reflexiones sobre lo heredado y lo adquirido

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Reflexiones sobre lo heredado y lo adquirido Alberto Kornblihtt Capítulo 3 de “Desigualdad educativa. La naturaleza como pretexto”. S. Llomovatte y C. Kaplan (coords.). Ediciones Novedades Educativas (2005). Este texto es una reelaboración de la intervención que realizara el autor en un workshop. El mensaje central de mi exposición es que no deberíamos conformamos con un discurso exclusivamente ideológico sobre lo heredado y lo adquirido, porque si bien puede ser reconfortante, puede reasegurarnos y satisfacernos dar preponderancia a lo adquirido por sobre lo heredado, para poder fundamentarlo necesitamos de la experiencia, de la evidencia empírica, del conocimiento y de los avances recientes de la biología y de la genética. La historia personal me enseñó que no es bueno quedarse en el discurso ideológico sobre este tema. Fui educado en la escuela pública socializante de los años 60 y en una familia de clase media de izquierda, y era para mí natural y obvio que todos los seres humanos nacían con todas las capacidades como para llegar a los más altos niveles de la educación superior, y que era el sistema económico-social el que producía desigualdades y el que estigmatizaba a los grupos sociales. Cuando crecí y salí de ese ámbito me di cuenta de que la mayor parte de la gente era profundamente determinista y lamarckiana, en el sentido de que tomaba por cierto la existencia de la herencia de caracteres adquiridos e hipervaloraba, sin conocimiento de causa, el poder de los genes. Tuve la suerte -quizás no fue suerte sino consecuencia de aquella educación primaria y familiar- de dedicarme a la biología y de poder comprobar que la realidad científica se oponía en gran parte a esa tendencia natural del pensamiento intuitivo; tendencia que queda reflejada, por ejemplo, en la expresión "lo que natura non da, Salamanca non presta". Por lo tanto, creo que no debemos conformarnos con el discurso ideológico, con lo políticamente correcto, en función de oponernos al pensamiento neoliberal, sino buscar en todas las disciplinas cuáles son los fundamentos reales que pueden poner a prueba nuestras creencias. Hay tres aspectos biológicos que quisiera definir. Es muy importante diferenciar lo congénito de lo genético y de lo heredable. Lo congénito es aquello que le puede ocurrir al embrión o al feto durante la vida intrauterina, y no tiene por qué ser causado por características de los genes heredados de los padres, sino, por ejemplo, por situaciones vividas por la madre durante el embarazo o simplemente por fenómenos no controlables conocidos como "ruido" del desarrollo embrionario. Lo genético está condicionado por alteraciones en los genes, pero no es necesariamente heredable. Por ejemplo, un melanoma, un tumor de piel, tiene origen genético porque está producido por mutaciones en los genes de alguna célula de la piel que con el tiempo comienza a proliferar anárquicamente y genera un tumor. Pero ese cambio en los genes de esa célula no es transmitido a la descendencia porque no afecta a las células germinales (óvulos o espermatozoides). Es genético, pero no es heredable. Por último lo heredable, que siempre es genérico, es lo único que podría ser tenido en

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Reflexiones sobre lo heredado y lo adquirido Alberto Kornblihtt

Capítulo 3 de “Desigualdad educativa. La naturaleza como pretexto”. S. Llomovatte y C. Kaplan (coords.). Ediciones Novedades Educativas (2005).Este texto es una reelaboración de la intervención que realizara el autor en un workshop.

