración sea
efectiva.
La intervención del niño con espina bífida se puede establecer en tres niveles
según la edad del niño:
a) Atención Temprana:
El niño con esta patología sufre un empobrecimiento de estímulos que recibe
desde su primera infancia, aparte de las deficiencias que conlleva la espina bífida. En
este nivel es imprescindible la colaboración de los padres, ya que las actividades que se
proponen se enmarcan dentro de la vida cotidiana del niño.
En el ámbito de la motricidad es donde el niño presentará más problemas. La
rehabilitación fisioterapéutica y la estimulación de su movilidad son imprescindibles.
Ejercicios como el control de la cabeza, del tronco y de las extremidades, y de reptación
son recomendables en este sentido.
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b) Educación infantil.
La educación infantil debe seguir la misma línea que la establecida para la
atención temprana, con la diferencia que tiene lugar en el colegio y está marcada por la
integración social del niño en el grupo normalizado. El personal docente debe saber
diferenciar cuando el niño no es capaz de seguirle y cuando el niño se aprovecha de sus
discapacidades para no esforzarse.
Los aspectos en los que deben ponerse más énfasis en educación infantil con
estos niños son la psicomotricidad gruesa y esquema corporal(es necesario que el niño
conozca su cuerpo con sus posibilidades y limitaciones), y psicomotricidad fina. En
cada caso se han de establecer los ejercicios convenientes y en algunos casos, cuando
sea necesario, se adaptarán los instrumentos para facilitar el uso por el niño.
c) Educación Primaria.
Estos niños siguen necesitando apoyos durante toda la primaria, destinados a
corregir o minimizar, en lo posible las dificultades de orientación, simbolización
atención y memoria, coordinación…, causas de las dificultades que presentan en
algunas áreas. Estos apoyos se pueden llevar a cabo tanto en la clase ordinaria como en
sesiones diferenciadas de apoyo. Los padres, profesores y el propio niño, deben ser
conscientes de que posiblemente necesite un tiempo superior para completar su
educación que el resto de sus compañeros.
La acción educativa en cuanto al niño con espina bífida debe proponerse los
siguientes objetivos: normalización e integración social, tomando una postura realista y
coordinada. Los apoyos deben realizarse cuanto antes y buscar toda la colaboración
posible por parte de los padres.
En cuanto a la posición que el profesor puede adoptar en el aula cuando en
ella hay un niño con discapacidad motora, como es el caso del niño con espina bífida,
podemos destacar algunos aspectos que éste debe tener en cuenta:
- Si el niño no se equilibra sentado adecuadamente, habrá que proporcionar el
asiento adecuado. Así mismo habrá que intercambiar opiniones con el medico y el
fisioterapeuta y expresarles claramente las necesidades concretas del niño en el ámbito
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del aula. Los profesionales de la medicina pueden tener objetivos distintos, por ejemplo,
pueden considerar prioritaria una posición correctora que, sin embargo, impida efectuar
ninguna otra actividad. Llegar a un consenso es importante para conseguir una
adaptación confortable del niño.
- Si el niño usa silla de ruedas, tener en cuenta las condiciones de anchura de
puertas, rampas, pasillos…, que son barreras arquitectónicas a suprimir o mitigar. Por lo
tanto el profesor debe preguntar por las técnicas para ayudar a una persona con silla de
ruedas. Es importante actuar flexiblemente en ubicar a estos niños en las zonas de la
escuela más accesible.
- Si el niño usa deficientemente las manos, es importante que el profesor se
informe de que adaptaciones podría realizar para suplir esta dificultad. El profesor no
debe empeñarse en que el niño recupere el buen uso de las manos antes de iniciar la
escritura, ya que en ocasiones esto es muy complicado. La imaginación del profesor
ayudara mucho a encontrar el medio más idóneo.
