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Reestructuración del sistema de Mercados del Occidente de Cluatemala en la época colonial 11 Liliana R. GOLDIN Departament of Anthropology. State University of New York at Albany. 1 400 Washington Ave. Albany, N. Y. 12222. U.S.A. En la actualidad, el Occidente de Guatemala se encuentra articulado como región por un sis- tema de mercados periódicos. La importancia del sistema reside no sólo en su capacidad de satis- facer las necesidades de consumo de la región sino también en actuar como mecanismo de inte- gración económica y social del área más tradi- cional de Guatemala y que presenta mayor varie- dad lingüistica y ecológica. El objetivo del presente estudio es demostrar que el sistema de mercados que opera en nues- tros dias es en gran medida producto de nume- rosas disposiciones impuestas durante el periodo colonial con el objeto de servir y beneficiar a la población española. Las medidas españolas apun- taron a la protección de los mercados indigenas, convirtiéndolos en sitios atractivos en donde se podia comerciar libremente y para lo cual se garan- tizaba a todos los comerciantes libertad para des- plazarse por la región. te Zacuivpd

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Reestructuración del sistemade Mercados del Occidente de Cluatemala

en la época colonial 11

Liliana R. GOLDIN

Departament of Anthropology. State University of New York atAlbany. 1 400 Washington Ave. Albany, N. Y. 12222. U.S.A.

En la actualidad, el Occidente de Guatemalase encuentra articulado como región por un sis-tema de mercados periódicos. La importancia delsistema reside no sólo en su capacidad de satis-facer las necesidades de consumo de la regiónsino también en actuar como mecanismo de inte-gración económica y social del área más tradi-cional de Guatemala y que presenta mayor varie-dad lingüistica y ecológica.

El objetivo del presente estudio es demostrar

que el sistema de mercados que opera en nues-tros dias es en gran medida producto de nume-rosas disposiciones impuestas durante el periodocolonial con el objeto de servir y beneficiar a lapoblación española. Las medidas españolas apun-taron a la protección de los mercados indigenas,convirtiéndolos en sitios atractivos en donde sepodia comerciar libremente y para lo cual se garan-tizaba a todos los comerciantes libertad para des-plazarse por la región.

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Si bien los mercados prehispánicos sirvieronde base para la constitución del sistema colonialde comercio interno, durante la colonia se fuedelineando una nueva red como resultado de laintensificación de las actividades comerciales alre-dedor de los centros administrativos en las áreasde mayor población ladina. Mientras unos merca-dos abastecian fundamentalmente a la poblaciónladina, otros, más alejados, continuaron abaste-ciendo a los indigenas de sus alrededores.

Asimismo, sugerimos que la ruptura por partede los españoles del sistema de control de diver-sos pisos ecológicos imperante en época prehis-pánica, habria dado lugar a la necesidad de nue-vos mercados para acceder a productos de zonasa las que se habia limitado el acceso. Conclui-mos que el sistema colonial promueve en formadirecta (a través de legislación) y en forma indi-recta (al alterar las formas nativas de tenencia dela tierra) un sistema de mercados cuantitativa ycualitativamente diferente.

A continuación ofrecemos una sintesis de losdatos disponibles sobre mercados y aprovisiona-miento de las comunidades del Occidente de Gua-temala en época prehispánica. En la sección IIconcentraremos nuestra atención en el periodocolonial a través del estudio de diversas fuentesde los siglos XVI, XVII y XVIII.

I. Contamos con algunas referencias disper-sas sobre la existencia de mercados en Guatemalaen el momento de la conquista. Sin embargo, lamayoría de la información proviene de crónicasespañolas del siglo XVI. Si bien es posible asu-mir, y muy probable, que éstas sean indicios decontinuidad de una institución prehispánica, esimportante tener presente que nos referimos enalgunos casos a evidencias indirectas. Sabemosque existia un mercado un Utatlán, capital delreino Quiché (Anales de los Cakchiqueles, Coto;citado por Carmack, 1979). Bartolomé de Las Casasinforma que los mercados se celebraban cercade los templos donde se intercambiaba maíz porfrijoles, frijoles por cacao o sal, pimientos y algo-dón por hachas de oro o cobre. El mismo autor(Las Casas, 1958:353) da cuenta de la presen-cia de jueces asignados a los mercados para evi-tar altercados y hace también alusión a la varie-dad de artesanos presentes. Francisco Ximénez(1965:94), por su parte, ofrecerá años más tarde,

exactamente la misma descripción que Las Casaspero atribuyéndola a un mercado de Yucatán.Fernández de Oviedo (1944 :Vol.8 :181) mencionaun mercado en Cachi (Yucatán) ofreciendo, a suvez, una descripción muy parecida a la que LasCasas atribuye a la Verapaz.

Antonio de Remesal (1966) en 1537 mencionaa varios indígenas mercaderes que fueron envia-dos como mensajeros del Quichê a Sacapulaspor sacerdotes dominicos. La misma fuente noshabla de un mercado observado en 1532, que secelebraba todas las tardes en Santiago de losCaballeros de Guatemala (Remesal, 1966: Libro1:97). Antonio Vázquez de Espinosa (1969:150),quien estuvo en el área entre 1612 y 1620, hizoreferencia a ese mismo mercado.

