IMPORTACIA DE LOS MENSAJES QUE TRANSMITIMOS CON NUESTRAS ACTITUDES Y NUESTRO LENGUAJE

 

Tomar conciencia de que los adultos somos modelosmodelos para nuestros hijos. Cómo esos modelos influyen en ellos. Repercusión en su autoestima y su seguridad ante la vida. Nos comunicamos, no sólo con el lenguaje oral, también con nuestro cuerpo. Que haya coherencia entre lo que decimos y cómo lo decimos, entre nuestros gestos y nuestras palabras es fundamental para mantener una buena comunicación con los hijos.

Es muy importante comunicarse con los hijos disfrutando con ellos. A veces, cuando decimos que nos estamos comunicando, en realidad estamos interrogándoles o corrigiéndoles.

Reflexionar sobre cómo es nuestro estilo comunicativo nuestro estilo comunicativo es muy positivo. Puede ayudarnos a analizar cómo son nuestras emociones, pensamientos y, por tanto, por qué nos comportamos de determinada manera.

 

 

Somos conscientes de que, a veces, atravesamos momentos de tristeza y pesimismo. En estos momentos, una buena estrategia es delegar en nuestra pareja. Esto forma parte del aprendizaje y nos ayuda a continuar manteniendo una actitud constructiva con nuestros hijos. No siempre podemos estar al cien por cien.No siempre podemos estar al cien por cien.

Es importante saber transmitir los mensajes con una actitud de normalidad evitando “dramatismos”.

Los gestos alegres, mantener una actitud optimista y transmitir mensajes que refuercen la autoestima del niño (“eres muy mayor”, “qué bien lo has hecho”…) ayudan al futuro desarrollo de los hijos.

 

REACCIONES DE LOS OTROS ANTE LA DIVERSIDAD

Actitudes de sobreprotección: tratarles como si fueran más pequeños...

 

Reacciones de temor ante lo desconocido. Mostrando “susto” ante “lo diferente”.

 

Decir que se va a apoyar y luego no implicarse.

 

Dar muestras de no saber cómo afrontar las necesidades del niño.

 

Como algunos niños son muy pequeños y como su aspecto físico no denota “nada especial”, algunas personas no se dan cuenta de sus dificultades.

Algunas personas muestran insensibilidad y poca comprensión transmitiendo mensajes incómodos ante determinados comportamientos de los niños: lloros, juegos ruidosos… llegando incluso a decir “pero ¿por qué grita tanto?”…

Por otro lado, a veces, nos vemos sorprendidos por reacciones muy positivas y afectuosas por parte de otras personas. Las reacciones de tristeza de los demás nos inquietan y disgustan. No podemos controlar las reacciones de los demás.

Cuánto más aceptadas e integradas tenemos las necesidades del hijo, te cuesta menos hablar de ellas. Siempre tenemos la opción de compartir o no, en determinados momentos con otras personas, cómo es nuestro hijo y como son sus necesidades.

No somos responsables de que algunas personas no conozcan ni sepan atender las necesidades de nuestros hijos.

Inquietarnos ante la falta de implicación de familiares y amigos, no sirve de mucho. Puede ser más constructivo y de gran ayuda transmitirles la información sobre las necesidades de los niños de forma tranquila, así como lo que esperamos de ellos

QUÉ Y CÓMO APRENDEMOS DE LAS DIFICULTADES

APRENDEMOS TODOAPRENDEMOS TODO: Conocer de lo que es capaz el niño y de lo que somos capaces nosotros.

A conocernos mejor a nosotros mismos y a nuestra pareja. A desarrollar más la empatía. La empatía se puede aprender. A relativizar “las cosas”. A sacar lo mejor de nosotros, dándonos tiempo para ello. A observar más a nuestros niños para comprenderles mejor. Todo depende de cómo percibamos y enfoquemos las cosas… A superarnos a nosotros mismos y a ser felices con lo que tenemos…