El mensaje central de mi exposición es que no deberíamos conformamos con un discurso exclusivamente ideológico sobre lo heredado y lo adquirido, porque si bien puede ser reconfortante, puede reasegurarnos y satisfacernos dar preponderancia a lo adquirido por sobre lo heredado, para poder fundamentarlo necesitamos de la experiencia, de la evidencia empírica, del conocimiento y de los avances recientes de la biología y de la genética. La historia personal me enseñó que no es bueno quedarse en el discurso ideológico sobre este tema. Fui educado en la escuela pública socializante de los años 60 y en una familia de clase media de izquierda, y era para mí natural y obvio que todos los seres humanos nacían con todas las capacidades como para llegar a los más altos niveles de la educación superior, y que era el sistema económico-social el que producía desigualdades y el que estigmatizaba a los grupos sociales. Cuando crecí y salí de ese ámbito me di cuenta de que la mayor parte de la gente era profundamente determinista y lamarckiana, en el sentido de que tomaba por cierto la existencia de la herencia de caracteres adquiridos e hipervaloraba, sin conocimiento de causa, el poder de los genes. Tuve la suerte -quizás no fue suerte sino consecuencia de aquella educación primaria y familiar- de dedicarme a la biología y de poder comprobar que la realidad científica se oponía en gran parte a esa tendencia natural del pensamiento intuitivo; tendencia que queda reflejada, por ejemplo, en la expresión "lo que natura non da, Salamanca non presta". Por lo tanto, creo que no debemos conformarnos con el discurso ideológico, con lo políticamente correcto, en función de oponernos al pensamiento neoliberal, sino buscar en todas las disciplinas cuáles son los fundamentos reales que pueden poner a prueba nuestras creencias.

Hay tres aspectos biológicos que quisiera definir. Es muy importante diferenciar lo congénito de lo genético y de lo heredable. Lo congénito es aquello que le puede ocurrir al embrión o al feto durante la vida intrauterina, y no tiene por qué ser causado por características de los genes heredados de los padres, sino, por ejemplo, por situaciones vividas por la madre durante el embarazo o simplemente por fenómenos no controlables conocidos como "ruido" del desarrollo embrionario. Lo genético está condicionado por alteraciones en los genes, pero no es necesariamente heredable. Por ejemplo, un melanoma, un tumor de piel, tiene origen genético porque está producido por mutaciones en los genes de alguna célula de la piel que con el tiempo comienza a proliferar anárquicamente y genera un tumor. Pero ese cambio en los genes de esa célula no es transmitido a la descendencia porque no afecta a las células germinales (óvulos o espermatozoides). Es genético, pero no es heredable. Por último lo heredable, que siempre es genérico, es lo único que podría ser tenido en cuenta para avalar una teoría puramente determinista. Las alteraciones genéticas se transmiten mediante ciertas leyes de padres a hijos.

En este contexto cabe preguntarse a qué se refieren las ciencias de la educación y la antropología social cuando hablan de innatismo. ¿Estamos hablando de cosas congénitas o de cosas heredadas? Es posible que existan niños más inteligentes, más motivados o más capaces que otros, y sería irresponsable de nuestra parte negar esas diferencias. La pregunta que cabe plantearse es a qué se atribuyen esas diferencias. Si las diferencias se atribuyen exclusivamente, y sin conocimiento de causa, a los genes que heredaron de sus padres y que a su vez están establecidos de manera predominante en la población, etnia o grupo social al cual pertenecen, o si esas diferencias, que se pueden apreciar en el nivel individual, fueron adquiridas durante el desarrollo en el medio ambiente en el cual estos niños nacieron o se criaron, en la vida intrauterina, y por lo tanto esas diferencias no serán transmitidas ni están acuñadas estigmáticamente en los grupos de pertenencia. El problema es que cuando se atribuyen esas diferencias a los genes, y se supone que dichos genes están distribuidos asimétricamente en distintos grupos humanos, se terminan

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postulando hipótesis deterministas como, por ejemplo, que ciertos grupos tienen un techo intelectual y que no "vale la pena" invertir dinero en educación para esos grupos porque están "genéticamente" limitados. Exagerando, se podría atribuir a la constitución genética la pobreza, la imposibilidad del acceso a la educación superior, la predisposición para el trabajo manual poco remunerado, la vagancia, la desocupación, etcétera.

Con respecto al tema de la inteligencia, voy a comentar algunas cosas superficiales. Acá se habló del cociente intelectual (IQ) como de un parámetro sobre el cual no se iba a discutir si tenía validez o no. El tipo de preguntas de los test que evalúan cociente intelectual está absolutamente sesgado por la sociedad donde se generó esa medición, una sociedad anglosajona con un determinado tipo educación y manera de pensar. Si hoy se aplicara masivamente un test de cociente intelectual a los estudiantes de Ciencias Exactas de cualquier universidad, probablemente daría un promedio más alto que si se lo aplica a los estudiantes de otras facultades de la misma universidad. No obstante, sería imprudente decir que los estudiantes de Ciencias Exactas son más inteligentes que los de Agronomía, por ejemplo; sólo que están acostumbrados a pensar y razonar de un modo determinado que les permite resolver las preguntas de tal forma que los hace tener calificaciones más altas en ese punto, lo cual no quiere decir que sean más inteligentes, porque la inteligencia no se mide de una sola manera.