Ximénez (1929:76) y Gage (1958) señalan laprobable existencia de un mercado en lo que eshoy Chimaltenango. Este "tianguesillo", pequeñomercado, se encontraba en una zona aparente-mente libre y neutral entre las zonas disputadaspor Quichés y Cakchiq ŭeles entre Tecpán y Saca-tepequez (2).

Finalmente, las Relaciones Geograficas y otrasfuentes de fines del siglo XVI mencionan al pasaralgunos otros mercados (3).

Lamentablemente las fuentes proporcionanpocos detalles sobre contactos, periodicidad yorganizacion de los mercados. Suponemos queel volumen de las transacciones habrá sido redu-cida como para impresionar a cronistas y visita-dores.

En época prehispanica operaba en el occi-dente de Guatemala un sistema de complementa-riedad ecológico por el cual una parcialidad dis-frutaba de acceso a tierras a diferentes alturas ypor lo tanto a una amplia variedad de productoscomestibles y de uso general. Consideremos bre-vemente algunas evidencias de esto y el efectoque tal sistema tuvo sobre la formación de mer-cados. Elías Zamora (1979) documentó amplia-mente (ver por ejemplo Relaciones Geográficasde Guatemala, 1955, 1969, 1964; Pineda 1925,Fuentes y Guzmán, 1964), la existencia de rutasde contacto entre tierras altas y la Costa Pacifica.Efectivamente, algunas parcialidades gozaban dederechos a tierras ubicadas en diferentes pisosecológicos. Por lo geneal, los habitantes de lastierras altas poseian tierras en la costa o boca-

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tian Jurin Ostunrairr

áike Jcosta a las que los espaholes liamaron estan-cias (4). Estas tierras eran probablemente de carác-ter comunal (Relación de Atitlán, 1964; Zapotitlány Suchitepeques 1955; Pineda, 1925). Se podialocalizar a miembros del mismo grupo de paren-tesco en diferentes partes del Occidente y, talcomo informa Cortés y Larraz (1958), colonias dehablantes de la misma lengua se distribuyeron endiferentes zonas. Aún hasta fines del siglo XVIIIhay informes de asentamientos de hablantes deQuiché, Cakchiquel y Tzutujil, en la costa sur. EnSan Antonio Suchitepequez la lengua materna erael Tzutujil pero pobladores forasteros introduje-ron el Cakchiquel, Quiché y español (Cortés yLarraz, 1958:284). Se hablaba Quiché en Retal-huleu y Quiché, Cakchiquel y Tzutujil en Cuyote-nango (Cortés y Larraz, 1958:259, 254). Cortés yLarraz concluye que la provincia se habria arrui-nado de no ser por los indios forasteros' quevenian de las tierras altas.

Las tierras bajas proporcionaban cacao, dos otres cosechas anuales de maiz (cuando sólo unaes posible en las tierras altas), algodón, sal yfrutos variados. Las tierras altas proporcionabanmaiz, frijoles y aves de corral. Aquellos sectoresde la población que tenian acceso a diferentestipos de tierras, subian o bajaban según sus nece-sidades, la estación del año y la abundancia oescasez de alimentos. La existencia de pequeñosmercados en zonas ubicadas en la confluenciade distintos pisos ecológicos cobra verdadero sen-tido cuando una familia o grupo de campesinostiene acceso y derecho a sólo UN ámbito deproducción. Sin embargo, en la situación que aca-bamos de describir —en la que un campesinopuede obtener tanto maiz como cacao sin tenerque recurrir al mercado sino que a su propiaprovisión— la necesidad de mercados es menor.

Con la Ilegada de los españoles y su falta decomprensión del sistema de control de los distin-tos pisos ecológicos, se empieza a desintegraresta estructura. En la mayoria de los casos losespañoles separaron cabecera y estancias con-virtiéndolas en poblados independientes. Propon-go aqui la hipótesis que una de las consecuen-cias de la disrupción por parte de los españolesde las formas nativas de propiedad y distribuciónde la tierra es la creación de nuevos mercados yla alteración de la calidad, frecuencia, organiza-ción y función de los ya existentes.

En cuanto al aprovisionamiento de la pobla-ción, los españoles encontraron en el Occidentede Guatemala una organización basada en doselementos: el acceso de las parcialidades a dis-tintos tipos de tierras, lo cual implica una ciertaautosuficiencia, y un sistema de tributación y redis-tribución a cargo de la élite (5).

Tributaban a sus Señores cada uno loque tenia, maiz, cacao, gallinas de la tie-rra y los que no tenian acudian a losservicios personales que les mandaban(Relación de Zapotitlán y Suchitepeques,1955:73 [1579]).

A lo anterior se agrega un sector de comer-ciantes especializados, mercaderes, que Ilevabana los mercados los excedentes de la producciónagricola, y especialmente bienes raros tales comocacao, sal, plumas y objetos de metal (Carmack,1979:132) para intercambiarlos alli a través de

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simple trueque o por medio de alguna unidadmonetaria (principalmente cacao o sal dependien-do del origen de los comerciantes). Carmack atri-buye la falta de referencias a los mercaderes enlas crónicas nativas al bajo prestigio que éstosgozaban. La información disponible proviene delas fuentes españolas, en especial los dicciona-rios que diferencian a los aibevom "comerciante"u "hombre rico" de los vasallos que compraban yvendian ocasionalmente Ilamados ajc'av "vende-dores" (Coto n.d., cit. por Carmack, 1979:132).