- Si el niño no controla esfínteres en la edad escolar el profesor debe consultar al
urólogo sobre el mejor modo de manejar el problema e intentar adecuar el entorno
escolar para una persona con incontinencia. Desde adecuar mejor el espacio del baño
hasta preparar recipientes para los pañales.
10.- Recursos materiales y personales
Recursos personales
Para llevar a cabo una intervención y rehabilitación adecuada y efectiva con el
niño con espina bífida es necesaria la colaboración de varios profesionales que formen
un equipo multidisciplinar, no es suficiente con el trabajo aislado de una única persona
por muy competente que sea. Los principales profesionales que participan en el
diagnóstico e intervención del niño con espina bífida son:
- Equipo médico: su papel es fundamental en el diagnóstico, así como en la
intervención y rehabilitación de los problemas físicos asociados a la espina
bífida.
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- Orientador: encargado de llevar a cabo la evaluación psicopedagógica del
niño.
- Psicólogos.
- Fisioterapeuta: encargado de la rehabilitación de los músculos para
fortalecer los mismos y evitar la aparición de problemas articulares en los
miembros inferiores, mejorando la marcha del niño.
- Terapeuta ocupacional: en lo que se refiere a la terapia ocupacional que
reciben los niños con espina bífida y en concreto, aquellos que son
dependientes de la silla de ruedas y que tienen deformidades en los
miembros inferiores, se persigue un buen posicionamiento en la silla para
evitar el aumento de la deformidad o la aparición de otras nuevas.
- PT: su trabajo se centra en las dificultades de aprendizaje del niño con
espina bífida trabajando los déficits que están en la base de estos problemas,
anteriormente mencionados. Así mismo el trabajo del PT también debe
centrarse en trabajar los aspectos relacionados con las habilidades sociales y
aspectos psicológicos del niño con espina bífida.
- Personal auxiliar técnico: presta la ayuda que el alumno necesite para salir
y entrar del centro, así como la que pueda requerir en el aseo.
Recursos materiales
La espina bífida conlleva una serie de afectaciones física que a su vez hacen
necesario el empleo de una serie de recursos materiales y adaptaciones, que a
continuación se enumeran:
- Recursos para facilitar la movilidad:
Muletas.
Órtesis: apoyo u otro dispositivo externo aplicado al cuerpo para
modificar los aspectos funcionales o estructurales de los músculos
y el esqueleto.
Silla de ruedas.
- Recursos para el control de esfínteres:
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Catéteres.
Esfínter artificial.
- Recursos para superar las barreras arquitectónicas:
Ascensores con unas determinadas dimensiones y con un tipo
de puerta específico.
Elevadores, los cuales se ubican en las escaleras y posibilitan,
bien mediante una plataforma donde se adapta la silla de
ruedas, o bien mediante una silla fija sobre la que se realiza el
trasvase, el acceso a plantas superiores.
Scalamobil, adaptable a la mayoría de las sillas de ruedas,
permite con poco esfuerzo que la persona acompañante lo
maneje en cualquier escalera; se activa mediante un
interruptor y esta previsto de frenos, pero su precio es muy
elevado.
Barandillas.
Rampas antideslizantes.
Puertas y pasillos anchos.
Ventanas, interruptores, pizarras, estanterías…, accesibles
desde la silla de ruedas.
Sillas adaptadas antideslizantes, con reposapiés…
Mesas adaptadas, a la altura adecuada, con tablero inclinado,
escotadura, topes laterales…
Adaptaciones en el cuarto de baño:
o Lavabos ubicados a diferentes alturas.
o Puntos de sujeción, soportes para posibilitar una
mayor estabilidad y comodidad.
o Barras abatibles que posibilitan la transferencia al WC
por ambos lados
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BIBLIOGRAFÍA
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ANAYA
Chester A., Swinyard (1986): El niño con espina bífida. Madrid: Federación Española
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Dossier formación de voluntarios. Federación Española de Asociaciones de Espina
Bífida e Hidrocefalia.
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