Ciertos estudios sobre el cociente intelectual en hijos adoptados, donde se ha seguido a los padres biológicos, indican que, en promedio, los padres adoptantes tienen un cociente intelectual mayor que el de los biológicos. Esto muestra que en la sociedad norteamericana -que es donde se realizaron los estudios-, los adoptantes pertenecen a un nivel socioeconómico mayor que los que entregan sus hijos en adopción y han tenido una educación formal mucho más conectada al tipo de preguntas que se hacen en los test de inteligencia. Los padres que entregan a los hijos en adopción probablemente tienen una situación socioeconómica o cultural inferior que hace que no puedan afrontar la crianza de esos chicos. Pero también hay otros datos: el promedio del cociente intelectual de los chicos adoptados es mayor al de sus padres biológicos y similar al de sus padres adoptantes. Esto indicaría que en la adquisición de inteligencia el factor ambiental es preponderante. Sin embargo, si uno analiza el orden creciente de los IQ de los hijos adoptados va a ver que estos se correlacionan perfectamente con el orden creciente de los IQ de los padres biológicos. Aquí se podría concluir que hay un factor hereditario qué está condicionando, no el valor exacto de IQ sino un rango con topes mínimo y máximo posibles y que el ambiente generado por los padres adoptantes determina el valor dentro de ese rango. Puedo criticar esto diciendo, ¿y cómo sé que el componente "hereditario" es realmente hereditario y no congénito? ¿Cómo sé que esto no es una consecuencia de efectos del ambiente durante la vida intrauterina? Porque indefectiblemente no existe hasta ahora, pese a las técnicas asistidas, ningún mamífero que haya nacido en un laboratorio y que no haya pasado por el útero de una madre. Por lo tanto, en el caso de los humanos, esos nueve meses de vida intrauterina están sujetos a una serie de variables ambientales, desde la alimentación de la madre, el estrés, los traumas, todo lo que pudo haber sufrido esa madre en su medio ambiente social y económico está influenciando sobre la vida del feto que se está generando dentro; si hubiera diferencias no podría distinguir fácilmente si son heredables o congénitas.

Entonces, lo que desearía transmitir con estos ejemplos es la importancia de reconocer la duda. La duda es parte fundamental del razonamiento. Leí, en un periódico de gran circulación en la Argentina, un artículo sobre el nuevo disco de Dante Spinetta -el hijo de Luis Alberto Spinetta-, en el que se hablaba del ambiente donde fue criado, de cómo desde chiquitito estuvo influenciado por una serie de cosas distintas al resto de los jóvenes, respecto de la incentivación por la música, los instrumentos a los cuales pudo tener acceso, las bandas de rock en las que participó, y uno podría decir que Dante es un gran músico porque heredó los genes de su padre o porque fue educado en un ambiente en el cual la incentivación a ese tipo de música era muy fuerte. Lo mismo se puede pensar de los hijos de Bach. Juan Sebastián Bach tuvo hijos que también fueron músicos bastante famosos, como Carlos Felipe Manuel y Juan Cristian. Uno podría decir que heredaron de Juan Sebastián los genes del oído absoluto o los de la sensibilidad por la música o, en cambio, que fueron marcados desde chiquitos por la identificación con un padre

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dominante. Quizás con Dante y Luis Alberto podríamos investigarlo, pero seguro que con Juan Sebastián, Carlos Felipe Manuel y Juan Cristian, no. Dado que sabemos que el fenotipo es indefectiblemente el resultado de la interacción del genotipo con el ambiente, en el caso de Bach sería tan irresponsable decir que la "musicalidad" de sus hijos fue consecuencia de un factor ambiental (ambientalismo a ultranza), como que fue sólo consecuencia de los genes heredados (determinismo a ultranza). Supongo que en el caso de los hijos de Bach hubo una gran influencia de identificación con el padre, pero no lo puedo asegurar. Lo que sí está comprobado es que el fenotipo es siempre la conjunción de lo que los genes mandan con la influencia del medio ambiente. Cualquiera de los dos extremos es peligroso.