La información con que contamos sobre comer-cio y mercados Quichés en época prehispánicaes incompleta. Si bien es cierto que a partir delos datos sobre la estructura socio-politica de lasociedad Quiché y de las evidencias arqueológi-cas se pueden inferir contactos regionales e inte-rregionales, como señalara Carmack (1979:36) esnecesario mucho más estudio y análisis criticode las fuentes antes de poder dar un tratamientosistemático a cada nivel de la estructura social.Podremos determinar entonces qué grado y for-ma de integración regional existia en el Occiden-te de Guatemala y en qué medida estaban losmercados organizados en un sistema. A conti-nuación concentraremos nuestra atención en elperiodo colonial. Intentaremos definir los factoresque tuvieron mayor impacto en la formación de lamoderna y compleja red de mercados.

III. El periodo colonial fue parte importante delproceso sociocultural del area maya; y su estudioes necesario para comprender desarrollos actua-les y para poder juzgar con alguna precisión lapersistencia o no de pautas prehispánicas'.

De parte de los españoles se superponianconstantemente intereses y reclamos divergentesseg ŭ n vinieran de la Corona, la Iglesia, los enco-menderos o de los comerciantes. A través devarios tipos de disposiciones e imposición de ser-vicios personales (6), estos sectores afectaronsignificativamente la estructura socio-económicaindigena. La imposición de repartinnientos (7) yencomiendas (8), la recolección de varios tiposde tributos (principaInnente el tributo real y el quese rendia al encomendero) y las congregacioneso concentración de indios en pueblos, fueron sinduda las medidas que trastornaron en forma másdrástica la estructura existente (Mac Leod, 1973).

Todo lo anterior condujo a la desarticulación

del sistema de complementariedad ecológico haciaprincipios del siglo XVII. Esto ocurrió cuando losespañoles establecieron tributos separados parala cabecera, ubicada en las tierras altas y paralas estancias de la costa, solicitando cacao delas estancias y aves de corral y dinero de lastierras altas (Zamora, 1979:2599) (9).

En 1541, una cédula real ordenaba que losindigenas de tierra caliente no subieran más atierra fria y viceversa. Por el año 1693, en queescribe Fuentes y Guzmán, esa orden no habiasido obedecida. El mismo autor atribuye lo ante-rior como causa de el brutal descenso de lapoblación indigena; la población de Quezaltenan-go, por ejemplo, disminuyó de 80.000 (al momen-to de la conquista) a 3.000 en 1693, disminuciónobservada también en Quiché, Totonicapán, Solo-lá, Chiquimula, Momostenango y Zacatecoluca(Fuentes y Guzmán, 1969: Lib. 14:293-2995). Nohay dudas sobre el impresionante descenso de lapoblación. Las causas, sin embargo, no parecenser los viajes entre tierras altas y bajas, quese venian realizando constantemente desde épo-ca prehispanica, sino de la excesiva carga deobligaciones que se impuso sobre los indige-nas, las epidemias como resultado del contacto(1545,1570s) y la desmembración de familiascomo resultado de las congregaciones. En la medi-da en que se fueron interrumpiendo los contac-tos entre las tierras altas y bajas, se habrianhecho necesarios mercados que actuaron comopuntos intermedios de contacto con disponibili-dad de productos variados para proveer tanto aindigenas como a españoles.

Hacia fines del siglo XVI y principios del XVII,los ayuntamientos regulaban el intercambio y lacalidad de los productos, el aprovisionamiento yla ubicación de los mercados (Solorzano, 1977:996).Enumero a continuación una serie de ordenanzasdictadas entre 1548 y 1551 protegiendo el comer-cio y regulando los mercados: a) las mujeresindigenas no podian quedarse en el mercado des-pués de la puesta del sol "tocada la campana delas avemarias", para evitar pecados (Palacio,1939:120); b) Debian repararse puentes y cami-nos para mejorar el acceso a los mercados (Pala-cio, 1993:121); c) se prohibia que los indios,mulatos o mestizos pasaran la noche en casa delos vecinos del pueblo y se ordenaba que seconstruyan posadas para tal efecto (para prote-

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ger a los vecinos y garantizar el orden) (Palacio,1939:121); d) se intentó la unificación de pesas ymedidas (AGCA, A1.2.1 exp. 4008 leg. 198); e)algunos productos, tales como velas de sebo, nopodian ser sacados de los pueblos y otros sólopodian venderse en los mercados para poder asitener un contról más eficaz sobre ellos (Solorza-no, 1977:190); f) en 1550 la Audiencia establece"dias de mercado y de plaza" para los pueblosindigenas (Hernández Sifontes, 1965:172), modi-ficando asi los ciclos tradicionales de cinco dias;g) en 1550 el presidente de la Audiencia, LópezCerrato, ordena que se castigue con rigor a aque-llos españoles que abusen de la ignorancia delos indigenas en el trato con ellos (HernándezSifontes, 1965 : 173).

