reflexiones sobre el manifiesto (análisis sociológico)

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Reflexiones sobre el manifiesto. Miguel Ángel Pardo B. REFLEXIONES SOBRE EL MANIFIESTO 1 -Miguel Ángel Pardo B.- El conflicto entre clases sociales antagónicas fue visto como inminente durante el desarrollo de la Revolución Industrial, siendo a la vez -a juicio de Marx y Engels- inevitable. El Manifiesto del Partido Comunista desarrolla argumentativamente las reflexiones de los autores sobre el contexto europeo –segunda mitad s. XVIII y primera del s. XIX-, haciendo hincapié en la necesidad y validez de la confrontación entre dos fuerzas antagónicas; la burguesía, minoría poseedora del poder económico, político y cultural, a la que se opone el Proletariado, la gran mayoría, expoliada del fruto de su trabajo, y sometida a los primeros. La Revolución de los Proletariados, organizados como clase autoconsciente, unida a la expropiación de los medios de producción burgués, junto con la supresión de su Estado, resolvería el gran y ancestral problema de la economía, la desigualdad, raíz del conflicto social. Hacia 1848, Karl Marx y Federico Engels, dieron vida a una de las obras escritas de corte ideológico con mayor vocación práctica de la historia; El Manifiesto del Partido Comunista. Éste, articula su discurso revolucionario en dos ejes centrales: El primero, titulado Burgueses y Proletarios, persigue desentramar la historia como oposición de fuerzas desiguales y en tensión latente, más o menos explicita, según distintos momentos del desarrollo humano, desde el inicio de la acumulación del excedente agrícola, al interior de sociedades complejas y luego, en las primeras civilizaciones, estructuradas sociopolíticamente en base a un ordenamiento jerárquico como resultado de la acumulación del excedente y medios de producción, como propiedad de unos pocos, y por ende, concentración o detentación del poder de unos pocos sobre unos muchos. La distorsión entre riqueza de unos – acumulación de los frutos del trabajo-, y pobreza de otros – enajenación de los frutos del trabajo-, seria una constante en el desarrollo de la historia –a excepción del comunismo primitivo, anterior al Neolítico-, y que marcarían los distintos momentos de la historia occidental, desde la oposición entre hombres libres y esclavos –antiguas civilizaciones-; patricios y plebeyos –mundo 1 Karl Marx & Frederich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Proyecto Espartaco (http://www.proyectoespartaco.com) 1

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El conflicto entre clases sociales antagónicas fue visto como inminente durante el desarrollo de la Revolución Industrial, siendo a la vez -a juicio de Marx y Engels- inevitable. El Manifiesto del Partido Comunista desarrolla argumentativamente las reflexiones de los autores sobre el contexto europeo –segunda mitad s. XVIII y primera del s. XIX-, haciendo hincapié en la necesidad y validez de la confrontación entre dos fuerzas antagónicas; la burguesía, minoría poseedora del poder económico, político y cultural, a la que se opone el Proletariado, la gran mayoría, expoliada del fruto de su trabajo, y sometida a los primeros. La Revolución de los Proletariados, organizados como clase autoconsciente, unida a la expropiación de los medios de producción burgués, junto con la supresión de su Estado, resolvería el gran y ancestral problema de la economía, la desigualdad, raíz del conflicto social.

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Page 1: Reflexiones sobre el manifiesto (análisis sociológico)

Reflexiones sobre el manifiesto. Miguel Ángel Pardo B.

REFLEXIONES SOBRE EL MANIFIESTO1

-Miguel Ángel Pardo B.-

El conflicto entre clases sociales antagónicas fue visto como inminente durante el desarrollo de la Revolución Industrial, siendo a la vez -a juicio de Marx y Engels- inevitable. El Manifiesto del Partido Comunista desarrolla argumentativamente las reflexiones de los autores sobre el contexto europeo –segunda mitad s. XVIII y primera del s. XIX-, haciendo hincapié en la necesidad y validez de la confrontación entre dos fuerzas antagónicas; la burguesía, minoría poseedora del poder económico, político y cultural, a la que se opone el Proletariado, la gran mayoría, expoliada del fruto de su trabajo, y sometida a los primeros. La Revolución de los Proletariados, organizados como clase autoconsciente, unida a la expropiación de los medios de producción burgués, junto con la supresión de su Estado, resolvería el gran y ancestral problema de la economía, la desigualdad, raíz del conflicto social.

Hacia 1848, Karl Marx y Federico Engels, dieron vida a una de las obras escritas de corte ideológico con mayor vocación práctica de la historia; El Manifiesto del Partido Comunista. Éste, articula su discurso revolucionario en dos ejes centrales:

El primero, titulado Burgueses y Proletarios, persigue desentramar la historia como oposición de fuerzas desiguales y en tensión latente, más o menos explicita, según distintos momentos del desarrollo humano, desde el inicio de la acumulación del excedente agrícola, al interior de sociedades complejas y luego, en las primeras civilizaciones, estructuradas sociopolíticamente en base a un ordenamiento jerárquico como resultado de la acumulación del excedente y medios de producción, como propiedad de unos pocos, y por ende, concentración o detentación del poder de unos pocos sobre unos muchos. La distorsión entre riqueza de unos –acumulación de los frutos del trabajo-, y pobreza de otros –enajenación de los frutos del trabajo-, seria una constante en el desarrollo de la historia –a excepción del comunismo primitivo, anterior al Neolítico-, y que marcarían los distintos momentos de la historia occidental, desde la oposición entre hombres libres y esclavos –antiguas civilizaciones-; patricios y plebeyos –mundo romano-; señores y siervos –medioevo-; en síntesis, como resumen los autores: opresores y oprimidos.