En algunos casos -muy difícilmente en el ser humano y más fácilmente en las plantas y los animales-, es posible determinar con certeza qué porcentaje de un fenotipo tiene origen genético y que porcentaje tiene origen ambiental. En otros casos, y en los humanos esto es más factible, se puede determinar que un fenotipo tiene ambos componentes (genético y ambiental), pero no qué porcentaje tiene de cada uno. Y esto es clave, porque la incertidumbre no afecta al hecho de saber si hay un componente genético o ambiental, sino a saber cuál es la influencia relativa de cada uno. En el hombre, por ser una especie particularmente transformadora del medio ambiente, es muy difícil desarrollar herramientas precisas que permitan dilucidar cuál es el porcentaje de cada uno. El desciframiento del genoma humano y de otros genomas demuestra de una manera bastante contundente y directa que la especie humana es muy homogénea genéticamente comparada con otras especies. La especie humana, por ejemplo, tiene una variabilidad intra-específica de aproximadamente 0,037%. Los seres humanos, como especie, somos mucho más parecidos entre nosotros que los chimpancés entre ellos. Los chimpancés tienen una variabilidad genética cuatro veces mayor. Hay 150.000 chimpancés y 6.000 millones de humanos en el mundo, sin embargo, los 150.000 chimpancés son mucho más distintos entre ellos genéticamente que los 6.000 millones de humanos entre nosotros.

Por otro lado, se confirmó recientemente, en concordancia con mucha evidencia genética previa producida por algunos genetistas, como Luca Cavalli-Sforza, que no existen las razas, esto es, que no existe una elevada homogeneidad genética en el seno de los grupos étnicos humanos que permita clasificarlos como razas y, por lo tanto, pueden darse situaciones en las que las diferencias genéticas se dan más entre individuos que entre poblaciones. Esto quiere decir que puede haber dos individuos negros más distantes entre sí genéticamente que un negro y un blanco. Ahora bien, ¿nos pone contentos ideológicamente que la biología moderna sea políticamente tan correcta? ¿Nos satisface, desde el punto de vista ideológico, que no existan las razas desde el punto de vista genético? Y sí, nos pone contentos, pero eso no tiene nada que ver con el racismo. El racismo, el determinismo, la exclusión, la discriminación, la explotación, la necesidad de establecer diferencias raciales, sociales, religiosas, de capacidades, tienen una base económica y social que va a pretender seguir aplicándose y buscando diferencias donde la biología no las encuentre. Porque ¿qué habría pasado si el estudio del genoma humano nos hubiera dicho que existen las razas, que la distancia genética entre dos negros es siempre menor que entre un negro y un blanco? ¿Se justificaría el racismo? ¿Se justificaría establecer techos más bajos en los niveles de educación de los campesinos indoamericanos comparados con los descendientes de europeos? No. Porque en definitiva pertenecemos todos a la misma especie, somos todos seres humanos y sabemos que el condicionante ambiental, aunque no podamos medir exactamente su proporción, es fundamental.

Un ejemplo de hipervaloración del papel de los genes aparece a menudo en las discusiones sobre el clonado de humanos, tema en el que los medios están siempre muy interesados y sobre el cual nos consultan a los biólogos cada tanto para ver qué tenemos para decir ante la posibilidad de que nazca un bebé clonado. Un bebé clonado sería un bebé genéticamente idéntico a aquel que donó el núcleo para efectuar la transferencia nuclear. Ese bebé clonado sería como un gemelo univitelino desfasado en el tiempo de aquel individuo que donó el núcleo somático. Desde el punto de vista de la tecnología, no difiere mucho de la fecundación asistida con la cual todos estamos familiarizados. Es un procedimiento de reproducción que genera un embrión en el tubo de ensayo, el cual, para