El periodo de la presidencia de Cerrato repre-senta el momento de auge de las medidas pro-tectoras (Rodriguez Becerra, 1977:27). Se tratóen parte de una reacción ante las rebeliones indi-genas. Era indudablemente más productivo prote-ger al indigena —quien representaba la mano deobra, la fuente de ingresos y el proveedor debienes básicos— que mantenerlo en constante rebe-lión. Como medio para garantizar la paz del mer-cado, éste fue utilizado como sitio adecuado paradar castigos p ŭ blicos ejemplares (Gage, 1959:217;AGCA A3 ex.344714, leg. 2357 y 1715). Esta prác-tica se mantuvo hasta ya entrado el siglo XX,según recuerdan hoy algunos de nuestros infor-mantes quichés (Goldin s.f.)

Al mismo tiempo, e dieron instrucciones(1548/1563) para que los indigenas no descuida-ran sus milpas en beneficio del comercio (Fco.del Valle Marroquin 1563 en Suñé Blanco, 1979;Palacio, 1939:110). Las constantes quejas de losespañoles con respecto al abandono de los cam-pos por parte de los indigenas puede tratarse, enparte, de la falta de comprensión española de latécnica de agricultura de roza, la cual implicabalargos periodos (hasta 15 ó 20 años) en que latierra debia permanecer en barbecho. Sin embar-go, la preocupación española por la atención delos campos se vincula a la necesidad de incre-mentar la producción agricola, en especial enmomentos de disminución de la población indige-na. Además, para evitar los excesos de los enco-menderos, la Corona habia tasado el tributo delos pueblos encamendados lo cual resultó en unamenor producción (Rodriguez Becerra, 1977783).

Finalmente, habiá un sector especialmente intere-sado en ver a los indigenas en sus campos yalejados del comercio, se trataba de un nuevosector de comerciantes españoles en América, elmayorista intermediario, quien se veia probable-mente amenazado por la competencia que elcomercio indigena presentaba. Una compleja sumade factores condujo a que en el año 1558 sedesignaran Jueces de Milpa para controlar quelos indigenas no abandonaran sus milpas (Her-nández Sifontes, 1965:815).

Un factor de gran importancia para el desa-rrollo del comercio interno y el establecimientode nuevos mercados es el sistema tributarioimpuesto por los españoles. Los tributos repre-sentaban la principal fuente de ingresos de losencomenderos. En los años que siguieron a laconquista los tributos se pagaban en especie,principalmente en cacao, algodón, maiz, gallinas,huevos, miel, pescado o cera. Si bien se reduje-

Chichicastenango

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ron legalmente la variedad y cantidad de los pro-ductos que se tributaban, en la práctica la canti-dad aumentó (Sanchis, 1979:172).

En las zonas del cacao, Zapotitlán y Suchite-pequez, no sólo debian pragar tributo los dueñosde los cacaotales sino que el tributo recaía tam-bién sobre sus hijos y nietos, y cuando la pro-ducción era muy baja, éstos debian ir a otrastierras en busca de la cantidad adicional necesa-ria. Las gentes de los altos debian viajar y traba-jar en la costa en los campos de cacao y algo-dón para obtener lo necesario para pagar sustributos (10).

A fines del siglo XVI los incligenas pagabantributos al encomendero y al Rey que eran utiliza-dos para diversos servicios. Al mismo tiempo, losindios debían trabajar para mantener a los frailes,vender sus productos para poder contribuir a lasCofradias (11) y dar parte de sus ganancias a lascajas de comunidad (12). La situación empeorócuando a fines del siglo XVI el Rey ordenó quelos tributos se pagasen en moneda y no en espe-cie. Si bien esto no se cumplió totalmente, hacia1580 había aumentado el uso de la moneda (13).

Pineda recomendó en 1594 (p. 348) que losindigenas no pagaran tributos eri tostones sinoen mantas'. Sin duda, la obligación de tributar enefectivo creó un problema complejo y duraderopara los indigenas. Para obtener el efectivo, alque no estaban acostumbrados y al que tenianmínimo acceso, debian dejar sus campos y pueblos más frecuentemente de lo acostumbrado, yasea para cambiar su fuerza de trabajo por dineroo para vender sus productos en los mercados.En 1579, la Relación de Zapotitlán (1955) informa:

"porque después que han venido losespañoles a estas provincias parece quehan tomado los indios alguna cosa de suestado y salen más que solian a comprary vender fuera de su natural y a alquilar-se y Ilevar las cosas que asi compran yvenden a cuestas por codicia de la ganan-cia" (p. 71).

En su informe a la Corona, el visitador lamen-ta que los indígenas salgan y descuiden la pro-ducción, atribuyéndolo a la 'codicia indígena. Talvez no fuera la codicia la que impulsaba al cam-pesino a dedicarse a actividades que fueran remu-neradas a corto plazo, tales como alquilarse como

cargadores o dedicándose al comercio. Se evi-dencia aqui una diversificación de intereses entrela Corona, a quien sirve el visitador, y el enco-mendero, a quien deben servir y tributar losindígenas.