Marx y Engels, continúan el primer capítulo entramando desde los hilos del pasado, el surgimiento de la burguesía, moderno opresor que encarnaría la más sofisticada, y esclavizante forma de dominio, concentrando no solo los medios de producción, sino que a su vez, la producción del obrero y al mismo obrero: el Capital. Asimismo, la burguesía, liberada de las caducas estructuras del antiguo régimen, previamente aseguradas las relaciones de producción, se convierte en clase política hegemónica, monopolizando el Estado representativo y sus instituciones -la superestructura-, como aparato coercitivo y de dominación contra el proletariado.

La competencia por el mercado, entre burguesías nacionales o foráneas, es creciente e incesante –los autores metafóricamente aluden al mago que ha invocado conjuros infernales y que se han vuelto incontrolables2-, la sobreproducción lleva aparejada las crisis, y con ellas, la perdida del afanoso trabajo de los hombres, y por consiguiente, la reducción de sus salarios para mantener a la competitiva industria. Con todo, el obrero no

1 Karl Marx & Frederich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Proyecto Espartaco (http://www.proyectoespartaco.com)2 Cfr. Op. Cit. p.7

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Reflexiones sobre el manifiesto. Miguel Ángel Pardo B.

solo pierde en vano el fruto de su labor, sino que pauperizado con constantes reducciones de salario, siendo, en muchos casos, despojado de la industria por su competencia más amenazante, la máquina. Los obreros, proletarios, amenazados por un salario que bordea los costes de su reproducción, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas3. Comenzarían entonces los movimientos organizacionales de obreros, proletarios, a despertar su conciencia de clase, convirtiéndose en actores que rivalizan con las formas de dominio burgués. El conflicto entre clases sociales distintas –burguesía y proletariado-, solo puede ser resuelto con la abolición de la propiedad privada burguesa, la expropiación violenta de los medios de producción por los proletarios, y la consolidación del poder social con la obtención del poder político, utilizando para ello el Estado. La Revolución proletaria subvierte las formas de vida burguesas en proletarias, la propiedad privada es abolida, y transformada en propiedad social, eliminando el antagonismo entre el capital y el trabajo asalariado, en consecuencia, poniendo fin a la desigualdad. De igual modo, la clase proletaria se encumbraría como clase única, suprimiendo así el dominio de hombres sobre hombres.

En el segundo capítulo, Proletarios y Comunistas, el comunismo se autoproclama como el partido representativo de los intereses proletarios, al tiempo que propone canalizar las aspiraciones proletarias a fin de constituirse como poder, objetivando las intenciones prácticas de su ideario. En este sentido, continúa las argumentaciones del anterior capítulo al proporcionar un marco, intencionalmente práctico, de las condiciones reales de la lucha de clases, previendo declaradamente las transformaciones que el proletariado perseguirá al constituirse como nuevo orden. En este sentido, se hace interesante el razonamiento que versa sobre cierto principio histórico, referido a la alteración radical de las estructuras sociales y de poder de antiguo orden –burgués-, reconociendo que la legitimidad descanza en el triunfo de un nuevo orden dominante –el proletariado-. Esta hegemonía no solo modificaría las estructuras económicas sobre las que se asentaba la burguesía, sino que utilizaría una creación burguesa, el Estado representativo, para constituir un nuevo orden de cosas. Es así que el fin de la desigualdad –abolición de la propiedad privada-, y por consiguiente, el afán de dominio de hombres sobre hombres, sobre los cuales se sustenta la sociedad burguesa concluya, cambiando hacia nuevas formas de conciencia. Los autores ejemplifican estos cambios previstos, tras el triunfo del proletariado, en áreas como las relaciones de producción, la organización de la familia -y lo que se entenderá por ella-, así como la resignificación de la cultura, y los sistemas de creencias o cosmovisiones nacidas de la religión, filosofía, moral, etc., que engendran las llamadas “verdades eternas”.

La necesidad de alcanzar un ideal de sociedad es clara al momento de que Marx y Engels, proponen un cuerpo de ideas teórico-practico para resolver el conflicto social, entre opresores y oprimidos, de mayor data y alcance en la historia de la humanidad. Por lo mismo, supone una solución universal a los conflictos nacidos del vivir en sociedad. Aún así, este cuerpo de ideas carecería de practicidad en aquellas sociedades en las que no se ha alcanzado un suficiente desarrollo industrial que engendre el dialéctico conflicto entre clases contrapuestas que tienden hacia una “solución revolucionaria”. Asimismo, no reconocieron en la inventiva burguesa, el poder de la tecnología capaz de revolucionarse constantemente a si misma.

3 Karl Marx & Frederich Engels, Op. Cit. p.6

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