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dar un ser humano completo, tendría que pasar obligatoriamente por el útero de una madre. Si nace normal, es decir, sin malformaciones evidentes, ese bebé tendrá que ser alimentado (o subalimentado), amado (u odiado), vacunado, abrigado (o desabrigado), sometido a todos los vejámenes o cuidados a los que son sometidos todos los bebés, "culturalizado", escolarizado (o no). Ese ser humano sería un individuo único, sólo genéticamente igual a quién donó el núcleo, lo cual es bastante poco, porque sabemos que los gemelos univitelinos, a pesar de ser genéticamente idénticos, son individuos distintos, aun cuando la sociedad y la familia se esfuercen por uniformar el factor ambiental. Los hermanos gemelos son coetáneos, por ejemplo, lo cual incrementa la probabilidad de que estén expuestos a un mismo ambiente socio-económico, cultural y geográfico. Además, los padres son los mismos, y habitualmente se los uniforma, se los trata de vestir igual, se los manda al mismo colegio, a veces incluso a la misma clase. El factor ambiental se vuelve muy uniforme. Entonces, si, aun con ese factor uniforme y con toda la carga genética idéntica, los dos individuos son distintos en gustos, ideas y capacidades, eso demuestra que un individuo clonado nunca sería una fotocopia exacta de su clon. No existen individuos donde todos sus destinos estén ya predeterminados por sus genes.

Al igual que la inmensa mayoría de la comunidad científica, no estoy de acuerdo con la clonación humana con fines reproductivos. Además de la existencia de riesgos técnicos y biológicos que la hacen impracticable sin la ruptura de valores éticos profundamente arraigados en la mayoría de las sociedades, no hay razones ni médicas ni sociales para generar humanos por un método de reproducción asexual como la clonación. No obstante, quisiera dejar en claro que la fantasía determinista no es un argumento válido para prohibir la clonación reproductiva. Si se invocara como argumento válido en contra de la clonación reproductiva que los bebés clonados serían fotocopias o robots, se estaría reafirmando la existencia preponderante del determinismo genético y del lamarckismo, lo cual a la larga sería usado para justificar bases biológicas para la discriminación, la explotación, la desigualdad social y económica. Solamente insisto en la cautela; parece contradictorio que seamos los genetistas o los biólogos moleculares que trabajamos cotidianamente con genes y sus mutaciones, los que advertimos sobre su valor relativo. Pero advertir sobre el valor relativo de los genes va de la mano de hacer un llamado a las ciencias sociales a advertir sobre el valor relativo del ambiente.

Guía de lectura

1) a. ¿A qué se refiere el autor cuando menciona la herencia de caracteres adquiridos? b. De acuerdo a tus conocimientos ¿podrías refutar esta idea? 2) a. Definí brevemente los siguientes conceptos: congénito, genético, heredable, innato. b. ¿Qué condición debe cumplir una característica para que se pueda heredar de padres a hijos? 3) La inteligencia de los seres humanos es una característica sobre la que se han realizado muchos estudios e investigaciones. El cociente intelectual (IQ por sus siglas en inglés) es un parámetro que se usa para medir esta característica, y se obtiene realizando ciertos tests. Según el autor ¿es válido este parámetro? ¿Qué argumento usa para defender su postura? 4) Podemos considerar a la inteligencia como una característica fenotípica. a. Según el autor, ¿está determinada por los genes, por el ambiente o por una combinación de ambos? b. ¿Qué evidencias existen acerca de la influencia de los genes? c. ¿Qué evidencias existen acerca de la influencia del ambiente? 5) En el texto se menciona otra característica fenotípica: la aptitud para la música. ¿Qué semejanzas existen entre esta característica y la inteligencia? 6) a. ¿A qué se refiere el autor cuando menciona que la especie humana es muy homogénea genéticamente? b. ¿Qué conclusión se puede sacar de este dato? 7) El autor compara la situación de los gemelos univitelinos y la de dos individuos hipotéticos, uno producto de la clonación a partir de otro. ¿Qué tendrían en común y qué tendrían de diferente estas dos situaciones?

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Para seguir reflexionando1) ¿Conocés casos o situaciones en las que se le atribuyan a los genes características que podrían deberse a factores ambientales? ¿Cuáles? 2) ¿Por qué crees que en los medios de comunicación suelen aparecer noticias en las que se anuncia que se descubrió el gen de alguna característica como la obesidad, la inclinación sexual, etc.? 3) El hecho de que la especie humana es muy homogénea genéticamente ¿puede tomarse como argumento en contra del racismo y la discriminación? ¿Por qué? 4) Averiguá a qué se llama "darwinismo social" y cuáles son sus implicancias. ¿Qué opinión te merece esta postura?