A lo largo del siglo XVII notamos un esfuerzopor parte de la Corona por dar mayor libertad decomercio a los indios, intentando asi frenar losabusos de encomenderos y comerciantes espa-ñoles. Estaban exceptuados del libre comerciotodos aquellos productos relacionados con lamanufactura de bebidas alcohólicas, tales comoel azúcar, melcocha o raspadura (Hernández Sifon-tes, 1965:192; AGCA Ai 22 exp. 2245 leg. 16190)(14). Pero el objetivo de la Corona era probable-mente doble: limitando las.prerrogativas del enco-mendero y los comerciantes mayoristas, se ase-guraba del pago en efectivo del tributo real.

En 1642, la Real Audiencia establece que paraevitar escasez y aumento de los precios debido ala falta de moneda en el territorio, que se permitaa los indios, nuevamente, que paguen parte deltributo en especie (Solórzano, 1977:121).

La situación contin ŭ a en el siglo XVIII porqueentonces los indios tienen que dar su tiempo yfuerza de trabajo a los hacendados y se venentonces envueltos en constantes deudas (Gib-son: 1966). Cortés y Larraz ofrece abundante infor-mación que alude al hecho de que los indiostenian que dejar sus pueblos para trabajar en lashaciendas o para comerciar. Hacia 1 735 sabe-mos que se habian registrado aumentos en losprecios del cacao, maiz, frijoles y mantas, y quelos indios salian como vendedores ambulantes enbusca de efectivo ya que en 1733 la Junta Realde Hacienda ordenó, una vez más, que los indiospaguen con dinero en efectivo en vez de maíz,frijoles, chile, miel, cacao o gallinas (Solórzano,1977:153).

Estas 'idas y venidas' no son casuales. Indu-dablemente el pago en especie beneficia sólo alreceptor en América y de poco sirve para reforzarel déficit monetario en España. El siglo XVIII, secaracteriza por el intento de España de centrali-zar la administración colonial bajo la Corona, limi-tando los abusos de las burocracias locales paraobtener así mayores beneficios reales (Gibson,1966:170).

En América, sin embargo, muchos querian

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hacerse ricos a través del comercio y como ade-lantáramos, veian aj indigena comerciante comocompetencia. Hacia fines del siglo XVIII las fuen-tes hablan de la dependencia de los indigenasdel comercio y de sus pleitos con los intermedia-rios españoles. Desde fines del siglo XVI hastaentrado el XIX (15) abundantes documentos noshablan de la prohibición de "regatones" (mayo-ristas intermediarios que compraban grandes can-

tidades a bajos precios aun antes de la entradadel producto al mercado). Estos tenían órdenesde no interceptar a los indígenas en los caminosde entrada a los mercados con el objeto de com-prar sus cargas. Asimismo, tenian prohibido entrara los mercados antes del mediodia (16). En 1770,el "com ŭ n de los naturales" de Santa CatharinaIxtahuacan se queja porque debido a un pedidoespecial de los intermediarios mayoristas se les

San Martin Chileverde

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ponia trabas para vender en Guezaltenango, pue-blo al que iban a vender "de inmemorial tiempo aesta parte". Los indios explican que su sustentodependia:

de la compra y venta de sus géneros,que alli [Quezaltenango] fabrican, de ger-guetas, chamarras, frezadas de las queles compramos en dicho pueblo, por suslegitimos precios con plata efectiva, y lostraemos a vender assi a esta ciudad [Gua-temala] como a nuestro pueblo, solicitan-do, con sus gananciales, el aumento de elPrincipal de nuestra comunidad (que es eldinero que empleamos en dichos géne-ros) la paga de nuestros tributos, y lamanutención, nuestra de nuestras muge-res e hijos, y obras y gastos que se ofre-cen, en nuestra Iglesia... (AGCA, A1.14.4exp.50549 leg.5910, fol.1 Sololá) [énfasismio].

Los indigenas insisten: necesitan comprar y ven-der sus productos para poder pagar sus tributos,y asi cumplir con las demandas de la Iglesia ypara mantenerse a si nnismos y a sus familias.

Veamos otro documento judicial que tambiéncorrobora lo anterior: En 1796 los Indicios deSamayaque reciben órdenes del Alcalde Mayorde Mazatenango de no ir a vender más dulcesporque se usan como base para la producciónde aguardiente. Los indios de Samayaque apela-ron a la corte en estos términos:

...En el dia nos ha cometido execusionde estorbarnos de que no vendamos dul-ces, diciendo que por causa de el dulceque se vende es motivo el escandalo dela abundancia de mucha aguardiente, laque sera de que nos quite de sembrarnuestras cañas dulce, siendo asi que noso-tros los miserables indios hacemos nues-tro dulce para vender para pagar nuestroreal tributo a su magestad, y pagar oven-ciones a nuestro Padre Cura, y mantenernuestra obligación y hijos menores queestamos criando... quienes lo usan [aguar-diente] solo los ladinos quienes por cau-sa de dichos vicios ladinos se nos estor-be nuestras labranzas de caña dulce puesno tenemos cacaguatales; y no tenemosotra busca para mantenernos con los ser-

vicios de ambas Magestades..." (AGCA,A114.4 exp.4169 leg. 207, Fol.1, Concep-cion Samayaque). [Enfasis mio]."

Los indios no tenian cacao, sólo caña de azúcar(Cortés y Larraz, 1958:267) y es la venta deldulce lo que les permite pagar sus tributos ysatisfacer las demandas de la Iglesia.

Enumerar las imposiciones de que fueron obje-to los indigenas, no implica sugerir que todasfueron obedecidas sin resistencia. Asi como algu-nos pueblos siguieron celebrando sus mercadoscada cinco dias (17) otros se negaron a consti-tuir nuevos mercados por pedido de las autorida-des coloniales. Por ejemplo, los españoles solici-taron la creación de un mercado en la CiudadReal de Chiapas, hoy San Cristóbal Las Casas,para aprovisionarse, pero en 1565 el Rey tieneque emitir una segunda orden, en la cual mencio-na y lamenta la desobediencia a su primera orden:

...por la Audiencia Real de los confinesavia sido librada una provision real paraque los dichos nuestros alcaldes hordi-narios de la dicha provincia mandasen alos indios comarcanos de la dicha ciu-dad [Ciudad Real de Chiapas] biniesen ahacer tianguez una vez a la semana ytruxesen de-las cosas y bastimentos quetuviesen de su cosecha en sus pueblos...para esto se les avia senalado el juevesde cada semana... y despues y hasta ago-ra no se les mandaba ni se hazia el dichotianguez... y los vezinos de ella padeciannecesidad que nos pedian y suplicabanle mandasemos dar nuestra provision man-dando a vos los dichos nuestros alcaldeshordinarios compeliese y apremiase a losdichos indios de los pueblos comarca-nos de la dicha ciudad biniesen a ella ahacer tianguez (AGCA, Al23, exp.17212leg.2316,13 nov. 1565).

SOlo unos 60 años mas tarde Gage describela "viva" actividad de los mercaderes en CiudadReal, quienes intercambiaban cacao y algodónque traian de zonas adyacentes. En su descrip-ción se refiere al "pequeño mercado", y señalaque eran principalmente los españoles, y en par-ticular los frailes, quienes se beneficiaban conél (18). Es interesante destacar que el actual mer-cado de San Cristóbal, el principal del área, y

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Vendeaora de Aguacates. Totonicapan

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que sirve fundamentalmente a ladinos, es resulta-do de un arreglo colonial (sucesivas y exaltadasórdenes del Rey). Esta zona no estaba en la rutadel comercio a larga distancia y por eso, si secelebraba por alli alg ŭ n mercado, fue probable-mente pequeño y ocasional. Existia un mercadodiario en la ciudad de Chiapa de los Indios, ubi-cada 10 a 12 leguas (alrededor de 50 Km.) de laCiudad Real (Vázquez de Espinosa, 1969:145).Esta ciudad fue abandonada hacia 1629 (Thomp-son en Gage 1958:139). Se sabia que sus habi-tantes iban a vender al Xoconusco y a la costade Zapotitlán y Guatemala hacia 1594 (Pine-da, 1925).

Vemos asi que se va formando no sólo unanueva red de plazas —que algunas veces se super-pone a la antigua— sino también un tipo nuevo deintercambio vertical ascendente, donde el domi-nado suple al invasor y donde la dependencia deeste último del primero es tal que refuerza laexistencia de los indigenas como grupo étnico ycontribuye paradójicamente a enfatizar sus valo-res tradicionales. En efecto, todas las medidas deprotección del comercio y mercados indigenas alas que hemos aludido, contribuyeron a manleneral mercado como un sitio neutral y libre dondelos indigenas habrian encontrado seguridad y elminimo reconocimiento que el mismo rol de pro-veedor deberia proporcionar. Las reuniones sema-nales con indigenas de otros pueblos y en lamisma situación, habrian servido para reforzar lazosde solidaridad frente a los españoles. Muchos deestos supuestos se corroboran con observacio-nes de los mercados actuales cuyas funcionesexceden sin duda las estrictamente comerciales(Goldin s.f.).

Consideraremos a continuación el incrementoy cambio en las especializaciones locales comoun factor adicional que influyó en la formación dela actual red de mercados.

Si bien en êpoca prehispánica existia espe-cialización en la producción de alimentos y ob-jetos de uso diario y suntuario, a partir del si-glo XVII se notan modificaciones en el tipo deproducción local debido a las enseñanzas de losmisioneros católicos (Solórzano, 1977:96).

Es cierto, como señala Smith (1973), que a lolargo del siglo XIX los ladinos abandonaron laproducción de artesanias a los indigenas, pero

es en los siglos XVII y XVIII en que se van defi-niendo nuevas especializaciones locales indige-nas debido a la introducción de nuevos produc-tos y nuevas necesidades, la mejora de los caminosy la necesidad de dinero en efectivo.

A partir de los informes más tempranos, sol-dados y misioneros apreciaron el talento indigenapara aprender los oficios de España. Asi, las másdiversas artes, plateria y pintura, talla y tejidos,sombrereria y jaboneria, se modelaron a partir delas necesidades españolas. Aprendieron los indi-genas a criar el ganado, domar bueyes y vender-los, a hacer pan y a plantar árboles frutales trai-dos de España (Bernal Diaz en Garcia Peláez,1968:229).

En gran medida las especializaciones son resul-tado de la gran variedad ecológica de Guatemala,prestándose algunas zonas a ciertas prácticas ocultivos mejor que otras, pero fueron en muchoscasos los conquistadores los que al fundar pue-blos asignaron diferentes oficios a cada uno paraproveerse con más facilidad. Asi se organizaronlos 32 pueblos que rodeaban a la antigua ciudadde Guatemala donde se podian encontrar albañi-les en Jocotenango. Santa Ana y San Gaspar;canteros en San Cristóbal el Bajo; hortelano enSan Pedro de las Huertas; panaderos en SantaAna; frutas en Almolonga; entre otros ejemplos(Juarros en Garcia Peláez, 1969:230).

El- desarrollo de la cria del ganado lanar enlas tierras altas y el hecho de que indigenas deQuezaltenango y de Totonicapán aprendieron atejer y teñir la lana se vincula, por ejemplo, a lanecesidad de sayales de lana de los religiososfranciscanos (Garcia Peláez, 1968). Asimismo, losmisioneros preferian a los carpinteros indigenaspor el delicado trabajo que realizaban en las igle-sias, en particular los de la Verapaz (Solórzano,1977:96).

Aparentemente, resultaba más efectivo instruirun pueblo en el mismo oficio continuando a lavez con una disposición nativa. La especializa-ción de las comunidades provoca lógicamenteuna mayor interdependencia. El mercado localsignifica el acceso directo a las manufacturas deotros pueblos y otras regiones. Concluimos asique la reestructuración de la especialización localcontribuyó también a la modelación del actualsistema de mercados.

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Especialización de las comunidades indigenas delCentro y Oeste de Guatemala.

Siglos XVI, XVII y XVIII

1538 Plateros, mercaderes,zapateros, carpinteros,pintores. Alrededores

de Santiagode Guatemala

1594 Carpinteros, confección,cerárnica, venta depescado, mantas yhuipiles.

1600s Tejidos, teñido de lana,plateros.

Huertas.Maderas y tablas.Taburetes y bancos.Medias, guantes, gorros.

1690 Mantas, hilo de algodón.Trabajos en madera,ropa de algodón y lana.

AlrededorGuatemalaCostaPatzun

Totonicapán yQuezaltenango.Almolonga.Tecpán.Atitlán.Sumpango.

Sacatepéquez.

Totonicapán yQuezaitenango

Cajones, pan, queso,zapatos, ceramica,objetos de cuero y avesy verduras

S PedroAlmolonga

1763 Petates

Alrededor deGuatemala

1770 Petates, sombreros yredes.

Huipiles y otras ropas.Cerámica.Petates y lazos, sogas yredes.Artesanias.Petates y sal.Tejidos de algodón.Petates.Telas de lana.

S. PedroJocopilas.Totonicapan.Sumpango.

Lago Atitlan.Cobán.Salamá.Zunil.Cuilco.Momoste-nango.

17 LILIANA R. GOLDIN

Fuentes: Remesal, Pineda, Fuentes y Guzmán,Cortés y Larraz, Solórzano (Autos de 1763), Gar-cia Peláez (Juarros, Herrera, Vázquez y BernalDiaz).

IV RESUMEN Y CONCLUSIONES

Los desarrollos del periodo colonial indicancambios significativos en la estructuración del sis-tema de mercados del Occidente de Guatemala.Poco se sabe sobre el sistema previo a la con-quista, pero si conocemos los esfuerzos que losespañoles hicieron por .modificar lo que encon-traron. Los cambios fueron cuantitativos y cualita-tivos y se debieron fundamentalmente a los siguien-tes factores: 1) Alteraciones en la forma nativa detenencia de la tierra (e.g. separación de cabeceray estancias, congregaciones); 2) necesidad/obli-gación de servir a la población ladina; 3) necesi-dad de moneda por parte de los indigenas comoresultado del sistema tributario, resultando a suvez en un incremento de indigenas dedicados alcomercio; 4) diversificación y cambio de las espe-cializaciones locales como resultado de nuevosproductos y nuevas necesidades. Al mismo tiem-po, los mercados ofrecieron al indigena un lugary un tiempo para estar alejados de las penuriasde los repartimientos, un lugar y un momentopara reunirse con otros indigenas y reforzar suidentidad de grupo, comunicar sus ideas y sentir-se más seguros. El mercado era el ŭ nico lugardonde el indio era, de alguna manera, respetadoy protegido, porque se necesitaba su funciona-miento. Tal como Carmack (s.f.) señalara, la zonaque cubre la red de mercados en el Occidentede Guatemala es hoy la zona más tradicional deGuatemala, en cuanto a la preservación de pau-tas indigenas, resistencia al cambio y a la partici-pación en actividades politicas. Esto expresa unainteresante conexión entre la red de mercados,identidad étnica y tradicionalidad, tema para unfuturo estudio.

Los mercados pusieron gente y poblacionesen contacto, proveyeron un campo neutral y librepara la interacción, y fueron, sin duda, una de las

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pocas zonas en que la población indigena fueprotegida por las autoridades españolas. Cree-mos que no es casual que el sistema de merca-dos coincida hoy con una de las áreas indigenasmás densamente pobladas de América.

(1) El presente trabajo es parte de una investigación Ilevada acabo en el Occidente de Guatemala de diciembre de 1979 a diciem-bre de 1980 como miembro de la MisiOn Cientifica Española enGuatemala. El trabajo de campo y en el Archivo General de Cen-troamérica fueron parcialmente financiados por la Misión. Agradez-co inmensamente a su director, Dr. José Alcina Franch, por suconfianza y apoyo.

(2) "The chief feast of Chimaltenango is upon the 26 day ofJuly... and then is the richest fair of all sorts of merchants andmerchandise that ever my eyes beheld in those parts..." (Gage,1958:172). "...pero alli debia de haber algUn lugar libre y francodonde unos y otros comerciaban, y assi se Ilamaba aquel paraje eltianguesillo, como se ve en los libros de Cabildo recien conquista-do aqueste Reino de donde sin duda proviene el mercado quehasta hoy se usa continuamente en aquel pueblo (Ximenez, 1929:77).

(3) Atitlán y sus estancias (Est. de San Andrés, S. Francisco,1585), mercado en San Jorge alrededor de 1600 (Mc Bryde,1969:344); Petapa en 1625 (Gage, 1958:202-203), Amatitlan (Gage,1958:204) y S. Antonio Suchitepequez en 1580 (AGCA,Al22 exp.2245leg.16190).

(4) Pineda menciona dos estancias para Quezaltenango: SanLuis y Madalena donde se recogia algodón y cacao. Pazón era laestancia de Tecpán Atitlán, a 6 leguas. La mayoria de los vecinosde Atlytan tenian milpas de cacao en la costa en cuatro estancias:S. Bernardino, S. Francisco, Santandres, Sta. Bárbara, y alli reco-gian cac,ao, achiote, aji, frijoles, aves y pescado (Pineda, 1925;passim).

(5) Ofrecian a sus señores: "esclabos, oro, y cacao, mantas,quecales, aji, frisoles, myel y otras cosas que ellos cogian y sem-braban y acudian con todos los demás servicios personales yhazian y reparaban sus casas y sementeras" (Rel. de S. Andrés yS. Francisco, 1969:65).

(6) Serviélo personal. Las tareas principales consistian en tra-bajar las tierras de los españoles, servir en sus casas, participa-ción en trabajos públicos y servir como tamemes (cargadores). En1539 el Rey envia una Cédula para que la Audiencia ensanche loscaminos para poder reemplazar a los Indios por mulas (Sanchis,1979:176).

(7) Sistema de reclutamiento de indios como fuerza de trabajo.Cada pueblo tenia que proporcionar hombres durante un ciertonUmero de dias por mes (Mac Leod, 1973:206).

(8) Repartimiento y encomienda son a veces términos equiva-lentes. Rodriguez Becerra (1977:37) los define como "Ia entrega endepósito, por parte de una persona que tenia poder para ello, deun pueblo, parcialidad o grupo de indios a una persona fisica oinstitución con unos derechos sobre estos indigenas y unasobligaciones".

(9) "Tasación de los pueblos sujetos a Atitlán. 1625" AGCA,A1.1exp.10 leg.1, citado por Zamora, 1979:259.

(10) Los Indios de Zacatepeque y Ostuncalco: "tributaban cadauno más de diez tostones en mantas y cacao y maiz y paraconseguir el cacao y algodOn se alquilan en la provincia de Soco-nusco" (a tres dias de sus pueblos) (Pineda, 1925).

(11) Los sacerdotes tenian sus propios cargadores, quienesatravesaban Guatemala de este a oeste cargando sus pertenencias(Sanchis, 1979180).

(12) Pineda se queja en 1594 porque la provincia de la Verapazsolia dar más tributos pero entonces ya no lo hacia debido a losfrailes.

(13) "Los tributos ahora los ha de pagar en plata y antes lospagaba en cosas de la tierra". Carta del Obispo de la Verapaz alRey 1580-AGI. Aud. de Guatemala 163 (Citado por Sanchis, 1979175).

(14) "que por ning ŭ n casso y debajo de ningun pretexto ympi-dan el trato y comercio de los yndios assi con espanoles comocon los mismos naturales... como no sea en vino y genero prohivi-do desta gente" (AGCA A1,22 exp.2245 leg.16190, fol.169, 1634).

(15) AGCA A1 39 exp.1751 leg.11737 fol.10v., 1590; AGCA A122 leg.1509, 1766; AGCA A1 22 leg.1509, 1786; Archivo Municipalde Quezaltenango, Libro de Actas Municipales N.° 1, P.12v., 1806.

(16) Todavia en 1980 los administradores de los mercados sequejaban por el problema que causan los regatones, quienes nodeben entrar al mercado antes de las 11:00 AM. Parece ser, segúnsurge de varios documentos consultados, que los mercados, en lossiglos XVI y XVII se celebraban en general por la tarde y a princi-pios del siglo XVIII comenzaron a celebrarse desde la mañanatemprano hasta primeras horas de la tarde, como ocurre en laactualidad.

(17) Mc Bryde reportó varios mercados que al momento de sutrabajo se celebraban cada cinco dias, tales como S. SebastiánCoatán y S. Migue( Acatán (McBryde, 1969:244).

(18) "These have their shops all together in a little market-placebefore the cathedral church, built with walks and porches, underwhich the poor Indian wives meet at five o'clock at evening to sellwhat slap and drugs they can prepare most cheap for the emptyCreole stomachs... So that Spanish commodities are chiefly broughtfor the friars who are the best and joviallest blades of that country"(Gage, 1958:140).

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19 LILIANA R. COLDIN

REFERENCIAS

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